Psicología Del Jugador de Fútbol - Marcelo Roffé

September 14, 2017 | Author: MartinVertolaz | Category: Association Football, Attention, Psychology & Cognitive Science, Psychoanalysis, Social Work
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Psicologia, deportes, tactica...

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Psicología

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4ta Edición

Marcelo Roffé. Licenciado en Psicología (1990, UBA). Master en Psicología del Deporte y la Actividad Física (UNEDUniversidad Complutense de Madrid). Especializado en Clíni­ ca en el Hospital Argerich. Responsable del Departamento de Psicología del Deporte en las divisiones juveniles del Club Ferro Carril Oeste (1995-2000) y de las Selecciones Juveniles Argentinas de Fútbol (AFA Sub 15, Sub 17 y Sub 20, 20002006). Asesor externo del Cuerpo Técnico de la Selección Argentina en Alemania 2006. Ex-asesor del Cuerpo Médico del Club Vélez Sársfield. Coordi­ nador del equipo de psicólogos de la pensión del Club San Lorenzo de Almagro. Docente de la Universidad de Buenos Aires en actividades de Grado y Posgrado. Docente en el Centro Nacional de Alto Rendimiento (C.e.N.A.R.D.) en cursos para entrenadores y psicólogos. Titular de la materia Psicología

continúa en la otra solapa

Psicología

del jugador de

í Con la cabeza hecha pelota

Marcelo Roffé

Psicología del jugador de fútbál Con la cabeza hecha pelota

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Roffé, Marcelo Psicología del jugador de fútbol : con la cabeza hecha pelota. 1a ed. 4a reimp. - Buenos Aires : Lugar Editorial, 2008. 312 p. ; 23x16 cm. ISBN 978-950-892-076-8 1. Psicología del Deporte. I. Título CDD 796.019

Diseño de tapa: Rubén Longas

[email protected] wrww.marceloroffe.com

I a Edición: Octubre 1999 2“ Edición: Julio 2003 3* Edición: Marzo 2007 4a Edición: Agosto 2008

Queda prohibida la reproducción total o parcial de este libro, en forma idéntica o modificada y por cualquier medio o procedimiento, sea mecánico, informáti­ co, de grabación o fotocopia, sin autorización de los editores.

ISBN: 978-950-892-076-8 © 2007 Lugar Editorial S. A. Castro Barros 1754 (C1237ABN) Buenos Aires Tel/Fax: (54-11) 4921-5174 / (54-11) 4924-1555 e-mail: [email protected] / [email protected] www.lugareditorial.com.ar Queda hecho el depósito que marca la ley 11.723 Impreso en la Argentina - Printed in Argentina

A Débora, mi mujer, por su luz cotidiana. A Joaquín y Tobías, por sus llegadas plenas de vida; y a la princesa Salma por alegrar aún más el hogar. A mis padres, que siempre están a mi lado.

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Indice

Prólogo a la tercera edición.............................................................. 9 Palabras preliminares.................................................................... 11 Juan Pablo Varsky......................................................................... 11 Juan Carlos Giménez..................................................................... 13 Diego Borinsk................................................................................ 15 Raúl Barrios..................................................................................17 Francisco García Ucha................................................................... 19 Capítulo 1: Empecemos por el principio. ¿Qué es un psicólogo especializado en deporte y cuál es su rol?................. ........21 Capitulo 2: Fútbol: belleza y complejidad. Polémica con Dante Panzeri ..........................................................39 Capítulo 3: Necesidad y entrecruzamiento. ¿Por qué y para qué? La importancia del Estudio Sociométrico........................................ 51 Capítulo 4: Testimonio de una práctica. Objetivos de la preparación psicológica. Cincuenta tests psicométricos y proyectivos utilizados en el fútbol. Planillas de seguimiento en competencia. Intervenciones eficaces......... ................................ 63 Capítulo 5: Diferencia entre fútbol profesional y fútbol amateur. Su aplicación. La importancia de la prevención con los futbolistas adolescentes........................................»•........... ........... 81 Capítulo 6: La importancia de la interdisciplina. El trabajo eficaz de un verdadero equipo y la renuncia a la creencia de poseer todo el saber................................................................. 101 Capítulo 7: Pautas de orientación a padres. Prevención de estrés, agresión y mala alimentación, dadas juntamente con el preparador físico..................................... 113 Capítulo 8: El técnico y el jugador. Similitudes y diferencias con el teatro. Condiciones y aptitudes psicológicas para ser un buen técnico y un buen futbolista............................................ 135

Capítulo 9: Los miedos del futbolista. Los treinta miedos más comunes y estrategias para su control. Su relación con el control de presiones y la autoconfianza......................................... 149 Capítulo 10: Reseña de técnicos y futbolistas que se acercaron a esta ciencia. Nombres de los especialistas que trabajaron y/o trabajan en este deporte......................................... 159 Capítulo 11: Psicología aplicada al fútbol. Resistencias de los técnicos y de los jugadores................................................... 179 Capítulo 12: Violencia en el fútbol. Conferencia dictada en la provincia de Entre Ríos con motivo de la suspensión del torneo de primera división a raíz de hechos de violencia....... .........193 Capítulo 13: Nadie lloró. Artículo escrito para el diario Perfil luego de la finalización del Mundial Francia ‘98. Introducción: relación selección nacional /psicólogo........................225 Capítulo 14: Artículos publicados en el diario Perfil, en los meses de abril, mayo, junio y julio de 1998.......................... 233 Capítulo 15: El asesoramiento externo para el Mundial de Alemania 2006............................ ............................................. 261 Capítulo 16: Análisis psicológico del retiro de uno de los mejores futbolistas de los últimos años, Zinedine Zidane............... 285 Destinos. (Cuento)...................................................................... 291 Anexo al Capítulo 12: Sobre la violencia en el fútbol................. 295 Anexo al Capítulo 14: Dos columnas publicadas en el diario Perfil (8 años después).........................................................299 Estrellas que se estrellan.............................................................. 304 Cursos on line / Asociaciones ........................................................305 Referencias Bibliográficas

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Prólogo a la nueva edición

Cuando este libro comenzó a caminar por. el sendero que eligen los lectores y que uno desconoce, allá por octubre de 1999, no ima­ ginábamos que llegaría tan rápidamente a una nueva edición. La misma es motivo de orgullo y responsabilidad. Porque esta­ mos dejando “huella”. De aquel cabezazo tristemente recordado, de Ariel Ortega a Van der Sar, 8 años después pasamos a otro cabezazo más céle­ bre y actual: el de Zinedine Zidane a Materazzi. Analizamos esa conducta impulsiva, que lo condenó ante los ojos del mayor número de televidentes de la historia. Pero no an­ te los amantes del fútbol. Así como Van der Sar le confesara en el fútbol inglés al “Colo­ rado” Sava que sabía que el argentino iba a reaccionar, las 14 expulsiones de “Zizou” en su carrera y el hecho de que había jugado en el Calcio, hizo que el cálculo de Materazzi no fallara. Pero en esta adjudicación de roles y de destinos, tenemos un “Zizou” que le pide perdón a los jóvenes de su país por lo hecho, que igual es galardonado con el premio de mejor jugador del Mundial, como se merecía, y que se arrepiente no del cabezazo en sí, sino de la imagen final que dejó... Después de todo era la final del mundo y la gloria lo estaba por besar en la boca. Pero el retiro y su jubilación decidida o no tan­ to, es otro elemento que enriquece al análisis. Anexamos la intervención que hicimos con un gran líder como es José Pekerman. La experiencia inigualable de ser parte, aun­ que de manera parcial y externa, de un proceso en la elite de la elite, al que llegamos luego de seis años con los juveniles de AFA en un ciclo brillante para el fútbol argentino. Por ello, a José, a AFA y a Ferro les estaré por siempre agradecidos, porque gracias a ellos aprendí casi todo lo que sé. Y a los futbolistas el agradeci­ miento “eterno”, sin los cuales ni este libro ni los otros hubiesen podido ser escritos, ya que la práctica es la que fortalece la teoría. 9

Actualizamos el tema de la violencia en el fútbol, con casos lla­ mativos que se suceden a repetición. Agregamos dos nuevas co­ lumnas publicadas en el diario Perfil y otra en Olé. Y contamos esta vez con el prólogo de un periodista deportivo de lujo como lo es Juan Pablo Varsky, que con gusto aceptó la in­ vitación, luego de conocerlo en nuestras VI Jornadas Nacionales de Psicología del Deporte en octubre del 2006. En estos últimos años he podido recorrer muchos países con mis cursos, conferencias y libros, tales como México, España, Perú, Pa­ raguay, Colombia, Uruguay, Chile, Ecuador, Brasil, Venezuela, y la acogida y recepción de la gente me llena de entusiasmo. Hasta el hecho de escribir para una revista japonesa para entrenadores de fútbol, nos revela que la psicología del deporte no tiene fronteras y que los sueños hay que perseguirlos. Quiero subrayar el aprendizaje realizado tanto en el Congreso de SOSUPE en Chile, en el Congreso de la SIPD en México y con los entrenadores de fútbol de Andalucía, donde pude compartir con 600 de ellos, unas inolvidables jornadas de capacitación sobre “Liderazgo” que me enriquecieron mucho. Las mismas las pude brindar gracias a la generosidad de mi amigo y modelo en la psico­ logía del deporte, el Dr. Miguel Morilla, líder de un equipo de doce psicólogos deportivos en el club Sevilla de España. El agradecimiento a Lugar Editorial, a la gente de APDA, a mis amigos de la SOSUPE y de España, y sobre todo a mi familia: mi esposa Débora y mis hijos Joaquín, Tobías y Salma. Los que siem­ pre están, en las buenas y en las malas, como mis padres, mis ami­ gos y mi analista. El recuerdo siempre eterno para Lucas Molina, por su muerte inentendible y para Emiliano Molina por su muerte absurda. Sé que desde alguna estrella me guiñan un ojo. Junto a mi abuela Lo­ la y al tío Moisés. Y a Diana Celedoni, amiga y “hacedora” de la primera versión del libro. Y esa maldición con los arqueros de AFA, que la revertirá Gus­ tavo Eberto. ¡¡¡Fuerza, macho!!! No quiero dejar de recordar y homenajear al Dr. Carlos Garrot, autor del libro Psicología del Fútbol, de 1937. ¡Ojalá disfruten de esta nueva versión actualizada y que APDA y la psicología del deporte sigan creciendo, al igual que sus publi­ caciones! Marcelo Roffé 10

Palabras preliminares Juan Pablo Varsky

En el fútbol argentino, los psicólogos tienen mala prensa. Aun­ que sean profesionales e idóneos, son sospechosos (y culpables) hasta que se demuestre lo contrario. Se les invierte la presunción de inocencia. Deben demostrar que no son alcahuetes del entrena­ dor y que no ventilarán los asuntos internos al periodismo. Y, so­ bre todo, luchan contra una frase tan antigua como vigente que ca­ si todos los entrenadores pronuncian con una mezcla de desdén y soberbia: “El psicólogo soy yo, papá” . Sería una falta de respeto desconocer la capacidad de un DT que fue futbolista profesional para entender situaciones individua­ les y grupales de un plantel. Desde su experiencia, puede hacer un diagnóstico certero y aportar la solución de un problema. En este ambiente se respeta (y mucho) la especialización. Den­ tro de la cancha, hay especialistas. Laterales, centrales, mediocampistas defensivos, conductores, delanteros. Fuera del terreno de juego, hay directores técnicos, preparadores físicos, entrenadores de arqueros, médicos, fisiólogos, kinesiólogos, etcétera. Curiosa­ mente (o no tanto), todos los actores están habilitados para hablar de cuestiones psicológicas. Palabras como actitud, mística, lideraz­ go, desconcentraciones, distracciones forman parte del diccionario futbolero argentino. Por supuesto, los periodistas también recurri­ mos a esos términos y hasta definimos un comentario. Por ejem­ plo: “al equipo le faltó actitud” o “el gol llegó por una desconcen­ tración”. Sin embargo, el psicólogo deportivo -el verdadero espe­ cialista- no tiene lugar en este ambiente. Hablan todos, menos quien más sabe. Valiente y audaz, José Pekerman se animó a con­ tar para el seleccionado mayor que se preparaba para el Mundial de Alemania con un asesoramiento externo en este área donde to­ dos opinan y nadie sabe. El especialista designado para ocupar ese lugar fue Marcelo Roffé, autor de este libro. Ya habían compartido una fecunda experiencia en los seleccionados juveniles con exce­

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lentes resultados dentro y fuera de la cancha. No era fácil asumir semejante responsabilidad. No sólo por la mala prensa, sino tam­ bién por tratarse de consagrados, con status de estrellas de rock. Muy conservadores en ese aspecto, la mayoría de estos futbolistas rechaza la relación con un psicólogo deportivo en el ámbito de un plantel. Sí pueden aceptarla en el plano personal como lo hacen los propios entrenadores que luego no admiten psicólogos en sus cuer­ pos técnicos... Desde septiembre de 2004 hasta aquel penal de Cambiasso que atajó Lehmann en Berlín, Marcelo Roffé participó de una aventu­ ra muy enriquecedora como asesor externo en el área psicológica. En este libro, ustedes podrán disfrutar de un relato apasionado y apasionante. Con nombres propios y sin violar secretos profesiona­ les, Roffé cuenta en primera persona cómo se fue concretando el proyecto y, sobre todo, cómo entabló relación con algunos protago­ nistas. Acaso el ejemplo más importante sea el Pato Abbondanzieri, quien públicamente confesó cuánto le había servido trabajar en el aspecto mental con un profesional del área. También Roffé hace su análisis de la exclusión de Germán Lux, en la cual fue involu­ crado desde un sector de la prensa. Tan sólo ese capítulo ya valdría la pena. Pero este libro incluye un completo análisis del vínculo entre fútbol y psicología, que de­ safía al inicial descrédito que tiene esta fusión en el fútbol argen­ tino. Y, como si esto fuera poco, Roffé propone una mirada diferen­ te sobre el último gran crack del fútbol mundial: Zinedine Zidane. Ese fenómeno francés que siempre usó la cabeza (como nadie) pa­ ra jugar y en su último partido decidió usarla para agredir al pro­ vocador Materazzi. Sí, ya sé. Parezco un vendedor de colectivo que ofrece tres piezas al precio de una y al comprarlas, uno se da cuen­ ta de qué no funciona ninguna. No será el caso, estimado lector. Lo único que tienen en común un vendedor y un psicólogo deportivo es que ambos tienen mala prensa. Que lo disfruten...

Juan P Varsky es Periodista deportivo, de vasta trayectoria en los medios. Actual­ mente conduce el programa de radio “No somos nadie” (FM Aspen) y es columnista del diario La Nación y del programa de televisión “Fútbol de Primera” (Canal 13).

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Juan Carlos Giménez

y un verdadero honor cuando Marcelo me pidió que le hiciera el prólogo de su libro “Psicología del jugador de fútbol”. Esto ocurrió el sábado doce de se­ tiembre de 1988 en el campo de deportes del Club Atlético San Loren­ zo de Almagro, en donde estaba Marcelo quien, como psicólogo, forma parte del cuerpo técnico del fútbol amateur del Club Atlético Ferro Carril Oeste; se encontraba cumpliendo con sus tareas profesionales para evaluar el comportamiento anímico, espiritual y competitivo de los chicos de las 7a, 8a y 9a divisiones de su club. Este libro viene con el aval de un prólogo al que le empecé a dar forma dentro de un ambiente “todofútbol”, ya que me encontraba en los quinchos del club en un asado (agasajo a figuras del fútbol de la institución local), grandes jugadores de la época del '50. Los homenajeados, verdaderos hijos futbolísticos de “El Ciclón”, fueron Mario Papa, Raúl Martina y Adolfo Seoane. Lo importante fue que junto a ellos compartían la misma mesa sanlorendstas y huracanenses, poniendo en evidencia que la pasión futbolera no puede separar a la gente del deporte y a grupos verdade­ ramente antagónicos como en esta oportunidad. No puedo dejar de mencionar algunos de los presentes en esa reu­ nión, dándole con esos nombres otro matiz de fútbol al libro. Si el lector no los vio jugar, por lo menos escuchó de las andanzas por los campos de juego de ese grande del fútbol argentino, Rinaldo Martino y de otros azulgrana como Alberto Rendo, Victorio Coco, Ro­ berto Resquín, Carlos Gambina, Héctor Facundo, Agustín Irusta, Carlos Alberto Ferro, así como también de los huracanenses, encabe­ zados por el histórico del “Globo” Emilio Baldonedo; y los “quemeros” de la calidad de Francisco Montorvino, Juan Alberto Romeral, Néstor Naya y Elio Montaño; y entre ellos —infiltrado— un “rojo” de Inde­ pendiente, con un paso fugaz por Huracán, Eduardo Maglione. Perdonen que me haya metido en el fútbol de los '50, pero quiero apuntar que en aquella época no estaba la psicología en el fútbol, co­

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ue para mí una especial sensación

mo ahora que tienen profesores de la calidad de Marcelo, quien estu­ dia a los deportistas y consigue acercarlos, agruparlos, orientarlos y les transmite conceptos claros. Y con ello apunta a darle al joven pau­ tas y orientaciones para su futuro, no sólo para su vida deportiva, si­ no que lo ayuden a encaminarse a ser un hombre de bien. A mí su tra­ bajo me sirvió, por ejemplo, para reconocer mejor las interrelaciones grupales. Bueno, amigo lector, le llevo la ventaja de haber leído el original del libro, y no por considerarme amigo de Marcelo, le digo que prefe­ rentemente para aquellos profesionales que tienen la responsabilidad en la conducción de niños y adolescentes, al leerlo van a comprobar todo lo que se puede volcar en vuestro trabajo de docente deportivo. Marcelo, en nombre de los que gustamos del deporte, y en espe­ cial de todos los que tenemos en nuestras manos el deber de llevar por el camino correcto en la vida a los jóvenes, este (“tu hijo”) es un ver­ dadero mensaje para tan popular y querido deporte. Es un prólogo pequeño, con cariño, pero el contenido del libro es de un real valor. Por el prólogo y tu amistad, gracias Marcelo. J uan C arlos G iménez (*)

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Ex futbolista de reconocida trayectoria en varios clubes y en la selección na­ cional y ex director técnico de la selección nacional juvenil de la Argentina en 1967, además de su desempeño en clubes como Racing y Ferro Carril Oeste. Actual Secre­ tario de la Asociación de Técnicos del Fútbol Argentino.

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Diego Borinsky

reencontré a Marcelo des­ pués de algunos partidos de fútbol compartidos en nuestra juventud con más pena que gloria, nuestros caminos se hallaban in­ ternados en ese mundo de la pelota que tanto nos apasiona. El, desde su espinosa y ardua búsqueda de complementación con esa ciencia que ocupa su mente (la psicología) y que por razones que usted encontrará en este libro resulta una empresa auténtica­ mente titánica. Yo, desde mi pequeño lugar de periodista deportivo que había alcanzado a ganarme en El Gráfico, la revista con la que tantas generaciones de argentinos aprendimos a leer. El andaba con su carpeta cargada de recortes y garabatos. Yo, con mi libreta de anotaciones vacía y ansiosa de ser llenada con apuntes cuyo objetivo final era una investigación periodística que final­ mente sería publicada en la edición N° 4.013 de la revista bajo el tí­ tulo “El deporte en el diván”. El, entonces, comenzó a leerme algunas de las declaraciones que llevaba encima como tesoro invalorable. Yo, por lo tanto, empecé a abrir los ojos cada vez más grandes. Escuché muchas voces, muchísi­ mas, pero voy a recordar apenas dos para no aburrir ni anticiparme a lo que podrá disfrutar en el libro. Me quedaron grabadas las pala­ bras de J u l io V e l a s c o —entrenador argentino de volleyball que lle­ vó a la selección italiana a los primeros planos mundiales, hoy Direc­ tor Deportivo de la Lazio— que manifestaban lo siguiente, respecto de su caída en la final de los últimos Juegos Olímpicos ante Holanda: “Unopuede hacer la mejorpreparación física, técnica y táctica, pero con eso sólo no alcanza. Lo que define es un factor humano marcadopor la emoción de cadajugadory la capacidad para sopor­ tar esas presiones". Seguí atentamente, luego, lo dicho por ese otro hombre provis­ to de una lucidez fuera de lo normal como lo es el campeón mundial de ajedrez G a r r y K a sp a rov, luego de enfrentar a la computadora Deep Blue en una partida que lo tuvo al borde de un ataque de ner­

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uando h ace c e r c a de dos añ os

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vios. “Realmente estoy cansado. Si jugara con un humano, éste tam­ bién lo estaría. Yo siento la presión... la computadora, no”, se quejaba amargamente K asparov.

Son apenas dos muestras, pero luego comprendí que casi todos los testimonios de los protagonistas que hoy practican deportes a un nivel competitivo (y aun de aquellos que son amateurs) contienen en su esencia un elemento que los vincula con los intrincados mecanismos que gobiernan la mente humana. No sólo eso, sino que nosotros —los periodistas— habitualmente usamos (y también abusamos) ese tipo de argumentos (“aquel jugador se cayó anímica­ mente después del penal errado” o, “el golpe psicológico del gol tempra­ nero cambió el desarrollo del encuentro”) para comentar las alterna­ tivas de un partido de fútbol. Lo curioso, o mejor dicho lo paradójico de este asunto, es que esas situaciones que uno identifica con el sen­ tido común (un golpe anímico) no las resuelve el sentido común, como muchos entrenadores de fútbol pretenden arrogarse a partir de una capacidad adquirida en la Universidad de la calle (no entrega título todavía), sino un hombre eficazmente preparado para comprender los mecanismos de la mente, como lo es el psicólogo deportólogo. Esa fue una de las enseñanzas que me dejó la investigación rea­ lizada en El Gráfico. La descubrí después de llenar aquella libreta de anotaciones que había despertado vacía. D iego B orinsky (*)

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Biólogo y periodista, se incorporó en 1993 a la revista “El Gráfico”, de la que actualmente es redactor-jefe. Desde 1995 tiene a su cargo una cátedra de Taller de Redacción en la Escuela “Depor TEA”. Investigó y escribió sobre Enzo Francescoli, editando para “El Gráfico” una revista-libro que resume toda su vida; acaba de publicar junto con Enrique Escande y Carlos Ward, “Las anécdotas del fútbol: la viruta”, (Editorial Planeta).

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Raúl Barrios

l d e sa r ro llo de la P sicología Aplicada al Deporte en la A r­ gentina, cuenta en su haber con algunos hitos importantes, entre los que merecen ser destacados congresos internacionales y na­ cionales, jom adas, seminarios nacionales e internacionales con reco­ nocidos especialistas tanto de nuestro país como del extranjero, cáte­ dras de grado y posgrado en la Facultad de Psicología de la Universi­ dad de Buenos Aires, entre otros eventos. La psicología aplicada al fútbol, en un país eminentemente “futbolero”, está dando sus prime­ ros pasos. Uno de ellos fueron las “Primeras Jomadas de Psicología Aplicada al Fútbol”, organizadas entre la Secretaría de Extensión Universitaria de la Facultad de Psicología y la Dirección General de Deportes de la Universidad de Buenos Aires. Otro paso importante, y de esto no me cabe ninguna duda, será este libro. M arcelo Roffé , un colaborador incansable durante mi gestión al

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frente de la Secretaría de Extensión Universitaria en la Facultad de Psicología de la UBA, pone a nuestra disposición algunos aportes, pro­ ducto de su intenso trabajo de campo con el fútbol amateur del Club Ferro Carril Oeste, con un estilo entre audaz y polémico. Formula hi­ pótesis, plantea interrogantes (que en algunos casos responde y en otros deja abiertos), intenta algunas definiciones, saca algunas conclu­ siones, pero fundamentalmente deja la puerta abierta para la discu­ sión, el debate, el aporte y el intercambio con otros especialistas. Sin lugar a dudas, dentro de unos años, este libro será considera­ do un hito importante en el desarrollo y consolidación de la psicología aplicada al fútbol, y en la incorporación de la misma como una herra­ mienta más al servicio de cualquier entrenador a quien le interese de­ sarrollar un trabajo interdisciplinario en el fútbol. R aúl M . B arrios (*) * Profesor de Educación Física. Licenciado en Psicología (UBA). Secretario de Ex­ tensión Universitaria de la Facultad de Psicología, UBA (1994-1998). En la actualidad se desempeña como titular de la cátedra Psicología del Deporte en la misma casa de estudios.

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Francisco García Ucha

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a rc e lo R o ffé es psicólogo d e l deporte, dedicando con ar­ duo afán sus servicios profesionales al fútbol.

Es en el marco de esta actividad intensa que elaboró y materiali­ zó sus experiencias en el fútbol por medio de esta obra. Compilador de hechos significativos de la historia más reciente del fútbol argentino, coloca junto a los conocimientos alcanzados en el área de la psicología del deporte los elementos necesarios para brin­ dar una base práctica a sus aseveraciones. R offé nos brinda una obra amena que viene a satisfacer una ne­ cesidad que nos apremia desde hace mucho tiempo: la óptica psicoló­ gica en el fútbol.

La psicología del deporte tiene un conocimiento explícito, un es­ pacio que no da lugar al regateo, una fuerza germinativa que resulta indetenible, sobre todo cuando —como en esta obra— ocupa la activi­ dad un lugar central para su realización. Los quince capítulos que abarca este libro son recomendables pa­ ra psicólogos, entrenadores y todos aquellos que trabajan o se vincu­ lan al fútbol. De manera especial me detuve en el capítulo seis que trata sobre la importancia de la interdisdphna. El autor le dio un es­ pecial significado a una de las capacidades más esenciales del mundo fascinante del deporte: la capacidad de asociarse. Pienso que este es el pilar para la realización de nuestras visiones en el deporte. Creo que este libro será un lugar de consultas inmediatas y un estímulo al desarrollo y expansión de la psicología del deporte. D r . Francisco G arcía U cha (*) * Lic. en Psicología (Universidad de La Habana, 1973). Doctor en Ciencias Psico­ lógicas (grado obtenido en el ISCF “Manuel Fajardo", Cuba, 1986). Investigador ti­ tular del Ministerio de Ciencias, Tfecnología y Medio Ambiente de Cuba, 1989. Psicó­ logo del Deporte y Jefe del Departamento, de Psicología del Deporte del Instituto de Medicina del Deporte. Miembro del Consejo Técnico Asesor del Instituto Nacional de Deporte, Educación Física y Recreación (INDER) de Cuba, desde 1992.

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Capítulo 1

Empecemos por el principio. ¿ Qué es un psicólogo especializado en deporte? ¿Cuál es su rol?

CONTANDO CON LA CDHfMZ\ DE UNCÜERfOTÉCNiCODE PRiMERA, € L AfDYO ¡NCDMOÍCÍONA.L DE DÍRÍ6ENTES Y m ¡C O , SOEÜOS Y fREMtCS 8CC6RJ0f4.MtS Y HASTA 00W EL CONCURSO bE UN PSICOLOGO¿CÓt/OEXPütt OSTCDHABER. BMBU» ARJERMX3S PENALES? 7

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BUENO, EN a PRIMERO L£ Di MOV fUERTE {OROLE BÜSGÜÉ LiSeRAR LA UBiDO CONTENIDA TRAS LARGAS CONC&STRACiONES Y AFLORARON A16UNOS RECUERDOS INFANTILES QUE DETERMINARON CÍ0CTK TENDENCIA MANÍACO-DEPRESIVA EN EL MOMENTO DE TOMAR CARRERA. Y EN EL SESUNpQ SE SUMO UN ESTACO DE AtKUSTiA E INCERTÍDUW6RE K3RTANTOS ViASES A LA FALTA DE ELABORARON DE LA PERDÍDA. DEL PRiMESO, 3UNTO CON UN LEVE PREDOMINIO DEL. EUOSOBRE EL >0

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---- «ggHpffá Caloi, publicado el 11/8/85 en la revista “El Gráfico”

Los psicólogos son especialistas de la observación y evaluación de la conducta humana. (J osé M aría B uceta)

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ara comenzar, me veo en la necesidad de contarles algunas cuestiones importantes en tomo del psicólogo en el deporte,

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aun corriendo el riesgo de que haya datos que conozcan. La psicología aplicada al deporte es una ciencia que ya lleva casi 100 años de existencia en el campo de su aplicación e investigación (el fútbol tiene en la Argentina esa edad), si bien sus raíces se ubi­ can en 1879 en el campo experimental. Pero es en los últimos años que empieza a despuntar con un creciente atractivo para el mundo del deporte en general y para algunos profesionales que lo practican en particular... Los países que estaban bajo el ala de la Unión Soviética fueron pioneros en este tipo de aportes: todos sabemos el lugar que allí tenía el deporte. P u n í y R udik, a principios de la década del '20, basaron sus primeros años en el estudio de diferentes técnicas de evaluación psicológica: tests de inteligencia, de personalidad y de reacción moto­ ra. Lo que obsesionaba a estos profesionales eran tres temas de estu­ dio: a) la motivación, b) el poder mental del deportista, y c) las tensio­ nes de los atletas previas a la competencia. Paradójicamente, Estados Unidos de América también lleva años de investigación y aplicación en esta materia, al igual que algunos países de Europa como Holanda, Dinamarca, Francia, Inglaterra, Es­ paña, Bélgica y... por qué no, debemos agregar en esta lista a Cuba y a Canadá. ¿Cómo es que el rol del psicólogo ha derivado de un perfil clínico hacia un perfil más preventivo y educativo? Es interesante rastrear los orígenes de esta ciencia: las prime­ ras investigaciones en el campo (no en el laboratorio, que se ubican en 1879 en Leipzig, donde W u n d t utiliza temáticas como tiempos de reacción y cronometría mental) suceden dentro de la égida del departamento de educación física. Había un plus, algo más, que los profesores de la U.R.S.S. no alcanzaban a explicarse: allí na­ cen las primeras mediciones psicológicas en el marco de la integra­ ción cartesiana mente-cuerpo. Luego en Checoslovaquia, M . V an ek funda la Sociedad Nacional de Psicólogos del Deporte de su país y logra interesar a varios entrenadores generando la demanda de los mismos (1954). Buscan la intervención del especialista para que asesore a los entrenadores y que, a través de ellos, los deportistas de deportes de equipo rindan más. En Estados Unidos COLEMAN G r if it h (maestro sin discípulos) es contratado por la Universidad de Illinois para intervenir en equipos de baloncesto (1925). Y unos años después (1938) es contratado como psicólogo del deporte por uno de los equipos de béisbol más importan­ tes de su país: Chicago Cubs. Llegamos a Italia, donde, en 1955, se pide desde el Comité Olím­ 22

pico Italiano (C.O.I.) un informe detallado médico-psicológico de cada atleta que viajará a los Juegos Olímpicos. Esta breve y apretada síntesis, nos enseña a observar los lugares donde nace el interés de esta ciencia: en preparadores físicos, técnicos y médicos. Son datos relevantes del pasado, que nos enseñan a entender el presente. Debemos destacar un momento de clivaje, un acontecimiento que marca un antes y un después en esta evolución: el Congreso Mundial de Psicología del Deporte desarrollado en Roma en el año 1965, lide­ rado por el doctor F e k r u c c io A n t o n e l l i (psicoanalista) que tuvo su embrión un año antes en Barcelona. Si bien tuvo más impacto socio­ lógico que científico, con los 500 participantes que asistieron, unió Es­ te y Occidente y selló la piedra fundamental para una publicación in­ ternacional de la especialidad (Sports Journal o f Psychologist). A partir de allí (en 1974 fue en Moscú) cada cuatro años se reali­ za este Congreso en una sede diferente.

¿QUÉ ES UN PSICÓLOGO? Es un profesional que intenta aplicar la psicología a distintas áreas: deportiva, forense, educadonál, clínica, publicitaria, etcétera. Trabaja en el campo de la Salud Mental previniendo, informando y asistiendo, in­ dividual o grupalmente, según lo requieran el área y el caso. Una de las tantas definiciones posibles es que el psicólogo estu­ dia las motivaciones de la conducta humana. Otra, que a mí me gus­ ta, es que estudia las reacciones conscientes e inconscientes de la per­ sonalidad de un individuo o grupo. El psicólogo es el profesional que se gana la vida utilizando su ca­ pacitación para identificar y solucionar problemas específicos que son los de la conducta humana en su nivel psicológico. Sus funciones son: in v e s t ig a c ió n /p s ic o d ia g n ó s t ic o /p s ic o te r a p ia /p s ic o p r o fila x is .

En su tarea de orientación no da sólo consejos, sino que tratará de ayudar al consultante a comprender mejor su situación, esclare­ ciendo, verbalizando sus actitudes frente a conflictos, a momentos de crisis, de cambio, etcétera. El psicólogo tiene fines inmediatos y mediatos: entre los primeros se destacan tratar de aliviar tensiones y disminuir ansiedades; entre los últimos, promover la salud, intentar que los individuos desarro­ llen sus potencialidades. 23

V Psicología-, ciencia observable y experimentable con lazos estre­ chos a la Filosofía. V Problema: nunca

nos enfrentamos con un hombre en general, si­ no siempre con un ser humano, individual y único. La psicología clínica está centrada en el estudio del individuo. El psicólogo clínico estudia a personas que pueden tener desa­ justes de personalidad. También detecta deficiencias intelectua­ les de distinto tipo. La habilidad para tratar con seres humanos es una de las condi­ ciones esenciales que debe caracterizar al psicólogo clínico. No es la única. Criterio objetivo, respeto por el otro, la ausencia de prejuicios o dogmatismos, la capacidad de adaptación a diversas situaciones, el interés por los demás, son condiciones favorables para un buen desempeño profesional. Las cualidades que debe poseer el profesional son: ausencia de conflictos personales, grado adecuado de madurez emocional, coe­ ficiente intelectual, asimilación, concentración, memoria y capa­ cidad de observación, crítica y perseverancia. Aquí debemos ser claros y diferenciar dentro de lo que se llama el área “psi” para no confundir ni confundimos: ¿son lo mismo un psicólogo, un psicólogo especializado en deporte, un psicoanalis­ ta, un psiquiatra y un psicólogo social? NO. Bien, veamos entonces las diferencias, porque tanto los futbolis­ tas como los técnicos, preparadores físicos y periodistas se con­ funden muchas veces. Eso demuestra que el tema no es tan sen­ cillo respecto del área psico-social. V Psicólogo: carrera universitaria que dura 5 ó 6 años según el pro­ grama de la Universidad (el título dice Psicólogo o Licenciado en Psicología, en la República Argentina). Da pruebas del conocimien­ to empírico de los pensamientos y los sentimientos de las personas. Cura con la palabra y elige con qué marco teórico trabajar. v Especialización en Deporte: posterior a la licenciatura. Son cursos o seminarios de posgrado. El tiempo es variable, depende del lugar (las hay también en Forense, Educacional, Clínica, Publicidad...). En la Argentina las especializadones aun carecen de un marco legal apropiado. V Psicoanalista: Tanto un psicólogo como un médico pueden ser psi­ coanalistas (también un antropólogo si se ha analizado y forma­ do). Practica un método psicoterapéutico ideado por Freud, con­ 24

sistente en explorar el inconsciente del sujeto para así resolver síntomas neuróticos. L acan plantea un regreso a F reud , pero va un poco más allá (en especial con las psicosis). El psicoanalista or­ todoxo no puede trabajar en el deporte, ya que se trata de otro en­ cuadre y otros tiempos: fracasaría. Es otro sujeto y otro discurso. VPsiquiatra: Es una especialización dentro de la medicina que estu­ dia las enfermedades mentales y las deficiencias psíquicas. Cura con medicación y ocasionalmente con la palabra (o con ambas). Se presume deformación profesional en el caso que trabaje exclusi­ vamente con ella. VPsicólogo Social: Es un título oficial pero no es de carrera univer­ sitaria. Está capacitado para coordinar grupos operativos y de trabajo. Debiera trabajar junto a un psicólogo y no está autoriza­ do a atender en forma individual. V Asistente Social (o Trabajador Social): Tiene como objeto de es­ tudio o de intervención, aquellas situaciones originadas por ca­ rencias. Incluye visitas domiciliarias. Si el futbolista está cons­ tituido por factores técnicos, físicos y psico-sociales, esta área se especializa en lo social. \f Psicopedagoga: Cursa una carrera universitaria que forma al profesional para operar sobre los trastornos del aprendizaje en el área escolar y para realizar diagnósticos de orientación vocacional. Su lugar en el deporte es muy limitado. V Sociólogo: Profesional que estudia la estructura, funciones y condiciones de existencia y desarrollo de las sociedades humanas. Trabaja, en general, realizando encuestas. La sociología del de­ porte, en la Argentina, tiene, todavía, muy pocos seguidores. En la Argentina, por sus características culturales e histórico-sodales, el psicoanalista es muy consultado por la pobladón (sobre to­ do en la Capital Federal y Gran Buenos Aires). Decir entonces psicólogo o psicóloga, produce que la gente reladone enseguida con un diván donde se asocia libremente, se revisan determinaciones infantiles y se hace particular hincapié en los sueños, los lapsus, los chistes, los actos fallidos y se bucea en la pro­ fundidad de la casuística de los síntomas. Este es el imaginario sodal y surge como consecuencia de múltiples causas que exceden el marco de este libro. En el Deporte es diferente. Mi experienda me dice que cuanto ma­ 25

yor sea la caja de herramientas que tenga para asistir al deportista, mejor: hay que adaptarse a la demanda y necesidad del deportista. Como psicólogo-psicoanalista que soy, puedo decir que utilizo los aportes del psicoanálisis1(base formativa universitaria en Buenos Ai­ res), de la teoría cognitiva, de la Gestalt, de la teoría sistémica, de la escuela de Palo Alto, de la bioenergética, del psicodrama, de la teoría genética y que además de ser flexible y entender que el FÚTBOL como Deporte es una ciencia compleja, considero imprescindible también la utilización de tests cualitativos (proyectivos) y cuantitativos, conoci­ dos como psicotécnicos, individuales y grupales. También resulta fun­ damental saber administrar técnicas de respiración, relajación y visualización (que no es control mental) pre y post-competenda, así co­ mo saber coordinar sesiones de grupo (hablamos de un deporte de equipo). Al futbolista, en muchos casos, hay que prestarle las pala­ bras, buscando el correlato interno de situaciones externas. Es por es­ to (capaddad intelectual) y por los tiempos que son muy breves, que se impone la utilización de técnicas en el aquí y ahora. Como queda dicho entonces, para trabajar de especialista en psi­ cología deportiva en un deporte como el fútbol, e intentar ser eficaz, hay que haber estudiado bastante y estar bien formado (formadón ecléctica),2 además de poseer una característica especial de persona­ lidad en función del deporte elegido (y su medio). De esta manera no se garantiza nada, pero sí se evita que la experientia resulte un fracaso rotundo (sucedió), fortaledendo los prejuidos del medio. Son dos campos diferendados, pero pueden confundirse. Utilizo la escucha y lectura psicoanalítica, aunque el nivel de interven­ ción sea del orden de la “urgencia”. Sí colaboran, y mucho, ciertos axiomas bá­ sicos de esta teoría como la creencia en la causalidad y no en la casualidad, la búsqueda de la multicausalidad, el respeto y cuidado por el “uno por uno” (ca­ da caso es diferente), el implicarse subjetivamente y el que 2+2 no es 4, es de­ cir la convicción de que la psicología no es una ciencia exacta. También utilizo el saber del psicoanálisis para leer situaciones institucionales. 2 Eclecticismo: significa “doctrina consistente en reunir opiniones de siste­ mas diversos procurando conciliarias; modo de obrar: adoptando soluciones in­ termedias”. Clarito. Sólo que esta palabra está teñida de una connotación nega­ tiva. Lo que vemos como peligroso es incorporar cualquier recurso sin fundamen­ to previo o posterior. No adherimos a ese temor desde el momento que nos posicionamos desde una escucha de lo heterogéneo, del intercambio, del diálogo y del entrecruzamiento de diferentes orientaciones, sin dogmatismos. Mi modo de in­ tervención directriz y operativo es cognitivo-conductual, pero conozco colegas que desde la psicología sistémica trabajan muy bien. Como dice Heráclito: “si buscas la verdad, prepárate para lo inesperado, pues es difícil de encontrar y sor­ prendente cuando la encuentras”. Ese es el camino científico que elegimos.

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r

Angustia Tensiones, lesiones, enfermedades Area Deportiva Miedos (campo de la salud) Presiones:

k " 'Mentí

• Competitivas • Familiares • Entrenador • Dinero

C u e rp o

► Ansiedad Pensamientos negativos: • Bloqueos • Desconcentración • Desmotivación * Baja autoconfianza • Indecisión • Estress

Mundo externo, Angustia

Area Patológica (clínica)

V

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• Depresiones ■ Intentos de suicidio • Trastornos severos de personalidad • Fobias • Psicosis

J

Nos encontramos entonces, tal como queda claro en el gráfico número 1, en el campo de la salud mental y no en el campo de la psicopatología. Esta diferencia es esencial: los futbolistas no son locos, enfermos o depresivos, a quienes com ú n m ente d efin im os co m o pa­ c ie n te s . No. Los futbolistas son deportistas que pueden sufrir blo­ queos (como cualquier deportista) que les impide rendir en su máxi­ mo potencial. Trabajamos con gente n orm a l. Veamos esta definición que me parece muy clarificadora. “Quiero aclarar que no formamos un equipo de psiquiatras, co­ mo algunos han dicho. Tampocopsicoterapeutas. Somos simplemen­ te psicólogos. Y le explico la diferencia: el psiquiatra atiende y cu­ ra a tipos que dicen que dos más dos son cinco. Es decir; a enfermos mentales. El psicoterapeuta, a tipos que admiten que dos más dos son cuatro pero no lo soportan. O sea, a neuróticos. El psicólogo atiende a personas normales en situaciones de tareasy de cambio. Se trata de conseguir mejorperformance, aliviando esos estados de ten­ sióny de ansiedad que sufre el individuo en la vida diaria. Otra acla­ ración más: el día que un hombre de nuestro equipo de psicólogos ponga la cara y salga hablando de tácticas y técnica deljuego, uste­ des tendrán derecho a decir que es un chantapufi”. (“El Gráfico”, Nota a V a l e n t í n S u á r e z , de un especialista que estuvo a punto de trabajar con la selección nacional argentina en 1970).

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Volviendo al punto anterior acerca de la identidad profesional, vale citar que hay países como los Estados Unidos donde al proliferar los preparadores físicos y no los psicólogos (¡como acá!), son ellos quie­ nes se especializan y se capacitan para este rol. Actualmente existen 60.000 profesionales entre Capital Federal y Gran Buenos Aires. Y hoy cursan la carrera de Psicología en la Universidad de Buenos Ai­ res 15.000 estudiantes (sin contar otras Universidades estatales —co­ mo La Plata, Mar del Plata, etcétera— y las privadas). Debemos atender a cada país y a su dinámica profesional par­ ticular. ¿Cuál es entonces el objetivo y la función del psicólogo especiali­ zado en fútbol? La observación y el tratamiento de las aptitudes psicológicas del deportista= futbolista al momento de la competencia. Considero que son cuatro “las patas” de la mesa del rendimiento deportivo del futbolista en el aspecto psíquico: 1) Motivación: es decir el interés por jugar, entrenarse, divertirse y ganar. Está íntimamente ligada al planteamiento de objetivos. Existe lo que se llama submotivación (sin objetivos claros, mala relación con el grupo, campañas mediocres, inestabilidad institu­ cional, etcétera) como así también sobremotivación (ante la mira­ da de alguien muy significativo, como un empresario, ante un clá­ sico, una final, un ex club, etcétera). Esta última puede ser cau­ sa de lesiones. Un deportista, para que se precie de tal, debe te­ ner objetivos claros a corto, mediano y largo plazos. Es mucho más probable que la falta de ganas por entrenar, y hasta por com­ petir, esté ligada a la ausencia o desdibujamiento de los mismos. Si la motivación intrínseca no está desarrollada, por más dinero que se le ofrezca al deportista (motivación extrínseca) no se ga­ rantiza ni el buen desempeño ni la alegría para entrenar ni la ob­ tención de un excelente resultado. Seguimos a M a n u e l P eñ a BazTAN, quien en su libro La Psicología y la Empresa define la moti­ vación como “la obtención de la conducta apetecida, por medio de un estímulo o un incentivo que satisface una necesidad del sujeto a motivar”. 2) Confianza: aptitud psicológica decisiva. Un futbolista bien entre­ nado físicamente, con condiciones técnicas pero sin confianza en lo que puede hacer, rinde el 50% de su potencial. Sin confianza dudará en arriesgar en una jugada, dudará en rechazar o en sa­ lir jugado si es defensor, dudará en gambetear al arquero o pa­ 28

tear con el arquero saliendo... Un futbolista sin confianza es mu­ cho más fácil que se lesione. A un futbolista sin confianza lo asal­ tan pensamientos negativos. Un futbolista sin confianza baja su cotización en cada partido. La decisión va asociada a la capacidad de arriesgar. Como dice Lucie Sfel, la decisión consta de tres pa­ sos: a)preparación, b) decisión (momento creativo), y c) ejecución. El futbolista argentino tiene muchos altibajos en su rendimiento y en esta pata (la confianza) reside una de sus principales causas. La confianza externa viene del D.T., de los compañeros, de la fa­ milia, de la continuidad de la titularidad, etcétera. Pero muchas veces no alcanza. El desarrollo de la confianza interna es lo más importante a partir de un óptimo auto-diálogo. Por ejemplo, en un test de lápiz y papel se puede obtener como dato el grado de segundad del futbolista según el trazo y la energía con la que uti­ liza el lápiz. 3) Concentración: es la capacidad que posee el futbolista para estar atento los 90 minutos con la pelota adentro o afuera de la cancha. Es muy común escuchar: “este 10 es muy bueno pero se desconcen­ tra, cae en muchas lagunas”. Científicamente traducido sería: “en la mente del futbolista ocurren mecanismos que favorecen la exis­ tencia de pensamientos que no están relacionados con la compe­ tencia, desatenciones que merman su rendimiento”. Cada vez más, los D.T., son menos amigos de los jugadores llamados lagu­ neros. Son jugadores que durante 15 ó 20 minutos no entran en contacto con el balón. Otro ejemplo de desconcentración muy co­ mún, es tratar de tener el balón en un pase corto, y que le pase por debajo del botín y se le vaya al lateral. Existen los llamado “procesos y funciones cognitivas del yo”. Se focaliza la atención en los aspectos relevantes de una tarea. Sabemos que el ser huma­ no posee una percepción selectiva: no puede percibir todos los es­ tímulos que lo rodean. La percepción va asociada al interés y a la motivación. Según Freud , podríamos explicar esto con el esque­ ma del peine: Huellas mnémicas PM

Atención: polo perceptual

pp

II

M i l i

Polo motor

La voluntad no maneja el foco de atención. Según N ideffer exis29

ten diferentes tipos de dirección y amplitud de estilos atendonales. Ellos son: a) Amplia externa. b) Redudda externa. c) Amplia interna. d) Redudda interna. 4) Control de presiones (internas y externas): hay futbolistas que no pueden dominar sus propias presiones internas. Por ejem­ plo: “No me puedo equivocar...”. Y en el momento en que se equi­ vocan (porque no son máquinas), se van del partido. Hay futbolistas que no soportan las presiones externas, sean gritos o insultos del público, o calificadones del periodismo, o la presión que significa el dinero en el fútbol profesional (si gana­ mos cobramos tanto; si perdemos, nada...). Tiempo atrás, en un programa de fútbol televisivo, un excelen­ te jugador de exitosa trayectoria (E n zo F r a n c e s c o l i) “culpaba” a los periodistas porque sus calificadones muchas veces hacían mella en los más jóvenes. Me permito disentir con el mayor de los respetos con este ídolo: los periodistas hacen su trabajo. Si al jugador lo afecta, hay que ver por qué. Hay jugadores de fút­ bol que no son, en el aspecto humano, lo sufidentemente “fuer­ tes” o “maduros” que requiere esta profesión. Y esa fortaleza mental, con mucho trabajo, se puede desarrollar. En algúnos ca­ sos, muchos ex futbolistas, devenidos técnicos o periodistas, no alcanzan a comprender cómo todos sus dirigidos y/o futbolistas actuales, no tienen la fortaleza mental que ellos tenían. En ge­ neral, estos jugadores fueron líderes y no necesitaron entrenar la mente para poseer esa fortaleza. Es así que desde esta mane­ ra de pensar (un enfoque nardsista), tapan las diferencias y anulan la posibilidad de nuestro aporte. Sobre estas cuatro aptitudes psicológicas de los futbolistas, el psi­ cólogo puede y debe operar. El objetivo: que el futbolista rinda su má­ ximo potendal y obtenga en competenda una buena performance. Sabemos que la torta del rendimiento deportivo está compues­ ta de esta manera:

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Entonces, en seguida surgen las dudas: si entrena la técnica y el físico... ¿por qué no entrena la mente? Esa fue la pregunta que muy pocos supieron responder y que me abrió la primera puerta del libro. Vale aclarar que el trabajo del psicólogo en el fútbol depende mucho de la “apertura mental” del técnico y de lo que deje hacer (al respecto de este punto y al trabajo interdisciplinario, nos referire­ mos con más amplitud en otro capítulo).

S erie 1:

Técnica ¡Táctica

S erie 2:

Físico

S erie 3:

Mental

Suponiendo que el técnico entiende, en este caso, que el psicó­ logo es un asesor de él y que está para sumar, para trabajar sobre las cuatro patas ya descriptas, son primero imprescindibles las charlas/entrevistas con el técnico para escuchar su diagnóstico muy válido sobre el jugador que luego los tests psicotécnicos y las charlas con él mismo, en la mayoría de los casos, se encargarán de confirmar. 31

El psicólogo debe saber observar (por ejemplo los entrenamien­ tos) y también escuchar. El técnico (y muchas veces el preparador físico) al estar tanto tiempo con los jugadores, los conoce a la perfec­ ción y su palabra es decisiva. H ay una quinta pata que podemos agregar: la C ohesión G rupal. Concepto dinámico que fluctúa con la competencia (resultados). Es lo que tiene que tener un grupo (sentimiento del nosotros), para transformarse en un equipo deportivo. Un grupo es diferente de un E q u ip o D e p o r tiv o .

Características más importantes de un equipo deportivo V Identidad V Normas v Similaridad V Estabilidad V Objetivos claros V Sentimiento de pertenencia V Cooperación entre sus miembros V Respeto V Un técnico que sea líder V Identificación de los deportistas con el estilo de juego V Comunicación V Un capitán (líder) elegido por el grupo VAtmósfera de confort psicológico V Jerarquía de los miembros: roles VAdaptación V Orientación para lograr resultados buenos personales deportivos y de equipo V Responsabilidad V Creatividad El equipo deportivo es una red de comunicación. Los partidos de fútbol son sucesivas relaciones espacio-temporales entre futbolistas como individuos y los equipos como grupos humanos deportivos.

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Acciones eficaces de un psicólogo del deporte, para: • Abrir canales de comunicación • Favorecer la cohesión grupal Psicólogo del deporte en el fútbol (asesor, ayudante y complemento del técnico): • Utilización de instrumentos científicos (radiografía grupal: sociograma, elección de capitán, etcétera) y de técnicas grupales con el fin de brindarle al técnico, información muy valiosa a la hora de tomar decisiones. • Asesorar al técnico acerca de los mensajes que destina a sus diri­ gidos: Ejemplo: “me marca qué tengo que mejorar, pero no me ex­ plica cómo...”. La intervención es a partir de lo observado en en­ trenamientos y competencias, el trabajo grupal, las entrevistas individuales y las charlas con el técnico. • Como mediador entre el técnico y el jugador, ante una situación límite, y con el trabígo y consentimiento previo, de simbas partes. • Favorecer la comunicación entre los jugadores: ayudarlos a que se conozcan un poco más (ejemplo, nombres), a que se alienten y no se reprochen, a que se auxilien dentro de la cancha, a que entien­ dan que si se hablan más, van a jugar mejor... (casos de media­ ción entre dos jugadores), que por hablarse el defensor y el arque­ ro pueden evitar un gol, y que por no hacerlo dos atacantes pue­ den perderlo. • Alentar la comunicación del futbolista hacia el técnico. Ejemplo: ayudarlo a vencer los miedos para que hable con el técnico cuan­ do necesita una explicación o para saber en qué debe mejorar. • Facilitar la comunicación y cohesión del equipo interdisciplinano. El psicólogo del deporte es sólo un eslabón más, pero a su vez fun­ ciona como “satélite”... Como su escucha es diferente y puede ha­ cer algo distinto con aquello que receptiviza, es en muchos casos buscado por miembros del cuerpo técnico de otras disciplinas, co­ mo consejero. Existen investigaciones psicológicas que determinan que en los grupos en los que todos cobran igual (recordar orquesta del maestro O svaldo P ugliese) y cuyos deportistas posean la misma técnica, se daría un mayor grado de cohesión grupal, al borrarse las diferencias. 33

En fútbol amateur debiera suceder algo similar desde el ángulo del dinero (ninguno cobra). Aunque las nuevas reglas del mercado (vos valés 30.000 dólares, vos valés 50.000, vos todavía nada), nos obli­ guen a repensar todo nuevamente. Para entender el comportamiento de los hombres desde el punto de vista afectivo citaré la célebre parábola de S chopenhauer sobre los puercoespines que sufren el frío. F élix G uattari lo cita en su libro “Psicoanálisis y transversalidad”, para ejemplificar la distancia justa y necesaria entre unos y otros en un mismo grupo: “Un día de un invierno glacial, los puercoespines se apreta­ ron unos contra otros, a fin de protegerse contra el frío dándose calor entre sí. Pero, desgraciadam ente incom odados p o r los p in ­ chazos de sus púas, no tardaron en separarse de nuevo unos de otros. Obligados a ju n tarse nuevam ente, en razón del frío persis­ tente, padecieron otra vez el efecto desagradable de los pinchazos, y estas alternativas de acercam iento y separación duraron hasta el m om ento en que encontraron una distancia conveniente en la que se sintieron al abrigo de todos los m ales”.

Explicar este concepto es muy sencillo: en un trabajo (o empresa) donde el clima laboral es bueno, donde hay respeto entre los com­ pañeros, donde todos trabajan por el mismo objetivo —el bien de la empresa— donde hay solidaridad y donde el jefe no es autoritario, los empleados rinden más. Esto es igual: existen estudios psicológicos hechos que demues­ tran que si el grupo está cohesionado (“unido”), obtiene mucho mejo­ res resultados que si no lo está. Hay investigadores en la materia, que dicen que son los resulta­ dos positivos los que unen al grupo. Es posible, pero mi experiencia me dice que la primera variable tiene mucha mayor incidencia. Existen distintas evaluaciones grupales que revelan la conforma­ ción del grupo. Y luego un trabajo en el mismo grupo que se dirige a conceptos básicos como solidaridad, cooperativismo y respeto. Hay técnicos muy distintos. Hay técnicos que me han dado la li­ bertad de trabajar grupal e individualmente con los jugadores. Otros sólo aceptan que mi aporte sirve desde lo individual y nun­ ca sobre lo grupal. Es respetable y entendible. ¿Por qué ocurre esto? El técnico, en general, es muy celoso de su grupo. A veces hasta le cuesta “compartirlo” con el preparador físico... Esto no intenta justificarlo, pero si entendemos que en un mo­ mento el técnico no tiene una confianza del cien por ciento sobre el 34

psicólogo, es lógico que su fantasía sea: “este me va a querer manejar el grupo y entonces mejor lo evito”. La confianza se construye; aunque, como decía A l b e r t E in stein , es más fácil destruir un protón que un prejuicio... El técnico debe lidiar, en varias ocasiones, con gente que intenta sugerirle o armarle el equipo: directivos, preparadores físicos, jugado­ res, periodistas (en el fútbol profesional). El psicólogo debe lidiar, algunas veces, con compañeros de tra­ bajo que dicen ser un poco psicólogos (¿?): todos se creen con dere­ cho a opinar sobre esta ciencia, ya que todo ser humano con expe­ riencia y sentido común cree alcanzar los requisitos suficientes pa­ ra el conocimiento profundo del alma humana, incluida su persona­ lidad y sus conductas. Por eso, muchas veces yo los entiendo y los justifico, y también pido que ellos nos entiendan a mí y a mis colegas. El ser humano, por error, cree en algunos momentos que sabe todo. Por esto mismo soy tan cuidadoso de no invadir áreas que no me corresponden, y pido lo mismo respecto de la mía. Sucede que durante años, y en algunos clubes actualmente, el aspecto anímico quedó en manos de técnicos principalmente, y ocasionalmente en manos de preparadores físicos o médicos. Delimitar los campos es el primer paso para desembocar en un posible trabajo interdisciplinario. ¿Se puede hacer un cierto uso de la psicología sin ser psicólogo? Un técnico que no utiliza “la psicología” es difícil que sea eficaz. Por supuesto, eso es otra cosa. En ese caso son estrategias psicológicas y debe tenerlas. Si bien cuando los D.T. ha­ blan de trabajar en lo anímico, se refieren a “hacer la psicológica”. DEBE POSEE! ^ F isiología del ejercici

E ntrenador

ü 35

Sexo del profesional y puntuaciones conclusivas Como para ir cerrando este primer capítulo, me han preguntado muchas veces si es necesario que el profesional que trabaja en el fút­ bol debe ser un hombre. Trataré de buscar argumentos a favor y en contra de esto, evitan­ do empantanamos en cuestiones menores tales como Machismo vs. Feminismo. Particularmente, no veo dificultad alguna para que sea una psicóloga especializada en deporte quien se inserte en el fútbol si alcan­ za el grado de formación ya descripto anteriormente (de hecho ya hay algunos casos últimamente). Además, si es aceptada en este prejuicioso mundillo (psicóloga y además mujer), su diferencia sexual puede ser bien aprovechada co­ mo arma de seducción innata en toda mujer que se precie de tal, en beneficio de los aportes de la psicología al fútbol (charlas con los téc­ nicos y con los jugadores). Es importante destacar que además de su formación profesional y académica, el perfil de personalidad de la profesional debe ser fuer­ te, imponer respeto y poner ciertos límites necesarios para el éxito del trabajo. No veo inconveniente alguno que ingrese en los vestuarios (en competencias, por ejemplo), ¡no cuando los futbolistas se estén du­ chando o cambiando!, pero sí cuando lo necesite alguno: esto puede ser previo a la competencia (precalentamiento), en el entretiempo, o post-competencia (lesión, expulsión, baja actuación, etcétera). ¿Cuáles serían las ventajas de ser hombre, si es que las hay? Tal vez las mismas ventajas de circular dentro de los prejuicios: el fútbol aún es una tierra no conquistada por la mujer. ¿Porque no quiso o porque no pudo? Las barreras existen: no hay técnicos ni pre­ paradores físicos, ni médicos, ni kinesiólogos mujeres en la Argentina en el fútbol profesional y amateur. Este dato no es casual. Tampoco existen árbitros mujeres. Recién ahora hay una mujer árbitro muy decidida, que “desnudó” el machismo reinante (F loren­ cia R omano ).

En la medida en que la mujer empiece a ocupar más lugares en el fútbol, ya sea en las tribunas, jugándolo o cerca de los futbolistas (psicólogas, nutricionistas, fisiólogas, asistentes sociales), esto puede y debe ir modificándose. Las barreras, además de prejuiciosas, pueden ser políticas. Hay hombres que disfrutan mucho del fútbol, justamente, porque 36

no hay lugar para la mujer, porque la mujer queda afuera... Tal vez la única ventaja que veo, basándome en mi experiencia, es el hecho de conocer desde siempre algunos códigos del fútbol. Me refiero a la V iven cia : jugar al fútbol desde pequeño, tener fo­ tos desde los dos años abrazando una pelota, haber jugado campeo­ natos infantiles y juveniles, haber competido en mayores en dos ligas amateur super-competitivas durante diez años y concurrir a la can­ cha en forma ininterrumpida a ver a mi equipo desde los cinco años, edad en la que mi padre me llevó por primera vez... Esta vivencia, sentir el fútbol tan hondo, conocer el lugar social que ocupa, haberlo disfrutado y compartido, jugándolo o admirándo­ lo en su escenario natural, creo que me han dado una serie de elemen­ tos, no decisivos para el trabajo, pero sí importantes y de cierta ma­ nera insustituibles.

1. A la edad de 6 años, junto a Heber Mastrángelo, jugador de River Píate.

2. Trabajando en el campo con el jugador Leonel Carrizo, divisiones inferiores de Ferro Carril Oeste.

3. Con mi equipo “Namberwan”, campeones en el torneo de la UBA, 1985.

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4. En un entretiempo, observando la charla mantenida por el entrenador Rodolfo Pereira con sus dirigidos. Este entrenador dirigió, años más tarde, la primera división.

Con el “Kun " Agüero en la previa al Mundial Sub 20 de Holanda, 2005.

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Capítulo 2

Fútbol: belleza y complejidad. Polémica con Dante Panzeri

Caloi., publicado el 2119197 en la revista “Viva" del diario “Clarín”

Los pioneros son los que reciben las flechas (B ob D ylan) abiendo ta n tos y tan buenos escritores, filósofos y poetas que se han inspirado en este maravilloso deporte y han es­ crito acerca de él, ¿qué puedo decir yo? No m e refiero a J orge L uis B orges exactamente, sino a A lbert Cam us , E duardo G aleano , O svaldo S oriano , M ario B enedetti, V i nicius de M oraes , M artín H eidegger , J oan M anuel S errat, O s ­ valdo B ayer , Gabriel G arcía M árquez, por nombrar m is preferen­ cias, y sin olvidar a A lejandro D olina , E duardo Pavlovsky y al m ism ísim o Roberto F ontanarrosa .

H

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El fútbol es probablemente el deporte más bello, el único capaz de combinar (como quien prepara un sabroso plato) ingredientes tales como el arte, la estética, la solidaridad y la emoción (entre otros), y además hay algo que debemos subrayar: es el único deporte que se juega con los pies exclusivamente. Si nos referimos al fútbol y el lugar que ocupa en el plano social, es una pasión que se multiplica. Como bien lo definió A lberto U re (director de teatro): es la única religión sin ateos del año 2000. Pero, ¿qué es el fútbol? ¿Una religión? ¿Una pasión convertida en negocio? ¿Un juego? Una respuesta posible: es el deporte elegido por más seres hu­ manos en el mundo. Para jugarlo, ir a disfrutarlo a las canchas, se­ guirlo por televisión o sencillamente leerlo. Hay un viejo dicho que establece: “Si no quieres discutir, no ha­ bles de religión, fútbol ni política”. El fútbol es materia opinable y no descubro nada al decirlo. La gente opina sobre el juego, los periodistas opinan sobre el juego, los jugadores (únicos protagonistas verdaderos) opinan sobre el juego y también los técnicos opinan sobre el juego. El fútbol es un juego que se ha super-profesionalizado. Y como todo deporte super profesionalizado se ha transformado (no desna­ turalizado) en un nuevo producto, una nueva mercancía. Es imposible creer que un jugador profesional disfruta plena­ mente del juego. Esto es: sentir satisfacción “infantil”, placer lúdico como en la plaza con los amigos o en los campeonatos amateurs o de barrio. En la alta competencia el placer está acotado. Y bien sabe­ mos que la presión excesiva en las competencias produce rupturas del equilibrio y del bienestar psicológico tanto en el fútbol profesio­ nal como en el amateur (que es alta competencia). Antes, jugaba por el honor, a lo sumo por la medalla, otras ve­ ces por la gaseosa. Hoy, hay que aceptarlo, el jugador profesional juega por una institución, por fama, por dinero, por una transferencia al exterior, por un buen puntee en todos los medios deportivos... Así como cualquier espectador que observa a un equipo que jue­ ga bien al fútbol y piensa: “\qué lindo y qué fácil y sencillo es el fútbol bien jugado!”, cuando la pelota corre con precisión yjusteza de un ju ­ gador a otro, cuando es un fútbol asociado, pulido, donde los jugado­ res desarrollan sus habilidades, cuando la pelota va y viene, cuando los toques tiene destinatario, cuando la pelota es bien tratada. Pero tal vez estemos de acuerdo en que la otra cara de la mone­ 40

da de tanta sencillez, es la complejidad. Y el fútbol es complejo... “Para cada cosa hay un especialista”, reza la propaganda de un banco en estos días. No hay nadie que pueda saberlo todo. Y ha­ cen falta especialistas. Léase médico, preparador físico, kinesiólogo, utilero (ya ganados), y léase nutricionista, fisiólogo, psicólogo deporti­ vo, entrenador de arqueros, informador de rivales, experto en estadís­ tica deportiva. E l psicólogo del deporte nunca debe comprometerse con la VICTORIA, PERO SÍ DEBE GARANTIZAR EL BIENESTAR PSICOLÓGICO DE LOS DEPORTISTAS. Dante Panzeri, famoso periodista deportivo de nuestras tierras,

publicó hace treinta y un años (exactamente el 26 de setiembre de 1967) un libro no menos famoso: “Fútbol, dinámica de lo impensado” (Editorial Paidós). Vale aclarar que actualmente muchos periodistas deportivos recurren a las “determinaciones anímicas”, a los factores psicológicos (H oracio Pagani los incluye siempre en sus análisis), a las presiones, al miedo escénico para explicar en sus comentarios las ac­ tuaciones de un equipo o de un jugador. Sin embargo, más allá de esas bellas palabras, no utilizan ese mismo énfasis para preguntarse por qué no hay más especialistas trabajando en este deporte. Es un contrasentido. Me pregunto ¿por qué?, ¿tendrán algún temor?3 Me permito “polemizar” y coincidir también con él en algunos puntos de su referencia al tema, si bien ya no está entre nosotros co­ mo todos sabemos, pero para cuestionar su frase en el epílogo: “Este libro no sirve para nada”. Ese libro sirvió, sirve y servirá, no sólo porque es la trascenden­ cia de un hombre (su obra) sino porque, aún con su estilo tan ácido e irónico por momentos, nos propone Pensar . ¡Y cuánto vale eso!

Para ser cortés, me referiré en un comienzo a mis coincidencias: • Lo más importante son los jugadores. • Cada jugador es diferente. • El fútbol tiene mucho de talento, de imprevisible, de sorpresivo, de incalculable, de implanificable, de impensado. • Su refutación al psiquiatra que contrató River en 1966, cuando se­ ñala que “el jugador que corre 50 metros con una pelota y no sabe ¿Qué conocen de esta rama de la psicología en su formación? ¿No debiera existir una universidad dedicada al periodismo deportivo?

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qué hacer con ella, generalmente no tiene ningún subconsciente de persecución durante su niñez”, es correcta. El profesional cae en el error de generalizar e interpretar salvajemente. Podría haberse re­ ferido a la indecisión como correlato de una autoconfianza baja que le impide desarrollar su capacidad de arriesgar. Pero para hablar de problemas de persecución habría que haber analizado ese caso y si llega a esa conclusión (una suposición), buscar una estrategia de cambio con el jugador yjamás publicarlo con nombre y apellido, pues se estaría violando el secreto y la ética profesional (Pto. 5.02 “Confidencialidad de datos”, de los Principios Eticos de los Psicólo­ gos y Código de Conducta, fin del capítulo 6). A decir verdad, da la sensación de que Panzeri no creía en lo psi, mucho antes de pensarlo respecto al fútbol. Sólo que este tipo de errores profesionales (imperdonables) fortalecen y alimentan los prejuicios con justa razón. • Polemizo y disiento con él, cuando califica como “farsa” el trabajo del psiquiatra en River por ponerlo al servicio de la “tecnología moderna”. • Mezcla y confunde (por eso mi aclaración del Capítulo 1 sobre las diferencias) psiquiatría, psicoanálisis y astrología (horóscopo). • Aboga por un fütbol “ideal” con jugadores” (sin entrenadores, sin periodistas, sin psiquiatras). • Afirma (desde lo intuitivo y no desde lo científico) cuestiones tales como: “Y aunque Freud haya descubierto él valor del subconscien­ te, yo aseguro que ni Freud ni nadie, podría determinar por qué un jugador juega muy mal haciendo una gran jugada y por qué ese mismojugador repite la misma jugada en una brillante jugada...” “Yo afirmo, con el mismo derecho, que un estudio psicológico de futbolistas, bien realizado... demostraría que no sabemos por qué el buen jugador es bueno y el mal jugador es malo. O a lo sumo, podría demostrar que el fútbol, para ser serio, tiene que ser juego. Y si es juego, es espontaneidad. Y si es espontaneidad, no se pue­ de organizar. Y si es incontrolable, es un magnetismo de la incóg­ nita de lo que va a pasar...” ¡Qué buen aporte a la reflexión y al intercambio! (única manera, entiendo, de progresar en el planteamiento y tratamiento de algunas cuestiones): Es cierto que a F reud jamás le importó el fütbol, y lejos estuvo de pensar algunas cuestiones, aunque todos sabemos que fue el descubridor del inconsciente y padre del psicoanálisis (una teoría 42

muy pregnante de la psicología pero no la única). Hay estudios psicológicos que permiten analizar en detalle las ca­ racterísticas de conducta y personalidad de un individuo. Si habla­ mos de este especialidad, específicamente en el momento de la com­ petencia, hay cualidades técnicas que el jugador debe tener sí o sí, y que el técnico podrá mejorar. El especialista en psicología no está para enseñarle a jugar al fút­ bol, sino más bien para ayudar al jugador a determinar algunas cues­ tiones, como ser: • Por qué se desconcentra en momentos claves del partido. • Por qué se lesiona tan a menudo. • Por qué posee baja tolerancia a la frustración. • Por qué tiene la valoración distorsionada por defecto. • Por qué a veces le pesa ir a entrenarse. • Por qué se bajonea cuando no juega. • Por qué no le gusta que el técnico le señale algunas cuestiones. • Por qué tiene tan poco diálogo con sus compañeros. • Por qué es tan poco comunicativo dentro de la cancha. • Por qué si el técnico le reprende durante la competencia siente que se pincha. • Por qué le agarra colitis o trastornos del dormir la noche previa al partido. • Por qué rinde más en prácticas que en competencias. • Por qué reacciona sólo cuando va perdiendo. • Por qué lo amonestan o lo expulsan tan seguido. • Por qué la otra vez se puso a discutir con un hincha detrás del alambrado. • Por qué extraña tanto a su familia. • Por qué de visitante rinde mucho más que de local. • Por qué hay veinte minutos de los últimos partidos en los que no participa del juego, por decir algunos “por qué”. Y una vez inves­ tigados y determinados con el jugador, (toda conducta tiene una explicación, toda consecuencia tiene una causa o más) modificar (solucionar) la actitud y que pueda entonces rendir su máximo p o t e n c ia l.

No es tan difícil. La ciencia aporta para sumar, no para embarrar... Aun así, en algo le doy la razón a Dante. El fútbol es tan complejo e 43

indescifrable en todas sus variables, que se dice que Brasil tuvo un psicólogo en las filas de su selección y que los psicotécnicos individua­ les de G a r r in c h a (campeón mundial en 1958) daban realmente mal (¿debilidad mental? ¿psicosis...?). Sin embargo, aun suponiendo que las técnicas fueron bien toma­ das, todos sabemos quién fue y cómo jugó y nos deleitó G a rrin ch a . La psicóloga actual del seleccionado de Brasil, Suzy F le u r y , refiere que: “En esa época, sólo se medía el C.I. (coeficiente intelectual). Es una técnica ultra pasada. El C.I. mide apenas la capacidad intelec­ tual de una persona. Garrincha no precisaba nada de eso para pa­ tear una pelota, ya que poseía una habilidad extraordinaria capaz de compensar cualquier tipo de deficiencia. Hoy, las evaluaciones psicológicas toman en cuenta no sólo el intelecto de un atleta, sino también otros tipos de inteligencia, como la motora o la emocional. Está claro que el ideal de jugador presenta un equilibrio entre to­ das esas cualidades”. Tal vez en esto el fútbol nos enseña que (como en la vida) no hay una verdad única, absoluta, exacta. De ninguno de los lados. Vaya paradoja: D a n te P anzeri finaliza este capítulo citando pala­ bras de R o b e r t o P e rfu m o (Racing, 1967) como poseedor de una since­ ridad y desinfección poco común: “En 15 años más se termina el fútbol... Yo no vi el fútbol de an­ tes, pero peor que esto no pudo ser ninguno. En el fútbol se está ga­ nando demasiada plata; a losjugadores eso nos enloquece...” La paradoja es que ese jugador tan técnico y tan lúcido (campeón intercontinental con Racing en 1967) elegido por Dante, estudió luego la carrera de Psicología Social (además de la de director técnico). Y por suerte no sólo no enloqueció, ni el fütbol se terminó, sino que en El Grá­ fico, investigación publicada en setiembre de 1996 por D ie g o B orin sk y (“El deporte en el diván”, nota temada en el rubro Investigación Perio­ dística de los premios Pléyade) finaliza la misma diciendo: *Antes nos preguntábamos si debían existir los técnicos. Ahora, hacerlo es un absurdo. En algunos años, con la psicología va a pasar lo mismo”. ¿Acertará esta vez el Mariscal? Esperemos que sí... por el bien del fütbol y de los seres humanos que lo practican.

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Mitos del Psicólogo del Deporte (Siguiendo a D a n ie l

G ould )

L Trabaja solamente con “atletas enfermos” o “con problemas”. 2. Se concentra sólo en las preocupaciones propias de los “deportis­ tas de élite”. 3. La psicología y los psicólogos del deporte causarán cambios re­ volucionarios. 4. Existen métodos de entrenamiento en prácticas psicológicas, ta­ les como “la píldora mágica” o “el pinchazo rápido”. 5. La psicología del deporte no sirve. En referencia al punto 4, aún recuerdo a un técnico que me repro­ chó que su equipo no había ganado, siendo que el día anterior a la competencia me había entregado a sus dirigidos para una sesión gru­ pal de visualizadón. Luego de una mirada silendosa, le respondí: “me confundiste con el mago David Copperfield”.

V ayamos a un ejemplo que grafica claramente que el psicoanálisis ortodoxo no funciona y sobre todo que cuando el jugador no tiene la técnica , no hay preparación psicológica que sirva .

Extraído del libro “Semblanzas D eportivas”, R oberto Fontanarrosa. E diciones de la Flor, Buenos A ires.

El extraño caso del “Bachacha” Fenoglio Desde que ios técnicos j ios críticos complicaron el fútbol, la aparición de casos psicoanah'ticos en el más popu g—^ d e los deportes, s e r K& fx ^ constante ____ _

)o,he conocido cientos de esos casos..como eI de&abino Picet-ni, qoe Se orinaba en los corners,o el de pnastasio Iselin l^\ontero,qyajajejecute s\ pendí,muchacho /

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Capítulo 3

Necesidad y entrecruzamiento. ¿Por qué y para qué? La importancia del estudio sociométrico

B\ pat+f¿o momentáneamente pendido mientras Gailfnóei , anímicamente disminuido pw el gol errado,es atendido por* el psicólogo de Id j—

“Fontanarrosa de Penal”. Ediciones De La Flor, Buenos Aires

A vos te cuento cosas como a un amigo, que al DT nunca le contaría. (D e un jugador)

“Maradona es una inversión, decía elpresidente del club Nápoles. Ahora los clubes europeos, y algunos latinoamericanos tienenpsi­ cólogos, como lasfábricas: los dirigentes no lespaganpara que ayuden a las almas atribuladas, sino para que aceiten las máquinas y eleven 51

su rendimiento. ¿Rendimiento deportivo? Rendimiento laboral: aun­ que en este caso la mano de obra sea más bien pie de obra, la verdad es que losjugadores profesionales brindan su fuerza de trabajo a las fábricas de espectáculos, que les exigen la máxima productividad a cambio de un salario. La cotización depende del rendimiento;y cuan­ to más les pagan, más les exigen. Entrenados para ganar o ganar, ex­ primidos hasta la última caloría, les exigen más que a los caballos de carrera. ¿Caballos de carrera? Eljugador inglés Paul GASCOIGNE prefiere compararse con un pollo de criadero: -L os jugadores somos pollos de criadero: tenemos movimientos controlados, reglas rígidas, comportamientos fijos que deben ser siempre repetidos”. E du ardo G aleano



UÁL ES EL fundamento para que una ciencia aplicada, ca-

/ V J si ausente hasta hoy, se incorpore a este deporte? ¿Qué es lo que tiene para dar y aportar? Intentaremos un entrecruzamiento de los capítulos 1 y 2; arran­ camos con esta cita de E duardo G aleano que nos mete “de palomita” en tema. ¿Estamos sólo para elevar el rendimiento del futbolista o para ayudar almas en pena? Según mi enfoque teórico-práctico, estamos para las dos cosas, y tampoco nuestra función se agota allí. Durante décadas, el “entrenamiento mental” quedó en manos de técnicos, preparadores físicos y médicos (en algún caso)... Pero, ¿có­ mo? Es sencillo de explicar: la función siempre fue necesaria, pero al no estar ocupada era resuelta por otras ciencias. Esto es responsabilidad mutua: no había (ni hay todavía muchos) especialistas en condiciones de desarrollar bien esa función, y esta­ mos hablando de una ciencia nueva... Hace treinta años, los preparadores físicos tuvieron el mismo problema que hoy tenemos los psicólogos deportólogos: les costó im­ ponerse. La preparación física quedaba en manos de los técnicos (entre­ nadores técnico-tácticos), que no querían renunciar a ese poder ab­ soluto. He conocido técnicos que en sus inicios hacían todas las fun­ ciones: técnico, profesor, médico, psicólogo, utilero, etcétera, porque estaban solos y se las arreglaban como podían. Pero no es la mejor manera de trabajar. Sucede que para tra­ bajar interdisciplinariamente, el técnico tiene que saber delegar y 52

escuchar sugerencias... (me referiré a esto más adelante). Hoy los preparadores físicos son esenciales para cualquier téc­ nico. En el profesionalismo, la mayoría de los técnicos llevan “su” preparador físico, su hombre de confianza, su colaborador. Es de su­ poner que dentro de un tiempo, el psicólogo también sea llevado por el técnico. Hoy, el preparador físico es necesario. En algún caso, tiene dema­ siado poder. Recuerdo un diálogo con un preparador físico en unas jor­ nadas: él decía que vio un psicólogo que le armaba el equipo al técni­ co» y yo le respondí que nunca un Psicólogo se quedó con el lugar del técnico... (Ejemplo: C órdoba, preparador físico de Russo, luego se quedó con su lugar de D.T. en Estudiantes; Castelli, preparador físi­ co de BlELSA en México, luego se quedó con su lugar de D.T.). El miedo al psicólogo existe en la sociedad, no sólo en el fútbol. El psicólogo debe conocer muy bien su rol y función para no invadir te­ rrenos ajenos y soportar que lo invadan (lleva tiempo hacer docencia y educar en la acción). En el fütbol existen la hipocresía, la paranoia y la incertidumbre; y el doble mensaje es el caldo gordo... (es un me­ dio hostil donde hay muchos intereses en juego). Y no existen ni la lógica, ni la justicia. ¿Por qué un futbolista juega para nueve puntos un partido y al siguiente (en las mismas condiciones técnicas y físicas) juega para cuatro puntos? El adversario juega y tal vez no lo dejó jugar, pero no alcanza. Un mal día lo tiene cualquiera, pero no alcanza. Sucede que la mente es, muchas veces, determinante. Tanto el jugador como el entrenador tienen que ver resultados para creer en esta ciencia. Cuando el jugador los ve, se acerca solo al psicólogo. Lo mismo ocurre con el técnico, aunque muchos de ellos puramente intuitivos, sin formación academicista, nos viven más como competidores que co­ mo ayudantes-asesores. El técnico que no está convencido tiene sus prejuicios a flor de piel. Si uno hace buenas intervenciones y trabaja positivamente con el grupo, puede pasar como me ha pasado, que un técnico razonara: “el psicólogo no gana ni pierde partidos. Son los jugadores”. Fue una frase exacta, y dicha en un momento para limitar mi ac­ cionar (inseguridad del director técnico, talón de Aquiles de muchos profesionales). El técnico tampoco gana y pierde partidos. El preparador físico, 53

tampoco. Ellos también quedan del otro lado de la línea de cal. Los que protagonizan la escena, los que ponen el cuerpo, los que resuelven o no resuelven, son los jugadores. Un técnico, por más que quiera, no puede ser psicólogo. Un pre­ parador físico, tampoco. No tienen el estudio ni las herramientas, aunque jueguen al “como si...” Sin embargo, veamos qué dice Juan Pablo S orín , en El Gráfico N° 4.042 del 25/3/97: "... José (por P ekerman) ha devuelto la impor­ tancia a los Juveniles. Cumple el doble rol de técnico y también de Psi­ cólogo. Transmite tranquilidad, humildad, y al mismo tiempo, men­ talidad ganadora... ” ¿Y entonces? Con técnicos del nivel humano y formación de Pe­ kerman , con el trato que les brinda a los jugadores, ellos se sienten muy cómodos psicológicamente con su cuerpo técnico, con menos presiones, y eso se traduce en logros, éxitos y campeonatos (a los he­ chos me remito). Eso no quiere decir que un psicólogo no pueda tra­ bajar allí insertado. El trabajó y trabaja con una asistente social in­ sertada (es otro rol) y deriva a psicólogo casos puntuales individua­ les. Evidentemente, no ha tenido (en algún momento de su carrera) una feliz experiencia con un psicólogo conduciendo grupos. El en­ foque es diferente al actual director técnico uruguayo V íctor Púa, que sí tiene un psicólogo trabajando allí insertado: el licenciado J e ­ sús C halela (vino invitado a las Primeras Jornadas de Psicología y Fútbol, el 6 y 7 de noviembre de 1997, en Ciudad Universitaria, UBA). Se puede trabajar en grupo y/o individualmente. Individual con técnicas de psicoterapia breve, con objetivos limitados y planificación de corta duración (sugestión y pedagogía). La-consigna para la con­ sulta individual pasa por cualquier desconcentración en un partido, desmotivación en un entrenamiento, baja de la autoestima, presión en competencia, expulsión, dificultad con compañeros, etcétera y/o bajón, angustia, conflicto por algún problema familiar, de pareja, eco­ nómico, de adaptación a Buenos Aires, en el colegio, etcétera. Abrimos entonces, algunos interrogantes: ¿sirve el psicólogo en el fútbol? ¿Debe actuar adentro o afuera? ¿Qué modelo tiene que seguir: individual o grupal? Creo que no hay una verdad absoluta sobre la manera. Depende mucho del técnico, del psicólogo y de los jugadores. En grupo se trabaja con una metodología diferente a la indivi­ dual: existe un establecimiento de objetivos, de redes de comunica­ ción, de patrones de solidaridad, de análisis de inconductas deporti­ 54

vas, juegos de cooperación, sesiones de respiración, relajación y visualización para descargar tensiones. El sociograma es una de las evaluaciones grupales utilizadas que brinda los mejores resultados.

Estudios realizados: Sociograma La cohesión del equipo no proviene tan solo de la integración de las fuerzas técnicas y físicas; depende también del equilibrio de las corrientes afectivas que acercan o distancian a los jugadores. Una de las evaluaciones grupales utilizadas, con mejores resulta­ dos, es el sociogram a. El cuestionario sociométrico consiste en interrogar a cada juga­ dor, primero sobre sus preferencias en materia de amistades y, a con­ tinuación, sobre sus preferencias técnicas (incluidos ellos mismos), con lo que se consiguen sociogramas y sodomatrices. Así, se obtienen datos muy relevantes, tales como: 1) Quiénes son los jugadores más (y menos) valorados técnicamente por el grupo; 2) Quiénes son los jugadores más (y menos) valorados afectivamente; 3) Cuáles son las zonas de afinidad y rechazo; 4) Cuáles son los pequeños grupos y grandes rivalidades. Indusive se puede dedudr si el capitán tiene ascendenda sobre el grupo, cuál es el jugador “chivo expiatorio” (donde se deposita todo lo malo del grupo), quién es el mejor compañero, etcétera. Esta informadón (tamizada y analizada) se le brinda luego al en­ trenador, y a éste le resulta de mucha importanda, ya que este estudio dentífico del grupo (por el grupo mismo) le confirma datos existentes y le agrega otros nuevos (grupales y en algunos casos individuales). El estudio que se presenta a continuadón fue realizado en todas las divisiones juveniles. Lo ideal es tomarlo cada tres meses, ya que los grupos (y los roles) son dinámicos. En casi todos los casos, los valores arrojaron que se trata de gru­ pos homogéneos (y no heterogéneos). Esto es que, de los cuatro cuadrantes posibles, los valores dan to­ dos en un cuadrante (ver gráfico). Luego se saca la media de cada grupo en cada ítem (afectivo o téc­ nico) y se ve quién está por endma y quién por debajo. Bien puede llamarse al sodograma, radiografía grupal. Está comprobado por intermedio de estudios psicológicos, que si hay cohesión grupal, los buenos desempeños y los buenos resultados 55

son una natural consecuencia, ya que se trata nada más ni nada me­ nos que de un deporte de interacción o de equipo o de grupo. 1

C onsigna : S ociograma



":ipÉl¡

Se trata de decidir un N° del 0 al 20 que represente la valoración afectiva y la valoración técnica que uno siente en este momento, respecto de cada compañero de equipo (incluido a uno mismo). Se pide sinceridad, por el bien de la evaluación, y se garantiza la total confidencialidad de los datos aquí vertidos. (0-2 0)

Futbolista A B C D G F G H I J K L M

20

(0-2 0)

Valoración afectiva

Valoración técnica

18 19 11 15 14 12 15 13 15 11 13 17 16

11 12 13 18 13 14 15 16 16 18 18 19 17

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20

Valoración afectiva (x)

Los gráficos y valores obtenidos, demás está aclarar, que por una cuestión de ética y secreto profesional, y por un pacto de confianza con los jugadores, no pueden ser revelados. Al D.T. lo desilusiono de en­ trada: “Hay cuestiones íntimas del jugador o del grupo, que usted nunca va a saber.” Trabajamos con la confianza del D.T., pero tam­ bién de los jugadores. El D.T. espera que le vuelva cierta información, pero determinar cuál y cómo es un punto clave. Se trata de un tema 56

decisivo, ya que el especialista no debe traicionar ni al D.T. ni a los ju­ gadores. Informará sólo aquello que es positivo que el D.T. sepa (por propia decisión del especialista, o por decisión del jugador o grupo).

Langer nospresenta aquí—con excelente humor— cómo los intereses que reinan en el fútbol de hoy llegan a degradar la innata belleza del espectáculo.

Tamizará la información, sin ofrecerse como puente ni como “bu­ chón”. Un error garrafal aquí, es SIN RETORNO. 57

Para finalizar, lo ilustraré con un ejemplo muy claro: en muchos casos, el valor técnico es correlativo al valor afectivo (porque te quie­ ro veo que jugás bien), en otros casos es inversamente proporcional. Hay jugadores muy valorados técnicamente por el grupo y sin ningún tipo de afinidad en el plano afectivo. H ipótesis: Si ese estudio se hubiese hecho en el Boca de S ilvio M arzolini (1995) y Carlos B ilardo (1996), y los jugadores hubiesen sido sinceros, M aradona habría sacado el máximo puntaje en valora­ ción técnica y uno de los más bajos en valoración afectiva. ¿Por qué? Las diferencias tienen efectos en el grupo. El talentoso, por más que lo sea, debe esforzarse. Si el jugador juega sólo por su ta­ lento y no por su esfuerzo, y además es el único en estas condiciones, la ley no es igual para todos y se producen resentimientos y malestar. Es que, sin lugar a dudas, tienen efecto en el grupo y por ende en los resultados: de hecho, Boca no salió campeón. Para ir concluyendo este capítulo sobre la necesariedad, escribo: “La ayuda psicológica es, la mayoría de las veces, un medio de cambio, para que un jugador con condiciones técnicas y físicas no se malogre, es decir, no se quede ‘en la puerta de...’Además, la ven­ taja de tener esa ayuda dentro de la misma estructura del deporte resulta decisiva: por su cuenta es muy difícil que eljugador consul­ te, aun necesitándola..."

ACERCA DE LA NECESARIEDAD Según un cuestionario realizado para los futbolistas pensionados del Club Ferro Carril Oeste (supervisado por m í y elaborado por es­ tudiantes de 5o año de la Primera Escuela Privada de Psicología So­ cial, fundada por el doctor E nrique P ichón R iviére), permití incluir una pregunta autoevaluativa, a otras que giraban en tom o del desa­ rraigo, la adaptación y las lesiones.

La pregunta fue: a) ¿Entendés para qué hay en el club un psicólogo deportólogo? SI/NO b) ¿Ite sirvió? SI/NO c) ¿En qué casos? a) De una población de cuarenta consultados (entre quince y diecin­ ueve años), treinta y nueve dijeron entender el “para qué” (la fun­ dón). Más de la mitad habían llegado a la pensión hada sólo seis meses al momento de la encuesta. 58

b) Treinta y seis manifestaron que les sirvió, tres respondieron ne­ gativamente (dos aclarando que no lo necesitaron), y uno expre­ só que no sabe porque no tuvo mucha comunicación. c) Respuestas más comunes: • Tenía mucha ansiedad. • Para ayudarme cuando lo necesito. • En los que me sentía mal, bajoneado, él me ha ayudado en todo. • Cuando me siento mal o deprimido (por no jugar), él me ayuda es­ cuchándome (esta respuesta se repitió en varios futbolistas). • Cuando tenés algún problema con tus compañeros, el técnico o en la pensión, hablás con él con la confianza de ser un amigo más que te puede aconsejar. • Cuando me tocó salir de entre los titulares me apoyó. • Cuando necesité una opinión o una ayuda. • Cuando tuve problemas de familia. • En el que es muy importante tener a alguien para contarle nues­ tros problemas. • Cuando estaba muy nervioso y sin ganas de seguir adelante. • Cuando estoy con algunos bajones anímicos. • Clarificarme algunas cosas que no tenía muy claras. • Cuando extrañaba a mi familia y cuando estaba mal porque me peleé con mi novia. • En el tiempo de adaptación. • Moralmente te ayuda mucho hablar con un tipo así. • Cuando estoy pasando momentos malos. • Cuando no jugué por lesión y también hablar la parte del colegio y los partidos de cada sábado. • Cuando necesitaba hablar con alguien. • En sacarme dudas en mi vida y en el fútbol. • Cuando no estuve citado. • En juntamos todos con él y decimos las cosas de frente. Después hacía un análisis y nos decía cómo estábamos anímicamente y en qué teníamos que mejorar. • Extrañar menos a mi familia y no preocuparme por un problema pequeño que tuve de salud, que me asustaba mucho. El psicólogo deportólogo es quien realiza un análisis cuali-cuantitativo de la personalidad del futbolista en la escena deportiva. 59

Siguiendo a B leger, la personalidad es más que sus manifesta­ ciones. La estructura de la personalidad es la que se manifiesta en ca­ da una de esas cientos de conductas. No hay personalidad sin conducta ni hay conducta sin personali­ dad. No hay ninguna manifestación de un ser humano que no perte­ nezca a su personalidad (los psicólogos deportólogos estamos capaci­ tados para modificar conductas del deportista). La personalidad se asienta sobre un trípode formado por la cons­ titución, el temperamento y el carácter. La conducta es un proceso único y que, por lo tanto, es siempre en parte consciente y en parte in­ consciente. Las dos cosas al mismo tiempo. Lo inconsciente no es el motor de la mente ni tampoco lo conciente es algo superficial o secundario. El aprendizaje puede ocurrir en to­ das las áreas en forma conjunta, o bien sólo en alguna de ellas en for­ ma predominante y disociada. Hay, así, aprendizaje en el área de la mente, del cuerpo y del mundo exterior (P ichón R iviére). El aprendi­ zaje de la mente es el objetivo de nuestra labor: entrenar las habi­ lidades psicológicas del futbolista. Finalizo el capítulo citando a dos grandes: C onfucio y la M adre T eresa de Calcuta: “Hay tres señales de un hombre superior: siendo virtuoso, esta­ rá libre de ansiedad; siendo sabio, estará libre de prejuicios; siendo valiente, estará libre de temor” ( C o n f u c i o ) . CUÁLES

¿El obstáculo más grande? El miedo. ¿El error más fácil? Abandonarse. ¿La cosa más fácil? Equivocarse. ¿La raíz de todos los males? El egoísmo. ¿La distracción más bella? El trabajo. ¿La peor derrota? El desaliento. ¿Los mejores profesores? Los niños. ¿La primera necesidad? Comunicarse. ¿Lo que hace más feliz1 ? Ser útil a los demás. ¿El misterio más grande? La muerte. ¿El peor defecto? El malhumor. ¿La persona más peligrosa? La mentirosa. ¿El regalo más bello? El perdón. ¿Lo más imprescindible? El hogar. ¿La ruta más rápida? El camino correcto. 60

¿La sensación más grata ? La paz interior. ¿El resguardo más eficaz? La sonrisa. ¿El mejor remedio? El optimismo. ¿La mayor satisfacción? El deber cumplido. ¿La fuerza más potente del mundo? La fe. ¿Las personas más necesarias? Los padres. ¿La cosa más bella del mundo? El amor. M adre T eresa de Calcuta

Ansiedad. Temor. Prejuicios. Miedo. Miedo a equivocarse. Egoís­ mo. Conciencia de trabajo. Mayor comunicación. Optimismo. La fe (confianza)... Yo me pregunto: Si tratamos con seres humanos y no con máqui­ nas, y podemos colaborar para diagnosticar y modificar (mejorar) to­ das estas sensaciones o dificultades del futbolista para que se sienta mejor y haga mejor lo que tiene que hacer, ¿somos o no necesarios? ¿qué estamos discutiendo?

Joaquín Caparrós, López Caro, Antonio Mendoza, Gregorio Manzano y Miguel Morilla, entre otros. Encuentro de Entrenadores de la Primera División de Fútbol de España organizado por Miguel Morilla. Sevilla, 2006.

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ASOCIACION DE PSiCOMXiiA Reí. («'PORTE ARGENTINA

iMelMt wwwpsicodeportes.com

I De izquierda a derecha: Ariel Scher (periodista deportivo de Clarín), entrenador FranI cisco Ferrara, Marcelo Roffé, prof. Carlos Medeiro y Dr. Daniel Martínez. 5a*Jornadas I |Nacionales de Psicología del Deporte, 2 y 3 de diciembre de 2005, Facultad de Psicolo-1

gía de la Universidad de Buenos Aires, organizadas en conjunto con APDA. ■L

Osvaldo Piazza exponiendo en la mesa de técnicos en las las Jornadas de Psicología y Fútbol (UBA). Me acompañan Juan Carlos Giménez, Juan Carlos García, José Faría8 y el ex árbitro y actual DT Ricardo Calabria (1997).

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Capítulo 4

Testimonio de una práctica. Objetivos de la preparación psicológica. 50 tests psicométricos y proyectivos utilizados en el fútbol. Planillas de seguimiento en competición. Modos de intervención.

[ C L E M E N T E

Por CALOI

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Caloi, tira número 6067, publicada el 215192 en el diario “Clarín”

Cuando del D.T. descubre la utilidad, se le facilitan las cosas. Recibe una información valiosa para la que no cuenta con tiempo ni elementos científicos para recabarla. (M arcelo Roffé)

OBJETIVOS DE LA PREPARACIÓN PSICOLÓGICA 1) Adaptación psicológica y prevención del desarraigo para los chicos que llegan al club desde el interior del país (trabajo que se inicia en la pretemporada —mes de enero/febrero, lue­ go de la selección de nuevos valores— y de la definición del nuevo cuerpo técnico). 63

2) Evaluaciones grupales e individuales para acelerar procesos y obtener datos para dotar de información al técnico para la toma de decisiones y acelerar procesos. Se delinean perfiles psicológicos grupales (líderes, chivos expiatorios, tensiones) y perfiles psicológicos individuales (mes de marzo/abril). 3) En este mismo período y en la línea de la “prevención” (rece­ ta antiestrés y formación integral del individuo), se localizan las casas de estudio y/o cursos a realizarse en el resto del año con carácter de obligatoriedad. Se tiene como alternativa la búsqueda de empleo y el psicólogo puede cumplir la función de tutor de los futbolistas del interior. 4) Se realizan evaluaciones respecto de los ítem tales como in­ dumentaria, viáticos, calidad de comida y de descanso en las pensiones, higiene, representante y padres separados para obtener más datos del jugador, hacerlo sentir cómodo y tratar de mejorar la atención. 5) Se inician los trabajos grupales en las divisiones menores, con una frecuencia semanal, donde los objetivos son variados, desta­ cándose técnicas de cohesión grupal, dinámicas que favorecen la circulación de la palabra, el conocimiento humano entre sus miembros, el aliento positivo entre sus miembros y el fortaleci­ miento del vínculo con el entrenador, entre otros. Las temáticas desplegadas en el grupo son: disposición a entrenar físicamente, los miedos, si debe el futbolista callar o hablar cuando tiene un principio de lesión, el planteamiento de metas grupales e indivi­ duales, la importancia del aliento positivo, para qué estudiar, cómo organizarse el tiempo libre, tener novia o no, acá o allá, ¿los suplentes deben bajar los brazos?, ¿qué hago si me ofrecen dro­ ga?, ¿por qué?, las tensiones grupales... Siguiendo a F idel M occio : “la libertad de movimientos es el basamento de la creatividad corporal”. Se utilizan medios ex­ presivos corporales que van desde el reconocimiento del pro­ pio cuerpo hasta la imitación a otra persona, lo cual obliga al futbolista a salirse de la plástica habitual, expresando aque­ llo que estaba contenido. Por otro lado, se destina parte de la reunión al análisis de la competencia en sus determinaciones psicológicas (plantea­ miento de metas). Se incluyen temas propuestos por el entrenador ya que el diálogo con el mismo es permanente. Se persigue la optimiza64

ción del rendimiento en competencia. 6) El encuadre incluye: diálogo permanente con el técnico (y coordi­ nador si lo hubiese), diálogos con el preparador físico, médico y kinesiólogo, observación de entrenamientos, observación de compe­ tencias (incluye intervenciones individuales en el entretiempo del partido luego de la charla técnica). Eventualmente se comparten concentraciones con el equipo. Tbdo esto hace más rica la labor del deportólogo, ya que posee más información y más datos para en­ trecruzar, puede efectuar mejores diagnósticos y arribar así a óp­ timas estrategias de cambio. 7) Se realizan tareas de asesoramiento psicológico y apoyo logístico al cuerpo técnico, solicitadas por ellos. 8) Se realizan y enseñan técnicas de respiración, relajación y visualización a los deportistas con el objetivo de elevar la confianza y la concentración y disminuir la tensión y el estrés ocasionados por la competencia. 9) Se trabaja mucho con los suplentes, expulsados y lesionados (ade­ más de con los de bajo rendimiento). Con los lesionados se traba­ ja en conjunto con el cuerpo médico. Se plantean metas cortas y se considera el apoyo y la rehabilitación psicológica tan importan­ te como la kinésica, ya que las emociones que sobrevienen en el futbolista lesionado son el desgano, la depresión, la irritabilidad, el cambio de humor y pensamientos negativos. Se realizan visi­ tas de apoyo pre y post quirúrgicas en lesiones graves. 10) Se hace mediación entre un D.T. y un jugador cuando el caso lo requiere, o entre dos D.T o dos jugadores. Ejemplo: conflicto/pa­ saje de división/expectativa de rendimiento, etcétera. Objeti­ vo: vehiculizar una palabra detenida. 11) Se realizan charlas de orientación y pautas precompetitivas a pa­ dres de las divisiones menores en el inicio de la temporada (ver Capítulo 7). Si el padre entiende bien su rol, cumple con una fun­ ción pacificadora y tranquilizadora sobre el futbolista en momen­ tos difíciles Go he visto en muchos casos). 12) Preparar psicológicamente, individual o grupalmente, a los juga­ dores que quedarán desafectados para que busquen nuevo club. En algunos casos ya con la confirmación del D.T. y en otros no, según lo que siente el jugador. 13) Finalmente parece decisivo el ambiente general de trabajo, en especial la disponibilidad de tiempo y espacio, la ubicación 65

del psicólogo como un miembro más del cuerpo técnico y la participación y compromiso de dicho cuerpo en la preparación psicológica (J esús G arcía B arrera ). L o ideal es trabajar an­ tes o después de los entrenamientos diarios, utilizando los días de menor carga física y de trabajo técnico-táctico. Por ejemplo, el día posterior a la competencia o el día anterior a la misma. 14) Eventualmente, orientación vocacional a deportistas muy confundidos y que quieren continuar con sus estudios (excede el rol deportológico. Al igual que casos clínicos son derivados). 15) Crear una base de datos del perfil psicológico de los futbolis­ tas, que esté a disposición del cuerpo técnico. Estos informes se realizan para que conozcan mejor a los jugadores, tengan datos de su familia y posean más elementos para tomar me­ jores decisiones. 16) Realizar investigaciones y docencia. El psicólogo está capacitado para intervenir en tres niveles: a) Individual (casi nunca molesta). b) Grupal (en muchos casos molesta). c) Institucional (casi siempre molesta). Para sintetizar este punto, recurriré a una metáfora futbole­ ra: el ser humano tiene cierta tendencia innata a quedarse con la última imagen. Lo mismo sucede en el fútbol con una jugada, un gol o un partido. Tomemos un gol, hay alguien que lo convierte y que se lleva todos los aplausos (el D.T.), y alguien que lo asiste y es reconoci­ do por su falta de egoísmo (preparador físico). Pero hay jugadas donde, para que esto suceda, hubo otro delantero que se llevó las marcas y distrajo la defensa, de una manera casi invisible y su­ til, pero visible para los entendidos... Ese es el psicólogo. Ni hablar del saque rápido del arquero (utilero) y el toque bien dirigido del defensor (médico), entre otros. Como se verá, en el fútbol uno solo no se salva (O svald o Sor i a n o ). Debe haber cooperación y trabajo de equipo. Hay uno que tiene mayor responsabilidad y un rol asimétri­ co, y al que todos saludan cuando convierte, y otros que juegan con él y con el equipo. Aunque no se vea. Así de sencillo.

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Test utilizados (herramientas cuali-cuantitativas) más frecuentemente en el fútbol PSICOMÉTRICOS Y PROYECTIVOS En primer lugar, se le realiza al futbolista, una entrevista de his­ toria psico-socio-familiar, con el fin de conocerlo y almacenar datos. Luego, según lo que se quiera evaluar y/o confirmar, se efectúa in­ dividualmente la toma de alguno de estos tests o una batería de los mismos (conjunto agrupado de tests con un criterio determinado). 1. Test de Concentarción de Toulouse. 2. Rejilla de Concentración. 3. Rejilla de Concentración con números de diferente tamaño. 4. Cualquiera de los tres con música fuerte no deseada (símil presión externa). 5. Constructo Motivacional. 6. Test de los 10 deseos y los 5 temores. 7. Test frases Incompletas. 8. Indicadores de Tensión y Ansiedad (cuestionario). 9. Cuestionario pre-competitivo: 50 preguntas. 10. Test de Ansiedad rasgo y estado (Idare/Stai). 11. Test Staxi (mide tasa de enojo, rasgo y estado). 12. Test Percepción Láminas Deportivas (auto-confianza). 13. Test H, T, P. (Home, Tree, Person). 14. Test dos personas. 15. Test Bender (mide espacialidad). 16. Ifest persona bajo la lluvia (reac. frente a la adversidad) Adap. al fútbol. 17. Test de la familia. 18. Test de la familia kinética. 19. TRO (Test de Relaciones Objetales). 20. Test de Rorschach. 21. Test de Personalidad (Eynsenck-EPI). 22. TAIS (Nidefíer). 23. POMS (Profile ofM ood States) 24. Test de Planteamiento de Objetivos. 25. Planilla Feed-Back del 0-10. 26. Test de Butt (mide, entre otras cosas, agresión y suficiencia). 27. Sociograma (radiografía grupal). 28. Equipo titular y por qué (sea técnico por diez minutos). 29. Elija tres para jugar/entrenar/salir/estudiar.

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30. Cuestionario grupal símil sociograma (más cooperador capitán/mejor armador/más disciplinado, etcétera). 3Í. Test de sustitución de pensamientos negativos por positivos (autoconfianza). 32. Test D. F. H. (Dibujo de la Figura Humana). 33. Planillas de seguimiento de jugador en competencia. 34. Test Desiderativo. 35. Test prospectivo o “visión futura” (dónde estarás en 1, 5,10 y 20 años). 36. Test SKT (mide memoria reciente y aprendizaje). 37. Test CPRD-f (mide concentración, autoconfianza, ansiedad e influencia del estrés en el rendimiento). 38. Motorgrama (seguimiento del destino del balón entre los jugadores, quién pasa a quién). 39. Raven (Test de Inteligencia). 40. Dominó (Test de Inteligencia). 41. Test de Toulouse-Pieron. 42. Test de las Presiones del futbolista (Roffé). 43. Test de los 30 miedos (pág. 151). 44. Cuestionario M.M.PI. 45. Cuestionario de estilo de Atribuciones. 46. Test Esquema Corporal (Reconocimiento de Zonas de Tensión). 47. Cuestionario de Personalidad 16 PF. 48. Test del Síntoma de carga (R. Frester). 49. Test Trail-Making (mide atención, planificación, secuenciación). 50. Test de IRSA (Inventario de situaciones y respuestas de ansiedad).

Dos ejemplos en futbolistas del test "Persona bajo la lluvia", que mide la reac­ ción frente a una situación de estrés y lo de adversidad.

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Esta imagen es claramente demostrativa de alguien que se siente sin defen­ sas, inseguro y amenazado por el entorno.

El objetivo de la implementación de estas técnicas es: • Incrementar el rendimiento. • Regular el estado emocional. • Incrementar el desarrollo de la autoestima. • Erradicar problemas personales. • Lograr mayor disposición a entrenar y a competir. • Lograr mayor efectividad. • Acrecentar recursos psicológicos y mecanismos de control. • Lograr mayor motivación y persistencia. • Asegurar cierto valor predictivo. Ejemplificaré los informes a los entrenadores y/o jugadores con dos modelos utilizados en mi práctica: SON r e g ist r o s EN COM­ PETENCIA (muchas veces me he formulado la siguiente pregunta: ¿Debe el psicólogo gritar un gol de su equipo?)4 MODELO

1: SEGUIMIENTO GRUPAL, INDIVIDUAL Y DEL

D.T.

A) G rupal : Se evalúan los siguientes ítem: 1) Actitud; 2) Concentra­ ción; 3) Motivación; 4) Confianza; 5) Virtudes; 6) Defectos; 7) Ti­ pos de Comunicación; 8) Plano Conductual (Disciplina); 9) Rela­ ción del desempeño con el tiempo de juego; 10) Efectos del mar­ cador sobre el juego. No perdería, en el caso de hacerlo, su lugar de neutralidad y se transformaría en un hincha más? Gritarlo, ¿es un modo de confirmar el compromiso con el proyecto?

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B) Individual: Jugador por jugador. Su respuesta psicológica en competencia. C) O bservaciones G enerales: Puede incluir discurso del D.T. y con­ ducta y actitud del mismo (durante el partido y en la charla pre­ via y/o entretiempo). MODELO 2 : S eguim iento S e g u im ie n t o

en

individual

C o m p e t e n c ia (C r o n o m e t r a d o )

F u t b o l is t a : Fecha: C a t e g o r ía :

1er. Tiempo 2do. Tiempo PELOTAS JUGADAS JUGADAS BIEN JUGADAS MAL RECUPERADAS recuperadas BIEN RECUPERADAS MAL INTENTOS DE RECUPERAR CABEZAZOS DEFENSIVOS CABEZAZOS OFENSIVOS EXCESOS PASE LATERAL EXCESO PASE HACIA ATRÁS PASES 30 MTS. LLEGAN A DESTINO PASES 30 MTS. NO LLEGAN A DESTINO TIROS AL ARCO CENTROS JUGADAS INDIVIDUALES FOULS RECIBIDOS (AE) 0 GENERADOS (DE) TARJETA RECIBIDA O GENERADA A QUIÉN PASÓ EL BALÓN ZONA MÁS TRANSITADA COMUNICACIÓN VERBAL COMUNICACIÓN GESTUAL PUNTAJE DE RESPUESTA PSICOLÓGICA OBSERVACIONES CUALITATIVAS OBSERVACIONES GENERALES En otra planilla se detallan las jugadas y el tiempo de juego se cronometra en relación al rendimiento.

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Es muy importante que observemos lo que otros no quieren o no pueden (función de complementación). El lenguaje gestual ob­ servado le aportará al D. T. y al jugador datos.relevantes. Esta concepción de trabajo obedece a la función de “ayudante del D.T.” El especialista recaba datos que el entrenador no puede observar por la misma tensión dramática de la competencia, o que observó y de esta manera los confirma. El feed-back posterior es lo más rico. Lo mismo sucede con el jugador. Para finalizar este capítulo, entonces, elegiré algunos de es­ tos puntos y los ilustraré con intervenciones vivenciadas. “Una profecía que se autocumple es una suposición o predic­ ción que, por la sola razón de haberse hecho, convierte en realidad el suceso supuesto, esperado o profetizado y de esta manera confir­ ma su propia ‘exactitud’ ..Así, pues, el futuro (esperado) puede de­ terminar (más que el pasado) el presente”. P a u l W a t z l a w ic k .

A) GRUPAL Recuerdo una intervención con una división mayor, cercana al plantel profesional que tuvo efectos. Varios jugadores, entre ellos BWAN SXQ.RM13S el capitán, se quejaban de que sa­ A r b it r o : lían del vestuario a la cancha co­ mo “pinchados”, que veían que el Autoridad ..... .................. Porquería equipo daba ventaja de varios mi­ J e f e ................................... Cagador nutos al rival... Esto, era obvio, te­ J u e z .................................. Hinchabolas nía incidencias negativas sobre el Director del partido....... Arruinapartidos rendimiento y, por ende, sobre el H um ano........................... Mandón La ley principal............... Gil resultado. El que ordena.................. Desgraciado Luego de escucharlos, les su­ El que d ir ig e ................... Vigilante gerí para el partido del sábado Ultima palabra Mandamás (esto era el viernes), que se abra­ Encargado....................... zaran los once en el vestuario an­ Ordena ............................. tes de salir (aquí no hay manga) y que sólo se escuchara la voz del 45% 55% + capitán arengando o transmitien­ do un mensaje positivo que decidimos allí en esa reunión. En nuestro encuentro posterior, varios plantearon que de esta manera lograron corregirlo.

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Trabajo de visualización grupal, categoría '83, conducida por D.T. Perissé

Con otro grupo y otra división se presentó el problema de falta de activación en el inicio de la competencia, en forma reitera­ da. Había un obstáculo que dificultaba una mejor disponibilidad men­ tal del equipo. El foco era de 15 a 20 minutos en los que se carecía de la tensión ideal. Se hizo una estrategia en la búsqueda de una mayor consistencia mental: a) se investigó el origen del problema, la fecha y los “porqué” (historia); b) se hizo un juego con los futbolistas: escribir en un papel anónimo qué sienten antes del partido (al que no le sucedía nada, que lo dijese también); c) se tamizó la información, se le hizo una devolución al grupo y se habló mucho de las conclusiones; d) se abordaron distintas técnicas para incrementar la comunicación y el aliento intergrupal; e) se le dio al D.T. tres ejes temáticos y pala* bras claves del grupo para que incluya en la charla técnica previa al partido; se buscó tener efectos a través de la palabra del D.T., pa­ labra más importante y última para el deportista; f) se obtuvo de to­ do este trabsgo de cuatro reuniones, una conclusión con el grupo y se hizo una quinta reunión de cierre del tema y solución del problema con el preparador físico y el técnico (quien coordinó la reunión). También realizo visualizaciones grupales con diferentes “diapos­ itivas”, como por ejemplo: 1) balón, 2) botines, 3) destreza o gesto deportivo dificultoso en práctica o partido, 4) participación, en movimiento, en una jugada de gol del equipo (ya que el deporte es 72

movimiento). Esto luego de un ejercicio de respiración. Duran de 5 a 10 minutos y como la mente no discrimina entre realidad y fantasía, si se logra un buen entrenamiento mental, se acercan las metas. Lo rico de hacerlo grupalmente es que luego hablamos de lo que pudo ver cada uno con los ojos de la mente y tratamos de fijar entre todos im ágenes positivas.

Método de relajación progresiva JACOBSON (ver pág. 79), utilizado por primera vez en la elite.

El “Pipi" Romagnoli realizando ejercicios de relajación la noche anterior a la competencia (Mundial Sub 20, 2001).

Con estos ejemplos de trabajo grupal (existen muchos más) inten­ to mostrar la legitimidad del trabajo grupal siendo un deporte de equi­ po: así como el técnico debe asegurar que circule bien la pelota entre sus dirigidos, el psicólogo debe asegurar que circule bien la palabra. Y am­ bas cuestiones son solidarias: esto siguiendo a P ichón R iviére , quien planteaba a la pelota como portadora de un menssge.5 A mi juicio, el encuadre grupal difiere del de un grupo terapéutico y de una clase dada por un profesor, y si bien no es un grupo de refle­ xión ni un grupo operativo, tiene algo de estos dos últimos.

5 Un recurso grupal que funciona con muy buenos resultados, es el de la circula­ ción de una pelota de tenis entre los miembros del grupo, con una consigna determi­ nada que puede ser: “dile a quien quieras lo que no te animas a decirle en la práctica o en el partido”, y cuyo objetivo es que se deslice la palabra, y el algún ca­ so se aflojen algunas tensiones.

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Gutiérrez, Zabaleta, Masch.era.no y Pisculichi. Juegos para fomentar la cohesión del equipo (Uruguay, Sudamericano Sub 20, 2003).

A) MEDIACIÓN También realizo intervenciones “como puente” entre el técnico y el jugador, ante algún hecho puntual donde interpreto que hay obstácu­ los en la comunicación entre ambos que atentan contra el trabajo ini­ ciado y los objetivos planteados. Previa interrogación individual de si estarían de acuerdo en una reunión, se realiza la misma. Y ha sucedi­ do que el diálogo propuesto, sin llegar a ser un ciento por ciento exito­ so, ayuda a ponerle palabras a ese malestar y por ende, a aliviarlo. Caso de mediación: jugador de selección que integraba los plan­ teles de P e k e r m a n . Vuelve al club y le piden que juegue. Por su edad está en una di­ visión “x”. Lo ascienden a otra y juega un solo partido. No conforma al D.T. y sale. No se había integrado todavía al grupo. Viene con la pregunta: “¿qué hago, Marcelo?” (alto grado de tensión e incertidumbre. Sentía que no era ni de acá ni de allá). Lo oriento, le aporto pautas para que él decida. Lo hago pensar 3 días. Paralelamente lo hablo con los dos técnicos y el coordinador. 74

Conclusión: lo mejor fue que volviera a su división original, ya que ese D.T. lo iba a tener más en cuenta (sin garantizarle titulari­ dad, iba a tener su oportunidad). Tbdos coincidimos en que era lo me­ jor para el jugador (obviamente él fue el primero en llegar a esta con­ clusión). Luego de un tiempo, y en una división de muy buenos juga­ dores, se afianzó y se transformó en un titular indiscutido. A) INDIVIDUAL En el plano individual aparecen cuestiones de las más diversas: Un jugador que se acerca espontáneamente y que presenta una conflictiva familiar que lo afecta: es de una provincia del interior, es­ tá viviendo acá y acaba de visitarlos. Y la conexión con cierta “pintu­ ra familiar” lo ha movilizado, entre otras c o s é i s , el hecho de haber vis­ to quebrado y llorando a su padre (ya separado de su madre) y deso­ cupado. Esto lo llena de culpa, aun sabiendo que lo suyo es jugar al fútbol y que acá está bien. Luego de escucharlo largamente, le pre­ gunto ¿en qué cambiaría la situación si él estuviera en su ciudad de origen? A los pocos días, vuelve mucho más tranquilo y aliviado di­ ciendo que esa pregunta le quedó y la pensó mucho, y que llegó a la conclusión de que él allá mucho no podría aportar... Recuerdo otro jugador (también de 18 años) que se acerca espon­ táneamente sobreexigido y presionado por varias situaciones coinci­ dentes: parece que el técnico no lo tiene en cuenta, y se va a tener que ir luego de mucho tiempo en el club, su novia le exige más tiempo, sus amigos también y no sabe qué hacer con los estudios. Llora en la en­ trevista. Luego de 3 ó 4 entrevistas, y de intervenir en relación a al­ gunas cuestiones (una de las charlas fue al borde del campo de jue­ go), me agradece y me dice “...Ypensar que yo pensaba que el psicólo­ go no servía para nada. Me ayudaste un montón...” Finalmente, el jugador fue dejado libre por el técnico, pero pudo ponerle algo de luz a su futuro respecto de sus afectos y sus estudios: había decidido continuar con los estudios universitarios y buscar una posibilidad en otro club. Confesión de un futbolista a principios de año, antes del inicio del campeonato, pretemporada: “Me siento presionado y desganado, con mucha exigencia. Me cuesta acostumbrarme a mis nuevos com­ pañeros. Veo que el D.T. me pide cosas que hoy no puedo hacer. Ade­ más estoy aburrido, hasta tengo ganas de empezar la escuela. Creo que también me afectó él cambio de pensión. Sí, tenés razón, los cam­ 75

bios me cuestan...” Con una estrategia psicológica clara, en dos con­ versaciones más, este jugador (pieza fundamental del equipo) volvió a su nivel y su rendimiento no decayó en todo el campeonato. Delantero: “Erré tres mano a mano en los dos pairtidos que entré”. Indagando, se deduce que el pensamiento negativo que se le armaba al jugador era: “si lo yerro, qué irá a pasar... me mandan de vuelta”. 1) Nos situamos en detalle en las tres situaciones. 2) Profundizamos la cadena negativa: Lo yerro —► suplente —► extraño más —► me vuelvo a casa. 3) Hicimos el entrenamiento mental de sustituirlo por un pensa­ miento positivo: “Estoy tranquilo —►decido bien la jugada—►es gol —► todos me abrazan”. Luego de este entrenamiento mental y de un ejercicio de visualización (ambos para elevar la confianza) el jugador volvió a marcar. Jugador muy talentoso acercado por el D.T., debido a que no es­ tá rindiendo como podría, y además se quiere ir a su provincia (cada vez que va, le cuesta volver). Sus padres se llevan muy mal y él quiere viajar para solucionar­ les el conflicto. “¿Qué podés solucionar vos allá?”, le pregunto. (Esta fantasía es muy común de los chicos del interior, que creen que pueden ser decisivos, cuando en realidad no lo son). Se le muestra que quedó seleccionado entre mucha gente y que viajando corre el riesgo de interrumpir su carrera. Luego de varios encuentros, el jugador baja el nivel de ansiedad, empieza a rendir de acuerdo con los esperado y razona: “antes estaba preocupado por mi familia, ahora lo hago por mí”. El D.T. me pidió que trabaje el fastidio que manifiesta el futbo­ lista Gonzalo cada vez que lo reemplaza ya que, de no modificarlo, perdería la titularidad de un momento a otro. Estrategia utilizada: comunico esto al futbolista y focalizamos con técnicas de auto-control. El jugador a veces se daba cuenta y á ve­ ces no, de lo que hacía, pero empieza a ser consciente de que está en­ viando con su acción, un mensqje negativo al D.T. y sobre todo al grupo. Luego de investigar que en su lugar de origen nunca lo reem­ plazaban (era la estrella), las reuniones apuntaron a la toma de con­ ciencia de un nuevo rol, en un nuevo equipo, y con un nuevo técnico. Efectivamente, el futbolista pudo modificar su actitud en beneficio propio y del equipo. El futbolista (arquero) estaba convencido del siguiente pensa­ miento negativo: “si la primera pelota que toco me sale mal, juego ner­ 76

vioso todo el partido, y lo hago mal. Si me sale bien, me tranquilizo”. Estaba tan instaurado este pensamiento en su mente, que aunque lo hablamos varias veces, mostrándole la falsedad del mismo, hizo falta un partido que se lo demostrara. Luego del mismo, en que empezó mal y siguió bien, el jugador vino y me dio la razón. “Ver para creer” (apóstol T o m á s ). Son retazos de intervenciones, con algunas modificacio­ nes para resguardar el secreto y la ética profesional. El psicólogo tiene muchas restricciones para dar cuenta de sus intervenciones, motivo por el cual cualquier pregunta de un periodista debe ser respondida en forma limitada, en el mejor de los casos. ESQUEMA

CLIMA S

u j e t o q u e q u ie r e

H ACER ALGO



----- -------------------- --------------►

L O Q U E HACE

INTERNO

Cuando hay óptima preparación psicológica esta distancia se reduce ¿Cómo trabaja un psicólogo en el fútbol? ¿Cómo llegan los futbolistas hasta el especialista? a) Espontáneamente: Esto sucede en muchos casos y por di­ versos motivos. b) Derivados: Por el técnico, el preparador físico, el médico, el kinesiólogo. c) Citados por el profesional: Por rutina y control psicológi­ co de seguimiento, o por algún motivo observado en un entre­ namiento o en una competencia. Este esquema se aplica para el abordaje individual. Para el abordaje grupal, se planifica con cada técnico la mo­ dalidad y la frecuencia.

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Sentido de la actuación

Consecuencias Rendimiento global

Comparación: Es/Debe Ser

Entorno

Ejemplo: Adversario - público prensa

Citado por H ans E b erspá ch er: “Entrenamiento mental: un manual para entrenadores y deportistas", Editorial Inde, Madrid, España (1998).

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R e s p ir a c ió n

y

R e l a j a c ió n

• Tomar todo el aire que se pueda por la nariz. Retener el máximo de tiempo posible en los pulmones. Exhalar lentamente por la boca hasta sentir que se desinña. Repetir cinco veces. • A este ejercicio se puede agregar que el deportista aleje de su mente cualquier pensamiento que tenga (sea éste agradable o desagradable), y que se conecte mental y sensitivamente sólo con el acto de respirar. V a le d e s t a c a r q u e h ay m u ch o s d e p o r tis ta s q u e n o s a b e n r e s p ir a r y

“respirar bien no sólo es relajante, sino que facilita el rendimiento al incre­ mentar el nivel de oxígeno en la sangre. Esto lleva más energía a los mús­ culos y facilita la expulsión de productos solventes” (W illia m s ) . H ay

e j e r c ic io s d e r e s p ir a c ió n q u e s e in d ic a n e n c o m p e t e n c ia p a r a

relajar

a

ju g a d o r e s

con

d if ic u l t a d e s

para

el

autocontrol

de

(como prevención). Hay muchos ejercicios que se centran en el diafragma y, en muchos casos, tomamos estos ejercicios como puer­ ta de entrada a la visualización. • Otro ejercicio que utilizo mucho con futbolistas es la relajación progre­ siva de J a c o b s o n (1930): “músculo- a-mente”. Consiste en una serie de ejercicios que buscan contraer un grupo específico de músculos, soste­ niendo la contracción durante varios segundos antes de relajarse. Elijo tomarlo en una dirección que va desde los pies hacia la cabeza, recono­ ciendo zonas de tensión y preferentemente el día de mayor carga físi­ ca de entrenamiento (al finalizar la misma). im p u l s o s

V isualización

• El entrenamiento en imaginación debiera involucrar a todos los sentidos, pero eso lleva tiempo de trabajo (vista, oído, tacto, olfa­ to, gusto y quinestésico). La teoría psiconeuromuscular sugiere que impulsos similares ocurren en el cerebro y en los músculos, cuando los atletas imaginan los movimientos sin ponerlos —de hecho— en práctica. Esta evidencia científica respecto de la inno­ vación muscular muy próxima a la verdadera, hace que el “ver con los ojos de la mente” fije en nuestras huellas mnémicas, im á g e n e s p o s i t i v a s que dejan un sentimiento de “deja vú” (ya vivido), oca­ sionando al deportista una anticipación que redunda en un mayor control de ansiedad, mejora en la toma de decisiones, un grado más elevado de concentración y, sobre todo, una elevación de la autoconñanza y del autocontrol. • Uno de los ejercicios más utilizados con los futbolistas ya entrena­ dos en esta práctica, es el de “visualizar aquella destreza o gesto 79

deportivo en competencia”, que aparece con dificultades en las prácticas y que el D.T. le señala constantemente (ejemplo: definir un mano a mano, tocar e ir a buscar, centrar con precisión buscan­ do a un compañero, descolgar un centro con seguridad, etcétera). Este ejercicio enseña a corregir primero mentalmente, para luego corregir en la acción. También trabajamos mucho en fijar imáge­ nes positivas del tipo: abrazo de todo el equipo en un gol, imagen en la ducha después del partido, cantando y alegres, por una bue­ na actuación, etcétera. • El deportista debe estar familiarizado con la tarea y dominarla, combinando la práctica mental y física. Las imágenes deben ser vi­ vas y controlables (José Gil Martínez).

Hay dos tipos de visualizaciones: las internas (imaginándose a sí mismo) y las externas (visualizándose como un espectador, desde afuera). • La nitidez y variedad de las imágenes la da la práctica. La búsque­ da es que los ejercicios de respiración, relajación y visualización puedan incorporarse en el futbolista como un hábito cotidiano, pa­ ra incrementar el bienestar psicológico y la actuación. Se sugiere practicarlo antes de dormir o al levantarse y hay innumerables modalidades. La meditación y el yoga suelen ser también un buen complemento.

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Capítulo 5

Diferencia entre fútbol profesional y fútbol amateur (su aplicación). La importancia de la prevención con los futbolistas adolescentes

Langer. Revista “Mística", del Diario Deportivo “Olé".

Aquellos que de entrada no hayan consumado la ruptura que realiza la toma de autonomía, aquellos que aborden este suelo de inestabilidad y de fracturas, la adolescencia, con bloqueos, estarán en condiciones de inferioridad respecto de los otros, pero todos necesitarán de toda su voluntad de vivir, de toda la energía de su deseo de llegar, para afrontar esta muerte de la infancia. (F. Dolto).

OS DATOS SON ir r e fu ta b le s . ¿Por qué, si por ejemplo, en Bra­ sil hay seis equipos de Primera División que cuentan con un psicólogo dentro del equipo técnico, acá no existe ninguno?

L

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Sostendremos este interrogante hasta el final del capítulo, no sin antes decir que el concepto que manejo es la multicausalidad (mu­ chas causas para la misma consecuencia). ¿Cómo se trabaja en divisiones inferiores? Son muchas las tareas que el especialista puede desarrollar, y no hay una sola manera de trabajar (tampoco la hay para los técnicos, los preparadores físicos o los médicos). Por empezar, diré que los objetivos son esencialmente dos: 1. La p r e v e n c i ó n 2. L a o p t i m i z a c i ó n d e l r e n d i m i e n t o

Prevenir significa educar y anticiparse a algo. Tbmemos el concepto de Prevención de Caplan (I a, 2a y 3a) con modificaciones. Partamos de la base que es decisiva la elección de los técnicos de las divisiones juveniles (está en manos de los directivos). El perfil del entrenador debe ser especial. Hablamos de chicos de 13 a 19 años. En México al fútbol amateur le dicen con mucha sabi­ duría FUERZAS BÁSICAS. Los técnicos deben ser docentes, formadores y comunicativos. El D.T. debe tener conocimientos en pedagogía, en fisiología, en biome­ cánica; debe dar todas las explicaciones que sean necesarias, tanto de cómo pegarle a la pelota hasta de por qué el jugador no va a ser titu­ lar. Detenerse lo necesario en cada caso para explicar los “porqué”. No es lo mismo un chico de 13 años (9a división), que uno de 18 años (4a división). Por ende, ya que se trata de distintos momentos de esta etapa clave de la vida de esa persona como lo es la adolescencia, el perfil del técnico debe ser específico. Hay técnicos de inferiores que sólo quieren estar en el ambiente, pero el objetivo es llegar a Ia división. Sirven más los técnicos que están convencidos de que su trabajo es el de sembrar, que eligen este trabajo formativo y menos estresan­ te que el otro (Ia), más atractivo en cuanto a poder y dinero, pero mu­ cho más peligroso. Hago hincapié en los técnicos porque cumplen el papel más impor­ tante. Son los que deben “enseñar^ A c o m p e t i r . La competencia y riva­ lidad entre ellos, aun formando parte del mismo equipo, repercute ne­ gativamente en los jugadores (bien patrimonial de la institución). E l f ú t b o l p r o f e s i o n a l conlleva una “tensión nerviosa” inheren­ te. En tanto trabajador de una empresa, el futbolista profesional, si bien trabaja en condiciones más salubres que un minero, podría haber 82

enunciado perfectamente esta frase que C. D ejours nos cita de un obrero:“Mientras estamos en la fábrica, incluso cuando no trabajamos, nunca se puede estar distendido”. (El futbolista se va corriendo apenas termina el entrenamiento. ¿Eso no significa que siente presión?). O esta otra, aunque alguno la encuentre exagerada: “la ansiedad roe la salud mental de los trabaja­ dores, progresiva e inevitablemente como el carbón que sofoca los pul­ mones del minero afectado por silicosis”. En este mismo terreno, para el profesional una lesión es un acci­ dente de trabajo, y el deporte amateur y el profesional —en cuanto a sus significados- son diferentes e incluso opuestos (se retoma en el Ca­ pítulo 12). Muchas veces me pregunté (ante la ida a fin de temporada, del cincuenta por ciento de los jugadores con los que trabajamos durante el año), si el trabajo de todos no caía en saco roto. Luego de mucho pen­ sarlo llegué a la conclusión de que no: cada uno, desde su disciplina, le da herramientas específicas y humanas al futbolista juvenil, que al ir­ se se las lleva con él. Es el triunfo sobre la discontinuidad y la inestabilidad tan característica en este deporte. L EL PSICÓLOGO DEL DEPORTE EN EL FÚTBOL AMATEUR: LA PREVENCIÓN.6 Hablamos de una población de ciento setenta adolescentes de en­ tre trece y veintiún años con una misma pasión y un mismo objetivo pe­ ro con diferentes familias, personalidades, diferente extracción social y aptitud psicológica. Es bien sabido que el trabajo del psicólogo, como el del entrena­ dor, preparador físico o médico, se mide por su eficacia. Pero hay que decir, en este caso, que se trata de un trabajo invisible, a veces imper­ ceptible, y que no luce. Y con efectos verdaderos a largo plazo, aun­ que haya resultados también en el corto y mediano. Los dos grandes objetivos que guían la tarea del psicólogo del de­ porte son: a) La prevención y promoción de la salud mental del deportista, enmarcada en el plano de “la formación” del ser humano.

(Trabajo Presentado en Fútbol Ciencias '97, en F. C. O, organizado por el doctor R otem berg ).

83

b) El mayor rendimiento posible a la hora de la competencia, es­ to es: potenciar y entrenar mentalmente aptitudes psicológicas como la confianza, la concentración, la motivación, y el aislamiento de pre­ siones internas y externas, como así también ayudar a cohesionar al grupo, a mejorar la relación entrenador-jugadores, entre otros. Los que trabajamos en fútbol amateur, en cualquiera de las cien­ cias aplicadas que se trate, sabemos que a diferencia del alto rendi­ miento (profesionalismo) el eje no está puesto exclusivamente en los resultados, sino en la promoción del mayor número posible de juga­ dores (y bien “formados”) al fútbol profesional. La mayor cantidad y calidad de semillas posibles para cosechar. Es así que hoy me referiré tan sólo al primero de los dos grandes objetivos descriptos, e intentaré transmitirles algunas de las tareas que venimos desarrollando con los jóvenes deportistas en el plano de la prevención, que significa educar, anticiparse a algo. Los temas a desarrollar son P revención d e : a) Deserción escolar; b) Expulsiones; c) Lesiones; d) Inductores de estrés; e) Cigarrillo, al­ cohol y drogas. a) Intentamos sortear falsas dicotomías a las que se ven expuestos los adolescentes. Una de las más comunes esjugás o estudiás, di­ cho por alguno de los padres o algún profesor (hay otra como, jugás o tenés novia). Buscamos orientarlo, ya que si organiza bien su tiempo, el joven podrá entrenarse, jugar, estudiar, tener novia, estar con la fami­ lia y los amigos, sin ser un superpibe ni quedar apresado por las exigencias y las obligaciones. Podrá rendir así en todos los planos, sin perder sus intereses y motivaciones. Sabemos que en la constitución de la personalidad de un indivi­ duo, la educación es una parte muy importante. Hoy, nuestra cul­ tura nos muestra que la desocupación alcanza mayores índices en los niveles de menor educación. Es un dato de la realidad. Ade­ más, es positivo que el joven tenga otro grupo de pertenencia (otra institución), al margen del fútbol, para no saturarse y por­ que comprobamos que reduce sus niveles de ansiedad. Hoy, para los adolescentes en su gran mayoría, ir al colegio no es sinónimo de estudio sino de pasarla bien y zafar. Vale subrayar lo mismo que trabajamos con los futbolistas: el fútbol es una carre­ ra corta, y en el mejor de los casos que lleguen (sin impondera­ bles como lesiones mediante), les pregunto: ¿qué harán los otros 45 años de vida? 84

Partiendo de la base que la educación les da más elementos para enfrentar una vida cada vez más difícil, es que instrumentamos una metodología de detección, atención y prevención de la deser­ ción escolar con un dispositivo de trabajo grupal y/o individual se­ gún los casos. Hoy podemos decir que si tomamos las tres divisiones menores, esto es novena octava y séptima (con edades de entre 13 y 16 años), hay solamente cuatro de novena que actualmente no es­ tudian. Por distintas circunstancias, uno en novena otro en octava y dos en séptima (uno de los cuales trabaja) no van al colegio. En la sép­ tima división detectamos dnco casos y conseguimos que, luego de algunas charlas, tres retomaran los estudios.7 También, al citar a los padres subrayamos la importancia del rol de ellos en esta tarea de prevendón. En las divisiones superiores hay mayor porcentaje de abandono debido al acercamiento al pro­ fesionalismo, a la exigenda escolar y deportiva y a las motivacio­ nes personales propias de la edad. Allí prevenimos varios casos, aunque ya en el plano individual: muchas consultas espontáneas previas al abandono. Instrumentar la “obligatoriedad” es un objetivo de todos, por el que debemos seguir trabajando. b) Sabemos que como el fútbol es un juego de equipo, además de per­ judicar al expulsado la expulsión también peijudica a todo el gru­ po, ya que lo deja en inferioridad numérica (también sabemos que hay expulsiones justificadas y de las otras). En este punto es muy importante que los mensajes del técnico sean claros, enérgicos y que no deje que se deslice “entre líneas” ningún elemento de agresión opuesto al juego limpio. Por ejemplo: que si el jugador es provocado (tan común en este deporte), no responda la agresión. En este caso, como en tantos otros, la fundón del psicólogo es de asesoramiento y de complemento de la del entrenador, ya que éste es el dueño de la palabra más importante para los jugadores. Existe una división en mi club que el año pasado, en el torneo Apertura, sufrió un número importante de expulsiones (ocho y casi todas injustificadas). Un año después, en el torneo Apertu­ ra que acaba de finalizar, esta división tuvo solamente dos expul­ 7 En ese momento, aun el estudio no era obligatorio como ahora.

85

sados: la segunda en el ránking interno de menor número de ex­ pulsados entre las seis divisiones existentes. ¿Cómo se llegó a es­ te logro? El pedido del cuerpo técnico de que trabaje grupalmente sobre es­ te eje me facilitó las cosas. Recuerdo que una de las primeras pre­ guntas que les hice fue cuántos habían leído alguna vez el regla­ mento del juego: de treinta, sólo uno levantó la mano, por lo que decidimos (con la certeza de que dábamos ventaja), empezar a leerlo todos juntos y a dramatizar con técnicas de roll-playing, los diferentes gestos del árbitro. Paralelamente buscábamos y trabajábamos las razones de haber llegado a ese preocupante número de expulsiones. Ya en el torneo Clausura logramos bggar a tres el número de expulsiones. Luego, con el año entrante, cambió el cuerpo técnico, y vale decir que el nuevo entrenador subrayó el eje de las conductas indisciplina­ rías. Hoy podemos decir, como resultante, que el actual capitán del equipo es el jugador al que habían echado tres veces de esas ocho. Su mejoría en el plano del autocontrol obedece, como se pue­ de ver, al mens^e claro del entrenador, al trabajo del equipo in­ terdisciplinario, y al trabajo individual con el jugador (incluyó en­ trevista con el padre), a quien se le intentó mostrar, como objeti­ vo de la estrategia de cambio, que esa energía mal gastada en ha­ blar con árbitros, rivales y espectadores le hacía mermar el ren­ dimiento y el placer por el juego, c) En un trabajo conjunto con el cuerpo médico hemos detectado que más del 30% de los jugadores del interior del país (vivan o no en la pensión) que están actualmente en el club, se lesionaron du­ rante el primer mes de su llegada üa siguiente temporada se re­ dujo notablemente ese porcentaje). Brevemente, podemos decir que en este tiempo de adaptación hay dos factores causales fun­ damental: a) el cambio ambiental: de lugar físico (casa por pen­ sión, pueblo por ciudad), de relaciones interpersonales (lejanía de la familia y/o novia, cambio de amigos y de colegio, etcétera) y b) el cambio de ritmo y exigencia del entrenamiento: en la mayoría de los casos, mucho mayor al que venían acostumbrados. Nos detendremos en el primer punto. En la pensión del club hay veintiún8jugadores provenientes de la provincia de Buenos Aires 8 En los años posteriores se incrementó ostensiblemente el número de pen­ sionados, llegando a sumar setenta.

86

y del interior del país. Pero hay muchos más que han llegado al club y que por una cuestión edilicia no se albergan allí. La fun­ ción del psicólogo de sostén, acompañamiento y asistencia, en­ cuentra que la población que más la requiere es la que constitu­ yen estos jóvenes, por sus carencias afectivas, desórdenes emo­ cionales y hasta en algún caso, carencias materiales. Luego de hacer el fichaje médico y psicológico descubrimos este porcentaje. Vale decir que el factor emocional en muchos casos, y en otros el factor mental, predisponen a la lesión, de manera decisiva. Escuchándolos es sencillo detectar que en muchos casos se han lesionado inconscientemente y han logrado volver con su familia mucho antes de lo previsto. Las adaptaciones cuestan y mucho, y en cada caso particular to­ man un matiz diferente. Es por esto que pautamos con el jugador y el técnico las necesidades y la frecuencia de visitas y de comu­ nicación telefónica de cada uno. Un jugador que no se adaptó y extraña mucho, no puede rendir bien ni integrarse al grupo. Ya sobre esta base de datos, proyectamos con el cuerpo médico una planificación de estrategias juntamente con los técnicos, el equipo deportivo y los dirigentes, para disminuir este porcentaje en enero-febrero de 1998. También hemos implementado con el cuerpo médico que todo ju­ gador que padezca una lesión grave sea derivado al menos a una charla con el psicólogo para hacer la rehabilitación psíquica, tan importante como la kinésica. Hemos visto que muchos jugadores ya aptos médicamente (con el alta), pero con miedos, pensamien­ tos negativos y baja autoestima no pueden rendir bien o están predispuestos a resentirse (nos referimos a la “cicatriz psíquica”). d) y e) En divisiones juveniles, los padres son, en muchos casos, in­ ductores de estrés y agresión competitiva. Es así que antes del inicio de la competencia organizamos reuniones con el objetivo de orientarlos y establecer pautas claras. Hablamos de padres que son generadores de estrés: (“¿cómo un joven puede jugar bien, si cada vez que comete un error, escucha los lamentos de la madre y percibe el rostro decepcionado del padre?”, L. Forh), de dobles mensages, de agresión (basta ver algunas competencias), de ma­ la alimentación (el preparador físico se refirió a este tema), y has­ ta de depresión de sus hijos de bajo rendimiento escolar y de de­ serción de las aulas. Y todo esto, con las mejores intenciones.

87

También subrayamos la importancia del diálogo con sus hijos, ya que la ausencia del mismo es una de las causas principales del in­ greso en las adicciones. Hablamos de jugar limpio: son muy altos los porcentajes del in­ greso en el alcohol y la droga, entre los 15 y los 20 años (el 80% de los que se inician, según una investigación del diario Clarín). Hace casi un año se evaluó la posible instalación del control antidóping en el fútbol amateur. Las razones de este elevado porcen­ taje antedicho son múltiples, trascienden este trabajo. Sí vale destacar que organizamos charlas de prevención con los jóvenes, para darles información de las que muchos carecen. Les entrega­ mos folletos ilustrativos informando sobre los efectos del cigarri­ llo, el alcohol, la droga y el SIDA, y hasta les enseñamos a usar un preservativo. Finalizo el trabajo diciendo que enseñar está más cerca de preve­ nir que de curar, y prevenir tiene más que ver con entender la sa­ lud que con atacar la enfermedad. Una de las tareas que el psicólogo puede desarrollar es la de conseguir el colegio de los chicos del interior que habitan en la pensión. Se buscarán colegios cercanos a la pensión y al lugar de entrenamiento para economizar tiempo y dinero. Se elegirá, en función de los años por cursar y la categoría en que jue­ guen (tumo mañana/tarde), cómo dis­ tribuirlos por grupos en tres colegios, para favorecer las relaciones interper­ sonales, sobre todo en los primeros meses de adaptación. El fundamen­ to de la importancia del estudio y su beneficio en el rendimiento del juga­ dor es el siguiente:

El autor junto al doctor Enrique Rotemberg

Fundamentación de la obligatoriedad del estudio (10 razones) L Al apostar a dos cosas, fútbol y estudio, los deportistas disminuyen los niveles de ansiedad. Se ha comprobado que juegan más tran88

quilos ya que el estudio es al futbolista, lo que el defensor al ar­ quero vencido que cubre sus espaldas. 2. Incorpora más armas para enfrentar una vida cada vez más di­ fícil, con mayor desocupación en los sectores de menor educa­ ción. Aunque se llegue, se trata de una carrera corta. 3. Facilita los grupos de relación y pertenencia, las salidas sociales y la posibilidad de conseguir novia (evitando la saturación). 4. Disminuye los niveles de estrés. 5. Por ende, disminuye los riesgos de lesión. 6. Previene el aburrimiento y el tiempo ocioso. El tiempo impro­ ductivo aumenta, por ejemplo, la posibilidad del ingreso en las adicciones. 7. Colabora en la adecuación a pautas y reglas propias del colegio co­ mo del juego. Así se previenen expulsiones, siguiendo el ejemplo de juego limpio que caracteriza a la primera división división. 8. El objetivo es que el club les deje algo. Seguimos el ejemplo de Gimnasia y Esgrima La Plata, en la Argentina, y del Barcelo na, en España, que en primera división instauraron la obligato­ riedad del estudio en los profesionales. 9. Tbdos (cuerpo técnico y jugadores) trabajamos para que lleguen a primera división, pero la realidad nos muestra que llegan sólo los elegidos (en ese momento, de dieciséis jugadores del fútbol profesional que salían a la cancha en el Club Ferro Carril Oes­ te, doce eran de las canteras). 10. Es sabido que al futbolista no se lo prepara para el día después, no se previene. Estamos realizando una investigación con colegas en el marco de la Asociación Metropolitana de Psicología del Deporte, partiendo del supuesto de que en el 90% de los casos no se los pre­ paró.Y CREEMOS QUE ESTA ES UNA MANERA DE PREPARARLOS PARA QUE LA CABEZA NO QUEDE “HECHA PELOTA”. 9

El 2/12/98 inauguramos en una de las pensiones una biblioteca para los fut­ bolistas juveniles. Era una vieja idea que pude llevar a la práctica con el apoyo de todos los directivos, técnicos y jugadores. Los primeros fondos salieron del Se­ minario que dicté en el mismo club —II Seminario de Psicología Aplicada al De­ porte: “Los altibajos en el rendimiento y el papel de la mente”—. Luego llegamos a reunir seiscientos ejemplares. El concepto es el de una biblioteca abierta y ac­ tiva, con libros, tanto de texto como de tiempo libre y no sólo para el aprovecha­ miento integral de los deportistas juveniles, sino también para la utilización de los niños y profesionales de la institución.

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Extracto de un reportaje a Carlos T im o teo Grig uo l, actual técnico del Betis de Sevilla, efectuado por la revista del diario “La Nación’’, Buenos Aires.

2. OPTIMIZACIÓN DEL RENDIMIENTO En este plano se evalúa y actúa sobre las áreas descriptas en el primer capítulo. Podemos decir que hay una línea invisible que divide las divisio­ nes menores (9a, 8a y 7a) y las mayores (6a, 5a y 4a). Estas últimas ya están del lado del profesionalismo. Por eso en las menores, el objetivo fundamental es la integración y cohesión grupal entre sus miembros; y el trabajo grupal semanal es imprescindible. Las herramientas: juegos de cooperación y dinámi­ cas grupales que aseguren la circulación de la palabra y fortalezcan los lazos interpersonales. Se dice que hay que armar buenas novenas. Estoy de acuerdo. Pero ya hay que hacer un trabajo anterior con la pre-novena que no siempre se hace. Se trabaja grupal e individual­ mente. Se observan competencias y entrenamientos. Se hacen segui­ mientos. Se evalúa al grupo con diferentes tests (sociograma es uno de ellos, tan importante para nosotros como el de Cooper o el de los “40 segundos” para los “profes") e individualmente con técnicas espe­ cíficas, se evalúa: motivación, concentración, ansiedad y miedos precompetitivos. Se pauta con cada jugador y cada D.T. cada cuánto es conveniente que el futbolista hable por teléfono, y/o viaje a ver a sus familiares. Según estudios, se evalúa en tres meses el tiempo psi­ cológico de adaptación a Buenos Aires, luego de la partida de su lugar de origen. Se cruzan todos estos datos obtenidos y se hace un perfil psicológico individual y grupal, que es una fuente de información pa90

Foto: Revista “M ística”.

Y además ¿hay algo más seguro para una madre que enviara su hijo a las inferiores de un club dirigido por Griguol? Difícil. El trabajo que el técnico encara con las inferióles es un ejemplo. —Nosotros buscamos que, además de lo deportivo, los chicos estudien y tengan un título: puede ser música, idiomas, asistencia social. Lo que sea. Es bueno tener algo que te mspalde cuando dejas eljutboL ' Y la cosa va en serio. Si un jugador de las divisiones inferio­ res falta a la escuela y no puede justificarlo, no juega en la fecha siguiente por más que sea la estrella del equipo. “El estudio les sirve para no andar en la esquina paveando. Los lleva a estar concentrados en algo", dice. Incluso, Gimnasia y Esgrima tiene una persona, el Pelusa Bedogni, especialmente encargada de se­ guir el rendimiento de los chicos en la escuela.

ra cada D.T., importante (le da más elementos) a la hora de la toma de decisiones. Hay técnicas específicas que optimizan el rendimiento, disminuyendo el nivel de ansiedad, de miedos, de tensión y de presión y elevando el umbral de autoconfianza y de concentración, tales como ejercicios de respiración, relajación y visualización (en ese orden). C u a d r o s o b r e m ig r a c ió n d e fu tb o l ist a s a d o l e s c e n t e s

Migración

I

Movilidad física (no social)

I

Voluntaría (no involuntaria)

í

Causa económica y de progreso profesional (mejor empleo/no por opresión política)

I

Nuevo ambiente (Buenos Aires) ¿Se siente extranjero?

I Cambio de roles (entre los 13 y 19 años)

I

Cambio de conducta

I Cambio de Instituciones Básicas/ ¿Están maduros afectiva y mentalmente?

SI

^

X

NO

t

|

Adaptación a factores de cambio (entre ellos culturales)

Desarraigo

* * Alto rendimiento

♦ Progreso )greso

| Cambios dinámicos y temporales. Nuevas condiciones de la vida moderna, a días del tercer milenio.

Bajo rendimiento (Fenómenos de extrañamiento)

+

Regreso

„ IT

Fracaso?

I

No resistencia al cambio 1mismo)

91

Síntomas de “no adaptación psicológica” • Necesita llamar muchas veces por semana por teléfono. • Necesita viajar a su ciudad/pueblo muy seguido. • Está más pendiente de los problemas familiares y de lo que ocurre allí que de lo que le sucede a él. • No consigue amigos en su nuevo lugar. • No consigue novia en su nuevo lugar. • No establece vínculos con los compañeros de estudio. • Critica en demasía las comodidades y comida de la pensión donde está. • Rinde mucho menos que en su lugar de origen. • Se lesiona más veces, y con síntomas que nunca padeció (es más vulnerable). • Altibajos emocionales/Depresión. • Se hace expulsar (hostilidad/fastidio/cambio de humor). • No se adapta ni al ritmo, ni a las nuevas condiciones climáti­ cas, ambientales y biológicas. Todo esto superado el tiempo promedio de adaptación (tres a seis primeros meses). INVESTIGACIÓN CON FUTBOLISTAS JUVENILES Se ha construido un cuestionario10autoadministrable con vein­ ticinco ítem en el que el futbolista tiene cinco opciones de respuesta. Esta evaluación que indaga sobre diversos temas como presión, con­ centración, motivación, autoconfianza, solidaridad, autocrítica, obje­ tivos, relación con el D.T., con sus compañeros, con su representan­ tes, elección del líder, influencia del árbitro, vida familiar y otros, ha sido tomada con criterio científico en el año 1997 a ochenta y siete ju­ gadores dentro de una población de ciento sesenta, del fútbol ama­ teur de Ferro Carril Oeste. Esta franja constituye una muestra del 55% de la población. Otro dato importante es que cuarenta y nueve de estos deportis­ tas evaluados continuaron en el club durante el año '98 entre terce­ ra y octava división. Se rescata de esto la inestabilidad deportiva que 10 Ver al ñnal del capítulo.

92

genera el fútbol por el gran número que ha quedado fuera de la ins­ titución. Problema Se ha establecido una línea media en la cual se han encontra­ do respuestas del orden de una notoria inestabilidad emocio­ nal ante situaciones de presión en competencia. Del mismo modo la respuesta varía sensiblemente si se trata del juego de en­ trenamiento e incluso en caso de jugar como visitante. Hay cierta relajación que permite tomar la actividad con ma­ yor placer lúdico desde el futbolista y desde las indicaciones que recibe del entrenador. La vivencia es menos estresante. Hipótesis La intención es demostrar que se pueden potenciar y optimi­ zar las acciones deportivas permitiendo una motivación diferen­ ciada del estar sujeto a una permanente presión en relación al lu­ gar que ocupa el jugador rescatando el aspecto lúdico de la com­ petencia en el fútbol desde la psicología del deporte. Objetivos Realizar con rigurosidad científica una tarea diagnóstica que per­ mita una correcta estrategia de cambio(s) en los aspectos anímicos del jugador de fútbol juvenil en la búsqueda de soluciones a problemas deportivos que le permitan arribar al fütbol profesional con una per­ sonalidad fortalecida. Marco teóHco Esta tarea llevada a cabo en el Club Ferro Carril Oeste con adolescentes de entre trece y dieciocho años —jugadores de infe­ riores— tiene diferentes objetivos a largo plazo. En principio, analizar algunos de los factores anímicos que puedan influenciar en la dinámica del juego buscando una respuesta adecuada para cada circunstancia. Al encabezar la encuesta con una simple frase que apela a la 93

sinceridad del encuestado y garantizando confidencialidad, se ha tratado de imprimir el necesario respeto por el jugador y riguro­ sidad en la obtención de la respuesta para poder llevar adelante un modelo de investigación con una base estadística que brinde la mejor aproximación a las emociones del jugador de fútbol en competencia semanal y entrenamiento diario. Y así intentar dis­ minuir con los métodos apropiados de la psicología del deporte el nivel de presión interna y externa que padece cotidianamente. Cuando el deportista se encuentra en un estado de tensión psicológica se eleva la excitabilidad emocional agudizando el sen­ timiento de insatisfacción. De acuerdo con lo dicho, se establecen diversas estrategias psicológicas de cambio que permiten dismi­ nuir y controlar la inestabilidad emocional ante situaciones de presión en competencia, a saber: 1. Abordaje Deportológico. 2. Entrenamiento Mental (Técnicas de Relajación y Visualización). 3. Planteamiento de metas realistas. 4. Definición de estrategias para la obtención de las metas. Como profesionales la función es participar en la formación de jugadores de fútbol para que lleguen altamente capacitados en su juego, manteniendo el deseo de aprender y superarse, ayudar al de­ sarrollo como sujetos que mantengan el cuidado de sus cuerpos y mentes. Que encuentren en su carrera deportiva una elección que les permita disfrutar del éxito y soportar la frustración de perder, más allá del nivel de responsabilidad que hace a su puesto. La actividad del psicólogo del deporte siempre es ajustable a los objetivos y necesidades del sujeto deportista.

94

RESPUESTAS UTILIZADAS PARA LA TAREA DE INVESTIGACIÓN Y ANÁLISIS 11

SlEMHtE MuchasVeces

Ave®

Focarais

Nunca

Rindo más en los partidos de visitante

7

17

45

4

16

Siento que soy inestable emocionalmente

5

13

33

31

6

Me bsyoneo cuando no me salen las cosas

12

18

29

18

11

9

10

41

17

11

Juego mejor en las prácticas que en los partidos

El fútbol se nos presenta, muchas veces, como un rompecabezas a resolver

En esta investigación conté con la colaboración de la licenciada B e a t r iz M iñ a r r o (psicóloga del deporte y metodóloga) para el armado posterior de la misma.

Juntos dictamos seminarios de extensión de la Universidad de Buenos Aires (Psicología) y de la Universidad Nacional de La Plata (Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación).

95

C u e s t io n a r io

u t il iz a d o

Por favor, sea sincero y rápido para contestar. Tache con u n a “X ” la respu esta correcta. R em óntese a lo sucedido en el corriente año. S e garanti­ za la confidencialidad de los datos. 1 Tengo miedo de ir a

Siempre

Muchas veces

Algunas veces

Pocas veces

Nunca

Siempre

Muchas veces

Algunas veces

Pocas veces

Nunca

Siempre

Muchas veces

Algunas veces

Pocas veces

Nunca

Siempre

Muchas veces

Algunas veces

Pocas veces

Nunca

hablar con el D.T. 2 Rindo más en los partidos de visitante 3 Rindo más en los partidos de local 4 Siento que soy inestable emocionalmente 5 Mi disposición al

Muy alta

Alta

Media

B^ja

Muy baja

Muy alta

Alta

Media

Bega

Muy bsga

Muy alta

Alta

Media

Bsga

Muy fcga

Muy alta

Alta

Media

Bsga

Muy b^ja

Muy alta

Alta

Media

Bsga

Muy bqja

10 Mi disposición a escuchar Muy alta

Alta

Media

entrenamiento es... 6 Mi motivación en general es... 7 Mi comunicación con los compañeros del equipo es... 8 Mi tolerancia a la frustración es... (algo que salga mal a mí o al equipo) 9 Mi resistencia física es...

Muy bqja

del D.T. mis errores es... 11 Soy creativo en el juego

Siempre

Muchas veces

Algunas veces

Pocas veces

Nunca

12 Peleo cada pelota como

Siempre

Muchas veces

Algunas veces

Pocas veces

Nunca

13 Soy temeroso de lesionarme

Siempre

Muchas veces

Algunas veces

Pocas veces

Nunca

14 La influencia de la palabra de mis padres sobre mí es...

Muy alta

si fuese la última

96

Alta

Media

Bíoa

Muy bqja

15 Juego mejor en las prácticas que en los partidos

Siempre

Muchas veces

Algunas veces

Pocas veces

Nunca

16 Mientras juego estoy muy pendiente del arbitraje

Siempre

Muchas veces

Algunas veces

Pocas veces

Nunca

17

Siempre

Muchas veces

Algunas veces

Pocas veces

Nunca

18 Tengo problemas Siempre familiares (ej.: padres separados, con hermanos, económicos, etcétera)

Muchas veces

Algunas veces

Pocas veces

Nunca

Soy futbolista decidido (ej.: patear, encarar, saltar, etcétera)

19 Mi disposición a defender es...

Muy alta

Alta

Media

Bqja

Muy baja

20 Mi disposición a atacar es...

Muy alta

Alta

Media

Bqja

Muy bqja

21 Me pasa que me desconcentro en los partidos

Siempre

Muchas veces

Algunas veces

Pocas veces

Nunca

22 Me gusta cooperar, auxiliar y ayudar a mi compañero en el juego

Siempre

Muchas veces

Algunas veces

Pocas veces

Nunca

23 Siento muchos nervios antes de los partidos

Siempre

Muchas veces

Algunas veces

Pocas veces

Nunca

24 Tengo los objetivos deportivos claros

Siempre

Muchas veces

Algunas veces

Pocas veces

Nunca

25 Me b^joneo cuando no me salen las cosas

Siempre

Muchas veces

Algunas veces

Pocas veces

Nunca

12

Categoría:

Edad:

Nombre:

Puesto en que juega: Puesto en el que querría jugar:

j

Me ha sucedido en innumerables oportunidades el aportarle al entrenador

este dato significativo, que el jugador nunca se atrevió a comunicarle.

97

Un

t e s o r o p a r a l e s io n a d o s ,

SUPLENTES

y

EXPULSADOS

u n c a te e n t r e g u e s n i te a p a r t e s , nunca m ás y a q u í y aquí me q u e d o ...” De José Agustín Goytisolo, extraído de “Palabras para Julia”, cantado y musicalizado con brillantez por Paco Ibáñez.

Con los integrantes del cuerpo técnico y jugadores en la sala de juegos, en la concentración durante el Mundial Argentina 2001.

98

E x p u l s io n e s

en fútbol a m ateu r.

G en erales

y p o r e q u ip o

Fuente: Escuela ele Arbitros (AFA) S e h a n to m a d o en cu en ta los ca m p eon a tos d isp u ta d o s d u ra n te los a ñ o s 1 9 9 4 , 1 9 9 5 , 1 9 9 6 , 1 9 9 7 , 1 9 9 8 y p rim er torn eo 1 9 9 9 . Año

C a n tid a d de partid os

C a n tid a d de ex p u lsa d o s

P orcen taie

1994

1 .6 0 3

1 .1 4 8

0 .7 1 6 %

1995

1 .7 2 6

1 .0 0 5

0 .5 8 2 %

1996

1 .8 0 5

981

0 .5 4 3 %

1997

1 .9 1 8

833

0 .4 3 0 %

1998

1 .8 8 6

820

0 .4 3 4 %

1999

976

434

0 .4 4 4 %

E sta d ístic a po r e q u ipo

1 In stitu ció n

1994

1995 1996

1 9 9 7 1 9 9 8 1 9 9 9 T otal G ra l.

Gim nasia y Esgr.

67

39

31

33

33

20

River Píate

51

40

43

38

36

16

224

Lanús

74

55

33

28

22

21

233

Banfield

66

39

42

31

37

22

237

N . O. Boys

26

57

59

39

54

19

254 268

223

Ferro C. Oeste

56

48

55

48

42

19

Independiente

63

44

55

36

69

20

287

Racing Club

63

51

47

60

48

19

288

San Lorenzo

49

53

55

63

53

22

295

Dep. Español

68

62

55

44

52

17

298

Huracán

82

74

45

41

36

16

294

Vélez Sársfield

78

56

44

43

45

28

303

Rosario Central

20

73

76

53

56

27

305

Boca Juniors

72

45

61

60

40

20

298

Platense

91

64

67

27

35

31

315

Estudiantes L. P.

84

61

62

55

33

34

329

Argentinos Jrs.

72

61

62

55

33

34

329

Quilmes

66

74

40

357

89

50

38

Unión

-

-

-

19

32

7

58

Colón

-

-



-

-

8

8

99

' No Te 6AJoñF£s fioe'

ÍAMtftaU&i

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100

Capítulo 6

La importancia de la interdisciplina El trabajo eficaz de un verdadero equipo y la renuncia a la creencia de poseer todo el saber

Fuente: Diario Página 12

EXPERIENCIA DEL PSICOLOGO DE UN EQUIPO

Batirían, Robín y los jugadores de fútbol LJ(/*or Marcelo Roffé *) El lugar del psicólogo en el equipo técnico-deportivo no es sencillo. Ya que nuestro trabajo depende mucho de lo que el téc­ nico nos deje hacer, debe tratarse de un técnico que deje resquicio para un no saber, que entienda que sus propias es­ trategias psicológicas y su intuición son necesarias pero no suficientes; que en­ tienda que la tarea de un especialista lo alivia de tareas que él venía desempe­ ñando y excedían su verdadera función. El lugar del técnico es honiologable al del médico jefe de un servicio hospi­ talario: poseedor de las últimas decisio­ nes y encamando el discurso del amo. No todo amo acepta que no hay ver­ dad absoluta para dar cabida a nuevas disciplinas. Una vez que el psicólogo logró ser aliado del técnico, se trata del prepara­ dor físico: su formación suele ser dis­ tinta a la del técnico, con mayor rigor científico y un perfil de apertura men­ tal positivo. Hasta la llegada del psicó­ logo, y aun después, funciona como el “Robin" del técnico. Al mejor estilo de la pareja parental, si el técnico viene a ocupar el lugar de la ley y la antipatía, muchas veces el preparador físico se ubica en lugar de protección y confian­ za respecto de los jugadores. El prepa­ rador físico, para aceptar la llegada del psicólogo, debe renunciar a ocupar ex­

/.amos charlas que incluyen informa­ clusivamente el lugar de confianza del ción sobre drogas, alcohol técnico y de los jugadores. y sida, charlas con los padres para infor­ También hago intervenciones como marles sobre la alimentación de sus hi­ puente entre el técnico y el jugador, an­ jos deportistas y para prevenir la posibi­ te algún hecho puntual donde interpre­ lidad de que sean una causa de to que hay obstáculos en su comu­ sstrés juvenil en los chicos. nicación y que ello atenta contra el trabajo: si ambos ■i [>aijañ (.v
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