Rapport 46

April 24, 2017 | Author: Olectric | Category: N/A
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RAPPORT -HIPNOSIS DE MILTON H. ERICKSON, M.D.-

Revista del Instituto MILTON H. ERICKSON de Buenos Aires (Argentina)

Milton H. Erickson, M.D.

Marzo 2005

Año XV Nº 46

RAPPORT - HIPNOSIS de MILTON H. ERICKSON Revista del

Instituto MILTON H. ERICKSON de Buenos Aires (Argentina)

Director Internacional:

ERNEST L. ROSSI, Ph. D., Baywood Park, CA, U.S.A.

Directores:

EDGAR A. ETKIN y SYLVIA ETKIN

Propietario: EDGAR ALEJANDRO ETKIN

Dirigir correspondencia a: Sánchez de Bustamante1945 P.B. ‘‘A’’ (C1425DUM), Buenos Aires, Argentina

e-mail: [email protected] Tapa: IMHEBA

RAPPORT HIPNOSIS de MILTON H. ERICKSON Nº 46 - Marzo de 2005

RAPPORT HIPNOSIS de MILTON H. ERICKSON Nº 46 - Marzo de 2005

Escritos de Milton H. Erickson, M.D.

© Copyright en español E. A. Etkin y S. Etkin 1993 Buenos Aires, Argentina

CUATRO PRINCIPIOS DEL TRABAJO DE ERICKSON 1- No hay necesidad de que el inconsciente sea hecho consciente: los procesos inconscientes pueden ser facilitados de modo tal que puedan funcionar en forma autónoma a fin de resolver en forma individual los problemas de cada paciente. 2- No hay necesidad de que los mecanismos mentales y las características determinadas por la personalidad sean analizados para beneficio del paciente: los mismos pueden ser utilizados como procesos, dinamismos o sendas que faciliten las metas terapéuticas. 3- No hay necesidad de que la sugestión sea directa: las sugestiones indirectas pueden con frecuencia evitar las limitaciones aprendidas de un paciente y, de este modo, facilitar mejor procesos inconscientes. “Con estas sugestiones indirectas el paciente incorpora la habilidad de pasar a través de esos dificultosos procesos internos de desorganización, reorganización, reasociación y proyección de experiencias internas con el fin de ir al encuentro de los requerimientos de [metas terapéuticas].” 4- La sugestión terapéutica no es un proceso de programar al paciente con el punto de vista del terapeuta: antes bien, las mismas implican hacer “una nueva síntesis interna de la conducta del paciente síntesis llevada a cabo por el paciente mismo.”

The Collected Papers of Milton H. Erickson on Hypnosis, Vol. IV, Edited by Ernest L. Rossi, Ph. D., Irvington Publishers, 1980. “I. General Introductions to Hypnotherapy”, p. l.

CARACTERISTICAS DE LA HIPNOTERAPIA ERICKSONIANA •

La Hipnoterapia Ericksoniana es un proceso complejo, mediante el cual, psicoterapeutas especializados ayudan a la gente a utilizar sus asociaciones mentales, recuerdos, experiencias, recursos y máximas expresiones de vida y salud para lograr sus propios objetivos terapéuticos.



Las Sugestiones Hipnóticas Indirectas facilitan la utilización de las habilidades que ya existen en una persona pero que no usa, usa incorrectamente o permanecen subdesarrolladas, debido a limitaciones aprendidas, inexperiencia, carencia de oportunidades, comprensión, o modelos exitosos a seguir.



El Hipnoterapeuta Ericksoniano (como interfase) crea las condiciones para que el paciente pueda “despertar” los datos operatorios aprendidos a lo largo de su vida (almacenados en su “disco rígido” biológico) que están disponibles sólo inconscientemente, y que lo limitan severamente cuando se enfrenta con situaciones indeseables (el “input” sensorial) que atraviesa en el presente.



La Hipnoterapia Ericksoniana utiliza el estado de trance hipnótico (fases alternas de la conciencia) para lograr en el paciente una compenetración más plena con su dinámica inconsciente y así facilitar y acelerar los cambios que llevarán a la solución de sus problemas. Implica los múltiples niveles mentales y por esta cualidad se constituye en una psicoterapia breve.



El Acceso Indirecto al Inconsciente, (mediante el lenguaje hipnótico, sugestiones indirectas y el acceso metafórico - metonímico) durante el trance hipnótico, evita y reemplaza, para beneficio del paciente, los dilatados y costosos procesos analíticos conscientes, característica de otras psicoterapias.



El Acceso Indirecto al Inconsciente hace posible que el paciente supere padecimientos psicológicos, psicosomáticos, y acelere la recuperación de la salud orgánica, llegando, según recientes investigaciones científicas, a influenciar la estructura y funcionalidad molecular y genética.



La Hipnoterapia Ericksoniana se destaca en el tratamiento grupal, ya que su tecnología simbólica potencia y atañe tanto al ámbito privado de cada integrante del grupo como a los objetivos compartidos socialmente por todos, abarcando el nivel consciente y el inconsciente de cada individuo. Edgar A. Etkin y Claudio López Andrés

RAPPORT HIPNOSIS de MILTON H. ERICKSON Nº 46 - Marzo de 2005

Indice

Las cartas de Milton H. Erickson (parte 1) Editado por Jeffrey K. Zeig, PH. D. y Brent B. Geary, PH. D. ......................... 3551

RAPPORT - HIPNOSIS de MILTON H. ERICKSON - Nº 46 - Marzo de 2005

LAS CARTAS DE MILTON H. ERICKSON EDITADO POR JEFFREY K. ZEIG, PH. D Y BRENT B. GEARY, PH. D 1) ‘‘The letters of Milton H. Erickson’’ Edited by Jeffrey k. Zeig, Ph. D. and Brent Geary, Ph. D. Published by Zeig, Tucker & Theisen, Inc., 2000, U.S.A. 3618 North 24 th Street Phoenix, AZ 85016 USA Fax 602-956-0519 E-mail: [email protected] www.ZeigTucker.com 393 páginas u$s 50.- más u$s 10.- (shipping) Total: u$s 60.2) Autorización de Jeffrey K. Zeig, Ph. D. para su publicación en Rapport-Hipnosis de Milton H. Erickson, M. D. -, 2000.

NOTA EDITORIAL Nuestra intención en este volumen fue dejar que las cartas de Milton Erickson y sus corresponsales hablen por sí mismas de manera tal que el lector pueda sacar sus propias conclusiones. Por lo tanto, nosotros no editamos las cartas per se, excepto para corregir errores tipográficos y ortográficos evidentes y para regularizar los párrafos y la puntuación. También incorporamos las correcciones y adiciones de los escritores como para no distraer al lector. (Nótese que, para evitar repeticiones, nosotros estamos omitiendo las direcciones y afiliaciones de los escritores a lo largo de su correspondencia.) Erickson mismo escribía con inclinación literaria. Era un compositor artístico que se esforzaba por la precisión en todas sus comunicaciones. Nuestra contribución fue la interpolación de comentarios editoriales para aportar un contexto o para aclarar una referencia o situación particulares. 3551

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INTRODUCCIÓN “En las cartas de un hombre, yace su alma desnuda.” - Samuel Jonson (1777)

PRELUDIO ¿Quién - y qué - era Milton H. Erickson, M. D.? Simplemente, Milton Erickson (1901-1980) fue la mayor autoridad en el uso de la hipnosis clínica en el siglo veinte. Y hay muchos que sostienen que fue el principal psicoterapeuta del siglo. Lo que Erickson aportó a la práctica de la terapia puede ser comparado con lo que Freud contribuyó a su teoría. Por otra parte, mientras que Freud está representado en la literatura psiquiátrica por sólo un puñado de descripciones de casos, Erickson detalló más de 300 casos (O’Hanlon & Hexum, 1990).

EL SANADOR HERIDO Pero Erickson fue mucho más que un contribuyente singular a la literatura profesional - su vida misma fue una inspiración, un perfil de coraje. El arquetipo del “sanador herido”, él sufrió, y se sobrepuso a, muchas dolencias físicas. Las más debilitantes de és-

tas fueron las secuelas de polio, que había contraído en su adolescencia avanzada. Como víctima del síndrome postpoliomielítico, Erickson pasó los últimos 15 años de su vida en una silla de ruedas. Con el deterioro de sus músculos, perdió movilidad. Al término de su vida, prácticamente no tenía uso de sus piernas y apenas un limitado uso de sus brazos. Para escribir, debía guiar a su mano derecha con la izquierda. En forma similar, para comer, debía usar su mano izquierda para sostener la mano derecha. Más aún, tanto su vista como su audición se volvieron progresivamente impedidas. Y al momento de su muerte, respiraba en virtud de la mitad del diafragma y algunos músculos intercostales. Erickson sufría dolor constante. Cuando los pacientes concurrían a él, encontraban un consejero que no hablaba hipotéticamente, sino desde su propia experiencia. Cuando hablaba de disfrutar la vida a pesar de - o a causa de - el dolor, estaba siendo honesto. Al afirmar su placer por estar simplemente vivo, él “reencuadraba” su dolor, afirmando jocosamente, “no me importa el dolor, es mejor que la alternativa.” Para Erickson, el dolor era una bendición que le confirmaba que todavía estaba entre los vivos. La liberación del dolor ven-

Las cartas de Milton H. Erickson

dría solamente con la muerte. (Ver Zeig, 1985b, para más información.) No importa qué problemas limitantes trajeran los pacientes a Erickson, una esquizofrenia o la irrupción de un cáncer, ellos contemplaban a alguien que sufría por lo menos tanto como ellos. Y aún así él obviamente disfrutaba la vida.

CONTRIBUCIONES PROFESIONALES Erickson fue prolífico profesionalmente, y viajó muchísimo para enseñar. Escribió más de 140 artículos eruditos, la mayoría de los cuales aparecen en los Collected Papers of Milton H. Erickson on Hypnosis, editado por Ernest L. Rossi (Erickson & Rossi, 1980). Más de 100 libros acerca de, o relacionados con, la psicoterapia de Erickson están en existencia, y regularmente aparecen nuevos trabajos. Fue co-fundador de la American Society of Clinical Hypnosis y estableció su publicación, The American Journal of Clinical Hypnosis, la cual editó durante los primeros diez años de su existencia. Para honrar y contribuir al trabajo de Erickson, en 1979 se estableció la The Milton H. Erickson Foundation. La

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Fundación organiza programas de entrenamiento para profesionales y patrocina conferencias anualmente sobre temas como la Evolución de la Psicoterapia, Terapia Breve, Sexo e Intimidad, y Aproximaciones Ericksonianas a la Hipnosis y la Psicoterapia. Más de 80 Institutos regionales a lo largo del mundo se encuentran afiliados a la Fundación. Las contribuciones profesionales de Erickson han sido examinadas a través de diferentes ópticas. Jay Haley escribió uno de los libros más importantes sobre Erickson, Uncommon Therapy, in 1973. Allí, hace hincapié en la psicoterapia “estratégica” de Erickson, señalando que una psicoterapia es estratégica cuando un terapeuta trabaja para lograr una meta específica. Entre los numerosos libros acerca de la hipnosis ericksoniana es notable la serie de cuatro volúmenes de Erickson y Rossi: Hypnotic Realities (1976); Hypnotherapy, an Exploratory Casebook (1979); Experiencing Hypnosis (1981); y The February Man (1989). Algunos de los estudiantes de Erickson han aportado textos explicando sus métodos para lectores profesionales, incluyendo The Answer Within de Stephen & Carol Lankton (1973) y Therapeutic Trances de Stephen

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Gilligan (1986). El estilo educativo no convencional de Erickson está explicado en A Teaching Seminar with Milton H. Erickson (Zeig, 1980). A través de textos como éstos acerca de Erickson como terapeuta y sus métodos, uno puede apreciar - y entender mejor - la magia técnica de uno de los clínicos más innovadores en la historia de la psicoterapia.

UNA MIRADA INTIMA A LA GRANDEZA Más allá de las muchas publicaciones de y sobre él, de todos modos, las cartas de Milton Erickson revelan aspectos de su vida que no han sido públicos anteriormente. Aquí, somos confidentes con Erickson, el hombre, de una manera que aporta nuevas comprensiones de su originalidad como clínico, como investigador, como teórico, y, especialmente, como individuo. Como lector, usted se encontrará con las luminarias con quienes Erickson interactuaba, tanto en el campo de la psiquiatría como en disciplinas afines, como la antropología. Usted estará allí con Erickson mientras consulta con reconocidos psicoanalistas, intercambia puntos de vista con relación a la hipnosis con los conocidos

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antropólogos Gregory Bateson y Margaret Mead, y discute asuntos de investigación con expertos tales como Stanley Milgram. También será capaz de leer, en sus propias palabras, su consejo a pacientes, colegas, y estudiantes. Claramente, Erickson es alguien que debe ser estudiado, por su estilo personal así como por sus contribuciones clínicas. Leyendo su correspondencia, uno se familiariza con su pensamiento y su punto de vista. Este libro debiera ser de gran valor para clínicos, historiadores, e investigadores, así como para el lego que se encuentra interesado en su propio crecimiento y desarrollo personales.

MILTON ERICKSON - UNA BREVE BIOGRAFÍA Milton H. Erickson nació el 5 de Diciembre de 1901, en una cabaña rústica de piso de tierra en Aurum, Nevada. Su familia entonces viajó al Este en una carreta cubierta, y él creció en una granja en las afueras de Beaver Dam, Wisconsin, entre nueve hermanos. Un poco anormal dentro de su propia familia de granjeros creyentes del Medio Oeste, Erickson se distinguió a temprana edad por su extraordinario intelecto. Fue el único miembro de su

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familia que asistió al secundario, y sólo otro miembro, una hermana, asistió al colegio. Como niño, mostró un interés precoz por el lenguaje, estudiando el diccionario para familiarizarse con las palabras y su significado. Milton Erickson comenzó sus estudios formales sobre hipnosis en los años 20 en la Universidad de Wisconsin, cuando se inscribió en un seminario dictado por Clark Hull, uno de los psicólogos de mayor influencia en la primera mitad del siglo veinte. Hull era un investigador dedicado, especialmente en teoría del aprendizaje, y escribió uno de los primeros libros sobre hipnosis, Hypnosis and Suggestibility: An Experimental Approach (1933). Luego de recibir el título de médico en la Universidad de Wisconsin en 1928, Erickson se entrenó en Rhode Island y Colorado. Luego, devino Director de Investigación en el hospital estatal Eloise en Detroit, Michigan. En 1948, dejó Detroit para ir a Phoenix, Arizona, donde obtuvo un puesto en el hospital estatal Arizona. Luego de aproximadamente un año en el plantel, renunció para establecer un consultorio privado en su casa en el 32 de la calle West Cipres, mudándose al 1201 de la avenida East Hayward en 1970. Manteniendo su consultorio en su domicilio, era capaz de sobrellevar mejor sus discapacidades e

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interactuar más frecuentemente con su familia. Milton Erickson murió el 15 de Marzo de 1980. Fue sobrevivido por cuatro hijas y cuatro hijos, 26 nietos, y su esposa, Elizabeth. Una frecuente colaboradora con el trabajo profesional de Erickson, ella aún vive en su casa de Phoenix y es miembro de la Junta Directiva de la Fundación Erickson.

LAS SEIS CORRIENTES DE LA HERENCIA ERICKSONIANA Milton Erickson tuvo muchos herederos intelectuales, y continúa influyendo las generaciones siguientes de psicoterapeutas. Sus contribuciones a la psicología se han descrito como abarcando seis corrientes principales. 1. Psicoterapia estratégica. Jay Haley se puso en contacto con Erickson mientras estaba en Palo Alto como miembro junior de un proyecto de investigación en comunicación encabezado por Gregory Bateson. Un conocido antropólogo, biólogo, y filósofo, Bateson se había encontrado previamente con Erickson años antes, mientras estaba casado con Margaret Mead. Haley y su colaborador, John Weakland, visitaron a Erickson numerosas veces.

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Algunos de sus diálogos grabados están reproducidos en Conversations with Milton H. Erickson, M. D., Volúmenes I III, editado por Haley (1985). Parcialmente como resultado de su trabajo con Erickson, Haley diseñó la psicoterapia estratégica, la cual se encuentra descrita en escritos de Haley y Cloé Madanes. La terapia estratégica es principalmente un enfoque basado en familiar y sistémica. La hipnosis pierde énfasis a favor de procedimientos naturales; esto es, la terapia emplea técnicas hipnóticas, pero sin la inducción de un trance formal. El Mental Research Institute (MRI). Fundado en Palo Alto por Don Jackson, el instituto produjo el enfoque interactuante desarrollado por Paul Watzlawick, John Weakland y Richard Fisch. El proyecto de terapia breve del MRI fue creado para probar derivados de los métodos desarrollados y adoptados por Erickson. Terapia enfocada en la solución. Stephen de Shazer y sus colegas en el Brief Therapy Center en Milwaukee, Wisconsin, desarrollaron lo que se conoce como terapia enfocada en la solución. Este enfoque ericksoniano excesivamente positivo pone én-

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fasis en lo que los pacientes hacen bien más que en sus defectos. No está basado en la psicopatología; más bien, su objetivo es hacer surgir las fuerzas del paciente. El enfoque psicobiológico de Ernest Rossi. Rossi fue el Boswell de Erickson. Estudió a Erickson de cerca, y escribió en colaboración y editó una serie de importantes libros con y sobre éste, incluyendo Collected Papers of Milton H. Erickson. Los cuatro volúmenes sobre hipnosis de Erickson - Rossi (1980 a-d) representan principalmente las lecciones de Erickson a Rossi acerca de cómo llevar a cabo técnicas hipnóticas. Rossi también editó una serie de libros basado en transcripciones de seminarios de Erickson. En sus trabajos, Rossi delineó un número de enfoques tácticos y lingüísticos que Erickson utilizaba en su psicoterapia. Más tarde, Rossi desarrolló algunas de sus teorías propias sobre la comunicación mentecuerpo y se ha vuelto un conocido experto en psiconeuroinmunología. Programación neurolingüística. Richard Bandler y John Grinder (un lingüista que se acercó al trabajo revolucionario de

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Noam Chomsky) identificaron elementos lingüísticos y semánticos en el método de Erickson en Patterns of the Hypnotic Techniques of Milton H. Erickson (1975). Los neo-ericksonianos. El grupo neo-ericksoniano incluye a Stephen y Carol Lankton, Michael Yapko, Stephen Gilligan, y Jeffrey Zeig. Esta generación de terapeutas estudiaron con Erickson cuando estaba en el ocaso de su carrera. Sus trabajos tienden a enfocarse en el uso ericksoniano de la hipnosis, el cual está desdibujado en las otras escuelas. Más recientemente, Gilligan (1997) desarrolló una teoría de relaciones consigo mismo, que podría derivar en una séptima corriente de orientación ericksoniana.

En resumen, el legado de Erickson ha influido a los mayores colaboradores en los campos de la psicoterapia individual, de pareja y familiar. Su herencia perdura y sus puntos de vista están siendo incorporados en la corriente principal, incluyendo la terapia cognitivo-conductual. Más aún, los enfoques de tiempo limitado son una necesidad en la práctica contemporánea, y Erickson es considerado por muchos como el padre de la terapia breve.

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UN TOQUE TERAPÉUTICO El poder terapéutico de Erickson no solamente era atribuible a la genialidad de su técnica; además estaba enraizado en su estilo personal. Creemos que no se puede catalogar su habilidad como terapeuta como diferente de su persona. Siete “métodos” que pueden ser caracterizados como generados por la personalidad de Erickson se reiteran a través de sus cartas: la utilización, la orientación, la experiencia, la conducción del drama, individualizar el tratamiento, la orientación hacia el futuro, y la confianza en el inconciente.

LA UTILIZACIÓN La utilización no es meramente una técnica; es una filosofía. La utilización dice que cualquier cosa que la familia/paciente trae a las sesiones puede ser conducido para que se efectúe un resultado terapéutico. Desde esta perspectiva, los problemas, recursos, ambiciones, y demás, no se ven como “trigo” para el molino analítico. En vez, son el “combustible de cohetes” que puede ser utilizado para ayudar a los pacientes a propulsarse hacia una órbita diferente (Zeig, 1992). Un ejemplo de la disposición mental de la utilización (Zeig, 1997) puede

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verse en la pareja que acudió a Erickson con el problema del alcoholismo de la esposa. El marido se quejaba amargamente porque la esposa tenía una “pequeña manía”. Ella pasaba los fines de semana trabajando en el jardín, y mientras cavaba y sembraba, periódicamente bebía de una botella de licor escondida, que el marido nunca podía hallar. Él la aconsejaba, enfrentaba y adulaba acerca de su comportamiento, indicando que era perjudicial para su salud y para su relación. De cualquier modo, ella no cambiaba. La esposa también tenía una queja. Ella decía que su esposo tenía una “pequeña manía”, también. Él pasaba sus fines de semana leyendo “viejos libros polvorientos, viejas revistas polvorientas, y viejos periódicos polvorientos”. Ella lo aconsejaba, enfrentaba y adulaba acerca de su comportamiento, indicando que era perjudicial para su salud y para su relación. De cualquier modo, él no cambiaba. En su primera entrevista, Erickson supo que la pareja poseía un equipo de campamento, pero no lo había utilizado en largo tiempo, a pesar de que disfrutaban acampar. De cualquier modo, ambos vigorosamente aseguraban que lo que verdaderamente odiaban como salida era ir de pesca.

Ed. por Zeig y Geary

La intervención inicial de Erickson ejemplifica el método de utilización. Le dijo a la esposa que comprara una botella de whisky y la escondiese dentro de la casa. Al regresar a casa del trabajo, el esposo debería hallar la botella oculta en un tiempo determinado. Si no lo hacía, la esposa podría beber impunemente - pero sólo dentro de la casa. La esposa estuvo encantada con la indicación. Ella fue capaz de esconder el whisky en un lugar en que nadie podría encontrarlo en el tiempo asignado. Pero después de unos pocos días, se aburrió del procedimiento. La pareja retornó a Erickson, y esta vez él les ordenó, “Vayan a pescar”. Ellos protestaron, pero él continuó aconsejándoles, enfrentándolos y alabándolos acerca de la necesidad de ir a pescar. Ellos, en respuesta, continuaron expresando su oposición, ya que “odiaban pescar”. Finalmente, le preguntaron a Erickson por qué debían ir a pescar. Les explicó: “es la única terapia correcta para ustedes. Si están en un pequeño bote en el medio de un lago, Esposo, no hay manera en que pueda tener viejos libros polvorientos, viejas revistas polvorientas, y viejos periódicos polvorientos con usted. Esposa, si usted está en un bote en el medio de un lago, no hay lugar donde pueda esconder una botella de whisky. Vayan a pescar”.

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Nuevamente, la pareja respondió rebelándose contra esta idea, pero desempolvaron su equipo de campamento y emprendieron un viaje para ver más de Arizona. En el proceso, redescubrieron cuánto disfrutaban acampar - y también redescubrieron cuánto disfrutaban su relación. Subsiguientemente, la esposa “voluntariamente” abandonó su “pequeña manía”, así como el marido la suya. Todo lo que Erickson había hecho fue establecer un contexto desde donde ellos pudieran proceder. Este caso está repleto con ejemplos de utilización. Erickson utilizó el patrón de ocultamiento. Utilizó la resistencia de la pareja. Parecían necesitar tener algo contra lo cual rebelarse. Él se ofreció a sí mismo. Al rebelarse contra Erickson, ellos descubrieron su propio camino para la sanación. La utilización es a la terapia ericksoniana lo que la interpretación es al psicoanálisis y lo que la desensibilización es a la terapia conductual (Zeig, 1992). No debiera considerarse meramente una técnica. No puede negarse que nuevas oportunidades para una terapia efectiva devienen posibles cuando la utilización es adoptada como una filosofía terapéutica. Erickson se había familiarizado con el concepto de utilización desde tem-

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prana edad. Él creció en una familia pobre en la cual era un mecanismo necesario de competencia. De esta forma, no era solamente su método, era su estilo de vida. Numerosos ejemplos de la filosofía de utilización de Erickson se encontrarán en sus cartas.

LA ORIENTACIÓN Erickson era famoso por su estilo indirecto, en el cual usaba anécdotas, metáforas, y alusiones. Sus comunicaciones eran en múltiples niveles; él a menudo transmitía más de un significado en un solo mensaje. Técnicamente, este método puede llamarse indirecto, pero nosotros preferimos pensarlo como “orientación”. El estilo anecdótico de Erickson era un retroceso directo a su familia de origen. A su padre le gustaba describir sus experiencias como vaquero y granjero, y los niños del vecindario a menudo se reunían para escuchar sus historias. Mientras la mayoría de los escritores de cartas tienden a ser directos, la correspondencia de Erickson revela su estilo anecdótico atrapante. Su decir historias no estaba limitado a su psicoterapia; era una parte integral de quién era él. Una de las razones para ser indi-

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recto es hacer brotar ideas, más que forzarlas. A través del uso de métodos orientadores, el terapeuta establece un contexto o fondo emocional, y el paciente, por ser estimulado a pensar las cosas en forma diferente, puede cambiar su comportamiento.

LA EXPERIENCIA Erickson era un terapeuta experiencial depuradísimo. Creía que la terapia tiene lugar a través de encuentros de experiencia directa. Sus métodos de tratamiento no eran didácticos ni analíticos. Erickson a menudo llevaba su terapia fuera del consultorio hacia dentro de la vida el paciente. El también usaba la hipnosis y otras técnicas terapéuticas para ayudar a los pacientes a desarrollar experiencias internas constructivas. Creía que más que “expresando”, la gente aprende mejor haciendo. Aunque se puede aprender física en una forma didáctica, a ser feliz debe aprenderse experiencialmente. Nuevamente, el método experimental de Erickson no se limitaba a la terapia, como se demuestra en sus cartas.

CONDUCIENDO EL DRAMA

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A menudo, el elemento crucial en la terapia reside no en lo que dice el terapeuta, sino en cómo entrega el mensaje. Erickson tenía inclinaciones teatrales. El hacía que una idea simple cobrara vida presentándola como un guión, aludiendo a las ideas, desarrollándolas en pequeños pasos, y luego llevándolas a una culminación y un desenlace. Su utilización del drama es ampliamente evidente en su correspondencia.

INDIVIDUALIZANDO EL TRATAMIENTO En 1978, el editor principal (Zeig) le pidió a Erickson que le diera una cita que pudiera usarse para publicitar el Primer Congreso Internacional sobre Enfoques Ericksonianos a la Hipnosis y la Psicoterapia, llevado a cabo en Diciembre de 1980 para honrar las contribuciones de Erickson en ese campo. Erickson escribió: ” Cada persona es un individuo único. Por lo tanto, la psicoterapia debiera formularse para adecuarse a la singularidad de las necesidades del individuo, más que ajustando a la persona para caber en el lecho de Procusto de una teoría hipotética del comportamiento humano.” En un tributo por el septuagésimo quinto cumpleaños publicado en el American Journal of Clinical Hypnosis, que Erickson fundara (él también fue fundador de la

Las cartas de Milton H. Erickson

American Society for Clinical Hypnosis), Margaret Mead (1977) escribió que una de las características distintivas de Erickson era su habilidad para inventar una nueva terapia para cada paciente. Erickson se esforzaba para comprender la naturaleza singular de la posición, el estilo, afecto, proceso de pensamiento, y comportamiento de un paciente. Su terapia era un proceso de recurrir a los recursos dormidos del paciente. Y desde que estos recursos son altamente individuales, el enfoque personalizado aumenta su efectividad. Sus cartas contienen numerosos ejemplos de su flexibilidad y amplitud para dirigirse a la individualidad de sus corresponsales.

ORIENTACIÓN AL FUTURO La vida se vive en el presente y se dirige hacia un futuro. Las lecciones del pasado deben ser tenidas en cuenta para vivir efectivamente, pero el pasado es fundamentalmente inmutable. En contradicción con los muchos enfoques analíticos que apuntan a la historia personal como un método primario de cambio, Erickson trabajaba en conducir estructuras en el presente que pudieran efectuar un futuro constructivo. El era más un guía turístico que un

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compañero de viaje. Él conocía el terreno y la mejor manera de llevar a la gente hacia terreno fértil. No era un arqueólogo buscando “tesoros”. La orientación hacia el futuro de Erickson era base de su estilo de vida, como se refleja en sus cartas. Era una persona orientada a una meta, un terapeuta orientado a una meta, y un corresponsal orientado a una meta. Como era su terapia, así sus cartas eran vehículos de influencia, sutilmente guiando a sus receptores a pensar diferente acerca de futuras direcciones.

CONFIANDO EN EL INCONSCIENTE Para Erickson, el inconsciente era un depósito de aprendizajes, tanto fisiológico como psicológico. El veía la inflexibilidad y las perspectivas miopes como contribuyendo a las dificultades psicosociales. Los recursos, sostenía, residen en el inconsciente y pueden ser desenterrados, a veces con resultados teatrales. La terapia efectiva mezcla la espontaneidad y la disciplina del terapeuta y del paciente también. Ambos pueden beneficiarse de la sabiduría inconsciente.

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Los estudiantes que visitaban a Erickson se iban con el mensaje, “Confíe en su inconsciente”, firmemente grabado en sus mentes. Ese aforismo tenía cualidades tipo Zen que estimulaba a las personas a cultivar una “mente de principiante”, abierta a las posibilidades y descubrimientos. Confiar en el inconsciente no es una proposición ingenua. Aunque los esquemas “inconscientes” a menudo producen los problemas que llevan a la gente al tratamiento, la mayoría de los procesos inconscientes son constructivos. Pueden aflorar esquemas generadores, para delicia y sorpresa de su autor. La fe de Erickson en el poder de estos procesos inconscientes puede

notarse a lo largo de sus cartas.

CONCLUSIONES No solamente fue Milton Erickson una fuerza principal en la terapia contemporánea, fue también una inspiración - en su trabajo y en su vida. Parándonos sobre sus hombros, como suele decirse, podemos mejorar nuestra propia perspectiva. Erickson fue un pionero. Fue un explorador, abriéndose camino a través de la jungla de la comunicación humana para descubrir - o revelar - aspectos previamente no registrados de la respuesta humana. Sus cartas iluminan su viaje. Esperamos que también iluminarán el sendero del lector.

I MARGARET MEAD “Lo fascinante acerca del trabajo de Milton Erickson es que su originalidad no está contenida en ningún intento de ser diferente de los demás, sino simplemente es una cuestión de su propia búsqueda de lo nuevo, dentro de su mismo trabajo.” - Margaret Mead (1977) Cuando Margaret Mead escribió a Milton Erickson en 1939, ella ya era

conocida por sus aportes a la antropología. Había escrito Coming of Age in

Las cartas de Milton H. Erickson

Samoa (1928), Growing Up in New Guinea (1930), y Sex and Temperament in Three Primitive Societies (1939), y había hecho viajes de estudio a Samoa (1925 - 26, 1928 29), Nueva Guinea (1931 - 33), y Bali y, nuevamente, Nueva Guinea (1936 - 39). En ese momento, ella era la encargada asistente de etnología del American Museum of Natural History de Nueva York. Mead se había encontrado con Gregory Bateson en 1932 mientras ambos estaban en misiones antropológicas en Nueva Guinea. Se casaron en 1936 y su única hija, Catherine, nació en 1939. Después de trabajar juntos en Bali, ellos escribieron como co-autores Balinese Character (1942). La pareja contribuyó a establecer las Conferencias Macy, que comenzaron en 1942 en una reunión sobre “inhibición cerebral” (un nombre más respetable para la hipnosis). Erickson era un colaborador destacado, y objeto de estudio, en este encuentro inicial, al cual el grupo trató de determinarle una identidad, y fue el único al que iba a asistir. Los encuentros se llevaron a cabo con poca frecuencia durante los años dela Segunda Guerra Mundial, pero fueron programados regularmente una vez que la guerra había terminado. Aque-

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llos convocados entre 1947 y 1953 fueron muy productivos, y fue durante este tiempo que se generó la teoría de la cibernética. Además de Milton Erickson, otros notables conferenciantes a lo largo de los años incluyeron a Lawrence Kubie, un psicoanalista que colaborara en trabajos con Erickson; Heinz von Foerster, el filósofo constructivista que asistiera primero a una conferencia Macy en 1947, y documentara algunos de los hallazgos; Kurt Lewin, el psicólogo experimental; Lawrence Frank de la Fundación Macy; y Norbert Weiner, a quien generalmente se atribuye el invento de la cibernética. El primer escrito importante sobre cibernética, “Behavior, Purpose and Teleology”, de Rosenbluth, Weiner y Bigelow, apareció en Philosophy of Science en 1943. (Para mayor información sobre las Conferencias Macy, ver la entrevista con Bateson y Mead publicada en CoEvolution Quarterly, Summer, 1976).

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La carta inicial de Mead a Erickson, fechada 23 de Mayo de 1939, fue evidentemente tipeada personalmente en una máquina de escribir ma-

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nual. El original tenía una serie de errores de tipografía, y Mead hizo algunas correcciones manuscritas, que han sido incorporadas a la carta como se la publica aquí. En el momento en que la carta fue escrita, Mead tenía 37 años, como tenía Erickson.

De: Margaret Mead Mayo 23, 1939 Estimado Dr. Erickson: El Dr. Maslow me ha dado algún material suyo y mi esposo, Gregory Bateson, y yo estamos sumamente interesados en ello. Hemos estado especialmente interesados por su relevancia respecto del problema del trance religioso en Bali, un problema que ocupó parte de nuestro tiempo durante nuestras dos expediciones recientes a Bali y al cual una de nuestras colaboradoras, la Srta Jane Belo, le ha dedicado todo su tiempo. El Dr. Maslow estaba primero conmovido por la aplicabilidad de algunos de vuestros hallazgos al trance balines, después de observar el material cinematográfico de la Srta Belo. La Srta Belo está ahora en Bali haciendo un trabajo especial de seguimiento sobre la personalidad de sus sujetos sometidos a trance y es con la idea de adelantarle algunas sugerencias a ella, para ser aplicadas inmediatamente allí, que yo le escribo a usted ahora.

El punto especial acerca del cual necesitamos su ayuda es el problema de los criterios para distinguir el “trance profundo” de los estados “somnambulísticos”. En muchas formas de trance en Bali, la persona “ingresa” por alguna clase de ataque completo, que se manifiesta como flaccidez y aparente inconsciencia, en una suerte de ataque convulsivo rápido con pérdida de control sobre los movimientos del cuerpo, en un paroxismo de llanto, etc. Esto es seguido por un período de mayor calma y control durante el cual el sujeto, todavía supuesto “en trance” lleva a cabo una serie de actos más o menos estereotipados siguiendo procedimientos altamente estilizados, como: bailar, ajustar los pasos y gestos a las pistas dadas por las tonadas de las canciones, o por la letra de las canciones; la personificación de un dios específico (esto puede incluir cambio de sexo, y conlleva el uso de vocabulario especial la representación sistemática de un papel con respecto a otras personas, etc.) alternando períodos de frenesí orgásmico y descanso; haciendo ofrendas o sosteniendo objetos rituales complicados,; etc. Durante este período el sujeto en trance tiene el control sobre su cuerpo la mayor parte del tiempo, el control parece ser algo inestable, por ejemplo, una niña pequeña bailando en trance a veces caerá fláccidamente en la muchedumbre, o un hombre que ha estado agitado

Las cartas de Milton H. Erickson

puede caer en un estado convulsivo, o un hombre que ha estado usando una máscara puede caer bruscamente, y permanecer muy rígido durante largos períodos hasta que es sacado del trance. Con estas excepciones de cualquier manera el sujeto en trance representa un papel y atiende eficientemente a los estímulos importantes como: música, canciones, aparición de figuras enmascaradas; la ofrenda de gallinas vivas cuyas cabezas deben ser arrancadas de un mordiscón; la oferta de otros participantes de llevarlos en los hombros (las pequeñas niñas bailarinas), las preguntas de los peticionantes preguntando la voluntad de los dioses representados; los errores en los rituales que necesitan control, los pasos del ritual, etc. Pero no prestan atención, y, hasta donde permiten nuestras limitadas oportunidades para la experimentación, parecen realmente no haber visto ni oído estímulos posibles irrelevantes (como un grito de “ahí viene una compañía teatral” que vaciará un templo de la audiencia para la cual la pequeña bailarina en trance baila y los bailarines no parecen prestarle la menor atención, o alterar el ritmo por un segundo; carbones calientes que caen en sus piernas accidentalmente; la presencia de extraños europeos que llegaron luego de que entraron en trance). De cualquier manera su atención no está estrictamente limitada a una serie de estímulos absolutamente

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definidos; son capaces de responder a situaciones nuevas que pueden ser interpretadas dentro del contexto del trance - como la presencia en la muchedumbre de alguien a quien quieren involucrar temporalmente en un argumento, o a la posible presencia de peligro (por ejemplo nuestros pequeños bailarines en trance no emiten una respuesta observable cuando un paquete completo de petardos es disparado de una vez, PERO después que la explosión está terminada ellos abrirán sus ojos y mirarán en dirección de la explosión como para estar seguros dónde pueden estar los posibles petardos no explotados que sería peligroso pisar. Otra vez, cuando llovió en el patio del templo, los pequeños bailarines insistieron - en trance en ser llevados a nuestro comedor para bailar - algo que nunca habían hecho antes, y que fue sugerido en respuesta a : a. La lluvia, y b. El hecho de que una compañía teatral había bailado en el comedor la noche anterior. Luego de un período de actuación eficiente y estilizada en trance, que puede durar unos pocos minutos - para los tipos violentos - hasta varias horas para los pequeños bailarines que solamente bailan - los sujetos en trance son “sacados del trance” por la aplicación de rituales definidos - incienso, salpicar con agua sagrada, darles agua sagrada para beber, cantar canciones especiales, la presencia de la máscara del gran animal do-

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ble, etc. Estos rituales para sacarlos del trance pueden ser pero a menudo no son los mismos que los colocan en trance, y “salir” puede, pero a menudo no, acompañarse de accesos, caídas en la inconsciencia, etc. comparables con aquellos que acompañaron el “entrar en trance”. Ahora, nos parece que el período de “entrar” puede ser visto como comparable con vuestro trance inicial profundo durante el cual usted da a sus sujetos el programa que deberán actuar durante el somnambulismo, y el período de “actuar en trance” puede ser visto como comparable a vuestros períodos de somnambulismo durante el cual sus sujetos ignoran todo excepto los tipos de estímulos especificados, y llevan a cabo papeles altamente complicados que usted ha dispuesto. Pero según yo entendí sus materiales, sus sujetos deben ser puestos nuevamente en trance profundo antes de que puedan recuperar su estado normal. ¿El hecho de que muchos de nuestros sujetos salen juntos ante un estímulo dado y por algún procedimiento tan simple como batir palmas una vez, o tomar un trago de agua sagrada, invalida esta comparación? ¿Usted piensa que el estado de trance que tuvo un estado inicial de acceso violento o flojedad y aparente inconsciencia, es necesariamente incomparable con el estado de trance donde

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el sujeto ingresó, muy rápida y simplemente, meramente respirando incienso mientras la gente cantaba, y dando unos pocos sacudones, o temblores convulsivos? Y lo más importante de todo, puede usted sugerir algunos criterios que puedan ser aplicados a estos estados de trance que pudieran demostrar su comparabilidad o incomparabilidad con el somnambulismo. El Dr. Maslow sugirió el hipnotismo de los sujetos en trance; esto es actualmente imposible debido a la cultura, las condiciones de contacto en Bali que podrían hacer sospechosos a esos métodos frente al gobierno y los nativos, y más aún, a pesar de que nos diría si los sujetos pueden ser hipnotizados, no nos diría cuál era su estado cuando estaban en el trance formal, culturalmente estilizado. Mucho le agradeceré una pronta respuesta pues la Srta Belo se va de Bali pronto. Suya sinceramente, Margaret Mead

A: Margaret Mead Mayo 31, 1939 Estimada Dra. Mead: Aprecio enormemente su carta

Las cartas de Milton H. Erickson

de preguntas, pero no estoy seguro si puedo o no ser de gran utilidad. De cualquier manera, voy a tratar de satisfacer sus necesidades proporcionándole relatos de varios fenómenos hipnóticos que se parecen o ilustran un comportamiento similar al que usted describe con relación a los bailarines de Bali, y entonces le dejaré a usted la tarea de aplicar este material a su problema. Quizás una de las primeras aclaraciones que debo hacer es que las técnicas experimentales descritas en mis trabajos fueron siempre elaboradas para el propósito experimental específico, y por lo tanto pueden aplicarse sólo generalmente a otras formas de comportamiento. Con respecto a la pregunta sobre los criterios para distinguir el trance profundo del estado somnambulístico, puedo decir brevemente que el último es simplemente un desarrollo del primero. Uno se asegura el trance profundo limitando y restringiendo, mediante medidas externas, los procesos y patrones de comportamiento del sujeto. Entonces esto lleva al desarrollo dentro del sujeto de inhibiciones internas y esto a su vez progresa a un estado de suspensión completa del comportamiento, con la sustitución del comportamiento por un estado de obediencia pasiva. Este estado de obediencia pasiva puede entonces ser

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utilizado para la elaboración de formas deseables de comportamiento, siempre que sean aceptables para el sujeto. Pero también puede ser utilizada efectivamente sólo si el hipnotista hace sus sugestiones en forma tal que sirvan sólo para iniciar y dirigir los procesos de respuesta, con patrón, forma y carácter reales de las respuestas dependiendo de las adquisiciones por experiencia del sujeto. En breve, para ser efectivas en la evocación de un comportamiento válido, las sugerencias del hipnotista deben constituir el impulso al comportamiento, el curso y desarrollo del cual debe apoyarse en el sujeto. Una vez que se ha desarrollado el trance profundo o el estado de obediencia pasiva, uno puede entonces sugerir un estado de somnambulismo, sordera, ceguera a los colores u otro, pero constituye solamente una medida de la utilización del trance profundo. Por lo tanto, yo no creo que usted necesite diferenciar entre los dos estados. Generalmente este estado de obediencia pasiva se desarrolla en la relación altamente específica entre el hipnotista y el sujeto, pero no necesariamente así, ya que puede desarrollarse con relación a cualquier situación predeterminada. Así, un sujeto con quien yo estaba haciendo un montón de trabajo de experimentación se interesó en

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ciertas ideas experimentales propias de él, y resolvió que en la primera ocasión favorable en que pudiera las llevaría a cabo. No estaba seguro de qué era exactamente una ocasión favorable, pero sí sabía que sería necesario para él estar en un trance profundo de manera que mi intenso interés por su comportamiento serviría como el trasfondo psicológico adecuado para su propio experimento. Nada desacostumbrado sucedió en mi trabajo con él, a pesar de sesiones experimentales repetidas, durante varias semanas. Entonces una noche mi propia experimentación fue interrumpida por un comportamiento llamativo, inexplicado y elaborado de su parte, que finalmente cedió, permitiéndome a mí terminar mi trabajo.

miento en trance había sido mucho más completo de lo que había planeado, y que había encontrado varios ángulos experimentales que todavía no había resuelto conscientemente y había reemplazado algunas de sus medidas planificadas con otras realmente más efectivas. A pesar de este intercambio de información, fue necesario colocarlo en un trance profundo para darle un recuerdo completo de su actividad y permitirle identificar los distintos elementos psicológicos en la situación de trance conmigo que lo llevaron en esta ocasión particular a llevar a cabo su experimento, así como a descubrir los otros elementos que él no había anticipado y que habían necesitado modificación del plan propuesto.

Algunos días más tarde, habiendo tratado de resolver su comportamiento, lo interrogué vagamente e indirectamente, solamente para descubrir que él no tenía ningún conocimiento de lo ocurrido. Como mi cuestionario continuara, desarrolló sospechas de que yo hubiera subrepticiamente leído la descripción de su propuesta experimental en su anotador. Un intercambio de preguntas entonces descubrió que él había llevado a cabo su experimento, con muchos más detalles de los que había escrito en su descripción, que no tenía conocimiento de haber actuado así, y que estaba asombrado de hallar que su comporta-

Ahora, ese sujeto estaba en un trance profundo y no se había hecho ningún esfuerzo para establecer un estado somnambulístico, aun así su comportamiento fue de carácter somnambulístico y totalmente orientado por actitudes e intenciones predeterminadas. Puede citarse otro ejemplo. Un sujeto, bien entrenado tanto para trances profundos como para estados somnambúlicos, fue utilizado para demostrar varios fenómenos hipnóticos a un pequeño grupo, durante el curso de lo cual él conscientemente rechazó la validez de varios puntos de su actua-

Las cartas de Milton H. Erickson

ción. Esto llevó a un extenso interrogatorio, lo cual descubrió que él creía firmemente, tanto en estado de trance como despierto, que nadie podía ser vuelto sordo, ciego o insensible a estímulos externos. Un interrogatorio cuidadoso descubrió que aún cuando él declaraba que no podía ver algún miembro del grupo, él hacía respuestas visuales. También, el sujeto en el estado somnambulístico generalmente está en contacto solamente con la parte del medio ambiente especificada por el hipnotista, sin embargo este sujeto demostraba un completo darse cuenta de todo lo que sucedía en la sala de demostración, reconociendo inmediatamente a los recién llegados, respondiendo completamente a ellos, y era imposible sugerirle lo contrario. Finalmente, un visitante inesperado de Detroit entró al salón de demostración, y fue inmediatamente visto por el sujeto, a pesar del hecho de que este visitante era completamente inesperado. Yo estaba perdido para explicar este comportamiento, ya que tenía plena confianza en el estado somnambulístico de este sujeto. Intenté explicarlo sobre la base del conocimiento por parte del sujeto de las visitas ocasionales que el visitante de Detroit me hacía le permitían incluir esa posibilidad en su actitud predeterminada hacia el estado somnambúlico. Mientras yo estaba intentando esta (así parecía) pobre explicación, apareció un visitante total-

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mente inesperado de Chicago, a quien el sujeto había encontrado previamente. Entonces ocurrió una excelente demostración de la validez del estado de somnambulismo del sujeto y la absoluta limitación de su capacidad para responder a los estímulos externos, ya que, a pesar de un honesto esfuerzo, el Visitante de Chicago no pudo establecer ninguna forma de contacto con el sujeto. Cuando yo hice un intento de establecer dicho contacto por sugestión directa, mis intenciones fueron confundidas por el sujeto como una orden para alucinar al visitante de Chicago. El sujeto rechazó la capacidad para hacer esto efectivamente, declaró que su actuación sería psicológicamente no válida, y sólo una débil imagen visual. Cuando se le instruyó insistentemente que viera a ese visitante, él finalmente respondió con una débil visualización alucinatoria, no influida ni ayudada por la presencia real del visitante. En otras palabras, el escenario mental predeterminado permitió en ese estado somnambulístico la percepción de toda la realidad que se ceñía a ciertas condiciones, y cualquier realidad sin esas cualidades establecidas no podía ser percibida. También, el fracaso del sujeto para alucinar al visitante de Chicago era solamente otro aspecto de su actitud mental predeterminada, como fue demostrado en experimentos subsiguientes.

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Aún otro ejemplo que puede estar dirigido a su problema concierne a un sujeto a quien hice revivir su experiencia teatral de ver la película “Rasputín”, con la cual había quedado muy impresionado. Habiendo construido la ilusión de que él y yo estábamos en el teatro, lo hice alucinar la película. Cuando él había demostrado suficientemente su visualización de esto, traté de interrumpir el proceso, pero él se negó, anunció sus intenciones de no solamente ver el resto de la película, sino de asistir a la segunda función también, y sugirió que yo estaba en libertad de abandonar el teatro en cualquier momento que lo quisiera. Esta actitud no pudo ser cambiada hasta que acerté con el subterfugio de sugerir que el proyector se estaba descomponiendo y que la película estaba acelerándose y rompiéndose. Así introduciendo un ítem de su experiencia pasada, recuperé el control de la situación. En relación con el asunto de poner a mis sujetos somnambulísticos otra vez en trance profundo, esta era esencialmente una función del procedimiento experimental. Yo empleé esta medida como un medio adicional para la producción efectiva de una amnesia de las actividades somnambulísticas. Así el experimento comenzaba y aparentemente terminaba en un estado de vacío mental completo sin nada en el medio.

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Bajo otras circunstancias, uno necesita solamente preparar una clave dada o estímulo que se ajustará a la realidad somnambúlica para lograr un pronto despertar. Ocasionalmente, de cualquier manera, algunos sujetos, especialmente después de un trabajo experimental sumamente complicado, encuentran al proceso de reorientarse a sí mismos desde el trance profundo o el estado somnambúlico a la realidad despierta como una reorganización mental tan profunda como para ser dolorosa, y con ellos, bajo esas circunstancias especiales, es necesario un ritual despertador. También, muchos sujetos pueden efectuar esta reorientación aparentemente instantáneamente, pero la observación cuidadosa descubrirá limitaciones definidas en las respuestas conductuales por un breve tiempo. Ahora, para comentar acerca de varios puntos de su carta, particularmente los accesos introductorios o preliminares de sus sujetos. Usualmente los sujetos hipnóticos, cuando se les permite entrar en trance con un mínimo de interferencia del hipnotista, desarrollan un patrón motor más bien rígido y estereotipado. Yo mismo he capitalizado esta tendencia construyendo deliberadamente una técnica de respuesta ideo-motora que satisficiere adecuadamente la necesidad de un patrón rígido de conducta motriz. Así, algunos sujetos ma-

Las cartas de Milton H. Erickson

nifiestan un ritmo respiratorio peculiar, otros un asentimiento con la cabeza, otros una sacudida de los brazos u hombros, o temblores de varios tipos. Si estas manifestaciones no son malinterpretadas por el hipnotista - y usualmente son vistas como manifestaciones de incomodidad, miedo u otras cosas - y se les permite suceder sin interferencia, ayudarán grandemente en la inducción de trances subsecuente, a pesar de que demoran brevemente el desarrollo del primer trance. Cuando un grupo de sujetos ingenuos es hipnotizado sucesivamente en un grupo, entonces hay una extensa esquematización luego del comportamiento motor de los primeros sujetos. Asimismo, si se los deja librados a sus tendencias naturales, los sujetos hipnóticos generalmente desarrollan un esquema de comportamiento motor altamente rígido para despertar, y este patrón es también susceptible de modificación por la observación del comportamiento despertador de otros sujetos. De cualquier manera, estos patrones de comportamiento motor tienden a desaparecer con experiencia continua prolongada o cuando son reemplazados por pistas establecidas, sean las pistas diseñadas por el hipnotista o esas predeterminadas por el sujeto, o elegidas por el sujeto mientras está en trance.

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Usted comenta que los bailarines están en control de sus cuerpos “la mayor parte del tiempo”. Yo sospecharía allí una cuestión de imitación basado en observaciones pasadas y experiencias, aunque con los sujetos hipnóticos, particularmente aquellos de baja inteligencia o que son gravemente neuróticos, ocurre bastante frecuentemente una suspensión parecida en su actividad hipnótica y una total falta de respuesta al hipnotista, así como a la situación de realidad. En mi experiencia, de cualquier manera, ha sido posible por variaciones en la técnica readquirir el control de los sujetos, aunque a menudo con gran dificultad. Usted menciona el fracaso de los bailarines para responder a extraños que llegan luego del desarrollo del trance. Este ítem ha sido tratado más arriba, pero voy a añadir que el sujeto hipnótico en estado de trance, presentado a los observadores, y aparentemente en contacto completo con lo que lo rodea, fallará en observar el arribo de recién llegados. La respuesta a los petardos es precisamente lo que yo esperaría de un sujeto hipnótico instruido para llevar a cabo una danza. Esas instrucciones implicarían una protección del acto de la danza, y no habría respuesta inmediata a la explosión en sí misma, pero habría

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una percatación retardada de que hubo alguna amenaza desconocida a la danza, desde algún lugar desconocido, siguiendo lo cual habría una reacción general de evitación y un reconocimiento intelectual incompleto de la naturaleza de la amenaza, pero habría suficiente entendimiento para permitir una protección efectiva de la danza misma. La insistencia en bailar en el comedor está totalmente de acuerdo con la utilización de adquisiciones experienciales pasadas, como he ilustrado antes. La falta de reacción al carbón caliente también puede ser fácilmente comparada. Yo he tenido sujetos hipnóticos tan profundamente interesados en su actividad somnambulística que, sin ninguna inducción de anestesia hipnótica, han permanecido sin darse cuenta de un cigarrillo encendido puesto en contacto con su mano por una persona que ellos no sabían que estaba presente. Con respecto a las preguntas en su último párrafo, yo creo que las he contestado todas, pero quizás, con el propósito de enfatizar, podría ser mejor contestar específicamente. Volver a poner a mis sujetos en un trance profundo era esencialmente una medida de protección para mi experimento - ellos

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podían ser despertados directamente, pero quizás mis resultados experimentales podrían haberse afectado. La mayoría de mis sujetos están entrenados para despertarse, excepto bajo circunstancias especiales, ante señales tan sutiles que aún un observador perspicaz no detectaría la señal. Un gesto sutil, un cambio de inflexión o alguna pequeña cosa similar es todo lo que se necesita. A menudo hago que mis sujetos elijan el estímulo despertador. El estado de trance precedido por sacudidas violentas es enteramente comparable al que está precedido por un acto simple. Así, una de mis hermanas entraba en trance con un violento estremecimiento, mientras otra solamente asentía con la cabeza suavemente tres veces. Mientras más tarde alteré el comportamiento de mi primer hermana, los trances desarrollados por ambas eran de carácter idéntico, y puedo citar numerosos ejemplos de esta clase de cosas. Yo pienso que el comportamiento preliminar es enteramente una cuestión de individualidad y experiencias previas. En cuanto a los criterios a aplicar para demostrar la posible comparabilidad del trance de Bali con el trance hipnótico, quizás lo mejor que puedo hacer es enumerar algunas de las cosas que busco al hipnotizar a un suje-

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to que está deseoso de ser hipnotizado y que puede serlo rápidamente. Así, para seleccionar un posible sujeto entre un grupo de extraños, observo: (1) Estrechamiento del campo de atención. (¿El sujeto tiende a mirarme a mí o algún otro objeto con gran intensidad y a prestar atención decreciente a otras cosas que corrientemente lo distraerían?) (2) Desarrollo de un interés supremo en los procesos de ser hipnotizado. (¿El sujeto muestra un interés creciente en la idea de la hipnosis para él y un interés siempre decreciente en el tópico general de la hipnosis?) (3) Limitación de la actividad general motriz y mental. (Esto es, una disminución en la actividad física general y falla para hacer correcciones de ajuste cuando lo rodean sus compañeros de asiento y fracaso para prestar atención a observaciones hechas por sus compañeros) (4) La focalización de la actividad motriz sobre un tipo limitado de la misma. (El desarrollo de respuestas ideo-motoras, la manifestación de cualquier ritmo motor y la persistencia en ello aún cuando se le impida.) (5) El cambio rápido de la expresión facial manifestando emociones

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opuestas fugaces, o el desarrollo de una expresión facial rígidamente fija. Falta de respuesta a las distracciones. (Mientras discuto el tema general, es muy posible que deje caer mi paquete de cigarrillos, un lápiz, o vuelque un cenicero o algo de ese tipo como medida para determinar su falta de respuesta.) Demora en las respuestas motrices corrientes. (El sujeto propuesto se encuentra rodeado por sus compañeros y hace ajustes lentos. O se le pide que se cambie a otro asiento con una demora bien definida en la iniciación de la respuesta motriz.) Demora en respuestas intelectuales corrientes. (Enlentecimiento de mis observaciones, repetición de mis observaciones y un enlentecimiento de manifestaciones de parte del sujeto para entender lo que estoy diciendo, o, para el caso, un enlentecimiento en su comprensión intelectual de observaciones hechas por sus compañeros.)

Entonces, luego de la selección de mi sujeto, procedo a intensificar el patrón general que mostró, ayudándole a desarrollar sus patrones motores o ayudándole a ignorar las distracciones o lo que sea que su comportamiento indivi-

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dual requiera. Criterios para el estado de trance: (1) La inclinación a la simpleza de la actividad o el estado general de absorción en lo que sea que el sujeto esté haciendo. (2) La pureza e intensidad esenciales de las respuestas emocionales y la dificultad para introducir una respuesta emocional opuesta. (Los actores - los buenos - son excelentes sujetos hipnóticos.) (3) La demora en la percepción y respuesta a estímulos extraños introducidos en la situación de trance. (El sujeto instruido en caminar a través del salón demuestra una decidida necesidad de un período de tiempo para reaccionar adecuadamente cuando se arroja una silla a su paso.) (4) La falta de completud en el manejo intelectual de las cosas interpuestas. (El sujeto es instruido para caminar a través del salón y se le interpone una silla, puede demostrar una incapacidad intelectual para sacarla adecuadamente, o puede rodearla para poder seguir su camino por la línea original, sin que parezca darse cuenta de que puede redirigir su camino a través de la habitación desde un ángulo distinto del original.)

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La completa ignorancia y falta de respuesta, sin evitar ni prever, todas las cosas que no entran en la situación de trance. La percepción defectuosa del paso del tiempo, excepto donde constituya una parte esencial de la actividad.

Criterios para salir del trance: (1) La tendencia a reorientarse completamente de acuerdo a la situación original y por lo tanto una confusión general de orientación. (2) La persistencia de una demora en todas las respuestas sensoriales por un breve período luego de salir del trance. (3) Evidencia de cambios marcados en el tono muscular, particularmente tono muscular aumentado que cede relativamente despacio, y rigidez de movimientos. (4) La tendencia a regresar al estado de trance si se reestablecen los patrones motores de comportamiento durante el trance o se repite una postura significativa. (Así, si a un sujeto que ha estado marcando el compás de música alucinada durante el estado de trance, luego de despertar, se le da la tarea de pasar un papel delante de una luz al mismo ritmo que marcaba el compás, generalmente vuelve al estado de tran-

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ce. O si el sujeto que se sentó en una postura particular durante el trance puede ser inducido por medidas casuales a adoptar la misma postura poco después de despertar, es muy posible que vuelva al estado de trance. Esta es una medida que uso a menudo para re-inducir estados de trance.) La tendencia a volver al trance si se reestablecen estímulos externos propios del trance. (Esencialmente esta es una cuestión de condicionamiento y la he empleado a menudo utilizando un metrónomo mientras el sujeto estaba dormido, y luego induje trances nuevamente simplemente reiniciando el metrónomo.)

Un comentario adicional que puedo hacer es que mi lectura de relatos de ceremonias y rituales primitivos me han convencido en muchas ocasiones de que hay una profunda similitud, si no una real identidad, entre los estados de trance primitivos y los trances hipnóticos, y en más de una ocasión he utilizado las descripciones de la actuación motriz del trance nativo para facilitar las inducciones a trance y actuaciones hipnóticas con mis propios sujetos. Espero que el material precedente pueda ser de alguna utilidad para us-

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ted y estaré muy contento de responder cualquier otra pregunta que quiera hacer. Incluyo una copia en carbónico de esta carta por si quiere mandarla a su trabajadora. Aprecio mucho que me haya escrito. Suyo sinceramente, Milton H. Erickson, M. D.

Nota del editor: La siguiente anotación fue manuscrita por la secretaria de Erickson en la copia para archivo de Erickson de esta carta. “En la siguiente carta sugerir que la hipnosis puede ser empleada en los nativos entrenando al trabajador para ser un buen sujeto hipnótico.”

La respuesta de Erickson a la carta del 23 de Mayo de Mead, 14 páginas a doble espacio, fue tipeada por su secretaria. En vista de la anotación de la secretaria en la copia carbónica de Erickson, obviamente él preveía que la carta sería la primera de un número de intercambios.

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Nótese que el énfasis de Erickson está más en la evocación que en la inducción. El sólo usa la palabra “inducción” dos veces; la segunda mención se refiere a un fenómeno hipnótico particular, la anestesia, más que a la inducción de un estado de trance per se. Allá por 1939, Erickson estaba resistiendo la tendencia de ver al hipnotista como el centro de un proceso hipnótico que forzaba el estado de trance en un sujeto “pasivo”. Él veía el comportamiento hipnótico como una continuidad del comportamiento normal; el hipnotista hacía surgir la hipnosis recurriendo a las asociaciones singulares del sujeto, la experiencia, fisiología, aprendizajes, y tendencias para responder. Su énfasis, aún entonces, estaba en la utilización; el terapeuta debía utilizar las respuestas del sujeto para provocar el trance. La hipnosis no debía ser forzada. Más bien, debían modelarse comportamientos que ocurren naturalmente para obtener una experiencia hipnótica. Nótese que el estilo de comunicación de Erickson era narrativo, en comparación con el estilo objetivo de Mead. El comunicaba con ejemplo, construyendo retazos de entendimiento. Además de este estilo

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en mosaico, también usaba métodos lineales para transmitir entendimiento, pero su énfasis estaba en las anécdotas. Mead visitó a Erickson en Eloise, Michigan, en 1940 y llevó con ella películas del trance balinés. La señora Erickson fue hipnotizada y vio las películas en trance para determinar mejor los aspectos del comportamiento de trance de los bailarines nativos. Entonces Erickson decidió que el personal en el Hospital Eloise se beneficiaría de ver las películas, y su esposa las presentó y mostró en ausencia de Mead. Cuando los Erickson se mudaron a Phoenix, Mead hizo una serie de visitas a su modesta casa. En una visita, ella se quedó en el dormitorio de las chicas, y la señora Erickson la recuerda comentando haberse despertado por el sonido de los ratones enjaulados a sus pies. Según la señora Erickson, Mead era una visita fácil que calzaba bien con el estilo de vida de la familia. En realidad, ella la veía como la hermana mayor que nunca había tenido. (Comunicación personal, 8/28/97).

De: Margaret Mead Junio 8, 1939

Las cartas de Milton H. Erickson

Estimado Dr. Erickson: Muchas gracias verdaderamente por su útil carta, y por su inteligencia al mandar la copia en carbónico. Es exactamente el tipo de material que nosotros necesitamos y se lo enviaré a la señorita Belo. Independientemente de qué uso ella es capaz de darle en el tiempo limitado que le queda en el campo, será de gran utilidad para el Sr. Bateson y para mí misma para organizar nuestro material de trance. Si usted alguna vez viene a Nueva York, búsquenos en 253 West 102nd Street. Y me pondría en su lista de reimpresiones? Con mis mejores deseos,

Suya sinceramente, Margaret Mead

Margaret Mead respondió mínimamente a la extensa carta de Erickson. Su invitación para ir a Nueva York sería la primera de dos. Erickson había estimulado su interés en aprender más acerca de la hipnosis y de su trabajo.

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A: Margaret Mead Junio 15, 1939 Gracias por su carta de reconocimiento por el material que le envié. Me alegro de que tenga alguna esperanza de que pueda ser de alguna utilidad. Desde mi carta previa, he estado revisando algunos de mis datos con su problema en mente, y creo que puedo ofrecerle una sugerencia que puede ser de valor considerable en futuros estudios del tipo que está haciendo la Srta. Belo. Puesto brevemente, mi sugerencia es que el trabajador agregue a su preparación general para el trabajo de campo la experiencia de ser un sujeto hipnótico entrenado a fondo. En sí misma dicha preparación no sería para nada laboriosa para el trabajador, y serviría dos fines importantes, uno el de hacer al trabajador agudamente conciente de las implicaciones y pautas inconscientes para entender, fácil y frecuentemente ignoradas por la conciencia, y la otra, aquélla de habilitar al trabajador para hacer un enfoque hipnótico directo al problema bajo investigación sin incurrir en restricciones gubernamentales, etc. De cualquier manera, antes de presentarle material de casos para aclarar estas ideas, me gustaría dejar establecido que están basadas en mi propio

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uso de la hipnosis en forma similar por un período de años. Además, yo siento acerca de la experiencia hipnótica como el psicoanalista siente al psicoanálisis, concretamente que la experiencia subjetiva es de suprema importancia para detectar, comprender y apreciar completamente los fenómenos hipnóticos. A menudo, a pesar de mi extenso trabajo en hipnosis, encuentro mi propia falta de experiencia como sujeto hipnótico como un impedimento, y frecuentemente, al tratar de entender alguna manifestación particular, estoy perdido. En cambio un sujeto hipnótico bien entrenado, al que le falte todo mi entrenamiento especial, ofrecerá sin hesitación una explicación que yo enseguida puedo reconocer como correcta y verificar experimentalmente. No es que haya ningún incremento de entendimientos especiales, ni nada de ese tipo. Más bien, el sujeto hipnótico, en virtud de su experiencia, es capaz de identificar y reconocer esos elementos que constituyen el cuadro hipnótico y así reconocerlo, mientras que el observador no experimentado subjetivamente observa el cuadro completo que está armado con elementos hipnóticos y concientes, y, por tanto, su amplio campo de atención, en contraste con el campo marcadamente estrecho del sujeto hipnótico, resulta en una incapacidad para detectar elementos esenciales, los cuales, de cualquier manera, pueden ser fácilmente recono-

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cidos al ser señalados. Quizás la mejor demostración de este punto es un trabajo que L. S. Kubie y yo (Erickson & Kubie, 1940) tenemos ahora en imprenta para el Psycoanalitic Quarterly, que da cuenta de cómo un sujeto hipnótico, dados todos los datos esenciales, que eran terriblemente incomprensibles para mí, procedió a traducir escritura automática críptica hecha por otro sujeto hipnótico, con una traducción subsiguiente verificada al detalle. Si usted estuviera interesada, yo podría enviarle una copia del manuscrito, ya que el trabajo probablemente no estará en imprenta hasta septiembre. Pero quizás sería mejor presentar material de casos ahora y dejar que usted saque sus propias conclusiones con respecto a las posibilidades que he mencionado. Esto lo haré más bien detalladamente, y espero que no sea demasiado laborioso leerlo. * * * * Un estudiante de medicina se prestó voluntariamente como sujeto hipnótico, pero al intentar hipnotizarlo, lo encontré tan resistente, a pesar de una abierta cooperación, que no fui capaz de hacer ningún progreso con él. Uno de mis mejores sujetos estaba observándome con intenso interés. Después de

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mucho esfuerzo con absoluto fracaso de mi parte, mi sujeto entrenado me llevó aparte y sugirió que tenía confianza en que podría enseñarme cómo hipnotizar a ese estudiante de medicina. Cuando le pedí que explicara, ya que nunca había jugado el papel de hipnotista, dijo que no podía explicarlo, que era una cuestión simplemente de “empatía” de su parte, que había observado mis esfuerzos y el comportamiento del estudiante de medicina intensamente, y que se sentía confiado en que sus propias experiencias hipnóticas lo habían capacitado para entender y apreciar el comportamiento del estudiante de medicina, aún a pesar de que no podía ponerlo en palabras. El plan propuesto era que yo lo hipnotizara a él y, mientras entraba en trance, él copiaría y elaboraría el comportamiento del estudiante de medicina en una forma tal que yo lo podría entender mejor y que yo, mientras él estuviera copiando el comportamiento del estudiante de medicina en el estado de trance, le pidiera que me diera explicaciones del mismo, e instrucciones sobre cómo yo podría cambiar mis sugerencias para resolver la situación. Yo rápidamente acepté su plan, y, mientras yo copiaba con él mi procedimiento hipnótico con el estudiante de medicina, él me ofreció instrucciones,

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explicaciones, correcciones, etc., así como también claras demostraciones de mis dificultades, y entonces continuó hasta que declaró que yo estaba completamente preparado. Luego, al despertar a mi sujeto, regresamos a la habitación donde todavía estaba esperando el estudiante de medicina, y yo intenté ponerlo en trance de acuerdo con mi técnica original. Otra vez fallé. Luego, hice uso de la técnica que me sugirió mi sujeto, y pronto tuve al estudiante de medicina en un trance satisfactorio. Dándole una amnesia para la experiencia del trance, lo desperté y nuevamente traté de ponerlo en trance por medio de mi técnica habitual. Otra vez fallé, pero pronto, recurriendo nuevamente a la técnica señalada por el sujeto hipnótico, el estudiante de medicina otra vez entró en un trance profundo. Desde esa experiencia, he utilizado a menudo sujetos hipnóticos entrenados para ayudarme a entender las resistencias encontradas en sujetos hipnóticos y a alcanzar un entendimiento de sus procesos y actitudes mentales, y lo encontré enormemente provechoso. No es necesario decirlo, en una situación como la descrita antes, uno debe apoyarse en un sujeto hipnótico al-

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tamente inteligente, aunque muchos sujetos hipnóticos no particularmente dotados muestran marcados discernimiento y entendimiento del comportamiento de otros sujetos hipnóticos. En una ocasión posterior, yo estaba otra vez teniendo grandes dificultades con un sujeto resistente, no haciendo progresos con él, realmente, solamente intensificando sus resistencias. Por casualidad mi sujeto entrenado apareció de visita y yo sugerí que se hiciera cargo directamente en vez de por intermediario como había hecho antes. Se puso muy dubitativo y renuente, pero finalmente consintió y se hizo cargo primero intensificando las resistencias del sujeto todavía más, y luego centrando esas resistencias sobre un solo objeto. Desde allí indujo un trance profundo fácil y efectivamente. Hecho esto, él procedió a “agotar esas resistencias” haciendo varias sugerencias al sujeto sin ningún ataque directo a las resistencias, y finalmente despertó al sujeto, diciéndome en privado que yo no experimentaría ninguna otra dificultad con ese sujeto. ¡Estaba en lo cierto! La única explicación que podía ofrecer era una inútil para mí, concretamente, que la experiencia hipnótica le permite a uno tener una apreciación de la corrección, el tempo, del ajuste general de las cosas, que uno tiene una

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“empatía” extensa que deriva del reconocimiento de lo familiar. * * * * Algo similar a lo anterior fue mi experiencia con otro sujeto hipnótico, altamente inteligente y con un M.A. en psicología. Trabajé durante un largo tiempo tratando de entrenar a esta joven mujer hipnóticamente, pero fallé miserablemente en mis esfuerzos, ya que tuve éxito en inducirle nada más que un trance superficial. Finalmente, cuando ella estaba en un trance ligero, le pedí una explicación de su incapacidad para entrar en un trance profundo. Con muchos titubeos y timidez me preguntó si yo me enojaría si me diera una evaluación objetiva de mi técnica hipnótica. Yo la tranquilicé al respecto y la urgí a hablar francamente. Entonces, mientras estaba en un trance ligero, ella procedió a darme una extensa crítica de mi técnica, señalando mi fracaso para hacerle sugerencias apropiadamente impresionantes a su personalidad, mi fracaso para utilizar las diversas respuestas afectivas que tuvo, dijo que el ritmo de mi habla era también erróneo, que a veces era demasiado rápido, oras veces demasiado lento, y explicó que, si yo diera mis sugerencias en los términos, el ritmo, y las relaciones que ella podía sugerir, estaba se-

Las cartas de Milton H. Erickson

gura que mi técnica sería efectiva. De acuerdo a esto, le instruí que siempre que le diera una sugerencia equivocadamente, ella debía interrumpirme y corregirla y explicarme cómo debía haberla dado para tener un mejor efecto. Con su ayuda entonces fui capaz de ponerla en un trance muy profundo y la utilicé posteriormente en procedimientos experimentales más bien rígidos. No fue hasta mucho tiempo después que ella recordó algo acerca de este asunto y entonces no hasta que yo le diera instrucciones hipnóticas de recordar esa sesión en particular. Ella se disculpó por su temeridad al intentar instruirme, pero explicó que a menudo cuando me había observado hipnotizar a otros había sido muy impresionada por la “aspereza” de mi técnica y que ella había experimentado una sensación de resistencia de parte de los sujetos, engendrada por lo defectuoso de mis sugestiones. Ella entonces recordó un sujeto particular sobre el que yo nunca había tenido sino buenos resultados, y procedió a darme una revisión muy crítica de mi técnica en relación con ese sujeto en particular, y sugirió una gran variedad de cambios en mi técnica que declaró que me permitirían inducir un trance

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enteramente satisfactorio. Yo acepté sus sugerencias y el resultado con ese sujeto fue completa prueba de su argumento. Pero, a pesar de su inteligencia y entrenamiento en psicología, no fue capaz de verbalizar sus comprensiones excepto declarar más bien irremediablemente que era esencialmente una cuestión de cualidad, no cantidad ni variedad, por la que el inconsciente de uno puede ser mejor alcanzado por los estímulos que tienen ciertas cualidades apreciables para él más que para la conciencia, que cuando esas cualidades estaban presentes, el inconsciente respondería, cuando estuvieran ausentes, habría una completa cooperación y respuesta conscientes pero nada más. * * * * Otro ejemplo se refiere al sujeto H, que tenía un intenso deseo de ser hipnotizado, pero tenía también una excesivamente viva curiosidad por la experiencia subjetiva de ser hipnotizado, con la consecuencia de que su curiosidad impedía la aceptación efectiva de las sugestiones hipnóticas. Después de varias horas de intenso trabajo de mi parte, la sujeto explicó que su curiosidad le impedía caer en sueño, pero que ella podía darme algunas sugerencias que me permitirían hipnotizarla.

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El interrogatorio descubrió que tenía esta idea: que yo sugiriese lenta y gradualmente pero con creciente efectividad que ella estaba sentada en una silla en la parte opuesta de la habitación, observando a una mujer joven entrar en trance, y me dio instrucciones detalladas de cómo construir esta ilusión. Actuando según sus instrucciones, procedí a actuar como pidiera y muy rápidamente la tuve en un trance profundo. Después que la hubiera utilizado para demostrar varios fenómenos hipnóticos, ella de repente me interrumpió para establecer que alguien debía estar leyendo, pero quién no lo sabía. Luego de recapacitar, yo tomé un libro y lo coloqué sobre la silla en el otro lado de la habitación y le sugerí que alguien estaba leyendo, estaba, en realidad, profundamente interesada en un libro y continuaría leyendo indefinidamente. Esto pareció recuperar a la sujeto un montón. Entonces ella procedió a contarme una experiencia muy traumática de su juventud respecto de la cual quería total memoria, comprensión y entendimiento, y adecuada psicoterapia. Mediante lentos avances me las arreglé para tener un relato completo de toda la cuestión y para construir en mi sujeto un buen trasfondo terapéutico para la eventual recuperación consciente del recuerdo. Luego que desperté a mi sujeto,

tuvo lugar una conversación informal que ella repentinamente interrumpió para darme un informe detallado de un libro que había estado leyendo la noche anterior, que había absorbido completamente su interés, haciéndole olvidar lo que la rodeaba y que la había distraído de una gran cantidad de preocupaciones que tenía, a pesar de que explicó que las preocupaciones que tenía eran más bien vagas y generales, que ella simplemente se había sentido infeliz y deprimida y preocupada sin saber por qué, pero que se había sentido muy agradecida a ese libro en particular porque la había distraído tan efectivamente de lo que la rodeaba, que había leído hasta tarde en la noche sin darse cuenta del paso del tiempo - un hecho al cual más tarde verifiqué. En una sesión subsiguiente fue posible traer la experiencia traumática a su conciencia y efectivizar un resultado bueno, terapéutico. Ahora, aquí, un sujeto ingenuo en la situación hipnótica delineó para mí en forma muy completa una técnica efectiva de psicoterapia así como una técnica efectiva de inducción a trance y esto es sobre todo muy destacable cuando consideramos las motivaciones ignoradas y subyacentes en su comportamiento, cuyo significado no entendió hasta mucho más tarde y entonces sólo a ex-

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pensas de mucho dolor y pena concientes.

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nado iba meramente a observarlo. Luego procedí a instruir a mi sujeto entrenado en esta forma:

* * * * Al tratar un sujeto psiconeurótico, hice uso de la hipnosis. Probó ser un excelente sujeto hipnótico, pero sus resistencias a la terapia persistían aún en el trance hipnótico, y no importa qué sugestión le daba, tendía a evadirla, o resistirla, o a entender mal, o distorsionarla, de manera que invariablemente resultaba sin efecto. Pero mi paciente creía, probablemente como una parte de su patrón de resistencia, que cooperaba al enésimo grado, y estaba excesivamente orgulloso durante el estado de trance de su capacidad para obedecer completamente. La experiencia pasada sugirió la posibilidad de solucionar esta situación dificultosa en la manera siguiente. Me aseguré el permiso de mi paciente de permitir que uno de mis sujetos entrenados observara su comportamiento en trance, pero hice esto de manera tal que mi paciente sabía que mi sujeto entrenado no estaba preparado para esto y que era realmente inconveniente para ese sujeto estar presente. Así, el sujeto cedió ante mi insistencia en su presencia en forma dubitativa, aunque graciosa. Entonces dije a mi paciente que iba a ponerlo a dormir y que el sujeto entre-

“Cuando el Sr. Jones se duerme, quiero que usted lo mire cuidadosamente, observando completamente todo lo que hace y cómo lo hace. No haga ningún intento de memorizar su comportamiento o recordarlo. Solamente mire cada paso a medida que ocurre y trate de entender completamente, y entonces pase al siguiente, y eso es todo lo que necesita hacer. Yo simplemente quiero ver cuán de cerca usted puede observar cada cosa que haga y cómo la hace.” Volviéndome a mi paciente, le induje un trance y le di una larga serie de sugestiones de lo que debía hacer, reacciones a tener y formas de comportamiento que mostrar, las cuales la pasada experiencia me había enseñado que seguramente provocarían una gran variedad de resistencias. A medida que mi paciente ingresaba en el trance, mi sujeto entrenado al principio manifestaba una gran perplejidad y asombro y luego de repente empezó a manifestar diversión intensa y él imitaba algunos de los comportamientos del paciente para darme a entender que reconocía las resistencias. Después de haber demostrado a mi pa-

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ciente a fondo, lo desperté y le dije que podría gustarle ver a mi sujeto caer en trance, ya que probablemente le interesara saber cómo alguien más entraba en estado de trance. Mi paciente quiso saber si mi sujeto podía entrar en un trance tan bueno como el suyo, y yo le aseguré que el sujeto podría probablemente hacerlo así y que yo creía que para él ver al sujeto entrenado entrar en trance sería decididamente instructivo. Entonces procedí a hipnotizar al sujeto entrenado, luego de darle primero la siguiente instrucción: “quiero que entre en un trance profundo. Quiero que duerma tan profunda y completamente y obedezca instrucciones en forma tan capaz y adecuada como hizo el Sr. Jones. En otras palabras, quiero que su estado de trance sea literalmente una copia del estado de trance del Sr. Jones.” Cuando el sujeto entrenado entró en trance, le di la misma serie de sugestiones que al paciente y respondió duplicando hasta el mínimo detalle el comportamiento del paciente. Al mirar este comportamiento mi paciente estaba al principio terriblemente perplejo y no podía entender la peculiar distorsión de movimiento de manos y aparente obediencia de mis órdenes de mi sujeto, que realmente constituían una negación de dichas órdenes. A medida que miraba, aunque al principio confuso, súbitamente desarrolló suficiente insight como

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para sentirse incómodo, intentó decirme que él no había realmente querido hacer ese tipo de cosas, y, cuando lo silencié insistiendo en que mirara tranquilamente, su incomodidad gradualmente desapareció y desarrolló un intenso interés en el comportamiento del sujeto. Cuando hice que mi sujeto demostrara todo el curso de acontecimientos, el paciente se volvió hacia mí y me dijo: “creo que entiendo perfectamente todo esto; y yo he estado enorgulleciéndome y disfrutando mi cooperación, mi excelencia como sujeto hipnótico. Pero mientras observo a su sujeto aquí, todo lo que hace, cuando eleva su brazo yo puedo sentir el mismo tipo de movimiento en mi propio brazo, cuando asiente con su cabeza yo puedo reconocer el movimiento como uno similar al mío. Todo lo que hace lo reconozco como las cosas que yo hago y que siempre malinterpreté. En otras palabras, al observarlo a él, toda esta cooperación que yo le estuve prestando a usted, ahora me doy cuenta que no fue más que resistencia bellamente disfrazada, y me doy cuenta de que todo su propósito ha sido permitirme ver esta resistencia mía en alguien más y verla en forma tal que la pudiera sentir y reconocerla como perteneciente a mí.” Habiendo alcanzado esto, desper-

Las cartas de Milton H. Erickson

té a mi sujeto y lo despedí. En entrevistas terapéuticas subsiguientes con mi paciente, descubrí que había logrado una respuesta adecuada a la demostración y que era capaz de reconocer muy claramente cualquier sutil resistencia que hacía. * * * * Otro ejemplo concierne a un sujeto hipnótico que era un muy capaz vidente. En una ocasión, de cualquier manera, estaba muy resistente a efectuar videncia y desarrolló un trance hipnótico excesivamente defectuoso. De cualquier manera, por la situación general, llevó a cabo la visión de manera suficientemente capaz para que la audiencia científica estuviera tremendamente impresionada y algunas personas que lo habían visto hacerlo previamente estaban profundamente impresionadas por su actuación. A pesar de ello, un sujeto hipnótico relativamente poco entrenado, que estaba presente y que nunca había efectuado visiones, vio la actuación y me vino a ver más tarde con muchas denuncias sobre esa demostración, diciendo que había algo tremendamente equivocado en ella, que no era válida, que cualquier sujeto hipnótico bueno lo haría mucho mejor, que daba la impresión general a todo el mundo que tuviera una experiencia hipnótica que era una decepción intencional para los asisten-

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tes (como, realmente, en gran parte era real, ya que el visionario deseaba solamente hacer una buena impresión y no dar una demostración válida). Cuando comprobé con mi sujeto inexperto por qué se hacían las acusaciones, sólo me dio la explicación poco informativa de que “cuando uno está en trance hace las cosas distinto de cómo las hizo él. Había algo que faltaba y no me sentí de acuerdo con nada de lo que hacía, excepto por alguna pequeñez aquí y allá. La mayoría de ello fue fabricado y pienso que estaba simplemente burlándose de usted y de todos los demás.” En un encuentro científico un amigo mío mostró una película describiendo varios fenómenos hipnóticos. Entre la audiencia había tres sujetos hipnóticos míos bien entrenados. Después de la demostración de la película cada uno por separado me buscó para criticar las diversas partes de la misma. Yo tomé nota de sus críticas y descubrí que los tres sujetos hacían esencialmente el mismo comentario. Yo mismo había alcanzado ciertas opiniones que coincidían en gran parte con la de los sujetos. Más tarde busqué al productor de la película, y le conté de las críticas de mis sujetos y también expresé mis propias opiniones. Confirmó todas las opiniones de mis sujetos, discutió algunos de mis puntos de vista especiales, y su-

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girió que en un futuro él y yo y alguno de mis sujetos nos reuniéramos y produjésemos una película de hipnosis que sería mucho más satisfactoria que la que él había logrado producir. Más tarde, cuando pregunté a los sujetos por qué habían hecho esas críticas, no fueron para nada claros en sus respuestas, explicando vagamente que había algo erróneo en la forma en que el sujeto de la película hacía esas cosas particulares, y la forma en que respondía a ciertos estímulos, y así. En breve, era un sostén vago y general de sus críticas, pero de cualquier manera críticas correctas. * * * * Como otro ejemplo, se me pidió que diera una conferencia y demostración sobre hipnosis frente a un grupo de estudiantes de teología. Yo consentí a regañadientes a cambio de su promesa de que me proveyeran un sujeto hipnótico. Poco después de que comenzara mi demostración, descubrí que el sujeto que me habían proveído estaba realmente perpetrando un engaño para mí y la audiencia, a pesar del hecho de que era un miembro de su grupo. Ya que esta situación sugería varias posibilidades para mí, procedí a adularlo “demostran-

do” a la audiencia una gran variedad de fenómenos “hipnóticos” simples, apreciando mucho el comportamiento de mi sujeto, y, luego de haber construido una situación fuerte, interrumpí para explicar disculpándome a la audiencia que en general era mi costumbre como precaución científica probar a cada sujeto para asegurarme que no estaba falseando su actuación, pero que, ya que el presente sujeto era un teólogo y miembro de su grupo, yo no abrigaba dudas sobre su integridad sino que lo aceptaría a simple vista. Así, la situación fue tal que el “sujeto” no podía exponer su engaño excepto con gran humillación de su grupo y de sí mismo. Entonces continué con la demostración, ayudando a mi sujeto al discutir su comportamiento de manera tal que le di una interminable cantidad de pistas acerca de qué hacer sin traicionarme mostrando que yo estaba al tanto de la situación. Al cierre de la demostración, le pedí a mi sujeto como recompensa una demostración frente a un grupo de mis sujetos entrenados, algunos de los cuales nunca había visto a otro en estado de trance. Consintió en esto en forma algo dubitativa, pero aparentemente sintió que mi entusiasta aceptación de su comportamiento demostraba completa fe de su parte en su capacidad para engañar a otros.

Las cartas de Milton H. Erickson

Unos pocos días más tarde arreglé un encuentro en el que había cinco de mis sujetos entrenados, dos de los cuales eran decididamente ingenuos en esta experiencia. Yo les presenté al teólogo, expliqué que iba a hacer que el teólogo demostrara varios fenómenos hipnóticos para ellos, y que ellos debían observar cuidadosamente y silenciosamente durante la demostración. Siguiendo a esto, puse al teólogo en su actuación con la misma discusión entusiasta que le había dado al grupo de teólogos. Muy temprano en la demostración noté a mis sujetos entrenados mirarse unos a otros y a mí en forma muy perpleja y confusa, pero cumplieron mi pedido de permanecer en silencio. Al cierre de la demostración, envié al teólogo a una habitación contigua y entonces me volví a mis sujetos y los instruí en que brevemente escribieran sus comentarios sobre toda la función, sin discutir entre ellos. Estaban más bien confusos y dubitativos al hacerlo, pero finalmente se refugiaron en sus comentarios escritos, y en todos los ejemplos denunciaron toda la función como un fraude y expresaron su asombro ante mi aparente aceptación de la función, ya que no era genuina en ningún detalle. Luego de recibir sus opiniones, los informé de la naturaleza de la situación y que había sido mi propósito ver cuán rápido podían detectar el engaño.

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Después de advertir a mis sujetos que no descubrieran su conocimiento de la situación, llamé nuevamente al teólogo y procedí a ponerlo en su actuación otra vez, pero esta vez pidiendo a mis sujetos que señalaran lo que les pareciera erróneo en cada demostración y puntualizando por qué lo consideraban erróneo. De esta forma me aseguré una crítica extensa para cada ítem, pero al repasar más tarde las críticas encontré que eran todas vagas y de carácter general, sin críticas netamente definidas. Finalmente, al término de la sesión, pedí al teólogo repetir un poco de la primera demostración. Previamente, inmediatamente luego de darse cuenta de la situación, se había puesto incómodo, pero ahora se puso excesivamente enojado, protestó diciendo que me había burlado lo suficiente de él, que había estado sujeto a suficiente castigo, pero finalmente cedió ante mi insistencia de que su conducta tan cuestionable lo había dejado sin elección más que hacer lo que yo pidiera. Con muchas señales de enojo, el sujeto procedió a repetir la conducta hipnótica deseada. En mitad de su actuación mis sujetos declararon con gran asombro que su conducta era ahora genuina, y probando con el teólogo se descubrió que había solucionado la situación desarrollando su primer trance hipnótico real. En este estado de trance, le hice

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entonces hacer la mayoría de sus comportamientos previos que había simulado, así como una cantidad de otros, y en cada ejemplo mis sujetos estuvieron de acuerdo en la validez del comportamiento. De cualquier manera, otra vez no se me pudo dar una explicación neta por ninguno de ellos acerca de cómo diferenciaban el comportamiento válido del simulado. * * * * Ahora me doy cuenta de que le he dado a usted un montón de lectura fatigosa, pero pienso que el material va a ilustrar tanto cómo uno puede reconocer los fenómenos hipnóticos como la forma en que uno puede usar su conocimiento de medidas hipnóticas para encarar y manipular a otros sujetos hipnóticos. Hasta dónde esto se puede hacer en el terreno, no lo sé, pero tengo confianza en que pueden hacerse gran cantidad de adaptaciones de la técnica hipnótica. Mi pensamiento al respecto me hace tener confianza en que la experiencia de ser un sujeto hipnótico puede ser decididamente valiosa. Me gustaría saber de usted nuevamente si esta discusión resulta de algún interés para usted.

Sinceramente suyo, Milton H. Erickson, M.D.

El estilo anecdótico de Erickson era especialmente evidente en su carta del 15 de Junio, donde continúa sobre el recordatorio manuscrito sobre su copia de archivo de la respuesta original a Mead en la cual indicaba que el trabajador en terreno podría utilizar la hipnosis como una herramienta de investigación. Obviamente, Erickson podría haberse extendido sobre el tema en su primera carta, y el no haberlo hecho así es evidencia de que “sabía” que vendría correspondencia adicional. Uno podría pensar que Erickson estaba procediendo en su forma estratégica habitual. Su objetivo puede haber sido hacer que Mead llevara sus películas a Michigan. El estaba estableciendo un contexto en el cual ella llegaría a esa inevitable conclusión. El estilo de Erickson no era manifiestamente maquiavélico. Más bien, él creaba “climas” emocionales a través de su método anecdótico. Si al receptor de las comunica-

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ciones le gustaba el nuevo “clima”, él o ella podían viajar en la atmósfera que Erickson proyectaba. Su estilo de escritura era similar a su estilo hipnótico, así como su estilo de psicoterapia - evocando respuestas más que forzando sugestiones autoritarias. Sí, el estilo de Erickson era “manipulativo”, pero no en el sentido negativo. La manipulación no puede ser evitada. El asunto es cómo usarla. Para comer, uno debe manipular la comida. El método de Erickson no reducía la elección; el receptor era libre para moverse en otras direcciones sin compromiso. Más aún, el estilo anecdótico de Erickson fue evidente temprano en su carrera. En las cartas a Mead, respondía a una pregunta con una serie de anécdotas, dándole así oportunidad de que el receptor aprendiese experiencialmente. En A Teaching Seminar with Milton Erickson (Zeig,1980), una trascripción de un seminario que llevó a cabo en 1979, vemos un estilo similar, en el cual respondía las preguntas con anécdotas inductoras de experiencia.

De: Margaret Mead Julio 29, 1939

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Estimado Dr. Erickson: Muchísimas gracias por su extensa carta y por el juego de reimpresiones que llegó el otro día. Yo no tuve tiempo de leer las reimpresiones todavía, pero digerí la carta muy concienzudamente. Nunca se disculpe por ser tan colaborador. Hay tan pocas personas que están deseosas de prestarle atención a los problemas de otra persona y es un raro privilegio encontrar un buen colaborador. Su carta planteó un punto serio en el cual necesito más ilustración. Como yo lo entiendo usted está proponiendo que entrenemos a nuestros estudiantes en la técnica de ser sujetos hipnóticos más que en la técnica de ser hipnotizadores. ¿Usted considera estas dos técnicas como mutuamente excluyentes? Si así fuera, puedo ver como muy ventajoso dar preferencia a la primera técnica, ya que hipnotizar gente de una cultura y entorno desconocidos está destinado a permanecer como una tarea más bien riesgosa por una variedad de razones. Pero el problema es en qué debiera consistir esta técnica, cuanta gente está preparada para darla, cuánto tiempo llevaría, y que grado de selectividad necesitaríamos ejercer entre nuestros estudiantes. Es posible que la incapacidad de alcanzar un estado de trance podría ser tomado como criterio de incapacidad para estu-

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diar el trance y a aquellos estudiantes que fallaran como sujetos hipnóticos se les aconsejaría, por tanto, centrar su interés en aspectos de las religiones primitivas en las que las expresiones de este tipo no estuvieran involucradas. ¿Sería tan amable de establecer hasta dónde está limitada la capacidad de ser un buen sujeto hipnótico en términos de personalidad? El trabajador solo en el terreno en una cultura extraña tiene una exigencia muy pesada hecha sobre su personalidad, su habilidad para soportar el aislamiento, su habilidad para responder con sensibilidad a costumbres ajenas pero no tanto como para perder su equilibrio; habilidad para soportar una multiplicidad de contactos íntimos, y habilidad para adecuarse en una lengua extraña y una cultura idiomática extraña a una amplia variedad de estímulos simultáneos. ¿Ese tipo de personalidad es pasible de ser un buen sujeto hipnótico? ¿Alguna vez conoció a Stewart, el psicólogo que ha utilizado técnicas hipnóticas entre varios pueblos malayos? No creo que haya publicado algo nunca. Me he interesado mientras leía sus escritos - los mecanografiados que tiene el Dr. Maslow - en el uso de la hipnosis en la terapia, especialmente en

Ed. por Zeig y Geary

romper círculos viciosos. ¿Hay alguien en la ciudad de Nueva York a quien usted recomendaría como terapeuta en casos comparables al que usted cita de la niña cuyas cefaleas agravaban sus contactos sociales que entonces agravaban sus cefaleas, etc.? Hemos tenido grupos de gente interesada en fenómenos de trance viendo nuestras películas y han encontrado su carta previa muy útil para organizar nuestras impresiones. Si usted viniera a Nueva York espero que tenga tiempo para venir a ver algunas de las películas y comentarlas con nosotros. Con mis mejores deseos,

Suya sinceramente, Margaret Mead

En la carta previa, Mead nuevamente invita a Erickson a Nueva York. Estilísticamente, esta carta es “más limpia” que su correspondencia previa en que está mecanografiada profesionalmente y contenía sólo dos errores menores de tipeado y una corrección manuscrita. Es casi como si ella estuviera emulando la meticulosidad de Erickson.

Las cartas de Milton H. Erickson

A: Margaret Mead Agosto 3, 1939 Estimada Dra. Mead: Yo juzgo por su carta que no me expresé claramente en mis afirmaciones previas. Entrenar a estudiantes calificados para volverse buenos sujetos hipnóticos no les impide volverse buenos hipnotizadores. Mi propia experiencia ha sido que un sujeto hipnótico bien entrenado está completamente calificado para ser un hipnotizador y que aprende la técnica de inducir un trance hipnótico mucho más fácilmente siendo primero hipnotizado de lo que podría si se le diera solamente instrucción didáctica. En breve, el respaldo de experiencia es de gran valor para aprender a ser un hipnotizador, aunque no es indispensable, y eso da al sujeto más de lo que puede obtener de aprender solamente técnicas hipnóticas. Con respecto a sus trabajadores, mi razón para sugerir que sean entrenados primeramente como sujetos hipnóticos, más que como hipnotizadores, es que la experiencia personal de ser hipnotizado les permitiría usar técnicas hipnóticas indirecta y discretamente, mientras al mismo tiempo tendrían el antecedente experiencial para reconocer y juzgar cualquier comportamiento

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en trance en otros. Acerca de las sugerencias de a quién podría pedir que entrene a sus estudiantes, realmente no se de nadie que haya tenido mi particular interés en entrenar sujetos para ser observadores y críticos del comportamiento de trance de otros sujetos. Todos los otros hipnotizadores que conozco han estado principalmente interesados en utilizar sujetos hipnóticos para procedimientos de rutina puramente académicos, involucrando solamente a los sujetos mismos. En cuanto a la habilidad de un estudiante para volverse un buen sujeto hipnótico, veo el problema como una consideración fútil, ya que, desde mi experiencia, prácticamente cualquiera interesado en ser hipnotizado puede ser puesto en trance si se dedican suficiente tiempo y esfuerzo a la tarea. De cualquier manera, un asunto que considero de gran importancia es la actitud del estudiante hacia la hipnosis. Un deseo meramente de ser hipnotizado como un medio para estudiar a otros podría impedir el entrenamiento efectivo. Debería haber un deseo honesto de experimentar completamente, como una cosa personal, los fenómenos del estado de trance, con la aplicación de esa experiencia relegada a un futuro remoto. Concerniente al papel de la per-

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sonalidad en el desarrollo de un buen sujeto hipnótico de un buen hipnotizador, no puede darse ninguna respuesta general. Ni puede hacerse ninguna aseveración general acerca de la adecuación del individuo, medida por capacidades hipnóticas, para el tipo de trabajo de campo que puede ser capaz de hacer. De cualquier forma, mi experiencia en este aspecto es limitada a los campos de la psicología clínica y la psiquiatría. El fracaso en convertirse en un buen sujeto hipnótico no necesariamente limitaría el campo de observación y estudio para ese estudiante en particular, pero, por otro lado, la habilidad de convertirse en un buen sujeto hipnótico podría fácilmente significar habilidades especiales en ciertos campos. Yo creo que esta pregunta puede ser respondida solamente considerando todos los datos pertinentes respecto del estudiante. Respecto de hasta dónde la capacidad de convertirse en un buen sujeto está limitada en términos de personalidad, solamente puedo responder que los mejores sujetos hipnóticos son aquellos de buena inteligencia y que son capaces de ejercer un buen control sobre sus facultades mentales, a pesar de que me doy cuenta de que esta aseveración es tan vaga como para carecer casi de

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sentido. Para mi propio uso, prefiero graduados secundarios, de inteligencia superior, que tienen una buena capacidad para la simpatía y la empatía con sus compañeros. También he descubierto que la gente con habilidades histriónicas marcadas son invariablemente buenos sujetos, si se los maneja apropiadamente. La gente neurótica puede también ser sujetos capaces, pero está la inevitable tarea de solucionar adecuadamente las dificultades de personalidad si se va a hacer uso de ellos en otros contactos. El tipo de personalidad que usted describe como capaz de solucionar los problemas del trabajador en terreno me impresiona como la de un buen sujeto hipnótico, aunque la misma estabilidad de tal personalidad podría fácilmente confrontar al hipnotizador con un problema definido de técnica para inducir un buen trance. De cualquier manera, no puedo estar seguro de esta posibilidad. Otra consideración es que una actitud puramente intelectual hacia la hipnosis constituye una barrera casi insuperable para una experiencia instructiva. Existe la necesidad de una respuesta emocional a la hipnosis y esas personas que tanto guardan sus emociones que reaccionan a un nivel puramente intelectual terminan siendo sujetos excesivamente difíciles.

Las cartas de Milton H. Erickson

No conozco a nadie en Nueva York para recomendar como terapeuta hipnótico. Tengo una elevada opinión de las habilidades terapéuticas de mi colaborador, Dr. L. S. Kubie, de su ciudad, a quien quizás conozca. Es psicoanalista, pero ha hecho algún trabajo en hipnosis, y estoy seguro de que se alegraría de recomendarle alguien a usted. No conozco a Stewart, ni tengo entre mis reimpresiones ningún informe de trabajo hipnótico hecho en pueblos malayos. Mucho me gustaría tener la oportunidad de discutir estas cuestiones con usted, pero no veo ninguna oportunidad inmediata de visitar Nueva York. Si, por casualidad, usted llegara a venir a esta sección del país, espero que me busque, y también traiga sus películas con usted. En ese caso, sería posible para mí arreglar que algunos de mis sujetos hipnóticos las vieran y las criticaran. También, si llegara en algun momento a estar en las vecindades de Worcester, Massachussets, y tuviera la oportunidad de hacerlo, me gustaría que viera al Dr. Arthur Hadad, 18 Wall St., y le exhiba sus películas para criticarlas. El Dr. Hadad es un sujeto hipnótico mío a quien he utilizado extensamente y que muestra, bajo circunstancias favorables, una habilidad muy destacada para entender el comportamiento en trance de otros.

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En Chicago, (Mrs.) Harriet Lange Rheingold, 907 S. Wolcott Ave., podría ser convencida para hacer lo mismo, si usted invoca mi nombre. Ella también es una crítica muy capaz en el comportamiento hipnótico de otros. Ambas personas tienden a ser indebidamente modestas. En este momento estoy preparando un escrito sobre sugestión posthipnótica. Tan pronto como esté listo voy a enviarle a usted una copia del manuscrito, ya que tengo confianza en que algunos de los incidentes que informo serán de interés para usted. Incidentalmente, puede interesarle saber que la señora Erickson ha leído esta carta y mi carta previa muy cuidadosamente y aprobó y agregó a mis propias aseveraciones desde sus antecedentes por experiencia propia como sujeto hipnótico capaz, mencionando una serie de puntos que yo omití. Yo frecuentemente apelo a ella para que me ayude a entender varios fenómenos hipnóticos, de los cuales, en muchos casos, ella tiene mucho mejor entendimiento que yo. Si puedo serle de alguna otra utilidad en sus estudios, espero que acuda a mí, ya que es realmente un placer ser de utilidad.

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Sinceramente suyo, Milton H. Erickson, M. D.

En su carta del 3 de agosto, escrita en un estilo objetivo similar al de Mead, Erickson termina expresando su dificultad para ir a Nueva York. De cualquier manera, sí invita a Mead a Michigan, indicando que la señora Erickson sería un buen sujeto hipnótico para ver las películas de Mead. Nota: Erickson indicaba que casi cualquiera puede ser hipnotizado. El no se suscribía a la noción de que la hipnotizabilidad es una cualidad limitada sólo a un pequeño número de personas. Su posición estaba diametralmente opuesta a la del Zeitgeist, que postulaba que sólo unos pocos sujetos eran altamente hipnotizables.

De: Margaret Mead Septiembre 21, 1939 Estimado Dr. Erickson, Muchas gracias por su carta contestando mi pregunta acerca de la diferencia entre entrenarse para sujeto y para hipnotizador.

Recientemente yo tuve la ocasión de mostrarle una de sus reimpresiones al Sr. Lawrence K. Frank de la Fundación Josiah Macy Jr, 565 Park Avenue. Estuvo muy interesado en esto y en los relatos que pude hacerle de su trabajo, y creo, agradecería si usted le enviara tantas reimpresiones como estén disponibles.

Suya sinceramente, Margaret Mead

De: Margaret Mead Enero 12, 1940 Estimado Dr. Erickson, Me apuro a confirmar su amabilidad en mandarme su artículo, aún antes de leerlo, porque he sido tan negligente en confirmarle las reimpresiones que me envió este otoño. Sólo puedo alegar el cansancio que las complicaciones que la guerra y un nuevo bebé han forjado en nuestra familia hacen dificultoso mantenerse en pie. ¿Le ha escrito Abe Maslow acerca de mi sugerencia de utilizar sus técnicas de “regresión temporal bajo hipnosis” para comprobar si los recuerdos tempranos son inventados o precisos?

Las cartas de Milton H. Erickson

Si no lo ha hecho, yo lo haré, pero dijo que iba a hacerlo, pues yo pienso que usted podría hacer una enorme contribución allí en el tema en que está interesado, comparando hallazgos psicoanalíticos.

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Erickson no había visto previamente las películas de Bali: Mead sabía poco sobre hipnosis. Por sugerencia de Erickson, su esposa fue puesta en trance y miró las películas. Las extensas notas de Mead (que cubrían 17 páginas) siguen a su carta.

Yo estoy tremendamente interesada en su trabajo y realmente espero que continuará enviándome reimpresiones, y manuscritos como tan generosamente ha estado haciendo. Con mis mejores deseos para Año Nuevo,

Suya sinceramente, Margaret Mead

El 9 de enero de 1940 Erickson le había mandado a Mead una copia de un manuscrito que él había publicado en el Psychoanalytic Quarterly, provocando esta agradable respuesta.

En octubre de 1940, Mead visitó a los Erickson en Michigan, donde ellos vivían en terrenos del hospital en Eloise. Hasta donde sabemos, éste fue el primer encuentro entre Mead y Erickson.

De: Margaret Mead Octubre 31, 1940 Estimado Dr. Erickson, Muchas gracias verdaderamente por la trascripción de su conferencia sobre las películas y gracias a su secretaria por tomarse un domingo para hacerlo. Yo completé mi trascripción y le enviaré una copia en unos pocos días. Mañana planeamos revisar las películas con todo el grupo de investigación Balinés, y guardo todas mis copias para usarlo entonces; luego le enviaré una. Tuve un momento interesante discutiendo algunas de las implicaciones de la investigación sobre doble personalidad con el Sr. L. K. Frank quien tiene una cantidad de conceptos útiles para aplicar al material que yo creo planea discutir con usted alguna vez en el futuro.

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La tardanza de esta carta no es medida de lo que aprecio todo el tiempo y la ayuda que usted y la señora Erickson y la señorita Prindeville me dieron. Con saludos especiales para Betty Alice, y todos ustedes,

Suya sinceramente, Margaret Mead

COPIA Octubre 20, 1940 El Dr. E. pone a la señora E. en trance de la siguiente manera: “¿Probamos levitación de la mano?” (La señora E. inmediatamente siguió ésta sugestión y miró intensamente su mano. Después de unos pocos momentos de mirar su mano y varias sugestiones más del doctor, ella estaba aparentemente en un estado de trance). Ahora, vamos a ver algunas películas del pueblo balinés bailando. Ni tú ni yo hemos visto el pueblo balinés, y no sabemos lo que vamos a ver en estas películas, pero debemos mirar esas películas cuidadosamente y debemos tratar de entender lo que vemos y particularmente tú debes mirar.

Ahora puede ser que la gente balinesa esté en sueño hipnótico como tú, y puede que no. Puede que estén en una condición similar, y tú, al mirar esa película, debes mirarla con el máximo de cuidado crítico para aislar cualquier cosa que sea similar o comparable o cualquier cosa que sea definidamente contradictoria. Si hay algo groseramente diferente que contradice la hipnosis como tú la conoces y la sientes, asegúrate de dirigir mi atención sobre ello. O si hay algo que parece contradecir la hipnosis como tú la conoces, lleva mi atención sobre ello. Recuerda completamente todos y cada uno de los detalles de la película entera que se te muestra, y prepárate para discutir todo el asunto en su totalidad hasta el punto en el cual la proyección ha sido interrumpida en cualquier momento. ¿Entiendes? (La sujeto indica “sí” mediante un movimiento de la cabeza.) ¿Hay algo que no esté claro? (La sujeto niega con la cabeza.) Déjame resumirlo. Tu tarea es ver esta película y verla críticamente y comprensivamente, como sujeto hipnótico, tratando de sentirte dentro del sujeto que es mostrado en la pantalla, tratando de reconocer como una cosa u otra, dando énfasis a los aspectos positivos y negativos y tratando de dar una crítica cuidadosa, balanceada, juiciosa, de todo el asunto. ¿Soy claro? (La sujeto asiente con la cabeza.) ¿Hay alguna pregunta que quieras hacerme? (No) Ahora, de-

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bes hacer esto mientras duermes. Puedes hablar durante la exposición de la película. Puedes reconocer a las otras personas que están aquí. Hay dos personas, además de mí. Están la Dra. Mead aquí y la señorita Prindeville aquí. Puedes pedirme que detenga la película en cualquier momento. ¿Está todo claro? (Sí) De tiempo en tiempo probablemente detendré la película y te haré una pregunta, o puede hacerlo la Dra. Mead. ¿Está bien? (Sí.) Debes recordar permanecer profundamente dormida - continuamente así. (Inicia la película.) Dra. Mead: Quizás es mejor que diga algunas palabras de explicación. Estas son pequeñas niñas bailando, y no están aún en trance. Son parte de una función teatral. Eso viene antes del trance. A ellas les está enseñando a ser brujas la bruja. (La película corre por un rato sin comentarios.) Dra. Mead: Ustedes van a ver ahora una pequeña pieza de comedia cuando la gente simula que son llevados de su poblado por la bruja. Y un hombre simula ser mujer - da a luz una muñeca que es robada por las brujas. (La película corre.) Dra. Mead: Ahora la gente ha atrapado a esta pequeña niña bruja y en la última escena verán a la bruja salir del templo y a un hombre usando una

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máscara. No sabemos si este hombre está en trance o no. En algún momento durante la función cambiará a un estado de trance. Está usando una máscara por lo tanto sólo pueden ver sus brazos y piernas. Va a ser atacado por el rey del país al comienzo de esto. El rey lo ataca con el puñal. Lo corta un poco en su pie izquierdo. Mientras estas brujas salen, en un minuto verán entrar al dragón. El dragón es una máscara con dos hombres adentro. El hombre en la cabeza del dragón entrará en trance en algun momento durante la ceremonia. No sabemos cuando. Estos son los hombres que van a entrar en trance. (Referencia a un grupo de hombres jóvenes.) Son los seguidores del dragón. Ellos caen frente al poder que está en el ojo de la bruja. Tan pronto como desvía la mirada se levantan otra vez. El dragón es el amigo de estos hombres y ahora viene a traerlos de nuevo a la vida. El sacerdote camina detrás de él y salpica agua sagrada sobre ellos. (A la señora Erickson) ¿Le gustaría hacer un comentario sobre esos hombres que vió allí? ¿Qué piensa de ellos?

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Sra. Erickson: Pienso que algunos de ellos estaban en mejor trance que los otros. Este primer hombre que cayó miró hacia arriba varias veces. No actuó bien al principio. Yo no ... ese hombre estaba sacudiéndose tanto .... ellos no me parecieron bien .... parecían más como los Holy Rollers que en trance hipnótico. Dr. Erickson: ¿Puedes pensar en algo que pudiera significar - en términos de hipnosis? Sra. Erickson: No lo sé a menos que su lucha durara demasiado. Pero no parecía así demasiado. Algunos de ellos entraron en trance realmente bueno y rápido. Si yo fuera a .... no estoy exactamente segura de esto .... pero si yo debiera poner el dedo en el momento cuando la bruja entra en trance .... creo que estuvo preparándose para eso todo el tiempo. Creo que el momento de transición fue cuando estaba bailando con las otras brujas. No puedo explicar qué fue exactamente. Me parece que hay algo diferente en sus movimientos. Es muy difícil decir sin ver la cara en absoluto, sino sólo por los brazos y piernas, eso es lo que diría.

mo. Es la forma de moverse que tiene un aspecto diferente. Dra. Mead: Tengo algunos comentarios que hacer en esta película siguiente. Sra. Erickson: El hombre que sólo movió un pie. Eso no pareció tan divertido .... pero el hombre que se sacudió todo no pareció bien para nada. (La película continuó con el mismo grupo de hombres yaciendo en el piso en poses rígidas, como cuando se interrumpió.) Sra. Erickson: Aún no están despiertos. Dra. Mead: No. Ahora van a ver un grupo de mujeres ingresar con puñales en sus manos. Ellas van a entrar en trance también. Se supone que no están en trance todavía.

Dra. Mead: ¿Hay un ritmo diferente en sus movimientos?

Una de las mujeres da un alarido y las otras la siguen enseguida. Los balineses creen que están ahora en trance. (Apareció una mujer más vieja.) Noten la cara de esta mujer en particular. Van a verla más tarde con más detalle.

Sra. Erickson: No. No es el rit-

Dra. Mead: ¿Algún comentario

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que querría hacerme ahora?

expresiones, también.

Sra. Erickson: La mayoría de ellos parecían estar en muy buenos trances. Todos ellos parecían estar catalépticos hasta cierto punto. Uno completamente y otros de ellos sólo sus brazos o sus manos.

Ciertamente parecía enteramente diferente el aspecto de esos hombres justo antes de que la bruja los derribara de un golpe y cuando se van con el dragón, aún cuando sólo pudieron ver sus espaldas. Tenían un movimiento enteramente diferente.

Dra. Mead: ¿Sí? ¿Usted diferenció algo en particular? Sra. Erickson: Sus expresiones faciales parecían así también. No sé exactamente lo que quiere decir usted. Dr. Erickson: Es solamente tus propias ideas y no solamente tratar de responder las preguntas, sino dar alguna idea particular que tengas. ¿Tienes algo que agregar sobre esos espasmos de pie y musculares? Sra. Erickson: Ellos son la única parte que no me parece muy correspondiente a un trance hipnótico, pero todo el resto sí. Sus expresiones - la expresión de una mujer que podían ver claramente, y ella ciertamente parecía estar en un buen trance. Ese hombre que se mantuvo sosteniendo su cuchillo tan fuertemente, y ese otro que ellos hicieron ingresar. Yo pienso que especialmente las mujeres entraron en trances más profundos. Sus movimientos se volvieron más y más parecidos a ello y sus

Dra. Mead: ¿Podría describir lo relativo a sus espaldas? Sra. Erickson: Se movían diferente. Corrían diferentemente y movían sus brazos diferentemente, también. Dr. Erickson: ¿Puedo agregar una palabra de explicación? La diferencia era el mismo tipo de cosa que usted ve en los pequeños bebés. El bebé no mueve primero la muñeca y luego el codo. Mueve el brazo entero desde el hombro. El sujeto hipnótico mueve su brazo y falla en coordinar codo, hombro y el resto. Sra. Erickson: Movían sus piernas diferentemente. Corrían diferentemente. Es más lento y un poco rígido en las piernas. (La película comienza otra vez.) Dra. Mead: Cuando estas películas comiencen los van a ver en el templo. Todos los que estuvieron en trance

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son entrados al templo para ser sacados del trance. En el mismo comienzo de la película van a ver un grupo de gente guiando a un hombre hacia atrás quien pelea como si no quisiera ir hacia atrás.

que sólo esté disfrutándolo. Quizás por eso le lleva tanto tiempo despertarse. Quizás lo está pasando bien.

Todos estos son chicos que estuvieron en trance antes. Están siendo sacados del trance con agua sagrada y humo.

Sra. Erickson: Ella no los hizo en el baile. Parecen más como lo que estaban haciendo las pequeñas niñas en el comienzo.

Sra. Erickson: No vi a un hombre pelear mucho.

Dr. Erickson: ¿Ningún significado particular que puedas darle?

Dra. Mead: El estaba tratando de venir adelante y los otros lo estaban llevando de vuelta hacia atrás del edificio.

Sra. Erickson: Está solamente recordando su danza.

Sra. Erickson: Esos hombres estaban despiertos entonces. No lo estaban la primera vez pero la segunda vez sí. Dra. Mead: ¿Usted cree que la niña que está tomando la bebida allí está despierta? Sra. Erickson: No completamente. La que está delante de ella sí. Dra. Mead: Esta es la mujer que vieron antes. ¿Por qué está haciendo esos movimientos con las manos? Sra. Erickson: No lo sé, a menos

Dr. Erickson: Muy bien. ¿Dónde consiguió esos movimientos?

Dra. Mead: Esa mujer a la izquierda cuyo cabello se está levantando - ¿Está despierta? Sra. Erickson: Casi despierta. En un minuto lo estará. Dr. Erickson: ¿Podrías anotar esto como pregunta para discutir luego? “¿Cuál es el tipo de comportamiento usual para despertar, hasta donde concierne limpiar la cara?” Dra. Mead: ¿Ella está despierta ahora? Sra. Erickson: No lo creo. Creo que se va a despertar por sí sola. Creo

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que se preparó para despertar tan pronto como estiró las manos.

El sacerdote no se durmió en ningún momento.

Dra. Mead: Esto va a ser el final de la ceremonia y ellos van a traer frente al dragón al hombre que interpretó a la bruja y las piernas delanteras del dragón. El hombre que interpretó a la bruja es el que tiene cabello negro hirsuto. El hombre que interpreta las piernas delanteras del dragón tiene pelo blanco, es un anciano.

Creo que ése al final se despertó muy rápido .... el anciano. El parecía estar todavía en un trance muy profundo, y se despertó directamente.

Van a ver al sacerdote ofrecer un pollo. Sosteniendo el pollo sobre el incienso. Entonces se le da el pollo al anciano para que lo sostenga y al hombre de pelo negro para comerlo. No lo van a ver comer el pollo. Sra. Erickson: El de pelo blanco y el de pelo negro están dormidos. Dra. Mead: (Luego de una pausa de uno o dos minutos.) ¿El de pelo blanco está todavía dormido? Sra. Erickson: Sí. (Después de una pausa.) Creo que el hombre de pelo negro está por despertar. (La escena mostraba al anciano de pelo blanco contra una pared.) Pero ése no lo está. (Luego de otra pausa.) Se está despertando ahora, sin embargo. Está despierto ahora.

Dra. Mead: Esta es una película de pequeñas niñas bailarinas, y primero van a ver un grupo de gente en el templo atando dos muñecas pequeñas en una cuerda amarrada a dos varas. Los hombres sostienen las varas, las pequeñas muñecas bailan mientras los hombres sacuden las varas. Entonces las dos pequeñas niñas avanzan y sostienen las varas y se supone que las niñas entran en trance entonces a medida que las muñecas salen del trance, y van a ver a las pequeñas engalanadas, las van a ver bailar obedeciendo las canciones que canta la gente. Se doblan y arquean y trepan a los hombros de hombres de la multitud. Y finalmente las ven fuera del trance. ¿ Usted piensa que estas pequeñas niñas están en trance ahora? Sra. Erickson: Creo que la de la derecha está esperando hacerlo. Sra. Erickson: La de la derecha está mucho más preparada. Dr. Erickson: Yo noté que las niñas sostenían algo de manera que sus

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brazos se balanceaban de arriba abajo. (La Sra. Erickson y la Dra. Mead explicaron que esto era el dispositivo de las muñecas y las varas.) Sra. Erickson: La niña que acaba de empezar a moverse hacia atrás y hacia delante .... ¿cuándo sostiene esa vara? Dra. Mead: Bueno, de repente se inclinan hacia delante a una señal de la canción y toman la vara exactamente en el mismo momento. Dr. Erickson: Siempre me sorprende ver a los balineses usar la misma clase de técnica de una sensación física que usaría yo. (Las niñas en la película estaban bailando ahora.) Sra. Erickson: Yo creo que ambas están en estado de trance. Dra. Mead: Todos estos movimientos por los cuales pasan les son dichos por la canción. ¿Tiene algo que decir de la comparación entre los chicos en trance y los adultos? (La película se detiene.) Sra. Erickson: Yo creo que los chicos estaban mejor que los adultos en el hecho de que parecían menos conscientes de sí mismos. El anciano estaba

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así, también. Parecía tomarlo como algo totalmente casual. Dr. Erickson: Creo que puedo explicar eso. Los niños no fueron turbados por el aprendizaje. Porque lo que hicieron fue correcto. Lo mismo fue con el anciano. Lo que hizo fue correcto. Sra. Erickson: La pequeña niña a la derecha pareció al final estar usando esos movimientos como parte del despertar. La de la izquierda los hacía como parte de la ceremonia. Dra. Mead: La niña de la derecha está siempre cayendo. Se cae durante la danza. Cuando trepa a los hombros del hombre se engancha el pie en el agujero del vestido y cae – pone su vestido delante de los ojos de él. La niña de la izquierda nunca cae. Sra. Erickson: Creo que la de la izquierda está más en contacto con lo que sucede todo el tiempo. Puede buscar los agujeros en su pollera y varas en su camino porque está más en contacto con las cosas a su alrededor. Dra. Mead: Esta pequeña niña de la izquierda está siempre acusando a la de la derecha de no estar en trance. Cuando están bailando ella insiste en que la otra niña no ha entrado en trance.

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Sra. Erickson: Ese no es el objeto del trance, observar el del otro.

DISCUSIÓN DESPUÉS DE MOSTRAR LAS PELÍCULAS Dra. Mead: Aquí está la nota que me hizo hacer sobre la utilización del piso con propósito de reorientarse. Dr. Erickson: Los sujetos que están saliendo de un trance se encuentran en una situación temporal nueva y una organización espacial nueva. La organización espacial es a veces la misma y a veces no. Si están en la misma silla, por ejemplo, si están en la misma silla y ha habido cierta actividad alrededor de la misma, los hace ver la silla como diferente. Hubo nuevos énfasis colocados sobre situaciones previas. Donde anteriormente no habían advertido una biblioteca, ahora están conscientes de ella, por lo tanto es un ambiente físicamente cambiado. Por lo tanto, al salir del trance, ellos identifican primero un ítem y luego otro. Usualmente alguna cosa simple que pueden tocar o sentir o ver brevemente y que no requiere manipulación. O sea, usted puede ver el piso y asociarle un significado, pero mirar una biblioteca significa que debe colocarle un gran significado sobre él. Autores de libros, y libros de una gran variedad - novelas e historias, etc.

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El piso es una cosa muy simple - está allí abajo o el cielorraso está allí arriba. Usted va a verlos (a los sujetos hipnóticos) mirar a algún objeto simple. Van a mirarlo, sentirlo. Rodar sobre sí mismos hacia delante y atrás - tocar su rodilla - dependiendo de su posición. Dra. Mead: ¿Y usted sintió que en eso ellos estaban como orientándose hacia el suelo? Dr. Erickson: Yo también noté el mismo tipo de cosa hacia la persona que estaba detrás de ellos. Que había un espasmo muy definido de sus hombros. Alguien estaba sacudiéndolos hacia atrás y adelante, pero me parecía que sostenían sus hombros de manera tal que podían establecer contacto con la otra persona. En otras palabras, utilizando el movimiento oscilante que se les daba en su propia manera para establecer sus contactos con la gente que estaba estableciendo contacto con ellos. Ya ve, el proceso de despertar es uno en el que establecen contacto. No un proceso en que otros los contactan a ellos. Dra. Mead: Ahora, entonces, la cara se despeja. Dr. Erickson: Usted ha observado a los recién nacidos y bebés en la cuna. ¿Y cómo se comportan cuando despiertan?

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Dra. Mead: Hay una gran cantidad de eso. Dr. Erickson: Cuando crecen retuercen sus manos y cara y tarde o temprano eso conforma un esquema. El sujeto hipnótico ha estado dormido en una habitación levemente iluminada por luz diurna y se despierta sin haber cerrado sus ojos ni una vez excepto para el pestañeo ordinario. Aún así pasa por aclarar la cara o refregar la cara. Eso es común para la gente que sale de un trance. Dra. Mead: Tenemos un hombre que sale completo excepto sus manos. Sus manos estaban aún rígidas, y se despertó y miró sus manos sorprendido. Entonces la gente vino a tirar de sus dedos y a enderezarlos. Dr. Erickson: Lo que es comparable de lo que le dije sobre George Millard anoche. Dra. Mead: Otro punto que dijo La Sra. Erickson dijo dos veces que estas sacudidas parecían los Holy Rollers. Dr. Erickson: Hay algo en ese tipo de comportamiento cuando lo encuentra en sujetos hipnóticos que es a menudo desagradable para la mayoría de los sujetos hipnóticos. Usted le pide a

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un sujeto que lleve a cabo una tarea tan simple como tomar esa lamparita y colocarla sobre la mesa, y él está totalmente de acuerdo, y usted le dice que comience inmediatamente. Usted lo observa a él y a su comportamiento y ve estos pequeños movimientos convulsivos en todo su cuerpo. A usted le parece un espectáculo muy displacentero, muy desagradable. Usted se pregunta lo que significa todo eso y gradualmente esos minúsculos movimientos convulsivos cesan y su sujeto se relaja. Dra. Mead: ¿No puso la lamparita sobre la mesa? Dr. Erickson: No, solamente se sienta y tiene estos movimientos convulsivos. Preguntando cuidadosamente usted descubre que ha efectuado todo el acto en la fantasía, y que estos movimientos convulsivos son sólo una expresión de la fantasía de toda la actuación. Es particularmente posible que se desarrolle ese tipo de fantasía con estos movimientos convulsivos si el sujeto se siente incapaz de hacer la tarea o si la objeta. Si piensa que no es lo suficientemente inteligente o fuerte o capaz para hacerla, y no quiere que usted lo sepa, la ejecutará en la fantasía. O si es algo decididamente desagradable se saldrá por lo más fácil.

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Sra. Erickson: ¿Usted cree que esos sujetos estaban actuando algo cuando se sacudían? Dr. Erickson: Yo pienso definitivamente que estaban actuando una parte de lo que sea el ritual. Al mirar eso se veían esos movimientos convulsivos primero en el pie y luego un contagio hacia otra parte. Me gustaría ver esa película en cámara lenta con una posibilidad de seguirlo.

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na cuando sale. Dr. Erickson: Cada vez que capturaba un poco de realidad como para decir “allí está el suelo” o “allí hay una pared”. Su visión se nublaba y decía, “allí hay una pared.” Dra. Mead: ¿Usted sintió eso antes de que se pusiera de pie o después de ponerse de pie?

Dr. Erickson: Bueno, ¿tenía un sentimiento de inferioridad acerca de su comportamiento en trance?

Dr. Erickson: Ambos. Ella tenía una idea y se olvidaba de la idea y recordaba solamente que había tenido una idea y olvidaba el contenido. Mi sentimiento es que tenía un campo de visión limitado en el cual podía caminar libremente y entonces me parece que fue puesta a un lado de ese campo.

Sra. Erickson: ¿Qué piensas de las iglesias sagradas entonces? ¿Había sacudidas y saltos en el aire?

Dra. Mead: En resumen, ¿cuán parecido cree que es esto a un trance hipnótico?

Dr. Erickson: Recuerda que actuando con esos tienes tremendas explosiones emocionales de carácter extremo. En esto (volviéndose hacia la Dra. Mead) yo no creo que estén tan salvajemente excitados.

Dr. Erickson: Creo que es muy, muy parecido. En sus danzas uno debe descontar un montón de sus movimientos porque es una práctica ritualística, pero al mismo tiempo, como un bebé en lugar de mover su codo y su hombro mueve todo como una unidad, así hace un sujeto hipnótico, y ellos se mueven en esa forma.

Sra. Erickson: Yo no creo que el sujeto que estaba sacudiéndose estuviera en un buen trance.

Dra. Mead: A mí no me parecen tremendamente excitados emocionalmente. Ahora usted hizo hincapié sobre una incompleta orientación en la ancia-

Dra. Mead: Yo siempre sentí que

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había algo sin gracia y asimétrico en sus movimientos en trance. Dr. Erickson: Es el uso de los miembros como unidad. Dra. Mead: (A la Sra. Erickson) Una vez dijo que sus espaldas eran diferentes. ¿Qué quiso decir? Sra. Erickson: Bueno, parecían diferentes. Es difícil de explicar. Dra. Mead: ¿Hay algo relacionado con la cabeza? Sra. Erickson: Los movimientos de las cabeza son más rígidos y lentos. Dr. Erickson: Usted espera en una multitud, donde hay una multitud de gente tratando de hacer algo, una cierta cantidad de fluidez en el cuerpo. Justo como cuando usted va en un vehículo y un completo extraño sube y se sienta en el asiento y usted dice, “Caramba, es sordo” ¿Cómo lo sabe? Sostiene su cabeza en una cierta forma. Responde al sonido de una bocina justo una fracción de segundo demasiado tarde. Su tempo está un poco descompuesto. Alguien lo roza y la dama en la otra puerta grita, “¿Cómo está usted, Sr. Smith?”. El no hace ese pequeño giro de la cabeza y responde y entonces usted puede decir que es sordo. Por lo tanto cuando usted

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ve esta gente parada de espaldas a usted, espera que bajen un hombro y eleven el otro, y una cierta fluidez en los movimientos de la espalda y hay muy, muy poca fluidez. Dra. Mead: ¿Usted piensa que se podría decir que esta gente primero entró en un estado de trance y luego en un estado somnambúlico para efectuar estas cosas, y luego en un trance más profundo para salir? Dr. Erickson: Yo pienso que el estado somnambúlico es el más profundo de todos los trances. Dra. Mead: Pero eso es comparable a un estado somnambúlico. Dr. Erickson: Ellos entran en este sueño más profundo aparentemente. Es solamente un período de relajación para salir. Dra. Mead: Dos de ellos informaron amnesia sólo para los períodos de ingresar y salir y no tenían amnesia para el período de danza. Dr. Erickson: Los sujetos hipnóticos pueden tener amnesia para cualquier parte particular de la experiencia de trance. Dra. Mead: La cultura requiere

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amnesia total y muchos de ellos sienten que no es real. Por lo tanto muchos de ellos no admiten no tener amnesia total y se sienten culpables cuando lo admiten. Una de las cosas que acostumbraban hacer, era entre estas pequeñas bailarinas. A una pequeña bailarina le disgusta la otra y la pellizcaba durante el trance. Estas dos niñas acostumbraban pelearse y se chocaban violentamente en el período de salir. Sra. Erickson: Yo me preguntaba al verlas si alguna vez se estrellaron entre ellas. Dra. Mead: ¿Usted cree que la forma de amnesia no es diagnóstica? Dr. Erickson: Sí. Dra. Mead: Este anciano que le pedí que observara fue visto por un buen psiquiatra que tomó sus reflejos pupilares antes y durante los trances, y halló que los reflejos pupilares estaban muy alterados durante el trance y los reflejos rotulianos alterados. El creyó que el anciano de pelo blanco era un fraude. Mi hermana se encontraba allí y anotaba lo que decía. Decía que estaba demasiado extrovertido para estar en un trance verdadero. Pero (a la Sra. Erickson) uno de sus comentarios espontáneos acerca de él fue que no se estaba luciendo.

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Sra. Erickson: Puede ser que cuando este otro hombre lo vió, y no le gustó, no ingresara en un trance para él. Dra. Mead: Sí, eso puede ser. Sra. Erickson: Claro, hubo momentos en que parecía estar luciéndose. Por ejemplo, cuando coloca su pie en la herida del otro hombre. Pero parecía estar en un trance. Sus gestos violentos retorcían sus manos cuando salió. Creo que estaba muy definidamente en un trance. Dr. Erickson: Mi propia experiencia es que ese tipo de jactancioso, entrometido de pueblo, si usted los entrena para ser sujetos hipnóticos, son buenos. Si les da una oportunidad de lucirse para usted. Sobresalió por sí mismo. Se hizo individualizar. Dra. Mead: Esta mujer que entró en trance y le llevó tanto tiempo salir. Ella no bailó en la danza y no tenía intención de entrar en trance ese día. Sra. Erickson: Puede ser que por eso le tomó tanto tiempo salir. Dr. Erickson: Ella ingresó contra su propia voluntad, contra sus intenciones. Violó su acuerdo consigo misma.

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Dra. Mead: Otro comentario que quería hacer es acerca de Zidietski y su aseveración de que si la gente piensa que esos estados de trance son dolorosos y se tiene lástima por ellos, debieran ver a un psiquiatra. No hay duda de que en todos esos trances la gente estaba disfrutándolos plenamente. Sra. Erickson: Pues ciertamente, estaban pasando un momento muy bueno. Dra. Mead: Como yo lo veo, las cosas especiales que debiéramos buscar son estas manipulaciones de partes del cuerpo como unidades, estos retrasos en el tiempo, y rigideces y gestos de reorientación. (Da una larga información acerca de una mujer de negro.) Yo creo que un montón de sujetos americanos son más graciosos en estado de trance, y esta gente es más graciosa despierta. Dr. Erickson: Una de las señales que puede usar con los sujetos americanos es cuando todos sus movimientos extra comienzan a desaparecer. Pero esta gente no los tiene en primer lugar. Aún los balineses, muestran una mayor unidad de movimiento en estado de trance. Estando despiertos si quieren mover la mano de aquí a aquí hacen precisamente eso. En el estado de trance, ellos empiezan, luego no hacen el movi-

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miento y cumplen el resto en la fantasía quizás, o hacen el movimiento en forma más brusca. Los sujetos hipnóticos utilizan una mínima cantidad de energía, que lleva a la mano sólo hasta allí y luego envían otro poco de energía. Sra. Erickson: Al hacer la levitación de la mano, siento como si hubiera una rueda dentada en mi hombro que se mueve un diente por vez. No es un gasto de energía. Dra. Mead: Esa es una buena manera de decirlo - una rueda dentada. ¿Luego en gente con otro tipo de musculatura, qué esperaría en la levitación de mano? Dr. Erickson: Esperaría que el efecto de rueda dentada fuese disminuido.

En la carta siguiente, Gregory Bateson hace su primera entrada en la correspondencia, cuando Mead se refiere a su esposo más bien formalmente como “el Sr. Bateson”. Por consiguiente, el tono de las cartas se vuelve decididamente intelectual.

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De: Margaret Mead Noviembre 9, 1940 Estimado Dr. Erickson: Nosotros hemos tenido una sesión grupal acerca de las notas de nuestras sesiones en Eloise, con un gran beneficio para todos nosotros. Incluyo una copia de las notas que tomé ese día. No le mando las notas de nuestra sesión porque en la forma que las tengo no tendrían mucho significado en ausencia de las películas. En vez estoy resumiendo el problema principal que enfrentamos luego de haber repasado mi versión y la de la Srta. Prindeville de sus interpretaciones de las reacciones de la Sra. Erickson. El Sr. Bateson expresa nuestras dificultades como sigue: “El problema principal que surgió fue una aparente contradicción entre dos asuntos que suceden en la postura de trance, acerca de lo cual usted comentaba. Podemos llamarlos “movimiento unitario” y “economía de movimiento.” Como nosotros lo entendemos, la economía de movimiento consiste en el uso de los únicos músculos que son inmediatamente relevantes para realizar el acto. Opuesto a “economía” estaría la clase de cosas que un entrenador atlético trata de erradicar, el encadenamiento de un número de contracciones

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irrelevantes con aquellas que son esenciales, por ejemplo, mover el hombro hacia delante cuando todo lo que se requiere es un movimiento del antebrazo. Pero como nosotros lo vemos, el concepto “movimiento unitario” implica justamente estas cosas, usando todo el brazo incluyendo aquellos músculos que son irrelevantes. Nos inclinamos a pensar que está acertado en ambos puntos, pero debe ser posible elaborar cómo estas dos tendencias contrastantes se expresan.” Como yo lo veo, la “economía de movimiento” puede referirse a la eliminación de la conciencia de respuesta irrelevante a estímulos irrelevantes, como lo que piense la audiencia, etc., lo que resulta en una función comparable a la del bailarín entrenado o el atleta. Al “movimiento unitario” lo veo como regresivo, como una reinstalación de lo muy anterior, o niveles más bajos de conciencia. En Bali a veces vemos gente en trance que está casi todo en uno u otro modo, así como también la mezcla de ambos tipos de ajuste postural en un mismo personaje. El Sr. Bateson sugiere además, “¿podríamos decir que el estado de trance es como el filo de la navaja entre el estado caracterizado por el “movimiento unitario” y el estado caracterizado por la “economía de movimiento?”

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Hay otro problema relacionado. Al comentar el parecido entre “el anciano” que salió del trance luego de haberse parado contra la pared, y los sujetos infantiles en trance, usted le señaló a la Sra. Erickson que era porque no había “aprendizaje” involucrado en la actuación. Más tarde cuando discutimos si el anciano era un fraude o no, usted dijo que jactanciosos de este tipo son muy buenos sujetos cuando son apropiadamente “entrenados.” Podría aclarar esta aparente contradicción.

Sinceramente suya, Margaret Mead

A: Margaret Mead Noviembre 18, 1940 Estimada Dra. Mead: Quizás la mejor manera de contestar su pregunta acerca del aparente conflicto entre “economía de movimiento” y “movimiento unitario” es decir que el primero se refiere a la cantidad como una función de la actuación real, y el segundo significa una cualidad que es una función del método de actuación. Por lo tanto, al mover la mano de la posición A a la posición B, la mano recorre solamente la distancia precisa

necesaria, cubriendo así la distancia con una economía de movimiento. De cualquier manera, la mano puede moverse sólo como una extensión del antebrazo, el brazo, el hombro, y el torso; todo lo cual se mueve en una forma unitaria para permitir el viaje más económico desde A a B. Así hay ambos economía de movimiento y movimiento unitario. Quizás pueda darle un ejemplo de otro carácter. En mi trabajo sobre doble personalidad (Erickson y Kubie, 1939), sí se escribía como una línea vertical, no como una línea horizontal. (Este hallazgo ha sido encontrado muchas veces con otros sujetos.) El movimiento definitivo importante en sí es el movimiento de arriba debajo de la y (en inglés “yes”), y una vez que la y está escrita, nada más necesita agregarse para descubrir la identidad de la respuesta. Al escribir no, de cualquier manera, esto se hace en un plano horizontal y los pequeños movimientos de arriba debajo de los tres primeros trazos de la letra n son espacialmente equivalentes a los tres primeros trazos al escribir y. Cualquier significado por lo tanto debe derivar de continuar la escritura en el mismo plano horizontal. Entonces, no es significativo solamente como una progresión horizontal y por lo tanto puede ser expresado como un movimiento uni-

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tario libre de jorobas y curvas no económicas, mientras sí puede ser expresado como un trazo unitario de arriba abajo. Si usted vuelve a leer este párrafo (p. 480 sobre “sí,” “no,” “no sé,” “primera parte sí, la última parte no,” descubrirá muchos ejemplos de economía de movimiento mediante movimiento unitario.) La economía está en la punta del lápiz donde se manifiesta el acto real, pero todo el cuerpo puede haberse movido como una unidad para producir ese acto limitado. Con respecto a mi comentario acerca de los jactanciosos pueblerinos apropiadamente entrenados, quise decir que, una vez entrenados para ser un sujeto, pueden entonces dar demostraciones adecuadas utilizando esquemas de comportamiento largamente establecidos sin esfuerzo para ajustar esos esquemas a la relativamente nueva situación hipnótica. La extensa experiencia pasada del anciano le hizo “justo saber” que su actuación sería adecuada, que no tendría que tomar ninguna previsión para asegurar su adecuación y ajuste a la situación inmediata. El había pasado el período en que era necesaria la autocrítica, y por lo tanto no necesitaba aprender, modificar, etc. Similarmente, las niñitas estaban libres de autocrítica y por lo tanto no necesitaban aprender,

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modificar, etc. El automatismo del anciano y la espontaneidad de las niñitas servían a similares propósitos. El jactancioso pueblerino está siempre aprendiendo, modificando, y mejorando su comportamiento, porque cada ocasión para lucirse es algo nuevo. De cualquier manera, entrénelo como sujeto hipnótico y entonces se apoya sobre esquemas básicos ya aprendidos y la limitación hipnótica de su conciencia resulta en el mismo tipo de actuación del anciano, modificada sólo por los esquemas antiguos establecidos. Concerniente al significado probablemente regresivo del movimiento unitario, creo que eso es probablemente correcto. El bebé mueve su brazo entero en vez de su mano porque no diferencia entre un movimiento específico y un movimiento masivo, entre su mano como un objeto específico y su cuerpo como un objeto masivo. En el estado de trance hay una pérdida de diferenciación comparable, probablemente por la marcada pérdida y restricción de conciencia de todas las cosas, incluyendo el cuerpo. Los objetos dejan de ser diferenciados hasta que se les dirige la atención. Por ejemplo, cuando a BE (Betty Erickson) se le dice que mire sus uñas o su mano, toda su atención se centra alrededor de ellos y se destacan

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tan grandes como para llenar completamente la esfera de conciencia. Entonces, cuando se le dice que mueva su mano, porque manda toda su conciencia y su movimiento es lo único para hacer, hace una respuesta total. Experimentalmente, he descubierto que cuanto más simple es la respuesta deseada, más grande es el movimiento masivo o movimiento unitario, pero que la construcción cuidadosa de una conciencia de la mano, del antebrazo, del brazo, y del hombro disminuirá mucho el movimiento unitario. Quizás el siguiente experimento arroje alguna luz. Una valija vacía de apariencia idéntica es secretamente cambiada por una cargada pesadamente recién dejada por el sujeto. Cuando el sujeto nuevamente levanta la supuestamente pesada valija la sobreactuación consiguiente se considera una buena broma. Bajo las mismas circunstancias, el sujeto profundamente hipnotizado levanta la supuestamente pesada valija en casi la misma manera que lo haría con una valija pesada. Aparentemente levantar nuevamente la valija no es levantar una valija recordada pesada con la consiguiente disposición muscular, sino es simplemente levantar una valija sin tener otro significado, y por lo tanto hace una respuesta masiva que no incluye esquemas diferenciados de disposición muscular y equilibrio.

Ed. por Zeig y Geary

En lo que concierne a la pertinencia de este ejemplo, tengo dudas, pero quizás tenga alguna. De todas formas, tiene un interés y significado que usted es capaz de aplicar. He revisado la grabación pero no he encontrado cambios para hacer. Ese movimiento rítmico de la pierna de BE respondía a la pulsación arterial. También, usted no tuvo mucha oportunidad de ver técnicas hipnóticas, ya que BE está tan bien entrenada que son innecesarias. Espero que esta carta sea de alguna ayuda.

Sinceramente, Milton H. Erickson, M. D.

Traducción: Dr. Alberto O. Bottini

RAPPORT

-HIPNOSIS de MILTON H. ERICKSON Revista del Instituto Milton H. Erickson de Buenos Aires Nº 46 - Marzo de 2005 I.S.S.N. 0327-3792

RAPPORT - HIPNOSIS DE MILTON H. ERICKSON es una publicación del INSTITUTO MILTON H. ERICKSON DE BUENOS AIRES Filial (1986) The Milthon H. Erickson Foundation, Inc. Phoenix - AZ, USA

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e-mail: [email protected] www.hipnosisericksoniana.turincon.com Supervisor Internacional: Jeffrey K. Zeig, Ph. D., Phoenix, AZ, U.S.A. Directores: Lic. Edgar A. Etkin, Psicólogo Lic. Sylvia Etkin, Psicóloga Dr. Alberto O. Bottini, Médico - Lic. Claudia A. Etkin, Psicopedagoga y Psicóloga - Lic. Sergio Etkin, Lingüista * TRATAMIENTOS CLINICOS: Individuales, Parejas, Familia. * TRATAMIENTOS PSICOPEDAGOGICOS Y CLINICOS: Niños y Adolescentes. Aprendizajes. Conductas, Familia. Cursos para Docentes. Orientación a padres. Directora: Lic. Claudia Etkin * CURSOS DE POSGRADO: Hipnosis e Hipnoterapia ericksoniana. Teoría y Práctica, con videotapes de Milton H. Erickson M.D. Individual y grupal. * Edición de la Revista RAPPORT -Hipnosis de Milton H. Erickson* Seminarios en el interior del país y en el exterior.

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Revista del Instituto Milton H. Erickson de Buenos Aires (Argentina)

Marzo 2005

Año XV Nº 46

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