Quiero Decir Te Amo de Mariano Tenconi Blanco

November 11, 2022 | Author: Anonymous | Category: N/A
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Quiero decir Te Amo   Mariano Tenconi Blanco

 

1

 

Quiero decir te amo fue estrenada en La Casona Iluminada el 22 de junio de 2012, Con las actuaciones de Mariángeles Bonello y Yanina Gruden Música interpretada en vivo por Ignacio Llobera y Santiago Johnson Escenografía y Luces de Merlina Molina Castaño y Mariano Tenconi Blanco Vestuario de Merlina Molina Castaño Música compuesta por Ignacio Llobera y Santiago Johnson salvo “Sous le dôme épais” de la ópera Lakmé (música de Léo Delibes y libreto de Edmond Gondinet y Philippe Gille) Fotografía de Lucas Coiro Diseño Gráfico de Gabriel Jofré Producción de Berenice Mazzarelli Texto y Dirección de Mariano Tenconi Blanco

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  épais   jasmin   s'assemble,   fleurs,   matin,         fuyant   frémissante.     bord,   chante.   épais,   jasmin,  

  espesa     asemeja,   florida,   mañana,         fugaz       borde,   canta.   espesa,   jazmín  

Sous le dôme où le blanc à la rose sur la rive en riant au viens, descendons ensemble. Doucement glissons: de son flot charmant suivons le courant dans l'onde D'une main nonchalante viens, gagnons le où l'oiseau Sous le dôme sous le blanc ah! descendons ensemble!

Bajo la cúpula donde el blanco jazmín a la rosa se sobre la orilla risueña a la ven, vayamos unidas. Dulcemente deslicémonos: de su oleaje encantador sigamos la corriente en el agua temblorosa. Con mano indolente ven, lleguemos al donde el pájaro Bajo la cúpula bajo el blanco ¡ah! vayamos unidas.

  dey la ópera Lakmé , con música de Léo Delibes y libreto en francés de Edmond Gondinet Philippe Gille.

 

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  Aires, 5 de Enero

Buenos

Hermoso desconocido:   Por primera vez en mi vida voy a escribir una carta de amor. ¿Cómo se hace? ¿Las cartas de amor no traen manual de instrucciones? No traen, no. Pero yo tengo como una fiebre que me hace dar ganas de escribir y escribir. A mí me vienen muchas cosas a la cabeza. No sé por dónde empezar, la verdad. Puedo decirte que tengo dudas sobre vos. No te asustes, es lógico, ni nos conocemos. Yo me pregunto, ¿serás abogado? ¿serás ingeniero? ¿serás actor de cine? Bueno, actor de cine no creo. Yo miro cine y no te he visto. Quizás seas artista. Parecés especial.   No sé quién serás vos y yo pienso, ¿qué vas a pensar? De mí, ¿qué vas a pensar? Seguramente es raro que yo empiece la carta hablándote de mis dudas. Pero bueno, es eso lo que me pasa. Me cuesta confiar. Sí. Nunca confío en el otro. Siento que todo el tiempo tengo que andar demostrando y entonces me pongo mal. Escribí esta carta muchas veces. Siento que no puedo dejarme llevar, que vos vas a estar juzgándome por mi carta, no sé. Por eso al final decidí que era mejor contarte esto que me pasa con respecto a confiar y listo. Prefiero que sepas como soy en verdad. Si no te gusta, bueno, ése es tu problema y no el mío. Pero yo soy así. Sabelo. Y… no soy fácil, es cierto. Aunque al final soy muy buena, ya vas a ver. Ya me estoy yendo por las ramas. Pero bueno, al menos pude escribir sin pensar tanto. Tengo que pensar menos. Una amiga me dice eso. Vos tenés que pensar menos. ¿Pero cómo hago? Porque si pienso en que no tengo que pensar ya estoy pensando. No sé. No puedo. La verdad es que no puedo. ¿Qué tiene de malo pensar? Eso pienso. Y me estoy yendo por las ramas otra vez. Todavía no voy a darte esta carta. Seguro es por esto de la confianza que todavía no hay. Pero voy a seguir escribiéndote. Eso seguro. Te voy a seguir escribiendo.

 

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Firma: Tu amada secreta

 

  Aires, 6 de Enero

Buenos

Hermoso desconocido:   Te parecerá extraño que te escriba dos días seguidos. Seguro que estoy pasando por loca demente. Quiero decir, pensando que todavía no te estoy mandando las cartas pero cuando te las mande seguro vas a mirar las fechas y te vas a hacer una composición de lugar sobre qué clase de persona es la que te escribe y ahí te voy a parecer una loca demente. Y hablando de eso, ¿vos qué clase de persona sos? ¿Sos obsesivo? Podés ser sincero conmigo. Yo soy un poco obsesiva, sí, un poco nada más, el poco ese que está bien porque tampoco eso de ser una desabrida. ¿Y cómo más soy? Dejáme pensarlo… Tengo mi carácter pero soy dócil también. Soy muy fiel. Soy muy alegre pero también a veces tengo problemas de ánimo. Más que de ánimo, ¿sabés qué?, es como de autoestima. Sí. De repente me pongo insegura y hago cualquier cosa. Soy de hacer líos, ya vas a ver. Algún verdad soy dolor de cabeza te voy a provocar, eso seguro. Pero soy querible, de querible. Todavía no me han sabido aprovechar porque sabés que mina querible que soy. Ay, te digo esto a vos y como que me pongo como mal yo, soy sensible también. Es que mi madre murió en el parto y eso a una la marca. Y ahí conmigo recién nacida mi padre quiso dejar el pueblo y venir a la ciudad, porque soy de pueblo yo. Mi padre no quiere que me case. Es celoso. Toda mi vida viví con él.   Bueno, me doy cuenta de que siempre estoy hablando de mí. En las próximas cartas voy a intentar contarte otras cosas, no sólo de mí. Pero al menos ahora me conocés un cacho. Eso me gusta también. Me despido.

 

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Firma: Tu amada secreta

 

  Aires, 9 de Enero

Buenos

  Esta va a ser una carta distinta. Estoy usando mucho mi imaginación. Te regalo unas líneas. Ahí van.   Quiero que me grabes un long play de guarangadas con tu voz. Quiero que alquiles un estudio de grabación. Quiero que hagas prueba de sonido. Quiero elegirte al sonidista, uno con experiencia. Sí. Quiero que sea un buen disco, un trabajo de calidad. Quiero que me grabes guarangadas. Quiero reproducirlas. Quiero reproducirlas con tu voz. Quiero darle play… y play… y play… y play… y play.   Quiero que me grabes un long play con tu voz diciéndome que me amás. Lo quiero para cuando me dejes. Lo quiero para cuando ya no me ames más.

 

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Firma: Tu amada secreta

 

  Aires, 11 de Enero

Buenos

  Empiezo a ponerme ansiosa y paranoica, a dudar de mí. Mi plan es malísimo. Sí. Tengo unas ganas locas de escribirte pero ¿por qué no hacer algo para darte las cartas? No puedo seguir así. No puedo seguir así. Ahora mismo voy a salir con estas cuatro cartas a buscar rastros de vos. Voy a ser una detective. Vas a tener noticias mías. Lo sé.

 

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Firma: Tu amada secreta

 

12/1: Comienzo a escribir un diario íntimo. Todo parece estar signado por el azar o el aburrimiento. La semana pasada vi que vendían el diario en la tienda y no sé qué fuerza infantil me llevó a comprarlo. Pero el diario pasó toda la semana sin que yo lo abriera. La sola idea de utilizarlo como itinerario de mis actividades diarias me aterraba. ¿Qué iba a hacer? ¿Una lista con la camisas que planché ésta semana? Como sea, hoy otro hecho inexplicable me llevó a inaugurar ese diario; un hecho tan inexplicable como el que me llevó a comprarlo. Serían las ocho de la mañana cuando el portero tocó la puerta de nuestro departamento. Traía unos sobres y preguntaba por mi marido; se hacía el apurado (muy mal, por cierto). Me interesó. Mi marido duerme; él se va a trabajar al mediodía y vuelve tarde, le expliqué. Perdone, señora, me dijo, y se iba. Yo sentía que no podía dejarlo ir sin que me diera esas cartas. Le hablé, le expliqué, lo seduje; finalmente conseguí que me diera esos sobres. Los hombres son tan patéticos. El portero me hizo prometerle que no los abriría. Ni bien se fue, fue lo primero que hice. ¿Y qué me encuentro? Los sobres traían - oh, sorpresacuatro cartas de amor que una mujer aparentemente desconocida le escribe a mi marido. Yo sabía que en esas cartas de amor para mi marido había un mensaje que era para mí. No sé cuál es el mensaje, sólo sé que toda ésta situación me generó muchas ganas de escribir. Y mientras escribo me olvido de mi triste vida real. Increíble

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  Aires, 12 de Enero

Buenos

  Increíble. Ayer le dejé las cuatro primeras cartas al encargado de un lugar que pienso que es el edificio en dónde vivís. Y ahora que me doy cuenta, qué torpe fui, nunca te conté cómo te conocí. Ay, es raro. Bueno, te cuento.   Yo había salido a hacer las compras como todos los mediodías, porque me gusta salir a esa hora, aprovecho mejor la mañana acá en la casa. Entonces venía con mi bolsa de la verdulería y siento un auto que frena bien fuerte, y un golpe. Un accidente. A mí casi me da un soponcio. Me dan mucho miedo los accidentes de auto. Recuerdo que me di vuelta muy asustada y se me cayó un kilo de mandarinas que tenía mal cerrado en mi bolsa. Y yo que me tapé la boca mientras rodaban las mandarinas. Pienso, cómo todo se precipita, cómo todo cambia en un segundo, ¿no? Una persona estaba viva, tenía planes, tenía cosas que hacer y de repente un accidente y ya todo cambia y esa persona no es más la misma. Porque el problema no es morirse, porque morís y se acabó la película. El problema es que te amputan un brazo o una pierna y hay que seguir. Bien, melas ramas. Lo que sucedió fue que en el mismo momento del accidente estoy yendo por yo observé la situación y te vi a vos, que salías de un edificio con un traje bien moderno y el cabello bien bien peinadito y el diario bajo el brazo. Fuiste a ayudar. Qué personalidad, pensé. Y la escena fue larga. Había un mar de sangre. En el suelo, en los autos, en los accidentados. Y vos te acercaste a ayudar y tu camisa bien blanquita se manchó de sangre de unos de los accidentados. Tan hermoso fue. Te quedaba tan bien esa sangre de otro. Y yo ya no pude mirar al accidente, a los accidentados. Sólo te miraba a vos. Hablaste, corriste, hiciste una llamada telefónica. Si vos te alejabas yo corría detrás tuyo para verte de cerca. Eras un héroe. Un héroe todo mío. Ni siquiera supe si hubo muertos en el accidente. Sólo sé que yo quedé muerta con vos.   Luego del desastre, que habrá durado como cuarenta y cinco minutos hasta que llegó la ambulancia, vos te fuiste en un taxi. Yo me iba y casi me dejo las mandarinas. Así es como te conocí.   Bueno, hablá con tu encargado. El tiene instrucciones para que vos puedas llegar hasta mí. Sí, yo vengo con manual de instrucciones.

 

Firma: Tu amada, quizás ya no tan secreta.

 

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13/1: La mujer psicótica volvió a mandarle una carta a mi marido. Qué asombrosa es la imaginación; considerarlo un artista. Si lo conociera sabría la triste realidad. Es un pobre hematólogo; cobarde y aburrido como él solo. Además, según él mismo me contó, su heroísmo en el accidente se redujo a un par de llamados y a controlar que no muevan a las víctimas. Siendo médico podría haber hecho algo más, pienso yo. Pero que importa como es él. Lo que importa es la fiebre que hace a esta mujer escribir. Yo la entiendo a la mujer. La verdad: la entiendo. Una no puede resistir la realidad sin inventarse cosas. Es más, pienso, quizás sea mucho más real eso que ella se inventa. Sí. Eso es mejor, lo que una puede inventar. Las mujeres no manejan la realidad; la realidad la manejan los hombres. Pero nosotras manejamos las fantasías. A nosotras todavía nos queda la ficción, nos queda imaginar. Odio la realidad. Ya sé. Voy a contestarle las cartas a esta mujer. Si al final el amor es eso, un invento de las mujeres. Voy a contestarle esas cartas.

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  17 de Enero

Buenos Aires,

Querido mío:        

 

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He recibido una carta tuya. Escribes tan bien. ¿Qué decir? ¿Qué decir? Me tomaré algunos días para responder. Quiero estar a la altura. Tuya, más tuya que nunca

Yo

 

18/1: La carta que le he enviado a la mujer le ha sentado muy bien. Ella ha prometido esmerarse en su respuesta. Pienso: al menos me sirvió para algo haber estudiado Letras. En fin, empiezo a darme cuenta de que encuentro muy atractivo este juego. Me gustó escribirle, y mucho más me gusto leerla. Ella es ingenua, espontánea; no es irónica, es literal. Hay algo de esa simplicidad que es mucho más autentica que el estúpido mundo de pretensión intelectual en el que vivo. Yo soy una amargada. Planifico todo. Soy solo una pieza en un ridículo engranaje de supervivencia. Me veo en el espejo: me volví oscura, misteriosa. Yo no era así. Yo no soy así. Las cartas de esta mujer me hicieron recordar quién era yo. Yo quiero volver a mí. Yo quiero volver a mí.

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  Aires, 19 de Enero

Buenos

  Tenemos una sensibilidad distinta del mundo, lo sé. Muchas cosas en el mundo no tienen un nombre y lo que a nosotros nos pasa no tiene un nombre, o si lo tiene yo no lo sé. Pienso, el mundo real no está preparado para el amor. El amor es tan falso. Vos sos tan falso. Tu forma de escribir, las palabras que utilizás. Y yo, yo también soy falsa. Somos artificiales. Somos rubias. El amor no es real. La naturalidad es una pose muy difícil de mantener. No hay nada más falso que ser sincera. Yo seré exagerada, sí, pero qué tierna que soy la puta madre. Yo no quiero andar juzgando a nadie. Yo quiero darlo todo. Yo soy una mina generosa. Sí, lo soy.   Quiero decirte algo del amor que nunca hayas escuchado pero sé que voy a fracasar. Soy tan pero tan ignorante.   Hoy noto que Te amo.   Sólo una mujer sabe lo que esto significa.   Te amo.   Yo soy el amor.

 

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Yo

 

20/1: He recibido la última carta de la esta mujer y no pude parar de llorar. No sé cuánto tiempo hace que no me sucedía algo así. Es ilógico, infantil, así y todo no pude parar de llorar. La carta es ingenua, espontánea; eso ya fue muy emocionante. Pero termina diciéndome, bueno, diciéndole: te amo. No sé cuál de las dos cosas me ha hecho llorar más, si que dijera te amo, o saber que no es a mí -en verdad- a quién se lo dicen. Quiero que me digan te amo. Quiero decir te amo.

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  Aires, 27 de Enero

Buenos

  Una semana de mi última carta y no te dignaste a contestar. Y yo me hago preguntas. Por ejemplo, ¿cuánta sangre puede donar una persona?   Te resulta rara esta pregunta, claro. Y sí. Es que me quiero cortar las venas por vos. Sí. Sos un poquito hijo de puta. No. No me quiero morir por vos. No lo merecés. Pero quiero largar algo, un poco de sangre, medio litro, algo.   Sos un poco hijo de puta, y yo tengo la sensación de que tengo sangre de más. Te odio. Quiero vaciarme un cacho de vos. Voy a tirar sangre en vano. Voy a cortarme las venas unos quince minutos y luego corto el chorro. Venas, sangre, torniquete: es fácil el plan. Seguro tengo sangre de más. Y a ver si venís a ayudarme como a los accidentados.   Seguro puedo hacer algo con todo esto. Casi casi que empiezo a odiarte.

 

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Firma: Yo

 

29/1: No he tenido el valor para escribirle de vuelta y ella me envió una carta en la cual se la notaba muy enojada. Ella empieza a odiarme y yo empiezo a amarla. No sé qué haría sin sus cartas, por un lado. Y por otro lado, me llena de decepción saber que ella construye su universo del amor en torno a una persona que no soy yo y que ni siquiera existe tal como ella la imagina. Ella va a desilusionarse cuándo sepa la verdad y yo voy a desilusionarme cuando ella me rechace. ¿Cuando ella me rechace? ¿Qué cosas estoy diciendo, por Dios? Definitivamente estoy perdiendo la cabeza. Creo que lo mejor va a ser seguir así, no escribirle más. Ya se le pasará, y a mí también ya se me pasará.

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31/1: No sé qué hacer. Estoy sumamente confundida y no puedo pensar. Esta mujer –a la que no conozco- acapara todos los instantes de mi mente. La imagino todo el tiempo. Ayer soñé con ella. Tengo muchas ganas de conocerla. Es una sensación extraña, física, como de debilidad y de fortaleza a la vez. Estoy todo el día esperando sus cartas, pensando en ella, y a la vez siento mi cuerpo debilitado. Soy como un espectro que se arrastra por la casa, un fantasma, un cuerpo sin sangre. Lo único que me da vida es leerla, y escribirle. Todo lo demás me parece trivial e idiota. Ella es lo único especial. ¿Qué debería hacer? Estoy desesperada y lo único que quiero es poder verla. Ya sé. Voy a escribirle diciéndole toda la verdad. Sí. Voy a escribirle. Voy a contárselo todo. Es una locura, pero no sé cuánto tiempo más podré tolerar viviendo en la razón.

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  2 de Febrero

Buenos Aires,

Estimada señora:   Realmente no comprendo si su carta se trata de una broma de mal gusto o qué. Le pido por favor que me perdone si la importuné. Su marido nunca me dijo que tenía una esposa. Bueno, si fue usted quién escribió las cartas como dice pues entonces ya lo sabrá todo.   En fin, me siento muy decepcionada. Parece que he sido objeto de burla. Qué vergüenza. Dios mío.   Por supuesto que no acepto su pedido de conocernos. De ninguna manera. Le pido por favor que ya no me escriba y que olvidemos pronto todo este malentendido.

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4/2: Mi derrotero de locuras no tiene fin. Ayer hice cosas que en mi vida soñé que haría. Eran las tres de la tarde y yo tenía mucha ropa para planchar que no planchaba. La idea loca me vino escribiendo, como siempre. Entonces sin más me quité toda la ropa, me metí en el baño y me corté las venas. El baño se convirtió en un verdadero carnaval de sangre. No sabía que salía tanta sangre. Me dio pena que no pudiera ver lo que yo hacía por ella. Así que escribí te amo, con sangre, en una hoja; era mi souvenir, el regalo que iba a mandarle. Luego de unos minutos -no creo haber aguantado quince- corté el sangrado. Me tomé como una hora de recreo. Tenía la presión baja. Luego me dispuse a limpiar el enchastre. Al final de mi aventura de vampira despechada metí la nueva carta en el sobre y se la envié. Ahora temo que ella me denuncie, que sepa que estoy cada vez peor. Así y todo no me importa nada. Yo ya hice todo lo que podía hacer. Creo que voy a abandonar también este diario.

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  de Febrero

Buenos Aires, 8

Estimada Señora:      

 

  20

¿Todavía quiere verme? Podríamos arreglar un encuentro. Sólo una condición. Ya no se ande cortando. Si quiere verme, contésteme con día, hora y lugar.

Yo

 

10/2: Había prometido no volver a escribir este diario, máxime a la luz de los hechos que han sucedido, pero me doy cuenta de que no puede vivir sin este revés, sin este otro lado; especie de nota al pie de mi vida (¿o es mi vida una nota al pie de lo que escribo?). Como sea, las cosas están mejor y más tranquilas. Ella y yo somos amigas ahora, parece. En verdad, yo estoy cada segundo más enamorada. Me gusta la forma en la que me mira cuando se queda callada. Me gusta cómo se ríe; a veces es exagerada su risa, pero de todos modos me gusta mucho. Es extrovertida pero a la vez tímida. Y es verdaderamente muy dulce: todo su trato hacia mí es dulce, afectuoso. Y nos reímos mucho. Y me gusta su piel. Y me gusta mucho pasar tiempo con ella. Eso, simplemente; estar juntas.

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13/2: Durante ésta semana nos vimos mucho. Yo tengo confianza en que ella se va a enamorar de mí, me tengo confianza y espero lograr que ella confíe en mí. Todo se reduce a una cuestión de confianza, parece. ¿O será que soy yo que solo puedo ver las cosas desde un solo lugar? Intento entender todo esto. Desde que la conozco todo es diferente, pero a la vez es conocido. Me reencontré con unas ganas de vivir que había perdido. Me siento transparente e incluso, a veces, me siento feliz. Como sea, desde que nos encontramos tenemos una especie de obsesión la una por la otra. Pasamos horas y horas hablando. Es algo extraño lo que nos pasa, algo aún mucho más particular que la seducción o el deseo. Nos tenemos una especie de amor distinto. Nos amamos y no nos hace falta decirnos nada. El resto de las personas me parecen muy aburridas. La amo y solo quiero estar con ella. Mañana nos veremos de nuevo. Voy a invitarla a mi casa. Voy a intentar besarla.

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  14 de Febrero

Buenos Aires,

  Hoy me invitaste a visitar tu casa. Yo no quería ir. Me daba una vergüenza. ¿Por qué te cuento esto a vos que estabas ahí? No sé, pero como que siento que el amor no está completo si no lo escribo. ¿A vos te pasa lo mismo? Ya me estoy yendo por las ramas.   La cosa es que yo estaba nerviosa, muy nerviosa en verdad, con el Jesús en la boca estaba. Y entramos a tu casa y no habías cerrado la puerta que ya me besaste. Para qué. Me temblaba todo pero me dejaba. Y vos empezaste a sacarme la ropa. Y me dejaste en bombacha. Y yo que soy tan torpe no podía ni hablar y no te dije nada pero estaba con la regla. Me sangraba el corazón por la bombacha. Estallaba de amor. De repente como que me dio como el amor todo junto. Y vos te desnudaste y también estabas con la regla. Y no nos importó nada. Nos besamos. Nos sangramos. Nos clavamos las uñas. Nos tiramos de las mechas con rabia, con rabia de amor. Tu sangre naranja en mi boca, mi sangre lila en tus manos. Sangre que llora. Sangre resentida. Sangre con derecho a ser feliz. Esa es nuestra sangre. Sangre de dos minas valientes. Nos destripamos. Nos abrimos como alcauciles y nos dimos nuestro corazón de sangre. Nos desangramos de amor.   Te amo tanto, y soy mejor desde que te conozco.   Vos sos mi sangre y yo la tuya.   Te amo.   Sólo una mujer sabe lo que esto significa.

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