Rivano Juan - Memes Y Creencias

January 13, 2018 | Author: Fernando Beltrán | Category: Meme, Soul, Richard Dawkins, Existence, Truth
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NEO-DARWINISMO CULTURAL: DE MEMES Y CREENCIAS

JUAN RIVANO

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Muchos años atrás, en una revista leí por primera vez algo sobre Richard Dawkins. Era la carta de un lector escandalizado con los argumentos contenidos en su libro The Selfish Gene, donde se sostiene que no somos, con toda nuestra ostentosa vanidad, más que una especie de máquina que nuestros genes emplean con diversa y brillante astucia sin más sentido que su sobrevivencia. Ellos son los inmortales; nosotros, no más que vehículos transeúntes de los muchos que emplean en su viaje a la eternidad. Desde luego, busqué en su tiempo el libro de Dawkins y expuse más de una vez sus argumentos neodarwinianos en páginas que escribí por ese entonces; y hasta no hace mucho* Pero, nunca más oí de este autor. ¿Qué somos, con todos nuestros logros y aspiraciones, no más que un vehículo conducido por nuestros genes? Se pueden anticipar las rechiflas de todos lados cuando se sugieren cosas así de enormes; y sentir que una aplastante lápida se nos viene encima. Pero, para mi grata sorpresa, me encuentro con Dawkins otra vez. Y es de esta manera: Abro mi Newsweek del 21 de abril, 1997, y a las pocas páginas encuentro un artículo que comienza así:

De hecho, sea que creamos que Jesús murió por nuestros pecados o que supongamos que el Gobierno Federal creó el virus del SIDA, la mayoría de nosotros aceptamos ideas carentes de evidencia firme. En realidad, nuestras convicciones más fuertes son con frecuencia las más difíciles de justificar racionalmente. ¿Quién va a pasar de largo ante un comienzo así? El texto es de Geofírey Cowley, de quien no sabía nada hasta aquí. Y por si no bastara su pugnante inicio, sigue inmediatamente una cita que no deja de producir escalofríos. Desgraciadamente, no se nos dice más de este anónimo destructor:

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Las creencias que sobreviven no son necesariamente verdaderas; las reglas que sobreviven no son necesariamente justas; los ritos que sobreviven no son necesariamente necesarios. Las cosas que sobreviven lo logran porque son hábiles en sobrevivencia.

Eso es lo propio de nuestras creencias: que las tenemos por verdaderas sin saber si lo son ni estar en condiciones de probarlo. Y eso es lo asombroso de algunas: primero, que las suscribimos casi seguros de que nunca podremos probarlas; segundo, que consideradas con candor, se manifiestan como absurdas tonterías; tercero, que constan con millones y millones de adherentes; cuarto, que han sobrevivido campantes milenios y milenios. Hay un texto de Henry H. Mencken que puede combinarse con los ya citados y que dice:

Ninguna persona normal quiere hablar la verdad. Esta es la pasión de una minoría aberrante de personas. Casos patológicos los más. Son odiados mientras viven; y después de muertos olvidados muy pronto. Lo que queda en el dominio de la sabiduría consiste en una serie de mentiras que satisfacen realmente y que han resistido una larga prueba.

Esta cita la trae Arnold M. Ludwig en su libro The Importance of Lying (La Importancia de Mentir) que leí hace unos años. Por la impresión que me hizo no olvidé a Mencken; al contrario, casi he agotado su lectura en este tiempo. Sobre las "mentiras que satisfacen" y que conforman la esencia de la sabiduría, no dice Mencken, aunque va de suyo» que al tiempo que son en sí grandes mentiras circulan como grandes verdades. En cuanto a Ludwig me interesa agregar a los ya citados el texto siguiente que extraigo de su Importancia de Mentir:

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La honestidad es una noble idea, pero tiene escaso valor en asuntos de vida o muerte... La mayoría de las gentes ni siquiera consideraría la posibilidad de que mentir represente una de las facultades más importantes del hombre para confrontar la realidad.

Y casi inmediatamente antes:

La sociedad no sólo alienta la hipocresía de sus miembros sino que ha reconocido el valor de inculcar en ellos muchos mitos políticos y sociales con vistas a sofocar la agitación y asegurar la coherencia social. ¡Cuánto brillo y cuánta impiedad en estos textos! ¿No es como para pensar que estamos ante los cuatro jinetes del Apocalipsis? Por la cita que hacemos de Mencken, podemos darnos la representación de un mecanismo colectivo formado por una enorme mayoría de personas normales y una “minoría aberrante de casos patológicos”; y la operación de este mecanismo consistiría en que la minoría porfía por expresar la verdad mientras la enorme mayoría porfía por conservar la mentira. El resultado de esta pugna sería doble: primero, la “minoría aberrante” en pugna permanente por expresar la verdad sería permanentemente marginada; segundo, la pugna sería como un crisol del que emergerían invulnerables las mentiras que sobreviven, las que “satisfacen realmente”.

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En cambio, la representación que debemos hacernos atendiendo al texto de Ludwig es algo metafísica* Aquí se enfrentan y negocian dos entidades abstractas: la sociedad y el individuo. Y la transacción es así: la sociedad le cuenta mitos al individuo para asegurar su integración; el individuo se deja contar cuentos para asegurar su libertad. Más despersonalizada resulta la representación que debemos hacemos a partir del texto que cita Cowley en su artículo y que habla de creencias, reglas y ritos* Es claro que las creencias, reglas y ritos no tienen más lugar donde fundarse que la mente de los hombres y su comportamiento; pero lo notable del texto es que no refiere ninguna de estas cosas -las creencias, las reglas y los ritos- a los principios específicos que ordinariamente se les adscriben (digamos, respectivamente, verdad, justicia, adoración) sino que ellas se hacen firmes tan sólo por la pugna y el triunfo en una especie de medio cultural darwiniano. Tomando el ejemplo de nuestra cita inicial, la creencia según la cual Jesús murió en la cruz por liberarnos de nuestros pecados ha hecho un largo camino a través de la historia civilizada; en particular, ha cruzado los últimos siglos de humanismo, racionalismo, cientifismo y materialismo aparentemente indemne. Y sigue triunfante entre nosotros en plena era de la computación, los satélites, los viajes interplanetarios, la energía nuclear y la ingeniería genética. Y no es por desdeñosa indiferencia que se encuentra aquí: ciertamente forman ejércitos las "minorías aberrantes" de que habla Mencken que por siglos han tratado con todas las variedades de la crítica y los grados de la lucidez de reducirla a estúpida superstición» Pero ahí sigue vigente, triunfante y tan radiante de absurdidad que no parece ya tan increíble que se cambie el enfoque y de la denuncia racionalista se pase a la aceptación darwiniana: es decir, que la creencia en la remisión de los pecados por la crucifixión de Jesús sigue entre nosotros simplemente por su capacidad de sobrevivir y nada más que por eso. Acaso sea una mentira que satisface, como quiere Mencken, o un mito promovido por la sociedad, como dice Ludwig; pero nada parece más simple, menos comprometedor y más cierto que explicar su existencia por su capacidad de sobrevivir. El credo darviniano sostiene que sobrevive el más apto» Así, en el caso de las creencias, reglas y ritos de que habla nuestro texto, que sean falsas o verdaderas, justas o injustas, venerantes u ofensivos no cuenta mucho o nada mientras sean aptos y así sobrevivan.

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Y ahora Richard Dawkins. Hacia la segunda mitad de la década de los setenta presentó este autor la noción de “meme” como unidad cultural análoga a la noción de "gene” en biología. Empleó la palabra “meme” formando una avenencia con “gene” y a partir de la expresión griega “mimesis” que significa “imitación”. Hasta da la impresión de no postular nada cuando dice:

Ejemplos de memes son las tonadillas, las ideas, las frases hechas, los modos de vestir, las maneras de hacer cerámica, de construir arcos.

No cuesta ver que la noción es muy amplia. Las puertas son memes, las ventanas, sus barrotes, las tejas, los ladrillos; la casa entera está formada con memes venidos de todas partes, sus porches, balaustradas, pisos y escalinatas. Y memes son los instrumentos con que se hizo la casa. Y la ciudad entera exhibe memes en cada detalle y en cada rincón; porque los adoquines son memes, las calles son memes, las plazas, las aceras, los parques, las esquinas. Como los genes se duplican en el pool genético, así los memes se duplican en un pool cultural. Se multiplican por imitación -y así va, por ejemplo, el empedrado de la calle, de calle en calle, de pueblo en pueblo, hasta cubrir pueblos y pueblos. Desde luego, están sujetos también a mutaciones estos memes. Uno piensa en las variaciones de los instrumentos, los vehículos, los edificios, las técnicas todas. Uno piensa también en esas mentiras satisfactorias de que habla Mencken, que han sabido sobrevivir; uno piensa que en su larga historia de lucha permanente es por los pequeños cambios y acomodos que han desplegado a lo largo de milenios de civilización por lo que estas mentiras han podido sobrevivir en medios hostiles y hasta el punto de encontrarse en la actualidad tan radiantes y compuestas como una misa solemne en el Vaticano, un Entierro del Conde de Orgaz, un credo religioso o un silabario ideológico. O un discurso de un demagogo marxista, un misionero luterano o una arenga militar.

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No siempre aparece distinto un meme ante los ojos; aunque a veces parece que sí. Sobre todo cuando el meme -la idea- se materializa en mundos como la arquitectura, la música, la pintura, las obras artesanales. Pero, ¿vemos jamás un meme simple, puro? ¡Cuántos memes se combinan para erigir una columna! Y alguien dirá que la columna expresa o encarna un simple meme. Vemos memes como un despliegue armonioso en la construcción de un templo griego, una catedral gótica, un castillo feudal. La composición de María y el niño puede apreciarse como un complejo de memes -de la línea, la expresión, el color, la composición- que se expande en variaciones a través de la historia de la pintura. Nada más apropiado que la noción de meme entrando en una gran cocina de restaurante. Allí casi no hay detalle que no se perciba fácilmente como el caso de un meme que viene de lejos en el espacio como las especies y aliños- y en el tiempo como la preparación de la carne, la hortaliza, la legumbre. Tampoco cuesta avenirse con la doctrina de los memes en arte -la composición poética, musical, dramática.

Tampoco cuesta apreciar la pugna de los memes en las distintas construcciones y diseños de instrumentos musicales; o en las artes pictóricas o las gráficas; o en la construcción de carruajes, de edificios, barcos, puentes, atuendos, mobiliario. Memes -o encarnaciones meméticas- son, pues, cosas como: el arco romano, la columna griega, el bloque de granito, la teja, la tabla, el adobe, el mango de los instrumentos, el asa de las vasijas, la hoja del cuchillo, el pliego de papel, la aguja, el lazo, la tranca, la pluma de escribir, el abanico, el verso endecasílabo, la caja de resonancia, la baldosa, el cerco, la tabla de adición, el estribo, la tuerca y el tornillo, el escudo, el dintel, el timón, la túnica, el peine, el alfiler, la brújula, el cuaderno, el soneto, la diatriba, el señuelo, la falange griega, etc., etc., etc. Desde luego todas las máquinas son memes, los instrumentos y las técnicas son memes. Pero es preferible considerarlos como la combinación de memes que obviamente son; lo que es más apropiado y muy instructivo. Considérese por ejemplo un reloi de cuerda de bolsillo: abrimos la tapa posterior y nos asombra observar ocupando entero un tan pequeño espacio cantidades de minúsculas piezas, cada una un

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meme que se combina con otros para mantener en marcha el mecanismo -ruedas dentadas, tomillos, resortes, ejes, piñones. Y se puede considerar una asamblea asi como unidades procedentes de todas las regiones y épocas de la historia de las técnicas. Los memes, se dijo, experimentan también mutaciones. Por ejemplo, desármense cajas y cajillas en que se expenden remedios, pastillas, galletas y se encontrará que no todas se arman igual. Distintos modos de armar las cajillas pueden considerarse como mutaciones con distinta suerte de un mismo meme. Hay también la pugna de los memes a la vista en instrumentos como la llave inglesa y la llave francesa o en sistemas meméticos enteros como el sistema inglés de pesos y medidas y el sistema métrico decimal. Hay también a la vista la liquidación de un sistema memético por otro como el jeroglífico por el silabario y después el silabario por el abecedario. Hay sistemas meméticos que de dominantes han pasado a recesivos y casi obsoletos, como la numeración romana desplazada por la arábiga. Hay memes que se enfrentan y no cejan, como la lengua francesa con la inglesa en el ámbito de las relaciones internacionales, como la sotana con el pantalón entre los sacerdotes católicos, como el alfabeto cirílico de los rusos, el alfabeto hebreo, árabe. Hay memes que no parecen dispuestos a abandonar jamás los nichos culturales en que sobreviven, como los signos sobre las vocales de las lenguas escandinavas, las faldas de los escoceses, los tatuajes de los marinos. En todo esto se ve muy claro que además de la fuerza de expansión hay en los memes la de resistencia. Desalojo de memes y resistencia memética al desalojo. Hay también la coexistencia pacífica de los memes, como se aprecia en colectividades de inmigrantes, como Argentina o Estados Unidos, o como se ve en Japón entre las computadoras electrónicas y el ábaco. En un taller de relojería se puede apreciar con los ojos la convivencia de los memes mecánicos, eléctricos y electrónicos. Vemos memes que chapotean felices en las páginas de la prensa, como los memes de la astrología, la clarividencia, la quiromancia. Hay memes que llegaron al mundo para no irse más, como el martillo, el alicate, el cuchillo, el hacha y el serrucho. Al revés, hay memes que se fueron con la cultura en que prosperaron, como la cota de armas, el muro almenado, el cinturón de castidad y los puentes levadizos. Pero de las mismas culturas perimidas sobrevivieron memes como la romanza, el soneto, los cantantes y los bufones. Hay memes para administrar las penas y las alegrías; y estos son viejos memes: los chistes de los tiempos de Augusto son los mismos de nuestro tiempo y las quejas

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funerarias también. A cada paso, en el mundo técnico, intelectual, artístico y también ético y religioso, observamos la pugna de los memes, las variaciones meméticas, la suerte de estas variaciones. Desde luego, también se puede abarcar la historia entera de las culturas en términos de memes, su irrupción, su propagación, su pugna y sus variaciones. Piénsese en la flecha de hierro, por ejemplo, que irrumpió derrumbando culturas enteras y estableciendo nuevas. O en la falanje de Alejandro, la brújula, el telar a vapor, la transmisión inalámbrica, etc., etc. Ya citamos a Richard Dawkins:

Ejemplos de memes son las tonadillas, las ideas, las frases hechas, los modos de vestir, las maneras de hacer cerámica, de construir arcos...

... de cantear la piedra -podemos seguir por nuestra cuenta-, tallar la madera, teñir el hilo, techar la casa, almacenar los alimentos, anotar las cantidades, expresar las ideas, envasar los líquidos, vendar las heridas, roturar la tierra, adornar las paredes, criar a los niños, faenar los animales... Va viéndose así que las culturas todas se resuelven en estos elementos, porque memes son también los modos de orar, de sacrificar, de escribir, de esculpir, construir, pensar, educar, cocinar. Ya en su primera presentación del concepto de meme, el mismo Dawkins aceptó la comparación que hizo un colega suyo -N.K. Humphney- o la identificación más bien: Los memes tendrían que considerarse como estructuras vivientes. No en sentido metafórico sino técnico. Cuando alguien planta un meme fértil en mi mente, instala literalmente un parásito en mi cerebro, transformándolo en un vehículo de su propagación tal como un virus puede ser el parásito del sistema genético de una célula hospedera. Y esto no es meramente una

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manera de hablar. Por ejemplo, el meme que está por "cree en la vida después de la muerte" se encuentra real y físicamente construido en el cerebro de millones y millones de personas como una estructura del sistema nervioso. (The Selfish Gene, 206-7) O sea que esa doctrina de enorme y extendido prestigio, de cuño antiquísimo y más preciada para millones de seres humanos que la vida misma, la doctrina de la vida futura, se reduce aquí a una especie de contagio, un virus en el cerebro, un parásito que emplea las facultades de éste en su exclusivo beneficio, su sobrevivencia y su propagación. No es más que un meme, un meme-creencia, y como tal no tiene cuentas ni con la verdad ni con las ilusiones de los individuos, sino sólo con su sobrevivencia. ¿Que su sobrevivencia se mantiene con el combustible de la verdad y la ilusión? Pero, ¡evidente! Consumiendo un combustible así es como los memes-creencias sobreviven. La asociación con las "mentiras que satisfacen" de Mencken resulta inevitable. Podemos entender que “plantar un meme fértil en la mente de uno” puede también expresarse con la frase “inducir en uno algo” o “convencerlo de algo” (por ejemplo, de la existencia futura). Y podemos entender, o mejor tenemos que entender también que en el texto se describe algo material: "construir físicamente una estructura en el sistema nervioso". Parece así que para estos autores no tiene relevancia el dualismo alma-cuerpo o mente-cerebro. De paso, cogemos aquí un botón de muestra de un principio que puede ser de amplia aplicación en teoría de los memes. Acaso Aaron Lynch en un libro suyo que sólo conozco por referencia se ocupe de este tema. Es un principio de autoreferencia que puede rastrearse en esta ocurrencia de Dawkins y Humphrey, la de considerar la creencia en la vida futura como un meme-virus que infecta el pool cultural con éxito enorme. Porque si ello es así, los millones y millones de cerebros en que existe el virus-meme "cree en la existencia futura" van -tal como dice Mencken- a sepultar en el olvido, el desprecio y el ridículo a quienes divulgan tales insensateces* En otras palabras, se trata de una mala ocurrencia, de un meme con escasa probabilidad de sobrevivir.

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Hay, pues, esta ¿identificación? de los memes con los virus que el mismo Dawkins alienta. Un virus se instala en una célula y la induce a invertir en él su capacidad reproductora. O sea, un virus es un parásito en el sentido más pleno y odioso que pueda tener el término. El virus termina por destruir la célula hospitalaria después de utilizarla al máximo para su reproducción. ¿Cómo tendríamos que hacer con esta figura del meme-virusparásito aplicada a un meme como el monoteísmo, el pecado original, la redención, la vida futura, el alma y el cuerpo, la inmortalidad del alma? ¿En qué sentido serían parásitos instalados en nuestros cerebros? ¿Tendríamos que pensar -de acuerdo a la metáfora o analogía del virusen un cerebro y así una mente previos a la instalación de estos parásitos y destinados a ser destruidos por ellos? Una vez introducida la noción de meme, ¿es concebible un cerebro y así una mente sin parásitos de esta especie? Cuando se dice, por ejemplo, ¡Qué puede ser del hombre sin doctrina, sin fe, sin Dios! sería como decir, ¡qué puede ser del cerebro sin sus memes-parásitos-virus de la especie de el alma y el cuerpo, la vida futura, la inmortalidad del alma!

La figura del meme-virus-parásito no parece en modo alguno feliz -como no se trate de esas minorías aberrantes y patológicas de que habla Mencken- precisamente por lo que significan ordinariamente palabras como “virus” y “parásito”. Ni el más postmoderno de los católicos va a aceptar descripciones así en el caso de sus memes católicos. Ni tampoco el más renovado de los marxistas en el caso de los suyos revolucionarios. Cada uno va a estar encantado en que tilden de virus los memes del otro; pero de ninguna manera los suyos. Si así y todo nos quedáramos con esta figura del meme-virusparásito por juzgarla en importante medida adecuada tendríamos que aceptar que no somos ya una comunidad o conglomerado de cerebros sanos sino una especie de hospedero colectivo de ciertos memes que han llegado a establecerse entre nosotros como si en casa propia. Son ellos todo lo que cuenta y son ellos los que están en control. Nuestros cerebros serían como la tierra que habitan a su placer después de conquistarla y colonizarla. Esto se aviene con esa otra figura, la "minoría aberrante de personas" de que habla Mencken. Dice también de ellas: "casos patológicos". Y se aviene también con lo que cualquier persona que -

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incluso en este mundo de hoy- puede experimentar cuando rechaza o duda sobre creencias como el alma y el cuerpo y la existencia futura. Porque si a dicha persona se le ocurre salir a tildar de iluso y falsarios a quienes sostienen tales creencias, entonces, va a tener una curiosa sensación: que vive en un mundo que la margina y aplasta con fuerza inconmensurable, un mundo al que no pertenece. Y esta condición de millones y millones de cerebros infectados a lo redondo del mundo y a lo largo de milenios habría llegado a realizarse por la introducción de un meme por un individuo. O acaso por la mutación de un meme religioso de antiguo prestigio, el meme de la justicia de Dios. Probablemente el surgimiento en la antigüedad de las grandes ciudades, liquidando las relaciones simples de las sociedades tribales y dando posibilidades a los individuos de desarrollo y logro personal, creó amplias extensiones de la relación humana sin gran destino para el meme de la justicia de Dios. “Eclesiastés” es el libro de la Biblia que se puede considerar como la sentencia de muerte del meme del caso: en el mundo de la metrópolis antigua simplemente no hay lugar para la justicia de Dios ("En mi vana existencia he visto: justo que perece por su justicia; y perverso que alarga sus días con su perversidad"). Todos los comentaristas se refieren al momento crítico que vive el espíritu hebreo en los tiempos en que se escribe “Eclesiastés”. Un meme como "cree en la existencia futura" venía entonces como anillo al dedo para complementar y revivir el meme de la justicia divina. "Cree en la existencia futura" es como decir a las que tienen hambre y sed de justicia: "Cree en un paraíso de delicias para ti y en el tormento eterno de todos los canallas". ¿No es como para pensar otra vez en lo que dicen Mencken y Ludwig? Este virus-meme-parásito, "cree en la existencia futura", es -se nos dice- un artefacto material en el cerebro de millones y millones de seres humanos. Para aparecer duplicado en otro cerebro tendría que hacerlo por causación material, por una especie de coito. Pero no es así, sino que es por imitación que se propaga. Por imitación y por la otra condición general: ser más apto y así más exitoso en el pool cultural. Así, pues, nos estamos asombrados ante esta reproducción inmaterial. ¿Será un meme? Por ejemplo: Veo la Gioconda y me parece un cuadro digno de ser imitado (todo él o, acaso, esa sonrisa en el rostro). ¿Cómo procedo? Tomo tela, pintura y pincel y con el cuadro a la vista lo reproduzco. Pero, ¿qué tengo a la vista o siquiera en la imaginación en el sentido de algo material en el cerebro cuando se hace referencia al meme "cree en la

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existencia futura" y con que materiales se forma una imitación material suya en el cerebro mío? Desde luego, una tarea de tan alta importancia como la educación consistiría en traspasar los memes de una generación a la siguiente. En términos meméticos habría la pugna por llegar primeros a instalar los propios memes en el cerebro del niño. La obra gruesa, eso sí, ya se ejecutó en el hogar. La pugna ideológica por apropiarse de las escuelas revelaría que no se pierde la esperanza de desinstalar los memes de la familia e instalar los propios (de la Iglesia, del Partido, de la Hermandad).

El artículo cuya lectura suscitó la redacción de estas líneas trata de hacer valer la teoría de los memes. Pero, como su título es Viruses of the Mind: How Odd Ideas Survive, da la impresión de considerar la teoría de los memes como una que se atiene a la difusión en la sociedad de las "ideas extravagantes". Como dijimos, igual impresión produce el creador mismo de la teoría al emplear la analogía viral para describir la expansión de los memes. En el artículo de Cowley la teoría de los memes se aplica con mala intención a los hechos recientes de un grupo religioso, Heaven’s Gates. La noticia conmovió a la sociedad americana. Se trata de un minúsculo grupo de cristianos que creen en cosas como los vehículos de otros planetas, la ciencia ficción, la castración. 39 miembros de este grupo, a fines de marzo pasado, cuando el cometa Hale-Bopp brillaba como si emitiendo una señal, se autoeliminaron. Su líder les persuadió de que era el momento justo: sus espíritus saldrían de sus “containers” (es decir, sus cuerpos) y subirían a lo alto donde abordarían una nave espacial que volaba a la sazón ocultándose de la tierra tras el cometa. ¿Qué tendría que ver y en todo caso que le iría o vendría a la teoría de los memes con un hecho así? Para Cowley parece que ésta es una situación muy especial: Un meme va del cerebro del líder a los 38 cerebros restantes. Se propaga sin defecto y luego logra su propia destrucción con el suicidio de todos los miembros del grupo. ¿No es esto algo curioso? Pero, ¡aguarden! Los memes del grupo Heaven’s Gate fueron expuestos por la televisión por lo menos a cien millones de

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televidentes. Si suponemos que de éstos uno por cada millón adquirió la "infección", entonces, tenemos ahora cien miembros nuevos del Heaven’s Gate para reemplazar a los 39. ¿Qué ocurrió? ¿Son los memes los que emplean la televisión o es la televisión la que emplea los memes? El cuadro parece siniestro. Pero Cowley tendría que atender con más amplitud al asunto, cuya forma general se refiere a la especie de memes que suelen autoeliminarse en pro de su misma reproducción, y muchas veces con éxito. La historia del cristianismo, en sus inicios sobre todo, está llena de mártires. El mismo Jesús es un ejemplo de autoreproducción asombrosa por vía de autosacrificio. Habría también que tener en cuenta la combinación de los memes. Porque de esos cien millones que supieron con imágenes y mil detalles de los hechos de Heaven’s Gate la casi totalidad podemos suponer que lleva en el cerebro el virus-parásito "cree en la vida futura". En tal caso, miles, acaso decenas y cientos de miles, tendrían que estar a esta misma hora ponderando el sentido de permanecer en un mundo tan violento, caótico y despreciable como el actual, siendo que otro radiante de amor y belleza nos aguarda más allá de la muerte. Me viene a la memoria esa anécdota que leí una vez de un joven que leyó La República de Platón y no aguardó más sino que se lanzó a los abismos por llegar cuanto antes a los cielos. En términos meméticos puede tenérsela como un emblema de los memes de la existencia futura. También y por el contrario impresiona el difundido temor a la muerte justo entre las personas que creyendo en la existencia futura debieran más bien anhelar morir cuanto antes. Y hablando de Platón, también se cuenta él entre los grandes sacerdotes que plantaron en el cerebro de las generaciones del mundo occidental un meme de memes que ordena: cree en la realidad inmutable de las formas eternas en oposición al mundo sensible. Y este otro también igual de grande que postula: El hombre es el alma, no el cuerpo. En lo cual se muestra que la doctrina de los memes se aviene con esa otra que dice: la historia la hacen las grandes individualidades (no sea más que por el hecho de que el meme se autorreproduce a partir de un cerebro). No deja de calzar exacta esta doctrina de Dawkins de los memes como unidades mutantes reproductoras que van desarrollando e integrando la cultura. No es pura suposición. En el cerebro de una persona determinada aparece un meme que dice: “Cantea esa piedra en

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forma de rosa”. Todo el paisaje de la cultura rococó puede percibirse como el despliegue de un meme como éste, que parte de la piedra, sigue por el mármol, el bronce, la madera, la línea, el sonido hasta culminar en el enrevesamiento imposible de las palabras y las ideas. El creador de la hoja de afeitar nos suministra otro ejemplo con nombre, fecha y dirección. Este hombre buscaba el éxito económico mediante una invención simple, patentable, de amplia y segura demanda, de empleo cotidiano, desechable, portable, barata. Como quien dice, fue descendiendo de determinación en determinación hasta dar con el artefacto que todo el mundo emplea. La aeronavegación, de tan grande impacto en las sociedades del siglo XX, se puede enfocar también en términos de memes brotados en unos cuantos cerebros con nombre propio, fecha y domicilio. Y lo mismo técnicas tan revolucionarias como la computación, las estaciones termonucleares, los satélites artificiales, las transplantaciones. Visitar las ruinas del mundo antiguo, ver sobre todo esas ilustraciones en que se reconstruye la forma original de las ciudades antiguas a partir de sus ruinas -con sus templos, foros, circos, teatros y estadios- nos permite también una "perspectiva memética": el despliegue de los grandes memes de la arquitectura antigua, la columna y el friso, el arco y el arquitrabe, el frontón y el peristilo. Y decíamos de esas grandes mentiras de las que habla Mencken -mentiras que son “lo que queda en el dominio de la sabiduría”, “mentiras que nos satisfacen realmente y que han resistido una larga prueban”- que pueden considerarse también como memes; y que siendo mentiras no pueden encontrar más base de sustentación que su probada y grande capacidad de sobrevivencia -ni más base para esta base que su enorme contribución a la sobrevivencia en general, asentada en tanta esencia mentirosa con apariencia de verdad. Pero, ¿no son también esencias de esta especie las que pululan hasta llenar toda la naturaleza en las mil formas de mimetismo, ocultamiento y trampa? Y, como nos advierte Ludwig Mencken, ¿dónde estaríamos sin ellas? De dos creaturas ante un predador la que se finge muerta tiene más posibilidades de sobrevivir. ¿Cuántas especies de memes pululan en cualquier cultura que al fin de cuentas no son más que variaciones de la regla “Hazte el muerto”?

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Vale la pregunta acerca de si no son de ver en el tejido de las culturas los memes de la mentira, el engaño y la ilusión, igual que son de ver esos arcos, columnas y frontones. Y hasta con los mismos ojos. Por ejemplo, de India, a través de Pitágoras y Platón llegó a Occidente el meme de la transmigración de las almas; y de la confluencia del cristianismo y el platonismo sólo quedó en Occidente una parte de este meme: la separación del alma del cuerpo y la eternidad del alma, parte que terminó por imponerse en nuestra cultura como un meme de memes. Porque ¿es posible quitar, como en un pase de magia, la agencia toda de ese meme dualista -el alma y el cuerpo- sobre nuestra cultura occidental sin que ésta se descalabre entera, parte por parte, ni más ni menos que como caería por los suelos la ciudad antigua si quitáramos de allí ese meme de memes, la columna? Hay otro meme platónico comparable en grandeza y en mentira: las ideas eternas pluscuamperfectas y su encamación esencialmente defectuosa en la existencia. Es un meme que se presta como ninguno para cohonestar nuestros actos y airear nuestra miseria. Se expresa en pares verbales y es infinito en potencia retórica. Decimos esencia y existencia, idea y realidad, teoría y práctica. (No hay un político en el mundo que por lo menos una vez al día no estire su boquita ponderando: “Si...bueno...en principio...”). Es también de infinita aplicación en pedagogía, metodología, moral, jurisprudencia. Nos sirve para la mano derecha y para la izquierda. Con suspiros hondísimos y miradas a lo alto lo empleamos para encubrir la inmundicia de nuestras ciudades, los basurales del mundo industrial, el abandono de millones y millones de marginados en el arroyo, las masacres, la fabricación de armas, napalm, minas personales, la erradicación de las poblaciones, la explotación fría y despiadada. No hay que decir que este meme se combina a maravillas con “la vida utraterrena” y “el hombre es el alma”, memes platónicos también y de altísima capacidad de reproducción y sobrevivencia. Así como la ciudad antigua se derrumbaría si elimináramos los memes de la arquitectura clásica, así también ocurriría con el mundo occidental si le restáramos sus memes platónicos. Repiquemos de nuevo:

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“Las creencias que sobreviven no son necesariamente verdaderas” nos dice el anónimo autor que cita Cowley. Este mismo Cowley nos dice que “nuestras convicciones más firmes son frecuentemente las que resultan más difícil justificar racionalmente”. Arnold Ludwig, por su parte, nos habla de los mitos con que la sociedad “sofoca la agitación y asegura la coherencia social”. Finalmente, Henry Mencken dice que la sabiduría consiste en “una serie de mentiras que satisfacen realmente y que han resistido una larga prueba”. En conexión con estas observaciones -todas las cuales convienen en separar la verdad de la creencia y que más bien detectan en esta última irracionalidad, mentira y fraude- surge sin más asociación la doctrina de los memes (memética), la doctrina de Richard Dawkins según la cual el paso del estado de naturaleza al estado de cultura (de empleo de herramientas, de organización social, de caza y recolección, empleo del Juego, construcción de vivienda, creación de lenguaje, división del trabajo, organización del trabajo y así adelante hasta alcanzar los niveles de la cultura contemporánea) se puede caracterizar por el surgimiento, reproducción y desarrollo hasta la prevalencia de estos nuevos “genes culturales”, los memes, que irrumpen en los ambientes humanos iniciando un nuevo capítulo de la evolución —la evolución cultural. Y la pronta asociación de los juicios antedichos y esta doctrina de los memes resulta de que los memes-creencias son agentes de la sobrevivencia y la evolución que no adquieren más status de validez que el que les viene de servirlas, sea que nos parezcan afirmaciones del sentido común o monstruosidades prohijadas por el mismo Demonio. Como también se vio, desde los inicios de la teoría se asimiló la índole del meme a la de un virus que se instala en el cerebro y que hace uso de éste con el solo fin de propagarse y prevalecer. El mismo Dawkins selecciona como una perla de perlas el meme “cree en la existencia futura” como si diciendo: “Mira la faramalla con que se forman las grandes culturas”. Porque eso hay que decir; y podemos apoyamos para decirlo en una representación ordinaria como aquella a que nos referimos: la de una ciudad del mundo antiguo reconstituida, en que vemos toda su solidez y grandeza asentada en los memes de la arquitectura clásica. Con tal apoyo podemos barruntar una imagen análoga de las estructuras culturales construidas con los memes de la religión y la metafísica. O sea: así como

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en aquella reconstitución de una ciudad romana vemos como en inagotable variación el aporte combinado de los memes de la arquitectura clásica -plintos, columnas, capiteles, arquitrabes, frisos, peristilos, arcos, escalas, balaustradas- así podemos también barruntar una construcción cultural donde despliegan innumerables variaciones los memes de la metafísica y la religión -el alma y el cuerpo, el espíritu y la materia, la vida futura, la libertad espiritual, el sujeto y su racionalidad, el imperativo categórico. Pero, así como nadie va a cuestionar un arco, ¿no habrá uno que cuestione la realidad del alma? Así como nada resulta más firme y cierto que una columna, ¿no habrá alguien que rechace la certeza o siquiera la posibilidad de la vida futura? Así como no hay quien discuta el fundamento del plinto, ¿no habrá uno que se ría de cosas como el alma y el cuerpo, la libertad, la responsabilidad, el imperativo categórico? ¡Vaya! ¡Claro que hay! No uno, sino legiones. Millones y millones y millones. Siempre los hubo. Pero, ¿cómo entonces no prevalecen siendo tantos? Muy simple: No prevalecen porque la enorme mayoría de ellos ha sido formada por otro meme que dice: “Haz como si tú también creyeras lo que la mayoría dice creer”. Podemos darle el nombre que le corresponde: es el meme de los “dientes afuera” o meme de la hipocresía al que el mismo Platón se refirió con brillo, detalle y gran penetración en un dialogo suyo titulado “Gorgias”. Es Calióles, uno de los que intervienen en la conversación con Sócrates, quien se encarga en este diálogo de ventilar el asunto. Y lo hace reprochando a Sócrates que toda la ciencia de sus "sofismas de tribuno" reside en argumentar con lo que su contrincante acepta sólo de dientes afuera como si también la aceptara de dientes adentro. En otras palabras, y con la terminología neodarwiniana de Dawldns, Sócrates descubrió (no sólo él, como es obvio, sino los hombres en general y desde los mismos comienzos de la existencia social) los memes de la hipocresía —los memes que nos instruyen aceptar de dientes afuera, sea por vergüenza o temor, pero siempre por que así nos conviene, algo que no aceptamos en absoluto de dientes adentro. Con tal maravilla de artefacto podemos demostrar que todos los hombres quieren el bien, que más vale que le hagan injusticia a uno que cometerla uno, que el mundo está patas arriba y que en el mundo verdadero los gatos les dan a los perros la mamadera* No hay político, banquero, hombre de negocios ni corredor de la bolsa que no esté de acuerdo con Sócrates dientes afuera; y no hay tampoco uno que si

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lo estuviera también dientes adentro durara en su oficio hasta mañana. Que se cuente la historia de las religiones en términos materialistas choca a la gente piadosa. Pero abundan los historiadores piadosos que la cuentan así. A.G. Wright explica la doctrina según la cual los textos sagrados defile the hands (ensucian las manos) no con argumentos teológicos sino con el simple hecho de que manteniéndolos juntos con los alimentos ofrecidos al templo ocurría que los ratones se los comían con todo lo demás. E. Podechard, como tantos otros, explica la doctrina de la vida futura por la obvia realidad social, política y económica de las grandes ciudades donde prosperan y moran felices los grandes comerciantes, prestamistas y terratenientes mientras que decaen y mueren por miles los miembros de las mayorías paupérrimas. Tanto para éstas como para la conciencia de los primeros, el meme de la vida futura representaba un rol de primera magnitud. También, sobre el mismo asunto de las explicaciones materialistas en una Guía para Entender la Biblia, de Harry Fosdick, leo una explicación del desarrollo del concepto de Dios en términos de los ambientes naturales y culturales por los que va pasando el pueblo de Israel desde su salida de Egipto hasta su establecimiento en Palestina. Yavé comienza como un dios de la montaña, señor del trueno y la tormenta, en Sinaí; sigue como un general de ejércitos en la conquista de los territorios palestinos y termina en Jerusalén como un rey de reyes que gobierna el mundo. En sus inicios montañeses es un pequeño dios de una pequeña tribu; un dios-hombre que departe con los líderes de su pueblo, que come con ellos y pide sacrificios en buena carne humana. Pero en la medida en que el pueblo de Israel deja el desierto y entra en la vida sedentaria de las ciudades comienzan a requerirse transformaciones dramáticas. Va desapareciendo la ética tribalista y surgiendo la individual. No cuesta imaginar la angustia y el estado de tensión en que vive este pueblo alejándose cada vez de su dios que permanece en el lejano Sinaí. He aquí una prueba dramática de los andares concretos de la religión. Dios permanece en la montaña; pero su pueblo se aleja hacia el norte. ¿No terminará Israel olvidando a Yavé? ¿Cómo se resuelve una situación como ésta? El mismo Posdick se refiere a los pasajes de Éxodo donde el ángel de Yavé acompaña al pueblo hebreo hacia Canaan. También, cuando Deborah gana una batalla al norte de Palestina, ella misma nos habla de Yavé viniendo desde SinaÍ en asistencia de su pueblo elegido.

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Pero la mitología más militante no puede resistir una tensión categorial de estas proporciones. O Yavé deja el Sinaí o los hebreos tendrán que olvidarse de Yavé. Así va cambiando esencialmente el concepto de Dios según los avalares de los hebreos desde que inician sus conquistas hacia el norte: un Dios de la tormenta y el trueno en la montaña, un Dios estratega de los avances hacia Canaan en el plano, un Dios de jurisprudencia y política en Jerusalém. Lo interesante es que todo este proceso se puede contar con memes. Que Dios sin salir de Sinaí asista a Israel con su ángel enviado no parece un meme con mucho destino; pero sí lo es que lavé se encumbre del Sinaí a los cielos y que de Dios de la montana pase a Dios del mundo. Y así como aquí, igual a través de la Biblia entera. Por ejemplo, ante las vacilaciones de un vasto público frente a ritos extraños como la circuncisión, Pablo no demoró en sustituirlos en sus cartas a los romanos por el meme de la circuncisión del espíritu. Donde se ve también la agencia de ese meme de memes: el alma y el cuerpo. O véase parecida acción luego de la destrucción del Templo, cuando surge un meme de la Diáspora: el Templo, cada judío lo edifica en su espíritu. Si pudiéramos damos una imagen de la constelación de memes adscritos a éste del alma y el cuerpo acaso no dejáramos rincón de las culturas sin abarcar. Los memes se producen y reproducen en el cerebro. Muchas veces surgen por imitación, no de un meme, sino de algo que se nos da directamente en la naturaleza. Basta ver a algunas aves tejer con paja sus nidos en forma de cestos que cuelgan de las ramas para tener de una vez todos los memes de la cestería. Basta ver cómo cazan la araña, el león, el chacal, el águila y el coyote para tener a mano todos los memes del arte de la caza. Basta considerar el esqueleto de un búfalo calcinado al sol para encontrar allí prácticamente la hechura de utensilios como el cuchillo (costillas), el estoque (cuernos), la pala (omóplatos), el mazo y el martillo (fémures), el hacha y el machete (mandíbulas). Los predadores nos dan los memes de la caza, los predados nos dan los memes de la defensa. El mimetismo, por ejemplo, está tan difundido en la naturaleza que llegamos a preguntarnos si podría ir la vida a ninguna parte sin el engaño. Así, los memes del engaño surgen a manos llenas con sólo mirar en tomo. No hay pequeño que no jugó en el jardín sin encontrar criaturillas que arrinconadas se contraen y enroscan quedando inmóviles. De allí surge sin más un meme de amplia variación

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y enorme éxito: hazte el muerto. Todos los memes que están por el ocultamiento, la no-manifestación, el silencio, son memes-variaciones de la especie "hazte el muerto". Se dice que por la boca muere el pez y que el labio habla de lo que el corazón reboza. También, parece, no hay número de los memes que introdujo el azar. Para uno mismo es evidente si se ocupó no sea más que una vez por semana en la cocina. Mil transformaciones de los memes culinarios se producen por combinaciones casuales, por equivocaciones, descuidos, por que se nos pasó o se nos quedó la mano con la sal, el azúcar, la temperatura o la leche. Lo mismo ha de ocurrir con los memes de las artes médicas, las de la veterinaria, las de la agricultura. A veces se tiene la impresión de que ciertos memes de enorme consecuencia irrumpieron por ciega y hasta no querida compulsión como es el caso de la transformación del pan y el vino en la carne y la sangre de Jesús. Y he leído cosas que parecen estupidez pura y que son la misma razón de ser de un meme grandiosísimo: “María virgen y madre”. Como quien dice, este meme habría irrumpido por la puerta de atrás, por mero descuido de traducción. Almah, que significa “mujer joven” en el pasaje de Isaías (7:14) fue traducido al griego por “parthenos”, que significa “virgen”. En griego fue leído por Mateo y así influyó en el modo como éste refirió la historia de la Anunciación. Y aquí encontramos una buena aplicación de lo que opinan esos cuatro autores que citamos al comienzo: el meme “María virgen y madre” con toda la carga de absurdo que lleva encima se las ha arreglado solo para crecer y multiplicarse en el cerebro humano con poder tan grande que todos los intentos de la sensatez y el sentido común han terminado abucheados, arrinconados y aplastados por cientos y cientos de millones de cristianos. Se puede decir de quien se propusiera erradicar del mundo contemporáneo el meme "María virgen y madre" lo que diría Mencken: un loco destinado al manicomio, sin recuerdo de nadie, odiado por todos. También, podría considerarse la caracterización de las culturas en términos de memes. Aquí en Suecia, es muy común oír hablar de España y los españoles con la frase “¡Mañana, mañana!”, como si estuviera activo entre ellos un meme que ordena: “No le agregues más cosas al día. ¡Basta con su afán!” Y a propósito de suecos, entre éstos triunfan los memes de la medida. Entre tantas, la del tiempo. Si una persona en Suecia está invitada un viernes a las 21 hs., se las arreglará para estar unos minutos antes en la plaza de estacionamiento y tocará el timbre de la puerta justo

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a las 21 hs. Hay un meme que ordena: “Cíñete al reloj al segundo”. Es el meme de la sociedad industrial. Por contraste, en una sociedad como la mía, un meme así, sólo sirve para enredar las cosas. ¿A quién se le ocurre llegar a la hora exacta cuando todos van a llegar media hora después? En la preparación de la comida el meme sueco dice: “Cíñete rigurosamente a la receta”. En una sociedad como la mía un meme así es lo más sin gracia que hay. ¿Quién va a venir a comer empanadas donde las hacen siempre igual? En una sociedad como la sueca un meme de memes dice: “Cíñete estrictamente a las reglas”; en una sociedad como la mía incontables veces no se someten las acciones a las reglas que hay sino que prontamente y hasta la última empleada doméstica inventa reglas a la carrera para subordinar en ellas lo que hace atrepellando las reglas. Kant estaría asombrado en una sociedad como la mía. Edward Hall propone una tridivisión de las culturas: formales, informales y técnicas. Se puede anticipar mucho a priori sobre lo que ocurrirá con un meme según sea la cultura formal, informal o técnica. Bajo la rúbrica “traspaso tecnológico” o frases parecidas se consideran los problemas que se originan cuando técnicas que requieren de alta disciplina, rigor y competencia para hacerlas operar, son trasladadas a sociedades formales o informales. De memes se podría estar hablando sin parar. Pienso por ejemplo en memes estrafalarios. Sobre todo los que se llevan de una cultura a otra y se están por largo tiempo dando coletazos, como los peces cuando se los saca del agua. Se dice que la idea de Diógenes era introducir en Grecia la escuela de los gimnosofistas, filósofos hindúes que iban enteramente desnudos. Lo que ocurrió en el intento fue lo contrario: Diógenes dobló el palio. ¿No resulta ridículo? En Checoslovaquia me tocó visitar un palacio de amplias galerías abiertas. ¿A qué arquitecto se le pasaría por la cabeza algo así? No era un arquitecto sino el señor del lugar en siglos pasados cuya esposa, una castellana, quería un castillo como en Castilla ¡y qué joder! He leído de ciertos misioneros que en unas tribus primitivas distribuyeron hachas de hierro entre las mujeres siendo que las hachas allí eran de piedra y estaban en poder de los hombres. El efecto fue el derrumbe total de esa cultura. Se podrían contar historias más amplias. Por ejemplo, el caso de las colonias. Las élites de las colonias adquieren su formación en las metrópolis respectivas: las de las colonias inglesas en Londres, las de las francesas en París, las de las italianas en Roma. Si alguien que tendría

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que haber adquirido su formación en Londres lo hace en Praga va a tener serios problemas para ejercer a su regreso. Los colonizadores llevaron su cultura a las colonias y obran de modo que su cultura se conserve allí. Si se describe esto en términos de memes, entonces, los memes de una cultura cierran filas contra los memes de las restantes. Un escritor inglés de matemáticas recurre a autoridades inglesas en matemáticas. Y otro tanto hace por su parte un francés; y otro tanto un alemán. Cuando leemos tratados de literatura, ciencia, historia en Italia nos parece que la literatura, la ciencia y la historia fueran entidades italianas. En términos de memes, todo esto sugiere que son los memes los que luchan por sobrevivir y prevalecer. En verdad, hasta se comprende mejor así. No tiene asidero o tiene muy poco asidero defender una bandera como un valor, como un símbolo, como orgullo patrio o cosas así; pero sí lo tiene y muy claro cuando se la identifica como un meme de cohesión, solidaridad, con gran efecto sobre la determinación defensiva o agresiva de un grupo. Tal vez la bandera patria sea una excelente indicación sobre nuestra relación con los memes. ¡Se ve tan claro que nosotros no estamos en control de la bandera sino al revés! ¡Que alguien se atreva a mancillarla! Mientras escribía lo anterior, me enviaron de USA el libro de Aaron Lynch, Thought Contagión: How Belief Soreads Through Society. La metáfora “contagio” con su alta carga dislógica es decretada “neutra” por este autor (pretensión muy débil cuando se trata de metáforas). The belief that we shouid love our neighbors ilústrales the benign nature of many thought contagions. The terms "thought contagión" and “epidemiology” (of ideas) therefore carry neutral connotations in the context ofmemetics theory. (9-10) El título indica lo que en efecto hay en el libro* Su asunto son los memes-creencias, que no forman sino una parte de la extensión inmensa de los memes. Y de esta parte, se interesa en la propagación o "contagio". En esto Lynch distingue siete modos de "contagio": The ways the memes retransmit fít into seven general patterns called modes: the quantity

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parental, efílciency parental, proselytic, preservational, adversativo, cognitive, and motivational (3) Estos modos de transmisión, entonces, pueden expresarse en comandos meméticos: (1) "Tenga más hijos"; (2) "Inculque en sus hijos sus creencias"; (3) "Inculque en los demás sus creencias"; (4) "No abandone sus creencias"; (5) ^Ataque las creencias contrarias"; (6) "Atienda a la verdad y la racionalidad"; (7) ^Busque su bienestar". Una cita para mostrar cómo este autor sigue a Dawkins; se trata de la historia de la teología hebrea, del paso del politeísmo al monoteísmo: En un medio de pugna politeísta, cualquier meme-dios particular que se apropia una mayor parte de las facultades del creyente incrementa su competencia de propagación. Con tiempo suficiente alguien va a dar inevitablemente en un nuevo meme... “Yo soy el Señor, vuestro Dios” No tendréis ante mí falsos dioses" es un meme que realiza superlativamente la ventaja de suprimir competencia. (98-9) Me importa aquí la frase “con tiempo suficiente, alguien va a dar inevitablemente en un nuevo meme”. ¿Por casualidad, por azar estadística, porque la situación lo exige? La frase “con tiempo suficiente” alude obviamente a la analogía, tan estrecha, entre memética y genética. Es como las mutaciones que experimentan los genes. Nos parecen venidas por encargo, pero no: son tantas las que surgen y es tanto el tiempo disponible que podemos estar seguros de que la apropiada llegará. Con los memes pareciera lo mismo: son tantas las mutaciones y tanto el tiempo que el meme monoteísta aparecerá tal como que mañana saldrá el sol. Y aparecerá en un individuo. En el cerebro de un individuo. Pero como no es una reproducción venida de otro cerebro no puede sino venir de ese cerebro mismo. Será entonces un pensamiento en ese cerebro. Y así como él habrá muchos otros en el cerebro; y muchos más en el resto de los cerebros. Parece que así como los árboles de un bosque están produciendo semillas por millones y millones de las cuales muy pocas adquieren el status de árbol, así

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también especulan y especulan los cerebros. De pronto, uno de esos pensamientos encuentra terreno fecundo en otros cerebros y pasa de mero pensamiento a meme. Concluyamos: No tenemos aún una ciencia de los memes, una memética. si la hay, se encuentra aún en la incubadora; y en problemáticas condiciones. En primer lugar, su extensión tendría que ser enorme: las culturas todas, las técnicas todas, las ideas, su historia y desarrollo. Se podría decir que no hay asunto -en arte, ciencia, religión, ideologías, tecnologías- que no debiera ponerse en perspectiva memética. Hay además un peligro: que los memes poderosos de la religión y la ideología, principalmente, con seguridad van a oponerse y eventualmente ahogar en ciernes este intento. En tercer lugar, ni un concepto de meme tenemos todavía que resulte adecuado a las infinitas variaciones y aplicaciones que se ofrecen a ojo desnudo. Porque es así, también: que basta el anuncio de Dawkins y ya tenemos el barrunto de un principio general en las variadas y numerosas instancias de cambio social, innovación cultural, revolución política, científica, artística, militar: se dejan discernir bien en términos de estas unidades relativamente simples, los memes. Ni se requiere postulaciones teológicas ni metafísicas; ni filosofías de la historia o el progreso para comprender sucesos como la revolución industrial. Basta considerar el impacto de obviedades como el telar a vapor, el motor a explosión, la vía férrea para explicitar un contexto social del significado y la orientación de los cambios que no tiene nada de misterioso. Marshall McLuhan escribió una vez que el teléfono y la máquina de escribir han hecho más por la liberación de la mujer que todas las campañas, manifestaciones, publicaciones y teorías juntas. En este mismo autor leí por primera vez la referencia a utensilio tan insignificante como el estribo. Es un meme, sin duda. Su introducción significó que un guerrero en armadura pudiera montar y desmontar cambiando así el curso del arte de la guerra. También leí en su tiempo del arnés o collar introducido en la Edad Media, y que haciendo posible el tiro del carro por el caballo sin ahogarlo de la garganta permitió a la rueda su impacto sobre la locomoción. ¿Y quién puede medir el impacto de un meme como el arado en todo el curso de la civilización? ¿O de la pólvora? Ante el primer encuentro de Robinson y el salvaje, hace Engels en burla de Hegel una gran pregunta, como encantan a los que narran historias: ¿Quién vencerá, Robinson o

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el salvaje? Y responde con otra pregunta llena de ironía: ¿Quién tiene el fusil, Robinson o el salvaje? Lo que puede llevamos a cosas más próximas como nuestra Araucana: los memes de los ejércitos españoles cuentan la historia; los versos endecasílabos de Ercilla cuentan los cuentos. Ya hablamos de esa variación memética, el hacha de acero, introducida por misioneros en culturas que no han salido de la edad de piedra» No se requiere de más para aprehender entera e inteligentemente el colapso cultural. Un ejemplo asi puede erigirse en símbolo del cambio social, desde la simple innovación hasta la revolución completa. Acaso, esta teoría de los memes no es más que una formulación explícita e inteligente de lo que hemos sabido y obrado siempre. El rechazo apasionado de las “ideas foráneas”, la reacción cristiana ante la “literatura disolvente”, la censura de un párrafo en una novela, una escena en un filme, un libro en una biblioteca, son indicativos de estas unidades, los memes, de su movilidad e independencia, de su acción individual, su eventual invasión disrruptiva sin más apoyo que su sola operación. ¿No hubo guerras sangrientas en Europa por la comunión con ambos cálices, por el hocus pocus de la Eucaristía? Cuando la mamá hurga bajo la almohada en busca del ejemplar volteriano del intelectual de casa, ¿no se ve claro que anda a la caza de un meme para aplastarlo como una cucaracha? ¡Claro que sí! Ni más ni menos que como los intelectuales partidarios de los memes del dictador Pinochet ordenaron echar a la hoguera los libros donde pululaban asquerosos los memesvirus-parásitos de la sociedad sin clases.

Mayo de 1997.-

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