Ruse - Sociobiología

August 10, 2017 | Author: Rubén Jiménez | Category: Dominance (Genetics), Gene, Allele, Genetics, Biology
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Descripción: Sobre la pertinencia de la sociobiología en las explicaciones sociales y epistemológicas...

Description

Colección Teorema

Michael 'Ruse

Sociobiología

SEGUNDA EDIC]ON

CATEDRA TI:( )R I:MA

\ / : | ,t

¡'l'. / / -/I,,r1., originrl

de 1a obra: .So4obiobg,-;

Sense orNonsense?

fndice

f'raducción de A Martín Santos

L "' I

Revisada por l\'lanuel

(iarrido

llr por oposición a comportanrienro

..rprcndid().; v. como es bicn sabido, esta se esu"..i .n los términos ¿. l"irir..l"cjistinción f ¡enre a .,eclu_

t;¡blece a cacional>>.

Volviendo ahora ar.gen

sí, echemos un vistazo ar orro g.,-, .nnru l" ,*ri¿r¿ cJe heren "l ¿. .tior. io.". copias oli

irspe*o del gen, a saber,

t'ir¡.

c..n

o lr.-;éi"io; s.xr¡a1.,.. d. ,nu uá.'lli,o?"j"i, guicntc. A diferencia de las célula.;;H;i;, (), Jas cerlulas sexuales conriener;d;r;;;; .l,,¡u,rro de genes no ernpar.eiado.s: cada uno ,le. ..,o, g.n"r-"prouiene d. ,-,n Iocus. En los orsanisrr ia

.

.S.n. Io.s genes.

vía clc

;f,

,, i ;. ; ; ;i' ; i.' :1, il li,,li il*:: ;jT;, J' ;t:; ; :, ¡,ii, ',iiuil"'L,.,ur dc cada uno de 'to, "i ,:i; i conríene "ndr.r. de nuevo pares de sÉnes.(es',l.iploiiei.-ó.'a..,..do con las rcglas descubíertas ó.,r J."í, ;;oj;.n, re en este contexto queremos decir cómo los factores disruptivos pueden afectar a la variación de las proporciones de genes de una generación a la siguiente. Los dos principales factores potenciales son la y la

Li, 1955; Mettler y Gregg, 1969). En primer lugar, algo puede ir mal en el proceso de copia a medida qlle se van creando los nuevos genes, y aparece así una nueva forma de gen, un >, 9ue a su vez, afecta al fenotipo. La mutación es aleatoria en el sentido de quc no aparece como respuesta a las necesí clades de un organismo; de hecho, la mayoría suele ser perjudicial para slr posesor; pero por regla general puede ser cuantificada. Obviamente, en un lapso largo de tiempo, la mutación es la materia bruta de la evolución, porque sin (véase

ella las formas nunca cambiarían. Sin embargo, la mutación por sí misma no nos va a llevar demasiado lejos rápidamentc. Ni nos va a explicar lo que probablemente es el rasgo

más significativo del mundo orgánico, pues, cicrtamente, el rasgo que más lo diferencia del mundo inorgánico es la adaptatiuidad: el hecho de que los organismos no sean simplemente cosas aleatorias sino qLle parece como si estuviesen diseñados, consisticndo sus características en , donde las conclusiones sc pueden seguir deductivamente de los axiomas iniciales, quc son las hipótesis últimas de las teorías. Otros filósofos nitgan este argumento. Afortunadalnente, esta es otra disputrr filosófica cuya tesolución última no es vital para nuestr()s propósitos; pero sí tiene un cierto interés en nuestro estudio. Tanto Ios que están a favor como los que están en contra cle la tesis hipotético-deductiva están de acuerdo cn que el caso en que mejor defensa encuentra es el de lrls cicncias físicas: pues de ellas vino en primer lugar. Tal y como hoy se nos muestra, Ia teoría de la evolución no cs muy hipotético-deductiva. Lo menos que puede decirse cs que frecuentemente existen grandes lagunas enffe premisas y conclusiones, mient¡as que los posibles eslabones son sólo esbozados, sugeridos o asumidos por hipótesis. Aunque existen algunos cuerpos compactos de teoría deductiva en los estudios evolucionistas, por ejemplo, el núcleo de la genética 43

de poblaciones, frecuentemente cuando uno habla en dichos estudios de cosas que o que >, tiene en mente conexiones más débiles que la deducción.

Y como era de esperar, una leve ausencia de evidencia firme no ha desalentado jamás a los filósofos, y aquellos que están a favor de la tesis hipotético-deductiva argumentan que todo esto es simplemente la prueba de que la teo¡ía evolucionista tal como hoy se pfesenta es un esbozo de una teoría completa. Los oponenres, obviamente, llegan a diferentes conclusiones. Pero, cualquiera que sea la respuesta cofrecta en este punto, la disputa subraya la > de los estudios evolucionistas. En la medidá en que la sociobiología es parue de la familia evolucionisra, nó deberemos jtngatla con crit'erios más esrictos de los que aplicamos al resto de las teorías de esa Íamilia. (Para más información sobre la estructura de la teoría evolucionista, véanse Ruse, 1.973a, 1977 \lilliams, 1970; Goudge, 196I; I{uIl, 1977.) Y ya es suficiente por lo que respecta a la fundamentación biológica de la sociobiología Pasemos ahora a considetar a la sociobiología en acción.

3

La sociobiología de los animales lil terna de este capítulo son los hechos y la tcoría socioI'iológicos del comportamiento animal, más específicamente, tlcl comportamiento social animal . Trutaré sucesivamente de l:rs siguientes cuestiones: agresién, sexualidad, parentesco y Aunque esto no agota el corpus sociobiológico, 'rltruismo. scrá suficientemente representarivo. Inevitablemente hábrá ciertos solapamientos, pues los tópicos escogidos no se pue-

rlcn tratar del todo por separado. J.l

.

ACnTSIóN: EL PUNTo DE vISTA ntolócrc cubrió una gama mucho más amplia que la escena de dos animales combatiendo a muerte para sobrevivir; extendiéndose metafóricamente, por ejemplo, a un cactus > conüa la sequía y a una bonita flor con sus compañeras parc llamar la atención de los insectos (Ruse,

t97tb\.

44

45

r¡ cl meio¡ interés de la cs¡recie nrr suprin'rir ningúrn nricnl)r(), p¿rticularmente dado quc cl más débil suele coincirlir rr¡¡r cl más joven. v así la selección de grupo pcrfecciona todos 1.5 rnecanismos restrictivos. ajar desde y scito cL'sde ln selecciór-r individual.

En cierto sentido pueden hacer esto fácilmente; más fácilmente, quizá, que el plopio Lorenz. Los soc.iobiólogos no hacen suposicíones ¿ priori sobre el bien de la especie y, por tanto, no tienen necesidacl de dar explicacioncs especiaies de por qué un organismo puede atacar ¿l un serneiante. Así, a los ojos de un sociobiólogo, y rnientras las

restantes condiciones sean iguales, es indifercnte que la larva de la avispa ataque a su compañera o a un miembro de una especie distinta. Otro organismo significa comida, o conrpetencia o algo así. Y más generalmente, los sociobiólogos, v en particular Wilson, considelan que la agresión anim¿l es susceptible de ser explicada en términos de una competencia (Alexan-

la selección familiar' poAntes de abandonar el tema de a. considerar las socieclría ser oportuno q"";.,i;l¿t;;s propla' incluyendo' general' en r,ltttttu que clades humanas -li'

creen

sociobiólosos ;;;.";;;-;"n el módo tn qut los puede tencr implicaciones ü''"l"ttiot"lu*iiut í;.^.:';; trascender su biología' iniluso para sociedad; ;;;'P++n puede arrolar lr'rz familiar lt 'lltttiótt i'J''ti"ríg.¡¿.-q* q;""';;;;t;tmentt a consideratftct' sobre el fenómeno

t"utqii"'-il;iee;i' la homosexualidad'se Despre¿. 'i"á"t¡r¿eit"' la homosexualidad ff#;;;; qué habrían ¿Por senta como ,.,n' "'ptti""i-t'iáit'ptfubtt's homosexuales si eso las de tener las personas'inlún^tiátt alguna evidencia de que aleia de la reprodr-rcci¿ti"ii'-"*it" parte' genética' v los soser' en í;''#;;;;l:áud pt'di"t" entonces' ¿no la hábría elihay' la que ciobiólogos dicen Ahola bien' al parecer' rninado la selección 'a¡d^n{"nttl . htt'''unot.en cualguier luhasta un 10 por 100;5'ü;";;'"'' t";:i";lltiili'$1,"qt siiir"""""ií.i1"*i"*:"nfl TT::ff piii'¿ lq u I t"nd' d' o.YT,ill,?1"'?i'i, "o i",;:;; á"','' " ^ 55' ios heterociun Éeterocig.r. twil"li]'isñ" o'rt- '' ton' biológicamente e";' ohotott*ttolo i"ror''q". li.va,, t'n 1''"tin-tn*pensn le existencirr de ho-

bles minorías a"

i

i

mosexuales, que son los fenotipos biológicamente menos aptos de los genotipos homocigóticos para genes pueclen scr ciertamcnte calificados de (involuntarios) altruistas. Pero cs obvio gue en el caso humano el sociobiólogo quiere llevar las cosas algo más allá. Claramentc, prctenden crrptar

el contenido causal de las emociones y .los que los humanos rene.mos^y d.;;;Li;ár;;ncomportanrientos sin ningún co_ nocimienro de biología..Qíi"r." que normalmente eniende-or, u..bliru.i., "*fitlr-biológicamente Io

po. .,rgr"rión> v , donde ,ítii". prirüiu-'.r, utg,:., sentidó ,esta significa hacer un esfu.erzo oti;;;";Miru, po. los orros como principio

p*

de acción.o.Aho* ti"",^." d.ri;ri;;r."';;_ pítulo tendremos oue. examinar .o"-uig,ln'¿.talle punto to que los i..i"uiorrg", *'i,rlÉJi'",i;;;;r;hasta oué

ffi :;:

nociones técnicas se.correspónd. .J;;;;;;as oeencias, hallazgos y orras acrividad", ;;';;;.rr.'t]j'.,,,uurso, se po_ dría pensar con cierra *ró;-q;;';rL'",;pl. de los hilos tróficos muestra va jár[::]"'J::f

,,"'..?"X'A,0";:..|:."",T:: no és del ,oáo -.piápir¿o .n -.1.--l'ü_ guaje ordinario decir de.un niño ;;"-¿'i";r. se arimenran sus hermanos que es orlt.uirturl ÉT'.i*"lrrno en el caso -á" éxija.,, ,ip. l;,;.ió, ly.T::"y quizá ;r, parte der ar_ trursta esto en el caso anterio¡ no oa,-,.i.. Quizá, en esre rnomenro, to puede hacer

i?i-;j;;,,;:l;T' srmplemente porque

es romar nota de este desasosiegg"r.¡á.";;;'r" (íU á.rrrorlég"fj-y-;o.rsiderar orros casos de, rnanipulaci¿"'ó"i..rrl que afecran a la prole humana más allá.¿.1'"rtráio

;?;;;i;ionde

at menos posibilidad de que i;;ñ;;'ñ"dur, .u,rru, .rn comportamienro que se..correspondJ.on rI existe

la

eI, discurso

iu" en g"r,".ál prdiéramái-iirrn*'.¿lr,lismo> (sin por

ello,esrar categóricamente afirmando qu.

nosotros

.i.iru..nte

lo lla_ maríamos comDonamie¡to .oaltrui.tari-ür'l"ri¡le ejemplo de elto.lo seríá et hecho-de-quá,"i1'jlg"ril.j tento -una países, el sus_

de una familia gira. en torno a granja: si ésta de perrenecer u iu tuÁrl¡Á".'".i-r"-'áúde, la familia sald-rá perjudicada. Alexaná.rüsiql ,rrürl que en tales srtuacrones se da a menudo unn irnporiuni! manipulación paterna, forzándose a los hijos _#;-;';o romar una parte dc la propiedad , y ." ."_¡il d. ,rru_ nera al hermano mavo-r.que ^yid,^, "lg.r.ru será el gu.-r" quede con la Esta ayuda. pba.ig' ..u"rii. lu.lu'r- f'o'.r.,ur, g:?"iu. y no ser. sota¡nenre ayuda física .directa. L., t;;;r;s más jóvenes por estilos de ;';;;d;;i";;';;; ¡1dríp oprar e¡emplo, un sacerdocio altruista."td; ,ri'iorma especial arir¿ de esta manipulación r",poá.io-.n-üili., L.i.¿ades poliándricas, esro es. ro.i",láJ", llr' ri,,r¡"r.r rr.n"r, -ron "n-ñ';'ul. mariáo. (que generalm"n,'. hermanos). El n:r_-l" un r¡ermano mayor es el titulaide la granja t-¡; i;, ti;"r;,p"de.ia

104 105

Í

hermanos lllenores como pago por la ayuda ofrecida' a los de la muier coparte por sexuales favores iJ"i"r'or"..i,n por.los situación tal a u"n-iát'^ios mún: los hermanos t. ri,c11 oadres. Es interesant" obt"tuot que los hombres 1áso por monoganla la. inclinan se .por !"-á"t sociedades muieres)' ir'p.ligt"á (un marido con muchasescapado que en la mahabrá le se no avisado Al lec¡or de la homoposible ora nioulación paterna tenemos -causa

re ha escapado eso, al ::il;ii#.'éü;;;;;;;-'i"n'po'o'sc 1974)' Los padres manip:lan

t".l.uioi.!" tfi'i"t^', ""i#. d" .,rr"hi;o, para que sientan- deseos altruistas'y ;';;;

más seguros t.oroductivós, -.. y' t'"to de loslasmodos inclinaciones homo""t." "" á;';;;il ?ot"nt"tles 5il;;; no existen genes ;;";;l*. Nótese que en este tipo d-e casos en el caso ocurrir como'pudiera ;;;;-'i; iornát.*'1¡iaad genes que le.ha-

5.'il *r.Lii;;;il*;

(son, pof supuesto' 'ciertai ambien.át- u .rto homosexual'baio ,circunstancias a diferencia del caso de [a selección familiar es ;;i;t.

";

.l

mundo los tenga)' Nótese también' que

ma; .r'tá "fitmattdo que los padres -conscientemente il""riUl"'á""-todo hiios para encaminarlos hacia la homosexuali ,rioJ.rr- tot " ¿"i¿. el punto de vista genético' las cosas á;i.^ói";t-.niÉ, -át efitientes si tanto los padres como iáák*-t* -rr.úo lo que está ocurriendo' isnorasen io, tiiot '" cou-

Y.'ii;"ñ;;";,

inclusó aunque los padres no. puilie'nn

oe vertír en homosexuales a sus hiios' bien pudleran tratar necesa-

;;;i;"h.I* ;;il;;; i;;'t-;;;;

induciéndolos a uniones que no están

el meior interés de los hiios' ?

'

Presumiblenente, cn este punto pudiera replicarse que Darwin se equivocó, no al inspirarse en el -mundo humano, sino al inspirarse en una leoría como la de Malthus qrre conduc. a úna teoría del bienestar todavía más a la de.'..h" q.t" Luis XIV' Si bien es realmente cierto qle Malthus tüzó un cuadro tenebroso de la existencia humatra' afirmando la futilidad de la ayuda estatal al pobre, también lo es que existe una diferencia fundamental entre su concepción y la de Darv'in. Entre otras cosas, Malthus pensaba q.r. ,r-t, Puntos de vista indicaban la imposibilidad de cualq.ti". ."-bio real, incluyendo el evolutivo, mientras que Da-rwin, obviamente, no hizo tal (Bouder, 1976). Más,específi ."-a.rr", Darwin despoió de contenido normatit'o las ideas de Maltlus: a Darwin no le preocupaba en ningún sentido el bien o el mal moral dc la lucha por la existencia en el mundo biológico, ni Io que deberíarnos hacer al respecto'

Para Darv¡ín lo que irnportaba era la innegable universalidaJ-áe la lucha pot lu.*itt..,cia. Y en este punto' al igual q". .n el uso que hace de Malthus, es difícil acusarle' Lo que cuenta en una nLleva teoría es si funciona o si es correct" (o cualquier otra cosa que uno u-se para caractetíztr

y no slrs orígenes' Yo creo que en-este crtestionanáo la verdad esencial de la ".iá darwiniana;- por mucho-que Ios neotiologí, evolucionista vitaliítas como Arthur Koestler deseen que fuese de ot¡o modo, las batallas con los lamarckianos y demás han terteorías afortunádas)

punto Sahlin, ,to

minráo. Además, como punto de partida, apuntaría que Malthus, en su caso, modeló s¡.¡s icleas sobre las de otros, a sabei, las especulaciones sobre el conflicto geometría-aritmética en el mundo animal de Beniamin F¡anklin' En otras

palabras, que si ahondamos en el tema las raíces de Dart'in nos sacan fuera del reino humano. Mirando e1 problema del lado contrario y considerando el fluio de idéas de lo biológico a 1o hutnano, probablc111s1-165 hov no lo esmente no es causa cle queja -¿l havan pretendido apliel que los evolucionistas darg'inianos cár sus ideas a los humanos. Deiando a trn lado el programa específico cle los sociobiólogos. presumo clue nadie pre124

tcnde negar clue los seres humanos son cn alcún sentido animales, que somos descendientes de los monos (de especícs hoy extinguidas), quc la selección natural ha sido-el principal factor causal, que nruchas cosas que nos distinguen de las bestias, tales como nuesrra inteligencia, son adáptativas ¡, fueron causadas por selección, e incluso que muchas de las cliferencias entre razas humanas no son caiuales, aunque el saber que puedan haber sido estas mismas causas o si _son operativas todavía hoy sea otro problema. Incluso podría ser que la selección está actuando aún en nuestros días sobre los humanos. Ciertamente, la evolución está todar¡ía funciorrando, aunque sólo sea por las nuevas mutaciones que están apareciendo contir-ruAnlente dentro del pozo de geires

humano t.

;\hora bien, considerando csre ripo de afirmacioncs a la liiz de las críticas de Sahlins me vienen a la mente dos comentarios. Primero, r'iciadas o no, parecen ser esencialmente verdaderas, y aceptadas por todos, ya estén a favor o en contra dc la sociobiología. Conro a la esposa dei obispo de Worcester, a uno pueden no gustarle demasiado, pero nada más. I{asta que alguien \/enga con una teoría ¡ival dc la evolución humana que pueda explicar los hechos tan bien como las tesis mencionadas lo hacen, éstas tendrán que bastar. Pero, en segundo lugar, negaría que afirmacionés como éstas estén viciadas por la ideología del capitalismo occidental. Afi¡maciones como éstas son extensiones de la biología cvolucionista darwiniana no humana, pero como acabo de scñalar, este tipo de darwinismo está desprovisto de todos los asertos normativos quc alguien corno Malthus defendió. Y tales afirmaciones normarivas no nos han sido retransferidas de nuevo. Prest¡miblernente, los antepasados humanos con cerebros más grandes o cllerpos más erguidos fueron scleccionados sobre los de cc¡ebros rnás peqúeños o cuerpos más enco¡r'ados. Pero csto no significa dccir que cs meior c¡ue así sea, o qlre aun hoy debamos seleccionar por cerebros más grandes o columnas vertebrales más derechas. Ni ta_mpoco significa decir. por ejernplo, que si alguien se hunde hov a causa de una indisposición genética áebanros dejarle sucumbir si¡r u'at:rr dc irvudarle. Y, ciertamente,

tampoco ,supone justificrrr l¿s creerrcia* v prácticas económicas del laissc:-t'airc. Enconrrar tal justifiiación es leer en F',n el capítu1o final volveré sobre cste punto. \, lo _2 té más ampliamente.

clesarrolla

125

algo que no se encuentra en ellas. Lo que uno está haciendo con tal lectura es crear un modelo que, como fue la teoría de Darrvin respecto de la de Malthus, es distinto del original. En otras palabras, al menos en este nivel, esta concepción de la historia como > que tiene Sahlins carece de fuerza crítíca ". Habiendo ya tratado el ránsito de ideas que va dcl mundo humano a la biología v viceversa, y habiendo visto que, en un nivel bastante básico, los temores de Sahlins son infundados, pasen)os al segi-rndo punto que quiero tratar. Todo lo que he dicho hasta ahora bien podría ser admitido, pero aún se podría pensar que con la llegada de la sociobiología sc añade una dimensión totalmente nueva. Podría decirse qtre la sociobiología ha sido una infusión fresca de ideología occidental, y que por eso, )' en particular cuando s.: la aplica a los humanos, es sospechosa. Quizá, ciertamente, sc puedan hacer afirmaciones normativas acerca de la evoIt¡ción humana. El hecho es que los sociobiólogos no las l¿rs afirmaciones evolucionistas

hacen.

Desde luego, esta crítica depende de la prenrisa de que tal infusión de ideología se ha dado, y ésta es una suposición que yo cuestionaría y negarí'a. Pero esto se tratará más adelante con mayor detención. Concedamos por el momentcr [ nankind ] . Hasta hace poco éste era el tér' mino usual para referirse a Ios seres humanos, y era usado fclizmente tanto por los machos como por las hembras. La vcrdad es que nadie pretendía menospreciar a las mujeres al usarlo, ni las mujeres se sentían menospreciadas cuando er¿r

¿"ior' ho;1ur"*,]u1"r son algo parecido tenerloso¡o.tut'ont'ynoazules(o-másprecisamente' hembra' Particularmente me como lo es el ser tn"tfto'y no en lugar de azules' trae sin cuidado tener los o¡ot -u"onts pero no veo heterosexual; y Estov conforme con ser -uáho cosa ni otra no una ni sea no que :"# ;;'i; qt" 'lg"i"" con lo. que es)"Lo que oueda estar perfectamente conforme condenan la homoseque ;quéllos :;# 'f';;J;; "' ;;; r"ir' -J'"r poaii"n estar menos dispues:l;id;";; "t conociclas' Por lo tos a hacerlo "i 'llu'-^ tuu'át fueran n q.'" la vicran como algo demás, si se los p"d;t;;";;;áit

considero que los

tratado

buscrrrle tod,:

homosexualidad, pasemos de inmediato sociobiología y las mrrjeres.

como dc proeiempl,' ;ilá"...l"',";;;';;;; hiiil"ip;; ,"^ué' primer grupt't' -" al reficre sc qut tt'' Én

refiere al segunclo homosexualidad no

no se afanarían tanto cn

). [N. del T.] bres>>,

119 118

tr

I

7 usado. Hoy, el asunto está en debate. A algunas Personas no les gusta este uso; otras no lo consideran tan ofensivo y a menudo aborrecen las nuevas palabras compuestas, horribles, como chair-person ". Pero aunque la cuestión podría resolverse por sí misma, todavia no ha sido resuelta. No hay

duda de que > se halla todavía a la par con

>

En otras palabras, de momento es difícil ofenderse demasiado por el uso que los sociobiólogos hacen de tétminos tales como o, análogamente, con el uso de (Lewontin, L96t, pág.288), y en 1974, justo un año antes de que se publicase Sociobiología se refería felizmente al bono sapienr como (Lewontin, 1974, pág. 261). Y en todo caso, esta cltica diflcilmente llega al corazón de la sociobiología, porque uno puede fácilmente alterar el len-

o

.

guaJe.

La crítica de las ilustraciones de la obra Sociobiología me sorprende lo mismo que la antetior, y al igual que ésta es fácilmente contestable. De hecho, no todas las figuras ---que, incidentalmente, han sido realizadas por una mujer- ponen al macho en el centro en una forma prominente; y si lo hicieran diflcilmente afectaría¡ al conzón del progtama sociobiológico ni lo tacharían de irredimiblemente sexista. Una crítica algo más seria, pero, sin embargo, en mi opinión errónea y maliciosa, si la consideramos en su auténtica dimensión, es la acusación de los críticos de que las metáforas de los sociobiólogos tienen (Allen e¡ al., L977, pág. 11). Así, por ejemplo, \lilson y otros sociobiólogos son explícitamente criticados por hablar del despliegue de galanteo como posición entre

y >. Tal forma de ex-

poner los hechos es considerada degradante para las mujeres, como también lo es la afirmación de que el sexo corteiado desarrollará la (Allen

Oii-. p"g' tzt' io que es obierable es la autentici suge-

dad cspúr:ee que los sociobiólogos dan a este poder' nl rir que todut'i,t tliferencias dé comportamiento entre hom-

, I i

que' bres v muiercs están genéticrmente causadas; diferencias mucho posición una en hombre al p'íntn ;;"'h;;;;-uitü' " favorable que la de la rnujer' -ás in¿;;.1.'"p.1' .l";antlo para más tarde cuesriones queper.umben a la verdad-o frlsidad de la sociobiología, me por las que aun a pesar. de esta ,,., mitiré ofrecea-no '"'ott"s sociobiólogía esté.condenada.a 1á que dura crítica, ""o sexista; aquí la comprensron del sexlsser irrevocablemente e"-tt"r inferencias normativas no mo, implica igual que "''tt"' las diferencias sexuales entre. homgnránra¿;, i prrii, de

É.", y -i¡.r.r'' y tt*bién implica el reconocimiento de que r41

hasta que no esté plenamente explorada la cuestión de la evidencia, no podemos dar una réspuesta final a la acusación de sexismo. Hago esta última salvedad porque lo que voy. a sostener aquí daú por supuesto que lo que los sociobiólogos tienen que decir sobre el sexó es unla afirmación digna de se¡ ,oída y no simplemenre un prejuicio disftazado

de objetivo de la

ciencia

. Primero, logía

como ya apuntamos en este capítulo, la sociobioes esencialmenre una teo¡ía causal iobre los genes, y muchos de los términos que usa son metáforas. Fra"ncamentg, hqy veces en las que desearía que los sociobiólogos esclarecieran su uso de las ¡1.¡¿¡oras ó, al menos, que l"as que usasen fueran menos floridas, pero es forzoso reconocef que las metáforas son lo que son. No son literalmente reafidád.

De este- modo, fijándonos en \a teoria, lo que encontramos es que Jos sociobiólogos argumentan que porque algunos gér-

T"n:..se_ tr-ansmiren por la vía del esperma y otro, poi la vía del óvulo, adaptativamente hablanáo debén dar ligat a diferentes características de comportámiento (el mismo"compoJtamiento

y las

caracte¡ísticas morfológicas asociadas no

valdrán para ambos sexos). Pero estas i'firmaciones en



no son normativas en absoluto, y si uno se propusiera usa¡las para apoyat tesis no¡mativas, ciertamente, no apuntarían hacia la inferioridad de la mujer. El punto central en Ia sexualidad es que ambos sexos son absólutamente esenciales (un sexo no puede reproducirse por sl solo). Por consiguiente,. en este sentido, si tiene alguno, la sociobiología apunta a 7a igual valía de machos y hembras. Es más, como ya dijirnos, las diferentes estrategias que los genes adoptan son descritas metafó¡icamente; no es, en modó alguno,^por ejemplo, que los genes femeninos, conscientementé, se áesprecien o degraden a sí mismos ante genes masculinos. Los genes femeninos no escogen individuos o mismas

genes . Literalmente hablando, lo que ocurre es que los genes femeninos dan lugar a características que asegu¡an meior su ligazón a los buenos genes masculinos en Ia generación siguiente (por > eniendemos el dar lug.ar.a catacterísticas que más tarde datán lugar a oportunidades reproducrivas pára los genes femenino.i Al haier afirmaciones como ésta, no se está concluyendo implícitamente que los machos sean mejores que las hemb¡as. El segundo punto se ¡efiere a las diversas características a las cuales dan lugar los genes, puesto que, obviamente, el cr:ítico replicará de inmediato qué aunqué el supuesto corn145

r--

V portamíento de los genes puede no ser sexista, el comportamiento físico, al cual los genes se supone que dan lugar, lo será. Primero, notemos que de ninguna forma esas características son las consideradas tradicionalmente como chauvinismo machista. De hecho, los machos humanos (en mzón de la estrategia de felicidad doméstica) mlresuan una fidelidad considerable hacia sus cónyuges e invierten una gran cantidad de tiempo y energía en la crianza de su prole. Dado que la prole requiere tanta ayuda, los machos humanos muestran virtudes domésticas sustanciales. Esto, en sí mismo, no es normativo, pero ciertamente no apunta a un panorama egoísta del comportamiento biológicamente determinado de la actividad del macho humano. Ni tampoco implica que las hembras humanas sean pícaras intrigantes que planean conscientemente cómo atrapar pobres machos para la ayr-rda en 7a crianza de sus mocosos. La esrrategia de felicidad doméstica no excluye definitivamente la posibilidad de que una chi ca o mujer joven pueda deliberadamente, en principio, negarse, por las razones religiosas o morales más sinceras, a permitir a un hombre joven que duerma con ella, aceptando la intimidad sólo después de que el hombre haya mosmado sus intenciones honorables a través del acto formal del matrimonio. De hecho, ésta es la clase de comportamiento que encaja en la estrategia. Segundo, agarremos al toro firmemente por los cuernos y admitamos sin rodeos que, a pesar de todas sus virtudes domésticas, la sociobiología actual implica ciertamente que a causa de su biología el hombre tenderá a ser más dominante, más polígamo, y que (caso de poder hacerlo) se librará del trabajo de la crianza de los niños (contrariamente, las mujeres serán más tímidas, etc.). Sin embargo, como llevo diciendo a lo largo de todo el capítulo, afírmaciones tales como éstas no son de por sí normativas; es más, no estoy ni siquiera seguro de que apunten en una dirección particularmente estimable para los machos. Al menos sé que el ideal del vigoroso super-macho no es algo que yo particularmente venere. Todo eso parece un poco cosa de adolescentes. La clase de aributos humanos que yo valoro son la inteligencia, la sensibilidad, la lealtad, la habilidad artística, etc. No veo nada en la sociobiología que implique que las mujeres sean menos valiosas en estos aspectos que los machos; de hecho, si existiese alguna ventaja, creería que la tienen las mujeres. Es más, incluso cuando llegamos a algo como la dominancia, no estoy seguro de que las implicaciones sociobiológicas esta146

blczcan que los mechos son (l()minantcs e lr t()dos los ;rspectos. Los machos pueden ser donrinantcs socialmente, pero en sus rc,i¿ciones intersex.ales. las cosas ptreclen ,.. d" tr." f;;";;; socialmente, fue el obispo prouciie quien llevó ;i ;.lr;;;i, Fcro personalnrente fue la señora proudie l. qr. li;; l;;

¡anta.lones (o polainas ). De hecho, qLtizá valga la pena scñalar, >

veían

a los

físicos y químicos .o-o -u,.ririi;;;, i*.;;bl s (Mayr, 1969). Por consiguiente, existí¿ r*;i;;;r-;;i_.j¿"i una carencia de comunicación científica.- p.ro pá.:r;;;' ; clase de ruptura, como ilustra bien el caso de tu "rru ;-;;; g.netl.u, permanenr-e p:^r_ggé ser o_estárica. t.uBaio de Lewontin (1974) muesrra con claridad .O-.EI^1.'-Uiál"gf; ; hoy fructíferamenre lo.-.ri"Jiá, ?olá,rures, ya br;; que "n marerias de interés e importanci, Li.üg*"' exmema

están siendo tratadas con ta. a¡,"ua" J"-i"r"i;;;trl técnicas físicoqulmicas (Ruse. 1e77al lejos de dar .v, -nl4. ;;.;;i;jr., Iugar a la desaparició" ¿"'.ru ¡ioiü;ruil sobradamente muestra la controversía de.la ,*i;b?;i;t;; i"a ciencia biotó_ gica florece como nunca l. hir";;. tff;";" sugeriría es. por consiguienre. sue una red.ucción (;: il É;ü";;;-r;;l tirución de tal máter;ul p".d" ,.i,. br.r"t .á", aquellos a . .una expenÉ "r¡^ riiii¡utr'f rit?uaor". cierta9:--o:" no _Trq., menre, slsnifica oor. fuerza el fin de todo, uqu.llo, qul han estado tiabaianáo trrg.-1.,,,j"'"i"U"lü".ia reducida; de hecho, puede tarles un. nuevo y remendo ímperu y unas nuevas y porentes herramientas. Como preliminar. esto es suficiente. Volvamos ahorc a la biología.y la.s ciencia, recienres :gl"f . tic.i';";';ig"".s sugerencias de Witson (1977a), mE p;;;;d; echar un vis239

i

1

j

Ia sociobiología en ll psicología, la economía y la sociobiología. haré en este mismo orden.

tazo sobre los posibles efectos de antropología,

Y io

8.2. Le El

la

susrrrucróN oE

u

primitivas. üo"á; que exista un ].,:-:-Ti:d'.d.s mprrlsta tan puro como_4u"q* éste, sea hombre o mujer, me viene a Ia mente un^nombre ¿" pri".ili."r'd" ,i;i;1-Ér;;; lloas {y su escuela). Otviamenie, ñr..'íJ"r"rropología pu_ ramente descriotiva el .éxito .1" i; ;;;iología va a sio_ .íficar el uro j..u, tuttrrto', y'1,,*,iiJJ.?n de una teoria (lue no puede ser tal, poi 7a'teoría [iotáni.u. Por or¡a pa¡te, se podiía admit, q".-iá'Eirlogía tiene al_ guna relevancia sobre- la teoría u",roiotO!i.r, pero no como -p.opio, o no, por d'"...ño explicar ;:i,::"1^.ii-::1 ¡ldieraexplica. Lo que quierb jeciruq.f ;; ]:,:i.^J,^rit:opología qy. la biología en sí misma pudi.ü ex_ :1"9:..:",o-.ti_::Cut, ra antropología l)rrcar .(ya sea Ia teoría o los héhos), p.;; permitir que Ia bioJogíá propor.ionrr"-u" -pri"'ir.pi.ri .i".ro número de "f.r.tfJ.á, (

ANTRopoLocíA

interés de los antropólogos está generalmente relacio-

nado con sociedades primitivas o ágrafas, o al menos con grupos que no han sufrido plena influencia de la revolución industrial de Occidente (al punto de que los que estudian tales grupos se convierten en sociólogos). Es decir, el interés de los antropólogos está relacionado con gentes que están, en un sentido bastante vago, muy próximas a la nattraleza. Esto parecería implicar, por tanto, que si la biología va a tener alguna relevancia real en Ia dimensión humana, sería en el campo de la anüopología donde antes se pondría de manifiesto. Y, de hecho, parece que la antropología es ya la ciencia social más cercana a la sociobiología, aunque como hemos visto en las reacciones del eminente antropólogo Marshall Sahlins, esta proximidad no es algo apreciado o inciuso reconocido por todos los antropólogos. (Nuestra discusión en la inroducción anterior nos lleva a esperar tal hostilidad, y a confirmar l^ cerc^nía de la sociobiología y la antropología; si la primera no estuviera desa¡¡ollándose en el dominio de la segunda, los practicantes de esta última no se sentirían amenazados.) Así, pues, ¿cómo podría montarse el escenario? Menos

coloquialmente, ¿cómo podria afectar el desa¡rollo y éxito de la sociobiología a la antropología? Parccetia que existen varias posibilidades dependientes de las diferentes posiciones que los científicos involtrcrados pudieran adoptar, y de hecho adoptan. Comencemos considerando posiciones claramente extremas, tanto de los antropólogos como de los biólogos. Son posiciones que parecen apuntar en el mejor de los casos, asumiendo que la sociobiologia tenga a1g6n éxito, a cierto tipo de sustitución de la teorización anttopológica por la teorización biológica. En un extremo, encontramos posiciones anuopológicas que, esencialmente, niegan la relevancia directa de la biología paft la comprensión de los datos antropológicos. Existen, creo, dos manifestaciones

distintas de este tipo de posición extrema. Por un lado, se podría negar por completo la relevancia de la biología en la antropología. Esta, creo yo, podrla ser 240

lir

postura de un empirista exrremo c¡ue quisiera evitar to(la teoriz^ción antoptlógi., qrr" su tarea t ;;;"p.liir. ¡rrincipal es la descripción de las- creéncias y prácticas de

rneráforas

y

modelos

ltnrropológica. Obviamente, se tiatarío

l{.yrl

a cierro tipo de

á.

la

teorización

n,rtor"s que

t.".¡, .uii".u'l iiolu.ionirt"

se

.*trr_ hiológical en esru siglo, t"n.mor, por ejemplo, a Leslie \X/hite v strs seguidores, tle los c¡ue ,no d. fo'i rn¿, ;rnpor,uni., cs Ma¡shall Sahlins. Así encontramos que \White

escribe:

En la situación. homb¡e,cultura, podemos conside¡ar .homb¡e, al el factor biológico,-iánn-;"il;;;; y a la ctitura como va¡iable. Hay uná relación ge"eri.a-inilm;;G:i -t"ao hombre como un y a lui;J;';;; todo. pero no puede esrablece¡se una correlació",'á un a i."¡¿" á. una ¡elación de causa_y_efecro, .",r"-l.nr.. particulares v culturas, parrículares.. Érto ,;iniii.u ;;;; A;;;.rd gico del hcmbre es ir¡elevanié ." dirl.rro, problemas de inrerpretación cultu¡al trl.. .omá-U^¿i".l,i¿r¿ entre las culturas, y los p¡ocesos d. .o-bio ;.;;;l;;" ;^;";;: ml y la evoluciói pásina 418).

Y, sin

¿" lo .rit"ru--"""p""i""f^. (Vhite,

1959,

él y seguidores han tomado muchas de ü .sgl biotogíí, ;;;.;;;;j; que turas se desar¡ollan dentro-d_g urí"" t"y-"r-iirnlL, las cut_ -ütl¿ú.r_É.te al-igu; que los orga-nismos r. d..r.rollu., dentro de unas leyes límite. Debería. añadirse--ái,.-'.i^'p.¿rramo no siempre ha sído de teorías bi;idil;; acepradas (ni tenían por qué serlo ya que" haniiiulil.r,t" ri¿o^-,riirir"¿.s como embargo,

cosas prestadas

241

_T modelo). Sahlins

y

Service (1960) niegan explícitámente (y

cualc¡uier enridád biol. La coopcra>, a . Pasamos (por ejemplo, en el caso de Spencer) de , a *Debemos dejar que la selección narural continúe sin impedimentos>>.

Desgraciadamente, no podemos dejar las cosas aquí, dicien-

do que los moralistas evolucionistas cometen la falacia nzturalista y nada más (Quinton, 1966\. De igual forma que los biólogos han cambiado recientemente de opinión sobre los fenómenos de la selección, así también muchos filósofos han cambiado de opinión sobre la falacia naruralista. Ahora han decidido que no hay falacia en absoluto, y así como 28t

los científicos prefieren que sus Grandes Hombrer lo sean sin mancha, así también no faltan voces dispuestas a sostener que Hume_pensaba precisamente Io contiario de lo que

durante años todo el mundo ha creído que quiso significar. Tanto si se aceptan estos argumentos como si se loi rechaza (lo que estoy inclinado a hacer) hav que admitir que prina lacie tienen una plausibilidad. Valga este populai ejémpio del puente que se supone legítimamenre t.niido entre'la

dicotomía del es-debe, en respuésta a la cuestión , el enunciado (del tipo 'debe') oUsted debe quedarse en el Hotel León Rojo> parÉce claramente inf-erirse del enunciado (del tipo 'es'¡ .,Ustéd disfruta¡á quedándose en el Hotel León Rojo>,. Por tanro, en lugar.le peiderno. en una digresión filosófíca, quizá sería mejor"saber ii lu éti.u evolutiva puede. ser eliminadá por oras .uáore. que la simple

invocación de 7a falacia natuialista (\X/arnock,'1962; Hudson, 1970). Peto incluso sin la falacia, la tradicional ética evolutiva parece insatisfactoria. Creo que si alguien propone una te(F ría ética, debe antes dejar c[aras las -razonei dé por qué deberíamos aceptarla: Por ejemplo, que está de acu-erdo-con la común decencia y que quizá sistematice y haga más explíci_ tas nuestras creencias. Puede que ello nos hága revisar al-

gunas de nuestras acruales c¡eencias

y hábitos -Ipor ejemplo,

podrla llegar a hacernos vegetariano; pero esto sólo'poáríá hacerse sobre la base dc

qui

tales cosas, estuvieran en conso_

nancia con otras creencias que fueran muy queridas. Uno Pgdrí1, por supuesto, estipular una nueva i.oría étic" (por ejemplo, que uno debería ser simpático con la gente de^al_ tura inferior a cinco p.ies con seis pulgaclas, y anlipático con los que excedan de esa altu¡a); peio sin razones qle la apoyaran todo el mundo tendría perfecto derecho a ignorarla. Ahora bien, yo presumo que un ético evolucioniita pudiera _ decir que el curso de la evolución es, de hecho, aquello que nosotros llamaríamos obueno>-Así ha sido, ciertamente, en el pasado. Que así sea necesariamente en el futuro, quizá dependa , y aun teniendo en cuenta que comporta, indudablemente, algúna -procedimiento dirección del curso de la evolución, sería un método lenlo y no muy eficiente. Por poner un ejemplo sencillo: supongámos q_ue se tiene una tara causada por un gen recesivo (pbr ejemplo, sólo el homocigótico manifiesta esá tara). Supongamos, para guardar la simplicidad aritmética, que la frecuen-ia *:J.g:" es del 1/100 (por ejemplo, en el equiiibrio de Hardy\üeinberg, una persona de cadá 10.000 tiene la t^ra\. Incluio si se ha eliminado a todz- persona que tuviera la tara (por ejemplo, todos los homocigóticos) e incluso si se asume que n9 ha¡r mutación para el gen, en 100 generaciones la frecuéncia sólo podría descendet a I/200 (por ejemplo, se reduci¡ía semeiante

a la mitad).

Además, se debería advertir que este proceso podrla resul-

tar muy costoso y cabe pensar que existan offoJ modos más eficientes y de invértir nuestros recursos y es-provechosos

fuerzos en el incremento de la felicidad humana. por éiemTay-Sachs que es morral para los niños. pequeños y qüe se debe a un determinado gen homoci gótico re:esivo, afecta a entre 45 y 5O personas por año en los Estados Unidos. Si se considera el üsto de Éailar y eliminar a los portadores, se puede pensar que ese dinéro y tiempg se podría invertir meJor en iormrs ünvencionales dá cuidado sanitario por ejemplo, en el número de niños que hoy dla-piénsese, sufren retraio méntai en Norteamérica debido a la malnutrición (Hilton, 1973; Ruse, I97ga). .Aunque todavia existen oros problemas'relativos al con_ sejo genético (por eiemplo, ¿qué hacer con las personas que de _manera rntralsigente rehúsan abortar fetos enfermos y qué hacer con el hil'o?),.No estoy argumenrando categóricJmenre en contra suya, ni estoy diciendo que no se de-berían e.xplorar otras vías para dirigir la biología humana. Lo que que esto no será ,rna-pana.e, paia todas las enf"rÁe4ig9 dades"lhumanas y que las opciones para otras vías para incre_

plo, la enfermedad de

295

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