Rivadeneira Prada, Raúl. - Opinión Pública a través de sus investigadores 110-126

July 22, 2017 | Author: Gau Mon | Category: Certainty, Public Opinion, Empiricism, Science, Social Psychology
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j Unidad 3. Lectura 1. Rivadenelra Prada, Raúl. "La opinión pública a través de sus Investigadores" en Opinión pública, México Trillas, 1996, pp. 110-126

,

OPINiÓN PÚBLICAA TRAVÉSDE SUS INVESTIGADORES

La opinión pública a través de sus investigadores El fenómeno "opinión pública" ha merecido la atención, particularmente, de estudiosos de diversas disciplinas y, de manera constante, de sociólogos, filósofos e historiadores. Asimismo se convirtió en preocupación de la ciencia de la comunicación con el establecimiento del primer instituto universitario de investigaciones periodísticas, en Alemania (1916); objeto esencial de esta disciplina es el desarrollo de la prensa, sus funciones, significación y efectos; objeto diseñ.ado con base en los trabajos atribuidos a Bücher y complementado por la nueva interpretación de funciones informativas y por la observación de resultados obtenidos mediante la propaganda durante la Primera Guerra Mundia},87 Las investigaciones sobre opinión pública evidenciaron dos ideas fundamentales: la teórica y la experimental, alrededor de las cuales se han formado dos escuelas: la clásica y la empírica. Steinberg y Bluem anotan: "La arena para esta confrontación entre clasicismo y empirismo fue el campo de la investigación sobre opinión pública" .88 La fundamentación teórica más reciente hace retomar al ya conocido pensamiento de Speier, para quien la opinión pública "es fundamentalmente una comunicación de los ciudadanos con su gobierno y, sólo de manera secundaria, una comunicación entre los ciudadanos".89 Si recogemos tal conclusión, confrontamos -como se adelantó ya en páginas anteriores- una reducción del fenómeno a procesos de relación hombre-Estado. Con base en tal hipótesis: "comunicación de los .'Kurt Koszyk, Karl H. pruys, Warterbuch zur Publizistik, DeutscherTaschenbuch Munich,1969. "Charles Steinberg y Williams Bluem, op. cit., pág. 81. "Hans Speier, op. cit., pág. 102.

110

111

ciudadanos con su gobierno", reducimos aún más el fenómeno, hasta encuadrarlo en las relaciones hombre-administración de gobierno. Según Speier, hay dos tipos de opinión pública: principal (comunicación de ciudadanos con su gobierno) y secundaria (de los ciudadanos entre sí). Estajerarquización sería muy útil para describir los dos niveles del flujo informativo, pero ofrece el inconveniente de reducir las opiniones públicas no políticas a un nivel secundario que los cubre artificialmente de menor efectividad en la consecución de fines deseados. Exponer la opinión pública a una comunicación hombre-gobierno, significa negar, o por lo menos dejar de lado la importancia de otras manifestaciones de opinión que no se den a nivel de esa relación. Toda opinión pública pretende influir sobre niveles de decisión. En regímenes totalitarios, la opinión pública se manifiesta a través de actitudes políticas, a despecho del mismo sistema. Golpes de Estado, revoluciones, acciones armadas, luchas estudiantiles, sobre todo en América Latina, revelan que las opiniones públicas no oídas por las dictaduras, desembocan en actitudes sociales y políticas que bien pueden considerarse efectos de las mismas opiniones. Ysabemos que los ciudadanos no sólo debaten y obtienen conclusiones o se forman juicios acerca de cuestiones políticas o de la conducción de los órganos administrativos del estado, sino también acerca de la moralidad, la religión, la cultura, el deporte, etc. Pero es innegable que aun en cualesquiera de estas áreas, la opinión precisa de un mínimo de condiciones de libertad de expresión y de divulgación; de otro modo, las opiniones sólo encontrarían ámbito de realización en formas comunicativas. directas y casi privadas. Steinberg y Bluem consideran, además, la necesidad de ese ambiente de libertad de expresión "sin censura", cuando afirman: ". . .la opinión pública se convirtió en una fuerza operante cuando los ciudadanos se sintieron en libertad de comunicar sus opiniones al gobierno, sin censura alguna" .90 Pero la opinión pública no sólo interesa a investigadores de disciplinas como la historia, la filosofía y otras, sino también, y con mayor frecuencia, a juristas, educadores, políticos, publicistas, peritos en relaciones públicas, periodistas en ejercicio, programadores de mercadotecnia, ecónomos, etc., quienes tropiezan con el fenómeno y con estas interrogantes: ¿Qué es la opinión pública? ¿Cuáles son las relaciones y acciones recíprocas entre el público y las versiones que se difunden en torno a cuestiones de interés común? ¿Son los medios masivos auténticos exponentes y legítimos representantes de la opinión pública? ¿Son los medios, simples intérpretes y, si lo son, cumplen con idoneidad y honestidad esa misión? ¿Es la opinión pública capaz de alterar un plan educativo y por qué?, ¿cómo? La opinión pública y los medios ¿ejercen mutua influencia? ¿Existe la opinión pública sólo en sistemas democrá-

Verlag,

"Charles Steinberg y Williams Bluem, op. cit., pág. 82.

112

CAP.7. OPINiÓNPÚBLICAA TRAVÉSDE SUS INVESTIGADORES

ticos liberales? ¿Qué importancia atribuyen los gobernantes a la opinión pública? ¿De qué manera se informa y en qué sentido? ¿Qué es la manipulación? En fin, podrían hacerse, según los especialistas de cada rama, infinidad de preguntas como las sugeridas y que siempre abrirán apasionantes rumbos a la investigación.

Posición

clásica y posición

empírica

Anotamos que dos ideas contrapuestas y aparentemente inconciliables han sido desarrolladas en tomo a la opinión pública: el clasicismo y el empirismo. Las teorizaciones, especulaciones científicas o como se les llame, se han dirigido principalmente a la búsqueda de una definición precisa de opinión pública. La posición clásica, pues, está definida por su incansable propósito de dilucidar el fenómeno. Se conoce también a esta posición con los nombres de escuela clásica y tradición clásica, aunque quizá la denominación más aproximada sea esta última, dado que sus fundadores y partícipes se han enfrascado en la recolección de todas las tradiciones especulativas acerca de la materia y aún en nuestros días perseveran en esa línea; sobre todo han establecido allí una metodología controvertible.. En algún momento no precisado de la historia, se advirtió que existía un consenso general acerca de la presencia de un fenómeno perceptible por los sentidos y la razón; un conjunto de efectos y actitudes que merecían investigarse y posibles de detectarse en la cotidiana convivencia social. ¿Cómo investigar ese "algo"?,pues con el auxilio de la historia y la filosofía, como primeras fuentes. Las teorías de historiadores, políticos, filósofos, en el transcurso de los siglos,aun las de psicólogossociales y estudiosos contemporáneos de la ciencia de la comunicación y la cibernética, han fincado las bases de la tradición clásica. La escuela clásica surge, entonces, de los esfuerzos intelectuales de escritores, que al tratar con diversas materias, tropezaron con el fenómeno de la opinión pública. Lazarsfeld anota que, según un resumen de Berelson, el estado actual de las investigaciones acerca de la opinión pública es "laséptima fase de un proceso evolutivo que se inició con un sentimiento general de que algo llamado ((opiniónpública» era importante. Comoresultado, preeminentes escritores realizaron extensas especulaciones acerca de ello, durante una segunda fase del desarrollo" .91 Para compJetar el sentido que tiene la posición clásica es posible afíadir que en ella confluyen aportaciones eruditas sobre los alcances social

.. Paul F. Lazarsfeld. La opinión pública y la tradición clásica: Los medios de comunicación de Steinberg y Bluem. op. cit., pág. 86.

POSICIÓNCLAsICA y POSICIÓNEMPfRICA

113

del fenómeno y los problemas que plantea su manifestación. Lazarsfeld agrega: "Finalmente, la tradición clásica de la cual son ejemplo las dos primeras fases mencionadas por Berelson, de ninguna manera ha concluido".92 Con base en las experiencias de la sociología, se constituyó en el siglo xx una posición adversa al clasicismo; aunque renovadora, planteóse desde un comienzo investigar la opinión pública a través de las observaciones y experimentaciones en laboratorio, manejando materiales vigentes, concretos, con el auxilio de las "pruebas mentales" tan utilizadas en la experimentación psicológica. La escuela empírica sostiene, en efecto, con énfasis especial, que es preciso dirigir las investigaciones por el derrotero de las actitudes y reacciones de respuesta de grupos en sus relaciones con el gobierno, en tanto pueda comprobarse experimentalmente dicha relación y arrojar ella misma algunos efectos concretos. A comienzos de siglo ya asoman los primeros intentos experimentales de esta joven escuela empirista; recurre primero a las fuentes de información a su alcance, para acumular elementos de análisis: artículos periodísticos, grabaciones radiofónicas, filmes, libretos, guiones y programaciones televisivas, casetes, etc. Luego, se alboca al estudio de grupos sociales con el auxilio de la antropología y la sociología. Las ciencias del periodismo, la sociología, la psicología social, parecen estar de acuerdo con el criterio de los empiristas, por lo menos de manera indirecta, al sostener unánimemente que no existe la opinión pública de una manera tangible y que la importancia que tiene esta materia para el investigador es de hipótesis de trabajo. Veamos lo que al punto dice el Worterbuch zur Publizistik: "La opinión pública, como ficción, reviste importancia de hipótesis de trabajo para los modelos teóricos. Casi todas las investigacones recientes sobre opinión pública consideran a ésta como fenómeno psicosocial y político y, por fm, como un fenómeno de las ciencias del periodismo. Dichas investigaciones llegan a la conclusión de que no es un fenómeno claramente delimitado, estático o mensurable de una manera fidedigna, sino que constituye un proceso social completamente vinculado a objetos, situaciones temporales y formas determinadas".93 Entre los más notorios representantes de la escuela empírica podemos mencionar a Schmidtchen, Habermas, Noelle, Hennis y otros, quienes contribuyeron positivamente en la transformación de las investigaciones sobre la opinión pública, a tal punto, que Lazarsfeld, al comentar las fases propuestas por Berelson para el análisis de la opinión pública, dice: "Esto significa que la investigación sobre opinión pública se ha convertido en una ciencia social empírica".94 92

Ibidem, pág. 87.

9'Op. cit., pág. 263. "Paul F. Lazarsfeld,

op. cit., pág. 86.

---L14

CAP.

--

7. OPINiÓN

-- --.-----

PÚBLICA

A TRAVÉS

DE SUS

La tradición clásica, cuyos padres bien podrían Rousseau,

Locke

y otros, es ardorosamente

tacados representantes mo

Lippmann. Esta escuela

Lexikon más

libremente

pueblo y buscar las condiciones

Platón,

definida hoy, y sus más

del siglo que corre son TOnnies,

sufrió una

Bauer

des-

y el mis-

transformación,

como

se lee en el Fischer

.. ..desde los afios treinta, con el advenimiento

(public opinion research), porque y en poco tiempo

ahora pennite

las manifestaciones

trajo ventajas en cuanto

de las proposiciones

tas de ser excesivamente

acerca

del de

el análisis

algunos

empiris-

casuistas, criticados sobre todo y criticables,

por el tratamiento que dan a este aspecto de la ciencia social parangonable al de las ciencias naturales como la biología o la química. Este es su punto flaco, por suerte no en todos ellos; empero la escuela experimental tiene el mérito de haber avanzado y hecho avanzar la ciencia de la comunicación

y el conocimiento

de la opinión

valiosos datos acerca de las manifestaciones sus interacciones, comunicativo,

como

lo haría el más

encuestas

análisis

de

de spndeo

actitudes,

pública, aportando

de los grupos

de opinión,

sobre comportamiento

relación bastante

tas de "manipulación",

especialmente

de divulgación.100

Y

definir la opinión

pública, Oncken

uno

psíquico

enumera

el fenómeno

de

no exenmasivos

de la imposibilidad formas

de expresión

atribuyéndole

y otro especulativo,

cuando

de indi-

dos rasgos funhabla

de senti-

simples, instintos, caprichos, etc.,y de criterios compartidos

manipulados. En Oncken una

autor a la opinión

de las posibilidades

a través de los medios

fiel a su convencimiento

vidual y colectiva y describe

de

amplia

de opiniones, a la vez que una diversidad de formas

advertimos

definición,

allíla ampulosa

aun

también

a sabiendas

descripción

el sello de la incansable de

que

por el mismo

aquello

o

búsqueda

es "imposible"

y de

dada, pero con una saludable

correspondencia con el fenómeno observable en situaciones concretas; por eso, Lazarsfeld ha escrito acerca de los propulsores de la escuela clásica: "Es este entrelazamiento de las cuestiones de definición y los problemas reales, que tan característico resulta en la tradición clásica".lol

social

etcétera.

El aporte La posición

similares. . ."99califica nuestro

pública y nos da una

damentales:

115

DE LlPPMANN

fervoroso vocero de la tradición clásica. "Comple-

jo de declaraciones

mientos

se planteó

clásicas, pero pecan

tratar

de la opinión

una aclaración urgente mediante encuestas en que se dan sus interrelaciones".95

.La idea experimental meticuloso

ser el mismo

expresión

der Publizistik:

de la demoscopia

EL APORTE

INVESTIGADORES

de Oncken

Hermann Oncken escribía en 1906 sobre la imposibilidad de encontrar una definición clara, precisa y fluida sobre opinión pública.96 y 60 aftos despuéstenemos una casi idéntica fonnulación de Schmidtchen: .Si se diera alguien a la tarea de hacer una lista de ténninos que requieren particularmente un esclarecimiento, se concedería a la frase opinión pública un lugar prominente. Un acuerdo en 10 relativo al uso de la frase escasi imposible".97 La dificultad que adivirtió a su tiempo Oncken está reforzada por esta cita de la Enciclopedia de ciencias sociales: "Una definición generalmente aceptada de la opinión pública no existe. . . No obstante, el uso

de este ténnino está creciendopermanentemente".98

Ante todo, Oncken es un historíador, no un periodista ni un psicólo-

go social; su punto de vista es, pues, el del investigador de acontecimientos históricos y en ésasu pesquisa ubica al fenómeno opinión

de Lippmann

Walter Lippmann publicó en 1922 su célebre tratado Public Opinion102que le ha valido más de un elogioso comentario por su lúcido enfoque de la realidad a través del examen de los estereotipos sociales. Lippmann observó atentamente el desarrollo de la política mundial durante la guerra de 1914-1918, con especial interés en la reacción individual y colectiva ante las ideologías enfrentadas y los intereses que movían a las naciones envueltas en el conflicto. Su aporte al estudio de la opinión pública se origina en una preocupación: ¿Cómo es el mundo externo y cómo son las imágenes que de él tenemos en el cerebro? Dice: "El analista de la opinión pública debe comenzar, pues, por reconocer la relación triangular entre la escena de la acción, la imagen humana de esa escena y la respuesta del hombre a la imagen internalizada del escenario de la acción. Es como una representación sugerida a los actores por sus propias experiencias."IOJ Nos aproximamos al mundo real con una carga de experiencias, pero no a una realidad virgen, sino previamente moldeada por la cultu-

pública como el más típico producto causal de relaciones políticas, así "' Hermann "op. cit., pág. 211. "lbidem, pág. 210. 97Ibidem, pág. 210. ..w. P. Davison, "Public Opinión", Si11. Nueva York-Londres. 1968.

en: Intemational

Encyclopedia ofthe Social Science, D. L.

Oncken,

Essays

on Politics and History,

Berlln,

1914; '101. 1, páginas

203-204.

""'Oncken se refiere específicamente a prensa (periódicos) y revistas y, asimismo, a las asambleas y clubes en los que se debaten puntos de vista de grupos sociales. 101 Paul F. Lazarsfeld, op. cit., pág.90. 'o,La versión que silVe de fuente es la revisada por el propio Lippmann, publicada en 1949 y reimpresa por The MacMi11an Company, 1965. 10J

Ibidem, pág. 11.

EL CLIMA DE OPINiÓN

116

117

CAP. 7. OPINiÓN PÚBLICA A TRAVÉS DE SUS INVESTlGADORES

ra y redisefiada por la manipulación de la información según los intereses predominantes a los que se suman los intereses de cada individuo y que habitualmente entran en conflicto con los intereses de los demás. En su extenso análisis del papel de la prensa, Lippmann llega a la conclusión de que las noticias que proporcionan los diarios (en ese tiempo no exiStían la radio y la televisión como medios informativos) no equivalen a la verdad. Propone separar ambos fenómenos: la noticia, por un lado, y la verdad, por otro. Afirma: "La hipótesis que me parece más fértil es que noticia y verdad no son la misma cosa, Ydebe distinguírseles claramente. La función de la noticia es particularizar un acontecimiento; la función de la verdad es arrojar a la luz pública los hechos ocultos para encontrarles relaciones y hacer un disefio de la realidad donde puedan actuar los hombres. "104

Después de discurrir acerca del papel que representa la prensa en el disefio de la realidad, habiendo examinado los defectos de la comunicación social en su tiempo, Lippmann sostiene: "Mi conclusión es que las opiniones públicas deben organizarse para la prensa, si ellas van a ser profundas, y no por la prensa como es el caso de ahora. Esta organización la concibo, en ptjmera instancia, como una tarea de la ciencia política que ha ganado su propio sitio como formuladora y avanzada de decisiones reales¡ crítica en vez de apologista y relatora antes de que se tQme una decisión."IOs El aporte de Lippmann a la comprensión del fenómeno de la opinión pública consiste en la provisión de claves para aproximarse a la realidad externa y a esas fuerzas opinan te s e influyentes que llamamos "opiniones públicas", desde un mundo de subjetividades, complejo e inasible. Dichas claves son: la censura y la privacidad¡ contacto y oportunidad; atención del público a los asuntos de interés colectivo, lOS estereotipos y prejuicios; el interés grupal o individual¡la democracia y su imagen estereotipada; los periódicos y la función noticiosa que cumplen; elliderazgo y las apelaciones desde el campo educativo, la organización social y la cultura política.

El clima de opinión Algoque ha atraído poderosamente la atención de los investigadores es la presencia de fenómenos sociales cuya diferenciación ofrece todavía hoy serias dificultades; por ejemplo: entre opiniones, reacciones y actitudes, por una parte. Pero, de ser posible una más o menos clara delimitación entre ellos, no debemos olvidar que cada uno de

estos fenómenos ofrece caracteres de permanencia, unas veces, y de ocasionalidad, otras. Por otra parte, resulta necesario intentar una localización del fenómeno opinión pública entre los valores también sociales de perdurabilidad y ocasionalidad. Todavía tenemos al frente una tercera tarea: descubrir qué opiniones corresponden a procesos organizados de formación de criterios colectivos y cuáles son producto casual de hechos o acontecimientos comunicados a un grupo. Como se sabe, Carl Becker, en el siglo XVIII, puso en boga el término "clima de opinión"; su aporte es otro de los esfuerzos, originados en la corriente racionalista de esa época, dirigidos a establecer la existencia de leyes racionales y de validez universal. En sus comentarios sobre la Ilustración, Becker parte de un análisis de la importancia que revestía en su tiempo la formación de opinión política, especialmente alrededor de las ideas de los grandes precursores de la Revolución Fr~cesa. Los historiadores están de acuerdo en que no es necesario ni importante detenerse en el análisis de las reacciones de un grupo social ante determinado aspecto, si esas reacciones o criterios son momentáneos y, por lo tanto, variables. Lo que quiere decir que para los historiadores -aquellos ciento por ciento consecuentes con la tradición clásica- el clima de opinión valedero, de donde se pueden extraer planteamientos teorícos, es el que pertenece a los hechos sociales trascendentales y perdurables y, al mismo tiempo, adquiere las cualidades de trascendencia y perdurabilidad. El poderío de una cpinión pública asentada en un clima que a su vez brota de situaciones trascendentes y que es lo que reclaman los historiadores, se traducía (1808) en realidad, si analizamos lo que Metternich escribía: "Las gacetas le valen a Napoleón como un ejército de 300 mil hombres. . . despreciar la opinión pública es tan peligroso como

despreciar los principios morales" .106 Lazarsfeld anota que el "clima de opinión" sirve a los historiadores como argumento cuando ellos tratan de explicar por qué no les interesan las encuestas modernas (base de la escuela empírica) y dice: "aseguran que no investigamos los sentimientos semipermanentes de los que se derivan las opiniones sobre ciertos acontecimientos específicos".10? Todo clima de opinión, ya se trate de consenso momentáneo o perdurable, es un conjunto de criterios, de actitudes, reacciones, en una palabra, de respuestas a estímulos sociales originados también en hechos sociales. Es notoria la interacción e interrelación de los hechos sociales con las manifestaciones públicas. Lo que confirma que la opinión es un sistema producido, de todas maneras, dentro del sistema de retroalimentación o feedback. Los hechos sociales son, básicamente, agentes modificadores de

U'"Mencionado u..Ibidem, pág. 226. 105Ibidem, págs. 19-20.

""Paul

por Weill en op. cit., págs. 101-102.

f. Lazarsfeld,

op. cit., pág.

92.

--~ 118

~-----

---

CJ\P. 7. OPINiÓN PÚBLlCJ\ A TRAVÉS DE SUS INVESTIGADORES

los cambios de mentalidad de los grupos sociales; así lo han demostrado las encuestas realizadas sobre cuestiones trascendentales. Young, en su estudio sobre la influencia de los hechos y las modificaciones por ellos provocadas en los Estados Unidos, afirma que los hechos actúan de siete maneras sobre los individuos. A saber: produciendo cambios en la posición social y económica; transforman el sistema de valores, afectan la evaluación que hace el individuo de determinadas condiciones externas, cambian la concepción que el hombre tiene de los medios para alcanzar determinados objetivos, pueden modificar concretamente el nivel de información del individuo, a veces afectan la opinión al tender a cristalizar una opinión latente y, pueden influir en la opinión al dar a los individuos una base para racionalizar o justificar sus opiniones, actitudes y sentimientos. Dicho autor concluye su proposición: "En síntesis, los hechos influyen en la opinión pública. En este sentido, lo importante no es sólo que ocurran, sino también la forma en que se interpretan. Debe recordarse que la interpretación de los hechos no es necesariamente racional. En nuestra interpretación de un hecho particular pueden entrar muchos rasgos irracionales; a su vez, estos últimos afectarán nuestras opiniones y acciones respecto a aquél".108 El clima de opinión representa; asimismo, un complejo de factores políticos, sociales, psíquicos, biológicos, históricos y otros que concurren a la formación de opinión y que asumen roles influyentes en el proceso de feedback. No es fácil establecer cuál factor es más influyente que los otros. El consenso en sí es sumamente variable y dependiente: variable, porque la dinámica de la comunicación ofrece diversos informes, diversos enfoques de un mismo informe y puntos de vista a veces totalmente opuestos cuando no contrarios a la verdadera significación del hecho acaecido; dependiente, porque está sujeto a las reacciones de individuos; receptores que interpretan de modos distintos un mismo mensaje. No es posible encontrar dos idénticas traducciones y, menos, dos reacciones gemelas. En esto tiene que ver el proceso de decodificación de los mensajes. Cada individuo recoge del torrente informativo lo que le conviene o 10 que cree que le conviene y lo interpreta según sus marcos de referencia -que tampoco son absolutamente comunes ni compartidos por los receptores en igualdad de condiciones. Desde otro ángulo, contemplamos el clima de opinión como un estado afectivo, un reflejo de expectativas más o menos comunes y fertilizadas por necesidades también comunes; desde luego, como un criterio más o menos compartido de que algo beneficia, afecta, perjudica, gusta o disgusta a un grupo determinado. Con frecuencia, sobre todo en la política, se oyen expresiones como éstas: .Planteamiento oportuno", "Medida desafortunada", "Están dadas las condiciones para. . .", etc., cuando se refieren a decisiones de gobierIC'"Kimbal Young, op. cil., págs. 48-53.

EL CLIMA DE OPINiÓN

119

no que reciben buena o mala acogida en los gobernados. Podría decirse, recurriendo a los mismos ejemplos, que "No existía clima de opinión favorable o que sí existía". Otras veces se dice: "No hay ambiente favorable", que significa: "No existe clima apropiado de opinión". De donde podemos inferir que el clima de opinión es un complejo mecanismo de factores de todo orden habidos en la convivencia social y que, en forma de mensajes, generan un estado psicosocial previo a la expresión y divulgación de las reacciones públicas en proceso de retroalimentación. Según la óptica de la teoría de los sistemas generales, el clima de opinión es un sistema abierto que equivale a una unidad funcional cuyos componentes y los atnoutos de éstos mantienen interrelaciones con otras unidades sistémicas de supersistemas. Como todo sistema abierto, el clima de opinión introduce energía (input informativo) dentro de sí, desde el ambiente; pero la importación de energía no se produce por la mera casualidad, sino que corresponde a la característica que implica que sistemas abiertos seleccionan adecuadamente los elementos de input para procesarlos; esto tiene relación inmediata con las necesidades del mismo sistema abierto. Qué es importante para un sistema y qué merece ser introducido en él, es tarea de la selección de información; quedan fuera de ella aspectos innecesarios para el sistema mismo. Las interrelaciones de los sistemas abiertos, entre sí, revelan una particularidad que merece atención, cuando tratamos de la opinión pública: los mismos sistemas-clima de opinión forman parte del medio; es este ámbito el que produce la información importada por los sistemas; luego, de alguna manera la energía importada tiene que ver con el mismo sistema en su proceso de elaboración de mensajes. Procesada la información dentro del sistema, el throughput sale de él en forma de output dirigido hacia el ambiente. Dentro de la dinámica circular de los sistemas abiertos, el output exportado por el sistemaclima de opinión se convierte en input para otro sistema de clima de opinión y así sucesivamente. Procesos de feedback significan siempre ciclos de retroalimentación del mismo sistema, con lo cual entendemos que el output energético es para el mismo sistema equivalente a una categoría de comprobación de resultados (véase cuadro 7.1). Cuando negamos la existencia de opinión pública, simplemente queremos decir -por ejemplo, bajo regímenes totalitarios- que el output energético salido del sistema no ha logrado efectos, no ha influido ni modificado las políticas de gobierno; pero eso no significa que no hubiese existido opinión pública, lo que sucedió fue que tal opinión se diluyó como se disuelven en la nada aun las decisiones parlamentarias, bajo autocracias que emplean a la democracia formal y representativa como disfraz y objeto decorativo.

- --.

120

LA IDEA DE "ACTITUD"

Esquema simplificado del proceso de opinión pÚblica

Cuadro 6.1

La idea de Hactitud" La idea de "actitud", en el campo de investigaciones sobre opinión pública, tiene un significado parecido al de "actitud" corno factor del sistema de la comunicación y muy similar a la "actitud social" que es el objeto de la psicología social, aunque ésta absorbe casi la totalidad de formas de conducta y, entre ellas, las que se manifiestan como opinión. Sin que esto quiera decir que el estudio de la opinión esté definitivamente enclaustrado en los límites de la psicología social, es posible al menos seftalar que la opiniónviene a ser objeto de estudio de la ciencia periodística y la actitud, de la psicología social. Si esta distinción no ayuda mucho en la indagación que emprendamos es porque todavía actitudes y opiniones parecen confundirse (y de hecho se confunden) en el mar de comportamientos sociales del hombre. Berlo nos hace saber que, aunque no se ha podido aún determinar con precisión lo que es la "actitud", debemos entender dicha palabra como "predisposición", "tendencia".I09 Si transferimos a nuestros propósitos de indagación el concepto de Berlo, tenemos que la actitud corresponde a las formas en que se comporta el público frente a los acontecimientos de carácter también público. Para el comunicador es importante -nos referimos obviamente al comunicador de medios masivos- el estudio de las predisposicio-

111

Edwin Emery, Phillip H. Ault, Warren K. Agee, Las comunicaciones Cali, Colombia, 1967; pág. 538. Paul F. Lazarsfeld, op. cit., pág. 95.

112

Edwin Emery, Phillip H. Ault y Warren K. Agee, op. cit., pág. 538.

110

109

David K Berlo, El prOCU()de la comunicación: Buenos Aires, 48 ed., 1973.

Introducción

a la teoría y a la práctica, El

121

nes y tendencias de los receptores de mensajes. Ault, Emery y Agee advierten esa importancia: "Además, los comunicadores se interesan en la opinión pública desde otro punto de vista, es decir, la actitud que el público adopta en relación con las cuestiones sociales y económicas; hacia los funcionarios públicos y su política y hacia acontecimientos trascendentales".] lO Lo que piensa el público es un aspecto del problema. ¿Cómo actúa socialmente? ¿En correspondencia con el concepto de verdad acufiado, en paradójica contradicción o simplemente asume una posición indiferente?, es otro aspecto del problema. De esto se deduce que opinión y actitud son diferentes aunque, en concepto de los tres autores citados al pie de págína, parecen una misma cosa; pero algo asoma con más o menos claridad: la opinión se refiere a algo conceptual o conceptualizado en un grupo social; la actitud, a un comportamiento generalmente visible o perceptible. El comportamiento de los receptores de mensajes en relación con asuntos de dominio e interés colectivos ha merecido investigaciones que, desgraciadamente, hasta ahora no han podido delimitar con exactitud las fronteras de actitud y opinión, pero han servido para echar algunas luces sobre el proceso del feedback. Lazarsfeld se refiere a las investigaciones que comenzaron con las comparaciones que hizo Bryce entre las actitudes observables en Inglaterra y en Estados Unidos, mismas que le llevaron, como él mismo anota, "a distinguir tres capas diferentes: los que toman las decisiones políticas; los que las discuten seriamente e influyen en quienes toman las decisiones, a través de los periódicos, los libros, las reuniones, etcétera; y, finalmente, las masas desinteresadas e inertes, políticamente hablando".1I1 Las actitudes del público han sido estudiadas principalmente por las grandes organizaciones dedicadas a sondeos y encuestas. El sondeo se dirige, empero, no sólo a reconocer las actitudes políticas o gremiales, sino -y con mucha frecuencia- con fines de comercio. Emery, Ault y Agee dicen sobre el particular: "Los peritos en relaciones públicas y los publicistas desean saber si han logrado proyectar en la mente del público una "imagen,) favorable de su empresa o de sus productos. El estudio de las actitudes de ciertos grupos de consumidores, y del público en general, les permite conocer algunas de las respuestas".112 Los psicólogos sociales han llegado a la conclusión de que es posible establecer una diferencia entre actitud y opinión. Ese aporte ilumina -como ya se ha dicho- los objetos de estudio de la ciencia periodística (opinión pública) y de la psicología social (actitudes). Newcomb dice al respecto: "Todas las actitudes tienen origen en

Nonna; Ateneo,

-~-

en el mundo actual,

122

EL SISTEMADE MAClVER

CAP. 7. OPINiÓN PÚBLICAA TRAVÉS DE SUS INVESTIGADORES

estados de motivación ya existentes y se prolongan como estados de disposición a ser motivados". ". . .motivos y actitudes (estados de disposición a ser motivados)".1I3 K1ineberg anota: "Sería conveniente reservar la palabra actitud para indicar 10que estamos preparados a hacer, y el término opinión para representar lo que creemos o lo que consideramos cierto. Ambas cosas generalmente van juntas, pero no necesariamente. En una gran parte de la investigación y de la práctica actual, los dos términos se han usado en forma intercambiable; por ejemplo, los estudios de la opinión pública a veces se denominan de actitudes. Es muy probable que el empleo de la palabra haya contribuido a la incertidumbre en cuanto al significado de actitud, lo que ha dado por resultado definiciones conflictivas de los dos

términos".114 Lasactitudes, según criterio de Klineberg, se forman por la experiencia del individuo, la emulación y otros factores que muy poco tendrían que ver con los consensos colectivos, pues se trata de fases en que asoman criterios individuales, casi autónomos, de diferenciación, identificación y selección de objetos. La forma que asume la actitud es normalmente la de un estereotipo y el conjunto de estereotipos compartidos, o si se quiere la interrelación y asociación de imágenes de los demás, constituyen factor importantísimo en la formación de opinión pública. Quizás un ejemplo pueda apoyar esta hipótesis diferencial entre actitud y opinión: la disposición que tiene un ciudadano, la decisión adoptada para votar por determinado candidato político, seria una actitud. El criterio formado por el mismo ciudadano, el convencimiento acerca de las bondades y/o defectos de la ideología sustentada por dicho candidato; sobre el partido que representa y, en general en tomo a la política, vendría a ser la opinión. Como se ve, es muy difícil trazar la línea que marca de una manera definitiva, el deslinde entre actitud y opinión. Tal vez eso es todavia imposible; pues se dirá, con razón, que en el ejemplo propuesto, la convicción política del ciudadano puede ser la fuerza motriz de la actitud. Y si la opinión no ha sido expresada sino con el acto mismo de emitir el voto, tenemos que actitud y opinión son la misma cosa, pues éste es una actitud definida que conlleva una opinión manifesta, de una manera implícita. Pero contemos también con la disonancia entre actitud y opinión, o sea la falta de correspondencia entre la actitud y la opinión: opina alguien de una manera y actúa de otra, por multitud de razones. En el área de la opinión pública es de considerable importancia el fenómeno de retroalimentación como efecto del estímulo que portan los mensajes continentes de información de carácter social; o mejor dicho, de carácter público. El feedback es un subsistema del sistema comunica-

lIJTheodore Newcomb. op. cit., tomo 1, pág. 180. "4 atto Klineberg, Psicologta social, Fondo de Cultura Económica,

tivo social que permite la manifestación de las actitudes en una etapa de cumplimiento o culminación de un proceso comunicativo, a la vez, fungiendo de punto de partida hacia otro proceso comunicativo que termina en otra respuesta, en una sucesión de estímulo-respuesta-estímulorespuesta-estímulo. . . dentro de una cadena sin fin. En el proceso comunicativo de carácter público, la fuente (gobierno o instituciones sociales) que produce objetos de estímulo para y hacia las actitudes sociales, recibe los efectos en forma de retroalimentación: respuestas que en no pocos casos y según las condiciones de libertad de expresión, son capaces de modificar las propias actitudes de la fuente y, en veces, producir trastornos en la misma. Berlo expresa que "la fuente puede utilizar la reacción de su receptor como verificación de su propia efectividad y como guía de sus futuras acciones. La reacción del receptor es una consecuencia de la respuesta de la fuente. Como tal, sirve de feedback para la fuente". Y agrega: "Elfeedback proporciona a la fuente la información con respecto al éxito que obtuvo al cumplir su objetivo. Al hacer esto ejerce un control sobre los futuros mensajes que la fuente encodifica".115 En la comunicación masiva, el feedback denota una constante interdependencia de fuente y receptor que, según los resultados de las actitudes expresadas en el proceso de retorno, pueden consistir en feedback de efectos positivos o de efectos negativos. Para comprender este fenómeno de influencia e interrelación sobre y con la fuente, volvamos a repasar a Berlo: "Un periódico influye en sus lectores, seleccionando las noticias que les está permitido leer. Por otra parte, los lectores también influyen en el periódico (aunque no tanto como quisieran hacemos creer algunos publicistas). Si los lectores no compran el diario (feedback negativo) puede ocurrir que éste cambie la selección y representación de sus noticias. "Los agentes publicitarios controlan los motivos dados al público para que 'éste compre talo cual producto; pero el consumidor influye en los primeros a través del feedback. Si el público compra más (feedback positivo) el agente publicitario conserva los mismos mensajes. Si el público deja de comprar el producto (feedback negativo) el agente publicitario cambia sus mensajes o los accionistas buscan otro gerente de publicidad". 116

El sistema

de MacIver

Con el robro de "sistema de la opinión pública", MacIver establece una hipótesis que procura conectar los planteamientos de la escuela clásica con el desarrollo actual de las investigaciones sobre comunica'" David

México, 1973; pág. 452.

123

".lbiclem,

K. Berlo op. cit., pág 86. pág. 87.

..

124

CAP.7. OPINIÓNPÚBLICAA TRAVÉS DE SU5 INVESTIGADORES EN BUSCA DE UNA POSICIÓN ECLÉCTICA

ción.

125

La teoxiade los sistemasgenerales,hoy en bogaen muchas uni-

versidades y centros de investigación sociológica, de varios países europeos y de Estados Unidos, principalmente, sirve de punto de partida al postulado de MacIver, quien sostiene la necesidad de distinguir adecuadamente las diferentes formas en que se manifiesta la opinión pública, tratando de individualizar las caractexisticas de tales expresiones. MacIver repara en la presencia de una "dimensión" de opinión: «La alienación de opiniones)!que, según una interpretación de Lazarsfeld, "corresponde al tipo de información que las modernas encuestas de opinión pública proporcionan".

117

La dimensión de MacIver es, en realidad, una txiada: la aJineación de opiniones, la estructura de la comunicación y el fundamento del consenso. La segunda dimensión consiste en el sistema total de la comunicación, donde es posible averiguar el rol que desempeñan los medios modernos, paralelamente con la consideración de los medios y formas tradicionales de intercambio de información entre los individuos y entre los grupos se componen los individuos. Yen este cometido surgirán las interrogaciones propias del sistema, en cada caso, a la vez que los factores de presión y manipulación. La tercera dimensión llevaxia a indagar las causas de las opiniones compartidas -"consenso"-, en qué se basan y cuáles son los puntos básicos de coincidencia relativa; si se dan de una manera libremente consentida o si en ellas predomina la emotividad, la imposición exterior, etcétera. El sistema de opinión es para MacIver el conjunto de las tres dimensiones anotadas. Parece conveniente tomar del pensamiento de este autor el concepto de "sistema abierto" que lleva implícita su proposición, dado que es en éste donde los complejos factores necesitan de niveles o "dimensiones" de exploración, en virtud de las complicadas interrelaciones e interacciones que caracterizan a dicho sistema abierto. Las interrelaciones de los sistemas ofrecen un campo apasionante a la investigación: por un lado, por ejemplo, la comunicación como sistema abierto y, por otro, la opinión pública con el mismo rasgo, actúan mutuamente, incluyendo los subsistemas y sub-subsistemas propios y compartidos por los sistemas.

Otros estudios Los estudiosos de la opinión pública han hecho aportes significativos para la comprensión del fenómeno; entre ellos, podermos mencionar a Lowell, quien plantea la necesidad de encontrar la "verdadera" 117Paul F. Lazarsfeld,

opinión; posición objetable, pero que sin embargo obtiene el espaldarazo de esta interpretación que da Lazarsfeld: "Clase de opinión pública que un gobierno debe tener en cuenta".118 A varios autores, especialmente norteamericanos, les preocupa de modo especial la forma de gobierno de un país, para considerar las posibilidades de una opinión pública. El tipo de gobierno determina la unilateralidad o bilateralidad de las comunicaciones sobre asuntos de interés nacional; parece una constante el hecho de que, regímenes que gobiernan de espaldas al pueblo, temen el desarrollo de la opinión pública y obstaculizan o hacen lo posible por obstaculizar la información. El tipo de gobierno apto para el desarrollo de la opinión pública es, aparentemente, la democracia liberal y ella se menciona como conditio sine qua non para el fenómeno. Speier, como hemos visto ya, afirma que sin un ambiente de libertad, es decir bajo un sistema antidemocrático, no hay opinión pública. Thompson, en el siglo XIX formuló la cuestión de que, si desde el punto de vista de la democracia, un gobierno aun con mayoxia parlamentaria, debía renunciar en caso de que se dieran señales inconfundibles de que la población en general no está de acuerdo con su política. Este planteamiento tiene parentesco estrecho con la "verdadera" opinión que debería tener en cuenta el gobierno; pero dadas las complejísimas relaciones de la política, podemos preguntamos: ¿Quién califica esa "verdadera" opinión? Tampoco es fácil reconocer cuánta vigencia tiene o puede tener una opinión verdadera, pues según lo que se desprende de la pregunta de Thompson, las opiniones y actitudes son muy cambiantes. Hoy las mayorías pueden estar de acuerdo, con ciego fanatismo y apoyar una determinada política y, mañana, demostrar exactamente lo contrario. No es posible, pues, medir la distancia temporal entre ese hoy y el mafianaoAveces, los acontecimientos superan todo cálculo de probabilidades. En busca

de una

posición

ec1éctica

El estado actual de la investigación en el campo de la opinión pública reclama una armoniosa contribución de las escuelas clásica y experimental. Al fin y al cabo, la teoría de la comunicación humana empieza ya a erigirse como el probable unificador de las ciencias sociales y si esto ocurre, en grande, tanto más puede ocurrir con uno de los problemas sociales como es el de la opinión pública. O dicho de otro modo: la comunicación humana, estudiada en su totalidad, puede arrojar mayores luces que las que disponemos hasta ahora para el estudio del fenómeno psicosocial tratado. Obviamente, con el conocimiento histórico y con el dominio actual de las formas comunicativas, sus interacciones,

op. cit., págs. 90-91 I18Pau\ f. Lazarsfeld,

op cit., pág. 96.

,{ ~

126

CAP. 7. OPINiÓN PÚBLICAA TRAVÉS DE SUS INVESTIGADORES

situaciones concretas, antecedentes y factibilidades, serán valiosas las contn"buciones de las escuelas clásica y empírica. El camino aislado, o mejor dicho los caminos opuestos, no pueden conducir sino a puntos de vista parciales, o en el mejor de los casos, a conclusiones provisionales, según el lente dé enfoque hacia la tradición histórica o a la experimentación de realidades concretas y actuales. Una adecuada interrelación de todos los estudios sobre opinión pública es urgente para alcanzar el fin que por rutas particulares es más lejano y difícil de lograr. Lazarsfeld se ha lanzado a proponer una posición ecléctica con el nombre de "síntesis clásica empírica". Desde luego, lo que el autor pretende no es borrar completamente las discrepancias entre empiristas y tradicionalistas -eso no sería posible y mucho menos deseable, pues de las divergencias surgen elementos esclarecedores para cualquier cienciapero sí combinar los aciertos de ambas escuelas y complementarlas. Lazarsfeld dice: "La teorización misma puede progresar y la lógica de la investigación empírica contn"buir"1I9en una de sus primeras referencias al problema. y agrega: "De esta manera, se hace crecientemente obvia la necesidad de amplios estudios de opinión, de diversos alcances, desde todos los puntos de vista. Pero la complejidad de esta tarea resulta también más evidente. Aunque los empiristas modernos tienen razón para sentirse satisfechos con el progreso que han realizado, pues, no hay duda de que pueden ganar mucho, también, de un contacto íntimo con la tradición clásica. No debemos refrenamos por el estilo de razonamiento, algunas veces anticuado, de los clasicistas. La esencia del progreso, se ha dicho, consiste en dejar las cenizas y tomar el fuego del altar de los antepasados. .120

II9lbidem. 120 rh;I1,."..,

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