Resumen Morgan - La invención del pueblo

March 24, 2019 | Author: MaríaJavieraPiñaMiqueles | Category: Sovereignty, Parliament, Monarch, House Of Lords, House Of Commons Of The United Kingdom
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Resumen de Morgan describiendo la separación e independencia del pueblo estadounidense, más la concepción de soberanía p...

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Resumen Morgan: la invención del pueblo 

Capítulo 1: El derecho divino de los reyes.

Los lazos entre la monarquía y la religión se daban a través del rey de Inglaterra, al cual, se le atribuían derechos divinos > A raíz de lo anterior, ninguna acusación legal podía ser lanzada contra el rey, ya que, por su carácter divino, el no comete injusticias.

-Ficción mantenida en Inglaterra: Instrumento que daba a las mayorías un cierto control sobre el hombre al que la ficción parecía someterlas de manera absoluta. - Cámara de los Comunes: tenían la concepción de que si bien los derechos podían venir de la autoridad del lugarteniente de Dios (el rey), de todas maneras los derechos lo obligaban y lo implicaban, ya que eso era lo justo. La Cámara de los Comunes se encontraba en conflicto constante debido a la independencia de la cámara con el rey; los Comunes eran los representantes de los gobernados. ¿Quiénes eran los Comunes? > Eran un nivel más alto de un orden de hombres que apenas estaban un poco más debajo de la nobleza, es decir, la gentry. ¿Qué rol cumplían los Comunes? > En el parlamento, se sometían al mejor de los reyes; en su localidad, proclamaban la sumisión de todos los demás y ejercían la autoridad del rey como si fuera la propia. *Los Comunes sabían que ellos y sus pares eran un aporte esencial del gobierno, y que sin ellos, a menos que se desarrollara una nueva e inmensa burocracia real, el gobierno no podía funcionar. *Los Comunes tenían la capacidad de convertir el sometimiento de los súbditos y la exaltación del rey en un medio para limitar la autoridad de este. En esta época, existían ciertas reglas sociales que el autor destaca, tales como: el rey, al ser el lugarteniente de Dios, no podía equivocarse; todos los demás (incluyendo a aquellos que se encontraban en el parlamento), eran solamente súbditos.

*El rey podía transferir su poder civil, pero no su poder divino, es decir, su participación con Dios > Esto significa que a ningún súbdito se le debe permitir subir tan alto como para que hable o actué en nombre del rey. *Por muy súbdito que seas, si tienes la protección divina por parte del rey, posees beneficios que el resto de la población no tiene > A los Comunes les interesa que el rey no comparta su divinidad con ningún súbdito; los Comunes exaltaban al rey de tal manera que no se encontrara al alcance de ningún súbdito, solo de ellos mismos. -Tarea del Parlamento: Disipar las nubes, liberar al rey de los falsos consejos ofrecidos por súbditos malévolos, para que así, prevaleciera su verdadera sabiduría y justicia.

*La Cámara de los Comunes se dedicó a perseguir a todos aquellos que el rey protegía y les daba su confianza (para evitar así casos de corrupción) > Aislaban al rey en su majestad al reducir a sus súbditos más poderosos a un nivel en el que pudieran ser controlados en el parlamento. En la medida en que tuvieran éxito, le estaban n egando al rey el derecho de delegar autoridad, salvo cuando lo hacía para satisfacer al Parlamento.

*Si el rey debía ser un cautivo, debía serlo solamente de la C. de los Comunes* *El derecho divino de los reyes, al ser una ficción y usada como lo usaron la C. de los Comunes, condujo a la soberanía del pueblo.



Capítulo 2: El enigma de la representación.

*Ejemplo de ficción en la representación: Si el representante aprobaba algo, sus electores tenían que simular que ellos lo habían aprobado > Esto demostraba que era posible extender la ficción de un hombre en lugar de otro o de varios hasta el punto de representar a toda una comunidad, incluso a aquellas comunidades que no lo habían autorizado específicamente.

* En los siglos XVIII y XIX, la ficción de la representación estaba determinada a las dimensiones geográficas > Los representantes no representaban a sus clases sociales, sino que a sus comunidades. El representante dejaba de representar cuando perdía su identificación local (aunque si bien la C. de los Comunes poseía una representatividad local, el alcance de sus leyes era nacional) *En sus respectivas localidades, los representantes eran percibidos como gobernantes, aunque estos estaban limitados por la ley. Los miembros del Parlamento habían dejado de actuar como meros súbditos > Habían elaborado medidas propias, presentándolas como peticiones al rey, pero en realidad, haciendo políticas de gobierno, haciendo leyes propiamente dichas. Esto provocó una invención de la soberanía del pueblo, para ser reclamada por los mismos miembros del Parlamento. 

Capítulo 3 Morgan; La invención del pueblo soberano.

Mientras que en un principio los miembros del parlamento no tenían intenciones de derrocar al rey, con el paso del tiempo y de las sucesivas purgas entre disidentes, estaban dispuestos a ir más allá de las protestas y las peticiones. “En febrero de 1642, la famosa ordenanza militar (llamada “ordenanza” y no ley, pues no contaba con la aprobación del rey, pero sí de ambas cámaras del parlamento) retiraba el mando de la fuerza militar del país de manos del rey para que fuera ejercido por el parlamento. La resistencia comenzó en abril cuando la guarnición militar de Hull le prohibió al rey la entrada a la ciudad. A partir de ese momento, cada lado se puso a reunir tropas. Antes de que terminara el verano el rey y el parlamento se enfrentaban en guerra civil” (p.57). Sin embargo, “la soberanía del pueblo no era un rechazo de la soberanía de Dios. Dios seguía siendo la fuente última de toda autoridad gubernamental, pero la atención se centraba en la fuente inmediata, el pueblo. Aunque Dios daba la autoridad al gobierno, lo hacía a través del pueblo, y al hacerlo, lo

colocaba por encima de sus gobernantes”. Además, se señala que el objetivo del cambio en las ficciones era ampliar el poder no del pueblo mismo, sino de los representantes del pueblo. En este contexto, se necesitaba de una nueva ideología, una nueva ficción para justificar un gobierno en que la autoridad de los reyes estaba por debajo de la del pueblo o sus representantes. Respecto a las ficciones políticas, se señala que la imposibilidad de una demostración empírica es una característica necesaria. Por lo mismo, se expresa que “en la sober anía del pueblo, destaca el carácter popular de la autoridad gubernamental, que reposaba en supuestos actos del pueblo, pasados y presentes, que resultaban casi tan difíciles de revisar como los actos de Dios.”, por lo cual, se pone en contraste el derecho divino del rey, con la soberanía popular; ambas ficciones para justificar el poder de los gobernantes. En relación al parlamento, el autor establece la existencia de una circularidad que hacía del parlamento su propio creador. Parlamento que daba credibilidad a sus funciones, a partir de la elección de la cámara de los comunes, que pasaba por ser el voto popular. (aunque, realmente, sólo votaba una minoría, resultaba necesaria la imaginación para darse cuenta de que las elecciones parlamentarias son un acto -representativo- por el que “el pueblo” confería al parlamento su poder soberano). En este sentido, se comprende que si bien el parlamento necesitaba el apoyo popular, no quería que ningún cuerpo popular fuera del parlamento metiera manos en el asunto. Ante eso, el parlamento afirmaba representar al pueblo, como un medio de conseguir el apoyo popular. De forma similar, “el gobierno del Rey, como cualquier otro gobierno, se basaba en la opinión, y la disputa entre el rey y el parlamento era necesariamente una disputa de opiniones. El hecho de que los monárquicos descartaran el papel del pueblo como fuente de autoridad no reducía su necesidad de apoyo popular y, en última instancia sus propios llamados al pueblo se convirtieron en apelaciones al pueblo. (…) y junto con estos extensos llamados oficiales aparecían los abundantes e igualmente novedosos folletos y boletines no oficiales dirigidos a una audiencia popular” (en definitiva, todes necesitaban el apoyo del pueblo que habían inventado). Respecto a la idea de representación del pueblo, el autor señala que si bien el parlamento afirma representar esta entidad cambiante, en realidad sólo representaba a una pequeña fracción. Mujeres, niños e incluso la mayoría de los adultos varones poco o nada tenían que ver con la elección de los representantes. “Supongamos que los ingleses salieron de la tierra y se dispusieron de manera unánime a delegar cualesquiera poderes que tuvieran, o parte de esos poderes” (supongamos, porque no fue así) “¿qué parte le habían delegado al rey? ¿y en quién, si es que había alguien, había delegado el poder para cambiar la distribución srcinal, cualquiera hu biera sido esta?” De este modo, “los voceros del parlamento argumentaron que el pueblo podía revocar los poderes que supuestamente había otorgado al rey. Si ése fuera el caso, decían los monárquicos, podían también revocar los poderes que habían otorgado a sus representantes”. Frente a esto, surge una idea importante por parte de los parlamentarios, pues se comprenden a sí mismos como el pueblo: “El parlamento no era simplemente el representante del pueblo, era el pueblo : “los hombres del parlamento no son otra cosa que nosotros mismos y, por lo tanto, no podemos abandonarlos, salvo que nos abandonemos a nosotros mismos”. O, como dijo otro apologista parlamentario, -su criterio es nuestro criterio y aquellos que se oponen al criterio del parlamento se oponen a su propio criterio-” (p.66) “Para el verano de 1645, mientras las fuerzas del rey trastabillaban hacia la rendición, voces desde dentro der las propias filas comenzaron a exponer deficiencias de la pretensión parlamentaria y a solicitar reformas que achicaran la brecha que separaba la ficción de los hechos. Las voces venían de muchas direcciones. El derrocamiento inminente del rey, su ejecución en 1649 y el establecimiento de un gobierno republicano hicieron que muchos hombres reexaminaran todas sus

viejas suposiciones acerca de sí mismos y del mundo en que vivían (…) otro grupo, etiquetado por sus adversarios como levellers (niveladores), aunque no logró conseguir la mayoría de sus objetivos, estuvo mucho más cerca”. Los levellers estaban insatisfechos con el parlamento, al igual que el ejército (del parlamento), En este sentido, si bien tanto el ejército como los levellers estaban comprometidos con la supremacía del parlamento sobre el rey, consideraban al igual que los monárquicos, con los que en algún punto casi unieron fuerzas, que se fueron sintiendo cada vez más descontentos con el parlamento tal como existía.

Los levellers, aunque apuntaban a cambios en las políticas parlamentarias, iban más allá de medidas específicas. Proponían cambiar lo que el parlamento hacía, cambiando lo que era y, al mismo tiempo, proponían ponerle límites, en nombre del pueblo, a lo que podía hacer. No sólo querían dar una mayor participación a la gente para la elección del parlamento, sino también dar ”al pueblo” una manera de ejercer su soberanía. Otra característica de los levellers es que, según señala el autor, se quejaban muy poco acerca de la composición de la cámara de los comunes. Ellos expresamente negaban tener alguna intención de nivelar los patrimonios y querían que la cámara también lo negara. “Sus propuestas para reformar la cámara estaban dirigidas, no tanto contra el hecho de que estaba dominada por una elite social como contra la desigual distribución geográfica de las bancas y su larga duración”. (su crítica no era de clases). De hecho, al proponer la abolición de la cámara de los Lores, los levellees no propusieron la abolición de la nobleza. Es más, invitaban a que cualquier lord que todavía abrigara la ilusión del poder político se presentara a la elección para la cámara de los comunes. “La soberanía del pueblo, tal como ellos la veían, no requería ningún cambio radical en la estructura social, de hecho, lo prohibía. ” Respecto a la autoridad del pueblo(parlamento) en temas religiosos: “ni ustedes, ni nadie más puede tener poder alguno para involucrar al pueblo en los temas que conciernen a la adoración de dios (…) pues no podemos conferir un poder que no estaba en nosotros, pues no hay ninguno de nosotros que pueda sin pecar deliberadamente comprometerse a venerar a Dios de ninguna otra manera, sólo así, según nuestro particular entender, aprobaremos lo que sea justo”.

El acuerdo del pueblo: Se reconoce que algunos derechos y poderes humanos eran inalienables, por lo mismo, “había llegado el momento de hacer una declaración completa de los derechos del pueblo y de establecer los límites de los poderes que la gente podía y debía conceder a sus representantes en una cámara de los comunes reformada y suprema. Lo que los levellers proponían era un ”acuerdo del pueblo”, que debía ser firmado por todos los ingleses que estuvieran de acuerdo con transferir a sus representantes los poderes allí especificados. (No está del todo claro qué habría ocurrido con aquellos que no estuvieran de acuerdo)”; Entre otras cosas, “además de las limitaciones contenidas en la carta magna y la petición de derechos, el parlamento no podía legislar sobre religión, no podía reclutar hombres para el ejército o marina, no podía otorgar privilegios (…) ni nivelar los patrimonios ni destruirlos, ni convertirlos en comunes” Este acuerdo, sufrió un gran número de metamorfosis (no se ponían de acuerdo los levellers) y se publicaron varias versiones en distintos momentos. “el pueblo debe declarar cuál es su poder y su confianza, que es el propósito de este acuerdo. En consecuencia, la versión final expresamente prohibía que cualquier representante “entregara, dispusiera o eliminara alguna parte de este acuerdo” (…) el acuerdo del pueblo, proclamó la cámara de los comunes, es sedicioso. –Destructor de la esencia de los parlamentos y del gobierno fundamental del reino-” “Al cabo de dos meses lo que quedaba del parlamento largo había juzgado, condenado y decapitado al rey, y en marzo de 1649, había abolido tanto la monarquía como la cámara de los Lores. Al hacerse cargo del gobierno, el ejército continuó actuando a través del parlamento. Fue un

parlamento que debía su existencia más a los mandatos del ejército que a la elección directa, pero el ejército justifica sus dictados en nombre del pueblo.” Sobre esto, William Sedgwick, un capellán del ejército, declaró que “este ejército es realmente el pueblo de Inglaterra, y tiene la naturaleza y el poder de su totalidad en él. (…) El ejército, según Sedgwick; era – verdaderamente el pueblo, no como torpe montón, o como un cuerpo pesado y tosco, sino de una manera seleccionada, selecta. Es el pueblo en virtud, espíritu y poder (…) El pueblo, en torpe montón, es un monstruo, una inmanejable rústica y tuba que no sirve para nada” Sobre esto, en el texto se señala que “si un pueblo es depravado y corrupto, de modo que confiere lugares de poder y confianza a hombres perversos y no merecedores, pierde su poder en este sentido, el cual pasa a aquellos que son buenos, aunque sean pocos. De modo que nada que se quiera argumentar a partir de la falta de acuerdo entre el pueblo y el ejército tendría sentido” Por lo mismo, la base de esta idea es que “no se podía confiar en un pueblo en masa para su propio bienestar. Esto era evidente a partir del amor infantil que la gente común y corriente deposita en la persona poco atractiva de un rey. Había que salvarlos de ellos mismos, pues estaban –tan engañados con la grandeza del rey, que pensaban que habría sido impropio resistirse a el.” “Los levellers no compartían esta opinión acerca del pueblo y continuaron insistiendo en un acuerdo del pueblo, para ser implementado por el consentimiento expreso de los individuos en toda Inglaterra y para ser tratado también como un contrato entre los representantes y sus votantes.” Sin embargo, “un motín producido por sus partidarios en mayo de 1649 fue rápidamente aplastado y con él desapareció toda esperanza de un acuerdo del pueblo. En septiembre, el infatigable Lilburne hizo público un llamamiento a la acción popular para elegir una nueva asamblea representativa que reemplazara y derrocara al parlamento existente y establecer los principios del acuerdo. Pero para entonces la debilidad de la respuesta dejó en claro que la causa leveller estaba perdida”



Capítulo 4 “Los dos cuerpos del pueblo” Edmund S. Morgan El texto comienza hablando acerca del fracaso de los levellersi para lograr que se ejerza la soberanía del pueblo sobre el gobierno a través del “Acuerdo del Pueblo”, lo cual se desarrolla más adelante. Además el gobierno se encontraba sin reyes por lo cual perdía credibilidad ante el pueblo incluso con el establecimiento del “Compromiso” (nueva forma de gobierno), en el cual todxs tenían que ser leales a la República de Inglaterra, que ahora estaba constituida sin rey y sin Cámara de los Lores. Por lo tanto, el poder solo recaía en el Parlamento (Cámara de los Comunes) y los militares, lo cual corresponde a que la soberanía del pueblo no era exclusiva del pueblo sino que de los batallones más fuertes, quienes se adjudicaba un derecho divino de manera tal era necesario obedecerlos porque “el poder descansaba en la fuerza” (p. 81). Hay que entender que la República de Inglaterra en ese tiempo era protestante, por lo cual se puede desprender del texto de Lutero, la necesidad de obedecer a la autoridad, fuera quien fuera, porque eran quienes poseían el poder de la espada en la tierra. Esta forma de gobierno ve con recelo las propuestas de los levellers debido a que creen que la ampliación del sufragio provocaría que las personas ignorantes lograran adquirir puestos de autoridad y, derespaldad esta forma, darían a la “anarquía y la confusión” debido a su incapacidad de gobernar en su faltapaso de educación. A ojos de la gente, este Compromiso no era legítimo debido a que el pueblo no había autorizado el cambio del régimen anterior, por lo cual el apoyo a las nuevas formas de gobernar era

escaso a pesar de los esfuerzos de persuadir a la gente a seguirlo. Ese escaso apoyo también estaba supeditado a que con anterioridad el Parlamento había jurado lealtad tanto a la autoridad como a la persona del rey pero después la Cámara de los Comunes había excluido al rey y a la Cámara de los Lores (Es necesario comprender que la Cámara de los Lores en un principio tenía más poder que la Cámara de los Comunes, aunque luego equiparan poder, después ocurre la guerra civil, decapitan al rey y blablá, por lo que queda Cromwell como soberano y, posteriormente, en una acta del Parlamento, determinan que la Cámara de los Lores es inútil y constituye un peligro para el pueblo inglés así que la eliminan). Es por esto mismo que el pueblo se presenta en contra del régimen, ya que la Cámara de los Comunes se había adjudicado el poder de cambiar la forma de gobierno, por lo tanto alterar la Constitución fundamental, siendo que ese poder solo era propio del pueblo. El único poder que tenían los Comunes era el de pertenecer al gobierno y a la Constitución, no así el de modificarlo o alterarlo, mucho menos eliminar componentes sin aprobación del pueblo. Se hace también una distinción entre dos poderes, el de legislar y el constituyente. Este último poder es exclusivo del pueblo, es decir, ellos tienen el poder de cambiar un gobierno, modificarlo o crear otro si lo creen necesario. Cuando el ejército se adjudicó el papel de pueblo y eliminaron de la Cámara de los Comunes a todos los miembros de quienes desconfiaban, reconocían esta distinción. Cromwell también se adjudicó el poder de ser pueblo cuando disolvió lo que quedaba del Parlamento Largo (que había sido convocado por Carlos I) y el Parlamente Barebones (convocado por el mismo Cromwell). Cromwell creó también una nueva constitución que le adjudicaban al nuevo gobernador todos los poderes que antes eran del rey, asistido por un Consejo de Estado y un Parlamento que el mismo soberano elegía. El Parlamento también creo una nueva Cámara de Lores vitalicios. Cuando Cromwell muere, se destituyeron todos los miembros que habían sobrevivido del Parlamente Largo y se restaura la monarquía como forma de gobierno, eliminando el Compromiso. Este regreso de la monarquía como forma de gobierno fue desarrollado en nombre de la soberanía del pueblo, dando a entender que era lo que el pueblo quería. En esta parte del texto se comienza a hablar acerca de los requerimientos de la soberanía popular, quienes buscaban “un medio por el que algún cuerpo o varios capaces de h acerlo

pudieran hablar de manera decisiva y auténtica en nombre del pueblo para controlar el gobierno” (p. 84). Es decir, ya se comprendía que el pueblo no tenía voz propia porque estaba constituido por demasiada gente y, por lo tanto, se hacía necesario que existieran representantes que hablaran siempre según lo que el pueblo decidiera. Es por esto que el hecho de que se cambiara el régimen a un Compromiso había molestado al pueblo, ya que no se le había preguntado a él que había que hacer sino que la Cámara de los Comunes se adjudicó ser el pueblo. El otro problema que se presentaba era la dificultad de conciliar las necesidades y derechos del pueblo real con la voluntad de la soberanía del pueblo, destacando incluso que hasta que este problema no estuviera solucionado, las libertades y los derechos del pueblo real se veían amenazados por esta soberanía. También se dividía a la persona del rey con una parte divina de carácter simbólico y una parte humana limitada por el tiempo. Es por esto que el Parlamento tenía el derecho de someter al rey en un patrón de conducta aceptable. Es debido a que “Se podía esperar, ya que no requerir legalmente, que el poder verdadero –pueblo- se ajustara al ideal –soberanía del pueblo-, que lo humano se ajustara a lo divino” (p. 85). (lo amarillo lo puse yo para que se entienda) Se destaca también como la soberanía del pueblo provoca que quienes pertenecían al pueblo dejan de ser súbditos y ya no podían reclamar los derechos que poseían los súbditos si ellos mismo eran la soberanía. Es por esto que, por ejemplo, el Parlamento y el ejército cuando se adjudicaron la soberanía popular, podían hacer con el gobierno lo que quisieran, aunque las cosas que

desarrollaban oprimían al propio pueblo. Esta nueva ficción de la soberanía popular provocaba que el papel de súbdito y el papel de autoridad estuviera en las mismas manos (con el Compromiso), lo que les otorgaba el derecho de destituir a un gobierno aunque este si hablara por el bien del pueblo real. Para esto, los levellers ya habían buscado una solución, la de dividir al pueblo en dos como ya se había hecho con el rey, es decir, diferenciar al pueblo real como súbdito de la soberanía del pueblo como gobernante. Es decir, era necesario encontrar un modo efectivo de proteger al pueblo real del pueblo gobernante. Para esto, se propusieron ciertas ideas que entregaran protección al pueblo real. Una de estas ideas era la de crear una serie de leyes fundamentales que demostraran la voluntad del pueblo y que esta estuviera protegida del gobierno de turno. Otra tenía que ver con establecer prohibiciones al Parlamento para que no violaran las voluntades del pueblo. Otra era dar una voz institucional al pueblo para que la estructura del gobierno en si no violara las disposiciones del pueblo. Para esto, Isaac Penington establece que el gobierno no puede influir en las leyes que posteriormente les entregaran restricciones a ellos. También argumenta que el pueblo podía gobernar a través de sus representantes, el cual era el Parlamento, aunque más tarde se da cuenta de que este Parlamento es poco representativo para el pueblo debido a que desarrollaban las funciones que a él no le pertenecían. Es por esto que propone una figura del Parlamento que estuviera conformada por personas comunes, sin intentos de conformar el gobierno como lo habían intentado luego de la guerra civil, es decir, no tenían el derecho de dictar leyes sino que solo aceptarlas de ser necesario y tampoco tenían el derecho de eliminar la forma de gobierno como también lo habían hecho anteriormente. El Parlamento no podía asumir los poderes del rey porque eran quienes debían ser un límite al poder más alto y si ellos lo eran, no había nadie para ponerles límite, por lo tanto, Penington alegaba la necesidad de volver al Parlamento con su carácter srcinal, demostrando que no le daba preponderancia a la idea de crear aparatos institucionales nuevos para la protección del pueblo. Otro personaje que creía necesario desarrollar los derechos del súbdito dentro de la estructura gubernamental era James Harrington quien creía que cualquier gobierno debe estar supeditado a laque distribución de tierras, por“extensamente lo tanto, Inglaterra debía constituirse como República ya el poder político estaba distribuido”, por lo tanto, erauna necesario eliminar la situación de que la tierra estuviera en manos de una sola persona, como ocurría anteriormente con los reyes. La sociedad se componía principalmente de terratenientes, por lo cual, había un grupo mayor dentro del pueblo que importaba (gentry). El gobierno, por otro lado, estaría dividido en dos poderes, una cámara de representantes y una cámara del senado, quienes estarían escogidos por voto popular, los representantes de manera directa y el senado de manera indirecta. Harrington no creía que la República se pudiera establecer por medio del pueblo o sus representantes, por lo cual, había puesto real atención en Cromwell para desarrollar el plan que tenía en mente. Para esto, disponía la necesidad de establecer el gobierno a través de la rotación de cargos y votaciones secretas. Para esto también propondría la materialización del pueblo, a través de sus dos cuerpos, el cual desarrollaría límites a los representantes escogidos por el voto popular a solo aprobar o rechazar las leyes propuestas por el senado (lores), que no afectaran a los súbditos, entendiéndose ellos mismos como representantes del pueblo y, por tanto, súbditos. Otra propuesta que cabe destacar pero que se tomó demasiado literal como para funcionar fue la de los levellers, quienes, a través del Acuerdo del Pueblo requerían que para que el pueblo fuera protegido y gobernado, se requería la firma de todos, hombres, mujeres y niñxs. La idea era buena respecto a que el pueblo se separaba del gobierno para crearle límites en su actuar, desarrollando la idea de la soberanía popular.

Otro personaje más es George Lawson quien habla de que la distinción de los poderes del pueblo es algo que se dio mucho antes de que se transformara en una sociedad. Antes de la sociedad, por tanto, se había creado la comunidad, la cual a su vez poseía su propia soberanía, poder que les permitía crear la Commonwealth (estado común), donde la propia comunidad podía designar su gobierno, el c ual solo podía ser cambiado o resistido conforme no cumpliera las condiciones que la comunidad hubiera impuesto inicialmente. La comunidad inglesa, por lo tanto, había puesto el gobierno en manos del rey y el Parlamento, quienes tenían que cumplir las condiciones de esta, el problema proviene cuando el rey abandonó al Parlamento, destruyéndolo de esta forma y dejando de existir la Commonwealth, debido a que el rey era parte de ella. Por otro lado, la comunidad no fue destruida, lo cual le genera dudas de cómo podía seguir funcionando con la inexistencia de este Estado Común. Para esto entrega dos respuestas: 1. “afirmación de la continuidad, resistencia y superioridad de las instituciones locales cuando el gobierno central fallaba” (p. 91). Esto debido a que el pueblo estaba corporizada en los condados, es decir, el pueblo regresa a su estado srcinal como comunidad libre que recae en los cuarenta condados que posee Inglaterra y no así en el Parlamento, el cual fue creado por la propia comunidad como su forma de Estado Común, es decir, el pueblo puede seguir existiendo aunque el Parlamento ya no esté. Las dudas que dejan su primera repuesta recaen en cómo puede existir una sola comunidad sin rey ni Parlamento tomando en cuenta que hay cuarenta condados. 2. “Sin identificar al cuerpo que todavía seguía llamándose Parlamento, Lawson sugirió que “si el gobierno es disuelto y la comunidad de todos modos sigue unida, el pueblo puede hacer uso de una Asamblea como ésa, como un Parlamento, para cambiar al anterior gobierno y constituir uno nuevo, pero esto no lo puede hacer en cuanto Parlamento, sino concebida como otra idea, como un inmediato representante de una comunidad, no como un ‘estado común’ o Commonwealth””. (p. 92) Otro personaje que también pensó en el escenario político fue Henry Vane, quien cansado de que los gobiernos se adjudicaran el nombre del pueblo, propuso que el ejército era lo más se acercaba a lo que el pueblo realmente era, es decir, era el pueblo actuando de manera militar. Por esto eran ellos quienes debían ejercer la soberanía del pueblo para así desarrollar las necesarias constituciones fundamentales del gobierno, las cuales estarían establecidas por un consejo general, que más que legislar, se dedican a debatir de manera libre estas constituciones y que se aprueben por todos los representantes de aquel consejo, dando cuenta del consentimiento particular de cada uno. Esto le genera rechazo a Cromwell debido a que era una forma directa de la voluntad popular que le entregaba límites a la forma de gobierno. Se desarrolla la idea de que la realidad no puede separarse de la ficción, por lo cual, un Parlamento no podía actuar lejos del pueblo porque sería absurdo tomando en cuenta que habla en nombre de ellxs, aunque tampoco podía actuar completamente bajo la acción popular ya que sería tomarlo demasiado literalmente. Es de esta manera que con el pasar de los años, el pueblo comienza a desconfiar aún más de aquellos que dicen hablar en su nombre. Debido a esto es que la Convención de la que habla Vane, supeditaría al gobierno a regirse mediante límites. Se dice incluso, que las formas de gobierno posterior al decapitamiento de Carlos I habían fracasado de tal forma que el pueblo se sintió más cómodo con el regreso de su hijo, Carlos II. Por lo tanto, se llega a la conclusión de que lo que el pueblo prefería era el gobierno constituido por un rey y las Cámaras de Lores y Comunes, tal como dice el autor “la Restauración no fue un repudio de la soberanía popular, sino un triunfo de ella” (p. 96).



Capítulo 5: La revolución Cautelosa.

Tras numerosas disputas y la reconstrucción del parlamento, este duraría menos de un mes con lo que se da paso a una nueva institución denominada Convención, puesto que no había sido convocado por un rey. En este sentido, se explica que los ánimos de “restaurar” el parlamento iban de la mano con el tener a un rey restaurado y es por esto que se llama a Carlos II para proclamarlo en Londres. Este parlamento, en su primera presentación ante el nuevo rey se atribuye la verdadera representación del pueblo y comienzan a probar leyes como el abolir la posesión feudal de la tierra, castigar la violación del descanso dominical, los excesos de alcohol, etc. Sin embargo, un tiempo después en 1661 se realizan elecciones y los nuevos parlamentarios actúan de forma deferente hacia el rey y restauran el poder que se le había quitado a la iglesia de Inglaterra, lo que el texto menciona como la muerte de la soberanía popular debido a la negativa a que participen las personas. Este nuevo congreso niega que el srcen del poder esté en el pueblo y preguntan: ¿Dónde hay algún documento que compruebe esa afirmación? A lo que ellos mismos responden que no existe. El pueblo no podía poner límites al actual del parlamento, ya que no poseían ningún poder y ni siquiera eran considerados como seres libres, es por esto que las leyes solo podían ser aprobadas por el rey, quien era el único poseedor de soberanía. En esta atmósfera de gobierno, era tentador para el rey y sus ministros creer que podrían llevar al gobierno por la línea que seguían otros gobiernos europeos. Por ejemplo, en Francia, el primo del rey Carlos II, llamado Luis XIV estaba estableciendo el régimen más absoluto de la historia, aunque esto no tuvo éxito en Inglaterra. Entre las razones que se cuentan como causas de que esto no tuviera éxito y se asegurará la supervivencia y luego el resurgimiento de la soberanía popular, estaría: 1) La falsedad de Carlos II, ya que por mentiroso generó desconfianza en todos sus parlamentarios; 2) La temeridad de su hermano Jacobo que cuando asciende al trono en 1685 subestima la hostilidad hacia el catolicismo romano; 3) Aunque la razón principal podría ser el que la restauración restaura al parlamento, el parlamento al rey y continúo sosteniéndolo. En este sentido se menciona que el parlamento en general continúo mostrando un fuerte sentido de la continuidad institucional y que sería mucho decir que después de 1660 se adopte una política deliberada para darle una renta fija al rey, ya que por otra parte el rey era un derrochador y con nada le alcanzaba, ya que acumulaba muchas deudas y mentía en cuanto a cómo gastaba la plata. Por ejemplo, por estas razones y en general los escándalos y la constante agitación debido a la conducta del rey y sus ministros, que sería un peligro él y su hermano para la religión. Luego se explica que el fanatismo religioso y la intolerancia habían sido una fuerza motriz en el surgimiento de la soberanía

popular, tal y cómo había sucedido con los monárcomacos del siglo XVI, Jacobo I al defender el derecho divino de los reyes exhibiendo su compromiso con la religión correcta identificando al papa con el anticristo, sus parlamentarios encontraban que la persecución era insuficiente, por otro lado los parlamentos de Carlos I también lo consideran muy permisivo y ven con peligro un acercamiento de la iglesia inglesa a Roma. Es por esto que se dice que las guerras civiles por un historiador serían consideradas inclusive como las últimas guerras de religión (aunque en el presente siguen habiendo). De ahí en adelante el parlamento promulgaría leyes para castigar cualquier disenso con la iglesia restaurada de Inglaterra, sin embargo, Carlos I no era intolerante y sus ambiciones políticas pedían libertad de movimiento con respecto a la iglesia y el parlamento. “Su primera prueba en aguas turbulentas fue una declaración de indulgencias en 1662 por la que habría suspendido la vigencia de las leyes contra el disenso tanto católico como protestante de la iglesia de Inglaterra, asociando de esa manera la libertad religiosa con el ejercicio de la real prerrogativa y desafiando los estatutos parlamentarios. La ola de protestas que debió enfrentar le indicó que el momento no era el adecuado” (P. 102). Cuando lo intenta replicar 10 años más tarde, la iglesia sospecha de su buena fe, ya que se compromete con Francia a declarar su catolicismo (algo que nunca hace), por lo que la cámara de los comunes responde con una resolución acerca de que las leyes parlamentarias penales, en temas eclesiásticos, solo podrían ser derogadas por el parlamento. Luego proceden a aprobar una ley en la cual se impone a todos los funcionarios públicos renunciar al catolicismo y todas sus doctrinas. Posteriormente se da un nuevo debate con respecto a la resistencia con los reyes que violaran los dictámenes de sus parlamentos, dónde la primera iniciativa la tomaría el Conde Danby, quien diría que nadie debe revelarse ante el régimen establecido ni con su rey, mientras que Shaftesbury sería el opositor a dicha iniciativa de poner esto en una ley: “Pero sí bien condenaban el derecho divino y excusaban la resistencia, los Lores de la oposición no habían ido tan lejos como para volver a formular los principios de la soberanía popular, por más que muchas de sus ideas parecían implicar esos principios. Habían tomado aquella posición en contra del derecho divino de mala gana, porque según decía el folleto “varios de ellos rogaron al iniciarse el debate que no entraran en esas disputas, ya que inevitablemente los llevaría a tocar temas que era preferible no tocar” (102). Estaba claro que no se quería discutir acerca de estos temas, sin embargo, un tema que si volvió a parecer a la palestra pública era el mecanismo de presión y de acusar a los “malos consejeros del rey”, es decir, nuevamente se ponía en práctica la idea de querer controlar al rey a través de mec anismos

legales. Posteriormente, se encenderían las alarmas puesto que se veía que Carlos II no tendría un hijo legítimo que lo sucediera en el trono, por lo que quedaría como heredero forzoso a Jacobo, su

hermano y el Duque de York , quien representaría un gran peligro por ser católico. De hecho, el rey tuvo que enviar a su hermano fuera del país para poder ver por su cuenta la sucesión de parlamentos que sustituían a sus ministros y trataban de excluir a Jacobo de la sucesión al trono. Con el afán de no permitir que hubiera modificaciones en la sucesión, disuelve cuatro parlamentos en poco más de 2 años. Con esto por primera vez el país se divide en Whigs, quienes apoyaban la exclusión, y tories, cuyo miedo a alterar la Constitución interfiriendo en la sucesión superaba su miedo a un rey papista. En este sentido, son los Whigs quienes en su intento de modificar la sucesión quienes reviven la soberanía del pueblo, todo esto basados en el miedo de que al llegar Jacobo al poder o cualquier soberano católico eliminara todas las barreras constitucionales contra el catolicismo y el gobierno arbitrario que iba con él. Habría sido necesario pasar por encima del derecho divino para poder realizar cambios acerca de la elección, sin embargo, los Whigs no quisieron irse por este lado y prefirieron mantener intacto el “contrato srcinal”, ya que cuestionar esto podría haber generado una nueva oleada de Levellers, Diggers y Ranters por un lado, o un protector apoyado en un Nuevo Ejército por otro. Por tanto el cambio en la sucesión no debía provocar ni buscar un cambio en la estructura de gobierno, ni siquiera a una monarquía electiva. Niegan la afirmación Torie acerca de que la soberanía viene desde el rey solamente y plantean que la soberanía se da desde el pueblo hacia el rey y el parlamento al mismo tiempo, por lo que este último también debe participar en las decisiones, aunque no es mayor al rey. Los Whigs estaban liderados por el conde de Shaftesbury, quien declaraba que había sólo 2 formas de que un monarca mantuviera el poder: 1) Con un ejército permanente (como hizo Cromwell, que debía ser aborrecido) y 2) Con la nobleza. De no ser así el monarca caería en una república democrática, que era algo que nadie quería en ese momento, ya que se pensaba según algunos teóricos como Neville que sí se dejaba participar al pueblo en la toma de decisiones bajo la influencia de algún líder popular, se caería en la Anarquía. Neville, habría renovado el gobierno para darle más poder al parlamento, pero no propone que los cambios los haga un héroe conquistador, sino que se debían hacer a través de la institucionalidad, como trataban los whigs de cambiar la sucesión, con el consentimiento unánime del Rey, los Lores y los Comunes. Dentro de los Wighs se alentó debido a La Crisis de la Exclusión a dos Wighs al menos, como John Locke y Algernon Sidney a escribir defensas más radicales acerca de la soberanía popular, aunque por el ambiente y sus ideas, no era prudente publicarlas en ese momento, de hecho, Sidney fue

asesinado, por lo que Locke escapó a Holanda en 1682 con el Conde de Shaftesbury. Más adelante, Locke radicaliza sus postulados diciendo que cuando un gobernante no cumple con el pueblo éste puede deponerlo, de hecho, el texto dice: “Efectivamente, parece ahora que Locke fue más lejos de lo que los otros Whigs de 1688 estaban dispuestos a ir, y su trabajo comenzó a proporcionar la justificación usual de la gloriosa revolución recién después de que el gobierno que se apoyaba en esa revolución demostró su estabilidad y la revolución misma había quedado cómodamente ubicada en un pasado lejano” (109). Después de disolver su último parlamento, Carlos toma medidas para evitar que los futuros congresos le siguieran ejerciendo problemas para la sucesión de su hermano en el poder, por lo que al entender que los parlamentarios representaban a los municipios inició un proyecto para controlar el electorado de dichos municipios. Con la ayuda de los tribunales, los cuales encontraban acusaciones a muchas actividades de los Whigs, Carlos tuvo un excesivo éxito y su hermano finalmente logra quedarse con el trono tras su muerte en 1685. Al llegar Jacobo al poder cumple con lo que se esperaba, ya que en primera instancia abandona a los Tories y busca ganarse la aceptación de la oposición. Cierra el parlamento buscando llenar el próximo parlamento con gente que quiera quitar las leyes que se oponen al catolicismo. Desafortunadamente para Jacobo, el conde de Danby, había arreglado el matrimonio de su hija María con uno de los líderes de la causa protestante contra la católica Francia, es decir, Guillermo de Orange. María, como su padre no tenía hijos varones, era la primera en la línea de sucesión al trono de Inglaterra, sin embargo, en 1688 habría perdido ese lugar ya que su padre se convirtió en padre de un niño. Tras esto Guillermo y los protestantes hicieron correr el rumor de que en verdad eso era falso y que el niño había sido introducido a escondidas en el lecho de la reina, todo esto con el objetivo de mantener a María como la sucesora. Guillermo, realiza en primer lugar la acusación recién mencionada y además dice que el rey ha incumplido con múltiples leyes y el derecho constitucional, esto sería un ultimátum hasta que Guillermo llega con un ejército para hacer valer sus acusaciones y Jacobo iría a esconderse a Francia, mientras Guillermo tomaba el poder de forma temporal y llamaba a una nueva convención para hacerlo permanente. Como solamente un rey podía convocar a un parlamento, esta nueva institución no podía llamarse como tal, aunque no sería la única diferencia que habría, ya que esta convención no sería vigilada ni vetada por un rey, por lo que podría ser una gran oportunidad para que Inglaterra hiciera una constitución bajo los parámetros dictados por quienes proponían el contrato srcinal en la soberanía popular.

“Era la oportunidad de reorganizar el gobierno de la manera que mejor considerara para beneficiar el bienestar del pueblo. Los autores en general estaban de acuerdo en que la mejor forma era la antigua constitución, caracterizada por compartir la autoridad entre una monarquía hereditaria, una nobleza hereditaria y un cuerpo de representantes elegidos por voto popular. Pero lo importante era que la convención reconociera que tenía la autorización de todo el pueblo, ya unido en una comunidad, para hacer un contrato con cualquier gobernante que eligiera y para establecer las condiciones para que esos gobernantes pudieran ejercer la autoridad” (página 113). La convención no sólo podía juzgar a un rey por su actuar y cancelar su contrato, sino que podía sentar bases nuevas en las que no necesariamente María debía seguir siendo la reina, sino que se le podía dar a otra persona con la aprobación popular como Guillermo. Lo realmente importante era que la constitución debía garantizar que ningún papista podría volver a ocupar el trono. Finalmente se deja por escrito el hecho de que el reino tiene el puesto vacante tras la abdicación de Jacobo. Sin embargo, las posiciones entre Whigs y Tories no llegaban a cuadrar del todo, puesto que sí bien los tories entendían los problemas generados por Jacobo y el que no se tenía ninguna obligación para con él, ellos no creían tampoco que el pueblo por esto deba ser quien tome la rienda de los asuntos. Esta opinión de los tories fue planteada por Sawyer y la respuesta de lo Whigs al que la convención no representara a todo el pueblo (puesto que no participan niños, mujeres, etc.) tuvo que ver con que para ellos quien participaba era la parte valiosa del pueblo, quienes se merecían estar ahí, aunque esta discusión era un circulo viciosos. Se da una discusión en torno a la vacancia del trono, ya que los Whigs plantean que el rey se depuso a sí mismo y, por tanto, el trono está vacante y el pueblo podía nombrar un sucesor. Al llegar esta discusión a la cámara de los Lores fue un tema difícil. Después de una semana, los Lores acceden y aceptan la resolución de ofrecerle el trono a María y Guillermo, mientras la cámara de los comunes se preocupaba por el establecimiento de la constitución. Tras múltiples discusiones se comienza a notar el poco compromiso de los Whigs para con instalar la soberanía popular en la convención, mientras que los tories fueron mucho menos vacilantes, ya que apuntaron a poner serias restricciones a los futuros reyes. El argumento Wighs corrió por parte de William Sacheverell, quien planteaba que no conocía ni 3 leyes que fuera necesario mantener y que no se debía mantener la vista sólo en el último rey, sino ir más atrás, por tanto, lo realmente importante era definir mecanismo para que las elecciones parlamentarias se realizaran debidamente y que estos no pudieran ser disueltos de forma caprichosa. Sacheverell identificaba el parlamento con la convención, mientras que otro Whigs como Henry Pollexfen decía que no era un parlamento y por tanto la convención legalmente no podía hacer

leyes para limitar a un rey, por tanto estas leyes no podían ser puestas por escrito mientras no se llenara el puesto del rey. “Esta opinión no se impuso de inmediato. La cámara resolvió que antes de ocupar el trono debían “proceder a asegurar nuestra religión, leyes y libertades” y nombraron una gran comisión para hacer una lista de los agravios que necesitaba ser corregidos” (119). Para corregir todas las 23 cosas que estaban en la lista, se debía poner nuevas restricciones a las prerrogativas reales, sin embargo, eran los Whigs quienes se abstenían de dar este paso, sugiriendo que la reafirmación de las antiguas limitaciones al rey fuera separada de la afirmación de las nuevas. Se pide a la comisión que revise el informe y esta después, con algunas enmiendas incluidas, lo devuelve para su aprobación. En ella se exponía el abandono de cargo de Jacobo y se ofrecía el reino a María y Guillermo (No poniéndole como obligación que los aceptara para acceder al trono). “Él, por supuesto, había acusado en su propia declaración, antes de desembarcar, la violación cometida por Jacobo de la mayoría de ellos. Y había aceptado que la declaración de derechos fuera leída al comienzo de la ceremonia que lo proclamaría rey el 14 de febrero, de modo que podía interpretarse que tenía su consentimiento antes de su acceso al trono” (121). Al llegar Guillermo al poder pide dinero, la convención se cuestiona sí en su estatus actual podían recaudar impuestos, por lo que ante la duda deciden proclamarse como parlamento sin llamar a nuevas elecciones. Los tories querían que fuera por elección para ganar más bancas, mientras que los Whigs creían perder terreno. Dicho parlamento sería disuelto por el rey un año después, aunque había transformado la declaración de derechos con algunas enmiendas en un proyecto de ley de derechos, la cual sería firmada por Guillermo en 1689 y pasaría a ser una ley parlamentaria regular. Los tories estaban menos comprometidos con la soberanía popular que los Whigs, sin embargo, estos últimos no querían producir ninguna demora que les diera a Jacobo y a Luis XIV una oportunidad de preparar una invasión, además de que Whigs y Tories estaban preocupados por obtener cargos públicos y por no ofender a Guillermo dando la impresión de imponerle condiciones. “La soberanía del pueblo era una ficción conveniente, quizá necesaria, para una convención empeñada en desheredar y desplazar a un monarca cuyas creencias y conducta ofendían a lo que se suponía (probablemente con toda la razón) la vasta mayoría de sus súbditos. Pero la soberanía del pueblo, como otras ficciones, perdería su utilidad sí se la tomaba literalmente. Los tories de la década de 1680, como los monárquicos de la de 1640, reconocían su vulnerabilidad en este sentido. Habrían desarmado a sus adversarios exigiendo una aplicación literal. Obviamente habría sido imposible

reunir a todo el pueblo para aprobar la “constituciones fundamentales”. Los defensores de la soberanía popular lo habían admitido así desde el principio. (123-124). Se plantea de nuevo la crítica torie acerca de que la convención no podía ejercer la soberanía del pueblo ya que no participaba toda la gente. Los Whigs no estaban de acuerdo con hacer participar a todos ya que eso era una invitación a la anarquía. Todos estaban en contra de esta idea de volver a este estado de naturaleza en el que se encontraría la sociedad a la falta de un gobierno. La cautela de la convención significaría que Inglaterra nunca llegaría a formular su constitución a través de la soberanía popular, sino que iba a ser desde el comienzo por el parlamento, o más precisamente por la cámara de los comunes. Así pues, de manera cautelosa y casuística, los ingleses restablecieron la soberanía popular como la ficción de gobierno imperante, con el Parlamento sin reformar como su beneficiario. El carácter de este cuerpo, como se desarrolló en el siglo XVIII, pareció desmentir los miedos generados por la anterior ejecución de un rey y la destitución de otro. Los días de los levellers, los diggers y los partidarios de la Quinta Monarquía habían pasado. Y si se necesitaban más pruebas de la utilidad de la soberanía popular correctamente entendida, podían encontrarse en las colonias norteamericanas de Inglaterra. Allí la soberanía popular sustentaba un gobierno ordenado sin generar jamás el tipo de ideas que alguna vez había amenazado con poner cabeza abajo al mundo inglés” (126) 

CAPITULO 6 “PUE BL OS COLONI ALE S ” E. Morgan

Pablo Soto Se comienza a decir que las primeras colonias inglesas en tierras norteamericanas fueron fundadas bajo el derecho divino de los reyes dominaba el gobierno inglés. El rey era quien autorizaba crear colonias y gobernarlas bajo su nombre. (Ej. Ninguna de las colonias que participó en la Rev. Norteamericana fue autorizada ni tenía miembros en el parlamento) Pero una autoridad que derivaba de un rey ubicado tan lejos nunca podría ser tan sobrecogedora como cuando estaban a poca distancia. Por tanto en la realidad norteamericana imponía a los ingleses una mayor participación popular (Soberanía del pueblo) que llegara a ser una realidad más cercana que la de Inglaterra Aunque muchos viajaban para formar un gobierno que se sustentara en alguna concesión del rey (o sea que el rey los deje quedarse y los proteja), muchos obstáculos hicieron que esa concesión fuera inadecuada. (Se dan ejemplos de cómo muchos viajaban y los asentamientos donde se ubicaban

estaban fuera de las concesiones que eran autorizadas por el rey bajo sus estatutos, Ej. Plymouth queda fuera de Virgina Company) En todos los casos de que quedaban fuera de una concesión siempre optaron por un gobierno, ante lo cual constituyeron un acuerdo entre sí llamado “contrato social” y a veces establecieron límites para el contrato en una constitución fundamental (se da ejemplo de la declaración de Mayflowerque se dio pactada en un barco antes de llegar). Estos fueron confirmados o reemplazados por las concesiones pero significaron los primeros instrumentos para los cimientos de la soberanía popular

Asimismo se dictaminó, en las colonias la creación de asambleas representativas populares, independientes de cualquier creencia de la soberanía popular. Estos estatutos reales no solo crearon algunas asambleas y dieron validez a todas ellas, sino también la fuente de su fuerza para enfrentarse a otros agentes designados de la autoridad real dentro de sus gobiernos. Los cargos de gobierno eran difícil de funcionar sin el apoyo de las asambleas. Un ejemplo de esto se dio en 1664 cuando Inglaterra compraron a los holandeses Nueva York, pero cuando perteneció a Holanda no había asamblea alguna y cuando perteneció a Inglaterra el rey se la entregó a su hermano Jacobo pero este duque nunca visitó su colonia y los hombre que nombró para gobernarla descubrieron que hacía falta una asamblea que informara de las necesidades y condiciones populares y les dieran el consentimiento previo para la formulación de sus decretos. (Se dice que el duque creía que una asamblea servía para refutar el poder del gobierno). Como resultado final se configuró una asamblea en 1683 y ésta pronto realizó las creencias del duque al aprobar varias leyes que dictaban la manera de gobernar y afirmaban los derechos de los súbditos. Después el duque Jacobo asumió como rey y desacreditó esta carta de libertades y privilegios disolviendo también la asamblea, pero luego de su breve estancia se inicia la revolución donde Guillermo restituye la asamblea que siguió haciendo la vida difícil a los gobernadores pero que sin ella no podían gobernar. Por todo esto se entiende que las colonias tenían una “mayor autonomía” en cuanto a sus asambleas representativas, pero eran bien conscientes de no provocar la intervención real afirmando su base popular como argumento de su autonomía. Sin embargo solo en las colonias de Nueva Inglaterra o sus áreas colonizadas por ella, sintieron la necesidad de volver a los principios del gobierno (para gobernar como para justificar las acciones). Acá es donde aparecen los puritanos quienes habían estado hablando del srcen, funciones y límites del gobierno como las obligaciones del pueblo desde hasta un siglo antes de la fundación de la nueva Inglaterra.

Las inclinaciones romanas de Carlos I y su hostilidad al parlamento hicieron que los puritanos regresaran a sus principios y por ende se juntó a unos 15 mil y se les pasó una carta y enviados a colonizar Massachusetts. En ellos iba jhon winthrop (traía la carta) quien pretendía hacer derivar los poderes tanto a la concesión popular como a la real. La carta determinaba una forma de gobierno pero no indicaba que debía o no debía hacer un gobierno salvo la prohibición de hacer leyes contrarias a las de Inglaterra

La restauración de Carlos II y la renovación del derecho divino coincidieron con un renovado interés de las colonias y en la colonización suscitando, en primer lugar el poder de fundar y gobernar nuevas colonias en Norteamérica y en segundo lugar un control más estricto sobre las

colonias. Los cortesanos a los que el rey había otorgado dominios esperaban hacerse rico en la renta y venta de tierras a colonos, por lo que se necesitaba colonos que quisiesen ir a Norteamérica ante lo cual se les ofrecía concesiones y acuerdos (tierras y participar en el gobierno). No solo fueron ingleses sino también entre los propios norteamericanos porque eran muchos (ej. puritanos) y necesitaban, como ya he dicho, concesiones para colonizar y usar dichas tierras Pero junto con este incremento de población, las reverencias al poder popular hechas por los propietarios de tierras no se limitaron a recibir concesiones de tierras, como el caso de las Carolinas (nombre de un lugar porsiacaso) en donde1669 Jhon Locke redactó para el gobierno un conjunto de “constituciones fundamentales” basándose en los dichos de Harrington suplantando las concesiones firmadas anteriormente. En esta se estipulaba que 2/5 partes de la tierra eran para la aristocracia que formaría una cámara alta con poder de legislar , por otro lado las 3/5 partes de la tierra de

propietarios coloniales formarían una cámara baja con el poder de aceptar o rechazar las propuestas(a estos no les agradó tener poco poder) Un ejemplo de esto es cuando el Rey Carlos II hace entrega a un cuáquero llamado Penn una colonia, ante lo cual él o su representante colonial tenían el poder ejecutivo, pero bajo una legislatura Harringtoniana, es decir con un cámara alta legisladora y cámara baja aprobadora, esta última no estaba muy contenta por sus atribuciones. Penn al final permitió que los representantes de la asamblea redactaran la constitución

Las asambleas representativas de las colonias mostraron las mismas tendencias a magnificar sus propios poderes pero hasta que no conflicturaron con los de Inglaterra no reclamaron en todas las cosas. Asimismo queda claro que los gobiernos coloniales obtenían parte de su poder,

no de los pueblos, sino de I nglaterra, del rey.(Acá debéis entender, que las concesiones son la base

de todo, o sea de alguna otra forma el rey/Inglaterra permite esta “autonomía regulada” y con ello pueden construir sus constituciones fundamentales y participar en las asambleas, porque si no estarías fuera de la colonia y por tanto no eres ingles ni tienes apoyo de nada) Un interés por las colonias se manifestó con las cartas de navegación de 1660 y 1663 cuyo propósito

era hacer mayor el comercio exterior c olonial beneficiara a Inglaterra y los mercaderes ingleses (En Massachusetts al principio hicieron que esas leyes no valieran sobre la base de su carta que no aceptaba leyes no aprobadas por su legislatura, generó conflicto con el trono y con ello se les anuló la carta) En este periodo, cuando llegó Jacobo II al trono, busco centralizar el poder, estableció un solo gobierno para algunas áreas norteamericanas (nueva Inglaterra, nueva york y nueva jersey) mandó

un gobernador y un consejo nombrados por el rey, libre de toda asamblea. Igual que siempre ignoraba la situación de las colonias y con que se les anulaba su forma de vivir y gobernar hasta ese tiempo no cayó muy bien pero afortunadamente Jacobo II le dio la pera y abdicó porque no quiso enfrentarse con un ejército que lo “invadía su país por invitación” y para el gobernador designado se le devolvió a Londres Los sucesores fueron más cautos y en la Inglaterra de Guillermo, quien debía su título gracias a la asamblea de representantes consideró ésta como parte esencial del gobierno inglés. Tanto Guillermo

como sus sucesores gobernaron las colonias a través de sus respectivas asambleas de representantes. Aunque se tenía que entender que lo gobernadores debían hacerlo dentro del marco de referencia del gobierno representativo Con lo ocupado de Guillermo en sus años, la asamblea quería gobernar las colonias creando algo así como un cuerpo administrativo, pero como era más vío el guille, mando a crear una junta de

comercio y plantaciones con la cual se formularía la política imperial, actualizar legislación y redactar instrucciones para los gobernadores con que debían presentar los deseos del rey a los súbditos norteamericanos.

En cada colonia se crearon 3 centros de poder: el primero corresponde a gobernador, el segundo al consejo del gobernador y finalmente la sala de representantes. El grado de autoridad real y su ejercicio, a través del gobernador y el consejo, variaba de colonia en colonia

En todas las demás colonias (menos Massachusetts) el rey nombraba al gobernador como al consejo, y en todas, excepto Pensilvania, servía como la cámara alta legislativa ( lo que no quiere decir que el gobernador y el consejo se lleven muy bien )

Se suponía que en la colonia o metrópolis los cargos caían a personas que tenían un rango social y fortuna que los diferenciaba de otros, igualmente el cargo aumentaba su prestigio como su prestigio a su cargo. De este modo el rey siempre buscaba elegir personas lo suficientemente poderosos para serle útiles pero no tanto como para ser rivales (o sea tenían un poder decente y en las colonias no era mucho pero estos con algo de poder eran elegidos)

El funcionamiento de los gobiernos coloniales era el producto de una triada de fuerzas, cada una de las cuales podía estar tirando en diferente dirección. Cualquiera podía buscar apoyo afuera de la colonia, en Inglaterra puesto que el gobierno inglés estaba divido en facciones políticas y partidos (además del rey, cámara de los lords y de los comunes). Acá también se menciona a los agentes que enviaba la colonia para crear presiones a Inglaterra que eran hombre influyentes y con dotes para convencer Sin embargo un partido en el poder no le aseguraba un mañana, puesto si un consejo o asamblea consideraba abuso de poder (odioso) se hacía presión a Inglaterra para que se le destituyera por otro.

Las apelaciones coloniales a Inglaterra continuaron hasta la revolución Otra forma de apoyo estaba en los votantes, generalmente adultos varones, había más que en Inglaterra, y los medios para obtener su apoyo iban desde la prensa colonial, mediante la simpatía (hacer inclusiones públicas, fiestas etc, igual eran pocos estos). Pero los gobernadores y consejeros

podían conseguir su apoyo popular tratando de orientarlo hacia la elección de representantes apropiados La política de Virgina es un buen ejemplo, puesto que el gobernador Nicholson trató de pasar sobre el consejo y la cámara de los burgueses (o asamblea de representantes) usando el apoyo popular buscando dejarse una buena imagen ante ellos y desprestigiando al resto. Asimismo la elite de nueva york tenia luchas familiares que con frecuencia encontraban expresión en la política

Los asuntos por lo que discutían las 3 entidades variaba de colonia en colonia y en época, pero mantenía como similitud el problema que planteaba la cámara baja quería tener las misma

atribuciones que la cámara de los comunes (se crean análogos) y reclamaban para sí los poderes y privilegios de estos, sobre todo el poder desancionar impuestos(cada colonia aceptó este derecho

por medio de sus representantes de asamblea) El hecho de sancionar los impuestos, en Inglaterra, les dio un poder significativo a la cámara de los comunes y después de la restauración y revolución¸por encima de os lords y el rey. Aunque después de la reina Ana nadie más osó vetar una ley del parlamento, los gobernadores coloniales lo hacían con regularidad

Con el poder de las asambleas respecto a la aprobación de impuestos podían conseguir la aprobación por parte de un gobernador de medidas que se le habían instruido vetar. Usaron el poder de controlar los gastos del dinero recaudado por impuestos. Las disputas para conseguir estas posiciones no eran sangrientas, prácticamente todo se vinculaba a constantes negociaciones entre los actores mediante las cuales los representantes coloniales buscaban alcanzar una posición dominante. Los representantes coloniales justificaban sus reclamos en los poderes de la cámara de los comunes

Las más amplias discusiones teóricas acerca del srcen p opular provenían de los clérigos . Estos manifestaban una predilección puritana, aunque no se les consideraba o se pretendía abstener de ocupar argos públicos eran más bien los encargados de enseñar estas teologías puritanas, pues consideraban que Dios era un Dios del orden En 1717 el reverendo Wise, explicó los comienzos de los gobiernos, basándose en Samuel von Pufendorf, siguiendo 3 pactos sucesivos, un grupo de individuos acuerda someterse a un gobierno

de la mayoría, luego acuerda una forma de gobierno, y finalmente deben acordar proteger la paz y el bienestar común. Sin embargo su propuesta no era enfocada en los gobernantes sino más bien a una reforma eclesiástica que ampliaba la autoridad de los clérigos. (Varios otros les pasan lo mismo) En fin de cuentas los clerigos técnicamente no atacaban la autoridad terrenal, no era su objetivo, se enfocaban en su propio campo pero sus argumentos tenían vinculaciones con la soberanía popular en el sentido de que esta no podía, por ejemplo, interferir en los ordenamientos doctrinales, no se podía negar los derechos naturales (elección de culto), como también de los poderes que el hombre se dejó luego de salir del estado de naturaleza Además de ellos, que fomentaron las conductas a favor de la soberanía popular, había autores que también hablan de esta reafirmándola, pensadores del siglo XVIII como Trenchard, Gordon,Locke, Harrington, conocidos como los hombres de Commonwealth.Sus ideas afectaron considerablemente las asambleas, destacando los peligros de tener autoridades ambiciosas o que abusaban del poder (provoco paranoia en las asambleas con respecto al gobernador) Antes de 1760 la asamblea se mostraba reticente a explicar el srcen de su poder en el gobierno, las razones pueden ir desde que el sistema político funcionaba es decir, cualquier diferencia entre colonia y metrópolis se solucionaba por los beneficios del imperio (eran intereses más complementarios que separatistas). La política británica hacía necesario la interdependencia

económica entre ambos, productos manufacturados baratísimos y materias primas, además ninguna disputa entre las autoridades buscaba llegar demasiado lejos

Ya que ambos reconocían la soberanía del pueblo cualquier disputa ponía en tela de juicio esto, especialmente si eran un mismo pueblo o no, por tanto tener en común fundamentos

ayudaba aque solo discutieran temas específicos Las quejas de los hombres de Commonwealth era más contra el gobierno inglés que contra los gobiernos coloniales porque en la cámara de los comunes se había alejado del pueblo, es decir, un puñado de hombres elegían los representantes del pueblo, además de que alguno ministros del rey podían compara su puesto en el parlamento esto no ocurrió en las colonias, porque los

representantes eran más cercanos al pueblo (ej. C. de los C. elije cada 7 años y en Asambleas colonial es anual los representantes)

El mayor avance en Inglaterra de soberanía popular se dio cuando durante las guerras civiles y el interregno, los representantes se tomaron todo el poder . Como siempre que los representantes llevan una ficción demasiado lejos se hizo necesario

diferenciar a éstos del pueblo y buscar una manera de que los controlaran y limitaran Las jerarquía social en las colonias no alcanzó las altura que en Inglaterra, puesto que los hombre elegidos a los cargos eran quienes tenían más riqueza y nacimientos los ubicaban un poco, y solo un poco más arriba

La soberanía popular, tanto en las colonias como en I nglaterra, se convirtió en la FI CCI ÓN predominante en una sociedad donde el gobierno era tradicionalmente el terreno de una elite relativamente pequeña . Aunque la nueva ficción aumento la soberanía popular en general era más bien a la elite porque no querían tener mucha “competencia” que les quitara el poder, por eso la

implicancias de soberanía popular se dan en alguna situaciones para no causar problemas



Capítulo 7: El pueblo en armas: El invencible yeoman

-Ambigüedades útilesEl autor establece una disyuntiva al mencionar la desaparición del llamado “Derecho Divino” para justificar la presencia de un soberano real, por lo que se necesitó de un nuevo método para captar la atención del pueblo y suprimir la incredulidad.

Esta problemática planteada por el autor se ejemplifica cuando menciona a Hume, quien habla que en Gran Bretaña, para 1741, el derecho divino de los reyes “había expirado”. A partir de aquí, el autor establece que la mayor problemática con este asunto era el crear instituciones que reconociesen el poder del pueblo, pero que al mismo tiempo, orientaran su expresión de apoyo hacia una autoridad existente. Es a partir de aquí cuando habla del yeoman como una forma de exaltar el poder popular con estrategias como “reverenciar a los votantes en extravagantes campañas electorales, alentar a los electores a dar instrucciones a las personas a las que elegían para representarlos”. Esta era una de las tantas de captar la atención del pueblo tanto en Inglaterra como en América del Norte. Capítulo 7 El autor parte estableciendo que la soberanía del pueblo es un elemento aún más antiguo que el mismo derecho divino de los reyes, que el rey tenía una imagen, un rostro visible, mientras que el pueblo debía ser imaginado como un pueblo, algo que personificar como un cuerpo único, capaz de pensar y actuar como un ente totalmente a parte del gobierno. El autor establece de este modo la idea del yeoman cono una manera de establecer una ficción que hablase de la capacidad del pueblo para ejercer la soberanía, al referirse a los yeoman, el autor habla de los hombres que eran dueños de sus tierras, que Vivian de ellas y estaba dispuesto a defenderlas al igual que a “su país” con la fuerza de las armas. El término de yeoman es establecido como una idea planteada por Aristóteles, pero que había cobrado mayor relevancia a manos de Inglaterra y América del Norte entre los S. XVII y XVIII. A partir de aquí, el autor menciona dos visiones del pueblo inglés, una positiva por parte de John Fortescue, quien hablaba de como Inglaterra protegía la propiedad privada de los ingleses en contraste con “los sometidos campesinos franceses”, y una negativa por parte de Maquiavelo, quien hablaba de la inutilidad de las fuerzas armadas de Inglaterra al estar conformada por simples campesinos armados en contraste de las fuerzas entrenadas de Francia. Tras esta mención, el autor habla de las políticas tomadas por el rey Enrique VII para justificar su poder en base del apoyo a la propiedad privada de los campesinos, aumentando la idea de la fuerza de los yeoman por sobre la nobleza y la gentry. Sin embargo, en 1640, Oliver Cromwell aparece en escena y demuestra que la fuerza del pueblo podía ser utilizada tanto en favor como en contra del soberano.

Posterior a Cromwell, surge la figura de James Harrington, quien establece una figura, según el autor, más utópica y fantasiosa de la Posterior a Cromwell, surge la figura de James Harrington, quien establece una figura, según el autor, más utópica y fantasiosa de la yeoman a partir de 4 puntos: >La libertad de los gobiernos populares radica en la libertad del pueblo para votar a sus representantes, la capacidad e la yeoman para escoger a sus representantes los convirtió en los guardianes políticos de su nación. >Los yeoman armados son la mejor protección para el gobierno popular contra sus enemigos. >Los ejércitos permanentes y profesionales son la mayor amenaza para la libertad interna y los gobiernos populares debían evitarlos a toda costa. La milicia popular era la única forma real de mantener la seguridad a la que podía recurrir un gobierno popular. >”Los extranjeros son, de algún modo, mas virtuosos que otra gente, y el éxito del gobierno popular debía descansar en parte en su virtud como también en sus armas y propiedad” (esto no forma parte de lo postulado por Harrington, pero el autor menciona que fue muy atractivo para los americanos) A partir de aquí, el autor se encarga de debatir la propuesta de Harrington, estableciendo algunos elementos que contrastasen con estos postulados. >En 1656, tras la amplia difusión de las ideas de Harrington pronostico que la distribución de la propiedad en Inglaterra cuando era una república haría imposible que regresase a la monarquía, sin embargo, cuatro años después, el pueblo armado se volvía a someter al rey hereditario. >La idea del poder de los yeoman a partir de su capacidad de votar estaba sobrevalorada, no había gran libertad tras el voto, y este no era del todo secreto al ser muchas veces comprado u obtenido por los candidatos a partir de promesas que rayaban en el populismo. Al mismo tiempo que estas elecciones eran tas costosas que para preservar sus patrimonios, los miembros de la cámara de los comunes prolongaban los intervalos de votaciones de tres a siete años. >A diferencia de los ingleses, en América se daba más claramente los postulados de la yeoman al tener más extendida la idea de la propiedad de la tierra y las armas. Sin embargo, la idea de la defensa de la libertad política postulada por Harrington tampoco se evidenciaba, a raíz de que las elecciones también recurrían a prácticas como los sobornos o las intimidaciones. >Otro elemento era que en la práctica, los yeoman nunca se utilizó en situaciones bélicas reales, en el caso de Inglaterra, preferían utilizar a los indigentes y a los “inútiles del país”, tenían una poderosa armada, pero sus tropas terrestres eran poco útiles y fáciles de aplastar, en casos como la guerra contra

Francia España o los Países Bajos, los yeoman “brillaron por su ausencia”. Para los norteamericanos el panorama no era muy distinto, los yeoman habían sido útiles por un breve tiempo para enfrentarse a los indígenas, pero más que todo a raíz de su poder de fuego superior, es más, para la guerra de independencia, Estados Unidos recurrió a tropas profesionales, reclutadas de los sectores más bajos de la sociedad, haya sido por la idea de patriotismo o la aversión al trabajo, la yeoman nuevamente tuvo poco o nada que hacer en conflictos bélicos reales (recomiendo leer la opinión de George Washington sobre esta milicia popular (yeomanry) en conflictos bélicos reales en la página 172) Sin embargo, esta retorica planteada por Harrington acabo tornándose realidad cuando acabase la guerra de independencia, cuando se aliviaron los impuestos a esta yeoman para costear al ejército y se le otorgo a los veteranos los beneficios monetarios para adquirir tierras y aumentar la propiedad de las tierras, la idea del yeoman como defensor del país se tornó una realidad probable para los postulados de Harrington. La idea del yeoman en el S. XVIII paso a ser más como una expresión de solidaridad entre terratenientes, grandes y pequeños en Inglaterra y USA. A partir de aquí el autor hace mención de como la idea del yeoman comenzó a cambiar, convirtiéndose en un elemento político que en Estados Unidos por ejemplo, culmino con la fundación del partido republicano como forma de defender sus propiedades del remanente colonial. Finalmente, el autor señala que la ficción del yeoman era más que todo una suerte de “escudo ideológico” para conciliar la soberanía social que estaba demasiado arraigada como para ser erradicada, esta, sin embargo contenía la ambigüedad de ser una propuesta ideológica que planteaba el gobierno de una minoría por sobre las mayorías, aun cuando gloficaba a las mayorías.



Capítulo 08 – La Decisión del pueblo: elecciones y campañas electorales

Andrea Aparicio Hernández

El autor comienza a hablar de la falsa “soberanía popular” que se hace visible en época de elecciones, en donde la aparente mayoría debe votar por una minoría que fue estipulada por esta misma minoría, y que, además, era promovida por la minoría. Si bien el tamaño del electorado poseía un gran número

de la población, al recaer en hombres adultos y libres, que poseían una tierra (no debía ser arrendada ni prestada), dentro de las elecciones este gran grupo era promovido por los intereses, puesto que votaban a raíz de amenazas, lo cual no era muy común, o por sobornos, el cual podía consistir en dinero, comida, alcohol o mejoras para la ciudad, como lo es pavimentar las calles. Estos sobornos eran muy beneficiosos para la población en general, en especial para aquellos que no poseían grandes recursos, por lo que no se esmeraron en hacer que esta práctica desapareciera, ya que en elecciones muy reñidas podían alcanzar a recibir 300 libras por candidato. “Las personas favorecidas de esta manera eran en su mayor parte pequeños artesanos y comerciantes que daban la bienvenida y hasta promovían las competencias electorales debido a los ingresos suplementarios que sus votos les proporcionaban.”, era gente que no podía ser catalogada dentro de la elite, puesto que la elite era la que llegaba al Parlamento, mientras que los votantes que eran sobornados, no lo eran. “Pero la sola riqueza, si bien era necesaria, no era suficiente. Un interés involucraba, por lo general, algún lazo personal, un favor realizado, un saludo, una mano extendida, algún encanto que iba más allá del nexo del dinero.” Es decir, que no solo bastaba con sobornar a los votantes, los candidatos debían acercarse y generar un lazo con ellos, de lo contrario, si se daba por supuesto que los votantes votarían por un x candidato, estos podrían votar al final por el candidato y. Para esto el autor dice que “un interés tenía que ser cultivado o, igual que un jardín abandonado, podía disminuir”, puesto que, al ser el interés heredable, el hijo del candidato debía ser cercano también a los votantes o el apoyo podría desaparecer. Sin embargo, en las colonias sureñas inglesas (sur de Estados Unidos), este esquema no se respetaba del todo, “los cargos electivos en las colonias eran con frecuencia más una carga que un beneficio.”, ya que un cargo rara vez podía ser alcanzado a través del soborno directo o indirecto, ya que existía una violencia de por medio. Un candidato podía imponerse sobre el otro contratando a hombres violentos que amenazasen a los que votarán por el otro contrincante o a los mismos magistrados, inclusos podían impedirles el paso. Y como las elecciones en el sur eran a viva voz, esta práctica era aún más común y los candidatos, junto a sus amigos intentaban incluso en la plaza en donde se votaba, conseguir más votos. El autor señala un ejemplo en donde se evidencia la influencia de las personas externas dentro de una votación, en él dice que “en el condado de Caroline, en 1736, Jonathan Gibson fue elegido después de hacer que veintiséis de sus amigos le dieran una paliza a cualquiera que propusiera votar por su adversario, John Martin.” Y si bien se podía alegar, no se tomaban en cuenta las acusaciones de violencia, puesto que en prácticamente todas las elecciones ocurría eso y cancelarla o invalidarla significaba un mayor trabajo.

Con respecto a esta cercanía a los votantes, el candidato junto a sus amigos, iban de casa en casa pidiendo apoyo, incluso la labor de las mujeres en este punto era primordial. Estas, incluso, para conseguir el voto para su hijo o marido, podían hacer lo que le pidieran, desde un beso hasta algo más. Pero eran estás las que podían reunir la mayoría de los votos, debido a su encanto. Ellas también recibían sobornos, gracias a la influencia que podían tener sobre otras personas y así lograban más adeptos a una campaña. Y aunque esta práctica fuera ilegal (sobornar), esta era promovida de igual forma, siempre y cuando no existieran pruebas de que se hizo un soborno, o que no solo los votantes fueran sobornados, en el caso de las comidas y fiestas, sino también aquellos que no votaban. Por lo que la única manera de eludir la ley era invitar a todo el mundo y tanto hombres como mujeres nobles, debían estar a disposición de los invitados. El autor asemeja esta práctica con los carnavales de Inglaterra en donde los roles se cambian, el rico pasa a ser pobre, el pobre rico, el terrateniente hacendado, y así sucesivamente. Puesto que durante el periodo de elecciones ocurría exactamente esto, el noble, a pesar de no querer, debía acercarse a aquellos que eran más pobres y debía ser su “amigo” y fingir que el otro era su superior, solo para conseguir un voto. Al igual que las mujeres que al ser más “sociables” ponían en duda su reputación –eran consideradas, prácticamente prostitutas- y hasta su propio sexo, ya que estaba metida en temas de “hombres”. Para conseguir un voto la minoría se rebajaba a la mayoría. Finalmente, el autor señala que estas prácticas no se llevaron a cabo en Nueva Inglaterra en donde el voto era secreto, demostrando que puede ser la cuna de la democracia estadounidense, puesto que la corrupción dentro de las elecciones no existía. Sin embargo, en el sur se supo cómo acercarse al pueblo y darle más protagonismo, lo que les permitió tener un mayor aprendizaje sobre cómo convencer al pueblo de las políticas que se deberían seguir.



Capítulo 9: “La voz del pueblo: instrucciones, peticiones, asociaciones” (pág. 223-250) [Este resumen será

hecho principalmente

en base a citas del texto] Para situar el contexto de este capítulo cabe destacar que el autor señala que cuando se ratificó la soberanía del pueblo hacia

1640, ya estaba establecida “la ficción de que todo hombre, toda

mujer y todo niño de Inglaterra estaban presentes en el Parlamento a través de sus representantes.” (pág. 223) Bajo este contexto, se señala que la practicidad de la representación se sustentaba en que era imposible que todas las personas se reunieran para tomar decisiones. “la generalidad de los

hombre libres del reino, pues todos podían asistir si lo deseaban […]. Pero como […] el número de hombres libres crecía, surgió la necesidad de un representante”. Cita importante: “La idea de que el pueblo, si no fuera por los inconvenientes y obstáculos de reunir a un gran número de personas, podía actuar por sí mismo, era un ingrediente necesario de la soberanía del popular. Ayudaba a dar verosimilitud a la transferencia de poder a los representantes en las elecciones, y, por lo tanto, ayudaba a mantener la autoridad de la minoría” (pág. 224). En este sentido, se entiende que la “imposibilidad” de que todas las personas se reunieran a la vez, permitió el sustento del gobierno de la minoría por sobre la mayoría. Siguiendo con la representatividad, el autor plantea que los electores podían entregarles instrucciones a sus representantes a la hora de elegirlos: “antes de 1640 esas instrucciones se limitaban normalmente a asuntos locales, y les indicaban a los representantes que se aseguraran de satisfacer alguna necesidad de la localidad: ahondar el cauce de un río, construir un faro…” (pág.225) A su vez, se señala que estas instrucciones muchas veces se daban en forma de súplicas y otras en forma de órdenes. “La implicación era que el representante, por ser un simple agente o diputado, estaba obligado a actuar según las indicaciones de sus electores, sin considerar sus propias opiniones”. (p.228) Sin embargo, esta idea de que el representante debía obedecer las órdenes de sus electores no duró mucho tiempo (obvio), ya que muchos representantes se mostraron en contra de hacer caso en todas las peticiones, llegando a señalar: “el Parlamento es una asamblea deliberante de una sola nación, con un solo interés, el de todos…” (230). Por ende, no es labor del parlamento cumplir con las peticiones de particulares. Sin embargo, con el desarrollo de esta nueva soberanía popular “varios miembros del parlamento establecieron comunicaciones con los electores a fin de obtener apoyo popular para medidas parlamentarias dirigidas contra el rey” (p.235). Por lo tanto, los representantes comenzaron a manipular estas peticiones populares, es decir, empezaron ellos mismos a redactar peticiones a nombre del pueblo, diciendo que tenían el deber de obedecerlas, para finalmente ir implantando medidas que los fueran beneficiando a ellos mismos. Todo esto ratifica la importancia que se le daba en la época a la opinión pública, al apoyo popular (aunque fuera falso). Por otra parte, un hecho en el que hace hincapié el autor es que la palabra “petición” (de los electores a sus representantes) conlleva la implicación de sumisión, es decir el ruego de un súbito a su superior. Hablando de la nueva importancia que se le daba a la supuesta soberanía popular, se destaca que “cuanto mayor era el número de firmas en un petición y cuanto mayor era el número de sus presentadores, más fuertes eran los alegatos que se podían hacer a su favor como la voz del pueblo,

con lo que se hacía más difícil para los representantes rechazarla”. (p.240) Por ende, los parlamentarios comenzaron a redactar peticiones y hacerlas circular por diversos espacios públicos (tabernas, tiendas, reuniones sociales, etc.) con el fin de obtener firmas y respaldo suficiente para hacer cumplir las supuestas peticiones del pueblo. Además, los representantes ofrecían grandes banquetes, cerveza, fiestas, con el fin de obtener más firmas para sus peticiones. Cabe destacar que el autor señala que estas prácticas de los representantes se daban tanto en Inglaterra como en América del Norte: “en uno de los rituales de gobierno popular, mensajes en los que con frecuencia era difícil distinguir entre el origen y el destinatario, entre el suplicante y el soberano” (p.246). Con tanta manipulación ya no se sabía quiénes eran los que hacían las peticiones. Finalmente, se concluye que “la soberanía popular en Inglaterra continuó siento soberanía parlamentaria (…) Para fines del S.XVIII la soberanía popular, invocada srcinalmente en Inglaterra para justificar la resistencia al gobierno, había demostrado ser igualmente útil para asegurar la sumisión al gobierno. La ficción (representatividad) dio forma a los hechos. Pero de todas formas la ficción siguió siendo ficción”. (p.249) FIN. 

capítulo 10. La revolución imprudente.

Por Camila López. Con este capítulo se comienza la tercera parte del libro que se enfoca en la historia estadounidense y las discusiones que se dieron dentro de las trece colonias para entender el significado de la representación y soberanía desde su territorio. Para comenzar, se debe entender que el conflicto entre las colonias norteamericanas e Inglaterra se provocó por el intento del Parlamento de recaudar impuestos con la Ley del Azúcar (1764) y la Ley de Estampillado (1765). Este conflicto comenzó debido a un asunto de representatividad, ya que solamente los representantes (más particularmente, los propietarios) podían consentir impuestos y los colonos no habían autorizado a ningún representante de la Cámara de los Comunes aceptar esos impuestos. En ese sentido, la crítica de las colonias es que al no poder elegir sus representantes, aquellos designados por Inglaterra no entendían ni defendían sus intereses. El autor menciona claramente como entendían la representatividad en Norteamérica: “lo que implicaba un r epresentante no sólo debía ser elegido directamente por los votantes, sino que debía ser uno de ellos, debía vivir entre ellos y compartir sus circunstancias locales” (p.555). Al mismo tiempo, declaraban que enviar un representante no arreglaba el asunto, ya que al estar alejado de su localidad olvidaría y

desconocería las prioridades de las colonias. Entonces, producto de esta situación, las colonias negaron la existencia de una comunidad con Gran Bretaña (no significa que la relación con el rey cambiaría, su sumisión sigue intacta) con el objetivo de poner en igualdad a los representantes británicos con los de las asambleas coloniales. Por ende, las colonias buscaban tener sus propias asambleas representativas, dentro de sus propias jurisdicciones, para tener los mismos poderes legítimos que la Cámara de los Comunes. Debido a eso, el siguiente paso de las treces colonias fue declarar que sus distritos electorales eran estados libres e independientes y que el pueblo de los Estados Unidos era “independiente e igual” a cualquier otro pueblo. El naciente Parlamento se encontró rápidamente con una contradicción con en la representatividad, el mismo problema que ya habían discutido años antes la Cámara de los Comunes. El problema tiene que ver con poder lograr que los voceros de las comunidades particulares, sin perder su identidad y sus relaciones locales, actuaran sabiamente y bien para el pueblo de todo el estado. Para responder a esta problemática, redujeron el tamaño de los distritos, crearon nuevos y duplicaron el número total de representantes en las diferentes asambleas. Luego de varios problemas sobre cómo solucionar la corrupción dentro del parlamento, se decidió crear dos cámaras, una cámara alta y otra baja. Y desde ahí se presentó otro problema, ya que si bien a los estadounidenses les gustaba pensarse como una sociedad sin rangos, siempre se hizo una distinción de clases, una “mejor clase”, una “clase intermedia” y una “clase de los pobres”. Y por eso, los aristócratas naturales (como menciona el autor que es la “mejor clase”) afirmaban tener un pensamiento sabio que podía enfocarse en las necesidades de todas las colonias, esta actitud los llevó a buscar monopolizar la cámara alta del Parlamento, poniendo como condición que los candidatos de esa cámara tuvieran posesiones de propiedades. Este sistema creado por Connecticut, da entender que los hombres correctos estaban en la cámara alta, hombres con visión amplia y juicio equilibrado, a diferencia de la otra clase que era más predispuesta a defender los intereses locales. Aquel sistema logró que los mismos de su clase se eligieran entre ellos, es decir, aristócratas naturales elegían a otros aristócratas para que defendieran sus intereses que iban más allá de asuntos locales. Esta situación fue generando dos polos dentro de las dos cámaras, un polo era llamado “cosmopolitas” (tenían varios puntos de vista, más “liberales” y mayor riqueza) y el otro polo, era llamado “localistas” (venían desde el interior de las regiones que vivían de una agricultura de subsistencia y tenían menos riqueza que los cosmopolitas). Dentro de todos estos cambios, los estadounidenses se estaban dando cuenta –al igual que los ingleses- que la soberanía del pueblo podía plantear amenazas a los propios valores para cuya protección había sido creada. Y es así como el gran problema de la soberanía venía desde los mismos representantes, los cuales hacían mal uso de los poderes asumidos en nombre del pueblo. Por lo tanto,

se comenzó a repensar la soberanía del pueblo, ya que se necesitaba poner límites a las acciones de los representantes y ampliar su visión sin destruir su carácter de sujetos locales que los hacía representantes. De esto se logró hacer la distinción entre el poder electivo del pueblo y el poder legislativo del gobierno. Desde esta nueva forma de representación -luego de la independencia- llegó una nueva interrogante, ya que se necesitaba crear nuevas constituciones y tratados, los cuales debían ser firmados por el pueblo para darle legitimidad, pero tal como lo ha mencionado el autor durante el capitulo, los estadounidenses aún no comprendían que era el pueblo y cómo este debía actuar en las decisiones del Parlamento. En esa ficción, se crea una idea de pueblo al hacerlos responsables de autorizar constituciones que serían colocadas más allá del poder del gobierno para cambiarlas. En su realidad, durante 1779 se creó una instancia de creación constitucional (aunque no participaron los dos tercios del pueblo necesarios para hacer válido el proceso) que postuló principalmente una disposición para que los representantes fueran pagados por el estado y no por sus electores (nota: me recordó a la lo que vimos en Historia Antigua, como una forma de democratización de la participación política, ya que tener posesiones no sería más un impedimento para ser candidato). A su vez, se menciona que la instauración de gobernadores se creó bajo la idea de que su poder era superior al del pueblo, ya que el pueblo puede actuar por sí mismo solo en pequeños grupos locales, lo máximo que podía hacer era elegir sus representantes y someterse a ellos. Aquella idea más la de una constitución independiente del gobierno, crearon la ficción del poder popular. Además, la ratificación de las constituciones por parte del pueblo era la expresión de la soberanía de todo el pueblo en el gobierno y no sólo en la sección representativa elegida en el ámbito local. Sin embargo, esta forma de gobernar solo era usada en dos estados, estaba en duda si los demás estados seguirían su ejemplo y esta cuestión también estaba ligada a la idea de una unión de estados. Finalmente, aunque la independencia de las trece colonias había determinado que no eran parte del pueblo de Gran Bretaña, no había determinado si eran un pueblo o muchos, o si la soberanía del pueblo, por ejemplo de Virginia, se agotaba en la creación de un gobierno independiente para Virginia. Entonces, es ahí donde el autor plantea que “si los norteamericanos eran en algún sentido un pueblo, ¿ese pueblo disfrutaba de la soberanía también? ¿Y si así era, quiénes eran sus representantes?” (p.578). Esas y otras preguntas obtuvieron respuestas alrededor, durante y posteriormente de 1774, cuando los estadounidenses descubrieron una forma nueva y más eficaz de adaptar la soberanía del pueblo a las deficiencias de la representatividad orientada hacia nivel local 

Capítulo 11: La invención del pueblo estadounidense

Morgan da inicio a este capítulo abordando el Primer Congreso Continental (1774), y haciendo una mención sobre las diversas formas en que los representantes que eran parte de este habían sido elegidos por sus colonias, quienes sin tener claro el enfoque de dicho congreso se asociaron a fin de detener el comercio con Gran Bretaña. Sin embargo, para el Segundo Congreso Continental, este ya estaba asumiendo atribuciones propias de un gobierno, al declarar que las colonias unidas eran y debían ser por derecho, estados libres e independientes. Sin embargo, con la creación de los gobiernos estatales y la aprobación de los artículos de la confederación, se le dieron más atribuciones al congreso, como la creación de una marina o el control del valor de la moneda, pero, todo acto de este gobierno era llevado a cabo por el gobierno de cada estado, dejando el poder del congreso en un papel de poderío asignado sin una práctica de aquel poder, y con esto se levanta la pregunta sobre si los miembros del congreso eran realmente representantes del pueblo, y de ser así, ¿de qué pueblo? ¿representaban a una nación o a su estado? A lo que Patrick Henry responde tratando a los representantes del congreso como “representantes de representantes”, ya que en realidad eran enviados de los gobiernos de cada estado, situación que incluso los artículos de la confederación reconocían al no darles ningún tipo de atribución ni en lo que respecta a impuestos como a la posibilidad de legislar de manera alguna.

Ante esto es que comienza a aparecer la idea de una cámara nacional de representantes, en la cual cada uno de los participantes sea elegido de manera popular, la cual es finalmente propuesta en la convención constituyente de 1787, de mano de James Madison con la Constitución de los Estados Unidos, sin embargo, pese a la conformación de esta convención mediante las legislaturas, Madison logró sobreponerse a esto apelando a la idea de la soberanía popular, la cual no era reconocida del todo en los Estados Unidos, pero que se entendía como una autoridad mayor a la de cada Estado de manera individual. De esta manera se proponía un gobierno nacional como la forma de superar las visiones locales de los representantes de cada estado, situando de esta manera al pueblo estadounidense como una entidad mayor y capaz de dar a este gobierno nacional una autoridad superior a la de los estados. (Aquí Morgan refiere a la invención del pueblo soberano en Inglaterra en 1640 como la forma en que la Cámara de los Comunes logra derrotar la soberanía del rey, comparando esta con la acción de Madison al “crear” esta soberanía popular norteamericana).

Madison se enfrentó entonces al problema de cómo construir un gobierno nacional que no cayera en las mismas falencias de los gobiernos de cada estado, con representantes apelando específicamente

por los problemas de sus electorados, y al mismo tiempo sería difícil crear un gobierno de alcance nacional sin el apoyo popular que le permitiera ponerse por sobre los estados. Es por esto que Madison se vale de las ideas de David Hume (Idea of a perfect Commonwealth) y se enfoca en el tamaño de los electorados, imperando la idea de que un electorado grande es más beneficioso que uno pequeño, ya que dentro de una república grande existe amplitud y espacio para refinar la democracia, de esta manera, aquellos grupos pequeños que quisieran levantar ideas para reprimir a otras tendrían una tarea cada vez más difícil ya que en un sistema de este tipo, con una gran diversidad de población y territorial como la de los Estados Unidos, sería muy difícil obtener una mayoría, amparando así a los grupos minoritarios. De acuerdo a esto es que se articula el llamado “Plan Virginia”, donde se propone la articulación de un gobierno nacional conformado por una entidad ejecutiva, una cámara alta y el poder judicial, todo esto acompañado de una cámara de representantes, la cual sería elegida por el voto popular, mientras el resto de los puestos ejecutivos y del senado serían elegidos por la misma cámara baja (representantes) desde una lista levantada por las legislaturas, posicionando de esta manera a la cámara baja como uno de los órganos más relevantes dentro del gobierno por sus atribuciones. Esta propuesta fue aceptada por la convención sin mayores reticencias, sin embargo, la idea de votaciones populares fue punto de discusiones por miedo a que se estuviera sujeto a los mismos defectos de las asambleas públicas, lo que Madison defendió argumentando que las elecciones populares eran la base de un gobierno libre, y que también pondría a este gobierno por sobre los estados.

Dentro de los debates referentes a las elecciones de manera directa o indirecta, George Mason sale a la defensa de la soberanía popular, al referir al congreso y sus miembros como representantes de los estados, dejando la representación del pueblo al gobierno, por ende, los representados eran quienes debían elegir a sus representantes, pasando a la idea de representación como vivir entre los electores, pensar como estos e incluso residir entre ellos para que su representación sea legitima. Más adelante dentro de la convención, interviene William Patterson (Nueva Jersey) postulando dar más poder al congreso existente, lo que es rechazado ya que el pueblo considera que el congreso no es representante de la población, y que solo se otorgaría poder a una legislatura su esta estuviera formada por representantes propios de la población.

Madison y sus compañeros (Mason, Wilson y Morris) llegaron a proponer incluso en un momento dejar de lado las elecciones indirectas del Senado y el ejecutivo bajo argumentos ligados al tamaño

de la elección, convencidos de que dentro de una elección con un amplio espectro tenían menores posibilidades de ser viciadas. Esta propuesta fue frustrada por el miedo de los gobiernos de los estados ante la posibilidad de un gobierno nacional demasiado fuerte, junto a aquellos que temían que las elecciones populares nacionales sufrieran de los mismos defectos que en los estados. Afortunadamente Madison logró asegurar la elección popular de la cámara de representantes, la cual se entendía de esta manera como legitimada a escala nacional. Sin embargo, un detalle al que se le prestó poca atención fue el tamaño de la cámara y su electorado, lo que se resolvió de manera apurada en el “gran acuerdo” donde se decidió que cada estado tendría igual número de representantes en el senado, y en el caso de la cámara baja una representación proporcional a la población del estado. En una primera instancia, esta cámara estuvo compuesta de 75 representantes, debido al alto número de electores por representantes, que en un inicio era de 40 mil, número que solo se logró reducir gracias a Washington (El hombre, no la ciudad ni el Estado) quien intervino en la convención y con lo cual se redujo el número a 30 mil electores por representante. Sin embargo, la cámara de representantes seguía siendo la más pequeña, y esto, sumado a la elección indirecta y a la elección de todos los cargos fuera de la cámara, hacían del ambiente político un entorno claramente aristocrático para el gobierno.

Es en este punto que Madison se muestra desesperanzado sobre el rumbo de su constitución, y la predominancia de un rasgo aristocrático dentro del gobierno, no solo dentro de la cámara de representantes, sino también dentro de los cargos del Senado y del ejecutivo, ya que, tanto los representantes, por el tamaño de sus electorados serian preferiblemente aristócratas, y de igual manera, los representantes son quienes eligen al Senado y poder ejecutivo.

Dentro de las legislaturas, se llamó a elecciones populares para las convenciones estatales, a fin de aprobar o rechazar la constitución. John Smilie (Pensilvania) levanta la crítica al senado y la característica aristocrática que tendría, y que también se vería en la cámara de representantes a causa del tamaño del electorado, debido a que el común de las personas no conocería a los candidatos y no se molestarían en votar, participando solo “las herramientas del gobierno” (cualquier similitud con alguna asamblea es solo coincidencia). Otra critica que se levantó contra esta constitución era el tiempo de cada representante (dos años), ya que se consideraba muy largo por algunos, en defensa de este tiempo se levantaba la idea de que para despojarse de los intereses locales y adquirir el conocimiento de la política era necesario este tiempo, lo que era contrario al deseo de los anti

federalistas, que planteaban la necesidad de que el representante no se desprenda de sus intereses locales, ni de lo que aqueja a sus representados. También se suma a esto la idea de que los representantes no debían ser solo intelectuales, sino también personas ordinarias, agricultores y personas comunes, equilibrando de esta manera la representación, controlando a los aristócratas. Dentro de estas críticas, destaca George Mason quien plantea que los representantes deberían mezclarse con la gente y vivir con esta, por lo que sería imposible una cámara de representantes que pueda hacer coincidir los electorados con esa descripción (electorados demasiados pequeños significan muchos representantes, y una cámara insostenible), por lo que estaba en la propia naturaleza del gobierno el que no fuera totalmente representativa del pueblo y por tanto era peligroso cederle todas las atribuciones que estaban en la constitución.

Otro debate entre federalistas y antifederalistas se dio cuando se levanta la idea de que algunos pueblos, abandonado su estado de naturaleza mantenían contratos en que se delegaban sus poderes a los gobiernos de sus estados y al congreso, sin poder recuperar aquel poder cedido (Idea de Hobbes por si no se nota) a lo que los federalistas responden con la premisa de que el poder supremo y absoluto del gobierno nacional yace en el pueblo, y de esta manera, como la constitución es superior a las legislaturas, el pueblo es superior a cualquier constitución.

También se discutió la naturaleza del gobierno, y el uso de la frase “nosotros el pueblo”, lo que los antifederalistas critican desde la idea de que el pueblo y el gobierno no pueden ser lo mismo, y que gobernantes y gobernados no pueden ser idénticos, y que el pueblo debe conservar garantías sobre quienes ejercen el gobierno en su nombre, ante esta critica el mismo Madison redacto una declaración de derechos y la condujo a través de la cámara de representantes como las primeras 10 enmiendas a la constitución, pero con la garantía de que la Constitución de los Estados Unidos ya estaba aprobada y la invención del pueblo soberano ya estaba concretada.

Tras algunos años de esta aprobación, se dieron diversas controversias dentro del clima político, pero todas estas referían principalmente a medidas tomadas por el mismo gobierno, dejando de lado cualquier tipo de critica a la institucionalidad misma que estaba impuesta, sino con una crítica dirigida por completo a lo que se pretendía emanar desde dicha institucionalidad. De esta forma Madison logra la creación de un pueblo soberano y evitado la cuestión de la aristocracia dentro del ámbito de la política estadounidense.



[EPÍLOGO]

DE LA DEFERENCIA AL LIDERAZGO -

El autor se refiere a las ideas de Hume con respecto a cómo la minoría puede gobernar a las mayorías. Menciona que este autor atribuía aquello a la opinión.

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Se hace referencia al concepto de igualdad y como éste pega de lleno en la formulación de la soberanía popular. La idea de igualdad se amplía a raíz de la soberanía popular, lo que está determinado por el efecto de las ficciones, concepto que se explicará más adelante.

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El parlamento, al enfrentarse con el rey sustituyó el derecho divino por la soberanía popular, lo que hizo descender al rey muy abajo. “La soberanía del pueblo supuso la existencia de un estado natural en el que no había ningún rey, sino que todos los hombrees eran iguales en cuanto a los poderes que la naturaleza o el Dios de la naturaleza les había otorgado” (305).

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A medida que avanzaba la disputa entre el Parlamento y el rey, éste último fue pidiendo más atribuciones y un mayor poder de autoridad, para finalmente terminar reclamándola por completo. Por ello los miembros de la Cámara de los Comunes se vieron exaltados, así como alguna vez habían exaltado al rey.

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Los caballeros [lords] no veían contradicción en el hecho de elevarse de tal manera con los fundamentos populares. Sin embargo, la soberanía popular, a menudo solía encontrar una expresión de disputas entre la minoría por la posesión de los poderes y privilegios.

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La ficción comprendía que el pueblo era capaz [supuestamente] de actuar como había actuado en el “contrato srcinal” (supongo que aquí se refiere al sistema anterior). De dicha forma, se esperaba que el pueblo supiera actuar dentro de este modelo de soberanía popular.

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El estado de naturalezasuponía que todos debían ser iguales, al menos en la condición imperante después del estado de naturaleza, un contrato entre los individuos anterior a la creación del gobierno. De todas formas, este estado republicano no implicaba que

cualquiera era capaz de gobernar.

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No había dentro de la doctrina alguna clase de instrucción para quiénes, y cómo debían llegar a ganar elecciones, por ejemplo. Si la soberanía popular conseguía que la minoría gobernara a la mayoría, no existían instrucciones para que dicha minoría pudiera gobernar a la clase de personas que era el pueblo. La concepción de soberanía popular reformó en Inglaterra de forma fundamental la vida social y política imperante.

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En las colonias del sur [que podemos entender como el sur del actual Estados Unidos], donde la ética protestante era menos evidente -no por eso no existente- y el abismo económico más amplio, la presencia de una subclase de esclavos negros unió al plantador adinerado y el agricultor a formar su orgullo de hombres blancos libres. Esto, más otros sucesos similares determinó la división entre clases y la búsqueda de ser la mejor clase. “La guerra revolucionaria sirvió para destacar el carácter transitorio de las grandes fortunas y del prestigio social vinculad a ellas” (311).

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América del Norte se destacó por la constante vida en guerra que tenía [buscando la descolonización dentro de todo], y esta empresa de guerra era realmente costosa. Los gobiernos norteamericanos nacían comprometidos con la guerra, buscando defenderse de que los británicos subieran todavía más los impuestos. Esta guerra provocó que gran parte de la mano de obra que se enfocaba en la manufactura y la producción de alimentos tuviese que cambiar de rubro hacia el servicio militar o el ejército continental, y además, el ejército consumía la mayoría de los suministros disponibles.

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Es de esta forma que se pueden vislumbrar dos elementos de vulnerabilidad en América del Norte, el primero es el desarrollo de la iglesia y el otro en el del ejército.

IGLESIA -

El desarrollo eclesiástico puede verse con mayor facilidad dentro de Nueva Inglaterra [noreste del actual Estados Unidos, se supone], donde las iglesias operaban desde el principio de las repúblicas espirituales independientes. “Cada Iglesia se rodeaba de los “santos visibles” de un vecindario, quienes acordaban entre ellos una suerte de contrato social por que el decidían “caminar juntos” en la adoración de Dios” (313).

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El principal problema que experimentaron las iglesias dentro de Nueva Inglaterra fue que el enfoque de su iglesia estaba dirigido a personas que ya habían sido convertidas al protestantismo y no en intentar atraer personas que no se hubiesen convertido todavía.

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En el año 1740 arribó a América de Norte el predicador inglés George Whitefield, y fue en ese momento donde el impulso evangélico llegó a su mayor punto. El impacto que causó la figura de Whitefield dentro de las colonias logró que los historiadores nombraran este proceso como el Gran Despertar. Este proceso llevó a luchas entre las diversas iglesias protestantes, desde los evangélicos a los anglicanos, quienes competían por quien poseía mayor cantidad de profesos.

EJÉRCITO -

Ha de saberse que el hecho de pertenecer a la milicia en la colonia inglesa significaba prestigio político y social. En tiempos de paz la milicia podía servir como una escuela de subordinación social, pero cuando estalló la real guerra todo lo aprendido no fue suficiente

para lidiar con ella. Inglaterra era tan profesional en la guerra, que significó un problema para la colonia americana. -

Luego del triunfo en la guerra, la estructura militar se alejó de la estructura social. El rango social y militar estaban en discordia. “Los hombres que habían obtenido altos mandos en la guerra podían o no lograr convertir el prestigio militar en prestigio social o fuerza política” (320).

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La ideología republicana que había nacido en la revolución no garantizaba ningún alto puesto al soldado profesional y generaba la desconfianza hacia el ejército que había conseguido la república. Los jefes de la revolución no alcanzaban automáticamente un lugar en la cima de la jerarquía social, eran regresados a la vida civil.

LUCHAS ELECTORALES -

Las estadísticas determinan que las minorías que gobernaron a las mayorías en el SXVIII, a pesar de las fuertes campañas electorales que realizaban, no lograban atraer una gran cantidad de votantes.

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El surgimiento de una nueva nación [Estados Unidos] podía significar que el control del gobierno volvería los miembros de clases superiores, entes de renombre nacional. Algo para no preocuparse de que hombres menores pudiesen tener habilidad de obtener votos.

SÍNTESIS Lo anterior lleva al srcen del político y los partidos políticos dentro de Estados Unidos, que significaban una reestructuración de la sociedadque se fue produciendo desde la primera vez que la Cámara de los Comunes apeló por la soberanía popular. El liderazgo ganó posición dentro de la sociedad. La declinación de la deferencia y el surgimiento del liderazgo marcan el surgimiento de un nuevo modo de relaciones sociales y una nueva forma de determinar quién es esa minoría que debe destacarse para gobernar a la mayoría.

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Primer cuerpo significativo con pensamiento protodemocrático. Su creencia recae en que las personas nacen libres y poseen derechos que residen en lxs individuxs. Buscan la creación de una reforma constitucional y que entregue igualdad de derechos ante la ley.

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