SANACIÓN INTERIOR SANACIÓN INTERIOR Dios creó al ser humano para una íntima relación con Él, capaz de relacionarse adecuadamente con los demás hombres y en perfecta armonía consigo mismo. En estas tres áreas estamos llamados vivir en plenitud de salud. “Dios nos quiere completamente completamente sanos”.Integralmen sanos”.Integralmente te sanos. ¿De qué hablamos entonces cuando nos referimos referimos a la sanación interior? Hablamos de que para muchos es fundamental el buen estado en la salud física, apartando la mirada de nuestro interior, la salud de la mente, de los recuerdos, recuerdos, de las relaciones con los demás.. El Espíritu Santo es la medicina que todos necesitamos para llevar a cabo nuestra misión: reproducir la imagen de Cristo en nuestra vida. El Espíritu Santo nos va transformando transformando en Jesús, pero necesita de nuestra respuesta valiente y determinante. determinante. La sanación interior es el resultado, en una persona, de un proceso de renovación de su mente y corazón, que le trae paz interior, lo libera del efecto negativo de los recuerdos dolorosos y le permite restaurar su vida presente de acuerdo a la Voluntad y a los planes de Dios. En este encuentro vamos a abrir cuatro puertas, es decir, cuatro áreas de nuestras vidas para sanar y sellar con el Poder del Espíritu Santo. Éstas son :
Heridas desde el vientre materno y heridas por herencia. Heridas por recuerdos Heridas por el pecado
4) Ocultismo.
SANACIÓN DESDE EL VIENTRE MATERNO
Está científicamente comprobado comprobado que, a partir del segundo mes de gestación, el niño, en el vientre de su madre percibe percibe y recibe sentimientos sentimientos y emociones transmitidos transmitidos por su madre y por su padre. Muchas manifestaciones de nuestro carácter, que pueden ser para nosotros muy naturales, tienen su origen en el vientre materno. Nuestra vida puede asemejarse a un icerberg: a la vista hay sólo una porción de lo que en verdad está sumergido. Generalmente Generalmente usamos mecanismos mecanismos de defensa ó máscaras que esconden esconden heridas muy profundas en nuestro interior. Influye en nosotros cómo fue el momento de nuestra concepción. Pudimos haber sido rechazados, maldecidos, no deseados por nuestros padres; si nuestra madre sufrió angustias, miedos, violencia, violencia, odio, en fin todo tipo de sentimientos negativos. Otro caso es el de aquellos que han nacido prematuramente prematuramente ó partos largos y dolorosos. Muchos son los padres que esperaban un hijo de d e determinado sexo, y al a l nacer contrario a su expectativa experimentaron experimentaron un gran rechazo. Esto genera un esfuerzo desmedido del hijo por tratar de agradar a sus padres, hasta el extremo de algunos que han llegado a la homosexualidad. Estos mecanismos de defensa ó de compensación los notamos en personas que parecen muy duras, insensibles, que en realidad en algún momento de su vida han sido muy lastimados y esta su forma de prevenir el volver a ser lastimados o defraudados. defraudados. Es necesario dejarnos dejarnos sanar por Dios desde la raíz, raíz, y romper con mandatos mandatos explícito ó implícitos que nos impiden ser libres. Desde el momento de nacer y a lo largo de la etapa de crecimiento, pudimos atravesar momentos de soledad, estar esperando recibir más afecto, más demostraciones de cariño que no llegaron; probablemente nos lleguemos a sentir frustrados, abandonados. Nos convertimos convertimos en personas celosas, desconfiadas, agresivas, tercas. Resuelta la frustración, se revierten las demás actitudes. El celoso se apega a las personas que se le acercan, exige atención (lo cual puede ocasionar un efecto totalmente contrario, ya que saturará con sus demandas, y terminará más solo aún), es ansioso, inseguro, lleno de temores, temores, y tiene tendencia tendencia al aislamiento. Para sanar esta esta situación es fundamental un tratamiento intenso de sanación interior. Hay hermanos que padecen del síndrome “centro de mesa”, que siempre tienen que llamar la atención, que todo lo saben, que sobresalen, sobresalen, son
hermanos que tienen el termómetro de la autoestima por debajo del nivel normal, y van a actuar como si en verdad lo superaran. Por el contrario, aquellos que tienen dificultades para expresarse, que los supera la timidez, habrá que ver qué situación en su vida los acomplejó. Suele ser frecuente que durante la etapa escolar, ó sea en el primer desapego familiar haya sido burlado, dejado de lado, etc. Muchos traumas tienen su raíz en imágenes ó recuerdos auditivos, aún olfativos, que quedaron impresos en el inconciente. Examinemos nuestras reacciones: ¿Cómo me comporto cuando me siento atacado? ¿Qué es lo que está funcionando mal en mí cuando no tolero a un hermano? El hermano puede tener defectos, pero por qué me mueve tanto, qué me falta sanar? ¿Por qué me esfuerzo tanto en tratar de agradar a los demás ó de parecerme a alguien? ¿Por qué los demás ven en mí una persona mandona, con características de gerente; seré en realidad un inseguro, con miedo a fracasar? ¿O por el contrario quiero pasar desapercibido, sin comprometerme en nada por miedo a cometer errores? ¿Qué mandatos recibí ó me impuse y hoy no soy libre en algunas áreas de mi vida; como por ejemplo los hombres no llloran? A través de esta enseñanza dejaremos que el Señor desentierre de nuestro inconciente aquello que estemos maduros para entregárselo. Caso contrario esto sería una pobre clase de psicología, y un apuntar el dedo hacia nuestro entorno, culpando y llenándonos de rencores. La finalidad de este encuentro es dejarnos sanar por Dios, y orar por la sanación de nuestros hijos, ya que es muy probable que hayamos cometido también muchos errores en distintas circunstancias que hayamos atravesado, orar y confesar lo que nos revele como equivocación será de gran bendición no sólo para nosotros, sino para toda nuestra descendencia.
HERIDAS POR EL PECADO Salmo 38 (37), 5-19 El pecado contamina al hombre, y lo afecta en su relación con Dios, con los demás y consigo mismo. El pecado afecta el área espiritual, emocional, mental y física. Los efectos del pecado son destructivos. En el alma (mente y corazón): Culpa- rechazo- abandono-soledad- baja autoestima- odio- resentimiento-
temores- fobias- obsesiones- depresión- angustia- deseo de venganzafrustración- envidia- celos- codicia- impaciencia- incapacidad de perdóndesesperanza- suicidio. Efectos en el cuerpo: Enfermedades sin causa física- problemas en el sueñotaquicardia- stress- problemas digestivos- dolores de cabeza- úlcerascontracturas-etc. Efectos en la vida espiritual: Imagen equivocada de Dios – Temor al “castigo” de Dios- temor desmedido a Satanás. “Asumir para sanar”. Veamos los pasos para liberarnos de la opresión del pecado: Querer cambiar. Decisión y obediencia a Dios. Confianza absoluta en Dios, en su Palabra. Honestidad con Dios. Debilitar mecanismos de defensa (mentiras) Perdonarte. Perdonar al prójimo. Al condenar a una persona, la condicionamos para que no cambie. Despojarnos de viejos argumentos. No se puede sembrar entre espinos. Visión de Dios. o
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Que el malvado deje sus caminos, y el criminal sus proyectos: vuélvanse a Yavé, que tendrá piedad de ellos, a nuestro Dios, que está siempre dispuesto a perdonar” ( Is. 55, 7) “¿Por qué te quejas de tus heridas, y por qué tu dolor no se puede calmar? Por tu enorme culpa...yo voy a devolver el vigor a tu cuerpo y voy a sanar tus llagas, dice Yavé. (Jer. 30,15.17) Sólo el Señor es la medicina para nuestros males: Ante la culpa, el remordimiento, el rencor y el odio aceptemos la gracia y perdón de Dios a mí mismo, y al prójimo. Si la enfermedad es la soledad, el abandono, la baja autoestima ó el rechazo, aceptemos el Amor de Dios, que hemos sido creados y le pertenecemos a ÉL. Si se trata de temores, fobias, frustración ó la permanente preocupación por el futuro, el remedio será la supremacía de Dios sobre el mal, su soberanía, confiemos en Dios.
Veamos ahora qué sucede con la depresión. Podemos clasificarla en varias categorías. Las menores, son pasajeras, no se hacen crónicas, es decir, son resueltas en corto plazo. Las depresiones mayores son también patológicas. Estas se distinguen por distintas causas: Endógena: Debido a un desorden en la química del cerebro, que al recibir la medicación que equilibra esa química, es solucionada la situación (en ésta clase de depresión, es absolutamente necesario el tratamiento siquiátrico) Neurótica: Es un conjunto de respuestas a tensiones y ansiedades ante pérdidas, se sumerge en la autocompasión, es un modo de escaparse de las ansiedades. Reactiva: Reacción desproporcionada frente a situaciones del pasado, por eso es patológica, tiene una gravedad, cronicidad y persistencia. Ante cualquiera de estos aspectos, tengamos en cuenta que hay detonante para la sanación, es la Presencia de Dios, el gran Amor que nos tiene y su gran disposición a ofrecer el perdón. Hay que destronar el sentimiento de culpa; cambiar la carga culpógena por la responsabilidad. Aparecen máscaras de enfermedades (hipocondríacos). No son sólo las propias culpas, sino el tratar de excusar a otros asumiendo culpas ajenas. El perdón sana y libera. Veamos en teología este aspecto: el perdón es unilateral, pero la reconciliación (Sacramento del perdón) es bilateral. Por ejemplo en el caso de haber partido un ser querido al cual no le dimos la atención necesaria, eso genera una gran culpa. Pero a través de la confesión, delante del sacerdote podemos decir: “Quiero pedirle perdón a..... por tal motivo” y recibir la absolución, y reconciliarme con ese ser querido que no está muerto porque en Presencia de Dios goza de la Vida Eterna. Lo mismo sucedería con una persona que se rehúsa perdonarnos. Si bien no recibimos el perdón de esa persona, nada puede impedir recibir el perdón de Dios que es mucho mayor y ser absueltos de eso de lo cual estamos arrepentidos. Hay algo fundamental en estos casos, y es la importancia de la oración de intercesión de aquellos que testimonian la Presencia de Cristo, es decir referentes en la fe.
“Dios nos hace libres de conflictos . Vivamos y volvamos a Él libres de conflictos, ahora y en la Vida Eterna. Amén.
La persona sanada, sana a otros. Por eso: Siembra paz y no división; Apaga incendios; Escucha y calla; La insultan y ora;, La calumnian y bendice; La persiguen y no ataca.
CURACIÓN CURACIÓN CARISMÁTICA SANACIÓN CRISTIANA por Ceferino Santos S. J. HABLAR de curación carismática no supone en modo alguno hablar de algo extraño, mágico, esotérico o supersticioso. Hablar de sanación carismática es equivalente a exponer lo que es la sanación cristiana, qué significa la curación con Cristo y con la fuerza de Cristo sanador. No se trata de nada más que de revivir la acción sanadora de Cristo entre su pueblo enfermo y herido, y todo a partir de la fe en Cristo, médico de los cuerpos y de las almas, ayer, hoy y hasta el fin de los tiempos. CRISTO, SANADOR DEL HOMBRE TOTAL. El nuevo Catecismo de la I glesia Católica al hablar de la sanación cristiana o por Cristo coincide plenamente con lo que se dice sobre la sanación carismática en los libros que tocan este tema. Los principios teológicos de la sanación cristiana y carismática son los mismos; parecidos son los métodos curativos empleados y su base cristológica y evangélica, aunque siempre caben leves diferencias de importación en el uso, la amplitud y el alcance de los carismas curativos.
1). Cristo Sanador. En el principio de toda sanación carismática y cristiana está Cristo, sanador del hombre total. El Verbo de Dios se encarnó para salvar al hombre completo. (Cat. I.C, n° 457). En este mismo número del Catecismo de la Iglesia Católica nos dice San Gregorio de Niza: "Nuestra naturaleza enferma exigía ser sanada; desgarrada, exigía ser restablecida; muerta, resucitada. Habíamos perdido la posesión del bien; era necesario que se nos devolviera... Estando cautivos, esperábamos un Salvador; prisioneros, un socorro; esclavos, un libertador " En Cristo empieza a estar sanada nuestra naturaleza herida y su sanación llega muchas veces hasta nuestro cuerpo y nuestra alma enfermos, aun antes de la resurrección gloriosa. 2. Cristo médico. Cristo actuó como médico de los cuerpos y de las almas en su vida mortal. Así lo llamó el Concilio Vaticano II (SC, 5) y el Catecismo de la Iglesia Católica repite la misma idea: "La compasión de Cristo hacia los enfermos y sus numerosas curaciones de dolientes de toda clase (Mt 4,24) son signo maravilloso de que "Dios ha visitado a su pueblo" (Lc 7,16)... El vino a curar al hombre entero, alma y cuerpo; es el médico que los enfermos necesitan" (no 1503). El Catecismo recuerda que "los enfermos trataban de tocarlo (Mc 1,41; 3,10; 6,56) "pues salía de él una fuerza que los curaba a todos" (Lc 6,19)" (no 1504). "Todos" significa aquí una generalización por "muchos". De hecho, Cristo "no curó" a todos los enfermos. Sus curaciones eran signos de la venida del Reino de Dios" (no. 1505). La enseñanza del nuevo catecismo sobre sanación coincide con la enseñanza evangélica y carismática sobre el tema: "Id y contad a Juan lo que habéis visto y oído: los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos quedan limpios, los sordos oyen, los muertos resucitan" (Lc 7,22). Cristo curaba toda enfermedad y toda dolencia: endemoniados, epilépticos, paralíticos (Mt 4,2324), lo mismo las enfermedades del alma que las del cuerpo. 3. Cristo, Señor de todo. Al reconocer en el Nuevo Testamento el título divino del Señor en la persona de Jesús, se le está reconociendo su dominio sobre el mundo, sobre la historia y sobre la enfermedad: A lo largo de toda su vida pública sus actos de dominio sobre la naturaleza, sobre las enfermedades, sobre los demonios, sobre la muerte y el pecado demostraban su naturaleza divina" (no 447). Ejercer dominio y poder de sanación sobre las enfermedades significa que el
señorío de Cristo se extiende también a este campo de desorden y deficiencia en la naturaleza humana. LOS APÓSTOLES Y DISCIÍPULOS DE JESÚS CRISTO, sanador, transmite a los apóstoles y discípulos que creen en Él, el "oficio" de sanar enfermos de alma y de cuerpo: "A los que crean les acompañarán estas señales: echarán demonios en mi nombre, hablarán lenguas nuevas, agarrarán serpientes y, si beben algún veneno, no les hará daño; impondrán las manos a los enfermos y quedarán sanos" (Mc 16,17-18). Este mandato lo reciben en primer lugar los apóstoles; luego, los demás discípulos. El Catecismo de la Iglesia Católica lo recuerda: "Sanad a los enfermos" (Mt 10,8). Cristo invita a sus discípulos a seguirle tomando a su vez su cruz (Mt 10,38); ...les haceparticipar de su ministerio de compasión y de curación: " 'y, yéndose de allí, predicaron que se convirtieran; expulsaban a muchos demonios y ungían con aceite a muchos enfermos y los curaban" (Mc 6,12-13)" (no 1506). Con el poder del nombre de Jesús Pedro y Juan curan al paralítico del templo (Hch 3,6-7); en Samaría, el diácono Felipe realiza prodigios, lanza espíritus impuros y cura paralíticos y lisiados (Hch 8,6- 7); Pablo en Listra cura a un inválido (Hch 14,8-10); en Filipos expulsa un espíritu de adivinación de una sirvienta (Hch 16,18); y en Efeso Dios hacía por medio de Pablo prodigios extraordinarios, hasta el punto que bastaba aplicar a los enfermos los pañuelos que llevaba al cinto para ahuyentar las enfermedades y expulsar los espíritus malignos (Hch 19,11-12). LA IGLESIA RECIBIÓ EL MANDATO DE CURAR Esta enseñanza carismática y evangélica también ha sido recogida por el Catecismo de la Iglesia Católica: "¡Sanad a los enfermos! (Mt 10,8). La Iglesia ha recibido esta tarea del Señor e intenta realizarla. . . Cree en la presencia vivificante de Cristo, mé dico de las almas y de l os cuerpos. Esta presencia actúa particularmente a través de los sacramentos, y de manera especial por la Eucar istía, pan que da vida eterna (Jn 6,54-58) y cuya conexión con la salud corporal insinúa S. Pablo (1 Cor 11,30)". (No 1509). Esta idea se repite también al hablar de la penitencia y de la unción de enfermos como "los sacramentos de la curación" (no 1420: Título): "El Señor Jesucristo, médico de nuestras almas y de nuestros cuerpos, que perdonó los pecados al paralítico y le devolvió la salud del cuerpo (Mc 2,112), quiso que su Iglesia continuase, con la fuerza del E spíritu Santo, su obra de curación y de salvación, incluso en sus propios miembros. Esta es la finalidad de los dos sacramentos de curación: del sacramento de la
PENITENCIA y de la UNCION DE LOS ENFERMOS" (no 1421). Dos premisas subyacen en esta enseñanza: Primera, creer en la presencia vivificante y sanadora de Cristo; segunda, actuar con la fuerza del Espíritu Santo (y no con fuerzas extrañas, parapsicológicas o espiritistas; ésta ya no sería sanación cristiana). Desde estas dos premisas unificadoras y específicas de la curación cristiana y carismática pueden utilizarse los más diversos medios, métodos o fórmulas. Todos tendrán el aspecto cristiano de la presencia y de la actuación de Cristo vivo, y el aspecto carismático del influjo y de la fuerza vivificante del Espíritu Santo. CAM I NOS CARlSM ÁTI COS DE SANACI ÓN
En el Catecismo de la Iglesia Católica, como en la Renovación carismática, se reconoce que los primeros medios de sanación en la Iglesia son los sacramentos. Así, el sacramento de la Reconciliación no sólo perdona los pecados, sino que con frecuencia sana interior y exteriormente al penitente de las heridas de la enfermedad y del pecado. "La confesión habitual de los pecados veniales ayuda... a dejarse curar por Cristo" (N° 1458). De un modo especial es curativa la unción de enfermos (no 1510), como en seguida veremos, y también el Matrimonio sacramento sana (no 1608). Especialmente importante es la sanación por la Eucaristía: "que esta comunión... me sea defensa de alma y cuerpo y remedio saludable" . En las misas de sanación del P. Emiliano Tardif son muchos los enfermos que se sanan después de comulgar. Los sacramentales son con frecuencia curativos y sanadores. Según el nuevo Catecismo, los sacramentales, signos sagrados instituidos por la Iglesia, son de tipo diverso: bendicion es, la alabanza poderosa de Dios, la i ntercesión. (no. 1678). Sanación por oración de intercesión. "La Iglesia... intenta realizar (la sanación de los enfermos) tanto mediante los cuidados que proporciona a los enfermos, como por la oración de intercesión con que los acompaña: '...rezad unos por otros para que os curéis. Mucho puede hacer la oración intensa del justo' (St 5,16)" (N° 1509). (Hace poco al interceder por un jorobado (Olot 1993), se escucharon unos leves crujidos y quedó recta su espalda). La oración de intercesión hecha con fe es eficaz. La oración de intercesión no la hacemos solos: el Espíritu Santo intercede por nosotros y con nosotros (no 2634), e interceden también la Santísima Virgen y los Santos que han sido agradables a Dios (no 2827). San Francisco
de Jerónimo, a finales del siglo XVII en Nápoles, intercedía por los enfermos a través de la mediación de San Ciro, médico del siglo IV; y al ungir a un ciego con el óleo del Santo, aquél quedó curado. Sanación por la alabanza. El nuevo Catecismo incluye la alabanza a Dios entre los sacramentales. Merlin Carothers, en su libro carismático "El poder de la alabanza", recuerda numerosas curaciones espirituales y físicas por medio de la plegaria de honor y alabanza a la majestad divina. Sanación por medio de las bendiciones. Para el nuevo Catecismo las bendiciones son un sacramental curativo. La señal de la cruz es una maravillosa bendición, que repetida por el pueblo sacerdotal de los cristianos tiene desde la fe efectos sanadores. (Conozco a una enfermera religiosa que cuando las medicinas del tratamiento médico de un enfermo no producen los efectos deseados, suele bendecir las píldoras y las inyecciones y con frecuencia se siguen llamativas mejorías). Sanación por la aspersión de agua bendita (no 1668). Se trata de un sacramental, que recuerda la regeneración por el agua del bautismo. El agua que quedó santificada por el contacto del cuerpo de Cristo en el Jordán, sigue teniendo virtualidades sanadoras. (Mons. Gilberto Zuloaga, colombiano, ora por sanación imponiendo un hisopo con agua bendita sobre las frentes de los enfermos. En alguna ocasión al faltar las medicinas en países pobres, se administró el agua bendita como bebida, y se siguieron curaciones como en el caso de una niña epiléptica, al faltarle el Luminal que debía tomar de por vida). Sanación por imposición de manos (no 1668). Para el nuevo Catecismo se trata de un sacramental. Ordinariamente, como cualquier método de sanación cristiana y carismática, la imposición de manos debe ir acompañada de oración a Dios. No se trata sólo de un remedio natural o parapsicológico. Jesús mismo "se sirve de signos para curar: saliva e imposición de manos (Mc 7,32-36; 8,22-25)" (no 1504). Jesús a una mujer encorvada durante años le impuso las manos y en el acto quedó derecha (Lc 13,13). Este método de la imposición de manos es frecuentemente usado en la Renovación Carismática al orar por los enfermos.
Sanación por unción con aceite bendecido. Los discípulos de Jesús "ungían con aceite a muchos enfermos y los curaban" (Mt 6,13). Cristo no necesitaba ungir con aceite a los enfermos. Él mismo era el ungido de Dios con el Espíritu. El aceite bendecido significa el Espíritu de Jesús que unge y cura a los enfermos. Los creyentes, como ungidos y profetas, participamos de los poderes sacerdotales, reales y proféticos de Cristo. Así pues, los laicos también pueden ungir enfermos. (Santa Catalina de Siena curaba enfermos con aceite bendecido, y le prohibieron hacerlo, porque creían que utilizaba el óleo del sacramento de enfermos, sin ser ella sacerdote ministerial. . .). "El aceite. . ., es signo de curación, pues suaviza las contusiones y las heridas" (Is 1,6; Lc 10,34). (no 1293). No debe confundirse nunca la curación carismática con aceite bendecido y la curación a través del sacramento de la unción de los enfermos (no 15101523). "La unción de los enfermos expresa curación y consuelo" (no 1532). (Este sacramento actúa con frecuencia carismáticamente y hemos visto desaparecer por él cánceres, dolores cervicales de vértebras, etc.) Sanación por el perdón. "El perdón de Dios inaugura la curación (Sal 32,5; 107,20; Mc 2,5-12)" (n° 1502). El perdón es curativo en el ámbito espiritual, psicológico y físico. Al paralítico Cristo primero le perdona los pecados (Mc 2,5: "Hijo, se te perdonan tus pecados"), y luego lo sana (Mc 2, 11: "Ponte en pie, carga tu camilla y echa a andar"). (Un joven de 28 años quedó curado de asma, que padecía desde los 3 años, fecha en que les abandonó su padre dejándolos en la miseria, tras haber perdonado a su padre. Perdón y sanación física tienen una relación íntima). Sanación por la Palabra de Dios. La Sagrada Escritura, a veces es usada carismáticamente para sanar enfermos. La lejana palabra del Salmo 107 nos revelaba esta promesa: "Envió su palabra para curarlos, para salvarlos de su perdición" (Sal 107,20). San Francisco Javier enviaba a su joven monaguillo a leer un evangelio al enfermo y éste curaba; mandó leérselo a un muerto y éste resucitó. (Con la lectura del Salmo 27, exclusivamente, vi curarse a una religiosa de graves problemas emocionales). Cristo es la verdadera Palabra de Dios que nos sana. Sanación en conexión con la persona de Cristo.
Todo lo relacionado con Cristo nos sana. . Sanación por las llagas de Cristo. El profeta Isaías nos decía que Dios "descargó sobre Él el castigo que nos sana y con sus cicatrices nos hemos curado" (Is 53,5b). San Pedro nos recuerda que "por sus llagas hemos sido sanados" (IP 2,24). Podemos orar: Señor, escondemos en tus llagas este cáncer. (Curiosamente las llagas de la corona de espinas de Cristo, a veces, curan de jaquecas, migrañas, insomnios).¡ . Sanación por invocación del Nombre de Jesús. Su invocación repetida produce efectos de paz en las almas y a veces de sanación en el cuerpo: "Por su nombre ha sido restablecido éste que vosotros veis y conocéis" (Hch 3,16). . Sanación por increpación a la enfermedad en Nombre del Cristo: "Él increpó a la fiebre, en la suegra de Pedro, y la fiebre se fue" (Lc 4,39). Sanación por el Amor de Dios, aceptado en nuestras vidas. Este amor se convierte en presencia sanadora del Espíritu Santo. Cuando toca nuestras llagas físicas puede curarlas. Cuando pasa por hechos y acontecimientos negativos, que nos dejaron recuerdos dolorosos, se convierte en sanación de recuerdos. La presencia misericordiosa de Cristo, en las heridas de nuestro subconsciente y de nuestra conciencia, nos cura también al nivel de emociones mientras que el psicoanálisis, a veces, sólo nos ordena en el ámbito de comprensión intelectual de nuestros males psicológicos. Cristo siempre trata de curar al hombre completo: "Su amor de predilección para con los enfermos no ha cesado a lo largo de los siglos" (no 1503). Sanación por el carisma de curación. "El Espíritu Santo, nos dice el Catecismo de la Iglesia Católica, da a algunos un especial carisma de curación (I Cor. 12,9. 28.30) para manifestar la fuerza de la gracia del Resucitado". (no 1508). La plenitud de vida y de salud del Resucitado puede comunicarse a los hombres enfermos, transformarlos y sanarlos. Este carisma de curación ha existido siempre en la Iglesia, aunque en nuestros días parece haberse democratizado en el pueblo cristiano y carismático. (Puede consultarse el libro del P. Tardif "Jesús está vivo", México, 1984). Sanación con el carisma de conocimiento. El Espíritu Santo puede descubrir la raíz espiritual, moral, psicológica o fisiológica de un mal, para que haciendo presente a Cristo en esta raíz del mal, el enfermo se cure. (El P. Emiliano Tardif avisa al final de una Eucaristía que Jesús está sanando la columna de un sacerdote que está
detrás de él y que tiene dolores al confesar. Desde aquel día este sacerdote no vuelve a sentir dolores en el torturante confesionario. El P. De Grandis anuncia que el Señor está curando a un sacerdote con luxación en su muñeca derecha. Pregunta quién es el curado y nadie contesta. Pide luz a Dios y se dirige a un sacerdote y le dice: El curado eres tú. Efectivamente era así). Sanación por la fe. Cristo suele actuar según la medida de fe de los que se acercan a El. "Si crees, verás la gloria de Dios" (Jn 11,40), dice Cristo antes de la resurrección de Lázaro a Marta. "Tu fe te ha sanado" (Mt 9,22), dice Cristo a la mujer con años de hemorragias y posible cáncer de útero. "Sanando enfermedades y perdonando pecados, Jesús siempre responde a la plegaria del que le suplica con fe: 'Vete en paz, ¡tu fe te ha salvado!"' (no 2616). OTRAS OBSERVACIONES 1.1. Al hablar de sanación cristiana y carismática no debemos olvidar nunca el senti do cristiano del dolor. El P. Michael Scanlan (New Covenant 1973) escribía acertadamente sobre curación: "Al tratar de Sanación, debemos elevar nuestra visión por encima de los problemas aislados y contemplar cómo Dios llama al hombre a participar de la vida plena en el CUERPO DE CRISTO. No podemos aislar ninguna enfermedad o herida - sea una pierna quebrada, un cáncer o un complejo de inferioridad- de la visión que Dios tiene de la IGLESIA como el CUERPO DE CRISTO, de los hombres como unidos a este cuerpo y de las heridas como partes dolientes de toda la persona". Hay enfermedades que tienen un sentido expiatorio dentro de todo el Cuerpo de Cristo; por ellas la Iglesia se asemeja a Cristo paciente y el Padre les da un sentido maravillosamente corredentor, completando nosotros la que falta a la pasión de Cristo. En cambio, otras veces, la gloria de Dios será que el enfermo se sane. 2. El servicio de sanaci ón carismáti ca: Aunque fundamentalmente la sanación cristiana que expone el Catecismo de la Iglesia Católica es esencialmente la misma realidad operativa que la sanación carismática, sí se puede notar diferencias de impostación, énfasis o matiz, en el modo de practicar la sanación entre los carismáticos. 2.1. Con la Renovación Carismática en el mundo son hoy muchos más los cristianos que ejercen su sacerdocio común con poderes sacerdotales, proféticos y reales de tipo carismático, y que ejercen el poder de la oración y de la fe, cuando piden por los enfermos con imposición de manos.
2.2. También se experimenta un aumento cuantitativo de sanaciones de las más diversas enfermedades fisiológicas, psicosomáticas, psicomentales y del espíritu con más desarrollo de la fe y la esperanza en los creyentes. El Reino de Dios se hace como más presente y visible en estos casos. Pudiéramos decir que el Espíritu Santo está democratizando las sanaciones a través de la Renovación Carismática. 2.3. En ella es pensamiento comúnmente aceptado que los dones o carismas de curación se reciben ya desde el bautismo, pero que se mantienen en paro, latentes e improductivos por parte de los cristianos que no oran por los enfermos y no los usan desde la fe. 2.4. Al lado del carisma de sanación se emplean con frecuencia en la Renovación carismática otros carismas, como la palabra deconocimiento, anunciando en público las curaciones que el Señor Jesús está realizando. 2.5. El servicio de sanación se extiende algunas veces en la Renovación Carismática a la oración de li beración por personas, oprimidas por influencias diabólicas, a las que no mejoró ni el largo tratamiento psiquiátrico, y sí alcanza el poder liberador de Cristo sobre los espíritus del mal. El psiquiatra inglés Dr. Kenneth McAlI reconoce las ventajas de la oración de liberación cuando fallan los métodos psiquiátricos en su libro H ealing the F amily free (Shelton 1982) . Esta oración de liberación no es frecuente fuera de círculos carismáticos. La utilizan con cierta frecuencia y en ciertos casos difíciles psiquiatras cristianos y carismáticos, tanto católicos como de otras denominaciones. La oración de liberación suele tener efectos poderosos en los afectados por opresiones e influencias diabólicas. 2.6: La sanación por la oración en lenguas es común en la Renovación Carismática. Muchas veces no sabemos lo que conviene pedir en casos difíciles. En estos casos es buena la oración de tipo de balbuceo carismático, dejando que el Espíritu se exprese en nosotros con gemidos inenarrables (Rom 8,26). San Alfonso M. de Ligorio recomendaba esta oración a los sacerdotes en casos de liberación, cuando el penitente se asustaría si se orara en voz alta. 2.7: La sanación de recuerdos o del subconsciente negati vo es bastante frecuente y de algún modo característica de la sanación carismática. (El miedo desde antes de nacer, el miedo a animales (gato, perro, vaca); el miedo por accidentes, vividos anteriormente, suelen curarse haciendo presente a Cristo sanador en esa circunstancia y oyéndole que nos dice: "No temas; yo
te protejo. Mira, no te ha pasado nada grave. Te doy mi paz. Confía en mí. Yo cuido de tu futuro..."). 2.8. También es común, aunque no exclusiva, entre carismáticos la sanación del árbol familiar; como explica el Padre Robert DeGrandis en su libro Sanación intergeneracional . ( 1992, Sereca, Madrid). Nos recuerda el P. DeGrandis en Sana a tu hermano (México, Libr. Parr. Clavería, S.A.), p. 52, que Bob, joven hombre de negocios, sentía dolores de cabeza fuertes y miedo al nadar en la parte profunda de la piscina. Se pidió una palabra de conocimiento y salió 'barco'. Pero barco no significaba para el joven ejecutivo nada especial. Al fin recordó a un primo marino, prisionero en la Segunda Guerra Mundial, al que mataron los mismos americanos al torpedear al barco enemigo donde estaba prisionero. Se rezó por sanación de recuerdos y por el descanso eterno del familiar difunto para que el Señor le sanara de la angustia del naufragio y de la muerte. Los dolores de cabeza al nadar en lo profundo de la piscina desaparecieron para siempre. A veces, la propia sanación ocurre a través de la oración por alguien ajeno al propio árbol genealógico. Recuerdo el caso de una niña de ocho años que repetía a su madre: Tú no eres mi madre. Mi madre es una señora rubia que me visita cada noche. Los tratamientos psiquiátricos resultaron ineficaces. Al orar por la niña llegó el recuerdo de una señora rubia alemana que había vivido en la vecindad de la familia de la niña. Se recordó que había perdido a su hija única en accidente y que había venido a España para olvidar. No lo logró, y una noche se suicidó desde el acantilado del mar. Cuando se oró por la señora alemana suicidada, por su hija muerta en accidente y por la niña española con problemas psicológicos, ésta volvió a dormir bien y dejó de ver a su supuesta madre en las apariciones nocturnas. No tuvo que volver a psiquiatras ni a psicoanalistas. 2.9. El descanso en el espíritu aparece a veces en la Renovación carismática como fenómeno de sanación interior o física. En estos casos el cuerpo pierde estabilidad y cae al suelo sin movimiento, mientras la mente sigue despierta a la acción de Dios. Encontramos casos parecidos en la Escritura Sagrada como sucedió en el caso de Saulo a las puertas de Damasco (Hch 9,3-6). Cae al suelo y sigue escuchando la voz del Señor, mientras en él se produce una profunda sanación interior. El profeta Daniel, ante la presencia divina, cae en tierra sin poder moverse (Dn 10,9-10). Y algo parecido sucede con el niño epiléptico curado por Cristo, tras quedar inmóvil en tierra y como muerto (Mc 9,26).
2.10. Una modalidad bastante común de curación carismática es el equipo de sanación. Varios hermanos discernidos y con la llamada a orar por enfermos, con enfermedades graves o con psicologías rotas, oran conjuntamente como equipo de sanación. Uno tiene el carisma de curación, otro el don de conocimiento, otros conocimientos médicos o psicológicos y alguno posee conocimientos teológicos o práctica pastoral o sacerdotal. Juntos estudian y tratan los casos más difíciles en comunidad de fe y dentro del debido secreto profesional. Así sucede con las comunidades sanadoras de las Bienaventuranzas, de Naín de Francia. 2.11. Las misas de sanaci ón son muy frecuentes en la Renovación carismática. En ella se pide de un modo especial por los enfermos, aunque toda Eucaristía, por sí misma, ya es sanadora. Son muy conocidas las misas de sanación del P. Tardif, por las curaciones que en ellas se producen. 2.12. Dentro del ambiente carismático brotó también la Asociación de terapeutas Cristianos asociados, que comparten sus experiencias y sus estudios de sanación carismática y tratan de que la curación por Cristo llegue al mayor número posible de hombres heridos, enfermos y necesitados. Suelen tener sus convenciones anuales. CONCLUSIÓN Las modalidades de la sanación carismática son múltiples, pero la raíz profunda y subyacente en toda sanación cristiana es el poder sanador del Espíritu de Jesús, el amor misericordioso del Padre y la actuación compasiva del Señor Jesús Resucitado, que comunica, según el designio del Padre, su restauración redentora a la humanidad herida y enferma en todos sus estratos: en el subconsciente y en consciente, en el cuerpo y en el alma, en lo espiritual y en lo orgánico. No debemos despreciar las manifestaciones de la sanación carismática y cristiana en la Iglesia. Son una señal de que el Reino de Dios está presente con fuerza y con poder entre nosotros. Si estas señales faltan, tal vez, sea porque el Reino de Dios y nuestra fe están invernados, latentes e inactivos. Si la Iglesia no ejercita este ministerio de sanación muchos de nuestros católicos enfermos van a acudir a otras iglesias que utilizan este ministerio, o acudirán a curanderos, brujos o visionarios, que tratan de curar con poderes parapsicológicos o espiritistas, que terminan alejándolos de la Iglesia a la que ven como demasiado racional, fría y desencarnada de las expectativas de sanación en Cristo para los sencillos. Tenemos que enseñar a
nuestro pueblo enfermo a acudir desde la fe a Cristo, el sanador y médico de los cuerpos y de las almas.
ADICCIONES Existen grados y etapas que se relacionan con el tipo de consumo
Uso: se aplica este concepto al uso que hacen los niños o adolescentes por curiosidad, consistente en una sola dosis. Es lo que se conoce por “probar”. De todos modos no es lo mismo probar cocaína que alcohol. Abuso: Se refiere al consumo de drogas frecuente. Al principio el consumidor puede manifestar cierta tolerancia, sin llegar a la dependencia en su totalidad, aun cuando es posible observar cierto deterioro, en el funcionamiento personal. Adicción: Es la dependencia. Es el consumo de una droga de un modo tan reiterado, que daña o amenaza la salud física, mental y el bienestar social de una persona. El consumo continuado de la sustancia genera dependencia. En esta etapa suele producirse un gran estado de apatía, falta de interés por todo lo que no sea consumir drogas. En este estado esta en condiciones de robar, usar la violencia y matar para conseguir drogas.
El Consumo Sus Causas La adicción no se debe a una sola razón, sino a varias. Factores socioculturales:
Los medios de comunicación social Rol social y sentido de la vida Las condiciones de trabajo: El tiempo libre
Factores de entorno más cercano: La escuela El grupo de pares
La familia.
Factores individuales
Características de la personalidad En el proceso de autoconocimiento del adolescente, se observan cambios importantes a tener en cuenta Desconcierto ante los cambios físicos y psicológicos Búsqueda de experiencias placenteras, sin medir los riesgos. Atracción por la aventura y la transgresión. Se alejan del control paterno y hay mas influencia de los pares. Necesidad de ser aceptado por el grupo. Búsqueda de una identidad personal. Mayor grado de autonomía e independencia personal. Estados de animo cambiantes
Esto es lo propio de todo adolescente. Pero hay algo mas: es posible que alguno de ellos posea un tipo de personalidad que lo haga más vulnerable que a otros. Por ej. Necesidad de gratificación inmediata. Inestabilidad emocional, con bruscas oscilaciones de animo. Tendencias a huir de la realidad. Irritabilidad, Depresión, Irreflexibilidad, Impulsividad. Motivaciones centradas en si mismo.
Que un joven posea una o varias de estas características no significa que necesariamente sea un drogadicto. Lo que se puede asegurar es que al menos tres aspectos confluyen para conformar la personalidad de alguien con tendencia a las adicciones. La falta de autoconocimiento y autoestima Dificultades de autocontrol. Incertidumbre y desorientación respecto del sentido de su propia vida.
¿Cuáles son las heridas por sanar? Podemos sintetizar las heridas en tres grandes grupos.
Heridas ocasionadas por vínculos parentales:
Heridas causadas por las perdidas: Heridas que tienen origen en el mal uso o abuso de la sexualidad.
¿Cómo Acompañararlos? Debemos tener claros algunos conceptos, para acompañar adecuadamente a un adicto. No se puede contener con tan solo un momento de atención semanal, sino que necesita una comunidad capacitada, para contenerlo, y ayudarlo en todo el proceso de restauración. Es muy importante consultar a gente con experiencia, que improvisar No hacer alianzas negativas (relación de cómplice) No tomar actitudes paternalista, ni sobreprotectoras. No desvalorizarlo, ni limitar su capacidad de cambio. No jugar el rol de salvadores (el único es Jesús) No permitir que el adicto juegue un rol de víctima. No contradecir las normas, reglamentos, valores de la comunidad que lo esta ayudando. No tener miedo a decirle la verdad, animarlo, ponerle limites. No fantasear creyendo que si lo llevamos a nuestro hogar, si le damos trabajo, si lo acompañamos permanentemente, que si le hablamos todos los días, que si le ora el hermano tal o cual, que si lo llevamos a tal misa, o al retiro... etc. va a cambiar. Ser libre de una adicción es mucho mas que dejar la droga. Es un cambio de vida y este cambio implica un proceso. Aclaremos un poco mas... ha ocurrido que muchos han dejado de consumir drogas en algún encuentro retiro, etc. pero quedaron todas las heridas por sanar, las conductas destructivas por convertir, la reinserción social por alcanzar, el proyecto de vida por descubrir, etc. Dios no hace magia, tiene poder. Pero como sabemos bien, hay procesos de sanacion, de conversión, de desintoxicación etc.
¿qué hacer en concreto? ¿Qué decirle? Vos solo no podes. necesitas un grupo de pares, que estén en este proceso de recuperación. Que no postergue la decisión. Los tiempos de alguien que consume están llenos de riesgos (enfermedades, problemas legales, accidentes, violencia, sobredosis, etc.) Que no se mienta mas, que el camino es reconocer que esta enfermo y necesita que lo ayuden.
Es muy importante, animarlo, reconocer las cosas buenas que tiene, animarlo a descubrir que hay un plan de felicidad para el, que hay un vida abundante. Es muy importante saber, que un adicto se mueve por lo que siente. Por eso conviene hablarles desde este plano. Por ejemplo: Vos podes sentirte bien. No te mereces sentir este vacío. Anímate a disfrutar, a divertirte, a vivir otra cosa. O, si seguís así, te vas a sentir cada vez mas solo, mas triste, vas a seguir perdiendo todo. Es importante derivar, a un centro de rehabilitación. Si al principio no quiere participar, es muy importante que si asista a las reuniones un familiar cercano, padre, madre, pareja etc. Ora, cuando parece que nada queda por hacer, aun nos queda algo: la Oracion. Podes contar con nosotros, llámanos a 4-267-4752 o escribinos a
[email protected] o
[email protected]
PECADO Y CONVERSIÓN Pidamos Sabiduría al Señor, para que la Palabra de Dios recibida no sea robada por el enemigo ( Sant. 1,5 - Mt. 13,18) La tentación no es mala, lo malo es caer en ella. Resistir a la tentación nos fortalece. Todos los males tienen su origen en la desobediencia a Dios. Nuestra decisión ha de ser. Perderlo todo por no ofender a Dios. No hay persona más libre que el obediente a Dios. El pecado es un obstáculo para recibir el Amor de dios y darlo. Dejemos que el Señor nos revele nuestro pecado, desde su mirada.
Pensamiento ( ImaginaciónIntención)
Sentimientos
Dichos
Acción
PECADO
Al entregarnos a Dios, se produce una lucha interior: La riqueza de Dios, el Espíritu Santo que potencia lo bueno, dándonos consuelo, y el enemigo que va a tratar por todos los medios de perturbarnos. Ya que conoce nuestro árbol genealógico lo hará utilizando nuestra historia, heridas, traumas, desequilibrando los afectos, las relaciones interpersonales, la sexualidad, etc. Entonces seamos cristianos con determinación: O soy un entusiasta de Dios ó soy conciudadano con los demonios. Examinemos si estamos caminando por la huella de Cristo. Comparemos nuestra vida espiritual con una mesa: la misma se sostiene de cuatro patas, pongámosle N° a cada una:
Obras de justicia y misericordia – Mt. 25, 34 – “Vengan benditos de mi Padre, porque lo que han hecho por uno de mis pequeños, por mí lo han hecho. Alegre misericordia y perdón – Lc. 6,27-42 – “Bendigan a los que los maldicen, rueguen por los que los maltratan”. Renuncia, incomprensión, persecución, Cruz – Mc. 8,34 Amor a sí mismo: Mt. 19,19 – Amar al prójimo como a sí mismo.
¿Cómo està nuestra mesa? ¿Està bien afirmada, ó alguna de las patas necesita reparaciòn? Orientemos ahora nuestro examen de conciencia con los siguientes textos bíblicos: Gén. 38, 18-23: Historia de José – Celos entre hermanos, preferencias, favoritismo, envidia, matar al hermano con mi actitud. Ningún homicida entra al Cielo. 2 Samuel 11 y 12: Rey David. Lo que mata al cristiano no es la humedad, sino la curiosidad. Adulterio. Asesinato. Hech. 5, 1 ss.: Ananías y Safira – Engaño, mentira, avaricia, robarle a Dios. Is. 47, 10-15: Soberbia, autosuficiencia, magia, brujería. Prov. 15, 1-4 - Sant. 3,1 : Pecado de la lengua.
¿Qué hace falta para recibir la gracia de Dios? Deseo de conversión Oración sin reloj Escucha obediente y dependencia de Dios - Obediencia a la Palabra Escucha a la Iglesia
CARTA DE DIOS PARA VOS Lugar: Tu corazón Fecha: Todos los días. Querido Hijo mío: Puede que tú no me conozcas, pero Yo conozco todo sobre tí (Salmos 139:1). Yo sé cuando te sientas y cuando te levantas (Salmos 139,2). Todos tus caminos me son conocidos (Salmos 139:3).Aun todos los pelos de tu cabeza están contados (Mateo 10:29-31). Porque tú has sido hecho a mi imagen (Génesis 1:27). En mí tú vives, te mueves y eres (Hechos 17:28). Porque tú eres mi descendencia (Hechos 17:28). Te conocí aun antes de que fueras concebido (Jeremías 1:4-5).Yo te escogí cuando planeé la creación (Efesios 1:11-12).Tú no fuiste un error, porque todos tus días están escritos en mi libro.(Salmos 139:15-16).Yo he determinado el tiempo exacto de tu nacimiento y donde vivirías (Hechos 17:26). Tú has sido creado de forma maravillosa (Salmos 139:14). Yo te formé en el vientre de tu madre (Salmos 139,13). Yo te saqué del vientre de tu madre el día en que naciste (Salmos 71:6). Yo he sido mal representado por aquellos que no me conocen (Juan 8:41-44). Yo no estoy enojado y distante, soy la manifestación perfecta del amor (1 Juan 4:16). Y es mi deseo gastar mi amor en tí simplemente porque tú eres mi hijo y Yo tu padre (1 Juan 3:1). Te ofrezco mucho más que lo que tu padre terrenal podría darte (Mateo 7:11). Porque Yo soy el Padre Perfecto (Mateo 5:48).Cada dádiva que tú recibes viene de mis manos (Santiago 1:17).Porque Yo soy tu proveedor quien suple tus necesidades (Mateo 6:31-33). El plan que tengo para tu futuro está siempre lleno de esperanza (Jeremías 29:11). Porque Yo te amo con amor eterno (Jeremías 31:3). Mis pensamientos sobre tí son incontables como la arena en la orilla del mar (Salmos 139:17-18). Me regocijo sobre tí con cánticos (Sofonías 3:17). Yo
nunca pararé de hacerte bien (Jeremías 32:40). Porque tú eres mi tesoro más precioso (Éxodo 19:5). Yo deseo afirmarte dándote todo mi corazón y toda mi alma (Jeremías 32:41). Y Yo quiero mostrarte cosas grandes y maravillosas (Jeremías 33:3). Si me buscas con todo tu corazón, me encontrarás (Deuteronomio 4:29).Deleítate en Mí y te concederé las peticiones de tu corazón (Salmos 37:4). Porque Yo soy el que produce tus deseos (Filipenses 2,13). Yo puedo hacer por tí mucho más de lo que tú podrías imaginar (Efesios 3:20).Porque Yo soy tu mayor alentador (2 Tesalonicenses 2,16-17). Yo también soy el Padre que te consuela durante todos tus problemas (2 Corintios 1:3-4). Cuando tu corazón está quebrantado, Yo estoy cerca a ti (Salmos 34:18). Así como el pastor carga a un cordero, Yo te cargo a tí cerca de mi corazón (Isaías 40:11). Un día Yo te enjugaré cada lágrima de tus ojos y quitaré todo el dolor que hayas sufrido en esta tierra (Apocalipsis 21:3-4) Yo soy tu Padre, y te he amado como a mi hijo, Jesús (Juan 17:23). Porque en Jesús, mi amor hacía tí ha sido revelado (Juan 17:26). Él es la representación exacta de lo que Yo soy (Hebreos 1:3).Él ha venido a demostrar que Yo estoy contigo, no contra ti (Romanos 8:31). Y también a decirte que Yo no estaré contando tus pecados (2°Corintios 5:18-19). Porque Jesús se murió para que tú y Yo pudiéramos ser reconciliados (2 Corintios 5:18-19). Su muerte ha sido la última expresión de mi amor hacía ti (1 Juan 4:10). Por mi amor hacía tí haré cualquier cosa que gane tu amor (Romanos 8:31-32).Si tú recibes el regalo de mi Hijo Jesús, tú me recibes a Mí (1 Juan 2:23). Y ninguna cosa te podrá a tí separar otra vez de mi amor (Romanos 8:38-39).Vuelve a casa y participa de la mayor fiesta celestial que nunca has visto (Lucas 15:7). Yo siempre he sido Padre, y por siempre seré Padre (Efesios 3:14-15). La pregunta es... ¿quieres tú ser mi hijo? (Juan 1:12-13). ...Yo estoy esperando por ti (Lucas 15:11-32) Con Amor, tú Padre Omnipotente Dios