Retejamientoen Grado de Aprendiz

January 2, 2017 | Author: Nahuel Alejandro Villa | Category: N/A
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Sobre el retejamiento del grado de Aprendiz Sobre un texto del R∴ H∴ Jorge Padrón Esta expresión retejamiento, es tomada de la jerga de la construcción, como todas las palabras especiales utilizadas en la Masonería De acuerdo al diccionario de la Real Academia Española, proviene del verbo retejar, es decir, acción de recorrer [los tejados] poniendo las tejas que les faltan,. Definitivamente, retejar, representa para el masón, el acto continuo de reparar el tejado del templo, es decir, verificar que no hayan tejas rotas por donde se puedan producir orificios por donde se cuele el polvo profano, simbólicamente, debemos recordar que los masones trabajamos a cubierto de lo profano, es decir de aquello que está fuera del templo, la acción de verificar que nada profano pueda infiltrarse dentro del templo por ninguna abertura o debilidad es la responsabilidad que le corresponde a un Maestro, conocedor y versado en las artes de la Masonería, capaz de efectuar esta labor con eficiencia. Por esto es que cada vez que alguien asiste a un templo, es retejado (interrogado) por el Maestro Retejador, cuya responsabilidad en nuestras Logias es cubierta generalmente en el Maestro Experto, quien a través de un interrogatorio específico, puede determinar si un visitante es efectivamente hermano masón e iniciado en nuestros Augustos Misterios. La primera instrucción que recibe el masón el día de su iniciación, al margen de la instrucción de grado que le será impartida por su jefe inmediato, es decir, el 2º Vigilante, consiste precisamente en aprender todo aquello que le permita, al aprendiz, sortear con éxito cualquier retejamiento al que sea sometido, puesto que de lo contrario no sería aceptado en los Templos donde solicite su admisión, bajo sospecha de ser un profano y por lo tanto, un intruso. En principio, se le ha dicho durante su primera instrucción, que los movimientos y posiciones que adoptan los masones describen figuras geométricas que encierran una verdadera enseñanza moral y esotérica. En la Masonería Simbólica, (llamada así la que se practica en los tres grados fundamentales de la Masonería, es decir, de Aprendiz, Compañero y Maestro), decimos que trabajamos sobre la Escuadra, por esta razón y para recordar esto constantemente, es que todos nuestros movimientos, en el templo, se realizan delineando ángulos rectos y en el sentido de las agujas del reloj, es decir, siguiendo el movimiento retrógrado o aparente del sol. El retejador invita seguidamente al recipiendario que se coloque perfectamente derecho, adoptando la posición de firme, aunque con una postura natural (no marcial), formando con sus pies una escuadra y así, de esa manera, se le hace dar su primer paso regular en Masonería, quedando su cuerpo en una postura que representa simbólicamente la rectitud de la mente y de las acciones en todo masón y siendo además en esa posición como se comunican todos los secretos de este grado, en el modo tradicional y ancestral, es decir, de boca a oído.

Lo primero que se le comunica son los medios especiales de reconocimiento, es decir los signos, toques y palabras, que se enseñan en cada grado en que se halla dividida la enseñanza institucional y que determinan no solo la filiación masónica de un individuo sino también el nivel de instrucción que posee a los efectos de que ningún miembro de grado inferior pueda filtrarse en cámaras superiores: Respecto del Toque, Signo y Palabra lo primero que hay que recordar que en el proceso de darlos, siempre hay un retejador y un retejado y que el retejador demanda del retejado las pruebas que aseguren con toda certidumbre su condición de masón y el grado que posee, por lo que siempre son pocos los cuidados y recaudos que los retejados tienen que efectuar para realizarlos con la mayor rectitud. Cuando el retejador demanda el Toque, el retejado toma su mano derecha con la suya y da 0 – 0 – 0, casi imperceptibles con su pulgar sobre la primera falange del dedo índice del retejador, esto supone el hecho figurado de que si por ejemplo hubieran otras personas alrededor (profanos), a lo sumo observarían como dos sujetos se saludan de un modo cordial, pero jamás deberían advertir que en ese acto se produjera, más allá de un ocasional apretón de manos, algún otro movimiento. La Palabra Sagrada será exigida por el retejador, inmediatamente después de haber recibido el toque y como respuesta a dicha acción por parte del retejado. Como bien se sabe esa palabra nunca puede decirse completa, la única excepción se verifica estando la Logia abierta, con expresa autorización del Venerable Maestro y solamente con fines de instrucción. Cuando el retejador demande la Palabra Sagrada el retejado deberá responder – “No se leer ni escribir. Solo se deletrear. Dadme la primer letra y yo os daré la segunda” – Luego se procederá a la transmisión de la Palabra Sagrada del modo como fue instruido el día de la iniciación. Este modo de transmitir la palabra representa simbólicamente la forma en que debe realizarse la transmisión del conocimiento en forma adecuada a la tradición de la Francmasonería y su método de enseñanza. El maestro debe impartir el conocimiento fundamental, una vez esto, es el mismo aprendiz y su propio esfuerzo quien lo conduce a buscar, a través de su natural experiencia y su íntima reflexión y meditación, a tratar de encontrar la comprensión de esta palabra, la que lo debería llevar a descubrir, de manera especial, la segunda palabra del conocimiento. Si efectivamente lo logra, el maestro, hábil en el conocimiento de las Artes de la Masonería, lo sabrá de inmediato sin ninguna posibilidad de que el aprendiz pueda engañarlo o establecer un ardid o ilusión para sacarle de mentira verdad la palabra que desconoce, recién cuando dé muestras de su conocimiento, entonces se hará digno de recibir la tercera palabra en el camino de la sabiduría, con la que el aprendiz tendrá suficientes indicios para encontrar entonces, la cuarta y así sucesivamente. Con respecto al Signo, se ejecuta partiendo de la posición de firme ya referida anteriormente, colocando la mano derecha abierta, con el pulgar formando una escuadra a la altura del cuello sobre la yugular y luego se la deja correr en forma horizontal a lo largo de

todo el hombro derecho, para dejarla finalmente caer en forma recta hasta quedar, nuevamente, el brazo al costado del cuerpo, adoptando una vez más la posición de firme. Es decir que al realizar este movimiento, trazamos con el brazo derecho, primero una línea horizontal y luego otra vertical, con lo cual describimos una escuadra, que para nosotros los masones representa el signo de la rectitud. El signo antes referido está compuesto, a su vez, por otros dos subsignos que se deben reconocer para poder ejecutar adecuadamente el trabajo en logia, el primero es el signo de orden y consiste en llevar el brazo derecho con la mano abierta y el pulgar en escuadra a la altura del cuello, específicamente sobre la yugular y quedarse en esa posición. Este signo se ejecuta en todas las oportunidades que el Venerable Maestro así lo ordene de acuerdo al ritual, o cuando nos dirija la palabra en forma especial (en cuyo caso debemos ponernos de pié y ejecutar el signo de orden en forma inmediata), cuando se nos brinda el beneficio de la palabra, lo cual también se realiza de pié y al orden y en general en todas las oportunidades en que nos sea requerido por la autoridad de la Logia. Existe una regla mnemotécnica que nos permite determinar, en todo momento, si estamos ejecutando el signo de orden en la forma correcta y ello se logra cuando mentalmente tomamos consciencia de que al ejecutarlo estamos describiendo con nuestro con cuerpo cinco escuadras naturales, estas son: 1. La que se forma entre la vertical de nuestro cuerpo respecto del plano del suelo. 2. La escuadra que dibujan nuestros pies. 3. La escuadra dibujada por nuestro pulgar de la mano derecha ubicado sobre la yugular. 4. La Escuadra que dibuja el pulgar de la mano izquierda al costado del cuerpo. 5. Dada por la perpendicularidad de nuestro antebrazo derecho respecto de la vertical del cuerpo. Cuando mentalmente somos capaces de verificar que estas cinco escuadras están debidamente realizadas, entonces estamos ejecutando el signo de orden en forma justa y perfecta. El otro signo al que hacíamos referencia es el signo Penal o Gutural, el cual solo puede ejecutarse si el masón primero está al Orden y se lleva a cabo recorriendo con la mano toda la distancia del hombro derecho en forma horizontal y luego dejándola caer, en forma vertical, al costado del cuerpo hasta quedar en posición de firme. Este signo alude a la obligación y compromiso asumido durante la iniciación y que todo masón, iniciado, sabe perfectamente de que se trata. La Edad del Aprendiz es de TRES años, del mismo modo como la Batería del Grado es igual a 0–0–0, lo cual alude, simbólicamente, al número místico del grado, cuya investigación y estudio lleva a la comprensión profunda de la filosofía de este grado elemental, la cual refiere de un

modo directo a las llamadas “las tres palabras de la sabiduría”, es decir: “Buscad”, “Pedid”, “Golpead”. Buscad y encontrareis la verdad. Pedid y se os dará la luz. Golpead y se os abrirán las Puertas del Templo. Querido hermano Aprendiz, hasta aquí los puntos fundamentales del retejamiento. Recuerda siempre que este conocimiento, manifestado en forma justa y perfecta, es lo que determinará siempre tu condición básica de masón y la que te abrirá, en forma irrestricta las puertas de cualquier Logia que trabaje en Cámara de Aprendiz, en cualquier parte del mundo. Además de ello, recuerda que debes conocer muy especialmente, el sentido y uso de las herramientas de tu grado puesto que ello determinará que es lo que espera de ti la Masonería en este grado, el catecismo que guarda el fundamento espiritual y moral del Aprendiz masón, la debida descripción de los acontecimientos vividos en tu iniciación y la profundidad del sentido de tus juramentos que son los aspectos más importantes de toda la vida masónica. Recuerda, además, que sobre estos aspectos puedes ser interrogado por cualquier Maestro de tu Logia en cualquier instante, con fines de instrucción y verificación formal de tus avances y esfuerzos en el grado. Por lo que nunca son pocas las recomendaciones de que repases continuamente estos conocimientos, puesto que tras ellos se encuentran ocultas las llaves para comprender el hilo espiritual y filosófico que lleva también a comprender la naturaleza iniciática fundamental de la Masonería en esta etapa de tu vida en la Orden. Tus Maestros han depositado en ti toda su confianza respecto de que sabrás llevar siempre, a todas partes dentro de la obediencia y fuera de ella el ejemplo de tu buen nivel de instrucción, el que no sólo se manifestará en la excelente impresión que dejes en tus hermanos de otras Logias sino también por el hecho de que adonde vayas dentro de la Masonería serás estandarte viviente de tu Logia y que lo portarás tanto en tu conducta como en la excelencia de tu nivel de instrucción, de la cual debes ser siempre un digno representante y motivo de orgullo de todos tus hermanos del Taller. Has que siempre estemos orgullosos de tí...

INSTRUCCIÓN DEL RITUAL 3 EN 1 (El Ven∴Maest∴ puede repartir la tarea de instrucción entre varios HH∴de acuerdo a lo estipulado por el Ritual o dar la instrucción el mismo si así lo dispone, en la Resp∴Log∴Baden Powell, será tradicionalmente el H∴Exp∴el encargado de impartir la instrucción correspondiente del Gr∴)

Inst∴: H∴mío: habiendo prestado el solemne juramento de Ap∴ Mas∴, me es permitido, en consecuencia, ahondar aún mas en los misterios de la iniciación.

Debéis saber que los Mas∴, para conocernos para conocernos, poseemos medios especiales llamados signos, toques y palabras, etc. En cada uno de los Gr∴ en que se halla dividida la enseñanza institucional. Todos los movimientos y posiciones que adoptan los mas∴, describen figuras geométricas que encierran una verdadera enseñanza moral. Para empezar, os invito a que os coloquéis perfectamente derecho, adoptando la posición de firme, formando con vuestros pies una Esc∴. El cuerpo en esa posición, representa simbólicamente la rectitud de vuestra mente y de vuestras acciones. (Se coloca en esa posición).

Daréis ahora desde esa posición un corto paso hacia mi, con el pié izquierdo, y colocaréis en seguida el talón del pié derecho junto al talón del pié izquierdo, formando Esc∴. Este es el primer paso regular en la Mas∴, y es en esa posición como se comunican los secretos en este Gr∴ (Se ejecuta). Consisten estos en un signo, un toque y una palabra. El signo es este ->

........ este signo que denominamos gutural, alude a la obligación que habéis contraído con la Francmasonería, la cual implica que, como Mas∴ y como hombre de honor, preferiríais que se o∴ c∴ e∴ c∴ antes que revelar los secretos de vuestro Gr∴ El toque se efectúa de la siguiente forma ♦∴♦∴♦∴ Este toque demanda una palabra, la que es muy apreciada por los Mas∴, como guardadora de sus privilegios. Por lo tanto nunca será excesiva la cautela que se emplee para comunicarla. Esta palabra nunca se da completa, se la deletrea. Unicamente en Log∴abierta se la da completa, como en este caso y solo con fines de instrucción y con la expresa autorización del Ven∴Maest∴.

(Dirigiéndose al Ven∴Maest∴) Ven∴Maest∴, ¿Consentís en que pronuncie nuestra Pal∴Sag∴en forma completa para fines de la instrucción de nuestro H∴recién iniciado?. (El H∴Exp∴recibe la autorización del Ven∴Maest∴)

Exp∴: La Pal∴Sag∴es B∴ y corresponde a la Col∴... situada a la izquierda de la entrada del Temp∴, en la cual ocuparéis vuestro sitio en la Log∴ mientras seáis Ap∴el significado de esta palabra es e∴ e∴ l∴ f∴ Para comunicarla se procede de la siguiente forma: ...... Esta manera de dar la palabra tiene también su significado simbólico. Se quiere expresar que, como Ap∴Mas∴habéis recibido con vuestra iniciación la primera letra de la palabra de la verdad; y que solo por medio del estudio y la meditación llegaréis por propio esfuerzo, a conocer y formular la segunda, la cual os hará digno de recibir útil y provechosamente la tercera. Vuestra edad como Ap∴Mas∴es de tres años. Quiero llamar particularmente vuestra atención sobre el número tres en este Gr∴pues es el número que rige todas las reglas en el Gr∴de Ap∴. Tres es el número de viajes que habéis realizado durante la ceremonia de vuestra iniciación; tres son los toques que debéis realizar al estrechar la mano; tres son los golpes que debéis dar en la puerta del Temp∴ cuando solicitéis la entrada; tres los saludos; uno al Ven∴Maest∴, que se halla sentado en el Trono, otro al 1º Vig∴ que se encuentra situado a la entrada, y el último al 2º Vig∴ que está colocado en el centro del Mediodía. Tres son también las baterías de este Gr∴ Pues bien: estos tres golpes, tres pasos y tres toques, deben recordar siempre al Ap∴Mas∴las tres palabras de la Sabiduría: Buscad y Encontraréis. Pedid y se os dará. Golpead y se os abrirá. Buscad y encontraréis la Verdad, Pedid y se os dará la Luz, Golpead y se os abrirá las Puertas del Temp∴ Las herramientas simbólicas de este Gr∴son el Maz∴, el Cin∴y la Reg∴de 24 Pulg∴. El Maz∴simboliza la fuerza de las convicciones y la voluntad que se pone al servicio de nuestro propio perfeccionamiento. El Cin∴nos indica las ventajas de la educación, única manera por la que nos hacemos miembros dignos de una sociedad bien organizada. La Reg∴ de 24 Pul∴representa las 24 horas del día, que debemos emplear en la meditación, el estudio, el trabajo y el descanso, atentos siempre a acudir en beneficio de nuestros semejantes, y sobre todo de nuestros HH∴ La Voluntad, La Inteligencia que educa y el trabajo nos ayudarán a desbastar la Pied∴Br∴de nuestras imperfecciones, para hacernos cada vez mas útiles a nosotros mismos, a nuestras familias y a la sociedad en que actuemos. Cumplido Ven∴ Maest∴ Ven∴: H∴Exp∴haced que el nuevo Ap∴ comunique al 2º Vig∴, que es su superior inmediato, el Sig∴, el Toq∴ y la Pal∴Sag∴

Catecismo del Grado de Aprendiz QQ∴HH∴ a continuación encontrarán las 36 preguntas del mismo, a continuación de cada una de ellas encontrarán los comentarios basados en “El Libro de Primer Grado” editado por la Gran Logia de la Argentina de Libres y Aceptados Masones el 10 de Enero de 1962 por Decreto Nº 3081 con la firma del M ∴R∴G∴M∴ José María Fiorini y el R∴G∴S∴ Carlos Wilson” Para instrucción ritualística de los QQ∴ HH∴ Ap∴ y capacitación en el diálogo masónico tanto en su Tall∴ como ante el Retejador de cualquier otra Log ∴. El IIº Vig∴ verificará que este tema sea debidamente tratado con la mayor profundidad y comprensión por parte de los Aprendices.

1º Pregunta: P: ¿Sois masón?. R: Mis HH∴ me reconocen como tal. Esta primera pregunta, común a casi todos los sistemas masónicos, muestra, gracias a su forma particular, la marca típica de una pregunta de reconocimiento. Al dar correctamente , palabra por palabra, la respuesta que reclama, proporcionamos a quien nos interroga la primera prueba de nuestro conocimiento de las costumbres masónicas. Sin embargo, cabe añadir que el simple hecho de saber responder a esta primera pregunta no implica la adquisición legítima de este conocimiento; no prejuzga, pues acerca de la regularidad. Aparte de esto, la pregunta y su respuesta tienen un verdadero alcance iniciático. El aprendiz concluida su recepción, se siente a menudo tentado a considerarse como un masón perfecto. Ahora bien, la respuesta que da debe incitarlo a no afirmar él mismo que ya ha comprendido toda la esencia de la masonería; es a sus hermanos, especialmente los Maestros a quienes les corresponde juzgar si tal es el caso. Por lo tanto, el Aprendiz deberá aplicarse para llegar a ser un masón verdadero, ganar la confianza, la estima y el amor de sus hermanos más antiguos en masonería. La respuesta a esta primera pregunta invitará, por otra parte, a todos los hermanos a no olvidar nunca que durante toda su vida siguen siendo Aprendices, aún cuando adquieran los más altos grados, las más altas jerarquías o dignidades o la mayor influencia que el tiempo transcurrido en la orden les permita llegar a ostentar. 2º Pregunta: P: ¿En que reconoceré que sois masón?. R: En mi signo, palabra y toque, así como en la repetición de las circunstancias de mi iniciación.

Aquí también estamos en presencia de una pregunta formal de retejamiento, destinada a suministrar precisiones sobre la pertenencia efectiva a la Orden y sobre las modalidades de la transmisión de dichos signos, palabra y toque. En realidad los signos exteriores de reconocimiento ya no son un secreto absoluto; han sido publicados en varias ocasiones en escritos que han pretendido traicionar nuestros misterios. Cualquiera podría procurárselos con un poco de investigación; no obstante, le sería en extremo difícil a un profano describir las modalidades particulares de la transmisión de los signos y todavía más dificultoso le resultaría expresar las circunstancias tan peculiares de la iniciación, donde cada masón sabe, que aunque se hayan escrito tantas páginas sobre ella aquel que no la ha vivido está completamente impedido de expresar sus extraordinarias peculiaridades. Con este aspecto se relacionan casi todas las preguntas siguientes. Sin embargo ésta segunda pregunta adquiere igual que la anterior un profundo alcance iniciático por los actos simbólicos a los que alude. El Aprendiz no debe solamente probar su pertenencia a la Orden, sino también su calidad de francmasón; por esto, con toda intención no se le ha preguntado simplemente: “En que reconoceré que pertenecéis a la Orden? Sino con total precisión hacia un carácter comprometidamente ontológico al decir: “En que reconoceré que SOIS masón?. Por el signo, el Aprendiz debe suministrar la prueba de que, moralmente, es masón; y como este signo hace alusión al castigo con que el antiguo juramento amenazaba escarmentar al traidor, nos recuerda al mismo tiempo nuestros deberes y en particular, los deberes que hemos asumido después de prestar nuestro juramento. Por el signo de Aprendiz, el francmasón afirma que está interiormente cubierto; se hace consciente de su deber de aprender a controlar todas sus pasiones y de obrar sólo conforme a los principios masónicos. Por esta razón el Aprendiz penetra en el templo haciendo el signo del grado. La forma particular del signo le recuerda el simbolismo de la escuadra que debe estar presente continuamente en su espíritu. La significación de la palabra constituye el objeto de una pregunta muy especial que trataremos más adelante “in extenso” y la significación del toque se encuadra en el hecho que necesita de la mano firme y segura capaz de tomar cordial y fraternalmente la del hermano; y su presión le dice “es un hermano el que te saluda”. La fraternidad y la prontitud en la ayuda son dos cualidades sin las cuales no hay verdadero francmasón. Por esto no debemos hacernos conocer a un hermano sólo cuando deseamos obtener algún servicio sino ante todo cuando estamos en condiciones de acudir en su ayuda. 3º Pregunta: P: ¿Qué se debe ser para convertirse en masón?. R: Ser un hombre libre y de buenas costumbres.

La pregunta relativa a las condiciones de admisión es la fraternidad masónica parece ser muy simple; pero se comprueban, sin embargo, grandes divergencias al respecto. La noción de “hombre libre” se interpreta de diversas maneras. En los comienzos de la Francmasonería esta libertad exigida se entendía sin duda por oposición a la esclavitud o a una dependencia cualquiera que afectase el estado cívico de una persona. Hoy sin embargo, en una época en que en principio parecería que la igualdad jurídica ha empezado a triunfar en el mundo, esta libertad exigida se inclina progresivamente hacia un carácter cada vez más espiritual, aunque ello no implica que el masón, quien juramenta no abdicar jamás sus derechos imprescriptibles de hombre, de ciudadano y de masón, no deba estar siempre dispuesto a defender la causa de la libertad en cualquiera de las formas en que está pueda ser sojuzgada en cada tiempo de la historia. El futuro masón debe aportar la prueba de que no ser esclavo de ninguna pasión ni dogma, de que es virtual dueño de sus decisiones en la vida y que su participación en la masonería no le reporta reserva moral, intelectual, familiar, religiosa, política, social o personal alguna; es importante que las opiniones que profese no le hayan sido impuestas por autoridad de ninguna especie, sino que surjan de su propia convicción y de su capacidad de formarse juicios personales sobre el mundo, los hombres y su circunstancia y por supuesto mostrar que su forma de obrar responder directamente con esos juicios. Esta capacidad implica en cierta medida la independencia espiritual y social de la persona con todas las implicancias y particularidades que surgen de estos dos grandes aspectos principales en que se divide la vida humana individual y colectiva. En lo que se refiere a las “buenas costumbres”, la masonería no exige certificados de buena conducta, semejantes a los que emiten las autoridades policiales; lo que queremos es que los candidatos a la iniciación posean la estima de los hombres cuyos juicios, por su valor espiritual y moral, consideramos importante. Se exige del neófito que venga a nosotros libremente y obedeciendo a motivos dignos. Sobre este punto, difícil en extremo de controlar, nos equivocamos con mucha frecuencia; por eso es necesario obrar con circunspección y prudencia. Debemos estar seguros de que nobles aspiraciones conducen al neófito a las puertas del Templo y no a la búsqueda de ninguna ventaja material. El rango social, el título o la situación económica del candidato no deben ejercer influencia sobre la decisión de la Logia. Poco nos importa que posea un título académico o que sea de condición modesta, con tal de que tenga el corazón valiente, que su moral sea sin reproche y que su cultura y su inteligencia sean suficientes para que pueda recoger los frutos de la enseñanza masónica. 4º Pregunta: P: ¿Qué es la Francmasonería?. R: Es un conjunto de enseñanzas relativas a la moral, presentadas y explicadas bajo la forma de símbolos y de alegorías. Cabe distinguir aquí entre francmasonería como idea y doctrina, y la francmasonería como asociación de hermanos. La francmasonería no es una religión, puesto que no impone dogmas ni

artículos de fe; esta forma de tolerancia la ubica precisamente en condiciones – y ello en mayor grado que cualquier otra institución – de servir de vínculo entre los hombres. La ley moral de la masonería es independiente de todo tipo de confesión. Como doctrina moral, la francmasonería es muy estricta y consecuente; gracias a sus métodos de enseñanza – basados en símbolos y alegorías – y a las costumbres particulares que cultiva, es susceptible de ejercer una influencia profunda sobre los hombres que se han entregado al arte real. El secreto del poder de nuestros principios reside en gran parte en nuestro simbolismo, que no sólo infunde ideas creadoras, sino que constituye además, un vínculo estrecho entre los hermanos. Sin embargo al sola observancia de la ley moral – expresada ya en las Constituciones de Anderson (1723) – no hace al francmasón, algo más se exige de él: es menester que posea un corazón valiente, abierto y sensible; que sienta la imperioso llamado de hacer el bien y de saber mancomunar con los demás el esfuerzo y el idea de perfección del ser humano. Aquel que, bastándose a sí mismo atraviesa la vida observando fríamente los preceptos de la moral sin por ello estar animado de amor a sus semejantes, no tiene derecho al título de francmasón. Pues la francmasonería enseña a la vez el deber para consigo mismo y el deber hacia los hombres, hacia la humanidad. No exige solamente la observancia, en suma bastante negativa, de las reglas de la moral, sino ante todo un trabajo moral positivo; exige de sus adeptos que piensen y que trabajen sin cesar en su desarrollo espiritual y en su perfeccionamiento moral. La luz que el neófito recibe cuando se inicia debe ponerlo en condiciones de dar, a su vez, la luz a los demás. 5º Pregunta: P: ¿Por qué os habéis hecho recibir francmasón?. R Por que estaba en las tinieblas y deseaba la luz. Luz y tinieblas, términos que expresan dos concepciones del mundo radicalmente opuestas. ¿Que debemos entender desde el punto de vista del espíritu acerca de esta palabra “tinieblas”?. Es el estado del alma humana antes que la verdadera luz le sea develada; y esta luz representa la plena dignidad humana, la unidad humana, es en definitiva, la humanidad en el sentido más amplio de la palabra. Aquel que, pisoteando los derechos de los demás, no conociendo más que la ley del egoísmo, corre brutalmente hacia la satisfacción de sus deseos; aquel a cuyos ojos la riqueza, la gloria, los honores, la satisfacción de las tinieblas son las únicas felicidades; ese ser camina en las tinieblas, vive en las tinieblas, es feliz con las tinieblas y no desea la develación de la luz. Aquel que es esclavo de las supersticiones o se muestra atado por prejuicios, ese ser está privado de la luz. Aquel que, sin preocuparse del derecho o la equidad, no reconoce por ley suprema más que las obligaciones a que le impone su propio egoísmo; ese ser es una criatura de la noche. El hombre digno y noble, por el contrario, es un buscador de la luz, un pionero de la luz, siempre camina sediento de verdad; vive su vida no como un individuo aislado, sino consciente de los lazos que lo unen con los otros hombres:

Su vida es un esfuerzo constante de perfeccionamiento, que lo conduce a la verdadera dignidad de Ser Humano. 6º Pregunta: P: ¿En que un francmasón se distingue de otros hombres?. R: En su sinceridad frente a los hombres, en su sentido fraternal con sus hermanos, en la libertad e independencia de su pensamiento y en su conducta irreprochable El francmasón debe ser un hombre valiente por encima de todas las cosas, que no tema hacer conocer su opinión; es el hombre comprometido con la verdad y con la sinceridad. Debe desarrollar una fuerte personalidad y nunca ser el juguete de su medio, de cualquier forma de poder que trate de sojuzgarlo, dominarlo o esclavizarlo o de los demás en general, en una palabra, debe ser un hombre pronto a defender, donde y cuando sea, sus convicciones. La fraternidad que siente por sus hermanos debe ser para él algo sagrado – y nunca palabra sonora o vacía – y esta fraternidad debe ser capaz de soportar duras pruebas sin quebrarse en los primeros choques. La verdadera fraternidad está hecha a base de servicio, de consejo, de ayuda, de consideraciones y aún de piedad y perdón. La fraternidad representa el amor que todo masón debe sentir por los otros, el cual nunca debe fallar en el peligro como en la miseria. El francmasón debe distinguirse de los profanos por su manera de pensar. Liberado de todo prejuicio, no debe perseguir más que un sólo fin: la verdad. En toda circunstancia, debe tener el valor y la fuerza de obrar según los principios que se le manifiesten verdaderos, justos, y bellos. Si sigue este precepto fundamental, estará por sí mismo en la vía que conduce al perfeccionamiento humano. 7º Pregunta: P: ¿Cual es el primer deber de todo francmasón en logia?. R: Asegurarse si la logia está debidamente a cubierto interior y exteriormente. P: R:

¿Cuando está a cubierto la logia?. Cuando todos los profanos están alejados y la influencia de la vida profana apartada.

A primera vista, algunos neófitos todavía algo distraídos de sus obligaciones especiales en el trabajo masónico parecen creer que este deber no incumbe a cada uno de los hermanos en logia, sino solamente a ciertos oficiales encargados de la discreción del trabajo en el templo. Sin embargo el término “cubierta de la logia” no se refiere solamente al templo material en el que se reúnen los hermanos masones, sino más bien al espíritu de toda reunión de francmasones y especialmente a la disposición interior de cada hermano masón en particular. La palabra “cubierto” está tomada del vocabulario de las antiguas logias operativas cuyas paredes protegían superficialmente contra los indiscretos, pero cuyo techo, cubierto de tejas, podía a veces permitir a los curiosos ver u oír lo que pasaba en el interior. A esta

particularidad de construcción de las logias operativas se refiere la expresión “tejador” o “retejador” en uso en ciertos sistemas masónicos, que designa al oficial que vigila la seguridad de la logia y está encargado del examen de los visitantes que se presenten. Cada vez que los hermanos están reunidos para discutir cuestiones masónicas y particularmente en las tenidas ritualísticas, se debe alejar estrictamente a los profanos; cabe igualmente vigilar que todos los hermanos presentes sean masones regulares, es decir, que formen parte de una logia regular y reconocida. ¿Por que, se preguntará tal vez el neófito, nos ponemos a cubierto cuando en verdad nada tenemos que ocultar?. Obramos de esta suerte porque sólo el iniciado puede comprender el sentido profundo de nuestras alegorías y de nuestros actos simbólicos, puesto que lo que para un iniciado es motivo de estudio y de trabajo, frecuentemente, para un profano es factor de temor, preocupación y recelo. Y también para simbolizar que el masón se encuentra a cubierto de toda pasión que provenga del mundo profano material y que sabe reconcentrarse dentro de sí mismo en búsqueda de la verdad. Tales son los motivos de la “cubierta” exterior. Pero al lado de esta hay una cubierta “interior”, no menos importante, que incumbe a cada hermano realizar individualmente. En la puerta del Templo o de la sala de reunión, el hermano masón debe tratar de despojarse sinceramente de todo lo que, en la vida exterior, forma parte de sus preocupaciones mundanas y cotidianas; y como francmasón solamente penetrará en el recinto a cumplir con sus obligaciones masónicas. Esto no significa que sólo debe actuar como francmasón cuando se encuentra trabajando en la Logia, quien pensara así estaría equivocando principios elementales de la doctrina masónica; muy por el contrario: más allá del trabajo tan particular que se lleva a cabo el logia, en todos los aspectos y actos de la vida profana cada hermano debe dar prueba de sus cualidades masónicas y, con mayor razón, cuando se encuentra entre hermanos. 8º Pregunta: P: ¿Qué edad tenéis?. R: Tengo .... años, pues solo he ascendido las primeras .... gradas de la escala que conduce al conocimiento. En ciertos sistemas se dice que el Aprendiz tiene “menos de siete años”, o que “todavía es menor” Esta es una pregunta principalmente de reconocimiento y muy frecuentemente usada como tal. Por eso, cuando a la puerta de una logia extraña se interroga sobre la edad, conviene no equivocarse; una respuesta incorrecta en este sentido es siempre molesta y hasta puede ser causa de que se le niegue la entrada. Pero, aquí igualmente, el fin práctico de la pregunta tiene su equivalente en una enseñanza esotérica. ¿Porque este número?. Porque es el primero de los números sagrados de la masonería. Por otra parte se considera ordinariamente a la iniciación como el nacimiento del

francmasón; y los tres viajes que realiza en esta ceremonia serán en consecuencia asimilados a los tres primeros años de vida masónica. El sentido profundo de la enseñanza se encuentra en el hecho que el Aprendiz admite no haber ascendido más que las primeras tres gradas de la escala que conduce al conocimiento, es decir, no está más que en los comienzos del camino, para la vida masónica no es más que un niño todavía. Se comparan igualmente los tres viajes con los tres períodos de la vida del masón: la infancia, la edad del hombre maduro y la ancianidad y sólo al llegar a la edad de la madurez puede el hombre llegar a ser un auténtico masón. En todo caso y de cualquier manera que se la interprete, la edad del Aprendiz masón debe llamar siempre a la modestia de quien detente activamente este grado y si no olvidamos que ningún masón abandona jamás la condición simbólica de ser un Aprendiz, debe motivar a la prudente humildad de todos los masones sin importar muchos el grado o la jerarquía que suponga detentar. 9º Pregunta: P: ¿Qué significa la palabra sagrada B....?. R: Es el nombre de una columna de la entrada al templo de Salomón, junto al cual los Ap  cobran su salario. La Biblia menciona la columna B ∴ Estaba situada a izquierda del pórtico que conducía al Templo del rey Salomón tomando el punto de vista desde Occidente y a la derecha ubicando el punto de vista en Oriente, es decir, el punto de vista del V∴M∴. Es sorprendente comprobar que se han descubierto templos egipcios y sirios de una época muy anterior a la construcción del Templo de Salomón que igualmente estaban precedidos de dos columnas; lo que permite especular que representaciones o intenciones parecidas, seguramente muy antiguas, han presidido esta arquitectura particular. En general, el esoterismo de estas dos columnas se identifica con la ley cósmica del binario, donde se expone que ellas representan las relaciones de la dualidad de los opuestos, tesis y antítesis, masculino y femenino, bien y mal, etc. En ciertos rituales, particularmente en los de las logias inglesas, las columnas se describen de una manera muy detallada en cuanto a su aspecto y dimensiones. Tienen capiteles que simbolizan el amor y la unión. Según otros sistemas, las columnas deben llevar globos – el de la tierra y el del cielo – que simbolizan la universalidad de la masonería. En otras Logias por último, se encuentran en lugar de los globos cuatro granadas, símbolo de los innumerables miembros de la cadena fraternal. De hecho, las columnas presentan formas que varían de una Logia a otra, lo que por otra parte no presenta grave inconveniente simbólico ni ritualístico.

10º Pregunta: P: ¿Recibís un salario como Ap∴?. R: Si, en la consciencia de haber cumplido fielmente mis deberes.

Los aprendices en las logias de masones operativos recibían su salario al pie de la columna B∴y este salario se daba bajo la forma de especies sonantes. El aprendiz masón de las logias modernas, tiene derecho, igualmente, a una recompensa; esta no consi stirá en dinero, sino en la satisfacción que siente todo hermano de haber cumplido fielmente los deberes que le imponen su calidad de hombre, de ciudadano, de miembro de familia y de francmasón. En este sentido, sólo el que ha cumplido buen trabajo tiene derecho al salario; por lo tanto, está en el poder de cada uno aumentar, por un trabajo masónico siempre mejor, la recompensa que, naturalmente, le corresponde. Pues el francmasón no tiene derecho a exigir ni dinero, ni agradecimientos, ni honores por sus actos; sabe que toda buena acción lleva en sí misma su recompensa. Del mismo modo, en el seno de la fraternidad, el masón se considera que debe dar todo lo que es capaz, sin preguntarse si ese esfuerzo y su trabajo serán apreciados por los demás. Es indigno de un francmasón hacerse pagar todos sus actos, todos sus servicios, y esto, incluso en la vida profana; con mucha mayor razón es indigno de él enriquecerse a costa de sus hermanos. En cualquier parte en donde no haya recompensa material que esperar, encontrará el francmasón su verdadero campo de acción. Pagará de su peculio cada vez que el profano preocupado por su exclusiva ventaja se desentienda de las obras desinteresadas de la filantropía, de la beneficencia, en las actividades sociales benéficas, el francmasón está en su lugar.

11º Pregunta: P: ¿Que es una Log∴ justa y perfecta?. R: Tres la dirigen, cinco la iluminan, 7 la hacen justa y perfecta. Para que una logia tenga derecho de llamarse tal, es preciso que esté bajo el beneficio de la regularidad, es decir: que haya sido constituida legalmente. El principio fundamental en esta materia exige que sólo miembros de logias regulares puedan constituir, con el asentimiento de una Gran Logia regular, un nuevo taller. Se consideran regulares en cuanto a su constitución todas las Logias y Grandes Logias que descienden en línea directa o indirecta de las tres Grandes Logias de Inglaterra, Irlanda y Escocia; igualmente, las que descienden de los antiguos organismos del rito escocés que, habiendo nacido y desarrollado fuera de la francmasonería inglesa, han constituido más tarde el “Rito escocés Antiguo y Aceptado”. La masonería ha establecido una serie de condiciones muy precisas del reconocimiento de la regularidad de las Grandes Logias extrajeras. Las condiciones esenciales del reconocimiento son la creencia en un principio regulador de todo el universo que llamamos G ∴A∴D∴U∴, la presencia de un libro sagrado abierto sobre el ara y el mantenimiento de los “Antiguos Cargos” (Old Charges) y de los “Landmarks” de la masonería. Para ser regular, debe haber sido creada por siete maestros, regulados por medio de una carta constitucional o patente otorgada por una Gran Logia regular. Para constituir una gran Logia regular, se exige la

reunión de por lo menos tres logias regulares, tener carta patente de una Gran Logia regular y que el territorio no esté ocupado masónicamente. Una logia pues no es justa y perfecta sino cuando ha sido constituida según las reglas. El Venerable Maestro, asistido por los dos Vigilantes, puede en rigor dirigir la logia; pero son necesarios otros dos oficiales, el Orador y el Secretario para que ella pueda ser iluminada, es decir, pueda recibir vida y luz masónica; pero son necesarios siete oficiales, sumando al Experto y al Guarda Templo – esto es así en las prescripciones de nuestro rito aunque esta definición de oficiales puede cambiar según el sistema masónico en que trabaje la logia – para que el taller pueda proceder a una iniciación. Según las prescripciones de la Gran Logia de Inglaterra y de muchas otras Grandes logias, una asamblea de logia no es justa y perfecta sino cuando está compuesta por lo menos por tres Maestros, dos Compañeros y dos Aprendices. Para la fundación de un nuevo taller, La Gran Logia de la Argentina exige la participación de por lo menos siete Maestros regulares. El conocimiento de esta situación llevará al Aprendiz deseoso de visitar una logia extranjera a asegurarse de que el taller en cuestión sea regular y reconocido como tal por la Gran Logia de su jurisdicción, por que él sólo posee el derecho de visita a estos talleres. En caso de duda, se le recomienda pedir informes al venerable de su logia.

12º Pregunta: P: ¿Donde habéis sido preparado antes de ser recibido francmasón?. R: En mi fuero interior. P: R:

¿Y después?. En una cámara cerca de la logia

Esta pregunta nos introduce en los usos y costumbres masónicos propiamente dichos relativos a la preparación y a la iniciación en el grado de Aprendiz. El candidato deseoso de hacerse recibir como masón se informa, ante todo, acerca de la naturaleza y de los fines de la Orden y, después de madura reflexión, toma la decisión de presentar su solicitud de admisión a la Orden. Después se le dan informaciones complementarias, se le formulan numerosas preguntas que le permiten darse cuenta con mayor precisión de lo que es la sociedad a la que desea entrar. Llega, finalmente, el día de la iniciación y el instante de la decisión última. El hermano que lo prepara conversa con el candidato, en un lugar retirado, y evocan ante sus ojos, con toda la exactitud requerida, sus futuros deberes; se atrae su atención sobre todas las circunstancias que su paso puede acarrear. En la mayoría de las logias, está obligado a responder por escrito a cierto número de preguntas relativas a francmasonería. En la Cámara de reflexiones es abandonado a sus pensamientos y percepciones; a la luz de una simple candela, generalmente en presencia de símbolos que evocan la muerte, debe cumplirse

su preparación interior. Tiene ante sus ojos preceptos sobre los cuales se lo invita a meditar y se le exige un testamento moral. Todas estas circunstancias, en este decorado particular, están destinadas a poner al candidato en un estado de emotividad intensa y de seria meditación; y su consciencia de la gravedad y de la solemnidad de la hora es un criterio que debe llevarlo a un proceso de mayor comprensión acerca de los fines de la masonería como formadora del carácter humano. Cada rito de la preparación debe todavía aumentar este estado psíquico, hasta que el hermano preparador tenga la convicción de que el candidato está en “disposición conveniente para la iniciación”. La Cámara de Reflexiones, que, se dice, está “cerca de la logia”, esta en realidad a veces bastante alejada del templo, pero siempre está destinado a este uso exclusivo. Y como la iniciación masónica es precisamente el nacimiento del hombre, como masón, como iniciado, a una vida nueva, la Cámara de Reflexiones simboliza el seno maternal en el que se cumple la preparación del renacimiento espiritual.

13º Pregunta: P: ¿Cómo habéis sido preparado exteriormente?. R: Despojado de todos mis metales y con los ojos vendados fui conducido ante la puerta de la Log∴. Una antigua tradición quiere que el neófito no sea preparado sólo interiormente sino exteriormente. Su preparación exterior está en estrecha relación con la iniciación y sus enseñanzas; debe contribuir, por su parte, a crear el estado de alma particular de la iniciación. Según la tradición antigua, el candidato sufre una preparación en su indumentaria. Es despojado de una parte de sus vestimentas, para recordarle que la virtud no tiene necesidad de ornamentos. El corazón es descubierto en señal de sinceridad y de franqueza; la rodilla derecha es puesta a descubierto para recordar la humildad con la que debe perseguirse la búsqueda de la verdad; el pie derecho es descalzado a imitación de una costumbre oriental que, para simbolizar con este gesto el respeto del lugar que se va a pisar. Es costumbre en muchas logias de antigua tradición y en especial en las logias inglesas pasar una cuerda alrededor del cuello del neófito para representar la esclavitud a que se encuentra sujeto un individuo que no ha aprendido a vencerse a sí mismo y vive sometido y ahorcado por sus propias imperfecciones. Sin embargo, numerosas logias han abandonado lamentablemente esta preparación. El simbolismo de esta preparación exterior varía de un sistema a otro. De manera general, puede decirse que tiene por fin, infundir en el candidato que la francmasonería no juzga a los hombres según su aspecto exterior, según su título o su rango social. Es despojado de su

dinero y de todos los metales se lo lleva a que sienta de sí mismo la debilidad y la falta de defensa. En tal estado se encuentra listo para penetrar en el Templo, puesto que ya está advertido que todos los símbolos de la vanidad, los cuales le daban seguridad en el mundo profano no le servirán de nada frente a los acontecimientos que vendrán durante el proceso iniciático; con el brazo desnudo deberá expresar su voluntad y su aptitud para el trabajo; privado de la vista como el más preciado don con una venda se entrega sin saber lo que sucederá de él. Esta preparación constituye la primera de las pruebas a las que será sometida su constancia y su valor.

14º Pregunta: P: ¿Por qué os fueron vendados los ojos?. R: Para que mi ojo interior perciba mejor las cosas. Toda la preparación, y muy particularmente la venda colocada sobre los ojos, ha puesto al candidato en un estado negativo, en un estado de anonadamiento. Ignora donde está, no sabe lo que pasa a su alrededor, sólo puede presentir, pero de hecho, no tiene ninguna conexión con la realidad. Nada puede distraer su atención de la ceremonia de la que es el centro y de las apalabras que le son dirigidas. Al perder el sentido de la vista debe agudizar los otros sentidos para sostener su estado de ánimo y mantener fuerte su moral. Ya en las iniciaciones más antiguas de que da testimonio la historia, vemos que los neófitos tenían los ojos vendados, esto además permite que cuando se le de la luz al finalizar el tránsito iniciático, esta brille con una viva intensidad llegando al punto de encandilar al recipiendario debido a que sus ojos se habían adaptado a la oscuridad que proporcionaba la venda y entonces el efecto de la luz resulte aún más refulgente. Es indudable también que esta costumbre constituía para los antiguos una medida de precaución para el caso de que el candidato, presa de remordimientos o de temor, quisiera retroceder antes de la última decisión de continuar con la iniciación, así de esa forma se podría asegurar su discreción. Actualmente, este temor no es por cierto la razón de la costumbre de vendar los ojos del neófito; si esto continúa haciéndose, es para permitirle concentrare enteramente en los actos que está llamado a cumplir, motivarlo al recogimiento de meditar acerca de la noche en que se encuentra durante la iniciación representa simbólicamente las tinieblas de que está rodeado el niño en el seno de la madre; y la forma como el niño se enfrenta al proceso de la vida en la mayor oscuridad y sin la menor consciencia hasta el momento de alcanzar la luz hacia la que lo conduce su nacimiento. Así también el candidato, al nacer a una vida espiritual renovada, debe salir de las tinieblas en el instante solemne de la iniciación.

15º Pregunta: P: ¿Por qué habéis sido despojado de todos los metales?.

R:

Por que son símbolo de vanidad.

El neófito que se presenta ante la asamblea de hermanos debe estar desprovisto de su dinero y de sus joyas; así es la alegoría viviente de la igualdad de los hombres. La situación ventajosa que proporcionan las riquezas no constituye en lo absoluto el verdadero valor humano. El que se presenta a su iniciación masónica, aunque fuese el más rico, aparece pobre durante el tiempo que dura la ceremonia; porque debe volverse consciente en ese momento del sentimiento amargo de no poseer nada. Esta experiencia debe incitarlo a combatir, en el futuro, con renovado ardor, contra la miseria en todas sus formas y la estrechez de sus semejantes. El verdadero masón no se entregará a la caza frenética de las riquezas, pues debe tomar consciencia de que los tesoros materiales pueden perderse de un día a otro. ¿Para que sirven honores y riquezas, si es desdichado, si está descontento con su suerte, si los sinsabores de la vida y las perdidas más insignificantes pueden abatirlo?. El masón, sin embargo, no vive fuera de la realidad, ni se le pide que sea un asceta. Debe luchar por su supervivencia y tratar de adquirir los medios necesarios para su existencia y la de los suyos, debe velar por la educación de sus hijos y tratar de asegurarse su vejez de una manera digna, placentera y honrada. Pero estas preocupaciones no pueden ser el único fin de su existencia, como sucede muy a menudo con los hombres; pues el masón sabe, porque debe tomar consciencia de ello, que si bien las riquezas materiales son importantes para la existencia, las riquezas del espíritu son el fundamento de la esencia misma de la naturaleza humana y por lo tanto debe sentirse inclinado a ellas como hacia las del mundo en un verdadero y justo equilibrio. El masón debe sembrar sus dos campos para ser auténticamente rico, por su beneficencia debe sembrar el grano del amor; y naturalmente recogerá amor.

16º Pregunta: P: ¿Cómo obtenéis el acceso a la Log∴?. R: Por ... golpes que significan: Buscad y encontraréis. Pedid y se os dará. Llamad y se os abrirá. Encontraréis la verdad, se os dará la luz, se os abrirá la puerta del Templo. Después de haber buscado en el interior, con paciente perseverancia, la fuente de los verdaderos anhelos y de los más profundos ideales que cada uno alberga, el hombre debe adquirir la plena confianza en sus posibilidades de realizarlo y la convicción de ser fiel a sus propósitos, cuando esto se produce cualquier hombre puede decir que ha dado plenamente con su vocación y sus aspiraciones, de hecho, ha logrado encontrar lo que buscaba. “Buscad y encontraréis”. Sin embargo, esta circunstancia crucial y extraordinaria en la vida de un ser humano y que lamentablemente, son muy pocos aquellos que tienen el privilegio de experimentarla, no es suficiente si no se tiene la convicción y la humildad de comprender que la realización de cualquier meta no depende solamente de la predisposición y el esfuerzo del individuo sino además de que primero haya obtenido un completo consenso del medio. Nadie es autónomo y por ello, quien no comprenda que el propio destino está inevitable e invariablemente ligado al

destino de los demás no ha comprendido uno de los fundamentos de la vida humana, es decir, la naturaleza social del hombre, por lo tanto no sólo es necesario buscar el destino, sino además convenir con el medio la oportunidad de lograrlo y en ello se ve simbolizado el principio que reza el segundo golpe, es decir, “Pedid y se os dará”. Dice una vieja máxima que “el que busca con corazón sincero siempre encuentra lo que desea”, pero para la naturaleza no es suficiente buscar para encontrar ni pedir para obtener, sino además invertir todo el esfuerzo necesario para lograr. Las buenas intenciones son agradables al alma, pero el alma se anquilosa si esas buenas intenciones se marchitan en su interior por la impotencia de no saber, de no querer o no poder realizarlas. No tiene sentido alguno para el masón aquel hombre distinguido por sus ideales y el genio de sus proyectos, alimentado en su vanidad por la lisonja del medio que espera ansioso obtener el beneficio de sus producciones, pero que nunca se realizan por su propia incapacidad y la falta de entusiasmo para llevarlas a buen fin y este es el principio en que se fundamenta el tercer golpe, o sea, “Golpead y se os abrirá”. Esto es lo que inconscientemente lleva al candidato hasta las puertas del Templo: perseverancia, confianza y entusiasmo, he ahí lo que los tres golpes dicen a los hermanos reunidos. Cuando se golpea a las puertas del Templo es necesario primero poseer la completa confianza de que el camino de la francmasonería es el camino elegido. Un camino que se ha buscado con perseverancia hasta lograr, por la via activa de los hechos, la oportunidad de llegar ante las puertas del Templo para golpear con una completa seguridad y plena convicción y de esa manera la entrada nunca nos será negada tanto en el templo como en ningún aspecto de la vida humana.

17º Pregunta: P: ¿Qué os ha sucedido dentro de la Log∴?. R: He cumplido ... viajes llevado por mi conductor y escuchado graves palabras. P: ¿Que significan esos viajes?. R: Cada uno de ellos tiene su propia significación; en su conjunto, significan la penosa ascensión que lleva desde las tinieblas hacia la luz Existe una gran variedad de modalidades, en las diferentes logias, en cuanto se refiere a estos viajes, sin embargo, en todos los casos el número es idéntico al igual que su significado; representan la marcha a través de las tinieblas siguiendo el dificultoso camino que lleva hacia la luz. El esoterismo de los rituales asocian estos viajes a la purificación elemental por medio de la tierra (de manera implícita), y a través de pruebas simbólicas que se ejecutan por medio del aire, el agua y el fuego (de manera explícita). En otras logias estas pruebas son ignoradas y se contentan con dar, por boca del Venerable Maestro y de los Vigilantes (o también del Orador), sabias recomendaciones al recipiendario. Finalmente en algunas logias se suele intercalar la prueba del “Cáliz de la Amargura”(esta es una prueba muy difundida en las logias

del “Rito Escocés Antiguo y Aceptado”). Música apropiada o cantos acompañan al candidato en sus viajes y lo ponen en un estado particularmente apropiado. La dirección en que se ejecutan los viajes no es en todas partes la misma; ya sigue la marcha de las agujas del reloj: oeste– norte –este –sur; ya sea a la inversa: oeste–sur–este–norte. Pero siempre el viaje comienza por el oeste donde se encuentra la oscuridad y conduce al candidato hacia el este donde se encuentra la luz. Antes de comenzar estos viajes se llama la atención del recipiendario sobre los obstáculos y peligros que se le presentarán y sobre las pruebas a que será sometido y las pruebas representan simbólicamente las dificultades que se le presentan al hombre en su tránsito por la vida y a las que debe superar para alcanzar la realización sin rendirse ni quebrarse y sólo cuando ha conseguido esa victoria será capaz de contemplar la luz de la verdadera humanidad, es decir, la dignidad de llegar a comprender la esencia más elevada del SER HUMANO.

18º Pregunta: P: ¿Qué se ha exigido de vos?. R: Una promesa que he prestado de mi libre voluntad. Los deberes formulados por este juramento son claros y no se prestan a confusión alguna; están destinados a que no queden como vanas frases, sino que sean efectivamente cumplidos. Es un juramento sagrado que pronuncia el futuro francmasón y no una promesa accesoria cualquiera, que no es menester mantener a cualquier precio. Sólo un hombre indigno viola deliberadamente una promesa tan formal, pronunciada en un momento tan solemne. Toda esencia de la francmasonería está contenida en estas palabras; y el que se conforma a los preceptos que ellas formulan será un francmasón verdadero y un hombre digno de este nombre. Una fidelidad cada vez mayor al deber, tolerancia hacia los que piensan de otra manera, la persecución de la verdad y el trabajo incansable en pro de nuestro propio perfeccionamiento, tales son las virtudes que se exigen de todos los masones. El masón debe someterse a las leyes y prescripciones de la Orden; uno de sus deberes más evidentes –aún cuando con demasiada frecuencia desconocido – consiste en la frecuentación regular a los trabajos de la logia, por que es asiduidad es la condición sine qua non que evidencia la actividad del masón en favor del taller y de su propio perfeccionamiento. El francmasón debe, con sus consejos y sus actos, prestar socorro a sus hermanos; no se trata aquí principalmente de ayuda especialmente financiera o de ventajas económicas aunque esto no está excluido de ninguna manera debido a que la ayuda material no entra en juego sino cuando un hermano está en desgracia; y aún en tales casos la ayuda que se debe aportar no depende más que de las posibilidades y del juicio del que va en ayuda. Por cierto, un francmasón que deje a un hermano en la privación cuando cuenta con los medios para socorrerlo es un hermano indigno; pero esta inclinación a la solidaridad debe trascender el

círculo estrecho de la familia masónica y extenderse igualmente a todos los hombres en la necesidad. La parte del juramento que obliga a la ayuda mutua entre los hermanos exime de toda responsabilidad a los masones cuando esa ayuda implicaría caer en la inmoralidad o la ilegalidad y por el contrario obliga a denunciar al hermano indigno que con su conducta pudiera poner en peligro la imagen de honestidad y elevados principios de la masonería en cualquier forma y circunstancia. Del mismo modo la ayuda fraternal no es un deber cuando va en contra de los derechos del Estado Nacional al que se debe fidelidad o de la familia. Se recomienda a los hermanos no acordar préstamos o garantías entre los hermanos sino con asentimiento del Venerable Maestro. Es de hecho, que los signos de reconocimiento deben mantenerse secretos, puesto que son ellos los que preservan a la masonería y a los masones de la alianza de los hombres malévolos y de los enemigos de la Orden que sólo aspiran a su destrucción. Del mismo modo las ceremonias deben ser objeto de una gran discreción; y sólo con madura reflexión el francmasón hablará de los asuntos interiores de la logia. Igualmente es muy importante obligar a los nuevos masones a comprometerse a conservar el secreto aun en el caso en que abandonasen, por una razón u otra, la francmasonería. La dimisión o la radiación liberan al individuo de los compromisos contraído. 19º Pregunta: P: ¿Qué ha sucedido después?. R: Fui consagrado y proclamado francmasón. La consagración del francmasón es, sin duda, con excepción del momento en que le es dada la luz, el instante más solemne de toda la ceremonia que debe dejar una huella inalterable en el corazón del neófito. Es el momento del abandono completo de sí mismo, de la mayor confianza, donde ya el futuro masón no tiene ningún temor y se presta con emoción al rito de la consagración y de la transformación de profano en iniciado. La consagración debe ir directamente al corazón del iniciado y llegar a la parte más sensible de su ser moral para ejercer sobre él una influencia perdurable. El que ha sido consagrado francmasón debe seguir siéndolo cada día, en sus pensamientos, en sus palabras y en sus actos, aun cuando abandone la logia o incluso la Orden. La consagración le impone el único deber que nunca se extingue y si es un hombre de honor jamás traicionará a la Masonería, sabrá conservar el silencio, por que de otra manera se envilecería y se condenaría a sí mismo. Por esto es necesario que el Aprendiz se compenetre del caracter solemne y sagrado de su consagración y de la duración imprescindible de las obligaciones que se ha impuesto, a fin de que durante toda su vida se muestre digno de ellas.

Por los golpes que el Venerable da con su mallete al momento de la consagración el neófito es recibido e instituido a la vez como francmasón y como hermano de la cadena fraternal. Este acto lo liga, desde ese momento, a todos los hermanos esparcidos por toda la faz de la tierra y se confirma plenamente en el momento en que es públicamente proclamado en las cuatro direcciones de la logia “De oriente a occidente y de norte a sur” puesto que siendo la logia una imagen simbólica del universo el acto de la proclamación es la evidencia simbólica de la aceptación del neófito en el ámbito universal de la masonería.

20º Pregunta: P: ¿Cuáles son las tres grandes luces de la Masonería?. R: El Libro de la Ley Sagrada, La Escuadra y el Compás. Estos tres símbolos del grado de Aprendiz son llamados “las grandes luces”, debido a que por sí solos develan, a quien sabe comprenderlos, toda la esencia de la masonería. Colocados sobre el ara, se imponen inmediatamente a la atención del nuevo hermano que presiente la importancia que tienen en nuestro simbolismo. Todos los tratadistas masónicos están de acuerdo, y así debe comprenderse, que el Libro de la Ley Sagrada tiene solamente un carácter simbólico y por lo tanto no se lo debe confundir con una profesión de fe determinada. Como dice C. W. Leadbeater “La palabra ciencia que compendia todas las escrituras sagradas nos anima a encontrar en ella la sabiduría. Así es como en las tres herramientas tenemos el volumen de la Ley sagrada para iluminar nuestra mente, la Escuadra para regular nuestras acciones y el Compás para mantener en los debidos limites nuestra relación con todos los hombres”. El eminente autor masónico Albert Pyke escribe. “Cuando nuestros rituales nos dicen que la Biblia es una de las tres luces de la Masonería y que como tal es regla y guía de nuestra fe, sólo puede considerarse esta afirmación en sentido simbólico, de la propia manera que se consideran simbólicamente las otras dos grandes luces, la Escuadra y el Compás. Es la regla y guía de nuestra fe porque simboliza la Verdad que debe guiarnos en nuestros pensamientos, palabras y acciones”; y en otros considerándoos reafirma el concepto en los siguientes términos “Cuando se dice que es una de las tres grandes luces de la masonería es porque es un símbolo de Verdad dictado por el G∴A∴D∴U∴”. ¿Por que tiene que ser el Libro de la Ley Sagrada y no cualquier otro, como Constituciones, Leyes morales, etc.?. En realidad la usanza en muchas logias es que así sea, antes de colocar Libros Sagrados muchos utilizan bien las Constituciones de la Masonería, bien la Constitución de la nación a que deben obediencia. Sin embargo al respecto, es muy interesante lo expresado Albert Mackey – para muchos el más erudito de los tratadistas masónicos – “Se entiende por Libro de la Ley Sagrada aquel cuya creencia generalizada le atribuye la develación del G∴A∴D∴U∴”. A esto podríamos agregar de un modo más preciso que el Libro de la Ley Sagrada simboliza el imperio de la Verdad develada a través de la intima relación

que existe entre el hombre y el uni verso y por ello si la logia es una imagen simbólica del universo, el Libro de la Ley Sagrada se encuentra precisamente en el centro de la Logia. El Libro de la Ley Sagrada simboliza también el imperio de las leyes que organizan el universo y contienen los derechos y deberes inalienables e imprescriptibles de todo lo que habita en su inconmensurable inmensidad y que en consecuencia no pueden ser anulados ni modificados por doctrina alguna, por ninguna escuela o religión, por ningún gobierno, ni por ningún hombre. Son los deberes y derechos que influyen en su moral natural y que surgen de la vida misma. He aquí a título de ejemplo, como interpreta la Gran logia de Nueva York el símbolo de la Ley Sagrada: “El Libro de la Ley Sagrada – dice como instrucción – es una de las grandes luces. Es una de las fuentes principales de la historia de la francmasonería. Es de esta fuente de donde ha sido sacado gran parte de nuestro ritual. Cuando el Libro de la Ley Sagrada se encuentra abierto sobre el ara, es lícito para cada quien interpretarlo según sus propias convicciones. Como símbolo representa el magisterio de la Verdad, la expresión de la Fe, el testimonio de la Voluntad creadora que ha sido transmitida y enseñada al hombre en el curso de los siglos”. La Escuadra es la segunda de las grandes luces, y regula las acciones del masón según la severa ley del ángulo recto, es decir, de la justicia, del derecho y de la humanidad. El Aprendiz es comparable a una Piedra Bruta, cubierta de rugosidades y de aristas cortantes; es el producto inmediato de la naturaleza. Se lo somete a la escuadra a fin de que pueda aplicarla a su propia personalidad y se transforme en una piedra trabajada, lisa, pulida o cúbica. El Compás, símbolo del amor fraternal que debemos tener por todos los seres humanos, determina nuestra vida afectiva, nuestra actitud con respeto a la fraternidad masónica y a la humanidad. Es, en su esencia, más irracional que la escuadra cuya ley absoluta es la de la razón. Una de las puntas del compás está sólidamente clavada en el corazón del francmasón, mientras que la otra traza un círculo inmenso en el cual está incluido la totalidad de los hombres a los que, semejante a un círculo al cual cuyo radio que debe representar nuestro amor al hermano, al prójimo, a la humanidad, debe ser infinito. Desde un punto de vista esotérico, ni el compás ni la escuadra deben ser considerados separadamente, puesto que tomados aisladamente ni uno ni otro nos acerca a la perfección, pues la naturaleza humana sólo puede templarse de la oposición entre la razón y la emoción del mismo modo que el metal lo hace por la constante exposición a las diferencias bruscas de temperatura entre frío y calor. Sólo reunidas y asimiladas a la Ley Sagrada constituyen el punto de partida de esa luz superior que surge del Oriente masónico para iluminar el mundo. En algunas logias se considera también al mallete como una gran luz adicional y goza del respeto que se otorga a la cualidad de simbolizar la fuerza, la energía, sin la cual ninguna obra del universo podría ser realizada o acabada.

21º Pregunta: P: ¿Cuáles son la tres pequeñas luces?. R: La Sabiduría que inventa, La Fuerza que ejecuta y la Belleza que adorna. Las tres columnas sobre las cuales descansa la logia representan al Venerable Maestro que representa a la Sabiduría, El Primer Vigilante que representa la Fuerza y el Segundo Vigilante que representa la Belleza. Existe alguna divergencia entre los diferentes ritos ya que más allá de los que se refieren a las pequeñas luces como columnas, están los que hablan de las llamas o se refieren a ellas como pilares. Designar a la Sabiduría, la Fuerza y la Belleza con el término de “Pequeñas Luces” puede ser motivo de confusión y de que se atribuya a estos atributos esenciales de la masonería una significación secundaria. En realidad, llamas, pilares, columnas o pequeñas luces son símbolos nuevos que representan los mismos principios esenciales y superiores a los que se refieren en forma idéntica las tres grandes luces, sólo que las primeras obran en un plano más universal y absoluto en tanto que las segundas tienen una dimensión más humana y terrenal. La Sabiduría inventa el plan de una obra que la Fuerza ejecuta y a la que la Belleza aporta ornamento. Expresamente se habla aquí de sabiduría y no de saber, demasiado a menudo vano y de pura forma. Es la sabiduría la que está en la base de la infatigable búsqueda de la verdad y la que, utilizando los conocimientos adquiridos en el curso de la investigación, nos lleva al perfeccionamiento de nuestro o pensamiento y de nuestras acciones. La sabiduría es el conocimiento de sí mismo que permite al masón trabajar útilmente. Antes de saber lo que vamos a emprender, conviene que sepamos lo que somos y de lo que somos capaces, la sabiduría es la fuente de la idea que proporciona el conocimiento perfeccionada por el efecto de la acción que genera experiencia. Pero, por sí sola, la sabiduría no basta, debe estar acompañada por la fuerza, es decir, por la voluntad y la acción resuelta de actuar según la sabiduría. Esta es la fuerza que barre con todos los obstáculos y triunfa sobre cualquier dificultad, por que la fuerza aplicada desde la sabiduría impone el peso y el poder de la fe para realizar cualquier obra que el individuo se proponga sin miedo ni temor. Su primer campo de acción lo debe encontrar consecuente en la posesión de sí mismo, dicho con mayor precisión en el dominio de sí mismo. No basta conocer los defectos y debilidades para sentir que ya se tiene el toro de la vida por las astas, la verdad es que hay que invertir una enorme cuota de energía para vencerlos y eliminarlos. La Fuerza en el sentido más elevado en que puede comprenderse no se manifiesta de una manera ciega; puesto que no ejecuta más que las obras conformes con la ley moral; pero debe ser la sabiduría, que orienta el sentido de la fuerza, la que nos de garantía absoluta de que así sea. La Belleza coronará la obra común de la sabiduría, con el auxilio de la fuerza, aportando a la construcción lo que le falta, es decir, armonía a la proporción, unidad a la estructura y paz para aquietar todas las tensiones. El conocimiento de sí mismo, obra de la Sabiduría; el

dominio de sí mismo, obra de la Fuerza, se coronan en el perfeccionamiento de sí mismo, obra de la Belleza. Porque la belleza reside en la perfección y en el esfuerzo aplicado para lograrla. La tolerancia, la benevolencia, el amor al hermano y al prójimo, en suma, el amor a la humanidad, la piedad son, a nuestros ojos, expresiones manifiestas de la belleza. De esto podemos concluir que si el triple concurso de la Sabiduría, de la Fuerza y de la Belleza no puede ser creada obra alguna que pueda alcanzar la perfección. Por ello estas tres pequeñas luces brillan en lo alto de las columnas sobre las cuales reposa la logia, de tal modo que muy bien podemos hablar de la columna de la sabiduría, la fuerza y la belleza, las que se corresponde con el Venerable Maestro y los dos Vigilantes. Así es por que el Venerable Maestro debe dirigir la logia desde su sabiduría, en tanto que el Primer Vigilante debe aplicar la fuerza y la energía que ejecutan la obra proyectada en tanto debe velar que el trabajo se cumpla, mantener la disciplina, el orden y pagar los salarios y el Segundo Vigilante, por último, tiene la misión de vigilar a los hermanos fuera de las horas de trabajo y asegurar el mantenimiento de la armonía, de la paz y la concordia. Está justificado decir también que la logia descansa sobre estos tres pilares porque de hecho sus tres primeros oficiales soportan casi todo el peso de las responsabilidades esenciales del taller, además de las administrativas debidamente delegadas. Por esto es obligación de todos los demás oficiales y, de una manera general, de todo el conjunto de los hermanos de la logia, facilitarles la tarea y sostenerlos por una colaboración fiel y una observancia estricta de sus obligaciones. 22º Pregunta: P: ¿Cual es la forma de la logia?. R: La logia tiene la forma de un cuadrilongo o cuadrado oblongo que se extiende de este a oeste y de norte a mediodía. P: R:

¿Que significado simbólico tiene esta forma?. Que la francmasonería es universal y que todos los hombres son nuestros hermanos.

Estas preguntas dejan en claro que la forma de la logia está determinada en tanto que sus dimensiones, debido a que se confunden con las magnitudes del universo, no lo están. Como doctrina, la Francmasonería es común a toda la humanidad; ninguna nación, ningún pueblo podría hacer de ella un privilegio propio. La logia es una imagen de la totalidad en todas sus dimensiones, del universo en su expansión cósmica o de la sociedad humana en su conjunto, tal como aparecerá en los días lejanos del triunfo decisivo de la humanidad consolidada en el amor y la fraternidad. Los principios masónicos, idénticos en todas las latitudes, la historia de la Orden, la tradición, el simbolismo, estrechan la unión y emparientan íntimamente a todos los masones de la tierra. Pero debemos comprobar, desgraciadamente, que esa unidad es, todavía con demasiada frecuencia, rota por consideraciones políticas, por las divergencias en la concepción del mundo y por las ambiciones malsanas apenas disfrazadas por la hipocresía. De este modo se

erigen barreras en el seno mismo de la organización que, por definición y, en oposición al mundo profano debería estar completamente liberada de ellas. Sin embargo debido a la imperfección humana y si bien la masonería es perfecta la institución no lo es y la búsqueda de la perfección termina siendo, en términos concretos, un ideal penosamente lejano y decididamente cruento. La tarea constante del masón es lidiar incansablemente, fuera y dentro de las mismas filas de la institución, contra todos los vicios y los peores enemigos de la acosan con la finalidad obvia de eliminarla, refundando a cada instante el compromiso iniciático de sostener una lucha, que a las claras es en esta dimensión de la vida, una premisa interminable.

23º Pregunta: P: ¿Cuáles son las joyas de la Log∴ de Ap∴?. R: La Escuadra, el Nivel y la Plomada de donde provienen todos los signos masónicos. En el lenguaje profano, llamamos joyas a los objetos que poseen un valor real, elevado, en general de metales raros y piedras preciosas. Las joyas de la logia son de muy diferente naturaleza; no tienen valor más que para el francmasón, pues a menudo están hechas de un metal de los más comunes. Su valor reside en su significación simbólica; esta no puede ser apreciada más que por los que han aprendido a descubrir los tesoros secretos de la enseñanza que nos dan. Otras instrucciones distinguen entre “joyas móviles” y “joyas fijas o inmóviles”; estas son la piedra bruta, la piedra cúbica y la plancha de labrar (estas dos últimas no forman parte de los símbolos de la Logia de Aprendiz). Las tres joyas móviles principales, las portan en la base de sus collarines el Venerable Maestro, la Escuadra, el Primer Vigilante, el Nivel y el Segundo Vigilante, la Plomada. Reciben el nombre de “móviles”, por que no pertenecen a una persona o individuo en particular sino que van pasando de hermano a hermano que pasa a ocupar los distintos cargos en cada momento. Todos los signos masónicos provienen de estas tres joyas principales, pues estamos en presencia de la horizontal y de la vertical cuyo punto de intersección constituye el ángulo recto. Aquí también vemos una expresión de la gran ley moral a la que está sometida la masonería; la ley de la rectitud en le pensamiento y los actos. El Nivel es para el masón símbolo de la igualdad y de la constancia, mientras que la Plomada, que determina la perpendicular, es símbolo de la sinceridad de la consciencia, en tanto que la Escuadra representa el excelso símbolo de La rectitud. Esto nos explica porque los tres primeros oficiales de la logia llevan estos objetos en sus collarines: el Venerable Maestro dirige la logia con sabiduría según los principios del derecho, la ley, y el deber; el Primer Vigilante, auxiliar principal del Maestro, vela por el mantenimiento del orden en la fraternidad y por la constancia en la ejecución de los trabajos y el Segundo Vigilante, por

último, vela por que la construcción se eleve perpendicularmente al suelo sobre el cual está asentada y se adorne armoniosamente por la virtud de los trabajadores.

24º Pregunta: P: ¿Cuáles son las herramientas del Ap∴?. R: La Regla Graduada, el Mazo y el Cincel, la primera que me enseña a utilizar inteligentemente mi tiempo, el Mazo y el Cincel para desbastar la Piedra Bruta de mis imperfecciones. Por medio de la Regla Graduada, el aprendiz determina las dimensiones de las piedras que aporta al edificio y juzga si son aptas para ser adaptadas a la construcción. Pero el Aprendiz prudente aplicará a sí mismo esta regla tomando como punto de comparación al hombre más perfecto que conozca o también el ideal que oculta en su corazón. Esto no dejará de llevarlo a la modestia, pues verá así cuanta necesidad tiene de perfeccionarse. La regla está dividida en 24 partes iguales, representativas de las 24 horas del día. De ello se desprende la lección de que el francmasón consciente de la huida del tiempo está obligado a emplear juiciosamente todas las horas del día, sea en su trabajo, sea en su descanso, sea en sus ocupaciones masónicas. Dividirá su tiempo con sabiduría a fin de estar en condiciones de cumplir todos sus deberes y nunca olvidará que su tiempo está limitado, que mañana quizás sea el día en que una fuerza inevitable le arrancará las herramientas de las manos. El Mallete y el Cincel, representan las herramientas masónicas más características; es con estas herramientas que el aprendiz desbasta la piedra bruta. Sin descanso y sin compasión por nuestras debilidades, debemos blandir el mazo a fin de que la piedra pierda sus asperezas y se vuelva utilizable; el mazo es el símbolo elocuente de la energía, de la fuerza de carácter sin la cual ninguna obra de valor puede cumplirse y el cincel representa a la inteligencia, al plan que toda realización debe guardar en su seno, puesto que los hombres como seres conscientes de sí y de sus propósitos sólo pueden realizar obras responsables. El hombre no puede negar sus instintos como miembro de la jerarquía natural y muchos aspectos esenciales de su vida dependen de ellos en todo momento, pero para la naturaleza humana el instinto sólo no basta, puesto que el hombre es un ser pensante, sus obras deben llevar implícito un propósito específico, una razón y una utilidad consciente, esta es la inteligencia que debe dirigir su energía siempre con un sentido provechoso; permitiéndole al hombre, al masón, la resolución de todos los obstáculos que se le presenten en la vida que puedan impedir o retrasar la realización de su obra de perfeccionamiento.

25º Pregunta: P: ¿Cual es la batería del grado de Aprendiz?. R: Tres Golpes.

La naturaleza se mueve según la ley del ritmo y de la armonía; la vida del masón, ella también debe estar basada en la armonía de un ritmo. El masón no trabajará siempre de acuerdo al mismo ritmo, mecánicamente y sin reflexión, porque un trabajo mecánico fatiga y esclaviza al obrero. Por el contrario, el masón debe saber adaptar su modo de trabajo a las circunstancias; y de ese modo evitar el despilfarro de energías y permitirse la oportunidad consciente de realizar un trabajo de valor. Entregado a este concepto, el masón no emprende su obra con un celo intempestivo para luego terminar abandonando la cantera. Ciertamente, el masón cumple siempre su trabajo con verdadero celo y en especial con absoluta constancia. Esto es precisamente lo que nos dice la batería del grado; los tres golpes recuerdan el celo, el ardor en el trabajo, y el ritmo constante que conducirá la obra emprendida hacia su definitiva, segura y perfecta realización.

26º Pregunta: P: ¿Cuál es la palabra de vuestro grado?. R: No se leer ni escribir; dadme la primera letra y yo os daré la segunda. La palabra del grado, que nunca debe darse en forma completa, recuerda al masón que nunca debe vanagloriarse por sus conocimientos ni volverse vanidoso de ellos; puesto que a cada cosa que suponga conocer siempre se le opondrán otras infinitas que permanecerán fuera de su entendimiento y comprensión. Asimismo le recuerda al masón que conocer no implica saber, que el proceso entre el conocimiento y la sabiduría requiere de la experiencia, sin la cual jamás podrá llegar a ser un auténtico masón porque nunca se hará digno de poseer la letra siguiente. Es por ello que el maestro sólo le entrega la primera letra del conocimiento, para que aprenda ose y se anime a aplicarla a la propia experiencia de su vida, pues que sólo así es como puede alcanzarse la sabiduría que permite sostenerse en el camino de la búsqueda que llevará al aprendiz a encontrar por sí mismo la segunda. Luego el maestro, advertido de la verdad, esperará pacientemente que el Aprendiz pronuncie esta letra distintiva y perfecta, y sólo entonces sabrá que éste es digno de recibir la tercera letra y así sucesivamente. Este es el largo y penoso camino del masón que lleva a la búsqueda de la sabiduría y su propio perfeccionamiento.

27º Pregunta: P: ¿Cómo estáis vestido en Log∴?. R: Con el mandil, símbolo del trabajo que el masón debe realizar en la búsqueda de la verdad. Todo trabajo presenta riesgos propios que el obrero debe tratar de evitar a través de un conocimiento eficaz del oficio, de su experiencia efectiva, el buen uso de sus herramientas y por supuesto de utilizar una indumentaria adecuada. De esta última surge el uso del mandil

como parte esencial del trabajo del masón, siendo éste además, uno de los símbolos más significativos del trabajo en general, puesto que desde tiempos inmemoriales el hombre lo ha utilizado, si bien en diferentes formas y texturas, pero de manera común; con el único objetivo de proteger su cuerpo de los riesgos eventuales de ejercer su oficio. El mandil es la indumentaria obligatoria y fundamental del trabajo del masón y sin ella ningún hermano no puede permanecer en la logia en tanto los trabajos estén abiertos. Albert Mackey dice al respecto “No hay uno de los símbolos de la Masonería Especulativa más importante en sus enseñanzas o más interesante en su historia, que la piel de cordero, o mandil de piel blanca. Al comenzar sus lecciones en el primer período de sus progresos, el masón, lo imprime en su memoria como el primer presente que recibe, es además el primer símbolo que se le explica y la primer evidencia tangible que posee de su admisión en la Francmasonería”. El mandil de aprendiz es blanco puro, preferentemente de piel de cordero, cuadrado en el fondo y coronado con una babeta triangular (triángulo isósceles) donde la longitud de la base corresponda a la longitud de un lado del cuadrado y su altura a la mitad de dicha longitud, de modo tal que volcado el vértice superior del triángulo coincida perfectamente con el centro del cuadrado. Las dimensiones aproximadas del cuadrado deben ser de 40 cm. de ancho por 45 cm. de alto, sin ningún tipo de adornos y con cordones blancos para atarlo a la cintura. Por su color el mandil del Aprendiz debe ser blanco puro y sin mancha, que es el emblema de la inocencia y la pureza. Así nace el neófito a la vida masónica el cual irá manchando progresivamente el mandil en razón del oficio y por causa del trabajo, sin embargo esta perdida de pureza e inocencia no significa la pérdida de su dignidad sino el sacrificio que debe realizar cono el justo precio que todo hombre debe pagar, en el camino de la vida, por alcanzar la sabiduría. Por su material el mandil del masón debe ser de piel de cordero. El cordero además de ser símbolo de inocencia representa principalmente la mansedumbre, el masón debe ser siempre un hombre de paz y esto es lo que representa fundamentalmente el uso de esta textura. Pero el hecho de ser manso en esencia no significa de ningún modo que por ello se suponga que el masón es sumiso o entregado obedientemente y con alguna obsecuencia al despotismo del poder. El masón es un guerrero implacable que acomete sin piedad contra el vicio en defensa del bien, de la justicia, de la libertad y de la verdad en todas sus formas. En la confección del mandil se ven implicadas tres figuras geométricas fundamentales que conforman la base de su simbolismo positivo, estas figuras son: el círculo, el triángulo y el cuadrado. El círculo representa al Gran Arquitecto del Universo que lo impregna todo de su misma esencia y por lo tanto implica directamente al poder del espíritu. El triángulo representado en la babeta del mandil, representa a la diferenciación o individualización de la manifestación

espiritual, es decir el alma, que se traduce como la develación de la trinidad divina dentro mismo de la naturaleza humana y el cuadrado representa la manifestación concreta de la creación, la cristalización de la verdad hecha materia en esencia así como el conjunto de las cosas creadas por la materia como sustancia.

28º Pregunta: P: ¿Por qué la bóveda celeste cubre el Templo?. R: Por que siendo la Log una imagen del Universo, manifiesta así la grandiosidad del G∴A∴D∴U∴ Se dice que la Logia es una imagen del Universo porque en ella se ve representada la expansión de todas las direcciones y sentidos que alberga la realidad y el tiempo en que transcurre, es decir, las dos direcciones horizontales, con sus cuatro sentidos cardinales: Oriente, Occidente, Norte y Sur y la dirección vertical, con sus dos sentidos axiales, hacia arriba el Zenit y hacia abajo el Nadir. Esto define la estructura tridimensional de la creación y dentro de este espacio se halla contenido todo lo existente y la majestuosidad del cosmos en que subsisten. Asimismo, los movimientos que los masones efectúan y el tiempo empleado en la realización de sus rituales representan simbólicamente, tanto la mecánica como el proceso en que transcurre ese cosmos indescifrable para la pequeñez de la mente humana. Creación, ciclo, permanencia y evolución, todo forma parte del ámbito de la logia en el cual se efectúa el misterio de la vida, la cual indefectiblemente deja claro la existencia de un orden superior y una magnífica voluntad que lo sostiene todo en una constante armonía y ello es lo que representa el símbolo de la bóveda celeste que cubre el templo, como una reverente expresión del reconocimiento de los masones ante la grandiosidad del G ∴A∴D∴U∴. Asimismo, la visión de la bóveda celeste durante la permanencia de los hermanos dentro del recinto cerrado de la logia, les recuerda a los masones que el trabajo que efectúan no ocurre dentro de una habitación fría y aislada, sino que mientras están realizando su trabajo dentro de la logia el universo está allí, evolucionando sin pausa y con un ciclo constante. Es decir, que cuando los masones trabajan en logia no deben hacerlo de manera abstracta y al margen de la realidad en que transcurren en todo momento, sino todo lo contrario, cada aspecto del trabajo del masón debe estar orientado a afirmar esa realidad a sus ideales en la búsqueda de la verdad y que una cosa no debe ser nunca incompatible con la otra. Lo contrario haría del trabajo masónico algo improductivo y estéril. No se debe olvidar que antes que filósofo abstracto el masón es, en efecto, un obrero de la verdad.

29º Pregunta: P: ¿Por qué vienes a este sitio?. R: Para dominar mis pasiones y someter mi voluntad en busca de mi propio perfeccionamiento.

Se traduce a la pasión como una inclinación vehemente del ánimo, acompañado de estados afectivos e intelectuales controvertidos cuya potencia domina la vida espiritual del individuo. La masonería es una sociedad de hombres y el hombre no está exento de pasión. La pasión es parte indispensable de su vida positiva pues a través de ella encuentra la fuerza interior suficiente para alimentar la constancia que dirige la energía que posibilita la realización de sus ideales. Las maravillas de la humanidad en el mundo realizadas a lo largo de la historia, son una consecuencia directa de estado pasional en que transcurre la vida humana. Sin embargo la pasión sin control se vuelve negativa, puesto que provoca de tal manera la sensibilidad y excitabilidad afectiva que el hombre inadvertido o entregado a la debilidad de la carne termina siempre por someterse simplemente a los placeres de exacerbar esas sensaciones que ha dirigirla con fines productivos y elevados. Los filósofos, místicos y religiosos de todas las épocas han reconocido muy especialmente la peligrosidad de esta fuerza que envuelve la naturaleza energética del hombre y desde tiempos inmemoriales han arengado en su contra. Se le ha dicho al hombre ignorante “debes matar tus pasiones por que ellas son malas”, mostrándolas asimismo como la directa representación del vicio, la promiscuidad y la indecencia y el mal en todas sus formas. Ha sido representada como la serpiente de todas las mitologías y leyendas, sin embargo, a pesar de las arengas en su contra no han logrado jamás vencerla, la fuerza de su tentación es tan poderosa que el hombre no evolucionado siempre ha sucumbido a la tentación sin encontrar dominio ni control. La masonería enseña al iniciado que la pasión no es mala, es simplemente la manifestación y expresión concreta y sensible de la energía que anima la vida. Es en sí, la serpiente simbolizada en la manifestación de la kundalini o la energía vital comprendida por la filosofía budista, es la serpiente que tienta a Adán y Eva a reconocer la fuerza de vida que llevan en su interior y que si bien los arranca de la pasividad en que transcurren en el paraíso los coloca en el mundo de la actividad donde las realizaciones no dependen ya de la magnanimidad filantrópica del Creador sino del esfuerzo y del sudor de esa pasión incontenible que se sustancia en la fuerza de la vida que se abre paso ante cualquier obstáculo y que se manifiesta en el fenómeno activo de la energía vital que refleja el caduceo, como símbolo de la medicina. Es aquello que hizo decir al viejo maestro “no hay que matar a la serpiente sino enseñarle a que trabaje para uno”. La masonería busca enseñar a sus miembros a saber “controlar” antes que “matar” sus pasiones y con ello, que aprenda a valerse “sin prejuicios absurdos” de los beneficios que proporciona el atinado uso de sus pasiones, orientadas a la realización de los más elevados ideales de perfección y a fines de elevación moral y espiritual.

30º Pregunta: P: ¿Qué traéis para ofrecernos?.

R:

Amor, Tolerancia y Fraternidad.

Esta pregunta se refiere especialmente a las cualidades particulares del individuo, es decir, que el hecho de ser hombre libre y de buenas costumbres no es suficiente y si bien resultan indispensables para llegar a las puertas del templo, se requiere de algo más para producir la integración del individuo como eslabón de la cadena universal de la masonería. Esto es Amor para Brindar, Tolerancia para Aceptar y Fraternidad para Compartir. El amor, en su forma más amplia, es la viva inclinación de la afectividad que un individuo puede profesar por las cosas o por los demás seres que le rodean. En definitiva y en términos de la vida humana colectiva, podría traducirse como la predisposición afectiva a interesarse silenciosa, decidida y unilateralmente por el bienestar de los demás, ofreciendo para ello una buena cuota de energía personal sin esperar por esto recompensa o retribución alguna. Esta forma tan amplia de amor es reconocida bajo la expresión filantropía que proviene del griego (filos – amor; anthropos – hombre) y que se traduce como amor al genero humano o a la humanidad. El masón es de manera natural un filántropo y dentro de la Institución masónica esta cualidad debe llegar a transformarse en un hábito constante. Para consigo mismo en primer lugar, para con sus hermanos de manera excluyente, para con su prójimo en la vida profana y finalmente, respecto de la humanidad en general, en sus permanentes ideales de perfeccionamiento. Asimismo, la tolerancia, tiene para el masón una importancia capital en el sostenimiento de sus principios más elevados. El conflicto es el estado natural del hombre no evolucionado, incapaz de controlar sus pasiones y entregado a los vicios de la ambición, el fanatismo y la ignorancia. En cambio la armonía sólo está disponible a los hombres realizados y capaces de comprender la pluralidad de las ideas y en especial los errores ajenos, de quienes en la vía de la evolución, se encuentran por debajo de su nivel de consciencia y a partir del humilde reconocimiento de la propia imperfección. En este sentido es muy claro el Código de Moral Masónico cuando dice “estima a los buenos, ama a los débiles, huye de los malos, pero no odies a nadie”; o cuando expresa con indeclinable claridad “habla moderadamente con los grandes, prudentemente con tus iguales, sinceramente con tus amigos, dulcemente con los pequeños y bondadosamente con los pobres”. La tolerancia no implica de ninguna manera la ausencia del disenso. El hombre que discierne libremente y posee a partir de ello, pensamientos y conclusiones propias acerca de su percepción y concepción intelectual del mundo que le rodea, de las cosas y las circunstancias, tiene derecho a disentir y a hacer conocer sus puntos de vista. De ninguna manera debe ser censurado por ello y menos aún, censurar a otros que no piensen de igual forma. Tiene derecho también a hacer valer sus ideas, abriéndose camino para realizarlas de la manera que más convenga a la satisfacción de sus aspiraciones; sin embargo, por causa de la prosecución egoísta de cualquier ideal, por más elevado y provechoso que pudiera resultar en general para la especie humana, no justifica causar dolor o perjuicio a ningún individuo. Finalmente, todo hombre tiene derecho a esperar inclinar la razón de su parte, pero es indispensable que esto

ocurra por la justa vía de la “búsqueda de la verdad” y no por la fuerza o cualquier forma de sojuzgamiento, que le permita a un individuo manipular la realidad de las circunstancias en procura de hacer prevalecer injustamente sus ideas en detrimento de los demás. Por último, el sentido fraternal no es algo que pueda generarse en forma espontánea, ni declamarse demagógicamente o a través de la adulación hipócrita. Esto debe residir en la profundidad de los sentimientos y por lo tanto, aquel individuo cuyo corazón esté tan cerrado que no sea capaz de experimentar la sensación de amar al prójimo, no puede comprender de ninguna manera la dimensión espiritual hacia donde se elevan los seres humanos unidos por lazos profundamente fraternales. El solícito sostenimiento de una vida social civilizada, que se traduce en la simple fórmula de “no hacer a los demás lo que uno no quisiera que otros le hicieren”, no alcanza para poder definir la existencia de verdaderos lazos fraternales entre los individuos y ello, muy a menudo, constituye un error muy evidente en el criterio social que se concibe como concepto de civilización. Esa formula antes mencionada, fundamental para garantizar la convivencia social y que, de hecho, es el fundamento esencial en que se basa el espíritu democrático y que de hecho constituye uno de los pilares en que se sustenta la conducta social y particular de los masones, no llega, de todos modos, a traducir el simple hecho que el sentido fraternal no sólo se establece en virtud de una convivencia formal civilizada sino, tal como ya se expresara, por un sentido especial de amor a la humanidad que debe embargar el corazón de los masones en todos los momentos de la vida. Es decir que no es posible que pueda lograrse un verdadero sentido fraternal si no ha logrado primero elaborar en su propio interior un sincero y decidido sentimiento de filantropía. Por este motivo no debe confundirse, como lamentablemente hacen muchos, filantropía con beneficencia, puesto que se trata de conceptos completamente diferentes. La beneficencia es literalmente “hacer un bien generalmente cuantitativo a alguien que necesita de ello”, es decir, parte de una búsqueda de equilibrio que impone cierta obligación moral entre aquellos que más tienen, motivándolos a dar un poco de lo que poseen a aquellos que tienen menos o no tienen nada,. En cambio la filantropía no se basa en cubrir solamente una necesidad ajena sino alegrar la propia alma a través de una vocación de servicio que siempre parte de una manifestación de amor y no de una obligación estrictamente moral. 31º Pregunta: P: ¿Por qué os introdujeron en el Cuarto de Reflexiones?. R: Para dejarme entregado a mis meditaciones y pensamientos, consultar mi corazón en silencio y reflexionar con madurez sobre las obligaciones que iba a contraer. ¿Que es lo que nos induce a ingresar en la Masonería?. Esta es una pregunta que difícilmente pueda responder con éxito el candidato. Por más que haya leído libros o le hayan contado lo que la Orden es por dentro, muy poco sabe de ella. Muy poco se sabe de ella si no se la ha experimentado. Difícilmente entienda las razones porque lo han vendado y lo han introducido

en esa habitación tan lúgubre y negra donde, para una mente profana, todo inspira terror y desasosiego. ¿Como podría alguien, entonces, pensar y meditar coherentemente en esas condiciones?. Del mismo modo, el estado emocional del candidato, ya se encuentra en ese momento fuertemente impresionado, ¿como sería posible pensar que se pueda consultar en silencio un corazón que virtualmente galopa dentro suyo?. Además es irrazonable sugerirle que reflexione con madurez acerca de responsabilidades que aún no le han sido informadas. Sin embargo el Cuarto o Cámara de Reflexiones representa un proceso y acontecimiento únicos para poder aquilatar el interior de cada candidato. De hecho, es incapaz de entender conscientemente acerca de sus motivos y razones interiores para pertenecer a una institución de la que hasta ese momento nada conoce. Todas sus motivaciones son en su mayoría inconscientes, es presa de la curiosidad, el instinto aventurero, la emoción de pertenecer a un grupo que parece ser selecto, la búsqueda de poder, la seducción de lo esotérico como supuesto sinónimo de lo oculto. Muchas seguramente son las sensaciones que posee acerca de la Masonería, pero de hecho, es improbable que realmente haya en su interior en ese momento fundamentos para poder reflexionar adecuadamente acerca de sus verdaderas razones para estar alli. Las inscripciones a su alrededor son lapidarias y precisas: Si sólo la curiosidad es lo que te ha traído, vete, pues nada encontrarás entre nosotros. Si eres hipócrita, reflexiona, pues aquí serás descubierto. Si buscas las vanidades humanas, vete, por que nosotros las desconocemos. Si tienes la intención de ser perjuro, aléjate, pues aquí serás descubierto, Estas expresiones tan duras e imperativas deberían resultar y significar al menos, para alguien que se encuentra en un estado emocional tan especial y en una situación tan precaria, suficiente factor de intimidación si no es capaz de justificar en su interior una verdadera motivación para ingresar a la Orden o no tuviera la suficiente fortaleza de carácter o la templanza natural necesaria para continuar adelante con el ritual iniciático. En definitiva se refiere a las obligaciones consigo mismo y a quedar comprometido con algo para lo cual no se tiene ninguna convicción, lo que provocaría llevar en las espaldas el peso del fracaso, de la hipocresía, del abandono y de la frustración. No sería en absoluto apropiado para el individuo asumir un compromiso en esas condiciones y no sería justo para la Orden debilitar sus columnas ingresando individuos de esa naturaleza.

32º Pregunta: P: ¿Qué visteis cuando se os dió la luz?. R: Espadas cuyas puntas se dirigían a mi pecho, para mostrarme que estarían prontas a defenderme si era fiel a mis promesas, como a castigarme si fuese perjuro. La espada es un símbolo particular que representa en general, la fiereza, la fuerza y la autoridad, pero también la agresión y la ambición. Es un símbolo de completa actividad, progreso y realizaciones positivas, pero como toda arma, también puede ser usada para todo

lo negativo, a veces atrae la fortuna pero igualmente puede atraer la ruina. Sólo pueden blandirla los líderes y los guerreros. Este elemento, que es lo primero que ve el recipiendario cuando se le otorga el beneficio de la luz, es una visión clara de que no ha sido devuelto a un mundo de fantasía ni exclusivamente simbólico, sino al mundo real. El camino iniciático no es un paraíso sino todo lo contrario, es un camino de sacrificios, no excento de traiciones, hipocresías y maldad. Duro y lleno de desencantos. Transitarlo significa enfrentar la constante dualidad agridulce que combina los placeres de la vida con la desesperación de las tragedias. Al fín y al cabo, nada diferente a la vida misma por cierto. Sin embargo tiene la enorme singularidad de que la mente del iniciado elige por su propia voluntad, a diferencia de la mente profana, exigirse a si misma la crudeza de vivir sin vendas. Este es un mundo blandido por las pasiones y los afectos, los cuales nos brinda protección cuando provienen de quienes nos aman pero también nos pueden herir gravemente cuando provienen de aquellos que nos odian o hemos ofendido. Una palabra mal dicha, una actitud equívoca puede despertar en los demás las peores reacciones en contra nuestra, así como el acto más simple de amistad, de honor, de solidaridad, de fraternidad, puede producir en los demás la más noble de las lealtades. Por ello se dice que la espada sólo puede ser blandida por los líderes y los guerreros, es decir por quienes han aprendido a manipularla. Pues entre ignorantes, nadie puede asegurar que un acto de justicia no oculte, en verdad, el oprobio de un obscuro crimen. Meditad pues acerca de vuestro afectos y pensad muy bien antes de dar la estocada fatal, si vuestra espada es blandida con justicia o simplemente conlleva la fuerza de vuestras propias indignidades, esa es la responsabilidad duramente consciente del iniciado a cada hora, a cada instante de su vida, si es que efectivamente, es capaz de sostener en su mente y e la convicción de vivir una existencia sin vendas.

33º Pregunta: P: ¿Por qué llamáis profano al mundo exterior?. R: Por que están fuera del Templo: Pro – delante, Fanum – Templo. El trabajo en el Templo, debe establecer por fuerza en la mente del iniciado, la naturaleza peculiar de su actividad. Este hecho evidente se observa en la expresión del cuando dice: “... convendría preguntarse que puede perseguir una Institución que se vale del Simbolismo para enseñar sus conocimientos, que tiene un Templo misterioso para reunir a sus adeptos, que tiene una Palabra Sagrada para develar el secreto de sus grados y si es razonable siquiera, que para la enseñanza de la moral y de la filosofía, se haya creado un ceremonial extraño, complejo y emblemático; que haya hombres que dedicaron su vida entera al estudio de sus doctrinas ocultas y que exista en el mundo una sociedad milenaria, para el exclusivo objeto de difundir principios morales y filosóficos, que son patrimonio de la civilización.

Si el objeto de la Francmasonería es solamente la de difundir por el mundo doctrinas y principios que casi todos los hombres aceptan, no vale la pena desencadenar tanto odio sobre ella, acumular en su seno tanto esfuerzo generoso, reunir en sus columnas tanta gente de buena voluntad, porque para realizar estos propósitos no es necesario congregarse en un Templo misterioso, tener un complicado simbolismo y practicar un ceremonial saturado de fórmulas emblemáticas. Bastaría organizar una sociedad profana de carácter humanitario; una academia literaria para escuchar bellos discursos o una Institución cultural, donde los hombres se congregaran para hacer estudios de sociología, de física, de matemáticas, aboliendo como inútil, caduco y absurdo, un simbolismo envejecido por los siglos, un ceremonial secreto que sólo sirve para atraer el odio de los sectarios, de los envidioso o de los ignorantes. Sin embargo, nada de eso puede ocurrir, porque Instituciones como la Francmasonería están organizadas a prueba de sacudimientos, de torpezas, de incomprensiones y pasan a través de los años, de los siglos, con la fuerza inextinguible de la primavera, iluminando la Consciencia de la Humanidad con su antorcha radiante de Sabiduría, de salud y de amor, transmitiendo a las generaciones el Testamento del pasado, el mensaje divino de la Esperanza y la Palabra Sagrada imperecedera...” (ver texto completo en la Cuarta Parte – “Elementos de Filosofía y esoterismo del Grado”, texto referido a los “Fundamentos de la Doctrina Filosófica de la Masonería”). El trabajo en un Templo determina que los pensamientos como las actitudes que se forjan en él no responden a una naturaleza corriente, puesto que en la actividad que se lleva a cabo en un Templo existe una trascendentalidad y amplitud de miras que el pensamiento vulgar tiende a inadvertir; el iniciado aprende a respetar, honrar y comprender aquello que considera Sagrado, de hecho, no solamente desde el mero punto de vista de un culto, sino con una mayor profundidad, desde la visión de aquello que representa la búsqueda interminable de la verdadera naturaleza humana; la Verdad esencial y espiritual del Ser Humano; seguramente desconocida y quizás inalcanzable para nuestra forma material y de consciencia, pero concebida como ideal se vuelve potencialmente realizable y a través de una expansión de la vida iniciática es posible transformar esto en el centro mismo hacia el cual tienda indefectiblemente la forma existencial de la vida en nuestro Universo. Estar dentro del Templo es responder a este principio, es aceptar la verdad de una naturaleza trascendente más allá de la realidad material y racional, es aceptar que la Verdad es velada continuamente por nuestra forma imperfecta de creer el mundo, por la influencia del error con que percibimos lo que nos rodea, por el modo prejuicioso como establecemos los criterios de nuestra vida en general y las actitudes que de ello se desprende, por la debilidad implícita de nuestros puntos de vista y la confusión a que nos arrastra la falta de dominio sobre nuestras pasiones, es aceptar la existencia de una alma imperecedera que evoluciona A L∴G∴D∴G∴A∴D∴U∴ en un Cosmos en constante expansión y revolución, en procura de alcanzar su propio destino.

Esta comprensión, la expansión y altura que ello produce sobre los puntos de vista y la profundidad y constancia del estudio – para el iniciado, la fuente principal de su estudio reside en todo aquello que para el profano es tabú, es decir, aquello de lo que no se habla, de lo que no se piensa y mucho menos: se siente; por que su sola ideación constituye, para la debilidad de su mente y de su espíritu, la causa fundamental de donde proviene la angustia, el prejuicio y el miedo más recóndito y mortal – establece la principal diferencia entre la condición propia de la vida iniciática respecto la que, naturalmente, se vive fuera o al margen del Templo, es decir, la vida profana.

34º Pregunta: P: ¿Qué sitio se os señaló en Log∴?. R: La Col∴del N∴, por que aún mis ojos solo pueden soportar los reflejos de la luz de Mediodía. Siendo el Templo la viva imagen del Universo, es lógico suponer que todo el simbolismo alusivo esté directamente relacionado con este precepto, en tal sentido y dado que la antigua tradición, desde donde proviene la enseñanza masónica, responde a los puntos de vista del hemisferio norte, esta pregunta en especial del catecismo del primer grado, deriva directamente de ese criterio. Si nos ubicamos en el hemisferio norte, podremos observar que al progresar en latitud (es decir, si viajamos hacia el norte – desde el ecuador hacia el polo –) el efecto de la radiación se traduce en que los rayos solares caen hacia el Norte en forma mas oblicua; produciendo una luz cada vez más tenue y provocando que el frío, la penumbra y la oscuridad vayan ganando paulatinamente una mayor rigurosidad. Cabe destacar que en los países nórdicos como en el norte de Finlandia, la estepa siberiana, es decir, el norte de Rusia, el norte de Canadá o Alaska, por ejemplo, es posible experimentar noches obscuras que duran hasta 6 meses completos y un clima polar durante todo el año debido a la débil influencia de los rayos solares. También es importante hacer notar el modo como los centros productivos se encuentran hacia el Sur mientras que los grandes desiertos helados hacia el Norte. en Canadá, por ejemplo, a pesar de su vasta geografía, solo es productiva como centro de actividad social y económica una pequeña franja de 100 Km. a lo largo de la frontera con los EEUU, el resto de la geografía que se extiende hacia el Norte, es auténtico desierto, nevado y estéril. Esto se puede comprender con mayor amplitud si entendemos que el Sol, en el tránsito que realiza por su órbita aparente en la esfera celeste, la Eclíptica, nunca alcanza una distancia angular mayor a los 23º 27’ al norte del ecuador, en su aspecto verdadero esto es debido a que ese es el ángulo de inclinación del eje polar terrestre. Si experimentamos acerca del efecto que esto produce en el hemisferio norte, podemos darnos cuenta que a la hora del mediodía, también llamada meridiana, que es cuando los rayos solares caen a plomo sobre la tierra – es decir, en forma perpendicular y con su mayor intensidad, para todo observador a

esa hora, en cualquier longitud – la tierra recibe una mayor influencia de los rayos del Sol en Sur – es decir, hacia el ecuador – mientras que paulatinamente hacia el Norte – hacia el polo – se producirá, cada vez, una mayor penumbra y oscuridad a medida que se progrese en latitud. El uso del Norte como símbolo de oscuridad proviene ya de los rituales primitivos, siendo una parte principal de los antiguos mitos y religiones solares, así como de las antiguas filosofías, como por ejemplo la hermética y gnóstica;. En definitiva, el lugar que ocupan los Ap ∴ dentro del Universo Simbólico que es el Templo, representa la necesidad del Neófito de desarrollar sus estudios masónicos acostumbrando lentamente la vista a la acción de la Luz – como símbolo de la consciencia – cuya intensidad p odría cegar su inteligencia si no se encuentra completamente preparado todavía para recibirla. Dicho de otro modo, para no herir la susceptibilidad de su sentido de la vista con el lado obscuro de todo conocimiento que siempre lleva a la desilusión y desintegración como así también para evitar que se deslumbre apasionadamente con su luminosa belleza, que siempre conduce por el camino de la soberbia y la aniquilación. Esto representa al camino del conocimiento que implica en el Ap ∴, la necesidad de moverse inicialmente hacia el Sur para escapar de lo frío y húmedo hacia lo más cálido y seco, guiado por la ubicación del IIº VIG∴, quien desde esa posición puede ver el Sol en su Meridiano (ecuador), que es donde posee su total poder y resplandor y desde allí “ ...llamar a los hermanos del descanso al trabajo y del trabajo al descanso a fin de alcanzar provecho y placer...”, de este modo, les está marcando el lugar y la meta inicial de ese camino de la búsqueda que todo Neófito debe proponerse como el primer paso que lleva hacia la perfección, es decir su largo y difícil camino a Oriente.

35º Pregunta: P: ¿Por que llamáis neófito al que acaba de iniciarse?. R: Por que es un hombre renovado, recién nacido. Neo –nuevo, fito – luz. Decimos en una instrucción posterior acerca de la Luz que “Es indudable y todos los masones lo reconocemos así, que la Luz es el símbolo augusto fundamental de la Masonería, puesto que es el primer símbolo que el iniciado ve al ingresar a la Orden. Antes de ello, cuando todavía la venda cubría sus ojos, las circunstancias se le mostraban inciertas, obscuras y ocultas y por esta razón, debemos tener por evidencia que la verdadera vida masónica está inscripta dentro los límites de la Luz, es decir, estrictamente dentro de los límites de la Consciencia; por esa razón es que el masón, como primera impronta de su crecimiento humano y espiritual, trabaja en nuestros talleres simbólicos A L∴G∴D∴G∴A∴D∴U∴, de mediodía a medianoche, siendo el ciclo de la Luz la fuente misma y origen del trabajo productivo del Ap∴- en el arte de pulir la piedra y de volverla apta para los fines de la masonería.

Podríamos decir que la luz, representa, en la simbólica masónica, a la consciencia, al SER. Por su parte, la ausencia de la luz representaría al reino de lo inconsciente, del NO-SER. Es por eso que trabajar sobre nuestra propia CONSCIENCIA es un hecho masónico puro, por que siendo Obreros de la Luz, somos también trabajadores en el arte de expandir y mejorar los límites de nuestra consciencia en pos de nuestro propio perfeccionamiento.”. En tal sentido obsérvese que el Recipiendario, al momento de dejar caer sus vendas y transformarlo en Neófito, lo primero que experimenta es el deslumbramiento, no puede realizar una observación franca de lo que le rodea por que sus ojos no están preparados todavía para soportar al reflejo de la Luz desde las cosas. Con el tiempo, la vista se irá volviendo más eficiente para regular, a través de las pupilas, la intensidad de la luz que permita afectar la retina, pero mientras tanto deberá mantener una forma prudente de mirar y un lento acostumbramiento. Con el tiempo, el ojo se va adaptando a la luz ambiente y cada vez es capaz de captar las cosas con mayor nivel de nitidez. Del mismo modo el iniciado se va adaptando a la vida del Templo, a medir la verdadera distancia que lo acerca o lo separa de sus hermanos, las circunstancias de la instrucción, las peculiaridades del ritual, las obligaciones, los derechos y su propia búsqueda interior. Este es un proceso, como en el caso de la adaptación a la Luz, para el que cada uno necesita de un tiempo diferente – su propio tiempo – el cual es sabio respetar. Mientras tanto la analogía es la misma de la de aquel que todavía se encuentra deslumbrado y no puede avanzar con comodidad y decisión, sino con paso prudente y metódico, para no llevarse las cosas por delante o lo que sería aún peor y efectivamente reprensible para la actitud de un iniciado: “adoptar la actitud infantil de no animarse a caminar por temor a la caída”, es por ello que el camino iniciático no puede prescindir del Maestro, el cual siempre debe encontrarse cerca del Ap  para servirle de guía, motivación, estímulo y fortaleza. El Maestro nunca caminará el sendero por el – porque de hecho, sigue su propio camino – sin embargo, el simbolismo del Experto, en la iniciación, es claro al recordarle al Ap∴ que ante la oscuridad siempre tendrá a su lado la mano fraternal del Maestro que lo sostendrá sin importar el obstáculo, pero también encontrará en ellas la rigurosidad del quien lo conduce, no por un campo de algodón, sino por el camino escarpado, penoso y difícil del cual la realización del ser exige la templanza de la vida iniciática.

36º Pregunta: P: ¿Quién os ha instruido para darme esas contestaciones? R: El Ritual y el Libro del Ap∴ que he recibido bajo promesa de conservarlo en reserva y lejos de los ojos profanos. Las lecciones de mi IIº Vig ∴, la atenta observación de los MM ∴ y Ccomp∴, los trabajos en Log∴ y mi voluntad de aprender e instruirme. La respuesta a esta pregunta debe dejar en claro, ante la visión del Neófito, que la enseñanza masónica no reviste el nivel de organicidad de la enseñanza académica. Sin embargo, si bien se juzga su método educativo, formativo e instructivo como no formal, no por ello, deja de ser un modo sistemático de enseñanza.

Las vías del aprendizaje se fomentan desde cuerpos de conocimiento debidamente diferenciados: ellos son de orden teórico, práctico y tradicional. En el orden teórico, el Ap ∴ recibe conocimiento del Libro o Manual del Ap ∴ que contiene en forma detallada la fuente y los elementos de la doctrina y simbólica masónica de su grado; los conocimientos de orden práctico los recibe de los Rituales que contienen la liturgia del trabajo en el Templo y el modo como se ejecutan y los conocimientos de orden tradicional los obtiene de las lecciones de su Seg∴ Vig∴ y la atenta observación de los MM ∴ y Ccomp∴, se llama a esta forma de conocimiento tradicional por que se transmite en la forma antigua, es decir de boca a oído, prescindiendo de cualquier otro instrumento más que la transmisión verbal. Sin embargo no existe forma de conocimiento o técnica de enseñanza que sea efectiva, ni el Maestro alguno o la mayor tecnología educativa que pueda resultar eficaz, si no existe por parte del Ap∴, la voluntad de aprender e instruirse. De allí la famosa frase que se atribuye a Pitágoras que dice: “no todas las maderas sirven para hacer mercurio”. La palabra cae en saco roto cuando el oído no quiere escuchar como es inútil que en paja húmeda se pueda encender fuego, de hecho, primero es la disposición de aprender y luego recién adquiere valor el método de enseñanza. La Masonería es un camino, pero la responsabilidad de transitarlo depende de cada individuo, de cada masón, de cada iniciado y el compromiso con su pretendida búsqueda de perfeccionamiento. Asimismo, dicho compromiso involucra también la obligación de conservar ese conocimiento en reserva y lejos de los ojos profanos, ¿es acaso este conocimiento tan exclusivo?. Definitivamente, si. Decíamos anteriormente que la fuente de estudios del iniciado constituye todo aquello que para la mente profana es tabú, irrepetible, inconcebible e impensable. El sólo hecho de remover los prejuicios y los miedos que asolan al mundo profano sólo atraería la desconfianza, la hipocresía, el descrédito y hasta la violencia de los ignorantes, los temerosos y los débiles sin aspiraciones trascendentes. No se trata de conocimientos de los cuales el hombre pueda ufanarse como erudito, ni permiten conquistar por ellos jerarquía académica alguna. Son conocimientos de la vida y el hombre que ni siquiera son transmisibles por aquel, como ya se ha dicho, que no tenga oídos para oír, ni ojos para ver. Darse cuenta no es una tarea sencilla y las más de las veces ni siquiera representan una circunstancia feliz. Por ello: ¡Tiembla del deposito que se te confía antes que regocijaros!, porque el conocimiento subyacente en la enseñanza masónica no es un bien suntuario del que puedas hacer gala, sino un pesado legado que transportarlo requiere de una espalda fuerte, de una fuerza de voluntad determinada, de un espíritu de sacrificio probado y de un alma noble, decidida y resuelta a cumplir con su destino.

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