Sanar las adicciones - Jampolsky
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L. J.¿ilYrr\rLJr\t \,
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z Si has sentitlo alguna \,ez que tu felicidad dependía del compor tarile[lo de otra pcrsona, dc ga[ar más dinero o de tener más relaciones sexualcs, este libro va dirigido a ti. Si te has cansado de huir de li rnisrno, si anhelas el alivio dc correr más rápid¿¡nente que la rulina o si te das cuellta de que más no significa necesariamenle ,rá.t./¿ll:, esle libro va dirigido ¿ (i. Eres un adic to au¡que lro lo sep¿s. Estc es el primcr libro que se publica sobrc comportaorielrtos adictivos basado en el Curso de Milag¡rcs- L,r:s ¿dicciones son co¡lportamicntos basaclos e¡ hábitos dc pcnsa micnto quc no nos dejan vivir nuest¡as vidas de un moclo libre y complcto. [-as raíces (le la a¡licción sc hallan e¡ [uestra búsqueJr Jc lclicidid (n rlgo qrre r.tr ftrcr.r dc nn.orro. Ini,tno.
l)Creo qu( todos.\om(t.\
u¿¡r'tr'.\ d crcen(ior o sustancias. Este libro puede ser una guía cdpaz.
de conducirnos por el camino de la sqlud f.otlo uqttello qu; iúensirtca Ia. vi¿h. ) ) Bernie S. Siegel (Autor dc Amot
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SANARLAS DICüOI.{ES
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EDICIONES OBELISCO
Cómo liberarse ú sí mítmo dc las pautas y c omp ortamiento s adicüv oi
EDICIONES OBELISCO
LEE JAMPOLSKY PH.D.
Saxan LAS ADICCIONES
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EDIC]ONES OBETISCO
Si este libro le h¡' intcresado y dcsea que le manlcn8smos ¡nformados de nuestras publi.¡ciones. escríb¡nos indicándonos quó te mas son de su inlerés (Aslrologir. Aütoayuda, Cicncias Ocultas, Artes Ma¡cial€s, Naturismo, Espifitualid¡d, l radición) y gustosa mcnte le complaccremos.
Colección Nueva Consciencia S¿nar las adicciones 2.¡ edición:
Prefacio
junio de I996
Pofad¡ de Rica¡d Magrané
'fítul, Nunca llegué a comprendcr muy bien 1o que hacia o cót¡o se sentía mi padre. Sabia que era un psiquiatra, pero no estaba seguro de saber quó significaba eso. A nivel de los sentimientos, me daba cuenta de que mi padre tenia dos modos de expresión: yo sabía distinguir cuándo 51
y cüá¡do cstab¡ enfadado. Creía que mi tarca consistia e¡ buscar la aproba_ ción y evil¿r el enfado. Ahola, mientras esc¡bo esto, nlc siento agradecido Dor la sanación quc se ha prodücido entre mls padres y yo mismo duranté mi vjda de adulto Ahora puedo haccrlcs sabe¡ cómo l¡e siento cn un momento dado, y sentir que ellos rne aceptaráu. Lleg¿r hasta estc ptlnto con ellos ha exigido que todos coüamos cl riesgo de abrimos y ser vulnerables. En realidad. ¿nles de eso no habiamos llegado a conocernos. Cad¿ uno de nosohos tuvo que eleglr compadir su dolor para desemb¿raza¡[os de él y pasar al perdón. Continuamos nL¡estro p¡oceso de conocernos los unos a los ohos a niveles más profundos. adoptaba ün modo de aprobación,
Ho), permitetc a ii mismo reconocer que eres entero dentro de ti. Silenciosamente, encuentra en las Prolundidades de ti mismo todo aauello Que es perf€ctoJ completo.
Abrc tu corazón al amor mediante la liberacion de las expeciativas sobre t¡ mismo] los demás. Todo lo que necesitas sabcr ho] es quc el amor ieluce ahora en ti
2. La estructura del sistema de oensamiento adictivo
Quizá empieces a darte cuenta dc que son nucst¡os pensamientos los que nos conducen al dolor y a la adicción, y que so¡ nuestros pensamientos los que tenemos que sanar. Esto se afirma de una forma muy hermosa on Un Curso en Milagros: Son tus propios pcnsar¡ientos los únicos que te causan
dolor Nada extemo ¡ tu mente puedc hacefte daño o herirtc de ningún modo. No hay ningr¡na causa, nás altá de ti mismo, capaz dc lleg¿r hasta ti y caus¿r opresrón. No te vcs ¿fectado por nadie más que por ti mismo. No hay nad¿ en el mundo que tenga el poder p¿ra hacerte poner enfemo o t¡iste, débil o ftágil. Ha habido inte¡minables discusiones acerca de si exisIe algo que pueda conside¡arse como una personalidad ¿dictiva. Aunque algunos de nosolros podamos tener una predrsposición genética hacia la adicción, estoy convencldo de quc todos eslamos igualmenle rncltnados hacia rornas de pensamiento que son aJicrira¡ y conflictivas. y que nos conducen a pautas de comportamiento adictivas. 53
Todos a¡helamos por igual la totalidad y el amor, y dcbido a ello todos podemos comctcr el e¡ror de buscar la paz y la felicidad füera dc nosotos mismos. La sercnidad debe proceder de nuestro p¡opio inferior. Crco quc sólo hay una emocióo que se opone al amor, y es el tcmor El temor es algo que fábrican nuestros egos. y que se eocuentra en el núcleo del sistema de pensaniento adictivo. A partir del tcmor aparecen otms muchas creencia\ conflicti\Jc. Propongo que c¡.isten cualro pa¡tes lu¡damentalcs dcl sistema de pensamienlo adictivo, y son; el temor, vivir en el pasado o en el futuro, el juicio y la crecncia en la escasez. El diagrama siguiente ilustra los lündamentos del sistema de pensamicnto adic-
tlvol EL stsILMA DL pENSAMtt:NTo ADI( Tfv()
PASADO
O FUTURO
Sobre el temor Nunca he visto quc el comportamiento adictivo aparezca ¿llí do¡de el temor no sea la fucrza impulsora. El tenor es el comburtihle que hdce.lúnciondr el s¡sEnd rk petlsamiento adic!¡ro. Tómalc un momento p: a rcflexioll¿Lr sobre esta afirmación, pues si quieres sanar tu mente adictiva, ticncs que haccrte antes una idea de qué es lo que hay en el núcleo de los pensamientos y del compoft¿miento adictivo. Conter¡p¡a lo siguiente: Cua¡do te encuentras considerando como indispensable para lu felicid¿d una d¡oga, un trabajo, un alimento, poscsioncs materiales o una ¡elación, es porque tienes miedo y has olvidado que cres amor. Cuando ercs como un niño y ves en la oscuridad imágcnes qlre te atcrran, o sólo ves ataque y hostilidad a tü alrecledor, tu mcnte ha olvidado qlre ercs amor y, a su vcz, has empezado a tener miedo, Cutu1do tienes un interminable resumen de logros y a pcs¿r de cso no te sicntes bien con r.especto a ti mismo, y e arnor no patece ccr¡r cn ningunt farle. cs porque lie. nes nliedo. Cuando no clescas más que senlir el amor de otro y sin embargo te acorazadas continuamente en lus defensas, es porque te encuentns en un dilema irónico. Tienes miedo de aquello mismo que tanto aúhelas: amor. La proyccción nos conduce a un mundo en el que el lenor se ve relozado constantemente. Terminamos así por tcner miedo dcl amor y do la libertad. En lugar de invltar al amor a que ent¡e en nuesttos corazones! nos conu91t.o, anfitriones de la culpabilidad. Sonos como "n paJaros cautivos que nunca aprenden a volar, y quc per55
manecemos cn jaülas, rodeados por los barrotes del te_ mor, forjados por nuestro propio pcnsamrcnfo Mirand¿ acLldió a verme después de haberse separado
de su ma do, co¡ quien había convivido durante once ¡ños. Miranda se habia casado después de haberse quedado embaraz¿da a la edad cle diccisiete años. Cuando era niña, su padrc había ab sado sexualmente dc ella. Más tardc, admitió que habia considerado el embarazo y el mal¡imonio como su única lorma de escapar dc un hogar en cl que sc la úaltrataba Aunque sll mádre mrnca la malflató, Mi¡anda expcrimenlaba una tremenda cólera y resentimiento contra ella por no habcr intervcnido ante su pcdrc y por no hrb. rle proporrionrdo un amblcnle scguro. f\l¡bi con\encida de quc su madl( tu\o que h¡bcr iabirlo lo quc suoedía, a pesar de lo cual guardó silencioDe niña, Miranda aprendió que ¡o era seguro hablar de los sentimientos en su familia, por lo que también guardó srlencio, a sulas con \u\ propio\ lclnorr\' Miranda pasó por su vid¿ de mujer adulta úantcniendo los sentimientos silcnciosos y ocultos, tal como los había expertmentado durante su niñez Siempre tenía la \en\¡crón cle enconlfcr\e rn un lugal in.eguro. ¡ era in(apa/ de conflar o li¡r.c rle n¿dre. l¡nra po(o' ¿lnigos ) la malor parte dc 5us compañcros dc lrabajo la \eian como una pe$ona distante, altiva y sjempre a la defensiva. Aunque dcseaba establecer intimidad con su esposo, te¡ia la sensación de no poder confiar realmente cn él ni en ninguna otra persona. Eso, combinado con su lncapacidad para exprcsar sus sentimicntos, la mantuvo en un estado constant€ de soledad y 1emor.
Mjranda acudió a veÍne ante la indicación de su p¿trono, porqüe faltaba con rcgularidad al trabajo y pa¡ecia visiblemente alterada. Debido a su historial familiar, tuvo 56
drfieul¡¿dcs par:r rbrir.c, cnte Ini., lJuranle el lranscur\o de nucstru IraDajo Inlclal. emerSlo como üna muJcr quc oL¡nc¿ se habia seotido verd¿deramente qucrida. De hecho, nadie le habia dicho nunca esas dos sencillas paLablas: te amo. Dc niña, se había sentido temerosa y rccclosa y en su vida adulta no había conocido ninguna otra fona dc ser A medida que se desarrolló nucstro trabajo quedó cada vcz más claro que habia una parte dc clla que se sentia clrlpable por lo que habi¿ ocurrido con su padre. Irracion¡lmente, se pregu¡tab¿ si no hab¡ia hecho algo qüe provoc¿¡ra el compo¡tamiento de su padre. También se se¡tii! culpablc porque üna pafte de ella habia experimcnlado ag¡adecimicnto por el hecho de haber recibido, al menos, un poco dc atcnción. La culpabilidad hacía que tuviera numerosas creencias falsas y negalivas sobte sí misma. Miranda estaba convencida de ser sexüalmente
(sucia), de no merecer una ¡elación amorosa con
un
homble. Anhelaba el amor, pero su temor, culpabilidad y autoimagen negativa hacían que se aferrara a un ciclo de ponerse a la defensjva o de aislarse de los demás. Quizá te pregu¡tes qué tiene que ver 1¿ historia de Miranda con el tema de la adicción. He elegido presentar su caso porque ilustra bien cuáles son las semillas de la adicción. Otra persona pod¡ía haber empezado con una historia similar y haber teminado consumiendo drogas como una fo¡ma de aislarse a sí misma. Otra podria haber caído en la adicción sexual, es dec¡, tenel numerosas ¡elaciones sexuales y busca¡ afecto de la única fonna que le resultara familjar. En el caso de Miranda, ella continuó sintiérldose culpable y temercsa! lo que la condujo al aislamlento y a un comportamiento defensivo, a pesar de qlre estos comportamientos le producían a su vez una 57
continua infelicid¡d. A un nivel dc comportamienfo y de sentimiento, eso cm una adicción en cl sentido de quc seguia actuando y pensando de la misna lorma, a pesar de las consccuencias adversas que eso le producí¿. El diagrsma siguienle ilush¡ cste ciclo adictivo.
Temor y culpabilidad trasa&'s
e¡
er
pasaoo
Para Miranda, este ciclo t€¡ia el aspecto siguiente:
poco a poco, Mir¿nda pudo conflar cn mi y empezó a hablar en profundidad de sus sentimientos, tanto durantc su niñoz como dura¡tc su vida de adu¡ta. Nccesitó un valor lrcurc¡do para pe¡miti¡se a sí mism¿ romper la regla de "nn ll¡blar, de su l¿milia Dcspués. se unió a un grupo de rnujeres que habían sido maltatadas sexualmente y empezó a darse clrenta de quc ¡o estaba sola en cuanto a süs sentimicntos de culpabilidad y de baja autoestima. Eso Ic permitió abrirsc a ot.as personas, a nivel de sentimie¡tos. Al dejarse ar¡astrar menos por la culpabilidad y el tcmor empezó a esta¡ menos a la dcfensiva y consiguió romper co¡ su prolongada historia de aislamiento. Miranda empezó a experimentar amor en su vida. Nunca habia sido capaz de creer en Dios o en un fDder superiot porquc siempre había tenido la sensación de quc seria castigada. Al confiar más pudo desaúollar su aspecto espiritual. Su corazón pasó de se¡tirse apl¿stado, frío y ais¡ado, a sentirse lleno, abic¡to y predispuesto. Hay vados factorcs clave en la recuperación de Mi¡anda que son comuncs en el proceso de romper el ciclo del temor CóMo RoMtER ut-
Cornponamienlo delensivo y de a¡slampnlo
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DttL TEMoR
pr hablar de tus sentimíentos Eso cxige a menudo da¡ un salto de fe, porque mucnos dc rlosotros p€nsamos que nuestros sent¡mlentos son estúpidos, no valen la De¡a ser escuchados o harán daño a otras personas. Otros están convencidos de que en lo más profundo de si mismos está todo tan oscuro y da lanto miedo que si abriéramos un poco la puerta a su exlstencia, nos se¡ti¡íamos ¿brumados. Este último pcnsamienlo irmcional es bastante cor¡ún. De hecho, rnuchos cligen el alcohol o cualquier otra oroga como un l.
No soy una buena persona y no puedo hacer nada al respecto
crclo
Enpieza
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medio de mantener bien cerrada la puerta que da a la oscuridad de las mazt¡orras. Si al principio no te sientcs cómodo al hablar con otra persona! empiez¿ por llevar un diario dondc escribir tus scntimientos, incluidos tus temores. Si licnes la sens¡ción de no cortar con nadic con quien puedas hablar, vuelve a buscar. Realmcnte. la mayoÍia dc la gcnte cucnta siemprc con algLrien, siempre y cuando eltamos busoar a esa persona. Adicionalmentc, lü tcrapia y los grupos de autoayuda son ü¡ buen medio pa¡a cmpezar el proceso dc hablar y de confiar.
2. Enpieza por idenl¡licur lus creencias !- pensañíentos iúaciondlcs, dsi como hts cottviccioncs neg¡tlivas
La única
)
\erdadera afirma(ión sobre
ti
un absurdos
se basan. Cada pensamiento
nal crea una rmagen osclfa y temcrosa dc oiera a cal y canto la pue¡ta del amor
3.
E píe.a.r wr
ti
irmciomismo y
que no hay nada que desees ocubar,
La mayona de nosotros pasamos po¡ la vida convcncidos de qüc hay ciertas cosas que tencmos quc ocultar si deseamos ser queridos. Te¡cmos quc hacer surgir nucslros tcmores y pensamientos oscuros á nucstra plena oonciencia par¿ ver quc, cn realidad no se basan en nada. S(ilo entonces podremos dcsprendernos de ellos. Es en el
acto de libc¡arnos de nuestros temo¡es como nos clrramos, no en cl de mantenerlos ocultos,
mismo cs
quc eres un ser humano completo, amorcso y plenamcnte valioso. Cualqurer afirmación sobrc ti mismo que no reflcje esta $imple ve¡dad es una creencia irracional sobre ti mismo. Cualquier otra afirnlación 1e aparta del amor y termina por colvertirse como un peso atado a tu tobillo. No hay nada que hgras hecho cn el pasado quc te haga ¡ndiSno del amor No ncc€sitas hac€r nada para ser ditno de ser amado. En estc mismo instante no sólo eres diEno de scr amado,
sino quc tú m¡smo ercs amor
Probablemente, aho¡a mismo abrigas numeros¿s creencias irmcio¡ales sobre ti mismo que te impiden experiúentar la paz mcntal. Cualquier pensamie¡to condenato-
rio o implacable que abrigues sobre ti mismo excluye cl amor Empicza hoy mismo a tomar nota de tus creencias ir¡acionales sobre ti mismo y observa sobre qué funda60
mentos
El cscapar de la oscuridad implica dos fases: primero, el rcconoc¡miento dc quc la oscuridad no puede ocultar Habitu¿lmente, esc paso ¡mplica temor. Segundo, el reconocinicnlo dc que no hay nada que desees ocultar, ¡unquc pudicras. Este paso aporta escape con respecto del lcmor Cuando cstés dispuesto a no ocultar nadar comprcndcnás la paz y la alegria. Un Curso de Mílagros.
Sobre
vivir en el pasado o en el futuro
. Aquello par¿ lo que creemos quc sirvc el tiempo y como lo utilizamos detemina buena parte de 10 quc expclmcntamos. En el sistema de pensamjento adictivo creemos que el pasado es nuestra reserva ds mu¡ición para condenamos a nosotros mismos y a los demás. pcnsamos constantemente en cosas que tanto nosotros como otros hemos hecho en el pasado, y prepar¿mos
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(bombas de culpabilidaó) que arrojarnos repetidamente, tanto de nosofos como a nuesho al¡edcdor' Adicional_ mente, nos aferramos a agravios pasados con otras perso_ nas y terrúinamos por pen¡itir que la cólera y el resentimiento nos recoman por dentro. Habitualmente, oi siquiera la gente con la que intimamos. escapa a mresüa cóiera. Llevamos con nosotros resentimientos pasddos que se hansforman en sacos de arena que impiden el flu_ io del amor a partir de nueshas relaciones Esta costum_ Le de volver constantemente la mirada hacia el pasado nos impide saber quiénes somos. Hasta que no dirija mi mente luera del Pasado, no me conoceré realmente a mí mismo y el amor seguirá escapando a mi conciencia.
adic¿Y cómo ve el futuro el sistema de pensamiento preocutivo? El futuro es como un agujero negro lleno de pación. ¿Qué mejor forma puede tener el ego de distraernos que crear imáge¡es de posibilidades catastróficas que nos aguardan en el futuro? Yo diria que el adulto medio se pasa hasta el cincuen_ por ciento de su tiempo preocupado por algo que situa ta
en el futu¡o. Nueshas mentes se encuentran llenas de prcguntas: ¿tondré dinero suficieite para pagar las factuias? ¿Y si fracaso? ¿Me aceptará y gustará a tal o cual persona? La lista es interminable Recuerdal Cada v€z eue nos preocupamos Por ei futuro, caeamos un obstáculo Para el anor El amor v¡ve en el momento Presente, ausenle
del Pasado o del futuro.
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Consideremos cl pasado y el futuro por lo quc son en
realidad. | \nresadu r.le la forma má. scncilla. el pasado .ólo c. eso: pa5ado: ya hil lranscurrido. )a no elá aqui. va no existe. Por otro lado, el ñrturo todavía no ha llegaío, sólo existe cn tu mente. Por lo tanto, toda tu preocL¡parion no.rrve de nada: el único propósilo dcl c8o al inlpL¡l.ane a preocupafc e\ relor/ar el lemor cn tu menrc. Dc hecho. la preocupa(ión puede crcar ¡rccisunente aqüello mismo por lo que tanto te preocupas. A este fenómeno sc le denomina profecia auiocumplida. Mi abüela, qrLe mudó en 1988 a la edad de noventa y seis aios, estaba convencida de que no se podía confiar del todo e¡ la gente- Crcia que si no vigilaba a los demás, podria ser engañada, ignorada o tntada pob¡emente de alguna fbrma. Durante muchos años co¡sideré su comportamiento como moderadamente paranoide. Sabia quc mi abucla me quería mucho, y yo a ella, así que satisfacía sus exigencias, sabiendo que serviría de muy poco discutir con ell¿. Durante sus últimos años vivió en una agradable residencia de ancianos. Cada vez que la visitaba me decía que era tratada peor que a cua¡quier otro de los ¡eside¡tes, que se la ignoraba y que temía que en cualquie¡ momento ya no recibiría ningún servicio- Lógicamente, supuse que e5u no era asi. J quc eso no era más que paranoia por pañe de mi abuela. Una soleada tarde me enco¡traba en la terraza de mi casa, situada junto a un festar¡rante con mesas exte otes. Me dedicaba a regar unas plantas cuando una mujer algo embriagada que cenaba en el restau¡alte intcntó entablar conversación conmigo. Al prillcipio, tlaté de scguir regando mis plantas, pero la mujer se mosfó insistente. Me preguntó mi nombre, y sc 1o dije, al tiempo que se63
Al oir mi apellido, lampolsky, me d¡o (Ah. pues resulta que yo me ocupo de cnte: inmcdi¿tan, cuidar a su abuelat). En c1'ecto, cra LLna empleada en la rcsidencia de ancianos donde estaba mi ¡buela(Si, conozco a su abuela siguió diciendo . Es la qlLe causa más problcmas en tod¿ le residencia Flchamos o ru".t", po.u áecidir quién se ocupará cada día dc ella Sicmp¡e sc mlLestra leccLosa, y plensa constantcmente que si le roba algo. Todos esperamos quc ¡nejore, pero la vcrclad cs que no hace sino empeoff No pucdo cleer que esa señora tenga un p:rientc que sca norl¡al D Mientras ella hablaba. empccé a darme cuenta de que no se trataba simpleñcnte de paranoia por parte cle ml abuela, sino que, en cfecto, cstaba rccibiendo un tratamjento de segunda, y yo tuve muy claro el por qué. Mi abuela había crcado para sí misma aqucllo quc más temia. Se scntia lan preocupada dc que la tmtatan mal que se mostraba irritable y recelosa con todos- La gcnte, a su vez, la evitaba, 1o quc fonraba parle del pobre tratamiento que ella más tcmía. Cuando se la tralaba mal, enconhaba la
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