Prince and Assassin Tavia Lark
February 12, 2024 | Author: Anonymous | Category: N/A
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❧ SINOPSIS.
S e supone que debe matar al Príncipe Julien. No enamorarse de él. Whisper no recuerda su verdadero nombre. Lo único que conoce es el gremio de asesinos de élite que lo crió y lo controla con la amenaza de la magia de sangre. Plagado de pesadillas, no consigue rechazar encargos, ni siquiera cuando su nuevo trabajo no tiene sentido: Infiltrarse en la corte del príncipe Julien, protegerlo hasta que llegue la señal y luego matarlo. Julien oculta sus propios planes detrás de una sórdida reputación. No confía en nadie más que en sus hermanos, y desde luego no confía en el distante y hermoso nuevo forastero de la corte. Pero no tiene por qué confiar en él desconocido para sentirse atraído por él, sobre todo cuando salva la vida de Julien. Entonces Julien salva también a Whisper, y la reserva de Whisper se hace añicos. Bajo la fachada de playboy de Julien hay una calidez a la que Whisper no puede resistirse. Whisper nunca ha sido consolado antes. Nunca le habían cuidado así. A medida que sus pesadillas se oscurecen, el tacto de Julien es su único consuelo, pero enamorarse podría arruinarlos a ambos. Porque la misión de Whisper no ha cambiado, y el precio del fracaso es peor que la muerte.
Contenido: Prince and Assassin es un romance gay de alta fantasía, con identidades secretas, dolor/comodidad y tigres mágicos con actitud. La serie The Perilous Courts se lee mejor en orden, pero cada libro sigue a un príncipe diferente y a su "felices para siempre”. Este libro incluye violencia típica de asesinos, abuso de menores en el pasado y D/s ligero.
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Realizado por:
Prince & Assassin. The Perilous Court: Book 1. Por Tavia Lark. ¡Sin fines de lucro!
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NOTA DEL STAFF. Esta traducción fue realizada sin fines de lucro. Ninguno de los involucrados obtuvo ganancia alguna. Somos solo fans y lectoras compulsivas del contenido MM y LGBT+ que queremos hacerles llegar estos libros hermosos a más lectores. Es un trabajo humilde y honesto de fans para fans. Animamos a que si tienen la oportunidad de comprar este libro, háganlo. Esto ayudaría mucho a la autora. Si no puedes, también ayuda mucho en hacer una reseña en inglés en goodreads, amazon o tu blog/foro, o recomendar su libro a amigos o conocidos. Todo esto en beneficio único al autor o autora. Apoyar de cualquier manera legal es importante. Ya que sin ellos no tendríamos libros para leer. Por favor, no suban capturas o hablen de alguna traducción en los grupos privados de los autores. Ni redes sociales donde ellos pueden fácilmente buscar su nombre. Dado que esto nos causaría grandes problemas, y a su vez, a ustedes. ¡Cuidémonos entre todos!
Ahora sí, ¡Disfruten!
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TABLA DE CONTENIDO. Capítulo 1: Whisper. Capítulo 2: Julien. Capítulo 3: Whisper. Capítulo 4: Julien. Capítulo 5: Whisper. Capítulo 6: Julien. Capítulo 7: Whisper. Capítulo 8: Julien. Capítulo 9: Whisper. Capítulo 10: Julien. Capítulo 11: Whisper. Capítulo 12: Julien. Capítulo 13: Whisper. Capítulo 14: Julien. Capítulo 15: Whisper. Capítulo 16: Julien. Capítulo 17: Whisper. Capítulo 18: Julien. Capítulo 19: Whisper. Capítulo 20: Julien. Capítulo 21: Whisper. Capítulo 22: Julien. Capítulo 23: Whisper. Capítulo 24: Julien. Capítulo 25: Whisper. Capítulo 26: Julien. Capítulo 27: Whisper. Capítulo 28: Julien. Capítulo 29: Whisper. Capítulo 30: Julien. Capítulo 31: Whisper. Capítulo 32: Julien. Epílogo. El Príncipe Disfrazado. Tavia Lark. Más de Tavia Lark
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❧ CAPÍTULO UNO. Whisper.
W hisper se alinea con los demás en el salón de Padre. Él todavía no ha visto al cliente, pero ya puede recoger algunas pistas sobre el trabajo. Padre permite que muy pocos clientes entren en Kennel1 para que puedan seleccionar un Sabueso en persona. Así que, este cliente debe estar pagando un Premium. Ninguno de los otros dos hombres jóvenes en el Salón Ornamentado comparte especialización con Whisper. A la derecha de Whisper está Adder, el segundo mejor envenenador de Padre. Más allá de Adder, está Lily, quien se dedica a las largas seducciones, pasando hasta meses al lado de su objetivo antes de eliminarlo. Whisper no se demora con sus muertes y no usa veneno. Él es mejor con un cuchillo o una almohada; entra y sale en una hora, sin dejar rastro. Así que, el método de la muerte no es importante. Sus expedientes bastarían para eso, de todas formas. La alineación física sugiere que la apariencia podría jugar un papel. Todos son hombres de la misma edad. Pero ahí es dónde terminan las similitudes, tal vez el cliente elija entre tipos. Lily tiene un cabello negro elegante, piel rojiza, y una esbelta figura esmeradamente cuidada. La tez melocotón de Adder tendía a pelarse en vez de broncearse, y actualmente estaba experimentando una desafortunada barba oxidada. Él se mueve más rápido de lo que sugiere su cuerpo de granjero. Whisper está construido de manera más pequeña y luce más joven de lo que realmente es, 20 años. Lindo más que apuesto. Él carece de la elegancia de Lily, y aunque podría domar su desordenado cabello rubio para hacerlo algo 1
En español sería Perrera (de ahí que a los asesinos se les diga sabuesos) se optó por dejarlo en inglés porque…suena mejor.
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más atractivo, no lo necesita. Whisper no hace trabajos largos, y no… seduce a sus objetivos. Si es un trabajo por la apariencia, Lily es la opción obvia. Adder mueve su peso sobre la alfombra de flores oscuras. Es su cuarto trabajo para el Kennel. Dos más antes de que pueda pedir una bendición a Padre. —¿Qué crees que está buscando el cliente? Whisper lo ignora, más atento a los pasos que se están acercando en la entrada. A Padre no le gustaba que ellos hablaran mucho. —Por aquí, mi Lord —dice Padre, justo afuera del salón—. No se preocupe, no le verán de ninguna manera. Ese es el único aviso que recibe Whisper antes de que sus ojos se oscurezcan. Las náuseas le invaden cuando los faroles de seda roja y las pinturas al óleo desaparecen de sus ojos abiertos y sólo la larga práctica le impide hacer muecas. Ha estado en Kennel durante catorce años y todavía no ha podido acostumbrarse a la magia de sangre de Reo Barnaby. En la oficina asegurada de Padre hay una botella con la sangre de Whisper, junto a las botellas idénticas de todos los demás Sabuesos de Kennel. Las filacterias 2 son el secreto del control de Padre sobre sus Sabuesos. Él no tiene necesidad de lanzar un hechizo nuevo para castigar a sus Sabuesos cada vez. Cegarlos para hacer una demostración no es nada. Él podría parar sus corazones con tan solo un pensamiento y un giro de poder. Si ellos fallan en un trabajo, eso es lo que hace. —Agradezco la molestia —dice el cliente; un hombre, ni tan joven, ni tan viejo. O bien nació en la aristocracia o bien está acostumbrado a fingir—. Entiendo que esto esté fuera de sus procedimientos usuales. —No es ninguna molestia. ¿Quiere un vaso de vino? Tengo silaisan o una cosecha local. —Iré con el local. 2
Es una caja de cuero con pasajes bíblicos en su interior; o bien, un amuleto o protección. En este caso, hace referencia a una botella con sangre que permite a su portador controlar al dueño de dicha sangre.
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Whisper silencia el sonido de Padre abriendo y sirviendo el vino, más enfocado en el lento paso del cliente por la alfombra. Hace una pausa delante de cada uno de ellos. Diecinueve segundos delante de Adder. Ocho segundos delante de Lily. Se detiene delante de Whisper. —Ah, esos ojos. Un tintineo de vidrio sobre la mesa se oye antes de que Padre se acerque. —Ten en mente que todavía están escuchando. —Por supuesto, levanta la barbilla, muchacho. El cliente no lo toca, pero el aire cambia cuando sus dedos se acercan debajo de la barbilla de Whisper. Whisper levanta el rostro inexpresivo. La mirada del cliente es mucho más pesada de lo que sugiere las yemas de sus dedos. Whisper no es de Fellrin como Lily y Adder. Él nació en las montañas de piedra caliza de Draskora, con sus profundos ojos violeta como prueba. Por la forma en que Padre silenció al cliente, el interés en sus ojos es relevante. ¿El trabajo sería en Draskora? El cliente se aleja, sorbiendo su vino. —¿Cuál es cuál? —Ese es Lily, Adder y este es Whisper. —Ya veo. ¿Continuamos en tu oficina? Esto está delicioso, por cierto. Los dos hombres caminaron afuera. Momentos después de que la puerta se cerrara, la magia de sangre vuelve a sacudir la cabeza de Whisper. Su visión vuelve lentamente, capas de niebla se levantan, hasta que todo lo que queda del hechizo es un débil dolor detrás de las cuencas de los ojos. —Supongo que ahora sabemos lo que busca el cliente —Adder se frota su propia sien adolorida “ah, esos ojos” Lily le lanza una patada a la rodilla que Adder esquiva a duras penas. — Cállate, voy a volver a dormir. ¿Whisper? Whisper se sienta en un rústico sofá rojo mientras Adder desaparece por un pasillo. —Esperaré por Padre.
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—Tan confiado. —Lily se detiene en la puerta—. Este sería tu sexto trabajo, ¿no?; Barnaby va a cobrar un buen precio por ello, querrá sacarte el máximo provecho mientras pueda. Lily es uno de los únicos Sabuesos que llaman a Padre por su nombre. Whisper mira a otro lado —Eso dependerá de él. Además de Hemlock y Padre, Lily es probablemente el aliado más cercano que tiene en Kennel. Ellos follaron unas cuantas veces hace algunos años, cuando Lily reclamaba que necesitaba a alguien con quién practicar. Sin embargo, eso significó tan poco para ambos que ahora Lily se va sin decir otra palabra. Solo, la postura de Whisper se suaviza. Recuesta su cabeza en el respaldo del rígido sofá sintiendo un hormigueo de expectación. Extraño y doloroso, no muy diferente de la magia de sangre. Lily tenía razón. Este sería su sexto trabajo. Había regresado de su quinto trabajo hace unos cinco meses, y había pensado que tendría que esperar medio año para el siguiente. Alrededor de veinte personas vivían en Kennel, una discreta mansión en el campo fellriano. A veces más, a veces menos. Los más jóvenes seguían en formación. Los más viejos contaban sus trabajos. Los cinco primeros trabajos son todos iguales. La recompensa por el éxito es la supervivencia y una parte de los beneficios de Padre. El precio por fracasar es la muerte. Cuando un Sabueso finaliza su sexto trabajo, Padre le concede una bendición de su elección. Todo lo que esté a su alcance, dentro de lo razonable. Algunos eligen la riqueza. Hace tres años, Arrow pidió una mansión en la capital fellriana. Antes de eso, Smoke pidió una rara astilla de piedra caliza. El mágico mineral era casi imposible de encontrar fuera de Draskora. La única bendición que Whisper había escuchado que fue negada por Padre, se trató de un mago pidiendo un grial. Demasiado caro y fácil de rastrear. Normalmente, los Sabuesos escogen la libertad. Padre rompe su filacteria y los libera de la maldición de sangre.
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No más formación, ni más trabajos. No más magia de sangre para cegar, matar o imponer obediencia. No más preguntarse si el desayuno está envenenado porque Adder está probando sus antídotos. No más ayudar a los jóvenes a entrenar y no más elogios de Padre cuando lo hace bien. Tocando de nuevo su brazalete, Whisper contabiliza las cuentas. Cada una es un metal o gema diferente, fundido o tallado a partir de fichas que tomó de cada uno de sus objetivos. Su brazalete de trofeos, como Lily lo llama, pero Whisper no está orgulloso de ellos. No son trofeos. Son recuerdos. Cada Sabueso afronta el trabajo de manera diferente. Algunos prefieren olvidar y separar. Whisper nunca ha tenido habilidad para eso. Unos pies descalzos truenan por el pasillo y la puerta del salón se abre de golpe. Hemlock se apoya en el picaporte, por supuesto. Sólo Hemlock sería tan fuerte. —Deja de echarte la siesta —dice ella, mostrando sus hoyuelos—. Padre me pidió que te buscara. —Apuesto a que no te pidió que gritarás —Whisper dice, levantándose. —El cliente se ha ido. —Hemlock se pasa la coleta desordenada por detrás del hombro—. No le he visto, pero he oído la puerta. Whisper sigue pensando que Hemlock es una niña, una de las más jóvenes, pero en realidad, ya casi tiene dieciséis años. Pelo oscuro, ojos marrones brillantes, excitable. No está seguro de dónde es. Ella no hablaba mucho cuando Padre la trajo a casa hace ya seis años, y para cuando encontró su voz, su acento se parecía más al de Whisper que a otra cosa. Él era el que más hablaba con ella. Aunque él también le enseñó a lanzar cuchillos, desde un principio estaba claro que el talento de Hemlock estaba en otra parte. Sólo tenía quince años de edad, y ya es la razón por la que Adder ha sido degradado a segundo mejor envenenador. Hemlock es la única persona que realmente lo va a extrañar cuando se vaya. Ella es a la única que considera como hermana. —¿Qué bendición vas a tomar? —Hemlock pregunta mientras caminan por los pasillos bien iluminados. La luz clara se cuela entre los barrotes de
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hierro de las ventanas—. No, no lo digas. No puedo soportarlo. Prométeme que me visitarás, ¿Sí? —Si Padre lo permite. —Whisper se detiene al pie de la escalera, y Hemlock se detiene a su lado. Había algo raro en ella hoy. Ella no necesitaba escoltarlo todo el camino a la oficina de Padre y no suele ser tan pegajosa. Whisper le aparta el flequillo desordenado de la frente. —Volviste de tu segundo trabajo la semana pasada, ¿Verdad? ¿Cómo te fue? Hace una mueca y deja que le arregle el pelo. —Hace cinco días. Salió bien, por supuesto. Estuve increíble. Su voz es demasiado brillante. Demasiado alegre. Ella no tenía esas sombras bajo los ojos la última vez que la vio. Por un momento, Whisper casi se pone en peligro al preguntarle, ¿También tienes pesadillas? Pero ella no necesita cargar con los recuerdos de Whisper además de los suyos. Ya es demasiado dulce para Kennel. —Siempre eres increíble —dice Whisper en su lugar—. Te veré en la cena. Sus hoyuelos vuelven a aparecer. —Tal vez lo hagas. Tal vez no. —Ella se lanza a una velocidad vertiginosa por el pasillo mientras Whisper reanuda el camino escaleras arriba. Sus pasos son silenciosos como siempre, pero sus hombros se sienten más pesados que de costumbre. La voz de Padre suena antes de que Whisper pueda llamar a la puerta. —Entra. El despacho de Reo Barnaby no tiene nada de la ornamentada decoración del salón. Era una espaciosa habitación de líneas simples y organización precisa. Paredes lisas encaladas y mobiliario mínimo: El escritorio de Padre, algunas sillas de madera, una estantería y el armario de las filacterias. Es fácil echar un vistazo por si algo estaba fuera de lugar, pero nunca nada lo está.
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El único elemento cómodo era el sofá de felpa contra la pared izquierda, colocado para captar la luz del sol. En él, descansa una felina negra como el carbón, parecida a un tigre, Henrietta. Whisper se desvía para acariciar su amplia y sedosa frente antes de acercarse al escritorio. Padre está sentado detrás de su escritorio con los ojos clavados en la página que está escribiendo. Su silla de madera no es más cómoda que las que tiene delante. Los botones plateados de su chaleco gris brillan y lleva el pelo negro peinado hacia atrás. A sus cincuenta y tantos años, o principios de los sesenta, parecía un buen mozo acomodado, un barón mercante, si no fuera por las cicatrices visibles debajo de las mangas dobladas. Había otra línea de tejido cicatricial de color blanco rosado retorciéndose a lo largo de su sien, apenas sin llegar al ojo derecho. Hemlock le había confiado una vez que el despacho de Padre le resultaba intimidante. No le gusta estar tan cerca de las filacterias. Sin embargo, Whisper encuentra que es la habitación más cómoda de Kennel. Es el único lugar donde no tenía que preocuparse por lo que los demás estaban tramando. El lugar donde Padre era más honesto que en cualquier otro lugar. Aquí es donde Padre le dice a quién matar, y donde Whisper informa su éxito después. Sabe lo que le espera en esta sala. Dejando su bolígrafo a un lado, Padre le sonríe cálidamente cuando Whisper acerca una silla frente a él. —Tu próxima tarea. —Desliza dos trozos de papel sobre el escritorio—. Julien Sandry. La primera página es una descripción general de la tarea cuidadosamente redactada. Detalles del objetivo, ubicación, requisitos especiales. Whisper examina primero la segunda página: un retrato a carboncillo sellado. El sombreado negro y gris capta un rostro audaz, la arrogancia juvenil del hombre queda clara en el boceto. Cejas fuertes, labios carnosos, pómulos altos. El retrato se corta en las hombreras brillantes sobre sus hombros. Whisper no conoce la cara, pero sí el nombre. Julien Sandry, segundo príncipe de Silaise. —No hemos tocado la realeza antes.
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—Lo hemos hecho, aunque hace ya bastante tiempo —dice Padre—. Los clientes rara vez aceptan una compensación adecuada por las molestias. La idea de matar a un príncipe no molesta a Whisper. Su último objetivo fue un marqués fellriano; un marqués y un príncipe son sólo una diferencia en nivel de dificultad. Matar nobles parece más justo que matar plebeyos. Pueden permitirse una mayor protección para que Whisper la burle. Aunque está bien con la identidad del objetivo, todo lo demás escrito en la página de la misión llena a Whisper de inquietud. —¿Hay una bonificación de tiempo? —No hay una bonificación —dice Padre—. El momento es obligatorio. Tienes que infiltrarte en el castillo, establecerte en la corte, y prepararte para matar al príncipe cuando recibas una señal. Si lo matas antes de la señal, o más tarde de dos días después de la señal, la misión se considerará un fracaso. Y el fracaso significa que la vida de Whisper está comprometida. — ¿Cuándo puedo esperar la señal? —No antes que el primer día de Briars 3. Dentro de cuatro meses. Whisper toca su brazalete. —Entiendo que tú lo sabes mejor. —¿Pero? —Padre le da una palmadita en la mano—. Di lo que piensas, querido. Me gusta que seas inteligente. Ahora es el momento de las preguntas. Al final del día, los Sabuesos cumplen con cualquier trabajo que Padre les asigne independientemente de sus preferencias. En unos años, incluso la torpe e hiperactiva Hemlock podría ser ordenada a hacer agotadoras seducciones de meses de duración. Whisper intenta no pensar en Hemlock sufriendo durante los largos trabajos. Padre suele tener en cuenta sus puntos fuertes y débiles. Las variadas especializaciones son parte del valor de Kennel en comparación con otros gremios de asesinos del continente Alanthan.
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Es el nombre de un mes. Otros nombres de meses, en posible orden, son: Shores, Leaslie, Aramie, Raya y Briars
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Whisper no ha tenido un trabajo largo desde el desastre de su segunda misión. —Este trabajo es perfecto para Lily —dice—. No para mí. No hago trabajos largos, y no hago seducciones. Padre se ríe entre dientes. —¿Qué seducción? Has estado confraternizando demasiado con Lily. Hay más de una forma de infiltrarse en un castillo. —Tres párrafos de este informe tratan de las relaciones sexuales del príncipe. —Whisper señala la página—. Hay más información sobre el tipo de hombres con los que se acuesta que sobre su magia. Esto me parece una sesión informativa de seducción. —Incluso si fuera una seducción, ¿Has considerado que Lily podría no ser tan perfecto después de todo? —Padre da golpecitos en la página, las uñas golpeando la frase reparto rotativo de cortesanos—. Si un príncipe quiere un trabajador de cama, puede permitirse uno. Alguien menos refinado puede ser más atractivo. —Sus ojos recorren a Whisper en una incómoda evaluación—. Sin embargo, hay otra razón para seguir la pista de los asociados del príncipe. Cuando Padre no da más detalles, Whisper vuelve a releer la página de la tarea. Una cabeza pesada choca contra su mano, rasca detrás de la oreja de Henrietta mientras lee. Julien Sandry es el segundo de tres hermanos. Los tres príncipes son legalmente hijos de la reina Margot Sandry y su consorte Lady Claude Galant. Sus padres biológicos son Lady Claude y el difunto Barón Tesson Rue. Ninguno de ellos heredó la magia de aire de Rue de forma natural, y el barón Tesson falleció antes de compartirla mediante el hechizo de herencia. La reina les concedió a cada uno la magia de las plantas de Sandry cuando tuvieron la edad suficiente, pero Julien es el que menos la domina de los tres. Un obstáculo, pero no insuperable. Whisper ha matado a un mago antes, el sigilo es la clave. A Julien, de 23 años, le gusta cazar, jugar, beber y bailar, y ha pasado los últimos años follando en la corte de la reina Margot en Sandrelle. Sin embargo, la misión de Whisper se llevará a cabo en el castillo de Greenhaven,
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cerca de la frontera con Draskora, donde Julien debe reemplazar el mando de su hermano mayor. El cambio de príncipes es muy brusco. La frase sin explicación oficial salta a la vista al releerla. Whisper se queda quieto, antes de que Henrietta le dé un codazo para que siga acariciándola. —Nuestro cliente no es el único que quiere al Príncipe Julien muerto. —Ahí está —dice padre, con un orgullo poco común en su voz—. Ese es el porqué te necesito para este trabajo, Whisper. Eres mi mejor cazador. El truco de este trabajo no sólo será matar al objetivo cuando te den la señal. También tendrás que mantenerlo vivo hasta entonces. El cálido elogio no deja lugar al rechazo. —Sí, Padre. Padre continúa. —Siempre supe que tenías potencial, pero me has demostrado mi miopía. Asumo que ya lo habrás memorizado, pero dale otra leída sólo para hacerme sentir mejor. —Mientras Whisper obedientemente relee la tarea, Padre saca una botella de brandy medio vacía y dos copas del cajón de su escritorio. Vierte una pulgada de licor dorado en cada uno—. Podemos discutir tus necesidades de viaje e identidad mañana. Ahora mismo, hay algo más de lo que tenemos que hablar. Henrietta vuelve a su lujoso sofá mientras Padre empuja uno de los vasos hacia Whisper. De cualquier otra persona, Whisper desconfiaría, pero si Padre lo envenena sería por una buena razón. Padre siempre tiene una razón. Whisper saborea el brandy. Es el más barato de los habituales de Padre, picante en el fondo de su garganta. —Este es mi sexto trabajo. Padre vacía su vaso de un trago y lo deja abajo con un tintineo. —Es tu sexto trabajo. ¿Cuál será tu bendición, Whisper? Hace una hora, la respuesta habría sido sencilla. Whisper no quiere añadir más cuentas a su pulsera. A medida que pasaba el tiempo, a medida que entiende el peso permanente de sus logros, las pesadillas empeoraban. Está harto de tener las manos manchadas de sangre y de que la magia juegue despreocupadamente con sus sentidos, sólo la idea de la libertad le llevó hasta su último trabajo.
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Eso fue hace una hora. Ahora, hay algo que quiere mucho más desesperadamente que su propia libertad. Él llama a Reo Barnaby padre. La mayoría de ellos lo hacen. Pero sólo hay una persona que Whisper considera como una hermana. Whisper mira fijamente a Padre. —Quiero que liberes a Hemlock. La mandíbula de padre se afloja, sus cejas se levantan, estirando la cicatriz de su cara. La sorpresa es rara en él. —¿Por qué? —No es adecuada para este tipo de trabajo. —Whisper resiste el impulso de juguetear con su pulsera. Padre odia cuando se mueve, y si se queda más allá de su sexto trabajo, tiene que mantener a Padre feliz. — Ella tiene el talento, pero no el temperamento. —El temperamento se puede entrenar tan bien como el talento. He invertido mucho en Hemlock, y ella es valiosa. —¿Es ella más valiosa que yo? —Whisper pregunta—. Sé que los golpes directos te hacen ganar más que los envenenamientos. Déjala ir y seguiré trabajando para ti. Eso está dentro de tu poder, y no tienes ninguna razón para rechazarme. Padre se sirve otro vaso. Su breve sorpresa ha desaparecido, sustituida por una calma ilegible. Después de un largo rato contemplando su brandy vuelve a mirar a Whisper a los ojos. —Muy bien. Si completas este trabajo. Romperé la filacteria de Hemlock y ella será libre. Antes de que el alivio de Whisper pueda asimilarse, Padre continúa. — Pero así como la recompensa es suya, el castigo también es suyo. Whisper se estremece. —¿Qué? —El significado de eso se filtra lentamente por su mente, como su visión regresando después de la ceguera— . No. No puedes. —Los términos son definitivos —dice Padre—. Si fallas con este trabajo, mataré a Hemlock en tu lugar. —Da un sorbo a su brandy y coge un libro de contabilidad—. Reúnete conmigo mañana después del desayuno para revisar la estrategia. De momento, estás despedido por ahora.
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Adormecido por el horror, Whisper se levanta sin sentir sus miembros. Sólo cuando sale del despacho de Padre, el pánico se hace añicos en sus venas, como incontables cuchillos astillados.
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❧ CAPÍTULO DOS. Julien.
T irado por un par de caballos grises a juego, el carruaje del príncipe traquetea hasta el Castillo de Greenhaven. El carruaje está pintado de un elegante verde pálido, salpicado de marrón a lo largo de los lados por el polvoriento viaje, con cortinas de color blanco crema. El conductor cumple con su deber con solemne concentración. Julien Sandry, sin embargo; no está en el carruaje. Va montado en su propio caballo de plata moteado por los adoquines limpios. La luz del sol se refleja en las hombreras de oro que coronan sus hombros, junto con el cuero negro que cruza su torso. De su cadera cuelga una daga funcional pero ceremonial, la empuñadura con incrustaciones de esmeraldas y ópalos. Los guardias juramentados que le escoltan llevan una vestimenta negra similar. Greenhaven sigue luciendo bastante igual que su última visita hace algunos años: elegantes torres, ventanas de cristal verde y dorado, y portales ornamentados que suavizan sus bordes. Los numerosos jardines del castillo resplandecen con las olas de verano. Pero la fuerza fortificada es evidente bajo la ornamentación. Como sede del poder silaisano, a lo largo de la tensa frontera occidental, el castillo alberga muchos menos cortesanos que la corte de la reina Margot en Sandrelle, sin embargo, tiene muchos más soldados. A Audric se le dan bien este tipo de cosas: organizar soldados, mejorar infraestructura, manteniendo la magia de Sandry a lo largo de la frontera. Sin duda, Audric estará tan disgustado de volver a Sandrelle como Julien de dejarlo. Pero las circunstancias escapan a su control. Controlando su inquietud, Julien saluda con la mano a una fila de soldados vestidos de verde oscuro. Hey, él pasó a través de la misma tutoría militar y de gobierno que Audric. Todo irá bien. 17
—¿Nunca te cansas de eso? —pregunta Gaspard Rue, que cabalga junto a Julien. Su cabello se alborota con una brisa invisible. La magia hereditaria de Rue lo mantiene fresco del calor de los primeros días de verano. Aparentemente deseoso de demostrar su falta de ambición, Gaspard ha pasado la última década alternando entre oficinas ministeriales de bajo nivel y burdeles de lujo. Son primos, emparentados por el padre biológico de Julien, aunque Julien trata de no echárselo en cara. Así como también trata de no pensar en la magia de Rue que corre por sus venas. —¿Cansado de saludar? Nunca —dice Julien—. Me mantiene las muñecas ágiles. A su otro lado, Nadine Beaumont emite un suspiro de sufrimiento. — Demasiada información, Alteza. Capitana de la guardia juramentada de Julien, Nadine mantiene a Julien humilde, o eso intenta. El uniforme negro le sienta bien a sus rasgos severos, un feliz accidente. Julien eligió los colores hace siete años, basándose en lo que creía que parecía cool y peligroso. Nadie debería dejar que los chicos de dieciséis años elijan nada. La procesión se detiene en el amplio patio. Al pie de la escalera del castillo, un pequeño grupo de soldados espera en posición firme. Más allá de ellos está el hermano mayor de Julien. Todos los árboles que bordean el patio parecen sutilmente girar e inclinarse, volviéndose hacia Audric como si fuera el sol. Reprime una sonrisa mientras desmonta a su yegua. Le da unas palmaditas en el hombro antes de que un mozo de cuadra se la lleve lejos de él, luego da zancadas hacia el carruaje verde pálido. Acostumbrado a las excentricidades del príncipe, el conductor no se molesta en bajar a ayudar. Julien abre la puerta y su ocupante se asoma: un perro desaliñado, un poco más alto que la rodilla de la rodilla de Julien. —Después de usted, Lord Cupcake —le dice Julien al perro.
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Meneando la cola, Cupcake salta ligeramente del carruaje. Julien le rasca detrás de las orejas para luego cerrar la puerta del carruaje. —¿No entras? —pregunta a Gaspard. —Tengo que hacer una visita a los Marcel —dice Gaspard—. Están un poco atrasados en su informe de ingresos. —La corona elogia su diligencia, Señor Ministro —dice Julien con una sonrisa—. Ve y métele miedo a la burocracia. Gaspard saluda antes de marcharse. Con Cupcake pisándole los talones, Julien sube las escaleras del castillo. Audric no había cambiado desde la última vez que lo había visto. Seguía igual como si el año no hubiese transcurrido. Tenían el mismo pelo castaño y medían casi lo mismo, más allá del metro ochenta. Julien tenía dos centímetros más y, aunque estaba encantado con ese hecho, no era suficiente para que los demás notaran esa diferencia. Sin embargo, nadie los confunde. La expresión severa y la calma glacial de Audric son todas suyas. El pavor se apodera de Julien. Un extraño sentimiento de culpa como portador de malas noticias. Puede ignorar la razón de su nuevo destino mientras no hable de ello, pero pronto tendrá que compartir la carga con Audric. —Bienvenido a Greenhaven, hermano. —Audric extiende la mano—. ¿Cómo fue el viaje? Ellos chocan sus antebrazos el tiempo suficiente para ser educados. — Terriblemente aburrido —responde Julien con una sonrisa de la que quizá, sólo Audric pueda ver a través—. Si que mantienes los caminos demasiado seguros por aquí. Audric vacila un poco antes de responder —Para fastidiarte, por supuesto. Hablemos dentro. Parte de su séquito se separa mientras se abren paso a través del castillo. Los cortesanos se dirigen a tomar el té de la tarde, y la mayoría de los guardias se dispersan para gestionar los traslados de servicio. Sólo Cupcake y unos
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pocos juramentados le siguen hasta la sala de mapas del segundo piso, y sólo Cupcake le sigue a la cámara. La habitación sin ventanas es uno de los pocos espacios de Greenhaven sin vegetación. Numerosas lámparas y espejos intentan compensar la falta de luz solar. Una mesa redonda de madera domina la sala, su superficie tallada con un mapa en relieve de Silaise y sus vecinos. Los bosques de Fellrin y sus inmensas ciudades se extienden hacia el sur. La representación de la montañosa Draskora al oeste es cada vez menos detallada con cada milla que se aleja de Silaise. El gran continente de Alantha se curva alrededor de las Fauces, un mar en ondas de madera oscura teñida. En cuanto Audric cierra la puerta tras ellos, Julien lo arrastra en un abrazo de oso indigno. —Joder, me alegro de verte. A veces, siente que Audric y él son solo hermanos a puerta cerrada. En público, son rivales por un trono que Julien no quiere. La ley silensense otorga a la reina Margot el derecho de elegir a cualquiera de sus tres hijos para heredar la corona. Un derecho que aún no ha ejercido, aunque todos tienen más de veinte años y que la elección está clara. Julien se ha asegurado de que la elección esté clara. Cupcake se deja caer junto a la estantería. Audric devuelve el abrazo con una palmada dura en la espalda de Julien. —Eres una sanguijuela. ¿Te traigo algo de beber? —Sólo agua. —Julien suelta a su hermano con una mueca—. Probablemente necesite jugar con los lugareños esta noche. Gaspard dice que su burdel favorito está aquí, aunque dice lo mismo de todas las ciudades que visita. Audric se detiene ante el armario. —No estoy seguro de que sea la mejor primera impresión como Lord de Greenhaven. —¿Qué tiene de malo pasar el rato en un buen bar que resulta que tiene algunos servicios extra? —Julien sonríe—. No es que tenga que pagar por sexo de todos modos.
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Poniendo los ojos en blanco, Audric le da un vaso y se apoya en la mesa del mapa. Julien se inclina a su lado, girando el vaso entre sus manos. Tras un momento de silencio, Audric pregunta —¿Qué está pasando realmente, Jules? La habitación iluminada por el espejo es de repente demasiado brillante. —Mamá está enferma. Audric exhala. —¿Qué tan grave es? —No lo sé. —Julien siempre es sincero con sus hermanos—. Mamá no me lo quiere decir, y su médico se negó a aceptar mi soborno para obtener información. Mamá dice que está bien, ha ido a la corte igual que siempre. Dice que sólo te quiere en el palacio para ayudar más. Creo que es más grave de lo que me está diciendo, sin embargo, está siendo muy reservada al respecto. No quiere que las demás casas huelan la debilidad. —¿Alguien más lo sabe? —Sólo Claude, que está muy preocupada. Ya sabes cómo se pone. — Julien se encoge de hombros—. Claude quería llamar a Bell de vuelta al país, pero Madre dijo que no era necesario. Bellamy siempre ha sido el favorito de Claude. También era el favorito de Audric y Julien, para ser justos. A Julien no le gustaba tener a su hermano menor tan lejos, en la isla de Tavoc, pero es mejor que tenerlo en Sandrelle, donde sus dolores de cabeza son mucho peores. —Claude siempre quiere llamar a Bell para traerlo de vuelta. — Suspirando, Audric se repliega en su calma habitual—. Entonces, tal vez mamá sólo me está llamando de nuevo por un exceso de cautela. —Tal vez. — Julien arruga la nariz—. A pesar de toda su cautela, no pudo dar una excusa adecuada para cambiar nuestras asignaciones. El tribunal no puede decidir si me está castigando o si te está castigando. —Le gusta mantenerlos adivinando. ¿Ha cambiado algo más en Sandrelle? —La moda se está inclinando por las prendas de tonos pastel. Apenas escapé con mi sexy cuero negro intacto. Por otro lado, tú eres irremediablemente anticuado… no, espera, ¿qué estoy diciendo? —Julien le da un codazo en el hombro a Audric—. Eres demasiado guapo. Empezarán a vestirse como soldados para copiarte en cuanto llegues. 21
—Intentaré mezclarme —dice Audric—. No quiero que desperdicien sus pasteles. —Y con flores. Por favor, hazte un retrato, necesito verte con flores. Qué más... Ah, sí, Cosette Pellerin insinuó secretamente que su familia apoyaría mi reclamo sobre el tuyo si yo hiciera una jugada por el trono. Audric resopla. — ¿Otra vez? —Otra vez. —Eso es parte del acuerdo de Julien con Audric. Hasta que Madre nombre un príncipe heredero -e incluso después- algunas de las familias nobles pensarán que la forma más fácil de ganar poder es apoyar a un hermano sobre el otro. Julien preferiría sacar cualquier amenaza a la reclamación de Audric de antemano, para saber a quién vigilar—. Lástima que su lealtad se desperdicie con un sinvergüenza como yo. Le aseguré que me encantaría saber más y luego, por desgracia, me distraje besándome con su hermano. —Probablemente esa sea la razón por la que ellos te quieren en el trono. Su apoyo probablemente tiene más que ver con la oposición de la Casa Pellerin a los objetivos reformistas de Audric. La promiscuidad de Julien es sólo una oportunidad extra. —Cosette Pellerin tiene hermanos muy atractivos. Y primos. Y un tío. —No lo hiciste. —No lo hice. —le asegura Julien. Audric no necesita saber lo cerca que estuvo de acostarse con el viejo Armand Pellerin el invierno pasado—. Ahora, háblame de Greenhaven. ¿A qué me enfrento aquí? Toda la calidez desaparece de la cara de Audric. —En la superficie, nada. Todo está en calma desde que los fellrianos dejaron Draskora el invierno pasado. —Tardaron bastante en rendirse —dice Julien—. Draskora nunca autorizará las exportaciones de piedra caliza, y mucho menos las minas compartidas reales. —No se han rendido. Estoy seguro de que se están reagrupando, poco bien les hará.
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—Les desearía suerte si pensara que nos van a dar una parte —dice Julien—. Imagina que árboles tan bonitos podrías cultivar con piedra caliza… Imagina los tónicos Pellerin que podrían llegar a ser tan intensos... si el nightrose4 solo… —Gracias, estoy bien. —Realmente necesitas relajarte. Está bien, dijiste en la superficie. —Algo se está cociendo aquí. No puedo decir quién está involucrado, pero los nobles locales están jugando a las cartas en privado más de lo que solían, y alguien ha estado contrabandeando mercancías a través de los barrios bajos. Todavía estamos trabajando en quién y qué. Y un cazador desapareció hace dos semanas. —Supongo que no sospechas de un accidente de caza. —Rastreamos su última ruta conocida hasta que cruzó la frontera — dice Audric—. No debería haber estado tan cerca de Draskora, pero tampoco debería haber desaparecido tampoco. —Los cazadores cruzan todo el tiempo, incluso cuando no deberían. Los ciervos y Wyrms5 no reconocen la frontera. —Julien suspira—. Vigilaré eso. ¿En quién puedo confiar aquí? —El cocinero, el curandero y todos los jardineros son seguros —dice Audric—. También voy a dejar a Lucien al mando de la compañía de guardias del castillo durante uno o dos meses más, o el tiempo que lo necesites. —Lo atesoraré. ¿Alguien más? Por un momento, Audric parece mayor que sus veintiséis años. —Me da miedo dejarte en un pozo de víboras, Jules. Dado que todavía no he dado con las cabezas de las colas 6. Desde la esquina, Cupcake se estira sobre sus pies, se sacude el pelaje y trota hasta apoyar la cabeza en el muslo de Audric. Después de que Audric le rasqué las orejas, se mueve hacia Julien. 4
Se menciona en capítulos posteriores, se refiere a una especie de afrodisiaco Término usado para referirse a los dragones germánicos y escandinavos; este hacía referencia a criaturas cuyos movimientos semejaban a serpientes, con colmillos y que podían escupir veneno o fuego. Se les describe como seres con dos o más patas y mayormente desprovistos de alas; sin embargo, esto no es necesariamente excluyente de otro tipo de dragones. 6 Viene del idiom “Can´t make heads or tails” Se refiere a qué no ha podido comprender del todo la situación ya que es bastante desconcertante 5
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—No se preocupe por mí, Su Alteza. —Julien despeina la cabeza desaliñada de Cupcake y se levanta—. Sé exactamente qué hacer con este nido de víboras. Audric camina con él hacia la puerta. —Si me permites preguntar… ¿Qué sería eso? —¿Qué más? —Julien abre la puerta y le lanza a Audric una sonrisa malévola—. Haré una fiesta.
*** —Estoy deseando que llegue el banquete —dice Loras Frenn con una copa de vino frío—. Parece que será lo más divertido que Greenhaven ha visto en años. Décadas. Me atrevo decir que hasta siglos. —¿Me estás diciendo que mi hermano nunca daba fiestas?. — Julien bebe un sorbo de su propio vaso—. Estoy sorprendido. Completamente sorprendido. Loras se ríe por demasiado tiempo ante la broma. Para Julien, no es tan gracioso. Sin embargo, Loras no es mala compañía, por ahora. Es el hijo mayor del duque Hebert, que posee gran parte de las tierras a lo largo de la frontera draskorana. Su hermana menor heredó la mayor parte de la magia de los Frenn y está a punto de heredar el ducado, lo que deja a Loras libre para beber y coquetear con príncipes. Ellos están paseando por uno de los jardines, el aire dorado con fragancia a la luz del sol de la última hora de la mañana. Después de una semana en Greenhaven, los jardines le recuerdan mucho a su hogar. Cuatro guardias juramentados le siguen a una educada distancia. Nadine estaba ocupada ayudando a Lucien a entrevistar a nuevos reclutas para la guardia del castillo. —Admiro al Príncipe Audric, por supuesto —dice Loras—. Solo que… simplemente se lleva mejor con mi querida hermana. Elinor es bastante, y lo digo de la mejor manera posible, ella es bastante, demasiado severa.
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Julien recuerda vagamente a Elinor; la vio por última vez hace diez años, cuando aún era conocida como la hermana menor de Loras. Loras es ciertamente lo contrario de severo; rápido para sonreír y más rápido para beber. Es unos centímetros más bajo que Julien, con cálidos rasgos castaños y con la carcajada de un hombre que le dobla en estatura. A Julien no le importaría meterse en la cama con él, si la ocasión lo requiere. Quizás Loras es más astuto de lo que parece. ¿Está intencionalmente tratando de poner a Julien en contra de su hermana? —Yo también estoy deseando conocer a Lady Elinor. —Julien vuelve a dar un sorbo a su vino, una crujiente mezcla dorada de los viñedos del sur. Este parece un buen momento como cualquier otro para llegar a su verdadero propósito en la conversación—. Pero la frontera seguramente no puede ser tan aburrida. He oído que los bosques de Wyrm de tu familia empujan a Sandrelle a la vergüenza. —¿Usted caza, Alteza? —Loras pregunta—. Organizaré una cacería de Wyrm cuando quieras. No sé en Sandrelle, pero nuestros bosques son extraordinarios en esta época del año. —No te sientas obligado a complacerme —dice Julien, aunque había hecho el comentario precisamente con esa intención. —Será un placer para la Casa Frenn acogerte —le asegura Loras. —Espléndido. Haré que alguien contacte contigo para hacer los arreglos. Las tierras de la casa Frenn incluyen la zona donde desapareció el cazador local. Un viaje de caza real será una buena excusa para que los guardias juramentados inspeccionen la zona con antelación. Mucho menos perturbador que solicitar un permiso especial para una investigación abierta. Un movimiento atrae la atención de Julien desde el otro lado del jardín. Una figura visible más allá de los bancos de flores rosas y doradas, más allá de los delgados troncos de los árboles de color dorado oscuro. El follaje impide a Julien verle bien. Todo lo que ve son cabellos dorados y una camisa gris oscuro. Eso ya es bastante sospechoso; los únicos que deberían estar aquí son los sirvientes de verde o los guardias juramentados de negro.
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Julien baja su vaso. —Loras, ¿podrías darme un minuto? Hay más vino en el pabellón. —Por supuesto, Alteza. Julien hace un gesto a uno de los guardias para que siga a Loras, y a los demás para que se queden al borde del jardín. No necesita niñeras cuando está rodeado de las raíces y tiene en las venas magia de Sandry. Con la copa de vino en mano, recorre los fragantes senderos para enfrentarse al intruso. El intruso estaba muy tranquilo serpenteando lentamente por el jardín. Julien dobla una esquina detrás del hombre, y su primera impresión es la de una figura delgada, quince centímetros más bajo que Julien. Ondas desordenadas de pelo amarillo dorado rozan el cuello doblado de su camisa. Lleva brazaletes de cuero en las muñecas, pero no armas visibles. Ropa sencilla. Julien sólo tiene un momento para admirar la forma en que sus pantalones se ciñen a su culo antes de que el hombre oiga su aproximación y se dé la vuelta. —Hola —dice Julien alegremente, y luego olvida todo lo demás que quería decir. El aspecto de este joven atraería la atención de Julien en cualquier situación. Su rostro en forma de corazón se mueve entre el terreno de lo atractivo y lo bonito. Julien quiere tocar su barbilla delicadamente puntiaguda y girar su rostro de un lado a otro, para ver cómo la luz del sol ilumina cada nuevo ángulo de él. Pero son sus ojos los que detienen a Julien. Un azul púrpura intenso, como el crepúsculo o los hematomas, intactos a la luz del sol. Ojos como esos sólo proceden del corazón de Draskora, donde convergen las venas de piedra caliza y la magia se filtra en la tierra y el agua. Sin embargo, no hay rastro de Draskoran en la voz del hombre cuando responde —Lo siento mucho, ¿Podría indicarme dónde está el despacho del comandante de la guardia? Las palabras sacan a Julien de su trance. —¿Estás aquí para las entrevistas de guardia?
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—Si puedo encontrarlos. —El rubio hace un gesto de impotencia hacia el jardín que le rodea—. Tengo la sensación de que no debería estar aquí. —De verdad que no. —Julien bebe un sorbo de vino, recuperándose de la sorpresa—. ¿Qué te parece esto? Te doy la dirección a cambio de tu nombre. —Mi nombre no vale mucho, pero es Will Hadley. Un nombre fellriano. Interesante. ¿Más interesante aún? Will Hadley, con nombre fellriano y ojos draskoranos, no parece reconocer a Julien. —No te subestimes, Will. —Julien le hace un gesto para que le siga—. Pasa por aquí, ¿Ves esa puerta? Sal por ese camino, luego toma la segunda a la izquierda a través del seto. Sigue caminando recto hasta que llegues a una pared, luego sigue esa pared hacia la derecha hasta que llegues a una puerta. Probablemente verás a tus compañeros reclutas esperando entrevistas. ¿Entendido? —Creo que sí —dice Will—. ¿El segundo a la izquierda? —El segundo a la izquierda. —Ahora que Julien ha superado su sorpresa, los ojos de Will llaman la atención rodeados de flores doradas y rosas. Probablemente sería una mala idea ofrecerse a escoltarlo al despacho de Nadine. —No molestes a los criados, pero puedes pedir indicaciones a cualquier soldado. Son los de verde oscuro. Will tuerce los labios. —Probablemente parezco un idiota. —No eres el primero que se pierde en Greenhaven —dice Julien—. Mi hermano pequeño se perdía tan a menudo que mamá amenazaba con ponerle una correa. —Lo creo. —Aunque también, Bell era mayor de lo que se esperaría en ese momento. —Julien levanta ligeramente su copa en señal de saludo—. En fin, tengo que estar en un sitio. Mucha suerte con las pruebas. —Gracias, Señor... —Will se detiene.
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Julien está tentado a continuar con la farsa del anonimato, antes de que Will se dé cuenta de quién es. Pero eso sería injusto. Julien juega con malvados e intrigantes cortesanos, no con adorables jóvenes plebeyos. —Me llamo Julien. Y no me importa la expresión casual, pero la capitana Nadine probablemente te dirá que me llames “Su Alteza”. Para crédito de Will, no se sonroja ni tartamudea. Simplemente parpadea y repite obedientemente —Su Alteza. —El honorífico suena mejor viniendo de él que de Loras—. ¿No debería tener guardias con usted? Su Alteza. Julien se ríe. —Oh, a Nadine le encantarás. Suenas igual que ella. Levantando de nuevo su copa, Julien se retira al pabellón antes de perder el control y empezar a coquetear de forma demasiado evidente. Julien jode con los cortesanos. Compañeros nobles y aduladores. Él no jode con sus empleados. Hay algo más en Will que despierta el interés de Julien. No puede precisar qué. No hay signos evidentes en la expresión de Will, ni ojeras bajo sus ojos. Pero Julien tiene la clara impresión de que Will está agotado. Como si estuviera demasiado tenso, como si no hubiera dormido en días.
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❧ CAPÍTULO TRES Whisper.
La risa brillante de Julien persiguió a Whisper durante el resto de la semana, desde la selección para guardia hasta sus primeros días de prueba. Whisper no había necesitado indicaciones de Julien, obviamente. Su despiste fingido fue una excusa para pasear por los terrenos antes de su entrevista. No esperaba encontrarse con el príncipe en persona mientras vigilaba el bar, ni tampoco esperaba que Julien fuera tan amable. Todo lo demás sigue según lo previsto. La carta de referencia de Whisper a través de la entrevista con la capitana Nadine. El cambio de personal dejó vacantes en la guardia del castillo, y parecía una opción más adecuada que los otros puestos que Whisper consideró. Él no estaba acostumbrado a trabajos largos, no se siente confiado con sus capacidades para fingir conocimientos sobre cocina o jardinería más de un par de días. Así que entrenar con las otras dos docenas de reclutas es fácil; Whisper sólo tiene que evitar demostrar demasiado su habilidad. Ahora, mantener un perfil bajo es crítico. Él no ve mucho a Julien, y cuando lo hace, es sólo a distancia; sin embargo, el brazalete alrededor de su muñeca es un recordatorio constante de su verdadero propósito. Unas finas envolturas de cuero ocultan las cuentas: las gemas y los metales preciosos son demasiado caros para que un recluta de la guardia los lleve abiertamente. Quitarse el brazalete sería más prudente, pero Whisper no se atreve a esconderlo en ningún sitio. No tiene ningún lugar seguro donde esconderlo, después de todo. El banquete de verano del Príncipe Julien es la primera misión oficial de los reclutas de la guardia.
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El cielo del atardecer se llena de pancartas y listones esparcidos entre los árboles. Guirnaldas de flores se enroscan sobre el patio, y el viento arrastra ligeras lluvias de pétalos de flores. El patio exterior está abierto al público esta noche, y los lugareños de todas las clases sociales se mezclan entre mesas de comida y bebida. Los juglares 7 contratados dirigen un baile vertiginoso en el centro, que implica muchas caídas al suelo y risas. Hacerse pasar por guardia fue una buena idea. Se supone que Whisper vigila a todos y a todo. La chaqueta de su uniforme era verde oscuro, el cual le hacía invisible para la mayoría de las personas en la multitud, aunque cualquiera con ojos agudos podía notar la falta de insignias en la espalda. Los reclutas tienen al menos tres meses de prueba antes de ganar autoridad real. La capitana Nadine emparejó a cada recluta con un guardia veterano para el servicio esta noche. La compañera de Whisper es Rosin, miembro de la guardia jurada del príncipe. Es una mujer amable, de piel morena y pelo negro liso. Es de los pocos veteranos que no miran con recelo los ojos de Whisper. Probablemente por eso Nadine los emparejó: la capitana es más observadora de lo que Whisper creía. —¿Con qué frecuencia da Su Alteza fiestas como esta? —pregunta Whisper. —No muy a menudo, por suerte —dice Rosin—. Suele organizar reuniones. Más fácil de gestionar desde el punto de vista del personal. O visita fiestas de otras personas. En Sandrelle, algún cortesano siempre tiene un cumpleaños o medio cumpleaños. A veces celebran el cumpleaños de sus pájaros. Más farolillos colgantes se iluminan a medida que el cielo se oscurece. Las luces se reflejan en las flores y las paredes de piedra pálida, lo que aporta al espacio un aspecto iridiscente. —¿Cuánto tiempo llevas trabajando para el príncipe? —Whisper finge sorprenderse a sí mismo—. Lo siento. Probablemente estoy hablando demasiado. 7
Artistas ambulantes; realizaban actos circenses, actos de mímica, cantar o bailar, entre otras. A menudo eran convocados a las plazas públicas como entretenimiento en las fiestas o banquetes de los nobles.
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Rosin es realmente demasiado amigable. —Eres bueno, chico. Llevo unos cuatro años en su guardia. El mejor jefe que he tenido, no es nada como los rumores. —¿Qué rumores? —Whisper tiene memorizado el informe de su misión, pero gran parte de esa información se la proporcionó el cliente desconocido. El cliente quiere a Julien muerto, lo que sugiere cierta parcialidad. —¿Qué quieres decir con “qué rumores”? —pregunta Rosin. —Soy de Fellrin. —Cierto. Sigo olvidando eso. En todo caso, pensaría que con tú… de todos modos, Su Alteza tiene una reputación. —Rosin agita la mano vagamente—. La gente dice que se follaría a cualquiera. A Whisper le está empezando a gustar Rosin. Es bastante comunicativa. —¿Y eso es falso? —Por supuesto —dice Rosin—. No se folla a cualquier persona, sólo se folla a hombres. Y nunca se mete con sirvientes o guardias. No se aprovecha de su posición. —Ese es un listón muy bajo —dice Whisper. Rosin resopla. —Claro que sí, y sin embargo… —Y sin embargo. —Whisper mira a su alrededor. Todo parece bastante seguro alrededor de su extremo del patio. —¿Está bien si camino alrededor? —No toques el vino, y búscame si ves algún problema. Definitivamente no toques el vino del salón de banquetes. Parte de él está mezclado con nightrose. Que es… —Lo sé, en Fellrin también tenemos nightrose. Rosin se ríe y le hace señas para que se vaya. Nadine dio a todos los reclutas las mismas instrucciones antes de la fiesta: nada de ejecución directa mientras estén a prueba. Lo más que se supone que deben hacer es dar indicaciones a los huéspedes perdidos; y hay que pedir refuerzos incluso para acompañar a los huéspedes demasiado borrachos fuera 31
de la casa. Nada de peleas. Definitivamente nada de armas, así que los cuchillos de Whisper están bien escondidos. Y no deben tocar el vino mientras están de servicio, lo cual es fácil. A Whisper no le gusta beber en el trabajo, tanto si el vino tiene afrodisíacos como si no. Escabulléndose de Rosin, acecha el perímetro de la reunión. El uniforme de recluta lo oculta a la vista, y ninguno de los invitados se fija lo suficiente como para notar sus ojos. El aumento del volumen y movimiento de la multitud llaman la atención de Whisper. La gente se apresura a acercarse y alejarse de un pabellón con toldos de seda situado junto al muro interior. Whisper patina por el borde de la multitud para ver lo que está mirando todo el mundo: Un par de felinos fellrianos encadenados bajo el toldo. Preocupado, Whisper se acerca más. Unos cuantos guardias con uniforme rojo y blanco colaboran con los guardias del castillo uniformados de verde para mantener a la multitud alejada del pabellón, como si los felinos fueran peligrosos. Whisper reconoce el sigiloso cisne de la Casa Marcel desplegando sus alas sobre las capas rojas de los guardias. Sus esfuerzos por controlar el espacio dan a Whisper una visión clara de los felinos. Son más grandes que Henrietta, sus pieles lo suficientemente claras para mostrar sus rayas negras. El gato más cercano es de un azul intenso, el otro de un verde plateado apagado. Uno al lado del otro y perfectamente quietos, podrían parecer pacíficos para los demás espectadores. Pero Whisper conoce a los felinos fellrianos, y esa quietud es una advertencia. Sus colas no se mueven de alegría, y sus orejas no giran de un lado a otro. Están claramente estresados y ninguno de los guardias de Marcel está lo suficientemente alarmado por eso. Cada felino tiene su propia magia, y hay una buena probabilidad de que las pesadas cadenas de hierro alrededor de sus cuellos sean inútiles. Las criaturas inteligentes han coexistido con la nobleza fellriana durante generaciones. No atacan al azar. Pero si están estresados, significa que aquí nadie atiende sus necesidades, y todas las apuestas están acabadas.
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Tal vez sea bueno que Whisper esté aquí afuera, y el Príncipe Julien esté a salvo dentro. El uniforme de recluta de Whisper le permite acercarse al toldo sin que nadie se lo impida, y es lo bastante silencioso como para que los guardias de Marcel no se fijen en él. Se agacha junto a las caderas tensas de la felina azul y sus orejas de punta oscura se dirigen hacia él. En Alto Fellrian apenas audible, Whisper pregunta: — ¿Alguno de ustedes habla con la mente? La cola del felino azul se retuerce. Una fría voz femenina se cuela en la cabeza de Whisper. Por fin, un humano civilizado. Si no nos quitas estos collares pronto, Fisk lo hará él mismo. —Entendido —dice Whisper en voz baja—. Soy Will, ¿Cómo te llamas? Su cola vuelve a crisparse. Rumi. —Vale, Rumi, Fisk. Quédense ahí un poco más. —De pie, Whisper considera si encontrar o no a Rosin. Le llevará más tiempo, pero quiere evitar llamar la atención. Por desgracia, el predicamento se le escapa pronto de las manos. El felino verde, Fisk, sacude la cabeza, haciendo sonar sus cadenas. El sonido atrae la atención de los guardias frente al toldo. —¡Eh! —ladra un guardia vestido de rojo, con más adornos blancos en su traje que los demás—. Aléjate de ahí, ¿Quieres perder una mano? Uno de los soldados de Greenhaven se da la vuelta también, un hombre que Whisper reconoce vagamente. Su sonrisa se transforma en ceño fruncido al ver a Whisper. —Yo me encargaré de esto —le dice al guardia Marcel, y se adelanta. Apenas baja la voz para sisear—. ¿Qué coño crees que estás haciendo, draskorano? Ah. Esto va a ser un problema. —Mi trabajo —dice Whisper con calma—. ¿Ese hombre está a cargo de los gatos?
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El rostro del hombre está enrojecido y huele a vino. Aunque es al menos el doble de grande que Whisper, podría incapacitarlo en dos segundos sin que se alterara su ritmo cardiaco. Si pudiera permitirse el riesgo, claro. ¿Qué dice? Deberías morderle, dice Rumi en su cabeza. ¿O Fisk puede morderle? Yo no. Prefiero mi carne muerta y cocinada. —No quiero problemas —dice Whisper—. Ve a tomar otra copa. Esquiva al borracho y se acerca al guardia Marcel. —¿Estás a cargo de estos felinos? —Sí, y tienes que mantenerte alejado de ellos —dice el hombre—. Son un regalo de Lady Valerie, y soy el responsable de asegurarme de que no le arranquen la cabeza a nadie hasta que hayan sido entregados a salvo. —Admirable —dice Whisper—. Pero puedo decir que nunca has trabajado con felinos antes. Son sensibles, las cadenas les molestan. Tenemos que llevarlos a un lugar tranquilo y quitarles los collares para que puedan calmarse. —¿Quitar los collares? —El hombre se queda mirando—. ¿Estás loco? —Conozco a los felinos —dice Whisper— Hablé con ellos y… —¿Habló con ellos? Prewitt, creo que tu amiguito ha bebido demasiado. —No es mi puto amigo —refunfuña el borracho, acercándose. —No importa. —Whisper se da la vuelta y se dirige hacia el interior del patio, no se le da bien la diplomacia, y luchar en uniforme podría hacer que le echaran de la guardia. Su única alternativa es la guerra abierta: escalar hasta su superior. Esperaba que la Capitana Nadine estuviera un poco más informada sobre felinos fellrianos que este Prewitt y los guardias Marcel. Pero Whisper sólo da unos pasos antes de que un movimiento capte su visión periférica. Esquiva la torpe mano que agarra su hombro. —Oye, los reclutas están asignados al patio —dice Prewitt—. No abandones tu puto puesto. Joder, está más borracho de lo que Whisper se dio cuenta. Y la gente a su alrededor está empezando a darse cuenta, los guardias de Marcel, una pandilla de mercaderes en la mesa de bebidas cercana, un grupo de pueblerinos 34
que han dejado de bailar bajo un árbol iluminado por un farol. La atención recorre incómodamente la piel de Whisper. Tal vez así es como se sienten los felinos en este momento. Encadenados y listos para estallar. Whisper no se quebrará. Pero pelear en uniforme debería estar bien si todos estos testigos ven a Prewitt golpear primero, ¿No? Forzando una sonrisa, Whisper se acerca a Prewitt y dice, sólo para los dos —¿Qué es eso, silaisano? ¿Crees que puedes joder conmigo?. Así de fácil. Prewitt gruñe y retrae el brazo. El golpe es lento y descuidado, pero Whisper no lo esquiva. Se desplaza hacia delante, acompañando el golpe. El dolor le recorre la mejilla, lo suficiente como para sentirlo, lo suficiente como para que la multitud lo presencie, pero no lo suficiente como para que le duela de verdad. Whisper finge tambalearse, retrocediendo... En una presencia cálida y sólida. Una mano mucho más rápida que la de Prewitt se cierra alrededor de su muñeca. —Muy bien, señores, ¿Qué coño está pasando? —pregunta una voz conocida. Una campana repica desde la puerta interior del patio, y un heraldo tardíamente anuncia —Príncipe Julien Sandry. La desesperación se apodera de Whisper, tan pesada como la mano que rodea su muñeca. Demasiado para mantener un perfil bajo.
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❧ CAPÍTULO CUATRO. Julien.
J ulien tenía un plan para la noche. Comer un poco, beber mucho, degustar el nightrose, seguir a Valerie Marcel para ver el regalo sorpresa que le tenía reservado, y luego huir a un rincón oscuro y establecer íntimas relaciones diplomáticas con Loras Frenn. Al observar el caótico patio, Julien también piensa en un dolor de cabeza en su itinerario. Aunque quería agitar las cosas esta noche, quería que la agitación se produjera entre la nobleza local, no entre su propia guardia del castillo. Julien sujeta al guardia rubio y delgado hasta que alguien sujeta al guardia más corpulento. Solo cuando retrocede reconoce al Will Hadley perdido en el jardín. —Veo que has superado las pruebas —le dice Julien. Una marca se levanta en la mejilla izquierda de Will, pero está mucho más tranquilo que el guardia mayor que jadea y tiene la cara roja detrás de él. —Su Alteza. —Sí, soy yo. Voy a repetirlo otra vez: ¿Qué coño está pasando?. —A mí también me gustaría saberlo, Alteza —dice Lady Valerie desde su lado. Pálida y resplandeciente en su vestido rojo, Marcel mira a uno de sus guardias—. Te dije que mantuvieras a todos alejados de los animales. ¿Alguien fue herido? —No, Lady Valerie. Julien sólo ha visto felinos fellrianos de lejos, en un viaje de su infancia a Fellrin. Madre no le permitía acercarse a ellos, lo que era decepcionante pero
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comprensible. Julien, que entonces tenía cinco años, tenía más entusiasmo que sentido común cuando se trataba de gatitos de cuatrocientos kilos. Los años transcurridos no le han dado mucho más sentido común. Los felinos son magníficos y a Julien le dan ganas indignas de enterrar la cara en sus pieles de felpa. Tal vez después. El guardia mayor, Prewitt, se incorpora. —¡Alteza! Estaba ayudando a Marcel cuando el recluta empezó a acosar a los felinos. Cuando intenté enfrentarme a él con calma, empezó una pelea. —Gracias. —Julien señala a Will— ¿Cuál es tu versión? Will no se endereza; su postura ya es excepcional. —Se lo explicaré en cuanto alguien lleve a los felinos a una sala tranquila, Su Alteza. Están demasiado estresados para estar en una multitud como esta. No es la excusa que Julien esperaba. Frunciendo el ceño, se acerca al toldo de seda. El guardia Marcel avanza como si fuera a detenerlo hasta que Valerie hace un gesto brusco. El felino verde plateado se incorpora cuando Julien se acerca, con su pálido pecho increíblemente esponjoso y sus ojos dorados. Precioso, pero efectivamente, sus orejas están echadas hacia atrás por la ansiedad. —Antes de que me haga ilusiones, Lady Valerie, dígame si esta es la sorpresa a la que se refería. Valerie se acerca un poco vacilante. —El príncipe Audric dijo que le gustaban los animales. El mercader fellriano nos aseguró que se desenvuelven bien entre multitudes, pero el adiestrador se negó a viajar a Silaise, así que mi gente ha hecho lo que ha podido. —Supongo que mi hermano sabe una cosa de mí. —Julien esquiva su disculpa implícita—. Estoy encantado con el regalo, tomemos el té más tarde. Pero primero, creo que Will tiene razón; alejemos a los felinos de los civiles. Si tu gente pudiera mostrarle a la mía cómo manejar las cadenas… —No hace falta, Su Alteza —dice Will, mientras los ojos del felino verde plateado se iluminan. 37
El metal tintinea y los collares caen de los enormes cuellos de los felinos. Golpean las alfombras y ruedan. La gata azul se pone en pie, arquea la espalda y ensancha la mandíbula en un enorme y estruendoso bostezo. Algunas personas gritan y Valerie da un paso atrás. Sin inmutarse, Will da un paso adelante y desliza la mano bajo la mandíbula del felino verde, cada movimiento que hace con la mano está bajo la mirada del gato, donde pudiera verlo. Tras unas palabras que Julien no alcanza a entender, mira hacia atrás. — Hablan Alto Fellrian. Dígame a dónde ir y les guiaré. Hay algo especialmente llamativo en el joven delgado bajo el toldo rojo, rodeado de luces y alfombras de felpa y gatos gigantes. Una precisa belleza frágil. Como si Will estuviera tan estresado y listo para saltar como los felinos. Igual de intrigante. Julien tira de su cuello. La noche es demasiado cálida. —Sígueme a la sala del Roble.
*** La Sala del Roble es un salón de visitas no muy lejos del salón de baile principal, lo suficientemente bien aislado como para que los sonidos del banquete se desvanezcan al cerrar la puerta. Paneles de roble oscuro, plantas en macetas en las esquinas y algunos de los sofás más cómodos en los que se ha sentado Julien. Eligió la habitación principalmente porque es una de las pocas habitaciones que recuerda en esta ala del castillo, pero funciona lo suficientemente bien. El único problema con la sala del Roble es que es un poco demasiado caliente esta noche. Julien se desabrocha la chaqueta mientras el calor recorre su piel. Como Will prometió, los felinos les siguen obedientemente hasta la sala. Una vez allí, el felino azul reclama uno de los sofás, mientras que el felino verde, más grande, se dedica a oler todas las macetas. Will está de pie, con las manos a la espalda, en el centro de la habitación. Está tan tenso como una cuerda de arco estirada, y Julien está a un suspiro de 38
preguntarle si se encuentra bien, pero Julien ha vivido demasiado tiempo en la corte como para ser directo con preguntas íntimas como esa. —¿Qué comen? —pregunta en su lugar. —Prefieren la carne cocida. Julien da instrucciones a uno de los guardias. Ella se marcha a las cocinas, dejando sólo a dos guardias juramentados vigilando dentro de la puerta. La supervisión casi constante forma parte del estilo de vida real. —Muy bien, recluta. —Julien se desploma en el sofá que no ocupa un gato gigante—. Cuéntame tu versión de esa ridícula pelea. —Su Alteza. —Will está bastante tranquilo para ser un recluta pillado peleando—. Mi padre tiene un gato fellriano y conozco su comportamiento. Fisk y Rumi estaban casi tan estresados como para abandonar la fiesta por su cuenta, lo que podría ser peligroso. —¿Fisk y Rumi? —Fisk es el macho verde con telequinesis 8. Rumi es la hembra azul con telepatía9. Ambos pueden entender el habla humana, pero sólo Rumi puede proyectar sus propios pensamientos en la mente de alguien—. Will esboza una sonrisa —Como la mayoría de los felinos fellrianos, sólo hablan Alto Fellrian, no Trade. —Y los Marcel no consiguieron que un manipulador fellriano se trasladara con ellos. No me extraña que hubiera problemas. —Julien se inclina hacia delante y se dirige directamente a los gatos—. Lord Fisk y Lady Rumi, encantado de conocerles. Le ignoran. Julien le hace señas a Will para que continúe. —Intenté decirle a la guardia de la Casa Marcel que los moviera, pero el guardia Prewitt había bebido demasiado e interfirió. Estaba fracasando en la negociación con él cuando usted llegó, Su Alteza. —La postura de Will no cambia—. Sé que debería haber informado a Rosin o a la capitana Nadine en vez de intentar manejarlo yo solo. Sólo estaba preocupado por los felinos.
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Mover objetos con la mente Capacidad para comunicarse con otros con la mente
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Julien ladea la cabeza. —¿No por los invitados humanos? —Los guardias estaban allí para cuidar de los humanos —dice Will—. No creí que nadie más se preocupara por los gatos. Los ojos de Will son amplios e ingenuos, a Julien no le sorprendería que esos bonitos ojos morados fueran parte del problema esta noche. Tendrá que preguntarle a Nadine o a Lucien si Prewitt ha mostrado prejuicios contra los Draskorianos antes. Tirando de nuevo del cuello de su camisa, hace demasiado calor aquí, Julien le dice: —Tienes un corazón bondadoso. —Alteza —dice Will, refutando cortésmente. Mierda, es adorable. —Bueno, contaste una bonita historia. Lo corroboraré con Nadine, y ella decidirá qué hacer al respecto. No le gusta que me entrometa. —Inquieto, Julien se levanta y se dirige a un armario. Al abrirlo revela libros en lugar de vino. Claro. Este es el castillo de Audric. Una bebida fría estaría bien ahora mismo. —Cuéntame más sobre los felinos —Julien se quita la chaqueta. Está más cómodo sin su peso sobre la piel—. Creía que eran bastante raros incluso en Fellrin; ¿A qué se dedica tu padre? —Es un comerciante en Takera —dice Will—. No estoy seguro de cómo consiguió a Henrietta. Son raros en las ciudades, pero nadie sabe con certeza cuántos de ellos viven en los bosques del sur. Su magia es menos predecible que la humana. La herencia parece bastante aleatoria. —Fascinante. —Julien no sabe si le fascinan más los gatos mágicos gigantes o la forma en que Will parece iluminarse cuando habla de ellos—. ¿Es de mala educación preguntar cuán inteligentes son? —Ni más ni menos que los humanos, sólo diferentes —dice Will—. Son gatos. Tienen sus propias prioridades. —Fascinante —repite Julien—. Estoy deseando conocerlos, si quieren quedarse en Greenhaven. Eso parece sobresaltar a Will.
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—¿Qué? —Julien pregunta—. Has dicho que son inteligentes. Pregúntales si quieren quedarse y, si no, los enviaré de vuelta a Fellrin. No retendría a nadie aquí contra su voluntad. Una extraña tensión cruza el rostro de Will al oír eso. Antes de que Julien pueda seguir con el tema, se abre la puerta y entra una sirvienta con una bandeja de comida para los gatos. Titubea cuando dos pares de ojos dorados depredadores se fijan en ella. —Yo me encargo. —Will releva a la nerviosa sirvienta del pollo asado, permitiéndole retirarse. Pone la bandeja en un trozo de suelo libre de alfombras. El movimiento hace que la manga le suba por el brazo, dejando al descubierto una muñeca esbelta, pálida bajo un brazalete de cuero negro. El calor en el cuerpo de Julien encuentra dirección. La conciencia de su propia excitación lo golpea violentamente, junto con el recuerdo de la copa de nightrose que bebió en el banquete. ¿Cuánto tiempo ha pasado? ¿Una hora? ¿Hora y media? Exactamente el tiempo suficiente para que se sienta así. Julien debería estar metido de lleno en los negocios con Loras Frenn ahora mismo. No aprendiendo sobre felinos y mirando inapropiadamente a un inocente recluta de la guardia. La polla le aprieta el pantalón, la sangre le corre como miel caliente por las venas, Julien intenta pensar. Respira hondo, Jules. ¿Qué haría Audric? Audric no tomaría afrodisíacos recreativos en primer lugar, así que eso no es de mucha ayuda. —¿Su Alteza? —Will echa su pelo hacia atrás, y el movimiento se clava en el pulso de Julien. Desea más que nada hundir sus propias manos en el pelo de Will. ¿Le gustaría que se lo tirara? ¿O más suave? ¿Cómo de suave es el pelo de Will? —¿Alteza? —Will vuelve a preguntar. —Lo siento. —Joder, ¿Cómo de obvio está siendo?—. ¿Qué pasa?
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Will se muerde el labio. —Sé que dijiste que la Capitana Nadine se encargaría de esto, pero si tienes alguna influencia, me gustaría mantener este trabajo. Realmente injusto por parte de Will morderse el labio así. Julien ya tiene bastantes problemas para concentrarse sin esa imagen sacudiéndole la polla. —¿Por qué no te lo quedarías? —Fuera de quien fuera la culpa, yo seguía en uniforme. Hay una regla contra eso, y todavía estoy a prueba. Regla sensata. Nadine es sensata, como Audric. Ella no usa nightrose tampoco. Probablemente Julien debería declararse enfermo ahora mismo y no dar rienda suelta a su acalorado interés por Will, pero en lugar de eso le dice —Dime por qué quieres tanto este trabajo. Los ojos de Will son oscuros como sombras, y sus labios dulcemente rosados al dar forma a cada palabra —Usted también tiene un buen corazón, Su Alteza. Me gustaría servirle. Julien traga con fuerza. Vale, Jules, es hora de largarnos de aquí. Con las rodillas débiles y la cabeza zumbando, consigue responder —Tranquilo. Decida lo que decida Nadine, no te despedirá. —Aunque Julien tenga que abusar un poco de su autoridad para intervenir. —Gracias, Su... —Will frunce el ceño—. ¿Se encuentra bien? Rumi levanta la vista del sofá al oír la preocupación en la voz de Will. Julien es muy consciente de su mirada felina y sentenciosa, ¿Cuánto entiende el comportamiento humano?, así como de los dos guardias juramentados que se encuentran a seis metros de la puerta. Una de las guardias levanta la mano en un gesto inquisitivo. Julien se golpea dedos contra el muslo, en señal de espera. —Estoy bien —le dice a Will—. Acabo de recordar algo y tengo que encargarme de ello. Nadine enviará a alguien para ayudar con Rumi y Fisk. Diles lo que necesites.
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Will se acerca y su aroma limpio vuelve a llenar los pulmones de Julien. Y de nuevo quiere enterrar la nariz en el cuello de Will. Mide su mano alrededor de la muñeca de Will. No prestó suficiente atención la primera vez que agarró a Will. —No tiene buen aspecto, Su Alteza —dice Will, con encantadora preocupación—. ¿Ha comido algo que no se sepa? Siéntese, voy a llamar a un… —Si llamas a un sanador, estás despedido. —Julien da un paso atrás. Levanta la mano cuando Will le sigue y las puntas de sus dedos rozan la parte delantera de la chaqueta de Will. El leve roce resuena por todo el cuerpo de Julien, y no se le ocurre ninguna excusa razonable aparte de la verdad—. No estoy envenenado. Me acaba de hacer efecto el nightrose que tomé. —Oh —dice Will, dando un paso atrás. Todos sus instintos le gritan que vuelva a acortar distancia, pero su última pizca de racionalidad aprovecha el momento. No puede leer en absoluto la reacción de Will. ¿Disgusto? ¿Vergüenza? ¿Juguetean con el nightrose en Fellrin? Las orejas de Will enrojecen bajo su pelo desordenado. ¿Están calientes al tacto? Julien se separa para agarrar su chaqueta, como si fuera el último resto de su dignidad. —Gracias por intervenir con los felinos esta noche. Hablemos mañana. Si Will responde, Julien no lo oye en la prisa de su huida. Le parece oír una risa apagada de uno de sus guardias mientras se retira. Mientras el pasillo se extiende ante él, Julien recuerda la distancia que le separa de sus aposentos en el ala este. Considera el riesgo de cruzarse con otras personas por el camino y se detiene en la siguiente puerta disponible. —Eso es un armario de almacenamiento, Su Alteza —dice uno de sus guardias amablemente. —Excelente —dice Julien en medio de su aturdimiento—. Espera aquí fuera mientras compruebo el inventario.
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Afortunadamente, el armario no está cerrado y está casi vacío. Julien cierra la puerta y se desploma contra la pared, ya tanteando sus pantalones. El nightrose nunca lo había golpeado tan fuerte antes. Quizá esperó demasiado para actuar. O tal vez la culpa sea del injustamente atractivo guardia recluta del que Julien acaba de huir. El calor lo inunda, uniéndose con dolorosa intensidad en su ingle. Julien no se molesta en sacarse los pantalones. Se lleva la mano a la polla dolorida y el contacto es un alivio tan grande que tiene que morderse el labio para no gemir. Sus guardias juramentados están en el pasillo, y al otro lado de esta pared... Al otro lado de esta pared está la Sala del Roble, donde Will probablemente todavía espera. La imaginación de Julien se apodera de la imagen mientras se acaricia. El pelo brillando en el jardín iluminado por el sol. Los ojos de Will se abren en las sombras. Sus labios se fruncen obstinadamente ante la sospecha de veneno, y luego se ablandan con sorpresa al oír la palabra nightrose. Revolcándose en su mano, Julien imagina tocando esos suaves labios rosados, empujando sus dedos dentro. Me gustaría servirle, dijo Will. Cuando el recuerdo recorre cada nervio de Julien, sus rodillas se doblan con la fuerza de su orgasmo. Le recorre como un viento rugiente, y no sabe si consigue amortiguar su gemido gutural con la mano. Julien se desploma contra la pared e intenta recuperar el aliento y estabilizar las piernas. El calor que desprende el nightrose es manejable, a diferencia de las imágenes de un inocente recluta de la guardia que juegan sin frenos en la mente de Julien.
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❧ CAPÍTULO CINCO. Whisper.
W hisper vuelve a soñar con Atsuji Vernon. Un abuelo bondadoso al que le gustaba pintar. También era marqués, pero la pintura es lo que se le queda grabado a Whisper. Un paisaje a medio terminar estaba sobre un caballete cuando Whisper se coló por la puerta de su balcón hace dos meses. Atsuji nunca vio venir a Whisper. La almohada le cubría la cara, tapando los ojos y la boca; la dosis de paralizante hacía que sus miembros estuvieran demasiado débiles para luchar contra Whisper. Whisper utilizó una mano para presionar la almohada sobre aquel rostro, la otra para pellizcar ciertos puntos de su frágil y arrugado cuello. Pronto acabará, pensó Whisper en silencio. Pero no se atrevió a hablar, y de todos modos sus palabras no tranquilizarían al anciano. En realidad, se acabó rápido. Solo que en los sueños de Whisper, el viejo tarda horas en morir. No hay almohada, sólo la mano de Whisper extendida sobre los labios arrugados, que nunca consigue tapar las fosas nasales. Los ojos de Atsuji están vivos y brillantes, fijos en los de Whisper. El cuadro cambia. Un paisaje, un retrato. La cara de Whisper se derrite. El rostro de Padre se abre en una carcajada que resuena en el lienzo. — Pronto terminará —susurra en el sueño, salvo que la boca bajo su palma ya no está arrugada, y el pelo revuelto sobre la almohada ya no está alborotado y blanco. Hemlock forcejea y le araña la muñeca, con los ojos húmedos y llenos de pánico, suplicando a Whisper que la suelte—. No puedo —La voz de Whisper irrumpe en el sueño. No siente el dolor cuando las uñas de Hemlock se clavan en sus venas. El veneno bombea hacia su corazón y nubla su visión—. Hago esto por ti.
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Un golpe en la puerta saca a Whisper del sueño. Aturdido, con los pulmones quemados como si fuera él quien se estuviera asfixiando, entierra la cara en la ropa de cama utilitaria e intenta recuperar la lucidez. No está en Kennel. No está en el dormitorio del marqués. Está en los barracones del castillo de Greenhaven. Su compañero de habitación, un recluta, maldice somnoliento y tropieza con la puerta. — ¿Sabes qué hora...? ¡Qué coño! Whisper se levanta bruscamente, busca el cuchillo bajo la almohada y se queda inmóvil. La enorme silueta de Rumi, de pelaje azul, ocupa toda la pequeña sala del barracón. Pasa junto al compañero de habitación de Whisper sin mirarlo dos veces, con sus luminosos ojos dorados fijos en Whisper. ¡Estás despierto! Bien. Dile a los silaisanos que nuestro desayuno es insuficiente. —¿No te han dado suficiente de comer? —Whisper se desliza de la cama para empezar a vestirse. Es demasiado simple, se queja Rumi. ¡Nos gustan las especias! ¡Los sabores! —¿Pero por qué me necesitas? Te dejé con alguien que hablaba Alto Fellrian para cuidar de ti. La pequeña sirvienta era demasiado nerviosa y estúpida. Nos molesta. Tú no nos molestas. —¿Qué mierda está pasando? —dice el compañero de Whisper—. Yo no... Debería... ¿Qué coño? —Todo va bien. Nos iremos pronto —le dice Whisper en Trade. Se abrocha las botas y vuelve a cambiar a Alto Fellrian para hablar con Rumi—. ¿Dónde está Fisk? Es útil por una vez. Está retrasando a la mujer gruñona. Eso probablemente sean malas noticias. Whisper encuentra a Fisk panza arriba en una mancha de sol cerca de la entrada de los barracones. Su pelaje brilla como una nueva hoja verde a la luz, 46
y su forma lánguida ocupa la mayor parte de la anchura del pasillo. Más allá del felino, está la mujer gruñona. —Recluta. —Nadine se cruza de brazos—. ¿Tienes una explicación para esto? —La mujer que los atendía parecía demasiado nerviosa —le dice Whisper a Nadine, revisando ligeramente el tono de Rumi—. No querían incomodarla. —Cuánta consideración —dice Nadine, inexpresiva—. Bueno, no podemos tener felinos irrumpiendo en los cuarteles cada mañana, y el príncipe tiene sus propias órdenes. Haz las maletas. Te vas. Maldición. Las pesadillas aún se aferran a sus confusos pensamientos. Whisper no ha dormido lo suficiente para pensar con claridad. ¿Qué diría un recluta normal en esta situación? Se siente desequilibrado, como si volviera a tener doce años y no supiera cómo la ha cagado en el último ejercicio de entrenamiento. ¿Tendrá que saltarse la cena o su delito es más grave? ¿Fueron en vano las manipuladoras súplicas de anoche al príncipe Julien? —¿Me van a despedir? —pregunta Whisper. —Peor —dice Nadine—. Te van a ascender.
*** Whisper se asegura de que el segundo desayuno de Rumi y Fisk tenga suficiente picante antes de que Nadine le acompañe a los aposentos de Julien, prestando mucha atención a cada centímetro del pasillo por el camino. Cada puerta y ventana, cada cortina elaborada y estatua que pudiera ser un escondite o una distracción. Hay más plantas de las que Whisper haya visto nunca en un interior. Nadie más vive en este piso del ala este, y los guardias juramentados en la escalera toman nota de todos los que pasan. Sería una infiltración complicada si Whisper no estuviera siendo conducido directamente dentro. 47
El salón de Julien está inundado de luz. Las puertas abiertas del balcón dan la bienvenida a una brisa veraniega que se cuela entre las cortinas. Dos pequeños árboles flanquean el balcón, en macetas de cristal cerúleo. Como un salvaje trasplantado y domesticado, Julien se recuesta en un sofá verde de felpa, con un tobillo apoyado en la rodilla. Acuna una taza en una mano y con la otra acaricia al perro desaliñado acurrucado a su lado. Su sencilla camisa blanca está parcialmente desabrochada, dejando al descubierto una piel ligeramente bronceada y una cadena dorada alrededor del cuello. Una pila de papeles descansa sobre la mesa baja frente a él, sin tocar, mientras Julien mira fijamente hacia el balcón abierto. Es un momento suave y desprevenido, y Whisper se siente más avergonzado de entrometerse ahora de lo que se sintió anoche, cuando Julien estaba sonrojado por el nightrose. Con los nervios a flor de piel, Whisper no está seguro de lo que le espera… y cada momento sin saberlo aumenta su tensión. Julien le mira a los ojos y una sonrisa principesca se desliza por su rostro. —Justo a tiempo. ¿Cómo están los felinos? Whisper se olvida de inclinarse hasta que Nadine le da un codazo. Quizá su tensión se deba simplemente a la certeza de que Padre le azotaría por distraerse tanto con la sonrisa de un príncipe. —Los felinos son quisquillosos para comer, al parecer —dice Nadine— . Están tomando su segundo desayuno en el pequeño patio. —Estupendo. —Julien da un sorbo a su taza y señala los papeles de la mesa—. No me mires así. Te juro que casi he terminado con estos. —Si usted lo dice, Alteza. —Nadine comparte una mirada severa entre Julien y Whisper, pero no dice nada más antes de marcharse. Entonces sólo están Whisper, Julien y el perro desaliñado en la habitación. Si no fuera por el requisito de tiempo, este sería el trabajo más simple de la vida de Whisper. Incluso el balcón abierto de par en par es una vía de escape perfecta. Excepto que Julien no puede morir hasta dentro de tres meses, por lo que Whisper no puede apreciar la facilidad de entrada cuando otro asesino podría lograr lo mismo.
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—¿No debería tener guardias con usted, Su Alteza? —pregunta Whisper. Julien deja su taza. —Estás aquí, ¿verdad? —Todavía estoy en período de prueba, y realmente no me conoce. Rascando por última vez detrás de las orejas del perro, Julien se levanta. —Ven al balcón. Quiero enseñarte algo. Whisper le sigue con cautela. Iluminado por el sol, Julien es difícil de mirar... pero, en cambio, la sorpresa viene de atrás. Una cuerda gruesa azota el brazo izquierdo de Whisper. Retorciéndose por reflejo consigue evitar una segunda cuerda que apunta a su brazo derecho. Pero la cuerda alrededor de su brazo izquierdo se tensa inevitablemente, tirando de él hacia atrás contra la pared. Su pelo roza el papel de la pared, y su rodilla se levanta, trayendo el cuchillo de su bota al alcance de su mano libre, hasta que consigue ver bien el material que se retira por el aire frente a él. No, no es una cuerda, sino una rama de la maceta del árbol que tenía al lado. Forzándose a relajarse, Whisper devuelve su bota al suelo, con el cuchillo sin desenvainar. Julien camina hacia él. Tan cerca que sus anchos hombros tapan el sol. —Tienes razón, Will, no te conozco. —Con ojos oscuros, toca el hombro de Whisper, tirando por debajo de la tensa rama—. Pero tú tampoco me conoces realmente. Whisper no está acostumbrado a estar tan cerca de sus objetivos antes del momento de la muerte. Sus pulmones se llenan con el café del aliento de Julien. El jabón perfumado en su piel. Las yemas de los dedos de Julien son su único punto de contacto, pero la rama que rodea el brazo de Whisper se siente cálida, como si también fuera una extensión de Julien. Magia Sandry. La abuela de Julien utilizó esta magia para derrocar a una dinastía de magos de sangre y conquistar este rincón de Alantha. Los rumores dicen que los huesos del rey de la sangre permanecen enjaulados bajo el
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bosque de Sandrelle. El Príncipe Audric usó esta misma magia para suprimir a los invasores draskoranos hace seis años. Se supone que Julien es el más débil de sus hermanos, pero aparentemente incluso una pequeña cantidad de magia Sandry no debe tomarse a la ligera. Whisper se avergüenza de haber necesitado el recordatorio, distraído por el amor del príncipe playboy por los animales y la indulgencia imprudente. —Tomaré nota, Su Alteza La rama en forma de enredadera le suelta suavemente el brazo. —Te asciendo a Maestro de Gatos. O algo así. Todavía estoy trabajando en el título. —Julien cepilla la suciedad invisible del hombro de Whisper. Si Julien nota cómo Whisper se tensa, su sonrisa no vacila—. ¿Café? Sacudiendo la cabeza, Whisper se pregunta por primera vez si la brillante sonrisa de Julien es falsa. Julien vuelve a la mesa y se sirve otra taza. —Tu principal responsabilidad será mantener a Fisk y Rumi contentos y sin problemas. De vez en cuando los querré en cenas o audiencias, y tendrás que informar su bienestar una vez a la semana, pero aparte de eso, se les dejará a su libre albedrío. ¿Alguna pregunta hasta ahora? Whisper se aleja de la pared y del árbol. Le estaba costando más de lo habitual reprimir sus nervios. —¿A quién informaré? —A Nadine y a mí. —Julien se apoya en el brazo del sofá. La cola del perro desaliñado golpea contra los cojines—. Deberías haber preguntado por tu salario, que voy a duplicar. O tus nuevas habitaciones, que haré que alguien te enseñe más tarde. Dile al Mayordomo Real si la suite es inadecuada para las necesidades de Fisk y Rumi. Whisper sujeta su muñeca detrás de su espalda. —Aprecio el esfuerzo que ha puesto en esto, Su Alteza. Julien hace una pausa con el café a medio camino de los labios. — ¿Pero?
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—Bajeme el sueldo —dice Whisper—. Recompensarme por pelear pondrá a los demás soldados en mi contra. Ya les desagrado bastante por parecer un draskorano. Julien frunce el ceño. —Eso no me gusta, pero tienes razón. Discutiremos un aumento en tres meses. ¿Te parece bien? En tres meses, Julien puede estar muerto. Pero mientras tanto, un horario más flexible facilitará el trabajo de Whisper. —Como desee, Su Alteza. —Era una pregunta genuina. Está bien rechazar el trabajo. —Julien hace una pausa—. Sé que es un poco atrevido de mi parte decirlo cuando acabo de atacarte con un árbol. La risa genuina de Whisper sorprende a ambos. —Es aceptable, Su Alteza. —también intenta sonreír—. Me gustan los gatos. Julien se queda inmóvil, mirándole fijamente durante un momento ilegible, luego desvía la mirada por alguna razón. —Perfecto. Hay más de una forma de infiltrarse en un castillo, dijo Padre. Pero Whisper no está seguro de que su próxima idea tenga algo que ver con el trabajo. Seguro que sí. Seguro que acercarse a Julien es sólo práctico. —Se nota que también le gustan los animales. —Whisper hace un gesto al perro feliz que duerme la siesta—. Si gusta, puedo enseñarle Alto Fellrian para que pueda hablar con los felinos. Rumi probablemente le responderá si se esfuerza. Esta vez, la sonrisa de Julien le llega a los ojos. —Me gustaría.
*** Este lugar es increíble. Rumi se extiende por la alfombra. Somos los únicos felinos en Loquesea-haven. Todo el mundo está tan impresionado con nosotros. Fisk retumba desde el otro lado de la habitación, donde se mantiene erguido con las patas en el alféizar de la ventana. Sus orejas giran mientras rastrea lo que sea que se esté moviendo fuera. 51
Y como dice Fisk, la comida es pasable una vez que está lo suficientemente condimentada. ¿Cuándo es la próxima cena elegante? Deseamos impresionar a los humanos de nuevo. —Le pediré al Mayordomo Real que haga los arreglos —dice Whisper—. ¿Está bien la habitación? Rumi estira las patas por encima de la cabeza y luego se pone de lado. La alfombra está muy bien. El resto servirá. Fisk, deja de tapar la luz. Fisk vuelve a rugir, pero hace lo que Rumi le dice. Salta a un sofá, que cruje bajo su peso. Whisper hace una nota mental para pedir muebles más resistentes. Posiblemente algunos postes rascadores. Los felinos son civilizados, pero entre el picor de las garras y los muebles ornamentados no hay mucha fuerza de voluntad. —No es mucho —había dicho el Mayordomo Real, pero el conjunto de habitaciones es mucho más elegante de lo que Whisper está acostumbrado. Hay un dormitorio, un salón y un lavabo, y sólo el lavabo es del tamaño de su dormitorio en Kennel. Este es el tipo de habitaciones en las que Whisper entra, no en las que vive. Mientras busca rincones y esquinas donde esconder sus pertenencias más incriminatorias, intenta no pensar en la sonrisa de Julien. En el tacto caliente contra su hombro. Whisper siempre siente una extraña conexión con sus objetivos. No guarda rencor contra ellos; el rencor es del cliente, y Whisper es simplemente el arma contratada. Aunque disfruta con los retos del sigilo y la evasión, no disfruta con el acto de matar en sí. Sin embargo, hay una cercanía en el acto. Durante esos últimos momentos, Whisper se convierte en la peor y más importante persona de sus vidas. Es natural que ellos también se conviertan en una parte inolvidable de Whisper. La conexión es bastante fuerte cuando sólo los había observado una hora antes. ¿Cómo sobrevivirá a meses de acecho a Julien Sandry por los pasillos de Greenhaven?
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Lily debería estar aquí en su lugar. Incluso Adder o Smoke harían un mejor trabajo en esto. No Whisper. No lleva ni dos semanas en Greenhaven, y ya no sabe cuánto tiempo más podrá actuar así. No importa. Su vida no es la que pende de un hilo esta vez. Pasará los días cuidando a los felinos y las noches vagando por el castillo, catalogando accesos discretos y habitaciones sin plantas. El fracaso no es una opción. Whisper se toca el hombro. No hay moretones, pero desearía que los hubiera. Le gustan los recordatorios.
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❧ CAPÍTULO SEIS. Julien.
—
Quiero que investigues a Will Hadley —dice Julien, apoyado en un alféizar
de la ventana de su dormitorio. Unas flores colgantes le hacen cosquillas en los hombros. En el jardín de abajo, una figura delgada se sienta en un banco de piedra, mientras los felinos verdes y azules se persiguen uno a otro en un borrón por el césped. Nadine se sienta en una mesa cercana, picoteando el frutero de Julien mientras revisa los informes. —¿Es un problema que sea draskorano? Dijiste que contratáramos sin importar el origen. La figura de abajo se mueve y Julien se aparta de la ventana antes de que le pillen espiando. —Sus ojos no son el problema. No estoy seguro de que haya un problema. Solo investígalo. Hay algo en Will. No es el color de sus ojos… aunque su tranquila vigilancia es desconcertante. Pero sus reflejos son increíbles. No debería haber sido capaz de esquivar la magia de Julien. Nadine suspira. —Deberías haber pedido una verificación de antecedentes antes de trasladarlo al ala este. —¿La gente está empezando a hablar? —A los Frenn no les gustó que te fueras del banquete antes de tiempo con él. No es ninguna sorpresa. La Casa Frenn estuvo a punto de perder una extensión de bosque de Wyrm durante la guerra de hace seis años, y partes de su territorio han cambiado de dueño varias veces en el último siglo. Entre todas las casas nobles de Silaise, ellos tienen la mayor enemistad con Draskora.
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—Perfecto —dice Julien—. Ese era el objetivo de la fiesta de todos modos. Agitar las cosas y ver dónde se asientan. Tengo que decir que todo salió mejor de lo que esperaba. —Perfecto. Bien. —Nadine se mete una uva en la boca—. Haré que nuestros contactos fellrianos verifiquen las referencias de Will. Tenía una carta de recomendación, pero las cartas pueden ser falsificadas. Mientras tanto, como capitana de la Segunda Guardia Juramentada, te aconsejo que no te acerques demasiado a él. Es por su seguridad y por la tuya. Julien vuelve a mirar a través de las flores colgantes. Ahora, Will está inclinado, rascando el mullido cuello de Fisk. ¿Will se inclinaría así si Julien le acariciara detrás de las orejas? —No te preocupes —dice Julien—No me lo voy a follar. —No es eso lo que me preocupa. —los ojos de Nadine se entrecierran cuando él mira por encima—. Al menos, no hasta que has dicho eso. ¿Por qué se te ocurriría negarlo? —¿No lo has visto? —Julien agita la mano— No te preocupes. Soy un vástago real responsable. Mantendré mi polla en cortesanos desagradecidos y traidores lamentables, donde pertenece. —Pertenece a una jaula —murmura Nadine. Julien se da golpecitos en la barbilla, pensativo. —¿Es eso traición? Creo que podría ser traición. —Repórtame a Su Majestad a ver si ella está de acuerdo —dice Nadine—. ¿Algo más? Tienes un té de “gracias por los gatos gigantes” con Valerie Marcel en media hora, y una actualización de seguridad con Lucien después de eso. De mala gana, Julien se aparta de la ventana.
*** Tomar el té con Valerie Marcel es aburrido, pero no difícil. Es más complicado su encuentro con Lucien justo después. El Ejército silaisano occidental ha hecho algunos progresos en el seguimiento del último paradero
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conocido del cazador desaparecido, y ha habido avistamientos de patrullas de dragones de draskoranos al otro lado de la frontera. Nada confirmado, sólo rumores de civiles. Pero hay otro problema, y Lucien lo dice sin rodeos —Mis soldados aún no confían en ti. Julien olvidaba a menudo que Lucien tiene casi la misma edad que él. Trabajó para conseguir su puesto, en lugar de nacer para él, y transmite una sensación de confianza bajo su llamativo pelo rojo y su sonrisa fácil. —Por supuesto que no. La confianza lleva tiempo. —Julien da un golpecito en la mesa. Tiempo. Si todo va bien, Julien no estará aquí el tiempo suficiente para eso. Pero si la condición de Madre empeora, Julien podría necesitar al ejército del oeste para ayudar a apoyar el reclamo de Audric—. Sin embargo, ¿Tienes alguna idea para acelerar eso? —Su Alteza Audric solía dirigir sus propias patrullas —dice Lucien—. Así es como se ganó su respeto en la última guerra. —Bueno, ahora no hay guerra. Además, yo no soy Audric e imitarlo no funcionará para mí. Para confiar en alguien primero se empieza por conocerlo y, ahora mismo, Julien es poco más que un paquete de terribles rumores reales. No puede fingir el estilo de liderazgo serio y firme de Audric, pero puede darse a conocer a su manera. —Pregunta rápida, ¿Cuál es la taberna más barata de Greenhaven? —No va a ser tan fácil, pero... espera. —Lucien ladea la cabeza—. ¿Cómo está usted con las cartas, Su Alteza? —Soy increíble con las cartas. Los ojos azules de Lucien brillaron con maldad. —Te aseguro que no lo suficiente. Definitivamente, hay alguien en la ciudad que deberías conocer.
*** Tras despedir a Lucien en su nueva misión, Julien recoge a Cupcake y se dirige escaleras abajo para una audiencia igualmente importante. Una cosa que Julien ha aprendido de sus años en la corte es que su aliado más valioso es siempre el jefe de cocina. Los nobles descuidan sus cocinas por su propio
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riesgo. Julien ya se ha reunido con la jefa de cocina Sybil, por supuesto, pero tiene pendiente una visita de seguimiento después del banquete. Mientras el rico aroma de la cena en marcha flota en el aire, Cupcake reconoce el pasillo. Cuando era más joven, saltaba por las paredes; ahora, sólo mueve la cola un poco más deprisa. En la puerta, Julien le da una palmadita en la cabeza. —Siéntate. Cupcake se sienta y luego se levanta. Julien se limita a mirarle hasta que se sienta y se queda ahí, con los ojos muy abiertos y lastimeros en su cara desaliñada. Sybil tiene una política estricta contra los animales en la cocina. —Quédate —dice Julien—. Tendrás una golosina en un minuto. Cupcake prácticamente vibra al oír la palabra golosina, pero se queda quieto. La cocina está siempre ruidosa y ajetreada, sin embargo, un ayudante se fija en él inmediatamente y se inclina con un agudo "Alteza". Su nariz casi golpea el cuenco de masa que tiene entre los brazos. Aunque su saludo se extiende por toda la cocina, la mayoría de los cocineros y ayudantes continúan trabajando sin pausa. Sybil tiene una política estricta contra la distracción de su gente por parte de nobles entrometidos. Julien la encuentra junto a uno de los grandes hornos, revolviendo su contenido con unas largas pinzas mientras habla con un joven rubio que Julien no esperaba encontrar aquí. Will está vistiendo la ropa informal de calle que llevaba cuando Julien lo conoció. El gris oscuro de su camisa resalta el color de su piel, ligeramente rosada por el calor del horno. —Pondré a Parsnip a cargo de eso. Es buena con todas esas especias extranjeras —dice Sybil mientras Julien se acerca. —Gracias. —Will mira a Julien—. Me quitaré de tu camino ahora. —Espérame en el pasillo —dice Julien por impulso. Will hace una pausa, luego asiente con la cabeza y se marcha. Julien no tiene nada de qué hablar con Will, pero está seguro de que se le ocurrirá algo. —¿Para qué estaba aquí? —pregunta cuando Will está fuera de su alcance. 57
Sybil deja las pinzas y se limpia las manos en el delantal. —Quería hablar de la dieta de los dulces gatitos. Es un joven agradable, Alteza. No como lo que la gente dice de él. —¿La gente habla de él? —Aquí y allá, Alteza. —Sin hacer ningún esfuerzo por bajar la voz, Sybil añade con mordacidad— Por supuesto, ninguna de mí gente cotillearía así. Pero he oído decir a otros que algunos no están contentos con lo rápido que fue ascendido. Y está el asunto de sus ojos por supuesto, cosa que no me molesta, debes prestar más atención, Alteza. —Si alguien tiene algún problema con el ascenso de Will, son bienvenidos para solicitar encargarse ellos mismos de los felinos —dice Julien—. Extrañamente, no he tenido ningún otro voluntario para eso. Un asistente cercano ahoga su risa. —Es extraño, Alteza —dice Sybil—. Son unos gatitos tan dulces. Sólo los he visto de lejos. Pero son muy dulces. De lejos. —Lo son. —Julien sonríe—. De todos modos, sólo quería darte las gracias por organizar un banquete tan espectacular el otro día... Sólo charla durante otro minuto, cortésmente se retira cuando Sybil recupera sus pinzas. Hay un delicado equilibrio entre ser amable y meterse bajo sus pies 10. Al salir, pasa por el cuenco de galletas crujientes que le gustan a Cupcake, pero ya en el pasillo, descubre que su esfuerzo es innecesario. —¿Qué es esto, una rebelión? —Julien pregunta—. Parece que las lealtades de Lord Cupcake son caprichosas. Will se endereza luego de haber estado rascando bajo la barbilla de Cupcake. —¿Se llama Lord Cupcake? —Lo sé. —Julien le da una galleta a Cupcake—. Le puse ese nombre cuando tenía trece años. Audric dijo que Cupcake no era un nombre muy digno, por eso le puse el título.
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Es un idiom “Under your feet”. En este caso “Under her feet”. Se refiere a estar cerca de una persona de manera que puedes dificultar las cosas o que no pueda hacer las cosas que quiere.
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La risa de Will es tan rápida y silenciosa que Julien podría pensar que se la ha imaginado. Excepto que su imaginación no es lo suficientemente fuerte como para inventar la suave curva perfecta de los labios de Will. O el delicado perfil cuando se da la vuelta, como avergonzado por las risas. Rápido y silencioso, pero mucho más real que cualquiera de los cortesanos que se ríen demasiado de las bromas de Julien. Tal vez eso es lo que le parece tan interesante de Will. Él no está tratando de impresionarlo en absoluto. Es una pena que Will trabaje para él, y que podría ser un espía fellriano o algo así… investigación pendiente. A Julien le gustaría mucho pasar una tarde averiguando qué otros sonidos sin aliento podía sacar de aquellos bonitos labios rosados. —¿Necesitaba algo, Su Alteza? De acuerdo. Julien casi olvida su excusa para hablar con Will. —¿Crees que los felinos se llevarían bien con Cupcake? —Es más bien si Cupcake se llevaría bien con ellos. Fisk y Rumi saben que no deben molestar a las mascotas ni a los animales de trabajo. —Will se agacha para acariciar de nuevo a Cupcake, que mueve la cola—. Podríamos intentar presentarlos. A Cupcake no parece importarle su olor. —Le gusta cualquiera que le de golosinas, huelan como huelan. —Es bueno saberlo —dice Will—. ¿Ahora es un buen momento? Fisk y Rumi están fuera, en el césped. Cuando llegan al sendero del jardín, Lord Cupcake duda. Su nariz se levanta en el viento cambiante, y sus orejas puntiagudas se mueven de un lado a otro como si estuviera decidiendo si le gusta el nuevo olor extraño o no. Aún no se ha decidido cuando ve a los felinos tumbados en el soleado césped. Levanta la cabeza para tranquilizarse y se apoya en la pierna de Julien. —Buen chico —le dice Julien y le da una galleta. Will se adelanta para agacharse junto a los felinos, diciendo algo en Alto Fellrian. Aunque han pasado años desde la última lección de Julien, capta un
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poco sobre que el perro es muy especial, un miembro estimado de la familia del líder humano. —¿Quieres ir a conocerlos? —Julien le pregunta a Cupcake—. Serán agradables. Cupcake le sigue cuando Julien se mueve y caminan juntos hacia los felinos. Fisk y Rumi están estirados de lado, con sus colas crispadas tocándose de vez en cuando. Will se levanta y le ofrece la mano a Cupcake. —Buen chico —dice cuando el perro le olisquea los dedos extendidos. La cola de Cupcake se mueve más rápido al ritmo del acelerado corazón de Julien. Rumi se mueve ligeramente y adopta una postura más digna sobre su estómago. El movimiento llama la atención de Cupcake que corre hacia ella. Julien observa con la respiración contenida cómo se tocan las narices, probando el aliento del otro. La cola de Cupcake cae, luego se levanta, antes de dejarse caer sobre la hierba y echarse una siesta. —Bueno, eso fue anticlimático. —Julien no tiene prisa por irse; el día es cálido y agradable, y tiene tiempo antes de su próxima cita. —Anticlimático es bueno. —Will se lleva las manos a la espalda—. Rumi dice que Cupcake se porta muy bien. No le gustan los perritos ruidosos. En cuanto el tema gira en torno a los animales, el carácter taciturno de Will se evapora. Habla más de los felinos que de otra cosa, y su mirada observando a los animales que holgazanean al sol es tan suave que Julien se siente como un voyeur observándole. Julien mantiene su valoración anterior: Will es adorable. Y Julien está fuera de lugar cuando pregunta —¿Has visto ya mucho de Greenhaven? La ciudad, quiero decir. —No lo he hecho. —Voy a la ciudad la semana que viene. Deberías venir. —Julien levanta la mano—. No es una orden. Sólo una invitación. Will desvía la mirada, como si fuera tímido. —Me gustaría, Su Alteza. 60
Julien siempre ha tenido buen ojo para los detalles. Un mechón de pelo se curva sobre la oreja de Will, suavizando el ángulo de su pómulo. La brisa arrastra su fina camisa por las líneas de su cuerpo con una seductora translucidez. En la muñeca lleva un brazalete de cuero, del que sólo se ve el borde bajo el puño de la manga, y el tosco adorno no hace sino resaltar los elegantes huesos de su mano. Definitivamente no voy a follármelo, se dice Julien. Al menos, no antes de que vuelva la verificación de antecedentes.
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❧ CAPÍTULO SIETE. Whisper.
W hisper esperaba que su destino fuera la mansión de un noble de la ciudad, o tal vez una tienda o restaurante de lujo. Incluso la propiedad del alcalde. Sin embargo, debería haberlo sabido, se muestra más resignado que sorprendido cuando la pintoresca comitiva desmonta en el Dragón Borracho. —Aquí estamos. —Julien entrega sus riendas a un guardia juramentado. Otro guardia entra primero en la taberna mientras Julien se dirige a uno de los cortesanos que le acompañan—. Eres de aquí… ¿Has estado aquí antes? —Lady Valerie me asegura que lo he estado. — La chaqueta de flores pastel de Loras Frenn es horrible, y no se mueve como si fuera un experto con la daga dorada que lleva en la cadera—. Pero por alguna misteriosa razón, no lo recuerdo. —Borracho como una cuba —añade Valerie Marcel. Lleva unos pantalones cómodos y una extravagante blusa roja de Marcel bordada con pequeños cisnes plateados. No lleva armas visibles—. Trató de besar a uno de los dragones tallados en la pared. —Tuve éxito —corrige Loras—. Por desgracia, recuerdo que tuve éxito. Esperemos que Goldie lo haya olvidado. El séquito del príncipe es pequeño hoy. Solo Loras, Valerie, cuatro guardias juramentados y Whisper, que se siente totalmente fuera de lugar sin un uniforme de guardia que disimule su presencia. Nadine le dio claramente el día libre, dejándole atrapado fingiendo que socializaba mientras trabajaba en su verdadera asignación. Por supuesto, Whisper no podía rechazar la invitación de Julien. Cuantas más oportunidades tenga de observar al príncipe y a sus socios, mejor. Ha pasado los últimos cuatro días escogiendo habitaciones en el castillo que no 62
tengan plantas para alimentar la magia de Sandry. La cocina funcionaría si alguna vez estuviera vacía, y la sala de entrenamiento de los guardias es la más prometedora. Sin embargo, Whisper no ha tenido tiempo suficiente para observar al propio Julien. Dada la proximidad de Greenhaven a la frontera y la larga enemistad con Draskora, la mayor parte de la ciudad encarna la estética tradicional silaisana. Árboles y luz, oro y cristal, motivos de caza y cosecha. El Dragón Borracho, sin embargo, adopta el estilo drascoriano con un efecto casi cómico. El hierro negro ornamentado se retuerce en cada superficie disponible, y cabezas de dragón talladas con pintados ojos morados cuelgan de todas las paredes. Las sillas y mesas con patas arañan pálidas cicatrices en los suelos de madera oscura cada vez que se mueven. La multitud de media tarde se extiende por la espaciosa taberna. A juzgar por los trozos de uniforme, la mayoría de los clientes son soldados fuera de servicio y guardias de la ciudad, con algunos civiles entre ellos. Cuando Julien entra, se hace el silencio en la puerta. El juego de cartas junto a la barra se detiene y un último dardo se estrella en la diana del fondo de la sala. Julien saluda con la mano. —La próxima ronda va por mi cuenta si todos prometen dejar de mirarme de esa manera. Una risita nerviosa recorre la sala, pero la tensión se mantiene hasta que un hombre pelirrojo de la barra grita —Mire cómo presume, Alteza. La voz es amistosa, y Whisper reconoce a Lucien Vaire. Un soldado y un mago de fuego, con una magia inusualmente fuerte para un plebeyo. Actualmente al mando de la compañía del ejército silaisano occidental en el castillo de Greenhaven. —¡Y la siguiente ronda es de parte del Comandante Lucien! —Julien anuncia, aplaudiendo—. Gracias, Lucien. —Por el amor de Dios —gime Lucien, y esta vez la tensión se rompe de verdad. Los juegos de cartas y las conversaciones se reanudan, y además, los guardias del juramento se dispersan hacia los bordes de la sala, cubriendo todas
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las líneas de visión. Whisper va detrás de la estela de cortesanos que siguen a Julien, que se pasea por la barra. —Bienvenido al Dragón Borracho, Alteza —dice la camarera, una mujer regordeta y pálida con un incisivo de oro brillante. Mira por encima del hombro de Julien—. Y bienvenido de nuevo, Lord Amante de Dragones. —Encantador —suspira Loras—. Yo también te extrañé, Goldie. Whisper se aparta mientras Julien charla con Goldie. Una de las cosas buenas de seguir a Julien es que casi nadie presta atención a Whisper. Es libre de continuar su cuidadosa inspección de la habitación. Alguien le da un golpecito en el hombro y él se tensa instintivamente. Apartando la mano de su cuchillo, mira a Julien. —¿Una copa? —Julien le tiende la jarra de hierro y cristal sin esperar respuesta—. Goldie viene a jugar a las cartas. Vamos. Toca la parte baja de la espalda de Whisper, una breve y cálida presión que le aleja de la barra. Y ahora los ojos curiosos se posan en Whisper, ya que la atención que siempre atrae Julien se refleja en él. Loras se aleja hacia un grupo de soldados, portando una de las jarras más grandes que Whisper haya visto jamás. Valerie ya está sentada junto a Lucien en la mesa redonda para cuatro. Su mirada a Whisper es breve pero reflexiva. Julien deja su jarra. —Goldie viene en un minuto. —Ya somos cinco. —Lucien barajea una baraja muy gastada. — Demasiados para “Bad Grape”. ¿Podemos jugar a “Hello Minnow" en su lugar? Julien se vuelve hacia Whisper con una sonrisa cautivadora. — ¿Conoces Bad Grape o Hello Minnow? —No, Su alteza. —Entonces Will forma equipo conmigo. —Julien roba una silla de la mesa vecina y la coloca junto a la suya—. Lucien, reparte cuatro manos para Bad Grape.
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Lucien bebe un trago de su jarra antes de obedecer. Whisper no ha probado el suyo, pero ya se siente aturdido mientras se sienta junto a Julien. Cuando Goldie aparece un minuto después, los jugadores recogen sus cartas y la conversación se anima. Whisper sólo escucha, aliviado de no tener que aprender las reglas de Bad Grape o Hello Minnow, ya tiene bastante de lo que ocuparse ahora mismo. Cómo averiguar el propósito de este viaje. A primera vista, Julien sólo está jugando a las cartas. Un limpio y apuesto miembro de la realeza pasando una tarde con los lugareños. El tenue aroma de su costosa colonia eclipsa el olor a cerveza vieja que se adhiere a las mesas, nada como el aroma a café y jabón que Whisper recuerda de la otra mañana. Julien lleva las mangas arremangadas hasta los codos, pero apenas una mota de suciedad toca el impecable tejido. Julien no puede intentar pasar desapercibido; tiene que darse cuenta de que eso nunca funcionará. Pero hay una precisión en las acciones de Julien, una sensación de coreografía oculta, que recuerda a Whisper a la forma en que se prepara para los trabajos. Explora el jardín para identificar todas las ventanas y salidas. Visita la cocina para aprender el patrón de preparación de los alimentos. Da golosinas a todos los animales para que no se alarmen después. Cada movimiento inocuo ayuda para la preparación de la tarea final. Whisper está seguro de que Julien tiene un objetivo para hoy, sin embargo, su conversación con los demás en la mesa es lo suficientemente casual: Pasteles en Sandrelle y Wyrms rojos a lo largo de la frontera. El precio del vino. La conversación gira principalmente en torno a las cartas, ya que Goldie les gana a todos. Después de una brutal victoria, Valerie hace una mueca de dolor mientras deja las cartas. Goldie dice —Un amigo mío vio un dragón unas millas al norte. Se asustó tanto que fue suficiente para perder un diente. —¿Sólo uno? —pregunta Julien.
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—Todos ellos. —Goldie barajea las cartas para la siguiente ronda—. Le dije a Macaire que necesitaba una dentadura postiza más ajustada. —Buen consejo —dice Julien—. Sin embargo, ¿Cuántos dragones…? —Sólo uno, creo. Pero estaba borroso. —Puede que también necesite mejores gafas. —Lucien se echa hacia atrás y hace señas a una camarera—. Las patrullas de dragones de Draskora no vuelan solas, y los dragones salvajes no se acercan a la frontera. Lo cual es una maldita lástima si me preguntas. —¿Por qué es una lástima? —pregunta Whisper. Los demás en la mesa dan un pequeño respingo. Whisper ha estado en silencio desde que se sentó. Sólo Julien no parece sobresaltado y explica — Lucien sueña con fundar un cuerpo de dragones silaisanos. Haz que te cuente de ello si tienes tres horas que matar. Todo es muy emocionante hasta que te das cuenta de que no funciona. —No hay dragones en Silaise —comenta Valerie. —O piedra caliza para que aniden —dice Julien. Una camarera se detiene con una jarra, y él la toma para rellenar las copas de todos, incluida la escasa pulgada que falta en la de Whisper. —Igual, eso sería tan jodidamente genial —dice Lucien soñadoramente. Sus ojos azules brillantes se fijan en Whisper—. ¿Has visto alguna vez un dragón? Si lo ha hecho, fue antes de que Padre lo encontrara. Aunque Whisper no recuerda nada de antes de que Padre lo encontrara. —No. Me mudé a Fellrin cuando era joven. —Qué pena. Son malditamente increíbles. —¿Otra ronda? —los ojos de Goldie brillan tanto como su diente de oro. Lucien le arrebata la baraja de las manos. —No hay una maldita manera. Su Alteza no me paga lo suficiente para jugar a las cartas contigo. —No te pago nada —dice Julien—. Envía cualquier queja sobre la nómina a mi Madre Real... ¿Y los dardos? Will, ¿Qué tal tu puntería? —Bastante buena.
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—Genial. —Julien le aprieta el hombro—. Me reuniré contigo y Valerie en un minuto. Sólo cuando Whisper llega al fondo de la taberna se da cuenta de que aquella vez no se había tensado ante el toque de Julien. Coge un dardo de plumas blancas entre los dedos y mira hacia la barra. Julien está hablando con Lucien, ignorado en gran medida por el resto de los clientes de la taberna, y Whisper cree saber qué hace Julien hoy aquí. Exactamente lo que ha hecho tan hábilmente con Whisper: Tranquilizar a la gente. ¿Por qué? Whisper no está seguro. Pero tiene que ser deliberado, la forma en que Julien entró en esta taberna de soldados y guardias, bromeó, les invitó bebidas, y luego los dejó solos. Tan deliberado como la forma en que Julien atrajo a Whisper a la esfera social pero sin empujarlo al centro de atención. Por un momento en la mesa de juego, Whisper se sintió tan cómodo que casi olvidó que está aquí bajo falsos pretextos. Al otro lado de la habitación, Julien le mira a los ojos y vuelve a sonreír. No le extraña que alguien lo quiera muerto. Un carisma tan astuto es peligroso en la realeza. —Te toca. —Valerie frunce el ceño en el tablero de dardos—. ¿Crees que otra bebida mejorará mi puntería? No puede empeorar, ¿Verdad?. —Vale la pena intentarlo —dice Whisper—. De nuevo, ¿Cuáles son las reglas? —Tienes cinco dardos, y tus tres mejores cuentan. Puntos dobles si tiras desde la segunda línea. Dos líneas difuminadas de pintura morada marcan dónde deben colocarse los jugadores. Cada anillo blanco y gris del tablero está pintado con un número de puntos, y una calavera de dragón tallada en madera se cierne sobre el tablero. Los dardos de plumas rojas de Valerie se agrupan hacia el lado derecho del objetivo, bastante lejos de la diana. Una mesa de soldados fuera de servicio los observa desde cerca, pero no hay nadie más en el tablero de dardos. Whisper calcula el valor de los anillos y se dirige a la línea más lejana. Sujetando los otros cuatro dardos con
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la mano izquierda, desplaza el pie izquierdo hacia atrás para encarar el tablero en ángulo. Hace una pausa, con el brazo doblado, probando el peso en sus dedos. El dardo es más ligero de lo que está acostumbrado, no está tan perfectamente equilibrado. Pero el tablero no está muy lejos, y Whisper no tiene que evitar una punta envenenada como lo haría en Kennel. Un movimiento le llama la atención y Julien se apoya en la mesa de al lado. Con una jarra recién servida, lo observa con una sonrisa apenas disimulada. Hacía mucho tiempo que Whisper no practicaba con dardos, pero el movimiento es fácil. Cuando el primer dardo impacta en la diana, con las plumas temblando, el segundo ya está volando desde la punta de los dedos de Whisper. Se coloca a una fracción de espacio del primero, lo suficientemente apretado como para que sus plumas se retuerzan. Solo entonces Whisper recuerda que tal vez el recluta de la guardia Will Hadley no debería ser tan bueno apuntando proyectiles. Julien, Valerie y la mesa de soldados están mirando con asombro. Whisper intenta sonreír. —No se me dan mal los dardos. —¡No está mal, dice! —Valerie levanta las manos, fingiendo fastidio para ocultar su enojo real. Como una cortesana consumada, aprovecha la oportunidad para dirigirse a Julien—. Su Alteza, este juego está amañado. —Tener habilidad no es hacer trampa, aunque hacer trampas también es una habilidad. —Julien vuelve a beber de su jarra—. Pero está bien, Will consigue una desventaja para sus próximos tres dardos. Lucien, sostén mi cerveza. —Es sólo un blanco —Lucien esquiva la jarra de Julien y la deja sobre la mesa—. Puedo dar al centro de la puta diana. Whisper se tensa cuando Julien se acerca. —¿Qué haces? —Nivelando el campo. —Julien toca ligeramente el hombro de Whisper y se mueve detrás de él—. ¿Puedes golpear el tablero sin mirar? Se mueve lo suficientemente despacio como para que Whisper pueda esquivarlo, sin embargo, Whisper se queda inmóvil cuando Julien levanta una larga mano y le tapa los ojos.
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Apenas se tocan. La mano de Julien apenas besa su frente y el puente de su nariz. Entre los dedos de Julien se ven pedazos de la taberna. Cuando Whisper parpadea, sus pestañas rozan la palma de Julien. Está clavado en su sitio más por la esencia de la colonia de Julien que por otra cosa. —Muy bien —dice Whisper después de un momento. Valerie y los soldados cercanos gritan en una ovación anticipada. —¡Todo el mundo fuera del camino! —grita alguien. —¡Puntos triples si le quitas la peluca a Baldy! —¡Vete a la mierda, Marie! El latido del pulso de Julien es más estridente que todos ellos; cálido y vivo, acercando la propia sangre de Whisper a la superficie. Whisper apenas se plantea fallar el lanzamiento a propósito. Sería más inteligente, pero está embargado por un extraño deseo de presumir. De impresionar. Como si Padre estuviera mirándolo y juzgándolo junto con todos los demás en la taberna, pero sin el filo constante del miedo. Recordando la distancia al tablero, Whisper se ajusta al cambio de posición y a la forma en que el brazo de Julien alrededor de su hombro más lejano restringe su movimiento. El tercer dardo vuela. —¡Fallaste a la peluca! —Marie grita, y Valerie maldice. El cuarto dardo de Whisper vuela igual de certero. Pero cuando Whisper retira el quinto dardo, la mano de Julien se tensa ligeramente sobre su rostro. El príncipe se inclina más cerca y respira contra el caparazón de su oreja —Relájate, Will. El seudónimo es un recordatorio brutal. Su quinto dardo vuela ancho y aterriza en el anillo más exterior. La mano de Julien cae y suelta el hombro de Whisper. —Cuenta los tres mejores. Valerie, ¿Estás haciendo las cuentas? —Sí, Alteza — dice Valerie cabizbaja. Whisper se escabulle para pedir otra cerveza.
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*** Se preparan para partir unas horas más tarde, Julien paga la cuenta a Goldie mientras Valerie recoge a un Loras ebrio. Decidiendo que los guardias juramentados de Julien pueden encargarse de él, Whisper escapa rápidamente a la calle. La ciudad de Greenhaven es fragante en el cálido atardecer, haciendo honor a su nombre con las hileras de árboles que crujen sobre los adoquines. Jugueteando con la pulsera de cuero que lleva en la muñeca, Whisper trata de ajustar su mentalidad. Está aquí para proteger a Julien, pero también para matarlo. La carismática sonrisa de Julien no cambia eso. Entre la vida de Julien y la de Hemlock, Whisper tiene que elegir a Hemlock. Sólo tiene quince años. Ella depende de él. La puerta de la taberna se abre con un chirrido y el comandante Lucien sale con las manos metidas en los bolsillos de su chaqueta verde desabrochada. Él le hace una seña de saludo a Whisper. —Hola, una pregunta. —¿Sí? Lucien se detiene a su lado y mira hacia la calle, como fascinado por el susurro de los árboles. Finalmente, pregunta —¿Te estás follando al príncipe Julien? La pregunta se filtra lentamente a través de la confusión de Whisper, y luego le aturde. Como un dardo lanzado a través del agua que se hunde sin cesar en la diana. Whisper se aparta para mirar incrédulo a Lucien. —¿Qué? —No es una pregunta trampa —dice Lucien—. ¿Sí o no? —No. —Whisper no hace trabajos largos, y no hace seducciones—. No lo hago. ¿Por qué lo preguntas? Se encariña demasiado.(No va con el contexto, en inglés "He gets too attached") Lucien se frota la cara. Su respuesta suena un poco dolorida. —Porque Su Alteza acaba de asegurarme que no te está jodiendo. Lo que es una cosa jodidamente rara para decir al azar si en realidad no lo está haciendo. 70
—Oh. —Whisper también mira fijamente a los árboles—. Bueno, no lo hacemos. —Huh. —Lucien saluda a un mozo de cuadra al otro lado del patio—. Bien, entonces. Se hace un silencio incómodo mientras esperan a sus caballos y al resto del grupo. La brisa del atardecer es cálida con el recuerdo de la mano de Julien sobre los ojos de Whisper. Con el recuerdo del aliento de Julien en su cuello.
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❧ CAPÍTULO OCHO. Julien.
— ¿C ómo se dice “No me comas a mí, cómete esta galleta en su lugar”? —pregunta Julien. —Si un felino realmente quiere comerte, tienes que decir algo un poco más conciso, Su Alteza. —La advertencia de Will tendría más fuerza si la enorme cabeza de Fisk no estuviera apoyada en su regazo. Está recibiendo una clase de Alto Fellrian bajo el pabellón del jardín cubierto de enredaderas, sentados en los bancos calentados por el sol a lo largo de la barandilla de madera. Cerca, un jardinero vestido de verde jade recorta los setos. El gran bulto verde de Fisk obliga a Julien a sentarse más lejos de Whisper de lo que preferiría. Aburrida y hambrienta, Rumi se fue hace un rato a merodear por las ventanas de la cocina en busca de sobras. La jefa de cocina Sybil ha demostrado ser débil de voluntad contra los dulces gatitos. Esta es sólo la segunda lección de Julien con Will. Las semanas desde la taberna han estado demasiado ocupadas. Las conexiones de Goldie con los contrabandistas locales confirmaron que los extraños han estado entrando en el mercado local y hay más personas que, como su desdentado amigo Macaire, han afirmado ver dragones. Julien apenas ha tenido tiempo de evitar los tediosos informes de auditoría de Gaspard. Por lo que parece, los felinos se han adaptado bien a su vida de ocio en Greenhaven. Su cuidador, sin embargo, parece más callado y cerrado que nunca. Sólo una hora después de su clase de hoy, Will empieza por fin a relajarse. La brisa veraniega le alborota el pelo mientras acaricia distraídamente la suave cabeza de Fisk.
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La verificación de antecedentes aún no ha llegado y Julien no se fía ni un segundo de la cara demasiado perfecta y adorable de Will. Pero no hay nada malo en disfrutar de la vista, ¿Verdad? —Quizás estoy hablando con otra persona, no con un felino —dice Julien—. ¿Cómo lo digo? Will parece a punto de poner los ojos en blanco, pero obedientemente traduce la frase en Alto Fellrian. Fisk mueve las orejas de un lado a otro, y de nuevo cuando Julien repite la frase. —¿Cómo estuvo? —Su pronunciación es muy buena —dice Will—. Intente reformular como una pregunta en lugar de una orden. “¿Quieres comerte esta galleta?” Will le interroga sobre otros tiempos y registros de formalidad de la misma frase hasta que Julien deja de tropezar con los cambios de pronombre. Fisk se aburre a mitad de camino, potencialmente cuando se da cuenta de que Julien no le está ofreciendo realmente una galleta, y se escabulle con un silencio sorprendente para una criatura de su tamaño. —¿Qué más quiere decir? —pregunta Will. —¿Puedo invitarte a una copa? —dice Julien inmediatamente. Sólo cuando la boca de Will se tuerce en una leve sonrisa de suficiencia, Julien se da cuenta de que Will ha hecho la pregunta en Alto Fellrian… y Julien respondió con fluidez en el mismo idioma. Oops. Will vuelve a cambiar a Trade. —Su pronunciación es buena porque ya conoce el Alto Fellrian, Su Alteza. ¿Por qué no lo dijo cuando le ofrecí clases? —Pensé que me vendría bien un curso de repaso —dice Julien—. Han pasado años desde mi última sesión de tutoría. Con los ojos más oscuros que de costumbre en la sombra, Will se acerca a la bandeja de té que hay sobre la mesa cercana. —No debería habérselo ofrecido.
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—¿Estás enfadado? —pregunta Julien. Will no parece enfadado, pero es muy difícil leerle—. Soy terrible, lo sé. Nadine me dice que no abuse así de sus guardias. ¿Cómo puedo compensarte? ¿Una botella del vino estúpidamente caro de Marcel? ¿Un nuevo conjunto de ropa? —¿Y ahora mi vestuario no es lo suficientemente bueno? —Will se sirve una taza de té para sí mismo. Hoy viste de marrón oscuro, con las mangas abotonadas hasta las muñecas y botas de cuero negro lo bastante gruesas para que sus piernas parezcan más delgadas. Los colores oscuros acentúan la cansada translucidez de sus rasgos. —Podría ser mejor —dice Julien, imaginando a Will en seda y joyas de oro. Esas blusas sueltas y transparentes que estaban de moda hace unos años. —Espera, ¿Te estás burlando de mí? Will casi sonríe de nuevo. —No me atrevería—. Luego mira por encima del hombro de Julien y su casi sonrisa se transforma en una sonrisa de oreja a oreja. La expresión alegre es absolutamente encantadora y poco característica. —¿Qué está mal? —Julien pregunta. —Por favor, no me malinterprete, Su Alteza —dice Will en voz baja, todavía con esa sonrisa falsa y perfecta. Deja la taza de té en el suelo. —Y no se mueva hasta que yo lo diga. Will se acerca cada vez más, y más, y los pensamientos de Julien se dispersan. Una rodilla delgada se posa en el banco junto a su muslo, y la mano de Will baila desde el hombro de Julien hasta su mejilla. La palma fría y callosa hace que Julien pierda el aliento. Will se inclina tanto que prácticamente se sienta en el regazo de Julien. Cualquiera que lo viera pensaría que Will está a punto de besarlo. Por un sangriento momento, Julien piensa lo mismo y se queda embelesado ante los ojos oscuros de Will hasta que éste le murmura al oído: —Agáchate a la cuenta de tres. La alarma atraviesa el creciente calor de la excitación de Julien. — ¿Qué? Will le agarra el hombro de nuevo. —No hay tiempo, sólo escucha… uno, dos, tres.
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A la de tres, Will empuja a Julien desde el banquillo y salta por encima de él sobre la barandilla del pabellón. La grava cruje y la bandeja del té se hace añicos contra el contra el suelo. Julien cae de bruces sobre su hombro. En medio de la porcelana destrozada patina un cuchillo de mango negro. Con el impacto resonando en sus huesos, Julien se pone en pie a tiempo para ver a Will corriendo tras una figura alta vestida de verde. Han cruzado todo el jardín, Will se mueve más rápido de lo que Julien hubiera creído posible. Will lo está alcanzando. Los guardias juramentados ya están corriendo hacia ellos y la magia de agua de Rosin cae en cascada sobre una pared bloqueando la ruta de escape del hombre, pero Will llegará a él primero. El miedo se apodera de Julien con la certeza de que el asesino no habrá arrojado su única arma. Si Will le alcanza podría resultar herido. Sin pensarlo, Julien se concentra. El jardín tarda en responder. Tras años al cuidado de Audric, las viñas se resisten a escuchar a un nuevo amo. Julien tiene que trabajar para ello, al igual que con todo lo demás en este castillo fronterizo. La magia de Sandry se retuerce bajo su piel, enredaderas en espiral alrededor de sus huesos. La barandilla casi se astilla bajo sus manos con la fuerza de su agarre. Las raíces de los árboles surgen de la tierra húmeda y se enredan en los tobillos del asesino. Sin perder un segundo, Will le sigue hasta el suelo y se arrodilla encima de él. Unos pasos traquetean en el pabellón detrás de Julien. Nadine grita: — Alteza, si corres por ahí... ¡Oh, vete a la mierda! Sus palabras le siguen por encima de la barandilla y a través del jardín. Julien llega mientras Will se levanta de la espalda del hombre, transfiriendo la custodia inmediata a un Rosin de rostro severo. Las lianas de Julien todavía se enroscan alrededor de las piernas del hombre mientras Rosin sujeta un collar alrededor de su cuello para suprimir cualquier magia que pudiera tener.
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El hombre lleva la distintiva túnica verde jade de un sirviente de Greenhaven. —Asegúrate de que respira —dice Julien. Luego agarra a Will por el hombro—. ¿Estás bien? Will se pone rígido bajo el contacto de Julien, como si la pregunta fuera un golpe. En lugar de responder, le dice a Rosin —Revisa sus dientes. Una daga cuelga de la mano de Will, una bonita pieza reluciente de ópalos y esmeraldas. Julien tarda un segundo en reconocer la hoja como suya; la vaina de su cadera está vacía. Will debió de cogerlo cuando gateó hasta el regazo de Julien, que estaba demasiado distraído para darse cuenta. Rosin tumba al asesino de espaldas cuando Julien suelta las lianas. El hombre es completamente ordinario, con un bronceado curtido y pelo castaño. Su mandíbula se aprieta bajo su corta barba. —Abre la boca —ordena Rosin, agarrando su propia daga para clavarle la empuñadura entre los dientes—. Si te atreves a morder… —Vitus —Julien se dirige a otro guardia, mientras Rosin comienza el examen dental—. Llévenlo abajo cuando Rosin termine. Voy a registrar los terrenos. Vitus saluda. El hombre siempre tiene el entusiasmo de un adolescente, a pesar de tener más de cuarenta años. —Sí, Su Alteza. —Su Alteza —protesta Will—. No deberías ir a ninguna parte. Podría haber más de ellos. Julien saborea egoístamente la preocupación de Will mientras camina hacia el árbol más cercano. —Insubordinación anotada, pero no voy a ninguna parte. Sólo un pequeño truco de magia de Sandry. Le tiembla la mano al apoyarla contra el tronco del árbol. La observación le sorprende de un modo distante. El shock se esconde bajo la corriente de su adrenalina, la máscara de su educación real. Respirando hondo, Julien reprime el pánico e invoca la magia de su madre en su lugar.
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Detectar a través de las plantas es más fácil que moverlas. En un instante, el mapa de las raíces de todo el castillo se manifiesta en su conciencia. El mapa es una red de fluctuaciones doradas, las vibraciones de la gente moviéndose y el flujo constante de aire alrededor del castillo. Tal vez esto sería más fácil con la magia de su padre. Pero Julien nunca usa eso. Los árboles del castillo de Greenhaven no muestran ningún desperfecto. Sólo la guardia juramentada y los soldados del castillo se apresuran a cerrar las instalaciones a la orden de Nadine. Julien suelta el árbol y parpadea sacando chispas de su visión. El agotamiento pesa sobre sus miembros y aligera su mente. —Es el único —dice Julien—. Pero vuelve a registrar el terreno para hacer feliz a Nadine. Rosin hace un gesto a los demás. Vitus dirige al grupo que rodea al rehén lejos y Will empieza a escabullirse hacia el castillo. Julien le agarra por el hombro. —Tú no. —¿Su Alteza? —Will parpadea. El rubor del esfuerzo y el pelo revuelto lo hacen aún más dulcemente seductor que de costumbre. Hay muchas razones por las que Julien no debería notar eso, pero él es sólo un humano. —Solo quería darte las gracias —dice Julien—. ¿Cómo es que te fijaste en él? —Su túnica no era del tono de verde correcto —dice Will—. Un disfraz flojo, aunque supongo que le sirvió para llegar tan lejos en el castillo. —Me ha engañado. — Julien estira la mano para enderezar el cuello torcido de la camisa de Will... y la forma en que Will se estremece es diferente esta vez—. ¿Qué pasa? —Nada, Su Alteza. —El rubor se ha desvanecido de sus mejillas, mientras ofrece el cuchillo a Julien con la empuñadura por delante—. Perdóneme por tomar prestado esto.Yo… debería encontrar a los gatos ahora.
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—¿Estás herido? —exige Julien, envainando el cuchillo—. Muéstrame tu brazo. Will duda, su expresión es ilegible, pero luego levanta el brazo izquierdo. La sangre pinta el borde de su manga y la tela húmeda se adhiere a su antebrazo. Julien se da cuenta tarde de que el color está oculto por su ropa oscura y por la forma en que ha estado inclinándose ligeramente hacia otro lado todo este tiempo. —Apenas me arañó —dice Will—. Yo solo… iré a mi habitación para envolverlo. —No harás tal cosa. —Julien rebusca un pañuelo en sus bolsillos. Will está tenso pero no se mueve mientras Julien le coge el brazo. La herida no parece grave a través del desgarro en la manga de Will y, a juzgar por el ángulo del corte a lo largo del antebrazo, no fue demasiado profundo. Pero es suficiente para arañar el corazón de Julien. La sangre de Will está caliente en sus dedos mientras envuelve el pañuelo alrededor del brazo de Will. —Haz presión —dice Julien—. Te llevaré al sanador de Greenhaven ahora mismo. Sin discusiones. Los ojos de Will se abren de par en par, como si la atención médica fuera mucho más impactante que un intento de asesinato. O tal vez sólo está sorprendido por la ira en la voz de Julien. Por las venas de Julien hierven una rabia y frustración inexplicables, y su mente es un revoltijo de imágenes. Will subiendo a su regazo. Apartándose. Will saltando al peligro en nombre de Julien. Julien no sabe si está más enfadado con el asesino o consigo mismo. Ninguno de los dos habla mientras escolta a Will de vuelta al castillo. Julien está demasiado perdido en su ira y Will es como un animal herido, ocultando su cojera en silencio. Audric habría sentido venir al asesino con antelación, percibiendo su aproximación cuando sus pasos vibraron por el césped. A diferencia de Julien, él no tiene que intentar conscientemente sentir a través del mapa-raíz.
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Julien sigue siendo demasiado débil para proteger a su pueblo. Tal vez si estuviera dispuesto a practicar la magia de Rue... Nadine los alcanza cuando están casi en la enfermería. —¡Alteza! Te necesitan en el calabozo. Vitus con un aspecto sombrío está de pie junto a ella, con una mancha de humedad en el pecho. Por el tono de voz de Nadine, esto no es algo que pueda ignorar como los informes de auditoría de Gaspard. Julien respira hondo y sacude el dedo hacia Will en señal de advertencia. —El sanador Dury me dirá si no lo ves. —Entendido —dice Will, y luego añade más suavemente—. ¿Estás bien? Julien no está seguro. —Por supuesto. Gracias a ti. Will mira hacia otro lado. —Su cuchillo se desvió de todos modos. Habrías estado bien sin mí. Will vuelve a cerrarse y Julien no tiene la menor idea de por qué. —Entonces me alegro de que no tenga tu habilidad con los dardos — dice Julien—. Pórtate bien, haz que Dury te cure. Ni siquiera tendrás una cicatriz cuando termine.
*** —Está muerto —dice Nadine. La cual se ha hecho cargo de la oficina del carcelero por el momento—. Empezó a echar espuma por la boca antes de que pudiéramos interrogarle. Sus uñas estaban verdes. —Joder. —Julien se pasa las manos por la cara. El agotamiento le pesa. Demasiada magia Sandry en un día—. Mika, entonces. Quien lo contrató iba en serio. —No lo suficientemente grave, por suerte. Uno no crece entre la realeza sin aprender sobre los parásitos y depredadores del noble ecosistema. Silaise no tiene muchos grupos
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organizados, se prefieren los duelos abiertos y la política más sutil, pero Julien tiene especial interés en los gremios de asesinos de Fellrin. La Casa Mika es conocida por envenenar a sus asesinos antes de un trabajo; tienen que ganarse el antídoto. El asesino de hoy no se ganó el suyo. —Rosin se ha encargado de registrar su cuerpo —continúa Nadine—. Le di el día libre a Vitus, obtuvo demasiada espuma hasta un punto verdaderamente repugnante. Recomiendo cancelar el resto de tus eventos por hoy. —Haré que Pierre cancele la reunión comercial con los Marcel —se apresura a decir Julien. Las odia de todas formas—. Mantendré la cena como estaba planeada. Loras va a venir por el juego de cartas. Supongo que tendremos que retrasar la caza de la semana que viene, así que no puedo permitirme despreciarle dos veces. Oh, antes de que se me olvide. Dale bonificaciones a todos los que respondieron bien hoy. Rosin, especialmente. Ella arriesgó sus dedos en la boca de ese hombre. Y Vitus, para compensar su vestuario arruinado. —Por supuesto. —Nadine se cruza de brazos— ¿Qué hay sobre Will? Julien vuelve a pensar en el aliento caliente de Will en su oreja. —Yo mismo le recompensaré. —Alteza —advierte Nadine. —¿Qué? —Aún no tengo noticias de mis contactos en Fellrin. No hagas ninguna estupidez antes de que confirmemos que es quien dice ser. Me complace que se haya movido rápido hoy, pero... —Se movió demasiado rápido —dice Julien—. Lo sé. No te preocupes. Todavía no me lo follaré. —Eso no tan tranquilizador como tú crees. Julien toca el cuchillo que lleva en el cinturón. Audric no bromeaba sobre el pozo de víboras. Por otro lado, Julien no está seguro de si está más aturdido por el atentado contra su vida, o el recuerdo de la palma callosa de Will contra su mejilla.
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❧ CAPÍTULO NUEVE. Whisper.
L a enfermería huele a hierbas y jabón. Media docena de catres ocupan la mayor parte de la larga sala, todos vacíos por el momento. El extremo más cercano de la sala es mucho menos espacioso y ordenado, abarrotado de armarios y estanterías cerrados. Una puerta que da a otra habitación, presumiblemente la vivienda del sanador Dury, se encuentra entreabierta. Sus hombros se tensan involuntariamente, Whisper aprieta el pañuelo de Julien contra su brazo y considera la posibilidad de escabullirse antes de que Dury le vea. El otro asesino apenas le arañó, y reconoció el estilo del hombre. La Casa Mika sólo envenena sus dagas arrojadizas, no sus armas cuerpo a cuerpo. Whisper puede envolver él mismo la herida fácilmente. Pase lo que pase, no puede permitir que este Dury lo examine con magia. La curación y la magia de sangre son dos caras de la misma moneda. Ambos permiten al mago controlar y cambiar el cuerpo de otra persona. Silaise solo suavizó recientemente las restricciones sobre la magia curativa; fue prohibida junto con el resto de la magia de sangre tras la caída de la dinastía anterior. Whisper no es silaisano y no comparte sus tabúes excesivamente rígidos, pero tiene sus propias razones para desconfiar de la magia de sangre. Padre usa las filacterias para cegar, ensordecer, matar… y curar. A pesar de los años de agotador entrenamiento de Whisper, no queda ni una cicatriz que lo demuestre. Sin embargo, la magia de sangre puede dejar sus propias huellas. Si Dury tiene talento, podría encontrar las huellas de todas las curaciones que
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Whisper ha sufrido. Cada hueso curado y cada veneno neutralizado. Tal vez incluso podría encontrar evidencia de la maldición de la filacteria. —¿Hola? —Whisper llama, antes de perder los nervios. Algo repiquetea en la trastienda y un tenor musical grita —¡Ya voy! El sanador Dury emerge mientras se ata hacia atrás sus largos mechones. Es un hombre delgado, con una tez negra fresca y una cantidad de energía agotadora. —¿Qué es lo que...? —Sus ojos se abren de par en par—. Está bien, sí, veo la sangre. Siéntate allí. Whisper se queda de pie cerca del catre indicado en lugar de sentarse, mientras Dury busca en los armarios rellenos y sale con un par de guantes. —¿Qué tan malo es? Has entrado solo. Eso suele ser una muy buena señal. —No está mal —dice Whisper—. ¿Podrías darme algunas vendas? —¿Vendas? Eso es tan primitivo. Estás ante el mejor mago sanador de la región. —Dury vuelve a agitar la mano hacia el catre—. ¿Qué ha pasado? Whisper ignora el gesto. Una gota de sangre cae de su manga empapada y salpica el suelo de piedra. —Es una herida menor de cuchillo. Puedo vendarla yo mismo. —No te pongas nervioso —dice Dury, con una sonrisa tranquilizadora. Debe de estar acostumbrado a esto en Silaise—. Te lo prometo, la magia no duele y dejarás de sangrar en mi piso mucho más rápido de esta manera. —No quiero tu magia —susurra Whisper, demasiado alto. A Dury se le borra la sonrisa y se pone las manos en la cadera. —Vale, mira. Eres tú quien ha entrado aquí, no yo. ¿Por qué estás aquí si no quieres que te trate? Whisper respira hondo. Nada de esto es culpa de Dury, el hombre se encuentra en el nexo entre las órdenes de Julien y los problemas personales de
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Whisper. —Su Alteza me ordenó verte—. Whisper toma otra respiración profunda y concede —Si no usas magia, puedes hacer las vendas. —Gracias, es muy amable de tu parte. —A pesar del sarcasmo, Dury comienza a recoger sus suministros—. Soy Dury, por cierto. Y tú debes ser Will. Whisper se posa en el borde del catre, todavía preparado para correr a la menor señal de magia. —Has oído hablar de mí. —Puedes hablar con los animales, eres un espía de Draskora, eres desconcertantemente...tranquilo, y eres un joven muy agradable. Prewitt estuvo aquí la semana pasada y tenía mucho que decir, nada bueno. Eso hizo que me gustaras más, porque Prewitt es un imbécil. Yo me cuidaría de él si fuera tú. —Dury deja las vendas y el ungüento en el catre junto a Whisper y la toallita y el cubo en una mesa cercana—. Ya puedes soltar eso. Whisper permite a Dury desenvolver y desechar el pañuelo estropeado, para luego subirle la manga. —Sé que le caigo mal a Prewitt pero, ¿Quién dijo que yo era un joven agradable? —La jefa cocinera, Sybil —dice Dury mientras limpia el brazo de Whisper—. Pero sobre todo habla de lo lindos que son tus felinos. ¿Seguro que no quieres que te cure esto? La mirada de Whisper parece ser respuesta suficiente. Dury no vuelve a preguntar.
*** La pregunta de Julien desde el jardín persigue a Whisper durante el resto del día, cada vez más fuerte al caer la noche. Whisper no puede recordar la última vez que alguien le preguntó si estaba bien. Él no sabe lo que "bien” significa. Es pasada la medianoche cuando se acurruca en un sillón de respaldo rígido y se enrosca la pulsera en la muñeca. Las sombras pintan la habitación de gris y azul, y la luna es sólo una astilla más allá de las ventanas enrejadas.
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"Bien" no es un concepto que Whisper aplique a sí mismo. Él hace su trabajo. Él existe. Lo haga bien o no, y el cómo se sienta al respecto es problema suyo. Si se lesiona, es culpa suya por ser descuidado. Padre se preocupa por él. Por supuesto. Pero Padre espera que tenga éxito. El cuarto trabajo de Whisper le llevó a la selva del sur de Fellrin. Navegar por el campamento del ejército y entrar en la tienda pabellón de Warmage Keats era bastante simple. Ella no se despertó mientras él deslizaba uno de sus abrigos sobre su propia ropa y cogía una de sus camisas del baúl. Le pasó la camisa por el cuello antes de taparle la boca, y la tela bloqueó el chorro de sangre cuando su cuchillo se deslizó en su garganta. Keats se despertó sólo al final y con su último suspiro, arremetió en un ataque con un relámpago de magia. La electricidad agonizante se sacudió a través del brazo izquierdo de Whisper, sin embargo, no emitió ningún sonido. Y después de un último gorgoteo, tampoco Keats. Ignorando el dolor, Whisper limpió su daga en su abrigo y luego dejó el abrigo junto al cuerpo. Keats no llevaba joyas, y Whisper no se atrevió a buscar recuerdos. Simplemente cortó un botón de latón de su abrigo y se lo metió en el bolsillo. Después de que se escabulló, pasó otra semana antes de que pudiera ver a un sanador de sangre seguro para tratar la fractura. Y otra semana más antes de volver a Kennel donde Padre dispuso un mejor sanador. La lesión fue complicada. —Es decepcionante —dijo Padre cuando se enteró de la lesión, y lo que es peor, la recomendación del sanador de que Whisper se tomase al menos seis meses antes de volver a trabajar. Más tiempo si se quería evitar el riesgo de temblores persistentes—. Tendré que darle el próximo trabajo a Smoke en tu lugar. Whisper no recibió su quinto trabajo hasta pasado un año, lo que retrasó una vez más su recompensa final: la libertad.
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Ahora, el único recuerdo que Whisper tiene de Keats es la cuenta de latón de su muñeca. No hay rastro de su ataque relámpago y Whisper ha cambiado su libertad, quizás para siempre. ¿Estoy bien? ¿Importa? Un golpe en la puerta interrumpe los pensamientos de Whisper. Desenvaina su cuchillo de bota, despliega sus extremidades y cruza en silencio la habitación. En la puerta, todo lo que oye es la respiración. Otro golpe. —¿Quién es? —Pregunta Whisper. La voz de Julien es clara. —Tienes tres oportunidades. Whisper vuelve a meter el cuchillo en la bota y abre la puerta. La sala está deslumbrantemente iluminada y tiene que entrecerrar los ojos para enfocar a Julien. La luz de la linterna se refleja en su pelo, y un rubor recorre sus pómulos. El vino dulce se aferra a él, más fuerte que su colonia. Una botella aún tapada se balancea en su mano de un rojo luminoso. —¿Vas a invitarme a pasar? —pregunta Julien. Un guardia juramentado espera en el pasillo más allá de él. Whisper lo mira a los ojos y recuerda la pregunta de Lucien. Si a este guardia le gusta hablar, más gente empezará a hacer esa pregunta. —¿Qué desea Su Alteza? —No te preocupes, no estoy aquí para... No importa. Quería darte las gracias—. Julien levanta la botella y la agita un poco. —Y ver cómo estás. Whisper vuelve a hacer contacto visual con el guardia. —Adelante, entonces —dice, y se aleja de la puerta para encender las lámparas. Los Sabuesos de Kennel no aprenden a no dar la espalda a sus enemigos. Aprenden a estar atentos a todo, incluso cuando están de espaldas. Mientras Whisper enciende todas las lámparas de la habitación, es hiperconsciente de los movimientos de Julien. La puerta se cierra con un clic. Los cristales tintinean contra la mesa y el sofá cruje y se acomoda. Toda la sala se calienta poco a poco con la presencia de Julien. 85
Sin más lámparas que encender, Whisper tiene que darse la vuelta. Julien está ahí sentado, observando a Whisper con embelesada atención. Recostado en el sofá, con el tobillo cruzado sobre la rodilla, cada línea de su cuerpo destila gracia lánguida. Lleva el pelo revuelto y los dos primeros botones dorados de la camisa desabrochados. Si Whisper fuera Lily, sabría cómo utilizar la atención de Julien. Pero él no es Lily. Se esfuerza bastante para distanciarse de sus objetivos cuando no se los folla. —No tengo sacacorchos —dice Whisper. Julien arruga los ojos de color avellana. —El vino es para después. Cuando quieras. Elige una ocasión especial. Siéntate y deja que te mire el brazo. Algo en sus ojos le recuerda a Rumi y Fisk, pero más hambrientos, más peligrosos que los felinos. Ignorando su instinto de huida Whisper se posa en el sofá a la derecha de Julien. Julien frunce el ceño, concentrado, mientras desabrocha el puño de la manga izquierda de Whisper. Cada vez que su piel se roza, la conciencia irradia a través de cada nervio suyo. Julien le dobla la manga con cuidado hasta el codo y el suave desplazamiento de la tela es más vívido que el cuchillo cortándole la piel. Whisper no se mueve mientras Julien traza los bordes de las vendas. Los alfileres que las sujetan. —Dury dijo que te negaste a que te curara —dice Julien. —También debería haberle dicho lo superficial que era el corte. —Tal vez. No lo recuerdo. Un pensamiento ridículo se apodera de Whisper: que Julien está a punto de cavar. Julien está a punto de presionar con sus pulgares las heridas de Whisper y abrirlas de nuevo, hasta que sangre a través de las vendas. Hasta que no puede ocultar la magia oscura que brota de su corazón.
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Pero Julien le suelta el brazo y se aleja unos centímetros en el sofá. — De todas formas no deberías beber por un día. —¿Qué? —Los analgésicos. —Ahora Julien es el que evita la mirada de Whisper—. Le pregunté al sanador Dury. No deberías mezclarlos. —Bien. —Whisper no ha tomado las pastillas que le dio Dury. Apenas le duele el brazo y el dolor es útil como advertencia. No le frenará—. ¿Averiguó quién envió al asesino? Julien sacude la cabeza. —El hombre murió envenenado antes de que pudiéramos interrogarle. —Es una pena. —Whisper está a punto de recitar más preguntas... ¿Algún incidente sospechoso recientemente? ¿Alguien a quien Julien haya enfadado recientemente?, hasta que ve caer la mirada de Julien. Hay una tensión totalmente desconocida en su mandíbula. Julien está disgustado y, por alguna razón, a Whisper se le retuerce el estómago—. Lo siento. Puedo dejar de hablar de ello. —Por favor, no lo sientas. —Julien se frota la cara—. Sólo estoy frustrado. Te han hecho daño, y este hombre que ni siquiera conozco está muerto. Porque alguien me quiere muerto, pero no sé por qué. —Apenas me arañaron —protesta Whisper. Julien vuelve a tomar suavemente el brazo de Whisper. —Si te hicieras un corte de papel, aún sería demasiado para mí. Lo dice con tanta seriedad que la mente de Whisper se queda en blanco. Mudo e inmóvil, sólo puede ver cómo Julien le baja la manga por encima de las vendas y le abrocha el puño con cuidado. —Tu tiempo de reacción es increíble. —Julien suelta el brazo de Whisper—. ¿Todos los guardias de las casas son tan rápidos en Fellrin? Whisper tarda un momento en responder. Cada pequeña caricia de Julien es como licor en sus venas. —Fellrin es más urbano que Silaise. Los nobles están todos apretujados, pisándose los unos a los otros y la mayoría no
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posee tierras suficientes para mantenerse ocupados. Los asesinatos son sólo otro pasatiempo. Julien se echa hacia atrás, mostrando la fuerte columna de su cuello. — ¿Te gustó estar ahí? —Estuvo bien. —¿Por qué te fuiste? —pregunta Julien—. Supongo que no es porque todo Fellrin recibió la noticia de que el príncipe más guapo de Silaise estaba contratando. No todo Fellrin. Sólo el cliente anónimo de Kennel. Los detalles sobre la identidad de Whisper como Will Hadley son escasos. Es libre de elaborarlos, siempre que no diga nada cuya falsedad sea fácil de demostrar. —Me gustaba mi trabajo, pero discutía con mi padre. No es un hombre con el que discutir. —Tal vez no sea falso después de todo—. Quería un nuevo comienzo. —A mí tampoco me gustaba mi padre —dice Julien. Sus oscuras pestañas bajan y toca la delicada cadena dorada que se ve bajo su cuello abierto—. Probablemente no debería decir eso ya que está muerto y todo eso. Pero es verdad. —No creo que esté mal decir la verdad sobre los muertos. —Whisper desearía tener un sacacorchos ahora. Cualquier cosa para ocupar sus manos y hacer que deje de pensar en lo cerca que está Julien—. ¿Por qué no le gusta? —Muchas razones. —Julien ríe, desprovisto de alegría—. Si estamos hablando con la verdad, la razón más verdadera es que tengo miedo de ser como él. Hay una cruda simplicidad en sus palabras. Una parte de Whisper anhela agarrar la mano de Julien y abrazarlo. Se resiste, pero la distancia física parece como si nada. —Soy el que más se le parece. Tenemos los mismos intereses. El juego, la caza. Los mismos…—Julien agita la mano—. Los mismos talentos.
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—Tener los mismos talentos e intereses no te convertirá en él — Whisper dice—. ¿Qué clase de hombre era? No sólo sus aficiones, sino, ¿Quién era?. La habitación se oscurece sin la sonrisa de Julien. —Desalmado —dice finalmente—. Tesson no tenía corazón. —Entonces no tiene nada de qué preocuparse —dice Whisper suavemente—. Porque nunca será eso. —Joder. —Julien se pasa la mano por la cara—. Ya basta de hablar de mí. Estaba hablando de ti. Quiero saber más de ti. El rubor desaparece del rostro de Julien y sus ojos se iluminan. Whisper no puede saber si Julien sigue borracho, o cuán borracho estaba realmente. — Interrogueme mañana, Su Alteza. —utiliza el título como escudo mientras se pone en pie—. Es tarde. Julien también se levanta. —¿Puedo hacerte una pregunta ahora? Cuando asiente, Julien se acerca de modo que Whisper tiene que levantar la vista para encontrarse con sus ojos. —Si es tan tarde, ¿Por qué estás despierto? Hay cien excusas que Whisper podría decirle, pero quiere decirle la verdad. Julien le pregunta si está bien; por una vez en su vida, Whisper quiere decir que no lo está. —Tengo pesadillas —dice Whisper—. No duermo mucho. —Ah, eso lo explica. —Julien alarga la mano lentamente, como si quisiera acariciar a un gato nervioso. Las cálidas yemas de los dedos besan la piel bajo el ojo de Whisper—. Siempre pareces tan cansado. Y por un momento translúcido y doloroso, Whisper se siente expuesto. Cuando Julien se ha ido, Whisper se apoya en la puerta cerrada y cuenta las cuentas de su muñeca. Vuelve a contarlas hasta que deja de temblar. Se recuerda a sí mismo que pronto tendrá que añadir una séptima cuenta.
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❧ CAPÍTULO DIEZ. Julien.
L a mañana de la cacería amanece con un cielo azul cristalino y el toque perfecto de brisa. El bosque de caza de la Casa Frenn es tan hermoso como Loras prometió. Los árboles se elevan en lo alto, sus troncos lisos y oscuros como pilares de un palacio sin fin. Hojas brillantes y oscuras rompen la luz del sol como vidrieras fundidas, en constante movimiento, moteando al grupo de caza con sombras y luces. No hay mucha maleza; lo que implica pocos lugares para esconderse. Sería un buen lugar para cabalgar si no fuera un bosque de Wyrm. El grupo se reúne en un claro con una pequeña cabaña y una hoguera central. Los bancos de madera rodean el foso, de modo que los nobles pueden sentarse y charlar mientras los cocineros trabajan en el horno del interior de la cabaña. Lady Elinor conversa con su maestro de caza, con Valerie sentada cerca, mientras Julien y el resto de los cortesanos asistentes comprueban su equipo. Sólo armadura de cuero y brazaletes, nada de cota de malla 11 ni corazas doradas. El fuego del Wyrm calienta el metal demasiado rápido. —Me alegro de que hayan podido venir los dos —dice Loras, ajustándose los guantes—. No te he visto en años, Emile. —He estado demasiado ocupado divirtiéndome en la corte —responde Emile Pellerin—. Hasta que Su Alteza se fue, al menos. No ha sido tan divertido últimamente. —Adulación desvergonzada. —Julien sonríe—. Sigue, me encanta. Emile llegó a Greenhaven hace una semana, aparentemente para comprobar los intereses comerciales de su familia cerca de la frontera. Su falta 11
Es una prenda compuesta de hierro, acero o bronce. Es una armadura metálica unida a través de anillos. Para mayores referencias pueden buscar “chainmail”
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de fecha de salida, sin embargo; indica que está más interesado en ver cómo está Julien. Después de todo, los Pellerin han gastado una considerable cantidad de dinero y esfuerzo en cortejar el favor del segundo príncipe. A pesar de sus efusivos saludos, Loras no parece contento de ver a Emile. Esto probablemente tiene algo que ver con lo exquisitamente bonito que es Emile. Todo ojos oscuros y cálida tez ambarina. Su largo pelo negro está trenzado alrededor de la cabeza con hilos de perlas. Sin duda Loras ve a Emile como competencia por la atención de Julien. Los ojos de Julien se desvían hacia el borde del claro, donde cierto Maestro de Gatos se interpone entre sus dos esponjosos pupilos. Según Will, Fisk y Rumi están muy interesados en los Wyrms así que se unen a Julien, Emile, Valerie y los hermanos Frenn en la caza. Tal vez Julien se imagina el modo en que Will aparta la vista cada vez que mira hacia él, como si no quisiera ser sorprendido mirando a Julien a su vez. —¿Crees que Valerie también me dará un par de felinos si se lo pido amablemente? —pregunta Emile—. Tengo que confesar que estoy un poco celoso. — Hermosos, ¿No? Emile se inclina más. — Hablando de belleza, tienes que presentarme a ese rubio tan guapo. —No te metas con mis empleados —dice Julien, no lo bastante despreocupado dado que los ojos de Emile adquieren un brillo calculador. Loras se ajusta los guantes por tercera vez. —Realmente creo que deberías tener cuidado con él, Alteza. Seguro que puedes encontrar a alguien un poco más digno de confianza para cuidar de los felinos. —Seguro que no elige a su gente basándose en el color de los ojos, ¿Verdad, Lord Frenn? —Julien dice, un poco más duro. Antes de que Loras pueda fingir una disculpa, el maestro de caza de la Casa Frenn silba. El grupo se reúne junto a la hoguera.
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—La cacería de hoy es en un área de ocho kilómetros cuadrados —se dirige Elinor a todos. Es más alta y delgada que su hermano, con rizos en tirabuzón sujetos bajo una gorra verde—. Un Wyrm rojo ha estado invadiendo los territorios de otros Wyrms cercanos. Quien mate a la bestia ganará no sólo la gloria, sino la gratitud de la Casa Frenn por reducir el riesgo de incendios. Mi maestro de caza ha marcado el perímetro con banderas rojas. No cacen fuera de ellos, o molestarán a los Wyrms establecidos. Julien comprueba su ballesta y tornillos de la misma mientras escucha. Puede ver porque Elinor y Audric se llevan bien como dice Loras: sus enfoques metódicos son muy compatibles. Los Wyrms son primos más pequeños y no voladores de los dragones, con seis patas en lugar de alas. Mucho más agresivos que sus primos mayores, sienten especial animosidad por otros Wyrms. Mientras que un Wyrm estable y asentado puede que nunca se note, excepto en madrigueras y manadas de ciervos ligeramente chamuscados, un nuevo Wyrm tan cerca de los asentamientos humanos bien merece una cacería. Ya que los Wyrms tienen que ser atraídos de sus guaridas subterráneas, Julien y los demás serán cebo además de cazadores, escuchando el deslizamiento delator bajo la tierra. Los Wyrms son lo bastante rápidos y desagradables como para que cazarlos requiera magia. En Silaise, eso hace de la caza del Wyrm un deporte de los nobles. Los cazadores de hoy se dividen en parejas, con un mago fuerte en cada grupo. Elinor y Valerie están juntos, luego Emile y Loras. Ni Emile ni Loras parecen contentos con el acuerdo, lo que lleva a Julien a pensar que es perfecto. De hecho es perfecto: como Julien quiere probar la caza con los felinos, Will está con él. Julien saluda a Will cuando Elinor termina. —¿Listos? Pensé en ir al noreste una milla y luego cortar a lo largo del borde. El suelo es mejor para excavar allí. Will ajusta la tensión de su propia ballesta. —Rumi dice que quiere ir contigo. Fisk y yo iremos detrás. Está bien, tal vez pase un poco más de tiempo antes de que vuelva a hablar con Will a solas. Sin embargo, Julien no puede reprochar el arreglo, así
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que deja a un lado su decepción y se inclina ante la elegante felina azul. —Es un honor, Lady Rumi —dice en Alto Fellrian. Rumi parpadea con sus grandes ojos dorados, luego bosteza en un impresionante despliegue de colmillos. *** Los felinos son perfectos para cazar Wyrms, decide Julien. Rumi se mueve en un silencio casi perfecto, sólo ocasionalmente perturbando la hojarasca del suelo. Cualquier sonido que hace es mucho más silencioso que el susurro de las hojas en lo alto o que los movimientos silenciosos del propio Julien. Por lo menos, se queda callado hasta que una voz femenina y fresca, salida de la nada, le hace dar un respingo. Huelo al pequeño dragón al este. Sígueme. Julien gira para encontrarse con los ojos dorados de Rumi. Las palabras estaban en Alto Fellrian así que responde en el mismo idioma. —¿Me estás hablando a mí? Obviamente, ya que me has oído. Rumi suena muy engreída y de algún modo exactamente como Julien imaginaba que sonaría su voz. —Felicidades, si querías asustarme. Bien jugado. Hablar con varias personas es problemático y hablar con gente que me cae mal es problemático. A veces hablo con Sybil, la de la comida. Y no me desagradas. —Gran elogio. Un gran elogio. Ella se desvía hacia el este. Acompáñame. Oigo a Fisk y al gatito ponerse al día, quiero atrapar al pequeño dragón antes de que Fisk lo haga. —¿El gatito? —Julien sonríe, siguiéndola—. Le queda bien.
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Sus orejas moteadas se dirigen hacia él. ¿Lo ves? Me desagradas menos cada día que pasa. Fisk no está de acuerdo conmigo, pero creo que el gatito es muy parecido a un gatito. Un muy buen gatito. La luz moteada del sol ondea por el suelo y las rayas del felino. Julien se esfuerza valientemente por prestar atención a su entorno, al aroma fresco y al canto de los pájaros, en lugar de perder su imaginación ante el pensamiento de Will como un gatito. Nadine aún no tiene noticias de sus contactos fellrianos, y Julien está cada vez más preocupado por eso cuanto más tiempo conoce a Will. El joven sigue siendo un misterio y a Julien le resulta cada día más difícil ser prudente. —¿Qué más puedes contarme sobre Will? —le pregunta Julien a Rumi. Le diré que me preguntaste. No me gustan los secretos. —Está bien. La honestidad es muy rara en la corte—. No es que Julien ayude con eso. Rumi mueve la cola. Es bueno con las manos. Siempre encuentra el lugar adecuado para rascarme detrás de las orejas. No habla demasiado pero presta atención. Sus orejas se dirigen de nuevo hacia él. Él te presta mucha atención. La mente de Julien está tan atrapada en la frase "bueno con las manos" que tarda un momento en procesar el último comentario de Rumi. —¿Me presta atención? La risa de Rumi rueda por su mente. Te observa con más atención que Fisk a un pollo asado. Es absurdo presenciarlo. Julien quiere pedirle más detalles, pero un sonido interrumpe su complacida curiosidad. El silbido subterráneo y el traqueteo de una criatura escamosa moviéndose bajo el suelo del bosque. Rumi también hace una pausa y luego da vueltas a su alrededor. Con el corazón acelerado por la anticipación, Julien ajusta su ballesta de dos virotes y la prepara para disparar. Ya casi hemos llegado, dice Rumi. Julien no responde; el Wyrm le oirá. Señala un lugar despejado, libre de raíces nacientes y se aleja con un gesto.
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Rumi se mueve hacia un lado, claramente concentrada en el lugar que ha señalado. Audric podría acceder a la red de raíces y trazar con precisión el mapa de la madriguera. Julien ha visto a su hermano matar a un Wyrm antes de que incluso brotara de la tierra en una de las raras ocasiones en que Audric salió de caza con él. Audric no disfruta de la caza y Julien entiende porqué; no es deportivo con una magia como la de Audric. Es definitivamente deportivo con el dominio más débil de Julien de la magia Sandry. Pero hoy no va a usar la magia de Sandry. Ha pasado las últimas dos semanas reflexionando sobre su conversación de medianoche con Will, y lentamente, probando la magia de Rue. Control del aire. Sólo sus madres y hermanos saben que Julien lo heredó y en los últimos doce años nunca le han presionado para que lo use. Pero Will resultó herido porque Julien no fue lo suficientemente consciente y capaz de protegerse. Tesson Rue está muerto. Rechazar la magia de Rue no significa nada para él y lo único que hace Julien es limitarse. Es hora de que eso cambie. Los Wyrms sienten el calor además del sonido. Julien exhala. Imagina que su aliento se funde con el aire que le rodea, un truco mental para visualizar su control. Cuando su conciencia se asienta, se concentra en enfriar el aire que le rodea a él y a Rumi. Rumi mueve la cola. Hace cosquillas. El ruido bajo sus pies se detiene. El Wyrm no se ha alejado, pero ya no está tan seguro de la ubicación de su presa. La siguiente magia es más difícil, y una gota de sudor resbala por la sien de Julien a pesar del frío. Mientras mantiene la temperatura más fría a su alrededor y al de Rumi hace girar el aire más rápido por encima del punto de mira. Con suerte, calentando el aire. Posiblemente sólo girando hojas caídas en un pequeño tornado. Pasan unos instantes. El Wyrm permanece en silencio. 95
De acuerdo, el pequeño tornado es un fracaso. Hora del plan dos. Julien deja caer toda su magia, levanta su ballesta y dispara. El proyectil se estremece en la tierra blanda. Tras un momento de supremo silencio el suelo explota bajo él. Las mandíbulas del Wyrm se cierran sobre el aire y la tierra. Una llama naranja arde entre sus dientes afilados y su cuerpo cubierto de suciedad se eleva en el aire. Tan grande como Rumi, el cuerpo serpenteante y retorcido del Wyrm es difícil de enfocar. Usando como referencia su ojo blanco y las articulaciones de sus miembros, Julien se lanza hacia un lado para obtener un ángulo de su cuello. Hay un inconveniente en esta técnica para sacar al Wyrm: A Julien sólo le queda una ballesta cargada y no puede contar con la oportunidad de recargar. Rumi se abalanza desde un lado. El Wyrm es rápido, pero no lo suficiente como para escapar de sus garras. Sus zarpas caen pesadamente sobre su cola y el Wyrm chilla con chispas de fuego. Se agita contra sus garras y su cola se desprende con un audible desgarro de carne. ¿Cómo se atreve? grita Rumi en la cabeza de Julien. ¡No es justo! Julien no tiene tiempo de responder; la cola que le falta no frena en absoluto al Wyrm. —Atrás. —Julien apunta su ballesta. Necesita el ángulo correcto—. Salta sobre él si fallo. Patético. ¡No falles! —No tengo intención de hacerlo. Su voz llama la atención del Wyrm. Julien se prepara y se concentra en el cuerpo retorcido del Wyrm. A seis metros de distancia, sus seis patas se ponen en cuclillas y lanzan su cuerpo de serpiente hacia él. Obligándose a relajarse, Julien espera a que la criatura se acerque. La concentración le une de nuevo al aire circundante y lo empuja hacia el Wyrm con toda la fuerza que puede. La repentina ráfaga de viento no detiene al Wyrm, pero la resistencia extra del aire es suficiente. El Wyrm se ralentiza durante un segundo.
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Cuando suelta el perno, el Wyrm se estrella contra el suelo. Rumi se abalanza alrededor de la criatura que ahora convulsiona, observándola atentamente hasta que cae inmóvil. Las escamas más lisas de su vientre se retuercen hacia el cielo, y de su garganta sobresalen no uno, sino tres pernos de acero. Al darse la vuelta, Julien encuentra a Will de pie detrás de él cargando ya pernos frescos en su ballesta. Julien no los había oído acercarse, ni a él ni a Fisk. —Hola. —Julien se ríe sin aliento—. ¿Intentaban robarme la presa? — Se echa la ballesta a la espalda y desenvaina la espada. El Wyrm se ve muy muerto, la ceniza negra mancha en sus, una vez, poderosas mandíbulas… Así que, tener cuidado nunca está de más. Will se acerca, con la mirada fija en el Wyrm. Fisk, quien se mimetiza con la luz incluso mejor que Rumi, se coloca detrás de él. —Su perno dio primero. —Por supuesto que sí. Soy un experto cazador de Wyrm. —y afortunadamente su experimento mágico funcionó en su mayor parte. Julien pincha el cadáver con la punta de su espada. Como no se mueve, la envainó— . Si querías la presa, deberías habérmelo dicho antes. La próxima vez que caces conmigo puedes tenerla. Me aseguraré de ello. Los labios de Will se entreabren ligeramente, la más leve grieta en su expresión ilegible. Así de cerca, Julien puede ver una peca justo dentro de la suave curva rosada de su labio inferior. Su movimiento es hipnotizante mientras Will habla. —No me importa la presa. Sólo quería asegurarme de que estaba bien. —¿Estabas preocupado por mí? —algo en la luz del sol que salpica las hojas en el pelo de Will deslumbra a Julien. Considera tranquilizar a Will diciéndole que tenía las cosas bien controladas con la magia de Rue pero aún no está seguro de querer compartirlo con nadie. Además, ahora mismo tiene más interés en la peca del labio de Will—. Creo que me gusta que te preocupes por mí.
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Cuando coge un mechón de pelo de Will entre sus dedos enguantados Will se queda casi inmóvil. Sólo sus pestañas tiemblan brevemente. —No me gusta que sea imprudente —dice Will en voz baja—. Su Alteza. De alguna manera, el honorífico no aumenta la distancia entre ellos. Al contrario, pareciera que la brecha se acorta. La voz mental de Rumi rompe el momento. ¿Podemos comérnoslo ya? Si no, que alguien haga algo porque Fisk está a punto de comérselo. Cuando los humanos se dan la vuelta, Fisk retira inocentemente la pata que había empujado la cara muerta del Wyrm. —No te lo comas todavía — dice Julien—. Enviaré la señal. Desengancha el cuerno de su cinturón mientras Will se aleja. Este momento ha sido para ellos solos y Julien de repente se muestra reacio a convocar al resto de la partida de caza. Pero Will ya está recorriendo los alrededores e inspeccionando el agujero roto del Wyrm y Julien no está seguro de cuánto más puede esperar Fisk antes de comerse al Wyrm. Julien se lleva el cuerno a los labios y la melodiosa llamada resuena en el bosque.
*** La supervisión de la limpieza por parte de Julien es más una sugerencia ceremonial que una responsabilidad real. Mientras el resto del grupo charla cerca, Julien observa distraídamente cómo el maestro de caza de los Frenn y sus ayudantes trinchan el Wyrm y guardan las piezas, desmontando la criatura muerta en un surtido de tesoros. La tradición dicta que Julien se lleve la dura piel escamada como campeón de la caza. Los cazadores restantes reciben un surtido de garras y colmillos y Elinor se llevará a casa sangre de Wyrm embotellada, órganos y huesos limpios para presentárselos a su padre como señor de la tierra. La carne
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será su cena esta noche en el pabellón de caza. Cuando el maestro de caza termina su trabajo, no queda casi nada del Wyrm. Rompiendo con la tradición, Elinor ordena al maestro de caza que le regale un fémur a Rumi y otro a Fisk que se ponen manos a la obra para roer sus golosinas. A decir verdad, Julien no está seguro de quién golpeó primero el cuello del Wyrm. Pero tiene la corazonada de que Will no quiere la atención de todos modos. Tal vez Julien le haga guantes o botas con la piel. Una compensación por su imprudencia. La limpieza termina y los ayudantes del maestro de caza comienzan a conducir a los ponis. Contemplando si sorprender a Will o pedirle a un sastre que hable con él por adelantado, Julien se da la vuelta para reunirse con el resto de la fiesta. Elinor y Valerie conversan profundamente, Valerie juega con su pelo y Elinor sonríe un poco más de lo habitual. Loras permanece torpemente al borde de su flirteo, jugueteando con su cantimplora. Y lejos de todos los demás, Emile está hablando con Will. Están demasiado cerca y la sonrisa de Emile es demasiado amistosa.
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❧ CAPÍTULO ONCE. Whisper.
L a atención de Julien cuelga como un segundo abrigo sobre los hombros de Whisper, demasiado pesado con el calor del verano. Whisper se sorprende de que Julien espere hasta que están a mitad de camino de vuelta a la cabaña antes de apartarle del grupo. —Entonces, ¿De qué iba eso? —pregunta Julien, fingiendo claramente su agradable neutralidad. Whisper no puede leer su sentimiento oculto. ¿Ira? ¿Sospecha? La sospecha sería inteligente. Ni Emile ni Whisper son personas de confianza. Pero lo merezca o no, Whisper necesita la confianza de Julien. —Lord Emile había oído que pasaba mucho tiempo conmigo. Intentó sobornarme para tener acceso a usted. —Oh. —Julien sonríe, y la extraña tensión se evapora en las hojas doradas de arriba—. Eso está bien. —¿Cómo es eso bueno? —¿Qué te ofreció? ¿Y qué quería exactamente que hicieras? Tan cuidadosamente como Whisper camina, las hojas crujen bajo sus botas. Algo en la sonrisita de Julien le revuelve el estómago, aunque Julien es claramente un peligro para sí mismo. ¿Cómo ha sobrevivido tanto tiempo si cree que el acceso sobornado es bueno? —Me ha ofrecido cincuenta de oro por cada vez que le mencione un tema a petición suya. Fue impreciso sobre la naturaleza de los temas. —Por supuesto que sí. ¿Qué le dijiste? Es una suma considerable.
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—Acepté el soborno, por supuesto —dice Whisper—. Como has dicho, es una suma considerable y hay cosas peores en las que Lord Emile podría gastarla. Además, supuse que le daría gusto saber lo que él quiere que yo le diga. —Tienes razón, me gusta mucho —dice Julien—. Estoy impresionado. Lo has interpretado casi a la perfección. —¿Casi, Su Alteza? Julien pasa un brazo por encima del hombro de Whisper. —Deberías haberme pedido un contra-soborno y haber inflado el precio en vez de prometerme ser mi doble agente gratis. Es difícil pensar con el aliento de Julien en el pelo. El aroma del bosque que les rodea, los conflictivos impulsos de atracción y desesperación. Whisper no está acostumbrado a estar tan cerca de la gente cuando está viva. —Lo tendré en cuenta para la próxima vez. Aunque no necesito el dinero. —Por supuesto. —Julien le suelta el hombro y pone una distancia adecuada entre ellos. Pero no hay nada apropiado en la calidez de su voz cuando dice: — Rumi tenía razón. Eres un buen gatito. Whisper casi tropieza. —¿Ella me llamó qué? —No te preocupes por eso... ¡Oh, mira, ya estamos aquí! —Julien se aleja para reunirse con el resto del grupo cuando se abre el claro de la cabaña. Whisper sólo puede mirarle fijamente, sin pensar en las intrigas de Emile Pellerin. ¿¡Gatito!?
*** Whisper retrasa su incorporación a la comida de media tarde hasta que el resto del grupo haya terminado la sopa. Pasa mucho tiempo asegurándose de que Rumi y Fisk se instalen. Pero finalmente, Rumi deja de revolotear sobre
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ellos y la cocinera le dice sin rodeos que no quiere ayuda, así que se une a los nobles en la mesa. La cena temprana es la versión nobiliaria de la comida de campamento, con el caro vino Marcel acompañando a la sabrosa guarnición de pato y cebolla. Los ásperos cuencos de madera no combinan con los delicados tallos florales de la cubertería de plata, y la mesa de falsa madera rústica está lo suficientemente pulida y limpia como para no estropear ni siquiera los impecables pantalones blancos de montar de Valerie. Julien se sienta en un extremo, con Elinor a su derecha y Loras después de ella. A su otro lado se sientan Emile, Valerie y el resto de los comensales. Whisper se siente aliviado por una vez de no tener una cómoda línea de visión sobre Julien. Aún no sabe qué pensar de la palabra gatito. Una pregunta de Emile corta la charla —¿Has oído el rumor sobre el viejo marqués de Vernon? Whisper clava el tenedor en otro trozo de pato cocinado a fuego lento. —Sí, enviamos nuestras condolencias a la Casa Vernon en cuanto nos enteramos —responde Valerie—. El fin de una era. He estado en el despacho de mi tío en Marcelline y los libros de contabilidad tienen recibos de comercio más antiguos que yo, están escritos con puño y letra del marqués. —No fue una época tan larga como podría haber sido —la voz de Emile baja en tono de conspiración—. La Casa Vernon anunció que el marqués Atsuji murió mientras dormía pero corre el rumor de que fue asesinado. Whisper se traga el pato sin probarlo y se toca la pulsera por reflejo. La última cuenta está cubierta de cuero como el resto pero él conoce el brillo preciso del rubí que hay debajo. Imposible. Whisper sabe mejor que nadie que no dejó rastro. —Había oído algo parecido —dice Julien. Loras hace una pausa a mitad de su tercera copa de vino. —¿Ha habido una investigación?
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—Por supuesto que no —dice Emile—. El culpable más probable es su propia hija después de todo. Ya tiene sesenta años y supongo que estaba impaciente por heredar la marca. —El hombre empezó su carrera antes de que a mi Madre Real le crecieran los dientes —dice Julien—. No hay escasez de gente con motivos... Oh, aquí está el plato principal. No faltan motivos. Cualquiera podría haber sido cliente del Kennel. El recién ascendido marqués de Vernon, o un frustrado rival de negocios. Otro miembro de la familia, un amante despechado, alguien que simplemente tenía una obsesión y la financiación para mantenerla. Whisper no dejó rastro; Padre lo habría matado si lo hubiera hecho. Pero aún así hay rumores. Cualquiera podría haber sido el cliente, pero Whisper fue quien sostuvo la almohada sobre la cara del anciano. Los sirvientes llegan para retirar los rústicos cuencos de sopa y para sustituirlos por platos igualmente rústicos de tierna panceta de Wyrm. La carne glaseada se deshace al menor roce del cuchillo. Whisper ha comido Wyrm antes, le recuerda al pollo, aunque más fuerte y grasiento. Pero apenas lo saborea esta noche, incluso cuando la conversación se aleja del asesinato y sus consecuencias. La tarde aún se resiste a la noche; cuando la cacería concluye oficialmente, carruajes y caballos les esperan a lo largo de la carretera principal de los Frenn. Emile se demora más que los demás, hasta que Julien le dice — Vamos a comer esta semana. Recogiendo sin problemas el comunicado de despido, Emile se marcha. Incluso le da una palmada en el hombro a Whisper antes de montar en su caballo y conducir su carruaje de sirvientes de vuelta a Greenhaven. Whisper y Julien salen también a caballo, pero esta vez Julien le engancha la manga. —Sube al carruaje conmigo —dice, y luego añade como una ocurrencia tardía— ¿Por favor? Como si Whisper pudiera decir que no. Primero le hace señas al guardia juramentado, Vitus. —Llama a la ventana si los gatos necesitan algo.
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—¿Cómo sabré si necesitan algo? —pregunta Vitus. —Confía en mí. Lo sabrás. —Whisper respira profundamente el polvo de la carretera, el verdor del bosque y los fragantes restos de la hoguera. Un pobre intento de recuperar el control antes de reunirse con Julien en el carruaje. La luz se filtra a través de las cortinas de gasa, pintando un retrato dorado del interior. La madera pálida y oscura forma estampados florales a lo largo del suelo y las paredes, un cómodo banco verde mira hacia delante. Los accesorios muestran el lugar donde se desmontó un banco orientado hacia atrás. Esto deja mucho espacio para las piernas. Julien se desploma en el extremo opuesto del banco, con el codo apoyado en el alféizar. Su expresión perezosa le recuerda a Whisper a Fisk después de perseguir a un conejo en el jardín. En el silencio, Whisper recuerda lo alto que es Julien, lo anchos que son sus hombros bajo el cuero negro. Whisper no está seguro de cuál de ellos ganaría una pelea justa. Por eso la lucha nunca puede ser justa. El cochero cierra la puerta y Whisper se sienta cautelosamente en el extremo del banco. Espera que Julien diga algo pero el príncipe se limita a mirar por la ventana mientras guardias y criados se coordinan. La mirada de Whisper se desvía una y otra vez hacia la línea de la bota de Julien, o los cierres dorados que brillan contra el cuero. El espacio entre ellos carece de sentido cuando la presencia de Julien impregna cada partícula de aire, empañando el cristal que rodea el corazón de Whisper. El carruaje avanza y el impulso presiona brevemente a Whisper contra el banco acolchado. El ritmo se estabiliza así que vuelve a mirar hacia Julien. Esta vez, Julien le observa, su atención se estrecha en torno a la garganta de Whisper. —Estás preocupado por algo —dice Julien—. ¿Es por Emile? —Sí —miente Whisper. Qué amable Julien al ofrecerle una excusa. —No te preocupes, Emile. —Julien se endereza desde la ventana, acercándose ligeramente a Whisper—. No te haría nada, aceptaras o no el soborno, y me lo dijeras o no.
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Las mejores mentiras son las verdades. —No estoy preocupado por mí, Su Alteza. Eso dibuja una sonrisa en la cara de Julien. —Tienes que dejar de preocuparte por mí, Will. Te voy a malinterpretar. Definitivamente no te preocupes por mí cuando se trata de Emile. Es una pequeña comadreja intrigante, pero no está intrigando contra mí. —¿Qué quiere decir? —La Casa Pellerin me quiere en el trono. —Julien se ríe—. Adelante, ríete. Tienen un gusto terrible para los príncipes Sandry. Whisper no se ríe. Julien no es tan simple como parece a primera vista; tal vez incluso tenga alguna idea de quién quiere matarlo. —¿Por qué quieren coronarte? —Simple —dice Julien—. No les gusta Audric. Es demasiado testarudo y honorable para sobornarlo, y no les gustan las reformas que ha impulsado. Prefieren a alguien a quien creen que pueden influenciar. — ¿Hay alguien que le apoye especialmente por encima de ti? — Cualquiera con sentido común —dice Julien. Whisper inclina la cabeza. —No creo que sería tan mal rey, Su Alteza. —Silaise se merece algo mejor que “no tan mal”. —acercándose más, Julien baja la voz—. Eso sí, todo esto es muy secreto. Si alguien pregunta, guardo un misterioso silencio sobre este tema. —Por supuesto —dice Whisper débilmente. Julien está muy cerca, su aliento cálido en el pelo de Whisper. —Lo digo en serio. No te preocupes por Emile, ni por nadie en este nido de serpientes. Yo cuidaré de ti. Es una de las cosas más amables que nadie le ha dicho nunca a Whisper... y la más dolorosa. Julien no tiene ni idea de que está consolando a su asesino. La culpa aprieta sus garras alrededor de las costillas de Whisper hasta que apenas puede respirar.
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Julien no sólo quiere joderme, podría contestarle a Lucien ahora. Es mucho peor que eso. Whisper guarda silencio el tiempo suficiente para que Julien se ría torpemente. —Lo siento. A veces me paso de la raya. —No. —Whisper toca la mano de Julien en el banco, y se estremece ante su cautivadora calidez. —No ha hecho nada malo. La risa de Julien vuelve a ser baja y dulce. Cambia su agarre hasta que sujeta la mano de Whisper en su lugar, inmovilizándolo con la más leve presión.
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❧ CAPÍTULO DOCE. Julien.
—
T engo buenas, malas y realmente muy malas noticias —dice Nadine—.
¿Cuál quieres primero? Julien arranca la muñeca de trapo empapada de la boca de Cupcake y la lanza por el salón. Con las garras clavadas en las alfombras, Cupcake corre tras él. —Malas noticias, luego realmente malas y al final buenas noticias, por favor. —Los detalles están aquí. —Nadine deja una hoja de pergamino sobre la mesa baja—. En realidad, por favor, lee este; el resumen es que la tropa de Lucien encontró tres flechas draskoranas en la propiedad de Frenn, justo alrededor de donde rastreamos al cazador desaparecido. Cupcake se vuelve a acercar. —Joder. —Julien se agacha para coger de nuevo el muñeco de trapo. El vestido rojo de la muñeca ahora es rosa descolorido con agujeros. Antes tenía una carita dulce cosida, pero solo le queda un ojo demente. A Cupcake le encanta—. ¿Alguna señal de qué cruzó la frontera? Vuelve a lanzar el muñeco por la habitación. —No hay señales de ningún paso fronterizo en ninguna dirección. Los árboles no se habían movido. Julien frunce el ceño. —La magia fronteriza no es infalible, pero Audric la renovó antes de irse. Programa un viaje para que se inspeccione la frontera en el próximo mes. No hagas un escándalo por ello, pero tampoco hace falta que lo ocultes. No es un secreto que Silaise tiene los ojos abiertos. —Pondré a Rosin en eso, con su permiso, Alteza.
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—Por supuesto, confío en ti para que delegues. ¿Qué tan viejas eran las flechas? —Cupcake aún no ha vuelto, así que Julien va a pescar la muñeca de debajo de un armario mientras Nadine continúa. Ojalá todos los problemas de su pueblo se resolvieran tan fácilmente. —Entre un mes y cinco meses en función de la acumulación de escombros. No ha habido lluvias significativas en la región desde principios de Shores —dice Nadine—. Definitivamente son de este año, no artefactos de la guerra. —Es bueno saberlo. —Julien vuelve a lanzar el muñeco, pero esta vez, Cupcake lo ignora y salta al sofá. Con un suspiro, Julien se une a él—. Joder, esto huele raro. —¿Esa muñeca de trapo o esta situación? —Las dos cosas. — Julien se frota la barbilla. —¿Un grupo de asalto para secuestrar a un cazador cualquiera? ¿Y la única prueba son tres flechas obviamente draskoranas? Los draskoranos son osados pero no tan estúpidos. —No lo sé. —Nadine se desliza en el sillón frente a Julien. Ella luce más cansada que cuando llegaron a Greenhaven, no hace ni dos meses. Nadine lidera la segunda guardia juramentada desde su formación en el decimosexto cumpleaños de Julien. Cuando él dejó la protección de la guardia de la Reina de Madre. A lo largo de los años, el papel de Nadine como capitana se ha ampliado a ámbitos como el de maestra de inteligencia, que Julien tiene que admitir que no es realmente adecuado para ella. Nadine es mejor en seguridad directa y gestión. Aunque ha estado a la altura del reto, Julien debería encontrar la mejor manera de equilibrar sus funciones antes de que se agote. Eso tendrá que esperar, por desgracia. —¿Cuál es la verdadera mala noticia? — Julien pregunta. —La guardia urbana de Greenhaven se está encargando —dice Nadine. —Una caravana de mercaderes fue asaltada ayer por bandidos en el camino del norte. Julien sisea entre dientes. —¿Algún herido? 108
—Sí, pero sin muertes. Perdieron mucha carga. Oficialmente, ninguno de los testigos pudo identificar a los bandidos. Sin embargo, casi inmediatamente empezaron los rumores de que los draskoranos eran los responsables—. Nadine esboza una sonrisa. —Goldie dice que nos lo dirá si encuentra una fuente de esos rumores. También te invita a que vuelvas pronto a jugar a las cartas. —No estoy seguro de que la corona pueda permitírselo —dice Julien. —Por otro lado, claro, puedo empeñar algunos de mis gemelos de herencia. —Ella ha sido de gran ayuda —dice Nadine—. Eso es todo lo que tengo al respecto ahora, por desgracia. Lucien sugiere aumentar las patrullas y coordinarse con la guardia urbana para aumentar la supervisión en los puntos de control del comercio. —Aprobados, los dos. —Lucien también pidió audiencia esta semana. Creo que quiere hablar de dragones. —Seguro que sí. Pierre puede programarlo cuando yo esté libre. Dada la falta de dragones, es imposible que sea un ejército de dragones silaisanos, sin embargo; con suerte, Lucien tendrá ideas más prácticas para combatirlos mejor. —Sí, Alteza. Julien le rasca las orejas a Cupcake mientras dice —¿Qué más tienes? Lo del dragón de Lucien no puede haber sido la buena noticia. Nadine tuerce el labio. —He tenido noticias de mis contactos en Fellrin. Consiguieron hablar con algunas personas que trabajaban con Will Hadley en la baronia12. A Julien le palpita el corazón, su excitación se ve atenuada por una nerviosa cautela a la que no está acostumbrado. —Esta es la buena noticia, ¿Verdad?
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Básicamente, el territorio bajo el mando de un barón o baronesa
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—Sus referencias son correctas. —Nadine reorganiza el pergamino y golpea la nueva hoja superior sobre la pila, un informe bastante desordenado en tres manos diferentes—. Trabajó para el barón durante cuatro años, alistándose a los dieciocho. Un disco sólido y aburrido. Un caso de disciplina por intoxicación en su segundo año. Dimitió hace dos meses y medio, a principios de Lesaile, justo a tiempo para llegar a Greenhaven cuando lo hizo. El alivio irrumpe en Julien como las raíces en la tierra, clavándose en él y floreciendo. —Nadine, ¿Soy un imbécil paranoico? —Yo no diría eso, Su Alteza. —Bueno, gracias por consentir mi paranoia. —Julien hojea el informe, luego intenta releerlo con más atención mientras su atención se desvía, animada por el alivio. Will es exactamente quien dice ser, pero esto es sólo la superficie de él. Un expediente laboral. Testimonio de sus antiguos colegas. Ellos no dicen nada de la luz de sus ojos púrpura. Su amor por los animales. La tierna preocupación que muestra siempre que Julien está en peligro. Las pesadillas que no le dejan dormir, o la tensión en su voz cada vez que menciona a su padre. La forma en que se sonroja cuando alguien le llama gatito. Sólo es la superficie. Julien quiere descubrir el resto de él.
*** Will abre la puerta unos instantes después de que Julien llama. —Su Alteza —empieza, y luego ve a la pequeña multitud detrás de Julien. Sus labios se cierran sin decir nada, pero la pregunta está clara en sus ojos. —¿Es un buen momento? —Julien pregunta—. Podemos volver más tarde. Will duda, pero asiente. —Les diré a los gatos que tenemos invitados. Dejando la puerta abierta, Will se desliza por la habitación. Sólo lleva medias y no lleva su camisa por dentro; la vulnerabilidad sin pulir capta la 110
atención de Julien. Tras la puerta del dormitorio, Fisk y Rumi se tumban en la cama deshecha, con sus coloridas pieles medio iluminadas por un trozo de luz solar. Han tirado una almohada al suelo, junto a alguna prenda de ropa desechada. Will se inclina sobre la cama y dice algo inaudible a los gatos. La ligera inclinación de su cintura atraviesa como un relámpago la imaginación de Julien. Desviando la mirada, Julien dirige a los demás desde el pasillo a la sala de estar de Will. Un par de guardias apartan la mesa del camino. Will regresa cuando la modista y sus ayudantes con delantales de muchos bolsillos están arreglando sus cestas. —¿De qué se trata, Su Alteza? —pregunta Will. Julien intenta no interpretar demasiado la forma en que Will se acerca a él. Como si se sintiera más cómodo con Julien que con los demás… Okey, está bien, Julien está interpretando mucho sobre eso. —Voy a dar una modesta fiesta la semana que viene y quiero que asistas como mi invitado, no de servicio. Un asistente abre las cortinas y llena de luz el salón. El pelo ligeramente despeinado de Will brilla como el sol. —¿Por su cumpleaños? —Will pregunta—. Supongo que se anticipó a mi excusa de no tener nada que ponerme. Él recordó su cumpleaños. Julien intenta controlar su deleite. —Intento ser minucioso. Deja que la modista empiece a trabajar y finge que no estoy aquí. Es una orden. —Lo intentaré —dice Will, y se une al sastre en el centro de la habitación. Julien se apoya en el brazo del sofá para mirar. La actividad es más desagradable de lo esperado. Aunque suele disfrutar observando a Will, Julien no había previsto la logística de la toma de medidas. La modista es una profesional consumada mientras pasa el cordel alrededor del cuerpo de Will, midiendo la longitud de sus brazos y piernas, la
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circunferencia de sus muñecas y cintura. Grita números a un ayudante mientras Will permanece quieto como una estatua en medio del bullicio. Profesional. Normal. La irritación de Julien crece con cada roce casual. No está acostumbrado a sentirse posesivo con sus enamoramientos y aventuras. Los amantes de Loras y las innumerables conquistas de Emile sólo le interesan como datos para trazar los contornos de sus planes y alianzas. Desde luego, nunca ha sido como Claude, que se obsesiona con los cortesanos que se atreven a demorarse demasiado besando la mano de Margot. Claude asumió la mitad del trabajo de secretaria real porque odia que otras personas lean la correspondencia de Margot... y Margot se lo consiente casi todo. Tal vez el problema es que Will no es una aventura. Normalmente, una semana entre conocer a un hombre atractivo y acostarse con él sería para Julien una relación lenta y pausada. Pero todavía hay demasiadas razones para frenar su persecución de Will. Nadine confirma las referencias de Will, pero Julien sigue siendo un príncipe y Will sigue siendo su empleado. Su adorable, duro y tentador empleado. Aunque Julien está seguro de que Will comparte su interés, tiene que asegurarse de que Will está a salvo antes de pensar siquiera en cortejarlo. Está bien, Julien es sólo un humano. No puede evitar pensar en numerosas cosas cuando la modista ciñe su cuerda a la cintura de Will. Deslizando la cuerda en un bolsillo del delantal, la modista le dice a un ayudante —Pásame primero la tela azul. Un metro cuadrado de tela azul noche revolotea en el aire antes de que el ayudante tenga oportunidad de obedecer. La tela flota por la habitación y se balancea frente al modista. Tras un momento de estupor, tira de ella desde el aire y la tela cae flácida entre sus dedos. Will se da la vuelta, y es entonces cuando Julien se da cuenta de que Fisk está de pie en la puerta del dormitorio, con su cola verde en alto. —Gracias, Fisk —dice Will, y luego explica al resto de la sala—. Fisk está empezando a aprender Trade.
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Como si lo sorprendente fuera que el felino entendiera las indicaciones de la modista, y no que éste le entregara telequineticamente el muestrario de telas. —Qué inteligente —dice la modista débilmente. —Muy inteligente —asiente Julien, y luego cambia a Alto Fellrian—. Ven a sentarte en el sofá conmigo. Los asistentes están un poco nerviosos. Cuando Fisk no se mueve, añade —Te rascaré detrás de las orejas. En ese momento, el depredador verde plateado se desliza hacia él, con los ojos brillantes de anticipación. Se tumba junto al sofá con la cabeza apoyada en la rodilla de Julien y, como había prometido, hunde los dedos en el pelaje afelpado detrás de su oreja. Fisk se inclina para frotarse. Julien apenas capta una sonrisa en la cara de Will antes de que desaparezca. El sastre acerca muestras de tela a la cara y al hombro de Will, que frunce el ceño ante cada una de ellas. Su ayudante anota obedientemente sus crípticas valoraciones de "Hm", "Ya veo", "Muy bien", "Desde luego que no" e "Interesante" y, al final del debate, le devuelve dos de las muestras. El sastre coloca uno sobre cada hombro de Will y lo dirige hacia Julien. —¿Cuál prefiere para la fiesta, Alteza? — pregunta. Julien sigue rascando la cabeza de Fisk. —¿Will? —Puede elegir —dice Will. Aceptando encantado el permiso, Julien examina las telas. El primero es un azul celeste entrelazado con mechones blancos y dorados, como la luz del sol sobre las nubes. Le sienta bien a Will, pero Julien no se lo imagina con un traje entero. A Will no le gusta tanta atención. La segunda muestra es mucho más adecuada: un gris-lavanda intenso que resalta la crema y el rubor de la piel de Will. Cuando sus ojos se encuentran con los de Julien, parecen aún más brillantes y profundos que nunca. Julien traga saliva. —El morado.
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Cuando los modistas se marchan, Julien se queda acariciando a Fisk. El ronroneo complacido del felino vibra a través de su brazo. Pronto se quedan los tres solos, excepto por Rumi, que sigue durmiendo la siesta en el dormitorio. Julien ya les dijo a sus guardias juramentados que esperaran en el vestíbulo. —Tenía algo de lo que hablar —dice Julien. Will se acerca, ajustándose los puños de las mangas. Su mirada hacia arriba es un permiso para continuar. Julien retira la mano de la oreja de Fisk y sacude la muñeca. Fisk le da un codazo en la rodilla con su enorme cabeza, molesto, pero Julien necesita toda su atención para esto. —Escúchame antes de reaccionar, por favor. Le pedí a Nadine que te preparara los papeles de dimisión. Los ojos de Will se abren brevemente. Sólo brevemente. Al instante siguiente, su rostro está en blanco. —Estoy escuchando. —Los papeles incluyen la autorización de dos años de salario como prima de dimisión. —Julien junta las manos—. Lo suficiente para que puedas ir a cualquier parte, reubicarte en cualquier sitio y no tengas que preocuparte por el dinero durante un tiempo. Todavía inexpresivo. —¿Puedo reaccionar ya, Su Alteza? Aparentemente renunciando a seguir rascándose, Fisk se levanta del suelo y se dirige hacia el dormitorio. —Podrías quedarte en Silaise —dice Julien—. O hay papeles para entrar fácilmente en Draskora o Fellrin. Incluso un barco en cualquier puerto a lo largo de las Fauces. Si quisieras ir al norte, Nadine necesitaría un poco más de tiempo para organizarlo. —¿Me estás despidiendo? —Will exige, su calma finalmente se quiebra. Da vueltas y vueltas a su pulsera de cuero alrededor de la muñeca izquierda. —No voy a despedirte —dice Julien—. Déjame... —Obligarme a dimitir es lo mismo que despedirme —replica Will.
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—No. —Julien se levanta de un salto y agarra las manos de Will—. Joder, me estoy explicando mal. Quiero que te quedes. Agarra con fuerza las muñecas de Will, manteniéndolo en su sitio, aunque Will no intenta escapar. La tensión palpita allí donde su piel se toca. —Estoy escuchando —vuelve a decir Will, apenas audible. Julien respira profundamente. Sus pensamientos son un lío, pero tiene clara una cosa. —Quiero que te quedes por mucho tiempo. Quiero conocerte mejor. Despacio. Por eso quiero que sepas que puedes irte cuando quieras. Quiero que te quedes, pero no quiero que te quedes atrapado aquí, por si alguna vez deseas irte. La siguiente respiración de Will es temblorosa. —Joder. Está claro que lo entiende. Julien acaricia la delicada piel del interior de las muñecas de Will. Frota sobre la pulsera de cuero, la cual estaba caliente por la piel de Will. Will vuelve a ponerse rígido y Julien lo deja ir. —Si alguna vez me odias, no necesitas volver a hablar conmigo. No necesitas pasar ni un segundo más en mi presencia. Ve directamente a Nadine y ella se encargará de todo. —Eso no será necesario. Cuando Will levanta la vista, hay un tenue y encantador enrojecimiento en las comisuras de sus ojos. —No quiero irme. Toda la tensión se libera de los hombros de Julien. Tan ligero como para flotar, Julien sonríe. —Genial. Bien. Tengo que hacer un informe militar. ¿Nos vemos para cenar? La sonrisa de Will es ligera. —Lo veré para la cena, Su Alteza. Y por cierto, dos años de salario es una cantidad ridícula. —Nadine me convenció. Quería prometerte cinco años. —Ridículo. Will está tan guapo a la luz del sol, tan suave con sus medias y su camisa desabrochada, que Julien no puede evitar volver a cogerle la mano. Levanta la
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mano de Will lentamente, dándole la oportunidad de apartarse. Pero Will se queda quieto, permitiendo que Julien apriete sus labios contra el suave dorso de su mano. Los dedos de Will se aprietan en torno a los suyos y el corazón de Julien se llena de luz vertiginosa.
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❧ CAPÍTULO TRECE. Whisper.
W hisper se detiene frente a la sala de banquetes, con las puntas de sus botas a escasos centímetros de la rendija de luz que se filtra desde el interior. El heraldo y uno de los guardias del castillo que están en la puerta apenas le dirigen una mirada. Al otro lado de la puerta, Prewitt le mira con una hostilidad desenfrenada. Whisper apenas le ha visto desde el último banquete. Esta reunión es mucho más pequeña; Nadine insistió en un evento más moderado por motivos de seguridad. Unos nervios desconocidos zumban bajo la piel de Whisper. Una parte de él quiere abandonar y dar una vuelta por los jardines. Ir a inspeccionar todos los carruajes visitantes. Al final, la suave cabeza de Rumi choca suavemente contra su cadera. ¿Qué esperas? Fisk está vestido para la ocasión, con un ornamentado collar dorado suelto alrededor del cuello. Rumi despreció el suyo. En cambio, la nueva ropa de Whisper le quedaba perfecta, pero la seda se siente como un collar alrededor de su propia garganta. No debería. La ropa es mucho más cómoda de lo que podría esperarse por el corte ajustado de la chaqueta y los volantes decorativos de la camisa. Un hilo de oro traza cada delicado borde de seda. A Whisper no le importa especialmente su aspecto, siempre que no llame demasiado la atención de los demás invitados. Pero saber que Julien eligió cada pieza y material realza cada toque de la seda. Cuando Whisper se adelanta, el heraldo pregunta —¿Cómo debo anunciarte? —Por favor, no me anuncies —responde Whisper, y entra en el vestíbulo.
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Fisk y Rumi pisándole los talones son anuncio suficiente. Las cabezas se vuelven hacia él, decenas de ojos brillan con curiosidad y sospecha. Whisper recorre la multitud, no buscando el peligro sino a Julien. La sala de banquetes es de madera oscura con azulejos dorados y negros. Suele ser un espacio pesado y opresivo, pero Julien lo ha transformado en un cuento de hadas. Las ventanas de cada lado de la sala cuelgan abiertas de par en par, las cortinas retiradas y los árboles de los jardines del exterior serpentean por los espacios. Los troncos se retuercen como cuellos de cisne y las ramas se extienden hacia el techo, engarzadas con cristales facetados que reflejan toda la luz de la sala. Alrededor de la pista de baile hay círculos íntimos de sofás decorativos, con bebidas y aperitivos por todas partes. Julien pasó la semana pasada dirigiendo los árboles. Es un impresionante espectáculo de magia, pero ninguno de los nobles invitados vio lo agotado que estaba Julien después de cada sesión. La magia de Sandry no le resulta fácil a esta escala. Whisper encuentra al príncipe cortejando en un círculo cercano. Hoy viste de azul oscuro, su chaqueta bordada con flores doradas y violetas, perfectamente entallada a la anchura de sus hombros. El encaje se derrama por sus muñecas y, de algún modo, los intrincados detalles no hacen sino darle un aspecto más masculino que nunca. Entre las ondas de su cabello reluce una sencilla corona de oro. Se está riendo de algo, hasta que su mirada se levanta y se encuentra con la de Whisper al otro lado del pasillo. Sus ojos se abren de par en par y sus labios se entreabren, la más mínima fractura en su galantería. Mientras él se lame los labios, su hambre araña a Whisper con tanta intensidad como si fuera la suya propia. Todo (la seda en la garganta de Whisper, las luces, el recuerdo de los labios de Julien en su mano, el latido de su corazón) es demasiado real. Con el corazón palpitante, Whisper está a punto de darse la vuelta en busca de vino espumoso o algo de comer, tal vez incluso alguien con quien hablar. Comprobar el perímetro. Cualquier distracción para restaurar su compostura.
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Pero la voz de Rumi suena en su cabeza Julien dijo que te llevara con él cuando llegáramos. A Rumi le gusta mucho Julien. Es una de las pocas personas a las que llama por su nombre real, en lugar de por una descripción o un apodo embarazoso. Con la mirada fija, Whisper pregunta —¿Estás conspirando contra mí? Sí, responde Rumi con suficiencia. —Bien —dice Whisper y la sigue hacia el rincón de Julien en el salón. La distracción llega de todos modos; Emile Pellerin le acecha, ofreciéndole un vaso de vino dorado y una sonrisa. —¡Maestro de los gatos! Prueba esto…es mucho mejor que el rojo que enviaron los Marcel. La querida Valerie ni siquiera apareció. ¿Puedo acariciar a los felinos? Whisper toma el vaso, aunque no se lo bebe. —Déjame preguntar — dice, antes de cambiar a Alto Fellrian y repetir la pregunta de Emile en beneficio de Rumi. Cuando ella responde, le dice a Emile —Puedes acariciar a Fisk. El verde. —Increíbles. Me encantan —Emile baja la voz—. Hablando de Valerie, deberías mencionarle a Julien que es una locura lo caros que se están poniendo los vinos de Marcel cuando, desde luego, no están mejorando. La atención de Whisper no puede evitar desviarse. Al otro lado de la habitación Julien frunce el ceño, tan levemente que la mayoría de la gente no se daría cuenta. Tal vez Julien no es tan optimista sobre los planes de Emile como dijo. —¿Algo más? —pregunta Whisper. —En realidad, sí. Un consejo, sincero y gratuito. —Emile le da otra palmadita en la cabeza a Fisk para luego chocar su vaso medio vacío contra el de Whisper—. Su Alteza realmente disfruta que le chupen la polla.
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Fisk ladea la cabeza inquisitivamente. ¿Cuánto ha aprendido de Trade? Por lo que parece la doceava vez, Whisper dice —No me estoy follando a Su Alteza. —Por supuesto. Eso es exactamente lo que dijo Su Alteza. —Con un guiño, Emile se funde de nuevo entre la multitud. Fisk se aleja para inspeccionar la ventana y el árbol más cercano. Rumi golpea su cola contra su muslo para llevarlo hacia Julien. Whisper reconoce a algunas de las personas que rodean al príncipe. Lucien Vaire con un uniforme desaliñado. Loras Frenn, ya alegre con la bebida. Otro primo Frenn. No reconoce al resto de los rostros sutilmente pintados que se vuelven hacia él: la tendencia actual es un look "natural" elaborado y de alto mantenimiento. —¿Quién es? —pregunta una mujer vestida de rosa y verde bebé, con un montón de rosas de seda en el pelo. Antes de que Whisper pueda pensar si presentarse, otra mujer con chaqueta y falda de estilo más conservador, casi militar, responde —Este es el Maestro de Gatos del príncipe, por supuesto. —¿Qué te hizo darte cuenta? ¿La forma en que entró con dos gatos gigantes? —pregunta Julien, provocando las risas de los demás. Acaricia el cojín que tiene a su lado—. Siéntate conmigo un minuto, Will. Te presentaré a esta manada de borrachos. Risas de nuevo, mientras Julien enumera una lista de nombres, títulos y apodos cariñosos. Entonces la mujer de la chaqueta dice —¿Qué decía de los dragones, comandante Vaire? La conversación vuelve a tomar vuelo. Whisper escucha a medias, asintiendo cuando es necesario, pero lo único que puede pensar es: Tendré que envenenarlo. Ni cuchillo ni garrote. Incluso una almohada tiende a dejar rastros. Cuando llegue la señal, al menos dentro de un mes, Julien tiene que morir de
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causas naturales. Demasiadas personas reconocen al guardia saltarín con ojos draskoranos y la sospecha será bastante caliente cuando desaparezca tras la muerte de Julien. Veneno o un accidente. El pensamiento no debería hacer que el estómago de Whisper se revuelva de esta manera. —Es una pena que Lord Gaspard no esté aquí —dice la mujer de rosa, con un nuevo refill en la mano—. Ese hombre sabe cómo beber. —Lo sé, nunca se pierde mis fiestas de cumpleaños —dice Julien—. Le invité con tiempo de sobra para viajar pero al parecer estaba ocupado. También invité a mi hermano real Audric, pero ya sabes cómo es. La música sube de volumen y los cortesanos salen y entran de la pista de baile. Rumi y Fisk se marchan al cabo de una hora; Rumi dice que necesitan una siesta antes de que Fisk se agobie. Un rato después, Julien se inclina hacia Whisper y le dice —¿Quieres bailar? No se molesta en bajar la voz, y ninguno de los cortesanos parece sorprendido. Como mucho, curiosos. Por supuesto. Los encuentros casuales de Julien son famosos. Desde fuera, esto debe parecer otro de sus amoríos. Nadie aquí sabe lo extraño y demoledor que es este sentimiento para Whisper. Whisper asiente, y la brillante sonrisa de Julien parece hecha sólo para él. Julien le toma la mano, toda piel caliente y callos sorprendentes y le guía hasta que se pone en pie. Con la mano en llamas y la sangre tan caliente como se imagina es el nightrose, Whisper sigue a Julien más allá de la pista de baile, por un pasillo lateral y a través de una puerta con cortinas de flores. Tras las flores espera un pequeño patio iluminado por la luna. Hay una fuente en forma de corona en el centro del patio, con sencillos cuencos escalonados que ondulan con cascadas de agua. Más luces y adornos de cristal decoran los setos circundantes, como estrellas bajadas a la tierra. Una música brillante sigue sonando por la noche, acompañada de risas lejanas. Pero en este territorio de noche estrellada, los dos están solos, excepto por la pareja de guardias juramentados que hay detrás de ellos.
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—Pensé que quería bailar, Su Alteza —dice Whisper. —Sí quiero. Pero todos los demás me ponen de nervios. —Julien aprieta la mano de Whisper y luego la suelta—. Y no creo que disfrutes de toda la atención. El corazón de Whisper se desequilibra. —Es muy observador. — Demasiado observador—. No conozco ningún baile silaisan, así que tendrá que enseñarme. —Mi tutoría fue muy completa y probablemente sé más danzas fellrianas que tú. Pero el baile que tenía en mente no es muy elaborado. —La colonia de Julien llena el aire mientras toma la mano derecha de Whisper con la izquierda—. Primero, te tomo la mano. Luego te toco la espalda. Su brazo derecho se curva alrededor del costado de Whisper, una palma ancha y cálida presiona entre los omóplatos de Whisper, deslizándose hacia abajo. Hasta descansar en la parte baja de la espalda de Whisper, irradiando calor. Con la palma izquierda apoyada en el hombro de Julien, Whisper se inclina con la leve presión. Nunca había tenido tanto calor en su vida. —¿Y después? —Después podré mirarte a los ojos durante las próximas dos horas — dice Julien—. Sencillo, ¿Verdad? Nada de esto es sencillo. Pero tal vez por esta noche, Whisper puede fingir que lo es. — Intentaré seguirte. La risa de Julien es más dulce que la música y cuando se mueve, lo hace lentamente. Pasos giratorios, balanceo hacia delante y hacia atrás, y Whisper apenas necesita sus entrenados reflejos para seguirle. Está tan en sintonía con la forma y el calor del cuerpo de Julien, o Julien está tan en sintonía con el suyo…y eso debería ser más aterrador de lo que es. La noche zumba con encanto. Luz de estrellas, flores, agua que fluye y música lejana. Julien se lame los labios y Whisper se da cuenta de que está a punto de besarle.
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—¿Su Alteza? —llama alguien desde la puerta. La sangre retumba febril en los oídos de Whisper mientras Julien se desenreda. —¿Sí? —Julien pregunta bruscamente. Rosin saluda. —La capitana Nadine pidió hablar con usted. —Joder. Ahora mismo voy. —Julien toca la cara de Whisper, atrayendo cada nervio al punto de contacto—. Eres libre de abandonar la fiesta pero, si te quedas, volveré a buscarte. El corazón de Whisper late con fuerza. —Me quedaré. Deberíamos hablar. —Excelente —dice Julien, y sigue a Rosin al interior. Whisper se desploma sobre el frío borde de mármol de la fuente. Demasiadas emociones retuercen cuchillas en su interior. Euforia. Culpabilidad. Deseo. Desesperación. Está traicionando a Padre y a Hemlock al vacilar en un trabajo como este. Cuando Julien vuelva, Whisper le dirá que no está listo. Mentirá y dirá que necesita más tiempo. Dará alguna excusa nerviosa, porque no puede darle a Julien más que esto. Ya es el final de Aramie. Sólo faltan cinco semanas para el primero de Briars, y algún día desconocido después, Whisper va a matar a Julien. Si Whisper fuera una buena persona, la culpa de traicionar a Julien sería lo que le frenaría de besarle, o más. Pero no es una buena persona y además un miedo mucho más egoísta le frena: ya está demasiado apegado. Si sigue cayendo, Whisper no sabe cómo sobrevivirá al final de este trabajo. Este baile iluminado por las estrellas es todo lo que puede permitirse grabar en sus huesos y en su corazón hueco. Un beso lo destrozaría. Algo parpadea en el borde de su visión. Hay un breve destello de luz bajo un seto cercano, parecido a la luz de las estrellas o las linternas que se reflejan en algo metálico. Algo que no debería estar ahí.
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Whisper se queda quieto, con la cabeza inclinada hacia las estrellas. Perfectamente relajado. Sólo cuando los pasos que no son lo bastante silenciosos se alejan, se pone en pie. Silencioso como el humo, sigue el sonido a través del hueco en el muro cubierto de enredaderas. La puerta conduce a uno de los jardines más densos, con árboles y arbustos recortados que ocultan las líneas de visión. Más allá de otro seto alto se encuentra el muro interior y el puesto de guardia oriental. Un sendero de tierra compactada serpentea entre los árboles. Whisper se lanza por los bordes empedrados del sendero para no remover la tierra más suelta. Tras dos meses familiarizándose con el castillo de Greenhaven, sabe moverse en silencio por sus terrenos. La claridad profesional lo agudiza, congelando el confuso calor del tacto de Julien. Su presa es rápida. Whisper se detiene bruscamente al borde de otro seto. Se agacha y una sola hoja traza una línea fría a lo largo de su pómulo. Otra se enreda en su pelo. Más allá de este seto hay un tramo de terreno abierto entre el jardín y la muralla interior. Si alguien está mirando, lo verán. Dobla una ramita y mira a través de ella. La puerta interior oriental sólo es lo bastante ancha para que crucen dos caballos uno al lado del otro. A su lado, una caseta de vigilancia está construida en la base de una torre. Las luces de las ventanas de la torre iluminan la zona en manchas de luz y sombra. Una de estas sombras, metida en el borde de la puerta sellada, llama la atención de Whisper. El hombre no es malo en esto. Su abrigo gris se mezcla bien con las sombras y apenas parece respirar. Cuando se mueve, es como si un trozo de piedra se desprendiera de la pared y se deslizara entre más sombras hasta la puerta de la caseta. Es de la compañía de mercenarios Langley, Whisper está seguro. afiliada con la Casa Mika, y más barata si se pide al por mayor. Uno de sus líderes viene a tomar el té con Padre una vez al año o así.
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El Langley abre la puerta y desaparece, lo que significa que los soldados de dentro son cómplices o están muertos. No se ve nada a través de la pequeña y oscura ventana de la puerta del calabozo. Pero Whisper no puede arriesgarse a dejar escapar a este hombre. Desliza el fino cuchillo de su bota y corre hacia la caseta de vigilancia, de una sombra a otra… Un chasquido metálico a sus espaldas le hace girar hacia un lado y su cuerpo se mueve antes de que su cerebro interprete el sonido. Su chaqueta se tensa cuando el proyectil de la ballesta la atraviesa. Whisper gira para encontrar no uno, sino dos Langleys más a este lado del seto. Otra ballesta chasquea. El rayo golpea inofensivamente en algún lugar detrás de Whisper. Corriendo hacia delante, se agacha bajo el alcance del hombre y aparece con un puñetazo en el plexo solar. Mientras el Langley se ahoga, el cuchillo de Whisper se desliza bajo sus costillas. Se sacude hacia los lados, luego hacia afuera. La sangre caliente salpica el brazo de Whisper y llueve sobre él mientras gira para enfrentarse al otro hombre. Una ballesta recargada brilla en su cara a quemarropa. Lanzándose, Whisper agarra la parte inferior del arma y la empuja hacia la cara de su portador. El Langley es demasiado lento para soltar el arma, dando a Whisper la oportunidad de rebanarle la garganta. Esquiva el rocío… para que no le entre sangre en los ojos. Impulso. Reflejo. El peso y la dirección de un cuerpo mientras corta su carne. Este es el tipo de baile al que Whisper está acostumbrado. Agarra al hombre convulsionado por el pelo, dispuesto a utilizarlo como escudo mientras gira hacia el guardia. Pero el dolor se apodera de su cabeza. Sus músculos sufren espasmos, el cráneo tamborilea y Whisper pierde el control sobre el moribundo. Con la siguiente oleada de mareos, deja caer también su cuchillo. Padre.
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No. No es Padre saliendo del calabozo, son más extraños pisándole los talones. El rostro del mago está oculto por la capucha y el velo, pero ése no es el andar de Padre, ni su voz rasposa —Les dije, bastardos, que tuvieran cuidado, ¿No? No Padre. Otro mago de sangre. Un fuerte mago de sangre. El miedo recorre a Whisper y sus huesos se sacuden cuando sus rodillas golpean el suelo contra su voluntad. Los pensamientos se filtran irregularmente por su cabeza palpitante. Necesita escabullirse, detener a los intrusos, avisar a alguien. Debió de haber avisado a alguien antes de salir del patio. Está tan acostumbrado a trabajar solo. La inconsciencia amenaza con cada ola de dolor. Fracaso. Whisper ha fallado tanto a Hemlock como a Julien, si estos hombres profundizan en el castillo. —Átalo, rápido —ordena el mago de sangre. Whisper sólo capta fragmentos borrosos de conciencia mientras los desconocidos lo tumban boca abajo. Apenas conserva la consciencia suficiente para tensar los brazos mientras le atan, para poder zafarse más fácilmente después. —Señor, ¿qué debemos hacer con ellos? —Quemen los cuerpos. Nos vamos ahora. —Señor, Brom sigue vivo, nosotros... —Quémalos. Las voces se desvanecen, dos de los hombres se llevan a Whisper. Sólo entonces se da cuenta de que no están aquí por Julien. Su objetivo es él.
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❧ CAPÍTULO CATORCE. Julien. —
Consígueme una audiencia con el duque Frenn —dice Julien mientras
recorre la Sala del Roble—. Mañana si puedes. Me preocupa que haga algo imprudente. —Sí, Su Alteza —dice Nadine, garabateando en un cuaderno en el sofá. Julien daría cualquier cosa por estar de nuevo en el patio de la fuente, armándose de valor para besar a Will a la luz de las estrellas. Nunca se había puesto nervioso por un beso, pero todo sobre Will se siente diferente. Frágil. Julien no quiere arruinar esto demasiado pronto. Pero Nadine recibió noticias de otro cazador desaparecido en los bosques fronterizos. El hombre fue visto por última vez por su familia al amanecer y no regresó al anochecer como de costumbre. Su desaparición es lo suficientemente reciente como para que tal vez la guardia de la ciudad o el ejército del oeste puedan encontrarlo y al parecer el hombre guarda rencor a su vecino. Pero en caso de que la guardia no pueda encontrarle y que la causa sea extranjera en lugar de personal, Julien tiene que estar preparado. —Dile a Lucien que envíe una tropa para apoyar a la guardia de la ciudad también...espera, no. —Julien se detiene en seco, tratando de pensar qué haría Audric en esta situación. Él definitivamente no rompería los protocolos de jurisdicción—. Dile a Lucien que pregunte a la guardia de la ciudad si quieren ayuda militar. Nadine sigue garabateando. —Bien. —Creo que eso es todo por ahora. Debería volver a dar la cara en la fiesta. —Julien suspira—. ¿Por qué hago tantas putas fiestas?
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—Porque las ama, Alteza. —Nadine se levanta, torciendo el cuello en un estallido de vértebras—. ¿Estarás disponible si recibimos alguna actualización durante la noche? Su verdadera pregunta está clara: ¿estará Julien ocupado con Will esta noche? —Siempre estoy disponible para una emergencia, por muy incómodo que sea encontrarme. Pero sí, también estaré disponible para no emergencias. Te lo dije, no estoy cogiendo... Tres golpes secos en la puerta interrumpen su declaración. La puerta se abre antes de que Julien o Nadine puedan responder, revelando a un Vitus jadeante y con la cara roja. —La caseta de vigilancia del este está ardiendo —resopla—. Incendio provocado. Nadine maldice. —¿Dónde están los magos del agua? —Rosin está en la escena. Otros están en camino —dice Vitus—. El Comandante Lucien está en la escena también. El fuego no se había extendido. Los otros guardias están buscando al culpable. Julien coge su chaqueta y se dirige a la puerta. —Buscaré entre los árboles. Nadine, revisa las otras casetas de vigilancia. No sabemos si... Maldiciendo de nuevo, Nadine le agarra del hombro y lo lleva en dirección contraria. —Te voy a llevar a la sala de seguridad, Alteza. No discutas conmigo, maldita sea. Julien se dispone a hacer exactamente eso cuando una fuerza de la naturaleza azul se precipita por el pasillo. Vitus grita sorprendido cuando Rumi se detiene temblorosa, con las garras rozando el suelo de piedra. Su voz frenética se cuela en la cabeza de Julien: Alguien robó al gatito. El corazón de Julien se congela. Reiniciándose violentamente. Cada latido es una cuchilla dentada de hielo entre sus costillas. —¿Dónde está? — exige en Trade, y luego traduce a tropezones. Fisk los sigue. Seguiremos a Fisk. ¡Deprisa! 128
Ella gira, lo que parece imposible con su corpulencia en la anchura del pasillo, y se aleja de nuevo a toda velocidad. —Lo siento, Nadine. —Julien apenas puede oír su propia voz—. Quiero que cualquiera de los guardias juramentados de los que puedas prescindir se reúnan conmigo en los establos. Saldré en cinco minutos, estén conmigo o no. Nadine se queda mirando. —¿Qué coño ha dicho ese gato? —El incendio provocado es una distracción. Joder no sé porqué, pero iban por Will. —Julien se zafa de su agarre y sale tras Rumi.
*** Cuando Julien tenía once años, su padre biológico se cansó de su acuerdo con la Reina Margot y Lady Claude. Una baronía menor ya no era compensación suficiente para renunciar a todos los derechos paternos y a la influencia sobre los tres príncipes de Silaise. Según la historia oficial, Tesson Rue se llevó a su hijo menor, Bellamy de ocho años, de vacaciones sorpresa a su baronía de la costa norte. Todos en la familia sabían la verdad: se trataba de un secuestro. Margot se puso manos a la obra para resolver la situación con presiones políticas, mientras tranquilizaba a Audric y Julien. Hizo todo lo posible por mantener unida a la familia y a la nación, mientras Claude perdía la cabeza por el miedo y la furia. Espejos rotos y susurros despiadados. Un secreto que Julien no debería saber pero que ha guardado durante años. Esta noche, Julien comprende la rabia de Claude, si lo que ella sintió entonces se parece en algo a lo que él siente ahora. Es combustible en sus venas. Incendio bajo su piel. —Esto podría ser una trampa —dice Nadine mientras montan en el castillo. —Entonces se arrepentirán de haberme atrapado —responde Julien, y galopa su caballo hacia la noche.
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El viento frío azota su cara y las colinas de Greenhaven se elevan a su alrededor. Doce guardias juramentados cabalgan detrás de él, incluidos Nadine y Vitus. Rosin se quedó con Lucien para controlar el fuego. Rumi avanza a un ritmo implacable, su olor agita a los caballos cada vez que el viento sopla en el ángulo adecuado. Las colinas están cubiertas de los bosques y campos que dieron nombre a Greenhaven. Por la noche, son un manto de sombras que tiemblan sobre el paisaje. A apenas veinte minutos de la ciudad, cerca de un cruce de caminos, una forma se desprende de las demás sombras. Aquí, Rumi llama. Fisk está aquí. Julien silba y tira de su caballo. Sus costados húmedos se agitan bajo sus piernas. —¿Cuál es la situación? Una casa por ese sendero. Otro sendero más arriba. Al menos seis humanos. Rumi trota hacia Julien y se detiene cuando el caballo de Julien empieza a mostrarse tímido. Hay centinelas. Aplastaremos a los centinelas y ahuyentaremos a sus caballos. Su cola se agita mientras Julien transmite la información a Nadine y al resto de los guardias. Nadine da unas cuantas órdenes a las que Julien no presta atención. Está demasiado concentrado en Will. —¿Vio Fisk a Will? —pregunta Julien a Rumi mientras avanza con su caballo. Lo llevaron a la casa. Su voz es más insegura de lo que Julien la ha oído nunca. Estaba dormido, aunque hacían mucho ruido. ¡Oh, los centinelas están aquí! Ella se adentra en la noche y Fisk corre tras ella. Julien ignora el grito de Nadine y se lanza al galope también. La casa en el bosque es pintoresca, rústica. La cabaña principal se asienta junto a un granero, rodeada de suficiente espacio abierto como para que resulte difícil acercarse a la casa sin ser visto. A Julien le da igual que le vean venir o no. La magia brota bajo su piel, florece hacia el exterior y se engancha en el bosque circundante. Julien nunca 130
había tenido tanta cantidad de poder, temerario y sin límites. Fácil. Cada raíz y rama se convierte en oro vivo en su mente. Un grito ahogado rompe la noche cuando uno de los felinos derriba a un centinela. El siguiente centinela logra un grito más largo antes de que los colmillos le corten la voz. El aire se agita por el movimiento dentro de la casa, por encima de ella: hay un hombre en el tejado, sacando una ballesta. La conciencia de Julien se desliza sin esfuerzo por el aire frío de la noche, la magia de Rue por fin desatada. Ve en un suspiro toda la disposición del claro y la cabaña. Un hombre…dos hombres en el tejado. Tres extraños más en la casa. No hay rastro de Will y el pánico se apodera de él hasta que el aire se cuela por una puerta del sótano. Will está a salvo bajo tierra. Julien echa el freno a su caballo y levanta el brazo para concentrarse. La tierra tiembla. Las raíces brotan como Wyrms que se desprenden de la tierra. Caladas en magia dorada, azotan el aire y derriban al hombre del tejado. Agarran la puerta y arrancan la fachada de la casa. Esto ya no es magia Rue, ni magia Sandry. Esta magia es suya. Este bosque es suyo. La voluntad es suya.
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❧ CAPÍTULO QUINCE. Whisper.
W
hisper se despierta lentamente en una bruma de oscuridad y voces
apagadas. Todo es un borrón tan nauseabundo que sólo puede estar despierto ahora; sus sueños son demasiado agudos estos días. Su cabeza palpita peor que cuando Padre usa su filacteria. El mago de sangre silaisano se basó más en la fuerza que en la delicadeza para arrastrar a Whisper. Abrir los ojos no revela nada. Whisper vuelve a cerrar los ojos, escuchando, hasta que la cabeza deja de darle vueltas y las voces lejanas se unen en palabras. —No firmé para matar a nadie. Sólo quería darle una lección —la voz es familiar. Un desconocido responde con una risa áspera. Un hombre. —¿Qué coño esperabas? Otro extraño. Una mujer. —Cyril quería interrogarlo, pero no está aquí, así que nosotros mandamos. Cyril. ¿El mago de sangre? Whisper fija el nombre en su mente. Vuelve a abrir los ojos y esta vez distingue una tenue luz en la habitación. Una escalera desvencijada conduce desde el piso de arriba a este sótano mohoso. Acurrucado de lado, con los brazos atados a la espalda y los pies juntos, a Whisper le duele todo el cuerpo. No recuerda todos estos moretones. Algo de alivio recorre su dolorido cuerpo. Ellos siguen hablando como si Whisper fuera el objetivo, lo que significa que Julien está a salvo en el castillo ahora mismo. Todo lo que tiene que hacer es liberarse y escapar.
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Respira hondo, comprobando que sus costillas y músculos no tienen nada peor que magulladuras. Esta vez no hay fracturas. Sus secuestradores fueron más suaves de lo que podrían haber sido. —Muy bien —dice la voz familiar. Prewitt, Whisper finalmente reconoce. El guardia que odia a los draskoranos—. Haz lo que quieras. —Buen hombre —dice el hombre, mientras la mujer se echa a reír—. Buen hombre. Whisper no siente nada cuando el cuerpo de Prewitt cae al suelo por encima de su cabeza. Por lo que parece, Prewitt se ha metido en este lío y Whisper no tiene tiempo para compadecerse ahora mismo. Necesita escapar antes de unirse a Prewitt en la muerte. Prewitt y Brom, el otro Langley que mató en el castillo. Su sangre aún está pegajosa contra sus brazos y Whisper adivina que no estuvo inconsciente mucho tiempo. La sangre seca se desprende mientras trabaja con las muñecas en la cuerda, retorciéndose y haciendo palanca. Sus captores no volvieron a tensar la cuerda después de que cayera inconsciente. Raspándose las muñecas contra la tosca cuerda, consigue liberarse. Algo tintinea. Whisper coge su pulsera rota del suelo. El cuero se está deshaciendo, revelando una de las piedras preciosas. Él la mete en un bolsillo. Lo siguiente son los tobillos, pero cuando intenta sentarse, el mundo se vuelve negro. Las náuseas se apoderan de él. Vuelve a estar en el suelo sin recordar la caída. Volviendo la cara contra el suelo polvoriento, Whisper quiere que la fría piedra agudice su ingenio. Echa de menos el estúpido sueño en el que vivía hace unas horas. Bailar bajo la luz de las estrellas. Apoyándose en la calidez. Fingiendo que merece ser cortejado así. Un movimiento en el piso de arriba. Una sombra en la tenue luz de la puerta del sótano. Whisper maldice en silencio y se acerca a la pared del lado de la puerta…si tan solo pudiera agarrar al hombre por sorpresa. 133
Un trueno atraviesa el edificio. Whisper se cubre la cabeza mientras el mundo se disuelve en un caos lejano. Gritos, cascos, extraños estruendos a través de la tierra. El polvo cae sobre la cabeza y los brazos de Whisper y le pica en las muñecas. Se niega a tener miedo. Tiene que concentrarse. Los gritos continúan después de que el suelo deja de temblar. Whisper busca sus armas, pero no le queda nada que le ayude a quitarse la cuerda de los tobillos. Sus dedos, pegajosos como la sangre, no consiguen agarrar bien la cuerda. Está demasiado tensa. Él está demasiado débil. La luz de arriba se aclara y alguien pisa la desvencijada escalera. Whisper renuncia a las ataduras de los tobillos y vuelve a agarrar las de las muñecas, ocultándolas a su espalda para que quien baje no se dé cuenta de que tiene los brazos libres. Puede estrangular a su captor con la cuerda si se acercan lo suficiente. Entonces reconoce al hombre de las escaleras, incluso a través de la niebla de su cabeza. —¿Will? —Julien grita, luego inhala bruscamente—. ¡Will! Baja volando los escalones de tres en tres, cayendo de rodillas frente a Whisper. El aire frío parece aferrarse a él, agudizando el olor familiar, diciéndole a Whisper que esto es real. Julien no debería estar aquí, pero esto es real. —¿Qué está haciendo? —exige Whisper, aturdido—. No puede solo entrar así en sótanos oscuros. ¿Y si hubiera alguien en esa esquina, esperándole? La risa de Julien es débil. —Lo sé, lo sé. Regáñame luego. ¿Estás herido? —No —miente Whisper. Sin embargo, termina estremeciéndose cuando Julien le toca la piel desgarrada de las muñecas. Julien aparta la mano como si Whisper fuera demasiado frágil para tocarlo. —Estás sangrando. Joder, no te muevas, voy a...
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—No es mi sangre. —El enfoque de Whisper se desvanece—. ¿Puede cortar la cuerda de mis tobillos? —Oh. —Julien toca la cara de Whisper vacilante. Las yemas de sus dedos patinan hasta la garganta de Whisper en señal de devoción en lugar de amenaza—. Estaba preocupado por ti. Corrientes de aire se arremolinan en el polvo, haciendo cosquillas en el pelo de Whisper, que ahora se siente más atrapado y vulnerable que bajo la magia de sangre de Cyril. No puede luchar contra la ternura en la voz de Julien. Un momento después, sus tobillos están libres; está demasiado aturdido para darse cuenta de que Julien ha cortado la cuerda. —¿Puedes ponerte de pie? —pregunta Julien. —Sí —dice Whisper, luego se muerde el labio y renuncia a su orgullo— . No lo sé. Necesita ayuda. Cuando la cabeza le da vueltas y se le doblan las rodillas, Julien lo mantiene erguido. Whisper se apoya en Julien, inhalando, y Julien evita que se caiga, a pesar de que este momento es imposible. Porque Julien no puede estar aquí ahora. Julien ha vuelto al castillo, donde está a salvo. No está aquí poniéndose en peligro por algo tan estúpido como rescatar a Whisper. La gente no rescata a Whisper. Lo que significa que esto es un sueño otra vez. Una pesadilla dulce como una sombra. Julien no se inclina realmente hacia él y Whisper no se agarra realmente al cuello de Julien en un anhelo desesperado de consuelo. Rindiéndose al beso de Julien. Es suave al principio. Vacilante. Hasta que un pequeño sonido ahogado se escapa contra la voluntad de Whisper. Sus labios se separan y Julien se sumerge en él. Agarrándose de los hombros de Julien, a su cuello, Whisper lo arrastra más cerca. Dondequiera que toca a Julien, deja rastros de sangre seca, pero lo único que le importa a Whisper es que los labios de Julien se deslicen contra los suyos. Se olvida de respirar hasta que jadea en la boca de Julien. El beso de Julien lo deshace y convierte su corazón en algo nuevo. 135
Unos pasos se detienen en las escaleras. —Alteza, hemos asegurado al resto de los rehenes —grita Nadine—. ¿Qué hace...Oh, por el amor de Dios. Informaré cuando termines. Julien no rompe el beso inmediatamente, sujetando a Whisper por la mandíbula, manteniéndolo en su sitio mientras se separa lentamente. —Te he echado de menos —murmura, y le da otro beso suave como una pluma en la curva del labio inferior. Trazando una mancha de sangre en el cuello de Julien, tragando el sabor del hierro, Whisper admite —Me alegro de que haya venido. Aunque fue imprudente. Probablemente deberíamos ir arriba. No llega lejos después de soltar el cuello de Julien. Ya que el brazo de Julien permanece protector en su cintura durante todo el trayecto por las escaleras. El sótano se abre a la mitad de la cocina, en una cabaña de una sola habitación. Un ordinario, aunque destartalado hogar…salvo por los guardias juramentados que pululan por la escena, el charco de sangre que emana de un cuerpo en la esquina y el enorme agujero donde debería estar la puerta. Las raíces de los árboles yacen latentes entre los escombros, retorciéndose por los bordes dentados de los muros como manos con garras. Antes de que Whisper pueda seguir inspeccionando la obra de Julien, los felinos pasan a toda velocidad por el lado de los guardias hacía él. Casi derriban a Whisper en su prisa por verle y tiene que agarrarse a Julien para mantener el equilibrio mientras Fisk le frota la frente contra el estómago. Te hemos extrañado, dice Rumi, con las orejas echadas hacia atrás por la angustia. Whisper intenta rascar debajo de la mandíbula de Fisk como de costumbre, pero en lugar de pelaje suave, toca algo húmedo. Su mano sale roja de sangre fresca, y Fisk parece muy satisfecho de sí mismo. Te echamos mucho de menos. Julien nos ayudó. —Fueron ellos los que se dieron cuenta de que te habías ido —dice Julien.
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Whisper probablemente debería darles las gracias, así como a los guardias juramentados que se movían rápidamente por la escena. Cree que eso es lo que hace la gente cuando las rescatan: dar las gracias a sus salvadores. Pero a Whisper se le contrae demasiado la garganta para decir nada. Lo único que puede hacer es agachar la cabeza y dejar que Julien le guíe hacia el exterior a través de los escombros.
*** Un carruaje le lleva de vuelta al castillo con Julien y Nadine. Whisper tiene la sensación de que a Julien le molesta la intrusión de Nadine, pero es bueno que ella esté allí. Necesita informar exactamente de lo sucedido antes de que el agotamiento le venza, y es probable que ella escuche con más claridad que Julien en estos momentos. Julien no habla en todo el relato. Sólo observa a Whisper, sosteniéndole la mano. Las otras caricias ocasionales, una mano en el codo de Whisper apenas rozando su hombro, son auxiliares al calor constante de su mera presencia. Cada estremecimiento del aire, cada sacudida del carruaje, todo lo que Whisper percibe sabe a Julien. La mayor parte de lo que Whisper le dice a Nadine es verdad. Resta importancia a la facilidad con la que acabó con los dos hombres de Greenhaven, pero todo lo demás lo cuenta con la mayor precisión posible. Incluso identifica a los secuestradores como mercenarios de Langley, fingiendo que los oyó hablar en lugar de reconocerlos por el movimiento. Informar a la guardia juramentada de Julien sirve a la misión de Whisper. Nadie puede matar a Julien antes que él, o Hemlock morirá también por su descuido. —El mago de sangre se había ido cuando me desperté —termina Whisper—. Los Langley le llamaban Cyril, pero no sé si ése era su verdadero nombre. O es silaisan o ha estado practicando el acento, lo que significa que probablemente sea desconocido, dados tus tabúes. Nadine suspira. —No me gustan las incógnitas.
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—Quería interrogarme primero, en vez de matarme inmediatamente, al menos. —A su lado, Julien se pone rígido al oír la palabra "matar". Whisper aprieta la mano de Julien, con suciedad, sangre seca y todo. Al cabo de un momento, el agarre de Julien se estrecha sobre el suyo y sus hombros se relajan. Tragándose el nudo en la garganta, Whisper continúa —Cyril era lo suficientemente poderoso como para entrar por sí mismo, pero contrató refuerzos y sobornó a Prewitt en su lugar. Eso significa que es reacio al riesgo así que, por el lado bueno, es probable que no intente lo mismo dos veces. —Buena evaluación. —Nadine sonríe ligeramente—. ¿Vienes por mi trabajo? Cuando el carruaje se detiene en el castillo, las estrellas se desvanecen en la primera luz plateada del amanecer. Julien vuelve a agarrar la mano de Whisper para ayudarle a bajar del carruaje y no la suelta. Whisper descubre que no le molesta. Flanqueado por guardias, Julien le conduce por pasillos traseros y escaleras poco transitadas, y Whisper está tan aturdido que no se pregunta a dónde le lleva Julien hasta que reconoce la tercera planta del ala este. En sus aposentos, Julien se detiene y dice a los guardias juramentados que les siguen —Vayan a despertar a Dury. Whisper sale por fin de su aturdimiento. —No —dice, demasiado bruscamente—. No necesito un sanador. Julien frunce el ceño, como si estuviera a punto de rechazar su negativa…y luego se encuentra con los ojos de Whisper. Lo que ve allí le hace cambiar de opinión. —Nada de curandero, entonces. No dejes entrar a Nadine hasta que ella haya dormido al menos dos horas. —Haremos lo que podamos, Alteza —dice un guardia. La puerta se cierra tras ellos y la sala de estar rodea a Whisper. Los muebles ornamentados, los árboles en macetas y las grandes cantidades de espacio parecen mucho más pequeños que el carruaje en el que regresaron. El amanecer ya ilumina la habitación. Cada elemento se siente como Julien,
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enganchado al alma de Whisper. Lo que más desea es volver a apoyarse en Julien. Volver a besarle, aunque no se lo merezca. —¿Dónde está Cupcake? —Whisper pregunta. —Pierre lo cuida las noches que estoy fuera —dice Julien—. Venga, vamos a asearte. Whisper le sigue en silencio a través de su dormitorio, hasta el cuarto de baño de baldosas grises. Una enorme bañera con patas de garra domina el otro extremo, y un lavabo un poco menos enorme se asienta sobre una encimera de mármol. Uno de los espejos más grandes que Whisper haya visto nunca se extiende sobre el lavabo, flanqueado por tubos de latón que bajan hasta los grifos. Su primera mirada al espejo es impactante. Ahora sabe por qué Julien no le ha soltado en toda la noche: parece un muñeco roto. Tiene los ojos amoratados en su rostro pálido y el pelo enmarañado. Las sombras a lo largo de su mejilla podrían ser moretones, suciedad o ambas cosas. Más sangre empapa sus mangas y se aglomera alrededor de sus uñas. No se había dado cuenta de que tenía el labio partido. Julien gira uno de los grifos que hay sobre el lavabo. —Tarda un poco en calentarse. No es tan bonito como la fontanería de Sandrelle. Deja la chaqueta en el suelo. Antes de que Whisper pueda hacer nada con la chaqueta, Julien ya está deslizando la arruinada seda morada de los hombros de Whisper. Lo dobla más abajo en el mostrador de mármol; siempre es mucho más cuidadoso de lo que dice ser. —Puedo limpiarme solo —dice en voz baja. Julien hace una pausa, sus manos en el cuello de Whisper le abrasan la piel a través de la seda. —¿Quieres que me vaya? Para ser honesto, Whisper está lo suficientemente cansado. —Supongo que no. —Apoyado en el mostrador, deja que Julien continúe.
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Los volantes dorados se arrancaron de su cuello hace horas. Julien desabrocha suavemente el resto de la camisa de Whisper y le pregunta —¿Por qué no te gustan los curanderos? —Me ponen nervioso. —No es tan honesto—. Y no estoy malherido. —Creía que Fellrin no compartía nuestro tabú contra la magia de sangre. —No me importa lo que piensen los demás en Fellrin. —A Whisper se le aprieta el pecho. Sin el control de su padre sobre su vida, y la de Hemlock, podía apoyarse en el consuelo de Julien sin sentirse culpable—. Simplemente no me gusta. —Me parece justo. Supongo que esta noche es la prueba de que no todos los silaisanos la odian. —Julien deja que Whisper se quite él mismo la camisa por encima de la cabeza. Sus ojos se oscurecen al ver los moretones que pintan los brazos y el torso de Whisper, pero no dice nada más sobre los curanderos, se limita a acercar una jabonera. —Date la vuelta, gatito. Evitando mirarse en el espejo, Whisper mira hacia el lavabo. Prueba el agua corriente, tibia, pero caliente contra sus dedos helados. Julien se extiende alrededor de él en un abrazo, tomándole primero su brazo derecho. Sus dedos están resbaladizos por el agua y el jabón, masajeando suavemente la mano y el brazo de Whisper. Especialmente contra la piel rosada alrededor de su muñeca. La sangre seca se afloja y se desprende en el agua, corriendo roja por el desagüe. Whisper se apoya en el pecho de Julien mientras dice —Maté a dos hombres esta noche. ¿Debería sentirme mal por eso? —Puedes sentir lo que sea que sientas —dice Julien, todavía con suavidad, lavando tranquilamente la sangre—. Ellos te atacaron primero. Autodefensa. Whisper no se siente mal como lo haría una persona normal. Esas vidas no le cuelgan de la muñeca, pero de repente no está seguro de cuál es la diferencia. En cierto modo, también cumple sus misiones en defensa propia. —Siguen estando muertos —acaba diciendo Whisper—. Uno de ellos se llamaba Brom. No sé el nombre del otro. 140
—¿Serviría eso de algo? Entre los brazos de Julien, con el corazón de él latiendo entre sus omóplatos, Whisper se acerca a los rincones más oscuros de su mente. Él pone voz a la verdad, aunque Julien no comprenda la magnitud de sus transgresiones. —No sé si ayuda, pero es lo menos que puedo hacer. Todo el mundo merece ser conocido al final. Julien apoya la mejilla en la cabeza de Whisper. —Lo siento, Will. El seudónimo duele. Whisper cierra los ojos. —¿Por qué? —Te hicieron daño por mi culpa. —El tacto cálido y tierno de Julien continúa, lavando la sangre de los moretones de Whisper—. Otra vez. Quiero llegar al fondo de esto, pero cuando lo haga, temo descubrir que te secuestraron porque fui demasiado descuidado. Seguí alardeando de lo mucho que me gustas delante de todo el mundo. No te protegí. —Esto tampoco fue culpa tuya. —Esa no es la peor parte —dice Julien—. Lo peor es que aunque te he puesto en peligro, aunque ya te he fallado, sigo sin querer dejarte ir. Sus manos siguen siendo suaves a pesar del dolor en su voz. —¿Es egoísta de mi parte? El corazón de Whisper se rompe, y del cristal hecho añicos se derrama todo el deseo que tanto se ha esforzado por contener. Todo el miedo, toda la desesperada autopreservación. Ya es demasiado tarde. Rechazar a Julien no cambiará el hecho de que Julien lo quiere, o que Whisper también lo quiere, más que nada. No hará el trabajo de Whisper menos agonizante cuando llegue la señal. Dentro de semanas o meses, matará a Julien. Y después, tendrá que vivir con ello mientras el collar manchado de sangre del Kennel le aprieta la garganta. Whisper perdió su libertad, y su futuro ya no le pertenece. Pero ya sea en sacrificio o rendición, él puede darle un día a Julien.
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Whisper se retuerce en los brazos de Julien para enroscar sus manos húmedas alrededor de los hombros de Julien. Los ojos voraces y enrojecidos del príncipe se centran totalmente en él. —Me desea —dice Will. La mano húmeda de Julien se curva alrededor de su cuello. —Esperaba que mis intenciones fueran claras. El deseo se apodera de Whisper controlándolo completamente, más de lo que jamás podría hacerlo la magia de sangre. Exhala —Entonces sea egoísta, Alteza. —Y arrastra a Julien a un beso.
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❧ CAPÍTULO DIECISÉIS. Julien.
La desesperación enciende las venas de Julien. El jabón dulce y el agua no han lavado el olor a sangre. El sabor en los labios de Will. Julien se mueve con cuidado al principio, temeroso de herir a Will. Magulladuras, rasguños, debilidad persistente por la magia de sangre... todo lo que Will descarta por no estar malherido. Pero Will le besa viciosa y profundamente y gime cuando Julien le agarra de la cintura tirando de él para acercarlo. Su respuesta desesperada quema todas las dudas de Julien sobre si ir demasiado rápido o asustarle. Will necesita esto tanto como él. Julien se separa sólo para presionar besos jadeantes y abiertos en el cuello ajeno. Will sabe a sudor y suciedad, Julien quiere devorarlo, con moretones y todo. Las manos de Julien resbalan por los costados desnudos de Will, deslizándose por los músculos y los huesos. El poder se concentra dentro de ese estrecho torso. Es más fuerte de lo que parece desde fuera, incluso golpeado así. Pasando por delante de Will, Julien cierra el grifo a trompicones. El acalorado rubor da vida a las exhaustas facciones de Will y sus ojos brillan oscuros con un hambre que rivaliza con la de Julien. Teniendo cuidado con las quemaduras de la cuerda, Julien levanta la mano de Will hasta casi llevársela a los labios. Respira contra la piel de Will mientras dice —¿Vienes a la cama conmigo, gatito? Los dedos de Will se tensan. —No necesita preguntar. Julien le besa la mano. —Me gusta preguntar.
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No está claro cuál de los dos saca al otro del baño y lo lleva hacia la cama, pero es Julien el que se detiene a mitad de camino para volver a besar a Will. Es adicto a su sabor y a cada sonido silencioso y reprimido que hace. Will aparta sus manos de las de Julien y este hubiera protestado si no fuera porque Will se pone a trabajar en su ropa. Los dos son torpes con ganas, se entorpecen más de lo que se ayudan, mientras trabajan en un desordenado dueto para despojar a Julien de la chaqueta y la camisa hasta el suelo. —¿Qué es esto? —pregunta Will, tocando el colgante que cuelga del pecho de Julien. Era una gota de vidrio translúcido del tamaño de una moneda que encierra un diminuto árbol dorado. Julien le coge la mano. —Mis hermanos y yo lo tenemos. Bellamy nos los dio Besa una a una las yemas de los dedos de Will. —Pero no quiero hablar de mis hermanos ahora. Quítate las botas. Will se deja caer en la silla junto a la ventana para quitarse las botas. Julien se sienta a un lado de la cama con la intención de desabrocharse las suyas pero le distrae demasiado la forma en que el resplandor de la mañana ilumina el desaliño de Will. Los horribles moretones en contraste con el dulce rosa de sus labios. Julien sólo se ha librado de una bota cuando Will se dirige hacia él. —¿Necesita ayuda con eso, Su Alteza? A contraluz por el amanecer, brilla con los restos de agua dejados por las manos de Julien y Julien anhela marcar a Will por todas partes, como si su toque pudiera borrar a todos los que le han hecho daño. —¿Ayuda con qué? —Julien dice, estúpidamente. Will se ríe, con un sonido entrecortado y cae de rodillas a los pies de Julien. Con la cabeza inclinada y el pelo dorado despeinado cubriéndole la cara, empieza a desabrochar la bota que le queda a Julien. Cada uno de sus movimientos es tan delicado que Julien no siente sus dedos a través del cuero. Ojal a ojal, el cuero se afloja alrededor de la pantorrilla de Julien y sus pantalones se aprietan sobre su polla.
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Julien creció inmerso en los atavíos de la realeza y en un respeto que nunca se ganó por sí mismo. Audric se lo explicó cuando era muy pequeño: la madre de su madre ganó una guerra, por eso la gente se inclina y le llama Su Alteza. Pero hay algo diferente en esto. Como si Will se arrodillara sólo por Julien, no por su título. —¿Podrías hacerme un favor? —pregunta Julien, con la garganta seca. Will levanta la vista. Julien pasa los dedos por esas desordenadas ondas doradas y pregunta —¿Me llamas Julien? Will separa los labios y sus dedos siguen en el tobillo de Julien. Inclinándose hacia el tacto, dice —Julien. El sonido es aún más dulce de lo que Julien esperaba. Levantando a Will con una mano bajo la barbilla, besa el eco que sale de sus labios. Aún están a medio vestir, pero Julien no puede esperar más. Intenta tener cuidado con las heridas de Will mientras lo lleva a la cama, pero Will se lanza a cada caricia. El colchón se hunde y la fina colcha verde se ladea hasta que Julien cubre a Will bajo él. Como si pudiera usar su propio cuerpo para mantener alejado al resto del mundo un poco más. Se apoya con un antebrazo en el colchón y su otra mano recorre el cuerpo de Will. Unas manos finas se hunden en el pelo de Julien mientras sus labios bajan por la garganta de Will. Saboreando el rápido latido del pulso de Will, mete la mano entre ellos para sacar la polla de Will. Will se arquea contra el colchón, su cuello se estira bajo los labios de Julien. Deslizando el pre-semen, Julien hace girar el pulgar sobre la punta, arrancando el sonido más dulce de la garganta de Will. Hay lubricante en uno de los armarios, pero Julien no sobrevivirá al viaje para ir a buscarlo. No aguantará nada más complicado que bombear su mano sobre la polla de Will. —Te follaré como es debido la próxima vez, ¿Vale? —Julien baja los pantalones, deteniéndose sólo lo suficiente para sacar su propia polla dura y goteante. 145
Will se pone rígido casi imperceptiblemente. Al darse cuenta de su error, Julien deja caer la frente sobre la afilada clavícula de Will. Él medio ríe, medio súplica —¿Demasiado pronto? Al menos déjame fingir que habrá una próxima vez. Las manos de Will se ablandan en su pelo y respira entrecortadamente. —No tienes que fingir. Dije que fueras egoísta. —Genial —Julien desliza sus longitudes juntas en su agarre—. No quiero asustarte, pero realmente me gustas. Will jadea y se levanta de un tirón. —Joder, Julien, eres tan... Julien nunca se entera de lo que es, porque Will emite un gemido incoherente y tira de él para darle otro beso. Ninguno de los dos tiene aliento para las palabras. Julien balancea sus caderas contra Will y un calor resbaladizo se acumula entre ellos. Su propio orgasmo inminente es un eco lejano del placer de cada movimiento de Will, el latido de su pulso, el sabor de su aliento, la sangre de hierro de su labio partido. Está a punto de llegar al orgasmo cuando Will se paraliza y gime en su boca. El sonido quema las venas de Julien y el repentino derrame caliente sobre sus dedos le lleva al límite. Se masturba una última vez antes de que su propia semilla se mezcle con la de Will. Mientras recupera el aliento, Will le da un codazo en el hombro. Julien rueda a su lado, pero agarra la mano de Will cuando intenta moverse. —Quédate un poco, ¿Por favor? —Volveré —Will evade fácilmente su agarre y se mete de nuevo en sus pantalones—. Sólo voy a tomar una toalla. —Supongo —se queja Julien, captando una breve sonrisa en los labios de Will. Julien se queda mirando las vigas de madera oscura, talladas con enredaderas. Corre agua en el baño, luego se hace silencio. Will tarda casi lo suficiente para que Julien se preocupe…de acuerdo, cinco segundos son
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suficientes para que Julien se preocupe, pero vuelve. Le tira la toalla a Julien y se desliza en la cama a su lado. Tras una limpieza superficial, Julien rodea a Will con un brazo y tira de él para acercarlo. Will se acurruca con sorprendente flexibilidad. Su cabeza se apoya en el pecho de Julien y sus piernas se enganchan. Desaparecida toda vacilación, se derrite contra el costado de Julien. Julien le besa la coronilla y murmura —Dulces sueños, gatito.
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❧ CAPÍTULO DIECISIETE. Whisper.
E l más leve sonido saca a Whisper del sueño. Se mueve bruscamente antes de que sus ojos se abran del todo, con las piernas preparadas para impulsarse hacia delante, la mano volando bajo la almohada... pero no hay daga. La almohada es demasiado blanda, la habitación demasiado luminosa. Julien se aparta de la cabecera, con las manos en alto. —Lo siento. Intentaba comprobar si estabas despierto. —Lo siento. A veces me pongo nervioso—. Whisper se encorva sobre sus rodillas, frotándose los ojos. Hay una fina manta azul sobre sus piernas que no estaba cuando se durmió. Whisper está asombrado porque no se dio cuenta que Julien le ponía la manta o que se había ido. Él no suele dormir tan profundamente. —¿Qué hora es? —Apenas mediodía. —La mirada de Julien recorre el torso de Whisper. La atención es extrañamente confortable—. Hay desayuno en la otra habitación. O el almuerzo. Puedes darte un baño antes o volver a dormir. —Primero me daré un baño —dice Whisper, aunque el estómago se le retuerce de hambre. No necesita dormir más. Estas pocas horas en la cama de Julien han sido más tranquilas que cualquier otra noche que haya pasado... No recuerda la última vez que durmió tan profundamente. —Ya he preparado uno para ti —dice Julien cuando Whisper sale de debajo del edredón—. El agua debería estar todavía caliente. Avísame si no lo está. —Su Alteza —dice Whisper, divertido—. ¿Está nervioso por algo? Julien avanza, envolviendo a Whisper con el aroma del jabón y el café. —¿Qué lo delató? ¿Las divagaciones? —Toca la barbilla de Whisper—. No
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estoy acostumbrado a despertarme al lado de hombres guapos. Usualmente suelo ahuyentarlos antes de que amanezca. Whisper respira entrecortadamente. —Quizá estaba solo demasiado cansado para correr. Julien se ríe y se inclina para tomar los labios de Whisper en un beso como la seda y la luz del sol. La puerta cruje a través de la habitación, empujada a un lado por un hombro ancho y rayado. Fisk ruge mientras entra en el dormitorio, la luz del sol ilumina el verde de su pelaje hasta que casi coincide con el de las plantas que brotan de las ventanas. La luz del sol ilumina el verde de su pelaje hasta casi igualarlo con el de las plantas que brotan de los alféizares. Rumi le sigue y se sienta en el centro de la sala. Julien se separa de Whisper, con las mejillas enrojecidas. —Tienes razón por supuesto, Rumi —dice en Alto Fellrian. Fisk golpea su frente contra cada uno de ellos para luego alejarse e ir a olisquear las plantas. Whisper resiste el impulso de tocarle los labios. —¿Qué le dijiste? La cola de Rumi se balancea divertida. No querrás saberlo. Ella probablemente tiene razón. —Aparecieron hace una hora —dice Julien—. ¿Sabías que Fisk puede abrir puertas con su mente? —Sí —dice Whisper con dulzura. No hay garantía de privacidad con un felino telequinético en el castillo. Pero nadie, felino o príncipe, le sigue hasta el baño. Cree que Julien lo considera, pero sigue mostrándose nervioso y cuidadoso con él. Porque así es como Julien es. Considerado. Inteligente. Bueno. Whisper desearía no saber nada de eso.
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Una pila de su ropa está sobre el mostrador. Alguien debe haberlas traído y Whisper se alegra de tener sus armas y provisiones bien escondidas en sus aposentos. Comprueba por encima del hombro que la puerta sigue cerrada, saca la pulsera de los pantalones estropeados y la coloca sobre la ropa limpia. El cordón principal se rompió anoche al liberar sus muñecas, pero las seis cuentas están intactas y anudadas en su sitio. La tira de cuero que las ocultaba se ha desenredado lo suficiente como para dejar al descubierto dos de las cuentas: una esmeralda oscura y vibrante y una pieza lisa de plata. Al tocarlos, Whisper recuerda su segundo trabajo. Su trabajo más largo, hasta éste. Tenía unos dieciséis años y estaba seguro de sí mismo cuando pasó un mes en la corte del conde Elbert Saito. Otros tres nobles fellrianos estaban de visita para la gran cacería del conde, y trajeron consigo suficiente personal como para que Whisper se mezclara como un sirviente más. Conoció a la maga de la corte de Saito en su primera semana allí, cuando evaluaba si su magia era una amenaza. Aneko era unos años mayor que él, de buen corazón, y cuando le contó que había sido acosado por otros sirvientes, ella le creyó y lo acogió bajo su protección. A finales de mes, Whisper ya no fingía amistad. Sus charlas con Aneko eran los momentos más relajantes de su vida. Ella no esperaba nada de Whisper y él fantaseaba con visitarla más tarde. Tal vez unos años en el futuro, cuando terminara su sexto trabajo y ganara su libertad del Kennel. Excepto que cuando Whisper entró sigilosamente en el dormitorio del conde, Saito no estaba dormido y no estaba solo. Aneko estaba enredada con él y en el resplandor de la luz de la luna reconoció a Whisper. El entrenamiento de Whisper fue más fuerte que sus dudas; mató tanto a Saito como a Aneko antes de que pudieran gritar. Él agarró un colgante de esmeralda de Saito y un pendiente de plata de Aneko y no vomitó hasta que estuvo a kilómetros de distancia.
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Nunca se quejó, pero Padre leyó entre líneas su informe y no le obligó a trabajar mucho tiempo después. Hasta ahora. Whisper carece de una escala para medir la traición. No puede ponderar si ha sido más cruel con Julien que con Aneko, o con cualquier otra persona a la que haya matado. Lo único que sabe es que tendrá mucho menos de sí mismo cuando acabe con este trabajo. Se desnuda y se sumerge en el agua perfectamente templada. Cuenta sus moretones y lamenta que ninguno sea de Julien, que fue mucho, mucho más suave de lo que Whisper se merece. *** El desayuno -o el almuerzo- es tranquilo. Julien se lo pasa escribiendo cartas a las familias de los soldados muertos en acto de servicio la noche anterior, mientras Whisper ofrece hasta el último bocado de su comida a Fisk. El silencio sólo se rompe cuando llega la guardia juramentada Rosin; hace una reverencia a Julien y un guiño poco sutil a Whisper antes de ponerse manos a la obra. —Hemos estado interrogando a los prisioneros por separado, y todos señalan a un hombre en particular que está al mando. Pero él no habla en absoluto. Dejando la pluma a un lado, Julien se levanta. —Primero, ¿Nadine está dormida? —Al menos está en sus aposentos, Alteza. Por lo que sabemos, está haciendo flexiones con un solo brazo. Estamos esperando por ella antes de decidir si intensificamos el interrogatorio. —No vamos a intensificar nada más allá de las medidas razonables — dice Julien bruscamente—. La tortura no funciona, y esto no es Draskora. Parece recuperarse de lo que dijo y todos los ojos de la sala se vuelven hacia Whisper, que se sirve otro bocado de avena. —No me ofende. Es verdad, de todos modos. Padre cobra un extra por los trabajos en Draskora, debido al mayor riesgo si les pillan. Porque se preocupa por ellos, solía pensar Whisper, pero tal vez sólo se preocupa por su inversión. Los asesinos no sirven de mucho cuando se rompen. Situaciones como ésa son la razón por la que Padre nunca
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marca a sus Sabuesos con rastros identificables ni les da frases en clave que puedan ser interceptadas. Los sabuesos no conducen de vuelta a su amo. Whisper deja la cuchara y se le ocurre algo. —Hemos suspendido el interrogatorio por ahora, hasta que Nadine vuelva a estar de servicio —dice Rosin—. Cada uno de los prisioneros está vigilado por si acaban envenenados como el último. —Muchas gracias, Rosin —Julien dice—. Asegúrate de que alguien sensato y no sanguinario te releve, si Nadine no se ha levantado para entonces. Mientras Rosin se inclina de nuevo, Whisper toca la manga de Julien. —Su Alteza, ¿Podría intentar hablar con el líder? El movimiento deja al descubierto su muñeca, y la mirada de Julien se detiene en su piel dañada. —Si quieres —dice Julien—. Lo que tú quieras. *** Las mazmorras de Greenhaven son más bonitas que la mayoría. Algunas de las celdas son de tierra en lugar de piedra, las habitaciones están limpias y bien ventiladas. Whisper sigue a Rosin y a Julien hasta una gran celda de piedra con dos pequeñas sillas. Un hombre se sienta encadenado a una de ellas, la que también está encadenada al suelo. El prisionero es un hombre delgado y curtido, con la barba castaña manchada de sudor y los ojos hundidos en sombras agotadas. Un collarín de hierro le cuelga del cuello y un vendaje limpio le envuelve la parte superior del brazo, pero no muestra otras heridas visibles. Los silaisanos son realmente gentiles con sus prisioneros. Whisper no reconoce la cara del hombre, pero reconoce la voz que exclama —Oh, ¿Hasta el draskorano tiene un turno conmigo? Uno de los Langleys del piso de arriba que habló de matarlo. Whisper no le guarda rencor por ello. Ambos son iguales. Sólo dos profesionales tratando de hacer su trabajo. —Me están complaciendo. —Whisper se lleva las manos a la espalda. Deja la cara en blanco, mirando fijamente al hombre. Cuando el silencio se alarga demasiado, el hombre le mira a los ojos. Sólo entonces Whisper pronuncia una frase en Pathan.
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El hombre se pone rígido y escupe algo como respuesta. Whisper supone que está diciendo maldiciones. —Habla Silaisan para mis amigos. —Whisper no habla ningún Pathan aparte de las frases en código que aprendió en Kennel, pero este hombre no necesita saberlo—. ¿Cuál es tu nombre? —Devon. Joder. No me había dado cuenta de que eras uno de los nuestros. —Por supuesto que no. Sé cómo hacer mi trabajo discretamente. — Whisper oye murmullos detrás de él pero no se gira. Espera que Julien le deje continuar sin hacer preguntas—. Pero puedes ayudarme a arreglar este desastre. ¿Quién te contrató? Devon traga con fuerza, su rostro se vuelve de cera. —Tenía la aprobación. El trabajo estaba autorizado. La siguiente parte es una apuesta. El único nombre de Langley que Whisper conoce es el de la mujer que a veces toma el té con Padre, y si ha muerto o ha perdido el poder en los últimos dos años, esto no funcionará. — Habla de eso con Blythe. Maldiciendo de nuevo, Devon se desploma en su silla. Whisper se relaja. Blythe sigue viva y Devon sabe su nombre. —¿Quién te contrató? —repite Whisper. —Un hombre llamado Cyril —dice Devon, todo desafío ha desaparecido—. No creo que sea su verdadero nombre. Pagaba bien. Noble, creo. Sin sorpresas. —¿Cuál era el objetivo de la operación de anoche? —Íbamos a secuestrarte, llevarte a una casa de seguridad y dejarte con Cyril para que te interrogará o lo que fuera. Excepto que se fue a la mierda a mitad de camino. Se oye un movimiento detrás de Whisper y Rosin dice —Su Alteza. Whisper no se gira. De nuevo, sin sorpresas. Whisper finalmente hace una pregunta de la que no sabe la respuesta. —¿Por qué quería secuestrarme?
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—Contrató a Mika para un trabajo el mes pasado, y tú interferiste. — Devon mira a Julien por detrás del hombro de Whisper. Su rostro palidece—. Quería saber quién eras. —¿Eso es todo? —pregunta Whisper. —Hasta donde yo sé. Mira, sólo fuimos el músculo en esto. Así que, después de todo, se trataba de Julien, no de Whisper. Eso es un alivio, probablemente. Su identidad no ha sido comprometida. Whisper se levanta. El resto, Rosin y los demás pueden intentar averiguarlo. —Tengo otras cosas que hacer ahora. Coopera con la gente del Príncipe Julien, o las cosas irán peor para tu equipo. ¿Entendido? Devon vuelve a maldecir en voz baja en señal de reconocimiento. —Espera. —Julien toca el hombro de Whisper antes de que pueda irse. Su rostro está totalmente tranquilo mientras se dirige a Devon—. ¿Cuáles eran los nombres de sus hombres asesinados en el castillo anoche? Whisper espera. —Brom y Ustin —Devon responde. La mano de Julien se extiende por el hombro de Whisper, guiándole hacia el pasillo. —¿Qué coño le has dicho? —pregunta Rosin cuando se cierra la puerta—. Canto como un puto pájaro. —Una frase en clave que aprendí de un amigo en Fellrin —dice Whisper—. Deberías sacarle toda la información que puedas antes de que se dé cuenta de que le estaba tomando el pelo. La mitad del submundo de Fellrin usa a Blythe como alias. —Vamos —dice Julien con una expresión ilegible. Dirige a Whisper fuera del nivel de la mazmorra, con la mano tensa sobre el hombro de Whisper. ¿Ha dado demasiadas pistas? ¿Su familiaridad con los submundos de Langley y Fellrin ha acabado por despertar las sospechas de Julien? Una parte traicionera de Whisper espera que ese sea el caso. Julien se detiene en un pasillo silencioso —Esto es suficiente —dice, y empuja a Whisper contra una pared.
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Whisper se prepara para una confrontación, una nueva oleada de mentiras, porque por mucho que se haya enamorado de Julien, no es sólo su pellejo el que está en juego. —¿Su Alteza? Pero Julien no parece enfadado en absoluto. Se acerca hasta que su excitación presiona claramente a Whisper. Con voz grave y depredadora, pregunta —¿Es raro que verte interrogarlo fuera insoportablemente caliente? La mano de Whisper se desliza hacia el pecho de Julien. —Es un poco raro, Alteza. Un par de guardias juramentados se encuentran en la esquina, observando o no desde una distancia respetuosa. Whisper descubre que no le importa: todo el mundo ya sabe que ha pasado la mañana en la cama de Julien. Y Julien no va demasiado lejos delante de ellos. Solo desliza la mano por el pelo de Whisper y le roba un delicado beso. Quizá no vaya lo suficientemente lejos. A Whisper le duele cuando Julien retrocede. —Debería irme —dice Julien, bajando la mirada a los labios de Whisper—. ¿Nos vemos en la cena? —Probablemente no —Whisper no está seguro de querer sentarse a comer con tanta gente mirándole hoy—. Puedes encontrarme después. La sonrisa perversa de Julien se queda con Whisper mientras se separan. La pulsera rota arde en el bolsillo de Whisper, y sabe que ninguna gema o baratija podría abarcar este recuerdo.
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❧ CAPÍTULO DIECIOCHO. Julien.
Una bebida? —pregunta Julien.
—¿
—No, gracias —responde Elinor Frenn. Hay una razón por la que el duque la envió a reunirse con Julien esta semana en lugar de con Loras; ella está mucho más enfocada. Están en la sala de mapas donde Julien conoció a Audric cuando llegó a Greenhaven. Renunciando también al vino, Julien elige una silla al azar. Él también puede concentrarse, pero prefiere estar cómodo para ello. —Toma asiento si quieres. ¿Ha habido algún rastro del cazador desaparecido? Elinor se alisa la falda y se sienta cerca, su postura impecable. El traje de montar color crema realza el marrón cálido de su piel. —No hay rastro de él, Su Alteza. Asumo por la pregunta que el ejército tampoco ha encontrado nada. —Tampoco la guardia de la ciudad. —Sin embargo, mi maestro de caza encontró un frasco de agua del ejército de Draskora —dice Elinor—. Recientemente había caído en una ruta que plausiblemente podría conducir desde el último paradero conocido del cazador hasta la frontera. —Eso es perturbador. —Ya sea una pista verdadera o una artimaña. —Mi padre me envió para informarles que estamos aumentando nuestra armada cerca de la frontera. También estamos recurriendo a algunas de nuestras reservas.
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—Tienes el permiso de la corona —dice Julien, aunque ella no lo había pedido—. El ejército occidental también está aumentando los simulacros. El general Larsiay se comunicará con tu gente para asegurarse de que no entremos en conflicto. —Cualquier consulta sobre este asunto puede dirigirse directamente a mí —dice Elinor—. Mi padre también quería preguntar si el incidente en tu fiesta de cumpleaños tenía alguna conexión con Draskora. —Ninguna que hayamos encontrado. —Julien ladea la cabeza—. ¿Has oído algo al respecto? —Solo podemos especular, Su Alteza —responde ella—. Dado que dos de tus soldados fueron asesinados con magia de sangre, parece probable. Y debo aclarar que yo me refería a cualquier conexión draskorana además de tu Maestro de gatos. Los ojos de Julien se estrechan. —Will fue la víctima en ese incidente. —Así parece, Su Alteza. Me alegró saber que lo recuperaste sano y salvo. —Elinor duda por primera vez desde que la conoce—. Solía hablar claramente con tu hermano. —¿Estás a punto de hacerme enojar? —Julián suspira—. No soy tan sensato como Audric pero no me lo reproches. Nadie lo es. Elinor lo examina un momento más antes de continuar. —A mi padre le preocupa cuánto se ha acercado ese joven a ti. Aunque afirma haber crecido en Fellrin, sus orígenes son claros. Dada la situación actual… Parece sorprendida cuando, en lugar de quejarse, Julien se ríe. —Si somos sinceros, he estado cerca de una gran variedad de hombres, en circunstancias mucho menos convenientes. Una vez arriesgué un acuerdo comercial al hacer que el embajador fellriano llegara tarde a su audiencia con mi madre, dos mañanas seguidas. —Julien se recuesta en su silla, sin dejar de sonreír—. Si tu padre tiene preocupaciones sobre mis amantes, puede
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preguntarme directamente. Y si está celoso, desafortunadamente es un poco mayor que mi tipo habitual. Después de un momento de asombro, Elinor responde —Le transmitiré el sentimiento general. —Lo aprecio. ¿Había algo más? No hay nada más. Elinor se marcha con una reverencia perfecta y Julien espera a que ella se haya ido para hundir la cara entre las manos. No está preparado para la estrategia como lo está Audric. Está acostumbrado a intrigar, no a liderar. Y no quiere admitirle a nadie, ni a Elinor, Nadine o Lucien, especialmente a sí mismo, que él también tiene dudas persistentes sobre Will Hadley.
*** El sueño elude a Julien esa noche. Sentado en su salón con la cabeza de Cupcake en su muslo y los informes largamente olvidados de Gaspard esparcidos por la mesa, tratando de entender los números. O más bien todo lo contrario. Todo en los libros tiene demasiado sentido y encaja demasiado bien. Julien preferiría encontrar una discrepancia obvia, ya sea maliciosa o accidental. Después de evitar estos informes durante los últimos dos meses, seguramente su nueva diligencia debería ser recompensada con una revelación. Dale una simple transgresión económica para hincarle el diente. Necesita encontrar algo, en lugar de reaccionar constantemente a rumores y secuestros. Draskora y Silaise han estado en paz durante seis años, desde los siete meses de la Guerra del Largo Verano. En ese momento, a Julien le molestaba que sus madres no le permitieran unirse al conflicto a los diecisiete años, dejando que Audric se llevara toda la gloria. Pero ahora, con el aumento de las tensiones en Greenhaven, parece que él es el único que no quiere una guerra.
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A medida que se acerca la medianoche, Cupcake cruje a cuatro patas, sacude su cabeza desaliñada y salta del sofá. —Buen chico —dice Julien; Cupcake lo ignora y se deja caer en su cojín favorito al otro lado de la habitación. Julien también está pensando en irse a la cama cuando alguien llama a la puerta. No es el golpe de Nadine, ni ninguno de sus guardias juramentados. Julien se despliega del sofá pero se detiene antes de abrir la puerta. Su conciencia se derrama en el aire como tinta a través del agua, deslizándose a través de las rendijas de la puerta. La leve brisa de su magia mapea el pasillo exterior, las paredes, estatuas y macetas. Los guardias de turno. La figura menuda posada en la puerta. Cuando Julien se concentra, cree que puede oler la dulzura de la piel de Will. La magia se libera y vuelve a asentarse en el cuerpo de Julien con un placer satisfactorio. Aparentemente, Will tampoco puede dormir esta noche y, por primera vez, se acerca a Julien, en lugar de al revés. —¿Quién es? —Julián grita. Después de un momento, Will responde —Soy yo, Su Alteza. Julien abre la puerta para encontrar a Will vestido con un abrigo azul oscuro, apenas más que una sombra en el pasillo. Bajo la atenta mirada de los guardias, su postura es perfecta como siempre, pero sus orejas están ligeramente rojas. Coquetear con un príncipe es probablemente más público de lo que está acostumbrado. —¿A qué debo el placer? —Julien dice, sin molestarse en ocultar su alegría. —Tenía algo para ti. Sin embargo, puede esperar hasta mañana. —Ciertamente no puede. —Julien saluda a Rosin y Vitus—. No hay interferencias excepto emergencias, ¿Entendido?
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—Sí, Alteza —responde Rosin inexpresiva. Las orejas de Will brillan con un rojo más profundo cuando Julien lo empuja hacia la habitación. Julien los hace girar cuando la puerta se cierra de golpe, sus cuerpos golpean la madera con un ruido sordo. Acunando a Will en sus brazos, Julien toma sus labios en un beso voraz. La forma en que Will se introduce en él es intensamente gratificante. Sus labios se separan de inmediato, dando la bienvenida a la lengua de Julien, y Julien prueba un toque de cerveza. Podría emborracharse besando a Will. Se aleja lo suficiente para decir —Hola. —Hola. —Will se lame el labio y la sangre de Julien corre hacia abajo, pero Will levanta la mano antes de que Julien pueda sumergirse de nuevo—. Espera, realmente tengo algo para ti. —¿De verdad? —Julien toma la mano de Will y besa su palma—. Pensé que era solo una forma tímida de ofrecerte a mí. Will se estremece ante su contacto. —Puedes tenerme también — murmura, antes de que una expresión más seria cruce sus delicadas facciones—. ¿Estás bien? Pareces alterado. Joder. Nadie debería ser capaz de leerle tan bien, aparte de Audric y Bellamy. Julien abre la boca para desviar con una broma o redoblar su coqueteo, pero en lugar de eso responde —Estoy preocupado por Draskora. Will parpadea con sus ojos púrpura oscuros. —Habla conmigo. —Ya has oído los rumores. —Julien se aleja de la puerta. Toca uno de los árboles cercanos al balcón, y sus hojas se enroscan alrededor de sus dedos—. Avistamientos de dragones y asaltantes. Las pruebas reales son escasas, pero los rumores parecen ciertos. Todos en la frontera están listos para creer que Draskora es una amenaza de nuevo.
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—¿Qué crees tú? —Will se agacha para acariciar a Cupcake, pero su mirada nunca se aparta de la mano de Julien, las hojas frías contra su piel. —Este lugar es un puto polvorín —dice Julien—. Una chispa y va a estallar. Un movimiento en falso y...no tengo ni idea de cuál es el movimiento correcto. Will se levanta. —A veces no hay movimiento correcto. No es culpa tuya. —No es culpa mía, pero sigue siendo mi responsabilidad. —Julien se frota la cara e intenta sacudirse la melancolía. No va a resolver la posible crisis después de medianoche, sin dormir—. Lo siento, me estoy cargando el humor. ¿Qué tenías para mí? Will vuelve a mirarle con ese aire demasiado observador y luego saca una hoja de pergamino doblada del bolsillo de su abrigo. Sus dedos se rozan cuando Julien agarra el pergamino. Tiene la sensación de que Will permite intencionadamente ese leve roce, que es tan estimulante como cualquier otra cosa que hayan hecho. Al desplegar el pergamino, Julien encuentra una lista escrita con letra apretada y pulcra. Acercándose a una lámpara, reconoce nombres de negocios locales. — ¿Qué es esto? —Todos los negocios que visitó el guardia Prewitt en los últimos cinco meses —dice Will—. Quería averiguar cómo entró en contacto con Cyril o Langley, pero había demasiados lugares para investigar por mi cuenta. Así que esto es sólo un punto de partida. Julien le lanza una mirada penetrante. —¿Y estos nombres al final? —No es una lista exhaustiva —recalca Will—. Sólo algunas personas con las que se sabía que tenía contacto. Algunos de los nombres le suenan de la investigación de Nadine, pero ella no ha dado tantas pistas. —¿Dónde encontraste todo esto?
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—Preguntando por ahí. —Will tuerce el labio—. Y esta tarde he perdido el sueldo de medio mes jugando al Hello Minnow con Goldie. Julien guarda el pergamino bajo el informe de Gaspard. —No sabía que habías salido hoy del castillo. Te lo reembolsaré. —No hace falta, Alteza. —Los ojos de Will se entrecierran. Parece un gatito enfadado—. Y no me imaginaba a los guardias prestándome más atención esta semana. —¿Puedes culparme? —Julien se acerca—. Te secuestraron hace cuatro días. Pedirle a la guardia que te vigile es un pobre sustituto de lo que yo preferiría hacer, que es tenerte a la vista en todo momento. Will tiene que levantar la vista para encontrarse con los ojos de Julien. —No puedo quedarme encerrado en el castillo. Quiero averiguar quién quiere matarte. —¿No quién quiere secuestrarte? —Yo no soy importante —dice Will, bajando la mirada bajo las medialunas de pestañas doradas. Toca el antebrazo de Julien y desliza su mano en la de Julien—. Sólo me estaban utilizando para llegar a ti. Es a ti a quien quieren hacer daño y es a ti a quien quiero proteger. Y Julien sigue dudando ingratamente de él. Con el corazón herido, Julien le aprieta la mano. —Eres muy importante. —Pasa el otro brazo por la cintura de Will y lo atrae hacia sí—. No discutas conmigo, es una orden. Lo dice medio en broma, pero el aire cambia. Tan cerca, siente cómo Will se estremece al oír la palabra "orden". Tentativamente, acaricia la línea de la cintura de Will. —¿Te gusta eso? ¿Recibir órdenes? Will traga saliva. —Sólo de ti.
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La respuesta recorre a Julien en una oleada de excitación. —Entonces aquí tienes otra —respira contra los labios de Will—. Ve al dormitorio y quítate la ropa para mí. —Sí... Julien. —Ruborizado, Will sale del abrazo de Julien. Se pasa el pelo por detrás de la oreja y se dirige al dormitorio. Julien se queda un momento mareado. Luego se vuelve hacia la esquina y dice —Quédate aquí, Cupcake. Cupcake no se mueve de su cojín, pero Julien cierra con firmeza la puerta del dormitorio de todos modos. No quiere público esta noche. Toda la luz del dormitorio parece concentrarse en torno a la figura de Will, su cabeza dorada inclinada mientras se desabrocha los puños de la camisa. Ya se ha quitado las botas y ha dejado el abrigo sobre la cama. Sin perder de vista a Will, Julien se acomoda en el sillón junto a la ventana. Es uno de los pocos muebles de la habitación que es suyo, no de Audric, lo que significa que es muy cómodo. Y nuevo. Julien aún no lo ha estrenado. Esta vez consigue quitarse las botas mientras observa a Will desnudarse. Las capas de tela se desprenden y dejan al descubierto unas extremidades delgadas como látigos, aún manchadas de moretones. Se aferran como sombras bajo su piel. Will se deshace sin pudor de los pantalones y la ropa interior, y se vuelve hacia Julien desnudo salvo por el cuero que le rodea la muñeca. Su polla rosada ya sale de su nido de rizos dorados. Julien quiere abalanzarse sobre él, pero en lugar de eso, se relaja en el sillón y pregunta —¿Te gusta el rosa, el de vainilla o ninguno de los dos? — Creo que no tengo preferencia. —Ninguno de los dos, entonces. —El de vainilla fue un regalo de Emile, y Julien no recuerda de quién era el rosa. Prefiere que Will no huela a otros hombres—. En la mesilla de noche hay tres tarros de cristal. Tráeme el que tiene la tapa plateada.
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Julien se desabrocha los pantalones mientras Will trae el lubricante. Podría pasarse horas mirando a Will: es tan guapo, con su gracia felina, que no parece real. Julien apenas puede creer que realmente Will se arrodille junto al armario, se ponga en pie y que realmente se acerque a Julien con un frasco de pomada en la mano. —Pásame el ungüento —dice Julien—. Luego siéntate en mi regazo. Cuando Will obedece, Julien deja caer el frasco a su lado en el sillón; quiere tener las dos manos libres para amasar en la cintura de Will. Los muslos delgados y musculosos se extienden sobre el regazo de Julien, y el contraste de la desnudez de Will con la ropa de Julien es estimulante. Will se apoya contra su pecho y pregunta —¿Así? —Perfecto. —Julien se ríe un poco—. Eres tan perfecto. Tiene que lanzarse hacia delante para besar la protesta en los labios de Will. Luego se besan porque sí, explorando lentamente sus bocas. Julien traza cada contorno del cuerpo de Will bajó sus manos. Todo músculo y hueso, apenas una pizca de suavidad. Palpa la curva del culo de Will, apretándole más, y Will se arquea contra él con un dulce gemido. —Dime qué hago ahora —dice Will en voz baja. Julien le recorre los brazos y se detiene cuando las yemas de sus dedos se topan con una fina línea de carne levantada en el antebrazo izquierdo de Will. Curioso, acerca el brazo de Will para examinar la cicatriz. La cicatriz es blanca y rosada. No es demasiado reciente ni demasiado antigua y la curiosidad de Julien se convierte en náuseas. La marca es del ataque de la Casa Mika en el jardín. La primera vez que Will resultó herido fue por culpa de Julien. Y no la última. Will se tensa pero no aparta el brazo. —Julien. —Dury aún podría arreglarlo —dice Julien. 164
El cambio de actitud de Will es sutil. Julien no está seguro de haber notado la sombra en sus ojos si no se hubiera obsesionado tanto con cada ángulo del hombre que tiene entre sus brazos, pero ahora está dolorosamente claro. Will no tiene vergüenza de sentarse desnudo en el regazo de Julien, ni de seguir las órdenes de un príncipe malcriado como juego de alcoba. Pero ahora Julien ha cruzado una línea mucho más íntima que el contacto físico. El recreo se ha acabado. —Lo siento. —Julien suelta el brazo de Will y apoya las manos en los brazos de la silla, dándole a Will espacio para irse si lo necesita—. Sé que no te gusta la magia curativa. No hay suficiente peso cuando Will vuelve a sentarse sobre los muslos de Julien. Vuelve a apretar los labios y Julien cree que está a punto de huir. En lugar de eso, Will se inclina hacia delante para apoyar la frente en los hombros de Julien. —Puedes tocarme. Por favor. —Cuando la mano de Julien se posa entre sus omóplatos, él continúa—. Tienes razón. No me gusta la magia curativa. Y creo que quiero decirte por qué. El corazón de Julien se tensa ante la fragilidad de su voz. Apoya la mejilla en la cabeza de Will. —Te escucho.
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❧ CAPÍTULO DIECINUEVE. Whisper.
Entre las suaves caricias de Julien por su columna y el calor persistente en sus venas, la extraña sensación de seguridad que encuentra al someterse a Julien, Whisper quiere decir cosas que él nunca dijo en voz alta antes. No a Lily, incluso cuando estaban jodiendo. No a Hemlock, porque nunca quiso empujarla a cargar con sus dudas y excentricidades. Whisper no quiere pensar a dónde le llevará su camino con Julien. Esta noche es real, y Julien le ha dado demasiado. Whisper quiere tallar otra pieza frágil de sí mismo y dársela a Julien a cambio. —Creo que te dije alguna vez que mi padre no es un hombre con quien se pueda discutir —dice Whisper, con su cara todavía escondida en el hombro de Julien. El calor constante es calmante—. No es un hombre que se pueda decepcionar y sin embargo, lo he hecho. Especialmente cuando era más joven y torpe. La mano de Julien no detiene su lento y relajante recorrido por su columna vertebral. —Nunca fue cruel, pero dejaba marcas. —Whisper no puede recordar si el real Will Hadley tiene hermanos o no, así que no los menciona—. Después, cada vez, curaba las marcas. Como si nada hubiera pasado. Como si yo nunca hubiera cometido un error, y nunca hubiera sido castigado. —¿Tu padre es un sanador? —Julien pregunta. Concéntrate. Tú no eres Will Hadley. —Un mago de sangre. Es discreto sobre eso. —El corazón de Whisper está frío y quebradizo, como si estuviera encapsulado en un cristal. Como si en lugar de su corazón, su filacteria estuviera entre sus pulmones—. Preferiría no haber sido curado. Quería las marcas. Las pruebas de que mi fracaso había ocurrido. Las pruebas de que el castigo había sucedido. Grietas en el cristal. 166
Whisper respira a través del nudo en su garganta, de la picazón detrás de sus ojos, hasta que su voz regresa a la normalidad. —No quiero ser una pizarra en blanco. Es por eso que quiero conservar esta cicatriz. Levanta su cabeza y toca la cara de Julien. Toda la atención de Julien está centrada en Whisper, toda su preocupación, su deseo e ira, y un rastro de impotencia. Whisper presiona la punta de sus dedos en los labios de Julien, por miedo a que Julien rompa el momento diciendo el nombre de otro hombre. —Tomé esta cicatriz por ti —dice Whisper—. No es algo malo. Nunca me arrepentiré. La respiración de Julien se rompe en la punta de sus dedos y Whisper no está seguro quién de los dos se lanza primero al beso. Tiene que cerrar los ojos mientras Julien besa su mejilla, sus sienes, sus párpados y con cada tierno toque, el frío se disipa de su corazón. —Gracias por decirme —dice Julien suavemente—. No puedo prometer no odiar que te lastimen. Eso me supera. —Lo sé. —Whisper toca su cara—. Eres demasiado bueno. Julien toma su mano y besa su palma. Parece que le gustan las manos de Whisper. —Si fuera realmente bueno, no habría sido tan insistente con la magia curativa. Intentaré ser mejor. —Besa la palma de Whisper de nuevo—. Podemos dormir ahora. Si quieres. Sus suaves palabras contradicen la urgencia de sus manos en la cintura de Whisper. El calor de respuesta en la sangre de Whisper. Incluso si Whisper quisiera dormir, le resultaría imposible después de desnudar su corazón de esa manera. Ansía cercanía. Tacto. A Julien. —No puedo dormir —dice Whisper, y se mece en el regazo de Julien. El gruñido de Julien hace eco a través de los pulmones de Whisper. Toma el bote de lubricante mientras Whisper busca a tientas los cordones de sus pantalones. La polla de Julien se tensa a través de la tela, caliente contra las manos de Whisper. Se egoísta, le dijo Whisper a Julien la última vez. Pero ahora él es el único egoísta, robando consuelo de las caricias de Julien. Entonces los dedos resbaladizos de Julien se deslizan debajo de él y a Whisper no le queda intelecto para reprochárselo. Julien se mueve con firmeza, con cuidado, pero no con lentitud. Introduce dos dedos a la vez en Whisper y 167
la sensación recorre todo su cuerpo. Como una clase nueva de magia que lo deshace de adentro hacia afuera. La piel se Whisper se calienta con una nueva sensación. Los pantalones de Julien le rozan el interior de los muslos cada vez que se balancea contra la mano de Julien, y el brocado de felpa del sillón le amortigua las rodillas. La boca de Julien está caliente y húmeda contra su garganta. Whisper hunde los dedos en el espeso pelo de Julien, arqueando la espalda. Nada de ésto duele, pero llevará cada momento por siempre. Marcado en su alma. Nunca sanará. —Ahora —dice Whisper, desesperado—. Fóllame ahora, por favor. Julien gruñe contra su cuello. —Dije que iba a joderte apropiadamente esta vez. —¿Qué significa eso? —Whisper lloriquea. —No puedo recordarlo —dice Julien—. Despacio. A profundidad. Romántico. Con pétalos de rosa en la cama. Yo iba a explotar tu mente. —No necesitas pétalos de rosa para eso —dice Whisper y los dedos de Julien finalmente se alejan. Sus manos chocan, ambos se esfuerzan por poner el pene de Julien en posición. Whisper no está seguro de qué es más abrumador: la presión del pene de Julien abriéndolo o el éxtasis asombrado en los ojos de Julien. Se forzó a no apartar la vista de esa atención, como vientos de la galaxia recorriendo su alma. Alcanzando los muslos de Julien, se tensa y Julien deja escapar un gemido desgarrado. Mordiendo su labio, Whisper se balancea hacia arriba una pulgada, luego baja y se deleita con el deseo de Julien. Las manos de Julien son firmes en sus caderas, pero no dolorosas, y Whisper está demasiado destrozado y sin sentido para pedir más moretones ahora. Monta a Julien hasta que sus muslos duelen y su cuerpo entero arde con la sensación. —Julien —Whisper jadea. Largos dedos tocan su cara. Se enredan en su cabello. Lo llevan hacia abajo hasta que sus frentes se tocan, y Whisper tiene que cerrar los ojos ante la necesidad cegadora en la mirada de Julien.
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La otra mano de Julien cae entre ellos. —Quiero sentir que te corres en mi pene. Whisper solo gimotea mientras Julien lo toma en sus manos. Él ya está resbaladizo con pre-semen, y el calor del cuerpo de Julien dentro y contra el suyo irradia a través de cada nervio de Whisper. Se balancea en el agarre de Julien, luego hacia abajo en su pene, desbordado y sin sentido. —Traté de resistirme a ti —dice Julien, su voz penetrando el alma de Whisper—. Te he deseado desde el día que te vi por primera vez, y cuanto más te conozco, más te quiero. Joder, los sonidos que haces. No es verdad. Julien no podría querer a Whisper si él realmente lo conociera. Pero Whisper no puede evitar fingir que es posible mientras Julien le arranca un orgasmo, con un grito entrecortado en el que apenas reconoce su propia voz. Incapaz de hablar, esperando o temiendo que Julien pueda sentir lo mucho que le importa, Whisper cabalga a través de su orgasmo. Sigue moviéndose hasta que es casi doloroso, hasta que Julien gruñe, se arquea y se estremece contra el cuerpo de Whisper. Whisper besa la sensible línea de la garganta de Julien. Después, cuando ambos se han limpiado y Julien le ha prestado un camisón demasiado grande —Mis mañanas no son siempre privadas, y nadie además de mi puede mirarte, ¿Entendido? —Julien lo pone en la cama. Se acurruca detrás de Whisper, rodeándolo de calidez. Acurruca su cara en el pelo de Whisper, inhala. Exhala. Su brazo no se siente como una cadena alrededor de su cintura; es un escudo. —No creo que me guste tu padre —dice Julien en el cabello de Whisper. —No creo que me guste tampoco —admite Whisper. Es el sentimiento menos leal que ha expresado sobre Reo Barnaby. Solía estar agradecido con Padre por criarlo. Solía anhelar la aprobación de Padre, cada palabra de elogio era, de lejos, una recompensa mucho mayor que cualquier dinero que ganara en sus trabajos. Pero Padre transformó su deseo de ayudar a Hemlock en una crueldad insoportable. Whisper no puede perdonar eso. Dolorido por dentro y por fuera, a salvo y desconsolado en los brazos de Julien, los pensamientos de Whisper giraron sobre una idea peligrosa. A
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veces no hay un movimiento correcto, le dijo a Julien. Pero, ¿Y si lo hay? ¿Qué si él puede arreglar esto? Él no quiere asesinar a Julien. Él teme que no pueda matar a Julien. Quizás no tiene que hacerlo. Pasó catorce años bailando al son de su padre. Asignaciones, reglas y consecuencias. Incluso su esperanza de escapar estaba bajo los términos de Padre, completar su sexto trabajo y ganar su bendición. Pero si Whisper descarta las reglas y encuentra el origen del trabajo, quizás pueda encontrar una manera de salir de esto. Debe haber una manera de proteger tanto a Hemlock como a Julien. Si encuentra y captura al cliente, puede averiguar cómo cancelar o complicar el contrato. Tal vez incluso podría anularlo asesinando al cliente si tiene que hacerlo. Kennel no terminará un trabajo que no esté totalmente pagado. Necesita encontrar al cliente, un hombre de quien sólo conoce su voz. Un hombre que conoce a Julien lo suficiente para seleccionar una carnada que él no pudiera resistir. No es imposible, pero Whisper necesita más tiempo que el mes que falta para que llegue la señal. Es probable que el cliente ni siquiera esté en Greenhaven. Whisper necesita alguna forma de sacarlo y proteger a Julien al mismo tiempo. —Julien —dice Whisper en la oscuridad. —¿Hm? Toca la mano de Julien donde se extiende sobre su corazón. —¿Has pensado alguna vez en huir lejos? No para siempre. Sólo esconderte de todo por un tiempo. —Claro —dice Julien—. Deshacerme de mi guardia juramentada y pasar una semana viviendo en el bosque, solo Cupcake y yo. He pensado sobre ello a plenitud. Usualmente cuando estoy atascado escuchando el zumbido de Gaspard sobre las audiencias. —Quizás deberías. —Whisper traza los huecos entre los dedos de Julien—. Tómate una semana y solo… desaparece. Relájate. —Es solo una fantasía. No puedo irme de verdad. —Julien se acurruca en el cabello de Whisper de nuevo—. Audric me necesita, y Silaise necesita a Audric. Pero tal vez podría tomarme unas vacaciones cuando Audric vuelva a
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hacerse cargo de Greenhaven. ¿Quieres visitar a Bellamy conmigo? Aunque las playas de Tavoc son terribles. —Suena bien —dice Whisper, pero el plan que está tomando forma en su cabeza no tiene nada que ver con vacaciones o playas. *** ¿A dónde vas esta vez? Rumi pregunta desde su zona de descanso, con una franja de luz solar desde la ventana. Whisper le acaricia la coronilla mientras refunfuña con fingido fastidio. —Sólo con el sanador del castillo. Puedes venir conmigo esta vez, pero volveré pronto. El amigo de Su Alteza llega esta tarde, ¿recuerdas? Fisk se acerca y se estira mitad al lado, mitad encima de Rumi. Ella da golpecitos en sus orejas y se desplaza. Lo recordamos. Esperamos que se asombre ante nuestra majestuosidad. Los pequeños sirvientes se están acostumbrando a nosotros. Es decepcionante. —Estoy seguro de que Lord Gaspard estará impresionado —dice Whisper—. ¿Vienes ahora? Estoy teniendo una siesta ahora. Whisper deja escapar un leve suspiro de alivio mientras cierra la puerta de sus aposentos tras de sí. Se ha sentido muy vigilado los últimos días. Mientras Julien ha pedido a su guardia que deje de observarlo, Fisk y Rumi se han mantenido más cerca de él. Rumi se interesa especialmente en su paradero. Consideró incluirles en su nuevo plan, pero son terribles guardando secretos. Por mucho que odie la idea de dejarles atrás, se han adaptado mejor a Greenhaven que él mismo. Estarán bien sin él y Julien por una semana o dos. La puerta de la enfermería está abierta cuando llega, y Whisper golpea el marco de la puerta para entrar. —¿Hola? Dury aparece desde la siguiente habitación, limpiando sus manos de algo verde con un trapo. El sudor brilla en su cabeza, y algunos de sus mechones están fuera de su atadura. —Nunca esperé verte aquí de nuevo. ¿Estás herido? ¿Te ordenó Su Alteza venir? —No, y no —Whisper responde.
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Dury ondea el trapo —¿Estás seguro? Puedo darte este trapo, así puedes cerrar tu herida grave por ti mismo. O una botella de Whisky para hacer muecas mientras coses el brazo amputado a tu hombro. —Gracias —dice Whisper—. Estaba buscando Charrow o Melloweed 13, ¿Tienes alguno? —Si, y si. —Dury deja el trapo en el escritorio—. ¿Problemas para dormir? Supongo que no quieres mis mucho más seguros y efectivos somníferos mágicos —Correcto. ¿Cuánto es por dos semanas de Charrow? —Sólo puedo darte para una semana. Pero es gratis. —Dury toma una llave de su llavero, y Whisper da un paso al lado para tener una mejor vista de qué cajón abre Dury exactamente—. Sólo tengo que reportar el nombre del paciente con el inventario al mayordomo de la casa real una vez a la semana, después del incidente de hace tres años. —¿Incidente? —Whisper pregunta. —Lord Emile Pellerin, sobredosis de nightrose. No sabía que se podía tener una sobredosis de nightrose, pero ahí estaba él, con una erección de cuatro días. Estaba honestamente impresionado. —Dury vierte polvo gris en un pequeño frasco y lo tapa con un corcho—. Un segundo, déjame registrar tu nombre. Whisper también rastrea la llave que utiliza Dury para abrir el cajón que guarda el registro de inventario, aunque duda que necesite manipular el libro. No importa si esta información llega a Julien; Julien sabe que tiene problemas para dormir, y asumirá que el Charrow es para eso. De todas maneras, una semana de eso no es suficiente para nada vil, razón por la cual Whisper ha estado ocupando los días pasados visitando cada boticaria que puede encontrar. Debería tener suficiente Charrow ahora, con algunos retoques químicos, para dejar inconsciente a un hombre por al menos ocho horas. Para el momento en que alguien se dé cuenta, tendrá a Julien a salvo fuera de Greenhaven.
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No se encontró una traducción adecuada para estos nombres; se infiere que son una especie de analgésicos o somníferos.
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—Aquí tienes —dice Dury—. ¿Algo más? —Eso es todo, gracias. —Whisper embolsa la botella. —De nada. Es bueno ver que no reniegas de todas las maravillas de la investigación médica. Por cierto. —Dury cierra nuevamente todos los armarios y mira de reojo a Whisper—. Probablemente estás bien desde que estás tan unido con Su Alteza y todo eso. Pero ten cuidado con Lord Gaspard. —¿Por qué? —Él es espeluznante —dice Dury—. Y tú demasiado lindo. Whisper no estaba seguro de él siendo demasiado lindo. Pero Dury estuvo en lo cierto sobre Prewitt, Whisper no tomará este consejo a la ligera. —¿Alguien más de quien deba cuidarme? —La cocinera en jefe Sybil —dice Dury inmediatamente—. Ella está planeando robar a tus gatos mágicos. ¿Has visto cuántos premios les ha dado? El mayordomo real se está volviendo loco tratando de averiguar dónde están yendo todos esos pollos rostizados extra. Whisper ríe, sorprendiendo a ambos. —Mantendré un ojo en ello. Gracias de nuevo. *** Algo se revuelve dentro de Whisper cuando llega al patio y ve a Julien. Alto y majestuoso en su llamativo uniforme negro y dorado, Julien esta sorprendentemente quieto entre el ajetreo de los demás. Rumi se sienta majestuosa y elegante a su lado, mientras Fisk se expande a su otro lado, causando un tráfico de sirvientes al eludirlo. —Hey —dice Julien—. Te extrañé. No han sido más de seis horas, pero Whisper lo piensa mientras contesta —También te extrañé. —Evade la mano de Julien pidiendo por la suya—. Debería quedarme al margen, Su Alteza. —¿Estás cansado? —pregunta Julien, con la preocupación escrita en su entrecejo—. Vitus puede cuidar a los felinos. Julien es muy observador, o Whisper es peor en esconder su estrés de lo que debería. Desconfiando de los ojos que lo rodean, toca el dorso de la mano de Julien. —Será más fácil redirigir a Rumi y Fisk de ahí si la gente nueva les molesta. No te preocupes por mí, Su Alteza.
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Bajando los escalones, Whisper encuentra un lugar a la sombra de un árbol verde dorado y se pregunta si Julien puede sentirle a través de las raíces. Es curioso que haya pasado tanto tiempo trazando un mapa de todas las habitaciones sin plantas en Greenhaven, eligiendo lugares para matar a Julien más fácilmente…pero ahora la idea de que Julien pueda sentirlo con la magia Sandry es reconfortante. La comitiva del Ministro Lord Rue no tarda en llegar. No es un grupo numeroso, solo media docena de jinetes y algunos criados más, sentados en un carruaje de equipaje. Whisper echa un vistazo a la cara de Gaspard antes de que el hombre desmonte y suba los escalones, pero le llama la atención el parecido del hombre con Julien. Su pelo es más oscuro, recogido en una cola de caballo en lugar de corto, pero tienen las mismas cejas gruesas y la misma mandíbula fuerte. Incluso hay una extraña familiaridad en su risa cuando Julien le saluda. Whisper había olvidado que el padre biológico de Julien era Rue. Julien siempre se refiere a Gaspard como un amigo, más que como un familiar. Mientras Julien y Gaspard hablan, Fisk se pone de pie. Gaspard salta hacia atrás y los sirvientes toman las riendas de los nerviosos caballos mientras Fisk desciende los escalones del castillo. Whisper deja las sombras y elude a la multitud para atrapar al felino. No es urgente, el lenguaje corporal de Fisk es calmado e interesado, no estresado, pero Whisper quiere estar seguro de que nadie lo moleste. Pierde el rastro de Fisk detrás del carruaje de equipaje. Lo único que ve bajo las ruedas son unas patas verdes y unas desgastadas botas marrones. Esquivando a un par de sirvientes que cargaban un pesado baúl, Whisper rodea el carruaje para ver a la persona ante la que se ha detenido Fisk. La tarde de verano se ilumina con una claridad cegadora; los sonidos de los criados desempacando y de los caballos galopando son estruendosamente fuertes. El polvo ahoga los pulmones de Whisper. No tiene sentido. Ella no debería estar aquí. Una adolescente frota bajo la barbilla de Fisk. Su liso cabello negro esconde su cara hasta que se endereza y sonríe a Whisper. Toda hoyuelos. —Hola, hermano —dice Hemlock—. ¿Me extrañaste?
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❧ CAPÍTULO VEINTE. Julien. —
Te perdiste mi cumpleaños, Gaspard —lo acusa Julien con una sonrisa—.
Espero que estés listo para beber tu multa esta noche. —Sea misericordioso, Su Alteza. Estoy aquí para revisar la Casa Frenn —responde Gaspard—. Pero lamento perderme la fiesta. Me encontré con Emile en su regreso a Sandrelle, y dijo que era aún más impresionante que aquel año en su lago. La sonrisa de Julien cae. —Difícil de creer, pero lo fue. Rumi se inclinó suavemente contra su pierna, rugiendo mientras golpeaba su cabeza. Éste está muy nervioso. —No te preocupes por Rumi —dice Julien—. Es civilizada. ¿A dónde fue Fisk? Al otro lado del patio, la piel verde de Fisk brilla casi plateada bajo la luz del sol. Y junto a él, tan hermoso que el pecho de Julien dolía, está Will, inmerso en su conversación con una joven mujer que Julien no reconoció. —Ven aquí. Quiero presentarte a alguien. —¿Tu Domador de Felinos? —Ante la mirada afilada de Julien, Gaspard suspira—. Yo también he oído hablar de él. Todo el mundo ha oído hablar de él. —¿Qué han oído todos exactamente? —Que un hermoso draskorano ha seducido y ha hecho su camino hacia la cama del Príncipe Julien —responde Gaspard y pone sus manos arriba cuando los labios de Julien se adelgazan—. Usted preguntó y yo respondí, Su Alteza. Estoy seguro que esa no es la verdad en lo absoluto. Me encantaría conocerlo más tarde, pero necesito seguir la pista de estos baúles. Importantes secretos contables.
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Julien deja salir el aire. Normalmente aprecia la sinceridad absoluta de Gaspard. —Te veré en la cena. Bienvenido de nuevo a Greenhaven. Con Rumi pegada a sus talones, Julien cruza el patio. Hay mucho espacio alrededor de Fisk ya que los guardaespaldas y asistentes de Gaspard le dejan un amplio margen de maniobra al felino. La joven nota a Julien primero. Ella se inclina con una pequeña sonrisa. Bastante joven, dieciséis a lo mucho, con ojos maliciosos. —¿Asumo que eres el príncipe de Will? —Ya me gustas —dice Julien—. Will, ¿Quién es? Saltando ante la mención de su nombre, Will mira hacia arriba. Hay algo vacío y distante en sus ojos, algo apagado. —Julien. Su Majestad. Conozca a mi hermana. No se parecían en nada, excepto quizás en que tenían una construcción similar. La adopción era más común entre la nobleza, especialmente cuando había magia que heredar, pero no tan rara entre los plebeyos. —Soy Hanako. Apuesto a que Will no me ha mencionado en lo absoluto, ¿Cierto? —Ella extiende su mano, luego la retira con una risa—. Espera, ¿Los príncipes se dan la mano en Silaise? —Es un placer conocerla, señorita Hanako. —Julien estrecha su mano, pero su atención está en otra parte—. Will, ¿Estás bien? Fisk frota su cabeza en la rodilla de Will y este posa su mano en el amplio hombro. —Estoy bien —responde tranquilamente. Julien percibe el nerviosismo saliendo de él, apenas conteniendo el pánico. Como si estuviera a punto de desplomarse o colapsar. Está mintiendo. No está para nada bien. —¿Estás teniendo uno de tus momentos otra vez? —Hanako cerró su mano alrededor del codo de Will—. A veces él tiene mareos cuando hace demasiado calor. Si no le importa, Su Majestad, voy a arrastrarlo a algún lugar con sombra. Además, quiero sacar una comida de él. —Estoy bien —Will repite. Le da a Fisk una última caricia y cambia a Alto Fellrian. —Ustedes dos vuelvan a su habitación o a los jardines, y no molesten a ningún invitado, ¿De acuerdo? Volveré antes del anochecer. El dirige la última oración a Julien, y la preocupación de Julien se deshace un poco. 176
Sólo un poco. Parte de él quiere enviar un guardia juramentado a seguir a Will…pero Will lo notaría. Y Julien tenía una mejor solución. —Trae a tu hermana de visita otra vez, ¿De acuerdo? —dice Julien—. Nos vemos pronto. Cuando Will y Hanako se alejan, Julien extiende su magia al aire. Solo un soplo de brisa. Con deliberada delicadeza, envía el soplo alrededor de Will, como una sombra invisible siguiéndolo. Julien no puede escuchar o ver a Will a través de la magia, pero si se concentra, puede sentir el débil empujón en su conciencia. Mientras dure la magia, Julien siempre sabrá dónde está Will. *** —Tenía razón, Su Alteza. —Goldie descansa sus codos en la mesa del mapa—. Macaire finalmente se cansó y admitió que alguien le pagó para inventar la historia del dragón. Oh, gracias, querida. Julien termina de beber su copa de vino e inclina la botella hacía Lucien, quien sacude la cabeza. Lucien no ha tomado asiento, en su lugar recarga sus manos en el respaldo de la silla. Su pelo rojo era un desastre por el viento. Julien no se molesta en ofrecerle vino a Nadine, que se sienta frente a Goldie con un montón de pergaminos y bolsas bajo sus ojos. —¿Cómo le sacaste la verdad? —Julien deja la botella sin llenar su propia copa. Tuvo que retrasar tanto la cena con Gaspard como sus preocupaciones por Will, pero esto era demasiado importante. —Lo amenacé con cobrar su cuenta —dice Goldie—. Macaire ha estado evitándola desde que yo todavía bebía leche. Pero la deuda vale más como deuda con él. —Entonces, tenía razón. —Julien deseo sentir placer con esa afirmación—. Los avistamientos de dragones y asaltantes draskoranos por todas partes, pero sin evidencia. Alguien está inventando todo esto. —Tenemos flechas —insiste Lucien—. Tenemos gente desaparecida en la frontera. Su Majestad, sé que no quieres que ésto escale, pero hay demasiado en juego como para asumir que todo lo que encontramos es humo y espejismos. —¿Qué haría Audric? —le pregunta Julien. 177
Lucien se inquieta. —No lo sé. —Nadie nunca cuestiona a Audric. —Julien se apoya en sus codos—. Lo entiendo, él es el mejor. Pero deberías empezar a interrogarlo. Mantenerlo alerta. Goldie deja su copa vacía y alcanza la botella. —¿Debería estar aquí para todo esto? Se siente como una conversación en la que no debería estar presente. —También eres de la realeza, ¿No? —Julien pregunta—. La reina contrabandista de Greenhaven. —Solo una tabernera, querido. Pero tengo mi oído puesto en el suelo. —¿Qué has oído entonces? —pregunta Nadine. —La ciudad está lista para la guerra. —Goldie hace una mueca—. El alcalde te dirá que necesita más presupuesto y hombres, pero es como un perro que te dice que nunca ha sido alimentado, cuando pusiste su tazón hace cinco minutos. Queramos o no los rumores son rumores, y tienen a todos enojados. A los Frenn más que a nadie. La motivación está ahí y los rencores de hace seis años siguen frescos. —No hay guerra —Julien dice—. No cruzaremos la frontera. Y mientras esté en Greenhaven, Draskora no cruzará sin que yo lo sepa. —¿Entonces no vas a hacer nada? —Lucien se desploma. Cuando Nadine lo mira, añade un sarcástico —Su Alteza. Tiene la autoridad y el deber de defender la frontera. Julien resiste la urgencia de frotar su frente. Incluso entre sus aliados más cercanos, no puede permitirse el lujo de mostrar su agotamiento en este momento. —Te diré que haría Audric. Escribiría una carta al señor de Draskora, invitándole a enviar a un representante a Greenhaven para una discusión diplomática. Tú, Lucien, vas a entregar esa carta por mi mañana. —Joder —dice Lucien. —Las cosas saldrán bien, obtendré un nuevo y brillante tratado comercial o lo que sea. O irá mal, y tendremos algo sólido contra ellos. Goldie, dos cosas. —¿Si, Alteza? —Goldie sostiene otra copa llena cerca de su nariz.
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—Primero, quiero más información sobre la fuente de los rumores. Segundo, deberíamos volver a jugar a las cartas pronto. Ella levanta su copa en un saludo. —Eres mi príncipe favorito, Su Alteza. Lucien se va rápidamente con la carta preparada. Goldie se queda hasta que la botella de vino está vacía y se va sin tambalear al hacer su elaborada reverencia. Cuando Nadine y él están a solas, Julien le hace gestos al guardia para que cierre la puerta. —Una cosa más. Nadine suspira. —¿Quiero saber? Julien no quería saber. No quiere hacer caso a su paranoia. Sólo quiere esconderse en los brazos de Will y olvidarse del mundo. Pero él es el Señor de Greenhaven ahora y no puede esconder su cabeza en la arena para evitar las verdades desagradables. —Quiero que investigues a Will otra vez —dice. —¿No es un poco tarde para revisar sus credenciales? —Nadine pregunta—. ¿Qué cambió? El rostro de Will. El miedo en sus ojos oscuros. Las mentiras. —Hoy conocí a su hermana —responde—. Tus contactos dijeron que él era hijo único.
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❧ CAPÍTULO VEINTIUNO. Whisper.
H oy más ojos siguen a Whisper que la última vez que visitó el Dragón Borracho. Intenta observar sutilmente si alguien está demasiado interesado, pero su concentración es un desastre con Hemlock charlando a su lado. —¡Y el clima es tan agradable aquí! Apenas puedo dormir en Fellrin, hace mucho calor ahora. Quizás algún día me mude aquí. —Su sonrisa se amplía cuando se inclina sobre la barra—. Dos de sus cervezas más fuertes, por favor. Él está pagando. Goldie no está hoy; Whisper no reconoce al cantinero. —Dos sidras ligeras —corrige Whisper, deslizando unas cuantas monedas—. Y lo que sea que esté caliente en este momento. Estaremos en la esquina. El Dragón Borracho fue construido prácticamente para reuniones clandestinas. Whisper lleva a Hemlock hacia una mesa en un rincón debajo de un candelabro con garras cuyas polvorientas velas rojas probablemente no se han encendido en años. La cera que se desmorona se adhiere al hierro oscuro. Sin embargo, la mesa está limpia y si hablan en voz baja, estarán fuera del alcance del oído de otros clientes. Una ligera brisa hace cosquillas en el cabello de Whisper. —Tengo dieciséis años —dice Hemlock mientras se sientan—. Padre me deja beber cerveza. —¿Te deja beber en un trabajo? —Whisper pregunta, y obtiene un suspiro en respuesta. Los nervios de Whisper se crispan, un miedo que no puede cuantificar del todo. Tenía razón en que ella está aquí en un trabajo—. Perdón por perderme tu cumpleaños. ¿Cómo has estado?
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—He estado genial. Finalmente logré manipular el jabón de Adder y poner su cabello verde. —Ella retuerce un mechón de cabello de seda negra alrededor de su dedo—. La venganza es dulce. Un camarero se detiene con su sidra y comida. Whisper empuja su plato hacia Hemlock; él no puede comer en este momento y ella nunca ha rechazado la comida. —¿Cómo has estado, de todos modos? —Hemlock empuja su comida— . No parecías emocionado de verme. Estoy un poco dolida. Whisper no puede decirle cómo ha estado. —Me acabas de sorprender. Este trabajo es un poco complicado. Ella ríe. —¿Cómo? Entras, haces lo tuyo, sales. Fácil como siempre. Fácil como siempre. Lo ha hecho cinco veces antes. Excepto que, en sus otros trabajos, era su piel la que estaba en juego, no la de Hemlock. Y no se había enamorado de sus objetivos. Whisper terminó su primer trabajo cuando tenía unos catorce años. Fue un trabajo fácil. Padre inicia a los Sabuesos en trabajos fáciles, generalmente cuando tienen alrededor de dieciséis años, para poder saber si realmente son aptos para el trabajo. Para saber si valía la pena la inversión, decía Lily, pero Whisper nunca quiso creer la lectura de Lily sobre Padre. —Estás listo —le dijo Padre a Whisper la mañana en que se fue—. Sé que me vas a enorgullecer. El objetivo era un rico comerciante fellriano llamado Marlow Taffeta, y Whisper se deslizó en su mansión tres noches seguidas para aprender sus hábitos. En la cuarta noche, los dedos enguantados de Whisper estaban firmes en los pestillos de la ventana. Un pañuelo gris cubría el brillo dorado de su cabello; la luna estaba llena y la luz se derramaba por todas las ventanas de la mansión.
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La oficina personal de Marlow estaba vacía cuando Whisper entró. Se ocultó en un gabinete detrás del escritorio del hombre y esperó hasta que entró Marlow para fingir que trabajaba con una botella de vino silaisan. Luego esperó una hora más hasta que un sirviente le entregó las tinturas nocturnas de Marlow. Cuando el sirviente se fue, Whisper abrió silenciosamente el gabinete. Se deslizó como una sombra detrás de Marlow y lo agarró por el pelo. Su largo cuchillo saltó debajo de la barbilla del hombre, atravesó su mandíbula y subió hasta su cerebro, matándolo casi instantáneamente. Whisper tomó el anillo de oro de Marlow por capricho. Sólo más tarde lo haría fundir, la primera cuenta de su pulsera. Tenía unos catorce años y no sentía culpa, sólo alivio de no haber fallado. Emoción. Una nerviosa esperanza de que Padre estuviera orgulloso. Nada dolía hasta años después, y ahora, Whisper daría cualquier cosa para evitar que Hemlock sufriera así también. Si no es demasiado tarde para ella ya. Whisper empuja a un lado su sidra intacta y pregunta —¿Por qué estás aquí, Hem? Hemlock parpadea hacia él, las mejillas abultadas como una ardilla. Después de masticar y tragar, no hay una sonrisa con hoyuelos en su rostro. Sólo un comportamiento frío y profesional. —Soy tu señal —dice Hemlock. Todo queda en blanco. No hay risas en el bar, ni llamativas cabezas de dragones oscuros colgando de las paredes. Solo la sangre de Whisper corriendo helada cuando Hemlock describe con naturalidad los parámetros exactos de su ruina. —Mi padre me dijo que te recordara la fecha límite —continúa. Si lo matas antes de la señal, o más tarde de dos días después de la señal, la misión se considerará un fracaso.
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—También me dijo que te recordara el precio. Si fallas en el trabajo, pagarás con la vida de Hemlock. —Lo cual es bastante tonto, sinceramente. —Hemlock come su comida y continúa con un trozo de patata clavado en su tenedor— . El precio es siempre el mismo, pero no es como si importara de todos modos. Eres Whisper. Siempre terminas tus trabajos. Dos días. No es suficiente tiempo. Whisper no puede arrastrar a Julien a un lugar seguro y cazar al cliente desconocido en solo dos días. Y Padre envió a Hemlock como una amenaza. —Es solo el quinto de Raya. —Whisper apenas escucha su propia voz. La señal no debería ser hasta Briars. —El cliente cambió el plan, sí. Es un poco capullo. De todos modos, alquilé una habitación en esta posada destartalada al otro lado de la ciudad. El Ciervo Locuaz. Encuéntrame allí cuando hayas terminado, y podemos regresar juntos. —Ella frunce el ceño y le apunta con el tenedor—. ¿Hay algo malo? —Nada —dice Whisper, incluso cuando sus costillas se cierran como garras alrededor de su corazón—. Debería regresar. Él necesita un momento a solas. Respirar. —Ups, casi lo olvido. —Hemlock gira para sacar algo de su bolso. Una caja de madera poco profunda, ocho pulgadas de largo, cuatro pulgadas de ancho—. El cliente quiere que uses esto. No abras la caja en público. —¿Has hablado con el cliente? —Tal vez. —Hemlock empuja la caja sobre la mesa—. Tal vez no. Deberías irte.
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Whisper se pone de pie, con el estómago hecho un nudo, y agarra la caja. Es más pesada de lo que debería ser. —Mantente a salvo, Hem —dice en voz baja. Ella levanta su jarra de sidra en un brindis. —Buena suerte en el trabajo. A pesar de su mareo, Whisper logra salir del Dragón Borracho sin colapsar. Se siente como si estuviera flotando muy por encima de la ciudad, unido a su cuerpo solo por las ataduras más delgadas. Sin pensar, se dirige a un callejón y se funde con las sombras detrás de una pila de barriles rotos. Una brisa fría corre por la nuca de Whisper. Se agacha y abre con los pulgares el pestillo de la caja de madera. La tapa se abre para revelar una daga enfundada en terciopelo negro. La vaina es de cuero oscuro simple, elegante al tacto, y la empuñadura está envuelta en más cuero. Guardabarros mínimos, y la hoja mide solo seis pulgadas de largo. Quedará perfectamente en su bota o a lo largo de su antebrazo. Whisper saca la daga y se le cae el estómago. La hoja es piedra caliza pura. La sustancia púrpura translúcida se ondula con una iridiscencia más profunda. El humo y las sombras parecen arremolinarse bajo la superficie. Whisper nunca ha visto un trozo de piedra caliza tan grande. Exportarlo desde Draskora es más arriesgado de lo que se atreve cualquier contrabandista común, incluso por el precio exorbitante. Pero el precio no es lo que congela el corazón de Whisper. La llegada de Hemlock destrozó la mayoría de sus planes. Esta daga de piedra caliza destroza al resto. Whisper no puede completar este trabajo sutilmente. No hay venenos perfectos ni accidentes cuidadosamente construidos. No puede hacer que un cuchillo de piedra caliza parezca una causa natural; cuando Julien sea asesinado y Whisper desaparezca, todos en Silaise sabrán a quién culpar: El extraño de ojos morados en la cama del príncipe. 184
Este lugar es un jodido polvorín, dijo Julien. Una chispa, y se va a encender. Whisper es la chispa. Por eso el cliente lo eligió. Es por eso que se vio obligado a un trabajo largo, estableciendo su rostro en la corte. El cliente quiere una guerra entre Silaise y Draskora. Si Whisper tuviera más tiempo, ese motivo podría ser suficiente para llevarlo al cliente. Pero no tiene tiempo y su elección está hecha. La vida de Hemlock depende de la muerte de Julien. Whisper ha pasado la última semana fantaseando con que podría salvarlos a ambos, pero ahora la fantasía ha terminado. Ella solo tiene dieciséis años. Ella se merece una vida diferente. Con un aliento tembloroso, Whisper desliza la daga en su bota. Patea la caja debajo de la pila de cajas y emerge de las sombras. Su regreso al castillo no toma tanto tiempo como desearía.
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❧ CAPÍTULO VEINTIDÓS. Julien.
La sala de entrenamiento está en silencio cuando entra Julien. No tiene mucho uso en esta época del año; la guardia del castillo entrena afuera cuando hace buen tiempo. La sala es más larga de este a oeste, con objetivos acolchados en la pared occidental. Viejas marcas de quemaduras rodean a uno de ellos debido a la magia de fuego de un soldado. Todas las armas reales están almacenadas en la armería, pero un estante con espadas de práctica cuelga de la pared este. Junto a las espadas de práctica hay un banco de madera, donde Will se desploma con los codos sobre las rodillas y la cabeza gacha. Su abrigo largo color medianoche cuelga sobre el banco junto a él, y se ve más delgado que de costumbre con una camisa de algodón color crema que Julien mandó a hacer para él. Toda la luz que entra por las altas ventanas parece patinar a su alrededor, dejándolo en las sombras. Su cabello se alborota ligeramente con la bocanada de aire que Julien dejó para observarlo. Julien se detiene en la puerta, sintiéndose como un intruso en su propio castillo. Tal vez sea la quietud inusual de la habitación. No hay plantas para resonar con su magia de Sandry. —¿Están tus guardias en el patio? —pregunta Will. —Eres peor que Nadine a veces. Sí. —Julien se acerca—. ¿Qué está sucediendo? ¿Querías desafiarme en el tiro con arco? Soy mejor con una espada, si sabes a lo que me refiero. Will mira hacia arriba, pero no a Julien. Mira más allá de él, hacia los objetivos golpeados. —La cena no ha terminado. Le dije a Vitus que te dijera que no era urgente.
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—Dijo que querías hablar conmigo —dice Julien—. Si no esperabas que corriera a tu lado, no me conoces muy bien. ¿Se trata de tu hermana? La cabeza de Will vuelve a bajar y algo se contrae en el corazón de Julien. Agachándose frente a Will, Julien toca el dorso de sus manos entrelazadas. Tentativamente, luego los encierra entre sus palmas cuando Will no se inmuta. —Oye, gatito. ¿Qué ocurre? —Solo un mal sueño —dice Will, suave como las sombras del atardecer—. No puedo despertarme de eso. Julián exhala. Aprieta sus manos alrededor de las de Will. —¿Dime? Will sacude ligeramente la cabeza. Sus ojos muy abiertos van de los de Julien a sus labios, luego a la habitación que los rodea. Y a sus labios de nuevo. Cuando se encuentran en un beso, es con una facilidad ruinosa. Will abre los labios de Julien, y Julien se olvida de todo lo demás en el mundo. La dulzura se afila en un borde de dientes. Will agarra el cabello de Julien con desesperación contagiosa, bombeando calor a través de la sangre de Julien. El aire zumba entre ellos. Julien nunca se ha hecho el difícil de conseguir, pero todavía está asombrado de lo fácil que es para Will. Se pone de pie, trayendo a Will con él, y patea el banco. Mientras se quita del camino, Julien empuja a Will contra la pared. El polvo cae en cascada a su alrededor, pero todo lo que respira Julien es el olor de la piel de Will. Will se arquea contra él, y los besos de Julien descienden por la elegante garganta. —Deja marcas —jadea Will—. Rompe mi piel. No me importa quién vea los moretones. —Joder. —Julien gime contra su garganta, y cuando sus dientes se hunden en la unión del hombro de Will, el débil gemido de Will se dispara directamente a su polla. 187
—Más fuerte —insta Will, por lo que los dientes de Julien se clavan. Quiere poseer cada parte de Will. Quiere conservarlo, protegerlo, aprender cada sonido que es capaz de hacer, descubrir cada luz y sombra en sus ojos. La pierna de Will se engancha alrededor de su muslo, arrastrándolo más cerca con una fricción embriagadora. Persiguiendo más de esos dulces sonidos, Julien chupa un nuevo moretón en la piel de Will mientras tira de la camisa de Will para sacarla del cinturón. La piel desnuda debajo está ardiendo. Otro mordisco, otro tirón del aliento de Will, y Julien raspa debajo de la oreja de Will —Pon tus manos contra la pared y mantenlas allí mientras te chupo la polla. Por una vez, Will no salta para obedecer. Sus manos se tensan alrededor de los hombros de Julien. —¿Puedes simplemente follarme? —suplica, dulce y desesperado—. Por favor. Necesito sentirte. —¿Tan ansioso? —Julien toma otro sorbo de los labios de Will—. Pero a menos que lo hayas planeado con anticipación, no tenemos ningún lubricante. —No me importa —dice Will, irregular—. Escupe en tu polla. Llévame seco. No me importa una mierda. Sus manos se deslizan desde los hombros de Julien hasta su pecho y la tensión hace eco a través de él. —Fóllame tan fuerte que lo sienta por el resto de mi vida. —Joder —vuelve a maldecir Julien, y las imágenes acaloradas que evoca Will son casi suficientes para seducir a Julien y aceptarlo. Retorciendo su mano en el cabello de Will, más apretado, se traga con avidez el siguiente gemido de los labios de Will. Se agacha para palpar debajo del cinturón de Will… Donde Will está completamente suave en sus pantalones.
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Una sensación de error detiene a Julien en seco. Suelta el cabello de Will y se apoya contra la pared, luchando por pensar. —No estás disfrutando esto. Will se estremece, luego toca la mejilla de Julien. —Por favor, no te detengas. Él es increíblemente tentador así. El atardecer llena la habitación con una luz dorada y rosa, y la tez perfecta de Will se sonroja por el esfuerzo. Sus labios rojos besados y su cabello alborotado son un retrato del deseo. Los moretones de acuarela pintan su cuello, las marcas que suplicó y las hendiduras de los dientes de Julien aún son visibles donde su cuello se muestra. Cada grieta en su fachada perfecta fue puesta allí por el toque de Julien, y es todo lo que Julien puede hacer para resistirse a terminar el trabajo. Entonces resistir es fácil, porque a medida que el silencio se enfría entre ellos, los ojos de Will comienzan a enrojecerse. Con voz tensa y nasal, vuelve a decir —No te detengas. Pero Julien tiene que parar. Will está a punto de llorar y algo anda muy, muy mal. —No voy a joderte cuando no lo quieres —dice Julien, con más fuerza de la que pretendía. —Eso no es… —Will tiembla, sus ojos se abren como platos—. Lo lamento. Lo quiero. Lo lamento. Contusiones. Dolor. Marcas. Evidencia. Quería las marcas. La prueba de que mi fracaso había ocurrido. La prueba de que el castigo había ocurrido. —Will —dice Julien, con la esperanza de no tener razón sobre lo que sea que está retorcido dentro de la cabeza de Will—. No sé de qué se trata esto, pero no voy a castigarte así.
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Pero por la forma en que Will se estremece, Julien tiene razón. Liberándose del agarre flojo de Will, retrocede. —Lo siento —dice Will de nuevo—. Esto no es justo de mi parte. Se inclina, con las manos apoyadas en las rodillas. —¿Puedes quedarte? quiero explicarlo. Sólo necesito un minuto. —Puedo darte todo el tiempo del mundo —dice Julien. Will se ríe débilmente. —Me gustaría eso. ¿Puedes agarrar mi abrigo? Creo que está debajo del banco. Julien resiste la tentación de volver a tocar a Will antes de que se dé la vuelta. Ambos necesitan espacio en este momento. Se agacha para recoger el abrigo de Will, los bolsillos están más pesados de lo que esperaba, y se endereza. La habitación está en completo silencio, sin un soplo de movimiento. Si no fuera por la bocanada de aire que le había pegado a Will antes, nunca escucharía a Will caminar hacia él. Julien se maravilla, con una especie de alarma distante, por el silencio de Will. Un momento después, un borde frío besa su garganta. Julien se congela de incredulidad, incluso cuando su magia surge debajo de su piel y se derrama en el aire a su alrededor. El polvo se arremolina como si lo llevaran las corrientes de su conmoción, dolor e ira. Más dolorosa que la cuchilla es la voz familiar que rompe el silencio. —Esto tampoco es justo de mi parte —dice su amante—. Pero mi verdadero nombre es Whisper.
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❧ CAPÍTULO VEINTITRÉS. Whisper.
Es una confesión egoísta, querer que Julien lo conozca. Todo el mundo merece ser conocido al final, y seguramente éste es el final de Whisper. Sea cual sea la parte fracturada que sobreviva a este trabajo, Whisper no sabe si seguirá siendo él. Su ligera vacilación no debería importar. Justo un segundo antes de que retuerza la hoja. Pero en el momento en el que Whisper pronuncia su propio nombre, una fría presión lo azota hacía atrás. Su fuerza no es nada frente al viento galáctico que lo consume y lo arroja como un muñeco de trapo a través de la estrecha habitación. Se golpea contra la pared con tanta fuerza que su visión se oscurece y todo el aire sale de sus pulmones. Esto es magia. La magia de Julien. Y Whisper no sabe nada al respecto. Con la cabeza zumbando, él intenta concentrarse en Julien. O en cualquier cosa. Un viento impetuoso llenó la habitación, haciendo girar el polvo y arrastrando los bancos por el piso. Las espadas de práctica resuenan en los percheros y alguien gritó golpeando la puerta, incapaz de abrirla en medio del vendaval. Julien es el único punto de quietud en la tormenta, y su cara carece de toda expresión. Su voz es clara a través del rugido del viento —¿Ésto es lo que querías explicar? No hay nada que explicar porque Whisper está vacío por dentro. Una cáscara vacía de sombras y cuchillos. Fallo. Perdió a Hemlock, y a Julien también. —¿Para quién estás trabajando? —Julien demanda, acechándolo cada vez más cerca a través de la tormenta—. ¿Mika otra vez? ¿Langley? ¿Este fue tu plan todo el tiempo?
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Whisper cierra sus ojos por cobardía, pero eso no puede protegerlo de la risa rota de Julien. — ¿Algo fue real? El aire permanece imposiblemente sólido alrededor de Whisper. La magia lo sostiene tan fuerte contra la pared que le cuesta respirar, y demasiado alto,los dedos de los pies apenas rozan el suelo. Con cada respiración, él espera que Julien esté a punto de matarlo. Julien se detiene demasiado cerca, lo suficiente para que Whisper pudiera terminar el trabajo si pudiera moverse. Pero la magia desconocida de Julien es demasiado poderosa. —Una daga de piedra caliza. —Julien toca el interior de la muñeca de Whisper con agonizante ternura—. Eso es un poco demasiado correcto 14, ¿no es así? Whisper no había notado su agarre aun rígido en la daga. Su mano dolía, como todo lo demás. Lo más doloroso de todo: su traidora sensación de alivio. Julien estaba vivo, y a pesar de todo, Whisper estaba desesperado por este toque como una prueba de ello. —Esto no es magia Sandry —dice estúpidamente. —A nadie le gusta admitirlo —dice Julien—. Pero soy hijo de mi padre. Magia de Rue. Ha estado escondiendo magia de Rue. Le cuesta respirar, y es algo más que la presión de la magia de Julien. —Ya somos dos —dice Whisper suavemente—. Ellos dijeron que eras el más débil de tus hermanos. Pero nunca tuve una oportunidad, ¿Cierto? La sonrisa de Julien es brutal. —Soy el más débil. Mis hermanos son así de buenos. El silencio ruge en los oídos de Whisper mientras la tormenta en la habitación se desvanece, dejando solo la presión que atrapa a Whisper contra la pared. La maltratada puerta se abre de golpe, y los guardias entran como ráfagas. Las ballestas chasquean, y las hojas de agua de Rosin brillan en lo alto listas para atacar. Nadine no pierde ni un segundo, chasqueando —¡Atrás, Alteza! 14
La versión en inglés es “That´s a little on the nose” y, on the nose es un idiom que refiere a algo que es bastante exacto o correcto.
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Siempre difícil, Julien no retrocede. Las yemas de sus dedos permanecen gentilmente en la muñeca de Whisper. —Whisper —Julien dice, como si estuviera probando, y el nombre suena dulce en sus labios—. ¿Quién te envió? Whisper ha dicho demasiado. Falló y no puede arreglar nada de ésto pero sin duda puede empeorarlo si sigue hablando. Julien saca la daga de su empuñadura y se aleja —Revisen si tiene armas y píldoras suicidas, y llévenlo al calabozo. No quiero que le hagan daño antes de saber lo que necesitamos. Vitus, conmigo. Estamos cerrando. No volvió a mirar a Whisper mientras salía a grandes zancadas de la habitación. Cuando su espalda desaparece por el pasillo la magia de Rue se afloja del cuerpo de Whisper. Se desploma sobre los guardias que lo sujetan. Demasiado mareado para reconocer a cualquiera de ellos, no se resiste mientras le atan los brazos a la espalda y colocan un collar anulador alrededor de su cuello. Si tuviera algo de magia, el collar se lo cortaría. El entumecimiento le invade en oleadas. No lucha contra las manos ásperas que lo registran en busca de armas o a los dedos que empujan entre sus labios. El sabor de la piel agria le llena la boca mientras alguien busca píldoras suicidas debajo de su lengua y alrededor de sus dientes. No hay ninguna. Padre no espera que sus Sabuesos fallen. —¿Qué es ésto? —Nadine pregunta, y Whisper vuelve bruscamente al presente mientras ella sostiene su brazalete. No se había dado cuenta de que le había cortado el cordón de la muñeca. Su garganta está demasiado fría y pesada para responder incluso si quisiera; todo lo que puede hacer es mirarla sin comprender mientras se la entrega a otro guardia juramentado. Ahora que Julien dejó la habitación, todo duele menos. Está vacío y entumecido. La única sensación real que le queda es el escozor que siente en la unión del cuello y el hombro, donde los dientes de Julien se clavaron en su piel. Las preguntas y órdenes de Nadine flotan sin descifrar en su mente confusa. Se mueve cuando lo empujan hacia adelante, apenas notando la diferencia de luz cuando salen de la sala de entrenamiento, atraviesan un patio hacía la propiedad del castillo. Las náuseas se apoderan de él, más intensas
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que antes y su respiración superficial no es suficiente para llenar sus pulmones. Como si la magia de Julien siguiera presionándolo contra la pared. Las voces se alzan a su alrededor. Esta ala del castillo no está vacía, pero Whisper no tiene fuerza para mirar levantar la vista y ver quien le observa. Entonces una voz conocida atraviesa su desesperación con aguda urgencia. Levanta la barbilla, chico. El cliente está en Greenhaven. Whisper trata de decir algo. El necesita advertir a Nadine. Julien. Pero lo único que consigue es un jadeo. Se le doblan las rodillas y el estómago se le retuerce. Whisper se desploma en el agarre de los guardias y se da cuenta de que algo está mal con él. Esto es más que un shock y una inmovilizante desesperación, más que su completo colapso mental Ha sido envenenado.
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❧ CAPÍTULO VEINTICUATRO. Julien.
Confiar solo en sus hermanos. Fue la primera lección que aprendió Julien a la edad de once años, cuando Bellamy fue secuestrado. Lo aprendió nuevamente a los catorce, cuando el primer chico al que había besado trató de presionarlo por información sobre los planes para la reforma comercial de Madre. El cortés interrogatorio del chico Dardenay fue tan torpe como sus besos. A los dieciséis, fue la primera vez que alguien intentó asesinar a Audric. Incluso sus madres tenían sus propias agendas. Pero tiró esa lección a un lado por un par de bonitos ojos púrpura. Por una treta de amabilidad. Por un momento tras otro sin aliento que se sentía tan jodidamente real. A pesar de su postura de mantener a sus enemigos cerca, las investigaciones que ordenó para justificar sus deseos, al final, Julien solo estaba pretendiendo tener sus ojos abiertos mientras se entregaba a la estúpida fantasía de ser amado. Los tacones de sus botas resuenan en los pasillos, Julien se aferra al dolor furioso de la traición. La espada de piedra caliza pesa en su mano, como una piedra de afilar para templar sus nervios. Si recuerda el filo frío contra su garganta, quizás pueda olvidar los ojos enrojecidos de Will…Whisper Los viciosos moretones por los que el asesino rogó. —¡Príncipe Julien! ¡Mierda! Ahí estás —Lucien sale corriendo de un pasillo lateral, sus largas piernas le permiten alcanzar fácilmente a Julien y a sus guardias—. Nadine me dijo que te acompañará a tus aposentos —Eso no va a pasar, maldita sea —Julien alarga la zancada. —Me lo imaginaba, gracias. Sólo dile que lo intenté cuando venga a destriparme más tarde. —La usual sonrisa tranquilizadora de Lucien no hace nada por Julien ahora—. ¿A dónde vamos?
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Julien gira por el silencioso último pasillo. Una sola antorcha brilla cerca, y la oscuridad se cierne sobre el resto del pasillo. —A los cuartos de Will…Whisper. Nadie ha visto a los felinos en horas —Oh, que me jodan. —Lucien chasquea sus dedos, y las demás antorchas se convierten en llamas una por una. Las chispas bailan en sus ojos, reflejándose en su cabello rojizo dorado—. En nombre de Nadine, te digo que me dejes ir primero o a Vitus —Anotado —dice Julien, y se detiene en la puerta. Sus dedos se posan en el pestillo. Concentrándose, alimenta su conciencia en el aire de nuevo. Hay calor adentro. Dos figuras inmóviles en el centro de la habitación. ¿Descansando o al acecho? Agarrando con fuerza la daga, Julien toma un respiro y llama a su magia a la superficie de su piel. Salta fácilmente a su comando. Ya sea que la daga lo amplifica, o lo último de su auto restricción esté destrozada. El pestillo no está cerrado. Julien abre la puerta de golpe para encontrar una sala totalmente iluminada, y a Fisk y Rumi inmóviles en el piso. —Guarden sus armas —Julien ladra a los hombres y mujeres detrás de él. La daga cae al piso y la magia se le escapa de las manos, se arrodilla junto a la cabeza de Rumi. Su mano se desliza en su pelaje. ¿Cómo se toma el pulso de un felino? ¿Qué diablos estaba buscando? Pone la palma de la mano sobre la nariz de Rumi y los ojos le escuecen de alivio al sentir el calor constante de su respiración. —Está viva. Lucien se incorpora al lado de Fisk —Éste también está vivo. —Alguien traiga al sanador Dury —Julien ordena, manteniendo su mano en el pecho de Rumi, sintiendo el movimiento de su respiración. Las sospechas crecen dentro de Julien, él sabe con completa seguridad que Whisper no hizo esto. Alguien más está involucrado. Whisper podría herir a Julien, pero él nunca dañaría a Fisk y a Rumi. Dury llega minutos después con Nadine pisándole los talones. Arrodillándose al lado de Fisk, pregunta —Sabes que trabajo con humanos, ¿Cierto, Su alteza? —¿Puedes decir qué está mal con ellos? —Trataré —Dury toca los hombros de Fisk y cierra sus ojos—. Dame unos minutos 196
Julien toca la daga y se mueve hacia el sofá, donde hace un mes trazó los bordes de las vendas de Will…Whisper. Donde se sentó para ver al sastre tomar las medidas de Whisper, justo antes de que le ofreciera una ruta de escape. Porque Julien era un idiota obsesionado preocupado por aprovecharse de su asesino. ¿Fue el pánico de Whisper a su oferta porque necesitaba una oportunidad para asesinar a Julien? ¿Fue la timidez un acto fingido para atraer a Julien más cerca? ¿Para volverlo loco y temerario de lujuria? La forma en la que sus orejas se ruborizaron cuando Julien beso su mano, ¿Fue falso también? Pero sólo un idiota podría planear seducir a Julien haciéndose el difícil. Nunca se había visto impulsado a perseguir a un hombre antes de Whisper. ¿Y por qué esperar a hoy, cuándo Julien le ha dado tantas oportunidades? Otro momento pasa en la mente de Julien. Whisper suplicando de dolor, para que Julien le haga daño. Follame tan fuerte que me duela el resto de mi vida. Nadine pone algo en la mesa frente a él. Una espiral de cuero fino, y un cordón de cuero anudado alrededor de cuentas desiguales. Oro. Esmeralda. Plata. Acero. Bronce. Ruby. A Julien le toma un momento unir las piezas. —Este brazalete estaba bajo el cuero que Will siempre llevaba alrededor de su muñeca —dice Nadine—. ¿Significa algo para ti? —No —Julien descansa las puntas de sus manos en la mesa, sin tocar del todo la esmeralda. Hay mucho de Whisper que aún no entiende. Cuanto más retrocede más desea respuestas—. Reporte, Capitán —Will está asegurado en la mazmorra. Dejé a Rosin a cargo. Los soldados de Lucien han terminado de bloquear el castillo. Si alguien trata de irse lo sabremos. —Ella frunce el ceño—. No pudimos controlar la información y la noticia de que fuiste atacado está empezando a extenderse. Los cortesanos se están volviendo inquietos por ser confinados en sus aposentos… —Que se jodan —Julien dice calmadamente—. ¿Will... Quiero decir, Whisper ha dicho algo? —No —dice ella—. ¿Whisper? —Él me dijo su nombre antes de intentar cortar mi garganta
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—Un nombre extraño —dice Lucien contra el brazo del sillón. Él luce solemne y más joven de lo usual—. Un nombre en código, ¿Quizás? Ponme al día, ¿Fue esto una cosa personal, surgida en el momento? ¿O algo planeado? Lucien está en lo cierto, es un nombre extraño. Pero Julien ha escuchado esa clase de nombre antes. —Alguien lo envió. —Los pensamientos caóticos de Julien encuentran por fin una base—. Él dijo ellos antes de dejar de hablar —Alguien —Lucien repite—. Déjame pensar, ¿Quién en Alantha tiene rencor contra Silaise, a todo el suministro de piedra caliza del continente y miles de personas de ojos púrpura que quieren matarte? Otra vez esto. Julien se frota la sien. —Los draskoranos menos sutiles de la historia —Los draskoranos nunca son sutiles —dice Lucien—. ¡Montan dragones! —Su Alteza —dice Nadine—. Lo siento, pero no es posible que crea todavía que se trata de una treta —No lo sé, voy a averiguarlo, pero no lo sé todavía. Y hasta que no sepa exactamente lo que está pasando, ni una persona, caballo o un maldito pájaro mensajero saldrá de este castillo, ¿Entendido? —Supongo, si eso me libra de visitar a ese caudillo de la frontera— murmura Lucien. Dury tose desde el otro lado de la habitación. —Su Alteza, los felinos han sido dosificados con melloweed. No creo que sea una dosis tóxica. Deberían despertar en una hora. ¿O dos? Realmente no trabajo con felinos —Gracias, Dury —dice Julien—. ¿Vitus? Envía a alguien a por la jefa de cocina Sybil. Ella es buena con los gatos, y alguien debe estar aquí cuando ellos despierten —Sí, Su alteza. Julien se frota la frente de nuevo. —Hay algo extraño sobre esto. —Lo sé —dice Dury, moviendo su pelo por encima del hombro, mientras se levanta—. ¿Por qué no utilizó Charrow? Es más efectivo, y le di un poco esta tarde
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—Porque él no lo hizo —dice Julien—. Él nunca lastimaría a Fisk o Rumi. Alguien más los drogo Nadine apunta a la daga en la mano de Julien. —Él trató de matarte. Si tiene un límite entonces no lo conocemos —Él no les haría daño —repite Julien, y otra certeza crece en su pecho— . Él no quería lastimarme tampoco Los labios de Nadine se entreabren varias veces antes de decir —Con todo respeto, Su Alteza, estás loco Julien toma la daga y la pone a trasluz. El material parece cambiar bajo la superficie, llamando a su magia. —Tú no estabas allí. No lo viste Pasos suenan por el pasillo. Todo el mundo salta a la atención, preparados para la acción, hasta que Rosin aparece en la puerta. Su piel oscura brilla con sudor nervioso, ella jadea —Will está actuando enfermo, y no podemos decir lo que está mal. No hemos podido sacarle nada El pánico se apodera de Julien, que se pone en pie de un salto. —Deja un escuadrón con los felinos —ordena y se dirige a la puerta—. Lucien, busca en el castillo al otro culpable. Dury, Nadine, conmigo Tal vez Nadine tenga razón, está loco. Porque una cosa no ha cambiado. Quienquiera que sea Whisper, lo que sea que haya hecho, Julien se niega a verlo herido de nuevo.
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❧ CAPÍTULO VEINTICINCO. Whisper.
La conciencia se desliza como el agua entre los torpes dedos de Whisper. Ignorar las preguntas es fácil cuando cada voz no es más que un distante eco. ¿Por qué está tratando de mantenerse despierto, de todos modos? Lo arrojan a un cuarto oscuro. Cierra los ojos. Abre los ojos y la habitación está demasiado iluminada. La luz de las antorchas refleja las barras de hierro. Muros de tierra. No puede mover los brazos. La risa se rompe a través de sus respiraciones superficiales y sus ojos se cierran de nuevo. Esta vez no habrá un rescate apresurado. Ningún príncipe glorioso cabalgando en su ayuda. Es mejor de esta forma. Whisper nunca ha merecido un rescate. El collar anulador se frota contra los moretones en su cuello. Debería haberse quedado dormido a estas alturas si es el veneno que cree que es. Pero la conciencia se burla de los bordes de su visión. La frontera entre la vista y el sueño. Ve lo que es real, tierra, piedra y hierro, y lo que no lo es: Julien entrando a la celda, empujando a los guardias y arrodillándose frente a él. La alucinación es tan vívida. El subconsciente de Whisper perfectamente capta el timbre de pánico de la voz de Julien. El calor seductor de su proximidad. —Dije que no lo lastimaran —espeta Julien por encima del hombro. —No lo hicimos —dice Rosin, sonando igual de aterrorizada—. No sé qué pasó. El calor abrasador contra su mano. Su cara. La piel de Whisper cobra vida bajo el toque de Julien. —Está demasiado frío.
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Whisper se inclina hacia el toque, pero incluso en su aturdimiento medio soñador, él sabe que no puede tener esto. —Afuera —dice, las palabras agudas en su garganta—, escuché al cliente… Los dedos de Julien se tensan contra su mejilla. Su voz baja y peligrosa. —No puedes escapar de mí tan fácilmente. —Su mano cae lejos. Un movimiento—. ¡Dury! Whisper no puede evitar un gemido patético cuando Julien se aleja. Sus ojos se cierran, y no forcejea cuando las yemas de los dedos de Dury descansan sobre sus sienes. Es demasiado débil, y sus secretos importan cada vez menos con cada momento nauseabundo. La magia de Dury no se parece en nada a la de Padre. Es un cosquilleo apenas visible donde las yemas de los dedos se encuentran con la piel, incluso más ligera que el peso de la mirada de Julien en la garganta de Whisper. Nada cambia. El frío todavía se estremece a través de las extremidades de Whisper. Su pecho todavía es demasiado pesado para algo más que la respiración superficial. —No puedo decir lo que está mal. —Los dedos de Dury caen—. Estos son síntomas de envenenamiento pero no hay veneno en su cuerpo. Y está estable. Debería estar empeorando, pero está estable. —Busca magia de sangre —dice Julien fríamente —Busqué eso, por supuesto. Su Alteza. —Hazlo de nuevo. —Sí, Su Alteza. —Sin dedos esta vez. Sólo un extraño, no desagradable cosquilleo que Whisper apenas siente a través de su mareo. Dury jura bajo su respiración—. Es un hechizo antiguo. Al menos diez años. Es prácticamente parte de él. —¿Puedes romperlo? Una larga pausa. —No puedo. Su Alteza, no pareces sorprendido. La conversación se vuelve borrosa. Las manos empujan y tiran de él, uniformes de guardias juramentados oscurecen su visión. Whisper debería explicarse mejor. Decirle a Julien que el cliente está aquí, en Greenhaven. El hombre que quiere matarlo. Pero la vida de Hemlock…el trato no ha cambiado. La impotencia lo destroza, más incapacitante que el veneno o las ataduras. Entonces sus brazos están desatados. Whisper no lucha cuando
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alguien lo apoya contra la pared de tierra, no se mueve cuando el guardia retrocede, dejándolo intacto. La tierra compactada es fría a través de su cabello. Tierra desmoronada cae sobre sus hombros y algo le toca el brazo. Cuerda áspera se desliza contra su piel. Whisper sisea en una respiración superficial, logrando girar la cabeza para observar las raíces vivas que se arrastraban desde el muro de tierra. Levantando la mirada, encuentra a Julien de pie en la puerta. Iluminado desde el pasillo más brillante, Whisper no puede leer su expresión cuando las raíces se enrollan alrededor de sus brazos y lo atan a la pared. Apretando, pero no demasiado. Un abrazo perfecto y personalizado alrededor de sus brazos. No puede moverse pero la presencia de Julien está ahí. —Julien —dice Whisper con voz ronca, y todos se quedan en silencio. Él lucha por sus próximas palabras—. Encuentra al cliente. Está en el castillo. Si Julien responde algo, Whisper no lo escucha. La oscuridad vertiginosa lo arrastra hacia abajo. *** Un golpe afuera devuelve a Whisper a la conciencia. Él no tiene idea de cuánto tiempo ha pasado, no hay cambios en la iluminación subterránea. Con sus síntomas, no debería haberse despertado, pero su mareo ha disminuido y su respiración es más fácil. Whisper intenta mover las piernas y ellas cooperan. Sus dedos se contraen cuando les dice que lo hagan. Las ataduras vivas de Julien todavía lo sujetan contra la pared, una red cómoda e ineludible sujetando sus brazos como alas hacia abajo. Debería haber un guardia apostado fuera de la celda, pero no lo hay. Justo… allí, justo pasando el borde de la pared de la celda. Un pie calzado con una bota, inmóvil en el suelo. Whisper se tensa hasta que una pequeña figura aparece en el salón brillantemente iluminado. —Hemlock —sisea—. No deberías estar aquí. Hemlock abre la puerta de la celda. Todos sus movimientos son silenciosos, mucho más silenciosos de lo que Whisper recuerda que fue en
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Kennel, pero no se molesta en bajar la voz. —Tú eres el que no debería estar aquí. Volviéndote descuidado en tu vejez, Whisper. Todos los guardias al alcance del oído deben estar muertos o inconscientes. Probablemente inconscientes. Whisper se queda callado de todos modos, cada palabra es un esfuerzo que apenas puede permitirse. — Necesitas irte. Ve a Draskora. Encuentra a alguien que pueda levantar la maldición de la filacteria de Barnaby. Si te apresuras… —¿De qué estás hablando? —Hemlock se inclina sobre él, manos sobre sus rodillas—. Correcto. Tu tonto trato con Padre. Sus palabras tardaron un momento en filtrarse en su mente. Luego aterrizan como cuchillos —¿Lo sabías? —Padre me dijo ese mismo día, por supuesto. —Hemlock se endereza, su habitual sonrisa con hoyuelos no se ve por ninguna parte—. Cambiando tu libertad por la mía. Así no es como funcionan las bendiciones, Whisper. Cualquier cosa que esté en su poder para dar, pero, ¿Quién dijo que mi retiro era suyo para dar? ¿Quién diablos dijo que quería irme? El corazón de Whisper se paraliza. —Él aceptó. —Y tú le creíste. Eres increíble, Whisper. ¿Realmente pensaste que me cambiaría por un corazón herido como el tuyo? Soy su mejor sabueso. Whisper se estremece —Creo que nos dice eso a todos nosotros. —¿Dijo que tú también eras su favorito? —Hemlock agita su dedo—. Bueno, lo dice en serio conmigo. Sabía que te estabas ablandando. No has sido el mismo desde tu último trabajo, pero Padre pensó que tenía un último buen trabajo en ti. —Hem —susurra Whisper. Ella nunca ha sonado así antes. Ese borde maníaco que pensó que era nerviosismo, miedo, un alma brillante revoloteando contra los barrotes de su jaula…eso es todo lo que ella es ahora.
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Pero una cosa no ha cambiado. Habla demasiado cuando está nerviosa. Whisper piensa que eso es real. Se está mentalizando para algo. —Y me creíste. —Hemlock se ríe—. Solo quería adularte, para que los demás no me molestaran. Te tenían miedo, ¿Lo sabías? Nunca esperé que fueras tan jodidamente fácil. Tan desesperado por una hermanita. Whisper se tensa contra las raíces vinculantes, lo único que lo ancla. Él está agradecido por ellas ahora. Estar atado en este momento podría matarlo, pero al menos tiene un vestigio lejano del toque de Julien. Otra agonía lo atraviesa. —Iba a matar a Julien por ti. —¿Debería estar impresionada? —demanda Hemlock—. Eso es lo que hacemos. Aunque no te esforzaste mucho esta vez, ¿Verdad? tendré que limpiar el desorden ahora. Solo hay una forma en que los Sabuesos del Kennel limpian los desastres. Whisper intenta concentrarse. Intenta pensar en cualquier cosa menos en su dolor. El hecho de que trató de matar a Julien por una mentira. Porque si alguna vez quiere compensarlo, necesita sobrevivir los próximos momentos. El veneno se está desvaneciendo, pero todavía está demasiado débil para enfrentarse a Hemlock. —¿Qué me hiciste, Hem? —Whisper dice, levantando las piernas en el catre. Una distracción visual mientras intenta aflojar las raíces alrededor de sus brazos. No hay suerte en eso. —Así no es como funciona la cicuta 15. —Envenené tu filacteria —responde ella de inmediato, con un toque de orgullo engreído. Tal como sonaba cuando golpeó por primera vez una diana
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Planta que se utiliza como antiespasmódico, sedante y narcótico. Produce alteraciones en el ritmo cardiaco, debilitamiento muscular y finalmente la muerte por asfixia. En inglés es un juego de palabras, Cicuta en inglés es hemlock.
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en la sala de entrenamiento—. Ah, no me mires así. No soy lo suficientemente estúpida para traer la filacteria conmigo. —¿La dejaste en la posada? —No, con…¡Oye! —Ella lo señala, dando un paso atrás—. Estás intentando retrasarme. Valió la pena intentarlo. Hemlock alcanza su cola de caballo suelta. —Lo creas o no, Padre me envió como un favor para ti. Voy a hacerlo rápido. Tus otras opciones no son rápidas. Whisper se desploma contra la pared, fingiendo debilidad. Quizás si ella no se da cuenta de que el efecto del veneno ya se ha disipado... —Hem, ¿Realmente quieres permanecer bajo el control de Padre? —Padre no me controla. —El cabello de Hemlock cae en una cortina de seda negra alrededor de sus hombros. En sus manos brilla un garrote de alambre, tan delgado y mortal como su sonrisa—. Él no me conoce mejor que tú, y nunca he sido un perrito faldero como tú. Ahora, siéntate quieto. Hemlock se lanza hacia adelante y Whisper patea hacia arriba y hacia afuera. Ella se ajusta con viciosa elegancia y pisotea con su rodilla el catre, tan duro que el catre cruje. El dolor se dispara en la pierna de Whisper, pero no puede darse el lujo de sentirlo ahora, por lo que elige no hacerlo. Se retuerce a través de la agonía diferida, casi dislocando sus hombros en un esfuerzo por mantener sus manos alejadas de su garganta. Hemlock está en silencio ahora. No más hablar a través de los nervios que ella nunca admitirá. El codo de ella se clava en su esternón, y su puño se tuerce en su cuello. Lo tira hacia adelante, pero antes de que ella pueda empujar su cráneo contra la pared compactada, patea con su rodilla palpitante, golpeando en su cadera.
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El catre sale ruidosamente de debajo de ellos, tirando de sus brazos contra las raíces de nuevo. Él coloca una bota debajo. Hemlock cae sobre una rodilla y con una mano, pero antes de que pueda rodar, Whisper sujeta el lazo del garrote bajo su talón. Los pasos retumban desde los pasillos de afuera. Alguien por fin se ha dado cuenta de que algo está mal. Hemlock suelta el garrote. Sangre arquea a través del aire, siguiendo su mano mientras se cierra en un puño y golpea hacia el cuello de Whisper. Whisper lo esquiva por instinto, y el golpe le adormece el hombro en lugar de su garganta. Entonces recuerda que esquivar no debería ser posible, pero las raíces vinculantes se aflojan y se deslizan lejos de sus brazos. Whisper no tiene tiempo para preguntarse por qué. Aprovechando su nueva libertad y el estado de shock de Hemlock, la empuja sobre el catre caído. Ella se tambalea hacia atrás, pierde el equilibrio y cae sobre él. Con el corazón latiendo en la garganta, Whisper lucha por el mango del garrote y se lanza hacia la puerta de la celda. Pero un sentido finamente perfeccionado del desastre lo detiene en el umbral. Hemlock no lo persigue. Ella no se ha movido de donde golpeó el suelo, las extremidades torcidas y el cabello oscuro desplegado para ocultar su rostro. Ella no se ha movido. Whisper está demasiado mareado para saber si está respirando. Las rodillas se le doblan, la adrenalina lo deja en un subidón. Whisper se tambalea, cayendo en un par de brazos fuertes y un aroma familiar y reconfortante.
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❧ CAPÍTULO VEINTISÉIS. Julien.
Por un momento, Whisper se apoya en el pecho de Julien, sus corazones hacen eco de los latidos entrecortados del otro. Julien lo abraza por instinto y todos sus pensamientos se detienen en un momento de pura felicidad. Como si nada hubiera cambiado en las últimas veinticuatro horas. Entonces el resto del mundo los alcanza y los pone de nuevo en movimiento. Nadine y Rosin pasan a Julien hacia la pequeña figura desparramada en el centro de la celda. Alguien grita que otro guardia fue encontrado inconsciente en la sala de descanso. Y Will-Whisper- ahoga un sollozo y se lanza hacia adelante. —¿Está respirando? ¿Está respirando? Julien lo contiene. Nunca había escuchado tanto pánico en la voz de Whisper. —Lo está —dice dentro del cabello de Whisper—. Quédate conmigo. —Por favor —dice Whisper, frenético—. No puede estar muerta, no puede… Nadine se levanta. —No está muerta. Toda la lucha sale de Whisper. Se desploma hacía atrás, girándose para enterrar su cara en el pecho de Julien. Su espalda se estremece, y algo cae al suelo, un trozo de alambre con un pequeño mango de madera en cada extremo. La furia congela el corazón de Julien.
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Whisper no tenía un garrote cuando Julien lo dejó en la celda. Así como los guardias en el pasillo no estaban inconscientes cuando Julien se fue. La chica en el suelo debió haberlo traído y tratado de estrangular a Whisper con eso. No debió haberse ido, incluso si las pasadas seis horas fueron un borrón agonizante. Había un complemento del ejército silaisano occidental acampando fuera, esperando por la noticia de un ataque de Draskora. Lucien ha rechazado a los mensajeros de Frenn y Marcel en la puerta principal y ha impedido que múltiples cortesanos dejen el castillo. Julien tenía sus manos llenas buscando e interrogando desde que Whisper dijo que el cliente estaba aquí. Pero en todo momento tenía control sobre las raíces que ataban a Whisper en la celda, y una brisa de aire atrapada alrededor de su cuello. El solo quería saber cuándo se despertaría Whisper, pero tan pronto como sintió a Whisper forcejeando contra las ataduras, supo que algo estaba mal. Mirando el garrote, Julien no quería pensar en lo que hubiera sucedido si no hubiera estado prestando atención. —Dury está mirando a los guardias ahora —Julien dice—, pero luego la revisará a ella. Tembloroso, Whisper se aferra a la camisa de Julien. Su voz era clara pero ronca cuando contesta —Gracias. Mantenla inconsciente si puedes. Escapará si se despierta. —¿Quién carajos es? —Nadine pregunta, la mano en su espada mientras aparta el pelo de la cara de la chica. —Su nombre es Hemlock —Whisper dice—. Es una asesina. Como yo. Dury luce tan agotado como Julien mientras entra corriendo. —Su Alteza, quiero un asistente —Seguro
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—¿Tres asistentes? —Dury dice esperanzado, mientras se arrodilla a lado de Hemlock. Julien deja los refuerzos con Dury y conduce a Whisper fuera de la celda. No está lejos y Whisper se apoya tanto en él, que Julien está tentado a cargarlo durante el corto trayecto a la sala de descanso del siguiente piso. El cuarto contiene una mesa y estanterías con suministros menores, sencillo pero luminoso. Es un mundo lejos de la sucia celda. Whisper se separa de Julien y pasa la mano por su cara, manchándose la mejilla de tierra. Su cara está pálida, pero sus ojos están secos cuando levanta sus muñecas hacía Julien. —Encadéname otra vez. Te lo diré todo. —Te lo agradecería —Julien dice. En lugar de tomar las muñecas de Whisper, lo toma de la cadera. Whisper hace un pequeño sonido sobresaltado, y sus manos se apoyan en los antebrazos de Julien, pero no se resiste cuando Julien lo deja sobre la mesa de descanso. Julien se inclina sobre él hasta que ve su propio reflejo en esos grandes ojos morados. —No vas a huir, ¿Verdad? Whisper niega con la cabeza minuciosamente. En la luz, Julien por fin consigue darle un buen vistazo. Hay suciedad en su cabello y su ropa está rota. El collar de cuero y hierro parece pesado alrededor de su cuello y la profunda mordida en su hombro se ha vuelto de un brutal color púrpura. —Muy bien, primero, quien… —Julien frunce el ceño. Sin darse la vuelta, ordena—. Danos espacio. Nadine aclara su garganta. —Respetuosamente, Su Alteza, jódete. Ella tiene razón. Por supuesto. Julien podía ver el cambio en Whisper, la completa, desesperada rendición, la compostura destrozada. Y una parte irracional y egoísta de él no quería que nadie más conociera los secretos de
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Whisper. Una vena posesiva que no sabía que había heredado de Claude. Además, Julien tiene la sensación de que desenterrar los secretos de Whisper revelaría una parte oculta del propio pasado de Julien. Pero él todavía no sabe toda la verdad, y solo tiene sospechas de quién, y qué es, Whisper. Debería tener guardias aquí para esto. Julien suspira. —Nadine quédate. Los demás, fuera. El cuarto se queda en silencio hasta que Nadine ladra —Escucharon a Su Majestad. —Cierra la puerta tras la salida de los guardias y se mueve cerca de la mesa, su mano sobre su espada y su mirada clavada en Whisper. —Mis disculpas, Nadine. Esto se va a volver un poco personal. —Julien sonríe ante su mirada asesina—. No así de personal, por una vez...ahora. Se acerca a la garganta de Whisper y comienza a desabrochar el collar anulador. —Cuéntamelo todo. La tensión se enrosca bajo la piel de Whisper, invisible a los ojos pero palpable al tacto de Julien. Whisper pregunta —¿Han oído hablar del Kennel? —Si. —Julien deja el collar en la mesa, esforzándose por mantener la calma a pesar de la ira que hierve en su interior. Tenía razón, y eso explicaba casi todo. —Hace tres meses fui asignado para matarte —dice Whisper en voz baja—. El Amo de Kennel modificó mi identidad. Encontró a un hombre que se parecía un poco a mí, trabajando como guardia. Kennel le pagó generosamente para que renunciara y tomó su carta de recomendación. —¿Dónde está ahora Will Hadley? —pregunta Julien. —Está vivo, a menos que algo más le haya ocurrido. Nadine resopla. Julien guarda silencio. —La misión era extraña. —Las manos de Whisper se tensan contra la mesa, y su respiración profunda no parece relajarlo—. Tenía que unirme a tu
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corte, pero no matarte hasta que recibiera la señal. Me tomó mucho tiempo entender porqué. El cliente me eligió por mis ojos, y quería que todo el mundo supiera que un draskorano te había asesinado. Quería provocar una guerra. —Empiezo a odiar tener razón —Julien dice—. ¿Qué sobre los cazadores perdidos? ¿Los avistamientos de dragones? —No lo sé —dice Whisper—. Tiene sentido que el cliente arreglara eso también, pero hasta donde sé, Kennel no tiene nada que ver con eso. Sólo yo. —Sólo tú, y tus bonitos ojos morados —musita Julien. Su voz se agudiza—. Dijiste que el cliente te eligió y que estaba en el castillo. ¿Quién es? —No lo sé. —Whisper hace una mueca—. Padre nos cegaba cuando un cliente estaba en la habitación, así que solo oía su voz. A Julien no le gusta nada esto. —¿Padre? ¿Cegado? —Reo Barnaby —Whisper dice—. El Amo del Kennel. Es un mago de sangre. Nadine maldice del otro lado de la habitación. —El ataque en su fiesta, Su Majestad. —No —Whisper dice—. Fue alguien más. Nadine jura con más vehemencia. Julien da un paso atrás para darle espacio a Whisper. Sólo un poco. — Entonces, fuiste asignado para seducirme por un par de meses, antes… —No. —En los ojos de Whisper brilla una luz desesperada. Se echa hacía adelante con la mano extendida, luego la retira—. No hago seducción. Nada de… Vuelve a agarrar el borde de la mesa y mira a Julien como si fuera lo único en el mundo. —Probablemente no me creas, pero lo que compartimos fue real para mí.
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Julien pensó que se sentiría aliviado de escucharlo, pero no fue así. No porque no le creyera a Whisper, sino porque lo hacía. Momentos de los meses pasados pasaron por el corazón de Julien, cada uno más oscuro que el anterior bajo la sombra de la confesión de Whisper. Cada vacilación. Cada decadencia y movimiento de resistencia y deseo. La forma en la que le rogaba a Julien que lo hiriera. Que dejara cicatrices. Si Whisper se enamoró de él, sabiendo que sus días estaban contados con sangre… Julien baja los ojos. Ignora la mirada crítica de Nadine, toca la mejilla de Whisper. Le quita la suciedad y dice —Hice esto difícil para ti. Whisper se estremece. —Si te disculpas conmigo porque trate de matarte, voy a empezar a llorar. —¿En serio? —Julien frena su interés cuando los labios de Whisper tiemblan. Nadine seguía ahí, y Julien quería ser la única persona que viera llorar a Whisper. Pensó que se merecía aquello, después de todo esto. —Sé cómo trabaja Kennel. Una vez que obtienes la asignación, soy yo o tú, ¿Cierto? El Kennel tiene cierta reputación. Discreción impecable. Excelentes resultados contra objetivos de alto perfil y alta seguridad. Éxito garantizado con la vida el Sabueso. Julien apenas puede reprimir su rabia al pensarlo. Todos quieren sobrevivir, y él no puede culpar a Whisper por eso. Whisper niega con la cabeza. —La chica, Hemlock. Llegó a Kennel hace seis años y ayude a criarla. La consideraba una hermana —Whisper dice—. Padre sabía lo protector que me sentía con ella, y sabía que estaba perdiendo mi motivación. Los trabajos empezaban a… Nos dan una recompensa después de nuestro sexto trabajo. Pedí su libertad, así que me dijo que si fallaba esta vez, él mataría a Hemlock en mi lugar. Las copas medio vacías traquetean sobre la mesa. La puerta cruje contra el pestillo, y el cabello desordenado de Whisper se despeina sobre su frente. Julien respira entre sus dientes, y solo con un inmenso esfuerzo consigue que 212
su magia vuelva a ocultarse bajo su piel. Su enojo anterior no es nada comparado con la ardiente flama blanca que lo abraza ahora. —Estaba mintiendo —Whisper dice—. Lo descubrí anoche que Hemlock vino a deshacerse de mí. Pero fui estúpido, confíe en él y…Julien, lo siento. Tuve que escogerla. —Por supuesto. —Julien toca el colgante a través de su camisa—. Lo entiendo. Mataría a cualquiera para proteger a Bellamy. Si Whisper fuera el tipo de persona que elegiría a Julien sobre su hermana pequeña, Julien nunca se hubiera enamorado de él. Whisper inclina la cabeza. —Desearía haberlo resuelto antes. Si hubiera sabido que el trato era el mismo, mi vida en la balanza, como siempre, habría hecho una elección diferente. El viento hizo temblar la habitación de nuevo, pero todo lo demás permaneció inmóvil. Después de un momento, Julien dice bruscamente — Bueno, me alegro que no lo supieras. —Su Alteza —Whisper y Nadine protestan al unísono, luego se miran el uno al otro. Julien toma la barbilla de Whisper, tirando suavemente de su rostro. — Tenías otra opción. Me duele bastante que no te dieras cuenta. Whisper lo mira, interrogante. —Creo que entiendo porqué no lo hiciste. No estás acostumbrado a pedir ayuda, ¿Cierto? —Julien sabe que tiene razón—. Pero podrías haberme dicho lo que estaba pasando. Si hubiera sabido que eras un Sabueso, podríamos haber tomado tu filacteria nosotros mismos y haberla destrozado.
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❧ CAPÍTULO VEINTISIETE. Whisper.
Después de las últimas veinticuatro horas, Whisper cree haber superado su capacidad de entrar en shock. Pero ahora se le cae el estómago, como si la mesa se le cayera encima. Saber sobre el Kennel es una cosa. Los nobles suelen estar familiarizados con la parte oscura de las soluciones políticas. ¿Pero las filacterias? —No deberías saber eso —Whisper dice, tambaleante. La mandíbula de Julien se tensa, y se gira hacia Nadine. —Lo siento, a esto me refería con personal. —Sus dedos se posan sobre el doloroso y dulce moretón en el hombro de Whisper. Cuando habla de nuevo, lo hace en Alto Fellrian, solo para los oídos de Whisper—. ¿Has oído alguna vez cómo murió mi padre? Whisper lucha por recordar cuando está tan abrumado por la presencia de Julien. —Cuando tenía once años, Tesson Rue secuestró a mi hermano. — Julien luce calmado, pero el cabello de Whisper se agita brevemente con una incontrolable brisa—. Tomo a Bellamy como palanca para algún juego de poder político. Madre trató de negociar con él, pero no fue lo suficientemente rápido para Claude. Whisper tiene una idea de lo que viene después pero no se atreve a interrumpir. —Mis hermanos no saben esto. Ni siquiera creo que Madre sepa todo. Pero yo tenía un talento para escuchar a escondidas cuando era niño. Supongo que era mi magia Rue emergiendo. Escuché la reunión de Claude con Reo Barnaby, y él aseguró su completo control sobre el Sabueso. Le explicó sobre
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la filacteria de sangre que guardaba de cada uno de ellos. —La mirada de Julien se afila, mientras su voz se suaviza—. Cada uno de ustedes. —No pensé que Padre les dijera a los clientes sobre las filacterias. —Es muy peligroso para los de afuera saber lo fácil que los Sabuesos eran controlados por ellas. Envenenar una filacteria como Hemlock le hizo a Whisper apenas araña la superficie. —Claude quería saberlo todo y pagaba bien. —Julien continúa tocando el moretón de Whisper. Estaba tan cerca que casi se coloca entre las piernas de Whisper—. ¿Puedes adivinar que hice cuando me di cuenta que estaba intentando matar a mi padre? Whisper sacude la cabeza. —Absolutamente nada —dice Julien, y Whisper se queda quieto. El peso de la confesión lo golpea cuando Julien se ríe a medias—. Tenía suficiente tiempo para decirle a Madre, o tratar de detener a Claude de alguna manera. Pude haber advertido a Padre. Pero él tenía a Bellamy, así que no dije nada. Un mes después Bellamy regresó y todo estuvo bien. —Eras joven —Whisper dice—. No era tu responsabilidad. —Ya no soy joven y aún así haría lo mismo. No me arrepiento en lo absoluto. —Julien traza la marca de mordida de nuevo—. ¿Qué tan joven eras cuando Barnaby creó tu filacteria? Todo el aire deja los pulmones de Whisper. Cuando pudo respirar de nuevo, el aire sabe a Julien. —Su Alteza —Nadine dice, sonando cansada y molesta—. ¿Ha terminado de coquetear con el asesino? ¿O de derramar secretos de Estado, o lo que sea que esté haciendo? —Lo siento, Nadine —Julien dice en Trade, sin sonar para nada arrepentido. Continúa en la lengua común—. Solo presumo de lo buen juez de carácter que soy. Sabía que eras sospechoso, de hecho, justo ayer le pedí a Nadine que te investigara de nuevo. Pero también sabía que eras buena persona, así que me enamoré de ti de todas formas.
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Whisper una vez más se siente adormecido y nublado. —No soy una buena persona. Es absurdo. —No está equivocado —murmura Nadine. La sonrisa de Julien es cegadora, como si estuviera a punto de decir algo aún más absurdo. Haciendo acopio de la fuerza de voluntad que le queda, Whisper levanta una mano. Ha sido estúpido e ingenuo por demasiado tiempo y no puede permitirse derrumbarse ahora. Después de toda una vida siendo un arma, tal vez pueda usar sus talentos entrenados con sangre para proteger a su ridículo e imprudente príncipe. —Puedo explicar cualquier otra cosa más tarde —Whisper dice—. Pero primero, necesitamos encontrar al cliente. Si escapo, ésto sólo empezará de nuevo. La sonrisa de Julien cae, pero la luz no abandona sus ojos. —Trae a Lucien aquí —le dice a Nadine, que se acerca a la puerta. Su mano se posa en el muslo de Whisper. Whisper toma una respiración profunda y lo empuja lejos. —No puedo pensar mientras me tocas. —Su garganta se siente áspera—. Necesito pensar. Julien accede con evidente reticencia. Cuando Whisper salta de la mesa, el impacto sacude la rodilla donde Hemlock lo pateó. La articulación se mueve bien cuando él la prueba. — ¿Dónde están Rumi y Fisk? —Están bien —Julien dice—. Alguien les dio una dosis de melloweed para mantenerlos fuera del camino. —Hemlock. —Una nueva culpa ataca su corazón. Whisper necesita explicarse y disculparse con ellos también, si vive lo suficiente. Falló en su misión después de todo, Y si Padre estaba mintiendo sobre el trueque por la vida de Hemlock, eso significa que el trato era el mismo de siempre. Cuándo Padre sepa de su fracaso, lo destruiría a través de…
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Pero su filacteria estaba en Greenhaven, no en Kennel. Hemlock la usó para envenenarlo, pero no la tenía consigo. Sí Padre la envió para encargarse de Whisper personalmente, por alguna razón, Padre no podría tocarlo con magia de sangre ahora. Tiene que haber una razón. Padre no cedería el control de uno de sus Sabuesos por capricho. Como cada peculiaridad de este trabajo, Whisper tiene la sensación de que el cliente es el responsable. Especialmente ahora que Padre aparentemente les dice a los clientes sobre las filacterias. Si Whisper encuentra al cliente, podría desenredarlo todo. Y después… Después, a Whisper no le interesa lo que pase. Se entregaría a cualquier castigo que Julien decidiera infringirle. Cuando Lucien entra a la habitación, Whisper levanta la cabeza. —Si puedes confiar en mí por un par de horas, Tengo un plan. —Escuchemos el plan primero —Julien dice. Whisper toma una respiración profunda. —¿Cuándo fue la última vez que alguien te vio fuera de esta mazmorra?
*** Lucien es el responsable de reunir a todos en la sala de audiencias. A todos excepto a los guardias jurados de Julien y a suficientes soldados para impedir que alguien escape. Ya ha amanecido en el castillo, y los nervios están alterados por una noche llena de rumores. A Whisper no le preocupa que el cliente huya. La mayoría de los clientes evitan la escena del asesinato; ese es un beneficio de contratar profesionales para matar a alguien. Es más seguro y permite coartadas más creíbles. Cuando los clientes se quedan, es por miedo o por avaricia. O tienen miedo de que el Sabueso falle, o hay un premio que
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recolectar por la muerte del objetivo. Con suerte eso hará que sea más fácil encontrar al cliente. La sala de audiencias es casi tan grande como el comedor, el espacio está separado por columnas de piedra. La silla del estrado también es sencilla, losas de madera sin acolchar. Julien no pasa mucho tiempo aquí, y Whisper imagina que refleja la sensibilidad del Príncipe Audric. Se hace un silencio en la multitud cuando Whisper sube al estrado, y caras conocidas le miran. Valerie Marcel, Gaspard Rue, el ayudante de cocina Parsnip. Cortesanos, sirvientes, e invitados que fueron sorprendidos la noche anterior después de la cena. Hace unos días, Whisper habría encontrado la atención desconcertante. Ahora, a él no le importa. Julien es lo único que importa. Afortunadamente Julien accedió a permanecer escondido para ésto, aunque Nadine sospecha de su cooperación, La daga de piedra caliza cuelga libremente del cinturón de Whisper. Nadie puede ver la hoja, aunque los usuarios de la magia más sensibles puedan sentir la resonancia de su poder. Pero si el cliente está aquí, reconocería la empuñadura y la vaina. —Gracias a todos por su paciencia —la voz de Whisper no llena toda la habitación—. Sé que los rumores han sido confusos, pero estoy feliz de reportarles que la brecha de seguridad fue una falsa alarma. Todo está bien, y los soldados del Comandante Lucien reabrirán el castillo pronto. Valerie se empuja hacia adelante, parece sobresalir por encima de los cortesanos alrededor de ella por pura voluntad y postura. —¿Por qué estás tú contándonos esto? ¿Dónde está el Príncipe Julien? Whisper no se molesta en fingir alegría y cortesía. —Su Alteza está durmiendo con unas cuantas botellas de vino. Pueden estar seguros, se encuentra perfectamente bien. Como predijo, su inexpresiva tranquilidad levanta murmullos entre los cortesanos, como un telón de fondo a la voz alzada de Valerie. —En nombre
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de la Casa Marcel, insisto en una audiencia con Su Majestad de inmediato. Es mi derecho. —Según el protocolo habitual, por favor presenta tu solicitud al Secretario Pierre —dice Whisper—. Su Alteza está perfectamente bien pero ha pedido no ser molestado. Ignorando el alboroto a su espalda, Whisper sale a grandes zancadas de la sala de audiencias. Los soldados de Lucien impiden que alguien lo siga por el pasillo, arriesgándose a más rumores. Los soldados tampoco siguen a Whisper; Lucien protesta, pero Julien estuvo de acuerdo con el plan de Whisper. Whisper se reuniría a solas con el cliente, entonces lo incapacitará. Solo, excepto por cada raíz y rama. Cada brisa del vigilante viento. Intencionalmente, Whisper se mueve menos silencioso que de costumbre. Cualquiera podría seguirle al patio de la fuente arbolada donde Julien bailó con él. El patio no era tan místico a la luz de la mañana. Los setos que lo rodean son de un verde dorado brillante, la pequeña fuente alegre. A Whisper le gusta porque sólo hay dos salidas: la puerta al castillo, y la puerta abierta al resto de los jardines. Sumergido en un estado de alerta, observa la fuente. La luz del sol ondula en el agua. Viva, en movimiento, nada como el aplomo helado en el alma de Whisper. Unos pasos se acercan poco después, y Whisper gira para encontrar un rostro familiar. No lo sabrá hasta que el hombre hable, pero la certeza se instalaba en sus huesos. —¿Puedo ayudarle, Lord Rue? Gaspard lleva un largo abrigo de viaje sobre su ropa de la corte. Realmente se parece mucho a Julien, excepto por la frialdad de su mirada. La cobardía furtiva cuando mira a su alrededor. —¿Está hecho? Su voz es inconfundible. Este es el hombre que escogió a Whisper en el salón de Padre, la marioneta perfecta para sus planes.
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—Está hecho. —Whisper se retira tras su fachada de calma—. Julien Sandry está muerto. El comportamiento furtivo de Gaspard no cambia. —Podemos irnos cuando tengas pruebas. —Mi vida debería ser prueba suficiente. —¿Podemos irnos? ¿Qué quiere decir? ¿Nosotros?—. Pero tengo una prueba adicional. Saca una fina cadena de oro de su bolsillo. De la cadena cuelga un dije, un árbol dorado engarzado en un cristal blanco translúcido. Un lado del cristal estaba cubierto de sangre seca, el oscuro color contrasta con la delicadeza de los materiales. La expresión de Gaspard por fin se quiebra, y una perversa alegría se filtra a través de su cautela. Extiende la mano. —Dámelo. —Su mirada pesada, mientras Whisper camina hacia adelante, cae sobre la mordida medio oculta en el cuello de Whisper—. Parece que elegí correctamente. A Julien siempre le han gustado las cosas bonitas. Whisper no se tensa ante la mirada lasciva en la voz de Gaspard. Está trabajando. —Creí que me habías elegido por mis ojos. —Le ofrece el colgante ensangrentado que tiene en la palma de la mano. Gaspard no lo toma. Su mirada se detiene en el cuello de Whisper, inoportuna e ineludible. —Podríamos haber cambiado los ojos del Sabueso si hubiera sido necesario. No lo suficiente para pasar en Draskora, pero los silaisanos no hubieran notado la diferencia. Whisper necesita que Gaspard tome el collar. Necesita ese momento de distracción. —¿Por qué no sabía que estaba aquí para iniciar una guerra? Este trabajo habría sido más fácil con más información. —Eres más hablador de lo que Barnaby dijo —Gaspard dice divertido— . Aunque supongo que eso también puede cambiar. Eres inteligente como él dijo, por lo menos. Ni siquiera se lo dije a Barnaby.
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—No lo suficientemente listo. —A Whisper se le eriza la piel. Con suerte, Julien, escuchará todo en el viento, seguro al otro lado del castillo—. Sigo sin entender cómo esto beneficia a la Casa Rue. —¿Crees que la Casa Rue puede permitirse un Sabueso? —Gaspard finalmente alcanza el collar y Whisper se prepara para el movimiento. Tan pronto como los dedos de Gaspard tocaron su palma, Whisper se desata. El collar cae al suelo, el cuchillo salta a su mano, toma a Gaspard de su camisa de volantes y lo tira hacia abajo. Se mueve hacia el lado de Gaspard, su cuchillo sacudiéndose bajo su garganta… Sólo es una amenaza. No un asesinato. Este trabajo terminará en un juicio, no en un asesinato. Se congela en el lugar, Gaspard está inclinado con el cuchillo de Whisper en su garganta. Whisper ordena —No te muevas. Gaspard respira entrecortadamente. —Más fuerte de lo que Barnaby indicó —dice, tenso. Una respiración más profunda—. Suelta el cuchillo, chico. El cuchillo cae al suelo antes de que Whisper note que lo ha soltado. El sonido cosquillea en sus huesos, en contrapunto al cosquilleo de la magia de sangre. Gaspard dice a continuación —Déjame ir y quédate quieto. Whisper obedece contra su voluntad, con la mente acelerada y los miembros pesados, mientras Gaspard se endereza y ajusta su abrigo. Se lleva una mano a su bolsillo; con una risa temblorosa, Gaspard saca una botella de cristal del tamaño de la palma de su mano. El tapón de la botella es de plata deslustrada, tallada con diseños geométricos. El cristal facetado refleja la luz a través de sus afiladas esquinas. Líquido rojo se mueve en el interior, tan brillante como el día en que salió de las venas de Whisper.
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No la había visto desde su primera semana en Kennel, pero reconocería su filacteria en cualquier parte. Gaspard no es un inherente mago de sangre. Whisper puede decirlo por la forma en la que necesita dar órdenes verbales para usar la filacteria, y probablemente también necesite llevarla encima, de lo contrario nunca se arriesgaría a mantenerla tan cerca de Whisper. Pero mientras la tenga puede controlar cada movimiento de Whisper. Whisper lucha por mantener la calma. —¿Por qué tienes eso? —Barnaby rechazó el trabajo al inicio —Gaspard dice—. Dijo que el riesgo era demasiado alto para las tarifas habituales. Probablemente falso. A Padre solo le gustaba regatear. Gaspard continua. —Él solo aceptaría si compraba el valor del Sabueso, así si moría en el trabajo, él no tendría pérdidas. El precio estaba fuera de mi presupuesto asignado, así que puse la diferencia de mi fortuna personal. — Sonríe—. No compré tus servicios, Sabueso. Te compre a ti. El dolor ahoga la garganta de Whisper. —Padre no lo haría. —Y aun así. —Gaspard hace un gesto a la filacteria—. ¿Lo llamas Padre? —Te engañó —Whisper dice—. Envió a otro Sabueso a matarme anoche. ¿Lo sabías? —¿Esa mocosa que cabalgó conmigo? —La cara de Gaspard se tuerce—. Mi buena suerte es que ella falló, aparentemente. Ahora, dime la verdad. ¿Julien está muerto? Antes de que Whisper pudiera contestar, la filacteria vuela fuera de la mano de Gaspard. Flota en el aire, a dos metros de sus cabezas y la magia vinculante de las instrucciones de Gaspard se rompe.
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Sin dudarlo, Whisper se lanza por su daga. Su mano se aferra a la empuñadura justo cuando un borrón de pelaje azul irrumpe desde la puerta del castillo aplastando a Gaspard contra el suelo. Mientras Rumi gruñe con ira, Julien y Fisk emergen de la puerta del jardín detrás de ella. Los ojos de Fisk están enfocados en la flotante filacteria sobre su cabeza. —Creo que puedo responder eso —Julien dice a Gaspard. Entonces dirige una sonrisa a Whisper—. ¿De verdad creíste que iba a esconderme en mi habitación mientras tu tenías toda la diversión? Whisper está demasiado aliviado de verlo como para enfadarse. Incluso comienza a sonreírle de regreso, hasta que un tornado de fuerza estalla alrededor de Gaspard.
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❧ CAPÍTULO VEINTIOCHO. Julien.
La magia de Julien surge instintivamente contra el torbellino, pero no para atacar. Cuando la magia de Gaspard atraviesa la losa y convierte la fuente en un torrente, la magia de Julien se mueve para proteger. Él crea puertos seguros de aire para Rumi y Fisk, alejados del cuerpo tendido de Gaspard. Whisper, agazapado en el suelo, apenas se mantiene en sus pies hasta que la magia de Julien calma el aire a su alrededor. Gaspard se tambalea, agarrándose el hombro. La sangre de los colmillos de Rumi se filtra a través de su abrigo. Mantenlo quieto, gruñe Rumi. Esta vez le arrancaré la garganta. Julien no puede responder. El viento se lleva sus palabras, y cada fibra de su cuerpo se tensa contra la fuerza de la magia de Gaspard. Julien ni siquiera puede gastar energía sorprendiéndose de que Gaspard también ocultará la fuerza de su magia Rue; aparentemente Gaspard ha estado ocultando muchas cosas. Todavía no ha dado el nombre de sus empleadores, pero Julien tiene una fuerte suposición. El interrogatorio tendrá que esperar. Acorralado y en inferioridad numérica, la desesperación de Gaspard le hace peligroso. No le preocupa proteger a nadie más que a sí mismo. Luz y calor estallan por encima del hombro de Julien. Las llamas de Lucien se lanzan a través del patio hacia Gaspard, y se dispersan en la tormenta sin extinguirse. El calor se extiende por el patio, obligando a todos a agacharse. —¡Joder! —Lucien grita—. ¡Lo siento!
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—¡Por favor, deja de ayudar! —Julien gruñe por encima del hombro. Aprovechando la distracción, se lanza hacia Whisper. Un hilo de calor llega hacia él pero se dispersa en vapor. La magia del agua de Rosin se une a los vendavales beligerantes, persiguiendo y apagando las llamas. En la espiral de calor y nubes, Whisper llega primero a Julien. Julien jadea —¿Están todos...? Whisper le tira hacia atrás, y el cuello de Julien se congela con un golpe de viento. Un trozo de losa se hace añicos en el suelo, habiendo recorrido un arco a través del espacio donde habría estado el cuello de Julien, si Whisper no lo hubiera arrastrado hacia atrás. —Distráelo —dice Whisper, y se lanza hacia un lado, lanzándose temerariamente contra el viento... pero Julien le agarra del hombro un paso después. Es dulce de su parte querer enfrentarse a Gaspard él mismo, pero Julien está cansado de luchar contra sus enemigos indirectamente. Esto se está volviendo personal. Julien respira hondo y retira su magia de Rue. De repente, sin oposición, Gaspard se tambalea sorprendido, apoyado contra un viento que ya no le azota. Su ligera pérdida de equilibrio es toda la oportunidad que Julien necesita y un instante después, de las piernas de Gaspard brota un chorro de sangre. El hombre cae al suelo y, con un último temblor, el aire se detiene. Piedras y ramas rotas llueven alrededor de todos. Tras una pausa sin aliento, los gemidos de dolor de Gaspard resuenan en el patio. Raíces espinosas atraviesan sus piernas. Envuelven sus huesos, se hunden en la carne y sus superficies rugosas se impregnan de sangre. Gaspard forcejea instintivamente y las raíces se tensan, inmovilizando sus piernas contra el suelo. Julien libera su magia cuando su visión empieza a nublarse, pero las raíces permanecen enredadas en el cuerpo de Gaspard. Ahora no va a ninguna
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parte, sobre todo cuando Nadine se apresura a ponerle un collar anulador alrededor del cuello. Nadine grita algo a Julien, o a los otros guardias juramentados, pero Julien no puede oírla por el zumbido de su cabeza. Ignorando los continuos gritos de su primo, Julien se acerca a la esbelta figura que permanece inmóvil, con una daga de piedra caliza en la mano. —Whisper —dice Julien. Whisper le mira, con ojos muy abiertos y vulnerables. Al momento siguiente, una máscara impasible se desliza de nuevo sobre su rostro, como si nada hubiera cambiado desde que Julien lo conoció en el jardín y se preguntó por qué estaba tan cansado. Pesadillas, dijo Whisper más tarde, la primera vez que salvó la vida de Julien. Y ahora Julien sabe cuáles son sus pesadillas. —Su Alteza. —Whisper ofrece la empuñadura de la daga primero a Julien—. Toma esto Julien cubre la mano de Whisper en la empuñadura, sin tomar la daga. Toca la mejilla de Whisper y éste se apoya sutilmente en su palma. —Hola, gatito —dice Julien, y se inclina para ofrecerle un beso. Él siente el momento en que la reserva de Whisper se rompe, y el beso que recibe a cambio es desesperadamente dulce. Hierro y tierra. Sal y cielo. Finalmente, el corazón de Julien se asienta detrás de sus costillas. Algo choca contra su hombro y Julien rompe el beso. Una jarra de plata y cristal flota en el aire junto a ellos, llena de un líquido rojo brillante. Fisk se golpea contra el hombro de Julien y luego acaricia el estómago de Whisper con tanta fuerza que Whisper se tambalea hacia atrás. Rumi se sienta detrás de Fisk, limpiándose la pata con una lengua grande y áspera. Dile al gatito que no estoy hablando con él, pero que Fisk le ha perdonado porque Fisk es idiota. Hace una pausa. Tú también eres idiota.
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—Rumi te está dando el trato silencioso —dice Julien. Los párpados de Whisper se agitan. Esta vez, cuando empuja la empuñadura hacia la palma de Julien, la toma. Whisper se inclina y presiona su frente contra la de Fisk. Entierra ambas manos en la pelusa de su cuello y exhala —Lo siento, a los dos. Desearía que mi vida aquí con todos ustedes fuera real. Un torrente de estúpidas promesas se corta en la garganta de Julien cuando la filacteria vuelve a golpearle el hombro. Julien lo toma en su mano, y se hunde en su palma mientras Fisk libera su telequinesis. La filacteria es extrañamente cálida, cómo si sostuviera el corazón de Whisper en la palma de la mano. Imagina su latido tembloroso. —¿Cómo destruyo esto de forma segura? —pregunta Julien. Whisper se separa de Fisk. —No deberías. Puedes usarla para controlarme, aunque nunca hayas usado magia de sangre antes. Dime lo que tengo que hacer y lo haré. Hazme una pregunta y te responderé con la verdad. Julien sonríe, aunque le duele el corazón. —Uno, eso es muy ilegal en Silaise. Dos, ¿realmente necesito magia de sangre para obtener tu obediencia, gatito? Las mejillas de Whisper se sonrojan del rosa más bonito, y su mirada se desvía a un costado. —Eso es... dáselo a Nadine, entonces. Nadine ya se está acercando. La sangre salpica sus brazos, y no ha dormido en un día entero, pero se ve tan aguda como siempre. —¿Qué me estás dando? Whisper señala la filacteria. —Usa eso para interrogarme. Me obligará a decir la verdad. Pídele a Dury que confirme cómo funciona el hechizo primero, para que sepas que no te estoy jodiendo. —Espera, ¿Por qué Nadine? —pregunta Julien—. Sé que me negué a usarla, pero si alguien va a interrogarte ilegalmente con la botella mágica de la verdad, debería ser yo.
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—Eres parcial —dicen Whisper y Nadine al unísono. Nadine suelta una carcajada de impotencia. —Joder, espero que digas la verdad, porque me sigue gustando cómo piensas —le dice a Whisper, y luego le tiende la mano a Julien—. Interrogaré a su pequeño amante, Su Alteza, y usted podrá tener la primera ronda con su primo. Acuérdate de perdonarme si me acusan de magia de sangre. Un gemido de dolor suena en el patio mientras los guardias se llevan a Gaspard. Aún le sobresalen raíces cortadas de las piernas, pero la hemorragia ha disminuido. No morirá antes de tiempo. —Eso funciona para mí —dice Julien en tono sombrío. Entrega la filacteria a Nadine y toca una vez más el rostro sonrojado de Whisper antes de rondar tras el prisionero. Rumi cae a su lado, con las orejas erguidas. Detrás de ellos, Nadine dice —Primera pregunta, ¿De verdad le he oído llamarte “gatito”? Julien no puede controlar la sonrisa que se le dibuja en la cara.
*** —No tengo respuestas para ti. —La bravuconería de Gaspard queda desmentida por la forma en que su mirada pasa nerviosamente de Julien a Rumi. Cada vez que las raíces alrededor de sus brazos se mueven, se sacude en su lugar. Han pasado unas horas desde que los guardias lo arrastraron a la celda de tierra, una diferente a la que usó Whisper cuando estaba detenido, por órdenes de Julien. Así que Julien pasó el tiempo intermedio mostrando su rostro a un grupo de cortesanos ansiosos, confirmando que el resto del castillo estaba despejado y pensando en lo que Nadine podría estar preguntándole a Whisper.
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Gaspard pasó el tiempo desarraigando y vendando sus piernas. Dury lo arreglará mejor más tarde, después de una siesta. Julien no se siente mal por hacer esperar a Gaspard. —¿Tanto miedo tienes de lo que te haga Fellrin si hablas? —pregunta Julien. Por la forma en que Gaspard palidece, Julien sabe que ha acertado. Medios, oportunidad y motivo. La realeza fellriana, o una de sus Altas Casas, tiene sin duda los medios económicos para comprar un Sabueso para una misión suicida. Las funciones ministeriales de bajo nivel de Gaspard le han puesto en contacto con una serie de interlocutores extranjeros. Y lo que es más grave, ni Silaise ni Draskora se benefician ahora mismo de una guerra fronteriza, pero Fellrin sí. Fellrin ha codiciado la piedra caliza de Draskora durante generaciones. Si Silaise derrota a Draskora, o incluso la debilita, eso abre nuevas oportunidades para el comercio o la conquista…Fellrin podría ofrecer ayuda a Draskora, condicionada a políticas de exportación más indulgentes. Nunca se habrían atrevido a un plan así contra Audric. Julien mudándose a Greenhaven debe haber parecido la oportunidad perfecta. —No necesito más confesión de la que ya he oído. La magia de Rue es genial para escuchar a escondidas a larga distancia, ¿No? —Julien dice—. Ahora que sabemos qué buscar, estoy seguro de que tus registros financieros e historial de viajes serán muy esclarecedores El sudor del miedo pega el pelo de Gaspard a sus sienes. —Lo que quiero saber es, si la misión tenía éxito, ¿Qué ibas a hacer con Whisper? —pregunta Julien. Gaspard se queda mirando. Entonces una risa malvada y sin aliento retumba en sus pulmones y el cálculo recorre sus ojos. —No esperaba que viviera. Era el chivo expiatorio después de todo. Pero si viviera… en eso somos iguales, tú y yo.
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Julien deja caer la mano para rascar detrás de las orejas de Rumi. Ella no habla Trade, pero puede sentir el antagonismo en la habitación. —¿Ah, sí? —Es atractivo —dice Gaspard—. Hay usos para eso, especialmente cuando no puede luchar contra la filacteria. Desgraciadamente, incitar a Julien a atacar de nuevo no funcionará. Julien no está dispuesto a violar las leyes de encarcelamiento y a anular cualquier información que obtengan de Gaspard. —Ves, por eso somos diferentes —dice Julien en su lugar, conteniendo su ira—. Tienes que estafar tu camino para todo. No puedes retener a un hombre sin someterlo a tu voluntad, ¿Verdad? Pero yo todo lo que tuve que hacer fue ser amable con él y cuando tenía su espada en mi garganta, vaciló. Julien se pone en pie y mira a su primo. —Podría haber muerto porque me enamoré de él. En cambio, estoy vivo porque él se enamoró de mí. El pecho de Gaspard se agita. —¿Qué vas a hacer conmigo? —Nada. —La esperanza brilla en los ojos de Gaspard, pero las siguientes palabras de Julien la apagan—: Voy a enviarte con mis madres.
*** Rumi se va a echar una siesta a otra parte, todavía está enfadada con Whisper por mantener en secreto todo el asunto del asesinato, mientras Julien encuentra a Nadine fuera de sus aposentos. Está apoyada en la pared, con la cabeza inclinada hacia atrás, junto a un cuadro de un árbol que parece un pato. —¿Dónde está Whisper? —pregunta Julien. —Estoy bien, gracias por preguntar, Alteza. —Los ojos de Nadine se abren de golpe—. Está en tu habitación. —¿Sin supervisión?
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—No la necesita —dice ella, resignada—. La última vez que lo vi, estaba dormido. Y honestamente, no podía soportarlo más. ¿Sabías que su primer asesinato fue Marlow Tafetán? ¿Ese mercader que siempre salía absuelto por vender secretos fellrianos a Draskora? La mente cansada de Julien busca a tientas la historia que acompaña al nombre. —Pero de eso hace...¿Cuánto tiempo? —Seis años. Will, Whisper, tenía tal vez unos catorce. —Se pasa la mano por la cara y se despega de la pared—. Barnaby se lo llevó de algún lugar de Draskora cuando tenía tal vez seis años y ha estado bajo esa maldición de sangre desde entonces. El aire abandona los pulmones de Julien. —Joder. Nadine hace una mueca. —La magia de sangre significa que no es responsable de los asesinatos bajo la ley silaisan. El resto lo tiene que contar él y tengo la sensación de que ni siquiera he arañado la superficie. Pero sé lo que necesito saber. —¿Qué es? —Tiene el terrible gusto de enamorarse locamente de ti. —El rostro severo de Nadine se suaviza—. Y prefiere morir antes que volver a hacerte daño. El alivio, la rabia, la pena y el amor vertiginoso se retuercen como un vendaval en el corazón de Julien al entrar en sus aposentos. Todo está como lo dejó, ¿Hace cuántas horas? Ya es más de mediodía y no ha dormido nada. Todo menos la botella de sangre sobre la mesa del comedor y la figura delgada desplomada en el sofá. Con la cabeza rubia apoyada en los cojines, Whisper se acurruca protectoramente sobre sí mismo. Despojándose de las botas y la chaqueta, Julien camina en silencio hacia el cuerpo desplomado de Whisper. Hace una pausa, con las yemas de los dedos a un palmo de la suave mejilla del hombre. A Whisper le vendría bien dormir,
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y Julien sabe lo mucho que se sobresalta al despertarse. Después de hoy, incluso tiene una idea del porqué. Así que, Julien se acomoda en el otro extremo del sofá, contento de observar el suave subir y bajar del cuerpo de Whisper. Tiene que pensar un poco antes de que su gatito se despierte.
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❧ CAPÍTULO VEINTINUEVE. Whisper.
W hisper se despierta más despacio que de costumbre, reacio a abandonar la oscuridad sin sueños. Le duele todo el cuerpo y cada magulladura le recuerda el azote del viento, su sangre envenenada, las réplicas de la magia de sangre que controla su sistema. Un dolor más mundano anuncia también su despertar: un calambre en el cuello por haber dormido acurrucado en el sofá de Julien. Julien. Los ojos de Whisper se abren de golpe y encuentran a Julien Sandry desplomado al otro lado del sofá, con la cabeza apoyada en el tapizado y los labios ligeramente entreabiertos. El alivio inunda a Whisper al verle. Está vivo. Todos están vivos: Julien, Hemlock y sobre todo, Whisper también. Pase lo que pase, sea cual sea el castigo que Whisper tenga que soportar, ha fracasado en su misión. Nunca pensó que el fracaso tendría un sabor tan dulce, e intenta saborearlo en lugar de pensar en que Julien ya no querrá saber nada de él. Cuando Whisper despliega sus piernas acalambradas, los ojos de Julien parpadean. Él le clava a Whisper una mirada tan penetrante que Whisper duda de si estaba dormido. Con voz ronca, Julien dice: —Estás a punto de entrar en pánico, ¿Verdad? Whisper se traga el nudo que tiene en la garganta. La tensión de lucha o huida corre por sus venas, haciendo que sus pensamientos floten y sean difíciles de manejar. —Uno de nosotros tiene que hacerlo. ¿Cómo estás tan tranquilo? 233
—No estoy tranquilo —dice Julien—, mi primo pagó a mi amante para que me asesinara y luego intentó quedárselo para él. ¿Qué hombre podría estar tranquilo por eso? —Lo siento. —Whisper se pone en pie, y su voz es demasiado aguda y alta—. Lo siento mucho, Julien. Si pudiera deshacerlo todo... odio haberte hecho daño. Te traicioné a ti y a Fisk, Rumi, Nadine, Sybil, a todos. Debería haber fracasado en mi primer trabajo y entonces nada de esto... Julien se inclina hacia delante, con los codos apoyados en las rodillas. —Barnaby te puso Whisper, ¿verdad? ¿Cuál es tu verdadero nombre? La pregunta atraviesa el pánico de Whisper y le da algo en lo que concentrarse. —No recuerdo el nombre que me pusieron mis padres. —Sacude la cabeza—. Pero aunque así fuera, ése no sería mi verdadero nombre. Soy un Sabueso y mi verdadero nombre es Whisper. No puedo separarme de eso. —De acuerdo. —Julien se echa hacia atrás y saca algo del bolsillo—. ¿Y qué es esto? La pulsera de Whisper descansa en la palma de su mano. El cuero está cortado, pero cada cuenta sigue anudada en su sitio. Tragando saliva, Whisper avanza lentamente. Julien tiene tiempo de huir, de detenerle, de lanzarle contra la pared si no confía en él. Pero Julien no se mueve mientras Whisper toca la abultada cuenta de oro. —Este era el anillo del comerciante Marlow Taffeta. Me lo fundieron cuando volvía a Kennel. —Whisper toca la esmeralda y la plata a continuación, las yemas de sus dedos apenas rozando el calor de la palma de Julien—. El Conde Elbert Saito y su maga de la corte, Aneko. Toca la cuenta de hierro y hace una pausa. Su tercer trabajo nunca tuvo sentido. Padre asigna Whisper a objetivos de alto perfil y difícil acceso. Mansiones con altos muros y gran seguridad que requieren un sigilo mayor del
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que pueden manejar la mayoría de los Sabuesos. La maga de guerra acampó con mil soldados de élite a su alrededor. Gente con poder. Objetivos caros. Cuando Whisper se recuperó de matar a Saito y Aneko, su tercer trabajo le llevó a un tranquilo pueblo agrícola de las afueras de Pathan. El pueblo era bullicioso y claustrofóbico durante el día, pero por la noche, Whisper se colaba con facilidad en una cabaña destartalada a las afueras del pueblo. Dentro, una mujer de unos veinte años estaba sentada en una mecedora, tejiendo junto al fuego. Dejó caer el tejido cuando vio a Whisper, pero no pareció sorprendida. —Que me jodan —dijo—, cada año son más jóvenes. Se levantó de la silla a una velocidad sorprendente, pero Whisper la atrapó antes de que pudiera gritar. Después, no encontró nada de valor entre sus posesiones. Nada que refleje quién era ella. Al final, cogió la llave de hierro de su cabaña. Padre envió a Hemlock a matar a Whisper antes que dejarlo caer en manos de Gaspard. Ya sea por crueldad, control o un retorcido sentido de la bondad, a Padre no le gustan los cabos sueltos. —Se trataba de un sabueso retirado —dice Whisper, y su seguridad aumenta al pronunciar las palabras en voz alta—. Se llamaba Radella. —Sigue adelante, tocando el latón y el rubí—. La maga de guerra, Keats y el Marqués Vernon. —¿Por qué los llevas? —pregunta Julien. La mano de Whisper se retira. —Es lo menos que puedo hacer, recordarlos. Julien se levanta. Pasa junto a Whisper y deja la pulsera sobre la mesa. Su brazo roza a Whisper y éste recuerda lo alto que es. —¿Qué token mío pensabas llevarte? —pregunta Julien. Otra oleada de culpa atraviesa los pulmones de Whisper. —Nada. — Cada palabra duele—. Nada era lo suficientemente bueno, y no podía olvidarte de todos modos.
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—Joder. —Julien tiende la mano hacia él—. Y me llaman romántico. El pánico de Whisper vuelve a aumentar. —Julien, no puedes... no soy una buena persona. Incluso con la magia de sangre, yo todavía... Cuando Julien le toca la barbilla, Whisper se calla. Julien busca en su rostro, el calor crece entre ellos, hasta que encuentra lo que busca. En voz baja, pero con firmeza, ordena: —Arrodíllate ante mí. La electricidad despeja las dudas de Whisper y le da algo a lo que aferrarse. Bajando la cabeza, se hunde sobre sus doloridas rodillas. Julien vuelve a sentarse y toma la nuca de Whisper. Lo acerca más, hasta que el hombro de Whisper presiona contra el cojín y su frente se apoya en el muslo caliente de Julien. La intimidad golpea grietas como encajes a través del cristal que rodea el corazón de Whisper. —No voy a discutir contigo sobre si algo de esto es culpa tuya. —Los dedos de Julien rozan el pelo de Whisper, tiernos pero insistentes—. Creo que pasará mucho tiempo antes de que lleguemos a un acuerdo al respecto. Pero algo en lo que podemos estar de acuerdo es que no te gusta borrar cicatrices, ¿Verdad? —Su mano se detiene cuando Whisper no responde—. ¿Verdad? —Sí, Julien —suspira Whisper. El muslo de Julien es tan cálido y sólido bajo su frente, y Whisper se siente tan bien arrodillado aquí. No se lo merece, pero está a salvo a los pies de Julien. —No puedes cambiar el pasado —dice Julien—. Pero me gustaría que te quedaras conmigo y arregláramos las cosas. —Haré lo que sea. —No digas eso. —Una sonrisa florece en la voz de Julien—. Puede que te crea. —Lo digo en serio. —Joder, gatito. —Los dedos de Julien se tensan brevemente en el pelo de Whisper, pero enseguida se suavizan—. Este incidente ha demostrado que
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mis operaciones de inteligencia son deficientes. Nadine ya está sobrecargada liderando mi guardia juramentada y exponer a Gaspard es sólo el comienzo. —Tuvo ayuda para difundir rumores. —Whisper tiene ganas de saber más. —Y esos dos cazadores siguen desaparecidos. Además, si los que te secuestraron son de otra facción, también necesito información sobre ellos. — Julien suspira—. Sinceramente, esta vez ha sido una falsa alarma, pero Draskora tampoco se va a quedar callado para siempre. Podría necesitar a alguien con bonitos ojos morados para espiar a través de la frontera. La cabeza de Whisper se siente mucho más ligera apoyada en la pierna de Julien. La mano de Julien en su pelo es como un sueño y Whisper apenas puede creer lo que Julien está insinuando. —¿Qué estás diciendo? —Necesito ojos en la oscuridad —dice Julien, aún acariciándole el pelo—, ¿podrías ser eso para mí? Julien debe castigarlo. No darle una recompensa que nunca se atrevió a esperar. ¿Usar su talento para Julien en vez de contra él? ¿Ser su aliado en lugar de su oponente? —Dije cualquier cosa. —Lo hiciste. —La mano de Julien se desliza hacia abajo y recorre el cuello de Whisper, por debajo del nacimiento del pelo—. Hablo en serio cuando digo que necesito un maestro espía. Pero también me estoy inventando cosas como excusa para tenerte aquí y poder cortejarte de nuevo. Whisper tiembla. —Sé que intentaste matarme —reflexiona Julien—. Pero dudaste. Y sigues siendo tan listo, testarudo y bondadoso como la primera vez que me enamoré de ti. —Su palma se curva alrededor del cuello de Whisper. No es amenazante. Solo reconfortante. Un control protector que Whisper ansía—. Quiero volver a conocerte, si me dejas. Los ojos de Whisper se llenan de lágrimas. Enterrando la cara en el muslo de Julien, admite: —Ya me conoces. Más que nadie.
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Nunca soñó que esto fuera posible. Aún no está del todo convencido de que lo sea. Julien sabiendo la verdad sobre él, su verdadero nombre y todo lo que conlleva, ¿Y aún así deseándolo? Si es un sueño, no quiere despertar. —No te merezco —dice Whisper, con la voz quebrada—, pero te deseo tanto. Julien jura y engancha una mano bajo su brazo. Tirando, sólo necesita el más leve tirón para derramar a Whisper en su regazo. Whisper se aferra, sin poder evitarlo, y las palmas de Julien atrapan la cara de Whisper para evitar que se esconda. —Sigues sin entenderlo. —Julien le mira fijamente a los ojos, intensos y escrutadores—. No tienes por qué merecerme. La alegría, el alivio y la esperanza florecen bajo la piel de Whisper. Una curación profunda que no duele. Whisper reprime un sollozo instintivo, y cuando Julien le besa, él le devuelve el beso entre lágrimas. Sus labios saben a sal. El aliento de Julien sabe a hogar. Demasiado pronto, Julien se aparta y frota sus pulgares bajo los ojos de Whisper. —¿Quieres romper tu filacteria ahora?. El primer instinto de Whisper es la negación. Quizá Nadine debería hacerle más preguntas. Tal vez Julien debería conservar la filacteria de todos modos, como seguro contra la traición de Whisper. Pero cada toque tierno e íntimo es un recordatorio de que Julien nunca la usaría de todos modos. Whisper no se habría enamorado de él si fuera el tipo de hombre que lo haría. —Sí —dice Whisper, y se levanta del regazo de Julien. Se dirige a la mesa del comedor con Julien pisándole los talones, sin tocarse pero constantemente presente. La filacteria parece extrañamente mundana contra la madera oscura. Tan pequeño, un objeto tan frágil para controlar la vida de Whisper durante los últimos catorce años.
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—¿Cómo quieres hacerlo? —pregunta Julien—. Podríamos subir a una torre y dejarlo caer. O lanzarlo desde una catapulta. —Tenía en mente algo un poco más sencillo —dice Whisper, y tira la botella de la mesa. El cristal se rompe en el primer rebote y se hace añicos en el segundo. Fragmentos de cristal se esparcen por el suelo con una salpicadura de la sangre de Whisper. Las gotas de rubí brillan más que el cristal, hasta que se rompe el hechizo de la filacteria. Whisper esperaba que el hechizo se rompiera como un trueno. Esperaba un cataclismo en sus venas. Pero lo único que siente es un ligero escalofrío. La sangre derramada se seca hasta convertirse en polvo de plata y luego se desintegra. Sus catorce años en Kennel han terminado, y su corazón es suyo.
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❧ CAPÍTULO TREINTA. Julien.
La desaliñada muñeca de trapo recorre el césped a velocidades imposibles. Julien se apoya en la barandilla del pabellón y observa cómo las rayas de pelo azul y marrón persiguen a la muñeca. Rumi salta para atrapar la muñeca en el aire con sus poderosas mandíbulas. Pivotando sobre sus elegantes ancas, vuelve corriendo por el césped. Lord Cupcake la persigue, con la cola en alto como una bandera feliz. No le importa que Rumi sólo le permita atrapar a la muñeca de trapo una de cada cinco veces. Está emocionado por tener unos compañeros de juego tan inagotables. Bueno. Un compañero de juegos inagotable. Fisk está tumbado en una zona soleada de un extremo del césped. Su telequinesis le permite lanzar el muñeco de trapo muy querido por todas partes sin mover más que la punta de la cola. Una satisfacción similar recorre el pecho de Julien. Nunca pensó que pertenecería a Greenhaven, pero empieza a considerarlo su castillo. Las últimas semanas han sido ajetreadas, pero con un propósito. Los frenéticos rumores han disminuido casi hasta desaparecer. Incluso la Casa Frenn ha dejado de clamar por una guerra fronteriza. El Duque Hebert y Lady Elinor parecen tranquilos por la nueva fuerza aparente de la magia de Julien, un beneficio que él no había anticipado. Lo cual es bueno porque ahora no puede ocultar su magia de Rue. Demasiada gente fue testigo de su enfrentamiento con Gaspard. El propio Gaspard está de camino a Sandrelle. Julien confía en que Madre lo manejará apropiadamente. Y si no, bueno, cuanto menos sepa de las soluciones de Claude, mejor. Julien no puede evitar compadecerse de su
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primo; la guardia urbana de Greenhaven encontró los restos de los cazadores desaparecidos la semana pasada. La brisa cambia y Julien arruga la nariz ante el persistente olor a humo. Se cambió de ropa antes, pero parece que no se lavó lo suficientemente bien. Lucien le ha chamuscado la chaqueta durante el entrenamiento de esta mañana. Han pasado los últimos días trabajando para recrear y mejorar sus tornados mágicos de fuego, con la magia de agua de Rosin a la espera. Julien no sabe si Lucien realmente cree que la técnica será útil contra los dragones, o si sólo piensa que es genial. Al menos los otros soldados están asombrados. Una tabla del suelo cruje detrás de él, el paso único y deliberado sonando de la nada. Julien se tensa, luego se relaja en una sonrisa y se da la vuelta. Whisper inspecciona la mesa vestida al pasar. Montones de rosas cortadas rodean platos dorados de pequeños bocados y pasteles, y una botella de Pellerin blanco. Ahora que Julien ya no se acuesta con nadie, Emile intenta otras maneras de adularle. El vino es delicioso, pero no tan delicioso como la visión de pelo dorado que se acerca. —Hola, gatito —dice Julien. El único saludo de Whisper es una leve sonrisa, un calentamiento de su expresión sólo para Julien. Ahora habla más y menos. Más sobre cosas que importan, como asuntos de seguridad e informes y lo que los felinos han estado haciendo. Menos palabrerías y conversaciones superficiales. Con una sonrisa de oreja a oreja, Julien abraza a Whisper. Besa la calidez de esa pequeña sonrisa de los labios de Whisper y su corazón canta con la facilidad con la que Whisper le devuelve el beso. —Nadine me dijo que tenías una tarea para mí —dice Whisper cuando se separan.
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Julien mantiene una mano en la cintura de Whisper mientras se acerca a la mesa. —Llegaré a eso en un minuto. Primero, hoy han llegado unas aves mensajeras. Una traía una carta para ti. Whisper se tensa casi imperceptiblemente mientras rompe el sello de cera del pergamino. No hace ningún esfuerzo por ocultar el contenido, pero Julien no lee nada; está demasiado preocupado por las finas líneas de los dedos de Whisper aplastando el papel contra la mesa. Las pestañas de Whisper se dirigen hacia sus mejillas mientras mira hacia abajo. Son de un dorado más oscuro que su pelo. Whisper tiene ahora una cualidad luminosa. El agotamiento ya no ensombrece los huecos de su rostro. Sigue llevando su brazalete de cuentas, pero duerme toda la noche más a menudo. La libertad le sienta bien. —Esto es de Lily —dice Whisper—. Dice que Hemlock regresó en una pieza. Sin consecuencias por no haberme matado así que tal vez estaba diciendo la verdad sobre ser la favorita de Padre, quiero decir, de Barnaby. La traicionera hermana adolescente de Whisper escapó de Greenhaven unas dos horas después de que uno de los nuevos ayudantes del sanador Dury le curara la contusión. Cuando Julien propuso recapturarla, Whisper dijo que debían conservar recursos para objetivos menos imposibles. —Lily, ese era el que... —Del que estás celoso sin motivo, sí. —Los labios de Whisper se tensan. —Dice que le preguntó a Barnaby por algo que añadir, pero Barnaby no tenía nada que decirme. Julien frunce el ceño. —¿Eso te molesta?
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Whisper deja el papel en el suelo. Sus bordes se curvan. —No sé cómo me siento. Él podría tener información para mí y creo que voy a querer verlo algún día, pero no por algún tiempo. Necesito acostumbrarme a estar fuera primero. Julien rodea los hombros de Whisper con un brazo y tira de él. Whisper se derrite contra él, con la cabeza apoyada en su pecho. ¿Puede oír lo fuerte que late el corazón de Julien por él? —Yo también he recibido una carta hoy —dice Julien. —¿Ah, sí? —De mi madre. —Julien le aprieta el abrazo—. Nos da su bendición. Whisper se retuerce para mirarle, su incredulidad es evidente. Julien le da un beso en la coronilla. —Bueno. Sus palabras exactas fueron: “Supongo que no puedo detenerte, y mejor un asesino que esa comadreja de Pellerin”. —Saborea la risa sorprendida de Whisper—. Quiere que te lleve a conocerla a ella y a Claude cuando las cosas se calmen aquí. Whisper inhala. —Puede que tarde un poco. —No hay prisa. —Julien está feliz de esperar hasta que la frontera esté en calma, o hasta que Whisper esté listo para debutar formalmente como amante de Julien. Esto último podría llevar más tiempo. Hasta ahora, no han declarado abiertamente su relación, pero tampoco niegan nada. Un pronunciamiento a nivel nacional no es urgente cuando la forma en que trata a Whisper ya es obvia. Le encantaría hacer tal pronunciamiento, por supuesto, pero él está feliz de adaptarse al nivel de comodidad de Whisper. Un cortejo interminable y hermoso no suena mal tampoco. Al fin y al cabo, lo único que importa es esto: Whisper en sus brazos y el entendimiento vibrando entre sus latidos compartidos. Whisper le acaricia el cuello. —¿Cuál es la misión? ¿Encontrarte con tus madres?
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—No. Definitivamente no. —Julien coge las manos de Whisper y lo acerca—. Me temo que estoy a punto de morir. Los ojos de Whisper se entrecierran. —Julien. —Estoy gravemente enfermo. —Julien se muerde el labio y acaricia con los pulgares las muñecas de Whisper—. Me he vuelto adicto a la droga más intoxicante del mundo y ha pasado demasiado tiempo desde mi última dosis. He entrado en el síndrome de abstinencia. —Eso es terrible. Inclinándose hacia adelante, Julien murmura en el oído de Whisper, — Si no tengo una dosis pronto, moriré. Tú eres el único que puede salvarme. Whisper inhala. —Entonces estoy a tus órdenes. Los labios de Julien se mueven de la oreja a la mandíbula y se encuentran con el ansioso beso de Whisper. Sus bocas se deslizan juntas y la polla de Julien se estremece con el roce de los dientes de Whisper en su lengua. No hay artificios. No hay secretos. No hay planes excepto los que comparten. Aunque, hablando de compartir... —Tenemos público —le recuerda Whisper. Whisper es incandescentemente hermoso en la agonía del placer, y Julien no está dispuesto a compartir esa belleza con sus siempre presentes guardias. Él se aparta de la embriagadora boca de Whisper, se frota el pulgar sobre la curva húmeda y roja de su labio y lanza un guiño a una Nadine de rostro pétreo al otro lado del jardín. Ella le devuelve un gesto grosero. La magia de Sandry florece fácilmente bajo la piel de Julien. Mucho más fácilmente ahora que ha dejado de intentar suprimir su magia de Rue. Julien no está del todo seguro de cómo funciona, aunque Bellamy probablemente lo sabría.
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Lo único que le importa a Julien es que apenas tiene que usar su magia para aprovechar las enredaderas y los árboles que rodean el pabellón. Extienden sus ramas, hojas extendiéndose y cambiando, hasta que una cortina de vida los protege a él y a Whisper del resto del mundo. —Sólo nosotros, ahora. —Julien le roba otro ligero beso—. Tengo una orden para ti. ¿Crees que podrás hacerlo? —Cualquier cosa por temerariamente como siempre.
ti
—dice
Whisper,
entregándose
tan
Julien le hace retroceder hasta que la espalda de Whisper presiona contra uno de los anchos pilares de madera. Whisper no se inmuta ante el leve impacto, siempre consciente de lo que le rodea. Siempre tan tranquilo, excepto cuando se trata de Julien. Whisper sólo se desmorona por él, y no lo querría de otra manera. —Dime qué se siente —dice Julien, y se arrodilla.
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❧ CAPÍTULO TREINTA Y UNO. Whisper.
Los pensamientos de Whisper se dispersan y quedan atrapados en el susurro de las ramas, arremolinándose como hojas caídas. La luz verde dorada y las sombras danzan por el pabellón, ninguna de ellas más brillante u oscura que el malvado deleite en los ojos de Julien mientras se arrodilla. Sus manos en las caderas de Whisper son suaves, pero es esa suavidad la que inmoviliza a Whisper. Julien se inclina, sus labios apenas a un centímetro de la polla de Whisper, cubierta de tela. Mirando a través de sus pestañas, exhala. El aliento caliente se filtra a través de la polla de Whisper y en sus venas. Se tensa por el esfuerzo de no rozarse contra la cara de Julien y Julien hace un mohín. —No te oigo, gatito. Con esfuerzo, Whisper recuerda su orden. Dime qué se siente. Pero si hay palabras para lo que Whisper siente, no están en ningún idioma que conozca. —Se siente bien —dice inadecuadamente. La mano de Julien se desliza desde su cadera. Toca la cabeza de la polla de Whisper con un pequeño roce. —Puedes hacerlo mejor. ¿Se siente diferente a través de tus pantalones que cuando te toco normalmente? ¿Esto es suficiente? —Julien se lame los labios—. ¿Podrías correrte sólo con que mire tu polla y te diga lo mucho que quiero probarte? —Julien. —Whisper se retuerce—. Se siente demasiado bien. No sé qué decir. No es bueno en esto. No como Julien.
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Excepto que Julien lo mira con adoración como si fuera el mejor del mundo. —Entonces di lo que sea. Háblame del tiempo. Ponme al día sobre los planes de espionaje para la visita del embajador la próxima semana. No importa lo que digas, tu voz me pone duro. —Empieza a desabrochar los pantalones de Whisper—. Sigue hablando y seguiré tocándote. Para, y pararé. —Mierda —respira Whisper, y luego otra vez cuando Julien besa su polla a través de los pantalones. Traga con fuerza y continúa mientras Julien arrastra sus pantalones hasta la mitad del muslo y empieza a acariciarlo—. Um, estoy hablando. Sigo hablando. Quiero robar uno o dos uniformes de la escolta del embajador. Los soldados draskoranos tienen costuras extrañas dentro de sus abrigos y es difícil de duplicar sin una referencia. Mierda. Julien gira su palma sobre la cabeza de la polla de Whisper, luego hacia abajo, untando su propia acalorada longitud con su propia humedad. Whisper sisea entre sus dientes y Julien se detiene, con el pulgar firme contra la parte inferior de polla de Whisper. —Creo que podría —dice Whisper, con las entrañas temblorosas. Julien le recompensa con un beso bajo la cabeza, sacando la lengua para provocar electricidad por las venas de Whisper—. Podría correrme con lo que tú quisieras. Julien le acaricia la base de la polla con la boca y luego sube lamiendo. —Nunca entenderé porqué te gusto, pero creo que ya no me importa. Sólo te quiero para siempre. Julien le sonríe. Tiene los labios untados con el semen de Whisper, sus ojos de color avellana dorado. —Yo también te quiero. Las rodillas de Whisper flaquean, la columna detrás de él es lo único que lo mantiene erguido cuando los labios de Julien se cierran en torno a la cabeza de su polla. Las palabras de Julien y el repentino calor húmedo desvelan las dudas de Whisper. Él quiere ser bueno. Quiere hacer feliz a Julien y de repente tiene mucho que decir. —Joder, Julien, te siento por todas partes. Por favor, Julien. Por favor, necesito más. —Suavidad contra sus dedos. Sus
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manos se han movido al pelo de Julien por voluntad propia—. Más rápido. No, más despacio. —¿Cuál es? —Julien se aparta para decir, la risa bailando en sus ojos. —No me importa —dice Whisper—. Pero no voy a durar mucho más tiempo y yo quiero correrme en tu polla. La expresión de Julien se vuelve hambrienta. —Cambio de órdenes. Cúbrete la boca para que la pobre Nadine no te oiga gritar. Whisper no cree que vaya a necesitar la mano, es bueno callándose, hasta que la boca de Julien se hunde de nuevo en su polla. Julien se levanta sobre sus rodillas, cambiando el ángulo, y traga hacia abajo. Los calientes músculos de su garganta trabajan sobre la polla de Whisper y destruyen la compostura de Whisper. El placer es tan intenso que por un segundo cree que ya se está corriendo. Pero Julien se detiene justo cuando Whisper está al borde. Se queda ahí con la polla de Whisper en la garganta, un segundo que parece prolongarse una eternidad antes de volver a moverse. Whisper gime contra su propia palma. No podría moverla aunque quisiera. Julien le dijo que se tapara la boca, así que eso es lo que hará, tan emocionado e indefenso como si la mano de Julien fuera la que contuviera sus gritos involuntarios. La otra mano de Whisper se enreda desesperadamente en el pelo de Julien, tensándose cada vez que Julien traga su longitud. Aunque Julien está de rodillas, sigue teniendo el control absoluto y eso es más caliente de lo que Whisper jamás imaginó. Julien sólo toma lo que Whisper le ofrece. Por eso Whisper quiere ofrecérselo todo. Julien toca sus pelotas y el gemido de Whisper irrumpe detrás de su mano. Julien debe oír algo diferente en sus sonidos amortiguados esta vez porque se desliza de la polla de Whisper. Tiene los labios enrojecidos y húmedos. Con ojos hambrientos se pone en pie.
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—Dame tu boca —dice Julien. Jadeando, aturdido por el casi orgasmo, Whisper separa sus labios. Julien sostiene su barbilla en su lugar y sella sus bocas juntas, pasando el sabor del presemen de Whisper entre ellos. Whisper gime y surca contra Julien, su polla húmeda y desnuda frotando la erección aún vestida de Julien. Julien se aparta, mira a Whisper de arriba abajo y una sonrisa de suficiencia se dibuja en su rostro. —Te queda muy bien. Ahora, date la vuelta y apoya las manos en la columna. Whisper obedece, la anticipación arde más caliente que la magia en sus venas. Totalmente indefenso y expuesto, de espaldas y con los pantalones por las rodillas, escucha con oídos bien entrenados cada sonido detrás de él. Pasos. Un tarro abierto. El crujido de la tela. Sonidos húmedos familiares que le dan ganas de darse la vuelta. Pero obedece, porque quiere. Porque Julien lo vale. Espera, perfectamente quieto y confiado, hasta que una mano fuerte se desliza alrededor de su garganta. Whisper ni siquiera se inmuta, solo gira la cabeza para atrapar el beso ligero y desordenado de Julien, mientras la otra mano de Julien se desliza resbaladiza entre los globos de su culo. Julien lo prepara más rápido que de costumbre, compartiendo la acalorada urgencia de Whisper. Sus respiraciones entremezcladas tiemblan, sus labios apenas se rozan, mientras Julien aplica el ungüento a Whisper. Sus dedos son buenos, pero no son suficientes. —¿Estás listo? —Julien jadea—. Di la verdad. —Estoy listo —responde Whisper, y Julien le planta un último beso en la comisura de sus labios antes de agarrar la cadera de Whisper. Empuja la camisa de Whisper y se alinea. Whisper había dicho la verdad: es lo bastante escurridizo y relajado como para aguantar a Julien sin dolor. El primer empujón en el interior es siempre un ajuste abrumador. Julien es grande y no va despacio, los nervios de Whisper ya están tan hipersensibles a cada movimiento de Julien. Julien podría simplemente tocar su borde y Whisper sería un desastre jadeante. 249
Nunca supo que podía desmoronarse así. Nunca antes había tenido a alguien que lo reconstruyera. Las caderas de Julien chasquean contra él, follando profundo y duro. Reprimiendo un jadeo, Whisper se apoya en los codos y los antebrazos. La mano de Julien se extiende junto a su cabeza para mantener el equilibrio, y su otra mano se desliza bajo la camisa de Whisper, a lo largo de la piel resbaladiza por el sudor. Su palma se centra entre los omóplatos de Whisper, y el corazón de Whisper late más fuerte en respuesta. —Tócate, gatito —le gruñe Julien en el cuello. El brazo izquierdo de Whisper tiembla por el esfuerzo de sostenerse mientras su mano derecha cae obedientemente. Apenas siente su propia mano, es el suave beso de Julien en la nuca lo que le arranca el orgasmo. El semen se derrama sobre sus dedos y él se aprieta con la sensación abrumadora. Julien gime y se estremece hasta el fondo. Después se desploman juntos en el banco, con la ropa en su sitio, pero todavía irremediablemente despeinados. Whisper se acurruca junto a Julien y Julien le pasa un brazo por encima de los hombros. —Estoy tan enamorado de ti —dice Julien en voz baja. —Yo también te amo. —Whisper aún no se ha acostumbrado a decirlo. Pero vale la pena porque Julien siempre se ilumina con esas palabras. Y porque es lo más lo más cierto que ha dicho nunca. Whisper apoya la cabeza en el hombro de Julien—. Sabes, cuándo Padre...cuando Barnaby me dio este encargo por primera vez, intenté negarme. —¿En serio? —Julien juega con el dobladillo de su manga. De vez en cuando sus dedos rozan el brazalete de Whisper—. Supongo que no fue una crisis de conciencia.
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Whisper sacude la cabeza contra el hombro de Julien. —Te dije que yo no hago seducciones. Me aseguró que no, que por eso me hice pasar por guardia en lugar de cortesano. No esperaba que me sedujeras en su lugar. —No te seduje —dice Julien, fingiendo indignación—. Te cortejé. —¿Cuál es la diferencia? —Óptica. —Julien se ríe y se inclina para saborear de nuevo los labios de Whisper. Whisper se funde en el calor vivo del beso de Julien. El beso que siempre le hace sentir más vivo que nunca, uniéndose con amor en lugar de sangre a un hombre al que tiene el honor de servir. Quizá los trabajos largos no sean tan malos después de todo.
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❧ EPÍLOGO. Un mes después.
La puerta de la sala de mapas se cierra, y Julien entra para su habitual e indigno abrazo de oso. Como siempre. —No creerías lo bueno que es verte, Audric. La mano de Audric se levanta y atrapa a Julien por la frente, deteniéndolo en seco. —Mantén ese pensamiento. Necesito un trago. Julien aparta la mano de Audric. —Yo serviré. —Se acerca a grandes zancadas al armario y se concentra en el aire de la cerradura. Lo solidifica y lo retuerce. La cerradura se abre con un clic. Julien mira por encima del hombro y ve a Audric enmarcando las cejas ante la demostración—. ¿Vino o whisky? —Whisky, gracias. La botella está medio vacía. Julien sirve tres copas y deja una en el estante. Se reserva uno para sí mismo y le da el tercero a Audric, que se lo bebe de un trago. Julien se queda boquiabierto. —Okay, ¿quién eres y qué has hecho con Su Alteza Real Audric Galant Sandry? —Tú. —Audric le señala con la mano que sostiene el vaso vacío—. ¿Te dejo en Greenhaven cuatro meses y te tiras a un asesino fellriano? Julien estalla en carcajadas. —¡Dame algo de crédito! Sólo he tardado dos meses en follarme al asesino. Audric se masajea el puente de la nariz. —Eso no está mejor. Sin dejar de sonreír, Julien intercambia sus vasos, dándole a Audric algo a lo que aferrarse, y rellena el vaso de Audric para quedárselo él. —Vamos, lo manejé muy bien. No habrías seducido a nadie, así que probablemente estarías
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muerto. Mientras tanto, follándome a mi asesino, neutralicé la amenaza, descubrí una conspiración contra el reino, reforcé la frontera y encontré al amor de mi vida. —Sorbiendo su whisky, Julien contempla la expresión de Audric—. Además, el sexo es increíble. Audric lo mira fijamente durante un largo momento, con una mirada tan fría y controlada que Julien pensaría que ha heredado una cepa de magia de hielo en lugar de la magia de las plantas de Sandry. Tras la silenciosa evaluación, él suspira. —Tienes razón. Estás gobernando bien Greenhaven, a tu manera particular. —No todos podemos ser perfectos —dice Julien—, tengo que jugar con mis puntos fuertes. Audric levanta su copa en señal de saludo. —Bueno, estoy orgulloso de ti, sobre todo. ¿Cuándo podré conocer al amor de tu vida?. Julien señala por encima del hombro de Audric. —¿Qué tal ahora?. Audric se vuelve cuando Whisper cierra la puerta tras de sí, habiendo entrado tan silenciosamente como siempre. Julien se toma un momento para contemplarlo: un nuevo chaleco informal confeccionado con la misma tela morada del cumpleaños de Julien le ciñe la cintura, resaltando su color dorado y crema. Su expresión es tranquila. Sin embargo, Julien es el único que nota la tensión nerviosa en su mandíbula. Luchando contra sus propios nervios, Julien observa atentamente a Audric. ¿Qué pensará de Whisper? Julien está dispuesto a luchar por el lugar de Whisper en la familia, por supuesto, y confía en su capacidad para acabar con la desaprobación de su hermano si es necesario. Pero preferiría no tener que hacerlo. Prefiere que esto salga bien. Audric y Whisper son demasiado importantes para él. Whisper no se inmuta ante el frío escrutinio de Audric. —Es un honor conocerle, Alteza —dice, y hace una reverencia a la altura de la cintura. Tras otro instante, Audric le ofrece la mano. —Puedes dejar el título en privado, Whisper. Ahora somos familia, después de todo. Julien ni siquiera se molesta en ocultar su sonrisa aliviada y tonta cuando Whisper se agarra al brazo de Audric. Una suave calidez florece en su corazón cuando Whisper se encuentra de frente con la gélida mirada de Audric.
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—Alteza, sé que mi historia es oscura y que he herido gravemente a Julien. No merezco el perdón que me ha dado. —La rápida mirada de Whisper detiene la protesta instintiva de Julien—. Pero quiero asegurarle que, a partir de ahora, le serviré y protegeré con mi vida. Y mientras él ame a este país, yo también serviré a Silaise. —Gracias. —Audric le da una palmada en el hombro a Whisper—. Creo que Silaise necesita gente como tú, ya sea en la luz o en la oscuridad —Mira a Julien—. Jules, ¿hablamos en privado más tarde?. —Podemos hablar ahora —dice Julien—, lo que tengas que decirme, él puede oírlo. De todas formas se lo diré más tarde. ¿A menos que tu vida amorosa también haya florecido?. Audric pone los ojos en blanco. —Creo que no. —Julien señala—. Whisper, tu bebida está ahí. Se acomodan alrededor de la mesa de mapas grabados. Whisper toma asiento junto al tramo inferior de las Fauces. Audric se sienta a su izquierda, junto a la costa de Draskora. Julien permanece de pie, apoyado en el respaldo de la silla de Whisper, para poder jugar con su suave cabello dorado. —El estado de Madre ha mejorado —empieza Audric—, Me he hecho cargo de algunos de los hechizos de la fundación Sandrelle, lo que le ha quitado algo de tensión. Julien da un sorbo a su whisky. —Eso es bueno, ¿no? ¿Y qué pasa con esa cara de mala noticia?. —Claude finalmente la convenció de volver a traer a Bellamy. —¿Qué? —Julien deja el whisky en el suelo para no derramarlo sobre Whisper, que se gira para mirarle con preocupación. Volviendo a acariciar a Whisper para tranquilizarse, Julien pregunta—: ¿De vuelta a Sandrelle, o de vuelta a Silaise en general? Podría venir a Greenhaven. Él adoraría a Fisk y a Rumi. —De vuelta a Sandrelle —dice Audric—, Intenté preguntarle por qué, pero me cerró el pico por completo. Sé que Claude está especialmente nerviosa por tener a Bellamy fuera del país dada la situación con Fellrin, pero si esa fuera la única razón, Madre me lo diría.
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Whisper se inclina hacia Julien. —Creo que me falta algo de contexto. ¿Por qué volver a traer al Príncipe Bellamy es un problema?. —Tiene dolores de cabeza —explica Julien—. Son peores cuando está en Sandrelle y nadie ha podido averiguar por qué. Lleva dos años en la isla de Tavoc, aprovechando la biblioteca de la duquesa Tavorai. —Se vuelve hacia Audric—. La frontera es bastante estable ahora. Podría navegar hasta Tavoc y escoltarlo de vuelta. Audric termina su whisky, tan preocupado como Julien. —Yo también quería escoltarlo, pero Madre ya lo mandó a traer. Ya está en un barco. —Joder. —Julien alisa el pelo de Whisper de vuelta a su sitio y se deja caer en la silla de su derecha. Sus codos se posan sobre un trozo de selva fellriana—. Esto no me gusta. ¿Y si hay tormenta? ¿Y si los piratas los acechan? —A mí tampoco me gusta —dice Audric—. No me gustó despedirlo, pero al menos tú estabas en ese viaje. —Espera —interviene Whisper, mirando entre ellos—. ¿Cuántos años tiene el Príncipe Bellamy? Creía que era... —Veintiuno —responde Audric. —Eso no puede estar bien —dice Julien—, Lo juro, ayer tenía doce años. No puede tener más de diecisiete. —Bien. —Whisper vuelve a mirar entre ellos—. Hablas de él como si tuviera diecisiete años, pero tiene más o menos mi edad, ya que yo probablemente tenga veintiuno ahora. Estoy seguro de que el príncipe Bellamy estará bien haciendo el viaje sólo con sus guardias juramentados, marineros, magos del tiempo y todos los demás que le acompañan. Julien frunce el ceño. —Tienes un punto. —¿Deberíamos mimar menos a Bellamy? —pregunta Audric, viéndose dubitativo. —¿Qué? Joder, no —Julien acerca su silla a Whisper y le rodea los hombros con los brazos—. Debería mimar más a mi dulce y joven amante. Whisper y Audric ponen los ojos en blanco al unísono, y Julien rompe a reír. Sí, Whisper va a encajar muy bien en el círculo íntimo de los hermanos 255
Sandry. Y sean cuales sean los retos que les aguardan, en casa y en el extranjero, desde las intromisiones extranjeras a las intrigas internas o los peligrosos planes de viaje de su hermano pequeño, los afrontarán juntos.
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❧ Prince In Disguise. Serie The Perilous Courts #2. ¡La aventura de Bellamy despega en Prince in Disguise! Esperen pronto por él.
R akos no es realmente un granjero. Bellamy definitivamente no es un juglar. El protegido y enfermizo príncipe Bellamy siempre anheló la aventura, pero no así. Capturado en territorio enemigo, la verdadera identidad de Bellamy hará que lo maten, o algo peor. Cuando su compañero de prisión le pregunta quién es, Bellamy afirma que es un juglar. A pesar de que no puede llevar una melodía para salvar su vida. Entró en pánico, ¿de acuerdo? Rakos era la estrella emergente de los jinetes de dragones de Draskoran hasta que una traición le encadenó. Tiene dos cosas claras: no puede confiar en nadie y quiere recuperar a su dragón. Cuando el bonito juglar le pregunta quién es, Rakos afirma que es un granjero. Cuando Bellamy le pide ayuda para llegar a la frontera, Rakos se niega. Hasta que Bellamy revela que su magia es exactamente lo que Rakos necesita. Noches tormentosas, soldados que los persiguen y mascaradas mortales forjan la improbable asociación de Rakos y Bellamy en algo más. Algo estimulante. Rakos trata a Bellamy como a una persona, no como a un príncipe débil e intocable, incluso mientras le protege. Pero los enemigos de Rakos se acercan, y esa misma protección podría ser la perdición de Bellamy. 257
¡Un saludo de Tavia Lark! Muchas gracias por leer Príncipe y Asesino. Siempre he tenido debilidad por los personajes asesinos conflictivos, además de hermanos con una mentalidad de nosotros contra el mundo. Y besamanos... Me encantan los besamanos. Para estar al día de las futuras aventuras de los príncipes Sandry, consulta mi boletín en TaviaLark.com/List. Recibirás un short story gratis como agradecimiento por suscribirte. Un agradecimiento especial a todos los que siguieron la historia de Julien y Whisper semana a semana en Patreon. Ahí es donde comparto historias extra mensuales, capítulos semanales de novelas en curso y, de vez en cuando, escenas eliminadas y fotos de gatos. Los de Patreon también me ayudaron a bautizar a Lord Cupcake. Más información en Patreon.com/TaviaLark.
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