Registros de Casos Clínicos (Tomo 2)

Capitulo 106 Mirando su silueta He Yu se fue. No se presentó ante Xie Qingcheng durante mucho tiempo. Pero, de hecho, condujo su auto más tarde y vio a Xie Qingcheng de lejos varias veces. El chico apoyó la barbilla en el volante y miró hacia el frente con sus ojos almendrados. Observó al hombre salir del sol nevado de la mañana y regresar en el crepúsculo, con una figura alta pero cada vez más delgada. No volvió a molestarlo. Xie Qingcheng ya había aclarado sus pensamientos, y sintió que la molestia de He Yu lo impacientaba. He Yu no sintió cuando lo amaba, no tenía en cuenta sus sentimientos. Más tarde, cuando se dio cuenta de esto, quiso confesar sus sentimientos por impulso, pero antes de que pudiera decir las palabras, se encontró con el frío rechazo de Xie Qingcheng. El corazón de He Yu estaba revuelto y ya no podía decir la palabra "gustar" en voz alta. El joven sabía muy bien que si corría hacia Xie Qingcheng y le decía: "Lo siento hermano, he descubierto que me gustas, ¿puedo empezar de nuevo contigo?".

Xie Qingcheng le habría dado una bofetada en la cara y le habría dicho que se apartara de su vista y desapareciera inmediatamente. Y ahora, él mismo ya no podía hacer nada para forzarlo. Sus colmillos se hicieron de hielo en su presencia, sus dedos y garras empezaron a fallar. Estaba horrorizado de sí mismo por ser tan vulnerable, y realmente no debería estarlo. Tanto la vulnerabilidad como el cariño, no se supone que deban ser así. Sin mencionar que se lo había prometido a Xie Qingcheng. Se lo había prometido a esta persona que ya había soportado demasiado. Para no molestarlo. Para no forzarlo. Para no hacerlo con él. Para terminar la relación. Entonces tuvo que lidiar con ello de esa manera, fue mejor para ambos. Un día, Xie Qingcheng se desvió un poco de sus compras y fue a una tienda cercana a pedir un pastel. La pastelería estaba muy cerca de donde He Yu estacionó su auto, y ya era demasiado tarde para que se alejara. El sonido de la voz de Xie Qingcheng hablando con la vendedora se oyó débilmente. –Sí, quiero un pastel de cumpleaños 50. ¿Puedo echar un vistazo a los estilos de pastel disponibles…?

Debe ser el cumpleaños de uno de los tíos o tías del callejón. Eso es lo que pensaba He Yu. Observó a Xie Qingcheng repasar cuidadosamente la lista que le había entregado la vendedora, y sintió una vaga envidia por la persona que recibiría el pastel. Incluso tomó la decisión de ir a la pastelería después de que Xie Qingcheng se marchara, y pediría a la vendedora que le diera el mismo pastel. Luego se lo llevaría a casa y se lo comería él solo. No había nada malo en estar solo. Sin embargo, antes de que este gran pensamiento pudiera brotar, Xie Qingcheng, que había terminado de pedir el pastel, se volvió de repente. Con una mirada de sus ojos de flor de melocotón, vislumbró el auto de He Yu. Así como, la persona en el mismo. He Yu: –... Xie Qingcheng: –... El actual He Yu ha sido de muy bajo perfil, ni siquiera conduce con cualquiera de los autos de lujo de su familia, pero deliberadamente compró un BMW suv(*) que se puede encontrar en todas partes en la carretera. El auto tiene un chasis alto, puede verse de lejos, pero tampoco es llamativo. El auto no era ni siquiera uno de lujo.

Ahora He Yu no sabe cómo enfrentarse a él: no puede decir que le gusta, y ha prometido no insistir en ello. No podía decirle a Xie Qingcheng cómo se sentía en ese momento, así que sólo podía dejar que el otro hombre se enfadara, se acercara a grandes zancadas y golpeara la ventanilla de su auto con los dedos. Con una mano todavía en el volante y la cabeza apoyada sobre el brazo, He Yu bajó el cristal de la ventanilla con la otra. Se estaba volviendo loco, pero sonrió, sin fingir nada: –¿Qué estás haciendo?. –¿Qué estás haciendo?, ¿qué haces aquí?. He Yu dejó caer las pestañas y se quedó pensando un momento, sin saber qué responder, así que no contestó. Sólo dijo: –Has comprado muchas cosas, déjame llevarlas por ti. Xie Qingcheng levantó la mano y empujó la puerta de su auto, sin dejarlo bajar. A través de la ventana abierta le dijo con extrema frialdad: –Creí que habíamos acordado no molestarme más. He Yu se encontró sin derecho a discutir siquiera. Se llama "gustar" cuando los demás pueden aceptarlo, cuando nadie lo sabe se llama "amor secreto", cuando los demás no lo aceptan, se llama "quejarse" o "molestar". He Yu es un hombre que se respeta a sí mismo.

Después de entrar en razón, no tenía intención de hacer saber a Xie Qingcheng cómo se sentía, y luego mostrar su sorpresa, disgusto, desprecio y antipatía. Eso sería demasiado doloroso. Él se volvería loco si le doliera. La locura se les iría de las manos y al final, ambos perderían y no serviría de nada para ninguno de los dos, ni para sus vidas ni para su estado. Entonces He Yu sólo resopló como de costumbre, incluso con cierta distancia condescendiente: –No entiendes, sólo pasaba por aquí. –Entonces puedes volver ahora. He Yu quería decir: por qué has vuelto a perder peso últimamente, ¿hay algo que no has contado a nadie de nuevo y lo estás digiriendo solo?. Pero recordó que no podía gustarle Xie Qingcheng. Así que envolvió este "gustar" que acababa de descubrir, en el más feo de los envoltorios de papel, todavía tan horrendo y feo como antes, para que nadie se diera cuenta, y le dijo: –No eres el dueño de la carretera, y la policía de tráfico aún no ha venido a poner una multa a la gente, así que deberías ser razonable. –Te veo como una presencia molesta. He Yu sintió que le apuñalaban el corazón, pero se limpió la sangre de su corazón con un rostro inexpresivo. Con un olor a dulzura escondida en su garganta, las comisuras de su boca cayeron en una sonrisa indiferente y desgarbada mientras se reía de él:

–Xie Qingcheng, la última vez que te acostaste conmigo, tampoco pensaste que fuera un adefesio. Incluso me besaste entonces, incluso me montaste, incluso... Xie Qingcheng empujó su cabeza hacia atrás contra la ventana del coche, y era tan grande que incluso causó a He Yu algo de dolor. –No menciones más esa noche. He Yu asintió al punto. De esta manera ni parecía que había cambiado mucho de actitud, ni incomodaba mucho a la otra parte: –Ah, entonces no lo diré. Antes de alejarse, miró las bolsas en la mano de Xie Qingcheng, una de las cuales tenía impresas las palabras de una farmacia cercana. El pie de He Yu hizo clic en el freno. Con una mano en el volante, no pudo evitar preguntar a Xie Qingcheng: –Xie Qingcheng, ¿estás enfermo? Xie Qingcheng siguió su mirada y vio la bolsa de plástico de la farmacia: –No. Su ceño se frunció al decir esto, y sus labios se movieron ligeramente, como si quisiera decir algo más a He Yu, pero al final, no lo hizo. He Yu: –Acuérdate de decirme si necesitas ayuda, un día de marido y mujer siguen siendo cien días de bondad. –Marido y mujer, vete. He Yu sonrió y se marchó muy hablador.

Sólo cuando se dio la vuelta y se alejó, y Xie Qingcheng ya no pudo ver su rostro, esa ligera sonrisa que había puesto se borró como la nieve. Agarró el volante y se alejó lentamente, sus nudillos se volvieron blancos, el dolor de su corazón ya no podía contenerse, extendiéndose como grietas de porcelana... Una vez que llegó a casa, He Yu no pudo seguir usando la máscara. Hojeó un montón de medicamentos, ignorando los consejos médicos de Anthony, y se lo tragó todo, deteniendo por fin los fuertes altibajos emocionales. Después, He Yu se acostó en su cama y se tomó un momento para relajarse, tratando habitualmente de encontrar las fotos que había tomado del club en su teléfono para consolarse, sólo para darse cuenta en el momento en que abría el álbum que habían sido total y absolutamente destrozadas por él mismo. No había más. Sólo se había quedado con una vista lateral de Xie Qingcheng que había encontrado antes en internet, y era una toma preciosa, con el rostro de Xie Qingcheng enmarcado en oro por el brillo de las farolas. He Yu miró una y otra vez el atractivo rostro lateral del hombre, y finalmente no pudo evitar llevarse el teléfono a los labios, besando suavemente las cejas de Xie Qingcheng en la foto. Sólo el hombre de la foto no lo trataría con indiferencia. En esta autocomplacencia, He Yu realmente desarrolló un sentimiento casi triste.

Necesitaba aliviarse y quería hablar con alguien, quería compartir su amor no correspondido con alguien, el amor no se puede ocultar, ni siquiera a un loco. Desgraciadamente, He Yu no tenía ningún amigo con el que pudiera entablar amistad, así que acabó teniendo que optar por conectarse a Internet y publicar en su cuenta Shudong Weibo(*). (*Shudong Weibo es una especie de Weibo que lleva el nombre de " shudong " . Cualquier internauta puede usar este Weibo para contar de forma anónima los secretos de su corazón y publicarlos en Internet). Este número es un registro de su estado de ánimo diario y lleva un tiempo publicando buenos contenidos de forma intermitente. Sólo los que se publicaron antes no eran largos, en su mayoría son fotos con sólo su propio significado, acompañadas de algún texto simple. Por ejemplo, la primera luz de la mañana. Él, la madrugada es infinitamente mejor. Luego está el vídeo de las medusas que fue compartido. Él, "my heart will go on". La más reciente es una escena nocturna tomada cerca de Mo Yu Xiang. Lo que dice es: la luz de la luna es tan hermosa esta noche. He Yu se sentía cada vez más incómodo, por lo que fue a la sección de temas de discusión emocional,

buscando algún contenido que lo hiciera lucir más cómodo. El resultado fue que el contenido era todo. "Cuelga a una escoria tramposa y desvergonzada". He Yu pensó para sí mismo: ¿engañar en el sexo? A Xie Qingcheng ni siquiera le importaba engañarlo. He Yu pensó para sí mismo: Tener una oportunidad de estar juntos es suficiente, ¿declarar la ruptura es presumir de haberla tenido? He Yu se limitó a responder al post: . He Yu lo pensó mientras leía esos pésimos posts, y cuando vio el final, sintió que la experiencia de nadie tenía valor de referencia, así que decidió que era mejor poner su propio párrafo, a veces las opiniones de los demás no son algo malo. Asi que He Yu escribió en Shudong weibo: