Resumen del Libro la revolución Industrial de Mijailov
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Resumen del Libro la revolución Industrial de Mijailov
EL CASO BRITÁNICO, PROTOTIPO DE LA REVOLUCIÓN INDUSTRIAL Para el autor la primera Revolución Industrial se produce en Inglaterra porque allí “puede advertirse una elevada sincronización de los cambios técnicos, económicos, ideológicos y políticos en el período 1760 – 1850. Y es necesario no perder la perspectiva del conjunto de esferas y estructuras que se ven afectadas por la industrialización para no caer en la tentación de centrar toda la atención sobre la economía y la industria”. “En esta perspectiva de análisis integrador de lo económico y social, puede tener coherencia la afirmación de que sólo en Inglaterra se habían producido ese conjunto de cambios de la vida social y económica que hacían posible la revolución industrial”. El autor también nos advierte de que “antes de avanzar, ha de quedar claro el proceso simultáneo en que acontecen las transformaciones económicas, sociales o políticas. En la sociedad, en la historia, no existen variables independientes, y las relaciones que se establecen entre todas son recíprocas. Para nosotros, sólo una visión integradora que observe simultáneamente los procesos económicos y sociales nos permitirá observar la complejidad del cambio social”. EL MUNDO PREINDUSTRIAL: LAS RAICES DE LA REVOLUCIÓN INDUSTRIAL 1) LA ECONOMÍA PREINDUSTRIAL A) Producción artesana y producción fabril:“El paso de una economía esencialmente rural y agrícola a las formas industriales del siglo XIX no puede ser suficientemente entendido sin una referencia a la economía feudal. En el mundo medieval la producción de bienes elaborados estaba rígidamente controlada por las asociaciones gremiales. La relación de dependencia que existía se tornó paulatinamente a partir del siglo XIII. Había comenzado a aparecer el mercado, y con él un colectivo de artesanos que dedicaban mayor atención a comerciar y menos a producir bienes manufacturados. Pero era un proceso lento y desigual, porque las ataduras con los gremios, y las propias características productivas del artesano medieval, con reducidas producciones, limitaban su capacidad de maniobra.
Sin embargo, muy pronto aquellos artesanos – comerciantes comprendieron que las familias campesinas empezaban a mantener una existencia que posibilitaba su utilización como fuerza en la producción artesanal”. Era difícil en aquel entonces separar al campesino del medio rural a pesar de que sus ingresos eran insuficientes. Pero eso no era obstáculo para que el campesino realizase labores artesanales y de esta forma complementara sus escasos ingresos agrícolas. Así fue que surgió el “trabajo a domicilio”. Con éste los comerciantes intentaban aprovechar la mano de obra rural en la producción de bienes elaborados o semielaborados, distribuyendo materias primas (lana en bruto, hilo, varas de metal, etc.) entre las familias campesinas para que pudiesen realizar en sus casas pequeñas acciones artesanales. Después, el comerciante se encargaba de comercializar sus manufacturas en los incipientes mercados urbanos. “El trabajo casero y rural fue el antecedente más claro y directo de la organización industrial de la producción”… “Se abrió paso así a la separación entre el trabajador y la propiedad de los medios de producción, característica singular de la industria posterior”… “Fue en la industria textil, en sus distintas fases de producción, donde más auge tuvo el sistema de trabajo a domicilio rural, y de nuevo sería en el que más rápidamente se incorporó la producción fabril”. B) El progreso técnico de la agricultura. ¿Revolución?Entre los años 1600 y 1900 la reducción de los períodos de hambre en Inglaterra fue enorme.Esto solo puede explicarse por las importantes mejoras en la alimentación en base a la existencia de producciones agrícolas lo suficientemente amplias como para proveer alimento a las poblaciones y además generar un excedente capaz de cubrir las cosechas malas o insuficientes. Existieron entonces un conjunto de cambios volcados a la producción agrícola que hizo amortiguar las crisis de subsistencias. Este conjunto de cambios ha parecido merecer para algunos autores el carácter de “revolución agrícola”. - Los cambios técnicos:Según el Historiador Eric Hobsbwan la Europa de 1700 mantenía “una agricultura tan ineficaz en sus formas de la época preindustrial que unas mejoras insignificantes pueden producir resultados complementarios desmedidos” pero para otros historiadores las mejoras no fueron tan insignificantes. Veamos ahora cuáles fueron esos cambios. *Sustitución del barbecho por cultivos rotativosEsto es, suprimir la práctica de hacer descansar la tierra, no trabajándola en uno o dos años, por cultivos rotativos y complementarios que no agotan la riqueza mineral del suelo por ser de características diferenciadas. *Utilización de abonos naturales de origen animal que reconstruían la riqueza nutritiva del suelo. *Un cuidado más racional de la ganadería. *Incorporación de nuevas plantas: patatas, maíz y tabaco, permitió elevar la dieta alimenticia hasta niveles impensables y con estabilidad desconocida para el siglo XVII, pues permitían la siembra en terrenos arenosos, antes inutilizados. Por último cabe agregar que entre 1715 – 1750 una serie de buenas cosechas continentales hacen caer los precios de los cereales. En este mismo momento las
poblaciones europeas reducen ostensiblemente su índice de mortalidad, y aceleran los ritmos de crecimiento de la población (cereales más baratos = alimento más accesible). - Los cambios en la propiedad de la tierraA partir de 1760 el precio de los cereales empieza a subir lo cuál los hace más rentables. Esto lleva a que los terratenientes reclamen el cercamiento de las tierras comunales y lo logran. El Parlamento inglés (profundamente identificado con los intereses de los terratenientes agrícolas) publica la “Enclousure Act” (Ley de cercamientos) mediante la cuál legalizan multitud de apropiaciones de terrenos arables. Esto empujo lógicamente a que los campesinos (que explotaban las tierras comunales para su subsistencia) se resistieran a las privatizaciones. Sin embargo entre 1727 y 1845 más de 750 mil hectáreas fueron cercadas en Inglaterra (en 1820 sólo un 3 por 100 de las tierras cultivables estuvieron sin cercar). Según el profundo conocedor de la historia británica, P. Deane, debemos pensar que la revolución en la industria y la revolución en la agricultura fueron parte de un mismo proceso. Ya el profesor americano Rostow dice que: “los cambios revolucionarios en la producción agrícola son una condición esencial para un despegue (industrial) con éxito”. El análisis de la revolución agrícola inglesa parece invitar a pensar que los cambios que ocurren en ella son de características comunes a los que acontecen en la industria: 1) Se pasaba de una agricultura de autosuficiencia a una agricultura para el mercado. 2) Comenzaba a surgir la figura del terrateniente empresario que reclamaba su propiedad a la espera de una explotación más racional. 3) Se extendía progresivamente la aplicación de los conocimientos científicos y técnicos a la explotación agrícola. Todas ellas son características comunes a sectores de la manufactura industrial o comercial. C) El apogeo del capitalismo comercial A lo largo del siglo XVIII, comenzó a producirse un cambio definitivo en el sistema comercial colonial, sobre todo con el americano (por ejemplo Brasil absorbió entre 1739 y 1780 entre 50.000 a 100.000 esclavos). Se desarrolló así un comercio nuevo, en el que las plantaciones esclavistas constituían el eslabón más valioso de una extensa red de comercio atlántico. A lo largo de la Edad Media se había producido ya un desplazamiento desde el área comercial mediterránea hacia el norte atlántico. El comercio de esclavos abría paso a una compleja circulación comercial, que partiendo de Atlántico Norte transportaba armas, alcohol y artículos metálicos hasta
África, donde eran intercambiados por esclavos, oro y marfil. Los esclavos se transportaban a América, donde se cambiaban por azúcar, trigo, tabaco, café, que después se colocaban en los mercados continentales, a cambio de maderas, aceite, acero sueco y sobre todo artículos de navegación. El circuito comercial se cerraba con las Indias Orientales y Occidentales, intercambiando allí el oro y el marfil obtenido en África por especias y otros artículos de lujo. “Los barcos ingleses compraban en todos los sitios, y vendían en muchos más”. Esto llevó a que en el Siglo XVIII, Londres ya fuera el centro financiero y monetario del mundo conocido. “La supremacía naval británica, que se completó definitivamente con la victoria sobre Francia en la Guerra de los Siete Años por las colonias americanas, la llevó a dominar totalmente los mares y las rutas comerciales más importantes. Inglaterra, a diferencia de las hasta entonces potencias coloniales, Francia, España y Holanda, no había gastado sus más importantes energías en intentar dominar el continente europeo, sino en asegurarse el dominio de los mares y el suministro de materias primas para su incipiente manufactura”. No se puede negar bajo ningún concepto la importancia del sector exterior y del comercio colonial en el surgimiento de la industrialización inglesa. Los datos de importación de algodón en crudo y de reexportación del mismo muestran que la relación comercial con las colonias fue determinante en esta industria, pionera en la innovación de la tecnología industrial y la producción en masa. “La incipiente industria algodonera de principios del siglo XVIII encontró una fuente de materias primas en las explotaciones algodoneras de América del Norte. El comercio como simple transacción abría nuevos mercados, que después fueron aprovechados por los industriales británicos para inundarlos con los productos manufacturados de la industrialización. En resumen, el comercio exterior contribuyó a precipitar la revolución industrial de varias formas: *Creó demanda para los productos industriales, al poner en contacto mercados amplios y numerosos. *Permitió el acceso a fuentes de materias primas inexistentes en cuantía suficiente en el territorio inglés. *Creó un volumen de capital suficiente, que ayudó a financiar la expansión de la industria y la mejora de la agricultura. *Desarrolló un conjunto de instituciones comerciales y financieras imprescindibles para apoyar el desarrollo comercial. *De igual forma, favoreció el desarrollo urbano en torno a los centros comerciales marítimos de más importancia.
2) CRECIMIENTO DEMOGRÁFICO: antes que nada el autor aclara que existe una relación mutua y recíproca entre los movimientos demográficos y los económicos. A) El crecimiento acelerado de la población. La población europea había actuado con dos grandes saltos en sus ritmos de crecimiento: el primero de ellos en el siglo XI, y el segundo en los principios del XIV. A ambos les siguieron períodos de gran contracción y mortalidad, que hacían volver a tasas anteriores los ritmos de expansión. El cambio que tuvo lugar en el siglo XVIII, frente al pasado, tiene un carácter continuado y acelerado, sin conocer un retroceso decisivo. Respecto a este tema el economista inglés Malthus dijo: que la población no puede aumentar sin que aumenten los medios de subsistencia y que esto es una proposición tan evidente que no requiere demostración”. B) Las causas del crecimiento de la población. A lo largo del siglo XVIII se produce una reducción del número de epidemias y de períodos de hambre. Tenemos también una serie de buenas cosechas y una reducción importante en la tasa de mortalidad. Se supone que la sanidad y la higiene, así como un cuidado más racional de los animales, pudieron haber tenido una gran incidencia (en forma continua y lenta) sobre la mortalidad y no tanto los avances médicos (respecto este tema no hay consenso, hay diferentes posturas). La conclusión más acertada parece ser la de que la mejora del nivel de vida, debió aumentar la resistencia de la gente a las enfermedades infecciosas y reducción, por consiguiente, de la incidencia de las grandes epidemias medievales. Y los datos así lo demuestran ya que Inglaterra pasó de tener seis millones de habitantes en torno a 1740 a más de 30 millones en tan sólo 150 años. C) El crecimiento de las ciudades En Inglaterra después de los cercamientos de las tierras tenemos que grandes masas de campesinos se vieron obligados a emigrar a las ciudades. Entre 1841 – 1851, el número de ingleses que se trasladaron a las ciudades fue de 1.800.000 (esta cifra es mayor que toda la población urbana de 1765). A principios del siglo XIX, Londres era la concentración humana más grande del globo, con cerca de un millón de personas. Este aumento de población urbana se debió en definitiva a que el medio rural y su industria domestica ya no permitían el mantenimiento del exceso de población la cuál se vio obligada a emigrar para subsistir. Se puede llegar a afirmar que en el siglo XVIII existía una compleja relación entre la población y la producción, siendo razonable suponer que el aumento de población que tiene lugar en Inglaterra a partir de 1740 permitió el suministro de mano de obra suficiente para alimentar el crecimiento de la producción y a su vez también eran consumidores de dichos productos (formación de un mercado interno). Por ejemplo las gigantescas dimensiones del Londres del siglo XVIII (1.000.000 de habitantes), actuaron como centro de demanda de artículos y productos generados en el mercado interior británico. Gran Bretaña era la nación que poseía el mercado
nacional más extenso e integrado de toda Europa. A ello contribuía su especial configuración geográfica (ninguna ciudad importante distaba más de 60 millas de la costa), que permitía el transporte de mercancías por mar con una regularidad y rapidez desconocidas e inalcanzables para el transporte terrestre del siglo XVIII. Y esto es muy importante pues la ciencia económica afirma que el surgimiento de un mercado nacional es condición imprescindible para la consolidación de la revolución industrial. 3) CIENCIA Y TECNOLOGIA EN LA REVOLUCIÓN INDUSTRIAL En el tercio de siglo que va de 1770 a 1800 se contempla un cambio decisivo en las técnicas de la industria. En este primer empujón, la industria textil introduce revolucionarias innovaciones en todas las fases de su producción. Los grandes inventos (el torno de hilar de Hargreaves en 1764, el telar hidráulico de Arkwright en 1769) abrieron la brecha en las viejas técnicas manuales, primero multiplicando la acción de la mano de obra y luego más tarde utilizando fuentes de energía desconocidas: EL VAPOR ( sustituyendo a la fuerza animal y al agua de los ríos que se utilizaban para mover las máquinas de hilar). Según algunos historiadores el aporte de los científicos fue inútil en esta etapa pues la máquina a vapor fue creada, mejorada y perfeccionada gracias a mecanismos prácticos de los inventores. Watt había logrado liberar a la sociedad de una de sus grandes limitaciones: la energía disponible. Hasta entonces, los grandes esfuerzos se habían realizado con fuentes gratuitas, como aire y agua, pero éstos no se daban de forma continua y abundante, y la energía animal no podía alcanzar de forma coordenada y eficaz la potencia de las máquinas de vapor. Entiéndase que la potencia desarrollada por las máquinas de vapor instaladas en Inglaterra en 1830 equivalían a la fuerza que podían desarrollar 4,5 millones de caballos o 30 millones de hombres. Si hubiera que señalar cuál fue el invento que hizo posible la continuidad irreversible de la revolución industrial, éste sería la máquina de vapor. En 1829 Stephenson (un fogonero) inventó con precisión la locomotora vapor. Se abría paso al transporte del carbón, hierro y toda clase de materias primas a cualquier lugar del territorio. Nacía simultáneamente una nueva rama de la ciencia aplicada, la ingeniería civil, que extendió los ferrocarriles por toda Europa. “La máquina de vapor, primero en la industria textil, luego en la minería y siderometalúrgica al final de la revolución inglesa en el transporte, servía de base a las dos ramas industriales hasta entonces separadas: la industria pesada o de bienes de producción y la industria ligera, o de bienes de consumo”. III) LOS MOTORES DE LA REVOLUCIÓN A) La industria algodonera
La primacía temporal que la industria textil algodonera desempeño en el surgimiento de la revolución industrial británica parece clara. De hecho, fue la industria del algodón la que primero, y con carácter masivo, incorporó loa avances tecnológicos en la producción, y, asimismo, fue la primera que tuvo lo más rápidos crecimientos en su producción. Cuando las innovaciones, esto es, la aplicación de los inventos a los procesos productivos, llegaron a la fase del tejido, con los telares continuos, inicialmente movidos por animales o por agua y después por máquinas de vapor, las máquinas alcanzaron tal tamaño y dimensiones que inevitablemente surgieron las fábricas para su asentamiento. La industria del algodón tuvo un rapidísimo desarrollo también gracias a la prohibición que existía en Inglaterra (1701) de importar textiles estampados de algodón de la India (protección del mercado). “En resumen, la industria algodonera fue la pionera en adoptar a gran escala maquinaria movida por energías no humanas, y ahorradoras de trabajo, Su importancia se multiplico en 70 años, pasando de la insignificancia a ser la principal manufactura inglesa. El éxito de las innovaciones en la manufactura algodonera incitó y creó un ambiente favorable en todos los sectores hacia la maquinización”. B) La industria siderúrgica Junto a la industria textil algodonera, la industria de obtención de hierro y acero tiene una importancia decisiva en el surgimiento y continuidad de la revolución industrial. La industria del hierro comenzó a establecerse en los lugares de extracción del mineral de hierro y carbón. Para subsanar la inferior calidad del mineral de hierro británico, en 1783 H. Cort patenta un sistema de forjado y laminación que permitía la utilización del carbón mineral, dando paso a la producción de un lingote de hierro colado similar en calidad al importado. Los resultados de esta innovación técnica en la producción de hierro colado no se hicieron esperar. Entre 1788 y 1806 la producción se cuadruplica, pasando de 68.300 Tn. anuales a 243.851. El gran crecimiento se estaba produciendo, y mientras que en 1750 se había importado el doble de la producción, en 1814 sus exportaciones de hierro eran cinco veces más que sus importaciones. D) La minería del carbón. El carbón era, ya antes de la segunda mitad del siglo XVIII la materia energética de uso doméstico más extendida. Existe desde sus comienzos una estrecha relación entre industria siderúrgica y la extracción de carbón. Dejando aparte que ambas son industrias con características capitalistas en su organización desde sus inicios: el trabajo en grandes explotaciones mineras era netamente asalariado y muy poco diferente al de la actualidad, salvo en sus condiciones tecnológicas. En ambos casos se trata de
industrias que desempeñaron un papel decisivo en la continuidad de los impulsos iniciales de la industrialización. En el caso del hierro, el suministrar un material susceptible de trabajar con mayor precisión y resistencia en la fabricación de maquinaria. Su dureza y resistencia representaba frente a la madera un cambio imprescindible para la construcción de máquinas de vapor, que trabajaban continuamente y con grandes desgastes. En el caso del carbón, significaba la sustitución de fuentes de energía de origen animal o hidrográfico, limitadas y de insuficiente concentración de potencia como para generar grandes trabajos. En resumen el hierro y el carbón no hicieron la revolución industrial, pero permitieron la consolidación de su extraordinario desarrollo y difusión. SELECCIÓN DE FUENTES HISTORIOGRÁFICAS (CONSECUENCIAS DE LA REVOLUCIÓN)
Y
DOCUMENTOS
LA SOCIEDAD INDUSTRIAL “La sociedad industrial es la denominada de clases. La forman grupos abiertos, determinados fundamentalmente por la fortuna. Ninguna función es monopolio de grupo; el hombre con capacidad puede acceder a cualquier cargo de responsabilidad. En realidad la igualdad de los hombres se redujo al ámbito de los principios teóricos, a la igualdad ante la ley. De hecho subsistieron grandes diferencias de fortuna y cultura entre las clases altas y las clases bajas, formadas por el campesinado, resto de un artesanado en retroceso, y proletariado o clase obrera”. ANTONIO FERNANDEZ: “Historia del Mundo Contemporáneo”. LA CIUDAD INDUSTRIAL (…) La ciudad (Bradford) ofrece en las bellas jornadas festivas – ya que en los días de trabajo está cubierta por una nube de humo gris - , desde las circundantes alturas, una magnífica vista; pero en el interior domina la misma suciedad, la misma inhabitabilidad que en Leeds. Los barrios antiguos de la ciudad son angostos e irregularmente construidos sobre una escarpada ladera; en las calles, en los callejones y en los corrales se amontonan escombros y porquería. Las casas están ruinosas, sucias e inhabitables, y en la proximidades del río y de las partes bajas del valle, encontré muchas con la planta inferior excavada a medias en la vertiente del monte, enteramente inhabitables. En general, los lugares de las partes bajas del valle, en los que las viviendas obreras están hacinadas entre las altas fábricas, son los que están construidos de peor modo y los más sucios de toda la ciudad. (…) Un Comité, elegido por una asamblea de ciudadanos para visitar la ciudad, informaba el 15 de agosto de 1844: FRIEDRICH ENGELS: “Situación de la clase obrera en Inglaterra”. CARTA DE UNA FAMILIA BURGUESA “Recibí el viernes tu carta y me he alegrado del éxito de nuestra hija Celina: A los 7 años ya llora para que la lleven a los espectáculos. ¿Qué hará cuando tenga 17? Parque, casino de verano, jardín zoológico y botánico, conciertos, comedias, ballet, revistas, conocerlo todo a los 7 años, ¡qué educación tan avanzada!” C.B.U. EL TRABAJO EN LA MINA “El estado de los niños trabajadores es más deplorable todavía en las minas de carbón. Sobre él dice el informe de una comisión creada para estudiarlo en Inglaterra: “En el distrito de Halifax las capas de carbón (…) pocas veces pasan de 30 pulgadas, y en consecuencia, no pudiendo trabajar en ellas los obreros adultos, tienen que hacer los niños el trabajo, casi tendidos en el suelo y con la cabeza apoyada en una plancha (…). Durante todo el tiempo que permanecen en estas oscuras rendijas, sin aire y encendidos por el calor, están completamente desnudos.” “No olvidaré jamás – agrega uno de los comisarios del informe- la impresión que experimenté a la vista de la primera criatura infortunada que encontré de esta manera. Era un niño como de 8 años, que me miró al pasar, con una expresión de idiotismo que me heló el corazón. Era una especie de espectro que no podía vivir más que en este lugar de desolación. Cuando me acercaba a él para hablarle, se escondió en un rincón, temblando de pies a cabeza, temiendo quizás que lo maltratase, y ni promesas ni amenazas bastaron para que saliera del escondite, que sin duda consideraba seguro”. F. GARRIDO tomado de “Documentos de Historia del Mundo Contemporáneo”, de Mira - Arias - Esteban. EL TRABAJO FEMENINO EN LAS MINAS “Me casé a los 23 años y sólo entonces bajé a la mina. Antes y desde los doce años, tejía. No sé leer ni escricir … Tiro de la carreta de carbón y trabajo desde las seis de la mañana hasta las seis de la tarde. Me detengo sobre una hora a mediodía para comer pan y mantequilla pero sin bebida. Tengo dos hijos demasiado pequeños aún para trabajar … Tengo una correa atada a la cintura, una cadena que pasa entre mis piernas y avanzo con las manos y los pies. El camino es escarpado y nos vemos obligados a agarrarnos a una cuerda y, cuando no hay, a lo que podamos encontrar … Es un trabajo muy duro para una mujer.” “Documentos sobre la revolución industrial en Gran Bretaña”
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