RECENSIÓN_fossier

Fossier, R: El Trabajo en la Edad Media. Ed.Crítica. Barcelona

"Todo individuo, que disfrute de una resistencia física suficiente, es apto para trabajar, tiene los medios corporales y mentales necesarios, y si no lo hace es más bien debido a circunstancias económicas y sociales que a la voluntad de evitarlo". Con esta sentencia el historiador francés R. Fossier comienza el prólogo de este ensayo sobre el trabajo en la Edad Media. Pero el concepto o idea del Trabajo, tal t al y como se presenta en el párrafo párr afo anterior, no ha sido siempre el mismo, Fossier nos presenta, en   El Trabajo en la Edad Media, una compilación original de los usos, costumbres e innovaciones que a lo largo de este extenso periodo de la historia de la humanidad se sucedieron en este ámbito. Nos enfrentemos ante un ensayo que alecciona al lector, a lo largo de las 199 páginas que conforman este volumen, en el concepto humano y espiritual de un castigo divino, es decir, del Trabajo, ya que así era como se concebía en el medioevo el acto de "ganarse el pan"; para el hombre medieval no era una virtud, sino una maldición divina, una actividad envilecedora, propia de esclavos. Ya para los primeros cristianos el trabajo, aunque duro y penoso, fue una forma loable de acercarse a Dios, una especie de vía ascética. En la misma Biblia se separa el trabajo en dos partes: el que rodea a los oficios- como fue el de Jesús, que fue un  filius

 fabri- y el del campo, que pertenecía al ámbito de Caín, es decir, un trabajo honroso y un trabajo maldito. Fossier analiza el binomio trabajo-trabajadores primeramente con el estudio de los tipos de trabajo para después completarlo con el de los parámet ros que crean grandes distinciones entre actividades, en apariencia iguales: el entorno natural y humano, el utillaje, el derecho y el cuadro político dentro del cual se producen la protesta y la revuelta. Una vez aclarados los conceptos fundamentales, la segunda parte considera los trabajadores en toda su diversidad: el hombre del bosque o de los campos (dedicado a la caza, al pastoreo, a la labranza o a la viña), el hombre de las minas o del agua (en la cantera, la mina, los pozos, la navegación o la pesca), el hombre del taller y del mercado (forjador, tejedor, comerciante o banquero) y, finalmente, el hombre de la espada o de la  pluma, que abarca toda la amplia gama de quienes participan en la guerra –caballeros, mercenarios, arqueros y especialistas en el uso de las máquinas militares o en la expresión y el conocimiento: maestros, predicadores, jueces, escribanos. De este fascinante recorrido por el mundo del trabajo surge una visión distinta de la sociedad

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europea en la edad media, que Robert Fossier nos muestra en su identidad real y, a la vez, en su asombrosa diversidad.

El primer obstáculo con el que se encontró este historiador, al iniciar sus estudios de campo- como el mismo indica en el libro- fue el concerniente al lenguaje empleado en las fuentes1 y la implicatura de los conceptos que determinadas palabras referidas al Trabajo (opus, operare, cura, industria, ministerium, laborare…) inferían al  producto del Trabajo, e incluso, a los propios trabajadores. La dimensión dada al Trabajo introduce no solo una jerarquía en los resultados obtenidos, sino también una desigualdad en el esfuerzo empleado. Pero ¿habría una   jerarquía del Trabajo? Fossier la divide en cuatro tipos: el Trabajo Gratuito, es decir, aquel producido por los esclavos, también, el que se realiza dentro de las familias y que 2

a veces provocaba conflictos entre el caldero y el e l arado y el trabajo del verbo de los

Oratores y el de la espada de los  Bellatores . Un segundo tipo de Trabajo es el  Domanial  referido al patrimonio privado y particular de un príncipe o Señor. Los trabajadores son   personas que trabajan para un Señor en su domus bajo su protección; ministeriales, guerreros de escolta y ocasionalmente algún miembro de los Oratores conforman el grupo de trabajadores privilegiados dentro de este sector  domanial. Aunque no solo son estas "élites" las que están adscritas a esta clasificación, tanto el asalariado de la ciudad como el campesino del campo se encuentran en la Edad Media dentro de este grupo de Trabajo, ambos están en una situación de subordinación, uno porque debe pedirlo, otro   porque se le hace pagarlo. Así mismo, se supone de ambos que deben tener con su maestro, o señor, relaciones afectivas o, al menos, una interdependencia de intereses económicos comunes. El tercer grupo de trabajo se denomina Trabajo Señorial  que es el que se deriva de la adquisición de las rentas de los señores feudales y por último el Trabajo

Capitalista dentro del entorno de las ciudades y la aparición de los mercados y las actividades artesanales.

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"Nos vemos abocados a interrogar a los documentos normativos, en los que se fijan las condiciones de trabajo y sus modalidades de aplicación: serán escritos de inspiración religiosa como las Escrituras, los textos de los Padres de la Iglesia, los cánones conciliares, pero también las decisiones sinodales diocesanas, los decretales de los papas, los sermones y los penitenciales (…)estatutos, bandos, fueros municipales (…) órdenes o edictos" págs. 15-16 2 Entre las labores domésticas propias de la mujer y las labores fuera del hogar propias del hombre.

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Fossier nos entrega en  El trabajo en la Edad Media un estudio no cronológico, sino sistemático de la vida entre los años 500 y 1500. La conciencia del paso inexorable del tiempo, el avance en los medios de labranza y ganadería, el medioambiente, la aparición del sector servicios en las nuevas ciudades, las relaciones con los animales, el honor, las complicadas relaciones feudales, los conflictos caseros, la lucha por  sobrevivir, el estudio, la Fe y la salvación son cuestiones que acompañan al hombre del Medioevo del mismo modo en que lo hacen hoy con nosotros. El autor logra su finalidad, es decir,mostrar a través del estudio de los Trabajos y los Trabajadores como era la sociedad que ocupó y modificó la Tierra a lo largo de mil años de nuestra era, e invitarnos a reflexionar sobre qué hay de medieval aún en el hombre contemporáneo.

María Luz Oliva Santiago Historia Económica y Social de la Baja Edad Med ia.

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