"LOS ORÍGENES SOCIALES DE LA DICTADURA Y LA DEMOCRACIA" RESUMEN CAPITULO 4

October 7, 2017 | Author: Lady in Red | Category: Agriculture, Democracy, Politics, Caste, United Kingdom
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Descripción: Resumen del Capítulo IV: La India y el precio del cambio pacífico del libro de BARRINGTON MOORE: LOS ORÍGEN...

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BARRINGTON MOORE: LOS ORÍGENES SOCIALES DE LA DICTADURA Y LA DEMOCRACIA Barcelona, Península, 1973 A diferencia del texto de Blackbourn y Elley, el texto de Barrington Moore suscribe al etnocentrismo y es claramente anglófilo. Se pregunta por qué en la India no se desarrolló el capitalismo y la democracia política a la manera europea. Entre todas las respuestas que da, no se le ocurre que, simplemente, la India NO es Europa. Esta idea no se le ocurre porque suscribe al paradigma del desarrollo por una única vía, la occidental. Cree en un desarrollo lineal de la historia, que puede establecer leyes. En definitiva, lo que quiere demostrar es que si la India no fue Europa, fue por su exclusiva responsabilidad, y no por culpa de la ocupación británica. Si bien ésta pudo tener consecuencias negativas, las características intrínsecas de la sociedad india eran contrarias al progreso. Este texto se puede poner en parangón con el de Ulrich Menzel respecto de las teorías sobre el “Tercer Mundo”; así, desde su óptica, la perspectiva de Barrington Moore podría encuadrarse dentro del “campo burgués”, según el cual la modernización es un proceso Capítulo IV: La India y el precio del cambio pacífico Relevancia de la experiencia india → constituye una historia instructiva para la historia de la democracia, por ser muy diferente a la de la Europa occidental y la de los EE.UU. → habiendo sido muy poderosos en la India los obstaculos a la modernización, muestra los factores que permitieron a otros países superarlos. PERO: No se trata de una historia acabada → “Sólo el futuro dirá si es posible o no modernizar la sociedad india extendiendo las libertades democráticas” La India pertenece a dos mundos: 1) económicamente → continúa en la era preindustrial ↓ ↓ no hubo ni una revolución →industrial (ni capitalista ni comunista) → burguesa → conservadora desde arriba → campesina 2) políticamente → sí pertenece al mundo moderno → desde la independencia rige un sistema parlamentario, un sistema judicial autónomo y las libertades liberales básicas: elecciones libres, control civil sobre los militares, jefes de estado con poderes restringidos. EL OBJETIVO DE ESTE CAPÍTULO ES EXPLICAR POR QUÉ EL ADVENIMIENTO DEL MUNDO MODERNO NO LLEVÓ EN LA INDIA A CATACLISMOS POLÍTICOS O ECONÓMICOS. Descripción, a grandes rasgos, del proceso histórico en la India según Barrington Moore En la época de la reina Isabel I de Inglaterra, los conquistadores islámicos de la dinastía mogol habían establecido un imperio cercano al “despotismo oriental”; hoy diríamos “burocracia agraria”, un sistema político desfavorable a la democracia política y al desarrollo de las clases mercantiles. Entonces, obstáculos a la modernización existían en la India antes de la llegada de los ingleses: por ejemplo, el sistema de castas, que volvía superfluo al gobierno central frente a la comunidad aldeana. Este sistema, que regía a la sociedad campesina, y al impedir toda actividad social, fue la responsable de la ausencia de rebeliones masivas. De esta manera, frente a la ausencia de un impulso fuerte hacia un cambio cualitativo, el sistema mogol se vino abajo por contradicciones internas, por la propia dinámica de explotación del régimen de agricultura tributaria. Este colapso dio a los europeos la oportunidad de establecer amplias bases territoriales en el siglo XVIII. PERO La conquista británica trajo sus propios obstáculos a la modernización: • Introducción de otros sistemas de tributación y de posesión de la tierra que disiparon el excedente • Introducción de tejidos que perjudicaron a las castas artesanas • Introducción de la cultura científica occidental, vista como amenaza a los privilegios tradicionales

Estos cambios tuvieron como respuesta el motín de 1857 para expulsar a los colonizadores, que fracasó. Este fracaso volvió inviable la solución japonesa al atraso, según la cual, el gobierno por un nuevo sector de la élite nativa, se valió del excedente agrícola para promover el desarrollo industrial; por el contrario, en la India el conquistador, el terrateniente y el prestamista extranjero fueron los que absorbieron y disiparon el excedente, lo que explica el estancamiento económico a lo largo del tiempo. En el caso e la democracia política, ésta se explica por el hecho de que la presencia británica impidió la coalición reaccionaria entre las elites rurales y una burguesía débil; además, cuando se desarrolló el movimiento nacionalista, éste no tuvo una forma revolucionaria, debido a la doctrina de Mahatma Gandhi, quien proporcionó un vínculo importante entre gandes sectores de la burguesía y el campesinado. El producto de tales fuerzas fue la democracia política, pero una democracia que no hizo mucho para modernizar la estructura social de la India; por ello el hambre es un problema aún no resuelto. Descripción detallada, por etapas, del proceso 1) Durante el dominio mogol (que según Barrington Moore representó un obstáculo a la democracia, porque) Los rasgos básicos del régimen indio tradicional eran un soberano que mandaba un ejército que sostenía al trono, y un campesinado que sostenía los gastos de ambos. Para comprender bien a la sociedad india, se debe añadir la noción de casta→ organización de los individuos en grupos hereditarios y endogámicos que desempeñan el mismo tipo de función social a lo largo de toda su vida (sacerdote, campesino, artesano, guerrero), de modo que la sociedad queda dividida en compartimentos estancos y jerarquizados. Este orden está sancionado religiosamente. Las castas organizaban la vida de la comunidad aldeana, la célula básica de la sociedad india. El sistema de castas es privativo de la India, por ello resulta tan tentador utilizarlo para explicar cualquier rasgo distintivo de la sociedad india; el autor advierte que quiere evitar caer en eso. Su argumento en definitiva, es que la casta no fue tan culpable del atraso económico, pero sí del político: el máximo instrumento para imponer los reglamentos de casta eran los consejos de casta, compuestos por unos pocos dirigentes pertenecientes a cada casta de cada una de las aldeas. El consejo controla la conducta de los miembros de su propia casta. En el caso de las castas inferiores, estas se disciplinan por sí solas, deben aprender a aceptar el sitio que les corresponde en el orden social. Si lo cumplían, en la próxima vida podían ascender de casta. La pena por los quebrantamientos de la disciplina de castas era el boicot, la privación de los lazos de la comunidad aldeana. En una sociedad donde el individuo depende de la cooperación, era una pena terrible. Para Barrington Moore, el hecho de que la casta sirviese para organizar una gama tan amplia de actividades humanas tuvo importantes consecuencias políticas: como sistema que ordena eficazmente la vida en un marco local, la casta implica indiferencia hacia la política nacional; el gobierno no hace falta para guardar el orden. De esta manera, el sistema resaltaba los deberes del individuo respecto de la casta, y no sus derechos individuales respecto de la sociedad. Entonces, la casta, como organizadora del trabajo en el campo, fue una causa del mal cultivo, aunque no la única. En todo caso, la casta, en tanto que organización de la autoridad local, dificultó mucho más la unidad política. El carácter de las clases altas e instituciones políticas ha sugerido algunas de las razones porque no se dio en la India el tipo de movimiento económico y político hacia el capitalismo y la democracia política que ciertos países de Europa desarrollaron entre los siglos XVII y XVIII: en este sistema social no existía ninguna forma de herencia; cada generación tenía que volver a empezar (a la muerte de un oficial, sus bienes se revertían al tesoro). Esta imposibilidad transmitir la herencia por testamento estimuló el lujo: el signo de la época fue gastar, no acumular. Este uso del excedente limitó las posibilidades del tipo de desarrollo económico que habría desmantelado el orden agrario estableciendo una nueva forma de sociedad. Las prácticas agrícolas indias aparecen descuidadas y antieconómicas; la tecnología parece haber permanecido estacionaria. Si nos atenemos al carácter del sistema tributario indio, veremos que, al igual que en Japón, para las clases dirigentes de la India el campesino era un productor de rentas. Pero mientras que la contribución japonesa consistía en un gravamen fijo sobre la tierra, la india lo establecía en función de la producción; de manera que mientras más cosechaba el campesino, más tenía que entregar al recaudador. Los emperadores mogoles gobernaron y recaudaron impuestos a través de autoridades nativas: los zamindars, quienes constituían una especie de aristocracias locales. De manera que el imperio se componía de “despotismos locales” que variaban mucho en el grado de independencia, si bien todos suministraban rentas a las arcas reales. El principal defecto del régimen mogol: los campesinos estaban onerosamente gravados y mantenidos bajo una disciplina tan estricta que huían a territorios fuera de la jurisdicción mogol. Al hacerse la burocracia mogol más opresiva y corrompida, las rebeliones aumentaron. En grandes áreas, los campesinos se negaron a pagar rentas, tomaron las armas y se entregaron al pillaje. A mediados del siglo XVIII, la hegemonía burocrática mogol se había deshecho en un sistema de pequeños reinos en

guerra entre sí. Esta fue la situación con la que se encontraron los británicos al momento de su intervención. De lo expuesto se deduce que la dinámica del sistema mogol era desfavorable al desarrollo de la democracia política y del progreso económico según el patrón occidental. No hubo una aristocracia rural que lograse alcanzar independencia y privilegios contra el monarca sin desintegrar la unidad política: su “su independencia”, más bien, trajo la anarquía. DE MANERA QUE TODOS ESTOS RASGOS NEGATIVOS, QUE PODRÍAN SER LA CONSECUENCIA DE DISTORSIONES INTRODUCIDAS EN LA SOCIEDAD HINDÚ POR LA POLÍTICA BRITÁNICA, DICHAS DISTORSIONES SE HARÍAN SIEMPRE A PARTIR DE RASGOS YA PRESENTES EN LA SOCIEDAD INDIA, LOS CUALES SON LOS RESPONSABLES DE LA MISERIA DEL PAÍS. 2) La presencia inglesa La sociedad británica cambió entre el reinado de Isabel I y el siglo XX, por lo que no se la puede considerar como un bloque homogéneo. A su llegada a la India, el imperio mogol estaba en plena decadencia; los ingleses lucharon por la hegemonía con los franceses y portugueses. Al ir extendiendo su base territorial, los ingleses se fueron adjudicando los ingresos de los soberanos vencidos, forzando a los indios a pagar su propia conquista. Pero a medida que adquirieron mayores responsabilidades territoriales, pasaron de ser “piratas” a convertirse en pacíficos gobernantes. Así, la adquisición de responsabilidad territorial fue la clave del proceso de evolución por el cual los conquistadores se organizaron en una burocracia. De esta manera, desde fines del siglo XVIII, la antigua pretensión de hacer fortuna lo más rápidamente posible para luego volver a Inglaterra, disminuyó entre la mayoría de los funcionarios británicos. Ahora, su interés radicaba en lograr disponer de una fuente de ingresos que sustentara su gobierno, pero sin producir malestar en una dosis peligrosa; de manera que si querían permanecer en el poder, debían contar con medios para hacer esa permanencia viable: debían recaudar impuestos. En este contexto, los settlements fueron el punto de partida de un proceso evolutivo rural, por el que la imposición de un orden público y de derechos de propiedad intensificó el problema de la posesión “parasítica” de la tierra: cimentaron un sistema político-económico en el que el extranjero, el terrateniente y el prestamista se llevaron el excedente económico del campesinado sin invertirlo en el desarrollo industrial, lo que impidió entrar en la era moderna por la vía del Japón. El otro elemento fue producto de la revolución industrial inglesa: los tejidos que, entre 1814 y 1830 inundaron el campo indio y destruyeron a las artesanías nativas. Los más perjudicados fueron los tejedores urbanos que producían géneros de gran calidad, también algunas aldeas que se habían especializado en la producción de tejidos para el mercado (ejemplo, Madrás). Los dos elementos, las contribuciones y el tejido ayudan a comprender el Motín de 1857, el cual muestra cómo la intrusión del Occidente, con su apego al comercio y la industria, su actitud científica y seglar frente al mundo físico, y su tendencia a la competencia en contraposición a la condición heredada, representaba una amenaza mortal para la sociedad india, pues dichos rasgos eran incompatibles con una sociedad agraria organizada en torno a la casta y la religión. Otra de las causas importantes del odio hindú a los ingleses fue la introducción de nuevas pautas sexuales: la educación de las niñas (promovida por los misioneros) y la prohibición del sati (quemar viva a la viuda con el marido), las cuales socavaban las prerrogativas del varón, tan fuertes en la cultura hindú. En conjunto, entonces, la intrusión británica había acumulado bastante material inflamable como para producir una explosión. El Motín fue un intento de restablecer un statu quo idealizado, que supuestamente existía antes de la conquista; en este sentido fue claramente reaccionario. Su fracasó descartó la posibilidad de un desarrollo a la manera japonesa, porque en la India, el extranjero produjo una reacción reaccionaria; pero la India estaba demasiado dividida como para ponerse bajo el patrocinio de una aristocracia disidente con ayuda de los campesinos, como pasó en Japón. A mediados del siglo XIX, en la India, los aristócratas disidentes y los campesinos sólo podían cooperar en función de su apasionado odio a la modernización; el componente reaccionario por expulsar a los ingleses fue tan poderoso como para obstruir los esfuerzos subsiguientes por convertirse en una sociedad industrial. 3) La pax britannica (1857-1947) (o qué buenos eran los ingleses) Después de sofocar el Motín, los británicos pudieron imponer en la India casi un siglo de orden público. La autoridad británica descansó principalmente en las clases altas del campo (príncipes nativos y grandes hacendados); en las cortes de los príncipes más importantes había un consejero británico. Esta tendencia de apoyarse en los estratos altos del campo evitó el apoyo de la nueva burguesía india (clases mercantiles y profesionales), que se fue formando a lo largo del siglo XIX. Al separar las clases altas rurales de las nacientes y débiles urbanas, la presencia inglesa impidió que se constituyera una coalición reaccionaria, al modo de la alemana o japonesa; esto debe verse como una contribución decisiva al posterior establecimiento, en la India, de una democracia parlamentaria, porque, a la larga, la presencia británica llevó a la burguesía india a entenderse con los campesinos para adquirir una base masiva. Pero además de orden público, los ingleses introdujeron en la sociedad india los ferrocarriles y el riego. De manera que existían los principales requisitos previos para el desarrollo de la industria y de la agricultura comercial; pero así y todo, resultó un fracaso. El autor se pregunta “¿por qué?” y responde:

porque la pax britannica no hizo más que facilitar al prestamista y al terrateniente el excedente económico del campo, que, en el caso del Japón, se utilizó para pagar los costos de los primerios estadios de la industrialización. Después de todo, los ingleses, como conquistadores extranjeros, no iban a hacer en la India una revolución industrial. PERO ES ABSURDO ECHARLE TODA LA CULPA A LOS BRITÁNICOS: EL PARASITISMO ERA INHERENTE A LA ESTRUCTURA SOCIAL Y A LAS TRADICIONES DE LA INDIA; PARA BARRINGTON MOORE, LO QUE MEJOR EXPLICA EL ATRASO ECONÓMICO DE LA INDIA (MÁS QUE LA EXPLICACIÓN POR EL SISTEMA DE CASTAS, POR EJEMPLO), ES ESE PARTICULAR MÉTODO DE EXTRAER EL EXCEDENTE ECONÓMICO DEL CAMPO Y LA CONSIGUIENTE DESIDIA DEL ESTADO POR DIRIGIRLO 4) El movimiento nacionalista El cisma entre la élite rural (desde 1857, la máxima beneficiada con el dominio británico) y las clases comerciales (perjudicadas por ella) duró hasta la independencia, y tuvo efectos políticos muy importantes; como ya se ha dicho, en otros países una alianza entre ambas produjo una fase reaccionaria en el curso del desarrollo económico; en la India, la presencia británica impidió cualquier coalición de ese tipo, con lo que contribuyó al establecimiento de una democracia parlamentaria. Pero las clases comerciales se vincularon al campesinado a través del movimiento nacionalista. este vínculo paradójico entre el sector más avanzado de la población y el más atrasado, puede explicarse a partir de la doctrina de Gandhi. En 1885 se formó el Indian National Congress, el cual, hasta fines de la I Guerra Mundial, no era más que “una tímida asamblea anual de intelectuales angloparlantes”. Pero después de la guerra, y con la ascensión de Gandhi como figura dominante del movimiento nacionalista (1920), el Congreso dejó de ser un club de las clases altas y pasó a convertirse en una organización de masas. En 1921, los congresistas empezaron a trabajar al campesinado, a la manera del ruso Narodniki en la década de 1870. Desde entonces, y hasta su muerte, Gandhi sería el líder indiscutible de esa extraña amalgama entre intelectuales accidentalizados, comerciantes, industriales y labriegos, que constituía el movimiento nacionalista indio. Sus ideas directrices se mantuvieron firmes a lo largo de toda su vida. Su objetivo: la independencia (swarj); su método, la no cooperación no violenta (satyagraha, la resistencia pasiva). Su contenido económico-social, menos conocido queda expuesto en el Swadeshi: el retorno a un ayer idealizado: la comunidad aldeana india, depurada de algunos de sus rasgos más degradantes y represivos. De esta manera, el eje del programa de Gandhi fue la reivindicación de la India aldeana tradicional, porque era con los campesinos con quienes más armonizaba, y fueron quienes le respondieron con mayor entusiasmo. Como toda idealización retrógrada, la de Gandhi revestía caracteres anticapitalistas y antiurbanos; en 1922 rechazó la afirmación de que los ingleses habían aportado un gobierno según la ley, porque para él la ley sólo encubría una explotación brutal. COMO SEA, BARRINGTON MOORE NOS ILUMINA Y NOS DICE QUE, SI HAY ALGO CIERTO, ES QUE LA TECNOLOGÍA MODERNA LLEGÓ PARA QUEDARSE, Y SE DIFUNDIRÁ RÁPIDAMENTE POR EL RESTO DEL MUNDO. POR OTRA PARTE, SEA CUAL SEA LA FORMA QUE ADOPTE LA “SOCIEDAD JUSTA”, SI HA DE LLEGAR ALGÚN DÍA, NO SERÁ LA DE LA ALDEA AUTOSUFICIENTE SERVIDA POR EL ARTESANO LOCAL SIMBOLIZADA EN EL TORNO DE HILAR DE GANDHI. Sin embargo, no dejó de haber violencia, a pesar de la influencia de Gandhi y de lo mucho que quisieran minimizar los ingleses la magnitud del desorden durante su gobierno; en efecto, el campesino indio, a lo largo de los últimos doscientos años, no se ha comportado de una manera tan dócil como se creía. Lo que ocurre es que esta violencia no fue revolucionaria. Tal vez, la guerra religiosa (entre hindúes y musulmanes) sustituyó a la revolución; y si no fue así, al menos da cuenta de la extrema fragmentación de la sociedad india, lo que constituye un obstáculo para cualquier acción política efectiva, no sólo para el radicalismo revolucionario. 5)“La independencia y el precio del cambio pacífico” (!!!) [porque, para él, la solución está en la COERCIÓN, y punto] Cuando los británicos fueron expulsados en 1947, en la sociedad india estaba arraigado un círculo vicioso: el impulso hacia la industrialización era mínimo porque los recursos no se explotaban ni se acumulaban para construir plantas industriales. La agricultura estaba estancada porque la ciudad no estimulaba la productividad del campo; así, el campo no generaba recursos que pudiesen ser empleados en el desarrollo industrial. En cambio, el terrateniente y el prestamista derivaban su excedente para fines improductivos. Pero hablar de un “círculo vicioso” no implica que se trate de una situación irremediable; el autor advierte que la experiencia histórica de los países recientemente industrializados muestra que existe una política capaz de romper el círculo; en efecto, para el, la solución es muy simple: se trata de combinar incentivos económicos e iniciativa política para mover a los campesinos a incrementar la productividad, y luego tomar una parte del excedente así engendrado para construir una sociedad industrial. Pero detrás de esa vía hay un problema político: si ha surgido o no de la sociedad

una clase con la competencia necesaria para imponer los cambios: Inglaterra tuvo sus landlords, Rusia sus comunistas, el Japón sus aristócratas disidentes que se convirtieron en burócratas, pero la India carecía de algo parecido. Si bien los terratenientes tenían un carácter “parasítico”, a la vez había un gran número de terratenientes activos y enérgicos, que poseían tanto talento emprendedor como el capitalista protestante más arquetípico. De manera que el problema no fue ni la falta de espíritu emprendedor, ni la falta de recursos. El problema es de carácter político: radica en crear una situación propicia para encauzar ambos hacia fines productivos. El autor analiza entonces la escena política en la India al principio de su independencia, en 1947: la ocupación británica había creado un movimiento de oposición, el Partido del Congreso, compuesto por intelectuales como Nehru (simpatizantes con el socialismo), pero también hombres de negocios, periodistas, políticos y abogados con una amplia variedad de ideas, a lo que se suma una base campesina recientemente movilizada por Gandhi. La oposición común a los británicos los había acostumbrado a trabajar juntos; pero, una vez desaparecido el enemigo común, los conflictos salieron a la luz. Sin embargo, debido a la falta de un movimiento radical pujante entre los campesinos, y a lo reducido de la clase obrera industrial, los elementos conservadores no han tenido hasta ahora grandes problemas para resguardar a la India dentro de un curso moderado que no afectase sus intereses. El éxito de los conservadores puede explicarse a partir del conflicto en torno a la política económica que siguió a la independencia: con Patel a la cabeza, el mundo de los negocios atacó el sistema de control de precios sobre los comestibles; el gobierno debió afrontar una inflación creciente. En el debate sobre el control de los precios, Gandhi optó por su supresión; de manera que “el caudillo de las masas campesinas” apoyó a los conservadores. Gandhi murió en 1948; Patel, en 1950, quien compartía con Nehru el “duunvirato”. Este último consiguió imponerse como el líder del Partido del Congreso; por fin la India estaba dispuesta a avanzar. En 1951 fue el primer plan Quinquenal, seguido de un 2º y de un 3º; recién en el ’55 el gobierno se declaró por una sociedad socialista; sin embargo, para el autor es un error presentar el experimento indio como una forma de socialismo, porque, a pesar de haber tomado medidas como para alarmar a las clases poseedoras, en realidad se hizo poco: por ejemplo, después de la independencia, se arremetió contra los zamindars, el recaudador de contribuciones que mediaba entre el gobierno y el cultivador efectivo; sin embargo, hablar de abolición es una falacia, porque dependió de las condiciones locales; en varios lugares el estado no puso límites a la cantidad de tierra que podían detentar. Así y todo, los poderosos del campo están menos seguros que antes, el gobierno ya no los apoya tan firmemente como bajo el dominio inglés. Pero, en general, la política agraria tiene un carácter igualitario más en los discursos que en las prácticas. Lo mismo pasó con el Programa de Desarrollo de la Comunidad (1952), el cual se fundamentaba en dos ideas: 1) que los campesinos de la India querrán un progreso económico y lo sostendrán en cuanto se les muestre sus beneficios, y 2) que los cambios deben realizarse de manera democrática, tomando como parámetro las “necesidades sentidas” de los aldeanos. O sea que se daba por supuesta la existencia de una reserva de energía popular. El autor relaciones esta atmósfera, y el posterior desencanto, con la “ida hacia el pueblo” de los intelectuales rusos del siglo XIX. Por el contrario, lo hechos iban a demostrar que los campesinos se resisten a adoptar los nuevos métodos de cultivo propuestos por extranjeros, y que la persuasión democrática resulta un proceso terriblemente lento e ineficaz (!!!!). Barrington Moore encuentra la falla de todas estas iniciativas en que ningún programa de reforma agraria tomó ningún tipo de medidas destinadas a explotar el excedente agrícola para usarlo en el desarrollo económico; por el contrario, un economista indio concluyó que el gobierno indio había invertido en la agricultura más de lo que había obtenido de ella. Es decir: la falla radica en que no implementó LA solución (enunciada más arriba). Ello no quiere decir que el gobierno de Nehru debiera haber sometido al campesinado a un yugo estalinista (menos mal!!!!!); pero al dejar subsistir a las antiguas instituciones ocultándolas bajo un discurso reformista, permitió la continuación de las diferentes formas de desviar el excedente agrícola. En definitiva, el programa de Nehru fue un gran fracaso, sobre todo por no haber resuelto la tara más importante: la producción de alimentos, que sólo logró una mejora mediocre; la agricultura india sigue siendo una apuesta a las lluvias; la falta de éstas determina una mala cosecha, una catástrofe para millones de personas. En el siglo XX, ello es más un problema social y político antes que geográfico y material; en efecto, existen los recursos para paliar los efectos del clima: lo que falta es una revolución técnica y social. Las diferencias regionales Para comprender mejor la situación, es necesario ver el reflejo de esto en la comunidad aldeana, porque las medias nacionales ocultan hechos decisivos, como por ejemplo, que algunas zonas sí experimentaron un aumento productivo: es el caso de Madrás, donde se ha elevado el rendimiento del arroz. En efecto, si lo que se quiere es entender los obstáculos, es necesario determinar por qué en algunos lugares hubo aumento y en otros no. En el caso de Madrás, el aumento de la productividad proviene de LA INTRODUCCIÓN DEL CAPITALISMO, y no de una política gubernamental de favorecer al campesinado. Al contrario, de lo que se puede criticar al gobierno, es que el Programa de

Desarrollo de la Comunidad, sustentado en el supuesto de que el campesino indio adoptaría por motu propio la técnica, a raíz de sus “necesidades sentidas”, fue llevado a cabo por una burocracia desconocedora por completo de las condiciones locales. En los casos donde la tecnología era apropiada a las condiciones locales, los campesinos no tardaron en adoptarla; en ese caso, la innovación se abrió camino gracias a que la burocracia ofreció un servicio acorde a sus “necesidades sentidas”; pero ello no siempre resulta igual, debido, justamente, a que estas “necesidades sentidas” son producto de la situación social y de la educación propia de cada individuo. Ahora bien, si dejamos de lado la visión parcial y retomamos la de conjunto, la respuesta a la pregunta de por qué un estancamiento tan sostenido, es el fracaso de la economía de mercado en penetrar en el campo y poner en una nueva situación a los campesinos, quienes estarían en condiciones de responder con un fuerte aumento de la productividad, según los indicios existentes. CONCLUSIÓN Para un observador occidental, aun cuando la política agraria india haya producido pocos resultados, será evaluada positivamente, debido a que al menos no habrá caído en la brutalidad propia de la modernización comunista: “en aras de la democracia, es necesario sacrificar la velocidad”; el autor no concuerda con esta postura, debido a que en la india el hambre y las epidemias vuelven inviable una política de cambio lento, que producirá más sufrimiento. Es más, a la hora de criticar el Programa de Desarrollo, la falla que le adjudica radica en su contenido, pero no en que este haya sido impuesto desde arriba. En este sentido, concluye Moore, si “democracia” implica la oportunidad de tener un papel significativo en la determinación del propio destino, en la India no existe la democracia. NO HAY MÁS QUE UNA SOLA LÍNEA POLÍTICA REALMENTE PROMETEDORA: SI HAN DE PRODUCIRSE CAMBIOS, SIEMPRE SERÁ NECESARIO UN FUERTE ELEMENTO DE COERCIÓN; O BIEN UNA COERCIÓN DISFRAZADA A ESCALA MASIVA (COMO EN EL MODELO CAPITALISTA), O UNA COERCIÓN MÁS DIRECTA, CERCANA AL MODELO SOCIALISTA. LO TRÁGICO ES QUE SERÁN LOS POBRES –COMO SIEMPRE- LOS QUE CARGARÁN CON LOS COSTOS MÁS ALTOS DE LA MODERNIZACIÓN, YA SEA BAJO EL CAPITALISMO O EL SOCIALISMO; LA JUSTIFICACIÓN PARA IMPONÉRSELOS ES QUE, SI NO, ESTARÍAN CADA VEZ PEOR. (!!!!) (no comments)

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