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ESQUEMA DE CONTENIDO VALORACIÓN INICIAL DE LA ASISTENCIA DE URGENCIA Sistemas de emergencia Objetivos y límites de los primeros auxilios Marco legal, responsabilidad y ética profesional Tipos de accidentes y sus consecuencias Signos de compromiso vital en adulto, niño y lactante Métodos y materiales de protección de la zona Medidas de autoprotección personal Botiquín de primeros auxilios Prioridades de actuación en múltiples víctimas. Métodos de triaje simple Signos y síntomas de urgencia Valoración del nivel de consciencia Toma de constantes vitales Protocolos de exploración Terminología médico-sanitaria en primeros auxilios Protocolo de transmisión de la información APLICACIÓN DE TÉCNICAS DE SOPORTE VITAL Control de la permeabilidad de las vías aéreas Resucitación cardiopulmonar básica Desfibrilación externa semiautomática (DEA) Valoración del accidentado Atención inicial en lesiones por agentes físicos (traumatismos, calor o frío, electricidad y radiaciones) Atención inicial en lesiones por agentes químicos y biológicos Atención inicial en patología orgánica de urgencia Actuación limitada al marco de sus competencias APLICACIÓN DE PROCEDIMIENTOS DE INMOVILIZACIÓN Y MOVILIZACIÓN Evaluación de la necesidad del traslado Posiciones de seguridad y espera Técnicas de inmovilización Técnicas de movilización Confección de camillas y materiales de inmovilización APLICACIÓN DE TÉCNICAS DE APOYO PSICOLÓGICO Y DE AUTOCONTROL Estrategias básicas de comunicación Valoración del papel del primer interveniente Técnicas facilitadoras de la comunicación interpersonal Factores que predisponen a la ansiedad en situaciones de emergencia o accidentes
PRIMEROS AUXILIOS
VALORACIÓN INICIAL DE LA ASISTENCIA EN URGENCIA
E
INTRODUCCIÓN
n este primer capítulo, definiremos qué son los primeros auxilios y describiremos los modos de actuación a seguir
según los tipos de accidentes y los niveles de emergencia. Asimismo, explicaremos algunos conceptos básicos, como la toma de constantes vitales y la valoración del nivel de consciencia. También hablaremos del ámbito jurídico y de la ética profesional en este campo.
SISTEMAS DE EMERGENCIA Ante cualquier situación de accidente, debemos activar el Sistema de Emergencia; para ello recordaremos la palabra PAS, que son las iniciales de los tres pasos fundamentales a seguir para empezar a atender a cualquier accidentado: • P de “proteger”: antes de comenzar a actuar, hemos de tener la total seguridad de que tanto el accidentando como nosotros mismos estamos fuera de todo peligro. Por ejemplo, no atenderemos a un electrocutado sin antes desconectar la corriente causante del accidente, pues de lo contrario acabaríamos de igual forma. • A de “avisar”: siempre que nos sea posible, daremos aviso de la existencia del accidente a los servicios de emergencia de la empresa o a servicios de emergencia exteriores (112 – 061 – 091 – 092) de la forma más rápida; inmediatamente, comenzaremos a socorrer mientras esperamos la ayuda profesional. Siempre que comuniquemos un incidente, debemos indicar: • Lugar y tipo del accidente. • Número de heridos. • Identificación de nuestra identidad (las llamadas anónimas inspiran desconfianza). • No cortar nunca la comunicación hasta que nos sea indicado. 6
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En el caso de no encontrarnos solos, lo primero es socorrer a la víctima, intentando avisar lo antes posible sin abandonar al herido, salvo en casos extremos. • S de “socorrer”: una vez que hemos protegido y avisado, comenzaremos en el lugar de los hechos con las maniobras de primeros auxilios que sean prioritarias y aconsejables en cada caso, basándonos en dos actuaciones muy concretas, las cuales explicamos a continuación y que se encuentran en lo que denominamos “protocolo de exploración”, que son la evaluación primaria y la evaluación secundaria.
Protocolo de exploración Valoración Primaria Su objetivo consiste en identificar aquellas situaciones que suponen una amenaza para la vida, el control y el reconocimiento de los signos vitales. Para ello, observaremos lo que se denomina el ABC de la evaluación primaria, siempre por este orden:
Recuerda Ante cualquier accidente hay que activar el sistema de emergencia; para ello basta con recordar la palabra PAS, formada por las iniciales de las tres actuaciones más importantes en el momento de empezar a atender al herido: • “P” de proteger a la víctima y al socorrista de todo peligro. • “A” de avisar a los servicios sanitarios. • “S” de socorrer a la víctima.
• A – AIRWAY: permeabilidad de la vía aérea necesaria para que el aire llegue a los pulmones, observando, por lo tanto, el nivel de conciencia. • B – BREATHING (RESPIRACIÓN): existencia de respiración espontánea; si falta, se debe restablecer de forma inmediata. • C – CIRCULATION (CIRCULACIÓN): existencia de latido cardiaco; si falta el pulso carotídeo, deberán iniciarse las maniobras de Reanimación Cardiopulmonar (RCP) y comprobar la existencia de hemorragias severas, traumatismos severos, etc. Valoración Secundaria Una vez que ya hemos superado la valoración primaría, nos ocuparemos del resto de las posibles lesiones, efectuando un reconocimiento de la víctima en el siguiente orden: Cabeza: • Buscar heridas y contusiones en cuero cabelludo y cara. • Salida de sangre por nariz, boca y oídos. • Lesiones en los ojos. • Aspecto de la cara (piel fría, pálida, sudorosa...). 7
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Recuerda Para los primeros auxilios has de tener siempre presente lo siguiente: • Mantener la calma. • Pedir ayuda. • Proteger a la víctima. • Debe atenderse primero al accidentado más grave. • Ponerlo en posición lateral de seguridad. • Tranquilizarlo. • No darle ningún medicamento, comida o agua. • En caso de duda, es mejor no hacer nada que hacerlo mal.
Cuello: • Tomar el pulso carotídeo durante un minuto (frecuencia, pulso). • En caso de que fuera necesario mover a la víctima, es necesario hacerlo manteniendo el eje cabeza - cuello - tronco como si fuera un bloque rígido. Cualquier cuello se considera que está lesionado hasta que una radiografía demuestre lo contrario. • Aflojar prendas ajustadas. Tórax: • Dirigir la atención hacia los huesos que lo conforman, su simetría, su deformidad... Al proceder a la palpación de las costillas, el auxiliador debe iniciar el examen lo más cerca posible de la columna vertebral y seguir gradualmente hasta el esternón. • Evitando mover a la víctima, se emprende, mediante palpación, una revisión cuidadosa de la columna vertebral en todo su trayecto. • Heridas.
Para saber más ¿Qué no se debe hacer? • Emitir nuestra opinión sobre el estado de salud al lesionado o los familiares. • Dejar que se acerquen curiosos. • Sustituir al médico. • Permitir que el lesionado se enfríe. • Cegarnos con la aparatosidad de la sangre o de la herida. • Mover o trasladar al lesionado (salvo necesidad absoluta). • Dejar que el lesionado se levante o se siente. • Administrar comida, agua, café o licor. • Medicar.
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• Dolor y dificultad al respirar. Abdomen: • Heridas. • Muy duro o muy depresible al tacto. • Dolor. • Edemas. • Exposición de vísceras. Extremidades: • Examinar los brazos y piernas en busca de heridas y deformidades. • Valorar la sensibilidad para descartar lesiones de médula. • Si no hubiera signos de fractura, conviene probar el movimiento de las articulaciones.
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Esquema del circuito del sistema de emergencias: 1. Proteger 2. Avisar 3. Socorrer
RECONOCIMIENTO DE SIGNOS VITALES
Evaluación primaria
A. CONSCIENCIA B. RESPIRACIÓN C. PULSO
Evaluación secundaria
CABEZA CUELLO TÓRAX ABDOMEN EXTREMIDADES
Protocolo de transmisión de la información En caso de haber solamente un reanimador, éste efectuará la Reanimación Cardiopulmonar (RCP), durante al menos un minuto, antes de abandonar momentáneamente al paciente para solicitar ayuda. En caso de haber más de un reanimador, uno de ellos efectuará inmediatamente la reanimación mientras que el otro pide ayuda. El reanimador o la persona que ha acudido a pedir ayuda y que llama al sistema de emergencias médicas (112), debe estar preparado para brindar la siguiente información de la forma más rápida y simple posible: • Lugar de la emergencia, incluyendo, si es posible, dirección y nombre de la calle o puntos de referencia. • Número de teléfono desde el que se está haciendo la llamada. • Carácter del episodio; por ejemplo, accidente de tráfico, ahogamiento, incendio, etc. • Número de víctimas. • Estado de la/s víctima/s. 9
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• Ayuda que se está prestando. • Cualquier otra información que solicite el SEM. • El reanimador o la persona que realiza la llamada no debe colgar hasta que el operador telefónico se lo indique, después debe regresar a colaborar con el reanimador que está practicando la RCP o, si era un reanimador único, a seguir con la RCP. En el caso de niños con necesidades asistenciales especiales, la atención del servicio de emergencias se puede complicar por falta de información médica específica acerca de la enfermedad de base del niño; por eso se recomienda que, tanto en su hogar como en la escuela, guardería, etc., los encargados del cuidado de estos niños dispongan de información completa para poder transmitirla al servicio de emergencias en el momento de su llamada. En Estados Unidos, la Academia Americana de Pediatría y el Colegio Americano de Urgencias Médicas ha creado un formulario estandarizado de información de emergencias (Emergency Information Form, EIF).
LA REANIMACIÓN REALIZADA A UN LACTANTE POR UNA SOLA PERSONA ES ESPECIAMENTE DIFÍCIL DADO QUE LA VENTILACIÓN DEBE EFECTUARSE MIENTRAS TIENE LUGAR EL DESPLAZAMIENTO Un caso especial se puede presentar cuando haya un sólo reanimador, la víctima sea un lactante pequeño y no exista posibilidad de acceder al activación del SEM. En este caso, se podrá intentar realizar el transporte y la RCP simultáneamente. Para ello, apoyaremos al lactante sobre uno de nuestros antebrazos, se le practicará un masaje cardiaco con la otra mano y, posteriormente, la ventilación por el método bocaboca/nariz. Esta reanimación tiene, como puede suponerse, una gran dificultad para su realización, pues, al mismo tiempo que nos desplazamos andando, debemos efectuar la ventilación, pero sin la posibilidad de realizar una correcta apertura de la vía aérea, lo cual puede provocar que esta ventilación no sea eficaz. El masaje cardiaco tampoco será todo lo efectivo que el caso requiere, pues descargaremos sobre un antebrazo, por un lado, el peso corporal del lactante y, por el otro, la presión que hará nuestra otra mano para deprimir el tórax. Hoy en día, se están alzando voces discrepantes en relación con este tipo de actuación, pues existen dudas razonables sobre la efectividad de esta maniobra, estimándose que es mucho mejor realizar una correcta RCP básica, ya que el éxito de la recuperación del lactante depende más de ella que de la llegada del SEM. En vista de todo ello, sólo utilizaremos este sistema en una situación de extremada urgencia.
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OBJETIVOS Y LÍMITES DE LOS PRIMEROS AUXILIOS Como es obvio, cuando se ha producido un accidente no es suficiente con clasificar a las víctimas y establecer unas prioridades. Hay que atenderlas inmediatamente siguiendo unas especificaciones. Pero, tan importante es conocer lo que se debe hacer como, especialmente, lo que no debe hacerse nunca bajo ninguna circunstancia. Los primeros auxilios son aquellos que se realizan en un primer momento y de forma rápida en caso de una enfermedad de brusca aparición o de un accidente, hasta que la víctima pueda recibir la asistencia específica necesaria por parte de los profesionales sanitarios. ¿Sabías que no sólo el personal médico cualificado se encarga de llevar a cabo los primeros auxilios? Como profesional de la sanidad, también debes saber realizarlos correctamente. Sin embargo, como los accidentes siempre se producen, por definición, de forma inesperada y en cualquier sitio (en el domicilio, en el trabajo, en la vía pública, etc.), lo más probable es que la persona que se vea obligada a realizarlos no sea un profesional sanitario cualificado y que no tenga los conocimientos adecuados. En estos casos debe seguirse la máxima que dice: es mejor no hacer nada antes que hacerlo mal. Una incorrecta realización de los primeros auxilios puede empeorar seriamente el estado del herido.
Actuación en caso de accidente Mantener la calma y actuar de forma rápida pero serena. Los instantes posteriores a un accidente son de vital importancia para el accidentado; una rápida y correcta actuación pueden salvarle la vida, evitarle lesiones secundarias y mitigar ostensiblemente el dolor. Pedir ayuda de forma urgente, después de evaluar la situación del lugar del accidente (analizando la ubicación y accesibilidad de los accidentados) y de eliminar, si es posible, las causas que hayan provocado el accidente (por ejemplo, escapes de gas). Asimisno, se debe proteger a las víctimas de otros riesgos y prevenir otros peligros que puedan aparecer en el lugar del accidente.
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Siempre se debe prestar auxilio, en primer lugar, al accidentado que presente mayor gravedad. Para identificar a la víctima más grave, deberá evaluarse el grado de consciencia del accidentado, comprobar su respiración y el pulso carotídeo, si las vías respiratorias se encuentran abiertas, si se encuentra en estado de choque, si presenta fracturas, quemaduras o contusiones y si existe algún tipo de hemorragia. Colocar al accidentado inconsciente en posición de seguridad lateral, para evitar una posible asfixia por vómito o hemorragia. Si el accidentado muestra signos de tener una lesión en la columna vertebral, se le colocará en decúbito supino. En la medida de lo posible, se debe calmar al accidentado (Figura 1).
Figura 1. Decúbito supino.
No debe darse de beber ni proporcionar fármacos a la víctima. En caso de duda, nunca debe realizarse ninguno de los pasos anteriormente mencionados y se debe pedir ayuda médica de forma inmediata. La realización de los primeros auxilios finaliza cuando haga acto de presencia el personal sanitario cualificado, que procederá a la aplicación de las curas adecuadas para cada caso y a la evacuación del accidentado. En el caso de que un accidentado rechace la aplicación de los primeros auxilios, deberá seguirse su voluntad, dejando constancia, mediante un documento escrito o testigos presenciales de la situación, de la negación del herido.
MARCO LEGAL, RESPONSABILIDAD Y ÉTICA PROFESIONAL Responsabilidad y ética profesional Los primeros auxilios cobran sentido en el respeto y protección de la dignidad, de la integridad física y de la vida de la persona, sin distinción alguna por motivo de raza, sexo, ideología, condición social o cualquier otra circunstancia. El técnico de farmacia y parafarmacia que preste primeros auxilios pretende la protección de todas las personas contra el infortunio, en situaciones críticas en las que su vida o su salud corren peligro. El socorrismo es una expresión de solidaridad que 12
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brota de la sociedad y retorna hacia ella, con intención de servirla. Es por tanto, un trabajo social altruista. Los primeros auxilios no se fundamentan en principios religiosos, caritativos o moralistas, pues, si bien no los desempeña, cobra su base más sólida en principios de estricta justicia social, en la idea de servicio al hombre por su condición de persona. Se basan pues, en un sistema de valores éticos y se traducen en una serie de acciones, técnicas y actitudes humanitarias, popularmente requeridas y aceptadas, científicamente contrastadas. Cualquier acción dentro del marco de los primeros auxilios estará presidida por el conocimiento técnico, la prudencia, la idoneidad, el sentido humanitario y la eficacia. La ineptitud, la imprudencia, la insolidaridad, la omisión del deber de socorro... trascienden la esfera de lo individual y repercute en la institución en su totalidad; por tanto, el auxiliador cuidará su conducta.
Aspectos jurídicos relacionados con los primeros auxilios Algunas cuestiones que se plantean quienes prestan primeros auxilios son: ¿qué ocurriría si al atender a un accidentado agravo su situación? ¿Qué ocurriría si fallece al trasladarle? ¿Qué responsabilidad asumo si el resultado de mi actuación es desgraciado? ¿Qué pasaría si no atiendo a la víctima? Para que exista responsabilidad criminal y, por tanto, delito, el ser humano debe haber actuado con dolo o culpa; o sea, con intención o con imprudencia, respectivamente. La intención es el deseo expreso de causar mal, con conciencia y voluntad, sabien do lo que se hace y queriendo hacerlo. La culpa o imprudencia se produce cuando el individuo realiza una acción sin intención, pero actuando sin la debida diligencia, causando un resultado dañoso, previsible y penado por la ley. Para que el técnico de farmacia y parafarmacia que presta primeros auxilios incurra en delito, cuando actúa en funciones propias del socorrismo, deberá causar mal con intención de hacerlo. Es obvio que, salvo rarísimas excepciones, difíciles de detectar con antelación, los auxiliadores, sea cuales sean sus cualidades, jamás actuarán con mala intención. Del técnico en farmacia y parafarmacia no sólo se va a demandar la actuación, sino el intento de evitar el resultado que pueda producirse. Así, si contempla cómo una per13
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sona se está asfixiando y no actúa, por prejuicios o por reconocer en aquella persona a un enemigo, por ejemplo, incurriría en responsabilidad agravada por “comisión por omisión”, reservada para los que han contraído la obligación legal de socorrer, han asumido voluntariamente ciertas obligaciones o han creado ellos la fuente del peligro. No sólo se exige actuar, sino intentar evitar la producción del resultado lesivo. Señalábamos, al comienzo de este apartado, la diferencia entre intención e imprudencia y conveníamos que la imprudencia se produce cuando la acción carecía de intención, pero no se había puesto en ella la debida diligencia y por ello resultaba un mal. Un técnico en farmacia y parafarmacia incurrirá en imprudencia, por ejemplo, al manipular inadecuadamente a un herido cuyos síntomas indican que puede sufrir lesión de columna vertebral, al trasladar a un paciente en postura incorrecta que agrave su estado o, simplemente, al no controlar la evolución del paciente durante el traslado. Por el contrario, si de su actuación se derivase una situación lesiva para la víctima, sin culpa ni intención, y habiendo adoptado las medidas necesarias para evitar el daño (y éstas puedan ser demostradas), no existirá responsabilidad penal. Evidentemente, a medida que los conocimientos en técnicas sanitarias aumentan, aumenta la responsabilidad y, por tanto, debe prestarse más atención y cuidado en las intervenciones. De aquí la insistencia constante en que las intervenciones se realicen con profesionalidad, desde sus niveles más bajos, aplicando los procedimientos y protocolos establecidos para cada tipo de intervención; aunque como norma general siempre se usará la norma básica. Secreto profesional Obliga a cualquier persona que, por su trabajo, entre en conocimiento de la vida privada de otra persona; lo cual quiere decir que es de plena aplicación para cualquier auxiliador. Implica el no poder transmitir datos obtenidos de este modo a ninguna persona ajena al sistema sanitario (prensa, espectadores y, en algunos casos, incluso familiares de la víctima), ni siquiera la filiación de la víctima o las circunstancias en que ha sucedido el accidente. La infracción de este precepto puede dar lugar a denuncias interpuestas por la propia víctima, ya que vulneraría el derecho a la propia intimidad e imagen, que está recogido por la ley. 14
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Altruismo Nadie que preste primeros auxilios, no sólo técnicos en farmacia, también miembros voluntarios de entidades como SOS-Emergencias, Protección Civil, Cruz Roja, etc., puede percibir por el auxilio prestado pago alguno, sea en metálico o en especie. Discriminación Ninguna persona que trabaje en el sistema sanitario tiene derecho a dejarse llevar por razones de tipo discriminatorio a la hora de atender a una posible víctima, ya sean de carácter racial, social, económico o, incluso, personal. El hacerlo así vulnera, no sólo la normativa de entidades como SOS-Emergencias, Protección Civil y Cruz Roja, sino las propias leyes del estado, comenzando por la misma Constitución. Las razones únicas de selectividad que se admiten en el ejercicio de cualquier acción sanitaria son las puramente técnicas. Así, en un caso con varias víctimas, siempre se atiende primero a las más graves.
TIPOS DE ACCIDENTES Y SUS CONSECUENCIAS En este capítulo estudiaremos los accidentes más frecuentes, aunque no por ello menos graves. Algunos de ellos ponen en grave riesgo la vida de quienes los sufre pero, por suerte, la mayoría terminan reduciéndose a meras anécdotas.
Contusiones Aunque las hay de diversa consideración y pueden ser bastante dolorosas, las contusiones suelen ser las urgencias más leves. Se trata de una lesión producida a causa de un fuerte golpe o por una intensa presión en la zona. No suelen dejar más que una señal en la piel, ya sea en forma de cardenal, en las contusiones de primer grado, o en forma de hematoma en las de segundo grado.
Quemaduras Se consideran quemaduras las heridas producidas por el fuego, la electricidad, la fricción, las sustancias cáusticas, los gases irritantes o las radiaciones. Las quemaduras conllevan un alto riesgo de infección, que varía en función del tamaño de la superficie lesionada. La gravedad de la quemadura depende de su extensión, profundidad, localización, de la edad de la víctima y de la existencia o no de una dificultad respiratoria en el paciente. Existen dos tipos de clasificación de las quemaduras: según su profundidad y según su extensión. Según su profundidad, las quemaduras pueden ser:
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• De primer grado: son las que afectan a la capa superficial de la piel (epidermis), causan dolor y picor, y provocan la aparición de un eritema (enrojecimiento de la piel). Pueden producirse, por ejemplo, por una exposición excesiva al sol. • De segundo grado: son aquellas quemaduras que afectan directamente al tejido conjuntivo de la piel (dermis) y, aparte del enrojecimiento de la piel, también provocan la aparición de flictenas o vesículas (ampollas) llenas de líquido exudativo. Son dolorosas, puesto que afectan a las terminaciones nerviosas y causan hipersensibilidad al frío. A su vez, estas quemaduras pueden dividirse en superficiales (segundo grado superficial) y profundas (segundo grado profundo). • De tercer grado: son las que alcanzan el tejido celular subcutáneo (hipodermis), pudiendo afectar a los músculos, a los nervios e, incluso, a los vasos sanguíneos. Presentan un color blanco nacarado o negruzco y no producen dolor porque las terminaciones nerviosas han sido destruidas. A su vez, también, pueden dividirse en superficiales (tercer grado superficial) y profundas (tercer grado profundo).
PARA CALCULAR FÁCILMENTE EL PORCENTAJE DE SUPERFICIE QUEMADA, SE CONSIDERA QUE LA PALMA DE LA MANO DE UN ADULTO EQUIVALE APROXIMADAMENTE A UN 1% DEL TOTAL DE LA SUPERFICIE CORPORAL La extensión de una quemadura es determinante para estimar su gravedad. Para calcular de manera aproximada el porcentaje de una quemadura con respecto al resto del cuerpo se puede utilizar la regla de Wallace, también conocida como “de los nueve”, en la que la cabeza y el cuello representan el 9% del total del cuerpo humano (en los niños, la cabeza representa un 18%); el tórax y el abdomen el 18% (9% cada uno); la espalda el 18%; las extremidades superiores el 18% (9% cada una); las extremidades inferiores el 36% (18% cada una; en los niños, al ser más cortas en relación con el cuerpo, un 14% cada una) y los genitales representan el 1% restante. Para facilitar el cálculo del porcentaje de la superficie quemada, se considera que la palma de la mano de un adulto equivale aproximadamente a un 1% del total de la superficie corporal. Según su extensión, una quemadura se considera leve si la superficie quemada es inferior al 15% de la superficie corporal total (el 10% en el caso de los niños y ancianos), moderada, si la quemadura comprende entre un 15 y un 49%, y grave, si comprende más de un 50%, pudiendo llegar a ser mortal. (Figura 2)
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Figura 2. De izquierda a derecha, quemaduras de primer, segundo y tercer grado.
Congelaciones Se denomina congelación a la lesión producida por la acción del frío. Pueden producirse bien por causas ambientales, como la nieve o el viento, o bien por causas orgánicas, como la desnutrición o el estado de choque. Los síntomas de la congelación incluyen: enfriamiento gradual del organismo, disminución de la sensibilidad de la piel, fatiga, paso vacilante y debilidad muscular, somnolencia y alteración de la conducta y, en ocasiones, desvanecimiento, taquipnea o bradipnea. Las congelaciones pueden clasificarse en dos tipos, dependiendo de la acción provocada en el cuerpo humano: • Congelaciones locales: son aquellas que afectan tan sólo a una parte del cuerpo. Dependiendo de su profundidad, se distinguen las de primer, segundo y tercer grado. • Congelaciones generales: se conoce como “síndrome general de congelación” o hipotermia y aparece como resultado de la acción del frío sobre la totalidad del cuerpo humano, cuando el organismo pierde más calor del que puede generar.
Heridas Una herida puede definirse como una pérdida de continuidad en la piel, provocada por un traumatismo, propiciando así la comunicación del interior del organismo con el exterior. Una de las funciones de la piel es la de actuar como barrera protectora. Las heridas rompen esta barrera y aumentan el riesgo de infección. Aunque el organismo
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dispone de recursos para la reparación de la piel, a veces, por la magnitud o por la gravedad de la herida, es necesario recurrir a los profesionales sanitarios. Las heridas se suelen clasificar según el agente que las causa: • Incisas: son causadas por la acción de un objeto cortante. Suelen ser largas, poco profundas, con los bordes limpios, perfectamente definidos y muy sangrantes, debido al corte de los vasos sanguíneos. • Punzantes: son las provocadas por objetos alargados, como unas tijeras. Suelen ser profundas y con los bordes bien definidos. • Contusas: son las causadas por un fuerte golpe o por el roce con una superficie rugosa, en las que se rompen los capilares de la piel y pueden formarse hematomas. Los bordes son irregulares, favoreciendo la aparición de infecciones. • Por abrasión: son superficiales, aparecen después de desprenderse algunas de las capas superiores de la piel a causa de una caída deslizante o de una quemadura por fricción. En consecuencia, la zona afectada puede llegar a quedar en carne viva. Este tipo de heridas puede propiciar la entrada de cuerpos extraños que provoquen alguna infección. Son comunes en el mundo del ciclismo. • Por desgarro: son las producidas al arrancarse tejidos de la piel, generalmente con una máquina. Muestran gran irregularidad y separación en sus bordes, lo que las convierten en un importante foco de infecciones. Las más graves pueden provocar amputaciones. Otros tipos de heridas, menos habituales, son las calificadas como “heridas especiales”: • • • • • •
Mordeduras. Las producidas por asta de toro. Las de arma de fuego. En colgajo. Por arrancamiento. Las mixtas.
Las heridas, según su gravedad, pueden clasificarse como leves (que sólo afectan a la capa externa de la piel) y graves (que afectan a las capas más profundas, pudiendo alcanzar los órganos internos).
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Hemorragias Se considera hemorragia a la salida más o menos abundante de sangre por rotura accidental o espontánea de los vasos sanguíneos. La gravedad de las hemorragias varía en función de la cantidad de sangre y la rapidez con que salga por la herida; las hemorragias superiores a 1 L de sangre en los adultos y a 1/2 L en los niños son consideradas muy peligrosas y provocan un estado de choque. Si la hemorragia supera los dos litros y medio se producirá la muerte, prácticamente, en el acto. Las hemorragias pueden clasificarse de dos formas diferentes, según su carácter y según el tipo de vaso sanguíneo roto. Según su carácter, pueden ser: • Externas: la sangre sale a través de una herida visible. • Internas: la sangre queda retenida en las cavidades interiores del organismo. Se detectan por sus síntomas: pulso rápido y débil, respiración acelerada y superficial, palidez, sed y obnubilación. • Exteriorizadas o mixtas: la herida se produce en el interior del organismo, pero la sangre fluye al exterior a través de los orificios naturales (por ejemplo, por la nariz o el oído). Según el vaso sanguíneo roto, las hemorragias se clasifican en: • Arteriales: la sangre procede de una arteria, es roja y sale al exterior a borbotones, coincidiendo con el pulso. Se trata de una hemorragia muy peligrosa, puesto que, con cada contracción cardiaca, se pierde una cantidad importante de sangre. • Venosas: la sangre procede de una vena rota, es de color rojo oscuro y sale al exterior de manera continua. • Capilares: la sangre procede de la rotura de vasos capilares, sale de forma continua por pequeños puntos sangrantes, situados en toda la extensión de la zona lesionada. Este tipo de hemorragias también es conocido como “hemorragia en sábana”.
Fracturas y luxaciones Otro tipo de urgencias que se detallarán en este capítulo son las fracturas y las luxaciones (Figura 3).
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Figura 3. Fractura abierta, fractura cerrada y fractura incompleta en tallo verde.
Fracturas Se conoce como fractura a la interrupción de la continuidad, es decir, la rotura, de un hueso, ya sea total o parcial. Las causas son muy variadas, desde un golpe fuerte y seco a una sobrecarga en una parte del cuerpo. Existen diferentes tipos de fractura que debes conocer: • Completas: son aquellas en las que el hueso se rompe en todo su grosor, dividiéndose en dos o más fragmentos. Dentro de las fracturas completas podemos distinguir diferentes tipos: • Subperiósticas: son aquellas en las que el periostio (membrana de tejido conectivo que recubre los huesos) permanece intacto. • Cerradas o simples: no se produce lesión alguna de partes blandas internas, siendo el mismo hueso la única parte afectada. • Abiertas o complicadas: se producen cuando la rotura del hueso produce una herida que comunica con el exterior, provocando de este modo una hemorragia externa. • Conminutas: se trata de fracturas completas en las que el hueso se rompe en diversos fragmentos, convirtiéndose así en una de las más complicadas de tratar. • Incompletas: el hueso no llega a fracturarse totalmente. Entre estas fracturas pueden destacarse: • Fisuras: son grietas en la superficie del hueso que no llegan a provocar una rotura. 20
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• Fracturas en tallo verde: se producen especialmente en niños. Uno de los extremos rotos del hueso no pierde el contacto. Luxaciones Se entiende por luxación la separación de un hueso del lugar que ocupa en una articulación, produciéndose una distensión o rotura del ligamento. Puede ser causada por un fuerte golpe o por una contracción o distensión brusca de los músculos relacionados con dicha articulación.
SIGNOS DE COMPROMISO VITAL EN ADULTOS, NIÑOS Y LACTANTES Los signos de compromiso vital son la pérdida del conocimiento, la falta de respiración y la ausencia de pulso (de este último síntoma, hablaremos ampliamente en el capítulo de la toma de constantes vitales).
Pérdida del conocimiento La pérdida del conocimiento es un estado de inconsciencia, en el cual una persona es incapaz de responder a otras personas y a otros estímulos a su alrededor; a menudo se le llama “coma” o “estado comatoso”. Hay otros cambios que pueden ocurrir a nivel de conciencia de la persona sin quedar ésta inconsciente o antes de quedar inconsciente. En términos médicos, estos cambios se denominan colectivamente “alteración del estado mental” o “cambio en el estado mental” e incluyen: confusión, desorientación o estupor repentinos. La pérdida del conocimiento y cualquier otro cambio súbito en el estado mental debe tratarse como una emergencia médica. Una forma fácil de verificar el estado mental de una persona que está despierta, pero menos alerta de lo usual, es hacerle algunas preguntas simples como “¿cómo se llama?”, “¿qué día es hoy?”, “¿cuántos años tiene?”... Si la persona no sabe o responde incorrectamente, entonces su estado mental está disminuido. Nombres alternativos Primeros auxilios en caso de pérdida de la conciencia; Primeros auxilios en caso de coma; Cambios en el estado mental; Alteración del estado mental. Consideraciones generales Estar dormido no es lo mismo que estar inconsciente, ya que una persona que está dormida responde a ruidos estridentes o a sacudidas suaves, pero una persona inconsciente no lo hace. Además, una persona inconsciente no puede toser ni 21
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aclararse la garganta, lo cual puede obstruir las vías respiratorias y ocasionar la muerte. De nuevo, la pérdida del conocimiento o el cambio súbito en el nivel de conciencia debe ser tratado como una emergencia médica.
LAS CAUSAS MÁS COMUNES DE LA PÉRDIDA DE CONOCIMIENTO O DESMAYO SUELEN SER LA DESHIDRATACIÓN, UN NIVEL BAJO DE AZÚCAR EN LA SANGRE O PRESIÓN SANGUÍNEA BAJA Causas La pérdida del conocimiento puede ser producto de cualquier enfermedad o lesión importante, así como de la drogadicción o del consumo de alcohol. La pérdida del conocimiento breve o desmayo suele ser causada por deshidratación, un nivel de azúcar bajo en la sangre o por presión sanguínea baja temporal; sin embargo, puede también ser causada por una enfermedad cardiovascular o neurológica seria. El médico determinará si es necesario hacer exámenes para verificar la presencia de estos trastornos subyacentes. Entre otras causas de desmayos, se incluye un esfuerzo intenso durante el proceso de defecación, tos vigorosa o hiperventilación. Los síntomas de la pérdida de conocimiento son: • Falta de respuesta; es decir, la persona no se despierta si le hablan, tocan o estimulan de cualquier otra manera. • Pérdida del conocimiento, que puede ser breve y temporal (desmayo) o prolongada. • Desorientación. • Somnolencia. • Estupor. • Mareo. • Palpitaciones. • Dolor de cabeza.
Ausencia temporal de la respiración La respiración que se hace lenta o se detiene, por cualquier causa, se denomina “apnea”, la cual puede aparecer de vez en cuando o ser temporal. Esto tiende a ocurrir con la apnea obstructiva del sueño. La apnea prolongada significa que la persona ha dejado de respirar y también se denomina “paro respiratorio”.
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Nombres alternativos Disminución o detención de la respiración; Ausencia de la respiración; Paro respiratorio; Apnea. Consideraciones generales La apnea prolongada (paro respiratorio) es un trastorno potencialmente letal que requiere de primeros auxilios y atención médica inmediata. Si una persona con cualquier tipo de apnea se pone de color azul, presenta convulsiones, se debilita o permanece adormecida o inconsciente, se debe buscar atención médica. Son muchas y diferentes las razones por las que se puede presentar un cuadro de apnea, las causas más comunes en bebés y niños pequeños son, por lo general, muy diferentes de las causas en los adultos. En los bebés y niños pequeños, la causa más común de paro cardiaco (ausencia de latidos cardiacos efectivos) es el paro respiratorio; mientras que en los adultos, generalmente ocurre lo contrario, el paro cardiaco conduce al paro respiratorio. Causas comunes Las causas comunes de la apnea en bebés y niños pequeños abarcan: • • • • • • • • • •
Nacimiento prematuro. Bronquiolitis. Neumonía. Ahogamiento. Retención de la respiración. Convulsiones. Meningitis. Encefalitis. Reflujo gastroesofágico (acidez). Asma.
Las causas comunes de la apnea en adultos abarcan: • Apnea obstructiva del sueño. • Ahogamiento. • Sobredosis de drogas; en especial drogas como el alcohol, los analgésicos, narcóticos, barbitúricos, anestésicos y otros depresores. • Paro cardiaco. • Asma u otras enfermedades pulmonares.
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PRIMEROS AUXILIOS
Otras causas de apnea son: • • • • •
Ahogamiento inminente. Lesión de la cabeza o del tallo cerebral. Latidos cardiacos irregulares (Arritmias). Trastornos metabólicos. Trastornos del sistema nervioso.
MÉTODOS Y MATERIALES DE PROTECCIÓN DE LA ZONA En numerosas ocasiones, la emergencia se origina en una vía pública como consecuencia de un accidente de tráfico. Es de suma importancia la información recibida antes de llegar. Ya en el lugar, el equipo analizará la situación, mediante una rápida inspección visual, y establecerá las medidas de seguridad pertinentes para evitar más colisiones o posibles atropellos al personal del equipo durante las maniobras de rescate y estabilización de los heridos. Lo habitual es que el centro de coordinación envíe a la escena del siniestro a otros equipos de asistencia, como bomberos, Guardia Civil, policía... y sean estos dos últimos cuerpos los que se encarguen de la señalización y de la “distribución” del tráfico. Sin embargo, en ocasiones, es la ambulancia medicalizada la primera en llegar y en disponer las primeras medidas. Si es necesario, se solicitarán refuerzos de todo tipo al centro de coordinación. En algunas situaciones es conveniente sacar fotografías de la escena (si es posible) para averiguar posteriormente el mecanismo lesional. La ambulancia (o el primer vehículo de intervención que llegue) debe estacionarse a una distancia de 15 m del accidente, con una inclinación hacia la mediana de la vía, con respecto al sentido de la marcha, de 30 a 35° y una proximidad al arcén adecuada, de manera que no permita el paso de vehículos por el mismo. Es necesario crear una zona operativa señalizada con conos, así como mantener la ambulancia con la máxima señalización luminosa, tanto de día como de noche, para alertar al resto de conductores. Si el accidente ocupa todos los carriles de una vía (de dos o varios carriles), ya sea total o parcialmente, es preciso cortar totalmente la carretera o autopista, incluyendo el arcén más alejado del accidente, ya que éste también puede constituir un punto de peligro para quienes intervienen. Estas normas pueden variar en función de otros riesgos añadidos. Siempre que sea posible, se debe bajar de la ambulancia por el lateral más cercano al accidente, manteniéndose en la “zona de intervención” o “zona de seguridad”.
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VALORACIÓN INICIAL DE LA ASISTENCIA EN URGENCIA
MEDIDAS DE AUTOPROTECCIÓN PERSONAL Cuando proporcione primeros auxilios, es importante que se proteja a sí mismo de heridas o infecciones. Antes de atender a un herido, una regla básica consiste en comprobar que la situación es segura. Tenga presente que la infección puede ser un riesgo en heridas menores.
Prevención contra infecciones La prevención de la infección cruzada (infectarse o transmitir gérmenes a un herido) es una parte importante de la asistencia. Tiene una importancia especial en heridas abiertas. Medidas sencillas como lavarse las manos y usar guantes de un solo uso, proporcionan una protección adecuada. Existe un riesgo de infección por virus de transmisión sanguínea como el de Hepatitis B o VIH, pero sólo se transmiten por contacto sanguíneo directo: por ejemplo, si la sangre de una persona infectada entra en contacto con la suya a través de un corte. No hay ninguna evidencia de que este virus se transmita durante una reanimación.
Normas de prevención contra la infección cruzada Estas normas de prevención le ayudarán a evitar con eficacia la propagación de una infección. • Si hay instalaciones disponibles, lávese las manos a fondo con agua y jabón antes de atender al herido. • Cuando proporcione asistencia, use siempre guantes protectores de un solo uso. Si no tiene, pida al herido que él mismo se tape la herida o protéjase con bolsas de plástico limpias. • Tápese cualquier herida o rascada en las manos con apósitos impermeables. • Si la hemorragia es abundante, protéjase usando bata y gafas de plástico. • Evite tocar una herida o cualquier parte de ropa que haya estado en contacto. • Durante la asistencia intene no respirar, toser o estornudar sobre una herida. • Vaya con cuidado de no cortarse con vidrio o pincharse con alguna aguja que se encuentre sobre el herido o a su lado.
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PRIMEROS AUXILIOS
• Si dispone de protector o máscara, úselo durante la reanimación. • Tire los residuos a un lugar seguro.
Tratar con residuos Una vez acabada la asistencia, deshágase de los residuos para evitar infecciones. Deje los elementos manchados y los guantes en una bolsa de plástico o en una bolsa para residuos biológicos (amarilla). Para los objetos puntiagudos, como agujas, habría de utilizar un contenedor de plástico llamado biocontenedor. Cierre la bolsa o depósito de manera segura y etiquéterl para advertir de que contiene residuos médicos. Para saber más Un antídoto universal es una sustancia que neutraliza los efectos venenosos de otra, compuesta por una solución de una parte de sulfato de hierro en dos partes de agua con magnesia.
BOTIQUÍN DE PRIMEROS AUXILIOS La función de los botiquines en la realización de los primeros auxilios puede ser vital para la recuperación del enfermo; un botiquín perfectamente equipado puede salvar la vida de la persona que haya sufrido un accidente. De todas formas, recuerde que el concepto de “primeros auxilios” se aplica a los cuidados de urgencia que se proporcionan al accidentado en un primer momento, hasta que un equipo sanitario cualificado pueda hacerse cargo de él. ¿Sabía usted que no sólo los hospitales y demás centros sanitarios deben disponer de un botiquín completo? Es lógico suponer que los centros de asistencia médica disponen de botiquines bien equipados para la práctica de primeros auxilios, pero debe usted saber que, por ejemplo, todos los autobuses tienen la obligación de tener a bordo un botiquín con los productos y materiales necesarios para poder atender una urgencia. Además, es muy recomendable tener uno en cada domicilio particular, para tratar los pequeños accidentes domésticos, tales como quemaduras leves, cortes o golpes. Un botiquín es un mueble o maleta donde se guardan cierto número de medicamentos y apósitos que, en conjunto, sirven para un objetivo determinado. Por lo tanto, el botiquín de urgencias estará preparado para atender, precisamente, las situaciones de urgencia más comunes.
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VALORACIÓN INICIAL DE LA ASISTENCIA EN URGENCIA
El botiquín en el domicilio Aunque se necesita un cierto nivel de conocimientos para la administración y utilización de medicamentos e instrumentos, es aconsejable que cada domicilio particular disponga de un botiquín bien equipado para poder atender posibles urgencias. Cualquier caja de plástico, de madera o de metal puede convertirse en un buen botiquín doméstico, siempre que contenga lo necesario. La caja, que debe ser manejable y fácil de transportar, deberá tener un cierre seguro para evitar que los niños la abran (los botiquines contienen productos peligrosos que deben mantenerse fuera del alcance de los niños). El botiquín debe colocarse en un lugar seco y fresco; ha de evitarse colocarlo en la cocina o en el baño, para mantenerlo apartado de cualquier fuente de calor o humedad, y todos los habitantes de la casa deben conocer su ubicación.
ES IMPORTANTE MANTENER EL BOTIQUÍN EN UN LUGAR FRESCO Y SECO DE LA CASA Y QUE TODOS LOS HABITANTES CONOZCAN SU UBICACIÓN El botiquín debe ser revisado periódicamente para retirar y sustituir los productos caducados o gastados. No deben guardarse fármacos de uso habitual, puesto que el botiquín está destinado al tratamiento de urgencias imprevistas. Contenido de un botiquín doméstico: Material de curas: • • • • • • • • •
Gasas estériles (en sobres de 4 ó 5 unidades). Un paquete de algodón hidrófilo. Agua oxigenada. Alcohol de 70°. Un antiséptico (clorhexidina o povidona yodada). Esparadrapo hipoalergénico de papel y de tela. Tiritas de varios tamaños. Vendas elásticas y de gasa orillada de varios tamaños, con imperdibles para fijarlas. Una venda de gasa para improvisar un cabestrillo.
Medicamentos: • Analgésicos (paracetamol y ácido acetilsalicílico).
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PRIMEROS AUXILIOS
Recuerda El botiquín es útil siempre que se sepa utilizar su contenido. No olvide nunca la máxima de que, en un accidente, es mejor no hacer nada que hacerlo mal.
• Pomada o compresas especiales para quemaduras. • Pomada antiinflamatoria para golpes y pomada antihistamínica para picaduras. Otros materiales: • Termómetro. • Tijeras de puntas redondeadas. • Pinzas pequeñas. • Guantes estériles desechables. • Jabón líquido y cepillo para las uñas. • Bolsa de goma para hielo o agua caliente. Es muy importante también que el botiquín doméstico disponga de un completo manual de primeros auxilios, así como los teléfonos del centro hospitalario más cercano, del médico titular y de un servicio de evacuación y transporte de heridos. Es también aconsejable que en el botiquín figure el teléfono de los bomberos, el de la policía local y el de información toxicológica.
El botiquín de viaje Los botiquines deben estar presentes en los medios de transporte, ya sean públicos o privados. El transporte público (autobuses, trenes y taxis) tiene la obligación de disponer de un botiquín perfectamente equipado y, además, los conductores deben tener conocimientos de primeros auxilios (Figura 4).
Figura 4. El botiquín de primeros auxilios para llevar en un automóvil particular, puede consistir en un recipiente que cierre herméticamente y que sea fácil de abrir. En la tapa puede poner claramente las palabras “primeros auxilios” e, incluso, añadir una lista de lo que contiene.
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VALORACIÓN INICIAL DE LA ASISTENCIA EN URGENCIA
El autobús es uno de los transportes públicos con mayor número de usuarios; por este motivo es importante que disponga de un botiquín, para hacer frente con garantías a cualquier accidente o situación de emergencia. El botiquín del autobús debe ser perfectamente manejable y transportable, además de estar situado en un lugar de fácil acceso para el conductor; debe revisarse de forma periódica para sustituir los elementos caducados o gastados; también debe tener un cierre hermético (sin llave, para facilitar un rápido acceso), que impida que los niños puedan abrirlo. Es conveniente, en algunos casos (como en viajes de largo recorrido, por ejemplo), que los pasajeros conozcan la ubicación del botiquín. Otros medios de transporte, como el tren, el metro, el avión o el taxi, también deben incluir necesariamente en su equipamiento un botiquín de características similares al que se incluye en el autobús. Finalmente, todo turismo de uso privado debería contar también con un botiquín médico bien equipado; especialmente en trayectos largos, los turismos de uso privado y taxis deben llevar un botiquín de primeros auxilios con los componentes siguientes: • • • • • • • • •
Guantes desechables (de un solo uso). Algodón hidrófilo. Apósitos y gasas estériles. Un collar de protección cervical. Esparadrapo y tiritas. Tijeras. Pinzas. Imperdibles. Una goma elástica (de unos 150 cm de largo y de 5 a 10 cm de ancho) para la práctica de torniquetes. • Una máscara. • Bicarbonato sódico. En el resto de medios, al tratarse de transportes de mayor envergadura y, en consecuencia, con mayor capacidad, los botiquines pueden ser más amplios y contener más elementos como: • Un cojín hemostático. • Pomadas para picaduras y golpes. • Vendas de diversos tamaños. 29
PRIMEROS AUXILIOS
• Algunos fármacos, como analgésicos o antipiréticos. • Jeringuillas, etc. Pero no sólo los medios de transporte deben disponer de botiquines. También han de estar presentes en todos los centros de trabajo (desde los pequeños negocios familiares hasta las más grandes multinacionales), en las escuelas y, en general, en cualquier lugar en el que se reúna mucha gente (salas de fiestas, estadios deportivos, etc.). Dichos botiquines estarán dotados, como mínimo, de los siguientes materiales: • • • • • • • • • • • • •
Agua oxigenada. Povidona yodada. Tul engrasado. Pomada para quemaduras. Gasas estériles. Vendas (como mínimo, dos de 5 x 5 cm y dos de 10 x 10 cm). Esparadrapo. Tiritas. Un torniquete o goma para hacer compresión. Guantes estériles de un solo uso (un mínimo de dos pares). Pinzas y tijeras. Pomada antiinflamatoria. Analgésicos (paracetamol y ácido acetilsalicílico).
Como puede usted imaginar, tan importante es que el botiquín esté bien equipado como que cuente también con un completo manual de primeros auxilios. Un buen uso del material del botiquín puede ser vital para controlar una situación de emergencia hasta la supervisión o intervención de un médico. Habrá podido apreciar la importancia que tienen los primeros auxilios. Evidentemente, todos los profesionales sanitarios deben tener conocimientos de cómo realizarlos, pero el ideal es que toda la población sepa cómo actuar ante una situación de emergencia.
PRIORIDADES DE ACTUACIÓN CON MÚLTIPLES VÍCTIMAS. MÉTODOS DE TRIAJE SIMPLE En un accidente con múltiples víctimas, el orden de atención se establece según las prioridades de asistencia, que se basan en los distintos niveles de urgencia; para ello, debe realizarse una clasificación de los accidentados en función de la 30
VALORACIÓN INICIAL DE LA ASISTENCIA EN URGENCIA
gravedad y el peligro que presenten, de modo que se asigna un orden de preferencia a los heridos, estando siempre en los primeros puestos los de mayor gravedad. Debe respetarse siempre esta escala de prioridades, por lo que, por ejemplo, no debe socorrerse en primer lugar a la víctima que más se queje o más gritos profiera, puesto que puede no ser quien más lo necesite. Para determinar el orden de prioridades, debe realizarse una evaluación urgente y rápida de los diferentes accidentados, comprobando, en primer lugar, los aspectos siguientes: si sus vías respiratorias permanecen abiertas, si existe latido cardiaco y respiración espontánea, si hay hemorragia abundante y si está consciente o no. En el caso de que se observe alguna o varias de las cuatro primeras circunstancias, el accidentado tendrá prioridad de asistencia. En caso contrario, el herido podrá ser atendido con posterioridad (aunque no más de seis horas después del accidente). Para la realización de la clasificación de los accidentados en función de su gravedad, existe un código de colores para establecer la prioridad de asistencia de los heridos; se trata de unas tarjetas en las que debe figurar, si se conoce, el nombre de la persona atendida, la prioridad y un esquema de las lesiones sufridas. Se establecen los siguientes colores para las tarjetas: • Roja: se utiliza para las prioridades absolutas, es decir, para aquellos casos en los que la víctima necesite una actuación inmediata por estar en peligro de muerte. La tarjeta roja implica asistencia en un tiempo máximo de 5 minutos y una evacuación inmediata del herido; se aplica a los accidentados que presentan un estado de emergencia vital, como parada cardiorrespiratoria, insuficiencia respiratoria aguda, hemorragias importantes (superiores a 1 L de sangre), heridas torácicas o abdominales abiertas, quemaduras profundas, estado de coma profundo, estado de choque severo y traumatismos craneoencefálicos. • Amarilla: también llamada tarjeta de primera urgencia, se asigna a los casos en que el accidentado necesita una atención inmediata, aunque su vida no corra peligro inmediato (el peligro aparecerá en caso de sufrirse demora en la asistencia). Se asigna una tarjeta amarilla a los accidentados que presenten patologías urgentes no graves, como el estado de choque o coma, fracturas y heridas abiertas, politraumatismos, traumatismos vertebrales o craneoencefálicos severos -en pacientes conscientes-, quemaduras de segundo grado, etc. • Verde: se asigna a las urgencias sin prioridad, esto es, a aquellos casos en que la vida del paciente no corre ningún peligro. La tarjeta verde se asigna a los 31
PRIMEROS AUXILIOS
accidentados que sufren una patología leve no urgente, como fracturas menores cerradas, heridas y quemaduras de poca consideración, estrés psíquico, etc. • Negra: esta tarjeta se asigna a aquellos accidentados desahuciados, no recuperables o cadáveres. Se usa la tarjeta negra en caso de traumatismo con pérdida de masa encefálica, lesión vertebral grave, quemaduras superiores al 40% y en heridos mayores de 60 años con lesiones graves, accidentados con lesiones mortales o cuando se ignore el tiempo que ha durado una parada cardiorrespiratoria. Debe asistirse, primero, a los accidentados a los que se les asigne una tarjeta roja, por presentar los síntomas más graves; luego han de ser atendidos los heridos señalados con una tarjeta amarilla y, por último, los accidentados con tarjeta verde. A los heridos a los que se les haya asignado una tarjeta negra se les procurará todo el bienestar posible, hasta que su situación se vuelva irreversible de forma definitiva o hasta que el personal sanitario se haga cargo de ellos. En los casos de accidente con un sólo herido, debe establecerse también la prioridad de asistencia de las diferentes heridas que haya podido sufrir, es decir, si un accidentado presenta diversas contusiones, por ejemplo, la ausencia de respiración espontánea y una fractura abierta de tibia y peroné, los primeros auxilios se dirigirán, primero, a la recuperación de la respiración, luego se procederá a la inmovilización de la fractura y, en último lugar, al tratamiento de las contusiones, atendiendo primero las lesiones más graves.
SIGNOS Y SÍNTOMAS DE URGENCIA Un accidente, por su propia definición, puede ocurrir en cualquier momento y lugar. Sus consecuencias abarcan desde un sencillo corte en un dedo hasta la muerte del afectado. ¿Quién puede atenderle? Lo más lógico sería acudir a un centro sanitario, pero, como puedes suponer, no siempre es posible este desplazamiento (Figura 5). Figura 5. Ante una urgencia, tras mantener la calma y tranquilizar a la víctima, hay que pedir ayuda de forma urgente.
Por esto, es necesario un conocimiento profundo de los primeros auxilios, para atender al herido hasta que puedan hacerlo los profesionales. Se conoce como urgencia a toda situación que requiera una asistencia médica de forma inmediata (en un tiempo no superior a seis horas una vez producido el percance o accidente).
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VALORACIÓN INICIAL DE LA ASISTENCIA EN URGENCIA
Pueden distinguirse dos tipos de urgencia: • Real: es cuando se produce una o varias alteraciones que ponen en peligro, de forma inmediata, la vida o las funciones vitales de la víctima. • Figurada: es la situación de urgencia provocada por una o varias alteraciones sin importancia o por una situación de estrés. Debe introducirse, en este punto, el concepto de emergencia, que puede considerarse una situación de urgencia muy grave en la que la víctima corre un peligro inmediato de muerte (si no se trata correctamente una situación de emergencia, el accidentado puede morir en menos de una hora) o en la que sus funciones vitales pueden verse seriamente alteradas.
Recuerda La conciencia es el conocimiento intuitivo o reflexivo que el individuo tiene de sí mismo y de sus cambios, del medio que lo rodea y de sus modificaciones; mientras que el término consciente alude al individuo que siente y piensa con conocimiento.
Pueden distinguirse tres tipos distintos de emergencia: • Extrema: también llamada “emergencia absoluta”. Se da en aquellas situaciones que precisan una asistencia inmediata, puesto que la vida del accidentado está en serio peligro. • Primera emergencia: a pesar de no tratarse de situaciones mortales, si no se atienden con la rapidez y la corrección adecuadas puede sobrevenir la muerte. • Segunda emergencia: no supone peligro de muerte para el accidentado y el tratamiento y la evacuación del herido pueden demorarse, aunque nunca más de seis horas.
VALORACIÓN DEL NIVEL DE CONSCIENCIA Como has podido apreciar en los anteriores apartados, los primeros auxilios son muy a menudo una cuestión de vida o muerte, en la que la correcta evaluación del estado del accidentado puede significar tanto como la posterior aplicación de los cuidados. Entre los parámetros que hay que tener en cuenta, encontramos el estado de consciencia, que no sólo proporciona información sobre el grado de daño que ha sufrido el enfermo, sino que también modifica las pautas que hay que seguir al hacerse cargo de él. En este apartado explicaremos los diferentes grados de consciencia y las causas que pueden provocar una pérdida de la misma.
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PRIMEROS AUXILIOS
Un ser humano está en estado consciente cuando siente y piensa con conocimiento o conciencia. Existen diferentes grados de alteración de la consciencia, dependiendo del estado que presente el accidentado en el momento de recibir los primeros auxilios: • Vigilia: en este estado, el afectado se encuentra con los ojos abiertos, perfectamente consciente y responde a los estímulos externos. • Obnubilación: el afectado mantiene los ojos abiertos pero existe tendencia a perder momentáneamente el conocimiento; además, está desorientado y muestra cierta indiferencia a los diferentes estímulos. • Sopor: el afectado se encuentra dormido y sólo logra cierta lucidez momentánea mediante estímulos verbales (sopor superficial) o mediante estímulos dolorosos (sopor profundo). • Coma: el afectado está inconsciente y no responde a ningún tipo de estímulo. Existen, a su vez, diferentes grados de coma, desde el coma momentáneo, del que el accidentado puede recuperarse en breves instantes, hasta el estado de muerte cerebral, irreversible, por no existir actividad en el cerebro. La falta de sangre y oxígeno en los órganos vitales puede ser producida por diferentes alteraciones del sistema circulatorio que, en más de una ocasión, dejarán al afectado inconsciente. Las causas que pueden provocar una pérdida de la consciencia son: • Causas que afectan directamente al cerebro: son situaciones en que el cerebro sufre daño de forma directa, generalmente por heridas o golpes en la cabeza. • Causas que limitan el aporte de sangre y oxígeno al cerebro, de manera que deja de realizar sus funciones. Las lipotimias o los infartos de miocardio provocan este tipo de limitación. • Causas que provocan una compresión del cerebro: al hacer presión sobre el cerebro, se produce una disminución de la irrigación sanguínea. La meningitis puede provocar una compresión cerebral. • Alteraciones químicas de la sangre: ciertas sustancias (veneno, drogas, etc.) pueden provocar una disminución del oxígeno en la sangre. 34
VALORACIÓN INICIAL DE LA ASISTENCIA EN URGENCIA
• Alteración del funcionamiento del cerebro: ciertas dolencias, tales como convulsiones o ataques epilépticos, pueden afectar las funciones propias del cerebro provocando una pérdida del conocimiento.
TOMA DE CONSTANTES VITALES La respiración La frecuencia respiratoria normal es de 16 a 20 rpm (se cuenta como “respiración” a la suma de inspiración y espiración). El aumento de dicha frecuencia, o taquipnea, se produce de manera fisiológica tras el ejercicio o la excitación; igualmente, la permanencia en alturas considerables o en grandes profundidades acelera el ritmo respiratorio. La bradipnea, o disminución de la frecuencia respiratoria, se presenta fisiológicamente durante el sueño. Patológicamente, se da con intoxicaciones por opio, barbitúricos, alcohol, ácido carbónico, ácido cianhídrico, estados de choque, etc. La disnea es la dificultad para respirar. Desde que la respiración deja de ser un reflejo inconsciente para convertirse en un acto consciente empieza la disnea. Dado que la respiración normal depende de muchos factores, son muchas también las posibles causas de disnea: la falta de oxígeno en el aire, la falta o escasez de hemoglobina en la sangre, la obstrucción de las vías respiratorias, etc. Pulso: manera de apreciarlo y datos que suministra El pulso es la trasmisión a todas las arterias del organismo del impulso cardiaco sistólico, esto es, la contracción del corazón. Por ello, puede ser apreciado en cualquier parte del cuerpo en que exista una arteria cerca de la superficie de la piel y, mejor aún, si descansa sobre el plano duro de un hueso. La arteria más utilizada para valorar el pulso es la radial, localizada en la parte externa de la cara anterior de la muñeca. También puede explorarse en la carótida, a ambos lados de la garganta. Otros puntos utilizados para valorar el pulso son las arterias temporales, sobre las sienes; la femoral, sobre las ingles, y la poplítea, en el hueco de la cara posterior de la rodilla. Por la facilidad de su localización y por su importancia, al informarnos sobre la irrigación sanguínea cerebral, el pulso carotídeo es el que debemos valorar prioritariamente en una situación de primeros auxilios. Este pulso se debe buscar a la altura de las arterias carótidas, situadas superficialmente a ambos lados de la línea media del cuello. 35
PRIMEROS AUXILIOS
El auxiliador procederá de la siguiente forma: Se colocará al lado de la víctima, situará los dedos índice y medio en la línea media del cuello (a la altura de la laringe) y, deslizándolos unos dos centímetros a uno de los lados, presionará con los dedos suavemente, intentando localizar de este modo el pulso. Conviene señalar que no se deben palpar ambas carótidas a la vez, puesto que si se interrumpe o dificulta el paso de sangre al cerebro, puede ponerse en peligro al herido.
GENERALMENTE, LA ARTERIA UTILIZADA PARA VALORAR EL PULSO ES LA RADIAL, QUE SE LOCALIZADA EN LA PARTE EXTERNA DE LA CARA ANTERIOR DE LA MUÑECA. Aunque son tres las características del pulso -a saber, frecuencia, ritmo y amplitud-, a nosotros nos interesa fundamentalmente la primera. La frecuencia normal del pulso es muy variable en un adulto sano. En reposo suele ser de 60 a 80 pulsaciones por minuto, con variaciones que oscilan entre las 44, en individuos robustos y entrenados (Ej.: Miguel Indurain), y las 90 ó 100, en sujetos más débiles o nerviosos, así como en niños. El aumento de frecuencia se denomina taquicardia: de manera fisiológica se presenta tras el ejercicio, la excitación nerviosa o las comidas abundantes. De forma patológica, la fiebre, un choque traumático, hemorragias, infarto de miocardio, entre otras, desencadenan la taquicardia. El pulso lento se denomina bradicardia, que, desde un punto de vista fisiológico, se manifiesta durante el sueño y en atletas en reposo. Si es muy lento (inferior a 40 pulsaciones por minuto), debe hacernos pensar en una lesión cardiaca (sobre todo si el individuo sufre desvanecimiento o disnea) o cerebral (en los traumatismos de tipo craneoencefálico).
Presión arterial: Información que aporta La presión arterial, también conocida como tensión arterial, es la presión que ejerce la sangre contra las paredes de las arterias. Depende de la energía de la actividad del corazón, la elasticidad de las paredes arteriales y el volumen y viscosidad de la sangre. La presión máxima se produce cerca del final del latido de expulsión del ventrículo izquierdo del corazón, llamada “presión máxima” o “sistólica”. Ésta refleja el 36
VALORACIÓN INICIAL DE LA ASISTENCIA EN URGENCIA
volumen de sangre circulante. Su descenso puede deberse a una pérdida de sangre masiva, caso del choque. La presión mínima se produce en la parte final de la diástole ventricular, llamada “presión mínima” o “diastólica”. Este tipo de presión va a reflejar el diámetro de las arterias, su descenso se debería a la dilatación de las mismas y viceversa. Debemos de tener en cuenta que, a la hora de aplicar unos primeros auxilios, no nos va a ser posible medir la presión arterial, debido a que se requieren unos medios materiales de los que se va a carecer. En estas situaciones, nos interesará conocer aquellos signos y síntomas que nos van a indicar su alteración en determinadas circunstancias. Coloración del rostro Dentro de la normalidad, existe una gran variación entre unos individuos y otros, por lo que se refiere a la coloración de la cara y de toda la piel del cuerpo. No obstante, en los estados patológicos, las alteraciones de la coloración, apreciadas con objetividad, pueden sernos muy útiles para el diagnóstico.
TERMINOLOGÍA MÉDICO-SANITARIA Además de los conceptos de “pulso”, “tensión arterial”, “respiración” y “coloración” del accidentado, es asimismo importante también conocer otros conceptos previos a la valoración del accidentado, que son los signos y los síntomas:
Signos y síntomas SÍNTOMA: manifestación de una alteración orgánica o funcional apreciable solamente por el paciente. (Ej.: el dolor.) SIGNO: manifestación de una alteración orgánica o funcional apreciable tanto por el paciente como por un observador. (Ej.: convulsiones, deformación de un miembro...) Esto es, los síntomas son subjetivos, mientras que los signos son objetivos. Ambos nos van a proporcionar información sobre el estado del herido. Para conocer los síntomas, es necesario recurrir al interrogatorio, mientras que para conocer los signos usaremos la exploración, esto es, inspección y palpación. La inspección permite apreciar, mediante observación, el estado general del herido, el color de su rostro, la deformidad de un miembro fracturado, la importan37
PRIMEROS AUXILIOS
cia de una quemadura, etc. Mediante la palpación, podemos apreciar la frecuencia y regularidad del pulso, el dolor localizado en una contusión, etc. Finalmente, ciertos datos de exploración solamente podremos obtenerlos mediante el empleo de aparatos auxiliares, tales como el termómetro, para medir la temperatura, o el esfigmomanómetro, para la presión arterial.
SECUENCIAS DE ACTUACIÓN SEGÚN EL PROTOCOLO ILCOR El Comité Internacional de Enlace sobre Resucitación (ILCOR)) se formó en 1992 para unificar los protocolos de reanimación cardiovascular y cerebral. Sus objetivos son: • Proporcionar una plataforma de discusión y coordinación en todos los aspectos acerca de la reanimación cardiopulmonar y cerebral. • Impulsar la investigación científica. • Ofrecer información y educar en la reanimación cardiopulmonar y cerebral. ILCOR editó las primeras guías CPR en el 2005, revisando sus protocolos en el 2005, siendo la próxima revisión en el 2010. En la guía, ILCOR detalla el algoritmo de la animación cardiovascular en adultos y en niños (esquemas siguientes).
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VALORACIÓN INICIAL DE LA ASISTENCIA EN URGENCIA
Algoritmo de RCP básico recomendado por el ILCOR para adultos Comprobar consciencia
n Inconsciente
n Gritar pidiendo ayuda
Abrir via aérea
n SI
n
Comprobar si respira durante 10 seg.
Posición de seguridad
n Ventilaciones
n EXISTE
n
Comprobar pulso entre 5 y 10 seg.
Continuar ventilando y comprobar pulso cada minuto
n NO EXISTE Masaje cardíaco externo alternando con ventilaciones 2:15
Algoritmo de RCP básico para niños, recomendado por el ILCOR Estimular
n Abrir via aérea
n Realizar 5 ventilaciones
n Comprobar pulso (10 seg. máximo)
SI
n n
Comprobar ventilación
NO
Posición de seguridad
VENTILACIÓN INEFICAZ Volver a abrir vía aérea y ventilar nuevamente 5 veces. Si no ventila, tratar obstrucción de vía aérea.
n Iniciar masaje
n Continuar 1 ventilación / 5 compresiones 100 comp/min
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PRIMEROS AUXILIOSi
RESUMEN • Los primeros auxilios son aquellos que se realizan en un primer momento y de forma rápida en caso de una enfermedad de brusca aparición o de un accidente, hasta que la víctima pueda recibir la asistencia específica necesaria por parte de los profesionales sanitarios. • En casos en que la persona que presta los primeros auxilios no tenga los conocimientos adecuados, debe seguirse la máxima que dice: es mejor no hacer nada antes que hacerlo mal. Una incorrecta realización de los primeros auxilios puede empeorar seriamente el estado del herido. • Los primeros auxilios no se fundamentan en principios religiosos, caritativos o moralistas, pues, si bien no los desempeña, cobra su base más sólida en principios de estricta justicia social, en la idea de servicio al hombre por su condición de persona. • Los tipos de accidentes más frecuentes son: contusiones, quemaduras, congelaciones, fracturas, luxaciones, hemorragias y heridas. • Los signos de compromiso vital son la pérdida del conocimiento, la falta de respiración y la ausencia de pulso. • Para determinar el orden de prioridades debe realizarse una evaluación urgente y rápida de los diferentes accidentados, comprobando en primer lugar los aspectos siguientes: si sus vías respiratorias permanecen abiertas, si existe latido cardiaco y respiración espontánea, si hay hemorragia abundante y si está consciente o no.
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VALORACIÓN INICIAL DE LA ASISTENCIA EN URGENCIA
EJERCICIOS DE AUTOCOMPROBACIÓN Indica si es verdadera (V) o falsa (F) cada una de las siguientes afirmaciones:
1. 2. 3. 4. 5.
Si hay solamente un reanimador éste efectuará Reanimación Cardiopulmonar (RCP) durante al menos 1 minuto antes de abandonar momentáneamente al paciente para solicitar ayuda. Si el accidentado muestra signos de tener una lesión en la columna vertebral, se le colocará en posición de seguridad lateral Los signos de compromiso vital son la pérdida del conocimiento, la falta de respiración y la ausencia de pulso. Las quemaduras de tercer grado son las que afectan a la capa superficial de la piel. Un síntoma es la manifestación de una alteración orgánica o funcional apreciable solamente por el paciente.
V
F
V
F
V
F
V
F
V
F
De las respuestas que ofrecemos como alternativa, rodea con un círculo la letra que corresponda a la alternativa que consideres correcta:
6. 7. 8. 9. 10.
La disminución de la frecuencia respiratoria se llama... a. Taquipnea. b. Bradipnea. C. Apnea.
a
b
c
Una contracción espasmódica, involuntaria, dolorosa y transitoria, de un músculo o músculos es: a. Un calambre. b. Un tirón. c. Una contusión.
a
b
c
Las causas comunes de la apnea en bebés y niños pequeños abarcan: a. Bronquiolitis. b. Neumonía. c. Ambas son correctas.
a
b
c
La frecuencia normal del pulso en un adulto sano es de: a. 60 a 80 pulsaciones por minuto. b. 80 a 100 pulsaciones por minuto. c. 40 a 60 pulsaciones por minuto.
a
b
c
En las prioridades de actuación en accidentes con múltiples víctimas, la tarjeta amarilla se aplica a : a. Accidentados desahuciados, no recuperables o cadáveres. b. Accidentados que presenten patologías urgentes no graves, como el estado de choque o coma, fracturas y heridas abiertas, politraumatismos, traumatismos vertebrales, etc. c. Accidentados que presentan un estado de emergencia vital, como parada cardiorrespiratoria, insuficiencia respiratoria aguda, hemorragias importantes, etc.
a
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Caso práctico 1 ¿Como profesional de la sanidad, qué harías en el caso de encontrarte ante un accidente de tráfico con múltiples víctimas? Compara tu respuesta con la que se incluye al final de la unidad. Si has cometido errores, repasa la parte correspondiente del tema antes de proseguir el estudio. 41
PRIMEROS AUXILIOS
INTRODUCCIÓN
APLICACIÓN DE TÉCNICAS DE SOPORTE VITAL
E
l propósito de este capítulo es proporcionar los conocimientos suficientes para aplicar primeros auxilios que pueden
salvar la vida de una persona si la víctima no respira o no se percibe su pulso. En este sentido, se explican detalladamente conceptos como la reanimación cardiopulmonar (RCP) o la Desfibrilación Externa Semiautomática. También se explican algunos aspectos de la ley penal que debe saber quien preste primeros auxilios.
CONTROL DE LA PERMEABILIDAD DE LAS VÍAS AÉREAS Tal como hemos explicado en el capítulo anterior, el ABC de la asistencia de emergencia y el objetivo prioritario en la evaluación y tratamiento reside siempre en: Airway: la permeabilidad de las vías aéreas; Breathing: la facilitación de la respiración; Circulation: la conservación de la circulación. Sobre estos tres pilares, explicaremos más adelante la reanimación cardiopulmonar, pero primero veremos lo que significa la letra A – Airway. Airway: Mantenimiento de la permeabilidad de la vía aérea. a) Colocación de la cabeza: si la persona está inconsciente, es probable que la lengua obstruya la vía aérea impidiendo el paso de aire. Para evitarlo se pueden realizar una de las siguientes maniobras: • Hiperextensión frente-nuca. • Hiperextensión frente-mentón. • Triple maniobra. Las dos primeras maniobras realizan la hiperextensión del cuello usando la frente y la nuca o el mentón como puntos de apoyo. La triple maniobra realiza la apertura de la vía aérea dislocando la mandíbula inferior. Esta última maniobra se realiza ante la sospecha de fractura cervical. b) Limpieza de la boca: la limpieza de la boca se ha de realizar manualmente, con el “dedo en gancho” (Figura 6), buscando posibles objetos causantes de la obs42
APLICACIÓN DE TÉCNICAS DE SOPORTE VITAL
trucción (chicles, caramelos...). Asimismo, se retirará la dentadura postiza si existiera. Limpiaremos, además, las secreciones que se hallasen en la boca (vómitos), con la ayuda de gasas, pañuelos, etc. Si tras la realización de estas actividades no se hubiera obtenido una vía aérea permeable, es decir, que permita el paso libre de aire, se ha de sospechar de la existencia de uno o más objetos en la garganta. Para solucionarlo se realizará la maniobra de Heimlich, también llamada compresión abdominal:
Figura 6. Sistema “dedo en gancho”.
• Si la víctima está echada: nos sentaremos en sus muslos mirando hacia su cabeza, que colocaremos de forma ladeada. Posteriormente, colocaremos nuestro puño en la boca del estómago (bajo las costillas) y presionaremos oblicuamente hacia abajo y hacia la cabeza (Figura 7). • Si la víctima está de pie o sentada: le pasaremos los brazos por debajo de sus axilas y presionaremos en el mismo punto, hacia nosotros y hacia arriba. Las presiones han de ser secas y profundas. Luego continuaremos intercalando dos insuflaciones cada cuatro compresiones abdominales (Figura 8). Estas maniobras no se pueden hacer en víctimas con obstrucción parcial (tosen, se quejan, pueden hablar) ni en embarazadas ni en niños de corta edad.
Figura 7. Técnica de Heimlich con víctima acostada.
Figura 8. Técnica de Heimlich con víctima de pie o sentada.
RESUCITACIÓN CARDIOPULMONAR BÁSICA Como ya hemos visto, los accidentes se producen de forma inesperada y en cualquier sitio. Una rápida actuación en la aplicación de los primeros auxilios puede salvar la vida de una persona, sobre todo si la víctima no respira o no se percibe su pulso (Figura 9).
Figura 9. Esquema de la circulación de la sangre.
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PRIMEROS AUXILIOS
Al realizar la reanimación cardiopulmonar (RCP) se desempeña de forma artificial las funciones fisiológicas propias del corazón y los pulmones, esto es, se irrigará y aportará oxígeno a todas las células del organismo (el cerebro necesita permanentemente la acción del oxígeno; su falta, durante cuatro minutos o más, provoca lesiones irreversibles). La persona encargada de realizar los primeros auxilios debe proceder a abrir las vías respiratorias para restablecer la respiración espontánea y activar la circulación sanguínea mediante la recuperación del pulso cardiaco. Es muy importante que los procedimientos de reanimación se realicen inmediatamente después de producirse la parada cardiorrespiratoria y en el mismo lugar del accidente; además, se han de mantener, si es necesario, hasta la llegada del personal sanitario cualificado. Al producirse una parada cardiorrespiratoria se producen dos paros distintos al mismo tiempo, el cardiaco y el respiratorio; sin embargo, ambos pueden darse por separado. Se denomina paro cardiaco al cese del latido del corazón; ello provoca una interrupción de la circulación sanguínea y, en consecuencia, impide la aportación de oxígeno a los órganos vitales. La parada respiratoria tiene lugar cuando se interrumpe la respiración. La detención de los movimientos pulmonares impide la entrada de aire y dejan de cumplir su función: oxigenar la sangre que, a su vez, debe oxigenar a todo el organismo (Figura 10). Una parada cardiorrespiratoria puede ser causada por un infarto, una arritmia, la obstrucción de las vías respiratorias, los colapsos cardiovasculares, ciertos accidentes (por ejemplo, inhalación de gases), el abuso de ciertos fármacos, etc. En este capítulo te explicaremos las diferentes técnicas de reanimación que deben realizarse ante una parada cardiaca o respiratoria. Figura 10. Dibujos que muestran el movimiento del tórax al respirar. Durante la inspiración, la caja torácica se expande y el diafragma baja su posición para permitir la entrada de aire; por el contrario, durante la espiración, la caja torácica se contrae y el diafragma sube en dirección al esternón.
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La respiración artificial Se trata de uno de los dos mecanismos de urgencia (junto con la reanimación cardiaca) que forma parte de la reanimación cardiopulmonar; se realizará sólo si el accidentado no respira espontáneamente. La respiración artificial debe aplicarse de forma inmediata al accidentado, puesto que la ausencia de oxígeno puede provocar en el herido lesiones cerebrales irreversibles e, incluso, la muerte. ¿Sabías que existen distintos métodos de respiración artificial?
APLICACIÓN DE TÉCNICAS DE SOPORTE VITAL
Efectivamente, para devolver la respiración espontánea a un accidentado existen diversos métodos que debe conocer y dominar perfectamente. A continuación los detallamos. Respiración artificial mediante el “boca a boca” Se trata del método de respiración artificial al que se recurre con mayor frecuencia. Mediante esta técnica de primeros auxilios, se intenta insuflar la mayor cantidad de aire posible a través de los orificios respiratorios del accidentado (boca, nariz o traqueostoma), siendo la boca el más utilizado. La correcta realización de la técnica del “boca a boca” (Figura 11) se comprueba observando si el tórax del herido se eleva y desciende con cada insuflación; si no se produce dicho movimiento, es que existe algún cuerpo extraño en las vías respiratorias. Es muy importante tener claro el funcionamiento de esta técnica de recuperación respiratoria. La vida de una persona puede depender de una rápida y efectiva actuación. Reanimación de Silvester Otro método de reanimación pulmonar es el método de Silvester. Aunque no se trata de un método típico de respiración artificial, porque no se produce, por parte de la persona que asiste al accidentado, ningún tipo de insuflación, se trata, también, de un método destinado a retornar al herido su respiración normal espontánea. La reanimación de Silvester se aplicará cuando la respiración “boca a boca”, por el motivo que sea, no pueda llevarse a cabo. El protocolo de actuación es el siguiente: • 1. Se debe colocar al herido estirado boca arriba, preferiblemente encima de un plano duro. Si es posible, se colocará algún objeto blando (por ejemplo, ropa) bajo los hombros, al nivel de los omóplatos. La cabeza se echa hacia atrás para que las vías respiratorias se abran.
Figura 11. Pasos de la respiración artificial mediante el sistema “boca a boca”.
• 2. Se sitúa una rodilla a cada lado de la cabeza del accidentado y se le cogen las muñecas cruzándolas encima de su tórax. Acto seguido, se ejerce presión encima del mismo tórax, para propiciar la expulsión del aire de la cavidad torácica. • 3. A continuación, deben levantarse los brazos del accidentado hacia arriba y hacia fuera, llegando éstos a tocar, casi, el suelo. De esta forma, se consigue que el herido inspire de forma pasiva. • 4. Se vuelve a repetir el procedimiento anterior cada 5 segundos, para conseguir, de esta forma, que el accidentado efectúe 12 inspiraciones por minuto. 45
PRIMEROS AUXILIOS
• 5. Si la víctima vomita durante el procedimiento, debes girársele la cabeza para que el vómito sea expulsado y no obstruya las vías respiratorias, limpiarle la boca y seguir con el procedimiento hasta que recupere la respiración o hasta que el personal médico se haga cargo de la situación. Procedimiento de Holger-Nielsen Otro método para intentar que el accidentado recupere la respiración normal espontánea es el procedimiento de Holger-Nielsen. Al igual que con el método de Silvester, debe recurrirse a este procedimiento cuando no pueda llevarse a cabo la reanimación “boca a boca”; por ejemplo, en heridos que no tengan las vías respiratorias practicables. Como en el método anterior, también se buscará la introducción de aire a través de la distensión o compresión del tórax. El protocolo de actuación de este procedimiento es el siguiente: • 1. Se coloca al herido en posición de decúbito prono (boca abajo), preferiblemente encima de una superficie dura, con la cabeza ligeramente ladeada. • 2. La persona que le asiste flexiona los miembros superiores del accidentado, cruzándole las manos y apoyándolas en el suelo, con las palmas hacia abajo. • 3. Con los brazos totalmente extendidos, el socorrista sitúa las palmas de sus manos encima de los omóplatos del accidentado. Acto seguido, se inclina hacia delante para presionar fuertemente sobre la espalda del herido. De esta forma se consigue que la víctima espire. • 4. Posteriormente, para conseguir que el accidentado inspire, se debe tirar de sus brazos, cogiéndolos por los codos, hacia delante y hacia arriba sin levantarlos del suelo. Figura 12. Método de reanimación de HolgerNielsen.
• 5. Finalmente, se sitúan los brazos del herido en la posición inicial y se repite el procedimiento hasta que el accidentado respire por sí solo o hasta la llegada del personal sanitario. El procedimiento debe repetirse cada 5 segundos, para conseguir una frecuencia de 12 respiraciones por minuto (Figura 12).
El masaje cardiaco Se trata del otro de los dos mecanismos de urgencia (junto con la respiración artificial), que forma parte de la reanimación cardiopulmonar, y se aplicará cuando el accidentado no presente pulso cardiaco. Al igual que en la respiración artificial, el masaje cardiaco debe realizarse de forma inmediata, puesto que la ausencia de esta asistencia puede provocar lesiones irreversibles o la muerte. El masaje cardiaco se llevará a cabo cuando se produzca un paro cardiaco, esto es, un paro brusco o una alteración grave de la contracción cardiaca. Las causas más 46
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frecuentes del paro cardiaco son el infarto de miocardio, las hemorragias abundantes (tanto las internas como las externas), el paro respiratorio, el envenenamiento y las electrocuciones. Existen diferentes signos que pueden indicar la presencia de un paro cardiaco: ausencia de latido cardiaco, carotídeo o femoral; presencia de dilatación en las pupilas y coloración azulada de la piel. El masaje cardiaco sustituye, durante su realización, la función del corazón, bombeando sangre al resto del cuerpo, mediante su compresión y descompresión. Si, además de un paro cardiaco, se produce una parada respiratoria, el masaje cardiaco debe combinarse con la reanimación “boca a boca”. Técnicas de reanimación cardiopulmonar Como ya se ha explicado, puede darse que la víctima de un accidente sufra, al mismo tiempo, una parada respiratoria y cardiaca, es decir, una parada cardiorrespiratoria. En estos casos, debe realizarse, a la vez, la respiración artificial y el masaje cardiaco, esto es, la reanimación cardiopulmonar (RCP). La realización de ambas técnicas variará en función de si las practica un sólo socorrista o si, en cambio, son dos personas las que asisten al accidentado. La situación ideal para la reanimación cardiorrespiratoria se producirá con la presencia de dos socorristas; en este caso, uno se encargará de realizar la respiración artificial, mientras que el otro completará la reanimación con el masaje cardiaco. El protocolo de actuación será exactamente el mismo que para la respiración artificial y el masaje cardiaco, variando solamente el ritmo de las compresiones, que deberá alternarse con las insuflaciones. Cuando pueda contarse con dos personas, debe actuarse de la forma siguiente: • 1. Ante todo, debe colocarse al herido en posición supina, sobre una superficie rígida y con el cuello en situación de hiperextensión. • 2. La persona encargada de aplicar la respiración artificial realiza la primera insuflación. • 3. Acto seguido, la otra persona, el encargado del masaje cardiaco, realiza 5 compresiones torácicas. • 4. Tras las compresiones, la primera persona vuelve a insuflar de nuevo. Ambas actuaciones deben alternarse de forma muy coordinada, hasta la reanimación completa del accidentado o hasta la llegada del equipo sanitario de urgencia. 47
PRIMEROS AUXILIOS
Si la víctima recupera el pulso y la respiración espontánea, debe ser colocada en la posición lateral de seguridad hasta que el equipo de urgencias se haga cargo de ella. Posición de seguridad lateral Es la posición de espera y transporte para personas inconscientes no traumáticas, que presentan respiración y pulso estables. En esta posición podemos controlar el vómito y evitamos la caída de la lengua hacia atrás (Figura 13). • Situarse a la derecha del herido • Separar el brazo que está entre el socorrista y el herido. • Situar el brazo cerca de la cabeza tanto como sea posible y dejar libre el lado del giro. • Girarle el brazo izquierdo hacia la cara • Ponerle la mano izquierda sobre la mejilla derecha. • Sin quitarle nuestro soporte de su mano, doblarle la pierna izquierda. • Hacer fuerza desde la pierna girándola suavemente. • Rectificar la posición de la cabeza para mantener la vía aérea abierta.
Figura 13. La posición lateral de seguridad es la posición de espera a adoptar para personas inconscientes no traumáticas.
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APLICACIÓN DE TÉCNICAS DE SOPORTE VITAL
El protocolo de actuación varía sensiblemente cuando la reanimación cardiorrespiratoria debe ser realizada por una sola persona (Figura 14): • 1. Antes que nada, debe colocarse al herido en posición supina, sobre una superficie rígida y con el cuello en situación de hiperextensión. • 2. El asistente debe empezar por la respiración artificial, realizando dos fuertes insuflaciones. • 3. A continuación, se procede a realizar el masaje cardiaco con la aplicación de 15 compresiones torácicas. • 4. Estos procesos se alternan hasta la recuperación de la víctima o la llegada del personal médico. El accidentado, de nuevo, debe ser colocado en la posición lateral de seguridad si recupera el pulso y la respiración espontánea antes de la presencia del personal sanitario.
Figura 14. Reanimación cardiorrespiratoria realizada por una sola persona.
La reanimación cardiopulmonar infantil Las técnicas de reanimación en niños y bebés (Figura 15) no difieren de las que se aplican en adultos, pero deben realizarse de forma más rápida y con menor presión. Al realizar el masaje cardiaco, las compresiones deben aplicarse sobre el centro del esternón, en lugar del tercio inferior como en adultos. En la respiración artificial, se sella la nariz y la boca del bebé, aplicando los labios alrededor, y se sopla suavemente en los pulmones, a un ritmo de 20 respiraciones por minuto. Debe vigilarse el latido cardiaco tras las primeras cuatro insuflaciones. Cuando se lleve a cabo el masaje cardiaco en bebés, se siguen las mismas recomendaciones que en adultos, pero aplicando una presión más leve, usando sólo dos dedos, hasta una profundidad de entre 1,5 y 2,5 cm. Para realizar la respiración “boca a boca” en niños algo mayores, se cierran los labios alrededor de la
Figura 15. Técnica de reanimación cardiopulmonar infantil.
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PRIMEROS AUXILIOS
boca y de la nariz del niño y se sopla suavemente en los pulmones a un ritmo de 20 respiraciones por minuto. Hay que vigilar el latido del corazón tras las cuatro primeras insuflaciones. Por otra parte, la compresión externa del pecho se realiza ejerciendo una presión ligera y usando tan sólo una mano. Debe presionarse el pecho, en el centro del esternón, a un ritmo de 100 cpm, llegando a una profundidad de entre 2,5 y 3,5 cm, con 15 compresiones por cada dos ventilaciones.
DESFIBRILIZACIÓN EXTERNA SEMIAUTOMÁTICA (DEA) La desfibrilación consiste en emitir un impulso de corriente continua al corazón, despolarizando simultáneamente todas las células miocárdicas, pudiendo retomar su ritmo eléctrico normal u otro eficaz. La fibrilación ventricular es la causa más frecuente de muerte súbita. El Desfibrilador Externo Automático (DEA) (Figura 16) es un aparato electrónico portátil, que diagnostica y trata la parada cardiorrespiratoria cuando es debida a la fibrilación ventricular (en la que el corazón tiene actividad eléctrica pero carece de efectividad mecánica) o a una taquicardia ventricular sin pulso (en la que hay actividad eléctrica pero, en este caso, el bombeo sanguíneo es ineficaz), restableciendo un ritmo cardiaco efectivo eléctrica y mecánicamente.
Figura 16. El desfibrilador emite un impulso de corriente al corazón.
El DEA es totalmente ineficaz en la parada cardíaca con asistolia, pues el corazón, en este caso, además de no bombear la sangre, no tiene actividad eléctrica; tampoco en la Actividad Eléctrica Sin Pulso (AESP), antes denominada Disociación Electromecánica, donde hay actividad eléctrica, que puede ser incluso normal, pero carece de eficacia mecánica. En estos dos últimos casos, únicamente se debe realizar compresión torácica mientras se establecen otras medidas avanzadas. Hay distintos tipos de aparatos según el grado de autonomía del mismo: • El DEA completamente automático: está pensado para ser utilizado por personal no sanitario, de tal forma que, siguiendo sus instrucciones, se colocan los electrodos en el paciente y el aparato, tras determinar el tipo de ritmo cardiaco, aconseja a los asistentes separarse para emitir la descarga eléctrica, o bien, aconseja realizar compresiones torácicas. En los paises desarrollados, la tendencia es colocarlos en lugares concurridos para evitar episodios de muerte súbita, dado que su efectividad es máxima en el momento inicial, disminuyendo rápidamente en los minutos sucesivos. • El DEA semi-automático: pensado para personal paramédico, como socorristas, ofrece las instrucciones y el personal activa cada paso. Hay que diferen-
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ciarlo de los desfibriladores cardio-versores convencionales o manuales, utilizados por personal médico, en los cuales se visualiza el ritmo cardiaco y, posteriormente, es el profesional quien decide el tipo de descarga o la intensidad, o bien su realización de forma sincronizada con el ciclo eléctrico cardiaco (emitir la descarga en la despolarización ventricular, en la “R” del electrocardiograma).
VALORACIÓN DEL ACCIDENTADO Debes tener en cuenta que los accidentes pueden ser muy variados y, en consecuencia, las lesiones y las heridas presentan diversos niveles de gravedad. De hecho, puede establecerse una clasificación de los accidentes según la urgencia con que los accidentados precisen la asistencia médica: • Accidentes de primera urgencia: son aquellos en los que las víctimas sufren parada cardiorrespiratoria, asfixia, grandes quemaduras, hemorragias masivas o estados de choque. Existe serio peligro de muerte para la víctima. • Accidentes de segunda urgencia: en éstos, las víctimas sufren politraumatismos, heridas torácicas y abdominales, aplastamientos o hemorragias internas. • Accidentes de tercera urgencia: las víctimas sufren heridas graves y extensas, fracturas de cráneo, de columna vertebral o cualquier tipo de fracturas abiertas. • Accidentes de cuarta urgencia: son aquellos en los cuales las víctimas sufren fracturas cerradas o heridas y quemaduras leves. Estos criterios se utilizan para establecer una escala de prioridades en la atención a las víctimas de un accidente.
Valoración primaria El proceso de valoración consiste en la recogida de aquellos datos del paciente que pueden ser de utilidad para facilitar la correcta actuación del auxiliador. Esta valoración ha de ser sistemática y precisa. Entendemos dos formas complementarias y consecutivas de valoración: la primaria y la secundaria. En una situación de urgencia, a pesar de que la reacción instintiva de cualquier persona es emprender alguna acción, no se ha de caer en este error, pues la valoración primaria requiere pocos minutos y de su realización puede depender la vida del accidentado. La valoración primaria se inicia con la primera impresión que el auxiliador tiene al ver al herido, que se forma a partir de lo que vemos y oímos, 51
PRIMEROS AUXILIOS
seguida de la evaluación primaria propiamente dicha, que consiste en identificar problemas que amenazan la vida del individuo, resumidos en el ABC, del que ya hemos hablado. La alteración de estos tres puntos se da en la parada cardiorespiratoria, que será tratada posteriormente.
Valoración secundaria Sólo después de realizar la valoración primaria y las debidas actuaciones (reanimación cardiopulmonar, apertura de vías, etc.), si las hubo, se realiza la valoración secundaria. Ésta consiste en la valoración del estado del accidentado de pies a cabeza, tanto por delante como por detrás y por ambos laterales. Se han de buscar: • Fracturas de miembros o de la columna vertebral. • Golpes recibidos en la cabeza, tórax, abdomen y/o espalda que puedan producir hemorragias internas. • Lesiones, contusiones, quemaduras, dolor, etc. Durante este proceso se interrogará al enfermo, si está consciente, intentando obtener la mayor cantidad de información posible, por si dejara de estarlo. Se anotaran y, posteriormente, se trasmitirán a los servicios sanitarios los siguientes datos: • • • • • • • • • • • •
Nombre y apellidos. Edad. Constantes vitales (pulso y respiración). Enfermedades que padezca o halla padecido. Medicación que toma habitualmente (anticoagulantes, insulina..). Alergias a algún medicamento. Si lleva algún informe médico encima. Localización del dolor. Hormigueos, “descargas eléctricas”, entorpecimiento de las piernas. Actuaciones de primeros auxilios realizadas y respuesta del paciente a ellas. Si existe hemorragia, la cantidad aproximada y el origen. Si se está realizando la reanimación cardiopulmonar, el tiempo desde la parada y tiempo que se está realizando la maniobra. • Si existe intoxicación por fármacos o productos tóxicos, cuándo, qué cantidad y si hubo vómitos.
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ATENCIÓN INICIAL EN LESIONES POR AGENTES FÍSICOS (TRAUMATISMOS, CALOR O FRÍO, ELECTRICIDAD Y RADIACIONES) Quemaduras Las quemaduras deben tratarse de forma minuciosa, puesto que las de mayor intensidad pueden provocar la muerte de la persona afectada y es vital un rápido y correcto tratamiento de la zona o zonas afectadas por la quemadura. Las pautas de actuación ante una persona que ha sufrido quemaduras son las siguientes: en el momento del accidente, apagar las llamas de la ropa o del cuerpo del accidentado cubriéndole con una manta; la víctima debe rodar sobre el suelo para apagar las llamas y se debe evitar que salga corriendo; retirar los cuerpos extraños de la zona afectada (ropa quemada, cenizas, etc.), descubriéndola y dejando caer, acto seguido, abundante agua fría sobre ella; aplicar apósitos estériles para evitar la infección; lavarse las manos escrupulosamente antes de realizar esta maniobra; si la víctima está consciente y no vomita, se le puede administrar agua con sal y bicarbonato cada quince minutos, para evitar la deshidratación. De esta forma, disminuye el riesgo de que se produzca un choque; trasladar a la víctima a un centro sanitario. Si está inconsciente, evacuarla en posición de recuperación, vigilando en todo momento sus constantes vitales. Dadas las características de las quemaduras, aparte de existir un protocolo de actuación, también existen una serie de normas de aquello que no debe hacerse nunca, que son: • La ropa que se encuentre adherida a la zona afectada, nunca debe retirarse o arrancarse, para evitar un posible desprendimiento de la piel. • Nunca deben reventarse las ampollas. • Si la víctima está inconsciente, nunca se le debe dar de beber. • No deben aplicarse antisépticos colorantes, como la povidona yodada, para no enmascarar la extensión total de la quemadura. • Nunca deben vendarse dos superficies quemadas juntas (por ejemplo, dos dedos juntos). El protocolo general de actuación puede sufrir alguna variación dependiendo del origen de la quemadura: si se ha producido por una sustancia química, debe prolongarse la aplicación de agua fría durante más tiempo (unos quince minutos) que en las quemaduras provocadas por fuego. Si la quemadura química afecta a los ojos, deben lavarse con agua abundante durante varios minutos hasta que los restos químicos desaparezcan, después deben cubrirse y ha de trasladarse al afectado a un centro hospitalario con servicio de oftalmología.
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PRIMEROS AUXILIOS
Para saber más Lo que nunca hay que hacer en caso de congelación: • Calentar la zona lesionada de forma brusca con agua caliente. • Masajear la zona afectada con nieve. • Reventar las ampollas que puedan aparecer en la zona congelada. • Administrar alcohol o tabaco.
Cuando el origen de la quemadura es eléctrico, debe desconectarse la corriente antes de tocar a la víctima (si no es posible la desconexión, se recurre a la ayuda de cuerdas o plásticos, sin tocar directamente al accidentado). Acto seguido, se comprueba el pulso y la respiración, realizando la reanimación cardiopulmonar (RCP) si fuera necesario.
Congelaciones El protocolo de actuación es el siguiente: • En congelaciones locales: rescatar al accidentado y ponerlo a cubierto; aflojar las ropas ceñidas y abrigarle con una manta; proporcionarle, si está consciente, líquidos azucarados y calientes; si sufre lesiones de primer grado, aplicarle un baño local con agua tibia, friccionando la zona de forma suave; si son de segundo o tercer grado, calentar progresivamente la zona congelada; en caso de localizar la lesión en los pies, no retirar el calzado; una vez seca, la zona congelada se envuelve en algodón y se sitúa más alta que el corazón para disminuir el edema. • En congelaciones generales: si hay parada cardiorrespiratoria, iniciar las maniobras de RCP; situar a la víctima en un lugar seguro y cubrirla con una manta; si está consciente, proporcionarle líquidos; calentar de forma progresiva las zonas congeladas, empezando con agua fría a unos 10°C; secar escrupulosamente la zona lesionada, envolviéndola después en algodón; mantener a la víctima en la posición de recuperación.
Para saber más La diferencia entre tirón y calambre es: que el primero es una extensión excesiva y dolorosa de un músculo por encima de su capacidad fisiológica; mientras que el calambre es una contracción espasmódica, involuntaria, dolorosa y transitoria, de un músculo o músculos.
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Contusiones El protocolo de actuación es el siguiente: aplicar frío sobre la zona lesionada, no más de 20 minutos seguidos, para tratar de sofocar el dolor y frenar una posible hemorragia interna; inmovilizar la zona lesionada y situarla por encima del nivel del corazón; tan pronto como sea posible, transportar a la persona lesionada a un centro sanitario. Otras lesiones musculares como el tirón o el calambre siguen el mismo protocolo de actuación que la contusión.
Heridas El protocolo de actuación es el siguiente: • Heridas leves: tranquilizar a la víctima; preparar el material (gasas, tiritas, pinzas, tijeras, etc.); lavarse las manos con agua y jabón y aplicarse alcohol para evitar la contaminación de la herida; dejar brotar la sangre unos instantes, siempre que salga en pequeñas cantidades; en caso contrario, presionar con un apósito estéril sobre la herida para detener la hemorragia; si la herida está sucia, lavarla con agua fría a chorro o con suero fisiológico; retirar de la herida los
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cuerpos extraños con unas pinzas desinfectadas (no deben retirarse si se encuentran incrustados en la herida); limpiarla con agua y jabón y secarla con gasas estériles, del centro de la herida hacia la periferia, de esta forma se evita la introducción de gérmenes; aplicar un antiséptico, preferentemente incoloro para no enmascarar la magnitud de la herida; cubrirla con una gasa estéril, sujetándola con un esparadrapo (Figura 17). • Heridas graves: controlar la hemorragia presionando la herida con gasas estériles (se usará un paño limpio si no se dispone de ellas); fijar el apósito mediante vendas; sujetar los cuerpos extraños, que se extraerán en el hospital, para evitar que se agrande la lesión con sus movimientos; si la herida es en el tórax, taponarla con apósitos y vendarla para evitar la entrada de aire; si se sitúa en el abdomen, cubrirla con un paño grande y húmedo, no tocar las vísceras que puedan quedar a la vista y no dar de comer o beber al accidentado. Si al retirar una gasa estéril se observa que está pegada a la herida, se debe aplicar sobre ella agua tibia, agua oxigenada o suero fisiológico; si la herida sigue presentando un aspecto sucio e irregular, debe limpiarse de nuevo; en caso de que la herida presentara los bordes separados puede procederse a la utilización de puntos cutáneos, formados por tiritas de esparadrapo estrechas y esterilizadas; si los bordes de la herida se encuentran muy separados, se aplicarán puntos de sutura (las suturas las realizan los ATS/DUE o bien el médico).
Figura 17. Para curar una herida leve hay que lavar la zona, desinfectarla desde la herida hacia fuera y cubrirla con una gasa esterilizada antes de vendarla.
Al tratar las heridas deben tenerse en cuenta una serie de circunstancias que podrían agravarlas y que, por tanto, deben evitarse: • Nunca debe utilizarse algodón ni pañuelos de papel para cubrir o limpiar las heridas, puesto que la pelusa que desprenden puede adherirse a la herida, elevando el riesgo de infección y retrasando el proceso de cicatrización. • El alcohol puede provocar quemaduras en los bordes de la herida. El mercurocromo las tiñe y enmascara. Las pomadas o polvos pueden provocar reacciones alérgicas. Por tanto, ninguno de ellos debe utilizarse. • No se debe extraer un objeto clavado, puesto que puede actuar de tapón impidiendo que la herida sangre. La extracción se realizará en el centro hospitalario.
Hemorragias El protocolo de actuación en un caso de hemorragia externa es el siguiente: descubrir la zona sangrante y taponarla con apósitos estériles, presionando directamente sobre el orificio; elevar la extremidad afectada, si es el caso; combinar la 55
PRIMEROS AUXILIOS
presión directa sobre la herida con la presión de la arteria principal del miembro dañado. Si las medidas anteriores no han surtido efecto, se realiza, como último recurso, un torniquete para detener la hemorragia (Figura 18).
Figura 18. Pasos a seguir en la colocación de un torniquete.
El torniquete se coloca siempre en un punto situado entre la zona afectada y el corazón para obstaculizar la trayectoria de la sangre arterial. Para la colocación de un torniquete: se anuda una venda o un pañuelo (deben ser siempre tejidos blandos y anchos) por encima de donde se haya producido la herida sangrante; se coloca en medio del nudo un objeto corto y duro que, a su vez, se sujeta con varios nudos; se retuerce el objeto de forma lenta, siempre en la misma dirección, sin que la venda se arrugue, hasta cortar la hemorragia, y se sujeta a la extremidad con otra venda o pañuelo; por último, se anota en un sitio visible la hora y lugar de colocación del torniquete. El protocolo de actuación en caso de hemorragia interna es el siguiente: colocar a la víctima en decúbito supino con la cabeza ladeada y, si es posible, con los pies más altos que la cabeza; aflojar las prendas de vestir que puedan causar opresión y cubrir al accidentado con mantas para evitar las pérdidas de calor; revisar de forma frecuente el pulso, la respiración y el nivel de consciencia; no proporcionar nada al accidentado por vía oral. El protocolo de actuación en caso de hemorragia exteriorizada depende del orificio natural por el que salga la sangre: Para la epistaxis (hemorragia por las fosas nasales) es el siguiente: sentar a la víctima, con la cabeza ligeramente inclinada hacia delante; aconsejarle que respire por la boca y que evite sonarse o toser; comprimir la fosa nasal sangrante presionando contra el tabique nasal durante unos minutos; si la hemorragia no cesa, taponar el orificio sangrante con una tira de gasa estéril bañada en antiséptico. 56
APLICACIÓN DE TÉCNICAS DE SOPORTE VITAL
Una otorragia es una hemorragia en el oído. Cuando se produce en un paciente consciente y sin antecedentes de traumatismo craneal, es leve, siendo las erosiones del conducto auditivo la causa más probable. Sin embargo, si existe antecedente de traumatismo craneal y la sangre sale mezclada con un líquido acuoso, debe sospecharse la existencia de una fractura en la base del cráneo y considerarse grave. El protocolo de actuación ante una otorragia es el siguiente: cubrir el oído, sin taponarlo, con una gasa estéril; colocar al accidentado en la posición de recuperación y trasladarle, de forma urgente, a una institución sanitaria. Las hemorragias que manan por la boca pueden tener distinto origen, como trastornos digestivos o pulmonares. El protocolo de actuación ante una hemorragia en la boca será: en caso de que la lesión sea pulmonar, colocar al accidentado en la posición de Fowler hasta la llegada de la asistencia médica; si la lesión se ha producido en el estómago, la víctima debe colocarse en la posición de seguridad, puesto que la sangre puede ser expulsada en forma de vómitos.
Fracturas Como siempre que se prestan primeros auxilios, debes atender, antes que nada, la integridad física de la víctima, asegurarte de que su vida no corre peligro, de que no entra en estado de choque y de que la hemorragia, si existe, está controlada antes de proceder al tratamiento de la fractura. A continuación, se procede a la inmovilización de la zona fracturada para evitar que el hueso fracturado se mueva. Puede utilizarse un miembro sano del accidentado o una férula. En caso de no disponer de una, puede utilizarse cualquier objeto para ese fin. Las férulas se fijan mediante vendas, pañuelos, tiras de tela, etc.; sin apretar demasiado, para no comprometer la circulación sanguínea del miembro fracturado. Algunas zonas corporales requieren la colocación de una almohadilla antes de proceder al entablillado (Figura 19). Dependiendo del tipo de fractura, debe emplearse un método de inmovilización provisional u otro: • Húmero: se colocan, a poder ser, dos férulas (aunque con una puede ser suficiente) entre la axila y el codo, una en la zona interna y otra en la externa del brazo, para impedir el movimiento del brazo entre el hombro y el codo. La inmovilización se fija con una venda, de modo que el codo se flexione y el antebrazo se sitúe encima del abdomen.
Figura 19. Zonas en las que se deben poner almohadillas cuando se tienen que entablillar fracturas óseas.
• Codo: se inmoviliza el codo con un cabestrillo. Si el codo no puede flexionarse, se usa una férula que alcance desde la axila hasta la palma de la mano. 57
PRIMEROS AUXILIOS
Recuerda Una férula es un tallo rígido, ya sea de metal o de madera, con suficiente longitud para permitir mantener inmóvil el miembro fracturado.
• Antebrazo: se coloca una férula desde el codo hasta los dedos. El antebrazo debe flexionarse e inmovilizarse al nivel del codo.
Luxaciones En caso de luxación, se debe actuar de la siguiente forma: mantener quieta a la persona accidentada, inmovilizando la articulación, ya sea con las manos o con el uso de alguna férula; no debe darse nunca de comer o beber a la víctima; no se debe intentar colocar el hueso dañado en su sitio.
ATENCIÓN INICIAL EN LESIONES POR AGENTES QUÍMICOS Y BIOLÓGICOS Envenenamientos Cualquier sustancia capaz, en cantidades relativamente pequeñas, de alterar las funciones fisiológicas de los órganos, producir enfermedad o provocar la muerte del afectado, debe ser considerada como veneno. Existen sustancias venenosas sólidas, líquidas y gaseosas, que pueden introducirse en el organismo por ingestión, inhalación, absorción o inyección. Los efectos que presentan los intoxicados dependen del agente y de la cantidad asimilada. Los síntomas más habituales de la ingestión de sustancias venenosas son dolor abdominal, náuseas y vómitos, calambres de estómago, diarrea, vértigos y temblores, sudoración, hipotensión y bradicardia. Si, además, el afectado es alérgico a la sustancia venenosa, puede sufrir síntomas más graves. Para saber más Aunque todos Estamos potencialmente expuestos a una intoxicación por veneno, los niños son los que más suelen sufrir este tipo de situaciones. El entorno está lleno de agentes venenosos susceptibles de provocar una intoxicación: algunas setas, picaduras de animales como el escorpión o mordeduras de otros, como las serpientes, pueden provocar envenenamientos, en ocasiones muy graves.
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En intoxicaciones por absorción e inyección de sustancias venenosas, como en el caso de las picaduras y mordeduras de animales, los síntomas más habituales son dolor en la zona afectada, hinchazón y aparición de edemas, picor y enrojecimiento de la zona, entre otros. En las intoxicaciones por inhalación de sustancias venenosas los síntomas se manifiestan en el sistema nervioso, circulatorio o respiratorio: pérdida de conocimiento, convulsiones, alteraciones en la respiración espontánea o, incluso, paros cardiacos o respiratorios. La actuación de urgencia ante un envenenamiento variará según los síntomas que se presenten en cada caso. A continuación se detallan los diferentes protocolos de actuación según el veneno que haya sido ingerido, inyectado o inhalado. Envenenamiento por ingestión: requerir asistencia médica; mientras se espera la ayuda médica, asegurarse de que no quede ningún resto de la sustancia veneno-
APLICACIÓN DE TÉCNICAS DE SOPORTE VITAL
sa en la boca del afectado, extrayéndolo si fuera necesario; comprobar los signos vitales del afectado (respiración y pulso) y actuar en consecuencia en caso de presentarse cualquier anomalía, e intentar averiguar la sustancia venenosa ingerida y el momento de la ingestión. Si es posible, deben conservarse restos de la sustancia venenosa y de los vómitos, si los hubiera. Envenenamiento por inyección o absorción: debe acostarse a la víctima, colocando la zona afectada a un nivel más bajo que el corazón; limpiar la zona afectada con agua y jabón y taparla con compresas frías o con hielo envuelto en un paño para aliviar el dolor y la hinchazón; en caso de tener que retirar algún cuerpo extraño de la herida deben utilizarse pinzas; si se presentan síntomas de choque anafiláctico, debe llamarse de forma inmediata a una ambulancia, controlando, mientras tanto, las constantes vitales del intoxicado, e intentar identificar la sustancia venenosa, así como el momento preciso en que se ha producido su absorción. Envenenamiento por inhalación: avisar a los servicios médicos de urgencia; si la intoxicación se ha producido a causa de un escape, hay que trasladar a la víctima a otro sitio procediendo, posteriormente, a la ventilación del lugar afectado; controlar las constantes vitales del afectado, realizando la RCP si fuera necesario y, como en todos los casos, se intentará identificar la sustancia venenosa inhalada, así como el momento preciso en que se ha producido la inhalación.
Intoxicación por gases Una persona puede envenenarse al inhalar algún tipo de gas tóxico, de los cuales existen diferentes especies, provenientes, cada una, de diferentes fuentes. Pueden citarse, por ejemplo, el gas de uso general, los refrigerantes (amoníacos, anhídrico sulfuroso...), los agentes anestésicos (éter, cloroformo, óxido nitroso...), solventes (tetracloruro de carbono, tricloroetileno...), monóxido de carbono, etc. El monóxido de carbono es un gas letal que aparece como resultado de la combustión incompleta de sustancias que contienen carbono; su peligro está en que no se huele, por lo que no se detecta. Una concentración peligrosa de monóxido de carbono puede producirse en el interior de una casa con calefacción y sin ventilación adecuada, en una cochera en la que se ha puesto en marcha el vehículo... También en un edificio en llamas, en el que la concentración de monóxido de carbono llega a tener un nivel letal en tanto disminuye el oxígeno del aire. Los síntomas vendrán dados por irritación de mucosas, tos, ronquera, dificultad respiratoria, intranquilidad, ansiedad, confusión, desorientación, trastornos de la capacidad de juicio, coloración cutánea azulada, etc. 59
PRIMEROS AUXILIOS
Actuación: • Tomar medidas de precaución como, por ejemplo, portar máscaras con aporte de oxígeno, no llevar cerillas... • Ventilar la estancia, si es posible, nada más llegar. • Llevar al intoxicado a un ambiente donde pueda respirar aire fresco y desvestirle. • Acostar al accidentado sobre un lado (decúbito lateral), con el tronco elevado unos 45°, y mantenerle en reposo absoluto. • Si se posee equipo de administración de oxígeno, administrarlo al 100% y a alto flujo. • Taparle con una manta. • Si hay parada respiratoria, efectuar la respiración artificial. • Trasladar al accidentado al centro médico más cercano.
ATENCIÓN INICIAL EN PATOLOGÍA ORGÁNICA DE URGENCIA Lipotimia o desmayo Es la pérdida momentánea del conocimiento, la mayoría de las veces producida por un descenso de la tensión arterial. Es decir, la lipotimia se produce porque no le llega suficiente sangre al cerebro. Antes del desmayo aparecen signos como: falta de fuerza, sensación de pérdida de conocimiento, malestar, vértigo, náuseas o vómitos, visión borrosa, zumbidos de oídos, palidez y sudoración fría. Actuación: • Acostarle y elevarle las piernas (para favorecer el riego sanguíneo cerebral). • Aflojarle la ropa: cinturón, corbatas, etc. • Si está inconsciente: no darle nada de beber. • Si no se recupera: traslado urgente.
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APLICACIÓN DE TÉCNICAS DE SOPORTE VITAL
Ataques de ansiedad o de epilepsia Ansiedad La ansiedad es una emoción que surge ante cualquier situación o sensación de amenaza o agresión a la identidad del yo personal. Puede aparecer en gran variedad de circunstancias, desde la normalidad a la patología. Según Freud (1926), la ansiedad normal sería “la ansiedad en relación con un peligro conocido”. Los ataques de ansiedad o reacciones ansiosas agudas, son reacciones de gran intensidad que surgen como consecuencia de circunstancias inusuales y muy traumáticas: catástrofes naturales (terremotos, inundaciones), incendios, guerras, entre otros. Los signos y síntomas que presenta el individuo que sufre el ataque son: temblor generalizado, sudoración, taquicardia o palpitaciones, disnea, mareo o sensación de inestabilidad. Actuación: • Comunicarle a la persona que sufre de ansiedad que no está sola y que la vamos a ayudar. • Cuando exista hiperventilación (respiración superficial y rápida), es eficaz utilizar una bolsa de papel para que la persona respire en su interior. • Estimular a la persona para que respire lentamente y que cierre los ojos, durante al menos 15 minutos. • Si no cesa la crisis, convendrá trasladarla a un centro médico. Epilepsia La epilepsia puede definirse como un trastorno transitorio de la conciencia o de la función motriz, sensitiva o vegetativa, con o sin pérdida de la consciencia. El cuadro clínico se caracteriza por la aparición repetida de crisis cerebrales, que van acompañadas de espasmos generalizados (convulsiones) o limitados, o bien cursan sin espasmos. Estos ataques suelen ir acompañados de amnesia (pérdida de memoria), relajación de esfínteres y mucha salivación. Actuación: • Dejar al paciente donde está, mejor acostado.
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PRIMEROS AUXILIOS
• Despejar la zona en la que se encuentra de objetos con los que pudiera hacerse daño (mesas, sillas, etc.). • No sujetarlo si tiene movimientos convulsivos. • Si ya tiene la boca cerrada, no intentar colocar un objeto entre sus dientes. • No darle de beber. • No trasladarle en pleno ataque. • No intentar la respiración artificial. • Si se trata de un paciente que nunca ha padecido ataques epilépticos, trasladarlo a un centro médico finalizada la crisis.
Hemorragias y choque hipovolémico Se habla de hemorragia cuando se produce, en cualquier parte del cuerpo, una salida de sangre fuera de los vasos sanguíneos como consecuencia de la rotura de los mismos. Según sea o no visible la salida de la sangre, las hemorragias pueden ser: externas (vemos salir la sangre de la herida) o internas (no vemos salir sangre). Actuación (hemorragia externa): • Aflojar la ropa. • Averiguar de dónde sale la sangre, quitando la ropa y limpiando la sangre o suciedad. • Comprimir directamente la herida con un paño limpio y elevar el miembro afectado (si la hemorragia se produce en el brazo o la pierna). • Si no cesa, buscar y comprimir la arteria de referencia. • Excepcionalmente, si la vida del paciente está en peligro, debe colocarse un tor niquete. El Choque La pérdida abundante de sangre (no siempre visible), el frío, el miedo, golpes recibidos durante el accidente y ciertas enfermedades, en particular las cardiacas, repercutirán en la circulación sanguínea. 62
APLICACIÓN DE TÉCNICAS DE SOPORTE VITAL
En cualquiera de estas situaciones, el herido puede estar pálido, tener frío, sus extremidades se enfrían (pies, manos, orejas, nariz), está angustiado, tiene sed... La presión sanguínea se reduce en las arterias, el corazón late más deprisa y con menos fuerza; el pulso radial es débil y rápido (más de 100 latidos/minuto), imposible o muy difícil de palpar: es un choque (también conocido como shock o colapso). Se define el choque como un estado de insuficiencia circulatoria periférica aguda, causada por la alteración de la regulación circulatoria o pérdida de líquido circulante. Los signos y síntomas (ya comentados) son: • La víctima está pálida (observar, sobre todo, la mucosa del interior de los labios y el interior del párpado inferior). • Tiene frío, las extremidades se han enfriado (manos, pies, orejas, nariz) y puede tiritar. • El pulso está acelerado y es difícil de localizar a nivel de las pequeñas arterias; si no se encuentra en la muñeca hay que buscarlo en el cuello (carótida) o en la ingle, si la víctima va poco vestida. La observación de un sólo signo de los mencionados anteriormente debe hacernos actuar. Actuación: • Tumbar a la víctima en posición horizontal (de espaldas, si está consciente, o en PLS, si está inconsciente); en esta posición la sangre circula mejor y puede aportar oxígeno al cerebro. • Elevar las piernas al herido. • Buscar una hemorragia externa (oculta a veces por la ropa, sobre todo en invierno) y detenerla. • Interrogar al herido o a los presentes (un golpe, incluso poco violento, puede provocar una hemorragia interna); la víctima puede verse afectada por una enfermedad cardiaca y sufrir dolor torácico. • Arropar a la víctima y evitar cualquier movimiento. • Avisar a los servicios sanitarios, pues el tratamiento del choque necesita cuidados médicos especializados. El transporte debe hacerse bajo vigilancia médica 63
PRIMEROS AUXILIOS
• La colocación del herido en la camilla y el transporte del mismo deberá hacerse siempre con la víctima en posición horizontal.
ACTUACIÓN LIMITADA AL MARCO DE SUS COMPETENCIAS Responsabilidades La responsabilidad de un técnico en farmacia y parafarmacia al prestar primeros auxilios están bien definidas: • Evaluar una situación con rapidez y seguridad y solicitar ayuda. • Proteger a los heridos y a otras personas presentes de posibles peligros. • Identificar, hasta donde sea posible, la lesión que afecta a la víctima. • Aplicar un tratamiento precoz y apropiado a cada víctima, comenzando por las situaciones más graves. • Organizar la evaluación de los heridos en un centro sanitario o en sus domicilios, según la situación. • Si se necesita ayuda médica, permanecer con la víctima hasta que lleguen los servicios de urgencia. • Informar de sus observaciones a quien se haga cargo de la víctima y colaborar, si conviene. • Prever, hasta donde sea posible, la infección mutua entre la víctima y el auxiliador.
Cuándo no se debe realizar la Reanimación Cardiopulmonar Básica Según las recomendaciones de la AHA (American Heart Association), la clave de supervivencia a una parada es el inicio precoz del soporte básico y la llegada pronta de un desfibrilador, de modo que ante la duda se inicia la Reanimación Cardiopulmonar Básica (RCP). Pero ésta no debe realizarse si... • hay rígor mortis (lleva tiempo muerto y las articulaciones están rígidas); • hay livideces (como moratones en las partes bajas, próximas al suelo: la sangre se ha desplazado a las partes declives); • hay descomposición de los tejidos (esto es evidente, pero hay que mencionarlo); 64
APLICACIÓN DE TÉCNICAS DE SOPORTE VITAL
• traumatismo evidentemente fatal (decapitación, trauma craneoencefálico con salida de masa encefálica...); • muerte no presenciada de una persona con una enfermedad grave, crónica y debilitante. Cuando se inician las maniobras, éstas deben continuar hasta que el retorno a la circulación y ventilación espontáneas sea efectivo o se transfiera la atención a los servicios de emergencias prehospitalarios, es decir, cuando llega el personal sanitario. Tampoco se debe realizar la RCP cuando se transfiere la atención a un médico que determina que se debe suspender la atención y hay imposibilidad de continuar por: • Agotamiento de los reanimadores. • Peligro para los reanimadores. • Continuar con la reanimación pone en peligro a otras personas. • Encontramos criterios fiables para determinar la muerte. • Presentación de una orden válida de no RCP a los reanimadores. En contextos prehospitalarios, la supervivencia más allá de los 30 minutos del RCP es extremadamente difícil.
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PRIMEROS AUXILIOSi
RESUMEN • El ABC de la asistencia de emergencia y objetivo prioritario en la evaluación y tratamiento reside siempre en: A - AIRWAY: la permeabilidad de las vías aéreas. B - BREATHING: la facilitación de la respiración. C - CIRCULACIÓN: la conservación de la circulación. • Al realizar la reanimación cardiopulmonar (RCP) se desempeñan de forma artificial las funciones fisiológicas propias del corazón y los pulmones, esto es, se irrigará y aportará oxígeno a todas las células del organismo. • La desfibrilación consiste en emitir un impulso de corriente continua al corazón, despolarizando simultáneamente todas las células miocárdicas, pudiendo retomar su ritmo eléctrico normal u otro eficaz. La Fibrilación Ventricular es la causa más frecuente de muerte súbita. • La valoración primaria se inicia con la primera impresión que el auxiliador tiene al ver al herido. La valoración secundaria se basa en el estado del accidentado de pies a cabeza, tanto por delante, por detrás y por ambos laterales. • Las quemaduras deben tratarse de forma minuciosa puesto que las de mayor intensidad pueden provocar la muerte de la persona afectada y es vital un rápido y correcto tratamiento de la zona o zonas afectadas por la quemadura. • Los delitos en que puede incurrir el socorrista serían los siguientes: omisión del deber de socorro, omisión del deber de impedir denunciar ciertos delitos, denegación del auxilio, delitos imprudentes y lesión por accidente.
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APLICACIÓN DE TÉCNICAS DE SOPORTE VITAL
EJERCICIOS DE AUTOCOMPROBACIÓN Contesta si es verdadera (V) o falsa (F) cada una de las siguientes afirmaciones:
11. 12. 13. 14. 15.
La desfibrilación consiste en emitir un impulso de corriente continua al corazón, despolarizando simultáneamente todas las células miocárdicas.
V
F
La meningitis puede provocar una compresión cerebral.
V
F
V
F
En caso de congelación hay que masajear la zona afectada con nieve.
V
F
La epistaxis es una hemorragia en el oído.
V
F
En un accidente con quemaduras, la ropa que se encuentre adherida a la zona afectada debe retirarse.
De las respuestas que ofrecemos como alternativa, rodea con un círculo la letra que corresponda a la alternativa que consideres correcta:
16. 17.
La situación ideal para la reanimación cardiorrespiratoria se producirá con la presencia de: a. Dos socorristas. b. Un socorrista. c. Tres socorristas.
a
b
c
¿Cuál de estas actuaciones es incorrecta ante un caso de epilepsia? a. Sujetarlo si tiene movimientos convulsivos. b. Si ya tiene la boca cerrada, no intentar colocar un objeto entre sus dientes. c. No darle de beber.
a
b
c
a. Acostar al accidentado sobre un lado (decúbito lateral), con el tronco elevado unos 45º, y mantenerle en reposo absoluto. b. Si se posee equipo de administración de oxígeno, administrarlo al 100% y a alto flujo. c. Ambas actuaciones son correctas.
a
b
c
¿Cuál de estos signos no corresponde a un paro cardiaco? a. Ausencia de latido cardiaco, carotídeo o femoral. b. Presencia de dilatación en las pupilas y coloración azulada de la piel. c. Náuseas y vómitos.
a
b
c
¿En qué tipo de envenenamiento debe acostarse a la víctima, colocando la zona afectada a un nivel más bajo que el corazón? a. Por ingestión. b. Por inyección o absorción. c. Por inhalación.
a
b
c
18. ¿Cómo se debe actuar ante una intoxicación por monóxido de carbono?
19. 20.
Compara tus respuestas con las que se incluyen al final de la unidad. Si has cometido errores, repasa la parte correspondiente del tema antes de proseguir el estudio.
Caso práctico 2 ¿Cómo ayudarías a una persona que está sufriendo una ataque de ansiedad? Compara tu respuesta con la que se incluye al final de la unidad. Si has cometido errores, repasa la parte correspondiente del tema antes de proseguir el estudio.
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PRIMEROS AUXILIOSi
APLICACIÓN DE PROCEDIMIENTOS DE INMOVILIZACIÓN Y MOVILIZACIÓN
E
INTRODUCCIÓN
n este capítulo hablaremos de las técnicas básicas de movilización e inmovilización de los accidentados así como de su
traslado, que se debe realizar con las máximas condiciones de seguridad. Asimismo, explicaremos cuáles deben ser las posiciones de espera de los accidentados hasta que llega el personal sanitario. Nos encontramos con un tema que te será de utilidad habitual en la profesión que has elegido, por lo que te recomendamos que realices una lectura cuidadosa y un estudio detenido.
EVALUACIÓN DE LA NECESIDAD DE TRASLADO Al trasladar un accidentado o un enfermo grave, se deberá garantizar que las lesiones no aumentarán, ni se le ocasionarán nuevas lesiones o se complicará su recuperación, ya sea por movimientos innecesarios o transporte inadecuado. Es mejor prestar la atención en el sitio del accidente, a menos que exista peligro inminente para la vida de la víctima o del auxiliador como en un incendio, peligro de explosión o derrumbe de un edificio. Una vez que se haya decidido cambiar de lugar a la víctima, se ha de considerar tanto la seguridad de la víctima como la tuya. También ten en cuenta tu propia capacidad, así como la presencia de otras personas que puedan ayudarte. Normas básicas que debemos seguir: • Si es posible, avisar a la familia antes de realizarlo. En caso de no poder contactar con ningún familiar seguiremos las instrucciones del centro sanitario. • Cuando la lesión sea leve pero requiera el traslado, podrá efectuarse en cualquier transporte, siempre de forma cómoda para la víctima y sin demasiadas prisas. • En caso de duda y no exista urgencia vital, es preferible solicitar la actuación de algún servicio de transporte especializado. Estos servicios pueden solicitarse a través de los servicios sanitarios y normalmente tardan pocos minutos en llegar al centro escolar. 68
APLICACIÓN DE PROCEDIMIENTOS DE INMOVILIZACIÓN Y MOVILIZACIÓN
• En caso de urgencia vital y dificultad para conseguir un transporte especializado rápido, deberán tenerse en cuenta estos criterios: • Trasladar siempre sin manipular excesivamente el cuerpo de la víctima, cuidando especialmente la posición de la cabeza, cuello y columna vertebral. • Utilizar vehículos amplios en los que la víctima pueda permanecer acostada, en la posición requerida en cada caso. • En caso de necesitar realizar la reanimación cardiopulmonar durante el traslado, asegurarse de colocar a la víctima sobre una superficie dura y en una posición cómoda par ella y el/los socorristas. • En caso de duda siempre será preferible esperar el traslado en un vehículo de transporte especializado.
POSICIONES DE SEGURIDAD Y ESPERA La posición de espera es aquella que debe adoptar el accidentado mientras llega el personal sanitario. Antes de colocar al accidentado en una posición u otra, se constatará y evaluará la gravedad de su estado, así como también el grado de consciencia. En el caso de realizar los primeros auxilios a una víctima consciente, debe averiguarse su estado mediante sus signos y síntomas, así como sus indicaciones; esto será de gran ayuda a la hora de practicarle los primeros auxilios y de colocarlo en la posición de espera más adecuada. En caso de que el herido esté inconsciente, debe comprobarse si respira (observando si existe movimiento torácico y la presencia o ausencia de circulación de aire por la nariz o la boca) y si presenta pulso cardiaco (presionando la arteria carotídea, la radial o la femoral). (Figura 20) Para evaluar la gravedad del estado de un herido, debe examinarse la respiración y fijarse en los labios, por si presentan quemaduras de sustancias cáusticas; mirar en el interior de la boca y retirar los cuerpos extraños; comprobar los ojos y las pupilas; retirar la lengua y los posibles dientes sueltos; el tono, temperatura de la piel y el estado de los oídos; por último, con cuidado, se palpa el cuello por si hubiera fractura de vértebras. Palpando con suavidad, se buscan lesiones en la columna vertebral; después se examinan las costillas y el esternón, comprobando al mismo tiempo que no impi-
Recuerda El traslado debe realizarse con las máximas condiciones de seguridad, evitando riesgos de caídas o golpes y, si es necesario, contaremos con la ayuda del resto de personal para asegurar sondas y otros dispositivos que deba llevar el enfermo, para evitar el sobreesfuerzo y posturas incorrectas.
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PRIMEROS AUXILIOS
den la respiración; a continuación, se examinan los hombros, después la pelvis y, por último, se revisan brazos y piernas, con las dos manos a la vez, para comparar ambos lados del cuerpo (Figura 21). Las vías respiratorias de un accidentado inconsciente pueden cerrarse a causa de la presencia de un cuerpo extraño que las obstruya o por la caída de la lengua hacia atrás. En ambos casos debe procederse a la extracción del agente. En el caso de que deban realizarse los primeros auxilios a un herido inconsciente que presente una parada respiratoria o cardiaca, el protocolo a seguir es el siguiente: 1. Situar al herido en posición de decúbito supino (acostado boca arriba). 2. Realizar la respiración artificial, en caso de que el accidentado presente una parada respiratoria, y/o un masaje cardiaco, en el caso de una pérdida de pulso (ambas técnicas se detallan más adelante).
Figura 20. Secuencia dónde vemos las siguientes comprobaciones: respiración, cuerpos extraños en la boca, estado de los ojos y pupilas, retirar la lengua, estado de la piel y los oídos, las vértebras.
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APLICACIÓN DE PROCEDIMIENTOS DE INMOVILIZACIÓN Y MOVILIZACIÓN
3. Una vez recuperado el pulso y restaurada la respiración, colocar al herido en posición de recuperación. Es muy importante que todas estas maniobras se realicen con extremo cuidado, para no empeorar el estado de la víctima. Las personas que hayan sufrido un accidente pero se mantienen conscientes se colocan en distintas posturas, dependiendo del tipo de lesión que hayan sufrido. Algunas de estas posiciones son: • Posición de abdomen agudo: debe adoptarse esta posición en los casos en que el accidentado sufra lesiones abdominales, ya sean traumáticas o no, puesto que disminuye la presión en la cavidad. El herido se coloca en decúbito supino y se le flexionan las piernas. Durante su evacuación, el herido debe mantener la misma posición (Figura 22). • Posición antishock o Trendelenburg: es adecuada para los heridos que se encuentren en estado de choque o que hayan perdido una cantidad importante de sangre. El accidentado se coloca de forma que su cabeza se sitúe más baja que las extremidades inferiores, lo cual asegura la irrigación a los órganos vitales (Figura 23).
Figura 21. Ilustración de la siguientre secuencia a realizar.
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PRIMEROS AUXILIOS
Figura 22. Piernas flexionadas.
Figura 23. Trendelenburg.
• Posición en caso de insuficiencia respiratoria: es la postura que deben adoptar los heridos que presenten dificultades respiratorias. Se coloca al herido en posición semisentada para mejorar la capacidad respiratoria. Durante el traslado al centro hospitalario, debe mantenerse la misma postura. En el caso de que exista, además, una lesión en la columna vertebral, no se debe adoptar esta posición, sino que hay que mantener al herido completamente tendido (Figura 24).
Figura 24. Semiincorporado.
• Posición en caso de heridas graves en el tórax: el herido se coloca semincorporado y apoyado en el lado afectado. De esta forma se facilita la función respiratoria del pulmón sano.
TÉCNICAS DE INMOVILIZACIÓN La adecuada inmovilización del politraumatizado tiene especial importancia, debido a que tiene por objetivo estabilizar lesiones existentes y evitar lesiones secundarias, que agravarían aún más su estado y dificultarían su posterior recuperación. En muchos casos, estas lesiones secundarias podrían ser vitales o causantes de invalidez. 72
APLICACIÓN DE PROCEDIMIENTOS DE INMOVILIZACIÓN Y MOVILIZACIÓN
El transporte del accidentado debe ser lo más rápido y expedito posible, sin que por la premura se descuide la evaluación primaria, reanimación y tratamiento inicial. La inmovilización del accidentado se efectúa en el mismo lugar del accidente, dando especial importancia a las lesiones de la columna vertebral o aquellas de carácter muy grave. Los inmovilizadores no deben ser retirados por ningún motivo, hasta que sea descartada radiológicamente una lesión espinal en el centro asistencial. La necesidad de inmovilizar la columna vertebral puede estar determinada por la cinemática del trauma, por la presencia de lesiones provocadas por mecanismos de alta energía o por signos y síntomas específicos de lesión de la columna vertebral. Las lesiones de columna se deben sospechar en las siguientes situaciones: 1. Impacto violento sobre cabeza, cuello, tronco, pelvis o extremidades. 2. Aceleración, desaceleración o flexión lateral súbitas. 3. Caídas de altura. 4. Accidentes sin cinturón de seguridad o en los que la víctima es eyectada. 5. Víctimas de explosión. 6. Zambullidas en agua poco profunda. 7. Evidencia de trauma de alto impacto: • Pacientes muertos en el mismo vehículo. • Impactos de alta velocidad (más de 32 km/h). • Deformidad del automóvil mayor de 50 cm. • Desplazamiento posterior del eje frontal del vehículo. 8. Colisión de peatón o bicicleta contra automóvil. 9. Colisión de conductor o pasajero en motocicletas.
Inmovilización manual de la cabeza Cuando existe sospecha de inestabilidad de la columna vertebral o no es posible descartarla, es imperioso practicar inmediatamente la inmovilización manual de la cabeza. La técnica consiste en tomar la cabeza del accidentado entre ambas manos y llevarla a una posición neutra, limitando los movimientos antero-posteriores, laterales y rotacionales. 73
PRIMEROS AUXILIOS
Está absolutamente contraindicado movilizar la cabeza hasta la posición neutra si esta maniobra provoca cualquiera de los siguientes efectos: • Espasmos de los músculos del cuello. • Incremento del dolor. • Aparición o exacerbación de signos neurológicos: adormecimientos, hormigueos, trastornos de la motilidad... • Compromiso de la vía aérea o de la ventilación. En cualquiera de estas circunstancias, la cabeza se debe inmovilizar en la misma posición en que se encontraba en el momento de la primera evaluación. La adecuada inmovilización se logra con el accidentado en posición supina (de espaldas) sobre una tabla espinal larga, manteniendo la alineación de la columna en toda su extensión. Para este efecto, se utiliza, además del collar cervical, los inmovilizadores laterales de cabeza y las correas de la tabla espinal, ajustadas para evitar el movimiento lateral o longitudinal del cuerpo durante todo el tiempo que dure el transporte. Es importante tener en cuenta la curvatura de la columna vertebral, especialmente en ancianos o en personas con desviaciones de la columna anteriores al accidente; en el caso de los niños, hay que tener en cuenta la relación del tamaño de la cabeza con respecto al cuerpo. La colocación de almohadillas bajo la cabeza en personas mayores (lo que no es necesario, si se cuenta con una adecuada base de inmovilizadores, que ya trae un suplemento de altura) y bajo las escápulas en niños, ayudan a mantener la cabeza en posición y evitan la hiperflexión y la hiperextensión de la columna cervical. Es importante también colocar almohadillas bajo las prominencias óseas de la espalda, sobre todo en los casos en que el accidentado va a permanecer un largo tiempo sobre la tabla espinal, lo que puede provocar lesiones y molestias adicionales. En el caso de accidentados que presenten agitación o agresividad, es necesario mantener la inmovilización de la mejor forma posible, utilizando todos los medios disponibles. Inmovilización manual de la cabeza desde atrás 1. El operador se coloca detrás del accidentado. 2. Se colocan los meñiques bajo la mandíbula inferior. 3. Se colocan los pulgares sobre la parte posterior del cráneo. 4. Se colocan los tres dedos restantes abrazando la cara. 5. Se lleva la cabeza a la posición neutra alineada. Inmovilización manual de la cabeza desde adelante 1. El operador se coloca delante del accidentado. 2. Se colocan los meñiques sobre la parte posterior del cráneo. 3. Se colocan los pulgares sobre las mejillas del paciente y bajo los pómulos. 74
APLICACIÓN DE PROCEDIMIENTOS DE INMOVILIZACIÓN Y MOVILIZACIÓN
4. Se colocan los tres dedos restantes abrazando la cara. 5. Se lleva la cabeza a la posición neutra alineada. Inmovilización manual de la cabeza desde el lado 1. Se toma la cabeza, colocando una mano sobre la parte posterior del cráneo. 2. Se posiciona el índice y el pulgar de la otra mano sobre las mejillas del accidentado, bajo los pómulos, y se ejerce una presión adecuada para sostener la cabeza. 3. Se lleva la cabeza a la posición neutra alineada.
Procedimiento para efectuar la elevación de mentón En esta etapa de inmovilización cervical ya estamos aplicando maniobras para el despeje de la vía aérea. A continuación, describiremos el procedimiento para pacientes que presentan trauma. La maniobra de elevación del mentón permite abrir la vía aérea desplazando la lengua hacia delante, deben realizarla dos personas, de acuerdo con el siguiente procedimiento (Figura 25): • Encontrándose el accidentado de espaldas sobre el suelo (decúbito supino), la primera persona, ubicada sobre la cabeza, se la toma y la mueve a una posición neutral, de manera que las secciones cervical y dorsal de la columna vertebral formen una sola línea. • La segunda persona posa su mano izquierda sobre la frente de la víctima y, con los dedos pulgar e índice de la mano derecha, le toma el mentón.
Figura 25. Maniobra de elevación del mentón.
• Mientras la primera persona mantiene inmóvil la cabeza de la víctima, quien ha tomado el mentón, lo eleva hasta el punto en el que los dientes de la mandíbula inferior alcanzan a los superiores. • Otra variante consiste en colocar los dedos índice y medio en la parte inferior del mentón, a la vez que se introduce la punta del pulgar por debajo de los dientes inferiores, se oprime y se levanta la mandíbula. Esta maniobra de apertura manual de la vía aérea debe mantenerse mientras el paciente se encuentre inconsciente y hasta que sea abierta con algún medio mecánico (cánula orofaríngea).
Procedimiento para efectuar la maniobra de levantamiento mandibular Esta maniobra, que puede realizarla una sola persona, permite desplazar la lengua hacia delante mientras se empuja la mandíbula, despejando así la vía aérea: 75
PRIMEROS AUXILIOS
• Encontrándose el accidentado de espaldas sobre el suelo, la persona, ubicada sobre la cabeza, le toma y mueve a una posición neutral, de manera que forme una sola línea con las regiones cervical y dorsal de la columna vertebral. • Los codos de esta persona deben encontrarse en la misma superficie sobre la cual está la víctima. • Mientras mantiene la cabeza inmovilizada, coloca los dedos índices en los ángulos del maxilar inferior. • Con los dedos medio y anular, empujar la mandíbula del paciente hacia delante, hasta que los dientes inferiores alcancen la altura de los superiores. Esta maniobra de apertura manual de la vía aérea debe mantenerse mientras el paciente se encuentre inconsciente y hasta que sea abierta con algún medio mecánico (cánula orofaríngea). Procedimiento para medir e insertar una cánula orofaríngea La cánula orofaríngea es un elemento mecánico, que se inserta dentro de la boca de un accidentado inconsciente a fin de evitar que la lengua y tejidos blandos obstruyan la vía aérea. Las cánulas orofaríngeas tienen varios tamaños; para cada paciente se debe seleccionar el tamaño adecuado, a fin de asegurar la permeabilidad de la vía aérea (Figura 26).
Figura 26. La cánula orofaríngea se inserta para asegurar la permeabilidad de la via aérea.
La elección de la cánula se realiza midiendo la distancia existente entre los incisivos (comisura labial) y el ángulo de la mandíbula; en el adulto, además, se puede tomar como referencia el lóbulo de la oreja. Procedimiento de inserción • Encontrándose el accidentado de espaldas sobre el suelo, la persona, ubicada sobre la cabeza, la toma y mueve a una posición neutral, de manera que forma una sola línea con las regiones cervical y dorsal de la columna vertebral. • Otra persona continúa con el siguiente procedimiento: • Efectuar la medición de la cánula. • Oprimir la lengua con un bajalengua contra el piso de la boca, cuidando de no tocar la úvula, ya que se estimula el reflejo nauseoso. Observar la existencia de cuerpos extraños y extraerlos; a continuación, introducir la cánula siguiendo la curvatura anatómica de la vía aérea. Los bordes de la cánula deben tocar los labios del paciente (Figura 27).
76
APLICACIÓN DE PROCEDIMIENTOS DE INMOVILIZACIÓN Y MOVILIZACIÓN
Figura 27. Procedimiento de inserción de una cánula orofaríngea.
La cánula no debe ser fijada por ningún medio, ya que si el paciente recupera la consciencia debe ser capaz de rechazarla. Otra variante, al no contar con un bajalengua, es abrir la boca del paciente e introducir la cánula, dirigiendo la curvatura cóncava hacia la nariz, ligeramente lateral, de tal forma que, a medida que avanza la cánula dentro de la boca, vayamos girándola hasta llegar a la curvatura normal de la vía aérea del paciente y hasta que sus bordes lleguen a sus labios. Esta última técnica no es recomendada en pacientes que han sufrido traumatismo cráneo encefálico, ya que la manipulación de la cánula dentro de la boca puede agravar una lesión del cráneo. Recordemos que el piso del cráneo corresponde anatómicamente con el techo de la boca. Por ello, debemos contar siempre con bajalenguas en nuestro equipo de trauma.
Procedimiento para medir, armar y colocar un collar cervical Cabe recordar que la postura del collar cervical, cualquiera que fuese el modelo usado, requerirá que el accidentado esté sentado o acostado de espaldas (decúbito supino). Jamás se deberá intentar colocar el collar cervical con el accidentado acostado boca abajo (posición prona), ya que esto implicaría una extensión cervical para su fijación. La inmovilización cervical que logra el collar está relacionada con los movimientos de flexión, extensión y rotación; el movimiento lateral sólo es eliminado mediante 77
PRIMEROS AUXILIOS
inmovilizadores laterales o almohadillas, por lo tanto, hasta que estos últimos elementos de inmovilización no estén fijados a la tabla larga, la cabeza del accidentado no podrá ser soltada por la persona que lo esté atendiendo.
Recuerda Es una grave negligencia concurrir a una emergencia si no se cuenta con los recursos necesarios; asimismo, es una falta grave no pedir apoyo en el caso de que nuestros recursos sean insuficientes en el lugar del accidente.
TÉCNICAS DE MOVILIZACIÓN La movilización de heridos se realizará, teniendo en cuenta siempre sus lesiones, utilizando un método de los siguientes:
Técnica de la “cuchara” Es útil cuando sólo hay acceso a la víctima por un lado. Los auxiliadores se arrodillan a un lado de la víctima, e introducen sus manos por debajo de la misma: • Un auxiliador sujeta la cabeza y parte alta de la espalda. • El segundo auxiliador sujeta la parte baja de la espalda y muslos. • El tercer auxiliador sujeta las piernas por debajo de las rodillas. • El auxiliador a la cabeza de la víctima da la orden de levantar a ésta y la colocan sobre sus rodillas, todos al mismo tiempo. • Una cuarta persona coloca una camilla debajo de la víctima. • Cuando lo ordena el auxiliador a la cabeza de la víctima, depositan a ésta sobre la camilla, todos al unísono (Figura 28).
Técnica del puente Cuando hay acceso a la víctima por los dos costados. Los auxiliadores se colocan agachados con las piernas abiertas, sobre la víctima: • Un auxiliador sujeta la cabeza y la parte alta de la espalda. • El segundo sujeta a la víctima por las caderas. Figura 28. En la técnica de la cuchara es importante la coordinación de los auxiliadores.
• El tercero sujeta las piernas por debajo de las rodillas. • El auxiliador a la cabeza de la víctima da la orden de levantar a ésta. • Una cuarta persona coloca la camilla debajo de la víctima.
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APLICACIÓN DE PROCEDIMIENTOS DE INMOVILIZACIÓN Y MOVILIZACIÓN
• Los auxiliadores depositan al unísono a la víctima en la camilla (Figura 29).
Figura 29. Para realizar la técnica del puente se necesitan cuatro auxliadores y una camilla.
Técnica de los socorristas alternados (7 personas) Es una variante de la anterior. Se empleará cuando sospechemos lesión en columna vertebral y no dispongamos de ayuda especializada. Los socorristas se arrodillan a ambos lados de la víctima (tres a cada lado) y un séptimo se arrodillará a la cabeza de ésta, mirando hacia el pecho: • Dos auxiliadores sujetan la parte alta de la espalda. • Otros dos sujetan la parte baja de la espalda y los muslos. • Otros dos sujetan las piernas por debajo de las rodillas. • El auxiliador a la cabeza de la víctima, sujeta a ésta, a la altura de los lóbulos de la oreja, traccionando ligeramente hacia sí. • El auxiliador a la cabeza de la víctima, da la orden de levantarla hasta la altura de sus rodillas; esto se hace en bloque, manteniendo el eje cabeza - cuello tronco de la víctima, como si fuera un único bloque. • Se coloca un plano rígido bajo la víctima. • A la orden, se deposita a la víctima sobre el plano duro y se la inmoviliza sobre éste. Para evitar los desplazamientos en sentido lateral de la cabeza de la víctima, durante el traslado, se procederá a la inmovilización de ésta mediante una toalla enrollada, o un objeto similar, sujeta a la frente de la víctima y a la camilla. Maniobra de Rautek Sirve para extraer a un accidentado del interior de un automóvil, protegiendo su columna vertebral. 79
PRIMEROS AUXILIOS
El procedimiento es el siguiente: • Liberar los pies del accidentado, si están enganchados con los pedales del vehículo. • El auxiliador se aproxima a la víctima desde un costado y desliza sus brazos bajo las axilas de ésta. Después sujeta un brazo de la víctima por la muñeca, con una mano, y con la otra sujeta el mentón. El lesionado queda “apoyado” contra el pecho del auxiliador. • Se mueve lentamente, extrayendo al accidentado del interior del vehículo y manteniendo el eje cabeza - cuello - tronco de la víctima en un sólo bloque. • Una vez extraída, la deposita poco a poco sobre el suelo o una camilla.
CONFECCIÓN DE CAMILLAS Y MATERIALES DE INMOVILIZACIÓN Tipos de camilla Dentro de los tipos de camillas tenemos: • Camillas de lona para transportar víctimas que no presentan lesiones de gravedad. • Camillas Rigidas para transportar lesionados de columna; éstas son de madera, metálicas o acrílico. • Camillas de vacío para transportar lesionados de la columna. • Camilla para el transporte de lesionados en operaciones helicoportadas.
Formas de improvisar una camilla Una camilla se puede improvisar de la siguiente manera: • Consiga 2 ó 3 chaquetas o abrigos y 2 trozos de madera fuertes. • Coloque las mangas de las prendas hacia adentro. • Pase los trozos de madera a través de las mangas. • Abotone o cierre la cremallera de las prendas. Otra forma de improvisar una camilla es la siguiente: 80
APLICACIÓN DE PROCEDIMIENTOS DE INMOVILIZACIÓN Y MOVILIZACIÓN
• Consiga una manta y dos trozos de madera fuertes. • Extienda la manta en el suelo. • Divida la manta imaginariamente en tres partes, coloque un trozo de madera en la primera división y doble la cobija. • Coloque el otro trozo de madera a 15 cm del borde de la manta y vuelva a doblarla.
Materiales de inmovilización Inmovilización de la cabeza Los collares cervicales no inmovilizan completamente, pero protegen la columna cervical de la compresión y contribuyen a reducir el rango de movimientos de la cabeza. El mejor collar es capaz de reducir en un 75% el rango de flexión y al 50% otros movimientos. Representan un elemento importante de la inmovilización, pero siempre deben usarse como parte de la inmovilización manual o mecánica de la columna cervical.
NUNCA DEBE INSTALARSE UN COLLAR CERVICAL SIN ANTES CERCIORARSE DE QUE SE HA CONSEGUIDO ALINEAR LA CABEZA DEL PACIENTE, NI SE DEBE COLOCAR UN COLLAR MUY APRETADO Es importante elegir la medida y la presión de cierre adecuadas para cada persona. Un collar muy corto permitirá una flexión significativa. Un collar muy largo causará hiperextensión. Un collar flojo no es efectivo para limitar el movimiento de la cabeza y puede cubrir el mentón, la boca y la nariz, obstruyendo la vía aérea del paciente. Por otro lado, un collar muy apretado puede comprimir las venas del cuello. Un collar adecuado y correctamente aplicado debe permitir que el paciente abra la boca y no debe entorpecer el manejo de la vía aérea o la aspiración de vómitos. Nunca instale un collar cervical si no se ha logrado alinear la cabeza del paciente; en tal caso, mantenga la fijación manual. Inmovilización espinal Para realizar una inmovilización espinal total debe usarse la combinación de los siguientes dispositivos: 1. Tabla espinal rígida larga (42 x 186 cm): son camillas rígidas de madera, polietileno, metal u otros materiales para el transporte de pacientes. 81
PRIMEROS AUXILIOS
Para saber más Las correas tienen diferentes finalidades, aunque la más obvia es la de ofrecer seguridad al paciente para evitar que se mueva y pueda ocasionarse él mismo lesiones. Hay que tener en cuenta que, en general, el paciente sujeto con correas experimenta cierta ansiedad, por lo que hay que vigilar su estado de ánimo. Además, debe procurarse que queden bien ajustadas, sin apretar demasiado, y que no entren en contacto directo con la piel del paciente.
Para el rescate vehicular usamos de madera y/o plásticas, debido a que son más livianas y son radio-lúcidas (no aparecen en los rayos X), lo que permite radiografiar al lesionado sin necesidad de sacarlo de la tabla. De esto se desprende que una tabla dañada no se puede reparar con clavos. 2. Tabla espinal corta (46 x 81 cm): son camillas rígidas, elaboradas generalmente de madera u otro material, empleadas para la inmovilización del paciente o como dispositivo de extricación. Se usa cuando el accidentado está en una posición en la que no es posible comenzar la inmovilización con la tabla larga, como sucede con una persona sentada en el vehículo, o que ha caído doblada fuera de él. Debe quedar claro que sólo debe usarse la tabla corta cuando no sea posible comenzar de inmediato con la tabla larga, que es la que nos permite trasladar al accidentado. 3. Chalecos de inmovilización y extricación: son dispositivos empleados para inmovilizar al paciente en posición de sentado para, posteriormente, ser colocado sobre la tabla larga. Están formados por las siguientes partes: • Dos o tres cintas de fijación o correas de sujeción torácicas, cada una de un color específico. • Dos cintas de fijación para la cabeza: frontal y mentón. • Dos asas para el movimiento del paciente en bloque. • Una almohadilla que ocupa el espacio entre la cabeza del paciente y el chaleco, evitando la flexo-extensión cervical. 4. Collares cervicales: existen varios tipos de collares cervicales, pero los más conocidos en nuestro medio son el Philadelphia y el collar de extricación Stiffneck: • El collar cervical Philadelphia se coloca entre dos operadores; el operador 1, que mantiene manualmente la inmovilización de la columna cervical, y el operador 2, que une la parte posterior del collar con la parte más larga hacia abajo, para luego colocar la parte anterior, cuidando de apoyar el mentón del accidentado en la parte horizontal, y fija el collar utilizando un cierre de velcro. El collar debe quedar firme pero no excesivamente apretado. Este collar es semirígido, por lo que no es recomendable su uso en rescate vehicular. • El collar cervical Stiffneck es el más usado en trauma debido a la simplicidad de su uso, a su rigidez y a que permite el acceso al cuello para un examen visual, toma de
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APLICACIÓN DE PROCEDIMIENTOS DE INMOVILIZACIÓN Y MOVILIZACIÓN
pulso carotídeo y manejo quirúrgico de la vía aérea sin la necesidad de sacarlo. Nosotros usamos dos modelos: el simple, que tiene medida única y, por lo tanto, debemos tener varios modelos para seleccionar el más adecuado; y el Select, que tiene la gran ventaja de incorporar, en un sólo collar, cuatro medidas que pueden ajustarse según nuestra necesidad.
NO SE DEBEN EMPLEAR BOLSAS DE ARENA EN LAS INMOBILIZACIONES LATERALES DE CABEZA, YA QUE PUEDEN DESLIZARSE DURANTE LA EVACUACIÓN Y DESPLAZAR LA CABEZA Y EL CUELLO DEL PACIENTE 5. Inmovilizadores laterales de cabeza: diseñados para evitar la flexión lateral de la cabeza, pueden encontrase de diferentes tipos, como cintas, cartón, rollos, espumas..., entre otros.
Recuerda Los pasos preliminares para la movilización del paciente son: cerciorarse de que la cama esté frenada, lavarse las manos, colocarse guantes e informar al paciente de lo que se le va a realizar, animándole a que colabore en el proceso, si le es posible.
Las bolsas de arena, que fueron usadas anteriormente, no deben ser empleadas como inmovilizadores laterales, debido a que por su peso pueden deslizarse durante la evacuación, lo que puede ocasionar desplazamiento lateral de la cabeza y cuello del paciente. 6. Correas de fijación: se utilizan para fijar al paciente a la tabla. A excepción del chaleco de extricación, que puede ser reemplazado por la tabla corta, todos estos elementos son imprescindibles para la inmovilización en primeros auxilios Férulas para extremidades Los distintos tipos de férulas son parte importante de la inmovilización final de un paciente: 1. Férulas rígidas y/o semirígidas: se caracterizan porque su forma no puede cambiarse y la extremidad afectada debe ajustarse al contorno de la férula. Estas incluyen las férulas de cartón, plástico, metal y las neumáticas. 2. Férulas moldeables: pueden ser moldeadas de diferentes formas para ajustarlas a las extremidades. En este grupo se encuentran las férulas al vacío, almohadas, toallas, férulas de aluminio cubiertas con espuma, etc. 3. Férulas de tracción: diseñadas para ejercer tracción mecánica lineal, ayudan a realinear fracturas. Se usan comúnmente en fracturas de fémur. Su uso está indicado sólo para el personal de salud.
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PRIMEROS AUXILIOS
RESUMEN • Al trasladar un accidentado o un enfermo grave, se deberá garantizar que las lesiones no aumentarán, ni se le ocasionarán nuevas lesiones o se complicará su recuperación, ya sea por movimientos innecesarios o transporte inadecuado. • En caso de que el herido esté inconsciente, debe comprobarse si respira (observando si existe movimiento torácico y la presencia o ausencia de circulación de aire por la nariz o la boca) y si presenta pulso cardiaco. • La posición de espera es aquella que debe adoptar el accidentado mientras llega el personal sanitario. Antes de colocar al accidentado en una posición u otra, se constatará y evaluará la gravedad de su estado, así como su grado de consciencia. • La adecuada inmovilización del politraumatizado tiene especial importancia, debido a que tiene por objetivo estabilizar lesiones existentes y evitar lesiones secundarias, que agravarían aún más su estado y dificultarían su posterior recuperación. • Los collares cervicales no inmovilizan completamente, pero protegen la columna cervical de la compresión y contribuyen a reducir el rango de movimientos de la cabeza. • La movilización de heridos se realizará, teniendo en cuenta siempre sus lesiones, utilizando un método de los siguientes: técnica de la “cuchara”, técnica del “puente”, técnica de los “socorristas alternados” y la maniobra de Rautek.
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APLICACIÓN DE PROCEDIMIENTOS DE INMOVILIZACIÓN Y MOVILIZACIÓN
EJERCICIOS DE AUTOCOMPROBACIÓN Indica si es verdadera (V) o falsa (F) cada una de las siguientes afirmaciones:
21.
Las personas que hayan sufrido un accidente pero se mantienen conscientes se colocan en distintas posturas, dependiendo del tipo de lesión que hayan sufrido.
V
F
V
F
V
F
V
F
V
F
22. La posición Trendelenburg es adecuada para los accidentados que hayan sufrido lesiones abdominales.
23. Los tipos de collares cervicales más conocidos son el Philadelphia y el collar de extricación Stiffneck.
24. En caso de necesitar realizar la reanimación cardiopulmonar durante el traslado, hay que asegurarse de colocar a la víctima sobre una superficie blanda.
25. Las férulas moldeables se usan normalmente en fracturas de fémur. De las respuestas que ofrecemos como alternativa, rodea con un círculo la letra que corresponda a la alternativa que consideres correcta:
26. La inmovilización del accidentado se efectúa en el mismo lugar del accidente, dando especial
27.
importancia a las lesiones de: a. La columna vertebral. b. Las extremidades. c. El cuello.
a
b
c
Las lesiones de columna se deben sospechar en las siguientes situaciones: a. Aceleración, desaceleración o flexión lateral súbitas. b. Caídas de altura. c. En ambas situaciones.
a
b
c
a
b
c
a. Espasmos de los músculos del cuello. b. Incremento del dolor. c. En ambos casos.
a
b
c
¿En cuál de estas posiciones no debe estar el paciente al que debamos colocar un collar cervical? a. Sentado. b. Decúbito supino. c. Posición prona.
a
b
c
28. ¿Cuál de estos elementos no es imprescindible para la inmovilización en primeros auxilios? a. Chaleco de extricación. b. Correas de fijación. c. Inmovilizadores laterales de cabeza.
29. ¿En qué caso está contraindicado movilizar la cabeza hasta la posición neutra? 30.
Caso práctico 3 ¿Qué inmovilizarías primero y cómo a un accidentado que hubiera salido despedido del coche? Compara tu respuesta con la que se incluye al final de la unidad. Si has cometido errores, repasa la parte correspondiente del tema antes de proseguir el estudio. 85
PRIMEROS AUXILIOS
APLICACIÓN DE TÉCNICAS DE APOYO PSICOLÓGICO Y DE AUTOCONTROL
E
INTRODUCCIÓN
ste capítulo trata sobre la importancia de la comunicación que se establece entre los heridos en un accidente y quienes
prestan primeros auxilios, con especial énfasis en el papel del primer interviniente. Se explican conceptos como la empatía o la comunicación no verbal y algunas técnicas para apoyar psicológicamente a los accidentados. También se habla de la ansiedad, un riesgo psicológico muy habitual en quienes desempeñan la labor de auxiliar a heridos y las causas que la favorecen.
ESTRATEGIAS BÁSICAS DE COMUNICACIÓN La persona que presta primeros auxilios a otra realiza un acto de solidaridad. Esta solidaridad, que cada uno fundamenta en motivaciones propias, no se puede materializar de una manera descontrolada. Por un lado, el acto de los primeros auxilios requiere, sobretodo, un espacio para la puesta en práctica de técnicas y metodologías precisas. Por otro lado, implica también un espacio de relación. Detrás de cada acto de solidaridad, hay también un acto de comunicación entre personas que se necesitan de maneras diferentes. El acto de comunicación es la “escena” de la vida cotidiana, caracterizada por la interacción verbal o no verbal de dos o más “actores” que intercambian mensajes. La escena tiene un contexto físico (escenario) además de un contexto referencial o mental, formado por valores, la cultura, las expectativas, etc., que los actores comparten. El 90% de nuestra vida la integran actos comunicativos. Fijémonos más concretamente en el ámbito de los primeros auxilios. Son actos comunicativos, por ejemplo: • La asistencia a una persona que ha caído por la calle. • La asistencia a uno o más accidentados en carretera. • Un desmayo en un acto público. 86
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En todos los casos, podemos determinar fácilmente quiénes son los “actores”, cuál es el “contexto” físico (cómo es la escena, el espacio donde se desarrolla la acción...), qué piensan los actores, etc. Es muy lógico que en un campo como el de la asistencia sanitaria inmediata se hable de éxito o fracaso en función de los niveles de prevención, de la rapidez de la intervención, de los porcentajes de mortalidad… Pero hay que incorporar otro elemento en esta lista de variables que determina el éxito o fracaso de una acción de socorro: la relación, la comunicación entre todas las piezas de este delicado engranaje. En actividades que requieren un alto nivel de habilidades y preparación técnica es frecuente que este aspecto se deje de lado, ya que cada uno actúa en función de su competencia. Esta manera de actuar contrasta con el hecho de que cada situación de primeros auxilios nos plantea retos y problemas en un doble ámbito: por una parte, los conocimientos y la acción técnica y, por la otra, las habilidades comunicativas y de relación. Debemos adaptar nuestra acción comunicativa a nuestros receptores y lo hacemos, sobre todo, mediante la comunicación no verbal y la empatía.
Comunicación no verbal y empatía A pesar de que se tiende a interpretar la comunicación en términos de lenguaje hablado o escrito, es decir, la comunicación verbal, también podemos usar la comunicación no verbal. Existen una serie de gestos muy comunes a los que todos damos la misma interpretación: encogerse de hombros significa “no sé” o “no me importa”; la mano situada en alguna parte del cuerpo, simulando protección o masaje, indica que algo ocurre en esa zona (dolor, malestar…); mover en círculos un dedo sobre la sien quiere decir “está loco”, etc. En la comunicación no verbal podemos encontrar gestos mucho más sutiles que también transmiten información. La posición de las manos y las piernas de una persona nos indican cómo se siente; una persona que adopta la misma postura que nosotros quiere decir que está de acuerdo con nuestras ideas y que está a gusto. Si su cuerpo está de frente a nosotros pero sus pies apuntan en otra dirección, está diciendo que tiene ganas de marcharse, pero no se atreve a expresarlo. Unas pupilas dilatadas denotan interés. A menudo, rascarse la nariz, las orejas o subirse las gafas por el puente de la nariz son signos de que la persona está mintiendo o de que no está muy segura de lo que dice. Juguetear con un anillo o una pulsera suele indicar nerviosismo. Todas estas señales que el interlocutor está enviando también forman parte de la comunicación, aunque no todo el mundo muestra la misma capacidad para detectarlas. Sin embargo, pueden aprenderse. Se requiere algo de atención y ejercitar 87
PRIMEROS AUXILIOS
una cualidad denominada “empatía”, que consiste en colocarse en el lugar del otro, para poder comprender sus sentimientos y motivaciones. En situaciones como los primeros auxilios, donde la relación resulta tan importante, donde transmitir seguridad y tranquilidad resulta algo básico, hay que ser conscientes de que todo esto se transmite fundamentalmente con aspectos que no son verbales.
VALORACIÓN DEL PAPEL DEL PRIMER INTERVINIENTE Hay una serie de acciones que debería realizar el primer interviniente, el cual juega un papel fundamental en los primeros auxilios.
Técnicas de soporte psicológico Todas las víctimas necesitan sentirse seguras y saber que están en buenas manos. El primer interviniente puede crear un ambiente que inspire confianza y seguridad si... • Mantiene bajo control el problema y sus propias reacciones. • Actúa con calma y sentido común. • Habla con la víctima amablemente pero de forma clara y decidida. • Habla en todo momento con la víctima durante la exploración y el tratamiento para explicarle qué le hará. • Intenta responder honestamente a sus preguntas para disipar sus temores y, si no conoce la respuesta, decirlo. • Continúa reconfortando a la víctima aunque se haya acabado el tratamiento, intentando averiguar algo sobre su entorno familiar o alguien a quien se le pueda informar del suceso. • Pregunta si puede ayudar a resolver alguna responsabilidad de la víctima, como recoger a un hijo en la escuela. • No se aleja de la víctima si cree que está moribunda, muy enferma o gravemente herida. Continúa hablando con la víctima mientras le sujeta la mano; sin permitir nunca que quede sola.
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Hablar con los parientes La tarea de informar de la muerte de familiares acostumbra a llevarla a cabo la policía o el médico de guardia. De todos modos, puede suceder que haya que comunicar a familiares o amigos que alguien está herido o enfermo. Primero, hay que asegurarse de que se está hablando con la persona correcta. Posteriormente, explicar lo que ha pasado con la mayor claridad posible y, si conviene, dónde han trasladado a la víctima. No hay que ser impreciso ni exagerar, ya que podría provocar una alarma innecesaria. Es preferible admitir el desconocimiento que dar información engañosa sobre un herido o un enfermo.
Atender a niños Los niños son muy perspicaces y detectan rápidamente cualquier indecisión por parte del auxiliador. Hay que ganarse la confianza del niño herido con alguien en quien él confíe, uno de sus padres, si es posible. Si el progenitor lo acepta y cree que será de ayuda, esta confianza se trasladará al niño. Conviene explicar al niño con sencillez lo que sucede y lo que se pretende hacer, no hay que ignorarlo. No hay que separar al niño de la madre, el padre o alguien en quien confíe.
TÉCNICAS FACILITADORAS DE LA COMUNICACIÓN INTERPERSONAL Existen muchas circunstancias que pueden dificultar la completa comprensión del mensaje. Es bueno tenerlas en cuenta, pues de esta manera se pueden realizar las modificaciones necesarias para que el emisor pueda enviar eficazmente el mensaje y el significado o intención pueda ser comprendido por el receptor. El profesional debe contestar a las preguntas del accidentado de forma clara y concreta; la comunicación es un intercambio de mensajes en ambos sentidos: se debe escuchar mientras se conversa.
Normas para facilitar las relaciones • Usar el canal apropiado a la idea que se quiera transmitir, ya sea verbal, por escrito o mediante signos, según requiera la situación. • Adaptar el mensaje al receptor, usando un lenguaje y una forma de hablar común a todos los que escuchan, considerando la edad, educación, cultura, idioma, etc.
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PRIMEROS AUXILIOS
Para saber más Nos referimos a la comunicación terapéutica como aquella que se establece entre el paciente y el profesional sanitario destinada a hacer frente a determinadas situaciones especiales. Consiste en buscar, con la colaboración del paciente, recursos y soluciones que le ayuden a adaptarse a su nueva situación de enfermedad.
• Ser empático: captar la situación personal del receptor y analizar cómo y en qué le va a afectar el mensaje. • Utilizar la pronunciación, entonación y volumen de voz adecuados o sus equivalentes para otros medios de expresión. • No atosigar al accidentado formulando varias preguntas a la vez antes de que conteste, ya que le crea confusión y le impide comunicarse. • Usar palabras sencillas, cortas y completas, evitando los términos técnicos, académicos o vulgares. Se deben evitar las palabras confusas o ambiguas y las expresiones imprecisas. • Explicar las cosas con la máxima exactitud, evitando los mensajes sobreentendidos. • El auxiliador debe ser consciente de los signos corporales que emite, ya que el lenguaje corporal puede ser difícil de captar y dificultar la comunicación. • Para poder escuchar es necesario primero callar. • La actitud adoptada en todo momento debe ser positiva. • No obstaculizar la comunicación mostrando desinterés o desprecio hacia diferentes culturas, razas, patologías, afinidades sexuales, etc.
FACTORES QUE PREDISPONEN A LA ANSIEDAD EN SITUACIONES DE EMERGENCIA O ACCIDENTES Durante las emergencias, el cuerpo responde liberando ciertas hormonas en una respuesta de “lucha” o “huída”. Cuando se experimenta esta respuesta, el corazón se acelera y la respiración se hace más rápida y profunda. También se puede notar más sudoración y un estado de máxima alerta. Un flujo excesivo de hormonas podría afectar su capacidad para afrontar la situación. Unas respiraciones lentas y profundas ayudan a calmarse y recordar mejor las técnicas de asistencia. El estrés es un riesgo psicológico ocupacional al que están sometidos numerosos trabajadores. Son abundantes los factores que pueden contribuir a la aparición de este trastorno en quienes prestan primeros auxilios. Los más importantes son: la necesidad de tomar decisiones rápidas a “vida o muerte”, la complejidad y lo inesperado de algunas emergencias, la presión de tener que actualizar continuamen90
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te los conocimientos tecnológicos, farmacológicos y de equipamiento, el trabajo en condiciones peligrosas, los trastornos del sueño por nocturnidad y la presencia habitual de la muerte, del dolor, de la agonía.
Afrontar la ansiedad Es natural sentir ansiedad cuando se trata de proporcionar primeros auxilios y quedarse sensibilizado tras atender a los heridos, aunque también es cierto que hay personas más sensibles al estrés o a la ansiedad que otras. Es importante aprender a enfrentarse a la ansiedad para proteger la propia salud y para ser más efectivos a la hora de socorrer a las víctimas. Sentimientos después de los hechos Una emergencia es una experiencia emocional para cualquiera que preste primeros auxilios. Las reacciones emotivas pueden incluir satisfacción e incluso euforia, pero es más habitual sentirse abatido. Después de asistir a un herido se puede experimentar: • Satisfacción y alegría. • Confusión e inseguridad. • Enojo y tristeza. No hay que esconder los sentimientos, es mejor hablar con algún compañero o con su médico.
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PRIMEROS AUXILIOS
RESUMEN • Al prestar primeros auxilios, adaptamos nuestra acción comunicativa a nuestros receptores, los heridos, y lo hacemos, sobre todo, mediante la comunicación no verbal y la empatía. • La empatía consiste en colocarse en el lugar del otro, para poder comprender sus sentimientos y motivaciones. • No hay que ser impreciso ni exagerar cuando se habla con los parientes de un herido o enfermo, ya que podría provocar una alarma innecesaria. Es preferible admitir el desconocimiento que dar información engañosa sobre un herido o un enfermo. • Hay que ganarse la confianza del niño herido con alguien en quien él confíe, uno de sus padres, si es posible. Si el progenitor lo acepta y cree que será de ayuda, esta confianza se trasladará al niño. • En la comunicación con el accidentado hay que usar palabras sencillas, cortas y completas, evitando los términos técnicos, académicos o vulgares. Se deben evitar las palabras confusas o ambiguas y las expresiones imprecisas. • Una emergencia es una experiencia emocional para cualquiera que preste primeros auxilios. Las reacciones emotivas pueden incluir satisfacción e incluso euforia, pero es más habitual sentirse abatido
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EJERCICIOS DE AUTOCOMPROBACIÓN Indica si es verdadera (V) o falsa (F) cada una de las siguientes afirmaciones:
31.
Adaptamos nuestra acción comunicativa a nuestros receptores mediante la comunicación no verbal y la empatía.
V
F
V
F
V
F
primeros auxilios.
V
F
Hay que continuar reconfortando a la víctima aunque se haya acabado el tratamiento.
V
F
32. En la comunicación con el accidentado hay que usar siempre términos técnicos. 33. La empatía consiste en colocarse en el lugar del otro para poder comprender sus sentimientos y motivaciones.
34. La tarea de informar de la muerte de familiares acostumbra a llevarla a cabo quien presta los 35.
Completa las siguientes frases con la palabra o palabras correctas:
36. Después de asistir a un herido se puede experimentar: 37.
a. Satisfacción y alegría. b. Enojo y tristeza. c. Ambas son correctas.
a
b
c
Unas pupilas dilatadas que denotan interés es un signo de: a. Comunicación no verbal. b. Empatía. c. Comunicación verbal.
a
b
c
a
b
c
a
b
c
a
b
c
38. Para apoyar psicológicamente a la víctima hay que: a. Contestar a todas las preguntas aunque no sepamos la respuesta. b. Usar un lenguaje académico. c. Preguntar si puede ayudar a resolver alguna responsabilidad de la víctima, como recoger a un hijo en la escuela.
39. Hay que hablar con la víctima: a. Amablemente. b. De forma clara y decidida. c. Ambas son correctas.
40. ¿Cuál de estas acciones no favorece la comunicación con la víctima? a. No atosigar al accidentado formulando varias preguntas a la vez antes de que conteste, ya que le crea confusión y le impide comunicarse b. No obstaculizar la comunicación mostrando desinterés o desprecio hacia diferentes culturas, razas, patologías, afinidades sexuales, etc. c. Explicar las cosas con mensajes sobreentendido.
Caso práctico 4 ¿Cómo prestarías los primeros auxilios a un niño herido en un accidente? Compara tu respuesta con la que se incluye al final de la unidad. Si has cometido errores, repasa la parte correspondiente del tema antes de proseguir el estudio. 93
PRIMEROS AUXILIOS
SOLUCIONES A LOS EJERCICIOS DE AUTOCOMPROBACIÓN
1. 2.
Verdadero.
3. 4. 5. 6. 7. 8.
Verdadero. b. Bradipnea. a. Un calambre. c. Ambas son correctas. a. De 60 a 80 pulsaciones por minuto. b. Accidentados que presenten patologías urgentes no graves, como el estado de choque o coma, fracturas y heridas abiertas, politraumatismos, traumatismos vertebrales, etc.
9. 10. 11. 12. 13.
Verdadero.
14. 15.
Falso. Es algo que nunca se debe hacer.
16. 17. 18. 19. 20.
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Falso. Se le colocará en posición de decúbito supino.
Verdadero. Falso. Nunca debe retirarse la ropa. Verdadero. Falso. Es una hemorragia en las fosas nasales a. Sujetarlo si tiene movimientos convulsivos. c. Ambas actuaciones son correctas.
21. 22. 23. 24. 25. 26. 27. 28. 29. 30. 31. 32. 33. 34.
Verdadero. Falso. Es adecuada para los pacientes en estado de choque.
Verdadero. Falso. Las férulas de tracción son las que se usan normalmente en fracturas de fémur. Falso. Hay que colocar a la víctima en una superficie dura. c. En ambas situaciones. a. Chaleco de extricación. c. En los dos casos. c. Posición prona. Verdadero. Verdadero. Verdadero. Falso. Hay que usar palabras sencillas. Verdadero. Falso. Lo suele hacer un policía o el médico de guardia.
35. 36. 37. 38.
Verdadero.
39. 40.
c. Ambas son correctas.
c. Náuseas y vómitos. b. Por inyección o absorción.
Verdadero.
c. Ambas son correctas. a. Comunicación no verbal. c. Preguntar si puede ayudar a resolver alguna responsabilidad de la víctima, como recoger a un hijo en la escuela. c. Explicar las cosas con mensajes sobreentendidos.
SOLUCIONES A LOS EJERCICIOS DE AUTOCOMPROBACIÓN
SOLUCIONES A LOS EJERCICIOS DE AUTOCOMPROBACIÓN CASO PRÁCTICO 1
CASO PRÁCTICO 3
• Mantener la calma y actuar de forma rápida pero serena; una rápida y correcta actuación pueden salvarle la vida, evitarle lesiones secundarias y mitigar ostensiblemente el dolor. • Pedir ayuda de forma urgente después de evaluar la situación del lugar del accidente (analizando la ubicación y accesibilidad de los accidentados) Proteger a las víctimas de otros riesgos y prevenir otros peligros que puedan aparecer en el lugar del accidente y prestar auxilio en primer lugar al accidentado que presente mayor gravedad. Para identificar a la víctima más grave, evaluar el grado de consciencia del accidentado, comprobar su respiración y el pulso carotídeo, si las vías respiratorias se encuentran abiertas, si se encuentra en estado de choque, si presenta fracturas, quemaduras o contusiones y si existe algún tipo de hemorragia. • Colocar al accidentado inconsciente en posición de seguridad lateral, para evitar una posible asfixia por vómito o hemorragia. Si el accidentado muestra signos de tener una lesión en la columna vertebral, colocarle en decúbito supino. En la medida de lo posible, calmar al accidentado y no darle de beber ni proporcionarle fármacos.
• Cuando existe sospecha de inestabilidad de la columna vertebral o no es posible descartarla, como en este caso, es imperioso practicar inmediatamente la inmovilización manual de la cabeza. La técnica consiste en tomar la cabeza del accidentado entre ambas manos y llevarla a una posición neutra, limitando los movimientos antero-posteriores, laterales y rotacionales.
CASO PRÁCTICO 2 • Le comunicaría que sufre de ansiedad que no está sola y que le vamos a ayudar, cuando exista hiperventilación (respiración superficial y rápida), es eficaz utilizar una bolsa de papel para que la persona respire en su interior. También estimularía a la persona a que respirara lentamente, que cerrara los ojos, durante al menos 15 minutos. Si no cesara la crisis, convendría trasladarle a un centro médico.
• La adecuada inmovilización se logra con el accidentado en posición supina (de espaldas) sobre una tabla espinal larga, manteniendo la alineación de la columna en toda su extensión. Para este efecto, se utiliza, además del collar cervical, los inmovilizadores laterales de cabeza y las correas de la tabla espinal, ajustadas para evitar el movimiento lateral o longitudinal del cuerpo durante todo el tiempo que dure el transporte. . CASO PRÁCTICO 4 • Hay que ganarse la confianza del niño herido con alguien en quien él confíe, uno de sus padres, si es posible. Si el progenitor lo acepta y cree que será de ayuda, esta confianza se trasladará al niño. Conviene explicar al niño con sencillez lo que sucede y lo que se pretende hacer, no hay que ignorarlo. No hay que separar al niño de la madre, el padre o alguien en quien confíe.
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