Restauración Capitalista en La República Popular China
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ANTONIO ROSALES V
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RESTAURACIÓN CAPIT CAPI TALI ALIST STA A EN LA REPÚBLICA POPULAR CHINA
LIMA - PERÚ
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ANTONIO ROSALES V
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RESTAURACIÓN CAPITALISTA EN LA REPÚBLICA POPULAR CHINA
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Restauración Capitalista en la República Popular China
Antonio Rosales V.
1ra. Edición: 1989. 2da. Edición: 2008.
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Antonio Rosales V.
PREFACIO He leído con sumo agrado el excelente libro del profesor Antonio Rosales Vargas titulado ―Restauración Capitalista en la República Popular China‖. La razón de nuestro interés es de orden teórico. Sin lugar a ninguna duda, el hecho más fenomenal que espectamos, luego de la terminación de la Segunda Guerra Mundial, fue el triunfo de la majestuosa Revolución conducida por Mao Tsetung en la inmensa China. Vinieron las obras de Mao, que todos devorábamos con enorme interés. Tanto ―Sobre la Nueva Democracia‖ como ―Una Sola Chispa Puede Incendiar la Pradera‖ no sólo las estudiábamos sino que las trascribíamos a máquina y en mimeógrafo. Las grandes posibilidades de la guerra de guerrillas y el enorme aporte de las Comunas Populares fueron las novedades que Mao puso en la mesa del debate teórico. A nuestro entender, el desarrollo de la Comuna Popular podía permitir la visualización de una sociedad socialista moderna y en que la mercancía va dejando progresivamente de tener significación económica, lo que en concepto de Marx es un prerrequisito de la paulatina desaparición del capitalismo. Esto constituyó obviamente un hecho de enorme importancia teórica. Su planteamiento es el que sigue: Según Marx y Engels, el socialismo supone la extinción progresiva de la mercancía, puesto que el capitalismo se funda en el comercio de bienes. Las Comunas chinas en las que se producía para el autoconsumo y en las que se tendía a la autosuficiencia, hasta el punto en que se trataba de que ellas posean hasta industrias pesadas; esas comunas podían intercambiar bienes excluyendo el lucro, con lo que el cuadro quedaba completo en lo que toca a la supresión de las mercancías. De esta forma el gran 7
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aporte de las Comunas Populares parecía resolver un gran problema teórico planteado ante la construcción del socialismo. Pero para que las Comunas pudieran existir y desarrollar era preciso que hubiera un gobierno fuerte y centralizado, que no es otro que la dictadura del proletariado. Tal dictadura tuvo que contar con un gran aparato burocrático, en que laboraban funcionarios que tendían a defender sus propios intereses, que no siempre son coincidentes con los intereses de los socialistas comunitarios. Hay aquí una indudable contradicción, que Mao la percibió con una particular clarividencia y por eso es que dispuso que periódicamente los burócratas realizaran trabajos manuales: cada cierto tiempo debían operar como simples obreros. Pero, por supuesto, la burocracia es muy poderosa, tanto que tendía a ganar cada vez más terreno en la conquista de sus privilegios. En estos avances Mao vio un peligro de aburguesamiento; pensaba que si la burocracia se imponía definitivamente el Estado chino degeneraría hacia formas claramente capitalistas y por eso se preocupó cuando constató que los avances de la burocracia eran ya importantes hacia 1966, en que propone al Comité Central del Partido Comunista chino la realización de lo que vino a denominarse la Revolución Cultural Proletaria. Parece ser que Mao pensaba que contra el burocratismo había que luchar en dos planos: en el plano corriente, haciendo que los funcionarios realizaran periódicos trabajos manuales, y en el plano cíclico mediante el recurso de grandes revoluciones culturales que debían efectivizarse cada cierto tiempo, cuando el burocratismo hubiera realizado avances significativos. Sólo así pensaba que las fuerzas del pasado no volverían a retomar sus antiguos bastiones de poder y privilegios. Las periódicas revoluciones culturales de Mao son algo así como remozamientos de una revolución que, de otra forma, tendería a la burocratización, el aburguesamiento y la vuelta al pasado. De allí que en esa perspectiva, que es la perspectiva maoísta, la contradicción se presenta entre la restauración del capitalismo y la consolidación del socialismo, que se mantendría únicamente si las periódicas revoluciones culturales triunfaban contra las tendencias pasadistas. Pues bien. Ese gran problema o contradicción es tratado con una notable versación por Antonio Rosales Vargas en su libro sobre la ―Restauración Capitalista en la República China‖. Empieza el autor analizando las características de un Estado 8
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representativo tanto de la colectividad como del proletariado, en cuyo nombre ejerce la dictadura. Pasa después a señalar que el derecho burgués se esconde tras las posturas y posiciones de los altos funcionarios del Estado. Enseguida sigue analizando con habilidad las posturas oportunistas de Liu Shao-chi y Teng Siao-ping y la forma en que se aprovechan de la conmemoración de la muerte de Chou En-lai para provocar un incidente contrarrevolucionario en la gran Plaza Tienanmén, a partir de cuando se produce después el asalto del poder político de parte de los revisionistas que, en concepto de Rosales, restauran completamente el capitalismo en la República Popular China a la muerte de Mao. Termina el libro estableciendo las necesarias conclusiones que se desprenden de la experiencia china. Hay una digresión que siempre es necesario hacer, cuando se está ante un trabajo de la naturaleza del que nos ofrece el profesor Rosales; es la que toca a si el libro es importante o no para quienes vivimos y luchamos en un país como el Perú, lejos aún de los problemas que confrontó y confronta China. Por momentos, debo decirlo, el libro no me parecía trascendente para nosotros, ahora; pero luego he comprendido su importancia que, incluso, rebasa las aspiraciones del autor. Esa importancia se entronca con una discusión que quedó trunca cuando se realizó la formidable Revolución Rusa, cuando Lenin propuso un modelo de organización socioeconómica encaminado hacia el socialismo. A esta propuesta le siguió la propuesta maoísta, centrada en las Comunas Populares, la continuación de la revolución socialista y la dictadura absoluta del proletariado que dan solución a varios problemas teóricos en lo que a la construcción del socialismo se refiere, pero que desgraciadamente no han concitado la suficiente atención de parte de los teóricos del socialismo de la época presente, con lo que muchos aspectos del período de transición quedan todavía en la oscuridad, la cual se hace mayor todavía ante las frustraciones soviética y china. En fin, la obra del profesor Rosales creemos que ha de ser el punto de partida para que los socialistas meditemos creativamente en los grandes problemas que plantea la ―creación heroica‖ de una grande y floreciente sociedad superior. Lima, 1987.
Virgilio Roel Pineda
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INTRODUCCIÓN En la República Popular China se ha restaurado el capitalismo y la dictadura de la burguesía. Este fenómeno constituye una gran pérdida para el movimiento comunista internacional, para la revolución y el socialismo. Cuando todo parecía que andaba sobre ruedas para el proletariado, un golpe de Estado contrarrevolucionario, detuvo la marcha socialista de la gran China Popular. El hecho, naturalmente, ha traído incertidumbre y confusión al seno de la clase obrera y del resto del pueblo trabajador. Algunos creen que el socialismo es una cosa acabada y pierden rápidamente la orientación ante cualquier momentáneo revés en la lucha. No comprenden que el socialismo es sólo una etapa transicional entre el capitalismo y el comunismo. Marx dejó muy clara la idea. Dijo: “De lo que aquí se trata no es de una sociedad comunista que se ha desarrollado sobre su propia base sino de una que acaba de salir precisamente de la sociedad capitalista y que, por tanto, presenta todavía en todos sus aspectos, en lo económico, en el moral y en el intelectual,
El socialismo no es todavía el comunismo, y no siéndolo, en él subsisten aún algunas grandes lacras de la el sello de la vieja sociedad de cuya entraña procede”.
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sociedad capitalista como el ―derecho burgués‖ y las diferencias entre el proletariado y el campesinado, entre la ciudad y el campo y entre el trabajo manual y el trabajo intelectual; subsisten la producción de mercancías y el intercambio por medio del dinero, subsiste la pequeña producción y subsisten las clases explotadoras derrocadas, todo lo cual constituye el terreno o las condiciones en que se engendran capitalismo y burguesía. Entonces es posible que se presenten retrocesos mientras se construye el socialismo, es posible cometer errores en el proceso de construcción y sufrir derrotas transitorias. La burguesía ha recobrado el Poder en China y ha establecido una dictadura burguesa socialfascista. Esta es una muy dolorosa experiencia, venida por la falta de tres garantías políticas que debieron velar por el socialismo. Faltaron, en general, tres garantías para la vida del socialismo en China: 1) el PCCh no sostuvo con firmeza la clave del desarrollo socialista, esto es, la lucha del proletariado en el Poder contra la burguesía despojada del Poder, pues la condujo defectuosamente, sin profundidad, sin vigor, sin continuidad y con exceso de magnanimidad para con su enemigo principal; 2) el PCCh no llevó hasta el fin la continuación de la revolución proletaria en las condiciones del socialismo, o Revolución Cultural Proletaria; sólo dio el primer paso, un paso vacilante, irresoluto, y se quedó ahí, en el comienzo, concediendo tregua y desarrollo a la burguesía, al revisionismo y a los factores económicos de recuperación capitalista; y 3) el PCCh, sin asir resueltamente la clave y con una Revolución Cultural Proletaria inconclusa, no logró hacer desarrollar la dictadura del proletariado a su expresión más elevada, ello es que no alcanzó la Dictadura Omnímoda del proletariado y permitió que la burguesía y el revisionismo usurparan disimuladamente la dirección de algunos sectores partidarios y órganos de la dictadura proletaria y de muchos departamentos económicos y culturales socialistas. No se impuso la dictadura de los obreros en todo el organismo socialista; allí donde no estuvo presente, o estuvo sólo en la forma, allí se organizaron verdaderos cuarteles burgueses y revisionistas que se movieron rumbo a la recaptura del Poder. En estas tres grandes faltas radica la concreta responsabilidad histórica del PCCh de aquel tiempo y de sus máximos dirigentes marxista-leninista-maoístas con respecto a la pérdida del Poder proletario. Pero una verdad es necesario resaltarla con mucho énfasis ante la euforia burguesa, imperialista y revisionista, y es que la restauración 12
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capitalista en China tiene la naturaleza de un fracaso temporal en la historia, un fracaso que ha sufrido el proletariado chino en el curso de la lucha por el comunismo en crecimiento contra el capitalismo moribundo; pero el proletariado chino transformará ese fracaso en victoria, porque constituye una clase nueva y revolucionaria, en tanto que la burguesía será la que cargue definitivamente con la derrota porque constituye una clase vieja y decadente. Así lo indica la tendencia de la historia. Una derrota de un partido comunista no puede cambiar el rumbo de la historia mundial ni impedir que el proletariado cumpla su misión histórica ni, mucho menos, llevar a la conclusión de que la ideología completa del proletariado ha perdido eficacia; la parte no puede envolver al todo. El marxismo-leninismomaoísmo se ha forjado y desarrollado en la lucha, la lucha es su crisol; en cada combate de clase, ya sea en la victoria o en la derrota, se renueva, se enriquece y se vuelve siempre vigente e inagotable luz que alumbra el futuro del proletariado. El socialismo es una larga etapa histórica en que continúa, bajo nuevas formas, la lucha del proletariado, para desarrollar su Poder, contra la burguesía que insiste en recuperar el suyo. En la larga etapa histórica del socialismo el proletariado debe resolver grandes y difíciles problemas para asegurar su victoria; pero la solución requiere de bastante tiempo. El proletariado chino estaba abocado a resolver el problema de la continuación de la revolución bajo su dictadura, el problema de la existencia simultánea de consonancia y contradicción entre las relaciones de producción y las fuerzas productivas y entre la superestructura y la base económica, el problema de por qué es inevitable el ―derecho burgués‖ pero es necesario restringirlo, el problema de no poder suprimir todavía el sistema de mercancías, el cambio por medio del dinero y la distribución a cada uno según su trabajo pero atender la necesidad de prevenir que eso origine capitalismo, el complicado problema de cómo se engendran nuevos elementos burgueses en el socialismo, etc. En la tarea de resolver estos tremendos problemas del socialismo le sobrevino al proletariado chino el reaccionario golpe de Estado de octubre de 1976 a partir del cual se ha restaurado capitalismo y dictadura de la burguesía en China. Sin embargo, estamos seguros que los revolucionarios marxista-leninista-maoístas y el proletariado chinos sacarán lecciones valederas de esta amarga derrota, que se repondrán, que lograrán la contrarrestauración y que obtendrán por fin la victoria. Más, sobre la firmeza de nuestra convicción, tenemos el deber de examinar la 13
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causalidad de esa temporal derrota. Las páginas que vienen a continuación hablarán de esas causas, en la seguridad de que –– como anunció Mao Tsetung –– “los próximos 50 a 100 años más o menos, a partir de hoy, serán una gran época de cambio radical del sistema social en el mundo, una época que estremecerá la tierra, una época con la que ninguna otra época histórica anterior podrá compararse. Viviendo en ella, debemos estar listos para librar grandes luchas que tendrán muchas características diferentes a las formas de lucha del pasado”.
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I.- EL SISTEMA DE PROPIEDAD SOCIALISTA
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En 1949 triunfó en China la revolución de nueva democracia dirigida por el Partido Comunista de la clase obrera china. Recién a partir de ese momento la clase obrera y su Partido se dieron a la tarea de realizar la revolución socialista. Se resolvieron las viejas contradicciones y una nueva contradicción principal tendría que resolverse: la contradicción entre el proletariado y la burguesía, la misma que entrañaba las existentes entre el camino socialista y el capitalista, entre la línea marxista-leninista y la línea burguesa y entre la construcción socialista y la restauración capitalista. Siendo como es el socialismo, una dilatada etapa histórica de transición, la cuestión de la victoria definitiva sobre el capitalismo no está resuelta con la sola toma del Poder por el proletariado. Es necesario entablar una prolongada y consecuente lucha contra la burguesía en todos los campos; se trata de una gran lucha de la que puede salir airoso el proletariado solamente si le asisten en su favor las determinaciones objetivas y subjetivas tanto nacionales como internacionales. En China, en medio de sucesivas luchas de clase, asido del principio de la independencia, autodecisión y autosostenimiento, el proletariado logró transformar, en lo fundamental, hasta 1956, el sistema de propiedad de la tierra, la industria, la artesanía y el comercio privados en socialistas. El nuevo sistema de propiedad de los medios de producción asumió dos formas dominantes: la propiedad socialista estatal (o de todo el pueblo), y la propiedad colectiva socialista de las masas trabajadoras (no estatal, sino de agrupaciones de masas). En 1975 el sistema de propiedad en China socialista mostraba las proporciones que se precisan en el cuadro de más abajo.
1.-
PROPIEDAD
DE
TODO
EL
PUEBLO
Y
PROPIEDAD COLECTIVA
Cuadro N° 1 SISTEMA DE PROPIEDAD SOCIALISTA EN 3 SECTORES FUNDAMENTALES HASTA 1975 (En porcentajes) SECTORES FORMAS DE PROPIEDAD
Industria Activo fijo
De todo el pueblo Colectiva Individual
97 03 --
Agricultura
Personal Valor 63 36.2 --
86 14 --
T. y M.*
Tr. y Gm.**
10 90 --
20 80 --
Comercio minorista 92.5 7.3 0.2
FUENTE: Revista ―Pekín Informa‖ N° 14, 1975. *T. y M.= **Tr. y Gm.=
Tierras cultivadas y máquinas. Tractores y Ganado mayor.
a) Industria socialista.
De los tres sectores fundamentales de la economía socialista de China, la industria socialista de todo el pueblo (o estatal), después de 27 años de revolución, alcanzó a tener el 97% del activo fijo de toda la industria nacional, ocupó el 63% del personal industrial y arrojó el 86% del valor global de la producción industrial. A su lado, la industria de propiedad colectiva socialista y la individual, en conjunto, poseyeron el 3% del activo fijo, dieron trabajo al 36.2% del personal industrial y aportaron el 14% del valor global de la producción industrial socialista. Es fácil apreciar que la industria socialista estatal (o de todo el pueblo) ocupaba ya una posición dominante sobre la propiedad colectiva de las masas trabajadoras que poseían un pequeño porcentaje; pero esta pequeñez, en el proceso de construcción socialista, encerraba un peligroso germen que podía desarrollar en retorno al capitalismo, he ahí un pequeño factor objetivo de restauración, que es inevitable mientas se realiza la
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revolución socialista, que puede crecer secretamente en obediencia a su propio movimiento si no se la revoluciona progresivamente. b) Agricultura socialista.
En el sector agrícola, la propiedad de todo el pueblo ocupaba el 10% de las tierras cultivadas y máquinas de irrigación y abarcaba el 20% de tractores y ganado mayor, en tanto que para la propiedad colectiva socialista (de las masas trabajadoras) correspondía el 90% de las tierras cultivadas y máquinas de irrigación, con el 80% de tractores y ganado mayor. Se observa un fenómeno inverso al de la industria socialista; era dominante la propiedad colectiva socialista y minúscula la propiedad de todo el pueblo o propiedad estatal socialista. La propiedad colectiva, a su cuenta, tenía niveles de posesión en las proporciones que nos indica el siguiente cuadro. Cuadro Nº 2 NIVELES Y ACTIVO FIJO DE PROPIEDAD COLECTIVA (En porcentajes) NIVELES DE PROPIEDAD COLECTIVA Comuna Popular Brigada de producción Equipo de Producción
ACTIVO 34.2 15.1 50.7
Fuente: Revista ―Pekín Informa‖ N° 14, 1975.
La colectivización agrícola produjo tres niveles de propiedad colectiva: el Equipo de Producción, la Brigada de Producción y la Comuna Popular. Esta última, la más grande, surgió recién en 1958. En general, los tres niveles de propiedad colectiva socialista en la agricultura se mantenían hasta el mismo año 1976. En el proceso de construcción socialista de la economía agrícola se seguía la línea de transformar progresivamente el Equipo y la Brigada de Producción en Comuna Popular y de ésta se saltaba a la propiedad de todo el pueblo o estatal socialista. Hasta 1976 habían transcurrido 27 años de revolución socialista, y a ese año la transformación de la 18
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propiedad agrícola arrojó todavía, como ya vimos, un mayor porcentaje (90%) de la propiedad colectiva y un mínimo (10%) de propiedad de todo el pueblo. A pesar de que la propiedad colectiva significaba un gran progreso de la transformación del sistema de propiedad en el campo, no era homogénea; tenía niveles y a cada nivel correspondían proporciones diferentes de propiedad. En el cuadro observamos que el más alto nivel, la Comuna Popular, poseía sólo el 34.2% del activo fijo de la propiedad colectiva; mientras que el más bajo nivel, el Equipo de Producción, se adjudicaba la más elevada posesión (50.7%) del activo fijo de la forma colectiva de propiedad. El Equipo y la Brigada de Producción, las dos más pequeñas formas de desarrollo de propiedad agrícola colectiva socialista, sumaban ambos la posesión del 65.8% del activo fijo. Si, por un lado, nació la propiedad agrícola de todo el pueblo como la forma superior de propiedad pública socialista, en que los medios de producción no son de nadie en particular (ni de individuos ni de grupos de individuos asociados), sino del Estado de dictadura proletaria en representación de todo el pueblo trabajador; por otro lado, existía con vigor dominante la tendencia agrícola colectiva como la forma menos desarrollada de propiedad pública socialista, en que los medios de producción no son de todo el pueblo trabajador, no son del Estado socialista, sino de masas de trabajadores campesinos, esto es, de fracciones del pueblo, que se agrupan en entidades asociativas (cooperativas) de economía agrícola. Sobre la forma de propiedad de todo el pueblo el Estado proletario decide y planifica la producción; en tanto que en la forma colectiva, aunque ajustándose al plan general del Estado, son los propietarios colectivos los que disponen de la producción y gozan, por causa de su particular situación, de mayores derechos económicos. La forma de propiedad colectiva en el socialismo es una clara muestra del carácter transicional de la primera fase del comunismo. La propiedad colectiva conserva todavía algunos fuertes resabios de las formas de propiedad, de las relaciones de producción y de modos de distribución propios de la sociedad burguesa. De ahí que la propiedad colectiva socialista se constituye en un peligroso factor de restauración capitalista si la revolución proletaria no la libera de las ataduras que hereda y le impulsa desarrollo hasta convertirla en propiedad socialista de todo el pueblo.
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c) Comercio minorista socialista
A diferencia de lo que sucedía en el sector de la agricultura, en el comercio minorista el mayor porcentaje (el 92.5%) pertenecía a la propiedad de todo el pueblo, en tanto que sólo el 7.3% era de propiedad colectiva. Quedaba un pequeño 0.2% a la propiedad individual. Sin embargo, en estos dos últimos yacía otro factor económico de recuperación capitalista. La propiedad individual se limitaba a la posesión de alguna artesanía, o de una pequeña parcela de tierra, o de un muy pequeño negocio, de que disfrutaban algunos trabajadores para su uso personal. La denominación de propiedad individual era taxativa a esa realidad y no tenía significación de propiedad privada capitalista. Era pequeña posesión individual, pero individual al fin, no colectiva ni, mucho menos, de todo el pueblo. Eran pequeñas propiedades en lucha contra las grandes socialistas; podían desarrollar en condiciones propicias, porque lo pequeño tiende a su crecimiento; su propio movimiento impulsa su desarrollo de menor a mayor; eso es lo peligroso si se le descuida, porque sirven de base a la restauración. La época del socialismo es transicional y de larga duración. China socialista vivió sólo 27 años de esa larga época. Los profundos cambios que logró correspondían también a la transición del capitalismo al comunismo. En esta época ningún cambio puede tomarse como definitivo, acabado, ni último, puesto que aún existen clases sociales en contradicciones y en lucha. Consideramos que, a pesar de que se hizo mucho, 27 años fueron demasiado pocos para haberlo hecho todo. China aportó grandes cosas a la construcción socialista en medio de arduas luchas del proletariado contra la burguesía y el revisionismo su aliado. El proletariado, durante los 27 años, midió fuerzas con la burguesía y el revisionismo para construir el socialismo; estaba haciendo la revolución socialista; eso es, estaba haciendo las cosas porque las cosas no estaban terminadas; estaba continuando la revolución bajo su dominio y su dictadura; pero, como en toda guerra de clases, hay triunfos y fracasos, avances y retrocesos, el proletariado ha perdido una batalla en el cumplimiento de su misión histórica. Es posible afirmar que todos los factores no estuvieron a su favor, que se relajó la vigilancia proletaria, que se cometieron errores; pero es posible afirmar también que el traspié de octubre de 1976 sobrevino en el fragor de la lucha, en pleno trabajo por 20
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la construcción del socialismo. El proletariado chino ha perdido temporalmente el Poder; sí, no puede ser más que una pérdida temporal y no definitiva, porque la historia futura no corresponde ya al imperialismo ni a la burguesía; la historia futura está con las fuerzas progresivas y no con las fuerzas regresivas. Pero se hace necesario, además, que estudiemos otros detalles del por qué de esa caída temporal.
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2.-
SUBSISTENCIA DE LA PEQUEÑA PR PROPIED OPIEDAD AD Y LA PEQUEÑA PRODUCCIÓN
Más atrás hemos visto que el sistema de propiedad socialista en China Popular había avanzado hasta tener dos formas predominantes: la propiedad de todo el pueblo (o estatal socialista) y la colectiva socialista (o de las masas trabajadoras). Todas las revoluciones socialistas contemporáneas han avanzado, unas más y otras menos, sólo hasta ese sistema de propiedad, del cual no pasaron a transformarlo en totalmente de todo el pueblo; aún peor si en los más de los países socialistas se produjo una lamentable escalada revisionista. En la URSS y en China Popular, que fueron los más representativos, treinticinco y veintisiete años, respectivamente, fueron demasiado pocos para haber logrado que la propiedad sea absolutamente de todo el pueblo. Esos períodos fueron sencillamente de continuación de la revolución, de dar los primeros pasos de la larga marcha, porque para llegar a la meta final cien o doscientos años son todavía muy pocos si observamos la tremenda magnitud de la tarea. La industria socialista en China Popular fue la que más desarrolló como forma superior de propiedad socialista; el 97% era ya de todo el pueblo; el resto (3%) era de propiedad colectiva. Esto indica que en el proceso de cambio del sistema de propiedad de la industria el problema era de poca magnitud; pero en los propietarios del 3% se anidaba precisamente una conciencia de propietarios particulares enlazados al sistema socialista; reflejando esa realidad, la conciencia de esos propietarios, su comprensión del mundo natural y social, las relaciones entre ellos, la proporción de la riqueza que percibían y su modo de vida, a pesar de la educación socialista y las restricciones del Estado, correspondía preponderantemente preponderantemente a su condición de propietarios colectivos. Ahí es donde se anidaban gérmenes revisionistas, gérmenes de burguesía, de capitalismo, pues la experiencia ya demostró incontestablemente que si la revolución proletaria no impulsa la transformación de la propiedad colectiva hacia su forma superior, la propiedad colectiva desarrolla en dirección contraria, hacia el capitalismo, hacia la restauración de éste en toda la sociedad. El problema crece cuando enfocamos un fenómeno económico que quiso pasar inadvertido. Se trata de que el 0.8% de la población industrial china tenía todavía en propiedad individual algunas artesanías de cuya comercialización, al por menor,
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obtenía el 0.2% del valor global del comercio minorista del país. Se aprecia pequeña la cuantía; sin embargo no se trata de remanentes sino del elemento nato y generatriz de burguesía y capitalismo. La pequeña propiedad rinde la pequeña producción producción y ésta ést a impulsa el pequeño negocio; los tres juntos en poder privado dan nacimiento al burgués; los tres juntos engendran ideas burguesas, revisionistas y tendencias de desarrollo capitalista en medio del socialismo. Los pequeños propietarios (pequeños productores y pequeños negociantes a la vez) existieron en el socialismo y no pudieron ser eliminados de un día para otro. ¿Por qué no pueden ser eliminados rápidamente ya que no representan un fuerte poder? Porque son personas de entre las grandes masas del pueblo, porque con ellos no hay antagonismo sino en la medida en que perjudiquen la transformación y construcción socialistas, en que ayuden a minar y debilitar la dictadura del proletariado y la dirección del partido comunista. Se les permite existir y no se les puede eliminar por la violencia porque son del pueblo. La eliminación de los pequeños propietarios reclama otro método: el de la transformación progresiva hacia la socialización mediante grandes y prolongadas campañas de organización y educación socialistas, de emulación socialista y persuasión. Con los pequeños propietarios la contradicción es de naturaleza no antagónica, es en el seno del pueblo; con ellos se practica el método de unidad y lucha para resolver la contradicción. Mientras tanto siguen existiendo; mientras se procura su transformación siguen viviendo como pequeños propietarios, haciendo a la par la pequeña producción, entendiendo y queriendo una sociedad a su manera, engendrando burguesía, abrazando el revisionismo; por eso la tarea es grande y difícil. A este respecto, sintetizando la experiencia de la Revolución Bolchevique en este sector, Lenin anotó: ―Es mil veces más fácil vencer a la burguesía centralizada, que ‗vencer‘ a millones y millones de pequeños patronos; estos últimos, con su a ctividad corruptora invisible, inaprehensible, de todos los días, producen los mismos resultados que la burguesía necesita, que determina la restauración de la misma‖. [―La Enfermedad Infantil…‖]. Los pequeños propietarios individuales, su pequeña producción y su pequeño comercio se constituyen en base social y económica de restauración capitalista. Hemos visto que la agricultura en la República Popular China, al año 1975, mostraba una realidad contraria a la industria en cuanto a forma de propiedad. La mayor parte de las tierras cultivadas, maquinarias y ganado mayor, eran de propiedad colectiva socialista de los trabajadores campesinos. La propiedad colectiva en el campo ascendía al 90%, organizada en cooperativas; pero esta forma de propiedad no era 23
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homogénea; tenía grados de desarrollo; la más grande forma forma (grande en tamaño y elevada en desarrollo), correspondía a la Comuna Popular, y la más pequeña al Equipo de Producción; por encima de éste y debajo de la Comuna estaba la Brigada de Producción. En la República Popular China surgieron muchas cooperativas del tipo Comuna Popular; ésta alcanzó un alto grado de socialización, pero no llegó a ocupar todo el campo de China; fue la forma superior de propiedad colectiva, pero abarcó sólo el 34.2% del activo fijo. El Equipo de Producción fue la forma inferior de colectivización; sin embargo, poseía el 50.7% del activo. Además cada campesino trabajador, en los tres niveles de propiedad colectiva, poseía una pequeña parcela de tierra que la destinaba a su uso personal. Los propietarios colectivos participaban con ventaja en la distribución de la riqueza social producida; percibían mayores beneficios e incentivos. Algo más, los propietarios colectivos, en conjunto se beneficiaban con el 7.3% del total del comercio minorista del país. Derivado de eso, las condiciones económicas de los campesinos poseedores colectivos eran mejores que las del proletariado industrial. En el seno de todo el campesinado, por supuesto reflejando su realidad, al lado de la conciencia socialista y del influjo del Partido Comunista de China, tallaba la conciencia del burgués propietario, las simpatías por el revisionismo y las inclinaciones por el capitalismo. En esa parte del campesinado estaba también latente el peligro de restauración, sobre todo en aquellos campesinos que tenían mayores ventajas en la distribución a efecto de la mayor capacidad, mayor producción y mejor desarrollo de su entidad económica. Lenin, caracterizando a ese campesinado, apuntó: ―El campesinado, como trabajador, se s e inclina hacia el socialismo, prefiriendo la dictadura de los obreros a la dictadura de la burguesía. Pero, como vendedor de su trigo, el campesino se inclina hacia la burguesía, hacia el comercio libre, es decir, vuelve la vista hacia atrás, hacia el capitalismo cap italismo ‗habitual‘, hacia el viejo capitalismo ‗tradicional‘‖. 1 La propiedad colectiva, aunque teniendo dirección del Estado proletario, su control y su restricción, no puede tampoco ser eliminada por completo de un año para otro ni de un quinquenio para otro, en poco tiempo. Su transformación en propiedad de todo el pueblo es tarea compleja, difícil, dilatada y de toda la etapa histórica del 1
Lenin: ―Saludo a los obreros húngaros‖. Recolección titulada ―Acerca del movimiento obrero y comunista internacional‖. Edic. en LL.EE., Moscú.
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socialismo. La lucha con los propietarios colectivos tampoco es antagónica; ellos son parte del pueblo trabajador; no se les puede tratar como a enemigos de clase, como a capitalistas o a terratenientes (a quienes se les confisca sus propiedades violentamente); por eso la contradicción con los propietarios colectivos es en el seno del pueblo; su transformación (en tanto la contradicción con ellos no cambie de carácter) es pacífica y progresiva. Mientras tanto, dentro del campesinado colectivo subsistirán espontánea e insensiblemente, tendencias burguesas al capitalismo, peligros de restauración. ―La burguesía — avisaba Lenin — nace de la producción mercantil; en estas condiciones de producción mercantil ¿qué es el campesino que tiene un excedente de cientos de puds de trigo, que no necesita para su familia y no lo entrega a crédito al Estado obrero para ayudar al obrero hambriento, y especula? ¿No es esto burguesía? ¿No nace aquí la burguesía?‖ 2 Así sucede en el socialismo mientras se va construyendo la nueva sociedad; así actuaron sectores campesinos en la URSS, así también en China, y el revisionismo estuvo presto a captarlos, a influirlos, para hacer de ellos una buena base social. Con razón, después del golpe de Estado revisionista en China, esos campesinos salieron alborozados con gongos y platillos, influyendo y arrastrando tras de sí a los vacilantes o indecisos, a apoyar el golpe que haría realidad sus anhelos capitalistas. Es que ―Mientras existan estos dos tipos de propiedad — escribió Chang ChunChiao — , serán inevitables la producción de mercancías, el intercambio por medio del dinero y la distribución a cada uno según su trabajo. Ya que ‗esto, bajo la dictadura del proletariado, sólo puede ser restringido‘, serán igualmente inevitables el desarrollo de los factores capitalistas en las zonas urbanas y rurales y el surgimiento de nuevos elementos burgueses‖ .3 Pero, para eliminarlos serán asimismo infaltables, consubstancialmente, la revolución cultural proletaria y la dictadura omnímoda del proletariado.
2 3
Lenin: ―Discurso en el VII Congreso de los Soviets de toda Rusia‖. Chang Chun-chiao: ―Acerca de la dictadura omnímoda sobre la burguesía‖, en ―Pekín Informa‖, Nº 14, 1975, p. 8.
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3.-
PROBLEMA DE LA DIRECCIÓN PROPIEDAD SOCIALISTA
DE
LA
El sistema de propiedad en la República Popular China desarrolló hasta tener las altas formas de propiedad de todo el pueblo y propiedad colectiva de las masas de trabajadores, cada cual, como lo hemos indicado, con sus propios problemas en cuanto a que encerraban elementos generatrices de burguesía y capitalismo. Sin embargo, la cuestión no quedaba ahí; se extendía a la posesión de la dirección de ambas formas de propiedad socialista. Se podría pensar que si el proletariado era la clase dirigente de la sociedad socialista china, que si había implantando su dictadura y que si su Partido Comunista lo dirigía todo, la dirección de la propiedad de todo el pueblo y de la propiedad colectiva correspondía, por simple deducción, absolutamente a los obreros y a los comunistas; pero no es tan mecánico el asunto. El sistema de dirección deriva incuestionablemente del sistema de propiedad y le sirve. La posesión de la propiedad y la posesión de la dirección se complementan; algo más, la dirección, debido a su papel activo, puede impulsar el desarrollo socialista o puede frenarlo y hacerlo retroceder. A pesar de que el proletariado era la clase dominante en la China socialista, se presentó la cuestión de en que manos estaba realmente, y no de modo formal o de nombre, la dirección de la propiedad socialista. La cuestión era quien dirige y para quien dirige. En la propiedad de todo el pueblo y en la colectiva, del campo y de la ciudad, el problema radicaba en si la dirección la ejercían auténticos marxista-leninistas y verdaderos obreros, y en si los dirigentes seguían en la práctica la línea revolucionaria proletaria del Partido Comunista o practicaban una línea revisionista, burguesa. La Revolución Cultural Proletaria se dio a la tarea de resolver el problema. Mao Tse-tung habló de él en 1969; pero el revolucionario Chung Shi, en 1976, recordó las precisiones de Mao para indicar que el problema aún existía. Mao Tse-tung había señalado, en la Primera Sesión Plenaria del IX Comité Central del PCCh, lo siguiente: ―Parece imprescindible realizar la Gran Revolución Cultural Prole taria, pues nuestra base no es sólida. A juzgar por mi observación, temo que en una mayoría bastante grande de fábricas — no digo todas ni la
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abrumadora mayoría de ellas — la dirección no estaba en manos de los genuinos marxistas y las masas obreras. No es que no hubiera buenas gentes entre aquellos encargados de la dirección de las fábricas. Las había. Había buenas gentes entre los secretarios, subsecretarios y miembros de los comités del Partido y entre los secretarios de las células del Partido. Pero seguían la línea de Liu Shao-chi, simplemente recurrían al incentivo material, ponían las ganancias al mando y en vez de promover la política proletaria, daban premios, y cosas por el estilo‖. ―Pero había de hecho gentes malas en las fábricas‖. ―Esto demuestra que no se ha finalizado la revolución‖. 4
Si bien la propiedad era socialista, según la denuncia de Mao Tsetung en 1969, la dirección, mayoritariamente, no estaba en buenas manos. De aquí se desprende que la propiedad era socialista en la forma, puesto que en realidad la dirección la ejercían elementos negativos a la clase. Incluimos dentro de éstos a los infiltrados en el Partido Comunista (agentes secretos de las clases derrocadas), los oportunistas de variado color, los que cometían errores de línea y no se corregían, y los dirigentes burocratizados. A esto equivale decir que la dirección no estaba en manos de las masas obreras ni de los auténticos marxista-leninistas; en otras palabras, la dirección no era genuinamente proletaria en las entidades económicas donde la dirección la ejercían elementos negativos al proletariado. Estos elementos de la dirección, con el poder que concentraban, constituían para la burguesía derrocada, como decía Lenin, su escalera para la restauración capitalista; constituían de hecho sus aliados y su avanzada, porque trabajaban para la restauración capitalista y no para la revolución, para la burguesía y no para el proletariado. Practicando una dirección divorciada del trabajo manual y de las masas trabajadoras, se convirtieron en señores mandones, se colocaron por encima de los obreros y los reprimieron; entonces no se diferenciaban en nada de los explotadores burgueses y sus administradores de la vieja sociedad, y se transformaron ellos mismos en una nueva burguesía. La solución de este complicado problema fue una de las duras tareas de la Revolución Cultural Proletaria de China. 4
Mao Tsetung: Citado por Shung Shi en su artículo ―Crítica a las falacias revisionistas en el frente industrial y del transporte‖. En: ―Pekín Informa‖, N° 24, 1976, p. 9.
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¿Cómo procedió para arrebatar, en las entidades económicas, la parte del poder usurpado al proletariado por la gama de elementos ajenos a la clase? En términos generales, siguió el procedimiento de establecer comités revolucionarios de triple integración, despliegue de la crítica masiva, depuración de las filas de clase, consolidación de las bases partidarias del PCCh, simplificación de la estructura administrativa, reforma de reglamentos y estipulaciones irracionales, y, complementariamente, envío de los trabajadores de oficina a los niveles de base a realizar trabajos de producción. A lo largo de la Revolución Cultural Proletaria este procedimiento se fue extendiendo por todo el país, pero no por un camino llano y suave, sino en medio de esforzadas luchas de clase pacíficas y violentas. Allí la lucha era particularmente dura y se aplicaba el principio de justificar la rebelión de las masas de trabajadores contra las autoridades antiproletarias. En diez años de lucha, positivamente, el proletariado chino recuperó parte del poder que le habían usurpado en la dirección de la propiedad socialista; pero esta lucha grande y difícil no podía agotarse en poquísimos 10 años; lo prueba la denuncia, en 1975, de Lian Siao, quien indicó que ―algunas entidades son de propiedad socialista en la forma, pero en realidad su dirección no está en manos de los marxistas y las masas obreras‖. 5 La denuncia evidencia que el problema no estaba resuelto del todo y que había la necesidad de proseguir la revolución conforme a las correctas indicaciones de Mao Tsetung. El proletariado chino y su Partido estuvieron haciendo mayores esfuerzos revolucionarios cuando sobrevino octubre de 1976, en cuyos acontecimientos jugaron importantísimo rol todas las fieras agazapadas en los puestos de dirección del sistema de propiedad socialista, reprimiendo a los obreros, persiguiendo a los cuadros marxista-leninistas e impulsando la restauración de la burguesía y del capitalismo. Si tal acontecía en la dirección de la propiedad de todo el pueblo y la propiedad colectiva, lo propio ocurría en los amplios sectores de la superestructura socialista. En efecto, Chang Chun-chiao hizo la denuncia nada menos que en l975, en momentos en que los revisionistas montaban asechanzas contra el proletariado y el horizonte de China se tornaba sombrío. En esas circunstancias, dijo: ―En las esferas de la superestructura, algunos sectores aún se encuentran en realidad manipulados por la burguesía y ésta tiene una posición predominante en ellos; en algunos otros sectores se están 5
Lian Siao: ―Hay que ejercer la dictadura del proletariado sobre la burguesía‖. En: ―Pekín Informa‖, N° 12, 1975, p. 10.
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realizando las reformas, cuyos logros no están consolidados todavía y las viejas ideas y la fuerza de la vieja costumbre siguen estorbando tercamente el crecimiento de las nuevas cosas socialistas‖.6 ¿Cómo se resuelve este complicado problema? Sólo siguiendo el camino de la continuación de la revolución socialista o Revolución Cultural Proletaria y mediante la dictadura omnímoda del proletariado.
Las clases explotadoras derrocadas, después de haber perdido sus propiedades y su Poder, nunca pierden la esperanza de recuperarlos; siempre utilizarán todo recurso a su alcance para lograrlo. En la filosofía, en la política, la administración, el gobierno, la moral, la literatura, el arte, la educación, las costumbres, etc., tratarán de penetrar concepciones de la vieja sociedad, concepciones que apuntan a la restauración, que sutilmente se oponen a la ideología del proletariado. Influyendo en la superestructura procuran formar una opinión pública con ideas de restauración, lo cual abre el camino a las acciones de apoyo a la restauración capitalista. Esto sucede cuando la dirección en la superestructura no está controlada globalmente por los obreros y los verdaderos marxista-leninistas. En el proceso de construcción socialista los dirigentes oportunistas cumplen muy bien las expectativas de la burguesía. Así, por ejemplo, los oportunistas chinos, desde los puestos dirigentes que usurpaban, propalaban la teoría de la ‗extinción‘ de la lucha de clases y de la ‗benevolencia‘ del gobernante en el socialismo; en las escuelas enseñaban el precepto confuciano de ‗trabajar con la mente para gobernar‘, en filosofía deslizaban la ecléctica idea del ‗justo medio‘, en el arte reclamaban el respeto indiscriminado a la ‗naturaleza humana‘, en la moral ordenaban el ‗autodominio‘ y ‗el culto a los ritos‘, etc. Todo este basural ideológico, ¿cómo no iba a ayudar al ascenso revisionista y la restauración de la burguesía y el capitalismo en China? Los hechos despejan toda duda al respecto. Más adelante desmenuzaremos estas especies para comprenderlas mejor.
6
Chang Chu-chiao: Op. cit., p. 9.
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II.- VIEJAS CLASES DERROCADAS MAS “DERECHO BURGUES” Y NUEVO TIPO DE BURGUESÍA EN EL SOCIALISMO
1.- LAS CLASES DERROCADAS El derrocamiento de las clases explotadoras y el asalto revolucionario del Poder político marcan apenas el primer paso de una gigantesca tarea del proletariado y su Partido. La supresión de la propiedad de los terratenientes y de los burgueses, comprendida en el espacio de ese primer paso, no significa la desaparición de esas viejas clases. La clase terrateniente y la clase burguesa quedan en el escenario de la nueva época; quedan como clases derrocadas, vencidas, pero no aniquiladas ni desaparecidas. La revolución proletaria asume la prolongada tarea de transformarlas, porque esos grandes grupos de hombres diferenciados históricamente no pueden ser eliminados de otra manera; no puede privárseles de la vida en masa. Las viejas clases explotadoras sobreviven orgánicamente en el socialismo; sobreviven inevitablemente en la condición de clases dominadas, despojadas de su propiedad privada y de su poder político que eran las bases sobre las cuales ejercían la explotación y la opresión de las masas trabajadoras. Quedan aquellas clases, hemos dicho, orgánicamente, resistiendo, sufriendo la amargura de su derrota, añorando su pasado y deseando revivirlo. Quedan con vida, resistiendo ya sin gran propiedad, sin armas, sin ejércitos. ¿Y cómo resisten, entonces, como clases? Resisten con algo y desde algo que no puede ser fusilado, ni siquiera encarcelado; desde algo que no puede morir atravesado de balas. Resisten con su conciencia y desde su conciencia de explotadores derrocados. Viven como tales en la esfera ideológica. Quedan con su reaccionaria concepción del mundo, con su idealismo y su metafísica, con sus conceptos de propiedad privada y de hombres pobres y hombres ricos; les queda su religión, sus valores morales y estéticos, sus costumbres de comodidad burguesa, ocio y parasitismo, sus tradiciones y sus modos de vida. En breves palabras, quedan en posesión de toda su ideología, esa que reflejaba el viejo sistema de explotación y opresión del hombre sobre el hombre, esa ideología que, al no corresponder al sistema socialista y al subsistir en medio de él, se convierte en ideología de resistencia y de restauración capitalista. Las viejas clases explotadoras sobreviven en el socialismo y se oponen al proletariado desde el campo ideológico. La masa de burgueses y terratenientes chinos ofreció redoblada resistencia en el terreno ideológico, desde donde esparcía su influencia y en donde la lucha del proletariado era más difícil de librar. ¿Por qué? Porque ya no se
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trataba de la lucha con fusiles sino de la lucha sin fusiles, en la que la reacción es especialmente mañosa, y peor aún si se observa el hecho de que toda ideología, que refleja una posición de clase diferente, y que es opuesta a la formación económicosocial imperante, es relativamente independiente de la base económica, porque no la refleja ni le ayuda a su desarrollo. En el campo de la ideología es donde sobreviven mejor las clases derrocadas y donde emprenden luchas desesperadas por la recuperación de sus posiciones económica y política. Y las viejas clases reaccionarias son algo concreto; las conforman hombres vivientes que tienen que trabajar inevitablemente dentro del nuevo sistema. Cada elemento que procede de las clases derrocadas es portador de su ideología, la lleva por donde va y trata de introducirla entre las masa utilizando todo recurso a su alcance. Pero no toca todavía a esta parte hablar de cómo la reacción china utilizó el campo ideológico para combatir al proletariado en el socialismo. Y puesto que eso lo cumpliremos en las siguientes páginas, nos basta enfatizar que las clases explotadoras derrocadas sobreviven en el socialismo al seno del cual desplazan sus elementos, sus puntas de lanza, los que se encargan de abrir la trocha para que su clase avance. En la China socialista de otros tiempos las clases derrocadas infiltraron sus elementos en el Partido Comunista, en los órganos de gobierno, en los diversos departamentos de producción y del trabajo cultural, los cuales se aliaron a la serie de elementos oportunistas, que siempre existen en todo partido revolucionario, en todo organismo social, y se encubrieron mutuamente en la lucha contra el proletariado, o simplemente utilizaron desde fuera de los organismos a la polícroma especie de oportunistas para desviar al pueblo chino del rumbo socialista. El oportunismo dentro del Partido Comunista y los órganos de la dictadura del proletariado en el socialismo constituye la avanzada de las clases explotadoras derrocas y éstas, junto con la vacilante pequeña burguesía, constituyen la base social del oportunismo para la recuperación de la burguesía y el capitalismo. Ya que esas clases no desaparecerán inmediatamente con sólo suprimirles su propiedad privada y cambiar la base económica, esas clases serán siempre un peligro, una amenaza de retroceso en medio de la construcción socialista. Por eso, observando la experiencia de la construcción del socialismo en la URSS, Lenin en 1919 advirtió que ―la clase de los explotadores, de los terratenientes y capitalistas, no ha desaparecido ni puede desaparecer de golpe bajo la dictadura del proletariado. Los explotadores están derrotados, pero no aniquilados. Les queda una base internacional, el capital internacional, del que son una rama. Les queda algunos medios de producción, dinero, 32
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amplísimos vínculos sociales. Su fuerza de resistencia ha aumentado, precisamente a causa de su derrota, en cientos y miles de veces‖. 7
La liquidación de las clases explotadoras, y de las clases en general en el socialismo, exigen muchos años de trabajo. La revolución no se acaba con la toma del Poder, prosigue la lucha en medio de la construcción. Las clases explotadoras utilizarán todo recurso que les favorezca para enfrentarse al proletariado mientras éste trabaja en la gigantesca tarea de suprimir todo vestigio de propiedad privada, de consolidar su dictadura y hacer desarrollar el régimen socialista; mientas el proletariado trabaja para eliminar las grandes diferencias entre la ciudad y el campo, entre el proletariado y el campesinado y entre el trabajo manual y el trabajo intelectual; mientras se empeña en vencer la resistencia de los rezagos de la pequeña producción, de la tremenda fuerza de la vieja costumbre y la rutina. Mientras cumple esa prolongada tarea histórica, las clases explotadoras vencidas se deslizarán por todas partes ora escondidas ora al descubierto, esparciendo sus venenos entre las masas, tendiéndole trampas al proletariado. Antes de su desaparición completa las clases explotadoras derribadas buscarán siempre recuperar su poder en la sociedad, lucharán una y mil veces en todos los terrenos para hacer realidad sus esperanzas y no desaparecerán sin luchar, sin resistir, aferrándose a su ser social, pues la historia demuestra que esa es la ley de su desaparición, que ninguna clase explotadora desaparecerá sin luchas hasta la muerte, que, si se descuida la clase obrera, los reaccionarios estarán, dispuestos en cualquier momento a convertir sus esperanzas de restauración en tentativas de restauración, pretendiendo restablecer su ―paraíso‖ perdido. Por eso l a supervivencia de los burgueses y los terratenientes es, históricamente, según la correlación de fuerzas, una causa social de la restauración capitalista.
7
Lenin: ―Economía y política en la época de la dictadura del proletariado‖, en recopilación titulada ―La alianza de la clase obrera y del campesinado‖. Edic. en LL.EE., Moscú, p. 597.
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2.-
EL “DERECHO BURGUES” Y NUEVO TIPO DE
BURGUESÍA
¿Por qué ha de hablarse de ―derecho burgués‖ en la etapa del socialismo si ya la burguesía ha caído del Poder y ha sido suprimida su propiedad privada capitalista? ¿Por qué ―derecho burgués‖ en los límites de la propiedad socialista y del Estado socialista? ¿No debería ya tratarse únicamente del derecho proletario o derecho de la igualdad? ¿No es paradójico hablar de derecho igual y derecho desigual al mismo tiempo? No lo es; o lo es solamente en la forma. El ―derecho burgués‖ subsiste en el socialismo al lado del derecho proletario, y ya no lo practica la burguesía sino el proletariado mismo; pero ya no tiene relación con la propiedad privada capitalista, que ha sido eliminada, sino que persiste en relación con la distribución del producto social, con la distribución del trabajo entre los integrantes de la sociedad y con la forma de propiedad colectiva socialista. La persistencia del ―derecho burgués‖ revela, ni más ni menos, lo que es la primera fase del comunismo: un largo período de lucha entre el capitalismo moribundo y el comunismo en crecimiento. De ahí viene la inevitabilidad del ―derecho burgués‖ en el socialismo. Pero su práctica inevitable no presupone su enseñoramiento en la esfera que hemos señalado ni, mucho menos, que sea como lo practica la burguesía. Ya que no puede eliminarse en poco tiempo, el proletariado ha dado la respuesta de permitir la práctica necesariamente restringida del ―derecho burgués‖ y de intensificar progresivamente la restricción con el objetivo de eliminarlo totalmente en la medida en que la revolución desarrolle la construcción socialista hasta los grados más avanzados durante el largo período del socialismo. Remitámonos nuevamente al sistema de propiedad socialista que tuvo la República Popular China hasta 1976. Habíamos visto que las formas predominantes fueron, en la industria, la propiedad de todo el pueblo y, en la agricultura, la propiedad colectiva de las masas de trabajadores. Entre ambas no había diferencia en tanto no eran propiedad individual, o sea, que en cuanto a la forma de propiedad sobre los medios de producción, en la ciudad y en el campo, el derecho era ya de igualdad, el ―derecho burgués‖ había desaparecido; pero no sucedía lo mismo en cuanto al número de poseedores, pues, la propiedad estatal era de propiedad de todo el pueblo chino (derecho igual), mientras que cada propiedad colectiva — por ejemplo, la más
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grande: la Comuna Popular — pertenecía a porciones de masas del pueblo que, aunque grande como en la Comuna, agrupaban solamente a cientos, miles, decenas o centenas de miles (de acuerdo a su tamaño) de propietarios colectivos (―derecho burgués‖); pero el conjunto de propiedades colectivas en el campo s í agrupaban a seiscientos millones de propietarios colectivos, los que — como ya se dijo — poseían el 90% de tierras cultivadas y maquinaria de irrigación. Junto a esta diferencia de derecho implícita en el sistema de propiedad socialista yacía, sin embargo, recóndita otra semejanza entre la propiedad colectiva y la propiedad de todo el pueblo, una semejanza que parecería paradójica; consistía en que dentro de ambas formas de propiedad se practicaba el ―derecho burgués‖, no ya en cuanto a formas de propiedad sino en cuanto a dos aspectos fundamentales en los que yace, o sea, en cuanto a la distribución de los productos sociales y del trabajo entre los miembros de la sociedad. La diferencia estaba en las proporciones que el ―derecho burgués‖ tenía en ambas formas de propiedad. Lógicamente debía ser diferente a causa de la diferente forma de propiedad. El ―derecho burgués‖ dentro de la forma de propiedad c olectiva era ciertamente más burgués, de proporciones mayores o menores al que se practicaba dentro de la propiedad estatal socialista o de todo el pueblo. Mientras dentro de ésta el ingreso económico de cada obrero alcanzaba un nivel de sesenta yuanes mensuales, dentro de la propiedad colectiva la remuneración de cada comunero era más cuantiosa o, quizás, menor según era la capacidad y nivel de producción de cada entidad colectiva. La retribución a los propietarios colectivos era fluctuante, pero generalmente de mayor cuantía que la retribución de los obreros, que era rígida en sesenta yuanes. El ingreso económico del comunero se incrementaba aún más con los beneficios de sus actividades individuales adicionales. Tomemos un ejemplo: el Equipo de Producción Chiaolí. En este Equipo ―el ingreso en efectivo de cada comunero fue (…) de 198 yuanes en 1971. Esta cifra no incluyó el ingreso sacado por cada familia comunera de sus actividades auxiliares (…). Hoy, alrededor del 70% de las familias miembros del Equipo Chiaolí tienen depósitos en el banco y la mayoría posee cereales excedentes‖. 8 La diferencia entre el salario de un comunero y el de un obrero del Estado era muy notoria; era una diferencia generada por el ―derecho burgués‖. El monto del salario de un obrero se mantenía estable, no tenía otros ―adornos‖; en 8
Reportero de la Revista ―China Reconstruye‖: ―La nueva Chiaoli‖. En: Suplemento de ―China Reconstruye‖, Pekín, enero de 1974, p. 22.
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tanto que el monto de la remuneración de un comunero se fijaba de acuerdo a la cantidad de ―puntos de trabajo‖ que el comunero sumaba. El sistema de retribución por puntos de trabajo tenía dos principales formas de expresión. Según una de ellas, la entidad colectiva (Comuna, Brigada o Equipo), primero, fijaba los puntos de trabajo para cada trabajador colectivo de acuerdo a su capacidad productiva, a su nivel técnico y a su actitud hacia el trabajo; después, hacía la valoración económica (retribución) de los puntos fijados observando, a la vez, la calidad y la cantidad de trabajo. La otra principal forma consistía en retribuir según las normas de trabajo; su aplicación seguía los siguientes pasos: Primeramente se establecían las normas para todo tipo de trabajo agrícola; aplicando las normas la entidad colectiva (Comuna, Brigada o Equipo) hacía el cálculo de los puntos de trabajo que correspondían a cada productor colectivo; en seguida, sumando los puntos de todos los trabajadores en relación con el monto de los fondos de consumo de la propia entidad, calculaba el valor económico de cada punto de trabajo; este valor multiplicado por el total de puntos acumulados por cada trabajador, en el período de un año, daba por resultado la cuantía de su retribución. Un ejemplo puede aclarar mejor esta forma. Supongamos — sólo sólo supongamos en tributo a la claridad — claridad — que que una Brigada de Producción tenía tres miembros: A, B y C. El miembro A reunió 30 puntos, el B 40 y el C 35; en conjunto los tres sumaron 105 puntos. La Brigada, de miembros A, B y C, ha producido, digamos 200‘000,000 de yuanes. De este total se distinguía el fondo de consumo y el fondo de acumulación socialista. Imaginemos que esto fue así: -
Fondo de acumulación: 55‘000,000 de yuanes. Fondo de consumo: 145‘000,000 145‘000,000 de yuanes.
El valor de un punto de trabajo se obtenía de dividir 145 millones de yuanes (que era el total del fondo de consumo) entre 105 (que era el total de puntos acumulados por los trabajadores A, B y C):
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145'000,000
105
1'380,000
Cada punto de trabajo vale, en consecuencia, un millón 380 mil yuanes. - Retribución a cada trabajador según su puntaje: A: 30 x 1‘380,000 = 41‘400,000 yuanes. B: 40 x 1‘380,000 = 55 55‘‘200,000 yuanes. C: 35 x 1‘380,000 = 48 48‘300,000 yuanes. Resulta que la retribución en las entidades económicas colectivas no era fija como en las entidades de todo el pueblo. Entre las entidades de economía colectiva, por un lado, y dentro de cada una de ellas, por otro, no se podía ejecutar adecuadamente la norma de ―a cada uno, según su trabajo‖. La desigualdad que produce el ―derecho burgués‖ tiene doble expresión: los trabajadores de una entidad eran retribuidos con diferente cantidad (sea ésta mayor o menor) con referencia a los de otra, y un trabajador, dentro de una entidad colectiva, era retribuido con diferente cantidad a la que percibía otro de la misma entidad, porque no se hacía igual retribución por igual trabajo sino, como queda indicado, se retribuía según la producción y según la cantidad de puntos que acumulaba cada trabajador, aunque al mando estaba la norma de ―a cada uno, según su trabajo‖, pues la producción de las entidades económicas colectivas pertenecía a cada una de ellas y no a todo el pueblo. Por esa misma línea, Comunas Populares y Brigadas de Producción con elevada capacidad productiva producían bastante, ergo percibían mayores beneficios económicos y podían ofrecer más abultadas retribuciones por el trabajo. En el lado opuesto quedaban aquellas entidades cuya capacidad de producción era pequeña, o sufrían pérdidas, ésas recompensaban con mucha menor cantidad a sus trabajadores. Según el revisionista chino Xue Muqiao, las causas de los desiguales ingresos de las entidades económicas colectivas y, por tanto, de la desigual recompensa que ofrecían a los trabajadores, eran: a)
La diferencia de esfuerzos subjetivos de los productores colectivos. 37
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b)
La diferente calidad y cantidad de tierras que poseían las entidades colectivas y las otras diferentes condiciones naturales como: relieve, temperatura del ambiente, pluviosidad, humedad, etc., y situación respecto a los mercados.
c)
La distinta calidad y cantidad de los medios de producción de cada entidad colectiva (aperos agrícolas, máquinas agrícolas, animales de tiro, recursos de irrigación, insecticidas, fertilizantes químicos, etc.).
Esas causas de las desigualdades, como pueden apreciarse, son las naturales; pero en el curso de la producción y construcción socialistas no son las fundamentales. Por cierto Xue Muqiao, sumado a la caterva revisionista, culpa sólo a los elementos naturales, a los recursos técnicos y a los trabajadores de las diferencias de ingresos económicos en las entidades de economía colectiva. Para ayudar a la restauración capitalista, olvida la política, olvida la más importante causa de aquellas desigualdades. En tiempos de revolución socialista la causa fundamental de las mayores diferencias, radica en la práctica de una línea y una dirección no proletarias en el movimiento de la producción colectiva. Cuando menos proletaria, o más burguesa, es la línea económica y la dirección de la empresa colectiva tanto más grandes son las diferencias de ingreso y de retribución por el trabajo; el ―derecho burgués‖, o derecho de la desigualdad, asume una u na posición directriz en la retribución al trabajador; si la empresa colectiva produce mucho logra mucho, y si el productor trabaja mucho asimismo recibe mucho. Por consiguiente estamos ante una espontánea presencia de riqueza y pobreza, sin que exista propiedad burguesa, que impulsa la generación de nuevos elementos burgueses en el campo, es decir, la formación espontánea de un nuevo tipo de burguesía sin propiedad capitalista individual que pugnará por la restauración si la revolución y la dictadura del proletariado no calan por esos recovecos de la economía colectiva. Pero la distribución del producto social en el socialismo, donde quiera que éste se hubo realizado, entre los miembros de la sociedad, se hace con arreglo a la ley objetiva de la distribución distribuc ión en el socialismo, es decir, la ley de ―de cada cual, según su capacidad; a cada cual, según su trabajo‖. De esta ley derivan el derecho proletario y el ―derecho burgués‖, o derecho igual y derecho desigual coexistentes. Y ningún país, 38
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donde se construyó o se quiera construir el socialismo, puede evadir deliberadamente esta ley. Según la ley de la distribución en el socialismo, en la otrora China socialista, el ―derecho burgués‖ tuvo la peculiaridad de responder a las formas de propiedad colectiva y propiedad de todo el pueblo, como, en su momento, respondió en la URSS al Koljoz (propiedad colectiva) y a la propiedad de todo el pueblo. Durante toda la etapa histórica del socialismo el proletariado no podrá eludir la distribución según el trabajo y el ―derecho burgués‖ será igualmente inevitable. La propiedad colectiva ha de convertirse igualmente en propiedad de todo el pueblo; eso será un gran avance, pero el ―derecho burgués‖, en el grado en que el desarrollo socialista lo permita, seguirá regulando la distribución de los bienes materiales y del trabajo, y se extinguirá solamente en la medida en que vaya entrando gradualmente el comunismo. El ―derecho burgués‖ se cobija en el derecho proletario durante el socialismo. Una determinada cantidad de trabajo, rendida por un trabajador, produce el derecho a una cantidad equivalente de bienes materiales para el consumo. En esto radica la igualdad, o sea, en las dos siguientes cosas: igual cantidad de bienes a igual cantidad de trabajo después de distinguir el fondo común, y a cada trabajador, para ser remunerado, se le aplica igualmente una única medida: el trabajo (entiéndase cantidad de trabajo). Pero en las entrañas de esa igualdad (derecho igual) está implícita la desigualdad (―derecho burgués‖). Hagamos un ej emplo: tomemos simplemente el caso de dos obreros chinos. Uno (A), que había percibido 58 yuanes, y otro (B), que había percibido 65 yuanes. ¿Qué nos indica esto? Que el obrero A, después de descontarle su aporte al fondo común, había sido remunerado con una cantidad de moneda que representaba una cantidad igual de trabajo rendida por dicho obrero. Al obrero B le sucedía igual cosa; sus 65 yuanes correspondían a una producción equivalente justamente a 65. Y así sucedía con todos los obreros; cada uno percibía en yuanes (en moneda) la misma cantidad de valor (mercancías) producido por su trabajo. En eso todos los obreros tenían igualdad de derecho, eran iguales. Pero, retomemos el ejemplo. El obrero A ganó 58 yuanes y el obrero B, 65. ¿Qué indica además esto? Que el obrero B ganó más que el obrero A; que recibió 65 yuanes porque trabajó más; que el obrero A recibió 58 yuanes porque trabajo menos. (Aquí el más y el menos incluyen también la calidad del trabajo). Y así sucedía con los demás obreros: unos ganaban más si trabajaban más; algunos ganaban sólo el promedio, y otros ganaban menos si trabajaban menos. En eso los obreros tenían 39
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desigual derecho (―derecho burgués‖), eran desiguales. En este aspecto, y sólo en éste, el trabajo todavía arrastraba el defecto burgués de cumplir el papel de mercancía. ―Aquí reina — anticipó Marx en 1875 — , evidentemente, el mismo principio que regula el intercambio de mercancías, por cuanto éste es intercambio de equivalentes. Han variado la forma y el contenido, porque bajo las nuevas condiciones nadie puede dar sino su trabajo, y porque, por otra parte, ahora nada puede pasar a ser propiedad del individuo, fuera de los medios individuales de consumo. Pero, en lo que se refiere a la distribución de éstos entre los distintos productores, rige el mismo principio que en el intercambio de mercancías equivalentes: se cambia una cantidad de trabajo, bajo una forma, por otra cantidad igual de trabajo, bajo otra forma distinta. Por eso, el derecho igual sigue siendo aquí, en principio, el ‗derecho burgués‘‖.9 La distribución del producto social entre los millones de obreros es, pues, sobre una medida igual: el trabajo. Cada uno recibe de acuerdo a la cantidad de trabajo rendido; el derecho de uno es igual al derecho de los otros. Sin embargo, entre los millones de obreros unos son diferentes a otros por sus aptitudes físicas o intelectuales, por su diferente estado civil y por su diferente carga familiar. De esto deriva que el rendimiento de trabajo sea diferente; que unos rindan más y perciban mayor salario que los que rinden menos; que unos realicen mayores gastos en familia que otros cuyos familiares (hijos y padres ancianos) son muy pocos, o que simplemente no tienen hijos. Si todos tienen derecho igual de acuerdo a su trabajo, ahí mismo radica el derecho desigual al reconocer la diferente capacidad de trabajo de cada uno y, en consecuencia, la diferente cantidad de retribución. Resulta que unos hombres, al tener mayor parte en le distribución del producto social, son — entrecomillas para diferenciarlos del capitalismo — ―más ricos‖ que otros, como en el caso de nuestro ejemplo: el obrero que ganó 65 yuanes era en siete yuanes ―más rico‖ que el que ganó 58. La norma ―de cada cual, según su capacidad; a cada cual, según su trabajo‖, lleva implícito el ―derecho burgués‖ o derecho desigual. ―Pero estos defectos — aclaró Marx — son inevitables en la primera fase de la sociedad comunista‖ [―Crítica del programa de Gotha‖]. Lenin, sobre la base de la experiencia práctica de la construcción del socialismo en la URSS, agregó: ―‗el que no trabaja no come‘: este principio socialista es ya una realidad; ‗a igual cantidad de trabajo, igual cantidad de productos‘: también es ya una realidad este principio socialista. Sin embargo, esto no es todavía 9
Carlos Marx. ―Crítica del programa de Gotha‖. En: ―Obras Escogidas‖. Edit. Progreso, Moscú, p. 334.
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el comunismo, ni suprime todavía el ‗derecho burgués‘, que da una cantidad igual de productos a hombres que no son iguales y por una cantidad desigual (desigual de hecho) de trabajo‖. 10
El ―derecho burgués‖, que retribuye más a algunos hombres que trabajan más, aunque esos hombres sean unos pocos, constituye una causa objetiva que engendra un nuevo tipo de burguesía; esos cuantos hombres, que obtienen mayores salarios, poco a poco, se van convirtiendo en una nueva clase burguesa sin propiedad capitalista. El ―derecho burgués‖, como rezago de la vieja sociedad, es, por tanto, una causa de restauración capitalista cuando las condiciones lo permiten, cuando se produce aflojamiento en la dictadura del proletariado. En el socialismo la supresión de la propiedad privada capitalista abre el camino a la propiedad socialista y la liberación de las fuerzas productivas; los hombres se hacen iguales respecto a la propiedad y a la medida única de retribución; en ese aspecto surge consonancia entre las fuerzas productivas y las relaciones de producción. Pero, al mismo tiempo, la retribución a cada cual de acuerdo a la cantidad de trabajo que rinde hace que los hombres se desigualen en su derecho, con lo cual se produce contradicción entre las fuerzas productivas y las relaciones de producción. La existencia simultánea de consonancia y contradicción entre las relaciones de producción y las fuerzas productivas, es un problema que el socialismo ha de resolver a largo plazo. El ―derecho burgués‖ es inevitable; corresponde a la base ec onómica del socialismo y la influye. Marx avisó reiteradamente muy a tiempo; dijo: ―El derecho no puede ser nunca superior a la estructura económica ni al desarrollo cultural de la sociedad por ella condicionado‖. [―Crítica del programa de Gotha‖]. Si ningún país socialista pudo evitar la ley objetiva de la distribución según la capacidad y el trabajo, la República Popular China no podía ser la excepción. Como ya vimos más arriba, practicó el ―derecho burgués‖. Con arreglo a la ley de la distribución practicó un sistema salarial restrictivo de 8 categorías. Sin embargo, esta práctica no podía ser desenfrenada. Ante la inevitabilidad, ante el hecho de no poder eliminar el ―derecho burgués‖ de un solo golpe, el marxismo-leninismo-maoísmo ha dado la respuesta de restringirlo progresivamente y en forma ininterrumpida hasta 10
Lenin: ―El Estado y la revolución‖. Edic. en LL.EE., Pekín, 1968, pp. 115-116.
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extinguirlo durante toda la fase del socialismo. El Partido Comunista de China dictó las siguientes medidas para restringir el ―derecho burgués‖: -
Reducción (no eliminación) periódica de las diferencias salariales.
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Participación de los cuadros dirigentes en el trabajo colectivo de producción.
-
Desplazamiento de los jóvenes instruidos al campo.
-
Integración de obreros, campesinos y soldados en el contingente teórico.
-
Las masas de cuadros, obreros, campesinos, soldados, estudiantes y trabajadores comerciales debían seguir con perseverancia el camino ―7 de Mayo‖ (una directiva emitida por el Presidente Mao, precisamente el 7 de mayo de 1966, en la que indicaba que tanto los obreros como los campesinos, soldados, estudiantes y trabajadores del comercio, debían participar integralmente en la producción industrial y agrícola, en la adquisición de cultura general, en el estudio político y militar, en la administración y el movimiento educacional, y en el movimiento de masas y crítica intransigente a la burguesía).
Es inevitable el ―derecho burgués‖ en el socialismo, pero es imprescindible restringirlo para hacer avanzar la revolución, porque mientras exista será siempre una de las condiciones que propician el resurgimiento de la burguesía y el capitalismo. Mao Tsetung advirtió de este peligro a todo el pueblo chino y a todo el Partido; les dijo: ―Nuestro país practica ahora un sistema de mercancías, un sistema salarial que es también desigual, como el de 8 categorías, y cosas por el estilo. Esto bajo la dictadura del proletariado sólo puede ser restringido. En virtud de lo anterior, será muy fácil para gentes como Liu Shao-Chi montar el sistema capitalista si escalan el Poder‖. 11 El aflojamiento revolucionario permitió el escalonamiento revisionista, y los inesperados hechos contrarrevolucionarios de octubre de 1976 confirmaron la previsión de Mao. 11
Mao Tsetung: Citado por Yao Wen- yuan en ―Acerca de la base social de la camarilla antipartido de Lin Piao‖. Edic. en LL.EE., Pekín, p. 6.
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III.- BURGUESÍA Y OPORTUNISMO EN PROCURA DE LA RESTAURACIÓN DESDE LA SUPERESTRUCTURA
Después del triunfo de la Revolución de Nueva Democracia en 1949, se dio inicio inmediatamente a la segunda etapa de la revolución china: la Revolución Socialista. La primera etapa resolvió las contradicciones de la nación china con el imperialismo y del pueblo chino con los terratenientes y la burguesía burocrática aliados de aquél. Al entrar a la nueva fase se modificó la situación anterior y una nueva contradicción debía resolverse dentro de China. En su Informe ante la Segunda Sesión Plenaria del VII Comité Central del PCCh, realizada en marzo de 1949, Mao Tsetung precisó que: ―Después de conquistada la victoria de la revolución china en todo el país y resuelto el problema agrario, existirán todavía dos contradicciones fundamentales en China. La primera, de orden interior, es la contradicción entre la clase obrera y la burguesía; la segunda, de orden exterior, la contradicción entre China y los países imperialistas‖ 12. Más tarde, en 1952, cuando algunos miembros oportunistas del Comité Central del PCCh pretendieron hacer pasar a la burguesía como clase no antagónica al proletariado, el mismo Presidente Mao remarcó enfáticamente que: ―Una vez derribada la clase terrateniente y la burguesía burocrática, la contradicción entre la clase obrera y la burguesía nacional pasó a ser la contradicción principal de orden interno en China y, por consiguiente, no se debe seguir calificando de clase intermedia a la burguesía nacional‖. 13 Durante toda la fase histórica del socialismo rige una contradicción principal de clases principales antagónicas, que es la contradicción entre el proletariado en el Poder y la burguesía derribada del Poder. La lucha a ultranza entre ambas clases es la principal. Derivando de esta realidad, el contenido de la lucha entre el proletariado y la burguesía es la lucha entre el camino socialista y el capitalista. Esta lucha de clases en la sociedad se refleja en el seno del Partido Comunista en la forma de lucha entre líneas políticas, o sea, entre la línea proletaria y la línea burguesa, entre el marxismoleninismo-maoísmo y el revisionismo. Las clases sociales sobreviven en el socialismo; por eso siguen existiendo contradicciones de clase y lucha de clases. Negar esta verdad es ponerse de espaldas a la realidad. La lucha se realiza bajo nuevas condiciones: En las condiciones de la dictadura del proletariado y del derrocamiento de la burguesía, en medio de lo cual las formas son diferentes a las que tuvo la lucha en la primera etapa; se trata de la 12 13
Mao Tsetung: ―Obras Escogidas‖, T IV. Edic. en LL.EE., Pekín, 1971, p. 384. Mao Tsetung: ―Obras Escogidas‖, T V. Edic. en LL.EE., Pekín, 1977, p. 79.
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lucha sin armas, la cual es más difícil y complicada y en la cual la burguesía es especialmente astuta. A la burguesía le quedan otras armas, le queda todo su bagaje ideológico, sus costumbres, sus tradiciones, su modo de vida, con los cuales resiste y lucha contra el proletariado. La burguesía desplaza sus elementos, sus agentes, a todos los sectores de la sociedad; los infiltra con apariencia de revolucionarios marxistas: busca a los oportunistas pequeñoburgueses, se conecta y se colude con ellos contra el proletariado. Los elementos burgueses y los oportunistas de la pequeña burguesía se diseminan sigilosamente, constantemente, por los escalones del Partido Comunista y del Gobierno, por los departamentos económicos y culturales, a todo nivel, y asumen posiciones dirigentes desde donde intentan desviar el rumbo. Estas son cosas que suceden fuera de la conciencia del proletariado y su Partido y a despecho de su voluntad. Pero — se dirá — ¿por qué el Partido y la dictadura proletarios no se dedicaron a limpiar de esos elementos la sociedad? Lo hicieron. Y lo realizaron ardorosamente, mas no de modo exclusivo; las tareas son inconmensurablemente grandes y urgentes; no es posible dedicarse a una sola; no es posible hacer la limpieza en un solo rato de todo el camino. Se desbroza el camino mientras se lo camina; no es posible detenerse a ejecutar una sola tarea cuando hay tantísimo que recorrer. La limpieza es un asunto de lucha de clases en que el proletariado lucha no ya para asaltar el Poder sino para conservarlo y desarrollarlo. El proletariado, ante lo inevitable, no tiene más que proseguir la lucha, la revolución, en todos los terrenos, en medio de gigantescos trabajos, para construir el socialismo y cumplir su misión histórica. A la burguesía le queda luchar desde la superestructura; ahí resiste con fuerza decuplicada sabiendo que las ideas pueden surtir efectos materiales. La historia ha registrado innumerables casos de estas luchas de agonía de las viejas clases en cada nueva formación económico-social. En China, a lo largo de las dos etapas de su revolución, hubo repetidos intentos restauracionistas, luchas agónicas de terratenientes, burgueses, y sus agentes oportunistas desde el terreno ideológico y político. Diez fuertes intentos hubo que fueron abatidos por el proletariado; pero en el undécimo intento el proletariado sufrió una inesperada derrota. La burguesía y los oportunistas siguieron forcejeando y lanzaron el onceavo ataque acaudillado por Teng Siao-ping, quien movió, desde su escondite, al fantoche Hua Kuo-feng para que ejecutara el golpe de Estado de octubre de 1976, aprovechando las circunstancias del duelo nacional por la muerte del Presidente Mao Tse-tung, circunstancias que 45
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produjeron la coyuntura propicia para un golpe de Estado contrarrevolucionario. Pero el conjunto de circunstancias como el profundo dolor que embargó a todo el pueblo y a todo el Partido Comunista de China por la desaparición del gran líder, el ablandamiento de la vigilancia y el aflojamiento de la guardia que el hecho luctuoso produjo en los elementos marxista-leninistas del Partido, sólo constituyen las condiciones que aprovecharon los revisionistas para salir de sus escondites y abalanzarse a usurpar la dirección del Partido Comunista y del Estado proletario. Las clases reaccionarias nunca se resignarán a su derrota y jamás desaparecerán del escenario de la historia sin luchar a muerte por la restauración de su Poder en la sociedad. Las restauraciones en la URSS y la órbita soviética y, la última, en la República Popular China, confirman nuestro aserto. ―El paso del capitalismo al comunismo — advertía vez tras vez Lenin –– llena toda una época histórica. Mientras esta época histórica no finalice, los explotadores siguen inevitablemente abrigando esperanzas de restauración, esperanzas que se convierten en tentativas de restaurac ión‖. En la URSS y en China pasaron de las tentativas a los hechos. La lucha de las clases explotadoras y sus agentes oportunistas por la restauración capitalista desde la superestructura, siempre se caracteriza por empezar negando, tergiversando, embrollando, los principios fundamentales de la ideología completa del proletariado. Y lo primero que niegan los oportunistas revisionistas es la lucha de clases en el socialismo con la intención de encubrir su propia lucha reaccionaria contra el proletariado; lo hacen desde cualquier posición que ocupen y en todo momento que crean oportuno. En China lo hicieron porfiadamente desde dentro y desde fuera del gobierno y del Partido Comunista. Once porfiadas tentativas indican que el enemigo mortal de la clase obrera china, en lo táctico, era un verdadero tigre agazapado en pos de su presa. De las once tentativas nos ocuparemos solamente de las dos más intrincadas que hicieron peligrar la dictadura del proletariado, las que acaudillaron, primero, Liu Shao-chi y, después, Teng Siao-ping. Aunque ambas tentativas se produjeron en momentos diferentes, entre ellas existieron las mismas posiciones políticas revisionistas, porque mientras Liu Shao-chi planteaba sus absurdos ideológicos revisionistas antes de la Gran Revolución Cultural Proletaria, Teng Siao-ping colocaba a buen recaudo esos absurdos, y porque Liu Shao-chi se realizó en Teng Siao-ping después de dicha revolución. 46
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¿Por qué personas como Liu Shao-chi y Teng Siao-ping, que se mostraron revolucionarios durante la Revolución de Nueva Democracia, se convierten en agentes de la burguesía, en gusanos revisionistas, en la época de la Revolución Socialista? La razón estriba en que esa clase de elementos jamás fueron revolucionarios marxista-leninistas; fueron sólo demócratas burgueses o demócratas pequeñoburgueses que, en tanto se hacía la revolución antiimperialista y antifeudal, se adhirieron al Partido Comunista sin abandonar su posición y concepción del mundo propias de los demócratas burgueses, y aceptando en su conciencia sólo el programa de la Revolución de Nueva Democracia, o programa mínimo, sin vincularlo al programa de la Revolución Socialista, o programa máximo del Partido Comunista. Liu Shao-chi y Teng Siao-ping ingresaron al Partido física pero no ideológicamente; su concepción de clase no fue proletaria sino burguesa; ellos no fueron más que acompañantes del Partido Comunista en el camino de la Revolución de Nueva Democracia antifeudal y antiimperialista. De manera que, cuando esta concluyó, los demócratas burgueses y pequeñoburgueses vieron realizada su ideología y pasaron a conservar sus posiciones, a no seguir más adelante. Los demócratas burgueses y pequeñoburgueses tipo Liu Shao-chi y Teng Siao-ping, al entrar a la Revolución Socialista, se vuelven conservadores, su ideología no se remodela de acuerdo al desarrollo revolucionario sino, por el contrario, permanece en las concepciones demócrata-burguesas y ellos ingresan también sólo físicamente a la sociedad socialista, a la cual la ven atentatoria a los intereses demoburgueses y empiezan a mirar al pasado, a conservar la democracia burguesa oponiéndose a la dictadura del proletariado y convirtiéndose en agentes de restauración capitalista. Liu Shao-chi y Teng Siao-ping pertenecieron a la canalla de los demócratas burgueses y pequeñoburgueses infiltrados en las filas del Partido Comunista de China, en donde ocuparon puestos dirigentes y desde donde hicieron tentativas de restauración de la burguesía. El Partido Comunista, orientándose por los males que causaban, auscultó su propio organismo y ubicó en sus posiciones a esos elementos revisionistas. Encontró que muchos ocupaban posiciones dirigentes, a diferentes niveles, en el Partido y los órganos de la dictadura del proletariado; descubrió que Liu Shao-chi y Teng Siao-ping eran los cabecillas secretos que ocupaban altos cargos, y organizó la Gran Revolución Cultural Proletaria para resolver el problema. A todos los agentes demócrata-burgueses, con cargos de dirección partidaria y gubernamental, la Revolución Cultural Proletaria les denominó elementos con poder seguidores del 47
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camino capitalista dentro del Partido o, simplemente, dirigentes seguidores del camino capitalista. ¿Cómo lucharon contra la dictadura del proletariado los dirigentes seguidores del camino capitalista dentro del Partido Comunista de China? Hay que examinarlos.
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1.-
LIU SHAO-CHI
a) En 1939, en plena Revolución de Nueva Democracia, Liu Shao-chi publicó su libro llamado ―Autocultivación‖. Este libro tuvo sucesivas publicaciones. En 1962, cuando el autor detentaba el cargo de Presidente de la República Popular China, se hizo la penúltima edición; o sea que, hasta 1962, por un lapso de 23 años ese libro influyó en las filas de militantes del Partido Comunista. La característica esencial del libro de ―Autocultivación‖ es que niega sutilmente la contradicción principal en el socialismo, soslaya cautelosamente la lucha de clase del proletariado contra la burguesía, se opone a la violencia revolucionaria y a la dictadura del proletariado sobre la burguesía, cercena y falsea los principios fundamentales del marxismo-leninismo. En dos palabras: revisa y traiciona al marxismo-leninismo maoísmo, encubriéndose con salmodias al comunismo y con exhortaciones emocionalistas a una subjetiva autocultivación personal, que es peculiaridad de la burguesía. En la edición de 1981, hecha por el PCCh (revisionista), han sido corregidos los contrabandos y el libro de ―Autocultivación‖ ha sido acomodado para la rehabilitación política de Liu Shao-chi por los revisionistas chinos. En la edición de 1962, el autor agregó su concepto sobre el Estado en el socialismo, y lo definió como un Estado de nadie, neutral, sin esencia de clase. Escribió que la clase obrera debe ―establecer un aparato estatal centralizado y a la vez democrático‖. ¿Qué Estado es aquél que sólo es ―centralizado y democrático‖ en el socialismo? Es, sin duda, un Estado sin dictadura de la clase obrera sobre su enemigo la burguesía, como la burguesía quiere. Se trata de una versión revisionista chin a del ―Estado de todo el pueblo‖ de Jruschov. Liu-Shao-chi, en su libro, no sólo no mencionaba para nada la lucha y la dictadura del proletariado, sino que tachaba esas palabras donde quiera que las encontraba. En un pasaje citó a Lenin en la forma siguiente: ―… la burguesía, cuya resistencia se ve decuplicada por su derrocamiento (aunque no sea más que en un país) y cuya potencia consiste no sólo en la fuerza del capital internacional, en la fuerza de la solidez de los vínculos internacionales de la burguesía, sino, además, en la fuerza de la costumbre, en la fuerza de la pequeña producción.
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Porque, por desgracia, queda todavía en el mundo mucha, muchísima pequeña producción, y la pequeña producción engendra capitalismo y burguesía constantemente, cada día, cada hora, de modo espontáneo y en masa. Por todos estos motivos… la victoria sobre la burguesía es imposible sin una guerra prolongada, tenaz, desesperada, a muerte, una guerra que exige serenidad, disciplina, firmeza, inflexibilidad y una voluntad única.‖ 14(Los subrayados son míos).
Al citar el texto, el dirigente seguidor del camino capitalista, al comienzo, y después del último punto y seguido, realizó una mutilación que la hacía pasar como inadvertida. Remitámonos al texto original de Lenin para descubrir qué parte le fue mutilada. En su libro ―La enfermedad infantil del ‗izquierdismo‘ en el comunismo‖, Lenin había escrito: ― La dictadura del proletariado es la guerra más abnegada y más implacable de la nueva clase contra un enemigo más poderoso, contra la burguesía, cuya resistencia se halla decuplicada por su derrocamiento (aunque no sea más que en un solo país) y cuya potencia consiste, no sólo en la fuerza del capital internacional, en la fuerza y la solidez de las relaciones internacionales de la burguesía, sino, además, en la fuerza de la costumbre, en la fuerza de la pequeña producción. Pues, por desgracia, ha quedado todavía en el mundo muchísima pequeña producción y ésta engendra al capitalismo y a la burguesía constantemente, cada día, cada hora, por un proceso espontáneo y en masa. Por todos estos motivos, la dictadura del proletariado es necesaria, y la victoria sobre la burguesía es imposible sin una lucha prolongada, tenaz, desesperada, a muerte, una lucha que exige serenidad, disciplina, firmeza, inflexibilidad y una voluntad única‖.15(Los subrayados son míos).
Con suma capciosidad, manteniendo la concordancia formal entre las oraciones, para no despertar sospechas, el renegado Liu Shao-chi cercenó la expresión ―La dictadura 14
15
Redactores de Hongqi y Renmin Ribao (8.5.67): ―El elemento esencial del libro sobre ‗Autocultivación‘ es la traición a la dictadora del proletariado‖. Edic. en LL.EE., Pekín, p. 11. Lenin: ―La enfermedad infantil del ‗izquierdismo‘ en el comunismo‖. Edic. en LL.EE., Pekín, 1966, pp. 5-6.
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del proletariado‖, en el renglón inicial del texto de Lenin, y tachó la oración ―la dictadura del proletariado es necesaria‖, después de las cuatro primeras palabras del último punto y seguido del mismo texto. Recortó la quintaesencia del comunismo científico, sin la cual todo lo demás es vacuo y se reduce a simple utopía. En otro pasaje del libro de ―Autocultivación‖, el traidor Liu Shao-chi volvió a citar a Lenin, aparentando ser leninista y deformándolo discretamente a fin de evitarse contratiempos, para hacer un buen servicio a la burguesía. El elemento seguidor del camino capitalista citó así: ―Suprimir las clases no sólo significa expulsar a los terratenientes y a los capitalistas — esto lo hemos hecho nosotros con relativa facilidad — , sino también suprimir los pequeños productores de mercancías; pero a éstos no se les puede expulsar, no se les puede aplastar; con ellos hay que convivir, y sólo se puede (y se debe) transformarlos, mediante una labor de organización muy larga, lenta y prudente. Estos pequeños productores cercan al proletariado por todas partes de elementos pequeñoburgueses, lo impregnan de este elemento, lo corrompen con él, provocan constantemente en el seno del proletariado recaídas de pusilanimidad pequeñoburguesa, de atomización, de individualismo, de oscilación desde la exaltación hasta el abatimiento. Para hacer frente a eso, para permitir que el proletariado ejerza acertada, eficaz y victoriosamente su función organizadora (que es su función principal), son necesarias una centralización y una disciplina severísimas en el partido político del proletariado … La fuerza de la costumbre de millones y decenas de millones de hombres es la fuerza más terrible … Es mil veces más fácil vencer a la gran burguesía centralizada que ‗vencer‘ a millones y millones de pequeños patronos, los cuales, con su labor corruptora invisible, inaprehensible, cotidiana, producen los mismos resultados que necesita la burguesía, que determinan la restauración de ésta‖. 16
En cambio el texto original y completo de Lenin es:
16
Redactores de Hongqi y Renmin Ribao (8-5-67): Op. cit., pp. 12-13.
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―Suprimir las clases no consiste únicamente en expulsar a los terratenientes y a los capitalistas — esto lo hemos hecho nosotros con relativa facilidad — , sino también en suprimir los pequeños productores de mercancías. Pero a éstos es imposible expulsarlos; hay que entenderse con ellos, se les puede (y se les debe) transformar, reeducar tan sólo mediante una labor de organización muy larga, lenta y cautelosa. Estos pequeños productores cercan al proletariado por todas partes del elemento pequeñoburgués, lo impregnan de ese elemento, lo desmoralizan con él, provocan constantemente en el seno del proletariado recaídas de pusilanimidad pequeñoburguesa, de atomización, de individualismo, de oscilaciones entre la exaltación y el abatimiento. Son necesarias una centralización y una disciplina severísimas en el Partido político del proletariado para hacer frente a eso, para permitir que el proletariado ejerza acertada, eficaz y victoriosamente su función organizadora (que es su función principal). La dictadura del proletariado es una lucha tenaz, cruenta e incruenta, violenta y pacífica, militar y económica, pedagógica y administrativa, contra las fuerzas y las tradiciones de la vieja sociedad. La fuerza de la costumbre de millones y decenas de millones de hombres, es la fuerza más terrible. Sin un partido férreo y templado en la lucha, sin un partido que goce de la confianza de todo lo que haya de honrado dentro de la clase, sin un partido que sepa pulsar el estado de espíritu de las masas e influir sobre él, es imposible llevar a cabo con éxito esta lucha .‖ 17 (Los subrayados son míos).
En el libro de ―Autocultivación‖, el dirigente seguidor del camino capitalista, al transcribir este otro texto de Lenin, le mutiló la parte que dice: “La dictadura del proletariado es una lucha tenaz, cruenta e incruenta, violenta y pacífica, militar y económica, pedagógica y administrativa, contra las fuerzas y las
A Liu Shao-chi, como a todo redomado revisionista, le disgustaba, le estorbaba mucho eso de dictadura del proletariado; no podía tolerarla por eso la evadía, la arrancaba de los escritos. Todo lo que dice Lenin en el largo texto que dejamos más arriba, es decir, lo tocante a la construcción del socialismo y a la supresión de las clases sociales, sería sencillamente imposible de tradiciones de la vieja sociedad.”.
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Lenin: ―La enfermedad infantil…‖. Edic. En LL.EE., Pekín, 1966, pp. 33-34.
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lograrlo si se le separa de la dictadura del proletariado. Liu Shao-chi quería hacer justamente imposible la desaparición de la burguesía escondiendo la esencia del comunismo científico, presentándolo como inmunda basura utópica y difundiéndolo así, con su libro de ―Autocultivación‖, en el seno del Partido Comunista de China, entre la clase obrera y todo el pueblo, en China y en todo el mundo, para confundirlos, desorientarlos y mantenerlos bajo el yugo de la burguesía. Pero el proletariado no puede ejercer su dictadura sin la dirección de su partido de clase. Ahí estaba el otro aspecto intolerable para Liu Shao-chi; por eso también eliminó la parte que versa así: “Sin un partido férreo y templado en la lucha, sin un partido que goce de la confianza de todo lo que haya de honrado dentro de la clase, sin un partido que sepa pulsar el estado de espíritu de las masas e influir sobre él, es imposible llevar a cabo con éxito esta lucha .” Esto demuestra
que Liu Shao-chi, dirigente seguidor del camino capitalista dentro del Partido, en nombre de la burguesía, combatía escondido a la dictadura del proletariado rompiendo el eje del marxismo-leninismo-maoísmo. Ese renegado, agente secreto de la burguesía, además odiaba al pensamiento Mao Tsetung y a los grandes maestros del proletariado internacional, pues, ajustándose a los mandatos de Jruschov, renegó especialmente contra Stalin.
Liu Shao-chi reemplazaba la dictadura del proletariado por la autocultivación burguesa de los militantes del Partido Comunista de China. Con tal propósito hizo girar su libro en torno a la fórmula: ―La autocultivación es todo, el objetivo final es nada‖. El objetivo final del proletariado, siguiendo el derrotero de su dictadura, es el comunismo; este objetivo, que es el todo del marxismo-leninismo-maoísmo, era nada para el revisionista Liu Shao-chi porque su todo era la autocultivación subjetiva, burguesa. ¿En qué se diferencia ―la autocultivación es todo, el objetivo final es nada‖ , de Liu Sha-chi, de ―el objetivo final no es nada, el movimiento lo es todo‖, de Eduardo Bernstein? En nada, por cierto. Ambas fórmulas revisionistas sacrifican el objetivo final del proletariado a las reivindicaciones del momento, a lo secundario, a las reformas, mediante la autocultivación individualista, sin lucha y sin dictadura contra la burguesía. Así, escondido, por lo bajo, pugnaba por la restauración burguesa Liu Shao-chi, con su libro de ―Autocultivación‖, que, luego de descubrirle el PCCh sus fraudes, fue echado al tacho de las basuras revisionistas por la Gran Revolución Cultural Proletaria. 53
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Hoy, cuando China ha restaurado completamente el capitalismo el libro de ―Autocultivación‖ es el catecismo revisionista que ha reemplazado a las obras marxista-leninistas de Mao Tsetung, de Lenin, Stalin, Engels y Marx.
b) En 1956, cuando se estaba culminando la cooperativización agrícola, Liu Shao-chi se había opuesto a dicha cooperativización; sobre todo se opuso al surgimiento de las Comunas Populares. En esa oportunidad negó la existencia de la burguesía, se opuso a la lucha de clases y negó la contradicción principal en la etapa socialista. Dijo en aquel entonces: ―Se ha resuelto básicamente la contradicción entre el proletariado y la burguesía y la contradicción principal dentro del país ya no es la existente entre el proletariado y la burguesía sino la contradicción entre el avanzado sistema socialista y las atrasadas fuerzas productivas sociales‖. 18 Tomando lo secundario por lo principal en el socialismo, esto es, el desarrollo económico sin combatir a la burguesía y sin consolidar la dictadura del proletariado, Liu Sha-chi se oponía, en verdad, a la lucha y a la dictadura sobre la burguesía así como a la profundización del sistema socialista. Negando la contradicción principal procuraba el relajamiento de la clase obrera, su partido y su dictadura de clase, y ocultaba, protegía, a la burguesía y sus pretensiones de recuperación del Poder.
Sobre la negación de la contradicción principal, para permitir el libre desbordamiento de la burguesía, el agente burgués que ocupaba puestos dirigentes en el PCCh y el Gobierno, agregó complementariamente: ―La industria debe retroceder los suficiente, incluyendo la fijación de cuotas de producción agrícola en base a la familia campesina y el trabajo individual‖.19¡Claro! Nada de cooperativas, nada de Comunas, nada de propiedad socialista. Propiedad privada individual, trabajo individual y sólo cuotas de producción era lo que necesitaba la burguesía para recuperar el capitalismo y Liu Shao-chi lo estaba peleando. El y sus agentes infiltrados en diferentes sectores y niveles se esforzaron para reimplantar el ―san zi yi bao‖ y el ―si da zi you‖, o dos fórmulas ―mágicas‖ para la recuperación capitalista y burguesa. El ―san zi yi bao‖ consistía en aumentar las tierras de uso privado, de mercados libres y empresas 18
Liu Sha-chi: Citado por Tien Chi-sung en: ―Dominar firmemente la contradicción principal‖, en ―Pekín Informa‖, Nº 17, 1976, p. 15. 19 Ibid.
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responsables de sus propias ganancias y pérdidas, y la fijación de cuotas de producción agrícola en base a la familia campesina. Y el ―si da zi you‖ era la libertad de negociar la tierra, de contratar mano de obra, de comerciar individualmente y practicar la usura. Liu Shao-chi actuaba en el conjunto de un contraataque global de la burguesía mundial contra el movimiento comunista internacional. No es casual que al mismo tiempo lo hicieran en sus propios países Jruschov y Tito. Estos representantes secretos de la burguesía, que ocupaban altos cargos dirigentes, eran seguidores del camino capitalista; eran, junto con sus camarillas, agentes secretos de la burguesía infiltrados en los partidos comunistas donde se dedicaban febrilmente a la tarea de revisar el marxismo-leninismo, a luchar secretamente en el campo ideológico deformando — como hemos señalado — la ideología del proletariado, falseándola, enredándola, mutilándola, quebrándole el espinazo, arrancándole su médula revolucionaria de clase, acomodándolas a las necesidades de la burguesía para crear una conciencia restauracionista entre las masas trabajadoras. Pero Liu Shao-chi, a diferencia de Tito y Jruschov, no pudo pasar del intento de restauración. El Partido Comunista de China, pertrechado del marxismo-leninismo-maoísmo, y templado en la Revolución de Nueva Democracia y en la Revolución Socialista, descubrió los contrarrevolucionarios designios del dirigente seguidor número uno del camino capitalista y lo puso a gran descubierto; sin embargo, él no estaba solo, él era sólo el caudillo de la pandilla de infiltrados secretos: demócratas burgueses y pequeñoburgueses, revisionistas, en los diferentes niveles partidarios y de gobierno; era, exactamente, el cabecilla de un siniestro cuartel general burgués. Observando esta realidad, Mao Tse-tung elaboró la siguiente gran tesis marxista-leninista: ―Se está haciendo la revolución socialista, sin embargo, no se comprende dónde está la burguesía. Está justamente dentro del Partido Comunista, y son los dirigentes seguidores del camino capitalista en el Partido. Los seguidores del camino capitalista siguen todavía su camino‖. 20 ¿Sobre qué realidad formuló esta tesis Mao Tse-tung? Sobre la realidad de que en la sociedad socialista quedan remanentes de las viejas clases explotadoras, de que el proletariado tiene que seguir luchando contra esas clases que también luchan; sobre la realidad de que sigue existiendo el ―derecho burgués‖ y de que la burgues ía ejerce influencia y corrupción sobre sectores de la clase obrera, sectores de los militantes 20
Mao Tse-tung: Citado en ―Mantener Firmemente el rumbo principal de la lucha‖, en ―Pekín Informa‖, Nº 15, 1976, p. 7.
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comunistas, sectores de trabajadores de los órganos de gobierno y sectores de la intelectualidad; sobre la realidad de que los pequeños productores y la pequeña producción engendran burguesía y capitalismo — como decía Lenin — ―constantemente, cada día, cada hora, por un proceso espontáneo y en masa‖. Sobre esta realidad es que surgen los elementos con poder que siguen el camino capitalista, unos, como Liu Shao-chi, infiltrados en las filas partidarias y, otros, que, aunque siendo comunistas proletarios, se han dejado influir y corromper por la burguesía e incurren en estilo de vida burgués. Estos son, en verdad, los dirigentes seguidores del camino capitalista o la burguesía dentro del Partido: una nueva forma de burguesía, con careta de marxista-leninista, que ocupa puestos dirigentes en medio de la dictadura del proletariado en el socialismo. Liu Shao-chi fue expulsado y destituido de todos sus cargos por acuerdo de la XII Sesión Plenaria Ampliada del VIII Comité Central del Partido Comunista de China. Pero — ya dijimos — él sólo era el cabecilla de todo un cuartel general burgués. ¿Cómo resolver el complicado problema de recuperar la parte de Poder usurpado por los seguidores del camino capitalista en los diferentes niveles del Partido y de los órganos oficiales dentro del inmenso territorio chino? El Partido Comunista de China encontró la manera de resolverlo en forma teórica y práctica, mediante la continuación de la revolución bajo las condiciones de la dictadura del proletariado, o sea, mediante la Gran Revolución Cultural Proletaria, contra los elementos seguidores del camino capitalista (o sea, la burguesía dentro del Partido y del Estado) y para acondicionar toda la superestructura a los cambios socialistas de la base económica. La Revolución Cultural se inició prácticamente en la XI Sesión Plenaria del VIII Comité Central del PCCh, celebrada en agosto de 1966, oportunidad en que el Presidente Mao escribió el primer Dazibao de esa revolución, que decía: ―¡Cañonear el cuartel general!‖ Posteriormente, en octubre de 1968, el VIII Comité Central del PCCh se reunió en su XII Sesión Plenaria Ampliada y aprobó los históricos Veredictos Justos sobre la Gran Revolución Cultural Proletaria de China. Unos de esos veredictos se dirigían precisamente, con certera puntería, hacia Liu Shao-chi, en los siguientes términos: ―La XII Sesión Plenaria Ampliada:
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- Sostiene que, con el apoyo del Ejército Popular de Liberación, el proletariado ha aplastado el cuartel general burgués representado por Liu Shao-chi, que intentaba usurpar la dirección del Partido, del Gobierno y del Ejército, así como a sus agentes en diferentes lugares, y han recuperado aquella parte del Poder usurpado por ellos. - Ratifica el ‗Informe sobre la verificación de los crímenes del ‗renegado , traidor y vendeobreros Liu Shao-chi‘, presentado por el Grupo de Verificación del caso específico dependiente del Comité Central del Partido. Este informe demuestra con plenas pruebas que el número uno de los elementos con poder seguidores del camino capitalista dentro del Partido, Liu Shao-chi, es un renegado, traidor y vendeobreros que se había escondido en el Partido, y un lacayo del imperialismo, el revisionismo contemporáneo y los reaccionarios kuomintanistas. - Sostiene que el desenmascaramiento por el Partido y las masas revolucionarios de la catadura contrarrevolucionaria de Liu Shao-chi, durante la Gran Revolución Cultural Proletaria, es una grandiosa victoria del pensamiento Mao Tsetung y de la Gran Revolución Cultural Proletaria. - Manifiesta su profunda indignación revolucionaria por los crímenes contrarrevolucionarios de Liu Shao-chi y aprueba por unanimidad la resolución de Expulsar para Siempre del Partido a Liu Shao-chi, destituirlo de todos sus cargos dentro y fuera del Partido y continuar ajustándole las cuentas por los crímenes cometidos por él y sus socios, crímenes de traición al Partido y a la Patria.‖
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2.-
TENG SIAO-PING
Cuando en 1956 Liu Shao-chi negó la existencia de la burguesía, se opuso al surgimiento de las Comunas Populares, abogó por el ―san zi yi bao‖ y el ―si da zi you‖, negó la contradicción principal de clases en el socialismo y se opuso a la dictadura del proletariado con su ―autocultivación‖, es decir, cuando impulsó una línea revisionista contrarrevolucionaria, ya contaba con la confabulación de Teng Siao-ping. Este camuflado oportunista estaba asociado a Liu Shao-chi y era un dirigente seguidor del camino capitalista. Haciendo posta con su socio, cuando lo fundamental de la transformación socialista de la propiedad de los medios de producción en China entraba a su término y se producía el Gran Salto Adelante, aprovechando las circunstancias del triunfo proletario, en 1957, declaró que: ―como las clases han sido eliminadas básicamente, ya no hay que poner énfasis en la lucha de clases‖. Otra vez negación de la existencia de clases y lucha de clases en el socialismo, de la contradicción principal en él y una velada oposición a la dictadura del proletariado.
a) Posteriormente, en 1961, los revisionistas soviéticos, apandillados por Jruschov iniciaron un siniestro sabotaje a China socialista a causa de que ésta decidió continuar por el camino del marxismo-leninismo. Coincidentemente, China sufría en esos momentos grandes calamidades naturales y su economía andaba en dificultades. En estas circunstancias, Teng Siao-ping encontró oportunidad para culpar de las dificultades al sistema socialista que, debido a su ―terquedad‖ por el marxismo-leninismo, no buscaba resolver las dificultades económicas ofreciéndose al revisionismo soviético o al imperialismo yanqui. Entonces Teng habló de recuperar y desarrollar la economía china aplicando una ―mágica‖ fórmula que él mismo compuso y que es célebre hasta hoy día por los saltos felinos de restauración capitalista que produce. Dijo el mago revisionista que, para desarrollar la economía china, no importaba el medio a que se recurriera, que ―Un gato, blanco o negro, es bueno con tal que cace ratones‖. ―¿Cuál tipo de relaciones de producción es mejor? Parece que tenemos que tomar esta actitud: adoptar en cualquier lugar cualquier tipo que facilite la restauración y el desarrollo de la producción‖. 21 21
Teng Siao-ping: Citado por Chin Chi- po en: ―No se permite negar la diferencia entre el socialismo y el imperialismo‖, en ― Pekín Informa‖, Nº 16, 1976, p. 19.
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Teng Siao-Ping, renegando abiertamente del marxismo-leninismo y del socialismo, se entregaba vulgarmente a brazos de la filosofía pragmática burguesa y del estrecho practicismo de la burguesía imperialista norteamericana. Al sostener pragmáticamente que es bueno ―en cualquier lugar cualquier tipo (de relaci ones de producción) que facilite la restauración y el desarrollo de la producción ‖, no hacía distinción entre socialismo, de un lado, y capitalismo e imperialismo, de otro lado; negaba que las relaciones de producción socialista son las únicas mejores y superiores para el proletariado y demás clases explotadas del pueblo, y hacía propuesta escondida de restablecer las relaciones de producción capitalistas. Esta es la esencia de la consigna ―Un gato, blanco o negro, es bueno con tal que cace ratones‖. Para Teng Siao-ping lo único importante era el desarrollo de la producción y no de la revolución socialista, porque por ese medio encontraba la vía de la restauración capitalista. Enfatizaba en la formación de tecnócratas para desarrollar la producción en lugar de formar cuadros técnicos con conciencia socialista que ayuden a la construcción del socialismo. En la tarea de formar expertos ―No importa — decía el seguidor del camino capitalista — si la línea es negra o roja, con tal que prepare personas calificadas y rinda productos‖. No importándole el color del gato ni el color de la línea, ni el tipo de relaciones de producción, en el afán de desarrollar la economía, Teng se ocultaba en una aparente forma de buena intención; pero, en el fondo, él mismo era un gato negro burgués, agazapado en el Partido Comunista de China, que luchaba seguro de que toda fórmula pragmática, que dé las espaldas a los asuntos de la dictadura del proletariado y la revolución socialista, abría el camino a la restauración capitalista. El Partido Comunista lo sometió a dura crítica. Entonces Teng, ante la resistencia marxista-leninista, se arrepintió de sus afirmaciones revisionistas y ofreció corregirse. En adelante, cada vez que era descubierto en sus andanzas revisionistas, haría del arrepentimiento y el ofrecimiento de corregirse una mañosa táctica para conservarse en el Partido.
b) Más tarde, iniciada ya la Revolución Cultural Proletaria, volvió a confabularse con Liu Shao-chi en la oposición a dicha revolución, en el aplastamiento a las masas trabajadoras y en la aplicación de la línea reaccionaria burguesa, oposición conocida como la ―contracorriente de febrero‖, de 1967. Teng Siao-ping, un año más 59
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tarde, pugnó por abrogar la justa resolución del PCCh que criticaba y desenmascaraba a fondo a la indicada contracorriente impulsada por el cuartel general burgués acaudillado por Liu Shao-chi, es decir, se esforzó para anular el veredicto del comité central del PCCh, del 31 de octubre de 1968, que hacía la crítica y el desenmascaramiento profundo a la ―contracorriente de febrero‖ y que establecía la teoría, los principios, la línea y las políticas para la Revolución Cultural Proletaria. Encontrándole en esos ajetreos, el Partido y las masas criticaron nuevamente a Teng. El obstinado dirigente seguidor del camino capitalista expuso su deseo de arrepentirse y corregirse y empeñó su palabra de ―nunca intentar la revocación del veredicto‖; entonces el PCCh le ofreció una nueva oportunidad de permanecer en sus filas. Mas, posteriormente, en lugar de corregirse, se dio a la tarea secreta de organizar un nuevo cuartel general burgués reclutando a toda clase de agentes burgueses, traidores y arribistas, en los diferentes niveles partidarios y desencadenó en 1975 el conocido ―viento revocatorio derechista‖, que estuvo destinado a abolir los Veredictos Justos sobre la Gran Revolución Cultural Proletaria aprobados por la XII Sesión Plenaria Ampliada del VIII Comité Central. ―Olvídense de todo lo ocurrido durante la Gran Revolución Cultural — ordenaba Teng Siao-ping — , no piensen en ello en absoluto ni lo mencionen. Yo, que tengo mala memoria, lo he olvidado por completo‖. Situado en el vórtice del ciclón revocatorio derechista, agregó, además, para evitar un correcto balance de aquella Revolución: ―Ahora en todos los terrenos existe la necesidad de hacer una rectificación. Se debe tomar las tres instrucciones como clave (…)‖. 22 ¿Qué cosa era aquello de ―las tres instrucciones como clave‖? Era una peligrosa triquiñuela armada por Teng Siao-ping en un intento revocatorio y restauracionista. Mao Tse-tung había impartido en momentos diferentes y para circunstancias igualmente diferentes sendas instrucciones relacionadas a la construcción socialista en China. De ellas Teng Siao-ping extrajo las tres siguientes: 22
―Estudiar la teoría de la dictadura del proletariado para combatir y prevenir el revisionismo‖. ―Promover la estabilidad y la unidad‖. Teng Siao- ping: Citado por el Grupo de Crítica Masiva de las Universidades de Pekín y Chinjuá, en: ―Una confesión de los intentos revocatorios y restauracionistas‖, en ―Pekín Informa‖,Nº 28, 1976, p. 10.
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―Elevar la economía nacional a nuevas alturas‖. El dirigente seguidor del camino capitalista se aprovechó de estas tres instrucciones de Mao y ordenó tomarlas como clave. Adoptó una táctica muy engañosa, capaz de hacer a muchos perder fácilmente la vigilancia revolucionaria, pues, parece (formalmente) correcta la orden de ―tomar las tres instrucciones como clave‖ si se las tiene en cuenta de modo ligero tal como las agrupó Teng Siao-ping: desligadas del tiempo y de las circunstancias concretas en que fueron planteadas, así como de sus relaciones con la línea fundamental del Partido para la construcción socialista. Hábilmente sobrepuestas, las tres instrucciones le servían a Teng nada más que para dar orillo a su programa revisionista de restauración capitalista y para desatar el viento revocatorio derechista contra los Veredictos Justos de la Revolución Cultural Proletaria. En la primavera de 1975, Mao Tsetung había emitido la directiva de ―Estudiar la Teoría de la Dictadura del Proletariado‖ con la finalidad de que todo el Partido y todo el pueblo hicieran consecuente y profunda crítica a la práctica del ―derecho burgués‖ y al revisionismo para prevenirse de la restauración capitalista. Como esto daba en la médula a Teng (gran defensor del ―derecho burgués‖), éste, para nublar el centro de la crítica, distraer a las masas y defender a sus acólitos, rebuscó de otras circunstancias dos directivas más, las adosó a la de 1975 y dijo: ―Se debe tomar las tres instrucciones como clave‖. Teng Siao-ping, colocando la directiva de ―Estudiar la teoría de la dictadura del proletariado para combatir y prevenir el revisionismo‖ delante de las otras dos, no lo hizo más que para procurarse un indispensable camuflaje que le permitiera pasar inadvertidos sus contrabandos revisionistas, porque el centro de su política e intenciones estaba, en realidad, en las dos restantes instrucciones a las cuales, en la práctica, dio primerísimo importancia; en efecto, para Teng lo absoluto y fundamental, lo que debía considerarse por sobre todo era la unidad, la estabilidad y el desarrollo de la economía. Con estas consignas sacaba al Partido y a las masas del camino correcto. Al considerarlas falsamente como la clave de la construcción socialista en contra de la línea del Partido Comunista de China, buscaba que el Partido, la clase obrera y el resto del pueblo, se dedicaran a cultivar la unidad y a desarrollar la economía como lo fundamental y único, es decir, buscaba apartarlos de 61
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la lucha contra la burguesía, para que ésta se mantuviera en paz y recuperara pacíficamente el Poder sin que lo notaran ni el Partido ni la clase obrera y mientras estos se dedicaban a la unidad y a la economía. La consigna de ―Tomar las tres instrucciones como clave‖ echaba por la borda la verdadera clave señalada por el PCCh y el Presidente Mao para la consolidación y desarrollo del socialismo. La clave de tres elementos, fabricada por Teng Siao-ping, prescinde olímpicamente de la auténtica clave para el triunfo definitivo del socialismo. Mao Tsetung desató el nudo de la artimaña de Teng y descargó una muy seria crítica principista en los términos siguientes: ―¡Qué es eso de ‗tomar las tres instrucciones como clave‘! La estabilidad y la unidad no significan renunciar a la lucha de clases. La lucha de clases es como la cuerda clave de una red, y todo lo demás son m allas‖.23 Teng Siao-ping no hablaba de tomar la lucha de clases como clave; él inventó su propia clave con la intensión de entorpecer la vigilancia revolucionaria de los obreros y los campesinos, sofocar la lucha del proletariado contra la burguesía y avivar la lucha reaccionaria de ésta contra el proletariado. No tuvo en cuenta la clave que plantea el marxismo-leninismomaoísmo. Dejando a un lado la lucha de clases planteó ―tomar las tres instrucciones como clave‖. Estas instrucciones aisladas de la lucha de clases del proletariado no podían constituir ninguna clave para desarrollar el socialismo y marchar al comunismo. Sin embargo, las tres instrucciones si constituían la segura clave de la burguesía para combatir a la Revolución Socialista y restablecer el capitalismo en China. Teng lo sabía y escondía su verdad en lo hondo de su corazón. Sabía que la dictadura del proletariado, no defendida y conservada por la lucha de éste contra la burguesía, caería en poder de ésta. Tal era el contenido de la consigna d e ―tomar las tres instrucciones como clave‖. El porfiado dirigente seguidor del camino capitalista dentro del PCCh, heredando y desarrollando la teoría de las fuerzas productivas de su maestro Liu Sha-chi, se esforzaba por llevar a la práctica esa teoría como efecto lógico y complemento infaltable de ―tomar las tres instrucciones como clave‖. Retomando su fórmula de ―Un gato, blanco o negro, es bueno con tal que cace ratones‖ argumentaba que se puede seguir cualquier camino con tal que éste lleve a mayor altura la economía nacional china. Ahí radicaba la médula de su clave: el proletariado chino debía 23
Mao Tsetung: Citado por Chi Jeng en ―De demócratas burgueses a seguidores del camino capitalista‖, en ―Pekín Informa‖, Nº 13, 1976, p. 6.
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abandonar la lucha contra la burguesía y la dictadura sobre ésta para dedicarse a desarrollar la economía y sólo la economía en unión y estabilidad con todos. ¿Qué significa desarrollar solamente la economía sin lucha y dictadura contra la burguesía en el socialismo? Significa sencillamente desarrollar economía capitalista, esto es, restaurar capitalismo y burguesía. Teng Siao-ping y su cuartel general burgués, bajo el rótulo de empeñarse en la producción, forzaron una inversión de la relación entre política y economía, entre revolución y producción, o sea que invirtieron la relación entre lo que manda y lo que es mandado; hablaron de modernización por encima de todo y la colocaron en el lugar de mando sobre todo lo demás; ratificaron que la consigna contrarrevolucionaria de ―tomar las tres instrucciones como clave‖ estaba designada a lograr la modernización de China. En bien de la burguesía olvidaban, a sabiendas, lo que todo revisionista tiene en propósito olvidar: la verdad incontrovertible de que únicamente la revolución puede liberar las fuerzas productivas. Eso hacen los revisionistas; ―olvidan‖ esa verdad porque combatirla no pueden; ya vimos que el mismo Teng había dicho: ―Yo, que tengo mala memoria, lo he olvidado por completo‖.
c) Teng Siao-ping, como todos los revisionistas de todos los tintes, se reafirmaba en la tesis revisionista de que la transformación socialista de la propiedad sobre los medios de producción pone fin a la revolución en las relaciones de producción y en la superestructura, y que, después de esto, queda solamente desarrollar las fuerzas productivas. Esta tesis revisionista, que niega la existencia de clases y la lucha de clases antagónicas en el socialismo, necesitaba de un ingrediente apropiado para llevarla a la práctica. El cuartel general burgués de Teng, so pretexto de desarrollar la economía y las llamadas cuatro modernizaciones, desató lo que los camaradas chinos denominaron un ―tifón económico‖ y un ―tifón profesional‖ que colocaba al mando de todo las ganancias, los incentivos materiales a los trabajadores, la producción y la técnica. Frente a esta línea burguesa, Mao Tsetung y el cuartel general proletario que dirigía dieron la respuesta marxista-leninista de ―Empeñarse en la revolución y promover la producción‖ para construir el socialismo y realizar el comunismo. ¿Significaba esto que los marxista-leninistas chinos se oponían a desarrollar la economía y a ejecutar las cuatro modernizaciones? No, en modo alguno. Significaba rechazo a la línea burguesa de desarrollo de la economía y ejecución de las modernizaciones; significaba, más bien, reconocer dialécticamente el sitio y las relaciones correctos que corresponden a la revolución y a la producción, 63
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a la política y a la economía; significaba, entonces, reconocer que la política y la revolución ocupan el lugar de mando y que la economía y la producción ocupan el lugar de lo mandado en la construcción socialista. La cuestión no radicaba en si desarrollar o no la producción y realizar las modernizaciones, sino en qué línea seguir y cómo proceder para lograrlas. Teng Siao-ping, con su teoría de las fuerzas productivas y su consigna de ―confiar en los expertos la administración de l as fábricas‖, quería un desarrollo económico y una modernización sin revolución, sin lucha del proletariado contra la burguesía; un desarrollo y una modernización de tipo capitalista, porque — ha de saberse — que el desarrollo y la modernización por modernización, sin revolución proletaria, han sido hechos por los países capitalistas e imperialistas, y son precisamente esos países los que ostentan el más alto grado de desarrollo económico capitalista y de modernización; pero es en esos mismos países que la clase obrera se encuentra sometida a la esclavitud asalariada junto con el resto de las masas del trabajo, explotadas y oprimidas por la burguesía. Tales eran la modernización y desarrollo que deseaban Teng y sus secuaces. El ―empeñarse en la revolución y pr omover la producción‖ era, en cambio, una correcta línea proletaria que tomaba ambos aspectos: desarrollo de la revolución proletaria y desarrollo de la economía y modernización que acoge el principio de que solamente la revolución puede liberar y hacer desarrollar inconteniblemente las fuerzas productivas. Siendo el proletariado la fuerza productiva principal de la sociedad moderna, no puede hablarse, en estricto sentido de clase proletario, de desarrollo y modernización sin hablar de esa fuerza productiva principal, y no puede hablarse de desarrollo en el socialismo sin revolución socialista, sin lucha larga y repetida del proletariado contra la burguesía para conservar y defender la emancipación de clase y el Poder de dictadura proletaria sobre todas las clases explotadoras derrocadas, pues la historia ha confirmado que el Poder se conquista con la lucha y se lo conserva y desarrolla sólo mediante la lucha en todos los terrenos. En el socialismo no puede permitirse desarrollo económico y modernización más que bajo el mando, y al servicio, de la política y revolución proletarias, en las condiciones de la dictadura del proletariado, para impedir el restablecimiento del capitalismo y la burguesía. La Revolución Cultural Proletaria es la llamada a cumplir esta misión. El obstinado dirigente seguidor del camino capitalista dentro del Partido Comunista de china, había sostenido, simultáneamente, que era necesario el ―control directo y exclusivo de empresas por parte del ministerio concerniente‖. Se trataba de otr a 64
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consigna reaccionaria de correspondencia obligada al llamado ―desarrollo de las fuerzas productivas‖. Con ostensible interés contrarrevolucionario, la consigna tenía la finalidad de: 1° Liquidar la dirección del Comité Central y de los Comités locales del PCCh sobre la actividad económica produciendo escisionismo en las filas partidarias; 2° establecer un control vertical sobre las empresas en todo el país por cuenta de pocas personas desde la cumbre de los ministerios, a espaldas de las grandes masas de trabajadores, estableciendo una verdadera dictadura burguesa de expertos; 3° llevar a la práctica una política de capitulacionismo y traición nacional ante lo extranjero: el imperialismo y el socialimperialismo, para el desarrollo económico y las cuatro modernizaciones, haciendo de China una neocolonia del imperialismo. En concreto, el ―control directo y exclusivo de empresas por parte del ministerio concerniente‖ puede conceptuarse como el intento de desviar la economía socialista hacia la implantación de una economía capitalista de monopolio burocrático en China. En bloque, la ―autocultivación‖, la negación de las clases y la lucha de clases en el socialismo, la ―teoría de las fuerzas productivas‖, la idea del ―gato blanco o negro‖ y la consigna de las ―tres instrucciones como clave‖, tienen íntima coherencia y forman el contenido de una reaccionaria línea burguesa orientada hacia el restablecimiento del capitalismo en China. Este bloqueo ideológico y la serie de consignas derivadas para toda la superestructura, por cuenta de los dirigentes seguidores del camino capitalista y sus cuarteles generales, confirman la precisión de los Veredictos sobre la Revolución Cultural Proletaria acerca de que la construcción del socialismo presenta una enconada lucha entre las dos clases principales, los dos caminos y las dos líneas, que esta lucha tiene la peculiaridad de ser larga y repetida durante el dilatado período socialista. Confirman que la burguesía sigue existiendo en la sociedad socialista, pero que, de hecho, es de importancia número uno ver la presencia de la burguesía en el seno del Partido Comunista conformada por los dirigentes seguidores del camino capitalista, por cuanto esos dirigentes usan el Poder en sus manos para llevar a la práctica una línea revisionista contrarrevolucionaria agitando la bandera roja para combatir la bandera roja. Confirman que el centro de la lucha es la cuestión del Poder y que la lucha dentro del Partido Comunista, en las condiciones del socialismo, es sobre todo la lucha que sostienen los marxista-leninistas en el Partido contra los dirigentes seguidores del 65
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camino capitalista dentro del mismo, o sea, contra la burguesía dentro del Partido. Sujetándose a esta realidad Mao Tsetung anotó: ―En nuestro país subsistirá por largo ti empo la ideología burguesa y pequeñoburguesa, las ideas antimarxistas. Se ha establecido en lo fundamental el sistema socialista. Hemos obtenido la victoria básica en la transformación de la propiedad de los medios de producción, pero todavía no hemos logrado la victoria completa en los frentes político e ideológico. En el terreno ideológico, todavía no se ha resuelto en definitiva la cuestión de quién vencerá: el proletariado o la burguesía. Aún debemos sostener una lucha prolongada contra la ideología bur guesa y pequeñoburguesa‖.24
La lucha de resistencia que presentan las clases derrocadas, en todo el ámbito de la superestructura socialista especialmente en el terreno ideológico, tiene la oculta finalidad de crear entre las masas del pueblo una necesaria opinión pública restauracionista, contrarrevolucionaria, que allane el camino al derrocamiento del Poder proletario. Teng Siao-ping, agente secreto de esas clases, infiltrado en el Partido Comunista de China, lo estaba haciendo y, sobre esta base, pasó a la tentativa contrarrevolucionaria de abril de 1976. Por eso se hace inevitable la dictadura omnímoda del proletariado y la continuación de la revolución en las condiciones del proletariado en el Poder. Ningún comunista consecuente debe dejar de satisfacer estas necesidades objetivas en toda la etapa del socialismo. Sólo la lucha revolucionaria podrá frenar los intentos de la burguesía.
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Mao Tsetung: ―Discurso ante la Conferencia Nacional del Partido Comunista de China sobre el trabajo de propaganda‖, en ―Obras Escogidas‖ , T. V, Edic. en LL.EE., Pekín, 1977, p. 472.
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3.-
EL INTENTO DE TIENANMEN El 5 de abril de cada año se celebraba en China Popular el día de Qingming, o día dedicado a la memoria de los muertos. En 1976, aprovechando el día de Quingming, una pandilla de reaccionarios, revisionistas y renegados de toda especie, secuaces del dirigente seguidor del camino capitalita dentro del Partido Comunista de China, Teng Siao-ping, so pretexto de rendir homenaje al difunto Chou En-lai, perpetró un incidente político contrarrevolucionario en la Plaza Tienanmén de Pekín, dirigido entre biombos por Teng Siao Ping. Se perpetró una conspiración sangrienta. La caterva de enemigos de clase del proletariado cometió muchos desmanes: incendios, destrozos y muertes; arrojaron amenazas e insultos contra el Presidente Mao Tsetung a quien, apodándolo de Chin Shi Juang, le dijeron: ―Ya pasó la época del Emperador Chin Shi Juang‖. Esos bandidos contrarrevolucionarios izaron pancartas, banderas y cartelones con consignas reaccionarias, vivas y loas a Teng Siao-ping y su línea revisionista encaminada a revocar los Veredictos Justos de la Revolución Cultural Proletaria y a restaurar capitalismo; además reclamaron la dirección del Comité Central del PCCh para Teng. El complot contrarrevolucionario recibió una decidida respuesta revolucionaria proletaria de parte de las masas del pueblo y del Ejército Popular de Liberación, quienes castigaron contundentemente a la pandilla de malhechores políticos y sofocaron rápidamente la aventura reaccionaria. ¿Qué lecciones se pudieron extraer del complot sangriento de Tienanmén? De preferencia las cuatro enseñanzas siguientes:
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El intento reaccionario demostró con más claridad el hecho de que los dirigentes seguidores del camino capitalista dentro del PCCh eran la burguesía infiltrada en él.
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Se comprobó que la lucha entre las dos líneas dentro del Partido Comunista de China era una lucha a muerte entre las dos clases principales antagónicas en la época socialista: el proletariado y la burguesía.
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El intento despejó toda duda respecto a la existencia real de elementos contrarrevolucionarios en la sociedad socialista, que realizan sus acciones reaccionarias vinculadas estrechamente a las intrigas de restauración y retroceso de los dirigentes seguidores del camino capitalista dentro del PCCh.
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Evidenció que toda reacción, siempre que sea firme y resuelta la dictadura proletaria, es de vida efímera y que no es temible, puesto que las grandes masas del pueblo quieren la revolución y no la contrarrevolución.
A consecuencia de los hechos, el Comité Central del Partido Comunista de China, dos días después del incidente, emitió una resolución en los términos que siguen: ―Habiendo examinado el incidente contrarrevolucionario que se produjo en la Plaza Tienanmén y el reciente comportamiento de Teng Siao-ping, el Buró Político del Comité Central del Partido Comunista de China considera que la naturaleza de la cuestión de Teng Siao-ping ya se ha convertido en la de contradicción antagónica. De acuerdo a la proposición del gran líder el Presidente Mao, el Buró Político ha aprobado unánimemente destituir a Teng Siao-ping de todos sus cargos de dentro y fuera del Partido y conservar su militancia en el Partido para observar su comportamiento futuro‖. C.C.del PCCh 7 de Abril de 1976.25
De esta resolución podemos extraer tres verdades. A saber: Primera: La contradicción de clase con Teng Siao-ping se había transformado en antagónica, es decir, con el enemigo. Segunda: El Buró Político del Comité Central del PCCh acordó sólo destituir a Teng Siao-ping de todos sus cargos dirigentes de dentro y fuera del Partido. 25
C.C. del PCCh: ―Resolución del Comité Central del PCCh sobre la destitución de Teng Siao Ping de todos sus cargos de dentro y fuera del Partido‖, en ―Pekín Informa‖, Nº 15, 1976, p. 3.
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ercera: El Buró Político del Comité Central del PCCh acordó mantener la militancia de Teng Siao-ping en el Partido. Pero de estas verdades inquietantes podemos derivar estas preguntas: rimera: ¿Por qué solamente se le destituyó de sus cargos a Teng Siao-ping con quien la contradicción se había tornado antagónica? gunda: Si la naturaleza de la contradicción con Teng Siao-ping se había convertido en antagónica, es decir, era ya una contradicción con el enemigo de clase, ¿por qué el Buró Político acordó mantener a ese enemigo dentro del PCCh, y por qué no acordó expulsarlo como procedió con Liu Shao-chi cuando cayó en semejante estado? ercera: ¿Cómo se explica esta inconsecuencia del Buró Político del PCCh y la incongruencia de su resolución? La respuesta hay que buscarla en el mismo Buró Político del Comité Central del PCCh. El Buró Político del Comité Central, elegido en el X Congreso Nacional, en 1973, estaba compuesto por 21 miembros titulares y 4 suplentes. Hasta los primeros meses de 1976 habían muerto los miembros marxista-leninistas Tung Pi-wu, Kang Sheng y Chu Te, y el revisionista Chou En-lai. Coincidentemente fueron cuatro los muertos cuyas vacantes fueron ocupadas por los cuatro miembros suplentes, tres de los cuales serían fieles seguidores de Chou y Teng. El Buró Político quedó disminuido en su composición marxista-leninista como veremos luego. Comparando la composición del Décimo Buró Político con la del totalmente revisionista Undécimo Buró Político (elegido en el Undécimo Congreso Nacional del PCCh, en 1977, después del golpe de Estado de octubre de 1976), a abril de 1976, momento en que se emite la resolución de destitución de Teng Siao-ping, de los veintiún miembros del Décimo Buró Político quince integraron en 1977 el Undécimo Buró Político oficialmente revisionista. Descubramos a continuación a esos quince revisionistas escondidos: 69
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DÉCIMO BURÓ POLÍTICO A ABRIL DE 1976 1) Mao Tsetung 2) Wang Jung-wen 3) Wei Kuo-ching (x) 4) Ye Chien-ying (x) 5) Liu Po-cheng (x) 6) Chiang Ching 7) Wu Kui-sien (supl. asc.) 8) Sü Shi-you (x) 9) Jua Kuo-feng (x) 10) Chi Teng-Kui (x) 11) Wu Te (x) 12) Wang tung-sin (x) 13) Chen Yung-kui (x) 14) Chen Si-lien (x) 15) Li Sien-nien (x) 16) Li Te-sheng (x) 17) Chang Chun-chiao 18) Su Chen-jua (supl. asc.) (x) 19) Yao Wen-yuan 20) Ni Chi-fu (supl. asc.) (x) 21) Saifudin (supl. asc.) (x)
Muertos: 1) Tung Pi-wu 2) Kang Sheng 3) Chu Te 4) Chou En-lai
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UNDÉCIMO BURÓ POLÍTICO 1) 2) 3) 4) 5) 6) 7) 8) 9) 10) 11) 12) 13) 14) 15) 16) 17) 18) 19) 20) 21) 22) 23)
Jua Kuo-feng Wei Kuo-ching Ulanfu Fang Yi Teng Siao-ping Ye Chien-ying Liu Po-cheng Sü Shi-you Chi Teng-Kui Su Chen-jua Li Sien-nien Li Te-sheng Wu Te Yu Chiu-li Wang Tung-sin Chang Ting-fa Chen Yung-kui Chen Si-lien Keng Piao Nie Yung-chen Ni Chi-fu Su Siang-chien Peng Chung
SUPLENTES: 1) Chen Mu-jua 2) Chao Tsi-yang 3) Saifudin
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(x)
Al mes de abril de 1976, el Décimo Buró Político del Comité Central del PCCh estaba compuesto así: 6 integrantes marxista-leninistas (Mao Tsetung, Chiang Ching, Chang Chun-chiao, Yao Wen-yuan, Wang Juang-wen y wu Kui-sien) y 15 infiltrados revisionistas. Ese Décimo buró Político tenía una abrumadora mayoría revisionista; estaba ya minado de infiltrados agentes secretos de la burguesía que fingían de marxistas agitando la bandera roja para combatir la bandera roja. Ese Buró Político 70
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fue el que emitió la resolución del 7 de abril de 1976 salvando, con su mayoría revisionista, la militancia de Teng Siao-ping, a pesar de que se había transformado en el cabecilla del enemigo de clase infiltrado en el Partido Comunista de China. Con esa abrumadora mayoría revisionista, los integrantes marxista-leninistas del Buró no pudieron, ciertamente, hacer más; estaban en minúscula minoría. ¿Y cómo se explica esa presencia mayoritaria revisionista en el Décimo Buró Político del Comité Central del PCCh a abril de 1976? La respuesta es una e inconfundible; el socialismo es una larga etapa en que aún subsisten clases y lucha de clases; subsisten la burguesía y los terratenientes derrocados; subsiste la pequeña burguesía cuya transformación es tarea a largo plazo. Pero esas clases no subsisten simplemente; subsisten en constante lucha contra el proletariado para recuperar el Poder perdido. En las condiciones del socialismo, tal como ya vimos, la lucha de las viejas clases explotadoras se extiende sobre el vasto campo de la superestructura, principalmente sobre los terrenos ideológico y político. La lucha entre el proletariado (para defender y desarrollar su Poder) y la burguesía (para reconquistar su Poder perdido) es prolongada y muy complicada en el socialismo. La lucha de las clases principales en esta etapa, que es la lucha por seguir el camino del socialismo o el camino del capitalismo, determina la formación y lucha de una línea revisionista contra la línea proletaria, cada una con sus propugnadores dentro del Partido Comunista. En esta lucha encontramos, defendiendo la línea burguesa, a los que se adhirieron al Partido sólo físicamente en la primera etapa de la revolución, aquellos demócratas burgueses y pequeñoburgueses que, ocupando puestos dirigentes partidarios en la revolución socialista, persisten en sus concepciones demoburguesas, antiproletarias, y se convierten en dirigentes seguidores del camino capitalista. La burguesía no abandona la lucha; utiliza todos los recursos que le permitan su recuperación, y los dirigentes seguidores de la línea burguesa dentro del Partido Comunista son, objetivamente, el mejor recurso, sus mejores aliados, sus infiltrados, su avanzada reaccionaria, su cuartel general burgués. En la larga lucha del proletariado contra la burguesía ésta ejerce su influencia y corrupción sobre las masas de trabajadores y sobre los militantes del Partido Comunista. Esto, ligado a la persistencia del ―derecho burgués‖, a la pequeña propiedad y la pequeña producción, hace surgir nuevos elementos burgueses en el seno de la sociedad y del Partido del proletariado. Tal es la causa objetiva que produce la presencia de revisionistas enmascarados en los diferentes niveles partidarios, presencia que no surge de un momento a otro sino a lo largo de la edificación socialista y que se incrementa cuando encuentra, además, 71
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condiciones propicias. El Décimo Buró Político del Comité Central del PCCh, a abril de 1976, se encontraba, después de 27 años de Revolución Socialista, minado por quince infiltrados revisionistas comandados por Teng Siao-ping. Eso quiere decir que la burguesía china venía infiltrando sus agentes a lo largo de la revolución, desde años atrás, haciendo una escalada revisionista para recuperar sus posiciones. Lo objetivo era así; pero lo objetivo expuesto aquí no sirve para justificar al PCCh en general, ni a sus dirigentes marxista-leninistas en particular, sirve para remarcar la causa determinante, pero no para ocultar responsabilidades. Naturalmente los dirigentes marxista-leninistas son en algo responsables. Ellos naturalmente cometieron errores y sus errores constituyeron las condiciones sobre las cuales podría anidar el revisionismo, desarrollar y escalar posiciones, condiciones que permitieron existir a desvergonzados revisionistas del tipo Liu Shao-chi y Teng Siaoping o a solapados revisionistas del tipo Chou En-lai. Cometieron errores como el no tratar correctamente los dos tipos de contradicciones de diferente carácter, el aflojamiento de la vigilancia revolucionaria, el envanecimiento por los triunfos revolucionarios que hacían juzgar subjetivamente la situación, la falta de una permanente movilización de las masas para el constante desenmascaramiento de la burguesía y de los revisionistas, el confiar cargos de dirección a elementos de dudosa fidelidad al marxismo-leninismo, el exceso de clemencia para con los elementos revisionistas descubiertos, el debilitamiento de la dictadura proletaria, etc., errores de los cuales son responsables los dirigentes revolucionarios proletarios hasta 1976; pero fueron errores cometidos en el trabajo de construir el socialismo; pero precisamente errores y no otra cosa; no fue traición al proletariado ni conciliación con la burguesía, ni convivencia con el revisionismo como interesadamente quiso hacer aparecer Enver Hoxha; fueron errores cometidos en defensa, aplicación y desarrollo del marxismo-leninismo, en el deber de continuar la Revolución Socialista y cumplir el objetivo del comunismo. Mao Tsetung y los demás dirigentes proletarios incurrieron en errores, indudablemente; pero el caer en errores en el trabajo, en la lucha, no es revisionismo, no es antiproletario ni antimarxista; es el resultado de la inexperiencia al ejecutar una tarea nueva de gran envergadura en la historia. Ningún partido proletario y ningún dirigente proletario están exentos de cometer errores; ¿no los cometieron acaso Marx, Engels o Lenin? Ellos, como Mao, no fueron seres perfectos y acabados, no fueron dioses; fueron sencillamente seres sociales muy avanzados de la clase obrera capaces de errar. Sin embargo, por el hecho de cometer errores, no se detiene la historia; los errores capacitan, 72
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aleccionan, alertan a la clase obrera para no volver a caer en ellos. Los errores producen fracasos, pero los fracasos no detendrán nunca la marcha histórica de la clase obrera mundial empezada con la Revolución Socialista de octubre. La clase obrera volverá, más experta en la lucha, una y otra vez sobre su camino. Cuando se produjo el incidente contrarrevolucionario de Tienanmén y se emitió luego la resolución de destitución de Teng Siao-ping, el Buró Político del Décimo Comité Central del PCCh estaba ya plagado de revisionistas; eso explica por qué la resolución salva de la expulsión a Teng a pesar de que sus posiciones y sus actos lo habían llevado hasta el antagonismo de clase con el PCCh, con la clase obrera y con el resto del pueblo trabajador. El antagonismo fue patente y lo mismo la presencia revisionista mayoritaria; pero, en esas circunstancias los dirigentes marxistaleninistas de los diferentes niveles cometieron el error de no tomar las medidas preventivas necesarias para cerrarle el paso al revisionismo; aunque dieron la voz de alerta no movilizaron a las grandes masas, subestimaron al enemigo y sobreestimaron las propias fuerzas, no cerraron filas ni emprendieron acciones decididas para limpiar el Partido; se dejaron engañar por las máscaras revolucionarias de los quince revisionistas, pecaron de ingenuos y confiados. Mientras tanto los acontecimientos y el tiempo trabajaban para la restauración capitalista: el camarada Mao se acercaba a los últimos días de su vida y los quince cocinaban el golpe de Estado contrarrevolucionario. Los errores de los principales dirigentes proletarios (Chang Chun-chiao, Chiang Ching, Wang Jung-wen y Yao Wen-yuan) produjeron las condiciones para la permanencia de los revisionistas en el Comité Central, cuyas nefastas consecuencias ya las conocemos.
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IV.- LA REACCIONARIA “TEORÍA DE LOS TRES MUNDOS”
Desde 1973, cuando el Buró Político del Comité Central del PCCh tenía ya una mayoría revisionista (13 a 8), los revisionistas chinos han utilizado la ―teoría de los tres mundos‖ como concepción estratégica y análisis principal del PCCh acerca del mundo contemporáneo imputándole a Mao Tsetung la paternidad de dicha ―teoría‖. Los revisionistas chinos, inclusive, han fabricado un libro titulado ―La teoría del Presidente Mao sobre los tres mundos constituye una gran contribución al marxismo-leninismo‖, con el cual, haciendo acrobáticos sofismas, pretenden fundamentar su propia pose teórica escudándose con el nombre de Mao Tsetung. El libro, publicado en 1977, presenta la ―gran teoría‖ en e stos términos: ―En febrero de 1974, en conversación sostenida con un dirigente de un país del tercer mundo, el Presidente Mao dijo: ‗a mi juicio, los EE.UU. y la Unión Soviética constituyen el Primer mundo; fuerzas intermedias como el Japón, Europa, y Canadá integran el segundo mundo, y nosotros formamos parte del tercero‘. ‗El tercer mundo comprende una gran población. Toda Asia, excepto el Japón, pertenece al tercer mundo. África pertenece también a éste, e igualmente América Latina‘‖.
Y no hay más. Los revisionistas chinos sostienen en su libro que la ―teoría de los tres mundos‖ ―es una tesis científica marxista sobre la actual situación mundial‖, y pretenden imponerla a los marxista-leninistas de todo el mundo como su línea principal. ¿Es realmente la ―teoría de los tres mundos‖ una tesis científica marxista-leninista? ¿Fue, en verdad, Mao Tsetung el autor de la ―teoría de los tres mundos‖? Una teoría científica es la explicación sistemática de ciertos aspectos de la realidad objetiva. Se caracteriza porque posee una compleja estructura de conocimientos referentes a la parte de la realidad que la explica y porque proviene de la práctica social elevándose como saber generalizado. Ejemplo: la teoría de la relatividad en la Física, la teoría de la evolución de Darwin, la teoría de los conjuntos en matemática, la teoría del reflejo en Psicología, etc.
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La llamada ―teoría de los tres mundos‖ no es una explicación sistemática de la actual situación mundial, ni posee conocimientos estructurados sobre el eje del marxismoleninismo, ni refleja objetivamente el movimiento real de la lucha de las clases, de los pueblos, de las naciones y de los países. Esa ―teoría‖ se limita a una supuesta declaración de seis líneas que, en alguna conversación con algún personaje, habría hecho Mao Tsetung. Sí, no tiene más; no hay fundamentación alguna. Mao Tsetung no elevó nunca a la talla de teoría científica a cualquier frase que pronunciaba, a cualquier palabra o a cualquier bostezo suyo, al contrario, en toda su vida dedicó mucho cuidado y minuciosidad sistemática para elaborar y explicar teorías conformes a la ideología del proletariado; ahí tenemos, por ejemplo, su teoría gnoseológica titulada ―Acerca de la práctica‖, su teoría filosófica de ―La Contradicción‖, su teoría de la continuación de la Revolución Socialista bajo las condiciones de la dictadura del proletariado, expuesta en: ―Sobre el tratamiento correcto de las contradicciones en el seno del pueblo‖, en ―Sobre diez grandes relaciones‖ y en ―Sobre el trabajo de propaganda‖. Una simple y ligera expresión de seis líneas no puede constituir una teoría científica. Mao Tsetung no ha dicho ese despropósito. Pero caigamos, por un momento, en el supuesto de que el camarada Mao hubo dicho esas frases y de que las calificó de teoría científica. En caso de haber sido así, ¿cualquier conversación suya se la debe considerar teoría científica aunque, en su conversación haya dicho contrasentidos? Nadie puede aceptar que Mao Tsetung abría la boca y de su boca fluía la ciencia a raudales. ¿No pudo, acaso, equivocarse? ¿y por tratarse del gran líder hasta sus equivocaciones se las van a tomar como ciencia? La verdad es que Mao Tsetung no disparató sobre los ―tres mundos‖; conocía lo suficientemente bien la ciencia del marxismo-leninismo como para no caer en errores tan vulgares, propios de ignaros de esta ciencia, como eso de dividir el mundo en tres sin tener en cuenta para nada el sistema económico, social y político de los países. La mentida ―teoría de los tres mundos‖ no va más a llá de lo que los chinos denominaban instrucción, en el sentido de indicación, precepto o enseñanza política expresada ligeramente como opinión, como conjetura, que sirve para prescribir el comportamiento político. Mao Tsetung, conociendo el carácter inductivo (y, por tanto, hipotético) y no axiomático de las instrucciones, fue un decidido opositor a considerarlas como tesis infalibles; en su obra ―Contra el culto a los libros‖, anotó: ― Una actitud formalista muy errónea es ejecutar ciegamente las instrucciones sin discutirlas ni examinarlas a la luz de las condiciones reales, basándose de modo exclusivo en el concepto de 76
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‗organismo superior‘‖. La conjetura del mundo dividido en tres clases de países no es una tesis científica marxista ni ha sido formulada por Mao Tsetung. El no usó nunca esa ―teoría‖ en sus análisis políticos. Lo cierto de todo es que los revisionistas chinos han utilizado el prestigio revolucionario de Mao Tsetung; han utilizado su nombre; le han achacado la paternidad de las seis líneas que las llaman ―teoría de los tres mundos‖ para hacerla pasar como revolucionaria marxista-leninista. Al comienzo alcanzaron sus propósitos; embaucaron a mucha gente; pero, muy pronto, los auténticos partidos y luchadores proletarios del mundo destaparon el contrabando revisionista. La conjetura de seis líneas no es una teoría política revolucionaria proletaria ni su autor es Mao Tsetung. ¿De qué se trata, pues, y quién es su verdadero autor? Se trata de una genuina teoría revisionista acerca de la situación actual del mundo y sus autores son nada menos que Chou En-lai y Teng Siao-ping.
Chou En-lai, presentó, por primera vez, la ―teoría de los tres mundos‖ en su informe ante el X Congreso Nacional del Partido Comunista de China, celebrado en agosto de 1973. La presentó como concepción original suya; no citándola como concepción de Mao Tsetung. En ese Informe, dedicó cuatro páginas a hablar del ―tercer mundo‖; sin embargo, por entonces, esa teoría entre comillas aún no poseía el perfil que le conocemos. Chou En-lai escribió difusamente sobre ella sin estructurarla como enunciado, aunque sí dotándola de las ideas principales. Al año siguiente, su protegido Teng Siao-ping se encargó de elaborar la fórmula definitiva. La ―teoría de los tres mundos‖ fue presentada al mundo por Teng Siao-ping, cuando fue jefe de la delegación china, en su discurso ante la VI Sesión Extraordinaria de la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas, realizada en abril de 1974. En aquel discurso, Teng expresó: ―A juzgar por los cambios de las relaciones internacionales, el mundo actual está compuesto en realidad de tres partes o tres mundos que están interrelacionados y a la vez son contradictorios. Los Estados Unidos y la Unión Soviética forman parte del Primer Mundo. Los países en vías de desarrollo de Asia, África, América Latina y otras regiones forman el
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Tercer Mundo. Los países desarrollados que se encuentran entre los dos forman el Segundo Mundo.‖ 26
Este párrafo fluye en el discurso expresando, con naturalidad, ideas y palabras originales de Teng Siao-ping. El párrafo no es cita bibliográfica en su discurso; es su ser natural, su órgano vital, su tesis fundamental que la desarrolla en 19 páginas. Esta misma tesis es la que ha fundamentado con 81 páginas la redacción revisionista de Renmin Ribao en el libro que publicó en 1977 achacando a Mao Tsetung (después de su muerte, por cierto) la invención antimarxista de los ―tres mundos‖. Ahora se hace urgente, a continuación, un examen detallado de esta reaccionaria tesis. El libro revisionista ―La teoría del Presidente Mao sobre los tres mundos…‖, escrito por redactores de Renmin Ribao, para dar fundamento a la invención oportunista de Chou En-lai y Teng Siao-ping, establece como premisa de la teoría el hecho de existir palpitante el peligro de una tercera guerra mundial imperialista, y expresa el hipócrita deseo de los revisionistas chinos de conjurar el peligro poniendo en práctica la ―teoría de los tres mundos‖. Todo el libro revisionista es el empeño de justificar la colaboración del llamado tercer mundo con el segundo para enfrentar ficticiamente al primero.
a) Al afirmar los revisionistas chinos que ―se ha hecho necesario proceder a una nueva clasificación de las fuerzas políticas del mundo, a fin de elaborar una nueva estrategia mundial para el proletariado internacional ‖, y que ―la teoría de los tres mundos cumple precisamente esta necesidad‖ [Pág. 21], reniegan ocultamente del análisis leninista de las contradicciones fundamentales de la época contemporánea, o sea, de la época del imperialismo y de las revoluciones proletaria y de liberación nacional. Por mucho que se esfuercen en explicaciones y declaren que su ―diferenciación de los tres mundos constituye la síntesis cabal de las diversas contradicciones fundamenta les del mundo actual‖ [Pág. 22]; por mucho que hagan un laberinto utilizando citas entrecortadas, y aisladas de su contexto histórico y bibliográfico, de Lenin, Stalin y Mao Tsetung; por mucho que eso hagan, no podrán ocultar sus intenciones de revisar y sustituir el análisis 26
Teng Siao- ping: ―Discurso de Teng Siao-ping, Jefe de la Delegación de la República Popular China en la Sesión Extraordinaria de la Asamblea General de la ONU‖. Edic en LL. EE., Pekín, 1974, p.2. También en ―Pekín Informa‖, Nº 15, 1974, pp. 7-12.
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leninista por uno oportunista de servicio a la burguesía y al imperialismo. Los revisionistas no parten de la constatación de las leyes que gobiernan el movimiento de la historia del mundo; no realizan el análisis concreto de la situación política y económica de la actualidad mundial con posición proletaria; dejan de lado las principales contradicciones del mundo de hoy y las reemplazan por una subjetiva división ordinal de países, haciendo una inversión (revisión) del lugar que corresponde en la relación dialéctica de la contradicción a la economía y tecnología, de un lado, y a la política, de otro; esto es: una inversión de lo que es mandado por lo que manda; por eso la ―teoría de los tres mundos‖ clasifica a los países tomando en cuenta sólo el poderío económico (¡Ojo!: Poderío, no sistema económico) y el desarrollo tecnológico en lugar de considerar en primer lugar el sistema político; es más: se olvida de la política proletaria; a esto se llama tomar lo secundario por lo principal, o lo mandado por lo que manda; esto es revisar el marxismo-leninismomaoísmo. Sobre la base de los aportes de Lenin y Stalin, Mao Tsetung y los demás dirigentes proletarios del PCCh de 1963, en ―Proposición acerca de la Línea General del Movimiento Comunista Internacional‖ (Tesis escritas para dar respuesta a los revisionistas jruschovistas de la entonces URSS), anotaron: ―¿Cuáles son las contradicciones fundamentales en el mundo contemporáneo? Los marxista-leninistas sostienen invariablemente que ellas son: La contradicción entre el campo socialista y el campo imperialista. La contradicción entre el proletariado y la burguesía en los países capitalistas. La contradicción entre las naciones oprimidas y el imperialismo. La contradicción entre los países imperialistas y entre los grupos monopolistas‖.
Al producirse las restauraciones capitalistas en el otrora campo socialista, éste se ha transformado en campo revisionista en donde el proletariado ha perdido el Poder y, 79
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por esta causa, la contradicción entre el sistema socialista y el capitalista ha desaparecido momentáneamente. Esta contradicción reaparecerá con el triunfo de nuevas revoluciones proletarias; será la última contradicción entre formaciones económico-sociales antagónicas en resolverse y será el proletariado el que la resuelva definitivamente a su favor y a favor de todos los pueblos en el trayecto de la prolongada etapa de la revolución socialista. Hecha esta salvedad, hay que precisar que las tres contradicciones restantes existen en toda su vitalidad, cuya característica más saltante en el momento actual es su permanente agudización, particularmente de la contradicción principal. Actualmente, el mundo ha entrado a un nuevo momento de la evolución del capitalismo imperialista: la Globalización o Mundialización del sistema capitalista correspondiente a la etapa de los mega bloques transnacionales y los Estados imperialistas globalizadores; por consiguiente, la contradicción principal, o sea, la que existe entre los pueblos y naciones oprimidos, de un lado, y el imperialismo, del otro, y la contradicción interimperialista, se han modificado del modo siguiente:
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Contradicción entre los pueblos y países oprimidos y atrasados y el imperialismo de las superpotencias globalizadoras representantes de los megabloques capitalistas transnacionales.
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Contradicción entre países imperialistas globalizadotes y entre los megabloques de los monopolios transnacionales.
Las tres contradicciones no han desaparecido en el mundo porque aún no han sido resueltas mediante la revolución; seguirán existiendo en tanto exista el capitalismo. La permanencia de estas contradicciones es objetiva y, ya que rigen el movimiento histórico de toda la época actual, constituyen, por ende, la consideración estratégica del movimiento revolucionario del proletariado internacional. Esto no descarta considerar los cambios cuantitativos de la sociedad; pero sólo en lo que son: remozamientos (reformas) de la vieja sociedad, que no resuelven las contradicciones fundamentales; se los considera en todo aquello que ayude a las revoluciones proletaria y de liberación nacional que sí resuelven las contradicciones fundamentales; de lo contrario, no hay que perder tiempo deteniéndonos en ellos, ya que sólo ayudan a prolongar la explotación capitalista. 80
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Lenin, Stalin y Mao Tsetung precisaron que la existencia de las contradicciones fundamentales constituyen, al mismo tiempo, las leyes objetivas que rigen el desarrollo del mundo actual. Las tres contradicciones mantienen absoluta interdependencia, pero interdependencia que viene de su propia naturaleza, por tanto, nadie puede suprimirlas o substituirlas antojadizamente, ni parcial ni totalmente, por mucho que se inventen novedosas teorías. Las tres contradicciones existen objetivamente en la realidad actual; no han desaparecido porque no ha desaparecido el régimen capitalista ni la burguesía, ni el imperialismo, y porque la tendencia de la historia es el camino del socialismo hacia el comunismo. La determinación de las tres contradicciones esenciales no viene de la elaboración de un cerebro superdotado sino de la captación de la realidad, la constatación de un mundo que en verdad está así. La determinación leninista de las contradicciones esenciales entraña el señalamiento de las luchas que ellas producen, luchas entre los elementos contradictorios que las conforman. Lenin, Stalin y Mao Tsetung demostraron que esas contradicciones, al desarrollarse, es decir, al agudizarse, llevan al proletariado y los pueblos a las alturas de la revolución; demostraron que la revolución es, por eso, inevitable y que solamente mediante la revolución se pueden resolver todas las contradicciones del mundo actual. Entonces la determinación de la estrategia y la táctica para el movimiento comunista internacional debe partir del reconocimiento de las tres contradicciones fundamentales. ¿Lo hacen así los revisionistas chinos en su ―teoría de los tres mundos‖? Naturalmente no, porque desean ―elaborar una nueva estrategia‖, una oportunista. Ellos califican a las contradiccio nes esenciales de ―fórmula inmutable‖, las rechazan escondiéndose en el supuesto de que están contenidas en su ―teoría‖ de países divididos y agrupados en tercios sin distinguirlos por su sistema económico y político.
b) Al sostener que ―el tercer mundo ha llegado a ser la fuerza principal en la lucha mundial contra el imperialismo, el colonialismo, y el hegemonismo, de modo que se ha creado una nueva situación sin paralelo en la historia de la humanidad‖ [Pág. 42], la ―teoría de los tres mundos‖ de los revisionistas chinos niega el carácter de la época presente y el papel del proletariado como fuerza revolucionaria dirigente; oculta la importancia que tienen, en el contexto de la lucha general, los movimientos revolucionarios; socava el papel de las luchas obreras en los países capitalistas y el de la revolución proletaria en general.
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Para los revisionistas chinos la presente época ya no es la del imperialismo de las transnacionales y de las revoluciones proletaria y de liberación nacional. Para ellos los obreros ya no luchan, ni deben luchar, contra sus explotadores burgueses en los diferentes países capitalistas, porque, a su entender, la clase obrera ya no es más la fuerza revolucionaria principal, sino que ―el tercer mundo ha llegado a ser la fuerza principal‖ en la lucha contra las superpotencias, un ―tercer mundo‖ que agrupa ―armoniosamente‖, por ejemplo, a Cuba con la segregacionista República Sudafricana, a Argentina agredida con Inglaterra agresora, a Norcorea con Japón, ha Palestina invadida con Israel invasor, etc., un ―tercer mundo‖ que no diferencia el régimen político y económico de los países, que no diferencia la lucha de los pueblos contra sus tiranos nacionales, que no diferencia la lucha de clases, sino que reúne a todos, hambreadores y hambreados, a verdugos y víctimas, agresores y agredidos, a lobos y corderos, en un haz de conciliaciones de clase en el cual la traición al marxismo-leninismo-maoísmo, a la revolución y al socialismo, juega el papel de columna vertebral.
¿Quiénes luchan en los países atrasados: coloniales, neocoloniales y semifeudales de Asia, África y América Latina? En estos países las clases explotadoras y sus gobiernos no luchan contra el imperialismo, sino que, más bien, son sus aliados y explotan, oprimen y reprimen juntos al proletariado, al campesinado pobre, a la pequeña burguesía. Son las clases explotadas las que luchan contra el imperialismo de las transnacionales, luchando, al mismo tiempo, contra los explotadores nativos que propician el robo y el saqueo, el entreguismo y la traición nacional. Pero la ―teoría de los tres mundos‖ no distingue esto; concilia los contrarios, acomodándolos en un concepto abstracto de país y países de un ―tercer mundo‖ que está ―ganando‖ la lucha contra el hegemonismo y el imperiali smo, no mediante la revolución antiimperialista global, sino convirtiendo ―muchas de las principales tribunas internacionales en solemnes cortes de justicia para condenar a la superpotencias imperialistas‖ [Pág. 47]. ¡Qué maravilla! Según los revisionistas chinos vivimos una época en que la liberación nacional y social ya no exige la guerra revolucionaria del proletariado y los pueblos sino tribunas internacionales para derrotar con discursos al imperialismo. Dicen que, como consecuencia, ―se ha creado una nueva situación sin paralelo en la historia de la humanidad‖ que ―hace necesario proceder a una nueva clasificación de las fuerzas políticas del mundo‖. Que se trata
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de ―una nueva situación sin paralelo‖, es cierto; en efecto es cierto, pero no en el sentido de la revolución sino en el de una nueva situación de traición de veras sin paralelo al marxismo-leninismo-maoísmo y a la revolución, descarada traición que los revisionistas chinos la han escrito en su ―teoría de los tres mundos‖ con la que hacen la novísima clasificación oportunista.
c) La ―teoría de los tres mundos‖, al señalar que ―los países imperialistas cuentan con limitadas fuerzas represivas‖ [Pág. 48] en la extensión que ocupan los países de América Latina, Asia y África, que el imperialismo se ha colocado a la defensiva y está en retirada; al señalar tantísima debilidad del imperialismo, sobre todo del yanqui, tiene la oculta intención de embellecer al imperialismo, a su organismo militar la OTAN, y mostrar al imperialismo yanqui en la cuasi condición de un amigo y aliado de los pueblos. Pero, ¿qué dicen los revisionistas chinos de la reciente agresión yanqui a Irak? ¿Está a la defensiva el imperialismo? ¿Tiene ya pocas armas y huye en retirada? ¿Qué hace el ―tercer mundo‖ como ―fuerza principal‖? Al minimizar la naturaleza reaccionaria y agresiva del imperialismo yanqui, ubicándolo a la defensiva y en retirada, oculta la verdad de que el imperialismo representa a las fuerzas decadentes de la historia, oculta la verdad de que el proletariado y el socialismo son las verdaderas fuerzas ascendentes. Pero lo peor es que oculta el hecho de que, en lo táctico, el imperialismo norteamericano es una terrible fuerza de agresión. ¿Qué opinan los revisionistas chinos de la agresión imperialista a Irak y qué hizo el ―tercer mundo‖ para impedirla?
d) Los revisionistas tengsiaopinistas, en su ―teoría de los tres mundos‖, dicen que ―el segundo mundo es una fuerza unible en la lucha antihegemonista‖ [Pág. 56] y reclaman una alianza del ―tercero‖ con el ―segundo‖, dizque, ―aprovechando las contradicciones interimperialistas‖. ¿Qué significa una alianza tal? Significa la conciliación de los pueblos y países oprimidos con las opresoras potencias colonialistas de viejo y nuevo tipo, y, ciertamente, con los grupos monopolistas transnacionales. En claras palabras, por ejemplo, deben unirse, hermanarse, la Argentina agredida con la agresora Inglaterra, el oprimido Perú con sus neocolonialistas Japón, Alemania, Francia, etc. Esta es la manera como aprovechan las contradicciones interimperialistas los oportunistas 83
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chinos, prosternándose ante el imperialismo, negando el principio de que esas contradicciones hay que utilizarlas al servicio de la revolución y no al servicio del imperialismo, escondiendo el hecho de que ese ―segundo mundo‖ tiene metidas profundamente sus rapaces garras en los pueblos y países oprimidos de Asia, África y América Latina. Resulta que la ―teoría de los tres mundos‖ es la prédica de la colaboración de clases del proletariado con la burguesía, de los pueblos con sus dictaduras y de los países oprimidos con los países imperialistas (a lo cual le llama ―amplio frente único‖) en la supuesta lucha contra el hegemonismo; busca la evolución pacífica.
e) Por último, la novedosa ―teoría de los tres mundos‖ no dedica ni una palabra contra las variadas formas de la corriente revisionista, como el ―eurocomunismo‖, el trotskismo, el revisionista titista, el revisionismo jruschovista, el tengsiaopinista, etc. ¡Claro! Los revisionistas chinos, comprendiendo su propia esencia, no iban a hablar contra sí mismos, ni contra sus congéneres; antes, al contrario, los encubren y se coluden contra el marxismo-leninismo-maoísmo. Chou En-lai y Teng Siao-ping engendraron la ―teoría de los tres mundos‖ encubriéndola con el nombre de Mao Tsetung para atacar arteramente a Mao Tsetung. Ese par de tramadores políticos y sus secuaces han manoseado la ideología completa del proletariado enredándola en una mezcla confusa de ideas, sofismas, fintas, citas recortadas y especulaciones para esconder su intención de revisar el marxismo-leninismo-maoísmo. Podríamos entender todavía mejor esta nueva corriente oportunista si observamos la siguiente advertencia de Lenin: ―Cuando se habla de la lucha contra el oportunismo no hay que olvid ar nunca un rasgo peculiar de todo el oportunismo contemporáneo en todos los terrenos: su carácter indefinido, difuso, inaprehensible. El oportunista, por su misma naturaleza, esquiva siempre plantear los problemas de un modo preciso y definido, busca la resultante, se arrastra como una culebra entre puntos de vista que se excluyen mutuamente, esforzándose por ‗estar de acuerdo‘ con uno y otro, reduciendo sus
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discrepancias a pequeñas enmiendas, a dudas, a buenos deseos inocentes, etc., etc.‖ 27
La ―teoría de los tres mundos‖ tiene ese rasgo peculiar que le encontró Lenin al oportunismo; por eso es bien recibida y aplicada por la burguesía imperialista, por toda la reacción mundial y por toda la gama de revisionistas, porque significa la traición al marxismo-leninismo-maoísmo, a la revolución proletaria y de liberación nacional, a la dictadura del proletariado y al socialismo, y porque es el programa de la conciliación de clases en todo orden; es la capitulación ante el imperialismo y la reacción. La ―teoría de los tres mundos‖ nació en el contexto del viento revocatorio derechista destinado a abrogar los Veredictos Justos de la Revolución Cultural Proletaria y a restaurar el capitalismo en China, cuando el Comité Central del Partido Comunista estaba ya minado de dirigentes seguidores del camino capitalista y la dictadura del proletariado se debilitaba enormemente. Pero, el mefítico flato de los teóricos ―tercermundistas‖ no podrá resistir los aromas del huracán revolucionario. La ideología completa del proletariado se ha forjado en la práctica de las batallas de clase; sigue acrisolándose en las batallas y sigue saliendo airosa de la prueba; eso le hace invencible. Ante la prédica de los revisionistas tercermundistas sobre la evolución pacífica, retumba la proclama de Marx: ―Las evoluciones sociales dejarán de ser revoluciones políticas únicamente en un orden de cosas en el que ya no existan clases y antagonismo entre ellas. Hasta entonces, en la víspera de cada retoque general de la sociedad, la última palabra de la ciencia social será siempre: El combate o la muerte: la lucha sangrienta o la nada.‖ [―Miseria de la Filosofía‖ ].
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Lenin: ―Un paso adelante, dos pasos atrás‖. Edic. Progreso, Moscú, p. 204.
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V.- ASALTO REVISIONISTA Y RESTAURACIÓN COMPLETA
En 1976 sucedió lo que la Revolución Cultural Proletaria evitó en 1967. La revolución cultural proletaria es la continuación de la revolución socialista, es decir, es la continuación de la revolución, en la superestructura, bajo las condiciones de la clase obrera en el Poder, esto es, en las condiciones de su dictadura proletaria. Esta revolución se da a la tarea de consolidar y desarrollar la dictadura del proletariado en toda la vida social, acondicionar la superestructura a los cambios de la base económica, evitar la restauración capitalista y construir el socialismo, porque en esta fase del comunismo aún existen clases, contradicciones y luchas de clases, el ―derecho burgués‖ y la corrupción de la burguesía; existen el peligro de restauración capitalista y el peligro de agresión imperialista; y mientras existan esos peligros la revolución no podrá terminar, no podrá concretarse a un solo movimiento. La revolución cultural proletaria, para cumplir su misión, deberá ser cíclica y sostenida. Por eso, poniendo en la cuenta la nefasta restauración en la ex-Unión Soviética y haciendo una valoración justa de las necesidades del desarrollo del socialismo en China, Mao Tsetung anotó con respecto a la revolución cultural china en su país: ―La actual gran revolución cultura es sólo la primera, y en el futuro habrá sin duda muchas más. El problema de quién vencerá a quién en la revolución sólo podrá ser resuelto en un período histórico muy largo. Sino se manejan debidamente las cosas, en cualquier momento existirá la posibilidad de una restauración capitalista. Ninguno de los miembros del Partido y ninguno de los integrantes del pueblo deben pensar que todo marchará bien después de una o dos grandes revoluciones culturales, o después de tres o cuatro. Debemos estar muy alertas y jamás perder la vigilancia.‖ 28
Pero la revolución cultural proletaria no es una representación alegre; es, contrariamente a lo que suponen algunos, una aguda y complicada lucha de clases del proletariado contra la burguesía y sus aliados de fuera y dentro del Partido Comunista, de fuera y dentro de los órganos de gobierno, en todos los terrenos de la superestructura, para arrebatar la parte del Poder proletario que usurpan la burguesía y sus agentes los dirigentes seguidores del camino capitalista en algunos 28
Mao Tsetung: Citado en el documento ―La gran revolución de China y la gran tragedia de la URSS‖. Edic. en LL.EE., Pekín, 1968, p. 11.
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departamentos culturales, científicos, artísticos, educativos, etc., para consolidar en toda la superestructura la cultura proletaria y la dictadura omnímoda sobre la burguesía, pues solamente la dictadura omnímoda del proletariado podrá alejar el peligro de restauración burguesa y capitalista. La revolución cultural proletaria entraña por eso la continuación de la lucha por el Poder. Lenin decía: ―El problema principal de toda revolución es indudablemente el problema del poder del Estado. Lo que decide todo es la cuestión de en las manos de qué clase está el poder‖. La Revolución Cultural Proletaria de China fue la continuación, bajo las condiciones del socialismo, de la lucha del proletariado chino por defender su Poder y establecer su dictadura omnímoda sobre la burguesía, porque ―como el alimento y el vestido — decía el revolucionario proletario Yu Tung — , la dictadura proletaria es algo de lo cual un pueblo victorioso no puede prescindir ni por un instante. Sin ella, el proletariado perderá su Poder político, los reaccionarios montarán su retorno y el desastre se aba tirá sobre el pueblo‖. La Revolución Cultural Proletaria de China fue la primera en su género, la primera en la historia y la primera en ese país; fue una gran experiencia jamás vivida por el proletariado en la tarea de reprimir a todo lo reaccionario y caduco, a todo lo que oponga resistencia a la transformación y construcción socialistas, mediante la implantación de su dictadura omnímoda sobre las clases derribadas, porque — como remarcaba Lenin — ―las clases han quedado y quedarán durante la época de la di ctadura del proletariado. La dictadura dejará de ser necesaria cuando desaparezcan las clases. Y sin la dictadura del proletariado las clases no desaparecerán‖. La Revolución Cultural Proletaria de China debía procurar la dictadura omnímoda del proletariado sobre la burguesía, y la dictadura debía profundizar la revolución. Pero, para la profundización, debía repetirse varias veces, las cosas debían manejarse adecuadamente y los comunistas debían mantener muy alta la vigilancia revolucionaria, porque la revolución cultural es una asunto serio de complicada y aguda lucha de clases en que la burguesía resiste obstinadamente, con multiplicadas fuerzas, a causa de su caída y de encontrarse parapetada en el vasto campo de la superestructura, en la cual las clases luchan sin fusiles, pero en la cual la burguesía tiene la maña que ha ganado en centenares de años de dominio en la sociedad; la burguesía es habilísima haciendo tergiversaciones, sofismas, alteraciones y embrollos en la ideología del proletariado, es corrupta y corruptora, es terriblemente hipócrita y cunde la hipocresía, engaña, se infiltra; hace todo lo posible para crearse una 88
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opinión pública restauracionista. Por eso la lucha es muy complicada y difícil en la superestructura; la solución requiere de un tiempo bastante largo. Mientras tanto, si las cosas no se manejan bien, esto es, si los dos tipos de contradicciones de diferente carácter no se tratan correctamente en la revolución cultural se corre el riesgo de confundirlas y tratar como antagónicas las contradicciones dentro del pueblo o como no antagónicas las existentes entre el pueblo y sus enemigos; entonces se cometen errores que pueden ser, y son de hecho, aprovechados por la burguesía en contra de las masas del pueblo y de la dictadura del proletariado, para ascender a cargos de dirección. ―La experiencia histórica nos dice — anticipaba el dirigente revolucionario proletario Chang Chun-chiao — que la clave del problema de si el proletariado puede vencer o no a la burguesía y si China se tornará o no revisionista, reside en si podemos o no persistir invariablemente en la dictadura omnímoda sobre la burguesía en todos los terrenos y durante todas las etapas de desarrollo de la revolución‖. 29 El Partido Comunista en China no pudo todavía persistir invariablemente en la dictadura omnímoda del proletariado y ha perdido una batalla en la primera gran revolución cultural. Ha pagado el precio de su inexperiencia en un movimiento revolucionario de veras nuevo. Alrededor de 1970, después de cuatro años de revolución cultural, empezó una nueva progresión revisionista dentro del Partido Comunista de China, al parecer, a causa de no haber distinguido correctamente las contradicciones con el enemigo de clase y las contradicciones dentro del pueblo, de una parte, y, de obra, a causa del hecho de que la burguesía se hace más artera, y simula aceptar las conquistas sucesivas de la dictadura del proletariado cuando, en verdad, sigue trabajando ocultamente con intención de transformar la dictadura proletaria en dictadura burguesa. La progresión revisionista, o ascenso progresivo de dirigentes seguidores del camino capitalista, se consolidó en el Décimo Congreso Nacional del PCCh, en el cual los revisionistas, encabezados por Chou En-lai, lograron una mayoría de 13 contra 8 en el Buró Político del Comité Central, copando las vacantes dejadas por Lin Piao, Chen Po-ta y otros más. La escalada revisionista se intensificó con las sucesivas muertes de los dirigentes revolucionarios proletarios Tung Pi-wu, Kang Sheng y Chu Te, y del revisionista solapado Chou Enlai; de manera que en el Décimo Buró Político, a octubre de 1976, luego de la 29
Chang Chun-chiao: ―Acerca de la dictadura omnímoda sobre la burguesía‖, en ―Pekín Informa‖, Nº 14, 1975, p. 9.
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muerte de Mao Tsetung, había una mayoría revisionista que excedía a los dos tercios; era una abrumadora mayoría revisionista de 15 sobre 6. Ahí residió el factor político principal que hizo fácil el golpe de Estado contrarrevolucionario ejecutado por el títere Jua Kuo-feng el día seis del mes de octubre de 1976. Indudablemente en el período comprendido entre 1970 y 1976, los dirigentes de la línea proletaria no manejaron adecuadamente las contradicciones en el seno del pueblo y las contradicciones entre el pueblo y sus enemigos; cometieron errores que permitieron escalar posiciones a los revisionistas, no movilizaron constantemente y con audacia a las grandes masas del pueblo y ablandaron la vigilancia revolucionaria. Pero los errores que cometieron fueron en la actitud consecuente con el marxismo-leninismo de lograr y fortalecer la dictadura omnímoda del proletariado, de construir el socialismo y de proseguir la revolución hasta lograr el gran objetivo del comunismo. Observando correctamente la situación política en China, Mao Tsetung, al inicio de la Revolución Cultural Proletaria, impartió esta enseñanza: ―Los representantes de la burguesía q ue se han infiltrado en el Partido, el Gobierno, el Ejército y los diversos sectores culturales, son un grupo de revisionistas contrarrevolucionarios quienes tomarán el Poder y convertirán la dictadura del proletariado en dictadura de la burguesía cuando se les presente la oportunidad.‖ 30
Los revisionistas no tomaron el Poder de inmediato; lo hicieron paulatinamente para asegurar el factor político determinante de una transformación del Poder: la mayoría revisionista en el Comité Central y en los diferentes escalones del Partido Comunista de China. Cuando contaron con ese factor, esperaron las condiciones, y las condiciones se les presentaron inmediatamente después de la muerte de Mao Tsetung, el seis de octubre de 1976. La predicción de Mao se cumplió diez años después que la dijo. Así que el golpe de Estado contrarrevolucionario no fue más que la culminación de la escalada revisionista en el PCCh y en el Estado.
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Mao Tsetung: Citado en el documento ―La gran revolución China y la gran tragedia de la URSS‖. Edic. en LL.EE., Pekín, 1968, p. 7.
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El primer paso de la maniobra contrarrevolucionaria fue la detención y el encarcelamiento de los principales dirigentes marxista-leninistas Chang Chun-chiao, Chiang Ching, Wang Jung-wen y Yao Wen-yuan, a quienes, en un principio, los revisionistas apodaron de ―cuatrinca‖ y, posteriormente, de ―la banda de los cuatro‖. Enseguida se desató una sangrienta cacería de revolucionarios en todo lugar y a todo nivel. La dictadura del proletariado pasó a ser una dictadura fascista de la burguesía china. Los acontecimientos sorprendieron casi inactivos a los revolucionarios y al pueblo, que se encontraban sumidos en profundo dolor y duelo por la muerte de Mao Tsetung. Ni el Ejército de Liberación ni la Milicia Popular (frenados por los dirigentes tengsiaopinistas) tomaron iniciativa para responder inmediatamente a la maniobra contrarrevolucionaria. Mientras tanto, la burguesía china estaba ya en el tiempo de la vindicta; pasó a montar el vergonzoso espectáculo circense llamado ―juicio contra la camarilla de Chiang Ching‖. Confucio, santo de la restauración esclavista, oponiéndose al desarrollo revolucionario de la historia, exigía ―hacer revivir los Estados extintos, restaurar las familias cuyo linaje se había interrumpido y designar otra vez a los funcionarios caídos en desgracia‖. Los revisionistas chinos tenían que acudir incuestionablemente al auxilio ideológico de Confucio, rehabilitaron a sus propios santos: Liu Shao-chi, Peng Chen y Teng Siao-pin, beatificaron a su querido Chou En-lai y oficializaron la ideología confuciana para entregarse a revivir o restaurar el Estado extinto de la burguesía. El Undécimo Congreso Nacional (o primer congreso revisionista) del PCCh, llevado a cabo en agosto de 1977, avaló el golpe contrarrevolucionario y trazó un programa general para la restauración capitalista. Más tarde, en 1980, la V Asamblea Popular Nacional afianzó ese programa, el mismo que, finalmente, lo desarrolló el Duodécimo Congreso Nacional (o segundo congreso revisionista) del PCCh, hecho en 1982. El programa revisionista de restauración capitalista ha recogido naturalmente el ciento por ciento del programa establecido por Liu Shao-chi, Chou En-lai y Teng Siao-ping desde veinte años atrás.
a) En China se ha implantado una economía capitalista de monopolio burocrático, o dictadura burguesa de unos cuantos expertos desde los ministerios. En el panfleto revisionista ―Beijing Informa‖ Nº 32 de 1980, el esquirol Song Renqiong declaró: ―En adelante, China seleccionará cuadros que no participan directamente en el 91
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trabajo productivo, principalmente de entre los graduados de las universidades y escuelas secundarias técnicas o de entre los jóvenes que tienen un nivel igual, en lugar de entre los obreros y campesinos con un bajo nivel de educación en general‖. Esto ha colocado a la técnica y los técnicos por sobre las masas y ha vuelto a la reaccionaria división del trabajo manual y el trabajo intelectual, así como ordenó Confucio: ―Quienes trabajan con la mente gobiernan; quienes trabajan con las manos son gobernados‖, o, como lo declaran los dirigentes revisionistas chinos: ―El actual sistema se apoya principalmente en la dirección mediante órdenes administrativas‖. La desgracia de la esclavitud asalariada se ha precipitado de nuevo sobre la clase obrera y los campesinos pobres de China.
b) ―Últimamente, China ha puesto en práctica una política para alentar la competencia entre las diversas empresas socialistas‖ . 31 Esto es, la competencia capitalista que coloca la producción por encima de la política, pone las ganancias y la técnica al mando, reemplaza el trabajo de colaboración mutua por el de la competencia individualista basada en los incentivos materiales a los trabajadores, des borda el derecho burgués y se opone a la lucha de clases. Cada empresa y cada trabajador son responsables de sus pérdidas o de sus ganancias. c) El ―nuevo‖ sistema económico, además de restablecer el capitalismo, establece el capitulacionismo y la traición nacional ante el imperialismo al propiciar la penetración de empresas monopolistas en condiciones de privilegios tributarios. La ―Ley de empresas mixtas con inversiones nacionales y extranjeras‖ indica que dichas empresas ―gozan de trato preferencial sobre la tributación en los primeros tres años a partir del año en que empiecen a redituar‖. El Inform e de Hu Yaobang ante el XII Congreso del PCCh revisionista, exige: ―Aplicar la política de a pertura al exterior y ampliar el intercambio económico y técnico con el exterior…‖. Y puntualiza que: ―Hay que utilizar para nuestra construcción la mayor cantidad posible de fondos extranjeros‖. Esta política de abrepuertas a las inversiones y finanzas imperialistas ha convertido nuevamente a China en una semicolonia en las garras de un voraz gato blanco yanqui. d) El sistema económico restaurado está suprimiendo las Comunas Populares y la propiedad estatal o de todo el pueblo y, en su lugar, está creando 31
Luo Fu: ―Reforma económica: Integración de la agricultura, la industria y el comercio‖. En ―Beijing Informa Nº 31, 1980, p. 18.
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empresas de la llamada autogestión (capitalista) que se basa en la idea de que el Estado socialista no debe concentrar los medios de producción, que no debe existir la propiedad estatal como forma superior de propiedad socialista y que la propiedad estatal existente debe desmembrarse en propiedades de grupos particulares de obreros. Están, por eso, en plena vigencia el ―san zi yi bao‖ y el ―si da zi you‖ de Liu Shao-chi. ―En la actualidad — dice el Secretario General del PCCh (revisionista) en su Informe ante el Duodécimo Congreso Nacional — el sector estatal de la economía no debe ni puede monopolizar la artesanía, la industria, la construcción, el transporte, el comercio y los servicios públicos de las ciudades y poblados, sino que una parte bastante considerable de esas actividades debe estar a cargo del sector colectivo‖.
e) El revisionismo en el Poder ha desatado el incremento en toda China de la propiedad privada individual y la pequeña producción tanto en el campo como en la ciudad, apuntando al fortalecimiento de la restauración económica capitalista. Lo confirma el Informe ante el XII Congreso: ―El Partido y el gobierno deben brindarles apoyo y orientación, y no se permite, en absoluto, que ningún sector los desplace o someta a ataques. Tanto en el campo como en la ciudad, hay que alentar al desarrollo apropiado de la economía individual de los trabajadores…‖
f) Y, para la regularización de la producción, los revisionistas han adoptado la teoría capitalista de la economía de mercado en sustitución de la economía planificada socialista. El XII Congreso, o segundo congreso oficialmente revisionista del PCCh, ordena: ―Se permite que la producción y la circulación de algunos productos funcionen fuera del plan y sean reguladas mediante el mercado, es decir, que, a tenor de las condiciones específicas de cada período, el Estado prescribe en su planificación unificada un determinado marco dentro del cual el papel regulador lo juega, en forma espontánea, la ley del valor… En adelante, es necesario seguir preo cupándose por poner en juego el papel regulador del mercado.‖
La tragedia se ha abatido sobre el pueblo chino, pues, las taras del capitalismo ya se han hecho presentes; en 1979 hubo un fuerte déficit fiscal y, en 1981, la dirigencia revisionista china admitió públicamente que ―existe un peligro latente, que es el
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considerable déficit financiero, la emisión excesiva de papel moneda y el alza sucesiva de precios‖ .32
g) En lo político los revisionistas chinos se han declarado enemigos del socialismo, de la dictadura del proletariado y de la revolución. El Secretario General del Comité Central del PCCh revisionista de entonces, Hu Yaobang, declaró que:
―la década 1966-1976 de la llamada gran revolución cultural fue un período catastrófico‖ 33, lo cual equivale a negar la continuación de la revolución bajo la dictadura del proletariado. El renegado Peng Zhen (antes Peng Chen), da cuenta que en China ya no existe la dictadura del proletariado sino una dictadura democrática popular, ratificando la existencia de una dictadura burguesa social fascista.
Tanto el Informe ante el XII Congreso como la nueva Constitución política de China son coincidentes en indicar que ya no existe un Estado de dictadura del proletariado sino de dictadura de la burguesía. Señalan que China tiene un ―régimen estatal de dictadura democrática popular‖. Esto es haber restaurado precisamente el dominio de la burguesía. La dictadura democrática popular es un régimen que se instaura como producto de la victoria de la primera etapa de la revolución proletaria en un país atrasado; esa primera etapa dirigida contra el imperialismo, los terratenientes y la burguesía burocrática., lleva al Poder una alianza de clases revolucionarias (proletariado, campesinado, pequeña burguesía, y bajo ciertas condiciones, sectores revolucionarios de la burguesía nacional) dirigidas por el proletariado. La dictadura no es de una sola clase sino de varias clases populares, de ahí su denominación de democracia popular. Esta dictadura, mientras cuenta con la conducción del proletariado sirve para preparar las bases de la etapa socialista de la revolución. Al advenimiento de la revolución socialista, el Poder pasa exclusivamente a la clase obrera y la dictadura democrática popular deviene en dictadura del proletariado. China, hasta el año 1976, estaba ya en esta etapa; pero al producirse el golpe de Estado contrarrevolucionario, la burguesía arrebata el Poder al proletariado, aglutina en torno suyo a toda la reacción, a la pequeña burguesía y a todo el oportunismo y transforma la dictadura del proletariado en dictadura democrática popular, denominación ésta que no es más que un eufemismo de dictadura de la burguesía 32 33
Redactores de ―Beijing Informa‖: ―Situación política‖, en ―Beijing Informa‖, Nº 5, 1981, p. 3. Hu Yaobang: ―Es promisoria la reforma china‖, en ―Beijing Informa‖, Nº 51, p. 11.
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cuando ésta asalta el Poder. Por eso no hay que extrañarse que los revisionistas chinos traten de embellecer su Estado burgués con palabritas románticas. El Artículo 2 de su Constitución declara que ―Todo el poder en la República Popular China pertenece al pueblo‖. ¿Al pueblo? ¿A qué parte del pueblo? Vuelve la misma confusión e imprecisión a que acuden siempre el oportunismo y la burguesía para encubrir el carácter de clase burgués de su Estado. En rigor científico la palabra pueblo tiene una amplia significación; abarca a las amplias masas del trabajo dentro de una población; pero las amplias masas del trabajo no son de idéntica condición social, no son homogéneas; son masas diferenciadas en clases y capas sociales, digamos, en general, obreros, campesinos y pequeñoburgueses. Ellos forman el pueblo, ese conglomerado de masas trabajadoras al cual pasan a formar parte, en tiempos de revolución de nueva democracia, antifeudal y antiimperialista, incluso, los sectores progresivos de la burguesía nacional. Cuando se trata del Poder tiene que precisarse qué carácter de clase tiene éste, vale decir, tipificarlo por la característica que le infunde la clase que ejerce la hegemonía política en el conglomerado de masas que se llama pueblo. Pero la burguesía china perpetró un golpe de Estado en octubre de 1976 contra el Poder proletario y contra el socialismo; el Poder que usurpa, ergo, no pertenece a las masas del pueblo sino a la burguesía; el Estado no es de dictadura popular sino de dictadura burguesa. Por eso decir que en China el Poder ―pertenece al pueblo‖ es una gran estafa política que engaña al pueblo soslayando el carácter burgués que tiene el Estado. ―Todo el Poder en la República Popular China pertenece al pueblo‖ es el eufemismo de los revisionistas chinos que encubre la dictadura burguesa socialfascista que pesa sobre el proletariado y el resto del pueblo. ―Todo el Poder pertenece al pueblo‖ es la versión revisionista china de la fórmula revisionista soviética de ―Estado de todo el pueblo‖ engendrado por Jruschov. Renegando completamente de la doctrina del proletariado, los revisionistas chinos han excluido de los Estatutos del PCCh, aprobados en su XII Congreso, la declaración de que el maoísmo es el marxismo-leninismo de la época en que el imperialismo y las superpotencias se precipitan hacia su ruina total y en que se torna incontenible la oleada de las revoluciones proletarias y de liberación nacional y social (Aunque — bueno es recordar — esta exclusión viene ya desde el X Congreso Nacional).
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Igualmente los nuevos Estatutos revisionistas recogen la reaccionaria ―teoría‖ de las fuerzas productivas de Liu Saho-chi y Teng Siao-ping; niegan la contradicción principal y la existencia de clases y lucha de clases; suprimen toda forma de crítica y lucha revolucionarias contra la burguesía, el imperialismo y el revisionismo; sustituyen la lucha por la colaboración de clases en todo orden, y, por supuesto, reniegan del marxismo-leninismo-maoísmo y de la continuación de la revolución proletaria en las condiciones del socialismo. Hu Yaobang, en su informe ante el XII Congreso del PCCh revisionista niega definitivamente la lucha de clases y la contradicción principal en un afán de adormecer a las masas y así procurar tranquilidad para la burguesía. Ha dicho: ―El Comité Central del Partido ha señalado repetidamente que después de eliminados los explotadores como clases, las contradicciones existentes en nuestra sociedad, en su mayor parte, ya no revisten carácter de lucha de clases y ésta ha dejado de ser la contradicción principal de nuestra sociedad… es erróneo formular y aplicar la política de ‗tomar la lucha de clases como clave‘‖. En la esfera ideológica los revisionistas chinos renegando totalmente del marxismoleninismo-maoísmo, acuden impúdicamente a la decadente sociología burguesa para pedir prestada alguna fórmula confusa que los haga pasar de marxistas. Así, para dar razón a sus llamadas cuatro modernizaciones burguesas, exclamaban: ―en último análisis, la marcha de la historia social es determinada por el desarrollo de las fuerzas productivas. La de la sociedad humana es una historia del desarrollo de la producción, es decir, la de los productores‖. 34 Han hecho oficial la ―teoría de las fuerzas productivas‖ de Liu Shao-chi y Teng Siao-ping difundida — como hemos visto — desde los tiempos de la Revolución Cultural Proletaria. Interesa señalar que esa teoría revisionista niega la lucha de clases y la dictadura del proletariado, se opone a la revolución y se inclina a la evolución pacífica, abandona los intereses cardinales del proletariado reduciéndolos a los intereses momentáneos y secundarios. Los revisionistas chinos se prosternan vergonzosamente ante la burguesía imperialista para obtener sus favores. La ―teoría de las fuerzas productivas‖ es una descarada revisión del marxismoleninismo-maoísmo, en la cual los revisionistas chinos abjuran (ante la burguesía 34
―B. I.‖: ―El papel del individuo en la historia‖, en ― Beijing Informa‖ , Nº 32, 1980, p. 17.
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china, la burguesía imperialista y la reacción mundial) de la doctrina completa del proletariado. ¿Quieren hacérnosla pasar por marxista la falacia de que “la marcha de la historia social es determinada por el desarrollo de las fuerzas
productivas”? ¿Han olvidado que la clase obrera conoce desde 1848 “El Manifiesto del Partido Comunista”? Sí, lo han olvidado en interés de la
restauración capitalista y de la contrarrevolución. Han olvidado que Marx y Engels anotaron en el Manifiesto, con claridad de medio día, que ―la historia de todas las sociedades que han existido hasta nuestros días es la historia de la lucha de clases‖. Todos los traidores de la clase obrera, habidos hasta hoy, siempre han empezado tergiversando, negando, revisando esta verdad fundamental. Los revisionistas chinos no podían proceder de manera diferente, aunque al hacerlo han sido sí más desvergonzados que sus predecesores. Los nuevos Estatutos revisionistas ordenan: ―El Partido debe desarrollar con gran empeño las fuerzas productivas sociales…‖. ―La tarea general del Partido Comunista China en la presente etapa consiste en realizar paso a paso la modernización de la industria, la agricultura, la defensa nacional y la ciencia y tecnología‖. ¡Señores revisionistas!: Para cumplir esa tarea no se necesita, en lo más mínimo, un Partido Comunista; cualquier partido de la burguesía puede hacer — ya lo han hecho y lo siguen haciendo hasta sus más elevadas expresiones en los países capitalistas e imperialistas — esas modernizaciones sin necesidad de socialismo ni de comunistas ni de partidos comunistas. De eso se extrae que la cuestión fundamental del socialismo no está en desarrollar las fuerzas productivas en la idea de modernizaciones, sino en continuar el desarrollo de la revolución socialista para consolidar el Poder proletario, porque sólo de esta manera pueden seguir liberándose y desarrollando, por ende, las fuerzas productivas sociales. Las solas modernizaciones son perfectas obras del capitalismo; a él y a la burguesía le sirven y no a las masas; en cambio, la liberación y desarrollo de las fuerzas productivas mediante la revolución proletaria sirve al socialismo, al proletariado y a las grandes masas. Pero lo que han hecho los revisionistas chinos es adecuar toda la actividad del Partido Comunista revisionista a la realización burguesa de las llamadas cuatro modernizaciones, es decir, lo han desviado hacia la restauración capitalista.
h) Los revisionistas chinos han trocado el internacionalismo proletario por la alianza con el imperialismo yanqui, ante el que han capitulado. En sus Estatutos señalan que en los asuntos internacionales la actitud fundamental del PCCh 97
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revisionista es ―salvaguardar la paz mundial y promover el progreso de la humanidad‖. ¿Cuál paz y cuál progreso, señores revisionistas? ¿Es posible hablar de paz y de progreso cuando el proletariado y los pueblos sufren la explotación, el saqueo y la opresión del imperialismo, de las burguesías y de toda la reacción? El proletariado y los pueblos, en medio de la miseria, la explotación, el hambre crónica, la opresión y represión políticas, el analfabetismo, la desocupación, etc., no tienen paz. El progreso y la paz vendrán solamente con la liberación y ésta será producto únicamente de las revoluciones proletarias y de liberación nacional y social. ¿Qué paz salvaguardan los revisionistas de China? Ciertamente la paz y el progreso de los imperialistas, de los socialimperialistas, de las burguesías y de la reacción. A esa paz que defienden los revisionistas chinos la llamamos confabulación con el imperialismo en contra de revolución proletaria mundial. Los revisionistas chinos han olvidado que la correcta, la marxista-leninista línea del PCCh en 1969, para el movimiento internacional, acordada por el IX Congreso, y de la que han abjurado los sucesivos congresos, era ésta: ―El Partido Comunista de China, persistiendo en el internacionalismo proletario, se une resueltamente con todos los partidos y grupos auténticamente marxista-leninistas y con el proletariado y los pueblos y naciones oprimidos de todo el mundo y, junto con ellos, lucha por derrocar al imperialismo acaudillado por los EE.UU., al revisionismo contemporáneo cuyo centro es la camarilla de renegados revisionistas soviéticos y a la reacción mundial y por abolir el sistema de explotación del hombre por el hombre en el globo terrestre y emancipar a toda la humanidad.‖
Pero los revisionistas chinos, borrando con el codo lo que escribieron con la mano, traicionando al internacionalismo proletario, se coluden con el imperialismo, las burguesías y la reacción mundial, predican no hostilizarlos y ofrecen defender la ―paz y el progreso‖ defendiendo el sistema capitalista mundial y restaurando el capitalismo y la dictadura burguesa en China. El PCCh revisionista prestó apoyo a la reacción internacional y a las dictaduras fascistas sanguinarias como la de Pinochet en Chile; ha establecido contacto y ayuda con los grupos y partidos políticos más oportunistas del mundo, de preferencia con 98
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los eurocomunistas y los titistas; se disputa con el imperialismo yanqui las esferas de influencia y, donde encuentra resistencia, desencadena guerras de agresión fascista como la que perpetró contra el Vietnam y la que realiza contra Irak. Al realizar las llamadas cuatro modernizaciones pretende hacer de China una potencia imperialista. Pero, lo que pasó en China, como lo que ocurrió en la ex-Unión Soviética, no puede anular la tendencia actual de la historia mundial contemporánea. Los hechos demuestran que las revoluciones proletarias (incluidas las de nueva democracia) y las de liberación nacional han reemprendido su marcha y avanzan como incontenibles huracanes en todo el mundo, alertas de las experiencias negativas y positivas de las ex-URSS y China. La lucha de clases no ha cesado; al contrario, se exacerba día a día. La restauración capitalista en China es un asunto pasajero en la prolongada lucha del proletariado para cumplir su misión histórica, y no sirve a la burguesía internacional para argumentar que el marxismo-leninismo-maoísmo ha perdido vigencia, porque esa misma restauración es resultado de la lucha de clases., lucha que liquidará la existencia de la burguesía. El marxismo-leninismo-maoísmo extraerá las enseñanzas debidas y saldrá fortalecido de la prueba. Ahora mismo les recordaremos a la burguesía imperialista, a la burguesía china y a los revisionistas chinos, a la reacción internacional y a todos los oportunistas que no se salvarán de la sentencia de la historia, pues, la naturaleza de su existencia es la determinante de su irremediable desaparición. A todos ellos, para su mayor tormento, les invitamos a repasar estas vigentes verdades: ―1) que la existencia de las clases sólo va unida a determinadas fases históricas de desarrollo de la producción; 2) que la lucha de clases conduce, necesariamente, a la dictadura del proletariado; 3) que esta misma dictadura no es de por sí más que el tránsito hacia la abolición de todas las clases y hacia la sociedad sin clases‖. 35 Esta es la tendencia general de la historia, y
observando esta tendencia Mao Tsetung, en una carta a Chiang Ching, en 1966, anotó: ―Si un golpe de Estado fomentado por elementos de derecha, anticomunistas, se produce en China, con seguridad éstos no encontrarán tranquilidad. Es muy posible que su régimen sea de corta duración‖. ―Allí donde la derecha es más arrogante, allí la izquierda es la más obstinada‖.
35
Carlos Marx. Carta de Marx a Joseph Weydemeyer. En: ―Obras Escogidas‖. Edit. Progreso, Moscú, p. 703.
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El proletariado chino sólo ha sufrido un revés con la restauración capitalista. Puesto que la tendencia actual no es el capitalismo ni el imperialismo, porque representan las fuerzas decadentes, sino que es la revolución y el socialismo porque son las fuerzas del progreso social. El proletariado chino, el proletariado internacional y los revolucionarios marxista-leninista-maoístas, sacando nuevas lecciones y fortaleciendo su experiencia de lucha, volverán a la carga una y otra vez hasta derrotar definitivamente a sus enemigos de clase. La restauración capitalista en China significa solamente una pasajera derrota para el proletariado en su prolongada guerra de clase contra la burguesía. La historia nunca ha seguido un camino recto sino zigzagueante; una derrota es a lo sumo un zigzag del camino ascendente del proletariado y de los pueblos; una derrota no podrá cambiar el rumbo de la historia iniciado ya con la Revolución de Octubre. La época nuestra es la época de las revoluciones proletarias y de liberación nacional y social; cualquier fracaso será al fin transformado en triunfo. El proletariado y los pueblos tienen esta lógica irresistible: ―Luchar, fracasar, volver a luchar, fracasar de nuevo, volver otra vez a luchar, y así hasta la victoria‖. ―Las clases luchan, unas clases salen victoriosas, otras quedan eliminadas‖. 36 Los burgueses y los revisionistas chinos serán barridos del escenario de la historia. Los comunistas, el proletariado y todo el pueblo chinos se harán al fin de la victoria, y el marxismoleninismo-maoísmo saldrá igualmente victorioso.
36
Mao Tsetung. ―Desechar las ilusiones prepararse para la lucha‖. En: ―Obras Escogidas‖. T. IV. Edic. en LL.EE., Pekín, 1971, p. 445.
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NECESARIAS CONCLUSIONES
1ª
El golpe de Estado contrarrevolucionario del 6 de octubre de 1976 fue el resultado culminante de la progresión revisionista operada en el Partido Comunista de China desde su Décimo Congreso Nacional de agosto de 1973. Las circunstancias de los meses de septiembre y octubre de 1976 simplemente condicionaron dicho golpe.
2ª
La dirección de la propiedad socialista que no esté a cargo de genuinos marxista-leninistas y auténticos obreros, que no apliquen la línea del Partido Comunista y practiquen una línea revisionista, es un medio que utiliza sagazmente la burguesía para recuperarse y restaurar capitalismo desde dentro del Partido Comunista y del gobierno socialista.
3ª
El ejercicio del ―derecho burgués‖, sin una adecuada política proletaria que lo restrinja progresivamente con tendencia a su total extinción en la dilatada etapa socialista, propicia el surgimiento de un nuevo tipo de clase burguesa sin propiedad privada capitalista; ese nuevo tipo de burguesía y el ―derecho burgués‖, condicionándose mutuamente, son asimismo elementos seguros que aprovecha la burguesía derrocada para restablecer capitalismo.
4ª
En el socialismo, sino se profundiza la revolución en las condiciones de la dictadura del proletariado, la propiedad colectiva, la subsistencia de la pequeña propiedad individual y pequeña producción y el comercio minorista individual desarrollan en sentido contrario al socialismo y se convierten en factores de restauración capitalista y restauración de la burguesía.
5ª
Los hechos han demostrado incuestionablemente que, durante la Gran Revolución Cultural Proletaria, los dirigentes marxista-leninistas del PCCh cometieron muchos errores en la lucha, entre los cuales sobresale el que no distinguieron con acierto los dos tipos de contradicciones de diferentes naturaleza en el socialismo, es decir, confundieron a los que cometían errores ideológicos con aquéllos cuyas contradicciones con el Partido Comunista y el pueblo eran con el enemigo y viceversa. Este tratamiento incorrecto de las contradicciones produjo, por un lado, sectarismo y liquidacionismo, y, por otro, infiltración y escalada revisionista, que fue otra lamentable causa de restauración burguesa y capitalista.
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6ª
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En el socialismo sobreviven las viejas clases explotadoras derrocadas; pero no solamente sobreviven sino que se repliegan al campo de la resistencia y luchan enconadamente contra el proletariado, bajo nuevas condiciones (las del socialismo) en las que ya no poseen ni su poder ni sus propiedades y en que su lucha reviste igualmente nuevas formas, es la lucha de resistencia sin armas por la reconquista del Poder perdido. La burguesía, las otras clases derrocadas y el oportunismo se agazapan fundamentalmente en toda la superestructura socialista, abrigando esperanzas de restauración, escalando posiciones, formándose una base que les permita fortalecerse hasta que algún momento de coyuntura les permita transformar las esperanzas en acciones de restauración, pasar a la restauración misma del capitalismo y de la dictadura de la burguesía como aconteció, primero, en la URSS y los países de su órbita y, después, en China. Pero las clases derrocadas recrecen y se fortalecen en la medida en que la revolución proletaria se estanca, no se profundiza, se debilita cediendo espacio, tranquilidad, oportunidad de recuperación a sus enemigos. La lucha de clases en la superestructura socialista reviste para el proletariado una increíble complejidad; por ello es difícil solucionarla en breve plazo, y esa lucha es también una lucha de clases por el Poder entre el proletariado triunfante y la burguesía derrocada. Mao Tsetung y el Partido Comunista de China, que él condujo, para resolver este complicado problema, desarrollaron en lo teórico y en lo práctico la línea de la revolución proletaria en la situación del proletariado en el Poder, esto es, la Revolución Cultural Proletaria, que saca de sus escondites a la burguesía y sus aliados los oportunistas, en la cual la burguesía resiste y pugna por restaurar su Poder y el proletariado ataca para consolidar y desarrollar el suyo, adecuar toda la superestructura a la base socialista y redimir aquellas partes del Poder proletario usurpadas por la burguesía y los oportunistas. El PCCh organizó la Primera Gran Revolución Cultural Proletaria; logró victorias y sobrevino el orden socialista. Pero, para conjurar todo peligro de restauración capitalista, la Revolución Cultural tiene la condición de ser repetitiva y sostenida porque la burguesía y sus aliados nunca abandonan sus propósitos, vuelven a la carga muchas veces. Sobre la realidad, con una meridiana comprensión de las clases y la lucha de clases en 103
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el socialismo, en pleno movimiento revolucionario en 1966, Mao Tsetung anotó ―El desorden sobre la tierra ha cedi do lugar al orden sobre la tierra. Después de siete u ocho años, el desorden recomienza. Los genios maléficos surgen espontáneamente. Determinados por su propia naturaleza de clase, ellos no pueden dejan de obrar así.‖ Los desórdenes son los repetidos intentos de la burguesía y sus cómplices para recapturar el Poder y restablecer capitalismo. De esas acciones repetidas de la contrarrevolución deriva incontestablemente el carácter repetitivo de la Revolución Cultural Proletaria. Por eso, después de iniciada la primera, Mao Tsetung dijo claramente: ―En siete u ocho años, lanzaremos otro movimiento para sacudir a los genios maléficos. Y este movimiento deberá enseguida repetirse varias veces‖. La repetición revolucionaria debió producirse sin dilación en 1973 o en 1974; pero el PCCh no la cumplió y cometió un gran error histórico que se transformó rápidamente en causa de retorno capitalista. No se repitió la revolución y se permitió una escalada revisionista sin precedentes, y los revisionistas empezaron a tomar posiciones dominantes en el PCCh.
7ª
La restauración del capitalismo y la burguesía en la República Popular China, aunque siendo un duro golpe, no constituye más que una derrota pasajera en la historia que los revolucionarios, el proletariado y las grandes masas de China han de saber transformar en victoria guiados por el marxismoleninismo-maoísmo.
8ª
Es imprescindible realizar la Revolución Cultural Proletaria en toda la prolongada etapa histórica que cubre el socialismo, pero los revolucionarios proletarios, para no dar traspiés, deben comprender y tratar correctamente las contradicciones de clase y la lucha de clases así como distinguir con acierto las contradicciones entre el pueblo y sus enemigos de clases de aquéllas que existen en el seno del pueblo, o sea que deben distinguir acertadamente las contradicciones antagónicas de las no antagónicas y tratarlas de modo adecuado.
104
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9ª
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La subsistencia de la burguesía y demás clases derrocadas, así como la existencia del oportunismo, que se enquistan en la superestructura socialista, determinan la Revolución Cultural Proletaria que no es de suyo un fin sino un medio para impedir el retorno del capitalismo; pero este recurso revolucionario es posible únicamente bajo la indispensable condición de la dictadura del proletariado. En una relación de mutua dependencia la dictadura se hace torrente de poder proletario, penetrando por todo el organismo socialista, sólo por los cauces de la Revolución Cultural, y estos cauces alimentan la dictadura fortaleciéndola, consolidándola y desarrollándola. Desarrollar la dictadura de la clase obrera es la elevada misión de la Revolución Cultural. Al desarrollar la dictadura proletaria adquiere una nueva y superior cualidad: deviene Omnímoda. La gran misión de la Revolución Cultural es alcanzar la dictadura omnímoda del proletariado. Esta dictadura, que lo abarca todo, que penetra a todos los rincones de la base y la superestructura socialistas, es irrestricta sobre la burguesía y todos sus compinches, y es absolutamente imprescindible para conjurar cualquier peligro, cualquier intento de restauración capitalista y burguesa. Sobre las amargas experiencias de la URSS y China, los revolucionarios marxista-leninista-maoístas, el proletariado y las grandes masas de trabajadores tienen el ineludible deber histórico de implantar la Dictadura Omnímoda del Proletariado. El proletariado tiene que dirigirlo todo, absolutamente todo en la sociedad socialista. En la era de la ruina completa del imperialismo (era en la que la burguesía desesperadamente recurre a todo para perpetuarse) y sobre la cuenta de las siniestras restauraciones capitalistas de la URSS y de China, ya no se puede hablar simplemente de dictadura del proletariado; esto resulta incompleto; la tarea de hoy es la Dictadura Omnímoda del Proletariado.
10ª
Mientras en el mundo existan las clases, la lucha de clases y el imperialismo, existirá, para un país que construye el socialismo, el peligro de agresión, subversión y restauración capitalista; pero, de producirse, ninguno de estos fenómenos serán definitivos porque están en contra de la marcha ascendente de la historia, y los medios más eficaces de evitar la restauración son la 105
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continuación de la revolución socialista y la Dictadura Omnímoda del Proletariado.
11ª
La revisionista ―teoría de los tres mundos‖ es la prédica de la conciliación de clases, de la capitulación ante el imperialismo y de la traición al marxismoleninismo-maoísmo así como a la revolución proletaria y a la revolución de liberación nacional y social. Ante este basural revisionista, la línea del movimiento comunista internacional tiene que basarse invariablemente en el marxismo-leninismo-maoísmo; tiene que fortalecer la unidad de la clase obrera de todos los países, la unidad de la clase obrera con los pueblos y naciones oprimidos del mundo; debe impulsar, y no soslayar, la lucha revolucionaria contra el imperialismo, el revisionismo y toda la reacción mundial; ha de vigorizar la lucha por la liberación nacional, la democracia popular y el socialismo; ha de señalar inequívocamente el camino de reivindicación revolucionaria del Poder que la clase obrera tiene como tarea en los países, antaño socialistas, donde se ha restablecido capitalismo; toda la línea debe ser, en fin, el derrotero que conduzca a la victoria segura y completa de la revolución proletaria mundial que, a condición de la dictadura omnímoda del proletariado, permita el advenimiento del mundo nuevo sin imperialismo global, sin capitalismo y sin explotación. Mientras tanto los pobres no podrán tener tranquilidad y no podrán hablar de paz viviendo bajo el zapado del explotador ni se puede invocar la defensa de una paz que hoy no existe para los pobres. La consigna revolucionaria de hoy es siempre: “El combate o la muerte: la lucha sangrienta o la nada”.
12ª
Queda demostrado una vez más que para luchar consecuentemente contra la burguesía es necesario desarrollar, primero, una lucha intransigente contra el revisionismo en el seno del movimiento comunista y obrero, pues dentro de él ―el oportunismo — avisó Lenin — es nuestro enemigo principal. El oportunismo de las capas superiores del movimiento obrero no es un socialismo proletario sino burgués. Se ha demostrado prácticamente que los activistas del movimiento obrero que pertenecen a la tendencia oportunista son mejores defensores de la burguesía que los propios burgueses‖.
106
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13ª
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La ideología completa del proletariado avanza en medio de la intrincada lucha de clase contra la burguesía. En la lucha hay triunfos y fracasos; pero un fracaso, o un solo triunfo, no puede determinar la validez o la invalidez de toda la doctrina. La vigencia histórica del marxismo-leninismo-maoísmo depende de su concordancia con las leyes del desarrollo de la historia y con los intereses vitales del proletariado y de las grandes masas del pueblo; en esa concordancia reside su carácter revolucionario. El marxismo-leninismomaoísmo mantiene esa concordancia; es válido y vigente. Los errores que cometen los revolucionarios al aplicarlo no le quitan en nada su carácter científico y revolucionario; más bien de los errores extrae lecciones, se enriquece y desarrolla. Al contrario de lo que afirma la burguesía, a causa de las restauraciones en la URSS y en China, la ideología completa del proletariado es completamente vigente para transformar el mundo. El marxismo-leninismo-maoísmo desarrollará todavía más y seguirá invencible. En esta verdad termina el alborozo de la burguesía y el oportunismo.
FIN
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APENDICE
SINTESIS DE LOS VEREDICTOS JUSTOS SOBRE LA GRAN REVOLUCIÓN CULTURAL PROLETARIA DE CHINA La XII Sesión Plenaria Ampliada del VIII Comité Central del Partido Comunista de China: 1.-
Considera que la Gran Revolución Cultural Proletaria, iniciada y dirigida personalmente por el camarada Mao Tsetung, es una gran revolución política realizada por el proletariado contra la burguesía y las demás clases explotadoras bajo las condiciones de la dictadura del proletariado.
2.-
Sostiene que la directiva ―Cañonear el cuartel general‖, del Presidente Mao, ha señalado el rumbo hacia la victoria de la Gran Revolución Cultural Proletaria.
3.-
Considera que es correcta la ―Decisión (de16 puntos) del Comité Central del Partido Comunista de China (del 8-8-66) sobre la Gran Revolución Cultural Proletaria‖.
4.-
Considera que son correctos la línea revolucionaria proletaria del Presidente Mao, su gran plan estratégico para la Gran Revolución Cultural
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Proletaria y la serie de importantes instrucciones que él impartió en las diferentes etapas, así como es importante el papel del Grupo del Comité Central encargado de la Revolución Cultural en la aplicación de la línea proletaria del Presidente Mao. 5.-
Ha comprobado, como ha dicho el camarada Mao, que ―la presente gran revolución cultural proletaria es completamente necesaria y muy oportuna para consolidar la dictadura del proletariado, prevenir la restauración del capitalismo y construir el socialismo‖.
6.-
Sostiene que, con el apoyo del Ejército Popular de Liberación, el proletariado ha aplastado el cuartel general burgués representado por Liu Shao-chi, que intentaba usurpar la dirección del Partido, del Gobierno y del Ejército, así como a sus agentes en los diversos lugares, y han recuperado aquella parte del Poder usurpada por ellos.
7.-
Considera que las victorias de la Gran Revolución Cultural Proletaria han comprobado aún más que el Partido Comunista de China, con el camarada Mao como líder, es grande, glorioso y correcto partido. Se convoca el IX Congreso Nacional del Partido Comunista de China.
8.-
Ratifica el ―Informe sobre la verificación de los crímenes del renegado, traidor y vendeobreros Liu Shao-chi‖, presentado por el Grupo de Verificación del caso específico dependiente del Comité Central del Partido. Este informe demuestra con plenas pruebas que el número uno de los elementos con poder seguidores del camino capitalista dentro del Partido, Liu Shao-chi, es renegado, traidor y vendeobreros que se había escondido en el Partido, y un lacayo del imperialismo, el revisionismo contemporáneo y los reaccionarios kuomintanistas.
9.-
Sostiene que el desenmascaramiento por el Partido y las masas revolucionarias de la catadura contrarrevolucionaria de Liu Shao-chi, durante la Gran Revolución Cultural Proletaria, es una grandiosa victoria del pensamiento de Mao Tsetung y de la Gran Revolución Cultural Proletaria. 110
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10.-
Manifiesta su profunda indignación revolucionaria por los crímenes contrarrevolucionarios de Liu Shao-chi y aprueba por unanimidad la resolución de expulsar para siempre del Partido a Liu Shao-chi, destituirlo de todos sus cargos dentro y fuera del Partido y continuar ajustándole las cuentas por los crímenes cometidos por él y sus socios, crímenes de traición al Partido y a la Patria.
11.-
Llama a los camaradas de todo el Partido y el pueblo de todo el país a seguir desarrollando en profundidad la crítica revolucionaria de masas y erradicar las ideas revisionistas contrarrevolucionarias de Liu Shao-chi y del resto del puñado de máximos elementos con poder seguidores del camino capitalista dentro del Partido.
12.-
Señala que el proceso de la Gran Revolución Cultural Proletaria que lleva más de dos años [esto se decía en 1968] registra una enconada lucha entre las dos clases, los dos caminos y las dos líneas. El centro de la lucha es la cuestión del Poder, la cuestión de la lucha por la dirección entre el proletariado y la burguesía y la cuestión de si la dirección del Partido y del Estado está en manos de los marxistas o de los revisionistas.
13.-
Critica seriamente la ―contracorriente de febrero‖ de 1967 opuesta a la Decisión de la XI Sesión Plenaria del VIII Comité Central, a la Revolución Cultural y al cuartel general proletario dirigido por Mao Tsetung. El aplastamiento de la ―contracorriente de febrero‖ (de Liu Shao-chi y Teng Siao-ping) y del viento siniestro (de Teng Siao-ping) que sopló en la primavera de este año (1968) destinado a revocar el correcto veredicto sobre la ―contracorriente de febrero‖, es una importante victoria de la línea revolucionaria del Presidente Mao en el desbaratamiento de la línea reaccionaria burguesa.
14.-
Considera que la magna victoria de la Gran Revolución Cultural Proletaria ha confirmado aún más el significado extraordinariamente profundo y trascendental de la teoría del camarada Mao Tsetung sobre la continuación de la revolución bajo la dictadura del proletariado. El pensamiento Mao Tsetung es el marxismo-leninismo de la época en que el 111
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imperialismo se precipita hacia su ruina total y el socialismo avanza hacia la victoria en el mundo entero. 15.-
Llama a continuar aplicando el gran principio formulado por el Presidente Mao sobre la alianza revolucionaria y la triple integración revolucionaria, hacer serios esfuerzos para poner en práctica las instrucciones del Presidente Mao acerca de la crítica revolucionaria de las masas, la simplificación de la estructura administrativa (organizativa), el envío de cuadros a participar en el trabajo manual, la transformación de los reglamentos y sistemas irrazonables, etc., de modo que se ejerza mejor la dictadura del proletariado.
16.-
Llama a los obreros, campesinos pobres y campesinos medios de la capa inferior, a los mandos y combatientes del Ejército Popular de Liberación, cuadros revolucionarios, guardias rojos revolucionarios e intelectuales revolucionarios de todo el país, al pueblo revolucionario de las diferentes nacionalidades del país para que cumplan decididamente la enseñanza del Presidente Mao de que la clase obrera debe dirigirlo todo, pongan en práctica la dictadura del proletariado en la superestructura, incluídos los diversos terrenos de la cultura, realicen la tarea de lucha-críticatransformación y lleven hasta el fin la Gran Revolución Cultural Proletaria.
17.-
Insta a cumplir las instrucciones del Presidente Mao de que la organización del Partido debe estar compuesta por los elementos avanzados del proletariado, debe ser una vigorosa organización de vanguardia, capaz de dirigir al proletariado y a las masas revolucionarias en la lucha contra los enemigos de clase y de expulsar lo viejo y admitir lo nuevo.
18.-
Manda cumplir la gran tarea histórica de la revolución proletaria en la educación. En lo que respecta a los intelectuales, deben ser reeducados por los obreros, campesinos y soldados para que se integren a los obreros y campesinos. Los equipos obreros de propaganda deben quedarse permanentemente en los centros docentes, tomar parte en el cumplimiento de todas las tareas de la lucha-crítica-transformación en ellos y dirigirlos para siempre. En las zonas rurales, los centros deben ser administrados por los 112
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más seguros aliados de la clase obrera: los campesinos pobres y los campesinos medios de la capa inferior. 19.-
Ordena empeñarse en la revolución y promover la producción, el trabajo y los preparativos para enfrentar la guerra, y construir aún mejor la industria y la agricultura socialistas y todas las empresas socialistas de nuestro país. La Gran Revolución Cultural Proletaria constituye una gran fuerza motriz para la producción socialista de China.
20.-
Manda fortalecer constantemente el gran Ejército Popular de Liberación de China, consolidar aún más la defensa nacional y continuar cumpliendo bien el trabajo de apoyar al ejército y amar al pueblo. Hemos de liberar Taiwán. Debemos centuplicar nuestra vigilancia contra el imperialismo norteamericano y la camarilla traidora revisionista contemporánea soviética, que son voraces por naturaleza.
21.-
Considera que los imperialistas encabezados por los EE.UU. y los revisionistas contemporáneos acaudillados por la renegada camarilla revisionista soviética se debaten en múltiples contradicciones, están desintegrándose, son acosados por dificultades internas y externas, se encuentran en un callejón sin salida y quedan sometidos cada vez más a un aislamiento sin precedentes.
22.-
Establece que no estamos aislados de ningún modo. Son nuestros amigos los pueblos que quieren hacer la revolución y que representan más del noventa por ciento de la población mundial. Adhiriéndose al principio y la política del internacionalismo proletario y unidos con los verdaderos revolucionarios marxista-leninistas de todo el mundo, el Partido Comunista de China y el pueblo chino dirigidos por el camarada Mao Tsetung, apoyan resueltamente todas las justas luchas de los pueblos del mundo contra el imperialismo, el revisionismo y la reacción mundial.
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RESTAURACIÓN CAPITALISTA EN LA REPUBLICA POPULAR CHINA INDICE PREFACIO INTRODUCCI N I. EL SISTEMA DE PROPIEDAD SOCIALISTA 1. Propiedad de todo el pueblo y propiedad colectiva 2. Subsistencia de la pequeña propiedad y la pequeña producción 3. Problema de la dirección de la propiedad socialista II.
Págs. 6 10 14 16 21 25
VIEJAS CLASES DERROCADAS M S ―DERECHO BURGU S‖ Y NUEVO TIPO DE BURGUESÍA EN EL SOCIALISMO 1. Las clases derrocadas 2. El ―derecho burgués‖ y nuevo tipo de burguesía
29 30 33
III. BURGUESÍA Y OPORTUNISMO EN PROCURA DE LA RESTAURACIÓN DESDE LA SUPERESTRUCTURA 1. Liu Shao-chi 2. Teng Siao-ping 3. El intento de Tienanmen
43 49 58 67
IV. LA REACCIONARIA ―TEOR A DE LOS TRES MUNDOS‖
74
V.
87
ASALTO REVISIONISTA Y RESTAURACIÓN COMPLETA
NECESARIAS CONCLUSIONES
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AP NDICE 110 Síntesis de los Veredictos Justos sobre la Gran Revolución Cultural Proletaria de China 111
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