Resumen de Teorico Practicos Unidad I - Historia Argentina III
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Descripción: Resumen de los textos correspondientes al primer teórico práctico de Historia Argentina III - Catedra Villa...
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Autores: Botana – Ansaldi (p. 3) – Rock (p.7) – Falcon(p.9) – Camarero (p.14) (Los textos de Botana, Ansaldi y Rock también constituyen la primera clase del TP B) Botana: “El orden Conservador” (págs 292-345). CAP 9: ¿PLAN ESTRATÉGICO O SALTO EN EL VACIO?
Los resguardos institucionales La ley de reforma electoral regulaba exclusivamente las elecciones de diputados nacionales, de presidente y vicepresidente, y de electores de senadores para el distrito de la Capital. El Senado Nacional quedaba fuera de la reforma y seguiría conformándose a través de la elección indirecta por medio de las legislaturas provinciales Hay dos temas de importancia para entender la actuación del Ministro del Interior, Indalecio Gómez: 1) el optimismo en la victoria y 2) el papel del tercio previsto en la lista incompleta, en tanto umbral de admisión para las oposiciones. Al respecto, nadie consideraba que la mayoría podía caer en algún grupo ajeno a los gobernantes, ni que la reforma tuviera la capacidad para modificar la relación de fuerzas vigente. De esta manera, el tercio, permitía y legitimaba la incorporación de viejas y nuevas minorías opositoras.
La prueba electoral En abril de 1912 se realizaron las primeras elecciones legislativas, reguladas por la nueva ley: En la Capital y en Santa Fé los radicales se alzaron con el triunfo, favorecidos por la práctica del voto secreto que tornó inefectiva a la práctica tradicional de compra directa de los sufragios La autonomía electoral del ciudadano, bajo la protección del cuarto oscuro, apoyaba a los partidos recién llegados. Entre los tres nuevos partidos que se presentaron (U.C.R., Partido Socialista y la Liga del Sur) sumaron 15 diputados que todavía no representaban un desafío contra los 43 que pertenecían a las agrupaciones tradicionales. En 1914, nuevamente se realizaron elecciones para la renovación de la Cámara de Diputados. En esta ocasión: Los resultados acentuaron la tendencia de 1912 Los partidos nuevos obtuvieron mayorías y minorías en Capital Federal y Santa Fe, la mayoría en entre ríos y la minoría en Buenos Aires, Córdoba, Corrientes y Mendoza. Los partidos nuevos obtuvieron 30 diputados contra 33 de los partidos tradicionales.
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El partido político ausente Los sectores conservadores no fueron capaces de enfrentar con éxito la tarea de adecuarse al nuevo cuadro electoral. Fueron los factores de resistencia y los sedimentos tradicionales los que terminaron prevaleciendo. Hacia 1914, los nuevos partidos ganaban volcando su aparato organizativo a la competencia pacífica, poniendo de esa manera en tela de juicio a todo el sistema de mantenimiento oligárquico. Estos nuevos partidos mediaban entre el elector y el Estado, proponían liderazgos fuertes y abarcaban con su estructura la extensión del territorio. Los nuevos partidos fusionaban a los grupos regionales en estructuras nacionales y en algunos casos como el del radicalismo condensaban las expectativas populares en torno a la figura de un nuevo caudillo. Por su lado, las viejas agrupaciones conservadoras acentuaban su perfil con un fuerte arraigo local y organizaciones embrionarias que dependían de las posiciones de poder institucional. En ese contexto, este viejo orden, carecía de un liderazgo claro. Los sectores conservadores acabaron dividiéndose en tres orientaciones diferentes con respecto al problema de la organización de un partido político: Un pequeño grupo sostuvo la confianza en las agrupaciones provinciales, mientras que la mayoría se dividieron entre los que consideraban necesario edificar un partido nuevo, con un perfil programático, disciplina interna y liderazgo; y los que planteaban la creación de un partido nacional dependiente de las posiciones de poder adquiridas en las situaciones provinciales y por lo tanto sometido a la influencia de los gobernadores que creían controlar los bloques de electores más importantes. A fines de 1914 se fundó el Partido Demócrata Progresista que buscaba orientar a sectores del viejo régimen hacia una corriente reformista, cuyo origen debe buscarse en las ideas de Lisandro De la Torre y en la experiencia de la Liga del Sur en Santa Fe De la Torre planteaba que la política debía canalizarse a través de una nueva estructura de mediación, un partido autónomo, con órganos propios y dispuesto a obtener el consenso popular Sin embargo, los sectores conservadores, no tenían un acuerdo programático ni un reconocimiento explícito de un liderazgo. Estos desencuentros desencadenaron una crisis en el momento decisivo de la designación de candidatos presidenciales, que mostraba la existencia de dos visiones antagónicas de la realidad. Mientras los miembros del bloque conservador obedecían a las reglas de la práctica política tradicional, el sector proveniente de la Liga del Sur planteaba una visión racionalista de la acción política con un programa ordenado
La derrota
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En el contexto de crisis de los sectores conservadores, el centro de atracción que ejercía un partido nacional como la U.C.R. agravó la fragmentación de los primeros en agrupaciones provinciales, cuyos caudillos presintiendo la derrota comenzaban a buscar el amparo radical. En marzo de 1916, el radicalismo proclamó a H. Yrigoyen como su candidato, mientras, los grupos conservadores confiaban en que las elecciones primarias no resolverían la victoria o derrota, sino que las mismas se definirían cuando se constituyera el Colegio Electoral. Realizadas las elecciones, los radicales obtuvieron 133 que no le permitían alcanzar la mayoría de 151 electores necesarias para proclamar a Yrigoyen como presidente de la república. En ese contexto, los radicales disidentes de la provincia de Santa Fe, que habían sumado 19 electores se pronunciaron en favor de la formula UCR, permitiéndole a esta última alcanzar el número necesario para proclamar a Yrigoyen como Presidente de la Nación. Sin embargo, el nuevo sistema de sufragio sostenía una serie de resguardos que lograron permanecer en pie a pesar de la crisis conservadora: a) El Senado donde la presencia radical era menor y b) La Cámara de Diputados, donde el sistema de renovaciones periódicas la U.C.R. en 1916 aún no lograba constituir una mayoría propia.
Ansaldi: “La trunca democrático” -
transición
del
régimen
oligárquico
al
régimen
LA IMPORTANCIA DE LA LEY SAENZ PEÑA
A la hora de analizar el período 1912-1930, Ansaldi plantea como un elemento clave la democratización, la cual no puede restringirse únicamente a la vigencia efectiva de la ciudadanía política universal y la modificación del régimen electoral. Que permite la representación de la primera minoría. Desde la aplicación de la Ley Sáenz Peña, se produjo una transición de la dominación oligárquica a la democrática, proceso que se interrumpe, tanto por el golpe de 1930, como por los propios límites de la democratización política. Dicha Ley buscaba descomprimir la presión de los sectores excluidos del sistema de decisión política y permitir la libre competencia electoral entre partidos socialmente representativos. En este proyecto, la constitución de un partido orgánico de la burguesía democrático era un objetivo fundamental que no fue logrado. Al respecto, la muerte de Sáenz Peña en 1914, y los resultados electorales de ese año y de 1915 generaron una ofensiva de los sectores conservadores anti reformistas contra la ley, la cual no pudieron derogar. Esto estaría mostrando que hay sectores que no están dispuestos a abrir el juego político en esa magnitud y que comienzan a
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boicotear todo el esquema en el cual la Ley Sáenz Peña era el pilar fundamental, pero cuyo objetivo era la constitución de un partido orgánico de la burguesía. Para Ansaldi, la democracia política que comenzó a construirse en 1912, es ampliada en el sentido planteado por Gino Germani, respecto de que hay una transición de un régimen político oligárquico a uno democrático, incorporando al sistema de decisiones políticas a las clases de formación reciente (media y obreros) y haciendo efectivamente posible el ejercicio del sufragio masculino Al mismo tiempo, Ansaldi considera a la democracia política iniciada en 1912 como restringida, ya que la transición no logra erradicar los componentes estructurales de la política argentina como el caudillismo, el clientelismo, la intolerancia, el fraude y la intransigencia. Ansaldi sostiene que entre 1912 y 1916 se produce un cambio de régimen que no viene de la mano con una crisis del Estado porque no se cuestiona su matriz de dominación social Lo que hay es una crisis de una forma de Estado, que mantiene invariante la relación fundamental de dominación de clase. La dificultad de la clase dominante estaba en el ejercicio de la hegemonía estrictamente política, donde juega un rol clave la fractura entre los sectores conservadores anti reformistas y el sector burgués democrático que no logra afirmarse ni ampliar su base de social de dominación. La solución a esta tensión fue el recurso de la burguesía conservadora al golpe de Estado Militar En este sentido, la ampliación de la democracia política deja en evidencia la debilidad del sistema de partidos políticos y el Parlamento como vehículos de mediación entre la sociedad civil y la sociedad política. -
LA CUESTION DE LA MEDIACION ENTRE LA SOCIEDAD CIVIL Y EL ESTADO
Tras la victoria de la UCR en las elecciones de 1916, la composición del Parlamento nacional, con una correlación de fuerzas adversas, trabó la política de reformas que pretendía encarar Yrigoyen. De esta manera el PEN era controlado por una fuerza democrática de base popular urbana, mientras que el Poder Legislativo tenía una mayoría democrática en Diputados (desde 1918) y una mayoría oligárquica, con poder de veto, en el Senado. Al no expresar la real correlación de fuerzas sociales y políticas, el Parlamento se debilitaba institucionalmente y perdía su eficacia como articulador entre las demandas de la sociedad civil y la capacidad de decisión estatal. El “obrerismo” también contribuyo a debilitar la mediación partidaria fortaleciendo la una mediación corporatista entre la sociedad civil y el Estado, el cual atiende y defiende intereses particulares sectoriales.
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EL CATCH ALL RADICAL La U.C.R. se presentaba como una coalición social, lo que para el autor permite pensarla más como un movimiento que como un partido en sentido estricto Hay una renuencia radical a definirse como partido político que se expresa en la confusión radicalismo = Nación. Hay acá una importante contradicción porque al concebirse como universal, este partido que se define como defensor de la democracia niega la posibilidad de disensión mínima para el funcionamiento de una sociedad pluralista.
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LA DERECHA VIOLENTA Hubo diferentes grupos parapoliciales violentos desde 1909, entre los que destacó la Liga Patriótica, constituida en 1919 que desarrollaba una función doble como grupo de choque y como agente de propaganda y organización político- ideológicas. Las prácticas de la Liga Patriótica inauguraron una línea de acción para estatal que se continua más allá de los gobiernos radicales. La prédica de la Liga obtuvo la adhesión de los núcleos de clase media urbana, temerosos de una revolución social o cualquier alteración del orden esto agrando la fractura entre los sectores medios y la clase obrera, obstruyendo la constitución de un bloque social democrático capaz de enfrentar a la burguesía.
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YRIGOYENISTAS, SOCIALISTAS Y CLASE OBRERA El socialismo fracaso en articular un frente social, bajo su dirección política, que reuniera a obreros industriales, chacareros pampeanos y clase media urbana, y generara una acumulación de fuerzas democráticas suficiente como para producir algunos cambios estructurales por la vía de reformas. Al contrario, el radicalismo fue capaz de ganar para su causa a los trabajadores por medio del “obrerismo” de Yrigoyen, aun cuando este mostrara sus límites en los momentos de movilización social. El socialismo tenía una visión negativa de la política del gobierno radical respecto al movimiento obrero, principalmente porque los radicales no aplicaron cambios en el derecho laboral, sino que la abordaron por la vía del decreto presidencial. Al mismo tiempo, usaban su poder de gobierno para arbitrar en favor de los trabajadores en algunas situaciones conflictivas, pero en otras no tenían problema de recurrir a la “represión”
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Los socialistas defendían el papel del Parlamento en tanto defensa del juego democrático como expresión de recelo contra una legislación generada por la decisión presidencial, que reivindicaba para sí todos sus méritos. A pesar de los arbitrajes a favor de ciertos sectores de trabajadores y del obrerismo de Yrigoyen, la UCR nunca derogo las leyes de Residencia ni la de “Defensa Social” El radicalismo no pudo procesar o atender de manera conjunta, dos demandas presentes en la sociedad en aquel momento: la de democracia política y la de democracia social. La primera era reclamada por la clase media, mientras la segunda era reclamada por la clase obrera. El radicalismo se terminó volcando por satisfacer la primera. -
LAS INTERVENCIONES FEDERALES Y EL DEBILITAMIENTO DE LA DEMOCRACIA
La estrategia de las intervenciones federales, mediante decreto presidencial, están fundadas en la percepción del radicalismo respecto a la trampa que el régimen político establecía para la continuidad del gobierno, al resguardar la mayoría oligárquica en el Senado En ese sentido, las intervenciones tenían como primer objetivo modificar la composición del Senado. El recurso de la intervención sin embargo, le otorgo a los sectores oligarcas y conservadores, la posibilidad de mostrarse en sus territorios como abanderados de la defensa de una democracia a la cual se oponían. De esta manera, la práctica de la intervención erosionaba la propia democracia política. Al mismo tiempo, este recurso, revela una fuerte dificultad del nuevo régimen político para procesar las diferencias tanto al exterior de la U.C.R. como al interior de la misma. Esta dificultad también ser hacia presente cuando la U.C.R. en posesión de una mayoría absoluta en la Cámara de Diputados, aplicaba la misma para rechazar los diplomas de los legisladores representantes de la oposición. -
UNA VEZ MAS LA CUESTION DE LAS MEDIACIONES Yrigoyen potencio dos tipos de mecanismos: los presidencialistas y el protagonismo de las asociaciones de interés, reforzando así la mediación política corporatista La misma se veía además favorecida por el vacío producido por la ineficacia de los partidos y el Parlamento en la mediación política partidaria. La doble lógica del sistema político argentino generó un comportamiento significativo en la generalización de una cultura política golpista son un conjunto de prácticas para resolver cualquier diferencia o conflicto
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mediante la expulsión, la fractura o la escisión de los disidentes, negando la capacidad de procesarlas por medio de reglas definidas y acatadas. -
LAS CONDICIONES SOCIOPOLITICAS DE LA DEMOCRACIA ARGENTINA
Ansaldi toma la caracterización de Leopoldo Allub, quien sostiene que la democracia es resultado de tres procesos o precondiciones histórico – estructurales de orden general: 1) la emergencia de una clase de terratenientes destructora de las formas de producción previas mediante las capitalistas; 2) el desarrollo de líneas de conflicto campo – ciudad, terratenientes – burgueses urbanos., cuya culminación es el triunfo de estos; 3) el desarrollo de instituciones pluralistas aptas para asegurar cierto equilibrio y competencia de poder entre el Estado, los órdenes privados, y niveles inferiores de gobierno. En el caso argentino ninguno de los tres procesos se dio exitosamente. Ansaldi plantea entonces que durante la hegemonía pluralista de la burguesía, coincidente con el gobierno radical, se hacen explicitas todas las tendencias estructurales que apuntan a trabar la construcción de un orden social y político democrático en el marco de una sociedad definida por relaciones de producción capitalistas. Así, sostiene que la relación entre la estructura agraria y la estructura social global es el nucleo de la debilidad estructural de la democracia en Argentina. El golpe de 1930 es la expresión de la debilidad estructural del primer intento por establecer un sistema de dominación político de clase democrático. La misma es explicada por la estructura social del país y la acción de las principales fuerzas político - sociales, de las cuales casi nadie cree seriamente en la democracia ni contribuye a fortalecerla. Tanto la burguesía como la clase obrera, la clase media urbana y los chacareros pampeanos son, indiferentes ante el régimen político democrático. El dilema del ejercicio del poder es entonces resuelto mediante dos soluciones: la mediación corporativa y la apelación al golpe de Estado ejecutado por los militares.
Rock: “El radicalismo argentino” (págs. 187 – 204) CAP 8 : 1919 En enero de 1919, como consecuencia de la Semana Trágica, la política laboral del radicalismo quedó al borde del abismo y el gobierno tuvo que luchar
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para evitar que se concretara un Golpe de Estado militar. El resultado a corto plazo de dichos sucesos, fue el rápido auge e institucionalización de la organización paramilitar dirigida por los conservadores que había surgido en el curso de la huelga: La Liga Patriótica La Liga Patriótica es un movimiento de carácter nativista cuyo origen se debe buscar en el período de inmigración masiva de finales del Siglo XIX. Es una reacción principalmente contra los inmigrantes y el anarquismo Su estructura tiene tendencias al elitismo y al respeto de las jerarquías sociales. Además, poseía una minuciosa organización paramilitar El criterio determinante de sus objetivos no es la nacionalidad, es la CLASE. Era una coalición heterogénea donde se mezclaban el conservadurismo tradicional de los grupos clericales y el neoconservadurismo de los francmasones y liberales. A su interior, existía una división entre los defensores oscurantistas del laissez-faire y los grupos de carácter fascista. Para la Liga, su principal problema con el gobierno de Yrigoyen era el vínculo de este último con los obreros, por la protección que el gobierno radical les brindaba en determinadas huelgas.
El paro marítimo Tras la Semana Trágica, el gobierno radical se dio a la tarea de recuperar su peso entre los sectores obreros, buscando evitar que los socialistas se fortalecieran allí. La primera oportunidad se dio con el paro de los trabajadores marítimos, nucleados en la FOM, que se inició a principios de 1919. La fuerza de este gremio radicaba en la estabilidad de sus dirigentes y su alto nivel de disciplina, que les permitía imponer su dominio sobre la zona portuaria. En la campaña electoral de cara a las elecciones de 1919, que renovaban la Cámara de Senadores, los radicales trataron de explotar al máximo sus actitudes favorables a los obreros, y el conflicto marítimo tenía un lugar central en esa estrategia. Sin embargo, este no gravitó significativamente y la victoria radical se dio por un margen demasiado ajustado, mientras los socialistas y el Partido Demócrata Progresista evidenciaban sostenidos avances, a costa del electorado de clase media radical, que veía con desagrado el comportamiento del gobierno en las huelgas. Por su parte, la lealtad de la clase obrera se dividía entre los “sindicalistas” en sus sindicatos y los socialistas a nivel electoral, haciendo poco fructíferos los esfuerzos de la política obrerista de los radicales. La estrategia que asumía Yrigoyen respecto a la clase obrera era buscar que los trabajadores organizados lo hicieran tras la dirección de los “sindicalistas” para evitar que los socialistas se hicieran con los sindicatos y lanzaran una nueva huelga general que revitalizara a los “patriotas”. Las huelgas de mediados de 1919
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Hacia mitad de 1919 se habían producido 259 huelgas en Buenos Aires, relacionadas con la inflación y el rápido aumento de los sindicatos y su influencia. Al respecto entre marzo y agosto de 1919 la tasa mensual de afiliaciones a la FORA llego a ser de 4000 nuevos afiliados por mes, contra los 1600 de todo el año anterior. Las huelgas reflejaban el intento de los patrones de frenar la sindicalización o el esfuerzo de los nuevos sindicatos para mejorar sus niveles de vida. Un carácter importante de estos conflictos es que no llegaron a desarrollar hechos traumáticos como el de los talleres Vasena, ya que involucraban a grupos que no habían participado previamente en medidas de fuerza y afectaban a plantas industriales pequeñas y a los servicios. Esto también permitió que la FORA tuviera un papel conductor mucho más determinante, evitando que las mismas se desbordaran. Sin embargo, en este contexto, el gobierno tuvo que afrontar una crisis política a mediados de 1919, principalmente por el temor a que el movimiento huelguista desembocase en una huelga general que alimentase y radicalice el accionar de la Liga Patriótica.
Reacciones del Gobierno Este temor llevó al gobierno a adoptar medidas de carácter represivas que hasta entonces había evitado. Así, el Gobierno ordenó la aplicación de la Ley de Residencia y la Ley de Defensa Social contra los anarquistas, que desencadeno una ola de arrestos y deportaciones en masa. El gran problema que empujaba al Gobierno a este tipo de acciones, era que la Liga Patriótica comenzaba a constituirse en un movimiento de masas que ganaba su apoyo popular en sectores que antes habían apoyado al radicalismo. En este sentido La Liga se acercaba bastante a lo que Pellegrini y Sáenz Peña habían tratado de crear diez años atrás: un movimiento de masas dominado por la elite conservadora tradicional. A partir de este dilema, el radicalismo intento apuntalar la fama personal de Yrigoyen para explotar los elementos populistas de su liderazgo y comenzar a rescatar elementos de apoyo que se habían fugado en favor de la Liga Patriótica. Asimismo, el propio Yrigoyen comenzó a recurrir de manera masiva y sistemática al control del patronazgo en la administración pública para ganar nuevos adeptos. Estos dos elementos constituyeron un fuerte auge del personalismo, que era una consecuencia de la debilidad en la que habían quedado sus vínculos con los sindicatos. A partir de ese momento, la política radical hacia la clase obrera comenzó a hacer mayor hincapié en la legislación social.
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Falcon y Monserrat: “Estado, empresas, trabajadores y sindicatos” Entre 1916 y 1930 no hay modificaciones sustanciales en el modelo de acumulación vigente desde 1880, continuando como el eje de la actividad económica nacional la producción primaria para la exportación. Sin embargo, en el Estado y en su política hacia los trabajadores comenzaron a aparecer situaciones novedosas, así como en el plano de las organizaciones obreras. Por su parte, los sectores de la elite y los empresarios sostuvieron sus actitudes tradicionales frente a una situación inédita, hasta que luego de los sucesos de la Semana Trágica, en 1919, comenzaron a renovar sus estrategias y actuar contra los trabajadores de manera independiente al Gobierno. Los autores proponen cuatro etapas para dividir el período de 1916 y 1930 en lo referente a las relaciones entre el Estado, los trabajadores y las empresas: 1916-1919: tentativa del gobierno de Yrigoyen de conseguir la adhesión de los trabajadores por medio de arbitrajes de conflictos entre el capital y el trabajo Enero 1919(Semana Trágica) a 1922(Fin del Gobierno de Yrigoyen): sin abandonar la política anterior, el gobierno radical comienza a tratar de sancionar leyes de protección al trabajo. 1922 – 1928 (Gobierno de Alvear): Menor conflictividad social en años de cierto bonanza económica 1928(Segunda Asunción de Yrigoyen) – 1930 (Golpe de Uriburu). -
EL MOVIMIENTO OBRERO ENTRE 1916 Y 1919
En abril de 1915 se desarrolla el 9no congreso de la FORA, dirigida por anarquistas y participan por primera vez los Sindicalistas Revolucionarios, que obtuvieron una mayoría de congresales que les permite declarar dicha organización como apolítica y puramente obrera, sin definición ideológica expresa. Parte de los anarquistas no acatan las resoluciones y se separan formando la FORA del quinto congreso, de carácter anarquista. En 1916, al llegar el radicalismo al gobierno, se generaron puntos de contacto entre la FORA IX (sindicalista) e H. Yrigoyen, favorecidos, por el apoliticismo de la organización y su énfasis en las reivindicaciones gremiales, así como la imagen austera de Yrigoyen y su disposición a dialogar personalmente con los trabajadores y sus promesas de mejorar sus condiciones de vida. En ese contexto, los arbitrajes desarrollados en los conflictos entre capital y trabajo favorecieron varias veces a los trabajadores, lo que sumado a la predisposición de los sindicalistas a recibir apoyo estatal genero una relación entre las dos partes.
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Había, en esta relación, un acuerdo de no agresión implícito: los radicales no construían organizaciones gremiales que compitieran con las sindicalistas y estos no participaban en los procesos electorales. Esto les da un rival en común: El Partido Socialista. -
EL ARBITRAJE ESTATAL
Hasta 1902, la actitud del Estado era de prescindencia en los conflictos que se desarrollaban en el ámbito del consumo o la producción para el mercado interno. Solo intervenía cuando estos se desarrollaban en sectores vinculados a la economía agroexportadora, ejerciendo una dura represión. Tras la primera huelga general nacional, en 1902, el Estado sistematizó la represión en el plano legislativo, con la sanción de la Ley de Residencia, y en la acción directa y, al mismo tiempo, sancionó el Código de Trabajo (1904), que contenía algunas de las demandas más importantes del movimiento obrero, aunque de manera retaceada, mientras regimentaba la vida sindical. Desde la sanción de la Ley Saenz Peña, en 1912, con la incorporación de los trabajadores masculinos a la vida electoral, incluso los sectores conservadores comenzaron a darle un mayor espacio a las políticas laborales. En diciembre de 1916, tras la asunción del gobierno radical, se da el primer arbitraje estatal en el conflicto de los trabajadores marítimos de Buenos Aires, conducido por la FOM (era parte de la FORA IX). Los trabajadores no resistieron el arbitraje, mientras que los sectores patronales se negaban a someterse en el mismo. Con el resultado favorable a los trabajadores, el Estado aparecía vehiculizando indirectamente las demandas de los trabajadores y modificando las relaciones de fuerzas entre patrones y obreros. A comienzos de 1917, se desarrolló un conflicto en el sector ferroviario, representado por La Fraternidad (maquinistas y foguistas) y la FOF (resto de trabajadores ferroviarios), que planteaba la estatización de los ferrocarriles. La primera es corporativa, reformista y proclive a la negociación con el Estado y los patrones. En esta ocasión fueron los patrones quienes solicitaron el arbitraje ante la generalización del conflicto y fueron las organizaciones sindicales quienes inicialmente no lo aceptaron. El gobierno tomo medidas favorables a los trabajadores, que las empresas rechazaron generando que el Poder Ejecutivo sancionara por decreto dichas medidas, generando que la Fraternidad levantara la huelga y la FOF quedase aislada. En marzo de 1917 estallo un conflicto entre obreros municipales. En esta situación, el gobierno autorizó la presencia policial e implemento medidas tendientes al rápido reemplazo de los huelguistas Los representantes
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obreros estaban ligados al Partido Socialista y entre estos trabajadores era muy importante la presencia de trabajadores extranjeros. Noviembre de 1917: huelga de frigoríficos en la Pcia. de Bs. As. Inicialmente, el gobierno utilizó la policía para proteger a los trabajadores de los ataques patronales, pero la propuesta del arbitraje fue fuertemente rechazada por los obreros, debido a la fuerte presencia de los anarquistas en la dirección de la medida de fuerza. Ante esta situación se desató una gran represión estatal que evidencio los límites de la política laboral del yrigoyenismo. -
LA SEMANA TRAGICA
En diciembre de 1918 estalló una huelga en los talleres metalúrgicos Vasena y el 7 de enero del año siguiente se produce un incidente cuando huelguistas apedrearon a trabajadores que continuaban sus tareas. La custodia policial respondió a los tiros y dejo cuatro muertos y treinta heridos. Ante estos suceso los sindicatos de la FORA V(anarquistas) llamaron a una huelga general para el 9 de enero, y ese día la policía agredió a los tiros al cortejo fúnebre de las víctimas del 7. Luego la FORA del IX (sindicalista) lanza su también una huelga general, que luego es levantada al entrar en negociaciones con el gobierno. En el medio de todo esto, aparecen las “guardias cívicas” de la Liga Patriótica, que lanzan una persecución contra anarquistas y judíos. Entre las causas, se destaca que los sucesos estuvieron caracterizados por un alto grado de espontaneidad como producto de las masacres del 7 y el 9 de enero. Se pueden considerar como elementos coadyuvantes la situación económica de la posguerra, caracterizada por bajos índices de desempleo e incremento del costo de vida que erosionaba el salario real. El carácter del movimiento huelguístico fue masivo, pero en su interior hubo diferentes grados de participación. El movimiento obrero no tuivo una estrategia general. La FORA del IX declaró su huelga general cuando esta ya se desarrollaba en algunos sectores de trabajadores. Los Sindicalistas buscaron mantener la situación por medio de canales pacíficos; los socialistas, si bien compartían los objetivos de los sindicalistas, trataron de aprovechar la situación para impulsar desde el parlamento una legislación laboral; finalmente, los anarquistas trataron de imprimirle al movimiento un carácter insurreccional radicalizando la acción. El gobierno intento sostener su estrategia desarrollada desde 1916, propiciando negociaciones con los trabajadores e intentando disuadir a los empresarios de su intransigencia. A medida que la violencia se hizo mayor, por un lado utilizó la acción policial para “pacificar” y por otro trato de mantener sus alianzas dentro del movimiento obrero.
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La Liga Patriótica actuó como factor disruptor. Su aparición era la expresión de sectores de derecha que ya no confiaban en el gobierno para contener al movimiento obrero y decidían actuar por cuenta propia. La decisión de Dellepiane (Comandante del Ejército) de marchar sobre Buenos Aires constituyó un fuerte elemento de presión para que el gobierno endureciera su posición. Sin embargo, el mismo Gral. se negó a encabezar una sublevación que otros militares planteaban. Las consecuencias de la Semana Trágica fueron, en primer lugar, un replanteo de las políticas del gobierno ante la censura que la misma generó en sus relaciones con el movimiento obrero; en segundo lugar, un fortalecimiento de las corrientes sindicales menos radicalizadas; en tercer lugar, una mayor presencia autónoma de los grandes capitalistas y la élite conservadora expresada en las acciones de La Liga Patriótica; y finalmente, un mayor protagonismo de los sectores militares. -
LA LEGISLACION LABORAL(1919 – 1922)
A partir de la Semana Trágica, el gobierno redirigió su estrategia respecto a los sectores obreros, apuntando a la promoción de proyectos de legislación laboral, mientras instrumentaba mecanismos de control para evitar los desbordes de los sectores mas radicalizados y la respuesta de la derecha. Las iniciativas enviadas por el radicalismo al Congreso quedaron “encajonadas” ya que el radicalismo no poseía mayoría en el mismo. Por otro lado, desde 1921, se le otorgó al Departamento Nacional del Trabajo (DNT) tareas de arbitraje más definidas, al mismo tiempo que se le daban funciones de policía para asegurar el cumplimiento de la legislación. -
EL MOVIMIENTO OBRERO (1919-1922)
Al mismo tiempo el gobierno trató de recuperar su influencia entre los trabajadores: En 1919, hubo una nueva huelga de la FOM, donde el gobierno hizo esfuerzos por favorecer el triunfo de la huelga y exhibir frente al conjunto de los trabajadores su solidaridad que, sin embargo, no logró contrapesar el desgaste generado por la Semana Trágica. Tras la Semana Trágica, los siguientes 6 meses se caracterizaron por un aumento de la actividad huelguística que reavivó a los sectores conservadores. Esto llevó a que el gobierno autorizase la aplicación de las leyes de Residencia y Defensa Social para evitar que la Liga Patriótica lo desbordase. Desde 1920, el gobierno trató de recuperar su influencia entre los trabajadores acentuando el “personalismo”, el patronazgo y las políticas asistencialistas.
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Hacia 1921, el gobierno solo contaba con un único contacto importante en el movimiento obrero, la FOM. Ese año, se desarrolló una nueva huelga que derivo en choques violentos entre los grupos sindicales y los rompehuelgas. Ante la posibilidad de que estos hechos reeditaran los sucesos de 1919, el gobierno ordenó una represión contra el movimiento huelguístico para evitar el accionar violento de la Liga. Descendido el nivel de conflictividad, Yrigoyen busco regenerar sus relaciones con los trabajadores enviando el proyecto de Código de Trabajo al Congreso, pero no fue suficiente para recomponer como otras veces. Al mismo tiempo, la depresión golpeo a la FORA IX, principalmente por la reducción de sus filas. Esto llevó a que la UCR expandiese comités radicales en barrios y gremios para lograr una implantación en los sectores obreros. Finalmente, en marzo de 1922, la FORA del IX cede su lugar a la USA (Unión Sindical Argentina). -
LAS ORGANIZACIONES SINDICALES Y EL NUEVO GOBIERNO RADICAL
El inicio de la presidencia de Marcelo T. de Alvear, en 1922, coincide con un descenso de los niveles de conflictividad social que se prolonga hasta 1927. Las razones de este fenómeno estaban en que las organizaciones sindicales optaban en mayor medida por el diálogo y entendimiento para resolver sus protestas antes que por la huelga y la movilización. Al mismo tiempo, la economía argentina experimentó un clima de franco mejoramiento a lo largo de casi toda la década, que se combinó con un descenso del costo de vida. Por otra parte, durante este período, las organizaciones obreras experimentaron un proceso de reacomodamientos y realineamientos, que modifico las correlaciones de fuerza y las prácticas de lucha de los sindicatos. La década del 20 se caracterizó en este sentido, por una constante pérdida de la potencia sindical del Sindicalismo Revolucionario y el crecimiento en la influencia del Partido Socialista sobre los gremios más importantes En febrero de 1926 se formó la Confederación Obrera Argentina (COA) que buscaba ocupar los espacios que la USA sindicalista perdía en el campo obrero. Por su parte, el Partido Comunista comenzó a ganar importancia a lo largo de la década y, en 1926, también abandonó la USA por sus diferencias con los sindicalistas, creando en 1929 su propia central: el Comité de Unidad Sindical Clasista (CUSC) -
POLITICAS SOCIALES DE ALVEAR
Uno de los objetivos fundamentales de Alvear, fue la consolidación definitiva de las transformaciones sociales que el yrigoyenismo había impulsado en 1916. Al respecto se sancionaron:
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La ley 11.289 que extendía el beneficio jubilatorio a los trabajadores marítimos, industriales, del comercio, el periodismo y las artes gráficas. Tanto los sectores obreros como patronales se opusieron a los descuentos previsionales, obligando al gobierno a suspender su aplicación. Como en el gobierno de Yrigoyen, la aplicación de las leyes que reglamentaban cuestiones laborales provocaba grandes resistencias, ya que ni los trabajadores, ni los patrones estaban dispuestos a enfrentar sus costos económicos y sociales. En 1924, se desarrolló una nueva huelga de la FOM, ya que la misma perdía el control de la contratación de mano de obra en barcos y puertos como consecuencia de su conflicto con la Sociedad de Capitanes y Oficiales. Los armadores por su parte presionaron a los oficiales con la contratación de personal “libre” para quebrar el poder de la FOM. La propia FOM estaba dividida internamente respecto a la estrategia a seguir, lo que genero un profundo desgaste de la organización, que finalmente se vio obligada a llegar a un acuerdo que consolidaba su derrota. Este golpe acabo con todo el potencial de la USA, ya que la FOM era su único gremio con potencial de movilización. Desde 1925, el Gobierno de Alvear se aboco a la presentación de proyectos de ley que ordenaran jurídicamente las relaciones entre el capital y el trabajo. -
LA VUELTA DE YRIGOYEN Y EL REINICIO DE LOS CONFLICTOS
El yrigoyenismo buscó en esta etapa cosechar políticamente los frutos de los vínculos establecidos con el movimiento obrero en la primera presidencia, sin embargo, nuevamente los conflictos sucedidos en la ciudad de Rosario, mostraron los límites que encontraba el tratamiento de la cuestión social por parte del radicalismo.
Camarero: “A la Conquista de la Clase Obrera. Los comunistas y el mundo del trabajo en la Argentina, 1920-1935” INTRODUCCION En el período de entreguerras, el PC logró una ascendente presencia en el campo político, social y cultural del país, que se evaporó con la emergencia del peronismo, entre los años 1943 y 1945. El período entre 19250 y 1935, sobre el que se centra el libro, tuvo por eje el desembarco y la implantación del PC en el mundo del trabajo.
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Dentro de ese período, la Argentina sufrió un gran corte en 1930, ya que en la década previa, la UCR había solidificado su hegemonía político-electoral. Según Camarero esa década puede pensarse como un intento de edificar una democracia burguesa – liberal ampliada, más dispuesta a incorporar demandas de las clases subalternas pero sin desarrollar grandes cambios en la estructura socioeconómica del país. En ese período se desarrolló el último ciclo del modelo económico agroexportador, acompañado por un desarrollo gradual incentivado por ciertas medidas tarifarias sobre las importaciones, un tipo de cambio favorable y el arribo de inversiones extranjeras. A nivel obrero, esa década se caracterizó por las recurrentes disputas internas entre sus corrientes y por la pérdida de influencia de muchos sindicatos y centrales obreras, que derivó en una gran fragmentación de la que surgieron cuatro centrales, que respondían a las diferentes corrientes. En ese contexto, el Golpe de Estado de 1930, encuentra a un movimiento obrero desmovilizado y dividido, sin capacidad de articular una posición firme contra el nuevo régimen, lo que lo obliga a replegarse en una actitud defensiva. Asimismo, la década del 30 se caracterizó por la reconfiguración económica del país ante la inviabilidad del modelo agroexportador, generada por la crisis internacional. En este contexto, se desarrolló un novedoso intervencionismo estatal que impulsó la industrialización por sustitución de importaciones, que generó una multiplicación del proletariado, el crecimiento de sus demandas y la reactivación de la conflictividad obrera.
1- Presentación del actor: un itinerario histórico de los orígenes y evolución del PC argentino, 1912-1935 El comunismo argentino aparece entre 1911-1912, cuando surge al interior del Partido Socialista una corriente de izquierda que impugna las posiciones reformistas y parlamentaristas de la conducción del partido. Esta corriente se fue aglutinando en torno a diferentes ejes y momentos: La crítica de un sector juvenil al “revisionismo bernsteniano”, reivindicando el carácter revolucionario del marxismo. La disidencia de la izquierda socialista con la concepción que sostenía la dirección del PS, según la cual el movimiento obrero debía ser autónomo y ajeno al partido, y contar con sus propias tácticas y fines. La izquierda planteaba que el PS debía participar en el movimiento sindical para ligar sus reivindicaciones con la lucha política. La posición de Argentina frente a la Primera Guerra Mundial, donde la dirección promovía la ruptura de relaciones con Alemania y la izquierda rechazaba cualquier participación en la guerra. Si bien esta última posición
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triunfo en el Congreso Extraordinario para resolver dicha cuestión, los legisladores y la conducción del Partido desconocieron las resoluciones. La posición respecto a la Revolución Bolchevique, donde la izquierda se solidarizó con la misma, y dirección la caracterizó como un “golpe de Estado” de Lenin. En el contexto de estas últimas dos discusiones, la dirección del partido expulsó a los opositores y consumo la división del PS. Los militantes del PS expulsados, se reunieron en enero de 1918 y formaron el Partido Socialista Internacional (PSI), de carácter comunista, cuya figura principal era José Fernando Penelón. Luego en 1920, el Partido acató las 21 condiciones de la “Circular Zinoviev” dela Internacional Comunista, que propugnaba la constitución de partidos obreros de vanguardia, estructurados sobre la base del “centralismo democrático”, preparados para intervenir en la lucha de clases y convertirse en instrumentos de masas para la conquista insurreccional del poder y la dictadura del proletariado. A partir de ese momento, el PSI se pasó a denominar Partido Comunista Sección Argentina de la Internacional Comunista. Hasta 1925, el PC tendría una fuerte presencia de sectores de clase media, mientras que su inserción en el mundo del trabajo era limitada. Hacia ese año, frente a sectores más izquierdistas, se formó un grupo que reclamaba la necesidad de dotarse de un programa de acción basado en reivindicaciones de los trabajadores y que pretendía poner al PC en sintonía con los intereses del Comintern, donde destacaban Codovilla, Ghioldi y Penelón. Al mismo tiempo la IC llamaba al partido a responder a las necesidades inmediatas de las masas y a homogeneizarse en torno a la “bolchevización”, que implicaba trasladar las decisiones partidarias exclusivamente a la dirección y limitar la autonomía de los organismos inferiores. También significaba conducir al partido hacia su proletarización, transformando sus organizaciones elementales y adoptando la estructura celular por sitio de trabajo. En los dos años siguientes la expansión del PC en el movimiento obrero fue constante. En 1927 se produjo una escisión de “derecha”, en la que Penelón junto a 300 militantes, de los cuales la mayoría eran obreros, constituyeron una nueva entidad, el PC de la República Argentina que más tarde adoptaría el nombre de Concertación Obrera. Con el apoyo de la IC, el PC logro reconstruir sus filas y mantener las posiciones que había ganado en los últimos 2 años en el movimiento obrero. Por su parte la dirección quedó en manos de Codovilla y Ghioldi, quienes estaban en plena sintonía con las directivas de Moscú, profundizando el carácter monolítico del partido y profundizando la tendencia hacia la constitución de una estructura rígida, centralizada y vertical. A pesar de las crisis internas, el PC continuo con su crecimiento en el proletariado industrial, favorecido por las crisis afectaron a las demás corrientes del movimiento obrero durante la segunda mitad de la década del 20. Esta inserción se vio impulsada cunado el partido adopto la línea de clase contra clase, en 1927, que proclamaba el inicio del tercer período, en el que se auguraba la inminente caída
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del capitalismo mundial. En este diagnóstico se argumentaba que los sectores medios jugarían un papel reaccionario y se repudiaba cualquier compromiso con corrientes políticas reformistas. En ese sentido, se planteaba la necesidad de escindir los sindicatos existentes para crear organismos gremiales revolucionarios y se reconocía únicamente dos campos políticos mutuamente excluyentes: fascismo versus comunismo. Al mismo tiempo, el PC en 1928, caracterizaba la estructura socioeconómica argentina en términos de un capitalismo insuficiente y deformado por su dependencia de los imperialismos inglés y norteamericano, el peso del latifundio y los resabios semifeudales. Bajo estas concepciones se caracterizó como nacional- fascista al Yrigoyenismo, mientras los gobiernos de Uriburu y Justo fueron caracterizados como dictaduras reaccionarias y fascistas. Al mismo tiempo las demás corrientes reformistas eran juzgadas como cómplices del fascismo y el trotkismo era catalogado como contrarrevolucionario. Todo esto, llevo al encierro del PC en una perspectiva obrerista y ultraizquierdista. En este escenario, el PC busco liderar la resistencia laboral y se abocó a la creación de los “sindicatos rojos”, agrupados en el Comité de Unidad Sindical Clasista (CUSC). En 1935 se produciría un nuevo cambio en la estrategia política al adoptar la línea de la Internacional Comunista, que abandonaba la política de “clase contra clase” y la reemplazaba por el “frente popular”. A partir de este momento, le buscaba aliados entre los sectores reformistas del movimiento obrero y la burguesía progresista en la construcción de un programa antifascista, lo que pareció cristalizarse en la conformación de la Unión Democrática, en 1945. En este escenario la inserción del PC en el movimiento obrero se profundizó, alcanzando su mayor influencia social histórica, que concluyó con el surgimiento del peronismo.
2 – Comunismo y mundo del Trabajo: Un Balance historiográfico. El balance historiográfico presenta para el autor ausencias importantes. Al respecto señala que en el trabajo de Iscaro se justifican posiciones con argumentos forzados y se omiten acciones y posturas del partido. Asimismo, en la historia oficial del PC, se destaca un estilo propagandístico y carente de cualquier sentido crítico. El fenómeno contrario se da en los estudios desarrollados en las décadas del 50 y el 60, donde las obras enmarcadas en el campo del nacional-populismo, ejercen una visión impugnadora del accionar del PC. Este diagnóstico no solo descalificaba sino, que prácticamente borraba su presencia en el mundo del trabajo. Por su parte, los trabajos de Gino Germani, manifestaban que los nuevos contingentes laborales que se sumaron al proletariado industrial en la década del 30 habrían sido esquivos a los partidos de clase por su falta de experiencia de
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clase, desconociendo el avance comunista en el mundo del trabajo durante la décadas del veinte y el treinta. En la década del setenta estudios como los de Murmis y Protantiero, J.C.Torre y Hugo del Campo, redescubrieron la inserción comunista en el movimiento obrero preperonista. Bajo esta línea, los trabajos de Jose Aricó, Joel Horowitz y Roberto Korzeniewicz se ocuparon de profundizar ese redescubrimiento. Sin embargo, se puede concluir que el avance del PC en el mundo del trabajo en los años veinte y treinta continua siendo poco explorado.
3 – Hacia una nueva interpretación: Hipótesis y fuentes documentales.
El autor plantea que en el período de entreguerras la inserción del comunismo en la clase obrera fue un fenómeno genuino desde mitad de la década del veinte, cuando el partido adoptó la orientación de la “proletarización” y la “bolchevización”. Esta inserción crecio y se desenvolvió mientras el partido aplicaba diferentes estrategias políticas, por lo que es mas relevante todavía, remarcar la autonomía y la continuidad de sus prácticas de intervención militante y los rasgos de su cultura política obrerista. Para lograr insertarse en el mundo obrero, el PC contaba con un firme compromiso un temple único para la intervención en la lucha social, así como una ideología redentora y finalista, el “marxismo-leninismo” que los dotaba de solidas certezas doctrinales. Al mismo tiempo disponían de una propuesta de acción que apuntaba a capturar la adhesión de los trabajadores desde diferentes ámbitos y preocupaciones. CAP1 – LA PROLETARIZACION DEL COMUNISMO Y SU IMPLANTACION EN LA GEOGRAFIA LABORAL. A mediados de la década del 20 el PC comenzó a lograr implantarse en los diferentes ámbitos del mundo laboral y la mayoría de sus militantes provenían del mundo del trabajo. Hacia 1926 mas de tres cuartas partes de los militantes comunistas eran obreros dándole al partido un carácter obrero que mantendría hasta el surgimiento del peronismo.
1- Los repertorios organizacionales de la “bolchevización” y la proletarización: células y organismos de base
Estructura celular: consistía en el reagrupamiento de los afiliados activos en un organismo de base, denominado célula, que podía reunir un mínimo de tres individuos y un máximo de veinte. La célula comunista era la unidad fundamental y reproductora del PC y el puente de vinculación entre el partido y la clase obrera.
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Se consideraba que la estructura celular permitiría una mejor colaboración entre la masa de afiliados y la dirección y aumentaría el compromiso de los militantes, así como mejoraría su capacitación y nivel político cultural. Asimismo, la célula facilitaba el control, la represión y la digitación de las actividades de la militancia que era paralela a un proceso de homogeneización e intolerancia con las disidencias. El objetivo, al adoptar esta estructura, era crear células obreras de empresa o taller, conformadas por los que trabajaban en la misma planta. Si no existían suficientes trabajadores en una empresa se conformaban células mixtas. La actividad de cada célula en la Capital era orientada y controlada por el Comité Local, que procuraba capacitar a los obreros para comportarse eficazmente en el organismo y acrecentar sus tareas y responsabilidades. La imposición de formas de procedimiento y discurso cercenó seriamente la autonomía de estos organismos. En sintonía con la línea del “tercer período” el PC fomento la creación de Comités de Fábricas y Comités de Lucha, que surgieron en empresas grandes y medianas constituidos por trabajadores comunistas e independientes y llegaban a servir como plataforma para la conformación o consolidación de sindicatos. La concepción implícita que se hallaba en la constitución de las células y organismos obreros de base comunistas era la de una infiltración en terreno enemigo: el de la patronal. Luego del golpe de 1930, se exacerbó la tendencia a clandestinizar la acción del PC y los organismos de base fueron “blindados” frente a las amenazas externas. Desde su “bolchevización” a mediados de la década del 20, el PC pautaba el funcionamiento de sus engranajes y ejercía un control absoluto sobre sus integrantes. Estas prácticas generaban una constante salida de militantes, que eran compensadas por un reclutamiento permanente. Desde 1929, el Comité Ejecutivo prohibió la condescendencia con los militantes dubitativos o poco activos, favoreciendo aún más el recambio. En ese marco, ser un miembro del PC requería un esfuerzo y dedicación casi completa.
2- Una radiografía de la inserción del PC en los escenarios industriales.
El principal bastión del PC era el cordón sur de Capital- GBA, que constituía, hasta mediados de los años treinta, la ubicación tradicional y mayoritaria del proletariado fabril argentino. En el GBA, las células del PC prosperaron fundamentalmente en Avellaneda, y en los lugares donde se implantaba la mayoría de los obreros.
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Por otra parte, la rama donde la penetración comunista tuvo mayor éxito fue en la fundición y elaboración de metales, maquinarias, vehículos y anexos, que creció fuertemente a lo largo de la década del 30 convirtiéndose en 1935 en la segunda industria en cantidad de empresas y trabajadores ocupados. Esta penetración se explica en la deliberada búsqueda comunista de ganar influencia en una industria considerada como el corazón de un futuro desarrollo industrial. Otras industrias donde hubo inserción comunista fueron la textil, la construcción, la madera y muebles, el calzado, el vestido y confección, la industria química, las cristalerías y fábricas de vidrio, el sector del gas y la electricidad, etc. La primera conclusión que puede sacarse de esta inserción es que la misma se concentraba en los rubros industriales por sobre los rubros de transporte, comercio y servicio. En términos generales, se puede decir que el reclutamiento del PC se dirigía a un sujeto social definido por una triple condición: obrero industrial, varón y con una edad entre los 20 y los 35 años.
3- “Para despertar las conciencias obreras”. Los periódicos en las empresas
Una de las herramientas destacadas del PC para ingresar en los lugares de trabajo fueron sus organismos de prensa. Los mismos cumplían un objetivo al mismo tiempo, propagandístico, organizativo y cohesionador de las propias fuerzas. A partir de la adopción de la estructura celular, el Partido privilegió e impulsó la elaboración y difusión de pequeños periódicos comunistas por fábrica o empresa que elaboraban y repartían las distintas células. La dirección del PC supervisaba el contenido, la regularidad en la aparición, el nombre y la calidad gráfica de esos periódicos. Es necesario destacar que los periódicos de empresa, al igual que las células, eran clandestinos. Como los mismos se entregaban gratuitamente o a un bajo costo, los mismos eran financiados con fondos recaudados por las propias células, aportes de los afiliados y listas de suscripción.
4- Identidad y Nivel de Vida de los Trabajadores en la Prensa Comunista de Base
Existía una delimitación de campos y una construcción de imágenes muy precisa respecto de quien era el enemigo que se expresa en la denuncia implacable a los gestores de la disciplina fabril, que eran la cara rival más visible y odiada por los trabajadores. En ese sentido, se constituía una identidad sostenida en la
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contraposición de un “nosotros” proletario y un “ellos” de la clase dominante. A diferencia del militante sindicalista o socialista de esos años, que buscaban la apertura de márgenes de negociación con el mundo patronal, el militante comunista siempre pretendía a partir de esa identidad, enfrentarlo. En esa identidad, se exaltaban valores - la valentía, la honradez, la dignidad, la humillación que se sufría del poderoso, el ser portador de justicia –que conformaban “el mundo de los obreros”, mientras que otros valores negativos conformaban el mundo de los “jefes y los capitalistas”. Sin embargo, a pesar de formar parte de ese mundo proletario, los comunistas se presentaban como una porción esclarecida de aquel y asumían una función misionera. Esta constituía una concepción vanguardista. Al mismo tiempo, los trabajadores que no se plegaban a la protesta social eran estigmatizados como traidores y agentes del mundo de “ellos” en “nuestro” mundo.
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