Salud Mental y Contrainstitución

February 3, 2018 | Author: geovanna_academica | Category: Squatting, State (Polity), Society, Science, Philosophical Science
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SALUD MENTAL Y CONTRAINSTITUCIÓN

Carolina ABUFOM . Pabla ÁLVAREZ . Marcelo BALBOA Susan BUSCHMANN . Cristián BUSTA . Claudia CÁRDENAS Felipe DE PONTES . Daniela DIGHERO . Nelson ESPINOSA Cristián IDIÁQUEZ . Miguel MORALES, Paula RIQUELME Andrea VERA

Horado FOLADORI Compilador 2010

Colección Praxis Psicológica Serie Actas de Extensión

FOLADORI, HORACIO (compilador) , Salud Mental y Contrainstitución I H. Foladori (compilador) Santiago, Universidad de Chile, 2010 200 p., 15 x 23 cm ISBN: 978-956-19-0709-6

Diseílo de portada: Osvaldo Aguiló Ilustración de portada: Graffitis anónimo Corrección de edición: Alvaro Jiménez Molina Impresión: Andros Impresores

Todos los derechos reservados Esta publicación no puede ser reproducida, en todo o en parte, ni registrada o transmitida por sistema alguno de recuperación de información, en ninguna forma o medio, sea mecánico, fotoquímico, electrónico, magnético, electroóptico, por fotocopia o cualquier otro, sin permiso previo, por escrito, del editor o compilador.

ISBN: 978-956-19-0709-6 Registro de Propiedad Intelectual ;"¡o 196.409 © Horado Foladori (compilador), 2010 © Universidad de Chile, 2010 Av. Capitán Ignacio Carrera Pinto 1045 Santiago de Chile

Índice

Presentación. Horado Foladori

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PRIMERA PARTE

Los límites de lo contraínstítucional • ¿Qué se ocupa cuando se okupa' Análisis de dos experiencias Okupas en Chile a partir de lo institucional. Carolina Ah~fom y Felipe De Pontes • Barras Bravas. Cristíán Busta • Las madres de Plaza de .rvlayo: resistencia y salud mental. Alarcelo Balboa

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SEGUNDA PARTE

Infancia y juventud en contraínstitución • Acompañamiento terapéutim con lactantes separados tempranamente: experiencia en el Hogar Casa Catalina. Aliguel Morales y Ne/son Espinosa • Corporación "La Caleta".lJna propuesta contrainstitucional.Andrea Vera • Compañía circense 4sodales. Desde el circo a una institución, ejercicios de la educación. Pabla A/van'z

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TERCERA PARTE

Devenires de lo contrainstitucional • Medicina mapuche y los procesos de subjetivación contemporáneos: resistencia en la batalla etnocida. Cristián Idiár¡uez • Una experiencia de autogestión en un grupo de jóvenes de Cerro Navia. Susan Buschmann • Una experiencia de grupo psicoanalítico dentro de la Cárcel de Mujeres. Daniela Dighero y Paula Riqudme • Grupo de acción social Renacer. Claudia Cárdenas

Acerca de los autores

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PRESENTACIÓN Horacio FOLADORI

La compilación de trabajos que aquí se presentan aborda una temática compleja, porque articula la producción de subjetividad con los movimientos de! poder. Hace ya años que los trabajadores de la salud mental se han formulado la pregunta ¿qué instituimos cuando trabajamos? Este interrogante, realizado desde el lugar de la salud mental, es decir, desde una práctica de la subjetividad, pretende visibilizar un cierto hecho. Aquel que aparece como efecto no previsto, no planificado, ni siquiera supuesto de una práctica profesional que define su finalidad en términos de intervenir para mejorar (tanto como objetivo del procedimiento como efecto no buscado del mismo) la salud mental de aquel que demanda atención. Ya que la persona es sometida a un dispositivo diseñado por el técnico, corresponde entonces preguntarse por los alcances, por los efectos ya no del procedimiento psicoterapéutico empleado sino por los efectos del dispositivo diseñado para hacer posible el trabajo psicoterapéutico. En esta línea de pensamiento hay que reconocer cierta ventaja que llevan los pedagogos y maestros cuando se interrogan sobre el "currículum oculto" en las enseñanzas que imparten. Porque los implícitos de una práctica también son productores de sentires, de conocimientos y de actitudes, vale decir, también producen sentido, y constituyen aspectos significativos en los procesos de formación. Muchas veces lo implícito es más determinante que lo explícito. Estos desarrollos han sido fecundos para abandonar e! torremarfilismo de los trabajadores de la salud mental que muchas veces disocian e idealizan sus teorías, sus metodologías, sus dispositivos, en suma sus prácticas, con el consiguiente efecto de desconocimiento que se produce sobre las mismas. Desconocimiento de efectos políticos que las mismas prácticas conllevan. En este caso se ha partido desde e! otro lado. El modelo institucional estatizado, y por tanto dominante, es rico en la producción de sintomatología variada. La institución oficial, la que tiene aspiraciones hegemónicas y sobre todo desde el taylorismo que ha ido contaminando la casi totalidad de las actividades productivas del sistema \ es responsable de un cúmulo de patologías nuevas, descritas por varios autores. Se puede entonces sostener que la manera de

c. Dejours, Trabajo y desgaste menta/o Buenos Aires: Lumen, 2001. 7

organizar el trabajo, la forma como está organizada la sociedad en instituciones, con Estado, etc., es de por sí productor de enfermedad mental. Se ha dicho también que la familia, como la conocemos hoy en día, enferma, lo cual resulta lógico cuando se puede ver que la institución familiar está estructurada de la misma forma que el Estado, siguiendo su modelo. En suma, la forma que adopta lo instituido no es inocua para las personas que sostienen dicho instituido al laborar en las instituciones del sistema. Hay abundante sufrimiento institucionaP que se produce como efecto de su mecánica. Nótese que a partir de la situación de destrucción temporal de las instituciones y en consecuencia de un cierto sector del Estado, que produjo el terremoto, ha quedado claro que la restitución del orden público sólo tiene la función de mantener las diferencias sociales. Estas diferencias se vieron seriamente amenazadas por el llamado píllaje que sobrevino inmediatamente después del sismo. Por tanto, los grupos sociales espontáneamente tienden a uniformarse, a limar sus diferencias sean estas económicas o psicológicas; para contrarrestar esta tendencia y preservar su poder es que algunos interesados crearon el Estado. Por tanto, importa la pregunta que continúa: ¿Otro tipo de institución también producirá similares efectos o distintos? ¿Cuál es la subjetividad que pueden producir instituciones que no siguen el modelo estatal? ¿Cuáles son los límites, cuál es la subjetividad que contrainstituciones (es decir, instituciones que se construyen como propuesta alternativa a las instituciones que siguen el modelo del Estado) podrían generar? Y decididamente, ¿cuál es el efecto en la salud mental de las personas que las soportan? Tal vez valga la pena aclarar que la contrainstitución se sostiene en un proyecto; como tal es finito. Ya sea porque el proyecto finaliza en tanto alcanza su objetivo particular como para el caso en que la contrainstitución termina institucionalizándose según el modelo hegemónico y como efecto del Estado inconsciente3, ello no le quita el carácter de contrainstitución ni tampoco la significación del movimiento. C2.!:¡e el proyecto, como fuerza instituyente, pueda tener aspiraciones, no significa que necesariamente las logre. Lo interesante de rescatar es aquello que se produce como efecto de desterritorializaciones en el que el cuidado por lo instituido aparece como preocupación constante. Los participantes de esta compilación tuvieron que comenzar por investigar de qué torma y en qué medida, en una sociedad que cuenta con un modelo institucional estatal pretendida mente hegemónico, es posible que existan como nichos más o menos autónomos contrainstituciones, que necesariamente se presentan como alternativa parcial o total-explícita o tácita- al Estado. 2 3

R. Kiies y otros, S,:!rimiento y psicopatología de los 'v{nmlos imfitu(ionales. Buenos Aires: Paidós, 1998. R. LOUfau, HI Estado y el inconsciente. Barcelona: Kairós, 1980.

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La primera sorpresa fue que aparecieron varias contrainstituciones, lo cual permite inferir que debe haher muchas más. Un estudio detallado confirma que sobreviven en ciertos reductos -con mayores o menores pretensionesinstituciones que persiguen objetivos radicalmente diferentes al de sostener y reproducir el Estado hegemónico. En suma, puede leerse una lucha larvada contra el modelo hegemónico y vertical de organización del poder. Así, se pudo demostrar que hay un abanico amplio de propuestas que con justicia pueden ser denominadas contrainstitUl:iones. y allí fue donde se abrió el desafío que l:onvoca; esto es, estudiar, inferir, deducir, a falta de estudios empíricos más sistemáticos, el cruce entre estas contrainstituciones con la suhjetividad en sentido amplio y con la salud mental, en sentido restringido. Tarea por demás compleja, ya que se trata de reconstruir una línea de análisis y de sus efectos, una línea que se define siempre a partir de lo dominante. Para finalizar, una última reflexión. El colectivo responsable de esta publicación transitó primero por la convocatoria de un coloquio para cuya organización se trabajó a través de una mecánica por demás insólita. Se trataba tácitamente de operar por consenso. Así los ponentes se reunieron en repetidas oportunidades e intercamhiaron decenas de correos para opinar sobre los detalles más nimios. No pocas discusiones al interior del grupo de pares llevaron semanas enteras. Se puso en juego una gran pasión y sorprendentemente mucha alegría en el hacer (productividad). Se constituyó así una contrainstitución que hasta donde puede verse no parece haher producido sufrimiento institucionaL Continuando con dicha mecánica el colectivo se centró, en un segundo momento, en la tarea de la publicación de las investigaciones que se presentan, debiendo asumir ahora nuevas tareas y roles. He aquí esta primera institución cuyos efectos podemos estudiar en nosotros mismos.

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PRIMERA PARTE

Los límites de 10 contrainstitucional

¿CEJÉ SE OCUPA CUANDO SE OKUPA? ANÁLISIS DE DOS EXPERIENCIAS OKUPAS EN CHILE A PARTIR DE LO INSTITUCIONAL Carolina ABUFOM . Felipe DE PONTES

Introducción El presente trabajo se organiza sobre la idea de Lourau de "Estado inconsciente"l como una determinación naturalizada que funciona como patrón a partir del cual se establecen el resto de las formas de institución. Esta matriz está caracterizada por ciertas formas de distribución del poder, del papel diferenciado que juegan sus miembros, en definitiva por una apropiación del poder por la vía de la representación y de una burocracia que regula su funcionamiento. La idea de lo instituido es la que cristaliza la expropiación de este poder a través de la formalización de estructuras y procedimientos, pero que inicialmente se originó por la colectivización de una determinada tarea. Esto es, la función de lo instituido sobre lo instituyente. Específicamente este trabajo consiste en el análisis de una institución definida por un modo de acción contrainstitucionaL Aquí el modo de acción no sólo está fuera de lo instituido, sino que se propone como una forma de acción sistemática de una manera contraria a la que define el modelo del Estado. Para FoladorF, los movimientos contrainstitucionales SOI1 aquellos que se organizan como conrracultura, contrainstitución y que constituyen formas de vida colectiva que no solamente operan como crítica al sistema institucional hegemónico, sino que sostienen como práctica una propuesta alternativa de organización. Estos movimientos no son sólo críticos con el modelo del Estado sino que experimentan formas institucionales nuevas. En este mismo sentido, son prácticas que constituyen opciones reales, por 10 que se conforman como alternativas revolucionarias de organización y sociedad. El conflicto surge aquí porque el Estado, como todo lo instituido, sólo tolera aquello que, más allá de una ideología particular o de estar referido al ámbito "privado", termina reproduciendo su propio modelo y que por lo tanto no significa ninguna amenaza. Lourau lo señala claramente: "Lo que quiere imponer el Estado no son solamente las formas (1ue se identifican dentro de su

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R. Lourau, Lo, in/elec/ua!esy el fader, l\'lontcvídco: Nordan, 200L H. Foladori) AnálúiJ institucio!lal l' inten.x!J1t'icinj;uuiliar. Documento elaborado para la ~v1aestrü en "~leJiación y orientación famili,u", Unívcrsiuad Je Valencia, Espafla, 2004.

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obediencia común a su legitimidad única, sino también una fuerza que duplique todas las formas, de las más públicas a las más privadas, en el sentido deseado por él: es decir, la institucionalización"3. En este contexto, el trabajo se dirige a poder describir y analizar las formas de acción de los okupas, los que preliminarmente se podrían definir como grupos de personas que se apropian de viviendas, edificios públicos, terrenos rurales, deshabitados y los que, en la mayoría de los casos, realizan una práctica instituyente que se organiza de manera contraria al orden estatal instituido. Esta forma de acción es particularmente interesante porque se dirige a cuestionar un elemento constitutivo del modelo del Estado, como es la propiedad privada, más específicamente aquella que se utiliza con fines especulativos. Según Clastres, es precisamente el paso de una economía de subsistencia a una mercantil uno de los factores que se asocian al surgimiento del Estado en las sociedades primitivas' . El principal objetivo del artículo es estudiar el efecto social de esta contracultura y examinar experiencias okupas en Chile, donde la coyuntura política, cultural y social reviste el fenómeno con ciertas particularidades. Resulta relevante intentar conocer, describir y analizarlo como un fenómeno social que porta en sí mismo una crítica al sistema oficial, y que además es capaz de demostrar que es posible vivir a partir de un tipo de organización distinta a las instituidas según el modelo del Estado. Historia del movimiento okupa

El movimiento okupa es un movimiento social definido por la apropiación de terrenos desocupados, como edificios abandonados temporal o permanentemente, con el propósito de utilizarlos como vivienda o centros con fines sociales y culturales. El principal motivo de las okupaciones sería el denunciar y al mismo tiempo responder a las dificultades económicas que existen para hacer efectivo el derecho a una vivienda. Históricamente el movimiento okupa tiene su origen en Gran Bretaña entre las décadas 60 y 70. Es entonces cuando grupos contracu1turales se establecen en viviendas deshabitadas y no utilizadas por sus propietarios. En un principio se asocia a los "hippies", más tarde al "punk". Pero la ocupación de espacios en desuso o abandonados existe desde que aparece la propiedad privada. Son las necesidades más básicas las que empujan a esta ocupación. La okupación ("squatting") tiene un precedente medieval, en una ley inglesa que otorga el derecho de habitar casas vacías a aquellos que carezcan de vivienda por un tiempo determinado por los tribunales y siempre que se haga la ocupación pacíficamente. 3 4

R. Lourau, El Estado y el inconsciente. Barcelona: Kairós, 1980, p. 29. P. Clastres, Investigaciones en antropologia política. Barcelona: Gedisa, 2001.

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Con posterioridad, este movimiento se extiende al resto de Europa y así a finales de los años 60 se producen las primeras okupaciones en Alemania, ligadas en un principio al movimiento estudiantil de Mayo del 68. En Italia se llevan a cabo okupaciones colectivas en fábricas, talleres y barrios enteros autogestionados. En Holanda a finales de los 70 se producen grandes enfrentamientos con las fuerzas de orden y la okupación recibe gran apoyo social. En este mismo período se empiezan a realizar las primeras okupaciones en América.

Okupas en Chile En Chile existen antecedentes de okupaciones desde la década de los 80. Estas okupas se han ubicado generalmente en zonas céntricas de la ciudad y se han caracterizado por la gestión artística. Una de las más importantes fue "La Marraqueta", casa okupa que se encontraba en Vicuña Mackenna, en lo que fue una panadería, se caracterizaba por realizar talleres abiertos a los vecinos. La casona es demolida hace más de 10 años y en su lugar se construyó un centro comercial. En cuanto a las motivaciones y el componente ideológico, el movimiento okupa agrupa gran variedad de ideologías que justifican sus acciones como un gesto de protesta frente a las dificultades económicas para acceder a una vivienda y la especulación, defendiendo el aprovechamiento de espacios abandonados y su uso semi público como centros sociales o culturales. Los propietarios legales del terreno, cuyos bienes resultan usurpados, pueden denunciarla como un delito ordinario s. Existen distintas ideologías, más o menos explícitas, asociadas a los movimientos okupas, por lo que las motivaciones que lleva a un grupo a tomarse una propiedad también son diversas. En algunos casos son familias, grupos de personas o individuos que buscan un lugar donde poder vivir y no pueden o no quieren pagar un arriendo o un dividendo. En estos casos se trata de un movimiento social que reivindica el derecho a una vivienda. Generalmente los partidarios de la okupación suelen justificar esto argumentando que los inmuebles okupados están abandonados o son usados únicamente para especular. Por otra parte, existen numerosos casos en Chile de okupaciones promovidas por gente que busca crear alternativas culturales y asociativas en los barrios en los que viven, a través de los llamados centros sociales ocupados. Para ello utilizan los espacios okupados de forma autogestionada realizando en ellos diversas actividades políticas, culturales o de cualquier otro carácter. La okupación aquí es usada con un claro sentido contrainstitucional en la medida en que se organiza de una forma, tanto en su funcionamiento interno como en su relación con el lugar en el que se ubica, que contraviene el modelo del Estado.

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En Chile la ocupación de una propiedad sin moradores es considerada un delito de invasión al derecho de propiedad.

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Tanto en Chile corno en distintas partes del mundo la respuesta mayoritaria del sistema social instituido ha sido represiva, intentando diluir o disolver a los movimientos okupas. Pareciera que el sistema contracultural de las casas okupas es de tal envergadura que opera corno un "analizador" social que devela algo oculto, entendiendo por analizador a aquello "que permite revelar la estructura de la institución, provocarla, hacerla hablar"6. A continuación se describen y analizan dos experiencias okupas en Chile: el "Centro de Investigación Escénica Aki" y "La Cañería". "Centro de Investigación Escénica Aki" Esta okupa es una alternativa cultural y asociativa, lo que se denomina un "centro social okupado". Se ubica en la calle República, en una ex propiedad de la DINA, que file utilizada en sus orígenes corno centro de detención y tortura durante la dictadura militar, y que posteriormente pasó a manos del Estado (propiedad del SERVIU). Luego de 10 años de abandono, el 2004 un grupo de jóvenes decide limpiar el basural que allí se encontraba para transformarlo en un sitio de desarrollo de actividades culturales. Según la información recogida, en esta casona se gestaron actividades artístico-culturales diversas: fotografía, teatro, danza, graffiti, clown, yoga, literatura y matemáticas. Se realizaron múltiples presentaciones: foros, debates, tocatas y otros colectivos artísticos utilizaron el lugar. Construyeron una biblioteca y un laboratorio de computación. La participación en los talleres sólo exigía un aporte en alimentos y materiales para la casona, o bien ayuda con la mantención y limpieza del lugar. Para algunas presentaciones se cobraba una cantidad de dinero mínimo. Se trata de un proyecto de ideas y un espacio de desarrollo no sostenido en el enriquecimiento económico ni pensado en flmción del lucro. Es un proyecto que requiere gran organización y responsabilidad; dentro de la casa okupa hay ley seca y se prohíbe el consumo de drogas. A diferencia de lo que se muestra en los medios de comunicación o lo transmitido por el discurso oficial, no se trata de personas violentas, ni delincuentes, ni adictos, sus barrikadas no son con armas, sino que con cultura. Ellos plantean que no necesitan armas de guerra porque sus armas ya son poderosas: el arte colectivo, la autonomía y la autogestión. ''El arte como expresión del descontento, una forma de protesta pací/iea a la que se pueden integrar todos los interesado, en la que induso muchas 'C'eres se ayuda a personas en riesgo sociar.

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R. Lourau, El aniÍlüú institucional Buenos Aires: Amorrortu, 1975, p. 282.

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La manera como funciona el Centro tiene que ver con la autoorganización, el asamblearismo y la autogestión. Esto significa que no operan con un modelo de jerarquía sino con un sistema horizontal y solidario, donde cada uno sabe que debe ser activo en la participación y en el trabajo colectivo. La figura del jefe no existe ni se valida. El Centro de Investigación Escénica Akí fue capaz de autogestionar el aprendizaje, con una idea de educación completamente distinta al sistema oficial; la educación es gratis, por eso crearon talleres cortos de capacitación para estudiantes de todas las carreras que quisieran aprender formas comunitarias de vida. Para ellos todas las disciplinas son necesarias: la ingeniería para la energía alternativa, la psicología para la psicología comunitaria, la administración para la autogestión, la educación para las escuelas autónomas. "No hay que pagar para poder aprender".

Autogestionar va más allá de la autonomía frente a la administración, implica toma de decisiones y un trabajo asumido colectivamente, que va, dentro de otras cosas, desde lo que se pretende hacer, cómo se va hacer y conseguir el dinero si es necesario. Sus miembros son diversos, confluyen distintas clases sociales y niveles de educación; sin embargo, las diferencias están puestas al servicio del aprendizaje colectivo, se trata de una diferencia que no amenaza, sino que es vista como un recurso, "Cambiar la educación mercantil desde la autonomía social atención". esto es ímperdiblee/!! Por fin aprender no dependerá de lo que puedas pagar presentamos el preuniversitario Popular AKI con su primer taller que será nivelación en matemáticas desde 7 básico hasta 4 medio ... no te lo puedes perder. .. .,

El acto de conquistar y rescatar un espacio o lugar en desuso confiere al acto de okupación un trasfondo moral, que incluso algunos tribunales han terminado reconociendo. Son espacios que son reconstruidos en su habitabilidad y sobre todo en su "actividad"; se rescatan espacios inútiles para convertirlos en espacios vivos, llenos de arte y cultura autogestionada. "El derecho a la vivienda es sólo una excusa. Okupar es una forma de pensar y actuar ante las cosas. Okupar es no estar de ¡lcuerdo con el sistema, denunciar los abusos del poder y plantear una alternativa ante lo que no te gusta. Okupar es decir no a un capitalismo que excluye al que no baila al son de la música, no querer trabajar para vivir y vivir para trabajar, no querer hipotecar toda una vida para poder decir que esto es mío. Okupar es decir no a las autoridades, decir

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no a las jerarquías, decir vales por lo que eres y no por lo que tienes, Okupar es plantar cara a los que creen que está todo controlado, Okupar es querer y necesitar espacios libres donde crecer, realizarse y crear"7,

y vino el desalojo: ¿desalojo de qué? Después de más de cuatro años de autogestión cultural en el cual trabajaron y circularon más de 15 mil personas, 30 bandas, 100 compañías de teatro, más de 60 talleres y múltiples actividades culturales, el Centro de Investigación Escénica Akí fue allanado de manera violenta y represiva, desalojando a todas las personas que se encontraban allí, El Estado escuchó la crítica social y respondió de manera habitual, con violencia y represión, Se les acusó de ocultar municiones, destruyeron material significativo, requisaron bicicletas, pertenencias y herramientas de trabajo, Siete personas detenidas y un proyecto de comunidad destruido (o desplazado), Interesante es la manera como responden los okupas frente al desalojo, Mientras sus compañeros detenidos están siendo procesados, ellos realizan protestas reclamando un nuevo centro cultural y manifestando su repudio contra los montajes policiales, Hicieron una barrikada kultural, es decir, ante la violencia y represión, ellos ofrecen cultura como arma legítima de batalla, La protesta comienza con una obra teatral llamada "Los pacos y sus montajes", donde logran dar su versión de los hechos y enfrentan públicamente agencias del gobierno, Paralelamente, utilizan el sitio web s, Facebook y panfletos con el objetivo de movilizar. Hacen presentaciones circenses, de teatro, tango y cueca, El Estado no tiene cómo responder a la ofensiva cultural y a la resistencia creativa, "Hacemos un llamado a la desobediencia ante el sistema corrupto

y mentiroso que persigue, encierra, tortura y mata a todo aquel que piensa y actúa diférente, también llamamos a ejercer nuestra libertad sin ningún tipo de permiso", /1ki los actores son los pacos y sus amos", "Un desalojo, otra okupación'~ "No detendrán nuestros sueños, las ideas no se desalojan", "Podrán desalojar nuestras casas, pero no nuestros sueños",

Cada vez que los okupas abren casas abandonadas, liberan un espacio, El Centro de Investigación Escénika Akí se instala en un espacio social que representa lo oculto, aquello que desborda la legalidad y el derecho. No parece casual la elección de tomarse la casona y hacer de ella un lugar "habitable", "vivible", donde el intercambio se hace "visible" a todos sin preferencias, Con 7 8

M.!viartínez, Conflictos urhanos y mo'vimiento contracu!tural, Versión digital en www.hartza.com www.republikaSSO.cl

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este acto de okupar se libera el pensamiento, la opinión y la capacidad creativa, se desatan las ataduras de la homogeneización. "La Cañería" "La Cañería" es una casa que tiene alrededor de 30 años de antigüedad y que era sede de un prostíbulo. Está ubicada en el sector de Vicuña Mackenna con Santa Isabel. La casa es de tres pisos con una azotea y un subterráneo. La llaman "La Cañería" porque tiene muchos pisos y piezas. Está visiblemente deteriorada pero no está desordenada ,ü sucia. Hay algunos rayados en las paredes. En la casa viven nueve personas de distintos estilos, no todos son punks: hay una joven que hace yoga, otros que hacen artes circenses, un constructor, una persona que toca la batería, y alg'll1os que se dedican a hacer tatuajes. La forma en que se organiza la casa pareciera ser bastante sencilla. Hay algunos espacios y actividades comunitarias, como otros que son particulares. Cada uno tiene una pieza, la que dejan con llave cuando salen por muchos días; las habitaciones están estructuradas como espacios privados independientes unas de otras. De todas formas, no se trata sólo de piezas, ya que permanentemente está presente la idea de "tirar la casa para arriba", La casa es un elemento central, "hacer algo por la casa", "estar en la casa", son frases recurrentes. La casa no responde sólo a la necesidad de dormitorio, aunque inicialmente esto fue determinante en muchos de sus miembros, sino que se constituye como algo que le da sentido al "estar ahí". "El que no quiere aportar se tiene que il: Hay uno que viene a puro dormir, yo creo que se ~oJa a tener que ir. Nos juntamos y tomamos la decisión entre todos. La idea es que estén en la casa. A mí me gusta aquí porque es tranquilo. Yo tengo una hija y no me gusta que cuando venga para acá vea a los huevones tomando ofumando. En la semana hay ley seca, uno Je puede tomar una cerveza en su pieza. Pero si quieres venir a tomar para eso te vaya un bar o a la plaza, esto es una casa".

Esta consideración de la casa pareciera que va más allá de la misma, puesto que también incluye su inserción en el barrio. Aquí el "hacer algo para la casa" va desde pintar o realizar alguna reparación, como también el proponer un taller abierto a la comunidad. Frente a la necesidad de tomar decisiones en relación al funcionamiento de ella, hay un día a la semana en que comen todos juntos y en el que aprovechan de conversar. Aunque no existen normas explícitas, éstas tienen que ver con que el lugar que habitan esté mejor. En este sentido, el que alguien deje sucio lo que usa, que pase "carreteando" o que no signifique ninguna contribución, son cuestiones que se consideran para evaluar la permanencia de alguien en el lugar.

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Es precisamente la asamblea 10 que es esencial dentro de la autogestión y lo que define su carácter contracultural9 • Esto se debe a que la okupación surge ahí donde la política urbana, habitacional y cultural de alguna manera fracasa, y es ahí donde la okupa por medio de la autogestión se instala. En el caso de "La Cañería" esto es claro tanto en su funcionamiento doméstico como en las actividades culturales y en el espacio en el que se establecen relaciones de intercambio y cooperación con los vecinos, el dueño del almacén, y otros okupas del barrio, de regiones y del extranjero. La autogestión es un vector fundamental hacia dentro del colectivo de okupantes, pero también hacia fuera: exhibe un contraste entre distintos centros de socialización existentes en el barrio (gestionados de forma más rígida, profesional, exclusivista o partidista por asociaciones vecinales o por los municipios, por ejemplo), se convierte en un espacio exclusivo del barrio o de la ciudad donde es posible participar en la organización (y no sólo consumo) de actividades contraculturales y políticas, o se propone como atractor de colectivos (grupos de música, colectivos de teatro, cooperativas de artesanía o de "hostelería", etc.) y de usuarios simpatizantes que coincidan en experimentar la autogestión (precios de las actividades o productos asequibles a todos los bolsillos, horizontalidad organizativa, igualdad en las remuneraciones, etc.). En el caso de "La Cañería", la organización se genera de una forma tal que aparece como algo muy sencillo pero inusual: el funcionamiento de la "asamblea", su inserción en la comunidad, la relación que establecen con el dinero, etc., no sólo son contrainstitucionales en relación al Estado en sus tormas más evidentes (la Ley), sino que también a sus manifestaciones más indirectas como la organización de la familia o de las relaciones sociales. En este sentido, se constituye en una forma de organizarse que cuestiona en su práctica las formas tradicionales de agrupación. También resulta interesante la relación que se establece con la idea de propiedad, central en la configuración de las sociedades con Estado, y muy importante en la especulación inmobiliaria en la que se justifican muchas okupas. Existe una fuerte idea de pertenencia en el querer mejorar la casa y también en la adscripción al barrio, pero no un sentido de exclusividad del lugar: permanentemente llegan personas de distintos lugares de Chile y del extranjero, los que se pueden quedar con la sola condición de favorecer el desarrollo del espacio. Hay una fuerte identificación al lugar y 10 que representa, pero no en el sentido de la propiedad. Por otra parte, existen elementos ideológicos que aparecen junto a estas prácticas y que constituyen sus elementos simbólicos. El caso de "La Cañería" se

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M. l\1artinez, "Viviendas y ccntros sociales en el Movimiento ocupación: entre la au!ogestión doméstica y la reestructuración urbana". En Revista electrónica de Geografía y CienciaJ Sociales. Universidad de Barcelona, 2003.

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presenta con un carácter reivindicativo, hay una serie de lienzos y rayados que se pueden ver desde la calle. Es interesante cómo en los rayados aparece de manera muy directa una crítica al Estado y sus extensiones, como a las instituciones que se le asimilan: "una sociedad completamente libre carece de Estado", "obedeceremos una sola ley: nadie tiene por qué obedecer", "Dios te ama, Dios te cobra, si Dios existe ustedes sobran".

¿O,yé se ocupa cuando se okupa? En la medida que la palabra es una diferencia, que traza una frontera y consolida un poder, la okupación siempre es simbólica. Se ubica en un espacio preexistente constituido en una dinámica de fuerzas: la historia. En este sentido, la okupacíón es una reubicación de una persona, un grupo, al que ya se le había asignado un lugar, aunque fuese el de la rnarginalidad. A partir de la consideración de los sentidos de la palabra ocupación es posible encontrar algunos de sus significados. En tanto que la okupacíón en un mismo movimiento materializa los límites que desplaza (la okupación establece una nueva idea de la propiedad privada y la cuestiona en consideración del uso que se le puede dar). Según el diccionario, ocupar significa tomar posesión de una cosa: "ocupar un punto estratégico" (militar) // habitar una casa // dar trabajo. Tomar posesión refiere una decisión de poseer un espacio en función de la necesidad o el deseo. Se toma un lugar que no se tiene pero que se necesita o se desea. Respecto del uso, ocupar tiene también una relación con la tímcionalidad. Algo de este sentido está en las acepciones que se refieren a "habitar" en relación a una casa y "emplear" en relación a un trabajo. Lo que se toma, se usa. El lugar vacío tiene valor de intercambio pero no de uso. La ocupación permitiría restituir una función perdida: lo deshabitado se habita. Esto es develar los límites de la "propiedad" a partir de redimensionar material y simbólicamente el terreno en función del uso. Lo que se ocupa es lo simbólico; se okupa una casa, lo que ya es un símbolo: un hogar, una determinada idea de familia y/o de propiedad. Pero sobre este símbolo se sobreponen otros; la casa está asociada a una función particular y se ubica en una determinada zona de la ciudad. No se ocupa cualquier casa, no se trata sólo de desplazar los límites de la familia o de un hogar, sino los límites del Estado. Por alguna razón la elección no es casual: casas revestidas de una historia particular y ubicadas en zonas estratégicas. Los okupas suelen "abrir" casas que se encuentran deshabitadas, en muy malas condiciones, frecuentemente sede de alcohólicos, drogadictos y delincuentes. Los okupas vienen a limpiar y restaurar lentamente estos espacios. La idea es solucionar un problema habitacional al mismo tiempo que se recuperan espacios perdidos y se crea una nueva forma de relación social e intercambio.

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Cada vez que los okupas abren casas abandonadas, liberan un espacio. Lo que sucede por ejemplo con el "Centro de Investigación Escénika Akí", donde se habita un espacio social que carga consigo parte de la historia política de nuestro país; un símbolo de la represión. Por su parte, "La Cañería" también okupa un lugar que se intenta mantener clandestino y lejos de la mirada social, en tanto representa el comercio sexual que se encuentra por fuera de la ley. En el mismo acto de okupación de una casa de tortura por un centro cultural aparece el poder del Estado y la subversión simbólica del lugar. La diferencia simbólica que introduce la okupación en ese espacio es de naturaleza subversiva: no es sólo una transformación sino que por la vía de la contraposición el efecto es evidenciar el poder allí donde estaba invisible (efecto similar al del mohicano en una cabeza rapada o de la forma en que combinan la ropa militar los punks). Es esta oposición la que le da su carácter de contrainstitución, donde aparece el rechazo al sistema político, institucional, económico y a sus fuentes de poder. Los okupas son "analizadores sociales" en tanto develan la ineficacia del Estado, efectúan un análisis y permiten revelar la estructura de la institución estatal. Como dice Lapassade, "Las contrainstituciones son la imagen invertida y negativa de la sociedad existente. Dejan al desnudo las instituciones represivas de esta última"lO. Lo que implica la ocupación es que permite la reconsideración del uso original de ese lugar, es más que tomar un espacio, es resignif1car1o visiblemente, se trata de una resignif1cación en lo social llevada a sus extremos. Se hace visible lo que estaba invisible, se crea algo nuevo pero se mantiene la referencia original. Es poner de otra manera una circulación simbólica por vía de la transformación; el lugar empieza a ser una referencia a través de su nueva inscripción. Los okupas confrontan relaciones sociales instituidas y las nuevas planteadas y llevadas a cabo por ellos en la liberación y reapropiación de espacios privados abandonados. Los espacios okupados son reconstruidos en su habitabilidad y sobre todo en su "actividad"; se rescatan espacios inútiles para convertirlos en espacios vivos, llenos de arte y cultura autogestionada. Se rompe el estatus de propiedad privada, llevándolo hacia el de espacio de uso público. Hay un acto de okupación del cuerpo en este espacio mediante la danza, el teatro, malabares, etc. Hay una apropiación social sobre un espacio que a nivel privado no aporta en nada, pero que abierto a actividades públicas puede enriquecer a la comunidad. Es una manera de construir distintas formas de enseñanza, de cotidianidad, de subsistencia, es decir, una forma distinta de vivir y no de "sobrevivir" en el sistema de libre mercado.

10 G. Lapassade, El analizador y el analista. Barcelona: Gedísa, 1979, p. 28.

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Reflexiones finales Okupar es una forma de lazo social, una forma de organización colectiva que nos hace pensar en efectos subjetivos. Hay una excitación de estar en el margen, al borde de lo jurídico, de lo legal; una zona o un límite desde el cual se puede decir y construir una particular forma de organización. Es una zona desde donde se puede provocar al Estado y a la vez demostrarle que es posible vivir de otra manera, enrostrarle su fracaso y el éxito de okupar. Okupar consiste en la subversión simbólica asociada al valor de cambio; la restitución revolucionaria del valor de uso. De un modelo industrializado en el que el producto es enajenado, a formas de re apropiación del trabajo, como podría ser la producción artística (muchas de las casas okupas son centros culturales). Aquí se podría decir que el que se okupa es el okupa, en términos de que en el acto de crear se produce a sí mismo. En este sentido, la okupación, en la medida que es la introducción de una diferencia en la dinámica del poder, se constituye en la creación de un hecho en la historia. La okupación se realiza en un margen, en un no querer o no poder participar del modo oficial de vida, como lo es, por ejemplo, el acceso legal a una propiedad o un trabajo asalariado. En el okupar hay un desplazamiento desde un lugar asignado por medio de una transformación subversiva que implica una reubicación en un lugar nuevo. Este nuevo lugar se puede asociar a una organización colectiva y la pertenencia grupal como generador de identidad, o a una salida activa y creativa en las que se produce una reapropiación del acto y por lo tanto la liberación de un espacio subjetivo.

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BARRAS BRAVAS Cristián BUSTA

Introducción

El presente trabajo plantea una reflexión en torno al fenómeno conocido como las "Barras Bravas"1. Cabe señalar que si bien el análisis del fenómeno de las Barras Bravas en Chile requiere una profundidad investigativa que excede las pretensiones de esta presentación, la reflexión propuesta acá busca discutir respecto a distintos elementos propios de las Barras Bravas que nos permitirán ir pensando, por ejemplo, si es posible hablar de una contrainstitucíón y, con ello, cuál es la subjetividad que se configura entre sus integrantes, a partir del lazo social que se establece entre ellos. Para comenzar, quisiera detenerme en torno al contexto en el cual surge el fenómeno de las Barras Bravas en nuestro país. En este sentido, es importante puntualizar que el término "Barra Brava" aparece por primera vez en el diario La Razón de Argentina, a comienzos de los años 60, para designar a dos barras que habían participado en hechos de violencia al interior de los estadios en dicho país. En Chile, de acuerdo a lo que plantea Recasens, habría que remontarse hasta fines de los años ochenta, momento en el cual surgen y toman auge las que son consideradas las dos mayores barras bravas de nuestro país: "La Garra Blanca" y "Los de Abajo". Podríamos señalar que no es casual que en un momento de importantes cambios a nivel social y político en la sociedad chilena surja un fenómeno colectivo que, mediante su organización, sus cánticos, y en definitiva su actuar dentro y fÍJera del estadio, plantee una tensión constante con las distintas instituciones que fi)rman parte del aparataje estatal y social (carabineros, gobierno, medios de comunicación, etc.) que se ha mantenido con matices distintos hasta el día de hoy. En este sentido, apoyándonos en lo que plantea Lapassade1 , podríamos pensar en las Barras Bravas como "analizantes sociales" de Jo instituido en el entramado social chileno, y es justamente su

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Se toman como ejes los distinto, autores vistos en el curso "Análisis institucional", la observación de campo y el libro del antropó] Bra·vas. Santiago: Bravo y Allende editores, 1999. En dicho libro se analizan diversos elementos propios del desarrollo y la organi" zacíón dd fenómeno en Chile, que scrin comentado, a la luz de las temáticas estudiadas en el curso, tomando para ello algunos elementos puntuales menóonados por dicho autor. G. Lapassade, El ¡¡na/izador y el ana¡¡xliJ. Barcelona: Cedísa, 1979, p. 19.

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organización, su lugar en el discurso social y su actuar, junto también con la organización y el actuar de las instituciones sociales, lo que ha hecho que el fenómeno perdure hasta hoy. De esta manera, me parece relevante primero tratar de aprehender y analizar algunos elementos distintivos del fenómeno de las Barras Bravas, y con ello también, preguntarse si dicho fenómeno corresponde o no a una contrainstitución. Ahora bien, ¿qué define que determinado grupo sea o no una Barra Brava? Si bien el término "Barra Brava" proviene del discurso de los medios de comunicación, paulatinamente ha ido siendo adquirido por los distintos discursos institucionales que forman el entramado social, otorgándole así un cierto lugar simbólico a dicho concepto. De acuerdo a Recasens, hay ciertos elementos que podrían considerarse como característicos de este tipo de grupos, y de esta manera hacer la distinción entre espectadores, hinchas y barristas. De acuerdo a este autor, "Estos tres tipos de grupos asistentes a los partidos de fútbol profesional se identifican de maneras diferentes, a través de su comportamiento y su 'razón de estar' en los estadios, como asimismo en su participación activa, pasiva o no participación, en hechos de violencia ligados al furbol"]. De esta manera entonces, junto con factores demográficos que serían propios del grupo, y que el autor se encarga de diferenciar (rango etario entre 14 y 25 años, estrato socioeconómico medio y bajo, marginalidad social), lo que diferenciaría a la "Barra Brava" del resto de los asistentes al estadio de furbol pasa por el comportamiento dentro del estadio que estaría ligado con algo así como un leitmotiv, un ser en el mundo, no tan solo en el estadio, sino también fuera de él, que los llevaría a tener un comportamiento característico como grupo, con ciertos códigos de conducta, basados en una lógica interna y propia a cada uno de los integrantes del grupo, que de alguna manera permite la identificación de la barra como tal. En este sentido, es interesante pensar como primer elemento de análisis que la Barra Brava no corresponde a lo que podríamos llamar una institución. Así, no es posible remitirse a algún tipo de reglamento o protocolo de acción respecto a su organización o al accionar de sus miembros. De acuerdo a Lourau4, es posible señalar que la Barra Brava no responde a algún tipo de orden jurídico o decreto que le dé nacimiento, no hay un derecho objetivo que opere normando el accionar de sus miembros. Más bien, 10 que se aprecia es la existencia de una causa, un proyecto común, que se mantiene de torma implícita entre sus miembros, a veces haciéndose y que en definitiva es aquello que le da sentido a la existencia de la Barra Brava como tal. Ahora bien, en cuanto a su organización, y tal como 10 describe Recasens, es posible apreciar una serie de normas y códigos tácitos que pueden deducirse a partir de la observación de sus miembros, que no se explicita pero que se respeta; podríamos decir, hay un derecho subjetivo 3 4

A, Recasens, op. cit., p. 33,

H. 'Foladori, en Cátedra "Análisis institucional", Universidad de Chile, 2009,

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operante en el grupo que permite que aquello instituyente, es decir, lo que más arriba planteamos como la causa o el proyecto común, se mantenga con ciertos matices, desde el origen del grupo hasta el día de hoy. Y no es menor pensarlo así, si consideramos cuál es aquel proyecto que se mantiene casi inalterable desde la creación de estos grupos: un proyecto que, en base al apoyo y la identificación que genera la adhesión a un equipo de fUtbol, critica y cuestiona abiertamente lo instituido (los medios de comunicación, la policía, la política, el Estado entre otros), mediante cánticos, lienzos o actos de violencia. Ahora bien, ¿cuáles son aquellas normativas implícitas que mantienen vivo el proyecto del grupo desde sus inicios hasta hoy? Recasens plantea algunos elementos a considerar, que nos permiten pensar respecto a dichas normativas. En primer lugar, se destaca el lugar que ocupa el "Bombo". El autor señala: "El Bombo es el que ubica a los 'barristas' sohre lo que hay que hacer durante el desarrollo de un partido. Sin él no hay coordinación, pues con él se ordenan las acciones: cuándo comenzar los cantos y gritos, cuándo cambiar de canto, cuándo saltar"'. Tenemos entonces un primer elemento que actúa al modo de un aglutinador respecto al accionar colectivo del grupo, permitiendo mediante el mantenimiento de un ritmo que el grupo se mantenga cohesionado en torno a la expresión de cánticos y saltos. Es este ritmo que va variando a lo largo de los distintos pasajes del partido, el elemento que entrega la pauta para que el grupo actúe en forma conjunta, y que no implica algún tipo de orden explícita por parte de algún superior. Un segundo elemento clave a la hora de analizar a la Barra Brava es el uso de lienzos, grafitis, cánticos y saltos específicos. Son estos los medios de expresión principales que ocupa la Barra Brava para hacer explícito el proyecto común que los une, que a partir de la adhesión a un determinado equipo de fUtbol les permite a sus integrantes ocupar un lugar en el entramado social, y de esta manera transformarse en analizadores naturales de 10 instituido. Para entender esta idea, debemos considerar que, de acuerdo a lo planteado por Recasens en relación a la composición demográfica de una Barra Brava, la amplia mayoría de sus integrantes provienen de contextos de marginalidad y exclusión social, esto quiere decir, contextos y grupos sociales que han sido sistemáticamente excluidos de todo tipo de discursos provenientes de las instituciones. Discursos que, ya sea explícita o implícitamente, niegan la existencia y las necesidades de dichos grupos (que por motivos económicos, étnicos u otros, no resultan interesantes para las instiruciones), que, a su vez, se ven inmersos en una imposibilidad de ver sus demandas y necesidades representadas y atendidas por dichas instituciones. Así, se tiende a generar un circulo vicioso en el cual las instituciones no se interesan por incluir en sus discursos a dichos grupos, ya su vez, estos grupos se excluyen al no sentirse representados por las instituciones. 5

A. Recasens, op. cit., p. 40.

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Ahora bien, mediante el agrupamiento y la cohesión que la Barra Brava entrega a sus integrantes se genera un espacio para que jóvenes provenientes de dichos contextos tengan un lugar colectivo en el entramado social, y comiencen a ser objeto del discurso de aquellas instituciones que en un primer momento les negaron dicho espacio. Es así como la Barra Brava, a partir de sus propios medios de expresión, comienza a adoptar un rol que le permite descomponer un cierto material para encontrar así un sentido oculto. En este caso, pueden ser las propias vivencias de sus integrantes, vivencias de marginación, de consumo de drogas, de violencia, las que se ven reflejadas en cánticos, lienzos y que cuestionan abiertamente lo instituido, buscando así un otro sentido, muchas veces oculto por las mismas instituciones que son objeto del cuestionamÍento. Varios ejemplos nos grafican esta situación: "Esa policía verde, esa que no deja ver, esa que mataba gente, cuando estaba Pinochet"6. Aquí cabe hacer una mención a lo que plantea Lourau con la idea del inconsciente estatal. De acuerdo a este autor, el inconsciente estatal es "la forma que toman los deseos, las censuras, los rechazos en la época (la nuestra) de la hegemonía planetaria del Estado"7. Es justamente este inconsciente estatal el que es aludido directamente por la Barra Brava mediante sus propios medios de expresión. Así, aquellos temas que han sido rechazados de los discursos oficiales de las instituciones (el conflicto mapuche, la desigualdad social, los abusos de la fuerza pública, entre otros) son temáticas que aparecen constantemente aludidas por estos grupos. Como tercer elemento de análisis, quisiera detenerme en torno a la manera con la cual se organiza una Barra Brava. Tal como lo plantea RecasensH, no existe algún estatuto formal respecto a cómo se organiza la Barra al cual poder remitirse. Esto, por supuesto, no implica que no exista tal organización. Tal como 10 plantea dicho autor, existen jerarquías dentro de la Barra, que son identificables por la ubicación que tienen ciertos integrantes dentro del estadio, por quienes dirigen los cánticos, dcciden qué lienzos se van a poner y en qué ubicación, y además por quién está a cargo del Bombo. De esta manera, existe una serie de pautas, normas y estructuras, más o menos explícitas y dadas por las jerarquías del grupo, que definen, entre otros, la ubicación de sus integrantes, los lienzos que se utilizarán en talo cual partido y los cánticos que se cantarán durante el transcurso del mismo; además los límites de la Barra suelen ser bastante flexibles y móviles, no necesitándose mayores requisitos para integrar la Barra, que ir en reiteradas oportunidades al lugar donde ésta se ubica en el estadio, y participar de los cánticos del grupo. Es justamente esta característica de ser un grupo en donde lo instituyente prevalece sobre cualquier estatuto instituido, y que en definitiva no exista claridad respecto a cuáles son los límites del grupo como tal, lo que hace que, por ejemplo, para las autoridades sea tan 6

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Cántico de la Barra Brava Los de Abajo. R. Loman, El Estado y ti inconsciente. Barcelona: Kairós, 1980. p. 19. A. Rccasens, op. cit.

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difícil el empadronamiento de sus miembros, lo que les permitiría mantener un férreo control de sus integrantes. Un cuarto y último punto que quisiera analizar es el uso de la violencia en las Barras Bravas. Como primer nivel de análisis debiésemos preguntarnos, ¿qué vamos a entender por violencia? Esta pregunta no resulta trivial, pues la 'violencia siempre implica el juicio de un otro, es decir, el hecho de considerar a alguien o algo violento implica que hay un otro que puntúa de esa forma a ese alguien o a ese algo. De esta manera, para considerar la violencia que aparece en el actuar de las Barras Bravas, tenemos que pensar quién puntúa como violento el actuar de las Barras, y no entender la violencia o lo violento como una especie de valor en sí mismo. Dado lo anterior, resulta interesante pensar que quienes puntúan el accionar de la Barra Brava como violento, son principalmente los medios de comunicación, las fuerzas de orden público y las instituciones estatales. Además, esta punh¡ación de un acto como violento se refiere, a mi parecer, a cualquier acción realizada por la Barra Brava que busque la desestabilización de dichas instituciones, mediante acciones que busquen criticarlas, cuestionarlas o bien demostrar disconformidad hacia ellas, en formas más o menos explícitas. Es ahí cuando las instituciones se sienten violentadas, respondiendo a su vez violentamente. Creo que, por ejemplo, cuando en los medios de comunicación se rotula y cataloga a una Barra Brava como un grupo con fines vandálicos, cuando se rotula a sus miembros sin discriminación alguna, como "Iumpen" y, en definitiva, cuando se predispone en forma negativa a la sociedad, mediante juicios de valor peyorativos respecto a la Barra Brava, se está cometiendo también un acto de violencia. En este sentido, el uso indiscriminado de la fuerza que realiza la policía hacia la Barra Brava en ciertos eventos deportivos, y que en general no aparece en los medios de comunicación; o la prohibición indiscriminada de acceso al estadio por parte de los dirigentes hacia las Barras Bravas en situaciones específicas; o también el rótulo peyorativo y la no información de dichas situaciones de abuso por parte de los medios de comunicación, es en sí un hecho de "violencia" hacia la Barra Brava, quizás igual o más grave que aquellos hechos de violencia denunciados por las instituciones, pues no tiene posibilidad alguna de ser denunciada por la Barra, salvo a través de sus cánticos y lienzos, que son infinitamente menos influyentes a nivel social que la influencia de los medios de comunicación. Ahora bien, considero importante pensar que aquello que en fi)rma habiwal se puntúa como violento no necesariamente corresponde a los modos de acción antiinstitucionales que se observan en la Barra Brava. Así, tenemos por un lado un modo de acción no institucional que está dado por todas aquellas acciones efectuadas por las Barras Bravas que están fiJera del orden jurídico chileno, entre las que se cuentan el vandalismo, los asaltos, las agresiones físicas a terceros y los ataques contra la propiedad pública r privada, ya sea dentro y hIera de los estadios de fUtbo!' Son justamente estas acciones, aquellas que son fuertemente 29

combatidas por 10 institucional, es decir, por quienes puntúan la violencia de las Barras Bravas, que son justamente las instituciones antes citadas. Por otra parte, podemos pensar también la existencia de ciertos modos de acción contrainstitucional incipientes, que en cierta medida buscarían movilizar a sus adherentes a partir de la propuesta de maneras de hacer alternativas al discurso de las instituciones. Son justamente estas accíones, que surgen a partir del discurso colectivo de cíertos sectores de la Barra Brava, que en cíerta medida se expresan en los cánticos y lienzos desplegados en los estadios, las que instalan una práctica en donde existe una crítica explícita basada en una utopía común hacia lo institucional y que plantea una vía específica de accíón que busca generar una alternativa; una alternativa que sea factible de llevar a cabo por los propios miembros de la Barra sin tener que recurrir a otros sectores de la sociedad para poder ser realizada. Es este accionar, aún muy incipiente en su organización, en su influencia al interior del discurso de la Barra y también en la elaboración como discurso a la base; elementos que confluyen en que muchas de estas propuestas no perduren en el tiempo y terminen siendo absorbidas en el discurso más bien inmovilizante de la Barra. Ejemplos de 10 anterior pueden ser ciertos grupos contraculturales ligados a la Garra Blanca, en donde se aprecía una propuesta de acción basada en discursos más o menos elaborados, que, por ejemplo, mediante la música (hip hop), el arte (grupos de graffitteros) o incluso la generación de vías de autosustentación económica (grupos de ayuda social) buscarían, junto con un forma de expresión que rebasa el accionar de la Barra en sí misma, un accionar concreto que se propone como vía alternativa a los modos de acción propuestos por lo instituido (modelo educacional, económico o cultural). Tenemos entonces, por parte de las Barras Bravas, modos de acción cualitativamente distintos que a partir de diversos medios buscarían reaccionar frente a las instituciones oficiales y que nos permiten plantearnos la interrogante respecto de si es posible pensar a la Barra Brava como una contrainstitución. No obstante 10 anterior, me parece que efectivamente existe un accionar consistentemente violento, que podríamos decir "a dos vías", tanto de la Barra hacia lo instituido como de lo instituido hacia la Barra, que en cierta medida perpetúa, por un lado, aquello que justamente la Barra denuncia (la exclusión, la marginalidad y, en definitiva, la falta de oportunidades que entrega lo instituido), y, por otro, la visión y la imagen creada por 10 instituido, respecto de la Barra Brava (un grupo vandálico, delincuente y violento).

Subjetividad a la base Considerando e! desarrollo propuesto a 10 largo de! presente trabajo, quisiera ahora detenerme en torno al discurso que surge a partir del lazo social que se establece entre los integrantes de la Barra Brava, y que permite ir precisando algunas identificaciones que determinan la subjetividad de sus miembros. 30

A partir de 10 recién expuesto, se puede decir que la Barra Brava como grupo ha presentado a 10 largo de su historia siempre un proyecto más o menos implícito, que en definitiva busca cuestionar, criticar y denunciar, a partir de la adhesión y la identificación colectiva hacia 10 representado por un determinado equipo de rutbol, el accionar de las instituciones oficiales. Dado aquello, me parece que el discurso que surge en la Barra Brava es un discurso aglutinante a partir del rasgo común de la exclusión. Si bien es difícil pensar a la Barra Brava como un grupo homogéneo, considerando que los sujetos que participan en ella presentan variadas características sociodemográficas entre sí, las personas que participan activamente de la Barra Brava se identifican a partir del rasgo de la exclusión respecto del discurso de las distintas instituciones que articulan el entramado social chileno. Así, y tal como 10 plantea Recasens, muchos de los participantes de la Barra Brava provienen del típico contexto de marginalidad urbana moderna, en donde observamos sujetos que, ya sea por su origen social (geográfico incluso) o su rango etario, no entran en aquellos discursos institucionalizados que articulan en mayor o menor medida 10 social (por ejemplo, en el discurso del mercado o de los medios de comunicación), o bien, si lo hacen, 10 hacen en tanto "resto", es decir, como aquello que se debe "combatir" (delincuencia en el discurso jurídico) o "erradicar" (pobreza en el discurso institucional público). Así entonces creo que es justamente el rasgo común de la exclusión el que genera un discurso en la Barra Brava y permite, paradójicamente, la inclusión de dichos sujetos en el entramado social, por medio de la cohesión de sus miembros a partir de dicho rasgo, 10 que les permite ocupar un lugar simbólico respecto del Otro social (medios de comunicación, mercado, orden jurídico, etc.) y, por ejemplo, hacer explícita su disconformidad respecto a 10 instituido en lugares de alta convocatoria pública, como lo son los estadios de fútbol. Ahora bien, me parece que es posible pensar que los ideales y, por ende, las identificaciones posibles que entrega el discurso de la Barra Brava a sus miembros, al girar en torno a 10 excluido, presentarían una complejidad particular. Podríamos decir que dichos sujetos ocupan un lugar en 10 simbólico social, sólo en tanto se mantengan más o menos identificados al lugar de la exclusión, no ya como resto, sino como lugar genuinamente adquirido en el Otro, es decir, como un lugar que los incluye "por derecho" en el discurso social. Así, los ideales promovidos por el discurso de la Barra Brava tienden a mantener esta condición generando vías de acción, más o menos elaboradas (desde actos de violencia, generación de códigos de lenguaje propios, vías alternativas de educación y cultura, formas de autosustentación, etc.), que buscan sostener la idea del sujeto excluido. Podríamos pensar que justamente, al pasar la Barra Brava a ocupar un lugar en el Otro social, a partir del lugar de la exclusión como un lugar "aceptado por derecho" aquellas instituciones que sustentan dicho discurso comienzan a buscar la inclusión de la Barra Brava dentro de sus discursos, por ejemplo, al incluir ciertos códigos propios en campañas publicitarias, o al generar políticas públicas que buscan integrar a sus miembros en el mercado laboral

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o en el mundo educacional instituido. Esta situación genera una complejidad mayor, pues justamente la Barra Brava como tal sólo mantiene su lugar en tanto mantenga su lugar de exclusión respecto de dichos discursos: sólo se incluye en tanto excluida. Dado aquello, cualquier intento de borrar el rasgo de la exclusión, O'
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