Quignard - Sucede Que Las Orejas No Tienen Párpados

July 25, 2022 | Author: Anonymous | Category: N/A
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Pascal Quignard

El odio a la música

Traducción de Margarita Martínez Revisión de Edgardo Russo y Javier Otero

teori a

y ensayo

 

Quignard, Pascal

E/ odí.o cz /cz 77zz¿sz.ccz. - 1a ed. - Buenos Aires : EI Cuenco de Plata, 2012.

192 pgs.; pgs. ; 21xl4 21 xl4 cm. - (teoría (teorí a y ensayo)

Título or±gínaLl.. La Haine de la m musique usique

Traducido por: Margarita Margari ta Martínez ISBN: 978-987-1228-30-8

1. Ensayo. 1. Martínez, Margarita, trad. 11. Título CDD 864

El odio a la música el cuenco de plata / teoría y ensayo Director editorial: Edgardo Russo Diseño y producción: Pablo Hernández © Éditions Calmann-Lévy, 1996 © El cuenco de plata plata SRL, 2012 Av. Rivadavia 1559, 3° A (1033) Buenos Aires, Argentina www.elcuencodeplata.com.ar Cet ouvrage, ouvrage, publié dans le cadre du Programme d'Aide á la Publication Victoria Ocampo, bénéficie du soutien de l'Institut Fran€ais et du Service de Coopération et d'Action Culturelle de l'Ambassade l'Ambassade de France en Argentine.

Esta obra, publicada en el marco del p programa rograma de Ayuda a la P Publicación ublicación Victoria Ocampo, cuenta con el apoyo del lnstitut lnstitut Fran Fran€ais €ais y del Servicio de Cooperación y de Acción Cultural de la Eribajada de Francia en Argentina.

Hecho el depósito que indica la ley 11.723. 11 .723. Impreso en abril de 2015.

Prohibida la reproducción parcial o total de este libro sin la autorización previa del editor.

 

SEGUNDO TR T DO

Sucede que las orejas no tienen Párpados

 

Todo sonido es lo invisible bajo la forma de un abridor de envoltorios. Se trate de cuerpos, de habitaciones, de de-

partamentos, de castillos, de ciudades amuralladas. Inmapartamentos, terial, franquea todas las barreras. El sonido ignora la piel, no sabe de límites: no es ni interno ni externo. Ilimitante, es ilocalizable. No puede ser tocado: es lo inasible. La audición no es como la visión. Lo contemplado puede ser abolido por los párpados, puede ser detenido por el tabique o la tapicería, puede ser vuelto inaccesible de inmediato por la muralla. Lo que es oído no conoce párpados ni tabiques, ni tapicerías ni murallas. Indelimitable, nadie puede protegerse de ello. No hay punto de vista sonoro. No hay terraza, ventana, torre o ciudadela que ofrezcan un punto de vista panorámico para el sonido. No hay ni sujeto ni objeto de la audición. El sonido se precipita. Es el violador. El oído es la percepción más arcaica de la historia personal, incluso antes que el olor, mucho antes que la visión, y es aliado de la noche.  

Ocure que que el infinito de la pasividad la recepción restricción invisible) se funda en la audición humana. Es lo que resumo en la fórmula: las orejas no tienen párpados.

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EL ODIO A LA MÚSIGA

SUCEDE QUE LAS ORE]AS NO TIENEN PÁRPADOS

* * 'i.

 

Escuchar es ser tocado a distancia. El ritmo está vinculado con la vibración, y por eso la música convierte en involuntariamente íntimos unos cuer-

No hay impermeabilidad de uno mismo ante lo sonoro. EI sonido toca -Í.//z.co- el cuerpo, como si el cuerpo se presentara ante el sonido más que desnudo desprovisto de piel. Ore-

pos yuxtapuestos.

jas: ¿dónde está vuestro prepucio.? Orejas: ¢.dónde están vuestros párpados? párpados? Orejas: ¿dónde es están tán las puertas,1as persia 

Escuchar es obedecer. Escuchar se dice en latín obcz#dz.re. OG4Í#dz.re derivó en ffrancés OG4Í#dz.re rancés a la forma obe'¢.r [obedecer]. La audición, la czz4d¢.e7zfí.#, es una oGcz#d¢.e7z£z.cz, por lo tanto una

obediencia. Los sonidos que escucha el niño no nacen en el momento de su nacimiento. Mucho antes de que pueda ser emisor, comienza a obedecer la sonata materna al móenos incognosci-

nas, la membrana o el techo? Antes del nacimiento y hasta el último instante de la muerte, hombres y mujeres oyen sin un instante de reposo. No hay sueño para la audición. Por eso los instrumentos para despertar recurren al oído. Es imposible para el oído ausentarse del entorno. No hay paisáje sonoro porque ese paisaje supone distancia ante lo visible. No hay apartamiento frente a lo sonoro. Lo sonoro sonoro es la tierra natal. La tierra natal que n no o se

ble, preexistente, ensordecida, cálida, envolvente. Genealógicamente Genealó gicamente soprano, -en el límite de la genealogía de cada hombre- la obediencia prolonga el ¢#czcccz se##¢/ del abrazo que lo procreó. La polirritmia corporal, cardíaca, luego aullante y respiratoria, luego hambrienta y gritona, luego motora y balbuceante, 1uego lingüística, es tanto más adquirida cuanto parece espontánea: sus ritmos son más miméticos y sus aprendizajes m más ás con contagiosos tagiosos que voluntariam voluntariamente ente desencadenados. El sonido nunca se emancipa del todo de un movimiento del cuerpo que lo provoca y que él ampli-

contempla. contem pla. La tierra natal sin paisaje.

fica. Lacuyos música no seanima. disociará nunca íntegramente la danza ritmos De la misma manera, la de audición de lo sonoro no se separa nunca del coito sexual, ni de la formación formación fetal obedien obediente'', te'', ni del lazo filial lingüístico.

de su cadencia tanto al que la ejecuta como al que la padece.

 

 

El oído, cuando nos dormimos, es el último sentido que capitula ante la pasividad sin conciencia.  

La música no Íse encara ni se desenmascaraí2. La música transporta de inmediato en el transporte físico

L2

N. de la T T.: .: L¢ 77 77z#s¢.g#e z#s¢.g#e 7% ss'e7z#z.sczge 'e7z#z.sczge 7¢¢. se de'cJ¢.s¢ge, en el original. El

empleo de ambos ambos verbos remite en francés a la palabra rostro, c#. c#.s¢ge, s¢ge, juego intraducible en español al cual intentamos acercarnos eligiendo dos términos que incluyen la partícula c¢rcz.

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EL ODIO A LA MÚSICA

SUCEDE QUE LAS ORE]AS NO TIENEN PÁRPADOS

 

El oyente, en el lenguaje, es un interlocutor: i nterlocutor: la egopborz.cz pone a su disposición el yo y la posibilidad abierta de responder en todo instante. El oyente, en la música, no es un interlocutor. Es una presa que se abandona a la trampa.  

La experiencia experiencia sonora siempre es otra cosa que lla a personal: a la vez pre-interna y pre-externa, en trance, arrebatadora, es decir a la vez tomada por el pánico y cinestésica, acapara todos los miembros, miembros, el pulso cardíaco y el ritmo respiratorio, ni pasiva ni activa; altera; es siempre imitativa. Sólo hay una única, extraña y específica metamorfosis humana: 1a 1a adquisición de la lengua materna''. Es la o6ed¢.e7Gcz.¢ humana.

La prueba de la música es profundamente involuntaria. La voz se produce y se escucha es cucha en simultáneo.  

El objeto intangible, inodoro, inalcanzable, invisible, asemántico, inexistente de la música. La música es incluso más una nada que la muerte que convoca en la invocacióri' pánica de las sirenas.  

El oído es el único sentido donde el ojo no ve.

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No hay\nada en lo sonoro que nos remita a una imagen localizable de nosotros mismos, simétrica, invertida, como lo hace el espejo. En latín, reflejo se dice reperc%ssz.o. La ima-

gen es una muñeca localiz.able. Un maniquí o una £errí.fz.ccz£z.o.

El eco no es una muñeca sonora, no es una efigie. El eco no es exactamente un ob/.ecfz#, no es un reflejo arrojado ante el hombre: es una reflexión sonora y quien la escucha no se acerca sin destruir su efecto. No hay espejo sonoro donde el emisor se con'temple. El animal, el ancestro, Dios, lo inv invisible isible sonoro, la voz voz de la madre preparturienta hablan allí de inmediato. Grutas, luego ciudades de muertos megalíticos, y después d espués templos: todos se despliegan a partir del fenómeno del eco. Allí donde la fuente sonora es inatribuible. A11í A11í donde lo visiblé y lo l o audible no concuerdan, como ocurre con el rayo y el trueno. Los primeros profesionales del desacuerdo entre el oído y la vista forman la pareja chamánica. El lingüista y el porta-pájaros.  

Narciso, al morir, se hunde en el interior de su reflejo que contempla. Rompe la distancia que permite la visión y que separa lo visible de la visión. Se hunde en la imagen localizable,

al punto de convertirla en su tumba. t umba. El río es su madre que se adelanta. Eco moribundo moribundo se desintegra; se esparce sobre las rrocas ocas donde su cuerpo rebota de pared en pared. Eco no se concentra en la muerte: se convierte en toda la montaña y no está en ninguna parte de la montaña.

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SUCEDE QUE LAS ORE]AS NO TIENEN PÁRPADOS

EL ODIO A LA MÚSICA

 

primera especialización del cazador fue el chamán: el cazador cuya especialidad es la caza de hálitos, de voces, de vi-

La inconsistencia y la no-delimitación son atributos divinos. La naturaleza de los sonidos es ser invisible, sin líriites precisos, con el poder de interpelar lo invisible, o de hacerse mensajera de lo indelimitable.

siones, de espíritus. Esta especialización fue infinitamente lenta y progresiva: el poder sobre el lenguaje de los anima1es, después el poder sobre la iniciación de los jóvenes cazadores en el lenguaje de los animales, después el poder sobre la muerte y el renacimiento,' luego el poder sobre la enferme-

La audición es la única experiencia sensible de la ubicuidad. Es la razón por la cual los dioses terminan como verbos.

dad y ¡
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