S F Mason vol 1

September 26, 2017 | Author: Edgar Vargas | Category: Bronze Age, Triangle, Earth, Writing, Mesopotamia
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Descripción: Historia de la ciencia...

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P

roducto relativamente tardío de la evolución general de la civilización, los orígenes remotos de la ciencia pueden rastrearse, sin embargo, hasta las primeras etapas de la humanidad. Si bien su constitución como un cuerpo de conocimiento plenamente independiente coincide con los albores de la Edad Moderna, las raíces del pensamiento científico se nutrieron desde siempre de la tradición técnica de los artesanos, conjunto de experiencias y habilidades prácticas transmitidas de una generación a otra, y de la tradición espiritual de los filósofos, que especularon sobre las ideas y las aspiraciones humanas. STEPHEN F. MASON reconstruye la HISTORIA DE LAS CIENCIAS desde sus precedentes hasta su maduración, prestando atención tanto a la coherencia de su desarrollo interno como a sus interrelaciones con el medio. Este primer volumen estudia LA CIENCIA ANTIGUA (las civilizaciones de Babilonia y Egipto, las filosofías naturales de los presocráticos, la filosofía natural en Atenas, el período alejandrino, Roma) y LA CIENCIA EN ORIENTE Y EN LA EUROPA MEDIEVAL (China, India, el mundo musulmán y el medievo europeo). Otras obras en Alianza Editorial: «Historia de la Ciencia: de San Agustín a Galileo» (AU 76 y 77), de A. C. Crombie.

Stephen F. Mason: Historia de las ciencias l. La ciencia antigua, la ciencia en Oriente y en la Europa medieval

El Libro de Bolsillo Alianza Editorial

Secretaría de Educación Pública

Slll)

Título original: A History 01 5ciences Traductor:

Carlos Solís Santos

-Secretaría de Educación Pública -Subsecretaría de Educación Superior e Investigación Científica. -Dirección General de Investigación Científica y Superación Académica. -Consejo Nacional de Fomento Edu· cativo. "La presente edición ha sido auspiciada por la Di~~ción General de Investigación Científica y SuperacI~n Académica de la Subsecretaría de Educación SuperIor e Investigación Científica de la S.E.P."

©Stephen F. Mason . . ©Ed. cast.: Alianza Editorial, S.A., Madnd, 1984 Calle Milán, 38; teléf. 200-00-45 ISBN: 84-206-9813-X (O. C.) ISBN: 84-206-0062-8 (TOMO 1) ©Alianza Editorial Mexicana, S.A. México 1988 ISBN: 968-6001-79-4 (O.C.) Impreso en México/Printed in Mexico

Expresamos nuestras más sentidas gracias a todos cuantos amigos, estudiantes y colegas discutieron con nosotros el contenido de este libro cuando aún se hallaba en estado de notas, leyendo partes enteras en manuscrito o en pruebas y aportando no pocas críticas y correcciones. No obstante, los errores, ineptitudes y mal interpretaciones que persisten son plenamente responsabilidad del autor. Estoy especialmente en deuda con Mr. J. E. C. Hill del Balliol College, Oxford, por la provisión de numerosas referencias bibliográficas y por tantas esclarecedoras discusiones relativas a todos los aspectos de la historia del siglo diecisiete, así como con todos los siguientes, quienes me suministraron los resultados de algunas de sus investigaciones que aún no se habían publicado cuando yo escribía: el Dr. ). Needham de Gonville y Caius College, Cambridge, parte de cuyo libro sobre la ciencia y civilización en China leí en manuscrito, y el Dr. S. Lilley de Birmingham University ExtraMural Departamem quien me suministró material nuevo relativo a los geólogos británicos de finales del dieciocho y comienzos del diecinueve.

Capítulo 1 Introducción

La ciencia, tal y como hoy día la conocemos, fue un producto relativamente tardío del desarrollo general de la civilización humana. Antes del período histórico moderno, no podemos decir que existiese algo así como una tradición científica distinta de la de los filósofos, por una parte, y la de los artesanos, por la otra. No obstante, las raíces de la ciencia se extienden muy profundamente, alcanzando hasta un período anterior al surgimiento de la civilización. Por más que retrocedamos en la historia, siempre existieron algunas técnicas, hechos y concepciones, conocidas por los artesanos o por las personas cultas, que poseían un carácter científico; por más que con anterioridad a la época moderna tal conocimiento estuviese por lo general subordinado a las exigencias o de la tradición filosófica o de la tradición artesanal. Las consideraciones filosóficas, por ejemplo, limitaron los importantes logros científicos de los antiguos griegos, de manera que sus dos principales sistemas astronómicos chocaban con observaciones conocidas en la antigüedad.

La ciencia tuvo sus raíces históricas en dos fuentes principales. En primer lugar, la tradición técnica, en la que las experiencias y habilidades prácticas se transmitían y desarrollaban de una generación a otra. En segundo lugar, la tradición espiritual, en la que las ideas y aspiraciones humanas crecían y se comunicaban. Tales tradiciones existían antes de que apareciese la civilización, tal como podemos colegir de la continuidad en el desarrollo de las herramientas empleadas por los hombres de la edad de piedra y por sus prácticas de enterramiento, así como por las pinturas rupestres. En las civilizaciones de la edad de bronce, ambas tradiciones parecen haber estado en gran medida separadas, perpetuándose gracias por un lado a los artesanos y, por otro, a las corporaciones de escribas sacerdotales, si bien estos últimos poseían algunas importantes técnicas utilitarias propias. En las civilizaciones subsiguientes, ambas tradiciones permanecieron en general separadas, si bien ambas se diferenciaron, separándose el filósofo del sacerdote y del escriba, y el artesano de un oficio de los de otros. Se dieron acercamientos ocasionales, especialmente en la antigua Grecia; mas, en general, tan sólo hacia el final de la edad media y el comienzo de los tiempos modernos los elementos de ambas tradiciones comenzaron a converger, combinándose luego y produciendo una nueva tradición, la de la ciencia. El desarrollo de la ciencia tornóse entonces más autónomo y, al contener elementos tanto prácticos como teóricos, la ciencia produjo resultados que poseían implicaciones no sólo técnicas, sino también filosóficas. Así, de este modo, la ciencia incidió a su vez sobre sus propias fuentes, ejerciendo su influencia sobre ellas y, sin duda, terminó por hacer sentir sus efectos en dominios muy alejados de sus inmediatos orígenes. En este libro nos ocuparemos de estás cosas, así como del desarrollo interno del movimiento científico.

Primera LA CIENCIA

Parte

ANTIGUA

Capítulo 2 La ciencia en las antiguas civilizaciones de Babilonia y Egipto

Antes de que apareciesen las primeras civilizaciones urba· nas, la humanidad ya había producido un considerable aro senal de técnicas, instrumentos y habilidades. Los hombres del paleolítico habían desarrollado una gran variedad de herramientas para trabajar diversos materiales y para construir armas con que capturar sus presas, mientras que los hombres del neolítico realizaron la innovación más impor. tante, la agricultura sedentaria, quizá en una época tan próxima como el sexto milenio a.e. La agricultura de la edad de piedra agotó rápidamente la fertilidad de la tierra, un factor que parece haber limitado el tamaño y estabili· dad de la mayor parte de las comunidades neolíticas. Tal limitación dióse en menor grado en los valles del Indo, del Eufrates y Tigris y del Nilo, donde las inundaciones natu· rales de los ríos depositaban cada año una nueva capa de cieno fértil. En dichos valles florecieron comunidades más asentadas y, merced al drenaje de zonas pantanosas y a la irrigación del desierto, aumentaron considerablemente las áreas de cultivo permanente. Estas comunidades crecieron

en tamaño, pasando de aldeas a pueblos y de pueblos a ciudades, a la vez que e! sistema administrativo gobernado por sacerdotes se desarrollaba a fin de organizar las complejas actividades de su modo de vida. De este modo, un siglo aproximadamente antes de! año 3000 a.e. aparecieron las primeras civilizaciones urbanas en los valles de! Eufrates y e! Tigris y de! Nilo. Las técnicas artesanales de las primeras civilizaciones de! oriente medio eran notablemente más avanzadas que las de las comunidades neolíticas anteriores. Durante e! cuarto milenio a.e., los sumerios de! valle de! Eufrates y e! Tigris aparejaron los animales domésticos al arado recientemente descubierto, pasando así de! cultivo de parcelas de! hombre neolítico a la agricultura a gran escala. Construyeron vehículos de ruedas tirados por animales, construyeron barcos y emplearon la rueda de alfarero para fabricar cacharros 'de cerámica cocida. Hacia e! año 3000 a.e., los sumerios habían alcanzado ya e! culmen de la metalurgia de la edad de bronce. Sabían que e! cobre se podía obtener mediante la reducción de ciertos minerales en e! fuego, que se podía fundir, moldeándolo en distintas formas, así como que se podía alear con estaño para producir e! bronce, más duro y fusible. El equipamiento de los egipcios era similar, si bien no emplearon e! bronce o los vehículos de ruedas hasta ser invadidos por los bárbaros hicsos hacia e! año 1750 a.e. El producto de estas artes técnicas era controlado y distribuido por una organización gobernada por escribas sacerdotales. Los recursos que manejaban los sacerdotes eran numerosos y variados, y parece que no podían llevar su contabilidadexclusivamente de memoria. Consiguientemente, los sacerdotes hicieron registros permanentes de los productos que pasaban por sus manos poniendo marcas en tabletas de arcilla que luego se cocían, conservándose para futuras consultas. Las marcas consistían en números y representaciones abreviadas de los productos enumerados, sumi-

nistrándonos así las tablillas en que se inscribieron e! primer sistema numérico y la primera escritura pictográfica de los que haya quedado huella. Los primeros registros de los sumerios, que datan aproximadamente de! año 3000 a. e., recogen únicamente información acerca de los productos que entraban o salían de los almacenes de! templo. Más tarde, tanto e! sistema numérico como la escritura pictográfica se tornaron convencionales, desarrollándose una tradición escrita que trataba de matemáticas, astronomía, medicina, historia, mitología y religión. En la civilización de la edad de bronce, los signos pictográficos de los registros primitivos se simplificaron, adquiriendo la forma de ideogramas, realizándose además representaciones arbitrarias de cosas que no se podían pintar. Tal escritura aún existe en China, donde e! púmero de ideogramas se multiplica con e! desarrollo de! lenguaje. En Su~eria.d número de símbolos se reducía haciendo que un ldeograma representase no sólo e! objeto descrito, sino también e! sonido de su nombre. De este modo, una combinación de ideogramas llegó a representar una palabra compleja, una expresión, tornando supérfluos un buen número de símbolos. En los primeros registros sumerios se empleaban unos dos mil signos, si bien hacia e! año 2500 a.e. ese número había descendido hasta unos seiscientos. Al mismo tiempo, los signos se simplificaron aún más, terminando por convertirse en combinaciones de impresiones en forma de cuña, produciendo la escritura cuneiforme. Los semíticos acadios de! norte transcribieron fonéticamente su lengua a la escritura cuneiforme, costumbre imitada por todos los pueblos que establecieron su dominio en Mesopotamia hasta la época de los griegos. En un principio, los números se representaban en Sumeria mediante marcas producidas en arcilla con una caña. Los numerales hasta diez se denotaban por e! número correspondiente de marcas hechas con la caña sostenida oblicua-

mente. El diez y sus múltiplos se representaban mediante marcas hechas con la caña sostenida venicalmente. Paralelamente a este sistema decimal existía una notación basada en el número sesenta. Para designar unidades y decenas se empleaba una caña pequeña, utilizándose una grande para' representarr unidades de sesenta en posición oblicua y uni· dades de seiscientos en posición venical. Hacia el año 2500 a.c. ya no se utilizaba el sistema decimal, 5ustituyéndose las cañas por el estilo en forma de cuña empleado en la escritura cuneiforme. Una sola marca vertical se utilizaba para designar cualquier potencia de sesenta (1,60, 3.600, etc.), mientras que dos de esas marcas formando ángulo de modo que produjesen una señal en forma de cabeza de flecha representaban lO, 600, 36.000, ete. El valor panicular designado por esos signos quedaba determinado por su posición en un número dado, corno en nuestro sistema numérico indo-arábigo. Antes ordinadosordenados según su rango, a la manera en que sobre la tierra, decía Dionisio, estaba el Patriarca de la Iglesia, sus obispos, ete., descendiendo por la escala. De este modo, el universo mostraba estar constituido por una cadena continua de criaturas que iba desde Dios en la periferia del universo hasta el inferior habitante del infierno en el centro de la tierra, pues la criatura superior de uno de los órdenes iba sin solución de continuidad detrás de la inferior del orden anterior. Las características físicas de semejante visión del mundo recibieron las críticas de Juan Filopón, un autor alejandrino del siglo sexto, condenado como hereje por la Iglesia. Filopón negaba que los seres angélicos moviesen los cuerpos

Segunda Parte celestes. Sostenía que al comienzo Dios había conferido un impetus a los cuerpos celestes, esto es, una potencia motriz propia que no se agotaba con el paso del tiempo, del mismo modo que también había conferido a los cuerpos pesados la tendencia a caer hacia la tierra. A este respecto, los cuerpos celestes y terrestres no eran de una clase esencialmente distinta. Filopón apuntaba que en general un cuerpo en movimiento no precisaba estar en contacto físico constante con un motor, ya que una fuerza confería un impetus al cuerpo, siendo el impetus el que mantenía al cuerpo en movimiento. De esta manera podía darse el vacío, ya que la teoría del impetus no precisaba de un continuo material a fin de transmitir las acciones por contacto físico. Así, una flecha podía volar por tal vacío bajo la acción de su propio impetus, no precisando de una constante presión del aire tras de sí, tal y como había supuesto Aristóteles. La teoría del impetus apuntada por Filopón resurgió durante el siglo trece, representando un notable alejamiento de las doctrinas de Aristóteles y Dionisio que eran las universalmente aceptadas a lo largo de la edad media. Dioni· sio gozó de considerable influjo, dado que entonces se pensaba que era Dionisio el Aeropagita, el ateniense convenido por San Pablo. El emperador bizantino Miguel envió una copia de sus obras al emperador de occidente, Luis el Piadoso, en el 827, traduciéndose del griego por obra del filósofo irlandés Juan Escoto y otros. Las obras de Aristóteles llegaron por una vía más tortuosa a través del Islám, y a partir del siglo doce, junto con las Escrituras y las obras de los neoplatónicos cristianos como Dionisio, suministraron los textos básicos del saber medieval.

LA CIENCIA EN EL ORIENTE Y EN LA EURor A MEDIEVAL

Capítulo 7 La ciencia y la tecnología de los chinos

En China las tradiciones de la sociedad civilizada primitiva eran más persistentes y continuas que en otros lugares, pues la escritura ideográfica, la agricultura de irrigación y la burocracia letrada que asociamos con las antiguas civilizaciones de la edad de bronce han persistido en China hasta los tiempos modernos. Al igual que los babilonios y los egipcios, los antiguos chinos no consiguieron desarrollar una geometría teórica, ni tampoco fundamentaron sus teorías relativas a la estructura espacial del universo en sus observaciones astronómicas cuantitativas. Asimismo, los antiguos chinos no desarrollaron un método científico, permaneciendo aisladas hasta la época moderna sus filosofías y sus técnicas. La primera fase de la civilización china que pueda datarse con alguna seguridad fue la de la dinastía Shang que gobernaba en Anyang, a orillas del río Amarillo hacia el año 1500 a.e. Las excavaciones de Anyang han mostrado que los chinos de este período trabajaban el bronce, conocían la rueda de alfarero y los carros tirados por caballos, si bien

plantaban arroz en lugar de la cebada cultivada en occidente y tejían la seda en lugar del lino. Tenían ya la actual escritura ideográfica en una forma pictográfica primitiva, así como un sistema numérico sexagesimal, lo que se ha tomado como prueba de la influencia babilonia. Hacia el año 1000 a. e., la dinastía Shang cayó en manos de los pueblos fronterizos Zhou, quienes extendieron considerablemente el área de la civilización china. Los feudos periféricos del imperio Zhou se convirtieron gradualmente en determinado número de estados feudales autónomos con el debilitado estado Zhou en el centro. En el período que va del año 480 al 220 a.e., estos estados se hallaban constantemente en guerra unos con otros. El hierro llegó a China aproximadamente en el siglo sexto antes de Cristo, dándose en el año 513 a.e. la primera referencia a él. El estado más occidental, el estado Qin, que se dedicaba a la manufactura del hierro, conquistó gradualmente a los demás estados, estableciendo la dinastía Qin, 221-207 a.e. A fin de unir su imperio, el primer emperador Qin amplió las obras hidráulicas de la China, construyó una red de carreteras y aumentó notablemente la Gran Muralla. También trató de consolidar su posición quemando los libros de historia de todos los estados, excepto del Qin, si bien conservó ejemplares de los libros prohibidos en la Biblioteca Imperial. En general su gobierno fue autoritario y tras su muerte uno de sus oficiales secundarios inició la dinastía Han, más tolerante y duradera, que se extendió del 202 a.e. al 220 d.e. Los emperadores Han fundaron la universidad imperial en el año 124 a.e., estableciendo una burocracia de letrados para gobernar su imperio. Estos hombres de letras escribían inicialmente en tiras de bambú, luego en seda y finalmente en papel. La invención del papel se atribuye a Tshai Lun, 105 d.e., habiendo sobrevivido muestras que datan del año 150 d.e. El período Han fue notable por sus innovaciones técni-

caso No sólo asistió a la invención del papel, sino también del efecro de orientación del imán, c. 100 a.e., y a la primera mención del hierro colado. Una obra del año 31 d.e. describía un mecanismo mediante el cual una rueda hidráulica horizontal accionaba un fuelle mediante un sistema de poleas y correas, fuelles que soplaban un horno de hierro para fundir herramientas agrícolas. Más tarde, en el año 290 d.e., apareció en China la rueda hidráulica vertical y con ella un mortero con una mano accionada por agua que funcionaba por medio de un martinete basculante. El período de los Estados Guerreros, 480-221 a.e., el Qin, 220-207 a.e., yel Han, 202 a.e. al 220 d.e., fue una época en la que se especulaba mucho sobre temas de naturaleza filosó:éica y científica. Se dice que había «Cien Escuelas» de filósofos en el período de los Estados Guerreros, aunque de todas ellas sólo eran importantes la legalista, la de los lógicos, la de los mohístas y especialmente las de los taoístas y confucianos. Estas escuelas se dividían por lo que respecta al problema de cómo superar las guerras devastadoras que existían entre los estados. Los legalistas sostenían que el caos sólo se podría ordenar mediante una ley positiva; «Leyes fijadas previamente», como ellos decían. Tuvieron influencia bajo los gobernantes Qin, aunque desaparecieron en su mayor parte con sus patrones. Los mohistas, tradicionalmente los seguidores de Mo Di, c. 479-381 a.e., predicaban una doctrina de amor universal, aunque no por ello fueran pacifistas, dado que se entrenaban en las artes militares a fin de ayudar a los estados débiles oprimidos por los fuertes. Tales actividades llevaron a los mohistas a investigar problemas de física, especialmente de óptica, mecánica y métodos de fortificación. Estudiaban la reflexión de la luz en espejos planos, cóncavos y convexos, obteniendo reglas empíricas para poner en relación el tamaño y posición de los

al descubrimiento

objetos y las imágenes con las curvatura de los espejos empleados. En mecánica se interesaban por los sistemas de pa· I~ncas y poleas que estudiaban asimismo de manera empínca. Carecían de una teoría de la luz y no empleaban en su trabajo construcciones geométricas. Obtenían experimentalmente sus resultados, expresándolos a modo de reglas empíricas. Los mohistas y la escuela emparentada de los lógicos trataron de elaborar un método científico del razonamiento, a fin de que los hombres del período de los Estados Guerreros, con sus diversas opiniones, pudiesen llegar a un acuerdo mutuo. Ambas escuelas divergían al respecto, pues los mohistas sostenían que la experiencia sensible era el más seguro fundamento del conocimiento humano, mientras que los lógicos defendían que dicha experiencia era ilusoria, siendo la argumentación lógica el único modo de alcanzar un consenso. Al comienzo de la dinastía Han, los legalistas, mohistas y lógicos habían perdido importancia, dejando a los taoístas y confucianos como escuelas de pensamiento dominantes. Los confucianos, tradicionalmente los seguidores de Confucio, 552-479 a.e., enseñaban que la fidelidad a las antiguas costumbres y tradiciones constituía la solución a los problemas del período de los Estados Guerreros y de cualquier otro período. El confucionismo era la filosofía oficial de la burocracia letrada desde el momento de su ini· ciación bajo los emperadores Han. Los confucianos carecían de filosofía natural, o tenían una muy exigua, hasta el movimiento neo·confuciano del período Sung, 960-1279 d.C., aunque se hallaban asociados a los astrónomos oficiales de la burocracia, compartiendo sus opiniones relativas a la naturaleza del universo. Los confucianos no se hallaban inte· resados en problemas químicos o anesanales, temas que eran estudiados casi exclusivamente por los taoístas. Tradicionalmente, los taoístas eran los seguidores de Uozi (Laotsé) de quien se dice que vivió en algún momen-

to entre el siglo sexto y el cuarto a.e. Los taoístas apuntaban que los hombres deberían abandonar la sociedad civilizada para volver a las simples comunidades igualitarias de los viejos tiempos. Esa era la época de la virtud perfecta en 9ue «los hombres vivían en común con los pájaros y los ani· males, formando una familia con todas las criaturas •. Así, muchos de los primeros taoístas se fueron al campo y se hicieron er~mitas qu~ estudiaban la naturaleza con la magia de los pnmeros bruJOSchamanes. El tao era el camino de la naturaleza y el camino del hombre; era el proceso cósmico. Los hombres deberían seguir el tao «cabalgando sobre la normalidad del universo., como decía Chuang Chou, 369-286 a.e. Una historia daoísta de este período habla de un famoso carnicero real cuya cuchilla nunca se mellaba porque sabía el tao de los animales, la disposición de los huesos y articulaciones en cada tipo de esqueleto, por lo que consiguientemente los cortaba con habilidad. Los taoístas buscaban los secretos de la naturaleza, cuyos modos de operar les eran sugeridos por las creencias primitivas de su sociedad tribal idealizada. Pensaban que el mundo y todos los objetos que contenía habían nacido por un proceso análogo a la generación sexual, por la interacción de dos principios opuestos. A partir aproximadamente del siglo cuarto, no sólo los taoístas, sino también otros, pensaban que los dos princi. pios que producían todas las cosas mediante su interacción eran lo que se denominaba en Yin y el Yang. El Yin era la fuerza pasiva, oscura y femenina, mientras que el Yang era la fuerza activa, luminosa y. masculina. Ambos principios provenían de la mezcla primordial de materia y energía en forma de un fluido en movimiento giratorio. Semejante tipo de movimiento separaba lo oscuro y pesado de lo luminoso y sutil, dando lugar lo primero a la tierra y al principio Yin, mientras que lo segundo se convenía en los cielos y el principio Yang. La interacción entrambos principios

producía entonces los cinco elementos, agua, fuego, madera, metal y tierra. Primero venía e! agua y el fuego cuya composición era en gran medida Yin y Yang respectivamente; luego venía la madera en la que el Yin predominaba ligeramente, ye! metal, que contenía un ligero exce· so de Yang; finalmente venía la tierra en la que ambos principios se equilibraban. La continua interacción entre los dos principios producía una ulterior diferenciación en todos los objetos de la naturaleza, las «diez mil cosas» de! mundo. Los taoístas seguían e! camino de! universo a fin de controlar la mortalidad humana; trataban de extender e! período de la vida humana y de hacer eterna la juventud. A este fin desarrollaron técnicas respiratorias que imitaban lo que consideraban que era la respiración de! embrión en e! útero. Defendían que los hombres debían tomar baños de sol, mientras que las mujeres deberían exponetse a los rayos lunares, a fin de absorver las esencias Yang y Yin emitidas por e! sol y la luna respectivamente. Desarrollaron ejercicios gimnásticos y sexuales para acumular e! principio vivificador Yang en los hombres y Yin en las mujeres. Pero, lo que es más importante, trataron de aislar químicamente los principios Ying y Yang, en e! proceso de lo cual desarrollaron la alquimia, la dietética y la farmacia. Dícese que el primer emperador Qin consultó a los magos taoístas acerca de la posibilidad de extendet el período de su vida, si bien la primera referencia conocida a la alquimia aparece en la Historia de la primitiva dinastía Han, donde se cuenta que en e! año 133 a.e. vino un alquimista al emperador Han Wu-Ti ofreciéndole una demostración de cómo fabricar oro a partir de cinabrio, pues los líquidos bebidos en vasos fabricados con dicho oro conferían la inmortalidad al bebedor. La alquimia china se preocupaba mucho más por la búsqueda de la «píldora de la inmorta· lidad;. que por la transmutación de los metales bajos en oro, por más que estuviese desde e! comienzo asociada con

la fabricación de oro. El oro se consideraba importante p~rque era el metal solar amarillo, lleno de! principio vi· vIficador Yang. Con todo, e! cinabrio se situaba a mayor altura debido a su color rojo y a que cuando se calentaba suministraba e! metal vivo, e! mercurio. Ko Hung, de! siglo cuarto d.e., e! más famoso de los alquimistas chinos ~~: ' Tras quemar hierba y madera, se convienen en cenizas mas el cinabrio se puede transformar en mercurio ca~ lentándolo al fuego y viceversa. Es muy distinto de la sustancia vegetal ordinaria, de manera que puede hacer a la gente inmonal.

Como en occidente, se pensaba que los minerales y los metales crecían en las entrañas de la tierra. En China la ~octrina. se retrotrae al siglo segundo a.e. Ho Ting, 'de! sIglo qUlOtO d.e., escribía que en la tierra e! cinabrio es fer· tilizado por un. Yang verde que eras doscientos años produce una sustancIa verde· preñada de metales. El plomo nace en primer lugar, luego la plata y finalmente e! oro. Así e! oro era hijo del cinabrio. Siguiendo el tema de la muerte y la resurrección, Ho Ting sostenía que para que naciese el oro debía morir e! Yang y condensarse el Yin. Como en Europa, también en China se creía que tales procesos naturales podían reproducirse en el laboratorio. Ko Hung consideraba la sublimación y destilación muy impor. tantes a e.ste respecto, pues combinaban la acción Yang del c:llentamIento con la acción Yin del enfriamiento. Ambos principios podrían aislarse en forma química como mercurio y azufre. El mercurio era en gran medida Yin, mientras que al azufre era casi todo Yang, dando cinabrio su combinación, que era e! comienzo de la formación tanto natural como artificial de metales así como de la preparación de la píldora de la inmortalidad. La medicina china se vio también influida por el taoís-

mo a través de las técnicas dietéticas adoptadas para prolongar la vida y curar la enfermedad. En China era costum· bre tragar un huevo de gallina el día de año nuevo, que suministraba sustancia vitalizadora suficiente para el año entrante. Se preparaban alimento a base de animales que gozaban de larga vida, como la tortuga, ingiriéndose también para aumentar la vitalidad sustancias minerales que supuestamente tenían un alto contenido en Yang, como el azufre y e! salitre. Asimismo tenían un carácter Yin o Yang todas las partes anatómicas del cuerpo humano y las enfermedades a que se veía sujeto. Las fiebres se tenían por desarreglos de tipo Yang, mientras que los resfriados eran Yin. Se prestaba gran atención al pulso en la medicina china, pues los desórdenes Yang fortalecían e! pulso y los Yin lo debilitaban. Las enfermedades que se diagnosticaban 'mediante e! pulso se trataban mediante drogas que corrigiesen e! exceso de Yin o Yang. Las drogas estimulantes y muy picantes eran Yang, mientras que las drogas purgantes y astringentes amargas eran Yin. La obra médica china de referencia era e! Canon de Medicina que data de la época Han. Las doctrinas anatómicas y fisiológicas que contiene se basan fundamentalmente en las analogías entre el hombre y e! estado y entre e! hombre, e! microcosmos, y e! universo como macrocosmos. El cielo es redondo y la tierra es cuadrada, por lo que la cabeza es redonda y los pies cuadrados. Hay cuatro estaciones y doce meses en e! año, por lo que e! hombre tiene cuatro extremidades y doce articulaciones. El corazón es e! príncipe de! cuerpo, mientras que los pulmones son sus ministros. El hígado es e! general de! cuerpo con la vesícula biliar como cuartel general. El bazo y e! estómago son graneros y los intestinos, los sistemas de comunicación y alcantarillado. El Canon de medicina contiene la afirmación: «La sangre fluye continuamente en círculo y nunca se detiene», mas ello no puede considerarse e! descubrimiento de la circulación de

la sa?gre,. ya que los chinos no distinguían las venas de las artenas. Tra~áb.ase tan sólo de una analogía establecida entre e! mOVImIento de la sangre y el ciclo de la naturaleza, la sucesión de las estaciones y el movimiento de los cuer~os celestes sin demostración empírica de su carácter efectIvo. Los médicos estaban relacionados con la burocracia china a través de una Oficina Médica, mientras que los alquimist~ ~uedaban f~era de ella. No obstante, los científicos y t~cmcos que mas estrechamente se asociaban con la admims~ración oficial eran los matemáticos, los astrónomos, los agnmensores y los confeccionadores de calendarios como en Egipto y Babilonia. La primera obra matemátic~ china es la A.n~~étt~a en n~eve secciones, de la que se dice que se escnblO baJo el re~na?o de "los primeros emperadores ~hou, c. 1000 a.e., SI bIen las versiones que han sobreviVIdo datan de Chang Ts'ang, quien la reescribió c. el año 20.0 a.e. Los problemas abordados en esta obra eran en pr~me~,lugar los relacionados con la agrimensura, la de termmaClOn de áreas de triángulos, trapecios y círculos. El valor de 'Ir se tomaba como 3 al principio, considerándose como v'lo en el. siglo primero a.e. En segundo lugar, se a~ordaba~ cuestlOnes c?merciales de proporciones, porcentaJes y SOCIedades,segUIdos de métodos para determinar los volúmenes de fi~uras partiendo de los lados, y la longitud de los lados partIendo de los volúmenes, lo que entrañaba e! uso d~ ra~c~s cuadradas y cúbicas. Se ocupaba de triángulos pltagoncos y de ecuaciones lineales simultáneas dando también la regulafalsi. Esta regla era un método d~ resolver un problema conjeturando la solución y determinando la correcta a través de los errores introducidos por tales conjeturas. En astronomía se ha atribuido a los chinos la realización de observaciones en un lejano pasado. Los jesuitas que llegaron a Pekín en el siglo diecisiete creían que la astrono-

mía china databa de hacía cuatro mil años. No obstante las inscripciones oraculares en hueso del período Anyang, c. 1500 a. e., son los registros más antiguos de la astronomía china, no existiendo nada que sea fiable antes del año 400 a.e. Los eclipses ya aparecen en los huesos oraculares de Anyang, registrándose regularmente junto con el tránsito de los cometas desde el siglo séptimo a. e., cubriendo períodos como el de las tinieblas medievales en los que se observaba muy poco en occidente. El astrónomo chino más famoso fue Shih Shen, c. 350 a. e., que levantó un mapa de las posiciones relativas de unas ochocientas estrellas. Sabía que los eclipses se debían a efectos de interferencia entre los cuerpos celestes, por lo que ofreció reglas para predecirlos basadas en las posiciones esperadas del sol y la luna. Dividía el círculo en 3651/4 o para que correspondiesen al número de días en un año, conociendo el ciclo me tónico de 19 años que contiene casi exactamente 246 meses lunares. Un astrónomo oficial posterior, Hu Hsi, descubrió la precesión de los equinoccios en el año 336 d. e., asignando a la precesión el valor de 10 cada 50 años. Para los chinos, los cuerpos celestes más importantes eran la estrella polar y las estrellas circumpolares que nunca salen ni se ponen. La polar se tenía por el emperador de los cielos, ya que nunca se movía, mientras que las estrellas circumpolares eran príncipes y las otras estrellas, funcionarios. Así pues, las mediciones chinas de las posiciones de los cuerpos celestes diferían de las realizadas en occidente antes de la época moderna por cuanto que se basaban en la esfera celeste con su polo estacionario, más bien que en la esfera terrestre con un observador estacionario. Uno de los problemas más arduos de la astronomía primitiva era la determinación de la posición solar con respecto a las estrellas fijas, dado que de día, cuando sale el sol, las estrellas quedan anuladas. Los babilonios y egipcios, así

como los griegos tras ellos, resolvieron el problema observando las estrellas que salían justo antes de la aurora, determinando dichas estrellas la posición solar en ese momento. En épocas primitivas, los egipcios sabían, por ejemplo, que Sirio salía con el sol aproximadamente en la época de las crecidas del Nilo. Esas salidas helíacas de las estrellas constituían fenómenos del horizonte terrestre, que suministraban como línea de base para las mediciones astronómicas la órbita anual aparente del sol a través de un cinturón de estrellas fijas, la eclíptica. Los chinos, por Otro lado, usaban las estrellas circumpolares como pUntos de referencia para saber la posición de las que salían y se ponían con el sol, de manera que podían calcular dónde: se encontraban aunque no fuesen visibles. De este modo, la esfera celeste tachonada de estrellas fijas' como pUntos de referencia, suministraba las coordenadas para medir las posiciones de los cuerpos celestes, siendo la línea de base el ecuador celeste y no la eclíptica. Por una curiosa ironía de la historia, a finales del siglo dieciséis los jesuitas enseñaron a los c?inos el uso del método griego de las coordenadas eclíptlcas, momento en que Tycho Brabe introducía en Europa las mediciones ecuatoriales. Los cálculos astronómicos realizados por los chinos eran casi enteramente algebraicos, por lo que su astronomía no les suministraba una imagen de la configuración del uni. verso. La astronomía técnica china era, pues, en gran medida algo ajeno a sus especulaciones cosmológicas que siguieron siendo de carácter cualitativo a lo largo de toda su historia. En el período Han había tres sistemas del mundo principales. El más antiguo era el de Ka Thien, según el cual los cielos eran una bóveda hemisférica y la tierra una escudilla boca abajo con aristas lineales, de manera que formaba un cuadrado convexo. El cielo no era un hemisferio regular, sino que se elevaba al sur y se deprimía al norte, como «una sombrilla inclinada sobre un tablero de ajedrez».

Así el sol que rotaba con el hemisferio era visible cuando se hallaba al sur y no cuando estaba al norte. El sol, la lun.a y los planetas rotaban con los cielos, si bien tenían ~OVImientas propios «cual hormigas en una rueda de mollOo», como se decía. En torno a los bordes de la tierra había un océano en el que se hundía la bóveda celeste en su periferia, sosteniéndose el cielo y la tierra merced al aire apresado bajo sus escudillas. El cielo estaba a 80.000 Lipor encima de la tierra (un Li equivale a unos 540 metros). Esta teoría del «cielo hemisférico» había desaparecido a finales de la época Han, siendo sustituida por la teoría de la «esfera celeste» de Hun Thien en las historias oficiales de la dinastía, traslos Qin, 207 a.e. La teoría de Hun Thien se originó, según se piensa, en el siglo segundo a.e.,. informando por vez primera. de ella Chang Heng en el slgl? primero d.e. Según esta teoría, el universo er~ un esferoIde de unos dos millones de Li de diámetro, sIendo 1.000 Li más corto en la dirección norte-sur que en la dirección este-oeste. Chang Heng comparaba al universo con un huevo cuya yema era la tierra que descansaba sobre el agua y cuya cáscara eran los cielos sostenidos por vapo~es .. La t~rcera teoría de Hsuan Yeh o teoría del «espaclO lOfinlto vacío» se considera antigua, aunque las noticas acerca de ella datan del último período Han. Según esta teoría, el universo carece de forma y de sustancia aparte de la tierra y los cuerpos celestes. El espacio era infinito y vacío, no hallándose adheridos los cuerpos celestes a nada en a~soluto moviéndose libremente impulsados por «fuertes VIentos». teoría del «espacio infinito vacío» se hallaba asociada a los taoístas, mientras que la teoría de la «esfera. celeste» era la adoptada por los estudiosos confucia~os.o.fiC1ales. N,o obstante, los confucianos adoptaron la pnm1t1va filosof'¡a natural taoísta a medida que los taoístas se tornaban gradualmente en místicos religiosos. Así, algunos elementos de la teoría del «espacio infinito» se incorporaron a la teoría

L

oficial de la «esfera celeste», especialmente durante el movimiento neo-confuciano del siglo doce. Sin embargo, ya en el siglo cuarto, el astrónomo oficial Yu Hsi, que descubrió la precesión de los equinoccios, pensaba que los cielos eran inconmensurablemente altos, aunque con un límite, con los cuerpos celestes moviéndose libremente bajo ellos. Los chinos no consideraban a los cuerpos celestes como seres divinos y poderosos que determinaban los acontecimientos terrestres. Poseían un sistema astrológico muy particular, puesto que l;l.s determinaciones entre cielo y tierra se ejercían en ambos sentidos. La aparición de un cometa podía anunciar un desastre, aunque igualmente podía ejemplificar un desarreglo cósmico provocado por alguna desviación humana del orden acostumbrado de las cosas. Así pues, no había un legislador divino que controlase el universo, siendo el proceso cósmico un entramado de interrelaciones entre los diversos objetos de la naturaleza. ordenados tan sólo por la costumbre. Para los taoístas. todos los elementos de! proceso cósmico poseían igual peso sin que ninguno de ellos predominase sobre los demás. El taoísta Chuang Choll, 369-286 a.e., escribía: "Parece como si hubiese un gobernador real, pero no hay pruebas de su exisrencia. Se puede creer que exista, pero no vemos su forma. Las cien partes del cuerpo humano con sus nueve orificios y seis vísceras están todas completas en sus lugares. ¿Cuál preferir? ¿Hay algún legislador verdadero distinto de ellos mismos?»

Los confucianos no pensaban que todas las cosas tuviesen e! mismo peso en el proceso cósmico, aunque todas ellas se hallaban interrelacionadas y ligadas por la fuerza de la costumbre. El confuciano Hsun Ch'ing, c. 300-240 a.c., desarrolló una clasificación jerárquica de la naturaleza semejante a la división aristotélica de las criaturas terrestres en aquellas con almas vegetativas, animales y racionales.

Todos sus órdenes se movían y relacionaban costumbre y la tradición. Decía:

mediante

la

.La costumbre es aquello mediante lo cual se unen cielos y tierra, por lo que brillan el sol y la luna, por lo que se ordenan las cuatro estaciones, por lo que los astros se mueven en sus órbitas, por lo que fluyen los ríos, por lo que prosperan las cosas, por lo que amor y odio se atemperan, por lo que la alegría y la ira se mantienen en su lugar adecuado. Hace que los órdenes inferiores obedezcan y que las clases superiores sean insignes; mediante una miríada de cambios impide la perdición. Si te alejas de ella, serás desttuido; ¿acaso no es la Costumbre el mayor de todos los principios? La conducta habitual de los hombres, los años y las cuatro estaciones eran fáciles de observar y comprobar; pero para alcanl;lr un conocimiento más detallado se recurría a técnicas de adivinación. En la época Shang se resquebrajaban omoplatos de animales mediante un hierro al rojo, tomándose ¡as direcciones de fractura como predicción del curso de los acontecimientos. En el período Chou se recurría al procedimiento de echar suertes, teniéndose que elegir entre dos palos de bambú, uno corto y otro largo. El alcance de la elección se amplió gradualmente, formando ocho trigramas con esos palos cortos y largos, practicándose la selección aleatoria de los trigramas en el período de los Estados Guerreros. Finalmente, en tiempos Han, se desarrolló un método complejo de pronóstico mediante el que un cazo, un modelo de la Osa Mayor (o Gran Cucharón; las estrellas circumpolares más importantes), se hacía girar en un tablero divinatorio con trigramas, indicándose el resultado mediante la posición en la que se había detenido el cazo. Se ha sugerido que fue de este modo como se descubrió la propiedad orientadora del imán, al notarse cómo un cazo de piedra imán parecía volver siempre mágicamente a la misma posición.

Los desarrollos hasta aquí descritos tuvieron lugar durante la primitiva historia de China, aproximadamente hasta finales de la dinastía Han, 220 d.C. A partir de entonces, el patrón anterior de la historia china se repitió de nuevo. El imperio de los gobernantes Han se desmembró en un sinnúmero de estados autónomos en guerra, cada uno de los cuales luchaba por su supremacía, finalmente alcanzada por Sui en el 581 d.C. La dinastía Sui, 581-619, como la Qin antes que ella, fue brutal y efímera, dando lugar a la Thang, 619-909, ya la Sung, 960-1279, donde prevalecía el sistema de gobierno más tolerante de la costumbre confuciana. Durante el segundo período de estados en guerra, 221-580, el budismo llegó a China, conociendo una gran aceptación al llenar el vacío moral de la época. El taoísmo se convirtió entonces en una religión mística con sus templos, monjes y una sucesión de pontífices, formando la oposición nativa al budismo. No obstante, en la época Thang el taoísmo revivió y los alquimistas chinos empezaron a ejercer una vez más. Practicaron la destilación del mercurio a partir del cinabrio así como quizá también la de licores alcohólicos. La búsqueda de los secretos de la longevidad se inició de nuevo y, ciertamente, se dice que siete de los veintidós emperadores Thang murieron por una sobredosis de la «píldora de la inmortalidad». La manufactura de la porcelana, que se había iniciado con la burda proto-porcelana de la época Han, alcanzó un alto nivel de perfección bajo los Thang, estableciéndose una oficina imperial para su manufactura en el año 621. La carretilla se había inventado durante el siglo quinto, apareciendo en el séptimo embarcaciones de palas movidas por molinos de peldaños, dotadas de mamparos estancos y de timón de codaste. Durante el período Thang se inició la impresión xilográfica en los monasterios budistas de China. El primer libro impreso es el Sutra del Diamante, fechado el 868 d.C., y hallado en las Grutas de los Mil Budas en

Kansu. La impresión de libros pronto se generalizó por toda China, imprimiéndose los clásicos confucianos desde el año 932, Y las historias dinásticas oficiales. entre el 994 y el 1063. La impresión xilográfica se extendió a la tribu fronteriza de los Uigurs antes del 1206, el año en que fueron arrollados por los mongoles. Los Uigurs imprimieron las obras budistas, con notas en sánscrito y numeración de páginas en chino, usando su propio lenguaje turco con una escritura alfabética que se había origInado en Siria. Los tipos móviles de arcilla los inventó en China Pi Sheng en los años 1040. Algo más tarde se empezaron a usar los tipos móviles de madera, habiéndose hallado en las Grutas de los Mil Budas algunos ejemplares que datan de aproximadamente el año 1300. Finalmente se desarrollaron los tipos móviles de metal fundido, habiéndose hallado en Carea ejemplares de fundición del 1430. Los libros impresos con estos tipos datan de 1409. Hacia el final del período Thang se había desarrollado en China la pólvora, mientras que las armas de fuego aparecieron antes de finales del Sung. En China e India el salitre se da como afloramiento natural del suelo. Se menciona por vez primera en los textos chinos del siglo primero a.e. Los alquimistas chinos del siglo tercero d.e. mezclaban azufre y salitre en la proporción correcta para hacer pólvora, exponiendo la mezcla a altas temperaturas. Tales experimentos pueden haber sido el origen de los fuegos de artificio mencionados en los textos del siglo séptimo. En las guerras del período Thang, se utilizaron flechas ígneas, aunque tal vez no fuesen más que brea ardiendo atada a la punta de una flecha. En el 969 apareció un nuevo ripo de flecha ar~¡ente que parece haber sido una especie de cohete. Un registro de 1040 dice que se usaba la pólvora en los nuevos cohetes ígneos, dando el informe la fórmula correcta de la pólvora junto con los detalles de su preparación. Un edicto chino de 1067 prohibía la exportación de

azufre y salitre a tierras extranjeras, lo que indica lo valiosa que se consideraba la pólvora en la Chin~ .~e la época. Marco Polo, que alcanzó una elevada pOSlClOn~n la burocracia china bajo los mongoles, dijo que los ch.InoS poseían armas de fuego ya en el año 1237 a.e. Los Informes chinos de la época hablan de diferentes tipos de armas de pólvora. La primera referencia a un arma de fuego que proyecta balas aparece en el 1259, cuando los ejér~itos Sung repelieron a los tártaros con armas de fuego fabncadas con tubos de bambú. Los tártaros, a su vez, emplearon armas de pólvora contra los mongoles. En el 1231 ~mpleaban un arma denominada «El trueno que sacude al CielO»,que parece haber sido una granada. un recipiente de hierro lleno

de pólvora y provisto de una espoleta, que se lanzaba des~e una catapulta. En 1233, los mongol es capturaron una fabrica china de municiones, y el capitán que los mandaba, Souboutai, mandó las invasiones mongoles de Europa unos cuantos años más tarde. Durante la invasión del Japón, 1274-81, los mongoles usaron cañones, de acuerdo con tres fuentes distintas, una de las cuales añade que emplearon balas de hierro. Los cañones chinos más antiguos que se

pueden datar son de 1534, 1557 Y 1) 77, mientras que los más antiguos de los europeos son de 1380, 1395 Y 1410. Otro invento chino del período Sung fue el uso de la aguja magnética para viajar por tierra y por mar. En 1086, Shen Kua, un estudioso, director de ingenios hidráulicos, escribió una obra en la que describía las diversas maravillas que había visto en su época, cosas tales como fósiles, mapas en relieve y casos reales de transmutación de metales, no menos que medios mágicos para hallar la dirección. La transmutación que describía era la conversión de hierro en cobre mediante una solución de sulfato de cobre, algo que en occidente se consideró durante mucho tiempo como un cambio real de un metal en otro. Por lo que atañe a la aguja magnética, decía que cuando los magos deseaban hallar la dirección, frotaban una aguja contra una piedra iman, colgándola luego por medio de un hilo delgado. Normalmente la aguja señalará al sur, aunque en ocasiones, añade, señalará al norte. Hacia el año 1150 tales brújulas se utilizaban regularmente para travesías marinas y viajes por tierra, constatándose por esa época la declinación de la aguja respecto al norte y sur verdaderos. Al igual que la dinastía Han, la Sung fue rica en matemá~icos, astrónomos, confeccionadores de calendarios y agnmensores. La biografía oficial china de tales hombres publicada en 1764, recoge treinta y ocho matemáticos emi~ nentes del período Han y veintinueve del Sung, mientras que el número máximo de las dinastías intermedias era de nueve para la Sui. En el afto 1247, Ch'in Kui Shao publicó las Nueve secciones de las matemáticas, donde se introduj~rorren el sistema numérico chino el valor del lugar y un Signo para el cero. Suministraba métodos algebraicos para resolverproblemas trigonométricos, tratando además ecuaciones numéricas superiores y ecuaciones indeterminadas. Chon Huo, 1011-75, presidente de la oficina de astronomía, resolvióel problema de sumar un número dado de tér-

minos de una serie de cuadrados y Chu Shi Kie, c. 1250. hizo la primera descripción del triángulo de Pascal de coeficientes binomiales. Durante la época Sung aparecieron pocas novedades en astronomía, dado que la astronomía china se ocupaba fundamentalmente de problemas de calendario, los cuales se habían resuelto en gran medida durante el período Han. No obstante, los confucianos de la dinastía Sung desarrollaron una filosofía natural propia, tomando elementos de las especulaciones taoístas primitivas que incorporaron a la cosmología oficial de la cesfera celeste». El más notable de los neoconfucianos fue Chu Hsi, 1131-1200, quien soste· nía que inicialmente el universo era un caos primordial de materia en movimiento. Dicho movimiento adquirió la forma de un vórtlce, con lo que la materia pesada se separó de la ligera, yendo la primera hacia el centro del torbellino para formar la tierra y permaneciendo la ligera encima para formar los cielos. El centro era la única parte inmóvil del torbellino y de ahí que la tierra hubiera de hallarse en el centro del mundo. El vórtice ordenó el universo, manteniendo a la: tierra en su posición. cSi el cielo se detuviese aunque sólo fuera un instante», decía, «la tierra caería hacia abajo». Chu Hsi pensaba que los cuerpos celestes se mantenían en movimiento merced a «fuertes vientos», poseyendo cada uno de los cuerpos celestes su propio viento, el cual formaba una capa distinta del vórtice cósmico. Había nueve de esas capas de viento, la exterior de las cuales de movía tan rápidamente, siendo tan «fuerte., que constituía la periferia del universo, si bien el espacio se extendía infinitamente más allá. Los planetas eran arrastrados en derredor por el viento rotatorio de la esfera exterior, por más que poseyesen movimientos propios. El sol se movía tan sólo un grado al día contra el cielo exterior, mientras que la luna se movía trece grados diarios. La razón de ello estribaba en que el sol era un príncipe,

mientras que la luna era tan sólo un ministro, por lo que tenía que darse más prisa. Chu Hsi también se dio cuenta de que los fósiles eran restos de seres orgánicos. Escribió que, «Frecuentemente se ven en las altas montañas conchas y valvas de ostras, en ocasiones incrustadas en la roca. En épocas primitivas, esas rocas eran tierra, y las ostras y mariscosvivían en e! agua. Posteriormente todo se invirtió. Lascosas de! fondo subieron a lo alto y lo blando se endureció. La cuidadosa consideración de estas cosas llevará a conclusiones de gran alcance.• Este pasaje presenta a la ciencia china en sus mejores momentos, combinando la especulación con una cierta agudeza observacional. Los chinos nunca sobrepasaron este punto, pues no combinaban teoría y experimentación, dado que los estudiosos consideraban degradante e! trabajo práctico. El propio Chi Hsi contaba que, «Sun Szu-mo era un notable doctor en literatura de la dinastía Tang, más, dado que pracricaba la cura como profesión, fue relegado a la clase de los artesanos; ¡qué pena!.

«Losmatemáticos, agrimensores, médicos y magos eran charlatanes. Los sabios no los consideraban gente educada.• De este modo, las obras de los estudiosos eran notablemente especulativas, mientras que las personas que llevaban a cabo e! trabajo técnico de medición, confección de calendarios y observaciones astronómicas eran en gran medida empíricos y ateóricos en sus obras. Cuando, en los siglos dieciséis y diecisiete, los jesuitas introdujeron a los astróno-

mas chinos en la controversia entre e! copernicanismo, e! ptolomaísmo y e! sistema de Tycho Brahe, no se sintieron muy interesados en e! asunto. Yuan Yuan, e! biógrafo de los matemáticos, astrónomos, agrimensores y confecciona·· dores de calendarios de la China escribía en e! siglo dieciocho: «Nuestros mayores buscaban fenórJ:lenos,ignorando las explicaciones reóricas. Desde la llegada de los europeos, los problemas que se plantean son las explicaciones, órbitas circulares, movimientos medios, eclipses y cuadraruras... (pero) en realidad no me parece en absoluto inconveniente ignorar las explicaciones teóricas occidentales y considerar sencillamente los hechos.» Tal separación de la investigación teórica y empírica ha sidq un rasgo característico de la mayoría de las civilizaciones de carácter agrícola estratificacj.o. Antes de la revolució~ industrial de! siglo dieciocho, la ciencia se había promovIdo del modo más vigoroso en las civilizaciones comerciales, como las de la antigua Grecia y la Europa renacentista. Los chinos nunca conocieron una civilización de este tipo, dirigiéndose siempre la política de sus dirigen~es contra. e! productor y mercader independiente . Todo bIen se naCl?nalizaba tan pronto como se tornaba importante (la sal baJO los Zhou, e! hierro bajo los Qin, e! té bajo los Tang), de modo que su control quedaba fuera de manos privadas. Por consiguiente, los gremios artesanales y mercantiles de China eran insignificantes comparados con los de la Europa medieval no desarrollando una tradición independiente propia'. Los chinos, por ejemplo, nunca desarrollaro.n una filosofía atomística, perspectiva que parece grata al tipO de espíritu individualista y mercantil, si hemos de hacer caso a los periódos en que la filosofía atomista resulta~a popular antes de poseer una utilidad científica, espeCIalmente

en la antigua Grecia y en la Europa renacentista. La figura más independiente de la sociedad china era el ermitaño taoísta perdido en el desierto, que siempre permaneció dentro de los límites establecidos por los conceptos del pri. mitivismo idealizado.

Capítulo 8 La ciencia de la India

Como en Mesopotamia, Egipto y China, la sociedad civilizada surgió en la India con una cultura de la edad de bronce en un valle fluvial. No obstante, aún se ignoran muchas cosas acerca de la civilización del Indo que floreció c. el año 3000 a.e. Los habitantes del valle del Indo tenían una escritura pictográfica y un sistema numérico decimal. Empleaban la misma rqeda de alfarero de giro rápido que los sumerios y a1eaban el cobre con estaño para fabricar el bronce, aunque tejían el algodón en lugar del lino o la lana del oeste, o la' seda del este. Hacia el año 2000 a. e., sin embargo, la civilización del Indo se extinguió. El final de la antigua civilización del Indo se debió con toda probabilidad a los arios de lengua sánscrita que invadieron la India desde el norte, imponiendo su sociedad de castas a los dravidianos. Tenían sus sabios en los sacerdotes brahmanes, quienes transmitían su ritual y su saber de manera oral en el antiguo sánscrito, mucho después de que el prácrito se hubiese convertido en el lenguaje de uso diario. Se adoptó una escritura alfabética un poco antes del co-

mienzo de la era cnstlana, transcribiéndose entonces el saber antiguo. Esos textos antiguos, los Vedas, contienen re· ferencias al sol, la luna y algunas constelaciones estelares, aunque no se reconocían los planetas. Se constataron algunos casos del teorema del Pitágoras en conexión con la construcción de altares, mencionándose los metales oro, plata, hierro- y quizá estaño. El budismo surgió en el siglo sexto a. C, siendo adoptada la nueva religión por Asoka, c. 260 a. C, el tercer emperador de la dinastía Mauyra que había surgid~ de la confusión dejada por las invasiones griegas de la India, 327-323 a.C Según inscripciones grabadas en piedra, Asoka fundó los primeros hospitales y jardines botánicos de la India, poniéndolos bajo control. budista en oposición a los brahmanes indúes. Esas inscripciones muestran además que en aquella época se utilizaba un sistema numérico que presentaba algunas semejanzas con el sistema indoarábigo moderno. Otras inscripciones posteriores muestran el probable desarrollo de nuestro sistema numérico, con la aparición del valor del lugar y un signo para el cero. Una lápida del año 595 d.C pone la fecha 346 con la notación decimal del valor de la posición, mientras que la primera aparición segura de un cero se halla en un monumento de Gwalior donde, en el año 876 d.C, se inscribió el número 270 tal y como lo escribimos hoy. La primera referencia a los numerales hindúes fuera de la India aparece en una obra de Severo Sebokjt, un obispo titular que vivía en el conv~nto de Kenneshere en el Eufrates. Comparando el saber gnego y siríaco, escribía en el año 662 d.C: «Omitiré toda discusión de las ciencias de los hindúes, su valioso método de cálculo y sus cómputos que sobrepasan toda descripción. Tan sólo quier? señalar que este cómputo se realiza mediante nueve signos.»

Hay pocos registros indios auténticos anteriores a las invasiones musulmanas (a partir del 664 d.C), dejando de lado monedas, inscripciones en piedra y asentamientos de tierras grabados en metal. Los indúes estaban familiarizados con parte de la ciencia griega y tal vez de la babilonia, aunque en ausencia de documentos no se sabe cómo y cuándo llegó a la India ese saber. Es posible que la transmisión se produjese en algún momento entre el año 150 a.C yel 140 d.C, dado que los astrónomos hindúes conocían la obra de Hiparco pero no la de Ptolomeo, siendo la ruta de transmisión el comercio marítimo entre el imperio romano y Ujjain, el centro comercial indio con occidente. Ujjain había sido la sede del vicerreinato de Asoka durante el reinado de su padre en Patna, siendo Ujjain y Patna las ciudades reales de las dinastías subsiguientes y, junto con Mysore en el sur, los centros principales de la ciencia hindú. Los primeros científicos hindúes de los que tenemos un conocimiento cierto fueron los dos Aryabhatas, c. 475-550 d.C, que trabajaban en Patna; Varahamihira, c. 505, que tenía un observatorio astronómico en Ujjain; y Brahmagupta, c. 628, que trabajaba también en Ujjain. Otras figuras posteriores fueron Mahavira, c. 850, en Mysore, y Bhaskara, 111-85, que, aunque venía del sur, trabajaba en Ujjain. Varahamihira expuso la primera relación importante de las obras astronómicas hindúes, los Siddhantas. Describió cinco de tales Siddhantas escritos anteriormente a su época, cuatro de los cuales se basaban en la astronomía griega y el otro en la antigua astrología védica. Uno de los cuatro, el Romaka Siddhanta, como su nombre indica, provenía de occidente (Roma), a la vez que Varahamihira citaba a los Yavanas o gentes del oeste como fuente de su astronomía. Tanto él como los demás astrónomos hindúes suponían que la tierra era esférica con el sol, la luna y los planetas a distanciasde ella proporcionales a sus períodos de revolución. Tal doc-

trina se basaba en la suposiciónde que todos los cuerposcelestes se movían en círculosen torno a la tierra con idénticasvelocidades uniformes. La mayoría de los astrónomos hindúes sostenían que cada uno de los cuerpos del sistema solar poseía un movimiento propio causado por un viento, existiendo además un vónice de aire mayor que transportaba a todos los cuerpos celestes en torno a la tierra una vez cada veinticuatro horas. Uno de los Aryabhatas, o ambos, eliminó el vórtice mayor suponiendo que la tierra realizaba una rotación diurna en torno a su eje, gracias a un viento existente a unos ciento sesenta kilómetros por encima de la superficie de la tierra. Sin embargo, esta opinión no gozó de una aceptación generalizada. A fin de dar menta de la complejidad de los movimientos planetarios, los hindúes recurrieron al expediente matemático de los griegos, el epiciclo, introduciendo epiciclos ovoidales para lograr un acuerdo mayor. No obstante, al ocuparse de los movimientos lunares, los astrónomos hindúes empleaban métodos que muestran rasgos distintivos del influjo babilonio. Las obras matemáticas de los hindúes fueron más notables que su astronomía, continuando la tradición algebraica de las matemáticas babilonias más bien que la tradición geométrica de los griegos. Los Aryabhatas estudiar~n la suma de series aritméticas, tratando de resolver ecuaClOnes cuadráticas y lineales indeterminadas. Introdujeron también el uso de senos de ángulos en lugar de las cuerdas empleadas por los griegos, iniciando el estudio de la trigonometría. Brahmagupta desarrolló la aplicación a problemas astronómicos de métodos algebraicos explícitamente generales. Dio métodos generales para resolver ecuac~ones indeterminadas de primer grado y para extraer una r3.1Zde una ecuación cuadrática, hallando también una fórmula general para el área de cualquier cuadrilátero con dos lados paralelos. Mahavira discutió las operaciones de la suma, la subs-

tracción, la multiplicación y la división, incluyendo el uso del cero. Sostenía que la división de cualquier número por cero daba como resultado cero. Más tarde, Bhaskara fue el primero en señalar que el resultad9 habría de ser infinito. En la Aritmética en nueve lecciones (c. 200 a.e.) de la China se encuentran dos problemas propuestos por Mahavira, uno de los cuales aparece en todas l~ obras matemáticas hindúes a partir del siglo sexto d.e. El nexo viene dado por el budismo, ya que los misioneros indios iban a China desde el siglo segundo d. e., mientras que los peregrinos chinos visitaron la India desde el cuarto. La historia china oficial de la dinastía Sui, terminada hacia el año 610 d.e., enumera unos cuantos trabajos hindúes en matemáticas, astronomía y medicina que se habían traducido al chino. La medicina y química de los hindúes era menos sobresaliente que sus matemáticas y astronomía. La más antigua de las obras médicas hindúes es el manuscrito de Bower que data aproximadamente del siglo cuarto a.e. El manuscrito consta de una lista de drogas y los conocimientos acerca de su uso, siendo copiados en obras posteriroes, especialmente el Charaka, un compendio médico que se sitúa en el siglosegundo d. e., y el Sustuta, un tratado del ~igloquinto sobre cirujía. Las obras posteriores dependen también de fuentes griegas, dado que el Charaka da reglas de razonamiento silogístico tomadas de Aristóteles. El Charaka distinguía tres procesos vitales en el cuerpo humano. El primero debíase a la acción del aire en la región situada bajo el ombligo, el segundo debíase a la bilis que controlaba la región que se halla entre el ombligo y el corazón, mientras que el tercero consistía en la actividad de la flema por encima del corazón. Estos procesos vitales engendraban los siete principios, quilo, sangre, grasa, huesos, tuétano y semen, dependiendo la salud de la armonía cuantitativa de

los siete principios, dando el desorden la enfermedad como resultado. La obra quirúrgica, el Susruta, es superior al Charaka. Describe unos 121 instrumentos quirúrgicos diferentes, explicando la mayoría de las operaciones quirúrgicas conocidas antes de la época moderna. En el Susruta se señala la conexión existente entre la malaria y los mosquitos, así como la evacuación de orina dulce por parte de los pacientesde diabetes. En estas obras se hace mención de seis metales, oro, plata, cobre, estaño, plomo y hierro, así como de los álcalis cáusticos que se distinguían de los álcalis suaves. Una obra médica posterior, el Vagbhata, del siglo séptimo, contiene la primera mención india del mercurio. Según los peregrinos chinos del siglo siete, la práctica de la alquimia parece haber comenzado en ese período. Pa~ece haber estado asociada al resurgimiento del brahmaOlsmo, pues las obras alquimistas principales de los hindúes son los Tantras, obras basadas en los antiguos Vedas, que se escribieron para propagar la religión brahmánica frente al budismo. Se ha dicho que los alquimistas hindúes conocían los ácidos minerales fuertes, basándose tal pretensión en una obra de la que se dice que procede del siglo octavo y que habla de «matar» los metales con un líquido, así como en un Tantra que ~·eha situado en el siglo doce y que describe la preparación de este líquido a partir del vitriolo verde. Existe también un documento chino del 780 d.C. que señala que, «Hay en la India una sustancia llamada agua de Pan· ch'acho que se produce en las montañas a base de mi· nerales... puede disolver hierbas, madera, metales y hierro; ciertamente, si se pone en la mano de una pero sona la destroza.~

Al igual que la de los chinos, la alquimia de los hindúes parece haberse ocupado preferentemente de la búsqueda del elixir de la inmortalidad, aunque ello entrañaba la fa· bricación de oro. Como en otras partes, las sustancias primordiales para la preparación del oro y del elixir de la vida eran, segun se pensaba, el mercurio y el azufre, si bien los hindúes concebían al mercurio como el principio masculi· no y el azufre como el femenino, frente a lo que ocurría en China y en occidente, donde se pensaba que el azufre era masculino y el mercurio femenino. Aparte de los dos principios del mercurio y del azufre, los hindúes tenían cinco elementos, ti~rra, agua, aire fuego y éter o espacio en si mismo, lo que parece haber sido tomado de los griegos. Lo mismo ocurre con ia filosofía atomista, que hacia el siglo quinto se hallaba ya bien asentada entre los brahmanes y la secta jainista de los budistas. Las contribuciones más importantes de los hindúes a la ciencia moderna fueron nuestro moderno sistema numérico \' el desarrollo de operaciones algebraicas generales. Sus otr~ ciencias eran prestadas., estando un tanto degradadas por la persistencia del saber védico, presentando incluso sus matemáticas una calidad variable. El persa al·Biñini (Albiruni), 973-1048, vivió en Ghazna, en Afganistán, del 1017 al 1030, época durante la cual estudió la literatura sánscrita escribiendo una historia de los hindúes y sus ciencias. Al hablar de sus ciencias matemáticas, decía: «Sólo puedo comparar sus escritos astronómicos y ma· temáticos... a una mezcla de nácar y dátiles pasados, de piedras preciosas y guijarros ordinarios. Ambas cosas son para ellos equivalentes, ya que no son capaces de ajustarse a los métodos de la deducción estrictamente científica. »

Capítulo 9 La ciencia y la tecnología del mundo musulmán

Los habitantes de Arabia, forjadores de un imperio que se extendía desde los Pirineos al oeste hasta las fronteras de la China al este, entre los años 634 y 750 d.C., no eran plenamente bárbaros nómadas antes de iniciar sus conquistas. Los mercaderes árabes tomaron parte en el comercio marítimo de Ujjain, en la India, a Alejandría, en Egipto, monopolizando en gran medida la ruta de Adén a la India. Se dice que el propio Mahoma, el Profeta cuyas doctrinas inspiraron las conquistas árabes, era asimismo un mercader. Algunas tribus árabes fronterizas habían entrado al ser· vicio de los romanos y de los griegos bizantinos como aliados, aprendiendo algo de los usos de sus señores. Al· gunos árabes se habían convertido al cristianismo, encono trando puestos en el servicio civil del imperio bizantino, sobre todo en Siria. Así pues, antes del surgimiento del islam, había elementos educados entre los árabes,' factor que facilitaría la posterior asimilación musulmana de la . . . ClenCla gnega.

Una de esas tribus fronterizas, los Omeyas, que habían sido aliados de los romanos, ocuparon toda Siria, estableciendo el primer·califato musulmán en Damasco el año 661. Los Omeyas, que estaban helenizados desde el principio, reunieron en Damasco a científicos y fundaron allí un ob· servatorio astronómico ya en el año 700. Sin embargo, los árabes helenizados tendían a carecer de la energía derivada del fervor religioso, por lo que los Omeyas sucumbieron en el 747 ante los más religiosos abasíes, quienes establecieron su califato en Bagdad. Los abaíes más que helenizarse, se persizaron, adoptando la cultura de la tierra que habían conquistado. Siguiendo el ejemplo de los persas, que habían fundado una escuela de medicina y astronomía en Jundishapur en el siglo quinto, el segundo califa abasí, alMansur, trajo científicos a Bagdad. Un astrónomo indio, Manka, le fue presentado a al-Mansür en el 773 traduciéndose las obras científicas hindúes, 'Ios Siddhan~as, el Charaka y el Susruta. El tercer califa, Hácün al-RiSid, ordenó recolectar tratados griegos originales y el cuano, al-Ma'mün, fundó una «Casa de la sabiduría» hacia el 828 para la traducción de dichas obras. El principal traductor era allí el nestoriano I:Junayn ibn lsl)aq, c. 809-77, quien tradujo la mayoría de los escritos médicos de Galeno. comenzando la traducción de la astronomía de Ptolomeo. Su tr?bajo lo prosiguieron unos noventa discípulos, principalmente su hijo Is~aq, muerto en el año 910, que tradujo las obras de Ptolomeo y Euclides, y su sobrino l:Iubays, quien tradujo las obras de Hipócrates y Dioscórides. AI-Ma'mun fundó asimismo un observatorio astronómi· co en Bagdad en el año 829. Allí inició las observaciones al-Fargani, muerto hacia el año 850, que fueron continuadas por los sabeos, adoradores de los astros, al·Battani, c. 859-929, y Thibit ibn Qurra, c. 826-901. Estos hombres provenían de l;Iarran en Mesopotamia, donde la vieja reli· ~ión babilonia con su astrología y su adoración de las es-

trellas pervivía bajo la forma de la secta pagana de los sabeos, tolerada por los sULesivos conquistadores de Mesopotamia hasta el siglo trece, momento en que fueron aniquilados por los mongoles. AI-Battani obtuvo valores para la inclinación de la eclfptica y para la precesión de los equinoccios más precisos que los de Ptolomeo, descubriendo además que la excentricidad del sol estaba cambiando (en términos actuales, que la órbita terrestre es una elipse variable). Hacia esta época, al-Juwarizmi, muerto hacia el año 835, introdujo los numerales indios, así como los métodos indios de cálculo en el mundo musulmán, si bien su álgebra era inferior a la de los hindúes. El primer escritor musulmán original en temas médicos fue el persa al-Rázl, 865-925, que estudió y trabajó en Bagdad con los discípulos de l:Iunayn. AI-Rázlo el Rhazes, como se conocía en occidente, escribió más de un centenar de obras, siendo la más conocida el Libro Completo, que abarcaba toda la medicina griega, india y del oriente medio entonces conocida. Quizá debiera algo también a fuentes chinas,ya que Ibn al-Nadím que escribe en el 988, poco después de la época de al-Razi, contaba que un estudioso chino pasó aproximadamente un año con Rhazes aprendiendo a hablar árabe y traduciendo al chillO las obras de Galeno. Galeno no parece haber ejercido influencia sobre la medicina china, si bien el conocimiento del pulso, que tan importante función desempeñó en la medicina china, aparece en el enciclopédico Canon de medicina, escrito por el siguiente gran médico musulmán, Ibn Sina (Avicena), 980-1037, de Bujara. Ni al-Razi ni Ibn Sina (conocido en occidente como Avicena) mejoraron las teorías de Galeno, si bien en el aspecto práctico conocían un número mucho mayor de drogas. La alquimia sur~ió en el islam durante el siglo noveno con la persona de Yábir ibn l:Iayyán, llamado «El místico,). Los escritos que han llegado hasta nosotros atribuidos a

Yábir o Geber, como se le llamaba en la Europa medieval, parecen ser más bien una colección del siglo décimo debida a una secta mística que se daba a sí misma el nombre de ~Los herm~nos de la pureza.». La alquimia siempre ha tellld~ un caracter un tanto «no oficial», mostrando poseer coneXlOnes con la religión mística, por un lado, y con el arte químico, por el otro. En el islam tales conexiones eran quizá más acusadas que en otros lugares. La religión musulmana ortodoxa era la de las sectas sunníes oficiales mientras que entre la masa islámica se hallaba extendido ei misticismo de los sufíes. Una de las sectas más radicales de los sufíes eran los qarmatas que sostenían que todos los hombres eran iguales, tratando de instaurar la igualdad entre sus compañeros por medio de actividades educativas como la fundación de escuelas y la preparación de enciclo~ pedias. Estaban especialmente interesados en los artesanos, ¿esarrollando, cuando no organizando, los gremios del Islam. Fundaron escuelas de «Hermanos puros» en diversas ciudades del islam a fin de diseminar sus ideas. Los «Hermanos de la pureza» que escribieron el corpus fundamental de la alquimia islámica parecen haber constituido una de esas escuelas en Ba§ra (Basora), donde había nacido el sufismo en el siglo nueve. Sus obras de alquimia eran tan sólo una parte de una enciclopedia que estaban escribiendo, en la que diecisiete de los cincuenta y dos tratados de que constaba estaban dedicados a temas científicos. La obra fue declarada herética y quemada por los sunníes ortodoxos de Bagdad, siendo suprimidos finalmente los «Hermanos de la pureza» en el siglo once. Los «Hermanos de la pureza» se oponían al tipo de razonamiento deductivo y geométrico que los estudiosos musulmanes ortodoxos habían heredado de los griegos. Ponían los.misterios por encima de la tazón y sostenían que los mistenos podían explorarse empíricamente. Los «Hermanos de la pureza» adoptaron la concepción según la cual el hombre

es un microcosmos de todo el universo, idea que ha sido del agrado de alquimistas y' místicos religiosos de todo el orbe, e hicieron de dicha idea la base de su sistema del mundo. De hecho, fueron los primeros que elaboraron con detalle las consecuencias de la idea de que el hombre es un microcosmos epítome de todo el universo, hallando analogías entre todos los aspectos de la aHatomía y fisiología del hombre y la estructura y funcionamiento entonces conocidos del mundo. En el terreno concreto de la química, dividían las sustancias naturales en dos clases principales, «cuerpos» y «espíritus», en analogía con la idea según la cual el hombre había sido hecho de cuerpo y espíritu. Los «espíritus:. eran sustancia volátiles, mientras que los «cuerpos!> eran las sustancias no volátiles. Formularon la doctrina de que todas las cosas, especialmente los metales, estaban formadas por la interacción de los principios del mercurio y del azufre. Los comienzos de dicha doctrina se hallaban presentes tanto en la alquimia china como en la alejandrina. El principio del azufre era la esencia activa, masculina e ígnea, el Yang de los chinos y la exhalación humeante de la Meteorología atribuída a Aristóteles. El principio del mercurio era la esencia receptiva, femenina y líquida, el Yin de los chinos y la exhalación húmeda de la Meteorología. Los alquimistas musulmanes adoptaron la doctrina griega de los cuatro elementos, sugiriendo que un metal se podía transmutar cambiando cuantitativamente su constitución elemental. En el aspecto práctico, los alquimistas islámicos eran notables por cuanto que empleaban la balanza y estudiaban cuantitativamente las operaciones químicas. Estaban también familiarizados con sustancias químicas desconocidas por los griegos, como los ácidos minerales y el salitre que llamaban «nieve de la China». La fabricación de papel fue una técnica que los musulmanes tomaron de los chinos, transmitiéndola a occidente.

En la batalla de Samarcanda del 704, los musulmanes capturaron algunos fabricantes de papel chinos, los cuales pasaron su arte a sus conquistadores. El primer taller papelero del islam se estableció en Samarcanda en el año 751 Y el segundo, en Bagdad en el 793. Hacia el año 900 la fabricación de papel se había extendido a Egipto y hacia el 1100, a España, desde donde pasó al norte de Europa, siendo la primera fábrica de papel al norte de los Pirineos la de Herault, fundada en el 1189. Bagdad inició una progresiva decadencia en cuanto a importancia cultural a medida que los selyuqíes turcos, que habían empezadu como mercenarios, se apoderaron cada vez más del control de califato del este. Algunos estudiosos permanecierof.1 bajo los turq>s, como el poeta y matemático persa 'Umar Jayyam, muerto en el 1123, quien desarrolló las matemáticas de al-Juwarizmí, tratando sobre ecuaciones cúbicas, mientras que este último sólo había abordado las cuadráticas. Otros se trasladaron al este, a la India musulmana, como el persa 'al-Biruni que se estableció en Ga~na, Afganistán, eseribiendosu historia de la India. No obstante, la mayoría de los estudiosos musulmanes se trasladaron hacia el oeste, al Cairo, especialmente durante el reinado del califa Fatimr al-Hakim, 9%-1020, que había fundado una «Casa del saber» en el año 995. De Basora provenía Ibn al-Haytam (Alhazén), 965-1038, notable por sus trabajos en óptica, opiniéndose a la teoría de Euclides, Ptolomeo y otros antiguos, según la cual el ojo enviaba rayos de luz para ver los objetos. AI-Hanam sostenía que los rayos de luz provenían de los objetos vistos, expandiéndose esféricamente a partir de cualquier fuente. Su estudio experimental de las lentes de aumento lo llevó muy cerca de la teoría moderna de las lentes convexas y, por lo que atañe a la refracción en general, mostró que la ley aproximada de Ptolomeo, según la cual el ángulo de incidencia es proporcional al ángulo de refracción para una

separación entre dos medios dada, era sólo verdadera para ángulos pequeños. Otro científico que trabajaba en e! Cairo en la época de al-I:Iakim era e! astrónomo Ibn Yunus, muerto en e! 1009. Reunió rodos los regisrros de observaciones realizadas en los dos siglos anteriores, preparando a partir de ellos las tablas astronómicas ~akimíes, así llamadas en honor de su patrón. Un poco antes, al-Mas'üdí de! Cairo, muerto en e! 957, escribió una historia narural enciclopédica que contiene la primera descripción de los molinos de viento. Dichos molinos tenían un eje de rotación vertical, estando provistos de velas semejantes a las de un barco. La actividad científica prosiguió en Egipto bajo los sultanes ayyub7es, donde llegó de España e! filósofo judío ibn Maymiin (Maimónides) para ocupar e! puesto de médico de Sarah al-Dín (Salad.ino), 1174-93, e! fundador de la dinastía. La obra fundamental de Ibn Maymün, 1135-1204. era de naruraleza filosófica, aunque se interesaba en problemas médicos y criticaba las teorías de Galeno. Un médico de! Cairo posterior, Ibn al-Nafrs, 1210-88, que venía de Damasco para encargarse de! hospital na~iri en e! Cairo, era más positivo en su crítica a Galeno. Señalaba que la pared que divide e! corazón, e! seprum, era sólida y completamente desprovista de poros que permitiesen e! paso de la sangre, como Galeno había posrulado. Así pues, argüía, la sangre ha de fluir del ventrículo derecho al izquierdo a través de los pulmones. De este modo, Ibn al-Nafrs llegó a formular la teoría de la circulaci~n menor de la sangre, si bien su descubrimiento no pasó a la corriente principal de la ciencia y su obra no salió a la luz hasta este siglo. En España se desarrolló un tercer grupo de científicos musulmanes. Allí, un superviviente de! primer califato omeya de Damasco había establecido e! reino independiente de al-Andalus en e! año 755, dándose sus descendientes

e! título de califas de Córdoba a partir de! siglo diez. En Córdoba se estableció en e! año 970 una biblioteca y una academia científica, fundándose posteriormente instiruciones similares en Toledo. De esta época era también Abü-lQasis (Abulcasis), muerto hacia e! 1013, un médico de la corte de Córdoba, quien escribió un gran texto de medicina de treinta secciones, la última de las cuales trataba de cirugía, que en esa época había sido descuidada por los autores musulmanes. La astronomía surgió en e! califato occidental con a1-ZarqalI (Azarquie!), 1029-87. de Córdoba que confeccionó las tablas astronómicas toledanas en e! 1080 Y modificó e! esquema ptolemaico de los cielos sugiriendo un deferente elíptico para e! epiciclo de! planeta Mercurio. Los musulmanes españoles criticaban mucho e! sistema ptolemaico porque aspiraban a un sistema de! mundo físicamente real, viéndose poderosamente influidos por una corriente aristotélica que halló expresión filosófica en las obras de Ibn Rusd (Averroes), 1125-98. El movimiento comenzó con Ibn Bayya (Avempace) de Zaragoza, muerto en 1139, siendo proseguido por Abü Bakr (Abubacer) de Granada, muerto en 1185, y al-BitfÜf¡ (Alpetragius), muerto hacia e! 1200. Rechazaron el recurso de Ptolomeo de! epiciclo basándose en que los planetas han de girar en torno a un cuerpo central físicamente real y no en torno a un punto geométrico. Por consiguiente se esforzaron por elaborar un sistema de los cielos que fuese físicamente plausible basado en el sistema de Eudoxo de las esferas homocéntricas que había adoptado Aristóte!es. En este intento no ruvieron éxito, pues ni siquiera Eudoxo había sido capaz de explicar e! conocidísimo acercamiento y alejamiento de los planetas. - siendo además ahora mucho más numerosos y complejos los movimientos de los cuerpos celestes que exigían una explicación. El surgimiento de la ciencia en el califato occidental se

produjo in!llediatamente antes de las invasiones cristianas de España. La ciencia musulmana floreció aún en las ciudades tomadas por los cristianos, especialmente en Toledo, que cayó en el año 1085, con lo que España se convirtió en la ruta principal por la que la ciencia antigua llegó a occidente. También llegó por esta vía la técnica china de fabricación del papel. Los musulmanes no parecen haber conocido la pólvora y las armas de fuego antes de las invasiones mongoles, ni tampoco los métodos chinos de impresión hasta una época bastante tardía. La primera descripción musulmana de los métodos de impresión utilizados por los chinos se produce en las obras del estudioso persa al-Banakati, c. 1200, mientras que la primera impresión xilográfica de! islam tuvo lugar en Egipto en algún momento entre e! 900 y el 1350. Los mongoles, que conquistaron e! califato oriental en un extremo de Asia y la dinastía Sung de los chinos en e! otro eran inicialmente más uniformemente bárbaros de lo que 'lo habían sido los árabes, si bien alcanzaron e! nivel de civilizacion predominante entre los pueblos que habían conquistado. Cuando se terminaron las conquistas mongoles, el intercambio entre el este y el oeste resultó mucho más fácil y directo de lo que había ido anteriormente. Marco Polo, 1254-1324, podía ir a China y obtener un puesto elevado en la oficina imperial de la sal, mientras que el chino Mar Jaballaha, 1244-1317, vino al oeste convirtiéndose en patriarca de los nestorianos en el año 1281. Los primeros ataques mongol es se dirigieron contra China con Gengis Jan en el año 1214. En 1233, el general Souboutai capturó una factoría china de munición en Pie n Ching y perdonó la vida a los trabajadores, de modo que pudo disponer de pólvora y granadas, si no de armas de fuego, en su campaña europea que inició en el 1235. Es por tanto posible que la pólvora, y quizá también las armas de fuego, llegasen a Europa a través de los mongo·

les. La idea de la imprenta, aunque no sus detalles técnicos quizá, pueden también haber pasado a Europa por esta vía, dado que las barajas que se habían estado imprimiendo en China durante algún tiempo aparecieron en Europa poco después de las invasiones mongoles, reconociéndose su origen oriental. La carretilla y el hierro colado aparecen también en Europa hacia esta época, si bien en este caso es probable que se diera un desarrollo independiente. A cambio, en el siglo trece llegaron a China desde Europa, a través de los mongoles, los licores alcohólicos destilados y los anteojos. Los mongoles tomaron íntegra la civilización china, utilizando la administración de letrados existentes, si bien colocaron en los puestos superiores a extranjeros como Marco Polo. Fundaron un observatorio en Pekín, poniéndolo en manos de musulmanes occidentales así corno de chinos nao tivos. Algunos de los instrumentos utilizados aún existen, especialmente las grandes esferas armilares y los cuadrantes murales. En París se conserva un tratado con caracteres árabes y chinos en la portada que consta de un conjunto de tablas lunares preparadas por Abn AJ:¡mad de Samarcanda en 1362 para su patrón mongol de Pekín. Más al oeste, HulaguJan, e! nieto de GengisJan, saqueó Bagdad en el 1258, acabándose finalmente el califato abasí oriental. Hulagu Jan fundó un observatorio en Maragha, en Azerbayyan (Azerbaidjan), al sur de Tabriz, poniéndolo bajo la dirección de su visir, Na~ir alDin al-Tusl, 1201-74, que era a su vez astrónomo. Reunióse allí una biblioteca de unos 400.000 volúmenes, viniendo astrónomos de lugares tan distantes corno China y España. De China vino Fu Meng-chi, y de al-Andalus, al-Magribi, quien escribió una monografía sobre los calendarios de los chinos y los uigurs. Finalmente, tras doce años de observación, N~ir al-Din al·Tus! y sus astrónomos sacaron las Tablas de Ilján. En la propia Tabriz se imprimió papel moneda en 1294

con caracteres tanto chinos como arábigos y unos años más tarde, e! médico persa RaSld al-Din, 124~-1316,.¿io una explicación detallada de los métodos ~: Impre~lOn. e~pleados por los chinos. La última exploslOn de cIencIa tar~ara se produjo en 1420 cuando Ulügh Beg, 1394-1449, ?Ieto de Timür Lang (Tamerlán), estableció un observaton~ ~n Samarcanda. Aquí se cartografiaron de nuev.o las pOSICI~nes de las estrellas estudiadas por Hiparco, sIendo las mas precisas de cuantas se hicieron antes de la época de Tycho Brahe, en e! siglo dieciséis.

Capítulo 10 La tecnología y la tradición artesanal en la Europa medieval

La «noche oscura» que se extiende desde aproximadamente la caída de Roma en e! 455 hasta e! inicio de! despertar intelectual de occidente bajo e! reinado de! papa Silvestre n, 999-1003, se considera tradicionalmente como un período un tanto estéril en la historia de la civilización europea. Aunque así son las cosas por lo que atañe a la filosofía narural, a lo largo de estos siglos aparecen unas cuantas innovaciones técnicas fundamentales que pusieron los fundamentos de un modo de vida materialmente superior al de la antigüedad clásica para la mayoría de las personas. Los bárbaros. teutones que invadieron el imperio romano en plena desintegración traían con ellos numerosas bagatelas a las que nos hemos acostumbrado, como llevar pantalones en lugar de toga, emplear mantequilla en vez de aceite de oliva, la mejora de los métodos de fabricación de fieltro, los esquís y la fabricación de barriles y cubas. Más importante fue la introducción que hicieron los bárbaros de! cultivo del centeno, la avena, la escanda y e! lúpulo; e! uso del estribo para montar a caballo y, sobre todo, el arado pe-

sado de ruedas que suministraba los medios para e! desarrollo de! sistema de tres campos en que se basaba la vida de los señoríos medievales. El viejo arado usado en la antigüedad había permanecido sustancial mente inalterado desde los comienzos de la edad de bronce, exceptuando e! hecho de que, desde aproximadamente e! año 1000 a. c., la reja se hacía en general de hierro en lugar de madera. Al carecer de ruedas, e! que araba tenía que mantener e! viejo arado a la altura correcta para cortar e! suelo, operación que exigía un con· siderable esfuerzo físico, proporcionando surcos que no eran ni muy rectos ni muy profundos. Con este sistema e! suelo sólo se arañaba, por lo que era necesario ararlo dos veces, realizándose la segunda labor en una dirección que formaba ángulo recto con la primera. En los terrenos lige. ros y secos de la región mediterránea, donde se practicaba un sistema bianual, un año de cosecha y otro de barbecho, e! antiguo arado era razonablemente eficaz, pero no así en los suelos pesados y húmedos, así como más ricos, de! norte, donde el arado nuevo encajaba perfectamente. El nuevo arado, utilizado por los bárbaros antes de! año 100 a. c., tenía ruedas que controlaban la profundidad de la labor, ahorrando así energía al labrador. Al estar dotado de una reja para cortar e! suelo y de una vertedera para darle la vuelta, e! nuevo arado producía surcos profundos y regulares, haciendo superflua la labor transversal practicada en e! sur. Así, e! nuevo arado llevó al cultivo de largas tiras de tierra en e! sistema trianual septentrional, frente a los bloques cuadrados de! sistema bianual practicado al pie de los Alpes y en el Loira. La novedad principal del sistema trianual, que se menciona por vez primera en e! año 765 d.C., consistía en sembrar en primavera además de la tradicional siembra invernal. En un ciclo típico, e! primer año se dedicaba a una siembra de invierno de trigo o centeno, el segundo~ a una siembra primaveral de avena. ce-

ba~a, habas o guisantes, mientras que e! tercero se dejaba I~~Ierra en bar?echo. Por tanto, supuesta la misma productlVIda? por UnIdad de área de tierra, e! sistema septentrional tnanual produciría un tercio más que el sistema meridional bianual. El nuevo ~rado era más pesado que el antiguo, exigiendo una conSIderable fuerza de tracción, de modo que los campesinos de una aldea mancomunaban sus bueyes para arar, antes de que se extendiera e! uso de caballos durante los siglos décimo y undécimo. En la antigüedad rara vez se usaban los caballos para arar, ya que e! sistema de arneses entonces conocido desaprovechaba aproximadamente la mitad de la potencia que e! animal podía ejercer. El antiguo arnés para los caballos se basaba en el yugo de los bueyes que se pone en e! cuello, con lo que e! caballo no podía tirar con los hombros, donde resulta más eficiente. El yugo se colocaba sobre la parte de atrás de! cuello de! caballo y se sujetaba mediante una correa que pasaba por la parte de delante, de manera que tan pronto como e! ca. bailo empujaba un poco tendía a ahogarse. Además, los antiguos no sabían cómo enjaezar los caballos en fila para aumentar su potencia tractora ni sabían tampoco nada de herraduras, con lo que a menudo los caballos se herían en terreno pedregoso. Hacía e! siglo nueve y diez, e! caballo se utilizaba más eficazmente en e! norte de Europa. Quizá la collera se introdujese ~es~e e! Asia, dado que la palabra teutona y eslava q.ue SIgnIfica collera, e! inglés hames, tiene su origen en ASIa Central. El arnés que permitía enjaezar un caballo detrás de otro y la herradura se introdujeron también, con el resultado de que la potencia de tracción efectiva de! caball~ p~ó ahora a ~er tres o cuatro veces mayor de lo que habla SIdo en la antIgüedad. Así, se pudo aplicar e! caballo a la agricultura, si bien en general ello sólo se hizo en los sistemas trianuales del norte, donde había suficiente grano

extra para alimentado. Los bueyes se empleaban aún ~rincipalmente en los sistemas bianuales menos productivos, dado que el buey podía alimentarse con heno. Así pue~, e! buey resultaba económico por lo que respecta.a la ahmentacíon, mientras que e! caballo ahorraba tiempo y uabajo. Otro invento que ahorraba esfuerzo humano era la rueda hidtáulica que se aplicaba ampliamente a la m?lien~a de! grano durante la alta edad media. El romano VltfUblO describió una rueda hidráulica vertical allá por e! año 16 d.C., siendo probable que incluso antes existiesen ruedas hidráulicas horizontales. No obstante, en la antigüedad lo normal era e! uso de pequeños molinos a brazo, operados. ~or hombres o por animales, para moler grano, no gener~hzandose los molinos hasta la alta edad media, cuando caSi todas las aldeas de Europa tenían e! suyo propio. El Libro del Juicio Final* de 1086 recoge la existencia de 5.000 molinos en la Inglaterra de entonces, lo que indica que había aproXimadamente un molino por cada 400 habitantes. Durante e! siglo siguieron apareciendo los molinos de viento, siendo e! primero que se menciona un molino normand~ de 1180 que presenta un eje motor horizontal y ve!as.verucales, de manera que muy probablemente fuese un lOven~o lO~ependiente de los molinos de viento orientales de! Siglo diez que tenía~ ejes verticales. Estas diversas innovaciones dieron por resultado que la mayoría de la gente se liberara de algunos de los trabajos físicos más ominosos que habían tenido que realizar en la antigüedad, con lo que se producía un excede?te d~ alimentos por encima de las necesidades de subsistenCla de los dominios señoriales. Tales excedentes permitieron e! de* El Domesday Book. llamado así porque no perdonaba a nadie. recoge el resultado del registro de todas las propiedades y bienes ordenado por Gudlermo

el Conquisrador.

[N.T.]

sarrollo de las ciudades con sus artes y comercio, proporcionando la riqueza para las notables operaciones que tuvieron lugar entre los siglos doce y trece, las Cruzadas, la construcción de catedrales y la fundación de las universidades. Los artesanos y estudiantes de las grandes ciudades se alimentaban y vivían gracias a los excedentes alimenticios procedentes de regiones muy limitadas debido a las deficientes comunicaciones de la' época. Lo mismo ocurría con los constructores de catedrales, habiendo estimado un autot americano que las ochenta catedrales construidas por los franceses entre 1170 Y 1270 costaron el equivalente anual de mil millones de dólares en trabajo y materiales. Otra consecuencia de las innovaciones técnicas introducidas durante la edad media fue el desplazamiemo de los centros de la civilización de! Mediterráneo al norte de Europa, donde las mejoras se empleaban má3 efectlvamente. El mercado de excedentes alimenticios y productos artesanales se desarrolló notablemente entre los siglos once y trece, especialmente en e! norte de Europa, con lo que los mares Báltico y del Norte llegaron a rivalizar con el Mediterráneo por lo que respecta a la magnitud de! comercio realizado a través de ellos. Tales desarrollos hallaron expresión en la fundación de la Liga hanseática de ciudades comerciantes en e! año 1241 d. C. Las principales ciudades de la Hansa eran Lübeck, Colonia, Breslau y Danzig, si bien la Liga tenía concesiones en lugares tan apartados como Novogorod y Londres. La extensión del comercio se vio acompañada por nuevos descubrimientos en el campo de la navegación, como el timón de codaste y e! bauprés. de los que se dice que habrían aparecido por vez primera en Europa en los barcos de la Liga Hanseática durante e! siglo trece. En la época antigua, los barcos se gobernaban por medio de un remo sobre la borda, a popa, como en una canoa dirigida con una pala. En barcos grandes este método de gobernar no resultaba

muy efectivo, lo que limitaba el comportamiento de los grandes veleros, en los que era preciso un control muy fino del gobiernalle a fin de navegar contra el viento. El timón de codaste superó esta limitación. a la vez que el bauprés permitía alar más allá de la proa el extremo delantero inferior de la vela mayor, lo que facilitaba al barco navegar más contra el viento. También es un producto de la edad media el aparejo de proa a popa que hacía posible dar bordadas contra el viento. La forma primitiva de este aparejo, la vela latina, se representó por vez primera en una pintura mural hallada en una iglesia pre-musulmana del sur de Palestina y, posteriormente, en una miniatura bizantina del siglo noveno. Estos avances en el arte de navegar contribuyeron una vez más al ahorto de trabajo manual, el de los galeotes, 2mpliando considerablemente el área de transporte marítimo. Ahora se podían construir batcos mayores eficientementt gobernados que permitían la realización de viajes transoceáriicos, frente a la navegación costeando que se practicaba en épocas anteriores. La aguja magnética apareció en Europa durante el siglo trece, mostrándose esencial para determinar la dirección en los viajes oceánicos con el cielo encapotado, cuando no se podían ver ni los cuerpos celestes ni la tierra. También en este caso el Norte se adelantó, ya que en el Mediterráneo la visibilidad es. buena. Hacia el siglo quince, la desviación de la brújula del norte verdadero fue tomada en cuenta por los fabricantes de brújulas de Flandes, aunque no así por los de Génova. Se produjeron avances técnicos paralelos en aquellas artes de las' que dependía el comercio. En el campo textil, durante el siglo trece se desarrolló el torno de hilar, mejorándose el telar en fechas inciertas. Aproximadamente en la misma época se utilizó la energía hidráulica para abatanar, proceso consistente en batir la tela en agua para hacer que se encoja y aumente de este modo la densidad y duración

del tejido. Inicialmente el batido se hacía a mano. pero en la segunda mitad del siglo doce se introdujeron para aba· tanar martineres movidos mediante ruedas hidrúalicas. Poco después se empezaron a utilizar martinetes movidos por agua para triturar el pastel de los timoreros y la corteza de los curtidores. A continuación, una gran cantidad de oficios se basaron en la energía hidráulica. En el siglo trece se aplicó la energía hidráulica a las serrerías y a los fuelles de las forjas de los herreros; en el siglo catorce. a los martinetes de fragua y a las piedras de afilar, y en el quince, a las bombas para achicar minas. Quizá la aplicación más importante de la energía hidráulica fuese la de los fudles en los hornos de hierro, que proporcionaban una ventila· ción capaz de elevar la temperatura lo suficiente para fun· dir el hierro de modo que se pudiese echar en moldes. El hierro colado apareció inicialmente en Europa durante el siglo trece, aunque los hornos altos no se generalizaron has· ta el quince. Los musulmanes y quizá también los mongoles trajeron a Europa orras innovaciones técnicas. Primero llegó la ma· nufactura de papel que se hallaba bien establecida en la Es· paña musulmana hacia 1150. Al cabo de unos pocos años, en 1189, se estableció la primera fábrica de papel de la cristiandad en Herault, Francia. Para e! año 1276 la fabrica· ción de papel había llegado a Montefano en Italia, y para el 1391, a Nuremberg en Alemania, instalándose la primera fábrica de papel en Inglaterra en e! año 1494. Por lo qut' respecta a la imprenta, es probable que los mongoles trajesen a Europa descripciones y tal vez muestras de impre siones chinas, desarrollándose aquí de nuevo los detalles tecnicos. En el monasterio de Engelberg se tallaron en 1174 bloques de madera para las elaboradas mayúsculas utilizadas en los manuscritos medievales, todo ello algo antes de las invasiones mongoles y de las descripciones musulmanas de la impresión china. El primer registro de xilografía en

Europa es e! de la realizada en Rávena en e! 1289. El paso a los tipos móviles y de metal se produjo rápidamente, dán· dose ejemplos en Limoges en 1381, en Amberes en 1417 y en Haarlem en 1435. Finalmente, Gutenberg de Mainz per· feccionó e! anterior método primitivo de impresión entre el 1436 Y e! 1450. La pólvora apareció por vez primera en Europa a lo largo del siglo trece, apareciendo la primera mención de la misma en una carta escrita por Roger Bacon en 1249, unos pocos años después de las invasiones mongoles. El cañón se mencionó por vez primera en e! 1325, representándose por vez primera en 1327. El dibujo de 1327 muestra que el cañón primitivo era un instrumento con forma de vaso que disparaba un cilindro con una punta de flecha. Es posible que el primer cañón estuviese basado en las granadas empleadas por los chinos, un pote de hierro lleno de pólvora y lan· zado desde una catapulta, llenándose ahora sólo en parte el pote de pólvora y disparando un proyectil desde la boca. Los cañones europeos posteriores constaban de barras de hierro unidas con flejes para formar un cilindro, si bien enseguida se fundieron, primero en bronce y luego en hierro. La imprenta y las armas de fuego tuvieron a finales de la edad media efectos similares a la invención de! alfabero 'y de! hierro a finales de la edad de bronce. La imprenta, al igual que e! alfabeto anteriormente, sirvió para aumen· tar la cultura de la humanidad, haciendo más disponibles los registros acumulados de la civilización humana. Posibi· litó el surgimiento de los escritos en lengua vernácula y artesanales, con lo que por vez primera en la historia los ar· tesanos pudieron reseñar la experiencia y valores de su tradición. La imprenta contribuyó también a la Reforma protestante haciendo la Biblia más accesible, de modo que la gente pudiese buscar la verdad religiosa en su propia experiencia de las Escrituras, tal y como sugerían los re· formadores.

La pólvora y las armas de fuego pusieron fin a los días de los caballeros con su armadura y su castillo fortificado, del mismo modo que las armas de hierro eliminaran a los caballeros de la edad de. bronce con sus carros y estoques de bronce. Con todo, las armas de fuego no tornaron iguales las potencialidades guerreras del hombre, ya que los cañones destruyeron la falange de picas suiza que hasta el siglo dieciséis había demostrado ser una respuesta efectiva al caballero montado. Además, el poder militar se concentraba en manos del príncipe que tenía el control de la fabricación de la pólvora y de la función de cañones. Así, el desarrollo de las armas de fuego dio un empujón al surgimiento de las monarquías absolutas de los siglos dieciéis y diecisiete. La edad media asistió no .sólo al desarrollo de nuevas técnicas, sino también a un considerable refinamiento de las habilidádes y a una diversificación de las artes. Los relojes mecánicos aparecieron en el siglo trece, registrándose la fabricación de treinta y nueve de ellos entre 1232 y 1370. Los primeros relojes mecánicos eran grandes, pesados y burdos, empleándose tan sólo en grandes edificios públicos, monasterios o catedrales. Sin embargo, la tecnología mejoró rápidamente y para el siglo dieciséis se construían ya relojes de bolsillo en Nuremberg. Asimismo, en los edificios, la proporción entre el área de piso útil y el área de la sección de las paredes sustentadoras aumentó de cuatro a ocho durante la Edad Media, lo que indica un aumento en la economía de materiales y en la habilidad constructora. Con tales refinamientos técnicos se produjo una diversificáción de las artes. Los ingenieros y fabricantes de instrumentos se separaron de los herreros y molineros, y los escultores y artistas de picapedreros y decoradores. Los más hábiles de los artesanos especialistas se tornaron letrados y dejaron constancia de la experiencia de su arte, mientras que más adelante tales personas asimilaron parte del saber de la tradj-

ción culta y contribuyeron al desarrollo de la ciencia moderna. Ya desde el año 1250 nos han llegado cuadernos de notas del maestro albañil Villard de Honnecourt que viajó amo pliamente, yendo a Hungría a reconstruir iglesias después de las invasiones mongoles, dejando constancia de muchas de las cosas que veía. Sus dibujos de seres vivos son realistas y se basan en la observación, señalando específicamente que su león está dibujado del natural, aunque resultaba ofrecer un aspecto heráldico. Por otro lado, los dibujos escolares de animales y plantas se copiaban de manuscritos anteriores, de manera que se producía una rápida degeneración del realismo, tornándose formales y convencionales l.as ilustraciones biológicas. Una planta que parecía una fresa en un herbario francés de hacia el año 550, se había convertido en algo más parecido a una zarza en un herba. rio renano en 1050, tras numerosas copias sin referencia a la propia planta. Una de las primeras obras que expresa los valores de la tradicion artesanal es un manual de pintura escrito en lengua vernácula por el pintor florentino Cennini, en torno al 1400. Surge allí el comienzo de una actitud experimen. tal, pues al describir la fabricación de pigmentos y la téc. nica de la pintura, Cennini señala que «anotará lo que ha experimentado con sus propias manos •. El sentido de la tradición gremial es acusado en el manual de Cennini. Escribió el libro, nos dice, con respecto a sus maestros y en beneficio de los aprendices del arte. L?s temas sugeridos por Cennini fueron desarrollados por escrItores artesanales posteriores. El maestro constructor gó. tico Mathias Roriczer escribió un tratado de construcción en 1~67 en el que enumeraba algunas construcciones geométncas que había descubierto por sí mismo. Su objetivo al escribir el libro era más general que el de Cennini, pues no eran tan sólo la mejora de su propio oficio, sino «mejorar

todo lo mejorable y reformar y explicar las artes». Tales valores eran aún ajenos a la tradición culta, donde la investigación empírica estaba desprestigiada y los antiguos sistemas de filosofía natural se tenían por cumbres insuperables de la sabiduría humana. Finalmente, con el artista-ingeniero del renacimiento tenemos la asimilación del saber culto por parte de los elementos más capaces y valiosos de la tradición artesanal. Los artist¡l.SBotticelli, 1444-1510, Durero, 1471-1528, Miguel Angel, 1475-1564, y Leonardo da Vinci, 1452-1519, estudiaron todos ellos anatomía humana mediante la disección. Boticelli y Durero estudiaron óptica, estableciendo Durero los cánones de las proporciones, mientras que Durero y Leonardo observaron los cuerpos celestes, abarcando las actividades de este último la mayoría de las ramas de la ciencia y la tecnología entonces conocidas. Quizá se exagere el grado en que se habían diferenciado en esta época las artes, dado que la mayoría de los artistas del Renacimiento seguían aún cubriendo varios campos. Leonardo da Vinci no sólo era pintor y escultor, sino también inventor, así como ingeniero militar y civil. Los intereses de los artistas renacentistas eran diversos, con lo que sus actividades poseían un carácter general que cubría diversos campos. Quizá por esta razón su trabajo era heterogéneo y un tanto inconcluyente, pues no realizaron descubrimientos científicos notables. Con todo, desarrollaron el aspecto empírico del método científico. Alberto Durero publicó una obra de geometría en 1525 en la que señalaba que, dado que muchos pintores alemanes no sabían mucha geometría, había escrito una obra sobre el tema a fin de que el pintor que la leyera «no sólo tuviese una buena iniciación, sino que fuese mejorando con la práctica cotidiana. Seguirá buscando más cosas y habrá de encontrar mucho más de lo que yo aquí indico». Leonardo da Vinci poseía una apreciación aún más plena

Capítulo 11 La tradición culta durante la edad media del aspecto empírico del método científico. En una nota sobre el método, escribía Leonardo: «Al abordar un problema científico, dispongo primero diversos experimentos, ya que pretendo determinar el problema de acuerdo con la exper~encia, mostrando luego por qué los cuerpos se ven oblJgados ~.actuar de ese modo. Ese es el método que hay que segulf en todas las investigaciones sobre los fenómenos de la Naturaleza ... «Hemos de consultar a la experiencia en una diversidad de casos y circunstancias hasta que podamos extraer de ellos una regla general que en ellos se contenga. ¿'para qué son útiles estas reglas? Nos conducen a u.ltenores investigaciones sobre la Naturaleza y a las creaC1~nes artísticas. Nos impiden engañamos a nosotros mIsmos o a los demás prometiéndonos resultados que no se pueden conseguir..

Esto ocurría bastante antes de que las personas de la tradición culta desarrollasen el lado experimental del método científico y llegasen a una concepción similar a~erca. de la función de los procedimientos científicos en la CienCia. No obstante, desarrollaron nuevas ideas científicas que los aro tesanos renacentistas no habían sido capaces de formular, confiriendo al método matemático su lugar en la ciencia.

El resurgimiento del saber en la edad media vino acompañado por otros notables desarrollos que tuvieron lugar entre los siglos once y trece, como es la expansión de las artes y el comercio, la construcción de catedrales y la fundación de universidades. El resurgimiento del saber griego podría haberse producido antes de lo que se produjo, dado que Toledo siguió siendo !tn arzobispado cristiano durante la ocupación musulmana. En realidad, es muy posible que se topasen con obstáculos algunos intentos anteriores de transmitir la ciencia griega al occidente, pues un eclesiástico romano del siglo nueve expresaba su preocupación por el hecho de que los cristianos españoles estuviesen estudiando obras árabes. Parece ser que, sin necesidad de estímulos, existían posibilidades de traducir obras del árabe, del mismo modo que se dio la ocasión de tradu~.:ir obras directamente del griego, si bien no se aprovechó plenamente, durante la ocupación latina de Constantinopla, 1204-61. La Cruzada occidental contra los musulmanes en España dio como resultado la caída de Toledo en 1085, siendo a

partir de esa época cuando se tradujeron las versiones árabes de las obras científicas griegas, con un período de mayor actividad traductora entre 1125 Y 1280. España era el centro más importante de contacto entre los mundos musulmán y cristiano, dado que allí estaban los bilingües mozárabes, cristianos que habían sido asimilados por los musulmanes, y los mudéjares, musulmanes asimilados por los cristianos, existiendo también un número considerable de judíos, algunos de los cuales eran trilingües. El arzobispo Raimundo formó una escuela de traductores en Toledo poco después de su caída, atrayendo a estudiosos de toda Europa que iban a aprender allí la ciencia musulmana. El traductor más importante era Gerardo de Cremona, 114-87, que fue a Toledo desde Italia para ver las obras astronómicas de ptolomea, el Almagesto, como las llamaban los musulmanes. Gerardo tradujo el Almagesto en 1175 Y cuando se murió había traducido ya ochenta obras más que cubrían todos los campos del saber musulmán. Un puntO de contacto secundario con la ciencia musulmana se produjo en Sicilia, que cayó en manos de los cristianos en 1091, tras ciento treinta años de dominio musulmán. Allí, los habitantes no sólo hablaban formas vernáculas de latín y árabe, sino también griego y algunos, especialmente judíos, estaban familiarizados con las tres clases de escritura. Bajo el patronazgo del emperador Federico II de Sicilia, Miguel Escoto, muerto en 1235, tradujo las obras biológicas de Aristóteles Y gran parte de la alquimia musulmana. Existían asimismo lazos comerciales directoS entre Sicilia y el norte de Africa, llegando algunas obras a Europa por esta vía, siendo las más notables los escritos matemáticos traídos por Leonardo de Pisa y las obras médicas transrr.itidas por Constantino el Africano. El Liber Abaci de Leonardo de Pisa, escrito en 1202, ilustra las variadas fuentes de las matemáticas musulmanas y, de paso, de las nuestras. Comienza antes que nada con

la lectura y escritura de los nuevos numerales hindúes I N fi. . ,as ovem tlture tn~0ru..tn:»como las llama él. Siguen luego las ~peraClones antmetlcas y las cuestiones relativas a los prec~os de las mercancías, las transacciones, sociedades yaligamlentos. Abor~a a continuación diversos problemas, uno de los cuales copla al pie de la letra un problema planteado. e~ ?OS textos cuneiformes, uno de los cuales data de los P~lI~l1UVO~ tiempos babilónicos, y el otro del período heleOlSUCO.VIene luego la regula falsi o la «regulis elchataym, como la llama Leonardo, transliterando del árabe «hisab alJataaym .q.~e significa la regla de la China. La regla de la fal~a ~osIclon era conocida, naturalmente, por los antiguos eglp;lOs, aunque parece que los europeos la conocieron a traves de los musulmanes de la China. Los traductores cristian?s no trajeron a la Europa occidental todo el saber reuOldo o descubierto por los musulmanes, pues mostraban preferencia por los autores griegos y romanos con los que se hallaban familiarizados a través de la transmisión directa del saber procedente del mundo ro~,ano. A.sí, por ejemplo, el descubrimiento de la circulaclOn menor debida a Ibn al-Nafis permaneció en la sombra hasta este s~glo, y si~ duda muchas obras árabes y persas perIT,lanecen SIn traduClr aún hoy. Así pues, el nuevo saber. a~phaba en su mayor parte al viejo, siendo fácilmente asImilable a los curricula universitarios. La innovación más importante fue que las obras de Aristóteles se conociesen ahora plenamente, con lo que el aristotelismo de los fi· I~s~fos escolásticos sustituyó a la anterior orientación platúOlca de los Padres de la Iglesia. Las universidades habían surgido de asociaciones de corte gremi~l. de maestros y discípulos reunidos en las escuelas catedrahCl.as. Durante el siglo once, las palabras «universidad" y «g:eIT,llO»se empleaban indiferentemente para aludir a las asoc.lacI~nes artesanales, mas en el siglo trece el término «uOlversldad" adquirió el significado específico de asocia«

ción de estudiantes. Había tres tipos. pri~ci~ales de un.i;e~sidad. En primer lugar, estaban las inStitUCIOnes ecIeslastlcas en las que estudiantes y profesores formaban una fir~e corporación bajo un canciller, como en el c,aso ~e P~ns, Oxford y Cambridge. En segundo lugar, habla um~ets1dades civiles que estaban dirigidas por un rector elegido por los estudiantes, como en Bolonia y Padua. En terce~ I~gar había universidades estatales fundadas, con reconocimiento papal, por un monarca, como la de NápoIes, creada por Federico II de Sicilia, y Salamanca, fundada por Fernando III de Castilla. . . Como consecuencia de la fundación d~ las ~mvets1dades y de la traducción del árabe de la cienCla antigua, se p.r,odujo en Europa durante el siglo rrece ~na breve ecIOSIOn de experimentación, proseguida hasta Clerto punto por los alquimistas hasta la época actual. La figura más notable ?e este movimiento fue Roger Bacon, c. 1214-94, un franc.Iscano de la universidad de Oxford. Crit~caba a lo~ estudIOfalIbles o en sos que basaban sus opiniones en autondades . . el peso de la costumbre, ocultando su Ig~oranCla t;as argu.mentaciones verbales. El verdadero estudIOSO, deCla" debe· ría conocer «la ciencia natural experimentalmente, aSI c?mo los medicamentos, la alquimia y todas las c9s~ de los ClelOS o de debajo de ellos, debiendo avergonz.arse Sí un profano, .. un rústico o un soldado .. supIese del suelod algo una VIeJa, ' que él ignorara». El propio Bacon hIZOexpenmento: e optlca, . SIguIe .. ndo las obras de Ibn al-Haytam _ (Alhazen). Estudió los efectos de aumento de las lentaS plano convex~s, .. d o qu e se podría 'hacer con ..ellas un telescopIO. sugmen l Bacon sostenía que mediante el estudIO expenmen.tal de a ciencia, el hombre podría construir ?arcos y car~aJes autopropulsados, no menos que subman~os e mgemos voladores. Sin embargo, tales puntos de v~sta no resulta~on p~pulares, dado que Bacon fue reprendIdo y puesto baJO la VIgilancia de su orden. Buenaventura, el general de la orden

franciscana, había dicho que «El árbol de la ciencia engaña a muchos árboles de la vida o los expone a las más severas penas del purgatorio». Otro notable experimentadof fue el noble Pierre de Maricourt, que era probablemente amigo de Bacon. Hacia el 1269 escribió un librito en el que exponía sus experimentos magnéricos y en el que señalaba que el estudioso del magnetismo ha de ser «industrioso en los trabajos manuales» a fin de corregir los errores de la razón. Hizo una esfera de piedra imán y estudió sus propiedades magnéticas mediante trocitos de alambre de hierro, descubriendo así los meridianos magnéticos que señaló con tiza. Sabía que los polos magnétiws de distinto signo se atraen y que los del mismo signo se repelen, así como que si se rompe en dos un imán, cada una de las mitades se convierte a su vez en un imán. No obstante, creía que las brújulas señalaban a la estrella polar y no al polo terrestre, así como que los imanes esféricos rotaban 'espontáneamente. Mondino de Luzzi, c. 1275-90, realizó también trabajos prácticos en anatomía. Escribió un libro sobre disección, de . tallando sus propios trabajos sobre la disección de dos cu~rpos de mujeres. Este libro se utilizó como texto principal sobre este tema en las facultades de medicina durante la edad media. La disección se practicó durante toda la edad media, especialmente para autopsias y a veces para la enseñanza de: los estudiantes de medicina. No obstante, después de Mondino, la disección la realizaba un cirujanobarbero inculto bajo la supervisión de un doctor que no operaba personalmente. Además, la disección estaba un tanto desaconsejada por el dicho de que «la Iglesia aborrece el derramamiento de sangre», que fue promulgado por el Concilio de Tours en 1163 en relación con la práctica de desmembrar y cocer a los cruzados muertos para facilitar su transporte de vuelta a casa. La alquimia fue otra actividad práctica que se reavivó en

Europa durante el siglo trece. Con la difusión de la alquimia llegaron nuevos productos, como los ácidos minerales, mencionados por vez primera por el franciscano francés Vital du Faur, hacia 1295, yel alcohol preparado por la destilación de vinos y cervezas, descrito por primera vez por el llamado Magister Salernus, muerto en 1167. El alcohol se nominó «agua de vida» y se consideraba que venía en importancia inmediatamente después del elixir de la vida de los alquimistas. Las propiedades del alcohol parecen haber sido intensamente estudiadas por monjes y frailes, quizá en exceso en algunos casos, dado que en 1288. a los miembros ,lel c:.lpílUlo clominicanll en RillJ!ni. les fue prohihida!J posesión de un aparato para la desl ilaCión del akohol. No obstante, las órdenes monásticas prosiguieron sus estudios, descubriendo gran número de licores célebres. La alquimia en general se prohibió en una bula promulgada por el papa Juan XXII en 1317, prohibición que indica que la práctica de la alquimia tenía que haber estado muy extendida. En las teorías de los alquimistas medievales no había muchas !'.ovedades. Creían que los metales se engendraban por la unión del principio masulino o azufre y el femenino o mercurio, así como que los metales bajos se podían ennoblecer mdiante un proceso de muerte y resurrección. En general las sustancias inorgánicas eran seres vivos compuestos de alma y cuerpo o materia y espíritu. Los constituyentes de las sustancias se podían separar mediante el calor, con lo que el espíritu escapaba como vapor que se podía condensar a veces en forma de líquido. Las características y propiedades de una sustancia quedaban determinadas por su espíritu, de modo que un líquido obtenido por destilación contenía las esencias concentradas de las sustancias de que se derivaba. Por consiguiente, dichos líquidos eran agentes enormemente activos y poderosos que daban nueva vida a los cuerpos viejos y que conferían pro· piedades noble;; a la materia baja. Así, en teoría, se podía

realizar una transmutación transfiriendo el espíritu de un metal noble a la materia de los metales bajos. Si~ embargo, de los diversos metales exis~entes.sólo el mer~uno se de~tilaba, produciendo un «espímu» als1able. Segun la teona de los alquimistas, el vapor de mercurio plateaba.las supe:ficies de los metales bajos, por lo que el mercuno se tema por el espíritu de la plata, el progenitor de los metales y ciertamente el origen de todas las cosas. Dicho sistema, en el que el mercurio ocupaba un puesto central, fue propuesto por Ramón Lull, c. 1232-131~, un alquimista y místico que sus correli~i?narios cristianos tenían por medio hereje y que fue mart1nza~o .po~ los musulmanes cuando trataba de convertirlos al cnstiamsmo. En el principio, sostenía Lull, Dios había creado el .mercurio, que circulaba como en una destilación ~e re~uJo, dando lugar a todas las demás cosas. Las partes mas SUtiles del mercurio primordial se separaban primero para formar los seres angélicos, mientras que las partes menos finas formaban l~s cuerpos celestes y las esferas celestiales. Las ~artes m~ burdas formaban los cuatro elementos y la qUlOtaesencla que daban lugar a todas las cosas terrestres .. Los cuerpos o sustancias terrenales estaban formados por los cuatro elementos, mientras que sus espíritus estaban forma~os. por la quintaesencia. Para Lull, la quintaesenci~ ~o se 111l~ltab;¡a la esfera celeste como había supuesto Anstoteles, SlOOque era un aire espirituoso, el pneuma, que impregnaba todo el universo como manifestación inmediata y universal de Dios. Por tanto, Lull se oponía en gran medida al filósofo musulmán Ibn Ru~d (Averroes) quien, a la manera de su maestro Aristóteles, había situado a Dios o Primer Motor fuera del universo, más allá de la esfera de las estrellas fij~s. Como los demás alquimistas, Lull sostenía que las qUlOtaesencias o espíritus de las cosas terrestres se podían aislar o concentrar por destilación. El alcohol, pensaba, era un espíritu importante aunque impuro. Lull sostenía que, some-

tido a una destilación de reflujo, se separaría en dos estratos, uno superior azul celeste y uno inferior turbio, a la manera en que la circulación primigenia del mercurio había se~arado cielos y tierra. La capa superior sería, pues, el espíflt~ ~uro dc:.l alcohol. Lull y sus seguidores creían que un e~p1t1tu atrala a otro, por lo que extraían sustancias, espeClalme~te vegetales, con alcohol, a fin de aislar sus quintaesenClas, sus sabores, perfumes y virtudes medicinales. Empleaban tales extractos alcohólicos para usos farmacéuticos, pues los seguidores de Lull tendían cada vez más a ocuparse de la vertiente médica de la alquimia. Al mismo tiempo, eran cada vez más críticos con la medicina galénica ortodoxa, formando un movimiento que culminó con la iatroquímica de Paracelso, en el siglo dieciséis. . La corriente principal del saber medieval de las universidades pasa~a por los alquimistas, quizá debido a que se hallab~~ asocIados por un lado con la religión mística y con las act1V1dades manuales y prácticas por el otro. Tras la efímera experimentación del siglo trece, la tradición culta se des.arrolló ?;ediante l.a discusión racional más bien que por la lOdagaclOn empínca, permaneciendo así considerable_ mente aislada de la tradición artesanal a lo largo de la edad media. Quizá se deba a esta razón el que los estudiosos de la edad media no creasen nada realmente novedoso, por más que se desarrollasen considerablemente algunas propuestas sugeridas por antiguos científicos en oposición a Aristóteles. . La fil~sofía de Aristóteles se integró con la teología católtca graClas a Alberto Magno, c. 1206-80, y más particularmente por obra de Tomás de Aquino, 1225-74. Estos hombres no fueron más allá de la cosmología de Aristóteles. Sostenían que el universo era una esfera llena de materia en todo su ~o.lumen, siendo imposible el vacío, dado que todas las act1V1dades exigían un COntacto físico directo o indirecto entre la fuerza actuante y el cuerpo movido. La

primera prueba que ofrecía Santo Tomás de la existencia de Dios era que los movimientos de las esferas celestes exigían un Primer Motor, esto es, Dios. La actividad divina no se manifestaba directamente en las esferas celestes, sino que en los movimientos de los cuerpos .celestes terciaban las jerarquías de seres angélicos postuladas por Dionisio en el siglo quinto. Tal esquema no se aceptó sin reservas en algunas universidades medievales. En Oxford se inició un importante movimiento crítico con Guillermo de Ockham, c. 1295-1394, quien negaba la validez de la primera prueba de Santo Tomás de la existencia de Dios. Un cuerpo en movimien· to, argüía, no exige necesariamente el contacto físico continuo del motor como, por ejemplo, en el caso de un imán que puede mover un trozo de hierro sin tocado, lo qu~ representa un ejemplo de acción a distancia que presumlblemente podría darse en un vacío. Así pues, dado que el espacio no tiene por qué estar lleno de materia para transmitir efectos físicos, el vacío es posible. OckhafI) retomó la teoría del impétus de Juan Filopón que había llegado a la Europa medieval a través de los musulmanes. Filopón había sugerido que las fuerzas confieren a los cuerpos un impetus cuando los ponen en moviq1Íento, siendo dicho impetus una cualidad que se agota gradualmente de manera que tales cuerpos terminan por detenerse. Frente a Aristóteles. Ockham convenía con Filopón en que una flecha podría atravesar el vacío. Convenía además con Filopón en que, al comienzo, Dios podía haber conferido un impetus a los cuerpos celestes que, al no agotarse con el tiempo, eliminaba la necesidad de postular diversos motores angélicos para los cuerpos celestes. «Vano es hacer con más lo que con menos puede hacerse», señalaba Ockham, formulando de este modo su principio de la «navaja». Las discusiones en torno al impetus prosiguieron en Oxford, sobre todo con Walter Burley, 1275-1357, Richard Swineshead (Suiceth),

c. 1345, YWilliam Heytesbury, fl. 13 30-71, si bien la teoría ~erdió rápidame~te terreno y para el siglo quince la mayofla de los OXOOlenses sostenían una física aristotélica. La teoría del impetus se desarrolló más en París, sobre todo graCIas a Juan Buridán que fue rector de la universidad en 1327. Buridán expuso dos importantes argumentos contra la tesis aristotélica de que los cuerpos en movimienro eran. propulsados por el aire desplazado que se precipitaba a la parte posterior para evitar la formación de un vacío. En primer lugar, decía, una peonza rota sin cambiar de posición, por lo que no puede ser movida por el aire desplazado. En segundo lugar, una jabalina con el extremo posterior plano no se mueve más aprisa que una jabalina ~Iad~ por albas extremos, contra lo que sería de esperar SI el aire fuera el propulsor. En ambos casos, sostenía Buridán, el impetus era la fuerza que sustentaba el movimiento. La cantidad de impetus que recibía un cuerpo de una fuerza era proporcional, según pensaba, a la densidad y volumen del cuerpo y a su velocidad inicial. Siguiendo a Ockham y a Filopón, Buridán negaba que hubiera seres angélico~ empujando I~s cuerpos celestes por sus trayectorias, supOOlen do en cambIO que esa función la realizaba un impetus imprimido al comienzo a los cuerpos celestes. Tal impetus nunca se habría de agotar, ya que no había resistencia del aire en los cielos. Buridán afirmaba: «No se lee en la Biblia que haya inteligencias encargadas de confenr sus movimientos propios a los orbes celestes. Es, pues, permisible mostrar que no hay necesid.ad de suponer la existencia de semejantes inteligenClas. Se podría decir, en efecto, que Dios confirió a cada orbe celeste un impetus que desde ese momento lo ha mantenido en marcha.»

Alberto de Sajonia, recror de la universidad de París en 1353, fue un seguidor de Buridán. Alberto distinguía entre

el movimiento uniforme, cuando un cuerpo se mueve con velocidad constante, el movimiento diforme, cuando la velocidad de un cuerpo varía regularmente de un punto a otro, y el movimiento irregular, cuando no satisface ninguna de las anteriores definiciones. Examinó la opinión según la cual la velocidad de un cuerpo que cae depende de la duración de la caída, así como aquélla otra según la cual depende de la longitud de la caída. Rechazó ambas opiniones puesto que las dos llevaban a la conclusión de que un cuerpo habría de alcanzar una velocidad infinita sea tras un tiempo infinito, sea tras haber cubierto una distancia in· finita. En lugar de ello, sost-enía que los cuerpos en caída libre alcanzan una velocidad límite, dado que el impetus conferido por la gravedad crecía más lentamente con la velocidad que la resistencia del aire. La más grande figura de la escuela de París en la teoría del impetus fue Nicolás de Oresme, maestro del Colegio de Navarra en 1362 y obispo de Lisieux en 1377. Oresme introdujo un método de representar gráficamente las velocidades. Representaba la distancia cubierta por un cuerpo en movimiento en una línea horizontal, y la velocidad en cada uno de los puntos dados, mediante líneas verticales trazadas perpendicularmente al eje horizontal. Al unir los extremos superiores de las líneas verticales se producía una figura geométrica, de modo que un rectángulo representaba un movimiento uniforme, un triángulo un movimiento diforme y una curva un movimiento irregular o «diformemente diforme». Oresme revivió también la idea de que la tierra rotaba diariamente en torno a su eje. Aseguraba que «Ninguna experiencia en absoluto podría demostrar que son los cielos y no la tierra quienes rotan diariamente:.>. Alcanzó dicha opinión suponiendo que la perfección y la nobleza están en el reposo. Si la tierra tuviese un giro diurno, la velocidad de cada cuerpo celeste sería proporcional a su grado de

imperfección. La tierra, el cuerpo inferior del universo, rotaría una vez al día, «la luna, una vez al mes; el sol, una vez al año; Marte, en unos dos año; y así los demás», dejando a la esfera perfecta de las estrellas fijas tan sólo con un ligero movimiento para dar cuenta de la precesión de los equinoccios. Consideraba que tales especulaciones eran «provechosas para la defensa de nuestra fe». Guillermo de Ockham, Juan Buridán y Alberto de Sajania habían mostrado todos ellos su afinidad con la doctrina de la rotación diaria, pero fue Oresme el· primero que adoptó explícitamente esta tesis, asociándola con la teoría mecánica del impetus. El giro de la tierra, señalaba, al igual que la rotación de los cuerpos celestes, habría de continuar indefinidamente bajo el impetus inicial conferido en el momento de la creación, dado que no había resistencia que lo detuviese. Los partidarios de la teoría del impetus favorecían también la opinión de que el universo podría ser infinito en extensión y que podría haber otros mundos como el nuestro. Tales concepciones se explicitaron con Nicolás de' Cusa, 1401-64, que fue nombrado obispo de; Brixen, en el Tirol, en 1450. Cusa pensaba que la tierra rotaba diariamente en torno a su eje merced a un impetus recibido al principio de los tiempos. Los cielos no eran más perfectos que la tierra pues, sostenía, el universo había sido hecho en su totali· dad con los mismos cuatro elementos. Además, los cuerpos celestes eran semejantes a la tierra por cuanto que estaban habitados por criaturas semejantes a las de la tierra. El universo en cuanto tal era infinito, dado que, decía, «esté en la tierra, en el sol o en algún otro astro, al hombre siempre le parecerá que la posición que ocupa es el centro inmóvil y que todas las demás cosas están en movimiento».

sólo un movimiento minontario en las universidades medievales. Sus opiniones no fueron ampliamente aceptadas en la época, siendo la teoría ortodoxa el sistema aristotélico cristianizado desa~rollado por Dionisio y Santo l:omás. Según este sistema, el universo era finito con una tierra inferior e inmóvil en el centro, rodeada por esferas celestes de perfección creciente que se mantenían en movimiento merced a la acción continua de seres angélicos. Fue este sistema y sus refinamientos el que los científicos modernos hubieron de combatir y eliminar y no el esquema ofrecido por la escuela del impetus, en el que la tierra rotaba diariamente en medio de un universo infinito y del que habían sido desterradas las inteligencias y manos invisibles como causa del movimiento. De hecho, la escuela del impetus había degenerado un tanto en el siglo quince, por más que la teoría del impetus se enseñara aún al comienzo del dieciséis. La degeneración de la teoría comenzó con Marsilio de Ingham, quien estaba en París en 1379, siendo luego rector de Heidelberg. Sugería que el imperus era como el calor, siendo más débil en la parte del cuerpo más alejada de la fuente del movimiento, a la manera en que una barra estaba más fría en el extremo más alejado de la fuente de calor. Cuando un cuerpo dejaba su motor, el imperus se repartía equitativamente por su volumen, del mismo modo que el calor se reparte por una barra alejada del fuego, para agotarse finalmente, a la manera en que la barra pierde su calor. La teoría del imperus se enseñó en París al comienzo del siglo dieciséis gracias a los escoceses John Majoris y George Lockert, ambos del Colegio de Montaigue. Entre sus estudiantes estaban los humanistas Erasmo, c. 1466-1536, y Juan Luis Vives, quien consideraba que la teoría del impetus no era ya una opinión ilustrada, sino un lastre del conocimiento humano. Cuando Vives ocupó una cátedra en Lovaina, escribía que en París,

«se v~ alzarse un vasto edificio de afirmaciones y propOSICIOnes contradictorias relativas al movimiento uniforme, al movimiento uniformemente variable y al no uOlformemente variable. Hay un turba que discute sin llegar a parte alguna aquello que no se puede dar en la naturaleza». Por su parte, prefería acumular conocimientos sobre la tradición artes anal que resultaban a la vez reales y útiles. «Cuánta sabiduría», escribía, «aportan a la humanidad los que se entregan a escribir lo que han recogido sobre las artes de los más experimentados en ellas... Mediante tales observaciones realizadas en cada uno de los aspectos de la vida, el saber práctico aumenta hasta un grado casi increíble.» La discusión sobre los problemas del impetus se extendió hasta Padua en el siglo quince, más la discusión italiana no sobrepasó los resultados conseguidos por los parisinos del siglo anterior. En 1404, la universidad de Padua fue adquirida por Venecia que era entonces el principal estado anriclerical y antipapal, lo que permitía a sus estudiosos mantener opiniones heterodoxas. Padua era fundamentalmente una universidad de medicina en la que la filosofía natural se enseñaba para ilustrar el método científico de la época. Así pues, en los siglos quince y dieciséis se mantenían en Padua discusiones acerca del método. Las causas eficientes llegaron a verse como el principal objeto de atención por parte del filósofo natural. haciéndose hincapié en la necesidad de realizar observaciones. No obstante a~n. se tomaban en cuenta los actos realizados con un pro: pOS1~0y las caus~s finales. considerándose (Qmo principios expiJcatlvos legítimos en la filosofía naLUral. En gran medida, los estudiosos de Padua, hasta la época de Galileo, no desarrollaron la experimentación en la ciencia.

Los estudiosos y los artesanos contribuyeron de modos diversos al nacimiento de la ciencia moderna. Diéronse dos elementos principales en la revolución científica del inicio de los tiempos modernos: en primer lugar, el surgimiento de un nuevo método de investigación, el método científico, y en segundo lugar, una transformación intelectual, el desarrollo de un nuevo modo de considerar el mundo. Los artesanos contribuyeron a la formación del método experi. mental de la ciencia moderna, mientras que los hombres de la tradición culta contribuyeron inicialmente más bien a la revolución intelectual, empleando métodos tradicionales tal y como veremos en el caso de Copérnico. No obstante, ambos elementos de la revolución científica dependían en última instancia de la convergencia e interpretación de las tradicionesartesanal y culta, proceso que podemos ver en marcha en los casos de un estudioso como Vives, que se ocupaba de las artes prácticas, o de un artesan,o como Leonardo, que se interesaba por la teoría del impetus. De este modo, la analogía de la máquina que más tarde formará parte del nuevo modo de considerar las cosas se extrajo de las artes, mientras que las matemáticas de los estudiosos se introdujeron en el modo de operar del método científico.

En las ~b~iguientes bibliografías para cada grupo de capítulos hemos ~ndlcado fu~n~es primarias y secundarias junto con algunos artl~ul~s espeCIa~lzados,Se pueden consultar otros artículos en las sl~ulentes reVistas, Para la historia de la tecnología, The Transtl&tt,ons ,01 the Newcomen Society, publicada desde 1920. Para la hl~tona de las teorías científicas o de otro tipo, The]ournal lor t~tJH.utory 01Ideas, publicada desde 1940, Para la historia de las.ciencias e? general está la revista británica, The Annills 01 Scte".ce,publJcada desde 1936, y las revistas internacionales Isis publJcada,~es~e. 1,913,para artículos cortos, y, para artículos m~ largos Osms, iniCIada en 1936, Los libros siguientes constituyen a!gu~as de las obras generales dedicadas a toda 1; historia de una CIenCiadada o. a la historia de un cierto número de ciencias d _ rante un período determinado, así como algu,nasde las obras q~e se ocup~n d~l transfondo del desarrollo de la ciencia o de los de. talles bloF~cOS d~, cie~tí~cos particulares. Los lectores que desee~ mas Inforn~aclOnblblJográfica pueden acudir a G. Sanan, A Guz'det~ t~e Hts~oryo/~cience, Waltham, Massachusetts, 1952 y a las blblJografias críticas que Isis ofrece periódicamente.

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Esta obra se terminó de imprimir en enero de 1988 en los talleres de Acuario Editores, S.A., eje 3 norte No. 590-D CoL Atlampa México, D.F. Se tiraron 2,000 ejemplares más sobrantes para reposición

Agradecimientos 1.

Introdu,ción

. .

PRIMERA PARTE. LA CIENCIA ANTIGUA 2. 3. 4. 5. 6.

La ciencia en las antiguas civilizaciones de Babilonia y Egipto...................................... Las filosofías naturales de los griegos presocráticos . .. .. . . .. . . . .. . . .. . . .. . . . . .. . . . .. . . . .. . . .. . .. . . . . La filosofía natural en Atenas..................... La ciencia griega en el período alejandrino .... Roma y la decadencia de la ciencia antigua....

13 27 40 5H 76

SEGUNDA PARTE. LA CIENCIA EN EL ORIENTE Y EN LA EUROPA MEDIEVAL 7 H.

La ciencia y la tecnología de los chinos......... La ciencia de la India

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