Resistencia y Utopía de la Mujer Nasa. Flor Ilva Trochez
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RESISTENCIA Y UTOPIA DE LA MUJ ER NASA FLOR ILVA TROCHEZ
La presente narración tiene como fin presentar tres aspectos que espero puedan dar cuenta del aporte de las mujeres nasa, en el proceso de resistencia que adelanta el movimiento indígena de Colombia, un movimiento que resiste con dignidad a las fuerzas y poderes que ponen en peligro nuestra supervivencia como pueblos. En primer lugar, hablare sobre el papel que en la historia del pueblo Nasa ha cumplido la mujer, haciendo énfasis en el papel de lo femenino en la cosmovisión Nasa y en la forma como se introdujo un machismo agresivo; en un segundo momento, mostrare algunos momentos en los cuales creo hemos aportado significativamente en la defensa de nuestros hijos, territorio y comunidad; finalmente, diré un par de palabra sobre el futuro de nuestra lucha de resistencia y dignidad.
El pa pel de la mujer en la histor ia del pueblo Nasa. Las mujeres Nasa en el pueblo indígena, hemos jugado un rol muy importante, digo hemos porque no se necesita haber estado cuando se generó todo el trabajo de la defensa de la vida y el territorio, en tiempos de la Cacica Gaitana y otras mujeres que la acompañaron, pero digo hemos jugado un rol muy importante porque la historia está viva, la historia está sembrada ahí, y esa historia que está ahí, la tenemos que recoger las mujeres en el contexto actual. Somos parte de esa historia, porque esa lucha de resistencia no ha terminado, otras mujeres lucharon desde la Gaitana hasta hoy y aun se sigue luchado en defensa de la vida. Hoy recogemos la historia que se ha dado, y esa historia transmitida de generación en generación, no solamente la historia leída y escrita, sino la historia que se nos ha contado y trasmitido de boca de nuestras madres al lado del fogón. La cacica Gaitana, luchó fuertemente contra la invasión española, resistió contra todos los ataques que se estaban dando desde el mundo occidente, desde el descubrimiento, el mal llamado descubrimiento de América; su lucha nos dejo un legado, un lema muy importante: la defensa de la vida y el territorio. Si nosotros conservamos la vida y conservamos el territorio, nuestros hijos tienen futuro. Nosotras como mujeres somos tejedoras de vida y generadoras de vida, es nuestra obligación pensar y actuar sobre cómo hacer la defensa de la vida, no solamente la defensa de la vida de las personas como tal, sino también del mismo territorio, del agua, de los sitios sagrados, de los animales, de las plantas. La vida comprendida en todo el conjunto de la palabra es lo que aprendimos a defender desde las enseñanzas de la Cacica Gaitana y las otras mujeres que la acompañaron. La Cacica Gaitana nos enseño a defender la vida, como guerreras, no porque las mujeres nasa seamos guerreras, no lo somos; no se puede defender la vida destruyéndola convirtiéndose uno mismo en asesino; pero hay momentos en los que las fuerzas invasoras son tan destructoras, su arrogancia y ambición es tan ciega que la única forma de parar la destrucción es resistiendo a la fuerza, la ceguera, el odio y la ambición de algunos porque esa dominación es tan fuerte, que obligan a gente no guerrera a convertirse en guerreros, aun en contra de su forma de ser, este es uno de los peores pecados de los que desde el odio, la ambición y la arrogancia han intentado dominar y
apoderarse de nuestros territorios sin medir consecuencias. La Gaitana, organizo una guerra de resistencia contra la invasión española, ella en defensa de la vida, de sus hijos y del territorio puso en riesgo su propia vida, en el medio del conflicto, en el medio de la invasión, en el medio de la sed de dominación, la ceguera y su plan de quitarnos el territorio, de imponer su poder y dominio para explotarnos. Algunos interpretan que el antecedente de lucha, y del espíritu guerrero del pueblo Nasa, está en la cacica Gaitana, porque se cree que es ese momento en el cual hubo que usar la fuerza y enfrentar la guerra de invasión resistiendo también con fuerza, en medio de la guerra de invasión fue necesario hacer la guerra de resistencia. La Cacica Gaitana condujo una guerra de resistencia en contra de la dominación española, después del asesinato de sus hijos, a manos del conquistador Pedro de Añasco. Hay un legado muy importante, dejado por la Gaitana, y que lo tenemos muy presente las mujeres: La dignidad del pueblo Nasa o de los pueblos indígenas, no se puede vender ni negociar. Nosotros como pueblo y comunidad somos pacíficos, también lo decimos y lo reafirmamos. Pero en el momento en el que no tengamos otra opción y se nos vaya a quitar por completo la vida y el territorio, entonces, también luchamos y resistimos. En la resolución de autonomía territorial suscrita por las comunidades en la Asamblea de Vitonco, decimos: “luchamos y seguiremos luchando hasta que se apague el sol”: pero también decimos, muy conscientemente, usaremos estrategias que nos impidan llegar a la guerra, porque en la guerra todos perdemos. Pero si se nos pone en peligro de extinción, como pueblos, o se quiere matar a la madre tierra esterilizándola para siempre; entonces, tenemos que pensar estrategias de lucha y convertirnos en guerreros y guerreras. Por ahora el legado de la Gaitana lo asumimos convirtiéndonos en guerreros y guerreras del pensamiento, de la lucha sin armas y sin que tengamos que atacar a quienes nos atacan y nos quieren acabar, construimos y desarrollamos estrategias que no permitan sobrevivir y afirmarnos, como pueblos originarios. Para afirmarnos como pueblo, como cultura no necesitamos las armas y la violencia, ese no es el pasado del que venimos, ni el futuro que queremos. Recogemos ese legado de la Gaitana, pero lo recogemos en su contexto y en su momento histórico, lo nuestro siempre ha sido caminar la palabra. Cuando hay un momento una pequeña oportunidad para caminar la palabra lo hacemos. En muchos casos, en medio de la guerras impuestas hemos sido las comunidades las que hemos abierto con gran sacrifico el camino para que sea la palabra la que camine y no la fuerza o la violencia. En la historia reciente, tenemos la experiencia de la lucha de defensa armada de las comunidades, organizamos un grupo armado de autodefensa el Quintín Lame, muchos de nuestras mujeres y hombres que hoy lideran el proceso de construcción de futuro vienen de esa experiencia, nos armamos no porque seamos criminales, no porque seamos asesinos, ni siquiera porque quisiéramos competir con la política misma del Estado que nos quería imponer sus leyes y sus tratados para dominarnos y quitarnos el territorio, nos armamos para defendernos; cuando se crearon las condiciones para seguir caminando la palabra, las mismas comunidades le quitaron los fusiles a sus hijos. Muchos dijeron que aun no se había creado el nuevo país, el nuevo Estado, pero de eso no se trataba, no se puede crear algo nuevo y bueno para las comunidades desde la muerte y la guerra, eso lo tenemos claro. Cuando hay una pequeña oportunidad para caminar la palabra, la tomamos, porque entendemos que nuestra historia va construyendo tejidos permanentes de vida, en esos tejidos de vida nuestro espíritu de lucha se mantiene, no se acaba, pero lo nuestro
no es la guerra, a ella hemos llegado obligados. Muchos se confunden y dicen nuestros mayores hombres y mujeres fueron del Quintín Lame, debemos seguir el ejemplo de ellos y armarnos nuevamente, a esas personas, especialmente, jóvenes es necesario recordarles que para llegar a la conformación del Quintín Lame, las comunidades reflexionaron, propusieron salidas y alternativas distintas a las armas, lo hicieron una y otra vez y cuando entendieron que si no se defendían nuestra supervivencia estaba en peligro, en ese momento tomaron el camino de la lucha armada, fue una decisión que hubo que asumir en una coyuntura. Hoy la situación no es fácil, pareciera que hay una coyuntura similar, pero hay algo que la hace muy diferente, nuestras comunidades tienen hoy una conciencia clara de la fuerza y legitimidad que da el caminar la palabra, la fuerza de construir nuestra historia de vida, la fuerza de ver las planes de vida concretándose en vida digna para todos. Cuando comparamos lo que ofrecen los señores de la guerra y lo que las comunidades ofrecen a los jóvenes es claro que aquí hay presente y futuro, en cambio ellos no tiene nada en el presente, solo muerte, y el futuro es una promesa llena de dudas. Pero el papel histórico de nuestras cacicas no solo ha sido solo asociado a la lucha armada y la vida de guerreras, las cacicas le han enseñado otros métodos de resistencia y de construcción de futuro a las comunidades. Es el caso de la Cacica María Mandiguagua, que resistió en plena época de colonización, evangelización y dominio cultural. Los colonizadores, mediante su religión quisieron imponer un Dios, que era solo masculino, un dios padre. María Mandiguagua, recordó a las comunidades de ese entonces que desde la creación del mundo Nasa, nuestro mundo espiritual no es solo masculino es Thai y Huma, es femenino y masculino. Thai comprendido como el que procrea, pero Huma, es la generadora de la vida; desde de la ley de origen lo femenino y lo masculino no pueden estar separados, pero Huma es la depositaria de la vida y de la sabiduría, por eso en los momentos en los que la vida está amenazada las mujeres tenemos un papel importante, aportamos la sabiduría y tenemos la obligación de generar vida, somos las que generamos la vida, no solo estamos pensando en que hay que organizar la comunidad para poder resistir, sino también, cómo podemos engendrar la vida, y por tejer la vida de las personas, de los hijos, pero también de la comunidad y del territorio. La mujer tiene que ponerse al frente y orientar, la mujer es educadora, de la familia, de la casa, pero también de la comunidad. Este es legado de María Mandiguagua, se invento muchas estrategias para resistir, desde nuestra forma de ser, hacer y pensar. Ella fue orientadora, educadora, pero al mismo tiempo tuvo muchos hijos e invito a las mujeres a tener muchos hijos, y tuvo también muchos compañeros, muchos maridos, entendió que en ese momento, donde por enfermedades que traían los españoles los nasa nos estábamos acabando, era necesario resistir generando vida. María Mandiguagua resistió tanto a su dios masculino y su moral machista y a sus enfermedadades que amenazaban con acabarnos como pueblos y como cultura; porque en momentos de exterminio tener los hijos y enraizarlos en la comunidad también es una forma de resistencia, no dejarse acabar y engendrar las nuevas generaciones es una forma de resistir, tener muchos hijos en ese momento era una forma de resistir, no porque fueran desordenada sexualmente y familiarmente, como la acusaron los curas de la época , no porque le guste estar con el uno y con el otro, o porque la mujer nasa sea infiel por naturaleza, como se les acuso a las mujeres nasa de esa época, desde la moral inspirada en un dios masculino, sino porque ellas buscaron estrategias para que el pueblo Nasa sobreviviera, para que cómo pueblo indígena no se extinguiera, como pueblo no podíamos acabarnos, el pueblo Nasa no se debe acabar. Además, esa estrategia, le permitió al pueblo Nasa
ampliar el territorio, porque el territorio era nuestro, llegaron los invasores y empezaron a dejarnos en un corral, a quitar el territorio, el tamaño del territorio dependía de los hijos y del número de habitantes, así que María Mandiguagua dijo tenemos que crecer y ser muchos. Ella y otras mujeres se fueron por el territorio dejando instalados muchos hijos, esos hijos tenían el deber de apropiarse del territorio y organizar a las comunidades para que puedan sobrevivir y resistir a las imposiciones de los colonizadores; los hijos de esas mujeres estaban para ganar el territorio, pero también al mismo tiempo, para pensar en la proyección económica y comunitaria, ella los orientaba para trabajar la tierra y también orientaba a la comunidad sobre su futuro, porque la vida no es solamente pensar en el momento actual y en que se va a producir y como se va a comer, sino como proyectar el tejido social, cultural, proteger la identidad. Para ella y para muchas cacicas o muchas mujeres, su papel como generadoras de vida no se ven como algo negativo, sino más bien positivo porque la mujer es la generadora de la vida y de la sabiduría, en lo femenino esta la vida y la sabiduría, desde donde se va tejiendo la identidad, la cultura, la comunidad y los planes de vida. María Mandiguagua nos recordó que lo femenino es muy importante, siempre que esté ligado armoniosamente a lo masculino; fijémonos en la luna y el sol que son los que permiten la vida y la fertilidad de la madre tierra; lo femenino tiene un papel muy importante, en lo femenino es donde reposa la armonía, lo femenino es desde donde se armoniza, normalmente lo masculino es armonizado desde lo femenino. En la cosmovisión Nasa ni el hombre es superior que la mujer, o la mujer es superior al hombre, ambos son importantes, ambos tienen un sentido de manera integral en lo femenino y en lo masculino que cada uno tiene. En este sentido, el hombre tiene una partecita de lo femenino, no solamente es masculino, sino que también tiene parte de lo femenino; para la mujer es lo mismo, ella tiene también parte de lo masculino. Desde el punto de vista cultural, nuestro origen está en Tai y Umma, por eso no se puede desligar lo femenino de lo masculino y viceversa, siempre están presentes, siempre están ahí; así el hombre o la mujer anden solos o aparentemente uno los vea solos, no están solos, están ligados en el pensamiento, en el trabajo y en la práctica. Siempre está presente lo femenino en el hombre y también lo masculino en la mujer. ¿Por qué se da esto? Porque que así fue nuestro origen en Tai y Umma, no porque se haya copiado de la cultura y la religión de los conquistadores que afirma que el hombre no puede estar solo y por eso se creó la mujer, sacando un pedacito de los hombres, sacando a la mujer de una costilla del hombre, nosotras las mujeres no somos un pedacito que le falta al hombre, ni estamos para que el hombre no este solo. En nuestra cultura, el hombre y la mujer tienen que armonizarse equilibrando lo femenino y lo masculino, no somos un pedacito del otro, hacemos parte de la armonía que está en nuestro origen, armonía que está presente en el origen de todo ser viviente, por eso las personas somos nasa, pero también son nasa los animales, las plantas, las piedras, la tierra. Fíjense que en la cultura de los conquistadores, la tierra no es un ser viviente, la descomponen en elementos inertes, culturalmente para nosotros, la tierra misma es viva, la madre tierra está viva, además decimos que es madre, es mujer, pero ahí está también el sentido de lo masculino, la semilla está ahí. Nosotros tenemos, una práctica que nos recuerda que lo femenino y lo masculino, deben estar armonizados, es el sembrado del cordón umbilical, del hombre y la mujer, siempre se siembra en la tulpa, en el fogón, tanto el hombre y la mujer para que estén ligados siempre, estén juntos en el fogón. Lo masculino, por su naturaleza, afirma su fuerza, con su pensamiento fuerte, con su actitud
fuerte, con su reacción fuerte. Lo femenino frente a la fuerza reacciona con prudencia, busca estrategias de orientación, de equilibrar cuando algo está avanzando negativamente, entonces por eso decimos que lo femenino y lo masculino son complementarios, se habla de la complementariedad de lo masculino y de lo femenino, del hombre y de la mujer; entonces, ni él hombre hace más que la mujer, ni la mujer hace más que el hombre, estamos equilibrados. En el momento de la colonización, nuestra concepción de equilibrio entre lo femenino y lo masculino fue afectada con ese concepto del machismo que tiene la cultura y la religión del conquistador. El machismo del conquistador, dijo que la mujer estaba cumpliendo su papel en la familia, en la casa, porque la mujer no era capaz de liderar, porque la mujer no era capaz de estar hablando en las asambleas en las reuniones, ni era capaz de orientar a la comunidad. Hoy estamos recuperando nuestra cultura propia y el legado que nos han dejado nuestros mayores y nuestras mayoras. Las Cacicas la Gaitana y María Mandiguagua, por ejemplo, nos recuerdan que las mujeres, podemos y debemos ponernos al frente de la comunidad, hay momentos en los que desde lo femenino hay que armonizar y equilibrar los procesos, equilibrio que no es posible sin que lo masculino este presente. Desde la religión del conquistador, se ha hecho mucho daño a nuestra concepción de equilibrio entre lo masculino y lo femenino; el daño consiste en hacernos creer que lo masculino esta por encima de lo femenino, dándole un papel de menor valor a lo femenino; por ejemplo, la mujer tiene que comportarse como lo hacía la virgen María, ella en boca del conquistador, es una mujer pasiva y una mujer sumisa; además, la virginidad es un valor, tener los hijos, hace perder ese valor. De esa concepción del conquistador también, se desprende una idea de fidelidad. Imagínese que pensó el conquistador, desde su religión machista, sobre nuestra Cacica María Mandiguagua, era una mujer sin valor, infiel, era lo contrario del modelo que nos impuso el conquistador. Esa forma de entender a la mujer nos hizo mucho daño, porque le quito un papel importante a lo femenino y por ahí derecho a la mujer, convirtiéndola en sumisa, obediente y complemento del hombre, una partecita del hombre, incapaz. Las mujeres hoy, aún nos logramos enredar un poco a pesar de conocer la historia y el legado de la mujer Nasa en la historia, o el valor de lo femenino que está en la ley de origen. La tarea es seguir aclarándonos. Hay que resistir, defender la vida, el territorio y a nuestros hijos. Hoy, tanto hombres y mujeres, tenemos la responsabilidad que tenían nuestros mayores y mayoras allá, en el pasado, la responsabilidad de engendrar la vida y cuidarla.
La defensa de nuestr os hijos, ter r itor io y comunidad Hay muchas historias de muchas mujeres que podríamos contar, en la que hemos arriesgado todo para defender a nuestros hijos, el territorio y a la comunidad. Por ejemplo, Doña Isabel una de las mayores de la comunidad, en el 2005, nos enseño mucho de la capacidad de la mujer Nasa para defender la vida y a sus hijos. En ese año, volvió a entrar la fuerza pública nuevamente, digo nuevamente, porque en el 2003 estaba aquí y la guerrilla los obligó a salir, los sacó, en unos combates que causaron mucha destrucción y dolor.
En el 2003 la fuerza pública se llevó a uno de los hijos de Doña Isabel, cuando el ejercito regresa en el 2005 su hijo regresa convertido en soldado; a su otro hijo, la guerrilla lo había reclutado; y ahí está Doña Isabel en problemas, un hijo en la guerrilla y el otro en el ejercito. Más sin embargo, ella dice: “es que para una mujer no hay hijo malo, se fueron, se equivocaron y se fueron sin orientación, pero yo los tengo que defender, los tengo que proteger”, ella cuenta que caminó mucho tiempo, ocho días para encontrar la tropa del ejercito, después otros quince días para encontrar a la guerrilla. Camino sola, primero hizo un ejercicio sola, porque si iba acompañada de la comunidad, ella pensaba que no lograría rescatar a sus hijos, porque la comunidad, en algunas ocasiones, reacciona de manera fuerte, con los grupos armados; y una reacción fuerte podía ocasionar la muerte de sus hijos o la negativa para entregárselos. Ella se fue sola, primero fue a la guerrilla y habló de una forma armónica, dando razones, recordándoles el por qué ellos están luchando, cuál es el papel de la guerrilla, por qué surgió la guerrilla, ella conocía muy bien esta historia; también les habló sobre el papel actual de la guerrilla y les criticó su forma de proceder; le hizo saber que no estaba de acuerdo su forma de lucha, que había llevado a muchos jóvenes a la guerra, a la violencia, le dijo que era muy triste saber que muchos jóvenes le quitaban la vida a otros jóvenes y que no estaban trabajando con el pueblo y para el pueblo, como era su decir. Ella regreso sin su hijo y repitió el viaje tres veces más, en cada viaje les hablaba con más fuerza y claridad; ellos le negaban a su hijo. Sus criticas se centraban cada vez más en la idea de la toma del poder, del control del territorio y la construcción de otro Estado, no lo encontraba bien; porque decía que no valía la pena pagar un precio tan caro, como era la vida de los jóvenes, por algo tan poquito, como era el poder. Ella cuenta que un día le dieron pistas de donde podría estar su hijo y a pesar de que se lo negaban lo encontró y sin más con la autoridad de una mamá y de mayora se lo trajo para su casa; a ella le dolió mucho que le hayan mentido y sobre todo se puso muy triste cuando se entero que su hijo ya había participado en combates y que él había manchado sus manos con sangre de otros jóvenes. Él muchacho no quería regresar, le reclamaba a su mamá el que ella no había estado pendiente; porque la mayora Isabel, es una mujer que se ha entregado a la comunidad, ella está en las reuniones, en las asambleas, en los trabajos comunitarios, entonces ella descuidó la atención de sus hijos, el muchacho cuenta que cuando estaba estudiando, no tenía los suficientes recursos económicos, no tenía para los útiles escolares, eso lo llevó a irse a la guerrilla porque le dijeron que allá podría estudiar y que le darían todo. La mayora Isabel, se apoyo en los médicos tradicionales, en la parte cultural, para poder equilibrar y armonizar, fíjese que si uno se descuida de la casa y los hijos por la comunidad se presenta un desequilibrio; igual pasa cuando uno no aporta a la comunidad por concentrarse sólo en la familia. Ese ejercicio de recuperar lo hizo sola asumiendo todo los riesgos. Después de rescatar a su hijo, sabía que no podía dejar a su otro hijo en el ejército, porque la podían acusar de cómplice del ejército y matarle al hijo que rescató, e incluso a ella misma. Ella cuenta que con el ejercito hizo el mismo camino, hablar, reclamar y pedir que se lo devolvieran; ayudó mucho la ley que dispensa a los miembros de comunidades indígenas a prestar el servicio militar obligatorio.
Finalmente, le devolvieron a sus dos hijos, recuperó a sus hijos y recupero el equilibrio entre el trabajo comunitario y el cuidado de la familia. Hoy cuando la mayora nos habla a las mujeres, aprendemos mucho, porque sabemos que para defender a nuestros hijos, a la comunidad y la vida somos capaces de conseguir lo imposible. También nos enseña que muchas veces la mejor estrategia se hace sola y sin ruidos, porque hay momentos en los que la montonera y el grito no abren las puertas para que podamos encontrar las salidas, en cambio la tenacidad y terquedad de una madre dispuesta a darlo todo por la vida de sus hijos conquista lo imposible, ablandar el corazón duro de los guerreros. Quizá la estrategia de la mayora Isabel sea una estrategia, propia de lo femenino y no de lo masculino. Lo femenino actúa sin bulla y ruido, lo hace de forma suave, armónica, un poco en silencio para el público y la gran asamblea, pero efectiva porque llega al corazón de los problemas y de las soluciones, que están más allá de lo que vemos, se llega a través del sueño y del camino que nos señalan nuestros Thewalas, nuestros médicos tradicionales, porque ellos están conectados a la ley de origen. La historia de la mayora Isabel es una historia individual, pero también quiero recordar y contar una historia de un grupo de mujeres, en el que participe. Esto sucedió en el 2002, aquí en Jambaló. Las FARC amenazaron que matarían a siete líderes, los acusaban de ser corruptos, en la lista estaba mi nombre, era parte de la lista de sentenciados por las FARC. Desde mis trece años de edad empecé tomar el reto fuerte de servir a la comunidad y aportar en la organización comunitaria, desde los trece años salí de la casa, con la orientación de mis padres, porque mis padres fueron luchadores de la comunidad, recuperadores de tierra. Ellos salían al trabajo de la comunidad y los más grandes teníamos la tarea de cuidad a nuestros hermanitos que estaban en la casa. Pero también nuestros padres nos vincularon al trabajo comunitario, con ese ejemplo que ellos nos daban de trabajar por la comunidad, a los trece años yo también ya me vinculé a la dinámica comunitaria muy fuertemente, con una concepción inculcada por nuestros padres sobre los grupos armados, nuestros padres nos decían que ellos no nos traían nada bueno, y que lo único que hacían era luchar por el poder y no por la vida y la comunidad; además, nosotros no queríamos al ejercito y a la policía, porque mataron a mi abuelo y lo picaron en mil pedazos cuando él también recuperaba tierra, lo mataron cuando estaba luchando por nuestro territorio y por el futuro de la comunidad; con esa idea de los grupos armados, yo empecé a entrar en el proceso, con mucha rebeldía y con ganas de confrontar a la fuerza pública en las recuperaciones porque me movía el dolor tan grande que me causo la muerte de mi abuelo; luego con el proceso de formación pude orientar mi dolor e hice el proceso de armonización para poder ser prudente y luchar por la comunidad defendiendo y protegiendo la vida. Volviendo al caso concreto en el 2002, cuando las FARC nos amenazaron y acusaron de corrupción, las FARC dijo: “nosotros no queremos escuchar al cabildo, no vamos a hacer más diálogo porque ustedes son disociadores, porque el cabildo no presenta las pruebas de inocencia de los acusados y porque ustedes están queriendo acabar con la política de las FARC” la queja principal de las FARC era porque la comunidad no dejaba que reclutaran a los jóvenes. La situación se puso tensa porque la guerrilla dio una semana de plazo, para que se reuniera la comunidad y les diera una respuesta, las autoridades no querían reunirse porque decían que era una forma de darles
la razón y legitimarlos, los mayores no querían hablar; y la guerrilla, no quería ceder en su posición de ganar mando con la comunidad, citaron a una asamblea en una de las veredas. Las autoridades decidieron no ir y resistirse, nos pidieron a los que estábamos en la lista que no saliéramos de nuestras casas y siempre nos acompañaba gente de la comunidad para cuidarnos. Fue en medio de la ese callejón sin salida que un grupo de mujeres les propuso a los compañeros de la comunidad y a las autoridades que nos dejaran mediar para no generar más enfrentamiento y sobre todo para evitar que maten a los líderes que estaban en la lista de las FARC. Ellos enviaron un mensaje final ante la negativa de las autoridades de convocar a la asamblea pedida por ellos, en ocho días darían cumplimiento a su amenaza y matarían a los lideres amenazados. La compañera Rosalba Ipia, junto con otras mujeres en total doce, tomamos la iniciativa de hablar con los mandos de las FARC, entonces dijimos, vamos un grupo de mujeres, y vamos a mediar, ellos nos tienen, nos deben escuchar. La comunidad definió que esa podría ser una buena salida y nos autorizaron , éramos doce mujeres, yo estaba amenazada, y la comunidad dijo “Florilba no puede ir porque está amenazada…” yo sabía que si estaba amenazada debía ser la primera en poner la cara y le dije a la comunidad, como estoy amenazada, más rápido me voy porque necesito saber por qué lo hacen, por qué están amenazando a mí y a los líderes, cuáles son las razones, cómo justifican esa amenaza, cómo se argumenta, entonces había que ir a hacer presencia y no podía esconderme, creo que cuando hay que enfrentar podemos escondernos, teníamos que ir allá y hablar con ellos. Lo primero que se hizo fue buscar contactos con los mandos de las FARC a través de nuestras autoridades indígenas nacionales, nuestras autoridades les enviaron un mensaje pidiendo que escucharan a un grupo de mujeres de la comunidad. Se les dijo que a las mujeres hay que escucharlas, a las FARC les quedaba muy feo, decir que van a escuchar a las mujeres. La respuesta fue inmediata, mandaron la razón aceptando el encuentro con las mujeres. Ellos pusieron una condición: “Si las mujeres vienen a generar problemas, si son alzadas, si son groseras, si no mujeres con claridad política y son gritonas, no las recibimos…” Además, dijeron: “porque si vienen a generar más conflictos, no las recibimos…”. Nosotras aceptamos las condiciones y nos pusimos a recoger todo lo que había dicho la asamblea, lo sistematizamos; también analizamos cuáles eran las acusaciones de las FARC. Con todo esto armamos un documento de siete puntos, eran siete exigencias que se les hacía a las FARC, exigencias que venían de la comunidad. Esas exigencias fueron: Primero, el respeto a la vida, en el respeto a la vida debían aclarar cuáles eran las razones, los motivos, por el cuales ellos habían dado la orden de matar a los lideres; sabíamos que decían por corrupción, pero no había argumentos o denuncias concretas. Segundo, les exigíamos suspender el reclutamiento de nuestros jóvenes, así la política de ellos sea reclutar y reclutar, que acá no se debería hacer.
Tercero, podían moverse en el territorio, pero no deben traer cosas robadas, en ese momento traían muchas cosas al territorio, desde carros hasta grandes cantidades de mercancías, entre las que se encontraban tanques de gasolina que dejaban en las escuelas y en las casas comunitarias. Incluso en momentos traían personas secuestradas, la comunidad se entero y le causo tristeza, ese era el momento de mostrar nuestro desacuerdo con esa práctica que causa tanto dolor en muchas familias y que a la comunidad le producía mucha tristeza. Era el momento de decir que rechazábamos esa violación y que en el territorio estaba prohibido traer secuestrados y que no se podía hacen ni aquí ni en ninguna parte. Esto teníamos que hablarlo en términos políticos, mostrarles que eso no estaba de acuerdo con su filosofía de proteger el pueblo, porque al traer cosas robadas y secuestrados, inmediatamente el ejército y la policía nos acusaba de ser sus auxiliadores y que nuestro territorio es guarida de ladrones y que todos somos guerrilleros; entonces con esas prácticas nos ponen en peligro con la fuerza pública, todo eso había que plantearlo. Los otros cuatro puntos tenían que ver con: El respeto de nuestra autoridades, las normas mínimas para proteger a la población civil en caso de combates, el compromiso de no hacer de nuestro territorio un campo de guerra y el respeto a la declaración de autonomía frente a la guerra, porque para nosotros esta guerra no es nuestra y quienes pelean en ella no nos representan, ni el gobierno, ni la guerrilla, menos los paramilitares. Nosotros, las mujeres fuimos muy organizadas, los documentos los escribimos, todas las estrategias, todas las exigencias que planteábamos y lo presentamos a la asamblea, “eso es lo que vamos a ir a decir…” ellos lo revisaron, unos u otros dijeron, no, ese tema no, todavía no, por ejemplo decir, que la guerrilla debería alejarse del territorio, que aquí íbamos a administrar sólo nosotros, que ellos no deberían pasar acá, esa era también nuestra petición como mujeres, pero la comunidad dijo no, que pasen, pero que no estén de asiento en el territorio y que no hagan daño, porque de todas formas ellos van a pasar así como pasa el ejército y no podemos evitar que no estén, porque ellos eso no lo van a escuchar. Otro punto que no acepto la comunidad fue que ellos debían rendir cuentas en una asamblea grande sobre las amenazas a nuestros líderes, la comunidad sabiamente dijo no, tampoco pudimos poner este punto en las exigencias, la comunidad dijo, si los traemos los legitimamos, si los traemos a la asamblea, los vamos a legitimar, incluso se corre el riesgo de que muchos se pongan de parte de ellos y se divida la comunidad, porque hay muchos de la comunidad que tienen simpatía por ellos. Además, el oírlos en una asamblea nos podía causar problemas con el gobierno porque van a decir “la guerrilla estuvo aquí, entonces la comunidad sí está escuchando a los actores armados…” si hacemos con ellos, nos tocará hacer con el ejército y con la fuerza pública un ejercicio parecido, por eso la comunidad dijo que no a este punto. Al final quedaron los siete puntos y con ellos nos fuimos al encuentro con la guerrilla, teníamos mucho temor, en el grupo sólo había una mayor, las demás éramos jovencitas. El grupo lo coordinó la compañera Rosalba Ípia, ella lo coordinó, pues no por ser mayor de edad, sino por su conocimiento y experiencia, Rosalba encabezaba, pero cada una tenía una cosa que decir y argumentar. Cuando llegamos al lugar del encuentro eran las 7:30 de la noche, nos recibieron en la noche, la reunión duro hasta la 1 de la madrugada. Nos recibieron tres de los principales comandantes y un grupo grande de guerrilleros. La primera voz la pusieron ellos, estaban furiosos y empezaron a decir que nosotros éramos antisubversivos y gobiernistas, que no aceptaban ningún
intento de sacarlos del territorio, ellos habían llegado hace muchos años y se habían ganado el espacio. Cuando nos toco a nosotras, cada una fue exponiendo una a una las exigencias, nos escucharon con atención. Luego vino un dialogo que en momento se convertía en discusión con voces fuertes. Finalmente, aceptaron los puntos, porque dijeron: “ lo que proponen hace parte del acuerdo de la Uribe”, este fue un pacto de no agresión que firmó Manuel Marulanda, jefe máximo de las FARC y nuestro gran líder Anatolio Quirá, después de una guerra entre las FARC y los indígenas, guerra que cobró muchos muertos de lado y lado. Sobre las denuncias de corrupción aceptaron que no tenían pruebas, sólo habladurías de algunos comuneros y dijeron: “listo, nosotros vamos a perdonar la vida de los siete líderes… a nosotros nos han dicho que ustedes son corruptos por sus mismos comuneros, hay un grupo de profesores y comuneros que han venido a decir que los líderes son corruptos…”, nosotros exigimos los nombres de los denunciantes, pero ellos se negaron a entregar los nombres, aunque dijeron que muchos de los denunciantes eran profesores de las escuelas, nosotras les dijimos esos son sus informantes, ¿Profesores de las escuelas?, los profesores de las escuelas, son foráneos, no son indígenas y son de los partidos tradicional que los han traído, como cuota burocrática, están en contra de las comunidades porque estamos en el proceso de implementación de la educación propia y ellos deben dejar sus puestos a los maestros bilingües, así se fueron tejiendo las denuncias, fueron los partidos tradicionales los que hicieron la estrategia para que no les sacáramos a sus cuotas políticas y así ganar la alcaldía que ya estaba en manos de las comunidades indígenas, era la estrategia para volver a quitarnos la alcaldía, porque justo habíamos logrado quitarle la alcaldía a los partidos tradicionales. Otra de las acusaciones, tenía que ver con un proyecto para la sustitución de cultivos de uso ilícito, en el cual el gobierno se comprometió a dar una cantidad grande de dinero para financiar proyectos productivos que reemplazaran estos cultivos, finalmente el gobierno sólo envío el 15% de lo prometido, pero la guerrilla pensaba que el 85% había llegado y se los habían robado los líderes, esta información era dada por los políticos tradicionales. Cuando creíamos que todo estaba arreglado, nos empezamos a despedir, pero el principal comodante en tono muy fuerte dijo: “después de lo que hemos hablado, de los siete se salvan seis, menos una, no se salva una tal Flor Ilva”, dijo: “una pitufa”, así se le llama despectivamente a las personas bajas de estatura, prosiguió diciendo “nos han dicho, que ella sí nos arrió la madre, en una asamblea en la vereda de Colimba, a ella no la vamos a perdonar, el comandante no me conocía y no sabía que la persona a la que se estaba refiriendo la tenía delante de sus ojos. El comandante dijo: “no la vamos a perdonar porque ella tiene tres antecedentes con nosotros, primer antecedente, cuando nosotros recuperamos el dinero del pueblo en el banco agrario, esta mujer dijo que esa plata venía para pagar a los profesores y fue capaz de bajar corriendo y agarrarnos de la bolsa de la plata y nos la quiso arrebatar, le íbamos a pegar su tiro ahí, pero por respeto a las personas que nos estaban viendo, no los hicimos porque había muchos niños…”. El comandante se refería a la vez en que yo fui, no sé de dónde saqué la valentía, pero yo sí invité a la gente y agarré del bolso que llevaba un guerrillero y se lo intente quitar; cuando la gente gritó porque me iban a disparar, entonces solté eso, porque la comunidad se asustó y no me acompañó, sino lo hubiéramos rescatado, no hubiéramos dejado que se llevaran el dinero que era para pagar los profesores llevaban ocho meses sin recibir un solo pago, entre otras razones porque la guerrilla tenía la costumbre de cada mes, tomarse el pueblo para llevarse el dinero. Esta fue la primera razón que expuso el comandante para no perdonarme la vida.
La segunda razón dijo: “cuando vinieron los medios de comunicación del gobierno, enviamos un comando para que los retuviera y la “pitufa” se enfrentó al responsable del grupo y con insultos e impidió que pudieran retener a los comunicadores”, esto fue cuando vino Señal Colombia, que es el canal oficial del gobierno, como la seguridad de los comunicadores era un compromiso de la comunidad y de las autoridades, no podíamos permitir que se los llevaran, así que me fui al lugar donde los tenían listos para llevarlos al monte y me paré al frente y les dije: “ustedes no pueden llevar…” obviamente con insultos, yo insulté fuertemente, ustedes son asesinos, ustedes no son el ejército del pueblo, ustedes hacen daños y esos daños los tenemos que pagar nosotros, esta vez ustedes no se van a aprovechar y no van a llevar porque no los vamos a dejar, previamente yo había invitado a toda la gente del pueblo y fue mucha gente para acompañarme, llegaron las autoridades de la comunidad y no los dejamos llevar, entonces uno de los guerrilleros, cogió y disparó un tiro al suelo, para asustarme y asustar a la comunidad; entonces yo le dije: “usted es un cobarde, por qué no me pega su tiro en la cabeza si usted me quiere matar… usted es fuerte porque tiene su arma ahí, y si usted no tuviera el arma ahí, usted también sería una persona como yo misma, así que ni siquiera con el arma que usted tiene ahí, es capaz de hacer lo que está pensando hacer, y por eso dispara por el otro lado, ¿cuál es su cobardía?, dispáreme de frente y delante de toda la comunidad” entonces me paré ahí en la raya y la gente acompañándome. Ese era el segundo antecedente, que argumentaba el comandante guerrillero. El tercer antecedente tenía que ver con la muerte de cinco jóvenes, la misma guerrilla dijo que los había matado y para justificar estos crímenes dijeron que tres eran desertores y dos eran ladrones. Los primeros tres jóvenes no se fueron a la guerrilla y se volaron, que es a quien dice que es un desertor, sino que los jóvenes no que querían ir a la guerrilla, los papás no dejaron, entonces volvieron y los mataron. Sobre los otros dos jóvenes en su momento les dije a la comisión de la guerrilla, que ese era un asesinato, porque si los muchachos cometieron un error la forma de arreglar el problema era orientándolos, no matándolos. Cuando se dio eso, la comunidad se reunió a en una gran asamblea para pedir explicación a las FARC, cuando íbamos llegando al lugar de la asamblea, una comisión de autoridades, vi que ellos tenían el micrófono, tenían la palabra, tenía la palabra las FARC y la comunidad no decía nada, sólo escuchaba y aceptaba que las FARC manejara la reunión, no estaban explicando la muerte de los jóvenes, sino que estaban hablando de sus ideas y sus políticas, al ver eso me dio mucha rabia, escuché un rato y les dije: “ustedes no tienen porqué estar tomando la palabra en la asamblea, la asamblea es de nosotros, y si la comunidad pidió que usted explicara, es el tema explicar porqué no lo hacen y responden por ese acto, ustedes lo que deberían es ir de aquí, aléjense del territorio, ustedes mataron al Finado Cristóbal, mataron a la profesora Rosa Helena con cuatro meses de embarazo, no les dolió eso, ustedes no tienen madre…” eso dije yo. Así que el comandante, dijo esa tal Flor Ilva nos arrió la madre y nos odia, así que no se puede perdonar la vida de esa mujer. Hoy reconozco que fui muy atrevida, cogí el micrófono y se lo quité al guerrillero, el muchacho de la emisora estaba filmando y le quitaron la filmadora de la emisora, pero la logramos rescatar, todo esto con la ayuda de la comunidad que se movía detrás de mí. Cuando el comandante terminó sus razones para no perdonarme la vida, las otras compañeras me miraron y me dijeron no hable, quédese callada aquí la van a dejar a usted. Yo les dije déjenme que nostras vinimos fue a explicar y hablar. Entonces le dije al comandante: “yo soy Flor Ilva si usted
no me distingue yo soy la persona de la que le trajeron todo lo que usted ha dicho, todos los antecedentes que usted dice que tengo, yo soy Flor Ilva, yo soy la pitufa que usted está diciendo…” En ese momento y ante el silencio que todos guardaron, porque fue como si se les hubiera tragado la lengua los ratones, le explique cada una de las razones por las que yo había obrado de la forma que obre. Hable de la muerte de nuestros líderes, Cristóbal Secue, de Rosa Helena Toconas, argumente desde acuerdo de no agresión firmado en 1987, les dije: “si ustedes no lo tienen yo se los voy a leer y voy a hacer memoria”. Al final les dije: “tengan en cuenta el acuerdo, ustedes deciden si me dejan aquí o me dejan ir con la comunidad nuevamente, de ustedes depende, de ustedes depende el escuchar el del 87, donde dice respeto al territorio, a las autoridades, ya no más asesinatos de los indígenas, ya no más reclutamiento, ya no nos vamos a meter en los problemas de la comunidad ustedes solos los resuelven; ¿qué es lo que está pasando entonces? Entonces, ¿cómo es posible que ustedes vienen y roban cuando hay que pagar a los profesores, ellos cómo pueden trabajar si no les pagan, quien va orientar a nuestros niños? la plata claro, obviamente es del Estado, pero ustedes están afectando a los profesores, no al Estado”, entonces empecé a argumentar y les dije: “aquí estoy, decidan ustedes…” el tipo no dijo nada, se quedó callado y no me dijo nada tampoco, y después dije: “dejo en conocimiento de la comisión de mujeres, y dejo en conocimiento a la comunidad que si algo me llega a pasar, ustedes son los únicos responsables, no hay otro responsable aquí…” Finalmente, la comisión de las doce mujeres regresamos a nuestras casas y logramos hacer respetar a la comunidad, nuestros territorios y a nuestras autoridades. El futur o de nuestr a lucha es seguir resistencia con dignidad, par a que la vida pr eva lesca.
Proteger la vida, es la principal tare que tenemos el pueblo Nasa, esto era lo que me repetía mi mamá cuando regresaba de las duras luchas en las que se recuperaba la tierra y se desalambraba los cercos que rodeaban los grandes latifundios de los terratenientes. Mi mamá estuvo en esas luchas y mi papá también, pero siempre nos dijeron, hay un momento en que las mujeres somos pasivas y estamos observando, escuchando, mirando cómo se va tejiendo el proceso, las luchas; pero, hay momento en que las mujeres no podemos ser más pasivas porque tenemos que proteger la vida de nuestros maridos, de nuestros hijos, y ayudar a mantener el equilibrio en el territorio, con pensamiento, con fuerza, con palabra y sobre todo con hechos, demostrar en la práctica cómo la mujer trabaja en el momento que hay que defender a los líderes, en el momento que hay que defender el territorio. Las mujeres tenemos el legado de la Cacica Gaitana y de la Cacica María Mandiguagua, no podemos desfallecer en la tarea de proteger la vida. La fuerza que nos anima es la fuerza de la madre tierra, es el deseo de hacer de nuestra comunidad una comunidad que pueda vivir con dignidad, con justicia y en paz, esto sólo se construye teniendo como meta y valor mayor la vida. El futuro del pueblo Nasa se teje defendiendo y protegiendo la vida, así sea en medio de la corrupción, la violencia y la guerra degradada en la que vive el país.
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