ROMANCE A LOS MÉRITOS DE LA SANGRE DE CRISTO

May 12, 2019 | Author: Xavier Juyo | Category: Performing Arts, Classical Music, Entertainment (General), Religion And Belief, Leisure
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José de Cascante (c. 16301630- 1702) fue Maestro de Capilla desde desde 1650 hasta su muerte. Su obra es representativa de la vida musical catedralicia de la segunda mitad del siglo XVII. Su escritura musical recuerda la de los compositores españoles de mediados del siglo XVII, a veces modal en las obras policorales y corales de carácter litúrgico, y otras veces tonal como en los villancicos vill ancicos a capella y con acompañamiento.

ROMANCE A LOS MÉRITOS DE LA SANGRE DE CRISTO Extractada del libro Obras Polifónicas editado por el Departamento Administrativo del servicio civil en 1972. El fragmento de partitura ampliada y editada editada en el libro que presenta la obra es un fragmento del miniaturista Francisco de Páramo (primer copista musical de Santafé de Bogotá) este libro hace parte de la colección de partituras del Centro de documentación Musical Musical - Ministerio de C Transcripción de Ellie Anne Duque, Archivo de la Catedral de Bogotá

José Cascante, José de Cascante o Joseph Cascante (1646 - 1702) fue un compositor composito rbarroco colombiano colombiano.. Se

considera que representa el esplendor de la música barroca en enBogotá Bogotá.. El lugar y la fecha exactas de su nacimiento son desconocidos, pero se cree que nació en Santafé de Bogotá, Bogotá, donde pasó toda su vida, en la primera mitad del siglo XVII. Fu emaestro de capilla de la catedral de Bogotá desde 1650 hasta su muerte en noviembre o diciembre de 1702. Le sucede en el puesto Juan de Herrera. Herrera. Cascante fue el encargado ordenar y de supervisar la construcción del órgano grande de la catedral. Más adelante se comprarían otros dos órganos para la catedral. El 5 de octubre de 1702 Cascante aprueba a Francisco de Berganso como instrumentalista, fue su última actuación oficial. Contenido

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1 Otros aspectos desconocidos de su vida 2 Obra 3 Algunas letras de sus obras 4 Enlaces externos

[editar editar]]Otros

aspectos desconocidos de su vida

Existe una fecha de nacimiento más temprana, alrededor de 1618, teniendo en cuenta que otros documentos que señalaban para que un José Cascante estaba activo musicalmente en Santa Fé de Bogotá. Los documentos desconocidos hasta ahora , revelan en efecto la existencia de dos personas con el mismo nombre, padre e hijo. El primero de estos docuementos, fechado el 15 de octubre de 1674, es el testamento de José de Cascante padre, Hecho que en Santa Fé de Bogotá y en el cual declara sert natural de Murcia (España), hijo de Juan Martínez y Jerónima Cascante, ambos difuntos. Al otorgar el documento, estaba enfermo y no pudo firmar. Indica además que era viudo de Mariana de los Reyes, quien había también otorgado su testamento ante el mismo notario del 18 de agosto del año anterior y había muerto en el entretanto. Mariana de los Reyes era hija de Melchor de los Reyes y de Isabel Méndez Guillen y no indica su lugar de nacimiento. Es posible que fuera oriunda de La Palma ó Mariquita, aunque también es probable que hubiese nacido y se hubiera casado en España antes del viaje con su esposo a América. Don José de Cascante , tuvo dos Hijos Juan y Joseph, enumerados por ella en ese orden, probablemente el de su nacimiento. Declara además que todavía soltera tuvo una hija, de un padre soltero, llamada Gertrudis de los Reyes a quie reconoce como su heredera en terceras partes con sus hijos legítimos.

José de Cascante Padre en septiembre de 1648 es Cappelmaister ó Maestro de Capilla por haber compuesto música para las exequias de Ándres Zapiaín, Caballero de la Orden de Santiago y Alguacil Mayor de la Real Audiencia de Santa Fé de Bogotá. Sus últimos trabajos fueron en marzo de 1673 para las exequias de Doña María Pineda. En tanto A Joseph Cascante Hijo; fue Bachiller Sacerdote con demasiadas deudas pues para cumplir con su deber como católico bedió empeñar 600 pattacones (600´000.000 cop)en las cofradías. [editar]Obra Se conservan sólo 20 obras del compositor, 12 de las cuales se encuentran en el archivo de la catedral de Bogotá. Estilísticamente, la obra se divide en dos partes, una religiosa más culta y una religiosa popular. La obra religiosa culta o litúrgica se enmarca en dentro de las corrientes barrocas de la época, pero no tanto en el barroco musical americano, más rico. En su vertiente más popular, Cascante compusovillancicos y salves donde mezcla las raíces m usicales españolas de estas composiciones con el sentimiento popular, creando las semillas que serán recogidas por indios e inmigrantes para crear de la música popular colombiana: bambuco, torbellino, guabina, pasillo, danza,contradanza, etc. [editar]Algunas    

letras de sus obras

A de los cielos y tierra Armarte quiere el demonio A ver el Rey ha salido Ay, lastima de amor. El sol murió

[editar]Enlaces externos VILLANCICO AL NACIMIENTO "Oiga niño de mi corazón" *[1] "No se si topo" *[2] VILLANCICO AL NACIMIENTO "Oiga niño de mi corazón" (Versión Música Ficta)* [3] "Vate, vate las alas" *[4] 

Biblioteca Luis Ángel Arango digital La biblioteca tiene obras completas para escuchar Oiga niño de mi corazón y No sé si topo José de Cascante en Goldberg José de Cascante en el Proyecto Biblioteca Internacional de Partituras Musicales . http://www.inmuvega.gov.ar/mca/compo/Cascante_bio.htm http://www.adfmusique.net/player.php?mp3=535-6VirreinatoDeNuevaGranadaColomb.mp3&titre=Virreinato%20de%20Nueva%20Granada-ColombieVillancico%20a%20Santa%20B%C3%A1rbara%20%28Jos%C3%A9%20Cascante%29&album=Musique%20du% 20Nouveau%20Monde 

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[5] José Cascante Padre e hijo

Ficha Bibliográfica

LAMÚSICAENSANTAFÉDEBOGOTÁ

Escobar, Luis Antonio, 1925-1993 Título:

Un gran compositor

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Una de las formas musicales más populares dentro del ambiente musical religioso en todas las iglesias fue la Salve. Se compusieron muchas salves no sólo a las vírgenes sino a los santos en igual forma proliferaron las vírgenes para  ser revestidas en las procesiones o colocar en nichos y altares especiales. Fotografía: Luis Antonio Escobar 

UN GRAN COMPOSITOR  Aunque haya nacido en España debemos principiar a considerar a Gutierre Fernández Hidalgo como nuestro primer gran compositor. Su obra, no hay duda, es la más exquisita, armoniosa y equilibrada que se haya escrito en Colombia. Llegó a Bogotá como los ángeles barrocos, caídos del cielo, como los hermosísimos Angeles de Sopó, encantadoramente andróginos, atractivos, seductores como la música de ese genial compositor. El iría a escribir las páginas más hermosas según el gran historiador e investigador musical Robert Stevenson. La fecha del nacimiento de Gutierre Fernández Hidalgo se sitúa hacia el año 1556 y la de su muerte hacia 1620. Se ignora el lugar de su nacimiento pero se sabe que fue Maestro de Capilla de la Catedral de Bogotá, ciudad en la que escribió muchas de sus grandes obras. Su enseñanza musical le debió dar innumerables sufrimientos. Trató de imponer la disciplina y celo musical necesarios para obtener un nivel mínimo en la calidad de interpretaciones de las grandes y difíciles obras polifónicas y esto le acarreó la malquerencia y hasta el odio. Debido a su celo se sucede la primera huelga estudiantil en Suramérica y nada menos que del primer grupo de seminaristas de Santafé de Bogotá, el Seminario Conciliar de San Luis. “Después de la promoción de Fernández Hidalgo a la rectoría del Seminario, el arzobispo decretó que cuatro o seis seminaristas debían cantar diariamente las horas canónicas en la catedral. Esta orden pareció tan insufrible a los seminaristas que el día 20 de enero de 1586, dieciséis de los dieciocho que había en el seminario lo abandonaron súbitamente. Esta huelga estudiantil, semilla de muchas otras, produjo un resultado inmediato: el que, sin seminaristas, sobra el rector. De donde el idealista Fernández Hidalgo no teniendo qué hacer en Bogotá, partió para el Perú a fines del citado mes de enero”. (Perdomo Escobar). Después de la curiosa huelga parece que el ilustre compositor se hubiera dedicado a buscar la paz en otros sitios y así llegó a Quito y después pasó a Cuzco y finalmente a La Plata (Sucre) en Bolivia. Allí permaneció desde 1597 hasta 1620, fecha aproximada de su muerte. Su obra musical, que trataba de publicar en Europa, la envió a Santafé de Bogotá y es uno de los tesoros del Archivo Musical de la Catedral. Denota su aprecio por la ciudad de Bogotá. Indudablemente su técnica musical debió dejar frutos entre quienes lo supieron valorar y seguir su ejemplo. Repitamos que es el más importante compositor de la Colonia en la ciudad de Santafé de Bogotá.

JOSÉ CASCANTE   José Cascante es el primer compositor de Colombia pues a su pluma, muy clara por cierto, corresponden las obras más antiguas que guarda el Archivo Musical de la Catedral de Bogotá. Se le considera santafereño aunque no hay certeza ni de la fecha ni del lugar de su nacimiento. Sin embargo, todo indica que pasó toda su vida en esta apacible y sosegada población de Santafé de Bogotá. Eso sí, se sabe que su muerte pudo acaecer entre los meses de noviembre o diciembre, y con seguridad, del año 1702.

Conozco bastante bien la obra de este magnífico compositor pues tuve la oportunidad de hacer editar por primera vez varias de sus composiciones, e igualmente de editar la primera grabación de música de autores de la Colonia. Las composiciones de  José Cascante, Joseph Cascante o José de Cascante, como se encuentran sus nombres en las partituras, son claras e “inspiradas” como lo dirían los críticos románticos. Su obra se divide en lo que hoy se llama de ambiente popular y casi folclórico y la música de estricto carácter religioso polifónico. Al analizar la música de Cascante fácilmente se encuentra algo muy importante para la historia de la música en Colombia: el folclor o desarrollo expresivo musical comienza desde Cascante. Su música religiosa popular está centrada en dos formas musicales que él utiliza, los Villancicos y las Salves. No olvidemos que estas formas musicales surgieron antes de la Conquista y eran formas muy amadas del pueblo que las utilizaba para alabar a la Virgen María, con sus salves, y para exaltar toda clase de pasiones, amores tristes, recuerdos, picardías, reflexiones, o sátiras de doble sentido, el Villancico. Era la España que venía de las músicas de Alfonso el Sabio, música de amores a la Virgen, que se bailaban para celebrar milagros y portentos. Música de judíos, moros y cristianos que resumían en los villancicos, romances y salves, todo ese ardor que seguiría hasta parar en los tablados que representaban las obras de Calderón de la Barca, de Lope y de tantos otros cuyas obras eran salpicadas de bailes, danzas, canciones y también instrumentaciones. Todo aquello llega de España y va a parar a las iglesias y en especial a la Catedral de Bogotá en donde el sacerdote  José Cascante también hace que los indígenas se alelen y queden espiritualmente aprisionados con los ritmos y uso de instrumentos, chirimías, órgano, arpa y violas, y además, músicas que iniciaban el comienzo de la expresión popular o folcrorica de la llamada región andina. Es decir, los villancicos, la polirritmia, las inflexiones melódicas irían a hurgar el sentimiento de los indios y de los mestizos que bajo esa influencia crearían sus expresiones musicales y que posteriormente se llamarían, bambuco, torbellino, guabina, pasillo, danza, contradanza, etc. Es por consiguiente un punto de partida de la nueva música en Colombia, la de tradición occidental y de mezcla de lo indígena, de lo negro y de lo blanco. Hay que escuchar los estribillos, los ritmos, y melodías de la obra de Cascante y quizá así nombrarlo no sólo el primer músico sino el padre de la música colombiana. De allá vienen nuestros aires musicales que, como es lógico, van cambiando según las nuevas influencias. El otro aspecto de la música de Cascante es el de lo religioso. Es también muy importante. Ahí ya vemos un sentido más bien armónico, un gozo con la armonía al estilo “latino” o mejor, al estilo barroco la tinoamericano que comienza a crecer, lamentablemente sin ser reconocido. Latinoamérica tiene obras que acreditan un estilo barroco propio, diferente al europeo, más rico pues aquí ya viene la bellísima influencia musical de lo negro. Cascante no alcanza a ser el mejor representante de ese barroco con influencia negra, entre otras cosas, porque en Santafé de Bogotá no se conocían negros sino hasta el presente siglo. Pero sí, su música representa más el gozo de lo armónico más que de lo contrapuntístico aunque conoce también ese oficio. Lo que más intriga es la duplicidad que irá a ser latente entre casi todos los compositores latinoamericanos; la versatilidad, el poder sentir

auténticamente lo negro, lo indígena, lo occidental, lo religioso popular y lo religioso litúrgico o severo. Es música que contrasta totalmente. Este sacerdote fue maestro de Capilla de la Catedral de Bogotá y durante su época como maestro músico, de 1650 a 1702 seguramente se llegó a uno de los momentos mas esplendorosos de la música en Colombia. Así lo puede deducir quien vea la cantidad de partituras utilizadas para cantar en las ceremonias religiosas. Es época de oro de la música religiosa, la popular tocada a una o dos voces acompañada de arpas, chirimías, violas y órganos, y también la severa de contrapunto, de diversos autores famosos, Palestrina, Victoria, Ceballos, Gutierre Fernández Hidalgo, Francisco Guerrero. Le va a suceder como maestro de Capilla de la Catedral de Santafé de Bogotá otro de los grandes compositores,  Juan de Herrera. Que quede en claro que la obra del compositor José Cascante representa la época del esplendor musical de Santafé de Bogotá.

Se le fija la fecha de 1580 a esta "viola Campesina" en el Museo Acuña de la ciudad de Villa de Leyva. Los artesanos colombianos han construido curiosos instrumentos, inclusive violine s de guaduas. En la ciudad de Tunja parece que se hubieran centrado los constructores de diferentes clases de violas, violines y contrabajos. Fotografías : Luis Antonio Escobar 

JUAN DE HERRERA Desde el 16 de enero de 1702 hasta el 18 de marzo de 1738 fue maestro de capilla el insigne compositor, bachiller y presbítero, Juan de Herrera. Su padre, don Fernando de Herrera y Aguilar, “tenía calera y tierras situadas a espalda s del cerro del mismo nombre”. Se refiere al cerro de Monserrate. Por lo anterior se podría suponer como hijo del municipio de La Calera. Pero tamb ién llamaría la atención el hecho de que hubiera hecho todos sus estudios en Santafé que ya de joven lo acreditaban como muy hábil en materias musicales. “Y constando a dichos señore Benerable Dean y Cavuildo de la Idoneidad y habilidad deste sussodicho Bachiller Juan de Herrera le nombravan y nombraron en el dicho officio de Maestro de Capilla desta Santa YgIesia y compositor, con renta”.

Pocas personas merecían tanto elogio y reconocimiento. Quizá sus mismas virtudes, sencillez, cierta humildad, y hasta seguridad de sus conocimientos, le proporcionaron el afecto de quienes tuvieron que ver de cerca ya que no se encuentran sino elogios en todas sus actividades. Dice el historiador Monseñor Perdomo: “El bachiller Herrera fue prolífico e inspirado compositor. Su música es uniformemente elevada. De los autores criollos, es d e quien conserva un mayor número de composiciones el Archivo de Bogotá. Se ha logrado integrar alrededor de cincuenta. El latín para la liturgia solemne, su obra es preferentemente policoral. Debió de usarse y cantarse con inusitada frecuencia, por lo gastados que se hallan sus fascículos, así como los de los maestros renacentistas españoles de la época. Esto demuestra la manera como se mantuvo a un alto nivel el cultivo de la polifonía religiosa en Santafé a todo lo largo del siglo XVIII”. Herrera fue también capellán de “las Inesitas” o del conven to de Santa Inés. Como profesor de música debió recibir satisfacciones al ver el progreso musical de sus aventajadas discípulas, la madre María Josefa del Espíritu Santo, cuyo apellido de seglar era Porras. Escribió muchas obras litúrgicas polifónicas y también alegres villancicos. Algunos entendidos lo consideran como el más importante compositor de aquella época. Lo cierto es que se conoce muy poco o casi nada su obra y la de sus contemporáneos pero también es cierto, como ya lo hemos anotado, que realmente representan quizá lo mejor de la historia de la música en Colombia. “Cuando fue demolida la iglesia de Santa Inés el 16 de febrero de 1957, fueron reconocidos y trasladados sus restos al antiguo osario de la catedral por Monseñor Perdomo y José Restrepo Posada.

ÚLTIMOS MUSICOS DEL SIGLO XVIII  Bogotá, la Santafé de aquel tiempo era un pueblo con Virrey y Arzobispo. Esto no significa que no tuviera esa vocación de ciudad cultural. Muchos pueblos o ciudades pequeñas gozaban de singular prestigio en Europa y en América. Sin embargo, algo se iba interponiendo para que no continuara el gran esplendor musical a que había llegado con los compositores anteriores, Gutierre, Cascante y Herrera, principalmente. De todas maneras hay un bajón musical después de la muerte del maestro Juan de Herrera. Esto revela que la Iglesia asistía a una decadencia que paulatinamente degeneró en la tristísima atrofia musical en la Catedral y en las iglesias que ya no tienen, Chantre, ni Sochantre, ni Maestro de Capilla, ni grupo de seises, ni coros y ninguna especie de organización musical. Pero volviendo al siglo XVIII y antes de la muerte del gran compositor Herrera, surgieron compositores que aunque no fueron maestros de capilla dejaron obras que se deben ver con enorme interés y respeto. Me refiero a los músicos Juan de la Cruz, Miguel Ossorio y Juan Francisco Jiménez de Alarcón. Fueron varios los músicos de coro, cantores y los músicos que tocaban el arpa y otros instrumentos los que solicitaban piedad para continuar devengando sus escasos sueldos o prebendas. Otros, como Salvador Romero se destacaron mas bien en el ambiente profano y hasta descuidaron sus oficios como maestros de capilla. De Romero habría que anotar que hizo la fiesta musical del recibimiento del virrey José Solís. Viene como personaje musical Casimiro Francisco de Lugo. Es una época en la cual la música requería otros instrumentos, especialmente violines y trompetas. Hay listas completas de músicos que principian a formar las pequeñas orquestas que se atreven a interpretar música de Johann Christian Cannabich y de Johann Michael Haydn y principian también las rivalidades entre los músicos de la catedral y los de los regimientos que forman las primeras bandas de los cuarteles. Tenemos que considerar la influencia de la ópera, de las músicas de salón, los instrumentos de teclado y el espíritu de la nueva música que realmente principiaba a contraponerse con la polifónica o armónica de la liturgia musical. Llegan otros maestros de capilla como Antonio Margallo, Mario Ibero, Juan de Dios Torres, Manuel M. Rueda, Santos Quijano y Lorenzo Elcoro, con quienes ya prácticamente apenas se sostiene la decadencia musical y se entierra tristemente una bellísima época de música religiosa.

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