Resumen Doctor Jekyll y Mr Hyde
May 9, 2017 | Author: Constanza Lama | Category: N/A
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Doctor Jekyll y Mr Hyde Robert Louis Stevenson RESUMEN TEMÁTICO DEL LIBRO CAPITULO 1.- Historia de la puerta: Mr. Utterson, un Abogado conocido en Londres, y Mr. Richard Enfield, un pariente suyo, estaban dando una vuelta por la ciudad. Al pasar por una casa, Mr. Enfield comentó que la puerta de esa casa le producía escalofríos, porque, un día, cuando caminaba sólo por la ciudad, vio como un hombre golpeaba a una niña que ni siquiera conocía. Este individuo fue detenido por familiares de la niña y por Mr. Enfield, el cual le exigió al hombre que pagara cien libras por los daños cometidos. Este hombre tan malvado tenía un rostro que provocaba repugnancia, ya que recordaba al mismísimo diablo. Era bajo, joven y fuerte y su nombre era Edward Hyde. El padre de la niña y Mr. Enfield acompañaron al hombre a su casa para que cogiera el dinero. La casa donde Hyde entró aquélla noche era aquélla donde se encontraban ahora Mr. Utterson y Mr. Enfield. Mr. Hyde salió por aquélla puerta con diez libras y un cheque firmado por un señor cuyo nombre no dijo Mr. Enfield. Mr. Utterson seguía la historia con asombro y Mr. Enfield continuaba contándola, diciendo que Mr. Hyde abrió con llave aquélla puerta y que todo aquello parecía un chantaje, ya que aquélla no parecía su casa, sino la del hombre que firmó el cheque. Cuando Mr. Enfield iba a decir el nombre del hombre que firmó el cheque, Mr. Utterson dijo que no hacía falta decirlo, porque él ya sabía quien era, se trataba de la firma y de la casa de Henry Jekyll, un cliente y amigo de Mr. Utterson. CAPITULO 2.- En busca de Mr. Hyde: Una noche, Mr. Utterson llegó a su casa y sacó de la caja fuerte el testamento del Dr. Jekyll, que decía que en caso de que él muriera o desapareciera, toda su fortuna pasaría a manos de Edward Hyde. Tras leer esto, Mr. Utterson se preocupó por el Dr. Jekyll, ya que si Hyde era tan malvado como comento Mr. Enfield, el Dr. Jekyll podía estar sufriendo un chantaje. Mr. Utterson se dirigió a casa del Dr. Lanyon, el cual era también amigo del Dr. Jekyll, para hablarle de lo que ocurría. El Dr. Lanyon dijo que no conocía a ningún Hyde, ya que hacía mucho tiempo que no se veía con el Dr. Jekyll. Mr. Utterson decidió que quería conocer a Mr. Hyde y una noche se escondió en el patio de aquélla puerta que tanto odiaba Mr. Enfield y cuando apareció Mr. Hyde le preguntó si el Dr. Jekyll se encontraba en la casa, a lo que Hyde respondió con una negativa, dándole la dirección de su casa, situada en la calle del Soho. Después de esto Mr. Hyde sacó la llave y entró en la casa por esa puerta, que era la puerta trasera de la casa del Dr. Jekyll. No contento con el resultado de su entrevista con Mr. Hyde, Mr. Utterson dio la vuelta a la casa dirigiéndose a la entrada principal de la misma. Llamó a la puerta. Le abrió Poole, el mayordomo, al que se anunció y preguntó si su señor podía recibirle. Poole le hizo pasar. Antes de que el mayordomo fuese a comprobar si su señor estaba en la casa, aprovechó Mr. Utterson para preguntarle si conocían a Mr. Hyde, ya que lo había visto pasar por la puerta trasera, la puerta de la sala de disección. Poole respondió que tenía llave de la casa y todos los empleados tenían órdenes de obedecerle. También dijo que sólo entraba por la otra puerta y nunca se le veía por la parte más lejana de la sala de disección de la casa. Poco tiempo después regresó Poole comunicándole que su señor no estaba en casa. Mr. Utterson salió preocupado de aquélla visita, pensando si Hyde estaría también preocupado por el testamento.
CAPÍTULO 3.- El Dr. Jekyll estaba tranquilo: Pocos días después, el Dr. Jekyll invitó a cenar a unos cuantos compañeros, entre los cuales estaba Mr. Utterson. Acabada la cena, Mr. Utterson comentó al Dr. Jekyll que quería comentar con él sobre el Testamento. Le indicó que no lo aprobaba, respondiéndole el Dr. Jekyll que no quería hablar del tema, que no podía explicar el por qué e intentó convencer al Abogado de que él podía deshacerse de Mr. Hyde cuando quisiera, habiéndole prometer que en caso de que él muriese o desapareciese ayudara a Mr. Hyde en todo lo posible. Mr. Utterson lo prometió. CAPÍTULO 4.- El caso del asesinato de Carew: Después de un año se cometió el asesinato de un hombre que estaba en una buena posición. Una doncella, desde la ventana de su habitación que daba a la calle, vio como dos hombres estaban hablando. Uno de ellos era un anciano que preguntaba por una calle y el otro un hombre bajo y joven, con un bastón, que parecía bastante nervioso. De repente, el segundo sufrió un ataque de histeria y comenzó a pegar al anciano. La doncella reconoció al hombre que golpeaba, porque en ocasiones había visitado a su señor. Era Mr. Hyde. Al ver todo lo que pasaba, se desmayó. A la mañana siguiente se encontró junto al muerto la mitad del bastón de Hyde y un sobre lacrado dirigido a Mr. Utterson, del cual era cliente el hombre asesinado, el cual fue identificado como Sr. Danvers Carew. Al conocer Mr. Utterson que el causante de todo era Hyde, condujo al oficial de policía Newcomer a la casa de aquél, en el Soho. Al llegar, abrió la puerta una sirvienta, que afirmaba que su señor no estaba en casa, indicando que su horario era muy irregular, que salía muy a menudo y pasaba poco tiempo en la casa, la cual se encontraba muy amueblada, creyendo reconocer Mr. Utterson algunos objetos y muebles como pertenecientes al Dr. Jekyll. CAPITULO 5.- El incidente de la carta: Días después, Mr. Utterson visita al Dr. Jekyll y comentan la muerte de Sir Carew. Mr. Utterson pregunta a Jekyll si ha sido capaz de esconder al asesino de Hyde en su casa y Jekyll contesta que no va a volver a ver a Hyde nunca más, ya que se juega su reputación Jekyll enseña a su abogado una carta que había recibido aquella misma mañana mediante un mensajero, y le hace prometer que su contenido no se lo dirá a nadie y que será un secreto entre ellos dos. La carta era de Mr. Hyde e iba dirigida al Dr. Jekyll y en élla le decía que no tenía que preocuparse por su seguridad, ya que tenía suficientes medios para salir. Después de la lectura de aquélla carta, que se guardó, Mr. Utterson sintió un gran alivio. Más tarde, el abogado hizo una última pregunta al doctor, si era Hyde quien le había hecho redactar aquél testamento, a lo que el Dr. Jekyll respondió que sí. Mr. Utterson sintió rabia, pero a la vez se alegró, pues parecía que por fin se habían librado de él. Para asegurarse de que todo aquello era verdad, antes de salir de la casa, Mr. Utterson preguntó a Poole, el mayordomo, si aquélla mañana había llegado alguna carta dirigida a su amo, a lo que Poole respondió que
no, que en el correo sólo habían llegado circulares, por lo que Mr. Utterson pensó que quizás aquélla carta había sido escrita en la casa, en la sala de disección, por lo que nuevamente se quedó preocupado. Horas más tarde, encontrandose Mr. Utterson en su casa con su pasante Mr. Guest, contó a éste lo ocurrido, mostrándole la carta, cuya letra le pareció familiar, comparándola con la de la invitación enviada por el Dr. Jekyll para la última cena que dio aquél en su casa, llegando a la conclusión de que eran iguales dichas letras. Mr. Utterson no se podía creer que el Dr. Jekyll falsificase una carta para salvar a un asesino. CAPITULO 6.- La extraña aventura del Dr. Lanyon: Pasó el tiempo. La muerte de Sr. Danvers Carew estaba más que compensada con la desaparición de Mr. Hyde, gracias a la cual la vida del Dr. Jekyll había mejorado. Volvió a salir y a celebrar cenas en su casa, a las que habitualmente asistía Mr. Utterson. Pero esto duró poco, pues cuatro o cinco días más tarde Mr. Utterson, que cada día iba a visitar al Dr. Jekyll, dejó de ser bien recibido por éste, que empezó a aislarse de nuevo. Mr. Utterson cenó una noche con el Dr. Lanyon, que estaba muy enfermo, en peligro de muerte, y al que Mr. Utterson comentó que el Dr. Jekyll también estaba enfermo. Al oír esto, el Dr. Lanyon se enfadó y dijo al abogado que no quería saber nada más sobre aquél doctor. Después de dicha conversación, Mr. Utterson escribió al Dr. Jekyll para saber qué había ocurrido entre él y el Dr. Lanyon, puesto que éste le había dicho que, quizá, hasta que él no muriera no sabría la verdad. Al siguiente día Mr. Utterson recibió respuesta del Dr. Jekyll, en la que le decía que él tampoco quería ver nunca más al Dr. Lanyon, que había tomado el camino del aislamiento por motivos que no podía revelar y le pedía que respetase su silencio. El Abogado, ante esta respuesta, quedó asombrado y confuso. Una semana después, el Dr. Lanyon murió. En su casa, Mr. Utterson, muy afectado, sacó un sobre lacrado, en el que ponía que era personal y su contenido sólo para ser leído por Mr. Utterson, y en el caso de que éste muriese antes que aquél, el sobre tenía que ser destruido. Dentro del sobre había otro en el que decía que no fuera abierto hasta la muerte o desaparición de Henry Jekyll. Mr. Utterson no entendía lo que podían significar estas palabras escritas por el Dr. Lanyon, ya que eran semejantes a las contenidas en el testamento del Dr. Jekyll. El abogado respetó el contenido de aquella condición. Mr. Utterson siguió con sus visitas a casa del Dr. Jekyll, pero siempre le era negada la entrada, teniendo que conformarse con hablar con el mayordomo en el patio de la casa. Como nunca era bien recibido, las visitas del Abogado fueron cesando. CAPITULO 7.- El episodio de la ventana: Iban Mr. Urtterson y Mr. Enfield dando un paseo y volvieron a pasar por delante de la casa del Dr. Jekyll. Viendo que éste estaba asomado a una ventana del piso de arriba le llamaron, invitándole a ir con ellos. El Dr. Jekyll, al que se veía muy abatido, les agradeció la invitación, pero les dijo que prefería hablar con ellos desde allí. Después de un rato de estar charlando, de repente, el afable rostro del doctor se convirtió en una desagradable visión, cerrando la venta con violencia tras meterse en la habitación. El abogado y su pariente se retiraron rápidamente y siguieron caminando con terror ante lo ocurrido. CAPITULO 8.- La última noche:
Una noche, Poole se presentó en casa de Mr. Utterson nervioso y con mucho miedo. No podía contar lo que quería decir, sólo repetía que algo muy malo iba a ocurrir y le pidió a Mr. Utterson que fuera con él a casa del Dr. Jekyll. Cuando llegaron a la casa del doctor hallaron en la puerta a todos los empleados, muertos de miedo. Una vez dentro de la casa, Poole pidió al abogado que le siguiera hasta la habitación donde, supuestamente, el doctor estaba aislado, la sala de disección. En la puerta de dicha sala, Poole dijo al abogado que escuchara y callara. El mayordomo dijo al Dr. Jekyll que Mr. Utterson quería verle y una voz desde dentro de la habitación contestó que no podía ver a nadie. Volvieron a la otra parte de el casa y Poole dijo que aquélla no era la voz de su señor, cosa con la que Mr. Utterson se mostró conforme. Poole pensaba que el doctor había sido asesinado y que el hombre que estaba en aquélla habitación no era él. El mayordomo contó a Mr. Utterson que en una ocasión, yendo él hacia dicha habitación, vio fuera a un hombre bajito con una máscara, el cual le recordaba a Mr. Hyde, estando casi seguro de que era él. El abogado y el mayordomo decidieron derribar la puerta y una vez dentro hallaron en el suelo de la habitación a Mr. Hyde muerto y en una mesilla un sobre escrito por el Dr. Jekyll, dirigido a Mr. Utterson, dentro de cuyo sobre habían otros tres más pequeños. Uno de ellos contenía un testamento, en los mismos términos que el anterior, pero declarando heredero a Mr. Utterson, en lugar de a Mr. Hyde. Mr. Utterson no entendía nada y abriendo el siguiente sobre halló un documento, firmado de puño y letra del Dr. Jekyll, cuya fecha era la del día en curso, en el que ponía que cuando el mismo llegase a las manos del Abogado el Dr. Jekyll ya habría desaparecido. También decía que Mr. Utterson debía leer primero el escrito que el Dr. Lanyon le escribió y luego abriera el tercero de los sobres. Mr. Utterson, cogiendo dicho tercer sobre, fue hacia su casa esperando que tras leer aquéllos dos escritos quedaría todo aclarado. CAPITULO 9.- La narración del Dr. Lanyon: Mr. Utterson empezó a leer la carta del Dr. Lanyon, que decía que un día, cuando él estaba en su casa, recibió una carta de Henry Jekyll pidiéndole un favor muy importante, que consistía en ir a su casa y coger de su habitación, cuya puerta estaba cerrada y debía derribar, un cajón cuyo contenido era muy importante. Tenía que llevarse a casa ese cajón, donde más tarde recibiría la visita de un hombre, el cual debería entregarlo. Si el hombre no se presentaba en su casa quería decir que él había muerto. El Dr. Lanyon hizo lo que el Dr. Jekyll le pidió. Ya en su casa, recibió la visita de un hombre bajo y que provocaba repugnancia, diciéndole que venía en nombre del Dr. Jekyll y que se llamaba Edward Hyde. Pasando al interior de la casa, cogió el cajón y le dijo al Dr. Lanyon que observara. Mr. Hyde mezcló los ingredientes que sacó de aquél cajón en un vaso, bebiéndose aquélla mezcla. A continuación empezó a gritar y a deformarse. El Dr. Lanyon observaba todo aquello muerto de miedo y se quedó aterrorizado al ver que en su habitación ya no se encontraba Edward Hyde, el asesino al que todos buscaban, sino que estaba el mismísimo Dr. Henry Jekyll, el cual le hizo prometer que no iba a contar a nadie lo sucedido. CAPITULO 10.- Henry Jekyll explica lo sucedido: Mr. Utterson procedió a abrir el tercero de los sobres de el Dr. Jekyll ,y a leer su contenido. En dicho documento el Dr. Jekyll contaba el por qué de haber inventado esa poción, que tenía como fin separar las dos partes del bien y del mal que componen la doble naturaleza del hombre. Tras varios fracasos, encontró los ingredientes adecuados y obtuvo por fin la mezcla correcta, la cual decidió probar en su persona, tomándola, aún con temor. Una vez tomada la poción, sufría dolores y deformaciones, sobre todo al tomarla por primera vez, convirtiéndose en un ser repugnante, al cual llamó Mr. Hyde. Para volver a su estado normal, tenía que volver a tomar la misma poción.
Había conseguido su fin, pero con el paso del tiempo y después de muchas veces de tomar la poción, ya no podía controlar los cambios, las transformaciones eran involuntarias, , no dependían éstas de que se tomase la poción para convertirse en Mr. Hyde, sino que dicho cambio se producía sin control y en cualquier momento, y, además, en ocasiones, no respondía de sus actos. Mr. Hyde se estaba apoderando del doctor. Si quería volver a ser el Dr. Jekyll, debía tomarse la mezcla. Tras el asesinato de Sir Carew, el Dr. Jekyll intentó evitar transformarse en Mr. Hyde y llevar una vida normal, cosa que no consiguió, hasta el extremo de que un día, encontrándose en la calle, se transformó en Mr. Hyde. Como no podía entrar en su casa, pues la policía le buscaba y aquél que le viera le entregaría, pensó en escribir al Dr. Lanyon dándole instrucciones para que cogiese de su casa aquél cajón con los ingredientes necesarios para hacer la poción, y ante cuyo doctor se transformó, explicándole lo ocurrido, razón por la cual el Dr. Lanyon, desaprobando el experimento, nunca más quiso saber nada de él. Después de aquello y viendo que no había solución para el problema, volvió a encerrarse en su laboratorio con temor a sus transformaciones. El sabía que finalmente se transformaría para siempre en el ser repugnante y malvado que era Mr. Hyde, ya que uno de los ingredientes de la fórmula se le estaba acabando. Cuando el Dr. Jekyll escribe todo esto sólo le quedan ingredientes para una última dosis que volvería a convertirle en la persona que era, por eso, en la última transformación de aquélla misma noche, convertido en Mr. Hyde, decide suicidarse, pues es la única manera de acabar con esa vida miserable.
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