Resumen de La Obra Tradiciones Peruanas

December 11, 2018 | Author: Silvia Abrego | Category: The Little Prince, Inca Empire
Share Embed Donate


Short Description

Download Resumen de La Obra Tradiciones Peruanas...

Description

Esta obra narración del gran tradicionista Ricardo Palma, tiene como personaje principal al obispo de Arequipa, Chávez de la Rosa. Él obispo que tomo gran empeño en el progreso intelectual del seminario .El obispo realizaba un  visita semanal al colegio cuidando con celos que los profesores profesores cumplieran con sus labores y los alumnos fueran correctamente educados .Una mañana llego el obispo en sus acos tumbrada visita y descubrió que el profesor de latín había faltado a clases ,y decidió remplazar al titular , aquellos tiempos regía aquel aquel pensamiento que sentenciaba que la letra con sangre entra y era común el azote a los desaplicados .Un .Un Alumno se equivoco al responder una pregunta  y el señor Chávez ordenó:¡AL ordenó:¡AL rincón !¡Quita Calzón!, que significa ser castigado. Luego otro alumno fue condenado a la misma pena y luego fueron una docenas los que tuvieron que pasar ¡AL rincón! ¡Quita Calzón!, hasta que llego el turno a un revejido que ante la pregunta de su señoría, guardó silencio que fue interpretado como ignorancia y nuevamente la frase ¡AL rincón! ¡Quita Calzón! Se dejo escuchar .El chico obedeció obedeció murmurando entre dientes, y el obispo intrigado decidió averiguar que mascullaba el pequeño, y le encaró hasta que el muchacho le confeso que el también quería hacer una pregunta y se lanzo al ruedo con la venia de su ilustrí sima .La pregunta fue:¿Cuánto Dominus Vobiscum tiene la misa? el obispo no supo responder la pregunta y todos los castigados fueron amnistiados. Desde entonces su señoría se convirtió en protector de aquel niño que era de famili a muy pobre. Con el paso de los años aquel niño fue uno de los prohombres de la independencia y uno de nuestros mas prestigiosos oradores .Su nombre fue Francisco Javier de Luna-Pizarro.

El capitán Paiva era un hombre fornido de gran estatura. Paiva tenía un problema: que seguía las instrucciones al pie de la letra, es decir, no entendía metáforas o expresiones similares. Este problema fue la causa por la cual Paiva nunca ascendió. Cuentan algunas anécdotas acerca de él:El teniente Salaverry encarga una misión a Paiva que consistía en buscar y apresar a un hombre pero en caso que no lo encontrase debería ir y allanar su casa. Paiva llego y dijo que el mandato estaba listo, entonces fue cuando explico que había derrumbado todas las paredes que allí habían y que el terreno de la casa estaba tan llano como la palma de su mano. Salaverry escondió la ri sa que le retozaba.Salaverry tenia por asistente a un soldado que tenia por apodo “cuculí”, este abusaba de la confianza de Salaverry, ya que, se

habían conocido cuando niños. Llego un momento en el que Salaverry advirtió a Cuculí que si seguí a cometiendo tantas barrabasadas él iba mandarlo a fusilar.Hasta que un día debieron darle una gran queja a Salaverry para que ordenase a Paiva fusilar a Cuculí entre dos luces. Media hora después regreso Paiva con la orden cumplida, lo fusilo entre dos faroles. A Salaverry se le escapo una lagrima ya que él solo quería atemorizar a su asistente, él pensaba enviar la orden de indulto antes de rayar el alba o lo que es lo mismo estar entre dos luces.Pocos días antes de una batalla Paiva planeo un ataque que requería de algún lancero, para lo cual necesitaba de la autorización de Salaverry. Paiva insistió mucho en lo de los lanceros, fue tanta su insistencia que Salaverry le contesto que hiciera lo que quisiera  y que se mande a matar, lo cual Paiva tomo como orden y al momento que combatía, después de matar a un boliviano  y subirlo al caballo (como lo prometió) prometió) Paiva llego a donde Salaverry herido por las las balas. Ya que Salaverry le dijo mándate a matar y Paiva lo tomo como una orden.

En el año 1668 vino un fraile portugués de la orden de San Jerónimo, era el Padre Núñez. En cuanto el padre llega a Lima, la virreina Ana de Borja, recibió un anónimo que denunciaba que el padre era en realidad un espía secreto enviado por Portugal. La virreina convoco a sus oidores y todos opinaron que se le condenara a la horca; la astuta  virreina dijo a su audiencia que dejen el caso en sus manos y ella sabría comprobar el autentico cargo de Núñez. Ese mismo día la virreina manda a su mayordomo a preparar una gran comida para el padre Núñez. En el momento de la prueba, doña Ana entra al comedor con los oidores y pudieron comprobar que Núñez era cura por medio de 2 pruebas que fueron fácilmente superadas por el padre Núñez:La primera consistió observar la cantidad de comida que podía comer el padre Núñez, si este era un fraile debía comer demasiado y sin ningún tipo de cargo de conciencia. En esta prueba Núñez comió rápidamente hasta saciarse.

Para la segunda prueba se necesito poner un cántaro de barro, lleno de agua. En caso que el padre Núñez fuera realmente fraile, este no debería beber del cántaro con pulcritud ya que en el refectorio no se ac ostumbraba a tomar con pulcritud.Al terminar las pruebas Doña Ana se levanto de la mesa junto con los oidores y acordaron en dejar libre al sacerdote.De esta forma la astuta virreina Doña Ana hizo dejo en claro que las mujeres también son buenas gobernantes.

Don Raimundo, un hombre rico tenía una hija llamada Margari ta que era una muchacha limeña muy bonita y atractiva. Llegó de España un mancebo llamado Luis de Alcázar sobrino de un solterón aragonés muy orgulloso. Luis esperando heredar algo de su tío, vivía tan pelado como una rata. En la procesión de Santa Rosa, se conocieron Margarita y Luis e instantáneamente se enamoraron. Luís sin pensarlo mucho fue a pedir la mano de Margarita, creyendo que su pobreza no seria obstáculo para su amor. A don Raimundo no le gusto la petición y lo despidió argumentando que Margarita era aun muy niña; pero la verdad era que a don Raimundo le parecía muy poca cosa el sobrino del aragonés. Don Raimundo confió la verdad a sus amigos, quienes no dudaron en contárselo Don Honorato, que así se llamaba el aragonés. Este menosprecio a don Raimundo y reclamo contra el. Mientras tanto Margarita sufría por que no podía casarse con Luis, ella cayo enferma y amenazaba en convertirse en monja si no la dejaban casarse con Luis. Su padre llamo a muchos médicos y curanderos, todos coincidieron en que la deberían dejar que se case o se moriría. El padre se encamino rápidamente a la caso de don Honorato y le pidió que consintiese que su sobrino se case con Margarita, pero don Honorato se negó; después de horas de discusión y ante la intervención de Luis, acordaron en realizar el matrimonio pero con una condición: don Raimundo no debería regalarle ni heredarle ni un alfiler, Margarita solo se quedaría con el encapillado y con una camisa que le obsequiaría su padre. Lo que no sabia don Honorato era que la camisa estaba valorizada en mucho dinero. Los recién casados hicieron creer al tío aragonés que la camisa era muy barata, ya que si el lo hubiera sabido los hubiera hecho divorciarse. De este modo don Raimundo cumplió su juramento.

La hacienda San Borja era bastante gr ande y pertenecía a los jesuitas pero no disponía de la can tidad suficiente de agua. En el año 1651, el alcalde provincial Dr. Bartolomé de Azaña se propuso a realizar una revisión de todas las haciendas, hablo de esto al virrey Sr. Conde de Salvatierra. Ambos ya estaban acostumbrados a visitar haciendas hasta que llego el turno de San Borja. Después de la inspección a los puntos hidráulicos, los loyo listas no se quedaron atrás  y ofrecieron un exquisito almuerzo, pero el virrey se percato que su plato plato era el único que estaba lavado. Los jesuitas atribuyeron este hecho a la escasez de agua en la hacienda. Y de esta forma consiguieron que les asignen un riego mas para el uso de la cocina. Por esta anécdota el fundo San Borja fue bautizado como Lavaplatos.

Los incas ajedrecistas es una de las tradiciones peruanas de don Ricardo Palma que nos transporta como siempre a la agitada vida de los primeros españoles en el Perú. El relato se apoya en una tradición popular del siglo XVI, recogida por un anónimo cronista que da cuenta de cómo una partida de ajedrez y su consejo para mover una pieza, le costó la vida al Inca Atahualpa y a su sucesor, impuesto por sus verdugos, llamado Manco, hijo de su hermano Huáscar a quien había mandado asesinar por el trono. Con el estilo ameno que lo caracteriza, Palma relata las in tensas partidas de ajedrez que sostenían los capitanes Hernando de Soto y Juan Riquelme entre otros, en la casa donde estuvo prisionero el Inca Atahualpa, desde 15 de noviembre de 1532 hasta su muerte, Era común ver a los hispanos sentarse frente al tosco tablero y mover las fichas de barro, mientras el Inca aparentemente se sumía en la preocupación de su destino final, sin prestar atención a las partidas. Pero pronto, demostraría que no era así.

En una de las tardes ajedrecistas de Hernando de Soto y Riquelme, el primero intentó movilizar el caballo, pero el inca lo detuvo diciéndole "No capitán, no....el castillo". Ante la sorpresa general. Después de una breve reflexión, De Soto siguió el consejo y dio un inesperado mate, luego de unas cuantas jugadas. Desde aquella tarde, el inca era invitado a jugar una sola partida por De Soto, quien le cedía las piezas blancas en muestra de gentileza. Atahualpa se convirtió en un buen discípulo. Otros españoles, salvo Riquelme, también lo invitaban, pero el inca declinaba cortésmente a través de su intérprete Felipillo. La tradición popular cuenta que Riquelme no perdonó la intromisión de Atahualpa en su derrota ante De Soto. De los 24 jueces convocados por Pizarro, se le condenó por 13 votos contra 11. Riquelme firmó por su muerte, determinaría la pena de muerte al Inca. Pero el ajedrez cobraría nuevamente protagonismo entre los incas y los hispanos...para congraciarse con los nativos, Pizarro entregó la insignia imperial a Manco, un joven de apenas 18 años a quien, como primogénito de Huáscar le correspondía la corona. Sin embargo, en la contienda entre almagristas y pizarristas que se sucedieron por el poder, Manco apoyó a los primeros y los acogió en Vi lcabamba, donde había fijado su corte. La convivencia con los almagristas hizo que el nuevo inca se "españolizara" y cogiera sus gustos, entre ellos, el ajedrez  y las bochas. Estaba escrito una vez más, que el ajedrez movería sus piezas con el signo de muerte. Una tarde, jugando una partida con un hispano, intentó hacer un enroque prohibido por las reglas del juego. Apenas lo hizo, se escuchó un comentario despectivo de su oponente, al que Manco pasó por alto para seguir defendiendo su  jugada. Los ánimos se caldearon y un bofetón del del inca al agresor, fue respondido por dos puñaladas puñaladas que apagaron su  vida. Los nativos cobraron venganza y mataron no sólo al verdugo verdugo de Manco, sino a cuanto español encontraban en el lugar. Irónicamente, mover las piezas de un noble juego, determinaba una vez más el destino de un i nca. Seríamos distraídos si no describimos descri bimos la entrada a la ciudad de un virrey. El primero que entró con ceremonial fue don Andrés Hurtado de A Mendoza. Llegados de México o España recalaban en Paita y a caballo hasta Santa; de allí, enviaban los pliegos y títulos para el virrey saliente o la Audiencia. La Audiencia los pasaba al Cabildo y al otro día, autoridades y vecinos ilustres salían a la plaza, y entre música y cohetes se pregonaba la noticia. El día de la entrada, a las doce, montaba el virrey en un lujoso coche. La procesión iba por la calle de las Mantas hasta San Sebastián, y luego Monserrate.Allí se le acercaba el mayordomo de la ciudad, y ofrecía le el caballo. Descendía el virrey, subía al tablado y (con su esposa, si la había) sentábase para presenciar el desfile. Llegaban la Inquisición, el Cabildo y aguardaba la Real Audiencia. Parábase el virrey y uno de los regidores, comisionado por el Cabildo dirigíale el discurso de saludo, que finalizaba llamándolo a juramento. El virrey se arrodillaba y el escribano del Cabildo decía: “¿Vuecencia, jura por Dios, Santa

María, los Evangelios; por el crucifijo y señal de la cruz, que guardará a la ciudad los fueros que los reyes le han concedido?”.

- Así juro y prometo -contestaba el virrey. - Si así lo hiciere, Dios le ayude -decía el más anciano de ellos.  Y el pueblo, humildísimo, humildísimo, vasallo, prorrumpía en vítores. La Audiencia se acercaba y montaba el virrey virrey a caballo. De los balcones arrojaban las señoras flores sobre él. En el atrio de la Catedral, el clero lo recibía y se cantaba un Tedeum. Luego, con los oidores y personalidades entraba en palacio, donde lo recibía el virrey cesante. Las candeladas en las calles, corridas y demás regocijos no se ceñían a programa alguno. La huelga duraba tres días.

Enmarcada por la espléndida geografía del Valle del Cauca, en épocas pasadas floreció la hacienda «El Paraíso». Allí, rodeados por la bondad de sus padres y tíos, crecieron dos jovencitos de nombres Efraín y María, primos hermanos, quienes desde su más tierna infancia se hicieron inseparables compañeros de juego y alegría. Muy pronto, sin embargo, el camino de los dos primos se separó. Efraín, alcanzada la edad necesaria para emprender una sólida educación, fue enviado por sus padres a la ciudad de Bogotá, en donde, tras seis anos de esfuerzo, consiguió coronar sus estudios de bachillerato. María, entre tanto, lejana ya las delicias de la infancia, se había convertido en una bellísima muchacha, cuyas dotes y hermosura encandelillaron al recién llegado bachiller. Ciertamente la sorpresa del muchacho fue compartida. También María se sintió vivamente Impresionada ante las maneras y el porte de su primo, y aquella mutua admiración dio tr ánsito a un vehemente amor que se apoderó de sus corazones, sin que ellos mismos pudieran comprenderlo o sentirlo. El cariño de los jóvenes progresó dulcificado por las bondades de su medio y muy pronto, a pesar de que ellos quisieron ocultarlo, los ojos de sus mayores recabaron en este mutuo afecto. Entonces, una sombra dolorosa se interpuso entre los dos enamorados. Los padres de Efraín, quienes abrigaban un vivísimo amor por su sobrina, no podrían olvidar una penosa circunstancia .que señalaba indefectiblemente su destino. Tal como su madre, muerta bastante tiempo atrás. Marta daba muestras de padecer una dolorosa enfermedad. Aquella dolencia, que llevara a la muerte a quienes la padecieran, tarde o temprano, empezaba a notarse en el semblante juvenil de la muchacha. Ningún alivio era suficiente, y aunque el ánimo de los buenos señores se inclinara favorablemente al amor de los muchachos, la posibilidad, casi indudable, de la muerte temprana de María, los obligaba a oponerse. A pesar de ello, sus acciones no revistieron crueldad o torpeza. Todo lo contrario, el padre llamó a Efraí n a su lado y sin mostrar señal alguna de su íntima determinación, lo instó a viajar a la lejana Europa a fin de adelantar estudios superiores de medicina. Aquella solicitud conturbó el ánimo de la enamorada, quien veía con profundo pesar la forzosa distancia que entre los dos pudiera interponerse. Sin embargo, la voluntad paterna fue determinante y tras una serie de obstáculos y aplazamientos que llenaron de felicidad el corazón de los amantes, Efraín enderezó sus pasos rumbo a Londres. El dolor de los primeros tiempos de separación fue mitigado por las incontables cartas que los muchachos se enviaban. Muy pronto, Efraín resintió las dilaciones y tardanzas de su amada. Y cuando esta situación más lo mortificaba y ofendía, supo por boca de un amigo recién llegado a Inglaterra, que la joven María había sido postrada por una dolorosa enfermedad que la amenazaba cruelmente y que requería su presencia. Inauditos fueron entonces los dolores de Efraín tratando de encontrar vías inmediatas para su desplazamiento desde Europa. Las enormes distancias y la lentitud de los transportes se erigía como otras tantas lanzas que mortificaban su corazón. Días y días se sucedían, sin que la añorada patria asomara en el horizonte. Llegaron después tas penalidades de la travesía de ríos y montanas, los accidentes, las lluvias, la crueldad de la naturaleza que inconmovible asistía a los agónicos esfuerzos del enamorado. Cuando ya Efraín consiguió descabalgar en tierras de «El Paraíso» y saludó emocionado a sus padres, por el semblante de aquellos adivinó la verdad: sus esfuerzos fueron vanos. La amada no pudo aguardar su llegada y con su nombre entre los labios falleció. La desesperación de Efraín lo condujo hasta el pie de la tumba de María, en donde los recuerdos de las alegrías pasadas que la llevaron hasta la postración. Finalmente, incapaz de soportar la vida en medio del maravilloso valle que fuera escenario de su amor y que lo inundaba cada instante con su alud de recuerdos y emociones, Efraí n decidió abandonar para siempre la tierra de sus mayores y se aden tró en lo desconocido.

Resumen por capítulos

La historia inicia con los recuerdos del Aviador, personaje desde cuyo punto de vista se narra la acción. Se trata de un personaje que desde niño ha sentido que no encaja con el mundo formal y pragmático que han creado los adultos. Sus puntos de vista son distintos: donde el veía un elefante dentro de una serpiente, los demás veían un sombrero.

 Ya de adulto, el Aviador Aviador prefiere prefiere dar largos vuelos vuelos en avión antes que la compañía compañía de sus contemporáneos. contemporán eos. Durante uno de estos vuelos, su avión sufre un desperfecto y se ve obligado a descender en el desierto del Sahara, en el cual se encuentra con el Principito. El Principito es un niño que aparenta ocho años de edad, rubio y vestido con ropas propias de su rango. En cuanto traba amistad con el Aviador, le pide que le pinte un cordero. Dudando de sus cualidades como dibujante, el Aviador dibuja el elefante dentro de la serpiente de su niñez, el cual es reconocido por el Principito, quien insiste en que le haga el dibujo de un cordero. Tras algunos  vanos intentos, intentos, el Aviador Aviador dibuja una caja con con agujeros, indicándole indicándole al Principito Principito que el cordero cordero se encuentra dentro. dentro. El Principito aprueba el dibujo y se queda con él.

Durante el tiempo que tarda el Aviador en reparar su avión, recibe las visitas del Principito, quien le revela que proviene de otro planeta, al que describe como muy pequeño

El planeta del Principito es identificado por el Aviador como el asteroide B 612. Precisa que este dato está dirigido a las personas mayores, quienes quienes entienden las cosas a partir de las cifras. Con la mención al número del asteroide, el Aviador considera que cumple con demostrar la verdad de su existencia.

El Principito le cuenta al Aviador que en su planeta crecen unos baobabs, árbol que en la Tierra alcanza proporciones proporciones descomunales, pero que en el planeta del Principito no son sino meros arbustos. El Principito revela así para qué necesita al cordero: para que se coma las hojas de los baobabs y estos no acaben con su planeta.

El Aviador recuerda otros aspectos de la personalidad del Principito, entre ellos, su soledad, su melancolía y su gusto por ver puestas de sol, sobre todo cuando se siente triste.

El Principito manifiesta su preocupación respecto a lo que comen los corderos. Sobre todo, desea saber si además de arbustos, a rbustos, pueden comer flores. El Aviador responde con fastidio ante estas preguntas, dado que se encuentra ocupado en la tarea de reparar su avión. El Principito entonces le recrimina por ser como las personas mayores, por su carencia de interés en el destino de las flores y su relación con los corderos. La ira del Principito culmina en llanto. lla nto.

El Principito le revela al Aviador que a en su planeta existía una flor muy especial, muy hermosa pero a la vez vanidosa y orgullosa. La flor despierta el ingenuo amor del Principito, pero al mismo tiempo, lo confunde. El amor del Principito hacia la flor se llena de dudas.

El Principito decide dejar su planeta, y decide aprovechar el vuelo de una bandada de pájaros para dejar su mundo. Antes de irse, limpia los volcanes, poda los baobabs y se despide de la flor, la cual le dice que lo ama y le pide disculpas por no haberse hecho entender, entender, al tiempo que le recrimina al Principito haber sido tan tonto como ella. La flor apura al Principito para que parta sin que la  vea llorar.

El Principito inicia un periplo por otros asteroides. El primero que visita está habitado por un rey, quien aparenta ostentar un gran poder pero que al mismo tiempo evidencia carecer de súbditos para ejercerlo. Le pide al Principito que se quede con él, pero el Principito decide continuar su  viaje.

El segundo planeta que visita el Principito estaba habitado por un vanidoso, cuyo único deseo es que lo aclamen y lo admiren. El Principito, antes de dejarlo, le pregunta para qué le sirve que lo admiren, sin obtener respuesta.

El siguiente planeta visitado por el Principito estaba habitado por un bebedor, un ebrio que bebe para olvidar que tiene vergüenza de beber, lo cual deja al Principito perplejo. perplejo.

El Principito visita luego un planeta habitado por un hombre de negocios, quien trafica con las estrellas: las cuenta, las registra, en fin, las l as posee. El Principito le increpa que eso no es de ninguna utilidad para las estrellas, dejando al hombre de negocios desconcertado. desconcertado.

El siguiente planeta estaba habitado por un farolero y su farol, el cual encendía y apagaba  velozmente, puesto que su su planeta giraba con mucha mucha rapidez. El Principito Principito lo deja deja con cierto pesar, pues le simpatiza este hombre que cumple su deber sin cuestionarlo, y al mismo tiempo, lamenta perderse las sucesivas puestas de sol que se producían en aquel mundo.

El sexto planeta estaba habitado por un geógrafo, rodeado de mapas y libros. Confunde al Principito con un explorador, explorador, y le pide noticias y detalles de su mundo. Al hablarle de la flor, el geógrafo le informa que las flores son efímeras, es decir, están destinadas a desaparecer, lo cual despierta remordimientos remordimientos en el Principito, por haberla dejado sola.

El Principito llega por fin a la Tierra, planeta del cual se destacan su gran cantidad de habitantes y el actuar sincronizado de los faroleros de todo el mundo, ocupados en encender y apagar los faroles de todos los continentes continentes..

Se hacen algunas precisiones sobre la cantidad de habitantes de la Tierra, que en realidad pueden caber todos en una isla. El E l Principito se pregunta por la gente, dado que ha caído en África, donde se encuentra con una serpiente que habla en enigmas, aclarándole al Principito que a pesar de su apariencia, es más poderosa que el dedo de un rey y que puede ayudarlo a volver a su planeta.

El Principito encuentra una flor solitaria, a la que pregunta por los hombres. La flor, en toda su  vida, no ha visto visto más que seis o siete, y considera considera que los hombres viven molestos molestos por no no tener raíces.

El Principito escala una gran montaña, y descubre el eco, que lo lleva a reflexionar acerca de la falta de originalidad de los hombres.

El Principito llega al fin a un camino, junto a un jardín lleno de rosas. Descubre entonces entonces que la flor que dejó en su planeta no era una flor única, sino una más de las tantas rosas que existen. Esto lo entristece mucho.

Al fin, conoce a un zorro, quien también está en búsqueda de un amigo, un ser al cual “domesticar”, es decir, alguien con quien formar un vínculo de amistad. Ambos llegan a ser amigos,

 y en este proceso, el Principito Principito descubrirá descubrirá lo que realmente hacía hacía especial a su flor. flor. El zorro y el Principito se separan, luego de que el zorro le revela su secreto: sólo se ve bien con el corazón, lo esencial es invisible a los ojos.

Siguiendo su camino, el Principito se encuentra con un guardavía, quien le explica su trabajo, consistente consisten te en agrupar pasajeros y embarcarlos en trenes. El guardavía ignora los motivos que llevan a la gente a movilizarse de un lugar a otro tan rápidamente.

El Principito conoce a un comerciante, un vendedor de píldoras que evitan la sed. Esto proporciona proporcio na tiempo extra que, desde el punto de vista del Principito, bien podría emplearse en dirigirse a una fuente para beber.

El Aviador, quien no ha podido reparar su avión, dice al Principito que si no consiguen agua, morirán de sed. El Principito replica que es bueno haber tenido un amigo, aún si se va a morir. Ambos empiezan a buscar un pozo. El Principito se queda dormido pensando en su flor, mientras el Aviador decide llevarlo en sus brazos, hasta que logran encontrar un pozo.

El Principito y el Aviador satisfacen su sed, al tiempo que conversan sobre lo extraños que son los hombres. El Principito ríe al ver los dibujos que ha hecho el Aviador, y recuerda que está por cumplirse un año desde su llegada a la Tierra. El Aviador deja al Principito, pues debe reparar su avión.

Al día siguiente, el Aviador regresa con el Principito, quien se encuentra muy triste debido al paso que va a dar. Le recuerda al Aviador que debe mirar las estrellas, por que el vivirá en una de ellas, con su flor. Le dice además que el podrá oír su risa en todas las estrellas. El Aviador deja al Principito en el suelo, para ser mordido por la serpiente y morir instantáneamente.

Pasados los años, el Aviador descubre que el Principito ha olvidado un bozal dibujado para el cordero, de modo que es posible que en algún descuido, el cordero se pueda soltar y comerse la flor. El Aviador mantiene la esperanza de volver a ver al Principito Principito,, pidiendo al lector que le avise si alguna vez vuelve a la Tierra.

View more...

Comments

Copyright ©2017 KUPDF Inc.
SUPPORT KUPDF