Reseña capítulo Freakonomics.

September 1, 2017 | Author: Alex Gomez | Category: Behavior, Society, Morality, Émile Durkheim, Economics
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Descripción: Tarea realizada para la asignatura Economía de la Educación en la Universidad de las Islas Baleares....

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Alejandro Gómez Escudero 3º Pedagogía ¿QUÉ TIENEN EN COMÚN UN MAESTRO DE ESCUELA Y UN LUCHADOR DE SUMO? Los autores del presente documento, incluido en su obra Freakonomics, nos acercan de una manera sencilla a distintos escenarios donde la conducta humana y su estrecha relación con los incentivos ocupan el lugar central de los casos que se exponen. Estos reforzadores, en términos de psicología conductista, pueden ser económicos, sociales y morales; aunque en su aplicación no tienen necesariamente que excluirse entre sí. En cada caso concreto se le podrá dar más énfasis a uno de ellos, según los objetivos que se pretendan alcanzar. Dubner y Levitt, nos invitan a reflexionar posicionándonos en una serie de casos reales para que comprendamos mejor cómo funcionan los planes de incentivos. En el caso del estudio llevado a cabo por Uri Gneezy y Aldo Rustichini en unas guarderías de Israel durante veinte semanas, vemos como el efecto de las multas sobre los padres, al llegar tarde en la recogida de sus criaturas, tuvo un efecto contrario al que se esperaba, ya que este castigo pecuniario produjo una destrucción del deber moral por parte de los progenitores, hecho que hizo que aumentara su conducta negativa, incluso después de que el centro decidiera retirar la multa. Si vemos los detalles del artículo donde resumieron su experimento llamado “Una multa es un precio”, nos daremos cuenta de que en los contratos de las guarderías no estaba especificada la consecuencia del llegar tarde, y se asumía que la profesional debía cubrir la ausencia de los progenitores. En mi opinión, si se hubiera contemplado en el contrato desde un principio la sanción pecuniaria, ésta hubiera sido integrada en la conciencia de las madres y los padres, así como en la percepción de su deber moral. Antes de la intervención sobre la conducta de los progenitores, la cantidad de madres y padres que llegaban tarde no era significativa y el tiempo de retraso tampoco. Al introducirse la multa no contemplada en el contrato entre éstos y la guardería, se convirtió en un “incentivo artificial” ya que no respondía a la naturaleza del propio documento ni del fenómeno educativo en cuestión, al menos de manera formal. Pienso que las causas del retraso podían ser diversas y no malintencionadas, pero la introducción del castigo generó una respuesta contraria a la esperada. A las personas no nos gusta que nos cuestionen nuestro “buen hacer”; y si además nos

multan, nos hacen dudar sobre nuestras actitudes; reflexionamos; y finalmente, podemos cambiarlas o no. Lo que sí afirman los autores, es que las personas pensamos en términos económicos, haciendo balances de coste-beneficio. Pero, ¿por qué? En cierto modo, esta respuesta la interiorizamos, ya que desde que nacemos estamos sometidos a planes de incentivos. Sería como “hecha la ley, hecha la trampa”. Entonces, ¿es la picaresca algo intrínseco al ser humano, cual dotación innata? O por el contrario, y de una forma rousseauniana, ¿es la sociedad la que corrompe la bondad natural del ser humano con la creación de artefactos? Parece que a estos economistas les preocupa este debate filosófico cuando se preguntan: “¿debemos asumir que la humanidad es corrupta de manera innata y universal?” (p.54). Aunque por otro lado afirman que “engañar es un acto económico primitivo: obtener más a cambio de menos” (pág.34). Esta sentencia me obliga a preguntarme si las sociedades más “primitivas” basadas, según el sociólogo francés Emile Durkheim, en una “solidaridad mecánica” albergaban este tipo de razonamiento, o si por el contrario, esta manera de pensar es más propia de otros sistemas socio-económicos que han evolucionado en base a otras construcciones de valores y significados. ¿En qué medida somos maleables ante los incentivos? Este documento muestra, a mi entender, unos resultados basados en las posibles interrelaciones entre sujeto y objeto, entre el individuo y su conducta observable. ¿Por qué mentimos y por qué nos mentimos? ¿Hasta qué punto dudamos y nos mostramos inseguros frente a ciertos estímulos? Lo que evidencian los autores mediante la exposición de diversas realidades de la vida cotidiana es que todas las personas tenemos esta capacidad de mentir u ocultar ciertas verdades; y que este tipo de razonamientos y de elecciones personales deja unas huellas, unos indicios del engaño que se pueden calcular a través de las matemáticas, en forma de patrones de respuesta inusuales producidas por nuestro comportamiento. No les interesa el porqué de estos engaños, sino sencillamente constatar que con formulaciones de algoritmos se puede llegar a conclusiones sobre nuestros comportamientos. Esto mismo es lo que he interpretado mediante el relato de un caso en el que se detecta el engaño por parte del personal docente en las pruebas de “alto índice” en la red de Escuelas Públicas de Chicago; y es otro caso en el que un incentivo pecuniario genera reacciones nefastas, en este caso, en el sistema educativo. Las bonificaciones de 25.000 dólares para los profesores que produjeran grandes aumentos en las calificaciones en las pruebas de alto índice tuvieron que suprimirse.

En el caso referente a los luchadores de sumo, comprobamos que hay tratos de favor entre individuos y entre gimnasios, es decir, que se se dejan ganar de manera altruísta, y luego se devuelven el favor. De esta manera acceden a un elevado estrato social (poder, dinero, admiración social, sumisión de los deportistas de rango inferior, etc.). Con este ejemplo referente a un deporte nacional, donde convergen valores morales, ilusiones y entrega incondicional de millones de seguidores hacia estos seres receptores de todo ello; volvemos a tener una nueva causa de engaño. La consecuencia de los incentivos no valorada inicialmente, puede tornarse causa de desprestigio para los deportistas de élite, para sus organizaciones, además de una crisis de valores para la sociedad japonesa. Recordemos que en este caso se produjo la muerte de dos luchadores que se atrevieron a desenmascarar una realidad subyacente. Cuando el equilibrio de los incentivos se quiebra, puede producirse un resquebrajamiento de toda una tradición y una construcción social, donde van incluídos los esfuerzos, expectativas y las propias vidas de las personas. El último relato que se expone en este capítulo de Freakonomics, bajo mi punto de vista, resulta ser el más complejo en reflexión. De hecho, para un lego en economía, le resultará difícil o casi imposible llegar a unas conclusiones sin antes cuestionarse sobre el origen de algunos conceptos que residen ocultos entre las líneas de estos relatos. Aquí se habla de ética, de moral, de un debate infinito entre la naturaleza de nuestros actos que se manifiesta en forma de flujos invisibles que equilibran las acciones y categorizaciones de la realidad de la cual formamos parte, y la intervención premeditada del mismo ser humano para regular su propia conducta. Estos interrogantes son de imperativo interés para las Ciencias de la Educación, y también, por supuesto, para la Economía. Con el ejemplo de Feldman, entramos de lleno en los orígenes del liberalismo, de la autorregulación espontánea de los mercados, de la mano invisible que la hace posible. Después de intentar comprender qué quiere decir Adam Smith en sus construcciones teóricas; hechar un vistazo a una realidad global presente, incluyéndome en ella y siendo crítico conmigo mismo; y leer la crítica de Joseph Stiglitz hacia las ideas de Smith; llego a un punto donde me planteo si el caso de las rosquillas, para poder ser aplicado al mundo globalizado, exigiría precisamente de muchas voluntades y de unas prácticas políticas y económicas llamadas al entendimiento mutuo, precisamente para impregnar tanto a los mercados como a los haceres de las personas de una ética y una reflexión que vaya más allá de los intereses personales, de la ambición de poder. En mi opinión, no puede existir la llamada globalidad sin una íntima relación con la localidad; así como no se puede pretender una ética global, sin una coherencia con una ética personal y profesional.

FUENTES ELECTRÓNICAS CONSULTADAS •

http://www.expansion.com/blogs/conthe/2010/07/13/lagrimas-y-multas.html



http://management.ucsd.edu/faculty/directory/gneezy/docs/fine.pdf



http://www.citeulike.org/user/pierredv/article/3822456?citation_format=apa



http://es.wikipedia.org/wiki/Mano_invisible



http://www.entradagratis.com/2/24851/Liberalismo-pag.3.htm



http://docs.google.com/viewer? a=v&q=cache:N9hwn_7LRVcJ:revintsociologia.revistas.csic.es/index.php/revintsociologia/ article/viewFile/62/63+mecanismos+de+autorregulaci%C3%B3n+espont %C3%A1nea+liberalismo&hl=es&gl=es&pid=bl&srcid=ADGEESichKEssofms8AoEnPTG GSldeh8lLrbC26nK6C1xEwKKPk4zHZyJkIzjZOietx82snisF7zr6DMXzP7P9U52dm4suV3cEeEbjyuXD3XuiblEE t0_6ldQY_6zuSf1t5a42-ibuJ&sig=AHIEtbQpsZIf6s5-csfz8smRtEwxWsFL1g



http://pablorpalenzuela.wordpress.com/2007/02/10/resena-freakonomics/

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