Resumen Libro VI Polibio - Historias
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Resumen IV Libro de las Historias de Polibio...
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Historias – Polibio (200-118 a.C) Libro VI CAPÍTULO PRIMERO - Las mujeres romanas no podían tomar vino - Lucio fue a Roma para probar su valía. Se hizo muy amigo y consejero del rey Anco Marcio, y lo hizo tan bien que fue elevado al trono. CAPÍTULO II Dificultad en investigar la forma política de Roma: ignorancia de lo pasado. Tres especies de gobierno que todo el mundo conoce, y sus degeneraciones. Monárquico tiranía Aristocrático Democracia
injusticias oclocracia o gobierno del populacho
“Sólo el que conozca la constitución natural de cada Estado es el que podrá conocer a fondo sus progresos, su auge, su mutación, su ruina, cuándo y cómo sucederá y en qué forma se cambiará. Me presumo que si a alguna república es adaptable este género de examen, es en especial la romana, porque su primer establecimiento y sus progresos son conformes a la misma naturaleza.” CAPÍTULO III Origen de las sociedades, y especialmente de las monarquías y de los reinos. ¿Cuál es, pues, el principio de las sociedades, y de dónde diremos que traen su origen? Los hombres se asocian, por necesidad el que excede al resto en fuerza, espíritu y atrevimiento los gobierna. “Mientras la autoridad se mide por las fuerzas, se llama monarquía; pero después que con el transcurso del tiempo se introduce en la sociedad una educación común y un trato mutuo, ya entonces pasa a ser reino; y este es el momento en que el hombre comienza a formar idea de lo honesto y de lo justo, así como de los vicios contrarios.” “cuando la razón llega a ejercer su imperio sobre la ferocidad y la fuerza, de monarca pasa a rey insensiblemente y sin que nadie lo perciba.” Los súbditos mantienen en el poder a los descendientes, convencidos de que educados por la misma familia tendrán las mismas costumbres. Si se disgustan con los sucesores, eligen, y ya no por el más fuerte, sino por el más prudente y sabio. De reyes fueron pasando a tiranos, llevando vidas desordenadas. Al tiempo que se hacen tiranos, siembran su ruina: suscitan envidia y odio, y se conspira contra ellos. Los que conspiran son los mejores hombres, que son más sensibles a la injusticia de la tiranía.
CAPÍTULO IV Orígenes de la aristocracia, la oligarquía, la democracia y la oclocracia.Sucesión de unas en otras hasta tornar a la monarquía. La aristocracia se toma el poder. El pueblo, reconociendo que ha sido liberado del tirano, se entrega. La aristocracia en un principio busca el bien de la república. Los hijos que les suceden no saben trabajar, “sin la más mínima noción de la igualdad y de la libertad constitutivos de una república… y abandonándose unos a la avaricia y torpe deseo de riquezas, otros a las borracheras y comilonas insaciables, otros a los adulterios y amores infames, transforman la aristocracia en oligarquía” Despiertan así en el pueblo el mismo sentimiento que la aristocracia había tenido ante el tirano, y llegan al mismo fin. El pueblo sigue traumado con el tirano y la oligarquía, se deciden a gobernarse por medio de la democracia. Al principio es todo perfecto, pero las siguientes generaciones ya no se preocupan por la igualdad y dignidad; solo buscan el poder, ocupan cohecho y corrompen al pueblo. Desaparece así la democracia, sustituido por la fuerza y la violencia. Esto hasta que vuelve a aparecer un señor que domine la situación, y se vuelve a la monarquía. Roma sufre esta misma mutación. CAPÍTULO V Alabanza del gobierno de Licurgo. Licurgo formó su república compuesta delo bueno y peculiar que encontró en los mejores gobiernos, para que ninguna potestad saliese de su esfera y degenerase en el vicio connatural. En su república estaban contrapesadas entre sí las autoridades; miedo del pueblo contenía la soberbia de los reyes. Al pueblo refrenaba el respeto del Senado, cuerpo formado de gentes escogidas y virtuosas, que siempre se habían de poner de parte de la justicia. De suerte que la parte más flaca, pero que conservaba en vigor la disciplina, venía a ser la más fuerte y poderosa con la agregación y contrapeso del Senado. Con este género de gobierno conservaron los lacedemonios su libertad por más tiempo que otro pueblo de que tengamos noticia; y con esta política, Licurgo, previendo de dónde y cómo se originan los males, estableció la mencionada república sin peligro. Los romanos, aunque en el establecimiento de su república se propusieron el mismo objeto, no fueron conducidos por la razón, sino por los muchos combates y peligros, a cuya costa aprendieron la forma de gobierno que más bien les convenía. De este modo llegaron al mismo fin que Licurgo y fundaron una república la más perfecta que conocemos.
CAPÍTULO VI Diversas potestades que forman la República Romana y derechos propios de cada una.
República Romana tiene gobierno compuesto por tres cuerpos Cónsules: árbitros de lo público. Proponen asuntos a tratar y tienen derecho a formar decretos. Convocan asambleas, proponen leyes. Autoridad casi soberana en lo concerniente a la guerra. Senado: manda en el erario ($). Se encarga de delitos que requieren corrección pública (traiciones, conjuraciones, asesinato, etc.). Manda y recibe embajadas, y soluciona conflictos entre particulares y ciudades de Italia. Pueblo: árbitro de premios y castigos. Juzga e impone multas cuando hay delitos. Puede condenar a muerte. Distribuye cargos, aprueba o reprueba leyes, y es consultado sobre todo lo concerniente a guerra/paz. “A la vista de esto cualquiera dirá con razón que el pueblo tiene la mayor parte en el gobierno, y que es popular el Estado.” CAPÍTULO VII Contrapeso y conexión que poseen entre sí las tres potestades que forman la República Romana. Cónsul: debe el éxito de sus expediciones a que el Senado mande $, necesitan del favor del pueblo para continuar/terminar la guerra. El pueblo, además, juzga su mandato. No pueden desatender la autoridad del Senado ni el favor del Pueblo. Senado: debe tener consideración al pueblo, los juicios dependen en gran medida de éste. “no es extraño que el Senado tema y respete al Pueblo”. Pueblo: se halla sujeto al Senado, debe coordinarse con este (o al menos con alguno de sus miembros). OO.PP, por ejemplo, necesitan $ que solo da el Senado, que también maneja las deudas (“dicom”) y los contratos. Cuando hay amenazas externas la constitución de la república es invencibles, todos se coordinan en vistas a un fin. Cuando hay paz se vuelven soberbios, y es la misma institucionalidad que los salva (no permite que una parte se arrogue más poder del que le corresponde) CAPÍTULO VIII Reglamentos militares del pueblo romano. Nombramiento de tribunos. Recluta de tropas naturales y aliadas. CAPÍTULO IX Armas utilizadas por los romanos. Se van diferenciando según el lugar en la cadena de mando. CAPÍTULO X Forma de acampar de los romanos. Muy reglado, todos los campamentos iguales, misma distribución, distancia, etc. CAPÍTULO XI Servicios de los soldados romanos en sus campos.
Todos los soldados hacen un juramento: no robarán nada del campamento y lo que encuentren lo llevarán a los tribunos. CAPÍTULO XII Castigo para delitos (jurar en falso, mentir, robar, etc.): les pegan entre todos, muchos mueren. Castigo severo para mantener la disciplina. Para inspirar valor convocan al ejército y a los que se han distinguido los felicitan y les hacen un regalo públicamente. A quienes son honrados les corresponden fiestas y juegos a la vuelta de la campaña. CAPÍTULO XIII Forma de abandonar el campo, marchar el ejército y asentar las tiendas. (Compara con los griegos, pero en un detalle de como arman campamentos) CAPÍTULO XIV Gobiernos famosos en la antigüedad y comparación de unos con otros.Gobierno de Creta, ni parecido ni digno de alabanza como el de Licurgo. Son famosas las repúblicas de Lacedemonia, Creta, Mantinea y Cartago. Atenas y Tebas también tienen fama, pero ha sido por cosas puntuales, cortas. “El pueblo de Atenas ha sido siempre como una nave sin piloto”. Tebas hace todo con violencia. Creta: refiriéndose a “los más hábiles escritores de la antigüedad, Eforo, Jenofonte, Calístenes y Platón”, dice que estos la asimilan a Lacedemonia, pero que están equivocados. Según Polibio, Creta no es digna “de elogio, ni de emulación”. CAPÍTULO XV Gobierno de Licurgo, apto por sí solo para mantener la libertad.- Superior bondad y eficacia que encierra en sí la constancia de la República Romana para extender sus fronteras. “En mi opinión, Licurgo estableció tales leyes y tomó tan sabias providencias para mantener la concordia entre los ciudadanos, poner a cubierto la Laconia, y conservar a Esparta una libertad permanente, que más la juzgo esta obra divina que humana. …Y así le faltó, o haber impuesto a la nación esta cortapisa, o haberla inspirado este deseo, para que así como formó sobrios y parcos a los particulares, hubiese hecho asimismo moderado y contenido a todo el Estado. Y no que ahora, viviendo el particular sin codicia y con mucha moderación en sus derechos públicos y privados, el conjunto de la nación es el más ambicioso, el más amante de dominar y enriquecerse a costa de los otros griegos.” “se debe confesar que la República de Lacedemonia es defectuosa, y que la romana la lleva muchas ventajas, por poseer una constitución más poderosa. Los hechos mismos evidencian lo que digo. Los lacedemonios, por aspirar al mando sobre la Grecia, estuvieron cerca de perder la libertad; los romanos por el contrario, después de sujetada la Italia, sometieron en poco tiempo todo el universo” CAPÍTULO XVI Paralelismos de la República cartaginesa y la romana.
Cartago tuvo sistema muy parecido al de Roma, pero temporalmente antes (cuando Cartago estaba en decadencia Roma estaba en su apogeo) Cartago tenia mejor dominio del mar, mientras que Roma dominaba en tierra. Esto porque Cártago usaba tropas mercenarias, mientras que Roma “saca a las suyas del país y de la misma Roma”. Polibio insiste en este punto, y lo ejemplifica con Horacio: “Arrancado el puente, y frustrado el empeño del contrario, Horacio se lanza con sus armas en el río, prefiriendo una muerte voluntaria por la salud de la patria, y la gloria que después le redundaría, a la vida presente y los años que le quedaban. Tanto es el ardor y emulación que inspiran en la juventud las costumbres de los romanos para las bellas acciones.”
CAPÍTULO XVII Continúa la comparación entre las dos repúblicas.- Influencia que posee en la de Roma la superstición.- Decadencia y perturbación que la espera. “Hasta las formas de ganar la vida son más legítimas entre los romanos que entre los cartagineses.” Dice que en Roma es indecoroso ganarse la vida con “malas artes”, mientras que en Cartago lo importante es solo ganar $. La principal virtud que ve Polibio en la República Romana es en el ámbito religioso. Plantea que la superstición sirve para refrenar al pueblo, que es un “animal inconstante”. Además, “la religión sola del juramento les hace observar una fe inviolable”. Plantea la superstición como arreglo contra la corrupción, que en otros lugares es casi imposible encontrar hombres no corruptos. Necesario es a los que desean adquirir buena educación aprender y ejercitar desde la infancia las demás virtudes, especialmente el valor. El que asegura cosas no sólo falsas, sino imposibles, comete una falta sin excusa. Esto estaba así en el texto.
Como sabio y prudente obra quien, según Hesiodo, sabe cuándo vale más la parte que el todo. Aprender a no mentir a los dioses es base del culto de la verdad entre los hombres. Hay un sitio llamado Rhuncus en las inmediaciones de Stratum en Etolia, según dice Polibio en el libro sexto de su historia. Olcium, ciudad de Etruria.
CAPÍTULO XVIII Constitución y revolución de la República Romana.
“Sé cuán difícil resultará a algunos explicarse por qué interrumpo el hilo de mi narración, para referir el expresado sistema político; pero creo haber manifestado varias veces que desde el principio me impuse una obligación, y forma parte integrante de mi plan general, dándola a conocer en el comienzo y en la exposición de mi historia, donde dije que la mejor y más preciosa enseñanza de las que puede ofrecer esta empresa mía a los lectores de mi obra será la de saber por qué medios y con cuál forma de gobierno lograron los romanos, después de someter en menos de cincuenta años a casi todo el mundo conocido, sujetarlo a su dominio, cosa de que no existe ejemplo en los pasados siglos.” No le encontré mucho sentido a este capítulo así que lo dejé tal cual.
CAPÍTULO XIX Conjugación de lo agradable con lo útil. Característico es de un ánimo sediento de instrucción gozar observando las causas y procurar en cada circunstancia hacer la elección más acertada. Lo mismo puede decirse de los estados en los que este estudio es el primer elemento de buen éxito y su olvido causa segura de reveses y catástrofes. Este principio es un manantial no sólo de nuestros designios y propósitos sino de su realización. En la mayoría de las cosas humanas, los que por sí adquirieren una fortuna, inclinados son a conservarla, y los que de otros la reciben hecha, propicios a disiparla.
CAPÍTULO XX Alusión a las campañas de Jerjes en Grecia- Apogeo de la República Romana. El gobierno de Roma había alcanzado el apogeo de la perfección y belleza en la época de Aníbal, punto de partida para hacer esta digresión. Explicada ya su forma, diré ahora lo que era cuando los romanos, reunidos en Cannas, vieron su imperio completamente arruinado. No ignoro que lo expuesto parecerá insuficiente, por haber omitido algunos detalles, a los hombres nacidos bajo esta constitución. Poseedores en este asunto do conocimientos completos y de consumada experiencia, que deben a la ventaja de vivir desde la infancia dentro de las costumbres e instituciones de su patria, tendrán menos estimación a lo que he dicho que afición a buscar lo omitido: no supondrán que el escritor ha desdeñado de intento debates de escaso interés, sino le acusarán de callar por ignorancia las causas y ligazón de los hechos: sin aprobar las consideraciones que haya expuesto, por juzgarlas mediocres y superfluas, aplicáranse a notar sus omisiones, calificándolas de esenciales, inspirándoles tal crítica el deseo de aparecer más sabios que el autor. Mas un juez imparcial debe juzgar al escritor por lo que dice y no por lo que omite. Si el censor advierte algún error en los hechos referidos, sabrá que las omisiones proceden de ignorancia; pero si lo que dice es cierto, conceda al menos que lo callado es por discernimiento, no porque lo ignore. Con esto basta para aquellos que critican a los historiadores con más animosidad que justicia. Se defiende antes de tiempo de críticas que probablemente le lleguen.
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