Resumen GAIA

November 29, 2018 | Author: Betsy Blanco Ramirez | Category: Gaia Hypothesis, Nature, Energy And Resource, Science, Technology (General)
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RESUMEN DEL LIBRO: Durante miles de años la Humanidad ha explotado la tierra sin tener en cuenta las consecuencias. Ahora que el calentamiento global y el cambio climático son evidentes para cualquier observador imparcial, la Tierra comienza a vengarse. La humanidad no sólo está a punto de autodestruirse, sino que todas las soluciones propuestas o aplicadas hasta ahora no pueden resolver el problema (la biomasa, la energía solar, etc.) El profundo conocimiento del autor sobre la ciencia del calentamiento global le permite dar dar nos una verdadera explicación sobre lo que está pasando y propone soluciones realistas para el mayor problema al que ha tenido que enfrentarse la Humanidad. En este apasionado alegato, James Lovelock argumenta que, aunque el cambio climático ya es inevitab inevitab le, todavía no es demasiado tarde para salvarnos (o al menos algunos de nosotros).

La hipótesis de Gaia es un conjunto de modelos científicos de la biosfera en el cual se postula que la vida fomenta y mantiene unas condiciones adecuadas para sí misma, afectando al entorno. Según la hipótesis de Gaia, la atmósfera y la parte superficial del planeta Tierra se comportan como un todo coh erente donde la vida, su componente característico, se encarga de autorregular sus condiciones esenciales tales como la temperatura, composición química y salinidad en el caso de los océanos. Gaia se comportaría como un sistema auto-regulador (que tiende a l equilibrio). equilibrio). La teoría fue ideada por el químico James Lovelock en 1969 (aunque publicada en 1979) siendo apoyada y extendida por la bióloga Lynn Margulis. Lovelock estaba trabajando en ella cuando se lo comentó al escritor William Golding, fue éste quien le sugirió que la denominase ³Gaia´, diosa griega de la Tierra (Gaia, Gea o Gaya). Lovelock fue llamado por la NASA en 1965 para participar en el primer intento de descubrir  la posible existencia de vida en Marte. Participó como asesor de un equipo cuyo objetivo principal era la búsqueda de métodos y sistemas que permitieran la detección de vida en Marte y en otros planetas. Uno de los problemas que resolver sería el encontrar los criterios que deberían seguirse para lograr detectar cualquier tipo de vida. A Lovelock le llamaron la atención las radicales radicales diferencias que existían entre la Tierra y los dos planetas má s próximos, fue la singularidad de las condiciones de la Tierra lo que le llevó a formular su primera hipótesis. El último libro de James Lovelock: "La venganza de la Tierra. La teoría de Gaia y el futuro de la Humanidad" es un libro muy interesante, lleno de hallazgos, algunas verdades a medias y varias falacias.   A principios de los setenta Lynn Margulis (eminente bióloga y primera esposa de Carl Sagan) y James Lovelock postularon la hipótesis Gaia, según la cual la Tierra es un sistema de control activo y adaptable, capaz de autorregularse y mantener así las condiciones adecuadas para la vida. Gaia tendría ciertas características de un macro macro organismo. De algo vivo . Esta hipótesis fue adoptada con entusiasmo por los ecologistas, los hippies y los amantes de lo alternativo; pero, sin embargo, encontró un fuerte rechazo por parte de la mayor parte de los científicos, en especial los biólogos. Lovelock reconoce que, en sus intensos debates con Richard Dawkins (padre de la teoría del gen egoísta, ateo, brillante pensador y divulgador de la evolución), éste le demostró que la teoría Gaia era necesariamente errónea e incompatible con la evolución darwinista. En

consecuencia, Lovelock nos presenta ahora una teoría que, nos dice, no debemos entender literalmente, sino más bien como una metáfora. Pero lo dice con la boca chica. A lo largo del libro vemos innumerables pasajes en los que el autor demuestra que sigue creyendo, a pies juntillas, que Gaia es y se comporta como un macro-organismo, que tiene una especie de conciencia e incluso puede tomar decisiones . COMENTARIOS:

Gaia incluye la litosfera, la biosfera y la atmósfera, por lo que es fácil adivinar su gran complejidad. Pero Lovelock va más allá: nos qu iere convencer de que es imposible comprender Gaia, pues forma parte de los entes emergentes, inherentemente incomprensibles e irreductibles a conceptos más sencillos . Así, todo esfuerzo de la razón o la ciencia por entender Gaia estaría condenado al fraca so. Es más, peca de frío reduccionista quien lo intente. Cuando en un mismo párrafo aparecen las palabras emergente y reduccionista a mí se me pone (más) cara de bobo, se me frunce el ceño y me entra la terrible sospecha de que me están vendiendo crece -pelo. Curiosamente Lovelock no aporta ninguna prueba del carácter emergente de Gaia, ni siquiera descubrimos por qué dice que es tan tremendamente compleja que "no puede ser  comprendida en el limitado espacio de nuestras mentes conscientes" ni aunque esté descrita con palabras. Nos enteramos de que "nuestros pensamientos inconscientes profundos no se construyen de forma racional, sino que emergen plenamente formados" y con esos sí, con esos podemos intuir lo que es Gaia. Lovelock acude también a otro ejempl o emblemático: la conciencia. Según él la conciencia es un fenómeno emergente, es decir, que no puede ser entendido en términos de sus componentes, que no puede ser reducido a conceptos más simples, ni descrita con palabras ni comprendida.

La venganza de la tierra Teoría de Gaia: (la tierra es un sistema autorregulado que surge de la totalidad de organismos que la componen, las rocas de la superficie, el océano y la atmósfera, estrechamente unidos como un sistema que evoluciona . El sistema tiene un objetivo: la regulación de las condiciones de la superficie para que sean lo más favorables posible para la vida que en aquel momento pueble la Tierra. Se basa en observaciones y modelos teóricos y ha realizado predicciones correctas).

En la portada se muestra la tierra convertida en una bomba, con la mecha encendida. ¿Cuándo explotará la tierra?. Esto no lo sabe ni Lovelock ni nadie, pero el autor se plantea una situación, la actual, en la que podríamos afirmar que hemos sobrepasado la línea de no retorno. Esto es, hagamos lo que hagamos, ya es tarde, para restablecer la salud de la tierra. Solo podemos pues poner parches. No afirma el autor que la tierra vaya a saltar por  los aires, o a explotar, sino que la biosfera, allá donde vivimos, está seriamente d añada y nuestra civilización en el futuro se verá mermada. No desaparecerá por tanto la humanidad, sino que habrá millones de bajas. Algunos sobrevivirán. Con la subida del nivel del mar,

muchas ciudades serán sepultadas bajas las aguas, lo que hará que la gente tenga que desplazarse a nuevos lugares. La temperatura será mayor, pues el sol calentará con más fuerza y la gente morirá como pasó en Francia en el verano de 2003, los recursos se verán limitados, la tierra no dará de sí para abastecer a los futuro s ocho mil millones de personas. Habría que dejar de maltratar a la tierra, no talar tantos árboles, contaminar menos la atmósfera con dióxido de carbono, reducir la dependencia del petróleo y hacer las cosas de otra manera« Lovelock habla detalladamente e n un capítulo de todas las fuentes de energía actuales y futuras de las que dispondremos. El autor defiende a capa y espada la energía nuclear. Según él, es la que menos muertes causa, la más eficiente, pero tragedias como la bomba atómica de Hiroshima o Chernobyl crearon mala prensa de todo aquello que oliera a nuclear, siendo demonizada desde entonces. Lovelock aboga por esta energía, que genera menos residuos y ocupan mucho menos espacio que los residuos derivados de la quema de fósiles, además es ³la única fuente de energía que satisfará nuestra demanda sin suponer una amenaza para Gaia ni inferferir en su capacidad para mantener el clima y una composición atmosférica adecuadas para la vida. Las reacciones nucleares son millones de veces más potentes que las reacciones químicas´. Para el autor, el número de muertes ocurridas en Chernobyl que se dieron por buenas, fue una gran mentira, pues no fueron más de 75 las personas que murieron.  A la hora de hablar de las energías alternativas como la energía solar o eólica, no duda el autor de su limpieza e incluso de su eficiencia futura, pero no es eso ahora lo importante, sino más bien, si es lo que ahora, ante esta situación de emergencia que vive la tierra, el mejor camino a seguir. De nuevo Lovelock reivindica la energía nuclear como un gran remedio a nuestros males, hacen faltan soluciones urgentes y la energía eólica, biomasa, o la solar no aliviaran a corto plazo la salud de la tierra, incluso pueden llegar a empeorarlo. Lovelock en algo más de doscientas p áginas no hace una sesudo estudio científico, ininteligible para las grandes masas, sino que trata de hacernos comprensible la problemática de la tierra para que todos la entendemos, abogando por el debate, la reflexión, por discutir las cosas y no asumir ciertas planteamientos e ideas que científicos interesados y grupos de presión dan por válidas, sin rechistar (como la maldad de la energía nuclear), buscar soluciones, pero para ello habría que tener presente que el problema existe, que el calentamiento global es hoy una problema que afecta a todo el planeta y visto el percal no parece que todos los Gobiernos tengan la misma sensibilidad hacia el problema. Como en la ciencia no hay certezas, no se puede decir qué sucederá dentro de cien o de quinientos años, pero Lovelock nos explica el camino seguido hasta la fecha, la actuación de los humanos en el hábitat, la idea equivocada de que el planeta nos pertenece, y cómo la tierra se vengará de sus ocupantes, nosotros, que tan mal la tratamos. Merece la pena dedicar unas horas a leer este libro. Aprenderemos muchas cosas interesantes y nos abrirá los ojos a ciertas realidades que entre unos y otros han creado, impidiendo que los ciudadanos nos preguntemos nada acerca de lo que sucede. Si no sabemos nada del estado real de la tierra, pues como dice Lovelock apenas se publica nada al respecto, a no ser publicaciones científicas como Science o Nature, exclusivas de especialistas ¿de qué vamos a debatir entonces nosotros los ciudadanos?.

¿cómo hablar de lo que desconocemos?. De ahí que los parques eólicos que destrozan los paisajes nos parezcan maravillosos. James Lovelock es un científico británico nacido en 1919 que se graduó en química pero que en su larga carrera profesional ha trabajado en multitud de campos: medicina, biología, instrumental científico, geofisiología, etc. En este punto tengo que reconocer que me he tenido que parar a buscar que era eso de la geofisiología, y tiene que ver con la teoría de Gaia que él enunció en los años 60 La teoría de Gaia nació de un requerimiento que le hizo la NASA para intentar descubrir la existencia de vida en Marte. Lovelock pe nsó que la baja concentración de CO2 en la atmósfera era la prueba de que ésta no se encontraba en equilibrio químico, y que esta situación era debida a que la presencia de la vida alteraba el equilibrio atmosférico llevándolo a un punto de menor entropía. El detector de vida que la sonda debía llevar a Marte debía ser un medidor de entropía. El fundamento de la teoría que desarrolló era que los seres vivos y el planeta en el que viven formaban un sistema complejo con capacidad de autorregulación. No fue mu y bien acogida por otros científicos, porque parecía considerar al planeta como un ser vivo. El libro está escrito con un tono muy amable huyendo del catastrofismo, sin embargo la trascendencia económica y cultural de las actividades que desequilibran Gaia y lo poco efectivas que son las medidas propuestas para corregirlas me dejaron sumido en el pesimismo. Lovelock arroja un jarro de agua fría sobre los que piensan que los biocombustibles pueden formar parte de la solución al consumo de petróleo. Se necesitarían 2-3 GTm de carbono en forma de biocombustibles para sustituir el petróleo en el transporte, frente a las 0,5 GTm de carbono que empleamos como alimento. Esto significa que deberíamos multiplicar por 6 la superficie que actualmente dedicamos a la agricultura y el equilibrio del planeta no lo soportaría. De hecho, Lovelock propone en otro capítulo del libro reducir la superficie cultivada del planeta sintetizando alimentos para animales de granja. Los biocombustibles serían interesantes si se obtuviesen de residuos vegetales pero dejarían de serlo si les habilitamos nuevas zonas de cultivo. Respecto a la energía eólica, las granjas de aerogeneradores ocasionan un impacto ambiental, además sólo están operativas un 15% del tiempo, por lo que habría que compaginarla con otras fuentes. La combustión de gas natural produce menos CO2, pero él mismo es un gas de efecto invernadero 4 veces más pernicioso que el dióxido de carbono y los escapes durante su utilización podrían llegar a anular sus ventajas. Bueno, ¿y qué podemos hacer?. Lovelock considera la energía de fusión nuclear como la solución a nuestros problemas de energía, sin embargo hasta que sea técnicamente viable debe considerarse utilizar la energía de fisión como fuente de energía transitoria, complementada con energía hidroeléctrica y solar. A favor de la fisión nuclear destaca su seguridad, (muertes/cantidad de energía producida), sus residuos son peligrosos pero fácilmente controlables porque se generan en puntos conocidos, a diferencia de lo que le ocurre al CO2 que su generación es más dispersa y por tanto más complicadO su control.

Comentario: La tierra está viva, tiene vida en sí misma, y como todo lo vivo, que además rige las leyes de la naturaleza, quiere seguir viva y lucha por su supervivencia. Así que como la tierra respira, se mueve con sus placas tectónicas, además de sobre sí misma y alrededor del sol, transpira sus vapores y casi para aquellos más poéticos, se puede decir que habla, insisto, es algo vivo sobre lo que vivimos. Yo creo que irá sacudiéndonos de encima suya a medida que se vaya moviendo, para adaptarse a la realidad nueva que nosotros le provocamos se moverá como la naturaleza, que eso es lo que es la tierra, despacito, como una gran tortuga, como muchas veces nos ha gustado representarla, para barrernos a muchos de encima suya, y seguir brillando de vida, curándose las heridas y regenerándose como naturaleza herida que es.

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