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RESUMEN DE LA CIUDAD DE DIOS – SAN AGUSTIN San Agustín de Hipona - La ciudad de Dios (Libro V: El destino y la providencia) (413). Dejamos por un momento la réplica contra los paganos y nos enfocamos a los hombres que no están cerca del cristianismo. ¿Qué destino tiene la humanidad? o más bien ¿qué destino tiene el Imperio Romano en tiempos de San Agustín de Hipona? Bien sabemos que el obispo de Hipona no alcanzó a ver la destrucción total del Imperio Romano y la supremacía total del Imperio Bizantino. Esta vez San Agustín argumenta contra los arúspices y adivinos que decían predecir el futuro. ¿Será que un cristianos deba acudir a un adivinador para saber su destino? Veámoslo. Referencias: (1) La hunden porque una indicio no es un hecho determinante. (2) Para este tema, léase los apuntes de Cicerón: De divinatione, De fato y De natura deorum LA CIUDAD DE DIOS LIBRO V: EL DESTINO Y LA PROVIDENCIA La astrología en el Imperio Romano La palabra destino se ha ocupado tanto para designar a los astros a los cuales se les atribuye el conocimiento del futuro, pero también se le atribuye a la voluntad de Dios. Unos dicen que Dios es el que concede el destino(1), otros dicen que los astros(2) y otros dicen que los astros lo hacen por la voluntad de Dios(3). Por supuesto, los peores razonamientos (desde la perspectiva cristiana) serán asociados con que la predicción del destino las hacen solamente los astros. Si los astros son los que dan el destino de los hombres ¿para qué creer en Dios? No tiene sentido recurrir a Dios cuando son los astros los que dan el comportamiento y el futuro del hombre. Sin embargo, San Agustín se concentra más en el tercer tipo de hombres. Por otro lado, el concepto de los astros es la indicación de una predicción y no el hecho determinante de algo que va a ocurrir. De hecho, Agustín dice que justamente es esa la definición de los astrólogos mediocres, pues no saben que hunden su propia teoría(1). Los astrólogos y el problema de los gemelos Ya en tiempos antiguos, Hipócrates, en palabras de Cicerón, decía que unos hermanos sufrían las mismas enfermedades dando por cierto que estos eran gemelos. Posidonio decía que los gemelos eran tales porque habían sido nacidos bajo el mismo astro. En opinión de Agustín, el médico Hipócrates estaba mucho más cerca de la verdad que Posidonio. En efecto, los gemelos que están expuestos a condiciones similares tendrán la probabilidad de tener los mismos padecimientos. No obstante, el mismo Agustín dice que existen muchos gemelos que tienen comportamientos y padecimientos dispares, a los cuales Hipócrates hubiera respondido sensatamente que el fenómenos se debería a diversidad de alimentos o exposiciones. La explicación que tienen los astrólogos para con estas teorías es decir que existe un pequeño intervalo de tiempo entre el nacimiento de uno y otro gemelo que hace que sean diferentes. De ahí se hace una diferencia, es decir, realmente no serían gemelos porque se tendría que determinar la hora, el segundo, el día y el mes. Si hasta el más mínimo número es diferente, entonces el comportamiento será diferente; a esto es lo que los astrólogos llaman horóscopo. Si esto fuera así, entonces los gemelos nacidos justamente a la misma hora deberían ser totalmente iguales, mientras que los gemelos, que, ridículamente, no lo son por un par de minutos deberán ser totalmente distintos a pesar de nacer el mismo día. En el caso de estos
dos gemelos que padecían las mismas enfermedades, la razón de ellas se debía al movimiento de los astros y no a su complexión física o biológica. La diferencia se hace mucho más patente cuando se habla sobre los gemelos que son de distintos sexos. Por supuesto, pueden coincidir en algunas cosas, pero a largo plazo siempre tienen objetivos distintos y personalidades distintas muchas veces. ¿Acaso los astros no pueden evitar que los gemelos tengan sexo diferente? pero si manejan el destino ¿cómo no van a poder manejar que sean totalmente iguales? Pues el sexo ya los está diferenciando. Esaú y Jacob: los primeros gemelos Estos dos gemelos fueron lso primeros de toda la historia de la biblia, y por lo tanto de la humanidad. Estos dos hermanos eran hijos de Isaac que a su vez fue el hijo de Abraham. La historia nos dice lo dispares que fueron estos dos hermanos, que incluso los dos fueron casi enemigos. Siendo adorado uno sólo de ellos, bendecido uno de ellos y más querido uno de ellos, notamos inmediatamente que sus personalidades eran totalmente distintas. La voluntad del hombre contra los astros Muchos hombres tomados por ''sabios'' quisieron controlar la voluntad de los astros y tener una esposa y concebir a un hijo en un cierto tiempo, para tener el hijo preferido. Otros preguntan a los astrólogos qué horóscopo tienen su animales, a lo que los astrólogos respondían que el animal debido a su nacimiento podía ser de carga, hogareño, de labranza, etc. Incluso, aunque estos hombres hacen de manera planeada el nacimiento de un hijo, tendríamos que decir que entonces el destino de dicho hijo depende más del hombre que de los astros. La voluntad del hombre en Marco Tulio Cicerón Cicerón era un filósofo que no creía en los astrólogos y por lo tanto estaba en contra de la ciencia del futuro(2). Cicerón decía básicamente que si el destino existe, entonces nada está a voluntad de los hombres, es decir, no existiría la libertad del hombre de cambiar su vida, pues todo estaría predestinado. De ahí existe un problema porque si tenemos conocimiento del futuro se acaba la libertad, pero la libertad existe indudablemente en el hombre y en consecuencia no existiría el futuro si todo está a voluntad (?). Lo que Cicerón quiere decir que es que la voluntad es incompatible con el conocimiento del futuro y viceversa. Finalmente, Cicerón opta por la voluntad, es decir, en palabras de San Agustín, Cicerón opra por el libre albedrío. Sin tenerlo bajo alguna intención Cicerón hace ateos a todos sus lectores, pues Dios es el que hace el conocimiento del futuro. San Agustín nos dice lo contrario, es decir, que el conocimiento del futuro si existe en cuanto conocemos lo que Dios quiere para nosotros. Ya están las S.E. que nos hablan sobre el comportamiento que debe tener el hombre frente a la vida y frente a Dios. ¿Entonces el hombre no tiene voluntad? no es que sea así, pues el hombre tiene libre albedrío, pero el hombre es libre cuando sigue la voluntad de Dios. Ahora, ¿es la muerte una necesidad? por supuesto que sí dice San Agustín, necesariamente el hombre muere. Pero si es una necesidad, entonces no habría nada que temer a la muerte; no nos quita nuestra libertad y en ese sentido, habría mucho más que refutar a Cicerón. Por otro lado, a San Agustín se le podría decir, si Dios ve nuestra voluntad y la sabe, entonces no somos libres de nuestro destino. No, la verdad es que el control que tiene Dios sobre el destino del hombre es algo verdadero y no necesariamente se está despojando del destino. Además, si el
hombre puede prever su destino, este solamente lo puede hacer por Dios, lo que a su vez lo hace libre porque él conoce su destino. Cuando se mezclan estas dos propuestas que Cicerón considera excluyentes la una con la otra: 1. Libertad del hombre 2. Destino inmutable San Agustín las une para decir que sigamos el destino inmutable que Dios nos da y demos la libertad al hombre para que tenga la voluntad de seguir el destino que Dios quiere para él. Alabanzas a Dios Los romanos y sus alabanzas a Dios De nada sirvieron las múltiples alabanza los dioses de los romanos, pues todo lo que fue anterior a la llegada de Cristo fue un desastre. ¿Con quienes estaban los romanos espiritualmente si estos dioses no los ayudaban? Como dijo San Agustín en el segundo libro de este tratado: ''estaban solos''. Sólos y con su propia voluntad de formar la historia, de ahí que ninguna alabanza haya podido dar resultado. ¿Dónde se hacían alabanzas a estos dioses? en los templos erigidos a ellos llenos de protecciones y lujos. En cambio, los que daban alabanza a Dios lo hacían en medio de persecuciones y dificultades. Recordemos que los cristianos fueron perseguidos por los romanos numerosas veces (así como también los judíos), y eso prueba el mayor mérito para los seguidores de Cristo. Romanos ejemplares Los romanos debieron dejar sus posesiones materiales y sus ambiciones de victoria. Los dioses romanos no sólo han hecho que el hombre busque la materialidad en la vida, sino que también los han llevado a los vicios como la soberbia y la beligerancia. Hubo unos cuantos romanos que fueron un ejemplo: Torcuato: Asesinó a su hijo por haber desencadenado una lucha en contra de la prohibición que le dio. Su padre lo hizo con la intención de que la muerte de los enemigos no fuera mejor que desobedecer las órdenes del padre. Mucio: El rey Porsena, quien era un rey extranjero al imperio, había encarcelado a Murcio y éste quería dar asesinato al rey. Como no pudo asesinarlo se desquitó y mató a uno de sus seguidores; luego de esto, en frente del rey Porsena puso sus manos al fuego diciendo que habrían más hombres que vendrían a cortar su cabeza. El rey lo liberó. Mucio no estaba interesado en las cosas materiales y es por eso que deja sus manos en el fuego en señal de su espíritu. Curcio: Curcio, al verse acorralado por sus enemigos y siguiendo sus designios divinos, se arrojó a un precipicio con su caballo. Por supuesto, Curcio no dudó en arrojarse sin importar la muerte porque sabía de alguna manera que su alma sobreviviría. Marco Pulvilo: Fue cónsul romano en el siglo VI a. C., quien participó en el destierro de Tarquinio el soberbio, rey de Roma. Un día, a Marco lo trataron de engañar diciéndole que su hijo estaba muerto,
para así sacarlo del cargo donde estaba. Sin embargo, Marco dijo que no le dieran entierro al cuerpo. Ya Marco seguía una actitud espiritual, pues el mismo Jesús dice: ''Sígueme y deja que los muertos entierren a sus muertos''. Si bien todos estos hombres no conocieron nunca al Dios cristiano, sí tuvieron una actitud digna y espiritual de uno genuino. San Agustín dice que de todas maneras a estos hombres les fueron concedidas las recompensas divinas del mundo. Emperadores cristianos Constantino I Constantino fue uno de los emperadores que fundó el cristianismo en Roma. Su vida fue colmada de honores y privilegios por adorar al único Dios cristiano. Debe destacarse que cuando Constantino adoptó la postura cristiana fue muchos más alabado que cualquier otro emperador. Nunca erigió un templo de adoración a Dios, al contrario, siempre fue humilde en cuanto a lo que se lo permitía su cargo. Teodosio En la época que se hizo el concilio de Constantinopla, Teodosio fue otro de los emperadores cristianos que tenía profundos conceptos religiosos. Protegió a la Iglesia hasta el final de su mandato porque sabía que el Imperio debía seguir el camino de Dios. Conclusión La persistencia de astrólogos en la historia ha sido bastante dura, a pesar de las evidencias mostradas contra ellos. ¿Es quizás que el ser humano no se conforma con la realidad y busca por otros medios hacerse con otra verdad, aunque se le muestre que no es lo correcto? pues así parece ser. No es tanto la persistencia de una doctrina, sino que más bien la persistencia del ser humano de querer algo que le satisfaga en todo sentido, ya que por la verdad no se ve atraído. Un interesante tema que más tarde trataría de resolver Erasmo de Rotterdam en su ''Elogio a la locura''.
San Agustín de Hipona - La ciudad de Dios (Libro XIII: La caída del hombre hacia el pecado) (413). Ya sabemos más o menos todas las cosas que piensa San Agustín de Hipona sobre el pecado y sobre el mal. Este es un libro específicamente dedicado al hombre y su relación con el pecado durante la biblia y durante parte del Imperio Romano. Bien sabemos todos los castigos que nos esperan al desobedecer la ley divina de Dios, pero también debemos tener en cuenta la infinita misericordia que tiene Dios para con los hombres. De ahí que Dios haya dicho en el Mateo 19:19 ''Amen a sus enemigos'', que por supuesto, es uno de los preceptos más difíciles. LA CIUDAD DE DIOS LIBRO XIII: EL ORIGEN DE LAS DOS CIUDADES La vida carnal y los vicios Todos los hombres nacen con el infortunio del pecado original porque esa fue la marca de Adán que se transmitió a todas las generaciones. Sin embargo, el pecado no sólo permanece en el cuerpo sino que también está en el alma lo que es mucho peor en el hombre. De hecho, el pecado procede del alma y no del cuerpo, eso sí, el castigo del pecado lo recibe el cuerpopero éste último no es el origen del pecado. Aunque muchos relatos bíblicos apuntan a que la carne (el cuerpo) es la culpable del pecado, más allá de ella es el diablo quien interviene
en este pecado también, pero debemos recordar que el diablo no tiene cuerpo ya que está entre los demonios. Ahora, no hay que olvidar que es el hombre quien decide seguir las voluntades del diablo y el pecado del mismo. Voluntades y afectos Muchos filósofos han culpado a la carne de ser la responsable de los pecados y de las malas acciones, por ejemplo, Platón cuando rechazan el mundo sensible a su vez rechazaba las cosas del cuerpo. Esto por supuesto no se condice con lo dicho por San Agustín donde el cuerpo es una creación de Dios y por lo tanto buena, sólo que el hombre a través de su voluntad la hace mala; por lo que se puede deducir, obviamente la voluntad no tiene cuerpo. Diferencia entre querer y amar en la biblia Existe un pasaje de la biblia que San Agustín nombra para dar un ejemplo sobre qué es el querer y el amar: Jesús: ¿Me quieres más que a estos? Pedro: Señor, tú sabes que te amo. Jesús: ¿Me amas más que a estos? Pedro: Señor, tú sabes que te amo. Jesús: ¿Me amas? Pedro: Señor, tú sabes que te amo. Si bien en la primera pregunta le preguntó si lo quería, en realidad Jesús sólo quería decir si lo amaba. En efecto, el amor de Pedro no era un amor de hombre a hombre, sino que un amor de Dios lo cual es distinto porque no se entiende a través de lo corporal sino que de lo espiritual. Perturbaciones y pecados Perturbaciones del alma en los estoicos Los estoicos decían que las perturbaciones tenían sus propias conductas homólogas: Voluntad - Deseo Gozo - Alegría Cautela - Temor Al sabio no le puede afectar ninguna tristeza y ninguna de las perturbaciones antes mostradas (Deseo, alegría y temor). Una de estas cosas calzan con las Sagradas Escrituras, pues se dice: ''No hay gozo para los malvados, dice el Señor'' (Isaías 57:21) También coincide con otra cosa dicha en la biblia: ''Paz para los hombres de buena voluntad'' (Lucas 2:14) Sin embargo, lo difícil está en coincidir con el temor y la cautela. Para los cristianos es preciso obtener el concepto de tristeza, no con un fin depresivo entre ellos, sino que para arrepentirse de los pecados cometidos. La tristeza es necesaria para que el peso de los pecados sea más llevadero, pero aún más, para estar con Dios.
El comportamiento de los justos Por lo tanto, para los cristianos el comportamiento debería ser el siguiente: Temer Desear Doler Gozar Es decir, hay dolores así como también hay alivios del alma, pues para los cristianos es necesario que el dolor le llame la atención para poder concentrarse en su comportamiento. Además, esta lista de comportamiento se condice mucho con la voluntad, pues es justo que el hombre desee, así como tiene que temer porque así se podrá distinguir a los hombres buenos de los malos. Los griegos llegaban a un extremo con las perturbaciones, llegando a tratar de extinguirlas todas. De ahí el concepto de ''apatheia'' o que en español podríamos decir ''insensibilidad'', la cual es muy apropiada en ciertas ocasiones. No obstante, según San Agustín, la insensibilidad no es parte de esta vida. Agustín dice que sólo un hombre santo no puede sufrir perturbaciones, y que por otro lado, sólamente los hombres normales y ordinarios, como no pueden ser insensibles, necesitarán obtener el perdón de sus pecados. El primer hombre y el pecado ¿Cómo es que el hombre siendo bueno y creado con una voluntad buena pudo pecar de todas formas? Obviamente que esto fue a través del libre albedrío pues es allí donde se extrajo la mala voluntad. El hombre es malo porque él desea hacerlo, tiene la voluntad para soportar todo, así como tiene la voluntad de elegir el mal. El mal al hombre no le viene por una naturaleza distinta, sino que le viene por él mismo. En este sentido, los grandes hombres que lamentablemente pecaron no se puede decir que cometieron un error, en efecto, Salomón no se volcó a los dioses extranjeros por equivocación sino por voluntad. El primer pecado, o el primer sufrimiento del hombre fue la vergüenza. Una vez que Adán y Eva desobedecieron a Dios les fue concedida la vergüenza por su acto impío. Dios sabía que Adán había desobedecido y le pregunta ciertamente: ''Adán ¿dónde estás?'' (Génesis 3:9) Pero esta pregunta no es hecha por la ignorancia, sino más bien dicha con la intención de reprender a Adán quien estaba sirviéndose del árbol de la sabiduría. Separación del alma y el cuerpo Los paganos dicen con cierta lógica que los cuerpos corruptibles no pueden llegara a ser incorruptibles porque no son eternos. Prefieren decir, como lo vimos en Platón, que los cuerpo son malos y las almas son buenas y eternas. Sin embargo, si esto es así, entonces los dioses paganos que son sensatos e inteligentes debieron escapar de los dominios corporales que tenían. Es decir, Júpiter escaparía de la tierra porque es corpórea. Dios sí puede hacer que los cuerpos sean eternos, pues así pasó con los de Adán y Eva que tuvieron sus cuerpos inmortales pero a causa de sus pecados se les fueron arrebatados.
El cuerpo en el paraíso Nada prohíbe creer en que el paraíso es una cierta metáfora para creer que hubo un lugar ''terrenal''. Cada una de las cosas del paraíso simboliza otra:
Los cuatro ríos representan las virtudes: prudencia, fortaleza, justicia y templanza. Los árboles todas las ciencias útiles. Los frutos de los árboles serían las costumbres de los hombres. El árbol de la vida la misma sabiduría El árbol de la ciencia y el mal simboliza el libre albedrío.
Aunque pueda entenderse de esta manera metafórica, nada impide que este paraíso hubiera tenido una existencia física o terrenal, pues Dios podría haberlo hecho así también. Cuerpos animales y vivificantes Adán partió con un cuerpo y alma vivificantes porque estaban en el Edén. Pero cuando comenzaron a pecar a través del árbol de la sabiduría, sus cuerpos se convirtieron en cuerpos animales. No obstante lo anterior, los hombres (porque todo el pecado se heredó a todos los hombres) pueden volver a tener un espíritu vivificante por medio del mérito y de la gracia de Dios. Para crear al hombre se cuenta el relato del soplo divino que Dios puso en el hombre, flujo divino que significó básicamente la adquisición del Espíritu Santo. Sin el Espíritu Santo el alma no existiría y por lo tanto el hombre no viviría. El hombre morirá cuando se quede en el pecado, pero vivirá si sigue las S.E., como lo pidió Dios y Cristo. Conclusión Más que un libro apocalíptico o totalmente desesperanzador, el libro XIII de La ciudad de Dios nos exhorta a pensar que hay una segunda oportunidad para estar en el Reino de los cielos. Todo esto es posible una vez que conocemos el bien y las historias bíblicas, pero si es así ¿por qué el hombre peca de todas maneras? por su voluntad, está claro. Pero ¿por qué el hombre elige por libre albedrío el mal y por lo tanto el pecado? pareciera ser que de algún modo la voluntad nos ''engaña'', aunque ya esa es otra discusión. Seguimos con el análisis del pecado en el siguiente libro.
San Agustín de Hipona - La ciudad de Dios (Libro XIV: El pecado y las pasiones) (413). ¿Cómo podemos evitar los pecados y las pasiones? los hombres se ven ligeramente (o completamente) tentados hacia ellas y por eso cometen lo que cometen. Pero ¿de dónde proviene el pecado? ¿es que proviene del cuerpo como lo dirían los filósofos platónicos que rechazaban el mundo sensible? ¿o será el alma que es divina e intachable que está hecha de manera superior al cuerpo porque la gobierna? Veamos que nos presenta San Agustín de Hipona en la décima cuarta entrega de la Ciudad de Dios. Definiciones: (1) Delito cometido a sabiendas o por ignorancia. LA CIUDAD DE DIOS LIBRO XIV: EL PECADO Y LAS PASIONES El origen del pecado es el alma Ya habíamos dicho que el origen del pecado procede del alma, porque la voluntad es más parte del alma que del cuerpo. Es de esperar que todos los filósofos y pensadores anteriores hayan puesto sus esperanzas y sus razonamientos a favor del alma, pero la S.E. nos dicen que no está del todo bien hacerlo. En todo caso, por más que el hombre quiera alejarse de la carne, está condenado a vivir con
ella para siempre, incluso aún cuando prefiere las características del alma. Pero no por esto se debe pensar que el cuerpo es culpable de los pecados, como si lo dijera Platón cuando dice que el la corruptibilidad del cuerpo corrompe al alma. Es todo al revés. El alma hizo corruptible al cuerpo. La misma biblia dice que el hombre no debe vivir por el hombre, sino que vivir por Dios. Ni siquiera los ángeles pudieron vivir por los ángeles, pues se dejaron corromper por los pecados y el deseo. Los hombres no están supuestos a vivir como ellos mismos, sino que vivir según los deseos del creador, lo mismo va para todas las criaturas que tienen consciencia de Dios. De hecho, el amor es una cosa totalmente buena y sólo puede tenerse en Dios; en nada más: ''Si alguno quiere al mundo, el Padre no lo quiere a él'' (1 Juan 2:15) Esto quiere decir que el hombre que verdaderamente ama, ama a Dios poniendo en segundo lugar todas las cosas que existen en el mundo. ¿Por qué? porque todas las cosas de este mundo están sujetas a la corruptibilidad. Quien ama las cosas de este mundo, tarde o temprano tendrá que sufrir. Perfección y caída del hombre ¿Acaso eran tenían el pecado dentro Adán y Eva? ciertamente es difícil por no decir imposible determinar si realmente los primeros seres humanos de la tierra quisieron tocar es árbol. La verdad es que San Agustín dice que no tuvieron pecado alguno en sus corazones, sino que hicieron esto por ingenuidad (pues en la ingenuidad no hay malevolencia o pecado alguno). El vicio necesita del bien En todo caso, aunque fuera esta una mala decisión, un vicio o un pecado, esto no quita que la decisión haya sido natural y por lo tanto: buena. ¿Por qué? porque todas las cosas que necesitan de naturaleza (y el pecado necesita de esta) son buenas porque todo lo existente es verdadero y todo lo verdadero es bueno. Esta teoría ya había sido explicada antes en cuanto a que el mal ''no existe'', pues en realidad el mal sólo serían ''decisiones'' que se toman a través del bien, es decir, ningún mal puede existir sin el bien. El bien existe en sí mismo porque es verdadero, pero el mal que es falso no puede existir porque las cosas falsas no existen, pero si existieran tendrían que servirse de cosas verdaderas. Por ejemplo, si quisiera mentir tendría que hacerlo a partir de cosas que existen, es decir, cosas verdaderas. Está bien, quizás, el contenido no es cierto, pero eso no quita que el mal se esté sirviendo de lo verdadero para ''existir''. Prevaricación(1) de Adán Luego de comer el fruto prohibido, Adán se volvió soberbio y desobediente. De hecho, está escrito en la biblia como Adán le reprocha a Dios tener una mujer que más encima el dio el fruto prohibido: ''La mujer que me diste por compañera me ofreció el fruto y comí'' (Génesis 3:13-12) Como tantas veces dijo San Agustín, el peor de los pecados es la soberbia. El hombre cometió la soberbia y siguió ejerciéndola para defenderse.
Líbido De acuerdo con la filosofía de San Agustín, el hombre que piensa en otra mujer ya está pecando. Debemos recordar que el pecado proviene principalmente del alma antes que del cuerpo, y por supuesto, el pensamiento de la infidelidad está en el alma y no en el cuerpo. Por lo demás, recordemos que tanto Adán como Eva estaban desnudos y no sentían vergüenza el uno por el otro, pues aún no habían pecado. ¿Qué puede librarnos del pecado? justamente la razón que Dios dio al hombre. La unión conyugal Desde un principio, los filósofos griegos estaban de acuerdo con que el pudor debía tenerse. Quizás, los filósofos cínicos eran los únicos que estaban de acuerdo con que no hubiera problemas de hacer el coito en público. Sin embargo, pasando el tiempo hasta ellos decidieron desistir de esta conducta. El mandato de Dios fue muy claro después de que Adán y Eva cometieran la prevaricación: ''Creced y multiplicaos'' (Génesis 1:27) Esto no quiere decir que el hombre y la mujer deben desenfrenadamente procrear, sino que deben hacerlo sólo por el hecho de traer a un ser vivo a este mundo, y no por mero placer. Conclusión Parece ser que sólo faltaba este punto por aclarar a San Agustín porque a partir del siguiente libro se viene la exposición de las dos ciudad que compara el obispo: Jerusalén (que está del lado del bien) y Babilonia (que está del lado del mal). Queda establecido que el pecado proviene más del alma que del cuerpo, por supuesto, el cuerpo es un mero instrumento de la razón y por esto quedaría relegado al segundo lugar. Si todo mal es voluntario tal y como lo dice San Agustín, entonces no nos queda otra que dirigir nuestro pensamiento hacia las cosas buenas (aunque todo lo que existe es bueno).
San Agustín de Hipona - La ciudad de Dios (Libro XV: Las dos ciudades en la tierra) (413). Más que la descripción de las dos ciudades, San Agustín de Hipona recorre la historia antropológica del hombre a través de la biblia. El hombre es el primer artífice de las cosas manuales y abstractas hasta el día de hoy, su historia está vinculada con Dios y su compromiso de llevar todos los precepto divinos tanto del Padre como del Hijo en la ciudad. Por supuesto, el hombre no ha seguido del todo los preceptos divinos, aunque pareciera ser que ciertos hombres han alcanzado de alguna manera una vida feliz y recta en esta ciudad de Dios. ¿Será necesario seguir los preceptos para ser feliz? Veamos la historia del hombre. Referencias: (1) Útica es una ciudad al norte de África en los tiempos de sometimiento al Imperio Romano. (2) Recordemos que el relato de la biblia dice que todas las grandes montañas quedaron hundidas en aproximadamente 15 metros. Eso incluiría al Olimpo. (3) Esta idea del ciclo del agua está basada en las ideas de Aristóteles. LA CIUDAD DE DIOS LIBRO XV: LAS DOS CIUDADES EN LA TIERRA El hombre en la ciudad de Dios Agustín separa como ya sabemos el mundo en dos ciudades: la de Dios y la del diablo (o la del hombre). También hay dos tipos de ''ciudades'' que podemos describir como una eterna y otra
terrenal; por ejemplo la eterna sería el Reino de los cielos y la terrenal esta misma en que vivimos. Esta ciudad terrenal está marcada por la dicotomía Paz/Guerra donde nacen los vicios y ambiciones, aunque también las cosas buenas y puras que Dios mandó al hombre a construir. El primer hombre y fundador de la ciudad: Caín Sabemos que el primer hombre en habitar la tierra fue un fratricida que dio muerte a su hermanos por envidia, exacto Caín que mató a Abel. Si nos detenemos a analizar, este desenlace es muy parecida a la fundación de Roma, pues esta comienza con el asesinato de Rómulo a Remo. ¿Dónde y por qué comenzó a pecar Caín? veamos la historia que nos muestra la biblia. Caín y Abel fueron mandados a sacrificar animales como una orden de Dios, sin embargo, Dios miró con displicencia los sacrificios de Caín, mientras que a Abel se le felicitó. Esto, por supuesto, hizo que Caín se sintiera muy mal a lo que Dios dijo: ''¿Por qué estás triste? ¿No es verdad que si ofreces bien y no divides bien pecas? Calma, él se convertirá a tí y tú lo dominarás'' (Génesis 4:6-7) Este es quizás uno de los pasajes más oscuros y más mal interpretados de la biblia. En efecto, la frase ''no es verdad que si ofreces bien y no divides bien pecas'' no se entiende del todo. SanAgustín dice que su solución está en las palabras de Juan quien dice: ''No como Caín, que estaba de la parte del malo y asesinó a su hermano. Y ¿por qué lo asesinó? Porque sus propias acciones eran malas, y las de su hermano, justas'' (Juan 3:12) Lo que quiso decir Juan con este extracto es que sus acciones, es decir, los sacrificios que hacía a Dios eran malos desde el comienzo porque dividía mal, es decir, se dejaba las porciones para él. Dios veía la envidia de su hermano Abel cuando le dijo ''¿por qué estás triste?''. ¿Pero qué se refería Dios cuando le dice a Caín ''él se convertirá a tí y tú le dominarás?'' por supuesto que no a su hermanos sino que al pecado de la envidia. Luego de ser asesinado Abel, Caín fue reprendido por Dios y mandado a construir una ciudad con el nombre de Henoc, quien era justamente su hijo. De ahí surgieron numerosas generaciones de hombres que llegan hasta la generación del mencionado Abraham de la biblia. Los hombres en la época antigua Es difícil creer en que hubo hombres muy altos de acuerdo no sólo a las S.E., sino que también de acuerdo a los poetas y filósofos antiguos. Es así que el mismo Virgilio decía: ''Doce hombres de los más forzudos que hoy produce la tierra difícilmente hubiera podido sustentar en sus cuellos'' San Agustín no cree fantasioso creer en hombres e incluso en hombres gigantes. Tenemos que en estos pasajes de la ciudad de Dios, Agustín nombra un diente que con sus amigos vio en la playa de Útica(1). Este diente era tan grande que si se le cortaba se podrían tener 100 dientes para cada hombre. Finalmente, Agustín asegura que existieron gigantes en otros tiempos.
Hay algunas diferencias entre los números de edad que tenían los hombres en el pasado. Diferencias, quiero decir, en cuanto a los textos hebreos y los textos antiguos (cristianos). Por ejemplo:
Como vemos existen ciertas discrepancias entre los judíos y los cristianos, de hecho, se dice que Matusalén pudo sobrevivir al diluvio pero en los textos bíblicos sólo se habla de 8 personas que son las que estuvieron con Noé. Por supuesto, San Agustín de Hipona adhiere a los textos bíblicos y no hebreos a causa de su congregación. Recordemos que los textos bíblicos se ordenaron por latinos y griegos, mientras que los judíos se ordenaron por orden del rey egipcio Ptolomeo. Éste rey mandó a interpretar los textos sagrados por medio de los Setenta intérpretes judíos. En todo caso, San Agustín dice que no se debe considerar como falsas las interpretaciones de años que no coinciden con sus códices; llama a considerarlas errores. El hombre y sus relaciones Agustín considera como algo válido y genuino la unión conyugal del hombre para mejorar la vida social. Sin embargo, ¿cómo se hicieron los parentescos si los descendientes de Adán y Eva eran hermanos? San Agustín dice que lo único que quedaba era tener una relación con alguien que no tuviera el parentesco de hermana. Desde Caín hasta Noé Desde esta parte San Agustín comienza a decir los nombres de cada personaje bíblico: Abel: Duelo Set (tercer hijo de Adán): Resurrección Enos: Hombre Desde las generaciones de Set se llega hasta Noé, y desde Abraham hasta Cristo. En todo caso, el escritor de la biblia dice muy poco sobre los descendientes que siguieron después de Set, casi sólo diciendo los nombres y la edad. Pasaron aproximadamente 200 (656 según los hebreos) años después para que se pudiera hablar de Noé y el diluvio. ¿Acaso esos hombres que siguieron a Henoc tenían hijos con mujeres? ¿es acaso que se abstuvieron de tener hijos? probablemente, dice San Agustín porque al tener mucha más edad la pubertad les llegaba mucho después. Las mujeres y su relación con los hombres La mujer fue un problema en la biblia (así lo considera San Agustín), pues probó del fruto prohibido, pero no sólo en esa ocasión arruinó los planes divinos sino que también después. Las mujeres y los hombres son amados de dos maneras, una por un amor bueno y por otra un amor malo. Por supuesto, cuando se ama con un amor bueno es un amor eterno y perfecto donde no toma parte la lascivia ni la perversión. Luego tenemos el amor malo que está justamente basado en este amor rápido, temporal que finalmente no tiene ningún otro fin que el placer.
¿El nacimientos de los gigantes? Agustín insiste que los gigantes existieron en alguna parte de la historia de la humanidad. Lo respalda con la biblia diciendo: ''Cuando los hombres se fueron multiplicando sobre la tierra y engendraron hijas, los hijos de Dios vieron que las hijas del hombre eran bellas, escogieron algunas como esposas y se las llevaron. Pero el Señor se dijo: Mi aliento no durará por siempre en el hombre; puesto que es de carne, no vivirá más que ciento veinte años. En aquel tiempo -es decir, cuando los hijos de Dios se unieron a las hijas del hombre y engendraron hijos- habitaban la tierra los gigantes'' (Génesis 6:1-4)
De este extracto de la biblia y de muchos otros se justifica la existencia de gigantes que se metieron con mujeres en la historia bíblica. Agustín considera a estos tanto como a los hombres ''hijo de Dios''. Estos gigantes existieron antes del diluvio porque no pudieron sobrevivir a él. En todo caso, uno de los profetas bíblicos llamado Baruc hablaba sobre la extinción de estos: ''Allí nacieron los gigantes, famosos en la antigüedad, corpulentos y belicosos; pero no los eligió Dios ni les mostró el camino de la inteligencia; murieron por su falta de prudencia, perecieron por falta de reflexión''
Sea como fuere, Agustín asegura la existencia de estos seres, aunque no sabemos bien a qué se refiere con gigantes, es decir, qué características tenían. El arca de Noé y el diluvio universal Agustín no pone nunca en dudas las S.E. y tampoco lo hace cuando se trata de hablar del Arca de Noé. Ya he hablado previamente del Arca en otra entrada de este blog, pues se ha puesto en duda a través del tiempo por expertos, es decir, su navegación y su construcción no parecen ser probables en sus tiempos. Nada impide, y San Agustín está de acuerdo con esto, que el arca de Noé se tome de manera alegórica. San Agustín dice que no todo se puede tomar con la rigurosidad histórica de los historiadores formales. Sin embargo, San Agustín no tiene inconvenientes en decir que el diluvio al menos sí existió. Contra los que no creen en el diluvio Muchos hombres en contra del diluvio dicen que no podría haber existido, ya que el monte Olimpo(2), que es el más alto, está a una altura tal que no podría alcanzar ese aire denso que se necesita para que exista la lluvia(3). Pero San Agustín les recuerda a estos hombres que la densidad de la tierra es mucho mejor para generar agua que esa densidad que se encuentra cerca de las nubes. Contra los que no creen en las proporciones del Arca Muchos dicen no creer en las grandes proporciones que tenía el arca, pero San Agustín les pregunta ''¿por qué no creen en las proporciones del arca, pero sí de las grandes ciudades?''.
Otros problemas presentados La cantidad de animales y la cantidad de alimento que debieron tener sería gigantesca e imposible de llevar a cabo, pero no olvidemos que esta arca estaba bajo la dirección de la Santísima Trinidad (por lo que habría de dar algunas concesiones). Conclusión Ciertamente es una gran ventaja pertenecer a esta ciudad de Dios y recibir la recompensa divina del Reino de los cielos. Sin embargo, esta se ha llevado a cabo con esfuerzo y lucha a través de la historia, pues muchos hombres derramaron sangre para mantenerla en pie. El hombre ha sido desobediente e insistente en su actuar y ha recibido todas las cosas malas según sus actos, pero eso no debe desanimar a los demás para seguir pensando que pueden ganarse el reino de los cielos. La ciudad de Dios sigue con más libros.
San Agustín de Hipona - La ciudad de Dios (Libro XIX: El fin de las dos ciudades) (413). Este libro recibe su nombre de ver que las dos ciudades: Jerusalén y Babilonia, se confrontan con sus pensadores, filósofos y reyes que asentaban sus distintas doctrinas. Para hacer este interesante análisis, San Agustín de Hipona se apoya del historiador Marco Terencio Varrón y de sus comentarios sobre la historia que se desarrolla alrededor de la Iglesia y sus contrincantes paganos o filósofos. ya nos van quedando solamente 3 libros para acabar este gran tratado de San Agustín que le ha valido el respeto que se merece hasta el día de hoy. Referencias: (1) La más dura de las críticas pues el estoicismo se caracteriza por ser una filosofía ''fría''. LA CIUDAD DE DIOS LIBRO XIX: EL FIN DE LAS DOS CIUDADES Supremo bien y supremo mal Desde una concepción bien filosófica, el hombre siempre está inclinado a hacer el bien de alguna forma para así tratar de evitar el mal. El hombre se ve impulsado a buscar 4 cosas fundamentales cuando requiere del bien: 1. 2. 3. 4.
El placer: lo agradable a los sentidos La tranquilidad: ausencia de molestia corporal Las dos anteriores a la vez El placer y el Espíritu
El placer es uno de los conceptos más ''flexibles'' porque está sujeto a múltiples interpretaciones, pues para muchos el placer es una cosa diferente. De este modo, San Agustín postula que las distintas tribus o sociedades que existen se forman a partir de las distintas visiones del placer. Por otro lado, cuando el placer se combina con la tranquilidad da como un total de 12 formas de placer o más bien, 12 formas sobre cómo someter a la virtud por medio del placer, que, por cierto, es la forma de vida más vergonzosa. De hecho, el número podría incrementar de forma increíble si se suman todas las filosofías helénicas que tienen su propio concepto del placer. Pensemos en los epicúreos, cínicos, estoicos, académicos, etc. Con esto podríamos llegar al número de 96 sectas filosóficas que se
basan en el placer. Y, si a esto sumamos las teorías del placer con el manejo de la política y el Estado, entonces nos daría un total de 288 sectas. Otra forma del bien supremo Hablando de Estado y otras cosas, recordemos que el mismo Aristóteles (y Platón de alguna forma) definen tres modos de vida del hombre: vida contemplativa, vida activa y mixta. Sin embargo, en ninguna de estas tres se encuentra el bien supremo en palabras de San Agustín. Por otro lado, Varrón nos dice que si bien hay 288 sectas enfocadas en el placer, estas pueden ser reducidas drásticamente a sólo 3 sectas. ¿Por qué? porque finalmente lo que se busca es el placer en sí, y no las distintas formas de placer, o combinaciones que pueden existir junto con otros conceptos. ¿Cómo podremos entre estas 3 sectas elegir la correcta? para eso debemos investigar qué es el hombre. El hombre es un compuesto de alma y cuerpo y por lo tanto, la filosofía a la que se debe adherir es aquella que reúna estos dos componentes. El hombre que someta los bienes del cuerpo a la virtud, será ese hombre feliz que se busca. El supremo bien de los cristianos y los filósofos ¿Qué es, para un cristiano, el supremo bien y el supremo mal? De acuerdo con San Agustín, todos los cristianos consideran la vida como Supremo Bien y la muerte como el Supremo Mal. En cambio, los filósofos han situado el Supremo Bien y el Supremo Mal en la vida misma lo cual es un error garrafal, pues el alma que está lejos de Dios no puede estar en el Supremo Bien, así como tampoco el cuerpo puede estar lejos del alma. Las virtudes cardinales Ahora San Agustín se propone analizar las virtudes cardinales (de Platón) y compararlas con el cristianismo: Templanza: Muy parecida a la prudencia, la templanza es la guía que nos ayuda a vencer los placeres carnales y mirar más hacia el espíritu. Prudencia: la distinción entre elegir qué es malo y qué es bueno. Sin embargo, aunque nos ayuda a evitar ese mal, no nos ayuda a eliminarlo. Justicia: el objetivo de esta es de dar a cada uno lo suyo. De ahí que el alma debe someterse a Dios y el cuerpo al alma, pero este no es un descanso definitivo sino que siempre está en constante flujo, es decir, el sometimiento de la carne por el alma no debería terminar. Fortaleza: el objetivo de esta virtud es permanecer impávido a todos los dolores de la vida. Sin embargo, aquí San Agustín hace una dura crítica hacia los estoicos, quienes decían que aunque el hombre sufra los peores males que le pueden tocar, este nunca debe lamentarse ni dejarse llevar por el dolor, es decir, paradójicamente, debe enfrentar sus males ''estoicamente''. Para San Agustín, una vida siendo ciego, mudo, paralítico, atormentado de dolores, no es una vida digna de llevarse y por lo tanto no se le puede considerar feliz. En fin, el sólo hecho de que exista la fortaleza ya habla de todos los problemas y males que tiene el ser humano. Todas estas virtudes son tomadas en cuenta por San Agustín pero no como el método de salvación espiritual, sino que más bien son las virtudes que nos servirán para llevar una mejor vida humana. Lo único que faltaría para que el hombre fuera feliz en esta vida sería, que aparte de lograr las virtudes cardinales, entregara su devoción y creencia a Dios.
Lo difícil que es vivir en sociedad Continuando con la crítica a los estoicos, San Agustín plantea lo difícil que es vivir en sociedad y tratar de llegar a acuerdos con lso demás, sobre todo cuando ellos son tan distintos. Ya Dios castigó a los humanos dándoles la diversidad de lenguas para que su comunicación fuera aún más difícil. Los errores humanos provocan terribles desgracias a quienes los padecen, pues un juez, debido a su imperfectibilidad como hombre, puede torturar y condenar a un inocente sin quererlo. El mundo es duro y cruel, pero es aún más duro y aún más desgraciado quien se considera feliz a pesar de todos estos tormentos. Ee hombre que vive feliz a pesar de la mala suerte o la mala vida que lleva ha perdido el sentimiento humano(1). Más aún es difícil tener muchos amigos, pues eso significa más probabilidades de lamentarnos por ellos. Si les ocurre una desgracia o tienen un importunio, será inevitable que no nos compadezcamos y nos sintamos tristes. Quisiéramos que todos nuestros amigos estuvieran bien, pero eso no depende de nosotros sino que a la suerte que tengan aquellos en su vida. Sólo nos queda tener fe y misericordia de ellos. Recompensa de cumplir con esta vida Nadie está fuera de todos los pecados que existen en la vida, ni aún los hombres más santos que existen. Todos viven en igualdad de condiciones cuando se trata de hacer el bien (y el mal) por lo que el hombre sabio deberá elegir, aparte de las cuatro virtudes cardinales, elegir a Dios para someterse. Tampoco se debe olvidar que toda acción tiende finalmente a la paz sea para bien o para mal. Incluso el más malo de los hombres termina deseando la paz, o ya la tiene incluso en el momento de guerra; por ejemplo, cuando está con su familia desea que esta esté en paz. Las ordenes de Dios Dios ha querido que el hombre gobierne sobre las bestias y no que gobierne sobre otros hombres. Sin embargo, de igual manera existen hombres que son esclavos de otro, aunque este concepto no es perteneciente a la naturaleza, sino que más bien al artificio del hombre. ¿Cómo es que un hombre se vuelve esclavo de otro? esto tiene nacimiento desde el pecado, es decir, la esclavitud de acuerdo con San Agustín viene desde el pecado porque Dios distribuye las condiciones a cada uno. Es así que dice en la biblia: ''Quien comete pecado es esclavo del pecado'' (Juan 8:34) En todo caso, las ciudades siempre tienden a tener una paz terrenal que es la simple tranquilidad y la concordia entre las naciones, pero la más importante paz es la del alma de los hombres porque es de ahí donde se asemeja la tranquilidad al reino de los cielos. Las conductas del cristiano El buen cristiano no tiene dudas sobre la divinidad, al contrario de como sí lo hacen los filósofos, sobre todo los Académicos que dicen que ningún hombre puede tener certeza de nada. El buen cristiano si tiene la certeza de que existe el reino de los cielos y que por lo tanto debe comportarse de manera acorde para alcanzarlo.
Si un hombre quiere convertirse en cristiano, no importa qué tipo de vida lleva; si es contemplativa, activa o mixta. Lo único que importa es que ese tipo de vidas no lo aparten de la fe, ni mucho menos de su amor al prójimo. No valdría de nada que un hombre llevara un cierto tipo de vida y no pusiera su fe en Dios. El concepto de Estado ¿Cómo podrá sobrevivir el cristiano en el Estado Romano? Según Varrón que se basa en la obra de Marco Tulio Cicerón llamada ''La República'', el Estado es la Empresa del pueblo. Si esto es así, entonces la verdad es que el Estado nunca existió de acuerdo con la opinión de Varrón porque en el Imperio Romano, el Estado nunca fue empresa de los pueblos. Por lo demás, se supone que si el Estado es del pueblo entonces los ciudadanos tienen el derecho de mandarlo y sin embargo no es así, es todo lo contrario. Por lo tanto, en el Estado no habría justicia y sin justicia no hay derechos, pues por eso se hacen los derechos, para dar justicia. Con todo esto, el cristiano debe permanecer firme en sus propósitos. Definición de Estado por San Agustín No contento con la definición de Estado de Cicerón interpretada por Varrón, Agustín redacta su definición de Estado: ''Es el conjunto multitudinario de seres racionales asociados en virtud de una participación concorde a sus intereses comunes'' Por lo tanto, en esta definición de San Agustín no habrá problemas de ver si existe justicia o no, pues los ciudadanos vivirán acorde a sus intereses. De este modo, cualquier Estado podrá utilizar de este concepto porque el interés de cada pueblo es variado. Todos se organizan para tener una especie de deliberación ciudadana y actuar acorde a ella. Cabe destacar que San Agustín es el que dice que el concepto que él tiene de Estado puede aplicarse a todos los reinos e imperios restantes. Porfirio y su defensa a los judíos Porfirio que ya era un filósofo destacado tenía un oráculo para el nacido en Belén. Un hombre le preguntaba a Apolo sobre su esposa porque ésta lloraba por Cristo y el oráculo contestó: ''Más fácil te va a resultar, creo yo, dejar letras moldeadas en el agua, o desplegar como pájaro tus leves alas y volar por los aires, que hacer entrar a una esposa culpada de impiedad. Déjala que se obstine a su gusto en esas engañosas tonterías, cantando mentirosas lamentaciones a un Dios muerto, condenado por unos jueces llenos de rectitud, y a quien la más ignominiosa de las muertes, entre férreos esclavos, segó su vida en la flor de la edad'' Por supuesto, Porfirio defiende aquí a los judíos que condenaron a Jesús a la crucifixión. Entre otros oráculos y textos de Porfirio, San Agustín asegura que el filósofo fue un adorador de la cultura judía y la defendió hasta el final. Conclusión Faltaba colocar el tinte moral y espiritual en la obra de San Agustín. Si bien critica a las filosofías helenísticas, San Agustín hace su propia manera de ver la vida contemplativa, la vida activa y la vida mixta, pues estas no son nada si no son llevadas con la fe en el Señor. Por lo que podemos ver aquí, no se puede ser completamente bueno (a pesar de realizar las mejores acciones) si no se tiene la fe y la creencia en Dios. Ni hablar de quien no cree en estas cosas y se siente feliz, porque esa felicidad sería falsa, o más bien, terrenal. Nos falta por analizar una de las cosas más esperadas: el juicio final.
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