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UNIVERSIDAD CATÓLICA LOS ÁNGELES DE CHIMBOTE FACULTAD DE………………………………………………... CARRERA PROFESIONAL DE………………………………………….
PORTAFOLIO Actividades formativas de los temas de la Unidad I AUTOR(A): LUIS ALBERTO VALERA CAMPOS DOCENTE TUTOR :JAMES CRISTIAN GONZALES GARCÍA
2017
ASIGNATURA: DOCTRINA SOCIAL DE LA IGLESIA II
PRESENTACIÓN
El Perú necesita cristianos dispuestos a servir en todos los ambientes de nuestra sociedad. La realidad, marcada por la necesidad material y espiritual, nos mueve a poner lo mejor de nosotros en las manos de Dios para aportar con nuestros talentos a la construcción del país. Como cristianos, debemos formar parte activa en ello, dando nuestra opinión frente a temas contingentes y promoviendo nuestros valores e ideales cristianos como medio para alcanzar el bien común. La Doctrina Social de la Iglesia no sólo nos da el fundamento de nuestro actuar como cristianos, sino que también nos da las directrices para ese actuar según los ideales que nos mueven. Este resumen pretende servir de apoyo para el estudio de la Doctrina Social de la Iglesia, sintetizada en el Compendio de Doctrina Social de la Iglesia. Dada la importancia de los temas que aquí se tratan, en su redacción se buscó mantener las palabras exactas que salen en el Compendio, para así mantener el valor original de cada afirmación, preocupándonos de añadir lo menos posible y tratando de mantener la unidad del texto. Como es un resumen de una síntesis, se entiende que su lectura no es fácil, aunque tratamos de hacerla lo más amigable posible. Esperamos que este resumen les sirva tanto en lo personal como para la preparación de las actividades de Trabajo País. La Doctrina Social de la Iglesia, también llamada pensamiento social cristiano, pues meternos a su estudio, a un nivel básico, exigiría un tiempo de dedicación con el que muchos/as de nosotros/as no contamos, seguramente algunos/as asociados/as y hermanas tendrán estudios más profundos hechos sobre este tema, pero también hay un gran grupo que no; se ha intentado que el estudio sea útil para ambos grupos. La DSI es parte integrante de la nueva evangelización. Nuestra misión MJMJ, además, tiene una clara vertiente social, debemos actualizar nuestra formación desde la perspectiva social cristiana, y dentro de esta perspectiva social la DSI no puede ser una teoría extraña a nuestra formación, sino el mensaje evangélico, hecho vida en obras de justicia, a favor de los desheredados de la tierra. Aunque aquí sólo ofrecemos una comprensión básica de lo que es la DSI, sin duda, este breve acercamiento nos aportará orientación antes de llevar a cabo la IV urgencia del Documento Capitular que nos pide, para este sexenio, la necesidad de discernir el modo de dar respuesta carismática a las necesidades de los pobres y excluidos de hoy, desde nuestra realidad.
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Contenido Actividad 1: Resumen................................................................................ 2 Actividad 2: Organizador visual .................................................................... 2 Actividad 3: Reporte de lectura.................................................................... 2 Bibliografía Utilizada ................................................................................ 1 Autor (a) ............................................................................................... 2
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Actividad 1: Resumen
Compendio del Catecismo de la Iglesia Católica –Compendio CEC (N° 357-400) A IMAGEN DE DIOS: De todas las criaturas visibles sólo el hombre es "capaz de conocer y amar a su Creador"; es la "única criatura en la tierra a la que Dios ha amado por sí misma"; sólo él está llamado a participar, por el conocimiento y el amor, en la vida de Dios. Por haber sido hecho a imagen de Dios, el ser humano tiene la dignidad de persona; no es solamente algo, sino alguien. Es capaz de conocerse, de poseerse y de darse libremente y entrar en comunión con otras personas; y es llamado, por la gracia, a una alianza con su Creador, a ofrecerle una respuesta de fe y de amor que ningún otro ser puede dar en su lugar. Dios creó todo para el hombre, pero el hombre fue creado para servir y amar a Dios y para ofrecerle toda la creación. Realmente, el misterio del hombre sólo se esclarece en el misterio del Verbo encarnado. CORPORE ET ANIMA UNUS: La persona humana, creada a imagen de Dios, es un ser a la vez corporal y espiritual.A menudo, el término alma designa en la Sagrada Escritura la vida humana o toda la persona humana. Pero designa también lo que hay de más íntimo en el hombre y de más valor en él, aquello por lo que es particularmente imagen de Dios: "alma" significa el principio espiritual en el hombre. El cuerpo del hombre participa de la dignidad de la "imagen de Dios": es cuerpo humano precisamente porque está animado por el alma espiritual, y es toda la persona humana la que está destinada a ser, en el Cuerpo de Cristo, el Templo del Espíritu. La unidad del alma y del cuerpo es tan profunda que se debe considerar al alma como la "forma" del cuerpo, A veces se acostumbra a distinguir entre alma y espíritu. Así S. Pablo ruega para que nuestro "ser entero, el espíritu, el alma y el cuerpo" sea conservado sin mancha hasta la venida del Señor. La Iglesia enseña que esta distinción no introduce una dualidad en el alma. HOMBRE Y MUJER LOS CREÓ: El hombre y la mujer son creados, es decir, son queridos por Dios: por una parte, en una perfecta igualdad en tanto que personas humanas, y por otra, en su ser respectivo de hombre y de mujer.Dios no es, en modo alguno, a imagen del hombre. No es ni hombre ni mujer. Dios es espíritu puro, en el cual no hay lugar para la diferencia de sexos. Pero las "perfecciones" del hombre y de la mujer reflejan algo de la infinita perfección de Dios. El hombre y la mujer están hechos "el uno para el otro": no que Dios los haya hecho "a medias" e "incompletos"; los ha creado para una comunión de personas, en la que cada uno puede ser "ayuda" para el otro porque son a la vez iguales en cuanto personas. En el plan de Dios, el hombre y la mujer están llamados a "someter" la tierra como "administradores" de Dios. DOCTRINA SOCIAL DE LA IGLESIA II ………………………………………………………….
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EL HOMBRE EN EL PARAÍSO: El primer hombre fue no solamente creado bueno, sino también constituido en la amistad con su creador y en armonía consigo mismo y con la creación en torno a él; amistad y armonía tales que no serán superadas más que por la gloria de la nueva creación en Cristo. Por la irradiación de esta gracia, todas las dimensiones de la vida del hombre estaban fortalecidas. Mientras permaneciese en la intimidad divina, el hombre no debía ni morir ni sufrir. El "dominio" del mundo que Dios había concedido al hombre desde el comienzo, se realizaba ante todo dentro del hombre mismo como dominio de sí.Signo de la familiaridad con Dios es el hecho de que Dios lo coloca en el jardín. La revelación nos da a conocer el estado de santidad y de justicia originales del hombre y la mujer antes del pecado: de su amistad con Dios nacía la felicidad de su existencia en el paraíso. LA CAÍDA: Dios es infinitamente bueno y todas sus obras son buenas. Sin embargo, nadie escapa a la experiencia del sufrimiento, de los males en la naturaleza -que aparecen como ligados a los límites propios de las criaturas -, y sobre todo a la cuestión del mal moral. DONDE ABUNDÓ EL PECADO, SOBREABUNDÓ LA GRACIA: El pecado está presente en la historia del hombre, La realidad del pecado, y más particularmente del pecado de los orígenes, sólo se esclarece a la luz de la Revelación divina, Sin el conocimiento que ésta nos da de Dios no se puede reconocer claramente el pecado, y se siente la tentación de explicarlo únicamente como un defecto de crecimiento, como una debilidad sicológica, un error, la consecuencia necesaria de una estructura social inadecuada, Con el desarrollo de la Revelación se va iluminando también la realidad del pecado, La doctrina del pecado original es, por así decirlo, "el reverso" de la Buena Nueva de que Jesús es el Salvador de todos los hombres, que todos necesitan salvación y que la salvación es ofrecida a todos gracias a Cristo. LA CAÍDA DE LOS ÁNGELES: Tras la elección desobediente de nuestros primeros padres se halla una voz seductora, opuesta a Dios que, por envidia, los hace caer en la muerte, Escritura y la Tradición de la Iglesia ven en este ser un ángel caído, llamado Satán o diablo, Esta "caída" consiste en la elección libre de estos espíritus creados que rechazaron radical e irrevocablemente a Dios y su Reino. Encontramos un reflejo de esta rebelión en las palabras del tentador a nuestros primeros padres: "Seréis como dioses", el poder de Satán no es infinito. No es más que una criatura, poderosa por el hecho de ser espíritu puro, pero siempre criatura: no puede impedir la edificación del Reino de Dios. Aunque Satán actúe en el mundo por odio contra Dios y su Reino en Jesucristo, y aunque su acción cause graves daños -de naturaleza espiritual e indirectamente incluso de naturaleza física - en cada hombre y en la sociedad, esta acción es permitida por la divina providencia que con fuerza y dulzura dirige la historia del hombre y del mundo.
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Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia (N° 1-143).
Este principio afirma a Dios como realidad primera y suprema. Dios ha creado el universo y la persona humana, y él es principio originario con su acción creadora y providente. De aquí brota el origen divino de la dimensión social de la persona en todas sus manifestaciones correctas. Dios es la causa primera, el fundamento último y la finalidad de toda forma social. Entrar en esta dinámica creyente supone introducirse en la experiencia de Dios que actúa en la historia. La experiencia religiosa de Dios es a la vez una experiencia de salvación y liberación. Dios dirige soberanamente la historia porque la creación es obra de sus manos, su acción histórica es una acción liberadora que culmina en la plena revelación de Dios como Padre de todos. Esta fe en Dios como padre de todos desencadena una corriente de fraternidad, de ahí que el compromiso por la justicia, la paz, el bien común…no es mera sociología sino expresión concreta de la fe en Dios. Crear un mundo de hermanos supone un compromiso serio para el/la creyente Jesucristo, rostro humano de Dios, al entrar en la historia de la humanidad ha redimido definitivamente a la persona humana. La fe en la primacía de Cristo nos lleva a la convicción de que todo lo comunitario, y toda la historia tiene su fundamento y origen en la misión salvífica y liberadora de Jesucristo. Él es la revelación plena del padre, y el Reino la expresión de su voluntad. Jesús y Reino son puntos obligados de referencia en toda mentalidad que quiera ser cristiana y la proclamación de la Buena Noticia a los pobres, la liberación de los oprimidos es referencia obligada en la tarea evangelizadora. La primacía total, de la persona por encima de todo el orden material y en todas las formas y ámbitos de la convivencia humana. La dignidad de la persona humana, “creada a imagen de Dios” implica también un uso responsable de todos los bienes de la creación, y una administración solidaria de los mismos, para lograr un auténtico humanismo y una justa convivencia social. La existencia de un orden en la naturaleza, de la ley natural, y de su origen divino. De este principio se deriva el tema básico del destino universal de todos los bienes materiales creados para todas las personas y para todos los pueblos. Estos cuatro principios originarios: DIOS, JESUCRISTO, PERSONA HUMANA, NATURALEZA, son las bases de cimentación de toda la mentalidad social, a partir de ellos tomamos conciencia de que: - la promoción de la caridad, y con ella de la justicia, son dimensiones constitutivas de la fe, por tanto de la evangelización; - la búsqueda del Reino de Dios, que tendrá una plenitud escatológica, comienza aquí y ahora, en la historia concreta, y es aquí y ahora donde debe construirse y realizarse; - La importancia y dignidad de toda persona humana nos lleva al empeño de liberar y liberarnos de toda esclavitud, como parte del designio de salvación integral querida por Dios; - La presencia activa de los cristianos en la construcción de un mundo “para todos/as” respetuoso con la creación, es exigencia de la fe que supone caminar por los senderos de la liberación integral. DOCTRINA SOCIAL DE LA IGLESIA II ………………………………………………………….
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La dignidad de la persona es el principio sobre el cual se organiza toda la DSI. Ninguna persona es más digna que otra, y no hay ningún proyecto político, económico, cultural o social Doctrina Social de la Iglesia 18 válido si no tiene como base ética común el principio de la dignidad de la persona (MM 220) Juan XXIII Afirmar la primacía de la persona es afirmar que las estructuras sociales y las instituciones sólo tienen razón de ser en la medida que se orientan a la promoción y desarrollo integral y solidario de la persona humana. Todos los bienes de la tierra deben ordenarse en función de la persona humana, centro y cima de todos bienes (GS 12) Concilio Vaticano II No se trata de la persona en abstracto, sino del hombre y mujer concreto e histórico: se trata de cada hombre y mujer, porque a cada uno/a le llega el misterio de la redención y con cada uno/a se ha unido Cristo para siempre. De ahí se sigue que la Iglesia no puede abandonar a la persona humana, y que éste es el primer camino que la Iglesia debe recorrer en el cumplimiento de su misión. (CA 53) Juan Pablo II Los derechos fundamentales de cada persona no son concesión de los Estados. Son de cada hombre y mujer en virtud de su dignidad de persona, son universales, de todos/as. Renunciar a ellos, negarlos o restringirlos constituyen una violación a la dignidad humana, Los Estados deben garantizar, promover y defender el conocimiento y ejercicio efectivo de los derechos de todos los ciudadanos. (PT 11-34) Juan XXIII En toda convivencia humana bien ordenada hay que establecer como fundamento el principio de que todo hombre y mujer es persona, esto es naturaleza dotada de inteligencia, de libre albedrío y que por tanto tiene por sí mismo derechos y deberes que dimanan directamente de su propia naturaleza. Estos derechos y deberes son por tanto universales e inviolables, y no pueden renunciarse por ningún concepto (PT 9) Juan XXIII
Actividad 2: Organizador visual
Relación de la Comunidad humana y la Ley de Dios, con el valor de los Derechos Humanos, Compendio CEC (N° 401-433) y en el Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia (N° 144-159).
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La dignidad humana, es un don y una tarea que hace referencia al valor inherente al ser humano en cuanto ser racional, dotado de libertad y poder creador, pues la persona puede modelar y mejorar su vida mediante la toma de decisiones y el ejercicio de su libertad. Ser imagen de Dios que se realiza en el reconocerse y “hacerse” como hijo y hermano. La dignidad se explica en buena medida por la "autonomía" propia del ser humano. El ser humano posee dignidad por sí mismo, no viene dada por factores o individuos externos, se tiene desde el mismo instante de su nacimiento y es inalienable. Para justificar la esclavitud se decía que el esclavo no era persona humana, sino un objeto, al igual que judíos, gitanos yhomosexuales durante el nazismo. En la época del colonialismo, se decía lo mismo del indio, que no tenía alma y por lo tanto no poseía dignidad humana. Es constante en la historia de la humanidad negar la dignidad humana para justificar y justificarse en los atentados contra ella. Concepto estático de la dignidad humana: la persona, que está acompañada permanentemente de su dignidad que ha de conquistar, defender y desarrollar, porque puede perderla. Concepto dinámico: La personas debe hacer frente, en su vida, a los enemigos exteriores e interiores, para hacer crecer la dignidad, en su existencia individual y social. La dignidad de la inteligencia, de la conciencia moral, de la sabiduría, de la libertad civil. La persona debe desarrollar esa dignidad sustancial durante su existencia individual y social. Ninguna persona está dotada de una dignidad más valiosa que otra. La dignidad de la persona debe ser respetada y promovida en todos los ámbitos Una sociedad justa puede ser construida solamente en el respeto de la dignidad trascendente de la persona humana. Es preciso que todos los programas sociales, científicos, económicos, políticos y culturales, estén presididos por la conciencia de la primacía de cada ser humano. En ningún caso la persona humana puede ser instrumentalizada para fines ajenos a su mismo desarrollo. La persona tiene racionalidad: La inteligencia humana por participar de la inteligencia divina sitúa a la persona en la cima del universo material y se manifiesta en el pensamiento, la ciencia, la técnica, las artes. Es la manifestación más decisiva de la humanidad. La sabiduría perfecciona a la inteligencia, eleva a la persona a la verdad, al bien, descubriéndole el sentido profundo de la realidad. Con esta sabiduría conecta la conciencia moral, o mundo de valores, que es fundamental para el sentido dinámico de la persona, y le permite realizar en su vida su propia dignidad obrando el bien moral. La persona tiene valores elegidos: La conciencia humana se va formando al construir la persona una jerarquía de valores, que la permiten optar por unos de ellos, a los que convierte en referencias firmes y objetivas. Así la persona sabe dónde está y en función de qué intereses. A las personas compete el desarrollo de las actitudes morales, fundamentales en toda convivencia verdaderamente humana (justicia, honradez, veracidad...), que de ninguna manera se puede esperar de otros o delegar en las instituciones.
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La persona tiene libertad: Condición básica para buscar la verdad en todos los órdenes del saber humano. No significa cerrarse a la Revelación, sino dotar de sentido a la realidad y orientar hacia Dios la vida individual y social de la persona... La experiencia científica hay que equilibrarla con el ser hijos de Dios. La libertad moral y el valor de la libertad civil. La libertad social, política y jurídica se encuentra en la raíz de los derechos humanos y de los principios que organizan el orden jurídico. La persona ha de vivir armónicamente su libertad, psicológica o de elección, para decir “sí” o “no”. La libertad es un horizonte permanente por alcanzar y para actuar. La conciencia reconoce en la libertad el camino recto para ser persona en la sociedad civil. La libertad civil implica que la persona sea libre ante los poderes constituidos. Igual dignidad para todas las personas: La imagen de Dios en cada uno es el fundamento último de la radical igualdad y fraternidad entre los hombres, independientemente de su raza, Nación, sexo, origen, cultura y clase.Es necesario crear condiciones de igualdad de oportunidades entre hombre y mujer; una igualdad objetiva entre las diversas clases sociales ante la ley. “Masculino” y “femenino” diferencian a dos individuos de igual dignidad, que, sin embargo, no poseen una igualdad estática, porque lo específico femenino es diverso de lo específico masculino. Esta diversidad en la igualdad es enriquecedora e indispensable para una armoniosa convivencia humana… La mujer es el complemento del hombre, como el hombre lo es de la mujer: mujer y hombre se completan mutuamente… La sociabilidad humana: La persona es constitutivamente un ser social, porque así la ha querido Dios que la ha creado… Es necesario destacar que la vida comunitaria es una característica natural que distingue al hombre del resto de las criaturas terrenas.La sociabilidad no comporta automáticamente la comunión de las personas, el don de si. Por la soberbia y el egoísmo, descubre en sí mismo gérmenes de insociabilidad, de cerrazón individualista y de vejación del otro… Los Derechos Humanos: El Magisterio de la Iglesia no ha dejado de evaluar positivamente la Declaración Universal de los Derechos del Hombre, proclamada por las Naciones Unidas el 10 de diciembre de 1948, que Juan Pablo II ha definido “una piedra miliar en el camino del progreso moral de la humanidad. La raíz de los derechos del hombre se debe buscar en la dignidad de todo ser humano. Esta dignidad, connatural a la vida humana e igual en toda persona, se descubre y se comprende, ante todo, con la razón. La fe cristiana ayuda a comprender esto todavía más. La fuente última de los derechos humanos no se encuentra en la mera voluntad de los seres humanos, en el Estado o en los poderes públicos, sino en el hombre mismo y en Dios su Creador. Estos derechos son “universales e inviolables y no pueden renunciarse por ningún concepto”.
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Actividad 3: Reporte de lectura El amor a Dios y al prójimo son inseparables, en relación al Evangelio de la Creación de Laudato. Compendio CEC (N° 434-533) y en Laudato Si (N° 62-100) (N° 199-200). La Resurrección de Jesús glorifica el nombre de Dios Salvador porque de ahora en adelante, el Nombre de Jesús es el que manifiesta en plenitud el poder soberano del "Nombre que está sobre todo nombre". Los espíritus malignos temen su Nombre y en su nombre los discípulos de Jesús hacen milagros porque todo lo que piden al Padre en su Nombre, él se lo concede. Cristo viene de la traducción griega del término hebreo "Mesías" que quiere decir "ungido". No pasa a ser nombre propio de Jesús sino porque él cumple perfectamente la misión divina que esa palabra significa. El ángel anunció a los pastores el nacimiento de Jesús como el del Mesías prometido a Israel, La consagración mesiánica de Jesús manifiesta su misión divina. "Por otra parte eso es lo que significa su mismo nombre, porque en el nombre de Cristo está sobre entendido El que ha ungido, El que ha sido ungido y la Unción misma con la que ha sido ungido: El que ha ungido, es el Padre. El que ha sido ungido, es el Hijo, y lo ha sido en el Espíritu que es la Unción" Jesús acogió la confesión de fe de Pedro que le reconocía como el Mesías anunciándole la próxima pasión del Hijo del Hombre, Los Evangelios narran en dos momentos solemnes, el bautismo y la transfiguración de Cristo, que la voz del Padre lo designa como su "Hijo amado". Jesús se designa a sí mismo como "el Hijo Único de Dios" y afirma mediante este título su preexistencia eterna. Pide la fe en "el Nombre del Hijo Único de Dios". Esta confesión cristiana aparece ya en la exclamación del centurión delante de Jesús en la cruz: "Verdaderamente este hombre era Hijo de Dios", porque solamente en el misterio pascual donde el creyente puede alcanzar el sentido pleno del título "Hijo de Dios". Después de su Resurrección, su filiación divina aparece en el poder de su humanidad glorificada: "Constituido Hijo de Dios con poder, según el Espíritu de santidad, por su Resurrección de entre los muertos", Con mucha frecuencia, en los Evangelios, hay personas que se dirigen a Jesús llamándole "Señor". Este título expresa el respeto y la confianza de los que se acercan a Jesús y esperan de él socorro y curación. El nombre de Jesús significa "Dios salva". El niño nacido de la Virgen María se llama "Jesús" "porque él salvará a su pueblo de sus pecados"; "No hay bajo el cielo otro nombre dado a los hombres por el que nosotros debamos salvarnos" El nombre de Cristo significa "Ungido", "Mesías". Jesús es el Cristo porque "Dios le ungió con el Espíritu Santo y con poder". Era "el DOCTRINA SOCIAL DE LA IGLESIA II ………………………………………………………….
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que ha de venir", el objeto de "la esperanza de Israel". El nombre de Hijo de Dios significa la relación única y eterna de Jesucristo con Dios su Padre: Él es el Hijo único del Padre y él mismo es Dios. Para ser cristiano es necesario creer que Jesucristo es el Hijo de Dios. El nombre de Señor significa la soberanía divina. Confesar o invocar a Jesús como Señor es creer en su divinidad "Nadie puede decir: "¡Jesús es Señor!", sino por influjo del Espíritu Santo". En el momento establecido por Dios, el Hijo único del Padre, la Palabra eterna, es decir, el Verbo e Imagen substancial del Padre, se hizo carne: sin perder la naturaleza divina asumió la naturaleza humana. Jesucristo es verdadero Dios y verdadero hombre en la unidad de su Persona divina; por esta razón él es el único Mediador entre Dios y los hombres. Jesucristo posee dos naturalezas, la divina y la humana, no confundidas, sino unidas en la única Persona del Hijo de Dios. Cristo, siendo verdadero Dios y verdadero hombre, tiene una inteligencia y una voluntad humanas, perfectamente de acuerdo y sometidas a su inteligencia y a su voluntad divinas que tiene en común con el Padre y el Espíritu Santo. La encarnación es, pues, el misterio de la admirable unión de la naturaleza divina y de la naturaleza humana en la única Persona del Verbo. De la descendencia de Eva, Dios eligió a la Virgen María para ser la Madre de su Hijo. Ella, "llena de gracia", es "el fruto excelente de la redención"; desde el primer instante de su concepción, fue totalmente preservada de la mancha del pecado original y permaneció pura de todo pecado personal a lo largo de toda su vida. María es verdaderamente "Madre de Dios" porque es la madre del Hijo eterno de Dios hecho hombre, que es Dios mismo. María "fue Virgen al concebir a su Hijo, Virgen al parir, Virgen durante el embarazo, Virgen después del parto, Virgen siempre" (S. Agustín, serm. 186, 1): Ella, con todo su ser, es "la esclava del Señor" (Lc 1, 38). La Virgen María "colaboró por su fe y obediencia libres a la salvación de los hombres" (LG 56). Ella pronunció su "fiat" "loco totiushumanaenaturae" ("ocupando el lugar de toda la naturaleza humana") (Santo Tomás, s. th. 3, 30, 1): Por su obediencia, Ella se convirtió en la nueva Eva, madre de los vivientes.
El Evangelio de la creación: Los relatos de la Biblia, ofrece una visión general que proviene de la tradición judeo-cristiana y articula la «tremenda responsabilidad» del ser humano respecto a la creación, el lazo íntimo que existe entre todas las creaturas, y el hecho de que «el ambiente es un bien colectivo, patrimonio de toda la humanidad y responsabilidad de todos». En la Biblia, «el Dios que libera y salva es el mismo que creó el universo», y «en Él se conjugan el cariño y el vigor». El relato de la creación es central para reflexionar sobre la relación entre el ser humano y las demás criaturas, y sobre cómo el pecado rompe el equilibrio de toda la creación en su conjunto. «Estas narraciones sugieren que la existencia humana se basa en tres relaciones fundamentales estrechamente conectadas: la relación con Dios, con el prójimo y con la tierra. Según la Biblia, las tres relaciones vitales se han roto, no sólo externamente, sino también dentro de nosotros. Esta ruptura es el pecado». Por ello, aunque «si es verdad que algunas veces los cristianos DOCTRINA SOCIAL DE LA IGLESIA II ………………………………………………………….
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hemos interpretado incorrectamente las Escrituras, hoy debemos rechazar con fuerza que, del hecho de ser creados a imagen de Dios y del mandato de dominar la tierra, se deduzca un dominio absoluto sobre las demás criaturas». Al ser humano le corresponde «“labrar y cuidar” el jardín del mundo», sabiendo que «el fin último de las demás criaturas no somos nosotros. Pero todas avanzan, junto con nosotros y a través de nosotros, hacia el término común, que es Dios». Que el ser humano no sea patrón del universo «no significa igualar a todos los seres vivos y quitarle al ser humano ese valor peculiar» que lo caracteriza ni «tampoco supone una divinización de la tierra que nos privaría del llamado a colaborar con ella y a proteger su fragilidad». En esta perspectiva «todo ensañamiento con cualquier criatura “es contrario a la dignidad humana”», pero «no puede ser real un sentimiento de íntima unión con los demás seres de la naturaleza si al mismo tiempo en el corazón no hay ternura, compasión y preocupación por los seres humanos». Es necesaria la conciencia de una comunión universal: «creados por el mismo Padre, todos los seres del universo estamos unidos por lazos invisibles y conformamos una especie de familia universal, [...] que nos mueve a un respeto sagrado, cariñoso y humilde». Concluye el capítulo con el corazón de la revelación cristiana: el «Jesús terreno» con su «relación tan concreta y amable con las cosas» está «resucitado y glorioso, presente en toda la creación con su señorío universal».
Bibliografía Utilizada Benedicto XVI. Carta encíclica. Caritas in Veritae. Jun 29 de 2009. Obtenido de: http://w2.vatican.va/content/benedict-xvi/es/encyclicals/documents/hf_benxvi_enc_20090629_caritas-in-veritate.html Francisco. Carta Encíclica. Laudato Si. May 24 de 2015. Obtenido de: http://w2.vatican.va/content/francesco/es/encyclicals/documents/papafrancesco_20150524_enciclica-laudato-si.html Iglesia Católica. Compendio del Catecismo de la Iglesia Católica. Vaticano: Librería Editrice Vaticana, Jun 28 de 2005. Obtenido de: http://www.vatican.va/archive/compendium_ccc/documents/archive_2005_compendiu m-ccc_sp.html Pontificio Consejo Justicia y Paz. Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia. Vaticano: Librería Editrice Vaticana, Abr 2 de 2004. Obtenido de: http://www.vatican.va/roman_curia/pontifical_councils/justpeace/documents/rc_pc_j ustpeace_doc_20060526_compendio-dott-soc_sp.html#PRESENTACI%C3%93N
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Autor (a) (LUIS ALBERTO VALERA CAMPOS ) Carrera Profesional de FARAMCIA Y BIOQUIMICA , ULADECH Católica. TRUJILLO, Año 2017.
Coautor (a)
(LUIS ALBERTO VALERA CAMPOS ) Carrera Profesional de FARAMCIA Y BIOQUIMICA , ULADECH Católica. TRUJILLO, Año 2017.
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