Psicologia de la Atención 1 a 80

February 5, 2017 | Author: RicardoPais1980 | Category: N/A
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PROYECTO EDITORIAL

SÍNTESIS PSICOLOGÍA

Director: Juan Mayor

Áreas de publicación:

PSICOLOGIA BÁSICA Coordinador: Juan Mayor

PSICOBIOLOGÍA Coordinador: Carlos Fernández Frias

METODOLOGÍA DE LAS CIÊNCIAS DEL COMPORTAMIENTO Coordinadora: Rosário Martínez

PERSONALIDAD, EVALUACION Y TRATAMIENTO PSICOLÓGICO Coordinador: José António Carrobles

PSICOLOGÍA EVOLUTIVA Y DE LA EDUCACIÓN Coordinador: Jesus Beltrán

PSICOLOGIA SOCIAL Coordinador: José M." Peiró

PSICOLOGIA Y MUNDO ACTUAL Coordinador: Juan Mayor

PSICOLOGÍ A DE LA ATENCION

Julia Garcia Sevilla

Reservados todos los derechos. Está prohibido, bajo las sanciones penales y el resarcimiento civil previstos en las leyes, reproducir, registrar o transmitir esta publicación, íntegra o parcialmente, por cualquier sistema de recuperación y por cualquier médio, sea mecânico, electrónico, magnético, electroóptico, por fotocopia o por cualquier otro, sin la autorización previa por escrito de Editorial Síntesis, S.A. © Júlia Garcia Sevilla © EDITORIAL SÍNTESIS, S.A. Vallehermoso, 34 - 28015 Madrid Teléf.: (91) 593 20 98 http://www.sintesis.com Depósito legal: M- 26780-1997 ISBN: 84-7738-512-2 Impreso en Espana - Printed in Spain

A mi mad\

ÍNDICE

PRÓLOGO

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CAPÍTULO 1: DEFINICION Y CONCEPTO

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1.1. Introducción 1.2. Definición y concepto 1.2.1. Definición de atención 1.2.2. El lugar de la atención en el sistema cognitivo: su relación con otros procesos cognitivos 1.2.3. El proceso atencional. Un ejemplo típico: la respuesta de orientación(RO) 1.2.4. Características de la atención 1.3. Manifestaciones de la atención 1.3.1. Actividad fisiológica 1.3.2. Actividad motora 1.3.3. Actividad cognitiva 1.3.4. Experiência subjetiva 1.3.5. Consideraciones últimas 1.4. Factores determinantes de la atención 1.4.1. Características físicas de los objetos 1.4.2. El nivel de activación fisiológica 1.4.3. Intereses y expectativas 1.4.4. Estados transitórios 1.5. Tipos de atención

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índice

CAPÍTULO 2: MÉTODOS Y TÉCNICAS DE ESTÚDIO DE LA ATENCIÓN

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2.1. Introducción 2.2. Medidas de evaluación de la atención 2.2.1. Medidas de la actividad psicofisiológica 2.2.2. Medidas de la conducta motora 2.2.3. Medidas de la actividad cognitiva 2.3. La técnica de escucha dicótica 2.3.1. La técnica de sombreado 2.3.2. Amplitud de memoria dividida 2.4. Paradigma de doble tarea 2.5. El paradigma de búsqueda visual 2.6. El paradigma de set atencional 2.6.1. El paradigma depriming 2.6.2. El paradigma de costes y benefícios 2.7. El paradigma de Stroop 2.8. Tareas de vigilância 2.9. Otros paradigmas experimentales 2.9.1. Vision dicóptica 2.9.2. Vision parafoveal 2.9.3. La técnica de la senal de stop 2.9.4. Tareas de ejecución continua

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:APÍTULO 3: MODELOS TEÓRICOS Y PERSPECTIVA HISTÓRICA EN EL ESTÚDIO DE LA ATENCIÓN

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3.1. Introducción 3.2. Primer mentalismo 3.3. La Psicologia de la primera mitad dei siglo xx 3.4. El nuevo mentalismo de la Psicologia cognitiva 3.5. Los modelos de filtro 3.5.1. El modelo de Broadbent 3.5.2. Críticas ai modelo de Broadbent 3.5.3. Críticas a los modelos de filtro 3.6. Los modelos de recursos atencionales 3.6.1 El modelo de Kahneman 3.6.2 Críticas ai modelo de Kahneman 3.7. Los modelos de automaticidad 3.8. Modelos de control atencional 3.9. Aportaciones recientes de las neurociencias y dei conexionismo

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AJPÍTULO 4: ATENCIÓN SELECTIVA 4.1. Introducción 4.2. Definición y concepto 4.2.1. Dimensiones de la atención selectiva 4.2.2. Âmbitos de investigación

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índice

4.3. El lugar de la selección 4.4. Atención espacial 4.4.1. Naturaleza dei foco atencional. Modelos explicativos 4.4.2. La importância de los indícios espaciales 4.4.3. El desplazamiento de la atención en el espacio visual 4.5. Atención y percepción de objetos 4.5.1. El modelo de Neisser 4.5.2. La Teoria de la integración de rasgos 4.6. El procesamiento de la información no atendida 4.7. Mecanismos de interferência e inhibitorios de la atención selectiva 4.7.1. El papel de los estímulos distractores 4.7.2. Mecanismos inhibitorios para el control motor y cognitivo CAPÍTULO 5: ATENCIÓN DIVIDIDA 5.1. Introducción 5.2. Definición y concepto 5.3. Líneas de investigación 5.4. El fenómeno de interferência 5.4.1. Modelos teóricos 5.4.2. Consideraciones últimas 5.5. La doble tarea 5.5.1. El tema de la asignación de recursos 5.6. El papel de la práctica 5.6.1. Modelo de destrezas adquiridas de Neisser 5.6.2. Modelos de automaticidad CAPÍTULO 6: ATENCIÓN SOSTENIDA 6.1. Introducción 6.2. Definición y concepto 6.2.1. Atención sostenida, alerta y vigilância: precisiones terminológicas 6.2.2. Aspectos intensivos de la atención sostenida: fluctuaciones de atención y atención sostenida 6.3. Desarrollo histórico de los estúdios de vigilância 6.4. Factores determinantes en las tareas de vigilância 6.4.1. Características psicofísicas de las senales críticas 6.4.2. Presencia de un fondo de ruido 6.4.3. Ritmo de acontecimientos de fondo 6.4.4. Complejidad de la tarea 6.4.5. Conocimiento de los resultados dei rendimiento 6.4.6. Perdida de sueno 6.4.7. Estrés y vigilância 6.4.8. Consideraciones últimas

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índice 6.5. Teorias de la vigilância 6.5.1. Teoria de la activación 6.5.2. La Teoria de la detección de senales 6.5.3. La Teoria de la expectativa 6.5.4. La Teoria de la habituación 6.5.5. Otras teorias 6.5.6. Consideraciones últimas

CAPÍTULO 7: OTRAS DIMENSIONES EN EL ESTÚDIO DE LA ATENCIÓN 7.1. Introducción 7.2. Determinantes biológicos de la atención 7.2.1. Atención, despertar, vigilia y alerta 7.2.2. La respuesta de orientación 7.2.3. Atención selectiva 7.3. Determinantes evolutivos de la atención 7.3.1. Desarrollo evolutivo de la atención 7.3.2. Hipótesis explicativas sobre el desarrollo atencional 7.4. Disfunciones atencionales 7.5. El papel de las diferencias individuales y de grupo 7.5.1. Diferencias sexuales y atención 7.5.2. Diferencias de edad y atención 7.5.3. Diferencias atencionales e inteligência 7.5.4. Diferencias atencionales y personalidad 7.5.5. Diferencias atencionales y estilos cognitivos CAPÍTULO 8: ATENCIÓN E INTERVENCION PSICOLÓGICA 8.1. Introducción 8.2. Áreas de intervención psicológica 8.2.1. El âmbito de la salud 8.2.2. El âmbito escolar 8.3. Atención e intervención psicológica 8.3.1. Atención y evaluación psicológica 8.3.2. Atención y entrenamiento de habilidades atencionales 8.3.3. Entrenamiento en técnicas distractivas 8.3.4. Técnicas de modificación de conducta CAPÍTULO 9: REFLEXIONES 9.1. Multiplicidad de definiciones y falta de acuerdo a la hora de sistematizar el concepto de atención 9.2. Algunos problemas en torno a la naturaleza de la atención 9.3. Consideraciones últimas BILIOGRAFÍA

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PRÓLOGO

Es un hecho que, en la actualidad, cuando se habla de procesos y actividades psicológicas, todo el mundo reconoce la importância de la atención. Sin embargo, ello no se evidencia totalmente en la literatura psicológica, ai menos hasta los últimos anos. Por poner un ejemplo, si echamos un vistazo a los manuales de Psicologia General y/o de Psicologia Básica, nos encontramos con que muy poços incluyen un capítulo destinado a la atención como un proceso o actividad de la misma envergadura que el aprendizaje, la memoria, la percepción, etc. En la mayoría de los casos, se suele incluir como un apartado dei tema de percepción. Actualmente, las cosas han ido cambiando. Si bien la famosa frase de Titchener de 1908 "... la doctrina de la atención es el nervio de cualquier sistema psicológico completo, y así como la juzguen los hombres, así serán juzgados posteriormente por el tribunal de la psicologia" (p. 139) no se llegó a hacer realidad, la psicologia de la atención cobro un nuevo auge con el surgimiento de la Teoria dei Procesamiento de la Información y nos encontramos con que ha ido abriéndose paulatinamente paso. De hecho, la mayor parte de los manuales de Psicologia Cognitiva si incluyen un tema de Atención. En la actualidad nadie puede negar la importância de la literatura atencional. Algunos números de revistas especializadas le han concedido un gran papel. Un ejemplo es el n° 1 dei volumen 56 dei Psychological Research, denominado An International Journal of Perception, Cognition and Action, y que está dedicado en su totalidad ai tema de la atención visual selectiva. También en las útimas décadas la palabra atención no solo comienza a aparecer con cierta relevância en los títulos de revistas especializadas, sino en títulos de textos y manuales. Aun así, comienzan a ser los primeros intentos de un proyecto necesario, que es el de sistematizar conceptualmente todo lo relativo ai campo de la psicologia de la atención. Eso es lo que vamos a intentar hacer en este libro. Cuando se me ofreció la oportunidad de elaborar un manual de psicologia de la atención, la idea me pareció un reto de lo más atractivo por la escasa literatura siste-

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Psicologia de la atención

mática que hay en este campo. Mientras que ya hay una cierta tradición en la elaboración de manuales sobre los restantes procesos psicológicos, este fenómeno no ha tenido lugar hasta ahora con el tema que a nosotros nos ocupa. Quiero manifestar que no ha sido una empresa fácil. Pêro no por ello ha dejado de ser apasionante. Y como siempre ocurre cuando uno se lanza en un proyecto de cierta envergadura, el reto se concretiza con la ayuda y el ânimo de la gente que tiene alrededor. A todos ellos les agradezco enormemente el ânimo y la colaboración brindadas a lo largo dei tiempo destinado a la elaboración dei trabajo. A mi família y a mis compafíeros de área y, muy especialmente a Agustín Romero, a José Manuel Campos y a Lucy Saurín, cuya ayuda en los últimos dias de elaboración dei libro ha sido inestimable. Finalmente, no quiero dejar de expresar publicamente que este libro comenzó a ser elaborado en los momentos más duros que a la autora le ha tocado vivir personalmente. Esto hará que sea la obra más cercana de cuantas pueda escribir, sobre todo ai recordar el... amor, en definitiva, que una persona moribunda pudo ofrecerle para que la obra llegara a buen puerto. A mi madre, gracias por ello, y por muchas cosas más.

CAPÍTULO 1

DEFINICIÓN Y CONCEPTO

1.1. Introducción Los seres humanos nos adaptamos continuamente ai medio ambiente mediante las conductas y actividades mentales que desarrollamos. Ello se consigue gracias a la actuación conjunta e interactiva de diversos mecanismos, procesos y operaciones: percepción, representación, atención, aprendizaje, memoria, inteligência, etc. Cada uno de estos procesos tiene una función específica y concreta. Por ejemplo, gracias a los procesos perceptivos recibimos información dei medio ambiente y la procesamos para darle una significación concreta; mediante los procesos de memoria retenemos nuestras experiências y conocimientos, y somos capaces de evocados bajo ciertas circunstancias; etc. Dentro de este contexto, ^cuál es el papel de la atención? En términos generales podemos afirmar que cuando los procesos atencionales se ponen en marcha somos más receptivos a los sucesos dei ambiente y desempenamos más eficazmente una actividad o tarea, aunque esta exija esfuerzo. El medio ambiente se caracteriza por ser generalmente complejo, puesto que incluye una gran cantidad de información a la que debemos atender y, en ocasiones, nos exige responder a más de una información de forma simultânea: por ejemplo, mientras la televisión está funcionando, mantenemos una conversación y estamos simultaneamente planchando, estudiando, o intentado ajustar una pieza dei despertador que se nos ha roto; nos ponemos a estudiar y, si es necesario, nos mantenemos concentrados delante dei libro durante bastante tiempo. ^Cómo conseguimos llevar a cabo todas estas actividades tan diversas ai mismo tiempo? Y, lo que es más interesante, ^qué tienen en común para poder decir que todas ellas se relacionan con una actividad psicológica que denominamos atención? A continuación, vamos a intentar dar respuesta a esta y otras preguntas.

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Psicologia de la atención

1.2. Defínición y concepto 7.2.7. Defínición de atención En términos generales, vamos a definir la atención como un mecanismo que pone en marcha una serie de procesos u operaciones gracias a los cuales, y como ya hemos indicado en la introducción, somos más receptivos a los sucesos dei ambiente y llevamos a cabo una gran cantidad de tareas de forma más eficaz. Pêro, ^cuáles son estos procesos o mecanismos de funcionamiento? Los procesos implicados pueden ser de três tipos; a saber: 1) Los procesos selectivos, que se activan cuando el ambiente nos exige dar respuesta a un solo estímulo o tarea en presencia de otros estímulos o tareas variados y diversos. Por ejemplo, centramos en lo que dice nuestro profesor en clase y no en la conversación que paralelamente tiene lugar en el pasillo. 2) Los procesos de distribución, que se ponen en marcha cuando el ambiente nos exige atender a varias cosas a la vez y no, como en el caso anterior, centramos en un único aspecto dei ambiente. Uno de los casos más ejemplificadores de esta situación es la actividad de conducir: mientras vamos conduciendo hablamos con nuestro acompafiante, miramos por el espejo retrovisor para comprobar si alguien quiere adelantarnos, tenemos que controlar el movimiento de los pedales y la palanca de marchas, etc. 3) Los procesos de mantenimiento o sostenimiento de la atención, que se producen cuando tenemos que concentramos en una tarea durante períodos de tiempo relativamente amplios. Un ejemplo típico en el que el sujeto ha de estar atento durante mucho tiempo es la actividad desarrollada por un controlador aéreo. Desde este punto de vista, vamos a definir la atención como el mecanismo implicado directamente en la activación y el funcionamiento de los procesos y/u operaciones de selección, distribución y mantenimiento de la actividad psicológica. Para que estos mecanismos atencionales se pongan en marcha, se desarrollen adecuadamente y estén sometidos ai control dei sujeto, es necesario que utilicemos determinados pasos y/o procedimientos que reciben el nombre de estratégias atencionales. No todo el mundo tiene la misma capacidad para saber utilizar dichas estratégias de forma adecuada. Hay personas que se concentran mejor que otras, hay quienes se distraen facilmente, a otras personas les cuesta realizar dos actividades ai mismo tiempo, etc. Este hecho nos lleva a enfatizar un segundo aspecto importante a la hora de definir la atención; a saber, que esta es una habilidad o capacidad que cada persona poseemos, y que existen diferencias individuales en nuestra capacidad para atender. Ahora bien, una de las características más importantes de estas estratégias es que no son innatas, sino aprendidas. Esto es importante de tener en cuenta, no solo porque se pueden modificar y mejorar con la práctica, sino porque posiblemente podamos desarrollar estratégias encaminadas a mejorar el funcionamiento de los distintos mecanismos de atención, los factores que la mediatizan, así como la forma de controlaria.

Capítulo 1: Definidon y concepto

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Esta posibilidad de automodificación se conoce con el nombre de metaatención, y las estratégias destinadas a conocer y desarrollar mejor estos componentes se denominan estratégias metaatencionales. Así pues, nos encontramos con que a la hora de definir la atención existen, ai menos, dos dimensiones: a) La atención entendida como un mecanismo que activa determinadas operaciones o procesos de funcionamiento. b) La atención como una habilidad que se compone de una serie de estratégias encaminadas a la optimización dei uso de dichos procesos. Nosotros nos vamos a centrar especialmente en la primera de estas dimensiones, puesto que la obra se enmarca en el contexto de la psicologia básica y experimental. No obstante, en ocasiones retomaremos y analizaremos también la segunda de ellas. 1.2.2. El lugar de la atención en el sistema cognitivo: su relación con otros procesos cognitivos Hemos indicado anteriormente que la actividad psicológica se caracteriza por el funcionamiento conjunto e interactivo de los distintos mecanismos y procesos entre los cuales se encuentra la atención. Cada uno de ellos tiene una serie de funciones concretas y específicas, y en el apartado anterior hemos mencionado brevemente cuales son las de los mecanismos atencionales. Pêro, por otra parte, la atención no funciona de una manera aislada, sino que se relaciona directamente con los restantes procesos psicológicos. Los más estudiados han sido la percepción, la memoria, la inteligência, la motivación y la emoción. La relación que se ha establecido entre atención y cada uno de ellos ha sido muy variada. En el caso de la motivación y de la emoción, ambas determinan qué aspectos dei ambiente se atiende de forma prioritária y por lo tanto han sido consideradas como factores determinantes de la atención, tal y como veremos posteriormente. Con respecto a los procesos cognitivos, el que más estrechamente se ha vinculado con la atención ha sido la percepción. La atención se ha concebido en muchas ocasiones como una propiedad o atributo de la percepción gracias ai cual seleccionamos más eficazmente la información que es relevante para el organismo. Esta propiedad selectiva de la percepción produce dos efectos principales: 1) Que se perciban los objetos con mayor claridad. Esta fue la postura generalmente adoptada por la psicologia científica de finales dei siglo XIX, y aún hoy dia persiste en buena parte de modelos teóricos, sobre todo en el âmbito de la atención visual. 2) Que la experiência perceptiva no se presente de forma desorganizada sino que, ai excluir y seleccionar datos, estos se organicen en términos de fondo y figura.

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Psicologia de la atención

Por lo que respecta a la inteligência, ya en 1890 James afirmaba que las personas de mayor capacidad intelectual también tenían una mayor capacidad para prestar atención. Hoy, por el contrario, la postura más general es afirmar que la atención puede ser conceptualizada como un componente estructural de la inteligência. Por ejemplo, la capacidad que un sujeto tiene de reorientar con cierta rapidez su atención y la capacidad de atender a más de un estímulo a la vez se consideran componentes importantes de la inteligência. Desde este punto de vista (véase, por ejemplo, Stankov, 1983,1987): 1) Los procesos atencionales no solo seleccionan la información perceptual entrante, sino que también intervienen en el procesamiento activo de esta. 2) Atención e inteligência se definen en términos de habilidad para manejar una gran cantidad de información. Carr (1984), por ejemplo, afirma que la atención es un proceso ejecutivo implicado en la selección de metas, la planificación de las secuencias de las operaciones necesarias para alcanzar dichas metas y en la ejecución de esas secuencias. Consideramos que esta idea es importante de senalar porque el estrecho vínculo que desde el inicio de la psicologia científica ha existido entre atención y percepción ha hecho que la primera haya sido estudiada sobre todo en las primeras fases dei procesamiento, es decir, en el momento de análisis de la información. Pêro volvemos a insistir en la idea de que la atención actua a lo largo de todas las etapas dei procesamiento. Este es el punto de vista de las concepciones más actuales de la atención, según las cuales esta actua como un mecanismo vertical que articula los distintos procesos psicológicos y que ejerce una función de control sobre ellos (Tudela, 1992; Roselló y Mir, 1996; Ruiz-Vargas y Botella, 1987). Las funciones específicas más importantes de dicho mecanismo serían las siguientes: 1) 2) 3) 4)

Ser más receptivos a los sucesos dei ambiente. Llevar a cabo un adecuado análisis de la realidad. Facilitar la activación y el funcionamiento de otros procesos psicológicos. Ejecutar eficazmente las tareas, sobre todo aquellas que exigen esfuerzo.

1.2.3. El proceso atencional. Un ejemplo típico: la respuesta de orientación (RO) Desde el momento en que los mecanismos atencionales se ponen en marcha, la actividad atencional pasa por três momentos: inicio, mantenimiento y cese. La fase de inicio, también conocida con el nombre de captación de la atención, tiene lugar, o bien cuando se producen ciertos câmbios en la estimulación ambiental, o bien cuando comenzamos la ejecución de una tarea. En el primero de los casos, las propias características de los objetos (color, tamano, novedad; véase apartado 1.4.1) captan involuntariamente nuestra atención, y la manifestación conductual más típica suele ser la orientación de los receptores sensoriales a la fuente de estimulación; en el segundo, según el tipo de habilidades y/o destrezas que demande dicha tarea, se

Capítulo 1: Definición y concepto 17

activarán unas u otras estratégias atencionales. El estúdio de la fase de captación de la atención ha sido una de las áreas que mayor interés ha suscitado en la investigación psicológica, y de hecho el concepto de orientación ha sido considerado como una de las propiedades más importantes de la atención (véase, por ejemplo, Ruff, 1990; Sampascual, 1985). Hay ocasiones en que ciertos objetos captan nuestra atención, pêro inmediatamente dejamos de atenderlos. Sin embargo, para poder procesar la información que se nos presenta, o para poder desarrollar eficazmente una tarea, la atención ha de permanecer focalizada durante un cierto tiempo. Se considera que el mantenimiento de la atención comienza cuando han transcurrido 4-5 segundos desde que se inicia la fase de captación. La duración de este período de tiempo es, por supuesto, variable. Ahora bien, cuando el período de tiempo es considerablemente amplio, entonces hablamos de atención sostenida. Finalmente, por mucho tiempo que mantengamos nuestra atención en una información o en una actividad, llega un momento en que se produce un cese de la atención. Esta fase tiene lugar, como su propio nombre indica, cuando desaparece la atención prestada a un objeto, o cuando dejamos de concentramos en la tarea que estábamos desempefíando. A nivel perceptivo, una de las manifestaciones más claras de cese de la atención tiene lugar cuando los objetos se presentan en el ambiente de forma repetida. En estos casos, la sensibilidad neural dei organismo disminuye, y se manifiesta una falta de interés para seguir prestando atención ai objeto. A nivel de respuesta, si la tarea ha sido excesivamente larga y hemos mantenido la atención mucho tiempo, uno de los efectos más típicos es la sensación de cansancio y fatiga. Si adernas, la tarea era monótona, la sensación de fatiga va acompanada de la de aburrimiento. Una de las respuestas atencionales donde mejor se observa la secuenciación dei proceso atencional es la conocida con el nombre de respuesta de orientación. Dicha respuesta, también conocida con el nombre de conducta de orientación o reflejo de orientación (RO) se define como la primera reacción dei organismo ante aquellos estímulos que son nuevos o significativos para él. En estos casos, el organismo presenta un patrón característico de câmbios esqueléticos, hormonales y fisiológicos, llamados en ocasiones componentes de la RO (Martínez-Selva, 1984), tales como orientar el cuerpo hacia la fuente concreta de estimulación -los perros y gatos, por ejemplo, levantan las orejas o dirigen la cabeza-, interrumpir otras posibles acciones que se estén haciendo en ese mismo momento, aumentar el tamano de la pupila, la tasa cardíaca se enlentece en un primer momento y justo a continuación se acelera, etc. Dichas manifestaciones siempre son las mismas, es decir, independientes dei tipo de fuente estimular que la suscita. Por ello, se dice que la RO es inespecífica respecto ai tipo de estimulación que la provoca. Sin embargo, la magnitud con que se producen estas manifestaciones, medida a través de la latência y la duración de los distintos componentes de dicha respuesta, puede variar de un caso a otro. La RO ha sido directamente implicada en diversos procesos psicológicos tales como la percepción y el condicionamiento (véase, por ejemplo, Cousins, 1976; Luria y Homskaya, 1970; Lynn, 1966; Maltzman, Langdon, Pendery y Wolff, 1977; Martínez-Selva, 1981; Razran, 1961,1971). Pêro nadie duda que es una respuesta eminentemente atencional. ^Cómo ha sido estudiada en el âmbito de la psicologia de la atención?

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Psicologia de la atención

La mayoría de los modelos atencionales que han estudiado la RO destacan su carácter exploratório, selectivo y no pasivo. Los primeros modelos han considerado que este tipo de respuesta está directamente relacionada con los procesos de orientación que forman parte de los mecanismos selectivos de la atención. Sokolov (1963), por ejemplo, afirma que su función básica es la de aumentar la sensibilidad de los receptores sensoriales, permitiendo así ai organismo ser más receptivo a los câmbios ambientales detectados y concentrarse en aquellos que son más relevantes. Por su parte, Waters y Wright (1979) han elaborado un modelo según el cual la RO tiene dos componentes: un primero que facilita la entrada de la información sensorial y prepara ai organismo para procesar eficazmente dicha información o ponerse en marcha, y un segundo que tiene como objetivo regular la inhibición de respuestas cuando la estimulación que aparece es irrelevante. Por otra parte, a partir de los anos 70 han surgido diversos modelos que han intentado delimitar el papel de la RO en el procesamiento de la información. Por ejemplo, las teorias de recursos atencionales (véase Capítulo 3) postulan que su función básica es evaluar hasta qué punto es pertinente asignar recursos a los estímulos nuevos y/o significativos (Dawson, Filion y Schell, 1989; Õhman, 1979). Según esta hipótesis, el organismo cuenta con una serie de mecanismos preatencionales que detectan y evalúan los estímulos de forma automática y sin requerir atención consciente. Ahora bien, si este mecanismo preatencional identifica un estímulo como nuevo o significativo, se produce una "llamada" a los recursos centrales de procesamiento y se inicia la RO. Por su parte, Spinks, Blowers y Shek (1985) postulan incluso que la RO no solo facilita el procesamiento de los estímulos que la suscitan, sino que es capaz de facilitar también el procesamiento de acontecimientos futuros. Una característica importante de la RO es que presenta un patrón conductual bastante sistemático en el que se evidencia con bastante claridad lo que hemos denominado proceso atencional. Pues bien, ^cómo podríamos describir el proceso de inicio, mantenimiento y cese de la RO? El inicio de la RO viene determinado fundamentalmente, como ya hemos indicado, por el carácter de novedad y significación que tiene un estímulo. De hecho, cuanto más novedoso y/o significativo es un estímulo, más intensa es la RO. También la intensidad es un factor desencadenante de relevância en el desencadenamiento de la RO, y también en este caso, cuanto más intenso es un estímulo, mayor magnitud presenta la RO. Ahora bien, si un estímulo novedoso, significativo o intenso se presenta repetidas veces, el efecto inmediato es que tiene lugar una disminución en la intensidad de la RO hasta llegar a su desaparición. Se dice entonces que tiene lugar el fenómeno conocido con el nombre de habituación. Una de las manifestaciones más importantes dei fenómeno de habituación es que se produce una disminución de la sensibilidad neural, lo cual significa que el organismo no deja en realidad de seguir procesando el estímulo; pêro desde un punto de vista atencional tal vez la característica más importante de la habituación sea que hay una perdida de interés por el estímulo y, por lo tanto, tiende a ignorarse. Hemos visto qué factores influyen directamente en el desencadenamiento de la RO. Pêro también existen distintas variables que hacen que esta respuesta se mantenga más

Capítulo 1: Definición y concepto

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o menos tiempo cuando aparecen los estímulos novedosos y/o significativos y, en consecuencia, el fenómeno de habituación aparezca antes o después. En concreto: 1) La intensidad del estímulo es un factor importante en el desencadenamiento tanto de la RO como de la habituación, ya que los estímulos intensos producen respuestas de orientación también intensas y, en consecuencia, menos habituación. 2) También la frecuencia de aparición del estímulo es un factor importante. Si un estímulo es novedoso en la medida en que aparece de forma repentina, aquellos estímulos que se repiten mucho pueden provocar RO intensas pêro también producen habituación rapidamente. 3) Este mismo fenómeno ocurre si tenemos en cuenta la variable ritmo de aparición dei estímulo: cuando los estímulos se presentan en intervalos temporales muy regulares se produce antes el fenómeno de habituación. Finalmente, hay ocasiones en que, una vez finalizada la RO, pueden producirse dos fenómenos. El primero de ellos se conoce con el nombre de recuperación espontânea, y suele producirse cuando de pronto se omite un estímulo que previamente ha estado siendo presentado a intervalos regulares. El segundo de ellos se conoce con el nombre de deshabituación, y tiene lugar cuando aparece la RO como consecuencia de la presentación de otro estímulo, generalmente mucho más intenso que el primero. 1.2.4. Características de la atención Las características más importantes de la atención son cuatro: tiene una determinada amplitud, puede ser más o menos intensa, puede oscilar, y ejerce funciones de control. Veamos en qué consiste cada una de estas propiedades. Amplitud Mucha gente piensa que solo puede atender a una cosa cada vez; pêro esta es una reencia errónea. Existe una evidencia clara de que podemos atender ai mismo tiempo a más de un evento, un proceso de decisión o una respuesta. El concepto de amplitud o âmbito de la atención hace, pues, referencia, a: 1) La cantidad de información que el organismo puede atender ai mismo tiempo. Por ejemplo, si presentamos visualmente una serie de 16 letras en un período muy breve de tiempo -tan solo 50 milisegundos-, podemos percibir (atender a) 4 ó 5 letras simultaneamente. 2) El número de tareas que podemos realizar simultaneamente. Incluso en el caso de llevar a cabo una sola tarea, hay veces que la cantidad de procesos implicados en ella es muy grande y tenemos que utilizar vários ai mismo tiempo.

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Psicologia de la atención

Ha sido muy numerosa la cantidad de investigaciones cuyo interés se ha centrado en conocer cuál es el âmbito de la atención (véase Capítulo 5). Nosotros no vamos a detenernos ahora en ello. Tan solo queremos indicar que dicho âmbito no es fijo sino variable, y que su tamano depende de diversas variables. Por ejemplo, si tenemos que realizar diversas actividades ai mismo tiempo, el poder llevarlas todas a cabo de forma eficaz o solo una parte de ellas depende de factores tales como el nivel de dificultad de cada una de las tareas. Desde este punto de vista, la amplitud de la atención puede verse ampliada considerablemente gracias ai papel que ejerce la práctica. Cuando un conductor es inexperto le cuesta conducir, hablar con su acompanante y oír la radio en el coche ai mismo tiempo. Al cabo de un cierto tiempo y de conducir con relativa frecuencia bajo esas circunstancias, podrá desarrollar eficazmente todas las tareas. • Intensidad Todos tenemos la experiência de que, aun bajo las mismas circunstancias, unas veces estamos más atentos y otras veces menos. Dicho fenómeno se conoce con el nombre de intensidad de la atención o tono atencional. La intensidad se define, pues, como la cantidad de atención que prestamos a un objeto o tarea, y se caracteriza por estar relacionada directamente con el nivel de vigília y alerta de un individuo: cuanto menos despiertos esternos menor es nuestro tono atencional; y por el contrario, cuando estamos bajo condiciones de alerta es cuando se intensifica dicho tono. Un hecho importante es que la intensidad de la atención no siempre es la misma, sino que puede variar de unas ocasiones a otras. Cuando se producen câmbios de intensidad de la atención tiene lugar un fenómeno conocido con el nombre de fluctuaciones de la atención, y en el caso concreto de que se produzca un descenso significativo de dichos niveles décimos que se produce un lapsus de atención. En cualquier caso, el tiempo que puede durar cada fluctuación puede ser variado; desde tan solo unos milisegundos, hasta horas o incluso dias. Cuando los câmbios de intensidad de la atención son cortos y transitórios reciben el nombre de câmbios fásicos, mientras que cuando son largos y relativamente permanentes se les denomina câmbios tónicos. • Oscilamiento Una tercera característica de la atención es que cambia u oscila continuamente, ya sea porque tenemos que procesar dos o más fuentes de información, o porque tenemos que llevar a cabo a dos tareas y se dirige alternativamente de una a otra. Dicho fenómeno se conoce con el nombre de oscilamiento o desplazamiento (shifting) de la atención. La capacidad para oscilar la atención rapidamente es un tipo de flexibilidad que se manifiesta en situaciones diversas, pêro muy especialmente en las que tenemos que atender a muchas cosas ai mismo tiempo o en aquéllas en que tenemos que reorientar nuestra atención porque nos hemos distraído. En este sentido, una línea de invés-

Capítulo 1: Definición y concepto

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tigación importante ha sido la de analizar el tiempo empleado en desviar la atención. En capítulos posteriores veremos más detenidamente este aspecto. Ahora tan sólo vamos a indicar que el tiempo de las oscilaciones de la atención puede ser variable. • Control

Si bien en ocasiones la actividad mental que desarrollamos no va orientada a ningún fin específico -en cuyo caso decimos que la atención es libre-, en la mayoría de los casos el sujeto ha de llevar a cabo tareas que le exigen determinadas respuestas y que tienen unos objetivos concretos. Cuando la atención se pone en marcha y despliega sus mecanismos de funcionamiento de una manera eficiente en función de las demandas del ambiente hablamos de control atencional o atención controlada. A diferencia de la atención libre o no controlada, el control atencional exige en la mayoría de los casos un cierto esfuerzo por parte del sujeto para mantenerla. Es cada vez más numeroso el número de autores que enfatizan que el control es una de las funciones más importantes de la atención (véase, por ejemplo, Baars, 1988; Logan, 1978,1980; Norman y Shallice, 1986; Reason, 1979,1984; Ruiz-Vargas, 1993; Shallice, 1988; Tudela, 1992). Algunos incluso afirman que es la característica que mejor la define, y conceptúan la atención como un mecanismo de control que posee una serie de funciones concretas (véase Cuadro 1.1). CUADRO 1.1. Aspectos que más directamente se relacionan con el control atencional. • • • • • •

Dirigir la forma en que se orienta la atención. Guiar los procesos de exploración y búsqueda. Aprovechar al máximo los medios de concentración. Suprimir al máximo las distracciones. Inhibir respuestas inapropiadas. Mantener la atención, a pesar del cansancio y/o el aburrimiento.

1.3. Manifestaciones de la atención Como cualquier proceso y/o actividad psicológica, la atención posee una serie de manifestaciones -por ejemplo, solemos mirar aquellos objetos a los que prestamos atención-. Dichas manifestaciones nos permiten hacer inferencias sobre los mecanismos de funcionamiento de la atención. De ahí la importancia de conocer cuáles son y cómo se producen dichas manifestaciones. Las más importantes son: 1) En primer lugar, la propia actividad generada por el sistema nervioso. Dichas actividades pueden ser internas o externas. Las primeras reciben el nombre de fisiológicas y las segundas motoras.

22 Psicología de la atención 2) Un segundo tipo de actividad es el rendimiento que el sujeto muestra en una serie de tareas en las que se supone que típicamente están implicados de forma importante los mecanismos atencionales. Las actividades implicadas en este tipo de tareas reciben el nombre de actividades cognitivas. 3) Finalmente, la atención va acompañada en la mayoría de los casos de una experiencia subjetiva de que "prestamos atención". A continuación vamos a centrarnos más detenidamente en cada una de ellas. Para ello, vamos a definirlas, describir cuáles son las más importantes y delimitar cómo se estudian en el contexto de la investigación atencional. 1.3.1. Actividad fisiológica La cantidad de respuestas del sistema nervioso que se han relacionado directamente con el estudio de los procesos atencionales ha sido muy amplia. La mayoría de ellas han sido estudiadas en situaciones en las que aparecen estímulos interesantes o novedosos a los cuales el sujeto ha de prestar atención, o en situaciones en las que el sujeto desarrolla tareas que exigen un gran nivel de concentración y esfuerzo mental. En estas situaciones, los mecanismos atencionales se ponen en marcha, y paralelamente el sistema nervioso emite una serie de cambios fisiológicos. Estos cambios fisiológicos que se producen a la vez que los procesos atencionales reciben el nombre de correlatos psicofisiológicos de la atención (véase Cuadro 1.2). Veamos los más importantes. CUADRO

1.2. Correlatos psicofisiológicos de la atención.

• Actividad cortical: - Actividad electroencefalográfica. - Potenciales evocados. • A envidad del sistema nervioso periférico: - Actividad electrodérmica. - Actividad electromiográfica. - Actividad cardiovascular. - Dilatación pupilar.

• Actividad electroencefalográfica A nivel del sistema nervioso central, las neuronas de la corteza cerebral emiten de forma continua y espontánea una actividad eléctrica de un determinado potencial. Dicha actividad se conoce con el nombre de actividad electroencefalográfica (EEG). Este potencial eléctrico sufre variaciones irregulares que dependen del estado de sueño-vigilia en el que se encuentra el individuo, y se analiza en aparatos de registro que

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escriben el potencial eléctrico como una onda sinusoide cuya frecuencia y voltaje puede variar. Cuando un individuo se encuentra despierto y relajado, presenta un tipo de ondas que oscilan de 8 a 10 cps (ciclos por segundo) o herzios, y cuya amplitud oscila entre los 40 y 50 V. Dicha actividad se conoce con el nombre de actividad alfa. Pero cuando se halla especialmente atento se produce una respuesta electroencefalográfica conocida con el nombre de patrón de activación o desincronización EEG. Dicha respuesta consiste en la desaparición del ritmo alfa presente hasta ese momento, que es sustituido por un ritmo beta más rápido, de 18 a 30 cps y cuya amplitud sobrepasa los 20 uV. En definitiva, la EEG nos informa fundamentalmente del tono atencional geneai de un organismo. • Potenciales evocados Además de la actividad continua de las neuronas corticales, éstas emiten otro tipo de actividad eléctrica que se superpone a la EEG espontánea de fondo, y que se produce en situaciones específicas tales como cuando aparece un estímulo o se producen ambios importantes en la estimulación ambiental. Dicha respuesta se conoce con el nombre de potencial evocado, y también se registra, mediante aparatos sofisticados capaces de diferenciar esta onda de la EEG, como una onda que tiene una determinada latencia, amplitud y polaridad. Los potenciales evocados más directamente relacionados con la atención son: - El P100, que representa la activación de las áreas corticales relacionadas con el procesamiento de estímulos visuales. - El P300, con una latencia entre 250 y 500 milisegundos, que se da en situaciones de "espera activa" o incertidumbre respecto a un estímulo de cualquier modalidad sensorial, siempre que el sujeto esté atendiendo e ignore otra información que se le presente. - El NI, un potencial cerebral negativo cuya latencia es de 50-150 milisegundos. Este potencial se asocia a características de la estimulación auditiva y a variables personales como es el nivel de activación. - Finalmente, la Variación Negativa Contingente (VNC) es un potencial lento cuya duración es superior a un segundo. Suele aparecer cuando el sujeto se encuentra en situaciones de espera atenta a la presencia de un estímulo, y está preparado para llevar a cabo determinados movimientos cuando dicho estímulo aparece. • Actividad electro dérmica La actividad eléctrica de la piel, también conocida con el nombre de actividad electrodérmica (AED), respuesta electro dérmica (RED) o resistencia eléctrica de la piel se define como el conjunto de cambios que sufren las propiedades eléctricas de la piel. Dicha actividad depende a su vez directamente de la acción de las glándulas sudorípa-

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ras que se hallan a lo largo de todo el cuerpo, y que se aglutinan especialmente en las palmas de las manos y pies, lo que hace que éstas sean las zonas más indicadas para registrar la AED. Los cambios de la actividad eléctrica de la piel pueden ser de dos tipos: tónicos y fásicos. La actividad tónica hace referencia a los cambios que se producen en el nivel basal durante un período de tiempo determinado. Por su parte, la actividad fásica se define como los cambios breves y pasajeros que tienen lugar en el nivel tónico de la AED. Dicha actividad puede tener lugar, o bien en ausencia de un estímulo -hablamos entonces de respuestas no específicas (RNE; NSR: Non Specific Responses)-, o bien ante la presencia de estímulos específicos (un sonido, unas instrucciones, etc.) -en cuyo caso hablamos de respuestas específicas (RED)-. La actividad electrodérmica es una de las respuestas más empleadas en el estudio de la atención (Flanagan, 1967). Para algunos investigadores es una medida importante de la respuesta de orientación y del proceso de habituación (Maltzman y Raskin, 1965), así como del tono atencional y los estados de alerta (Prokassy y Raskin, 1973), y de los estados de vigilancia (Andreassi, 1966; Surwillo y Quilter, 1965). • Actividad electromiográfica La actividad electromiográfica (EMG) se define como la actividad eléctrica desencadenada por los músculos cuando éstos se hallan en situaciones de actividad -en cuyo caso se produce una determinada cantidad de despolarizaciones- y reposo. En el campo de la psicología de la atención, la EMG es considerada como un índice de la actividad mental, en la medida en que aumenta especialmente en aquellas tareas que exigen mayor esfuerzo atencional. Por otra parte, también es un índice del nivel de activación o vigilia de un organismo. • Tasa cardíaca También conocida con el nombre de ritmo cardíaco o frecuencia cardíaca (FC) se define como el número de latidos del corazón durante un período de tiempo determinado. La tasa cardíaca oscila en condiciones normales y de reposo entre los 60 y 100 latidos, si bien dicho ritmo puede presentar fluctuaciones en cada latido. Al igual que la actividad electromiográfica, la tasa cardíaca es también un índice del nivel de activación de un organismo y de la atención que se presta a un estímulo. Asimismo, aquellas tareas que exigen atención y esfuerzo pueden llegar a provocar fluctuaciones importantes del ritmo cardíaco. • Tamaño pupilar Una característica de la pupila del ojo es que, como resultado de la contracción y relajación de la musculatura del iris, aumenta o disminuye bajo ciertas circunstancias.

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Una de estas circunstancias es el caso de la atención. En efecto, una de las respuestas atencionales más típicas es la dilatación pupilar. Dicha respuesta tiene lugar cuando aparecen estímulos novedosos o interesantes para el individuo que provocan una orientación hacia dicho estímulo, así como cuando se desarrollan tareas que exigen atención y esfuerzo mental. 1.3.2. Actividad motora Además de la actividad fisiológica, que se caracteriza por no poder ser observada y/o medida de forma directa, el sistema nervioso también genera un tipo de conductas que se conocen con el nombre de conductas motoras y que se caracterizan por poder ser evaluadas y/o medidas de forma directa. Es el caso de los cambios de los giros de cabeza, detener ciertas actividades motoras que se estaban realizando hasta que un estímulo capta nuestra atención, señalizar hacia el objeto o fuente estimular, desarrollar ciertos ajustes posturales, o llevar a cabo ciertos movimientos oculares que se desarrollan cuando se presta atención a un objeto o suceso. De todas las posibles actividades motoras, la más estudiada ha sido la de los movimientos oculares. Tradicionalmente se distingue entre los denominados movimientos sacádicos, que se definen como movimientos bruscos del globo ocular cuya duración total es aproximadamente de 250 milisegundos -50 milisegundos de fijación ocular, y 200 milisegundos de preparación-, y cuya función principal es la de centrar la fóvea sobre un estímulo, y los movimientos lentos, que se producen cuando seguimos a un objeto en movimiento o mantenemos la línea de visión sobre un objeto estático. Ambos tipos de movimientos son considerados índices importantes de la atención. Los movimientos lentos, por ejemplo, se registran especialmente cuando se pide al sujeto atender selectivamente a ciertos objetos móviles. Pero tal vez sean los movimientos sacádicos los que mayor cantidad de trabajos han suscitado en el campo de la atención. Se considera que este tipo de movimientos desempeña un papel importante en los procesos selectivos de exploración y búsqueda, y se han asociado especialmente -si bien no se han identificado- a las oscilaciones de la atención, esto es, a los cambios de dirección de la atención. Ahora bien, la atención puede oscilar sin que se produzcan movimientos oculares.

1.3.3. Actividad cognitiva Una actividad cognitiva es aquella que el sujeto desarrolla ante determinadas situaciones problema en las que hay implicados ciertos procesos y o mecanismos psicológicos. Dichas situaciones suelen ser conocidas con el nombre de tareas, y la forma de medir la actividad cognitiva es a través del rendimiento o producto obtenido en la realización de dicha tarea. En el caso de los procesos atencionales, son muy numerosas las tareas que se pueden llevar a cabo para estudiarlos. En el ámbito de la investigación básica, las actividades cognitivas consisten en tareas de laboratorio que el sujeto lleva a cabo bajo

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ciertas consignas o instrucciones que se le dan. Algunas de las tareas más utilizadas son las siguientes: 1) Tiempo de reacción. Consiste en responder lo más rápidamente posible ante la presencia de un estímulo. 2) Detección. Consiste en percibir la presencia/ausencia de un estímulo previamente indicado. 3) Discriminación. Discriminar significa percibir la diferencia entre un par de estímulos. 4) Identificación. Se presentan dos o más estímulos y el sujeto ha de decidir si ambos estímulos son iguales en función de un criterio preestablecido (por ejemplo, si son dibujos, en su significado; si son palabras, en su rima). A veces esta tarea también es conocida con el nombre de tarea de juicios igual-diferente. 5) Recuerdo. Consiste en evocar o recuperar cierta información previamente aprendida, sin ningún tipo de ayuda o indicios. 6) Reconocimiento. Se presenta una determinada información al sujeto, y éste ha de decidir si dicha información es la misma que ha aprendido y memorizado previamente. 7) Búsqueda. El sujeto ha de reconocer, entre un conjunto amplio de información, si se incluye aquella que ha aprendido y memorizado previamente. Cuando el sujeto lo que ha de hacer es reconocer si, entre el conjunto de información presentada, alguno de los ítems pertenece a una categoría semántica previamente establecida la tarea de búsqueda se conoce con el nombre de búsqueda categorial. Como señala De Vega (1984), la imagen prototípica de cualquier investigación cognitiva es la de un sujeto -el sujeto experimental- que espera atentamente la aparición de un estímulo y responde apretando un botón o una palanca lo más rápidamente posible. La mayor parte de estas investigaciones se llevan a cabo mediante aparatos eléctricos y electrónicos bastante sofisticados. En el ámbito de la psicología de la atención, dos de los aparatos más utilizados son el taquistoscopio y el ordenador. En la investigación aplicada y en el campo de la intervención psicológica, las tareas cognitivas se elaboran y estandarizan dando lugar a las denominadas pruebas psicométricas o tests psicológicos (véase Capítulo 8).

Figura 1.1. Ejemplo de tarea cognitiva atencional.

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1.3.4. Experiencia subjetiva La mente humana se caracteriza por ser un sistema consciente, por lo que accede de forma intuitiva a su propio psiquismo. Ello da lugar a lo que se conoce con el nombre de experiencia subjetiva, la cual se analiza mediante un procedimiento conocido con el nombre de autoobservación o introspección. En el caso concreto de los procesos atencionales, casi todas las personas suelen tener la experiencia subjetiva de "prestar atención" cuando éstos se activan y se ponen en marcha. A nivel perceptivo, dicha experiencia es de claridad de conciencia: los estímulos a los que se atiende son procesados de forma más clara y precisa, de una forma más definida y nítida que aquellos que no son atendidos. Desde este punto de vista, en ocasiones la atención ha sido conceptualizada como sinónimo de "caer en la cuenta" o "percatarse"; y es cierto que gracias a que prestamos atención a las cosas, éstas ingresan en nuestra consciencia. De hecho, la palabra inglesa mind (mente) se utiliza también como un verbo relacionado con la atención (p. ej., cuando se dice Peters minds Mary, su traducción es Pedro atiende a María). Cuando la atención está implicada en la realización de una tarea, la sensación subjetiva más frecuente es que nos esforzamos. En el caso concreto de tareas prolongadas y monótonas, las sensaciones subjetivas más típicas son las de cansancio y aburrimiento. 1.3.5. Consideraciones últimas Conocer las manifestaciones más destacadas de la atención es importante porque su análisis y evaluación nos permiten hacer inferencias acerca del funcionamiento de los mecanismos atencionales. Sin embargo, es importante matizar que las inferencias que en ocasiones se pueden hacer son relativas porque procesos de atención y manifestaciones de la atención no siempre son sinónimos. En concreto: 1) Si bien los registros psicofisiológicos han sido y son muy utilizados en la investigación psicológica, una de las críticas que se realizan a este tipo de respuestas es que son indicadores pasivos de cualquier tipo de actividad mental, y no siempre reflejan cambios significativos desde un punto de vista psicológico (Taylor, 1995). 2) La atención como proceso psicológico no siempre tiene unas manifestaciones conductuales claras. En este sentido se suele afirmar que la atención como proceso psicológico y la conducta de atención no siempre van unidas. Desde este punto de vista, se establece una diferenciación entre atención abierta -ligada a las manifestaciones conductuales de la atención- y atención encubierta -independiente de dichas manifestaciones-. El ejemplo típico para evidenciar esta afirmación es el de los movimientos oculares: la atención puede cambiarse de un objeto a otro sin que se produzcan movimientos sacádicos; y también pueden producirse movimientos sacádicos sin que la atención cambie su foco de atención.

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3) Los informes introspectivos o subjetivos que un individuo ofrece sobre qué y cómo atiende en un momento determinado no siempre son válidos ni fiables. Una de las razones más importantes de ello es que parte de las inferencias que las personas llevamos a cabo sobre nuestros estados internos se basan en nuestras expectativas, creencias, etc. Pero posiblemente la razón principal resida en el hecho de que los contenidos de la conciencia o experiencia subjetiva son el producto final del procesamiento llevado a cabo en un momento determinado, pero los procesos intermedios subyacentes que posibilitan dicho producto final no son accesibles a la conciencia. Por ejemplo, una persona es capaz de percatarse del esfuerzo que supone conducir en un día de tráfico intenso por la ciudad. Pero no tiene acceso directo a cada uno de los mecanismos atencionales responsables de que ella esté atenta a la información ofrecida por las señales de la calzada, semáforos, guardias urbanos y la persona que va a su lado hablándole. 4) Aunque las alusiones a la experiencia consciente resultan a veces inevitables, la mayoría de los modelos e investigaciones se basan en las variables de respuesta obtenidas en tareas y situaciones controladas de laboratorio. En efecto, las tareas cognitivas son las que se han utilizado con mayor frecuencia en el ámbito de la investigación psicológica, porque son las que mejor permiten hacer inferencias sobre los mecanismos de funcionamiento de la atención. Pero también adolecen de problemas de interpretación: puesto que hemos analizado que la atención no funciona de forma aislada sino que está estrechamente relacionada con otros procesos, es importante tener en cuenta que el resultado que se obtiene en las tareas cognitivas está directamente relacionado con el funcionamiento de otros procesos psicológicos. En ocasiones es fácil aislar unos de otros, pero no siempre se produce esta circunstancia. Este problema de la validez de las tareas experimentales es un tema muy discutido actualmente. 1.4. Factores determinantes de la atención Bajo la acepción de factores determinantes de la atención se incluyen todas aquellas variables o situaciones que influyen directamente sobre el funcionamiento de los mecanismos atencionales. En unas ocasiones porque hacen que éstos a veces tengan lugar de forma involuntaria; en otras, porque favorecen o entorpecen el funcionamiento de la atención en términos generales. Tradicionalmente se ha establecido una diferenciación entre a) factores determinantes externos, también conocidos con el nombre de factores determinantes exógenos o extrínsecos, relativos a las características de los estímulos; y b) factores determinantes internos, denominados también factores determinantes endógenos o intrínsecos, que se definen como el conjunto de factores que se relacionan directamente con el estado de nuestro propio organismo. Ambos tipos de factores suelen actuar de forma conjunta e interdependiente. En ocasiones, ciertas características de los objetos pueden influir sobre factores motivacionales o emocionales y, paralelamente, éstos pueden modular en parte los prime-

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ros. Es por ello que nosotros no vamos a seguir una clasificación tan estricta. Desde este punto de vista, los hemos clasificado de la manera siguiente. 1.4.1. Características físicas de los objetos El efecto que las dimensiones físicas de los objetos tienen sobre la fase de captación y mantenimiento de la atención ha sido uno de los aspectos más estudiados en los trabajos iniciales de la literatura atencional que, si bien comenzaron ya a realizarse a finales del siglo xix, tuvieron su máximo auge en las primeras décadas del siglo xx (véase, por ejemplo, Brandt, 1945; Dallenbach, 1923a, 1923b; Nixon, 1924,1926; Rudolph, 1947). Estas primeras investigaciones utilizaban técnicas muy sencillas en las que los observadores tenían que mirar una escena -por ejemplo, la página de un periódico- y, o bien describir qué aspectos sobresalían con más claridad, o bien recordar o reconocer ciertos elementos. Así pues, las tareas que llevaban a cabo eran fundamentalmente de memoria inmediata; si bien ya en estos momentos también se estudiaban el movimiento de los ojos y las fijaciones oculares. A partir de estos estudios e investigaciones posteriores (Berlyne, 1966; Brown y Gregory, 1968; Butler, 1953), podemos concluir que las dimensiones físicas de los objetos que mejor captan y mantienen nuestra atención son: 1) El tamaño. Normalmente, los objetos de mayor tamaño llaman más la atención. En concreto, el doblar el tamaño aumenta el valor de la atención en, aproximadamente, un 42-60% y no en un 100%. 2) La posición. La parte superior atrae más; la mitad izquierda más que la mitad derecha. Por lo tanto, la mitad superior izquierda de nuestro campo visual es la zona que antes capta nuestra atención. 3) El color. Los estímulos en color suelen llamar más la atención del sujeto que los que poseen tonos en blanco y negro. 4) La intensidad del estímulo. Cuando los estímulos son muy intensos tienen mayores probabilidades de llamar la atención. 5) El movimiento. Los estímulos en movimiento captan antes y mejor la atención que los estímulos inmóviles. 6) La complejidad del estímulo. La complejidad se define como el grado de información que un estímulo transmite a un organismo. En términos generales, los estímulos complejos captan antes la atención que los no complejos. 7) La relevancia del estímulo. También conocido con el nombre de significación del estímulo, se considera que un estímulo es significativo cuando provoca cambios estimulares importantes para el organismo. Un estímulo puede adquirir un poder significativo a través de varios medios: instrucciones de realizar una respuesta motora ante ese estímulo (Luria, 1974; Maltzman, 1977), proceso de pensamiento (Pendery y Maltzman, 1977), la propia historia del sujeto (Stern, 1972), etc. 8) La novedad del estímulo. La novedad de un estímulo viene definida por el cambio de uno o varios de los atributos que componen un estímulo. El carácter novedoso de un estímulo puede conseguirse de diversas maneras: alterando o

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modificando las dimensiones físicas de un estímulo tales como su intensidad, duración (Kopeke y Pribram, 1966), localización (Gabriel y Ball, 1970), etc. omitiendo la presencia de estímulos esperados (Alien, Hill y Wickens, 1963), alterando el orden de una secuencia de estímulos (Berlyne, 1961) y, muy fundamentalmente, haciendo que aparezca de forma repentina. La novedad es considerada uno de los factores determinates más importantes, y ha generado una gran cantidad de investigación y trabajos sobre el tema, entre los que destacan los de Berlyne y sus colaboradores (véase, por ejemplo, Berlyne, 1960,1961; Berlyne, Craw, Salapatek y Lewis, 1963; Berlyne y McDonnel, 1965). A veces no es fácil diferenciarla de otros factores tales como la sorpresa, la incongruencia, el conflicto, la incertidumbre e incluso la complejidad del estímulo. Y es que en realidad todos estos factores consiguen su efecto determinante sobre la atención a partir de la comparación que el sujeto realiza entre el estímulo recibido y los patrones que dicho sujeto tiene almacenados en su sistema de memoria. Un primer hecho a destacar de estos factores es el efecto relativo que tienen algunos de ellos cuando entran en interacción unos con otros. Por ejemplo, hemos indicado que el color tiene gran poder de atraer la atención, pero en ocasiones, algunos elementos en blanco y negro, por contrastar con los restantes coloreados, pueden llegar a captar más la atención del sujeto que estos últimos -por ejemplo, el efecto de un anuncio en color se pierde si todos los anuncios son en color, e incluso puede que un anuncio en blanco y negro pueda resaltar como una novedad-. Por otra parte, los efectos del color y del tamaño también se hallan sujetos a los efectos de la posición. Dember y Warm (1979) denominan a este fenómeno de interacción de los rasgos físicos de los objetos con el nombre de características comparativas de los estímulos. Pero un segundo hecho, posiblemente más importante que el anterior, es que algunos de los factores analizados anteriormente no pueden ser definidos exclusivamente por las propiedades de los estímulos. Algunas características de los objetos exceden el ámbito de las dimensiones físicas estimulares, y también son importantes aspectos más relacionados con juicios subjetivos que el individuo hace del objeto. Este fenómeno se observa en factores determinantes tales como la novedad, la complejidad o la relevancia. En concreto: 1) Los estímulos complejos captan más la atención. Ahora bien, los objetos que son excesivamente complejos no captan tanto la atención como aquellos que sufren ciertas modificaciones con respecto a otros objetos que sí nos son familiares. De hecho, la función que normalmente relaciona la complejidad con la atención tiene forma de U invertida; en otras palabras, parece que las personas se sienten atraídas por patrones de complejidad media (Berlyne, 1966; Brown y Gregory, 1968). 2) Los estímulos más novedosos o inusuales atraen más la atención que los familiares. Pero esta relación no siempre es tan sencilla, puesto que la concepción de hasta qué punto un objeto es novedoso para un individuo depende, evidentemente, de la experiencia previa de dicho sujeto.

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En todos estos casos, hay que considerar la novedad y la complejidad en términos de interacción entre el estímulo y el perceptor. Una de las respuestas atencionales donde más sistemáticamente se ha analizado el papel determinante que tienen estos factores determinantes ha sido la RO (para una revisión sobre el tema, véase Botella, 1982). Los estímulos de colores vivos, por ejemplo, provocan RO más intensas que los objetos en color gris. Pero como ya vimos al principio de este capítulo, los factores determinantes más importantes de la RO son la intensidad -cuanto más intenso es el estímulo, más intensa es también la RO-, la novedad y la relevancia (Berlyne, 1960; Lynn, 1966; Sokolov, 1963b). De todos ellos, la novedad es el factor determinante más importante (véase, por ejemplo, Berlyne, 1961; Gabriel y Ball, 1979; Kimmel, 1960; Koepke y Pribram, 1966; Zimmy y Kienstra, 1967), y su poder elicitador se halla por encima de otros factores estimulares tales como la intensidad del estímulo (Kimmel, 1960) o su nocividad (Zimmy y Kienstra, 1967).

1.4.2. El nivel de activación fisiológica El factor determinante más importante a nivel fisiológico es el nivel de activación o arousal. En su concepción clásica, el concepto de activación fisiológica o arousal se define como el nivel de receptividad y responsividad que el sistema nervioso posee en un determinado momento ante los estímulos ambientales. Dicha activación se manifiesta mediante unos índices o correlatos fisiológicos (véase Capítulo 7), y se expresa desde un punto de vista comportamental en el grado de actividad que tenemos en un momento determinado: desde un nivel muy bajo cuando estamos dormidos, hasta un nivel muy alto cuando estamos realizando un gran esfuerzo o nos hallamos sometidos a una gran excitación. El arousal se ha relacionado con diversos procesos psicológicos, pero de manera muy especial con los procesos atencionales y emocionales. En el caso que a nosotros nos interesa se ha observado que cuando nos encontramos activados: a) Poseemos unos niveles altos de atención y somos capaces de concentrarnos mejor. b) Somos más capaces de dar respuesta a una gran cantidad de información o desempeñar tareas que exigen distintas habilidades. c) Mantenemos mejor la atención durante períodos de tiempo relativamente amplios. En otras palabras, que el arousal fisiológico incide directamente sobre los tres ecanismos básicos de la atención. La relación entre el nivel de activación y atención selectiva fue ya establecida en 1959 por Eastbrook, quien afirmó que el arousal produce un estrechamiento del foco de la atención sobre un número cada vez menor de índices de tarea -una concentración intensa sobre unos pocos de los estímulos relevantes para la tarea-. Esta hipótesis sigue actualmente vigente. Sin embargo, parece

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que una activación intensa también va unida a una mayor susceptibilidad a la distracción (Broadbent, 1971; Náátánen, 1973), de tal forma que los sujetos afectados por niveles muy altos de activación, que llegan incluso a vivenciar la situación como ansiosa, tienden a dejarse influir por un mayor número de actividades de procesamiento irrelevantes para la tarea principal que han de desarrollar. Por otra parte, en aquellas situaciones de gran estrés y arousal en las que se requiere atender a índices ambientales muy variados para poder tomar decisiones en cada I momento, se produce un deterioro a veces fatal de la conducta. La razón radica en que la actividad atencional del individuo está mermada. En estos casos es preciso que dispongan de un repertorio de rutinas automatizadas que se ejecuten eficazmente sin ] consumir atención (Norman, 1976). Las líneas principales de investigación en este campo han sido las siguientes: 1) Establecer una correlación entre el nivel de activación general del sujeto con la ejecución en tareas atencionales. En un primer momento podemos observar cómo la mayoría de nosotros somos más eficaces en la ejecución de una tarea cuando estamos mínimamente activados. Dicha afirmación se basa en la ley de Yerkes-Dodson (1909), según la cual, conforme aumenta el nivel de acti-1 vación de un individuo mejor es el rendimiento, hasta un determinado momen-1 to -denominado punto óptimo, que es distinto para cada sujeto- por encima I del cual cuanto mayor es el nivel de activación peor es la ejecución en la tarea I (véase Figura 1.2). Una variable importante a tener en cuenta es el nivel de I dificultad de la tarea: si la tarea es sencilla, la ejecución es mejor si los niveles I de activación tienden a ser altos; por el contrario, en una tarea compleja, la i ejecución es mejor si el nivel de activación es algo más bajo.

Baja

Alta Activación

Figura 1.2. Rendimiento de una tarea en función del nivel de ^tivacion y de dificultad de la tarea.

Capítulo 1: Definición y concepto

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2) Puesto que el nivel de activación del sistema nervioso presenta una variabilidad a lo largo del día, es lógico plantearse que las tareas atencionales pueden verse alteradas en función de esta variabilidad. Diversos estudios evidencian que los ritmos de ejecución dependen, en parte, de las demandas de la tarea. Desde este punto de vista, se suele hacer una diferenciación entre: a) tareas que requieren un proceso de información, denominadas en ocasiones de ejecución percepto-motora, y b) y tareas en las que claramente están implicados mecanismos de memoria. Muchas tareas atencionales (tachado, tiempo de reacción, etc.) se han asociado con el primer tipo de tareas que, por otra parte, suelen ir asociadas con el ritmo de la temperatura corporal. Puesto que la temperatura corporal es un índice del nivel de activación, y el punto óptimo de éste varía en función de la dificultad de la tarea, este tipo de tareas atencionales sencillas deberán realizarse mejor conforme avance el día, al contrario de las tareas difíciles que exigen carga de memoria. No obstante, los trabajos llevados a cabo no han llegado a conclusiones unánimes sobre el tema. Parece que las tareas atencionales sencillas siguen casi siempre esta pauta que hemos indicado, pero no está claro cómo influye la hora del día en tareas que exigen mayor selectividad y control atencional (Eysenck, 1982). 3) Finalmente, utilizar agentes estresores externos que incrementen el nivel de activación y comparar el rendimiento de la tarea antes y después de la existencia de tales estresores. En estos casos se ha observado que cuando se usan agentes estresores externos, tales como el ruido blanco, shocks, etc., aumenta el grado de activación y, siempre y cuando este nivel se presente en intensidades moderadas, produce un aumento del nivel de ejecución (Hockey, 1979). .4.3. Intereses y expectativas Desde un punto de vista psicológico, los aspectos motivacionales son los que han jugado un papel más importante en la atención voluntaria. Éstos han sido estudiados a través de dos dimensiones básicas: los intereses del sujeto y las expectativas a las que se ve sometido. En cuanto a los intereses del propio individuo, los estímulos que se hallan dentro del campo de interés de una persona se perciben antes y mejor que aquellos otros que, en igualdad de circunstancias, son neutros para el sujeto. Pero las expectativas que el sujeto tiene en un momento determinado sobre las características de la información que va a recibir o sobre la tarea que va a llevar a cabo también es un factor importante. Este fenómeno se conoce con el nombre de set mental (mental set o Einstellung), y de forma más específica con el nombre de set atencional. Éste ha sido un tema muy estudiado en el ámbito de la atención, desde los inicios de la psicología científica. Los efectos principales de tener expectativas son: a) Facilitar el proceso exploratorio al reducir su ámbito al de lo esperable. b) Reducir las alternativas de interpretación.

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c) Sostener la actividad atencional cuando dichas expectativas no son confirmad d) Alertar al individuo. En definitiva, podemos afirmar que los efectos de la anticipación suelen ser no malmente positivos (Posner, 1978), pero no siempre es así. Cuando no se cumplen 1 acontecimientos previstos los efectos son negativos. En estos casos, normalmente, e sujeto ha de reorientar su atención hacia aquellos objetos y/o tareas a las que en principio no estaba atendiendo, y esto obviamente deteriora el rendimiento.

1.4.4. Estados transitorios Los estados transitorios son situaciones que tienen lugar en un momento más menos amplio de la vida de un individuo y que influyen en su actividad mental y conductual. En el caso de los problemas de atención, los más importantes son la fatiga el estrés, el efecto de ciertas drogas y psicofármacos y el sueño. En concreto: 1) La fatiga es un estado psicofísico que provoca una disminución en la capacidad energética del individuo. Sea física o mental, es un factor importante puesto que cuanto más fatigados estamos, más difícil es que podamos concentrarnos en una tarea y, muy especialmente, mantengamos la atención. 2) Por su parte el estrés es un factor que aumenta los niveles de activación de un individuo. En consecuencia, no tiene por qué ser un factor negativo si no se supera el nivel óptimo. Ahora bien, cuando el estrés es excesivo, los niveles de activación se disparan. La consecuencia más evidente en estas situaciones de estrés alto es que el foco atencional se estrecha y se restringe hacia los estímulos que provocan el estrés, sin atender a otros estímulos no estresantes que también podrían ser importantes para nuestra adaptación al medio. Este fenómeno se ha denominado en ocasiones visión en túnel. 3) En cuanto al efecto de las drogas y psicofármacos, los medicamentos que más claramente se ve que afectan a los problemas de atención son dos cuyos efectos son totalmente distintos: los tranquilizantes y los estimulantes. Dentro de los primeros, uno de los que más sistemáticamente ha sido estudiado ha sido el diazepán. Aunque no siempre influye directamente en tareas atencionales (por ejemplo, Stroop: Golombok, Mathews, MacLeod y Lader, 1990), sí influye en tareas en las que hay implicados oscilamientos de la atención, que los hace más lentos (Coull, Robbins, Middleton y Sahakian, 1995; Fafowricz, Unrug, Marek y Van-Luijtelaar, 1995), y niveles de alerta del individuo (Unrug, VanLuijtelaar y Coenen, 1992), sobre los cuales produce una disminución. Por su parte, los estimulantes ayudan a incrementar el nivel de arousal de un individuo, por lo que influye directamente en el tono atencional de éste. 4) En el caso del sueño, uno de los efectos principales de la privación del sueño es el descenso del nivel de activación. En consecuencia, disminuye la capaci-

Capítulo 1: Definición y concepto

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dad para enfocar la atención sobre los estímulos relevantes o críticos, aumenta la susceptibilidad a los efectos perturbadores de los distractores, y disminuye la intensidad de la atención (Eysenck, 1982). 1.5. Tipos de atención Son diversos los criterios que se pueden utilizar para clasificar los distintos tipos de atención existentes (véase Cuadro 1.3). c CUADRO 1.3. Tipos de atención.

CRITERIO DE CLASIFICACIÓN

TIPOS DE ATENCIÓN

Mecanismos implicados. Objeto al que va dirigida la atención. Modalidad sensorial implicada. Amplitud/intensidad con la que se atiende.

Selectiva/dividida, sostenida. Externa/interna. Visual selectiva auditiva. Global/selectiva.

Amplitud y control que se ejerce. Manifestaciones de los procesos atencionales. Grado de control voluntario.

Abierta/encubierta. Voluntaria/involuntaria.

Grado de procesamiento de la información no atendida.

Consciente/inconsciente.

Concentrada/dispersa.

Algunos de estos tipos de atención ya los hemos analizado. No obstante, y de una forrma más sistemática, podemos diferenciar las que se exponen seguidamente. • Atención selectiva, divididad y sostenida Ya hemos visto que los mecanismos u operaciones implicados cuando la atención se pone en marcha, son los de selección, división y mantenimiento de la actividad mental. Ello ha dado lugar a hablar de tres tipos distintos de atención; a saber, la atención selectiva, la atención dividida y la atención sostenida. Esta clasificación de la atención ha sido durante muchos años la más extendida, si bien son cada vez más los autores (Davies, Jones y Taylor, 1984; Duncan, 1980,1984; Moñivas, 1993; Parasuraman y Davies, 1984; Shiffrin, 1988) que entienden que atención selectiva focalizada y atención dividida son dos formas de estudiar los procesos selectivos de la atención, los cuales partirían de un concepto básico, el de capacidad limitada o límites del sistema. El esquema sería el siguiente: 1) La información del medio ambiente se caracteriza por ser generalmente numerosa y más o menos compleja.

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2) Por otra parte, el organismo se caracteriza por poseer una capacidad determinada para procesar dicha información, pero esta capacidad es limitada. 3) Ante estos casos en que se produce una sobrecarga estimular, las demandas ambientales pueden ser de dos tipos: o responder tan sólo a una parte de la información, o responder simultáneamente a todas las demandas del ambiente. 4) Para evitar esta sobrecarga estimular mediante la actividad selectiva, la atención funciona de la siguiente manera: o bien atiende (focaliza) a una información y deja a un lado (ignora) la restante, o bien distribuye los recursos atencionales con los que cuenta el sujeto. En el primero de los casos hablaríamos de atención selectiva focalizada; y en el segundo de atención selectiva dividida. A pesar de estas precisiones terminológicas, sigue siendo mayoritario el punto de vista de aquellos autores que designan con el nombre de atención selectiva sólo y exclusivamente a los procesos de focalización de la atención. • Atención interna versus externa La atención puede ser orientada, o bien hacia los objetos y sucesos ambientales externos, o bien hacia nuestro propio conocimiento, nuestros recuerdos, nuestras emociones y sentimientos, etc. En el primero de los casos hablamos de atención externa, y en el segundo de los casos de atención interna. Este tipo de diferenciación no ha de ser confundido con aquel otro que se establece entre factores determinantes externos vs. internos de la atención. En este caso, el criterio que establece la diferenciación entre unos y otros determinantes es el origen externo vs. interno de la fuente de información que pone en marcha los mecanismos de funcionamiento de la atención. La investigación psicológica en general se ha centrado más en el estudio de la atención hacia los acontecimientos del medio ambiente externo; sin embargo, el análisis del fenómeno conocido en ocasiones con el nombre de auto focalización está cobrando cada vez mayor importancia. Ello se evidencia fundamentalmente cuando se analizan ciertas disfunciones atencionales que tienen lugar en algunos trastornos mentales, y en el entrenamiento de ciertas estrategias de concentración como es el ámbito deportivo. • Atención visual versus auditiva Los sistemas sensoriales son las estructuras que permiten a un organismo recibir información del medio ambiente. Conocer qué información reciben y cómo la reciben es importante. En nuestro caso conceto, nos interesa fudamentalmente saber cómo seleccionan la información que les llega. De las distintas modalidades sensoriales existentes, las dos más estudiadas en el caso de la atención han sido la visual y la auditiva. Se suele hacer una diferenciación

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entre estos dos tipos de atención porque la mayor parte de las investigaciones evidencian una serie de diferencias claras entre ambas. Una de ellas es que mientras que la información visual se halla continuamente disponible de todas las superficies visibles, la información auditiva se halla disponible en momentos temporales aislados. Esto ha dado lugar a afirmar que mientras que el procesamiento de la información visual se realiza en paralelo, esto es, toda la información al mismo tiempo, el procesamiento de la información auditiva se lleva a cabo serial o secuencialmente. Pero la diferencia que a nosotros más nos interesa resaltar en estos momentos es la forma que cada modalidad sensorial tiene de seleccionar la información: los mecanismos que permiten tanto codificar como seleccionar la información visual tienen lugar en buena parte a nivel periférico por ejemplo, mediante los movimientos sacádicos de los ojos o la acomodación del cristalino a distintos niveles de profundidad, se selecciona buena parte de la información. Por el contrario, los recepetores auditivos, una vez superado su umbral, recogen todos los estímulos acústicos del medio ambiente, y no pueden acomodarse para rechazar parte de ellos: no recogen un mensaje y rechazan otros, sino que han de recoger toda la estimulación auditiva de forma indiscriminada, y tan sólo cuando llega la información llega al cerebro, esto es, a nivel central, actúan los mecanismos selección auditiva. El hecho de establecer mecanismos de selección distintos para la atención visual y auditiva ha dado lugar a hablar de una especificidad sensorial del mecanismo atencional. Como veremos en el Capítulo 3, los primeros modelos atencionales surgidos en la psicología cognitiva se interesaron sobre todo por la atención auditiva (véase, por ejemplo, Broadbent, 1954; Cherry, 1953; Moray, 1959). Sin embargo, el interés a partir de la década de los años 70 se ha centrado sobre todo en el estudio de la atención visual selectiva (Neuman, van der Heijden y Allport, 1986). • Atención global ver sus atención selectiva Ya hemos visto que la atención tiene una determinada amplitud y que puede ser más o menos intensa, y que desde este punto de vista el foco atencional se puede ensanchar o contraer, según las demandas del ambiente. Desde este punto de vista, se ha establecido una distinción entre atención global y atención selectiva. Mientras que la atención global tiene como finalidad llevar a cabo una estructura organizada de las partes o elementos que componen una información o una tarea, la atención selectiva se centra en el análisis de los detalles que componen una información o tarea. En otras palabras, mientras que la atención selectiva busca la intensidad, la atención global busca la amplitud. • Atención abierta versus encubierta Ya hemos visto cómo la atención posee una serie de manifestaciones, y cómo éstas podían ser externas, esto es, directamente observables, o internas, es decir, no observables de forma directa.

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Si bien este criterio de clasificación es muy antiguo, en la actualidad ha sido nuevamente retomado. Posner (1978) en concreto ha denominado a estas dos formas de atención con el nombre de atención abierta (overt attencion) y encubierta (covert altention) respectivamente. • Atención voluntaria versus involuntaria Cuando dirigimos nuestra atención hacia nuestros objetivos e inhibimos respuestas inapropiadas se ponen en marcha los mecanismos de la atención voluntaria, también llamada en ocasiones secundaria. En estos casos se dice que tenemos un gran "control atencional", y suele exigir un cierto esfuerzo por nuestra parte para mantenerlo. Pero también existe una atención involuntaria o primaria que tiene lugar sin que medie proceso volitivo alguno. A nivel perceptivo, este tipo de atención depende fundamentalmente de las características de los propios estímulos ambientales; y cuando se trata de llevar a cabo una tarea, nuestro rendimiento se ve mediatizado por factores motivacionales y emocionales que, o bien nos concentremos mejor y atendamos más intensamente, o bien que cualquier estímulo o situación nos distraiga e influya negativamente sobre la ejecución de la tarea. Al analizar los factores determinantes de la atención hemos visto cómo ciertos rasgos físicos de los objetos pueden captar involuntariamente la atención. Pero aún en estos casos, pronto ejercemos mecanismos de control para seguir atendiendo o no a los objetos que poseen estos rasgos. Una de las respuestas que tradicionalmente se ha considerado de naturaleza involuntaria ha sido la RO, tanto por la psicología soviética (Luria, 1979) como por algunos psicólogos cognitivos (por ejemplo, Glass, Holydak y Santa, 1979). Sin embargo, parece que la RO puede ser también elicitada por procesos de pensamiento, y no sólo por estímulos externos. Ello ha hecho que algunos autores (por ejemplo, Maltzman, 1977) distingan entre RO voluntarias e involuntarias. Es muy difícil, por lo tanto, hablar de una atención totalmente involuntaria. • Atención consciente versus inconsciente El hecho de que en muchas ocasiones nos demos cuenta o nos percatemos de que atendemos a los estímulos, o que estamos más o menos concentrados a la hora de llevar a cabo una tarea ha dado lugar a que, en ocasiones, atención y consciencia hayan sido considerados como un mismo fenómeno. Sin embargo, esto no es del todo cierto. Atención y consciencia no son sinónimos, ya que no todo lo atendido se hace consciente. Muchas veces podemos prestar atención sin darnos cuenta de que estamos atendiendo. Un ejemplo típico en nuestra vida cotidiana es el fenómeno que se conoce con el nombre de atención habitual, y que se refiere a la atención automática e inconsciente que prestamos a aquellos objetos y/o tareas que forman parte de nuestros hábitos: poner las llaves en el mueble del recibidor cuando llegamos a casa, quitarnos anillos o sortijas y depositarlos en el cajón de la mesilla cuando vamos a dor-

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mir, etc. Generalmente, si se nos pregunta si hemos realizado estas acciones al cabo de un cierto tiempo de haberlas hecho, no solemos recordarlo a no ser que hagamos un claro esfuerzo de memoria, y aun así hay ocasiones en que no somos capaces de recordar. Lo que sí podemos afirmar es que todo lo que es consciente ha sido atendido. En este sentido, nos percatamos de las cosas porque las atendemos; en otras palabras, la atención posibilita que las cosas ingresen en nuestra consciencia.

•)

CAPÍTULO 2

MÉTODOS Y TÉCNICAS DE ESTUDIO DE LA ATENCIÓN

2.1. Introducción En este capítulo vamos a intentar analizar cómo la psicología aborda el estudio y la investigación científica de los procesos atencionales. Puesto que en el Capítulo 1 hemos visto que la atención tiene una serie de manifestaciones vamos, en primer lugar, a analizar cómo se miden dichas manifestaciones. Ahora bien, con independencia de lo que son las técnicas de medida de cualquier actividad atencional, las investigaciones llevadas a cabo por cualquier disciplina, y muy especialmente por la psicología cognitiva, se caracterizan por utilizar todo un conjunto de estrategias estandarizadas para el estudio de los distintos procesos psicológicos. Dichas estrategias reciben el nombre de paradigmas experimentales, y cada uno de ellos se caracteriza por: a) plantear un procedimiento específico de presentación de los estímulos y/o información al sujeto; y b) utilizar unas tareas concretas. Son muchas las clasificaciones que se han hecho a la hora de analizar los paradigmas experimentales más utilizados en el estudio de la atención, y en muchos casos se ha intentado elaborar macrotaxonomías de estos paradigmas experimentales (véase Enns, 1990; Haberlandt, 1994; Kahneman y Treisman, 1984; Mofiivas, 1993; Sáinz, Mateos y González, 1988). La razón de ello reside en que, según el ámbito de la atención que estemos estudiando, normalmente se utiliza uno u otro paradigma de forma más relevante y específica. Así, por ejemplo, si lo que intentamos estudiar son procesos de focalización de la atención, los paradigmas utilizados se basan en procedimientos en los que se instruye al sujeto para que centre su atención en un determinado canal de estimulación, en sólo ciertos estímulos que aparezcan por dicho canal, o en la realización de una única tarea, evitando mientras tanto el procesamiento de información paralela que se pueda presentar. Por el contrario, si lo que intentamos es analizar procesos de distribución de la atención, se utilizarán procedimientos en los que se da instrucciones al sujeto para que capte y procese dos o más estímulos que se presentan de forma simultánea, o para que intente realizar dos tareas diferentes al mismo tiempo.

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Psicología de la atención

En este capítulo nos vamos a centrar de forma muy especial en describir cuáles son los paradigmas experimentales más utilizados en el estudio de la atención. Ahora bien, tan sólo vamos a hacer una descripción metodológica de los paradigmas experimentales más importantes, así como una simple reseña de en qué campo de la atención ha sido más utilizado. Otro tipo de consideraciones como, por ejemplo, sus ventajas e inconvenientes, serán analizadas en temas posteriores cuando analicemos más detalladamente cómo son aplicados en áreas concretas de estudio en el campo de la psicología de la atención. 2.2. Medidas de evaluación de la atención A continuación vamos a analizar cómo se miden las distintas manifestaciones de la atención. Puesto que ya indicamos en el Capítulo 1 los problemas que presentan los informes introspectivos, nos vamos a centrar en las técnicas objetivas utilizadas para evaluar la actividad psicofisiológica, motora y cognitiva. 2.2.1. Medidas de la actividad psicofisiológica Puesto que la atención tiene una serie de correlatos psicofisiológicos, cada uno de ellos puede ser registrado mediante unas técnicas de registro concretas. A continuación vamos a hacer una descripción somera de las más importantes. Además de definirlas, vamos a especificar el procedimiento por el cual se provoca y/o se obtiene dicha actividad, así como cuáles son las unidades de medida más utilizadas. • La electroencefalograma Consiste en el registro de la actividad eléctrica de las neuronas corticales. Dicho potencial se manifiesta en un aparato conocido con el nombre de electroencéfalografo, aparato en el que la actividad EEG aparece como una onda sinusoide en la que se aprecia un conjunto variado de frecuencias (las más conocidas son las ondas a, p, 0 y 8), en el que suele predominar una de ellas. Cada una de estas ondas se diferencia en la banda de frecuencia, medida en ciclos por segundo (cps), amplitud y variaciones de frecuencia. Esta última se relaciona con la persistencia del ritmo de la onda. • Registro de potenciales evocados El procedimiento de registro de esta técnica consiste en la presentación de un estímulo (visual, auditivo, etc.), el cual produce una respuesta eléctrica en la correspondiente región de la corteza cerebral. Puesto que la amplitud de un potencial evocado es menor que la de la EEG, una serie de electrodos registran la actividad que sigue al estímulo, y se eliminan las ondas de mayor amplitud propias de la EEG, consideradas en realidad como un ruido de fondo o de base. El estímulo se presenta varias veces y un ordenador promedia estas respuestas para cada electrodo.

Capítulo 2: Métodos y técnicas de estudio de la atención

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El potencial evocado se manifiesta en el aparato de registro como una onda sinusoide que presenta las siguientes propiedades: latericia (medida en milisegundos), polaridad (los componentes positivos se indican con la letra P, y los negativos con la letra N), frecuencia y amplitud. • Registro de la actividad electro dérmica El registro de la actividad eléctrica de la piel se lleva a cabo ubicando dos electrodos en áreas activas de la piel. El primero de ellos produce una pequeña corriente eléctrica que atraviesa la piel y se dirige al segundo electrodo, que capta el cambio que se produce en su resistencia y la manda para su amplificación y registro a través de un polígrafo. Las medidas de respuesta utilizadas en la actividad electrodérmica son: el tiempo de latericia, la intensidad de la respuesta, el tiempo de elevación, y el tiempo de recuperación media. • Electromiografía (EMG) Consiste en el registro de la actividad eléctrica muscular: se sitúan unos electrodos sobre un músculo superficial o intramuscular, si bien la más utilizada en psicofisiología es la electromiografía de superficie, y se registra el número de despolarizaciones que tienen lugar cuando dicho músculo es activado. Nuevamente el aparato de registro manifiesta la electromiografía como un conjunto irregular de ondas. Las medidas más utilizadas son la frecuencia y amplitud de la onda registrada. • Electrocardiografía (EKG) La frecuencia cardíaca se mide mediante un aparato conocido con el nombre de electrocardiógrafo: se implantan electrodos de superficie, y el electrocardiógrafo registra la señal EKG emitida por el organismo. Dicha actividad está constituida por un conjunto de ondas diversas entre las que se encuentran las conocidas con el nombre de ondas R, relacionadas con la contracción y despolarización ventricular. La distancia existente entre dichas ondas permite calcular el tiempo que transcurre entre latido y latido, y por lo tanto la tasa cardíaca. Ésta puede obtenerse manualmente a partir del trazado EKG, si bien suele ser analizada posteriormente mediante un ordenador. • Pupilometría Es el estudio de los cambios en el tamaño de la pupila. Para ello se pueden utilizar dos técnicas: 1) La fotometría refleja infrarroja: se proyecta sobre el ojo un haz de rayos infrarrojos. El ojo refleja entonces una luz que incide sobre una célula fotoeléctri-

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ca que se encuentra a unos tres centímetros de distancia del ojo, y cuya intensidad es registrada por un osciloscopio. 2) El procesamiento de imágenes por vídeo: se utiliza una cámara de vídeo que es sensible a los rayos infrarrojos y un dispositivo que analiza las imágenes digitalmente. Con posterioridad, diversas y complejas técnicas de rastreo por ordenador permiten analizar el tamaño pupilar con una gran precisión. Las medidas más habituales en este caso son: la latencia y velocidad de la constricción y dilatación pupilar, y los diámetros máximos y mínimos de la pupila. • Técnicas de neuroimagen Consiste en la computación de imágenes cerebrales, esto es, en el registro de imágenes cerebrales por ordenador. Una de las técnicas de neuroimagen más utilizadas en el campo de la atención ha sido la técnica conocida con el nombre de tomografía de emisión de positrones (PET) (véase, por ejemplo, Posner, Rafal, Choate y Vaughan, 1985; Rafal y Posner, 1987), que consiste en analizar el flujo sanguíneo cerebral en áreas localizadas del cerebro. La visualización de dichas áreas es posible mediante la inyección de una sustancia radiactiva que tiene una vida muy corta. En el ámbito de la atención se registra el flujo cerebral de aquellas áreas que supuestamente están implicadas en las actividades atencionales. La metodología consiste en plantear al sujeto tareas cognitivas y registrar el flujo cerebral que se produce durante la fase de realización de la tarea. 2.2.2. Medidas de la conducta motora La mayor parte de las conductas motoras se registran y cuantifican mediante lo que se conoce con el nombre de hojas de registro (véase Cuadro 2.1). El procedimiento seguido para utilizar dichas hojas es el siguiente: se enumera todo un conjunto de posibles respuestas que el organismo puede manifestar en una situación concreta, y se evalúan una serie de parámetros conductuales previamente especificados siguiendo un criterio preestablecido. Los parámetros o unidades de medida más analizados en estas hojas de registro suelen ser los siguientes: si aparece o no la respuesta (tasa de respuesta), la latencia y la duración de dicha respuesta. Pero en algunos casos las técnicas de registro son aún más sofisticadas y precisan del uso de aparatos muy específicos. Esto es lo que ocurre en el caso del registro de los movimientos oculares, que se lleva a cabo mediante una técnica conocida con el nombre de pupilografía. Dicha técnica puede llevarse a cabo mediante dos procedimientos distintos: a) el electro fisiológico, que basándose en las propiedades eléctricas del globo ocular, detecta los cambios en la dirección de la mirada mediante la diferencia de potencial registrado entre dos electrodos que se han colocado a ambos lados del ojo; y b) el método óptico, que consiste en proyectar un haz de rayos infrarrojos sobre el globo ocular que hace que las estructuras oculares reflejen una luz que impre-

Capítulo 2: Métodos y técnicas de estudio de la atención 45

siona una película sensible. En cualquier caso, los tipos de medida utilizados con esta técnica son dos; a saber: a) El recorrido, duración y longitud de los movimientos. b) Las pausas y puntos de fijación. CUADRO 2.1.

Hoja de registro de posibles conductas motoras ante la presentación de un estímulo novedoso.

PARÁMETROS DE CONDUCTA - Endereza la cabeza. - Endereza cabeza y tronco. - Orienta la cabeza en busca de información. -

Orienta cabeza y tronco en busca de información. Señala hacia la fuente de estimulación. Se desplaza hacia la fuente de estimulación. Mira hacia la fuente de estimulación.

- Exploración visual generalizada del entorno, pero sin mover la cabeza.

CUANTIFICACIÓN 0 0 0 0 0 0 0 0

1 1 1 1 1 1 1 1

2 2 2 2 2 2 2 2

La cuantificación del repertorio de conductas se lleva a cabo de la manera siguiente: 0 = Ausencia de respuesta; 1 = La conducta se inicia en los dos primeros segundos tras la aparición del estímulo; 2 = La conducta se inicia entre los segundos 3 y 4 tras la aparición del estímulo. 2.2.3. Medidas de la actividad cognitiva Como ya indicamos en el Capítulo 1, la forma de medir una actividad cognitiva es a través del rendimiento obtenido en la ejecución de dicha tarea. En efecto, el sujeto realiza una tarea o situación problema, y ésta es evaluada y/o medida en función de unas dimensiones de respuestas. Las dimensiones más utilizadas son: 1) El tiempo de reacción. También conocido con el nombre de latencia de respuesta, se define como el tiempo que el sujeto tarda en iniciar una respuesta desde el momento en que aparece el estímulo que la suscita. 2) La precisión de respuesta, esto es, el número de aciertos y errores cometidos a lo largo de la tarea. 3) La duración de la respuesta. Como el propio nombre indica, mide el intervalo temporal que transcurre desde que se inicia una respuesta hasta que ésta finaliza. 4) La tasa de respuesta. Denominada también con el nombre de frecuencia de respuesta, hace referencia al número de veces en que, bajo ciertas condiciones, aparece la respuesta esperada.

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Todos estos parámetros han sido utilizados en las investigaciones sobre atención. Cuál de ellas es más relevante depende de los objetivos de la investigación. En cualquier caso, este tipo de respuestas, así como las de naturaleza fisiológica y motora, no tienen una significación atencional por sí mismas. Lo que realmente les hace ser consideradas como tales es formar parte de un paradigma experimental concreto. Así, pues, a continuación pasamos a analizar detenidamente estos paradigmas, y en ellos veremos cuáles de ellas se utilizan con mayor frecuencia. 2.3. La técnica de escucha dicótica Esta técnica consiste en presentar dos tipos de información o mensajes de naturaleza auditiva de forma dicótica, esto es, uno por cada oído. Normalmente, los mensajes se presentan simultáneamente -si bien en ocasiones pueden intercalarse (Moray, 1960)-y suelen ser dígitos, letras, palabras o un texto en prosa. En una tarea de escucha dicótica existen dos posibles condiciones: a) atender a un solo mensaje, en cuyo caso se habla más específicamente de escucha selectiva; o b) atender a ambos mensajes, denominando a esta variedad con el nombre de escucha dicótica. En cualquier caso, la tarea del sujeto puede ser, o bien recordar todo el mensaje que se le exige atender, o bien detectar la presencia de ciertos ítems, conocidos con el nombre de objetivos (targets) a lo largo de todo el mensaje presentado. En el primero de los casos la tarea recibe el nombre de memoria dicótica, y en segundo se denomina detección dicótica. Existen dos variantes de la técnica de escucha dicótica: la técnica de sombreado y la técnica de amplitud de memoria dividida. Veamos más detenidamente cada una de ellas. 2.3.1. La técnica de sombreado También conocida con el nombre de técnica de seguimiento o shadowing, fue ideada por Cherry en 1953, y suele ser considerada una técnica muy útil cuando se intenta que el sujeto focalice su atención en una tarea. El procedimiento experimental de esta técnica consta de los siguientes pasos: 1) Se presenta al sujeto experimental un mensaje por un oído, el cual va a ser llamado oído atendido. Este mensaje, conocido con el nombre de mensaje relevante, se presenta de manera continua y a un ritmo relativamente rápido. 2) Simultáneamente a la escucha del mensaje relevante, se presenta otro mensaje que se llama mensaje irrelevante. Este mensaje suele presentarse por el otro canal auditivo, si bien en ocasiones pertenece a una modalidad sensorial distinta a la auditiva. 3) La tarea del sujeto consiste en repetir o sombrear en voz alta el mensaje relevante según se le va presentando, siguiendo lo más cerca que pueda la voz del interlocutor, y sin prestar atención alguna al mensaje irrelevante. En algunas ocasiones,

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durante el seguimiento, se le pide que detecte estímulos objetivo, esto es, palabras o dígitos que previamente se le ha indicado que van a aparecer en el texto. Esta técnica no suele ser difícil de realizar, y se produce en un tono emocional las bien monótono. Por lo general, el interés del investigador al utilizarla ha sido inalizar la posible interferencia que se produce sobre el sombreado como consecuencia de la presencia de una información paralela -aunque ésta en principio no sea relevante-, y el tipo de análisis que el sujeto realiza sobre el mensaje no atendido. Desde un punto de vista metodológico, la variable más estudiada en este tipo de tarea ha sido la semejanza entre los mensajes relevante e irrelevante. Dicha semejanza se ha establecido a dos niveles: en los aspectos sensoriales (timbre y/o intensidad de voz, idioma, etc.) y en el contenido de los mensajes. Como veremos posteriormente, esta técnica ha sido utilizada principalmente para analizar los mecanismos selectivos de la atención. 2.3.2. Amplitud de memoria dividida Esta técnica, que en el mundo anglosajón se conoce con el nombre de split span memory, fue utilizada por vez primera por Broadbent en 1954. Al igual que en la técnica de sombreado, se presentan dicotómicamente dos mensajes auditivos, uno por cada oído, si bien en este caso los mensajes no tienen por qué presentarse simultáneamente, sino que se pueden presentar en rápida sucesión temporal (también llamada presentación sucesiva). En cualquier caso, la tarea del sujeto va a ser repetir, no sólo un mensaje en el que se ha centrado la atención, sino ambos mensajes, una vez recibidos y finalizados. La información que normalmente se suele presentar en cada oído consiste en un listado de dígitos. Dicho listado no suele ser muy largo, ya que el sujeto tiene que repetir toda la información una vez que ha oído el mensaje en su totalidad y no en el mismo momento en el que lo recibe. Normalmente, el listado no suele incluir más de 12 ítems. Las variables principalmente manipuladas cuando se utiliza esta técnica son las siguientes: 1) El intervalo temporal que media entre la presentación de los dígitos. 2) El orden en el que el sujeto ha de repetir la información presentada por ambos oídos. Las variantes más utilizadas de esta variable son: a) Que el sujeto repita la información presentada en el orden que desee. En tales casos, el sujeto suele informar primero de la información de un oído y a continuación la del otro. b) Que el sujeto repita la información en el mismo orden en que ha sido presentada. Por último, cabría indicar que el paradigma de amplitud de memoria dividida ha sido utilizado para estudiar, como el propio nombre indica, los mecanismos de división .de la atención y, sobre todo, su amplitud.

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2.4. Paradigma de doble tarea Esta técnica es también conocida con el nombre de técnica dual, atención dividí da, o paradigma de tareas concurrentes. Básicamente, la tarea del sujeto es la de realizar dos o más tareas de forma simultánea, de tal forma que el deterioro de una de ellas se considera un indicio de la demanda de atención de la otra tarea. Así pues, el fenómeno conocido con el nombre de interferencia de una tarea sobre otra suele ser el efecto más típico de este tipo de situaciones. Para analizar este fenómeno de interferencia, existen dos procedimientos básicos (Richard, 1980): a) Presentar al sujeto dos fuentes de información distintas, de tal forma que una de ellas ha de ser procesada de forma prioritaria. Siguiendo este procedimiento, que es el más utilizado, se distingue entre: - Tarea primaria, que es aquella que el sujeto ha de realizar de una forma prioritaria. - Tarea secundaria, o lo que es lo mismo, aquella que se realiza simultáneamente a la tarea principal. Si bien el sujeto debe realizarla lo mejor posible, no tiene prioridad sobre la tarea principal. b) Realizar simultáneamente ambas tareas, sin dar prioridad a ninguna de ellas. Este procedimiento ha recibido en ocasiones el nombre más específico de paradigma de tareas competentes (Fogarty y Stankov, 1982; Stankov, 1983). Con independencia del procedimiento seguido, los pasos operacionales que se desarrollan a lo largo de la situación son los siguientes: 1) Seleccionar dos tareas que supuestamente interfieren entre sí, determinando claramente sus características (nivel de dificultad, estructuras y procesos implicados, etc.). 2) El sujeto lleva a cabo la realización por separado de cada una de las tareas, para establecer un índice que sirva de línea base. Posteriormente, este índice será el patrón de comparación con el rendimiento de esas mismas tareas cuando se realicen de forma conjunta. 3) Cuando el sujeto va a realizar simultáneamente ambas tareas se le especifica en las instrucciones que se le dan si ha de conceder a ambas tareas la misma prioridad en su realización o si, por el contrario, ha de dar prioridad a una tarea sobre otra. 4) Una vez que el sujeto comienza a desarrollar ambas tareas de forma simultánea, se observa el grado de deterioro que se produce en ellas. Ello se consigue comparando el rendimiento obtenido en la situación dual y la línea base. En ocasiones se ha manipulado el nivel de dificultad de la tarea secundaria y se ha observado qué deterioro produce sobre la tarea primaria; pero el procedimiento experimental más utilizado ha sido el de manipular el nivel de dificultad de la tarea

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primaria -normalmente con tres niveles de dificultad: bajo, medio y alto- y mantener constante el nivel de dificultad de la tarea secundaria (Allport, Antonis y Reynolds, 1972; Brown y Poulton, 1961; Park y Masón, 1982; Schneider y Fisk, 1982a; Zacks et al., 1984). En tales casos, se han observado distintos resultados. Los más importantes son los siguientes: 1) Normalmente, por muy sencilla que sea la tarea secundaria, siempre produce un deterioro en la tarea primaria. Cuando se producen diferencias significativas en los resultados estadísticos podemos decir que hay una interferencia, pero cuando la influencia de la tarea secundaria en la ejecución de la tarea primaria es mínima, decimos que sólo se produce un deterioro no significativo. 2) Cuando se manipula el nivel de dificultad de la tarea primaria y sí se produce un deterioro significativo, éste se puede manifestar de diversas maneras: en ocasiones, la tarea secundaria produce siempre un mismo deterioro sobre la tarea primaria, con independencia del nivel de dificultad de ésta. Hay autores (véase Sperling, 1984; Sperling y Dosher, 1986) que en estos casos hablan de tareas concurrentes o independientes. Pero otras veces el nivel de dificultad de la tarea primaria sí influye significativamente sobre el grado de interferencia de la tarea secundaria. El caso más frecuente es que conforme aumenta el nivel de dificultad de la tarea primaria, el deterioro es mayor. En este caso se habla de tareas compuestas o ínter dependientes. Esto se puede observar en las Figuras 2.1 y 2.2. En el eje de abscisas de ambas gráficas tenemos el nivel de dificultad de la tarea primaria, con los tres valores indicados -bajo, medio, alto-, y en el eje de ordenadas tenemos el rendimiento de la tarea, expresado en el número de errores. En la Figura 2.1 podemos observar cómo las pendientes de la situación A (ejecución de la tarea primaria en ausencia de la tarea secundaria) y de la situación B (ejecución de la tarea primaria en presencia de la tarea secundaria) es la misma, lo que se interpreta en términos de que el nivel de dificultad de la tarea primaria no influye en los resultados obtenidos. Por el contrario, en la Figura 2.2 observamos que las pendientes no son paralelas sino que divergen progresivamente conforme aumenta el nivel de dificultad de la tarea primaria. Presencia tarea secundaria Ausencia tarea secundaria Rendimiento tarea primaria

Nivel de dificultad de la tarea primaria

Figura 2.1. Situación de doble tarea en la que no influye el nivel de dificultad de la tarea primaria.

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La práctica totalidad de los modelos atencionales que han utilizado el paradig de doble tarea han intentado explicar cómo y por qué se produce la interferencia,! incluso algunos de ellos han intentado explicar cómo disminuye o se elimina. Así pues este paradigma analiza fundamentalmente los mecanismos de división y/o distribución de la atención, así como los efectos que la práctica tiene sobre dichos mecanismos.

Presencia tarea secundaria

Rendimiento tarea primaria

Ausencia tarea secundaria

Nivel de dificultad de la tarea primaria

Figura 2.2. Situación de doble tarea en la que no influye el nivel de dificultad de la tarea primaria.

2.5. El paradigma de búsqueda visual En términos generales, un paradigma de búsqueda consiste en buscar, comparar y reconocer el conjunto de caracteres que se le expone con un conjunto de ítems previamente presentados y memorizados. El procedimiento experimental es el siguiente: 1) Se presenta al sujeto uno o más ítems o caracteres en una determinada proyección que es expuesta en una pantalla, que se conoce con el nombre de marco o encuadre (frame). 2) El sujeto ha de memorizar este conjunto de ítems, que recibe el nombre de conjunto de memoria (memory set). 3) A continuación se presenta un nuevo marco o encuadre con un conjunto de ítems. Dichos ítems pueden formar parte del conjunto de memoria presentado o no. Los primeros reciben el nombre de objetivos (targets), y los restantes ítems se conocen con el nombre de distractores (distractors). 4) La tarea del sujeto consiste en responder, generalmente con la mayor rapidez posible si, del conjunto de ítems presentados, alguno forma parte del conjunto de memoria. Desde este punto de vista, un paradigma de búsqueda puede presentar dos tipos de ensayos: a) positivos, cuando se presenta algún estímulo objetivo en el encuadre proyectado, y b) negativos, cuando sólo se presentan ítems distractores; y también las respuestas pueden ser de dos tipos: a) positivas, cuando el sujeto reconoce la presencia de los ítems objetivo, y b) negativas, cuando el sujeto sólo localiza distractores.

Capítulo 2: Métodos y técnicas de estudio de la atención

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Normalmente se suele diferenciar entre dos tipos de paradigmas de búsqueda: el paradigma de búsqueda de memoria (Kristofferson, 1972a, 1972b; Sternberg, 1966,1969), y el paradigma de búsqueda visual (Atkinson, Holgrem y Juola, 1969; Neisser, 1963; Treisman, Sykes y Gelade, 1977). Desde un punto de vista metodológico, la diferencia más importante entre ambos reside en las características del tamaño del conjunto de memoria y tamaño del encuadre respectivamente. Así, mientras que en una tarea de búsqueda de memoria lo que se manipula es el tamaño del conjunto de memoria y el interés reside en estudiar la respuesta del sujeto en función de dichos cambios, en una tarea de búsqueda visual interesa más estudiar la respuesta del sujeto cuando, siendo el tamaño del conjunto de memoria un ítem solamente, se manipula el tamaño del encuadre donde posteriormente puede que aparezca el estímulo objetivo -que, por supuesto, siempre va a ser mayor a uno- (véase Figura 2.3).

Figura 2.3. Ejemplos de ensayos de una tarea de búsqueda visual.

¿De qué forma ha sido utilizado el paradigma de búsqueda en el ámbito de los estudios atencionales? El primer autor que utilizó este paradigma en este contexto fue Neisser (1963,1964,1967). En sus estudios, la tarea del sujeto consistía en localizar un ítem objetivo -normalmente una letra- entre una lista compuesta de una columna de 50 filas de 6 letras cada una. Para ello, debía seguir en orden ascendente las letras de cada fila. En el campo de la psicología de la atención el paradigma de búsqueda más utilizado es el de búsqueda visual. En estos estudios se ha analizado la precisión de respuesta del sujeto, pero muy fundamentalmente el tiempo de reacción en función de una serie de variables tales como la cantidad de distractores presentados, la localización espacial de objetivos y distractores, la relación física y/o categorial entre objetivos y distractores, etc. La manipulación de este tipo de variables ha permitido analizar cuáles son las estrategias de exploración y búsqueda de la atención selectiva, así como el efecto que la práctica tiene sobre la automatización de algunos de los componentes de esta tarea. 2.6. El paradigma de set atencional Ya hemos indicado en el Capítulo 1 el papel normalmente positivo que tienen las expectativas a la hora de prestar atención a un objeto. Pues bien, desde un punto de

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vista metodológico se conoce con el nombre de paradigma de set atencional a aquellas investigaciones que manipulan directamente dichas expectativas. Básicamente, el procedimiento seguido en este tipo de estudios es el siguiente: 1) Se informa al sujeto de la tarea que ha de llevar a cabo. Normalmente, las tareas suelen ser muy sencillas, como por ejemplo detectar o identificar un estímulo. Dicho estímulo es conocido con el nombre de estímulo crítico o estímulo de prueba (target, probé o set stimulus), y la respuesta del sujeto en la mayoría de los casos consiste en decidir si es o no dicho estímulo. 2) Se instruye al sujeto de que previamente a la presentación del estímulo de prueba puede aparecer otro estímulo que suele ser denominado señal preparatoria, señal de aviso, y/o estímulo señal (cue, prime). El resultado más general que se obtiene al utilizar el paradigma de set atencional es que las señales de aviso tienen una consecuencia directa sobre la respuesta del sujeto al estímulo de prueba. Efectivamente, las respuestas a los estímulos críticos suelen ser más rápidas ante la presencia de los indicios o señales preparatorias, lo que demuestra un cierto efecto anticipatorio como consecuencia de la presentación de tales estímulos. Buena parte de los estudios de set atencional utilizan señales de aviso que tienen algún valor informativo para el sujeto. Normalmente, en los estudios atencionales, las señales de aviso suelen guardar las siguientes relaciones con el estímulo de prueba: 1) Temporal. Se produce cuando el estímulo señal informa de que está a punto de aparecer el estímulo crítico. En estos casos, el objetivo es alertar al sujeto para que dé una respuesta lo más rápida posible ante la llegada del estímulo principal (Bertelson, 1967; Niemi y Náátánen, 1981). Estas investigaciones son conocidas con el nombre de estudios de preparación (foreperiod studies), y el intervalo que media entre la señal y el estímulo se conoce con el nombre de intervalo preparatorio. Esta técnica se suele utilizar en experimentos de tiempo de reacción simple. 2) De localización. En estos casos el indicio, que es presentado con una cierta antelación sobre el estímulo de prueba, informa al sujeto de la posible localización del estímulo objetivo. La diferencia con el caso anterior es que, en esta ocasión, la señal de aviso, que normalmente se suele conocer con el nombre de indicio (cue), ofrece una información específica sobre las características del estímulo de prueba; a saber, la posición en que va a aparecer en la próxima proyección el estímulo de prueba. Este tipo de relación indicio-estímulo se suele utilizar en los estudios sobre atención visual. Las tareas más utilizadas son las de detección y búsqueda del estímulo crítico, y el objetivo básico es analizar los procesos de orientación y exploración de la atención así como sus mecanismos de desplazamiento por el campo visual. 3) Estimular. Tiene lugar cuando el estímulo señal informa sobre la probabilidad de aparición de un estímulo, o de que éste acontezca con ciertas características o propiedades.

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Esta condición suele utilizarse en tareas de tiempo de reacción de elección en las que la probabilidad de aparecer ciertos estímulos no son las mismas, de tal forma que ciertos estímulos indican qué estímulo tiene mayores probabilidades de aparecer en cada ensayo. Un paradigma típico es el de costes y beneficios, que vamos a describir más detenidamente a continuación. Pero hay otro tipo de estudios en los que se presenta un estímulo señal previo al estímulo de prueba cuya presencia no es necesaria para la buena ejecución de la tarea. Aún en estos casos se ha observado que, si el estímulo de prueba guarda algún tipo de relación con el estímulo señal, suele influir sobre el procesamiento del segundo estímulo. El paradigma principal que utiliza esta estrategia se conoce con el nombre de priming. En este paradigma, el estímulo señal no recibe el nombre de indicio sino de estímulo señal (prime). A continuación vamos a analizar dos de las variantes más utilizadas en los estudios de preparación; a saber, el paradigma depriming y el paradigma de costes y beneficios. 2.6.1. El paradigma de priming El fenómeno de priming tiene lugar cuando un estímulo antecede a otro, de forma que el primero afecta a la ejecución del segundo. Desde un punto de vista experimental, este fenómeno es conocido también con el nombre de técnica de anticipación o técnica de preparación. El procedimiento utilizado en estos estudios ha consistido en (véase Figura 2.4):

Figura 2.4. Procedimiento seguido en el paradigma de priming.

Presentar un primer estímulo que se considera como estímulo señal o estímulo preparador (prime). Dicho estímulo no tiene ningún valor informativo necesario para el procesamiento y respuesta que se ha de dar a otros estímulos que aparecen poco después.

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2) Al cabo de un cierto período de tiempo, conocido con el nombre de intervalo entre estímulos (IEE) se presenta un segundo estímulo presentado, el estímulo de prueba o estímulo objetivo. La tarea del sujeto es responder, a partir de las instrucciones dadas, al segundo estímulo y no al primero. Generalmente suele entenderse que el tiempo que media entre la señal de aviso y el estímulo de prueba es un período preparatorio en el que la disponibilidad del organismo para responder al estímulo de prueba cambia. En muchas ocasiones, el efecto que se produce en tal situación es el de facilitar o inhibir el procesamiento de esa información posterior. En el primero de los casos hablamos de priming positivo, mientras que en el segundo hablamos de priming negativo. En cualquier caso, el proceso de facilitación o inhibición se analiza comparando el rendimiento del sujeto cuando el estímulo de prueba o target aparece sin ningún estímulo previo (condición de línea de base) y el rendimiento cuando aparece el prime. Las variables principalmente estudiadas en el fenómeno de priming han sido las siguientes: 1) La relación que se establece entre el estímulo preparador y el estímulo de prueba. Si bien hay ocasiones en las que puede que no exista relación alguna entre ambos estímulos, o puede que el prime sea un estímulo neutro de cualquier tipo (Balota, 1983; Humphreys, 1981; Marcel, 1983), la mayor parte de los estudios sobre priming establecen algún tipo de relación entre prime y target. Cuando se usan dígitos como estímulos, las relaciones más frecuentes que se establecen son las de similitud física, fonológica y/o semántica (véase Cuadro 2.1). En el caso en el que se usan palabras, las relaciones más comunes entre prime y target suelen ser: a) Una semejanza en las propiedades del código fonológico de las palabras. En ese caso hablamos de priming fonológico, b) Una semejanza o relación entre el contenido de las palabras. Se habla entonces de priming semántico. 2) El tiempo que media entre ambos estímulos. Esta variable también es conocida con el nombre de secuencia temporal entre estímulos o asincronía de presentación entre estímulos (APE; SO A: stimulus onset asynchrony). Las investigaciones que manipulan esta variable parecen evidenciar que el período necesario para que el prime influya sobre el procesamiento del estímulo de prueba oscila entre 250-500 milisegundos. Por encima o por debajo de este intervalo temporal no suele observarse efectos de priming. 3) El grado de consciencia que el sujeto tiene del prime. En muchos estudios, tanto el prime como el target son procesados a nivel consciente. Sin embargo, otros estudios han analizado los efectos de priming en aquellas situaciones en las que el sujeto no es capaz de informar sobre las características del prime e incluso determinar si éste se halla o no presente. Ello se puede conseguir de dos maneras: a) Presentando el prime durante un intervalo temporal muy breve. En este caso, los resultados generales observados son que, a pesar de que el sujeto no pue-

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de informar sobre las características del prime, éste afecta al procesamiento del target cuando existe algún tipo de relación significativa entre ambos. b) Presentando el prime en condiciones de enmascaramiento. La técnica de enmascaramiento consiste en un efecto de interferencia que un estímulo conocido con el nombre de máscara o estímulo enmascarador produce sobre otro al que el sujeto ha de procesar o responder y que es conocido con el nombre de estímulo crítico. Dicha interferencia se produce porque la presentación de la máscara, o bien deteriora el procesamiento del otro estímulo, o bien impide su procesamiento consciente. La estrategia más frecuente para producir este efecto consiste en presentar los dos estímulos muy próximos temporalmente, pero sin que haya solapamiento entre ellos, de tal manera que la intensidad de la máscara sea mayor que la del otro estímulo. La máscara puede presentarse antes o después del estímulo. En el primero de los casos hablamos de enmascaramiento proactivo y en el segundo de enmascaramiento retroactivo. Cuando se utiliza la técnica de priming con enmascaramiento hablamos de priming encubierto y, puesto que en estos casos la máscara se presenta tras el prime, se dice que es una forma de enmascaramiento retroactivo. En estos casos, el período óptimo que ha de transcurrir entre prime y máscara es de aproximadamente unos 25 milisegundos. El efecto más importante de esta situación de enmascaramiento es que el individuo no puede identificar el prime. En casos muy extremos, la presencia de una máscara puede incluso impedir su detección. La mayoría de los estudios que han utilizado esta variante experimental (Balota, 1983; Marcel, 1983) siguen obteniendo efectos de priming significativos. 4) Modalidad de los estímulos presentados. En la mayoría de los estudios sobre priming, tanto el prime como el target suelen ser dígitos muy sencillos (números o letras) o palabras. Sin embargo, cada vez es más frecuente utilizar pnmes y targets de modalidades distintas; por ejemplo, una palabra como prime y un dibujo como target. A pesar de que ambos tipos de estímulos sean distintos, también en estos casos se observa que se produce un efecto significativo. CUADRO 2.2. Paradigma de priming: tipos de relación prime-target. Naturaleza del Prime/Target

Tipo de Relación

Ejemplo PRIME TARGET

Identidad Física

a

a

Identidad Nominal

a

a

Identidad Categorial

a

e

Fonológica

pato

palo

Semántica

perro

gato

Dígitos

Palabras

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Psicología de la atención

2.6.2. El paradigma de costes y beneficios Esta técnica fue ideada por Posner en 1978. Como cualquier paradigma de disposición selectiva, consiste en presentar un estímulo concreto -conocido con el nombre de estímulo de prueba- que va precedido de otro estímulo -conocido con el nombre de estímulo señal o indicio-, y analizar cómo el primero puede influir sobre el segundo. Para ello, se crean tres condiciones experimentales: 1) Condición de beneficio: se presenta un estímulo señal que es válido para el estímulo de prueba. 2) Condición de coste: el estímulo señal no sirve como indicio válido sobre el estímulo de prueba. 3) Condición de control: se establece una relación neutra entre ambos estímulos. En la Figura 2.5 podemos observar la situación que acabamos de describir. En el ensayo válido, la flecha indica la orientación -izquierda o derecha- en que va a aparecer el estímulo; en el ensayo neutral, la señal aparece en el centro de la pantalla y no da ninguna información sobre la posible localización del estímulo objetivo. Finalmente, en el ensayo inválido, la flecha indica la dirección contraria en la que aparecerá el estímulo objetivo.

Figura 2.5. Ejemplos de ensayos del procedimiento del paradigma de costes y beneficios.

Con este paradigma los resultados se obtienen mediante la denominada técnica sustractiva. Dicha técnica consiste en extraer las diferencias de los tiempos de reacción entre cada una de las distintas condiciones experimentales desde el momento en que aparece el estímulo de prueba. En términos generales, se observa que la latencia de respuesta del sujeto se acorta de forma significativa cuando el estímulo señal está relacionado con el de prueba, y se alarga a un nivel máximo en la condición de costes.

Capítulo 2: Métodos y técnicas de estudio de la atención 57

Las tareas que pueden utilizar este procedimiento son muy diversas. No obstante, el paradigma de costes y beneficios ha sido utilizado fundamentalmente con tareas de detección y de búsqueda visual. 2.7. El paradigma de Stroop Conocido también con el nombre de Prueba de interferencia color-palabra o como Interferencia asimétrica de la respuesta (Garner, 1983), la técnica Stroop consiste en presentar una palabra impresa en un color de tinta cuyo contenido semántico -el nombre de un color- es incompatible con el color de la tinta en el que dicha palabra se halla impresa. La tarea del sujeto consiste en nombrar el color de la tinta en que está impresa la palabra. A nivel procedimental, el paradigma Stroop incluye 3 condiciones: a) Condición de facilitación: tanto el nombre del color de la tinta con que está impresa la palabra como su significado son congruentes. b) Condición de interferencia: el nombre del color de la tinta en que está impresa la palabra es incongruente con el significado de la palabra. c) Condición de control: se imprimen palabras aleatorias cuyo contenido semántico no son nombres de colores. En este tipo de tareas se mide tanto el tiempo que el sujeto tarda en responder como el número de aciertos y errores que comete. El resultado obtenido con mayor frecuencia es un rendimiento mucho peor en las situaciones de interferencia. Desde que este paradigma se empezó a utilizar en 1935 (Stroop, 1935), ha ido gradualmente sufriendo diversas modificaciones. Las más importantes son: 1) Usar entradas sensoriales distintas a la modalidad visual. Por ejemplo, denominar las palabras que se presentan visualmente mientras se presentan simultáneamente otras palabras de forma auditiva. 2) Imprimir con tinta coloreada, no sólo las palabras, sino también el fondo visual sobre el que se imprime la palabra. 3) Modificar la secuencia temporal de los estímulos haciendo que éstos no se presenten simultáneamente sino uno tras otro. En este sentido, diversos autores han considerado que, desde un punto de vista metodológico, el paradigma Stroop podría ser considerado una variante del paradigma de priming (La Heij, Van der Heiden y Schrueder, 1985; Mayor, Sáinz y González, 1988), si bien sus efectos sobre la respuesta del sujeto son contrarios: mientras que en tareas de priming la relación semántica prime-target generalmente facilita las respuestas al target, la relación semántica palabra-color en el paradigma Stroop parece interferir con la denominación del color. resultado más generalizado, si bien con ciertas matizaciones, cuando tiene lugar te tipo de cambios es que se sigue produciendo el efecto de interferencia. Tan sólo parece observarse una mejora sustancial en el rendimiento del sujeto cuando el suje-

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to no ha de dar una respuesta vocal sino una respuesta manual de pulsar un botó que corresponda a la tinta (Pritchatt, 1968). En cualquier caso, el paradigma Stroop ha sido considerado como una técnica importante a la hora de estudiar la distraibilidad del sujeto y, de forma más específica, cómo ciertos automatismos pueden llegar a convertirse en distractores cuando son incongruentes con otras tareas que han de realizarse en un momento dado.

2.8. Tareas de vigilancia Una tarea de vigilancia consiste en la presentación esporádica e imprevisible de una señal o estímulo, normalmente conocido con el nombre de señal crítica, a lo largo de un período de tiempo relativamente largo de una hora o más tiempo, y la tarea del sujeto consiste en detectar dicha señal. Como se puede observar, este tipo de tareas son relativamente sencillas, y en la mayoría de los casos tan sólo exige que el sujeto permanezca atento de forma continua. Para ello, es necesario que el sujeto mantenga unos niveles mínimos de activación y alerta. El diseño de los experimentos de vigilancia suele mantener una serie de caracte rísticas similares. Las más importantes son: 1) Aunque las señales pueden ser complejas, en la mayor parte de los casos son simples: un punto tenue en la cara de un tubo de rayos catódicos, un tono corto presentado a través de unos auriculares, o el doble salto de una manecilla en la esfera del mando de un instrumento. 2) Si bien pueden emplearse ocasionalmente señales negativas -por ejemplo, la ausencia de una señal o de un tono-, lo normal es utilizar señales positivas. 3) Con excepción de un número muy limitado de experimentos, las modalidades implicadas han sido la audición, la visión, o una combinación de ambas vías sensoriales. 4) La duración de la vigilancia es, como mínimo, de una hora, con frecuencia es de varias horas y puede llegar a ser de 24 horas. Cuando la tarea es excesivamente larga, se realiza en la mayoría de las ocasiones en bloques de ensayos, con un período de descanso entre ellos. En estos casos, los bloques se desarrollan en períodos superiores a 30 minutos. 5) El intervalo entre las señales varía entre unos pocos segundos y alrededor de 10 minutos o más, pero el promedio suele ser de unos dos minutos de duración. Los resultados más característicos que se obtienen cuando se llevan a cabo tareas de atención sostenida es el fenómeno que se conoce con el nombre de función de decremento o menoscabo de la atención. Dicho fenómeno consiste en que, en condiciones normales, al cabo de un cierto tiempo de estar llevando a cabo una tarea que demanda atención -aproximadamente tras la primera media hora- comienzan a disminuir los niveles de alerta del individuo y, por lo tanto, también disminuye la atención. El deterioro en la ejecución se evalúa a través de dos variables principales: a) el

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tiempo de reacción o latencia de respuesta; esto es, el tiempo que el sujeto tarda en informar de la señal; y b) la precisión de la respuesta, es decir, el número de aciertos (porcentaje de señales detectadas correctamente) y errores. Pues bien, el menoscabo de atención se evidencia en que: 1) El sujeto tarda más en reaccionar ante los estímulos del ambiente. 2) Se detecta cada vez peor. El número de errores que el sujeto comete se incrementa, y éstos pueden ser básicamente de dos tipos: a) Errores de omisión. Se producen cuando ante la presencia de un estímulo crítico no hay respuesta por parte del sujeto. b) Errores de comisión. Tienen lugar cuando damos respuesta sin que haya aparecido la señal crítica. El fenómeno de menoscabo de la atención es un fenómeno generalizado en las tareas de vigilancia; no obstante, el que aparezca más o menos pronto y de forma más o menos acentuada depende de una serie de variables tales como la modalidad sensorial de la señal crítica, su intensidad, duración o previsibilidad de aparición; la complejidad de la tarea; etc. (véase Capítulo 5). 2.9. Otros paradigmas experimentales 2.9.1. Visión dicóptica El paradigma de visión dicóptica es una réplica del paradigma de escucha dicótica, pero aplicado al ámbito de la modalidad sensorial visual. Básicamente consiste en presentar al sujeto dos patrones visuales o imágenes distintas, una por cada ojo. Para conseguir el efecto dicóptico se suele utilizar dos monitores de vídeo, cada uno de los cuales presenta una imagen distinta para cada ojo, y un sistema de espejos. En otras ocasiones se superponen las dos imágenes consiguiendo entonces el efecto contrario; esto es, que las dos imágenes se perciban por ambos ojos. Esta variante recibe el nombre de visión binocular. La técnica de visión dicóptica ha sido, al igual que la de escucha dicótica, usada para el estudio de los mecanismos selectivos y de división de la atención en un determinado momento histórico.

2.9.2. Visión parafoveal La técnica de visión parafoveal consiste en presentar un estímulo visual en el centro de la fóvea, mientras que otro estímulo irrelevante se presenta en la parafóvea y a veces en la periferia de la fóvea de tal manera que, generalmente, antes de la aparición de los estímulos se suele presentar un punto de fijación para centrar la atención del sujeto en el centro de la fóvea.

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Al igual que en el caso anterior, esta técnica ha sido utilizada en el estudio de los mecanismos de focalización y de división de la atención visual. 2.9.3. La técnica de la señal de stop Básicamente, esta técnica consiste en ejecutar una determinada tarea de tal forma que, a lo largo de su ejecución, el experimentador presenta una señal de stop que informa al sujeto de que no debe responder en ese ensayo, con lo que se genera un mecanismo de control atencional. Se considera que las respuestas que no pueden ser interrumpidas por el sujeto ante la señal de stop se denominan balísticas, por similitud con lo que ocurre con una bala de cañón o de arma de fuego, que una vez disparadas no se pueden detener hasta que no logran el impacto. Por el contrario, las respuestas que sí pueden ser interrumpidas son respuestas que se hallan sujetas a un control atencional. Los parámetros utilizados en este tipo de tareas son los siguientes: 1) Tiempo de demora que se produce entre la aparición del estímulo que elicita la respuesta y la aparición del estímulo de la señal de parada. Esta variable es considerada la más importante de todas. Cuanto mayor es el tiempo de demora, menores posibilidades tiene el individuo de inhibir la respuesta iniciada. 2) La habilidad para predecir la presencia de la señal de stop. Esta variable permite analizar qué tipo de estrategias puede desarrollar un sujeto para intuir cuál es la frecuencia de aparición de la señal de stop. Con respecto a esta variable, parece ser que el sujeto mejora su ejecución cuando la probabilidad de aparición de la señal de stop es alta a lo largo de la prueba. 3) Tipo de demora entre el estímulo y la señal de parada. En unos casos, el tiempo que transcurre entre ambos es fijo, esto es, el mismo para todos los ensayos. En otras ocasiones, por el contrario, el tiempo de demora es distinto para cada ensayo. Los resultados generalmente obtenidos muestran que el sujeto mejora la ejecución en este tipo de tareas cuando la demora de la señal de stop es fija y no aleatoria, ya que en el primer caso tiene mayor capacidad de pronosticar cuándo puede acontecer la demora. 4) El tipo de proceso cognitivo implicado para ejecutar la tarea principal en el momento en que aparece la señal de stop. Esta variable permite obtener dos tipos de información: a) conocer las posibles limitaciones estructurales que pueden tener lugar en la habilidad para inhibir una respuesta, y b) estimar en qué punto del procesamiento las respuestas llegan a ser balísticas. La variable dependiente del paradigma de la señal de stop va a ser la medición de las latencias de respuesta, tanto cuando no se presenta ninguna señal de stop como cuando, presentando la señal de stop, las respuestas se escapan a la inhibición. 2.9.4. Tareas de ejecución continua Además de las tareas de vigilancia, la atención sostenida se analiza mediante otro tipo de tareas, tales como las tareas de ejecución continua. Mientras que en las tareas

Capítulo 2: Métodos y técnicas de estudio de la atención

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de vigilancia el sujeto ha de detectar la presencia ocasional de una señal, en las tareas que requieren trabajo continuo, el sujeto ha de realizar, como el propio nombre indica, una tarea monótona sin parar (por ejemplo, golpear la mesa con la palma de la mano haciendo una estimación de un segundo en cada ensayo, durante 2 horas). En este caso, el sujeto ha de estar activo de forma permanente, pero el hecho de ser una tarea simple y monótona también hace que al cabo de un tiempo parecido al de las tareas de vigilancia aparezca el famoso menoscabo de la atención.

CAPITULO 3

MODELOS TEÓRICOS Y PERSPECTIVA HISTÓRICA EN EL ESTUDIO DE LA ATENCIÓN

3.1. Introducción Es el año 1879 en el que se considera que se constituye oficialmente la psicología como ciencia y, más en concreto, como una ciencia experimental. Desde entonces, la psicología ha sufrido grandes avatares teóricos, metodológicos y conceptuales. Ello se ha evidenciado en el continuo surgimiento de diversas corrientes teóricas para las cuales el objeto de estudio de la psicología, su metodología y, en muchas ocasiones, sus líneas de trabajo han sido muy distintas. No es función nuestra esbozar históricamente el desarrollo de la psicología; pero sí enmarcar la evolución histórica de lo que ha sido el estudio de la atención. Para ello, vamos a delimitar tres grandes etapas en las que, si bien conviven simultáneamente distintos enfoques teóricos, la psicología, en términos globales, vive bajo el predominio de una concepción común en torno a cuál es su objeto de estudio (mente versus conducta) y a unos cánones científicos más o menos estrictos (positivismo versus otros enfoques en filosofía de la ciencia); a saber, el primer mentalismo de la psicología introspeccionista, la época de predominio del paradigma conductual y el nuevo mentalismo de la psicología cognitiva. El objetivo de este capítulo no es hacer un listado cronológico de las distintas investigaciones en el campo de la atención. Nosotros nos vamos a centrar, fundamentalmente, en una revisión histórica de cómo, en términos generales, ha sido conceptualizada la atención, y qué modelos teóricos se han esbozado como consecuencia de dicha conceptualización. Puesto que es a partir de finales de los años 50 cuando se comienzan a elaborar modelos teóricos del funcionamiento de los procesos atencionales, vamos a profundizar más en el estudio de esta tercera etapa histórica. Con anterioridad, la atención podía suscitar mayor o menor interés por parte de la psicología, pero no hasta el punto de elaborar un modelo de su funcionamiento ni de ser considerada en ningún momento un mecanismo explicativo del psiquismo humano.

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3.2. Primer mentalismo La psicología científica que nace en el último cuarto del siglo xix y que llega hasta los primeros años del siglo XX se caracterizaba por ser una psicología predominantemente mentalista. Durante este período, el objeto de estudio era lógicamente la mente, la conciencia. Por otra parte, era una psicología que se definía a sí misma como científica; así pues, la atención, junto con los restantes procesos psicológicos, comenzó a ser objeto de estudio experimental, y para ello el método básico fue la introspección. Puesto que la atención se conceptualizaba como un componente o función básica de la conciencia, tenía un estatus propio dentro de la psicología. Ello se evidenció en que fueron muchos los laboratorios que se dedicaron activamente a estudiarla atención, y en que grandes figuras históricas de la época como Helmholtz, Müller, Wundt, James, Pillsbury y Titchener escribieron mucho sobre ella (véase Boring, 1970). James (1890), por ejemplo, le dedicó un capítulo completo en su famosa obra Principies of Psychology, y Pillsbury (1910) escribió un libro completo intentando compilar los estudios realizados hasta ese momento. Por su parte, las investigaciones que se desarrollaban giraron en torno a temas tales como la amplitud de la atención, las fluctuaciones de la atención sensorial, y los experimentos sobre compilación, término acuñado por Herbart para referirse a aquellas situaciones en las que había implicada más de una modalidad sensorial. Por otra parte, ya se diferenciaba entre atención voluntaria, involuntaria y habitual; y también se comenzó a explicitar la dimensión de expectativa de la atención. Para James, por ejemplo, la atención era "la preparación anticipatoria a partir de la cual los centros ideacionales se ocupan del objeto sobre el cual se pone atención" (James, 1890); y Helmholtz consideraba que la percepción estaba precedida de un proceso anticipatorio -la inferencia inconsciente- que tenía, entre otras funciones, la de regular la actividad atencional y la percepción subsiguiente y la de introducir o insertar un ingrediente anticipatorio en la sensibilidad del organismo. Pero, ¿cómo era conceptualizada en estos momentos la atención? Para autores como Helmholtz, Wundt, Titchener y la corriente estructuralista, la atención se entendía como un aspecto básico de la percepción -vínculo que va a existir hasta nuestros días- y, de todas sus características o propiedades, se destacaba su carácter selectivo. Más en concreto, la atención era conceptualizada como una fuerza interna que permite tener una mayor constancia de aquellos objetos del ambiente que seleccionamos. En otras palabras, la atención fue entendida por la primera psicología experimental como claridad de conciencia. Pero si nos acercamos un poco más a la visión que los distintos autores ofrecían, nos encontramos con que no todas las conceptualizaciones eran idénticas. Para Wundt, por ejemplo, la atención era la "actividad interna que determina el grado de presencia de las ideas en la consciencia" (Wundt, 1896). Este concepto estaba estrechamente ligado al de apercepción que se da en aquellos procesos que caen bajo el/bcc de la consciencia. Por su parte, Titchener tenía una concepción ligeramente distinta a la de su maestro. Para Titchener la atención no era una actividad ni un proceso, sino un atributo más de las sensaciones. Éstas poseían diferentes atributos: cualidad, intensidad, duración y claridad. Para este último atributo Titchener acuñó, ex profeso, el tér-

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mino attensity, y al hecho de que gracias a la atención los contenidos de la conciencia alcanzaran su máxima claridad, de tal manera que, por ejemplo, un objeto atendido llega a la conciencia mucho antes que otro no atendido, lo denominó ley de la prioridad de entrada. "incluso la clase más sencilla de percepción... implica el agrupamiento de sensaciones bajo las leyes de la atención... el proceso al que se presta atención se hace más claro y destaca cada vez más del resto de la conciencia. Los procesos a los que no se dirige la atención se hacen cada vez menos claros e indistintos" (Titchener, 1901, p. 110).

James, en cambio, aun reconociendo implícitamente el carácter de fuerza de la atención como un mecanismo de selección temprana, conceptualizó la atención fundamentalmente como el resultado de una prepercepción correcta que tiene lugar a nivel de los centros ideacionales, que ocurre relativamente tarde y, como resultado, que el objeto prepercibido se hace más vividamente consciente y deviene claro. Sin esta imaginación anticipatoria los objetos son percibidos, pero no plenamente. En definitiva, las concepciones que en estos momentos se tenía de la atención ya comenzaban a ser muy diversas. Por ejemplo, el tema de si la atención es una fuerza o un resultado fue un tema que no fue solucionado en estos momentos históricos, y en la actualidad vuelve a ser nuevamente una cuestión de debate importante a la hora de explicar la naturaleza de la atención (véase Capítulo 9). 3.3. La Psicología de la primera mitad del siglo XX Durante la primera década del siglo XX comenzaron a surgir en la psicología una serie de cambios importantes. En primer lugar, la mayor parte de las corrientes surgidas a finales del siglo XIX desaparecieron de la esfera psicológica o fueron modificadas y superadas por sus propios continuadores. Pero el hito más importante fue el surgimiento de una nueva corriente psicológica en Norteamérica, el conductismo, que supuso darle un giro de ciento ochenta grados a la hasta entonces psicología mentalista. En 1913 Watson publicó su famoso Manifiesto Conductista, en el que definía a la psicología como una rama objetiva y experimental de las ciencias naturales cuyo objeto de estudio dejaba de ser la mente para pasar a ser, sólo y estrictamente, la conducta directamente observable, medible y cuantificable. A partir de estos momentos, la psicología pasó a ser fundamentalmente conductista, aunque no toda ella. La situación general era la siguiente: en la segunda y tercera décadas del siglo el conductismo era la corriente predominante de la psicología, si bien convivió con otra corriente, también muy importante desde un punto de vista histórico, que paralelamente se estaba desarrollando en Europa y que seguía siendo mentalista: la Psicología de la Gestalt. Simultáneamente, y de forma totalmente independiente, en Rusia se estaba desarrollando una psicología cuyas raíces intelectuales eran el materialismo histórico y dialéctico por un lado, y la tradición fisiológica de la propia reflexología rusa por otro. ¿Cómo abordaron cada una de estas corrientes el estudio de la atención?

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El conductismo desterró de su objeto de estudio el concepto de atención, por considerarlo totalmente mentalista, y porque entenderla como un proceso que actúa selectivamente y a voluntad del sujeto era difícil de encajar dentro de su esquema paradigmático. El concepto de atención no era, pues, necesario. Ahora bien, sería un error afirmar que el conductismo no trató el tema de la atención. En realidad, lo que los conductistas hicieron fue negar el estudio introspectivo de la claridad de conciencia, tal y como lo habían hecho los primeros psicólogos mentalistas. Como alternativa, entendieron la atención como una conducta. Y, teniendo en cuenta que esta corriente tuvo también como raíz intelectual inmediata a la reflexología rusa, los conductistas concibieron la atención como una conducta refleja; más específicamente, equipararon la conducta atencional con el reflejo de orientación. Siguiendo a rajatabla sus presupuestos paradigmáticos, lo único que estudiaron de esta conducta refleja fue el componente periférico y observable; más en concreto, qué respuestas comportamentales la constituían, y qué condiciones estimulares antecedentes las elicitaban. Por su parte, el modelo de la Psicología de la Gestalt tampoco concedió importancia alguna al tema de la atención. A pesar del estrecho vínculo que hasta esos momentos la psicología mentalista había establecido entre atención y percepción, esta corriente dejó de considerar la atención como factor principal de la investigación perceptiva, y algunos de sus máximos representantes teóricos (por ejemplo, Rubin, 1925) llegaron a postular incluso su inexistencia. Y es que, al igual que el conductismo, y a pesar de ser una corriente mentalista, la psicología de la Gestalt presuponía que la conducta venía dominada completamente por las características de los estímulos sensoriales. Interesada especialmente por el tema de la configuración perceptiva, la Gestalt afirmó que los estímulos poseen una serie de propiedades configuracionales que son en sí mismas suficientes para predecir la respuesta perceptual del organismo, sin que medie la atención en ningún momento. Finalmente, la Psicología soviética sí concedió una mayor relevancia al estudio de la atención, que era concebida como una propiedad de la vida psíquica que proporciona selectividad y orientación a la conducta. En esta época las investigaciones soviéticas se centraron en el estudio del reflejo de orientación. Para esta corriente, el reflejo de orientación era el fenómeno característico de la atención involuntaria y, en investigaciones muy ligadas a las de los reflexólogos rusos de finales del siglo xix, los investigadores soviéticos emprendieron el estudio sobre los cambios fisiológicos que acontecían a este tipo de conducta, así como los fenómenos de adaptación y habituación, y la posible naturaleza condicionada o incondicionada de los diferentes reflejos de orientación. Algunas de sus aportaciones han sido muy valiosas, siendo la figura de Sokolov una de las más importantes. Por otra parte, la psicología soviética postuló que las características básicas de la atención, como las de la vida psíquica en general, eran su carácter fisiológico y genético (Luria, 1974,1975). El carácter genético de la atención se evidenciaba en que la atención involuntaria rige las actividades superiores en la primera infancia y facilita el paso a la voluntaria, que es la propia del individuo adulto. Para los psicólogos soviéticos, el paso de un tipo de atención a otra tenía lugar cuando el organismo adquiere el lenguaje (conocido por los psicólogos soviéticos con el nombre de segundo sistema de señales) y los procesos simbólicos. Pero si este aspecto era importante para la psi-

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cología soviética, los esfuerzos más importantes de esta corriente se centraron en analizar el carácter fisiológico de la atención. Los estudios en este contexto han analizado principalmente el papel que juega el sistema reticular activador ascendente y su carácter activador sobre la corteza cerebral necesario para mantener el estado de vigilia, de la acción del sistema reticular activador descendente, así como de la autorregulación resultante del acoplamiento de ambos sistemas. Las aportaciones que la psicología soviética ha hecho en este campo han sido muy importantes para la actual neurociencia y, de forma más específica, para la neurociencia cognitiva. Resumiendo, nos encontramos con que la atención durante la primera mitad del siglo xx ha jugado un papel más relevante y explícito en la psicología soviética que en la psicología occidental. Pero ¿se puede concluir entonces que el interés por el estudio de la atención decayó totalmente en Occidente? La respuesta es negativa. El interés por el estudio de la atención permaneció, entre otros factores, por las demandas del ejército durante la II Guerra Mundial. Así, en una revisión llevada a cabo por Karl Dallenbach en 1928 de una de las revistas más importantes de la época, el Psychological Bulletin, se encontró que el volumen de investigaciones en torno al campo de la atención era similar al de otras épocas, aunque la mayor parte eran desarrolladas por centros de investigación de corte titcheneriano. Por otra parte, uno de los grandes clásicos de la psicología experimental en estos años, el de Woodworth (1938), enumeraba y analizaba con detenimiento en su Capítulo IV el rango de tópicos de investigación de este período: el ámbito de la aprehensión, cambios y fluctuaciones de la atención, influencia de la presencia de distractores, hacer dos cosas al mismo tiempo, los estudios de reacciones automáticas y atención-automatización conducidas por Solomon en 1890 y Ford en los años 20, etc. En definitiva, a pesar de la pérdida de interés por el estudio del constructo teórico de la atención por parte de la psicología académica, las investigaciones sobre la atención no desaparecieron.

3.4. El nuevo mentalismo de la Psicología cognitiva El paradigma conductual provocó en la psicología una crisis profunda. Entender que el objeto de estudio de la psicología era tan sólo la conducta externa, directamente observable, medible y cuantificable, obligaba a nuestra disciplina a una serie de restricciones metodológicas y conceptuales que dejaban sin resolver diversas cuestiones importantes de la psicología. De hecho, muchas investigaciones que se estaban desarrollando en la década de los años 20 y 30 llevaban a conclusiones muy similares; a saber, que el organismo juega un papel importante en la conducta, y que ésta no viene determinada sólo por las características de los estímulos que la elicitan. Tras diversos avatares históricos que aquí, por razones de espacio, no podemos considerar, la psicología sufrió un nuevo cambio paradigmático y, a finales de los años 50, surgió una nueva corriente que rápidamente se convirtió en dominante, la Psicología cognitiva, cuyos postulados más importantes fueron los siguientes: 1) La conducta se halla guiada por la cognición, esto es, por el conocimiento que el individuo tiene del mundo que le rodea.

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2) El conocimiento que tenemos del mundo no es pasivo sino que el propio sujeto juega un papel activo. 3) El objeto de estudio de la psicología no es tanto la conducta como los procesos cognitivos implicados en ella. Este nuevo enfoque cognitivo incluía diversas líneas de pensamiento y de investigación, pero la que más imperó fue la conocida con el nombre de teoría del procesamiento de la información (TPI). Esta corriente, notablemente influida por otras disciplinas en auge en ese momento tales como la teoría de la información y la cibernética, estableció una analogía entre el funcionamiento de la mente y el funcionamiento de un ordenador, y consideró la mente como un sistema representacional y computacional que procesa y manipula información (véase Cuadro 3.1).

CUADRO 3.1. Conceptos más importantes de la TPI. • Procesamiento de la información. El concepto de procesamiento se refiere a la actividad o secuencia de actividades que un sujeto lleva a cabo para dar lugar a una determinada respuesta. Para ello, representa la información mediante símbolos, manipula dichas representaciones y lleva a cabo un determinado plan de acción. Todo este proceso tiene lugar mediante la acción de una serie de procesos cognitivos. • Etapas de procesamiento. El procesamiento de la información se desarrolla a través de un conjunto de fases o etapas discretas. Cada etapa transforma la información y la pone a disposición de la etapa siguiente. Para llevar a cabo esta labor se consume una determinada cantidad de tiempo, que suele ser de milisegundos. • Capacidad de procesamiento. El procesador, esto es, la persona que recoge la información, la elabora y transforma y toma una decisión, tiene una capacidad limitada que provoca una serie de limitaciones al procesamiento de la información.

La TPI se interesó por el estudio de todos los procesos psicológicos implicados en la cognición. Pero de todos ellos fue precisamente la atención, junto con la memoria, el proceso cognitivo que más investigación suscitó en estos primeros años. De hecho, el primer modelo de procesamiento general de la información que se elaboró -el de Broadbent, en 1958- era básicamente un modelo donde la estructura más estudiada era el mecanismo atencional. Las razones que dieron lugar a este fenómeno fueron muy diversas (Dember y Warm, 1979; Gotor, Miralles y Perea, 1990; Marrero y Torres, 1986), pero nosotros destacaríamos tres fundamentalmente: 1) A partir de la teoría de la comunicación el procesamiento de la información fue concebido en función de un canal de capacidad limitada que recibe y transmite información. 2) El surgimiento de los estudios sobre la activación, que muy pronto van a ser relacionados con ciertos componentes atencionales (Eastbrook, 1959).

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3) La necesidad de dar solución a problemas importantes de tipo práctico; por ejemplo, los que se originan en los centros de control de tráfico aéreo, donde los operadores tienen que manejar porcentajes de flujo de información muy elevados y donde un error humano puede tener consecuencias desastrosas. Los psicólogos que trabajaron con factores humanos lo hicieron partiendo de que el ser humano tiene como características básicas la limitación de capacidad y la selección. A partir de estos momentos vamos a estudiar cómo la atención ha sido conceptuaada y explicada en los últimos 40 años. Como ya indicamos en la introducción del capítulo, no vamos a analizar todo lo que se ha hecho en el campo de la atención. Ahora tan sólo vamos a analizar las posturas teóricas que han intentado explicar cuál es el papel de la atención en el sistema cognitivo. Veamos a continuación cómo se desarrollaron estos conceptos y cómo se concretaron en una serie de modelos teórico-formales. 3.5. Los modelos de filtro A finales de los años 50 y prácticamente en toda la década de los 60 surgió un conjunto de modelos atencionales que se caracterizaban por enfatizar el concepto de atención como un mecanismo selectivo de la información. Sus presupuestos básicos eran: 1) Cuando la información llega al organismo, se procesa sin límites hasta llegar a una estructura o canal donde tiene lugar el procesamiento consciente. Dicha estructura central en el sistema cognitivo tiene una capacidad limitada y no es capaz de dejar pasar toda la información. 2) Con el fin de que no se produzca una sobrecarga de la información, se necesita algún tipo de mecanismo que permita filtrar y seleccionar la información. Dicho mecanismo o estructura, que actúa a manera de regulador de la entrada de la información, es la atención. Se estableció, pues, una analogía entre el funcionamiento de la atención y la actuación de un filtro que no permite la entrada excesiva de información o, lo que es lo mismo, la sobrecarga del sistema central. Para explicar mejor el funcionamiento del filtro, los modelos de filtro intentaron, mediante representación de diagramas de flujo, representar dónde se ubica y qué características básicas tenía dicha estructura; de ahí que en ocasiones estos modelos sean también llamados modelos estructurales. 3.5.1. El modelo de Broadbent De todos los modelos de filtro que en esta época se elaboraron, el primero de ellos fue el de Broadbent (véase Figura 3.1) en 1958. Basándose en los resultados obtenidos en diversas investigaciones sobre escucha dicótica (véase, por ejemplo, los estudios de

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Cherry en 1953, o los del propio Broadbent en 1954 a/b, en el Capítulo 4), Broadben concluyó que: a) Existe una estructura central que no permite procesar más de un mensaje a 1 vez. Dicha estructura actúa a manera de un cuello de botella o filtro que regul la entrada de la información. b) Existe, pues, una limitación estructural por parte del procesador humano.

Figura 3.1. Modelo atencional de Broadbent.

A partir de estos dos postulados básicos, Broadbent elaboró el primer modelo teórico de la atención, modelo que no explicaba tan sólo el funcionamiento de la atención sino que fue un modelo global de procesamiento de la información. Según este autor, el procesamiento de la información tiene lugar a través del funcionamiento de una serie de estructuras; el sistema preperceptual o sistema "S", el filtro, el sistema perceptual o sistema "P" v el almacén de probabilidades condicionales de acontecimientos pasados. Cada una de estas estructuras tiene una serie de funciones específicas (véase Cuadro 3.2) y se organizan secuencialmente: para que comience el procesamiento de una de ellas, previamente ha debido ser procesada por las anteriores. ¿Cómo tiene lugar, entonces, el procesamiento de la información? El esquema lineal del procesamiento, según Broadbent, sería el siguiente: 1) El organismo recibe de forma continua distintos mensajes y/o estímulos que llegan a las distintas modalidades sensoriales.

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2) La cantidad total de esa información excede la capacidad limitada del sistema perceptual. 3) Estos mensajes se procesan en su totalidad de forma simultánea y se retienen en el sistema "S" durante un breve período de tiempo. 4) El filtro selecciona, en base a las características físicas del estímulo y también en función del estado interno del organismo qué información pasa al sistema "P" y la restante información se pierde. 5) El sistema "P" procesa la información secuencialmente, manteniendo la información durante un cierto tiempo. Es en estos momentos cuando el sujeto adquiere consciencia de aquello que ha procesado. 6) Tan sólo la información que pasa por el sistema "P" llega al almacén de memoria a largo plazo, formando nuestro conocimiento del mundo. CUADRO 3.2. Características de las estructuras de procesamiento de la información

según Broadbent (1958).

• El sistema preperceptual "S"

• El filtro

• El sistema perceptual "P"

• El almacén de probabilidades condicionales de acontecimientos antepasados

- Capacidad ilimitada: registra toda la información sensorial que llega a los sentidos. - Naturaleza precategorial: extrae las características físicas del estímulo. - Procesamiento en paralelo: analiza toda la información que le llega al mismo tiempo. - Mantiene la información tan sólo unos milisegundos. - Protege la capacidad limitada del canal de procesamiento. - Selecciona la información en base a las características físicas y no semánticas de la información sensorial. Dicha selección no es arbitraria, sino que se hace en base a las características de los ítems -intensidad, novedad, etc.- y del estado motivacional del organismo. - Capacidad limitada: tan sólo analiza la información que pasa por el filtro. - Naturaleza categorial: analiza la información en base a su significado. - Procesamiento secuencial: analiza la información unidad a unidad. - Mantiene la información varios segundos. - Contiene toda la información que se ha ido acumulando de las pasadas experiencias.

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Broadbent concluyó que el filtro atencional poseía las siguientes característica a) Actúa a manera de todo o nada, ya que la información pasa o no pasa, y sólc puede centrarse en un mensaje cada vez. De ahí su naturaleza rígida y su fui cionamiento dicotómico. b) Selecciona la información en base a las características sensoriales de ésta y no en base a sus características semánticas. Es por lo tanto, de naturaleza precategorial c) Actúa en los estados iniciales del procesamiento y antes de que se produzca el procesamiento semántico o categorial de la información; de ahí que sea considerado como un modelo de selección temprana. 3.5.2. Críticas al modelo de Broadbent La elaboración del modelo de Broadbent resultó ser un gran hito en la psicología cognitiva en general, y muy especialmente, en el ámbito del estudio de la atención. Pero muy pronto surgieron una serie de estudios que ponían en entredicho alguna de las afirmaciones de Broadbent. Moray (1959), por ejemplo, demostró que había más posibilidades de atender a un mensaje no sombreado e incluso de cambiar inconscientemente de canal cuando se introduce el nombre del sujeto experimental en el mensaje irrelevante. Gray y Wederburn (1960) también comprobaron que la codificación de la información a través de la técnica de amplitud dividida no tiene por qué depender de las entradas sensoriales. Por el contrario, si la información presentada permite una codificación semántica, el sujeto la realizará en esos términos. A partir de estas y otras investigaciones (Corten y Wood 1972; Oswald, Taylor y Treisman, 1960; Treisman, 1960; Von Wright et al., 1975: véase Capítulo 4), las críticas al concepto de filtro giraron en torno a dos grandes temáticas: 1) La forma en que opera el filtro. El concepto de filtro rígido pronto dejó de ser asumido y surgieron otros modelos alternativos. El ejemplo más representativo fue el de Treisman (1960), que elaboró un modelo de filtro (véase Figura 3.2) cuyas estructuras eran básicamente las mismas que las del modelo de Broadbent -registro sensorial, un filtro que actúa a nivel sensorial y un canal o mecanismo central-, pero que explicaba de forma muy distinta el funcionamiento de dichas estructuras y, muy especialmente, la del filtro. Para Treisman, el sistema central de capacidad limitada distribuye su capacidad entre todos los mensajes y no sólo y exclusivamente entre los mensajes atendidos; sin embargo, el mensaje relevante recibe un tratamiento especial en el filtro, ya que traspasa éste con la máxima intensidad; por el contrario, el resto de los mensajes no atendidos son atenuados al superar el filtro para no sobrecargar el mecanismo central de procesamiento. En definitiva, el filtro actúa como un tamiz y los mensajes no atendidos llegan de forma atenuada. 2) El lugar en el que se ubica el filtro en el procesamiento secuencial de la información. La mayor parte de los modelos posteriores a Broadbent negaron que la selección se produjese, al menos siempre, con anterioridad al procesamiento semántico de la información. Uno de los primeros modelos en criticar este

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aspecto fue el de Deutsch y Deutsch (1963), para quienes el procesamiento semántico de la información se desarrolla, al igual que en el modelo de Broadbent, en la memoria a largo plazo. Ahora bien, según este modelo, ahí también se encuentra el procesador central de capacidad limitada, y es entonces cuando actúa el filtro, el cual selecciona la información más relevante y la transmite a la memoria activa. Según estos autores, todos los estímulos que llegan a través de los canales sensoriales son procesados perceptualmente, antes de ser seleccionados de una manera focalizada y consciente (atendidos).

Figura 3.2. Modelo atencional de Deutsch y Deutsch.

Mientras que la naturaleza atenuada del filtro pronto fue asumida por los propios teóricos de los modelos de filtro -el propio Broadbent (Broadbent y Gregory, 1964) cambió su idea original-, la controversia sobre la localización del filtro o proceso selectivo generó todo un conjunto de investigaciones encaminadas a solucionar el problema. Actualmente estas investigaciones han superado los postulados de los modelos de filtro, y el tema de la localización de la selección constituye hoy día uno de los grandes temas de debate en el estudio de la atención selectiva (véase Capítulo 4). 3.5.3. Críticas a los modelos de filtro Hasta estos momentos hemos visto las críticas más importantes hechas al modelo de Broadbent; pero todas ellas fueron desarrolladas desde el propio marco teórico del que partía este autor: la metáfora del filtro. Sin embargo, muy pronto comenzaron a surgir críticas a dicha metáfora y a los modelos que la sustentaban. Una de las más importantes y directas provino de una figura clave de la psicología cognitiva de la época, Neisser (1969,1976), quien dirigió sus críticas al presupuesto básico de estos modelos; a saber, el concepto de límites del sistema (véase Capítulo 5). Pero el modelo de Neisser fue más bien un caso aislado. Pronto comenzaron a surgir todo un

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conjunto de investigaciones que se aglutinaban en una serie de puntos en común, siendo el primero de ellos la crítica al concepto de filtro. En primer lugar, la mayor parte de los postulados de los modelos de filtro tenían su origen en las investigaciones de escucha dicótica. En concreto, la técnica de shadowing o seguimiento se utilizó para investigar la forma y criterios de selección del filtro y la técnica de split-span se usó para evidenciar la necesidad de un canal central de capacidad limitada. Sin embargo, el concepto de filtro y sus propiedades no se circunscribió al estudio de la atención auditiva, sino que se generalizó a todas las modalidades sensoriales. De hecho, en el ámbito de la atención visual se intentó replicar los estudios de escucha dicótica mediante la técnica de visión dicóptica. Neisser y Becklen (1975), por ejemplo, llevando a cabo esta estrategia, encontraron que, cuando se inducía al sujeto a prestar atención sólo a las secuencias que acontecían en uno de los ojos y posteriormente se le preguntaba sobre el contenido de las escenas del otro ojo, el sujeto apenas recordaba nada. Pero el concepto de filtro era difícilmente generalizable a otras modalidades visuales como la visual. En nuestra vida cotidiana no es habitual que recibamos, como en el caso de la audición, imágenes superpuestas y, por lo tanto, no se suelen llevar a cabo procesos de selección central. Este hecho, junto con el de que la modalidad sensorial visual es en realidad la más importante para el sujeto humano, hizo que el interés por el estudio de los procesos de atención selectiva se centrara a partir de mediados de los años 70 en el ámbito de la atención visual de forma prioritaria. Si bien han seguido siendo numerosas las investigaciones que utilizan la escucha dicótica en el estudio de la atención selectiva (véase, por ejemplo, Keuss y Spit, 1983), la mayor parte de las investigaciones dejaron a un lado los estudios sobre atención auditiva y se centraron en el estudio de la atención visual desde finales de los años 70. Las investigaciones dentro de este campo se han agrupado a partir de entonces en dos grandes campos o dos grandes grupos de teorías (Duncan, 1984), cada una de las cuales ha conceptuado la atención visual de una forma distinta. En concreto: 1) Un gran número de autores entendió que el papel de la atención visual consistía en orientarse hacia una determinada región espacial del campo visual. En estos casos se hablaba de la atención en términos de "distancia espacial", y el conjunto de modelos elaborados en torno a este concepto han recibido el nombre de teorías basadas en el espacio (Eriksen y Eriksen 1974; Eriksen y Hoffman, 1972; Hoffman y Nelson, 1981; Posner, Snyder y Davidson, 1980; Yantis y Johnston, 1990) o teorías de atención espacial. 2) Otras teorías defendían que la focalización de la atención visual consistía en dirigirse, más que a localizaciones espaciales específicas, a los objetos que se encuentran dentro del campo visual o a las dimensiones de dichos objetos (Banks y Prinzmental, 1976; Driver y Baylis, 1989; Fox, 1978; Kramer y Jacobson, 1991; Tipper, Driver y Weaver, 1991; Treisman, 1982,1988; Treisman y Gelade, 1986). Este grupo de teorías ha recibido el nombre de teorías basadas en el objeto. Pero las críticas más importantes a los modelos de filtro no provinieron de los modelos de atención selectiva visual. Paralelamente a los estudios de escucha dicótica, el paradigma experimental de doble tarea comenzó a cobrar relevancia en un gran

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número de investigaciones que se realizaron a finales de los años 60 (Brown y Poulton, 1961; Trumbo, Noble y Swink, 1967). El uso de este paradigma permitió centrar el interés de las investigaciones atencionales en responder a por qué el sujeto es capaz de llevar a cabo dos o más tareas de forma simultánea. En consecuencia, comenzaron a surgir a partir de los años 70 una serie de modelos entre los cuales se manejaba un nuevo concepto de atención. Dicho concepto no se centraba tanto en su carácter selectivo sino en sus mecanismos de división y, los diversos modelos formales elaborados se centraron más en analizar cuál es el papel de la atención en los procesos de respuesta del sujeto y no tanto en los de entrada. Dichos modelos han sido los conocidos con el nombre de modelos de recursos limitados y modelos de automaticidad. Veamos más detenidamente cada uno de ellos. 3.6. Los modelos de recursos atencionales Los supuestos principales de los modelos de recursos limitados (Kahneman, 1973; Kerr, 1973; Navon y Gopher, 1979; Norman y Bobrow, 1975) han sido los siguientes: 1) El sistema cognitivo de un sujeto cuenta con una cantidad de recursos. Estos recursos se pueden distribuir simultáneamente para realizar diversas actividades. 2) La cantidad de recursos con los que cuenta cada persona son limitados, y pueden variar de una ocasión a otra. 3) Los recursos atencionales no se localizan en ninguna estructura sino que se distribuyen, en base a las demandas del ambiente, entre los distintos procesos y estructuras. 4) Cualquier actividad mental que desarrollemos implica consumir una cierta cantidad de recursos de atención. Cuanto más difícil sea una tarea, mayor cantidad de recursos consumirá. 5) Si la tarea o actividad que vamos a llevar a cabo demanda una cantidad de recursos superior a los que tenemos disponibles en ese momento, no podremos llevar a cabo dicha tarea. 6) Esta situación se agudiza en aquellas situaciones en las que tenemos que atender a varias cosas al mismo tiempo. En estas circunstancias es cuando gastamos una mayor cantidad de recursos de atención y tenemos que distribuirlos entre las distintas tareas y/o actividades. 7) Cuando tenemos que atender a varias cosas al mismo tiempo y no tenemos suficientes recursos atencionales para distribuirlos, el efecto más típico es que una tarea suele interferir sobre las otras. El interés, pues, de los modelos atencionales de recursos no se ha centrado en el análisis de las estructuras atencionales ni en los fenómenos de entrada de la información, sino en el estudio de los límites de capacidad de la atención cuando el sujeto va a realizar dos o más tareas al mismo tiempo. Pero, ¿cómo es entendida más específicamente, entonces, la atención? Tengamos en cuenta que:

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a) Si en los modelos anteriores el símil era el filtro, en estos momentos el símil es el de un combustible: "La atención es análoga a un combustible, y las estructuras en la ejecución de tareas son semejantes a los motores que consumen el combustible" (De Vega, 1984, p. 144). b) Por otra parte, el consumo de recursos implica un esfuerzo para el sistema cognitivo. Así pues, el significado fundamental de la atención es el concepto de esfuerzo como asignación o suministro de recursos. Y en este sentido, capacidad, recursos, esfuerzo y atención eran, hasta cierto punto, intercambiables. Una cuestión importante que se han planteado estos modelos es cómo se distribuyen los recursos. Las respuesta dadas a este tema, más específicamente conocido con el nombre de política de distribución de recursos (véase Capítulo 5), han sido fundamentalmente dos: o bien postular que los recursos se reparten de una forma inespecífica a todas aquellas tareas o situaciones que demandan recursos (Kahneman, 1973; Moray, 1967; Norman y Bobrow, 1975); o bien considerar que existen reservas distintas y específicas de recursos, cada una de las cuales se utiliza en mayor o menor medida, dependiendo del tipo de demandas que exige la tarea (Navon y Gopher, 1979; Wickens, 1980). 3.6.1. El modelo de Kahneman Si bien el punto de partida de los modelos de recursos se encuentra en las investigaciones realizadas por Moray en 1967, es el trabajo de Kahneman, en 1973, el que marca lo que van a ser las características principales de estos modelos. El modelo atencional de Kahneman partía de que la capacidad que posee el sujeto es de uso general, es decir, siempre es la misma, con independencia del tipo de tarea que se tenga que desarrollar en un momento determinado. El sujeto posee, pues, una cantidad de recursos indiferenciados que están disponibles para ser consumidos en cualquier momento. La política de distribución de recursos tiene lugar gracias a la actuación de (véase Figura 3.3): a) El nivel de arousal del organismo, que determina en buena parte la cantidad de recursos disponibles en ese momento. b) El subsistema de suministro de capacidad que, como el propio nombre indica, suministra los recursos que otros sistemas le van a demandar. c) El subsistema de evaluación de las demandas, que establece la cantidad de recursos que se van a consumir. Dicha estimación se hace en base a las estructuras y operaciones implicadas. d) Las disposiciones duraderas, que hacen referencia a las reglas que gobiernan la atención involuntaria. e) Las intenciones momentáneas, que son los criterios selectivos de la atención voluntaria. La actuación de cada uno de estos sistemas sigue las siguientes etapas:

Capítulo 3: Modelos teóricos y perspectiva histórica en el estudio de la atención 77

1) Para ejecutar una actividad y suministrarle cierta cantidad de recursos, ésta ha de ser seleccionada previamente. Los criterios por los cuales se selecciona dicha actividad vienen determinados por las disposiciones duraderas y las intenciones momentáneas. 2) Cuando se ha seleccionado la actividad, el subsistema de evaluación de demandas evalúa la cantidad de recursos que demanda la tarea. 3) Diversos factores determinan la forma en que se van a distribuir los recursos. -Algunos de ellos son el nivel de arousal la capacidad de recursos disponibles viene determinada muy especialmente por el nivel de arousal o activación fisiológica- y el nivel de dificultad de la tarea -un aumento en el nivel de dificultad implica también un aumento en la demanda de capacidad general-. 4) En base a la evaluación realizada, la respuesta del sistema va orientada a asignar un suministro inicial de capacidad que se considera que es suficiente.

Figura 3.3. Modelo atencional de Kahneman.

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Psicología de la atención

3.6.2. Críticas al modelo de Kahneman También el modelo de Kahneman, al igual que en su momento el modelo de Broadbent, recibió algunas críticas de otros autores que parten de los mismos presupuestos. Una de ellas ha sido el postular una mayor flexibilidad para la capacidad de procesamiento. Para ello, diversos autores incluyeron nuevos factores que podían influir en la capacidad de procesamiento. Norman y Bobrow (1975), por ejemplo, postularon que la capacidad de procesamiento depende no sólo de la dificultad de la tarea -que ellos denominan limitación por parte de los datos o limitación de estado- sino también de la cantidad de procesamiento dedicado a ello -lo que se llama limitación por parte del proceso, y hace referencia a las operaciones cognitivas implicadas-, que en este caso sí dependen de la cantidad de recursos disponibles: capacidad de la memoria, estrategias utilizadas, etc. Por su parte, Navon y Gopher (1979) delimitaron la importancia, junto con el nivel de dificultad de la tarea, de otras variables tales como el nivel de práctica que tiene el sujeto a la hora de realizar una tarea, así como el nivel de fatiga. En segundo lugar, algunos de los modelos de recursos se han planteado si el procesador dispone de un solo depósito o reserva central de recursos limitados o de distintas reservas. Desde este punto de vista algunos modelos de recursos no hablan tanto de una capacidad de uso general como de capacidades diversas. Estos modelos, conocidos con el nombre de modelos de recursos múltiples o de capacidades específicas, consideran en su mayor parte que, además de la capacidad de uso general, existen otras capacidades diversas (Navon y Gopher, 1979); si bien algunos llegan a negar la existencia de la capacidad de uso general y postulan que todos los tipos de capacidad se utilizan de forma muy específica, aunque en ocasiones pueden intercambiarse entre sí. Finalmente, algunas críticas fueron orientadas a uno de los postulados básicos de los que ha partido estos modelos; a saber, el concepto de capacidad limitada: los recursos atencionales, ¿son limitados o ilimitados? (Navon y Gopher, 1980; Wickens, 1981). 3.7. Los modelos de automaticidad De forma casi paralela a los modelos de recursos, han surgido durante la segunda década de los años 70 una serie de modelos formales que suelen ser conocidos con el nombre de modelos de automaticidad (Hasher y Zacks, 1979; Posner y Snyder, 1975; Schneider y Shiffrin, 1977; Shiffrin y Schneider, 1977). Se considera que estos modelos son una continuación de los modelos de recursos y una crítica a los modelos atencionales de filtro, reinterpretando estos últimos teórica y metodológicamente. Aquí nos vamos a centrar en las aportaciones de estos modelos dentro del ámbito de estudio de la atención. No obstante, queremos resaltar que estos modelos no sólo han estudiado este proceso sino otros, como por ejemplo la memoria, la activación semántica, etc., hasta el punto de intentar ofrecer una visión global del procesamiento de la información y del funcionamiento cognitivo del sujeto. Las teorías clásicas de la automaticidad (Hasher y Zacks, 1979; Posner y Snyder, 1975; Schneider y Shiffrin, 1977; Shiffrin y Schneider, 1977) han postulado la exis-

Capítulo 3: Modelos teóricos y perspectiva histórica en el estudio de la atención

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tencia de dos formas de procesamiento cualitativamente distintas: los procesos automáticos y los procesos controlados. Cada uno de ellos se caracteriza por poseer una serie de rasgos o criterios diferenciales que permiten establecer las diferencias entre ellos. Los más importantes son los siguientes: 1) Atención y/o capacidad. Mientras que un proceso automático no consume apenas capacidad atencional, un proceso controlado consume una gran cantidad de recursos de procesamiento. 2) Control. Los procesos automáticos no pueden ser controlados por el sujeto una vez que han sido iniciados. Por el contrario, los procesos controlados, como su propio nombre indica, están sometidos a la intencionalidad del sujeto. 3) Procesamiento serial versus paralelo. Se suele considerar que los procesos automáticos procesan la información en paralelo, puesto que se hallan libres de demandas atencionales, mientras que los procesos controlados operan de forma secuencial. 4) Nivel de ejecución. Los procesos automáticos actúan en tareas simples cuya precisión y rapidez es mayor que las de aquéllas otras que precisan de los recursos controlados. 5) Práctica. Mientras que los procesos automáticos no mejoran sustancialmente con la práctica, los procesos controlados sufren grandes cambios como consecuencia de ella, hasta el punto de llegar a convertirse en procesos automáticos. 6) Modificación. Los procesos automáticos son difícilmente modificables una vez adquiridos. En cambio, los procesos controlados se pueden modificar más fácilmente y se adaptan mejor a las situaciones novedosas. 7) Memoria. Los procesos automáticos constituyen rutinas almacenadas en el sistema de memoria a largo plazo, mientras que los procesos controlados se ubican en la memoria a corto plazo, entendida ésta como memoria activa. 8) Conciencia. Mientras que los procesos automáticos son procesos no conscientes, los procesos controlados sí implican, al demandar atención, un determinado nivel de conciencia de sus componentes. La cantidad de estudios que han intentado analizar detenidamente cada uno de estos criterios ha sido muy numeroso (García-Sevilla, 1989). Pero pronto se observó que era prácticamente imposible considerar todos los criterios descritos a un mismo tiempo para analizar el carácter automático o controlado de un proceso y/o tarea. Una de las razones principales era que un mismo proceso o tarea puede ser considerada como automática o controlada dependiendo del criterio que se esté considerando (NavehBenjamin, 1987). Ello dio lugar a que diversos teóricos (LaBerge, 1981; Shiffrin y Dumais, 1981; Shiffrin, Dumais y Schneider, 1981) intentaran delimitar qué criterios pueden ser considerados esenciales para calificar a un proceso. Bajo esta perspectiva, los criterios básicos que han definido un proceso como automático o controlado han sido precisamente los de capacidad y control (Jonides, 1985; Neely, 1977; Shiffrin y Dumais, 1981; Shiffrin, Dumais y Schneider, 1981). En palabras de Shiffrin, Dumais y Schneider (1981, p. 227-228):

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"Cualquier proceso que no usa recursos de procesamiento generales ni específicos, y cuya capacidad de procesamiento no específico está disponible para otros procesos es automático... Cualquier proceso que demande recursos a los inputs de estímulo externo, sin considerar los intentos del sujeto por ignorar la distracción es automático".

A pesar de la formulación de estas reglas seguían subsistiendo una serie de problemas. Por ejemplo, es muy difícil que un proceso o tarea, por el hecho de ser automática, no exija ninguna capacidad de procesamiento. En definitiva, no se puede hablar de procesos totalmente automáticos o totalmente controlados. Diversas investigaciones han observado que ambos pueden operar de forma conjunta en una misma tarea (Myers y Fisk, 1987; Sáinz, Mateos y González, 1988; Schneider, Dumais y Shiffrin, 1984; Shiffrin, Dumais y Schneider, 1981), y que la mayor parte de los automatismos fueron en un principio procesos controlados. Como consecuencia de ello, los teóricos de la automaticidad comenzaron a alejarse progresivamente de una postura dicotómica en la conceptualización de estos procesos. Han sido muy numerosas las alternativas propuestas (Kahneman y Treisman, 1984; Logan y Cowan, 1974; Myers y Fisk, 1987; Naveh-Benjamin, 1987; Schneider y Shiffrin, 1985; Zbrodoff y Logan, 1986), pero todas ellas se pueden resumir principalmente en dos: 1) Asumir que la mayor parte de los procesos son mixtos, es decir, poseen componentes automáticos y controlados (Kahneman y Treisman, 1984; Myers y Fisk, 1987; Logan y Cowan, 1974; Schneider, Dumais y Shiffrin, 1984; Schneider y Shiffrin, 1985). 2) Postular que procesos automáticos y controlados no son cualitativamente distintos, sino que se encuentran ubicados a lo largo de un continuum (NavehBenjamin, 1987; Naveh-Benjamin y Jonides, 1986; Zbrodoff y Logan, 1986), con lo que la diferencia entre procesos automáticos y controlados tan sólo es cuestión de grado.

Figura 3.4. Representación de un modelo de interacción entre procesos automáticos y controlados: en las primeras etapas del procesamiento actúan los procesos automáticos; en las últimas etapas actúan los procesos controlados.

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