Resumen Cap. 2 Materia y Memoria, Bergson

September 1, 2022 | Author: Anonymous | Category: N/A
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Del reconocimiento de la imágenes. La memoria y el cerebro (91-146) El cuerpo, interpuesto entre los objetos que actúan sobre él y aquellos sobre los que él influye, no es más que un conductor encargado de recoger los movimientos y de transmitirlos, cuando no los detiene, a ciertos mecanismos motores, determinados si la acción es refleja, escogidos si la acción es voluntaria. Todo sucede en una memoria independiente que reúne imágenes a lo largo del tiempo, un corte instantáneo en el devenir general. Nuestro cuerpo ocupa el centro, donde objetos externos actúan sobre él y éste reacciona sobre ellos. Y estas reacciones según el número y la naturaleza de los objetos definirán la complejidad y variabilidad que tendrá esta imagen. El pasado se puede almacenar de dos formas. Los dispositivos motores son los que pueden almacenar la forma de las acciones del pasado, y las imágenes pasadas se conservan en forma de recuerdos independientes. Primera hipótesis: El pasado se almacenan de dos formas distintas, primero como mecanismos motores y segundo como recuerdos independientes. La operación practica y ordinaria de la memoria, utilizar la experiencia pasada para una acción del presente, el reconocimiento de un fin, debe cumplirse de dos maneras: en la acción misma (totalmente automática apropiándose de las circunstancias) o con un trabajo del espíritu (buscara en el pasado para dirigir el presente). Segunda hipótesis: El reconocimiento de un objeto presente se produce por movimientos cuando procede del objeto, por representaciones cuando emana del sujeto. Cómo se conservan estas representaciones y su relación con los mecanismos motores, es necesario saber sobre el inconsciente y su relación con el pasado y el presente. Si se habla del cuerpo como un límite moviente entre el porvenir y el pasado, se entiende como que éste está siendo constantemente lanzado por el pasado hacia un porvenir. Mientras que si consideramos al cuerpo en un único instante, no es más que un conductor interpuesto en los objetos que influyen en él y aquellos en los que el actúa. En cambio, si el cuerpo está colocado en el tiempo que trascurre, lo que está siempre situado en que el pasado viene a expirar en mi acción. Por lo tanto, los mecanismos cerebrales concluyen en representaciones pasadas, donde la última prolongación es el punto de enlace con lo real (presente), es decir, la acción. Tercera hipótesis: Pasamos, a través de grados insensibles, de los recuerdos dispuestos a lo largo del tiempo a los movimientos que delinean la acción naciente o posible en el espacio. Las lesiones del cerebro pueden afectar estos movimientos, pero no esos recuerdos. Si es que existe el enlace entre la última prolongación de las representaciones y la acción que está por ocurrir, eso significa que la imagen pasada no puede ser destruida.  Aunque si cortamos el enlace no podremos obrar sobre lo real y realizarse, por lo que podría abolirse parte de la memoria. Comprobar a través de la existencia estas 3 preposiciones: I. Las dos formas de la memoria: Para elun estudio de una de lección y por paralo poder aprenderla memoria, recalcamos y repetimos cierto número veces, que a cada lecturade se consumará un progreso.

 

 Al acabar de organizarse conjuntamente conjuntamente sabremos la lección de memoria, se dice que ha sido convertida en un recuerdo que está impreso en la memoria. La oposición entre las memorias a partir de los mecanismos de adquisición y reproducción:   Cómo ha sido aprendida la lección, es decir, la adquisición de un recuerdo. Cada una de las lecturas sucesivas remite en el espíritu, y al analizarla con las circunstancias que la enmarcan, se logra distinguir de las que le preceden y las que



le por su propio vuelve lugar ocupado el tiempo. tanto, un cada nueva lectura desiguen, la misma lección a pasarendelante dePor mílocomo acontecimiento determinado de mi historia. También se podrá decir que cada lectura es como un recuerdo impreso en la memoria.   El recuerdo de la lección aprendida de memoria puede ser adquirida como los caracteres de un hábito. Ya que éste se adquiere por la repetición de un mismo esfuerzo. Se almacena en un mecanismo que imprime un impulso inicial de un sistema cerrado de un movimiento automático, que suceden en el mismo orden y tiempo.   El recuerdo de cada lectura en particular (primera, segu segunda…), nda…), no posee ninguna carácter de un hábito. Pues la imagen de cada una está impresa por primera vez en la memoria, por lo que cada lectura tendrá un recuerdo diferente. Si es que a una lectura se le añadieran lo contenido cont enido en las otras, lo que sucedería es que se alteraría





la naturaleza original. original . Y si el esfuerzo por recordar la lectur lectura a se vuelve cada vez más fácil, la lectura misma, será desde un principio lo que siempre será. Este modo de adquisición de la lección sería atendiendo al modo de reproducción (los movimientos movimient os de articulación necesarios).   Por lo tanto, el recuerdo de la lectura y el de la lección, solamente difieren en que las imágenes desarrolladas sucesivamente por cada lectura se recubren entre ellas, mientras que la lección una vez aprendida no es más que la imagen compuesta resultante de la superposición de todas las lecturas.   Cada una de las lecturas sucesivas difiere de la precedente (ahí la lección esta mejor sabida). Pero cada una de ellas considerada como lectura renovada (y no como una lección mejor aprendida), se basta a sí misma, subsiste tal como se produce y constituye con todas las percepciones que la acompañan un momento irreductible en mi historia.





  En estos dos tipos de recuerdo, la conciencia nos revela una diferencia de naturaleza. El recuerdo de la lectura es una representación, se sostiene en una intuición del espíritu que se puede alargar o acortar, le asignamos una duración arbitraria.   El recuerdo de la lección aprendida, exige un tiempo bien determinado, todos los artículos de movimientos necesarios, se trata de una acción. Esta forma parte de mi una vez aprendida, es vivida, es actuada (no representada). No puede ser innata, ya que evocamos a las representaciones de las lecturas que me hicieron aprender la lección. Aunque estas representaciones son independientes, y de ellas precede la lección, puede ésta última prescindir de ellas.





Otro modo de diferenciar tipos de memoria, de acuerdo a la significación objetiva y su función practica:

 

La primera registraría r egistraría bajo las formas de imágenes-recuerdos, todos los acontecimientos de nuestra vida, no descuidaría ningún detalle, constituyen una experiencia individual y subjetiva, almacenar el pasado por necesidad natural. A través de ella hay reconocimiento inteligente e intelectual de una experiencia ya vivida, creando en el cuerpo disposiciones nuevas para actuar. Guarda del pasado los movimientos inteligentemente coordinados que representan un esfuerzo acumulado, recobra los elementos guardados con un orden riguroso y de carácter sistemático. sistemátic o. Por lo tanto, actúa nuestro pasado, y es llamada memoria porque prolonga su efecto útil hasta el momento presente. De las dos memorias una imagina y la otra repite. El reconocimiento, implica una evocación a una imagen pasada y la aproximación de esta imagen a una percepción presente. O en la conciencia que se toma de una cierta actitud especial adoptada por su cuerpo, como algo familiar que se ha formado poco a poco, y que es provocada por la sola percepción de esto que se volvió familiar. Para evocar la imagen del pasado es necesario poder abstraerse de la acción presente, apreciar lo inútil y también soñar. Esta es la memoria regresiva. Quizás solo el hombre es capaz de hacer esto. La memoria natural es aquella que nos lleva hacia delante a obrar y a vivir. Los recuerdos se apoyan en acontecimientos y detalles de nuestra vida, están fechados y no pueden volver a producirse. Hay algunos que se adquieren voluntariamente, son excepcionales. En cambio el registro en la memoria de hechos e imágenes únicas se da en todo momento de duración. Por lo tanto, aquellos que son adquiridos voluntariamente, es decir, son aprendidos, serán más útiles, ya que serán más notorios. Además de que este recuerdo aprendido es adquirido como un hábito, por lo tanto, estará en primer plano. El espontaneo es perfecto, el tiempo no puede agregar nada a su imagen sin desnaturalizarla. Recuerdo aprendido se vuelve cada vez más impersonal, la repetición. Crean un hábito del cuerpo, solo es recuerdo, porque porq ue me acuerdo de haberlo adquirido, y lo hacemos por medio del recuerdo espontaneo. La primera es aquella memoria memor ia por excelencia. La segunda es aquella que es estudi estudiada ada por los psicólogos por ordinario, es el hábito alumbrado por la memoria. Lección aprendida de memoria es bastante artificial. Los objetos producen movimientos, al repetirse pasan al estado de habito y crean un mecanismo, determinando en nosotros actitudes que suceden automáticamente a nuestra percepción de las cosas. Nos adaptamos, conducimos al registro del pasado bajo la forma de hábitos motrices, la conciencia, retiene una tras la otra imagen y las alinea cronológicamente. Para que sirven las imágenes-recuerdos. Se conservan en La memoria y se reproducen en la conciencia, no van a desnaturalizar el carácter práctico de la vida, mezclando el sueño con la realidad. Los recuerdos inútiles a la situación presente, desbordan las imágenes sutilmente asociadas, perdiéndose. Un accidente las imágenes oscurecidas pasan a la luz, cuando dormimos y soñamos.

 

La segunda memoria activa y motriz, inhiba constantemente a la primera o al menos no aceptar de ella lo que pueda aclarar la situación presente. Las imágenes almacenadas por la memoria espontánea, se asocian con la segunda memoria. A veces desaparecen a nuestra voluntad, por lo que debemos sustituir la imagen espontanea por un mecanismo motor que debemos aprender. Hay un esfuerzo que nos permite retener la imagen por un tiempo limitado, bajo la mirada de nuestra conciencia, y gracias a esto no tenemos necesidad de lazar la repetición accidental de las mismas situaciones para organizar en hábitos los movimientos concomitantes, construir un mecanismo estable que la reemplace. ¿?Nuestra distinción de dos memorias independiente. La memoria espontanea exaltada en el equilibrio senso-motor del sistema nervioso fuera perturbado. En el estado normal una inhibición de todos los recuerdos que no pueden consolidar el equilibrio, la intervención latente del recuerdo-imagen en la operación por la que se contra el recuerdo-habito. Las memorias van codo a codo y se prestan mutuo apoyo. Las lecciones inculcadas en la memoria motriz se repiten automáticamente, esto se demuestra en la experiencia cotidiana. Y los casos patológicos demuestran que el automatismo se extiende más de los que pensamos. Por lo que mecanismos de una complicación extrema, pueden funcionar por si mismos una vez construidos, y por ello obedecer por hábito al impulso inicial de la voluntad. El recuerdo espontaneo que se esconde tras el recuerdo adquirido, puede revelarse a través de iluminaciones bruscas, pero que se hunde al menor movimiento de la memoria voluntaria. En la memoria, el pasado efectivamente parece almacenarse, bajo dos formas extremas. Por un lado los mecanismos motores que lo utilizan, y por el otro las imágenes-recuerdos personales. De estas dos memorias la primera primer a está verdaderamente orientada en el sentido de la naturaleza, mientras que la segunda iría en sentido contrario. La primera, conquistada a través del esfuerzo, permanece bajo la dependencia de nuestra voluntad; la segunda, completamente espontanea, pone tanto capricho en reproducir como fidelidad en conservar. El único servicio regular y seguro que la segunda puede dar a la primera es el de mostrarle las imágenes de aquello que ha precedido o seguido en las situaciones análogas a la situación presente, a fin de alumbrar su elección: en esto consiste la asociación de las ideas. No hay ningún otro caso en que la memoria que vuelve a ver obedezca regularmente a la memoria que repite. Además en todas partes preferimos construir un mecanismo que nos permite dibujar de nuevo la imagen, porque sentimos que no podemos contar con su reaparición. Consideramos a las memorias extremas en estado puro. La verdadera naturaleza del recuerdo r ecuerdo se ha desconocido por que se ha atenido a las formas form as intermedias y en cierto modo impuras. En lugar de disociar primero los dos elementos imagen-recuerdo y movimiento, no se considera más que el fenómeno mixto que resulta de su coalescencia, presta el de un hábito motriz, una imagen conscientemente localizada, se pretende que sea un fenómeno simple. Los recuerdos almacenados se volverían presentes por un verdadero milagro y nos conducirían al pasado.  Al aislar la memoria bajo la imágenes-re imágenes-recuerdos, cuerdos, los confunden confunden con los hábitos, son conducidos a creer que la repetición se apoya en un fenómeno visible, que no es más que

 

un hábito motriz y corresponde a un mecanismo cerebral. Cerebro como órgano de representación. Los estados intermedios, entre el cerebro y memoria, reproducen percepciones pasadas, es decir, el reconocimiento. II. Del reconocimiento en general: imágenes-recuerdos y movimientos. La primera vez que vemos algo simplemente lo percibimos, pero al verlo por segunda vez lo reconocemos. Ya que las circunstancias concomitantes que acompañaban al objeto percibido en la primera vez, acompañarán también a la segunda percepción, por lo que la imagen actual del cuadro no será la del cuadro actualmente percibido. Por lo que, en este sentido reconocer sería insertar insert ar o asociar la percepción presente en el pensamiento de un viejo entorno. Lo que es primeramente percibido se convierte en un recuerdo, mientras que lo reconocido es una percepción, que no pueden ser lo mismo, ya que no comparten las mismas circunstancias concomitantes. Otra forma de analizar. la percepción presente siempre va a buscar en su memoria un recuerdo de alguna percepción anterior que se le parezca, por lo que el sentimiento de deja-vu vendría de una fusión entre percepción y recuerdo, que se da por un efecto de asociación, ya que el recuerdo no puede surgir hasta que haya ocurrido un reconocimiento de la percepción. La asociación de una percepción percepc ión a un recuerdo no basta en absoluto para dar cuenta del proceso de reconocimiento, ya que si solo se necesitará del reconocimiento para poder asociar la nueva percepción con viejas imágenes, fallaría cuando estas imágenes hayan desaparecido. Por lo que la conservación consciente de un recuerdo (imagen antigua) no basta (no implica siempre) para el reconocimiento reconocimient o de una percepción semejante. También se puede apelar a estas viejas imágenes o recuerdos, sin conseguir identificar con ella las percepciones.  El cuerpo es capaz de reconocer instantáneamente sin la intervención explícita de un recuerdo, es decir, somos capaces de reconocer un objeto con la ausencia de su recuerdo. A este reconocimiento lo llamo reconocimiento automático o por distracción, consiste en una acción y no en una representación. Al conocer por primera prim era vez una imagen, la conoceremos en la incertidumbre y no sabremos las actitudes que del porvenir. Luego de un largo periodo, la observaremos maquinalmente, sin tener una percepción distinta de los detalles de la imagen. En la primera, la percepción no ha organizado aún los movimientos definidos que la acompañan (concomitantes), en cambio la siguiente percepción están tan organizados que nuestra percepción pasara por alto estos movimientos concomitantes. Uno se encuentra en un estado intermedio donde los objetos son percibidos, pero los movimientos que provocan están ligados y son continuos. Comenzamos este intervalo mixto, mixt o, con la distinción única de mi percepción, que es marcada por un automatismo naciente, por lo que finalizamos el intervalo sólo teniendo conciencia de mi automatismo. Si es que las percepciones que acompañaron a mi primera percepción difieren de la siguiente, pero igualmente aparecen como familiarizadas y reconocidas, es por qué hay un fenómeno de orden motor en la base del reconocimiento. Reconocer un objeto usual consiste en saber servirse de él, es decir, saber esbozar los movimientos que se adaptan a él, tomar o tender a cierta actitud por el efecto de impulsos motrices. El hábito de utilizar un objeto produce la organización de movimientos y percepciones, y la conciencia de esos movimientos nacientes que seguirán de la percepción (como reflejo) se encontraran en el fondo del reconocimiento. Ya que no existe percepción que no se prolongue en movimiento.  A medida que experimentamos experimentamos la misma impresión sensorial que conlleva a un un movimiento, movimiento, la conexión se consolida. Por lo que, si cada percepción usual tiene su propio motor organizado, el sentimiento de reconocimiento usual posee su raíz en la conciencia de esta organización, es decir, la propia percepción del objeto nos invita a realizar el movimiento

 

acorde, tenemos una tendencia motriz que nos bastaría para darnos el sentimiento de reconocimiento. Nuestra vida psicológica anterior sobrevive con todo detalle, a los movimientos bajo la influencia de las percepciones. Pero en esos momentos es inhibida por la conciencia práctica y útil del momento presente, o mejor dicho por el equilibrio senso-motor del sistema nervioso tendido entre la percepción y la acción, esta memoria espera que ocurra una separación entre la impresión sensorial y el movimiento para poder pasar por ahí sus imágenes. Para recobrar el curso de nuestro pasado y descubrir la imagen-recuerdo conocida, localizada, personal que se relaciona con el presente, se necesita un esfuerzo por el cual nos liberamos de la acción que precede de la percepción. Por lo que al liberarnos ésta nos conducirá al porvenir, por medio de que retrocedamos al pasado. El movimiento desecha la imagen, pero al mismo tiempo ayuda a prepararla, ya que el pasado contiene muchas representaciones posibles a la análoga de la percepción actual, y los movimientos consumados preparan esta selección. Si viejas imágenes quieren prolongarse en los movimientos que preceden de una impresión sensorial, aprovechan la ocasión de deslizarse y hacerse adoptar por ella, permitiéndoles así aparecer en nuestra conciencia actual. Debemos pasar desde el reconocimiento automático, que se produce sobre todo a través de movimientos, a aquel que exige la intervención regular de los recuerdosimágenes, llamado reconocimiento atento. El reconocimiento automático, es un reconocimiento por distracción, prolongan la percepción para extraer de ella efectos útiles, y que nosnuestros alejan demovimientos ese modo del objeto percibido.

III. Pasaje gradual de los recuerdos a los movimientos: El reconocimiento y la atención. En el reconocimiento atento las imágenes-recuerdo se reúnen regularmente con la percepción presente, es decir, éstas pasan a primer plano. El recuerdo se sitúa sobre la percepción como medio de profundización y análisis del objeto. La atención tiene por efecto esencial el de volver más intensa la percepción y desprender sus detalles, es decir, es un engrosamiento del estado intelectual. Se hablará de una “concentración del espíritu”, o incluso de un esfuerzo “aperceptivo” para conducir la percepción bajo la mirada de la inteligencia distinta. Tendemos atención como una adaptación general del más que del espíritu, y en a la definir actitudlade la conciencia será tomar conciencia de cuerpo una actitud. La atención voluntaria sobre un objeto tiene movimientos de interrupción, estos son las circunstancias concomitantes que acompañan la imagen del objeto, por el que al percibir en el mismo entorno que el objeto, descubrimos un número creciente de cosas. Los fenómenos de inhibición son una preparación para los movimientos efectivos de la atención voluntaria. Supongamos que la atención implique una vuelta atrás del espíritu que renuncia al proseguir el efecto útil de la percepción presente: habrá en primer lugar una inhibición (detención) de movimiento. Pero con esto vendrán movimientos sutiles que tienen como rol volver a pasar por los contornos del objeto percibido, esto se continúa a través de los recuerdos.  Al percibir nuestra memoria dirige viejas viejas imágenes que se le aseme asemejen jen y de la que nuestros movimientos ya han trazado el esbozo. Si la imagen no llega a cubrir todos los detalles de la imagen percibida, la memoria buscará recuerdos complementarios, fortaleciendo la memoria y enriqueciendo la percepción al mismo tiempo.

 

Para reflejar la imagen que hemos recibido de una percepción es preciso que la reproduzcamos, es decir, reconstruirla a través de un esfuerzo de síntesis. La atención como facultad de análisis, se realiza a través de una serie de ensayos de síntesis. Nuestra memoria al elegir imágenes pasadas no lo realiza al azar, sino que son seleccionados los movimientos de imitación por la cual la percepción puede continuar, funcionando como marco común a la percepción y a las imágenes percibidas. Toda percepción atenta requiere de una reflexión, es decir, la proyección exterior de una imagen activamente creada (idéntica o semejante al objeto) que se moldea en su contorno. Las imágenes de los objetos que son almacenadas en la memoria, y que simplemente tienen semejanza con él, son las que se dirigen a la percepción y adquieren suficiente fuerza y vida para exteriorizarse con ella. Toda imagen-recuerdo capaz de interpretar nuestra percepción se cuela de modo que no podemos diferenciar en lo que es percepción y lo que es recuerdo. Percepción atenta, el objeto excitando sensaciones, sensacio nes, las sensaciones haciendo surgir ideas, cada idea haciendo emerger puntos muy escondidos de la masa intelectual. Por lo que el espíritu se alejaría cada vez más del objeto que esta frente a él. Es trascendental remarcar que ambas memorias el sistema motor, el cerebro más bien dicho, juega un papel necesariamente mediador. Aunque los recuerdos no estén contenidos en él, es el instrumento de relación corporal y mental con el mundo. La percepción reflejada es un circuito en el que todos los elementos se encuentran en estado de tensión mutua como un circuito eléctrico, eléctr ico, ya que ninguna conmoción que surja en el objeto puede detener la marcha en las profundidades del espíritu, espírit u, que retorna siempre al objeto mismo. Existen dos concepciones distintas del trabajo intelectual: 1. Dice que las cosas suceden mecánicamente y por una serie accidental de adiciones sucesivas, como cuando imágenes antiguas emanan de la memoria para adherirse a los nuevos elementos, sin la transformación del sistema. 2. Un acto de atención implica solidaridad entre el objeto y el espíritu, a tal punto que funcionen como un circuito cerrado, que si se quiere un estado de concentración superior se debe abarcar más circuitos que envuelvan al primero, sin nada más en común que el objeto percibido. Al abarcar una extensión de la memoria, su reflexión alcanza un aumento en las capas de profundidad de la realidad. Según la tensión que exista en nuestro espíritu (situación psicológica), la percepción puede desarrollar un menor o mayor número de recuerdos-imágenes. Por lo tanto, los recuerdos serian la última y más ancha envoltura de nuestra memoria. Ya que esta se reduce y repite en círculos interiores, los que sostienen los recuerdos disminuidos, vez más alejados de el sumomento forma personal, cada vezasí más de aplicarse a la cada percepción presente. Llega que un recuerdo de capaces reducido se inserta tan bien en la percepción que no se sabe dónde termina la percepción y donde comienza el recuerdo.  A medida medida que que los recuerdos recuerdos se van asimilando más a los movimientos movimientos y a la percepción percepción exterior, la memoria adquiere una mayor importancia práctica, que automáticamente podrá evocar los recuerdos. Los trastornos de la memoria imaginativa que corresponden a lesiones localizadas de la corteza son siempre enfermedades del reconocimiento, sea del reconocimiento visual o auditivo en general, sea del reconocimiento de las palabras. Estas lesiones no provendrán del hecho que los recuerdos ocupan la región lesionada, sino que tiene que ver con dos causas: 1. Atención ya no podrá ser fijada por el objeto. 2. Atención ya no podrá ser fijada por el sujeto No habrá destrucción de los recuerdos.

 

El reconocimiento visual de las cosas en general, implica en primer lugar un proceso motor semi-automático, luego una proyección activa de recuerdos que se insertan en las actitudes correspondientes. La colaboración de las dos memorias puede ser confirmada mediante la distinción entre sonido y sentido del lenguaje articulado. Preferimos apegamos a las impresiones del oído, y más específicamente a la audición del lenguaje articulado, porque este ejemplo es el más comprensible de todos. Oír la palabra, es en primer lugar reconocer recon ocer su sonido, es enseguida encontrar el sentido, es en fin llevar más o menos lejos su interpretación: en resumen, es pasar por todos los grados de la atención y ejercer varias potencias sucesivas de la memoria. Por otra parte, no hay trastornos más frecuentes ni mejor estudiados que los de la memoria auditiva de las palabras. En fin la abolición de las imágenes verbales acústicas no ocurre sin la lesión grave de ciertas circunvoluciones determinadas de la corteza. Las dudas son ¿Qué es lo que hay que añadir a la percepción para que podamos comprender la diferencia? Y ¿Cómo somos capaces de encontrar el significado? El reconocimiento auditivo de las palabras es un proceso senso-motor y también, una proyección activa, excéntrica de las imágenes-recuerdo. Ya que para poder comprender otra lengua debemos instruir al oído en los elementos de la lengua nueva coordinando las tendencias motrices de los músculos de la voz con las impresiones del oído, es decir, sería perfeccionar el acompañamiento motor. El movimiento es aprendido cuando el cuerpo lo ha comprendido, en la memoria del cuerpo. Luego de la repetición de éste que tiene un verdadero efecto de os descomponer y luego cada nuevo despliega los movimientos envuelt envueltos y cada vez llama másrecomponer, la atención un nuevo detalle detaintento lle que había pasado inadvertido, hace que divida y clasifique, seleccionando lo esencial encontrando el movimiento total. Los recuerdos auditivos de d e las palabras están destruidos destruid os en la corteza, o que una lesión algunas veces transcortical, otras veces sub-cortical, impide al recuerdo auditivo evocar la idea, o a la percepción reunirse con el recuerdo. ¿Cuál es el proceso consciente que la lesión ha abolido? Se puede incluso seguir y comprender la palabra mientras se ha devenido incapaz de hablarla. La afasia motriz no implica la sordera verbal. Ya que comprender un movimiento difícil requiere realizar lo esencial en él, lo suficiente para distinguirlo de los movimientos posibles. Pero para ejecutar el movimiento es necesario hacer que el cuerpo comprenda. De los movimientos pasamos a los recuerdos…  recuerdos…   El reconocimiento atento es como un circuito en que el objeto exterior nos entrega partes cada vez más profundas de sí mismo a medida que nuestra memoria, adopta una mayor tensión para proyectar hacia él sus recuerdos. En el caso que el objeto es un interlocutor cuyas ideas se desarrollan en su conciencia a través de representaciones auditivas para materializarse luego en palabras pronunciadas. Sera preciso pues, si estamos en lo cierto, que el oyente se sitúe de golpe entre ideas correspondientes, y las desarrolle a través de representaciones auditivas que recubrirán los sonidos brutos percibidos encajándose ellas mismas en el esquema motor. Seguir un cálculo, es rehacerlo por propia cuenta. Del mismo modo comprender la palabra de otro consistiría en reconstituir inteligentemente, es decir partiendo de las ideas, la continuidad de los sonidos que el oído percibe. Y más generalmente prestar atención, reconocer con inteligencia e interpretar se confundirían en una única y misma operación por la cual el espíritu, habiendo fijado su nivel, habiendo escogido el mismo en relación a las percepciones brutas los recuerdos que van a recubrirlas.

 

Nuestros hábitos asociacionistas, asociac ionistas, en virtud de los cuales nos representamos sonidos que evocarían por contigüidad recuerdos auditivos, auditi vos, y los recuerdos auditivos ideas, es decir, los sonidos escuchados se unirán a los recuerdos o a imágenes auditivas, y estos finalmente a las ideas, ocupando cada uno regiones distintas del cerebro. Luego existen las lesiones cerebrales, que parecen implicar la desaparición de los recuerdos. Una emoción podría hacernos reconocer una palabra Perdida de los recuerdos, 2 categorías: 1. La pérdida de los recuerdos es brusca. los recuerdos recortados de la memoria son cualquier recuerdo, escogidos arbitraria e incluso caprichosamente: pueden ser ciertas palabras, ciertas cifras, o incluso, con frecuencia, todas las palabras de una lengua aprendida. 2. La pérdida de los recuerdos es progresiva. Las palabras siguen un orden metódico y gramatical para desaparecer. Primero (diferencias exteriores) desaparecen los nombres propios, luego los nombres comunes y por último los verbos. Según diferencias interiores. Las verdaderas afasias consisten en una disminución progresiva de una función bien localizada, la facultad de actualizar los recuerdos en palabras, y para que suceda esto tiene la necesidad de un ayudante motor, y que exigen para ser recordados una especie de actitud mental inserta en una actitud corporal. Entonces los verbos, cuya esencia es expresar acciones imitables, son las palabreas que un esfuerzo corporal nos permitirá volver a captar cuando la función del lenguaje esté a punto de escapársenos. En cambio los nombres los puede primeros en debilitarse porque son los más alejados de las acciones que propios nuestro son cuerpo esbozar. Bergson se pregunta cómo es posible que unidades de sentido a partir de la audición siempre diferente de la materialidad de los sonidos percibidos. Y también cómo es posible abstraer o aislar una palabra de una frase (cadena continua) con sentido. Teoría de las localizaciones cerebrales: Si la percepción una vez que ha tenido lugar permanece en el cerebro en forma de recuerdo, ha de ser necesariamente como una disposición adquirida por los mismos elementos que la percepción ha impresionado. Sin embargo la patología nos muestra que la totalidad de los recuerdos de un cierto género puede escapársenos permaneciendo intacta la facultad de percepción correspondiente. La ceguera psíquica no impide ver, ni la sordera psíquica oír…habrá por tanto que se asignar la percepción al recuerdo más elementos nerviosos distintos. Peroque a esta hipótesis oponea la observacióny psicológica elemental, puesto que vemos un recuerdo, a medida que se hace más claro e intenso, tiende a hacerse percepción, sin que haya un momento preciso en el que se opere una transformación radical y que por consiguiente pueda decirse que se produce un tránsito desde los elementos (nerviosos) imaginativos a los sensoriales. La consecuencia es que no puede haber ni identidad de lugar (la disociación patológica entre percepción y recuerdo sería inexplicable), pero tampoco distinción. La solución de Bergson a esta antinomia es una hipótesis neurológica de la que no ofrece prueba experimental alguna, contentándose meramente con haber puesto de manifiesto la insostenibilidad de la tesis contraria. Consiste en suponer la convergencia de dos procesos dinámicos sobre un mismo punto del cerebro: la percepción distinta sería provocada por dos corrientes de sentido contrario, de las cuales una, centrípeta, vendría del objeto exterior y otra centrífuga, que tendría su punto de partida en el recuerdo puro. Reunidas estas dos corrientes formarían, en el punto donde se encuentran, la percepción distinta, conocida plenamente.

 

 Así explicarían explicarían las dos partes de la contradicción contradicción:: la unidad de funcionamiento, funcionamiento, puesto que no hay más que un solo punto de convergencia, el mecanismo perceptivo propiamente dicho, y también la disociación patológica, puesto que al lado de este punto central se ponen en funcionamiento dos mecanismos distintos: los centros donde nacen las sensaciones elementales pueden ser accionados por delante y por detrás. Por delante reciben las impresiones de los órganos de los sentidos y por consiguiente de un objeto real; por detrás experimentan la influencia de un objeto virtual.

Si nuestra hipótesis está bien fundada, las lesiones del reconocimiento no se deberían en absoluto a que los recuerdos ocupen la región afectada. Se deberían a dos causas: unas veces a que nuestro cuerpo ya no puede adoptar automáticamente, en presencia de la excitación venida de fuera, la actitud precisa mediante la cual se operaría una selección de nuestros recuerdos (reconocimiento automático), otras a que los recuerdos ya no encontrarían en el cuerpo un punto de aplicación, un medio de prolongarse en acción (reconocimiento (reconocimi ento atento)…pero tanto en uno como en otro caso lo lesionado son meramente movimientos…en ninguno de los dos habrá habido destrucción de recuerdos.  recuerdos.  

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