Raúl Melendez - verdad sin fundamentos

March 24, 2017 | Author: Daniel Echeverri | Category: N/A
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Verdad sin fundamentos

P R E M IO S N A C IO N A L E S DE CULTURA

Filosofia

Raúl Meléndez Acuña

Verdad sin fundamentos Una indagación acerca dei concepto de verdad a la luz de la filosofìa de Wittgenstein

Ministerio de Cultura

R e p ú b l ic a d e C o l o m b ia

Presidente de la República Ernesto Samper Pizano M in ist e r io d e C u l t u r a

Ministro de Cultura Ramiro Osorio Fonseca

Viceministro de Cultura Miguel Durán Guzmán

Secretaria General de Cultura Pilar Ordóñez Méndez

Coordinadora de los Premios Nacionales de Cultura Miriam Vergara

©

Raúl Melendez Acuña Ministerio de Cultura Primera edición: abril de 1998 ISBN ,9 5 8 -8 0 5 2 - 1 1 - 4

Todos los derechos reservados. Prohibida su reproducción total o parcial por cualquier medio sin permiso del editor. Diseño de cubierta: Hugo Avila Leal Fotografía de cubierta: Hideki Kuuiajima / Photonica Edición, diseño y armada electrónica: De Narváez e’ Jursich Impresión y encuadernación: Panamericana Formas e Impresos S^4. Impreso y hecho en Colombia

A mi papá y a mi mamá

Presentación

Desde los comienzos de la reflexión filosófica, la teoría del cono­ cimiento en general y el problema de la verdad en particular, han predominado en forma tal que para muchos la filosofía se identifica casi exclusivamente con la epistemología. Durante los siglos diecisiete y dieciocho, la prioridad concedida a esta línea de investigación en los sistemas de pensamiento llega al punto de desplanar otros intereses filosóficos o, al menos, subordinarlos a esta preocupación central. Si bien ahora, cuando nos aproximamos a l fin a l de este mi­ lenio, el panorama parece haberse modificado sustancialmente, el problema de la verdad, sus criterios y fundamentos, se ha preservado como núcleo esencial de buena parte de las indagaciones filosóficas, especialmente de aquellas que giran en torno a la lógica y a l a cien­ cia. Cuando no se trata del tema que se desea desarrollar, este con­ junto de problemas mantiene, sin embargo, lo que podríamos llamar una prioridad negativa, en la medida en que se constituye como ob­ jeto primordial de la crítica o como aquello en contra de lo cual se elaboran nuevas propuestas teóricas. Los esfuerzos por desalojar la epistemología de su lugar privilegia­ do han llevado, en muchas ocasiones, a suscribir diferentes variantes del irraáonalismo. En efecto, para algunos autores, la solución cotia m tiría en abandonar el discurso racional y las herramientas argumni tativasy sustituirlos por la intuición y el sentimiento. Otros nmsidtrun

que es preciso orientar el quehacerfilosófico hacia otros ámbitos y dar prioridad a la estética o a la ética. En el libro que el Ministerio de Cultura ha seleccionado, acer­ tadamente, como el mejor trabajo presentado en filosofía para el año de 1997, Raúl Meléndez trata precisamente el problema de la ver­ dad. E l autor elegido para la indagación sobre estas cuestiones, Wittgenstein, resulta de especial interés en este caso. En su primer (y único) libro publicado, Tractatus Logico-Philosophicus, Witt­ genstein adopta una teoría de la verdad como correspondencia que podría insertarse sin dificultad dentro de las posiciones filosóficas clásicas, y que parece constituirse en una variante, si bien original y enigmática, de las tesis adelantadas por Russell y Frege. A la presen­ tación de la teoría especular del lenguaje, tal como se presenta en el Tractatus, está dedicado el primer capítulo de este libro. Allí se expo­ nen, de una manera especialmente clara y concisa, los aspectos esen­ ciales de la primera teoría wittgensteiniana: lospresupuestos ontológicos del atomismo, la teoría figurativa del lenguaje y la distinción entre decir y mostrar. E l propósito de este capítulo parece ser el de identifi­ car aquellos rasgos peculiares que distinguen esta posición de otras tesis análogas acerca de la verdad como correspondencia. Si bien es evidente, como lo señala Meléndez en varias ocasiones, la deuda que a este respecto tiene Wittgenstein con Russell, resulta claro también que, en lo referente a consideraciones epistemológicas más generales, Wittgenstein es más fiel a Frege que a Russell. E l Tractatus, de ma­ nera paradigmática, aplica la idea fregeana de que el problema del conocimiento se resuelve en sus componentes lógicos y ontológicos; de lo demás, en sentido estricto, puede prescindirse, por pertenecer más bien a investigaciones de carácter psicológico. L a segunda parte del libro se ocupa de determinar qué tipo de teoría de la verdad podría corresponder a los escritos del llamado se­ gundo Wittgenstein, esto es, a aquellos textos posteriores a l Trac-

liilm en los que modifica radicalmente sus posiciones iniciales. Para una mejor comprensión del problema, Meléndez toma como punto de partida la ruptura que el propio Wittgenstein establece con su pen­ samiento anterior. Considera luego una serie de interpretacionesposibles de la verdad en la segunda etapa de la reflexión wittgensteiniana, tentrándose en la relación entre lenguaje y realidad que se desprende de su obra posterior. El último capítulo merece especial atención. En primer lugar, porque el carácter asistemático de los escritos correspondientes al se­ gundo período de Wittgenstein presenta una serie de dificultades es­ peciales para quien intenta delimitar con claridad sus ideas respecto a un tema determinado. En segundo lugar, porque se aprecia un ma­ yor distanciamiento respecto a los textos, que permite a Meléndez in­ troducir y analizar alternativas teóricas que enriquecen la discusión de las posiciones de Wittgenstein. En virtud de la perspectiva adopta­ da - la relación entre lenguaje y realidad- se establece una unidad temática con el primer capítulo que comunica una gran coherencia a la argumentación. A la vez, sin embargo, se pone en evidencia la enor­ me distancia teórica que media entre los primeros y los últimos escri­ tos del autor estudiado: mientras que el Tractatus permanece atado a los métodos del análisis lógico, en textos como Sobre la certeza, donde se recogen algunas de sus últimas reflexiones, Wittgenstein propone una concepción por completo diferente del quehacerfilosófico que hace posible formular de una manera inédita el problema de la verdad y muchos otros de los problemas clásicos de la filosofía. En lo que concierne a la verdad', se evita simultáneamente el irracionalismo y el primado de la razón; las estrategias conceptuales que le permiten a Wittgenstein lograr este equilibro conforman parte sustancial de este último capítulo. Dada la complejidad de los problemas de que se ocupa y las pe­ culiares dificultades que ofrecen al lector los textos de Wittgenstein,

sorprende la claridad y sencillez con que son presentados. Sin aban­ donar un punto de vista analítico y argumentativo, Meléndez consi­ gue despertar un auténtico interés por los temas tratados. Su ingenio e imaginación para ilustrar los puntos pertinentes, acompañado de un estilo directo y sobrio, contribuyen a una lectura a la vez amena y agradable. Aun cuando quizás se pueda echar de menos una actitud más críticafrente a los planteamientos de Wittgenstein y una elaboración más detallada de la relación entre el problema de la verdad y el aná­ lisis que ofrece del conocimiento científico, en especial del matemático, que ofrece también dicho autor, la multiplicidad de aspectos invo­ lucrados hubiera exigido una extensión mucho mayor y le habría restado unidad a l texto. Para quienes hemos dedicado a la enseñanza de la filosofía va­ rios años de la vida, es motivo de orgullo constatar, en trabajos co­ mo el que aparece a continuación, el nivel académico alcanzado. El adecuado manejo de las herramientas conceptuales, inscrito dentro de una acertada visión de conjunto del tema en general, hace de este li­ bro un verdadero aporte a la reducida comunidad de quienes nos dedicamos a las actividades intelectuales. Satisfactorio también es constatar que ha sido objeto de merecido reconocimiento y que de se­ guro conseguirá interesar a otras personas en estos problemas. Magdalena Holguín

Agradecimientos

A mi familia, a la Tripita, a Oriana y a mis amigos, sin cuyo amor y afecto no podría emprender nada; ellos son co­ mo mis fundamentos (pues si la verdad no necesita de funda­ mentos, yo sí). Al profesorjaime Ramos por haber despertado en sus muy enriquecedoras clases mi interés por la filosofía de Wittgenstein y por la valiosísima ayuda que me dio como director de esta tesis. A Magdalena Holguín, quien me ayudó muchas veces, de la manera más paciente y amable, a buscar la salida de la botella cazamoscas dentro de la cual yo quedaba frecuente­ mente atrapado en mis torpes intentos por interpretar el pen­ samiento de Wittgenstein, que ella conoce tan profundamen­ te. A los profesores, compañeros y alumnos que me han acompañadado en mis primeros pasos en el estudio de la filo­ sofía.

¿Cuál es la verdad? ¿El río que fluye y pasa donde el barco y el barquero son también ondas del agua? ¿O este soñar del marino siempre con ribera y ancla? Antonio Machado, Proverbios y cantares

A

b r e v i a t u r a s p a r a i .a s o b r a s d e

W

i t t g e n s t e in c it a d a s

(Ver la información bibliográfica completa alfinal, bajo el título “Bibliografía ”)

Tagebücher 1 9 1 4 - 1 9 1 6 tlp Tractatus Logico-Philosophien pb Philosophische Bemerkungen CAM Cuadernos azul y marrón if Investigaciones filosóficas o f m Observaciones sobre los fundamentos de la matemática gf Gramática filosófica z Zettel se Sobre la certeza bpp Bemerkungen über die Philosophie der Psychologie vB Vermischte Bemerkungen tb

Introducción general

El trabajo enjilosojta es - como lo es también en gran parte el trabajo en la arquitecturaen gran medida el trabajo en uno mismo. En la propia comprensión. En la manera de ver las cosas. (Y en lo que uno exige de ellas). Wittgenstein Observaciones (1931)

t.n la denominada “filosofía tardía” de Wittgenstein el tema de la de verdad no ocupa el lugar central que ocupan otros temas, tales como la relación entre significado y uso, la aplicación de reglas, la gramática y su relación con lo real, la certeza, la con­ cepción de la filosofía como actividad descriptiva y terapéutica. Sin embargo, sus reflexiones filosóficas en tomo a estos otros temas son muy relevantes y ricas en consecuencias para el tema de la verdad. Esto nos ha motivado a plantear los interrogan­ tes principales que se abordarán en este trabajo y que tratare­ mos de resolver en su último capítulo: ¿Qué implicaciones tienen para el concepto de verdad los puntos de vista básicos que Wittgenstein desarrolla acerca de los temas arriba mencio­ nados? ¿Qué concepción de la verdad es compatible y está en consonancia con tales puntos de vista? Nuestro propósito central es llevar a cabo una indagación acerca de la noción de verdad a la luz del pensamiento filosó­ fico tardío de Wittgenstein, la cual nos permita adoptar una

posición crítica frente a ciertas perspectivas desde las cuales se pretende construir una teoría o una explicación general de dicha noción, que la haga descansar sobre un pretendido fun­ damento último e inconmovible. A lo largo de este trabajo haremos reiterado énfasis en que nuestras aplicaciones del con­ cepto de verdad son relativas al contexto en que se realizan y no requieren de una fundamentación absoluta. No obstante, esto no tiene por qué conducimos a una postura escéptica. Los puntos de vista que defenderemos acerca de una noción de verdad sin fundamentos no deben ser ubicados en ninguno de los dos cuernos del falso y viejo dilema entre fundamentalismo epistemológico y escepticismo. Si bien nos proponemos centrar nuestro interés en el pen­ samiento del Wittgenstein de los últimos años, hemos querido comenzar este trabajo con unas consideraciones preliminares acerca de la concepción de la verdad como correspondencia que se formula en el Tractatus Logico-Philosophicits. Para justifi­ car la inclusión de esta discusión preliminar sobre la noción de verdad en el Tractatus, recurramos a las palabras que escri­ bió el propio Wittgenstein en el prólogo de sus Investigaciones filosóficas. Hace cuatro años tuve ocasion de volver a leer mi primer libro [Tractatus Logico-Philosophicus] y de explicar sus pensa­ mientos. Entonces me pareció de repente que debía publi­ car juntos esos viejos pensamientos y los nuevos: que éstos solo podían recibir su correcta iluminación con el contraste y sobre el trasfondo de mi viejo modo de pensar1.

Nos hemos tomado, pues, muy en serio estas palabras y |>or ello hemos querido exponer, en el primer capítulo, algu­ nos de las ideas fundamentales del Tractatus {las más estrecha­ mente vinculadas a la noción de verdad), con el fin de lograr luego una más clara comprensión de los nuevos puntos de vis­ ta de Wittgenstein, los cuales surgen en buena medida como reacción y crítica contra sus antiguas ideas. Trataremos de mostrar cómo estas ideas fundamentales de su primer libro están influidas de manera determinante por cierta imagen de la relación entre lenguaje y realidad, a saber, la imagen del lenguaje como un gran espejo cuya función esen­ cial consiste en reflejar o representar lo real. De acuerdo con es­ ta imagen, la verdad de una proposición puede entenderse en términos de la relación de concordancia que ella debe guar­ dar con la realidad, más precisamente con los estados de co­ sas, que pretende reflejar o figurar. En este primer capítulo nuestros esfuerzos estarán encaminados principalmente a exa­ minar las concepciones básicas de Wittgenstein sobre las que se apoya la versión de la verdad como correspondencia que defiende en el Tractatus. la ontología atomista, la teoría pictó­ rica del significado y la postulación de un isomorfismo lógico entre lenguaje y realidad2.

2

lenguaje fáctico cuyos límites se trazan en el

trar. A

describir en Tractatus, sino sólo mos­

Isom orfism o que, valga anticiparlo, no se puede

esta distinción entre decir y m ostrar W ittgenstein le atribuyó

una gran im portancia: “The main point is the theory of what can be expressed

[gesagt] by

props - i .e . by lan g u ag e- (and which com es to

the sam e, what can be thought) and what ca.n n ot be exp ressed by props, but only shown

(ge&tg¿)\ which, I believe is the cardinal problem

of philosophy” (en una carta a Russell con fecha del 19 de agosto de

el

La primera parte del segundo capítulo estará dedicada a mostrar cómo Wittgenstein critica y abandona la imagen del lenguaje como espejo y los supuestos sobre los que había hecho descansar su versión de la verdad como correspondencia. Una de las razones que llevaría al abandono de esta imagen es que ella conduce a una caracterización demasiado unilateral del lenguaje, según la cual su función única y esencial sería reflejar lo real. En lugar de ceder a la tentación de buscar la función esencial del lenguaje que permita dar una explicación general, pero cuestionable, de lo verdadero como copia pictórica fiel de los hechos, Wittgenstein se esfuerza ahora por disipar las confu­ siones a las que lo condujo la perspectiva unilateral e ideali­ zante (el “prejuicio de pureza cristalina”, para emplear una expresión suya) que lo había tenido cautivo cuando escribió su primera obra. Con el fin de librarse de tal perspectiva y de las confusiones que engendró, Wittgenstein busca lograr una visión panorámica (Übersickt} de la diversidad de funciones que cum­ ple el lenguaje, de los variados usos que le damos a sus expre­ siones en diferentes contextos. En las dos partes restantes del segundo capítulo se examinará esta nueva perspectiva de Witt­ genstein sobre el lenguaje. Nuestro interés se enfocará en aclarar el papel central que juegan en ella las nociones de significado, uso y aplicación de reglas, ya que estas últimas resultan particu­ larmente pertinentes para nuestra ulterior discusión sobre el concepto de verdad (capítulo tres). En la nueva perspectiva el lenguaje adquiere autonomía frente a lo real y ya no es simplemente un espejo que debe ajus­ tarse a la realidad para poder reflejarla bien. El sentido de las 1919, citada en R ay Monk,

Ludwig Wittgenstein: The Duty o f Genius,

Penguin Books, 1991, p. 164).

proposiciones del lenguaje ya no se deriva de los estados de
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