Practica-de-Los-Finales-de-Torre-V-Korchnoi.pdf

April 9, 2017 | Author: Andressa Silva | Category: N/A
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Colección

JAQUE

MATE

Práctica de los

finales de torre Viktor Korchnói

HISPANO EUROPEA

Director de la Colección: Sergio Picatoste

Título de la edición original:

Praxis des Turmendspiels. ©de la traducción: Sergio Picatoste. Es propiedad ©Edition Olms AG, Hombrechtikon / Zurich (Suiza). ©de la edición en castellano 2006:

Editorial Hispano Europea, S. A. Primer de Maig, 21 - Poi. lnd. Gran Via Sud 08908 L'Hospitalet - Barcelona, España E-mail: [email protected] Quedan rigurosamente prohibidas, sin la autoriza­ ción escrita de los titulares del «Copyright", bajo las sanciones establecidas en las Leyes, la reproduc­ ción total o parcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidos la reprografía y el tratamiento informático, y la distribución de ejempla­ res de ella mediante alquiler o préstamo públicos, así como la exportación o importación de esos ejempla­ res para su distribución en venta fuera del ámbito de la Unión Europea. Depósito Legal: B. 37289-2006. ISBN-1O: 84-255-1685-4. ISBN-13: 978-84-255-1685-6.

Consulte nuestra web:

www.hispanoeuropea.com

IMPRESO EN ESPAÑA

PRINTED IN SPAIN

L1MPERGRAF, S. L.· Mogoda, 29·31 (Poi. lnd. Can Salvatella) • 08210 Barbera del Valles

ÍNDICE Prefacio ....................................................

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Ejemplos de muestra de Philidor, Euwe, Lucena, Karstedt, Chéron, Grigóriev, Levenfish, Kling y Horwitz, Lasker, Capablanca, Alekhine, Smyslov, Van Wijgerden y Korchnói . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

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Abecé de los finales de torre .

PRÁCTICA DE LOS FINALES DE TORRE

1. Todos los peones están en un flanco . . Korchnói-Antoshin . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Korchnói-Tal . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Korchnói-Miles . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

.......................

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17 23 25

2. Dos peones contra uno en flancos distintos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Korchnói-Borisenko . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Nikolié-Korchnói . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

27 27 31

3. Un peón pasado alejado en el otro flanco.. . Korchnói-Van der Wiel . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Platonov-Korchnói . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Polugaevski-Korchnói. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

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35 35 36 39

Un peón pasado alejado en la lucha «5 contra 4» . . . . . . . . . . . . . . . Simagin-Korchnói . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Ribli-Korchnói . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

43 43 51

5. Del nivel más alto.. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Korchnói-Kárpov (31ª partida del Campeonato del Mundo, 1978) Korchnói-Csom (Titogrado, 1984) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Kárpov-Korchnói (Viena, 1986) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

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59 59 79 83

6. De la práctica más reciente.. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . M. Adams-Korchnói (Torneo lnterzonal, Biel, 1993) . . . . . . . . . . . . . . . . . .

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4.

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PRE FACIO Se dice que domino el final y tam­ bién que debo agradecer el tri unfo en tantos torneos y encuentros a mi exce­ lente técnica. Por eso se me propuso que escribiera un tratado sobre finales, más exactamente, finales de torre . La técnica en el final es, sin duda, im­ portante para todo ajedrecista. No hay muchos manuales sobre esta fase de la partida. Que aporten al lector la sensibili­ dad necesaria sobre el final , es dudoso. Esta sensibilidad posicional no viene si­ no con la experiencia: al tener el propio jugador que defenderse a menudo en si­ tuaciones sencillas en apariencia y de­ vanarse los sesos en análisis de muchas jugadas. Quien considere fáciles los fi­ nales de torre se equivoca. Sobre los finales de torre hay algu­ nas obras especiales. Las más conoci­ das son las de Chéron, Fine, Levenfish y Smyslov, Euwe y Van Wijgerden y Ke­ res. Cuando empecé a escribir este libro, me rodeé de estos manuales. Creo que solamente los pedagogos natos , los científicos, están en condi­ ciones de escribir buenos libros de en­ señanza del ajedrez. Los profesores exploran el material que necesita el principiante, los científicos extraen con férrea lógica los hechos fortuitos de posi­ ciones complicadas y establecen reglas rigu rosas, de validez general . Yo, en cambio, soy un jugador, un practicante.

Del ajedrez, me entusiasma no lo que se ajusta a las leyes, sino la excepción a la regla. El juego del ajedrez, por fortuna, es rico en excepciones. Por cierto, tam­ bién hoy día el talento ajedrecístico no se mide por el conocimiento de las reglas, sino por la capacidad de descubrir ex­ cepciones, no obstante el vertiginoso de­ sarrollo de la ciencia y la técnica en general y de la bibliografía informativa sobre ajedrez en particular. Por eso he decidido no escribir un nuevo manual sobre finales de torre, sino más bien transmitir mis propias experien­ cias a otros ajedrecistas. En los pasados cuarenta años, en los que hube de en­ frentarme a una fuerte competencia, tuve que disputar muchos finales notables de este género, que son instructivos para todo ajedrecista, tanto si se trata de un principiante como de un gran maestro. No obstante, en los ejemplos que se muestran aquí, solamente se orientará aquel que haya trabajado el abecé de los finales de torre y lo haya entendido. De lo contrario, mis explicaciones tampoco ayudarán. Por eso he intercalado una in­ troducción que muestra posiciones típi­ cas de estos finales que todo el mundo debería dominar. En este libro, me he limitado al final de un par de torres en el tablero. En cuanto el final de torres desemboca en un final de peones o de damas o de dama

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PRÁCTICA DE LOS FINALES DE TORRE

contra torre, no realizo análisis más ex­ tensos. Sobre esos finales ya hay expo­ siciones generales como, por ejemplo, Finales básicos de ajedrez, de R. Fine. Al trabajar en este libro, me quedó claro por qué hay mucha menos biblio­ grafía sobre el tema «finales» que, por ejemplo, sobre el de «aperturas». No por­ que la demanda fuera menor; ¡ los finales son instructivos para todo ajedrecista! Está visto que cuesta mucho más re­ dactar un libro de finales que una obra sobre aperturas. Una variante de apertu­ ra la juzgan algunos autores ú nicamente con la frase « las blancas están mejor» o «hay igualdad de oportunidades» o «con posición de doble filo» o incluso «la posi­ ción es incierta», ¡y todo el mundo está contento y todos se conforman con eso! En el final, sin embargo, el autor tiene que demostrar por qué y cómo se llega a las «tablas» o por qué « las blancas ga­ nan». Y a menudo ¡ es más difíci l poner la demostración sobre papel que conse­ guir la victoria en el tablero! El objetivo principal que me he fijado es despertar en el lector el entusiasmo por los finales de torre y moverle a traba­ jar de manera autónoma en este ámbito. Incluso a grandes maestros de renombre les pasa a veces que vagan sin rumbo

por estos finales como si se encontraran en un tupido bosque por no haber realiza­ do sus propias investigaciones. El lector puede hacerse de ello su composición de lugar al recorrer las próximas páginas de este libro. En el penúltimo capítulo, doy un ejemplo de la práctica magistral del más alto nivel -Korchnói-Kárpov, del Cam­ peonato del Mundo disputado en Baguio en 1 978-; es uno de los finales más complicados de todos los que he visto hasta ahora. Quienes lo presenciaron, fuertes grandes maestros, eran incapa­ ces de comprender qué era lo que pasa­ ba en el tablero. Analizar a fondo esta posición resultó estar más allá de las ca­ pacidades de cualquier gran maestro. Aunque apenas puede llamársele ejem­ plo de «entrenamiento», he considerado mi deber trabajar al máximo este final y presentar mis análisis al mundo ajedre­ cístico. Desaconsejo a todos aquellos que no posean como m ínimo el título de maestro que quieran aprender esta parti­ da por completo; estudiando, sin embar­ go, el juego con la ayuda de una serie de diagramas diversos, el lector trabará co­ nocimiento con algunos métodos útiles . . . Víktor Korchnói

ABE CÉ DE LO S FINALE S DE TO RRE 2

Posición de Philidor Tablas

Juegan las negras Tablas

La torre negra se encuentra en la sex­ ta fila. Allí permanece mientras el peón siga en la quinta fila. En cuanto se adelante el peón, la to­ rre pasa a la primera fila. Después de ello, el rey blanco no tiene protección contra los jaques que da la torre por las verticales. Las tablas son inevitables: ¡jaque continuo o renuncia al peón!

Solamente 1 . . . . , .U e1 ! asegura las tablas. Las blancas no logran nada con 2 . .U a8+ , t 7. Es más peligroso el in­ tento 2. e 6, \tf8! 3. n a8+, @ g7 4. nea (4. c;,t>d6 , @f7), ,Ua1 !, y las ne­ gras se salvan dando jaques laterales por la columna " ª " · Las blancas no es­ tán en condiciones de reforzar su posi­ ción en modo alguno. Quiero llamar la atención del lector otra vez hacia la jugada 2 . . . , c;.t>f8!. Co­ mo han demostrado los analistas del fi­ nal, aqu í también bastaría la jugada de rey a d8 para hacer tablas; sin embargo, la torre del bando débil necesita, por nor­ ma, tener la posibilidad de maniobrar li­ bremente, y por eso el rey del bando que se defiende debería, por norma, estar en el lado corto del tablero visto desde el .

PRÁCTICA DE LOS FINALES DE TORRE

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peón pasado y dejar el lado largo para poder aprovechar la libertad de maniobra de la torre. El ejemplo siguiente muestra muy bien la importancia que tiene el prin­ cipio del lado largo en este tipo de final.

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Posición de Lucena Las blancas ganan

Posición de Euwe Las negras juegan y hacen tablas

1 . ... , Ida7+ Una jugada evidente, pues está claro que .ll g 1 + era una fuerte amenaza. 2. l,ld7, ... Después de 2. @d6, �fB, las tablas ya estarían aseguradas. 2. ... , lla8 3. .l';ld6! , ... Sutil jugada de espera. Ni 3 . . . . , ll a7+ (?) 4. @ eB, seguida de e?, ni 3. . . . , .l';lbB? 4 . .ld dB, ll b7+ 5. @ d6, .!:i.b6+ 6. @d7, .!:i.b7+ 7. � c6 , .!:i.e7 8. @d6 salvarían ahora el juego negro. 3. ... , @ 96! 4. .!:i.d7, � 97 5. .!:i.c7, Las blancas intentan todavía otra cosa. 5. ... , lla1 6. � e8+, �f6 7. e7,

.:1 a8+ 8. @ d7, @f7 9. ll b7, .!:i.e8 Tablas.

1. lle1+, @ d7 La mejor jugada. Si 1 . . . . , @f6, gana sencillamente 2. fB, seguida de .l:I f7 y gB�. 2. lle4!, ... Importante maniobra. Jugar ensegui­ da �f7 no conduce a nada a causa de los constantes jaques que da la torre ne­ gra por las columnas «f», «g» y « h » . Ahora, l a torre blanca va a preservar a su rey de los jaques. 2. ... , ll h1 3. @f7, .!:i. f1 + 4. @ 96, Id91 + 5. �f6, Ií,92 (o 5 . . . . , @d6 6. ll d4+, � c5 7. ll dB, y ganan) 6. lle5 , seguida de .!:i. g5, y el peón pasado co­ rona.

ABE CÉ D E L O S F I N A L E S D E T O R R E

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Max Karstedt (de Deutsches Wochenschach, 1 909) Las blancas ganan

Las blancas juegan y ganan Las negras juegan y hacen tablas

1. llc2, @e7 2. n ca, � d6! Esta j ugada se lo pone más difícil al primer jugador que, por ejemplo, 2 . . . . , @d7. 3 . .ldba, .ldh1 4. 'íi¡b7, .ldb1+ s. @ca!, .ldc1+ 6. @ da, .ldh1 7 . .ldb6+, @ es a. g c6+!, . . . Solamente esta jugada gana. Así, el juego terminaría en tablas después de 8 . .ld a6, .ld h8+ 9. @ e7, _ldh7+ 1 0. � e8 , l:rh8+ 1 1 . @f7, .ld a8 1 2. @ e7, @b5 1 3. lla1 , @b6 1 4. @ d6, .U xa7 1 5. .ld b1 +, @ a5 ! . a . . . . , @ dS O bien 8 . . . . , @b5 9 . .ld c8. 9 . .lda6, .ldha+ 10. @ c7, llh7+ 11. 'íi¡b6, . . . Y las blancas ganan.

Si las blancas quieren ganar, el rey debe cooperar y apoyar el peón. En este sentido, juegan 1. 1:1 ba! , lla1 2. U b6. Después, el rey marcha hacia b7, y las blancas ganan con facilidad. Si, sin embargo, son mano las ne­ gras, pueden poner obstáculos al rey blanco en su marcha. No, por cierto, con 1 . . . . , .ld a 1 ? , después de lo cual sigue 2 . @ c5, y el rey llega a a7. Eso posibili­ taría un procedimiento análogo al mos­ trado en el diagrama 5. Lo correcto es, más bien , 1 . . . . , U e6! 2. @ es, .ldf6. A 3. a7 sigue 3 . . . . , .ld a6, con tablas, y si 3. � b5, las negras dan jaques laterales para volver a ahuyentar al rey blanco de las cercan ías del peón, después de lo cual regresan de nuevo a la sexta fila. ¡Tablas!

PRÁCTICA DE LOS FINALES DE TORRE

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gan con el rey a la columna del peón enemigo. Las blancas tampoco pueden vencer la defensa con 1 . ll d2, como se des­ prende de 1 . . . . , @es 2. ll d7, @e6 3. llc7, \t>d6 4. ll cS, @d7 S. @a4, lla8+ 6. ll aS, ll b8 7. lla7+, @ es 8. \tas, ll bS+ 9. \ta4, llb8, y tablas.

8 Chéron ( 1 923) Tablas El rey del bando débil tiene cortado el paso hacia el peón. Debido a la favo­ rable posición de su torre, las negras pueden, sin embargo, impedir que se adelante el peón y salvar la partida ju­ gando con exactitud. 1 . lld4, . . . Con 1 . @ a4 n o se logra nada. Las negras dan jaques frontales constante­ mente y fuerzan al rey, que no puede dejar al peón en la estacada, a reg resar a b3. 1 . . . . , @es 2. @c3, ll c8+ 3. ll c4, ll b8 4. ll c6, @ dS s. ll a6, . . . A 5 . llc5+ sucede 5 . . . . , \t> d6 6. \t>c4, llh8, con tablas, o 6 . . . . , ll a8 7. @b5, I:í,b8+ 8. @ a4, lla8+ 9. lla5, llb8 1 0. ll a7, @ c6, con tablas. Haga el favor de fijarse: 6 . . . . , @ d7? sería una equivocación por 7. b5, ll c8 8. b6! , y las blancas ganan . Y contra 5. ll h6 (en vez de 5. ll a6), como mostró Euwe, es bue­ na 5 . . . , lla8, después de la cual las blancas no logran mejorar su posición. S . . . . , l:1c8+ 6. \t>b3, llc6! 7. lla8, @d6 o 7. ll a7, ll c1 , y las negras lle.

G rigóriev ( 1 937) Las blancas ganan En comparación con el diagrama 7, el rey blanco tiene aqu í más libertad de movimiento. Debido a este hecho, las blancas consiguen mejorar su posición de manera decisiva. 1 . @ b4, ll b8+ 2. @as, llc8 3. @ bS, ll b8+ 4. @a6! (este es el meollo del asunto) 4 . . . . , ll c8 S. ll c1, \t>e7 6. @ b7, ll es 7. \t>b6, ll hS O 7 . . . . , ll c8 8. c5, ll b8+ 9. \t>c7, y las blancas ganan . a. es, @da 9. ll d1 +, @ca 1 0. ll g1 , llh8 1 1 . c6, \t>b8 1 2. llg7, llf8 1 3. ll b7+, @c8 1 4. lla7, . . . Y las blancas ganan.

A B E C É D E L O S F I N A L E S D E T O RR E

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Posición de Levenfish Por regla general , dos peones pasa­ dos y ligados prometen la victoria en el final de torre + dos peones contra torre. Si el rey del bando débil logra, sin em­ bargo, parar los peones, la victoria se di­ ficulta de manera considerable o incluso es imposible. El rey del bando fuerte de­ be apoyar, en todo caso, los peones. Si tiene cortado el paso hacia ellos, puede darse perfectamente el caso de que ya no pueda obtenerse el triunfo. Eso es lo que pasa en la posición 9, cuya evalua­ ción correcta es de tablas.

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Aquí, el rey del bando fuerte no tiene cortado el paso, ciertamente, pero a pe­ sar de ello las blancas no pueden ganar. Un intento de obtener la victoria sería: 1 . ll d4, ll b6 2. ll d8, ll b4+ 3. � es, ll b7! Ahora se amenaza capturar el peón de g5. 4. n ga+, h7 s. n da, . . . Pasar a u n final d e peones por medio de 5. tí, g7+ es, obviamente, inútil. 5 . . . . , @ g6 6. '\t>f4, .ti. b4+ 7. \tie3, ll b7 8. ll dS, ll b6 Y las blancas no han avanzado ni un paso.

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Estudio de Emanuel Lasker (de Deutsches Wochenschach, 1 890) Las blancas ganan La ventaja de las blancas reside en que el rey está cerca de su peón pasa­ do. En cambio, el rey negro está muy alejado del suyo. A pesar de ello, a pri­ mera vista parece como si la posición se encontrara dentro de la «franja de ta­ blas». Con todo, las blancas tienen una manera de ganar de estudio:

Kling y Horwitz ( 1 85 1 )

P R Á C T I C A D E L O S F I N A L E S D E T O RR E

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1 . '\ti b7, U b2+ 2. @a7, U c2 3. tí,h5+, @a4 Al retroceder, el rey negro no puede abandonar la columna «a» . El error 3 . . . . , '\tib4? pierde enseguida a causa de 4. @b7 (y la torre negra no tiene jaques). 4. @ b7, tí,b2+ 5. @ a6, U c2 6. tí, h4+, @a3 7. @ b6!, . . . Ahora se amenaza 8 . U xh2. Sola­ mente un jaque demora un poco el re­ sultado. 7 . . . . , tí,b2+ 8. @a5!, U c2 El efecto final es bonito: las blancas originan una posición en la que las tres piezas negras se encuentran en la se­ gunda fila, de modo que es posible una clavada que fuerza la victoria. 9. U h3+, @ b2 1 0. tí,xh2, U xh2 1 1 . es� • . . . Ganando e l final d e dama contra to­ rre, en el que aqu í no podemos entrar (véase el prefacio) .

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Capablanca-Tartakower Nueva York, 1 924 La eficacia de la torre ejerce en el fi­ nal una influencia decisiva. Cuando se

trata de que el rey, la torre y el peón pa­ sado trabajen coordinados de la mejor manera posible, no puede uno asustarse ante el sacrificio de varios peones. Esta conclusión es la que puede sacarse, en todo caso, del curso de esta famosa par­ tida Capablanca-Tartakower. 35. @ g3!, U xc3+ 36. @ h4, tí,f3 Como ha demostrado Reuben Fine, 36 . . . . , U c1 opon ía una resistencia más tesonera, pero incluso entonces las blancas tienen una manera de ganar. Ejemplo: 37. @ h5, c5 38. U d7, cxd4 (si 38 . . . . , c4, para vencer basta la manio­ bra @ g6-f6) 39. bí. xd5, .S. d 1 40. @ g6, d3 41 . @f6, @ e8 42. g6, d2 43. g7, et­ cétera. Es todavía más fuerte, según recien­ tes investigaciones rusas, 36 . . . . , a6! ? , con idea de jugar . . . , b 5 , después d e lo cual la victoria blanca es dudosa. Sin em­ bargo, esto no proyecta sombra alguna sobre el excelente juego de Capablanca ni merma la importancia que tiene este fi­ nal para futuras generaciones de estu­ diosos del ajedrez. 37. g 6!, U xt4+ 38. h?! 47. f4, ll f2. Las blan­ cas se han metido en un callejón sin sa­ lida; tablas. 42. ll c6, . . . E n busca d e un plan, las blancas han llegado a una encrucijada. Era se­ ductor 42 . .Id c8+, c;!;> h7 43. e5! ? . Ahora 43 . . . . , f6 perdería a causa de 44. e6, ll e? 45. ll c6. Sería inútil 43 . . . . , g5, como muestra 44. hxg6+, @xg6 45. f4. Las blancas han obtenido la posición de

TODOS LOS PEONES ESTÁN EN UN FLANCO

Capablanca i e i ncluso d e manera más favorable! O 44 . . . . , fxg6 45. f4, Id a3 46. e6, Id e3 47. f5, gxf5 48. gxf5 , @ g7 49. @f2, Il,e5 50. Il,c7+ , @g8 5 1 . Id f7, h5 52. � g3, Id e4 53. @f3, Id e 1 5 4 . Il,d7, h4 55. @ g4, I:!,e4+ 56. @g5, h3 57. Id d2, Id e3 58. t6, et­ cétera. Tam poco es satisfactorio 43 . . . . , .id a2 44. @ g3, ,g e2 45. Id e8, f6? ! 46. e6, g5 47. hxg6+, � xg6 48. f4, f5. Úni­ ca para rechazar f5+. Ahora parece co­ mo si se perdiera el peón de e6, después de lo cual las tablas serían in­ mi nentes. Sin embargo, tenemos 49. gxf5+, @ xf5 50. Id f8+!; las negras no pueden capturar en e6 a causa de 5 1 . Id e8+, y luego de 50 . . . . , @ g6 5 1 . f5+, la victoria es una cuestión de senci lla técnica para las blancas. Es más exacto 43 . . . . , I:!,a4 44. @ g3, I:í,e4. Después de 45. Id e8, la jugada 45 . . . . , f6 es dé­ bil: 45 . . . . , f6? 46. e6, g5 47. hxg6+, �xg6 48. f3, Il,e 1 (48 . . . . , I:!,a4 49. Id g8+, @ h7 50. e7) 49. @f2, Id e5 50. f4, I:!,e4 5 1 . �f3, Il,e 1 52 . f5+, y las blancas ganan con facilidad. Por otra parte, las negras perderán rápidamente después de 45. Id e8 si se limitan a es­ perar; por ejemplo: 45. ... , Id a4 46. Id f8, Id a7 47. f4. El rey blanco se diri­ ge a la casilla d6 o a la casilla f5 con idea de j ugar g5-g6. En este caso, las negras deben, por eso, mover el peón « g » : 45 . . . . , g5. Si 46. hxg6+, fxg6?, las blancas ganan con bastante facilidad: 47. f4, @ g7 48. \t>f3, Id e1 (o 48...., Id a4 49. f5, ganando fá­ cilmente) 49. Id e7 +, �f8 50. Id h7, g5 51 . f5, Id xe5 52. Id xh6, y las negras no pueden salvar el peón «g»; o 50 . . . . , Il,h 1 5 1 . @ e4, Il,g 1 (51 . . . . , \tig8 52.

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Id d7, I:í. e 1 + 53. @d5, Idf1 54. e6, I:!,xf4 55. Il,d8+) 52. e6, I:!,xg4 53. @ e5, Id g1 54. \t>f6, y ganan. Las ne­ gras, en esta variante (después de 49. Id e7+) , pueden, sin embargo, hacer la jugada 49 . . . . , @ g8, que va unida a una celada; luego de 50. f5, @f8 51 . f6? , g5! , i l a posición e s tablas!

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Tablas jueguen las blancas o las negras Las blancas ganan , no obstante, si juegan no 5 1 . f6, sino 51 . Id e6! . Ade­ más, basta 50. e6 (en vez de 50. f5) pa­ ra ganar; por ejemplo: 50 . . . . , @f8 51 . Id f7+, f7 55 . .M f6+, � g7 56. @g3, l:í.a4! .

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6) 54. fxe6, .l:í. a2+ 55. @ e 1 , ll a7 56. gxh5, �f5, con tablas. En el diagrama 22, la jugada correc­ ta es 47. f3! : 47 . . . . , ld a41 48. ldg8+2, @ h7 49. ll d8 , ll a3 50. @f4, y las blancas pronto se reagruparán para ju­ gar f4-f5. 1 ) 47 . . . . , ll e1 48. @f4, ld a1 49. ll g8+, @ h7 50 . .U d8, y las blancas re­ fuerzan su posición paulatinamente. Es importante que 48 . . . . , h5 no reporta na­ da: 49. gxh5+, @ xh5 50. @f5, ganando con rapidez. En esta variante (47 . . . . , ll e 1 ) , las blancas ganan también con la enérgica 48. f4, h5 49. f5+, \t> g5 (49 . . . . , @ h6 50. e6) 50. ll g8+, \t> h6 51 . e6! , fxe6 52. f6, U g 1 + 53. @ h2, ll f 1 54. g5+, @ h7 55. ld g7+, @ h8 56. @g3, e5 57. U e7, U f4 58. U xe5, ll g4+ 59. @f3, @ g8 60. ll e8+, \t>f7 6 1 . .tí.e?+, \t>f8 62. ll g7, @ e8.

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¡ Otra posición de tablas! Las blancas no están en condiciones de liberar a la torre de la tarea de defen­ der los peones ni de mejorar la posición del rey. 5) 53 . . . . , ll a7? 54. f6, fxe6 55. g5, y las blancas deben ganar.

Como claramente se ve, en caso de 63. g6, �f8 las blancas estarían en Zugzwang. Después de 64. @ e3, h4 65. @f3, ll g1 66. @ f4, h3 67. @f5, ll f1 + o 67 . . . . , h2, las negras hacen tablas sin problemas.

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P R Á C T I C A D E L O S F I N A L E S D E T O RR E

Las blancas deben ganar u n tiempo con ayuda del llamado «método de trian­ gulación » : 63. @ e3, @fa 64. @f2! (pe­ ro no 64. @ e2?, ll g3 65. @f2, h4, ¡ y ahora la maniobra de triangulación y a no ayuda!) 64 . . . ., @ ea 65. @f3, @fa 66. g6, y las negras se encuentran en Zug­ zwang y deben permitir al rey blanco acercarse a los peones. O 64 . . . ., ll f4+ 65. r;ti e2 ! , ll g4 66. @ e3, @ ea 67. '\.t>f3, con las mismas consecuencias. 2) 4a. f4 es menos convincente: 4a. . . ., h5 49. f5+, '\.t>h6! (no, sin embargo, 49 . . . ., @g5 50. ll ga+, @ h6 51 . f6! , y las amenazas e6 y g5+, seguidas de � g7, surten efecto) 50. ll ha+, @g7 51 . :i. xh5!, ll e4 52. f6+, @ g6 ( ¡ cuidado: la amenaza de ahogado . . . , ll xg4 se palpa en el ambiente!) 53. ll f5, ll e1 , y a pe­ sar de la gran ventaja de material es ex­ traordinariamente difícil, si es que es posible, demostrar que se gana (el autor no lo ha conseguido en sus análisis). Volvamos a la posición que se produ­ ce después de 42. ll ca+, @ h7 43. e5. ¡ Las negras tienen, en última instancia, una defensa! Juegan 43 . . . ., ll e7! 44. f4, f6! 45. ll c5, fxe5 46. fxe5, ll f7! . Es­ to es mucho más fuerte que 46 . . . . , ll a7 o 46 . . . . , @ ga, pues aqu í las blancas, después de 47. @f3, pronto obtienen la posición de Botvínnik. 47. e6, ll e7 4a. ll c6, g6 49. ll d6, ll ea 50. hxg6+, @ xg6 5 1 . \t> g3, @ g5 52. ll a6, ll e7, tablas, o 50. @f3, gxh5 51 . gxh5, @g7 52. @ e4, @f6 53. @d5, ll e7. También luego de 47. @ g3, g6 (me­ nos claro es 4 7. . . ., g5 4a. ll c3, y las blancas pueden abrigar el propósito de llevar la torre a f5 y hacer entonces que

el rey emprenda la marcha hacia el flan­ co de dama) , las blancas tienen poca base para contar con el triunfo. 42 . . . . , ll a3? 43. f3?, . . . E l comentario anterior h a dejado cla­ ro al lector ( ¡ y al propio autor!) que ¡con 43. ll ca+, @ h7 44. e5 las blancas ha­ brían obtenido una posición ganada! 43 . . . . , ll aS Se ha logrado finalmente impedir la jugada e5. Las blancas ya no pueden ganar. Por supuesto, podrían continuar con 44. @ g3, seguida de ll ca+, ll da y r;tif4 o 45. f4. Las negras todavía ten­ drían que jugar con mucha exactitud. Sin embargo, las blancas se han de­ cidido a buscar enseguida sus posibili­ dades tácticas en vez de preparar las cosas de manera sistemática al suponer que ¿ ¡ conseguirán crear un peón pasa­ do! ? 44. ll c8+, @ h7 4S. f4, ll a2+ 46. @f3, ll a3+ 47. @f2, ll a2+ 48. r;ti e3, ll a3+ 49. @ d4, ll g3? No estaba del todo claro dónde irían las blancas con el rey en caso de conti­ nuar los jaques laterales; por ejemplo: 49 . . . ., ll a4+ 50. ll c4, ll a3 5 1 . ll c7, ll a4+, pero era más sencillo todavía 49. . . . , ll f3! , y después de 50. @ e5, f6+ 51 . @f5, ll f1 , las negras llegan a la po­ sición de tablas que ya he descrito en el comentario a la jugada 41 de las negras. so. ll f8, f6 s1 . es, . . . Ahora las blancas consiguen efec­ tuar la ruptura. Pronto transformarán el peón « e » . S1 . . . . , ll xg4 S2. e6, ll xf4+ S3. '\.t> dS, ll fS+ S4. @ d6, ll xhS SS. e7, ll es S6. e8'iY, ll xe8 S7. ll xe8, @ g6 S8. @ dS, @fS!

TODOS LOS PEONES ESTÁN EN UN FLANCO

Todavía no está todo claro. Si el rey blanco se encontrara delante de los tres peones negros en alguna casilla cerca de f3, las blancas ganarían con facilidad . Aqu í, s i n embargo, a ú n tienen q u e solu­ cionar algunos problemas técnicos. 59. ld e1, . . . Otra manera d e ganar consistía en una maniobra de rey: 59. @ d4, @f4 60. @d3, @f3 61 . 1d g8, g5 62. 1d f8, y las blancas ganan . 59 . . . . , h5 60. 1d f1 +, g4 61. @ e4, g5 62. 1d xt6, h4 63. \t>e3, @ g3 64. @e2, g4 65. @f1, h2 66. ld f4, h3 67. ñ xg4, @ h1 68. �f2, h2 69. � g 3, Este método técnico es bien conoci­ do. Las blancas expulsan al rey negro de la posición de ahogado en el instante preciso. 69 . . . . , � g1 70. h3+, . . . Las negras abandonaron.

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Korchnói-Tal Wijk aan Zee, 1 968 En comparación con la posición pre­ cedente, la consecución de la victoria en

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esta partida ¡ debería ser un juego de ni­ ños! Los peones de f6 y h7 son débiles. El rey negro está pasivo. Bien es verdad que juegan las negras, pero esta ventaja tampoco las ayuda. 46 . . . . , g b7 Como respuesta a 46 . . . . , h6, lo más sencillo es 47. ñ g4+ ! , seguido de ñ g6. Si 46 . . . ., ñ b2, 47. 1d a8+, 'l.i;>g7 48. lda7+, �g8 (o 48 . . . . , @ h6 49. g4, y después 50. ñ f7) 49. h6, 1d b6 50. 'íife4, ldb4+ (contra 50 . . . . , ldb2, gana 5 1 . ñ g7+, @ h8 [o 5 1 . . . . , \t>f8 52. @f3] 52. ñ f7) 5 1 . @f5, ñ b2 52. f4, exf4 53. gxf4, ñ b6 54. n g7 +, etcétera. Hay que mencionar, además, 46 . . . . , f5, que cuesta otro peón luego de 47. ñ a5, lde8 48. e4. 47. @ g 4?!, . . . Inexacto. Así m e complico l a vida y pongo en peligro la victoria. Era correcta 47. 'íife4; por ejemplo: 47 . . . . , ldb2 48. f3, c;i;>g7 (contra 48 . . . ., @f7 es decisivo 49. @f5, 'íifg7 50. h6+, c;i;>xh6 51 . @ xf6, ñ b6+ 52. @ xe5, y contra 48 . . . . , h6 gana 49. �f5; en caso de 48 . . . . , ñ b3, l o más enérgico e s 49. h6, @f7 50. @f5, ñ xe3 5 1 . lda7+, c;i;>e8 52. e6, @d8 53. M Xh7, o si 49 . . . . , f5+, 50. @ xe5, ñ xe3+ 5 1 . @f6, lde8 52. f4! , ñ f8+ 53. � e6 , ñ b8 54. ñ a6, y las blancas van a buscar cómodamente el segu ndo peón) 49. lda7+, @ h6 50. g4, ll b3 5 1 . ldf7, @ g5 52. ldxh7, ñ b4+ 53. @ d5, etcétera. 47 . . . . , @ g 7?! Las negras pagan con la misma moneda. Después de 47 . . . . , ldb2 ! , las blancas tend rían desag radables pro­ blemas que solucionar. En especial, luego de 48. f3, ñ b3 49. e4, h6 50. f4,

P R Á C T I C A D E L O S F I N A L E S D E T O RR E

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U e3 51 . @f5, U xg3 52. fxe5, fxe5 53. @xe5, .U g5+ 54. @f6, U xh5 55. e5, .ll h 1 56 . .ll a8+, c;;i;> h 7 57 . .ll a7+, @g8 58. e6, U f1 + 59. @ e7, g5 (63 . . . . , h5 64. U a5) 64. @f7, las blancas for­ zarían , ciertamente , la victoria; des­ pués de la mejor j ugada, 59 . . . . , U b 1 , sin embargo, no pude encontrar ningu­ na manera de ganar en los análisis ca­ seros . He conseguido demostrar que se ga­ na en otra variante. Luego de 47 . . . . , U b2 48. f3, U b3 (véase el párrafo an­ terior) se origina la posición siguiente:

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49. h6! ! , U xe3 (como respuesta a 49 . . . . , @f7 es fuerte 50. @f5, y contra 49 . . . . , f5+, 50. @ g5 ! ) 50. f7 52 . .ll a7+, @ g8 53. .ll g7+, @ h8 54 . .ll d7, @ g8 55. @e6!, .ll b6+ (o 55 . . . . , .id b8 56. llg7+, @ h8 57. 1d f7, y las blancas empiezan a « re­ coger la cosecha») 56. @ e7, U b8 57. U d3! , .U f8 58. @ e6, @ h8 (un sacrifi­ cio de peón como . . . , f5 fracasa por la desesperada situación del rey negro)

59. @f5, @ g8 60. U d6, y las blancas ganan ambos peones negros . Pero volvamos a echar un vistazo a la posición de partida (diagrama 25). ¡ Qué imponente ventaja tienen las blan­ cas! ¿ Es de verdad posible perderla de­ bido a una sola jugada desacertada? ¿O ya es necesario encontrar una va­ riante de estudio para ganar esta posi­ ción? ¡ No olvide que es mucho más difícil llevar a cabo un estudio durante la partida práctica, cuando el reloj está en marcha, que en casa! Ahora, de hecho, es fácil convencer­ se de que las blancas pueden preservar toda la ventaja si después de 47 . . . . , U b2 vuelven sencillamente con el rey a f3. El problema principal aqu í es funda­ mentalmente de naturaleza psicológica. La persona que lleva aqu í las piezas blancas debe ser capaz de hacer la co­ rrespondiente autocrítica y poseer un sa­ ludable sentido común para admitir el error y corregir la jugada. ¿Qué pueden hacer en realidad las negras después de 47 . . . . , l:!,b2 48. f3! (si 49. h6 merece dos signos de exclamación, la reti rada del rey merece por lo menos uno: ¡ por su sensatez! ) con los dos tiempos que se les han regala­ do? En cuanto la torre negra abandone la segunda fila, las blancas responde­ rán e4 y ganarán (véase el comenta­ rio a la jugada 47 de las blancas) ; 48 . . . . , g7 conduce , después de 49 . .ll a7+, a la posición ya examinada (véase el comentario a la jugada 46 de las negras) . Lo ú nico que pueden ha­ cer las negras es 48 . . . . , h6, a la que sigue 49 . .l::!, g4+, c;;i;> h 7 50. U g6, f5 5 1 . .Id e6, e4+ (o 5 1 . . . . , .Id b5 52 . .Id f6, e4+

TODOS LOS PEONES ESTÁN EN UN FLANCO

53. @f4) 52. @ g2. Las blancas amena­ zan ahora crear con g4 dos peones pa­ sados y ligados. La única defensa es 52 . . . . , U b 7, para poder contestar a g4 . . . , U g7, pero entonces sigue 53. U e5, U f7 54. f3! . Tomen o no en f3, las ne­ gras van a perder otro peón . . . 48. U a2, . . . Con esta calmosa jugada -«sobre­ protección » , según la terminología de Nimzowitsch-, se da a entender a las claras que la partida, como dice la gente, ya es historia. Naturalmente, las blancas ten ían también una continuación táctica, 48. @f5, U b2 49. f3, con lo que entran en una de las variantes mostradas an­ tes. Esta jugada es, sin embargo, más sencilla. La única amenaza de las ne­ gras es . ., U b2, atacando los peones indefensos. Precisamente de eso es de lo que se protegen las blancas. A conti­ nuación reforzarán su posición sin tra­ bas y se prepararán para el choque final. 48. . . . , @ h6 49. @t5, u b6 A 49 . . . . , @ xh5 se replicaría 50. f4, @ h6 51 . @ xt6. 50. e4, .i::l, c6 O 50 . . . . , @ xh5 5 1 . f4, @ h6 52. U a7, U b3 53. @xt6; o 52 . . . . , U b4 53. U f7, ganando fácilmente. 51 . f4, exf4 52. gxf4, U c5+ 53. @ xt6, @ xh5 54. es, @ g4 55. t5, h5 56. U a4+, @ g3 57. e6, h4 58. e7, U ca 59. @t7, . . . Las negras abandonaron. .

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Korchnói-Miles Baden-Baden, 1 981 Me parece que una posición con se­ mejante estructura de peones todavía no se ha descrito en la bibliografía aje­ drecística. En una posición parecida en­ tre Botvínnik y Najdorf, los peones del bando que se defend ía estaban distri­ buidos de manera algo distinta (véase el diagrama 20) . En consecuencia, el rey del bando débil se sentía mejor resguar­ dado en las filas de retaguardia. Ade­ más, aqu í el peón pasado (peón negro de e6) no está tan adelantado como en el diagrama 20. Aparte de la amenaza de impulsar el peón « e » , las negras tienen otra no me­ nos desagradable: poner la torre en la segunda fila, lo que, unido a . . ., g5, ten­ dría consecuencias funestas para el ad­ versario. Por suerte, ¡ son mano las blancas! 45 . .l::r d1 +, . . . Las blancas también habrían podido ejecutar su avance de peón, bien medi­ tado, inmediatamente, pero la jugada del texto es más astuta. 45 . . . . , @ e4 46. g 4!, . . .

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P R Á C T I C A D E L O S F I N A L E S D E T O RR E

Con esta importante jugada, las blan­ cas solucionan varios problemas: 1 ) Liberan al rey de la zona peligro­ sa. 2) Simplifican la pos1c1on todavía más y aumentan así sus posibilidades de empatar. 3) Endosan a las negras una debili­ dad en h5 o g6. El propio rey blanco, que acaba de activarse, atacará esa debili­ dad. 46 . . . . , ll b3+ A 46 . . . . , ll b5 se respondería como sigue: 47. n e1 +, \t> d5 (47 . . . . , '\t>f3 48. nf1 +, @ e2 49. .!l f6) 48. gxh5, gxh5 49. � h4, \t>d6 50. n f1 ' y ya no hay nada que temer. En especial porque el fi­ nal de peones que se produce después de 50 . . . ., I;i, f5 5 1 . ll xf5, exf5 52. @ g3! es tablas. Por otra parte, avanzar el peón cce» a la quinta fila conduciría a la pérdida del peón cch » . En caso de 46 . . . . , @f4 (con idea, luego de 47. gxh5, de ahuyentar al rey blanco con 47 . . . . , n b3+ 48. @ g2, gxh5), las blancas po-

drían jugar 49. n d4+, '\t>f5 50. n h4, pero la «temática» 47. '\t>h4! sería toda­ vía mejor. Se ha evidenciado que la mejor res­ puesta a 45. ll d 1 + no era 45 . . . . , @ e4, aparentemente emprendedora, sino la reservada 45 . . . . , @e5 para poder replicar a 46. g4 46 . . . . , ll b4 ! . Después de 47. gxh5, gxh5 48. n d8 o 48. n a1 ' las blancas, que pueden contar con la debi­ lidad del peón cch » , deberían lograr las tablas, pero habrían tenido que seguir defendiéndose con cuidado. Tal como van las cosas, logran las tablas en pocas jugadas. 47. '\t> h4, hxg4 Contra 47 . . . . , '\t>f4 hay la réplica, única, pero suficiente, 48. n d4+. 48. � xg 4, es 49. h4, n b2 50. ll e1 +, � dS 51 . � gS, ll b6 o 5 1 . . . ., n g2+ 52. @f6, e4 53. n d1 +, @ c4 54. @ e5, e3 55. '\t>e4, e2 56. ll c1 +, � b3 57. @f3. 52. hS, gxhS 53. '\t>fS!, . . . Tablas.

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DO S PE O NE S CO N TR A UNO E N FL ANCO S DIS TIN TO S 28

Korchnói-Borisenko Moscú, 1 96 1 Del gran maestro Savielly Tartakower es el famoso dicho: « ¡ Los finales de torre siempre son tablas! » . Este dicho no es descabellado. Transformar una ventaja de material en victoria es más fácil en cualquier otro tipo de final que en el final de torres, con la única excepción de los finales de alfiles de distinto color. Y cuando un final de torres, pese a todo, está ganado, no es la ventaja de mate­ rial lo que desempeña el papel decisivo, sino la posición eficaz de las piezas y su buena coordinación. Cuando ambos bandos p resentan debilidades, pero los demás aspectos están equilibrados, es deci r, cuando la eficacia de las p iezas del bando débil no es menor q u e la de las adversa­ rias , las posi b i l idades de hacer tablas

del bando que se defiende son mejo­ res que las posibilidades de ganar que tiene el riva l , como evidencia el dia­ g rama 28. El peón que han ganado las blancas es, de momento, una debilidad suple­ mentaria en su posición. El rey negro rin­ de mucho más que el blanco. Las negras podrán sostener el juego sin grandes es­ fuerzos. Veamos la continuación de la partida. 33 . . . . , @t6 34. @ 92, @es 35. @t3, u t7+ 36. @ g4, . . . N o l e resulta fácil a l rey blanco en­ contrar una casilla como base de opera­ ciones. 35. e2, con idea de llevar el rey al flanco de dama, habría planteado problemas más difíciles al defensor. Los rasgos de la posición indican de manera obvia que el destino de la partida se de­ cidirá precisamente allí, en el flanco de dama. También es correcto, sin embar­ go, que el primer j ugador apenas tiene más posibilidades de ganar después de 36. � e2 , g5 37. @d3 (37. U c2, \t>e4}, g4 38. U g2, U d7 + 39. �c3 (39. @e2, U h7 40. a3, a5! ) 39 . . . ., U c7+ 40. � b3, U c4 que con la continuación de la partida. 36 . . . . , u f1 37. u g2, . . . Las blancas han planteado por fin una primera amenaza: ganar el peón " g " y obtener un peón pasado en la co­ lumna « h » .

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P R Á C T I C A D E LO S F I N ALE S D E T O R R E

37 . . . . , @f6?! Las neg ras pod ían demostrar, ju­ gando 37 . . . . , U f5, lo desfavorable­ mente que estaban apostadas ambas piezas blancas; y si entonces 38. ll c2 , 38 . . . . , @e4 39. h4, ll f1 40. ll c6 (40. @g5, U g 1 4 1 . f6, U g4) 40 . . . . , llg 1 + 4 1 . @ h3, a5, con plena com­ pensación (42. U c5? ! , @f3) . 38. h4?!, . . . Las blancas n o tienen m uchas juga­ das entre las que elegir. La jugada de peón tiene el i nconveniente de que pri­ va al peón de la defensa natural a car­ go de la torre por la segunda fila. E ra preferible 38. a3. En ese caso, las ne­ gras también tendrían pocas respues­ tas entre las que elegir: 38. . . . , a5 debilitaría los peones negros, lo que queda claro con 39. U c2. O, si la torre abandona la columna «f» , 38 . . . . , U c 1 , las blancas podrían enviar el rey al cen­ tro con 39. @ f3, medida siempre útil i "Si no se entromete algo » ! Sin embar­ go, ahora, después de h4, el peón se pierde i rremediablemente si las blancas se activan en el centro . 38. . . . , b4 39. U c2, as 40. b3, llg1 + 41 . @f3, llh1 42. llc6+, \t>g7 Por regla general , es mejor que el rey se mueva en dirección al centro, pe­ ro con respecto a la continuación que las blancas están a punto de elegir, la posi­ ción del rey negro no desempeña papel alguno. 43. U a6, U h3+! As í se recupera el peón sin perder uno propio. 44. c;!te4, ll xh4+ 4S. \ti d3, . . . De manera objetiva, era más fuerte 45. @ e5, ll h5+ 46. @ e6 para intentar

impulsar el peón pasado. Al mismo tiem­ po, se castigaría a las negras por su ine­ xactitud de la jugada 42. Por desgracia, sin embargo, la posición seguiría tenien­ do pinta de tablas. Así, por ejemplo, el peón «g» procuraría suficiente contra­ juego al segundo jugador después de 46 . . . . , U f5 47. U a7+, @ h6 48. e4, llf2 49. ll xa5, g5. Las blancas espe­ ran , al mantener el rey en el centro, «agenciarse» finalmente ambos peones negros del flanco de dama y quizás de­ tener con el rey el peligroso peón " g " pasado . . . 4S . . . . , g hS Las negras pod ían , ya aquí, quemar las naves e iniciar la marcha del peón; por ejemplo: 45 . . . . , g5 46. ldxa5, @ g6 47. ll a4, I:i.h2 48. @ c4, . . . Es más prudente 48. id xb4, .U xa2 49 . .U b8. Difícilmente pueden ganar las blancas , pero la derrota está excluida. 48 . . . . , g4 49. @ xb4, g3 50. @ c3 (50. @c5, .U h5+, seguida de . . . , .U g5, o 50. .U a8, U h4+) 50 . . . . , @g5 5 1 . .U a8, ll h6! 52. u g8+, 1l g6 53 . .a. d8, g2 54. .U d 1 , \t> g4, y entonces . . . , @f3, i Y son las blancas las que tienen que esforzar­ se por hacer tablas! A los ajedrecistas, sin embargo, no les gusta dar sus peones. Las negras estuvieron l uchando unas veinte juga­ das para recuperar un peón. i ¿Y ahora, de repente, tienen que volver a abando­ narlo?! 46. e4, rJ;;fl 47. \ti d4, . . . Una amenaza es e5. S i las negras se empeñan ahora en mantener la paridad de material, deben poner la torre en si­ tuación pasiva. 47 . . . . , .U bS 48. es, gs 49 . .U f6+, . . .

D O S P E O N E S C O N TRA U N O E N F L A N C O S DIS TIN T O S

La otra posibilidad, 49. @ e4, tampo­ co era muy convincente: 49 . . . ., g4 50. @f5, g3. Si las blancas consiguieran ahora empujar al rey negro fuera de la séptima fila y «pillar» así el peón « g >> , con 51 . lla7+, @ g8 52. @f6, g 2 53. llg7+, por ejemplo, podrían ganar la partida. Para desgracia suya, el adver­ sario contesta a 52. �f6?? 52. . . ., U b6+ 53. e6, U xe6+ ! , y es él el que gana la partida. Conduce a las tablas, no obstante, 51 . llf6+, @ e7 52. llg6 , U c 5 5 3 . U xg3, U c2. En la jugada 50, las blancas pod ían jugar de manera más fuerte: 50. @f4 ! . Si las negras replican 5 0 . . . . , @ e7, se meten realmente en una situación crítica (51 . @f5, g3 52. lla7+, @f8 53. @f6, U xe5?! 54. � xe5, g2 55. @f6), pero si juegan 50 . . . ., llc5! , aguantan la posi­ ción : 51 . e6+, @f6 52. @ xg4, llc2 53. .ll xa5, @ xe6 54. �f4, �d6 55. @ e4, @c6 56. @ d3, U h2. 49. . . . , @e7 U n instante importante . Al segundo jugador le habría resultado difícil defen­ derse después de 49 . . . ., � g7 50. U f5 (50. U f1 , U b8 5 1 . e6, U f8 52. U h 1 , @f6 53. u h6+, @ g7 ) 50 . . . . , @ g6 5 1 . U f1 . Sus propios peones obstaculi­ zan la i ntervención de la torre, y no tie­ ne tiempo de jugar . . . , a4, como muestra 5 1 . . . ., a4? 52. bxa4, U a5 53. e6, .ll xa4 54. e7, b3+ 55. @d3, lla8 56. U f8. Si i ntenta una maniobra de distracción con el peón « g » , puede dar­ se la variante que sigue: 5 1 . . . . , g4 52. e6, g3 53. e7, ll b8 54. � e5 ! , y ahora 54 . . . . , g2 no reporta nada a causa de 55. llg 1 , @f7 56. llxg2, @ xe7 57. llg7+, @f8 58. lla7. Las negras pier=

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den ambos peones a causa de la des­ favorable posición del rey. Con todo, pueden salvar la partida continuando con 5 1 . . . . , U b8 52. e6, U a8 53. @c5, \t>g7 y esperando el momento idóneo para hacer . . . , a4 o . . . , g5-g4g3. Al final , es de suponer que se origi­ ne una posición tipo Chéron (véase el diagrama 7) , con u n peón «b» y en la que el rey negro tiene cortado el paso, pero que tiene carácter de tablas. Las negras eligieron una emprendedora manera de jugar. so. llg6, U b8 s1 . @ es, . . . Por supuesto, n o 5 1 . U xg5, U d8+ 52. @ c5, U d2 o 52. @ e3, U d5, y las blancas no pueden reforzar su posición. S1 . . . . , lle8+ No 51 . . . . , U d8 a causa de 52. \t> b6 ! , lld5 53. llxg5. S2. @ bS, lle2 S3. @ xaS, U xa2+ S4. @ xb4, ll g2 SS. @ es, g4 S6. b4, g3 S7. bS, lle2+ Hasta aqu í todo era forzado. 57 . . . . , U g 1 también conduce a las tablas: 58. b6, g2 59. b7, U c1 + 60. @ d4, U b1 (no 60 . . . . , .ll d 1 + 6 1 . @c3, llb1 62. U xg2, y las blancas ganan) 61 . .:id g2, @f8 62. U f2+, \t> g7, seguido de . . . , g b7. SS. @ b6, g2 S9. e6, @ d6 60. @a6, lla2+ 61 . @ b7, llb2 62. b6, . . .

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La manera más fácil que ten ían las negras de lograr las tablas era jugando con la torre de tal modo que el rey blan­ co no pudiera abrirse paso hasta c8; es decir, por ejemplo, 62 . . . . , .l,l c2 63. @a7, .l,l a2+ 64. @ b8 , J::i. b2 65. b7, .U c2, y tablas con independencia de quién juegue. El único i ntento de ganar consiste en 66. e7+, c#;; xe7 (66 . . . . , @d7 67. 1l g8) 67. @ a7, .U a2+ 68. @b6. Ahora, 68 . . . . , ll b2+? conduciría, naturalmente, a la derrota después de 69. @c6, .U c2+ 70. c;t>d5, .U d2+ 7 1 . @c4, .U b2 72 . .U xg2, .U b1 73. ll g8; no obstante, luego de 68 . . . . , c;i¡f7! las tablas son inevitables. Es notable que si se traslada la posición una columna a la derecha, la maniobra análoga del rey (-b7-a6-b5-a5-b4) ¡ forzaría la victoria! (véase el diagrama 30) .

(análisis)

62 . , r:J;; e7 Una inexactitud. Las negras se que­ dan en Zugzwang. Según los análisis que hice hace 32 años, la posición negra, co­ mo creía entonces, ya no podía salvarse. 63. rJ;; c 7, .i:, c2+ 64. @ be, .U a2? ¡ En realidad, sin embargo, solamen­ te esta jugada echa a perder la posición! Era correcto 64 . . . . , r:J;; d6 65. b7. .

. .

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(análisis) Al parecer, las negras se encuentran en Zugzwang. 65 . . . . , .ld a2 pierde a cau-

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sa de 66. �c8, y 65 . . . . , @ e7 es asimis­ mo mala a causa de 66. @ a7, pero 65. . . . , c 6! las salva: 66. @c8, @ b6+ o 66. e7+, �d7 67. U g8, xe7 68. @ a7, U a2+ 69. @ b6, @f7 ! . También 65 . . . . , U f2! basta para hacer tablas. 65. b7, U b2 66. @c7, U c2+ 67. @ b6, U b2+ 68. @c6, U c2+ 69. @ dS, U d2+ 70. @c4, U d8 71 . @ es, Las negras abandonaron.

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Nikolié-Korchnói Wijk aan Zee, 1 984 También esta posición es de la sec­ ción " Dos peones contra uno en flancos distintos» . Dos argumentos hablan en favor de las blancas: los peones negros todavía no hacen nada, y el rey negro se limita a defenderlos; las blancas, en cambio, tienen el rey activo. Tenemos, pues, razones para suponer que a las blancas no les resultará difícil lograr las tablas. 42. a4, . . . U n a jugada evidente y natural, pero ¿no era 42. U a5 a lo mejor algo más

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fuerte? Estas jugadas son aproximada­ mente equivalentes, dejando aparte que poner el peón en a4 da a las negras la ocasión de emplear un truco táctico con objeto de expulsar del centro al rey blan­ co. Y en la práctica, funciona. 42 . . . . , U h3+! 43. @e2, . . . Había otro plan más: 43. c4, con idea de apoyar el avance del peón pa­ sado con el rey; la torre tendría la tarea de detener ambos peones negros. Des­ pués de 43. . . . , g4 44 . U c8, g3 45. U g8, @ f5 (la « astuta j ugada» 45 . . . . , U h4+, con idea de efectuar 46. @ b5, U h5+ 4 7. b5?! (es más tesonero 48. U g6, e5 49. '\t>d5) 48 . . . . , e5 49. @b6, e4 50. a7, U xa7 5 1 . @ xa7, e3

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(análisis) Las negras ganan 52. u f8+, @ g4 53. u g8+, @f3 54. U f8+, @ g2 55. U ea, @f2 56 . .l:l f8+, @e1 57. U g8, e2 58. @ b6 , @f2 59. U f8+, @e3 60. U e8+, @f3 6 1 . U f8+, @ g4, etcétera. La manera de hacer tablas consiste en empezar con los jaques mientras la torre negra se encuentra en h3 para que el rey negro no tenga acceso a la casilla h3; así pues, 47. U f8+, @ e4 48. U g8, @f3 49. U f8+, @ e3 50. U g8, @f2 51 . U f8+, @ g 1 52. a6, U h7 53. U e8! . 43 . . . . , es 44. U cB, U a3 45. ti. as, ts 46. a5?! , . . . D e nuevo una jugada obvia, pero inexacta. En vez de avanzar el peón apresuradamente, era más urgente des­ baratar que el rey negro siguiera avan­ zando con su peón y eludir así la consecuencia de ello: que el rey blanco se ve empujado a la banda. Era mejor 46. @f2 ! . ¿Qué ocurri rá entonces? 46. . . . , \t>f4 47. U f8+, @ g4 48. U a8, e4 49. a5, e3+ 50. @ e2, \t>f4 5 1 . U f8+, @ g3 52. U a8, g4 53. a6, @ g2 54. U ga ! .

U n quid de la defensa. L a torre se­ rá eficac ísima en la sexta fila. La j uga­ da 54. a7 , « más natu ral » , habría perdido: 54 . . . . , g3 55. \t> d 1 , U a2 56. � e 1 , e2 o 55. @ e 1 , U a2 56. @ d 1 , U d2+ 57. @ e 1 , U d7 58. @e2, U e7 59. c;t> d 1 , U h7 60. @ e2 , @ h2 , etcé­ tera. 54 . . . . , g3 55. t!, g6, @ h3 56. @f3, @ h2 57. @ e2, g2 58. U h6+, @g1 59. U f6. Las negras no están en condicio­ nes de seguir reforzando su posición . 46 . . . . , @f4! 47. a6, . . . Después d e 47. U f8+, @ e4 48. U a8, se empujaría al rey blanco a la pri­ mera fila con . . . , U a2+. 47. . . . , t!. a2+ 48. '\t>d3?, . . . Pese a todas las inexactitudes que han cometido, las blancas ¡todavía po­ dían hacer tablas en esta posición! Con­ ducía a la derrota 48. @ d 1 , e4 49. a7, � e3 50. t!. g8, t!. xa7 5 1 . U xg5, U a 1 + 52. @ c2 , @f3; las piezas blan­ cas están puestas al revés: la torre está en el lado corto, y el rey, en el largo; por eso las negras coronan el peón de ma­ nera imparable. 48. @ e 1 pierde asimis­ mo: 48 . . . . , g4 49. a7 (49. U f8+, c;t> e3), @ g3 50. @f1 , e4 51 . @e1 , e3 52. @f1 , e2+ 53. @ e 1 , @ g2 54. U g8, U xa7 55 . .U xg4+, @f3. La ú nica jugada correcta es 48. \t>f1 , g4 49 . .U f8+ ! . La idea defensiva es la misma que en el comentario a la j ugada 46 de las blancas (por cierto, a 48 . . . . , @ g3 se habría respondido 49. U g8! ) . La partida pod ría entonces dis­ currir como sigue: 49. U f8+ , @ g3 50. U f6 , e4 5 1 . U c6 , @f4 52. bí. b6, e3 53. U e6, g3 54. U f6+, @ e5 55. U g6 , e2+ (55 . . . . , @ e4 56. U e6+)

D O S P E O N E S C O N TRA U N O E N F L A N C O S DIS TIN T O S

56. @ e 1 , @f4 57. a7, l::i xa7 58. @ xe2 , ld a 1 59 . .J::!, g8, con tablas. Si 5 1 . . . . , @f3 , 52 . U f6+, @ e3 53. I:l, d6 , U a 1 + 54. @ g 2 , @ e2 55. @ g3 , e3 56. @ g2 (solamente así, ¡ si n tomar el peón ! Después de 5 6 . @ xg4? , @ f2 57. .J::!, f6 +, @ g2 58. U e6, U a4+ 59. @ g 5 , @f2 60. U f6+ , @ e 1 , seg uido de . . ., e2 y . . . , U a 1 , ganan las negras) 56 . . . . , U a2 57. @ g 1 ' @f3 58. u f6+, @g 3 59. @ f 1 , y las negras no pueden lograr nada. La tarea de las blancas es más complicada si las negras no adelantan más que el peón « g » ; por ejemplo: 49. U ta+, @g3 50 . .i:1 f6 , U a 1 + 5 1 . @ e2 , @ h2 52. U h6+, @ g2 53. U f6, g3 54. U h6, @ g 1 55. U f6 , U a2+ 56. @ e3, g2 .

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(análisis) ¡ Las blancas se encuentran en Zug­ zwangt. 57. U h6 pierde, al igual que 57. @ e4, a causa de la maniobra análoga a la de Lasker (véase el diagrama 1 1 ) ; por ejemplo: 57. U h6, @f1 58. U 16+, @ e 1

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5 9 . M g 6 , U a3+ 6 0 . @ e4, @f2 6 1 . ldf6+, @ e2 62. U g6, U a4+ 63. r;i> xe5, @f3 64. U f6+, @ e3 65. U g6, U a5+ o 63. @ d5, @f2 64. U f6+, @g3 65. I:l, g6+, I:l, g4 66. U xg4, @xg4 67. a7, g 1 'iV 68. a8'iV , �g2+. La ú n ica j ugada que las salva es 57. I:l, d6! ! . Luego de 57 . . . . , U a3+ 58. @e2, U h3 59. a7, @ h2 60. a8'W/ , g 1 � está clarísi mo q u e las blancas deberían abandonar si tuvieran la torre en b6 o en c6. S i n embargo, aq u í j ue­ gan 6 1 . 1:1 d3 (61 . 'iVe4 es asi m ismo salvadora) , 'iV g4+ 62. @d2, 'iVb4+ 63. @ e2 , y la partida es tablas, pues 63 . . . . , 'iVc4 se rechaza con 64. �d5, y 63. . . ., 'iVb2+, por medio de 64. g d2 . Las negras pueden intentar todavía 57. . . " r;i> h2 58. u h6+, @ g3 59. I:l, g6+, @ h3 60. t!, h6+ (no 60. @f3, e4+ 6 1 . @ xe4, @ h2 ! 62. n h6+, @g3 63. U g6+, @f2 64. l:!. f6+, @ e 1 65. U g6, @f1 66. U f6+ , U f2, y ganan) 60 . . . " @ g4 6 1 . u g6+, b4, U b2+ 49. @c3, U xg2 50. U g4, g5 5 1 . f4, gxf4 (por supuesto, no 5 1 . . . . , @ c5 52. fxg5, h5?? 53. g6, y el peón corona) 52. U xf4, U xg3+ 53. @ b4, U g6 54. U h4, hacen tablas. Sin embargo, probablemente pensaron que todavía no había llegado el momento de adoptar medidas sacrificatorias deses­ peradas y creyeron que era mejor luchar por las tablas habiendo igualdad de ma­ terial que teniendo dos peones menos. Pero quién sabe, luego puede ser dema­ siado tarde . . . 46 . . . . , .J:!. d5 47 . .J:!. h1 , . . . Contra 47. U h4, las negras iban a jugar 47 . . . . , .J:!. g5 48. g4, .l:!. c5+ 49. @ b4, @d6 o 49 . . . . , .J:!. e5. 47. . . . , 1:\. c5+ 48. @ b3, . . . También aqu í era posible 48. @ b4; las blancas, sin embargo, no presentían peligro alguno. 48 . . . . , .J:!. e5 49 . .J:!. c1 +, @d7!? 50 . .J:!. c2?!, . . . E n caso d e l a jugada natural 49 . . . . , @d6, las negras tem ían la respuesta 50. U c8! . Después de 50 . . . . , h5! 51 . U g8, U g5 52. g4, hxg4 53. f4, U f5 54. g3, U f7 55. @ c4, las piezas blancas son tan eficaces que las pérdidas mate­ riales están completamente compensa­ das. Al jugar 49 . . . . , @ d7, las negras vie­ ron que la obvia 50. U c4 no habría sal­ vado a las blancas: 50 . . . . , U e2 51 . .J:!. g4, g5 52 . .J:!. d4+ (52. f4??, .J:!. e4 o 52. U b4, @c6 53 . .J:!. c4+, @d5 54. l'd c2, U xc2 55. @ xc2, @ e5 56. @c3, h5 57. @ b4, h4, y las negras ganan) 52. . . . , @ e6 53 . .l:!. b4, .J:!. xg2 54 . .l:!. xb6+,

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h2, . . . , g3, . . . , @g1 y . . . , .l:l f2. El método de defensa parecido al mostrado en el comentario anterior no ayuda aquí: 6 1 . U d4, g5 62. c;itd5, @ g3 63. U xf4, @ xf4 64. c;ite6, g4 65. @f6, g3, y ga­ nan. 57 . . . . , .l:l xg5+ 58. @xb6, @e3? Esta jugada deja escapar la victoria. Era correcto 58 . . . . , U f5 59. U d2, \t>f4 60. c;i> c6, g5 (pero no 60 . . . . , @ g3 6 1 . U d5! , tablas) 6 1 . 'íÍ/d6, c;i> g3 62. @ e6, U f1 , etcétera. Es instructivo el método para ganar en caso de que se cambien las torres: 59. U xf5, c;i> xf5 60. 'íÍ/c5, @ e5 ! 61 . @c4, @ e4 62. c;i>c3, @ e3 63. @c2, g5 64. \t>d 1 , @f2. 59 . .l:l a2!, . . . Era más débil 59. U f3+, @ e2 60. U a3, @f2 o 60. @c6, U xg2 61 . U a3, U g5 62. c;it d6, U b5 63. c;i> e6, g5 64 . @f6, @f2, etcétera . 59 . . . . , .l:l f5 Ahora 59 . . . . , \t>f4 no basta para ga­ nar: 60. @ c6, @ g3 61 . \t>d6, U b5 62.

U N P E Ó N P A S A D O A LE J A D O E N E L O TRO FLA N C O

\t> e6, g5 63. @f6, g4 64 . .ll a4! (impide . . . , @ h2), � h4 65. U a2. O 6 1 . .ll f5 62. @ e6, U f1 63 . .ll a5. 60. @c6, . . . La atractiva 60 . .ll a4, amenazando .ll g4, conduce a la derrota después de 60 . . . . , .ll f4! ; por ejemplo: 6 1 . .ll a5, U f6+ 62. @c7, �f4 63. \t>d7, g5 64. @ e7, .ll f5 65. U a3, � g4 66. @ e6 , .ll f2 67 . g3 , .ll f3 68. U a1 , � xg3 o 6 1 . U a2, .ll f2 62 . .ll a4 (62 . .ll a5, U f6+ ) , .ll xg2 63. @c5, @f3 64. @ d5, .ll e2 65 . .ll a3+, � g4. 60. . . . , g5 Aqu í, 60 . . . . , U f2 no bastaría a cau­ sa de 61 . .ll a4, .ll xg2 62. @d5, �f3 63. @ e6 ! . 61 . g 4?, . . . Las tablas s e lograban como sigue: 61 . \t> d6 ! , U f2 62. U a4, .ll xg2 63. � e5 o 61 . . . . , �f4 62. @ e6 , � g4 63. U a4+, .ll f4 64 . .ll xf4+, � xf4 65. \t>f6, g4 66. @ g6, g3 67. @ h5, iY ahora son las blancas y no las negras las que ganan el peón « g » ! 61 . . . . , g4 no surte mejor efecto: 62. \t>e6, .ll f2 63 . .ll a4 o 63 . .ll a3+, �f4 64. g3, etcétera. 61 . . . . , U f4 62. � dS, . . . La posición blanca está perdida. 6 2 . .ll a5 no basta a causa de 62. . . . , .ll xg4 63. \t>d6, U d4+ 64. � e5, .ll b4. 62 . . . . , �f3 63. @es, @ xg4 64. .ll g 2+, .. . O 64 . .ll a1 , .ll f3 65. @ e4, .ll b3 66. .ll h 1 , @ g3 67. U g1 +, @ h4, y las ne­ gras ganan . 64 . . . . , @ h4 65 . .ll g1 ' .ll f3 Las blancas abandonaron. Como ve, en posiciones de finales de torre que a primera vista parecen muy sencillas hay numerosos problemas.

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También los mejores grandes maestros no siempre se las arreglan bien con ellas . . .

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Polugaevski-Korchnói Tilburgo, 1 985 Seg ún las reglas de los finales de torre, esta posición es tablas por donde se mire . Como se ve, la torre blanca es­ tá muy activa, y el potencial de peones que queda en el tablero es extremada­ mente pequeño. Con todo, las negras poseen un peón más y, por eso, la legi­ timidad moral para seguir jugando un poco. Sin embargo, ¿tienen algún plan con el que pudieran aspirar a la victo­ ria? Sí: si consiguieran apoyar el peón « b» con el rey, el peón sería muy fuerte . Qu izás, las blancas se vieran obl igadas a dar la torre por é l . No obstante , las blancas no van a permanecer inactivas. Capturarán el peón « g » i Y pondrán en marcha su peón pasado! Estudiemos ahora el desarrollo de la part i da. 51 . . . . , .ll b1 Siempre es útil que la torre tenga movilidad. En esta posición , sin embar-

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go, -porque las negras planean condu­ cir el rey tarde o temprano hasta el pe­ ón « b»- era más importante j ugar . . . , �f5. s2. n m, . . . Las blancas se oponen al plan negro: el rey tiene cortado el paso hacia el flan­ co de dama. s2 . . . . , n g 1 + s3. � h3, . . . También era posible 53. �f3. Es cuestión de gustos; dicho con más exac­ titud, depende del plan de defensa que hayan elegido las blancas. También 53. �h2!? merecía atención: 53 . . . . , n g4 54. f3, n f4 55. n b7. s3. . . . , n g4 s4. n b7, n b4 ss. @ g 3?!, .. . Pero, ¿ por qué no 55 . .J:I f7, mante­ niéndose fiel a su plan de defensa? La jugada de rey no es, ni mucho menos, ningún error decisivo, pero de alguna manera se complican los problemas de las blancas. Las más de las veces se echan a perder posiciones de tablas no por errores de bulto, sino por leves ine­ xactitudes, casi imperceptibles. 55 . . . . , \t>f5 56. n f7+, @ e6 57. n g1, c;tif6 sa. n b1, n b1 Se ha conseguido llevar el rey a una casilla más cerca del flanco de dama. La jugada más natural y fuerte que tienen aquí las negras es 58 . . . . , g5 para inten­ tar hacer caer a las blancas en una cela­ da: 59. \tif3, c;ii e5 60. n g7, g4+ 6 1 . �g3, @d5 62. f3, gxf3 60. � xf3, �d4! 64. @ e2, @c3 65. n g3+, @ c2 66 . .l:I g5, .l:I b2! , ganando. Las blancas pue­ den sortear esta trampa. En vez de 59. �f3? , lo correcto es 59. f3, .l:I b 1 60. @g4, después de lo cual no se ha obte­ nido nada. Por tanto , las negras siguen

maniobrando sin revelar sus planes. Ce­ den, por decirlo así, al adversario la con­ ducción del juego, la ocasión de jugar bien o . . . cometer errores. 59. �f4, . . . Sería mala 59. f3 a causa d e 5 9. . . . , �e5 60. @ g4, �d5 61 . �g5, n g 1 + 62. �f6, c;ii c4, y las negras ganan ; lo mejor era, no obstante, 59. @ g4! , @e5 60. c;.t>g5!, con suficiente contrajuego. 59 . . . . , g5+ 60. c;.t> g 4, .l:I b4+ 61 . @ g 3, @es 62. f3?!, . . . También esta jugada es, digamos, «semicorrecta » . Conduce a las tablas 62. n g7! , g4 63. n g5+! (63. f3? es errónea, como se desprende de 63 . . . . , gxf3 64. @ xf3, @ d4 ! : las negras ganan como en la variante mostrada en su ju­ gada 58) 63 . . . . , @d6 64. f3, gxf3 65. \ti xf3, @ c6 66. c;.t>e3, .l:I c4 (o 66 . . . . , @ b6 67. @d3, @ a5 68. @c2, @ a4 69. n g3! ) 67. @d3, \ti b6 68. n g 1 . tablas. A un gran maestro no le resulta difícil en absoluto calcular una variante así, pero al mismo tiempo debe saberse de memoria el abecé de los finales de to­ rre (véase el diagrama 7). 62 . . . . , @ d4! ¡Ahora las negras muestran a las cla­ ras sus intenciones! Las variantes tácti­ cas son en este momento el factor decisivo. ¿ Estarán las blancas en condi­ ciones de salvar la posición? 63 . .l:I g7?, . . . Esta jugada, e n apariencia obvia, pierde, mientras que con 63. @ g4! se consegui ría salvar el juego de manera casi milagrosa: 63. . . . , � e3+ 64. �xg5, c;ii xf3 65. @f5, @ e3 66. c;.t> e5, @d3 67. c;.t>d5, @ c3 68. @ c5 ! . Hay que mencionar que esta variante no ser=

U N P E Ó N P A S A D O A L E J A D O E N E L O TRO F L A N C O

v i ría con l a torre blanca en b8: 6 8 . . . . , ll c4+! gana. 63 . . . . , ll b1 64. @f2? ! , . . . Como demuestran las variantes que siguen, la posición blanca está perdida: 64. @ g4, ll g1 + 65. �f5, g g3 66. ll d7+, @c3 67. @ e4, b4 68. ll d3+, �c2, etcétera. Lo más tesonero era 64. @ g2 ! , pero las negras también ganan entonces: 64 . . . . , b4 65. ll xg5, b3 66. ll b5, � c3 67. ll c5+, @ b4 68. ll c8, bí, a1 ! 69. U b8+, @c3 70. U c8+, d2

41

7 1 . U b8, @ c2 72. U c8+, @ b 1 73. f4, b2 74. \tif3, @ a2 75. ll b8, b 1 � 76. ll xb1 , ll xb1 77. \t> e4, @ b3 78. f5, @ c4 79. @ e5, c5 80. @ e6, @c6 81 . f6, ll e 1 +, y ganan , o 73. @f2, b2 74. @ e3, @ a2 75. ll a8+, @ b3 76. ll b8+, c;t> c2 77. ll c8+, c;t> d 1 78. I;'!, d8+, @e1 79. ll h8, \t>f1 . 64 . . . . , b4 65. ll xg5, b3 66. rI b5, b2 67. c;t> g2, @ c3 68. rI c5+, @ b4 69. ll c8, ll c1 Las blancas abandonaron.

4 ,

UN PE O N P AS ADO ALE J ADO E N L A L UC H A « 5 CO N TR A 4 » 39

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Simagin-Korchnói Moscú, 1 952

Las blancas ganan : 1 . f3, exf3 2. gxf3, b!. a4 3. e4, fxe4 4. fxe4, b!. a3+ 5. r;i,;f4, b!. a4 6. r;i,; e3, b!. a3+ 7. @ d4, g5 8. e5, y las blancas son las primeras en coronar el peón. O 1 . f3, b!. a4 2. fxe4, fxe4 3. �f4, �g7 4. @ e5, � h7 5. � d5, r;i,; g7 6. g3, h7 7. @ c6, b!, a1 8. b!. d8, y las blancas ganan el final de peones. Como ve, el final de peones es­ tá ganado si el rey negro está en h7. La jugada g3 ayuda a ganar un importante tiempo. En realidad , las blancas podrían «sacar,, este tiempo también con ayuda del método de la triangulación : 6. @c5, b!. a1 7. �d4, b!, a4+ 8. d5!, @ h7 9. � c6.

Las blancas tienen un peón más: u n peón pasado ya algo adelantado. Su torre , sin embargo, está inactiva, y es difícil poner el rey en juego. Tienen a cambio otros triunfos. Toda la estruc­ tura de peones enemigos está debil ita­ da: demasiado adelantada. Este hecho facil itará la tarea de las blancas: crear otro peón pasado. Está claro que el se­ g u ndo j ugador tiene una difícil lucha por delante si quiere hacer tablas. Lo que necesitan las negras es encontrar la mejor disposición de sus peones y acer­ tar al eleg i r dónde tiene que ir el rey. Para comprender mejor a qué deben aspirar ambos bandos, analizaremos al­ gu nas posiciones suplementarias.

P R Á C T I C A D E L O S F I N A L E S D E T O RR E

44

41

3 . . . , it g 3, U a1 3. @ h 2 ! . Es mucho más difícil ganar des­ pués de 3. f3. Véase: 3. f3, exf3 4 . @xf3, U a2! 5 . '>it g3, f4+ ! y , de mane­ ra excepcional , el peón «g» como se­ gundo peón pasado no basta para que las tropas blancas venzan . O 5 . g4, f4! 6 . e4, U a3+, tablas. Las blancas de­ ben tomar con el peón en la j ugada 4, es deci r, j ugar 4 . gxf3 ; si entonces 4 . . . . , ll a3, 5 . @g2, ll a2+ 6 . @ h3, .b a3 7 . @ g3, @ h7 8 . U f8, f4+ 9 . @ g4, ll xa7 1 O . e 4 , y ahora no bastan 1 0 . . . . , .l:i, g7 1 1 . '>it h 5 ni 1 0 . . . . , ll a3! 1 1 . ll f5 , @ h6 1 2. ll xg5, ll xf3 1 3 . U h5+ ! , que conduce a u n final de peo­ nes ganado . .

También esta posición encaja en el tema. Como el cambio de las to rres (acaso por medio de 1 . '\t>f5, @ h7 2 . '\t>f6, ll a5 3 . ll e8 , ll xa7 4. ll e7+, U xe7 5 . � xe7) conduce a un final de peones que es tablas, las blancas no ganan di rectamente . Después de cam­ biar el peón " ª " por el « e » , todavía tendrían algunas posibil idades en la práctica, pero la posición negra es de­ fendible.

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p E ó N p A s A D o A L E J A D o E N L A L u e H A (( 5 e o N T R A 4 ))

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En esta posición, las tablas están cerca, pero las negras deben proceder con cuidado. Sobre todo, deben fijarse en que el rey blanco no pueda ir al cen­ tro a través de f1 -en ese caso, las blan­ cas ganarían con facilidad-. La segunda tarea es impedir la ruptura f3; a modo de ejemplo: 1 . . . . , ll a3? 2. f3, exf3 3. e4! , ganando. E s importante obligar a las blancas a tomar en f3, y después de @ xf3, las negras juegan . . . , ll a3. En­ tonces, usando ( ¡ con moderación ! ) los jaques, expulsan al rey blanco del ala de rey y, en el momento idóneo (probable­ mente cuando el rey l legue a la columna «C»), juegan . . . , h5, con igualdad. Después de 1 . . . . , ll g 1 +, objetivamente lo mejor para las blancas es 2. @ h2, ll a 1 3. @ g2, @ h7 4. ll e8, con posibilida­ des de ganar en la práctica. Ahora vol­ vamos a la partida. 44 , ll a3? Débil jugada que conduce a una po­ sición perdida. Otras posibilidades: a) 44 . . . . , ll a2? ! 45. @ g3, h5 46. ll a8, g51 47. h4, f4+ 48. exf4, gxf4+2 49. @xf4, ll xf2+ 50. @xe4, ll xg2 5 1 . a6, ll a23 52. @ d5, ll a1 53. @c5, ll c1 + 54. @ b6, ll b1 + 55. @ a7, ll b4 .

. . .

45

56. ll b8, ll xh4 57. ll b6+, @f5 58. ll b5+, @ g6 59. @ b7 o 58 . . . . , @e6 59. @ b6, y las blancas ganan . 1 ) 46 . . . . , h4+ 47. @ xh4, ll xt2 48. a6 , ll a2 49. a7, @g7 50. g4, fxg4 51 . hxg4, ll a5 52. g5. Entonces, las blan­ cas juegan � g4-f4-e5-d5-c6 y fuerzan un final de peones ganado con ll d8. 2) 48 . . . . , ll a3+ 49. f3, gxh4+ 50. @ xh4, exf3 5 1 . gxf3, ll xf3 52. @xh5; o 50 . . . . , e3 5 1 . ll e8, @f5 52. ll e4, ll xa5 53. ll xe3, @ xf4 54. ll b3 ! . En ambos casos, las blancas ganan. 3) O 5 1 . . . . , @ g7 52. ll b8! , pero no 52. @ d5, ll g6! , con tablas. b) 44 . . . . , h5?! 45. ll a81 , h42 46. g3, hxg3+3 47. fxg3, g5 48. @ g2 ! . Las blan­ cas se han asegu rado contra la amena­ za . . . , f4. Los jaques no ayudan a las negras; el rey blanco, incluso estando en la columna « b » , puede detener un peón pasado en la columna « e » . Las blancas avanzarán primero, pues, el peón a a7, jugarán entonces h4 y ganarán sin es­ fuerzo. 1 ) En caso de 45. h4, f4! ? 46. exf4, ll a2 47. @ g3, ll a3+ 48. f3, e3 49. ll a8, @f7 50. ll c8, ll xa5 5 1 . ll c3, e2 52. @f2, ll a4 53. g3, e 1 � 54. @ xe 1 , ll a 1 +, las blancas deben en­ frentarse a dificultades técnicas. 46 . .l:!, a8 tampoco ayuda: 46 . . . . , fxe3 47. fxe3, @f5 48. a6, � g4; o 48. @g3, .l:!, a3 49. a6, .l:!. xe3+ 50. @f2 , .l:!, a3 5 1 . a7, @ g4. 2) Después de 45 . . . . , .l:!. a2 se llega a las variantes ya mencionadas antes. Con 45 . . . . , g5, la partida acaba en ta­ blas luego de 46. a6: 46 . . . . , h4 47. a7, @ g7 48. f3, exf3 49. gxf3, ll a2+ 50. @ g 1 , .l:!, a1 + 5 1 . @f2, .l:!. a2+. La ame-

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P R Á C T I C A D E L O S F I N A L E S D E T O RR E

naza . . . , g4 impide que las blancas se dirijan con el rey al flanco de dama. O 48. g3, hxg3+ 49. fxg3, f4! 50. gxf4, gxf4 51 . exf4, e3 52. @ g3, e2 53. U e8, U xa7, con posición de tablas teóricas. Si, finalmente, 49. @ xg3, 49 . . . . , U g 1 + 50. @ h2, U a1 5 1 . @ g2 , f4 52. exf4, gxf4 53. U e8 nos empuja a la m isma posición de tablas teóricas. Después de 45 . . . . , g5, lo correcto no es 46. a6, sino 46. h4! : 46 . . . . , gxh4 47. a6, �g6 48. a7, @g7 49. f4! (si la torre negra está en a2, gana sencillamente 49. @ h3) 49 . . . . , @ h7 (o 49 . . . . , U a3 50. @ g 1 , y entonces va hacia c6) 50. g3, hxg3+ 5 1 . '\i¡ xg3, U a3 52. � h4, '\i¡ g7 53. c;i/xh5, U a 1 54. @ g5, U a5 55. U e8, U xa7 56. @ xf5. 3) A 46 . . . . , U a2 sigue 47. @ g 1 ; o si 46 . . . . , g5, 47. gxh4, gxh4 48. a6, �g7 49. a7, U a2 50. @ g 1 ! , U a1 + 51 . '\i¡g2, iY las negras se encuentran en Zugzwang Contra 5 1 . . . . , @h 7 gana 52. ll f8, pero si la torre abandona la pri­ mera fila, el rey sale a través de f1 y pronto llega a la casilla e6, ganando fá­ cilmente. c) 44 . . . . , c;i/ g51 45. c;i/ g3, h62 46. h4+, � h5 47. a6, U a3 48. U a8, U a4 49. a7, U a23

44

50. @ h34, U a1 5 1 . U d85, g5!6 52. U d57, @ g6, y las blancas no han logra­ do demasiado: el rey todavía tiene corta­ do el paso hacia el centro y el flanco de dama. 1 ) El rey negro se esconde detrás de sus propios peones, donde se siente más segu ro. El asunto, sin embargo, no es tan sencillo . . . 2) Con esta jugada, las negras ase­ guran la casilla h5 para el rey. Una alter­ nativa es 45 . . . . , U a3 46. h4+, @ h6. Ahora a 47. a6 se contestaría 47 . . . . , U a2 (48. f3, U e2 ! ) . La posición crítica se origina después de 47. @ h3! , con la amenaza g4. Luego de 47 . . . . , f4! , las negras aguantan la posición: 48. @ g4, fxe3 49. fxe3, U xe3 50. @f4, U e1 5 1 . g4, g5+ 52. hxg5+, @ g6 53. U a6+, @ g7 54. U b6, e3 55. a6, e2 56. @f3, U g 1 57. @xe2, U xg4 58. a7, U a4 59. U b7+, '\i¡ g6 60. c;i/d3, @ xg5 6 1 . U xh7, \.t>g6! 62. U b7, c;i/f6 63. c;i/ c3, @ e6, tablas. 3) ¿Cuál es el mejor sitio para la to­ rre? En caso de 49 . . . . , U a1 , para im­ pedir la maniobra siguiente de las blancas, gana 50. @f4 ! : 50 . . . . , U a4 51 . g3! , U a2 52. g4+, fxg4 53. �xe4, y

U N P E Ó N PA S A D O A L E J A D O E N LA L U C H A

el peón «e» coronará, o 52 . . . . , @ xh4 53. gxf5, U xf2+ (53 . . . . , gxf4 54. U h8) 54. @ xe4, gxf5+ 55. h5 . Entonces, las negras no tienen tiempo, después de 52 . U h8, U xf2+ 53. @ g3, U f3+ 54. @ g2 , t!. xe3 5 5 . a7, U a3 56. a8'lj' , U xa8 57. t!. xa8, 'iii xh4 58. n a?, � xg5 59.

U xh7, de adelantar toda la cadena de peones una fila (si lo consiguieran, la po­ sición sería tablas) y pierden; por ejemplo: 59 . . . . , f4? ! 60. @ h3 , e3 6 1 . U f?! o 59 . . . . , @f4 6 0. �f2, g5 6 1 . l:;l. e7, g4 62. U e8, � g5 63. � e3, \t> h4 64. @f4, etc. Después de 5 1 . . . . , \ti h5, también gana retroceder con el rey: 52. @ g3, f4+ 53. @ xf4 (53. exf4?, U a3+ es tablas) 53 . . . . , U xf2+ 54. \t> xe4, @xh4 55. a7, U f7! 56. \t>d5, @ xg5 57. e4, h5 58. e5, h4 59. e6, U h7 60. \t>d6, h3 6 1 . e7, h2 62. e8� . h1 � 63. �e3+, 'íi;> g4 64. 'iYe2+, y ganan siguiendo con t!. e8. Merece especial atención 49. . . . , U a2 (en vez de 49 . . . . , @ h6). En este caso, gana la inesperada jugada 50. @ g 5 ! : 50 . . . . , h6+ 5 1 . @f4. Las negras deben tomar ahora en f2; si no, pierden todavía con más rapidez después de 51 . . . . , 'íi;>f6 52. a7, g5+ 53. hxg5+, hxg5+ 54. � g3, � g7 55. @ h3, segui­ do de g4. Así pues, sucede 5 1 . . . . , U xf2+ 52. @ e5 , h5. La única jugada. Contra 52 . . . . , g5, las blancas j uegan 53. h5, o si 52 . . . . , U a2, 53. ti. a?+, @ g8 54. g3! , seguido de @f6. 53. U b8, t!. a2 54. U b7+, @ h6 55. a7, U a5+ 56. \t>f4, l:;l. a1 57. g3, U a2 58. � e5. Las blancas pueden elegir ahora entre dos planes: llevar la torre a e7 y ju­ gar entonces \t> d5-c6-b7 o poner rumbo con el rey a la otra esquina, es decir, \t>f6-f7-g8, con amenazas de mate irre­ sistibles. La desesperada 58 . . . . , g5! ? , por último, s e contesta no con 59. @ xf5?, gxh4 60. gxh4, U xa7! , y proba­ blemente tablas, sino con 59. U b6+, @g7 60. hxg5, U xa7 6 1 . @ xf5, segui­ do de n h6, y el final es cuestión de téc-

uN

p E ó N pA s A o o A L E J A o o E N LA L u e H A

nica. Ahora, volvemos al curso de la par­ tida después de 45. a6. 45 . . . . , @ g5! 46. U xh7? !, . . . Esta jugada despoja a las blancas de toda posibilidad de ganar. Bien es ver­ dad que la posición es tablas, pero las negras deberían haber estado muy aler­ ta en otros i ntentos de las blancas. La partida podría haber continuado de la manera siguiente: 46. g31 , h62 47. @ g2 , U a23 48. U a8, \t> h5 49. a7, U a1 !4 50. f4, exf3+5 51 . \t>xf3, U f1 + 52. \t> e2, U a1 ; las ne­ gras aguantan la posición . A g4 se con­ testa siempre . . . , \t> h4. Es importante impedir que el rey blanco llegue a f7: si está allí, se gana con g4. Por eso la torre negra debe ir a a3 siempre que las blan­ cas amenacen con cruzar la columna « e » , y las blancas no progresarán. 1 ) 46. \t> g3 es mala a causa de . . . , f4+. Después de 46. U a8, \t> h4, las blancas deben hacer g3 de todos mo­ dos. 2) En principio, las negras tienen menos problemas a la hora de defender la posición si el peón está en h7. Por otra parte, deben incluir siempre en sus cálculos si las blancas pueden tomarlo o no. 3) La ruptura f3 (f4) da más preocu­ paciones a las negras que la amenaza de ir con el rey al flanco de dama a tra­ vés de f1 . Estudiemos esta posición:

« 5 e o N T R A 4 ))

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47

1 . @ d 1 , U xf2 2. @c 1 ? ! . La más débil de tres posibilidades. 2 . . . . , U a2 3. b 1 , U a5 4. \t> b2, U b5+ 5. @a3, U b6 6. a4, U e6 7. @ b5, U e5+ 8. @ c4, U e6, y las blancas no pueden hacer progresos; 2. U b7, U a2 3. U b6, @ g5 4. @ c 1 , h5 5. @ b 1 , U a5 6. @ b2, h4 7. gxh4+, @ xh4 8. U xg6, @ xh3 9. \t>c3, � h4 1 0. b4, U a2 ! 1 1 . @ b5, t4 1 2. exf4, e3 1 3. U e6, e2 1 4. f5, @ g5 1 5. f6, @ g6 1 6. \t> b6, \t>f7, tablas, o 1 3. f5, e2 1 4. U g 1 , U b2+ 1 5. � c6, U a2 1 6. � b7, U b2+ 1 7. \t> a8, U d2 1 8. U e 1 , @ g5; 2. U h7, U a2 3. a7, @ g5. Otro plan es 3 . . . . , g5. Las negras esperan hasta que el rey blanco pise la casilla c5 y jue­ gan entonces . . . , f4. 4. @c 1 , h5 5. @ b 1 , U a4! 6. c;i;> b2, f4 7. exf4+, \t>f5 8. U t7+, � e6, tablas. 4) 49 . . . . , @g5 sería un error: 50. h4+, � h5 (50 . . . . , � g4 5 1 . U g8, U xa7 52 . .id xg6+, \t> h5 53. U f6, U a5 54. � h3, U b5 55. U xt5+, U xt5 56. g4+, y ganan) 5 1 . � h3 ! , U a 1 52. U e8 , U xa7 53 . .U e5 (53. U xe4, g5 promete menos) 53 . . . . , g5 54. U xf5, \t> g6 55. U e5, U a2 56. @ g2 , U a4

PRÁCTICA DE LOS FINALES DE TORRE

50

57. g4 (gxh4 58. h5 4 9 . @ h2, U e1 50. U xa2 , U xe4 5 1 . U g2, @ g6 52. @ g 1 . Las blancas tienen más posibilidades de salvar la partida que las negras de ganarla.

43. @f3, @f8 44. U a8+ ?! (véase el párrafo siguiente) , @ e7 45. U a7+, @ d6 46 . .ld xf7, U c2 47. U a7, a2 48. e4, e5 49. @ e3, @ c5 o 48. @e4, U xf2, y las negras ganan con facilidad. 44. e4 (lo mejor) 44 . . . . , e5 Esta jugada es más o menos forza­ da, aunque tiene algunos inconvenien-

56

PRÁCTICA

tes (el rey blanco puede penetrar, dado el caso, en campo negro a través de la casilla d5. Sin embargo, después de 44. . . . , f6 45. e5! , fxe5 46. @ e4, .U xt2 (46. . . . , .U a1 47. @xe5, a2 48. @f6) 47. .U xa3 (47. @ xe5? , .U f3 48. @ xe6, .U xh3) 47 . . . . , .U e2+ 48. @f3, .U e 1 49. .id a?, las negras estarían ante graves dificultades técnicas. 45. @e3, @ e8 46 . .U a5, . . . La alternativa 46. f3, .U a1 47. @d3, a2 48. @c3, .U f1 49 . .U xa2, .U xf3+ 50. \tc4, .U xh3 5 1 . @d5, ,U g3 52. @ xe5, .U xg4 no promete la salvación , las ne­ gras ganan . O 5 1 . .U a5, f6 52. @d5, @f7 53. ,ll a7+, @ g6 54. @ e6 , ,U g3 55 . .id a8, .U xg4 56 . .U g8+, @ h7 57. @f7. Si ahora fueran mano las blancas, ,U g7+, \t h6 ,U g8 conduci ría a las ta­ blas, pero la ruda 57 . . . . , .U xe4 destruye esta ilusión . Si en esta variante las blan­ cas intentan 52. .U a7, sigue 52 . . . . , ,U g3 53. \td5, ,U xg4 54. @ e6 , @d8 55. @d6, @ c8 56. @ c6, \t b8 57. .U b7+, @ a8 58 . .U b4, .U g 1 , con el mismo resultado. 46 . . . . , f6 47 . .U a7, @ d8 Las blancas no pueden impedir que las negras maniobren con el rey hacia b8 y desde allí a b3. Un intento como .U xf6, .U b2 .U a6, a2 o U b3 fracasa lastimosamente . . . Volvamos ahora a la partida. A 42 . . . . , @f6? , que, como ya sabemos, deja escapar la victoria a causa de 43 . .U a5! , las blancas respondieron 43. .U a8?? ! (dos signos d e interrogación por el valor real de la j ugada, uno de exclamación por la segunda intención psicológica). In­ vitan al rey a peregrinar al flanco de da­ ma de una manera u otra.

DE

LOS

FINALES

DE TORRE

i Las blancas dan la impresión de no temer esto! Sin embargo, 43. .U a8 de­ bía castigarse: 43 . . . . , \te5! 44. ,U a5+, @ e4 45. .U xg5, .U c1 46. .U a5, .U c3 47. .U a?, @d3 48. .U xf7, @c2 49 . ,U a7, @ b2 50. g5, a2 5 1 . g6, a1 � 52 . .U xa 1 , @ xa 1 53. \tf3, U c1 54. @ g4, ,U g 1 + 55. @ h5, @ b2 56. @ h6, @c3 57. g7, @d3 58. \t h7, @ e2 o 50. f3, a2 5 1 . .U xa2+, @xa2 52. g5 (52. @f4, .U c2 53. f3, .U h2 o 53. c;t> g5, .U xf2 54. @ xh4, .U e2 55. g5, .U xe3 56. @ g4, .U e 1 57. h4, @ b3, etcétera) 52. .. . , '\!;i b3 53. @ g4, .U c2 54. f4, @ c4 55 . @ h5, @d3. La posición merece un examen más detallado. Exploremos otra ramificación. Después de la partida, averigüé que Ri­ bli no tem ía la jugada . . . , \te5, sino la jugada 43 . . . . , .U a2 y estaba preparado para convertirla en inocua con 44 . .U a5! .

55

En efecto, el análisis que sigue de­ muestra que entonces las negras ya no podrían ganar: 44 . . . . , e5 45. @f3, @e6 46. \te4!, .U xf2 47 . .U xa3, f6 48 . .U a6+, @f7 49. ,U a7+, \tg6 50. \td5, .U f3 51 . @e6, 1:1. xh3 52 . .J::i. a8 (las blancas ame-

uN

pEóN

pA sA D o A L EJ A D o

EN

nazan U g8+, seguida de c;tif7, con ta­ blas) 52 . . . . , \tig7 53. ,ll a7+, tablas. O 51 . . . . , U xe3 52. t!, f7 ! , t!, f3 53. @e7, e4 54. U f8. Las tablas son inevitables. En vez de 44 . . . . , e5, vamos a seguir otra idea, sacrificar el peón « g » : 4 4. . . . , cJ;; e 7 45. U xg5, U c2 46. U a5, a2 47. g5, c;ti d6 48. cJ;; f3, cJ;; c 6 49. @ g4, b6 50. U a8, r,;it b5 La evidente 50 . . . . , U xf2 no basta: 5 1 . @ xh4, @ b5 52. @ g3, t!, e2 53. @f3, U c2 54. h4, cJ;; b4 55. h5, cJ;; b3 56. h6, t!, h2 57. t!, b8+, \ti c2 58. U a8, \t>b1 59. U b8+, y como . . . , U b2? sería una equivocación ( ¡ enton­ ces ganarían las blancas!), la partida es tablas. O 51 . . . . , t!, g2 52. @ h5, \ti b5 53. @ h6, @ b4 54. h4, r,;it b3 55. cJ;; g7, U f2 56. h5, U f5 57. g6, fxg6 58. h6; y, finalmente, 55 . . . . , t!, g4 56. U xa2 , @xa2 57. @ xf7, e5 58. g6, U xh4 59. g7, U g4 60. g8�, t!, xg8 6 1 . @ xg8, \ti b3 62. \t>f7, @ c4 63. @ e6. 5 1 . f4 (o 5 1 . @ h4?, U c4+ 52. @ h5, U a4) 5 1 . . . . , \ti b4 52. @xh4, c,ii b3

56

Ahora perdería 53. @ g4, U c 1 , así como 53. @ h5, a causa, por cierto, de la

LA

LueHA

(( 5

e o N T R A 4 ))

57

variante siguiente: 53. . . . , U c3! 54. @ h6, U xe3 55. g7, t!, f3! 56. U xa2 (forzada) , @ xa2 57. @ xf7, e5! . Las ne­ gras evitan la pérdida de su único peón aprovechando una clavada, 58. g6, exf4, etcétera. Sin embargo, las blancas se salvan forzando al rey negro a abandonar la ca­ silla b3: 53. U b8+, @c3 54. U a8, @b2 (54 . . . . , U h2 55. e4, \t> b2 56. f5!) 55. t!, b8+, @c1 56. U a8, \t> b 1 57. @ h5! . El rey asegura las tablas marchando ha­ cia g7. La variante 57 . . . . , U c3 58. @h6, U xe3 59. \ti g7, t!, f3 60. @xf7, e5 no es suficiente a causa de 6 1 . g6, exf4 62. g7, U g3 63. U b8+, tablas. Tam poco otros intentos de ganar conducen al objetivo; por ejemplo: 57. . . . , U c8 58. U xa2 (esta captura puede retrasarse, pero incluso esta jugada apresurada es lo bastante buena) 58 . . . . , U h8+ 59. @ g4, @ xa2 60. h4, @b3 6 1 . h5, @ c4 62. g6, fxg6 63. hxg6, @d3 64. f5 o 63 . . . . , u f8 64. @ g5, d3 65. g7, U g8 66. @f6, @ xe3 67. @xe6, t!, xg7 68. f5. El final de la partida fue sencillo. El peón pasado de las blancas dio igualdad de oportunidades.

5

DE L NI V E L M ÁS ALTO 57

Korchnói-Kárpov Baguio, 1 978 (31 ª partida por el Campeonato del Mundo) Posición después de la jugada 46 Debido a la ventaja de espacio que tiene el primer jugador, el rey blanco rin­ de más que el negro, y los peones " ª " y «C» poseen una «fuerza dinámica » . Si consigue pasarse uno de ellos, será difí­ cil vérselas con él. Por eso, el plan de las blancas debe ser: efectuar una ruptura con a6 y d5, creando así un peón pasa­ do, y penetrar entonces en la sexta o la séptima fila con la torre. Por desgracia, las blancas no tienen alternativa. No pueden cambiar las torres a causa del peón pasado protegido de b5. La posi­ ción blanca tiene otro inconveniente más. Sus peones están tan adelantados que el rey tiene problemas para encon­ trar un escudo contra los jaques de la to-

rre enemiga si esta pieza llega a pene­ trar en campo blanco. Conclusión: la ventaja blanca no es suficiente para ga­ nar la partida. Al analizar esta posición, me meto in­ tencionadamente en todos los recove­ cos y a veces también abordo ideas ilógicas. Así muestro y doy al lector una panorámica de los métodos más compli­ cados de un final de torres . . . 47. f5, . . . Una decisión difícil . Las blancas abren otra columna a la torre negra. Por otra parte, debió contarse, en caso de 4 7. U a2, con la intervención del rey ne­ gro a través de la casilla e6. Así conti­ nuaría la lucha en este caso: 47. U a2 , @ e6 48. a6, bxa6 49. .ld xa6, .l:l, c81 50. b8, las blancas ga­ nan con 61 . a6, así como con 6 1 . ll f7. La j ugada 59 . . . . , @ es se examina de cerca en la nota 9.

63

8) 0 65 . . . . , l'.l h3+ 66. r;ti g4, ll a3 67. @ h5, ll xa5 68. @ g6. 9) 66. ll c7 no reporta nada: 66 . . . . , ll xa5 67. ll xc6, b4 68. e4, b3 69. �d5, ll b5, ¡y ganan las negras! (Es mejor 69. @ d4; luego de 69 . . . . , ll b5 70. ll a6, b2 7 1 . c6, b 1 � 72. ll a8+, ll b8 73. c7+, @ d7 74. cxb8� , �d 1 +, las negras tienen jaque perpetuo.) Si el rey negro, sin embargo, estuviera en e8, las blancas podrían continuar aqu í con 70. @ e6 , d8 (70 . . . . , ll b8 7 1 . ll c7, b2 72. ll h7) 7 1 . ll a6, ll xc5 72. d7 o 71 . . . . , .ll b8 72. c6. 1 O) 69 . . . . , @da 70. f6, ll xc5 71 . \t> e4, ll d5 72. ll a7, ll xd6 73. ll a8+, seguido de f7. 1 1 ) O 72 . . . . , ll a8 73. �f4, b2 75. \t>f5, etcétera. 49. � c3, . . Esta jugada d e aspecto dudoso ne­ cesita una explicación particular. Durante las 1 2 horas de trabajo que mediaron entre la finalización de la pri­ mera parte de la partida y la reanuda­ ción , busqué en vano con mi equipo (R. Keene, M . Stean y Y. Murey) un modo de ganar. Más aún, llegamos a la con­ clusión de que, de manera objetiva, la posición era tablas. Naturalmente, creí que Kárpov Uunto con sus selectos en­ trenadores M . Tal , Y. Balashov, í. Záitsev y E. Vasiukov) no analizaría la posición peor que yo, quizás incluso mejor . . . El encuentro iba 5 a 4 a favor de Kár­ pov (que j ugaba esta posición con ne­ gras) . ¡ Ganar esta partida! ¡Tan fuerte era este deseo! Lo único que pod ía in­ tentar era desviar la partida de la senda de los análisis caseros, confundir a Kár­ pov, forzarlo a trabajar, que tuviera que .

64

PRÁCTICA

vérselas completamente solo con tareas complicadas. i Y la jugada del rey a c3 ( ¡ en realidad, dudosa!) la hice en este sentido! Sin embargo, ¿qué jugadas eran más fuertes de manera objetiva? Res­ puesta: las jugadas 49. U a2 y 49. U e6. ¿Cómo continuaría la partida en estos casos? a) 49. U a2, . . . En los análisis caseros logré encon­ trar una salvación para las negras en la variante siguiente: 49 . . . . , l;I g3+ 50. @ e4, l;I xh3 5 1 . a6, U h4+ 52. @ d3, U h3+ 53. @ d2, U h2+ 54. @c3, U h3+ 55. @ b4, bxa6 56. U xa6, l;I d3 57. U xc6, l;I xd4+ 58. @xb5, l;I d5 59. l;I c7+, @ e8 60. @ b6, l;I xf5 6 1 . c6, l;I f1 62. l;I b7, l;I b 1 + 63. c;j;; a7, U c1 64. c7, . . .

63

Esto les cuesta inevitablemente la to­ rre a las negras, pero la lucha todavía no ha terminado. 64 . . . . , c;j;; d7! 65. @ b8, @ e6 66. c8'iV , U xc8+ 67. @ xc8, f5! Si las negras no poseyeran más que un peón, el peón «f» , 68. U b5 habría

DE

LOS

FINALES

DE TORRE

ganado. Aquí, sin embargo, el peón « h » salva e l d ía. 68. @c7, @d5! , y las negras hacen tablas. Para aquellos a los que les gusta ahondar en las cosas, vamos a mostrar otro interesante intento de las blancas de jugar a ganar: 5 1 . d5! ? , b4! 1 52. a62, U h4+ 53. @ d33, bxa6 54. d64, b3 55. U xa6, b2 56. u b6, u h2 57. u b8, u f2 58. d7, b1 '{i+ 59. l;I xb 1 , @ e7 1 ) Después de 5 1 . . . . , U h4? ! 52. @f3, cxd5? 53. c6, bxc6 54. a6, las ne­ gras pierden en el acto, pero la enérgica jugada 51 . . . . , b4 les soluciona todos los problemas. 2) 52. dxc6, b3! 53. U d2, bxc6. Las negras cambian el peón «b» por el peón pasado de la columna "ª" · Después de esto, las tablas serán fáciles de obtener. O 52. d6, U a3 53. U e2, @ es 54. @ d4+, @ d8 55. l;I e7, l1 xa5 56. l;I xb7, l;I b5 . . . 3) 53. @e3, bxa6 54. dxc6, n c4 55. u xa6, @ e7 56. l1 a5, b3 57. n b5, b2, con tablas. 4) 54. dxc6, cJ;; e7 55. U xa6, @d8 56. c7+, @xc7 57. l::r xf6, b3 58. @ c3, b2 59. @xb2, n c4, de nuevo con tablas. Una fuerte duda no me abandona desde hace muchos años. ¿ Kárpov pla­ neaba realmente, contra 49. U a2, jugar la variante en la que dos peones hacen tablas contra la torre? ¡ La salvación de las negras se parece mucho a un mila­ gro! Si las blancas estuvieran en condi­ ciones de rectificar nada más que un tiempo en el camino, el contrajuego re­ sultaría insuficiente . . . Los análisis del equipo de Kárpov de la antigua U nión Soviética nunca se han

DEL NIVEL

M Á S A LT O

publicado. Este final de torres, uno de los más complicados de mi vida y, muy probablemente, ¡ de toda la historia y práctica del ajedrez! me sigue atrayen­ do, y de vez en cuando vuelvo sobre él y lo analizo de nuevo. Las negras disponen de muchas po­ sibilidades seductoras. La idea es siem­ pre empezar un contrajuego contra el par de peones blancos «C» y "d" utili­ zando los peones pasados de las colum­ nas «b» y « h » . Durante 1 5 años me he esforzado en vano, en una de las agu­ das variantes que siguen, por salvar la posición de las negras. Después de las jugadas 49. n a2, n g3+ 50. @ e4, n xh3 5 1 . a6, n h4+ 52. @d3, n h3+ 53. @d2, bxa6 54. n xa6, se origina la siguiente posición de partida:

64

65

6 1 . d6, n d1 + , y las neg ras ganan ; 51. @c2, n b3 5a. � b 1 ' n b5! , con ta­ blas.

65

Esta posición (después de 5a . . . , n b5!) es tablas también sin el peón .

56. c1 , .l:I h2 5l . .l:I b6, .l:I c2+ 5a. b1 , h5 59. c6, @ e7 60. _ld d7+, @ e8 61 . d5, y las negras no están en condicio­ nes de mandar sobre los peones pasa­ dos de las blancas; 56 . . . . , @ e7 57. ll e6+, '\t>d7 58. ll xf6, h5 59. c6+, @c7 60. d5, b2 61 . @c2, ll b3 62. '\t> b 1 , h4 63 . .l':I f7+, '\t> d6 64. ll d7+, @ e5 65. c7, ll c3 66. @xb2, ll c5 67. f6, h3 68. f7 o 67 . . . . , '\t>xf6 68. _ld d6+, '\t> e7 69. ll c6; 57 . . . . , �f7 58. c6, ll f3 59. c7, .l: f2+ 60. ll e2, ll xe2+ 6 1 . @ xe2, b2 62. c8� , b 1 'iY 63. �e6+, y las blancas ganan el final de damas; 58 . . . . , ll h2+ 59. @c1 , h5 60. d5, h4 6 1 . d6, ll c2+ 62. '\t> b 1 , ll xc6 63. d7, ll xe6 64. d8� , y ganan ; 59 . . . . , ll c2+ 60. '\t> b 1 , .l';I d2 61 . _ld d6, @ e7 62. _ld d7+, @ e8 63. d5, ll c2 64. ll h7, '\t>d8 65. ll xh6, ll c5 66. ll h8+, '\t> c7 67. _ld h7+, @ c8 68. ll d7, ll c2 69. ll f7, ll d2 70. ll xf6, ll xd5 71 . ll f8+, '\t> c7 72. f6, se­ guido de f7, y las blancas ganan la torre. 3) Hay que deci r que las blancas ga­ nan fácilmente también con 62. _ld d7+, @c8 63. @xb2.

DE

LOS

FINALES

DE TORRE

Las negras tienen, además, la posibi­ lidad de marchar con el peón « h » (véase el diagrama 64) . 54 . . . . , h5 55. ll xc6, h4 56. ll b61 , ll f32 57. ll xb5, h33 58. c64, h25 59. ll b7+, @ e8 60. ll h7, '\t>d8 61 . ll xh2, ll xf5 62. @ d36, '\t>c7 63. '\t>e4, ll g57 64. ll c2, ll g4+ 65. �d5, ll g5+ 66. � e6, ll h5 67. �xf6, ll d5 68. ll c4, ll h5. Un análisis de esta posición nece­ sita asimismo un diagrama8 (véase el diagrama 73) . 1 ) 56. d5, _ld f3 57. d6, � e8 (57 . . . . , ll xf5 es prematu ra a causa de 58. ll c7+, � e8 59. � e3! , h3 60. �d4, ll h5 6 1 . c6, h2 62. ll e7+, �f8 63. ll e 1 , y las blancas ganan) 58. ll c7, �d8 59. � e2, ll xf5 (59 . . . . , ll c3 con­ duce a las tablas fácilmente: los peones blancos no pueden avanzar sin el apoyo del rey) 60. @ e3, h3 6 1 . �d4, ll h5 62. c6, _ld h4+ (si 62 . . . . , h2, 63. _ld g7, ll d5+ 64. @xd5, h 1 �+ 65. @ es, \ilh8 66. ll a7, y las blancas ganan) 63. '\t> c5, h2 (véase el diagrama 67) .

67

Esta posición parece fruto de la fan­ tasía de un compositor de estudios. La

DEL NIVEL

M Á S A LT O

primera impresión es que las blancas pierden. A 64. U g7 sigue 64 . . . . , U c4+ 65. @xb5, U xc6 66. @xc6, h 1 �+. Los jaques tampoco ayudan : el rey corre a f8, y las negras ganan . Las blancas salvan la partida con 64. @ b6 ! , h1 � 65. l:!. g7. Las negras tienen ahora ta­ blas con faci lidad: 65 . . . . , l@'xc6+! 66. @xc6, U c4+. Si intentan, en vez de esto, j ugar a ganar, se suicidan: 65 . . . . , �d5? 66. c7+, @ c8 67. d7+! o 65 . . . . , @ e8 66. d7+, @f8 67. U g4! (Una juga­ da muy importante. La torre negra ya no puede sujetar los peones pasados. ) 67 . . . . , U xg4 68. d8�+, seguida de �d7+ y �xg4, con final de damas ganado. O 67 . . . . , \'j'd5 68. U xh4, @ g7 69. U e4, más o menos con el mismo resultado. Después de 67 . . . . , @ e7, las blancas, fi­ nalmente, tienen las tablas con 68. U g7+, pero pueden seguir jugando sin riesgo: 68. c7! ? , @xd7 69. U g7+, @d6 70. c8'iV , con lo que se amenaza un pe­ ligroso ataque de mate. Merece mencionarse que en caso de 59. c6 (en vez de 59. � e2), la cap­ tura en f5 parece todavía más peligrosa para las negras a causa de la maniobra @e3-e4-f5-e6, pero 59 . . . . , U f4! ha­ bría conducido a unas tablas claras (60. @ e3, U c4 ! ) . 2) 5 6 . . . . , U a3? 5 7 . U b7+, � e8 59. c6, @d8 59. d5, U a6 60. � c3! , h3 61 . @ b4, h2 62. U h7, y ganan . 56 . . . . , g h2+

67

68

57. @ c3! , . . . La única jugada. Si 57. \.t> d3, 57 . . . . , h3 58. U xb5, U h 1 59. U b2, h2 60. U d2, @ e7, y las blancas no progresan. Sin embargo, si las negras siguen aquí con la misma l ínea defensiva, el rey blan­ co se pasea hasta d5, y las blancas ga­ nan. En relación con lo que se acaba de explicar, también era posible 57. �e3. 57 . . . . , h3 58. U xb5, U h 1 no salva a las negras a causa de la misma maniobra, U b2-e2, pero después de 57. �e3 las negras podrían defenderse de otra ma­ nera. 58 . . . . , U g2! 59. U b7+, \.t>g8! 60. c6, h2 6 1 . c7, U c2, con tablas, o 61 . U b 1 , @f7 62. c7, M C2 63. U h 1 , U xc7 64. U xh2, U c1 , después de lo cual las negras todavía tienen que luchar con denuedo por las tablas. 57 . . . . , h3 58. U xb5, U g2 59. U b7+, @ g8 60. c6 , U g 1 6 1 . U b2 ! , U c 1 + 6 2 . U c2 , U xc2+ 6 3 . @xc2, h2 64. c7, h1 Viii 65. c8�+, @g7 66. �d7+, � h6 67. d5, . . . Y las blancas tienen buenas posibili­ dades de ganar: ¡el rey se esconde de los jaques en el flanco de rey negro! 3) 57 . . . . , U xf5 (véase el diagra­ ma 69)

68

PRÁCTICA

69

De nuevo , las negras tienen la oca­ sión de patinar en el resbaladizo suelo. Este intento se refuta de la manera si­ guiente: 58. c6! , U f2+ 59. @ d3, @ e7 60. d5, U f1 (60 . . . ., @ d6 6 1 . U c5) 6 1 . ll b7+, \t> d6 62. ll d7+, @ es 63. c7, U c1 (véase el diagrama 70)

70

DE

LOS

FINALES

La única jugada, aun cuando bastan­ te brusca, que desbarata el plan de las negras. 71 . . . . , hxg 1 � + 72. @xg1 , @ g3 73. @f1 , @f3 74. @ e 1 , f5 (lo mejor) 75. d7, U xc7 76. d8� . ll h7 Para ganar, las blancas deben supe­ rar todavía leves dificultades técnicas. 4) 58. U b7 +, \t> e8 59. U h7, @d8 60. @ e2 , U c3 6 1 . U h6, h2 62. @f2, U d3 63. U h4, @c7 64. @ g2 , U d2+ 65. @ h 1 , @c6, con tablas. 5) O 58 . . . . , @ e7 59. U d5, h2 60. ll d7+, @ e8 6 1 . ll h7, con la misma posición. 6) 62. U h 7?, U d5, seguida de . . . , U d6, con tablas. 7) Después de 63 . . . . , U a5 64. d5, @ d6 65. U d2 y entonces, por ejemplo, 65 . . . ., ll a8 66. @f5, ll e8 67. @xf6, se origina una posición en la que el rey blanco tiene cortado el paso a sus peo­ nes y la torre blanca tiene que estar pen­ diente de la defensa del peón de d5. Si el rey lograra volver al flanco de dama o la torre cambiar de sitio a la casilla f5, las blancas ganarían. Una posición crítica es la del diagrama 71 .

71

64. @ d2 ! , . . . La tarea primordial de las blancas es parar el peón « h » con el rey. 64 . . . . , U c4 65. @ e2 , h3 66. @ f2 , ll c2+ 6 7 . @ g 1 , @ f4 6 8 . d 6 , h 2 + 69. @ h 1 , @ g3 70. ll g7+, @ h3 7 1 . ll g 1 ! ,

DE TORRE

DEL NIVEL

M Á S A LT O

Las blancas j uegan 1 . U c3! , U e8 2 . U e3, g h8 3 . U e5 ! , y ahora 3 . . . . , n h4+ se ría i n útil a causa de 4. @ g5 , c o n posición ganada para l a s blancas. Por lo que se acaba de explicar, está claro que la p róxima posición (véase el diagrama 72) es tablas: las blancas no pueden ace rcarse a los peones con el rey ni apostar la to rre más acti­ vamente .

72

8) Las negras intentan impedir al ad­ versario que arregle su estructura de peones con d5, pero este esfuerzo es inútil, como pronto se ve.

73

69

69. @ e6, n h6+ 70. @ e5, n h5+ 7 1 . @ e4, n h4+ 72 . f5! , n h5+ 73. @ g4, ll d5 74. @f4, U h5 75. U c1 ! , n h4+ 76. @ e3, n h3+ 77. \t>f2, U h2+ 78. @ g3, U h5 79. @f3! ( i Zug­ zwang!) , n h3+ 80. @ g4, n d3 81 . U c4, ll d 1 82. @f5 o 79 . . . . , U g5 80. @ e4, n g4+ 81 . @ e5, n g5+ 82. @e6, n g6+ 83. @f5, y las blancas llevan el peón a d5. De ello se sigue que la variante que finaliza con el diagrama 63 era la única contin uación con la que las negras po­ d ían hacer tablas. b) 49. U e6, . . . (cfr. el diagrama 57 después de 47. f5, gxt5 48. gxt5, n g8) Esta jugada es quizás un poco más débil que 49. n a2 , pero también aquí las negras deberían haberse defendido con ingenio. Tienen dos posibil idades: 49 . . . . , U g3+ y 49 . . . . , U a8. Examina­ remos una tras otra. 49 . . . . , U g3+ 50. @ e41 , U xh32 51 . a63, n h4+ 52. @ e3, n h3+ 53. @f4, bxa6 54. U xc6, a54 55. @ e45, U c36 56. @d5, b47 57. U a6, h5 58. U xa5, b38 59. n a7 +, @f8!9 60. @ e61º, h4 61 . @ xf6, @ e8 62. d5, h3 63. c6, @d8 64. @ e6, b2! 11 . Las blancas no tienen nada mejor que dar jaque continuo con la torre en a7 y a8. 1 ) 50. @ d2? ! , n a3 51 . d5, cxd5 52. ll b6 , U xa5 53. U xb7+, @e8 54. n b6, b4 o 54. @d3, n a4 o 54. c6, @ d8 55. g f7, b4 56. Z::, xf6, U c5 57. n e6, b3 58. f6, :u c2+ 59. d 1 ' n f2, y, finalmente, 55 . .l:. d7+, � c8 56. n d6, b4 57. n xf6, @ c7 58 . .l:. xh6, d4 59. f6, U f5 . Las negras hacen tablas sin pro­ blemas.

70

PRÁCTICA

2) so . . . . , b4? S 1 . dS, b3 S2. d6, bS S3. @d4 o S1 . a6! , bxa6 S2. U xc6, as S3. .l:. a6, en ambos casos con gran ventaja de las blancas. SO . . . . , U a3?! S 1 . dS, U a4+ S2. @d3, U a3+ S3. @ d4, U a4+ S4. @ c3, U c4+ SS. � b3, U xcS S6. dxc6, bxc6

74

S7. a6, U c4 S8. U e2, cS! S9. U a2, U b4+ 60. @c2, U c4+ 6 1 . @ b2 , d, b4+ 62. @a1 , U e 4 6 3. U aS! , U e8 64 . .l:. xbS, @e7 6S. U b6! , y las negras deben creerlo; S4 . . . . , cxdS SS. U b6, @ e7 S6. U xb7+, @d8 S7. @ d3, U xaS S8. @d4, y las negras no conseguirán sos­ tener la partida; S4 . . . . , U xas SS. d6, U a4 S6. @ b3, .b d4 s7. h4, hs s8. U e7+, @f8 S9. S h7, @ e8 60. U xhS, U c4 61 . l:!, h8+, @d7 62. hS, y el peón « h » pronto se transformará en dama; S9 . . . . , U d3+ 60. @ b4, U d4+ 6 1 . @as, b4 62. @ a4. Las negras se en­ cuentran completamente en Zugzwang y pronto se derrumbarán. 3) S1 . dS, U h4+ S2. �d3, U a4 (S2. . . . , U h3+? S3. U e3, y u n tiempo deci-

DE

LOS

FINALES

DE TORRE

de el final de peones después de S3 . . . . , U xe3+ S4. @xe3, @e7 SS. dxc6, @d8 S6. cxb7, @c7 S7. a6, etcétera) S3. dxc6, bxc6 S4. U xc6, U xaS SS. @d4. La situación de las negras parece difícil, pero todavía pueden hacer tablas. La variante más importante: SS . . . . , U a 1 S6. @ dS, b4 S7. u b6, u b1 S8. �d6 (S8. c6, @ e7), b3 S9. c6, b2 60. @c7, @ e7 6 1 . \t> b7 (61 . U b7, \t>e8!), U c1 62. U xb2, \t>d6 63. U d2+, @es 64. c7, @ xfS, y el peón «f» salva a las ne­ gras, o 61 . U b3, hS 62. U e3+, \t>f7 63. U e2, U f1 64. U xb2, U xfS, y los peo­ nes pasados negros ayudan a igualar las oportunidades. 4) El jaque intermedio S4 . . . . , l:!, h4+ SS. \t> e3, as no serviría más que para hacer concesiones a las blancas y pro­ mover la cooperación entre el rey y los peones pasados. Las blancas, por consi­ guiente, en este caso ganarían fácilmen­ te; por ejemplo: S6. U b6, b4 S7. U b7+, \t> e8 S8. c6, \t> d8 S9. \t>d3! , a4 60. dS! , U h 1 6 1 . \t> c4, U c1 + 62. \t> bS, b 3 63. d6 o S8 . . . . , S h3+ S9. @ e4, U c3 60. @dS, hS 6 1 . @d6, h4 62. c7, h3 63. U b8+, \t>f7 64. U h8, U xc7! (64 . . . . , b3 6S. l:!, xh3, U xc7 66. l:!, h7+! , \t> g8 67. U xc7, ganando con facilidad) 6S. ct;xc7, b3 66. U h7 +, @g8 67. U xh3, a4 68. dS, b2 69. U h 1 , a3 70. d6, a2 71 . d7, y las blancas dan mate. S) Si SS. U b6, b4 S6. \t>e4, las ne­ gras consiguen las tablas de la manera sigu iente: S6 . . . . , b3 S7. c6, a4 S8. dS, U c3! S9. \t>d4 (S9. d6? , U xc6 60. U xc6, b2 incluso pierde) S9 . . . . , U c 1 60. d6, a3! (60 . . . . , S d 1 +? 61 . \t>e3, U xd6 62. c7 o 60 . . . . , b2? 61 . c7, a3 62 . d7, ganando las blancas) 61 . U b 7 +,

71

D E L N I V E L M Á S A LT O

� ea 62. d7+, @e? 63. g ba, g d 1 + 64. @ e3, a2 65. c7, g e1 + 66. @f3, g f1 + 67. cJt g4, h5+! , y como el rey blanco no puede esconderse de los ja­ ques en el flanco de rey y tampoco pue­ de cruzar la columna «C» (se perdería el peón de d7) , la posición es tablas. 6) Las negras están en un singular Zugzwang, . . . , b4 se topa con g a6, y en caso de . . . , a4 sigue g b6. Mientras tanto, lo mejor es poner la torre en la columna «C». 7) 56 . . . . , h5?! es demasiado lenta. Las blancas ganan empujando al rey ne­ gro a la banda: 57. g e?+, @ ga 5a. @ e6 ! , h4 59. @ xf6, h3 60. g g7+, @fa

d6, g d5 64. � e6, g d2 65. d7, h 2 66. g h4+, @ g7 67. f6+, @ g6 6a. f7, @g7 69. g xh2 o 6a . . . . , .i:¡ e2+ 69. @d6, g d2+ 70. @ e7, g e2+ 7 1 . @fa, g d2 72. @ ga. a) Una de las ideas de las blancas es apostar la torre en b2, donde obstaculiza el avance de los peones negros (véase el comentario en la nota 9) . Por eso, la jugada 5a . . . . , b3 es la mejor. 9) 59 . . . . , @ ga?

76

75

61 . d5! . Otras jugadas quizás tam­ bién basten para ganar, pero esta es la más enérgica. 61 . . . . , g xc5 (61 . . . . , b4 62. d6, b3 63. d7, g d3 64. g e?) 62. g a7, g ca 63. g h7, @ ga 64. g xh3, g da 65. � g6, g xd5 66. f6, g d6 67. g c3, g da 6a. g e?, seguido de g g7+ y g h7, ganando. Si el rey negro busca la casilla de la esquina, sucede lo sigu iente: 60 . . . . , @ ha 6 1 . g g4! , @ h7 62. d5! , g xc5 63.

60. g a 1 !. Una maniobra bastante infrecuente. Con respecto a los amena­ zadores peones negros, las blancas po­ nen la torre transitoriamente en posición pasiva . . . en la segunda fila. 60 . . . . , h4 6 1 . g b 1 ' h3 62 . .i:¡ b2, @f7 63. @ d6 ! , g c4 64. d5, g h4 65. g xb3, h2 66. g b 1 , h 1 � 67. g xh 1 , g xh 1 6a. @d7!, y los peones blancos son irresistibles, o 63 . . . . , @ ea 64. c6, @da 65. d5, g e3 (65. . . . , @ca 66. g e2, @ da 67. g e4) 66. � b 1 , h2 67. g a1 , @ ea 6a. e?, :i c3 69. � e 1 +, @f7 70. @ d7; un poco más tenaz para las negras es, finalmente, 66 . . . . , .h!, c3! 67. g a 1 , @ ea 6a. c7, b2 69. g e 1 +,

72

PRÁCTICA

\tf7 70. )d b 1 , h2 71 . \t d7, )d c1 72. c8'i1 , h 1 � 73. �e8+, c;t> g7 74. 1®1g6+, \th8 75. �xf6+, c;t> g8 76. '@le6+, \t h8 (76 . . . . , @f8 77. f6!) 77. 'i'e5+, c;t> g8 78 . .)d xb2, � h7+ 79. c;t>d8, � h4+ 80. f6, )d e1 81 . )d g2+. En caso de 59 . . . . , c;t>e8, por último, las blancas juegan 60. @e6; ganan así el tiempo decisivo y vencen la resistencia con facilidad. 1 O) La maniobra de torre análoga a la de la nota anterior no basta aqu í a causa de la proximidad del rey negro; por ejemplo: 60. Z::. a1 , h4 6 1 . ll b1 , h3 62. ll b2, ll d3! 63. c6, c;t> e7 64. ll e2+, c;t>d8 65. c;t>c5, .l: c3+ 66. c;t> d6, ll c2 67. ll e3, b2 68. ll b3, ll xc6+ 69. c;t>xc6, h2, iY son las negras las que ga­ nan ! 1 1 ) 64 . . . . , h2? pierde: 65. d6, ll xc6 66 . .)d h?, \t> c8 67. ll xh2. Por eso, las blancas solamente tienen problemas después de las j ugadas 64 . . . . , b2! 65. d6? ! , U xc6 o 65. \t> d6, c;t> e8. (véase el diagrama 57 después de 47. f5, gxf5 48. gxf5, ll g8 49. ll e6) 49 , ll a8 50. ll d61 , r:J;; e72 5 1 . d5, ll xa53 52. ll e6+, c;t> d74 53. ll xf65, b4 54. c;t>c46, b3 55. ll f7+, @ c8 56. @xb3, cxd5!7 57. f6, ll a1 8 58. ll e79, @d8 59. c;t>c3, ll f1 60. ll xb7, ll xf6 61 . c;ti d4, ll f3 62. r;t> xd5, ll xh3 63. c;tic6, @c8 ! , y el rey negro llega a la co­ lumna "ª" ; tablas teóricas. 1 ) 50. d5, ll d8! 5 1 . d6, ll e8 52. a6, bxa6 53. d7, ll d8 54. ll xc6, ll xd7+ 55. @ e4, ll e?+ 56. @ d4 (56. c;t>d5, .ll d7+ 57. ll d6?, @ e?, y las negras ganan) 56 . . . . , ll d7+ 57. c;t>c3, a5 58. ll b6, ll d5, con tablas; 52. d7, ll d8 53. ll d6, cJ;; e7 54. a6, bxa6 55. ll xc6, ll xd7+ 56. @ e4, a5 .

. . .

DE

LOS

FINALES

DE TORRE

57. ll e6+, c;t>f7 58. ll a6 , a4 59. c6, ll d2 ! 60. ll a8, ll c2 6 1 . c;t>d5, b4 62. ll xa4, b3 63. ll b4, b2 64. �d6, c;t> e8 , y las negras aguantan la posi­ ción ; o 58. ll b6 , a4 59. ll xb5, ll a7 60. c6, a3 o 59. c6, ll e?+ 60. \td5, a3 6 1 . c;t>d6, ll a? 62. c7, a2 , y, finalmen­ te, 6 1 . ll a6, b4 62. c;t> d6, ll e 1 63. c7, ll d 1 + 64. c;t> c6, ll c 1 + 65. c;t> b7, b3! , y las blancas deben forzar las tablas con 66. ll c6 ! . 2 ) En caso d e 5 0 . . . . , ll xa5 51 . ll d7+, c;t> e8 52. ll xb7, ll a3+ 53. c;t> e4, ll xh3 54. ll c7, ll h4+ 55. c;t>e3, ll h3+ 56. c;t> d2, ll f3 57. ll xc6, ll xf5 58. c;t> e3, las negras tienen un juego di­ fícil . 3 ) E s errónea, por supuesto, 51 . . . . , cxd5: 52. ll b6, ll xa5 53. ll xb7+, c;t> d8 54. c;t> d4, con posición ganada pa­ ra las blancas. 4) Si 52 . . . . , @f7, 53. d6, y resulta la posición perdida para las negras que ya hemos examinado en las notas a 49 . . . . , ll g3+ (nota 2). 5) 53. d6 no promete nada bueno a las blancas: 53 . . . . , b4 54. ll e?+, c;t> d8 55. c;t>c4, ll b5 56. ll e3, c;t> d7 57. ll b3, b6! . 6) Es débil 54. ll f7+, c;t> e8, hacien­ do tablas enseguida. Contra 54. ll d6+, las negras pueden volver con el rey a la columna «e» , pero también jugar como sigue: 54 . . . . , c;t>c7 55. f6, b3 56. f7, b2 57. c;t> c2 , ll a1 ! 58. c;t> xb2, ll f1 59. dxc6 (59. ll xh6, cxd5 60. ll h7, c;t>c6 6 1 . h4, cJ;; xc5 62. h5, c;t>d6 63. h6, c;t> e6 ! , y se pierde el peón «f») 59 . . . . , bxc6 60. ll xh6, ll xf7 6 1 . c;t>c3, c;t> b7, seguido de . . . , ll f1 y, dado el caso, . . . , @ a6. Las negras hacen tablas.

DEL NIVEL

M Á S A LT O

73

7) La única j ugada. 56. . . . , ll xc5 pierde:

78

77

57. d6, @d8 58. f6, ll f5 59. � c4, b6 60. h4! , h5 61 . @ d4, ll d5+ 62. @ e4, ll xd6 63. ll f8+, @ d7 64. @f5, ll d 1 (si el peón blanco estuviera en h3 y el negro en h6, las negras ganarían un importante tiempo para la defensa conti­ nuando con 64. . . . , ll d5+ 65. @ g6, ll g5+!) 65. ll g8! , ll f1 + 66. @g6, g g 1 + 67. @ h7, ll f1 68. @ g7, ll g 1 + 69. @f8, ll h 1 70. f7, ll xh4 71 . @ g7, y las blancas ganan. El final es parecido con 57 . . . . , g d5 58. ll e?+, @ b8 59. f6, ll xd6 60. f7, ll f6 61 . ll d7, @ a7 62. @c4, @ a6 63. @d4. En cuanto el rey llegue a e6, las blancas ganarán la torre y la partida. Cómo debe valorarse la posición del diagrama 77 depende de si la posición del diagrama 78, que resulta de la última variante después de 60 . . . . , @xc7 6 1 . f8¡v , puede defenderse o no.

Las negras no pueden ganar el últi­ mo peón blanco. Después de 6 1 . . . . , ll d3+ 62. @ b4 ! , ll xh3 63. �f4+, @ b6 64. �d4+, @ c7 (64 . . . . , @a6 65. '@'a1 +) 65. '@'e5+, pierden la torre. El problema es que deben defenderse de amenazas en ambos sectores del table­ ro. Sin el peón «C» , pondrían la torre en c6, y su posición sería inexpugnable. Aquí, no obstante, pronto se verían for­ zadas, después de 61 . . . . , c5 62. ')jj¡ e 7+, @ c6 63. h4, a seguir adelantando los peones, renunciando así a toda posibili­ dad de construir una fortaleza . . . 8) Si 57 . . . , .l: xc5, luego de 61 . ll h7 será imposible detener el peón «f» . Este peón , apoyado por el rey, ase­ gura la victoria a las blancas también después de 57 . . . . , ll b5+ 58. @c3, ll xc5+ 59. d4, ll c1 60. ll e? ! , @d8 61 . @ xd5, b5 62. @ e6. 9) 58. ll h7, ll f1 59. ll xh6, ct;; c7 60. h4, b6 6 1 . cxb6+, @xb6 62. h5, @ c6, y las negras llegan justo a tiempo al flanco de rey. O 59. f7, @ d8 60. @ c3, ct;; e7 61 . f8'�+. @xf8 62. l:l'. xb7, l:l'. f4, tablas. También la variante 6 1 . @d4 conduce nada más que a las tablas: 61 . . . . , l: xf7 .

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PRÁCTICA

DE

LOS

FINALES

DE TORRE

62. S xh6, :t f5 63. h4, @dl 64. h5, @el 65. @ e3, ll e5+ 66. @f4, ll e4+ 61. @g5, ll c4 68 . .l: hl+, @ c6 69. ll h8, d4 10. h6, ll xc5+ 1 1 . @ g6, @ b5. Si aqu í 68. ll f6, 68 . . . . , ll xc5 69. h6, d4+ 10. @ g6, ll c1 1 1 . hl, ll g1 + 72. @fl, ll h 1 13. @ gl, d3, y las ne­ gras hacen tablas. Después de 58. ll hl, ll f1 59. fl, @d8, las blancas pueden probar 60. @a4!?, con la idea 60 . . . . , @ el 6 1 . f8�+. @xf8 62. ll xbl, y el peón « C » , apoyado por el rey, l e s procurará una buena posibilidad de j ugar a ganar. No obstante, con 60 . . . . , d4! , el adversario frustra las buenas i ntenciones. Un intento más: 58. @ c3, ll f1 59. @d4, S f5. Si en esta posición fueran mano las negras, las blancas podrían ga­ nar (con el rey en b8, c6 es muy fuerte) . Las blancas no consiguen, sin embargo, ceder el turno de jugar a las negras . . .

g5. Las examinaremos una tras otra, de peor a mejor. A) 49 . . . . , ll g3+ Quizás la peor de todas las jugadas de torre posibles. El quid de la singular jugada 49. @c3 era tentar al adversario a dar jaque en g3. Las variantes: 50. @ b4, . . . a) 50 . . . . , ll xh3

(véase el diagrama 51 después de 41. f5, gxf5 48. gxf5, ll g8 49. @ c3)

5 1 . a6, bxa6 52. d5, cxd51 53. c6, ll h4+ 54. @c5, ll c4+ 55. @ xd52, ll c1 3 56. @ d6, ll d 1 +4 51. @ el, b4 58. @ bl, a5 59. el, ll c1 60. c8tv , ll xc8 6 1 . @ xc8, b3 62. \t>dl, a4 63. ll el+, @f8 64. ll e8+, @fl 65. ll b8, h5 66. ll b4, y ganan . 1 ) 52 . . . . , ll h4+! ? 53. @a5, cxd5 54. ll c2 , y después 54 . . . . , @el 55. c6, @d8 56. @ b6 , @ c8 51. ll g2 y, como en los demás casos, el peón «C » coronará. No obstante, luego de 54 . . . . , d4! 55. c6, d3 56. el, dxc2 51. c8� . ll c4 58. �e6+, @f8 59. \Wxf6+ , @e8 60. �e6+, @d8 6 1 . �d6+, @ es 62. �xa6+ , @el 63. �b6+, @ c8 64. �e6+, @ d8 65. @ xb5, c 1 � 66. �xc4, � b2+ es patente que las

49 , ll e8 Esta extraña jugada, que parece po­ ner patas arriba los principios de los fina­ les de torre («la torre tiene que estar en una columna abierta para penetrar en campo enemigo») no es, en realidad, tan mala. En la presente situación, las ne­ gras lo que más temen es una posible ruptura (d5 o a6) y hacen todo lo que pueden para impedirla. Dicho de otra manera: la jugada se corresponde bas­ tante bien con la teoría de N imzowitsch de la profilaxis. Las negras ten ían otras tres juga­ das de torre a su disposición : a g 1 , g3 o .

. . .

19

DEL NIVEL

M Á S A LT O

blancas no pueden ganar. Así pues, la j ugada 49 . . . . , U g3+ ¡ no es tan mala como parece! 2) En caso de 55. @d6, a5 56. c7, b4, los peones negros se convierten en una fuerza amenazadora. Las blancas no tienen más que tablas. 3) 55. . . . , a5 56. U b2, U c1 57. U xb5, U d 1 + 58. @c5, U c1 + 59. @ b6, r:J;;; e7 60. U d5, a4 6 1 . U d?+, @ e8 62. U a?, y la posición negra está perdida. 55 . . . . , h5 56. U a2, h4 57. U xa6, h3 58. U a7+, @ g8 59. U a2 , @f7 60. U e2, U c1 61 . @d6, y las blancas ga­ nan. 4) 56 . . . . , a5 57. U e7+, @f8 58. U a?, etcétera. b) 50 . . . . , U d3

80

51 . a6! 1 , bxa6 52. @a5, U xd4 53. @xa6, b4 54. @ b6, b3 55. @ xc6, U c42 56. @d6, U d4+3 57. @c7, U c4 58. c6, U c2 59. U e3, b2 60. U b3, @ e? 61 . h4, h5 62. U b7!4, @e8 63. @d6, U d2+ 64. r:J;;; e6, @d8 65. r:J;;; xf6, U c2 66. @ g7, U xc6 67. U xb2, U c4 68. f6, U g4+ 69. @f7, U xh4 70.

75

U d2+, @ c7 71 . r:J;;; g6, y las blancas ga­ nan . 1 ) 5 1 . U e4? ! , U d 1 52. @ c3, 1:, a1 , y las blancas no pueden ganar. O 52. a6, bxa6 53. @ a5, U a1 + 54. @ b6, b4, y los peones pasados negros contrapesan los peones centrales blancos. 2) 55 . . . . , U b4 56. U b2 , h5 57. @ c7, h4 58. c6, @ e? 59. @ c8, @d6 60. c7, U c4 (después de 60 . . . . , @e7 6 1 . U e2+, @f7 62. \td7, U d4+ 63. @c6, U c4+ 64. @ d6 , a las negras se les agotan las jugadas razonables; si 60 . . . . , @c6, además de 6 1 . �d8, U d4+ 62. @ e?, r:J;;; xc7 63. U xb3, también sir­ ve 6 1 . U d2 ! ? : 6 1 . . . . , ld b7 62. U d?, con la irresistible amenaza 63. @d8!} 6 1 . U d2+, @ c6 62. @d8, @ b7 63. U d?, y ganan ; o 6 1 . . . . , @ e? 62. U e2+, @f7 63. U b2, U b4 64. @d7, y las negras están inermes. Como vemos, el peón blanco, apoyado por el rey, re­ sulta mucho más fuerte que el peón pa­ sado del adversario, apoyado por la torre. 3) 56 . . . . , U c2 57. U e7+, @f8 58. U b7. 4) Las negras se encuentran en Zug­ zwang. Deben dejar que el rey blanco vaya al centro. 8) 49 . . . . , U g 1 50. U e6, U c1 +1 51 . @ b2 , U d 1 2 52. U d6, @ e7 53. a6, bxa6 54. 'i!;> c2, U f1 55. U xc6, U xf53 56. U xa6, U f3 57. U b64, . . .

76

PRÁCTICA

81

57 . . . . , U xh3 58. U xb55, U g36 59. d5, U g5 60. d6+, @ e67 6 1 . @ c3, h58 62. @ b4, u g8 63. u b?, h4 64. @ b5, @d59 65. @ b6, u h8 66. d7, h3 67. U a?, h2 68. U a1 , y ganan . 1 ) 50 . . . . , U a1 ? 5 1 . d5, cxd5 52. U b6 conduce, como ya sabemos, a una situación desfavorable para las negras. 2) Contra 51 . . . . , U c4? , 52. d5 es de nuevo muy fuerte. 3) Después de 55 . . . . , a5 56. U e6+, @f7 57. c6, U f2+ 58. c;t> d3, U f3+ 59. @e4, U c3 60. d5 o 60. @d5, la posi­ ción negra es desesperada. 4) Naturalmente, no 57. d5?, b4, se­ guida de . . . , U c3, con tablas. 5) Pese al equilibrio de material y a que el rey blanco tiene cortado el paso hacia sus peones transitoriamente, la posición negra es insostenible. 6) A 58. . . . , h5 o 58 . . . . , f5 sigue 59. d5, y los peones blancos no pue­ den frenarse. N i siquiera la enérgica i ntervención del rey en el centro salva la situación: 58 . . . . , @ e6 59. ll b6+, �d5 60. ll d6+, @ c4 6 1 . @ d2 ! , h5 62. c6, ll d3+ 63. @ e2 , U c3 64. .b. d?, @ b5 65. d 5 , @ b6 66. @ d 2 , U c5 6 7 . @d3, h4 68. @d4, U c 1 6 9 .

DE

LOS

FINALES

DE TORRE

ll b7+, @ a6 70. U h? , y l a s blancas ganan . 7) 60 . . . . , @d8 61 . ll b8+, @ d? 62. ll b7+, @d8 63. ll e?, h5 64. @ c3, h4 65. @c4, seguido de c6, en favor de las blancas; o 63 . . . . , U g3 64. c6, U g5 65. @c3, ll d5 66. U d?+, @es 67. @c4, ll d 1 68. @c5, U c1 + 69. @ d5, ll d 1 + 70. @e6, U c 1 (70 . . . . , U e 1 + 71 . @ xf6, I't f1 + 72. @e?, U e 1 + 73. �f8) 71 . U g7, .S xc6 72. U g8+, \t> b7 73. @ e?. 8) 6 1 . . . . , \t>d5 62. U bB, U g7 63. \t> b4, U g1 64. U c8, etcétera. 9) 64 . . . . , U h8 65. \t>c6 o 64 . . . . , h3 65. U h?. C) 49 . . . . , U g5! (véase el diagrama 82}

82

Esta jugada es objetivamente la más fuerte en la posición. Las blancas ten­ drían aqu í ante sí dos intentos de ganar. Es importante que las negras, contra una jugada cautelosa como 50. U f2, habrían tenido, además de algunas posi­ bilidades agudas, la tranquila respuesta 50 . . . . , @ e?, con la que previenen todo acontecimiento inesperado en el flanco

DEL NIVEL

M Á S A LT O

de dama. Por eso sucede en el primero: 50. \t> b4, ñ xf5 5 1 . a6, bxa6 52. @ a5, .ld d5 53. @xa6, .ld xd4 54. \t> b6, ñ d3 55. h4, ñ d4 56. h5, ñ h4 57. @xc6, ñ xh5 58. '\t> b6 (58. ñ c2, b4) , ñ h 1 59. c6, ñ c1 60. c7, h5 6 1 . \t> b7, @ g6 o 61 . ñ g2, f5, y las negras logran las tablas sin dificultades. El segundo: 50. ñ e6, ñ xf5 51 . a6, bxa6 52. ñ xc6, a5 53. \t> d31 , a4!2 54. @ e43, ñ f1 55. ñ a6, f5+!4 56. @e5, f4 57. ñ a7+, @ g6 58 . .ld a55, b46 59. ñ xa4, b3 60. ñ b4, ñ b1 6 1 . @ xf4, b2 62. @ e5, ñ e 1 + 63. \t>d6, b1 � 64. ñ xb1 , ñ xb1 65. c6, y los peones pasados sal­ van a las blancas. 1 ) 53. ñ a6 es objetivamente más fuerte, pero después de 53 . . . . , ñ f3+ 54. \t> d2, b4! (55. ñ xa5, @e6!) es bien cierto que las blancas no ganan , porque el rey blanco tiene cortado el paso hacia sus peones pasados. 2) Después de esta jugada queda claro que la posición negra da por lo me­ nos igualdad de oportunidades. No era tan fuerte 53 . . . . , ñ f3+ 54. @ e4, ñ xh3 55. ñ c7+, @ g6 56. d5, .ld h4+ (56 . . . . , f5+!?) 57. @f3, a4 58. d6, a3 59. d7, .ld d4 60. c6, a2 61 . ñ a7, ñ a4 62. ñ xa4, bxa4 63. d8� , a1 iV 64. c7, y ganan. Las negras no tienen jaque per­ petuo: el rey blanco se esconde en f8. 3) Es más cauta 54. ñ b6, con la po­ sible continuación 54. . . . , ñ f3+ 55. @ e4, ñ b3 56. \t>d5, a3 57. c6, b4 58. c7, .ld c3 59. ñ c6, ñ xc6 60. @xc6, a2 61 . ca� . a1 � 62. '\ib7+, @ g6 63. �xb4, �a8+, con un final de tablas. 4) Al iniciar la marcha del peón «f» , las negras desvían al rey blanco del cen-

77

tro. Entonces cambian este peón por el peón «d» ventajosamente . Asimismo aparecen otras amenazas . . . 5) Esta j ugada es ya la única posibi­ lidad que tienen las blancas de eludir la derrota. 6) Si 58 . . . . , @ g5, las blancas se sal­ van con 59. c6! . E n consecuencia, l a jugada 49 . . . . , ñ g5 conduciría a las tablas después de que ambos bandos hubieran vivido algu­ nas aventu ras. Es comprensible que Kárpov, estando el encuentro 5 a 4 a su favor, no deseara ni carreras ni aventu­ ras. Su respuesta, que, por cierto, yo no había previsto, apenas es más débil que la jugada . . . , l: g5 (véase la página 74) . 50 . .l:, d2, . . . 50. ñ a2 conduce a un final d e ta­ blas después de 50 . . . . , ñ e3+ 51 . \t> b4, ñ xh3 52. a6, bxa6 53. ñ xa6, .ld d3. Si 5 1 . . . . , .ld d3! ? 52. a6, 1:. xd4+ 53. @ a5, bxa6 54. @ b6, b4 55. @xc6, b3 56. ñ b2, ñ b4, las blancas estarían ante otros problemas de difícil solución . Dicho de otra manera: la defensa no es especialmente difícil para las negras. 50 . . . . , ñ e4! Si 50 . . . . , ñ e 1 , 5 1 . d5! sería desagradable en extremo. 51 . \t> b4, . . . Las blancas s e mantienen fieles al plan iniciado con 49. @c3. Las próximas jugadas son más o menos forzadas. 51 . . . . , @ea 52. as, bxas 53. @as, \t> d7 54. \t> b6, . . . Por desgracia, 54. @ xa6 n o sirve. Luego de 54 . . . . , @ c7, las blancas no podrían ejecutar la ruptu ra d5. 54 . . . . , b4 55. d5, cxd5 56. ñ xd5+,

78

PRÁCTICA DE

También esta jugada es forzada. En caso de 56. c6+, @d6 5l. n c2 , b3 58. el, n e8, las blancas no están en condi­ ciones de coronar el peón a causa de . . . , 1:::, xc8, seguida de . . . , b2. El fuerte peón «b» distrae a las piezas blancas mien­ tras el rey negro, que por fin ha salido de la cárcel , permite a las negras jugar a ganar. 56 . . . . , @ es 56 . . . . , @ el también es buena: 51. ll d3, U c4 58. c6, a5 59. el, a4 60. ll d4, ll c2 61 . U xb4, a3 62. U a4, n b2+, con posición de tablas. 57. ll d3, . . .

83

57 . . . . , a5? En esta posición, en la que cada tiempo es precioso, Kárpov incurre en un grave desacierto. Después de esto, la balanza se inclina definitivamente del la­ do de las blancas. Era correcta 5l . . . . , U c4 , q u e p ro­ mueve la cooperación entre la torre y el peón « b » . Luego de 58. c6, U c3 59. U d7? , b3 60. U gl, � d8 6 1 . cl+ , U xcl, ganan las negras. Las blancas deben j ugar como sigue: 59. n d6, b3

LOS FINALES

DE TORRE

60. u xf6 , @d8 6 1 . n d6+, @ el 62. 1:i. e6+, @d8, con tablas. Las neg ras también pueden i ntentar j ugar a ganar con 62 . . . . , @fl. En este caso, las blancas, si quieren hacer tablas, de­ ben encontrar algu nas j ugadas exac­ tas: 63. 1:!. e 1 , 1:!. xh3 64. cl, U c3 65. U e3! (pero no 65. @ bl, a5 66. ca � . 1:!. xc8 6l. @ xc8, a4 68. J:i. b 1 , h 5 69. @ bl , h4 lO. @ b6 , h3 1 1 . @ a5 , a3 72. n xb3, a2 13. n a3, h2, y las ne­ g ras ganan) 65. . .. ' b2 66. n xc3 , b 1 w+ 6l. @al, con tablas. o 63 . . . . , @f6 64. el, a5 65. 1:!. e3 ! , U xcl 66. @ xcl, a4 6l. 1:!. e6+, @ xf5 68. U b6 . O, finalmente , 63 . . . . , a5 6 4 . @ xa5, u xc6 65. @ b4 , n b6+ 66. @c3, b2 6l. U b 1 o 66 . . . . , @f6 6l. 1:!. e6+, y las blancas l legan justo a tiempo de asegu rar las tablas. 58. n g3, b3 59. @ c6! , . . . Esta jugada intermedia la había pa­ sado por alto Kárpov. 59 . . . . , @ b8 Esta jugada tampoco es la mejor. 59 . . . . , @ d8 era más tesonera. En este ca­ so, las blancas todavía tendrían que de­ mostrar su pericia técnica. En este libro hay posiciones parecidas; las blancas combinan la amenaza de jugar el peón «C» con la de ganar el peón «f» y procu­ rarse así un segundo peón pasado. Para que se vea lo difícil que habría sido la ta­ rea del primer j ugador, mostraré un par de variantes. 60. U xb3, U b4 (60 . . . . , a4 6 1 . 1d b8+, cJi;el 62. n bl+, cJi;d8 63. �d6!) 6 1 . n d3+, \ii e8 (61 . . . . , � el 62. J:i. dl+, @ e8 63. U al, a4 64. � d6) 62. � d6, a4 63. c6, n c4 64. el, n c1 65. h4, h5 66. n d4, a3 6l. n a4, n d 1 +

DEL NIVEL

M Á S A LT O

68. @ e6, U e 1 + 69. @xf6, U c1 70. U a8+, �d7 71 . U xa3, y las blancas ganan . 60. U xb3+, @a7 Contra 60 . . . . , U b4, puede jugarse 61 . U xb4+, axb4 62 . @d7. Resulta un final de damas en el que las blancas ga­ nan el peón de f6 y vencen con facilidad. 61 . U b7+, @a6 o 61 . . . . , @as 62. U b5, a4 63. @c7, U e7+ 64. @c8, U e8+ 65. r,ifd7, U e4 (65 . . . . , U e5 66. U a5+, @ b8 67. c6) 66. c6, @a7 67. U d5, y ganan . 62. U b6+, @a7 63. @ b5, . . . La posición negra está inerme. Toda­ vía siguió: 63. . .. , a4 64. U xf6, U f4 65. U xh6, a3 66. U a6+, @ b8 67. U xa3, U xf5 68. U g3, U f6 69. U g8+, @c7 70. U g7+, \ti c8 71 . U h7, . . . Las negras abandonaron.

84

Korchnói-Csom Titogrado, 1 984 En la posición del diagrama 84, es obvio que las blancas tienen peones centrales móviles y superiores. El peón

79

de b7 está sometido a presión y consti­ tuye una debilidad duradera en el campo negro. Tampoco está todo en orden en el flanco de rey del segundo jugador. Tie­ ne, al menos temporalmente, peones re­ zagados en f6 y h6. Las blancas tienen la intención de adelantar los peones cen­ trales: jugar e4 y crear entonces un peón pasado en la columna «e» o en la « d » . E s importante el detalle de q u e las ne­ gras nunca pueden cambiar las torres: tendrían perdido el final de peones. Por eso, esta posición debe valorarse como perdida para las negras. 65 . . . . , h5 Un momento importante. Con 65 . . . . , f5, las negras facilitarían el avance de los peones centrales blancos. A cambio, habrían tenido más posibilidades de ini­ ciar contrajuego en el flanco de rey. Exa­ minaremos pormenorizadamente esta variante después de analizar el curso de la partida. 66. g xh5+, @ xh5 67. g4+, @96 68. @ e4, . . . Por regla general, l a torre debería ocupar la columna abierta, pero en este caso particular debe impedirse antes la jugada liberadora . . . , f5. Las blancas, en efecto, tienen dificultades para decidir la partida después de 68. U h 1 , f5 69. gxf5+, @ xf5 70. u h71 , g4+ 71 . �f22, U b8 a pesar de la fuerza de su posición, imponente en apariencia: 72. U e73, U hs 73. U e5+4, @f6 74. @ g3, l': h 1 75. @xg45, U a1 , y las negras recupe­ ran el peón y tienen buenas perspectivas de salvar la partida. 1 ) 70. e4+, \ti g6 71 . @ e3, U g8 ! , con buenas perspectivas de hacer ta­ blas.

80

PRÁCTICA

2) 71 . @e2, .l:b, g8! 72. ll xb7, g3 73. @f1 ' @ e4, tablas; 73. n f7+, '\ti e6 72. u f1 . g2 75. n g 1 . '\tid5 16. '\tif3, n f8+ 77. @xg2, @ e4 78. n f1 ' n b8 79. n f3, n b2+ 80. @ g3, ll a2 , y las ne­ gras ya no corren peligro. 72. n f7+, @ e6 73. ll xb7, g3 74. @f1 , g2+ 75. @ g 1 , ll g3 76. ll c7 (76. e4, ll d3 77. ll e?, ll xd4 78. ll xc6+, @ e5 79. ll c8 , @ xe4 80. c6, @f3! o 77. ll b4, ll d2, y las blancas ya no pueden mejorar su posición) 76 . . . . , @d5 77. ll d7+, @ e4 78. ll e?+, @d5 79. ll e5+, '\ti c4 80. ll e6 , @ b5 81 . e4, ll g4, y las negras aguantan la posición . 3) 72. ll f7+, @ g5! (72 . . . . , @ e4 73. @e2!) 73. e4, ll h8!, con contrajuego, o 73. @e2, @ h4. Si 72. ll g7, 72 . . . . , ll h8, como en la variante principal . 4) 73. ll xb7, ll h2+ 74. @ g 1 , ll c2 75. ll e?, @ e4 76. ll xc6, @f3 77. ll f6+, @xe3, tablas. O 73. @ e2 ! ? , ll h2+ 74. @ d 3 , ll b 2 7 5 . e4+, @f4 76. l:r f7 +, @g5! y, aunque las blancas si­ guen teniendo ventaja, lo normal es que la partida acabe en tablas. 5) 75. ll e8, @ g 5 ! , con suficiente contrajuego. 68 . . . . , ll h8 69. @ d3, ll h7 70. ll f2, ll h4 71 . ll b2, ll h7 Es obvio que ganan las blancas si aqu í sucede 7 1 . . . . , ll xg4; por ejem­ plo: 72. ll xb7, ll g 1 73. ll b6 , g4 74. ll xc6 , g3 75. @e2, @ g 5 76. ll c8 o 72 . . . . , ll g2 73. ll b6 , g4 74. ll xc6, g3 75. ll c8, @ g7 76. ll b8 o 76. c6. En el último caso, resultaría u n final de damas ganado para las blancas des­ pués de 76. c6, ll c2 77. @ xc2, g2 78. ll g8+.

DE

LOS

FINALES

DE TORRE

72. e4, ll d7 A partir de este instante, las negras abandonan toda esperanza de obtener contraj uego y se dedican ú n icamente a defe nderse. Como m uestra el anál i­ sis que sigue, tampoco puede salvarse la partida con 72 . . . . , ll h3+: 73. @ c4, ll g31 74. ll xb7, ll xg4 75. ll b6 , ll xe4 7 6 . ll xc6, g4 7 7 . ll xa6, g32 78. ll b6, @ h53 79. ll b 1 , f54 80. c6, ll e8 8 1 . d5, f4 82. d6, f3 83. d7, y ga­ nan. 1 ) 73 . . . . , ll e3 74. ll xb7, ll xe4 75. ll b6, ll xg4 76. ll xc6, ll g 1 77. ll xa6, g4 78. @ d5, ll c1 (contra juga­ das de torre a e1 o a1 y jugadas de rey, las blancas ganan con 79. c6, y en caso de 78 . . . . , g3, juegan 79. ll b6, ll f1 80. ll b2, ll f2 81 . ll b1 , y los peones pasa­ dos garantizan la victoria) 79. ll b6, @f7 80. c6, g3 8 1 . ll b2, f5 82. a6, f4 83. a7. 2) 77 . . . . , ll e 1 78. ll b6, ll a1 79. c6! , @f7 (o @f5) 80. @d5! , y las blan­ cas coronan primero. 3) Contra 78 . . . . , ll e1 y 78 . . . . , ll e2 es fuerte 79. ll b3! , etcétera. 4) O 79 . . . . , ll e2 80. c6, f5 81 . a6, f4 82. a7. 73. ll h2, . . . Esta jugada y las siguientes del pri­ mer jugador no son forzadas. I ntenta dejar en Zugzwang a las negras, pero no lo consigue. Era más fuerte ensegui­ da 73. ll f2 . 73. . . . , ll d8 74. ll h1 , . . . E n apariencia, las negras están aho­ ra en Zugzwang. Contra 74 . . . . , ll d7 es desagradable 75. ll h8. Las negras en­ cuentran, sin embargo, otra defensa contra la amenaza d5.

DEL

NIVEL

M Á S A LT O

74 . . . . , U c8! 7S. U f1 !, . . . Por fin descubren las blancas e l plan correcto. Se lleva la torre a f5, desde donde apoyará la ruptura --dS o es-. 7S . . . . , U d8 Las negras pod ían tender una pe­ queña celada jugando 7S . . . . , U c7: a 76. eS?, fxeS 77. dxeS se contestaría 77 . . . . , U f7 ! . El final de peones resul­ tante, excepcionalmente, ¡ no lo tienen ganado aq u í las blancas ! 76. U fS, U h8 Contra 76 . . . . , U d7 gana 77. dS; por ejemplo: 77 . . . ., cxd5 78. exdS, U h7 79. c6, bxc6 80. dxc6, U c7 8 1 . U es, @f7 82. @ e4, @ e6 83. U c1 , y la posición negra es desesperada porque el final de peones está perdido. O 79 . . . . , U c7 80. @c4, bxc6 81 . d6, y las negras están inermes . . . n. es, fxeS 78. dxes, U d8+ Si 78 . . . . , U h 1 , las blancas ganan con la maniobra 79. U f6+, seguida de @ e4-fS. En caso de 78 . . . . , U h4, se ga­ na mediante 79. e6, U xg4 80. e7 o 79. . . . , U h 1 80. U es, U d 1 + 8 1 . @ c3, .i: d8 82. e7, U e8 83. \td3! , @f7 84. @d4, @f6 8S. @ e4, @g6 86. bí. e6+, @f7 87. \tfS. 79. @e4, U ds Lo mejor. Después de 79 . . . . , U d 1 80. U f6+, seguida de @fS, la consecu­ ción de la victoria es más fácil. 80. U f6+, . . . S i es necesario, también puede ga­ narse de otra manera: 80. e6, U d1 8 1 . U f7, U e 1 + 82. @ d4, U xe6 83 . .t!. xb 7, : f6 84. U b6, etcétera. 80 . . . . , @g7 81 . U d6, :!, xcS 82. @fS, U xaS 83. U d7+, @ h6 Luego de 83 . . . . , @ g8 84. @ g6,

81

U dS 8S. e6, @f8 86. @f6, l a partida ha terminado. 84. U xb7, U a4? Esta jugada pierde en el acto. Era correcta 84 . . . . , .l: a1 , con las continua­ ciones: 84 . . . . , U a1 8S. e6, U f1 + 86. @e5, U e 1 + 87. @d6, U d 1 +1 88. @e72, : g 1 3 89. @f7, U xg44 90. e7, U f4+5 9 1 . @ e6 , U e4+6 92. @fS, .l:1 e1 93. U c7, .l:t f1 +7 94. @ e6, .l:t e 1 + 9S. @f7, U f1 + 96. @ g8, : e1 97. U xc6+, @ hS 98. @f7, .l:t xe7+ 99. @xe7, y las blan­ cas ganan. 1 ) 87 . . . . , @ g6 88. :, b8, :. d 1 + 89. @ e7, y ganan . 2) También 88. @ xc6 gana después de 88 . . . . , @ g6 89. U f7! , etcétera. 3) 88 . . . . , U d4 89. @f6 ! , :!. xg4 90. e7, .a. f4+ 91 . @ es, .l:1 f1 92 . .l:1 b4. 4) 89 . . . . , U f1 + 90. @ g8, .i:t e 1 91 . e7, @ g6 92 . .l: c7, y ganan . S) 90 . . . . , U e4 9 1 . l!( c7. 6) 91 . . . . , g4 92. @ e5, : f1 93. U b4. 7) 93 . . . . , @ hS 94. e8'®'+, :r xe8 95. ti, h7 mate. 8S. e6, U 14+ 86. @es, @ g6 A 86 . . . . , U xg4 87. e7, 1'.:l, g 1 sigue 88. U b4, ya bien conocida. 87. U b8, . . . Las negras abandonaron. Vamos a volver ahora a la posición que podría originarse luego de 6S . . . . , fS 66. gxfS+, @ xfS 67. g4+, @ g6.

82

PRÁCTICA

85

Las blancas ganan de la manera si­ guiente: 68. U h 1 , U e81 69. U b 1 2, U e73 70. e4, .l.i d74 7 1 . U d 1 5, U c76 72. d5! , cxd5 73. exd5, U xc5 74. d6, U c8 75. @e4, @f77 76. @e5, U e8+8 77. @ d5, U h8 78. U e 1 , h5 79. d7, hxg4 80. @d6, y ganan . 1 ) 68 . . . . , U f8+ 69. @ e4, U f7 70. @e5, U e7+ 71 . @ d6, U xe3 72. U b1 , U e4 73. U xb7, U xd4+ (73 . . . . , U xg4 74. d5, cxd5 75 . c6) 74. @ xc6, U xg4 75. U b6! , etcétera. En vez de 70. @ e5, era posible, no obstante, 70. @ d3. Las negras pod ían jugar 69 . . . . , U e8+, con la continuación 70. @d3, U f8 71 . U b 1 , U f7 72. e4, h5 73. gxh5+, @xh5 74. d5, cxd5 75. exd5, g4 76. @ e4, g3 75. @e5, @g4 78. @ e6, g f2 79. d6, ga­ nando fácilmente. O 74 . . . . , g4 75. d6, g3 76. e5, @ g4 77. U g 1 ! (77. e6? sería un grave error. Después de 77. . . . , .cl, f3+, el rey blanco solamente puede esconderse de los jaques en a1 , pero entonces . . . , g2 conduce a las tablas.) 77 . . . . , @f5 (77 . . . . , U f3+ 78. @c2, U f2+ 79. @c1 , y los peones blancos no pueden sujetarse) 78. U f1 + , @ g6 79. .:::t xf7, g2 80. U f8, @ g7 8 1 . d7, g 1 �

DE

LOS

FINALES

DE TORRE

82. d8� , y las negras no tienen jaque continuo. Por último, hay que mencionar (des­ pués de 68 . . . . , U f8+ 69. @e4, U e8+ 70. @d3, U f8 71 . U b 1 , U f7 72. e4) 72 . . . . , U d7, que se despacha como si­ gue: 73. e5, U f7 74. e6, U e7 75. d5, cxd5 76. @d4, U xe6 77. U b6 , U f6 78. @ e5, U c6 79. @xd5, h5 80. U xb7, U f6 81 . gxh5+, @xh5 82. c6. 2) Si las blancas juegan enseguida 69. e4, es posible 69 . . . . , U f8+ 70. @ e3, U f4, con peligroso contrajuego; por ejemplo: 71 . U b 1 , U xg4 72. U xb7, U g3+ 73. e2, g4 74. U b6, @ g5 75. U xc6, @f4. 3) 69 . . . . , h5 70. gxh5+, @xh5 71 . U xb7, g4+ 72. @f4, U f8+ 73. @ e5, g3 74. U g7. La colaboración del rey ga­ rantiza la victoria a las blancas. 4) Contra 70 . . . . , U c7 es fuerte 71 . U d 1 , con la intención de jugar d5 tanto después de 71 . . . . , h5 72. gxh5+, @ xh5 como de 71 . . . . , U f7+ 72. @ e3, U f4. En caso de 70 . . . . , h5 71 . gxh5+, @xh5 72. d5, resultan variantes parecidas a las de la nota 1 . 5) Lo mejor. Menos convincentes son las jugadas 71 . @e3 y 71 . d5. 6) 71 . . . . , @f6 72. � e3, @ e6 73. U b 1 , U h7 74. U b6, U f7 75. d5+, @ e5 76. d6, U f4 77. U b4 o 76 . . . . , h5 77. gxh5, g4 78. U b 1 , con victoria de las blancas. 7) o 75 . . . . , @f6 76. @d5, U d8 77 . U f1 +, @ g6 78. U b 1 . 8) 76 . . . . , U c5+ 77. U d5, U xd5+ 78. @xd5, @f6 79. @d4! , @e6 80. @c5, h5 8 1 . gxh5, g4 82. @d4, y ga­ nan; o 76 . . . . , U g8 77. U b 1 , U b8 78. @f5, @f8 79. @ e6, U e8+ 80. \tid7,

DEL

N1VEL

M Á S A LT O

.ld e4 81 . .ld xb7 o bien 81 . .ld f1 +, con el mismo resultado.

86

Kárpov-Korchnói Viena, 1 986 Esta posición se produjo después de la jugada 41 de las blancas; es un com­ plicado final con muchas posibilidades para ambos bandos. Seremos indulgen­ tes con ambos jugadores, que en esta fa­ se incurrieron en algunos errores, sobre todo porque el control de tiempo era de dos horas y media para 50 jugadas y a ambos grandes maestros les quedaban pocos minutos de tiempo en el reloj . . . Valoremos la posición: las blancas tienen un peón más, la torre apostada de manera eficaz y el rey bastante activo. El rey negro, en cambio, está bastante pasi­ vo. Las negras esperan salvarse debido al reducido material que queda en el ta­ blero. Además, las blancas todavía no disponen de peones pasados peligrosos, y su rey está aún muy alejado del flanco de rey. Las negras intentan por eso elimi­ nar los peones enemigos del flanco de rey, cambiarlos por ambos peones de las

83

col u mnas « e » y «f» . Si lo lograran , las tablas serían realmente inevitables. Con todo, la posición negra, por deci rlo con suavidad, está preñada de desdichas . . . 41 . , es Una jugada forzada. En caso de 41 . . . . , .ld g8? 42. .ld xf4, .l: xg2 43. h4, e5 (de lo contrario, el rey blanco penetraría en campo enemigo a través de d4-e5d6) 44 . .ld f7 +, c;tid8 45. h5, .ld g3+ 46. c;ti d2, .ld h3 47 . .ld h7, c;ti es 48. h6, d4, e3 49.

DEL

NIVEL

M Á S A LT O

ll xf4, U xh5 50. U e4, ll d5+ 51 . @c4, ll d 1 52. U xe3, U c1 + 53. @d4, ll d 1 + 54. ll d3, U e1 55. U f3, U d 1 + 56. @ e4, U e1 + 57. U e3, U c1 , etcétera. Para valorar correctamente el final « blancas: @, U , 8 b6, c5 contra ne­ gras: @, U , 8 c6» , debe saberse que las blancas ganan fácilmente si pueden llevar la torre a c7 y forzar al adversario a permanecer con la suya en la sexta fi­ la. Luego, no tienen más que ir con el rey a a6. Aqu í tenemos una aguda va­ riante: 44. b6, U xg2 45. h4, U g6 46. 'li;> b4 ! ? , U e6! La ún ica jugada. Las blancas amenazaban pasearse con el rey hasta a6, jugar b7 e ir entonces a la columna "ª" con la torre y dar mate al rey. 47. h5, . . . Contra 47. @ a5, sucede­ ría 47 . . . . , e4 48. 'li;> a6, U e8 49. b7??, e3, y a las blancas les falta un tiempo para dar mate. 47 . . . . , e4 48. U xf4, e3 49. U f1 , e2 50. U e1 , U e4+ 5 1 . @ c3, U e5 52. @ d4, U xh5 53. U xe2, U h7! Y la partida debe terminar en tablas (véase el diagrama 88) .

88

Volvemos ahora a la variante princi­ pal .

85

44. @ b4, Sería peor 44. h4. Las negras obten­ drían muy pronto la igualdad de oportu­ nidades jugando 44 . . . . , U h8 45. @b4, U xh4; por ejemplo: 46. c6 (contra 46. @ xb5 o 46. @ a5, 46 . . . . , U h6! hace ta­ blas) 46 . . . . , f3+ 47. @c5, fxg2 48. U g7, b4 49. @ b6, ll h8 50. U xg2, b3. 44 . . . . , ll d2! La única jugada. A c6, las negras de­ ben poder responder . . . , U c2 para im­ pedir que las blancas intervengan con el rey a través de c5. 45. g 4?, . . . Esto debería conducir rápidamente a las tablas. 45. c6, como ya se ha di­ cho, no bastaría por 45 . . . . , U c2 ! 46. @ xb5, U xg2 47. h4, e4 48. U xf4 (des­ pués de 48. h5, las neg ras expulsan al rey de las colu mnas « b » y «C» con ayu­ da de jaques y atacan entonces el peón « h » ) 48 . . . . , e3 49. U e4, ll b2+ 50. @c5, U c2+ 5 1 . @ d4, U xc6 52. @ xe3, @d7 53. @f4, U e6. O 51 . @d5, U h2 52. @d6, U d2+ 53. @e6, U h2 54. 'li;>f5, �c7 55. @g5, @xc6 56. U xe3, @d7 57. h5, U g3+ 58. @ h6, U g 1 , tablas. Tampoco era buena 45. @ a5? ! por 45 . . . . , b4 46. @ b6?, b3, con mejores perspectivas para las negras. Eran co­ rrectas a) 45. h4 o b) 45. @xb5. a) A 45. h4, las negras no deberían responder 45 . . . . , U xg2, pues enton­ ces se encontrarían, después de 46. h5, en una posición que se parece a las de la partida en las que solamente un milagro pod ría salvarlas ( i Y de hecho, las salvó ! ) . Las negras tienen otro cami­ no, bastante i nfrecuente, para llegar a las tablas: . . .

86

PRÁCTICA

45 . . . . , U b2+! 46. @ a5, b4 4 7. @ b6, b3 48. c61 , U d2 49. U a72, U a2!3 50. U c7+4, @ d8 5 1 . U d7+5, @c8 52 . U d 1 6, U xg2 53. h57, b2 54. h68, U g3 55. h7, U b3+ 56. @c5, U h3. 1 ) 48. S f8+, @d7 49. c6+, @ e?, prematuro, conduce incluso a dificu lta­ des para el primer jugador, porque a 50. c7 sigue la sencilla 50 . . . . , U c2, y las blancas no pueden poner una dama en el tablero sin permitir la coronación del peón «b» negro. 2) Lo mejor; de lo contrario, las blan­ cas ni siquiera tienen la sombra de una ventaja. 3) Única. En caso de 49 . . . . , @ d8 50. c7+, @d7 51 . @ b7, U c2 52. @ b8, las negras habrían perdido la torre. 4) 50. U e7, U d2 5 1 . U e8+, l:_ d8 52. }d xe5, b2 53. U e 1 , U d3! 54. U b1 , U b3+ 55. @c5, @ c7 56. @ d5, U b5+ 57. @ e4, @ xc6 58. @ xf4, @ d6 , con posición igualada, o 56. h5, f3! 57. @ c4, :!, b6 58. gxf3, U xc6+ 59. @ d4, U b6 60. h6, U xh6 6 1 . U xb2, @ d7, con ta­ blas. 5) 51 . U h?, U c2 ! . 6) 5 2 . U d 3 , b 2 5 3 . U b 3 , e 4 5 4 . h5, l'!. a8! 55. c7, U a1 56. U xb2, e3 57. @c6 (57. h6, U h 1 ) , U c1 + 58. \t d6, U d 1 + 59. @e5, U d2, y la igualdad de oportunidades es absoluta. 7) 53. U a1 , U a2 54. U g 1 , U d2 55. h5, b2 56. h6, f3 57. h7, u d8 58. U h 1 , U h8 59. U g 1 , U d8, y las blan­ cas no pueden reforzar su posición. 8) 54. u b1 ' f3 55. h6, f2. b) 45. @ xb5 exige asimismo una cuidadosa defensa por parte de las ne­ gras. No obstante, disponen, también en

DE

LOS

FINALES

DE TORRE

esta variante, de recursos suficientes pa­ ra salvar la partida. 45 . . . . , U xg2 46. h4, U h2 47. @ b61 , @d8 48. c62, @ e8 49. U f53, @ e? 50. h54, U b2+ 5 1 . @c5, @ e6 52. U f8, U c2+ 53. @ b6, @ e? 54. U a8, f3 55. h6, f25 56. h7, f1 'ii 57. h8� . U xc6+ 58. @ xc6, 'iVc4+, con jaque perpetuo. 1 ) Después de 47. h5, U xh5 48. \t b6, U h1 49. U f8+, \t>d7 50. c6+, @ e6 5 1 . c7, U c1 52. c8�+. U xc8 53. U xc8, @d5 54. @ b5, f3, las negras es­ tán a salvo. O 47. @c6, \t b8 48. h5, e4! 49. U xf4, @ a?! . ¡ La posición es idénti­ ca a la variante que se dio en el comen­ tario a la j ugada 43 de las negras! El segundo jugador consigue defenderse abandonando la octava fila con el rey. Hay que mencionar que las blancas tam­ poco pueden ganar con 49. U b7+, @ c8 50. U h7, @ b8 51 . h6, e3. 2) 48. U f5? ! , @d7 49. U xe5, U b2+, seguido de . . . , @c6. O 48. h5, @ e8 49. U f5 , \t> d7 50. c6+, @ e6 5 1 . U f8, U b2+ 52. @ a5 (52. @c5, @ e?), @ d6 53. h6, @xc6 54. h7, U h2 55. h8¡v, U xh8 56. U xh8, @ c5 ! , y las ne­ gras consiguen las tablas gracias a la actividad del rey y los peones pasados. 3) Si la torre abandona la columna «f» , las negras juegan . . . , f3. 4) 50. c7, U b2+ 51 . @ c6, U c2+ 52. @ b7, U b2+ 53. \tc8, \t e6 54. U f8, @e? 55. U d8, f3 56. U d?+, \t e8 57. U d5, f2 58. U xe5+, \tf7 59. U f5+, @ g6, y las negras están fuera de peligro. 5) 55 . . . . , U b2+ también es buena. El rey apenas tiene casilla adecuada pa­ ra retirarse. A 56. @c7 sigue 56 . . . . , U h2.

DEL

NIVEL

M Á S A LT O

45 . . . . , ll xh2? 45 . . . . , fxg3 conduci ría fácilmente a las tablas. Después de 46. hxg3, ll b2+ 41. @a5, b4, las negras hacen tablas de manera análoga a la variante " ª " del co­ mentario precedente; en caso de 41. @c3, ll g2 48. ll gl, e4 49. @d4, b4 50. @xe4, b3 51 . @ d5, b2 52. @c6, @ b8! 53. ll bl+, @ a8 no sería espe­ cialmente difícil lograr las tablas. 46. g S?!, . . . 46. @ a5 n o conduce a l a victoria por 46 . . . . , b4 41. @ xb4, ll g2 48. @ b5, ll xg4 49. @ b6, f3 o 41. @ b6 , b 3 4 8. c6, ll d 2, pasando a l mismo mé­ todo de defensa que se explica en el co­ mentario a la jugada 45 de las blancas (variante " ª " ) . Más sencilla y mejor que la j ugada elegida era, no obstante, 46. @xb5 ! . En el tablero se originaría la po­ sición de la variante « b » con la diferen­ cia esencial de que las blancas no poseerían el peón « h » , sino el « g » . Este peón es más adecuado para cooperar con la torre , apostada en la columna «C» . Además, en algu nas variantes el rey blanco pod ría dirigirse hacia el flan­ co de rey. El peón pasado de la columna «g» posibilitaría que las blancas gana­ ran la partida. No podría salvarse la par­ tida con la defensa que conocemos por la variante « b » ; por ejemplo: 46. @xb5 ! , ll g2 4 1 . @ b6, @ d 8 4 8 . c 6 , @ e8 49. ll f5, @ el 50. g5, @ e6 5 1 . ll f6+, @ el 52. el, ll xg5 53. ll f8, y las blan­ cas ganan , o 50 . . . . , ll b2+ 5 1 . @c5, @ e6 52. ll f6+, @ el 53. cl, ll c2+ 54. @ b6, > , las blancas ya n o tienen tiempo d e tomar el peón " b " , de modo que las negras ob­ tienen posibilidades suplementarias en su lucha por las tablas. 46. . . . , ll g2 En este punto, la defensa 46. ll b2+ 41. @ a5, b4 sería insuficiente: 48. g6, b3 49. \ti b6, ll d2 50. gl o 49 . . . . , ,l: g2 50. c6. 41. �as, ll xgS 48. \ti b6, \ti d8 49. c6, . . . Todo e s forzado. Las negras ya no pueden influir en el cu rso de los aconte­ cimientos. El peón «C» llega inevitable­ mente a la octava fila . . . 49 . . . . , ll g6? E ra m ás tesonera 49 . . . . , \tie8 . En este caso, las blancas pod rían j u gar a ganar como s i g u e : 50. el ! , ll g6+ 5 1 . @ xb5, @ xfl 52. ca � . : f6 53. �bl+, \t>f8 54. 'i!Vf3 , e4 55. �xe4, f3 56. 1�a8+, @ fl 51. �al+, @g6 58. �f2 . En esta posición, que la teo­ ría de finales no trata , las blancas -creo yo- tienen más posibil idades de ganar la partida que las neg ras de sal­ varla . . . 50. @ b7?, . . . Esta jugada, a primera vista natural , deja escapar la victoria. Era correcto 50. ll hl ! , \t> e8 5 1 . \tixb5 ! , ll g 1 52. ll h8+, @ el 53. el, ganando la torre y la partida. so . . . . , @ea 51 . ll fS?!, . . . N o e s l a mejor jugada. i La victoria, no obstante , ya se ha esfu mado! Si se juega 5 1 . el, @ xfl 52. c81gg , !: f6, hay que parar el peón "f" con la dama. Sin embargo, como las blancas deben eli­ minar otros peones, la dama se verá

88

PRÁCTICA

obligada, por último, a permanecer en f1 , lo que -creo yo- es una posición de tablas. Es obvio que 5 1 . U h7 es más fuer­ te que 5 1 . .l::t f5. El rey negro queda re­ tenido en la banda. Después de 51 . . . . , .:, g2 ! 52. c7, ,ld c2 53. c8�+ (53. ll h2, ll c4 54. c8�+. U xc8 55. @xc8, @ e7 56. @ c7, f3 57. @ c6 , e4 58. U h4, @ e6 59. U xe4+, @f5 60. d5, f2 6 1 . .t!, e8, @ g4, con tablas) 53 . . . . , U xc8 54. @ xc8 se origina una posición i nfrecuente, a la que se dedica un diagrama.

89

Juegan las negras. ¡Tablas! 54 . . . . , f3! Es fácil convencerse de que 54 . . . . , e4 es inútil contra 55. U h4 o, más sen­ cillo todavía, 55. @ c7! , e3 56. �d6 o 55 . . . . , f3 56. U h4. No obstante, aqu í 55. @c7 e s inadecuada a causa de 55. . . . , f2.

DE

LOS

FINALES

DE TORRE

55. ll h5, . . . Lo mejor. Después de 55. U h3, @ e7 56. U xf3, @d6, el rey negro coo­ peraría velozmente con los peones. 55 . . . . , @f7 56. ll xe5, b4! La única jugada. Para, por lo menos, poder apoyar uno de los peones, el rey debe cruzar la crítica quinta fila. A fin de alcanzar este objetivo, uno de los peo­ nes debe desviar la torre. 57. @d7 (o 57. U e3, f2 58. U f3+, @ e6, etcétera) 57 . . . . , @f6 58. ll e3 (naturalmente, no 58. @ d6?, f2 59. U e8, @f7, y son las negras las que ga­ nan) 58. . . . , f2 59. U f3+, e5 60. @c6, b3 6 1 . U xf2 , � d4 62. @ b5, @ c3 63. U f3+, @c2 64. @c4, b2 65. U f2+, @c1 66. @c3, b1 él'i + 67. d3, él'ia3 Tablas teóricas. 51 . . . . , @e7 52. c7, . . . 52. U xe5+ n o basta para vencer: 52 . . . . , d6 53. ll xb5, ll g7+ 54. @ b6, U c7 55. U c5, f3 56. U c 1 , ll xc6+ 57. ll xc6+, �d5 o 53. U f5, ll g7+ 54. @ b6, ll g8 55. c7, ll c8 56. U xf4, U xc7. 52 . . . . , U g8 53. U xe5+, @d6 54. ll g5, .. . Las blancas no tienen tiempo de to­ mar en b5 a causa de la respuesta . . . , U g7! . Se ven forzadas entonces, para defender el peón , a dar jaque y permitir al rey cruzar el Rubicón, la quinta fila. 54. . .. , u h8 55. u h5, u g8 56. ca�. U xca 57. @xca, b4 58. @ b7, b3 59. u b5, b2! Los jugadores acordaron las tablas.

6

DE LA PRÁC T IC A M ÁS RE CIE N T E 90

l:i. xa4, se originaría la posición que si­ gue (véase el diagrama 91 ).

91

Adams-Korchnói Biel , 1 993 Esta posición se originó tras una tensa lucha, en la que las blancas dis­ frutaron de g ran ventaja. Consegu í es­ caparme a este final, que cre í poder aguantar. Sin embargo, debido al can­ sancio después de cinco horas de jue­ go, no aproveché oportunidades de hacer tablas. 53. g b2, . . . Una jugada obvia. Todo l o demás se­ ría mera pérdida de tiempo. 53 . . . . , g f5? En principio, una jugada muy mala. Era u rgente eliminar el peón " ª " · Los otros peones blancos, demasiado ade­ lantados, no representan peligro alguno para las negras mientras el rey no los apoye. La mejor jugada era, por tanto, 53. . . . , l:i. f4! . Después de 54. l:i. xb6,

Las blancas tienen a su disposición las posibilidades siguientes: a) J ugadas de torre a lo largo de la sexta fila. b) La jugada de rey a g2. c) f3. a) 55. l:i. f6? ! , l:i. e4 56. f4, a4 57. c;t>f2, a3, y a causa de la amenaza mor­ tífera . . . , l:i. a4, las blancas se ven forza­ das a jugar f5 o l:i. a6 y contentarse con las tablas. 55. l:i. d6? ! , l:i. e4 56. l:i. xd5, @xg6 57. f3, l:i. f4 58. c;t> e2, c;t>f5 59. l:i. xa5, l:i. b4. Las blancas no pueden hacer pro­ gresos. b) 55. c;t>g2, l:i. g4+ ! 1 56. �f32, l:i. e43 57. � g34, l:i. xe5 58. @g45,

90

PRÁCTICA

: e2 59. f4, .l:, g2+ 60. @f5, @ h6 ! , y las blancas no avanzan ni un paso. 1 ) Después de 55. . . . , .l: e4 56. .:. e6, a4 51. f3, las negras tienen pro­ blemas para encontrar una buena casilla para la torre, porque a 51 . . . . , .l: e 1 si­ gue la jugada 58. @ g2 . . . 2) Luego de 56. @ h3, las negras ha­ cen tablas capturando en g6; por ejem­ plo: 56. @ h3, n xg6 51. n bl +, @ h6! 58. f4 (58. n al, @ g5), n a6 59. n dl, n a8 (el final de damas que se produce luego de 59 . . . . , a4 60 . .l: d6+, .l: xd6 61 . exd6, a3 es asimismo tablas, pero la jugada dada es más exacta todavía) 60. e6, a4 61 . el, n e8, con tablas. 3) Aqu í sería mala 56 . . . . , .l: xg6 a causa de 51 . .l: bl+, @ h6 58. @f4 ! , .:. a 6 5 9 . @f5, y ganan . 4) En este momento, 51 . .l: e6 no se­ ría buena a causa de 51 . . . . , a4 58. @ g3, a3 59. f4, .l: a4 60. f5, a2 61 . .l:, el+, @ h6 62 . .l: hl+, i;i,i g5 63. gl, .l: a8, y ahora las blancas tienen que ir pensando en hacer tablas y juegan 64. n h 1 . 5) 58. @f4, n e2 59. f3, n g2 o 58. f4, :r f5 59. @ g4, n f6 60. n xt6. @ xt6 61 . @h5, @ gl 62. f5, d4, tablas. c) 55. f3, .l: b4! 56 . .l: a1 1 , a4! 51. @ e22, a3 58. @ e3, d4+ 59. i;i/ e43, n b3!4 60. f4, d3 61 . @ e35, d2+ 62. @xd2, n f3, y caen todos los peones blancos. 1 ) 56 . .l: d6, a4 51. @ e2 , a3 58. .l: a6, a2 59. @ e3, a 1 1@1 60. n xa 1 , @xg6 61 . .l: d 1 ' i;i/f5 62. n xd5, n a4. La posición es tablas. El mismo curso si­ gue 56. .l: f6. 2) 51. i;i/f2, d4 58. @ g3, d3 59. f4, .l: d4 o 59. n d6, a3; 58. f4, d3 59. @e3, d2 60 . .l: d6, a3 6 1 . n xd2, n a4! .

DE

LOS

FINALES

DE TORRE

3 ) 59. @d3, .:. b3+ 60. @xd4, n xf3 6 1 . @d5, n d3+, con posición de tablas. 4) Sería menos exacto 59 . . . . , d3+. Después de 60. @ xd3, a2 61 . .l: xa2 , @ xg6 62 . .l: e2! , las negras estarían an­ te tareas técnicas difíciles, que apenas pueden solucionarse . . . 5) 6 1 . f5, d2 62 . .l: al+, @ h6 63. .l: hl+, @ g5 64. gl, .l:, b4+ 65. i;i.i e3, !! b8 66. @xd2, a2, con tablas. 54 . .l: xb6, .l: xe5 55 . .l: b5, @xg6 56 . .l: xa5, . . .

92

Las blancas poseen dos peones pasa­ dos. Jugarán .l: a8 y avanzarán el peón a al. El peón de las negras es inofensivo; se encuentra bajo el control del rey blan­ co. Luego, el otro peón blanco avanzará, y las blancas ganarán con facilidad. Así su­ cedió realmente en la partida . . . En verdad , detener el peón negro es mucho más difícil de lo que parece a pri­ mera vista. El rey blanco tiene cortado el paso al peón «d» por la columna « e » . También el peón de f 2 e s un obstáculo en su camino hacia el centro. Si las ne­ gras consiguen que su peón central co­ bre vida o logran forzar el cambio por

DE

LA

PRÁCTICA

MÁS

RECIENTE

alguno de los peones blancos, la partida terminará en tablas. ss , U e4?! Las negras deben quitarse de enci­ ma la clavada a lo largo de la quinta fila y llevar finalmente la torre detrás del peón " ª " · Ten ían, no obstante, otra jugada a su disposición , 56 . . . . , c;itf6 ! ? , que ha­ bría conducido a las tablas en todas las variantes. Vamos a examinarlas más de cerca. a) 57. f3, U e3 58. c;itf2 , U a3 59. U a8, c;it e5 60. a5, U a2+ 6 1 . c;it e31 , d4+ 62. c;itd3, U a3+ 63. c;it e22, U a2+ 64. c;it d 1 , @f4 65. a6, c;it e3 66. a7, U a1 + 67. c;!t c2, d3+ 68. c;it b2, d2, ta­ blas. b} Uugadas de torre) 57. U a8, c;!f e7 58. a53, d44 59. a6, d3 60. a7, d2 61 . U e8+, @f7 62. U d8, U a5, tablas. 57. U b5, U e4 58. a5, c;it e5 59. U b85, U a4 60. U a8, c;it d6 6 1 . a6, c;itc7 62. a76, U a5!7 63. f4, c;it b7 64. U f88, c;!txa7 65. f5, c;it b7 66. f6, d4, y las tablas están asegu radas. c) 57. c;it g2, U e4 58. U a89, d4 59. @f3, U e7 60. a510, d3 6 1 . U d811 , ll a7 62. U d5, @ e6 63. U h512, U f7+! 64. @ e3, d2 65. l:!. h6+ 1 3, c;it e7 66. S h 1 , U t5 67. a6, U a5. 1 ) 61 . @ g3, d4 62. f4+, c;!t e4 63. U e8+, c;itf5 64. U e5+, @f6 65. @f3, d3 66. U b5, d2 67. @ e2, @ g6. Las blancas no pueden mejorar su posición. 2) O 63. c;!f c4, U c3+ 64. c;it b5, U xf3 65. a6, U f7, y las negras no tie­ nen problemas. 3) Respecto a 58. U b8, U e4 59. a5, U a4 60. U a8, véase la variante de 57. U b5. .

. . .

91

4) Después de 58 . . . . , @d7 59. a6, c;itc7 60. U d8 o 59 . . . . , � c6 60. U b8, las negras tendrían grandes dificultades. 5) Si no, las negras pueden amena­ zar la maniobra . . . , U a4 y . . . , � d4-c4, que gana el peón "ª" · 6) O 62. c;it e2 , @ b6 63. @d3, U f4 64. c;!t e3, U e4+ 65. @f3, U a4, segui­ do de . . . , U xa6. 7) El final es tablas después de 62. . . . , @ b7 63. S d8, U xa7 64. U xd5, c;it c6, pero es necesario jugar con exac­ titud. Las negras apresan ahora el peón "ª" sin tener que dar el suyo. 8) O 64. S b8+, c;!t xa7 65. S b4, U a6 66. c;itf2, U b6 67. U d4, U d6, et­ cétera. 9) 58. @f3, @ e5 59. U a8, U f4+ 60. @g3 (60. c;it e3, U e4+ 6 1 . @d3, U d4+ 62. c;itc3, U f4 63. a5, U xf2 64. a6, U f7) 60 . . . . , U f7 6 1 . a5 (61 . f4+, @ e4, con suficiente contrajuego) 61 . . . . , d4 62. a6, d3 63. a7, d2 64. U e8+, c;itf5 65. a8� , S g7+, con jaque perpetuo. O 63. f4+, @f5 64. @f3, u d7! 65. u f8+, @ e6. 58. c;it g3, d4 59. c;itf3, u h4 60. U d5, c;!t e6 6 1 . U d8, d3 62. a5, U a4 63. U a8, U d4, y, finalmente, 60. U a8, d3 6 1 . @ e3, U d4 62. c;itd2, @g7 63. a5, U f4, y las negras logran empatar. 1 O) O 60. U d8, c;!t e5, con suficiente contrajuego debido al fuerte peón cen­ tral. 1 1 ) 6 1 . U a6+, c;itt5 62. S d6, U a7 63. a6, c;it e5 64. U h6, @ d4. 1 2) 63. U b5, S d7 64. U b 1 , d2 65. @ e2 , U d5 66. a6, U d6 67. a7, d1 V/ii 68. U xd 1 , U a6, tablas. 1 3} 65. S h 1 , U a7. ¿Y qué deci r de la jugada obvia 56.

92

PRÁCTICA

. . . , @f5? En la mayoría de las variantes que se acaban de mencionar, las negras ganarían un importante tiempo con 56 . . . . , @f5. Una verdadera prueba para es­ ta jugada, aparentemente activa, es la respuesta 57. M. b5! . Las blancas au­ mentan la fuerza de la torre al máximo y ganan la partida: 56 . . . . , @f5 57 . .l:\. b5, @ e41 58. a5, U e62 59. U b6, U e7 60. a6, d43 6 1 . U b4!, @d3 62 . U a4, U a7 63. U a2!4, @c3 64. @e2, @ b35 65. U a5 ! , @ b46 66. U a 1 , @c3 67. f4, @ c2 68. U a2+, @b3 69. U a5, @ b4 70. U a 1 , @ c3 71 . f5, y ganan. 1 ) 57 . . . . , @ e6 58. U b2 , @d6 59. : e2 ! (59. a5, d4 60. U a2, d3 6 1 . a6, @e7! , y las blancas no pueden impedir . . . , d2, seguida de . . . , U a5) 59 . . . . , � h5 60. }d a2, d4 6 1 . @ e2 , U a5 62. @d3, @d5 63. U a3 ! , @c5 64. U a1 , @d5 65. f4. A 65 . . . . , @ c5 se contesta­ ría 66. U c1 +, seguida de 67. U c4. Las negras están perdidas. 2) Es importante parar el peón " ª " lo antes posible. Las negras no lograrán, sin embargo, controlarlo con la torre « por detrás» ; contra 58 . . . . , .l:\. h5, las blancas juegan 59. @e2, seguida de la maniobra .l:\. b4-a4. 3) O 60 . . . . , @d3 6 1 . U b3+, @ c2 (61 . . . . , @d2 62. U a3, U a7 63. U a2+, @d1 64. f4, d4 65. @f2) 62. U a3, U a7 64. @ e2, d4 65. U a2+, pa­ recido a la variante principal . O 60 . . . . , U a7 61 . U b4+, etcétera. 4) Lo más exacto. También después de 63. @ e 1 , @c2 64. U xd4, U xa6 65. @e2, U e6+ 66. �f3, � c3 67. U e4, U d6 68. � g4 difícilmente puede sal­ varse el final .

DE

LOS

FINALES

DE TORRE

5) 64 . . . . , d3+ 65. @ d 1 no es peli­ groso para las blancas en absol uto. Lo más tesonero es 64 . . . . , U e7+ 65. @ d1 , U a7 66. f4, @d3 67. f5, @e3 68. f6, d3 (68 . . . . , .l:\. h7 69. a7, d3 70. a8� , y se ha desbaratado . . . , U h 1 ) 69. U a5, .l:\. h7 70. U e5+, @d4 71 . U e7, .l:\. h 1 + 72. U e1 , U h7 73 . .l:\. f1 , .l:\. f7 74. @ d2. Esta vez, la materia ha triunfado sobre el espíritu . . . 6) O 65 . . . . , @c2 66. � c5+, @ b3 67. @d3, U xa6 68. f4, .l:\. d6 69. U c4, y ganan . 57. f3, . . . E s difícil encontrar algo mejor. Con­ tra 57. @g2, las negras, como ya sabe­ mos, hacen tablas con 57 . . . . , @f6. También es jugable 57 . . . . , d4. O 57. U a8, d4, y las blancas se ven forzadas de todos modos a jugar f3 . . . 57 . . . . , U b4 Una leve inexactitud. El mejor sitio para la torre es la casilla a3. Así pues, las negras debían jugar 57 . . . . , U e3 58. @f2, U a3 y reducir así las posibilida­ des blancas. 58. U as, @t5?? Esta inútil jugada destruye el curso normal de la partida. Aquí había llegado el momento justo para salir a ganar el peón «f» o cambiarlo por el peón «d». Después de 58 . . . . , U b3 59. @f2, .l:\. b2+ 60. @g3 (60. c;t>e1 , U b3 61 . f4, .l:\. f3) 60 . . . . , d4 61 . u d8 (61 . @f4, u b3 62. u d8, d3) 61 . . . . , U b4 62. a5, U a4 63. U d5, �f6 64. @f4 (64. f4, d3 65. @f3, d2 o 64. @f2, U a2+ 65. @e1 , d3) 64 . . . . , U a3 65. @e4, d3 66. @e3, d2+ 67. @e2, @e6, las negras harían tablas fácilmente. Así pues, las blancas debían proseguir con 60. @e3, U b3+ 61 . @d4, U xf3.

DE

LA

PRÁCTICA

MÁS RECIENTE

93

93

Primer punto importante: 1 . a6 no ga­ na: 1 . . . . , U el+ 2. @ b6, U c6+ 3. @a5, U c1 4. al, @ el! . 1 . . . . , @ e6 2. U d 4 (también 2. U d8, @ el 3. ll d4 conduce al triunfo) 2 . . . . , ll b3+ (2 . . . . , c;t> e5 3. ll b4) 3. c;t>c6, ll c3+ (3 . . . . , c;t> e5 4. ll d8) 4. @b5, U b3+ 5. @ a4, U b1 6. a6, y ganan .

95 La posición a la que se ha llegado es bien conocida sin el peón negro: ¡véase el diagrama 6! ( ¡ refresquemos la memo­ ria!). Sin embargo, la presencia del peón en d5 complica el asunto en extremo y, ciertamente, en contra de las negras. A fin de lograr las tablas, las negras deben proceder con sumo cuidado. Antes de solucionar el diagrama 93, quisiera mostrar al lector dos posiciones suplementarias que descubrí durante el análisis.

94

Las blancas juegan y ganan 1 . u d5+, . . .

Después de 1 . U d5+, c;t> e6, es inútil ir a d4. Tampoco ayuda mucho 2. U d8 después de 2 . . . . , cJ;;; el. El único intento razonable es 2. ll h5, .:í. b 1 + (2 . . . . , cJ;;; dl 3. U hl+, c;t> d8 conduce asimis­ mo, no obstante todo lo peligroso que parece, a las tablas) 3. @ el, U c1 + 4. c,t d8, ll d 1 + 5. e.t ea, ll g 1 o . . . , c,td6, y las blancas no progresan . Volvamos al diagrama 93. 62. a51 , c,t gl!2 63. c;t>c53, U f1 !4 64. a65, d4! 65. U d86, U a1 66. c,t b6, U b1 + 61. c;t> cl, U c1 + 68. c;t> bl, U b1 + 69. c;t> aa, c,tf6 lO. al7, c;t>e5 11 . U b8, U a 1 , y el peón «d » salva a las negras. 1 ) 62. c;t>xd5, :_ f4 63. a5, U f5+ 64. c;t> e4 (64. c;t> e6, .:!. b5) , U b5 65. a6,

94

PRÁCTICA

@g7 66 . .ll a7+ (66. @ d4, .ll b6) , @ g6 67 . .ll b7, .ll a5, etcétera, con tablas. 2) 62 . . . . , .ll f4+? 63. @ c5, .ll c4+ 64. @xd5, .ll f4 65. a6, .ll f5+ 66. @ e4 ! , y ganan . O 6 3 . . . . , d 4 64. a 6 , .ll f5+ 65. @b4, ll f7 (65 . . . ., d3 66. a7) 66 . .ll d8 (66. a7?? , .ll g7, tablas), y las blancas ganan . La seductora jugada 62 . . . . , .ll f1 pier­ de de manera muy instructiva: 63. a6, @g7 64 . .ll a7+ (64. @e5, d4} , @t6 (64. . . . , @g6 65 . .ll b7, .ll a1 66 . .ll b6+, @t7 67. c,tixd5) 65. .ll h7! (65. .ll b7, .l:l, a1 66. a7, .ll a5, tablas) 65 . . . . , .ll a1 (65 . . . ., @e6 66 . .ll h6+, @ d7 67. a7, :!, a1 68 . .ld h8! o 67 . . . . , .ll f8 68. @c5, d4 69 . .ll a6, ll a8 70. @ b6, y ganan) 66. @xd5 ! , c,ti g6 67 . .ll a7, .ll d1 + 68. @c6, .ll c1 + 69. @ b6, .ll b1 + 70. @c7, .ll c1 + 71 . @ b8, .ll a1 72 . .ll a8, .ll f1 73. @ b7, .ll f7+ 74. @ b6, .ll f6+ 75. @b5, .ll f5+ 76. @ c4, .ll f4+ 77. @d5, .ll f5+ 78. @ e4!, y ganan. Otro punto: después de 62. @ c5, la jugada correcta no sería 62 . . . . , @ g7, sino 62 . . . . , .ll f1 ! . 3 ) 63. a6? , .ll f 6 64. @c5, d 4 condu­ ce enseguida a las tablas. 63 . .ll d8, .ll a3 64 . .ll xd5 , @f6 65. @c4, @ e6, y las blancas no pueden mantener alejado al rey negro de la columna «C». 63 . .ll b8! ? , .ll f4+! (63 . . . . , .ll a3 64. .ll b5 , @t6 65. @ xd5, @ e7 66. @ c6, .ll c3+ 67. @ b7, @d7, i Y nos encontra­ mos en la posición del diagrama 92! ) 64.

DE

LOS

FINALES

DE TORRE

@c5, .ll a4 65 . .ll b5 (65. @ b5, .ll a1 66. b;!. d8, .ll b 1 + 67. @c6, .ll c1 + 68. @ b7, t!, b 1 + 69. @ a7, @f6 70 . .ll xd5, @ e7, con posición de tablas, o 70. a6, @ e5, y las negras hacen tablas) 65 . . . . , d4 66. @ b6, @f6 67. a6, d3 68 . .ll d5, .ll a3 69. a7, ll b3+ o 68. a7, d2 69 . .ll d5, .ll b4+ 70. @ a5, .ll b2. Las ne­ gras aguantan la posición en todas las variantes. 4) Asimismo pod ía suceder 63 . . . . , .ll c3+: 64. @ b4, .ll c1 o 64. @ xd5, .ll f3 65. @ e5, .ll h3! (la maniobra des­ cubierta en su d ía por el maestro Chejó­ ver [San Petersburgo, 1 908-1 965]) 66. .ll a7+, @g8! 67. @f6, .ll h6+ o 67. @t5, .ll h4 68. .ll e7, c;t>t8 69. .ll e6, @f7 70. a6, .ll a4 71 . .ll h6, .ll a5+ 72. @ e4, c;t>g7 73 . .ll b6, @f7, y las negras siguen con vida. 5) 64 . .ll b8, .ll a 1 65 . .ll b5, @f6 66. c,ti xd5, @ e7 67. @c6, .ll c1 + 68. @ b7, @d7, iY nos encontramos en la posición del diagrama 95! 64. ,ll d8, .ll c1 + 65. @ b6, ,ll b 1 + 66. @ a7, c,tit6 67. a6, d4! 68 . .ll xd4, @ e7. 6) 65 . .ll a7+, @g6 no cambia nada. 7) 70 . .ll xd4, c;t> e7. El resto de la partida ya no requiere explicaciones. S9. as, .ll b7 60. @e2, @f4 61 . a6, .ll f7 62. .ll b8, .ll e7+ 63. @f2, @es 64 . .ll b4, . . . Las negras abandonaron.

C ole c ción

JAQUE

MATE

PRÁCTICA DE LOS

FINALES DE TORRE No abunda la bibliografía ajedrecística española en tratados como el que nos ocupa, pese a la incuestionable importancia que tienen los finales de torre en la práctica, tanto por la frecuencia con que se dan como por su complejidad. Víktor Korchnói, uno de los mejores conocedores de este tipo de finales. nos descubre en

Práctica de los finales de torre su propia experiencia en este ámbito. El libro empieza con un •Abecé de los finales de torre>, que puede suponer el estimulo inicial para que el aficionado se anime a estudiarlos, y presenta a continuación posiciones que son difíciles de comprender desde el punto de vista de la teoría. El autor las desglosa acompañando sus explicaciones de concienzudos análisis, pues no le interesa dar una valoración general, sino proporcionar la demostración exacta de lo afirmado. Un ejemplo de ello es el famoso final que disputó contra Kárpov en el Campeonato del Mundo de 1978, que hará las delicias de todo jugador práctico con independencia de su nivel de fuerza.

Práctica de los finales de torre

es una valiosísima contribución al análisis de esta

rama de los finales, y todo aquel que lo estudie con dedicación verá ampliamente recompensados sus esfuerzos en forma de victorias y mejora de su nivel de juego. El gran maestro internacional Viktor Korchnói (1931) fue campeón de la URSS en 1960, 1962, 1965 y 1970 y subcampeón en 1954 y 1961 (XXVIJI Cto.). Fue subcampeón mundial en 1978 y 1981. Tras abandonar la Unión Soviética y vivir durante algún tiempo en los Paises Bajos (cuyo campeonato ganó en 1977), se estableció definitivamente en Suiza, donde fue campeón nacional en 1982, 1984 y

1985. A sus 75 años, sigue compitiendo en torneos del mayor nivel obteniendo notables resultados.

ISBN-10 84-255-1685-4 ISBN-13 978-84-255-1685-6

HISPANO EUROPEA www.hispanoeuropea.com

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9 788425 51 6856

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