Raymond Brown - El Evangelio y las cartas de Juan
March 20, 2017 | Author: Patricio Igor Gallardo Vargas | Category: N/A
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RAYMOND E. BROWN El evangelio y las cartas de
i j e s c l ó e Da
fcSrouuer
EL EVANGELIO Y LAS CARTAS DE JUAN
RAYMOND E. BROWN
EL EVANGELIO Y LAS CARTAS DE JUAN
DESCLÉE DE BROUWER 2010
Tlmlo de la edición original: The Cospel and Episiles of John. A Coticise
Commentaty
O 1988 by The Liturgical Press, Collegeville, Minnesota 56321 Traducción de María del Carmen Blanco Moreno
EDITORIAL DESCLÉE DE BROUWER, S.A., 2010 HENAO, 6 - 48009 BILBAO www.desclee.editQres-euskadi.com
Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública y transformación de esta obra sólo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Rcprograficos -www. cedro.org-), si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra.
Prinied in Spain - Impreso España ISBN: 978-84-330-2390-2 Depósito Legal: BI-805/2010 Impresión: RGM, S.A. - Urduliz
A la memoria
de mi madre (t 1963) y de mi padre (i 1973)
ÍNDICE
Abreviaturas
II EL EVANGELIO SEGÚN JUAN
Introducción
15
Texlo y comentario 35 Prólogo: El himno joánico (Jn 1.1-18) 35 Primera parte: El Libro de los signos (Jn 1.19-12.50) 40 Sección I. La primera semana de la nueva creación (Jn 1.19-2.12) 40 Sección 2. La sustitución de las instituciones judias; la reacción frente a Jesús (Jn 2.13-4,54) 50 Sección 3. La sustitución de las fiestas de «los judíos» (Jn 5.1-10.42) 65 Sección 4. De la muerte a la vida y de la vida a la muerte: Lázaro y la entrada en Jerusalén (Jn 11,1-12.36).... 99 Segunda parte: El libro de la gloria (Jn 13.1-20.31) 114 Sección 1. La última cena (Jn 13,1-17.26) 114 Sección 2. El proceso y la muerte (Jn 18.1-19,42) 139 Sección 3. Las apariciones del Resucitado en Jerusalén (20,1-31)
Epilogo: Las apariciones en Galilea (Jn 21,1-25)
154
160
EL EVANGELIO Y LAS CARTAS DE JOAN LAS CARTAS DE JUAN
Inlroducción
169
Primera cana de Juan Texto y comentario Prólogo (1 Jn 1,1-4) Primera parte: Caminaren la luz de Dios (1 Jn 1,5-3,10) Segunda parte: Caminar como hijos del Dios del amor (1 Jn 3,11-5,12) Conclusión (1 Jn 5,13-21)
177 177 178 188 196
Segunda carta de Juan Texto y comentario
199
Tercera carta de Juan Texto y comentario
201
Lecturas Lecturas Lecturas Lecturas Lecturas
205 205 211 212 212
del Evangelio de Juan en el leccionario de la Primera caria de Juan en el leccionario de la Segunda carta de Juan en el leccionario de la Tercera carta de Juan en el leccionario
índice general
213
10
ABREVIATURAS
Gene» - Cn
Proverbios - Pr
Mateo-Mt
Éxodo-Ei
Eclesbstes (Qohetet) - Qo
Marcos - Me
Levftico - Lv
Sabiduría-Sb
Lucas - Le
Números-Nm
Eclesiástico (Sirattda) - Si
Juan - Jo
DíuiMcnomio - Di
Isaías - Is
Hechos de los Apóstoles - Hch
Josué - Jos
Jeremías - Jr
Romanos-Rm
Jueces - Je
Baruc-Ba
Corintios - I Co. 2 Co
Rui - Rl
Ezequiel - Eí
Calatas -Ga
Samuel - I S. 2 S Reyes - I R . 2 R Crónicas - I Cro, 2 Cro Esdras - Esd Nehemías - Ne Tobías - Tb Judii-Jdi Ester- Esl Macabra*-I M.2 M Salmos-Sal
Daniel-Dn
Efesios-Ef
Oseas-Os
Ftlipenses - Flp
Joel-JI
Colosenses - Col
Amos-Am
Tesalonicenses - I Ts, 2 Ts
Abdias-Ab
Timoteo - I Tm, 2 Tm
Jonfls - Jon
Tito-Tí
Miqueas - Mi
Filemón - Flm
Nahum - Na
Hebreos - Hb
Habacuc-Ha
Epístola de Santiago - St
Soforuas - So
Epístolas de Pedro - 1 P, 2 P
Caniar de los Cantan» - Ct
Ageo-Ag
Epístolas de Juan - 1 Jn. 2 Jn, 3 Jn
Lamentaciones - Lm
Zacarías - la
Epístola de Judas - Judas
Job - Jb
Malaquias - MI
Apocalipsis - Ap
II
E L EVANGELIO Y LAS CARTAS DE JOAN
I Q 5 - ' R e g l o d e la C o m u n i d a d » , d e l o s Manuscritas H a n - E l l i b r o a p ó c r i f o d e Henac Test J o s — Tésianienio
o /
del Mar
Muerta
Henac
de Jasé, u n o d e l o s T e s t a m e n t o s a p ó c r i f o s d e l o s D o c e
Patriarcas p r o b a b l e m e n t e a n t e s d e Cristo A n t — Antiquitates
Judaícae.
o Antigüedades
de los judíos,
de F l a v i o J o s e f o
(siglo 1 d.C.) D B S — C o l e c c i ó n d e p r o n u n c i a m i e n t o s d o g m á t i c o s d e la Iglesia e d i t a d o s por Dcn/.ingcr-Bann\vari-Schónmel/.cr
12
EL EVANGELIO SEGÚN JUAN
INTRODUCCIÓN
El texto del cuarto Evangelio En los últimos años, los estudiosos han realizado una gran cantidad de trabajos científicos con vistas a establecer el texto griego original del Evangelio de Juan. Por lo general, se piensa que el texto mejor es el del códice Vaticano. Pero otros dos códices famosos, el Sinaltico y el Bezae, coinciden a menudo entre sf en lecturas que no se encuentran en el códice Vaticano (especialmente en los siete primeros capítulos) y es posible que ofrezcan un texto más original en algunos versículos. Todos estos códices se remontan a los siglos IV y V. Dos papiros del Evangelio de Juan descubiertos recientemente (Bodmen P66; P75) se datan entorno al año 200: el P66 presenta semejanzas lanto con el códice Vaticano como con los otros dos códices, el Sinaftico y el Bezae; el P75 está muy próximo al códice Vaticano. En algunos versículos puede suceder que el texto original del Evangelio de Juan fuera más conciso que la forma que nos han transmitido los manuscritos griegos. A este respecto, pueden servir de ayuda las citas del cuarto Evangelio en los Padres y en las traducciones antiguas, como la versión siriaca. Se nota una tendencia, por parte de quienes nos transmitieron el texto, a añadir ocasionalmente expresiones explicativas a versículos concisos y a veces oscuros; con el tiempo, estos añadidos fueron incorporados al texto en los mismos manuscritos. 15
E L EVANGELIO v LAS CARTAS DE JUAN
El autor El Evangelio llama la atención sobre un testigo ocular que se encontraba a los pies de la cruz (19,35). Se trata del discípulo amado de Jesús (19.26). Jn 21,20.24 sostiene que este anónimo discípulo amado da testimonio y «ha escrito estas cosas». San Ireneo (hacia el 180 d.C.) identificó a este discípulo como Juan, que vivió en Efeso hasta el tiempo de Trajano (hacia el 98 d.C). (Cuando era un muchacho, Ireneo conoció a Policarpo, obispo de Esmirna, y se piensa que éste había conocido a Juan). Esta identificación del discípulo-evangelista como Juan (hijo de Zebedeo), con la variante menor según la cual él, al escribir el Evangelio, tuvo a su lado ayudantes, gozó de una aceptación casi universal dentro de la Iglesia. Hoy se admite que tales conjeturas, formuladas en el siglo II d.C, sobre personajes que hablan vivido un siglo antes, resultan con frecuencia excesivamente simplificadas, y que la tradición relativa a la paternidad de una obra a veces tenia más interés en afirmar la autoridad que se ocultaba detrás de un escrito bíblico que la identidad del verdadero escritor de la obra en cuestión. Como consecuencia, la mayoría de los estudiosos dudan que alguno de los cuatro Evangelios canónicos fuera escrito por un testigo ocular del ministerio público de Jesús, aun cuando (como enseña la Iglesia católica romana) sigue siendo cierto que los Evangelios están sólidamente arraigados en tradiciones orales que proceden de los compañeros de Jesús. El discípulo amado fue uno de éstos; pero el contraste con Pedro (13,23-26; 18,15-16; 20,1-10; 21,20-23) y su aparición en escenas en las que los Evangelios sinópticos no sitúan a ninguno de los Doce (19,26-27) hacen pensar que pudo también no ser un apóstol; de hecho, este término no es utilizado nunca en los escritos joánicos. El papel desempeñado por el discípulo amado fue el de testigo de Jesús y fuente de la tradición que quedó consignada por escrito en el cuarto Evangelio. Este papel similar explicaría determinados factores en el Evangelio (que seguiremos llamando
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INTRODUCCIÓN AL EVANGELIO DE JUAN
«Evangelio de Juan» o «Juan», independientemente de la identidad tanto del discípulo amado como del evangelista), en particular los dos siguientes: (a) Familiaridad con Palestina. Juan conoce la ubicación de Betania (11,1.18), el huerto que se encontraba al otro lado del Cedrón, un torrente que fluía sólo en invierno (18,1), el pórtico de Salomón en el Templo (10,23), la piscina de Betesda (5,2), la piscina de Siloé (9,7), y el Lithoslrolos (19,13). Estos lugares no son mencionados en los otros Evangelios, y en algunos casos la documentación extraneotestamentaria confirma la exactitud joánica. Otras referencias geográficas joánicas (Betania en 1,28; Ainón en 3,23) no han sido aún identificadas, pero deberíamos ser prudentes al recurrir a interpretaciones de nombres en clave puramente simbólica. (b) Familiaridad con las realidades del judaismo de aquel tiempo. En el Evangelio de Juan se mencionan las fiestas indias en 5.10: 6.4: 7.2 y 10,22; y los diálogos que siguen a estos pasajes manifiestan un conocimiento de las ceremonias de las fiestas y de la teología de tales celebraciones. Por lo que respecta a las costumbres judías, son mencionadas tanto explícitamente (normas sobre la pureza en 2,6 y 19,28; el cordero pascual en 19,36) como de forma implícita (confección de la túnica del sumo sacerdote en 19,24). Si bien es verdad que la tradición que subyace en Juan está firmemente arraigada en Palestina, también es cierto que la presentación de esa tradición fue mucho más allá del ministerio de Jesús. En efecto, el mismo evangelista reconoce esto (2,22) y defiende tales desarrollos afirmando que están guiados por el Espíritu Paráclito (16,12-14). Los cristianos han sido expulsados de la sinagoga (9,22): parece que esa política judía contra los minlm, o sectarios, se inició a mediados de los años 80, y se diría que conoció una difusión en mayor escala a principios del siglo II. De hecho, algunos cristianos fueron asesinados por los fieles de la sinagoga (16,2). Así pues, «los judíos» constituían un grupo 17
EL EVANGELIO v LAS CARTAS DE JUAN
distinto del de los cristianos, y entre ellos existía una gran aversión. A veces, Jesús habla como un no judio: «está escrito en vuestra ley» (10.34); »en su ley» (15,25); «como dije a los judíos» (13,33). A diferencia del Jesús de los Evangelios sinópticos, el Jesús joánico habla explícitamente de su divinidad y de su preexistencia (8,58; 10.30-38; 14,9; 17,5), Es saludado como Dios (20.28); y las controversias fundamentales con los judíos no versan tanto sobre la violación de las normas sabáticas como sobre el hecho de que se declara igual a Dios (5,16-18). Las acciones de Jesús transmitidas por la tradición, como la multiplicación de los panes y la curación del ciego, se convirtieron en argumentos de largas hornillas, que contenían reflexiones teológicas y debates según los criterios de la interpretación judia de la Escritura (5,30-47; 6.30-50; 9.26-34). Contrariamente a lo que afirma la tradición sinóptica, algunos grupos de samaritanos hablan llegado a creer en Jesús independientemente de los primeros seguidores de éste (4.28-40). El mejor modo para explicar estos datos parece consistir en plantear la hipótesis según la cual existió una tradición sobre Jesús procedente del discípulo amado, sobre la que se desarrollaron después toda una serie de reflexiones teológicas a lo largo de muchos años, y que después se amplió a la luz de las experiencias vividas por la comunidad joáníca. Esta tradición empezó con la aceptación de Jesús como el profeta del fin de los tiempos y como el Mesías destinado a cumplir las expectativas judías (1,40-49), pero las habla superado y habla realizado «cosas mayores» (1,50). Jesús no es sólo el Hijo del hombre, que bajará del cielo al fin de los tiempos; ya ha llegado la hora, y él ha descendido ya del cielo. Este es el secreto de su ministerio: cuanto dice y hace es lo que ha visto cuando estaba junto a Dios, antes de que la Palabra se hiciera carne (5,19; 6,32-35). Si los maestros de Israel habían creído a Moisés, quien declaraba que habla tenido contacto con Dios en el Sinaf. y hablan repetido lo que él habla oído en la cima del monte, Jesús es aquel que no tuvo que subir al cielo, sino que bajó de lo alto,
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INTRODUCCIÓN AL EVANGELIO DE JUAN
donde gozaba de la visión de Dios, de modo que quien crea en él no sera nunca juzgado (3,10-21). Resulla tentadora la conjetura según la cual fueron los samarítanos quienes dieron vida a esta concepción de Jesús como Hijo del hombre que bajaba del cielo: un personaje como Moisés, pero mayor que él. Sigue siendo significativo el hecho de que los judíos adversarios del Jesús joánico consideraban al mismo Jesús como un samaritano (8,48). El evangelista, que reflexionó sobre la tradición recibida y tejió su meditación teológica en una obra de maestría literaria incomparable (cf. más adelante, p. 29), debió ser, presumiblemente, un discípulo del discípulo amado, sobre el cual escribe en tercera persona. El discípulo amado debió experimentaren primera persona, durante su vida, todo el desarrollo histórico de la comunidad (incluida, quizá, la expulsión de la sinagoga), de modo que es posible que hubiera una cierta simbiosis entre él y el Evangelio que transmite tanto su tradición como la experiencia y la reflexión que él compartió.
Los escritos Joánlcos También después de la evolución de la tradición joánica a partir del discípulo amado, y de la fijación por escrito del cuerpo del Evangelio por el evangelista (en algún momento después de mediados de los años 80), observamos en el cuarto Evangelio indicios de un ulterior trabajo redaccional. Por ejemplo, hay dos finales de la primera parte, uno en el capitulo 10 y otro en el capitulo 12;y hay dos conclusiones del Evangelio, una en el capitulo 20 y otra en el capitulo 21 (cf. más adelante, pp. 99 y 160). Se diría que varios discursos son recogidos dos veces (cf. más adelante, p. 32). La mayor parte de las intervenciones redaccionales parecen consistir en añadidos (incluso cuando un añadido resulta extraño: véase el discurso de la última cena, pp. 126-127) más que en reformulaciones. Como consecuencia, los estudiosos sostienen que el responsable de estas inlervenciones no fue el evangelista (el cual se
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EL EVANGELIO v LAS CARTAS DE JUAN
habría sentido más libre de retocar su propio trabajo), sino un redactor, cuyos añadidos nos dieron la forma final del Evangelio tal como lo conocemos. Presumiblemente, esto sucedió cuando el evangelista no estaba ya presente y después de la muerte del discípulo amado -una deducción sugerida por la preocupación del redactor en 21.23 por negar la tesis según la cual el discípulo no moriría-. El más antiguo fragmento papiráceo egipcio (Rylands P5*) de Juan (18.31-38) está datado hacia los años 135-150. Habida cuenta del tiempo necesario para la copia y la difusión del Evangelio en Egipto, podemos concluir que Juan fue escrito ciertamente antes del año 125. La tradición de Ireneo hablaba del reino de Trajano (98-117) para el Evangelio de Juan. Pero debemos afirmar la existencia de una larga tradición -iniciada con el discípulo amado en el ministerio de Jesús, preservada y transmitida oralmente durante años, desarrollada comunitariamente-, y tal vez también de compilaciones menores en forma escrita (un libro de los signos; véase 20.30), antes de que todo ello fuera incorporado en la composición principal del evangelista (hacia el 90 d.C.) y alcanzara su forma final en las manos del redactor (hacia los años 100-110). El redactor, que escribe después de la viólenla división que tuvo lugar en la comunidad joánica, y sobre la cual nos informan las Cartas de Juan (cf. más adelante, pp. 171-174). reconoce la autoridad de Pedro sobre las ovejas de Jesús (Jn 21,15-17). Así, es posible que estuviera más cerca de Diótrefes -criticado en 3 Jn 9-10 por haber ocupado el «primer puesto» en una comunidad eclesial- que del autor de 1 Jn 2,27, que niega la necesidad de maestros.
Relación con los sinópticos Una comparación entre el cuarto Evangelio y los tres primeros pone de manifiesto diferencias evidentes. Entre las peculiaridades del Evangelio de Juan podemos enumerar: el hecho de que ambienta gran parte 20
INTRODUCCIÓN AL EVANGELIO DE JUAN
del ministerio público de Jesús en Jerusalén. no en Galilea; la ausencia relevante del motivo del reino de Dios (mencionado sólo en 3,3.5); discursos y diálogos prolongados en vez de las parábolas sinópticas; sólo siete milagros, incluidos los que transmite únicamente el cuarto Evangelio, a saber, la transformación del agua en vino en Cana, la curación del ciega de nacimiento y la resurrección de Lázaro, No obstante, hay también importantes semejanzas con los sinópticos, especialmente al comienzo del ministerio, con Juan el Bautista, y en los relatos finales de la pasión y el sepulcro vacio. En particular, las analogías más marcadas se observan con Marcos; por ejemplo, en la secuencia de los acontecimientos tal como aparecen expuestos en Jn 6 y en Me 6-8; en detalles verbales como «un nardo genuino de gran valor (?)«• (Jn 12,3), en los 300 denarios (12,5), en los 200 denarios (6,7). Hay paralelos, más en los motivos que en el vocabulario, con Lucas; por ejemplo, en la ausencia de un proceso nocturno ante Caifas (Jn 18); las tres afirmaciones de «no culpabilidad» en el proceso que tuvo lugar ante Pilato (Jn 18-19); la pesca milagrosa (Jn 21). Menos numerosas son las semejanzas con Maleo; no obstante, compárese Jn 13,16 con Mt 10,24; y Jn 15,18-27 con Mt 10,18-25. Para explicar estas analogías y diferencias, la mejor hipótesis general es que, mientras que los Evangelios sinópticos representan una sola tradición fundamental sobre las acciones de Jesús (Mt y Le se basan en Me), a la que se añadió (en Mt y en Le) una tradición sobre los dichos de Jesús (Q), Juan se basa en una tradición independiente y distinta (o en tradiciones independientes y distintas) sobre las acciones y los dichos de Jesüs. Aun cuando ocasionalmente la tradición joánica y la sinóptica transmiten, de diferentes formas, los mismos hechos o los mismos dichos, nada prueba de manera convincente que el cuarto evangelista conociera la forma de los Evangelios sinópticos tal como han llegado hasta nosotros, si bien pudo tener conocimiento de tradiciones incorporadas más tarde en Le. Es probable que el redactor final del cuarto Evangelio conociera Me.
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EL EVANGELIO Y LAS CARTAS DE JOAN
Las tradiciones independientes que confluyeron en el cuarto Evangelio (muchas de las cuales tuvieron su origen en el discípulo amado) circularon dentro de la comunidad joánica durante años, de modo que el Evangelio de Juan da por supuesto el conocimiento de los datos fundamentales sobre la vida de Jesús. Como consecuencia, el evangelista pudo seleccionar unos pocos episodios (sobre un paralítico, en el capitulo 5; sobre un ciego de nacimiento, en el capitulo 9; sobre un resucitado, en el capitulo 11) y organizar dramáticamente tales selecciones con el fin preciso de destacar la naturaleza y la misión de Jesús. Sus lectores son ya creyentes, y él quiere justificar la fe de sus destinatarios en la divinidad de Jesús sobre la base de un testimonio ocular (20,3031). La tradición sinóptica contiene los sucesos fundamentales, pero, por ejemplo, concentra en una sola semana santa, que tiene lugar durante el ministerio público que duró un solo año, la autorrevelación de Jesús ante las autoridades jerosolimitanas. Juan muestra que las actividades de Jesús en Jerusalén se desarrollaron en un periodo de tiempo de al menos dos años. De nuevo, deberíamos ver en Juan una fuerte acentuación de los acontecimientos de la vida de Jesús que anuncian la vida sacramental de la Iglesia. Juan se dirige a una comunidad cristiana que ve en el bautismo el origen de su vida y en la eucaristía el alimento de esa vida. La única información que se halla en los sinópticos sobre el bautismo es un versículo que prescribe la administración (MI 28,19), y sobre la eucaristía se encuentran los versículos de la institución (Me 14,22-24). Juan no menciona nunca estas instituciones (es posible que las presuponga), pero proporciona numerosos datos sobre el trasfondo y el significado del bautismo en relación con el agua viva del nuevo nacimiento, en los capítulos 3,4,7 y 13, y de la eucaristía en el discurso sobre el pan vivo, en el capítulo 6, y tal vez en las referencias al vi no de la nueva economía de salvación en los capítulos 2 y 15. Juan muestra la fuente última de ambos sacramentos en 19,34. Y es también Juan quien nos proporciona la información más clara sobre el perdón de los pecados en 20,22-23. i •>
INTRODUCCIÓN AL EVANGELIO DE JUAN
En el pensamiento joánico se encuentra, por tanto, la base teológica completa del sistema sacramental: la Palabra se hizo carne (1,14) para conquistar el mundo de carne o la materia, que habla quedado sometida al poder de Satanás por el pecado humano (1 Jn 5,19). Jesús venció a Satanás (12.31; 16,33), pero la realJ/ación concreta de esta victoria en el tiempo, la reconquista del mundo de la materia para Cristo, es obra de la Iglesia (17,15-18; 1 Jn 5,4). Y en tal reconquista, por ironía divina, las realidades comunes de este mundo, el pan, el agua y el vino, se convirtieron en instrumentos de la vida divina en los sacramentos (Jn 4,14; 6,52). Asi, en conclusión, aunque el cuarto Evangelio presupone una tradición sobre Jesús que no es distinta de la de los sinópticos, no fue escrito para llenar eventuales lagunas de los Evangelios precedentes. El cuarto Evangelio presenta una tradición independiente, con un objetivo y un testimonio específicos.
Fuentes de la tradición Joánlca A menudo se define el Evangelio de Juan como un evangelio helenístico. Las ideas abstractas, como la luz y la verdad; la división dualista de la humanidad en luz y tinieblas, verdad y falsedad; la concepción de la Palabra... durante algún tiempo se pensó que todos estos elementos eran producto del pensamiento filosófico griego y de las religiones mistéricas paganas-. O bien (antes del descubrimiento de los papiros más antiguos), el Evangelio de Juan era considerado un producto del gnosticismo de finales del siglo II. Otros estudiosos, alejándose aún más del terreno palestinense, buscaron los orígenes del Evangelio de Juan en las sectas orientales, como los mándeos. Todas estas teorías coincidían en sostener que el pensamiento y el lenguaje joánicos no procedían del mundo palestinense, que habla sido el mundo de Jesús de Nazaret. Dos descubrimientos que tuvieron lugar en la década de 1940 sacudieron bruscamente este axioma de la critica científica radical.
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EL EVANGELIO v LAS CARTAS DE JUAN
Los manuscritos del Mar Muerto En las cuevas de Qumrán. próximas al Mar Muerto, se han encontrado manuscritos del tiempo de Jesús y anteriores a él: la biblioteca de los esenios, una de las sectas judias. Y estos documentos están llenos del vocabulario que, según el parecer unánime de los críticos, no podía ser genuinamente paleslinense, a saber: un mundo dividido en luz y tinieblas (Jn 3,19-21); el poder del ángel de las tinieblas que somete a los seres humanos (I Jn 5,19); caminar en la luz o caminar en las tinieblas (8,12; 1 Jn 1,5-7); caminar en la verdad (2 Jn 4; 3 Jn 4); discernir los espíritus (1 Jn 4,1); los espíritus de verdad y de mentira (1 Jn 4,6). La semejanza, en el vocabulario y en el pensamiento, entre los manuscritos del Mar Muerto y el Evangelio de Juan es verdaderamente sorprendente, y debería eliminar para siempre la idea de que Juan es en todo un producto del mundo no judio. Además, el hecho de que estos paralelos estén presentes tanto en las tres Cartas joánicas como en el Evangelio de Juan constituye un argumento más que induce a ver, detrás de ambos, una misma fuente última. No hay pruebas de un parentesco directo entre Juan y los manuscritos del Mar Muerto. Es más bien cuestión de una afinidad indirecta con un tipo de pensamiento y de expresión corriente en Qumrán y tal vez en un área mucho más amplia. (Existen paralelos interesantes entre lo que sabemos de Juan el Bautista y las creencias de los esenios de Qumrán. Dado que el discípulo amado fue, probablemente, un discípulo del Bautista, puede suceder que éste fuera el vehículo de la influencia de Qumrán sobre Juan). El hecho de que gran parte del vocabulario qumrán ico-joánico aparezca en los discursos que Jesús pronuncia en el Evangelio de Juan (en mayor medida que en los sinópticos) no debe conducirnos necesariamente a concluir, de manera apresurada, que los discursos de Jesús en Juan constituyen composiciones artificiales del autor. Si Qumrán no es más que un ejemplo de una gama 24
INTRODUCCIÓN AL EVANGELIO DE JUAN
más amplia de pensamiento, es perfectamente posible que Jesús hubiera estado familiarizado con su vocabulario y sus ideas. En efecto, la Palabra encarnada hablaba el lenguaje de su tiempo. Puede ser que Juan, con un afecto particular por este estilo de pensamiento, se hubiera preocupado más por conservarlo. Admitamos, no obstante, que ésta no es una solución completa al problema del Jesús joánico, que recurre a un lenguaje muy distinto del lenguaje del Jesús de los sinópticos. Por lo demás, como veremos en el comentario, algunas de las expresiones joánicas más peculiares que encontramos en boca de Jesús no carecen de paralelos, aun cuando sean débiles, en los sinópticos (por ejemplo, la «hora» en Me 14,35; véase también más adelante, # 1, p. 29). Es posible que la tradición joánica quisiera recordar y subrayar ideas que no les parecieron importantes a los escritores sinópticos. Ella podía apelar al Paráclito para reivindicar el derecho a recordar y desarrollar en los años siguientes cosas que hablan parecido menos significativas en los años anteriores (14,26).
Documentos gnósticos de \ a g Hammadl (Chenobosklon) En una fecha próxima a los años en que se descubrieron los manuscritos del Mar Muerto, se encontró en Chenoboskion, en Egipto, una biblioteca gnóstica. Hasta entonces se conocían muy pocas obras gnósticas propiamente tales; nuestro conocimiento del gnosticismo del siglo II provenía de la información que sobre él ofrecían los Padres de la Iglesia. Basta una mirada superficial a estos nuevos documentos para mostrar una diferencia profunda entre ellos y el Evangelio de Juan. La teoría según la cual Juan tomó prestados elementos de ese gnosticismo no es plausible. Es más probable que el gnosticismo del siglo II se inspirara en Juan, no a la inversa.
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EL EVANGELIO v LAS CARTAS DE JUAN
El orden de sucesión de los capítulos del Evangelio de Juan Dada la presencia, en el Evangelio de Juan, de transiciones un tanto bruscas de un pasaje a otro, muchos estudiosos han tratado de i e< u llenar algunos capítulos (sin ninsuiiiadi^umentación basada en los manuscritos). Por ejemplo, algunos desearían colocar el capítulo 6 antes del capítulo 5, porque el capítulo 4 termina en Galilea, donde comienza el capítulo 6. mientras que el capítulo 5 habla de acontecimientos que se desarrollan en Jerusalén. Personalmente, no veo ninguna razón para hacer esto. El Evangelio de Juan nos presenta un relato muy esquemático del ministerio de Jesús, y no se preocupa de las transiciones, a menos que tengan algún significado (por ejemplo, la esmerada secuencia de [¿siete?) días, en los capítulos 1 -2). En la serie de fiestas que aparecen en los capítulos 2, 5, 6. 7 y 10, y que sirven de marco para el ministerio de Jesús, se presta poca atención a los intervalos que separan las fiestas (cf. más adelante: 7,19; 10,26-27). Desplazar los acontecimientos para obtener una mejor secuencia temporal significa dar prioridad a algo que no tenía mucha relevancia para el redactor final -es muy difícil que éste no se diera cuenta de eventuales incoherencias-. Cualquier teoría que afirme que las páginas de Juan se combinaron al azar es un mero producto de la imaginación.
Estructura del Evangelio de Juan Estamos convencidos de que Juan sigue, en sus líneas principales, una estructura muy precisa. Pero se trata de un esquema semítico, no occidental. Se observan superposiciones de temas que escapan a cualquier intento de esquematización. Varias ideas se desarrollan al mismo tiempo y nuestra división cambiara según la idea que queramos subrayar, Teniendo esto presente, no buscaremos una división rigurosa, sino que nos li mi taremos a dar algunas sugerencias para rastrear las ideas. En la forma en que el Evangelio de Juan se presenta ahora, queda clara al menos la siguiente estructura general:
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INTRODUCCIÓN AL EVANGELIO DE JUAN
1,1-18
1.19-12,50
13.1-20,31
21.1-25
PROLOGO Una introducción y un compendio del itinerario de la Palabra encarnada. PRIMERA PARTE: EL LIBRO DE LOS SIGNOS La Palabra se revela al mundo y a los suyos, pero éstos no la acogen. SEGUNDA PARTE: EL LIBRO DE LA GLORIA A quienes la acogen, la Palabra les muestra su gloría retornando al Padre en la muerte, en la resurrección y en la ascensión. Plenamente glorificada, comunica el Espíritu de vida. EPÍLOGO Una serie de apariciones del Resucitado en Galilea, teológicamente importantes.
La PRIMERA PARTE se puede subdividir en cuatro secciones: 1. Siete días de revelación gradual de Jesús (1,19-2.11) 2. Temas tratados en 2,1-4,54 a) La sustitución de las instituciones del Antiguo Testamento CANA - la sustitución de las purificaciones judías (2.1-11) JERUSALÉN - la sustitución del Templo (2,13-25) NICODEMO - la sustitución del nacimiento en el pueblo elegido (3,136) LA SAMARITANA - la sustitución del culto en Jerusalén (4.1 -42) El segundo milagro en Cana cierra la sección (4.43-54) b) La reacción ante Jesús de personajes que representan a una clase EL JUDAÍSMO OFICIAL (en Jerusalén) Las autoridades del Templo (2,13-25) El fariseo Nicodemo (3,1-36) LA SAMARITANA (4,1-42) EL FUNCIONARIO REAL (galileos; 4.43-54)
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E L EVANGELIO v LAS CARTAS DE JUAN
3, Temas tratados en 5,1-10,42 a) La sustitución de las tiestas veterotestamentarias EL SÁBADO - los preceptos del sábado, reemplazados por Jesús, el nuevo Moisés (5,1-47) LA PASCUA - el maná, reemplazado por el pan de vida (sabiduría reveladora y eucaristía) (6,1-71) Los TABERNÁCULOS - las ceremonias del agua y de la luz, reemplazadas por la fuente de agua viva, la luz del mundo (7,1-10,21) LA DEDICACIÓN - Jesús es consagrado en vez del altar del Templo (10,22-42) b) El tema de la vida (iniciado en 2,1-4,54) se desarrolla en 5,1-7,52; el tema de la luz se desarrolla en 8,1-10,42 (en particular, en la curación del ciego de nacimiento) 4. El tema de Lázaro (11,1-12,36) La resurrección de Lázaro conduce directamente a la condena de Jesús. Lázaro está presente en la unción de Jesús para la sepultura (12,1-8), y el entusiasmo suscitado por el milagro realizado en su favor es la ocasión para la escena del domingo de Ramos (12,9-36). La resurrección de Lázaro constituye el punto culminante de los temas de la vida y de la luz La SEGUNDA PARTE se puede subdividir en cuatro secciones: 1. La última cena (13,1-17,26) a) El lavatorio de los pies y la traición (13,1 -30) b) El último discurso de Jesús Introducción (13,31-38) Primera parte (14,1-31; duplicada en 16,4-33) Segunda parte (15,1-16,3) Tercera parte (17,1 -26) 28
INTRODUCCIÓN AL EVANGELIO DE JUAN
2. La pasión de Jesús y su muerte (18,1-19.42) a) La escena del huerto (18,1-12) b) El interrogatorio ante Anas; la negación de Pedro (18,12-27) c) ElprocesoantePilato(18,28-19,16) d) La crucifixión, la muerte y la sepultura (19,17-42) 3. La resurrección, la ascensión y la entrega del Espíritu Santo (20,1-31)
Características del cuarto Evangelio La atención prestada a las siguientes características literarias ayudará notablemente a comprender el Evangelio de Juan. A lo largo del comentario nos referiremos a estos recursos estilísticos, indicándolos en el margen derecho del comentario con el signo #. #1
EL MALENTENDIDO. Jesús emplea con frecuencia un lenguaje figurativo o metáforas para describirse a sf mismo o para presentar su mensaje. En el diálogo posterior, el interlocutor interpretará equivocadamente la imagen o la metáfora, tomándola únicamente en un sentido literal o material. Esto dará pie a Jesús para explicar con mayor precisión su pensamiento y, de este modo, para desarrollar su doctrina. Todo esto podría ser, al menos en parte, una técnica literaria intencionada, empleada por el autor o por la primera catequesis cristiana. En cierto sentido, además, estas imágenes o metáforas son el equivalente joánico de las parábolas sinópticas, ya que en el Evangelio de Juan el reino de los cielos está en medio de nosotros en la persona de Jesús. En los sinópticos, las parábolas son interpretadas erróneamente muchas veces, lo mismo que sucede con las metáforas joánicas (cf. Jn 2,20; 3,4; 4,11; 6,26; 8,33; 11,11-12.24; 14,5-8).
#2
LA IRONÍA.
El Evangelio de Juan presenta a los adversarios de Jesús haciendo afirmaciones sobre él despectivas, sarcásticas, incrédulas o 29
EL EVANGELIO Y LAS CARTAS DE JOAN
al menos inadecuadas, en el sentido que ellos quieren darles. No obstante, por ironía, tales afirmaciones resultan con frecuencia verdaderas en un sentido que no comprenden quienes las pronuncian (cf. Jn 3.2; 4,12; 6.42; 7,28-29.35; 8,22; 9.24.40; 11,48-50; 12,19; 19,3; 14,22). #3
EL DOBLE SENTIDO.
a) Hay con frecuencia un juego de palabras a partir de los diferentes significados de una determinada palabra utilizada por Jesús, significados basados en el hebreo o en el griego (cf.Jn 3.3.8.13.17; 7,8; 13.1; 15,21; 19,30). b) En el cuarto Evangelio, con frecuencia el autor espera que su lector sea capaz de identificar diferentes estratos de significado en el mismo relato o en la misma metáfora (lenguaje figurado). Esto resulta comprensible si pensamos en las circunstancias en que fue compuesto el Evangelio de Juan. 1. Hay un significado que procede del contexto histórico de la vida de Jesús. Quienes escucharon a Jesús y fueron testigos de sus acciones necesariamente entendieron sus palabras y analizaron sus acciones según el trasfondo religioso y los modos de pensar de aquel tiempo. Podemos decir que este significado es el sentido histórico de un pasaje. Pero hay un sentido más profundo de las palabras y las acciones de Jesús, captado por la comunidad de los creyentes cristianos. Al ser predicado y enseñado en la Iglesia primitiva, y al ser orado en la liturgia, el mensaje de Jesús estaba destinado a desplegar gradualmente todas sus implicaciones; y los cristianos comprendieron mucho mejor lo que Jesús mismo habla querido que entendieran que los primeros oyentes en Galilea y en Jerusalén. A veces, es cuestión de una capacidad introspectiva más profunda en la misión de Jesús: por ejemplo, la comprensión de que el templo del que habla hablado, al afirmar que seria destruido y reedificado en tres días, era su propio cuerpo (Jn 2,20). Otras veces es cuestión de comprender las ideas
10
INTRODUCCIÓN AL EVANGELIO DE JUAN
sobre la Iglesia y los sacramentos (especialmente el bautismo y la eucaristía). Una comunidad que habla recibido tales sacramentos podía intuir el sentido profundo del «agua viva» o del «pan de la vida» en labios de Jesús. Véase Jn 1,29.31; 2,8.20; 3,5; 4,11;6,35-58; 9,7; 11,4; 13,1-17; 19,36. 2. Jesús proviene de otro mundo, de lo alto. Sin embargo, habla el lenguaje de este mundo. Inevitablemente, quienes se encuentran con él, cuya experiencia se halla en un nivel más bajo, interpretan erróneamente el sentido superior que él da a palabras como agua, pan, carne, etc. Los lectores, estimulados a identificar el sentido más elevado, se quedarán perplejos frente al extraño que ha venido de lo alto y percibirán asi la imitación a creer. LA INCLUSIÓN. Juan
menciona con frecuencia un detalle (o alude a él) al final de una sección, que coincide con un detalle semejante expresado ya al principio de la misma sección. Este es un modo de agrupar las secciones, ligándolas por medio de este detalle al principio y al final (cf. Jn 1,19.28; 2,1.4; 4,54; 9,41; 10,40; 11,40; 19,14-16.36-37; 20,28; 21,13). Los sinópticos sitúan al final de los tiempos realidades como el juicio, el retorno de Jesús, el devenir hijos de Dios (Mt 25,31; Le 6,35; 20,35-36). Juan, sin negar esto, subraya que estas realidades han comenzado ya; su escatologÍa (doctrina de las últimas cosas) está ya realizada en parte (cf. Jn 3,18; 5,24-25; 7,12; 9,16; 10,1921; 12,31-33; 14,1-3; 18-20; 17,3). LA ESCATOLOGÍA REALIZADA.
EL DIÁLOGO QUE SE CONVIERTE EN MONÓLOGO. A
veces sucede que Jesús comienza una conversación con una determinada persona o con un grupo de oyentes; después, en el desarrollo de la conversación, los interlocutores van desapareciendo y al final sus palabras parecen asumir el carácter de un discurso pronunciado en términos universales. Este fenómeno se puede deber en parte al intento del redactor de combinar varios discursos. Pero el efecto que tiene es el de liberar las palabras de íl
EL EVANGELIO v LAS CARTAS DE JUAN
Jesús de las limitaciones de las circunstancias concreías y hacerlas válidas eterna y universalmente (cf. 3.16; 10,1 -18; capítulos 14-17). Discí RSOS DUPLK u>os. A veces parece que un disculpo de Jesu> repite suslancialmente las mismas cosas que un discurso ya pronunciado, hasta coincidir versículo por versículo. La solución que proponemos para este dato es que el discurso fue presentado en diferentes ocasiones con variantes menores. Esto pudo suceder fácilmente si el redactor final del Evangelio, al encontrarse con dos versiones diferentes de un mismo tema en la tradición joánica. no quiso perder ninguna de las dos; y asf, al dar la forma redaccional definitiva al Evangelio después de la muerte del evangelista, incorporó la segunda versión en un lugar apropiado, con frecuencia no lejos de la primera. Otras veces, puede suceder que nos encontremos ante palabras de Jesús que contentan un doble significado. Juan llama la atención sobre ambos significados subrayando uno de ellos en la primera versión y otro en la segunda (cf.Jn 3.31-36; 5.2630; 6,51-58; 8.13-18; 10.7.9y 10,11.14; 12.44-50; 13,1-30; 16,4-33). REORGANIZACIÓN CON RESPECTO AL ORDEN DE LOS SINÓPTICOS.
a) Acontecimientos que son presentados como unidades en los sinópticos se encuentran a menudo desmembrados y dispersos en el cuarto Evangelio. Es difícil decidir cuál fue su situación originaria: puede suceder que los sinópticos ensamblaran características aisladas para obtener un cuadro unificado; o bien que Juan distribuyera fragmentos de una unidad original a lo largo de su Evangelio para mostrar que la lección de tal unidad conserva su validez a lo largo de toda la vida de Jesús. O también podemos encontramos frente a una semejanza casual entre dos acontecimientos distintos, pero esta solución tan sencilla no siempre es posible o aplicable (cf. Jn 6.51-58.67-69.70-71; 10.24-25; 11,52; 12,27ss; 14,31; 18,1-12.24). b) A veces es cierto lo contrario: hechos que constituyen una unidad en Juan se encuentran separados en los sinópticos (cf. Jn 1,38-49; 2,13-19; 11,1SS;15,1SS). 32
INTRODUCCIÓN AL EVANGELIO DE JUAN
Una traducción del griego del Prólogo en forma poética
I
1
En el principio era la Palabra; la Palabra eslaba en la presencia de Dios.
y la Palabra era Dios.
2 Ella eslaba presente con Dios en el principio. 5 A través de ella surgieron todas las cosas y sin ella nada vino a la existencia. * Lo que vino a la existencia encontró vida en ella y esta vida era la luz de la raza humana. 5 La luz brilla en las tinieblas, porque las tinieblas no la vencieron. (» Hubo un hombre, enviado por Dios, llamado Juan.' que vino como testigo, para dar testimonio de la luz, de modo que todos creyeran por medio de él * pero sólo para dar testimonio de la luz, pues él no era la luz). 9 Ella era la luz verdadera que ilumina a todos. y estaba para venir al mundo. 10 Estaba en el mundo, y el mundo fue hecho por ella. pero el mundo no la reconoció. 1 1 Vino a los suyos, pero los suyos no la aceptaron. 12 Mas a todos los que la aceptaron
les dio el poder de hacerse hijos de Dios: a quienes creen en su nombre. 13 a quienes nacieron. no de sangre, ni de carne, ni de deseo humano, sino de Dios. 11 Y la Palabra se hizo carne,
33
EL EVANGELIO v LAS CARTAS DE JUAN
y puso su inorada entre nosotros, y hemos visto su gloria. gloria del Hijo único que viene del Padre, lleno de gracia y de verdad. (is Juan dio testimonio de ella proclamando: «Este era de! que yo dije: "El que viene detrás de mí se ha puesto delante de m(, porque existía antes que yo"»). 16 Y de sus riquezas hemos participado todos: bondad por bondad. 17 Porque mientras que la Ley fue dada por medio de Moisés, la bondad y la fidelidad llegaron a través de Jesucristo. IB A Dios nadie le ha visto jamás: el Hijo único de Dios, que está siempre al lado de! Padre, es quien lo ha revelado.
¡4
T E X T O Y COMENTARIO
I. P r ó l o g o 1
En el principia existía la Palabra y la Palabra estaba con Dios,
:
>' lo Palabra era Dios. Hila estaba en el principio con Dios.
Prólogo: El h i m n o j o á n i c o J u a n 1,1-18 El prólogo es un himno, una síntesis poética de toda la teología y la narración del Evangelio, y también una introducción. Se puede entender plenamente sólo después de haber estudiado todo el Evangelio. (Sugerimos a los lectores que lean primero con una cierta rapidez esta sección, para profundizar más adelante en ella, después de haber concluido el estudio del Evangelio y el comentario). Mencionaremos con frecuencia la concepción que tiene Juan de un gran ciclo: el Hijo desciende del cielo a nuestro nivel, y asciende de nuevo al cielo llevándonos consigo y elevándonos al nivel divino. El prólogo describe al Hijo en el cielo y su descenso; el Evangelio describe cómo caminó entre nosotros y, finalmente, fue elevado y retornó al Padre.
35
JUAN 1.3-4 Lo que se hizo i en ella era la vida y la vida era la luz de la raza humana,
' Todas las cosas se hicieron por ella y sin ella no se hizo nada.
El Génesis y la doctrina del «Logosn: 1,1-5 Los primeros versículos recuerdan el reíalo de la creación del Go l,1-5 Génesis. En el momento de la creación, la Palabra ya existía. Increada, la Palabra estaba en la presencia del Padre; de hecho, ella misma era Dios. ¿Cuáles son las fuentes de la concepción joánica del Hijo de Dios como la «Palabra»? En primer lugar, podemos dirigir nuestra atención al relato del Génesis, que narra cómo Dios creó simplemente diciendo: "Hágase...". Las cosas vinieron a la existencia a través de la sal33fr palabra de Dios. A esta idea de la palabra creadora de Dios sb9,i podemos vincular el concepto de la sabiduría divina, que en el pensamiento precristiano era personificada como mujer. ¡^ 7 25Realidad divina y. sin embargo, casi distinta de Dios, la sabi- 8.5; 9,9-11 durta desempeñó un papel en la creación. Fue enviada de la ,, 31 1,1'
3-4
boca de Dios y gula a los seres humanos hacia la salvación. 24,1-12 En la Palabra del prólogo leñemos la unión entre la sabiduría y la palabra de Dios, una persona divina increada y existente Ap 19,13 con el Padre. Por medio de la Palabra fueron creadas las cosas, y nada Col 1,15-16 puede existir sin la actividad de la Palabra de Dios. Es interesante notar cómo la frase: «Sin ella no se hizo nada» aparece literalmente en los manuscritos del Mar Muerto. La última 1 os 11,11 p expresión del versículo 3 se deberla leer junto al versículo 4 * como: "Cuanto vino a la existencia era [o encontró] vida en ella». La Palabra creadora de Dios fue la fuente de la vida, como leemos en el Génesis. Qué lástima que la humanidad no cayera en la cuenta de que la vida proporcionada por esta Palabra era su luz: la luz dada por Dios para iluminar el camiJn 8,12
36
JUAN 1,5-9 - y la luz brilla en las tinieblas, y las tinieblas no la vencieron. 6 Un hombre llamado Juan fue enviado por Dios.' Éste vino para un testimonio, para dar testimonio de la luz, de modo
que lodos creyeran por medio de él.' No era el la luz, sino que vino para dar testimonio de la luz. 9 La luz verdadera, que ilumina a todos, estaba viniendo a este mundo.
no de los hombres (recuérdese que la luz fue el primer don de la creación). A continuación, Juan se refiere implícitamente al rechazo humano de la luz de Dios, por el pecado, y a la introducción de la oscuridad del mal en la creación del mismo Dios. Juan subraya que tales tinieblas no vencieron a la luz: es el tema, en Gn 3,15, de la victoria definitiva de la descendencia de la mujer sobre la serpiente.
Gn 1,3
Juan el Bautista: 1,6-8 El Evangelio presenta al Bautista como ejemplo de un rayo de luz que sigue brillando en las tinieblas, y que vino para dar testimonio de la verdadera luz ante la humanidad. Estos versículos en prosa interrumpen tanto el poema como el desarrollo lineal del pensamiento en los versículos 5 y 9, y puede ser que originariamente ocuparan una posición distinta en el Evangelio, quizá antes del versículo 19. Su posición aquí parece indicar que, para el redactor final del Evangelio, los versículos 9ss se refieren a la Palabra encamada, Jesús. Otros estudiosos sostienen que en los versículos 9-11 se pueden ver acontecimientos veterotestamentarios (la creación y la alianza) y que el tema de la encarnación comienza en el versículo 12. Pero la introducción del Bautista, destinado a preparar la venida de Jesús, nos hace pensar que, para el redactor, el verslculo 9 se refiere a Jesús.
37
cf. p. 18
jn 1,23
JUAN 1,10-13 10
Ene] mundo estaba, y el mundo fue hecho por ella, pero el mundo no la conoció. ' ' Vino a los suyos, y los suyos no la recibieron. 12 Pero a lodos los que la recibieron les
dio poder de hacerse hijos de Dios, a los que creen en su nombre; |J los cuales no nacieron de sangre, ni de deseo de carne, ni de deseo de hombre, sino que nacicron de Dios.
Rechazo de la luz: 1,9-11
10
11
La primera mitad del Evangelio (1,1-12.50) nos muestra el rechazo de Jesús por parte de las tinieblas (las fuerzas del mal) y de los «judíos». Los versículos 9-11 resumen este rechazo. La verdadera luz vino al mundo que la Palabra habla creado; y el mundo, orientado hacia el mal por el pecado humano, la rechazó. Ella vino a su propia tierra, y el pueblo, que habla sido preparado para su venida por Moisés y los profetas, la rechazó.
jo8rl2; 9,5i l í 4 é i '
Jn 4,44; 5,39.46
Aceptación d e la luz: 1,12-13
13
No obstante, algunos creyeron en ella: la segunda mitad del i* 55,10-11 Evangelio trata sobre la salvación de estos creyentes, los nuevos «suyos». A éstos, la Palabra les capacitó para llegar a ser Jo 13,1 hijos de Dios. El Hijo soplará su Espíritu de nueva vida sobre " ,«,, ellos, del mismo modo que Dios insufló el espíritu de vida Go 2,7 sobre Adán. Habrá una nueva creación que sustituirá a la Ap2l,l anticua, que había rechazado a Dios. Los creyentes son aque- J n 6,6f*6.s; 10,26 líos que el Padre ha dado a la Palabra, los predestinados por jn 3,21 una predestinación que se manifiesta en la realización de la • obra buena de Dios.
38
JUAN 1,14-17 IJ
l5
Y la Palabra se hizo carne, y puso su morada entre nosotros, y hemos contemplado su gloría, gloria que recibe del Padre como Unigénito, llcno de gracia y de verdad.
Juan da testimonio de él y clama: - Éste era del que yo dije: "El que viene detrás de mi se ha puesto delante de mi, porque existia antes que yo'V ' 6 Pues de su plenitud hemos recibido todos, y gracía por gracia. I r Porqueta Ley fue dada
Una «nueva alianza»: 1,14-18 Del mismo modo que la nueva creación reemplaza a la antigua, una nueva alianza sustituye a la antigua alianza concluida con Israel sobre el Sinai, porque Jesús ha sido rechazado por aquellos que originariamente eran su pueblo. Un motivo constante en el Evangelio es la sustitución, llevada a cabo por Jesús, de las instituciones, del Templo y de las fiestas de los «judíos». Este dato es resumido de forma poética en los versículos 14-18. La Palabra se hizo carne (carne significa naturaleza humana) y puso su Tabernáculo en medio de nosotros («puso su morada entre nosotros»). Uno de los signos de la alianza concluida por Dios con Israel en el Sinal fue el Tabernáculo construido en el desierto. Esta Tienda del encuentro, y su sucesor, el Templo, eran el lugar de la presencia divina en medio del pueblo de Dios, la sede de la gloría de Dios. En la
Ex 25,8-9 ~. • 11,27
nueva alianza, la humanidad de la Palabra, su carne, se convierte en el lugar supremo de la presencia y la gloria divinas. La definición más frecuente del Dios que habla estipulado el pacto antiguo era que estaba «lleno de benevolencia y de fidelidad» (benevolencia es un término técnico para referirse a la misericordia de Dios, por la que elegió a Israel entre lodas las naciones como su pueblo; fidelidad es la fidelidad de Dios a las promesas que hizo a Israel en la alianza). La misma expresión se emplea en el versículo 14 («lleno de gra-
39
Ex 34,6
JUAN 1,18 por medio de Moisés; la gracia y la verdad nos non llegado por Jesucristo. ' 8 A Dios nadie le ha visto jamas: el Hijoúni15
co, que esta en el seno del Padre, él lo ha revelado.
cia y de verdad») para caracterizar al Dios de la nueva alianza. (Se recoge una vez más el testimonio del Bautista, demasiado ferviente para ser silenciado; constituye un duplicado del versículo 30 e interrumpe el nexo entre los versículos 14 y 16). A nosotros se nos ha dado participar de esta nueva rique-
16-17 za de benevolencia (agracia") y de fidelidad, esta nueva alianza que sustituye a la antigua. Las palabras de Dios, los diez mandamientos, habían sido esculpidas en piedra sobre el Sinal por Moisés, como la expresión de la benevolencia de Jr 31,31-33 Dios en la antigua alianza. La Palabra de Dios es esculpida ahora en la carne de Jesús, como la concreción visible de la benevolencia de Dios en la nueva alianza. Dios no permitió E* 33,18-23 18
que Moisés lo viera en el Antiguo Testamento. Ahora el Hijo, que lo conoció desde toda la eternidad, revela a Dios. El Evangelio es la historia de esta revelación.
u,¿io ¿~2
Hb l
P r i m e r a p a r t e : E l l i b r o d e los s i g n o s 1,19-12,50 Sección 1. La p r i m e r a s e m a n a d e la nueva creación (1,19-2,12)
El Bautista d a testimonio a n t e los fariseos: 1,19-28 La aparición de Jesús en público se abre con el testimonio que Juan el Bautista da del Cordero (pascual) de Dios. Sus apariciones en público concluirán con el testimonio del anónimo discípulo amado, mientras el Cordero pascual muere en
40
Hch 1.21-22 Jn 19,35-36
JUAN 1.19-23 ¿Eres lú Ellas?-. Él dijo: «No lo soy-. •¿Eres lú el profeta?-. Respondía: -No-. 22 Entonces le dijeron: «¿Quién eres, pues, para que demos respuesta a los que nos han enviado? ¿Qué dices de ti misma?-. 2S Dijo él: •Yo soy "la voz del que clama en el desierto: 'Rectificad el camino del Señor"',
II. El libro de los signos Juan el Bautista da testimonio de sí mismo. '^YéstecscItcslimoniodcJuan. Cuando los judíos enviaron desde Jcrusalén sacerdotes y levitas a preguntarle: «¿Quién eres lú?o, 20 él confesa, y no negó, sino que admitió: - Yo no soy el Cristo-. 21 Y le preguntaron: «¿Qué pues?
la cruz en la víspera de Pascua. Juan nos presenta un tríptico: el Cordero en el centro y los dos testigos, uno a cada lado. 19
20-21
za
En los sinópticos encontramos la hostilidad entre Juan el Bautista y las autoridades judías, pero no un enfrentamiento abierto. En Juan, los «judíos» (nótese que en el cuarto Evangelio esta expresión significa aquellos que, siendo de origen judío, rechazan a Jesús) aparecen atacando directamente desde el principio. Todo el Evangelio de Juan es como un proceso contra Jesús por parte de los jefes de su pueblo, y el Bautista es el primer testigo en este proceso. Los custodios de la religión nacional quieren saber con que autoridad bautiza. Las respuestas que da el Bautista sobre sí mismo son negativas; se vuelve locuaz sólo cuando habla de Aquel que viene detrás de él. El Bautista empieza negando ser el Mesías. En los sinópticos, Jesús identifica el papel de Juan el Baulista con el de Ellas, de quien Malaqulas había profetizado que vendría antes del día del Señor. Aquí, J u a n el Bautista no acepta ni este título ni el de «un profeta como Moisés», esperado por algunos y que es mencionado en los manuscritos del Mar Muerto. El único papel que reivindica para sí, en todos y cada uno de los cuatro Evangelios, es el de «la voz que clama en el desierto», anunciada por el profeta Isaías. Su 41
14
Ht 3,7; 21,32
Mi 11 14
¿ t j y¡. MM.5-6 jo ¿14 ios9.11 b 403
JUAN 1,24-29 coma dijo el profeta Isaías*. u Hablan sido enviados por los fariseos. ^ Y le preguntaron: "¿Porqué, pues, bautizos, si no eres tú el Cristo ni Elias ni el profeta?». I 6 Juan les respondió: «Yo bautizo con agua, pero en medio de vosotros está uno a quien no reconocéis, 27 que viene
detrás de mi, a quien yo no soy digno de desatarle la correa de su sandalia». 2S Esto ocurrió en Bctania, al otro lado del Jordán, donde estaba Juan bautizando. Juan el Bautista da testimonio de Jesús. W Al día siguiente ve a Jesús venir
24-27
única autoridad, que le permite bautizar, brota de la misión que se le ha encomendado de preparar el camino para Aquel que debe venir después de él y es mayor que él.
2»
La sección se cierra con una referencia geográfica al hecho de que Juan desarrolla su actividad de bautizador fuera de la Tierra Prometida, en la otra orilla del Jordán (Betanía no ha sido a ú n hallada; otros manuscritos leen Bethabara, «el lugar del cruce»). Después del bautismo, Jesús entrará en la Tierra Prometida y permanecerá en ella hasta que su pueblo lo rechace, y entonces - d e nuevo- se retirará al otro lado del Jordán. Betania, en la otra orilla del Jordán, sirve de marco al ministerio público de Jesús.
Jo* 3,14-17 Jn
10,39-W «4
El Bautista d a testimonio a n t e los discípulos: 1,29-34 Al dfa siguiente (segundo día), Juan el Bautista presenta al Cordero de Dios que quita el pecado del mundo. Es posible que el Bautista se refiriera únicamente al Cordero triunfante, el cual, según la imagen que los judíos tenfan de los últimos dfas, estaba destinado a destruir el mal en el mundo. Pero los lectores cristianos del Evangelio habrían visto otras implicaciones. Jesús es el Cordero pascual de la Pascua cristiana, el cual con su muerte (acaecida en el mismo momento en que los corderos pascuales eran sacrificados en el Templo) liberó
4:
I Jn 3,5 Hen 90,38: Test
Jos 19,8; Ap5,& 17,14 *3h I P 1,19
Jo 19,14 Ap 5,8-9
JUAN 1,30-33 testado a Israel». Sí Y Juan dio tcstimonio diciendo: «Hc visto al Espíritu que bajaba como una paloma del ciclo y se quedaba sobre el. i J Y yo no le conocía, pero el que me envió a bautizar con agua, me dijo: "Aquel sobre quien veas que baja el Espíritu y se queda sobre él,
hacia él y dice: «Hc ahí el cordera de Dlos, que quila el pecado del mundo. ,0 Éste es de quien yo dije: "Detrás de mt viene un hombre, que se ha puesto delonle de mi, porque existía antes que yo". " Yo no le conocía, pero he venido a bautizar en agua para que él sea maní-
M
31
32-34
al mundo del pecado, al igual que la sangre del cordero pascual originario liberó a Israel del ángel destructor. Y, en segundo lugar, Jesús es el siervo de Dios descrito por Isaías como aquel que es conducido, sin quejarse, como un cordero ante los trasquiladores, un varón de dolores que «cargó con los pecados de muchos e intercedió por los transgresores». El Bautista nos dice también que Jesús existía antes que él - u n tema típicamente joánico: la existencia de la Palabra antes de la creación. Y mientras que el Bautista bautizaba con agua, Jesús bautizará con el Espíritu Santo. También en este caso puede ser que el precursor de Jesús quisiera referirse, con esta expresión, sólo al espíritu purificador de Dios, del que hablan hablado los profetas hebreos, un espíritu que purificarla los corazones en los últimos días. Los manuscritos del Mar Muerto nos dicen que, cuando venga «Dios... purificará a los seres humanos, a través de un espíritu santo, de todas las prácticas malvadas, y los rociará con un espíritu de verdad como agua purificadora». Pero el evangelista pretende que el lector cristiano entienda esta expresión como una referenciaal único Espíritu dado por Jesús y, por lo tanto, al bautismo cristiano.
l Jo 2,2 El 12,1-13 b 53.7-12
Hch iP 2,21-25
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13b •
En Juan no se menciona una voz celeste en el bautismo de Me 1,10-11; Jesús, sino que es el propio Bautista quien da testimonio: 1x3,22
41
JUAN 1,34-11 ése es el que bautiza con Espíritu Santo". u Y yo le he visto y doy testimonio de que esc es el Elegido de Dioso. Los primeros discípulos. ' 5 Al día siguiente, Juan se encontraba de nuevo allí con dos de sus discípulos.' 6 Fijándose en Jesús que pasaba, dice: «He ahí el Cordero de Dioso. 5? Los dos discípulos le oyeron hablar asi y siguieron a Jesús. ,s Jesús se volvió y, al ver que le seguían,
les dice: «¿Qué buscáis?". Ellos le respondieron: «Rabbl -que quiere decir "Maestro"-, ¿dónde vives?». i9 Les respondió: «Venid y lo veréis». Fueron, pues, vieron dónde vivía y se quedaron con el aquel día. Era más o menos la hora décima. i0 Andrés, el hermano de Simón Pedro, era uno de los dos que hablan oído a Juan y hablan seguido a Jesús. 41 Este encuentra primeramente a su pro-
Jesús es el Elegido (mejor, probablemente, que el «Hijo") de Dios sobre el cual descendió y permaneció el Espíritu de Dios -otra referencia al Siervo sufriente de Isaías-. Así, al principio de Juan tenemos una cristología completa, condensada en el testimonio que el Bautista da de Jesús: Aquel que existe desde la eternidad está destinado a morir como cordero pascual y Siervo sufriente por los pecados de los hombres y las mujeres, y después derramara el Espíritu Santo sobre el nuevo Israel.
1*42.1
Los p r i m e r o s discípulos: 1,35-31
3640
Los sinópticos hablan situado la primera llamada de los dis- Me 1,16-20; cípulos durante el ministerio desarrollado por Jesús en Galilea. El cuarto evangelista nos proporciona más detalles; los primeros discípulos eran discípulos de J u a n el Bautista y fueron llamados cuando se encontraban junto al río Jordán antes de que Jesús regresara a Galilea. En un determinado día (día tercero), dos discípulos, Andrés y otro cuyo nombre no se especifica (¿el discípulo amado?), siguen a Jesús y lo
44
JUAN 1,42-48 pío hermano, Simón, y le dice: «Hemos encontrado al Mesías- -que quiere decir, Cristo-. iZ Y le llevó a Jesús. Fijando Jesús su mirada en el, le dijo: «Tu eres Simón, el hijo de Juan: tú te llamarás Celas* (que quiere decir «Piedra»). -" Al dta siguiente, Jesús quiso partir para Galilea y encuentra a Felipe. Y Jesús le dice: «Sigúeme". u Felipe era de Betsaida, de la ciudad de Andrés v Pedro. ^ Felipe encuentra a Xatanacl y le dice:
•Aquel de quien escribió Moisés en la Ley. y también los profetas, lo hemos encontrado: Jesús, el hijo de José, el de Nazarct». l e Le respondió Natanacl: "¿DcNazarcl puede haber cosa buena?». Le dice Felipe: -Ven y lo verás». *? Vio Jesús que se acercaba Natanacl y dijo de él: -Allí tenéis a un israelita de verdad, en quien no hay engaño». J S Le dice Natanacl: «¿De qué me conoces?*. Le respondió Jesús: «Antes de que Felipe te
41-42 reconocen como Maestro. Un día después (probablemente, ya que se quedaron con Jesús desde las 4 de la tarde: cuarto día), Simón es conducido ante Jesús, que es reconocido como el Mesías. 4M5
Al dfa siguiente (quinto día), Felipe y Natanael se presentan ante Jesús y lo reconocen como el «profeta como Moisés», Hijo de Dios y Rey de Israel {v. 49). Esta es, obviamen- Sal 2,6-7 te, u n a técnica literaria cuyo objetivo es mostrar el conocimiento cada vez más profundo que los discípulos adquirieron de Jesús: de Maestro a Mesías, a Hijo de Dios y Rey (un Me 1,22; proceso que en los sinópticos se realiza a lo largo de toda la 4,40; 8,29; 15,39 vida pública de Jesús). Ademas, Juan ha insertado aquf el episodio de la confesión de Pedro - q u e proclama a Jesús como Mesías, y cuyo nombre es cambiado por Jesús-, un hecho que en los sinópticos tiene lugar más tarde. Una de las Mi 16,16 tendencias de Juan es presentar toda la verdad sobre Jesús en cada episodio.
47
La vocación de Natanael (un discípulo mencionado sólo en Juan) implica un interesante juego de palabras. Este es un verdadero israelita, digno del nombre de Israel (según la eti45
JUAN 1,49-2,2 llamara, cuando estabas debaja d e la higuera, te vi». ** Le respondió Nalanacl: •Rabbl, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el rey d e Israel». =0 Jesús le contestó: «¿Por haberte dicho que te vi debajo d e la higuera, crees? Has d e ver cosas mayores». *' Y le añadió: -En verdad, en ver-
dad os digo: veréis el cielo abierto y a los ángeles d e Dios subir y bajar sobre el Hijo del hombre". *\ La boda en Cana. • TVes dios después «•» se celebraba una boda en Cana de Galilea y estaba allí la madre de Jesús. - Fue invitado también a la boda Jesús con
mologla popular: «un hombre que ve a Dios»), y se le dice que verá grandes cosas. Asi como Jacob (o Israel) vio, en el 50-51 Antiguo Testamento, la gloría de Dios en la visión de la escalera, así también el Israel del Nuevo Testamento verá la gloría del Hijo del hombre en el milagro de Cana. La llamada de los primeros discípulos es pintada como u n a escena de vocación más allá del tiempo. La primera pregunta q u e se ha de dirigir a quien desea seguir a Jesús es: -¿Qué buscas?» (cf. v. 38). Después sigue la orden: "Ven y lo verás» (cf. v. 38; en Juan, el verdadero significado de «ver» es •creer», cf. 6.40). Quienes van y ven se convierten en el nuevo Israel, el pueblo que ve a Dios.
3j
Cn ¿.J(J
l» 17,7;
Las bodas de Cana: 2,1 -12 El tercer d(a (dos días después de la llamada de Felipe: séptimo día), Jesús cumple la promesa que habla hecho a sus nuevos discípulos de mostrarles su gloria: este milagro que realiza es el último de una serie de testimonios sobre él. Galilea es el primer lugar donde se contempla la gloría de Jesús, y será también el último, ya que las apariciones de Jesús, narradas en el capítulo 21, tendrán lugar en Galilea (donde serán mend o n a d o s de nuevo Natanael y Cana). La preocupación que 46
' ( *. Ja 21,2
JUAN 2,3-4 sus discípulos.J Y no teman vino, porque se habla acabado el vino de la boda. Le
J
dice a Jesús su madre: «No tienen vino*. Jesús le respondo: '¿Que* tengo yo con-
3
muestra la madre de Jesús (Juan no la llama nunca por su nombre) por los oíros es la ocasión que mueve a Jesús a realizar el signo de la gloría.
4
A la madre, que hace nolar la falta de vino, lo cual no constituye de por si una petición explícita de un milagro, le responde Jesús con una frase que sólo puede significar: "Eso no es asunto mío. sino tuyo». Y se dirige a ella llamándola «mujer", un titulo de cortesía usado normalmente para las mujeres; pero es extraño, y no tiene paralelos, que un hijo se dirija a su madre de este modo. La razón por la que Jesús se niega a interesarse por la petición de María es que todavía no ha llegado su ahora». Hay muchas explicaciones posibles de esta conversación enigmática. Presentamos sólo una. Para Juan, la "hora» de Jesús por excelencia es la hora de su glorificación a través de la muerte y la resurrección. Sólo cuando ésta se acerque podrá decir: «Ha venido la hora en que el Hijo del hombre será glorificado". Y cuando la «hora» llega realmente, aparece de nuevo en escena la «mujer» (sólo en estas dos ocasiones menciona Juan a María; # 4). Y esta vez su papel no es rechazado: ella puede ser una madre solicita, porque se le confía, como hijo, el discípulo amado, el modelo del cristiano perfecto. Asi, con este extraño uso del término «mujer» en Cana, parece que Juan quiere indicar que Jesús rechaza una esfera de acción puramente humana para María, para reservarle un papel mucho más elevado, el de madre, que cuida de quienes seguirán a Jesús. El titulo de «mujer» se hace más comprensible en el trasfondo del Génesis. Hay numerosas referencias al Génesis en 47
2 R 3,13; • Mt 15,28 . *••.
Jo ?.3Rabbi, el que eslaba contigo al otro lado del Jordán, aquel de quien diste testimonio, mira, está bautizando y lodos se van a él». & Juan respondió: «Nadie puede recibir nada si no se le ha dado del cielo.1S "Vosotros mismos me sois testigos de que dije: "Yo no soy el Cristo, sino que he sido enviado delante de él". w El que tiene a la novia es el novio; pero el amigo del novio, el que asiste y le oye, se alegra mucho con la voz
21
El último testimonio del Bautista: 3,22-30 Con una breve expresión, que sirve de transición de una unidad a otra, el relato presenta de nuevo a Juan el Bautista. No hay una secuencia lógica entre los versículos 21 y 22. Jerusalén está en Judea, de modo que es difícil comprender cómo se puede decir que Jesús dejó Jerusalén para retirarse a la región de Judea. Ainón, cerca de Salfn, no ha sido identificada aún con za certeza. Se encontraba en el valle superior del Jordán o bien, más probablemente, en Samarla, cerca de Siquem. La indica24 ción del tiempo es interesante, porque sitúa todo el ministerio de Jesús en los capítulos 1 -4 antes del arresto del Bautista. Los sinópticos conocen sólo la actividad ministerial de Jesús reali25-26 zada después de este hecho. El éxito de Jesús desconcierta a los seguidores del precursor y las quejas de éstos ofrecen al Bautista la última ocasión para dar testimonio de Jesús. 27-30
Y el Bautista d a testimonio de Jesús recurriendo al famoso símbolo veterotestamentario de Israel como esposa de Dios. El verdadero Israel fue prometido solemnemente a Dios y ahora Jesús llega para reivindicar a su esposa. En las bodas judias, el novio acudía con sus amigos a la casa de la
-7
Me 1.14 Mt 11,2-3
Ex 34.14 0*2,19; b54,ó 2 Cor 11.2
JUAN 3,30-4.1 del novio. Ésta es, pues, mi alegría, que ha alcanzado su plenitud. , 0 Es preciso que él crezca y que y disminuya-. El que viene del cielo. -11 El que viene de arriba está por encima de todos: el que es de la tierra, es de la tierra y habla de la tierra. El que viene del ciclo , J da testimonio de lo que ha visloyotdo.ysu testimonio nadie lo acepta. 1 ! El que acepta su testimonio certifica que Dios es veraz.
'' Porque aquel a quien Dios ha enviado habla las palabras de Dios, porque no da el Espíritu con medida. '- El Padre ama al Hijo y ha puesto todo en su mano. tó El que cree en el Hijo tiene vida eterna; el que resiste al Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios permanece sobre él.
4
' Cuando Jesús se entero de que habla llegado a oídos de los fariseos que él hacia más discípulos y bautizaba mas
novia para llevarla consigo a su casa. Mientras tanto, su mejor amigo habfa estado haciendo guardia en casa de la novia, para que nadie entrara antes de la llegada del futuro marido. Como amigo de Jesús, el Bautista escucha que el novio llega para reclamar a Israel como esposa suya y se alegra porque puede pasar a un segundo plano.
Ecos d e la conversación con \ i c o d e m o : 3,31-36 Este discurso parece un duplicado de la conversación de Jesús con Ntcodemo en la primera parte del capítulo, y casi cada uno de los versículos tiene allí su equivalente. Hay que interpretar, por tanto, estos versículos a la luz del problema tratado en la conversación con Xicodemo; se asemejan a la revelación de Jesús, aun cuando en el contexto parecen palabras del Bautista.
Regreso a Galilea: 4,1 -4 La referencia a la actividad bautizadora de Jesús proporciona el motivo para que Jesús regrese de Judea a Galilea, a tra-
58
Ap 19,7; 21.2
17
w.31-6. 13 32-11 33-36 15-18
JUAN 4,2-5 que Juan : -aunque no era Jesús mismo el que bautizaba, sino sus discípulos-, 1 abandonó Judca y volvió a Galilea.
La Samaritana. i Tenia que pasar por Samaría. - Llega, pues, a una ciudad de Samarla llamada Sicar. cerca de la
vés de Samarla. La observación parentétlca, de carácter redaccíonal, según la cual Jesús mismo no bautizaba, parece destinada a esclarecer (o corregir) 3.22 y 4,1. Tal vez el redactor joánico pensó que el bautismo administrado por los discípulos de Jesús no era el bautismo en el Espíritu Santo (ya que el Espíritu Santo iba a ser dado sólo después de que Jesús hubiera vuelto al Padre), sino una continuación de la actividad del Bautista.
Jo 7,39-, Hcb l.ü
Conversación con la S a m a r i t a n a : 4,4-42 La ciudad samaritana es probablemente Siquem (escrita Go 33,18» erróneamente «Sicnar*; la versión siriaca tiene "Shechem»), una famosa localidad veterotestamentaria ligada a los relatos de Jacob. Por tradición, los samaritanos eran descendieniR 17.24-34 tes de los matrimonios mixtos entre los israelitas del reino del Norte y los colonos paganos que los conquistadores asirlos hablan asentado en la región. Su religión era fundamentalmente mosaica, pero con mezclas paganas. Aceptaban sólo los cinco primeros libros del Antiguo Testamento y rechazaban a los profetas y la insistencia de éstos en el TemNe 4,1»; SI plo de Jerusalén. Esto causó una gran hostilidad entre ellos y 50.25-26 los judíos y, hacia el año 100 a . C , el sumo sacerdote judio destruyó el templo samaritano sobre el monte Garizln. Los sinópticos no transmiten ninguna información sobre un Mi 10.5: ministerio realizado por Jesús entre los samaritanos. Pero Le 9,51-56 Hch 1,8; sabemos que la Iglesia primitiva evangelizó muy pronto 8,1-25 Samarla.
59
JUAN 4,6-14 10
Jesús le respondió: >Si conocieras el don de Dios, y quien es el que te dice: "Dame de beber", tú le habrías pedido a el, y el te habría dado agua viva*. " Le dice la mujer «Señor, no tienes con qué sacarla, y el pozo es hondo; ¿de dónde, pues, tienes esa agua viva? '2 ¿Acaso eres tú más que nuestro padre Jacob, que nos dio el pozo, y de él bebieron él y sus hijos y sus ganados?». |J Jesús le respondió: «Todo el que beba de esta agua, volverá a tener sed; !i pero el que beba del agua que yo le dé, no tendrá sed
heredad que Jacob día a su hijo Jase. Allí estaba el pozo de Jacob. Jesús, como se habla fatigado del camino, eslaba sentado junto al pozo. Era alrededor de la hora sexta. 7 Llega una mujer de Samarla a sacar agua. Jesús le dice: «Dame de beber». ' Pues sus discípulos se hablan ido a la ciudad a comprar comida. Le dice la mujer samaritana: " «¿Cómo tú, siendo judio, me pides de beber a mi, que soy una mujer samaritana?». (Porque los judíos no se tratan con los samaritanos). 6
6-í
III
12 13-14
Teniendo presente este trasfondo, no es difícil imaginar el estupor de la mujer samaritana frente a este judío que le pide un favor. La conversación siguiente está planteada según el típico esquema didáctico joánico del malentendido. El agua •viva», o agua comente, el agua de las fuentes, es muy preciosa en Palestina, donde, por lo demás, durante los largos meses sin lluvia se depende necesariamente de los aljibes que han recogido las anteriores lluvias invernales. En la literatura, esta agua preciosa se convirtió en símbolo de la sabiduría y la enseñanza divinas. La Samaritana entiende la expresión sólo en el sentido del agua natural, mientras que Jesús se refiere a la divina revelación que él trae y al Espíritu Santo, que será dado como agua viva a cuantos aceptan tal revelación. Es probable que la comunidad cristiana entendiera todo esto en un contexto sacramental, es decir, en referencia al agua del bautismo, que abre el acceso a la enseñanza de Jesús y confiere el Espíritu Santo. La mujer pregunta cómo Jesús puede ser mayor que Jacob, que encontró este pozo. La respuesta de Jesús nos 60
I1
1* 55,1-3 Sal 36,9 Jr 2,13
Jn 7,38-39
*3b
I 2
JUAN 4.15-24 jamás, sino que el agua que yo le dé se convertirá en él en fuente de agua que brota para vida cierna». l s Le dice la mujen «Señor, dame de esa agua, para que no tenga más sed y no tenga que venir aquí a sacarla». 16 Él le dice: -Vete, llama a lu marido y vuelve acá». IJ Respondió la mujer: •No tengo marido». Jesús le dice: «Bien has dicho que no tienes marido, , s porque has tenido cinco maridos y el que ahora licnes no es marido luyo: en eso has dicho la verdad». | 9 Le dice la mujer: •Señar, veo que eres un profeta. w Nues-
tros padres adoraron en esle monte y vosotros decís que en Jcrusalén es el lugar donde se debe adorar». 2I Jesús le dice: •Créeme, mujer, que llega la hora en que, ni en esle monte, ni en Jcrusalén adoraréis al Padre. i2 Vosotras adaráis lo que no conocéis; nosotras adoramos lo que conocemos, porque la salvación viene de los judíos. 2S Pero llega la hora (ya estamos en ella) en que los adoradores verdaderos adorarán al Padre en csplrituy en ventad. porque asi quiere el Padre que sean los que le adoren. :¡ Dios es espíritu, y los que adoran, deben adorar
ofrece una magnifica descripción del baulismo: «Una fuenle de agua que brota para vida eterna». A la mujer, que sigue interpretando equivocadamente sus palabras, Jesús le da un 16-18 signo: le hace comprender que conoce, de manera sobrehu19-20 mana, su pasado. Impresionada, la mujer reconoce en él a un profeta (como el legislador Moisés) y le hace u n a pregunta sobre el lugar de culto legitimo. Si, por un lado. Jesús defien21-23 de la pureza de la tradición judia como contrapuesta a la de los herejes samaritanos (excepcionalmente, el término «judíos» no es usado aquí en un sentido despectivo; Jesús 23 está hablando con una extranjera), por otro ofrece a ambos grupos nacionales un lugar en el culto del nuevo Israel, un culto que ya no depende de sitios concretos, sino que proviene del Espíritu de la Verdad ("espíritu» y «verdad» forman una endladis), que él conferirá. Dios concede el Espíritu. J4 (Encontramos tres grandes identificaciones en el Evangelio de Juan y en la Primera carta de Juan: «Dios es espíritu», «Dios es luz», «Dios es amor». No son definiciones de la esen15
Jn 1,48-50 Cf. 1,21
I Jn 1,5;
M 61
JUAN 4,25-30 en espíritu y verdad». *5 Le dice la mujer •Sé que va a venir el Mesías, el llamado Cristo. Cuando venga, nos lo desvelará todo». íc Jesús le dice: «Yo soy, el que está hablando contigo». i7 En esto llegaron sus discípulos y se sorprendían de que hablara con una mujer. Pero nadie le dijo: "¿Qué quieres?», o «¿Qué hablas con ella?». ¡s La mujer, dejando su cántaro, corrió a la ciudad y dijo a la gente: M «Venid a ver a un hombre que me ha dicho todo lo que he hecho. ¿No será el Cristo?». 30 Salieron de la ciudad c iban hacia el. '• Entre-
tanto, los discípulos le insistían diciendo: • Rabbl. come». J í Pero él les dijo: •Yo tengo para comer un alimento que vosotros no sabéis». Í J Los discípulos se declan unos a otros: «¿Le habrá traído alguien de comer?». u Les dice Jesús: •Mi alimento es hacer la voluntad del que me ha enviado y llevar a cabo su obra. í 5 ¿No decís vosotros: "Cuatro meses mas y llega la siega"? Pues bien, yo os digo: Alzad vuestros ojos y ved los campos, que blanquean ya para la siega. Yo J 6 el segador recibe el salario, y recoge fruto para vida eterna, de modo que el
cia de Dios, sino que se refieren a la relación que instaura con su pueblo. Concede el Espíritu a los suyos; los ama; les da a su Hijo, que es la luz del pueblo). Y el Espíritu les capacita para dar culto al Padre.
14,16-17; 3,16: 1,4
Esta afirmación lleva a la mujer a comprender, finalmen25-26 te, que el Mesías es el hombre que se encuentra frente a ella. 28-30 La Samaritana deja el cántaro -que ya no sirve para este tipo 4 M 2 de agua viva- y corre para llevar a otros hasta Jesús. Ante la reacción de muchos de sus correligionarios, que creen en Jesús, ella descubre, como el Bautista, que disminuye cuando Jesús crece (versículos 41-42). Evangelizando a sus conciudadanos, ella llega a una fe plena. Mientras tanto, los discípulos regresan de la compra y ofre27,31 cen comida al maestro. Pero el alimento de Jesús es de otro 35-36 género: consiste en realizar la obra del Padre, es decir, la salvación. El ha comido ya, porque ve cómo llega la sal\ r ación para los samarítanos. Al mirar a la fértil llanura que se extiende en torno a Siquem, con la mies ya madura para la siega, Jesús cita
62
Is 55,1-3 SI 24,18 Jo 17,2-4 Hbl0.7
JUAN 4,37-44 sembrador se alegra igual que el segador. J7 Porque en esto resulta verdadero el refrán de que uno es el sembrador y olro el segador 1S yo os he enviado a segar donde vosotros no os habéis fatigado. Otros se fatigaron y vosotros os aprovecháis de su fatiga». M Muchos samaritanos de aquella ciudad creyeron en el por las palabras de la mujer que atestiguaba: "Me ha dicho lodo lo que he hecho». í0 Cuando llega-
ron a él los samaritanos, le rogaron que se quedara con ellos. V se quedó allí dos dios. 4 I Y fueron muchos mas los que creyeron por sus palabras, J* y decían a la mujer: «Ya no creemos por tus palabras; que nosotros mismos hemos ofdo y sabemos que este es verdaderamente el Salvador del mundo». Retomo a Galilea. : í Pasados los dos días, partió de allí para Galilea. u Pues Jesús mismo habla afirmado que un
un proverbio. (Si «siega» es una indicación temporal, podría Iralarse del mes de mayo o junio, después de la Pascua de marzo-abril, de la que se ha hablado en 2.23). En un nivel natural, dice el proverbio, transcurren cuatro meses entre la siembra y la cosecha; pero en el nivel sobrenatural, la fe madura 37-38 pronto y se alegran juntos el sembrador y el segador. También los discípulos tienen que aprender a recoger la mies de los creyentes. aun cuando no fueron ellos quienes echaron la semilla. En el libro de los Hechos de los Apóstoles 8,4-25 el helenista Felipe evangeliza Samaría y, después, los apóstoles de Jerusalén mandan a Pedro y Juan a confirmar la conversión.
J e s ú s sana al hijo d e un funcionarlo real: 4,43-54
44
Después de dos días. Jesús acude de nuevo a Cana de Galilea. (¿Será una coincidencia que los dos milagros de Cana sucedan el tercer dfa y que en ambos se ponga a prueba la fe de quien pide el gesto milagroso?). La referencia al profeta que no es honrado en Galilea {¿«en su patria»?) constituye un eco de la tradición sinóptica, según la cual cuando Jesús regresó a Galilea, sus compatriotas no lo acogieron.
63
Jn'.l
Le 4.14-30
JUAN 4,45-54 veis signos y prodigios, na creéis». í9 Le dice el funcionario: «Señor, baja antes que se muera mi hijo-, "(1 Jesús le dice: •Vete, que tu hijo vive». Creyó el hombre en la palabra que Jesús le habla dicho y se puso en camino. SI Cuando bajaba, le salieron al encuentra sus siervos, y le dijeron que su hijo vivfa. H Él les preguntó entonces la hora en que se habla sentida mejor. Ellas le dijeron: «Ayer a la hora séptima le dejó la fiebre*. 5 J El padre comprobó que era la misma hora en que le habla dicha Jesús: «Tu hijo vive», y creyó él y toda su familia. M Tal fue, de nuevo, el segundo signo que hizo Jesús cuando volvió de Judca a Galilea.
profeta no goza de eslima en su patria. 1 " Cuando llegó, pues, a Galilea, los galiIcos le hicieron un buen recibimiento, porque habían visto todo lo que habla hecho en Jcrusalén durante la Tiesta, pues también ellos hablan ido a la fíest£L Segunda signo en Cana. ib Volvió, pues, a Cana de Galilea, donde habla convertido el agua en vino. Habla un funcionario real, cuyo hijo estaba enfermo en Cafarnaún. J7 Cuando se enteró de que Jesús habla venido de Judca a Galilea, fue a él y le rogaba que bajase a curara su hijo, porque estaba a punto de morir. 1S Entonces Jesús le dijo: «Si no *6-53
El reíalo del hijo del funcionario real es, probablemente, una tercera variante de la historia del siervo (o hijo), del centurión, que presenta ya dos formas ligeramente divergentes en Mateo y en Lucas (las diferencias se refieren a detalles no relevantes, que pudieron surgir en la tradición oral). Como el centurión de los sinópticos es un pagano, algunos desearían ver en estas páginas de Juan un desarrollo progresivo, que va de la fe del judío Nicodemo, pasando por la fe de la Samaritana, mitad judía y mitad pagana, hasta la fe del funcionario pagano. Pero Juan no indica que el funcionario sea pagano. El relato se explica por sf mismo, pero hay que notar el acento puesto en la vida (versículos 50,51 y 53). Jesús habla hablado a Nícodemo de un nuevo nacimiento a una nueva vida; a la Samarítana le habla del agua viva que brota para vida eterna; aquí tenemos el punto culminante, en el que da la vida a quien la habla perdido.
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Ht 8,5-13; 1x7,1-10 Le 7.4-5
JUAN 5,1-2 Curación en sábado. ' Después de 5esto, hubo una fiesta de los judíos, y
Jesús subió a Jcrusalén. - Hay en Jcrusalen una piscina Probáüca que se llama
Sección 3. La sustitución d e las ñ e s l a s de «los Judíos» (5,1-10,42) La segunda sección comienza después del primer milagro de Cana y termina con el segundo milagro, de nuevo en Cana. Jesús ha mostrado que su misión es sustituir las purificaciones judias y el Templo. Ahora sustituye las grandes fiestas, una tras otra. Notamos también la continuación del tema de la «vida», que alcanza un punto culminante en el discurso sobre el pan de la vida, en el capitulo 6.
*4
E n la piscina d e Betesda: 5,1-9 No está claro a qué fiesta se alude en 5,1. Algunos piensan en Pentecostés (cincuenta días después de Pascua), la fiesta de la cosecha de primavera. En un momento tardío de la historia de Israel (¿en el periodo que nos ocupa?), Pentecostés se convirtió en una fiesta de la renovación de la alianza estipulada en el Sinal, ya que Moisés habla llegado al monte santo unos cincuenta dfas después de la Pascua celebrada en Egipto. Las referencias a Jesús juez (versículos 22 y 30) y al testimonio dado por Moisés sobre Jesús (versículos 46-47) serían, en ese caso, un eco de la ley dada en el Sinaí y de los motivos del pacto asociados a la fiesta de Pentecostés. Por otro lado, Juan subraya aquí sólo la fiesta sabática y, por tanto, limitamos a ella nuestras observaciones. 2
Recientes hallazgos arqueológicos han arrojado luz sobre el escenario de Betesda, pues se ha descubierto u n a amplia piscina que no está lejos del portón a través del cual pasaban las ovejas conducidas al Templo. Los manuscritos del Evan65
Cf.Jo 4,35; Lv 23,15-22 E» 19,1
JUAN 5,3-11 en hebreo Bctzatá, que tiene cinco pórticos. ' En cltos yacía una multitud de enfermas, ciegos, cojos, paralíticos, esperando la agitación del agua. J Porque el ángel del Señor se lavaba de tiempo en tiempo en la piscina y agitaba el agua; y el primero que se metía después de la agitación del agua, recobraba la salud de cualquier mal que tuviera. s Habla allf un hombre que llevaba treinta y ocho años enfermo. b Jesús, viéndole tendido y sabiendo que llevaba ya mucho tiem-
i-t
54
po, le dice: "¿Quieres recobrar la salud?*. f Le respondió el enfermo: oScñor, no tengo a nadie que me meta en la piscina cuando se agita el agua: y mientras ya voy, otro baja antes que yo». s Jesús le dice: "Levántale, tama tucamülayanda». 9 Y al instante el hombre recobró la salud, tomó su camilla y se puso a andar. Pera era sábado aquel dia. I 0 Por eso los judíos declan al que habla sido curado: «Es sábado y no te está permitido llevar la camilla». '' Él les respondió: -El
gelio de Juan presentan formas diferentes del nombre de la piscina: Betsaida, Bet/-atá, Betesda. El último es el más próximo al nombre de esta piscina que constaba de dos estanques, conocido ahora gracias al Rollo de cobre de Qumrán: Bel 'Eshdá, «casa de la corriente». Evidentemente, habla una tradición según la cual, en el momento en que el agua borbotaba en la piscina, adquiría una particular eficacia terapéutica. (Los versículos 3b-4, sobre el ángel que bajaba para mover las aguas, están ausentes en los mejores manuscritos y reflejan una tradición popular). En la forma de curación narrada aquí no se requiere la fe como prerrequisito. Este milagro tiene otro objetivo: exaltar la obra de Jesús.
El problema de las observancias sabáticas: 5,10*18
"
Una de las normas posteriores formuladas por los rabinos prohibía transportar personas sobre una camilla en sábado. Al ordenar al hombre que tome su lecho, Jesús proporciona a las autoridades («los judíos») un motivo para que le pregunten por qué realiza en sábado un trabajo prohibido, Jesús no 66
JUAN 5,12-20 do. , f Pero Jesús les replicó: «Mi Padre trabaja hasta ahora, y yo también trabajo*. :1 Por eso los judíos trataban con mayor empeño de matarle, porque no sólo quebrantaba el sábado, sino que llamaba a Dios su propio Padre, haciéndose a si mismo igual a Dios.
que me ha devuelto la salud me ha dicho: Toma lu camilla y anda-. '- Ellos le preguntaron: "¿Quién es el hombre que le ha dicho: "Tómala y anda"?». l í Pero el curado no sabfa quién era, pues Jesús habfa desaparee i do porque habla mucha gente en aquel lugar. 1J Más tarde, Jesús lo encuentra en el Templo y le dice: •Mira, has recobrado la salud: no peques mas, para que no te suceda algo peor». '5 El hombre se fue a decir a los judíos que era Jesús el que le habla devuelto la salud. ' 6 Por eso los judíos perseguían a Jesús, porque hacia estas cosas en sába-
La obra del Hijo. ' 9 Jesús, pues, lomando la palabra, les decía: «En verdad, en verdad os digo: el Hijo no puede hacer nada por su cuenta, sino loque ve hacer al Padre; lo que hace él, eso también lo hace igualmente el Hijo. 2° Porque el Padre quiere al Hijo y le muestra todo lo que
justifica su iniciativa recurriendo a razones humanitarias, como sucede con frecuencia en los sinópticos, sino que afirma que revela su autoridad suprema. A pesar de la afirmación bíblica según la cual Dios descansó de su actividad creadora el sábado, los rabinos de aquella época eran conscientes de que Dios no habría podido interrumpir su actividad de conservación providencial del universo ni siquiera en sábado. De modo que admitieron que Dios seguía trabajando también en sábado, d a n d o la vida, recompensando a los buenos y casligando a los malos. Puede ser que la respuesta de Jesús se refiera a esa creencia. La implicación clara de que Jesús es igual a Dios no convence a "los judíos», los cuales lo acusan de apropiarse del poder mismo de Dios.
La obra d e Jesús: 5,19-30 Jesús responde que no se está apropiando de nada, sino que hace únicamente lo que ve hacer al Padre. Y las obras que «los 67
Le 13,15; 14,5 Mi 12,5-8 Gn2
:
JUAN 5,21-30 él hace. Y le mostrará obras aún mayores que éstas, para que os asombréis. ! | Porque, c o m o el Padre resucita a los muertos y les da la vida, asi también el Hijo da la vida a los que quiere. -- Porque el Padre no juzga a nadie; sino que todo juicio lo ha entregado al Hijo, J J para que todos honren al Hijo c o m o honran al Padre. El que n o h o n r a al Hijo n o honra al Padre que lo ha enviada. 2i E n verdad, en verdad os digo: el que escucha mi palabra y cree en el que m e ha enviado, tiene vida eterna y n o incurre en juicio, sino que ha pasado de la muerte a la v i d a . ¡ 5 En verdad, en verdad os digo: llega la hora (ya estamos en ella), en que los muertos oirán la voz.
del Hijo d e Dios, y los que la oigan vivirán. 2 e Porque, como el Padre tiene vida en si mismo, ast también le ha dado al Hijo tener vida en st mismo, : " y le ha dado poder para juzgar, porque es Hijo del hambre. M Na a s extrañéis de esto: llega la hora en que todos los que estén en los sepulcros oirán su voz. N y saldrán los que hayan hecho el bien para u n a resurrección de vida, y los que hayan hecho el mol, para una resurrección de juicio. ** Yo no puedo hacer nada por mi cuenta; juzgo según lo que oigo; y mi juicio es justo, porque no busco mi voluntad, sino la voluntad del que me ha enviado.
21-23 j u d í o s » a d m i t e n q u e Dios r e a l i z a en s á b a d o - d a r v i d a , j u z g a r - s o n a q u e l l a s q u e le h a e n c o m e n d a d o el P a d r e . S ó l o la fe 24-25 e n s u m i s i ó n d a r á la vida e s p i r i t u a l y librará d e la m u e r t e del p e c a d o . ( N ó t e s e c ó m o el j u i c i o y el d o n d e la vida s o n p r e s e n l a d o s c o m o r e a l i d a d e s p r e s e n t e s : n o s e n c o n t r a m o s frente a o t r o caso d e escatologia realizada). 26-30
• 5
#7 L o s v e r s í c u l o s 2 6 - 3 0 p a r e c e n c o n s t i t u i r u n a v a r i a n t e del 26-21 d i s c u r s o c o n t e n i d o e n los v e r s í c u l o s 19-25, c o n el a c e n t o 27-22 p u e s t o e n el j u i c i o f u t u r o y e n la vida c o n c e d i d a e n el ú l t i m o 28 . 20b.25 30- 19 d í a (escatologia d e la p a r u s l a ) . A m b a s p e r s p e c t i v a s e s c a t o l ó gicas p a s a r o n a formar parte de la teología cristiana posterior, ya q u e l a v i d a d e la g r a c i a q u e recibimos e n e s t a t i e r r a e s el c o m i e n z o d e l a vida q u e c o n s i s t i r á e n la visión beatifica d e l a q u e g o z a r e m o s e n el cielo.
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JUAN 5,31-43 Testimonio de Jesús. " Si yo diera testimonio de mi mismo, mi testimonio no serta válido. 1¡ Otro es el que da testimonio de m(, y yo sí que es valido el testimonio que da de mi. , J Vosotros mandasteis enviados a Juan, y él dio testimonio de la verdad. iJ En cuanto a mi, no es de un hombre del que recibo testimonio: pero digo esto para que vosotros seáis salvos. 35 E | era la lámpara que arde y alumbra y vosotros quisisteis recrearos una hora con su luz. 3* Pero yo tengo un testimonio mayor que el de Juan; porque las obras que el Padre me ha encomendado llevar a cabo, las mismas obras que realizo, dan testimonio de mt, de que el Padre me ha enviado. J J Y el Padre, que
me ha enviado, es el que ha dado testimonio de mi. Vosotros no habéis oído nunca su voz, ni habéis visto nunca su rostro, w ni habita su palabra en vosotros, porque no creéis al que él ha enviado. í 9 Vosotros investigáis las Escrituras, ya que creéis tener en ellas vida eterna: ellas son las que dan testimonio de mi; w y vosotros no queréis venir a mi para tener vida. Increencia de los oyentes de Jesús. La gloria no la recibo de los hombres. 4í Pero yo os conozco: no tenéis en vosotros el amor de Dios. 4 i Yo he venido en nombre de mi Padre, y no me recibís: si otro viene en su propio nombre, a ése le recibiréis. w ¿Cómo podéis creer voso41
Testlmonlos de las reivindicaciones de Jesús: 5,31-47 Jesús ha expuesto sus reivindicaciones. Ahora apela a sus 33-35 testigos. En primer lugar, el Bautista. Este era una lámpara, como Ellas, pero no era la luz. Pese al entusiasmo suscitado, oíos judíos» siguen reacios a aceptar su testimonio sobre Jesús. En segundo lugar, las obras mismas de Jesús dan testi36 monio de él, como ha admitido Nicodemo. En tercer lugar, el 37 Padre también ha dado testimonio, pues preparó el camino para él en el Antiguo Testamento. En el Sinaf, sólo Moisés habló directamente con Dios y el pueblo tuvo que aceptar su palabra. Ahora no quieren aceptar a aquel a quien Dios ha 38 enviado. Por último, las Escrituras dan testimonio de Jesús. 39 40-43 (Nótese el tema de la vida). Pero Jesús conoce a los fariseos: ellos no aceptaran estos testimonios, Juan radicaliza aquí la 44 tradición sinóptica contra las autoridades judias: no a m a n a
69
SI 48,1; Jo 1,8 Jn 3,2; 7,31
Mi 23
JUAN 5,44-6.5
6
Multiplicación de los panes. ' Después de esto, se fue Jesús a la otra ribera del mar de Galilea, el de libertades, 2 y mucha gente le seguía porque velan los signos que realizaba en los enfermos. ' Subió Jesús al monte y se sentó allí en compañía de sus discípulos. J Estaba próxima la Pascua, la fiesta de los judíos. " Al levantar Jesús los ojos y ver que venia hacia él mucha gente, dice
tros, que aceptáis gloría unos de otros, y no buscáis la gloría que viene del único Dios? ¡ 1 No penséis que os voy a acusar yo delante del Padre. Vuestro acusador es Moisés, en quién habéis puesto vuestra esperanza. 4e Parque, si creyerais a Moisés, me creeríais a mi, porque él escribió de mt. 47 Pero si no creéis en sus escritos, ¿como vais a creer en mis palabras?-.
45-47 Dios, sino que únicamente desean la gloria humana. Como consecuencia, su mismo Moisés les acusará, ya que aquí hay un profeta como Moisés y ellos, contrariamente a lo que éste habla ordenado, no le prestan atención.
Dt 18,15
La multiplicación d e los panes: 6,1-13 Después de un intervalo de tiempo indefinido, Juan retoma el relato en Galilea, en la primavera siguiente, cuando ya está próxima la segunda Pascua. La multiplicación de los panes y los peces se narra en los cuatro Evangelios fundamentalmente de la misma forma, con variantes menores sobre la localidad y la circunstancia. (El lector deberla comparar atentamente las versiones de Marcos y Juan). Lucas y Juan tienen un solo relato de multiplicación. Mateo y Marcos narran dos. Es interesante observar cómo la secuencia de acontecimientos en Juan se asemeja notablemente a la de Marcos (si se prescinde de la segunda multiplicación de Marcos, narrada en Me 8,1-10):
70
Cf. 2,13
1x9,10» Me 6,MhK
8,1-10
JUAN 6.6-13 a Felipe: -¿Dónde nos procuraremos panes para que coman éstos?». 6 Se lo decía para probarle, porque el sabia lo que iba a hacer. ' Felipe le contestó: •Doscientos de nanos de pan no bastan para que cada uno tome un poco-. " Le dice uno de sus discípulos, Andrés, el hermano de Simón Pedro: 9 «Aquí hay un muchacho que tiene cinco panes de cebada y dos peces; pero ¿qué es eso para tantos?». I0 Dijo Jesús: «Haced que
se recueste la gente". Habla en el lugar mucha hierba. Se recostaron, pues, los hombres en número de unos cinco mil. 1 1 Tomó entonces Jesús los panes y, después de dar gracias, los repartió entre tos que estaban recostados y lo mismo los peces, todo lo que quisieron. ,¡ Cuando se saciaron, dice a sus discípulos: •Recoged los trozos sobrantes para que nada se pierda-. ' 3 Los recogieron, pues, y llenaron doce canastos con tos trozos
Multiplicación para 5.000 Jn 6,1-15 Me 6,30-44 Marcha sobre las aguas 16-24 45-54 (se pasa al momento posterior a la segunda multiplicación según Marcos [Me 8,1-10]) Petición de un signo 25-34 8,11-13 Discurso sobre el pan 35-38 14-21 Fe de Pedro 59-69 27-30 Tema de la pasión y negaciones 70-71 31-33 5-8
En Juan no hay ninguna enseñanza antes de la multiplicación de los panes. Jesús está sentado sobre la cima de un monte (¿recuerdo del Sinal?) esperando al pueblo y plantea la pregunta acerca de cómo proporcionarles alimento. La entrada en escena de los nuevos personajes (Felipe y Andrés) es típica 9 de Juan. Sólo Juan menciona a un muchacho (o «siervo») y 11-12 unos panes de cebada, detalles que recuerdan el milagro de Elíseo. El relato de la multiplicación de los panes en el cuarto Evangelio presenta detalles destinados a recordar al lector cristiano la eucaristía (sobre la cual se trata de nuevo en los versículos 51-58). Sólo Juan: (a) utiliza el verbo eucharísieo, «dar gracias», del que procede "eucaristía»; (b) sólo Juan atir-
71
M( 6.34
Jn 1,40. 43-44; 12,22 IR 4,42-14
JUAN 6,14-22 de los cinco pones de cebada que sobraron a los que hablan comido. :1 Al ver la gente el signo que habla realizado, decía: •Éste es verdaderamente el profeta que iba a venir al mundo*. | 5 Sabiendo Jesús que intentaban venir a tomarle por la fuerza para hacerle rey, huyo de nuevo al monte el solo. Caminando sobre el agua. Ib Al atardecer, bajaron sus discípulos a la orilla del mar, I r y subiendo a una barca, se dirigían al otro lado del mar, a Cafarnaún. Habla ya oscurecido, y Jesús todavía no habla venido a ellos; l s soplaba
un fuerte viento y el mar comenzó a encresparse. ' 9 Cuando hablan remado unos veinticinco o treinta estadios, ven a Jesús que caminaba sobre el mar y se acercaba a la barca, y tuvieron miedo. : :i Pero él les dijo: «Soy yo. No teníais». Zl Quisieron recogerle en la barca, pero en seguida la barca tocó tierra en el lugar adonde se dirigían. Discurso del pan de vida. ¡~ Al día siguiente, la gente que se habla quedado al otro lado del mar vio que allí no habla más que una barca y que Jesús no habla montado en la barca con sus disci-
ma que Jesús mismo distribuye los panes, como hará en la última cena; (c) sólo Juan refiere que Jesús ordenó a sus discípulos recoger los fragmentos para que no se perdieran (el verbo griego para «recoger» es synagp, de donde procede «sinapsis ••. la primera parle de la misa; la palabra griega para "fragmentos», klasma, aparece en la literatura cristiana primitiva como término técnico para indicar la hostia eucarfstíca. En Marcos, Jesús obliga a los discípulos a partir inmediaI+-15 tamente; sólo Juan da la razón, a saber, que la muchedumbre quería hacer rey a Jesús (nótese el modo en que Jesús es tentado en los capítulos 6-7).
Me 6,41: 14,22
Me 6,45 Tercera (enlacian; Mt 4,8-9
J e s ú s c a m i n a sobre las a g u a s del m a r d e Galilea: 6,16-24
20
Como en Marcos y en Mateo, los discípulos se encuentran mar adentro, en medio de una tempestad, cuando Jesús se acerca a ellos caminando sobre el agua. Pero el punto central del relato en Juan no es que Jesús calma la tempestad, sino ?:
b
43,10.2S¡ 52,6
JUAN 6,23-31 putos, sino que los discípulos se hablan marchado solos. 3 ' Pero llegaron barcas de Tibcrladcs cerca del lugar donde hablan comido pan. -* Cuando la gente vio que Jesús no eslaba allf, ni tampoco sus discípulos, subieron a las barcas y fueron a Cafarnaún, en busca de Jesús. " Al encontrarle a la orilla del mar, le dijeron: «Rabbl, ¿cuándo has llegado aquí?". Ift Jesús les respondió: "En verdad, en verdad os digo: vosotros me buscáis, no porque habéis visto signos, sino porque habéis comido de los panes y os habéis saciado. *' Obrad, no por el ali-
mento perecedero, sino por el alimento que permanece para vida eterna, el que os dará el Hijo del hombre, porque a éste es a quien el Padre, Dios, ha marcadocon su sello».2S Ellos le dijeron: "¿Qué hemos de hacer para obrar las obras de Dios?". 19 Jesús les respondió: -La obra de Dios es que creáis en quien él ha enviado». 10 Ellos entonces le dijeron: >¿Qué signo haces para que viéndolo creamos en ti? ¿Qué obra realizas? " Nuestros padres comieron el maná en el desierto, según está escrito: "Pan del ciclo les dio a comer"».
su afirmación de majeslad: »No tengáis miedo. ¡YO SOY!». Esle «Yo soy* puede ser considerado como una forma del nombre divino revelado a Moisés en el Sinal, antes de la primera Pascua. (Algunos estudiosos ven incluso el tema de la travesía del mar Rojo en la marcha sobre las aguas).
Ex 3,14
Lx 14
La petición d e un signo: 6,25-34 25
La muchedumbre sigue a Jesús hasta Cafarnaum y le pregunta: "¿Como has venido aquí?». Con un juego de palabras joánico, Jesús responde que ha venido del cielo. (Nótese cómo la conversación que sigue se parece mucho a la del m 27-4,13 capítulo 4). Como siempre, las aspiraciones de la muche- 30-31 - 4.12 33 - 4,14 dumbre se encuentran en un nivel material: ven el elemento 34 - 4,15 27-30 milagroso del signo, pero no su significado. Jesús trata de elevarlos por encima de la perspectiva material, pero se encuentra frente a una persistente incapacidad de compren31 der. «Los judíos» mismos introducen el tema pascual del •l
71
JUAN 6,32-36 i¡
M
Jesús les respondió: -En verdad, en verdad os digo: No fue Moisés quien os dio el pan del ciclo; es mi Padre el que os da el verdadero pan del ciclo; J 3 porque el pan de Dios es el que baja del cielo y da la vida al mundo».
Entonces le dijeron: «Señor, danos siempre de esc pan*. ' 5 Les dijo Jesús: -Yo soy el pan de vida. El que venga a mi, no tendrá hambre, y el que crea en mt, no tendrá nunca sed. ' 6 Pero ya os lo he dicho:
maná del éxodo. (Según la literatura rablnica, el Mesías tenia que repetir el milagro del maná). Pero los galileos no reconocen que el maná mesiánico es la palabra de Dios, la enseñanza y la sabiduría divinas (Dt 8,3; PY 9,2-5). No se trata del pan del desierto, dado por Moisés, sino de Jesús, el pan dado anora por el Padre.
Primera M [ 4 s_^
Sh
E» l& lt> 20 <
Discurso sobre el p a n d e vida: 6,35-58 Como respuesta a la petición de pan por parte de la multitud, Jesús empieza su gran discurso sobre el pan de vida, que consta de dos paites. En la primera (versículos 25-50), el pan celeste que nutre es la revelación o la enseñanza de Jesús (tema sapiencial); en la segunda (versículos 51-58) es la eucaristía (tema sacramental). El padre Lagrange, gran exegeta, sostenía que los versículos 51-58, con su sublime teología sacramental, no habrían podido ser comprendidos por un circulo de oyentes galileos no preparados si hubieran sido pronunciados históricamente en aquella ocasión. Si el tema sapiencial era el primero del discurso de reflexión, con el fin de proponer el significado sacramental más profundo del pan celeste (comprensible sólo después de la institución de la eucaristía), el redactor joánico combinó el pan del cielo con las expresiones de carácter eucarlstico tomadas de la última cena, formando asi la segunda parte del discurso como elemento paralelo a la primera. Esto explica en cierto sentido la
74
« jb
JUAN 6,37-42 "Me habéis visto y no creéis". ír Todo lo que me dé el Padre vendrá a m(, y al que venga a mi no lo echaré fuera; ¡i porque he bajado del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me ha enviado. ' 9 Y ésta es la voluntad del que me ha enviado: que no pierda nada de lo que él me ha dado, sino que lo resucite el último dia.J'-' Porque
ésta es la voluntad de mi Padre: que lodo el que vea al Hijo y crea en él, tenga vida eterna y que yo le resucite el último dia*. ;l Los judíos murmuraban de él, porque habla dicho: «Yo soy el pan que ha bajado del ciclo». 4 I Y decían: «¿No es éste Jesús, hijo de José, cuyo padre y madre conocemos? ¿Cómo puede decir
omisión, por parte del Evangelio de Juan, del reíalo de la institución de la eucaristía. Sus contenidos esenciales han sido desplazados a este lugar. Los dos temas, el sapiencial y el sacramental son complementarios: la palabra proclamada y la Palabra en el sacramento constituyeron, desde siempre, el contenido fundamental de la liturgia cristiana.
* 7
El lema sapiencial: 6,35-50
37-39
40
41 42
A diferencia de la sabiduría veterotestamentaria, la enseñanza de Jesús alimenta al ser humano para siempre. Y como Jesús puso en guardia para que ningún fragmento se perdiera (versículo 12), asi declara que ninguno de los que son alimentados por su enseñanza perecerá (excepto Judas, versículos 70-71). El pan celeste de la enseñanza divina produce el mismo efecto que el agua viva de la enseñanza divina: la vida eterna (nótese que Jesús toma sus metáforas de la vida cotidiana). Como los antepasados de Israel, durante el éxodo, hablan murmurado del maná, así -los judíos» m u r m u r a n de este nuevo maná. Su pretensión de conocer el origen de Jesús es una forma de ironía joánica que no necesita respuesta. Jesús
75
SI 24.20
Jn 17,12; 4,14
F.< 16.2.8
JUAN 6,43-54 ahora: "He bajado del ciclo?"». 4 Í Jesús les respondió: -\'o murmuráis entre vosotros. u Nadie puede venir a mi, si el Padre que me ha enviado no lo atrae; y yo le resucitaré el último día. ¡" Está escrito en los profetas: "Serán todos enseñados por Dios". Todo el que escucha al Padre y aprende, viene a mí. 4e No es que alguien haya visto al Padre: sino aquel que ha venido de Dios, ése ha visto al Padre.4Í En verdad, en verdad os digo: el que cree, tiene vida cierna. ** Yo soy el pan de vida. i9 Vues-
tros padres comieron el mana en el desierto y murieron; 50 ¿ste es el pan que baja del cielo, para que quien lo coma no muera. 51 Yo soy el pan vivo, bajado del cielo. Si uno come de este pan, vivirá para siempre; y el pan que yo le voy a dar es mi carne por la vida del mundo*. H Discutían entre sí los judíos y decían: «¿Cómo puede éste darnos a comer su carne?». 5J Jesús les dijo: >En verdad, en verdad os digo: si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros. 54 El que
43-46 se limita a recordar a sus interlocutores las profecías que prometían una enseñanza divina como la suya y ellos -añad e - no saben realmente de dónde viene, porque no han visto 49.50 al Padre. Están orgullosos de sus antepasados y del maná en el éxodo; no obstante, tal maná no impidió que sus padres murieran, ni los mantuvo fieles a Dios.
12
h 54,13
El lema sacramental: 6,51-58 (Nótese que la numeración de los versículos de la Vulgata tiene, a partir del versículo 5 1 , un número más que las otras versiones). En un sentido más profundo, el pan que da la vida y, más aún, el pan vivo, es la carne misma de Jesús. Aquí Juan 52
proporciona lo que parece ser una variante de las palabras de la institución eucarísüca: «El pan que os daré es mi carne para la vida del mundo» (cf. "Este es mi cuerpo, entregado por vosotros"). Si para Pablo la eucaristía proclama la muer54-56 te del Señor hasta que vuelva al fin del mundo, en Juan se 76
Le 22,19; cf. Ja 3,16 ICO 11,26
JUAN 6.55-64 Las palabras de vida eterna. w Muchos de sus discípulos, al oírle, dijeron: • Es duro este lenguaje. ¿Quién puede escucharlo?».6' Pero sabiendo Jesús en su interior que sus discípulos murmuraban por esto, les dijo: «¿Esto os escandaliza? ft- ¿Y cuando veáis al Hijo del hombre subir adonde estaba antes?... M El espíritu es el que da vida: la carne no sirve para nada. Las palabras que os he dicho son espíritu y son vida.6J Pero hay entre vosotros algunos que no creen». Porque Jesús sabia desde el principio
come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida cierna, y yo le resucitaré el último día. 5S Porque mi carne es verdadera comida y mi sangre verdadera bebida. 56 El que come mi carne y bebe mi sangre, permanece en mi, y yo en él. 5J Lo mismo que el Padre, que vive, me ha enviado y yo vivo por el Padre, también el que me coma vivirá por mi. 5* Éste es el pan bajado del cielo; no como el que comieron vuestros padres, y murieron; el que coma este pan vivirá para siempre». 59 Esto lo dijo enseñando en la sinagoga, en Cafatnaún.
58
pone el acento en el hecho de que la Palabra se ha encarnado y ha d a d o su carne y su sangre como alimento de vida: una proclamación de la dimensión salvífica de la encarnación (la sangre es decididamente un tema ligado a la última cena). Aquí la teología sacramental es verdaderamente profunda; si el bautismo nos da la vida que el Padre comparte con el Hijo, la eucaristía es el alimento que nutre esa vida.
La reacción frente a las palabras de Jesús: 6,39-71 La sinagoga de Cafarnaún, bien conocida gracias a los sinópti- **c 1,21-22 eos, fue el escenario donde Jesús presentó su enseñanza. (Y es posible que más tarde una sinagoga fuera el marco de los debates entre "los judíos» y los cristianos joanicos sobre el 60* 1 verdadero pan del cielo). Las palabras de Jesús son acogidas con incredulidad. Como respuesta, Jesús se refiere a su glorificación (la subida al cielo a través de la cruz) como el acontecí- Cf. Jn 3,13 miento que dará credibilidad a su doctrina (y realidad a la 59
77
JUAN 6,65-7,1 quiénes eran los que no creían y quién era el que lo iba a entregar. «~ Y decía: •Por eslo os he dicho que nadie puede venir a mi si no se lo concede el Padre». 66 Desde entonces muchos de sus discípulos se volvieron airas y ya no andaban con él. bJ Jesús dijo entonces a los Doce: «¿También vosotras queréis marcharos?». ftg Le respondió Simón Pedro: «Señor, ¿a quién vamos a ir? Tú tienes palabras de vida eterna, e9 y noso-
tros creemos y sabemos que tú eres el Santo de Dioso. '" Jesús les respondió: •¿No os he elegido yo a vosotros, los Doce? Y uno de vosotros es un diablo». 71 Hablaba de Judos, hijo de Simón Iscariote, porque éste le iba a entregar, uno de los Doce. La fiesta de los Tabernáculos. ' Después de eslo. Jesús andaba por Galilea. y no podía andar por Judea, porque los judíos buscaban matarle.
7
a
eucaristía), porque cuando sea glorificado, derramará el EspíJ" 7.39 rítu. Y este Espíritu Santo es el que da la vida. La búsqueda materialista va tras un pan (el nivel de la carne; como en el caso de Nicodemo, la carne se opone al espíritu) que no puede j n 3,6 dar vida; la enseñanza de Jesús confiere el Espíritu, que a su vez da vida (espíritu y vida forman una endfadis). Quienes no cf.Jnl,l3 64-65 67-69 han sido llamados por el Padre se van. Pero Pedro confiesa su «8a fe como portavoz de los discípulos (combínese con 1,42 y comMe 32-33 párese con Mt 16,15-18). Judas se niega en su interior a creer 70-71 en Jesús: es un ejemplo de la oposición diabólica siempre presente. Tal vez tengamos aquí otro elemento de la última cena; Le en Lucas, la mención de la traición de Judas se encuentra 22,21-23 I 8a inmediatamente después de la institución de la eucaristía.
La fiesta de los Tabernáculos: 7,1-13 La proximidad de la fiesta de los Tabernáculos (una de las fiestas en que los judíos no jerosolimitanos acudían a la Ciudad Santa) suscita la pregunta acerca de si Jesús irá a Jerusa-
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JUAN 7,2-12 - Pero se acercaba la fiesta judfa de las Tiendas. ' Y le dijeron sus hermanos: • Sal de aquí y vetea Judea, para que también tus discípulos vean las obras que haces, * pues nadie actúa en secreto cuando quiere ser conocido. Si haces estas cosas, muéstrate al mundo». ~ Es que ni siquiera sus hermanos creían en él. * Entonces les dice Jesús: «Todavía no ha llegado mi tiempo; en cambio, vuestro tiempo siempre está a m a n o . ' El mundo
no puede odiaros; a mi st me aborrece, porque doy testimonio d e que sus obras son perversas. 8 Subid vosotros a la Tiesta; yo no subo a esta fiesta porque a ú n no se ha cumplido mi tiempo». " Dicho esto, se quedó en Galilea. l 0 Pcrodcspués que sus hermanos subieron a la fiesta, entonces él también subió, no manifiestamente, sino de incógnito. " Los judíos, durante la fiesta, andaban buscándole y decían: .¿Dónde está ése?». u Entre la
lén a pasar del peligro que le aguarda allí. Sus hermanos (o parientes varones) no muestran fe en él; quieren que realice milagros en Judea, de modo que la gente se asombre y crea en él. Jesús, que no tiene ningún interés en recibir alabanzas 6-8 humanas, responde con una frase que tiene un doble significado. Su tiempo (la hora de la glorificación con el retorno al Padre) no ha llegado aún; por eso no subirá (a la cruz -consecuencia inevitable del hecho de haber mostrado su gloria en Jerusalén). La aparente contradicción del posterior «subir» 9-10 existe únicamente para quienes no captan este juego de pala11-13 bras. La división que existe entre la multitud con respecto a Jesús es típicamente joánica: la presencia misma de Jesús constituye un juicio. 3ó
El discurso en la fiesta de los Tabernáculos asume una connotación añadida si tenemos presentes las ceremonias de esta fiesta que duraba toda una semana (con un octavo dfa añadido), y que se celebraba en septiembre/octubre durante la cosecha de otoño, para invocar las primeras lluvias de la estación invernal. Podríamos notar estos aspectos de la fiesta: (a) la gente vivía en cabanas o tiendas para recordar la
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Me 6,3; 321.31
Segunda te ni ación; Mt 4,5-6
Cf. Jn 2,4
19
Di
16,13-16; Lv 23,34-43
JUAN 7,13-21 gente habfa muchos comentarios acerca de el. Unos declan: «Es bueno-. Oíros decían: «No. sino que engaña al pueblo». | J Pero nadie hablaba de el abiertamente por miedo a los judíos. El primer diálogo. l- Mediada ya la fiesta, subió Jesús al Templo y se puso a enseñar. , s Los judíos, asombrados, declan: «¿Cómo enliende de letras sin haber estudiado?». ' 6 Jesús les respondió: •Mi doctrina no es mía, sino del que me ha enviado. '? SI alguno quiere cumplir
su voluntad, verá si mi doctrina es de Dios o hablo yo por mi cuenta. |S El que habla por su cuenta, busca su propia gloria; pero el que busca la gloria del que le ha enviado, esc es veraz: y no hay impostura en él. l 9 ¿No es Moisés el que os dio la Ley? Y ninguno de vosotros cumple la Ley. ¿Por qué queréis matarme?». M Respondió la gente: «Tienes un demonio. ¿Quién quiere matarte?". -' Jesús les respondió: «Una sola obra he hecho v todos os maravilláis.
estancia de sus antepasados en el desierto; (b) con el fin de simbolizar la necesidad de la lluvia, todos los días habla una procesión que partía de la piscina de Siloé llevando agua como una libación al Templo; (c) el atrio de las mujeres, en el área del Templo, estaba iluminado por enormes antorchas.
14.16-21
En m e d i o d e la fiesta: 7,14-36 La aparición del maestro galileo provoca asombro. ¿Cómo es capaz de enseñar sin haber tenido nunca un maestro? La literatura rablnica nos muestra una y otra vez cómo los rabinos 16-18 judíos citaban continuamente a sus maestros: «El rabino tal dice...». Jesús responde que tiene un maestro: el Padre, cuya 19-20 gloria busca él y cuyas palabras comunica. Después, Jesús vuelve al episodio de su última aparición en Jerusalén (¿un a ñ o y medio antes?), cuando los judíos trataron de matarlo 21-24 porque habla realizado u n a curación en sábado. Él justifica ahora su acción con razones más humanitarias; en efecto, si a sus interlocutores se les permite circuncidar en sábado, u n a acción que afecta sólo a una parte del cuerpo, ¿por qué
Sil
Cl.Jn 5.10-18
JUAN 7,22-32 12
to, nadie sabrá de dónde es». - 1 Gritó, pues, Jesús, enseñando en el Templo y diciendo: «Me conocéis a m( y sabéis de dónde soy. Pero yo no he venido por mi cuenta; sino que es veraz el que me ha enviado; pero vosotros no le conocéis. 29 Yo le conozco, porque vengo de él y él es el que me ha enviado-, w Querían, pues, detenerle, pero nadie le echó mano, porque todavía no habla llegado su hora.'' Y muchos entre la gente creyeron en él y declan: «Cuando venga el Cristo, ¿hará más signos que los que ha hecho éste?».
Moisés os dio la circuncisión (no que provenga de Moisés, sino de los patriarcas) y vosotros circuncidáis a uno en sábado. ' ! Si se circuncida a un hombre en sábado, para no quebrantar la Ley de Moisés, ¿os irritáis contra m i porque he devuelto la salud plena a un hombre en sábado? 2I No juzguéis según la apariencia. Juzgad con juicio justo». 25 Dccfan algunos de los de Jcrusalén: «¿No es a ése a quien quieren matar? - : ' Mirad cómo habla con toda libertad y no le dicen nada. ¿Habrán reconocido de veras las autoridades que éste es el Cristo? 2~ Pero éste sabemos de dónde es, mientras que, cuando venga el Cris-
Envían guardias para arrestar a Jesús.
i2
Se e n t e r a r o n los Fariseos que
n o p o d í a é l s a n a r t o d o el c u e r p o ? C o m o y a h e m o s i n d i c a d o , este t i p o d e a r g u m e n t a c i ó n se e n c u e n t r a t a m b i é n e n l o s s i n ó p t i c o s , a l i g u a l q u e está p r e s e n t e e n e l l o s l a a c u s a c i ó n d e
Me 3.4.22
que Jesús a c t u a b a c o n u n p o d e r d e m o n i a c o . 25-27
U n a vez m á s , Jesús d i v i d e a l g r u p o d e sus oyentes. A l g u nos l e p l a n t e a n o b j e c i o n e s a p o y á n d o s e e n las e x p e c t a t i v a s m e s i á n i c a s d e a q u e l l a é p o c a . E l M e s í a s , c u a n d o v e n g a , está
28-29
destinado a permanecer o c u l t o y desconocido hasta que Elias lo revele a l m u n d o . E n c a m b i o , la aldea galilea d e la q u e p r o c e d í a J e s ú s e r a m u y c o n o c i d a . ( T a m b i é n a q u í se p e r c i b e l a
ÍI
i r o n í a j o á n i c a e n l a r e f e r e n c i a a l o r i g e n d e J e s ú s ) . O t r o s se
I 2
convencen por los signos q u e realiza. 32
Los fariseos intervienen enviando a los policías del T e m p l o p a r a q u e l o a r r e s t e n . ( E s t e e p i s o d i o se i n t e r r u m p e d e r e p e n t e y n o se r e t o m a h a s t a el v e r s í c u l o 4 5 - e s d e c i r , t é c n i c a m e n t e c u a t r o d í a s d e s p u é s - ; se t r a t a c l a r a m e n t e d e u n a
81
Cf. p. 26
JUAN 7.33-38 la gente hacia eslas comentarios acerca de él y enviaron guardias para detenerte. iS Entonces él dijo: -Todavía un poco de tiempo estaré con vosotros, y me voy al que me ha enviado. ' J Me buscaréis y no me encontraréis; y adonde yo esté, vosotros no podéis venir». J i Se declan entre si los judfos: -¿Adonde se irá éste que nosotros no le podamos encontrar? ¿Se irá a los que viven dis-
persos entre los griegos para enseñar a los griegos? 16 ¿Qué es esa que ha dicho: "Me buscaréis y no me encontraréis", y "adonde yo esté, vosotros no podéis venir"?". Ríos de agua viva. í ; El último día de la líesta, el mas solemne, Jesús puesto en pie, gritó: «Si alguno tiene sed, que venga a mi, y beberá 5 i el que cree en mi, como dice la Escritura:
33-W organización artificial del material). Jesús advierte a «los judfos» de que tienen poco tiempo para aceptarlo. Como en el caso de la sabiduría, sólo puede ser encontrado por quie35 nes lo buscan con corazón sincero. La réplica desdeñosa de los judíos, que se preguntan si Jesús terminará enseñando a los gentiles, ejemplifica la ironía joáníca, ya que es esto precisamente lo que hará Jesús en su Iglesia.
I* 55,6; 014,29; Sb6,l3;
Pr 1.28-29
*:
En el último día d e la fiesta: 7,37-52 Las multitudes han observado la ceremonia del agua que se oficiaba cada día para implorar la lluvia; sin embargo, la verdadera fuente del agua que baja del cielo se encuentra en medio de ellas. La mejor lectura de los versículos 37-38 es: 37-38
«Si a l g u i e n TIENE SED, q u e venga a mí
Sal 78,15-16. 24;
y BEBA quien cree en mí-,
como dice la Escritura: "De su interior fluirán ríos de agua viva"».
105,40-41; b 48,21;
12,3
Como Moisés golpeó durante el éxodo la roca en el desierto para hacer brotar el agua, así también Jesús, la roca del nue-
82
Ex 17,6 1 Co 10,4
JUAN 7,39-49 "De su seno correrán ríos de agua viva"». i9 Esto lo decía refiriéndose al Espíritu que iban a recibir los que creyeran en el. Porque aún no habla Espíritu, pues todavía Jesús no habla sido glorificado.
David y de Belén, el pueblo de donde era David?». * ' Se originó, pues, una disensión entre la gente por causa de él. 41 Algunos de ellos querían detenerle, pero nadie le echó mano. ^ Los guardias volvieron a los sumos sacerdotes y los fariseos. Éstos les dijeron: «¿Por qué no le habéis traído?». ** Respondieron los guardias: •Jamás un hombre ha hablado como habla ese hombre». 1 ! Los fariseos les respondieron: "¿Vosotros también os habéis dejado embaucar? iS ¿Acaso ha creído en él algún magistrado o algún fariseo? H Pero esa gente que no cono-
Discusión sobre e l origen d e l Mesías. lLI Muchos entre la gente, que le hablan oído estas palabras, declan: «Éste es verdaderamente el profeta". *' Otros decían: «Éste es el Cristo». Pero otros replicaban: >¿Acaso va a venir de Galilea el Cristo? JZ ¿No dice la Escritura que el Cristo vendrá de la descendencia de 39
40
vo Israel, da agua viva. Y esta agua es el Espíritu que se dará en el bautismo una vez que Jesús haya retornado a l Padre desde la cruz.
Jo 19.14:
Dado que Jesús desempeña el papel de un nuevo Moisés,
Cf.Jn 1,21:4,19
41-42 algunos ven en él a l profeta-como-Moisés. Otros, en cambio, ponen objeciones sobre sus orígenes en Galilea, que contradicen la promesa según la cual el Mesfas tendría origen davfdico. (Puede ser que el silencio irónico sobre esta acusación ponga de manifiesto u n conocimiento de la tradición sinóptica sobre el n a c i m i e n t o de Jesús en Belén, q u e se supone conocida p o r el lector). Retomando el relato de los enviados 45 de los fariseos (v. 32), vemos que, de la misma manera en que 4é los signos de Jesús hablan convencido a algunos en el verslcu47 lo 3 1 , sus palabras convencen ahora a los policías del Templo. Con desprecio hacia quienes no practican las tradiciones religiosas - c u y o eco encontramos en los documentos rabfni48-49 eos-, losjefesde los judíos sostienen que Jesús no ha conven-
83
ICO
12,13
JUAN 7,50-8,4
ce la Ley son unos malditos". ^° Les dice Nicodcmo, que era uno de ellos, el que habla ido anteriormente a Jesús: 51 -¿Acaso nuestra Ley juzga a un hombre sin haberle antes oído y sin saber lo que hace?». H Ellos le respondieron: -¿También tú eres de Galilea? Indaga y verás que de Galilea no sale ningún profeta".
Una mujer sorprendida en adulterio. [5¿ Y se volvieron cada uno a su casa. 8 ' Mas Jesús se fue al monte de los Olivos. 2 Pero de madrugada se presentó otra vez en el Templo, y todo el pueblo acudía a el. Entonces se sentó y se puso a enseñarles. ' Los escribas y fariseos le llevan una mujer sorprendida en adulterio, la ponen en medio * y le
50-52 cido a ninguna persona instruida. El tímido Xicodemo es la prueba viva del hecho de que ellos, a u n cuando pretenden saber, en realidad son ignorantes; pero reaccionan con desprecio frente a la petición de justicia que aquél les plantea.
[El episodio d e la a d ú l t e r a : 7,95-8,11 ] Este relato falta en los mejores manuscritos griegos. Aun cuando para los católicos es canónico y está inspirado, es casi seguro que aquí se encuentra fuera de contexto. Algunos manuscritos lo sitúan en Lucas, en medio de las taimadas preguntas De*puéi de U 21,38 dirigidas a Jesús durante la semana santa; sería un mareo Le 20, mucho mejor. Es probable que su situación actual se explique 20-40 por el hecho de que el episodio sirve para ilustrar los temas tratados en Juan 8,15 y 8,46. Es posible que nos encontremos ante un antiguo relato sobre Jesús conservado por una mano distinta de la que nos ha transmitido el resto del Evangelio. •-2
3-6
Como durante la semana santa, Jesús pasa la noche en el lx 21,37-38 monte de los Olivos y enseña durante el día en el Templo. La cuestión que le presentan los fariseos es semejante, en cierto modo, a la pregunta sobre la moneda con la inscripción del César en Lucas. Si autoriza la muerte de la adúltera, viola la Le 20.21-25 84
JUAN 8,5-14 dicen: «Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en flagrante adulterio.5 Moisés nos mandó en la Ley apedrear a estas mujeres. ¿Tú qué dices?". 6 Esto lo decían para tentarle, para tener de qué acusarlc. Pero Jesús, inclinándose, se puso a escribir con el dedo en la tierra. 7 Pero, como ellos insistían en preguntarle, se incorporó y les dijo: -Aquel de vosotros que esté sin pecado, que le arroje la primera piedra». E inclinándose de nuevo. escribía en la tierra. 9 Ellos, al otr estas palabras, se iban retirando uno tras otro, comenzando por los más viejos; y se quedó solo Jesús con la mujer, que seguía en
7 o
II
medio. I 0 Incorporándose Jesús le dijo: "Mujer, ¿donde están? ¿Nadie te ha condenado?-. " Ella respondió: «Nadie, Señor». Jesús le dijo: «Tampoco ja le condeno. Wle, y en adelante no peques más-]. La luz del mundo. '* Jesús les habló otra vez diciendo: «Yo soy la luz del mundo: el que me siga no caminará en la ascurídad, sino que tendrá la luz de la vida*. "Los fariseos le dijeron: «Tú das tcstimonio de ti mismo: tu testimonio no valen. u Jesús les respondió: «Aunque jodé tesümonio de mt mismo, mi testimonio vale, porque sé de dónde he venido y adonde voy: pero vosotros no sabéis de dónde
ley romana, que no permite a los judíos aplicar la pena capital. Si recomienda misericordia, viola la ley mosaica. Como en el caso de la moneda, Jesús responde haciendo a su vez una pregunta a sus interlocutores. Como no pueden declararse libres de pecado, los fariseos se van en silencio, dejando solos a la pecadora y al Simpecado (Agustín afirma: Relicti sutu dúo, misera el misericodiá). Aunque Jesús tiene derecho a ello, no condena ni juzga a nadie].
Jn 18,31 i.v 20,10
Jo 8,46; Hb 4.15 Jn 8,15
Un discurso heterogéneo: 8,12-29 Si volvemos al marco de la fiesta de los Tabernáculos, encontramos a Jesús afirmando que él -y no las antorchas de la fiesta- es la verdadera luz del mundo (un tema que se retoma en el capítulo 9). De hecho, los versículos que siguen en el capítulo 8 parecen un duplicado de versículos que se encuen13-18 tran en otros lugares en Juan. El tema del testimonio y el fui-
*7
ció ha sido tratado en el capítulo 5. La afirmación de que
22-23
85
JUAN 8,15-26 venga ni adonde voy '* Vosotros juzgáis según la carne yo no juzgo a nadie: l f t y si juzgo, mi juicio es verdadero, porque no estoy yo solo, sino yo y cl que mc ha enviado. ' 7 Y en vuestra Ley está escrito que el testimonio d e d o s personas es válido. 1s Yo soy cl que doy tcsti monio de mi mismo y también cl que mc ha enviado, el Padre, da testimonio de mi». ' 9 Entonces le decían: -¿Dónde está tu Padre?". Respondió Jesús: •N'omc conocéis ni a mi ni a mi Padre; si m c conocierais a mf, conoceríais también a mi Padre». -° Estas palabras las pronunció en cl Tesoro, mientras enseñaba en el Templo. Y nadie le prendió, porque aún no hab(a llegado su hora.
Jesús, el embajador del Padre. *' Jesús les dijo otra vez: i Yo mc voy y vosotros m c buscaréis, y moriréis en vuestro pecado. Adonde yo voy, vosotros no podéis ir". ¡ í Los judíos se decían: «¿Es que se va a suicidar, pues dice: 'Adonde yo voy vosotros no podéis ir"? u Él les decía: •Vosotros sois de abajo, yo soy de arriba. Vosotros sois de este mundo, yo no soy de este mundo. ¡* Ya os he dicho que moriréis en vuestros pecados, porque si no creéis que Yo Soy, moriréis en vuestros pecados». 2i Entonces le decían: «¿Quién eres tú?o. Jesús tes respondió: •• !. que os he dicho desde el principio. ¡b Mucho podría hablar de vosotros y juzgar, pcrocl
19
quien conoce a Jesús conoce al Padre es el tema joánico de la unidad entre el Padre y el Hijo. Sus oyentes le piden información sobre el Padre, mientras que la única imagen verdadera del Padre se encuentra ante sus ojos. (En Marcos se habla del 20 21-22 tesoro como el lugar donde Jesús enseña). Se afirma de nuevo que Jesús partirá; y también en este caso está presente la ironía joánica, en la respuesta de los judíos -"¿Va a suicidarse?»-, porque dará voluntariamente su vida por los otros.
J4
J>
Jí>
Ja 12,45: 14.9
Mc 12,41
Jn 7,33M
12 Jn 10,18
Jn 3,31 Como en la conversación con Nicodemo, Jesús insiste en que no es de este mundo, sino de lo alto. Lo único que puede salvar «a los judíos» es la creencia en que EL ES (el nombre divino «Yo soy»). Los judíos preguntan quién es él. Su res- Cf. Jo 6,20 puesta tiene un significado incierto; algunos prefieren traducir: «¿Por qué hablo con vosotros?». Pero la otra respuesta («Lo que os he dicho desde el principio-) está respaldada por cf. p. 15 pll el papiro Bodmer. Así pues, Jesús vuelve bruscamente al tema del juicio tratado en el versículo 16. El punto culminante del
86
JUAN 8,27-35 Jesús v Abrahán. " Decía, pues, Jesús a los judíos que hablan creído en él: «Si os mantenéis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos, H y conoceréis la verdad y la verdad os hará libres». Si Ellos le respondieron: -Nosotros somos descendencia de Abrahán y nunca hemos sido esclavos de nadie. ¿Como dices tú: Os haréis libres?-. 34 Jesús les respondió: «En verdad, en verdad os digo: todo el que comete pecado es un esclava. !i Y el esclavo no se queda
que me ha enviada es veraz, y lo que le he oído a él es lo que hablo al mundo».*7 No comprendieron que les hablaba del Padre. 28 Les dijo, pues, Jesús: «Cuando hayáis levantado al Hijo del hombre, entonces sabréis que Yo Soy, y que no hago nada por mi propia cuenta; sino que, lo que el Padre me ha enseñado, eso es lo que hablo. N Y el que me ha enviado está conmigo: no me ha dejado solo, porque yo hago siempre lo que le agrada a el -. 30 Al hablar asf, muchos creyeron en él.
28
discurso está constituido por la referencia, por segunda vez en el Evangelio de Juan, al Hijo del hombre que será elevado, en el proceso de su retorno al Padre, de quien realmente no se ha separado nunca.
ci.Jn 3,13-15
Abrahán y Jesús: 8,30-59
32
33
34 35-36
La referencia a «los judíos» que creen en Jesús (y pronto tratarán de matarlo) es digna de atención. Aquí, como en 6.6165, es posible que Juan esté atacando a aquellos «cristianos» cuya crístologla minimalista es comparable a la incredulidad judía. Jesús afirma que su doctrina es verdadera y liberará al pueblo del pecado (recuérdese la doctrina paulina sobre Cris- Ca 4,22-31 to que nos libera de la ley mosaica). En una nueva interpretaciónerrónea, «los judíos» piensan que está hablando de liberil tad política y se glorian de no haber aceptado nunca la sumisión a otras naciones. El orgullo de ser «hijos de Abrahán» es \n i.9 un tema típicamente sinóptico. Jesús responde subrayando la naturaleza espiritual de la libertad. Como Hijo único de Dios, es el a m o en la casa del
87
Rm 6,17 Hh 3,5-6
JUAN 8,36-48 en casa para siempre; mientras ct hijo se queda para siempre. , ¿ Si, pues, el Hijo os da la libertad, seréis realmente libres. 37 Ya sé que sois descendencia de Abrahán: pero tratáis d e m a t a r m e , porque mi palabra no prende en vosotros. í S Yo hablo lo que he visto junto a mi Padre: y vosotros hacéis lo que habéis o i d o a vuestro padre».
amaríais a mi, porque yo h e salido y vengo de Dios; no he venido por mi cuenta, sino que él me ha enviado. 4 1 ¿Por qué no reconocéis mi lenguaje? Porque no podéis escuchar mi palabra. u Vosotros sois d e vuestro padre el diablo y queréis cumplir los deseos d e vuestro padre. Éste era homicida desde el principio, y no se mantuvo en la verdad, porque no hay verdad en él; cuando dice la mentira, dice lo que le sale d e dentro, porque es mentiroso y padre de la mentira. 1 5 Pero a mí, como os digo la verdad, no me creéis. *e ¿Quién de vosotros puede probar que soy pecador? Si digo la verdad, ¿por qué n o m e creéis? 4 r El que es d e Dios escucha las palabras de Dios; vosotros no las escucháis, porque no sois d e Dios-. 1 S Los judfos le respondieron: •¿No decimos, con razón, que eres sama-
w
Ellos le respondieron: «Nuestro padre es Abrahán». Jesús les dice: «Si sois hijos de Abrahán, haced las obras de Abrahán. *> Pero tratáis d e matarme, a mi que os he dicho la verdad que ol d e Dios. Eso no lo hizo Abrahán. J I Vosotros hacéis los obras de vuestro padre-. Ellos le dijeron: -Nosotros no hemos nacido de la prostitución; no tenemos mas padre que a D i o s - . l ¡ Jesús les respondió: «Si Dios Fuera vuestro Padre, me
37-40
41 42-43 44 45-47 48
P a d r e ; s ó l o él p u e d e e m a n c i p a r a l o s e s c l a v o s l i b e r á n d o l o s Roí 8.2 del p e c a d o . L a d e s c e n d e n c i a ffsica d e A b r a h á n n o s i r v e d e Mt 8,11-12 n a d a . Un v e r d a d e r o hijo se c o m p o r t a c o m o su p a d r e . Gn 15,6 A b r a h á n c r e y ó c u a n d o D i o s le h a b l ó ; ellos n o c r e e n y, p o r MI 2,10 l a n í o , s o n hijos i l e g í t i m o s . C u a n d o r e s p o n d e n q u e s o n d e 1 Jn 4,6 Dios, J e s ú s lo n i e g a . Y lo s a b e p o r q u e v i e n e d e D i o s . E l l o s , Cn 3,4-5. 19 e n c a m b i o , s o n del d i a b l o , q u e m i n t i ó en el j a r d í n del E d é n Sb 2,24 e i n t r o d u j o la m u e r t e e n el m u n d o , a t r a v é s del p e c a d o ; y Mt 12,34 s o n m e n t i r o s o s c o m o s u p a d r e . P o r e s o n o p u e d e n r e c o n o - 1 Jn 2,22; 5,10 cer la verdad. E l l o s r e p i t e n l a a c u s a c i ó n d e p o s e s i ó n d i a b ó l i c a (es u n « s a m a r i t a n o » : S a m a r í a e r a f a m o s a p o r s e r la p a t r i a d e m a g o s
88
Jn 7.20
JUAN 8,49-59 rilano y que tienes un demonio?". i9 Respondió Jesús: «Va no lengo un demonio; sino que honro a mi Padre, y vosotros me deshonráis a mí. 50 Pero yo no busco mi gloria; ya hay quien la busca y juzga. 51 En verdad, en verdad os digo: si alguno guarda mi palabra, no verá la muerte jamás-. H Le dijeron los judíos: «Ahora estamos seguros de que tienes un demonio. Abrahán murió, y también los profetas: y tú dices: "Si alguno guarda mi palabra, no probará la muerte jamás". 5 ' ¿Eres tú acaso más grande que nuestro padre Abrahán, que murió? También los profetas murieron. ¿Por quién le tienes a ti mismo?*. y Jesús respondió: «Si yo me glorificara a mf mismo, mi gloria
49-50
31 52-53
54-58
59
no valdría nada; es mi Padre quien me glorifica, de quien vosotros decís: "Él es nuestro Dios", s * y sin embargo no le conocéis, yo sí que le conozco, y si dijera que no le conozco, serta un mentiroso como vosotros. Pero yo le conozco, y guardo su palabra.se Vuestro padre Abrahán se regocijó pensando en ver mi día; lo vio y se alegró-. " Entonces los judíos le dijeron: «¿Aún no tienes cincuenta añosy has visto a Abrahán?". i S Jesús les respondió: «En verdad, en verdad os digo: antes de que Abrahán existiera, YO SOY». s ' Entonces tomaron piedras para tirárselas; pero Jesús se ocultó y salió del Templo.
como Simón Mago, pero la acusación podría reflejar la presencia de samaritanos en la comunidad joánica). Jesús Jn 4,39 llch 8,9 advierte de que lal blasfemia será vengada por el Padre, celoso por el honor de su Hijo. Por ser la vida, Jesús puede librar de la muelle, el reino de! diablo. Cuando ellos objetan que la libertad de la muerte no fue concedida ni siquiera a los más grandes, como Abrahán, Jesús afirma claramente que él es mayor que Abrahán, empleando una vez más el nombre divino «YO SOY». (La referencia al hecho de que Abrahán vio el Ex 3,13-14 odia» de Jesús puede indicar que en el nacimiento de Isaac vio el cumplimiento de la promesa de una linea mesiánica. Gn 17,16-17 Los rabinos interpretaban su risa en aquella ocasión como expresión de alegría). «Los judíos* entienden esta expresión como una referencia a su divinidad y tratan de matarlo porLv 24.16 que lo consideran blasfemo.
89
JUAN 9,1 -Ó
9
El ciego de nacimiento.' Vio, al pasar, a un hombre ciego de nacimicnto. 2 Y le preguntaron sus discípulos: •Rabbi, ¿quién peca, él o sus padres, para que hoja nacido ciego?". J Rcspondio Jesús: «Ni él pecó ni sus padres; es
para que se manifiesten en él las obras de Dios. - Tenemos que trabajar en las obras del que me ha enviado mientras es de día; llega la noche, cuando nadie puede trabajar. 5 Mientras estoy en el mundo, soy luz del mundo*.ft Dicha esta,
La luz a los ciegos; la ceguera a quienes dicen que ven: 9,1*41 Volvemos ahora al tema de la luz tratado en la fiesta de los Tabernáculos (8,12). Isafas habla predicho que el Mesías serta luz de las naciones y que abriría los ojos de los ciegos, Este capitulo ilustra estas afirmaciones del profeta. Hay un contraste irónico entre el ciego de nacimiento, que recupera la vista gracias a Jesús, y los fariseos, o "judíos», que podían ver y, por causa de Jesús, se volvieron ciegos. El ciego sabe poco y aprende mucho; los fariseos lo saben todo y no se les puede enseñar nada.
i» 42,6-7; ,Q', jn 9,12. jn 9,16.
La saltación del ciego de nacimiento: 9. /- 7
2-3
5
Notemos la insistencia en el hecho de que el hombre era ciego de nacimiento. Veremos en ello una posible referencia al bautismo, y Agustín relacionaba la ceguera con el pecado original ("Esteciegoeselgénerohumano»).Jesússeniegaaatribuirla enfermedad al pecado, pese a la creencia en que era una desgracia que constituía un castigo por el pecado. La única ceguera que presupone necesariamente el pecado es la ceguera de la voluntad. Para que el verdadero mensaje de su milagro no se pierda, Jesús proclama que él es la luz del mundo. Su ministerio coincide con el periodo de la luz; las tinieblas tendrán su hora, cuando él sea traicionado y condenado a muerte.
90
u 13,2
jn u m •
JUAN 9,7-12 escupió en tierra, hizo barra con la saliva, y unió con el barro los ojos del ciego 1 y le dijo: «Vele, lávale en la piscina de Siloé» (que quiere decir Enviado). Él Fue, se lavó y volvió ya viendo. 8 Los vecinos y los que solían verle antes, pues era mendigo, decían: «¿No es éste el que se sentaba para mendigar?*. 9 Unas decían: -Es él». «No, de-
clan otros, sino que es uno que se le parece». Pero el decia: «Soy yo».'° Le dijeron entonces: «¿Cómo, pues, se te han abierto los ojos?». 11 Él respondió: «Esc hombre que se llama Jesús, hizo barro, me untó los ojos y me dijo: "Vete a Siloé y lávate". Yo fui, me lavé y vi». '* Ellos le dijeron: -¿Dónde está ése?». Él respondió: • \< > lo sé».
Ambas acciones anteriores al milagro violan las normas rablnicas sobre el sábado: tanto el curar con la saliva como el untar con barro. (Marcos dice que Jesús usa la saliva para curar a un ciego y a un sordomudo. Este último episodio, con su Effaiá, «Ábrete», pasó a formar parte de nuestra liturgia bautismal. Podríamos preguntarnos si la unción de los ojos con barro en Juan está igualmente relacionada con la unción en el bautismo). La sanación en si se produce cuando el ciego se lava en la piscina de Siloé (en hebreo: Shiloh). Esta piscina, cuyo nombre es interpretado en el sentido de «enviado», se refiere en Juan a Jesús, el enviado del Padre. La insistencia de Juan en el significado simbólico de la piscina indujo a Tertuliano y a san Agustín a ver en este texto una referencia bautismal, además del significado evidente de la luz que cura la ceguera. En el arte de las catacumbas la curación del ciego es, en efecto, un símbolo del bautismo.
7>es ifUerropaiorios: 9,8-41
8 lí
*
Seguimos al hombre, que es interrogado por sus vecinos (w. 8-12), por los fariseos (w. 13-34) y por Jesús (w. 35-41). En cada etapa aprende nuevas cosas sobre Jesús. Cuando le pre-
91
Me 8.23; 7,31-34
i» 3b
JUAN 9,13-24 13
Lo llevan a los fariseos al que antes era ciego. 1J Era sábado el día en que Jesús hizo barro y le abrió los ojos. '* Los fariseos a su vez le preguntaron cómo habla recobrado la vista. Él les dijo: • Me puso barro sobre los ojos, me lave* y veo*. I* Algunos fariseos decían: >Estc hombre no viene de Dios, porque no guarda el sábado-. Otros dcefan: -Pero, ¿cómo puede u n pecador realizar semejantes signos?». Y habla disensión entre ellos. !~ Entonces le dicen otra vez al ciego: •¿Y tú qué dices de ¿1, ya que te ha abierto los ojos?«. Él respondió: «Que es un profeta».
brado la vista ,9 y les preguntaron: "¿Es éste vuestro hijo, el que decís que nació ciego? ¿Cómo, pues, ve ahora?». *° Sus padres respondieron: "Nosotros sabemos que éste es nuestro hijo y que nació cicgo. J I Pero, cómo ve ahora, na la sabemos; ni quién le ha abierto los ojos, eso nosotros no lo sabemos. Preguntadle: edad tiene; puede hablar d e si mismo-. ¡í Sus padres decían esto par miedo a los judias, pues los judias se hablan puesta ya d e acuerdo en que, si alguno le reconocía coma Crista, quedara excluido de la sinagoga. 2 i Por eso dijeron sus padres: •Edad tiene; preguntádselo a él».
18 No creyeron los judíos que aquel hombre hubiera sido ciego, hasta que llamaron a los padres del que habla reco-
¡1 Llamaron por segunda vez al hombre que habla sida ciega y le dijeron: >Da gloria a Dios. Nosotros sabemos que ese
li-15
g u n t a n s u s v e c i n o s , s o l o s a b e q u e el h o m b r e s e l l a m a J e s ú s . C u a n d o le p r e s i o n a n los fariseos, r e s p o n d e q u e e s u n profeta.
16
Le 7,16
C o m o s i e m p r e , la a c c i ó n d e J e s ú s p r o v o c a división e n t r e los fariseos: e s el t e m a j o á n i c o del j u i c i o a q u í y a h o r a . H a s t a aquf,
IS
el r e l a t o e s p a r a l e l o al d e la s a n a c i ó n del p a r a l i t i c o en B e t e s d a U
( c a p i t u l o 5). A h o r a , n o o b s t a n t e , los fariseos c u e s t i o n a n la
19-21
ciego c o n f i r m a n los h e c h o s , p e r o s e n i e g a n a i n t e r p r e t a r l o s
realidad m i s m a d e la c u r a c i ó n . L o s p r o g e n i t o r e s del q u e e r a ( u n a f o r m a d e c o b a r d í a d e s p r e c i a d a p o r los c r i s t i a n o s j o a n i -
Le 12.11
cos, q u e e r a n e x p u l s a d o s d e la s i n a g o g a p o r c o n f e s a r a J e s ú s ) . L o s f a r i s e o s l l a m a n d e n u e v o al h o m b r e y le o b l i g a n a j u r a r («da gloria a Dios» e r a u n a f ó r m u l a d e j u r a m e n t o ; en la
Jos 7.19
p e r s p e c t i v a d e la i r o n í a j o á n i c a , al d e c i r la v e r d a d , el c i e g o
•2 Jn 8,49-50
c u r a d o d a r e a l m e n t e gloria a Dios, la gloria q u e «los j u d í o s »
92
JUAN 9,25-35 hombre es un pecador». Z i Les respondió: «Si e s un pecador, no lo sé. Sólo sé una cosa: que era ciego y ahora veo-. ¡b Le dijeron entonces: «¿Qué hizo contigo? ¿Cómo le abrió los ojos?*. *7 Él replicó: >Os lo he dicho ya, y n o m e habéis escuchado. ¿Por cjué queréis oírlo otra vez? ¿Es que queréis también vosotros haceros discípulos suyos?». 2i Ellos le llenaron de injurias y le dijeron: -Tú eres discípulo de esc hombre: nosotros somas discípulos d e Moisés. *' Nosotros sabemos que a Moisés le habló Dios; pero ése no sabemos de dónde es». "'•' El hom-
bre les respondió: «Eso es lo extraño: que vosotros no sepáis de dónde es y que me haya abierto a mi los ojos. " Sabemos que Dios no escucha a los pecadores: mas, si u n o es religioso y cumple su voluntad, a ése le escucha. i2 Jamas se ha oído decir que alguien haya abierto los ojos de un ciego de nacimiento. J 1 Si éste no viniera de Dios, no podría hacer nada». ' 4 Ellos le respondieron: «Has nacido todo entero en pecado ¿y nos das lecciones a nosotros?». Y le echaron fuera. 33 Jesús se enteró de que le hablan echado Fuera y, encontrándose con él,
25-27
le n i e g a n ) . El v a l i e n t e s a r c a s m o d e las r e s p u e s t a s del c i e g o s a n a d o s u s c i t a u n a c á l i d a r e s p u e s t a e n el c o r a z ó n del lector; 28-29 e s e v i d e n t e q u e t e n e m o s a q u í u n a p e r s o n a c o n u n t e m p e r a m e n t o m u y d i s t i n t o del c a r á c t e r del t í m i d o p a r a l í t i c o d e J n 5. De i n m e d i a t o , los fariseos s e p o n e n a l a defensiva y r e c u r r e n al t e m a d e M o i s é s y a las p r e g u n t a s q u e h a n h e c h o a n t e r i o r m e n t e s o b r e los o r í g e n e s d e J e s ú s . El h o m b r e s e ñ a l a la i n c o h e r e n c i a d e s u a c t i t u d h a c i a J e s ú s , al igual q u e h a b l a h e c h o J e s ú s c o n N i c o d e m o . El h o m b r e llega a c o m p r e n d e r la 31-33 v e r d a d definitiva d e q u e J e s ú s v i e n e d e Dios. U n a vez m á s s e m a n i f i e s t a el r e s e n t i m i e n t o d e los fariseos h a c i a el i g n o r a n t e H y responden q u e debe ser u n pecador porque nació ciego (véase supra, v e r s í c u l o s 2 y 3), 35
Ahora J e s ú s i n t e r r o g a al ciego c u r a d o , c o m o la s a b i d u r í a q u e va en b u s c a d e q u i e n e s s o n d i g n o s d e ella. E n r e s p u e s t a a u n a p e t i c i ó n ( ¿ f o r m u l a d a e n el b a u t i s m o p o r los p r i m e r o s c r i s t i a n o s ? ) d e c o n f e s a r l a fe e n J e s ú s , el ciego p r o f e s a q u e e s el Hijo del h o m b r e , la g r a n figura a n u n c i a d a en Daniel y en el
93
Nra 12.2-8
Jn 3,10 b 1,15; Pr 15,29; Ja 7,4849 Sb6.IT
Dn 7.13w;
JUAN 9,36-í I no ven, vean: y los que ven, se vuelvan ciegos*. w Algunos fariseos que estaban con él oyeron esto y le dijeron: -¿Es que también nosotros somos ciegos?». *' Jesús les respondió: «Si Fuerais ciegos, no tendríais pecado; pero, como decís: "Vemos", vuestro pecado permanece".
te dijo: «¿Tú crees en el Hijo del hombre?». J 6 Él respondió: «¿Y quién es. Señor, para que crea en él?». ,T Jesús le dijo: «Le has visto, el que está hablando contigo, ése es*. M Él entonces dijo: «Creo, Señor». Y se postró ante ¿1. J 9 Y dijo Jesús: «Para un juicio he venido a este mundo: para que los que
16-18 libro apócrifo de Henoc. La fe espontánea del ciego sanado y su acto de adoración son conmovedores si se comparan con la ceguera de los «judíos»; él es el verdadero hijo de Abrahán, porque actúa como actuó Abrahán. Jesús señala esta lección y los 1940 fariseos preguntan (ironía joánica) desdeñosamente si Jesús piensa que ellos son los ciegos. Son peor que ciegos, porque tío 41 quieren ver. El relato comenzó con la declaración de que la ceguera física no está causada por el pecado (v. 3) y concluye ahora afirmando que la ceguera espiritual está causada por el pecado.
Bu 46,1; 62,9; 69.26-29
I 2
14
Las parábolas del pastor: 10,1-21 La conexión entre esta sección y el relato anterior no es tan tenue como podría aparecer a primera vista: los fariseos se encuentran aún en la escena. La serie de parábolas sobre el rebaño señalan que Jesús es quien cuida verdaderamente de las ovejas, mientras que los fariseos se caracterizan por la búsqueda de sus intereses egoístas. Se emplean diferentes figuras para mostrar la misma lección; caeremos en una confusión interpretativa si tratamos de interpretarlas dentro de una sola alegoría coherente. El trasfondo lo proporcionan los textos sobre el «pastor" del Antiguo Testamento y las
^4
¿H6?
27,16-17; Ez 14
JUAN 10,1-8 1 /~\ El buen Pasión • iEnvcrdad.cn X \J verdad os digo: el que no entra por la puerta en el redil d e las ovejas. sino que escala por otro lado, ése es un ladrón y un salteador ! pero el que entra por la puerta es pastor de las ovejos. * A éste le obre el portero, y los ovejas escuchan su voz; y a sus ovejas las llama una por una y las saca fuera. •> Cuando ha sacado todas las suyas, va delante de ellas,
y las ovejas le siguen, porque conocen su voz. 3 Pero no seguirán a un extraño, sino que huirán de él, porque no conocen la voz de los extraños". 6 Jesús les dijo esta parábola, pero ellos no comprendieron lo que les hablaba. 7 Entonces Jesús les dijo de nuevo: •En verdad, en verdad os digo: yo soy la puerta de las ovejas. s Todos los que han venido delante de mi son ladrones y sal-
parábolas sinópticas que tratan sobre pastores y rebaños. En aquel tiempo, otros escritos neotestamentarlos usaban la imagen del «pastor» para referirse a los pastores humanos de la Iglesia, mientras que Juan insiste en que Jesús es el único pastor, modelo para todos los demás. ida
3hó
7-S
La primera parte de la parábola establece un contraste entre el pastor y los ladrones. El portero tiene que estar atento para reconocer al verdadero dueño de las ovejas (que en Lucas es el Hijo del hombre y a quien los fariseos no pueden reconocer en Jn 9,35). Las ovejas reconocen instintivamente su voz y lo siguen, al igual que el ciego reconoció a Jesús. La imagen es típica de Palestina. El redil es el patio de una casa o un recinto en el campo, rodeado por un bajo m u r o de piedra. Por la noche, los pastores que viven en las tiendas tribales dejan los rebaños en esos cercados y regresan a la mañana siguiente para llevarlos a pastar. Como sucede con frecuencia con las parábolas sinópticas del reino, los espectadores no comprenden. Entonces Jesús ofrece u n a explicación, introduciendo algunas variaciones sobre el tema central. El es la puerta, que cumple dos funciones: (a) Es la puerta a través de la cual el pastor entra al redil;
95
Mi 18,12;
25,32; Hch 20,28-29 I P 5,2-4 Me 14,27;
Hb 13,20
IÍ
12,3740
Vil
13,13-16 Jn 9.39
¿(7?
JUAN 10,9-18 1
' porque es asalariado y no le importan nada las ovejas. !i Yo soy el buen pastar; y conozco mis ovejasy las mías me conocen a mt, | ? como me conoce el Padre y yo conozco a mi Padre y doy mi vida por las ovejas.I6 También tengo otras ovejas, que no son de este redil: también a ésas las tengo que conducir y escucharán mi voz; y habrá un solo rebaño, un solo pastor. ' 7 Por eso me ama el Padre, porque doy mi vida, para recobrarla de nuevo. 18 Nadie me la quita; yo la doy volunta-
tcndorcs: pero las ovejas no les escucharon. 9 Yo soy la puerta: sí uno entra por mi, estará a salvo: entrará y saldrá y encontrará pasto. '° El ladrón no viene más que a robar, matar y destruir. Yo he venido para que tengan vida y la tengan en abundancia. •' Yo soy el buen pastor. El buen pastor da su vida por las ovejas. 12 Pero el asalariado, que no es pastor, a quien no pertenecen las ovejas, ve venir al lobo, abandona las ovejas y huye, y el lobo hace presa en ellas y las dispersa,
por eso, los únicos pastores auténticos son los admitidos por Jesús (y Pedro constituirá el ejemplo más importante para el redactor del capítulo 21). Los fariseos, que no pasan a través de Jesús, son ladrones, (b) El es la puerta a través de la cual las ovejas entran en el redil y salen para paslar. Quienes pasan por esta puerta tendrán la vida (Jesús es el agua de la vida, el pan de la vida, la puerta de la vida). También aquí Jesús es el pastor modelo (el buen Pastor) U IM3 de dos maneras: (a) Está dispuesto a dar la vida por las ovejas. Los Fariseos son mercenarios que esquilan a las ovejas, pero no son fieles a ellas. El pastor fiel, como David en los 14-15 tiempos antiguos, protege el rebaño, (b) Conoce sus ovejas. Este conocimiento Intimo de las ovejas, que implica amor, es la razón de dar la vida por ellas. Y su a m o r va más allá de 16 •sus propias ovejas», es decir, los cristianos pertenecientes a la comunidad joánica, para alcanzar a otros que están dispuestos a creer adecuadamente en él (compárese 8,31-35). Estos (por los cuales ora Jesús en 17,20) constituyen el único rebaño del versículo 16 (Jerónimo lee «el único redil»). Lo 17 que hará posible todo esto será su glorificación, una glorifi-
96
Jo
21.15-17 Sal 118.20
1 P 2,25 Mt 23,4. 14; 10,16 IS 17,34-35; /.a 11,7 2Tm 2,19;
Jn 15,13 Mt 15,24 Jr 23,3-4; I* 56,8; Mt8.ll
JlAN 10,19-25 La fiesta de la Dedicación. n Se celebró por entonces en Jerusalén la Tiesta de la Dedicación. Era invierno. 23 Jesús se pascaba por el Templo, en el pórtico de Salomón.24 Le rodearon los judíos, y le decían: -¿110513 cuándo vas a tenernos en vilo? Si tú eres el Cristo, dlnoslo abiertamente». ¿ s Jesús les respondió: -Ya os lo he dicho, pero no me creéis. Las obras que hago en nombre de mi
riamcntc. Tenga poder para darla y poder para recobrarla de nuevo; ésa es la orden que he recibido de mi Padre-. " Se produjo otra ve?, una disensión entre los judíos por estas palabras.20 Muchos de ellos declan: «Tiene un demonio y está loco. ¿Porqué le escucháis?». 2' Pero otros decían: «Esas palabras no son de un endemoniado. ¿Puede acaso un demonio abrir los ojos de los ciegos?».
cación que brota de la muerte a la que nadie le obliga. (La soberanía de Jesús sobre la muerte será el tema dominante 19-11 en los relatos joánicos de la pasión). Una vez más, sus palabras causan una división entre los oyentes.
19
La ñ e s t a de la Dedicación: 10,22-42 En la serie de las fiestas que Jesús re interpretará y reemplazará, la última es la Dedicación del Templo, o Hanukkah, que cata aproximadamente en las fechas en que nosotros conmemoramos la Navidad, en el corazón del invierno. La fiesta celebraba la consagración del altar y la nueva consagración del Templo por los Macabeos, después de varios años de profanación bajo los gobernantes sirios (164 a.C,). Han transcurrido tres meses desde la última indicación cronológica de 24-25 Juan (7.2). pero la continuidad temática es indudable. La pregunta dirigida a Jesús es idéntica a la que le plantean en el proceso (no transmitido en Juan) del relato sinóptico de la pasión, y también su respuesta es semejante. Podríamos observar que Jesús no da a los no creyentes el mismo tipo de respuesta que a quienes están bien dispuestos; con los no creyentes insiste en su testimonio.
97
1 \i 4,36.59
IÍ
22,66-67 *8a Jn 4,25-26; 9.36-37
JCAN 10,26-36 Padre son las que don testimonio de mi; pero vosotros no creéis porque no sois d e mis ovejas. 2 7 Mis ovejas escuchan mi voz; yo las conozco y ellas mi siguen. JS Yo les doy vida eterna y no perecerán jamás, y nadie las arrebatará d e mi mano. ?9 El Padre, que me las ha dado, es mas grande que todos, y nadie puede arrebatar nada de la mano del Padre. w Yo y el Padre somos uno».
os he mostrado. ¿Por cuál de esas obras queréis apedrearme?". J 3 Le respondieron los judíos: "No queremos apedrearte por ninguna obra buena, sino por una blasfemia y porque tú, siendo hombre, te haces a ti mismo Dios». u Jesús les respondió: «¿No está escrito en vuestra Ley: *Yo he dicho: dioses sois"? 1S Si llama dioses a aquellos a quienes se dirigió la palabra d e Dios - y no puede Tallar la Escritura-, M a aquel a quien el Padre ha santificado y enviado al mundo, ¿cómo le decís que blasfema por haber dicho:
!6
11 Los judíos trajeron o t r a vez pied r a s para apedrearle. ! - Jesús les dijo: • M uchas obras buenas de parte del Padre
26-27 28-29 30
31-33 34-36
El t e m a del p a s t o r s i r v e p a r a v i n c u l a r e s t a s e c c i ó n a l a a n t e r i o r (¿tres m e s e s antes?). Nadie conseguirá a r r e b a t a r a l a s o v e j a s d e s u s m a n o s ni d e l a s del P a d r e . H a y u n a i d e n t i d a d d e p o d e r e n t r e él y el P a d r e , p o r q u e el P a d r e h a d a d o a l Hijo p o d e r s o b r e t o d a s l a s c o s a s .
1*43,13 Jn 3,35; 13,3
La p r e t e n s i ó n , p o r p a r t e d e J e s ú s , d e s e r igual a l P a d r e provoca un nuevo intento, p o r p a r t e d e l o s j u d i o s . d e matarlo p o r blasfemo. Empleando u n tipo d e argumentación rabínic a ( q u e p u e d e r e c u r r i r al u s o d e la m i s m a p a l a b r a q u e s e a c a b a d e u s a r a u n q u e t e n g a d i f e r e n t e s significados), J e s ú s s e ñ a l a q u e los j u e c e s del Antiguo T e s t a m e n t o e r a n l l a m a d o s «dioSal 82,6 (todo el ses» p o r s e r d e s t i n a t a r i o s d e l a palabra d e Dios ( p o r e j e m p l o , versículo) S a m u e l ) . E n t o n c e s ¿ p o r q u é los j u d í o s p l a n t e a n o b j e c i o n e s 1S 15.10 c u a n d o el t é r m i n o "Dios» e s a p l i c a d o a la Palabra-hechac a r n e ? D e b e r í a m o s o b s e r v a r q u e el P a d r e h a «santificado» o c o n s a g r a d o a J e s ú s : e s el m i s m o v e r b o q u e el A n t i g u o TestaXm7.1 m e n t o utiliza p a r a referirse a la c o n s a g r a c i ó n del T e m p l o . E n e s t a fiesta d e la d e d i c a c i ó n y c o n s a g r a c i ó n del a l t a r y del Cf. Jn 2,20 T e m p l o , J e s ú s s u s t i t u y e el t e m a c e n t r a l d e la fiesta.
98
JlAN 10,37-42 w
"Yo soy Hijo de Dios"? ' ' Si no hago las obras de mi Padre, no me creáis: JS pero si las hago, aunque a mi no me creáis, creed por las obras, y as( sabréis y conoceréis que el Padre está en mi y yo en el Padre». w Querían de nuevo prenderle, pero se les escapó de las manos.
Se marchó de nuevo al oiro lado del Jordán, al lugar donde Juan habla estado antes bautizando, y se quedó allí. Jl Muchos fueron a él y declan: «Juan no realizó ningún signo, pero todo lo que dijo Juan de éste, era verdad». 4 I Y muchosalllcrcycroncnél.
37-18
Una vez más, dice a los judíos que juzgan su pretensión sobre la base de las obras que realiza, porque ambas provie39 nen de la misma fuente: el Padre en Jesús y Jesús en el Padre. Las ovejas de la casa de Israel siguen negándose a prestar oído a la voz del pastor, de modo que él las abandona. Asi como habla entrado en el país de Israel desde Betania al otro 40 lado del Jordán, ahora deja el país y regresa a la otra orilla del •*'-*2 río. Fuera de los limites de Israel, muchos creen en él. El eco del testimonio de Juan el Bautista, que habla introducido el ministerio de Jesús, se escucha cuando éste acaba.
Jn
Jn
'' I 8
Sección 4. De la m u e r t e a la vida y d e la vida a la m u e r t e : Lázaro y la e n t r a d a en J e r u s a l é n (11,1-12,36) Es posible que en un cierto estadio del desarrollo que condujo a la composición del cuarto Evangelio, el ministerio público de Jesús terminara con el capitulo 10. En ese caso, Jesús habría regresado desde la otra orilla del Jordán a la Tierra Prometida con el fin de poder pasar después de este mundo al Padre (es posible que el capitulo 13 estuviera en otro tiempo ligado directamente al capitulo 10). Pero ahora la resurrección de Lázaro, en los capítulos 11-12, proporciona una transición, una parada en el medio del camino entre el Jordán y Jerusalén. En realidad, el milagro de Lázaro y su repercusión
99
Cf. p. 18
jn 13,1
JUAN 11,1-2
11
La resurrección de Lázaro. • Habta un enfermo. Lázaro, de Beta-
nía, pueblo de María y de su hermana Marta. ¡ Marta era la que ungió al Señor
fueron la causa primera e inmediata de la condena de Jesús. Si se da esto por sentado, sorprende el hecho de que los escritores sinópticos que narran en detalle los acontecimientos de Jerusalén que conducen a la muerte de Jesús, no ofrezcan ninguna información sobre el milagro de Lázaro ni como episodio ni como causa de la condena. En Lucas, por ejemplo, la acogida dispensada a Jesús el domingo de Ramos y la furia de los fariseos están basadas en «todas las obras poderosas» de Jesús. ¿Se puede afirmar que Juan sitúa aquí el milagro de Lázaro como un ejemplo de tales obras poderosas, más aún, como la más poderosa de todas las obras que condujeron a la muerte de Jesús? El efecto final sería la ironía extrema consisteme en el hecho de que aquello que llevó inmediatamente a Jesús a la muerte fue sobre todo su i nielan va de dar la vida. Jesús es la luz, como ha demostrado sanando al ciego. De un modo más profundo es la vida, como mostrará resucitando a Lázaro. Este milagro, el último y mayor de los (¿siete?) signos milagrosos, es también un signo, ya que sigue siendo una promesa de lo que Jesús realizará cuando sea glorificado. Pero es un signo que toca muy de cerca la realidad; la vida natural dada aquí es prenda de la vida sobrenatural que dará Cristo glorificado. El relato de Lázaro concluye el Libro de los signos e introduce el Libro de la gloria, ya que constituye la causa inmediata de la decisión de matar a Jesús y, por tanto, de glorificarlo.
J e s ú s regresa a Jerusalén: 11,1-16 Es la primera vez que se habla de Lázaro. El otro Lázaro mencionado en los Evangelios es el Lázaro de la parábola 100
ix I9.J7
Cf. p. 14
JUAN 11,3-10 con perfumes y le secó los pies con sus cabellos; su hermano Lázaro era el enfermo. ' Las hermanas enviaron a decir a Jesús: «Señor, aquel a quien tú quieres, está enfermo". * Al oírlo Jesús, dijo: •Esla enfermedad no es de muerte, es para la gloria de Dios, para que el Hijo de Dios sea glorificado por ella-. " Jesús amaba a Marta, a su hermana y a Lázaro. :' Cuando se enteró de que estaba
enfermo, permanecía dos dias mas en el lugar donde se encontraba. ' Al cabo dccllos, diccasusdisclpulos: «Volvamos de nuevo a Judca». s Le dicen los discípulos: «Rabbl, hace poco los judíos querían apedrearte, ¿y vuelves allí?". 9 Jesús respondió: >¿No son doce las horas del dio? Si uno anda de día, no tropieza, porque ve la luz de este mundo; l0 pero si uno anda de noche, tropieza, porque
lucana del rico y, en efecto, las últimas Ifneas de la parábola suenan como un comentario al relato de Juan: »No creerán aunque un muerto resucite de entre los muertos». Por lo que respecta a María y a María, sólo Lucas conoce a ambas mujeres. Betania (otra Betania, cerca de Jerusalén) es para los sinópticos el lugar elegido por Jesús para alojarse durante la semana santa. (Nótese el tema de la resurrección en la semana santa de los sinópticos). Para completar el trasfondo se anticipa la identificación de María con una referencia al relato del capitulo 12.
7J 9-10
Ya el modo en que está redactada la noticia que llevan a Jesús junto al Jordán revela su a m o r a Lázaro, un motivo recurrente -tal vez Lázaro era considerado el Upo de cristiano a quien Jesús da la vida t «amado» era un apelativo usado por los primeros cristianos)-. Desde el principio, Jesús afirma claramente el valor espiritual principal del milagro: conducirá a su gloría (es decir, su muerte con todas sus implicaciones gloriosas). Las indicaciones cronológicas son importantes, ya que Juan quiere eliminar toda duda sobre la muerte de Lázaro y el carácter deliberado de las acciones de Jesús. La sugerencia de subir a Jerusalén asusta a los discípulos, que con razón reconocen el peligro. Jesús les recuerda que
101
Le 16,31
Le
10,38-39 Me 11,12;
12.18-27
Ja 11,5. 11.36
Un 12,19; 1P2.1I K3b
Me 10,32
JlAN 11,11-23 no está la luz en él».'' Dijo esto y añadió: •Nuestro amigo Lázaro duerme; pero voy a despertarle». , J Le dijeron sus discípulos: "Señor, si duerme, se curará". |J Jesús lo habla dicho de su muerte, pero ellos creyeron que hablaba del descanso del sueño. u Entonces Jesús les dijo abiertamente: -Lázaro ha muerto, '* y me alegro por vosotros de no haber estado allí, para que creáis. Pero vayamos allá». "* Entonces Tomás, llamado el Mellizo, dijo a los otros discípulos: 'Vayamos también nosotros a morir con él>.
" Cuando llegó Jesús, se encontró con que Lázaro llevaba ya cuatro días en el sepulcro. " Betania estaba cerca de Jcrusalén como a unos quince estadios, ' 9 y muchos judíos hablan venido a cosa de Marta y Moría para consolarlas por su hermano. M Cuando Marta supo que habla venido Jesús, le salló al encuentro, mientras María permanecía en casa. ¿' Dijo Marta a Jesús: «Señor, si hubieras estado aquí, no habría muerto mi hermano, ü Pero aun ahora yo sé que cuanto pidas a Dios, Dios te lo concederá». i l Le dice Jesús: «Tu hermano
910
hay un limite temporal impuesto a la presencia de la luz; la noche de la pasión se está aproximando.
Ja 9,4-5; 8,12
11-14
La referencia de Jesús al sueño de la muerte es interpretada equivocadamente y él tiene que explicarla. Es muy probable que la Iglesia primitiva aplicara las palabras de Tomás a un contexto espiritual como el descrito por Pablo: «Si hemos muerto con Cristo, creemos que también viviremos con Cristo».
I1
16
Rm6,8; 2 Co 5,14 lie
8,34-35
Lázaro es devuelto a la vida: 11,17*43
21-22 23-24
El viaje desde el Jordán requería al menos un día de camino, y encuentran a Lázaro muerto y sepultado. Como sucede también en la imagen que Lucas ofrece de Marta, ésta es más rápida que su hermana y se encuentra primero con Jesús. Sus palabras tienen un tono tanto de reproche como de súplica. La respuesta de Jesús, que promete la resurrección, es
102
Le 10,40
JlAN 11,24-34 resucitará". ¡l Le respondió María: "Ya si' que resucilará en la resurrección, el último día». " Jesús le respondió: «Yo soy la resurrección. El que cree en mi, aunque muera, vivirá: I 6 y todo el que vive y cree en mi, no morirá jamás. ¿Crees cslo?o.
hacia él. "I! Jesús todavía no habla llegado al pueblo: sino que seguía en el lugar donde Marta lo habla encontrado. JI Los judíos, que estaban con María en casa consolándola, al ver que se levantaba rápidamente y salla, la siguieron pensando que iba al sepulcro para llorar allí. J2 Cuando María llegó donde estaba Jesús, al verle, cayó a sus pies y le dijo: •Señor, si hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto». Í J Viéndola llorar Jesús y que también lloraban los judíos que la acompañaban, se conmovió interiormente, se turbó u y dijo:
2' Le dice ella: «SI, Señor, yo creo que lú eres el Crislo, el Hijo de Dios, el que iba a venir al mundo». 38 Dicho eslo, fue a llamar a su hermana Moría y le dijo al oído: «El Maestro está ahly te llama». : " Ella, en cuanto lo oyó, se levantó rápidamente, y se fue
25-26 incomprendida e interpretada como si se refiriera al Fin del mundo. Como explicación, Jesús afirma que él es la resurrección y la vida («y la vida» es una lectura dudosa); como resurrección, da vida espiritual a quienes han muerto físicamente, mientras que como vida no permite que la muerte toque a 27 quienes creen en él. Esto suscita una fe parcial en María, la cual confiesa a Jesús como el Mesías, el Hijo de Dios -véase la confesión de Pedro en Mt 16,16. 28-31
13
.'4
En este momento entra en escena María, seguida del coro de plañideras. (La falta de un embalsamamiento eficaz, habla exigido que Jesús fuera sepultado de inmediato y, por esta razón, el período de lamentación continuaba después de la inhumación). María repite las palabras de su hermana. Jesús se siente turbado ante este sufrimiento; en efecto, el término griego parece implicar ira (tal vez ante la falta de fe de la mujer o frente a la presencia del dolor causado por el príncipe de la muerte; cf. 13,21). Invitan a Jesús a ir y ver el lugar de 103
11
He 12,27 Ja 6,69; 20,31
Me 14,5
Jl*AN 11,35-44 día.. 40 Le dice Jesús: .¿No te he dicho que, si crees, veras la gloria de Dios?». J • Quitaron, pues, la piedra. Entonces Jesús levantó los ojos a lo altoy dijo: • Padre, te doy gracias por haberme escuchado. i¡ Ya sabia yo que tú siempre me escuchas; pero lo he dicho por estos que me rodean, para que crean que tú me has enviado». ll Dicho esto, gritó con fuerte voz: '¡Lazara, sal afuera!». u Y salió el muerto, atado de pies y manos can vendas y envuelto el rastro en un sudaría. Jesús les dice: 'Desatadla y dejadle andar».
•¿Dónde lo habéis puesto?-. Le responden: «Señor, ven y la veros». J 5 Jesús derramó lágrimas. w Los judíos entonces decían: «Mirad cómo le quería». , 7 Pero algunos de ellos dijeron: "Éste, que abrió los ojosdel ciego, ¿no podía haber hecho que éste no muriera?". iS Entonces Jesús se conmovió de nuevo en su interior y fue al sepulcro. Era una cueva, y tenia puesta encima una piedra. " Dice Jesús: «Quitad la piedra". Le responde Marta, la hermana del muerto: -Señor, ya huele; es el cuarto
la muerte con las mismas palabras que él ha usado para invitar a sus discípulos a acercarse a él, la fuente de la vida. Los judíos recuerdan el poder que manifestó al curar al ciego y se preguntan por qué no pudo ayudar a Lázaro. De este modo unen inconscientemente los dos grandes motivos: 38 Jesús como luz y Jesús como vida. De nuevo Jesús está turba39 do o airado frente a la muerte. Que la fe o, al menos, la com40 prensión de Marta no es aún perfecta aparece en la objeción que plantea. Y Jesús debe recordarle que manifestará su gloria en el último de los signos que va a realizar, como la mani41-42 festó en el primero. La oración de Jesús no es una petición: él es uno con el Padre y no hay duda de que el Padre lo escucha.
Jn 1,39
37
43-M
ji.: i;
Jo 10,30
La descripción propiamente dicha del milagro recuerda Jn 5,28-29 con claridad la promesa hecha por Jesús anteriormente: «Llega la hora en que todos los que estén en los sepulcros oirán su voz [= la voz de! Hijo] y saldrán los que hayan hecho el bien Jn 11,17, 43.27.25 para una resurrección de vida» (todas las palabras en cursiva 104
JlAN 11,45-52 Sesión del Sanedrín. 4 l Muchas de los judíos que hablan venido a casa de María, viendo lo que habla hecho, creyeron en el. 40 Pero algunos de ellos fueron a los fariseos y les contaron lo que habla hecho Jesús. 4Í Entonces los sumos sacerdotes y los fariseos convocaron consejo y decían: "¿Qué hacemos? Porque este hombre realiza muchos signos. M Si le dejamos que siga asi, todos creerán en él y vendrán los romanos y destruirán
nuestro Lugar Santo y nuestra nación-. Pero uno de ellos, Caifas, que era el sumo sacerdote de aquel año, les dijo: •Vosotros no sabéis nada, ^ ni caéis en la cuenta de que os conviene que muera uno solo por el pueblo y no perezca toda la nación-. '' Esto no lo dijo por su propia cuenta, sino que, como era sumo sacerdote aquel año, profetizo que Jesús iba a morir por la nación. 5- y no sólo por la nación, sino también para reunir en uno a i?
llenen una función central en el episodio de Lázaro). El término griego para «gritar con fuerzan se empleará cuatro veces en los capítulos 18-19, cuando la muchedumbre pida que Jesús sea crucificado. Nótese la paradoja: Jesús grita con fuerza para dar la vida, mientras que los enemigos lanzan gritos para pedir la muerte de Jesús. Lázaro sale cubierto con el sudario, porque lo necesitará de nuevo cuando muera; por el contrario, Jesús resucitado dejará el sudario en el sepulcro.
Jn 18,40; 19,6. 12.15
Jn 20,5
La c o n d e n a d e J e s ú s p o r p a r t e d e oíos Judíos»: 11,46-33 Quienes no creen informan sobre lo sucedido al sanedrín (el tribunal principal, compuesto por sacerdotes, ancianos y 47-4S fariseos). Todos los miembros del sanedrín coinciden en que si dejan que Jesús siga actuando, causará la destrucción. Irónicamente, desde la perspectiva de los primeros cristianos, es la iniciativa tomada por «los judíos» de matar a Jesús lo que pondrá fin a la morada de Dios en el Templo («lugar») y a la elección divina de su nación. Cuarenta años después de esta «acción preventiva», los romanos destruirán el Templo y 49-52 la nación. Caifas, sumo sacerdote en aquel año fatídico de la 105
MI 27.51 I 2
JlAN 11,53-57 los hijos de Dios que estaban dispersos. S! Desde este día, decidieron darle muerte. M Por eso, Jesús no andaba ya en público entre los judíos, sino que se retiró de allt a la región cercana al desierto, a una ciudad llamada Efraín, y allí residía con sus discípulos. La última Pascua. " Estaba cerca la Pascua de los judíos, y muchos del país
hablan subido a Jcrusalén, antes de la Pascua para purificarse. 5fc Buscaban a Jesús y se decían unos a otros estando en el Templa: «¿Qué os parece? ¿Que no vendrá a la fiesta?-. ' ' Los sumos sacerdotes y los fariseos hablan dado órdenes de que, si alguno sabia dónde estaba, lo notificara para detenerle.
historia de Israel, pronuncia una profecía aún más irónica. pero inconsciente: es necesario que uno muera «por el pueblo» -él quiere decir «en lugar del pueblo», pero Juan quiere decir «por la salvación del pueblo»-. El sanedrín decide que Me 14,55» sea castigado con la muerte. (¿Es ésla la versión joánica del proceso del sanedrín, omitido por J u a n y situado por los t* sinópticos durante la semana santa?). 54-56
Pero Jesús, siempre dueño de su futuro, no quiere morir antes de Pascua. Por eso se retira a Efram (localidad no identificada con certeza). En el cuarto Evangelio faltan indicaciones cronológicas sobre el milagro de Lázaro; al parecer, tuvo lugar entre la fiesta de invierno del capitulo 10 y la Pascua de la primavera siguiente.
JnlO,
La unción en Betanla: 12,1-10 El milagro de Lázaro, que ha provocado el odio de los fariseos, suscita a m o r en María. Los fariseos han decidido la muerte de Jesús. Ella lo unge para la sepultura. La indicación cronológica aquí (el sábado por la tarde: seis dfas antes de la Pascua que comenzaría el siguiente viernes por la tarde) es difícil de conciliar con Marcos-Mateo, que d a t a n el
106
Uc 14.1-3
JUAN 12,1-3 1 ^ La unción en BclaniaJ Seis días X «¿* antes de la Pascua, Jesús se fue a Bctania, donde estaba Lázaro, a quien Jesús habfa resucitado de entre los muertos. - Le dieron allí una cena. Marta ser-
vía y Lázaro era una de las que estaban con él a la mesa. s Entonces María, tomanda una libra de perfume de nardo puro, muy caro, ungió los pies de Jesús y tos secó can sus cabellos. Y la casa se
mismo acontecimiento dos dfas antes de la Pascua. (Una posible solución consistiría en considerar correcta la datación joánica, y el relato de la unción en Marcos como una interpolación que interrumpe la secuencia original, constituida por Me 14,1-2.lOss). Lucas no habla de una unción durante la semana santa, sino que propone u n a escena análoga, acontecida anteriormente en Galilea, en la q u e está 1x7,36-50 implicada una mujer pecadora. Es probable que nos encontremos a n t e dos episodios diferentes: (a) u n a verdadera unción en Betania por parte de María, de la cual hablan Marcos-Mateo y Juan; (b) un gesto penitencial realizado por una pecadora en Galilea (originariamente sin unción), del cual habla Lucas. Dada la semejanza entre las dos escenas, en la transmisión oral los detalles de u n a entraron en otra. No disponemos de una base sólida para identificar a Marta de Betania con la pecadora de Galilea o con María de Magdala. 1
3
El texto no precisa en qué casa tiene lugar el episodio de la cena (en Marcos-Mateo es la casa de Simón el leproso), pero Lázaro está presente y María, fiel a su carácter, sirve la mesa. Marcos y Mateo nos hablan de la unción de la cabeza; la unción de los pies (insólita), y el hecho de que sean secados después con los cabellos (gesto más extraño aún), son detalles que J u a n comparte con Lucas, donde lógicamente se habla de lágrimas, pero no de unción. La observación 107
Le 10,40 Le 7,38 -k
lilJ
JUAN 12,4-11 llenó del olor del perfume. * Dice Judos Iscariote, uno de los discípulos, el que lo habla de entregar: s «¿Por qué no se ha vendido este perfume por trescientos dcnaríos y se ha dado a los pobres?".ft Pero no decía esto porque le preocuparan los pobres, sino parque era ladrón, y como tenia la bolsa, se llevaba lo que echaban en ella. ' Jesús dijo: 'Déjala, que lo guarde para el día de mi sepultura. * Porque
pobres siempre tendréis con vosotros; pero a mi no siempre me tendréis». 9 Gran número de judíos supieron que Jesús estaba allí y fueron, no sólo por Jesús, sino también por ver a Lázaro, a quien habla resucitado de entre los muertos. '° Los sumos sacerdotes decidieron dar muerte también a Lázaro, • • porque a causa de él muchos judíos se les iban y creían en Jesús.
sobre el perfume que llena la casa se puede comparar con la nota de Marcos y Mateo, que afirman que la fama de la mujer se extendió por todas partes. Una máxima rablnica reza: «El buen ungüento se difunde del dormitorio al comedor, pero el buen nombre se difunde de un extremo al otro del mundo».
*
9-11
A diferencia de los sinópticos, Juan identifica la fuente de las quejas contra Marta en Judas, que -esta observación aparece sólo en J u a n - era un ladrón. En el plan de Dios, el ungüento no habfa sido vendido porque debía servir para ungir el cuerpo de Jesús para la sepultura. (Es mejor leer el versículo 7 de este modo: «El fin era que ella podía conservarlo para...», ya que el versículo 3 parece indicar que fue usado todo, como observa Marcos). En la teología rabfnica, mientras que la limosna es clasificada como un «acto de justicia» que merece alabanza, el cuidado del cadáver para la sepultura es definido como "im acto de caridad», una obra buena de calidad superior. Los temas presentes en el episodio de Lázaro encuentran su eco donde se habla de la fe de la multitud que impulsa a los fariseos a continuar sus maquinaciones contra Jesús.
IOS
Me 14.3
JlAN 12,12-16 11
La entrada en Jerusalén. '- Al día siguiente, al enterarse la numerosa muchedumbre que habfa llegado para la licsla, de que Jesús se dirigía a Jerusalén, "'lomaron ramas de palmera v salieron a su encuentro gritando: •"¡Hosanna! ¡Bendito el que viene en nombre del Señor", y el rey de Israel!».
Jesús, habiendo encontrado un borriquillo, se montó en él, según está escrito: 15 "No temas, hija de Sión; mira que viene tu rey montadoenun pollino de asna". lft Esto no lo comprendieron sus discípulos de momento; peno cuando Jesús fue glorificado, cayeron en la cuenta de que esto estaba escrito sobre él, y que era
Jesús entra solemnemente en Jerusalén: 12,12-16 El relato joánico de la procesión del "domingo de Ramos» sal 118,26 contiene diferencias significativas con respecto al relato sinóptico. El triunfo no tiene su origen en los discípulos de Jesús sino en la m u c h e d u m b r e . Sólo J u a n menciona los MI 21,6-7 ramos de palma con palabras que recuerdan los cortejos : M lo.: organizados para celebrar las victorias políticas de los Macabeos. Una vez más, sólo J u a n nos dice que la multitud Jn6,lS aclamaba a Jesús como rey. Asi, el cuarto Evangelio parece implicar que esta "gran multitud» (la misma expresión que en 6,5 - u n a multitud que trataba también de hacer rey a 1415 Jesús-) recibe a Jesús con entusiasmo político. Para corre- ¿a 9,9-10 girlo, Jesús realiza una profecía; sube a lomos de un pollino con el fin de mostrar que, como el rey prometido en Zacarías, él ha venido a traer paz y salvación. La naturaleza no Jn 18,16; 16 política de su reino no quedara clara hasta el momento de 2,22 su muerte y resurrección, es decir, su glorificación (recuérdese una afirmación semejante, en el capitulo 2, después de la purificación del Templo, una escena que los sinópticos sitúan en este punto).
109
Jl*AN 12,17-25 lo que le hablan hecho. I ! La gcnlc que estaba can el cuando llamó a Lázaro de la lumba y le resucitó de entre los muertos daba testimonio. | s Por eso también salió la gente a su encuentro, porque hablan oído que No estáis limpios todos».
sus manos y que habla salida de Dios y a Dios volvía, J se levanta de la mesa, se quila sus vestidos y, tomando una toalla, se la ciñó. ~ Luego echa agua en un lebrillo y se puso a lavar los pies de los discípulos y a secárselos con la toalla con que estaba ceñido. '• Llega a Simón Pedro; éste le dice: ••Señor, ¿tú lavarme a mf los pies?». ! Jesús le respondió: »Lo que yo hago, tú no lo entiendes ahora: lo com4-5 6 7
8
9-10
Lavar los pies a quien se los ha ensuciado por ir calzado con sandalias sobre caminos polvorientos era una tarea muy humilde, que no se exigía ni siquiera a los esclavos judíos. Tal humillación extrema por parte de Jesús suscita la resistencia de Pedro. La insistencia de Jesús, quien afirma que Pedro podrá comprenderlo sólo más adelante, parece implicar más que una simple lección de humildad, ya que los pasajes similares en Juan muestran que el mensaje completo implícito en el gesto se podrá entender sólo después de la glorificación de Jesús. La humildad se puede comprender ya ahora; el bautis-
Jn 12,16
Jn 19,34 mo brota sólo de Jesús glorificado. Es tan importante que Jesús lave los pies a Pedro, que si no lo hace, el apóstol no tendrá parte en la herencia eterna. (El término usado para Ap 22,1* Le responde Jesús: «Es aquel a quien dé el bocado que voy a mojar». Y, mojando el bocado, lo toma y se lo da a Judas,
hace referencia, literalmente, a «el que come mi pan», aun cuando Juan no ha dicho hasta ahora que se haya comido pan (otro motivo para pensar que, en otro tiempo, antes del versículo 17 se encontraba el relato de la eucaristía). Si este relato de la eucaristía, que ahora falta aquí, es la narración que se encuentra actualmente en 6,51, la traición de Judas de la que se habla en 6,71 entra perfectamente en este contexto. El versículo 20 parece fuera de lugar en este punto; y resulta que en Mateo aparece en el mismo discurso donde encontramos el paralelo del versículo 16.
23-25
Ib
El segundo relato de la traición es más próximo al sinóptico, pero los papeles desempeñados por Pedro y por el discípulo amado son propios de Juan. Tal discípulo, cuyo nombre no se menciona nunca, está totalmente ausente en los sinópticos. Para comprender esta escena (así como la del lavatorio de los pies), tenemos que imaginara los comensales reclinados sobre el costado izquierdo, con la cabeza apoyada sobre un brazo flexionado, vueltos hacia los sirvientes, con los pies hacia fuera. El discípulo amado se encuentra a la derecha de Jesús. Las normas que regulaban el banquete pascual exigían que los comensales estuvieran recostados, y el hecho de mojar el
118
Cf. p. 74
\ l l 10.41)
Me 14.17-20
JlAN 13,27-33 hijo de Simón Iscariote. *' Y entonces, tras el bocado, entró en él Satanás. Jesús le dice: «Lo que vas a hacer, ha/Jo pronto». M Pero ninguno de los comensales entendió por qué se lo decía. 29 Como Judas tenia la bolsa, algunos pensaban que Jesús quería decirle: -Compra lo que nos hace Falta para la fiesta», o que diera algo a los pobres. i 0 En cuanto tomó Judas el bocado, salió. Era de noche.
El mandamiento nuevo. " Cuando salió, dice Jesús: «Ahora ha sido glorificado el Hijo del hombre y Dios ha sido glorificado en el. ; : Si Dios ha sido glorificado en él. Dios también le glorificará en si mismo y le glorificará pronto». J3 «Hijos mios, ya poco tiempo voy a estar con vosotros. Vosotros me buscaréis, y, lo mismo que les dije a los judíos, que adonde yo voy, vosotros no podéis
bocado de pan recuerda el gesto pascual de los israelitas, que untaban las hierbas amargas en la salsa liaroseth. Asf, el banquete presenta características pascuales también en Juan. 27 28-29
n
La orden d a d a a J u d a s muestra que, incluso en este momento extremo, Jesús controla su destino. (El malentendido de esta orden por parte de los discípulos es un hábil recurso literario). La hora de Satanás, el gran adversario, ha llegado. La noche está a punto de vencer a la lu/., pero sólo con el permiso de Jesús. En efecto, puede ser que en la peculiar referencia al «talón», en el versículo 18 -el cual recuerda la serpiente del Génesis que hiere el talón de la descendencia de la mujer-, vea Juan un elemento de la lucha titánica entre el Salvador y la serpiente, prevista desde los orígenes de la historia humana.
Me 14.20
Ir. 10,1 Jn 9,4; Le 22,53
«,n 3,15 Ap 12,1-5
Introducción a! último discurso de J e s ú s a los discípulos: 13,31-38 Con el permiso dado oficialmente al agente de Satanás para que inicie el proceso que lo llevará a la muerte, empieza Jesús su ascenso a la gloria. El anuncio de su partida, una amenaza
119
Jl*AN 13,34-38 venir, os digo también ahora a vosotros. JJ Os doy un mandamiento nuevo: que os améis los unos a los otros. Que, como yo os he amado, asi os améis también vosotros los unos a los otros. J i En esto conocerán todos que sois discípulos míos: si os tenéis amor los unos a los otros -. Predicción de la negación de Pedro. M Simón Pedro le dice: «Señar,
¿adonde vas?». Jesús le respondió: •Adonde yo voy no puedes seguirme ahora; me seguirás más tarde».'' Pedro le dice: «¿Por qué no puedo seguirte ahora? Yo daré mi vida por ti». iS Le responde Jesús: «¿Que darás tu vida por mi? En verdad, en verdad te digo: no cantará el gallo antes que tú me hayas negado tres veces».
para oíos judíos», es para sus discípulos una despedida, llena de ternura y tristeza. El don de Jesús, en el momento de la separación, es el mandamiento nuevo (en latín: mandalum, de donde procede la expresión inglesa Maundy Thursday, para indicar el jueves santo) del amor mutuo (nótese que el mandamiento no incluye a los extraños): un recuerdo de la presencia de Jesús, el último resplandor de la luz en el mundo. La con36-38 versación con Pedro proporciona el último contacto con el relato sinóptico de la última cena (Lucas: durante la cena; Marcos y Mateo: mientras iban de camino hacia Jerusalén). La promesa imprudente de Pedro de dar la vida es una expresión que implica, en último término, la disposición implícita a ser un buen pastor. Durante la noche mostrará que no es capaz de mantenerla, pero el papel de pastor será finalmente suyo. 34-35
Último discurso de J e s u s a los discípulos: 14,1-17,26 Entramos en los cuatro capítulos que contienen el último discurso de Jesús (14,1-17,26). Si se tratara de una transcripción verbal de cuanto dijo Jesús en aquella ocasión, habría sido necesario un estenógrafo muy experimentado. Es evidente que, para componer estos discursos, Juan reunió palabras pronunciadas efectivamente por Jesús durante la úlli120
Ja 7,33-36; 8,21-24 1 Ja 2,7-11; 2 Ja 5-6
U 22,3134: Me
14,26-31 Jn 10,11; 21,15-19
JUAN 14,1-5
1 f\ ' "^*° sc 'urbe vuestro corazón. JL ^M Creéis en Dios; creed también en mí. l En la casa de mi Padre hay muchas mansiones; si no, os lo habría dicho; porque voy a prepararos un lugar. s Y cuan-
do haya ido y os haya preparado un lugar, volveré y os tomaré conmigo, para que donde esté yo estéis también vosotros. * Y adonde yo voy sabéis el camino». 5 Le dice Tomas: «Señor, no sabe-
ma cena con dichos expresados a lo largo de la vida pública. Los discursos de los primeros doce capítulos se dirigían sobre lodo a los no creyentes. Ahora, el cuarto Evangelio quiere centrar nuestra atención en el mensaje de Jesús para los creyentes, y reúne todo este material en un único lugar. También los sinópticos contienen grandes discursos, q u e contienen dichos pronunciados por Jesús en diferentes ocasiones históricas: por ejemplo, el Sermón de la montaña en Mateo. Tenemos aquí una síntesis joánica, un discurso que alcanza cimas sublimes. Jesús, situado entre el cielo y la tierra, pero de camino hacia la gloria, habla como quien se encuentra aún en el mundo y como quien ha salido de él. Este carácter atemporal y no espacial del discurso confiere a las palabras de Jesús un valor permanente.
JD 16,5; 17,11
16
Primera p a r t e del último discurso: 14,1-31
1-3
5
La primera de las tres partes del discurso contiene el mayor número de referencias a su partida inminente. Por eso, es la más adecuada al contexto de la última cena. Después de la introducción, al final del capitulo 13, Jesús subraya el tema de su partida, consolando al mismo tiempo a los discípulos con la promesa de que retornará para reunirlos en torno a él. Parece que se refiere a la parusla, uno de los pocos ejemplos de escatologia final en el cuarto Evangelio. Tomás, que es
Cf. p.29
15
aquí portavoz de los otros, muestra que no comprende adón- Jo 7,35; 8,22 121
JUAN 14,6-14 mos adonde vas, ¿cómo podemos saber el camino?». b Le dice Jesús: «Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie va al Padre sino por mi. " Si me conocéis a mi. conoceréis también a mi Padre; desde ahora lo conocéis y lo habéis visto-. 8 Le dice Felipe: «Señor, muéstranos al Padre y nos basta-. 9 Le dice Jesús: -¿Tanto tiempo hace que estoy con vosotros y no me conoces, Felipe? El que me ha visto a mi, ha visto al Padre. ¿Cómo dices tú: «Muéstranos al Padre»? '° ¿No crees que yo estoy en el Padre y el Padre
está en mi? Las palabras que os digo, no las digo por mi cuenta; el Padre que permanece en mi es el que realiza las obras. '' Crccdmc: yo estoy en el Padre y el Padre está en mi. Al menos, creedlo por los obras. | ! En verdad, en verdad os digo: el que crea en mi, hará él también las obras que yo hago, y hará mayores aún, porque yo voy al Padre. ' J Y todo lo que pidáis en mi nombre, yo lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. | 4 Si me pedís algo en mi nombre, yo lo haré.
de va Jesús, como les habla pasado a «los judíos». Tomás no sólo ignora que Jesús va al Padre, sino que ni siquiera conoce el camino. Jesús explica que él es el camino hacia el Padre porque es la verdad encamada del Padre y da la vida, desde lo alio, a los seres humanos. El es la única fuente del conocimiento sobre el Padre. 9 ion
t i
Jn 6,46: 8.19
Aparece en escena o t r o personaje joánico, Felipe, y su incomprensión de las palabras de Jesús es también proJn 1,18; funda. La respuesta de Jesús subraya su absoluta unidad 10,37-38; con el Padre; él es la revelación del Padre y tanto sus pala12.45.49 12-14 bras como sus acciones no le pertenecen, sino que son del Padre. A quienes creen (y son, por tanto, hijos de Dios) se Jnl.12 les concederá realizar o b r a s semejantes a las del Hijo e Uc 11,23-24 incluso mayores. Lo único que necesitan es la oración en n o m b r e d e Jesús, un tema c o m ú n en los sinópticos (aun c u a n d o sólo J u a n dice que es J e s ú s quien responde; nor- Rra8,34; U n 2,1 malmente, el Padre escucha la oración, por intercesión de Jesús).
122
JlAN 14,15-17 El Paráclito.'- , Si me amáis, guardaréis mis mandamientos; " y y o pediré al Padre y os dará airo Paráclito, para que esté con vosotros para siempre, ' 7 el
Espíritu de la verdad, a quien el mundo no puede recibir, porque no le ve ni le conoce. Pero vosotros le conocéis, porque mora con vosotros y estará en voso-
Entramos ahora en la sección tríádica del discurso, donde la misma forma de argumentación se aplica primero al Espíritu (w. 15-27), después a Jesús {w. 18-22) y luego al Padre Compárete (w. 23-24): si observamos los mandamientos, el Espíritu, el C 0 J J ^ H Hijo y el Padre, respectivamente, vendrán a nosotros y mora9-10.13 r a n e n nosotros.
El Espíritu Paráclito: ¡4,15-17
16
17
La condición para que recibamos el don del Espíritu es que observemos los mandamientos, lo cual es, a fin de cuentas, la prueba de nuestro a m o r a Jesús. Esta es la primera de las dos promesas del Espfritu hechas en el capitulo 14. Paráclito (»abogado») es un t é r m i n o legal: el a b o g a d o q u e defiende a un imputado en un procedimiento judicial. El Espíritu será el gran defensor de los discípulos (nótese que el Espíritu Santo es otro paráclito, pues Jesús mismo ha sido ya el paráclito o defensor de los discípulos en la tierra
' J" M-*
y seguirá siéndolo en el cielo). La expresión "Espíritu de verdad" es joánica (y, como dato bastante interesante, hay que recordar que se encuentra también en los manuscritos del Mar Muerto, pero no en referencia a un ser divino). Significa el Espíritu que revela al mundo la verdad acerca de Jesús, del mismo modo q u e Jesús reveló al mundo la verdad sobre el Padre. Sólo quienes acogen a Jesús pueden acoger al Espfritu.
i jn 2,1
123
y t jo IM<
,7
j 0 -' '"' Zi
l Jn 5,8 Un 4,2
JlAN 14,18-24 tros. , s No os dejaré huérfanos: volvería vosotros.19 Dentro de poco el mundo ya no me verá, pero vosotros st me veréis, porque yo vivo y también vosotros viviréis. ro Aquel illa comprenderéis que yo estoy en mi Padre y vosotros en mi y yo en vosotros. 2I El que tiene mis mandamientos y los guarda, ése es el que me ama; y el que me ame, sera amado de mí
Padre; y yo le amaré y me manifestaré a i'l-. -- Le dice Judas -no el Iscariote-; •Señor, ¿qué pasa para que te vayas a manifestar a nosotros y no al mundo?". 11 Jesús le respondió; >Si alguno me ama, guardará mi palabra, y mí Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada en él. - 1 El que no me ama no guarda mis palabras. Y la palabra no es
Jesús: / 4,18-22
21 22
Como al comienzo del capítulo 14, Jesús consuela de nuevo a los discípulos y predice su retomo, pero esta vez no habla de la segunda venida, sino, en clave espiritual, de la inhabitación divina, que permitirá al cristiano comprender como Jesús y el Padre son uno. Una vez más, la observancia de los mandamien(os es la condición para la venida de Jesús. Un fragmento de diálogo aparece de nuevo brevemente cuando un discípulo, cuyo nombre aparece aquí por primera vez, "Judas, no el Iscariote» (se trata del Judas mencionado sólo en otra ocasión: en la lista lucana de los Doce), pregunta por qué Jesús (como el Espíritu) ha decidido mostrarse a los suyos, pero no al mundo.
19
16 1x6,16; Hch 1.13
El Padre: 14,23-24 En la respuesta, Jesús habla de la venida del Padre para morar en el cristiano, es decir, en quien conserva las palabras de Jesús, porque las palabras de Jesús son las palabras del Padre. La respuesta es indirecta, ciertamente, pero fundamental. El mundo es objeto de juicio porque no ama a Dios. La presencia de las tres personas divinas puede ser percibida sólo a través de un conocimiento afectivo, un conocimiento enraizado en el amor. Y no se puede al mismo tiempo a m a r a Jesús y no observar sus palabras.
124
1 Jn 4,8 1 Jn 5.2-3
JlAN 14,25-31 mía, sino del Padre que me ha enviado. -* Os he dicho eslas cosas estando entre vosotros. ¡b Pero el Paráclito, el Espíritu Santo, que el Padre enviará en mi nombre, os lo enseñará todo y os recordará todo lo que yo os he dicho. ¡ ! Os dejo la paz, mi paz os doy; no os la doy como la da el mundo. No se turbe vuestro corazón ni se acobarde. a Habéis oido que os he dicho: "Me voy y volveré a vosotros". Si me amarais, os alegraríais de que me
vaya al Padre, porque el Padre es mas grande que yo. I 9 Y os lo digo ahora, antes de que suceda, para que cuando suceda creáis. !0 Ya no hablaré muchas cosas con vosotros, porque llega el Principe de este mundo. En mi no tiene ningún poden í ( pero ha de saber el mundo que amo al Padre y que obro según el Padre me ha ordenado. Levantaos. Vamonos de aquí".
Conclusión: 14,25-31
27
J8
La conclusión del discurso contiene la segunda predicción de la venida del Paráclito. Aquí se subraya su papel de maestro. en el sentido de que esclarecerá cuanto Jesús ha dicho. En este papel pedimos al Paráclito que preserve a los cristianos del error y les mantenga siempre cerca de la mentalidad de Jesús. Con esta promesa final, Jesús concede a sus discípulos la paz: su shalóm o despedida. Es una paz basada en la venida del Espíritu que tendrá lugar la noche de Pascua, cuando Jesús diga: «Paz a vosotros. Recibid el Espíritu Santo». No es la paz de este mundo, que con mucha frecuencia es sólo un alivio de una necesidad o una tensión temporales. Es la paz de quien está liberado del pecado y unido a Dios, el único cumplimiento completo de todas nuestras necesidades. Esta paz no puede ser turbada por el retomo de Jesús al Padre, dado que justamente tal retorno, su glorificación, produce la paz. Aun cuando fue empleada por Arrio, la expresión «el Padre es mayor que yo» fue entendida por los Padres de la Iglesia como u n a frase pronunciada por Jesús como hombre. Por ser Hijo de Dios, el poder del Jesús joánico es igual al del Padre.
20.21-22
:•:.!•.;
i
14,17
Jn
10.28-30
125
JUAN 15,1-14 "I í j La vid verdadera.' «Yo soy la vid X —' verdadera, y mi Padre es el viñador. - Todo sarmiento que en mi no da frulo, lo corla, y todo el que da frulo, lo limpia, para que dé mas fruto.3 Vosotros estáis ya limpios gracias a la palabra que os he dicho. * Permaneced en mi, como yo en vosotros. Lo mismo que el sarmiento no puede dar fruto por si mismo, si no permanece en la vid; asi tampoco vosotros si no permanecéis en mí. * Yo soy la vid; vosotros los sarmientos. El que permanece en mi y yo en él, ése da mucho fruto; porque separados de mi no podéis hacer nada. 6 Si alguno no permanece en mi, es arrojado fuera, como el sarmiento, y se seca; luego los recogen, los echan al fuego y arden. ' Si permane-
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céis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que queráis y lo conseguiréis. s La gloria de mi Padre está en que deis mucho fruto, y seáis mis discípulos. 9 Como el Padre me amo, yo también os he amado a vosotros; permaneced en mi amor. !0 Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor, como yo he guardado los mandamientos de mi Padre, y permanezco en su amor. • l Os he dicho esto, para que mi gozo esté en vosotros, y vuestro gozo sea colmado. '- Éste es el mandamiento mío: que os améis los unos a los otros como yo os he amado. " Nadie tiene mayor amor que el que da su vida por sus amigos. | J Vosotros sois mis amigos, si
Ha llegado el momento de la despedida El enemigo, el príncipe de esle mundo, está esperando. Pero incluso en un momento asf. Satanás sigue siendo, fundamentalmente, impotente ante Jesús y actúa sólo porque es tolerado, Al parecer, Jesús le permitirá triunfar porque ésta es la voluntad del Padre. Pero el resultado final será el reconocimiento victorioso de la posición de Jesús junto al Padre. Con esto termina el banquete y los discípulos se levantan para salir. (Este "Levantaos. Vamonos» ¿es otro eco de la escena sinóptica de Getsemanf?). La indicación clara, al final del banquete, que debería ir seguida, lógicamente, por 18,1, sirve para informarnos de que los tres capítulos siguientes no pueden ser considerados parte de un discurso pronunciado por el Jesús histórico durante la última cena.
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Me 14.42
18
JUAN 15,15-16,3 hacéis lo que j o os mando. '* No os llamo ya siervos, porque el siervo na sabe lo que hace su amo; a vosotros os he llamado amigos, porque todo lo que he oido a mi Padre os lo he dado a conocer. 16 No m e habéis elegido vosotros a mt, sino que yo os he elegido a vosotros, y os he destinado para que vayáis y deis fruto, y que vuestro fruto permanezca: d e modo que todo lo que pidáis al Padre en mi nombre os lo conceda. ' ' Lo que os mando e s que os améis los unos a los otros».
vuestra guardarán.-' Pero todo esto os lo harán por causa d e mi nombre, porque no conocen al que me ha enviado. i2 Si yo no hubiera venido y no les hubiera hablado, no tendrían pecado; pero ahora no tienen excusa d e su pecado. -' El que me odia, odia también a mi P a d r e . : J Si no hubiera hecho entre ellos obras que no ha hecho ningún otro, no tendrían pecado; pero ahora las han visto, y nos odian a m( y a mi Padre. J S Pero es para que se cumpla lo que está escrito en su Ley: "Me han odiado sin motivo - .
El odio del m u n d o . '* «Si el mundo os odia, sabed que a mi m e ha odiado antes que a vosotros. I 9 Si fuerais del mundo, el mundo amarla lo suyo; pero, como n o sois del mundo, porque yo al elegiros os he sacado del mundo, por eso os odia el mundo. -° Acordaos de la palabra que os he dicho; "El siervo no es mas que su señor". Si a mi m e han perseguido, también os perseguirán a vosotros; si han guardado mi palabra, también la
*ft Cuando venga el Paráclito, que yo os enviaré d e junto al Padre, el Espíritu d e la verdad, que procede del Padre, él dará testimonio d e mi. - ' Pero también vosotros daréis testimonio, porque estáis conmigo desde el principio. 1 ¿" l Os h e dicho esto pora que no JL V / o s escandalicéis. - Os expulsarán de los sinagogas. E incluso llegará la hora en que todo el que os mate piense que da culto a Dios. * Y esto lo harán
D u p l i c a d o d e la p r i m e r a p a r l e : 16,4-33 De nuevo, e n el c a p l l u l o 16 n o s e n c o n t r a m o s u n c a s o en q u e el m i s m o d i s c u r s o s e r e p r o d u c e s u s l a n c i a l m e n t e d o s v e c e s c o n l i g e r a s v a r i a n t e s . C o n el fin d e i l u s t r a r c o n c l a r i d a d e s t e Fenómeno, p e d i m o s al l e c t o r q u e s a l t e a h o r a a los v e r s í c u l o s 4-33 del m e n c i o n a d o c a p i t u l o 16 p a r a t r a t a r u n t e x t o q u e , e n n u e s t r a o p i n i ó n , c o n s t i t u y e u n d u p l i c a d o d e la p r i m e r a p a r t e del ú l t i m o d i s c u r s o .
127
'7
JUAN 16,4-11 porque na han conocido ni al Padre ni a mi. * Os he dicho eslo para que, cuando llegue la hora, os acordéis de que ya os lo había dicho». La partida de Jesús y la venida de! Paráclito. * «No os dije esto desde el principio porque estaba ya con vosotros. - Pero ahora me voy a aquel que me ha enviada, y ninguno de vosotras me pregunta: '¿Dónde vas?". 6 Sino que por haberos dicha esto vuestras corazones se han llenado de tristeza. 7 Pero yo os
4-6 7
s-ll
digo la verdad: Os conviene que yo me vaya; porque si no me voy, no vendrá a vosotros el Paráclito; pero si me voy, os lo enviaré; 8 y cuando él venga, convencerá al mundo en lo referente al pecado, en la referente a la justicia y en lo referente al juicio: 9 en lo referente al pecado, porque no creen en mi: l 0 en lo referente a la justicia, porque me voy al Padre, y ya no me veréis; " en la referente al juicio, porque el Principe de este mundo está juzgado.
Los versículos iniciales se refieren a la partida de Jesús, el dolor de los discípulos y la cuestión acerca del lugar adonde va: las mismas ideas presentadas al comienzo del capitulo 14. También aquí, como en el cap. 14, se anuncia dos veces la venida del Espíritu Paráclito. En el cap. 14, el Padre da el Espíritu; en el cap. 16 es Jesús quien envía el Espíritu. Este intercambio es posible porque el Paráclito es el representante del Hijo, al igual que el Hijo representa al Padre. Como en el capítulo 14, este primer anuncio subraya el aspecto legal del Paráclito. De hecho, en el proceso del juicio universal, el Paráclito pasa a denunciar los delitos y asume la función de ("¡.-cal. Su actividad afecta a las tres realidades implicadas en el proceso: (a) el mundo, que pecó por negarse a creer; (b) Jesús, el cual, aun habiendo sido conden a d o a muerte, será vindicado después de ella y, de este modo, se demostrará la ¡usiicia de su causa; (c) Satanás, que, si bien triunfa aparentemente, no será más que el instrumento que produce una ruina ya prevista y juzgada por Dios, desde toda la eternidad.
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Jn 14,1-5.
29 Jn 14.16-17
Gn 3,15
JlAN 16,12-20 '* Mucho tengo todavía que deciros, pero ahora no podéis con e l l o . ! i Cuando venga él, el Espíritu d e la verdad, os guiará hasta la verdad completa; pues no hablará por su cuenta, sino que hablará lo que oiga, y os explicará lo que ha de v e n i r . " Él me dará gloria, porque recibirá de lo mto y os lo explicará a vosotros. 15 Toda lo que tiene el Padre es mío. Por eso he dicho: "Recibirá de lo mío y os lo explicará a vosotros"».
pulos comentaron entre si: «¿Qué es eso que nos dice: "Dentro de paco ya n o me veréis y dentro d e otro poca me volveréis a ver" y "Me voyal Padre"?-. '* Y decían: «¿Qué es ese "poco"? No sabemos lo que quiere decir-. I9 Se dio cuenta Jesús de que querían preguntarte y les dijo: -¿Andáis preguntándoos acerca d e lo que he dicho: "Dentro d e poco na m e veréis y dentro d e otro poca me volveréis a ver?". 20 En verdad, en verdad a s digo que lloraréis y os lamentaréis, y el mundo se alegrará. Estaréis tristes, pero vuestra tristeza se convertirá en gozo.
16 «Dentro de poco ya no me veréis, y dentro d e otro poco me volveréis a vcr«. ' ' Entonces algunos d e sus discí-
H a y u n a c o m p o s i c i ó n t r i á d i c a t a m b i é n en el c a p i t u l o 16, al igual q u e e n el c a p i t u l o 14: los v e r s í c u l o s 13-15 s e refieren a l E s p í r i t u ; los v e r s í c u l o s 16-22, a J e s ú s ; y los v e r s í c u l o s 23-27, a l P a d r e .
EiEspírilu
Paráclito:
16,13-15
E n el s e g u n d o a n u n c i o del E s p í r i t u ( e n el c a p . 14 y e n el c a p . 16) s e p o n e d e relieve el a s p e c t o d i d á c t i c o . U n a vez m á s , tal e n s e ñ a n z a n o c o n s i s t e e n n a d a n u e v o . J e s ú s lo h a r e c i b i d o l o d o del P a d r e ; el Paráclito lo recibe t o d o d e J e s ú s .
Jcstís:
1711
Jn N.;
16J6-22 Se a b o r d a d e nuevo el t e m a del r e t o r n o d e J e s ú s , q u e s e h a trat a d o en el c a p i t u l o 14. S e h a b l a t a m b i é n d e la i n c o m p r e n s i ó n d e los d i s c í p u l o s , q u e t i e n e u n p a r a l e l o e n la i n c o m p r e n s i ó n d e P e d r o y d e T o m á s e n los c a p í t u l o s 13-14. La r e s p u e s t a
129
14,18-22 Jn 16,16 - 14,19 Jo 13.3637; 14,5
JlAN 16,21-30 21
25
La mujer, cuando va a dar a luz, está triste, porque le ha llegado su hora; pero cuando ha dado a luz al niño, ya no se acuerda del aprieto por el gozo de que ha nacido un hombre en el mundo. 22 También vosotros estáis tristes ahora, pero volveré a veros y se alegrará vuestro corazón y vuestra alegría nadie os la podrá quitar. u Aquel dfa no me preguntaréis nada. En verdad, en verdad os digo: lo que pidáis al Padre os lo dará en mi nombre. 24 Hasta ahora nada le habéis pedido en mi nombre. Pedid y recibiréis, para que vuestro gozo sea colmado.
Os he dicho lado esto en parábolas. Se acerca la hora en que ya no os hablaré en parábolas, sino que con toda claridad os hablaré acerca del Padre. 26 Aquel día pediréis en mi nombre y no os digo que yo rogaré al Pad re por vosotros, - 1 pues el Padre mismo os quiere, parque me queréis a mi y creéis que salí de Dios. 28 Salf del Padre y he venida al mundo. Ahora dejo oirá vez el mundo y voy al Padre». - 9 Le dicen sus discípulos: •Ahora si que hablas clara, y no dices ninguna parábola. w Sabemos ahora que lo sabes todo y no necesitas que
de Jesús se refiere a la tristeza de los discípulos, que no está 21-22 destinada a permanecer para siempre (cf. 14,18), y al rechazo por parte del mundo (cf. 14,19). Aquí, en el capítulo 16, el tema de la alegría definitiva se amplia con el recurso a la imagen de la mujer que da a luz: la muerte y la resurrección de Jesús constituyen, en cierto modo, el nacimiento del Mesías.
El Padre: 16,23-27 Se retoma aquí el tema de la oración en el nombre de Jesús 25-27 (pero esta vez es el Padre quien la escucha). Jesús promete una clara revelación del Padre y hace hincapié en la intimidad del amor del Padre para quienes acogen al Hijo.
Conclusión: 16,28-33 Jesús habla de su partida de un modo más incisivo que en 14,28. Los versículos 29-30 no tienen paralelos en el capitulo 130
j n 14,13-14 14,23-24
JlAN 16,31-33 nadie le pregunte. Por esta creemos que has salido de Dios». " Jesús les respondio: «¿Ahora creéis? *- Mirad que llega la hora (y ha llegado ya) en que os dispersaréis cada uno por vuestro lado y me
32 33
dejareis solo. Pero na eslay solo, parque el Padre está conmigo. Í J Os he dicho estas cosas para que tengáis paz en mi. En el mundo tendréis tribulación. Pero ¡ánimo! Yo he vencido al mundo».
14 (aunque el tema del creer aparece en 14,29). Después de todas las incomprensiones, parece que finalmente los discípulos empiezan a comprender. El discurso concluye con el tema de la hora fatal ya inminente y el triunfo final de Jesús, que confía siempre en el Padre. Y una vez más encontramos la mención de la paz (14,27) y la afirmación «Os he dicho estas cosas» de 14,29. La redacción de los dos relatos en los capítulos 14 y 16 es ligeramente distinta; pero, pensándolo bien, las semejanzas de contenido y organización son tan llamativas que no podemos considerarlas casuales.
S e g u n d a p a r t e del último discurso: 15,1-16,4 Este bloque del último discurso contiene los paralelos más próximos a los discursos sinópticos pronunciados por Jesús durante la vida pública. No obstante, a u n admitiendo la posibilidad de que muchas de sus afirmaciones hubieran sido hechas en otras circunstancias, el motivo de la última cena las ha impregnado y el nuevo contexto ha modificado el mensaje. Podemos subdividir esta unidad como sigue: (a) La vid y los sarmientos, una metáfora que expresa el amor íntimo entre Jesús y sus discípulos: 15,1-17. (b) El odio del mundo a los seguidores de Jesús: 15,1816,4. 131
Jn 14,30-31
JUAN 15.1-8
vid y los sarmientos: 15,1-8 Quien busque una parábola en Juan se sentirá recompensado al encontrar un raro ejemplo en el pasaje sobre la vid y los sarmientos. (Algunas versiones hablan de viña y vides, en vez de vid y sarmientos; ciertamente, la imagen de la viña es más adecuada al versículo 6. Los sinópticos contienen varias parábolas que consideran el reino de los cielos como una viña. Como hemos observado ya, en Juan la persona de Jesús equivale al reino de los cielos en los sinópticos). En el Antiguo Testamento se habla con frecuencia de Israel como de una vid (o viña) elegida por Dios, cultivada con sumo esmero, pero que sólo da frutos amargos. Hemos visto cómo Jesús reemplaza las instituciones y las fiestas judias. Ahora se manifiesta como la vid del nuevo Israel. Unidos a él, los cristianos del nuevo Israel darán sólo frutos gratos para el viñador, que es el mismo Dios. En el Antiguo Testamento se presenta con frecuencia a Dios como aquel que poda e incluso arranca la vid estéril. En cambio, la vid del nuevo Israel no dejará de dar frutos, aun cuando habrá sarmientos inútiles, que serán desechados y arrojados al fuego. Podríamos observar que la imagen de Jesús como vid es otro eco de Jesús considerado como sabiduría divina, ya que también la sabiduría es comparada a una vid. Jesús, que en Cana se mostró reacio a producir una abundancia de vino, porque su hora no habla llegado todavía, se manifiesta ahora como la verdadera vid que comunica la savia vital a los sarmientos. La Didajé, que transmite el relato más antiguo de la eucaristía fuera del Nuevo Testamento, contiene esta bendición sobre el cáliz: «Te damos gracias. Padre nuestro, por la santa vid de David, tu siervo, la que nos diste a conocer por medio de Jesucristo, tu siervo». 132
MI 20,1-8; 21,33-41
O» 10,1; b 5,1-7; Ezl7,510: Sal 80.9-17 MI 7.17-20
MI 13,30. 40-42; 15,13
24.17-1
JUAN 15,9-18
Permanecer en el amor: ¡5,9-17
11 12 13
Los temas de la inhabitación divina, de la oración hecha en el nombre de Jesús, de la observancia de los mandamientos y del permanecer en el a m o r (que hemos visto en la primera parte) se retoman en los versículos 7-10. La alegría de Jesús prometida aquí es semejante a la pa? de Jesús: será dada en plenitud sólo después de su resurrección. Olmos hablar de nuevo del mandamiento supremo del amor mutuo (circunscrito a los seguidores de Jesús) y del tema del dar la propia vida. Jesús que da su vida no es sólo el ejemplo supremo del amor, sino que, como causa ejemplar, es lo que hace que el
14-15 amor cristiano sea peculiar. Abrahán, la finura ideal del Antiguo Testamento, era amigo de Dios. El ideal del Nuevo Testamento consiste en ser amigos de Jesús y amados por Jesús. En el pasado, Jesús llamó siervos a los discípulos, pero lo que revela en este momento los eleva al rango de amigos; en efecto, su conocimiento de Dios supera y eclipsa ahora el de cual16-17 quiera de las figuras de la historia de Israel. Jesús eligió a los destinatarios de esta revelación. La respuesta a tal manifestación desinteresada del a m o r de Dios deberla ser el amor mutuo entre los discípulos.
El odio del mundo:
18
Cf. Jn
14,27
Jo 20,20-21 Jn 13.3435.37 U n 3,16
b 41.8; SI 2.23
Jn 12,26: 13,16 U 3,5 1 Jn 4,10II; MI 5.43-48
15,18-/6,4
El Padre ha atestiguado su amor al Hijo enviándolo al mun- jn 3,34-35 do; el Hijo atestigua su a m o r a los discípulos enviándolos al mundo. Esta misión de los discípulos suscita el odio del Jn 15 mundo. (Nótense los paralelos de esta sección con el discur* ', so de misión en Mateo). La oposición entre el mundo some- 20a - 24-25 tido a Satanás (I Jn 5,19) y Jesús continuará en el enfrenta^ ¡ S 133
JUAN 15,19-16,4 19
miento enire el mundo y los discípulos de Jesús. Dado que las obras del mundo son perversas (Jn 7,7), los discípulos no pueden ser, al mismo tiempo, discípulos de Jesús y partlci21-23 pes de las obras del mundo. La verdadera causa del odio del mundo a Jesús es el odio del mundo (y de su príncipe) al Padre. (Nótese que en el versículo 21 se afirma que los discípulos serán perseguidos «por causa de mi nombre», lo cual constituye u n a referencia al nombre divino "Yo soy», que 24-26 aparece con frecuencia en Juan). La injusticia del odio del mundo hará necesaria la ayuda del Paráclito, el Espíritu del 27 verdadero testimonio. Los instrumentos del testimonio del Paráclito serán los discípulos, que han estado con Jesús desde el momento en que Juan el Bautista dio testimonio. Así, el Espíritu anunciará a Jesús a través de la Iglesia. 16,1 2
4
Esta advertencia sobre la persecución del mundo tiene u n a función preventiva. Empezando por la muerte de Esteban, el primer mártir, el a m o r de Dios será la máscara tras la cual se ocultará el odio del mundo. La expulsión de las sinagogas es una concreción de la persecución prevista por Jesús, formulada a la luz de la amarga experiencia vivida p o r la comunidad joánica, rechazada por los judíos, como ya se ha indicado en 9,23 y en 12,42. Así como Jesús tiene su hora (una hora de glorificación que implica sufrimiento), así también vendrá la hora de sus discípulos. A los discfpulos se les ofrece la oportunidad de unir su propia sangre a la del Señor, tanto en sentido eucarlstico como en senI ido físico.
134
26 - 19.20
Jn
Hch 5,41 lia
Hch 1,21. , j . ,! 4,13-14
Hch 7,
Ap 13,
Jo 6,53
JUAN 17,1-3 que a ti. J Y que según el poder que le has dado sobre toda carne, dé también vida eterna a todos los que tú le has dado. J Ésta es la vida eterna: que te conozcan
•fl ^TLa oración de Jesús. ' Asi habló X / Jesús, y alzando los ojos al ciclo, dijo: 'Padre, ha llegado la hora; glariTica a tu Hijo, para que tu Hijo te glarifi-
Tercera p a r t e del último discurso: 17,1-26 La «oración sacerdotal» que forma este capitulo constituye una unidad en si y es la sublime conclusión del último discurso. Aquí, más que nunca, cruzamos el umbral de la eternidad. Aunque se encuentra aún en el mundo (v. 13), Jesús contempla su ministerio terreno como una cosa del pasado (v. 4). En Juan se ha hablado muy poco sobre la oración de Jesús; cuando oraba, lo hacia para enseñar a sus oyentes cuál era la Fuente de su gloria. Aquí tenemos al sumo sacerdote glorificado que retorna al Padre y que, en calidad de representante de la humanidad, pronuncia una gran oración de unión. Si queremos establecer un paralelo con nuestra liturgia, teñemos aquí el «prefacio» al sacrificio de la cruz, histórico y eternamente válido. (Al lector podría resultarle interesante la búsqueda de ecos de la otra oración de Jesús en los sinópticos, el Padrenuestro).
jn 11,41-42; 12,27-28
Hb 7,26«| í ¡
Mt
6 li
*
Todo está consumado; oración por la gloria: 17,1-8
2
Las primeras palabras vinculan esta sección al resto del discurso. Como en la multiplicación de los panes, Jesús eleva los ojos al cielo, buscando la fuente de su gloria. Estamos en el contexto de la «hora» joánica, hasta tal punto que Jesús puede ser ahora la fuente de la vida eterna, que es el fruto de
135
Me 6,41;
JUAN 17,4-9 a li, el único Días verdadera, y al que tú has enviado, Jesucristo. J Yo le he glorificado en la tierra, llevando a cabo la obra que me encomendaste realizar. 5 Ahora, Padre, glorifícame tú, junto a ti, con la gloria que tenia a tu lado antes que el mundo fuese. 6 He manifestado tu Nombre a los hombres que tú me has dado tomándo-
los del mundo. Tuyoserany tú me los has dado; y han guardado tu palabra.' Ahora ya saben que todo lo que me has dado viene de ti;" porque las palabras que tú me diste se las he dado a ellos, y ellos las han aceptado y han reconocido verdaderamente que vengo de tí, y han creído que tú me has enviado.9 Por ellos ruego; no ruego por el mundo, sino por los que
su glorificación. En efecto, sólo cuando Jesús sea glorificado, la gloria del Padre se manifestará plenamente. El Hijo se hizo hombre para revelar al Padre a quien nadie habla visto nunca. Sólo en este momento ha cumplido por completo su misión, pues sólo ahora podemos conocer al Padre tal como se refleja en el Hijo glorificado. El uso semítico del verbo «conocer» implica intimidad y unión. Aquí se trata de comunión con la fuente de la vida, el Padre, que habla a través de la Palabra. La teología eslá plenamente de acuerdo con el concepto joánico de vida eterna, cuando afirma que el cielo y la visión beatifica consisten en el conocimiento intuitivo de Dios, el cumplimiento del conocimiento imperfecto iniciado ya en la tierra. Una vez realizada la obra de revelación del Padre, el Hijo regresa a su derecha. En realidad, por su condición divina, el Hijo no ha dejado nunca al Padre; pero ahora la naturaleza humana que él asumió tiene que ser glorificada en la presencia del Padre. 6 74
J" 7,38-39
Jo 1.18 I Ja 5,20
1 Jo 3,2; 1 Co 13,12 I.f
1,20-22 Ja 1,18; 8,29
Una vez más notamos u n a referencia joánica al nombre Cf. Ja 6,20 divino («Yo soy»). Quienes acogen a Jesús son quienes han ^~$6 sido ya elegidos por el Padre, lo cual constituye otro tema J» 1,12-13; joáníco. 136
JlAN 17,10-17 lú me has dado, porque son tuyos; !0 y Iodo lo mío es luyo y todo lo tuyo es mío: y yo he sido glorificado en ellos. " Yo ya no estoy en el mundo, pero ellos si están en el mundo, y yo voy a ti. Padre santo, cuida en tu nombre a los que me has dado, para que sean uno como nosotros. ,2 Cuando estaba yo con ellos, yo cuidaba en tu nombre a los que me hablas dado. He velado por ellos y ninguno se ha perdido, salvo el hijo de per-
dición, para que se cumpliera la Escritura. " Pero ahora voy a ti, y digo estas cosas en el mundo para que tengan en si mismos mi alegría colmada. ' J Ya les he dado tu palabra, y el mundo los ha odiado, porque no son del mundo, como yo no soy del mundo. '•" No te pido que los retires del mundo, sino que las guardes del Maligno. '* Ellos no son del mundo, como yo no soy del mundo. I7 Santifícalos en la verdad: tu palabra es verdad.
La oración por los discípulos: 17,9-19 Los creyentes elegidos, que ahora son propiedad común del Padre y del Hijo encarnado, son el primer objeto de la oración de Jesús. Él pide que sean custodiados (w. 9-16) y consagrados (w. 17-19). ¿Qué será de ellos después de la partida del Pastor? En la tierra, Jesús podía protegerlos; ahora pide que esta protección continúe «en tu nombre a los que me hablas dado» (para un ejemplo del nombre divino que ejerce protección, véase 18,6-9, y cf. también Hch 4,12). La acción de Judas, el único excluido de esta protección, no fue consecuencia de una debilidad por parte de Jesús, sino que, más bien, este personaje entraba en el plan divino, según el testimonio del Antiguo Testamento. Se retoman ahora los temas 13-14 de la alegría de los discípulos y del odio del mundo que vimos en la segunda parte. Aquí resulta a ú n más claro que no hay 15-16 que retirarse de la lucha contra el imperio de Satanás; los U discípulos son enviados en un ataque frontal al mundo con el fin de conquistarlo para Cristo. En principio, Jesús ha obtenido la victoria; pero la realización de esa victoria en el tiempo es obra de los discípulos en la Iglesia. Esta obra de los dis-
137
Jn 10,2829: Me 14,27: Le 22,32
Jn 15,11. 18»
Jo 16,33 1 Jn 5,4
JlAN 17,18-23 ,8
Como lú me has enviada al mundo, yo también los he enviado al mundo. ''•' Y por ellos me santifico a mf mismo, para que ellos también sean santificados en la verdad. 20 No ruego sólo par éstos, sino tambien por aquellos que, por medio de su palabra, creerán en mi,2I para que todos 17 ¡9
sean uno. Como lú, Padre, en mi y yo en ti, que ellos también sean uno en nosotros, para que el mundo crea que tú me has enviado. - : Yo les he dado la gloria que tú me diste, pora que sean uno como nosotros somos uno; u yo en ellos y lú en mi. para que sean perfectamente uno, y el mundo conozca que tú me has en-
cípuIosescontinuacÍóndeladeJesÚS,elcualseconsagraasl mismo, es decir, se entrega en sacrificio, para fortalecerlos y para que, por medio de la consagración de su Señor, ellos puedan recibirla entrega y la santificación necesarias. Estos versículos son la promesa de una misión divina para los discípulos, una misión que se les confiará en la noche de Pascua, después de la consumación del sacrificio. La verdad, que constituye el sello de la santificación de los discípulos, consiste en la revelación hecha en Jesús e interpretada por el Espíritu de la verdad. (Es posible que una afirmación como «Tli palabra es verdad» -nótese también el empleo de «palabra» en 17,6.14-, combinada con «Yosoy la verdad», constiluyera la base de la descripción que Juan hace de Jesús como la Palabra en el Prólogo).
;
Cf.Jn 10,36 II 5,25-26
jn w.fi
Oración por quienes creen gracias a la palabra de los discípulos: 17,20-26 Como en 10,16, los creyentes (evangelizados por diferentes discípulos) no forman un solo rebaño, pero se ora por la unión enire ellos. El contacto vital con esta generación futura, y con todas las generaciones posteriores, no se perderá, porque 21-23 Jesús habitará en ellas. La inhabitación de Jesús, la participación de los cristianos en la vida eterna, ya en esta tierra, pro-
138
j 0 20,29.31
MI 28,20 • J" 1.3
JUAN 18,2-11 de habla un huerto, en el que entraron él y sus discípulos. • Pero también Judas, el que le entregaba, conocía el sitio, porque Jesús se habla reunido allí muchas veces con sus discípulos. • Judas, pues, llega allí con la cohorte y los guardias enviados por los sumos sacerdotes y fariseos, con linternas, antorchas y armas.* Jesús, que sabia todo lo que le Iba a suceder, se adelanta y les pregunta: «¿A quién buscáis?". * Le contestaron: «A Jesús el Nazareno». Dlcclcs: «Yo soy». Judas, el que le entregaba, estaba también con ellos. 6 Cuando les dijo: «Ya soy», retrocedie-
2 3, 12
«
6-7
10-11
ron y cayeron en tierra. 7 Les preguntó de nuevo: «¿A quién buscáis?». Le contestaron: "A Jesús el Nazareno». s Respondió Jesús: "Ya o s he dicho que yo soy; asi que si m e buscáis a mi, dejad marchar a éstos».'' Asi se cumpliría lo que habla dicho: -De los que me has dado, no he perdido a ninguno-. I 0 Entonces Simón Pedro, que llevaba una espada, la sacó e hirió al siervo del sumo sacerdote, y le corló la oreja derecha. El siervo se llamaha Malni. H JL-MLS di;" a l ' . \ i n ' -\'CL-[-.Í-
la espada a la vaina. La copa que me ha dado el Padre, ¿no la voy a beber?».
nía d e Jesús e n este lugar, descrito e n los sinópticos, está a u s e n t e e n J u a n , a u n q u e p a r e c e q u e h a y d e t a l l e s d e ella e n todas partes. J u a n empieza presentando a Judas, q u e conduc e h a s t a el l u g a r a l o s g u a r d i a s q u e s e d i s p o n e n a a r r e s t a r a J e s ú s . La p a t r u l l a h a s i d o e n v i a d a p o r l a s a u t o r i d a d e s j u d i a s , p e r o sólo e n J u a n a p a r e c e n t a m b i é n t r o p a s r o m a n a s ( u n •destacamento» es u n a «cohorte») guiadas p o r u n tribuno r o m a n o ( u n detalle q u e podría indicar q u e Pilato estaba i n f o r m a d o s o b r e el a r r e s t o ) . E n e s t e i n t e n t o d e l a s t i n i e b l a s d e s o f o c a r la l u z d e l m u n d o , l o s m i n i s t r o s d e la o s c u r i d a d n e c e s i t a n a n t o r c h a s . E x c e p t o e n el e p i s o d i o d e l b e s o d e J u d a s , J u a n p r e s e n t a a J e s ú s t o m a n d o la iniciativa, s i e m p r e c o m o d u e ñ o d e s u d e s t i n o . C u a n d o p r o n u n c i a el n o m b r e d i v i n o "Yo soy», las f u e r z a s d e l a s t i n i e b l a s , i m p o t e n t e s , s e s o b r e c o g e n d e t e r r o r c o m o M o i s é s e n el S i n a l . S i e m p r e p r e o c u p a d o p o r a q u e l l o s q u e el P a d r e le h a d a d o , J e s ú s utiliza s u p o d e r p a r a p r o t e g e r a los d i s c í p u l o s . El e p i s o d i o del c o r t e d e l a o r e j a del siervo s e n a r r a c o n m á s detalles q u e e n los s i n ó p -
Jn 12,2729; 14,31;
18,11 Le 22,39
Jn 12.35
Jn 10.18 Ex 3.6.14
1x22,5051;
Uc 14,47 140
J l A \ K-.12-18 l?
Entonces la cohorte, el tribuno y los guardias de los judíos prendieron a Jesús, le ataron " y le llevaron primero a casa de Anas, pues era suegro de Caifas, el sumo sacerdote de aquel año. 1J Caifas era el que aconsejó a los judíos que convenía que muriera un solo hombre por el pueblo.
atrio del sumo sacerdote, " mientras Pedro se quedaba fuera, junto a la puerta. Entonces salió el otro discípulo, el conocido del sumo sacerdote, habló a la portera c hizo pasar a Pedro. | J La muchacha portera dice a Pedro: "¿Na eres tú también de los discípulos de ese hombre?». Dice él: «No lo soy». IS Las siervos y los guardias tenían unas brasas encendidas porque hacia frío, y se calentaban. También Pedro estaba con c líos ca I c n lánd ose.
Primera negación de Pedro. '* Seguían a Jesús Simón Pedro y otro discípulo. Este discípulo era conocido del sumo sacerdote y cnlró con Jesús en el
lieos, pues sólo Juan nombra a los personajes: Pedro y Maleo. El dieho sobre la copa es olro detalle lomado de la escena de la agonfa, que no se relata en Juan.
Me 14,36
El interrogatorio ante Anas: 18,13-14.19-24 Marcos y Mateo narran un proceso nocturno celebrado por el sanedrín (en Mateo tiene lugar ante Caifas); Lucas refiere una escena semejante por la mañana (y no habla de un proceso nocturno). Marcos y Mateo se limitan a mencionar una sesión matutina del sanedrín. Dado que una sesión formal del sanedrín durante la noche habría sido irregular, es posible que estos relatos divergentes representen una excesiva simplificación de un conjunto de acciones: (a) un interrogatorio nocturno no oficial por parte del sumo sacerdote Anas (del que habla sólo Juan), en el que Jesús sufrió malos tratos y Pedro lo negó; (b) un interrogatorio por la mañana ante el sanedrín presidido por Caifas, donde se tomó la decisión definitiva de entregar a Jesús a los romanos para que fuera ejecutado. Juan presenta sólo el esbozo, los sinópticos nos dan detalles.
141
He 14,5365; Le 22.66-71
Me 15.1
Le 22,5465; Me 14,65-72 Ja 18,24. 28; Le 22,66-71; Me
14.55-64
JlAN 18,19-23 El interrogatorio ante Anas. " El sumo sacerdote interroga a Jesús sobre sus discípulos y su doctrina. -'•' Jesús le respondió: «He hablado abiertamente ante todo el mundo; he enseñado siempre en la sinagoga y en el Templo, donde se reúnen todos los judíos, y no he hablado nada a ocultas. 2 I ¿Por qué me pre-
guntas? Pregunta a los que me han oído lo que les he hablado; ellos saben lo que he dicho».21 Apenas dijo esto, uno de los guardias, que allí estaba, dio una bofetada a Jesús, diciendo: «¿Asi contestas al sumo sacerdote?». 2i Jesús le respondió: •Si he hablado mal, declara lo que está mal; pero si he hablado bien, ¿por que
13-M
Anas era el patriarca de una familia de sumos sacerdotes. El habla sido sumo sacerdote del 6 a.C. al 15 d.C. Tenia cinco Le 3,2 hijos, un nieto y un yerno (Caifas) que servían como sumos Ikh 4.6 sacerdotes. La casa de Anas es famosa en la literatura rabínica por su avaricia y corrupción. Caifas, que ocupó el cargo del 18 al 36 d.C, perdió el poder en cuanto se retiró Poncio Pi lato, lo cual hace razonable la sospecha de que hubo enfrentamientos entre ambos. La tradición según la cual un sumo sacerdote (a quien Juan identifica como Anas) estuvo impliMI 26.57 cado en la sesión nocturna pudo dar lugar a la identificación 19 mateana del sumo sacerdote como Caifas, que era el sumo sacerdote entonces reinante. El interrogatorio nocturno en Juan, que no muestra puntos de contacto con el proceso del que hablan los sinópticos, está centrado en la enseñanza de Jesús (¿cómo podía enseñar, si no había recibido una fórmalo ción oficial?) y de los discípulos (¿existía el peligro de una rebelión mesiánica?). La respuesta de Jesús (que se encuen21 tra también en la escena sinóptica del huerto de los Olivos: Me 14,58 Me 14,49) subraya la naturaleza pública de su ministerio: a - J o 2,19; sus interlocutores no se les ha ocultado nada que tenga Le6 22,678 - Jn 22-23 importancia real. En este interrogatorio informal, el abuso 10,24-25; de los testigos parece más adecuado que en el proceso ante el Le 22,70 Jo 10,36; sanedrín (donde lo sitúa la tradición sinóptica, que narra una 19,7; Me 14,62
142
JlAN 18,24-27 me pegos?». 2i Entonces, Anas le envió atada al sumo sacerdote Caifas. Pedro niega de nuevo a Jesús. B Estaba allí Simón Pedro calentándose y le dijeron: «¿No eres tú también de sus discípulos?". Él lo negó diciendo: «No lo ¡4
soy*. ™ Uno de los siervos del sumo sacerdote, pariente de aquel a quien Pedro habia cortado la oreja, le dice: «¿No te vi yo en el huerto con él?». 17 Pedro volvió a negar, y al instante cantó un _:;ill:>.
sola sesión del tribunal). Juan omite los detalles relativos al Jn 1,51; interrogatorio del sanedrín sobre el mesianismo de Jesús (el MeJo14,6411,53 proceso sinóptico), pero, fiel a su estilo literario, parece que menciona algunos incidentes de este episodio en otras partes de su Evangelio.
La negación de Pedro: 18,15-18.23-27 Para mostrar cómo las negaciones d e Pedro tuvieron lugar en el mismo momento en que se producía el interrogatorio n o c t u r n o (los c u a t r o Evangelios hablan de negaciones durante la noche), Juan sitúa la primera negación antes del relato del interrogatorio; y la segunda y la tercera, después de él. La identidad exacta de las tres personas que interrogan a Pedro varía entre los Evangelios (como se puede esperar de una tradición oral), pero la importancia fundamental del relato sigue siendo la misma: un tributo, ciertamente 15-16 poco halagador, a la importancia de Pedro. La aportación mas notable de Juan es que «el otro discípulo», que era conocido del sumo sacerdote, "entró con Jesús en el atrio del sumo sacerdote, mientras Pedro se quedaba fuera". Esta es la primera vez que se usa el término «el otro discípulo»*; Jn 20,2 lo identifica con «el discípulo a quien Jesús amaba». Es posible que -el otro discípulo» sea la descripción que el dis-
143
JUAN 18,28 El proceso ame Pílalo. *s De la casa de Caifas llevan a Jesús al pretorio. Era
de madrugada. Ellos no entraron en el pretorio para no contaminarse y poder
cipulo hizo de sí mismo, y que el segundo título, más laudatorio, se lo aplicaran sus discípulos. En cualquier caso, la Jo 13,23conexión con Pedro es típica de este discípulo. No sabemos 24; 20,2-3; 21,7. en calidad de qué era «conocido del sumo sacerdote», pero 20-21 es probable que esta información diera origen, en el siglo II, a la tradición según la cual Juan (considerado el discípulo en cuestión) era sacerdote.
El proceso ante Pllato: 18,28-19,16 El padre Boismard observó que este proceso está estructurado en siete escenas, que se alternan fuera (F) y dentro (D) del pretorio: (1) F - Los judíos piden la muerte de Jesús: 18,28-32
(7) F - Los judíos obtienen la condena a muerte de Jesús: 19,12 b-16 (2) D - Pilato cuestiona la realeza (6) D - Pilato cuestiona el deJesús: 18,33-38a poder de Jesús: 19,9-12a (3) F - Jesús es inocente: (5) F - J e s ú s e s inocente: 18,38b-40 19,4-8 (4) D - Se burlan de Jesús: 19,1-3 Aunque los sinópticos contienen elementos de las escenas 2, 3 , 4 , 5 y 7, no tienen la alternancia de escenas ni una disposición tan dramática. Al presentar a Pilato yendo y viniendo entre los judíos (fuera del pretorio) y Jesús (dentro del pretorio), J u a n subraya que el proceso no es concluyente porque ni Pilato ni los judíos quieren escuchar la verdad.
144
JlAN 18,29-35 asi comer la Pascua. 19 Salió entonces Pílalo fuera hacia ellos y dijo: «¿Qué acusación traéis contra este hombre?". 50 Ellos le respondieron: «Si éste no fuera un malhechor, no le lo habríamos entregado». " Pílalo replicó: -Tomadle vosotros y juzgadlc según vuestra Ley». Los judíos replicaron: «Nosotros no podemos dar mucrlc a nadie». s¡ Asi se
cumpliría lo que había dicho Jesús cuando indicó de qué muerte iba ;i morir. ! 1 Entonces Pilato entró de nuevo al pretorio y llamó a Jesús y le dijo: «¿Eres lú el rey de los judíos?». u Respondió Jesús: •¿Dices eso por tu cuenta, o es que otros te lo han dicho de ml?«. 5 i Pílalo respondió: «¿Es que yo soy judío? Tu pueblo y los sumos sacer-
Primera escena: 18.28-32 Se indican con precisión el tiempo en que transcurre la escena y los movimientos en ella: es viernes por la mañana (la Pascua empezara al atardecer de ese día); estamos fuera del pretorio (la entrada en la casa de un gentil podía hacer ritualmente impuros a los sacerdotes). Sólo el cuarto Evangelio explica la 29-31 razón por la que los sacerdotes acuden a Pilato, a saber: los romanos hablan privado a los judíos del derecho a ejecutar .
Me 3,18
nos informa únicamente el cuarto Evangelio). Tomás pide Jn 11.16; •4,5 una prueba física de la resurrección y, asi, presta el servicio de rechazar cualquier explicación de las apariciones pascuales como autosugestiones o alucinaciones. Como consecuencia, otro domingo, Jesús aparece de nuevo atravesando puer- ¿l Co 15,5? tas cerradas cuando están todos los discípulos reunidos. Y 159
JUAN 20,27-21.1 2J
Luego dice a Tomás: «Acerca aquí tu dedo y mira mis manos; trac tu mano y mctcla en mi costado, y no seas incrédulo sino creyente". 2S Tomás le contestó: 'Señor mío \ Dios mío». -'' DfocJe lesos: -Porque me has visto has creído. Dicho. ^ que no han visto y han creído, sos los í0 Conclusión. Jesús realizó en presencia de los discípulos otros muchos signos qucnacstáncscritoscncstc libro." Éstos
hansidocscritosparaquccrcáisqucJesús es el Cristo, el Hijo de Dios, yparaquecrcyendo tengáis vida en su nombre. . . . t_,{i„ l l „ _ _, , , , , _ „ , La aparición del Resucitado e n Galilea ^ ^
1 La aparición a los siete discípuX los. ' Después de esto, se mani-
27-28 ofrece la prueba que ha pedido Tomas. Pero al parecer sin verificarla de manera expresa. Tomas confiesa a Jesús con las mismas palabras usadas por el salmista para Yahvé. En el capítulo 1, los discípulos hablan atribuido a Jesús una serie de títulos que indicaban un conocimiento gradual y cada ve? más profundo de él; Tomás le aplica aquí el titulo final y definilivo: Jesús es el SEÑOR DIOS. El Evangelio concluye con esta afirmación triunfante y absoluta de la divinidad de Jesús. Al comienzo, Juan nos 29 habla dicho que la Palabra era Dios. Ahora lo repite al final y 30-31 bendice a quienes la aceptan con fe, es decir, a los verdaderos cristianos de todos los tiempos. La finalidad del Evangelio se ha alcanzado con éxito: ha narrado algunos de los acontecimientos, seleccionados entre otros muchos, que muestran la divinidad de Jesús, de modo tal que, creyendo, los lectores puedan tener vida por medio de él.
$al 3513 ct j0 -
jn 1,1 *'*
E p í l o g o : Las a p a r i c i o n e s e n Galilea Jn 21,1-25 Es probable que el cuarto Evangelio terminara con el capltulo 20. El capítulo 21, añadido, muestra características joáni160
CÍ. p. u
JUAN 21,2 testó Jesús aira vez a los discípulos a orillas del mar de libertades. Se man ifestó de esta manera. - Estaban juntos
Simón Pedro, Tomas, llamado el Mcllizo, Nalanacl, el de Cana de Galilea, los de Zebedeo y otros dos de sus discípulos.
cas (por ejemplo. Nalanael, Cana, el discípulo amado), por lo que représenla, probablemente, otra compilación de relatos pascuales primitivos que el redactor final encontró en la tradición y añadió a la obra del evangelista. (Está claro que los dichos de 21,18.22 eran lo suficientemente antiguos como para requerir una explicación por parte del escritor). La presencia del capitulo 21 en los manuscritos más antiguos (a diferencia del relato de la adúltera) indica que fue añadido Cf. Jn 7,53 antes de la publicación del Evangelio. Aparte de dos intentos editoriales evidentes de conectar el capitulo 21 con el capitulo 20 (la expresión «otra vez» del versículo 1 es dudosa desde Jo 21,1.14 el punto de vista textual), los relatos pascuales del capítulo 21 son autónomos y parecen representar una tradición galilea independiente de la tradición de las apariciones en Jerusalén. Recordemos que fundamentalmente Mateo y Marcos Me 16,7; M1 28 (pero no el apéndice marcano de Me 16,9-20) representan , ¿° Le ¿4¿
una tradición de apariciones en Galilea, mientras que Lucas y Jn 20 narran sólo apariciones en Jerusalén.
Hcb 13,31
Los pescadores: 21,1-14
2
El capitulo 21 parece contener una serie de al menos tres escenas distintas, unidas entre sf por un hilo tenue (y tal vez redaccional). La primera presenta siete discípulos pescando en el lago de Galilea. La mención de los hijos de Zebedeo es extraordinaria y exclusiva de Juan; los dos discípulos anónimos son mucho más joánicos. (Tal vez «hijos de Zebedeo» sea una glosa que pretende identificar a los otros «dos discf-
161
jn 1,35
JUAN 21,3-12 1
Simón Pedro les dice: «Voy a pescar". Le contestan ellos: «También nosotros vamos contigo». Fueron y subieron a la barca, pero aquella noche no pescaron nada. * Cuando ya amaneció, estaba Jesús en la orilla; pero los discípulos no sabian que era Jesús. s Dlceles Jesús: •Muchachos, ¿no tenéis nada que comer?". Le contestaron: «No*. É Él les dijo: >Echad la red a la derecha de la barca y encontrareis-. La echaron, pues, y ya no podfan arrastrarla por la abundancia de peces. ' El discípulo a quien Jesús amaba dice entonces a Pedro: «Es
3-4
6 '
el Señor". Cuando Simón Pedro oyó «es el Señor", se puso el vestido -pues estaba desnudo- y se lanzó al mar. s Los demás discípulos vinieron en la barca, arrastrando la red con los peces; pues no distaban mucho de tierra, sino unos doscientos codos. 9 Nada mas saltar a tierra, ven preparadas unas brasas y un pez sobre ellas y pan. I0 Diceles Jesús: «Traed algunos de los peces que acabáis de pescaro. '' Subió Simón Pedro y sacó la red a tierra, llena de peces grandes: ciento cincuenta y tres. Y, aun siendo tantos, no se rompió la red. l * Jesús les dice: -Venid
pulos», de modo que sólo habría habido cinco discípulos). El versículo 7 menciona al discípulo amado. Después de una noche infructuosa, Jesús se aparece, pero no es reconocido. Como ya hemos indicado, eslo no es extraordinario. Sin embargo, si vinculamos este relato al capitulo 20, observamos que los discípulos hablan tenido ya más de dos ocasiones para verlo de cerca. Gracias a las directrices impartidas por este extraño, los discípulos obtienen una pesca milagrosa. El discípulo amado es el primero en reconocer a Jesús, con su habitual «arte de aventajar a los demás», y concretamente a Pedro, pero éste, con su inclinación a saltar de las
>
barcas, llega el primero a la orilla. La presencia de panes y peces ya preparados es un detalle curioso, ya que Jesús acaba de preguntarles si tienen pescado (v. 5); pero, en efecto, un aura de misterio envuelve estas apariciones preternaturales.
11
El número exacto de los peces pescados, 153, es probablemente simbólico; y es posible que san Jerónimo explique el 162
ID 14.28-31
JCAN 21.13-14 igual modo el pez. -1 Ésta fue ya la lercera vez que Jesús se manifestó a los discípulos después de resucitar de entre los muertos.
y comed». Ninguna de los discípulos se atrevía a preguntarle: «¿Quien eres tú?*, sabiendo que era el Señor. l i Viene entonecs Jesús, toma el pan y se lo da: y de
sentido de este número cuando nos dice que para los zoólogos griegos había exactamente 153 especies de peces. Al principio del ministerio sinóptico, Jesús habla prometido hacer de los apóstoles «pescadores de hombres". Ahora, con su ayuda, ellos recogen en su red toda clase de peces. En esta acción profética, Juan ve cómo Jesús encomienda a los discípulos la misión de atraer y reunir a los hombres, un encargo que para Mateo constituye el núcleo esencial de las apariciones en Galilea. Lucas, que no narra apariciones pascuales, no da cabida en los relatos pascuales a esta pesca milagrosa. Entonces, ¿dónde la narra (o, al menos, donde presenta una escena que sea virtualmente idéntica)? En el relato de la vocación de los apóstoles y de la promesa que se les anuncia de transformarlos en pescadores de seres humanos (uniendo así los dos acontecimientos). 13
El relato sobre Jesús que toma pan y peces y se los da a los discípulos contiene el mismo vocabulario que la escena del capítulo 6 (la única escena joánica que se desarrolla a orillas del lago). Hemos visto un significado eucarlstico y podemos sospechar su presencia aquí, después de la misión encomendada a los discípulos.
Me i,i7¡ * ' „, 13,47-48; «,10-20
Le 5,1-11
¿n 4? ''
J n 6>
La profesión d e a m o r de Pedro: 21,15-19 La siguiente escena concierne a la triple prueba que ha de superar Pedro. Como han visto numerosos Padres de la Iglesia, tenemos aquf una reparación de la triple negación en casa de Anas. Cuando Jesús, durante la última cena, le habla 163
Jn
13,37-38
JlAN 21.15-19 Jesús y Pedro. I5 Después de haber comida, dice Jesús a Simón Pedro: «Simónde Juan, ¿me amos más que éstos?». Le dice él: -SI, Señor, lú sabes que le quiero». Le dice Jesús: -Apacienta mis corderos». ,6 Vuelve a decirle por segunda vez: 'Simón de Juan, ¿me amas?». Le dice él: «SI, Señor, lú sabes que te quiero-. Le dice Jesús: «Apacienta mis ovejas». ' 7 Le dice por tercera vez: 'Simón de Juan, ¿me quieres?». Se entristeció Pedro de que le preguntase por tercera
wxz «¿Me quieres?», y le dijo: "Señor, lú lo sabes todo; tú sabes que te quiero*. Le dice Jesús: > Apacienta mis ovejas. ,s "En verdad, en verdad te digo: cuando eras joven, tú mismo te cenias, c ibas adonde querías; pero cuando llegues a viejo, extenderás tus manos y otro te ceñirá y te llevará adonde tú no quieras». ''• Con esto indicaba la clase de muerte con que iba a glorificar a Dios. Dicho esto, añadió: «Stgucmc».
profetizado que le negarla, Pedro habla respondido, con la seguridad de que sabia mejor que el Maestro lo que iba a 1517 suceder, que seguirla a Jesús. Sólo este triple reconocimiento de que Jesús conoce su corazón puede darle la oportunidad de seguirlo de verdad (v. 19). Al comentar el capitulo 10, hemos hecho referencia al papel autorítativo del pastorgobernante en el Antiguo Testamento. En esta tradición, Jesús se habla presentado como el buen Pastor, que da la vida p o r sus ovejas. En la última cena, Pedro habla declarado con orgullo que estaba dispuesto a dar su vida. Jesús, en el momento de dejar a sus ovejas (ovejas que habla querido recoger en un solo rebaño bajo un solo pastor), insiste primero en el criterio joánico del amor y después hace de Pedro un pastor, pero las ovejas siguen perteneciendo a Jesús. Como pastor, Pedro tendrá ocasión de dar su vida. En su juventud 18 habla sido impetuoso y dueño de si; en su ancianidad, en cambio, sus brazos serán extendidos en la cruz y de este ¡9 modo seguirá al Maestro. El redactor hace notar el significado oculto de esta profecía, probablemente impresionado por su impresionante exactitud, ya que para él la crucifixión de Pedro en la colina del Vaticano era ya historia.
164
Jo 10,11 Jo 13,37
Jn 10.16
JlAN 21.20-25 El discípulo amado. -° Pedro se vuelve y ve, siguiéndoles detrás, al discípulo a quien Jesús amaba, que además durante la cena se habfa recostado en su pecho y le habla dicho: «Señor, ¿quién es el que te va a entregar?». *' Viéndole Pedro, dice a Jesús: «Señor, y éste, ¿qué?». i2 Jesús le respondió: «Si quiero que se quede hasta que yo venga, ¿qué te importa? Tú, sigúeme". í 5 Corrió, pues, entre los hermanos la voz d e que este discípu-
lo no morirla. Pero Jesús no habfa dicho a Pedro: «No morirá-, sino: «Si quiero que se quede hasta que yo venga-. Conclusión. -' Este es el discípulo que da testimonio de estas cosas y que las ha escrito, y nosotros sabemos que su testimonio es verdadero. M Hay además otras muchas cosas que hizo Jesús. Si se escribieran una por una, pienso que ni todo el m u n d o bastarla para contener los libros que se escribieran.
Juan: 21,20-23 De nuevo junto a Pedro, el discípulo amado aparece en la escena final. También su destino es objeto de un dicho enigmático. Aun cuando la respuesta del Señor a Pedro, siempre apresurado en sus iniciativas, pretende únicamente decir: "Eso no es cosa tuya», fue interpretada erróneamente (en tiempos del redactor) por algunos como una predicción de que el discípulo vivirla hasta la segunda venida de Jesús. Hemos de recordar la expectativa ardiente e inminente de la parusla en la Iglesia primitiva. Es posible que muchos interpretaran erróneamente las palabras: "Esta generación no pasará antes de que se cumplan todas estas cosas» y creyeran que los apóstoles no morirían antes del retorno de Jesús. Pero los cristianos joánicos asociaron esta esperanza al discípulo amado, y su muerte sacudió la fe de algunos. Asi, este episodio se narra para esclarecer la dificultad.
Firma de atestiguación: 21,24-23 El capitulo añadido concluye con la garantía de que el testigo que está en la base del relato del Evangelio es el discípulo 165
2 Tu 2
vit 14.a
Jl*AN 21,24-25 amado: él es el responsable del escrito (tal vez por haber proporcionado el testimonio transmitido en él) y su testimonio es verdadero. Y, por último, quien escribe las líneas del último capitulo añade una nota para explicar que no se ha escrito todo. No se puede recoger en las páginas de un libro todo lo relativo a Jesús, ni siquiera en un libro como el cuarto Evangelio.
166
LAS CARTAS DE JUAN
INTRODUCCIÓN
El autor de la Primera, Segunda y Tercera caria de Juan La Segunda y la Tercera caria de Juan son semejantes en su formato epistolar, especialmente en la introducción y en la conclusión. Es probable que sean obra del mismo «presbítero» y que fueran escritas en el mismo periodo de tiempo. La Segunda caria de Juan tiene contenidos análogos a los de la Primera (que no tiene formato epistolar), especialmente en 2 Jn 5-7, donde se hace hincapié en el mandamiento del amor mutuo (1 Jn 2,7-11) y se condena a los seductores (anticristos), que han aparecido en el mundo (1 Jn 2,18-19). Así, aunque el escritor de la Primera carta de Juan no se identifica, la mayoría de los estudiosos piensan que el presbítero compuso las tres obras,
Relación entre las Cartas y el Evangelio Hay muchas semejanzas en el estilo y el vocabulario entre las Cartas y el cuarto Evangelio, pero también algunas diferencias sorprendentes: (a) El prólogo de la Primera carta de Juan no subraya la encarnación de la Palabra personificada, sino el testimonio sobre la palabra (mensaje) de vida que fue vista, oída y sentida, es decir, la vida humana de Jesús. 169
E L EVANGELIO v LAS CARTAS DE JUAN
(b) Algunos rasgos que el Evangelio atribuye a Jesús son aplicados en la Primera caria de Juan a Dios; por ejemplo, en 1.5 Dios es luz (véase Jn 8,12); en 4,21 y 2 J n 4 e s Dios quien da el mandamiento del amor mutuo (véase Jn 13,34). Se podría decir que en las Cartas hay una cristología menos desarrollada. (c) En las Cartas se hace menos hincapié en el Espíritu como persona y no se emplea nunca el término evangélico • Paráclito» para referirse al Espíritu. (Cristo es el paráclito o abogado en 1 Jn 2,1). Se encuentra una exhortación a estar atentos porque no todos los espíritus son el Espíritu de la verdad o el Espíritu de Dios, de modo que es preciso examinar los espíritus (4,1.6). (d) La escatología final está más acentuada en la Primera caria de Juan que en el Evangelio, donde domina la escatología realizada. Se pone más el acento en la parusla como el momento en el que habrá que dar cuenta de la vida cristiana (1 Jn 2,28-3,3). (e> Los paralelos de los manuscritos del Mar Muerto, especialmente en lo relativo al vocabulario, son más relevantes en la Primera caria de Juan que en el cuarto Evangelio. Algunas de estas diferencias producen la impresión de que las Carlas son anteriores al Evangelio, pero podrían reflejar la pretensión del autor de presentar el evangelio como era "desde el principio" (1 Jn 1,1; 3,11). Sugieren que el mismo autor no pudo escribir el Evangelio y las Cartas. En conjunto, por tanto, podemos distinguirá/ menos cuatro figuras en la escuela pánica, responsables del cuarto Evangelio y las Carias: el discípulo amado (que constituyó la fuente de la tradición), el evangelista, el presbítero de las Cartas y el redactor del Evangelio. La mayor parte de los estudiosos piensan que las Cartas fueron escritas después del Evangelio. De un modo más preciso, yo datarla las Cartas en la década posterior a la fijación por escrito del cuerpo del cuarto Evangelio por el evangelista (hacia el año 90), pero antes de la redacción final del Evangelio (¿inmediatamente después del año 100?). 170
INTRODUCCIÓN A LAS CARTAS DE JUAN
Ocasión de las Cartas Lo que diferencia particularmente a la Primera y la Segunda carta de Juan con respecto al Evangelio es el cambio de perspectiva. «Los judíos*, que en el Evangelio son los adversarlos principales de Jesús, están ausentes en las Cartas, y toda la atención se concentra en los seductores que se han separado de la comunidad (1 Jn 2.19; 2 Jn 7) y que. al actuar así. han demostrado una falta de amor a quienes eran sus hermanos. Tales «anticristos» habrían engañado a los seguidores del autor en varias cuestiones: Fe. Los secesionistas niegan que Jesús sea el Cristo, el Hijo de Dios (2,22-23). Dado que eran cristianos joánicos que creían en Jesús, presumiblemente la negación atribuida a ellos significa que negaban la importancia de Jesús, ya que no lo confesaban como el Cristo venido en la carne (4,3). Es probable que pensaran que la salvación venia sólo de la entrada del Hijo de Dios en el mundo, de modo que la vida histórica de Jesús no tenia importancia salvffica. En particular, es posible que descuidaran la muerte cruenta y expiatoria de Jesús, enfa tizada por el autor (1,7; 2.2; 4,10; 5.6). Ética. Ellos (presumiblemente c\ mismo grupa anterior) se latían de estar en comunión con Dios y de conocer a Dios, mientras caminan en la oscuridad y no observan los mandamientos (1.6; 2,4); de hecho, sostienen que no han pecado (1,8.10; 3,4-6). Se podría relacionar esta actitud moral con su cristología si, habiendo negado la importancia de lo que Jesús habla hecho en la carne después de la encarnación del Hijo, negaban la importancia de lo que ellos mismos hacían en la carne después de haberse convertido en hijos de Dios a través de la fe. El autor insiste en que el verdadero hijo de Dios no comete pecado (3,910; 5,18) y guarda los mandamientos, especialmente el mandamiento del amor mutuo entre los cristianos (3,11,23; 2 Jn 5). Los hijos de Dios tienen que caminar en la pureza y en el amor, como hizo Jesús. Hijo de Dios(2.6;3.3.7;4.10-ll). 171
EL EVANGELIO v LAS CARTAS DE JUAN
Espíritu. Al parecer, los jefes de los secesionistas pretendían ser maestros e incluso profetas, guiados por el Espíritu. El autor niega la necesidad de maestros (2,27) y advierte contra los falsos profetas. Menciona a éstos cuando exhorta con las siguientes palabras: • No os fiéis de cualquier espíritu, antes bien, examinad si los espíritus son de Dios» (4,1). Hay un espíritu del engaño que gula a los anticristos y un Espíritu de la verdad que gula al autor y a sus seguidores (4,5-6). Ha habido intentos de identificar a los adversarios secesionistas de las Cartas con «herejes» conocidos: por ejemplo, losdocefas atacados por Ignacio de Antioquia (hacia el año 100) que negaban que Cristo fuera verdaderamente un ser humano; o Cerinto (descrito por Ireneo como un adversario de Juan), el cual sostenía que Cristo, un ser espiritual, habla descendido sobre Jesús, un varón normal, después del bautismo, y se habla retirado de él antes de la crucifixión; o los gnósticos del siglo II, que consideraban el mundo y la carne como un engaño. No obstante, estas herejías conocidas podrían constituir el desarrollo del error denunciado en las Cartas. Es probable que tal error sea una exageración, por parte de los cristianos joánicos, de determinados rasgos presentes en el cuarto Evangelio. Por ejemplo, el Evangelio presenta la encamación del Hijo de Dios preexistente, que salva al pueblo viniendo al mundo como luz, de tal modo que quien va a la luz es libre del juicio y de la culpa del pecado (Jn 3,16-21; 9,39-41). Dado que durante el ministerio de Jesús resultó que los seres humanos eran salvados por la fe, en Juan no se subraya el hecho de que la muerte de Jesús es salvífica. El Evangelio imparte pocas enseñanzas éticas, excepto el mandamiento del amor mutuo. Según Jn 14,16.17.26; 16,13, el Paráclito (abogado) o Espíritu de la verdad viene para morar en todos los creyentes y llevarlos a la verdad completa. Pese a la posibilidad de desarrollar tales temas evangélicos para producir las ideas sostenidas por los secesionistas, el autor de la Pri172
INTRODUCCIÓN A LAS CARTAS DE JUAN
mera y la Segunda carta de Juan sostiene que sus ideas, y no las de los separatistas, representan el verdadero «evangelio» proclamado desde el principio. (La palabra traducida con "mensaje» en 1,5 y 3,11 es augelia, posiblemente el equivalente joánico de «evangelio» oeuangelioit). De la tradición procedente del discípulo amado da testimonio el autor, que pertenece a la escuela joánica -un «nosotros» que personalmente, o por asociación, hemos oído, visto, contemplado y sentido a Jesús, la encarnación de la vida de Dios (1 Jn 1,1); un «nosotros» que conoce la importancia del modo en que Jesús vivió (caminó) en la carne y murió por los pecados. Las diferencias de pensamiento con respecto al Evangelio que hemos descrito tienen sentido como reacción a la interpretación errónea del Evangelio por parte de los secesionistas. La Primera carta de Juan, por tanto, no serla una carta o epístola, sino una exhortación que interpreta los temas principales del cuarto Evangelio a la luz de la propaganda de los secesionistas, que lenta una cierta plausibilidad y seguía atrayendo seguidores. Es de suponer que circulaba en el centro principal del cristianismo joánico donde fue escrito el Evangelio y vivió el autor. La Segunda carta de Juan es una carta propiamente dicha, enviada por el autor a una comunidad joánica distante del centro. El movimiento de separación no ha llegado aún a esa comunidad, pero algunos misioneros secesionistas estaban ya de camino (2 Jn 9-10). Escribiendo como discípulo del discípulo amado («presbítero» es el término técnico correspondiente a este papel), el autor da instrucciones para que la comunidad (la Señora Elegida y sus hijos) no permitan que tales falsos maestros entren en «la casa» (iglesia donde se reúne la comunidad). La llegada de emisarios, unos del presbítero y otros de los secesionistas, debió ser causa de confusión para aquellas comunidades joánicas distantes del centro. ¿Cómo podían saber quién era portador de la verdad antes de permitir que los emisarios hablaran? Pero si hablaban, entonces el daño ya estaba hecho.
173
EL EVANGELIO v LAS CARTAS DE JUAN
En una de estas comunidades, un lal Diótrefes se distinguió como cabeza local y decidió no acogerá estos misioneros, incluidos los enviados por el presbítero. Su falta de hospitalidad hizo que el presbítero escribiera la Tercera carta de Juan, destinada a Gayo, al parecer un miembro acaudalado de una comunidad vecina. Gayo ha ofrecido hospitalidad durante algún tiempo, pero el presbítero quiere que asuma la responsabilidad de ayudar a los misioneros y, de este modo (aparentemente), abra una iglesia doméstica alternativa a la de Diótrefes. Los misioneros del presbítero (como Demetrio, que está a punto de llegar) difundían la verdadera interpretación del Evangelio joánico; y, al ayudarles, Gayo se convierte en un colaborador de la verdad. Aunque es acusado de haber «ambicionado el primer puesto», puede ser que Diótrefes haya sido más sagaz que el presbítero para reconocer que un maestro ortodoxo local autoritativo era una protección más segura contra los profetas guiados por un falso espíritu, que los misioneros que exhortaban a los fieles a discernir los espíritus. Es posible que Diótrefes fuera un primer representante joánico del maestro-obispo que estaba surgiendo o se encontraba ya establecido en las comunidades cristianas no joánicas de aquella que Ignacio de Antioqula llama «la Iglesia católica».
Estructura de la Primera carta de Juan Los estudiosos no se ponen de acuerdo en este punto, porque el autor se repite continuamente y, al parecer, sin una estructura clara. La división tripartita es bastante común (tres partes, precedidas por un prólogo y seguidas por un epilogo). Dado que considero que la Primera carta de Juan es una interpretación del cuarto Evangelio, soy partidario de una división bipartita que corresponde a la estructura del Evangelio ofrecida en las pp. 26-27. El Prólogo (1,1-4) comenta el himno que sirve de prólogo al cuarto Evangelio (Jn 1,1 -18), y la Conclusión (5,13-21)
174
INTRODUCCIÓN A LAS CARTAS DE JUAN
reloma el lema tratado en la conclusión pre-redaccional de! Evangelio (Jn 20,30-31). Las dos parles principales de la Carla están marcadas por la afirmación «Este es el evangelio" (angelia, «mensaje») en 1,5 y 3,11' La Primera parte (1,5-3,10) define el evangelio como «Dios es luz.- y subraya la obligación de caminar en la luz. La Segunda pane (3,11-5,12) define el evangelio de acuerdo con el mandamiento «debemos amarnos unos a oíros» y presenta a Jesús como el modelo de amor entre los hermanos y las hermanas.
175
PRIMERA CARTA DE JUAN TEXTO Y COMENTARIO I. Prólogo La Palabra d e \1da ' Lo que existía desde el principio, . lo que hemos ofdo, lo que hemos visto con nuestros ojos,
lo que contemplamos y palparon nuestras manos acerca de la Palabra de vida
Prólogo U n 1,1-4 El prólogo de la Primera c a n a de Juan se asemeja a un primer esbozo del prólogo del cuarto Evangelio. Decimos "primer esbozo» porque ciertamente no encontramos en él la claridad que se halla en el Evangelio. El elemento dominante es la importancia atribuida al «nosotros», es decir, a los portadores e intérpretes de la tradición de la escuela joánica, que conservan y desarrollan el testimonio (ocular) del discípulo amado. (El "principio- se refiere al inicio del ministerio de Jesús, donde tal testimonio desempeñó un papel destacado). El objeto del testimonio ocular es «la palabra de vida», pero el acento eslá puesto más en «vida» que en «palabra». En el prólogo de Juan es la Palabra la que se encarnó y cuya gloria vimos; aquí
177
jn 19.35; 21,M
Jn 20,29
Jn 1,14
PRIMERA CARTA DE JUAN 1.2-5 2
-pues la Vida se manifestó, y nosotros la hemos visto y damos testimonio y os anunciamos la Vida eterna, que estaba junto al Padre y que se nos manifestó-, ' lo que hemos visto y oído. os lo anunciamos, para que también vosotros estéis en comunión con nosotros.
Y nosotros oslamos en comunión con el Padre y con su Hijo Jesucristo. J Os escribimos esto para que nuestro gozo sea completo. II. Dios como luz D¡Qt e s |(JZ_ 5Y6stccsc]
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h c m o s o ( d a d c 6] y q u c o s a n u n c iamos: Djos
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es la vida la que se ha dado a conocer. La PYimera carta de Juan parece corresponder a un estadio intermedio en el uso de ••palabra», menos personalizada que en Juan: «la palabra de vida» significa más que la simple noticia o mensaje sobre la vida divina; sin embargo, es menos que la Palabra encarnada que posee y da la vida según el cuarto Evangelio. Parece signi-
Mt 13.1*
2-3
ficar la proclamación de la vida divina (v. 2) hecha visible en y a través de Jesús. La «palabra» es la angelia o "mensaje- de 1 Jn 1.5; 3,11, que da a los lectores la posibilidad de participar en esta vida y, de este modo, de vivir en comunión con el Dios vivo. {Koinonia o «comunión» -en el sentido de compartir los bienes y la vida- es un término paulino que no aparece en
"[S\ ¿ Jn 14,6; .. ° j n 20,31 ' Co '•*
4
Juan). Esta comunión es la rafz de la alegría cristiana y únelementó esencial de la comunidad joánica («con nosotros»).
Jo 15,11
Primera parte Caminar e n la luz de Dios U n 1,5-3,10 Caminar en la luz: 1,3-7 El autor empieza afrontando el aspecto particular de la vida cristiana que desea subrayar. En su manera de ver el mundo.
178
PRIMERA CARTA DE JUAN 1,6-10 0
Si decimos que estamos en comunión con él, y caminamos en tinieblas, mentímos y no obramos la verdad. ' Pero si caminamos en la luz, como el mismo está en la Iu7, estamos en comunión unos con otros, y la sangre de su Hijo Jesús nos purifica de todo pecado. " Si decimos:
6-7
«No tenemos pecado-, nos engañamos y la verdad no está en nosotros.9 Si reconocemos nuestros pecados,fiely justo es el para perdonamos los pecados y purificarnos de toda injusticia.|0 Si decimos: -No hemos pecado», le hacemos mentiroso y su palabra no está en nosotros.
dividido en lux y tinieblas. Dios es la luz del justo que camina por los senderos iluminados por sus rayos. Como siempre, la oscuridad es el mal. Esta imagen del mundo, al igual que las expresiones «caminar en la luz» y «hacer la verdad», recuerda la fraseología típica de los manuscritos del Mar Muerto. Fundamentalmente, el caminar en la luz que garantiza la comunidad cristiana consiste en la observancia de los mandamientos. Se trata de un eco de la primera parte del último discurso del Evangelio, donde liemos oído que la unión con Dios significa guardar los mandamientos. (Pero no tenemos aquí la perspectiva triádica desarrollada en el discurso de despedida; no se menciona a los tres personajes divinos, sino que se habla únicamente de «comunión con c!••••).
Véase sal 27 l
Cf. p. 24
Cf. p. I2i
Oposición al p e c a d o : 1,8-2,2
9
El escritor aborda ahora el pensamiento sobre el pecado y habla sobre los falsos propagandistas que se niegan a conocer que sus obras malas son pecado. Los verdaderos cristianos ante Dios admiten sus pecados, reconociéndolos o confesándolos públicamente (el Concilio de Tiento citó este texto en relación con la confesión). La humilde confesión de tos pecados obtiene el perdón a través de la sangre de J e s ú s (v. 7). Reivindicar u n a ausencia de pecado en nuestra vida
179
DBS 1679 "«¡S Ap 5,9
PRIMERA CARTA DE JUAN 2,1-5
Cristo y sus mandamientos.' Hijos mtos, os escribo esto para que no pequéis. Pero si alguno peca, tenemos un abogado ante cl Padre: a Jesucristo, el Justo. - Él es victima de propiciación por nuestros pecados, no sólo por los nuestros, sino también por los del mun-
do entero.' En esto sabemos que le conocemos: en que guardamos sus mandamicntos. i Quien dice: «Yo le cono/.co» y no guarda sus mandamientos es un mentiroso y la verdad no está en él. * Pero quien guarda su palabra, ciertamente en el el amor de Dios ha llegado
2
2.1 2
significa declarar que Dios es mentiroso -ya que envió a su Hijo para redimirnos del pecado-y, por tanto, identificarlo con Satanás, el embustero por excelencia. Ciertamente, la Primera carta de Juan no pretende animar a pecar; pero el Jo 8,44 arma más eficaz contra el pecado es el reconocimiento de su realidad y la conciencia de la dependencia de la redención realizada por Jesús. El carácter propiciatorio de la muerte de Jesús se subraya en la Primera carta de Juan más que en el cuarto Evangelio. El Cordero de Dios quila los pecados del Cf. Ja 1,29 mundo, no sólo destruyendo el mal, sino también expiando t\¿ por ellos a través de su muerte. Nótese que en esla carta Jesús es el paráclito ("abogado»), un titulo que el Evangelio aplica al Espíritu.
Cl. J"
O b s e r v a r l o s m a n d a m i e n t o s : 2.3-11 La Primera carta de Juan pone de relieve específicamente el tema de la observancia de los mandamientos para conocer a Dios (la idea semítica de conocimiento implica intimidad), y con ello repite en realidad la primera parte del últi4 5
mo discurso del Evangelio. Este tema se dirige contra los falsos propagandistas (nótese el «quien dice» en los versículos 4, 6 y 9). El amor de Dios -tal vez en el doble sentido del
180
Jo 14,15.
PRIMERA CARTA DE JUAN 2,6-11
a su plenitud. En esto conocemos que estamos en él. 6 Quien dice que permanece en él, debe vivir como vivió él. El mandamiento nuevo. ? Queridos, no os escribo un mandamiento nuevo, sino el mandamiento antiguo, que tenéis desde el principio. Este mandamiento antiguo es la palabra que habéis escuchado. s Y sin embargo, os escribo un mandamiento nuevo -que es verda-
dero en él y en vosotros-, pues las tinieblas pasan y la luz verdadera brilla ya. 9 Quien dice que está en la Iuzy aborrece a su hermano, está aún en las tinieblas. 10 Quien ama a su hermano permanece en la luz y no tropieza. '' Pero quien aborrece a su hermano está en las tinieblas, camina en las tinieblas, no sabe adonde va, porque las tinieblas han cegado sus ojos.
a m o r que Dios nos tiene y de nuestro a m o r a é l - es la perfección realizada gracias a la observancia de los mandamientos y, de hecho, es el criterio para conocer nuestra unión con Dios. El versículo 6 no intenta en modo alguno distinguir entre Dios (el Padre -«permanece en él*—) y Jesús («como caminó [vivió] éh)\ quizás la razón que subyace en esta ambigüedad sea la convicción de que Jesús y el Padre son uno.
9-11
Los motivos del amor y de la observancia de los mandamientos introducen el gran mandamiento dado por Jesús en la última cena. Es el mandato que los discípulos de Juan hablan oído desde su conversión, pero que aún debía ser puesto en práctica en un mundo liberado por Jesús del poder de las tinieblas. El amor mutuo y abnegado de los cristianos, basado en el a m o r que Jesús les tiene, era una novedad que hacia exclamar a los gentiles: «Mirad cómo se aman los cristianos». Quien no observa este gran mandamiento queda excluido de la esfera de la luz de Jesús. (La expresión del versículo 8 sobre "la verdadera luz» nos recuerda el prólogo de Juan).
181
í*3?
Jn 10,30; 14.9-10
Jo 13,34 Jo 16,33
Jn 8,12; 11,10 Jnl.9
PRIMERA CARTA DE JUAN 2,12-14
Miembros de la comunidad. '- Os escribo a vosotros, hijos míos, porque se os han perdonado los pecados por su nombre. " Os escribo a vosotros, padres, porque conocéis al que es desde el principió.
Os escribo a vosotros, jóvenes, porque habéis vencido al Maligno. ,l Os escribo, hijos, porque conocéis al Padre. Os escribo a vosotros, padres, parque ya conocéis al que es desde el principio.
La oposición al m u n d o : 2,12-17 Los versículos 12-14 son muy difíciles; la palabra traducida con «porque" podría significar también «que», lo cual darla u n a connotación diferente. Se presentan tres títulos (hijos, padres, jóvenes) en dos secuencias (versículos 12-13 y versículo 14). El apelativo hijos se podría entender en sentido general como un término dirigido a todos, incluidos padres y jóvenes. Las dos garantías principales dirigidas a los hijos en los versículos 12 y 14 se refieren a las dificultades principales con los falsos propagandistas, a saber, el perdón de los pecados y el verdadero conocimiento del Padre. Los padres (que han sido cristianos durante más tiempo) están asociados adecuadamente con el conocimiento de Aquel que existe desde e! principio. Los/¿venes (cristianos recientes) son vinculados apropiadamente con la tentación y la fuerza (para vencer a Satanás). Es probable que el versículo 14 únicamente repita, en estilo poético, el contenido de los versículos 12-13. En los versículos 12-13, los pecados de los cristianos son perdonados gracias a Jesús, la revelación de la vida eterna del Padre, que venció a Satanás. En el versículo 14, los cristianos conocen al Padre a través de la revelación de la vida eterna del Padre en Jesús, que es la palabra perdurable de Dios y ayuda a los cristianos a obtener la victoria sobre Satanás.
182
j , i j.g
Jn
M¡ ¿ ' 1,21-22
PRIMERA CARTA DE JUAN 2.15-18 no viene del Padre, sino del mundo. ,f El mundo y sus concupiscencias pasan; pero quien cumple la voluntad de Dios permanece para siempre. Los anticristos. '& Hijos míos, es la última hora. Habéis oido que iba a venir un Anticristo; pues bien, muchos anticristos han aparecido, por lo cual nos damos cuenta que es ya la última hora.
Os escribo, jóvenes, porque sois fuertes y la palabra de Dios permanece en vosoiros y habéis vencido al Maligno. '» No améis al mundo ni lo que hay en el mundo. Si alguien ama al mundo, el amor del Padre no está en él. l6 Porquc todo cuanto hay en el mundo -la concupiscencia de la carne, la concupiscencia de los ojos y la jactancia de las riquezas15
16
i;
El pensamiento del Maligno introduce en la idea de su ámbito de influencia, el mundo. En la tercera parte del último discurso, Jesús dijo que él no era de este mundo y que tampoco los suyos serían de este mundo. Por eso, toda forma de amor al mundo impide seguir a Jesús. Los tres aspectos característicos del mundo, tal como los describe la Primera carta de Juan, han sido conocidos tradicional mente como concupiscencia, envidia y orgullo, que son los elementos que constituyen el primer elemento de la triada malvada más amplia: el mundo, la carne y el demonio. No obstante, nuestro autor no nos presenta un catálogo exhaustivo de las tendencias pecaminosas que se encuentran en el mundo, sino que se limita a caracterizar la sociedad sensual y materialistamente pagana que el cristianismo tenía que vencer. Por su naturaleza, tal mundo es transitorio.
Le 4,6; Tn 12.31 Un 5,19 Jn 17.14-16
Los antlcristos: 2,18-27 La idea de la naturaleza transitoria del mundo lleva al motivo de su fin. Para la escatologfa parcialmente realizada del evangelio de Juan, el tiempo presente constituye la última hora, ya que en él tiene lugar la lucha apocalíptica entre Sata-
183
i.;
PRIMERA CARTA DE JUAN 2,19-24 19
Salieron de entre nosotros; pero no eran de los nuestros. Pues si hubiesen sido de los nuestros, habrían permanecido con nosotros. Asi se ha puesto de manifiesto que no todos son de los nuestros. w Vosotros tenéis la unción del Santo, y todos vosotros lo sabéis. ¡l No os escribí porque desconozcáis la verdad, sino porque la conocéis y porque ningún
¡9
22-23
20-21
24
mentiroso procede de la verdad. ^ ¿Quién es el mentiroso sino el que niega que Jesús es el Cristo? Ése es el Anticristo, el que niega al Padre y al Hijo. 21 Todo el que niega al Hijo no posee al Padre. Todo el que confiesa al Hijo posee también al Padre. Vivir de la unción de Dios. ¡i En cuanto a vosotros, lo que oísteis desde el
nás y Cristo, en las personas de los falsos propagandistas y de los verdaderos cristianos. (Es posible que la interpretación que d a la Primera carta de J u a n del anticristo tradicional - • c o m o oísteis»- en el sentido de los falsos maestros de su Mt 24.24; tiempo represente una reinterpretación de la espera de una ITm4,lM personificación monstruosa del mal). Los anticrístos. es 2 Ts 2.3» decir, quienes están contra Cristo, son ex cristianos joánicos, sólo de nombre, que han abandonado abiertamente el redil. Han entrado en las filas del gran embustero. Satanás, negando que Jesús es el Cristo (venido en la carne; véase 4,3), Se les puede aplicare) criterio eternamente válido del cristianismo (al que deberían someterse todos los «cristianos»): quien niega al Hijo, niega también al Padre, ya que el Hijo es nuestro medio principal para conocer al Padre, Sin embargo, no es necesario que Juan diga estas cosas a sus hijitos, ya que todos han recibido la unción de Dios (¿el Padre, el Hijo o ambos?) con el Espíritu Santo enviado en el nombre de Jesús, para enseñar todas las cosas e interpretar la verdad sobre el Hijo. La Primera carta de Juan trata de combinar la idea del Espíritu que enseña al individuo con la gula autorilativa de la tradición: alo que oísteis desde el principio». La unción con el Espíritu permite a cada uno de los creyentes adherirse a la verdad de la enseñanza recibida y,
184
1 Ts 4,8-9 Jn 14.26; 16,13-15
PRIMERA CARTA DE JUAN 2,25-28
principia permanezca en vosotros. Sí permanece en vosotros lo que ofstcis desde el principio, también vosotros permaneceréis en el Hijo y en el Padre, ^ y ésta es la promesa que él mismo os hizo: cí vida eterna. ¡b Os he escrito esto respecio a los que tratan de engañaros. - 7 Y en cuanto a vosotros, la unción que de
¿I habéis recibido permanece en vasoIros y no necesitáis que nadie os enseñe. Pero como su unción os enseña acerca de todas las cosas -y es verdadera y no mentirosa- según os enseñó, permaneocd en él. Hijos de Dios.-8 Y ahora, hijos míos, permaneced en él para que, cuando se
25 así, los mantiene en la vida eterna, el conocimiento Intimo 26-27 del Padre y el Hijo. En este sentido, la unción con el Espíritu evita la necesidad de maestros humanos, incluidos los secesionistas propagandistas (2 Juan 9-10). A través de la unción con el Espíritu, el cristiano es verdaderamente enseñado por Dios. Deberíamos notar en este pasaje que, aun estando clara la implicación del Espíritu, no se menciona explícitamente la palabra «Espíritu", sino que se habla sólo de la «unción» que mora en el cristiano. Es posible que el autor evite intencionadamente el lenguaje del cuarto Evangelio sobre el Espíritu Paráclito porque los secesionistas apelan a él. Y también que la "unción» (versículos 20 y 27) sea una reflexión sobre la condición de bautizados de los hijos de quienes se habla en la Primera caria de Juan.
*"'".'
jn 6,45; 2 o> 1,22
Hch "^* Hch 1,5
Los hijos de Dios: 2,28-3,3 El versículo 28 tiene la doble función de conclusión de la sec ción sobre la última hora que empezó en 2,18 y de íntroducción del tema de la unión con Dios y con Jesús. La parusla o retorno de Jesús al final del tiempo no es una idea muy frecuente en Juan, si se compara con la Primera caria. La verdadera conexión entre la escatologfa realizada y la tina) es que, aun cuando Jesús se hace presente a cada cristiano que obra 185
Col 3,4; ICO 1,7 13
¡o 5,2630; 14,1-3
PRIMERA CARTA DE JUAN 2,29-3,4 - Queridas, ahora somos hijos de Dios y aún no se ha manifestado lo que seremos. Sabemos que, cuando se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal cual es. • Todo el que tiene esta esperanza en él se purifica, porque él es puro. Evitar el pecado. * Todo el que comete pecado comete también la iniquidad,
manifieste, tengamos plena confianza y no quedemos avergonzados lejos de ¿1 en su Venida. "'' Si sabéis que el es justo, reconoced que todo el que obra la justicia ha nacido de el. ' Mirad qué amor nos ha tenido el Padre para llamarnos hijos de Dios, pues ¡lo somos! Por eso el mundo no nos conoce, porque no le reconoció a él.
3 29
3,1
2 3
la justicia, la plenitud de la unión es posible solo con su retorno final. La unión presente con él permite al creyente afrontar con confianza su retorno en el juicio (en la muerte o al final del mundo). La idea de «haber nacido de él» (probablemente el Padre; nótese la ambigua oscilación entre el Padre y Jesús) es el presupuesto que esta en la base de una conducta Cf.Jn 1,12-13 justa; el amor del Padre es siempre la fuente de la santificación. Al leer "Mirad qué amor nos ha tenido el Padre», debemos pensar en Jesús, la fuente de nuestra filiación, el amor encarnado de Dios dado por nosotros. El mundo es incapaz Jn3,16 Cf.Jn de conocer a Dios (otro tema del último discurso) y, por tan14, 22-24 to, incapaz de conocer a sus hijos, que se asemejan a él. En el Jo 17,25 retorno de Jesús, su Hijo unigénito por naturaleza, cuando ICo 13,12; los hijos vean a Dios como es, la semejanza será a ú n mayor. 2Co 3,18 La santidad es nuestra mejor preparación para ser semejanJn6,46 tes a Dios y para verlo. Mt5.8
Evitar el pecado: 3,4-10 El pecado es el gran obstáculo que nos impide ser hijos de Dios. (Al subrayar que el pecado es la iniquidad [«transgresión de la ley»], es posible que la Primera carta de Juan quie-
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PRIMERA CARTA DE JUAN 3,5-10
pues el pecado es la iniquidad.' Y sabéis que el se manifestó para borrar los pecados, pues en él no hay pecado. :' Todo el que permanece en el, no peca. Todo el que peca, no le ha vislo ni conocido. 7 Hijos míos, que nadie os engañe. El que obra la justicia es justo, porque él es justo. s Quien comete el pecado es del diablo, porque el diablo peca desde
¿¿
7
el principio. El Hijo de Dios se manifestó para deshacer los obras del diablo. 9 Todo el que ha nacido de Dios no peca, porque su germen mora en él; y no puede pecar, porque ha nacido de Dios. 10 En esto se reconocen los hijos de Dios y los hijos del diablo: todo el que no obra la justicia no es de Dios, y quien no ama a su hermano, tampoco.
ra decir que es la característica de los hijos de Satanás; recuérdese el «hombre de la iniquidad» y el «misterio de la iniquidad"). Pese a las pretensiones de los falsos propagandistas, el pecador no tiene intimidad con Jesús, que quita el pecado del mundo. Si el hijo de Dios está marcado p o r la
g
libertad del pecado, el hijo del diablo está marcado por el pecado. Dios es justo; el diablo es un pecador; los hijos son como el padre. El mundo de la Primera carta de Juan, dividido en dos grupos hostiles, nos recuerda de nuevo el mun-
9
do de Qumrán. La idea de que el hijo de Dios no puede pecar contradice 1,8. En principio, los cristianos joán icos consideran el pecado como algo malo, mientras que los secesionistas piensan que no afecta a la unión con Dios. El autor sabe que a veces los cristianos pecan, pero esto sucede pese a que, y no porque, son hijos de Dios. Nótese con qué realismo trata la Primera carta de J u a n nuestro nuevo nacimiento de Dios: tenemos en nosotros el germen de Dios (versículo 9), es decir, el Espíritu Santo, el aliento de vida que él nos ha dado.
10
187
> Tí 2.3-7
Jo 1,2* 8,46
Cf. p. 24
1 P 1,23; I Jn 3,24 Cf.Jii
20,21-22
PRIMERA CARTA DE JUAN 3,11-18
no ama permanece en la muerte. '* Todo el que odia a su hermano es un asesino; y sabéis que ningún asesino posee vida eterna en si mismo. ,6 En esto hemos conocido lo que es amor: en que él dio su vida por nosotros. También nosotros debemos dar la vida por los hermanos. |7 Si alguno que posee bienes del mundo, ve a su hermano que está necesitado y le cierra sus entrañas, ¿cómo puede permanecer en él el amor de Dios? IS Hijos míos,
III. Amaos unos a o t r o s ' Pues éste es el mensaje que oísteis desde el principio: que nos amemos unos a otros. ,2 No como Caín, que, al ser del Maligno, mató a su hermano. Y ¿por que le mata? Porque sus obras eran malas, mientras que las de su hermano eran justos. '• No os extrañéis, hermanos, si el mundo os aborrece. IJ Nosotros sabemos que hemos pasado de la muerte a la vida, porque amamos a los hermanos. Quien 1
Segunda parle C a m i n a r c o m o hijos del Dios del a m o r 1 Jn3,11-3,12 La observancia de los m a n d a m i e n t o s : 3,11-24 Olmos hablar una vez más áeangdia («mensaje, evangelio»), ahora en términos de a m o r (no de luz, como anteriormente); el odio es la señal de los hijos del Maligno (como Caín) y de 14-15 su ámbito de influencia, el mundo. El amor es el gran signo de que se ha salido del reino de Satanás, el reino de la muerte. En efecto, el odio es una forma de asesinato y su característica es la muelle. Cuando Satanás entró en Judas, éste traiclonó a Jesús, que fue condenado a muerte. Jesús venció la muelle entregando su vida voluntariamente y recibiéndola de nuevo. Este fue el supremo ejemplo de amor; y si queremos seguirlo, también nosotros tenemos que amar, no sólo en teoría, sino en la práctica. Al precisar que a m a r es ayudar 17-18 al «hermano que esta necesitado" sugiere, si se dirige contra los secesionistas de 2,19, que éstos eran los miembros acaudalados de la comunidad, lo cual ayuda a explicar por qué son identificados con el mundo.
1 Ja 1.5 Jo 8,44 Sb2,24 ,0
Jn 13.2.27 1?' 17 : 1 *; Rm5,2l
16
1SS
Jn 15.13 Me 10,21 lien 2,44-45
PRIMERA CARTA DE JUAN 3,19-24
no amemos de palabra ni con la boca, sino con abras y según la verdad. Confianza ante Dios. l9 En eslo sabremos que somas de la verdad, y tendremos nuestra conciencia tranquila ante él, !" aunque nuestra conciencia nos condene, pues Dios, que lo sabe todo, está por encima de nuestra conciencia. ¡l Queridos, si la conciencia no nos condena, tenemos confianza total en Dios, i2 y lo que le pidamos lo obten19
:>
:Í
dremos de él, porque guardamos sus mandamientos y hacemos lo que te agrada. 2i Y éste es su mandamiento: que creamos en el nombre de su Hijo, Jesucristo, y que nos amemos unos a otros según el mandamiento que nos dio. -1 Quien guarda sus mandamientos mora en Dios y Dios en el; en esto conocemos que mora en nosotros: por el Espíritu que nos ha dado.
El "eslo* del versículo 19 puede referirse a lo que se acaba de decir (sobre la práctica del amor) o a lo que sigue (sobre la grandeza de Dios). Si elegimos el primer sentido, la práctica del amor garantiza a los cristianos que están de parte de Dios («de la verdad»). Si toman conciencia de los pecados cometidos en el pasado, su corazón puede estar tranquilo, porque Dios conoce su debilidad, y la misericordia poderosa de Dios puede perdonar el pecado. Si su vida ha sido justa, pueden tener más confianza aún en Dios. La observancia de los mandamientos es la fuente suprema de nuestra fe en Dios (encontramos también aquí temas del último discurso de Jesús). Y la quintaesencia de los mandamientos es creer en Jesús y amarse mutuamente -éstos son los aspectos de la fe y de la práctica que están ausentes en los falsos propagandistas-. (Nótese que el acento está puesto en el nombre de Jesús, un tema preferido por el cuarto Evangelio). Como durante la última cena, oímos que la observancia de los mandamientos conducirá a la presencia divina (también en este caso se distingue entre el Padre y el Hijo). El Espíritu Santo es el que da testimonio de este presencia divina, es el Espíritu que, tal como fue prometido, iba a ser enviado para dar testimonio.
189
Ilch 24,16 Jo 14,1315; 16,23
Jo 1,12; 2,23
B mCf. p. 4
V j '124 ^ ¡„ 15,20
PRIMERA CARTA DE JUAN 4,1-0
4
Discernir los espíritus. ' Queridos, no os fiéis de cualquier cspfrilu, antes bien, examinad si los espíritus son de Dios, pues muchos falsos profetas han venido al mundo. - En esto reconoceréis al espíritu de Dios: todo espfritu que confiesa a Jesucristo, venido en carne mortal, es de Dios; * y todo espfritu que no confiesa a Jesús, no es de Dios; esc
tal es del Anticristo, d e quien habéis oido que iba a venir; pues bien, ya está en el m u n d o . J Vosotros, hijos mios, sois de Dios y los habéis vencido. Pues el que está en vosotros es más que el que está en el mundo. * Ellos son del mundo; por eso hablan según el mundo y el mundo tos escucha. e Nosotros somos de Dios. El que conoce a Dios nos escucha, el que
Discernimiento de los espíritus: 4,1-6 Pero el autor es un pastor muy sabio y no permite que sus hijos caigan en un testimonio del "Espíritu» de carácter equivoco. Por eso exhorta a discernir los espíritus, en el sentido de la máxima evangélica: «Por sus frutos los conoceréis". El espíritu, o la tendencia de u n a persona, se manifiesta en las 2 3
4 5-6
obras. La señal del espíritu (¿o Espíritu? -se pasa del sentido impersonal al sentido personal-) de Dios es la fe en que Jesús es el Mesías, o el Cristo, encarnado. Los falsos propagandistas están destruyendo realmente a Jesús, porque hacen caso omiso de su vida humana y, por tanto, son anticristos en el espíritu, un espfritu que ya está presente en el mundo. Se trata de enemigos peligrosos. Pero el cristiano puede vencerlos porque Jesús venció a Satanás. Asi, una vez más, Juan vuelve a su imagen de una humanidad dividida: algunos están con Dios y están marcados por el espfritu de la verdad, separados de un mundo que está contra Dios, y está marcado por el espfritu del error. Éstos son paralelos muy próximos a la imagen qumránica del mundo, donde los seres humanos están dominados por un espfritu de la verdad y un espfritu de la mentira. (La expresión «discernir los espíritus" se encuentra
190
Jn 16,33
1 OS 3 18-19 I OS 5, 20-21
PRIMERA CARTA DE JUAN 4,7-1 I
no es de Dios no nos escucha. En eslo reconocemos el espíritu de la verdad y el espíritu del error. El amor de Dios y la vida cristiana. ' Queridos, arriémonos unos a otros, porque el amor es de Dios, y todo el que ama ha nacido de Dios y conoce a Dios.' Quien no ama no ha conocido a Dios, porque Dios es Amor. 9 En esto se
manifestó entre nosotros el amor de Dios; en que Dios envió al mundo a su Hijo único para que vivamos por medio de él. 1° En esto consiste el amor no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó y nos envió a su Hijo como vtetima de expiación por nuestros pecados. '' Queridos, si Dios nos ha amado de esta manera, también
también en los manuscritos del Mar Muerto, en referencia a los nuevos miembros de la comunidad). Al final de esta sección de la Primera carta de Juan se encuentra la última prueba de la verdad y del error: la capacidad de "escucharnos», es decir, la conformidad con el testimonio de la escuela joánica. Naturalmente, uno puede suponer que los secesionistas están manteniendo la misma polémica contra el autor y sus seguidores; para ellos, él tiene el espíritu del error,
El a m o r 4,7-5,4
9 10
II
La Primera carta de Juan retorna bruscamente al tema del a m o r mutuo. «Dios es amor», nos dice, es decir, el a m o r Cf. Jn4,24 caracteriza su relación con nosotros. (El Dios del Antiguo Testamento y del Nuevo Testamento es un Dios que se ha dado a conocer actuando en la historia. Si preguntamos qué es este Dios, recibimos una respuesta que expresa lo que hace). Con amor ha enviado a su Hijo; no se trata de un a m o r Jn 3,16 que corresponde al a m o r por nuestra parte, sino un a m o r Sal 145,8-9 enteramente gratuito, un amor a los pecadores. Este concepRui 5,¡ to del amor de Dios, encarnado en Jesús q u e se entrega, es un patrimonio exclusivo del cristianismo, la mayor prueba de su verdad. La única exigencia ligada a este don del amor Jn 17,; 191
PRIMERA CARTA DE JUAN 4,12-17
mundo. IS Si uno confiesa que Jesús es el Hijo de Dios, Dios mora en él y ¿1 en Dios. 16 Y nosotros hemos conocido y hemos creído en el amor que Dios nos tiene. Dios es Aman y el que permanece en el amor permanece en Dios y Dios en él. '7 En esto ha alcanzado el amor la plenitud en nosotros: en que tengamos confianza en el día del Juicio, pues según es él, asi seremos nosotros en este mundo.
nosotros debemos amarnos uñosa oíros. 12 A Dios nadie le ha visto nunca. Si nos amamos unos a otros, Dios mora en nosotros y su amor ha llegado en nosotros a la perfección. " En esto reconocemos que moramos en él y ¿1 en nosotros: en que nos ha dado de su Espíritu. '* Y nosotros hemos visto y damos testimonio de que el Padre ha enviado a su Hijo, como Salvador del
es que se comparta con los demás. El amor a los oíros nos acerca, en la mayor medida posible en la tierra, a la unión con el Dios que no podemos ver. Esla afirmación puede constituir un alaque a los secesionistas, que pretendían tener un conocimiento especial de Diosy visiones de él. (Nótese cómo la teología del a m o r de la Primera carta de Juan se asemeja a la enseñanza de santo Tomás de Aquino, según el cual en esta vida nos acercamos más a Dios a través del amor que a través del conocimiento).
JD1,I8;
El autor repite que el Espíritu es la prenda de nuestra unión con Dios. (La teología nos dice que el Espíritu es el amor que existe entre el Padre y el Hijo y, por tanto, el testigo 14 ideal de nuestra unión con Dios a través del amor). Volviendo al ejemplo supremo de amor, el autor atestigua la realidad 15-16 del envío del Hijo como salvador. La fe en este acto de amor, y el permanecer en el amor, son las dos condiciones para que 17 Dios permanezca en nosotros. La expresión «en esto» del versículo 17 es imprecisa; podría referirse a lo que se ha dicho (permanecer en Dios) o bien a lo que sigue (confianza). En cualquier caso, la perfección del amor está ligada a nuestra confianza en el día del juicio, una confianza basada en nues-
l Jn 3,24
•2
13
192
6,46
PRIMERA CARTA DE JUAN 4.1&-5,3 18
No cabe lemorencí amor, antes bien, el amor pleno expulsa el lemor, porque el temor entraña castigo; quien teme no ha alcanzado la plenitud en el amor. 19 Nosotros amamos, porque él nos amó primero. 20 Si alguno dice: «Ya amo a Dioso, y odia a su hermano, es un mentiroso; pues quien no ama a su hermano, a quien ve, no puede amar a Dios a quien no ve. 11 Y nosotros hemos recibido de el
IS
19-20
:i
5.1-2
esle mandamiento: quien ama a Dios, ame también a su hermano. La fe es la victoria sobre el mundo. 1 Todo el que cree que Jesús es el Cristo ha nacido de Dios; y todo el que ama a aquel que da el ser amará también al que ha nacido de él. : En esto conocemos que amamos a los hijos de Dios: si amamos a Dios y cumplimos sus mandamientos.! Pues el amar a Dios
5
Ira semejanza en la tierra con nuestro juez (que es presumiblemente Jesús). Los hijos de Dios, que se configuran con su Padre, no necesitan tener un miedo abrumador o s e n i l al juicio. (La Primera carta de Juan no habla del temor reverencial, que es bueno, sino del miedo servil que marca a los enemigos de Dios). Quienes más se asemejan a Dios, es decir, quienes son perfectos en el amor, no deben temer su venida. Quienes son a ú n imperfectos temen el castigo de Dios. Por eso, tenemos que llegar a ser perfectos en el a m o r mutuo, que es la prueba de nuestro a m o r a Dios. Esta prueba no pueden superarla los secesionistas, que odian a sus ex hermanos de la comunidad joánica. El versículo 21 constituye el fundamento del énfasis cristiano en el papel desempeñado por la caridad en la vida espiritual. Pero hay que notar siempre la limitación joánica del amor a los miembros de la comunidad. En este punto se introduce el vinculo entre los dos datos esenciales: la fe y el amor. La fe adecuada en Jesús nos hace hijos de Dios. Si amamos a Dios, tenemos que amar a sus hijos, que son como él. El amor, tanto del padre como de los hijos, tiene como sello la observancia de los mandamientos. 193
Mi 10,28
Jn 13,34; Me 12.29-31
Jnl.12
PRIMERA CARTA DE JUAN 5,4-8 b
consiste en guardar sus mandamientos. Y sus mandamientos no son pesados, 4 pues todo lo nacido de Dios vence al mundo. Y esta es la victoria que vence al mundo: nuestra fe. ~ ¿Quién es el que vence al mundo sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios?
4
Éste es el que vino con agua y con sangre: Jesucristo: no solamente con el agua, sino con el agua y con la sangre. Y es el Espíritu quien da testimonio, porque el Espíritu es la Verdad. ~ Pues tres son los que dan testimonio: s el Espíritu, el agua y la sangre, y los tres convergen
Aquí el autor advierte de que los gestos de caridad son insufícientes si no están acompañados de una vida de santidad. Ni siquiera el filántropo puede sustraerse a la obligación de \1vir una vida santa. Estos mandamientos no son un peso, como los impuestos por los fariseos. De hecho, el mundo, cuyas ansias y atracciones podrían ser un obstáculo en la observancia de los mandamientos, ha sido vencido. Jesús ha vencido el mundo, y nuestra fe en él nos permite conquistar el mundo,
J» KI5;
MI 11,28; • 17.'4 4 *P W J '
Testigos d e la fe: 5,6-12 6
74
Después, el autor, pensando en el discípulo amado junto a la cruz, recuerda la escena de la muerte de Jesús. Antes de morir, Jesús entregó el Espíritu. Después de morir, el agua (símbolo del Espíritu) fluyó de su costado, mezclada con la sangre que habla derramado para nuestra salvación. Es posible que los secesionistas pusieran todo el acento en el bautismo de Jesús (agua), en el que el Espíritu descendió sobre él, entendido en el sentido de su venida salvífica; nuestro autor insiste también en la muerte de Jesús. (Un texto más largo de los versículos 6-8 reza: «Pues tres son los que dan testimonio en el cielo: el Padre, el Verbo y el Espíritu Santo, y estos tres son uno; y tres son los que dan testimonio en la ¡ierra: el Espíritu, el agua y la sangre, y estos tres son uno*. Las palabras en cursiva consti-
194
Ja
19,30.54
PRIMERA CARTA DE JUAN 5,9-12
en lo mismo. 9 Si aceptamos el testimonio de los hombres, mayores el testimonio de Dios. Éste es, pues, el testimonio de Dios, que ha testimoniado acerca de su Hijo. 1° Quien cree en el Hijo de Dios posee el testimonio dentro de si. Quien no cree a Dios le hace mentiroso, porque
no ha creído en el testimonio que Dios ha dado acerca de su Hijo. '' Y éste es el testimonio: que Dios nos ha dado vida eterna y esta vida está en su Hijo.' - Quien tiene al Hijo tiene la Vida; quien no tiene al Hijo de Dios no tiene la Vida.
tuyen el comma [comma = parle de una frase] joánico. Aun cuando falta en testigos textuales griegos y orientales, aparece en los escritores latinos del Norte de África y de España del siglo III, como una reflexión dogmática y un desarrollo sobre los «tres que d a n testimonio»: -el Espíritu» es el Padre [Jn 4,24]; «la sangre» es el Hijo; »el agua» es el Espíritu [Jn 7.3839]). Fundamentalmente, la Primera carta de Juan vuelve a la idea según la cual el Espíritu, presente en el cristiano a través del bautismo, es el testigo supremo de Jesús, el objeto de nuestra fe. Pero en estos versículos se pone el acento en la fuente del Espíritu Santo, a saber, en Jesús glorificado a través de la muerte. Leído en un contexto cristiano, es posible que el autor esté recordando a sus hijos que el bautismo y la eucaristía atestiguan su fe en Jesús, además de nutrirla. El testigo principal de Jesús (que es la verdad) es el Espíritu (que es el Espíritu de Jesús y también el Espíritu de la verdad), que el Padre ha enviado para dar testimonio sobre su Hijo. (Otros ven en el «testimonio de Dios» un cuarto y último testigo, que se ha de añadir a los tres anteriores). El testigo divino, el Espíritu, es el testigo más convincente posible, porque al morar en el creyente se convierte en parte integrante de él. La blasfemia más grave consiste en rechazar como falso este testimonio divino. El objeto del testimonio divino 11-12 es Jesús, el Hijo encarnado, que es nuestra vida.
195
1 Ja 3,24; 4,13 tí. Jn
7.38-39 Ja 1,31. 33 ¿I ib? Jn 14,16-17; 16,13-14; 15,26
Cl. Ja 5,31-39 Me 3,29 Jn 1,4; 11.25-26
PRIMERA CARTA DE JUAN 5.13-17
IV. Epílogo Oración por los pecadores. ' * Os he escrito estas cosas a los que creéis en el nombre del Hijo de Dios, para que os deis cuenta de que tenéis Vida eterna. | J Ésta es la confianza plena que tenemos en él: que si le pedimos algo según su voluntad, nos escucha. ' 5 Y si sabemos que nos escucha cuanto le pedimos,
sabemos que tenemos conseguido lo que hayamos pedido. ' 6 Si alguno ve que su hermano comete un pecado que no es de muerte, pida y te dará vida -a los que cometan pecados que no son de muerte, pues hay un pecado que es de muerte, por ése no digo que pida-. " Toda iniquidad es pecado, pero hay pecados que no llevan a la muerte.
Conclusión U n 3,13-21 El objetivo por el que nuestro autor ha escrito la Primera carla de Juan ha sido garantizar a sus hijos que participan de la u-15 vida divina; es el mismo objetivo de Fondo que inspiró también el cuarto Evangelio. Ambos escritos lo afirman en su conclusión. Se retoma el tema de la oración hecha según la voluntad de Dios (¿el Padre o el Hijo?). Pero hemos de observar el limite de este acuerdo con la voluntad de Dios. La Iglesia primitiva descubrió muy pronto que las oraciones perso16-17 nales no siempre son escuchadas. Uno de los objetos dignos de elogio del poder de la oración cristiana es cuando se hace por los hermanos que han caldo en el pecado. Aquí, no obstante, la Primera caria de Juan es prudente. En el caso de la mayoría de los pecados, la oración será escuchada. Pero hay un pecado tan grave, que Juan desaconseja que se ore por su perdón. Evidentemente, los lectores de la carta sabían bien de qué pecado se estaba hablando. No asi nosotros (que, por otro lado, no debemos identificar este «pecado que es de muerte" con el pecado mortal en general, ni debemos entender el «pecado que no es de muerte» en el sentido de pecado
196
Ja 20,31 I Jn 3,22; Jn 16,24; Uc 11,24
PRIMERA CARTA DE JUAN 5,18-21 ls
Sabemos que lodo el que ha nacido de Dios no peca, sino que el Engcndrado de Dios le guarda y el Maligno no le toca. 19 Sabemos que somos de Dios y que el mundo entero yace en poder del Maligno. -° Pero sabemos que el Hijo de
Dios ha venido y nos ha dado intcligcncía para conocer al Verdadero. Nosotros estamos en el Verdadero, en su Hijo Jesucristo. Éste es el Dios verdadero y la Vida eterna. '• Hijos míos, guardaos de los ídolos...
venial). Es probable que para la Primera caria de Juan este pecado que no es de muerte sea la adhesión a la secesión, que era una forma de apostasla. un pecado juzgado con mucha severidad en otras partes. '*
la
20
21
Hb 6,4-6; •
Pero, para evitar que el perdón que se puede obtener gracias a la oración por la mayor parte de los pecados induzca al laxismo, nuestro autor retoma la contraposición entre el Un 3,8-9 pecado y el ser hijos de Dios. (En el versículo 18, algunos manuscritos leen «está protegido» o «se protege a sí mismo.»). Jesús, el Hijo de Dios, protege a los cristianos del diablo. Y de este modo los hijos de Dios se encuentran sepárados del mundo de Satanás. En los versículos 18-20 encontramos una serie de tres afirmaciones introducidas por la expre- CÍ. Jn 3,11 sión «nosotros sabemos», que son proclamaciones de desafío frente a los secesionistas y su influencia. El último de estos «no sabemos» confiesa de forma triunfante la venida del Hijo de Dios, la aceptación de su revelación y la consiguiente unión con el Padre a través del Hijo. La expresión «Este es el Dios verdadero» podría referirse tanto al Padre como al Hijo; probablemente al Hijo y en este caso la Primera carta de Juan terminaría, como el cuarto Evangelio, con una clara afirmación de la divinidad de Jesús. Nótese también que se menciona de nuevo el tema de la vida, que hemos encontrado en el
Cf. Jo •
prólogo de la Primera carta. Las últimas palabras son un grito de advertencia contra quien intenta crear divisiones entre
* •*
197
PRIMERA CARTA DE JL'AN 5,21
los cristianos joánicos, presumiblemente contra los seceslonistas, contra quienes se han separado, profesando una falsa crístologla, y han pasado a los «ídolos», un término usado en otras partes para indicar la falsa doctrina.
19S
Ap2,l4. ; •
SEGUNDA CARTA DE JUAN TEXTO Y COMENTARIO 1
El Presbítero a la Señora Elegida y a sus hijos, aquicncsamocnIavcrdad:y no sólo yo, sino también todos los que han conocido la Verdad, : a causa de la verdad que permanece en nosotrosy que estará con nosotros para siempre. ' La gracia, la misericordia y la paz de parte 1*2
3
4
de Dios Padre y de Jesucristo, el Hijo del Padre, estarán con nosotros según la verdad y el amor. * Me alegre mucho al encontrar entre tus hijos a quienes viven en la verdad, conforme al mandamiento que recibimos del Padre." Y ahora te ruego,
A diferencia de la Primera, la Segunda carta de Juan tiene un saludo que indica el remitente y el destinatario. «La Señora Elegida [o Electa]» es una expresión figurada para referirse a una iglesia local, cuyo nombre no se menciona, y a sus miembros («hijos»), una iglesia que se encuentra dentro de la esfera de influencia del presbítero. El presbítero a m a a esta comunidad en la verdad divina (es decir, en Jesucristo), que mora en los cristianos. El saludo que les dirige es el habitual en una carta cristiana, con el añadido joánico de la expresión «según la verdad y el amor». El presbítero da la enhorabuena a la iglesia porque al menos algunos «caminan en la verdad» (que es el equivalente de «caminan en la lu /. -; ambas expresiones se encuentran en los manuscritos del Mar Muerto). El mandamiento
199
Cf. p. 172 Jn 14,6 col 1,2; ',2
,Tm
l Jn 1,7
SEGUNDA CARTA DE JUAN 6-13
recompensa.9 Toda el que se excede y no permanece en la doctrina de Cristo, no posee a Dios. El que permanece en la doctrina, esc si posee al Padre y al Hijo. 10 Si alguno va a vosotros y no as lleva esta doctrina, no lo recibáis en cosa ni lo saludéis, "pues el que lo saluda se hace solidario de sus molas obras.
Señora, y no te escribo un mandamiento nuevo, sino el que tenemos desde el principio: que nos amemos unos a otros. 6 Y en esto consiste el amor: en que vivamos según sus mandamientos. Éste es el mandamiento que oísteis desde el principio: que caminéis en el amor. 1 Han venido al mundo muchos seductores negando que Jesucristo haya venido en carne mortal. Ése es el Seductor y el Anticristo. •' Cuidad de vosotros, para no perder el fruto de vuestro trabajo, sino para que recibáis una amplia
M
1011
12-13
12
Aunque m e q u e d a m u c h o por escribir, prefiero no hacerlo can papel y tinta, sino que espero i r a veros y hablar d e viva voz, pora que nuestro gozo sea completo. '3 Te saludan los hijos de tu hermana Elegida.
del a m o r es típicamente joánico, al igual que la necesidad de vivir guardando los mandamientos. La fuente de los problemas que está viviendo la iglesia parece ser el mismo tipo de error que se halla en la Primera carta de Juan. Cometer tal error privarla a los cristianos de la recompensa de la vida eterna, por la que el presbítero ha trabajado. La verdadera fe en Jesús es esencial para un auténtico culto al Padre, por lo que el criterio último para los cristinos es la permanencia en la enseñanza tradicional de Cristo (¿suya o sobre él?). Los falsos maestros deben ser rechazados (se está desarrollando aquí un concepto de herejía, en el sentido de u n a enseñanza tan falsa que rompe la koinania o comunión). La carta termina abordando un motivo con el que estamos familiarizados: se piden disculpas por la brevedad de cuanto se ha escrito. Se comunican también los saludos de u n a iglesia hermana (probablemente aquella desde la que escribe el presbítero).
200
1 Jo 2,7-8 I Jn 2 35; 3.23; 4.1-3
I Jn 2,25 I Jn 2,23
I Jn 2,24; 2Coll,4
TERCERA CARTA DE JUAN TEXTO Y COMENTARIO 1
El Presbítero al querida Gayo a quien amo según la verdad. 3 Querido, pido en mi oración que te vaya bien en todo y que tu salud física sea tan buena como la espiritual. J Me alegré mucho cuando vinieron unos hermanos que daban testimonio de tu verdad, y de cómo vives en la verdad. ; No
lo *-!*
siento alegría mayor que oír que mis hijos caminan en la verdad. 5 Querido, obras como creyente en lo que haces por los hermanos, y eso que son forasteros.6 Ellos han dado testimonio de tu generosidad ante la iglesia. Harás bien en proveerlos para su viaje de manera digna de Dios. 7 Pues por el
La Tercera carta de Juan comienza también mencionando al remitente y al destinatario (es el saludo más breve de las cartas neotestamentarias, pero es característico de las cartas profanas de la época). No sabemos nada de Gayo; parece un laico, pero una tradición posterior lo presenta como obispo de Pérgamo. Gayo es objeto de alabanza porque algunos de los cristianos h a n dado testimonio de su benevolencia hacia los misioneros itinerantes. Tenemos aquí una imagen de los primeros predicadores de Cristo, atentos a rechazar la ayuda de los paganos, y dependientes de cuanto les ofrecían los cristianos, como expresión de caridad fraterna. La oportunidad de sostenerles socorriéndoles en sus viajes es una oportunidad de colaborar en la verdad. Hay que notar en estos
201
TERCERA CARTA DE JLAN 9-12
Nombre se pusieron en camino sin recibir nada de los gentiles. s Por eso debemos acoger a tales personas, para hacernos colaboradores en la obra de la Verdad. 9 He cscrilo alguna cosa a la iglesia; pero esc que ambiciona el primer puesto entre ellos, Diotrcfcs, no nos recibe. I0 Por eso, cuando vaya, le recordaré las cosas que está haciendo, criticándonos con palabras llenas de malicia: y, como
si no Fuera bastante, tampoco recibe a los hermanos, y, a los que desean hacerlo, se lo impide y los expulsa de la iglesia. II Querido, no imites lo malo, sino lo bueno. El que obra el bien es de Dios; el que obra el mal no ha visto a Dios. 12 Todos, y hasta la misma Verdad, dan testimonio de Demetrio. También nosotros damos testimonio y sabes que nuestro testimonio es verdadero.
versículos algunas características típicamente joánicas; por ejemplo, el acento puesto en la verdad (1.3.8), el «caminar en la verdad» (4); el Nombre (7); el amor fraterno (5.6). 9-10
Un cierto Diótrefes ignora la autoridad del presbítero. Rechaza la caria del presbítero (desconocida para nosotros), le insulta y crea dificultades a sus misioneros. Parece que no hay herejías implicadas, sino únicamente una forma de insubordinación por parte de un ministro ambicioso, probablemente perteneciente a la iglesia de Gayo o a una comunidad vecina (el término «iglesia» no aparece en ningún otro pasaje del cuarto Evangelio o de la Primera y la Segunda carta de Juan). Diótrefes goza de una cierta autoridad que le permite rechazar a determinadas personas en la iglesia, y es posible que fuera un obispo. El presbítero le aplica la prueba o el criterio de los frutos buenos o malos. (Pero podría tratarse de un problema de estructura concreta de la comunidad eclesial, un problema sobre el cual la historia posterior se habría puesto de parte de Diótrefes, no del presbítero). La misma prueba ofrece un efecto positivo si se aplica a Demetrio (identificado por la tradición tardía como obispo de Filadelfia). Es probable que Demetrio sea uno de los misioneros que son
202
TERCERA CARTA DE JUAN 15 Tengo mucha que escribirte, pero no quiero hacerlo con tinta y pluma. 14 Espero verte pronto y hablaremos de
13-15
viva voz. '* La paz sea contigo. Los amigos le saludan. Saluda a los amigos, uno por uno.
objeto de recomendación en la carta que se ha de entregar a Gayo. En el caso de Demetrio, la verdad misma (¿su estilo de vida cristiana?) lo recomienda. La conclusión es análoga a la de la Segunda carta de Juan. con el añadido del saludo de paz 13-15 y los buenos deseos. Se puede observar que la Segunda y la Tercera carta de Juan tienen la misma extensión, probablemente la necesaria para llenar una hoja de papiro.
203
LECTURAS L e c t u r a s d e l E v a n g e l i o d e J u a n e n el l e c c i o n a r i o 1,1-18
Misa del día de Navidad Dfa séptimo dentro de la octava de Navidad, 31 d e diciembre Iniciación cristiana Fuera d e la vigilia pascual Tercer domingo d e adviento (B)
1,6-8. 19-28 1,19-28 2 de enero 1,29-34 Segundo domingo del tiempo ordinario (A) 3 de enero Iniciación cristiana Fuera de la vigilia pascual 1.35-42 Segundo domingo del tiempo ordinario (B) 4 de enero Iniciación cristiana, admisión en el orden de los catecúmenos Admisión de los candidatos a la ordenación c o m o diáconos y presbíteros 1.35-51 Por las vocaciones sacerdotales y religiosas 1,43-51 5 de enero
1.4S-S1 24 d e agosto, san Bartolomé, apóstol Admisión de los candidatos a la ordenación como diáconos y presbíteros 1,47-51 29 de septiembre, santos Miguel, Gabriel y Rafael, arcángeles 2,1-11 Segundo domingo del tiempo ordinario (C) 7 d e enero (si la Epifanía se celebra el 7 a el 8 d e enero) 11 de febrero, Nuestra Señora d e Lourdes Común de santa Marta Virgen Matrimonio 2,13-22 9 de noviembre, Dedicación de san Juan de Lctrán Aniversario de la dedicación de una iglesia 2,13-25 Tercer domingo de cuaresma (B) Iniciación cristiana fuera d e la 3,1-6 vigilia pascual Iniciación cristiana de niñas
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E L EVANGELIO Y LAS CARTAS DE JOAN
3,1-8 3,7b-15 3,13-17 3,14-21 3,16-18 3,16-21
3,22-30 3,31-36 4,5-14 4,5-42
4,19-24
4,43-54 5,1-16 5,17-30 5,24-29 5,31-47 5,33-36
Lunes d e la segunda semana de 6,1-15 pascua Martes de la segunda semana de pascua 14 d e septiembre, exaltación de la santa Cruz Cuarto domingo de cuaresma (B) ó, 16-21 Santísima Trinidad (A) Miércoles d e la segunda semana 6,22-29 de pascua Iniciación cristiana fuera de la 6.24-35 vigilia pascual Admisión de los bautizados en la 6,30-35 plena comunión de la Iglesia 12 de enero o sábado después de 6,35-40 la Epifanía Jueves de la segunda semana de pascua 6,37-40 Iniciación cristiana de niños Tercer domingo de cuaresma (A: 6,41-51 opcional: B y C) Tercera semana d e c u a r e s m a (opcional) Aniversario de la dedicación de una iglesia 6,44-47 Dedicación d e un altar 6,44-51 Lunes d e la cuarta semana de cuaresma 6,51-58 Martes de la cuarta semana de cuaresma Miércoles de la cuarta semana de cuaresma Misas de difuntos Jueves d e la cuarta semana de cuaresma Viernes de la tercera semana de adviento 20ó
Domingo XVII del tiempo ordinario (B) Viernes d e la segunda semana de pascua Institución de acólitos Sagrada eucaristía Sábado de la segunda semana de pascua Lunes de la tercera semana d e pascua Domingo XVIII del tiempo ordinario (B) Institución de acólitos Sagrada eucaristía Miércoles de la tercera semana d e pascua Unción de los enfermos Misas de difuntos Exequias d e niños bautizados Domingo XIX del tiempo ordinario (B) Institución de acólitos Viático Sagrada eucaristía Iniciación cristiana de niños Jueves d e la tercera semana d e pascua Santísimo cuerpo y sangre de Cristo (A) Domingo XX del tiempo ordinario (B) Institución de acólitos Viático Sagrada eucaristía Misas de difuntos Exequias d e niños bautizados
LECTURAS
6,52-59 6,53-58 6,60-69
7,1-2.10 25-30 7,14-18 7.37-39 7,37b39a 7,40-53 8,1-11
8,12-20 8,21-30 8,31-42 8,51-59 9,1-7 9,1-41
10,1-10
Viernes d e la tercera semana de 10,11-16 pascua Unción de los enfermos Domingo XXI del tiempo ordinario (B) Sábado d e la tercera semana de pascua Viernes de la cuarta semana de cuaresma Institución d e lectores 10,11-18 Vigilia de Pentecostés Iniciación cristiana de niños Confirmación Sábado de la cuarta semana de cuaresma Quinto domingo d e cuaresma 10,22-30 (C) Lunes d e la quinta semana de 10.27-30 cuaresma 10,31-42 Lunes d e la quinta semana de cuaresma (C) 11,1-45 Martes de la quinta semana d e cuaresma Miércoles d e la quinta semana de cuaresma 11.17-27 Jueves d e la quinta semana de 11.19-27 cuaresma 11.32Iniciación cristiana de niños 38.40 Unción de los enfermos 11.32-45 Cuarto domingo de cuaresma (A; 11,45-52 opcional: B v C i C u a r t a s e m a n a d e c u a r e s m a 11,45-56 (opcional) 12,1-11 Cuarto domingo de pascua (A) Lunes d e la cuarta semana de 12,12-16 pascua
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5 de junio, san Bonifacio, obispo y mártir 4 de noviembre, san Carlos Borromco, obispo 7 de diciembre, san Ambrosio, obispo y doctor de la Iglesia Común de pastores Sagradas órdenes Para presbíteros Por la unidad de los cristianos Cuarto domingo de pascua (B) Lunes d e la cuarta semana d e pascua (A) Unción de los enfermos Sagrado Corazón (misa votiva) Martes de la cuarta semana de pascua Cuarto domingo de pascua (C) Viernes de la quinta semana de cuaresma Quinto domingo d e cuaresma (A: opcional: B y C) Quinta s e m a n a de c u a r e s m a (opcional) Misas de difuntos 29 de julio, santa Marta Exequias de niños bautizados Misas de difuntos Por la unidad de los cristianos Por la difusión del evangelio Sábado de la quinta semana de cuaresma LunesSanto Procesión con palmas, domingo de Pasión (B)
E L EVANGELIO Y LAS CARTAS DE JOAN
12,20-33 Quinto domingo de cuaresma (B) 12,23-28 Misas de difuntos 12,24-26 ó de julio, santa María Goretti, virgen y mártir 10 de agosto, san Lorenzo, diáconoy mártir 19 d e septiembre, san Jenaro, obispo y mártir 17 d e octubre, san Ignacio d e Anlioquta. obispo y mártir Común de mártires Órdenes sagradas Consagración a una vida de virginídad y profesión religiosa 12,31Dedicación d e un altar 36a Santa Cruz 12,44-50 Miércoles de la cuarta semana de pascua Presentación del Credo, iniciación cristiana de adultos Iniciación cristiana fuera de la vigilia pascual 13,1-15 Jueves santo, misa de la Cena del Señor Por la unidad d e los cristianos 13,16-20 Jueves d e la cuarta semana de pascua 13,21-33. Martes Santo 36-38 13,3 l-33o.Quinto domingo de pascua (C) 34-35 14,1 -6 Misas de difuntos Viernes de la cuarta semana de pascua 14,1-12 Quinto domingo de pascua (A) 14,6-14 3 d e mayo, santos Felipe y Santiago, apóstoles
Santísimo Nombre 14,7-14 Sábado de la cuarta semana de pascua 14,15-21 Sexto domingo de pascua (A) 14,15-17 Confirmación 14,15-16. Pentecostés (C, opcional) 23b-26 14,15-23. Admisión d e los bautizados en la plena comunión d e la Iglesia 26-27 14,21-26 Lunes d e la quinta semana de pascua 14,23-26 Confirmación 14,23-29 Sexto domingo de pascua (C) Porun concilio ostnodo y encuentros pastorales o espirituales Por la paz y la justicia 14,27Martes de la quinta semana de 31a pascua 15,1-6 Admisión d e los bautizados en la plena comunión d e la Iglesia 15,1-8 Quinto domingo de pascua (B) Miércoles d e la quinta semana de pascua 21 d e febrero, san Pedro Damián, obispo y doctor d e la Iglesia 18 de marzo, san Cirilo de Jcrusalen, obispo y doctor d e la Iglesia 23 de julio, santa Brígida, religiosa 15 de octubre, santa Teresa de Jesús, virgen y doctora de la Iglesia 16 d e noviembre, santa Gertrudis, virgen Común de santos y santas
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LECTURAS
Consagración a una vida de virginidad y profesión religiosa Por la Iglesia universal Para religiosos
15,12-16 15,12-17
Por el laicado Por los enfermos
Sagrado Corazón (misa votiva) Iniciación cristiana fuera d e la vigilia pascual 15,9-11 Jueves d e la quinta semana de pascua 15,9-12 Matrimonio Por la nación (Estado) o ciudad, por los que sirven en cargos públicos, por el Gobierno de la noción, por el rey o d jefe de Estado, por el progreso de los pueblos 15,9-17 Sexto domingo d e pascua (B) 15,1-11
15,18-21
24 de enero, san Francisca de Sales, obispo y doctor de la Igle- 15,18-21 sia 26-27 4 de marzo, san Casimiro 15,18-21 14 d e mayo, san Matías, apóstol 26-16,4 14 d e julio, san Camilo de Lclis. 15,26presbítero 16,4a 11 d e diciembre, san Dámaso, 15,26-27 16,12-15 papa Común de pastores 16,5-11 Común de santos y santas Órdenes sagradas 16,5b-7. Consagración a una vida de virgi- 12-13a nidad y profesión religiosa 16,12-15 Para la elección de un papa o un obispo Para presbíteros 16,16-20 Por las vocaciones sacerdotales y 16,20-22 religiosas 209
En acción de gracias Sagrado Corazón (misa votiva) Matrimonio Viernes de la quinta semana de pascua Por la caridad, para promover la armonía, por los familiares y amigos Sábado de la quinta semana de pascua 2 3 d e febrero, san Policarpo, obispo y mártir 13 de abril, san Martin I, papa y mártir 13 de agosto, san Ponciano, papa y mártir, c Hipólito, presbítero y mártir Común de mártires Por el laicado Confirmación Por los cristianos perseguidos
Lunes d e la sexta semana d e pascua Pentecostés (B, opcional) Martes de la sexta semana de pascua Confirmación Santísima Trinidad (C) Miércoles de la sexta semana de pascua Jueves d e la sexta s e m a n a de pascua En acción de gracias
E L EVANGELIO Y LAS CARTAS DE JOAN
16,20Viernes d e la sexta semana de 23a pascua 16,23b- Sábado d e la sexta semana de 28 pascua 16,29-33 Lunes de la séptima semana de pascua 17,1-lla Séptimo domingo de pascua (A) Martes de la séptima semana de pascua Por la unidad de los cristianos 17,6. Órdenes sagradas 14-19 17.1 Ib- Séptimo domingo de pascua i H) Miércoles de la séptima semana 19 de pascua 1 Idc abril, san Estanislao, obispa y mártir 2 de junio, santos Marcelino y Pedro, mártires 16 de septiembre, santos Cornelio, papa y mártir, y Cipriano, obispo y mártir Común de mártires Por la unidad d e los cristianos Por los cristianos perseguidos 17:1 Ib. Por la Iglesia universal 17-23 Para la elección de un papa o un
obispo Por la difusión del evangelio 17,20-26 Séptimo domingo de pascua
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