Relatos y Cuentos de Ayaviri
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Descripción: ayaviri - Melgar...
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Octavia Z. Menendez Tapia de Bustinza. Q´OMER POLLERA RELATOS Y CUENTOS DE LA PROVINCIA DE MELGAR. ---------------------------------------------------------------------------------En las paginas de este pequeño escrito, gracias al estimulo de mi hijo Julio Amilcar, he logrado reuní algunos relatos de acontecimientos y eventos, guardados por mas de 80 años y que corresponden a los primeros años del presente siglo, los cuales están relacionados con hechos y acontecimientos que mas impresionaron mi juventud y que estan ligados con el desarrollo de la Provicncia de Melgar en los pueblos de Umachiri, Llalli y Ayaviri en losa cuales transcurrieron mi infancia, mi juventud y mi adultez, y que después de haber cumplido con mis obnligaciones de madre y mujer muy cerca al ocaso de mi vida, he querido dejar como muestra de lo que fue el testimoni de hombres y mujeres de mi tiempo. En la mayor parte de ellos he sido testigo presencial, y en algunos me han sido transmitidos por mis parientes mayores y las gentes que vivieron junto ami, especialmente los campesinos junto a mi, especialmente los campsinos indígenas que me acompañaron con añor en mi primera infancia. Por ello dedico estas paginas a todos los niños y jóvenes de la sierra del Perú, para fomentar sus intereses por los valores de nuestra patria. ---------------------------------------------------------------------------------Q´OMER POLLERA Transcurrieron las primeras décadas del presente siglo, ayaviri aun era pequeña aldea, con unas cuantas calles, rodeadas de canchones de tapial o adobe con pastos naturales. Se había introducido la luz eléctrica por el Sr. Zirena, quien construyo la planta eléctrica, en VILAPATA, trayendo agua para el reservorio, mediante una cequiea, con un recorrido de mas de 15 km., y que hoy por culapa del Gobierno, al instalar las turbinas a combustible, han quedado en desuso y están totalmente deteriorados. La planta Hidro-eléctrica, de los herederos de Zirena, lo han vendido no e sabe a quien, ni en donde se encuentra. La débil luz eléctrica del alumbrado público, solo era hasta las 9 p.m. después de lo cual Ayaviri, quedaba envuelta en tinieblas. Los jóvenes jaranistas tenían que continuar las fiestas, que eran frecuentes en la naciente capital de provincia, con motivo de cumpleaños, matrimonios, bautizos, cortes de pelo, etc., a la lz de faroles de kerosene, de velas de cera, o de velas de sebo, según la situación económica de los anfitriones. Casi todos loa ayavireños, eran expertos tocando charango, guitarra y quena, que constituían los principales instrumentos musicales, usado en la región. No había fiesta, sin un conjunto de guitarras y charangos, que interpretaban huaynos jaraneros, que aun hasta hoy se cultivan, aunque la mayor parte de ellos, han desaparecido, y a veces reaparecen con origen anónimo y de creaciones del pueblo, si remilgos de apropian de ellos, basados en la perdida de memoria del pueblo, y como a nadie interesa, asi queda con nombre propio, sobre todo con la aparición de las compañías disqueteras, que editan este tipo de creaciones, los cuales les han dado fama a los melgareños en especial y a los puneños en general. En este marco social-cultural, ocurrió que mi esposo, siendo aún soltero salia de una fiesta a altas horas de la noche, según contaba el mismo años después, cuando ya éramos casados. Al dirigirse a su domicilio, ubicad en la calle Puno 204, cuando en los momentos en que atravesaba la plaza de armas del pueblo, en la penumbra de la oscuridad observó en el dintel de la puerta, de una de las tiendas de la plaza, una mujer vestida de chola, con pollera verde, la cual atisbaba con la cara medio cubierta con su manta, como invitando a una aventura. El joven mancebo, estimulado por los tragos libados en la fiesta, vio una ventura fácil, y se acerco a la mujer para abordarla y saber quien era; pues, en esa época en Ayaviri eran todos conocidos hasta los perros lo conocían a uno, ahora ha crecido tanto, que aun no sabes con quien estas hablando. Al notar que l hombre se le aproximaba, la mujer se desprendió de l lugar y se dirigió coquetamente con dirección a la calle Gracilazo que como se sabes, es la calle que sale por la esquina sur de la plaza de Ayaviri, con dirección al cementerio antiguo. El joven apuro el paso para alcanzarla y la mujer también aceleró su caminar, guardando siempre una distancia, mientras volteaba como invitando para que la siguiera, así, estuvieron caminado largo techo, hasta que llegaron al “Riachuelo de Qhimiltira”, que mas que riachuelo era una acequia mal oliente, que aun no había sido canalizada, tal como hoy se encuentra. Eran ya las afueras del pueblo y no se veía a nadie, todo era silencio en la noche, solo el cielo quieto, mostraba las estrellas titilantes y el frío apretaba hasta los dientes, momento en que el mozo, se detuvo para retornar, pero ocurrió también que la chola se detuvo. La chola parecía conocida, pero no sabia quien era, por lo que la curiosidad aumentó y peso en la balanza de la indecisión, para continuar la persecución, por lo que hecho a correr, tratando de alcanzarla, y la mujer también corrió. Ya iba a alcanzarla, cuando perdió toda noción del tiempo. No se sabe cuanto tiempo estuvo en estado solo, tomó conciencia, alas primeras luces del alba, cuando se vio que se hallaba con las manos ensangrentadas y el charango en el suelo, tocando las puertas del cementerio de Ayaviri, en la cual había pintado las siguiente Frase: “Ayer fui como tú, mañana serás como yo”. Antes de estos acontecimientos sobre naturales, el joven “calavera”, quedo como petrificado, sin saber que hacer, ni por que se encontraba en ese lugar. Por lo que al ver que avanzaba la mañana decidió recogerse a su domicilio, llegando cuando los primeros rayos del sol iluminaban las calles y la gente transitaba por ellas, al llegar a su dormitorio, el sueño huyo de sus ojos, y fue preso de fuerte desasosiego, se le quito el apetito y empeoró gravemente, atacado con fiebres altas. Los remedios proporcionados por el médico no hacían efecto, ni el Dr. Pudo diagnosticarle mal alguno. Así, iba empeorando día a día, por lo que la mamá, Doña Cayetana Castro, tuvo que recurrir a un famoso curandero que ejercía en la ciudad, como ultima alternativa, preocupada por la salud de su hijo. Este apenas vio el paciente,
diagnóstico “HURAÑA”. Se siguió todas las normas y recomendaciones del HAMPIRI, y al cabo de pocas semanas Don José Domingo recupero la salud completamente. Como epilogo de esta pequeña historia, el sujeto, motivo de este relato, abandono la vida disipada que llevaba, convirtiéndose en un hombre modelo y a los pocos años; contrajo nupcias con la susodicha, siendo un hombre ejemplar, por todos conocido, hasta que falleció a los 77 años de edad, después de haber cumplido todas sus obligaciones, con la sociedad y con su familia. LA BRUJA DE SUPAY HUAYK´O Saliendo o entrando del pueblo de Ayaviri, existe un camino de herradura muy antiquísimo, que atraviesa la línea del tren, para dirigirse a la culata de Antaymarka, atravesando primero una encañada formada por la erosión del agua, que se conoce como “SUPAY HUAYK´O”; luego cruza el río de Ayaviri, el cual es vadeable en época de secas, meno en época de lluvias por lo que para ir o salir del pueblo hay que darse la vuelta por el puente de Balsaspata. Es necesario señalar que a principios del siglo, la gran mayoría de la gente de campo, se movilizaba a pie, o, a lomo de bestia, pues lo vehículos motorizados estaban en pañales. Don Esteban Benítez, más conocido como “El Fiero Benítez” por haber sido picado de viruelas, había sido comisionado para hacer compras en el pueblo de Ayaviri, haciéndole de noche, durante las compras y ventas que realizaba. Era noche de luna llena, y aún no se había establecido la luz eléctrica, por lo que Ayaviri por las noches, solo era iluminado por la luna y estrellas; igual que hoy cuando se malogra la planta eléctrica al no existir combustible para hacer funcionar las maquinas generadores. Salio del pueblo Don Esteban, a altas horas de la noche y algo mareadito por las copas que había libado, cuando en el momento en que atravesaba la línea del tren, del camino antes señalado, sintió una voz que decía en quechua ¡KACHARILLAWAY…! Varias veces. Sentir la voz infrahumana y lastimera, que no sabia de donde brotaba, tomando un poco de valor, comenzó a escrudiñar, para ver de donde procedía la voz, buscando el origen. Cual no sería su promesa, al divisar, enredada entre las tuercas que engarzaban las rieles del tren: una cabeza de mujer!. El gusto que se dio fue mayúsculo, sobreponiéndose a él. Ante la insistencia de la mujer, serenándose un poco, procedió a liberar de su enredo a la cabeza, la cual al sentirse libre salio volando en dirección al pueblo. A los pocos días de este acontecimiento, se supo en el pueblo que una conocida dama, de gran reputación como curandera, esa noche, casi había fallecido, al entrar en trance, durante una ceremonia esotérica. Es así que se contaba en Ayaviri, que las brujas, salían volando en las noches de luna llena o de luna nueva, para hacer sus maleficios, especialmente los días martes y viernes, en las cuales se ponían una vela verde encendida en el culo, y luego de formular unas oraciones mágicas, se producía el desprendimiento de la cabeza, la cual salía volando con dirección al lugar en donde realizaban su cometido a su observación. Por esta razón, es frecuente escuchar en las noches, en la región, pasar volando como si fueran aves nocturnas, emitiendo sonidos característicos, ante lo cual la gente se santigua, o ingresa a guarecerse en sus viviendas, a este fenómeno se le designa como “KACHAPURI” . Con el advenimiento de la luz eléctrica, parece que hoy en día, hasta las brujas han desaparecido, pues estas solo viven o actúan en plena oscuridad de la noche. PHESQHO WAÑUNA En las faldas del cerro QHOLQUE-PARQUE, APU TUTELAR DEL PUEBLO DE AYAVIRI Y DE LOS AYAVIREÑOS, existía una caverna subterránea en el lado que da hacia el sur, de donde salían emanaciones mefíticas, que causaban la muerte de los pajados que pasaban volando al inhalar la sustancia venenosa. Como consecuencias de ello, era frecuente, observar en las inmediaciones de dicha caverna, gran cantidad de pájaros muertos y restos de los mismos, por lo que la gente de la región denomino a dicho lugar con el nombre quechua de “Phisqhu Wañuna”, que quiere decir “Lugar en donde mueren los pájaros y las aves”. Este lugar forma parte de la historia del pueblo de Ayaviri y como consecuencia de la provincia de Melgar, desde la fecha de su creación, pues existen numerosos acontecimientos estrechamente relacionados con este lugar y de residentes o vecinos de Ayaviri, quienes lograron amasar fortuna súbita o misteriosamente, así como también la muerte de muchas personas, que atraídos por las leyendas que se contaban o por la curiosidad innata de jóvenes, o por la ignorancia de los efectos laterales, al respirar los gases tóxicos, que emanaban del lugar, determinaron su muerte. Por ello, el Municipio de Ayaviri, a petición del pueblo, mandó a tapar dicho lugar, y hoy en día no existe tal, solo queda una depresión en el suelo cubierta de ripio y cascajo.
Entre muchas leyendas y cuentos que circulaban antaño en el vulgo, se dice que el antedicho lugar, era la entrada al infierno, en donde mora “Lucifer”, el cual abandonaba su carroza balada por seis caballos blancos, que botaban fuego por los ojos y los ollares, para recoger a las almas de los que habían muerto en pecado. Así mismo, era lugar al que concurrían las personas que deseaban hacer trato con el príncipe de los infiernos, vendiéndole su alma a cambio de riqueza y fortuna, fijándole un plazo, en documento suscrito con sangre del deudor. Son muchos los vecinos de Ayaviri, a los cuales se les ha imputado su prosperidad económica a los tratos comerciales con Lucifer, quien se encontraba en boga los primeros años del presente siglo, sobre todo por comerciantes que se habían afincado en Ayaviri, y que llegaron con pocos recursos económicos. Como Ayaviri era una región eminentemente ganadera, las personas dedicadas al comercio eran escasas, pues la mayoría, tenía que recurrir a Arequipa y Cuzco para aprovisionarse de insumos necesarios para las actividades propias. Con el auge generado durante la guerra mundial especialmente de los productos de la región, las tiendas de compra – venta de productos agropecuarios, alcanzaron su mayor desarrollo, ya que muchos propietarios compraban mercaderías con cargo a los productos de la región: carne, ch´arqui, lana, etc. e inclusive se dio el caso de que, muchos vecinos, perdieron sus propiedades, por lo que muchos comerciantes, resultaron dueños de propiedades. Todo ello hacia suponer que el éxito de los comerciantes se decía a tratos con el demonio, pues anteriormente era cosa poco frecuene, que una persona en pocos años se hiciera rico, como se sabe la agricultura y la ganadería en la sierra peruana, son actividades de alto riesgo, además de ser poco rentables, por el trato injusto en el intercambio comercial, por lo que es mas frecuente la sobre vivencia que el súbito enriquecimiento. Hoy en día, es casi imposible hacerse rico de la noche a la mañana, o en poco tiempo, al contrario la gente se hace cada vez más pobre el dinero cada día no alcanza para nada, pareciera que, hasta el diablo se ha vuelto pobre, en el Perú. LA PELEA DE LOS FERETROS Remontándonos siempre al ámbito histórico de nuestros relatos, se contaba que en las noches de plenilunio, salían los Féretros, según uno del pueblo de Ayaviri, por la carretera que va de este pueblo con dirección a Umachiri, y de este con dirección a Ayaviri, encontrándose estos, en el lugar denominado “MOJON CHUPA”, punto intermedio entre ambos pueblos sobre la carretera. Según otros, los Féretros entraban por la calle Cuzco, salida con dirección a esta ciudad, y por el otro lado entraban por la calle Gracilazo con dirección a la salida a Puno, encontrándose en la plaza de armas. El primero correspondía a la comunidad de “Khapaq – Hank´u” y el segundo correspondía a la comunidad de “Umasuyo”. Los orígenes de estas comunidades son pre-hispánicos, y corresponden a la distribución dual del gobierno de los pueblos aymaras, primero y quechuas después. Las peleas de los Féretros, consistía en chocar unos con otros, como si fueran dos personas en combate. Los ruidos que hacían, eran espantosos los mismos que hacían retumbar el suelo en el lugar de la pelea. “K´AQN – RAQH – P´UM”; eran los ruidos relatados por los oyentes. Si triunfaba el Féretro de Ayaviri y perdía en el Umachir, se decía que moría una persona de Umachiri, y viceversa. Si perdía el féretro de “Khapaq-Hank´u”, moría un vecino “Misti”, en la ciudad de Ayaviri y si perdía el Féretro de “Umasuyo”, moría un “Indio” vecino de Ayaviri. Con el correr de los años, hoy en día, hasta los Féretros han desaparecido, pues a la gente pobre ya ni siquiera se le entierra en cajón, sino, que son solo envueltos en sus harapos. LA LAGUNA ENCANTADA DE TANTANI Al sur oeste del pueblo de Ayaviri, en el macizo cordillerano que rodea la provincia de Melgar, y que delimita con la provincia de Lampa, existe un lugar denominado ”Tantani”, en donde se originan las lluvias, y se desprenden las tempestades, en la misma cita de Tantani existe una laguna de aguas profundas, la cual dice que esta encantada. Esta laguna, posee una isla en el centro, en donde anidan las blanquinegras guallatas, las cariblancas ajogas, y los innumerables patos silvestres. Esta isla como otras, no es fija, sino que es flotante, pues se mueve durante todo el año, llegando a las orillas en las noches de plenilunio, saliendo de ella un toro de oro, a pastar en sus verdes orillas. La persona que tiene la surte de ver al toro de oro, será rica, y sus majadas y bienes crecerán indefinidamente, y el que pueda capturarlos tendrá el poder y la riqueza para poder dominar la tierra. Esta tarea como es de ver, es sumamente difícil, pues el toro está protegido por las tempestades y las lluvias, que hacen imposible, pueda llegarse a ella por las noches de plenilunio, en cualquier época del año, y si llegase algún mortal, con estos propósitos, el toro inmediatamente regresa y sube a su isla y esta prontamente se aleja de la orilla.
El toro se ha hecho andino, a pesar de haber llegado de lejos, junto con los Wiraqhuchas, saliendo de la “HatunQhucha”, al llegar a la tierra Americana se ha enseñoreado en las verdes lagunas de las cordilleras andinas, desde las cuales domina la reproducción de loa hatos, y se ha vuelto l instrumento de “Los Machus”, o “Apus”. Las gentes del lugar, por esto lo rinden tributos realizando ceremonias e invocando el nombre del lugar, para que la reproducción de sus majadas, en todas las épocas del año, especialmente en la época de carnavales, la marcación del ganado, el cambio de cabaña, el Wallk´usqha, etc. sea fructífera. LAS CAVERNAS DE ISTUQHAWA Se cuenta que existían tres amigos, los cuales habían llegado a la edad militar, y no queriendo ir a servir al ejército, ya que en esos tiempos, el Servicio Militar era obligatorio, y la policía así como las autoridades políticas, como los gobernadores distritales, tenientes, hilawatas, etc. eran encargadas de realizar la “Leva” de los reclutas y como aún se respiraba la consecuencias de la guerra con chile, el miedo de los jóvenes y sus familias eran terribles. Los jóvenes de nuestro relato decidieron ocultarse, u como no había lugar en donde hacerlo. Pues las casas por mas apartadas que fueses, eran allanadas por la fuerza pública, en todo caso los parientes y las personas que protegieran a lo ciudadanos en edad militar eran sometidos a pena de prisión por lo que el temor de la gente era muy grande, nadie se atrevía a proteger, ni a impedir de leva de los conscriptos. Los jóvenes para no ser levados, trataron de ocultarse, hasta que pase la época de reclutamiento, se enteraron de la existencia de una caverna, la cual existe en la culata de ISTUQHAWA, cerro al cual ya hemos hecho referencia en relatos anteriores. En el lugar denominado “ISTUQHAWA CHUPA” y bloqueada por algunas piedras, la entrada a esta caverna queda completamente tapada y es casi invisible, para las personas que no son del lugar. Conocedores de ello los jóvenes en mención se apertrecharon d todas las vituallas necesarias para su largo encierro. Cual no sería su sorpresa, cuando ya dentro de ella, vieron que dentro de esta caverna era el inicio de un túnel sub-terráneo. Estando ya acostumbrada su vida a la oscuridad, la oscuridad fue presa de ellos, y empezaron a seguirla. No se sabe cuanto tiempo incalculable, vieron que las paredes del túnel se ensanchaban, y por el lecho transcurría un río sub-terráneo, en cuyas orillas crecía una abundante vegetación de tipo tropical. Los jóvenes pensaron: por lo menos no nos moriremos de sed. Luego siguieron caminado por el borde del río, luego de un tiempo prolongado, no se sabe cuanto, cual no sería su sorpresa al contemplar una laguna, que era alimentara por el río antes descrito; y vido que los otros, se decidió a capturar a los patos, pues, como se sabe, la codicia es un impulso poderoso, que hace al hombre vencer cualquier dificultad. El intento fue vano, y murió ahogado en el empeño. Al transcurrir varios días, incalculables, la desesperación hizo presa en el segundo, y tratando de salir tomo un túnel equivocado, pues perdió el sentido de orientación, desapareciendo también definitivamente. El tercero sin saber que hacer, tomo el curso del agua, que salía de la laguna, y continuó caminado, saliendo por el otro extremo del cerro al que hemos hecho mención. La impresión de la permanencia había sido tan fuerte, que se produjo un cambio considerable en el joven, el cual había envejecido rápidamente, pues salio con el pelo caño, casi irreconocible, y de esta manera se salvo de ir al servicio militar obligatorio, pero a que precio. •
que en medio de ella nadaban dos patos: uno de plata y otro de oro. Uno de ellos, el más atrevido.
LA DISPUTA DE LOS APUS. Dicen las gentes que, en el mes de agosto, a partir del 1º de mismo, se abre “LA PACHAMAMA”, para dejar salir a los Apus y a todos los espíritus que moran en su seno, los cuales deambulan hasta el domingo de CARNAVAL; para recibir todos los homenajes que le quieran hacer sus hijos predilectos, o castigar a quienes han olvidado, los mismos que moran en el “Kay-Pacha”. En esta oportunidad también se HAYWA A LOS DIOSES CELESTIALES QUE SON ESPÍRITUS DIVINOS QUE MORAN EN EL “HANANPACHA”. Me contaban así, que cierta vez, un hombre caminando a altas hora de la noche, en medios de las pampas de “Umasi”, observó a dos ancianos que discutían acaloradamente, a la luz de las estrellas, que brillaban como luces fulgurantes. Por lo que, sorprendido el intruso, opto por ocultarse entre los “Chilliwares”, en una hondonada del terreno, con los oídos prestos, para captar la conversación de los ancianos, que a cada instante, se hacia cada vez mas acalorada. La actitud de los litigantes, era tan severa, que impedía, al intruso, a dirigirles la mirada, por lo que, solo, atinaba a escuchar agazapado. Además, la calma, en la noche era tal, que podía escucharse el sonido del silencio. Uno de los ancianos era moreno, grueso de contextura, cubierta con un poncho de Guanaco, de barba cana, casi blanca; que decía llamarse “Istuqhawa”, dueño de Chiriluma, Wayra-Luma, K´uchu-K´uchuni y K´acha-Kachani, y que todos los que en ella vivían, eran unos advenedizos, que no le reconocían nada, y que estaba muy disgustado por ello, sobre
todo, porque se habían sobrepasado a su autoridad, pues él era “El Sub-Prefecto” de toda la Región, es decir “EL MUNAYNIYUQ”. El otro anciano, era blanco, delgado y mas alto, de abundante y luenga barba blanca, que decía era más antiguo que el primero, y que era mas poderoso, diciendo llamarse “KHUNURANA”, dueño de Qhaqhani, Pichupichu, Quimsa-Chata, Qhinamari y otros, y que su pretexto de ser hijos del primero, habían usurpado sus propiedades, en mucho s casos estos eran muy abusivos y muy orgullosos, por lo que estaba, muy disgustado. Tenia puesto un hermoso poncho de vicuña, sus hijos eran la nieve, los vientos suaves, la lluvia, el granizo y las nubes, quienes brotaban desde sus entrañas en el momento que eran invocados, así como se cobijaban en ellas durante las diversas épocas del año, mientras que “Estocohagua” decía que sus hijos eran los vientos fuertes, los remolinos, los huracanes, las heladas, los rayos y las tempestades, el hacia que brotara las sementeras, los pastos y los animales se reprodujeran. Los poderes de ambos “Machus” o “Ancianos” eran tan fuertes que podían contraponerse, sin que ni uno ni otro en franca pelea podía ser vencedor, por lo que no reconocían la supremacía de su contrincante, pues si el uno era más bajo, pero era más grueso, y más joven, aunque el más alto tenia como ventaja la sabiduría que da laa experiencia de haber vivido mucho más antes. Los argumentos que esgrimían unos y otros, no daban ventajas. En consecuencias, al no definir la supremacía que tenia el uno sobre el otro, terminados todos los argumentos, como ocurre en la vida diaria de los hombres, decidieron irse a la Fuerza Física, para dirimir el diferendo. La pelea fue colosal, la tierra tembló bajo sus plantas, los cielos se estremecieron con la fuerza del choque de sus poderes, pues cada uno, utilizó además a sus hijos, quienes participaron también en la lucha. Ninguno cedía, hasta que al fin, luego de un tiempo que parecía interminable, cansado ya, decidieron retirarse, cada uno a sus lugares, a fin e recuperar sus fuerzas, prometiendo volver al día siguiente. El alimento que necesitaron fue proporcionado por los hombres que vivían en sus dominios. Estos habían permanecido indiferentes, pues los hombres rinden tributo sólo a los más fuertes, nunca a los más débiles, ni a los perdedores. Como los hombres sufrían las consecuencias de la lucha de poderes entre los dioses, los mismos que al ser desencadenados, hacían efectos en la tierra, en el agua y en los cielos, generándose incertidumbre en la población. Se perdieron las cosechas, los animales morían y no se reproducían, en suma, se produjo un total desequilibrio de la naturaleza, por lo cual, los pobladores asustados, recurrieron a sus sabios para conocer las causas de sus males. Los sabios y ancianos, de las comunidades de toda la región, reunidos en consejo, preguntaron a la “coca”, preguntaron a los animales, observando sus vísceras, sus cantos, sus vuelos, y a todo lo que pudiera contestar a sus interrogantes. Luego de varios días, en que hicieron penitencia, encontraron la respuesta: los hombres habían olvidado a sus Dioses protectores “Los Machus”, y para calmarlos, era necesario hacerles ofrendas y rendirles homenajes. Los pueblos decidieron hacerlo así, pero lo único que se logro, fue que se aumentase la fuerza de los contendores. Sin saber que hacer volvieron a pedir a los sabios y ancianos, sus consejos. El consejote sabios y ancianos de los pueblos volvieron a llamar a los espíritus, e interrogar a las fuerzas del “HananPacha”, y de “Ukhu-Pacha”, respondieron estas, que sobre el poder de todos ellos estaba “Wiraqhocha”, el creador de todo el Universo, y que todo lo que existía eran sus hijos. Al conocer esta noticia, los pueblos elevaron sus oraciones y sacrificios, pidiendo al “Supremo Wiraqhocha”, para que como Juez Supremo, diera fin a la pelea. “Wiraqhocha”, conocedor de la petición de sus hijos preferidos, los hombres, congelo a los dos semidioses, convirtiéndolos en montañas, las cuales hoy en día dominan la región, a las cuales, es necesario no despertarlos. El hombre, motivo de este relato, no sabía si, había sido testigo de ello, o, es que lo había soñado, pues el clarear el alba, y llegar a su casa, se encontró que había envejecido notablemente, pues en su hogar casi deshecho, no había quien lo reconozca. Este venerable anciano, se dedicó a recorrer la zona, para hacer recordar a los hombres su compromiso con los Dioses, para que les pidan su protección, y nunca olviden esta historia, pues el hombre no vive, sino consecuencia del equilibrio de las fuerzas de la naturaleza. Que sus vidas encuentran determinadas por los Dioses Tutelares y Protectores, a los cuales no se les debe despertar con el olvido, o la ofensa; la ira, la cual se encuentra latente. “JUAN SOLDADO” Juan se llamaba y, su apellido era MAMANI QUISPE o PACHARI, como el de cualquiera de los hombres nacidos en estas tierras, de las serranías de nuestra patria. Había vivido sus años mozos al lado de sus padres, en la Estancia paterna, ubicada en medio de la Puna. Había participado como el mejor en el barbecho de la tierra, para las siembras de las papas, y por su fuerza fue elegido varias veces como “Qhollana” junto a otros hombres vigorosos y de mayor edad, igual reciedumbre y resistencia para el trabajo, hasta que un día de tantos de 1877, en la casa de la Estancia, que no era
sino una construcción cuadrangular de casas de adobe y techos de pajas, mientras que el sol coronaba las altas montañas, la pampa cuajada de chilliwaces, amarillea en lontananza como una sábana extendida al viento, mientras que en las lomas lejanas las ovejas, las vacas, las llamas y las alpacas, pastorean en majadas la hierba salpicada aun por las gotas del rocío nocturnal. En el caserío reina un movimiento inusitado, cuando se avista la llegada de una comitiva presidida por el Teniente Gobernador de la Parcialidad, que provisto de un oficio del Gobernador del pueblo, notificando al padre de Juan, para que su hijo se haga presente por grado o por fuerza, ante la Gobernación, para formar el contingente del Distrito, que deberá ser enviado a la ciudad de Puno, para integrar el Ejercito y servir a las patria, como lo hacen todos los peruanos. Juan fue llamado por su padre, quien muy a su pesar hace entrega de si hijo, ante el Teniente. La madre sollozando se abraza a su hijo, pero no puede hacer nada, y le recomienda se cuide. Así el número de “reclutas” se había aumentado, en el curso de los días. Muchos como Juan, habían abandonado fortuna y hogar por seguir la bandera rojiblanca, otros a la fuerza, sin saber por que, ni para que, especialmente los analfabetos, que no comprendían lo que era la patria, pues lo único que conocían era su comunidad, máximo, habían ido algún domingo o en alguna festividad a la capital de distrito. El Gobernador había contemplado el contingente de 30 hombres entre 18 y 25 años, los cuales fueron conducidos a la capital de su provincia, a píe, pues no existían vías de comunicación como ahora, lo máximo que era el camino de herradura. Unos marchaban descalzos, otros con “josotas” y otros con recios calzados lampeños denominados “caucachos”. De la capital de la Provincia fueron conducidos a la capital del Departamento, al cual llegaron en tren, pues en esta época ya existía el tren que conducía de Cuzco a Puno, en donde fueron internado a la cuartel, y sometidos al examen de rigor. Muchos de ellos fueron reclutados como apto para el servicio militar y los demás fueron dados de baja, con los documentos que los acreditaban como tales. Así cambio de vida de un conjunto de jóvenes, que se enfrentaban a un destino incierto. Muchos de ellos lloraban en silencio, otros estaban indiferentes. Ayaviri, era una ciudad que cobro importancia económica creciente con la instalación del ferrocarril, por la PERUVIAN CORPORATION, que luego del tendido de las líneas férreas hasta Cuzco, se convirtió en un importante centro, y en donde los pasajeros procedentes de Puno, almorzaban en un moderno hotel, denominado “Hotel Ferrocarril” y el cual funcionó hasta mediados del presente siglo. Como consecuencia de si importancia económica, se asentaron muchos vecinos, estableciendo sus actividades comerciales de compra-venta de productos de primera necesidad y otros. Uno de estos vecinos de la ciudad del Cuzco, comenzó a prosperar muy rápidamente, pues abrió un TAMBO, a donde llegaban los viajeros, con sus productos, como lana de oveja, alpaca, llama, chuño, chalona, queso, etc. con alojamiento gratuito, para sus bestias y para ellos mismos, recibiendo un trato cordial por parte de los familiares y sirvientes del comerciante, siendo agasajados con la “TINKA” para celebrar la transacción comercial. Mucho de estos viajeros, contraían relaciones de parentesco espiritual, al hacerlo padrino de los hijos, lo que aumentaría las relaciones sociales del comerciante, quien consentía a ruegos de los productores, asegurándose en las ventas futuras del comprador y de estos, quienes podían pedir prestado dinero y productos, con la garantía del compadrazgo y de un “documento escrito”, que comprometía la propiedad del compadre, que en caso de no ser pagado, podía pasar sin mas ni menos a manos del fiador. No pocas haciendas se han hecho así en la Provincia de Melgar, al no poder pagar las deudas, los propietarios. El año de 1875 de nuestro relato, Mariano Quispe, un pequeño propietario, vecino del pueblo de Ayaviri, por efectos de una grave sequía que azoto al altiplano, y que diezmo el ganado y las sementeras fueron destruidas, y como tenia numerosa prole, fue donde su compadre, el comerciante antes dicho, y le solicito ayuda, y el monto del préstamo excedía al valor de la propiedad, por lo que en un gesto de caridad el compadre, acudió a concederle el crédito necesario, que permitió a Mariano y sus familiares sobrevivir a los efectos de la hambruna. Y como este no iba a poder pagarle, pues el monto era considerable, el compadre le pidió que el día de su muerte, Mariano debería velar su tumba durante tres días consecutivos, orando, provisto de un rosario. Ante lo cual Marino juro, solemnemente cumplir con su promesa. Juan que era ya soldado y vestía su uniforme de infantería, estaba muy contento, pues ya le iban a dar de baja, pero, como siempre ocurre cuanto mas alegre se siente uno, vino la mala noticia, de que, se suspendían las bajas y por el contrario se debería aumentar el Contingente, pues Chile había declarado la Guerra al Perú y Bolivia, en abril de 1879, y el Ejercito debería marchar a la frontera. Las arengas de los Jefes y Oficiales, encendió de valores patrios a los soldados. Notificado el Coronel Pino, por el alto mando, quien le encargo al mando del batallón Puno, los soldados se dirigieron por el Ferrocarril, hasta el puerto de Mollendo. Los soldados fueron despedidos por el exaltado pueblo Puneño, y todos lucían sus gallardos uniformes. Iban a la guerra como si fueran de maniobras, para regresar pronto. Los soldados no tenían idea, quienes eran los Chilenos, lo mas que conocían era a los Bolivianos, que no eran sino, hombres iguales que nosotros.
De Mollendo fueron transportados en el VAPOR INDEPENDENCIA, desembarcando en Piragua con el beneplácito de las poblaciones y reuniéndose con otros batallones “Granaderos de Tacna” que habían llegado antes, así como el “BATALLON TARAPACA”, peruanos y bolivianos se hallaban acampados a diez lenguas al norte del puerto. Solo desde lejos, oyeron el tronar de loa cañones enemigos, que desembarcaron con un ejército de diez mil hombres y con el apoyo de toda la flota de combate. Luego el ejército aliado, se retiró con rumbo al norte a marchas forzadas, hasta acampar en las faldas del cerro San Francisco. La fatiga, el desierto, la sed, el hambre y la desnudez, los acosó durante todo el viaje, y ya encontramos a los Chilenos ocupando las alturas, para cortarles la retirada y obligarlos a presentar batalla, pero los Jefes prefirieron dar descanso a las tropas y decidieron dar batalla al día siguiente, 20de noviembre, seguros de contar con el apoyo Boliviano, que desde Camarones venia en ayuda, pero cual no seria la sorpresa, de la traición del General Hilarión Danza, quien se regreso a su patria, dejando abandonados a sus aliados. En la desesperación, sin obedecer orden, los soldados peruanos abrieron fuego contra los chilenos. Las compañías ligeras, se arrojaron cerro arriba, hasta culminar a la cima, luego de lo cual pelean cuerpo a cuerpo, pero otra vez la cobardía y la traición boliviana, hizo que estos los fusilaran por l a espalda a sus aliados peruanos, quienes habían logrado la victoria. Los bolivianos se retiraron en desorden sin obedecer s sus Jefes, sordos a la corneta, al ruego, a la amenaza y a todo, llenos de pánico, para nunca más ofrecer batalla,
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