Reseña Sobre La Teoría de Género - Chandler
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Descripción: Teoría del género...
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Reseña sobre “Introducción a la Teoría del género” de Daniel Chandler El semiólogo británico Daniel Chandler comienza el texto haciendo referencia a la problemática respecto a la definición de la palabra género por haber sido abordada desde distintos ámbitos, díganse literarios, comunicacionales y lingüísticos. A propósito de este último, el autor se limita a explayarse, explicando a grosso modo las divisiones más amplias dentro de la literatura, referidas a poesía, prosa y drama, así como las subdivisiones de tragedia y comedia. Chandler inicia citando a Jane Feuer cuando sostiene que un género es una concepción abstracta y no algo que existe de manera empírica en el mundo (Chandler, 1995:4). Con ello se intuye algo que progresivamente el autor va sustentando: un género no es algo fijo, estrictamente definido e invariable sino que es perceptible a cambios. Asimismo, desde esta perspectiva convencional, el autor sugiere que las definiciones de género se basan en convenciones particulares de contenido y forma pero no por ello todos los relatos van a seguir estrictamente dichas estructuras sino que van a tener algo que las diferencie de otros relatos del mismo género. De ahí que Chandler cite a Steve Neale para indicar que “los géneros son casos de repetición y diferencia” (Chandler, 1995:7) y toma el argumento de Todorov que explicaba que cualquier ejemplo de un género es necesariamente diferente. En otras palabras, un género permite la identificación de relatos que evidencien tales características convencionales, sin embargo, cada uno tiene algo propio y particular que lo diferencia de otros relatos que comparten el mismo género, así se evita que caigan en la reincidencia. A este argumento, el autor añade que los géneros no son únicamente convenciones que tiene en común un grupo social y que han sido simplemente “dados por la cultura” sino que suponen un proceso de negociación y cambio conforme va transcurriendo el tiempo y cumplen propósitos comunicativos importantes. Siguiendo esta línea argumentativa, Chandler postula que según los teóricos contemporáneos, los géneros hacen referencia a “parecidos familiares” entre los relatos, ello indica que existen similitudes entre algunos de estos dentro de un mismo género; no obstante, esta aproximación ha sido criticada sobre la base de que esta teoría puede hacer que un relato se parezca a cualquier otro (Chandler, 1995:9). Desde una perspectiva más personal e ideológica, Chandler sostiene que el género depende de nuestros propósitos, es decir, si uno desea conocer la interpretación del espectador respecto a un relato entonces es pertinente concentrarse en la identificación del primero con el género de dicho relato, restándole énfasis a las cuestiones teóricas referentes al mismo; y es que “aun cuando los teóricos abandonaran el concepto, la gente en su vida cotidiana continuaría categorizando los relatos” (Chandler, 1995:10). Hasta este punto el autor explica que los géneros y las relaciones entre ellos cambian con el tiempo, así como las convenciones adjudicadas a los mismos que permiten el surgimiento de nuevos géneros, sub-géneros y la descontinuación de otros. De ahí que
indique que los géneros deben ser estudiados como “fenómenos históricos” para observar los cambios evolutivos convencionales que han sufrido influenciados por la coyuntura política, social y económica en la que han estado inmersos. A modo de explicar mejor este punto, Chandler hace referencia al cine, en palabras de Andrew Tudor, quien indicaba que “un género define un mundo social y moral” (Chandler, 1995:14) y puede funcionar como un soporte de valores y creencias ideológicas de un grupo social en una época determinada. Asimismo, el autor recurre a Hayward para verificar que las convenciones del género cambian según el clima ideológico de los tiempos. En los géneros cinematográficos, por ejemplo, se evidencian las preocupaciones sociales y culturales de los espectadores cuando se filmaban películas en el siglo XX referentes a las guerras mundiales y a los conflictos entre países, luego fueron cobrando importancia aquellas películas que aludían al fin del mundo y actualmente aquellas donde las pandemias y epidemias atraen toda la atención de los espectadores. Este ejemplo permite entender que la interacción entre los géneros y los medios de comunicación ha contribuido en el cambio de los primeros con el transcurso del tiempo ya que las convenciones sociales basadas en ideologías, creencias y juicios morales también han ido cambiando. Desde una perspectiva marxista, el género puede ser entendido como un mecanismo de control social que reproduce la ideología dominante. En el caso de la televisión, el género puede reflejar una función: un “foro cultural”, en palabras de Horace Newcombe y Paul Hirsch, donde las personas y la industria negocian ciertos valores y creencias que permiten mantener el orden social y la adaptación a los cambios. Esta misma relación es subyacente a la teoría de medios de comunicación contemporánea, donde se percibe una relación entre el relato, sus productores y sus intérpretes, entendiendo el género como aquel que proporciona armazones dentro de los que se producen los relatos y se interpretan. Por consiguiente, semióticamente, el género se percibe como un código compartido entre productores e intérpretes de relatos que se encuentran dentro de él y es que “la comunicación es imposible sin los códigos convenidos de género” (Fowler 1989,216) [Citado por Chandler, 1995: 18]. Siguiendo un enfoque un tanto económico, el autor explica que los géneros pueden entenderse como medios para controlar la demanda. Ello quiere decir que la estabilidad de ciertos géneros permite a los productores entender y predecir las expectativas del público. Así, los géneros se entenderían como una especie de reguladores de producción y consumo, posicionando a los productores y consumidores en una misma línea. Finalmente, para cerrar la sección de las nociones de género, Chandler cita a Katie Wales para indicar que “el género es un concepto intertextual”, es decir que nosotros entendemos el género por la relación que le adjudicamos respecto a otros relatos que hemos consumido previamente. Por ejemplo, una persecución automovilística de policías a ladrones que acaban de robar un banco solo tiene sentido en relación a otras de este tipo que ya hemos visto antes. Ello sugiere que es imposible que se produzcan relatos que no tengan una relación con géneros establecidos. “Cada relato participa en uno o varios géneros, no hay ningún relato sin género” (Derrida, 1981:61) [Citado por Chandler, 1995:23].
En una segunda sección, el autor da luces del trabajo dentro de los géneros, retomando algunos conceptos de la primera sección y ejemplificando otros para una mayor comprensión. De esta manera, empieza argumentando que los géneros, vistos como una especie de contrato entre autores y lectores funcionan como un tipo de “taquigrafía” que aumenta la eficiencia de la comunicación. De ahí que, escribir dentro de un género involucre hacer uso de las convenciones pactadas y la invención de nuevos elementos. El trabajo en cualquier relato de género supone la existencia de un “capital cultural” por parte del público para que este tenga sentido. Tal conocimiento es tácito y se va aprendiendo inconscientemente con el transcurrir del tiempo. Chandler ilustra este argumento con una interesante investigación realizada por David Buckingham a niños del Reino Unido, en la que se comprueba que estos adquieren de manera progresiva un “discurso de género” conforme van madurando (Chandler, 1995: 27-28). Como mencioné al comienzo, el autor considera importante la identificación de un relato como parte de un género pues así los lectores pueden saber si se sienten atraídos a este o no, de aquí se desprende aquello que Chandler denomina “variedad de placeres de consumo de relatos” que se orientan hacia el entretenimiento y que varían según el género. En este punto, se lista de manera concisa y clara una serie de placeres observados en los géneros tales como nuestra familiaridad respecto a los rasgos del mismo, placeres emocionales de empatía y escape, satisfacciones cognoscitivas derivadas del problemasolución, de hacer hipótesis o inferencias sobre ciertos eventos. Asimismo, el autor vuelve a hacer referencia al placer derivado de la “repetición y diferencia”, término que emplea desde el comienzo del texto; además, entiende que la realización de juicios morales y emocionales sobre las acciones de los personajes puede ofrecer también cierto tipo de placer. Notamos, pues, que tal listado de placeres sintetiza los argumentos que a lo largo del texto el autor ha ido mencionando y que son básicos para la comprensión del concepto de género. Con la recopilación de las ideas principales referentes al concepto de género, el doctor Chandler dedica una pequeña sección destinada al público en relación con el género, aduciendo que este último funciona como un medio para construir tanto al espectador/lector como al relato. En este punto menciona un ejemplo interesante respecto a los géneros cinematográficos, que han apuntado a estereotipar audiencias con películas de guerra y westerns considerados como “géneros masculinos”, mientras que las telenovelas y los musicales entran a tallar como “géneros femeninos” (Chandler, 1995:35). El texto finaliza con dos secciones cortas referidas a las ventajas del análisis de género y a la taxonomía de los mismos, con un pequeño esquema que permite visualizar los diferentes géneros y las mezclas que existen entre ellos. En términos de contenido, estimo que el texto está considerablemente nutrido de enfoques diferentes, posturas que el autor comparte y también argumentos que toma para rebatir aquello con lo que no está de acuerdo. Y ciertamente, el lector puede darse cuenta de que
la problemática respecto a la definición de género está presente a lo largo de toda la lectura pues se trata de un modelo que no es fijo ni estricto, ni que puede abordado únicamente desde un punto de vista sino que más bien, tiene una connotación un tanto abstracta y dinámica. El género es entendido por alguno de los autores que cita Chandler de manera muy distinta a la que es concebido por otro. Sin embargo, el autor parece relacionarse más estrechamente con la postura que sostiene que el género depende de nuestros propósitos y por tal motivo no debe enfocarse en la forma del discurso, en el aspecto teórico sino más bien en el práctico, en la acción. Por ello, sugiere que es importante la identificación del lector con los géneros, así como la identificación de las áreas de consenso que tiene un grupo social respecto a ellos, pues citando a Tudor concluye que “el género es lo que nosotros creemos colectivamente que es” (Chandler, 1995:10). Considero que sigue siendo bastante complicado dar una definición exacta de lo que es un género, dados los diversos enfoques y argumentos de los distintos autores. Sin embargo, podría esbozar que un género puede ser considerado como una categoría dinámica que se va configurando con el paso del tiempo en los grupos sociales y que está expuesto a cambios, transiciones, y reconfiguraciones pues no se trata de un modelo rígido sino más bien moldeable que contiene una serie de consensos pactados por los grupos sociales que también se van transformando con los años, de modo que, dichos consensos permiten que los lectores se identifiquen con los géneros de los relatos sirviendo como guías de la lectura. En este sentido, el género puede ser considerado como una construcción cultural, pues responde a un momento determinado y a un grupo social particular. En suma, el texto de Chandler aborda el concepto de género desde perspectivas distintas donde algunas se complementan y otras marcan un contraste importante. El género es visto a rasgos muy amplios desde la literatura para ser analizado con minuciosidad en el ámbito de los medios de comunicación, en el cine y la televisión para ser más específicos. Explicando perspectivas convencionales, dimensiones ideológicas relacionadas con nuestros propósitos, perspectivas marxistas que aluden al control social y enfoques un tanto económicos relacionados a la demanda; los géneros son considerados como categorías dinámicas que vistos desde una perspectiva u otra, finalmente sirven como mecanismos importantes de comprensión y que por ende facilitan la comunicación. Son los guías que necesitamos los lectores al momento de consumir un relato, y que sin su existencia, quedaríamos varados en la incomprensión y confusión.
Referencia CHANDLER, Daniel 1995 Introducción a la Teoría del género. Aberystwyth: Universidad de Gales. (Traducción de: Percy Sabauste. Universidad de Lima, 1999)
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