Romeo y Julieta (Libreto Reducido)

May 12, 2017 | Author: Gilary Reyes Batista | Category: N/A
Share Embed Donate


Short Description

Download Romeo y Julieta (Libreto Reducido)...

Description

ROMEO Y JULIETA PRIMER ACTO ESCENA 1: SALA DE LOS CAPULETO Narrador: En la hermosa ciudad de Verona, donde acaecieron estos amores, dos familias rivales igualmente nobles habían derramado, por sus odios mutuos, mucha inculpada sangre. Todo comenzó en un baile en la casa de los Capuleto. Capuleto: ¡Caballeros bienvenidos! Llego el momento, bellas damas. Las que tengan los pies ligeros, que nos lo prueben haciendo bailar a estos señores. ¿Quién podría resistirse a tal tentación? Y las que se hagan las difíciles es porque tienen callos (empieza la música y se abre el baile) (Entra romeo) Romeo: (con los ojos fijos en Julieta) ¡Oh! que mujer más hermosa, en medio de la noche oscura resplandece como diamante. Es una belleza demasiado exquisita para la tierra ¿Había yo amado antes de ahora? No, jamás hasta hoy. ESCENA 2: (Sale romeo y entra Tibaldo) Tibaldo: ¡He oído esa voz antes! Y por mi vida que es la de un Montesco. ¡Paje! Ve a buscarme mi espada. Ese miserable se ha atrevido a entrar a mi fortaleza a burlarse de mí y de mi familia, a disfrutar de nuestros placeres, juro por mis antepasados que lo matare sin piedad, ni remordimientos.

Capuleto: ¡Y bien! ¿Qué es lo que tenéis, sobrino? ¿Qué significa esa cólera? ¿Por qué tanto alboroto? Tibaldo: Tío, ¡Veis ese hombre! ¡Pues es un Montesco! ¡Es un enemigo, un infame que ha venido a burlarse y a insultar la fiesta de nuestra casa! Capuleto: ¿No es el joven romeo? Tibaldo: ¡Él es! ¡El miserable! Capuleto: ¡Calma! Joven, veamos a ver querido sobrino, si os reportáis. Hasta ahora el comportamiento del tal romeo es de un joven bien educado; y a decir verdad toda Verona habla del como un joven valiente y honrado, no quisiera por toda la riqueza del mundo que la fiesta terminara en disputa. Vamos sobrino paciencia no fijes la atención en él. Así lo quiero. Y si me respetas deja la actitud áspera y brusca que sienta muy mal en una fiesta. ESCENA 3: Romeo: (aproximándose a Julieta y tomándola de la mano) ¿He profanado esta mano encantadora? Porque en tal caso mis labios repararan el ultraje que mi mano ha cometido, borrando con un beso una impresión tan grosera. Julieta: ¿Por qué tan injusto? No ha mostrado hasta ahora más que devoción y cortesía; y le aseguro que su mano no ha cometido ningún delito. Romeo: Permite que mis labios santa mía remplacen a mi mano, atiende a los ruegos de este peregrino para que su alma no caiga en demencia Julieta: La santa se deja rogar, pero no se mueve Romeo: Entonces permanece inmóvil, santa mía, mi oración será escuchada y yo seré dichoso.

(Romeo da un beso a Julieta) Romeo: Tus labios han borrado mis faltas, todas mis culpas han sido perdonadas. Julieta: El pecado es mío ahora; mi boca lo ha tomado. Romeo: ¡Oh! La más dulces de las faltas, el más encantador de los reproches vuelve a tocar ese pecado. (Entra la nodriza) Nodriza: (a Julieta) Señorita vuestra madre quiere decirle unas palabras Julieta: Enseguida voy (alejándose de Romeo y la nodriza) Romeo: (a la nodriza) ¿Quién es su madre? Nodriza: Caballerito, su madre es la señora de esta casa; una buena señora prudente y virtuosa a fe mía. Yo he criado a su hija, a esa a quien habláis ahora. Romeo: ¡La hija de los Capuleto!... ¡¿Ella?!... ¡Mi vida esta en las manos de mi enemiga! (Benvolio se aproxima a romeo) Benvolio: Vamos, marchémonos que la fiesta ha llegado a su fin. Romeo: Si vámonos que la turbación de mi alma esta en su colmo. (Salen todos menos Julieta y la nodriza) Julieta: Nodriza, dime (enseñándole un joven que pasa) ¿Cómo se llama ese caballero? Nodriza: El hijo único de un viejo ricachón. Julieta: ¿Y aquel otro, próximo a marcharse? (señala a romeo)

Nodriza: No lo se. Julieta: Ve a informarte de su nombre. (La nodriza sale al instante) Julieta: Espero que no sea casado, sino el sepulcro será mi lecho de bodas. Nodriza: (volviendo) ¡Es un Montesco! Se llama romeo. Y es enemigo de vuestra familia Julieta: ¡El solo hombre a quien debería aborrecer es el único a quien amo!, ¿Lo he amado demasiado pronto, o lo he conocido demasiado tarde? ¡A él a quien debe detestar la hija de los Capuleto! (Salen todos, se cierra el primer acto) SEGUNDO ACTO ESCENA 1: EL JARDÍN DE JULIETA Narrador: Julieta viene a eclipsar con su lumbre a la belleza que mataba de amores a Romeo. Él, tan amado como amante, busca en una raza enemiga su ventura. Ella ve pendiente de enemigo anzuelo el cebo sabroso del amor. Ni él ni ella pueden declarar su anhelo. Pero la pasión buscará medios y ocasión de manifestarse. Romeo: Cualquiera se puede reír de mis pesares porque no sabe que es padecer. (Sale Julieta por su balcón) ¡Silencio! Oigo abrir una ventana. ¡Veo luz en ella! ¡Oh! Claridad pura es Julieta sol y estrella de mi vida (contemplando a Julieta) ¡Ah! Romeo no mires mas sus colores hermosos y enfermizos; renuncia a esa querida y olvídala (pausa) si es ella mi amada o si ella supiera cuanto la amo (escucha) ¿Qué ha dicho?... ¡nada! solo habla su elocuente mirada, voy a contestarle… pero, mejor no… Porque

no es a mi a quien hablas ahora. Relucid en las sombras bellos ojos de Julieta; o si no, remplazare dos estrellas del cielo para que brillen en nuestro honor. ¡Oh! Como apoya sus manos en su mejillas como quisiera ser esas hermosas manos para poder acariciar tus mejillas tan sonrojadas como el barniz de una rosa. Julieta: (creyendose sola) ¡Hay de mí! Romeo: ¡Ha hablado!.. ¡Vuelve hablar ángel del cielo y que tu voz llene de alegría la oscura y silenciosa noche, tu estas allí sobre mi cabeza como el ángel que esta en la cabeza de todos los hombres! Julieta: Romeo, ¿Por qué eres tu Romeo? Reniega de tu padre, abjura de tu nombre; jura que me amaras y yo dejare de ser Julieta Capuleto. Romeo: ¿Debo continuar escuchándola o debo hablarle? Julieta: Tú no eres mi enemigo; solo es tu nombre, ese apellido de Montesco. ¿Qué es un Montesco? ¿No lo eres tu mismo? Esos brazos, esos pies, cabeza, ojos. ¿No componen un Montesco? No, eso todo se compone a ti… Cambia de nombre, un nombre no es nada, solo por eso no debemos dejar de agradarnos y tómame a mi a cambio. ¡Oh! Tómame a mi entera. Romeo: ¡Oh! Julieta pido la palabra, solo dime amado mío y dejare de ser por siempre Romeo de Montesco. Julieta: (viendo hacia abajo del balcón) ¿Quién interrumpe mis pensamientos secretos? ¿A quién envuelve las sombras de la oscura noche? Romeo: No me atrevo a pronunciar mi nombre, es un nombre que aborrezco, como enemigo que es de la mujer que amo.

Julieta: Has pronunciado pocas palabras y ninguna se ha escapado de mis oídos, he conocido esa voz. ¿No eres tu romeo? Romeo: Ni lo uno, ni lo otro, ¡Oh! ¡Mi bella santa, si lo uno y lo otro te desagradan! Julieta: ¿Cómo haz llegado hasta acá? ¿Por qué estas aquí? Dímelo. Los muros de este jardín son muy altos y difíciles de escalar, en este lugar esta indudablemente la muerte para ti. Romeo: El amor me presto sus alas y desaparecieron todos los obstáculos. Julieta: ¡Pero si te viesen, te matarían! Romeo: Mas le temo a tus ojos, por ti enfrentaría a veinte espadas desvainadas. Julieta: No quisiera por nada en el mundo que te encontraran aquí. Romeo: ¿No dirás nada más, no harás nada por mí? Julieta: ¿Qué más podría decirte? Romeo: Cambiemos nuestro juramento. Jura amarme como yo te he amado. Julieta: Ya lo he jurado antes de que me lo hubieras pedido. (Romeo besa a Julieta) Romeo: ¡Noche de delicia, noche que el cielo bendice! Dios mío. ¿Esto será un sueño? Julieta: Tres palabras mas y despidámonos enseguida. Si tu pasión es honrada, si quieres cásate conmigo, házmelo saber mañana por medio de un mensajero que te enviare, de cómo y cuándo quieres celebrar la sagrada ceremonia.

Nodriza: ¡Señorita! Julieta: (responde a la nodriza) ¡Allá voy! (le dice a romeo) Adiós, mil veces adiós. Romeo: Adiós amada mía (romeo baja lentamente del balcón y se retira) TERCER ACTO: ESCENA 1: (En el jardín de los Capuleto) Narrador: Tres días después del encuentro de Romeo y Julieta; Julieta se encuentra desesperada por saber la respuesta de su amado. (Entra la nodriza) Julieta: ¡Buenos días por fin haz venido! ¿Qué noticias me trae, mi querida nodriza? ¿Lo haz encontrado? ¿Por qué esa cara? ¡Son malas las noticias que traes! Dime. (La nodriza se sienta en uno de los bancos del jardín) Nodriza: ¡Oh! Estoy cansada mis pobres piernas. ¡Ay! Señorita que viaje tan largo. Julieta: Quisiera estar tan cansada como tu, con tal de saber ya lo que tienes que decirme. Nodriza: Dios niña que prisa, no puedes esperar un minuto. Julieta: Si tienes tanto aliento para decirme qué te esta ahogando, no esperare un minuto. Nodriza: Haz fe mía señorita, no quiero felicitarla por la elección que ha hecho, usted no entiende mucho de eso; no es que yo tenga algo en contra de Romeo, sino por su apellido.

Julieta: No pero aun no me haz dicho absolutamente nada. Háblame del matrimonio. Nodriza: (evitando la conversación) ¡Ay! Que jaqueca tengo ¡Oh! Una jaqueca atroz. Julieta: Nodriza siento mucho verte así, pero te ruego mi querida nodriza que me digas lo que el te ha encargado. Nodriza: Que impaciente es usted, en verdad, mi bella señorita lo siento mucho. Tienes un buen modo de aliviar mi cansancio, a fe mía, que en adelante va a tener que ejecutar los encargos usted misma Julieta: Cuantos preámbulos, vamos. ¿Que te ha dicho romeo? Nodriza: Que esta tarde puede ir a confesarse. Julieta: ¿Si? Nodriza: Si señora es necesaria que valla a la celda del Fray Lorenzo, allí encontraras un marido completamente dispuesto… ¡Hey, ya se colorean de rubor sus mejillas! Julieta: Si, correré a buscar mi felicidad. Adiós querida nodriza. (Julieta sale por un lado y la nodriza por el otro) ESCENA 2: La celda de fray Lorenzo: (Entran fray Lorenzo y Romeo) Fray Lorenzo: Ya esta todo arreglado. ¡Quiera el cielo sonreír a la santa ceremonia y que a las horas del porvenir no dejen de ser dichosas! Romeo: Que así sea padre mío, une nuestras manos con tus santas palabras, y después ya puede venir el monstruo que devora todos

los amores, la muerte; que yo no le temo, todo lo que anhelo es que Julieta sea mía. Fray Lorenzo: Joven Romeo modera tu amor, su duración, calmando tus arrebatos. Apresurándose demasiado se llega mas tarde que cuando caminas con prudencia… Pero ve allí la joven esposa que se acerca. (Entra Julieta) Julieta: (dice al fraile) Mi santo director (Julieta saluda) Fray Lorenzo: Romeo te dará las gracias por él y por mi hija mía. Julieta: Saludos también a romeo, y que sus gracias sean merecidas. Romeo: ¡Oh! Julieta mía, participas tú de la alegría que llena mi alma, ahora que el aire que nos rodea se llena con tu aliento. Julieta: Puedo sentir esa misma dicha. Los tesoros de mi sincero amor superan los más brillantes discursos. Fray Lorenzo: Vamos jóvenes es necesario que me sigan pronto terminaremos. A pesar de vuestra aroza impaciencia es preciso que aguarden, para hablar de amores, a que nuestra santa iglesia os allá unido para siempre. (Salen todos) Cuarto acto: ESCENA 1: Cuarto de Julieta. Narrador: Romeo es expulsado de Verona por una riña con los Capuleto, por haber herido de muerte a Tibaldo. Romeo va a despedirse de Julieta antes de irse definitivamente de Verona.

(Se encuentran Romeo y Julieta) Romeo: Amada mía, me ha llegado la hora de partir. La noche ha quemado ya sus ultimas luces, y se perciben en las cima de los montes los primeros arboles de la alegre mañana. Es necesario que te deje para poder vivir, porque quedarme seria morir. Julieta: No es la claridad del día, es una claridad fantástica que marchara delante de ti esta noche y te guiara. ¡Quédate! ¡Quédate! ¿Por qué me abandonas tan pronto? Romeo: Tienes razón me quedo. ¡Que me encuentren! ¡Que me maten! ¡Que me maten! Que me importa soy dichoso; además me lo ordenas tú. (Entra la nodriza) Nodriza: (corriendo) ¡Señora! Julieta: ¿Qué pasa nodriza? Nodriza: Señora su madre viene a hablar con usted, aquí mismo. (Sale la nodriza) Julieta: (camino a romeo) ¡Romeo! Abandóname. Romeo: Un solo beso y podre marchar en paz. (Besa a Julieta y desaparece de prisa) Julieta: Es necesario que yo reciba noticias tuyas cada hora del día, porque cada hora de tu ausencia oscurece mi vida. Romeo: Adiós amor querido. (Se marcha romeo) ESCENA 2: ( entra la señora de Capuleto) Señora de Capuleto: ¿Qué es esto? ¿Qué tienes Julieta?

Julieta: No estoy bien señora. Señora de Capuleto: ¡Llorando siempre la muerte de vuestro primo! Julieta: Es una perdida que me ha afligido con demasiada intensidad madre mía, permítame que la llore. Señora Capuleto: Si no lo has de resucitar llorando. Julieta: Pues por eso es porque lloro. Señora de Capuleto: Di que lloras porque el monstruo que lo mato vive todavía. Julieta: ¡¿Monstruo?! ¿De quién hablas madre? Señora de Capuleto: De romeo. De ese miserable, de ese asesino Julieta: ¡Ah! Miserable y Romeo son dos palabras que no conciertan… ¡Que Dios lo perdone! Por mi parte le perdono desde el fondo de mi corazón. Señora de Capuleto: Si. Si tu deploras que de ese asesino esté aun con vida Julieta: ¿Por qué no esta aquí? ¿Por qué no se habían de encargar mis manos solas de la venganza? Señora de Capuleto: Ya nos vengaremos. Ya no llores mas, yo tengo mis designios, un hombre de toda mi confianza marchara pronto a buscar al fugitivo; que le hará enseguida compañía a Tibaldo. Julieta: ¿Estaré entonces contenta ¿yo?... No estaré contenta hasta que no vuelva a ver a Romeo, hasta que no lo vea muerto. ¡Cuán profundamente me ha afligido este acontecimiento!

Señora de Capuleto: Inventa un medio de venganza que te satisfaga, porque el hombre que se ha encargado de todo ya esta dispuesto… Por cierto niña, tengo alegres noticias. Julieta: ¿De qué hablas señora? Señora Capuleto: Muy pronto un noble conde, un elegante caballero llamado París te concederá ser su esposa. Julieta: ¡Alegre dichosa! Tanta prisa me asombra, os ruego madre que digas a mi padre y a mi señor que no estoy dispuesta a casarme todavía… Antes me casaría, estando segura de ello con ese Romeo a quien detesto. Señora Capuleto: Mira tu padre llega y verás lo que desea. (Entra Capuleto y la nodriza) Capuleto: ¡Diantres señorita! Que torrentes de lágrimas es necesario un poco de calma, o la barca zozobrará y así terminaremos el viaje. (A la señora Capuleto) ¿Señora habéis indicado a Julieta mis indicaciones? Señora de Capuleto: Si señor; pero ha sido trabajo inútil. Capuleto: ¡Ah diablos! Veamos eso esposa mía, enterémonos bien. ¿Con qué la señorita esta orgullosa? La señorita reúsa y da las gracias. Julieta: Yo no tengo orgullo padre, al contrario, estoy muy agradecida. ¿Cómo debería yo estar orgullosa por una cosa que aborrezco? Capuleto: ¿Qué es eso, con que la señorita discute? ¿Con qué nos equivocamos? ¡No reúsa por orgullo sino por gratitud! Señora Capuleto: ¡Quitad allá señor! ¿Estáis loco?

Julieta: (de rodilla suplicando) Padre de rodillas os suplico que os calméis un poco, escuchadme solo dos palabras. Capuleto: ¡Id al diablo hija desobediente! Andad perversa os advierto muy frontalmente que se verificara el matrimonio, y no me tenéis que hablar mas de este asunto. ESCENA 3: Interior de la celda del fray Lorenzo (Entra el fray Lorenzo y el conde parís) Fray Lorenzo: ¿El jueves decís señor? Me parece muy pronto. París: Tal es la voluntad del señor Capuleto padre mío. Me ha parecido peligrosa tanta precipitación, pero ha sido en vano todos los obstáculos que he tenido que obtener para que la boda se aplace. Fray Lorenzo: Según me has dicho, ¿Ignoráis todavía las intenciones de vuestra prometida? Todo esto me agrada poco. París: Desde la muerte de su primo Tibaldo, Julieta esta sumergida en un pesar que no puede desechar, rehúsa toda clase de consuelos y no quiere oír de amor. Fray Lorenzo: (pensativo) También se demasiado. ¡Ay de mi! Los motivos que se para suspender ese asunto. (Entra Julieta) París: Es una dicha para mí ver entraros a vos que muy pronto habéis de ser mi esposa. Julieta: Cuando me case señor, entonces. tal vez podrás ser lo que me dices. París: Cuento con esa dicha que me esta reservada; el jueves debo ser vuestro esposo.

Julieta: Lo que deba ser, será. Fray Lorenzo: Palabra del evangelio. París: ¿Vendréis, sin duda, a confesaros con este buen monje? Julieta: Si os contestase seria vos conde, mi confesor. París: Pues bien decidme que me amas. Julieta: Bueno me contentare con decirte que lo amo a él. (París sale de la habitación) Fray Lorenzo: ¡Ay Julieta! Comprendo tu dolor, lo se todo, y mi espíritu se fatiga en vano por hallar un remedio. Julieta: Padre, no vuelvas a decir remedio si no tienes remedio que ofrecerme. ¿No encuentras en tu sabiduría ningún remedio? Fray Lorenzo: ¡Un instante hija mía! Tienes un rayo de esperanza pero la solución que necesitas es tan desesperada como el crimen que quisiera evitar. Julieta: Dime padre. Fray Lorenzo: ¿Estás completamente decidida a perecer por tu propia mano antes que casarte con el conde parís? ¿Es bastante fuerte tu voluntad? Si fuese así todavía, hay remedio de evitar la vergüenza que te amenaza; abrazando un partido extremo, que es casi la muerte a la que tendrás que mirar frente a frente. Julieta: ¡Oh! Antes de casarme con París estoy dispuesta a todo. Fray Lorenzo: Pues entonces escuchad mis instrucciones; vuelve a casa de tu padre con ánimo, complaciente y alegre; y dile que aceptas el matrimonio que te ha propuesto. Mañana que es miércoles procura quedarte sola en tu cuarto por la noche. Procura alejar a tu nodriza, y después que estés acostada te bebes el licor destilado que contiene este frasquito que te entrego en ese

momento. Extenderá por tus venas un frío glacial, cesara completamente tus pulsos y tu calor, y tu vida parecerá extinguida por cuarenta y ocho horas. ESCENA 4: El cuarto de Julieta Narrador: Julieta llega a su casa a seguir las indicaciones que les dio el padre. Julieta: Así es como debo estar, ataviada, déjame sola esta noche mi buena nodriza; te lo pido por favor me hace falta orar mucho a dios. Tú sabes que soy muy desgraciada, y que el pecado y el pesar llenen mi vida. Señora de Capuleto: ¿Qué haces hija mía? ¿Quieres que te ayude? Julieta: No señora, os ruego que me dejes quedarme sola y que mi nodriza pase la noche en su aposento. Señora de Capuleto: Como quieras hija mía, que pases buenas noches. (se retira la señora de Capuleto) Acto cinco: ESCENA 1: Narrador: A la mañana del jueves, la nodriza se dirige a la habitación de Julieta para prepararla para la boda. Nodriza: Señorita Julieta vamos despierta que ya es hora de la boda. (La agarra por un brazo y trata de despertarla) Este es el sueño mas extraño que he visto. Despierta señorita que ya llega el novio. ¡Oh! Esta fría ¡ESTÁ MUERTA! ¡Señora de Capuleto venga rápido! ¡SOCORRO! ¡SOCORRO! Señora de Capuleto: ¿Qué es este escándalo?

Nodriza: ¡Desgraciado día! ¡Desgraciado día! Señora Capuleto: ¡Oh por Dios! Julieta hija de mis entrañas. Mírame, abre los ojos. ¡Socorro! ¡Socorro! (Entra Capuleto) Capuleto: ¿Qué es esto? ¿Por qué tanto escándalo? Díganle a Julieta que su esposo la espera. (La nodriza sollozando) Nodriza: Esta muerta. Capuleto: (acercándose a Julieta) Desdichado de mí. ¡Esta fría! La muerte se ha apoderado de mi hija. (Entra fray Lorenzo y París) Capuleto: ¡Oh! Padre avisadle al conde París que un monstruo ha entrado al cuarto de su desposada y se llevo su alma. París: He esperado tanto tiempo para este momento y ahora presentar semejante espectáculo. (La nodriza y la señora Capuleto sollozan quejándose de la desgracia. Todos comienzan a llorar y a reclamar su desdicha) Fray Lorenzo: ¡Silencio, calma! Esta niña tan joven y tan pura no os pertenece a vos, solo Dios es su padre y se la ha llevado porque la ama, ella vive ahora en la gloria eterna cerca de dios. Morir joven es morir dichoso nuestras lágrimas son muy débiles; la naturaleza nos a hecho así. Capuleto: Preparábamos festejos y ahora nos espera funerales. Las perlas que deberían adornar la frente de la desposada adornaran su cadáver. Fray Lorenzo: Acompaña a vuestro esposo y retiraos todos de la habitación.

(Se retiran todos) ESCENA 2: Narrador: Llega Baltasar y le da las noticias de la muerte de Julieta a Romeo y sale enseguida a Verona. Romeo: ¿Baltasar traes noticias de Verona? Dime ¿Cómo está Julieta? Baltasar: (con tristeza) Señor Julieta es ya dichosa, pues duerme su último sueño en la tumba de los Capuleto. Romeo: (con cara de nostalgia momento de silencio) Nada esta bien, ¡Destino yo te desafío! (a Baltasar) Prepara los caballos que esta noche descansare junto a mi Julieta. ESCENA 3: La llegada de romeo a Verona (Llega Romeo y se encuentra con París) Romeo: Cima de la muerte. Monstruo ávido, avariento y detestable. Yo quiero ver esas entrañas tuyas, en donde has encontrado la mas preciosa criatura que la tierra ha producido, sede a mis esfuerzos que yo te daré otras victimas que engullirlas. (París se acerca y observa) París: Yo conozco a este hombre, es el Montesco, el asesino de Tibaldo. Dicen que la noble Julieta a muerto de la pesadumbre que le causo este homicida… ¡Y viene ahora a insultar su cadáver! (Se acerca más a Romeo y lo agarra por un brazo) ¡Obrero de las tinieblas! ¡Vil Montesco! ¿Quieres quizás llevar tu venganza mas allá del sepulcro? Es preciso que mueras miserable.

Romeo: ¿Qué yo muera? Ya lo se. Que es preciso como que he venido aquí para morir. Huye lejos y déjame, no abrumes mi inculpable cabeza con un nuevo pecado. París: Te desprecio, a ti y a tus presagios y tus amenazas; camina, me apodero de tu persona. Romeo: ¿Ah? ¿Me desprecias? Me provocas. (Saca la espada y se arroja sobre él) Pues muere niño. París: ¡Ah! Soy muerto… Montesco si hay algún resto de piedad en tu alma abre esa tumba y colócame cerca de Julieta. Romeo: Por mi alma te juro que lo haré. (Toma el frasco que tiene veneno y bebe de él) (Entra fray Lorenzo) Fray Lorenzo: (Llamando) ¡Romeo! ¡Sangre, cielos! ¿Por qué están estos dos aceros aquí en medio de la paz de la muerte? (Se acerca a las espadas) ¡Otro cadáver es París! Y esta bañado en su sangre (se acerca a Julieta, Julieta se mueve y despierta) Julieta: (Mira a Fray Lorenzo) Eres tú. Buen frailera, mi apoyo y mi consuelo… Dime ¿Dónde está mi Romeo? Fray Lorenzo: Shh. Se escuchan ruidos, vamos hija salgamos de aquí. ¡Ven Julieta, Romeo tu esposo esta cerca de ti! Pero está muerto el conde París. Julieta: Pues bien déjame aquí yo me quedo con él ¿Qué es esto? (toma el frasquito que tiene Romeo en su mano) Un frasco en la mano del que yo amaba tanto, ya comprendo, el veneno ha acabado con su vida. (Examina el frasco) Romeo se ha tomado todo, no me ha dejado nada, ni una gota siquiera para dejar este mundo. (Se arroja sobre el cadáver de Romeo) Déjame besar tus labios a ver si encuentro en ellos un poco de tu veneno.

(Julieta besa a Romeo) ¡Oh! Que calientes están aun tus labios. (Se oye llegar el guardia) Guardia: ¿Por aquí o por allí? Julieta: (después de haber escuchado) Mas ruidos, ya llegan, muy pronto abre acabado. (Le quita a romeo su puñal) Buena y bienhechora daga, aquí tienes mi pecho para que sirva de funda; ocúltate y permanece aquí clavada hasta que yo muera. (Cae sobre romeo y expira, llega la guardia guiada por el paje de parís) (Entra el príncipe con su comitiva) Príncipe: Que motivo tan grave hay para que se turbe así nuestro reposo, que terrible desgracia inicia el día de hoy. (Entra Capuleto y la señora Capuleto y su comitiva) Capuleto: ¡Que gritos! ¡Que tumulto! Señora Capuleto: Se oye gritar a todo el pueblo. ¡Romeo y Julieta y el conde París! (Entra Montesco seguido de muchos de sus deudos) Príncipe: Ven Montesco. Te haz levantado muy temprano para ver a tu hijo, a tu heredero en el sepulcro. Montesco: ¡Ay de mi señor! Mi mujer ha muerto esta noche el destierro de su hijo Romeo; le ha ocasionado un pesar que le ha costado la vida, que nueva desgracia amenaza a este pobre viejo. Príncipe: Mira y verás; es necesario saber el origen del misterio de esta muerte y averiguar detalles de esta extraña historia Fray Lorenzo: Sobre mi deben caer las principales sospechas el momento y las circunstancias me acusan de ese horrible asesinato. ¡Ay de mi, nada he podido evitar!

Príncipe: ¿Qué? ¡Habla de una vez! Di todo lo que sepas. Fray Lorenzo: Seré breve por que el poco aliento que tengo y los pocos días que me quedan de vida no me permitirán hacer un largo y penoso relato. Este cadáver es el esposo de Julieta, esta mujer que esta aquí tendida era la esposa apasionada de Romeo; y yo fui el que los caso el día de esta secreta unión. Fue también el día que decidió de la suerte de Tibaldo, por cuya muerte fue desterrado de esta ciudad el recién desposado, por este y no por Tibaldo lloraba el corazón de Julieta, pero vos. (a Capuleto) Creyendo distraerla de su dolor quisiste casarla con el conde París, entonces vino a verme y me rogo desesperadamente que la liberara de este segundo matrimonio, le di un narcótico que la hizo parecer muerta por cuarenta y ocho horas; luego yo espere hasta que ella soportara para esconderla en mi aposento, y luego avisar a Romeo para que viniese por ella. Príncipe: Según la carta de Baltasar el fraile dice la verdad, la historia de su amor y el error de Romeo por la muerte de la joven; dice que después de enterarse compró un mercader de droga y se enveneno para reposar con Julieta. Capuleto, Montesco, acechaos acá y arrepentíos de sus conflictos. ¡Que penetre la humildad y el amor entre familias! Capuleto: ¡Oh! Amigo Montesco déjame estrechar tu mano en honor a mi hija; es lo único que pido. Montesco: Yo quiero darte más, quiero que ella reviva. Y que una estatua de oro puro conserve su imagen. Mientras Verona exista, quiero que se vea que no ha habido mujer más bella y apasiona que la fiel Julieta.

Fin

View more...

Comments

Copyright ©2017 KUPDF Inc.
SUPPORT KUPDF