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August 8, 2018 | Author: Celim Jure | Category: Jesus, Christ (Title), Mary, Mother Of Jesus, John The Baptist, Sin
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UNIVERSIDAD ADVENTISTA DE CHILE Facultad de Ingeniería y Negocios Ingeniería Comercial.

Resumen Libro: “El deseado de todas las gentes”. gentes” . Presentado en cumplimiento parcial de la Asignatura de: Biblia y sus Enseñanzas Por: L. Eduardo Carrasco P. Profesor:  Anselmo Aguilera

Chillán, 14 de Mayo de 2013

El deseado de todas las gentes. Prefacio y contenido, Páginas 1 – 10.

El comienzo de este libro nos remonta al principal deseo que tiene el ser humano de una búsqueda constante de algo que ahora no posee, implantado por el mismo Dios misericordioso, quien desea que sus hijos busquen lo mejor para el bien eterno de su alma. En contraste esta satanás, quien ha pervertido los pensamiento de la humanidad haciéndoles creer que esos deseos pueden ser satisfechos con placeres, riquezas, lujos, fama y poder, hasta que se dan cuenta del gran vacío en sus corazones. El profeta Hageo lo llama “El deseado de todas las gentes” quien es el único que puede llenar y

satisfacer todo anhelo así como lo hizo Jesús de Nazaret, de lo cual no se ha contado ni siquiera la mitad. El propósito de este texto es presentar el amor de Dios por medio de Jesús y la divina hermosura de su vida, de la cual todos pueden participar y así como pudieron experimentar los discípulos, desde una transformación de caracteres terrenales a celestiales y el amor y generosidad profundo por las almas de todas las naciones y razas, también nosotros podamos encontrarnos cara a cara con el poderoso Jesús, quien transforma y salva a los que acuden a Dios por intermedio de él. Capítulo 1: “Dios con nosotros”, paginas 11 – 16.

Desde los días de la eternidad Jesucristo era uno con el padre, era la imagen de Dios y fue enviado a esta tierra oscurecida por el pecado a revelar la luz de amor de Dios, donde fue cumplida la profecía de él: “Lo llamaras Emanuel”.

Al venir Jesús a la tierra iba a rebelar a Dios tanto a los hombres como los ángeles mostrando su amor y su misericordia por medio de este pequeño mundo como libro de texto del universo. Es por eso que tanto los redimidos como los seres que no cayeron hallarán en la cruz de Cristo su propósito y la gloria de Jesús que resplandece de su amor abnegado, el amor que no busca lo suyo el cual tiene su fuente en el corazón de Dios. Cristo, el gran yo soy fue el mediador entre Dios y la humanidad, el que siendo santo, inocente, sin manchas, apartado de los pecadores, no se avergonzó de nosotros y nos llamó hermanos. En Cristo las familias de la tierra y del cielo están ligadas, la humanidad forma parte del amor infinito de Dios. El fin de todo esto es que la sabiduría de Dios se pueda dar a conocer conforme a su eterno propósito, con el cual se las acusaciones de satanás no tienen peso ante la obra redentora de la gracia de Dios. Nuestro pequeño mundo que está bajo la maldición del pecado siendo el único en la creación, algún día será honrado por encima de todos los demás mundos del universo de Dios, donde el hijo de Dios vivió temporalmente como humano, donde sufrió y murió, hará nueva todas las cosas y morará con los hombres y ellos serán su pueblo, y Dios mismo estará como su Dios.

Capítulo 2: “El pueblo elegido”, paginas 16 – 18.

Los judíos esperaban la venida del señor, sin embargo cuando vino no lo conocieron, Dios había elegido a Israel como mensajeros de sus verdades y de su ley, Dios llamo a Abraham diciéndole: “te bendeciré y serás bendición”. La misma enseñanza fue repetida por los profetas, pero los

israelitas al entrar en Canaán se apartaron de los mandamientos de Dios siguiendo costumbres paganas. Si Israel hubiese caminado con obediencia Dios lo hubiese levantado sobre toda nación. A causa de su infidelidad el propósito de Dios pudo cumplirse a través de continua adversidad y humillación, no buscaban la redención del pecado sino la liberación de los romanos. En el tiempo del nacimiento de Cristo la nación estaba irritada y atormentada por el gobierno de sus amos extranjeros, los romanos, la codicia y la violencia, la desconfianza y la apatía espiritual estaban destruyendo el corazón de los israelitas. El pueblo de Israel había estudiado las profecías, pero sin percepción espiritual, así pasaron por alto la humillación de Cristo en su primer advenimiento y aplicaban mal el concepto de la segunda venida, el orgullo hacia que interpretaran las profecías según sus deseos egoístas. Capítulo 3: “El cumplimiento del tiempo”, paginas 19 – 22.

Cundo llego el tiempo Dios envió a su hijo para redimir a los que estaban bajo la ley, con el fin de recibir el nombre de hijos. Desde Adán y Eva y pasando por varios profetas, se pensaba que la profecía era para su tiempo, hasta que fue mostrado el tiempo en que Jesús debía nacer, cuando el mundo estaba maduro para su venida, aunque las palabras de muchos profetas no eran comprendidas. El engaño del pecado nublaba a los hombres en sufrimiento y miseria, aturdidos sus sentidos eran movidos por agentes sobrenaturales en sus concupiscencias. El pecado llegaba a ser una ciencia y la humanidad se comenzaba a apartar del a mor de Dios, pero en vez de destruir al mundo, Dios envió a su hijo para salvarlo, aunque en todos los lugares había corrupción, se entregó un plan de rescate. Cuando satanás estaba a punto de triunfar, el hijo de Dios descendió como embajador de la gracia divina y su amor se manifestó a favor de la especie caída como señal de misericordia y llegado el tiempo la deidad se glorifico derramando la gracia sanadora sobre el mundo sin interrupción hasta que se cumpliese el plan de salvación. Capítulo 4: “El salvador ha nacido”, paginas 23 - 30

El rey de la gloria se rebajó a tomar la humanidad, su gloria fue velada para que la majestad de su forma exterior no fuese objeto de atracción. Jesús se propuso que ninguna atracción de índole terrenal atrajera a los hombres a su lado.

Al desaparecer los ángeles, los pastores decidieron pasar a Belén a ver lo revelado, de donde salieron glorificando y alabando a Dios, Jesús acepto a la humanidad cuando la raza estaba debilitada por 4000 años de pecado. Capítulo 5: “La dedicación”, paginas 26 – 30.

En el día del juicio final cada alma perdida entenderá la naturaleza del rechazo de la verdad, y toda mente cegada por la transgresión comprenderá el verdadero pecado y a juicio del universo Dios quedara libre de toda culpa por la existencia o continuación del mal y que no había defecto en el gobierno de Dios. Capítulo 6: “Su estrella hemos visto”, paginas 31 – 35

Como dice el título, los magos orientales eran filósofos que siguiendo una estrella esperaban encontrar al mesías del cual hablaban las escrituras. Su presencia en Jerusalén no fue menor, la visita de estos reyes hizo que muchos escudriñaran las profecías concernientes al mesías, mientras que el rey Herodes tramó un plan para matar al niño apenas supiera el lugar en donde estaba. Así mintiendo le rogó a los reyes magos que le indicaran luego su procedencia. Estos siguieron su camino y encontraron al niño humilde con su madre María. Después de adorar y entregarle preciosos regalos se fueron, pero fueron instruidos por ángeles a no volver donde Herodes, mientras que a José se le indicó buscar un lugar seguro para el niño. Capítulo 7: “La niñez de Cristo”, paginas 36 –  40.

Jesús pasó su niñez en una aldea de montaña, fue rodeado por el trabajo sencillo que realizaba su padre, pues como eran pobres Él, también debía mantenerse en las labores esenciales para subsistir. No tuvo una educación formal, solo la que le proporcionaban sus padres, y María la madre de Jesús se maravillaba por su desarrollo perfecto y en armonía con el cielo. Aunque Satanás le llenó de pesares y tentaciones su trabajo fue una salvaguardia para Él, pues lo mantenía ocupado en el desarrollo de sus facultades. Capítulo 8: “La visita pascual”, paginas 41 –  45.

El año duodécimo de la vida de Cristo fue llevado a Jerusalén como era la costumbre para participar de la fiesta. Cristo por primera vez ve los ritos que simbolizaban lo que él iba a realizar posteriormente por la raza humana, por lo cual su visita tuvo mucha importancia para él cuando vio los ritos y el templo por primera vez. Jesús comprendió su misión más claramente y Dios le impartió una luz profunda sobre su misión e inmediatamente después de eso el Hijo de Dios comienza a impartir las enseñanzas recibidas de parte de Dios. Mientras tanto sus padres le habían perdido de vista y ansiosos comenzaron a buscarlo, hallándole enseñando en el templo. Capítulo 9: “Días de conflicto”, paginas 46 – 50.

Su niñez no dejó de tener oposición por el mundo que lo rodeaba, su madre le insistía en que debía someterse a las costumbres de los rabinos, pero no era capaz de hacerlo, pues veía

claramente que estaban en desacuerdo con la palabra de Dios. María y sus hermanos eran inducidos a creer que él no era el mesías, pero sus actos de benevolencia y abnegación hacia su prójimo, su carácter perfecto, y su trato amable daban evidencias de que era diferente. Muchas veces recibió penosas reprensiones de los demás a los cuales él siempre contestaba con un escrito está. En su desarrollo aprendió muchas veces a guardar silencio aunque sabía que tenía la razón, así creció en silencio y sin compañía. Capítulo 10: “La voz en el desierto”, paginas 51 –  58.

Zacarías y su esposa Elizabet eran justos y santos delante de Dios, así es como se les encomendó a ellos que su hijo preparara el camino para el Mesías. Zacarías dudó y el ángel le cerró la boca de manera que no podía hablar, y después que nació su hijo se le abrió la boca e irrumpió en profecía explicando cuál sería la misión de Juan el Bautista. La anciana pareja crió al niño como el ángel le había instruido enseñándole en sus primeros años a formar un carácter abnegado y con un fuerte dominio propio. Su habitación llegó a ser el desierto, pero acostumbraba ir a las gentes para observar cómo podría realizar su misión con más eficacia. En el desierto tenía una intensa comunión con Dios, aunque no estaba privado de las tentaciones de Satanás, más él se encargaba de resistirlas y cerrar todas las avenidas que el tentador pudiera usar en contra suya. Luego comenzó su ministerio declarando con palabras de autoridad a volverse y arrepentirse porque no andaban conforme al agrado de Dios. Así Juan bautizaba y reunía muchedumbres para preparar el camino. Capítulo 11: “El bautismo”, paginas 59 –  61.

La predicación de Juan el bautista repercutió en la carpintería de José, y Jesús reconoció que su ministerio estaba pronto para comenzar. Fue donde Juan y le pidió ser bautizado por él, pero aunque este se negó Jesús le reveló la importancia de este acontecimiento. Juan sabía que él podría ser el mesías prometido, porque había escuchado su vida perfecta, pero aun dudaba y esperaba que todo se aclarara por Dios a su debido tiempo. Cuando Cristo asciende de las aguas del bautismo los ángeles estaban ansiosos de dar el mensaje de aprobación de parte de Dios, pero en vez de eso se abrió el cielo y Dios mismo dijo las palabras “Este es mi Hijo amado en quien tengo complacencia”. Capítulo 12: “La tentación”, paginas 62 –  68.

Cristo decidió ir al desierto, sabía que necesitaba fuerzas para cumplir su misión, y buscó refugiarse en su Padre celestial. Ayunó por cuarenta días orando fervientemente, pero cuando estaba más débil humanamente Satanás busca tentarlo. Sus artimañas no prevalecieron, Jesús había atesorado la palabra de Dios en su mente y tenía grandes impresiones por su estudio. Contestaba a la tentación con un escrito está, y el enemigo no podía rehuir el fundamento bíblico tan poderoso. Cristo fue tentado en todo a nuestra semejanza saliendo victorioso cada vez, sin que ni aun sus pensamientos pudieran inclinarse en lo más mínimo al pecado.

Capítulo 13: “La victoria”, paginas 69 –  72.

Seguía la lucha. Todo el conflicto entre Dios y Satanás se estaba desarrollando en esos momentos, pero Cristo a cada tentación respondía con un escrito está y frente a la duda de si era el Hijo de Dios, esta no prevalecía, no desconfiaba de la palabra que fue dicha por su Padre al momento de su bautismo “este es mi Hijo amado”. Así ganó la batalla resistiendo a Satanás, y le dice: “Vete Satanás”. Ni aun el maligno pu do resistir la orden dada por Dios. Humillado y con gran ira se retiró

sabiendo que había sido vencido. Cristo cae al suelo, y ángeles acuden en su auxilio confortándolo con un mensaje de su Padre y alimento. Él había ganado una gran batalla a favor de todo el cielo y la humanidad. Capítulo 14: “Hemos hallado al mesías”, paginas 73 –  80. La predicación y el testimonio de Juan era claro, había dicho: “este es el cordero de Dios”. Todos

se preguntaban si él sería el mesías que estaban esperando por tanto tiempo. Los discípulos de Cristo se impresionaron al oír decir a Juan estas palabras, y dos que estaban con Juan movidos por el Espíritu Santo se acercaron a Jesús para ver por su propia cuenta si era el Hijo de Dios. Felipe al ver a Cristo no vaciló en ir donde Natanael y contarle acerca de Jesús. Ambos estudiaban las profecías concernientes al mesías y muchas veces oraban juntos buscando a Dios en intimidad. Cuando Felipe se presentó al maestro, solo bastaron las palabras de Jesús para creer: “Te vi

cuando estabas bajo la Higuera”. Capítulo 15: “En las bodas de Caná”, paginas 81 –  87.

Jesús compartió la alegría y simpatía de los hombres asistiendo a una boda. Lo acompañaban sus discípulos que les decían Maestro, e impartían a su prójimo lo que habían visto de él en su bautismo diciendo que él era de quién los profetas habían escrito. Jesús representó su misión a través del milagro que estaba pronto a suceder, significaba su muerte y resurrección. Cuando su madre María le dice que se había terminado el vino, Jesús contesta que su hora no ha llegado, pues todo lo que hacía estaba planeado por el cielo perfectamente. Aun así Jesús realizó el milagro al ver la fe de su madre en él como Salvador y para afianzar la fe de sus discípulos, que tendrían que soportar grandes pruebas. Así es como hace juntar agua en jarros y los convierte en un sano vino. Capítulo 16: “En su templo”, paginas 88 – 95.

Jesús descendió a Capernaúm, era la fecha cercana a la pascua así que subió a Jerusalem uniéndose a una de las grandes compañías que se dirigían a la capital. Cuando entró en el Templo vio como hacían negocios ilícitos en un lugar Santo, pues allí estaba la presencia de Dios, como lo estuvo en el monte Sinaí y nadie podía subir, porque era condenado a muerte. La misma reverencia le debían al Templo de Dios, y al ver esto el Señor reprendió con su mirada, tomó un látigo y comenzó a reprender aquellos que estaban en ese lugar. Todos huyeron, porque era como si Dios mismo estuviera allí como Juez.

Capítulo 17: “Nicodemo”, paginas 96 – 101.

Nicodemo ocupaba un puesto elevado en la nación Judía, pero esto no le impidió sentir la necesidad de tener un entrevista con el Maestro. Aunque de noche para que no lo vieran él se presentó a Jesús porque se sentía atraído por su persona. Sabía que vendría el mesías y había estudiado cuidadosamente las escrituras, pero permanecía nublada su mente para ver claramente la misión de Jesús. Así Cristo abrió su entendimiento y le explicó todo el plan de salvación a Nicodemo. Este relato posteriormente fue contado personalmente a Juan quién lo registró en la Biblia para que sea un testimonio vivo para otros que buscan a Jesús así como Nicodemo. Capítulo 18: “Es necesario que él crezca”, paginas 102 – 104.

Juan comprendía la misión del Salvador, pero aunque su ministerio estaba acabando Satanás sabía que aun podría ser un estorbo a la obra de Cristo. Por eso presentó una tentación delante de Juan, a uno de sus discípulos que le dijo que el que estaba contigo del cual tu diste testimonio bautiza y todos vienen a él. Así Satanás presentó su artimaña, pero Juan vivía en una atmósfera celestial lejos de inclinaciones humanas y del yo, no hizo caso, sino que demostró su relación con el Mesías y explicó cómo era necesario que Jesús crezca pero que él mengue. Capítulo 19: “Junto al pozo de Jacob” paginas 105 – 112.

En el viaje a Galilea Jesús pasó por Samaria, allí se sentó en el pozo de la ciudad esperando que sus discípulos trajeran algo de comer. Una mujer samaritana se allegó para sacar agua cuando el sol estaba en su mayor punto y Cristo le habla. La mujer comprendió que quién estaba allí era el mesías y corriendo fue y divulgó todo lo que él le había dicho. Esta mujer representa a aquellas personas que beben del agua de vida y se presentan como misioneros en la obra de Dios, no pueden beber de esta agua, sin también compartirla con otros. Capítulo 20. “Si no ven señales y milagros”, paginas 113 –  115.

Cristo se presentó en Capernaúm, no pasó por Nazaret porque ese pueblo no creía en él. Ellos conocían como había crecido de una forma humilde y pensaban que no podría ser el mesías, pero en Caná había una multitud que había escuchado acerca de las cosas que había hecho en Jerusalén y le esperaban. Uno de ellos le pidió que fuera a su casa porque su hijo estaba enfermo, pero él se había puesto ciertas condiciones para creer, primero debía ver el milagro. Entonces Jesús conociendo sus pensamientos puso en contraste su débil fe, y al darse cuenta que él conocía su corazón se aferró totalmente a Cristo, así el Salvador le dice: “Vete tu hijo vive”. Estas palabras le infundieron paz y se fue sabiendo que su hijo estaba sano, y desde esa misma hora lo estaba. Capítulo 21: Betesda y el Sanedrín, paginas 116 – 124.

Jesús se encontraba en Jerusalén y uno de los que esperaba que se movieran las aguas para ser sano, como era la creencia levantaba su cabeza para ver de vez en cuando. Jesús eligió el día sábado para realizar su obra sanadora en este paralítico. Todo lo que hacía tenía un propósito designado sabiamente por su Padre celestial, y esperaba el momento oportuno para llevarlo a

cabo. Así Jesús le dijo que se levantara, tomara su lecho y se fuera. Inmediatamente confió en sus palabr5as y fue sano, pero no le vio más, y pasando le contó a los fariseos quienes lo reprendieron. Luego Cristo se entrevistó nuevamente con él en el Templo diciéndole “vete y no peques más”. Al

irse le manifestó a los fariseos que él era quién lo había sanado y así ellos se encargaron de llevarlo ante el Sanedrín, porque según ellos no era lícito sanar ni llevar carga en sábado. Cristo se defendió asegurando que lo que hacía estaba en perfecta armonía con su Padre celestial y él obraba solo de acuerdo a su voluntad. Capítulo 22: Encarcelamiento y muerte de Juan, paginas 125 – 132.

Herodías indujo a Herodes a echar a Juan en la cárcel. Así la gente y los seguidores de Juan se preguntaban por qué si Jesús era el mesías no ayudaba a Juan que estaba en la cárcel. Esta pregunta también repercutía en la mente de Juan el bautista. Le pidió a sus discípulos preguntarle directamente a Jesús si él era el mesías que habría de venir o esperarían a otros, él mismo se extrañaba que Dios permitiera que su siervo estuviera en la cárcel. Ellos volvieron con la respuesta del Salvador que confortó a Juan en su lobreguez. Pero los ángeles del cielo acompañaron a Juan en todas las aflicciones y luchas que tuvo que enfrentar dándole aliento y claro entendimiento de las escrituras. Juan el bautista tuvo un mayor privilegio que Enoc que fue traspuesto sin ver muerte o que Elías que ascendió al cielo en un carro de fuego, pues vivió aflicciones para que Dios obrara por medio de su Hijo en el plan de salvación. Capítulo 23: “El reino de Dios se ha acercado”, paginas 133 – 135.

Jesús vino después a Galilea, su tónica en la predicación eran las profecías bíblicas que se habían cumplido en él, la venida del mesías. Esta profecía a la que Cristo se refería es la dada a Daniel por el ángel Gabriel. La profecía decía que 70 semanas estaban reservadas para el pueblo de Israel y estas manifestaban la fecha en que el mesías tendría que morir, por lo tanto, comprendiendo esta profecía sabrían cuando vendría el mesías. Los Judios no comprendieron esta profecía y erraron en su interpretación, por eso Cristo predicaba acerca del cumplimiento de estas y buscaba que se estudiaran y se arrepintieran aceptando el mensaje que él les enseñaba. El reino de Dios se había acercado. Capítulo 24: “¿No es éste el hijo del carpintero?”, paginas 136 – 140.

La gente de Nazaret había rechazado a Jesús, ellos decían: “¿No es este hijo del carpintero?”. La madre de Jesús estaba en la sinagoga con sus hermanos y hermanas, pero cuando Jesús entró todos pusieron sus ojos en él. Comúnmente cuando un rabino se unía a una sinagoga se esperaba que diera el sermón, así se le pidió también a Jesús para leer el libro de Isaías y esté se refería directamente al mesías. Cuando terminó de leer dijo: “Esta profecía se ha cumplido”. Entonces

Satanás encendió la ira de ellos y quisieron hacerle daño apedreándole, pero los ángeles hicieron que desapareciera delante de ellos y lo llevasen a otro lugar. La verdad que Cristo predicaba era impopular, el orgullo en sus corazones hacía que no aceptaran las enseñanzas de Cristo y no aceptaban su doctrina, así los dominaba el odio para matar a aquel que era perfectos delante de ellos.

Capítulo 25: El llamamiento a orillas del mar, paginas 141 – 144.

En el mar de Galilea se reunió una multitud para escuchar a Jesús, pero después de su sermón el Hijo de Dios se dirigió a Pedro para decirle que tire la red una vez más. Esa noche Pedro había pensado en Juan el bautista, no tenía la plena seguridad de lo que sucedería más adelante si decidía seguir a Jesús, pero el maestro quería darle esa seguridad. Dios podía ayudarles en todas sus necesidades y no debía preocuparse por el futuro. Pedro vio que el que le decía tira la red era un ser Divino, creía en él, así que entró en el mar y tiró la red. Grande fue su sorpresa que la barca se hundía por tantos peces, y Cristo les hizo a sus discípulos un llamado que ahora si los comprometiera con su ministerio: Los haré pescadores de hombres. Capítulo 26: En Capernaum, paginas 145 – 151.

En los viajes de Jesús su centro siempre fue Capernaum, de allí se decía que el Hijo de Dios moraba en Capernaum, de hecho era un lugar estratégico para su ministerio pues circulaba mucha gente y estaba cerca de Jerusalén, Egipto y el Mar Mediterráneo. Mientras enseñaba en la sinagoga un hombre endemoniado entró. Todos se alarmaron y sintieron gran expectación, pero el maestro reconoció la voz del corazón de este hombre que rogaba por su liberación. Así Cristo reprendió al demonio y quedó libre. Todos se asombraron de este acontecimiento y rápidamente se esparció por los alrededores, este Jesús hablaba con autoridad y aun los demonios le obedecían. Capítulo 27: “Puedes limpiarme”, paginas 152 – 158.

La lepra era una enfermedad común en el tiempo de Cristo, y uno de ellos escuchó hablar de las maravillosas obras del Maestro. Sabía que Él podía sanarle, y usó todo lo que estuvo a su alcance para llegar a él. Lo encontró a orillas del mar enseñando y le dijo: “Si quieres puedes sanarme”. Cristo inmediatamente dijo: “Quiero”. Así su piel magullada por la enfermedad recobró su color y

se volvió sana. Jesús no quería que su ministerio se entorpeciera, así que lo despidió y rigorosamente le pidió que no divulgara esto y se presentara ante el sacerdote conforme a la ley de Moisés. Luego Cristo se dirige a la casa de Pedro para descansar. Allí cuatro hombres traen a un paralítico, él sentía que sus pecados lo hacían estar bajo la condenación del cielo y su alma estaba afligida, pensaba que si Cristo no lo sanaba, pero lo ponía en paz con Dios no importaría si moría o vivía el milagro estaría hecho. Cuando Jesús dice: “Tus pecados te son perdonados”. Siente un alivio en su ser que lo liberaban de su aflicción y luego lo hace levantarse para que camine. El que había sido enviado en camilla regresó con ella a su casa y lo recibieron gozosamente. Capítulo 28: Leví Mateo, paginas 159 – 164.

Entre los funcionarios romanos estaban los publicanos, estos eran los más odiados. Pasando Jesús vio a Leví Mateo, uno de estos publicanos y le dijo: “Sígueme”. En seguida él le siguió. Este h echo causó una gran conmoción y también atrajo el interés de otros publicanos. Mateo estaba tan agradecido que decidió realizar una fiesta, pero la asistencia de Cristo hizo que los fariseos y escribas tuvieran la oportunidad de reprocharle a Jesús su conducta de comer con pecadores. Así

se vieron enfrentados a contender a las acusaciones de las costumbres judías, pero Él respondía con sabiduría y no podían discutirle. Capítulo 29: El sábado, paginas 165  – 170.

En la época de Cristo los fariseos y maestros habían impuesto muchas reglas acerca de cómo se debía guardar el sábado, pero estaban muy alejados de agradar a Dios en este aspecto, porque hacían de este día Santo una carga. En dos ocasiones el Salvador tuvo que contender con espías que habían enviado para tener alguna escusa para hacerle mal y enjuiciarlo. Cuando sus discípulos recogían espigas, y cuando sanó a uno que tenía la mano enferma. En estas dos ocasiones Cristo demostró cuan equivocados estaban con sus enseñanzas. Capítulo 30: La ordenación de los doce, paginas 171 – 175.

Jesús pretendía que su ministerio perpetuara en el tiempo como una iglesia, así es que subió a un monte donde podía instruir a los que iban a ser sus discípulos, y llamándoles aparte de la multitud eligió a 12 para que estuvieran con él. Mientras Jesús hacía esto se presento Judas, los demás discípulos creían que él estaba en condiciones de ser elegido, pues le respetaban y tenía cualidades importantes que podrían ser usadas por el Salvador, pero se sorprendieron que Cristo no tuviera el mismo entusiasmo que ellos. Allí los ordenó como ministros del evangelio arrodillándose y poniendo sus manos sobre sus cabezas. Los instruyó para que cumplieran esta gran tarea. Capítulo 31: El sermón del monte, paginas 176 – 186.

Después de esto Jesús comenzó a enseñar a orillas del mar, la multitud se había reunido y sus discípulos sabían que podía ocurrir algo especial en esa oportunidad por lo que se acercaron un poco más a él. En esa ocasión quiso deshacer una vida de educación errada y m anifestar los altos y profundos principios de Dios, comenzando con las bienaventuranzas predicó uno de los sermones más importantes de su ministerio que nos ayuda a entender los fundamentos que rigen el reino celestial y la pureza del carácter que Dios espera de nosotros. Capítulo 32: El centurión, paginas 187 – 190.

Un centurión se acercó a Cristo porque su criado estaba enfermo. Cuando este se entrevistó con Jesús demostró una fe firme en Él, tenía la convicción de que Él era el salvador y tenía el poder para sanar cualquier enfermedad. Esta fe no pasó desapercibida por Cristo y reconoció su fe a la multitud. Más adelante entrando en Capernaum avanzaba un féretro con un joven muerto. Cristo se acercó y tocó al joven y se levantó de la muerte. Aquel que había sanado enfermedades y ordenaba a los demonios también tenía poder sobre la muerte. Capítulo 33: “¿Quiénes son mis hermanos”, paginas 192 –  195.

Los hermanos de Cristo habían escuchado todas las cosas que Él realizaba. Pasaba noches en oración, hacía grandes milagros, y en el día pasaba con muchedumbres, pero su relación estrecha

con él los indujo a pensar que estaba actuando inapropiadamente e insistieron a María para que los acompañara a hacer volver a Cristo de sus acciones. Mientras Jesús enseñaba a la gente, uno le dijo que su madre y sus hermanos estaban allí para hablar con él. Cristo sabía sus intenciones y no acudió a la solicitud sino comenzó a enseñar acerca de quién era su hermano y su madre, aquellos que hacían la voluntad de su Padre. Jesús sabía de sus pretensiones y le dolía saber que el ser humano aun los que estaban unidos a él en más intimidad eran r eacios a comprender su propósito y su mensaje. Capítulo 34: La invitación, paginas 196 – 198.

Cristo terminó en esa ocasión con una tierna invitación. Él estaba dispuesto a llevar sus cargas, a sufrir como expiación por ellos y los invitó a que derramaran sus cargas sobre él. Conocía muy bien todas las angustias que el ser humano pasaba y invitaba no solo a la muchedumbre allí reunida, sino a toda la humanidad a dejarle a él sus problemas y dificultades. Cristo se ponía como un claro ejemplo de abnegación, él estaba en perfecta armonía con la ley divina y se presentaba en su interior con una perfecta paz, así también esperaba que fuera con sus seguidores, que estuvieran en armonía con la ley de Dios y estuvieran en paz. Capítulo 35: “Calla, enmudece”, paginas 199 –  204.

Luego de esto al llegar la noche Cristo estaba exhausto y se adentró de noche con sus discípulos en el mar de Genezaret. Jesús se durmió, pero luego comenzó una gran tempestad, los discípulos se sorprendieron que Cristo estuviera durmiendo, cuando ellos temían por su vida luchando contra el mar. Cuando le despertaron dijo: “Calla, enmudece”. Y la tempestad paró. Esta señal era una

profunda enseñanza para sus discípulos. A la orilla había un endemoniado que hablando Jesús con él le ordenó que saliera de él. Así presentó otra de las grandes lecciones para sus discípulos en esa ocación.

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