Riego y Drenaje Monografia

December 9, 2023 | Author: Anonymous | Category: N/A
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UNIVERSIDAD DE LA NACIÓN FACULTAD DE AGRONOMÍA NÚCLEO NOROCCIDENTAL

EL DRENAJE EN

SUELOS AGRÍCOLAS

FACILITADOR Prof. César Cámaras

PARTICIPANTES Milena Méndez 45120-DSG4

ÍNDICE

INTRODUCCIÓN 1.- EL AGUA EN EL SUELO 2.- LA TÉCNICA DEL DRENAJE 2.1.- DEFINICIÓN DE DRENAJE 2.2.- FACTORES INFLUYENTES EN EL DRENAJE 3.- TIPOS O MÉTODOS DE DRENAJE 3.1. COMPONENTES DE UN SISTEMA DE DRENAJE SUBSUPERFICIAL 3.2. COMPONENTES DEL SISTEMA DE DRENAJE SUPERFICIAL 4.- ORIGEN DE LOS EXCEDENTES DE AGUA 4.1. FACTORES QUE CONTRIBUYEN AL EXCEDENTE DE AGUA EN EL SUELO 4.1.1. Textura del suelo 4.1.2. Estructura del suelo 4.1.3. Permeabilidad 4.1.4. Topografía 4.1.5. Formación geológica 4.1.6. Compactación 4.1.7. Precipitación 5.- BASES PARA DEFINIR EL MÉTODO DE DRENAJE 6.- IMPORTANCIA DEL DRENAJE 7.- CONSECUENCIAS DEL MAL DRENAJE 8.- SISTEMAS DE DRENAJE 8.1. CLASIFICACIÓN POR UBICACIÓN Y OBJETIVO 8.2. CLASIFICACIÓN POR POSICIÓN

Pág. 5 7 8 8 12 13 15 16 17 17 17 18 18 18 18 18 19 19 20 21 23 24 24

9.- RECONOCIMIENTO Y DIAGNÓSTICO DE PROBLEMAS DE DRENAJE 9.1. RECONOCIMIENTO 9.1.1. Recopilación de Antecedentes 9.1.2. Reconocimiento de Campo 9.2. DIAGNÓSTICO 10.- CAUSAS DEL PROBLEMA 11.- DISEÑO DE UNA RED DE DRENAJE 11.1. ZANJAS COLECTORAS 11.1.1. Trazado de la red de zanjas colectoras 11.1.2. Dimensionamiento de la zanja 11.1.3. Ejemplo de cálculo de las dimensiones de una zanja colectora 11.1.4. Etapas de construcción de zanjas 11.1.5. Roce, Despeje y Limpieza de Faja 11.1.6. Excavación de la zanja 11.1.7. Retiro del material 11.1.8. Cercado de zanjas 11.2. DRENES DE TUBERÍA 11.2.1. Materiales de tuberías 11.2.2. Diámetro de tuberías 11.2.3. Envolventes 11.2.4. Instalación de drenes de tubería 11.2.5. Estructuras auxiliares 11.2.6. Estructuras de salida 11.2.7. Estructuras de conexión 11.2.8. Cámaras de inspección 11.2.9. Cámaras de filtración CONCLUSIONES BIBLIOGRAFÍA

25 25 26 26 26 27 29 29 29 30 35 36 36 37 39 40 41 42 42 43 45 47 48 49 50 52 75 77

INTRODUCCIÓN El agua es fundamental en el aspecto biológico de la planta, pero no hay que olvidar su importancia como vehículo de las demás sustancias nutritivas que contiene el suelo, interviniendo, además, en las reacciones químicas que se producen en la hoja. Existe, además, otro aspecto del agua en la vida de las plantas, cuya importancia es esencial para el desarrollo de las mismas, y que es el papel regulador en los fenómenos químicos y microbiológicos que se producen en el suelo. Durante el desarrollo del ciclo agrohidrológico el comportamiento del agua en el suelo no es estático; cuando el agua de riego o lluvia entra en contacto con el terreno se verifica en primer lugar su precolación desde los estratos superiores hacia los inferiores; en esta fase, los macroporos y microporos del suelo se llenan de agua siendo expulsado el aire. En fase posterior, los macroporos de aquellos estratos que ya han sido atravesados por el agua se llenan nuevamente de aire, mientras que los microporos quedan todavía saturados de humedad. Después de un cierto tiempo, bajo la fuerza de absorción de las raíces de las plantas, esta humedad se reduce gradualmente dejando que el aire llene de nuevo, en todo o en parte, los espacios vacíos de los microporos. Como consecuencia del fenómeno descrito, los procesos aerobios y anaerobios se alternan continuamente en el terreno, asegurando a las plantas un continuo aprovechamiento de elementos nutritivos asimilables. Cuando la humedad del terreno se agota, la microflora aerobia favorece la rápida oxidación de los componentes orgánicos y minerales del suelo, pero por carencia de agua estos elementos no pueden ser absorbidos por la planta.

Por el contrario, si el agua ocupa los poros del terreno durante un tiempo prolongado, la circulación del aire no existe, con el consiguiente fenómeno de asfixia de las raíces y fermentación anaerobia. El conocimiento hidrológico del terreno y de la distribución de la humedad en el suelo constituye un factor determinante para el logro de las mejores producciones tanto en cultivos de secano como de regadío. El drenaje agrícola es la práctica que se requiere para mejorar un suelo cuando éste se encuentra bajo condiciones de exceso de agua y/o de sales. El drenaje se hace obligado en zonas de riego donde la agricultura es intensiva y el exceso de agua provoca la elevación de mantos freáticos, algunas veces por la saturación natural del suelo y otras por la inducción de ésta a través de prácticas deficientes de riego, manejo inadecuado del suelo, aplicación de agua de riego con baja calidad y algunas veces por la mezcla de todas ellas provocando un fuerte problema a las áreas de cultivo. El mal drenaje de los suelos, tanto externo como interno, ha sido un aspecto al que históricamente no se le ha dado la importancia merecida. Por un lado, la actitud normal de los agricultores ha sido evitar utilizar aquellos suelos con problemas de drenaje, o usar cultivos de corto período de desarrollo que crezcan durante la temporada en que el problema no es evidente. Asimismo, la acción estatal de fomento a la investigación, transferencia tecnológica y construcción de obras de drenaje es aún escasa, y no guarda relación con la envergadura e importancia del problema. Ningún país puede darse el lujo de permitir que más de un 30% de su superficie agropecuaria se encuentre limitada en su producción. El impacto en su economía es de una magnitud tal que puede representar un verdadero freno a su desarrollo.

1.- EL AGUA EN EL SUELO El balance hídrico fundamental indica que las precipitaciones se convierten en aportaciones (escorrentía) y evapotranspiración. Analizando con más detalle el balance, nos encontramos con que las principales etapas que recorre el agua en el mismo son las siguientes: Precipitación. Evaporación. Transpiración. Humedad del suelo en la zona no saturada. Escorrentía superficial. Flujo a través de la zona no saturada; precolación y elevación capilar. Flujo del agua freática: drenaje y filtraciones. Según Ávila, L.F. (2000): Para estudiar la vida vegetal, interesa fundamentalmente conocer el comportamiento del agua en el suelo dentro de estas etapas. El nivel freático, separa la zona saturada de agua del suelo de la zona no saturada de agua. Por encima del nivel freático existe una franja capilar casi saturada, en la que el agua está en contacto con el nivel freático y sostenido por elevación natural. El agua que está debajo del nivel freático recibe el nombre de agua freática y se define como la masa de agua que existe en un suelo en el que todos los poros están saturados de agua (p. 33). Para conocer las posiciones del agua en un determinado suelo se realizan sondeos en el mismo. El agua fluye dentro de estos sondeos hasta que se alcanza un

nivel de equilibrio, en el que la presión del agua es igual a la presión atmosférica, y precisamente este nivel es el que hemos llamado nivel freático. Para observar las variaciones de la capa freática a lo largo de un cierto período de tiempo se utilizan los piezómetros, que son pozos de observación que alcanzan el nivel más bajo que se espera en el período, y que se revisten con tubos perforados. Las posiciones límite de la capa freática en un suelo se pueden detectar también por otras características. Por debajo del nivel mínimo de la capa freática, no hay oxidación, esto se traduce en que los suelos arcillosos presentan tonos azulados y las turbas tonos pardos claros. En las zonas de oscilación de la capa freática, donde alternan los fenómenos de oxidación y reducción, son frecuentes las manchas negruzcas de manganeso. Según el autor anterior (Ávila, L.F., óp. cit., 2000): En la zona no saturada, el agua está sometida a la acción del potencial mátrico del suelo, que es una presión negativa (succión), resultante de la combinación de las fuerzas capilares con las fuerzas de absorción de las partículas del suelo. Por lo tanto la presión del agua en cualquier punto de la zona no saturada es menor que la presión atmosférica, lo cual significa que se requiere una succión para poder extraer agua de dicha zona no saturada (p. 36). 2.- LA TÉCNICA DEL DRENAJE 2.1.- DEFINICIÓN DE DRENAJE El drenaje consiste en eliminar el excedente de agua de riego o lluvia. La eliminación del agua en el drenaje se lleva a cabo aprovechando la circunstancia de que por debajo de la capa freática, la presión del agua es superior a la atmosférica; basta por lo tanto con situar conducciones en régimen libre a una cota conveniente para que el agua fluya a ellas. Las conducciones pueden ser zanjas o tuberías perforadas enterradas.

Según Ortega, C.L. (1996): El suelo está constituido por una fase sólida, líquida y gaseosa. Para que las semillas germinen, las plantas crezcan, se desarrollen adecuadamente y produzcan altos rendimientos, es necesario que en el suelo coexistan equilibradamente las tres fases: la fase sólida, representada por las partículas de suelo; la fase líquida, representada por el agua; y la fase gaseosa, representada por el aire (p. 65). Como se indica en la Figura 1, bajo condiciones de mal drenaje o de exceso de agua, el aire presente en el suelo es removido y el espacio libre es ocupado por el agua. En tales circunstancias, las plantas son afectadas en sus procesos esenciales, debido a que el oxígeno es indispensable para la respiración de las raíces. Figura 1. Fases existentes en un suelo no saturado y saturado

Fuente: Ortega, C.L. (1996). Indica el autor (Ortega, C.L., 1996, 67), las características principales del movimiento del agua son las siguientes: - La capa freática no es una superficie plana, sino que tiene una cierta curvatura, que es más pronunciada a medida que el terreno es más impermeable. Por

lo tanto, un drenaje no consigue nunca que la capa freática esté a la misma profundidad respecto al terreno. - La afluencia del agua a los drenes proviene de toda la zona situada bajo la capa freática. - Cuando el terreno está compuesto de estratos de distinta permeabilidad, las líneas de flujo reflejan estas variaciones. En base a lo anterior, Luthin, J.N. (2003), establece que: El drenaje es una tecnología que tiene como objetivo fundamental, disminuir el exceso de agua acumulada, tanto en la superficie como en el interior del suelo, con el fin de mantener las condiciones óptimas de aireación y actividad biológica indispensables para los procesos fisiológicos de crecimiento y desarrollo radicular, como se muestra en la Figura 2 (p. 59). Figura 2. Diferencia de crecimiento radicular y vigor de la planta bajo condiciones de mal y buen drenaje

SUELO SATURADO SUELO DRENADO

TUBERIA DE DRENAJE

Fuente: Fuente: Luthin, J.N. (2003). Drenaje de tierras agrícolas. El principal problema con que se enfrenta el proyectista de un drenaje es la determinación de la profundidad media óptima de la capa freática. El problema podría resolverse mediante tanteos sucesivos que comparan las inversiones y gastos de mantenimiento necesarios para la red de drenaje a diversas profundidades con las producciones agrícolas obtenidas en función de la situación de la capa freática. Este camino sería demasiado largo y no muy exacto. Está generalmente admitido que la determinación de la profundidad media de la capa freática se lleve a cabo por criterios empíricos, y el más aceptado es el siguiente: - Para una zona de regadío, la profundidad de la capa freática a los tres días después de regar debe ser la que sigue: Cuadro 1. Profundidad de la capa freática a los tres días después de regar Pastos

0.5-0.7 m

Hortalizas

0.5-0.8 m

Cultivos Extensivos

0.9-1.2 m

Frutales

1.50 m

Fuente: Grassi, C.J., 1975. Manual de Drenaje Agrícola. Asimismo, se admite que como consecuencia de las lluvias la capa freática puede alcanzar hasta 5 veces al año los siguientes valores: Cuadro 2. Valores de la Capa Freática Días después de la

Pastos y Hortalizas

Cultivos

Frutales

lluvia

Extensivos

0

0.3

0.5

0.9

1

0.5

0.8

1.1

2

0.7

1.0

1.3

3

0.8

1.1

1.4

Fuente: Grassi, C.J., 1975. Manual de Drenaje Agrícola. La aplicación de estos dos criterios conduce a resultados muy aceptables en la práctica y pueden utilizarse por lo tanto para deducir los caudales en una red de drenaje. 3.- TIPOS O MÉTODOS DE DRENAJE Según Grassi, C.J. (1975): Los dos tipos de drenaje se diferencian en el sitio de donde es removida el agua: cuando el exceso de agua es removido de la porción superficial del suelo, el drenaje se denomina Superficial, mientras que cuando el exceso de agua es removido del perfil del suelo, se denomina Subsuperficial. El objetivo general del drenaje es de garantizar una zona radical aireada (p. 99). En el caso del drenaje subsuperficial, el problema se produce por un exceso de agua en el interior del suelo, debido a la presencia de una napa freática, permanente o fluctuante, a una profundidad tal que restringe el desarrollo radicular. Se llama "napa freática", a la superficie de agua presente en el suelo, la cual marca el límite entre el suelo saturado y el suelo no saturado. Generalmente, la napa freática se ubica sobre una estrata impermeable, la cual impide el movimiento vertical del agua, produciendo la condición de suelo saturado. En la Figura 3, se presenta un diagrama generalizado de un sistema de drenaje subsuperficial. En cambio, por drenaje superficial se entiende la remoción de los excesos de agua acumulados sobre la superficie del terreno, a causa de lluvias muy intensas y frecuentes, topografía muy plana e irregular y suelos poco permeables (Rojas, 1984).

La necesidad del drenaje superficial se justifica en zonas donde los factores climáticos, las condiciones hidrológicas, las características de los suelos, la topografía y la utilización de la tierra, dan lugar a que el agua permanezca inundando la superficie del suelo, durante un tiempo superior al que los cultivos pueden soportar sin manifestar serios efectos sobre los rendimiento y/o sobrevivencia. En la Figura 4 se presenta un modelo hidrológico del drenaje superficial. En este modelo se considera un área independiente sin aportes externos y en tal caso las “entradas” se reducen sólo a la precipitación sobre el área, la cual es afectada por el sistema suelo-cobertura que regula las “salidas” que son la evapotranspiración, infiltración y escorrentía. Conociendo el comportamiento de la precipitación, la variación de la evaporación e infiltración y el efecto regulador del sistema suelo-cobertura, puede determinarse la escorrentía, la cual constituye la información básica para el cálculo de la red de drenaje. Figura 3. Diagrama generalizado del drenaje subsuperficial.

Fuente: Fuente: Luthin, J.N. (2003). Drenaje de tierras agrícolas. Figura 4. Modelo hidrológico simplificado del drenaje superficial.

EVAPOTRANSPIRACION

PRECIPITACION Y/O FILTRACIONES

SISTEMA

ESCORRENTIA

SUELO - COBERTURA

INFILTRACION

Fuente: Fuente: Luthin, J.N. (2003). Drenaje de tierras agrícolas. 3.1. COMPONENTES DE UN SISTEMA DE DRENAJE SUBSUPERFICIAL Un sistema de drenes subsuperficiales tiene como objetivo fundamental el control de la profundidad de la napa freática, de forma tal que el balance de aguas y sales dentro de la zona radicular sea el óptimo para los requerimientos del cultivo en una condición de suelos y clima específico. Para lograr este objetivo, un sistema de drenes subsuperficiales consta fundamentalmente de tres tipos de drenes: laterales, colectores y dren principal. Los drenes laterales generalmente se disponen paralelos unos a otros y tienen como

misión principal el control de la profundidad de la napa. Los drenes colectores, aunque eventualmente también drenan el terreno adyacente, su misión fundamental es transportar el agua extraída por los laterales hasta el dren principal donde se produce la descarga del sistema. El dren principal, que puede ser artificial o natural (río, estero, otro.), es el que en definitiva recoge los excedentes provenientes de varios sistemas. La relación entre laterales y colectores puede ser simple o compuesta. Se entiende por una red simple cuando laterales de tubo descargan en colectores zanja. Se entiende por una red compuesta cuando laterales de tubo o zanja descargan en colectores de tubo o zanja, respectivamente. La primera forma de diseño (tubo-zanja) es utilizada frecuentemente por las ventajas que tiene para el mantenimiento de la red. 3.2. COMPONENTES DEL SISTEMA DE DRENAJE SUPERFICIAL Un sistema de drenaje superficial tiene dos componentes: el primero es la red colectora y el segundo consiste en diversas prácticas de acondicionamiento superficial del terreno, con tal de facilitar el flujo del exceso de agua hacia los colectores. El primer componente, la red colectora, consistente en zanjas y tuberías, ha sido el más estudiado hasta ahora y en la actualidad existen métodos suficientemente aceptables para realizar el diseño, cálculo y cubicación respectiva. El segundo componente es más complicado puesto que depende del microrrelieve del terreno y hasta ahora no existe un método suficientemente probado para permitir un diseño racional. En algunos casos, este último aspecto se resuelve utilizando métodos de acondicionamiento superficial, que modifican la topografía y el microrrelieve del terreno, a fin de proporcionar pendientes que permitan una rápida evacuación de las aguas. Para este mismo fin, también pueden utilizarse los drenes

topo, que cumplen el objetivo de recolectar y conducir el agua de saturación hacia los colectores.

4.- ORIGEN DE LOS EXCEDENTES DE AGUA El exceso de agua en un suelo puede deberse a diversos factores como: 1. Precipitación Excesiva. 2. Agua de Riego. 3. Filtraciones subterráneas de áreas adyacentes (por ejemplo, Embalses Adyacentes). 4. Ascenso Capilar. 5. Desbordamientos por canales o cauces naturales (sobre zonas bajas). 6. Aplicación de Agua con fines especiales (como el lavado de sales y control de temperatura). 5.- BASES PARA DEFINIR EL MÉTODO DE DRENAJE Pizarro, F. (2008, 88), establece dos métodos de drenaje: drenaje superficial y subterráneo. Según el autor, para decidir el método más adecuado en cada caso, hay que tener en cuenta: Origen del agua Volúmenes de agua a evacuar Permeabilidad del suelo Clases de pendientes del suelo Estabilidad estructural de los diferentes horizontes del perfil del suelo Tipo de agricultura a realizar. 6.- IMPORTANCIA DEL DRENAJE

Los excesos de agua en el suelo pueden tener consecuencias severas tanto para el suelo como para los cultivos, entre estas podemos contar: Cuadro 3. Consecuencias de los excesos de agua en el suelo La Salinidad.

La salinidad en los suelos es consecuencia de un drenaje deficiente, en los terrenos mal drenados se acumulan sales disueltas en el agua de riego o de escorrentía, pudiendo salinizar la solución del suelo y modificar el complejo de cambio. La salinidad tiene efectos negativos en la fisiología de las plantas.

Deficiencia de

Cuando el oxigeno disponible disminuye, por el exceso de agua,

Oxigeno.

por debajo de unos niveles que son distintos para cada planta, las raíces disminuyen su actividades fisiológicas, con las siguientes repercusiones.

Alteración de las

Con la disminución del contenido de oxigeno la microflora

actividades

desaparece gradualmente, siendo sustituida por organismos

microbianas y

anaeróbicos, que pueden influir en la disponibilidad de ciertos

alteración en los

elementos, cuyo equilibrio es importante para la planta.

aportes de nutrientes. Problemas con

Trabajar en suelos con contenidos de humedad altos, en muchos

las labores y el

suelos arcillosos origina la destrucción de agregados y dispersión

control de

de partículas de suelo.

malezas. Enfermedades y

La humedad del suelo afecta de forma distinta a los agentes de

Plagas.

enfermedades de las plantas, generando podredumbre, hongos e incluso enfermedades víricas.

Disminución de

Los niveles excesivamente altos de agua en el suelo, incluso de

la productividad. corta duración, pueden ejercer una influencia en la producción, dependiendo de las fases de desarrollo de las plantas en el momento en que se producen. Fuente: Grassi, C.J., 1975. Manual de Drenaje Agrícola. 7.- CONSECUENCIAS DEL MAL DRENAJE Pizarro, F. (2008), explica que: Usualmente, se considera que el principal efecto del mal drenaje es el daño a la productividad agrícola. No obstante, existen otras consecuencias, directas o indirectas, las cuales se presentan en las Figuras 5 y 6, donde se muestran los efectos del mal drenaje por acumulación superficial y en el interior del suelo, respectivamente (p. 37). Figura 5. Efectos del mal drenaje por acumulación superficial

ACUMULACION DE AGUA SOBRE EL NIVEL DEL SUELO

PERDIDA DE TRABAJABILIDAD Y CAPACIDAD DE SOPORTE

PROBLEMAS DE MECANIZACION

DISMINUCION DE RENDIMIENTOS

PERDIDAS ECONOMICAS

Fuente: Pizarro, F. (2008). Riego agrícola

PROBLEMAS SANITARIOS

DAÑOS A INFRAESTRUCTURA

Figura 6. Efectos del mal drenaje en el interior del suelo

EXCESO DE AGUA EN EL INTERIOR DEL SUELO

MENOR AIREACION

MENOR TEMPERATURA

MENOR DESARROLLO DE RAICES

MENOR ACTIVIDAD DE ORGANISMOS DEL SUELO

MENOR DESCOMPOSICION DE MATERIA ORGANICA

MENOR ABASTECIMIENTO DE NUTRIENTES

DISMINUCION DE RENDIMIENTOS

PERDIDAS ECONOMICAS

Fuente: Pizarro, F. (2008). Riego agrícola

En el Cuadro 4, se presenta una comparación del efecto entre suelo bien drenado y mal drenado a diversos factores del suelo. Cuadro 4. Consecuencias del mal drenaje FACTOR Aireación del Suelo

SUELO BIEN DRENADO 15 – 20 % oxígeno

SUELO MAL DRENADO Menos de 5% de oxígeno

Temperatura del suelo Normal

1 a 5 º C más baja

Disponibilidad de

Normal

Escasa a nula

Trabajabilidad y

Soporta peso sin destrucción

Se destruye estructura del

capacidad de soporte

de su estructura, ni

suelo y éste se compacta

del suelo

compactación

fácilmente

Mecanización

Preparación de suelos óptima Deficiente preparación de

nutrientes

Problemas Sanitarios

en calidad y oportunidad

suelo y con retraso.

Normales

Se acentúan problemas en plantas, animales y humanos.

Daños a

Mejor mantención

Infraestructura Fuente: Pizarro, F. (2008). Riego agrícola

Mayor daño y menor vida útil (Ej.: caminos)

CONCLUSIONES El drenaje agrícola es el conjunto de obras que es necesario construir en una parcela cuando existen excesos de agua sobre su superficie o dentro del perfil del suelo, con el objeto de desalojar dichos excedentes en un tiempo adecuado, para asegurar un contenido de humedad apropiado para las raíces de las plantas y conseguir así su óptimo desarrollo. Existen fundamentalmente dos tipos, superficial y subterráneo. El drenaje superficial, también llamados por inundación, anegamiento o encharcamiento de los terrenos, que se caracteriza por la presencia de una capa o lámina de agua sobre la superficie del terreno que satura la parte superior del suelo. Esta capa de agua puede cubrir solo las partes más bajas de una parcela, formando charcos más o menos aislados. Cuando se remueven los excesos de agua que se acumulan sobre la superficie, se habla de drenaje superficial. Los problemas de drenaje superficial se dan con mayor frecuencia en zonas húmedas, cuando se rebasa la capacidad natural de drenaje de los suelos, ya sea superficial, interna o ambas. El drenaje subterráneo, también conocido como interno o subsuperficial, que se caracteriza por la presencia de un manto freático cercano a la superficie del terreno que satura el perfil del suelo y propicia una humedad muy alta en la zona de desarrollo de las raíces de los cultivos. Cuando se remueven los excesos de agua de una cierta profundidad del suelo, se habla de drenaje subterráneo. Los problemas más importantes de drenaje interno se dan en zonas áridas y semiáridas bajo riego, en donde existen fuertes filtraciones en canales o en las

parcelas que alimentan los niveles freáticos; lo que combinado con una red de drenaje insuficiente o ineficiente, propicia la elevación de los mantos freáticos. En general, las causas de los problemas de drenaje son de dos tipos, por su origen (natural o artificial) y por su tipo de actividad (activa o pasiva). Las causas calificadas como naturales son más frecuentes en las zonas húmedas, mientras que las artificiales ocurren más frecuentemente en las zonas áridas de riego. Las causas activas están relacionadas con aportaciones abundantes de agua, ya sean naturales (lluvias intensas, desbordamientos, inundaciones, entre otras) o artificiales (riegos). Las pasivas son cuando existen impedimentos generalmente naturales para desalojar dichos excesos de agua, ya sean topográficos, suelos poco permeables, restricciones del perfil del suelo, entre otros, aunque también pueden ser artificiales, como obstrucciones de diferente tipo, red de drenaje inadecuada, azolvamiento, entre otros. Para evaluar la gravedad de un problema de drenaje, ambas causas deben ser analizadas conjuntamente, lo cual en términos cualitativos se explica con relativa facilidad, pero se complica considerablemente cuando se pretende explicar en términos cuantitativos. Por ejemplo, una recarga dada puede no producir problemas de exceso de agua si no se tienen impedimentos para su salida y en cambio, la misma recarga con dificultades para desalojarse producirá un problema. Los problemas de drenaje se presentan cuando las inundaciones superficiales asfixian a los cultivos, debido a que el aire es reemplazado por el agua. Esto evita toda posibilidad de provisión de oxígeno y afecta también a la actividad biológica y al mismo suelo. Además, internamente reduce el volumen de suelo disponible para las raíces, afectando la aireación y el desarrollo radicular, por lo que se disminuye la capacidad de absorción de agua y nutrientes de la mayoría de las plantas.

BIBLIOGRAFÍA Ávila, L.F. (2000). Algunos aspectos sobre drenaje agrícola. 37 p. México: Fondo de garantía y fomento para la agricultura, ganadería y avicultura (FIRA). Chow, V.T. 1982. Hidráulica de los canales abiertos. Editorial Diana. México. Grassi, C.J. (1975). Manual de Drenaje Agrícola. 197 p. Mérida-Venezuela: CIDIAT. Luthin, J.N. (2003). Drenaje de tierras agrícolas. 684 p. México: Ed. Limusa Wiley, S.A. Ortega, C.L. (1996). Drenaje de suelos. INIA-Remehue. Comisión Nacional de Riego. Cartilla divulgativa. Palacios V.O. (2001). Apuntes sobre algunos problemas de drenaje y ensalitramiento de terrenos agrícolas. Serie de apuntes No. 14CP. Chapingo México: ENA. Pizarro, F. (2008). Riego agrícola y recuperación de suelos salinos. Madrid España: Ed. Agrícola Española, S.A. Rojas, R. (1984). Drenaje Superficial en Tierras Agrícolas. Serie Riego y Drenaje. CIDIAT. Venezuela. 96 p. Salgado S.L. (2000). Manual de Estándares Técnicos y Económicos para Obras de Drenaje. Comisión Nacional de Riego. Chillán 314 p.

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