Que Es La Psicologia Cultural
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¿Qué es la Psicología Culural? Anthony Sampson
l a r u t l u C a í g o l o c i s P E L L A V L E D D A D I S R E V I N U
La Psicología Culural consiuye un novedoso enoque eórico-meodológico (en gesación probablemene desde nales de los años seena —y aún anes, si se oman en cuena las enaivas de G.H.Mead y de Lev Vygosski que permanecieron marginales con respeco a las corrienes principales de la psicología académica—, pero bauizado como al sólo a parir de mediados de los años ochena) para la exploración y análisis de la consiución y consrucción de la dimensión psicológica del ser humano. Dicho enoque comienza a rucicar y engendrar un número cada vez más amplio de esudios 1 que demuesran la deerminación esencialmene culural e hisórica de odos los procesoss calicables de psicológicos: cogniivos, emocionales, inencionales, proceso inencionales, percepivos y en general odos los llamados esados menales y unciones psíquicas. Se raa, sin duda, de un enoque que, por su ecundidad, se ha exendido rápidamene por odos los cenros de invesigación ano en los Esados Unidos como en Europa. Por ano, es de paricular inerés que esa orienación eórica y meodológica sea acogida ambién en Colombia para poner a prueba, en el conexo socio-culural especícamene colombiano, la novedad y valor de sus sus concepos. concepos. Enre las diversas innovaciones que ese enoque eecúa, conviene subrayar la que consise en arrancar la psicología de su aislamieno eórico y disciplinario, el cual radicionalmene la ha connado denro de una comparimenalización académica muy esrecha. La segmenación académica de los saberes llevó a que la psicología académica, durane décadas, le diera la espalda a prácicamene la oalidad de las diversas ciencias humanas. El parido omado por una cienicidad decimonónica semejane a la que aparene1 Para no no recargar ese ese exo con una bibliograía pesada, señalo señalo solamene solamene los úlimos exos exos de Jerome Bruner, Bruner, La Construcción del Sentido (con Helen Hase), Madrid, Paidós, 1992, Realidad Mental y Mundos Mundos Posibles , Barcelona, Gedisa, 1989, Actos de Sentido , Madrid, Alianza Ediorial, 1991, además de diversos arículos poseriores a esos libros; Donald E. Polkinghorne, Narr NarraaSUNY,, 1988; y especialmene: Cultural Psytive Knowing and the Human Sciences , New York, SUNY James W. W. Sigler, Richard A. Schweder, Schweder, chology, Essays on Compara Comparative tive Human Development , ed. James Gilber Herd, New York, Cambridge Universiy Press, 1990, 625 páginas.
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mene caracerizaba a las ciencias ísicas pre-einseinianas, no sólo implicó la adopción de una posura episemológica cada vez más insosenible en dichas ciencias mismas, sino que conllevó el repudio de oda noción de subjeividad e incluso puso en peligro la idea misma de lo psicológico como campo de despliegue de las acividades de una psique como al: la mene y el llamado menalismo ueron cubieros de anaema y abandonados a la losoía, que presamene recogió lo que los psicólogos habían despecivamene desechado. Las únicas uenes de inspiración para los esudios psicológicos provinieron de campos que no podían aporar más que esquemas mecánicos o ormalisas y, por ende, reduccionisas. Esos esquemas, o más bien meáoras, uvieron la aal consecuencia de despojar al ser humano de uno de sus rasgos deniorios y más esenciales: el de ser un ser de lenguaje. Dicho en oros érminos, ue borrado del campo de la psicología el hecho de que el hombre es, por encima de odo, un ransmisor y generador de signicaciones. El posulado del cual pare la psicología culural consise en armar que la psicología no consiuye una dimensión comparable a la que la doación siológica le ha conerido al ser humano. A ese propósio cabe anoar que se considera que la evolución de la especie hace iempos ha llegado, por lo esencial, a su límie nal, y, por ano que nada signicaivamene nuevo ha de esperarse como ransormación vial —salvo alguna caásroe de ipo nuclear, por ejemplo, que aece drásicamene a la conguración genéica—; en cambio, la evolución culural se ha susiuido a la evolución biológica e inclusive ha logrado eludir las consricciones selecivas de orden orgánico. 2 Las invenciones ecnológicas han doado al ser humano de una pléora de próesis, u órganos exosomáicos, que compensan ampliamene las resricciones que la siología impone. odas esas invenciones, eminenemene culurales, no pueden considerarse como carenes de eeco sobre la dimensión psicológica. No simplemene poencian, por ejemplo, la compeencia cogniiva, sino que hacen que posibilidades laenes, viruales, en cieras circunsancias se despliegan de una manera insospechada. En úlimas, el saber nunca puede pensarse como algo connado esencialmene denro de un espacio inerior —aunque uese el espacio cerebral mismo. El saber esá, como se dice conemporáneamene, “disribuido” en un conexo. El adenro y el auera esán en una permanene inerracción. Y de esa inerracción, y del empleo de insrumenos que ella presupone, dependemos de manera radical. La amosa rase de Einsein de que su lápiz era más ineligene que él ilusra esa proposición grácamene. Enonces, si el conexo socio-culural posee una imporancia an crucial como lo pregona la psicología culural, es jusamene debido a la nauraleza de la siología humana misma, y en paricular la del cerebro. Es la llamada epigénesis la que hace posible que la culura incida de una manera an deci2 C., Jacques Rué, Le Sexe et la Mort , París, Odile Jacob, 1986: “...la evolución biológica...a nuesro juicio esá erminada en la escala humana”, p.224.
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siva sobre la consiución psicológica. Dicho de oro modo, la exraordinaria plasicidad del equipo siológico humano, en paricular las poencialidades del cerebro, no imponen un único parón que es inexorable y universalmene seguido. Al conrario, la esis undamenal de la psicología culural es la de que dicha plasicidad es moldeada, de una manera inniamene variable, de acuerdo con las esrucuras culurales hisóricamene consiuidas que conguran los sisemas de signicación peculiares a cada sociedad humana. Asi, la psicología culural se propone esudiar las variadísimas maneras en las que las radiciones culurales y las prácicas sociales regulan, expresan, ransorman y ransmuan la psique humana. Es el esudio de las ormas como el sujeo se consiuye en una permanene inerrelación con el oro, en el marco de los sisemas culurales que rigen las prácicas sociales en un momeno hisórico dado. La psique no se da sino en una culura paricular y es esa culura la que conere su paricularidad a al psique. La inerdependencia, la deerminación recíproca, la dinámica de una dialécica son algunos de los corolarios que se desprenden de ese axioma de parida. Así, no se llega a la unidad de un subsrao universal, aemporal, ahisorico, y aculural sino a la prolieración de divergencias, es decir de modos de signicación dierenciales que consiuyen la singularidad y especicidad de cada culura humana. Es una concepción, enonces, ani-esencialisa, ani-susancialisa y resuelamene relaivisa en la que es el orden o sisema de la culura el que, a iempo que deermina al sujeo, permie la realización concrea de sí, permie que el sujeo se complee a sí mismo y devenga lo que su culura le capacia —y auoriza— para ser. De oro modo no endría sino esa orma de exisencia de lo puramene incoaivo que no ha podido desplegar su poencialidad. Y ya se sabe que aquel que no advenga como sujeo en el lapso debido permanece para siempre por uera de su plena realización humana (el ejemplo más paéico son los amosos “enans sauvages” que ascinaron a los psicólogos y educadores del siglo XIX y los auisas conemporáneos 3). Digámoslo en palabras de Marshall Sahlins: “...las esrucuras de la mene no son ano los imperaivos de la culura cuano sus implemenos. Componen un conjuno de posibilidades organizacionales a disposición del proyeco culural humano, proyeco que, no obsane, gobierna su implemenación de acuerdo con su nauraleza, así como gobierna su invesimieno con diversos conenidos signicaivos. ¿De qué oro modo explicar la presencia en las culuras de esrucuras universales que, sin embargo, no esán universalmene presenes?”. 4 De ese modo, los disposiivos menales humanos son los insrumenos a ravés de los cuales la culura se ejerce, mas no son los deerminanes de ella. Pero, si la culura es el conjuno de los sisemas de ransmisión y 3 C., Lucien Malson, Les Enfants Sauvages , París, 10/18, 1964; y Bruno Betelheim, Te Empty Fortress , New York, Te Free Press, 1967. 4 Marshall Sahlins, Culture and Practical Reason , Te Universiy o Chicago Press, Chicago, 1976, p. 122-3.
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de generación de signicaciones —siempre discreas, dierenciales, relaivas al sisema en el cual se engendran y que al mismo iempo consiuyen—, ¿cómo dejar de reconocer que la culura es un orden simbólico, y por ende, sólo pensable y analizable en érminos semióicos? De nuevo, eso equivale a poner en un lugar crucial y cenral la dimensión lingüísica del ser humano; equivale, dicho con mayor precisión, a posular que no hay psicología sino de un ser hablane. O, en aún oros érminos, no puede haber psicología sino en la esrica medida en que odas las consecuencias de ese hecho primordial pueden ser rasreadas, caalogadas, comparadas, evaluadas y plenamene concepualizadas. La esrucuración semióica del universo humano, concreándose cada vez en una lengua y en una culura dadas, se exiende sobre cada aspeco y acea de la exisencia humana. Es esa inerpeneración de la culura y de la lengua, y sus eecos consiuivos sobre el sujeo humano que acúa en dicha culura y que habla dicha lengua, la que la psicología culural quiere esudiar. Sujeo, lengua y culura no son disociables y cieramene no pueden ser raados como variables independienes. No pueden, por ano, conraponerse el individuo y su sociedad, ni el sujeo y el objeo escindirse y manenerse en aislamieno el uno del oro. No es de asombrarse, por ano, si enre los auores de épocas pasadas la obra de Lev Vygoski (pero ambién la de George Herber Mead 5) haya adquirido una nueva imporancia para los invesigadores conemporáneos en la psicología culural. Y la edición de sus voluminosos escrios que, por primera vez, se comienzan a ediar de una manera complea y relaivamene acepable 6 , sin duda aumenará aún más el valor de su orienación para los pracicanes de la psicología culural. Se sabe desde los años sesena, por supueso, especialmene enre los esudiosos de la eoría psicológica del aprendizaje, del inerés e imporancia del concepo de la “zona del próximo desarrollo”. En cambio, sólo hasa hace poco, se ha comenzado a reconocer que “el corazón de la eoría hisórico-culural de Vigoski es la concepción de la organización semióica peculiar de odas las ormas propiamene humanas de la psiquis”. 7 Es digno de señalarse, aunque sea de paso, que en ese puno cenral hay un acuerdo imporane enre Vygoski y el padre de la lingüísica Ferdinand de Saussure. Según esa concepción vigoskiana, los límies radicionales asignadas al campo de la psicología debían ser desplazados para ensanchar su erriorio, pues ése se había deslindado de modo excesivamene esrecho. Así, se ha bía cercenado a la psicología imporanes áreas que legíimamene le correspondían. Vasas zonas para la invesigación se habían dejado compleamene abandonadas, y Vigoski se propuso, enonces, inaugurar su análisis, abriendo 5 C., George Herber Mead, Mind, Self and Society , Chicago, Te Universiy o Chicago Press, 1934. 6 C., Liev Semiónovich Vygoski, Obras Escogidas (2 omos), Madrid, Visor, 1991 y 1993. 7 C. A. Puziréi, El Proceso de Formación de la Psicología Marxista: L.Vigotski, A.Leontiev, A.Luria , Moscú, Ediorial Progreso, 1989, p. 8-9.
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nuevos caminos para la psicología. Reveló la dimensión especícamene psicológica de mucho de lo que hasa enonces no se había considerado como propiamene psíquico: los sisemas mnemoécnicos semióicos (desde el nudo que se hace en un pañuelo como méodo para recordar hasa los comple jos sisemas de represenación mnemoécnica en los que Vigoski mismo era un consumado expero), los sisemas de escriura (desde las primeras incisiones de los “primiivos” hasa el sisema alabéico con su violena disrupción de la unidad silábica naural), los sisemas de anoación numérica (que Brian Roman8 esudia modernamene desde la misma perspeciva semióica), los esquemas y diagramas, las obras de are (ano la lieraura —la novela, la gran ragedia y especialmene la poesía lírica—, así como las ares plásicas: odas áreas que la psicología académica, a pesar de aislados esuerzos por consiuir una psicología del are, consideraba provincia de las aculades de losoía y leras y no del dominio de una disciplina ansiosa por ganarse el reconocimieno general como ciencia pura y dura), la hisoria de los vesidos, los auajes y en general odos los sisemas de signos que consiuyen el “medio ambiene” propiamene humano. Por ano, aun el sisema de los llamados “lunares” o “moscas” que, en la moda de los siglos XVIII-XIX, las europeas se complacían en lucir en pares visibles del cuerpo (rosro o escoe) era, para él, objeo digno de la aención del psicólogo. Pues, Vygoski se negó siempre a que la psicología o bien se redujera a una concepción siologisa en la que odas “las ormas superiores de comporamieno, que deben su origen al desarrollo hisórico de la humanidad, se ponen en una misma línea con los procesos siológicos, orgánicos”, o bien se absrajera en un río cálculo de los disposiivos menales, caso en el cual dichas ormas superiores “se liberan de odo lo maerial y comienzan una vida nueva, en ese caso eerna, supraemporal y libre en el reino de las ideas, revelándose al conocimieno inuiivo, que oma la orma de una ‘maemáica del espíriu’ uera del iempo”. 9 De ahí su insisencia en una concepción hisórico-culural, y en una nueva manera de considerar el desarrollo inanil que rechaza odo “el oculo preormismo remanene” que aún perdura en la eoría del desarrollo del niño. Vygoski proporciona las bases para una críica de la noción, pericliada en embriología pero perinaz en psicología, de “génesis”. Pues, dicho llana y escueamene, la noción de génesis se oorga a sí misma de enrada jusamene lo que sólo al nal debería poder explicar: esá desde el origen ya allí aquello cuyo surgimieno habría que explicar, exacamene como la belloa de un ro ble coniene ya odo el uuro roble con sus raíces, ronco y ramas, pero en miniaura. Ese evolucionismo oculo e insidioso ue objeo de las más severas críicas de Vigoski quien le reprochaba a “la psicología inanil no [querer] 8 C., Brian Roman, Signifying Nothing, Te Semiotics of Zero , Sanord, Te Sandord Universiy Press, 1993. 9 Ciado por A. Puziréi, op.cit ., p.88.
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saber nada de las ransormaciones críicas, disconinuas y revolucionarias de las que esá llena la hisoria del desarrollo inanil y que an recuenemene se encuenran en la hisoria del desarrollo culural”. 10 Vygoski hallaba la huella de esas disconinuidades y rupuras en lo que él llamaba, ciando a Freud, los “desechos del mundo de los enómenos”. Jusamene ales “desechos” les habían parecido a los psicólogos, hasa enonces, perecamene desdeñables e insignicanes. Pero en ellos Vygoski veía, al conrario, la maniesación de la adquisición de lo que él denomina “las unciones psíquicas rudimenarias” que son “documenos del desarrollo, esigos vivienes de viejas épocas,...imporanísimos sínomas hisóricos”. 11 Así como el zoólogo, a parir de un pequeño ragmeno de hueso de algún animal osilizado, reconsruye odo su esqueleo, o como el arqueólogo basándose en una moneda anigua desprovisa de odo valor descubre una compleja muación hisórica, o como el hisoriador al descirar un jeroglíco puede llegar a leer oda una época perdida de la hisoria, así ambién el psicólogo puede leer en lo pequeño lo grande. Y así se produce la sorprendene conuencia del pensamieno de Vigoski con él de Freud: “La psicología sólo en los úlimos iempos esá superando el error que experimenaba en la evaluación vial de los enómenos y aprende a ver en menudencias insignicanes —esos desechos del mundo de los enómenos, si usamos la expresión de S. Freud, quien presó aención, jusamene, a la psicología de la vida coidiana— imporanes documenos psicológicos. Nosoros quisiéramos seguir el mismo camino y mosrar en el problema que nos ineresa cómo lo grande se maniesa en lo más pequeño, como dice Freud al respeco”.12 Enre esas pequeñas insignicancias en las que el méodo “analíicoobjeivo” del joven Vygoski se deiene, podemos señalar esa asombrosa lisa: “La máquina, el chise, la lírica, el nudo mnemoécnico, la orden miliar”. Nos llevaría demasiado iempo desmenuzar esa colección aparenemene heeróclia que yuxapone elemenos a primera visa an disímiles. No obsane, señalo, aunque sea de paso, que odos consiuyen, en la nomenclaura de Vyigoski, “rampas” (rampas para la nauraleza y rampas para la psique), en las que algo es apresado, aprehendido, y en las que una acividad humana de dominio a ravés de sisemas mediadores —semióicos— se ejerce. La premaura muere de Vygoski y la subsiguiene iranía saliniana hizo que su vaso programa quedara sepulado con él. Por lo demás, por genial que Vygoski uese, es por compleo evidene que él solo no habría podido avanzar sino por unos cuanos caminos denro de ese exensísimo campo de la psicología hisórico-culural. De hecho, ese programa de invesigación ampoco puede llevarse a 10 Op.cit. , p.139 11 Op.cit ., p.107. 12 Ibid.
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cabo si es concebido como el dominio exclusivo de los psicólogos propiamene dichos. Y de hecho, los impulsadores conemporáneos de la psicología culural pregonan la urgene necesidad de acoplar sus esuerzos a los de los anropólogos, hisoriadores, sociólogos, lósoos, jurisas, semióicos y psicoanalisas. Sus invesigaciones concreas (los simposia de Chicago de 1986 y de 1987, bajo los íulos respecivos de “Culura y Desarrollo Humano” y de “Vidas de Niños en Conexo Culural”, son una clara ilusración del ejercicio de esa inerdisciplinariedad) recurren abundanemene a odas esas disciplinas para la elaboración de los insrumenos eóricos indispensables para el raamieno de los hechos esudiados. Hay que señalar ambién la aparición reciene de nuevas revisas especializadas, como Psycholgy and Culture , dirigida por Jaan Valsiner. En eeco, los reuerzos necesarios se hallan ya a la mano o esán siendo producidos por muchísimos invesigadores en odos los campos mencionados, pues sosengo que en realidad muchos esudios de psicología culural, especialmene en lo que concierne a civilizaciones pasadas, así como a civilizaciones no occidenales, ya han sido ampliamene desarrollados - con la salvedad de que no han sido hechos por esudiosos que se denominan a sí mismos como psicólogos, sino como hisoriadores o anropólogos. 13
13 Jerome Bruner, quizá el más conspícuo de los psicólogos culurales, ha enconrado agua para su molino ano en los hisoriadores de menalidades ( Historia de la Vida Privada ), como en anropólogos (Cliford Geerz, Marshall Sahlins, Renao y Michelle Rosaldo), como en semióicos (Barhes, odorov, Greimas, ec.), como en lósoos (Goodman, Rory, Quine, Grice, ec.) y en psicoanalisas (Schaer y Spence en paricular). Pero, cabe anoar que odos los invesigadores en psicología culural beben de esas uenes y aún oras.
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