Sabino-el Proceso de Investigacion
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Descripción: texto sobre investigación...
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Nuestro propósito es ofrecer una obra que pueda resultar de utilidad para todos aquellos que se inician .en trabajos de investigación, para quienes aún no han desarrollado una experiencia considerable en esa fascinante actividad. En especial, nuestro interés se dirige a los estudiantes de las universidades latinoamericanas quienes, sal"o en contados casos, no pueden disponer de una bibliografía muy extensa sobre el tema EL VACIO ACTUAL en estudios de este tipo escritos y pensados en castellano. resu Ita evidente; SON ESCASAS las obras existentes, y menos aún las que presentan uh . panorama completo . . ·, r
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El Cid Editor
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el cid editor c.a. apartado 600010 caracas- 106 venezuela tel. 32-1390 33-8393
Nan-in, un maestro japonés del período Meiji, recibió a un profesor universitario, quien vino a preguntarle acerca del Zen. Nan-in sirvió el Llenó la taza de su visitante y continuó vertiéndolo. El profesor observó cómo la taza se rebosaba, hasta que no pudo contenerse más y gritó:
el cid editor s.r .l. alsina 500 1087 - buenos aires argentina tel. 33-0071/3 el cid editor s.a. avda. rep. argentina barcelona - 23 españa tel. 212-3497 ..
"La taza se rebosa. ¡Ya no cabe más!". "Como esta taza", dijo Nan-in, "usted rebosa de sus propias opiniones y especulaciones. ¿Cómo puedo enseñarle Zen a menos que primero vacíe su taza?" 1.
el cid editor s.a. dallas 57 méxico 18 - d.f. méxico tel. 536-1545/6 el cid editor ltda. apartado 30758 bogotá d.f. colombia
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marsón (
impreso en colombia printed in colombia el depósito que marca la ley 11.723 3.000 ejemplares
1
Tomado de Nada Sagrado (textos Zen), Garbizu
y Todtman Ed., Caracas, 1976.
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PROLOGO
Cuando hace ya cuatro años publicamos nues= tro libro Metodología de Investigación no sospechábamos, sinceramente, la favorable acogida que iba a recibir. Nuestro modesto trabajo fue adoptado como bibliografía obligatoria por casi todas las universidades venezolanas y hoy, gracias a los esfuerzos de El Cid Editor, se está difundiendo ya en el ámbito continental. Pero han pasado cuatro años y, en ese lapso, es mucho lo que hemos podido trabajar sobre el tema, en el contacto fecundo y permanente con los estudiantes, en el desarrollo de diversos tipos de investigaciones. Las observaciones y correcciones a la obra se han ido acumulando, en la búsqueda siempre de una exposición más completa, más didáctica, más provechosa. Pensamos, inicialmente, ir incorporando a cada nueva edición los aportes que surgían de nuestra práctica, para presentar un trabajo siempre renovado y ampliado. Pero, al no poder hacerlo, el cúmulo de agregados y modificaciones a introducir se ha incrementado de un modo tal que nos ha obligado a tomar una solución más radical: escribir un nuevo libro. Naturalmente, por la prop,ia índole del tema, es imposible en este caso hablar de una refonnulación total, por cuanto la metodología de investigación debe incluir necesariamente ciertos elementos, algunos puntos y exposiciones que no pueden ni deben soslayarse. Por eso hemos adoptado el criterio de 7
por sí en condi...,._...u .....-...v, ofreuna gum, una orientación que pueda estimular y clarificar el trabajo de quienes intenten comprender mejor el mundo que los rodea. Para facilitar las tareas de estudio hemos incluido algunos ejercicios, en las páginas finales, cuya resolución puede dar al lector alguna idea de sus progresos en este campo. Del mismo mola bibliografía anotada posibilitará una am¡J.u.•u,.... de horizontes, un cotejo de enmateriales no siempre coincidentes, quien se aplique a la tarea de consultarla. La realidad latinoamericana está ávida de verdaderos científicos que sean capaces· de esclarecer los grandes problemas de nuestro Nos sentiríamos satisfechos a través de modestas páginas, de nuestro pequeño aporte pudiéramos contribuir a tan vasta d.V.L!.
Por
1978.
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1
EL PROBLEMA DEL CONOCIMIENTO
1.1. ¿Es el conocimiento un problema?
No lo parece así, a primera vista. Estarnos tan habituados, en nuestra vida cotidianat en nuestro trabajo, en todo lo que decimos o pen~ samos a manejar una cantidad tan grande de conocimientos que, por eso, el conocimiento se nos presenta como algo inmediato, como lo que se sabe acerca de nuestro mundo, como algo natural casi, que no cuesta esfuerzo adquirir. Todos sabemos que la Tierra es esférica, que el pico Bolívar es la elevación mayor de Venezuela, que el átomo se compone de un núcleo Y electrones que Colón arribó a América un 12 de octubre d~ 1492. Todo parece muy sencillo hasta aquí: lo dicen los manuales escolares y los periódicos lo repite la gente, nadie intenta negarlo. Pe;o nuestra perspectiva cambia radicalmente si, de pronto, hacemos un sencilla pregunta: ¿cómo es que sabemos todo esto? ¿Como sabemos que es verdad, si no hemos podido comprobarlo directa y personalmente? Y aun más, aún cuando lo coro probáramos en apariencia ¿podríamos estar seguros de lo que vemos, oímos o sentimos? Porque el Sol parece girar alrededor de nuestro planeta, y sabemos que eso no es cie!to; la materia presenta un exterior inerte, y sin 10
embargo está cargada de una tremenda energía en su interior, y asf con todo. Al llegar a este punto es que podemos, entonces, vislumbrar que existe un problema alrededor de lo que es el conocer, el saber algo acerca de los objetos que nos rodean y acerca de nosotros mismos. Y este problema radica fundamentalmente en que los seres humanos necesitan para desarrollar su vida y responder a sus inquietudes, de un conjunto amplio de conocimientos pero, por otra parte, la verdad no se muestra directa y llanamente a nuestra percepción, debe ser buscada, encontrada por medio de un trabajo indagatorio que tiene como referente los mismos objetos de los que intentamos conocer algo. Surge entonces una primera distinción que es preciso resaltar, particularmente para los estudiantes: no debemos confundir una afirmación (que puede ser cierta o falsa, no importa en este caso) respecto a un hecho o a un objeto, con el proceso mediante el cual se ha obtenido el conocimiento cuyo resultado es esa afirmación. En
otras palabras, aquello que dice un profesor o que leemos en un libro o un periódico digamos, por ejemplo, que la economía suiza crece a un ritmo del 4% anual, es una afirmación, cierta o falsa, que nosotros podemos recordar y utilizar; es, por tanto, un conocimiento, que recibimos si se quiere de un modo pasivo, y que incorporamos y relacionamos con otros que poseemos de antemano. Pero resulta evidente que alguien, una o más personas, son los responsables de esa afirmación; alguien, de algún modo, ha estudiado la economía suiza¡ para seguir con nuestro ejemplo, y ha determinado por algún medio que su 11
crecimiento anual es del 4 % y no del 3 % o del 5 %, ¿cómo lo ha hecho? ¿de qué recursos se ha valido para saberlo? Este es el punto que nos interesa. Aquí, cuando comenzamos a preocuparnos acerca del modo en que se ha adquirido un conocimiento es que aparecen múltiples problemas, que iremos esbozando -pueS la naturaleza de nuestra obra no nos permite extendernos demasiado en este punto- en las páginas siguientes. (Ver especialmente Cap. 2).
1.2. Aclarar este punto significa, en realidad, cubrir las motivaciones y las circunstancias que han hecho del hombre un ser preocupado cons~ tantemente por conocer el Inundo que lo rodea, sus leyes y relaciones, su sentido y su devenir. Desde que la especie humana cmnenzó a crear cultura, es decir, a modificar y remodelar el ambiente que la rodeaba para sobrevivir y desarrollarse, fue necesario también que el hombre comprendiera la naturaleza y las mutaciones de los objetos que lo rodeaban. Tareas que a nuestros ojos resultan tan simples como edificar una vivienda precaria, domesticar animales o traba .. jar la tierra sólo pudieron ser emprendidas a la luz de infinitas .y cuidadosas observaciones del medio; el ciclo diario y anual, la reproducción de vegetales y animales, el estudio del clima y de las tierras y la geografía fueron, indudable.. mente, preocupaciones vitales para nuestros re .. motos antecesores, por cuanto de esta sabiduría dependía la supervivencia misma de la especie. El conocer, entonces. surgió indisolublein.ente 12
ligado a la práctica vital y al trabajo de los hombres, como un instrumento insustituible en ese mismo proceso de trabajo. Pero, según las más antiguas narraciones que poseemos, el' pen~amiento de esas lejanas épocas no se circunscribió exclusivamente al conocimiento instrumental, aplicable directamente al mejoramiento de las condiciones materiales. Junto con éste surgieron simultáneamente las preocupaciones comprender el sentido general del cosmos y de la vida; la toma de conciencia del hombre frente a su propia muerte supone la adopción una actitud que lleva el sello de ia angustia frente al propio destino, frente a lo desconocido que no se puede abarcar y entender. De allí sur.. gieron los primeros intentos de elaborar explicaciones globales de toda la naturaleza y con ello el fundamento, primero de la magia, de las explicaciones religiosas más tarde, y de los sistemas filosóficos en un período posterior. Si nos detenemos a estudiar algunos de los libros sagrados de la antigüedad, y hasta los mitos de los pueblos ágrafos o las obras de los primeros filósofos, veremos, en todos los casos, que aquí aparecen sintéticamente pero sin un orden riguroso tanto razonamientos lúcidos y profundos como observaciones prácticas y empíricas, sentimientos y anhelos junto con intuiciones, a veces g~:gja,Jes y otras veces profundamente desacertadas.- Todas estas construcciones del intelecto -donde se vuelcan también toda la pasión y el sentimiento de quienes las construyeron- deben verse como parte de un proceso más que como receptáculo de infinidad de errores por cuanto ellas demuestran que las primeras aproximaciones en la búsqueda de la verdad 13
siempre son difíciles: en la historia del pensamiento nunca ha sucedido que alguien haya de pronto alcanzado la verdad pura y completa sin antes pasar por el error; muy por el contrario, el análisis de muchos casos nos daría la prueba de que siempre, de algún modo, hay que pasar por conocimientos falaces, por ilusiones e impresiones engañosas antes de poder ejercer sobre ellas la crítica que luego permita elaborar un conocimiento más objetivo y satisfactorio. Lo anterior implica decir que el c6nocimiento es, más que nada, un proceso, no un acto único o algo que se alcanza bruscamente y de una vez; y es un proceso no sólo desde el punto de vista histórico en que nos hemos situado hasta aquí, sino que también lo es en lo que respecta a cada caso particular, a cada descubrimiento, teoría o hipótesis _q\..le se elabore. A partir de ~9c: anterior será posible apreciar con más exactitud el propósito de nuestro libro, que tiene por objeto presentar una visión de conjunto del proceso mediante el cual se obtiene el conocimiento científico, es decir, la investigación.
1.3. Hemos hecho alusión, en lineas anteriores, a sistemas religiosos y filosóficos, al pensamiento mágico, y a otras manifestaciones que, decíamos, no se pueden desestimar pese a sus errores sino que deben ser comprendidas como parte de un proceso gradual de afinnación de un saber más válido. Ahora bien, no se trata sólo de esto; si concebimos al hombre como a un ser com· plejo, dotado de una capacidad de raciocinio 14
pero ~ambién de una afectividad veremos que este tiene, por lo tanto, muchas maneras dis .. tintas de aproximarse a un objeto de su interés. Ante ?na cadena montañosa, por ejemplo, pued~ deJarse llevar por sus sentimientos y maraVIllarse de la majestuosidad del paisaje, o bien puede tratar de estudiar su composición mineral y sus relaciones con las zonas vecinas; puede embargarse de una emoción indefinida que le haga ver en lo que observa la obra de un dios o de un destino especial para sí y el universo o también puede situarse frente a ello evaluan~ do sus posibilidades de aprovechamiento material contemplándola como un recurso para sus fines. El producto de cualquiera de estas actitudes propo:ci?nará, en todos los casos, algún tipo de conocimiento. Porque un buen poema puede decirnos tanto acerca del amor o de la soledad como un completo estudio psicológico y una novela puede mostrarnos aspectos de un cultura, un pueblo o un momento histórico tan bien como el mejor intento sociológico. No se trata de. desva~oriza.r aq~í, .naturalment_e, el pensa.. miento científico, n1 de poner a competir entre sí a diversos modos de conocimiento. Precisamente lo que queremos destacar es lo contrario: q?~ hay div~rsas apr?ximaciones igualmente leg~timas hacia un mismo objeto, y que lo que diCe el poema no es toda la verdad, pero es algo que no puede decir la psicología porque se trata de una percepción de naturaleza diferente, que se refiere a lo que podemos conocer por el sentimiento o la emoción no por medio de la razón. ' Desde este punto de vista, entonces, preten15
1.4.
El
co:n{)Cirlrlie~nto ""''""'""'*"if·•""r~
y sus
caJrac:teJris1~ic~ts
ser vista como una de las actividades que el hombre realiza, como un conjunto de acciones encaminadas y dirigidas hacia un determinado fin, que no es otro que el de obtener un conocimiento verificable sobre los hechos que nos rodean. Como toda actividad humana, la labor de los científicos e ir1 vestigadores está naturalmente enmarcada por las necesidades y las ideas de su tiempo y de su sociedad. Los valores, las perspectivas culturales, y el peso de la tradición juegan un papel sobre toda actividad que se emprenda, y de un modo menos directo pero no por eso menos perceptible también se expresan en la producción intelectual de una época los diversos intereses de las clases que componen la sociedad, el tipo de organización que dicha sociedad adopte para la obtención y transmisión de conocimientos y el papel material que se otorgue al científico dentro de su medio.2 Considerando estos factores será preciso definir a la ciencia como una actividad social y no solamente individual, pues de otro modo corremos el riesgo de imaginar al científico como a un ente abstracto, como un ser que no vive en un medio determinado, y perderemos entonces de vista el carácter inevitablemente histórico que tiene todo conocimiento científico. Entrando más de lleno en la determinación de las ~~=t:r@-cterísticas principales del pensamiento científico habremos de puntualizar que éste se ha ido gestando y perfilando históricamente, por medio de un proceso que se acelera nota2 Cf. Tilich, Iván, Crisis de la Institución Escolar, en Cuadernos de Educación N° 6, Laboratorio Educativo, Caracas, 1975.
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2 Proceso
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blemente a partir de la época del to,a y distinguiéndose de lo que algunos autores denominan "conocimiento vulgar".4 La diferene cia que la Ciencia tiene con el pensar o menos espontáneo que preside la vida "el mundo del manipular" 5 al decir de Kosic, es, antes que nada, el rigor que ..., . . . . . ~ ............~, imponer a su pensamiento. Al igual que la filosofía, la ciencia trata de definir con la mayor precisión posible cada uno de los co1nc~Wl&OS utiliza, desterrando así las ambigüedades guaje cotidiano. Nociones como las de "crisis económica", "vegetal", "estrella", por ejemplo, que son frecuentes en el lenguaje corriente tiee nen en éste, sin embargo, límites bien impre~ cisos. No puede suceder así en el dominio de la investigación: si llamamos "crisis" a toda turbación que una nación tiene en su economía sin distinguir entre los diversos tipos de menos que ocurren nos será imposible construir una teoría que pueda describir y explicar lo que son precisamente las crisis porque nuestro len~ guaje será nuestro principal enemigo; de allí la necesidad de conceptualizar con el mayor rigor posible todos los elementos que componen nues= tro razonamiento, pues ésta es la única via que permite que el mismo tenga a su vez un signi= ficado concreto y determinado. Otras cualidades específicas de la ciencia, que la permiten distinguir con bastante nitidez del vVU.I.U,.I.UIJ'A""'¡
3 Véase para este aspecto a Geymonat, Ludovico, El Pensamiento Científico, Ed. Eudeba, Bs. As., 1972. 4 Nos referimos a M. Bunge, op. cit. 5 En Dialéctica de lo Concreto, Ed. Grijalbo, Méxl-. co, 1967, ps. 26-37 (passim).
cotidiano y de otras fonnas ae conocimiento (según veíamos en 1.3.) son las siguientes: esta palabra tiene su origen en es decir en aquello que se estudia, sos cual :se desea conocer o saber La objetividad significa el intento por obtener un conocimiento que concuerde con la realidad del cual es, y objeto, que lo describa o explique no como nosotros desearíamos que fuese. Ser objetivo es tratar de encontrar la realidad del objeto o fenómeno estudiado, elaborando proposiciones que reflejen sus cualidades. Lo contrario es la subjetividad, las ideas que nacen del prejuicio, de la costumbre o de la tradición, las meras opiniones o impresiones. Para poder luchar contra la subjétividad es preciso que nuestros conocimientos puedan ser verificados por otros, que cada una de las proposiciones que se hacen sean comprobadas y demostradas en la realidad, sin dar por aceptado nada que no pueda sufrir este proceso de verificación. Si una persona sostiene: "hoy hace más calor que ayer" y otra lo niega, en principio, no podemos decir que ninguna de las dos afirmaciones sea falsa o verdadera. Probabler.aente ambas tengan razón en cuanto a que sienten más o menos calor que el día ante1ior, pero eso no puede significar que en realidad, objetivamente, la temperatura haya aumentado o decrecido. Se trata de afirmaciones no científicas,. no verificables, y que por eso deben considerarse como subjetivas. Decir, en cambio, "ahora la temperatura es de 24°C", es una afirmación que, de ser verificada, adquiere carácter de científica, y que puede considerarse entonces objetiva. 19
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El problema de la objetividad no es tan simple como podría dar a entender el anterior e jemplo sacado del mundo físico. En todas nuestras apreciaciones va a existir siempre una carga de subjetividad, de prejuicios, intereses y hábitos mentales, que heredamos de nuestra cultura y de los que participamos muchas veces sin saberlo. Este problema se agudiza más cuando nos referimos a problemas que más directamente nos conciernen, como los de las ciencias sociales, asuntos políticos, etc., en todos los cuales puede decirse que de algún modo somos a la vez los investigadores y los objetos investigados. Por eso no debemos decir que la ciencia es objetiva sino que intenta, pretende, ser objetiva, tratando de alcanzar un fin que, en plenitud, es inaccesible. Racionalidad: es otra característica de suma importancia para definir la actividad científica, que se refiere al hecho de que la ciencia utiliza la razón como arma esencial para llegar a sus resultados. Por eso los científicos trabajan siempre con conceptos, juicios y razonamientos y no son sensaciones, imágenes o impresiones. Los enunciados que se realizan son combinaciones lógicas de esos elementos conceptuales que deben ensamblarse coherentemente, evitando las contradicciones internas, las ambigüedades y las confusiones que la lógica nos enseña a superar. La racionalidad aleja a la ciencia de la religión y de todos los sistemas donde aparecen elemen: tos no-racionales, y donde se apela a principios explicativos extra o sobre-naturales; y la separa también del arte donde cumple un papel secundario, subordinado a los sentimientos y sensaciones. 20
Sistematicidad: la ciencia es sistemática, organizada en sus búsquedas y en sus resultados. Se preocupa por construir sistemas de ideas organizadas racionalmente y de incluir todo conocimiento parcial en totalidad cada vez más amplias. No pasa por alto ningún problema o conocimiento sino que, por el contrario, pretende conjugarlos dentro de teorías y leyes más generales. La sistematicidad está ligada con la siguiente característica que examinaremos. Generabilidad: La preocupación científica no se interesa tanto por ahondar y completar el conocimiento de un solo objeto individual, como por lograr que cada conocimiento parcial sirva como puente para alcanzar una comprensión de mayor alcance. Para el investigador, por ejemplo, carece de sentido conocer todos los detalles constitutivos de un determinado trozo de mineral; su interés se encamina preponderantemente a establecer las leyes o norma.s generales, que nos describen el comportamiento de todos los minerales de un cierto tipo. De este modo, tratando de llegar a lo general y no deteniéndose exclusivamente en lo particular, es que las ciencias nos otorgan cada vez explicaciones más valiosas para comprender la totalidad de nuestro mundo. Falibi1iifad: La ciencia es uno de los pocos -si no el único- sistema elaborado por el hombre, qu reconoce su propia capacidad de equivocarse, de cometer errores. En esta conciencia de sus limitaciones es donde reside su verdadera capacidad para autocorregirse y superarse, para echar por tierra todas las elaboraciones conocí21
das cuando se comprueba su falsedad. 6 .Gracias a ello es que nuestros conocimientos se renuevan constantemente y que vamos hacia un progresivo mejoramiento de nuestras explicaciones. Al reconocerse falible todo científico abandona la pretensión de haber alcanzado verdades absolutas y finalesj y por el contrario sólo se plantea que sus conclusiones son "provisoriamente definitivas", válidas solamente mientras no puedan ser negadas o desmentidas. En consecuencia, toda teoría, ley o afirmación están- sujetas, en todo momento, a la rev1sión, lo que permite perfeccionarlas y modificarlas para hacerlas cada vez más objetivas, racionales, sistemáticas y generales. la Este carácter abierto que tiene la aparta considerablemente de cualquier dogma o verdad revelada con pretensiones de infalibilidad, y es la que le proporciona una nítida ventaja para explicar hechos que esos dogmas no interpretan o explican.
1.5.
de las
Siendo tan vasto el conjunto de fenómenos que nos rodean, tan polifacéticos y distintos, Y teniendo en cuenta que cada tipo de problema requiere el empleo de métodos y técnicas específicas -de acuerdo a los objetos a investí6
Recomendamos, para todo este punto, consultar
a Mario Bunge, La Investigación Cient.ífica, su Estrate¡ia y su Filosofía, Ed. Ariel, Barcelona, 1969. ·
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gar-, es que la ciencia se ha dividido en varias ramas, de acuerdo al tipo de hechos estudiados.7 Las ciencias que se ocupan de objetos ideales Y en las que se opera deductivamente como la~ matemáticas o la lógica, son llamad~s ciencias fo~les.. La~ c_iencias físicas y naturales, son las c1enCI9:s factwas, pues se interesan por objetos matenales, e incluyen la física la química la biología, etcétera. Si bien los se~es humano~ t~mbién pud~eran incluirse como objetos de este tipo de ciencia, cuando nos referimos a sus conductas, manifestaciones sociales y culturales e~?étera, ne~esitamos utilizar una conceptualiza~ cwn muy diferente a la de las ciencias físicas por lo que es frecuente abrir una tercera cate: goría, la de las ciencias humanas donde entran la psicología, la antropología, la ~conomía, etcétera. Debe comprenderse que esta clasificación es apenas un esbozo esquemático de todas las disciplinas existentes, y que muchos problemas reales no admiten un tratamiento unilateral sino que sólo pueden resolverse mediante un esfuerzo interdisciplinario. Así, el tratar de determinar el "sistema socio-económico" de una socidad es una tarea a la vez sociolóaica política his~órica y .económica; los proble~as de la ge~ nétiCa requieren un abordaje doble químico y biológico, etcétera. ' Por otra parte, según el tipo de interés que orienta la búsqueda de conocimientos, las ciencias pueden dividirse en puras o aplicadas. Las ciencias puras son las que se proponen conocer las leyes generales de los fenómenos es7 Recomendamos aquí a M. Kedrov y A. Spirkln, op. cit.
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tudiados, elaborando teorías de amplio alcance para comprenderlos, y que se desentienden -al menos en forma inmediata -de las posibles aplicaciones prácticas que se pueda dar a sus resultados. Las aplicadas, por su parte, concentran su atención en estas. posibilidades concretas de llevar a la práctica las teorías generales, y destinan sus esfuerzos a resolver las necesidades que se plantean la sociedad y los hombres. De estas últimas ciencias surgen las técnicas concretas que se utHizan en la vida cotidiana. Ejemplo: de las ciencias físicas, que son puras, surgen las ramas de la ingeniería mecánica, electrónica, etc.; de la biología y la química la medicina, y así en todos los casos. No hay ciencia aplicada que no tenga detrás suyo un conjunto sistemático de conochnientos teóricos "puros", y casi todas las ciencias puras son aplicadas constantemente a la resolución de dificultades concretas. La división entre ciencias puras y aplicadas no debe entenderse como una delimitación rígida entre dos campos opuestos y sin conexión. Toda ciencia es pura solamente en el sentido de que no se ocupa directamente por encontrar aplicaciones, pero eso no impilca que su problemática pueda disociarse del resto de las preocupaciones de la sociedad. Entre ciencias puras y aplica= das existe una constante dialéctica, una interre~ !ación dinámica, de tal modo que los adelantos puros nutren y permiten el desarrollo de las aplicaciones, mientras que éstas someten a prueba y permiten revisar diariamente la actividad y los logros de las ciencias puras.
24
EL
2.1.
y
En el proceso de conocimiento es posible encol!trar siempre estos dos elementos, sujeto y ObJeto, entre los cuales se dan relaciones de singular complejidad. Por entendemos a la persona o grupo de personas que elabora el conocimiento; el conocimiento es siempre conocimiento . pa~a alguien, pensado por alguien, en la conciencia de alguien. Es por eso que no podemos imaginar un conocimiento sin sujeto sin que sea percibido por una determinada con~ien cia. Pero, d~ la misma manera, podemos decir que el conoCimiento es siempre conocimiento de algo, de alguna cosa, ya se trate de un ente a?,stra~t?-ideal como up número o una proposicwn logiCa, de un fenomeno material o aun de la misma conciencia; en todos los casos a llo que es conocido lo denominamos el del conocimiento. La relaé'iÓn que se articula entre ambos minos arriba señalados es dinámica y constante. Por una parte podemos decir que el sujeto debe situarse frente al objeto como algo externo a él, colocado fuera de sí, para poder examinarlo. Hasta en el caso de que quisiéramos analizar nuestras propias sensaciones y pensamientos 25
heríamos hacer esa operación, es decir deberíamos objetivarnos ("desdoblarnos" en una actitud reflexiva) para poder entonces situarnos ante nosotros mismos como si fuéramos un objeto más de conocimiento. Este problema, la necesidad de objetivar elementos propios del sujeto para poder conocerlos es uno de los que hacen más compleja toda investigación que se desenvuelve dentro de las ciencias sociales y de la conducta. Esta delimitación o separación no es más que el comienzo del proceso pues, una vez-producida, el sujeto debe ir hacia el objeto, acercarse al mismo, para tratar de captar y asimilar su realidad. Es decir que el sujeto investigador debe "salir de sí", abandonar su subjetividad, para poder realizar su intención de comprender cómo es el objeto, de aprehenderlo. De otro modo permanecerá encerrado en el límite de sus conceptos previos, de sus anteriores conocimientos, y no tendrá la posibilidad de alcanzar la objetividad, pues sólo podrá desarrollar su pensamiento pero fuera del contacto con la realidad externa. Este acercamiento del investigador hacia su objeto puede considerarse como la operación fundamental) la esencia misma de la investigación, pues es el que lo vincula con la realidad, el que le permite conocerla. Para que tenga un sentido completo el investigador debe, en todo caso, volver otra vez hacia sí mismo a fin de elaborar los datos que ha recogido, reinterpretando al objeto a la luz de su contacto con él. Sujeto y objeto quedan así como dos términos que sucesivamente se oponen y se compenetran, se separan y se acercan, en un movimiento que se inicia por la voluntad del investigador que 26
desea el conocimiento, y que en realidad continúa repetidamente, porque el sujeto debe acercarse una Y. otra v~~ hacia lo que está investigando, para Ir adqu1nendo un conocimiento cada vez más profundo y completo sobre ello. Es desde este punto de vista que debemos enfocar entonces el problema de la objetividad, que tratábamos en el capítulo anterior (ver 1.4 ). Para que nuestro conocimiento fuera en realidad objetivo debería suceder que el sujeto de la investigación se despojara a sí mismo completamente de toda su carga de valores, deseos e int~r~ses, que ~e convirtiera en una especie de esp~n.tu puro, liberado de toda preocupación psicologwa por la naturaleza del conocimiento que irá a obtener. Como el lector puede comprender fácilmente, esto no es posible. El sujeto de la investigación es siempre un sujeto humano y no puede dejar de serlo. Se puede llegar, e-d. el meJor de los casos, a utilizar instrumentos, máquinas y otros dispositivos como complementos tecnológicos en la investigación; tales elementos serán capaces de recoger datos, de ordenarlos y procesarlos, sin duda. Pero lo que no serán capaces de efectuar son las operaciones propiamente epistemológicas de plantearse un problema, seleccionar el tipo de datos capaces de resolverlo, e interpretar el valor y el sentido de los datos recogidos por las máquinas. Y es más podríamos decir que una cierta dosis de subje~ tividad no sólo es inevitable en un trabajo de investigación, sino que es además indispensable. Porque para plantearse un problema de este tipo, para querer saber algo se necesita una voluntad, una preocupación por conocer la verdad y esclarecer la duda que no puede ser sino subjetiva. 27
afirmar, por supuesto, que ninguna de nuestras proposiciones pueda comprobarse o demostrarse. Si dijésemos que todo es subjetivo, que ningún conocimiento puede obtenerse por cuanto en todos ap~rece jugando un cierto papel la subjetividad y el error, estaríamos cayendo también en una posición dogmática, aunque de signo inverso. Rechazar de plano todo conocimiento por falaz es lo mismo, en el fondo, que aferrarse a todo conocimiento obtenido y revestirlo con el atributo de verdad suprema. Nuestra posición implica entonces recusar ambos términos extremos, aceptando la falibilidad de toda afirmación pero sin por eso negar que a través de estas afir~ maciones falibles es que precisamente se va negando a la verdad, nos vamos aproximando a ella. 2.2. El papel de la tooria El conocimiento puede ser definido como una reproducción conceptual de la realidad,2 y como tal como una elaboración que se produce en el cerebro de los hombres, como una formulación intelectual. Si decimos que todo conocimiento es conocimiento para un sujeto, admitimos entonces que en dicho sujeto el conocimiento se presenta bajo la forma de pensamiento, es decir, bajo una forma que en un sentido amplio podemos llamar teórica. Su contraparte son los fenómenos de la realidad, los objetos exteriores o exteriorizados (ver supra, 2.1) sobre los cuales se detiene el pensamiento. 2
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V. Koslk, op. clt.
Por esta misma razón es que no concebimos la existencia de un conocimiento lisa y llanamente objetivo y es que afirmamos que todo conocimiento no deja de ser un producto también social y, como tal, producto de una cultura, de una época y de hombres concretos. De allf que resulte algo pedante afirmar que el conocimiento científico es objetivo, y que resulte más adecuado sostener que la ciencia se preocupa constantemente por ser objetiva, por tratar de llegar a serlo, sin que se pueda plantear nunca que haya arribado a la objetividad. De· otro modo estaríamos negando el propio carácter falible del conocimiento, su posibilidad de caer en el error y estaríamos entonces pretendiendo tener un conocimiento absoluto, completamente cierto y válido hasta el fin de los tiempos, con lo cual nos alejaríamos del pensamiento científico. Insistimos en lo anterior no sólo porque creemos necesario remarcar el carácter no dogmático del conocimiento científico sino porque además esto es necesario para comprender plenamente la naturaleza dinámica y procesal de la actividad misma cognoscitiva. Este carácter procesal implica evidentemente que ningún conocimiento puede concebirse como definitivo; pero aquí es preciso advertir sobre otro problema --apuesto--~! anterior- que es necesario abordar para no caer en una posición completamente escéptica. 1 Porque si bien rechazamos que la verdad definitiva pueda hallarse _eso no significa t Cf. J. Hessen, Teoria del Conocimiento, Ed. Losada, Bs. Aires, 1975, Cap. I y II.
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Puede establecerse de algún modo, por ello, que entre teoría y práctica se presenta una interacción del mismo tipo que la que observába~ m os entre sujeto y objeto. El pensamiento sólo se concibe como pensamiento de alguien, y la teoría no es otra cosa que el pensamiento organizado y sistemático respecto de algo. El objeto, por otra parte, es siempre un conjunto de hechos (entendiendo esta palabra en un sentido amplio, que incluye los mismos pensamientos), de objetos que se sitúan en el ex:terior·de la conciencia. Por este motivo la relación entre teoría y hechos va a ser la expresión, en otro plano diferente, de la misma relación que examinábamos anteriormente. Pero no debe pensarse que la relación entre ambos términos es de tipo mecánico o simple. Hay ciertas vertientes epistemológicas -positivistas, o emparentadas con el positivismo- que sostienen que los hechos se reflejan directamente en la conciencia y que por lo tanto todo el trabajo intelectual se reduce a organizar y sistematizar tales percepciones para poder elaborar la teoría correspondiente. Sin embargo, esto no es así, en la medida en que el proceso de conocí.. miento no es una simple y pasiva contemplación de la realidad; esta misma realidad sólo se revela como tal en la medida en que poseemos un instrumental teórico para aprehenderla que -en otras palabras- poseemos los conceptos capaces de abordarla. Parece evidente, por ejemplo, que si tomamos un tre>zo de hierro y lo manipulamos de diferentes maneras, podremos obtener una variada gama de conocimientos sobre dicho mineral; o que si estudiamos la historia de las instituciones de un país conseguiremos también una
de su evolución política y social. Pero que no hay que perder de vista aquí es que hemos podido efectuar tales investigaciones en primer lugar porque ya tenemos un concepto de "hierro" y de "instituciones políticas" sin el cual sería imposible detenerse en su estudio, y en segundo lugar, porque hemos -directa o indirectamente- intervenido sobre tales objetos, ya sea manipulándolos físicamente o comparándolos con otros, de diversas épocas y lugares. Como se ve teoría y práctica están unidas entre sí no solamente por un lazo directo, como si la teoría fuese la simple representación ideal de los hechos; por el contrario, un hecho sólo se configura como tal a la luz de algún tipo de conceptualización previa, capaz de aislarlo de la infinita masa de impresiones y fenómenos que lo rodean. Esta operación de aislamiento, de separación de un objeto respecto al conjunto que lo rodea, resulta imprescindible. Pero asf como es de necesaria para comenzar el análisis puede convertirse en peligrosa si se detiene en ese Por cuanto es que esa operación de abstracción tiene un carácter instrumental: el hecho aislado es un hecho neto y definido para nuestra conciencia, para nuestro análisis pero, si queremos alcanzar su coropensión, debemos reconocer de todos modos que en la realidad ese hecho se como parte de un conjunto) de una, a la debe ser reincorporado y relacionado ser explicado y recobrar su sentido. 2.3. La ciencia y su mc~toao Siendo la ciencia un tipo peculiar y específico 31
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de conocimiento, de acuerdo a lo que apreciábamos en 1.4, que se caracteriza por buscar ciertas características (objetividad, precisión, etc.), es preciso ver ahora cuál es el modo en que un conocimiento de este tipo puede alcanzarse. El camino que permite acceder a esto es lo que se llama el método científico, que puede concebirse como un modelo general de acercamiento a la realidad, una especie de pauta o matriz que es muy abstracta y amplia> y dentro de la cual caben los procedimientos y técnicas más espe~ cíficos que se emplean en las investigaciones. El método, en este sentido, se vincula directamente con la lógica interior del proceso de descubrimiento ciel)tífico, y a él le corresponden no solamente orientar la selección de los ins-· trumentos y técnicas específicos de cada estu~ dio sino también, fundamentalmente, fijar los criterios de verificación o demostración de cada caso. Antes de entrar a detallar algo más este problema, como veremos más adelante, es preciso abordar una pregunta que desafía a todos quienes trabajamos en esta problemática. Se refiere a decidir si existe un método científico, un método que sea la pauta general que guía todas las investigaciones científicas y que garantiza, de algún modo, el carácter del conocimiento obtenido. Formulada en estos términos la pregunta, nuestra respuesta no puede ser otra que un no categórico. Y eso porque aceptar la existencia de un método con tales atributos implicaría entonces que hacer ciencia seria un proceso mecánico: sólo bastaría formular un problema de investigación, aplicar el método correcto, y ob32
tener el resultado. Sabemos, por supuesto, que no es así. La investigación es un proceso creativo, plagado de dificultades imprevistas y de acechanzas paradójicas, de prejuicios invisibles y de obstáculos de todo tipo. El método, como camino que construye el pensamiento científico, se va constituyendo, en realidad, junto con ese mismo pensamiento, indisolublemente unido. Es falsa la imagen que nos presenta el método como un todo acabado y cerrado, por cuanto él está indisolublemente unido a la misma elaboración teórica, de la que depende pero a la cual, a su vez, permite formular. Si examinamos más detenidamente algunas de sus características, en cuanto a método científico en sí, tendremos la posibilidad de comprender más adecuadamente lo arriba expuesto. Uno de los elementos más significativos en todo el pensar científico (aunque no exclusivo de él) es el esfuerzo por la rigurosidad en la conceptualización, tal como lo veíamos en el anterior capitulo. Decíamos que, sin un trabajo riguroso en este sentido, era imposible formular con precisión hasta la más simple observación que pudiera ser base para cualquier desarrollo teórico elaborado. Pero aquí podemos comprender enseguida que conceptualizar implica ya tomar una_posición frente a la realidad que estamos ánálizando; si concebimos la realidad social como el escenario de clases sociales en pugna tendremos que -forzosamente- utilizar un método tal que sea capaz de aprehender la naturaleza y las proporciones de ese conflicto; si pensamos que lo fundamental es encontrar las raíces del equilibrio social, y concebimos a 3 Proceso
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la sociedad como un todo armónico de diferentes conglomerados y estratos nuestro método d~l mismo modo, atenderá p¡incipalmente a 1~ busqueda de las razones de ese equilibrio. Después de esta somera observación podrá apreciarse que escoger un tipo u otro de conceptualización implica ya de partida asumir una cierta perspectiva teórica, y que ello tiene indudables repercusiones en cuanto a la tarea de método a desarrolla~. Por contraparte; un método que pone de relieve las tensiones dinámicas o el equilibrio tendrá por consecuencia la elaboración. de proposiciones teóricas que destaquen prec1sa~~nte tal~s fa?etas de lo social. Así pues, la relacion teona-metodo queda sucintamente presentada como una unidad compleja, donde ~o hay en verdad u_n término que pueda ser situado con entera Independencia del otro y donde las relaciones entre ambos resultan c~m ple jas y dinámicas. Otro aspecto inseparable de toda labor de creación científica es el que se refiere a la verif~~ación. Como form9; general toda investigac~on parte de un conJunto de ideas y proposiCiones que versan sobre la realidad (sobre hec~os o fenó~eno~ .Y sus descripciones y explicac~ones); el cientifiCo, por más que esté persuadido ,de la verdad de estas proposiciones, no las pod~a sostener .h.asta que, de algún modo, hayan podido ser verificadas en la práctica. Ello supone entonces, que todo problema de investigación debe ser explicitado en tales términos que P~,rmitan su verificación, es decir, su comprobac~on o rechazo mediante la prueba de la práctic8:.. ~icho dé .u.n modo más concreto, una pro~ pos1c10n es venfiCable cuando es posible encon34
un de hechos, previamente delimitados, que sean de determinar si es o no verdadera. sostenemos que el peso específico del mercurio es 13,6 veces mayor que el del agua estan1os en presencia de una proposición verificable, por cuanto es perfectamente factible¡ por n1edio de una sencilla experiencia, determinar que la afirmación se cumple. En cambio al decir "Dios creó al mundo" no estan1os frente a una afirmación científica, por cuanto es imposible refutar o corroborar lo dicho mediante datos de la experiencia. tercer elemento creemos preciso incomo integrante, en todos los casos, del or1DCE~dE~r científico, es el uso sistemático de la o razonamiento deductivo. Inferir significa sacar consecuencias de un principio o supuesto, de modo tal que dichas conclusiones deban ser asumidas como válidas si el principio también lo es. Así, ejemplo, si se conocen algunas características generales de la disposición ósea de los vertebrados es posible reconstruir totalmente el esqueleto de un ictiosaurio a· partir de algunas pocas piezas, o es factible deducir la hipótesis de la expansión del universo por el corrimiento de las franjas espectrales dé la luz de las galaxias hacia el rojo según analogía con otros cuerpos observado~ en la Tierra, etcétera. La inferencia opera generalmente durante la investigación de la sigu~ente manera: una vez formulada una hipótesis (ver cap. 4) se deducen de ella ponibles consecuencias prácticas que son luego, a su vez, sometidas a verificación. La hipótesis misma no prueba, no se confirma, sino las consecuencias deducibles de ella. A este tipo de razonamiento 35
operacional se le llama "modelo hipotético deductivo".3 No nos atreveríamos a señalar, en un trabajo introductorio como éste, otras características que pudiesen considerarse universalmente como integrantes del método que la ciencia usa para ir construyéndose. Existen, en verdad, muchos autores que pretenden conceptualizar al método como a una especie de camino seguro y cerrado, tal como lo decíamos más arriba. Pero el lector comprenderá fácilmente que -además de los argumentos que ya señalamos- tal cosa no puede ser cierta por cuanto un método así nos garantizaría la resolución casi automática de todos los problemas; no habría entonces ninguna SJ.ificult~d metódica y ~1, conoCimiento prog~esar!~ en linea recta, haCiendose ociosa toda discuswn acerca de su carácter y de su validez cos~ que, evidentemente, no. corresponde a la realidad. 2.4. Método y metodologías Conviene distinguir, llegado a este punto, entre los dos conceptos del título por cuanto ellos se suelen utiliz~r indistintamente, provocando no pocas confusiones y errores de consideración. Si por método entendemos, como indicábamos, una aproximación de orden necesariament~ ~pistemológico, que se entrelaza con la misma l?gi?a del pel}Sar científico y con las notas dis~Intlva~ de este, se comprenderán fácilmente 3 .V· Popper, Karl R., La lógica del descubrimiento científico.
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sus estrechas relaciones con la Teoria, y el hecho mismo de que -de algún modo- Método y Teoría deban irse construyendo paralelamente. Pero en cambio es preciso delimitar otro campo del trabajo investigador, un campo mucho más concreto y limitado, que se refiere específicamente a la operatoria de este pr.oceso, a las técnicas, procedimientos y herramientas de todo tipo que intervienen en la marcha de la investigación. A este aspecto es el que denominaremos metodología de la investigación, Y el mismo constituirá el eje central de nuestra obra. De allí que creamos preciso situar con cierta nitidez el ámbito en que se mueve la metodología, para poder luego pasar a desarrollar sus problemas desde un ángulo coherente y crítico. Si definimos a la metodología cor~.~.o el terreno específicamente instrumental de la investigación, veremos que sus relaciones se dan, del modo más directo, con otros dos elementos de los que ya hemos hablado: el Método, en un sentido amplio, y el Objeto de estudio. En primer lugar, Método y Metodología deben man.tener siempre la más estrecha colaboración y la correspondencia más estricta, por cuanto la metodología debe traducir -en el plano operativo y concreta-- las orientaciones generales que define~el método; de otro modo éste quedaría desvirtuado y la relación entre teoría y práctica se deformaría completamente. Por otra parte, la n1etodología, como recurso instrumental destinada a rescatar los datos de lo fenoménico debe, indudablemente, adaptarse a esto, es decir, en otros términos, al objeto. Tales re37
laciones básicas quedan esbozadas e!l el e~quema que ofrecerrws enseguida a la consrderacwn del lector: TEORIA
METO DO
En este esquema (que, como todo es siempre una fonna de la realidad en formas rígidas, y que por l tanto debe tomarse más por su valor pedagogwo que como una verdad en sí) observamos que el . ceso de investigación se produce como un moVI~ miento que enlaza teorí3; y .práctica . qlfe presenta, entre ambos termrnos, la medraci?n de una doble instancia: método y metodologia. Si el conocimiento, que asume en gene~al . la forma de teoría, se encamina hacia la practica para constituirse y para confirmarse, este pro= ceso no se produce de una manera esponta_nea y simple sino que debe r~girse por ~etern1~na das pautas para que ad9uwra U? caracter c~en tífico. A ello nos refenmos baJo la denom~na ción de método, como elemento capaz de one:r:tar la formación de los concept?s y d~ la t~_ona misma. aunque siempre determinad? tambien e influido por aquélla. Pero metodo, col?-o general, como epistemoJ.ogía en fin, no puede encarar por sí mismo tda la t~rea práctica del invest~gador; ~s.te precisa de onentaciones mucho mas específicas que ~ean capa= ces de abordar la realidad que estudia en toda r
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su multifacética compleJidad. Para ello es que habrá de diseñar instrumentos y técnicas de trabajo que sean a la vez la continuación o "traducción" del método en un plano más concreto, y que tengan además la virtud de adaptarse a las particularidades del objeto en estudio. Algunos ejemplos nos ilustrarán mejor sobre lo anterior. Supongamos que poseemos una teoría de lo social que pone de relieve, como punto central el conflicto de intereses y la consiguiente lucha entre las diversas clases en que se divide la sociedad; de allí podremos elaborar una formulación de método que sea capaz de destacar la formación de intereses antagónicos en el cuerpo social, su necesario enfrentamien~ to, y el carácter contradictorio y dinámico de todo el conjunto societal. Hasta aquí, el mé~ todo podría ser idéntico para cualquier sociedad en estudio pero, si queremos confirmar alguna de las proposiciones de nuestra teoría, será evidente que la metodología a implementar será düerente si queremos estudiar la sociedad brasileña contemporánea, las tribus teutónicas del siglo VI, o el contacto intercultural entre los europeos y los habitantes de la Gran Sa~ bana. La metodología tendrá entonces que adaptarse a consideraciones de tiempo y de espacio, de mayor o menor complejidad de los objetos en estudio, y asf sucesivamente. Del mismo modo podríamos hablar de las diferencias de técnicas que se requieren para analizar las consecuencias de la Teoría de la Relatividad bien se trate de sus manifestaciones en los procesos nucleares o de los fenómenos cósmicos. Situado así el terreno particular que ocupa la 39
metodología, y teniendo en cuenta el carácter dinámico de toda búsqueda de conocimiento, es decir, de toda investigación, es que pasaremos a abordar en el próximo capítulo una visión general de este proceso, tratando de delimitar sus etapas o fases principales, para luego ir desarrollando, sucesivamente, cada una de ellas con mayor detenimiento.
LA INVESTIGACION CIENTIFICA
3.1.
Fases fundamentales de la investigación
Concebida la investigación científica como el proceso mediante el cual· un sujeto (el investi..gador) se encamina hacia los hechos para obtener respecto a ellos un conocimiento científico, es decir, de cierta naturaleza y características, será preciso ahora analizar los lineamientos generales de dicha actividad para poder luego encaminarnos hacia una visión más pormenorizada. La labor investigadora, como proceso encaminado a la obtención de conocimientos científicos, deberá contemplar en su desarrollo los problemas tratados precedentemente. Es decir, no será otra cosa que el desenvolvimiento concreto del acercamiento del sujeto hacia el objeto que se desea conocer, por un lado, o la confrontación de la teoría elaborada con la práctica correspondiente para crear a su vez nueva teoría, por el Jltr;O. A partir de tal enfoque será posible distinguir en todo el proceso, que es en esencia una continuidad, algunas grandes fases o momentos, donde se va dando forma al camino con.. creto que debe recorrer el científico. Existe un primer momento en que el investi40
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gador debe ordenar y sistematizar sus inquie.. tudes, sus preguntas, y elaborar organizadamente los conocimientos que constituyen su punto de partida. Es el momento en que se produce la delimitación o distinción entre sujeto y objeto, ya que allí el investigador se ocupa por definir qué es lo que quiere saber y respecto a qué hechos. Igualmente puede considerarse como la fase en que se plantea explícitamente la "teoría inicial" de la que hablábamos, antes de partir hacia la ,v~ficación práctica. Es en este momento en que se plantean los problemas básicos de todo trabajo, donde hay que atender preponderantemente a la racionalidad de lo que formulamos y a la coherencia lógica de nuestro marco teórico. Por estas razones hemos adoptado la denominación de momento lógico para referirnos a esta parte inicial del proceso. A partir de este punto el investigador debe tratar de fijar su estrategia ante los hechos a estudiar, es decir, debe formular un modelo operativo que le permita acercarse a su objeto y conocerlo tal cual es. Del mismo modo debe indicarse que, en este segundo momento, es preciso encontrar métodos específicos que permitan confrontar teoría y práctica. La preocupación mayor durante toda esta fase es la de elaborar sistemas lo más objetivos posibles de comprobación; y el nombre con que la designamos es, por todo lo anterior, momento metodológico. Luego, ya elegidos los métodos o estrategias generales que han de servir para ejecutar nuestro trabajo, se hace necesario abordar las formas y procedimientos concretos que nos perrni42
tan recolectar y organizar las informaciones que habrá de proporcionarnos la realidad. A esta tercera fase la denominamos momento y desde un punto de vista más general no se distingue mayormente de la anterior; no obstante, por tratarse de trabajos considerable= mente diferentes en la práctica de la investigación, hacemos la distinción que nos ocupa. Finalmente) cuando el investigador ya dispone de. los datos que le proporcionan los objetos en estudio, se abre una nueva fase, caracterizada por su propósito de realizar una nueva elaboración teórica, en función de esos datos disponibles. Se vuelve así de la práctica a la teoría, del objeto al sujeto, cerrando el ciclo del conocimiento, aunque no definitivamente, la nueva teoría alcanzada sólo podrá ~'"'"'"'""''"' como un superior punto arranque desenvolvimiento de nuevas investigaciones. continuidad del Estos efectuados en proceso investigador son útiles para ver cómo los problemas episte:rnológicos recen en la práctica concreta científica. Pero no son todavía de guía lo muy amplios y generales, para a quien se vea frente a la necesidad de efectuar un trabajo de este tipo. Por tal motivo encararemos ahora la tarea de W'l:'l.-.U. .!.'L..a.::J dentro del ,..,....,,,.,.L,.,.A
anterior como un se-
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cretas que generalmente se realizan en todo proceso de investigación, para lo cual hemos confeccionado el esquema que proponemos al lector. No obstante, antes de pasar a explicar sus elementos y su lógica interior, es necesario formular dos importantes advertencias para evitar que se tome equivocadamente su sentido: 1) Todo esquema sobre el proceso de investigación corre el peligro, especialmente para quien no ha realizado todavía labores prácticas de investigación, de convertirse en una especie de modelo formal restrictivo, en un molde rígido procedimental de corte casi burocrático. En realidad la labor científica es un trabajo donde la libertad y la creación cumplen un papel central: no hay, ni puede haber, ninguna receta que nos garantice un resultado positivo para nuestro trabajo por cuanto las dificultades y los imprevistos son tantos que impiden alcanzar una planificación completa del proceso. La práctica nos enseña que investigar es una tarea casi artesanal 1 en la que es preciso unir el pensamiento riguroso a la imaginación, la disciplina de trabajo a la "inspiración" en dosis variables según las circunstancias. Por eso, cualquier esquema que se presente no tiene más que el valor de una simple sugerencia encaminada a estimular el pensamiento sistemático, de una especie de indicación general que sólo pretende ser una guía para que el estudiante que se inicia en este campo pueda 1
Cf. S. Wright Mills, La Imaginación Sociológica 1967 cap'
Ed.. Fondo de Cultura Económica, México
sobre la artesanía intelectual.
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tener en cuenta los principales factores y aspectos que intervienen en. el proceso. 2) Revisando la bibliografía que existe sobre el problema se advierte que en cada caso los diferentes autores confeccionan diversos esquemas de pasos sucesivos que intentan des~ cribir l~s etapas del proceso. Varían, eso sí, en la cantidad de pasos aunque la secuencia general manifiesta casi siempre un cierto paralelismo, inevitable por la misma lógica de la investigación; diferencias importantes se encuentran, en esta comparación, en lo relativo al número de pasos, al énfasis puesto en cada uno, y, a veces, en el orden establecido. La clasificación que ofrecemos enseguida al lector no ¡;>retende ser la única ni la mejor posible; es simplemente el resultado dé nuestra observación en este campo e intenta poner de relieve algunos aspectos fundamentales que hemos percibido en nuestra práctica. Se distingue de la que presentan casi todos los autores por una característica específica: no es lineal. Pretendemos con ello poner de relieve el carácter dinámico y procesal de la investigación de modo tal que no se conciba al proceso como teniendo un principio y un fin tajantes y delimitados nítidamente, sino más bien como un continuo trabajo, donde cada investigación particular es parte~ esfuerzo mucho mayor en el desarrollo de los conocimientos científicos. Por otro lado se observará que el modelo plantea etapas paralelas en su desenvolvimiento; esto tiene por objeto demostrar que no hay verdaderamente un orden único en el trabajo sino que existen tareas a desarrollar paralelamente, que se complementan y determinan mutuamente. 45
El primer elemento anotado, la definición de un área temática implica la selección de un campo de trabajo, de un área teórica y empírica donde habremos de situarnos; para explicarnos mejor ejemplificaremos diciendo áreas temáticas son las migraciones internas, los semiconductores, las partículas subatómicas, la inflación, las enfermedades contagiosas, etcétera. Es decir se trata de campos del saber que tienen unidad interna pero que abarcan una problemática mucho más reducida las disciplinas de las que forman parte, y aun de las especialidades en las que pudieran situarse. Toda investigación versa, naturalmente, sobre algún área del conocimiento, ya sea que ésta pertenezca a una o más disciplinas científicas (en el último caso se trata, obviamente, de estudios interdisciplinarios). Pero una investigación puede definirse también como un esfuerzo que se emprende para resolver un problema, claro está, un problema de conocimiento. En este sentido conviene señalar que un de conocimiento es algo que se desea y que aún no se sabe (o no se ha decir, un punto a resolver de . . . ..,,~ dagación acerca de la realidad. Para ejemplificar diren1os que no es un problema social, o un problema práctico, según quiera encarárselo. El problema que debe forn1ularse para la investigación es el de ¿por qué se producen los acci= dentes de tránsito? Con base a su respuesta es que podrá resolverse el problema práctico, pero es preciso hacer de partida esta distinción para disipar frecuentes equívocos. Como se habrá observado, la formulaCión de un problema asume generallnente l_a forma de una pregunta, 'bll....
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