Principales Problemas Éticos de Los Ingenieros
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PRINCIPALES PROBLEMAS ÉTICOS DE LOS INGENIEROS Introducción Uno de los cometidos de la ética es el definir cuáles son las obligaciones que corresponden a una persona en una situación precisa. Las obligaciones están vinculadas a los derechos de otras personas. A la ética como determinación de las obligaciones profesionales se le suele dar el nombre de deontología. La primera obligación ética del ingeniero en cuanto tal es trabajar bien, que incluye todas las demás obligaciones, pues un trabajo que descuida el verdadero servicio a los demás, en el que se sucumbe ante cualquier presión, se miente o se degradan de cualquier otro modo las relaciones humanas, aunque puede ser llamado bueno en algún aspecto no lo es en su integridad. Aunque se habla de obligaciones, en las actividades profesionales se dan situaciones en las que no se podría afirmar estrictamente que existe una obligación y hay un comportamiento más correcto, por tanto no exigible, sino recomendable. La ética no sólo se preocupa de lo que un profesional está obligado a hacer, sino que intenta orientar la búsqueda de la excelencia ética en el ejercicio de la profesión, es decir, intenta señalar cómo hay que comportarse para que nuestra actividad origine el mayor bien posible. P.E.: Un ingeniero que, además de ejercer bien sus funciones en una industria, se ocupa de instruir a los de niveles inferiores para que asciendan de categoría, hace un mayor servicio a la sociedad. Algunos motivos frecuentes para hacer recomendables un modo de comportarse pueden ser: 1. Elegancia profesional. Un ingeniero consultor, que ha trabajado mucho tiempo para una empresa, está en su derecho de trabajar para la competencia. Pero es poco elegante profesionalmente hacerlo sin comentarlo. 2. Compañerismo. Un ingeniero al que le proponen revisar los cálculos del proyecto de otro colega puede aceptar este encargo, pero no será buen compañero si, al encontrar errores, los describe en forma que se destaquen más de lo indispensable, dejando así desprestigiado a su colega sin haber sido necesario. 3. Riesgo de malas interpretaciones.
4. Respeto a personas e instituciones. 5. Valores generalmente aceptados. Muchas normas no son cumplimiento obligatorio en el ámbito legal y aún menos en el moral, sin embargo, es recomendable cumplirlas. 6. Conveniencia de evitar a otros situaciones desagradables. 7. Respeto a las buenas costumbres profesionales. 8. Intuición de algún peligro. Lo propio de la ética no es poner restricciones a la libertad, sino impulsar su despliegue, y el hecho de que las normas positivas sean indeterminadas respeta mejor la libertad que la imposición de acciones concretas.
La responsabilidad ética del ingeniero. La recta ordenación del trabajo profesional no sólo incluye evitar daños, sino también aportar servicios a la sociedad. Para ello, la justicia y la prudencia son necesarias y entre ellas configuran el concepto de responsabilidad. I.
Obligación de asumir consecuencias
La responsabilidad como obligación de asumir consecuencias cabe encontrarla en el campo de los deberes permanentes y adquiridos. Se refiere al cumplimiento de las obligaciones que se adquieren en virtud de la posición que se ocupa. Su descuido constituye una omisión en no otro de sus posibles aspectos: en el aspecto de responsabilidad activa se está obligado a actuar cuando se debe, a vigilar, a establecer reglas y a sancionar, a regir o administrar lo que le corresponde de por su oficio. En el aspecto de responsabilidad pasiva, se está obligado a cargar sobre sí las consecuencias de que haya sucedido, sin procurar que la responsabilidad recaiga sobre otro. P.E.: Un proyectista de estructuras en hormigón armado tuvo un error en la hipótesis de cálculo y falló la estructura. Antes de indaga sobre sus cálculos, se puso a analizar el cemento, encontró un porcentaje de inertes más alto de lo normal y organizó una acusación contra la fábrica de cemento. No hay forma más eficaz de librarse de una responsabilidad que la de lograr que recaiga sobre otro. Pero este modo de actuar destruye moralmente a la persona. La persona responsable no sólo no descarga su responsabilidad, sino que está dispuesto a buscar y a reconocer las consecuencias de sus acciones y omisiones.
P.E.: Un director de obra se daba cuenta de que sería muy grave que uno de sus ingenieros cometiera determinados errores y lo inspeccionaba diariamente. Cuando, a pesar de todo, se le deslizó un error, él se hizo responsable sin cargarlo al ingeniero. II.
Obligación como cualidad previsora.
Es responsabilidad como cualidad del sujeto es la sagacidad de ver a priori las posibles consecuencias y actuar de acuerdo con la prudencia para conseguir los bienes y evitar los males. Corresponde a la justicia el deseo de no perjudicar, pero también a la prudencia, en el sentido de que hay que saber poner medios adecuados para disminuir los riesgos.
III. Tipos de irresponsabilidad profesional Por no comprobar o no preparar. Muchos resultados en computadoras han dado resultados disparatados porque no se han comprobado los datos introducidos o su forma de entrada. Por desentenderse. Quien acepta el encargo de una función no se debe esperar que le recuerde que tiene aquel encargo para seguir cumpliendo con lo que aquella función comporta. P.E. Quien construye una importante obra no puede desentenderse de las consecuencias de su caída. Por no exigir. Cuando se ha aceptado una función que implica gobernar algo no se puede dejar de exigir lo que sea necesario. P.E. Una actividad industrial cuyo producto tenga altas exigencias de calidad hace ineludible que se organicen las adecuadas formas de trabajar y de controlar el riesgo de insuficiencia de aquella calidad. Por actuar ignorando la trascendencia de lo que se hace. Por salirse de su lugar. Una de las formas de irresponsabilidad es no darse cuenta del lugar que a uno le corresponde por las circunstancias o porque se lo han asignado. P.e. quien actúa como si tuviese un mando que no tiene. Por estorbar. Por no medir circunstancias de otros.
IV.
Clases de perjuicio
Hay tres posibles destinatarios de las acciones que perjudican: personas individuales, grupos o personas jurídicas y el bien común.
En el campo de las actividades profesionales se pueden causar perjuicios físicos, económicos y morales.
Perjuicios físicos.
A las personas se les puede causar perjuicio por daño físico, por riesgo de daño o molestia. Por ejemplo, en los diseños cabe que se originen riesgos de fallo estructural, mecánico, etc., por defectos de cálculo. El proyectista causa, entonces, un riesgo a las personas o bienes económicos.
Perjuicios económicos.
Los principales se manifiestan acarreando gastos o produciendo pérdidas de bienes económicos, infringiendo los derechos que tenían a conservar o acrecentar la posesión de bienes económicos. Por ejemplo, se causa un perjuicio económico copiando documentos de ingeniería cuyos autores los dejaron bajo la condición de que n fueran difundidos porque tal limitación era lo que hacía posible un beneficio económico al vender aquel saber técnico a otros.
Perjuicios morales.
En el campo profesional, uno de los principales bienes morales que puede lesionarse es el prestigio. En algunos códigos deontológicos de las asociaciones de ingenieros consultores se llega a declarar inadmisibles la aceptación de encargos cuyo fin es sea revisar el trabajo de otro miembro de aquella asociación.
Caso particular. Prejuicios ecológicos.
Aspectos del trabajo del ingeniero El ingeniero puede ejercer actividades en muchos campos del saber técnico. Antes de indagar como campos de posibles aspectos morales las diversas clases de trabajo a las que se dedica el ingeniero, resultará esclarecedor indagar las clases de faltas que un ingeniero con facilidad puede cometer. I.
El ingeniero en proyectos
Una de las más clásicas manifestaciones del trabajo del ingeniero es la de proyectar. En ella desarrolla funciones creativas y debe asumir las consecuentes responsabilidades ya que las ideas adoptadas compartan riesgos físicos y económicos.
II.
En principio, es obligación del proyectista poner todos los medios para evitar posibles errores en los cálculos. Una de las bases de la honradez profesional es la de no intervenir en los campos que realmente no se es experto. Siempre será una imprudencia copiar sin asimilar claramente las hipótesis y los desarrollos de cálculos, o sin estar seguro de la similitud de condiciones del proyecto que se desarrolla y el que copia. Es aconsejable que los colegiados actúen de acuerdo con los que establecen sus colegios por una cuestión de orden, disciplina y prudencia.
El ingeniero en sus informes
Cuando se es solicitado para dictaminar sobre conceptos afines, el ingeniero, produce documentos con valor mercantil o incluso judicial y la veracidad es la condición ética primordial y nunca puede dispensarse. III.
El ingeniero dirigiendo trabajos
Muchas actuaciones de los ingenieros implican dirigir el trabajo de otras personas. Esto sucede cuando son los responsables de los proyectos o administran su ejecución. En esos casos al ingeniero corresponden funciones de organización. En ellas hay que considerar dos campos de responsabilidad.
Parte del saber técnico del ingeniero debe consistir en el conocimiento de los fenómenos físicos, químicos, energéticos, etc. Que puedan dañar al hombre, y los reglamentos e instrucciones de seguridad. La obligación de quien dirige los trabajos es lograr que desaparezcan los riesgos siempre que esto sea posible.
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