Preservación y Conservación de Libros

August 7, 2017 | Author: Monica de León | Category: Pollution, Librarian, Libraries, Bookbinding, Air Conditioning
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Principios para la preservación y conservación de los materiales bibliográficos, Madrid. Dirección General del Libro y Bibliotecas, Ministerio de Cultura, 1988.

PRINCIPIOS PARA LA PRESERVACION Y CONSERVACION DE LOS MATERIALES BIBLIOGRAFIC OS INTRODUCCION Antecedentes 1. La primera declaración de principios fue publicada en la revista IFLA Journal 5 (1979) 292-300. Después de la consiguiente discusión se encargó al Comité Permanente de Conservación, la revisión y desarrollo de los principios. Esta versión presenta un texto revisado, para cuya publicación y distribución se han tenido en consideración los muchos comentarios y contribuciones que se han ido recibiendo. 2. La IFLA tiene intención de elaborar y publicar cuantas revisiones considere oportunas. Objetivos y definiciones Esta declaración de principios supone una aproximación general a la naturaleza y a los objetivos del trabajo de preservación y conservación de los materiales bibliográficos. No supone suministrar una lista exhaustiva de métodos y prácticas en detalle, pero sí pretende crear una actitud sensible a la preservación en los bibliotecarios y en las bibliotecas. 3. Es frecuente que se conozcan los peligros que corren las colecciones, pero bibliotecarios y conservadores no suelen proclamar con suficiente fuerza las consecuencias del abandono. Los principios se han elaborado para animar a los responsables a hacer frente a las consecuencias, y en colaboración con los expertos científicos y técnicos, fomentar una po1ítica positiva para el futuro de los materiales de su colección. 4. El informe desarrolla, para guía de los bibliotecarios, una exposición concisa de los principios de preservación y conservación aplicados a los materiales bibliográficos. 5. En esta exposición las palabras «preservación», «conservación» y «restauración» aparecen a menudo y se definen como sigue: Preservación: Comprende todas las actividades económicas y administrativas, que incluyen el depósito y la instalación de los materiales, la formación del personal, los planes de acción, los métodos y técnicas referentes a la preservación de los materiales de archivos y bibliotecas y a la información contenida en los mismos. Conservación: Comprende los planes y prácticas específicas, relativos a la protección de los materiales de archivos y bibliotecas frente al deterioro, daños y abandono, incluyendo los métodos y técnicas desarrollados por el personal técnico.

Restauración: Comprende las técnicas y conocimientos utilizados por el personal técnico responsable de reparar los daños causados por el uso, el tiempo y otros factores en los materiales de archivos y bibliotecas.

Objetivos de la preservación 6. Los objetivos de los planes de preservación relativos a los materiales bibliográficos se pueden definir como: a) preservar el contenido intelectual de la información registrada transfiriendo la misma a otros soportes; b) preservar los materiales bibliográficos y documentales en su forma física original de la forma más exacta practica posible. No todas las bibliotecas pueden o quieren preservar cada documento de su colección en su forma original y el establecimiento de objetivos prioritarios es un requisito necesario para cualquier biblioteca que pretenda acometer este trabajo. Funciones de las bibliotecas 7. La función y la utilidad de la biblioteca, es coleccionar, organizar, preservar. Y hacer accesibles, los materiales en distintos soportes (no sólo libros y manuscritos, sino también películas cinematográficas, fotografías, grabados, mapas, registros sonoros y audiovisuales en cintas y discos, etc.) todos los cuales tienen en común la capacidad de transportar y registrar los y conocimientos humanos. Estos documentos, con sus diferencias de fecha, civilización y soporte, son expresión de la vida cultural e intelectual en un lugar y en un momento determinado. 8. Dado que no todas las bibliotecas tienen como función preservar sus colecciones a perpetuidad (algunas sólo tienen como función facilitar el acceso a la información registrada en su forma actual) existen distintos niveles y grados de preocupación y de implicación con respecto a la preservación. Política bibliotecaria 9. Cada biblioteca después de establecer sus programas y objetivos necesitará definir en qué medida debe adquirir nuevos materiales y conservar los ejemplares agregados a su colección. Los criterios adoptados tienen incidencia en la planificación económica.

10. El criterio inicial se establece en la selección, decidiendo cuando agregar o no un titulo a la colección. El siguiente criterio a establecer consiste en decidir como conservar los documentos y es una decisión que debe tomarse siendo enteramente conscientes de las consecuencias. Conservar Íos materiales bibliográficos indefinidamente supone una fuerte inversión en gastos de almacenamiento acondicionamiento especial y; en su caso, conservación o reparación. 11. No existen unas normas generales sobre qué materiales deben seleccionar las bibliotecas para su futura adquisición y preservación; la decisión dependerá de cada biblioteca individual y de sus objetivos. Sin embargo, los materiales que no se seleccionen para incrementar las colecciones de las bibliotecas, es muy probable que no sobrevivan para las generaciones futuras. 12. Las bibliotecas tienen la posibilidad, no sólo de procurar la conservación tratando el original, si no que también pueden preservar la información contenida en un documento dado en otro soporte (ej.: microfilm, disco óptico, etc.) pueden preservar el original retirándolo del público, o diferir el tratamiento utilizando medidas protectoras tales como utilización de cajas y forros especiales.. Diagnóstico de la situación .13. Una de las primeras medidas a tomar, es evaluar el número de documentos que precisan tratamiento, para tener conocimiento de la situación real. Para ello es preciso elaborar informes de conservación con una metodología basada en muestreos selectivos de forma que se pueda estimar la condición de papel, si las encuadernaciones necesitan reparación, la fecha de publicación de los documentos, y otros factores tales como país de publicación, acidez del papel, etc., con vistas a estudiar los tratamientos que se requieren y en qué proporciones. De estas estimaciones se deducirán los recursos necesarios para afrontar las necesidades detectadas. Establecimiento de prioridades 14. Tanto por la limitación de recursos, como por la gravedad ~ conservar todos los documentos en soporte original e incluso transferir el contenido intelectual a otros medios. Por lo tanto, es necesario seleccionar que es lo que debe ser conservado, sustituido o metido en cajas y decidir, estableciendo prioridades. Los criterios de selección deben constituir una parte explícita de la política de la biblioteca, si se desea que las necesidades de la organización con respecto a los futuros usuarios se garanticen adecuadamente, esto supone que las consecuencias de los planes de preservación se acepten al más alto nivel en el seno de la biblioteca. Relación con otras funciones bibliotecarias 15. Todas estas cuestiones suponen que cuando una biblioteca elabore su plan de preservación, deberá tener en consideración: a) La relación con la política de ingresos y adquisiciones, como, por ejemplo, cuando comprar ejemplares adicionales con fines de conservación, la compra de microformas,

el expurgo y eliminación de determinados títulos. b) La relación con las actividades de creación de registros que posibilitarán el encaminar a los usuarios a la utilización de copias en lugar de originales o proporcionar catálogos colectivos de documentos disponibles en microforma c) La relación con los planes de depósito y almacenamiento, para, por ejemplo, asegurar que las condiciones de los depósitos son de calidad y las instalaciones adecuadas. d) La con los planes y sistemas de servicios al público para, por ejemplo, restringir la utilización de originales, limitación de la reproducción por fotocopia o formación en el manejo de los libros. e) La relación con los programas de exposiciones, para asegurar que los documentos no sufrirán daños, tales como encargarse de las reparaciones necesarias, procurar soportes adecuados para su exposición, y asegurar unas condiciones ambientales adecuadas. Además de los planes y técnicas de conservación y preservación, será preciso tener en consideración los informes científicos y técnicos. Y todas estas circunstancias tendrán repercusiones económicas. Relación con otras bibliotecas 16. Dada la necesidad de preservar las colecciones de las bibliotecas para las futuras generaciones de usuarios, es esencial que las bibliotecas trabajen unidas, tanto a nivel nacional como internacional, en planes de preservación. Es necesario recalcar que los planes nacionales e internacionales; deben incluir no sólo los materiales antiguos de las bibliotecas, sino también los que se producen en la actualidad. 17. Las asociaciones nacionales de bibliotecas y las bibliotecas nacionales tienen la responsabilidad de formular planes. nacionales y promover su aceptación. La IFLA tiene la responsabilidad de promover la aceptación y difusión a través de sus cauces de pautas profesionales de preservación y conservación.

Consecuencias de los planes de conservación No es suficiente que los bibliotecarios sean conscientes de su responsabilidad en la preservación de las colecciones, aunque evidentemente la concienciación constituye el primer paso. La concienciación debe conducir a iniciativas positivas para la preservación y mantenimiento de las colecciones bibliográficas, incluyendo la previsión de las medidas técnicas para la preservación y conservación. Estos principios incluyen información general relativa a estos procesos, aunque no es fácil formular medidas de prevención y conservación, que aseguren la supervivencia de los fondos de las bibliotecas para el futuro y debe tenerse la precaución de tener en consideración los nuevos métodos, materiales y procesos, que surgen de las innovaciones científicas y técnicas.

Formación 19. Para poder comprender los problemas de la preservación y conservación, los bibliotecarios responsables de estas tareas deben, no solamente tener un conocimiento de las bases científicas y de la técnica y materiales utilizados, sino también conocer el origen y la historia de los materiales bibliográficos de la colección, y su composición física, así como su contenido. Es esencial que bibliotecarios y conservadores reconozcan que en el manejo de libros y objetos físicos producto de distintas culturas históricas, tradiciones y tecnologías, la preservación y conservación debe aplicarse de forma adecuada a los originales. Los bibliotecarios, especialmente dedicados a la preservación, deberán tener una formación especial en la materia, pero todos los estudiantes de biblioteconomía deben ser concienciados de la importancia de la preservación dentro del conjunto de funciones y programas de las bibliotecas.

Cooperación 20. Muchos de los materiales bibliográficos son también de interés para los archiveros. Por ello, los bibliotecarios deben trabajar en estrecha colaboración con los archiveros, tanto a nivel nacional como regional, a la hora de establecer los planes de preservación y los procedimientos técnicos para resolver los problemas. 21. La responsabilidad de preservar y conservar los materiales bibliográficos, es del bibliotecario, pero el desarrollo de los métodos técnicos de preservación y conservación corresponde a científicos y a restauradores. Es, por lo tanto, esencial que bibliotecarios, científicos y restauradores cooperen estrechamente decidan de común acuerdo los métodos de tratamiento, los materiales y las técnicas a utilizar al tratar los documentos específicos. Las técnicas y procedimientos deben aplicarse con el control o con el informe de los expertos técnicos adecuados. 22. Los avances técnicos y científicos en los procedimientos de preservación y conservación no siempre pueden aplicarse de inmediato en las bibliotecas y pueden ser objeto de controversia. Las bibliotecas nacionales deben experimentar y validar nuevos métodos para su país y siempre que sea posible, publicar los resultados.

PRESERVACION Depósito y acondicionamiento de los materiales bibliográficos 23. Los materiales bibliográficos están compuestos fundamentalmente de materia orgánica y, por lo tanto, son intrínsecamente perecederos; sin embargo, el proceso de deterioro puede ser dilatado considerablemente; creando unas condiciones favorables de almacenamiento. Se deberá tener en consideración:

a) el grado de polución en el medio ambiente, b) la posibilidad de instalar un sistema de aire acondicionado, c) la limpieza de los depósitos; y d) instalaciones y equipos adecuados para los materiales.

24. Los factores climatológicos de temperatura, humedad, luz y polución atmosférica, incluyendo el polvo, son todos ellos causa de reacciones de degradación. La naturaleza química de estas degradaciones varía de unos materiales a otros pero pueden aplicarse los principios generales que a continuación se relacionan.

Temperatura y humedad 25. Es sabido que las condiciones de temperatura y humedad relativa de los depósitos, a largo plazo ejercen un impacto significativo y perdurable en los materiales bibliográficos. Por lo tanto, es preciso que estas dos variables, que son interdependientes, alcancen unos niveles satisfactorios, tanto en los depósitos como en las zonas de lectura. Hay abundantes pruebas científicas que demuestran que cuanto menor sea la temperatura y humedad relativa de los depósitos, mejor conservará el papel su resistencia física y su apariencia. Al reducir los niveles de temperatura y humedad relativa también se frena el desarrollo de plagas biológicas. Por otra parte, algunos materiales como la piel y el pergamino, si se almacenan a niveles de temperatura y humedad muy bajos, pueden sufrir una pérdida irreversible de su elasticidad e incluso verse sometidos a cambios de tamaño. Además es preciso evitar diferencias excesivas entre las condiciones de las zonas de depósito las salas de lectura. Como consideración adicional, debe tenerse en cuenta el confort humano, tanto con vistas a los lectores como al personal que trabaje en las zonas de depósito. Una solución adecuada para las condiciones de las zonas de depósitos se consigue con temperaturas comprendidas entre los 16 0C y los 2l 0C, y humedad relativa entre 40 % y el 60 %. Las condiciones ambientales de todas las áreas deben ser vigiladas adecuadamente con equipos higrotérmicos fiables, revisados regularmente. 26. Otra consideración importante es la estabilidad de las condiciones de temperatura y humedad a largo plazo. Deben evitarse las fluctuaciones importantes y frecuentes de las condiciones ambientales. Cualquier cambio de las condiciones del medio ambiente más allá de los niveles de temperatura y humedad aconsejados, debe ser ligero y gradual. La necesidad de estabilidad aumenta la importancia de cualquier fallo del sistema de aire acondicionado. Las fluctuaciones de la humedad pueden provocar cambios dimensionales en algunos materiales bibliográficos. Estos cambios pueden producir tensiones que pueden provocar grietas y/o deformidades. 27. Las condiciones ambientales sugeridas aquí para los depósitos a largo plazo de los materiales bibliográficos, deben considerarse como objetivos deseables, pero no de forma inflexible. Las condiciones ambientales que una biblioteca puede alcanzar, en la práctica están inevitablemente limitadas tanto por el clima local como por los recursos económicos y técnicos. Debe tenerse en cuenta que las películas y las cintas magnetofónicas requieren temperaturas y niveles de humedad relativa sensiblemente menores y que, por lo tanto, debe solicitarse información técnica adecuada.

28. En muchos sitios es factible que no se puedan conseguir sistemas de aire acondicionado o que tengan que restringirse a las colecciones de libros raros (o a las copias maestras de negativos de microfilm para archivo) y en ese caso puedan ser útiles medidas más sencillas que limiten temperatura y humedad como: a) Asegurar una buena circulación del aire con la utilización de ventanas y ventiladores b) Utilización de dehumidificadores en las zonas más afectadas de los depósitos, para reducir la humedad. c) Utilización de sistemas de aislarniento para reducir el incremento de la temperatura y de persianas para evitar la luz solar directa. d) Asegurar un buen mantenimiento de los edificios, para evitar la humedad en los períodos de lluvia . . 29. La luz es energía. Todas las longitudes de onda de la luz provocan la descomposición química de los materiales orgánicos y la luz de alta energía ultravioleta (UV) es la más dañina. Por lo tanto, los niveles de luz deben mantenerse tan bajos como sea posible en las zonas de depósitos, lectura y exposición. El efecto de la luz es acumulativo Por esta razón el número de horas lux de exposición a la luz por año, de un material especifico, debe controlarse con cuidado. Los tubos fluorescentes deben instalarse con láminas de filtro de UY. El ideal es que las zonas de depósito sean oscuras. Sin embargo, si existen ventanas, se deberán cubrir con filtros UV y conseguir persianas o toldos que reduzcan los niveles de luz y los aumentos de calor. En las salas de lectura de los materiales raros y valiosos, el nivel de Iluminación de los fondos bibliográficos debe ser al mismo tiempo leve y adecuado para la visión, con exclusión total de la luz solar y con filtros de UV en tubos fluorescentes y ventanas. En las exposiciones, el nivel de la luz que cae sobre la superficie de los materiales bibliográficos, debe mantenerse bajo, a menudo se recomienda que no exceda de 50 Lux. En cualquier caso, es importante considerar el tiempo total de exposición a la luz de los materiales expuestos. Los materiales bibliográficos con dibujos en sustancias sensibles (tales como acuarelas y colores fugaces) no deben acumular más de 50.000 horas lux por año, otros materiales pueden requerir niveles más altos o bajos de horas luz de exposición. Actualmente se está recogiendo información en la que basar recomendaciones específicas, que una vez elaboradas se difundirán. Los niveles de luz y de intensidad de UY de la luz de todas las áreas que alberguen materiales bibliográficos, deben medirse con un fotómetro normalizado y un receptor de UY. Cualquier fuente lumínica con un contenido de UY superior a los 75 microvatios (mw) por lumen, requiere filtros de UV. Contaminación 30. La polución está, en gran medida, asociada a las ciudades y a la industria y produce daños en el papel y en los demás materiales orgánicos. Los agentes de la polución atmosférica varían enormemente de tamaño, desde los gaseosos a las grandes partículas que se denominan polvo. La polución gaseosa se debe, fundamentalmente, a la utilización de combustibles y origina contaminantes como el sulfuro dióxido y óxidos como el ozono. La única forma de control es la instalación de filtros de aire en el sistema general de aire acondicionado. En zonas de gran contaminación se necesitarán sistemas completos de aire acondicionado de este tipo.

El polvo y la limpieza 31. Las grandes partículas generadas en la atmósfera se denominan polvo y al margen del daño físico que puede resultar del polvo, éste contiene también agentes gaseosos del aire que provocan la acidez del papel. Es fundamental poder contar con medios para la limpieza y eliminación del polvo, aunque es precis6 reiterar que para un control total se precisan sistemas de aire acondicionado completos. Si no se pueden conseguir sistemas completos de acondicionamiento del aire, es importante para reducir los problemas del polvo, asegurar que todas las puertas y ventanas cierran herméticamente, y con cintas adhesivas, sellar puertas, ventanas, etc., utilizar ventanas con bisagras, mejor que correderas, ya que éstas nunca son a prueba de polvo, etc. 32. Para asegurar la protección de las colecciones frente al polvo se deberá mantener un programa regular y constante de limpieza. La limpieza de los suelos de los depósitos e instalaciones se podrá llevar a cabo con personal no especializado, pero con indicación expresa de no tocar los materiales bibliográficos o las estanterías. Los materiales de las estanterías sólo los deberá limpiar el personal de la biblioteca debidamente preparado e instruido. El programa de limpieza también deberá incluir un examen de las colecciones para así detectar con rapidez los daños biológicos o químicos. Instalaciones y equipo 33. La instalación de los materiales y el equipo utilizado para albergar y acomodar las colecciones bibliográficas deben ser adecuados ara alojar los materiales e posición correcta (ej.: horizontal, plano, suspendido) y protegidos del polvo, de las deformaciones y de los malos tratos. Aun con unas instalaciones adecuadas, se pueden producir daños, si se mezclan materiales bibliográficos de distinto tamaño. La utilización de cajas para almacenar especialmente libros raros, puede ser de gran utilidad, no sólo para resguardarlos del polvo, sino también para ayudar a disminuir las fluctuaciones de los niveles de humedad. 34. Todas las unidades de equipamiento de la biblioteca, incluyendo el transporte mecánico de los libros se deben seleccionar y diseñar pensando en disminuir cualquier posible riesgo de daño de la colección. Las estanterías no tendrán bordes afilados, los soportes de los libros no deberán dañar los volúmenes si éstos se colocan sin cuidado, los carros para trasportar libros del depósito a las zonas de lectura deberán ser acolchados o forrados, las mesas de lectura y las superficies de consulta no deberán tener salientes o bordes afilados y los atriles no deberán perjudicar los volúmenes que se utilicen en los mismos. Los estantes más bajos no deberán estar demasiado cerca del suelo para evitar problemas en las inundaciones o que los libros sean dañados cuando se limpien o frieguen los suelos con fregonas.

Edificios 35. Los edificios para bibliotecas se deberán proyectar teniendo en cuenta al máximo los requisitos de la conservación. Estos requisitos afectan a muchos aspectos de la programación: diseño y orientación de los edificios, materiales de construcción (que en determinadas circunstancias pueden utilizarse para producir condiciones climáticas interiores satisfactorias, con preferencia a sistemas mecánicos de aire acondicionado), materiales de interiores y superficies, y materiales utilizados en el amueblamiento, incluyendo estanterías - así como iluminación tanto natural como artificial. Los contaminantes del medio ambiente son dañinos para los materiales bibliográficos especialmente para la piel y el papel de composición vegetal y se deberán tener en cuenta cuando se estimen los sistemas de aire acondicionado. Utilización de normas 36. Es preciso que los bibliotecarios sean conscientes de las consecuencias de los planes de preservación en todas las decisiones que afectan a la colección bibliográfica. Es posible que en algunas bibliotecas se decida deliberadamente que sus colecciones necesitan sobrevivir sólo durante un período relativamente corto de utilización, en tanto que otras bibliotecas decidan que su colección debe tener unas condiciones que le permitan sobrevivir indefinidamente. Muchas bibliotecas decidirán que sólo una parte de su colección deberá conservarse indefinidamente y en estos casos se podrán conseguir condiciones de conservación adecuadas; creando un departamento especial (ej.: departamento de libros raros, reserva, colección local). Es poco realista pretender conseguir condiciones idóneas de conservación en todas las bibliotecas y para todos los materiales. Sin embargo, una de las responsabilidades fundamentales de los bibliotecarios es tener conciencia de los daños que pueden derivarse de aceptar condiciones por debajo de estas recomendaciones y guiados por estos conocimientos, establecer prioridades que aseguren la existencia de un entorno adecuado de conservación, para la preservación de las colecciones de su biblioteca. SEGURIDAD DE LAS COLECCIONES Antecedentes 37. La preocupación principal de la seguridad es preventiva, e incluye medidas para combatir los daños por fuego, agua, guerras, desastres naturales y robo, Una planificación de preservación eficaz para combatir estas eventualidades comienza por incluir los requerimientos adecuados en las especificaciones arquitectónicas, y en la construcción del edificio. Fuego 38. El fuego es un gran peligro y muchas colecciones valiosas han sido gravemente dañadas o totalmente destruidas en el pasado por esta causa. Una protección adecuada contra el fuego, comienza con el diseño arquitectónico y con la construcción de la biblioteca. Se deberán evitar proyectos con grandes espacios abiertos y escaleras ornamentales que actuarán como chimeneas para extender el fuego. Deberán instalarse puertas adecuadas y corta fuegos y la propagación del fuego a través de los cables y servicios eléctricos se disminuirá, alojando estos servicios fuera de las zonas de depósito de las colecciones bibliográficas. Las salidas de

emergencia para el personal de la biblioteca y los usuarios, no deberán facilitar el acceso no autorizado o el acceso a las colecciones. La legislación local y nacional deberá tratar estos temas. 39. Los materiales utilizados en la construcción y en las instalaciones de las bibliotecas deberán ser no inflamables y no deberán expedir vapores tóxicos o humo que puedan perjudicar a los lectores y dañar las colecciones bibliográficas. 40. Deberán instalarse sistemas de detección y/o alarmas, que se deberán mantener y comprobar con regularidad. Estas deberán ser audibles para todos los miembros del personal y para los lectores, que deberán conocer las señales de alarma. Deberá existir una instalación eléctrica de emergencia suplementaria para el caso en que el fuego dañe la instalación principal. 41. Las posibles causas de incendio en el interior de la biblioteca se deberán eliminar al máximo; pero las existentes se deben relacionar y examinar de forma regular (ej.: cables eléctricos, conexiones de luz y de fuerza, productos químicos en talleres e instalaciones de laboratorio, maquinaria de reprografía y/o fotografía, zonas de cocinas para el personal o para el público). 42. Se deberán conseguir aparatos fijos o portátiles para combatir el fuego que se instalarán por toda la biblioteca, bien señalizados y convenientemente colocados. Se deberá instruir al personal de forma regular en su utilización y en otros procedimientos para combatir el fuego. Estos aparatos se deberán comprobar y recambiar con regularidad y deberán ser de clase apropiada (ej.: de polvo y no líquidos o gaseosos, para evitar daños a las colecciones de la biblioteca). No obstante, las organizaciones de personal contra incendios deberán aconsejar sobre la naturaleza y utilización de estos instrumentos. 43. Puede resultar imposible evitar que los lectores y el personal bibliotecario fumen en el edificio de la biblioteca; sin embargo, se les deberá desanimar enérgicamente. Si se permite fumar, los fumadores deberán ser segregados a instalaciones atractivas, con muchos ceniceros y otros recipientes donde depositar las colillas. Se señalizarán con claridad las zonas donde se permite y donde no se permite fumar. No se deberá permitir fumar en los depósitos. Las zonas donde se pueda fumar deberán ser revisadas por personal de la biblioteca, tanto a las horas de apertura como a las de cierre para detectar cualquier posible brote de incendio. 44. En caso de fuego real, el personal deberá conocer las actuaciones precisas y requerir la presencia de bomberos profesionales al lugar del siniestro tan pronto como sea posible y organizar la evacuación de los miembros del personal de la biblioteca y de los lectores. Los bomberos necesitarán un plano de la biblioteca. En grandes bibliotecas será prudente consultar a los bomberos con regularidad de forma que estén familiarizados con el edificio y sus problemas.

Agua 45. Los daños producidos por el agua, a menudo son potencialmente más peligrosos para las bibliotecas que los daños ocasionados por el fuego. Pueden surgir por averías en las cañerías principales de conducción del agua o en las alcantarillas, en los conductos de la calefacción o del aire acondicionado, externamente de filtración en las paredes, desagües

atascados, o averías en los tejados, cristales de las ventanas, etc. Los daños por agua surgen también de forma invariable de los esfuerzos por combatir cualquier fuego, y pueden ser mayores que los daños causados directamente por el fuego. Muchas de estas causas pueden ser evitadas con un mantenimiento regular y programado del edificio, otras pueden eliminarse al preparar las especificaciones técnicas arquitectónicas para los nuevos edificios (ej.: deben instalarse sumideros en las zonas de depósitos). 46. Cuando los materiales bibliográficos han sido dañados por agua, el bibliotecario debe, en primer lugar, detener el daño y cuando sea posible repararlo. El daño por agua se puede atajar de forma tradicional, secando las zonas a base de aireación o con un sistema de refrigeración intenso. Es prudente que las grandes bibliotecas conozcan los recursos comerciales existentes de éste último sistema. En cualquier caso, se deberá asegurar la disponibilidad de equipos para eliminar la humedad. Las fotografías y otros materiales especiales de la colección de la biblioteca dañados por agua, requerirán sistemas especiales de reparación y se deberá buscar asistencia técnica

La guerra y los desastres naturales 47. Estas dos eventualidades implican catástrofes y circunstancias difíciles de prever. Sin embargo, el bibliotecario deberá desarrollar y establecer con claridad planes coyunturales contra estos desastres. Las bibliotecas situadas en zonas susceptibles de sufrir terremotos necesitarán un programa arquitectónico de reforzamientos de sus edificios y de los posibles daños por fuego y/o agua; los estallidos bélicos pueden provocar 1a necesidad de planificar el traslado de las colecciones bibliográficas a lugares más seguros.

Robos 48. Una planificación eficaz contra los robos debe comenzar con el proyecto del edificio de la biblioteca, de forma que se diminuyan los accesos no autorizados a través de puertas, ventanas, conductos de los servicios mecanizados, alcantarillas, etc. Un sistema de seguridad adecuado alrededor (en el perímetro) del edificio de la biblioteca evitará muchos robos. Dentro del edificio las entradas a las secciones de la biblioteca sin acceso a los lectores se deberán asegurar con un sistema de cerraduras, comprobaciones de identidad y otros controles. Los miembros del personal de la biblioteca deberán ir convenientemente identificados, y, si es preciso, llevar pases de seguridad en todo momento. Cuando sea preciso, los lectores también deberán ir debidamente identificados en la biblioteca y llevar tarjetas que autoricen su entrada al edificio y su derecho a utilizar la colección bibliográfica. El registro de control tanto de los lectores como del personal debe mantenerse rigurosamente al día y en lugar seguro. Las salas de lectura deben ser supervisadas, especialmente aquellas utilizadas para la consulta de los libros raros y preciosos. Los materiales bibliográficos se deberán marcar de forma que indiquen ser propiedad de la biblioteca o estar bajo su custodia. Los lectores no deberán introducir carteras y abrigos en las salas de lectura y debe existir un control de personas en las salidas de la biblioteca. Las entradas y salidas se deberán reducir al mínimo. 49. Los bibliotecarios deberán tener en cuenta la instalación de sistemas de alarma fijos,

bien automáticos o manuales. Las grandes bibliotecas pueden precisar además de estas alarmas, el control regular de patrullas de personal de seguridad especial en comunicación con la policía local. 50. La mayoría de las grandes bibliotecas procurarán realizar un recuento anual comprobando los fondos de los depósitos como medio de asegurar que los documentos han sido correctamente colocados e identificar aquellos que se hayan perdido. La mala colocación de los ejemplares es una de las causas más comunes de aparentes pérdidas, pero los recuentos sirven también para detectar posibles casos de robo. Prevención de los desastres 51. Para combatir los posibles efectos de todos estos problemas potenciales es deseable que se estudien una serie de medidas de emergencia para poner en marcha las alarmas, solicitar los servicios de emergencia, convocar al personal de la biblioteca, valorar la extensión de los daños, decidir qué medidas deben tomarse para dispersar o evacuar los fondos; después, asegurar que los libros dañados sean tratados por personal especializado en conservación. Estos planes deben elaborarse con anticipación, al mismo tiempo que se establecen los sistemas de comunicación de emergencia, la preparación de manuales adecuados y el entrenamiento del personal, de forma que todos sepan qué pasos se deben dar. Siempre que sea posible será conveniente realizar copias de seguridad de los tesoros de la colección y depositarías en un lugar distante y seguro. UTILIZACION DE LAS COLECCIONES Antecedentes 52. Indudablemente los materiales bibliográficos tienen como fin ser utilizados; por lo tanto, es obligación del bibliotecario: a) Asegurar que los materiales bibliográficos se utilicen de forma que no sufran daño. b) Restringir la utilización de los materiales raros y preciosos a quienes realmente precisan el acceso a los originales. Una utilización frecuente de los materiales bibliográficos supone un peligro debido a su repetido manejo.

Protección de los documentos 53. Igualmente es obligación del bibliotecario asegurar que los materiales bibliográficos a su cuidado sean protegidos de daños físicos, tanto en los depósitos como durante su utilización y en los traslados. Los materiales raros y preciosos de la biblioteca pueden precisar de supervisión independiente, con salas de lectura separadas y depósitos de seguridad. Los libros sin encuadernar son muy vulnerables a los daños físicos, y pueden ser protegidos guardándolos en cajas o con algún tipo de forro provisional. Una encuadernación de calidad con cosidos que unan los distintos cuadernillos y en la que se cuiden los pegamentos y materiales utilizados constituye el mejor tipo de protección. En los sistemas de encuadernación

utilizados se precisará tener en cuenta los costes, la duración, el valor de los propios documentos, y considerar también el valor artístico y el estilo de la encuadernación original. 54. Los materiales en hojas sueltas están aún más expuestos al deterioro y necesitan algún tipo de protección. Si no se encuadernan de una u otra forma, las hojas sueltas se deben almacenar dentro de fundas o cajas. Las cubiertas y cajas no deben llenarse excesivamente ni almacenar materiales de muy diferentes tamaños. Las hojas no se deberán enrollar o doblar, y se deberán tomar precauciones para evitar los posibles dobleces. Los documentos de gran tamaño (mapas, dibujos, grabados, etc.) se deberán guardar en muebles especiales, con cajones de poca profundidad para evitar un manejo inadecuado. 55. Los materiales utilizados en las encuadernaciones, cajas, forros, etc., deberán tener calidad de archivo para asegurar que estos mismos materiales produzcan deterioros en la colección bibliográfica por reacciones químicas. El papel y el cartón, etc., deberán estar libres de ácido, con un pH inicial de 7 o aun mayor. 56. Muchos documentos pueden adquirirse o haber sido utilizados previamente con sujetapapeles, grapas, gomas elásticas, etiquetas auto-adhesivas, alfileres, etc. Estos elementos son generalmente perjudiciales para los documentos y deberán ser retirados siempre que sea posible. Almacenamiento 57. Los materiales bibliográficos se deberán almacenar en estanterías o anaqueles adecuados; cada estante deberá ser ligeramente más alto que los documentos almacenados en el mismo, dejando espacio para la circulación del aire. Los remates y soportes de los estantes se deberán diseñar de forma que no causen daño a los volúmenes. Las cubiertas y cajas conteniendo hojas sueltas se almacenarán preferentemente en armarios y cajones provistos de una adecuada circulación del aire. Los grandes volúmenes se deberán colocar en horizontal pero nunca más de 2 ó 3 unidades una encima de otra. El traslado de los materiales bibliográficos SS. Se deberá prestar una atención especial a los métodos utilizados por el personal de la biblioteca para trasladar los libros, tanto manualmente con carros, como los sistemas de traslado mecánico de libros. Los procedimientos y la maquinaria se deberán revisar y controlar de forma regular. Como quiera que el personal de la biblioteca es el que maneja con mayor frecuencia los materiales bibliográficos, es importante que todo el personal de la biblioteca reciba una formación sobre los métodos más seguros de manejar y transportar todo tipo de materiales bibliográficos y sobre las consecuencias que se pueden derivar del mal trato. Cuando se trasladan fondos de un edificio a otro las precauciones que se precisan para evitar todo riesgo son aún mayores. Será muy útil establecer recomendaciones para el manejo de los fondos. Los lectores y los servicios de lectura 59. Los materiales bibliográficos pueden sufrir daños en las salas de lectura debido a una

utilización poco cuidadosa por parte de los lectores o a causa de unas instalaciones defectuosas. Se debe advertir a los lectores y, si es preciso, enseñar el manejo adecuado de los materiales bibliográficos. No se deberá permitir la utilización de tinta y plumas en las salas de lectura, y será obligatorio utilizar lapiceros. La utilización de instrumentos mecánicos (ej.: magnetofones, calculadoras, computadoras,… etc.> se deberá controlar por el personal de la biblioteca. Se deberá vigilar a los lectores de los departamentos de libros raros que utilicen materiales especiales y antes de utilizar estos materiales se les recomendará llevar las manos limpias, y trajes normales. Es posible que precisen formación especial para la utilización de estos materiales. Las salas de lectura requerirán un amueblamiento adecuado, como, por ejemplo, estantes o atriles para sostener los libros raros, mesas más amplias para los materiales más grandes, etc.

Reproducción 60. La fotografía y la reprografía de los materiales bibliográficos suponen riesgos especiales y estas operaciones deberán ser controladas y supervisadas, teniendo en consideración los problemas de la preservación. En el proceso fotográfico es preciso evitar una exposición excesiva a la luz y al calor; en el reprográfico es importante la utilización de máquinas adecuadas que eviten los daños y reduzcan la manipulación, especialmente cuando se reproducen gran número de páginas de los grandes volúmenes encuadernados. Se necesita un cuidado especial para manejar los volúmenes encuadernados durante su reproducción, para evitar presiones inadecuadas en el lomo, en un deseo de obtener una imagen que incluya el texto próximo al cosido. Si existe algún tipo de riesgo, no se deberán fotocopiar los volúmenes, se deberá realizar otro tipo de reproducción o fotocopias procedentes de una copia maestra. 61. Cuando se reproduzcan materiales raros y preciosos, el bibliotecario deberá siempre retener un «master» en negativo, para facilitar la producción de futuras copias, la producción de copias de seguridad para ser depositadas en otro lugar, y para evitar la necesidad de fotografiar el material de nuevo, y prevenir así ulteriores deterioros. Para proteger los materiales raros y preciosos se evitará su reproducción en fotocopiadoras corrientes de lecho plano. Planes de reproducción 62. Se deberá elaborar un plan que abarque todos los trabajos de reprografía para conseguir que los materiales no se reproduzcan de forma innecesaria, que no sean dañados, que no se vuelvan a reproducir al cabo de cierto tiempo, que los procedimientos utilizados sean seguros, y que sean desarrollados por personal cualificado. El plan deberá incluir los siguientes puntos: a) Quién decide que un documento debe ser reproducido o no, y en qué punto del proceso se toma la decisión. b) Qué procedimiento de reproducción utilizar para cada tipo de material.

c)Si el proceso proporcionará una «copia maestra» de la que puedan obtenerse duplicados, o que actúe como copia «maestra» para archivo. d) Qué medidas restrictivas establecer tanto respecto a los documentos a reproducir como respecto a los procedimientos a emplear. e)Quién puede realizar las copias.

Exposiciones 63. Se desaconsejan las exposiciones permanentes dentro de la biblioteca, que supongan una continua exposición de determinados ejemplares de la colección, a no ser que se realicen en unas condiciones que tengan en cuenta la vida del objeto, y la necesidad de evitar cualquier tipo de daño a una página o ilustración determinadas. En una exposición, se deberá prestar una atención especial a: a)La seguridad de la exposición. b) El montaje y la disposición física de la exposición. c)Las condiciones climáticas dentro de las vitrinas, que deberán ser controladas con un equipo adecuado. Puede ser aconsejable programar que se cambien las páginas de determinados documentos regularmente, para evitar los deterioros y sufrimientos de determinadas páginas o encuadernaciones. 64. Los préstamos de ejemplares a otras bibliotecas, para consulta o exposición pueden suponer riesgos o daños a los ejemplares valiosos de la colección. El bibliotecario tiene la obligación de lograr que si se accede a las peticiones, éstas deben incluir que el prestatario lleve a cabo las actuaciones precisas para una conservación eficaz. Los ejemplares de especial valor se deberán proteger del uso excesivo y de daños en el traslado y la biblioteca que preste el ejemplar puede exigir que éste sea transportado por un correo personal con cargo al solicitante. Estos ejemplares se deberán asegurar adecuadamente, también con cargo al solicitante. Es preciso que el bibliotecario esté satisfecho de que las condiciones para la exposición del ejemplar son las adecuadas en términos de conservación y también de que las medidas de seguridad de la exposición sean fiables. También es preciso establecer seguros e indemnizaciones por deterioro o pérdidas durante el tiempo que dure la exposición. Las exposiciones itinerantes plantean problemas específicos por razones de conservación y las posibilidades de deterioro se multiplican. Uso limitado 65. Existe un conflicto inherente entre el uso de los materiales bibliográficos y su preservación. Esto puede conducir a que el bibliotecario restrinja la utilización de los materiales bibliográficos originales, a aquellos usuarios que tienen una necesidad real de utilizar los mismos y solicite a los demás usuarios que utilicen copias o facsímiles para las

consultas frecuentes, especialmente de los materiales raros. Los ejemplares raros y frágiles no deben estar disponibles para el préstamo interbibliotecario y se deberán suministrar copias en lugar de los originales. Sustituciones 66. Además de la provisión de copias para restringir la utilización de los originales, el uso de sustituciones cumple un papel más amplio, al preservar el contenido intelectual de documentos, que son cada vez más frágiles y que no pueden ser conservados en su soporte original por otros métodos. El microfilm es el sistema más empleado para este tipo de sustituciones pero en breve otras técnicas, tales como el disco óptico, pueden estar disponibles. 67. Los microfilms, fotografías o copias artísticas pueden realizarse para reemplazar ejemplares frágiles o pueden utilizarse para reproducir ejemplares únicos y de un valor muy especial y así evitar un usó repetido del original. (Esto tiene también la ventaja de permitir a la biblioteca el suministro de copias a usuarios distantes.) Los bibliotecarios deben considerar la necesidad de preparar al menos tres copias de cada ejemplar: 1) La copia maestra en negativo que se almacenará en condiciones climáticas controladas y sólo se utilizará para producir ulteriores copias en negativo. 2) Un duplicado en negativo para producir copias en positivo. 3) Una copia en positivo para consulta o para depósito de seguridad en otro lugar. Todas estas copias deberán elaborarse siguiendo normas o standards técnicos de alta calidad, si se pretende que actúen como copias de archivo. Cuando las bibliotecas pequeñas tengan ejemplares raros y preciosos, la elaboración de copias reprográficas de los mismos, deberá considerarse como una responsabilidad nacional. Las bibliotecas nacionales deberán desarrollar la labor de registrar en un catálogo colectivo de «masters» o «copias maestras», la existencia de todas las copias reprográficas de este tipo de materiales.

La producción de ediciones facsímiles, a menudo en colaboración con editores comerciales, puede tener el mismo objetivo; además, permitirá a la biblioteca recuperar algunos costes.

FACTORES QUE CAUSAN EL DETERIORO DE LA COLECCION Factores biológicos 68. Los agentes biológicos (hongos, insectos, roedores, etc.) pueden causar serios y a veces, irreparables daños a los materiales bibliográficos (y a las instalaciones de las bibliotecas). Además de las medidas preventivas para reducir los riesgos por infección, se pueden utilizar varias sustancias químicas para matar a los agentes biológicos en cuestión, pero se deberán tomar medidas para asegurar que éstas no dañen a los propios documentos y poderlas utilizar con seguridad. Algunas sustancias químicas son extremadamente tóxicas

para los seres humanos, y sólo se podrán utilizar bajo un estricto control, por personal cualificado. No se deberá utilizar ninguna sustancia química sin haber consultado a los especialistas adecuados. Microorganismos (moho, etc.) 69. Los materiales bibliográficos están compuestos fundamentalmente de materias orgánicas que son vulnerables a los ataques de los agentes biológicos. Los microorganismos ocasionan cambios de color en los materiales bibliográficos (ej.: hermmbrado o picado de hermmbre) y algunas veces los convierten en quebradizos. Un ataque serio puede destruirlos por completo. El crecimiento de los microorganismos se ve favorecido por ciertos factores físicos y químicos, tales como temperatura y humedad altas, depósitos atestados, polvo y escasa circulación de aire. Para conseguir protección frente a su ataque es preciso controlar los factores físicos y químicos. Se han dado consejos de tipo general sobre las condiciones climáticas en los epígrafes 24 a 32, pero a menudo se precisa la ayuda de un experto para establecer las condiciones climáticas, y prevenir el crecimiento de microorganismos, así como para la elección de materiales adecuados para los trabajos de conservación y restauración, de forma que se evite el ataque por microorganismos a los materiales vulnerables. Si la infección por microorganismos tiene lugar, se necesitará a un microbiólogo para identificar los organismos, los factores que han dado lugar al brote, y para aconsejar las medidas que se requieren para combatir y detener el daño. Se deberá solicitar el informe de un especialista, que se seguirá estrictamente, para la elección de un desinfectante adecuado, y para su utilización (ej.: concentración, temperatura, humedad, periodo de exposición) que deberá asegurar no sólo que es eficaz, sino también inofensivo para los materiales infectados (papel, vitela, madera, piel, tintas, colorido y algunos materiales fotográficos). Insectos y otras plagas 70. Los insectos provocan daños con unas características morfológicas muy bien definidas, no sólo en los libros, sino también en las instalaciones y equipo de madera de las bibliotecas. Las plagas de insectos son fomentadas por los mismos factores climáticos antes descritos para los microorganismos y, para prevenir su ataque, es preciso tomar medidas similares. Si tiene lugar un brote, debe buscarse rápidamente la asistencia de un entomólogo que identifique las especies y aconseje las medidas adecuadas para combatir y controlar el brote, incluyendo el insecticida más eficaz. Se deberán solicitar informes adicionales y seguirlos fielmente, para asegurar que el tratamiento es inofensivo para los miembros del personal. Muchos países practican una serie de métodos tradicionales que se utilizan para repeler el ataque de los insectos. Estos métodos tradicionales, utilizados adecuadamente pueden ayudar de forma significativa a reducir el riesgo y se deberán emplear y difundir cuanto sea posible, y si es necesario se deberán realizar investigaciones para identificar los métodos tradicionales utilizados en cada país. 71. Los ataques por otras plagas tales como ratas, ratones y otros pequeños mamíferos, también pueden causar daños a libros e instalaciones, y se deberán combatir con personal especialmente entrenado. Si se utilizan cebos envenenados es preciso tomar precauciones especiales.

Factores químicos 72. Antes de utilizar cualquier tipo de tratamiento que suponga la utilización de disolventes o cualquier otra sustancia química, se deberá solicitar el informe de un profesional de la conservación cualificado y/o de un químico experto en conservación. Daños al papel 73. Las dos causas principales del deterioro químico del papel son la oxidación y la hidrólisis de la celulosa. En conservación de bibliotecas de momento no es práctico tomar medidas frente a la oxidación, pero tener conciencia de la naturaleza de la hidrólisis nos proporcionará una orientación sobre las precauciones a tomar para combatirla. La hidrólisis de la celulosa, es su descomposición por la acción del agua (incluyendo la humedad normal en el ambiente). La hidrólisis se provoca por sustancias que no son utilizadas en sí mismas en el proceso; los catalizadores más significativos son los ácidos de todo tipo. La oxidación la provocan los materiales pesados (ejemplo: hierro, cobre), cuanto más alta es la temperatura, más rápida es la oxidación y también se acelera la hidrólisis, llegando a duplicarse aproximadamente, por cada 10 0C de subida de la temperatura. Las fluctuaciones diarias de humedad y temperatura, pueden incrementar aún más la proporción de la degradación. Los ácidos que provocan la hidrólisis surgen de distintas fuentes, especialmente de la degradación del lignito, existente en el papel de pulpa de madera, de los aditivos utilizados en la producción del papel, tales como el alumbre utilizado para encolar, de la transformación de los contaminantes atmosféricos en ácidos fuertes, de otros materiales químicos utilizados en los procesos de fabricación del papel y de los distintos tintes y pigmentos colorantes. 74. En gran medida estos ácidos pueden ser eliminados con un lavado llevado a cabo por conservadores cualificados. Cuanto más dura es el agua, esto es, cuanto más carbonato contiene, mejor, pero generalmente es preciso agregar un agente de deacidificación como carbonato cálcico o bicarbonato de magnesio para neutralizar todos los ácidos y permitir que el papel conserve una ligera reserva alcalina que actúe como amortiguador frente a posteriores ataques del ácido. Todas las cajas o cubiertas delos documentos deben contener una mezcla alcalina suave como medio de protección frente a los ácidos. El viejo papel fabricado manualmente suele tener este amortiguador (ej.: carbonato cálcico) como resultado del método de fabricación. Por el contrario, el papel producido desde 1860 se fabrica fundamentalmente de pulpa de madera y frecuentemente contiene el germen de su propia destrucción, debido a la presencia del lignito y otras sustancias químicas; a no ser que se les aplique un proceso de deacidificación, estos papeles se irán haciendo quebradizos y finalmente se desintegrarán. 75. Si los bibliotecarios pueden influir en los fabricantes de papel, deberán insistir en que el papel para los libros no debe contener sustancias de madera y sólo rastros de metales pesados tales como hierro y cobre, ser encolado con sustancias alcalinas y contener siempre carbonato cálcico, que como demuestran los papeles antiguos, cuando está presente en concentraciones de un 1 a un 2 % actúa como un agente antiácido. 76. Actualmente se están llevando a cabo en Europa y Norte América experiencias para introducir la deacidificación en gran escala, confiamos que el éxito de las mismas ayude a resolver el grave problema de exceso de acidez del papel. Si los bibliotecarios deciden llevar a cabo un tratamiento de deacidificación a pequeña escala, deberán solicitar informe de un científico experto o conservador para elegir los materiales y reactivos.

Deterioros de la piel o el pergamino 77. Las alteraciones químicas de la piel son fundamentalmente el resultado de un teñido inadecuado y/o de la contaminación atmosférica. Las condiciones de almacenamiento. influyen decisivamente en el deterioro de la piel o el pergamino. El deterioro del pergamino se debe generalmente al ataque microbiológico y el pergamino es, en general, más resistente que la piel a la polución atmosférica. Cuando se produce un daño químico en el pergamino, generalmente se debe a unas condiciones de almacenamientos muy desfavorables y a la utilización de tintas inadecuadas, colas u otros materiales aditivos. Para la conservación de la piel y el pergamino se requiere un estricto control de las condiciones climáticas y de almacenamiento, ya que el deterioro es fundamentalmente irreversible y son escasos los métodos de restauración disponibles. Se consigue proteger la piel frente al deterioro mediante tratamiento regular y sistemático con un recubrimiento adecuado. Deterioro de las películas fotográficas 78.Las películas son especialmente sensibles a los daños químicos, así como a los físicos. Por lo tanto, se deberán almacenar en envases adecuados de metales no férreos u otros materiales (ej.: poliéster) que no se degraden y suelten ninguna sustancia corrosiva u oxidante o cualquier otro contaminante, particularmente aquellos derivados del sulfuro. Solamente las películas de sales de plata han demostrado tener una expectativa de vida larga y los bibliotecarios deberán insistir en lograr los más altos standards en el fijado, aclarado y procesamiento de la película. Es esencial que las películas se almacenen en unas condiciones atmosféricas estrictamente controladas a temperatura y humedad bajas, con una protección completa frente a la polución y la luz. 79. Las condiciones recomendadas para el almacenamiento de archivo de las películas de triacetato y de poliéster, son temperaturas por debajo de los 16 0C y humedad relativa entre 30 % y 40 %. Las películas de color no son realmente de archivo y necesitan conservarse a O 0 C. Estas condiciones, unidas a una purificación del aire deben procurarse, si se quiere conseguir el más alto nivel de conservación para películas y son esenciales para los masters negativos o copias de seguridad de los ejemplares de gran valor o únicos. Las películas que no se almacenen en estas condiciones óptimas, se deteriorarán y los bibliotecarios se verán obligados a llevar a cabo programas regulares para volver a reproducirlas antes de que los daños físicos o químicos sean demasiado extensos. Las colecciones de películas e impresos deteriorados, deben reproducirse sin pérdida de tiempo. La situación de las películas en los depósitos debe examinarse de forma periódica para detectar los signos de deterioro. 80. Las fotografías, tanto en negativo como impresas, suponen una variedad de materiales y procesos y es esencial identificar los procesos y materiales empleados en la producción de cualquier fotografía dada y si se quieren eludir los problemas de su conservación, se deberá solicitar el informe de especialistas para el almacenamiento y la preservación de este tipo de materiales.

Películas de nitrato 81. Las colecciones de antiguas películas basadas en nitratos, se deberán almacenar aparte, a temperaturas de 2 0C t 2 0C como límite, pero se desintegran gradualmente y son potencialmente peligrosas. Cualquiera de estas películas deben duplicarse a películas modernas y destruir el original. Incluso las mejores condiciones de almacenamiento sólo pueden retrasar, pero nunca impedir, el proceso de desintegración de la película de nitrato. Las películas de nitrato no se deben guardar juntas con otros materiales bibliográficos.

INTRODUCCION A LA VERSION ESPAÑOLA

La preservación y conservación de los materiales bibliográficos es, actualmente, una de las preocupaciones de la IFLA y en la reunión de Nairobi 1984, se presenta el PAC (Preservation and Conservation) com9 programa prioritario de la misma. En 1986 se celebra en Viena la Conferencia de Directores de bibliotecas Nacionales (CDNL) bajo los auspicios de IFLA y de UNESCO, y se dedica exclusivamente a la Preservación y Conservación, se analiza la situación en los distintos países y las diferentes soluciones y planes adoptados al efecto. La publicación de estas recomendaciones, que hoy se ofrecen a los profesionales españoles, tiene como objetivo:

- Sensibilizar a los profesionales sobre los problemas y actividades de la preservación. - Promover la formulación de planes y estrategias coordinados. - Promover en las Escuelas de Biblioteconomía la inclusión en los programas, de 195 problemas y técnicas de Preservación y Conservación. - Promover a nivel nacional la investigación en el campo de la preservación y conservación, así como la comunicación de técnicas y avances. - Sensibilizar a los editores sobre el problema de la calidad del papel. Alicia Girón Directora del Departamento del Proceso Bibliográfico de la Biblioteca Nacional

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