Retorica Tomas Albaladejo Mayordomo

August 9, 2017 | Author: nnevamichel | Category: Rhetoric, Science, Human Communication, Truth, Linguistics
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Descripción: literatura...

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RETORICA T o m á s A lb a la d ejo M a y o r d o m o

EDITORIAL

SINTESIS

Primera reimpresión: diciembre 1991 Diseño de cubierta: Isidro Ubeda Este libro ha sido compuesto mediante una ayuda concedida por el Mnisterio de Cultura a la edición d e obras que componen el Patrimo­ nio literario y científico español. Reservados todos los derechos Está prohibido, bajo las sanaones penales y el resarcimiento dvil previstos en las leyes, reproducir, registrar o transmitir esta publicaaón, íntegra o parcialmente por cualquier sistema d e recuperación y por cualquier medio, sea m ecá­ nico, electrónico, magnético, electroópüco, por fotocopia o por cual­ quier otro, sin la autorización previa por escrito de Editorial Sín­ tesis, S. A © TOMÁS ALBALADEJO MAYORDOMO ® EDITORIAL SÍNTCSB, S. A VaMiermoso, 32 2S01S Mavinc Sí>3 20¿>S Depósito Legal- M-31.369-1993 ISBN: 84-7738-037-6 Fotocompuesto en MonoComp, S. A. Impreso en Lave!, S. A Impreso en España - Printed in Spain

índice

45435G Presentación .........................................................................................

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Parte Primera: LA RETÓRICA. NATURALEZA Y DESARROLLO 1. Fundamentación de la Retórica como ciencia del discurso

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2. La formación del sistem a r e tó r ic o ..........................................

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Pcirte Segunda: RETÓRICA COMO SISTEMA 3. Texto retórico y hecho retórico ............................................. 3.1. La organización del hecho retórico. El texto retórico 3.2. Los genera , . ................................. 3.3. Las operaciones retóricas. O peraciones constituyentes de discurso y operaciones no constituyentes de discurso

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4. La intellectio

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5. La inventio y la dispositio ................................ 5.1. La inventio y la dispositio. Su relación en la construcción del texto retórico .................................................................... 5.2. Las partes orationis. Las secciones del referente y de la m acroeátructura del texto r e tó r ic o ..................................... 5.3. El ordo naturalis y el ordo artificialis.....................

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6. La elocutio ..................................................................................... ... 112 6.1. La m icroestructura del texto re tó r ic o .................................... 117 6.2. El lenguaje f ig u ra d o ................................................................ ... 128 6.2.1. Las f ig u r a s .................................................................... ... 139 6.2.2. Los t r o p o s .................................................................... ... 148 7. La m em oria ................................................................................... ... 157 8. La actío ........................................................................................... ... 165 EpQogo: Retórica y teoría del texto literario................................... 175 BibUografía ........................................................................................... ... 185

presentación En la situación actual del conjunto de las disciplinas filológicas tiene la Retórica un puesto decisivo en virtud de la plena actualidad que ha alcanzado. La Retórica ha desarrollado a lo largo de su historia un com pleto instrum ental teórico d e total validez p ara el tratam iento del discurso persuasivo, p e ro tam bién apropiado para el estudio de otros tipos d e textos, p ues la riqueza del planteam iento teórico d e la Retórica ha hecho posible su extensión, perfectam ente consolidada, al texto literario, y facilita am pliam ente la explicación de la estructura del texto general y d e su comunicación. De este modo, la Retórica es en estos momentos una disciplina necesaria para la Teoría de la Literatura y para la Lingüística, a las que proporciona una arm azón teórica im pres­ cindible para el estudio de la construcción textual y de la comunicación lingüística, especialm ente a propósito del texto artísticam ente codifica­ do. Para que tenga plenitud teórica y exhaustividad explicativa, la Retó­ rica ha d e se r entendida actualm ente como Retórica general, en los rigurosos térm inos en los que Antonio García Barrio la ha planteado. La conjunción de las aportaciones retóricas tradicionales y de las m oder­ nas categorías lingüístico-textuales es fundamental en la Retórica g en e­ ral, en la que tam bién confluyen elem entos teóricos p ro ced en tes de la Poética tradicional y de la Poética lingüística que conciernen a la o rg a­ nización del texto literario y del fenómeno comunicativo artístico del que forma parte aquél. Asimismo, d esd e la perspectiva de la Retorica general es hoy preciso contar con todas las partes de la Retórica en la estructuración de esta disciplina, con el consiguiente abandono del estado de reducción al que se ha llegado por la p érd id a de determ ina­ das secciones retóricas. El p rese n te libro se basa en esta concepción de la Retórica estable­ cida cqmo Retórica general. Se realiza de esta m anera la reconstruc­ ción d(í la teoría retórica en sus diferentes com ponentes, así como el

exam en d e la teorización tradicional y su situación, dentro de una organización teórica d e carácter semiótico-textual, en los lugares co­ rrespondientes d e la reflexión actual so b re el discurso, siguiendo la p ropuesta d e recuperación del pensam iento histórico hecha p o r Anto­ nio García Berrio. La Retórica es un sistem a históricam ente establecido q u e contiene diversos com ponentes, algunos d e los cuales han q u ed a­ do desactivados en determ inados períodos, p e ro han perm anecido en el sistema, p o r lo que p u ed en s e r activados y utilizados en la elucida­ ción textual y comunicativa, con la restauración de la configuración global d e esta disciplina. Ha sido mi intención al p re p a ra r este libro ofrecer una explicación g en eral del sistem a retórico. En la p rim era parte m e ocupo d e la constitución d e la Retórica y hago una b re v e exposición d e su forma­ ción histórica. En la segunda parte, teniendo como fundam ento el m odelo del texto retórico y del hecho retórico, estudio el sistema retórico con atención a cada una de las operaciones que lo componen: la inventio, la dispositio, la elocutio, la mem oria, la actio y la operación especial que es la intellectio. La inventio y la dispositio son estudiadas en el mismo capítulo p o r la estrecha relación que, articulada so b re las p artes del discurso, existe entre ambas. La Retórica ofrece elem entos muy valiosos p ara la teoría del texto g en eral y literario; en este sentido, en el epílogo trato de la contribución d e la Retórica g en eral a la teoría del texto literario, que cuenta con una base semiótico-textual general. Doy mis propias traducciones d e las citas textuales d e o bras en latín. Tam bién he traducido los textos que p ro ce d e n de trabajos en lenguas m odernas.

Parte Primera: U RETÓRICA. NATURALEZA Y DESARROLLO

1. Fundamentaclón de la Retórica como ciencia del discurso

La Retórica es a la vez un arte y una ciencia. Como arte o técnica consiste en la sistematización y explicitación del conjunto de instruccio­ nes o reglas que perm iten la construcción de una clase de discursos q ue son codificados p ara influir persuasivam ente en el receptor*. Co­ mo ciencia, la Retórica se ocupa del estudio de dichos discursos en sus diferentes niveles internos y externos, en sus aspectos constructivos y en sus aspectos referenciales y comunicativos. Históricamente, la Retó­ rica es, como la Poética, disciplina clásica del discurso, habiendo p ro ­ porcionado, d e sd e una perspectiva de globalidad textual, una com ple­ ta exphcación d e la realidad del discurso persuasivo codificado. La Retórica com parte, en la A ntigüedad clásica, la responsabilidad del estudio del texto con la Poética, la cual está dedicada al discurso litera­ rio. Ambas disciplinas tienen una organización m etateórica d e fundam entación textual, puesto que explican, en sus diversos aspectos, dis­ cursos resultantes de una producción sistematizada que en el caso de la Poética son literarios y en el caso d e la Retórica no lo son, si bien tam bién en este caso se trata de discursos que poseen características artísticas fundam entales ' Cfr. Heinrich L ausberg, Manual de Retórica literaria, Madrid, C redos, 1966-1968, 3 vols , §§ 32-33 2 Cfr. Antonio C arcía Berrio, «Texto y oración Perspectivas d e la lingüística textual», en' János S Petofi y Antonio García Berrio, Lingüística del texto y crítica literaria, Madrid, Comunicación, 1979, págs. 245-264, págs. 259-262

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Dos factores son im prescindibles en la consideración de la Retórica: la persuasión y la idea d e texto. La finalidad d e la Retórica es p ersu ad ir p o r m edio d el lenguaje, p a ra lo cual han d e s e r construidos discursos que, p o r sus características, p u edan cum plir ese objetivo. Para C ice­ rón, «el p rim e r d e b e r d el o rador es d ecir apropiadam ente p ara persuadir»^. Con el discurso retórico se trata, pues, d e e je rc e r influen­ cia en un sentido determ inado en el recep to r. A propósito d e la p e rsu a ­ sión, había introducido anteriorm ente A ristóteles una puntualización que, sin duda, en riq u ece nuestra com prensión y nuestro planteam iento d e la Retórica, al afirm ar d e ésta: «no es su misión persu ad ir, sino ver los m edios d e p e rsu a d ir q u e hay p a ra cada cosa particular»^ y al e x p o n er m ás adelante: «Sea retórica la facultad d e considerar en cada caso lo q u e cabe p a ra persuadir»®. A ristóteles daba a la Retórica una am plitud q u e le perm itía considerarla como técnica d e prep aració n del discurso persuasivo, p a ra cuya construcción y emisión adecuadas p ro ­ porciona los m edios apropiados dicha técnica; el orador, eh la m edida en que conoce el instrum ental retórico, p u e d e e je rc e r su oficio d e persuasión. El texto es el producto d e la actividad retórica y es cons­ truido p o r el o rad o r p a ra la m encionada actividad persuasiva; en las diferentes operaciones d e dicha actividad q u e d a configurado estructu­ ral y comimicativam ente el texto, p ues la Retórica ofrece los dispositi­ vos p a ra la obtención d e esta unidad lingüística global y p a ra su em i­ sión, en la que se m antiene la globalidad discursiva. La Retórica está tradicionalm ente relacionada con la Gramática, que históricam ente se ocupaba d e la correcta utilización d e la lengua d e sd e el punto d e vista normativo. Para Ouintiliano la Retórica es el ars b en e dicendi^, m ientras que la Gram ática es recte loquendi scientia’’ . Para el discurso retórico no es suficiente la corrección lingüística, que, sin em bargo, es un requisito indispensable. Es necesaria p a ra aquél, a d e ­ más, la adecuada construcción en sus diferentes niveles y la apropiada emisión, d e tal m anera que como construcción textual que es comunica­ da resp o n d a a las exigencias que la finalidad persuasiva im pone al orador en punto a su relación con el destinatario. La correcta elabora­ ción gram atical del discurso no garantiza la cualificación retórica del

^ M arco Tulio C icerón, De oratore, edición bilingüe latín-inglés d e E. W. Sutton, L ondres-C am bridge, Mass., Heinemann y H arvard University Press, 1976, I, 30, 138. < Cfr. A ristóteles, Retórica, edición bilingüe d e Antonio Tovar, M adrid, Instituto d e Estudios Políticos, 1971, 1355bl0-12. » Cfr, jbidem . 1355b25-26. ® Cfr. M arco Fabio Ouintiliano, ¡nsütutio oratoria, edición d e M. W interbottom , Ox­ ford, O xford University Press, 1970, 2, 17, 27. ’ Cfr. ibidem , 1, 4, 2.

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texto, si bien contribuye a ella en tanto en cuanto es indispensable para la elaboración discursiva. La función d e la enarratio poetarum , inter­ pretación d e los escritores, en la Gramática tiene repercusiones muy im portantes p a ra la Retórica, en la que el estilo es un elem ento funda­ mental. La Gramática, que es aquí planteada d e sd e una perspectiva estrictam ente oracional, se sitúa, por consiguiente, al servicio d e la Retórica al aseg u rar la corrección lingüística d e los discursos, p e ro la Gram ática tenía en la A ntigüedad clásica una aplicación norm ativa g e ­ neral y no dirigida solam ente a la corrección del lenguaje retórico. El estudio actual del texto retórico incluye la Gramática oracional a p ro p ó ­ sito d e la adecuación d e la elaboración de la estructura oracional de aquél. Una im portante relación históricam ente establecida es la que m an­ tienen la Retórica y la Dialéctica. La Retórica, p o r se r la disciplina del discurso que se pro d u ce para persuadir, se ocupa del enfrentam iento d e las ideas y d e los discursos correspondientes a las posiciones que, dialécticam ente existentes, dan origen a la situación pre-retórica, en­ tendida como estado d e cosas de la realidad que hace necesaria la construcción d e discursos persuasivos opuestos a otros discursos de la misma índole o contrarios explícita o im plícitam ente a determ inados estados de convicción que se p rete n d e modificar. Con la Retórica coin­ cide en este fundam ental aspecto la Dialéctica, en tanto disciplina filosó­ fica y específicam ente lógica dedicada a la argum entación como m éto­ do d e construcción del razonamiento, lo cual afecta directam ente a la oposición activa d e ideas®. Es una de las p artes d e la Retórica, la inventio, operación a la que atañe el hallazgo de las ideas que van a ser incluidas en el discurso retórico, especialm ente en su sección arg u ­ mentativa, la que en m ayor m edida concreta la relación de la I^etórica con la Dialéctica®. Aristóteles asocia estas dos disciplinas en su dim en­ sión d e técnicas instrum entales que sirven para actuar comunicativa­ m ente sobre una base de razonamiento persuasivo y que adm iten di­ versos contenidos’®

® V éase Chaim Perelm an y Lucie O lbrechts-Tyteca, Tratado de la argumentación. La nueva retórica, M adrid, C redos, 1989; Paolo Valesio, Novantiqua. R heloncs as a Conternp orary Theory, Bloomington, Indiana University Press, 1980, págs. 61-144. A rmando Ple­ b e y Píetro Emanuele, Manuale di retorica, Barí, Laterza, 1988, págs. 5-29. ® Cfr Antonio G arcía Berrio. «Retórica como ciencia de la ex presividad (Presupuestos p aró'una Retórica general)», en. Estudios d e Lingüistica, 2, 1984, págs. 7-59, pág. 32. ''' «La retórica —escrib e Aristóteles— es correlativa d e la dialéctica, pues am bas tratan de cosas que en cierto modo son d e conocimiento común a todos y no c o rresp o n ­ den a ninguna ciencia determ inada. Por eso todos en cierto m odo participan d e una y otra, ya que todos hasta cierto punto intentan inventar o resistir una razón y d e fen d erse o acusar» Cfr A ristóteles. Retórica, ed cit., 1354a 1-4

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La situación q u e en la actualidad tiene la Retórica en el conjunto de las disciplinas filológicas es d e g ran interés. La Retórica tiene una relación muy estrech a con la Lingüística, en la m edida en la q u e ésta abarca, gracias al m arco teórico d e la Lingüística textual y d e la Semió­ tica lingüística, un amplísimo espacio, q u e su p e ra los límites estricta­ m ente gram aticales. La Retórica proporciona a la Lingüística una arm a­ zón teórica v e rd ad eram en te consistente p a ra la explicación d e los dife­ rentes niveles d el texto y d el fenóm eno d e la comunicación lingüística; a su vez, la Retórica se beneficia d e las categorías elaboradas p o r la Lingüística, que perm iten com pletar y situar en un m arco teórico globalizador las pro p ias aportaciones retóricas. En este punto es prim ordial la colaboración entre Retórica y Lingüística del texto, q u e ha sido señalada como uno d e los fim damentos d e una auténtica Retórica g e n e ­ ral p o r Antonio G arcía B errio ". El nacim iento mismo d e la Lingüística t e x t u a l n o p u e d e explicarse sin contar con una tradición d e atención a las características d e la unidad texto que tiene en una Retórica com ple­ ta, es decir, con todos sus com ponentes, uno d e sus m ás prestigiosos antecedentes. El interés d e la Retórica p o r las estructuras textuales y p o r las estructuras extratextuales asociadas a éstas, así como la explica­ ción que ofrece d e la com pleja producción del discurso, sin olvidar su tratam iento d e la construcción artística d el nivel oracional d e éste, perm iten una implantación indiscutible d e la teoría retórica en el estu­ dio del objeto lingüístico. La Retórica m antiene con la Teoría d e la Literatura una relación secular consohdada en la histórica conexión en tre Retórica y Poética. " Cfr. Antonio G arcía Berrio, «Retórica como ciencia d e la ex p resiv id a d (P resupues­ tos p a ra una Retórica general)», cit., pág. 11; Antonio G arcia Berrio, Teoría d e la Literatu­ ra ( la construcción d el significado poético), M adrid, C átedra, 1989, págs. 140-179; B em d Spillner, «Das Interesse d e r Linguistik an d ie Rhetorik», en: Heinrich F. Plett (Hrsg.), Rhetorik. Kritische PosiUonen zum Stand d e r Forschung, Munich, Fink, 1977, págs. 93-108; B em d Spillner, Lingüistica y Literatura, M adrid, G redos, 1979; José M aría Pozuelo Yvancos, Teor/a d el lenguaje literario, M adrid, C átedra, 1988, págs. 159 y sigs.; José María Pozuelo Yvancos, «R etórica'general y neorretórica», en: José María Pozuelo Yvancos, Del formalismo a la neorretórica, M adrid, Taurus, 1988, págs. 181-211, págs. 184-185. V éase, a propósito d e la Lingüistica d e l texto, Teun A. van Dijk, Som e A sp ects o f Text Grammars, La Haya, Mouton, 1972; János S. Petofi, V ers une théorie partielle du texte, Ham burgo, Buske, 1975; W olfgang U. D ressler, Introduzione alia lingüistica del testo, Roma Officina, 1974; Antonio G arcía Berrio, La Lingüistica m oderna, Barcelona, Planeta, 1977; János S. Petofi y Antonio G arcía Berrio, Lingüistica d el texto y crítica literaria, cit.; Teun A. van Dijk, Text and context. Explorations in the Semantics and Pragmatics o f D iscourse, Londres, Longman, 1977; Estanislao Ramón Trives, A spectos de semántica lingüistico-textual, M adrid, Alcalá-Istmo, 1979; Tomás A lbaladejo y Antonio G a rd a Berrio, «La lingüística d el texto», en: Francisco A bad N ebot y Antonio G arcía Berrio (coords.). Introducción a la Lingüistica, M adrid, A lhambra, 1982, págs. 217-260; Stefano Arduini, Lingüística e scien ze d e l linguaggio, Pesaro, Nobüi, 1989.

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La contribución d e la Retórica a la teorización y al análisis literarios está basada en la oportunidad y adecuación del instrumental teórico p a ra el estudio del texto literario y del hecho literario como fenómeno de producción y de recepción textual *3. La arm azón m etateórica d e una Retórica g e n e ra l plena cuenta con una im portante sección dedicada al texto literario en sus diferentes niveles y aspectos y a la estructura comunicativa cuyo centro ocupa aquél: en este sentido es decisiva la función que en la Teoría d e la Literatura tiene la Poética lingüística como teorización y análisis literarios realizados con instrum ental lin­ güístico y especialm ente linguístico-textual'". La Retórica colabora con la Poética lingüística en el afianzamiento d e los planteam ientos textuales d e la Teoría d e la Literatura, lo que contribuye a la reactivación en la m oderna teoría del texto literario d e los propios planteam ientos textua­ les d e la Poética tradicional, d e p o r sí fuertem ente conectados con los d e la Retórica. Se pro d u ce así la integración interdisciplinar retóricopoética propuesta p o r Antonio García Berrio p ara la constitución de una Retórica g en eral verd ad eram en te com pleta y viable >3. La Retórica abarca en su totahdad la realidad del discurso retórico y de su comunicación. El planteam iento teórico retórico dispone d e una organización que está perfectam ente articulada de acuerdo con la a r­ mazón d e la Semiótica gen eral y lingüística'® en tanto en cuanto incluye

Cfr. Antonio G arcía Berrio, Teoría d e la Literatura, c i t , págs. 140-179; Aron Kibedi V arga, R hétorique et littérature. Étude d e structures classiques, París, D idier, 1970; B em d Lüking, «Rhetorik und Literaturtheorie», en: H einnch F Plett (Hrsg.), Rhetorík. Kritische Positionen zum Stand d e r Forschung, cit., p ág s 45-61, ]ean-M arie K linkenberg, «Rhétori­ q ue et spécificité poétique», ihidem , págs, 77-92, Renato Barilli, Poética e Retorica, Milán, Mursia, 1984; G rupo ¡i, Retórica general. Barcelona, Paidós, 1987; José María Pozuelo Yvancos, Teoría del lenguaje literario, cit., págs. 159-194; Francisco Chico Rico, Pragmáti­ ca y construcción literaria. Discurso retórico y discurso narrativo, Alicante, U niversidad d e Alicante, 1988. A propósito d e la Poética lingüística véase Antonio García Berno, Significado actual d el formalismo ruso, Barcelona, Planeta, 1973, pág. 112, Antonio García Berrio, «Crítica formal y función crítica», en: Lexjs, 1, 2, 1977, pág s 187-209; Antonio G arcía Berrio, «La Poética lingüística y el anáhsis literario d e textos», en Tránsito, h-i, 1981, págs. 11-17; Antonio García Berrio, «Más allá d e los "ism os" Sobre la im prescindible globalidad crítica», en: Pedro Aullón d e Haro (coord.). Introducción a la crítica literaria actual, M adrid, Playor, 1984, págs. 347-387, p ág s 358-360 '= Cfr. Antonio G arcía Berrio, «Retórica como ciencia de la ex p resiv id ad (P resupues­ tos p a ra una Retórica general)», cit., p ág s 14 y 23-24 Sobre la Semiótica véase C harles Morris, «Foundations of the Theory of Signs», en Charles Morris, Writings on the General Theory of Signs, La Haya, Mouton, 1971, págs 1371, María del C arm en Bobes Naves, La Semiótica como teoría lingüistica. M adrid, G redos, 1973; María del C arm en Bobes Naves, La Semiología, M adrid, Síntesis, 1989; Miguel Angel G arrido G allardo, Estudios d e Semiótica literaria, M adrid, Consejo Superior d e Investigaciones Científicas, 1982 A propósito de su relación con la Retórica, véase Sey-

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las relaciones d e índole sintáctica, que atañen al texto y a las relaciones q u e en él se d a n ‘*, las relaciones d e carácter semántico, que conectan el texto y el referente p o r él representado, y las d e carácter pragm áti­ co, que se dan en tre el texto, el productor, el rec e p to r y el contexto. De este m odo la Semiótica está im plicada en sus tres partes, la sintaxis, la sem ántica y la pragm ática, e n la estructura textual-comunicativa global q u e ofrece la Retórica. No q u iere esto decir, en ningún caso, q u e la R etórica sea una ciencia d ep en d ien te d e la Semiótica, p ues una y otra son dos disciplinas perfectam ente diferenciadas; lo que supone la rela­ ción anteriorm ente expuesta es una colaboración entre Retórica y Se­ miótica en la elucidación d e la realidad textual-comunicativa e incluso en la p ro p ia aclaración m etateórica d e am bas ciencias. Hay q u e decir, adem ás, que este acercam iento d e Retórica y Semiótica está fuerte­ m ente vinculado a la relación existente entre la Retórica y la Lingüísti­ ca, la cual, con la construcción d e la Lingüística textual, ad q u iere una configuración sem iótica al am pliar su objeto d e estudio y su arm azón m etodológica: tam bién está conectado con la relación d e la Retórica con la Teoría d e la Literatura, que atiende a la totalidad del fenóm eno literario. En im im portante pasaje d e su Retórica, A ristóteles da cuenta d e la organización del X-óyoq o discurso retórico, con inclusión d e su proyección sem ántica y pragm ática, como construcción d e la que for­ m an p arte el orador, el contenido y el oyente'®; este planteam iento de A ristóteles apoya la conexión d e las estructuras retóricas con el m arco teórico g en eral que proporciona la Semiótica. La solidez teórica d e la Retórica en su explicación d el discurso o texto retórico la configura como una p o d ero sa ciencia d el discurso que p o r m edio d e la Retórica g en eral entra plenam ente en la estructura m etateórica d e la ciencia g en eral del texto, a la que ofrece categorías y com ponentes decisivos p a ra la explicación d e éste. La condición de arte, xéxvr), d e la Retórica se basa, precisam ente, en su fortaleza teórica como ciencia: el hecho d e h a b e r sistematizado el discurso retórico y los diversos factores d e su producción y d e su actualización comunicativa

m our Chatman, «Rhetorio and Semiotics», en: Seymour Chatman, U mberto Eco y JeanM arie K linkenberg (eds.), A Sem iotic LandscapelPanorama sém iotique, La Haya, Mouton, 1979, págs. 103-112; Antonio G a rd a Berrio y Tomás A lbaladejo, «Estructura composicional. M acroestructuras», en: Estudios d e Lingüistica, 1, 1983, págs. 127-180, págs. 130 y sigs.; A ngel López G ard a, «Retórica y Lingüística: Una fundam entación lingüística del sistem a retórico tradicional», en: José María Diez Borque (comp.), M étodos d e estudio de la obra literaria, M adrid, Taurus, 1985, págs. 601-653. Cfr. Tomás Albaladejo, Teoria d e los m undos p o sib les y m acroestructura narrativa. Análisis de las novelas cortas d e Clarín, Alicante, U niversidad d e Alicante, 1986, pág. 17. ‘® Cfr. A ristóteles, Retórica, ed. cit., 13S8a39-1358b2: «Porque consta d e tres cosas el discurso: el qu e habla, so b re lo q u e habla y a quién».

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ha hecho posible que la Retórica haya funcionado como arte d e la persuasión p o r m edio del texto lingüístico: el análisis científico de la realidad textual-comunfcativa ha perm itido la explicitación y la transm i­ sión d e las reglas p o r las que se constituye aquélla. La Retórica, como arte o técnica, proporciona al orador, productor del discurso retórico, el instrum ental necesario para que éste construya d e modo adecuado y efectivo dicho discurso en todos sus aspectos. Para cum plir este com e­ tido, la-Retórica está afianzada como técnica com pleta en la que, dentro d e una coherente globalidad, están diferenciadas varias secciones que c o rresp o n d en a las distintas p artes de la elaboración y comunicación discursiva. Estas dos dim ensiones de la Retórica no están, por tanto, sep arad as ni incom unicadas entre sí; p o r el contrario, la situación d e la Retórica como disciplina del discurso incluye conjuntam ente los aspec­ tos relativos a su función como ciencia y a su función como arte. Como James M urphy afirma, la Retórica es «el análisis sistemático del discur­ so hum ano con el propósito d e aducir p recep to s útiles p ara el discurso f u t u r o » d e tal m anera que en la Retórica hay una fundamental interac­ ción en tre la explicación teórica y la producción textual práctica. La Retórica tiene, en relación con la construcción del discurso retó­ rico, un doble carácter: inductivo y proyectivo. Por un lado como disciplina del discurso se ocupa d e los textos que ya existen, para ex traer d e ellos inductivam ente, po r m edio del análisis, los elem entos constantes y reg u la re s que definen su constitución en sus diferentes niveles, y p o r otro lado se interesa proyectivam ente po r los discursos futuros, p o r los textos retóricos que todavía no existen, los cuales han de s e r construidos d e acuerdo con las reglas obtenidas en el análisis m encionado. En el carácter proyectivo se basa la condición de la Retó­ rica como preceptiva d e la construcción de los discursos. Pero hay que tener p resen te que dichas reglas configuran la categoría discurso o texto retórico y que el establecim iento del corpus teórico de la Retórica ha seguido el camino que lleva de la realidad discursiva concreta a la explícita sistematización d e ésta; el nacimiento d e la Retórica se p ro d u ­ ce a p artir d e la reflexión so b re el discurso con el preciso exam en inductivo de los discursos existentes, que están a disposición del teorizador retórico, quien es consciente de los mecanism os d e producción de este tipo d e textos. Como consecuencia d e esta inducción de la realidad se lleva a cabo una abstracción por la que se obtienen los elem entos generales y constantes de la construcción del texto retórico.

Cfr. James J. Murphy, «The O ngins and Early D evelopm ent of Rhetoric», en- James J Murphy, A Synoptic Hislory o f Classical Rhetoric, Davis, H erm agoras Press, 1983, págs 3-18, pág. 3.

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Esta abstracción d a como resultado la teorización retórica, es decir, la determ inación d e las categorías y d e las relaciones categoriales retó ri­ cas. La realización concreta d e los discursos retóricos y el conjunto d e éstos como clase textual constituyen la oratoria, a cuya existencia está unida la d e la Retórica como explicitación d e la codificación a la que se encuentran som etidos dichos discursos. La oratoria es un g é n e ro tex­ tual con un im portante com ponente artístico que lo sitúa en tre los g é n e ­ ros literarios como resultado d e una voluntad y práctica estéticas en la elaboración d el d iscu rso ^o , El corpus teórico d e la Retórica se proyecta so b re los discursos d e esta clase que van a s e r construidos, en la m edida en que p a ra su elaboración son seguidos como instrucciones los contenidos teóricos. En relación con esta validez proyectiva d e la Retórica se encuentran su dim ensión p ed ag ó g ica y su concepción como a rte necesario p a ra la form ación del orador, y tam bién su estatuto de ciencia d el discurso. La Retórica forma un sistem a que se obtiene a p artir d e la realidad textual, p e ro q u e tam bién se proyecta so b re dicha realidad. La Retórica es un sistem a d e conocimiento históricam ente estableci­ do y consolidado. El tratam iento exhaustivo p o r la Retórica d e su objeto d e estudio ha p roducido una teorización con contenidos amplia y pun­ tualm ente concernientes a los diferentes aspectos d e los discursos p e r ­ tenecientes a la clase textual oratoria. Como arte y como ciencia la Retórica es un sistem a m etateórico provisto d e categorías y com ponen­ tes perfectam ente estructurados y relacionados entre sí, d e tal modo q u e dicho sistem a constituye un m odelo teórico d e explicación del texto retórico y d e la estructura d e su comunicación, centrada en la producción textuaPi. El carácter sistemático d e la Retórica como cien­ cia del discurso c o rre sp o n d e al hecho d e que da com pleta cuenta de una realidad cuya sistem aticidad es explicitada p o r el m odelo teórico qu e esta ciencia ofrece. Puede afirm arse que la Retórica es un sistema histórico que se ha form ado progresivam ente con la articulación d e las diversas categorías y d e los distintos com ponentes en los espacios teóricos co rresp o n d ien ­ tes, los cuales a su vez han sido consolidados en sí mismos y en sus respectivas relaciones como secciones del m odelo retórico que las sucesivas aportaciones teóricas han venido configurando. La sistemati-

“ Cfr. Antonio G a rd a B errio y T eresa H ernández, La Poética: Tradición y M oderni­ dad, M adrid, Síntesis, 1988, págs. 163-165. En relación con la noción d e m odelo teórico, véase Sebastian K. Saumjan, Lingüisti­ ca dinamica, Bari, Laterza, 1970, págs. 7-12 y 44-84.

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zación retórica llevada a cabo en la A ntigüedad clásica es el punto de partida y d e afianzamiento de esta disciplina, en la que las categorías ofrecidas por- los retóricos clásicos forman una organización teórica justam ente vigente en la ciencia retórica en épocas posteriores y en la actualidad, al ofrecer el sistema retórico históricam ente establecido explicaciones decisivas no sólo so b re el texto retórico, sino tam bién so b re otras clases textuales, com prendidas las diferentes clases de discursos literarios. La Retórica con la que contamos en el presen te ha sido enriquecida p o r continuas aportaciones históricas relativas a los diferentes espacios teóricos del m odelo, con la atención centrada en unos aspectos más que en otros según el p eríodo histórico o los objeti­ vos concretos d e los diversos retóricos; p ero la base de esta Retórica h e re d a d a es ante todo deudora del magnífico esfuerzo de teorización llevado a cabo p o r los retóricos g rieg o s y latinos. El sistem a retórico se nos presenta como lo que podem os llamar Rhetorica recepta, organización teórica que ha sido históricam ente ela­ borada y a través del tiem po asimilada e incorporada en diferentes m omentos al conocimiento contem poráneo so b re el discurso. C ierta­ m ente, esa Retórica recibida ha experim entado im portantes matizaciones y m odificaciones en su estructura teórica y en su misma concepción durante el transcurso de su utilización e interpretación en épocas sucesi­ vas. Esta Retórica es producto d e diversas contribuciones concernien­ tes en distintos m omentos a diferentes aspectos del objeto d e estudio d e la ciencia retórica; en la Edad Media, por ejem plo, se p restará una atención especial al com ponente de organización global del texto, m ientras q u e en los siglos XVIII y XIX las aportaciones co rresp o n d erán principalm ente a los elem entos de exornación verbal del discurso. Todas estas diferentes contribuciones, que muchas veces p ro ced en de planteam ientos enfrentados acerca d e la esencia y de la función de la Retórica, se integran en la Retórica que nos ha llegado históricam ente configurada, con explicaciones y propuestas diversas en muchos casos, p e ro asentada so b re un sistem a teórico general que la define y justifica. Para Kibedi V arga la historia de la Retórica es trasladada a un siste­ ma en el que son situados en una jerarquía de niveles las distintas aportaciones c ro n o ló g ic a s ^ ^ . Aunque muchas d e las aportaciones que se han hecho al corpus teórico de la Retórica no sean com pletas y sistem áticas23, esta disciplina, globalm ente considerada, forma induda-

“ Cfr. A ron Kibedi V arga, «Rhetoric, a Story or a System? A C hallenge to Historians of Renaissance Rhetoric», en: Jam es J. M urphy (ed ), Renaissance Eloquence. Studies ¡n the Theory and Practice o f Renaissance Rhetoric, Berkeley, University of California Press, 1983, págs. 84-91, pág. 86. “ Cfr. ibidem , pág. .85.

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blem ente un sistema, q u e p o r su form ación y configuración he califica­ do como histórico. La Rhetorica recepta es un corpus doctrinal acum u­ lado que, p o r estar sistem áticam ente organizado, adm ite y conduce a los lugares co rrespondientes las aportaciones teóricas que se han p ro ­ ducido. Ha sido precisam ente el siglo XX, en sus d écad as d e desarrollo d e la teoría lingüística am pliada al texto y a la estructura pragm ática y d e la Poética lingüística, el perío d o en el que m ayor interés se ha puesto en la interpretación y reactivación d e la doctrina recibida y en su conexión con el análisis textual y con la p ersp ectiv a lingüística de explicación literaria, principalm ente con la p ropuesta y confirmación d e la Retórica g e n e ra l^ . Como sistem a retórico no cerrado, la Retórica p o se e plena actuali­ d ad y p u e d e s e r em pleada adecuadam ente p a ra re sp o n d e r a cuestio­ nes decisivas q u e en el m om ento p rese n te continúan planteándose en los estudios del texto g en eral y del texto literario, si se lleva a cabo la recuperación d el pensam iento histórico, según el concepto y la e x p re ­ sión acuñados p o r el profesor G arcía B errio^. Dicha recuperación perm ite o b ten er en las aportaciones históricas soluciones a problem as d e la construcción textual g e n e ra l y literaria. La recuperación del p e n ­ samiento histórico perm ite d a r justa entrada en el corpus teórico reacti­ vado en su totalidad a aquellas p a rte s d e la Retórica que en algún m om ento fueron desatendidas. El hecho d e que la Retórica no haya tenido siem pre la misma am plitud teórica, habiendo q u edado en algu­ nos p erío d o s reducido a planteam ientos p arciales el objeto d e estudio d e esta disciplina, no im pide que el p ro g ram a retórico sea considerado en su totalidad: antes bien, gracias a la recuperación del pensam iento histórico, el concepto d e Rhetorica recepta incluye necesariam ente todas las p a rte s d e dicho program a, organizado como sistem a que co rresp o n d e a una realidad global. La fundam entación d e la Retórica como ciencia d el discurso tiene una dim ensión histórica, p e ro tam bién tiene una justificación actual. La Retórica quedó establecida como ciencia del texto retórico, p e ro su constitución y su am plitud han perm itido que q u e d e configurada como

“ Antonio G arcía Berrio, «Retórica como ciencia d e la ex p resiv id ad (Presupuestos para una Retórica general)», cit., págs. 20 y sigs. “ Cfr. ibidem , pág. 9; Antonio G arcía Berrio, «Texto y oración. P erspectivas d e la Lingüística textuab>, cit., pág. 262; Antonio G arcía Berrio, «Retórica com o ciencia d e la expresividad (Presupuestos p a ra una Retórica general)», cit., pág. 9; Antonio García Berrio, Teoría d e la Literatura, cit., págs. 16 y sigs.; Antonio G arcía B errio y T eresa H ernández, La Poética: Tradición y M odernidad, cit., págs. 11-64.

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ciencia del texto^®, gracias principalm ente a la aportación m etateórica e interpretativa que ha supuesto la Retórica general, con la utilización de categorías lingüístico-textuales y teórico-literarias junto a las d e la Rhetorica recepta. Como ciencia del texto, la Retórica actualizada y consoli­ dada como Retórica g en eral tiene el texto como centro d e su objeto de estudio, p e ro no deja d e aten d er al fenóm eno lingüístico-comunicativo en el que está incluido el texto; en efecto, la ciencia del texto se ocupa d el texto y del hecho comunicativo en el que éste es producido y recibido. La Retórica forma parte, d e este modo, de una ciencia g en eral del texto d e la que forma parte junto con la Lingüística textual y junto con una p arte muy im portante d e la Teoría teoría literaria form ada po r las contribuciones textuales de la Poética lingüística y de la Poética tradi­ cional. Las ya m encionadas conexiones del sistema retórico con el m arco semiótico hacen posible una perfecta articulación retórica de la realidad del fenómeno textual, lo cual reafirma la posición de la Retórica como com ponente m etateórico fundamental d e la ciencia general del texto. La elaboración actual de una ciencia textual no p u ed e llevarse a cabo sin contar con los indispensables planteam ientos que ofrece la Retórica como sistem a recibido que ha sido constituido históricam ente y que es actualizado en la totalidad de sus com ponentes y categorías.

Cfr. Antonio G arcía Berrio, «Retórica como ciencia de la ex p resiv id ad (P resupues­ tos p ara una Retórica general)», cit.. Pió Eugenio Di Rienzo, «La Retorica com e processualitá testuale», en F ederico Albano Leoni y Mana Rosaria Pigliasco (a cura di), Retorica e s a e n z e d el linguaggio, Roma, Bulzoni. 1979. págs 61-74. José María Pozuelo Yvancos. «Retórica g en eral y neorretórica», cit., pág s 190-195

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2. La formación del sistema retórico

La Retórica nació en el m undo antiguo con el fin de sistematizar la actividad comunicativa que se realizaba con los discursos p rep a ra d o s p ara p ro d u cir en el destinatario un efecto persuasivo*. Como James J. M urphy ha señalado, d e los diversos pueblos forjadores d e culturas en la A ntigüedad, sólo los g rieg o s se interesaron por analizar en tratados las norm as subyacentes a los discursos humanos y d e aquéllos tomaron los romanos, como h e re d e ro s del mundo griego, la atención a la Retóri­ ca, lo cual hace que ésta sea indudablem ente una disciplina p ropia d e la cultura occidental^. La construcción de discursos, d e la que hay testimonio en la Iliada, es anterior a las prim eras sistematizaciones d e la misma; la práctica d e la comunicación discursiva produjo una concien­ cia retórica a p artir d e la cual se construyó la explicitación del sistema d e codificación d e los textos retóricos^ En el siglo V a. C. se produjo, según la tradición, el establecim iento inicial de la Retórica gracias a Córax, quien en la ciudad siciliana d e Siracusa llevó a cabo una cierta sistematización d e la argum entación

‘ V éase G eorge Kennedy, The Art o í Persuasión in G reece, New Jersey, P nnceton University Press, 1972. ® Cfr. Jam es J. Murphy, «The O rigins and Early Developm ent of Rhetonc», cit., p ág s. 3-4. ^ Cfr. ibidem , pág. 4; Vasile Florescu, La rhétorique el ¡a néorhétorique G enése, Évolution, P erspectives, Bucarest, Editura Academiei, 1982, págs 10 y sigs

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p a ra la actuación comunicativa d e índole persuasiva, según unos ante los tribunales y según otros ante la asam blea política. Este incipiente sistem a fue llevado a la G recia m etropolitana p o r Tisias, discípulo de Córax'‘. En sus p rim eros pasos la Retórica g rie g a se encuentra unida a los sofistas, al se r considerada esta disciplina, d e sd e un punto d e vista filosófico y m oral, como una técnica al servicio d e la obtención d e un fin determ inado, con independencia d e la v erd ad . En este sentido destaca el ataque d e Platón a la Retórica en el diálogo Corgias^, así como en el diálogo Protágoras^ sin em bargo, en otro diálogo, el Fedro"^, hace una presentación positiva d e la Retórica. Fue precisam ente G orgias de Leontino, siciliano, el p rim e r retórico que alcanzó una g ran significa­ ción p o r su explicitación d e determ inados recursos d e la p ro sa d e arte, q u e gracias a éstos e ra diferenciada d e la p ro sa común®; G orgias se había instalado en Atenas en la segim da m itad del siglo V a. C. y allí ejerció una g ran influencia con sus enseñanzas retóricas. Otros réto res conocidos en estos p rim eros m om entos son Trasím aco e Hipias. Algu­ nas décadas p osterio r a G orgias es Isócrates, cuya influencia tam bién es decisiva en estos m om entos d e configuración inicial d e la Retórica, no sólo p o r su planteam iento d e la p ro sa d e arte basada en la oración periódica, en la que p a ra evitar la monotonía se m antiene la expecta­ ción d el público hasta que se com pleta el significado, sino tam bién po r su p ro g ram a d e educación racional®.

‘ Cfr. Jam es, J. Murphy, «The O rigins and Early D evelópm ent of Rhetoric», cit., pág. 4. V éase Josef Martin, A ntike Rhetorik. Technik und M ethode, Mvinich, Beck, 1974, pág. 1. ® Cfr. Platón, Gorgias, traducción d e J. Calonge, en: Platón, Diálogos, M adrid, C redos, vol. ni, 1983. V éase A rm ando P lebe y Pietro Emanuele, Manuale di retorica, cit., págs. 5 y sigs.; Renato Barilli, Retorica, Milán, Isedi, 1979, págs. 7-14. • Cfr. Platón, Protágoras, traducción d e C arlos C a rd a Cual, en: Platón, Diálogos, M adrid, C redos, vol. I, 1981. ’ Cfr. Platón, Fedro, en: Platón, El banquete, Fedón, Fedro, traducción d e Luis Gil, M adrid, C uadarram a, 1979, 3.» ed. V éase a este resp ecto la clásica o b ra d e W ern er Jaeger, Paideia, México, Fondo d e C ultura Económica, 1978, 2.“ ed., reim pr., págs. 982998, y R ichard M. W eaver, The Ethics o f Rhetoric, Davis, H erm agoras Press, 1985, págs. 3-26. ® Cfr. Femcindo Lázaro C arreter, Discurso d e investidura d e Doctor «honoris causa», M adrid, Ediciones d e la U niversidad Autónoma d e M adrid, 1988, págs. 25-26; Jam es J. Murphy, «The O rigins and Early D evelópm ent of Rhetoric», cit., págs. 10-12. o Cfr. ihidem , págs. 12-15; E duard N orden, Die antike Kunstprosa. Vom VI. Jahrhundert V. Chr. b is in die Zeit d e r Renaissance, Darmstadt, W issenschafthche Buchgesellschaft, 1974, vol. 1, págs. 113 y sigs.; W e m e r Jaeg er, Paideia, cit., págs. 830-856 y 922-950; Alfonso Reyes, La critica en la e d a d ateniense, en: Alfonso Reyes, O bras com pletas, vol. Xni, México, Fondo d e Cultura Económica, 1983, reim pr,, págs. 182 y sigs.

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¡ Con la Retórica d e Aristóteles esta disciplina queda plenam ente ■"‘implantada, en el siglo IV a. C., en el sistema d e pensam iento d e la A ntigüedad clásica. Esta obra d e A ristóteles es fundamental p ara la consolidación histórica d e la Retórica, p o r una p arte po rq u e la define y aclara su función, y p o r otra p a rte p o rq u e establece categorías im pres­ cindibles p a ra la constitución del sistem a retórico, como son el propio concepto d e discurso, los g é n e ro s d e oratoria, las operaciones que realiza el orador, las diferentes funciones d e los oyentes del discurso en relación con éste, etc. Incluso la fundam entación ló g ica" de la cons­ trucción argum entativa que ofrece Aristóteles contribuye al afianza­ m iento de la Retórica con la colaboración d e la Dialéctica en una parte tan m edular d e la actividad com unicativo-persuasiva como es la defen­ sa razonada d e la posición m antenida po r el orador. La Retórica d e A ristóteles había puesto las b ases y las líneas m aes­ tras p a ra la construcción d e una explicación com pleta del fenómeno retórico, esto es, de todos los elem entos que lo com ponen y de las relaciones que entre éstos existen. Los tratados retóricos posteriores j rán com pletando aspectos concretos del esquem a retórico general o confirm arán su estructura global ofreciendo un tratam iento integral del amplio objeto retórico constituido por el discurso y p o r los dem ás elem entos retóricos. La creación de un m arco teórico que progresivam e ^ e iba siendo aceptado y que servía como espacio global d e refe­ rencia m etateórica fue, sin duda, un logro absolutam ente im prescindi­ ble p a ra la form ación del sistema retórico. En este m arco p u eden se r situadas diferentes contribuciones retóricas, como las de H erm ágoras d e Temnos en el siglo II a. C. acerca de los estados de la causa^, que implican la relación entre el orador, el discurso y los hechos so b re los que éste versa. Igualmente, las tem pranas aportaciones al estudio del estilo hechas p o r Teofrasto*^, que vivió en los siglos IV y III a. C., así

Cfr A ristóteles, Retórica, ed. cit.; Antonio Tovar, «Introducción» a esta edición, Forbes I. Híll, «The R hetonc oí Aristotle», en James J M urphy (ed ). A Synopüc History o í ClassicalRhetoric, cit.. págs. 19-7&-. G E B Sairwshury, A History o íC n ticism and Literary Vaste in Europe, G inebra, Slatkine, 1971, vol I, pág s 39 y sigs , G. M A. G rube, The G reek and Román Critics, Londres, Methuen, 1968, págs. 92 y sigs.; Alfonso Reyes, La antigua Retórica, en: Alfonso Reyes, Obras completas, vol. III, cit., págs. 375 y sigs. ** V éase a este respecto Renato Barilli, Retorica, cit , págs. 19-22; Paolo Orvieto, «La retorica antica dalle origini al Rinascimento e la sua attualitá», en- Clotilde Pontercorvo (a cura di). Discorso e retorica, Turín, Loescher, 1981, págs. 50-109, págs. 66 y sigs. Cfr. Jam es J. Murphy, «The A ge of Codification' H erm agoras and the PseudoC iceronian Rhetorica ad Herennium», en- James J. M urphy (ed.), A Synoptic H istory o f Classical Rhetoric, cit., págs. 77-89, págs. 80-82; O. M A G rube, The G reek and Román Critics, cit., págs. 142-144. Cfr. ihidem , págs. 103 y sigs.

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como el im portante tratado Sobre el estílo atribuido a Dem etrio Faler e o ‘^, se sitúan en el espacio retórico co rresp o n d ien te a la p a rte verb al del discurso; lo mismo su ced e con las aportaciones realizadas poste­ riorm ente tam bién a propósito d e las cuestiones d el estilo en el siglo II d e nuestra e ra en la p a rte g rie g a d el Im perio Romano p o r H erm ógenes d e Tarso*®. En la configuración d e la Retórica en el m undo g rie g o en estrecho contacto con Roma d esem peña un p a p e l destacado en el siglo I a. C. la obra retórica d e Filodem o d e Gadara*®. De extraordinaria im portancia es la o b ra Sobre lo sublim e, d e fecha incierta, p ro b ab le ­ m ente del siglo I d e nuestra era*^. Como M urphy afirma, la Retórica g rie g a había sido som etida a uíí] p roceso d e codificación p o r los estudiosos helenísticos, d e tal m odo^ que, doctrinalm ente estructurada, fue recibida en Roma a m ediados del siglo 11 a. C. La actividad teórica llevada a cabo en la cultura latina en el cam po d e la Retórica fue decisiva p a ra la consolidación d e esta disciplina en todos sus aspectos*®. Es im portante la figura d e Catón el Viejo, que vivió e n los siglos II y III a. C. y cuyo tratado retórico no se ha conservado^o. La Rhetorica ad Herennium, obra anónima d e a lre d e ­ d o r d el año 90 a. C!, es el tratado fe tó fic o ^ ñ s e rv a d o más antiguo escri­ to en latín^*. Esta retórica ofrece una sistematización exhaustiva del fenóCfr. D em etrio, Sobre el estilo, traducción d e José G arcía López, M adrid, C redos, 1979. Sobre la fecha d e esta obra, v éase la «Introducción» d e G arcía López a esta traducción y tam bién G. M. A. G rube, The G reek and Román Crítics, cit., p ág s. 110 y sigs., y J. W. H. Atkins, Literary Criticism in Antiquity, G loucester, Mass., Smith, 1961, vol. n, págs. 196 y sigs. El exam en d e las fechas p ro p u estas y su pro p io análisis llevan a G arcía López a situar este tratado en fecha p o sterio r al siglo III e incluso al II a. C.; cfr. José G arcía López, «Introducción», cit., pág. 16. Cfr. G. M. A. C rube, The G reek and Román Crítics, cit., págs. 338-339. Cfr. ibidem , págs. 200-206. Cfr. Pseudo-Longino, Sobre lo sublim e, traducción d e José G arcía López, M adrid, C redos, 1979; José G arcía López, «Introducción» a esta traducción, págs. 136-140; G. M. A. G rube, The G reek and Román Crítics, cit., págs. 341-353; J. W. H. Atkins, Literary Criticism in Antiquity, cit., vol. II, págs. 210-253. Cfr. Jam es J. Murphy, «The A ge of Codification: H erm agoras and the PseudoCiceronian Rhetorica ad Herennium», cit., pág. 80. '» V éase M arcelino M enéndez Pelayo, Historia d e las ideas estéticas en España, Ma­ drid, Consejo Superior d e Investigaciones Científicas, 1974, vol. 1, págs. 111 y sigs.; G eorge Kennedy, The A rt ofR h eto ríc in the Román World, New Jersey. Princeton University Press, 1972; J. D. D'Alton, Román Literary Theory and Criticism, Nueva York, Russell and Russell, 1962. ” V éase J. W. H. Atkins, Literary Criticism in Antiquity, cit., vol. 11, pág. 16. Cfr. A d C. Herermium d e ratione dicendi, edición bilingüe latín-inglés d e H. Caplan, L ondres-C am bridge, Mass., Heinemann y H arvard University Press, 1968. V éase Jam es J. Murphy, «The A ge of Codification: H erm agoras and the Pseudo-Ciceronian Rhetorica ad Herennium», cit., p ág s. 82 y sigs.; G. M. A. G nibe, The G reek and Román Critics, cit., págs. 165-167.

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m eno retórico, en la que se trata d e las cinco operaciones retórica d e las p artes del discurso, d e las figuras, etc. Su influencia en la form; ción d el sistem a retórico como instrum ental com pleto de análisis d< fenóm eno retórico en todos sus aspectos es extraordinaria. Junto a la Rhetorica ad Herennium, que fue atribuida a Cicerón, hs que situar, a propósito d e la consolidación romana de la Retórica, > conjunto d e tratados retóricos del propio C icerón, posteriores en v. rías décadas a aquel anónimo texto, que como, tal conjunto forman l sistem a teórico d e explicación r e t ó r i c a ^ ^ C icerón contaba para su te' rización con una práctica oratoria de la que son m uestra sus excelentf discursos en perfecta prosa artística l a t i n a c a r a c t e r i z a d a por el u; del perío d o como equilibrada unidad sintáctica de pensam iento. I p rim era obra retórica d e Cicerón es De inventione^^, tratado escrito e su juventud, en el cual se ocupa no sólo de la invención retórica, sir tam bién d e los diferentes com ponentes del corpus teórico d e la Retói ca aceptada que rep resen tab a la muy técnica Rhetorica ad Herenmui Muchos años d esp u és de h ab er escrito De inventione, Cicerón produ sus ob ras retóricas d e m adurez. De oratore^^, el Orator^^, las Partiti nes oratoriae^ y la Tópica^. En la aportación d e C icerón a la Retórií destaca De oratore, obra en la que trata de la formación del orador d e los elem entos del discurso. En el Orator hace una defensa de elaboración verb al del discurso, ofreciendo una teoría d e la pro

“ Cfr. Marcelino M enéndez Pelayo, Historia d e las ideas estéticas en España, c i t , v I, págs. 113-120; G. E. B. Saintsbury, A History o í Criticism and Literary Taste in Eurof cit., vol. I, págs. 217-221; Donovan J. Ochs, «C icero's Rhetoncal Theory», en: Jam es M urphy (ed.), A Synoptic History oíC lassical Rhetoric, c i t , págs. 90-150; G. M A G ruí The G reek and Román Critics, cit . p ág s 168-192: Alfonso Reyes, La antigua Retórica, c págs. 410-440; J. W. H Atkins, Literary Criticism in Antiquity, cit . vol II, pág s 20 y sic Renato Barilli, Poética e retorica, Milán, Mursia, 1984, págs. 55 y sigs., Antonio Mele «Breve historia d e la Retórica», en, VV AA , Lecciones de Retórica y Métrica. Valenc Lindes, 1981, págs. 7-117, págs 60 y sigs , Antonio A lberte, Cicerón ante Ja Retór: Valladolid, U niversidad de Valladohd. 1987, VV AA . Papers from the Rutgers Univers C onference on «De oratore», núm ero monográfico d e Rhetorica. 6, 3, 1988, Edua N orden, Die antike Kunslprosa. cit , vol I, pág;; 35I-3S'1 Cfr ibidem , vol I, pág s 212 y sigs Cfr. M arco Tulio Cicerón, De inventione, edición bilingüe latin-mglés d e H Hubbell, L ondres-C am bridge, Mass , Heinemann y H arvard University Press, 1976 Cfr. Marco Tulio Cicerón, De oratore, ed bilingüe latín-inglés d e E. W, Sutton y Rackham, Londres-C am bridge. Mass , Heinemann y H arvard University Press, 1976 vols. Cfr, M arco Tulio Cicerón. Orator, edición d e H S Wilkins, en M TuUi Cicero Rhetorica, Oxford, Oxford University Press, 1982. vol II, reim pr ^ Cfr. M arco Tulio Cicerón, Tópica, edición d e H S Wilkins, ibidem . “ Cfr. M arco Tulio Cicerón, Partitiones oratoriae, edición d e H. S. Wilkins, ih id e r

artística dentro d e una concepción global del discurso. Las Partitiones oratoríae constituyen una acertad a sistematización d el instrum ental teó­ rico d e la Retórica y d e sus categorías. En la Tópica se ocupa d e los pimtos tem áticos d e la argum entación retórica. C icerón ha contribuido con la totalidad d e su producción teórica al afianzamiento del sistem a retórico. Es el réto r hispanorrom ano O l^ ilia n o . en el siglo I d e nuestra era, : quien ha p roducido la m ás o rd en ad a expíicitación d el fenóm eno retóri­ co en toda su com plejidad. Los doce libros d e su Institutio oratoria^, en los que Ouintiliano se m uestra como teórico no sólo d e la Retórica sino tam bién d e la educación integral del ciudadano romano, constituyen una v e rd a d e ra cristalización d e la sistematización retórica anterior y especialm ente d e la llevada a cabo p o r el desconocido autor d e la Rhetorica ad Herennium y p o r C icerón en el conjunto d e sus tratados retóricos. En la Institutio oratoria están perfectam ente tratadas las dife­ rentes cuestiones concernientes al estatuto mismo d e la Retórica, así como a su función y a los diversos aspectos y elem entos del fenóm eno retórico; a p artir d e la sistematización d e Ouintiliano, las o p e ra ciones retóricas, los g én ero s d e discurso, las p a rte s d e éste, la finalidad del orador, e tc T q ü e d a rá n perfectam enté estaEIécidos, gracias a la capaci­ d ad sistem atizadora y a la brillantez d el pensam iento d e este teórico. La Retórica a d q u iere en el siglo 1 d. C. un altísimo nivel d e codificación, que paradójicam ente coincide con la decadencia d e la práctica oratoria ' al h a b e r sido sustituidas las instituciones republicanas rom anas p o r las del Imperio, p o r lo que el espacio civil p a ra la utilización persuasiva del lenguaje se vio sustancialm ente r e d u c i d o E n su Diálogo sobre los oradores e x p re sa Tácito su preocupación p o r la decadencia d e la ora­ toria Dicha codificación, sin em bargo, tiene una directísim a p ro y ec­ ción en la enseñanza^^. La Retórica era, pues, en todo momento, un com ponente fundam ental d e la form ación d e los ciudadanos. En las

“ Cfr. Marco Fabio Ouintiliano, Institutio oratoria, ed. cit. Sobre Ouintiliano véase G. E. B. Saintsbury, A History o f Criticism and Literary Taste m Europa, cit., vol. I, págs. 289321; Jean Cousin, É tudes su r Quintilian, París, Bouvin, 1936; G eo rg e Kennedy. The A rt o f R hetoric in the Román World, cit., págs. 487-514; G. M. A. G rube, The G reek and Román Critics, cit., págs. 284-307; ]. W. H. Atkins, Literary Criticism in Antiquity, cit., vol. II, págs. 254-298; Prentice A. M eador, «Quintilian and the Institutio oratoria», en: Jam es J. M urphy (ed.), A Synoptic History o f Classical Rhetoric, cit., págs. 151-176. ” Cfr. Prentice A. M eador, «Quintilian and the Institutio oratoria», cit., págs. 151-152. ’>. Cfr. C om elio Tácito, Diálogo so b re los oradores, edición bilingüe d e R oberto H eredia, México, U niversidad Nacional Autónoma d e México, 1977, I. “ Cfr. Michael W interbottom (ed.), Román Declamation, Bristol, Bristol Classical Press, 1980.

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enseñanzas retóricas tenían una función muy im portante las exercita tie­ nes, ejercicios o prácticas que los alum nos d e los m aestros d e Retórica hacían como ensayo de la construcción y emisión d e discursos que se realizaba escribiendo, leyendo y diciendo, es decir, p o r m edio de la redacción, la lectura de textos de autores, que funcionan como m odelos objeto d e imitación, y la pronunciación d e d iscursos^. Un elem ento destacado en estos ejercicios lo constituían las declam aciones o contro­ versias escolares (scholasticae controversiae) en las que dos estudian­ tes d e Retórica se enfrentaban actuando con sus correspondientes dis­ cursos en juicios ficticios^, práctica de la que se han m antenido algu­ nos aspectos en la formación jurídica. La se rie histórica d a tres elem entos doctrinales form ada p o r la Rhetorica ad H erennium ^éi conjunto de obras retóricas d e Cicerón y la ynstitutio oratoria d e Quintiliano, exhaustivo tratado h e re d e ro de los dos elem entos anteriores, es el fundamento d e la Rhetorica recepta, que como corpus teórico contiene las categorías y las líneas principales del sistema retórico históricam ente constituido. La Retórica había sido c read a en Grecia, p e ro fue la actividad teorizadora d e los romanos, con su espíritu práctico, la que produjo una sistematización retórica sum a­ m ente coherente y sólida^. La corriente de pensam iento que en la elucidación retórica conduce desde las propuestas g rieg as iniciales hasta Ouintihano no se detiene en la Institutio oratoria, si bien encuentra en ésta un punto de llegada, d e afianzamiento y tam bién d e partida p ara la persistencia dinám ica d e un sistema que sufrirá m odificaciones d e acuerdo con las condiciones y exigencias d e cada época y que en el caso de que, como así ha sucedido, p ierd a en determ inado momento, p o r una acción d e b o rrad o o exclusión cultural^®, alguno de sus com po­ nentes teóricos, lo que habrá experim entado es la desconexión durante un p eríodo d e tiempo, que p u e d e se r muy largo en muchas ocasiones, d el com ponente aparentem ente perdido, el cual existe como casilla vacía que, p o r m edio de la activación m etateórica de aquél, volverá a s e r llenada p o r un contenido teórico históricam ente recuperado.

Cfr. M arco Fabio Quintiliano, ¡nstjtutio oratoria, ed cit,, 10, 1, 1 V éase tam bier Heinrich Lausberg, Manual de Retórica literaria, cit , §§ 1092-1150 ^ Cfr ibidem , § 1147, James ] Murphy, «The End of the Ancient W orld' The Seconc Sophistic and Saint Augustine», en: Jam es J. M urphy (ed.), A Synoptic History o í Classica Rhetoric, cit., págs. 117-184 “ V éase Alfonso Reyes, La antigua Retórica, cit • Josef Martin, A ntike Rhetorik. Tech nik und M ethode, cit.; Roland Barthes, «L'ancienne rhétorique. Aide-m em oire», en: Com munications, 16, 1970, págs. 172-223 “ Cfr. Antonio G arcía Barrio, «II ruolo della retorica neU 'analisi/interpretazione de testi letterari», en: Versus, 35-36, 1983, págs. 99-154.

El período de la Retórica latina posterior a Quintiliano se caracteriza por la insistencia e7rT á"ánñazóñteórica establecida por la Institutio oratoria, en pleno desarrollo d e la llamada «segunda Sofística», desde la segunda mitad del siglo I d. C. hasta el siglo Las aportaciones de los retóricos latinos m en o re s^ son im portantes po r la confirmación que suponen para las ideas retóricas ya implantadas y asimiladas, p ero también po r determ inados planteam ientos que sin duda contribuyen a un enriquecimiento del corpus doctrinal establecido. " Un rasgo decisivo d e la Retórica clásica, que es base de una cons­ tante del desarrollo retórico, es su colaboración con la Poética én el nivel en el que ésta no ofrecía una explicitación d e las características \ del objeto d e estudio equivalente al proporcionado por la Retórica. El ^tratamiento retórico d e los dispositivos lingüísticos d e la prosa artística no tenía correspondencia en la Poética, que por ello comienza ya en la Antigüedad a tomar de la Retórica la sistematización de los recursos elocutivos, con el fin de explicar la construcción verbal del texto literario39. ^ La Retórica m edieval ofrece contribuciones im portantes para la constitución~3§tTrt§!eníárretórico. La enseñanza d e esta disciplina se' m antiene en la Edad Media p o r su pertenencia al conjunto de las siete artes liberales, ^ e n lro del cual está agrupada con la Gramática y la Lógica en elJTnvjum*’. Tras im período de transición del que forman parte San Agustín, Casiodoro y San I s i d o r o e l planteamiento renova-

” Cfr. G. M. A. G nibe, The G reek and Román Critics, cit., págs. 325 y sigs.; James J. Murphy, «The End of the Ancient W orld: The Second Sophistic and Saint Augustine», cit., págs. 177-178; Alain Michel, La parole et la beauté. Rhétorique eí Esthétique dans la tradition occidentale, París, Les Belles Lettres, 1982, págs. 101-138. “ Cfr. C. Halm (ed.), Rbetores Latini m inores, Leipzig, Teubner, 1863 (reim pr., Frankfurt. Minerva, 1964^ “ Cfr. Antonio García Berrio, «Retórica como ciencia d e la expresividad (Presupues­ tos para una Retórica general)», cit., pág. 22; Antonio García Berrio, Teoría d e la Literatu­ ra, cit., págs. 21-22. Afirma García Berrio: «Lo que se p roduce p or tanto en la antigüedad es una progresiva indistinción y síntesis d e las dos g ran d es disciplinas del discurso, Poética y Retórica, y no una sim ple retorización con em pobrecim iento d e la Poética», cfr. ibidem , pág. 22. *° Cfr. Em st Robert Curtius, Literatura europea y Edad Media latina, Madrid, Fondo d e Cultura Económica, 1981, vol. I, págs. 63 y sigs. Cfr. ibidem , págs. 114-117: E dgar d e Bruyne, Estudios de Estética m edieval, Ma­ drid, G redos, 1958, 3 vols., vol. 1, págs. 44 y sigs.: Wladislaw Tatarkiewicz, Storia delI'Estetica, Turín, Einaudi, 1979-1980, 3 vols., vol. II, págs. 60 y sigs.; Jam es J. Murphy, «The End of the Ancient W orld: The Second Sophistic and Saint Augustine», cit., págs. 183-184; Antonio García Berrio y Teresa Hernández, La Poética: Tradición y Modernidad, cit., págs. 22-23; James J. Murphy, Rhetoric in the M iddie A ges, Berkeley, University of California Press, 1981, reim pr., págs. 43 y sigs.

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dor d e la Retórica, aunque dentro del sistema consplidade^-se produce con el establecimiento de la^ artes medievales^^. (I.as artes dictam irii^/ constituyen la Retórica de la composición epistolar y son un apoyo para la idea de estructura textual del discurso retórico''^, que es fundamental en el pensam iento retórico medieval; con las artes dictaminis se produ­ ce un desplazam iento del canal de la comunicación retórica desde el eje acústico-momentáneo, de índolg^r-a-lr-haeia-el^je visivo-estable, de carácter escrito'*'’. También l a s a r o s p r a e ^ j^ ^ d ip e íu e r z a n en el siste­ ma retórico la organización textuaf y activan los dispositivos de resu­ men y división temáticos para que los oyentes no pierdan la concepción _global del serm ón mientras lo escuchan'*®. Por su parte fas artes^ poetir P J s á m edievales tienen una gran influencia retórica"'^ e ñ T ^ q u e se

Cfr. Ernst Robert Curtius, Literatura europea y Edad Media latina, cit,, vol I, págs 117 y s'igs.: Edgar d e Bruyne, Estudios de Estética medieval, cit , vol II, págs 15 y sigs , C harles S. Baldwin, M edieval Rhetoric and Poetics, Londres, MacMillan, 1959, reim pr ; James J. Murphy, Rhetoric in the Middle A ges, cit , James J Murphy (ed.), Three Medieval Rhetorical Arts, Berkeley, University of California Press. 1985, reim pr . A ndrea Battistini y Ezio Raimondi, Retoriche e Poetiche dommanlt, en Alberto Asor Rosa (a cura di) ietteratura Italiana, vol, III, Le form e del testo, 1. Teoría e poesia, Turín, Einaudi, 1984, págs. 5339, págs. 20 y sigs. " Sobre las artes dictaminis véase Ludwig Rockinger, Brieísteller und Formelbucher des elften bis vierzehnten Jahrhunderts, Nueva York, Frankhn, 1961, reim pr.; Ernst Ro­ bert Curtius, Literatura europea y Edad Media latina, cit,, vol I. págs 117-118: Edgar de B ru ^ e , Estudios de Estética m edieval, cit., vol. II, págs. 15-20; James J. Murphy, Rhetoric in ü:e Middle A ges, cit., págs. 194-268; Martin Camargo, «Toward a C om prehensive Art of Written Discourse: Geoffrey of Vinsauf and the /.r s Dictaminis», en Rhetorica, 6, 2, 1988, págs. 167-194. ^ Sobre los ejes d e la comunicación, véase Luigi Heilmarm, «Prem esse storiche», en: Luigi Heilmaim y Eddo Rigotti (a cura di), La lingüistica: aspetti e problem i, Bolonia, II Mulino, 1975, págs. 13-34, pág. 14; Luigi Heilmarm, «Problemi grafici del ladmo fassano. Analisi e proposte», en: Mondo Ladino, O uaderni 1-c, la Lingua, 1978, págs. 57-71, págs. 58-59; véase tam bién Francisco Chico Rico, Pragmática y construcción literaria, cit., págs. 111-113. " A propósito de las artes praedicandi, véase T M Charland, Artes praedicandi Contribution á l'histoire de la Rhétorique au Moyen Age, París, Vrin, 1936: E dgar de Bruyne, Estudios de Estética medieval, cit , vol II, págs. 56-75, James J Murphy, Rhetoric in the Middle A ges, cit., págs. 269-355. V éase a propósito de las artes poeticae Edmond Paral, Les Arts Poétiques du XII'’ et du XI!I‘ siécle, París, Champion, 1971; Edgar d e Bruyne, Estudios de Estética medieval, cit., vol. II, págs. 20-56; Paul Zumthor, Essai de poétique m édiévale, París, Seuil, 1972, Paúl Zumthor, Lingua e tecniche poetiche nell'etá romanica, Bolonia, II Mulino, 1973; Paúl Zumthor, Langue, texte, enigm e, París, Seuil, 1975, James J Murphy, Rhetoric in the Middle A ges, cit., págs. 135-193, Ernst Robert Curtius, Literatura europea y Edad Media latina, cit., vol. I, págs 212 y sigs " Cfr. Antonio García Berrio y Teresa Hernández, La Poética Tradición y Moderni­ dad, cit., pág. 22; Antonio García Berno, «Poética e ideología del discurso clásico», en: Revista de Literatura, 41, 81, 1979, págs 5-40, págs 11-12.

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refiere a la estructura textual de la obra y prestan una gran atención a la organización rítm ico-versal^, im prescindible en la explicación de la literatura en estas artes*^, p e ro que tam bién estaba presente en las artes dictaminis^. Las tres artes coinciden no sólo en el interés po r la l organización qlobaT del T6Xfo smó~también eñT á^te n c ió n li Joa eíém^^ '.tos de exornación tféléstifó-corneo m edio dé"em bellecimiento del comIponente vérbal d e la carta; d el serm ón o de la obra literaria®*. En la Edad"Medía lo níás significativo p ara el sistema retórico es lá consolida­ ción de la construcción textual en su estructura profunda y en sus aspectos d e la estructura d e superficie, así como la aproxim ación d e la Retórica a la Poética. —. La Retórica mantiene im papel d e gran importancia en el Renani-' m iento. Los cuatro cornponentes de la doctrina estético-literaria d e este período son, como ha estudiado García B erria^el píatónicb, é l aristoté­ lico, el horaciano y el retóricb®*^ El pensam iento poético y retórico renacentista supone una recepción y una asimilación de los plantea­ mientos e instrumentos teóricos procedentes del mvmdo clásico, con una actitud humanista de descubrim iento e interpretación®^. En el Rena-

í

V éase José Domínguez C aparrós, Métrica y Poética, Madrid, U niversidad Nacional d e Educación a Distancia, 1988. Cfr. Paul Zumthor, Langue, texte, énigm e, cit., págs. 125 y sigs.; Em st Robert Curtius, Literatura europea y Edad Media latina, cit., vol. I, págs. 215 y sigs. V éase G odofredo d e Vinsauf, Poetria nova, edición d e Edmond Faral, Les Arts Poétiques du XII" et du XIllo siécle, cit., págs. 197-262; Mateo d e Vendóme, A rs versificatoria, edición de Edmond Faral, Les Arts Poétiques du XII’ et du XIII’ siécle, cit., págs. 109-193; p ara el tratado De arte prosayca, métrica, et rithmica (conocido tam bién como Poetria) d e Juan de Garlande, véase Jam es J. Murphy, Rhetoric in the M iddle A ges, cit., págs. 176-180, y Edmond Faral, Les A rts Poétiques du XII’ et du XIII’ siécle, cit., págs. 378-380. *> Cfr. Em st R obert Curtius, Literatura europea y Edad Media latina, cit., pág. 217; Martin Cam argo, «Toward a C om prehensive Art of W ritten Discourse: Geoffrey of Vin­ sauf and the A rs Dictaminisy>, cit., págs. 170-172. V éase G odofredo d e Vinsauf, Documentum de m odo et arte dictandi et versiíicandi, edición d e Edmond Faral, Les Arts Poétiques du XII’ et du XIII’ siécle, cit., págs. 265-320. Cfr. ibidem , págs. 89 y sigs.; Jam es J. Murphy, Rhetoric in the M iddle A ges, cit., págs. 135-355; Alain Michel, La parole et la beauté, cit., págs. 161 y sigs. “ V éase Antonio G arcía Berrio, Formación de la Teoría Literaria moderna, 1. La tópica horaciana en Europa, M adrid, Cupsa, 1977; Antonio García Berrio, Formación de la Teoría Literaria m oderna, 2. Teoría poética de! Siglo d e Oro, Murcia, U niversidad de Murcia, 1980; Antonio García Berrio, Introducción a la Poética clasicista, Madrid, Taurus, 1988; Antonio García Berrio, Teoría de la Literatura, cit., págs. 16-23; véase también Antonio García Berrio y T eresa Hernández, La Poética. Tradición y M odernidad, cit., págs. 24-32. “ Sobre las ideas retóricas y poéticas d el Renacimiento, véase la bibliografía citada en la nota anterior, y tam bién Paul Zumthor, La m asque et la lum iére. La poétique des grands rhétoriqueurs, París, Seuil, 1978; B em ard W einberg (a cura di), Trattati di Retori-

^2

cimiento se llevó a cabo la utilización de la Retórica para la explicación poética, en concreto, a propósito de los comentarios de la Epístola ad Pisones de Horacio®^, produciéndose «la tendencia, de entidad no des­ deñable, a la conglom eración retórico-poética»®®, según ha expresado el profesor García Berrio, quien ha explicado que los comentarios intentaron adaptar el pensam iento horaciano al esquem a formado por las tres operaciones retóricas fundamentales®®, que en la segunda parte de este libro estudiamos como operaciones constituyentes de discurso. Esta actitud teórica mantenía la tendencia a la retorización de la Poética, p ero tam bién suponía una poetización de la Retórica, que ya se había iniciado cuando ésta pasó a ocuparse del funcionamiento de los disposi­ tivos lingüístico-artísticos del texto literario®'^. La Retórica conservaba activas en este acercam iento a la Poética las operaciones atinentes al referente y a la estructuración textual, operaciones de inventio y disposiüo, respectivam ente, así como la relativa a la sección verbal del texto, operación de elocutio. En el Renacimiento se ab re el camino a una Retórica autónoma y diferenciada de la Poética®®; es la Retórica extensam ente cultivada en los siglos XVI y XVII, en los que junto a la Retórica común adquiere gran importancia la religiosa®®. La relación de tratadistas retóricos o

ca e Poética del '500, Bari, Lalerza, 1970-1973, 4 vols.; B em ard W einberg, A History o í Literary Criticisw in the Italian Renaissance, Chicago. The Chicago University Press, 1961, 2 vols.; Marcelino M enéndez Pelayo, Historia de las ideas estéticas en España, cit , vol I. págs. 623-837; G. E. B. Saintsbury, A History oíCriticism and Literary Taste in Europe, cit., vol. II; Baxter Hathaway, The A g e o í Criticism. The Late Renaissance in Italy, W estport, Conn., G reenwood, 1972, reim pr.; Marc Fumaroli, L 'A ge de l'Éloquence. Rhétorique et «res literaria» d e Ja Renaissance au seuil de l'époque classique, G inebra, Droz, 1984, 2.= ed.; James ]. M urphy (ed.), Renaissance Eloquence, cit.; Eugenio Garm, M edioevo y Renacimiento, Madrid, Taurus, 1981, págs 95 y sigs.; A ndrea Battistini y Ezio Raimondi, Retoriche e Poetiche dommanti, cit ^ Cfr. Quinto Horacio Flaco, Ars Poética, edición bilingüe latín-inglés de H Rushton Fairclough, Londres-Cam bridge, Mass , Heinemann y Harvard University Press, 1970. “ Cfr. Antonio García Berrio, Formación de la Teoría Literaria moderna. I La tópica horaciana en Europa, cit., pág. 37. “ Cfr. ibidem , págs. 37-65 " Cfr. Antonio García Berrio, Teoría de ¡a Literatura, cit , pág 23 “ Cfr ibidem , pág. 22. 39 V éase Marcelino M enéndez Pelayo, Historia de ¡as ideas estéticas en España, cit., vol I, págs. 623-673, y la sistematización de las contribuciones históricas llevada a cabo por Antonio García Berrio, Formación d e la Teoría Literaria moderna, 1. La tópica horaciana en Europa, cit.; Antonio García Berrio, Formación de la Teoría Literaria moderna, 2. Teoría poética del Siglo d e Oro, cit,, Antonio García Berrio, Introducción a la Poética clasicista, cit. V éase tam bién Antonio Vilanova, «Preceptistas de los siglos XVI y XVII», en- W .A A ., Historia general de ¡as Literaturas Hispánicas, Barcelona, Barna, 1953, vol. III,

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relacionados con la Retórica en este período es amplísima e incluye a Fray Luis d e Granada, a Juan Luis Vives, a Benito Arias Montano, a Miguel de Salinas, a Erasmo, a Philip Melanchton, etc.®°. En la Retórica ("íéspañí^a del siglo XVI encontram os im planteam iento muy completo de ^ lár disciplina en la obra retórica del Brócense^* y un importante y ordenado planteam iento centrado en el discurso en Antonio Llull®^, Sin em bargo, tiene lugar en el siglo XVI ima reflexión sobre las relaciones entre las diferentes ciencias, en la que Vives se ocupa de la Retórica dentro de un sistema d e disciplinas®^ y plantea el problem a de la

págs. 565-692; Antonio Martí, La preceptiva retórica española en el Siglo d e Oro, Madrid, C redos, 1972; José Rico Verdú, La Retórica española d e los siglos XVI y XVII, Madrid, Consejo Superior d e Investigaciones Científicas, 1973; Luisa López C rigera, «Introduction to the Study of Rhetoric in Sixteenth Century Spain», en: Díspositio, 8, 1983, 22-23, págs. 118; Elena Artaza, El «ars narrandi» en el siglo XVI español. Teoría y práctica, Bilbao, U niversidad d e Deusto, 1989; Marc Fumaroli, L 'Á ge d e I'Éloquence, cit.; James J. Murphy (ed.), Renaissance Eloquence, cit.; Don Abbot, «La Retórica y el Renacimiento: An O ver­ View of Spanish Theory», ibidem , págs. 95-104; Alex L. Cordon, «The A scendance of Rhetoric and the Struggle for Poetic in Sixteenth-Century France», ibidem , págs. 375-384; Helmut Schanze, «Problems and T rends in the History of Germ án Rhetoric to 1500», ibidem , págs. 105-125; John W. O'Malley, «Content and Rhetorical Forms in SixteenthC entury Treatises on Preaching», ibidem , págs. 238-252; John O W ard, «Renaissance Commentators on Ciceronian Rhetoric», ibidem , págs. 126-173; Marc Fumaroli, «Rhetoric, Pohtics, and Society: From Italian Ciceronianism to French Classicism», ibidem , págs. 253273; Judith Rice Henderson, «Erasmus on the Art of Letter-Writing», ibidem , págs. 331355; Aron Kibedi Varga, «Rhetoric, a Story or a System? A Challenge to Historian of Renaissance Rhetoric», cit.; Klauss Dockhom, nRhetorica movet: humanismo protestante y renacimiento carolingio», en: Helmut Schanze (comp.). Retórica. Contribuciones sobre su historia en Alemania. Siglos XVI a XX, Buenos Aires, Alfa, 1976, págs. 19-51. “ V éase Antonio Martí, La preceptiva retórica española en el Siglo d e Oro, cit.; José Rico V erdú, La Retórica española d e los siglos XVI y XVII, cit.; Antonio García Berrio, Formación de la Teoría Literaria m oderna, 2. Teoría poética del Siglo d e Oro, cit.; James J. Murphy, «One Thousand N eglected Authors: The Scope and Im portance of Renaissance Rhetoric», en: James J. M urphy (ed.), Renaissance Eloquence, cit., págs. 20-36. Cfr. Francisco Sánchez d e las Brozas, De arte dicendi, edición bilingüe d e Eusta­ quio Sánchez Salor, y Francisco Sánchez d e las Brozas, Organum dialecücum et rhetoricum, edición bilm güe d e C ésar C haparro, en: Francisco Sánchez d e las Brozas, Obras, I. Escritos retóricos, C áceres, Institución Cultural El Brócense, 1984 Cfr. Antonio García Berrio, Formación d e la Teoría Literaria moderna, 2. Teoría poética del Siglo d e Oro, cit., págs. 52-60; Antonio Martí, La preceptiva retórica española en el Siglo d e Oro, cit., págs. 62 y sigs. “ V éase el extenso exam en que Antonio García Berrio ha hecho del tratado De oratione d e Antonio Llull; Antonio García Berrio, Formación d e la Teoría Literaria m oder­ na, 2. Teoría poética d el Siglo d e Oro, cit., págs. 48-68. “ Cfr. Juan Luis Vives, De ratione dicendi, en: Juan Luis Vives, Opera Omnia, edición d e G regorio Mayans, Valencia, Monfort, 1782-1785, vol. II. V éase Antonio García Berrio, Formación de la Teoría Literaria moderna, 2. Teoría poética d el Siglo d e Oro, cit., págs. 28 y sigs.

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degradación de la Retórica, que coincide con otras ciencias en algunos de sus com ponentes y así queda reducida a la elocutio^*. En este senti­ do es decisiva para la delimitación y futura configuración de la Retórica la figura del francés F ierre de la Ramée (Petrus Ramus), quien reclama para la Dialéctica los m ateriales teóricos de la inventio retórica y actúa determ inantem ente p ara la restricción de la Retórica a la elocutio^. La gran influencia d e Petrus Ramus, así como la de su discípulo Omer Talón, en el pensam iento europeo supuso la fundamentación de la limitación d e la Retórica al tratado elocutivo y, por tanto, de su reduc­ ción y configuración como disciplina del ornato verbal®®, que tanto condicionaría el desarrollo posterior de la Retórica. La reducción retórica que se implanta en el siglo XVI había tenido como antecedentes en el siglo XV, por una parte, la adscripción a la Dialéctica de los loci y de la técnica de la argum entación retórica, que llevó a cabo Rudolf Agrícola®'', y, por otra parte, el planteamiento de Jorge de Trebisonda (Trapezuntius), griego em igrado a Italia, quien ponía de relieve entre todas las partes retóricas la elocutio, con lo que continuaba una tradición en la que en la Antigüedad se habían situado principalm ente los autores retóricos griegos, como Herm ógenes, frente al m enor interés de los latinos por este componente®®. La concentración d e la Retórica en el tratado de la elocutio d e b e mucho al interés de los humanistas por el aprendizaje directo de la elocuencia en los discursos, especialm ente en la obra oratoria de Cicerón, por lo cual se produce la potenciación del com ponente de estilo basada en la imitación de los modelos®®.

” Juan Luis Vives, De causis corruptarum arltum, err Juan Luis Vives, De disciplinis librí XX, A m bares, Michael Hillenius, 1531, fols. 47v. y sigs. Véase Vasile Florescu, la rhétorique el la néorhétorique, cit , págs 110 y sigs.; Don Abbot, «La Retórica y el Renacimiento: An O verview of Spanish Theory», cit., págs. 96 y sigs “ Cfr. Petrus Ramus, Scholae in liberales artes, B^silea, Eusebius Episcopius et Nicolai F. H aeredes, 1569 (edición facsímil, Hildesheim, Olins, 1970), vol. I. cois 273 y sigs ; W alter J. Ong, «Introduction» a esta edición, págs. VI-XVl, Vasile Florescu. La rhétorique et la néorhétorique, cit., págs, 111 y sigs , Eugenio Gann, M edioevo y Renacimiento, cit pág. 99. 66 V éase la detallada explicación de esta restricción que hace Vasile Florescu, La rhétorique et la néorhétorique, cit., págs. 99-119, cfr. tam bién G erald P. Mohrmann, «Oratorical Delivery and Other Problem s in Current Scholarship on English Renaissance Rhctoric», en: James J. Murphy (ed ), Renaissance Eloquence. cit , págs 56-83, pág 58 6’ Cfr. Vasile Florescu, La rhétorique el la néorhétorique, cit , págs 111-112 6® Cfr. ibideni, pág. 110. V éase Luisa López G rigera, «Introduction to the Study of Rhetoric in Sixteenth Century Spain», cit., págs 10-11 6® Cfr. ibidem , págs 109 y sigs.; Eduard Norden, Die antike Kunstprosa, cit., vol. II, p ágs 748 y sigs.; Antonio García Berrio. Formación de la Teoría Literaria moderna, I La tópica horaciana en Europa, cit ; págs. 31 y sigs.. Marc Fumaroli, L 'A ge d e l'ÉIoquence,

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Agrícola, Vives y Ramus habían puesto d esd e la Filosofía las bases para la reducción d e la Retórica y para su literaturización como ciencia d e la elocutio, m ientras que los planteam ientos propiam ente retóricos, en los que se mantenían todos los com ponentes de la Retórica, intenta­ ban que ésta se afianzara como disciplina separada d e la Poética. A /finales del siglo XVI tiene lugar vma decadencia d e la Retórica, que se encierra en sí misma, habiendo m arcado su espacio propio con resp ec­ to a la Poética*®, y tiene en esos años como única proyección práctica la oratoria religiosa, muy desarrollada en España, la cual está sometida a estrechos condicionamientos, especialm ente después del Concilio de Trento, y orientada, en lo estrictam ente retórico, a la artificiosidad verbal y a la complicación del acto de pronunciación o emisión del discurso**. En el siglo X y p á e produce una especial aportación de índole retóri^ c a y lite ra ri^ c o n la sistematización doctrinal del concepto debida a Baltasar Gracián. que hace im brillantísimo planteam iento d e la creaciSii éátéticcKverbal basada en la agudeza^^. El sistema retórico acogía cit., págs. 77 y sigs.; Alain Michel, La parole et la beauté, cit., págs. 209 y sigs.; Paul Oskar Kristeller, «Rhetoric in M edieval and Renaissance Culture», en; James J. M urphy (ed.). Renaissance Eloquence, cit., págs. 1-19. ™ Antonio García Barrio explica la situación previa a la decadencia retórica al tratar d e las relaciones entre Retórica y Poética contando con la tendencia al desarrollo autóno­ mo d e la Retórica, que rom pe el conglom erado retórico-poético; cfr. Antonio García Berrio, Formación d e la Teoría Literaria moderna, 2. Teoría poética del Siglo de Oro, cit., pág, 74; véase tam bién Antonio G arcía Berrio, Teoría d e la Literatura, cit., págs. 22-23. Cfr. Antonio García Berrio, Formación d e ¡a Teoría Literaria m oderna, Z. Teoría poética del Siglo de Oro, cit., págs. 75 y sigs.; Antonio Marti, La preceptiva retórica española en el Siglo d e Oro, cit., págs. 111 y sigs.; Marc Fumaroli, L 'Á ge d e l'Éloquence, cit., págs. 116 y sigs.; Francis C erdán, «Historia d e la historia d e la O ratoria Sagrada española en el Siglo d e Oro. Introducción crítica y bibliográfica», en: Criticón, 32, 1985, págs. 55-107. ” Cfr. Baltasar Gracián, Agudeza y arte d e ingenio, edición d e Evaristo C orrea Calderón, Madrid, Castalia, 1969, 2 vols. V éase Fem ando Lázaro C arreter, «Sobre la difi­ cultad conceptista», en: Fem ando Lázaro C arreter, Estilo barroco y personalidad creadora, Madrid, C átedra, 1977, págs. 13-43; Félix Monge, «Culteranismo y conceptism o a la luz de Gracián», en: Estudios de Filología e Historia Literaria en el III lustro del Instituto de Estudios Hispánicos, Portugueses e Iberoamericanos de la Universidad Estatal d e Utrecht, La Haya, Van G oor Zonen, 1966, págs. 358-381; Antonio García Berrio, España e Italia ante el conceptismo, Madrid, Consejo Superior d e Investigaciones Científicas, 1968; Antonio García Berrio, Formación de la Teoría Literaria moderna, 2. Teoría poética del Siglo de Oro, cit., págs. 469 y sigs.; Antonio García Berrio, Introducción a la Poética clasicista, cit,, págs. 214-218, 273-275; T eresa H em ández, «La teoría literaria del conceptism o en Baltasar Gracián», en: Estudios d e Lingüistica, 3, 1985-1986, págs. 7-46; Ceferino Peralta, Agudeza y arte de ingenio, en: Miguel BatUori y Ceferino Peralta, Baltasar Gracián en su vida y en sus obras, Zaragoza, Institución F em ando el Católico, 1969, págs. 143-155; Ricardo Senabre, Gracián y «El Criticón», Salamanca, U niversidad d e Salamanca, 1979, págs. 57 y sigs.; Renato Barilli, Poética e retorica, cit., págs. 198 y sigs.

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así en el Barroco una contribución fundamental en el apartado de la elocutio con un fuerte enraizamiento en la construcción semántica. Con el Clasicismo francés, la Retórica se orienta exclusivamente hacia el á m b it^ d e I^ m a m e n ta c tó li verbal, con la reducción desde un sistema a uno de los c^m pónentes de éste. La Retórica pasa a ser una tegiia.de l^_elocatio, un estudio d e una de sus partes, con una desaten­ ción d e las dem ás que es especialm ente significativa en lo que se refiere a las otras dos operaciones fundamentales, la inventio y la dispositio. En la prim era mitad del siqlc n c v n T ^ publica el Traité des ^Tropes de Du Marsais, que afianza esta posición retórica y ejerce una gran influencia en los estudios retóricos” ; un siglo después aparece _^os partes el tratado sobre las figuras del discurso de Fierre que dentro del campo estrictam ente elocutivo supone una am­ pliación con respecto a Du Marsais al ocuparse de las figuras y de los tropos^®. La Retórica ha llegado así a ser una R^etórica r e s trin g id ^ , un estudio limitado a los recursos de exornación'^tocuttva. Aunque esta Retórica elocutiva no constituyó la única actitud hacia el fenómeno retórico, puesto que en el propio siglo XVIII encontram os la riqueza de los planteam ientos de Vico” y de la organizada y completa Retórica de Mayans y Sisear^® e incluso en la misma Francia algunas actitudes más amplias que la de Du Marsais^®, puede afirmarse que la reducción de la Retórica a la elocutio es la posición retórica que se consolida y se impone como representación de la Retórica, a p esar del em pobreci­ miento y de las graves consecuencias que ello supuso para esta disci-

Cfr. G érard Genette, «La rhétorique restreinte», en' G érard Genette, Figures III, París, Seuil, 1972, págs. 21-40, pág. 23. Cfr. F ierre Fontanier, Les figures du discours, París, Flammarion, 1968; contiene el Manuel classique po u r l ’étude des trapes ou éléments de la Science du sens d es mots y el Traité général d es figures du discours autres que les trapes Cfr. G érard Genette, «La rhétorique restreinte», cit . págs. 23-25; G érard Genette, «Introduction. La rhétorique des figures», en. Fierre Fontanier, Les figures du discaurs, cit , págs 5-17. ” Cfr. G érard Genette, «La rhétorique restreinte». cit ; Paul Ricoeur. La metáfara viva, Madrid, Europa, 1980, págs 71-95; Paolo Orvieto, «La Retorica antica dalle origini al Rinascimento e la sua attualitá», cit , págs 100 y sigs , Antonio García Berrio, «Retórica como ciencia de la expresividad (Presupuestos para una i^etórica general)», cit , pág 11 ” Cfr Renato BariUi, Paetica e retarica, cit . págs, 210-251, Andrea Battistini. La degnitá della retorica. Studi su Giovan Battista Vico, Pisa, Facini, 1975, Luigi Rosiello, Lingüisti­ ca illuminista, Bolonia. II Mulino. 1967. págs 72 y sigs ; Andrea Battistini y Ezio Raimondi. Retoriche e Poetiche dominanti, cit.. págs 138 y sigs ™ G regorio Mayans y Sisear, Retórica, en. G regorio Mayans y Sisear, Obras com ple­ tas, edición de Antonio Mestre Sanchis, vol III, Oliva, Publicaciones del Ayuntamiento d e Oliva, 1984. ™ Cfr. Aron Kibedi Varga, Rhétorique et littérature, cit , págs. 16-17.

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plina. Los estudios retóricos se ven reducidos a manuales poco origina­ les en cuanto a ideas retóricas; es el caso de las Lectures on Rhetoric and Belles Lettres d e Hugh Blair, d e 1782®°. La Retórica se ve recluida en preceptivas dirigidas principalm ente a su utilización escolar, como el Arte de hablar d e Gómez Hermosilla, que d esd e 1825 hasta 1835 fue texto obligatorio en las cátedras d e Humanidades en España®*. La reducción d e la Retórica al tratado d e la elocutio sostenía la vinculación entre esta disciplina y los estudios literarios precisam ente en el punto de contacto en el que se había producido su conexión con la Poética. Pero la Retórica elocutiva llega a p e rd e r su relación activa con la lengua literaria ^ e s ’e n -realidad-una p r e ^ p tiv a literaria constituida p o r hstas d e figuras estableeidas-al-Haargen de-.su Junción-en eldiscurso retórico y en el discurso literario®^ al h aberse producido la disolución de la concepción global e integradora del texto retórico, en la que la elocutio y sus dispositivos forman parte d e un todo en el que soüdariam ente actúan todas las operaciones retóricas y en el que están situados, textual y comvmicativamente conectados, el em isor y el rec e p ­ tor. El sistema retórico se veía muy reducido, p ero mantenía, aunque vacías, las casillas teóricas que, históricamente cimentadas, perm itirían la reactivación d e dicljo sistema en todos sus aspectos. ~ Ha sido el sig^^TCX^l que ha visto ren acer una conciencia retórica que no está a le ja d a 'd é la que llevó a los griegos a inventar la Retórica. La conciencia retórica del siglo XX, afianzada por la Lingüística.4KuUa Filosofía, po r la Ciencia Jurídica®^ y po r la Te.oría„de.la-Literatü-ra^fea lleváTío al planteamiento de^recuperación da.ia. Retórica en^ todas, sus paTTésrcon el enriquecim iento del sistema retórico hered ad o con matiraciones e interpretaciShes que h a c e^ o sib je s eLaltQ_grado_de desarjoÜó alcanzado' "en la actualidad"pór“lá reflexión sobre la comunicación lingüística y so b re lalcpjktitucB 'iTf^Tü^E staTra^ ca tiene en gran m edida una condición histórica: para la explicación del objeto de estudio que es el discurso, el teórico sabe que puede contar con el sistema retórico históricamente establecido. Resultado de esta conciencia es la recuperación del pensam iento histórico, a la que ante­ riorm ente me he referido.

® Cfr. René Wellek, Historia d e la Crítica m oderna, Madrid, C redos, 1969-1988, 6 vols., vol. I, págs. 128-129. Cfr. Marcelino M enéndez Pelayo, Historia d e las ideas estéticas en España, cit., vol. 1, págs. 1440 y sigs. “ Cfr. Antonio García Berrio, «Retórica como ciencia d e la expresividad (Presupues­ tos para una Retórica general)», cit,, págs. 15-17. “ Cfr. Vasile Florescu, La rhétorique et la néorhétorique, cit., págs. 152 y sigs.

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En la reactivación d g_ la Retórica llevada a cabo en la segunda mitad de este siglo, ^ N e o r r e t ó r i ^ , distingue Pozuelo Yvancos tres tenden­ cias o líneas ae-investigáción®^: la Retórica de la argumentación, la Retódca de base estructuralista y la Retórica general de carácter textual.Uía Retórica como teoría de la argum entación se ha centrado funda­ mentalmente el razonamiento y en la estructuración argumentativa del discurso®^@a Retórica estructuralista tiene su fundamentación en las posiciones del neoformalismo, en los estudios literarios de índole estructuralista; destaca en esta línea la contribución del Grupo /i®®, que realizó una excelente sistematización de los recursos retóricos elocutivos y narrativos en un intento de Retórica general que dejaba fuera de su plan pactes retóricas im prescindibles para la condición general de la Retóricav^a Retórica general textual propuesta po r García Berrio®’’ es la que, por la amplitud de su armazón m etateórica y por su privile­ giada conexión con la Poética tradicional y m oderna, se encuentra en una situación óptima para consolidar plenam ente el mencionado estatu­ to general; esta Retórica general recupera la totalidad de las operacio­ nes retóricas, especialm ente la inventio y la dispositio^ como operacio­ nes fundamentales junto a la elocutio, y reconstruye en su totalidad el fenómeno retórico, con un firme apoyo lingüístico y semiótico®®. La Retórica general textual es la más sólida y coherente vía de utilización del sistema retórico, puesto que perm ite la activación de éste en todas sus secciones, incluidas las que, como casillas vacías, habían quedado desconectadas en algún momento de la evolución de la

^ Cfr. José María Pozuelo Yvancos. «Retórica general y neorretórica», cit.. págs 181211, págs, 182 y sigs.; véase también José María Pozuelo Yvancos. Teoría d el lenguaje literario, cit.. págs. 159 y sigs. “ Cfr. Chaim Perelman y Lucie Olbrechts-Tyteca, Tratado de la argumentación La nueva retórica, cit. “ Cfr. G rupo ti, Retórica general, Barcelona, Paidós, 1987, Grupo ¡i. Rbétorique de la poésie, Bruselas, Complexa, 1977, Cfr, Antonio García Berrio, «Retórica como ciencia de la expresividad (Presu­ puestos p ara una Retórica general)», cit , Antonio García Berrio, Teoría de ¡a Literatura, cit , págs, 140 y sigs Cfr. Antonio García Berrio, «Retórica como ciencia de la expresividad (Presupues­ tos para una Retórica general)», cit , págs 26-34, José María Pozuelo Yvancos. «Retórica general y neorretórica», c i t , págs 206-221 Cfr Antonio G arda Berrio, «Retórica como ciencia de la expresividad (Presupues­ tos para una Retórica general)», cit , Luigi Heilmann, «Rhetoric, New Rhetoric and Linguistic Theory», en: Luigi Heilmann. Linguaggio, Lingue, Culture. Saggi Linguistici e mdologici, Bolonia, II Mulino, 1983, págs, 283-299, José María Pozuelo Yvancos, «Retórica general y neorretórica», cit.; Francisco Chico Rico, Pragmática y construcción literaria, cit , Angel López García. «Retórica y Lingüística Una fundamentación lingüística del sistemar retórico tradicional», cit.

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Retórica, (bgiisidero necesario ex p resar queí*esta Retórica general de carácter textual no consiste solam ente en la reactivación e interpreta­ ción de la Rhetorica recepta, sino que también supone una ampliación del instrumental teórico con las contribuciones retóricas producidas d e sd e los actuales planteam ientos textuales, con la consiguiente exten­ sión del instrumental teórico*V La Retórica general contribuye, pues, decisivam ente a la formación del sistema retórico.

” Cfr. Antonio G arcía Berrio, «Retórica como ciencia d e la expresividad (Presupues­ tos p ara una Retórica general)», cit., págs. 34-53; Luigi Heilmann, «Rhetoric, New Rhetoric and Linguistic Theory», págs. 292-298; G iuseppe Mosconi, «La dim ensione retorica: Dalí “arte di p e rsu a d e re ” alia ricerca sul parlare-com unicare e sul parlare-pensare», en: Clotilde Pontecorvo (a cura di). Discorso e retorica, cit., págs. 18-49.

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Parte Segunda: RETÓRICA COMO SISTEMA

3. Texto retórico y hecho retórico

3.1.

La organización del hecho retórico. El texto retórico

La Retórica se ocupa tanto de la estructuración interna del discurso retórico como d e su estructuración externa, es decir, atiende a la orga­ nización textual y también a las relaciones que dicha organización man­ tiene con el orador, con el público, con el referente y con el contexto en el que tiene lugar la comunicación. Esta realidad compleja hace necesario distinguir entre el texto o discurso retórico, por un lado, y el hecho retórico, por otro. El hecho retórico está formado por el orador o productor, el destinatario o receptor, el texto retórico, el referente de ' éste y el contexto en el que tiene lugar El texto retórico forma parte,del hecho retórico y es im prescindible para la existencia de éste; a su vez, p ara la constitución y el funcionamiento del discurso es necesario el conjunto de elem entos que componen el hecho retórico El hecho retórico, con el texto retórico, forma una construcción en la que las relaciones sintácticas, semánticas y pragm áticas están solidariam ente establecidas y proporcionan una unidad semiótica global a la comuni­ cación retórica. La distinción y la relación entre texto retórico y hecho retórico contribuyen al entendimiento de la Retórica como disciplina englobadora de la realidad objeto de estudio en todos los aspectos. La teorización retórica ha producido una sistematización que abarca la totalidad del hecho retórico y que, de acuerdo con lo expuesto, está 43V

centrada en el discurso como elem ento fundamental de aquél. Dicha sistematización está distribuida en dos ejes, uno de representación vertical y otro de representación horizontal. El prim ero responde a la forma en que pu ed e se r representado el conjunto de las operaciones retóricas como serie que conduce d esd e estructuras referenciales y subyacentes a estructuras manifiestas, m ientras que el segundo resulta d e la representación d e las diferentes partes del discurso, que compo­ nen una serie caracterizada por la progresión o sucesividad al estar todas ellas situadas, como conjunto cerrado, en un mismo plano. El eje vertical y el eje horizontal, como ejes d e representación teórica, sostie­ nen la organización del m odelo retórico y proporcionan en su conjunto la base d e la explicación d e los procesos retóricos de constitución y comimicación del texto retórico. Los dos ejes d e la sistematización retórica atañen al texto retórico y al hecho retórico. El eje vertical, puesto que corresponde a las opera­ ciones d e producción retórica, concierne de una parte a la actividad del orador y d e otra a los diferentes niveles del texto retórico e incluso al referente d e éste. El eje horizontal recoge la estructuración del texto en distintas partes, p ero también, como se explicará más adelante, la del referente, adem ás d e tener relación con la producción de dicho texto por el orador, producción que está orientada a un proceso de recepción que ha d e reahzar el destinatario del discurso. Esta situación es resultado d e la interrelación que existe entre el texto retórico y el resto de los elem entos del hecho retórico, la cual hace que aquél sea la cristalización de la tensión general en la que desem bocan las relacio­ nes entre los elem entos integrantes del m encionado hecho. En la figura sicfuiente están representados dichos ejes*: ACTIO ~ " l

MEMORIA I.......... ELOCUTIO Exordium

Narratio |

Exordium

Narratio

DISPOSITIO

A rgumentatio

Peroratio

| INVENTIO

Argumentatio

Peroratio

INTELLECTIO

‘ En la figura, en el eje vertical la flecha indica la dirección d e la producción del texto en la que están ordenadas las operaciones, expresadas con letras mayúsculas: en el

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El texto o discurso retórico es la construcción material-lingüística que produce la actividad comunicativa del o r a d o r ^ . Como objeto lin­ güístico que es, consta de niveles y elem entos constitutivos entre los cuales existen relaciones d e índole estructural^. Estos niveles, elem en­ tos y relaciones son estudiados a propósito d e las operaciones retóri­ cas, logro indiscutible de la teorización retórica histórica que en la actualidad m antiene un elevado p o d er explicativo en punto al estudio d e la producción y d e la constitución del texto retórico, así como del texto general y del texto literario. El texto retórico, de acuerdo con el concepto que del mismo p ro ­ porciona el conjunto d e operaciones retóricas, se presenta organizado en dos niveles principales: el que dep en d e de la operación de dispositio, que consiste en la estructuración de los elem entos conceptuales dentro del discurso, y el resultante de la operación de elocutio, que es la verbalización o expresión d e dichos elem entos conceptuales. El pri­ m ero de estos niveles es subyacente, m ientras que el segundo es aquel en el que se manifiesta el prim ero. Con estas operaciones la Retórica explica la constitución del texto retórico como conjunto de estructura profunda textual y estructura de superficie textual, lo que ofrece un planteam iento teórico de indudable validez para la com prensión actual d el texto. Estos dos niveles del texto retórico forman el espacio sintácti­ co, en sentido semiótico, del hecho retórico. La teorización retórica ofrece otra operación im prescindible para la construcción textual, la inventio, de la cual d ep en d e la obtención de los elem entos que forman el referente del discurso. Con esta operación es elaborada la construc­ ción referencial que es representada por el texto al se r incorporada a su estructura subyacente. A la inventio corresponde, por tanto, un nivel que, si bien no está propiam ente en el texto retórico, está vinculado de modo tan estrecho a éste que sin la existencia de dicho nivel de in ventío no pueden obtenerse los que corresponden a dispositío y a elocuüo. El discurso retórico está formado po r re s y po r verba, com ponentes _

horizontal, la ñecha señala la progresión lineal del discurso, según la cual están o rdena­ das sus partes, que se encuentran en el nivel de la operación de inventio y en el de la operación d e dispositío, situación de la que me ocupo en el capítulo 5, en su apartado 5 2 2 Sobre la noción de texto, véase W olgang U. D ressler, Introduzione alia lingüistica del testo, cit., págs. 24-25, Antonio García Berno, «Texto y oración Perspectivas de la lingüística textual», cit.; Tomás Albaladejo y Antonio García Barrio, «La Imguística del texto», cit., págs. 221-233 A propósito de los niveles del dominio textual, véase Antonio García Berrio, «Ling’.’ística, literaridad/poeticidad (Gramática, Pragmática, Texto)», en: 1616. Anuario de la Sociedad Española de Literatura General y Comparada, 2, 1979, págs. 125-170, pág. 146. V éase tam bién Fréuicisco Chico Rico, Pragmática y construcción literaria, cit., págs. 67-74

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que están asociados al complejo de niveles del texto y del referente. .Quintiliano escribe: «Todo discurso consta de aquello que es significado y de aque­ llo que significa, esto es, de asuntos y de palabras.»"

Queda así explicado el discurso como signo lingüístico formado, por significado y p o r significante. La materia o asunto del texto retórico es la configuración inicial de la res, que es som etida a las distintas operaciones de elaboración discursiva. La res ha sido tradicionalm ente asociada al plano de la invenüo, misión d e la cual es la configuración d e la res como conjunto d e ideas que beneficien la posición que el orador defiende en el ' discurso. Las verba, p o r su parte, se encuentran vinculadas a la elocutío, al se r ésta la operación encargada de la verbalización discursiva. Esta aproxim ación de un conjimto de dos elem entos, el formado po r res y verba, y im esquem a d e tres m iem bros, el d e las operaciones retóri­ cas inventio, dispositio y elocutio, lleva a una distribución en la que queda sin correspondencia unívoca la dispositio, a la cual son por ello asociadas tanto la res como las verba, como expresa Quintiliano: «que adem ás todo discurso consta d e asuntos y de palabras: que la invención ha sido considerada en los asuntos, la elocución en las palabras, la colocación [= disposición] en ambas»®. Esta doble adscripción de la dispositio, de la que se han ocupado Heinrich Lausberg y Antonio García Berrio®, conduce a su vez a una doble situación de la noción de res, pues ésta es, p o r un lado, relacionada con la inventio m ientras que, p or otro, en virtud d e la doble correspondencia de la dispositio, tam­ bién se relaciona con esta operación. Esta doble situación de la res, que se encuentra así conectada con dos operaciones diferentes, semántica ima y sintáctica otra, y vinculada a la intensión y a la extensión^, perm i­ te, a mi juicio, distinguir dos clases de res: la res de índole semántica

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\ CU. Marco Fabio Quintiliano, Instituüo oratoria, ed. cit., 3, 5, 1. ’ Cfr. ibidem , 8, pr., 6. * Cfr. Heinrich Lausberg, Manual d e Retórica literaria, cit., §§ 45, 445 y 454. Véase especialm ente la explicación d e Antonio García Berrio, Formación d e la Teoría Literaria m oderna, 1. La tópica horaciana en Europa, cit., págs. 51-59 y 413. ’ Sobre los conceptos d e intensión y extensión, véase Rudolf Carnap, «Significación y sinonimia en las lenguas naturales», en: E. Coumet, O. Ducrot y E. Gattegno (eds.), Lógica y lingüistica, Buenos Aires, Nueva Visión, 1978, págs. 111-125: Barbara Stanosz, «Formal Theories of Extensión and Intensión of Expression», en: Semiótica, 2, 1970, págs. 102-114; Harmut Kubczak, Das Verháltnis von Intensión und Extensión ais sprachwissenschaftliche Problem, Tubinga, Narr, 1975.

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como contenido extensional, que está vinculada a la inventio, y la res de índole sintáctica como contenido intensional, propia d e la dispositio. De acuerdo con esta interpretación, la prim era re s es el referente del texto y la segunda re s es la estructura profunda textual, que es la estructura de sentido, esto es, la estructura de significado textual®. El discurso retórico se presenta d e este modo como un signo complejo, signo textual cuyo significante son las verba y cuyo significado es la res de índole sintáctica, es decir, la re s intensional (semántico-intensional), y ese signo tiene im referente que es la re s de índole semántica, esto es, la re s extensional (semántico-extensional). La explicación del texto retórico como signo, atendiendo a las verba y al desdoblam iento de la res, da entrada en la organización de los com ponentes discursivos a la serie formada p o r inventio, dispositio y elocutio. Los conceptos de verba y re s tienen una altísima capacidad explicativa en cuanto al texto no sólo en la Retórica, sino tam bién en la Poética; junto con las parejas conceptuales ingenium-ars y docere-delectare constituyen las tres dua­ lidades con las que el hecho literario es estructurado en la Epistola ad Pisones de Horacio y en los comentarios a ésta, como ha estudiado García Berrio®. Las verba forman la m icroestructura'° o estructura de superficie, de carácter oracional, del texto retórico; la re s intensional constituye la m acroestructura“ de dicho texto y la res extensional es su referente. El hecho retórico es el fenómeno comunicativo en el que el orador construye un texto de la clase oratoria y lo presenta al destinatario con

® A propósito d e la estructura d e sentido, véase Tomás Albaladejo, «Estructura de sent’do, representación textual semántico-intensional y tópico textual», en' Anales d e la Universidad de Murcia. Letras, 43, 1-2, 1984, págs. 265-284. ® Cfr. Quinto Horacio Flaco, A rs poética, ed. bilingüe latín-inglés d e H. Rushton Fairclough, Londres-Cam bridge, Mass., Heinemann y H arvard University Press, 1970. Sobre estas tres dualidades, véase Antonio García Berrio, Formación d e la Teoría Literaria m oderna, I. La tópica horaciana en Europa, cit , Antonio García Berrio, Formación de la Teoría Literaria moderna, 2. Teoría poética del Siglo d e Oro. cit , Antonio García Berrio, Introducción a la Poética clasicista, cit., págs. 77 y sigs., 159 y sigs.; Antonio García Berno, «El “patrón” renacentista d e Horacio y los tópicos teórico-literarios del Siglo d e Oro español», en: Actas del Cuarto Congreso Internacional de Hispanistas, Salamanca, 1971, Salamanca, U niversidad d e Salamanca, 1982, vol. 1, págs. 573-588. Cfr. Teun A. van Dijk, Some A spects o f Text Grammars, c i t , págs. 6 y 17. “ Cfr. ibidem , págs. 6, 130 y sigs., Teun A van Dijk, «Nota sulle m acrostrutture linguistiche», en: Maria Elisabeth Conte (a cura di), La lingüistica testuale, Milán, Feltrinelli, 1977, págs. 181-194; Teun A. van Dijk, Texí and Conlext. cit . págs 130 y sigs ; Thomas Ballmer, «Macrostructures», en: Teun A. van Dijk (ed.), Pragmatics o í Language and Literature, Amsterdam, North Holland, 1976. págs 1-22: Antonio García Barrio y Tomás Albaladejo, «Estructura composicional Macroestructuras», cit

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la finalidad d e influir en él persuadiéndolo de algo. El núcleo del hecho o fenómeno retórico es el discurso, a lre d ed o r del cual están dispuestos los dem ás elem entos que lo componen. En este fenómeno está incluido, en una posición d e vinculación directa al m encionado núcleo, el refe­ rente d el discurso o estructura d e conjunto referencial*®, que consta de los seres, estados, procesos, acciones e ideas que son representados en el texto. El referente y su relación con el texto retórico forman el espacio semántico, en sentido semiótico, del hecho retórico. Un elem ento claram ente activo del hecho retórico es el orador, que es el productor o constructor del discurso, con el que p rete n d e con­ vencer al receptor, influir en él p ara que modifique su pensam iento o para que actúe d e un modo determ inado. Para p o d e r desarrollar una actividad adecuada en el hecho retórico, el orador ha d e p o seer los conocimientos técnicos necesarios p ara la producción y emisión del discurso retórico y unas cualidades que le perm itan aprovechar dichos conocimientos apropiadam ente. En la figura del orador se encuentran implicados el concepto d e ars, relativo a dichos conocimientos técni­ cos, y el d e ingenium o natura, que es el conjunto d e cualidades innatas d el orador. El orador es, según la definición tradicional, debida a Catón el Viejo, un virbonus peritus dicendP^, un hom bre bueno experto en el decir, que con su actividad comunicativa p ersigue la utilitas de la causa, el interés d e la posición retórica en la que está situado y que defiende con su discurso. El orador ha d e p o seer para ello una com pe­ tencia especial, que podem os llamar competencia retórica activa, que es de carácter te x tu a l-c o m im ic a tiv o e s decir, es una competencia lingüística centrada en el texto y en su comunicación, que es más amplia que la com petencia propuesta po r la gram ática generativotransformacional, puesto que incluye no sólo la capacidad d e construir las oraciones del texto retórico, sino tam bién la de fundarlo temática­ mente, la d e organizado en su estructura textual global y la de dirigirlo al destinatario d e m anera efectiva. Se trata d e una com petencia añadi­ da a la com petencia lingüistica normal, es una segunda com petencia de acuerdo con la exphcación que García Berrio da de la competencia

Cfr. Tomás Albaladejo, «Componente pragm ático, com ponente d e representación y m odelo lingüístico-textual», en: Lingua e Stile, 18, 1, 1983, págs. 3-46, pág. 13. Cfr. Marco Fabio Quintiliano, Instituüo oratoria, ed. cit., 12, 1, 1. “ Para la fundamentación d e la com petencia textual-comunicativa, véase Siegfried ]. Schmidt, Teoría del texto, M adrid, C átedra, 1977, págs. 33-35; Teun A. van Dijk, Som e A spects o f Text Granunars, cit., págs. 2 y sigs., 313 y sigs.; Teun A. van Dijk, Per una Poética generativa, Bolonia, II Miüino, 1976, págs. 63, 116-117.

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literaria/poética *3, Gracias a su competencia retórica activa, esto es, relativa a la producción textual, el orador lleva a cabo las nnencionadas operaciones de inventio, dispositio y elocutio y también la operación previa d e intellectio, por la que com prende la situación retórica en la que está situado y las operaciones posteriores de memoria, po r la que m emoriza el discurso, y pronuntiatio o actio, que es la actualización del discurso ante el receptor. / El destinatario del texto retórico es, po r lo general, de carácter colBCtivo, pues incluso en los casos en los que el orador se dirige al juez como destinatario individual también está hablando para el públi­ co. El receptor es el elem ento del hecho retórico que funciona como punto de llegada del texto y de su emisión. En lo que se refiere a este elem ento hay una diferencia fundamental entre la recepción del texto retórico y la del texto literario: para que este último logre plenam ente su efecto estético, el destinatario ha de tener, en sentido pasivo o de recepción, com petencia literaria/poética como competencia añadida a la lingüística común*®, es decir, ha de p o seer la capacidad propia del lector cuho y con sensibilidad literaria de experim entar el prim er conocimiento literario según la propuesta de Dámaso Alonso*^; en cam­ bio, el texto retórico puede conseguir su efecto aunque el destinatario posea solamente com petencia lingüística común, la cual, desde una perspectiva teórica de carácter hnguístico-textual y pragm ático, es com petencia lingüístico-textual-comunicativa. Sin em bargo, para poder p ercibir y valorar adecuadam ente, según las reglas retóricas, el dis­ curso y el arte del orador, sí necesita el receptor p oseer competencia retórica pasiva. Sucede a propósito de la competencia retórica, en lo que respecta a su posesión por el productor y por el receptor, lo mismo que con la competencia literaria/poética, que, como ha explica­ do García Berrio*®, no es simétrica, a diferencia de la competencia lingüística común, pues el tener dicha competencia retórica pasiva no garantiza p oseer competencia retórica en sentido activo para producir apropiada y eficazmente discursos retóricos.

Cfr. Antonio García Berrio, «Lingüística literaridad/poeticidad (Gramática, Pragm á­ tica, Texto)», cit., págs. 141-142. Véase también el excelente libro de Vítor Manuel de Aguiar e Silva, Competéncia lingüística e competéncia literária, Coimbra, Almedina, 1977. Cfr Antonio García Berrio, «Lingüística, literaridad/poeticidad (Gramática, Prag­ mática, Texto)», cit., pág. 142. Cfr, Dámaso Alonso, Poesía española, Madrid, G redos, 1976, 5.» ed , reim pr., pág 39. ‘® Cfr. Antonio García Berrio, «Lingüística, literaridad/poeticidad (Gramática, Prag­ mática, Texto)», cit., págs. 141-142.

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Las distintas operaciones retóricas que realiza el orador están diri­ gidas a persuadir al destinatario. Es fundamental en el texto retórico y en el hecho retórico el persuadere como finalidad articulada en tres com ponentes que atañen al receptor: docere, delectare y m overe. Con el docere como fin el o rador intenta influir intelectualmente en el re ­ ceptor y con el delectare p rete n d e hacer atractivo el discurso para el receptor y servir al com ponente docere. Con el m overe produce una influencia psíquica que moviliza al receptor con el fin d e que acepte situarse a favor d e la parte defendida por el orador; el componente ^movere tiene como objetivo el Jtádoq, es decir, los afectos del público'®. La relación entre el orador y el destinatario en el hecho retórico es establecida p o r m edio del discurso como una interacción pragm ática en la que los actos d e habla** son la base d e la estructura comunicativa retórica 2*. El orador realiza un acto de habla locucionario po r el hecho de construir un texto retórico en el que expresa ima m acroestructura que contiene imas informaciones semántico-intensionales determ ina­ das; realiza im acto d e habla ilocucionario al m antener en la construc­ ción d e dicho texto una actitud comunicativa d e afirmación, d e acusa­ ción, d e defensa, etc., y lleva a cabo un acto perlocucionario en tanto en cuanto su discurso produce un efecto en el destinatario. El orador realiza en la producción y actualización comunicativa de su discurso simultáneamente estos tres actos, que son las distintas dimensiones del acto de habla que se produce en el hecho retórico, el cual es propia­ m ente un m acroacto de habla“ . Los tres actos de habla son im prescin­ dibles en el hecho retórico en la elaboración y recepción del texto: el discurso es construido con vma intención por parte del orador para influir en el receptor. Sin em bargo, la dimensión perlocutiva es la que condiciona las dem ás en el m acroacto de habla que da como resultado

Cfr. Heinrich Lausberg, Manual d e Retórica literaria, cit., § 257. V éase también Antonio García Berrio, «Retórica como ciencia d e la expresividad (Presupuestos p ara una Retórica general)», cit., págs. 34-42. » Véase John L. Austin, Cómo hacer cosas con palabras. Palali^ras y acciones, Barcelo­ na, Paidós, 1982; John R. Searle, Actos d e habla, Madrid, C átedra, 1980; John R Searle, Expression and Meaning. Studies in the Theory o íS p e e c h Acts, Cam bridge, C am bridge University Press, 1979; John R. Searle, Ferenc Kiefer y Manfred Bierwisch (eds,), Speech Act Theory and Pragmatics, Dordrecht, Reidel, 1980; José Domínguez C aparrós, «Litera­ tura y actos de lenguaje», en: José Antonio Mayoral (comp.). Pragmática de ¡a comunica­ ción literaria, Madrid, Arco, 1987, págs. 83-121. > A este respecto véase el estudio d e Francisco Chico Rico, Pragmática y construc­ ción literaria, cit., págs. 116 y sigs., 209 y sigs. V éase tam bién Angel López García, «Retórica y Lingüística: Una fundamentación lingüística del sistema retórico tradicional», cit., págs. 616-618. “ Cfr. Teun A. van Dijk, Text and Context, cit., págs. 232 y sigs.

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él texto retórico, por ser la influencia persuasiva en el receptor la finalidad comunicativa del orador; a dicha dimensión corresponde una actitud ilocutiva d e búsqueda de la p e r s u a s io n e s . El contexto d e la comunicaión retórica es otro de los elem entos del hecho retórico. Como es sabido, el contexto es el conjunto de factores tem porales, históricos, culturales, sociales, etc., que rodean el acto de( producción y el acto d e recepción y, por tanto, globalmente el acto de comunicación compuesto por dichos dos actos. En el contexto retórico el orador y el destinatario desarrollan sus respectivas actividades co­ municativas de producción y de recepción, como consecuencia de las cuales el prim ero influye con su discurso en el segundo. Del contexto retórico forman parte la situación pre-retórica como conjunto de esta­ dos d e cosas que da lugar a la necesidad del discurso retórico y también la situación retórica como serie de factores externos implica­ dos en la producción y actualización comunicativa de dicho discurso. La importancia de la estructura pragm ática del hecho retórico co­ necta muy estrecham ente la Retórica con la pragm ática en una revitalización lingüística de esta ciencia clásica del discurso, como ha destaca­ do el profesor Heilmanne“ La estructura semiótica del hecho retórico está organizada pragm áticam ente: su constitución semiótica está cimen­ tada comunicativam ente25 y en ella se insertan los diferentes elementos de aquél, situados en un m arco pragmático. En el hecho retórico la estructura pragm ática contiene los elementos sintácticos y los elem en­ tos semánticos, que así quedan orientados hacia la relación entre el orador, el texto retórico y el destinatario, como eje pragm ático del fenómeno retórico. En el hecho retórico se unen lo cotextual, es decir, lo sintáctico o propiam ente textual^®, y lo contextual. El proceso de producción tex-

V éase Josef Kopperschmidt. AUgemeine Rhetorik Einíuhrung in die Theone der persuasiven Kommunikation, Stuttgart, Kohlhammer, 1976, 2 = ed , págs 65 y sigs , 150 y sigs ; Carla Marello, «Aspetti illocutori e perlocuton della retorica», en- Federico Albano Leoni y Maria Rosaría Pigliasco (a cura di), Retorica e scienze del hnguaggio, cit., págs 25-35; Luciano A rcuri y Remo Job, «Comunicazione persuasiva e modificazione degli atteggiamenti», en' Clotilde Pontecorvo (a cura di), D ucorso e retorica, cit , págs 189227. , Cfr. Luigi Heilmann, «Rhetoric, New Rhetonc and Linguistic Theory», cit , pág, 297 Cfr. Fem ando Lázaro C arreter, «La literatura corno fenómeno comunicativo», en Fernando Lázaro C arreter, Esludjos de Lingüistica. B;i.'celona, Crítica, 1980, págs 173192 “ Para la distinción entre el contexto y el cotexto, entre lo contextual y lo cotextual, véase Teun A van Dijk, Some A spects o í Text Crammars. cit , pág 39, János S Petofi. Transformationsgrammatíken und em e ko-textuelle Texttheorie, Frankfurt, Athenaum, 1971, págs. 224-225; János S. Petofi, Vers une théorie partielle du texte. cit., pág. 1

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tual y los niveles correspondientes a las distintas operaciones retóricas están conectados en el m arco pragm ático, del que son el soporte sintác­ tico y semántico dentro de una tensión semiótica concentrada en el espacio cotextual, en el texto retórico, como núcleo del hecho retórico. El orador, el destinatario y el contexto retórico están directam ente caracterizados como elem entos pragm áticos, todos ellos d e índole contextual. El texto retórico y el referente están de modo directo caracteri­ zados como elem ento sintáctico y como elem ento semántico, respecti­ vamente; el prim ero es de carácter cotextual y el segxmdo es de carác­ ter contextual y son elem entos indirectam ente pragm áticos, p o r estar incluidos a través d e los espacios sintáctico y semántico en el pragm áti­ co, de acuerdo con la concepción del hecho retórico como sistema exphcitado p o r un m odelo semiótico-textual de base pragm ática^. El hecho retórico es, por tanto, una organización sistemática en la que cada uno de los elem entos está en función de la totalidad del conjunto, siendo la actividad global basada en la interacción pragm áti­ ca y centrada en el texto la que produce el efecto comunicativo de persuasión. El estudio retórico se concibe como explicación d e dicha organización, lo que hace necesaria la reactivación por parte de la Retórica actual de aquellos aspectos o secciones del hecho retórico que no han sido adecuadam ente atendidos en algunas épocas del desarrollo histórico d e la Retórica. Aristóteles entendió perfectam ente la compleji­ dad y la riqueza del discurso retórico al superponerlo al fenómeno retórico en el pasaje de la Retórica antes m encionado a propósito de la organización semiótica^s, estableciendo una estructuración pragm ática y semántico-extensional en la que implícitamente incluye la construc­ ción textual, d e índole sintáctica, que se proyecta sobre la totalidad del hecho retórico. La idea directriz del hecho retórico es la de aptum, que también recibe las denom inaciones d e decorum, accommodatum y decens^^. L ausberg la define como «la armónica concordancia de todos los ele­ mentos que com ponen el discurso o guardan alguna relación con él: la utílitas de la causa, los interesados en el discurso (orador, asunto, público), res et verba, verba con el orador y con el público, las cinco fases de la elaboración entre sí y con el público»^. Lo aptum es el principio de coherencia que p resid e la totalidad del hecho retórico

” Aplico al hecho retórico la propuesta d e modelo que presen té en «Componente pragm ático, com ponente d e representación y m odelo lingüístico-textual», cit. “ Cfr. Aristóteles, Retórica, ed. cit., 1358a39-1358b2. “ Cfr. Heinrich Lausberg, Manual d e Retórica literaria, cit., § 258. “ Cfr. ibidem.

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afectando a las relaciones que los distintos com ponentes de éste man­ tienen entre sí. Del cumplimiento de la exigencia de lo aptum dep en ­ den la conveniencia y la efectividad del discurso. Lo más significativo de lo aptum es, en mi opinión, que se trata de una noción que afecta a todas las relaciones integrantes del texto retórico y del hecho retórico, por lo que determ ina la coherencia interna del texto, que podem os llamar coherencia sintáctica, así como la que se da entre el texto y el referente, que es coherencia semántica, y por último la que afecta al orador, al púbhco, a la utilitas, etc., en relación con el discurso, la cual es coherencia pragm ática. El iudicium o juicio es el discernim iento que lleva a cabo el orador para que el texto retórico mantenga el decorum interno en su organización^*. Por consiguiente, lo aptum, el decorum, es decir, la conveniencia, se presenta como el soporte de una auténtica coherencia semiótica en el ámbito de la Retórica y es una prueba de la importancia que la coordinación de todos los elementos, textuales y extratextuales, tiene en la conciencia retórica, configuradora de una de las más sólidas teorías del discurso con que puede contarse en la actualidad.

3.2.

Los «genera»

El texto retórico es, como se ha explicado, el componente central del hecho retórico; por dicho texto pasan, y en él se entrecruzan, las relaciones existentes entre los diferentes elem entos que forman el fe­ nómeno retórico. En este sentido, para la exphcación del texto retórico-^ es necesario tener en cuenta los genera causarum, que son los géneros i de discurso retórico establecidos por Aristóteles e históricamente con- ' solidados como una de las acuñaciones conceptuales más importantes con que cuenta el corpus teórico de la Rhetorica recepta. Los genera \ constituyen una clasificación textual que se halla asentada sobre la res , extensional como serie de elem entos referenciales incorporados en el ¡ texto, es decir, sobre los hechos de los que trata el discurso, y también ' sobre la función del destinatario en la situación comunicativa: estos dos elem entos, los hechos y la función del receptor, están relacionados entre sí en la determ inación del género de discurso. Por ello, la cues­ tión d e los genera tiene una gran amplitud en el espacio del hecho retórico: se encuentran implicados en la misma el asunto, el receptor, el productor del texto con su mtención retórica y, por supuesto, el

Cfr ibidem , § 1153.

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propio texto retórico en el que cristalizan, haciendo que sea producido de tal m anera que qu ed e situado en uno d e los géneros sistematizados, las características d e los dem ás com ponentes y las relaciones que los conectan. En los genera están implicados los rasgos de los discursos, esto es, las peculiaridades de su constitución, y las funciones de los mismos. La exactitud d e los géneros establecidos p o r Aristóteles es tal que perm ite dar cuenta d e las diferencias fundamentales d e discursos que com parten esenciales características comunes en virtud de las cuales pertenecen a la categoría texto retórico. En su Retórica Aristóteles ¡proporciona las clases textuales que son los genera contando prim eraImente con el papel del oyente ante el discurso retórico, para a conti­ nuación ocuparse del contenido del discurso en una dimensión referenp a l situada en el tiempo y conectada con el contexto institucional en el (que es pronunciado. Escribe Aristóteles: «De la oratoria se cuentan tres especies, pues otras tantas son precisamente las de oyentes de los discursos. Porque consta de tres cosas el discurso: el que habla, sobre lo que habla y a quién; y el fin se refiere a éste, es decir, al oyente. Forzosamente el oyente es o espectador o árbitro, y si árbitro, o bien de cosas sucedidas o ' > bien de futuras. Hay el que juzga acerca de cosas futuras, como ■miembro de la asamblea; y hay el que juzga acerca de cosas pasadas, como juez; otro hay que juzga de la habilidad, el especta­ dor, de modo que necesariamente resultan tres géneros de discur­ sos en retórica: deliberativo, judicial, demostrativo.»“

La clasificación aristotélica de los receptores se produce, pues, de m anera sucesiva. La que realiza entre el oyente qüe no toma decisiones a propósito del discurso y el que las toma perm ite a Aristóteles separar el género demostrativo (y é v c (; eTtiSsiKxiKÓv, genus demonstrativum), que atañe al prim er tipo d e oyente, d e los otros dos géneros, en los que el oyente ha d e decidir; con respecto a este tipo de oyente establece una distinción entre el que en su decisión se enfrenta a hechos pasados y el que ha de emitir su decisión sobre hechos futuros, distinción a partir de la cual diferencia el género judicial (yévoí; 8iKaviKÓv, genus iudiciale) y el género deliberativo (vevcí; CTUnPouXexiKÓv), respectivam ente, los cua­ les, en su conjunto, se distinguen del demostrativo. Los discursos del genus demonstrativum se pronuncian para alabar o vituperar a alguien o algo; ante estos discursos el oyente no toma una

“ Cfr. Aristóteles, Retórica, ed. cit„ 13S8a37-1358b8.

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decisión, p ero es el punto d e destino de la acción de influencia del orador a propósito d e las cualidades positivas o negativas de la p erso ­ na o d e los hechos en los que se centra el discurso, aunque también valora 9I grado de belleza del discurso y de habilidad oratoria de su productor. Este tipo d e discursos es el que tiene menos m arcado el carácter dialéctico, pues solamente habla un orador y no existe réplica discursiva de la parte que defienda lo contrario^^; sin em bargo, el orador en estos discursos actúa implícitamente de modo dialéctico al tener en cuenta al construirlos cuáles pueden ser los puntos objetables d e su planteamiento. Los discursos del genus deliberativum van dirigidos a una asam blea ante la que son expuestos problem as que atañen a la colectividad constituida o representa por dicha asamblea, y soluciones a los mismos, así como las ventajas de elegir a una persona para un cargo público o las d e ob rar en general de un modo determ inado en asuntos públicos; los m iem bros de la asam blea han de tomar una decisión con respecto a la cuestión planteada en el discurso pronunciado. La índole dialéctica de los discursos de este género es más clara que la de los del género demostrativo, pues pu ed e haber varios oradores que con sus discursos m antengan posiciones diferentes sobre un mismo asunto. Sin em bargo, como explica Lausberg, no siem pre solicitan intervenir los que defien­ den lo contrario d e lo expuesto en el discurso ofrecido a la asam blea y en ocasiones los integrantes de ésta están convencidos de la propuesta antes de oír el discurso, lo cual, si es conocido por el orador, hace que éste construya un discurso con el que no p retende otra cosa que afian­ zar la opinión favorable del público, de tal m anera que en tal situación retórica el discurso del género deliberativo se aproxim a al género demostrativo, sin llegar, por supuesto, a confundirse con éste^"*. Al genus iudiciale pertenecen los discursos que se pronuncian en situaciones retóricas en las que se decide sobre algo sucedido, a pro­ pósito de lo cual se juzga a alguien. Éste es el género más caracteriza­ do dialécticamente, puesto que se enfrentan dos partes que proponen decisiones opuestas y que intentan influir en el destinatario en favor de sus respectivas posiciones. Los discursos de este género se enfrentan a discursos del mismo tipo, pues hay un orador que acusa y otro orador que defiende, pronunciando cada uno su discurso a partir de su punto de vista sobre los mismos hechos. Además, cada uno de los dos orado­ res tiene presente en su discurso no sólo su propia posición, sino

“ Cfr Heinrich Lausberg, Manual de Retórica literaria, c i t , § 63 Cfr. ibidem.

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tam bién la d e la parte contraria, con el fin d e plantear adecuadam ente su propuesta, es decir, su acusación o su defensa, según corresponda, y tam bién p ara destruir la propuesta d e la parte contraria^. En los discursos del genus iudicíale se establece una relación entre los hechos que son objeto d e juicio y la ley, so b re la base del exam en y la interpretación d e tales hechos y d e la ley misma A tendiendo a esos dos elementos, los hechos y la ley, p u eden distinguirse en el género judicial los que Lausberg considera dos subgéneros del mismo: el g e ­ nus rationale y el genus leg a le^. En el genero racional se enjuicia un acto d e acuerdo con las leyes y en el género legal el objeto es la ley, entendida en sentido amplio, es decir, las norm as legales que se apli­ can a los hechos, produciéndose en este subgénero la interpretación y el enjuiciamiento de la ley a propósito d e irnos hechos determinados^s. Los fines, esto es, los objetivos, las causas finales^®, d e cada uno de los géneros son diferentes según Aristóteles: en el género dem ostrati­ vo el fin es lo honroso y lo feo, en el judicial es lo justo y lo injusto y en el deliberativo es lo útil y lo perjudicial^. A los textos retóricos d e cada g én ero corresponde la presencia de elem entos semántico-extensionales de características diferenciadoras en la estructura d e conjimto referencial, así como de los elem entos semántíco-intensionalé's igualmente distintos en la m acroestructura^'. Unos y otros elem entos están relacionados con los diferentes tipos de receptor y los distintos fines dependientes d e la intención retórica de los oradores en el hecho retórico. Por ello, los genera aristotélicos constituyen una clasificación textual y semiótica que contribuye alta­ m ente a la exphcación de los textos retóricos como construcciones insertas en las distintas situaciones retóricas. Son clasificación de dis­ cursos y tam bién d e hechos retóricos con todos sus componentes. Los genera, ofrecidos p o r Aristóteles como tres especies de oratoria, son

” La dialéctica está incluso dentro del mismo discurso en este género: «La dialéctica —escribe Lausberg— no sólo nace del hecho de que son dos los discursos que se pronuncian, sino que también se realiza ya en cada uno de los discursos en particular»; cfr. ibidem. “ Véase Emilio Betti, La interpretación de la ley y de los actos jurídicos, Madrid, Editoriales de Derecho Reunidas, 1975. ” Cfr. Heinrich Lausberg, Manual de Retórica literaria, cit., § 141; véase también la nota de este autor en vol. I, pág. 154. ” Cfr. ibidem. § 142. 38 Véase la nota 46 de Antonio Tovar al libro primero de la Retórica de Aristóteles, ed. cit., pág. 85. «> Cfr. ibidem, 1358b22-29. Cfr. Francisco Chico Rico, Pragmática y construcción literaria, cit., págs. 135 y sigs. 56

clases de fenómenos retóricos. Como Francisco Chico Rico ha exphcado, el sistema d e relaciones de índole pragm ática en el que está situado el orador condiciona su actividad semántico-extensional y semánticointensional'*^.

3.3.

Las operaciones retóricas. Operaciones constituyentes de discurso y operaciones no constituyentes de discurso

Las partes artis son las operaciones que tienen lugar en la produc­ ción del discurso retórico. La Retórica tradicional identificó cinco ope­ raciones: inventio, dispositio, elocutio, memoria y pronuntiatio o actio, que son perfectam ente válidas en la actualidad. Quintiliano, siguiendo la tradición, expone la serie de operaciones cuando expresa: «Efectivamente, la razón de hablar, como han tratado muchísi­ mos y los mayores autores, consta de cinco partes: invención, dis­ posición, elocución, memoria y pronunciación o acción (pues de ambos modos se dice).»"'^

La concepción de la Retórica como sistema, a la cual corresponde una actualización integradora de sus aportaciones históricas, no puede prescindir de la orgánica globalidad que forma''la serie de las cinco operaciones enum eradas. Quiere esto decir que de ninguna de ellas se pu ed e prescindir para una explicación adecuada y exhaustiva del texto retórico y del hecho retórico, del mismo modo que todas ellas son necesarias para la producción integral y para la comunicación del discurso, esto es, para la construcción de éste plenam ente inserta en la estruci'ura pragm ática del hecho retórico. No se ha prestado, sin em ­ bargo,' la misma atención a cada una de estas operaciones; mientras que las treá prim eras, que forman la serie de inventio, dispositio y elocutio, han sido durante extensos períodos objeto de cuidadoso estu­ dio, la memoria y la actio o pronuntiatio han ocupado con frecuencia un puesto secundario con respecto a aquéllas. Incluso la m encionada serie se ha visto en un determ inado momento reducida a la elocutio po r la exclusión d e las operaciones de inventio y dispositio del interés de la teorización retórica.

“ Cfr. ibidem , págs. 139-140 " Cfr. Marco Fabio Quintiliano, Institutio oratoria, ed. cit., 3, 3, 1.



Puede encontrarse, no obstante, una explicación al olvido al que han 'sido relegadas las operaciones de memoria y actio, lo cual no im pide el reconocim iento de la firme implantación d e éstas en la m agistralm ente articulada serie d e cinco operaciones. Dicha explicación está, en mi opinión, en el hecho d e que, aimque todas las partes artis están implica­ das en la actividad retórica, sólo la inventio, la dispositio y la elocutio son operaciones constituyentes de discurso, puesto que solam ente de la actividad correspondiente a las mismas resulta un texto retórico," construido en sus diferentes niveles. Por su parte, la memoria y la actio son operaciones que consisten en actividades que se realizan so b re el discurso a partir de la elaboración del mismo. La atención d e los estu­ dios retóricos se ha dirigido principalm ente a las operaciones por m edio de las cuales es construido el discurso, p o r se r éstas operacio­ nes fundamentales, ya que d e ellas d ep en d e la obtención del texto con el que se produce la comimicación retórica. Las dos operaciones res­ tantes han sido m enos atendidas po rq u e han sido consideradas com ple­ m entarias d e las anteriores y continuación lógica del proceso retórico una vez que el texto retórico ha sido construido. A esto hay que añadir la consideración d e una operación retórica no constituyente d e discurso y previa a la serie compuesta po r inventio, dispositio y elocutio. Se trata d e la intellectio, que consiste en el exa­ m en de todos los elem entos y factores del hecho retórico por el orador antes de comenzar la producción del texto retórico"” . Para Sulpicio Víctor es uno d e los tres oficios o tareas del orador, junto con la inventio y la dispositio^. Es una sexta operación r e t ó r i c a q u e hemos de incluir en la explicación del sistema retórico d esd e la perspectiva d e la serie d e oraciones que el orador realiza. La existencia del texto retórico d ep en d e de la irealización conjunta y global de las tres operaciones constituyentes d e discurso, que son operaciones retóricas de carácter poiético^^, a diferencia de las opera­ ciones no constituyentes de discurso. La actividad que despliega el orador en la inventio tiene su continuidad en la que desarrolla en la

Como explica Lausberg, «Una vez realizada la intellectio es cuando puede comen­ zar el proceso propiamente elaborativo de la materia, proceso que se inicia con la materia bruta y la va elaborando hasta llegar a la declamación en público del discurso»; cfr. Heinrich Lausberg, Manual de Retórica literaria, cit., § 255, " Cfr. Sulpicio Víctor, Institutiones oratoriae, en: C. Halm (ed.), Rhetores Latini mino­ res, cit., págs. 311-352, 4. “ Cfr. Francisco Chico Rico, «La intellectio. Notas sobre una sexta operación retóri­ ca», en: Castilla. Estudios d e Literatura, 14, 1989, págs. 47-55. " Cfr. Francisco Chico Rico, Pragmática y construcción literaria, cit., págs. 134-135. Véase también Josef Kopperschmidt, A llgem eine Rhetorik, cit., págs. 33-34. 58

dispositlo, la cual es prolongada con la actividad propia de la elocutio. No tendría sentido una operación de inventio que no tuviera como finalidad la obtención de m ateriales para que sobre ellos op ere la dispositio] de igual modo carecería de justificación en la producción de discurso una operación de dispositio que no fuera seguida de una elocutio po r m edio de la cual sean expresados verbalm ente los mate­ riales organizados po r aquélla. Por otro lado, la elocutio no podría llevarse a cabo si no se hubiera producido la dispositio, la cual, a su vez, sería im posible sin la realización de la inventio. Las tres operacio­ nes constituyentes de discurso componen un sistema de producción de estructura de conjunto referencial y de texto retórico, dentro del siste­ ma más amplio formado por la totalidad de las operaciones retóricas. Al no d ep e n d er de la memoria y de la actio o pronuntiatio la exis­ tencia del texto retórico, estas operaciones no producen discurso, no son constituyentes de discurso. Sin em bargo, mantienen no sólo entre sí sino tam bién con las operaciones constituyentes de discurso una estre­ cha relación d e funcionamiento. La memoria y la actio necesitan, para p o d er ser activadas, que exista el material elaborado por la inventio, la dispositio y la elocutio, el cual es el texto retórico sobre el que actúan al ser éste m emorizado y actualizado con la pronunciación; pero, además, en la actividad retórica, la serie que forman inventio, dispositio y elocu­ tio está dirigida a la obtención de un discurso para que sea a continua­ ción objeto d e las actividades de la memoria y de la actio. La relación entre memoria y actio se establece en dos direcciones: el discurso es m em orizado para ser expuesto y la adecuación de su actualización dep en d e en buena parte de la memorización. / La diferenciación de operaciones constituyentes de discurso y ope­ raciones no constituyentes de discurso está relacionada con la distin­ ción entre texto retórico y hecho retórico, si bien no existe una corres­ pondencia entre el texto y las prim eras, por un lado, y entre el hecho y las últimas, por otro. Las operaciones constituyentes de discurso tienen como finalidad la construcción del discurso retórico, pero están situa­ das en el ámbito general del hecho retórico, en el cual son activadas; las operaciones no constituyentes de discurso, por su parte, aun tenien­ do el discurso como objeto de su actividad, pertenecen exclusivamente a dicho espacio general y no tienen una relación directa con la cons­ trucción del texto retórico. Esta separación de dos clases de operacio-' nes no supone una distribución valorativa, pues las distintas operacio­ nes com ponen una serie ordenada que funciona globalmente en la producción y en la actualización del discurso, a lo cual contribuyen todas las partes artis, cada una en su fase correspondiente. La totalidad de esta serie es necesaria para la existencia del hecho retórico. Una de las cuestiones a las que se debe p restar una mayor atención 59^

en la reflexión retórica es la d e las relaciones que entre sí m antienen las operaciones retóricas constituyentes de discurso. Esta cuestión afec­ ta a la naturaleza misma de la producción del texto retórico, puesto que de ella dep en d e la consideración de dicha actividad como una cons­ trucción teórica o como un proceso comvinicativo complejo que se realiza efectivamente. G eneralm ente, los estudios retóricos no han atendido de m anera explícita a dichas relaciones, habiéndose presentado la serie de las operaciones de inventio, dispositio y elocutio con una estricta ordena­ ción tem poral y con la consiguiente separación entre cada una y las demás. Como ha señalado Antonio García Berrio, esta idea de ordena­ ción tem poral se encuentra ya en la presentación po r Cicerón en De oratore de las operaciones retóricas m ediante partículas que indican sucesividad^, en el texto siguiente: «Y puesto que todo el poder y la facultad del orador hubieran sido distribuidos en cinco partes; que primero debería encontrar lo que diga; después organizar y componer no sólo con orden, sino también con cierta fuerza y juicio las cosas encontradas; luego por fin vestir y adornar aquellas cosas con el discurso; después guar­ darlas en la memoria; finalmente hablar con dignidad y con gracia

[...]»«. La compartimentación tem poral hacía p e rd e r de vista la riqueza de las interrelaciones que, de acuerdo con el principio d e aptum o d e c o rum, dominan el sistema que estas operaciones forman. La considera­ ción d e la elocutio como operación que se lleva a cabo una vez que ha concluido la dispositio y la d e ésta como operación que se desarrolla después de que la inventio haya llegado a su fin conlleva la fractura de un proceso cuya continuidad garantiza la adecuada construcción del texto retórico. Esta fractura ha supuesto una simphficación de la organi­ zación retórica en punto a la construcción del discurso que es necesario eliminar estableciendo correctam ente el carácter de dicha actividad productiva. Con esta finalidad ha propugnado Antonio García Berrio la distinción en la Retórica entre operación y com ponente estructural teórico®°, la confusión de los cuales había producido de forma genera-

Véase el muy acertado y profundo planteamiento que hace G arcía Berrio del problem a de la sucesividad d e las operaciones en Antonio García Berrio, «Retórica como ciencia d e la expresividad (Presupuestos p ara una Retórica general)», cit., págs. 27-28. V éase tam bién Antonio G arcía Berrio, Significado actual d el formalismo ruso, cit., pág. 209; Antonio García Berrio, «Poética e ideología del discurso clásico», cit., págs. 35-37 “ Cfr. Marco Tulio Cicerón, De oratore, ed. cit., 1, 31, 142-143. “ Cfr. Antonio García Berrio, «Lingüística, literaridad/poeticidad (Gramática, Prag­ mática, Texto)», cit., pág. 156.

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lizada la fractura y la simplificación aludidas. Esta confusión no es impu­ table prim ordialm ente a la Retórica; antes bien se trata de un em pobre­ cimiento del que esta disciplina ha sido víctima, producido por una concepción de aislamiento entre pensam iento y lenguaje®’. Es necesa­ rio, po r consiguiente, servirse de aquella distinción y aplicarla a la elucidación de la índole de las operaciones retóricas con el fin de situarlas en el ámbito adecuado. De este modo es posible distinguir a propósito de estas operaciones entre com ponentes teóricos operacionales, es decir, com ponentes estructurales teóricos, y procesos operacionales, esto es, operaciones propiam ente dichas, operaciones con­ cretas. En virtud de la distinción precedente puede tenerse en cuenta la existencia, po r un lado, del m odelo teórico del funcionamiento de las operaciones retóricas y, por otro, de la realidad de la actividad concre­ ta de dichas operaciones. Al carácter sistemático de esta realidad co­ rresponde la sistematización que informa el modelo teórico retórico. En el funcionamiento efectivo en la realidad de la comunicación i retórica las tres operaciones constitutivas de discurso se entrecruzan/ en sus correspondientes actuaciones, dándose entre ellas una relación\ de sim ultaneidad total o parcial por la que la dispositio puede co m e n -, zar antes de que finalice la inventio e incluso puede realizarse la elocu- ' tío m ientras continúan desarrollándose aquellas dos operaciones. En la j realidad de la comunicación retórica concreta las operaciones constitu- ! yentes d e discurso forman un conjunto caracterizado por ser un continuum de actividad de producción textual, un extenso y complejo pro- [ ceso en el que están incluidas dichas operaciones como procesos o p e - ' racionales. En cambio, en el modelo retórico los com ponentes teóricos ■ operacionales correspondientes a las mencionadas operaciones consti­ tuyentes de discurso mantienen entre sí una relación de sucesividad, siendo en este caso cuando se justifica la separación, aunque solamente teórica, entre las operaciones. En el ámbito de la reflexión dilucidadora i de la realidad se encuentran situados los com ponentes teóricos como serie ordenada en la que los elem entos y aspectos de cada uno de ellos son discernidos y estudiados en el componente correspondiente, que está, como constructo teórico, diferenciado de los otros; sin em bargo, tam bién se incluyen en este ámbito teórico las conexiones que hay entre estos componentes teóricos operacionales, las cuales hacen nece­ sario que en la teorización retórica se tenga en cuenta la proyección de unas operaciones sobre otras en la construcción del discurso retórico.

Cfr. ibidem, págs 156-157; Antonio García Berrio, «Poética e ideología del discurso clásico», cit., págs. 36-37,

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con lo cual, en aras d e una explicación del objeto de estudio lo más completa posible, dichas conexiones están presentes en el m odelo retórico, debiendo qu ed ar explícito que las operaciones, ni en la reali­ dad concreta, ni en el espacio teórico del modelo, son procesos o com ponentes aislados unos d e otros. Los procesos operacionales que hacen posibles los discursos retóri­ cos concretos producen ima dinamización textual suministrada p o r el principio d e aptum o decorum que atraviesa todos los niveles del texto y el nivel referencial® ^. Esta dinamización proporciona al discurso una cohesión que es im prescindible p ara la adecuación d e su construcción y de su funcionamiento en el hecho retórico, puesto que hace que se vean implicados en la producción discursiva todos los niveles y todas las operaciones. La dinamización afecta también, por supuesto, a los com ponentes teóricos operacionales, cuyo propio establecimiento se asienta sobre el principio d e la cohesión textual activa. A La diferenciación entre procesos operacionales y com ponentes teó­ ricos operacionales anteriorm ente expuesta a propósito d e las operajCiones d e inventio, dispositio y elocutio se da igualmente en lo que 'respecta a las operaciones de memoria y actio, existiendo en la reali­ dad d e la comimicación retórica concreta los procesos operacionales de memoria y actio, y en el m odelo retórico los com ponentes teóricos operacionales d e memoria y actío. Entre estos últimos la relación es la propia del espacio teórico, la d e la sucesividad, m ientras que los p ro ­ cesos operacionales correspondientes m antienen una relación especial, pues, al tratarse d e operaciones no constituyentes de discurso, p o r lo general tienen una relación de sucesividad entre sí y con el bloque formado por inventio, dispositio y elocutio, ya que se realizan cuando estas tres han concluido, con la consiguiente próducción d e discurso. Existen, sin em bargo, casos concretos en los que la actio es reahzada a la vez que el conjunto de las tres operaciones constituyentes d e discur­ so. Lo mismo sucede a propósito de la intellectio que, como operación no constituyente de discurso p ero im prescindible para el inicio de la producción del texto retórico, en el ámbito d e la realidad de la comuni­ cación retórica concreta se sitúa normalmente antes de la serie de inventio, dispositio y elocutio en una relación de sucesividad, pudiendo, no obstante, darse casos concretos en los que la intellectio es realizada m ientras se están produciendo las operaciones constituyentes de discurso. En lo concerniente a la relación d e la operación de inte-

” Cfr. Antonio García Berrio, «Lingüística, literaridad/poeticidad (Gramática, Prag­ mática, Texto)», cit., págs. 156-157.

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llectio con las dem ás en el ámbito del modelo retórico, hay que decir que dicha relación es de sucesividad, prestándose la atención a la ' conexión de aquélla con las dem ás operaciones retóricas. Estos dos planos epistemológicos, el de la realidad y el de la cons­ trucción teórica que la explica, perm iten tam bién distinguir entre los hechos retóricos concretos y el hecho retórico general y abstracto, entre los textos retóricos concretos y el texto retórico, teórico o abs­ tracto, entre los referentes concretos y el referente teórico, entre los oradores concretos y el orador como figura teórica, entre los destinata­ rios concretos y el destinatario como figura teórica, y entre los contex­ tos concretos y el contexto teórico. Se trata de la distinción entre el plano ético, en el que están situados los elem entos particulares, y el / plano émico, del que forman parte las categorías®^. A estos dos planos m etateóricos pertenecen los niveles correspon­ dientes a las operaciones retóricas. Partiendo de la existencia de las seis operaciones retóricas que estamos considerando, hay que distin­ guir prim eram ente entre niveles que corresponden a las tres operacio­ nes constituyentes de discurso y niveles relativos a las tres operaciones no constituyentes de discurso; los prim eros son niveles del texto retóri­ co y de su referente, relativos al ámbito cotextual y al ámbito contextual-referencial, respectivam ente, del modelo retórico, y los segundos son niveles del ámbito contextual-pragmático de dicho modelo. Por un lado existen, de acuerdo con esto, un nivel de invenüo, que está forma­ do por la estructura de conjunto referencial, un nivel de dispositio, que está constituido p o r la m acroestructura del texto retórico, y un nivel de elocutio, el de la m icroestructura de dicho texto, Estos niveles afectan a la construcción del discurso en lo semántico-extensional y en lo sintácti­ co. Por otro lado, contamos con un nivel de intellectio, integrado p o r la actividad pragm ática y com prensiva-general d e la operación d e inte­ llectio, con un nivel de memoria, formado por la actividad pragm ática de la operación de memoria, y con un nivel de actio o pronuntiatio, que está organizado por la actualización comunicativa que supone esta ope­ ración principalm ente pragm ática. Estos niveles están directam ente si­ tuados en la armazón del hecho retórico, en su espacio pragmático, m ientras que los tres niveles anteriores se integran a través del texto y de su referente en el mencionado hecho. Realizada esta distinción de dos clases de niveles, hay que indicar que en los textos retóricos concretos hay niveles de dispositio y niveles de elocutio concretos y

“ V éase Kenneth L. Pike, Language in Relaüon lo a Uniíied Theory of t he Structure o í Human Behavior, La Haya, Mouton, 2.® ed revisada, 1967, págs 37-38

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que a los referentes concretos corresponden niveles de inventio con­ cretos: frente a esto, en el m odelo retórico contamos con niveles teóri­ cos d e inventio, d e dispositio y de elocutio. Paralelam ente, en el espa­ cio contextual-pragm ático de los hechos retóricos concretos hay nive­ les concretos de intellectio, de memoria y de actio o pronuntiatio, m ientras que en el mismo espacio del m odelo retórico hay niveles teóricos de intellectio, d e m emoria y de actio o pronuntiatio. Los nive­ les concretos p roceden de las actividades de los procesos operacionales y, en cambio, los niveles abstractos son construcciones teóricas t dependientes de los com ponentes teóricos operacionales. En los capítulos siguientes me ocupo de las operaciones retóricas que en el espacio teórico del m odelo existen como com ponentes teóri­ cos operacionales y que en la realidad de la comunicación retórica concreta son procesos operacionales. Para esta explicación hay que situarse en el plano del m odelo retórico, po r lo que ha de se r tenida en cuenta la relación d e sucesividad entre las operaciones constituyentes de discurso, sin que p o r ello se deje d e p restar atención a su funciona­ miento como procesos operacionales.

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4. La

Intellectlo

El proceso textual-comunicativo retórico se abre con una operación que no es constituyente de discurso, la intellectio, a la que en la serie de com ponentes estructurales teóricos siguen las tres operaciones constituyentes de discurso y las dos operaciones finales, que no crean discurso. Sulpicio Víctor escribe sobre las operaciones retóricas y so­ b re la relación de la intellectio con las restantes: «[...] hay que decir cuáles son los oficios del orador. Son efectiva­ mente, según se enseña, tres intelección, invención, disposición. Y en efecto primero debemos comprender la causa propuesta, de qué modo es la causa, después inventar [...].»*

La intellectio es una operación po r la que el orador examina la causa y el conjunto del hecho retórico en el que está situado para, a partir del conocimiento de éstos, organizar su actividad retórica en la inventio, en la dispositio, en la elocutio e incluso en la actjo, como se ha explicado en el capitulo anterior, La intellectio perm ite al productor del discurso retórico sab er en qué consiste la causa, es decir, cuál es su status, cuál !

' Sulpicio Víctor, Institutiones oratoriae, ed cit . 4 También es de gran interés la explicación que d e la intellectio da Aurelio Agustín en su De rhetonca liber, 1, en C Halm, Rhetores latini minores, cit., págs. 135-151, estudiada p or Francisco Chico Rico, «La intellectio. Notas sobre una sexta operación retórica», cit.

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es su grado de defendibilidad y a qué género corresponde^. Sulpicio Víctor expresa el cometido de la intellectio en los términos siguientes: I «En primer lugar hay que entender si hay tesis o hipótesis, esto ' es, controversia, habrá que entender si es consistente, después de qué especie es, a continuación de qué modo es, luego de qué estado y por último de qué figura.»^

El objeto del discurso, en tanto en cuanto es una m ateria sobre la que se articulan opiniones opuestaá, como sucede en el genus iudiciale, es la cuestión (quaestio) o controversia'*. La intellectio perm ite com­ p ren d e r si se trata de una quaestio infinita, es decir, de una cuestión general o tesis, o si se trata de una quaestio finita,'esto es, de una cuestión concreta o hipótesis. Las cuestiones infinitas p ertenecen al ámbito de la filosofía, aunque pueden ser objeto de la retórica; en cambio, las cuestiones finitas se sitúan plenam ente en el espacio retóri­ co, pues son los asuntos concretos. La cuestión finita es llamada óausa o ^controversia®. Por m edio d e la intellectio conoce el oradoi* tam bién el g énero de la causa, lo cual es un im prescindible paso previo para producir un discurso de género deliberativo, judicial o demostrativo. Función fundamental d e la intellectio es hacer posible que el orador sepa si la m ateria de la causa tiene consistencia, és decir, si tiene status, si su estado es suficientemente firme para p ro ce d e r a la elaboración del discurso retórico. El status es la cuestión principal, es la constitu­ ción y la caracterización de la causa; el status es, por tanto, el elem ento sobre el que se establece la causa y del que dep en d e el tratamiento de ésta®. Por m edio de la operación de intellectio se sabe si la causa carece de status p o r no p o seer una m ateria clara y sólida para que haya confrontación dialéctica o si, por el contrario, se trata de una causa ■consistente, poseedora d e status-, en el p rim e re a se la causa es á a ú ata Una vez que se sabe que la causa posee status, la determ inación de

* Cfr. Heinrich Lausberg, Manual d e Retórica literaria, cit., §§ 97 y 255 ^ Sulpicio Víctor, Institutiones oratoriae, ed. cit., 4. Cfr. Heinrich Lausberg, Manual d e Retórica literaria, cit., § 55. 5 Cfr. ibidem , §§ 68-78. * Cfr. ibidem , §§ 79-82. A propósito d el concepto d e status véase también Sebastian T. McEvoy, «Le systéme des états de cause», en: Poétique, 74, 1988, págs. 183-209, pág. 185 y Pier Luigi Cerisola, Trattato di retorica e semiótica letteraria, Brescia, La Scuola, 1983, pág. 47. ’ Cfr. Sulpicio Víctor, Institutiones oratoriae, ed. cit., 5: «Ahora bien, p ara que enten­ damos si la causa es consistente, hay que sab er que no son consistentes la m ayor parte de las causas, las cuales llaman aavozaaa los griegos». Cfr. tam bién Heinrich Lausberg, Manual de Retórica literaria, cit., § 91.

éste corresponde igualm ente a la intellectio, po r m edio de la cual es exam inada la cuestión. Los status (status generales) de la causa, s e g ú n ; el esquem a generalm ente aceptado, son cuatro: el status coniecturae o \ estado de conjetura, el status finitionis o estado de definición, el status] qualitatis o estado d e calificación y el status translationis o estado de' recusación; de la adecuada realización de la intellectio resulta la deter-, minación para la cuestión concreta d e cada uno de estos cuatro status. Los status se han establecido principalm ente para el genus iudiciale, j como género plenam ente dialéctico, p ero se han extendido al genus' deliberativum y al genus demonstrativum ^. El status coniecturae es, po r lo que respecta al género judicial, la determ inación d e los hechos y del autor de éstos, así como de la voluntad y d e la posibilidad m aterial de realizarlos. En el género deli­ berativo, este status es la viabilidad de los hechos que son objeto del discurso. En el género demostrativo no se plantea la fijación de los hechos. Un ejem plo de este status es el establecimiento, antes de un discurso judicial, d e la acción consistente en que un hom bre ha dado m uerte a otro. El status finitionis es„en el género-judicial, la denomina­ ción legal y la definición de los hechos de la causa. En el género deliberativo, este status se remite.al judicial, para obtener la denomina­ ción legal de alguna acción ya realizada que interese en relación con los hechos sobre los que se delibera. Por su carácter de definición, este status afecta al género demostrativo, pues en los discursos d e este g én ero constituye una descripción del hom bre o de las acciones que son el objeto del discurso. Ejemplo del status finitionis es, a propósito del discurso judicial, el caso de sab er si el presunto autor de la m uerte antes referida ha cometido un homicidio o un asesinato. El status quali­ tatis es la calificación de los hechos atendiendo a la ley en el caso del g énero judicial; de la aplicación de la ley a la acción realizada resulta la calificación de ésta como contraria a derecho o como conforme a d e re ­ cho. En el género deliberativo, del exam en intelectivo de la acción atendiendo a este status surge la calificación de ésta como útil o como no útil. En el género demostrativo el objeto del discurso es calificado como noble o como vergonzoso. En el caso del discurso judicial que pongo como ejemplo, la acción puede ser calificada como injusta o como justa si ha sido en defensa propia y las circunstancias la hacían necesaria. El status translationis es, en el género judicial, la recusación o impugnación de la causa, que se produce al qu edar claro que legal­ m ente no p ro ced e el tratar de los hechos de la causa. Este status se da

Cfr. ibidem , §§ 83 y 94.

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en el género deliberativo si se entiende que el auditorio no posee com petencia p ara decidir sobre el asunto o que el orador no está capacitado p ara opinar so b re la m ateria objeto d e decisión. En el género demostrativo este status consiste en la desautorización del ora­ d o r p o r el público p o r no s e r com petente aquél para pronunciar un discurso d e este género a causa d e sus actos personales, o bien en la descalificación d e la m ateria p o r no se r ésta digna d e elogio o de vituperio. En el ejem plo d e discurso judicial aducido, el status translationis consistiría en ima impugnación del proceso como consecuencia d e h ab er sido calificada como justa la acción d e la causa®. El genus rationale y el genus legale son para Quintiliano una forma d e síaíus*°. Gracias a la fijación d e los status de la cuestión que la intellectio proporciona, el orador llega a tener un conocimiento completo d e la constitución de la causa, d e su relación con la ley o con las posibilida­ d es d e defensa, d e sus cualidades y tam bién de los fundamentos de la construcción del discurso retórico sobre la causa. Para ello son estudiados los hechos, los autores y la relación d e unos y otros con el sistema jurídico, p o r lo que la intellectio es una operación d e exam en de la reahdad que necesariam ente ha de llevarse a cabo con anteriori­ dad a la selección d e una parte de ésta para su incorporación al refe­ rente por m edio d e la inventio; en este sentido, la intellectio es un conocimiento d e la causa en sus diferentes aspectos y, atendiendo a la constitución de la causa, hace posible la construcción referencial". Sulpicio Víctor incluye en el objeto de la intellectio el conocimiento de la especie d e la causa, que pu ed e se r ética, patética y judicial. Es ética la causa en la que intervienen las costum bres; la causa patética es aquella que contiene sentimiento, y la judicial es la que se basa en la confrontación pura. De acuerdo con la com prensión de la especie, p ro ced erá el orador adecuadam ente en la elaboración del d is c u r s o *2. También corresponde a la intellectio la com prensión del modo de la causa, que constituye su g rado de defendibilidad. Son cinco los modos o géneros de la causa según la doctrina más extendida; en De inventione Cicerón escribe: «Los géneros d e las causas son cinco: noble, sor­ prendente, hiamilde, dudoso y oscuro»*^. Así pues, tenem os las si-

• Cfr. ibidem, §§ 79-254. Para otras clasificaciones, véase ibidem, §§ 134-138, y Sebas­ tian T. McEvoy, «Le systém e d e s états d e cause», cit., págs. 186 y sigs. ‘O Cfr. M arco Fabio Quintiliano, Institutio oratoria, ed. cit., 3, 6, 66-68; Heinrich Lausb erg . Manual de Retórica literaria, cit., § 136. *' Cfr. Francisco Chico Rico, Pragmática y construcción literaria, cit., pág. 94. Cfr. Sulpicio Víctor, Institutiones oratoriae, ed. cit., 6. ‘3 Cfr. Marco TuUo Cicerón, De inventione, ed. cit., I, 15, 20.

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guíenles clases: la causa honesta, causa noble, que pertenece al honestum genus, género noble; la causa admirabais, causa sorprendente,, perteneciente al admirabais genus o turpis genus, género so rprenden­ te o torpe; la causa anceps, causa incierta, que corresponde al dubium vel anceps genus\ la causa humilis, causa humilde, que es propia del humilis genus, g én ero dudoso o incierto, género humilde, y la causa' obscura, correspondiente al obscurum genus. El género noble tiene un grado de defendibilidad alto, basado en la idea general que el rec e p ­ tor del discurso tiene de la ley y de la verdad. Por el contrario, es bajo el grado de defendibilidad del género sorprendente, paradójico o torpe, porque la causa es rechazada por el sentimiento jurídico y por la conciencia de la v erd ad que tiene el destinatario; la causa de este género exige un gran esfuerzo al orador. El género dudoso o incierto es el que produce una duda importante en la conciencia jurídica y general po r estar mezclados en la causa elem entos nobles y elementos innobles; en este género la causa es defendible, aunque es incierta para las dos partes, que han de esforzarse por hacer que prevalezca la propia posición. El género humilde tiene un grado d e defendibilidad bajo porque la causa carece de interés para el receptor. Por último, el género'•oscuro tam bién posee un bajo grado de defendibilidad por la dificultcid que encuentra el destinatario para com prender la c a u s a E s im prescindible que la intellectio proporcione el modo de la causa al orador para que éste pueda organizar su estrategia textual-comunicativa en la construcción del discurso retórico en función de cuál sea dicho modo. Finalmente, según la presentación de la intellectio que hace Sulpicio I Víctor, es objeto d e la misma la com prensión de la figura o estructura de la causa, la cual puede ser sim plex, coniuncta o concertativa. La causa sim plex, causa simple, es la que tiene un solo asunto; la causa coniuncta, causa unida, está formada por más de una causa simple, y la causa concertativa, causa conflictiva, es la que consta d e dos o más asuntos alternativos. Estas diversas estructuras de la causa constituyen;' los tres grados de complejidad de la misma'®. Sulpicio Víctor, que presenta la inteUectio como im prescindible pri­

A propósito d e estos cinco modos o géneros, cfr. Marco Fabio Ouintiliano, ¡nstiluüo oratoria, ed. cit., 4, 1, 40, Sulpicio Víctor, Instituliones oratoriae, ed. cit., 7 y 8. Heinrich Lausberg, Manual de Retórica literaria, cit., § 64 La Rhetorica ad Herennium presenta cuatro géneros: noble, torpe, dudoso y humilde, cfr A d C Herennium de ratione dicendi, ed, cit., I, III, 5. Cfr. Sulpicio Víctor, InsUtutiones oratoriae, ed cit , 9-12 Véase también Heinrich Lausberg, Manual de Retórica literaria, cit., § 67

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m er oficio del orador, la desarrolla al ocuparse de los diferentes obje­ tos d e la com prensión que se lleva a cabo por m edio de dicha opera­ ción retórica. La intellectio perm ite al autor im conocimiento de la causa a propósito de la cual va a construir el discurso y también de la situa­ ción pre-retórica ante la que se encuentra, p o r lo que, gracias a esta operación, tam bién entiende a qué género aristotélico —judicial, deli\ berativo o demostrativo— pertenece, en función d e los hechos d e la i causa, el discurso que se dispone a elaborar. El entendim iento d e la causa está asociado a la com prensión que del hecho retórico y d e sus com ponentes proporciona la intellectio al ora­ dor, que examina p o r m edio d e esta operación su propia competencia retórica y su posición en el hecho retórico, la condición y la actitud del destinatario, el referente o posible referente del discurso, el contexto d e la comimicación retórica, así como las necesidades constructivas del discurso que va a elaborar. Este exam en y la consiguiente com prensión global del hecho retórico en el que se encuentra el orador tienen lugar en relación con el escrutinio d e la causa, que es el núcleo de la opera^ ción d e intellectio. La intellectio es la operación motriz d el proceso I retórico, pues impulsa el desarrollo d e las dem ás operaciones' de éste I y ofrece al orador los datos para la estrategia discursiva global y para i las relativas a cada una d e las operaciones subsiguientes*®. La intellec1 tio, como ha estudiado Francisco Chico Rico, perm ite el establecimiento ’ del modelo d e m undo como categoría indispensable para que pueda ¡ se r llevado a cabo el establecim iento de la estructura d e conjunto ■referencial, que es tarea de la operación d e inventio^’^. El m odelo de m undo es el conjunto d e instrucciones d e índole semántico-extensional ' que sigue el productor del texto en la obtención d e la m encionada estructura de conjunto referencial, que se ajusta así a unas condiciones fijadas con anterioridad p o r el productor al adoptar un m odelo de , mundo, las cuales determ inan el carácter verdadero, ficcional verosí'■■mil o ficcional inverosímil d e los elem entos referenciales*®. El orador establece po r la intellectio el m odelo d e mimdo de tal modo que sea com partido p o r el destinatario y funcione como código semántico-extensionaP® que haga posible la comunicación. '* Cfr. Francisco Chico Rico, «La intellectio. Notas sobre una sexta operación retóri­ ca», cit.; Francisco Chico Rico. Pragmática y construcción literaria, cit,, págs. 93 y sigs. Cfr. ihidem . *®Cfr. Tomás Albctladejo, «Componente pragmático, componente de representación y modelo lingüistico-textual», cit., pág. 13; Tomás Albaladejo, «Texto y ámbito referen­ cial: el componente de constitución de modelo de mundo», en Dianium, 4. Homenaje a Juan Cbabás, 1989, págs. 293-299. ** A propósito del código semántico-extensional, véase ibidem, pág. 296; así como • Tomás Albaladejo, Teoría d e los m undos posibles y macroestructura narrativa, cit., pág. 63.

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El carácter de operación previa de la intellectio la sitúa como ante­ rior a las restantes operaciones en el modelo retórico y en la realidad d e la comunicación retórica concreta. En la serie de los procesos operacionales retóricos, caracterizados en lo que a la construcción del discurso se refiere p o r m antener una relación de simultaneidad total o parcial, la intellectio es anterior al bloque formado por inventio, dispo-^ sitio y elocutio-, sin em bargo, la realización de una intellectio continua, i ya que el orador no deja en ningún momento de atender a la realidad del hecho retórico, que pu ed e ser cambiante, es posible que lleve a esta operación a ejercer influencia sobre las otras aun durante el desarrollo mismo d e la inventio, de la dispositio, de la elocutio y también d e la pronuntiatio, pudiendo el orador modificar alguno de sus planteam ientos iniciales a propósito de estas operaciones a raíz de la adquisición de algún conocimiento más que concierna a la causa o a la , globalidad del hecho retórico. En el genus iudiciale es frecuente que el orador que habla después de haberlo hecho la parte contraria tenga que cam biar algo en su proyecto textual-comunicativo después de haber escuchado el discurso correspondiente a dicha parte, cuya com­ prensión atañe a la intellectio. La operación d e intellectio, que ha sido poco tratada en la tradición retórica, es im prescindible para la explicación de la producción del discurso retórico y, po r su carácter herm enéutico, ofrece un altísimo interés en la recuperación y activación del corpus teórico de la Retóri­ ca, pues ofrece una sólida armazón para el estudio del conocimiento de la realidad en su relación con la producción textual.

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5. La

5.1.

inventío y la dispositfo

La inventío y la dispositío. Su relación en la construcción del texto retórico

La prim era de las operaciones constituyentes de discurso que, de acuerdo con la relación de sucesividad propia del modelo retórico, tiene lugar es la inventío, que es una operación de índole semántica en sentido semiótico, es decir, es una operación semántico-extensional, por la que se obtiene el referente del texto retórico, que es la estructu­ ra de conjunto referencial formada por la serie de seres, estados, procesos, acciones e ideas que en dicho texto van a ser representados. La inventío, como hallazgo de los elementos referenciales del discurso, perm ite la obtención de la res extensional que ha de ser incorporada al discurso. En la Rhetorica ad Herennium, la inventío es definida así: «La in v e n c ió n e s e l h a lla z g o d e a su n to s v e r d a d e r o s o v e r o s ím i - ' le s q u e h a g a n p r o b a b le la c a u sa .» '

La inventío está al servicio de la causa que el orador defiende, para lo cual la obtención de una determ inada estructura de conjunto referen­ cial es decisiva en la construcción de un texto que haga que el destina-

' Cfr, A d C. Herennium d e ratione dicendi, ed cit., I, 2, 3.

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tario se incline hacia la parte apoyada po r el orador. En esta operación es fundamental la excogitatio, que he traducido p o r «hallazgo» y que ha d e entenderse realizada con reflexión y con imaginación. De gran importancia es que el objeto de la excogitatio esté formado tanto por res v e rd a d e ras como p o r res verosímiles, p o r lo que se trata d e un proceso en el que se activa no sólo la adopción de elem entos referenciales reales, sino tam bién la imaginación de otros no reales, aunque verosímiles. Para la adecuada realización de la operación de inventio han de concurrir el ars y el ingenium, la técnica y las cualidades personales que posea el orador. Como Lausberg explica, la habilidad personal para llevar a cabo la invención es encauzada por la técnica, que ofrece al orador una sistematización relativa a lo referencial como forma de superación del azar, vía irreflexiva del hallazgo de las ideas. La Retóri-. ca ha producido, en este sentido, una perfecta estructuración de luga­ res (loci) a los que p u ed e dirigirse el orador para buscar en ellos los elem entos referenciales*. La inventio se ocupa de la obtención del nivel de inventio, nivel ordenado hacia el texto retórico y formado po r la estructura de conjun­ to referencial en su totalidad; po r tanto es tarea d e esta operación el hallazgo de las ideas que van a se r incluidas en cada una d e las partes en las que la Retórica divide el nivel referencial en tanto que nivel producido por esta operación. La inventio se realiza buscando la utilitas d e la causa y contando con la idea de aptum o decorum como orienta­ dora de esta sección teórica d e la producción textual retórica, po r lo cual el orador ha de buscar los elem entos referenciales adecuados a cada una de aquellas partes, que son las partes orationis o partes del discurso, de cuya situación en la organización de las operaciones retó­ ricas y de los niveles dependientes de éstas me ocupo más adelante. De acuerdo con la distinción que antes se ha hecho entre res semántico-extensional y res semántico-intensional, concierne a la inventio la producción de la prim era, que es completam ente necesaria para que, ya en el ámbito de la operación de dispositio, pueda ser obtenida la segunda. La excogitatio afecta, pues, a la res considerada como conte­ nido extensional. De acuerdo con la serie cronológicam ente ordenada de los compo­ nentes teóricos operacionales, después de la inventio tiene lugar la dispositio. De esta operación la Rhetorica ad Herennium dice: «La disposición es la ordenación y la distribución de las cosas, la cual indica qué cosa ha de ser colocada en qué lugares.»^ * Cfr.-Heinrich Lausberg, Manual de Retórica literaria, cit., § 260 ^ Cfr. A d C. Herennium d e ratione dicendi, ed. cit,, I, 2, 3

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En la Instituüo oratoria escribe Ouintiliano: «La disposición es la d istribución útil d e las cosas y d e las p a rte s en lugares.»"'

La función d e esta operación es, pues, la organización en el interior del texto como m ateriales semántico-intensionales, sintácticos en senti­ do semiótico, d e los m ateriales semántico-extensionales proporciona­ dos por la inventio. Para Lausberg, «La función básica de la dispositio consiste en la distribución de un todo (por tanto, del conjunto del discurso así como tam bién de sus partes integrantes, res y verba)»^. La dispositio posee una gran fuerza estructuradora que se proyecta en todo el discurso retórico; para Lausberg, «la dispositio es un p o d er ordenador, presente en todas partes. La dispositio extiende su com pe­ tencia a todas las partes del discurso»®. A la' operación de dispositio corresponde un nivel que es el de la estructura profunda textual o m acroestructura, como categoría y como componente textual concreto. La teoría retórica relativa a la dispositio es una solidísima explicación de la m acroestructura textual^. Este nivel de dispositio es resultado de la transformación en material textual de la estructura de conjunto referencial que es el nivel de inventio. Por dicha transformación, de la que me ocuparé como proceso de conversión de la extensión en intensión, se da entrada a los elem entos semañticoextensionales en el texto como elementos sintácticos; la dispositio con­ tiene unidades temáticas, semántico-intensionales, perfectam ente orga­ nizadas en virtud del ordo, orden m acroestructural. A mi juicio, la fuerza organizadora de la dispositio le viene dada a ésta precisam ente por su condición de operación m acroestructural en la que la res de la < Cfr. Marco Fabio Ouintiliano, Instituíio oratoria, ed cit., 7, 1, 1-2 ’ Cfr. Heinrich Lausberg, Manual d e Retórica literaria, cit., § 443. ® Cfr. ibidem, § 445 Véase a este respecto el sólido planteamiento que hace Lausberg. «Como la dispositio está orientada hacia la utihtas, queda subordinada a la virtud de lo aptum y a la capacidad del iudicium: la dispositio es la que im pide el caos de las ideas y d e las palabras al som eter res y verba al orden puesto al servicio d e la utilitas. La dispositio constituye el complemento necesario de la inventio, que sin aquélla sería un proceso inconexo P ero adem ás de esto, la dispositio no sólo se halla subordinada a la res (en la inventio), sino también a los verba y, por ende, a la elocutio»; cfr ibidem ’ V éase Teun A, van Dijk, Some A spects o í Text Grammars, cit . págs. 24-25 Véase especialm ente Antonio García Berrio, «Texto y oración Perspectivas d e la lingüística textual», cit., págs, 260-261; véase también Teun A van Dijk, Textwissenschaít, Munich, Deutscher Taschenbuch V erlag, 1980, pág. 113, Antonio García Berrio y Tomás Albaladejo, «Estructura composicional. Macroestructuras», cit., págs. 131 y sigs., y Francisco Chico Rico, Pragmática y construcción literaria, cit , págs 74 y sigs.

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inventio ya es ordenada como res textual y llega a constituir la base de la m icroestructura como construcción elocutiva. La dispositio es, de este modo, el gozne del discurso retórico. La antes m encionada consideración de Sulpicio Víctor de que los cometidos del orador son tres —intellectio, inventio y dispositio—, sitúa la operación m acroestructural en una posición dominante en relación con las operaciones d e elocutio y d e actio o pronuntiatio, que para este teórico forman parte de la dispositio: «En la disposición hay tres cosas: orden con aquello que en griego se llama oÍKovonía, después elocución, luego pronun­ ciación.»®

I Como el d e la inventio, el funcionamiento de la dispositio está reg i­ do p o r la idea d e aptum, con lo cual esta operación queda integrada en í la totalidad que proporciona la coherencia global del hecho literario. En función del decorum actúa el orador en la organización m acroes­ tructural del discurso retórico al llevar a cabo esta operación, d e la que pu ed e decirse que es, d e las tres constituyentes de discurso, la que más intensamente contribuye a la elaboración del texto retórico, p reci­ sam ente porque es la que proporciona su m acroestructura, que es la construcción más característicam ente textual de las que componen el texto. El orador organiza con esta operación el discurso del modo más favorable para la utilitas d e la causa. En el nivel de dispositio se encuentran, como partes de la m acroes­ tructura del texto retórico, las partes orationis, que son las secciones en las que se distribuye dicha m acroestructura. En cada una de estas secciones se encuentran adecuadam ente situados y organizados los elementos semántico-intensionales procedentes de los elem entos semántico-extensionales pertenecientes al nivel de inventio. En la dispo­ sitio se localiza la res semántico-intensional, que es el contenido intensional, textual, del discurso, y pro ced e de la res semántico-extensional. Como es sabido, para que la dispositio pueda d arse es absolutamente necesaria la actuación de la inventio, pues sin los m ateriales proporcio­ nados por ésta no pu ed e aquélla producir construcción textual alguna. Heinrich Lausberg, consciente de la conexión entre estas dos operacio­ nes, dice: «Aunque la dispositio, como segunda fase del proceso elaborativo, hay que colocarla detrás de la inventio, en esa relación tempo­ ® Cfr. Sulpicio Víctor, Institationes oratohae, ed. cit., 14. V éase el comentario so b re el texto de Sulpicio Víctor d e Heinrich Lausberg, Manual de Retórica literaria, cit., § 445.

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ral de ambas fases del proceso de elaboración no se trata de una sucesión estrictamente separable y distinguible. Más bien, inventio y dispositio se hallan vinculadas una a otra de manera inse­ parable.»® En la realidad de la producción retórica concreta, inventio y dispo­ sitio no pueden separarse, pues son procesos operacionales que se dan con sim ultaneidad total o parcial; sin em bargo, en el modelo retórico sí se distinguen estas dos operaciones, aunque la propia teorización reco­ ge esa fuerte vinculación entre una y otra. Lausberg, que en su explica­ ción d e las operaciones retóricas parte de un planteamiento inicial de relación de sucesividad entre aquéllas, sin hab er especificado las im­ plicaciones que en la relación entre operaciones tiene la distinción de plano teórico y plano de la realidad objeto de estudio, reconoce esa estrecha conexión de inventio y dispositio que aparece de m anera totalmente clara si se tiene en cuenta la relación de simultaneidad en la producción retórica concreta. La especial relación que hay entre inventio y dispositio se d e b e en gran m edida a que las partes del discurso afectan a ambas operacio­ nes. Según Lausberg, «la dispositio se encuentra presente ya dentro de la inventio, pues ésta se orienta de antemano hacia las partes orationis, las que a su vez son un fenómeno de la dispos i tio»^°. Las partes orationis son la columna vertebral del texto retórico y de su referente; forman el eje de representación horizontal integrado en la sistematización retórica. Estas secciones discursivas se dan canónica­ m ente en el texto del genus iudiciale, en el que se presentan con sus características plenam ente definidas; no son, sin em bargo, exclusivas de este género y existen tam bién en los textos pertenecientes a los otrps genera. Las partes del discurso, sobre cuyo conjunto y núm ero hay diferentes pro p u estas", son, de acuerdo con la división común­ mente aceptada, las siguientes: exordium, narratio, argumentatio y peroratio. El problem a que inicialmente plantean las partes orationis es el de su situación en el eje de representación vertical del m odelo retórico; la comentada continuidad inventio-dispositio no es ajena a dicha situación. En la Rhetorica ad Herennium son asignadas a la inventio:

5 Cfr. ibidem, § 444. Cfr. ibidem , L ausberg estudia las partes orationis en el apartado dedicado a la inventio, p ero significativamente expresa: «En el fondo la exposición d e las partes del discurso y d e su orden es cosa de la dispositio». cfr ibidem, § 261 " Ufi. ibidem , § 262.

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«La invención se emplea en la serie de partes del discurso: i exordio, narración, división, confirmación, confutación y con-

i clusión.»*2

Por su parte Sulpicio Víctor las adscribe a la dispositio, operación ;d e la que este autor, como hemos visto, tiene una concepción muy amplia, p ero diferenciada de la d e la inventio: «El orden es que expongamos cada una de las cosas de acuerdo con la contextura natural, primeramente en las partes de la elo­ cución, que primero esté, naturalmente, el exordio, luego la narra­ ción, después las partes de la argumentación, por último la pero­ ración final.

Las partes del discurso, que en otros tratados de Retórica aparecen en una posición autónoma con respecto a las operaciones retóricas, en los dos textos anteriores son asociadas a la inventio en un caso y a la dispositio en otro, quedando así situadas en el dominio semánticoextensional y en el dominio sintáctico, respectivam ente. La función d e la dispositio en la producción del texto retórico es fundamental, pues determ ina en buena m edida la actividad d e otras operaciones. En este sentido, el lugar central que ocupa la dispositio no p u ed e sep ararse de la actividad d e la inventio, al ser ésta una opera­ ción que se realiza en dirección al texto retórico y teniendo éste como finalidad. En punto a la relación d e inventio y dispositio y con respecto a la doble situación de las partes orationis, que constituyen así un doble eje horizontal como se ha representado en la figura del apartádo 3.1 del capítulo tercero d e este libro, considero necesario para la explicación de esta cuestión tener en cuenta que cada una de estas dos operaciones tiene una dimensión prim aria y otra secundaria. De acuerdo con esto, la inventio posee una dimensión prim aria que es semántico-extensional y una dimensión secundaria d e carácter sintáctico; a su vez, la dispositio tiene una dimensión prim aria de naturaleza sintáctica y una dimensión secundaria de índole semántico-extensional. En los dos casos la dim en­ sión secundaria está al servicio de la prim aria, coincidiendo el carácter

Cfr. A d C. Herennium d e ratíone dicendi, ed. cit., I, 3, 4. Cfr. Sulpicio Víctor, Institutiones oratoriae, ed. cit., 14. Este pasaje es continuación del indicado en la nota 8, en el que se ex p resa la pertenencia del orden a la dispositio. Más abajo se refiere Siilpicio Víctor a estas p artes como partes orationis; cfr. ibidem , 14 y 16.

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de ésta con la naturaleza de la sección semiótica que corresponde a la operación en cada caso. Así pues, la inventio como proceso operacional y como com ponente teórico operacional y el nivel de construcción teórica correspondiente son de naturaleza semántico-extensional y tie­ nen, no obstante, una organización de índole sintáctica, pues los seres, estados, procesos, acciones e ideas producidos por la inventio están estructurados sintácticamente, aunque son semántico-extensionales. Del mismo modo, la dispositio como proceso operacional y como com­ ponente teórico operacional y el correspondiente nivel son de natura­ leza sintáctica y poseen una fundamentación de carácter semánticoextensional, ya que el conjunto de relaciones de dispositio ha de estar organizado a partir de un soporte semántico-extensional, que se trans­ forma en semántico-intensional en la producción del discurso retórico. Las partes del discurso son secciones textuales de índole m acroestructural organizadas en el nivel de dispositio y secciones referenciales diferenciadas en el nivel de inventio, y como estructuración de un todo en partes conectadas tienen un carácter básicam ente sintáctico. La p re ­ sencia d e esta organización en la inventio responde al carácter sintácti­ co de la dimensión secundaria de la operación y del nivel que ésta produce; en virtud de dicha dimensión, el material semántico-extensio­ nal d e la inventio no carece de la necesaria armazón que le proporcio­ nan las relaciones sintácticas en el dominio referencial. Gracias a la dinamización que caracteriza la totalidad del discurso retórico, la in­ ventio se dirige en su realización hacia la dispositio, de tal modo que la organización de las partes orationis está implantada en dicha operación semántico-extensional como estructura previa o pre-estructura a la que se ciñe la construcción referencial que corresponde a la inventio, lo cual supone una retroproyección de la sintaxis sobre la semántica extensional. Como contrapartida, hay una presencia semántica en la dis­ positio, cuya dimensión prim aria define el nivel de esta operación como espacio sintáctico. Con su presencia semántica en la dispositio, las partes del discurso constituyen la armazón sintáctica de la m acroestructura, constructo que, al perten ecer al nivel de dispositio, tiene una dimensión secundaria semántica, en razón de la cual las diferentes secciones articulan este dominio sintáctico porque cada una de ellas posee un contenido semántico-intensional determ inado procedente del contenido semántico-extensional de la parte o sección correspondiente en la inventio. De acuerdo con esto, la dispositio se estructura como orgánización sintáctica de un contenido semántico que por formar parte del texto es de índole intensional. A través del esquem a que proporcio­ nan las partes orationis, el nivel de inventio se proyecta sobre el de dispositio realizándose la transformación del material semántico-extensional producido p o r la inventio en el material semántico-intensional de 79

la dispositio gracias a las vías d e enlace que entre las dos operaciones dicho esquem a abre. Como sabem os, la dispositio no sólo se relaciona con la res, sino tam bién con las verba, en la doble adscripción característica d e esta operación retórica. Esta asociación con el plano del significante textual, con la m icroestructura, da entrada en esta operación a la distribución d e la construcción semántico-intensional, m acroestructural, en unida­ des o secciones d e transformación hacia la m icroestructra, es decir, hacia el nivel d e elocutio, en el que dicha construcción es manifestada y p o r el que, p o r tanto, es comunicada. De este modo llegan hasta el nivel d e elocutio las partes orationis, que se proyectan d esd e el nivel d e dispositio y hacen posible que en la m icroestructura del texto retóri­ co se encuentren las diferentes secciones que expresan dichas partes del discurso. Es esto consecuencia de la gran fuerza estructuradora de la dispositio. En la producción del texto retórico el orador obtiene un nivel se­ mántico, en sentido semiótico, que es el nivel d e inventio y un nivel m acroestructural, d e carácter sintáctico, en sentido semiótico, que es el nivel d e dispositio. Como hem os visto, al prim ero corresponde la res extensional y al segundo la re s intensional como representación en el texto retórico, en su parte m acroestructural, d e dicha construcción extensional. El paso d e la estructura de conjunto referencial producida p o r la operación d e inventio a la m acroestructura tiene lugar gracias al proceso de intensionalización^*, por el cual el productor del texto trans­ forma en intensión textual, la cual corresponde a la m acroestructura, la construcción extensional que ha obtenido con su actividad semántica. La intensionalización es un proceso que se da en toda producción textual, en la del texto d e lengua común y en la del texto retórico y literario, p ero es en éstos donde adquiere una relevancia extraor­ dinaria en la elaboración d e la m acroestructura. En el discurso retórico, p o r la intensionalización pasan a se r unida­ des temáticas m acroestructurales los hechos que componen el nivel de inventio y que han sido obtenidos por la operación de inventio-, en virtud de dicho proceso los seres, estados, procesos, acciones e ideas que forman la estructura d e conjunto referencial son transform ados en

“ A propósito de la intensionalización véase Tomás Albaladejo, Teoría d e los mundos posibles y macroestructura narrativa, cit., págs. 49 y sigs. Sobre la intensionalización en la semántica del texto plástico véase Antonio Garda Berrio y Teresa Hernández, Ut poesis pictura. Poética del arte visual, Madrid, Tecnos, 1988, págs. 57 y sigs. 80

unidades intensionales conectadas entre sí en el interior del texto, en el que constituyen su m acroestructura. Este paso d e la extensión a la intensión es una transformación de referente en m acroestructura retóri­ ca; es la traslación al texto de una sección de la realidad que está en su exterior. La intensionalización puede, por tanto, ser planteada como la clave de la conexión entre texto y mundo; su condición de proceso textualizador a partir de la sección de mundo constituida como estruc­ tura de conjunto referencial la sitúa en el decisivo espacio dinámico de la representación de aquélla en una estructura textual subyacente que será manifestada en una m icroestructura de características determ ina­ das a l corresponder, en el caso del texto retórico, al nivel de elocutio. En la elaboración del texto retórico, por el carácter de discurso artísti­ camente codificado de éste, la intensionalización funciona como p ro ce­ so de construcción'dirigido por la voluntad estética del orador hacia la adecuada conjunción entre el nivel de inventio y el nivel de dispositio. Por la intensionalización artística que tiene lugar en esta producción textual el orador hace que los elem entos del referente cristalicen en la m acroestructura del texto retórico, de tal m anera que éste, como con­ junto global, sea una plasmación lingüística de los seres, estados, pro ­ cesos, acciones e ideas del nivel de inventio que haga posible que los com ponentes d e dicha serie referencial sean propiam ente discurso y que adquieran p o r ello la solidez y la concreción en el hecho retórico que solamente su plena conversión en material textual artísticamente organizado p u ed e proporcionarles. Esta plasmación está regida por el principio del decorum, cuya fuerza actúa para que en la m acroestructu­ ra retórica q u ed e configurado el referente de acuerdo con su organiza­ ción y con la intención comunicativa del orador, quien en la intensiona­ lización que realiza m oldea el propio referente para su incorporación al texto. La intensionalización retórica, como enlace entre los niveles de in­ ventio y dispositio, tiene su fundamentación en estas dos operaciones: la inventio perm ite obtener una estructura de conjunto referencial que se encuentra dirigida hacia la dispositio, la cual, a su vez, hace posible la elaboración del recipiente m acroestructural que configura intensionalmente la m encionada estructura procedente de la operación inventi­ va. Así pues, para la intensionalización que el orador lleva a cabo son un instrumento im prescindible las partes orationis, por m edio de las cuales pasan a ser secciones m acroestructurales las diferentes seccio­ nes referenciales. Pero es la dispositio, como operación constructora de la m acroestructura del texto retórico, la que en mayor medida contribuye a la realización del proceso de intensionalización, cierta­ m ente en colaboración muy estrecha con la inventio.

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5.2.

Las partes orationis. Las secciones del referente y de la macroestructura del texto retórico

Como integrantes del eje horizontal del m odelo retórico, las partes del discurso, en su doble localización en el nivel de inventio y en el nivel de dispositío, configuran la organización tanto de la estructura de conjimto referencial como d e la m acroestructura del texto retórico. Teniendo en cuenta dicha situación de las partes orationis, a continua­ ción m e ocupo d e cada una de ellas y d e su conjunto, prestando esp e­ cial atención a la exposición de Heinrich Lausberg, quien, en su Manual de Retórica literaria, ha hecho una sistematización de las contribuciones d e las diferentes teorizaciones retóricas tradicionales a propósito de las partes del discurso, que básicam ente responden a la serie formada por exordium, narratio, argumentatio, la cual se divide en prohatio y refutatio, y po r último peroratio^^. La sistematización d e las partes orationis que ofrece Lausberg es perfectam ente representativa del corpus teóri­ co d e la Rhetorica recepta en esta im portante sección inventivo-dispositiva. 5.2.1. El exordium es la p arte inicial del discurso retórico. Su finalidad es la presentación d e la causa ante el receptor y obtener su disposición (favorable hacia el planteamiento que el orador hace'®. Para ello, la 3cción d e referente que corresponde al exordium y la parte de la macroestructura que está constituida como exordium están formadas 3or los m ateriales extensionales e intensionales, respectivam ente, que, de acuerdo con lo aptum, perm iten conectar con el destinatario con el fin de producir en él una actitud favorable hacia la posición defendida por el orador. Hay dos tipos de exordium, que d ependen del grado de ' defendibilidad de la causa; cuando éste no es bajo, se da el exordium normal, que se denomina proem ium , y cuando es bajo, se da el exor'dium especial, que recibe el nom bre de insinuatio. El objetivo del proem ium , contenido en la formulación iudicem benevolum, docilem, attentum parare*^, es hacer que el juez sea benévo­ lo, dócil y atento en relación con el discurso y, po r tanto, con la posi­ ción que el orador defiende. Ese objetivo se encuentra, pues, al servi­ cio del decorum, en lo que descansa la coherencia de los distintos

'* Cfr. Heinrich Lausberg, Manual d e Retórica literaria, cit,, §§ 261-442. En este aparta­ do sigo principalm ente la organización explicativa d e Lausberg. '« Cfr. ibidem , §§ 262-288. " Cfr. ibidem , § 266.

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elem entos implicados en el hecho retórico. El p m em ium , como realiza­ ción normal del exordium , proporciona la prim era ocasión, sem ántico-. extensional y m acroestructuralm ente fundamentada, que tiene el oractor de influir en el público y de captar su voluntad. Es necesario que el orador sepa conseguir la atención del d e s - ; tinatario, para lo cual d e b e hacer que para éste no exista el tae- | dium, im portante obstáculo para la realización de lo aptum y para ,i alcanzar la finalidad persuasiva del discurso. La falta de atención del ' público suele d e b e rse a lo característico del asunto de genus humilis y p ro ced e entonces de la intrascendencia del asunto tratado o al fastidium, disposición de desinterés del público'®. Con el fin de que el destinatario esté atento incluso en los casos en los que la causa tiene para aquél poca importancia, el orador en el proem ium d eb e insistir en que el asunto del que va a ocuparse en el discurso que está comenzan­ do a comunicar es de una gran importancia. Como Lausberg señala, ^ una m anera d e elevar la consideración del asunto consiste en utilizar en' el proem ium conceptos amplios e ideas universales, que sirven paras atraer la atención del receptor, el cual es así guiado desde lo g e n e ra l; hacia lo particular. Entre los medios em pleados en el proem ium p a ra ' ganar el interés del púbhco se encuentran los siguientes: pedir explíci­ tamente que se p reste atención, prom eter que se tendrá b revedad en la exposición de los hechos, presentar el asunto como pertinente a los intereses del propio público, lo cual es el recurso conocido como tua , res agitur «se trata de un asunto tuyo», y producir en el receptor la voluptas describiendo un objeto herm oso en el proemium'^. Relacionado con el attentum parare o captación de la atención del público está el docilem parare, que consiste en hacer que el receptor ■ com prenda fácilmente el asunto. Es el genus obscurum el que necesita que se active esta finalidad del proemium, para que las dificultades de com prensión de aquello de lo que trata el discurso queden adaptadas a la capacidad de entendimiento del público. Lausberg destaca como m edio más importante para el docilem parare el realizar en el p roe­ mium la enum eración concisa de los temas de los que se va a tratar en la exposición de los hechos, de tal m anera que el receptor pueda así contar con un exacto desmenuzamiento del asunto del texto retórico^®. La tercera sección del objetivo del proem ium es el benevolum parare, que afecta a la intención de buscar la disposición de benevo-

Cfr. ibidem , § 269. Cfr. ibidem , § 271. “ Cfr. ibidem , § 272.

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^encia del juez o del recep to r en general en los casos en los que es difícil tomar una decisión p o r tratarse d e un asunto de genus anceps o g énero incierto. El benevolum parare concierne d e modo especial al genus admirabile p o r el carácter p ^ d jy ic o ^ d ^ _ é s te _ y tam bién es oportuno a propósito del genus honestum. Se consigue el benevolum parare de cuatro m aneras, que corresponden a las fórmulas que segui­ dam ente se exponen. En prim er lugar se obtiene la benevolencia ab nostra persona al alabarse el orador a sí mismo y al alabar a su cliente, presentando en el proem ium la causa propia como digna de actitud favorable, p ero evitando d ar im presión de arrogancia, pues esto perju­ dicaría sobrem anera la obtención d e un buen efecto en el receptor. También se consigue que el destinatario sea benévolo en relación con la causa defendida p o r el orador p o r m edio de la fórmula ab adversaríorum persona, consistente en la presentación negativa d e la parte opuesta con el fin d e que ésta no llegue a s e r vista benévolam ente por el receptor, lo cual rep ercu te en una actitud favorable al orador. Otra fórmula es ab iudicum (auditorum) persona, p o r la que la benevolencia se logra por el elogio del receptor, esto es, del juez o del público, en el que se valora su capacidad d e decidir so b re el asunto, y tam bién por la producción d e la delectatio del oyente con el fin de atraerlo a la posi­ ción d e la parte propia con el deleite d e la descripción de algún elem ento temático y d e la perífrasis en la presentación de contenidos concretos. Por último está la benevolencia a causa, fórmula p o r la que el orador predispone favorablem ente al receptor con el elogio de la causa que defiende y con el vituperio d e la posición de la parte contra­ ria. Como Heinrich Lausberg señala, estas cuatro fórmulas en las que se articulan los m edios del benevolum parare son esencialm ente dialécti­ cas, pues están organizadas so b re la oposición d e las partes que se enfrentan en la causa*'; en este s e n t i d o h a y que dejar de tener en cuenta que el establecim iento d e las partes orationis concierne de m odo especial a los discursos del genus iudiciale, que se construyen p ara defender, ante un juez o destinatario con p o d e r de decisión^ una posición que está enfrentada a la defendida po r un orador que co rres­ ponde a la parte contraria. La otra forma d e realización del exordium es la insinuatio, po r la cual el orador ejerce su influencia en el destinatario por m edio del em pleo de dispositivos psicológicos con el fin de ponerlo de parte de la posición que defiende. Se trata, pues, d e un m edio de influir afectiva­ m ente en el receptor utilizando la suposición, la sorpresa y otros me-

Para estas fórmulas véase ibidem, §§ 275-278. ..^4

dios d e atracción de índole no racional, con el fin de hacer que sea favorable. La insinuatio se em plea cuando se quiere contrarrestar la influencia ejercida po r el orador de la parte opuesta si éste ha hablado antes y cuando la causa que está apoyando es difícil de defender^^. Tanto el proem ium como la insinuatio están presididos po r e l con-; ceptoj^e iQ-ap^m, del decorum que cohesiona todos los elem entos del texto retórico y del hecho retórico. En una y en otra m odalidad de exordium están presentes tanto la estructura de conjunto referencial y la m acroestructura del discurso, po r un lado, como el productor, el recep to r y el contexto retórico, po r otro, de tal m anera que se produce entre estos elem entos una interacción dinámica que lleva al orador a construir el exordio de su discurso dentro de una sólida interconexión de lo semántico, lo sintáctico y lo pragmático. De gran interés en la explicación retórica del discurso y de su referente proporcionada por las partes orationis es, a propósito del exordium , la consideración de las partes en las que, a su vez, éste se diyide. El inltiuñTahTe el exordio, en el que pu ed e haber Tfna digre-' s i ^ la paFte^final deí exordio, de acuerdo con la coherencia textual, y También semántico-extensional, ha de conectarse con el comienzo de la exposición d e los hechos, la narratio, que es la parte siguiente del discurso, lo que constituye el transitus o transición del exordio a la narración^^. El exordio es, como sección del nivel de inventio, un bloque semántico-extensional formado por elem entos de presentación de la causa al receptor, así como de captación de su atención y de su actitud favora­ ble. Como sección del nivel de dispositio, es la-parte de la m acroes­ tructura situada funcionalmente como comienzo de ésta, de tal modo que de su recepción a través de su manifestación en la m icroestructura el destinatario obtenga las informaciones iniciales de la causa y, en el caso d e éxito comunicativo del discurso en esta sección, se ponga a favor d e la parte que produce el discurso. La actividad de construcción retórica que el orador lleva a cabo con la producción referencial y m acroestructural del exordio está plenam ente dirigida a la utilidad de la causa, que es el interés que le m ueve en el conjunto de elementos del hecho retórico, en una perfecta combinación de lo locutivo, lo ilocutivo y lo perlocutivo del macroacto de habla retórico. 5.2.2. La siguiente de las partes orationis en el eje de representación horizontal del modelo retórico es la narratio, que es la exposición de

“ Cfr. ibidem, 280-281. « Cfr. ibidem, § 288

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líos hechos que constituyen la causa, con el fin de que el receptor tenga I un conocimiento d e los mismos que haga posible que llegue a situarse ' de parte d e la posición defendida p o r el orador^^, ya que la narración d e los acontecimientos es indispensable para que la argum entación a I propósito de los mismos se lleve a cabo. Aristóteles se ocupa en la Retórica de esta exposición, a la que denomina TipóSecrií;, en su relación ' con la discusión argumentativa: «Hay dos partes del discurso, pues es preciso exponer el asunto de que se trata y hacer después la demostración. Por eso es impo­ sible decir sin demostrar o demostrar sin haber expuesto previamente, porque el que demuestra demuestra algo, y el que enuncia algo lo enuncia para demostrarlo. De estas dos partes la una es la exposición, la otra la argumentación, como también se podría ha­ cer la división diciendo que lo uno es la cuestión y lo otro la demostración.»^

Más adelante trata Aristóteles específicam ente de la narración, a la que llama Sníyricf»?. Y la entiende como recorrido de las acciones sobre las que versa el discurso, es decir, como presentación de los hechos^®. La presencia de estos dos térm inos técnicos ha hecho necesaria una aclaración sobre la conceptualización contenida en cada uno de ellos, p or lo que Lausberg explica que se ha producido una especialización en el caso de la propositio, traducción latina de 7tpó9eai(;, que queda reserv ada para el resum en que a continuación del exordio el orador hace de la causa que va a se r presentada en la narratio, traducción latina de Siiíyriaii;, y que ésta es la exposición completa de la causa^^. Ouintiliano, en un texto aducido po r el propio Lausberg, explica que para Aristóteles la proposición p arece el género y la narración la esp ecie^ . Puede decirse que la propositio se da después del exordium como elem ento de enlace y de coherencia discursiva consistente en una b rev e y sintética participación de los hechos de la causa que van a se r expuestos detalladam ente en la narratio, por lo que está al servicio d e la finalidad comunicativa global del texto retórico y, en particular, en función de la narración, cuya com prensión facilita. La modalidad más completa de propositio es la partitio o partición^s, que es una enum eración de los elem entos temáticos que contiene la narración. “ en el ” “

Cfr. ibidem , § 289. V éase el exhaustivo estudio d e Elena Artaza, El Cfr. ibidem, pág. 358; Fernando Lázaro C arreter, «Función poética y verso libre», en: Fernando Lázaro C arreter, Estudios de Poética, cit., págs 51-62, Fernando Lázaro C arreter, «¿Es poética la función poética?», ibidem, págs. 63-73; José Antonio Martínez, Propiedades del lenguaje poético, Oviedo, U niversidad d e Oviedo, 1975, págs. 107 y sigs.; Miguel A ngel G arrido Gallardo. «Todavía so b re las funciones externas del lengua­ je», en: Revista Española de Lingüística, 8 , 2, 1978, págs 461-480 Cfr. Jan Mukafovsky, «Denominación poética y función estética de la lengua», en Jan Mukafovsky, Escritos de estética y semiótica del arte, cit,, págs. 195-201, Vítor Manuel d e Aguiar e Silva, Teoría de Literatura, cit., págs. 54-57. “ Cfr. Antonio García Berrio, Significado actual del formalismo ruso, cit., págs. 113114. “ Cfr G rupo /i, Retórica general, cit., págs 54-55 y 61-62. Cfr. ibidem, pág. 54. Cfr. ibidem, págs. 231 y sigs. “ Véase Antonio G arcía Berrio, Significado actual del formalismo ruso, cit., págs. 111 y sigs. Cfr. G rupo ^í, Retórica general, cit., págs. 56 y sigs , 77 y 86 ; Pier Luigi Cerisola, Trattato di retorica e semiótica letteraria, cit., págs. 185 y sigs

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las modificaciones lingüisticas que la intención retórica produce en relación con la norm a concede el Grupo una atención prim ordial a la noción de m etábole, que es definida del modo siguiente: «Llamarem osmetábole a toda clase de cambio de cualquier aspecto del lenguaje, con el mismo sentido con el que se encuentra en Littré»®®. Las metáboles son, pues, modificaciones de desviación que se encuentran arti­ culadas en la función retórica del lenguaje. No debe olvidarse, sin em bargo, que en el texto retórico esta función está inserta en una armazón teórica en la que la atención del destinatario es atraída, con la persuasión como finalidad del discurso. El término «metábole» y el concepto mismo ofrecen una importante ventaja al englobar los tropos y las figuras en sentido estricto. Tanto en el planteamiento del Grupo fi como en la explicación tradi­ cional de la elaboración artística de la elocutio subyace el reconoci­ miento de la potencialidad expresiva del lenguaje. En la construcción del nivel de elocuüo/el orador activa la función retórica al em plear los dispositivos del ornatus, para lo cual pone en tensión la lengua con el fin de actualizar y aprovechar en grado máximo todas sus posibilidades expresivas. En este sentido, en la elocutio se produce, por supuesto dentro de los límites de la puntas, una explotación de los recursos lingüísticos que no llega a producirse en la utilización lingüística co­ mún; como creación artística, la elocutio tiene una riqueza en la actuali­ zación de dichos recursos com parable a la de la lengua literaria según la explicación de Kristeva®®, sin que por ello haya de ser considerada cócjigo prim ario la lengua en su uso retórico. ,La función retórica es realizada por el orador en su discurso para mayor firmeza de la m icroestructura y, en definitiva, para mayor im­ plantación del texto retórico en el hecho retórico y consiguientemente con el fin de que este hecho posea el máximo de cohesión comunicati­ va; para esta función el orador pone en tensión la estructura de la lengua para aprovechar sus posibihdades de expresividad, que han sido sistematizadas po-r la Retórica con las figuras y los tropos como concreción del ornatus. La Rhetorica recepta nos ofrece un exhaustivo y magnífico inventa­

“ Cfr. ibidem, pág 62, L.iliró d;i l,i .siyuKjrito dotinición de metábole (rnétahoh) «Término de retórica Toda especie d e cambio sea en las palabras sea en las frases», cfr Émile Littré, Diclionnaire de la ¡angue franga¡se, París, Gallimard Hachette, 1971. tomo 5. pág. 171. V éase Heinrich Lausberg, Manual de Retónca ¡iteraría, cit,, § 257. a propósito de la metábole como modificación (variatio) elocutiva por medio de la exornación. Cfr. Julia Kristeva, Semiótica, Madrid, Fundamentos, 1979, vol 1, págs 2.31-233

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rio de los dispositivos con los que se realiza el ornatus y con los que, po r tanto, es activada la función retórica im pulsada po r la intención del orador d e elaborar una m icroestructura en la que hay esenciales modi­ ficaciones lingüísticas perfectam ente integradas en el sistema de la elocutio como parte d e la Retórica. En un texto anteriorm ente citado, Ouintiliano se refiere a la consideración de la elocutio «en las palabras o separadas o unidas» (verbis aut singulis aut coniunctis)\ esta distin­ ción afecta a la puritas y a la perspicuitas, que como cualidades d e esta operación atañen tanto a las palabras tomadas aisladam ente como a la realización sintagmática en la que se encuentran discursivam ente co­ nectadas, p e ro es el ornatus la característica elocutiva especialm ente vinculada a la tradicional oposición in verbis singulis-in verbis coniunctis, pues d e ésta su rg e la división fundamental en tropos y figuras: los tropos son producidos a partir d e palabras tomadas separadam ente y las figuras p ro ced en del sintagma, d e las palabras agrupadas y relacio,nadas en el discurso. En la Edad Media destaca la diferenciación entre el ornatus difficilis, que consiste en la utilización d e tropos, y el ornatus facilis, constituido p o r las figuras®°. Con frecuencia se ha em pleado el térm ino «figuras» p ara designar globalm ente el conjunto formado por los tropos y p o r las figuras propiam ente dichas, p o r lo que está justifi­ cada la expresión «lenguaje figurado» p ara referirse al lenguaje en el que imos y otros dispositivos se encuentran implantados como elem en­ tos sustancialmente caracterizadores del mismo, en el sentido de la plena incorporación d e las m etáboles al código lingüístico postulada p o r el G rupo n en su exphcación de la índole sistemática del desvío elocutivo. , Como, con com prensión plena de la realidad objeto d e estudio, ha (afirmado el profesor Pozuelo a propósito de la relación entre figuras y texto literario, perfectam ente ampliable a la conexión d e aquéllas con el texto retórico, «la literatura no se escribe "con figuras". Las "fi­ g u ras” son m odos de clasificar u ordenar los procedim ientos de que se sirve la lengua literaria en su fimción artística»®*. Los recursos que constituyen el ornatus retórico son, en efecto, anteriores a su sistemati­ zación teórica, y una vez que están clasificados o, lo que, en mi opinión, es lo mismo, cuando ha sido exphcitada po r la teorización retórica la sistematización inherente al conjunto de dichos recursos, el orador cuenta con el inventario sistemático de los mismos para conducir su activación d e los dispositivos elocutivos de carácter artístico inscritos

“ Cfr. Edmond Faral, Les Arts Poéü'ques du XII’ et du XIII’ siécle, cit., págs. 89-97; Andrea Battistini y Ezio Raimondi, Retoriche e Poeticbe dominantí, cit., págs. 7-11. Cfr. José María Pozuelo Yvancos, Teoría d el lenguaje literario, cit., pág. 169. vl34

en el código lingüístico. El em pleo del lenguaje figurado en el texto retórico, en la m edida en que se basa en una serie de cambios lingüísti­ cos sistemáticos, responde al mismo fundamento que, de acuerdo con el profesor García Berrio, sostiene la específica construcción lingüística d e la obra literaria: la práctica sistemática de la excepción lingüística García Berrio establece a propósito de este concepto un paralelismo muy fructífero entre la elucidación de la constitución y del funciona­ miento del lenguaje literario y el ingente esfuerzo teórico llevado a cabo p o r la Retórica tradicional, que ha sabido construir de m anera m agistral una sólida sistematización de las modificaciones verbales que com ponen el ornatus elocutivo como fenómeno artístico®^. La presentación de las nociones in verbis singulis e in verbis coniunctis hecha antes ha servido para introducir el concepto de lenguaje figurado que, como hemos podido apreciar, lejos de se r resultado de la m era adición d e tropos y figuras, constituye un sistema de expresión en el que éstos están perfectam ente integrados. La distinción, en el interior del lenguaje figurado, entre dispositivos in verbis singulis e in verbis coniunctis es operativa en la actualidad en tanto en cuanto p e r­ mite diferenciar los mecanismos de relación sustitutiva de los de cone­ xión sintagmática, si bien unos y otros tienen una lógica proyección hacia el sintagma, pues es en éste donde se encuentra la realización de la elocutio. Se trata de una distinción decisiva para la articulación de los dispositivos del ornato elocutivo en dos grandes bloques fundamenta­ les plenam ente vigentes en la actualidad. A esta clasificación, que podem os llamar de situación del origen de

“ Cfr. Antonio García Berrio, «Lingüística, literaridad/poeticidad (Gramática, Prag­ mática, Texto)», cit., págs. 144-145; Antonio G a rd a Berrio, La construcción imaginaria en «Cántico» de Jorge Guillén, cit., págs. 49 y sigs. “ «Creem os que es necesario profundizar —escribe García Berrio— el estudio de las peculiaridades lingüísticas d e la poesía en el sentido d e su sistematicidad como práctica de Ja excepción. No es el caso d e abandonarse más a la tentación de afirmar o n egar globalm ente su condición de integración o autonomía en el "estándar" En tal sentido creem os que la adorm ecida Retórica tradicional ha hecho p o r la aclaración d el d ebate tradicional ahora actualizado muchísimo más que toda la despierta Poética d e nuestro siglo. De ahí quizás la nostalgia d e muchos d e nosotros p o r una Retórica general, que por el momento se halla sólo, como tal esfuerzo de integración, en niveles d e tentativa. El camino de esa sistematización ha d e re co rre r los pasos d e la Retórica clásica, p ero con la conciencia d e que realiza una labor de evidenciación de un sistema d e violaciones constituido. Porque otra de las contaminaciones y confusiones del prejuicio habitualizado es que no se concibe jamás que el conjunto de excepciones forme, a su vez, un conjunto sistemático. Pero junto a la lógica d e las reglas de un sistema, p uede establecerse, sin duda, al menos en sus líneas básicas, la lógica d e las excepciones, constituyéndose efectivamente como un sistema d e transgresiones», cfr. Antonio García Berrio, «Lingüísti­ ca, literaridad/poeticidad (Gramática, Pragmática, Texto)», cit., pág. 144.

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los dispositivos, hay que añadir otra que d ep en d e d e las operaciones d e modificación a las que es sometido el m aterial lingüístico para la obtención sistemática del ornatus-, éstas constituyen la quadripertita ratio, que contiene las categorías operacionales de adiectio, detractio, transmutatio e inmutatío. La adiectio, aumento, consiste en la adición de elementos; la detractio, detracción, es la operación po r la que se p ro ­ duce supresión de elementos; la transmutatio, cambio de lugar, es la modificación del orden d e los elementos, y la inmutatio, sustitución, es el cambio d e un elem ento po r otro®^. Las figuras son resultado d e las tres prim eras operaciones, que tienen lugar necesariam ente in verbis coniunctis-, así, hay figuras p e r adiectionem, figuras p e r detractionem y figuras p e r transmutationem. Los tropos, p o r su parte, se construyen p o r m edio d e la sustitución; su fundamento es la inmutatio verborum , el cambio d e un elem ento p o r otro, p o r lo que se producen in verbis singulis. Pozuelo interpreta la distinción d e figuras y tropos, que está apoyada en estas dos clasificaciones, en su relación con la oposición establecida po r Jakobson entre combinación, que es de índole sintag­ mática, y selección, que está basada en la relación paradigm ática: las figuras se constituyen p o r combinación sintagmática y los tropos po r selección paradigmática®®; aquéllas se basan en relaciones in praesentia y éstos en relaciones in absentia. En su precisa sistematización de las figuras en sentido estricto, la Rhetorica recepta ofrece una importante distinción entre figuras de dicción y figuras de pensam iento. Las prim eras son modificaciones que atañen a los niveles fonofonológico, morfológico y sintáctico de la microestructura textual, m ientras que las segundas afectan al nivel sem án­ tico de la propia m icroestructura, p ero llegan a trascenderlo y a alcan­ zar el nivel semántico-intensional textual e incluso el semántico-extensional, ya en el ámbito del referente®®. Las figuras d e dicción son divididas en el corpus doctrinal de la Rhetorica recepta según las tres categorías operacionales relativas a las figuras: adiectio, detractio y transmutatio^'^. Las figuras de pensam iento han sido tradicionalm ente divididas en figuras frente al público y figuras frente al asunto, según que la alteración semántica afecte a imo o a otro de estos elem entos del hecho retórico®®, y tam bién se les ha aplicado para su clasificación el

” Cfr. Marco Fabio Ouúitüiano, Institutio oratoria, ed. cit., 1, 5, 38-41; Heinrich Lausb erg. Manual de Retórica literaria, cit., § 462. “ Cfr. José María Pozuelo Yvancos, Teoría del lenguaje literario, cit., pág. 172. “ Heinrich Lausberg, Manual de Retórica literaria, cit., §§ 602 y sigs. " Cfr. ibidem-, Heinrich Lausberg, Elementos de Retórica literaria, Madrid, C redos, 1983, reim pr., §§ 239 y sigs. “ Cfr. Heinrich Lausberg, Manual de Retórica literaria, cit,, §§ 757 y sigs.

1^

conjunto de categorías de modificación formado por adiectio, detractio . y transmutatio^^. Es de gran interés para la teorización retórica la clasificación de metáboles, como conjunto de figuras y tropos, realizada por el Grupo ¡j. en su Retórica general. Para su sistematización, el grupo de Lieja parte de unos criterios estrictam ente lingüísticos que perm iten una distribu­ ción d e las m etáboles d e la que surge la clasificación. Distinguen, por un lado, el plano de la expresión y el plano del contenido, que constitu­ yen dos secciones en las que se agrupan las figuras en sentido amplio o m etáboles que son modificaciones fonofonológicas, morfológicas y sin­ tácticas y las que son semánticas, respectivam ente. Por otro lado, sepa­ ran el plano d e la palabra y unidades inferiores y el plano de la oración y unidades superiores para agrupar de acuerdo con su dimensión correspondiente las metáboles. De la combinación de estas dos dicoto­ mías su rg e una clasificación general de las metáboles, que el Grupo n representa con el siguiente cuadro™:

Palabra (y < ) Oración (y > )

Plano d e la e x p r e s ió n

Plano d e l c o n te n id o

Metaplasmos Metataxis

Metasememas Metalogismos

Los metaplasmos son las m etáboles que afectan al significante en la palabra o en unidades inferiores modificando la forma de la expresión al alterar su continuidad fónica o gráfica^*; son figuras de dicción de índole fonofonológica y morfológica. Las metataxis son las m etáboles que conciernen al significante en la oración o en la agrupación de oraciones, con modificación de la estructura oracionaP^; son figuras de dicción de carácter sintáctico. Los metasememas están situados en el nivel de la palabra y actúan en el plano del contenido; consisten en las modificaciones del significado al ser sustituido un sem em a por otro” : son los tropos. Los metalogismos son m etáboles que afectan al nivel oracional y supraoracional en el plano del contenido, en el que consti­ tuyen cambios lógico-semánticos^"', son las figuras de pensamiento.

Cfr. ” Cfr. Cfr. Cfr. ” Cfr. ” Cfr.

ibidem-, Heinrich Lausberg, Elementos de Retórica literaria, cit., §§ 364 y sigs. G rupo /i, Retórica general, c i t , págs. 71 y sigs. ibidem , págs. 97 y sigs ibidem , págs. 121 y sigs. ibidem , págs. 155 y sigs. ibidem , págs. 201 y sigs.

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El Grupo n se ocupa d e las operaciones po r las que se establecen las m etáboles; las denomina operaciones retóricas y las divide en sus­ tanciales y relaciónales. Unas y otras producen desviaciones dirigidas a la función retórica, p ero para ello actúan d e m aneras diferentes: las operaciones sustanciales modifican la sustancia del m aterial lingüístico en el que se realizan, m ientras que las relaciónales solamente cambian las relaciones que las unidades sobre las que se ejecutan mantienen entre sí. Las operaciones sustanciales se basan únicamente en dos mecanismos, el d e supresión y el d e adición; p o r consiguiente, unas operaciones sustanciales consisten en la eliminación d e elem entos y otras en la adición d e elem entos y, asimismo, hay operaciones sustan­ ciales d e carácter mixto que constan a la vez d e supresión de unos elem entos y d e adición d e otros, lo cual p u ed e realizarse como sustitu­ ción d e un elem ento p o r otro. Las operaciones relaciónales están basa­ das en el mecanismo d e perm utación y consisten en la alteración del orden lineal d e los elem entos implicados por aquéllas” . Cuenta, pues, el Grupo n con tres mecanismos para la activación de las operaciones de ornatus retórico, a los que se añade la combinación de dos de ellos, p o r lo que dichas operaciones quedan clasificadas del modo siguiente: operaciones sustanciales, po r supresión, po r adición y po r supresiónadición, y operaciones relaciónales, po r permutación. Podem os a p re ­ ciar en esta ordenación d e las m etáboles una semejanza, aunque no se trata de sistematizaciones idénticas, con la llevada a cabo p o r la Retóri­ ca tradicional sobre las figuras en sentido amplio; detractio, adiectio, ijnm utatío y transmutatio p u eden se r interpretadas como supresión, adi­ cción, supresión-adición y perm utación, respectivam ente. Por otro lado, a las modificaciones in verbis singulis corresponden las m etáboles que d ependen de operaciones sustanciales, m ientrás que a los cambios in verbis coniunctis corresponden las m etáboles procedentes d e op era­ ciones relaciónales. Las relaciones d e los dispositivos del lenguaje figurado que en la Retórica las distintas explicaciones de éste nos ofrecen son descripcio­ nes de las posibilidades lingüísticas aprovechadas con la finalidad de elaboración de una m icroestructura artística, gracias a estos recursos, en el texto retórico y en el texto hterario. Existen diversas clasificacio­ nes de las figuras en sentido amplio'^® que explicitan una sólida dinámi­

” Cfr. ibidem, págs. 91-95. ” V éase Fierre Fontanier, Les figures du discours, cit.; José María Pozuelo Yvancos, Teoría del lenguaje literario, cit,, págs. 170 y sigs.: Kurt Spang, Fundamentos de Retórica, Pamplona, Eunsa, 1979, págs. 121 y sigs.; Tzvetan Todorov, Literatura y significación, cit , págs. 222-231; José Antonio Martínez, Propiedades del lenguaje poético, cit,, págs. 528 y

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ca expresiva caracterizadora del p o d er creativo de la elocutio, que se dirige a la configuración d e una estructura lingüística que interesa en sí misma, p ero que a la vez conduce hacia otros niveles y hacia los fines últimos del discurso que construyen en la comunicación estrictamente retórica el orador y en la de índole literaria el autor. El corpus teórico formado por la sistematización de figuras y tropos es una riquísima aportación que nos es ofrecida por la Rhetorica recepta’^"' como im por­ tante apoyo para la elucidación de la expresividad del discurso artístico-verbal, si bien, como es sabido, no abarca la totalidad de las p ropie­ dades de la m icroestructura de éste. A continuación presento la explicación de las m etáboles consisten­ te en la de algunas de las figuras más significativas y de los diferentes tropos del ornatus'^^.

6.2.1.

Las figuras

Las figuras, como dispositivos retóricos que se generan in verbis coniunctis, d ep en d en en su activación de la dimensión lineal del signifi­ cante del signo lingüístico complejo que es el texto retórico. Son metábc'^es de índole fonofonológica, morfológica, sintáctica o semántica que se-producen a partir de la condición discursiva de la m icroestructura incluso en los casos de unidades inferiores a la oración. La presenta­

sigs.; Heinrich F. Plett, «Die Rhetorik d e r Figuren. Zur Systematik, Pragmatik und Asthetik d e r Elocutjo», en: Heinrich F. Plett (H rsg ), Rhetorik. Kritische Positionen zum Stand der Forschung, cit., págs. 125-165; Jean Cohén, «Teoría d e las figuras», en. W .A A ., Investiga­ ciones retóricas II, Barcelona, Ediciones Buenos Aires, 1982, págs. 11-43; Angel López G arda, «Algunas consideraciones sobre los tropos y las figuras», en' W AA , Lecciones de Retórica y Métrica, cit., págs 119-180, Angel López García, «Retórica y Lingüística: Una fundamentación lingüística del sistema retórico tradicional», cit., págs. 640-649. ” En este sentido hay q u e destacar el monumental y vaUosísimo trabajo realizado p o r Lausberg a propósito de los dispositivos del ornatus elocutivo. Véase Heinrich Lausberg, Manual de Retórica literaria, cil , §§ 530-910, y Heinrich Lausberg, Elementos de Retórica literaria, cit., §§ 161-463. ” Hago una exposición b rev e de figuras y tropos, considerando que una presentación extensa requeriría un espacio enorm e, dada la exhaustividad del inventario con que cuenta la Rhetorica recepta y d e las reformulaciones de éste En esta exposición funda­ mentalmente he seguido a Fierre Fontanier. Les figures du discours, cit,: Heinrich Laus­ berg, Manual de Retórica literaria, cit , Heinrich Lausberg, Elementos de Retórica litera­ ria, cit ; Fernando Lázaro C arreter, Diccionario de términos filológicos, cit.; G rupo ¡i, Retórica general, cit.; José María Pozuelo Yvancos, Teoría del lenguaje literario, cit , págs. 178-194; Angelo M árchese y Joaquín Forradellas, Diccionario de retórica, crítica y terminología literaria, Barcelona, Ariel, 1986.

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ción d e las figuras que sigue está organizada según la distinción entre figuras de dicción, que incluyen los metaplasmos y las metataxis, y figuras de pensam iento, que son los metalogismos.

• Figuras de dicción

De acuerdo con la estructura d e los niveles lingüísticos, pueden ser de carácter fonofonológico y morfológico (metaplasmos) y d e carácter sintáctico (metataxis). Los metaplasm os más representativos son expuestos a continuación: Aliteración. Consiste en la repetición d e sonidos sem ejantes con el fin de producir un efecto fonosemántico. Ejemplo: «El dulce murmurar deste ruido, el mover de los árboles al viento,» (Garcilaso de la Vega, Égloga II) Paronomasia. Es la repetición de significantes muy parecidos, p ero diferentes, de palabras distintas. La paronom asia es uno de los recu r­ sos de ornato basado en los juegos de palabras. Ejemplo: «distinto y distante» Antanaclasis. También constituye un juego de palabras. Es la repeti­ ción de significantes idénticos que pertenecen a palabras distintas por sus significados. Ejemplo: «escudos pintan escudos» (Luis de Góngora) \ Calambur. Es igualmente un juego verbal, consiste en la agrupación de sílabas d e ima o más p alabras de modo diferente al normal con el fin d e obtener una composición léxica distinta. El calam bur pu ed e estar asociado con las metataxis po r lo que tiene d e composición sintáctica. Ejemplos: «con dados ganan condados» (Luis de Góngora) vl40

«—Despenseros son —y otros dijeron—No son —y otros: —Sí son. Y dioles tanta pesadumbre la palabra "sisón", que se turbaron mucho.» (Francisco de Ouevedo, E¡ su e ñ o d e l juicio final)

No podem os olvidar que estas figuras tienen unas implicaciones semánticas muy importantes, ya que las repeticiones o conexiones fonofonológicas y morfológicas se proyectan en el nivel semántico de la microestructura. Las metataxis más im portantes son: Asíndeton. Figura de supresión por la que son cancelados los co­ nectivos coordinantes. Ejemplo: «Agujeros felices verás como una música oirás como un color todo será al revés.» (Francisco Pino, M équina dalicada)

Elipsis. Figura de supresión consistente en la cancelación de uno o varios elem entos de la oración que a partir del cotexto pueden ser recuperados. Ejemplo: «Detrás, como el polvo de los cascos, como la sombra de unas infinitas alas sombrías, toda la caballería desbocada » (Arturo Uslar Pietri, Las lanzas coloradas)

El v erbo «venía» puede ser reconsi ruido a partir del resto de la expresión. Zeugma. Es también una figura basada en la supresión, pero en este caso el elem ento cancelado está expresado en el cotexto de modo idéntico o parecido. Ejemplo: «Mas la que miro en tu espaciosa frente advierte las hazañas de tus ojos, pues quien los ve es ceniza, y ellos fuego.» (Francisco de Ouevedo) 141

En este ejem plo se encuentra suprim ida la forma verbal «son» («y ellos son fuego») y aparece «es». Aposiopesis. Figura p o r supresión. Es la omisión d e uno o varios elem entos q u e se e sp era que aparezcan a continuación de lo ex p resa­ do o que se presuponen. Se trata d e una omisión que se i ealiza brusca­ mente, con la consiguiente ruptura de la continuidad sintáctica. Ejem­ plo: «—^Pero ¿es que también ése...?» (Pío Baroja, Aventuras, inventos y mixtificaciones de Silvestre Paradox) Polisíndeton. Es un figura d e adición consistente en la repetición de conectivos coordinantes. Ejemplo; «Y sueña. Y ama, y vibra. Y es hija del sol.» (Rubén Darío, Cantos de vida y esperanza) Anadiplosis. Figura p o r adición en contacto; es la repetición al co­ mienzo de una agrupación sintáctica o de un verso de uno o varios elem entos p resen tes al final de la agrupación inmediatamente anterior. Ejemplo: «no es una mariposa de metal, sino un aire. Un iiire blando y suave donde las palabras se murmuran como a un oído» (Vicente Aleixandre, La destrucción o el amor) Anáfora. Figura por adición. Es la repetición a distancia de uno o varios elem entos en el comienzo de grupos sintácticos o m étricos pró ­ ximos entre sí. Ejemplo; «Ya besando unas manos cristalinas, ya anudándome a un blanco y liso cuello, ya esparciendo por él aquel cabello que Amor sacó entre el oro de bu s minas, ya quebrando en aquellas perlas finas palabras dulces mil sin merecello, ya cogiendo dé cada labio bello purpúreas rosas sin temor de espinas.» (Luis de Góngora) ^ 142

Epanalepsis o geminación. Figura por adición en contacto. Es la repetición d e uno o varios elem entos idénticos en el comienzo de una oración o de un verso. La epanalepsis es un dispositivo anafórico en contacto. Ejemplo: «Venid, venid, fantasmas, a poblarme.» (Guillermo Carnero, D ibujo d e la m uerte]

Epífora. Es figura por adición. Es la repetición de elementos, en contacto o a distancia, en el final de un grupo sintáctico o métrico. Ejemplo; «¿Va a guiarme el enigma? Rumbos. Rumbos.» (Jorge Guillén, Cántico)

La de este ejem plo es una epífora en contacto; cuando se produce a distancia se denomina epístrofe. Ejemplo; «Adonde ahora todo nace muerto vive muerto y muere muerto;» (Luis Cernuda, Desolación d e la quim era)

Epanadiplosis o redición. Figura po r adición a distancia. Consiste en la repetición del mismo elem ento al comienzo y al final de una oración, grupo oracional o verso. Ejemplo: «Quiero gozar, Gutiérrez, que no quiero.» (Francisco de Ouevedo)

Poliptoton. Figura de adición que se basa en la repetición de ele­ mentos similares por ser formas de un mismo verbo, nom bre o pro ­ nom bre. Ejemplo: «Siento el dolor menguarme poco a poco, no porque ser le sienta más sencillo,» (Garcilaso de la Vega)

Enumeración. Figura de adición constituida por la agrupación de elem entos lógicamente relacionados entre sí. Ejemplo«goza cuello, cabello, labio y frente, antes que lo que fue en tu edad dorada oro, lilio, clavel, cristal luciente» (Luis de Góngora) 143 .

Leo Spitzer ha utilizado la expresión enumeración caótica a propósi­ to d e aquellas enum eraciones carentes de conexión lógica^®. Ejemplo: «todo lo tiraría: los precios, los catálogos, el azul del océano en los mapas, los días y sus noches, los telegramas viejos y un amor.» (Pedro Salinas, La voz a ti debida) Gradación. También es una figura de adición; es una enum eración que sigue xm o rden determ inado. Ejemplo: «en polvo, en humo, en aire, en sombra, en nada» (Luis de Góngora) Isocolon o paralelismo. Figura d e organización sintáctica consistente en el establecim iento d e construcciones sem ejantes repetidas en dos o más grupos sintácticos o métricos. Ejemplo: «Tras arder siempre, nunca consumirme; y tras siempre llorar, nunca acabarme: tras tanto caminar, nunca cansarme; y tras siempre vivir, jamás morirme; después de tanto mal, no arrepentirme; tras tanto engaño, no desengañarme; después de tantas penas, no alegrarme; y tras tanto dolor, nunca reírme; en tantos laberintos, no perderme,» (Francisco de Quevedo) Las diversas estructuras paralelísticas han sido muy atentamente estudiadas po r la Estilística y p o r la crítica lingüística en general como armazón fundamental d e la organización del texto literario®®.

” Véase Leo Spitzer, «La eniuneración caótica en la poesía moderna», en: Leo Spitzer, Lingüística e Historia literaria, Madrid, Credos, 1974, 2." ed., págs. 247-291. “ Véase Dámaso Alonso. Estudios y ensayos gongorinos, Madrid, Credos, 1970, págs. 117 y sigs.; Dámaso Alonso y Carlos Bousoño, Seis calas en la expresión literaria españo­ la, Madrid, Credos, 1979, 4.* ed.; Carlos Bousoño, Teoría de la expresión poética, Ma­ drid, Credos, 1976, 6." ed., vol. I, págs. 591-592; Samuel R. Levin, Estructuras lingüísticas en Ja poesía, Madrid, Cátedra, 1979, 3.* ed.; Femando Lázaro Carreter, «Un soneto de Góngora», apud Samuel R. Levin. Estructuras lingüísticas en la poesía, cit., págs. 95-106.

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Quiasmo. Es una figura de organización sintáctica. Consiste en la disposición cruzada, según la forma de la letra griega %. de dos grupos de palabras, d e m anera que se relacionan sim étricam ente y no de modo paralelo. Ejemplo: «¡Oh más dura que mármol a mis quejas y al encendido fuego en que me quemo más helada que nieve, Calatea!» (Garcilaso de la Vega, Égloga I)

Hipérbaton. Figura de organización sintáctica po r la que se abando­ na el orden normal en la construcción oracional. Se produce por la colocación del sujeto o del verbo al final del grupo sintáctico, por la alteración del orden normal de la construcción de régim en preposicio­ nal, p o r la separación d e sustantivo y adjetivo, etc.®',. Ejemplo: «Estas que me dictó, rimas sonoras culta sí, aimque bucólica Talla —oh excelso Conde—, en las purpúreas horas que es rosas la alba y rosicler el día, ahora que de luz tu Niebla doras escucha, al son de la zampoña mía, si ya los muros no te ven de Huelva peinar el viento, fatigar la selva.» (Luis de Cóngora, Fábula de Polifem o y Calatea) • Figuras de pensam iento

Entre las figuras ante el público destacan las siguientes: Apóstrofe. Es una figura por la que el orador o el escritor se dirigen exclamativamente a un ser distinto del destinatario normal del texto; pu ed e ser tam bién cualquier interpelación exclamativa. Ejemplo: «¡Oh Cordero Divino, qué canciones te cantará quien a sus pies estaba, si en el sagrado de tu Cruz le pones!» (Lope de Vega)

®‘ Sobre este recurso véase Dámaso Alonso, Estudios y ensayos gongorinos, cit , Rafael Lapesa, Poetas y prosistas d e ayer y d e hoy, Madrid, C redos, 1977, págs. 128-145: José María Pozuelo Yvancos, El lenguaje poético de la lírica aniorosa-de Quevedo, Murcia, Universidad de Murcia, 1979; José María Pozuelo Yvancos, Teoría del lenguaje literario, cit., pág. 183.

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Interrogación. Es una figura que consiste en una pregunta que va dirigida al destinatario de modo enfático y de la que no se esp era respuesta. Ejemplo: «¿Quién de vosotros, por los dioses, es tan tonto que no se dé cuenta de que la guerra llegará desde allí hasta aquí sí nos descui­ damos?» (Demóstenes, Primera Olintiacá) Las más im portantes d e las figuras ante el asunto son; Antítesis. Es una figura p o r adición que produce oposición semánti­ ca. Consiste en la contraposición d e elem entos léxicos o grupos sintác­ ticos semánticamente contrarios. Ejemplos: «Si hermoso el lazo fue, si dulce el cebo, fue tirana la red, la prisión dura;» (Francisco de Quevedo) «¿Quién ha visto que tan varia la fortuna se equivoque y que el dichoso padezca porque el infelice goce?» (Sor Juana Inés de la Cruz) Oxímoron. Figura p o r adición de la que surge oposición. Es la agrupación d e dos palabras de significado contrario po r p o seer semas incompatibles, lo cual produce una contradicción en el interior en un elem ento en el que falta la coherencia sémica interna®^. Ejemplo: «Es hielo abrasador, es fuego helado» (Francisco de Quevedo) El oxímoron se diferencia de la antítesis en que m ientras ésta es una oposición lógica, aquél se caracteriza precisam ente po r ser una unión contraria a la lógica. El Grupo incluye el oxímoron entre los m etasem em as po r conside­ rar que se basa en una relación in absentia po r la que la construcción

“ De interés es el trabajo d e Román Jakobson y Lucia Stegnano-Picchio, «Los oxímo­ ros dialécticos d e Fem ando Pessoa», en: Román Jakobson, Ensayos d e Poética, Madrid, Fondo de Cultura Económica, 1977, págs. 235-260,

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p resente está en sustitución de otra con la que tiene una relación de carácter paradigm ático; así, en el ejem plo anterior, en el que hay dos oxímoros, el prim ero estaría basado en que «hielo abrasador» habría sustituido a «hielo frío» y el segundo se habría formado al sustituir «fuego helado» a «fuego abrasador», en sendas operaciones de supresión-adición“ . Paradoja o antilogía. Es una figura de adición a partir de la cual su rg e oposición semántica. Consiste en la unión de construcciones se­ mánticas que son incom patibles aparentem ente. Ejemplo: «todo lo m u d ará la e d a d lig era p o r no h a c e r m udanza en su costum bre.» (G arcllaso d e la V ega)

Litotes. Es una figura de supresión-adición por la que se cancela un elem ento léxico o sintáctico y se añade una negación de otro elemento de significado opuesto. Ejemplo: «y la silla y él vivieron al suelo, no sin v erg ü en za suya» (Miguel d e C ervantes, Don Q uijote)

Ironía. Figura d e supresión-adición. Consiste en presentar una ex­ presión cuyo significado es contrario al que realm ente tiene, si bien a partir del cotexto e incluso del contexto el receptor puede reconstruir el significante que el productor desea que se entienda®"*. Ejemplo: «D ivirtióse algo con las alabanzas q u e iba o y en d o d e sus b u e ­ nas carn es, q u e le iba d e p e rla s lo colorado.» (Francisco d e O u ev ed o , El Buscón)

Comparación o sínail. Es una figura de pensam iento en la que dos elem entos son com parados con la finalidad de p resentar uno de ellos con más fuerza semántica ante el receptor, para lo cual el productor se sirve del térm ino con el que lo compara. Los dos elem entos aparecen en el sintagma, lo que diferencia de los tropos esta figura. Ejemplo: «Vio el cielo l'am bición q u e im petuosa cual fuego a lo m ás alto se avecina,» (Juan d e A rguijo)

“ Cfr. G rupo it, Retórica general, cit., págs. 194-196. “ V éase W ayne C. Booth, Retórica de la ironía, Madrid. Taurus, 1986

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Hipérbole. Figura d e pensamiento: se basa en la exageración con­ sistente en poner las posibilidades semántico-extensionales y semántico-intensionales en su límite máximo e incluso en transgredirlas. Ejem­ plo: «los ojos a v e cin d ad o s e n el cogote, q u e p a re c ía q u e m ira b a p o r cuévanos, tan h u n d id o s y escu ro s, q u e e r a b u e n sitio el suyo p a ra tie n d a d e m e rc a d e re s:» (Francisco d e Q u ev ed o , El Buscón)

Preterición. Es una figura p o r la que se aparenta que se omite lo que en realidad se está diciendo. Ejemplo: «No q u ie ro ni m e n cio n a r el d añ o q u e ha h ech o a los q u e confia­ ro n en sus p ro m esas.» 6.2.2.

Los tropos

Como se ha expuesto, los tropos se caracterizan por una relación in absentia que p ro ce d e d e una organización de los elem entos lingüísticos in verbis singulis. Como Paul Ricoeur explica, aunque los tropos se resuelven en la aparición d e una sola palabra en el texto, proceden de la relación «entre dos ideas p o r transposición d e una a otra»®®: los tropos son la metáfora, la metonimia y la sinécdoque, mecanismos lingüísticos d e índole semántica que están incluidos en el conjunto de los m etasem em as del G rupo ¡x. Por estos dispositivos semánticos, en la m icroestructura textual se encuentra im elem ento en sustitación de otro: lo que distingue entre sí los tropos es la forma en la que se establece la fundamentación de dicha sustitución. El hecho d e que sean metaplasmos p o r sustitución, basados en una relación in absentia y, sobre todo, el que sean una clara manifestación del ingenio del orador y del escritor, que cuentan con la colaboración del receptor pára que éste pueda establecer la relación con el elem ento ausente, ha separado tradicionalm ente los tropos d e las otras modificaciones retóricas elocutivas. La fimción retórica d e los tropos se encuentra en la desautomatiza­ ción comunicativa que en el receptor produce la presencia d e un elem ento léxico en lugar d e otro, que sería el esperado en ese cotexto, y asimismo en la operación d e interpretación que lleva a cabo el rec e p ­ tor p ara identificar el elem ento que ha sido sustituido. El destinatario del texto ha d e re c o rre r el sistema y, reconstruyendo la relación que

“ Cfr. Paul Ricoeur, La metáfora viva, cit., pág. 86.

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en la producción textual estableció el orador o el escritor, tiene que obtener el elem ento ausente y, por supuesto, su relación con el ele­ mento presente manifestado en la m icroestructura. ^ El dispositivo general de formación de los tropos actúa tam bién en la lengua común, p ero es en la lengua del texto retórico y del texto literario donde, como en el caso de las figuras, es sustancial su implan­ tación. Con la excelente construcción teórica, debida a García Berrio, de la práctica sistemática de la excepción lingüística, de la que se ha tratado en páginas anteriores, se explica perfectam ente la diferencia d e la presencia d e los tropos en la lengua común y en la lengua del texto literario y del texto retórico. El carácter artístico de los tropos está apoyado en la intención estética del productor del texto, que produce una intensificación y un adensamiento®® de la elaboración y utilización de estos metasememas. Se explican a continuación la metáfora, la metonimia y la sinécdoque. La metáfora es el dispositivo retórico que mayor atención ha recibi­ do, por lo que la bibliografía dedicada a su estudio es extensísima®^. La metáfora es un m etasem ema de supresión-adición que consiste en la sustitución de un elem ento léxico por otro con el que tiene uno o varios semas en común. Esta sustitución implica un cambio d e significado, puesto que el elem ento que sustituye al que está ausente adquiere como significado traslaticio el del elemento sustituido. A diferencia de la comparación o símil, en la que están presentes los dos elementos relacionados, en la metáfora está ausente el término de significado directo. Ejemplo de metáfora es el siguiente: «antes q u e 'l tiem po airad o c u b ra d e nieve la h erm osa cum bre.» (G arcilaso d e la V ega) Cfr. Antonio García Berrio, «Lingüística, literaridad/poeticidad (Gramática, P rag­ mática, Texto)», cit., pág. 132 ” Véanse las siguientes bibliografías. W arren A. Shibles, Metaphor An Annotated Bibliography and History, The Language Press, W hitewater, 1971; Ignacio Bosque, «Bi­ bliografía sobre la metáfora: 1971-1982», en: Revista d e Literatura, 46, 92, 1984, págs. 173194. Véase también, entre otras obras, Max Black, Modeis and Melaphors, Ithaca, Cornell University Press, 1968, reim pr., págs. 25-47; Christine Brooke-Rose, A Grammar oí Metaphor, Londres, Secker and W arburg, 1968; Jean Cohén, Estructura del lenguaje poéti­ co, M adrid. C redos, 1977, reim pr., págs. 112 y sigs.; Jean Michel Adam, Linguistique et discours ¡ittéraire, París, Larousse, 1976, págs. 140 y sigs.; P ierre Caminade, Iwage et métaphore, Nancy, Bordas, 1970, Albert Henry, Métonymie et mélaphore, París, Klmcksieck, 1971; Michel Le Guern, La metáfora y la metonimia, Madrid, Cátedra, 1978, 2." ed , Paul Ricoeur, La metáfora viva, cit., Juan Luis Tato, Semántica de la metáfora, Alicante. Instituto de Estudios Alicantinos, 1975; Daniel Délas, «La gram m aire générative rencontre la figure», en: Langages, 51, 1978, págs 65-117; W AA , Metaphor, núm ero especial de Poetics Today, .4, 2, 1983.

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En estos versos «nieve» sustituye a «canas» y «cumbre» a «cabeza»; «nieve» y «canas» tienen en común el sem a «blanco», y «cumbre» y «cabeza» el sema «parte superior». Aristóteles afirma en la Retórica que la m etáfora tiene gran im por­ tancia en la poesía y en la oratoria, y hace referencia al tratamiento que d e la misma realiza en su Poética^. Para Aristóteles, que define la metáfora como «traslación d e un nom bre ajeno»®®, la fundamentación principal d e aquélla es la analogía, que funciona cuando existen dos relaciones de correspondencia entre m iem bros que pueden se r inter­ cambiados®®. La sustitución se lleva a cabo porque poseen rasgos co­ m unes los elem entos que se intercambian. Las ideas d e traslación y analogía sustentadas p o r Aristóteles a propósito de la metáfora constituyen unas constantes teóricas que fimdamentan la sustitución d e elem entos y la base lingüística y cultural de la misma. En la relación metafórica existe una conexión entre vin térm i­ no implícito y un térm ino explícito, con respecto a la cual es oportuno reco rd ar la distinción hecha p o r Richards entre tenor, que es el ele­ mento sustituido, y vehicle, el elem ento expresado®^ Román Jakobson, po r su parte, considera que la metáfora es el resultado d e una combina­ ción por similitud, en virtud de la cual se produce una selección y una sustitución de carácter paradigm ático de un elem ento léxico p o r otro con el que com parte determ inados sem as que apoyan la referida similitud®^. Los térm inos relacionados en la metáfora tienen una parte común, y ésta es la que produce la semejanza global entre ambos, a partir de la cual el térm ino explícito sustituye al implícito. Sin em bargo, esta semejanza pu ed e se r distorsionada de tal forma que, aunque exis­ tan semas comunes en los dos términos, se p ierd a la proporción entre el explícito y el implícito, lo cual produce una gran violencia semántica; esta situación lingüística es lo que caracteriza la catacresis o metáfora

“ Cfr. Aristóteles, Retórica, ed. cit., 1405a3-1405b21. “ Cfr. Aristóteles, Poética, ed. cit., 14S7b6. “ Escribe Aristóteles: «Entiendo p o r analogía el hecho d e que el segundo término sea al prim ero como el cuarto al tercero; entonces p o d rá usarse el cuarto en vez del segundo o el segundo en vez del cuarto»; cfr. ihidem , 1457bl6-19. Uno d e los ejem plos que pone Aristóteles es éste: «la vejez es a la vida como la tard e al día; llamará, pues, a la tarde "vejez del día", o como Empédocles, y a la vejez, "tard e d e la vida" u "ocaso d e la vida”»; cfr, ibidem , 1457b22-25. ** Cfr. Ivor A. Richards, The Philosophy o í Rhetoric, Nueva York, Oxford University Press, 1965, págs. 85 y sigs. “ Cfr. Román Jakobson, «Due aspetti del linguaggio e due tipi di afasia», en: Román Jakobson, Saggi di lingüistica generale (a cura di Luigi Heilmann), Milán, Feltrinelli, 1976, págs. 22-45.

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catacrética, en la que el elem ento explícito supone una exageración de los m encionados sem as comunes. Ejemplo de metáfora catecrética: «Un m onte e ra d e m iem bros em in en te » (Luis d e G óngora, Fábula d e P olifem o y C alatea)

La gram ática generativo-transformacional hace posible considerar la metáfora como construcción en la que se alteran las restricciones de selección y en la que se produce anomalía semántica®^. Es necesario distinguir, sin em bargo, entre subcategorización anómala y metáfora, como hace Antonio García Berrio®^; la prim era consiste en violaciones de ^incompatibilidades impuestas por los rasgos semánticos, mientras que la segunda se basa en la relación entre término explícito y término implícito y en la consiguiente sustitución®®. La metonimia es un tropo por el que un término es sustituido por otro con el que mantiene una relación de contigüidad, que pu ed e ser de causa a efecto, de continente a contenido, de materia a objeto, etc. Es un m etasem em a d e supresión-adición consistente en la sustitución d e un elem ento léxico por otro con el que se relaciona po r combina­ ción®®. Ejemplo: «su ejército estaba formado por tres mil fusiles», donde «fusiles» ha sustituido a «soldados». La sustitución en la metonimia está, según Jakobson, basada en la contigüidad que produce la combinación sintagmática, si bien dicha sustitución se realiza en el paradigm a; se trata, pues, de una relación in absenha. Michel Le Guern basa la rela­ ción que da origen a la metonimia en la proxim idad que en el refe­ rente existe entre el término presente y el sustituido®^. Se trata de un tropo por correspondencia en la explicación de Fontanier, según el

« Véase Juan Luis Tato, Semántica de la metáfora, cit., Daniel Délas, «La gram m aire générative rencontre la figure», cit ^ Cfr, Antonio García Berrio, La construcción imaginaria en «Cántico» de Jorge Cuillén, cit., págs. 119-134. “ Al ocuparse d e los modos d e excepción semántica em pleados por Jorge Guillén en Cántico, escribe G ard a Berrio «En el conjunto de estos fenómenos de convergencia imaginaria, que estoy revisando como uno de los más perm anentes soportes del estilo de Cántico en tanto qu e práctica poética d e la excepción lingüística, conviene diferenciar la muy frecuente fórmula de la subcategorización anómala, como fenómeno funcional sufi­ cientem ente relativo a la construcción proyecliva de la imagen, de la pura metáfora tradicional como fenómeno d e sustitución semántica d e los términos reales por un testigo fantástico, con el que aquéllos guardan alguna propiedad convergente común», cfr ibidem , pág. 128. * Cfr. Román Jakobson, «Due aspetti del linguaggio e due tipi di afasia», cit ” Cfr. Michel Le Guern, La metáfora y la metonimia, c i t , págs. 26 y sigs.

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cual la correspondencia se basa en la exclusión d e los objetos puestos en relación»®, y en la interpretación que Ricoeur hace d e dicha explica­ ción éste insiste en la correspondencia en la realidad, como concepto distinto del d e contigüidad»». La sinécdoque es un tropo p o r el que se sustituye un elem ento léxico po r otro con el que m antiene una relación del todo a la parte o d e la parte al todo. La sinécdoque es un m etasem em a estrecham ente psociado a la metonimia. Un ejem plo d e sinécdoque es: «En vano el m ar fatiga la v ela portuguesa;...» (Fray Luis d e León, p rim e ra oda a F elip e Ruíz)

donde «vela».está en lugar d e «nave», en una relación pars pro toto, por la que una parte sustituye al todo. Para Fontanier, la sinécdoque es im tropo d e conexión, relación basada en la inclusión d e un objeto en otro*°°. Es frecuente la conside­ ración de la sinécdoque como una forma de metonimia, po r estar basa­ da en un tipo d e relación perfectam ente agrupable entre las diferentes relaciones que fundamentan la m e t o n i m i a . Albert Henry ha establecido una importante distinción entre metoni­ mia y sinécdoque: la prim era se basa en la com prensión y la segunda en la extensión. En la metonimia se produce la sustitución de una palabra p o r otra d e com prensión diferente al focalizarse uno de los sem as del térm ino sustituido y em plearse el elem ento léxico que ex­ p resa dicho sem a en lugar del que expresa el conjimto de semas. En la sinécdoque se da im cambio d e extensión lógica, al ser sustituido un térm ino por otro d e extensión diferente, es decir, se trata d e términos de referentes no coincidentes; ese cambio se origina en el hecho de que los térm inos relacionados pertenecen al mismo campo de asocia­ ciones semánticas, en el que se encuentran conectados

“ Cfr. Fierre Fontanier, Les figures du discours, cit., pág. 79. ” Cfr. Paul Ricoeur, La metáfora viva, cit., págs. 86-87. Cfr. F ierre Fontanier, L es figures du discours, cit., pág. 87, Cfr. José María Fozuelo Yvancos, Teoría d el lenguaje literario, cit., pág. 190. Ricoeur escribe: «De ahí la simetría casi absoluta entre las definiciones d e metonimia y de sinécdoque: en am bos casos, im objeto se designa p o r el nom bre d e otro; en ambos casos son los . objetos (y sólo en parte las ideas) los que entran en una relación d e exclusión o de inclusión»; cfr. Paul Ricoeur, La metáfora viva, cit., pág. 87. Cfr. A lbert Henry, M étonymie et m étaphore, cit., págs, 18 y sigs,

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Umberto Eco ha asociado la metáfora y la metonimia al proceso de semiosis, en cuya dinámica surgen afectando al plano del contenido y al plano de la e x p r e s i ó n L o s tropos, en su construcción significativa, llegan a producir la utilización de un significante, y en definitiva de un signo, para ex p resar un significado diferente. La semiótica connotativa'°^, con el plano de la expresión formado por un signo, no es ajena al funcionamiento de los tropos, como en general tampoco lo es al em pleo d e num erosos recursos elocutivos. Benedetto Croce ex­ plica la expresividad de la metáfora a partir de la palabra misma que sustituye a la palabra ausente y justifica que la palabra metafórica qu ed e implantada como palabra propia, de tal modo que desplaza en el uso lingüístico a la sustituida, que sería ya inadecuada*®®. La alegoría es una construcción de base matafórica que se extiende en el texto a lo largo de su totalidad o de una sección amplia del mismo, estableciéndose un sentido directo, que es el que aparece, y un sentido global figurado. Es un ejem plo de alegoría el Cantar de los Cantares, de la Biblia. Cuando la correspondencia entre la serie figurada y los elem entos reales no puede percibirse claramente, se trata de un enigEn la explicación de la construcción retorica proyectada en la microestructura es fundamental el concepto, que está asociado a la analo­ gía metafórica y a la concisión y concentración s i g n i f i c a t i v a G r a c i á n define el concepto en estos términos: «Consiste, pues, este artificio conceptuoso, en una p rim o ro sa concordancia, en una arm ónica co rrelació n e n tre d o s o tre s c o g ­ n oscibles extrem os, e x p re sa d a p o r un acto d el entendim iento.

Cfr. Umberto Eco, Le forme del conlenulo. Milán Bompiani, 1971. págs 108 y sigs Cfr. Louis Hjelmslev. Prolegómenos a una teoría del lenguaje. Madrid. Credos, 1974, págs. 160 y sigs. Cfr. Benedetto Croce, Estética como scienza dell'espressione e lingüistica genera­ la. Bari, Laterza, 1909, 3.® ed revisada, pág 79 Cfr. Fernando Lázaro C arreter, Diccionario de términos filológicos, cit., pág. 35. Véase Baltasar Gracián, Agudeza y arte de ingenio, ed. cit.; Fernando Lázaro C arreter, «Sobre la dificultad conceptista», cit , Antonio García Berrio, España e Italia ante o l conceptismo, cit.; Antonio García Berno, Formación de la Teoría Literaria m o d er­ na, ?, Teoría poética del Siglo de Oro, cit , págs 423 y sigs ; Antonio García Berrio, Introducción a la Poética clasicista, cit, págs 211 y sig s, págs. 271 y sig s, T eresa Hernández, «La teoría literaria del conceptismo en Baltasar Gracián», cit.; Antonio García Berrio, «Ouevedo y la conciencia léxica del "concepto"», en: Cuadernos Hispanoameri­ canos, 361-362, 1980, págs. 1-16; José María Pozuelo Yvancos, «Retórica y conceptismoGracián y O uevedo», en: José María Pozuelo Yvancos, Del formalismo a ¡a neorretórica, cit., págs. 167-180.

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D e su e rte q u e se p u e d e definir el concepto: Es un acto d el entendim iento, q u e e x p rim e la c o rre sp o n d e n c ia q u e se halla e n tre los objetos.

Es necesario p a ra la construcción del concepto establecer una rela­ ción entre el elem ento en el que se va a centrar la atención y otros elementos. Son procedim ientos conceptuales la comparación, la alego­ ría, la metáfora, los juegos de palabras*®®. El concepto se fundamenta en la b rev e d a d m icroestructural a la que corresponde im adensam iento del significado que implica la dificultad en la interpretación del texto conceptuoso"*. En relación con el concepto se encuentra la noción retórica tradicional d e yvcónri traducida al latín como sententia, que es un dicho b rev e d e validez universal que es incluido en el discurso r e t ó r i c o L a sentencia, térm ino en el que, como ha dem ostrado Anto­ nio García Berrio""*, confluyen, a partir d e la común traducción latina sententia, el tecnicismo poético Siávoia, pensam iento, y el mencionado tecnicismo retórico yvónr], se aproxim a, p o r contaminación de este último, al concepto"®. La elocutio, con su com ponente d e lenguaje figurado, ha quedado establecida como operación term inal de la construcción del discurso retórico, en cuyo nivel d e elocutio los recursos d e expresividad lingüístico-artística tienen una función necesaria para el funcionamiento global del texto retórico y del hecho retórico. En la m edida en que la elocutio produce la estructura de superficie del discurso como resultado de una actividad plenam ente inserta en un proceso integral d e construcción textual, una parte importante de los dispositivos de ornatus afectan tam bién a operaciones previas en el eje vertical del modelo retórico"®. En esta concepción totalizadora del fenómeno retóCfr. Baltasar Graoián, Agudeza y arte de ingenio, ed. cit., vol. I, pág. 55. Cfr. Fem ando Lásaro C arreter, «Sobre la dificultad conceptista», cit,, págs, 15 y sigs.; Antonio G arcía Berrio, España e ItalJa ante el conceptismo, cit., págs. 16 y sigs, Cfr. Antonio García Berrio, Introducción a la Poética clasicista, cit., pág. 271; Teresa Hernández, «La teoría literaria del conceptism o en Baltasar Gracián», cit. Cfr. Fem ando Lázaro C arreter, «Sobre la dificultad conceptista», cit., págs. 28 y sigs.; Antonio G arcía Berrio, Formación d e la Teoría Literaria m oderna, 2. Teoría poética del Siglo d e Oro, cit., págs. 469 y sigs. Cfr. Aristóteles, Retórica, ed. cit., 1394a20-1395b20. Cfr. Heinrich Lausberg, Manual d e Retórica literaria, cit., § 872. Cfr. Antonio G arcía Berrio, Introducción a la Poética clasicista, cit., págs. 212 y sigs. >■» Cfr. ibidem , pág. 215. >ie Tras ocuparse d e la vinculación d e la elocutio al estilo, escribe C esare Segre: «Pero luego entre inventio, dispositio y elocutio se p roducen cruces, d e modo que, p o r ejem plo, las “figuras d e pensam iento” , como la antítesis y la comparación, realizan sobre el plano d e la elocutio estructuras d e contenido d e la inventio»-, cfr. C esare Segre, Principios de análisis del texto literario, cit., pág. 226.

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r ic o y, p o r e x te n s ió n , d e l lite r a r io , e l v a lo r f u n d a m e n ta l d e lo s tr o p o s , e s p e c ia lm e n te d e la m e tá f o r a , y d e a lg u n a s d e la s f ig u ra s , e n t r e la s q u e d e s ta c a a e s te r e s p e c t o la c o m p a r a c ió n , r e s i d e p r e c is a m e n te e n su f u n c io n a m ie n to c o m o im á g e n e s e n u n d is c u r s o c a r a c t e r iz a d o p o r la e x p r e s iv id a d " ® . La im a g e n , c o m o « p r o c e d im ie n to d e ilu m in a c ió n c o m ­ p a r t i d a e n t r e e l a r tis ta y s u r e c e p to r » e n p a l a b r a s d e G a r c ía B errio "® , e s la m e ta d e la c o n s tr u c c ió n d e la s m e tá f o r a s y d e o tr o s r e c u r s o s e lo c u tiv o s q u e p e r m i te n q u e e l o r a d o r y e l e s c r ito r p u e d a n h a c e r al d e s tin a ta r io d e l te x to a r tís tic o u n a p r e s e n ta c ió n d ir e c ta d e d e t e r m in a ­ d o s e le m e n to s s e m á n tic o - e x te n s io n a le s in te n s io n a liz a d o s e n a q u é l

Véase Fem ando Lázaro C arreter, Diccionario d e términos filológicos, cit , pág 229; Fierre Caminade, Image et métaphore, cit '■® Cfr. Antonio García Barrio, «Lingüística, literaridad/poeticidad (Gramatica, Prag­ mática, Texto)», cit , págs. 135-137 >'» Cfr. ihidem , pág. 136. En este sentido ofrece gran interés el siguiente pasaje de García Berrio- «Pense­ mos, por ejem plo, en la catacresis —tipo molafónco por excelencia de soporte de la imagen—, la sorpresa, el deslumbram iento de la imagen se sustenta en ia zona de nadie en el ámbito d e vacío léxico equidistante entre las representaciones semánticas puestas en contraste inusual con más rendimiento d e la imagen cuanto más dilatada es la zona de no-tangencia semántica de los sustentos léxicos convocados», cfr ibidem

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7. La

memoria

A c o n tin u a c ió n d e la elocutio, e n la s e r i e d e c o m p o n e n te s e s tr u c tu ­ r a le s te ó r ic o s d e l e j e v e r tic a l d e l m o d e lo r e tó r ic o s e e n c u e n t r a la memoria, o p e r a c ió n p o r la q u e e l o r a d o r r e ti e n e e n s u m e m o r ia e l d is c u r s o c o n s tr u id o p o r la s o p e r a c io n e s d e inventio, dispositio y elocu­ tio. E n la Rhetorica ad Herennium la memoria es c o n g r a n b e lle z a lla m a d a « te s o ro d e la s c o s a s in v e n ta d a s » y « g u a r d iá n d e to d a s la s p a r te s d e la r e tó r ic a » '. C o m o o p e r a c ió n p o s te r io r a la s c o n s titu y e n te s d e d is c u r s o , d e e lla d e p e n d e , e n e fe c to , la c o n s e r v a c ió n d e la s e s tr u c tu r a s s in tá c tic a s d e l te x to r e tó r ic o y d e la s s e m á n tic a s d e su r e f e r e n t e c o n e l fin d e q u e s e a p r o n u n c ia d o d ic h o te x to sm n e c e s i d a d d e r e c u r r i r a la le c tu r a e n e l m o m e n to d e la e x p o s ic ió n a n te e l d e s tin a ta r io . C ic e r ó n d e f in e la m e m o r ia e n e s to s té rm in o s : «La m e m o ria e s la c a p ta c ió n firm e d e l p e n sa m ie n to d e la s c o sa s y d e las p a la b r a s p a r a r e te n e r la in v en ció n .» ^

L a o p e r a c ió n r e tó r ic a d e memoria d e s c a n s a e n u n fa c u lta d p s ic o ló ­ g ic a im p r e s c in d i b le p a r a d ic h a o p e r a c ió n . E sta f a c u lta d e s in n a ta y p e r t e n e c e a l ingenium o natura q u e h a d e p o s e e r e l o r a d o r ; s in e m b a r -

‘ Cfr. A d C. Herennium de ratione dicendi, ed cit , III. 16, 28 ^ Cfr. Marco Tullo Cicerón, De invenüone, ed. cit., I, 7, 9.

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go, no es suficiente p ara que se lleve a cabo la memorización del texto retórico, pues dicha cualidad natural tiene que se r cultivada m ediante ars, esto es, p o r la técnica retórica. En una clara relación con el sistema general poético-retórico d e producción textual en su parte correspon­ diente a la dualidad ingenium-ars^, la Rhetorica recepta contiene una distinción fundamental entre m em oria natural y m em oria artificial. La Rhetorica ad Herennium dice: «Luego hay d o s m em orias: una natural, o tra artificiosa. La natu­ ral e s aq u e lla q u e está p u e sta en n u estro s ánim os y h a n acid o sim ultáneam ente con el pensam iento; la artificiosa es aq u ella q u e una c ie rta inducción y la razón d e la p e rc e p c ió n fortalecen.»"

Quintiliano, que hace una extensa exposición de la m em oria como cualidad necesaria p ara que el orador reahce la operación d e m em o­ ria, considera que esta cualidad es un regalo d e la naturalera y que es necesario el ejercicio p ara aumentarla, para mejorarla®. La operación de la memoria, como se ha visto en la definición de Cicerón, tiene como objeto las cosas y las palabras; afecta al elem ento res y al elem ento verba puesto que lo que ha de m em orizarse es el discurso form ado po r estos componentes. En la operación de memoria el orador se encuentra frente al discurso que ha construido por m edio d e las tres operaciones constituyentes de discurso y ha de m em orizar el nivel de la inventio, el nivel de la dispositio y el nivel d e la elocutio, que están formados por la res extensional, po r la re s intensional y por las verba, respectivam ente. Se trata, p o r tanto, de retener, para la operación siguiente, el discurso elaborado en sus diferentes niveles. Como operación que no es constituyente d e discurso, la memoria man­ tiene, no sólo como com ponente estructural teórico sino tam bién como proceso operacional, una relación de sucesividad con las operaciones que crean discurso, de tal modo que incluso en el plano de la realidad de la comunicación retórica la memoria es posterior al bloque formado por inventio, dispositio y elocutio, por lo cual es su misión actuar sobre el texto retórico, resultado de la actividad semántica y sintáctica llevada a cabo por dicha serie d e operaciones.

> Cfr. Antonio García Berrio, Formación d e la Teoría Literaria moderna, I . La tópica horaciana en Europa, cit., págs. 237 y sigs. * Cfr. A d C. Herennium d e ratione dicendi, ed. cit., ni, 16, 28. ’ El texto de Quintiliano es el siguiente: «Algunos pensaron que la m em oria es sólo un regalo d e la naturaleza, y en aquélla hay sin duda mucho, p ero ella misma es aumentada como todas las dem ás cosas trabajando»; cfr. Marco Fabio Quintiliano, Institutio oratoria, ed, cit., 11, 2, 1.

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Ouintiliano se plantea la cuestión del objeto de la m em oria con la opción entre r e s y v e r b a , que en su opinión no puede ser resuelta de m anera universal. Aconseja este autor, no obstante, que si el orador tiene una m em oria firme y dispone de tiempo suficiente, retenga com­ pletam ente el discurso, con la totalidad de las v e r b a , lo cual implica tam bién la memorización de la r e s expresada por aquéllas. Ésta es la prim era solución que da a esta cuestión y es la solución que prefiere p o r la seguridad que proporciona al orador el h aber aprendido bien el nivel de e lo c u t io del discurso, lo que no le hace d e p e n d er de la lectura del texto escrito; p ero es fundamental para Ouintiliano que esta m emo­ rización no produzca ante el auditorio la im presión de que todo se lleva ya preparado, antes bien el orador d eb e aparentar que improvisa lo que ha aprendido, pues, según el rétor hispanorromano, el juez tendrá m enos prevención ante lo que cree que no ha sido organizado de antemano contra él. Como segunda solución, dice Ouintiliano que si la m em oria es más ruda o si no hay tiempo suficiente, no es conveniente intentar a p re n d e r todas las palabras del discurso, para evitar que el olvido de alguna produzca vacilación en el orador, debiendo en este caso a p ren d er de m em oria los asuntos y dejar que surjan para e x p re ­ sarlos las palabras convenientes, las cuales perfectamente pueden cons­ tituir una paráfrasis del nivel de e lo c u t io obtenido previamente®. El objeto de la m e m o r i a retórica, como memoria gobernada por el arte retórica, esto es, como memoria artificial al servicio de la memoria natural, lo constituyen, pues, la re s y las v e r b a , pero en caso de que no p ueda memo rizarse la totalidad de niveles del discurso, lo cual es ciertam ente una situación no deseada, v e r b a es el elem ento que puede ser desatendido en la operación de m e m o r ia . La m em oria artificial, en tanto en cuanto memoria basada en la téc­ nica proporcionada po r el sistema de la Retórica, está provista de lo c i Y de im a g in es'^ . Los l o c i son los lugares de la memoria, que pe^'-miten al orador distribuir un espacio mentalmente establecido con el fin de colocar en dichos lugares las ideas y las expresiones del discurso, las cuales al estar estructuralm ente localizadas pueden ser recordadas fácilmente en el momento de pronunciar el discurso. Como señala Lausberg, hay una confluencia entre los lugares de la memoria y los lugares d e la argum entación al ser unos y otros resultado de la

® Cfr. ibidem , 11, 2, 44-51. V éase también Fortunaciano, Artis rhetoricae hbri III, ed cit., III, 14. ■' Cfr. Heinrich Lausberg, Manual d e Retórica ¡iteraría, cit., §§ 1086-1090; A d C. Herennium de ratione dicendi, ed. cit., III, 16, 29-30.

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distribución de un todo formado por elem entos variados para tenerlos presentes y ordenarlos con facilidad®. En la Rhetorica ad Herennium se expresa a propósito d e los loci d e la memoria: «Llamamos lu g a re s a aquellos q u e b re v e , p e rfe c ta y n o tab le­ m en te p o r n aturaleza o p o r instrum ento son p u esto s d e reliev e, d e m odo q u e seam os ca p a c e s d e asirlos y a b a rc a rlo s fácilm ente con la m em o ria natural: com o un edificio, un intercolum nio, un rincón, un a rc o y otras cosas q u e son se m ejan tes a éstas.»®

Los lugares son depósitos en los que se sitúan los elem entos del discurso elaborado en los niveles d e inventio, dispositio y elocutio, para su recuperación durante la actualización d e dicho discurso. El autor d e la Rhetorica ad Herennium recom ienda que los lugares d e la m em oria sean ordenados d e cinco en cinco para así facilitar su identifi­ que se quiere afianzar especialm ente en la memoria. Un esquem a de loci se p ro ce d e a colocar en ellos los elem entos de la res o de las verba que se quieren afianzar especialm ente en la memoria. Un esquem a de lugares pu ed e ser, p o r ejemplo, la estructura de una casa o del cuerpo humano, en cuyas partes son alojados im aginariam ente los elem entos que se quiere que sean fácilmente recordados. Para Quintiliano, que ve como vm gran obstáculo que el orador se qu ed e detenido o interrum pi­ do al reco rd ar las ideas, la memorización ha de tener una organización estructural, d e m anera que de una idea se pase a otra p o r m edio de la relación entre ellas existente: «en efecto, más que firme d e b e ser m em oria que ayude a otra memoria»*®. El otro dispositivo de la m em oria artificial es el de las imagines, que son representaciones d e los elem entos que el orador desea destacar p ara recordarlos m ejor, estas representaciones son proporcionadas p o r la (p a v T a c ría o figuración que se tiene sobre dichos elem entos” . La Rhetorica ad Herennium proporciona una importante teorización sobre las im ágenes al servicio de la memoria-, la definición que da es la siguiente: «Las im á g en e s son ciertas form as, ra sg o s y re p re se n ta c io n e s d e aq u e lla co sa q u e q u e re m o s rec o rd a r; d e es te m odo, si q u ere m o s te n e r m em oria d e un caballo, d e un león, d e un águila, h a b rá q u e colo car sus im á g en e s en lu g a re s d eterm in ad o s. [...] Puesto qu e.

® Cfr. Heinrich Lausberg, Manual d e Retórica literaria, cit., § 1087. » Cfr. Ad. C. Herennium d e ratione dicendi, ed. cit., III, 16, 29. ‘® Cfr. Marco Fabio Quintiliano, Jnstitutio oratoria, ed. cit., 11,2, 18. " Cfr. Heinrich Lausberg, Manual d e Retórica literaria, cit., §§ 1088-1089.

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p o r consiguiente, es n ec e sa rio q u e las im ág en es sean sem ejan tes a las cosas, noso tro s m ism os d e b e m o s e le g ir d e todas las cosas sem ejanzas» ' 2 ,

Las im ágenes son resultado de la reelaboración y de la intensifica­ ción que se aplica a determ inados elem entos que van a se r colocados en los lugares de la memoria; estas operaciones de transformación de un objeto o d e un hecho están basadas en las semejanzas entre éstos y las im ágenes que en relación con los mismos construye el orador. La construcción de la im agen facilita la colocación en los loci de los ele­ mentos que desea recordar; por ejemplo, para situar en los lugares los hechos de un robo en una casa con sus detalles, el orador realizará una intensificación que le perm ita representar la noche, la escalera utilizada p or el acusado y la impaciencia y codicia de éste al coger unas joyas. Como escribe Cicerón en De oratore. «Hay q u e se rv irs e [...] tam bién d e im ág en es q u e re p re se n te n , p e n e tra n te s, significativas, q u e p u e d a n p re s e n ta rs e y g o lp e a r rá p i­ d am en te el ánim o.»

Una ayuda d e prim er orden en la operación de memoria la tiene el orador en el orden mismo del discurso, sea el orden natural o normal, sea el orden artificial. Las partes orationis son seguidas po r el orador en la retención y posterior recuperación de las informaciones y e x p re ­ siones del discurso; Quintiliano propone que se tengan en cuenta en la m emoria, pudiendo el orador apoyarse en señales que identifiquen los asuntos que ha d e recordar La memoria, que es estudiada en los tratados retóricos d e Fortunaciano. Marciano Capella, Victoriano, Aurelio Agustín, etc. entre los rétores latinos menores*®, se mantiene en las artes m edievales, estando presente en obras como la Summa de arte predicandi de Tomás de Salisbury'® o en la Poetria nova de Godofredo de Vinsauf’^, que vincula la m em oria al placer: «La célula que recuerda es la célula de las delicias, / está ávida de placeres, no de tedios»’®. Pero en la Edad Media el exam en de esta operación retórica no alcanza la importancia

Cfr. Ad. C. Herennium d e ratione dicendi, ed cit . III, 16, 29-20. 33 Cfr. Marco Tulio Cicerón, De oratore, ed cit , II, 87, 358 Cfr. Marco Fabio Quintiliano, InsUtutio oratoria, ed cit , 11, 2. 27-28 Cfr C. Halm (ed.), Rhetores latini minores, cit. Cfr. James J. Murphy, Rhetoric in the Middle Ages, cit., pág. 319-320. Cfr. G odofredo de Vinsauf, Poetna nova, ed. cit., w . 1969-2030. ■» Cfr. ibidem, w . 1972-1973.

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que tenía en la Retórica clásica. En el Renacimiento decae notablem ente el interés de la Retórica p o r la memoria-, así, en su crítica a la organiza­ ción d e la Retórica clásica en cinco partes artis, Juan Luis Vives consi­ d e ra que la m em oria no es una actividad únicam ente ligada a la Retóri­ ca, pues es necesaria p ara las dem ás ciencias, para la Aritmética, la Jurisprudencia, la Gramática, etc.; el abandono de la memoria es uno de los pasos d e la reducción d e la Retórica*®. Es la m em oria una capacidad objeto de estudio psicológico, del que se ocupa Ruarte d e San Juan^. En efecto, el interés p o r la m em oria se va desplazando d esd e los tratados retóricos a las obras especializadas, a tratados filosóficos y m édicos 2*. Incluso en la Retórica clásica es la m em oria una d e las operaciones que m enos atención han recibido p o r parte d e los teóricos, en contra­ posición con la riqueza d e los apartados d e inventio, dispositio y elocutio. Esto es debido a que ésta es ima operación que se activa cuando el discurso retórico ya ha sido producido gracias a la actividad del blo­ que de inventio, dispositio y elocutio p rec e d id o p o r la necesaria intellectio y a que su carácter es más bien mecánico, al se r el aprendi­ zaje del texto elaborado. Por otro lado, existe una ciencia d e la memo­ ria, la Mnemónica, que se ocupa exclusivam ente d e la actividad y de las técnicas d e memorización^^, ciencia a la que la Retórica, como sucede en el Renacimiento, en concordancia con la opinión de Vives sobre esta operación, cede com petencias en este asunto. Hay que decir, además, que la m enor atención p o r la memoria es debida a que esta operación posterior a la elaboración del texto retórico se encuentra asociada a la actio en tanto en cuanto la finalidad de aquélla es p re p a ra r la retención d e dicho texto p o r el propio orador p ara efectuar a continuación la pronunciación del mismo; es po r tanto una opferación orientada hacia la actio y doctrinalm ente separada del bloque d e las operaciones cons­ tituyentes de discurso, que forman el núcleo del eje vertical del m odelo

Cfr. Juan Luis Vives, De causis corruptarum artium, ed, cit,, fol. 50 r.; Vasile Florescu, La rhétorique et la néorhétorique, cit., p. 112; Don Abbot, «La Retórica y el Renacimiento: An O verview of Spanish Theory», cit,, págs, 97-98, * Cfr. Juan Huarte d e San Juan, Examen d e ingenios para las ciencias, edición de Esteban T orre, Barcelona, Prom ociones y Publicaciones Universitarias, 1988, págs, 191 y sigs. Cfr. Helmut Schanze, «Problems and Trends in the History of G erm án Rhetoric to 1500», cit., pág. 117. “ V éase Francés A. Yates, El arte d e la memoria, Madrid. Taurus, 1974; Fernando R, d e la Flor, Teatro de ¡a memoria. Siete ensayos sobre mnemotecnia española d e los siglos XVII y XVIII, Salamanca, Junta d e Castilla y León, 1988,

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retórico^^. La Retórica clásica, como se ha podido ver en la In stítu tio de Ouintiliano, se ocupa de la m e m o r i a como operación que sirve a la efectividad de la pronunciación del discurso, en la que serían altamente perjudiciales las vacilaciones o los silencios del orador cau­ sados p o r el olvido de algún elem ento del discurso. En este sentido, en la im portante R e tó r ic a d e G regorio Mayans y Sisear la m e m o r i a es estudiada en el libro cuarto, titulado «Del decir agraciado», que está dedicado fundamentalmente a la pronunciación; Mayans trata de la m e m o r i a dentro del sistema de la a c tio , operación en función de la cual está, en el capítulo segundo del libro mencionado, b rev e capítulo que titula «De la memoria, que es mui importante para el decir agraciado» y en el que escribe: «El sab er bien de memoria lo que se ha de decir da g rande confianza para pronunciarlo como se deve»^''. A p esar d e esta situación de la m e m o r i a en un segundo plano teórico en la explicación retórica, considero necesario tener en cuenta que el hecho d e que en el eje de representación vertical el cometido d e esta operación sea p re p a ra r el discurso resultante de las operacio­ nes anteriores para que sea emitido por m edio de la a c tio , la sitúa en un lugar teórico clave en el hecho retórico para el aprovecham iento de toda la actividad de elaboración textual en la actualización ante el destinatario. La m e m o r i a se constituye, pues, como una operación im­ prescindible para la culminación de la actividad retórica del orador en una pronunciación del discurso que logre el mayor efecto comimicativo posible en el receptor, po r lo que su funcionalidad en la serie que forma el eje vertical y en la totalidad de la organización del modelo retórico es absoluta. Por consiguiente, la m e m o r i a actúa, dentro de la estructura global del hecho retórico, al servicio de la u tilita s de la causa y tiene la idea de a p tu m como guía en la fundamental conexión que establece entre los niveles de in v e n tio , d i s p o s i t i o y e lo c u t io y la actualización del discurso por m edio de la a c tio o p r o n u n tia tio . La operación de m e m o r i a , al estar vinculada al componente de r e s y al de v e r b a , así como a los niveles de in v e n tio , d i s p o s i t i o y e lo c u tio , afecta a la totalidad del conjunto formado por el texto retórico y por su referente. La m e m o r i a , aunque aparentem ente esté alejada de la textualidad del discurso retórico, es una operación plenam ente textual, puesto que su objeto está formado por los niveles del texto retórico resultantes de la activación de las operaciones de in v e n tio , d i s p o s i t i o y o r a to r ia

“ Cfr. Angel López García, «Retórica y Lingüistica Una fundamentación lingüística del sistema retórico tradicional», cit., págs. 649-650. Cfr. G regorio Mayans y Sisear, Retórica, ed. cit., p. 570.

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elocutio, que tienen carácter textual p o r d e p e n d er de ellas la construc­ ción del referente y del texto que lo representa. La memoria perm ite la retención de los seres, estados, procesos, acciones e ideas d e la estruc­ tura de conjunto referencial, que están incorporados, como material intensionalizado, en la m acroestructura del texto retórico, que con su ordenación correspondiente es tam bién retenida p o r m edio d e esta operación: es así alm acenada en la m em oria la res retórica, que en sus dos dimensiones, extensional e intensional, es de índole textual. Pero la memoria, en los casos en que es posible d e acuerdo con las circunstancias, tam bién hace que el orador conserve en su m ente para la pronunciación la m icroestructura del texto retórico, como organiza­ ción textual formada p o r las verba. El tratado de la memoria tiene actualmente plena vigencia en relación con la teoría de las m acroestructuras, uno d e cuyos puntos d e estudio es el formado p o r el d esarro ­ llo y resultados d e los procesos d e sumarización, memorización y re ­ cuerdo d e los textos, en los que el elem ento fundamental es la m acroes­ tructura con su organización d e tópicos textuales®®, en cuya retención tiene un papel muy im portante la técnica retórica d e los lugares y de las imágenes, sin que d eb a se r descartada la memorización d e la mi­ croestructura, a la que tam bién contribuyen lugares e imágenes, ad e­ más de la organización m étrico-estrófica de los textos en versóos.

® Cfr. Teiin A. van Dijk y W alter Kintsch, «Cognitive Psychology and Discourse: Recalling and Sunimarizing Stories», en: W olfgang U. D ressler (ed,), Current Trends in Textlinguistics, Berlln-Nueva York, De Gruyter, 1978, págs. 61-80; Antonio García Berrio y Tomás Albaladejo, «Estructura composicional. M acroestructuras», cit,. págs. 147-148, Tomás Albaladejo, «Estructura d e sentido, representación textual semántico-intensional y tópico textual», en: Anales d e la Universidad de Murcia. Letras, 43, 1-2, 1984, págs. 265284. “ Cfr. Fem ando Lázaro C arreter, «El mensaje literal», en: Fernando Lázaro C arreter, Estudios de Lingüistica, cit., págs. 148-171, págs. 161-162.

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8. La

actio

La a c tio o p r o n u n tia tio e s la ú ltim a d e la s o p e r a c io n e s q u e , c o m o c o m p o n e n te s e s tr u c tu r a le s te ó r ic o s , fo rm a n el e je d e r e p r e s e n ta c ió n v e r tic a l d e l m o d e lo r e tó r ic o . E sta o p e r a c ió n c o n s is te e n la e m is ió n a n te e l a u d ito r io d e l te x to r e tó r ic o c o n s tru id o p o r la a c tiv id a d d e la s tr e s o p e r a c io n e s c o n s titu y e n te s d e d is c u r s o y m e m o r iz a d o p o r la a c tiv id a d d e la o p e r a c ió n d e m e m o r i a Es, p u e s , la c u lm in a c ió n d e l p r o c e s o te x tu a l-'c o m u n ic a tiv o r e tó r ic o , q u e te r m in a c o n la a c tu a liz a c ió n d e l d is ­ c u r s o a n te e l d e s tin a ta r io , q u ie n e n s u c a s o h a b r á d e to m a r u n a d e c i ­ s ió n a p r o p ó s ito d e lo s h e c h o s q u e s o n o b je to d e l d is c u rs o . N o c a r e c e d e i n te r é s e l q u e la R h e to r ic a r e c e p t a s e o c u p e d e e s ta o p e r a c ió n d e n o m in á n d o la in d is tin ta m e n te a c tio y p r o n u n tia tio . E n D e in v e n t io n e , C ic e r ó n d e f in e a sí la o p e r a c ió n : «La p ro n u n c ia c ió n e s el g o b ie r n o d e la v o z y d e l c u e r p o a p a rtir d e la d ig n id a d d e la s c o sa s y d e la s p a lab ra s.» *

Y e n e l O r a to r e s c r i b e lo s ig u ie n te , a s o c ia n d o e l a c tu a r y e l h a b la r : «El m o d o e n q u e s e d ic e e stá e n d o s c o sas, e n el a c tu a r y e n el h a b la r. E n efecto , la a c ció n e s co m o u n a e lo c u e n c ia d e l c u e rp o , p u e s co n sta d e v o z y d e m o v im ien to

' Cfr. Marco Tulio Cicerón, De m venüone, ed cit , I. 7. 9 2 Cfr. Marco Tulio Cicerón, Orator, ed cit , 17. 55 Véase también Marco Tulio C ice­ rón, De oratore, ed. cit,, 111, 56, 513

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La voz y el cuerpo son los instrumentos fundamentales con los que cuenta el orador en esta operación d e actualización del texto retórico; Ouintiliano asocia a estos instrumentos-componentes los dos nom bres d e la operación: «La pronunciación es llamada acción po r muchos, pero p arece que recibe el prim er nom bre d e la voz y el segundo del gesto»^, y tras referirse al em pleo del térm ino «acción» po r parte de Cicerón, escribe: «El mismo hace de éstas dos partes, que son las mismas de la pronunciación, voz y movimiento, po r lo cual se puede usar ambas denom inaciones indiferentemente»**. Es ésta una operación com puesta en la que confluyen la utilización de la voz y la del cuerpo, esto es, la del gesto; p ara el autor d e la Rhetorica ad Herennium, estos elem entos son secciones del instrumental retórico que forma esta ope­ ración: «Así pues, la pronunciación se divide en figura de la voz y en movimiento del cuerpo»®. Como operación basada en la voz se trata de una pronvinciación, pronuntiatío, y como operación fundam entada en el cuerpo activo, en la dinámica d e los gestos, es una acción, una actua­ ción, actio. En relación con esta doble caracterización d e la actío o pronuntiatío está su vinculación a los sentidos; la actividad que con esta operación tiene lugar va dirigida no sólo a la com prensión textual sino tam bién a la experiencia sensitiva del receptor, al que es ofrecido el texto retóri­ co en una emisión en la que son decisivos la voz, el rostro y el gesto, que, como se expresa en la Rhetorica ad Herennium, pertenecen a nuestros sentidos®. Ouintiliano sitúa los instrumentos-componentes de esta operación en relación con la división de los sentidos en e l siguien­ te pasaje: «Como efectivamente toda acción, como dije, está dividida en dos partes, la voz y el gesto, de las cuales una mueve los ojos y otra los oídos, a través de los cuales dos sentidos todo afecto entra al ánimo, lo primero es tratar de la voz, a la cual además se adapta el gesto.»^. La actio atañe a los sentidos d e la vista y del oído en lo que a la experiencia artística sensitiva respecta: el orador lleva a cabo en la emisión del discurso una actuación en la que el sonido de su voz y los

^ < ’ • ’

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Cfr. Cfr. Cfr. Cfr. Cfr.

Marco Fabio Ouintiliano, Institutio oratoria, ed. cit., 11, 13, 1. ibidem , 11, 3, 1-2. A d C. Herennium d e ratíone dicendi, ed. cit., III, 11, 9. ibidem. Marco Fabio Ouintiliano, Instituüo oratoria, ed. cit., 11,3, 14.

movimientos de su cuerpo producen en el destinatario un efecto y una influencia que resultan decisivas para el éxito comunicativo del discur­ so. Pero la actio es en prim er lugar, no se olvide, la operación de emisión de una m icroestructura o nivel de elocutio, al que subyace dentro del mismo texto una m acroestructura o nivel de dispositio y en el exterior del texto, en el ámbito referencial, una estructura de conjun­ to referencial o nivel de inventio, que ha sido incorporada a la ma­ croestructura. En la Retórica Aristóteles no se ocupa po r extenso de esta operación, a la que llama únÓKpiaK;, del mismo modo que en la Poética trata mínimamente de la ovl/ii; o espectáculo; a p esar de ello se refiere a la operación como «lo que tiene importancia grandísima, y aún no ha sido tratado, lo referente a la acción oratoria»®. Para el Estagirita la í)7cÓKpiai, T. A. (ed)., T he F u tu re o í S tru ctu ra l P o eü cs, n ú m ero m onográfico d e P oetics, 8, 6, A m sterdam , N orth Holland, 1979, Dijk, T. A. van y Kintsch, W., «C ognitive Psychology an d D iscourse: Recalling an d Sum m arizing Stories», en: W. U. D re ssle r (ed.), C u rre n t T re n d s in T extlin g u istik , B erlín-N ueva York, De G ruyter, 1978, p ág s. 61-80. D ockhorn, K., « R hetorica m o v e t: hum anism o p ro testan te y renacim iento carolingio», en: H. Schanze (com p.). R etó rica . C o n trib u c io n e s s o b r e su histo ria en A le m a n ia . S ig lo s x v i a x x , Buenos A ires, Alfa, 1976, p ág s, 19-51. D om ínguez C a p arró s, J,, «L iteratura y actos d e lenguaje», en: J, A, M ayoral (com p,). P ragm ática d e la co m u n ica c ió n literaria, M adrid, A rco, 1987, págs, 83-121, D om ínguez C ap arró s, J,, M étrica y P oética, M adrid, U niversidad N acional d e E ducación a D istancia, 1988, D ressler, W, U,, M r o d u z io n e alia lin g ü istica de¡ testo, Roma, Officina, 1974, Eco, U,, Le fo r m e d e l c o n ten u to , Milán, Bompiani, 1971. Faral, E., L e s A r ts P o é liq u c s d u xii" el d u xiii" s i é d c . Parla, C ham pion, 1971, reim p r, Flor, F, R, d e la. T eatro d e la m e m o ria . S ie te e n s a y o s s o b r e m n e m o te c n ia e sp a ñ o la d e lo s s ig lo s x v n y xvm . Salamanca, Junta d e Castilla y León, 1988, F lorescu, V,, La r h é to r iq u e e t la n é o r h é to r iq u e G e n é s e , é v o lu tio n , p e r s p e c tives, B ucarest, E ditura A cadem iei, 1982, Fontanier, ?,, L e s fig u r e s d u d isc o u rs, París, Flam m arion, 1968, F o rster, E, M., A s p e tti d e l ro m a n zo , Milán, II S aggiatore, 1968, (Traducción española: E, M, F orster, A s p e c to s d e la n o v e la , M adrid, D ebate, 1986, 2,® edición), Fum aroli, M,, L 'Á g e d e l'É lo q u e n c e R h é to riq u e e t " r e s lite ra ria " d e la R enaiss a n c e au s e u il d e l'é p o q u e cla ssiq u e , G inebra, Droz, 1984, 2® edición, Fum aroli, M,, «Rhetoric, Politics an d Society, From Italian C iceronianism to F ren ch Classicism », en: J. J, M urphy (ed ), R e n a issa n c e E lo q u e n c e , cit,, págs, 253-273, G arcía B errio, A,, E sp a ñ a e Italia a n te e l c o n c e p tism o , M adrid, C onsejo S u p erio r d e Investigaciones Científicas, 1968 G arcía B errio, A , S ig n ific a d o a ctual d e l fo rm a lism o ru so , Barcelona, Planeta, 1973, G arcía B errio, A,, «Ideas lingüísticas en las paráfrasis ren acen tistas d e H ora­ cio», en; H o m e n a je al P ro fe so r M u ñ o z C o rtés, vol, 1, M urcia, U niversidad d e M urcia, 1976, págs, 181-211, G arcía B errio, A,, La Lin g ü istica m o d e rn a , Barcelona, Planeta, 1977 G arcía B errio, A,, F orm a ció n d e la T eoría L iteraria m o d e rn a , I. La tó p ica horaciana e n E u ro p a , M adrid, Cupsa, 1977. G arcía B errio, A , F orm a ció n d e la T eoría Literaria m o d e rn a , 2 T eoría p o é tic a d e l S ig lo d e O ro, M urcia, U niversidad d e M urcia, 1980. G arcía B errio, A., «Crítica form al y función crítica», en. L ex is, 1, 2, 1977, p á g s 187-209. G arcía B errio, A., «Lingüística del texto y texto lírico La tradición textual com o contexto», en: R evista E spañola d e L ingüistica, 8, 1, 1978, p ág s. 19-75. G arcía B errio, A., «Texto y oración. P erspectivas d e la lingüística textual», en. J.

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