Reseña Weber - La Objetividad Cognoscitiva de La Ciencia Social

September 3, 2017 | Author: Mayra LLopis Montaña | Category: Science, Empiricism, Knowledge, Max Weber, Reality
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Reseña U3: Max Weber Título: La objetividad cognoscitiva de la ciencia social y de la política social (1904). Alumna: Mayra LLopis Montaña En su texto, Weber comienza comentado cuál será el enfoque que tendrá su revista de ciencias sociales, llamada “Archiv für Sozialwissenschaft und Sozial politik”, que es conocer los hechos de la vida social, cómo se forman los juicios de aquellos problemas prácticos, y por ende, realizar una crítica a lo político-social, las legislaciones. La ciencia que se aplicará en dicha revista será la que tenga por objeto las instituciones y los procesos de la cultura, partiendo desde una perspectiva práctica, empírica, que combinase tanto el relativismo histórico como el evolucionismo ético (quitarles formalidad y ver cuáles son sus contenidos en un momento). En principio, se interesó de manera única en las medidas económicas del Estado. Considera que las ciencias, sobre todo en materia de economía política, no pueden generar a partir de una única cosmovisión determinados juicios de valor en los humanos, sino que aquella ciencia empírica que propone nunca podría “proporcionar normas e ideales obligatorios, de los cuales puedan derivarse preceptos para la práctica” (Weber, 1993 p. 41). Que los juicios de valor provengan de la subjetividad individual no implican que deban ser excluidos de la ciencia, sino que se debe hacer una crítica científica de ellos y de los ideales. La ciencia debe poder permitirle al individuo observar qué “medios” puede utilizar para conseguir ciertos “fines” con su acción, cuáles son los medios más apropiados para hacerlo, jerarquizarlos, establecer consecuencias de ellos al lograr esos fines (porque están en interdependencia estas dos variables). La idea es: que puedan establecer distintos “costos” de estas acciones para conseguir algo; que le permita realizar una auto-reflexión responsable; la conciencia de lo que puede llegar a pasar por acción o inacción; permitirle conocer el significado de los fines que quiere alcanzar, qué ideas hay detrás de ellos. Esto es función esencial de la ciencia técnica, de una “ciencia de la vida cultural del hombre”, y no ver cuál es la ponderación que decide el individuo, eso no es problema de esta ciencia, depende de cada cosmovisión personal y su conciencia. La ciencia empírica no enseña qué se debe hacer, sino solamente lo que se puede hacer, en ciertas circunstancias, según lo que se quiere. Tratar científicamente los juicios de valor permite al hombre comprender y revivir tanto sus juicios de valor como los ideales que se encuentran en su persona, les permite juzgarlos críticamente, de manera dialéctica, entre los juicios e ideales históricamente dados, y aquellos ideales que tengan una ausencia de contradicción interna de lo querido. Weber, al hablar constantemente de decisiones individuales, y de que la ciencia está dirigida a los individuos, rechaza la idea de poder hacer una ciencia empírica que pueda resolver problemas universales: el sentido del mundo es relativo, se construyen distintas cosmovisiones en oposición a otras, no hay contenidos culturales, éticos que abarquen a todos; que existan condicionamientos en los individuos no implica que estos siempre estén presentes a la hora de actuar. Lo que busca el autor es “ordenar conceptualmente la realidad empírica de un modo que pretenda validez como verdad empírica”. (Weber, 1993 p. 47) Un problema de carácter típico-social es aquel que no puede ser resuelto por consideraciones para los fines establecidos, sino que deben cuestionarse los criterios reguladores de valor, ya que el problema se da en sí en las cuestiones culturales generales, es una disputa, no solo entre “intereses de clase”, sino

también entre distintas cosmovisiones. La revista a la cual pertenece nació en un contexto de problemas relativos a la cuestión obrera que se encontraban en el centro de las discusiones de ciencias sociales. La revista no buscaba hablar en favor o en contra de tendencias, tanto de derecha o de izquierda (hablando políticamente, sino que sólo tenía un “carácter”, defensor de las masas obreras, de su inserción en la participación de bienes materiales y espirituales de la cultura; defendían el desarrollo del capitalismo en el presente, porque una lucha contra él sería generar un obstáculo para el ascenso de la clase obrera. Para evitar la tendencia, no se eligieron a los colaboradores de forma parcial. La revista se ocuparía de objetos económico-sociales, es decir, aquellos que al tener existencia física nos permiten satisfacer necesidades, limitados cuantitativamente, y para cuya provisión debemos trabajar y prever una planificación, asociarnos con otros hombres. No todos los fenómenos tienen el carácter económico-social, por lo que solo aquellos que tengan significación cognoscitiva para los investigadores serán estudiados. Se pueden distinguir este tipo de problemas: en normas; en instituciones utilizadas con fines anteriormente mencionados, “instituciones económicas”; hechos que no son en principio económicos, pero que tienen relevancia en ciertas circunstancias por los efectos que producen desde este punto de vista (por ejemplo, como desarrollará en otros textos, la religión protestante para el desarrollo del capitalismo), los “fenómenos económicamente pertinentes”; y los “fenómenos económicamente condicionados” están codeterminados, en sus características y comportamientos, por lo económico. La ciencia que propone el Archiv es aquella que estudia el elemento económico de los fenómenos culturales, desde un punto de vista específico, realizando una interpretación histórica, para así contribuir de manera preliminar al conocimiento histórico de la cultura. Será objeto de esta revista entonces “la investigación científica de la significación cultural general de la estructura económico-social de la vida de la comunidad humana y sus formas históricas de organización” (Weber, 1993 p. 56). La ciencia social pertenece entonces a la ciencia cultural, se verán los fenómenos sociales de los procesos de la cultura. En su revista, se va a trabajar en la idea de que la ciencia no busca el sentido de la vida, esa verdad absoluta, sino más bien un reconocimiento, una validación de “cierto ordenamiento conceptual de la realidad empírica” (Weber, 1993 p. 48), es decir, una mirada relativista a partir de dónde se lo mire, pero sin perder de vista la ciencia. Cada investigador debe, para generar imparcialidad científica: 1) dar cuenta de los criterios utilizados para medir la realidad, cuáles son sus juicios de valor e ideales, qué cosmovisión posee (para así comprender contra cuáles lucha, cuáles son ajenas a él, contrarias); 2) Indicar cuándo está hablando el investigador y cuándo hablan sus ideas y sentimientos, cuándo aparecen en escena sus valores, para no generar confusiones en el lector. No se busca la consolidación de un ideal personal, político, o partidario, sino más bien, el ideal científico. Lo que busca realizar es una ciencia de la realidad, cuál es la especificidad de la vida que nos rodea, cómo se conectan y significan las manifestaciones individuales en la actualidad, las razones por las que son así y no de otro modo; es decir, busca una descripción exhaustiva de los componentes. Lo que quiere es revivir los procesos espirituales individuales para poder comprender los procesos. La ciencia cultural es aquella que busca conocer los fenómenos de la realidad que tienen significación cultural, relacionarlos con ideas de valor, pero no se analizan todos, sino determinados aspectos. Conocer leyes para saber sobre las causas no es el fin de la ciencia, pero sí nos ayudan como medio para comprender

las imputaciones de valor individuales. No siempre hay regularidades en las causas de las acciones. El investigador tendrá mayor seguridad en las imputaciones que haga en la medida en que sus conocimientos sean más seguros y abarcadores. Pero siempre resalta en el texto esta cuestión: a mayor generalidad de un concepto genérico, más desviado se encuentra de la realidad, y por ende, es pobre en su contenido. La cultura en los hombres es aquello a lo que los hombres dotan de sentido y significación, y por la cual toman posición en el mundo por nuestra capacidad y voluntad de tomar decisiones; juzgaremos por todo lo anterior determinados fenómenos, dotando a algunos de significación o no, lo cual habla de un condicionamiento de ideas de valor. La cultura es aquello por lo que en un momento histórico tenemos como interés, como aquello que se desea conocer, pero siempre desde nuestro punto de vista particular. Por esto mismo, la ciencia de la cultura está vinculada a premisas subjetivas del investigador, que busca comprender las acciones con sentido de los hombres. Pero partir de subjetividades no implica que el conocimiento de la ciencia tenga el mismo carácter: lo primero solo muestra el grado en que interesan ciertas cosas a las personas. Como partimos de un determinado punto de vista, el método de investigación nunca puede ser el mismo, homogéneo, dependerá y se construirá a partir de lo anterior expuesto. Para Weber, la intromisión de un monismo naturalista, es decir, las ideas de las ciencias naturales en cuanto a la abstracción de las teorías, tuvieron un impacto negativo en la economía. La búsqueda de leyes científicas. Generalizaciones, apartadas de la realidad empírica, no permitieron profundizar y mejorar en ciertos fenómenos que se sucedían, no comprendía la relatividad con la que pasaban determinadas cosas. No se puede pretender conocer la totalidad de la realidad histórica, todas las visiones. Rechaza por completo la concepción materialista de la historia, con Marx como principal exponente, al pensar que son las fuerzas económicas las que, en última instancia, son las decisivas en la acción y toma de decisiones; cuando esto no es conseguido, es caracterizado como un “accidente”. Cualquier causa no económica que pueda influir en un fenómeno, termina siendo reducido a motivos económicos como causantes. Hay una visión unilateral del desarrollo de las cosas, sin tener en cuenta las motivaciones de otros fenómenos no económicos. Weber tomará en importancia a todos los fenómenos intervinientes, ya que cree que no se puede un aparato conceptual y metodológico homogéneo para cualquier tiempo y lugar, realiza Marx para este autor una interpretación irreal de procesos históricos al cerrarse sólo a la cuestión económica. Para realizar sus investigaciones, Max Weber propondrá utilizar el método de tipos ideales. Esto es, formar conceptos a partir del realce de uno o varios puntos de vista de un fenómeno, reuniendo varios fenómenos singulares (difusos y discretos) que se presentan en mayor o menor medida, todo escogido unilateralmente, en un cuadro conceptual ordinario, de “pureza” conceptual, que no puede ser nunca encontrado empíricamente, no tiene contradicciones. Es una abstracción teórica, ideal del fenómeno, utópica, y a partir de la cual queremos ver, en cada casa singular, qué distancia tiene la realidad de este cuadro ideal. No existe un único tipo ideal, sino varios, que buscan ser la representación de la idea de cultura. Estos tipos ideales son construidos por el investigador a partir de sus especificidades plenas de significación. Ésta herramienta es un medio para crear conocimiento. La realidad es medida y comparada a partir de estas construcciones,

para poder ver sus elementos significativos. “El tipo ideal es el intento de aprehender, en conceptos genéticos, individuos históricos o sus elementos singulares” (Weber, 1993 p. 82-83). Se debe tener en consideración dos cosas al hablar de tipos ideales: 1) tienen un sentido lógico del pensamiento, una idea creada por el investigador, con principios rectores básicos (que no implican una plena conciencia en los individuos), son una síntesis de principios en un período económico de manera pura; 2) tienen un sentido práctico, aquello que para el investigador tienen en esencial, están provistos de valor. Para Weber, las leyes creadas por Marx no son más que formaciones típico ideales. La validez objetiva de esta forma de hacer ciencia se dará al ordenar la realidad según categorías subjetivas, que representan los presupuestos del conocimiento del investigador. Debe haber fe en el valor de la verdad científica. Debe tenerse en cuenta que estos conceptos y juicios no son la realidad empírica, pura, sino que la ordenan de manera válida conceptualmente. “La objetividad del conocimiento de las ciencias sociales depende más bien de esto: que lo empíricamente dado se oriente de continuo con relación a aquellas ideas de valor, las únicas que le prestan valor cognoscitivo”. (Weber, 1993 p. 100). Bibliografía -

Weber, Max 1993 [1904] “La objetividad cognoscitiva de la ciencia social y de la política social” en Ensayos sobre metodología sociológica, Amorrortu, Buenos Aires, pp. 39-101.

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