QUISTE OVÁRICO MONOGRAFIA
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“Año de la Inversión para el Desarrollo Rural y l a Seguridad Alimentaria”
TEMA:
Quiste Ovárico
FACULTAD : Enfermería CURSO:
Enfermería Materno Infantil I
DOCENTE:
Lic. Enf. Zulema Gutiérrez.
CICLO:
VII
SECCIÓN:
A
ALUMNAS : Muchaypiña Suárez, Lourdes Lizeth. Orihuela Medina, Pamela Alexandra.
Universidad Nacional San Luis Gonzaga de Ica
Dedicamos este trabajo a Dios, por ser el ser Supremo que bendice nuestra existencia, a nuestra nación por brindarnos la facilidad de terminar la carrera de enfermería y a nuestros padres por su apoyo incondicional.
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Í n d i c e :
1. Introducción…………………………………………………………………………..4 Introducción…………………………………………………………………………..4 2. Capítulo 1……………………………………………………………………………..5 1……………………………………………………………………………..5 2.1 Definición……………………………………………………………………6 3. Capítulo 2………………………………………………………………………… 2………………………………………………………………………… ...10 3.1 Tipos de Quistes…………………………………………………………..11 4. Capítulo 3……………………………………………………………………………21 3……………………………………………………………………………21 4.1 Síntomas…………………………………………………………………...22 5. Capítulo 4……………………………………………………………………………24 4……………………………………………………………………………24 5.1 Diagnóstico…………………………………………………………………25 5.2 Tratamiento………………………………………………………………..26 6. Conclusión…………………………………………………………………………..28 Conclusión…………………………………………………………………………..28 7. Anexo………………………………………………………………………………..29 Anexo………………………………………………………………………………..29 8. Bibliografía…………………………………………………………………………..30 Bibliografía…………………………………………………………………………..30
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I n t r o d u c c i ó n Las tumoraciones funcionales del ovario son transformaciones quísticas de sus glándulas cíclicas (folículo y cuerpo amarillo) que se caracterizan por un crecimiento anatómico exagerado, anormal (hasta 6 a 10 cm.) y aumento de su actividad tanto en tiempo como en magnitud, produciendo las modificaciones correspondientes en el tracto genital igualmente acentuadas. La designación mixta, tumoración funcional, está compuesta de un término clínico tumoración (que quiere decir aumento de volumen) y otro fisiológico: funcional (que en este caso, por tratarse de glándulas quiere decir secretor). La causa es un trastorno hormonal que repercute sobre el ovario o que parte de éste mismo en su calidad de glándula de secreción interna; son las tumoraciones puras o esenciales pero pueden desarrollarse coincidiendo, o como complicación de un proceso inflamatorio crónico que incluye a los elementos de los anexos. Los trastornos menstruales ya revelan la disendocrinia (trastorno de las glándulas endocrinas) antes de ser descubiertos clínicamente en sus formas primarias regresivas, por un examen ginecológico accidental o por el accidente agudo doloroso. El tabaquismo es uno de los pocos factores de riesgo que han sido identificados para los quistes funcionales ováricos Las masas benignas en los anexos son frecuentes en el grupo de mujeres en edad reproductiva y son causadas por quistes fisiológicos o neoplasias benignas. El tratamiento de estas masas depende del cuadro clínico. Si la paciente presenta hemorragia, síntomas por rotura del quiste o dolor agudo indicativo de torsión ovárica, está indicada la intervención quirúrgica. La mayoría de estos quistes son funcionales por naturaleza y usualmente se resuelven sin tratamiento. La laparoscopia ha sido el procedimiento favorito por los cirujanos pediatras para el tratamiento de los quistes ováricos.
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1 .
D e f i n i c i ó n
Por definición, el quiste es una tumoración con contenido líquido en su interior. (En ocasiones puede
estar
mezclado
con
componentes
sólidos.) Los quistes pueden surgir en diversas partes del cuerpo y deberse a causas muy variadas. El quiste de ovario es uno de los que aparece con más frecuencia en las mujeres. No es extraño que en el ovario se presenten quistes. De hecho, muchísimas mujeres los tienen en algún momento de su vida. Los quistes pueden hacer su aparición a cualquier edad, incluso antes del nacimiento en el feto que se encuentra dentro del vientre de su madre. Dependiendo de una serie de factores como la edad de la paciente y las características que presenta el quiste, puede ser inofensivo o significar un peligro. Cada mes, en el ovario de la mujer que menstrua se produce el crecimiento de un quiste llamado folicular, que contiene al óvulo. Por estímulos hormonales, el quiste va creciendo hasta que a mediados de su ciclo menstrual se rompe para permitir la salida del óvulo, lo que se conoce como ovulación. Sin embargo, frecuentemente no se dan las condiciones adecuadas y el folículo no se rompe, sino que más bien se mantiene intacto y continua creciendo. Esto da lugar al tipo de quiste más común, que puede ser un quiste folicular persistente, un quiste de cuerpo lúteo, o, si tiene sangre en su interior, un quiste hemorrágico. Estos quistes usualmente no requieren tratamiento (al menos quirúrgico) sino solo observación ya que lo normal es que desaparezcan por si solos en uno o dos meses.
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Es por ello que la aparición de un quiste en una mujer que menstrúa, es mucho menos preocupante que la existencia de un quiste en una niña o en una paciente que está en la menopausia.
Observando el interior del cuerpo En general, cuando el médico detecta un quiste, la primera indicación es tomarse una ecografía, ya que este examen proporciona datos de mucho valor para decidir si hay que tratarlo y cómo hacerlo. En líneas generales la paciente puede esperar un mes antes de realizarse otra ecografía en caso de que: Se trate de un quiste simple, sin tabiques gruesos que lo dividan ni estructuras internas; se presenta en un solo lado; no sea mayor de 6 cm; aparezca en la edad reproductiva; no presente anormalidades adjuntas como ganglios o líquido en el abdomen y no produzca síntomas importantes como dolor y/o fiebre.
Si la siguiente ecografía demuestra que el quiste ha desaparecido o su tamaño se está reduciendo entonces se trataba de un “quiste funcional” y no requiere tratamiento.
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En caso de que hubiere aumentado su tamaño o no cumple los requisitos expuestos es muy probable que se requiera de un tratamiento quirúrgico. La cirugía será necesaria así se trate de un quiste funcional ya que estos pueden complicarse generando un cuadro de dolor muy fuerte, que en algunos casos puede confundirse con apendicitis.
Grandes y pesados Existen muchos tipos de quistes. Aparte de los funcionales otros muy frecuentes son los cistoadenomas y los dermoides. Estos últimos pueden presentar en su interior diversas estructuras como grasa, pelos, dientes, etc. En el caso de los cistoadenomas pueden tener en su interior líquido claro o secreción mucosa, generalmente son bilaterales y pueden crecer muchísimo si no se tratan a tiempo. Se han registrado quistes con 40 litros de líquido (equivalente a 40 kilos de peso). Estos tumores implican un cierto riesgo, ya que pueden ser (o Volverse) malignos. En ese caso el tratamiento y pronóstico de la paciente son más complicados
.
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La edad también cuenta Además
de
los
tipos
mencionados,
existen
los
llamados
quistes
endometriósicos. Muchas veces generan infertilidad en mujeres jóvenes ya que tienden a formarse una y otra vez a no ser que se extirpe todo el ovario. Un factor muy importante a tomar en cuenta en la cirugía del quiste de ovario es la edad de la paciente. En caso de una mujer joven en edad reproductiva el tratamiento debe ser mucho más conservador para que pueda tener hijos más adelante si así lo desea. En las mujeres maduras, en cambio, el tratamiento puede ser más agresivo. En otras palabras, en una mujer menopáusica no habría mucho problema en retirar la totalidad del ovario afectado, mientras en una mujer joven y sin hijos la tendencia al tratarla debe ser sacar únicamente el quiste dañando lo mínimo posible al ovario, y ser muy cuidadoso en la técnica operatoria para generar la menor cantidad de adherencias posibles, para que la paciente no tenga problemas posteriores de fertilidad.
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T i p o s
d e
Q u i s t e s :
Los quistes ováricos son muy comunes en las mujeres en edad de procrear. Una mujer puede desarrollar un quiste o muchos quistes. El tamaño de los quistes ováricos puede variar. Hay distintos tipos de quistes ováricos. La mayoría de ellos son benignos (no cancerosos). En raras ocasiones, algunos quistes pueden ser malignos (cancerosos). Por este motivo su proveedor de atención médica debe examinar todos los quistes.
2.1 Quistes Funcionales: El tipo más común de quiste ovárico se denomina quiste funcional porque se forma a causa de la ovulación, lo cual es una función normal. Todos los meses, un óvulo encapsulado dentro de un saco que se denomina folículo, se forma dentro de un ovario. El óvulo se libera del ovario a mediados del ciclo menstrual.
Hay dos tipos de quistes funcionales: Los quistes foliculares se forman cuando el folículo no se abre para liberar el óvulo.
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Los quistes del cuerpo lúteo se forman cuando el folículo que retuvo el óvulo se sella después de liberar el óvulo. Estos tipos de quistes generalmente causan síntomas leves o no producen síntomas. Generalmente desaparecen en 6 a 8 semanas.
2.1.1 Quistes foliculares Los quistes foliculares del ovario son las estructuras quísticas más comunes halladas en los ovarios normales. Estos quistes provienen de variaciones patológicas temporarias de un proceso fisiológico normal y no son neoplásicos. Los tumores son el resultado de la falta de eclosión de un folículo maduro dominante o de la insuficiencia de un folículo inmaduro para sufrir el proceso normal de atresia, sin reabsorción del líquido folicular. Como factor etiológico se ha postulado la liberación anormal de gonadotrofinas de la hipófisis anterior. Muchos quistes foliculares pierden la capacidad de producir estrógeno; en otros casos, las células de la granulosa siguen siendo productivas y segregando estrógenos en forma prolongada. Los quistes foliculares solitarios son comunes y pueden ocurrir durante todos los estadios del crecimiento, desde la vida fetal hasta la menopausia. Mediante la ecografía, pueden encontrarse en 68 % de los ovarios premenárquicos (usualmente tienen menos de 10 mm de diámetro). Los quistes tienen paredes delgadas, son uniloculares y su tamaño va desde algunos milímetros hasta 8 cm de diámetro, con un promedio de 2 cm. Los quistes foliculares están recubiertos por una capa interna de células de la granulosa y una capa externa de células de la teca interna. La mayoría de los quistes foliculares son asintomáticos y muchos son descubiertos en forma circunstancial. La pared delgada que rodea a la tumoración predispone a su ruptura, por ejemplo, durante el examen de la pelvis.
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Durante el examen clínico se puede detectar una masa ocupante pélvica o la paciente puede tener síntomas relacionados con la mayor síntesis de estrógenos, como la precocidad sexual,
los
trastornos
menstruales
o
la
hiperplasia del endometrio. Los quistes foliculares o del cuerpo lúteo con signos de ruptura o hemorragia intraperitoneal son menos frecuentes. Aunque habitualmente esta hemorragia no tiene significado clínico, a veces puede ser masivo y requerir la intervención quirúrgica. Esta complicación es más común en las pacientes con predisposición a las hemorragias, como las que están bajo tratamiento anticoagulante o sufren diátesis hemorrágica. Para el diagnóstico el ultrasonido y sus parámetros tienen una sensibilidad de 80 % y una especificidad del 93 %, lo que ha hecho que este examen sea el estándar de oro para el diagnóstico de masas ováricas. La ultrasonografía transvaginal ha demostrado ventaja considerable sobre la sonografía transabdominal convencional. Cuando se sospecha un quiste folicular, su manejo es conservador. Muchos de ellos se resuelven dentro de las 8 a 12 semanas de observación. El tratamiento de la paciente mediante ACO puede acelerar la resolución del quiste. Esta estrategia
también
se
aplica
a
salpingooforectomía unilateral para el tratamiento del cáncer de ovario y que desarrolla un quiste de ovario unilocular luego del tratamiento (Muram y col., 1990) y a la paciente posmenopáusica que tiene un quiste simple de 5 cm de tamaño (Auslender y col., 1996).
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la
paciente
joven
sometida
a
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2.1.2 Quistes del cuerpo lúteo Los quistes del cuerpo lúteo tienen menor incidencia que los foliculares. El cuerpo lúteo no es considerado un quiste del cuerpo lúteo a menos que su tamaño alcance los 3 cm de diámetro. El quiste es el resultado de la hemorragia intraquística que se produce como una parte normal del período de vascularización, 2 a 4 días después de la ovulación. El sangrado rápido y excesivo puede provocar la ruptura y el hemoperitoneo. El sangrado gradual y profuso provoca el agrandamiento del quiste y si persiste, la sangre es reemplazada por un líquido claro. Es común que estos quistes no tengan actividad hormonal y posean un diámetro promedio de 4 cm. La cobertura anaranjada amarillenta está compuesta por células de la granulosa y la teca luteinizadas. Cuando se produce la hemorragia predomina en el lado derecho, posiblemente porque la presión intraluminal es más elevada sobre el lado derecho, por las diferencias en la arquitectura de las venas ováricas. Lo característico de la ruptura es que se produce durante los días 20 a 26 del ciclo menstrual. Muchas pacientes presentan dolor agudo de menos de 24 horas de duración, aunque en 23 % de ellas el dolor puede tener una duración de 1 a 7 días. Cerca de 17 % de las pacientes relatan el comienzo del dolor durante el coito. La ecografía puede confirmar el diagnóstico del quiste y la presencia de líquido intraperitoneal. Una determinación negativa de gonadotrofina coriónica humana beta (betahCG) permitirá descartar un embarazo ectópico roto. La culdocentesis revela sangre no coagulada; si el valor del hematocrito del líquido es menor o igual a 15 %, es frecuente que la conducta expectante tenga un final exitoso. Si la paciente sufriera dolor
intenso, descenso del hematocrito, hipotensión o
taquicardia, se requiere la intervención quirúrgica. La laparoscopia confirma el diagnóstico, y el sangrado es controlado mediante la cauterización o la coagulación por láser. En presencia de hemorragia masiva o intensa puede ser necesaria la laparotomía. El quiste hemorrágico puede ser extirpado o
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coagulado con conservación del ovario. Las pacientes anticoaguladas tienen una probabilidad de 31 % de sufrir hemorragia recurrente de un quiste del cuerpo lúteo.
2.2 Quistes dermoides: Los quistes dermoides se forman a partir de un tipo de célula que tiene la capacidad para desarrollarse en distintos tipos de tejido, como de la piel, el cabello, la grasa y los dientes. Los quistes dermoides pueden estar presentes al nacer pero crecen durante los años de reproducción de la mujer. Estos quistes pueden ocurrir en uno o en ambos ovarios. Los quistes dermoides a menudo son pequeños y no producen síntomas. Si crecen, pueden causar dolor.
2.3 Cistoadenomas: Los cistoadenomas son quistes que se forman a partir de las células en la superficie externa del ovario. A veces están llenos de un líquido acuoso o de un gel denso y pegajoso. Por lo general son benignos, aunque pueden crecer muy grande y producir dolor.
2.4 Endometriomas Los
endometriomas
endometriosis.
Con
son este
quistes
ováricos
trastorno,
el
que
tejido
se
forman
debido
endometrial—tejido
a
que
generalmente recubre el útero—se forma en áreas fuera del útero, como en los ovarios. Este tejido responde a los cambios mensuales en hormonas. Con el tiempo, se puede formar un endometrioma a medida que el tejido endometrial sangra durante cada ciclo menstrual. A estos quistes a veces se les llaman “quistes de chocolate” porque están llenos de sangre oscura de color marrón (café rojizo).
2.5 Ruptura De Quiste Ovarico Es una complicación poco frecuente y su cuadro clínico depende del tipo de tumor y contenido, los tumores uniloculares derraman su contenido en la 15
Universidad Nacional San Luis Gonzaga de Ica cavidad peritoneal, produciendo sintomatología diversa, es decir la ruptura de un cistoadenoma seroso o mucinoso tendrá menor sintomatología que un quiste dermoide o un endometrioma dado que su contenido es más irritante, el cuadro se acompaña de dolor, nauseas, vómito, pudiendo llegar al choque, que dependerá del tamaño del tumor. Cuando se rompe un quiste puede originar hemorragia intraperitoneal de diversa intensidad, según el calibre del vaso desgarrado, esto acentúa el dolor y puede poner en riesgo la vida, en ocasiones se agregan infecciones que se acentúa por el tiempo transcurrido del evento.
Torsión
La torsión del pedículo es una de las complicaciones más frecuentes en los tumores de mediano y gran tamaño y es más frecuente en las primeras semanas de gestación, en el
puerperio y en los tumores benignos,
particularmente en el quiste dermoide, la torsión origina trastornos circulatorios que pueden conducir a estasis e incluso necrosis del tumor. Esta complicación puede resolverse espontáneamente, el síntoma cardinal es el dolor intenso que puede ir acompañado de nausea, vómito, taquicardia y resistencia muscular, presentándose leucocitosis moderada.
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Universidad Nacional San Luis Gonzaga de Ica En casi todas estas patologías, podemos encontrar cierto grado de choque hemorrágico y séptico como es el caso del absceso pélvico. Definiendo choque como una falla circulatoria aguda con disminución del flujo sanguíneo a órganos vitales por disminución o mala distribución del gasto cardiaco con pobre aporte de oxigeno e inadecuado aporte metabólico en el lecho vascular capilar, mediado por substancias como ácido araquidónico, radicales superóxido, endorfinas, renina, histamina, serotonina etc. Esto se manifiesta como hipotensión arterial, oliguria o anuria, polipnea y desordenes neurológicos, pudiendo llegar al estado de coma. La caída súbita del gasto cardiaco, activa una serie de mecanismos compensadores mediados por los barorreceptores aórticos, senos carotídeos y las aurículas, jugando un papel importante las catecolaminas y la activación del eje renina angiotensina aldosterona, esto produce una vasoconstricción intensa arteriolar, favoreciendo la redistribución del gasto cardiaco hacia órganos vitales sacrificando otros como piel, músculo e intestino. Si el choque se prolonga la isquemia tisular lleva a anoxia celular y al uso del metabolismo anaeróbico resultando en acumulación de ácido láctico con una pobre producción de ATP. Esta anoxia tisular permite la liberación celular de enzimas lisosomales, radicales superóxido y sustancias que promueven vasodilatación, daño endotelial, aumento de la permeabilidad vascular, depresión del miocardio, y translocación intestinal de bacterias. La terapéutica debe ser agresiva con el fin de restaurar y mantener la perfusión tisular asegurando un adecuado contenido arterial de oxígeno que permita una saturación no menor al 95% así como un adecuado gasto cardiaco para lo cual se usará sangre, expansores del plasma o cristaloides y de ser necesario inotrópicos, que deben ser precedidos por una adecuada precarga del ventrículo izquierdo. Para valorar la correcta reanimación cardiovascular y la reinstalación de una perfusión tisular efectiva se debe monitorear constantemente la función de los
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órganos blancos, la saturación de oxígeno,
las concentraciones de lactato
arterial y el aporte y consumo de oxígeno. En el caso del choque séptico que es un proceso distributivo encontramos resistencias vasculares sistémicas bajas con una distribución periférica desigual del gasto cardiaco siendo normal o elevado todo esto como respuesta sistémica a la infección que se manifiesta por taquicardia, fiebre o hipotermia, taquipnea y evidencia de disfunción orgánica, la mortalidad oscila entre 40 y 70% todo ello causado por endotoxinas bacterianas que producen daño endotelial por medio de liberación de mediadores celulares endógenos como interleucina 1, factor de necrosis tumoral, etc, que producen afección directa sobre la microcirculación sistémica y pulmonar, lo que lleva a una desigualdad en la distribución del flujo sanguíneo a los diferentes órganos con resistencias periféricas disminuidas alterando la distribución y el consumo de oxígeno. Esto se debe a tres componentes 1) Apertura de los canales de potasio adenosintrofostato (KATP). 2) deficiencia aguda de arginina vasopresina y 3) masiva liberación de oxido nítrico . En presencia de acidosis intracelular, la acumulación de lactato y depleción de ATP, permiten la apertura de los canales de KATP, permitiendo la salida de potasio, lo que resulta en una hiperpolarización de la membrana y cierre de los canales de calcio, generando una vasodilatación refractaria a la norepinefrina. Se sabe ahora que la arginina vasopresina (AVP) produce efectos antidiuréticos sobre receptores V2 en el túbulo renal distal y colector como respuesta a la elevación de la osmolaridad sérica, la hipotensión severa induce una respuesta barorreceptora que libera grandes cantidades de AVP de la hipófisis posterior, produciendo vasoconstricción elevando así la TA, sin embargo paradójicamente, en pacientes con shock séptico encontramos niveles bajos de AVP, por tanto parece que la AVP bloquea los canales de
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Universidad Nacional San Luis Gonzaga de Ica KATP, restaurando la polaridad de la membrana y la respuesta vascular a las catecolaminas. Por su parte, el óxido nítrico (ON) que se produce como respuesta a la acción de las citoquinas de macrófagos en sepsis, induce vasodilatación sistémica refractaria a la norepinefrina, con inhibición de la respuesta beta adrenérgica lo que produce depresión miocárdica. El manejo anestésico de estas pacientes, requiere de una valoración integral, y debemos tomar en cuenta el grado y tipo de shock que presentan. Se recomienda el empleo de anestesia general con el objetivo de asegurar vía aérea, dar oxígeno suplementario, evitar en la medida de lo posible la disminución de las resistencias vasculares periféricas, administración suficiente de líquidos intravenosos, monitoreo invasivo en la mayoría de los casos, y elección de los fármacos con menores repercusiones cardiovasculares y de acuerdo a la condición del paciente. Se ha reportado que el shock disminuye el volumen del compartimiento central así como la eliminación de fármacos como el fentanil y remifentanil, resultando un incremento en la concentración, cerca de un 20%. En
el
caso
del
propofol,
el
shock
disminuye
el
aclaramiento
intercompartamental, con un aumento en la potencia del f ármaco, por ello se ha recomendado el empleo del 10 al 20% de la dosis de propofol que emplearía un sujeto sano, en aquellos pacientes en estado de shock, pero podría usarse cerca de la mitad de la dosis en aquellos pacientes después de haber recibido una resucitación hídrica vigorosa. El etomidato parece ser la excepción ya que no requiere cambios en la dosis calculada, e incluso pudiera ser combinado con el 50% de la dosis típica del fentanil ya que la interacción entre opioides e hipnóticos puede ser más profunda en presencia de shock hemorrágico que en pacientes sanos. Por tal motivo el propofol no es de primera elección para la inducción de la anestesia en pacientes con estado de shock, en contraste con el etomidato que
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Universidad Nacional San Luis Gonzaga de Ica permanece sin cambios y puede ser el de elección para la inducción anestésica. Otros autores
realizan estudios en cerdos sometidos a shock isobárico,
encontrando concentraciones plasmáticas significativamente mayores del fármaco por unidad de volumen, cuando se administró fentanil, remifentanil o propofol en estos cerdos comparativamente con aquellos sin estado de shock. Para mantener el flujo urinario, tensión arterial e índice cardiaco, algunos autores
compararon
la
norepinefrina
contra
vasopresina
en
infusión
encontrando un incremento significativo con el uso de vasopresina, de igual forma la depuración de creatinina se incrementó en un 70% en el grupo de vasopresina, concluyendo los autores que la utilización por corto tiempo de vasopresina es útil en pacientes con shock séptico severo. Se han empleado con éxito las benzodiacepinas para la inducción anestésica en estas pacientes como son el diacepam, flunitracepam y midazolam, con poca repercusión hemodinámica y efectos sedativos prolongados lo que es de utilidad en el período postanestésico en la unidad de cuidados intensivos. Así mismo se sabe que es necesario la resucitación hídrica previa a la administración de drogas vasoactivas, por lo que el uso de la ketamina se encuentra restringido dado su mecanismo
de
acción
al
liberar
catecolaminas
endógenas o inhibir su recaptura. El monitoreo invasivo debe estar presente para valorar en todo momento el empleo de soluciones intravenosas sobre la función cardiaca, renal y pulmonar, tomando en cuenta además las alteraciones de la coagulación por dilución o empleo de altas dosis de coloides, y considerando la osmolaridad de cada uno de ellos para el efecto distributivo en el organismo, procurando siempre la protección cerebral, renal y pulmonar.
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S i n t o m a t o l o g í a
La mayoría de los quistes ováricos son pequeños
y
no
producen
síntomas.
Algunos quistes pueden causar un dolor sordo o agudo en el abdomen y durante ciertas grandes
actividades. pueden
Los
causar
quistes una
más
torsión
(torcedura) en el ovario y producir dolor. Los quistes que sangran o se rompen (revientan)
pueden
causar
problemas
graves que exigen dar tratamiento inmediato. En casos raros el quiste puede ser canceroso. En sus primeras etapas, el cáncer ovárico a menudo no produce síntomas, por lo que debe de estar alerta a ciertas señales de advertencia. Cuando se palpa la tumoración, se piensa en embarazo ectópico y este error se hace más explicable, cuando al llegar a los linderos del segundo mes se ven aparecer dolor intenso y pérdidas sanguíneas abundantes que erróneamente se interpretan como metrorragia. Por último, los síntomas pueden culminar en un síndrome doloroso agudo del abdomen, el dolor es intenso en todo el abdomen pero principalmente en el hipogastrio y fosas iliacas; se asocian vómitos, constipación, aceleración del pulso y resistencia muscular que, juntos, manifiestan la irritación peritoneal o síndrome de peritonismo, que debe interpretarse como respuesta al aumento de tensión que adquiere la tumoración, pero asociada a una reacción inflamatoria no específica, y trastornos circulatorios activos de la glándula, sometida a una presión brusca que no existe en otros tumores ováricos que pueden llegar a volúmenes y tensión muy grandes sin esta sintomatología y que más arrastran a la glándula, que la comprimen. Cuando estos tumores se asocian a los accidentes de esa naturaleza, les veremos producir el mismo síndrome, por ejemplo en la llamada torcedura del pedículo; esta misma
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Universidad Nacional San Luis Gonzaga de Ica consideración podríamos aplicarla a la explicación de lo que acontece en los procesos inflamatorios crónicos que se complican de la formación de este tipo de tumoraciones. Cuando la tumoración se perfora, es obvio que desencadene síndrome de shock abdominal, con el colapso que corresponde a esta contingencia en cualquier víscera, y que se disipe de la misma manera y con los mismos recursos, incluyendo al embarazo ectópico con el que tiene la mayor semejanza al establecerse el escurrimiento sanguíneo que presenta todos los caracteres clínicos de una desiduometrorrea.
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.
D i a g n ó s t i c o :
Es posible detectar un quiste ovárico durante un examen pélvico de rutina. Si el proveedor de atención médica detecta un ovario agrandado, recomendará ciertos exámenes para obtener más información:
Ecografía (ultrasonido) vaginal—Este procedimiento usa ondas sonoras para crear imágenes de los órganos internos que se pueden visualizar en una pantalla. Durante este examen, se introduce un instrumento delgado denominado transductor en la vagina. Las imágenes que crean las ondas sonoras revelan la forma, el tamaño, la ubicación y la composición del quiste.
Laparoscopia—Durante
este
tipo
de
cirugía,
se
introduce
un
laparoscopio—un tubo delgado con cámara—en el abdomen para ver los órganos pélvicos. La laparoscopia también se puede usar para tratar quistes.
Análisis de sangre—Si ya ha pasado la menopausia, además de un examen de ecografía tal vez se le realice una prueba que mide la cantidad de una sustancia que se denomina CA 125 en la sangre. Un nivel más alto de CA 125 puede indicar la presencia de cáncer ovárico en
una
mujer
después
de
la
menopausia.
En
las
mujeres
premenopáusicas, otros problemas médicos, además de cáncer, pueden 25
Universidad Nacional San Luis Gonzaga de Ica producir niveles elevados de CA 125. Por este motivo, esta prueba no es un buen indicador de cáncer ovárico en mujeres premenopáusicas.
5 .
T r a t a m i e n t o
Hay varias opciones disponibles de tratamientos. La selección de una opción depende de muchos factores, como el tipo de quiste, si presenta síntomas, su historial familiar, el tamaño del quiste y su edad.
Espera vigilante:
Si el quiste no produce síntomas, el proveedor de atención médica podría simplemente darle seguimiento a dicho quiste durante 1 ó 2 meses para determinar si ha cambiado su tamaño. La mayoría de los quistes funcionales desaparecen por su cuenta después de uno o dos ciclos menstruales. Aun si ya ha pasado la menopausia pero tiene alguna inquietud sobre cáncer, el proveedor de atención médica puede
recomendar
ecografías
periódicas
para
dar
seguimiento a su situación. Si cambia el aspecto del quiste o crece, puede ser necesario dar tratamiento.
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Si
Píldoras anticonceptivas
sigue
teniendo
quistes
funcionales,
se
podrían
recetar
píldoras
anticonceptivas para evitar que ovule. Esto se debe a que la probabilidad de que se formen quistes nuevos es mucho menor si no ovula. Aunque este tratamiento no elimina los quistes ya presentes, puede prevenir la formación de nuevos quistes funcionales.
Cirugía
Si el quiste es grande o produce síntomas, el proveedor de atención médica podría sugerir una cirugía. El alcance y el tipo de cirugía necesaria dependen de varios factores: a) El tamaño y tipo de quiste b) Su edad c) Sus síntomas d) Su deseo de tener hijos A veces, es posible extraer un quiste sin tener que extirpar el ovario. Esta cirugía se denomina cistectomía. En otros casos, puede que sea necesario extirpar uno o ambos ovarios. Es posible que el médico no sepa cuál procedimiento emplear hasta que comience la cirugía.
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C o n c l u s i ó n : Los quistes ováricos son comunes en las mujeres en edad de procrear. Aunque la mayoría de los quistes son inofensivos y desaparecen por su cuenta, es posible que el proveedor de atención médica prefiera dar seguimiento a un quiste para asegurarse de que no crezca ni cause problemas. Hay distintos tipos de quistes ováricos. La mayoría de ellos son benignos (no cancerosos). En raras ocasiones, algunos quistes pueden ser malignos (cancerosos). Por este motivo su proveedor de atención médica debe examinar todos los quistes. Es posible detectar un quiste ovárico durante un examen pélvico de rutina. Ecografía (ultrasonido) vaginal—Este procedimiento usa ondas sonoras para crear imágenes de los órganos internos que se pueden visualizar en una pantalla. Hay varias opciones disponibles de tratamientos. La selección de una opción depende de muchos factores, como el tipo de quiste, si presenta síntomas, su historial familiar, el tamaño del quiste y su edad.
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A n e x o s :
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