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El Club de las Excomulgadas

Agradecimientos Al Staff Excomulgado: Excopic por la Traducción Corrección, Diagramación y Lectura Final de este Libro para El Club De Las Excomulgadas… A las Chicas del Club de Las Excomulgadas, que nos acompañaron en cada capítulo, y a Nuestras Lectoras que nos acompañaron y nos acompañan siempre. A Todas…. Gracias!!!

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y el Diseño de Portada, a Kiti08 por la

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El Club de las Excomulgadas

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e apoyé contra la pared mientras él me desnudaba parcialmente. Tenía mi

camisa desabrochada hasta la cintura, y mi sujetador de apertura delantera abierto para darle pleno acceso a la parte superior de mi cuerpo. Sus labios se arrastraron por mi cuello hasta mis pechos. Su boca encontró un pezón y ávidamente lo chupó mientras su mano se deslizaba hasta mi centro acalorado, llegando y descansando sobre mis bragas. Entonces se detuvo. Se quedó

succionándolos hasta que yo estuviera dispuesta a pedir más. Moví las caderas, en silencio pidiendo más de su mano que se extendía sobre las partes más sensibles de mi anatomía femenina. Su cuerpo estaba ahora de cuclillas delante de mí con él prácticamente de rodillas en el suelo. Sin arrugar mi top, hizo subir mi falda mientras mantenía una única mano en mi caliente, hinchado montículo. Miré hacia abajo y él me sonrió con la más seductora mirada que he visto alguna vez en un hombre. Era tan condenadamente guapo que casi me corrí con sólo mirarlo. Nunca había estado tan cerca de un hombre que fuese tan condenadamente atractivo. Me moví un poco más, lo que hizo que tuviese que moverse un poco más hacia la zona más deseaba que él tocase. La ligera fricción casi me llevó al borde. Gemí y echando la cabeza hacia atrás cuando empujé mi entrepierna contra su mano. Finalmente, cedió gentilmente a mis deliberadas súplicas, movió mi tanga a un lado y deslizó sus dedos por mis húmedos pliegues hasta que descubrió el nudo sensible que sufría por su atención. Comenzó a rodearlo con su pulgar. Enviando exquisitas sensaciones por mi cuerpo haciéndome temblar. Grité cuando su dedo se deslizó en mi humedad, sondeando, empujándome al borde. Mi cuerpo se tensó, apretando su dedo dentro de mí mientras me estremecía, mi cuerpo se convulsionó con la explosión del orgasmo. Mis rodillas amenazaron

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allí esperando, jugando conmigo mientras continuaba acariciando mis pezones,

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El Club de las Excomulgadas con ceder mientras él me sostenía allí contra la pared de la puerta de mi casa, su cabeza apoyada en mi estómago a medida que seguía convulsionando contra él. Cuando el temblor se calmó, él se levantó, me levantó en sus brazos y me llevó hasta el sofá de la sala de estar. Finalmente, avanzamos más allá de la puerta de la entrada de la casa hacia un más territorio civilizado. No es que hubiera algo civilizado en nuestra relación. El hombre era puro sexo. PURO SEXO. Y yo estaba disfrutando cada minuto de ello.

Había estado mirándole/acechándole en el club durante las últimas dos semanas y esta noche… esta noche finalmente me acerqué a él. Y ahora, aquí estaba, en mi casa. Él me puso en el sofá y me quitó la camisa y sujetador entonces arrancó mi tanga. Luego empujó la falda hasta mi cintura. Abrí mis piernas con impaciencia mientras él se bajaba entre ellas. Cerré los ojos y gemí en éxtasis mientras su lengua jugaba con mis pliegues. Me complació con lameduras lentas y largas, cada una más profunda y más intensa. Me estaba volviendo salvaje mientras me retorcía y gemía bajo él. Me retorcía cuando el placer rizó los dedos de mis pies y se dispersó más arriba, fluyendo a través de mi cuerpo hasta alcanzar ese lugar profundo dentro de mí, mi principal centro de deseo se apretó cuando su lengua caló y empujó en mi interior. Tan cerca, tan... cerca… estaba en el borde lista y dispuesta a caer en el olvido del éxtasis. Cuando su boca encontró el nudo sensible y lo sujetó, me corrí. Volé… volé, elevándome muy alto… y luego choque con la intensidad, estremeciéndome con el sentimiento, la emoción, el placer atormentando mi cuerpo desgarrando mi interior y luego moviéndose circularmente como la marea. Grité a través de la vertiginosa euforia mientras me resistía contra su boca.

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No llevaba hombres a casa a menudo… vale nunca. Pero con él, no pude resistirme.

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El Club de las Excomulgadas Él asió con fuerza y me soltó hasta que el último temblor recorrió mis piernas. Entonces él se puso encima de mí. Abriendo mis piernas más amplias para acomodar el tamaño de su cuerpo. El sólido músculo empequeñeció mi 1,58; era intimidante, pero tan malditamente hermoso. Grande, más de 1,80 de alto, más de 90 kilos de sólido músculo. Muy sexy con un pecho musculoso salpicado viril vello que hacía juego con el cabello oscuro que se rizaba provocativamente debajo de sus orejas, penetrantes ojos azules

dos últimas semanas. Observando, esperando, preparando mis nervios. Lo que ayudó fue que él nunca se marchó con nadie. Me había preguntado si era gay... o casado. Bueno, estaba segura que no era gay. ¿Casado? Dios, esperaba que no. No me había puesto exactamente a preguntar sobre ello. Tan pronto como me había acercado, él me había llevado a la pista de baile, donde procedió a provocarme y seducirme toda la noche. No es que lo necesitara. Él tenía mis bragas en sus manos desde el momento en que había puesto los ojos en él hacía dos semanas. Ahora él estaba a punto de llenarme con al menos 23 centímetros de gruesa, palpitante polla. Desde mi punto de vista era difícil de decir, tal vez estaba más cerca de 25 centímetros. Créeme, conseguiría mejores medidas más tarde. ¿Las chicas también presumen sabes? Él estaba a punto de entrar en mí y me miró durante un largo rato. La mirada en sus ojos me dejó sin aliento. Tan intenso, tan lleno de emoción, nadie me había mirado jamás con tal deseo, tal necesidad… y algo más que no podía leer. Devolví la mirada a sus penetrantes ojos azules perdiéndome en las profundidades, perdida en las hermosas capas de color y personalidad. Entonces él entró en mí. Arqueé mi espalda y traté de abrir mis rodillas más amplias, invitándole a enterrarse completamente.

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que eran tan brillantes que parecían irreales. Por eso lo había perseguido durante las

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El Club de las Excomulgadas Él se deslizó rápidamente en mí mientras me quedaba sin aliento ante la intensidad repentina de su gran eje estirándome. Me adapté a su tamaño, mi cuerpo apretándose fuertemente alrededor a su mientras suavemente me llenaba, empujando más y más hasta que estuve segura de que él no podía ir más profundo. Y luego lo hizo. Dejé escapar un gemido de placer que estremeció mis terminaciones nerviosas. El lugar que él golpeó, oh Dios mío. Estoy segura que ningún otro hombre había tocado

Una vez que supo que había tocado el lugar correcto, sus empujes se hicieron más intensos, mis gemidos se hicieron más fuertes, más erráticos y él siguió empujando, golpeando ese punto una y otra vez de forma que el calor me inundó. Podía sentir el rubor extendiéndose hasta mi pecho, por encima de mi cuello y por mi cara. El calor era intenso. Llegaba desde el interior y quemaba la capa más externa de mi piel. Empecé a temblar como una novata, gemidos de placer escapándose de mis labios. No podía controlarlo. Mi cuerpo temblaba y se estremecía, el calor empujaba en mi núcleo, parecía un volcán a punto de estallar y él estaba en mi centro, listo para arder. Eché un vistazo a su cara y me di cuenta de que él no se opondría a arder… no por mí, ya que estaba a punto de estallar también. Sus profundos gemidos guturales y gruñidos se emparejaron y aparearon con mis fuertes gritos de placer. Nuestros cuerpos se deslizaron en los sitios perfectos, golpeando los puntos correctos, una y otra vez hasta que finalmente… la fricción fue demasiada y nos estrellamos el uno contra el otro. Una y otra vez, ola tras ola golpeó mi cuerpo mientras sentía que su polla se sacudía y bombeaba chorros calientes del semen en mí. Cada uno de nuestros cuerpos se estremeció y tembló, empujando y bombeando la culminación de nuestra unión.

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alguna vez ese lugar secreto en mi interior.

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El Club de las Excomulgadas Después de que nuestra respiración volvió a la normalidad y nuestros cuerpos dejaron de temblar, él se apoyó sobre un codo y me miró, —Eso fue muy intenso. Sabía que serías algo especial. — ¿En serio? —Pregunté incrédula. No creía que hubiese algo particularmente especial en mí, por eso me llevó tanto tiempo acercarme a él. Estaba segura de que un hombre como él no encontraría nada atractivo en una mujer como yo. —Vamos, eres hermosa. Todo curvas y piel lisa, brillantes ondas de pelo sedoso y

—Por favor, ya conseguiste lo que viniste a buscar; no hace falta que me adules ahora —. Le empujé y lo aparté de mí para poder levantarme y vestirme. — ¿Qué quiere decir con que conseguí lo que vine a buscar? Vine aquí por ti. —Y ahora me has tenido. Ya puedes vestirte y marcharte —. ¿Era realmente yo la que estaba siendo tan fría y mezquina? ¿Con el hombre que acababa de sacudir completamente mi mundo? Sentí que un nudo se formaba en mi pecho. Creí que me pararía el corazón. Al mismo tiempo, las lágrimas brotaron de mis ojos. Maldita sea, esperaba que él se hubiera ido antes de que la ruptura me golpeara. — Rebecca, ¿por qué estás actuando así? ¿Durante dos semanas hemos estado bailando uno alrededor del otro, burlando, bromeando, seduciendo… creías que nos llevaba sólo a un rollo de una noche? —Su voz se hizo más profunda y más fuerte, un ligero gruñido de rabia se incrustó en su garganta. — ¿Cómo más podría terminar? No puedo ser el tipo de mujer… bueno ¿tú no puedes ser el tipo de hombre que estaría con una mujer como yo? — ¿Una mujer como tú? ¿Qué? ¿Increíble, hermosa, tímida, cuidadosa, frágil, delicada, completamente y totalmente deseable? ¿Soy demasiado bestia para ti para tener algo más que un rollo de una noche? ¿Satisfice tu curiosidad y ahora puedes ir a presumir ante tus amigas?

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oscuro, ojos verdes que iluminan la habitación. Eres exquisita.

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El Club de las Excomulgadas Alcé la vista, asombrada por sus palabras, —No, nunca… ¿bestia? Nunca has sido una bestia, nunca ha sido curiosidad. Eres tan caliente, tan malditamente hermoso, Damon, por favor, lo siento. No esperaba que esto nos llevase a nada más que sexo. — ¿Por qué tenemos que definirlo como algo ahora mismo? ¿Por qué no podemos ver a dónde nos lleva? —Está bien, pero si continuamos más allá de esta noche, entonces no Es Definitivamente Sólo Otro Rollo De Una Noche —. Exclamé con total sorpresa

—Rebecca, nunca tuve la intención de que esto fuese sólo un rollo de una noche. No después de ver cómo te armabas de valor y te convencías de tu belleza y deseabilidad durante las dos últimas semanas. Mirándote, mirándome… sabía que estábamos destinados para algo más. Ahora sólo tenemos que ver a donde nos lleva. Entonces me besó. Fue el mayor beso encogedor de dedos del pie, levantador de piernas, y debilitador de rodillas que hubo alguna vez. Prácticamente caí en sus brazos. Se apartó de mis labios y me miró, — ¿Continuaremos esto en tu dormitorio? Me eché a reír con alegría, — ¡Oh! ¡Infiernos! ¡Sí! Él me levantó en sus fuertes brazos y dijo —Señálame la dirección correcta. Lo hice. Eso fue hace tres años y todavía estamos juntos.

Fin

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mientras me quedaba boquiabierta por haber pronunciado esas palabras.

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