Porque Se Comporta A Si

December 16, 2022 | Author: Anonymous | Category: N/A
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Índice   Portada ota aclaratoria Agradecimientos Dedicatoria ota sobre la terminología Introducción   Primera parte. La naturaleza del pensamiento abusivo 1. El misterio 2. Los mitos 3. La mentalidad abusiva 4. Tipos de hombres abusivos   Segunda parte. El hombre abusivo en las relaciones 5. Cómo empieza el abuso 6. El hombre abusivo en el día a día 7. Los hombres abusivos y el sexo 8. Los hombres abusivos y las adicciones 9. El hombre abusivo y la separación   Tercera parte. El hombre abusivo en la sociedad 10. Los hombres abusivos como padres 11. Los hombres abusivos y sus aliados 12. El hombre abusivo y el sistema legal   Cuarta parte. Cambiar al hombre abusivo abusivo 13. La creación de un hombre abusivo 14. El proceso de cambio 15. Crear un mundo sin abusos   Recursos ota Créditos 3

 

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Nota aclaratoria   Los nombres, rasgos identificadores y otros detalles relevantes sobre los casos anecdóticos que seEste relatan este libro sesustituir han modificado paraniproteger privacidad de sus protagonistas. libroenno pretende al terapeuta ningún la otro profesional cualificado en salud mental. Si actualmente asiste a terapia, consulte con el profesional antes de cambiar o abandonar su tratamiento. Aunque el autor ha realizado todos los esfuerzos posibles para proporcionar números de teléfono y páginas de internet actualizados en el momento de la publicación de este libro, ni el editor ni el autor asumen responsabilidad alguna en caso de errores o cambios  producidos  produci dos después de publi publicar este volumen.

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Agradecimientos   En mi largo camino para entender la mentalidad y la conducta de los hombres abusivos he tenido muchísimos maestros. Antes de sin embargo, necesito dar las gracias a todas las parejas y ex parejas de dar misnombres, clientes que compartieron sus historias conmigo. Ellas arrojaron luz sobre la negación y las distorsiones que incluían los relatos de los hechos por parte de mis clientes. Las supervivientes de abusos han sido mis mayores educadoras. Si fuésemos capaces de escuchar más sus voces, y menos las de sus abusadores y los aliados de estos, el mundo se movería rápidamente para eliminar el maltrato crónico que sufren tantas mujeres en sus relaciones íntimas. Mis primeros colegas en Emerge son los principales responsables de que emprendiese el camino que me ha llevado hasta aquí: David Adams, Susan Cayouette, Ted German, Magueye Seck, Chuck Turner, Charlene Allen y Jim Ptacek. Además del placer de trabajar con ellos, este grupo me proporcionó un apoyo y un estímulo intelectual indispensables. Espero haber sido capaz de devolverles una parte razonable de lo que me dieron. Igualmente importante para mi evolución en el estudio de los hombres abusivos y su impacto en sus parejas y sus hijos fue Carole Sousa, quien nos formó en Emerge al tiempo que nos enseñó a mantener la honestidad. Sus críticas a nuestros puntos débiles resultaban molestas, sobre todo por lo acertadas que eran. Carole es la persona que más me ha enseñado sobre lo que comparto en este libro. Tengo que volver a darle las gracias  por su generosi enerosidad dad al revisar revisar el manuscri manuscrito to y añadir añadir sus comentarios comentarios (tan importantes importantes como siempre) con decenas de post-it. Otras influencias importantes en el estudio de los hombres controladores e irritables, y la estela de destrucción que dejan a su paso, son Lonna Davis, Pam Whitney, Isa Woldeguiorguis, Susan Schechter, Sarah Buel, Jim Hardeman, Janet Fender y Brenda Lopez. Además, me gustaría expresar mi agradecimiento a Jeff Edleson, Claire Renzetti, Jackson Katz, Peter Jaffe, Barbara Hart, Bonnie Zimmer, Elaine Alpert, Joan Zorza, Jennifer Juhler, Stephanie Eisenstat, Range Hutson, Scott Harshbarger y Maureen Sheeran por sus aportaciones a mis estudios sobre el abuso y la opresión, y por su apoyo y sus ánimos como profesionales. Kate O’Kane colaboró aportándome un lugar bonito y tranquilo para escribir. escribir. También necesito expresar cuánto he aprendido de mis clientes en todos estos años,  pero no sería adecuado darles las gracias gracias porque sin sus abusos no habría sido sido necesario escribir este li libro. bro. Gracias a Gillian Andrews, Carlene Pavlos, Jay Silverman, Steve Holmes, Catherine 9

 

Benedict, Gail Dines, Carrie Cuthbert y Kim Slote por su combinación de apoyo personal y estímulo y ayuda intelectual/profesional. Gillian y Gail en particular me han «perseguido» durante años tratando de convencerme de que escribiese este libro, que finalmente ha visto la luz en gran parte por su insistencia. Gillian, además, me aportó sugerencias y comentarios muy valiosos sobre el manuscrito. Mi familia me ha brindado su cariño y su apoyo (y su paciencia) durante el laborioso (y en ocasiones estresante)  proceso de creación creación del libro. Os qui quiero ero y os estoy más ag agradecido radecido de lo que puedo expresar por estar conmigo en esto. Siento una enorme gratitud hacia mi agente, Wendy Sherman, que no solo encontró un hogar para el libro, sino que además desempeñó un papel fundamental en la creación del concepto original y su desarrollo. Ningún escritor podría estar en mejores manos. Gracias también a Deb Futter, de Doubleday, por presentarme a Wendy. Mi editor en Putnam, Jeremy Katz, demostró una fe inquebrantable en este proyecto desde el  princi  pri ncipi pioo y me ha ayudado en varios varios momentos de ansiedad ansiedad o dudas. Jeremy fue el encargado de ordenar y dar forma de libro presentable a la primera versión del texto. Deseo dar las gracias a otros miembros de Putnam que me han apoyado y han trabajado en este Goldberg. libro: entre otras, AnnMarie Harris, Denise Silvestro, Marilyn Ducksworth y Brenda Finalmente, deseo expresar mi profunda gratitud a tres personas que no me conocen  pero cuyo trabajo me ha inspi nspirado rado y me ha impul mpulsado sado a segui seguirr adelante: adelante: Bruce Cockburn, Mercedes Sosa y Linda Hogan. Tal vez nuestros caminos se crucen algún día.   LUNDY BANCROFT Invierno de 2002

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   A los miles mi les de mujeres valientes, valie ntes, muchas de ellasy supervivientes de abusos, que han creado mantenido el movimiento contra el abuso de las mujeres, y a los muchos hombres que se han unido a ellas en su lucha.

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Nota sobre la terminología   Cuando hablo de hombres irritables y controladores en este libro, he optado por  abreviar en laEmpleo mayoría de palabras los casospara confacilitar los términos hombre abusivo,considere abusadorqueo estas la lectura y no porque maltratador. todos los hombres que tienen problemas de irritabilidad o conductas controladoras son abusivos. Tenía que elegir palabras sencillas que pudiese aplicar a los hombres con  problemas  probl emas recurrentes tales tales como faltar faltar al respeto, controlar, controlar, insultar nsultar o humil humillar a la  pareja, tanto si su conducta impli mplica abuso verbal más explíci explícito, to, ag agresi resiones ones físicas físicas o maltrato sexual, como si no. Cualquiera de esas conductas puede ejercer un impacto grave en la vida de una mujer y hacer que se sienta confusa, deprimida, angustiada o atemorizada. Así, aunque tu pareja no sea un abusador, descubrirás que gran parte de lo que se explica en estas páginas puede ayudaros a ambos a aclarar los posibles problemas de vuestra relación y los pasos que debéis dar para una convivencia más satisfactoria, de apoyo mutuo e íntima. Si no estás segura de si la conducta de tu pareja debería calificarse cali ficarse de abuso, en el Capítulo 5 encontrarás ayuda para salir de dudas. Al mismo tiempo, recuerda que aunque la conducta de tu pareja no encaje en la definición de abuso, podría ejercer un efecto grave en ti. Cualquier coacción o falta de respeto por parte de la pareja es un problema serio. Los hombres controladores muestran un espectro de conductas, desde aquellos que ponen en práctica unas pocas tácticas de las que describo en este libro hasta los que las utilizan casi todas. Esos hombres, además, manifiestan una gama de actitudes: desde los que se muestran dispuestos a afrontar sus conductas y se esfuerzan por solucionarlas hasta los que hacen oídos sordos a la versión de la mujer, se sienten completamente justificados y se vuelven muy vengativos si ella intenta defenderse. (De hecho, como veremos en el Capítulo 5, una de las mejores maneras de establecer hasta dónde llega el problema de control de un hombre consiste en ver cómo reacciona cuando se le empieza a pedir un trato mejor. Si acepta las quejas y emprende pasos reales para cambiar su conducta, la perspectiva de mejora futura aumenta considerablemente.) El nivel de ira que manifiesta un hombre controlador  también varía mucho, pero por desgracia no nos dice demasiado sobre lo destructivo que  puede lleg llegar ar a ser psicol psicológ ógiicamente o las probabili probabilidades de que cambie. Asimismo, he decidido utilizar el masculino para referirme a la persona abusiva y el femenino para la pareja abusada. Es una cuestión de comodidad y, además, describe a la gran mayoría de las relaciones con abuso de poder. No obstante, el control y el abuso son problemas muy extendidos también en las relaciones lesbianas y gais. El grueso de lo que explico en este libro es relevante también para abusadores homosexuales. 14

 

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Introducción   Llevo quince años trabajando con hombres irritables y controladores como terapeuta, evaluador He acumulado conocimientos a partir losabuso dos mil más casos eeninvestigador. los que he participado. He muchos aprendido las señales de alarmadedel y elo control que una mujer puede detectar en las primeras fases de una relación. He llegado a entender bien qué dice realmente un hombre controlador, los significados ocultos detrás de sus palabras. He descubierto pistas para identificar cuándo la agresión verbal y emocional se encamina hacia la violencia. He encontrado modos de separar a los hombres abusivos que fingen cambiar de los que realizan un trabajo auténtico para mejorar. Y he aprendido que el problema del abuso tiene muy poco que ver con cómo se  siente un hombre (mis clientes apenas se diferencian de los hombres no abusivos en cuanto a sus experiencias emocionales): se trata de cómo  piensa. Las respuestas están en su mente.  No obstante, a pesar de que me aleg alegro ro enormemente de haber tenido tenido la oportunidad oportunidad de entender todo esto, no soy una de las personas que más lo necesita. Las personas que más se pueden beneficiar del conocimiento de los abusadores y cómo piensan son las mujeres, que pueden utilizar lo que yo he aprendido para distinguir cuándo están siendo controladas o menospreciadas en una relación, encontrar modos de liberarse del abuso si este ya tiene lugar, y saber cómo evitar las relaciones con hombres abusivos (o controladores, o aprovechados) en el futuro. El objetivo de este libro consiste en dotar a las mujeres de la capacidad de protegerse física y psicológicamente de los hombres irritables y controladores. Como preparación para escribir este libro, empecé redactando una lista con las veintiuna preguntas más habituales entre las mujeres que me consultan sobre sus parejas abusivas, por ejemplo:   «¿De verdad se arrepiente?». «¿Por qué muchos de nuestros amigos se ponen de su parte?» «¿Llegará un día en que me pegue?»   Y muchas otras. A continuación desarrollé mis explicaciones para asegurarme de que las mujeres encontrasen aquí la información que necesitan de manera urgente. Encontrarás esas veintiuna preguntas destacadas a lo largo del libro; si lo deseas, puedes hojearlo para localizar los temas más relevantes para ti. Otro de los objetivos principales consiste en ofrecer ayuda a cada una de las mujeres 17

 

que considera que no recibe un trato adecuado en su relación, sea cual sea la etiqueta que ella misma pondría a la conducta de su pareja. Palabras como control y abuso  pueden tener muchas implicaciones, y es posible que consideres que no encajan en tus circunstancias personales. He decidido utilizar el término abusadores  para referirme referirme a los hombres que demuestran un amplio espectro de conductas controladoras, de menosprecio o de intimidación. En algunos casos hablo de maltratadores físicos; en otros, de hombres que utilizan o insultan a sus parejas, pero sin llegar a aterrorizarlas o intimidarlas. Algunos de los hombres que describo en estas páginas cambian de humor de manera tan drástica y tantas veces que las mujeres nunca llegan a tener claro cómo son realmente, y les resulta imposible ponerles una etiqueta. Tu pareja puede ser arrogante, o manipuladora, o demostrar una conducta egoísta una y otra vez, pero sus virtudes  podrían llevarte a pensar que está muy lejos de ser un « abusador». P or favor, favor, no  permitas  permi tas que mi leng lenguaje uaje te confunda; simpl simplemente, emente, he el eleg egid idoo la palabra palabra abusador  para abreviar el concepto de «hombre que hace sentir a su pareja maltratada o infravalorada de manera frecuente». Puedes adoptar un término distinto si crees que describe mejor a tu pareja. No obstante, sea cual sea el tipo de maltrato que tu pareja practica, no dudes que estas páginas encontrarás las respuestas a muchas preguntas para las que crees no tenerenrespuesta. Si la persona con la que compartes tu vida es de tu mismo sexo, este libro también es  para ti. ti. Las lesbi lesbianas anas y los homosexual homosexuales es que abusan de sus parejas muestran el mismo  patrón de pensami pensamiento, ento, y la mayoría de las tácticas tácticas y excusas excusas que los hombres abusadores heterosexuales. En este libro utilizo el pronombre masculino para referirme al abusador y el femenino para la pareja abusada a fin de facilitar la lectura, pero las lesbianas y los gais abusados también están en mis pensamientos. Por supuesto, tendrás que cambiar el género en función de tu relación, y por ello pido disculpas. En el Capítulo 6 encontrarás una sección en la que hablo específicamente de las similitudes y las diferencias en abusadores del mismo sexo. de procedencias raciales y culturales muy Este libro incluye historias de hombres diversas. Aunque las actitudes y las conductas de los hombres controladores y abusadores varían en función de la cultura, he llegado a la conclusión de que sus similitudes superan con mucho a sus diferencias. Si tu pareja es una persona negra o inmigrante, o si tú misma perteneces a uno de esos grupos, encontrarás que gran parte de lo que se trata en este libro (o, posiblemente, todo) encaja completamente con tu experiencia. Aunque no especifico raza o etnia en los casos que describo en estas  págiinas, aproxi  pág aproximadamente un tercio tercio de los abusadores cuyas histori historias as expli explico son hombres de color o de otra nacionalidad distinta a la norteamericana. En el Capítulo 6 se tratan algunos aspectos raciales y culturales.   18

 

  Mi experiencia trabajando con hombres irritables y controladores   Empecé a tratar a hombres abusivos, de manera individual y en grupo, en 1987, en una época en que trabajaba para un programa llamado Emerge, la primera agencia de Estados Unidos que ofrecía servicios especializados para hombres que abusan de las mujeres. Durante los cinco años siguientes, trabajé casi en exclusiva con clientes que acudían al programa de manera voluntaria. En general, lo hacían después de verse sometidos a una intensa presión por parte de sus parejas, que amenazaban con dejar la relación o que ya lo habían hecho. En muchos casos, la mujer había acudido a los tribunales para solicitar una orden de alejamiento. La principal motivación de los hombres para buscar ayuda era la esperanza de salvar sus relaciones. Entre ellos era común el sentimiento de culpa o de malestar por su conducta abusiva, pero al mismo tiempo estaban convencidos de la validez de sus excusas y sus justificaciones. Así, el arrepentimiento no habría sido suficiente para permanecer en mi programa. En aquellos  primeros  pri meros años, los clien clientes tes con los los que trabajé eran hombres que empleaban mucho más el abuso verbal y emocional que la violencia física, aunque en su mayoría habían sido físicamente intimidatorios o violentos en más de una ocasión. En la década de 1990, el sistema legal pasó a implicarse mucho más en cuanto a su respuesta al abuso doméstico. Eso se tradujo en un goteo de clientes, que después fue a más, que acudían a nuestro programa por orden judicial. En general, esos hombres eran mucho más propensos a la violencia física que nuestros clientes anteriores; hubo casos de uso de armas o maltrato físico muy violento que provocó la hospitalización de sus  parejas. No obstante, observamos que en otros aspectos aquell aquellos hombres no eran muy distintos a nuestros clientes abusadores verbales: sus actitudes y sus excusas tendían a ser  las mismas, y empleaban la crueldad psicológica además de los ataques físicos. Igualmente eraangusti que las que parejas de oíamos esos maltratadores  prácti  prácticamente camenteimportante las mismas mismas ang ustias as las que de boca de físicos mujeresdescribían abusadas  psicol  psi cológ ógiicamente, lo que nos demostraba que las diferentes diferentes formas de abuso ejercen un impacto destructivo similar en las mujeres. Durante los años de trabajo con hombres controladores y abusivos, mis colegas y yo hemos seguido estrictamente nuestra norma de hablar con la mujer a la que nuestro cliente ha maltratado, tanto si continúan siendo pareja como si no. (Si él ha comenzado una nueva relación, hablamos también con su pareja actual, y de ese modo nos hemos dado cuenta de cómo los hombres abusivos repiten sus patrones en todas sus relaciones.) Esas entrevistas con las mujeres supusieron nuestra mayor fuente de información sobre el el control en las relaciones. Los propias relatos de las mujeres nos enseñaron quepoder los yhombres abusivos explican sus historias con también una enorme dosis de 19

 

negación, minimización y distorsión de su conducta. Así, para nosotros resulta imposible obtener un panorama preciso de lo que ocurre en una relación abusiva si no escuchamos con atención a las mujeres abusadas. Tratar a hombres abusivos es un trabajo difícil. En general, son muy reacios a afrontar el daño que causan a sus mujeres (y, en muchos casos, a sus hijos). Se aferran a sus excusas y culpan a sus víctimas. Como verás en las páginas que siguen, se atribuyen los privilegios que obtienen mediante el maltrato y presentan patrones de pensamiento que les dificultan el hecho de imaginar una relación de respeto e igualdad con una mujer. En ocasiones me preguntan por qué trabajo con hombres abusadores si resulta tan difícil que cambien. Existen varios motivos. En primer lugar, si un solo hombre de un grupo de diez realiza cambios sustanciales y duraderos, mi inversión en tiempo y energía estará justificada porque su pareja y sus hijos experimentarán un cambio espectacular en su calidad de vida. En segundo lugar, creo que los abusadores deben responsabilizarse de sus actos. Si asisten a un programa para abusadores, al menos se les puede pedir cuentas del daño que han hecho. Tengo la esperanza (y he visto señales) de que los valores culturales cambien con el tiempo si la gente ve que pedimos cuentas a los hombres que maltratan degradan aque suslaparejas. En tercer lugar,hay maltratado probablemente el motivo importante,y considero mujer que mi cliente es lasea persona a la más que más ayudo, y establezco un contacto con ella cada pocas semanas, como mínimo. Mi objetivo consiste en brindarle apoyo emocional, darle a conocer los servicios legales y terapéuticos de los que dispone en su comunidad (a ser posible, gratuitos) y ayudarla a deshacer el nudo mental que su pareja abusiva ha creado en su cabeza. Puedo lograr que a él le resulte más difícil manipularla, y tengo la ocasión de avisarla de las maniobras turbias que él está planificando o del aumento de la violencia que estoy observando. Si me concentro en la mujer y los hijos como las personas que más merecen y necesitan mi ayuda, casi siempre puedo lograr una contribución positiva, tanto si mi cliente abusivo decide afrontar como si no. abusivos En el Capítulo 14 cómo describo los entresijos de unseriamente programa su de problema terapia para hombres y explico puede detectar una mujer si un programa determinado está funcionando o no. En los últimos años, a través de mi trabajo como investigador del abuso infantil y evaluador de custodia para diversos tribunales, he tenido ocasión de interactuar de un modo distinto con familias afectadas por hombres abusivos. Comparto algunas de las ideas que he desarrollado a través de esas experiencias en el Capítulo 10, que examina las vivencias de niños expuestos a hombres abusivos (por lo general, sus padres o  padrastros) y los los modos en que algu algunos nos abusadores prolong prolongan an sus patrones de conducta controladora e intimidatoria a través de los procesos de custodia en los tribunales de familia.   20

 

  Cómo se utiliza este libro   Uno de los elementos predominantes en la vida con una pareja irritable o controladora es que frecuentemente te dice lo que debes pensar e intenta sembrar en ti la duda o menospreciar tus propias percepciones y creencias. No me gustaría que este libro sirviese para recrear esa dinámica insana. Por tanto, lo más importante que debes recordar durante la lectura de este libro es que prestes mucha atención a lo que digo,  pero si siempre empre pensando por ti misma. Si alg algo de lo que describo describo sobre los abusadores no encaja con tu experiencia, prescinde de ello y céntrate en las partes que sí encajan. Es  posibl  posi blee que dejes el libro libro cada cierto cierto tiempo y te preg preguntes: untes: «¿Cómo puedo aplicar aplicar esto a mi relación? ¿Qué ejemplos personales tengo del modo de pensar y de comportarse de un hombre controlador o cruel?». Si llegas a una parte del libro con la que no te sientes identificada (porque no tienes hijos, por ejemplo, o porque tu pareja no te atemoriza físicamente), sáltatela y consulta aquello que te pueda servir. A algunas mujeres les resultará muy difícil leer este libro en soledad porque despierta sentimientos abrumadores. Te animo a buscar apoyo de amigos y familiares de confianza  para real realiizar el proceso. Aunque leer este libro será muy revelador revelador para ti, ti, también también  podría resultar doloroso doloroso o angustioso angustioso cuando abras los los ojos a la realidad. realidad. Si no tienes a nadie con quien hablar (o aunque sí cuentes con alguien), llama al número de atención a víctimas de malos tratos (016). Te informarán sobre los programas de que dispones. Al final del libro encontrarás un apartado con todo tipo de ayuda. De nuevo, no permitas que la palabra abuso te bloquee. El personal de la línea está ahí para escucharte y ayudarte a pensar en una relación en la que eres tratada de un modo que te hace sentir mal. Entiendo lo incómodo que puede resultar dar el salto y hablar con personas que te importan sobre el maltrato experimentando en tu se relación. Es posible que sientas vergüenza de tener que unaestás pareja que en ocasiones comporta de manera desagradable o intimidatoria, y que temas que los demás te critiquen por no dejar la relación de inmediato. O podrías sentir lo contrario: que las personas que te rodean aprecian tanto a tu pareja que te preguntas si te creerán cuando expliques lo mezquino o abusivo que puede ser. A pesar de esas ansiedades, resulta esencial no  permanecer  aislada con tu angustia o tu confusión acerca de lo que ocurre en tu relación. Busca a alguien de confianza (puede ser incluso una persona que no habías tenido en cuenta) y desahógate. Probablemente, se trata del paso más importante para empezar a construir  una vida sin control ni abuso. Si la en conducta controladora de menosprecio de de tu evitar pareja es se crónica, duda  pensarás él a todas horas, en lao manera de ag agradarle, radarle, evi tar que desvíe,sin o cómo 21

 

 podría cambiar. cambiar. En consecuenci consecuencia, a, te das cuenta de que no tienes tienes mucho tiempo tiempo para  pensar en ti (solo en lo que está mal para él). Una de mis motivaciones principales para escribir este libro, irónicamente, consiste en ayudarte a que pienses menos en él. Espero que al responder el mayor número posible de preguntas y aclarar la confusión que la conducta abusiva provoca, te ayude a escapar de la trampa de la preocupación por tu  pareja. De este modo, podrás situarte situarte de nuevo en el centro de tu vida vida (y también también tus hijos, si eres madre), que es donde debes estar. Un hombre irritable y controlador puede ser como una aspiradora que absorbe la mente y la vida de la mujer, pero existen maneras de recuperar tu vida. El primer paso consiste en aprender a identificar qué hace tu pareja y por qué lo hace, y este libro te ayudará a descubrirlo. Sin embargo, cuando acabes de bucear en lo más profundo de la mente del abusador, que es lo que este libro te permitirá hacer, es importante que vuelvas a la superficie e intentes mantenerte quiero decir decir que tengas tengas que dejar necesariamente necesariamente a tu pareja; esa alejada del agua.  No quiero es una decisión complicada y muy personal que solo tú puedes tomar. Sin embargo, tanto si te quedas como si te marchas, la decisión crítica que sí puedes tomar es dejar de  permiti  permi tirr a tu pareja pare ja que distorsi distorsione one la lente de tu vida, vida, que deje de ser el centro de todo. Mereces que tu vida trate sobre ti ; tú lo vales.

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Primera parte

La naturaleza del pensamiento abusivo

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1 El misterio   Escuchemos las voces de estas mujeres:    Es dos personas distintas. disti ntas. Me siento como si vivi ese con el doctor Jekyll y Mr. Mr.  Hyde.  En realidad no quiere qui ere hacerme daño. Lo que ocurre ocurre es que pierde el control. Todo el mundo piensa que es estupendo. No sé qué  hay en mí que le enciende de esa manera. Cuando está sobrio, está bien. Pero si está borracho, cuidado. Siento que nunca está contento con lo que hago.  Me ha asustado algunas veces, pero pero nunca toca a los niños. ni ños. Es un gran padre.  Me dice di ce cosas desagradables, y una hora más tarde quiere sexo. No lo entiendo. enti endo.  A veces me confunde.  La cuestión cuesti ón es que él me entiende enti ende de verdad. ¿Por qué lo hace?   Estas son las palabras de mujeres que describen su ansiedad y su conflicto interior  respecto a sus relaciones. Cada una de esas mujeres sabe que algo va mal (muy mal),  pero son incapaces de defini definirr ccon on exacti exactitud tud qué es. Cada vez que creen cree n que comprenden a su pareja, que por fin entienden qué le molesta, ocurre algo, cambia algo. Las piezas se niegan a encajar. Cada una de esas mujeres intenta dar sentido a la montaña rusa en la que se ha convertido su relación. Veamos el relato de Kristen:   Cuando conocí a Maury, era el hombre de mis sueños. Parecía demasiado bueno para ser verdad. Era encantador, divertido e inteligente, y lo mejor de todo es que estaba loco por mí. Me sinceré con él, le expliqué experiencias difíciles por las que había pasado en los últimos años, y él me apoyó. Además, se apuntaba a todo lo que yo le proponía. Nuestro primer año fue maravilloso.  No puedo decir exactamente cuándo empezaron a cambiar las cosas. cos as. Creo que fue más o menos cuando nos fuimos a vivir juntos. Él empezó a decir que necesitaba más espacio. Yo me sentía confusa porque hasta aquel momento había sido siempre él quien quería que estuviésemos juntos cada segundo. Las críticas y las quejas fueron en aumento. Decía que hablo sin parar y que soy una egocéntrica. A lo mejor lo soy; es cierto que hablo mucho. Pero hasta entonces parecía que quería saberlo todo sobre mí, que nunca tenía ysuficiente. a decir noyoestaba haciendo nada más con como mi vida. Sé que tiene ambiciones, es posibleEmpezó que tenga razónque y que debería ser un poco él, pero soyélfeliz congrandes lo que tengo. Y mi peso. Empezó a decir que tenía que hacer más ejercicio, que no prestaba atención a lo que comía.

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Si te soy sincera, fue lo que más daño me hizo. Tenía la sensación de que mostraba cada vez menos interés  por el sexo, y si s i al alguna guna vez intenté tomar la iinicia niciativa, tiva, mejor olvidarlo. olvidarlo. Todavía estamos juntos, pero tengo la sensación de que va a dejarme. Parece que no estoy a la altura de sus necesidades. Lo intento, pero él no está de acuerdo. Ahora, cuando está muy enfadado o frustrado, me dice cosas humillantes. Hace unos días me dijo: «Eres una puta vaga, solo quieres a un hombre para vivir de él como tu madre». No lo entiendo; siempre he aportado mucho. Hace dos años que no trabajo, desde que nació nuestro bebé, pero me estoy preparando para volver. No creo que quisiera decir eso, pero lo dijo... Dice que he cambiado mucho, pero a veces dudo de que sea yo quien ha cambiado. A veces, durante unos días parece el hombre del que me enamoré y recupero el optimismo, pero entonces empieza a mencionar otra vez lo infeliz que es conmigo. Por algún motivo se disgusta conmigo, pero no sé qué estoy haciendo mal.

 

A Kristen le preocupaban varias cosas. ¿Qué había ocurrido con el hombre al que quería tanto? ¿Por qué siempre la menospreciaba? ¿Qué podía hacer para acabar con aquellos arrebatos? ¿Por qué pensaba él que ella era la única que había cambiado? Otras mujeres explican historias muy distintas a la de Kristen, pero se sienten igual de confusas. Esto es lo que Barbara me explicó:   Fran es un poco callado y tímido. Pero es muy tierno, y el día que le conocí me quedé colada por él. Tenía que perseguirle literalmente; era muy difícil sonsacarle algo. Salíamos y teníamos conversaciones muy interesantes; yo siempre tenía ganas de volver a verlo. En las tres semanas siguientes empezó a decirme que no se encontraba bien, o que su hermana estaba de visita, o cualquier otra excusa. Un par de veces olvidó que habíamos quedado. Un buen día se sinceró conmigo. Alguien le había hecho mucho daño. Le habían engañado, las mujeres no le habían tratado demasiado bien. Tenía miedo de intimar otra vez. Poco a poco se fue abriendo, pero era yo la que tenía que ir detrás de él. Intenté demostrarle que yo no era como las mujeres con las que había estado. No coqueteo con todos. No visto de manera provocativa, no es mi estilo. Sin embargo, Fran no me creía. Decía que estaba flirteando con el hombre de la mesa de al lado, o que miraba a los que pasaban a nuestro lado. Me siento mal por él, es muy inseguro. Su madre engañó a su  padre cuando c uando era pequeño, y ssupongo upongo que eso empeoró las c osas. Yo tenía muchísimas muchí simas ganas de casarme; c asarme; pensaba pens aba que así él se sentiría seguro, pero era muy rreacio eacio al compromiso. Cuando por fin nos dimos el sí, él se mostró más seguro de sí mismo durante un tiempo, pero los celos no tardaron en reaparecer para quedarse. Llevo años pidiéndole que vaya a terapia, pero se enfada muchísimo cuando se lo digo y asegura que a él no le pasa nada. Hace unos días fuimos a la fiesta de cumpleaños de un amigo suyo y tuve una conversación muy interesante con el hermano del amigo. Solo estábamos charlando; el chico ni siquiera es guapo. De repente, Fran empezó a decir que teníamos que marcharnos porque le dolía mucho la cabeza. Durante el trayecto de regreso a casa, comprendí que el motivo real eran los celos. Empezó a gritarme, a decir que estaba harto de que le humillase en público, de que me pavonease por ahí, y cosas por el estilo. No dejaba de golpear el salpicadero con el puño, y en dos o tres ocasiones me empujó contra la puerta del coche. Cada vez que le decía que estaba equivocado, se ponía más furioso, de modo que opté por callarme. Nuestros hijos iban en el asiento de atrás y estaban muy asustados. A mi edad me resulta difícil pensar en dejarle. Me parece imposible empezar desde cero. Ojalá aceptase que necesita ayuda.

  Barbara se enfrentaba a problemas distintos a los de Kristen. ¿Por qué Fran era incapaz de confiar en ella, y por qué la aislaba de los demás? ¿Por qué no veía que tenía un problema y buscaba ayuda? ¿Llegaría el día en que maltrataría físicamente a su mujer? ¿Mejorarían cosasy para alguna en vez? A primera vista, las Maury FranBarbara no se parecen nada: el primero es joven, popular, 27

 

activo y asertivo; el segundo, socialmente torpe, pasivo y se ofende con facilidad. Fran llega a la violencia física en ocasiones, Maury no. Sin embargo, ¿son tan diferentes como  parece? ¿O en realidad realidad ambos responden al mismo mismo patrón de conducta bajo la superfici superficie? e? Estas son algunas de las preguntas para las que hallaremos respuestas en los capítulos siguientes. Veamos una historia más, la de Laura:  

Paul es un tipo estupendo. Estuvimos saliendo unos seis meses, y ahora llevamos algunos más viviendo  juntos. Nos hemos prometido. Me siento fatal por él. él. Su ex mujer le ac usó de maltrato, y es mentira. Paul cometió un error, engañarla con otra, y ella está decidida a hacerle pagar por eso. Nada la detendrá. Ahora incluso dice que él era violento, que la abofeteó varias veces y que le rompió cosas. ¡Es ridículo! Llevamos más de un año juntos y puedo decirte que él no es nada de eso. Jamás me ha levantado la mano. Es más, me ha ayudado a recomponer mi vida y siempre ha estado ahí. Estaba en un mal momento cuando nos conocimos, deprimida, bebía demasiado, y ahora estoy mucho mejor gracias a él. Odio a esa puta por  acusarle acus arle de esas cosas c osas.. V Vamos amos a intentar conseguir c onseguir la custodia de sus hij hijos os porque ella está está fuera f uera de control. cont rol.

  Laura se preguntaba cómo era posible que la ex mujer de Paul acusase de maltrato a un hombre tan maravilloso. Estaba tan furiosa que ni siquiera notó algunas señales de alarma en su relación con Paul. Si Kristen, Barbara y Laura se sentasen juntas y comparasen sus notas, es posible que acabasen llegando a la conclusión de que sus parejas no podrían ser más distintas. Las personalidades de estos tres hombres parecen muy diferentes, y sus relaciones siguen caminos muy dispares. Sin embargo, Maury, Fran y Paul tienen mucho más en común de lo que parece a primera vista. Su mal humor, sus excusas, su actitud... todo surge de la misma fuente. Los tres son hombres abusadores.  

La tragedia del abuso   El abuso de mujeres en las relaciones de pareja afecta a un número inimaginable de vidas. Aunque dejemos a un lado los casos de abuso puramente verbal y psicológico, y solo tengamos en cuenta la violencia física, las estadísticas resultan impactantes: entre dos y cuatro millones de mujeres son maltratadas por sus parejas cada año  solo en Estados Unidos. Las autoridades sanitarias estadounidenses han declarado que las agresiones por parte de parejas masculinas constituyen la  princi  principal pal causa de lesiones lesi ones en mujeres de edades comprendidas entre los quince y los cuarenta y cuatro años. La Asociación Médica Estadounidense informa de que una de cada tres mujeres será víctima de violencia por parte de su marido o su novio en algún momento de su vida. Los efectos emocionales de la violencia en la pareja representan un factor en más de un cuarto de los intentos de suicidio en mujeres y constituyen una causa fundamental del abuso de sustancias en mujeres adultas. Las estadísticas gubernamentales indican que 28

 

entre mil quinientos y dos mil mujeres son asesinadas por sus parejas o ex parejas cada año, lo que supone más de un tercio de todas las víctimas femeninas de homicidio. Además, esos homicidios casi siempre tienen detrás una historia de violencia, amenazas o acoso. El abuso contra mujeres también influye negativamente en las vidas de los niños. Los expertos calculan que cinco millones de niños son testigos cada año de un ataque contra su madre, una experiencia que les puede dejar traumatizados. Entre los niños expuestos a la violencia en casa existen más casos de problemas de conducta y de atención en el colegio, agresividad, abuso de sustancias, depresión y muchos otros factores. El abuso contra las mujeres es la causa de aproximadamente un tercio de divorcios entre parejas con hijos y la mitad de divorcios en los que se lucha por la custodia. A pesar de lo alarmante que resulta el panorama, también sabemos que las agresiones físicas son solo el principio del abuso al que las mujeres podrían estar sometidas. Existen millones de mujeres que nunca han sido maltratadas físicamente, pero que viven con ataques verbales recurrentes, humillaciones, coacción sexual y otras formas de abuso  psicol  psi cológ ógiico (por lo general, eneral, acompañado de ex expl plotaci otación ón económica). económica). Las cicatrices cicatrices del maltrato psicológico pueden ser tan profundas y duraderas como las heridas de los golpes o las bofetadas, pero no se ven. De hecho, de las mujeres que han experimentado violencia por parte de su pareja, más de la mitad afirma que el abuso psicológico del  hombre es lo que les provoca más dolor. Las diferencias entre el abusador verbal y el maltratador físico no son tan grandes como muchas personas creen. Las conductas de ambos tipos de abusador tienen las mismas raíces y se guían por el mismo patrón de pensamiento. Los hombres de cualquiera de las dos categorías siguen procesos similares de cambio en la superación de su carácter abusador (si es que cambian, algo que por desgracia no es habitual). Además, las categorías tienden a desdibujarse. Los maltratadores físicos también abusan verbalmente de sus parejas. Los física. maltratadores psicológicos y manipuladores acabar utilizando la intimidación En este libro conocerás a abusadores detienden muchosa tipos, desde los que nunca recurren a la violencia hasta los que aterrorizan a sus parejas. Posiblemente, el alcance de sus similitudes te resultará sobrecogedor. Uno de los obstáculos para identificar el maltrato crónico en las relaciones es que los hombres más abusivos no  par  parecen ecen abusadores. Poseen numerosas cualidades positivas: entre ellas, momentos de amabilidad, cariño y buen humor, sobre todo en las primeras fases de la relación. Los amigos de un abusador pueden tener muy buen concepto de él. Es posible que tenga una vida laboral de éxito y que no tenga problemas con las drogas o el alcohol. No encaja en la imagen de persona cruel o amenazadora. Así, cuando una mujer siente que su relación se está descontrolando, es poco probable que piense que su  pareja es un abusador. abusador. 29

 

Los síntomas del abuso están ahí, y la mujer los ve, se da cuenta del aumento de la frecuencia de los menosprecios. La generosidad del principio se va convirtiendo en egoísmo. Las explosiones verbales cuando él está irritado o cuando las cosas no salen como quiere. Sus quejas constantes en torno a la mujer, de manera que todo es culpa de ella. Su actitud según la cual él sabe lo que le conviene a ella, incluso mejor que ella. Y, en muchos casos, una sensación cada vez más intensa de miedo o intimidación. Sin embargo, la mujer también ve que su pareja es un ser humano que puede comportarse de manera atenta y cariñosa en ocasiones, y le quiere. Ella desea entender por qué se enfada tanto y ayudarle a romper ese patrón de altibajos. Se involucra en las complejidades del mundo interior del maltratador, intenta descubrir pistas y mover piezas en un intento de resolver un puzle muy complicado. Los cambios de humor del maltratador resultan especialmente desconcertantes. Puede ser una persona distinta de un día para otro, o incluso de una hora para otra. En ocasiones se muestra agresivo e intimidante, utilizando un tono duro, escupiendo insultos que salen ridículamente de su boca como petróleo de un barril. En ese estado, nada de lo que ella diga tendrá la más mínima influencia sobre él, o sí: solo servirá para que se irrite todavía más. Los argumentos de ella no cuentan para él, todo es culpa de ella. Él distorsiona las palabras de ella de manera que la mujer siempre acaba poniéndose a la defensiva. Como muchas parejas de mis clientes me dicen, «parece que no hago nada  bien».  bi en». En otros momentos, el hombre parece herido y perdido, hambriento de amor y cuidados. Cuando aflora esa parte de él, parece abierto y listo para la curación. Da la impresión de bajar la guardia, su coraza se ablanda, y podría adoptar la actitud de un niño herido, difícil y frustrante, pero encantador. Al verlo en ese estado desanimado, su  pareja no imagi magina na que el abusador que lleva dentro pueda regresar regresar nunca más. La bestia bestia que se apodera de él en otros momentos no tiene absolutamente nada que ver con la  persona que es ahora. Tardetierna o temprano, sin embargo, la sombra se cierne de nuevo sobre él, como si tuviese vida propia. Pueden transcurrir varias semanas en paz, pero al final ella es de nuevo maltratada. No deja de pensar en un arduo esfuerzo por desenmarañar los muchos hilos del carácter de su pareja, hasta que empieza a preguntarse si no será ella la que no está del todo bien de la cabeza. Para empeorar las cosas, todo aquel con el que habla tiene una opinión distinta sobre el problema de su pareja y lo que ella debería hacer al respecto. Por ejemplo, su sacerdote le dice: «El amor elimina todas las dificultades. Entrégale tu corazón por  completo y él encontrará el espíritu de Dios». Su terapeuta habla un lenguaje distinto: «Provoca reacciones intensascon porque te recuerda a tu padre,losydos tú laprovocas reacciones en élti debido a su relación su madre. Tenéis que trabajar manera 30

 

de no hacer saltar al otro». Un amigo que se está recuperando del alcoholismo le dice: «Es adicto a la rabia. Te controla porque le aterran sus propios miedos. Tienes que convencerle de que entre en un programa de doce pasos». Su hermano le dedica estas  palabras:  pal abras: «Es « Es un buen tío. Ya sé que a veces pierde pierde los nervios nervios contig contigo, tiene tiene la mecha corta, pero tú tampoco eres ninguna joya con ese pico que tienes. Tenéis que solucionarlo juntos por el bien de los niños». Y para poner la guinda a su confusión galopante, su madre, o la profesora de su hijo, o su mejor amiga, le dice: «Es un miserable. Está loco, nunca cambiará. Lo único que quiere es hacerte daño. Déjalo antes de que vaya a peor». Todas esas personas intentan ayudar, y todas se refieren al mismo abusador. Sin embargo, parece distinto según cada punto de vista. A raíz de la convivencia con el abusador, la mujer sabe que no existen respuestas sencillas. Los amigos le dicen: «Es un miserable». Sin embargo, ella sabe que él ha sido  bueno en muchos aspectos. «Te trata así porque sabe que se puede salir salir con la suya. Yo amás permitiría que me tratasen de esa manera.» Sin embargo, ella sabe que cuando le  planta  pl anta cara con fi firmeza, rmeza, él reacciona comportándose con más rabia y más intimi ntimidaci dación. ón. Cuando ella le hace frente, él le hace pagar por ello tarde o temprano. «Rompe la relación.» Sin embargo, ella sabe que no es tan fácil. Él le prometerá que va a cambiar, hará que sus amigos y sus parientes se compadezcan y la presionen para que le dé otra oportunidad. Él se deprimirá muchísimo, lo que hará que ella se preocupe por su estado. Y dependiendo del tipo de abusador que sea, ella sabe que podría ponerse muy violento si intenta abandonarle. Es posible que incluso tema que él intente separarla de sus hijos, como hacen algunos abusadores. ¿Cómo es posible que una mujer abusada se componga un panorama razonable a  partirr de tanta confusión?  parti confusión? ¿Cómo va a entender las causas del problema problema de su pareja  para saber qué camino debe eleg elegiir? Las preguntas a las que se eenfrenta nfrenta son urgentes.  

Cinco puzles   Los profesionales especializados en hombres abusivos y controladores se enfrentan a esas mismas cuestiones desconcertantes en su trabajo. Fui codirector del primer   programa  prog rama de terapi terapiaa para hombres abusivos abusivos en Estados Unidos Unidos (y, posibl posiblemente, emente, en el mundo). Cuando empecé a dirigir grupos para abusadores, hace quince años, para mí eran un misterio, tanto como para las mujeres con las que conviven. Mis colegas y yo tuvimos que ensamblar una imagen a partir de las mismas pistas desconcertantes a las que Kristen,deBarbara y Laura. temas nos llevaban a debatir una y otra se vezenfrentaron sobre las historias nuestros clientes,Varios entre otros: 31

 

  Su versión del abuso no tiene nada que ver con la versión de la mujer.   Dale, un hombre de treinta y pocos años, explicó la siguiente historia cuando entró en mi grupo para hombres abusadores:   Maureen, mi mujer, y yo llevamos juntos once años. Los primeros diez años fueron buenos, ella no tuvo ningún problema de abuso ni violencia ni nada. Era estupenda. Hace un año, más o menos, empezó a salir con esa zorra de Eleanor, que me tiene manía. Hay personas que no soportan que los demás sean felices. Esa chica era soltera y tenía envidia de que Maureen estuviese felizmente casada, así que se propuso estropear  nuestro matrimonio. No se lleva bien con nadie, no le dura ninguna relación. Tuve la mala suerte de que tropezase con mi mujer. Esa puta empezó a llenar la cabeza de Maureen de cosas malas sobre mí. La volvió contra mí. Le dice que no me preocupo por ella, que me acuesto con otras, todo tipo de mentiras. Y está consiguiendo lo que quiere,  porque ahora Maureen y yo tenemos peleas peleas tremendas. Este último último año nos hemos llevado llevado fatal. Le digo a Maureen que no quiero que salga con esa mujer, pero no me escucha. Me miente y se ven a mis espaldas. Y yo no estoy aquí para ocultar nada. No voy a negar que dos o tres veces me he hartado de las acusaciones y los gritos, y he empujado y abofeteado a mi mujer. Necesito ayuda, no lo niego. Tengo que aprender a llevar  mejor el estrés; no quiero que mi mujer me denuncie. Y a lo mejor todavía encuentro la manera de convencer  a Maureen de que no echemos a perder algo maravilloso, porque al paso que vamos no duraremos ni seis meses más.

  Siempre entrevisto a la pareja de cada uno de mis clientes en cuanto éstos entran en el programa. Contacté con Maureen por teléfono unos días después de conocer a Dale, y esta fue su versión:   Dale era estupendo cuando nos conocimos, pero cuando nos casamos algo empezó a no ir bien. Pasó de  pensar que era perfecta perfec ta a criti cr iticarm carmee c ontinuamente, ontinuamente, y se s e ponía de muy mal humor por pequeñeces. No sabía s abía qué hacer para que se sintiese mejor. Dos meses después de la boda me empujó por primera vez; después vendrían dos o tres explosiones como esa al año. Por lo general, rompía algo o me levantaba el puño, pero unas cuantas veces me empujó o me abofeteó. Algunos años transcurrieron en calma, y yo pensaba que se había acabado, pero entonces volvía a ocurrir. Y siempre, siempre, me menospreciaba y me decía lo que tenía que hacer. Para él no hacía nada bien. Hace pegado, un año conocí Eleanor. Empezó a decirme que lo Dalepensé era abuso, aunque nunca hubiese y que yoa no había hecho nada para merecer eso.que Al hacía principio que exageraba, porqueme sé de mujeres que viven situaciones mucho peores que la mía. Y Dale puede ser realmente tierno y comprensivo cuando menos te lo esperas. Hemos tenido muchos momentos buenos, de verdad. De todos modos, Eleanor  me abrió un poco los ojos. Empecé a plantar cara a Dale por su forma de hablarme, y le dije que estaba  pensando en marcharme marc harme por un tiempo. Se volvió volvió loco. Lo juro, le ha pasado algo. algo. Me ha abofeteado dos veces en los últimos ocho meses; en otra ocasión me tiró sobre una silla y me caí de espaldas. Acabé marchándome. De momento no pienso volver con él, pero supongo que depende de cómo le vaya en el  programa.

  Observa los contrastes tan acusados. Dale no habla de abusos durante los diez  primeros  pri meros años de su matrimoni matrimonio, o, mientras mientras que Maureen recuerda menosprecios menosprecios e incluso ncluso ataques físicos en esa misma etapa. Maureen afirma que Eleanor la ayuda y la apoya; Dale considera que es una mala influencia y que está poniendo a su mujer en su contra. Dale asegura que siguen juntos, mientras que Maureen explica que ya han roto. Cada 32

 

uno piensa que el otro tiene un problema. ¿Cómo es posible que sus puntos de vista choquen tanto? En los capítulos que siguen analizaremos el pensamiento del hombre abusivo para responder a la pregunta de por qué la visión de Dale contiene distorsiones tan graves.   Tiene unos celos enfermizos, pero en otros aspectos parece totalmente racional.   Un día, en una sesión en grupo, un joven llamado Marshall explicó un enfrentamiento con su pareja ocurrido la semana anterior:   Mi mujer y yo habíamos quedado en el vestíbulo del edificio donde trabaja para ir a comer juntos. Estaba esperando al lado de los ascensores. Cuando por fin apareció, me di cuenta de que había bajado sola en el ascensor con un tipo muy guapo. Los dos tenían cara de circunstancias, no sé cómo explicarlo, pero diría que allí pasaba algo.  —¿De  —¿ De qué va esto? —le pregunté. Ella Ella hizo como que no sabía de qué le estaba hablando. hablando. Aquello quello me cabreó mucho, y creo que me encendí un poco. Es posible que le levantase la voz un poco más de lo que debería. Pero estaba furioso, y le dije:  —Lo has hecho hec ho con c on ese tío en el ascensor, ascens or, ¿verdad? ¿verdad? No me mientas, zorra, zorr a, no soy imbécil. imbécil. Ella continuó haciéndose la tonta, diciendo que ni siquiera le conocía, y eso es mentira.

  Marshall era extremadamente celoso, pero llevábamos trabajando juntos el tiempo suficiente para saber que no estaba loco. En el grupo se mostraba lúcido y lógico, tenía un historial laboral estable y unas amistades normales, y no mostraba señales de vivir en un mundo de fantasía o alucinaciones. En resumen, no tenía los síntomas del tipo de trastorno mental grave que podría convencer a un hombre de que su mujer ha tenido sexo en un ascensor, perfectamente vestida y de pie, en un edificio de oficinas muy transitado. Marshall tenía que saber que esa acusación era falsa. Cuando se lo planteé, lo admitió. Dado que incluso los abusadores muy celosos ven la realidad de manera razonable, ¿por qué lanzan esas acusaciones tan disparatadas? ¿Disfrutan actuando de esa manera? ¿Qué consiguen con ese comportamiento? (Responderé estas preguntas en el Capítulo 3, donde veremos el tema de la  posesivi .)  posesividad  dad .)   Consigue que los demás se pongan de su parte y contra ella.   Martin, un hombre de casi treinta años, se unió a mi grupo al tiempo que seguía terapia individual. El primer día me explicó que no veía claro si tenía un problema o no,  pero que su novia Ginny estaba pensando en romper porque le consideraba un abusador a busador.. A continuación me explicó situaciones en las que había insultado o ignorado a Ginny, o cuando le provocaba dolor emocional de manera deliberada «para que aprenda cómo me siento cuando ella me hace daño a mí». Admitió que la había humillado delante de otras 33

 

 personas flirteando flirteando con otras mujeres cuando estaba furioso furioso con el ellla, y que había echado a perder dos celebraciones recientes e importantes para ella por montar una escena. Justificaba todas esas conductas como respuestas a momentos en que ella le había hecho daño. Para mi trabajo con Martin contacté con su terapeuta privada a fin de intercambiar  impresiones. La terapeuta tenía opiniones muy claras sobre el caso:   T ERAPEUTA: Creo que es un error que Martin asista a su programa para abusadores. Tiene la autoestima muy baja; se cree todo lo negativo que oye sobre él. Si le dice que es un abusador, le hará más daño. Su pareja le espeta la palabra abusador  continuamente por razones que solo ella sabe. Ginny tiene un gran problema de control y un trastorno obsesivo-compulsivo. Necesita tratamiento. Creo que el hecho de que Martin esté en su programa no es más que una manera de que ella consiga lo que quiere. BANCROFT: ¿Ha realizado terapia de pareja con ellos? T ERAPEUTA: No, solo hablo con Martin. BANCROFT: ¿Cuántas veces se ha reunido con ella? T ERAPEUTA: Ninguna. BANCROFT: Entonces habrán hablado mucho por teléfono. T ERAPEUTA: No, no he hablado con ella. BANCROFT: ¿No ha hablado con ella? ¿Ha diagnosticado a Ginny basándose únicamente en lo que Martin le ha contado? T ERAPEUTA: Sí, pero entiéndalo, estamos hablando de un hombre inusualmente  perspicaz.  perspi caz. Martin Martin me ha ex expl pliicado muchos detalles, detalles, es e s muy intuiti intuitivo vo y sensibl sensible. e. BANCROFT: Pero él admite un abuso psicológico serio contra Ginny, aunque no con esa descripción. Un hombre abusivo no es una fuente de información fiable sobre su pareja.   Por desgracia, lo que Martin estaba consiguiendo con su terapia individual era un sello oficial de aprobación para su negación y para su idea de que Ginny era una enferma mental. ¿Cómo había conseguido que su terapeuta viese a Ginny de aquella manera? ¿Cómo se les da tan bien a los abusadores poner a los demás de su parte, incluyendo a  personas con un estatus o una influenci nfluenciaa considerabl considerable, e, y por qué lo hacen? (Estas  preguntas  preg untas constituyen constituyen el núcleo núcleo del Capítulo Capítulo 11, «Los « Los hombres abusivos y sus aliados». aliados».))   En algunos momentos parece perder el control, pero otras conductas

controladoras parecen muy calculadas.   34

 

Hace unos años, un joven llamado Mark asistió a uno de mis grupos de abusadores. Cuando un cliente se une al programa, trabajamos juntos para establecer cuanto antes unos objetivos de conducta. En general, empiezo preguntando: «¿Cuáles son las tres o cuatro quejas más importantes de tu pareja respecto a ti?». Esta fue la respuesta de Mark:   Una de las cosas que Eileen más me echa en cara es que dice que la ignoro. Asegura que no está entre mis  prioridades y que siempre quiero  prioridades quiero hacer otras cosas cos as en lugar lugar de estar con ell ella, a, siente que no vale nada. Me gusta tener tiempo para mí, o relajarme y ver la tele. Supongo que desconecto de ella.

  Basándome en las palabras de Mark, escribí en la parte superior de su Plan de Conducta: «Pasar más tiempo con Eileen. Darle más prioridad». Me costó mucho contactar por teléfono con Eileen, pero tres semanas más tarde por  fin me llamó. Sus palabras me sorprendieron:   Unas semanas antes de que Mark empezase su programa, le dije que necesitaba una pausa en la relación.  No podía más con sus gritos y su egoísmo. Ni siqu s iquiera iera me m e dej dejaba aba dormir. dormir. No tenía ganas de hablar hablar con él, necesitaba un tiempo a solas para aclararme. Le aseguré que la relación no había terminado y que trabajaríamos para volver a estar juntos en un par de meses, después de un descanso. Dos semanas más tarde, me llamó y me dijo que se había apuntado a un programa para hombres abusivos. Me explicó que su terapeuta le ha dicho que tiene que pasar más tiempo conmigo, que lo escribió en su hoja  personal, y que el programa pr ograma le indicaba que estar conmigo formaba parte de su trabajo para solucionar sus  problemas. Yo no estaba lista lista para aquello, aquello, pero tampoco quería interferir en el programa. Empezamos a vernos de nuevo. Solo quiero que haga lo que le funcione mejor para ayudarle a cambiar. La verdad es que  podría haber estirado un poc o más la pausa en la relación, pero si esto es lo que su s u programa rec recomien omienda... da...

  Mark consiguió distorsionar el programa para adaptarlo a sus objetivos. Le expliqué a Eileen lo ocurrido y le pedí disculpas por el modo en que el programa había aumentado las dificultades que ya tenían como pareja. Por desgracia, el alto grado de manipulación de Mark no es infrecuente entre los hombres abusivos. ¿Cómo pueden ser tan calculadores en otrasseocasiones perder2,eldonde control por completo? es la conexión? cuando Las respuestas hallan enparecen el Capítulo examinaremos las¿Cuál excusas que utilizan los hombres abusivos para justificar su conducta.   A veces parece que está cambiando, pero siempre acaba volviendo a las andadas.   Carl tenía veintiséis años y había sido arrestado en varias ocasiones por ataques domésticos; finalmente pasó unos meses en prisión. En una sesión en grupo explicó lo siguiente:   Entrar en prisión fue la gota que colmó el vaso. Al final entendí que tenía que dejar de culpar a los demás  por mis m is problemas y hacérmelo hac érmelo mirar. mirar. En la cárcel, c árcel, los presos pres os me decían dec ían lo mismo: si s i no quieres volver volver aquí, abre los ojos. Tengo mal genio, y la verdad es que también soy un poco insoportable, y tengo que enfrentarme a eso. No quiero volver a la cárcel por nada.

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  Al final de cada sesión de terapia, Carl realizaba comentarios del tipo «Entiendo que tengo que trabajar seriamente en mi actitud» y «Esta noche he aprendido mucho sobre cómo las excusas me impiden cambiar». Una noche me miró y dijo: «De verdad que me alegro de haberle conocido porque creo que si no escuchase las cosas que me dice, iría de cabeza a la cárcel otra vez. Me está ayudando a aclararme». Contacté por teléfono con Peggy, la novia de Carl, y le pedí que me explicase la historia de los problemas de Carl con su carácter abusivo. Me dio la sensación de que estaba preocupada e incómoda. Tuve la sospecha de que Carl estaba escuchando la conversación, de modo que puse una excusa y finalicé la llamada. Sin embargo, cuando Carl asistió a la terapia la semana siguiente, dejé a mi colega a cargo del grupo y salí para llamar a Peggy con la esperanza de que se sintiese libre para hablar. En aquella ocasión me llevé una bronca:   Carl llega hecho una furia de sus sesiones. Tengo miedo de estar en casa los miércoles por la noche, que es cuando tiene la sesión de grupo. Dice que el programa es una auténtica mierda, y que no tendría que estar  sentado ahí escuchando a todos cómo le insultan si yo no hubiese llamado a la policía. Dice que sé que la  pel  pelea ea unas de aquella aquel la noche noc fueque pordejase mi c ulpa. ulpa . Que haypor un tener tipo que llama Lundy le cae c ae especial especelialmente mente de mal. Hace noches lehe dije de culparme que se ir allama terapia. Me que empujó contra quicio la  puerta y me dijo dijo que si no me callaba callaba me iba a estrangular. estrangular. Debería haber llamado llamado a la policía, policía, pero esta vez estaría en la cárcel dos años porque está en libertad condicional y tengo miedo de que me mate cuando salga.

  Peggy me explicó a continuación la historia del maltrato físico por parte de Carl antes de ser encarcelado: los ojos morados, los muebles destrozados, la vez en que le puso un cuchillo en la garganta... Siempre la culpaba a ella, por muy brutal que fuese el abuso o la gravedad de las lesiones. Después de hablar con Peggy regresé a la sesión, donde Carl participaba en su rutina habitual de autoanálisis y culpabilidad. Por supuesto, no dije nada: si se enteraba de que Peggy me había la verdad, estaría en unpara grannuestro peligro.programa Poco después, informé ela su agente de la contado condicional que no era apto sin explicar verdadero motivo. Carl fingió aprender mucho en cada sesión, y sus comentarios sugerían que estaba reflexionando seriamente sobre sus problemas (entre ellos, los efectos de su abuso en su  pareja). ¿Qué ocurría en su mente, cada semana, antes de llegar a casa? ¿Cómo es  posibl  posi blee que un abusador lleg egue ue a entender tan bien bien sus sentimient sentimientos os y continúe continúe comportándose de manera tan destructiva? ¿Cómo se produce el cambio real? Regresaremos a estas preguntas en el Capítulo 14, «El proceso de cambio». Estas son solo algunas de las numerosas preguntas desconcertantes a las que se enfrenta todo aquel (la pareja de un hombre abusivo, un amigo o un profesional) que  busca respuestas eficaces eficaces a la conducta abusiva. abusiva. A través de mi experienci experienciaa con más de dos mil abusadores acabé dándome cuenta de que el hombre abusivo quiere ser un 36

 

misterio. Para salirse con la suya y evitar el hecho de afrontar su problema tiene que convencer a todos los que le rodean (y a sí mismo) de que su conducta no tiene sentido. ecesita que su pareja se centre en cualquier cosa excepto las causas reales de su comportamiento. Para ver al abusador como es realmente es preciso retirar todas las capas, una tras otra, de confusión, mensajes contradictorios y engaños. Como cualquiera con un problema serio, los abusadores se esfuerzan al máximo para mantener su verdadero yo oculto. En parte, el abusador huye del hecho de afrontar su problema convenciéndote de que tú eres la causa de su conducta, o como mínimo compartes la culpa. Sin embargo, el abuso no es el resultado de una mala dinámica en la relación, y tú no puedes mejorar las cosas cambiando tu conducta o intentando llevarte mejor con tu pareja. El abuso es un  problema  probl ema exclusi exclusivo vo del abusador abusador.. A lo largo de mis años de contacto directo con abusadores y sus parejas descubrí que las realidades que se esconden tras el enigmático abusador iban saliendo a la luz y formaban una imagen que cada vez tenía más sentido para mí. Las páginas siguientes te explicarán las piezas que se fueron situando en su lugar, una a una, ante mis ojos:   Por qué los abusadores se muestran encantadores al principio de las relaciones,  pero no después. Cuáles son las primeras señales de alarma que pueden ponerte sobre aviso de que  podrías estar con un hombre abusivo o controlador controlador.. Por qué cambia de humor a la más mínima. Qué ocurre en su mente y de qué modo esos pensamientos provocan su conducta. Qué papel desempeñan (y no desempeñan) el alcohol y las drogas en el abuso de su  pareja. Por qué dejar a un hombre abusivo no siempre resuelve el problema. Cómo saber si un abusador está cambiando realmente, y qué hacer si no está cambiando. De qué modo pueden ayudar a acabar con el abuso los amigos, los parientes y otros miembros de la comunidad. Por qué muchos hombres abusivos parecen enfermos mentales, y por qué casi nunca lo son.   Analizaremos las respuestas a todas esas preguntas en tres niveles. El primer nivel es el modo de pensar del abusador, sus actitudes y sus creencias, en las interacciones diarias. El segundo es el proceso de aprendizaje mediante el cual empezó a desarrollar su  patrón pensami su infancia. infancia. el tercer nivel nivel iampli mpl las recompensas obtiene de de pensamiento controlarento a suenpareja, que le Y animan a recurrir laica conducta abusiva unaque y 37

 

otra vez. A medida que vayamos despejando la cortina de humo del hombre abusivo con esos conocimientos, descubrirás que el abuso resulta ser mucho menos misterioso de lo que parece en un principio. En la mente del hombre abusador existe un mundo de creencias, percepciones y reacciones que encajan de un modo sorprendentemente lógico. Su conducta tiene sentido. Detrás de la fachada de irracionalidad y explosividad existe un ser humano con un problema comprensible (y resoluble). Pero él no quiere que tú lo soluciones. El abusador provoca confusión porque tiene que hacerlo. No puede controlarte e intimidarte, no puede convencer a los demás para que se pongan de su parte, no puede huir de las consecuencias de sus actos, a menos que despiste a todo el mundo. Así, cuando el mundo empieza a entender quién es, su poder se disipa. Vamos a penetrar  detrás de la máscara del abusador para llegar al núcleo de su problema. Este viaje es decisivo para la salud y la sanación de las mujeres abusadas y sus hijos, ya que cuando entiendas el funcionamiento de la mente de tu pareja podrás empezar a recuperar el control de tu vida. Al desenmascarar al abusador también le hacemos un favor, ya que no afrontará (y superará) su problema destructivo si consigue mantenerlo oculto. Cuanto mejor entendamos a los abusadores, más capacidad tendremos de crear  hogares y relaciones que sean refugios de amor y seguridad, que es como deben ser. La  paz realmente empieza empieza en casa.

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2 Los mitos  

 Está loco. Se siente muy mal consigo mismo. Solo tengo que ayudarle a reforzar un poco la imagen que tiene de sí mismo. Simplemente, pierde el control.  Es muy insegur i nseguro. o. Su madre abusó de él, y ahora está resentido con las mujeres y lo paga conmigo.  Me siento si ento muy confusa. No enti entiendo endo qué le pasa.   En cierto modo, un hombre abusivo actúa como un mago: sus trucos dependen en gran medida de que mires en la dirección equivocada, distrae tu atención para que no te des cuenta de dónde sucede la verdadera acción. Te involucra en el turbulento mundo de sus sentimientos para que no veas la verdadera causa de sus abusos, que radica en cómo iensa. Te conduce hasta un laberinto enrevesado y convierte tu relación en una montaña rusa. Quiere desconcertarte, que intentes entenderle, como si fuese una máquina maravillosa pero rota; tú solo tienes que averiguar qué partes se encuentran afectadas y arreglarlas para que vuelva a funcionar a pleno rendimiento. Su deseo, aunque no lo admita (ni siquiera ante sí mismo), es que te devanes los sesos para que no te des cuenta de los patrones y la lógica de su conducta, de la conciencia que se esconde tras esa locura. Para desviar todavía más tu atención, es posible que te manipule con respecto a sus anteriores parejas para que no hables con ellas personalmente y prepararte para que no las creas si llegases a oírlas. Si pudieses seguir el hilo de su conducta a través de una serie de relaciones, te darías cuenta de que su comportamiento no es tan errático como parece; de hecho, sigue un patrón bastante consistente, excepto en los casos de relaciones breves o sin compromiso. Por encima de todo, el hombre abusivo quiere evitar que te centres en su  personaliidad abusiva.  personal abusiva. Así, intenta intenta llenarte la cabeza de excusas excusas y distorsi distorsiones, ones, y que te sientas agobiada por la inseguridad y la culpa. Y, por desgracia, gran parte de la sociedad tiende a seguir al abusador sin sospechar nada, ayudándole a que mantengas los ojos cerrados (y los suyos) ante su problema. Los mitos acerca de los hombres abusivos en la cultura moderna han sido creados en 40

 

gran parte por los propios abusadores. Los hombres abusivos elaboran las explicaciones  para sus actos que ofrecen a sus parejas, terapeutas, sacerdotes, parientes parientes e investigadores sociales. Sin embargo, permitir a los abusadores que analicen y den cuenta de sus problemas es un gran error. ¿Preguntaríamos a un alcohólico por qué bebe, y aceptaríamos su respuesta sin cuestionarnos nada? Esto es lo que oiríamos:   «Bebo porque he tenido mala suerte en la vida». «En realidad no bebo tanto, es solo un rumor que algunos han ido contando por  ahí porque no les caigo bien. » «Empecé a beber mucho porque tenía la autoestima por los suelos con todas esas acusaciones falsas de que soy alcohólico, cosa que no es cierta.»   Cuando oímos este tipo de excusas de un borracho, damos por sentado que son exactamente eso: excusas. No consideramos una fuente fiable a un alcohólico activo. Entonces ¿por qué vamos a permitir que un hombre irritable y controlador sea la autoridad sobre el abuso de su pareja? Nuestra primera tarea consiste en eliminar el humo y los espejos que rodean al hombre abusivo, y a continuación observar con atención atenci ón para ver qué está haciendo realmente.   Ejercicio breve

  En mis charlas públicas sobre el abuso, casi siempre empiezo con un ejercicio sencillo. Pido al público que escriba todo lo que ha oído, o creído, sobre la fuente del  problema  probl ema de los abusadores. Te invito nvito a que cierres cierres el lilibro durante dos o tres minutos minutos y elabores esa lista para que puedas consultarla después. A continuación, pido al público que comparta puntos de sus listas y los voy escribiendo la pizarra, en tres mitos, mitos, verdades parciales afirmacionesenprecisas. Casiorganizándolos siempre acabamos concategorías: veinte o treinta cuatro o cincoy medias verdades y una o dos realidades. El público entorna los ojos y se mueve nervioso en sus asientos, sorprendido al descubrir que las ideas comunes sobre las causas del abuso contienen mucho de fantasía y errores por cada poquito de verdad. Si descubres que tu propia lista contiene sobre todo mitos, debes saber que es algo muy habitual. Para la pareja de un hombre abusivo o controlador, destapar todas esas teorías erróneas de un plumazo puede resultar abrumador. No obstante, por cada palito que sacamos de la estructura de los errores sobre los hombres abusivos, un ladrillo espera  para ocupar su lugar ugar.. Cuando acabemos, a tu pareja le costará mucho más desequil desequiliibrarte y confundirte, y tu relación cobrará sentido para   ti de un modo que antes no veías. 41

 

MITOS SOBRE LOS ABUSADORES 1. Sufrió abusos en su infancia.

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Su última pareja le hizo daño. Abusa de aquellos a quienes más quiere. Reprime demasiado sus sentimientos. Tiene una personalidad agresiva. Pierde el control. Es muy irritable. Tiene una enfermedad mental. Odia a las mujeres. Tiene miedo a la intimidad y al abandono. Tiene la autoestima muy baja. Su jefe le trata mal.  No tiene habili habilidades dades c omunicativas omunicativas ni de resolución de confli c onflict ctos. os. Existen tantas mujeres abusivas como hombres. Sus abusos son tan malos para él como para su pareja. Es víctima del racismo. Abusa del alcohol o de las drogas.

  Mito número 1: Sufrió abusos en su infancia y necesita terapia.

  En general, las parejas de mi clientes creen que las raíces del carácter abusivo del hombre están en el maltrato que él mismo recibió. Muchos profesionales comparten esa idea errónea. Oigo explicaciones de este tipo:   «Me dice todas esas cosas horribles porque es lo que su madre hacía con él». «Su padre se ponía furioso y le pegaba con un cinturón, así que ahora, cuando me enfado, él se vuelve loco y empieza a tirar cosas por la casa. Dice que es  porque  por que en lo más profundo profundo de su ser le asusta mucho mi rabia.» rabia. »

madrastra era una bruja. La conocí y es malísima. Por eso ahora él odia a las«Su mujeres.» 42

 

 

Pregunta 1: ¿Es porque fue víctima de abusos en su infancia?

   Numerosas investig nvestigaciones aciones han anali analizado la pregunta pregunta de si los hombres que abusan de las mujeres son supervivientes de abusos infantiles, y el nexo resulta ser débil. Otros indicadores suelen ser mucho más fiables, como veremos. En especial, los hombres violentos con otros hombres sí han sido víctimas de abusos infantiles en muchos casos,  pero la conexió conexiónn no está tan clara cuando se trata de hombres que atacan a mujeres. La única excepción es la de los abusadores de una violencia física o psicológica extrema hacia las mujeres: casi siempre han sido abusados en su infancia. En otras palabras, una mala infancia no lleva a un hombre a convertirse en abusador, pero puede contribuir a que un hombre abusivo resulte especialmente peligroso. Si el abuso se debe a una herida emocional de la infancia, los abusadores pueden superar el problema con psicoterapia. Sin embargo, apenas se conocen casos de hombres abusivos que hayan logrado cambios sustanciales y duraderos en su  patrón de abuso como resultado de la terapia (en el Capítulo 14 analizaremos las diferencias entre  psicoterapi  psi coterapiaa y un programa programa especial especial para abusadores, porque este sí puede dar buenos resultados). Es posible que trabaje otras dificultades emocionales, que llegue a conocerse mejor, pero su conducta permanece. De hecho, lo más habitual es que vaya a peor, ya que utiliza la terapia para desarrollar nuevas excusas para su comportamiento y maneras más creativas de responsabilizar a la mujer de su angustia emocional. Algunos hombres abusivos son maestros del drama, y los relatos de los abusos infantiles constituyen una de las mejores maneras de tocar la fibra sensible. Para algunos hombres abusivos, el enfoque de culpar a la infancia ofrece otra razón más para ser atractivo: al centrarse en lo que su madre hizo mal, culpa a una mujer de su maltrato hacia las mujeres. Esta explicación también sirve a la propia mujer abusada, ya que da sentido a la conducta del hombre y a ella le ofrece un blanco seguro de su enfado (ya que si se enfada con él, siempre acaba pagándolo). La sociedad en general, y el campo de la psicología en particular, se sube a ese carro en lugar de enfrentarse a las  preguntas  preg untas compl compliicadas que el abuso de la pareja plantea. plantea. El abuso de mujeres por parte de hombres está tan descontrolado que, si no se opta por culpar a las mujeres de un modo u otro, nos vemos obligados a afrontar preguntas incómodas sobre los hombres y su mentalidad. ¿Sería dejar el problema en manos la madre del en hombre? Mis clientes que más hanfácil participado durante un tiempodeconsiderable terapia o 43

 

 programas de desi  programas desintox ntoxiicación se ex expresan presan como terapeutas (algu (algunos nos lo son), ya que adoptan expresiones de la psicología popular o de manual. Un cliente intentaba hacerme entrar en debates intelectuales con comentarios como «bueno, su grupo sigue un modelo cognitivo-conductual, y se ha demostrado que tiene limitaciones para tratar un problema tan profundo como este». Un hombre abusivo que maneja el lenguaje de los sentimientos  puede volver volver loca a su pareja al convertir cada discusi discusión ón en una sesión sesión de terapia terapia en la que él examina con microscopio las reacciones de la mujer y se autoasigna el papel del que le «ayuda». Por ejemplo, puede «explicar» a la mujer los problemas emocionales que tiene que trabajar, o analizar sus reacciones cuando ella considera «erróneamente» que él la está maltratando. Un hombre abusivo puede adornar su sufrimiento infantil cuando descubre que le ayuda a evadir responsabilidades. El National District Attorneys Association Bulletin  publiicó un estudi  publ estudioo revelador revelador acerca de otro grupo de hombres destructivos: destructivos: los abusadores sexuales infantiles. El investigador preguntó a cada hombre si había sufrido abusos sexuales en su infancia. Nada menos que el 67 % respondió de manera afirmativa. No obstante, el investigador informó a los hombres, a continuación, de que iba a someterlos a un detector de mentiras y repetir las mismas preguntas. Las respuestas afirmativas descendieron de repente a un 29 %. En otras palabras, los abusadores de todo tipo tienden a sacar provecho de la afirmación «soy abusivo porque a mí me hicieron lo mismo». Aunque el hombre abusivo típico se esfuerza por mantener una imagen pública  positi  posi tiva, va, es cierto que algunas algunas mujeres tienen tienen parejas abusivas abusivas que resultan desagradables desagradables o amenazantes a todo el mundo. ¿Qué me dices de ese tío? ¿Sus problemas se deben a que sus padres le maltrataron? La respuesta es sí y no; depende del problema al que nos estemos refiriendo. Su hostilidad hacia la humanidad podría surgir de la crueldad que sufrió de pequeño, pero abusa de las mujeres porque tiene un problema de abuso. Los dos problemas están relacionados, pero son distintos.  No estoy dici diciendo endo que seas insensibl nsensiblee al sufrimient sufrimientoo infantil infantil de tu pareja. Un hombre abusivo merece la misma compasión que uno no abusivo, ni más ni menos. Sin embargo, un hombre no abusivo no utiliza su pasado como excusa para maltratarte. Sentir lástima  por tu pareja puede convertirse convertirse en una trampa y hacer que te sientas sientas culpabl culpablee por hacer  frente a su maltrato. A veces le digo a un cliente: «Si estás tan en contacto con tus sentimientos de tu infancia de abusos, deberías saber qué se siente al sufrir abuso. Deberías poder recordar  lo mal que se siente uno cuando le reducen a nada, cuando pasas miedo, cuando te dicen que el abuso es por tu culpa. Deberías ser menos  propenso a abusar de una mujer, no más, precisamente hasmencionar pasado por realizo observaciones, el hombre casi siempreporque deja de su eso». terribleCuando infancia. Solo estas la saca a relucir si le 44

 

sirve como excusa para continuar igual, no si es un motivo para cambiar.   Mito número 2: Tuvo una pareja que lo maltrató terriblemente y ahora tiene un problema con las mujeres. Es un hombre maravilloso, y aquella zorra hizo que ahora sea así.

  Como vimos en el caso de Fran, en el Capítulo 1, la amarga historia de destrucción emocional por parte de una pareja anterior puede ejercer un gran impacto en la pareja actual. En la versión más habitual de esta historia, el hombre explica cómo su ex pareja le rompió el corazón engañándole, tal vez con varios hombres. Si le preguntas cómo lo descubrió, responde que «todo el mundo» lo sabía o que se lo dijeron sus amigos. También es posible que diga «la pillé engañándome», pero si insistes para que te explique qué vio realmente, casi siempre resulta que no vio nada, o que la vio hablando con un tipo, o en un coche a altas horas de la noche, así que «lo sabía». Es posible que describa otras heridas recibidas de una pareja anterior: ella intentaba controlarle, no le dejaba ninguna libertad, esperaba que estuviese pendiente de ella en todo momento, volvió a sus hijos en su contra, o incluso «consiguió que le arrestasen»  por pura venganza. En general, eneral, lo que describe es su  pr atribuye  propia opia conducta, pero se la atribuye a la mujer y él es la víctima. De este modo se gana el apoyo de su nueva pareja, sobre todo porque muchas mujeres conocen el abuso (por desgracia) y son capaces de conectar  con su angustia. El hombre abusivo o controlador puede elaborar toda una serie de excusas a partir de sus relaciones pasadas. Para controlar las amistades de su pareja actual y acusarla de engañarle: «Es porque mi ex pareja me hizo mucho daño por engañarme varias veces,  por eso soy tan cel celoso oso y no puedo confiar confiar en ti» ti» . P ara perder los nervios nervios cuando ella ella le  pide  pi de que limpi mpie: e: «Mi ex pareja controlaba controlaba todos mis mis movimi movimientos, entos, así que ahora me enfurezco cuando siento que me dices lo que tengo que hacer». Para tener aventuras o interesarse por otras mujeres: «Me hizo tanto daño que ahora tengo mucho miedo al compromiso y quiero seguir viendo a otras personas». Es capaz de elaborar una excusa  para cada una de sus conductas controladoras. Recomiendo aplicar el siguiente principio a las afirmaciones que un hombre irritable o controlador atribuye a las mujeres que han pasado por su vida:  

Si es unaesexcusa para maltratarte, una distorsión. 45

 

  Un hombre realmente maltratado en una relación con una mujer no utilizaría esa experiencia para maltratar, a su vez, a una mujer. Pensemos un momento en la situación contraria: ¿alguna vez has oído decir a una mujer que el motivo por el que maltrata a su pareja es porque un hombre abusó antes de ella? En los quince años que llevo trabajando en el campo de los abusos nunca me he encontrado con esa excusa. Sin duda, he conocido casos de mujeres a las que les cuesta confiar en los hombres después de romper con un abusador, pero existe una diferencia fundamental: sus experiencias pasadas pueden explicar cómo se  siente,  pero no representan una excusa para su comportamiento. Y lo mismo vale para un hombre. Cuando un cliente culpa a una relación pasada de su conducta cruel o controladora  presente, le planteo planteo varias varias preguntas: preguntas: « ¿Tu ex pareja dijo dijo al algguna vez que se sentía controlada o intimidada por ti? ¿Cuál era su versión de la historia? ¿Alguna vez le pusiste la mano encima, o ella pidió una orden de alejamiento?». Cuando termina con sus respuestas, casi siempre veo lo que ocurrió: él también abusaba de la mujer. Está bien compadecer a un hombre por su mala experiencia con una pareja anterior,  pero en cuanto la util utilice como ex excusa cusa para maltratarte, deja de creer en todo lo que te diga sobre esa relación y date cuenta de que es una señal de que tiene problemas para relacionarse con las mujeres. Intenta localizar a la ex pareja y habla con ella cuanto antes, aunque la odies. Un abusador puede maltratar a todas sus parejas, una tras otra. Siempre cree que ellas son las culpables de los problemas y que él es la auténtica víctima. Tanto si se presenta como víctima de una ex pareja como de sus padres, el objetivo del abusador (aunque sea inconsciente) consiste en aprovecharse de tu compasión y evitar así enfrentarse a su problema.   Mito número 3: Es abusivo porque me quiere muchísimo. La gente provoca el mayor dolor a los que más quiere.

  Las excusas de este tipo surgen con frecuencia en mis grupos de hombres abusivos. Mis clientes dicen: «Nadie me saca de mis casillas como ella. A veces me vuelvo loco  porque la quiero quiero muchísimo. muchísimo. Lo que hace me molesta molesta de verdad, y nadie nadie consig consigue que me tome las cosas tan a pecho». Los abusadores son capaces de utilizar esa racionalización con sus  pueden parejas, amigos parientes. Hay verdad ello: Sin las  personas que queremos llegar ayprovocarnos másalgo dolorde que los en demás. 46

 

embargo, ¿qué tiene que ver eso con el abuso? Al abusador le gustaría que aceptásemos la siguiente fórmula, sencilla pero errónea:   «Los sentimientos provocan el compor compo rtamiento». tamiento».   «Cuando la gente se siente herida, ataca a los demás en represalia. Cuando siente celos, se vuelve posesiva y acusatoria. Cuando se siente controlada, grita y amenaza.» ¿Correcto?  No. Cada ser humano se enfrenta e nfrenta al dolor o al resentimi resentimiento ento a su manera. Cuando te sientes insultado o acosado, tú comes chocolate. En esa misma circunstancia, yo estallo en llanto, por ejemplo. Otra persona puede expresar sus sentimientos con palabras y afrontar el maltrato de manera directa. Aunque nuestros sentimientos pueden influir en cómo deseamos actuar, nuestro comportamiento real viene viene determinado más por nuestras actitudes y nuestros hábitos. Reaccionamos a las heridas emocionales basándonos en lo que creemos de nosotros mismos, en lo que pensamos de la persona que nos ha hecho daño y en cómo percibimos el mundo. La conducta está gobernada por los sentimientos solo en el caso de las personas seriamente traumatizadas o con una enfermedad mental grave. Y solo un pequeñísimo porcentaje de hombres abusivos presentan ese tipo de  problemas  probl emas psicológ psicológiicos graves. Existen otras razones para no aceptar la excusa del «amor provoca abuso». En  primer  pri mer lugar, lugar, muchas personas se reservan su mejor conducta y su trato más amable para sus seres queridos, entre ellos sus parejas. ¿Debemos aceptar la idea de que esas  personas si sienten enten el amor con menos intensidad, ntensidad, o menos pasión, pasión, que un abusador? Tonterías. Fuera de mi actividad profesional he conocido a muchas parejas entre las que había pasión y chispa, que se trataban bien mutuamente. Por desgracia, nuestra sociedad acepta la idea insana de que la pasión y la agresión van de la mano, y que los intercambios verbales crueles y las explosiones de rabia son el precio que hay que pagar   por una relació relaciónn emocionante, profunda y sexi. sexi. Las películas películas románticas y los culebrones refuerzan esa imagen. La mayoría de los hombres abusivos tienen relaciones cercanas con más personas aparte de sus mujeres o sus novias. Muchos de mis clientes sienten un gran cariño por su  padre o su madre (o ambos), por un hermano o hermana, un amigo amigo,, una tía o un tío. ¿Abusan de esos otros seres queridos? Rara vez. No es el amor o el afecto profundo lo que provoca ese problema de conducta.   Mito número 4: Reprime sus sentimientos, que se van acumulando hasta que explota. Tiene que contactar 

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con sus emociones y aprender a expresarlas para evitar esos episodios explosivos.

  Mis colegas y yo nos referimos a esta creencia como «la teoría de la caldera de los hombres». La idea es que una persona no puede tolerar tanto dolor y frustración acumulados. Si no se descarga de periódicamente (como se tratase de una olla a presión), existen muchas probabilidades que se produzca un si accidente grave. Este mito suena a verdad porque todos somos conscientes de la cantidad de hombres que contienen sus emociones. Dado que la mayoría de los abusadores son hombres, la situación empeora. Sin embargo, no es cierto, y este es el motivo: la mayoría de mis clientes no son especialmente reprimidos. De hecho, muchos de ellos expresan sus sentimientos más que algunos hombres no abusivos. En lugar de guárdarselo todo, tienden a hacer lo contrario: tienen una idea exagerada de lo importantes que son sus sentimientos, y hablan sobre ellos (y actúan guiados por ellos) continuamente, hasta que sus parejas y sus hijos se cansan de escucharlos. Las emociones de un abusador pueden ser enormes o ínfimas. Pueden toda ladecasa. Cuando hasta se siente creesolucione que la vida detenerse para todos losllenar miembros su familia que mal, alguien su debe malestar. Las crisis vitales de su pareja, las enfermedades de los niños, las comidas, los cumpleaños... nada importa tanto como sus sentimientos.  No es de  sus sentimientos de lo que un abusador se halla muy lejos, sino de los sentimientos de su  par  pareja eja y de sus hijos. Con esas emociones, sobre las que sabe tan  poco, es con las que tiene tiene que «contactar». «contactar» . Mi trabajo como terapeuta de abusadores implica desviar la conversación de cómo se sienten mis clientes hacia cómo  piensan (incluyendo sus actitudes hacia los  sentimi  sentimientos entos de sus parejas parejas). Mis clientes tratan de llevar de nuevo la pelota al campo que les resulta familiar y cómodo, donde su mundo interior es lo único que importa. Durante décadas, muchos terapeutas han intentado ayudar a hombres abusivos a cambiar tratando de que identifiquen y expresen sus sentimientos. Por desgracia, ese enfoque bienintencionado pero erróneo alimenta el egocentrismo del abusador, y ese es un importante motor de su comportamiento. Parte del motivo por el que podrías sentir la tentación de aceptar «la teoría de la caldera de los hombres» es que tal vez observes que tu pareja sigue un patrón que le lleva a retraerse cada vez más y hablar cada vez menos; parece ir pasando gradualmente de un fuego lento a una cocción en toda regla, hasta que entra en erupción como un géiser de gritos, menosprecios y actos desagradables. Parece una explosión emocional, así que asumes de manera natural que es eso. Sin embargo, la tensión creciente, la acumulación de sentimientos como si de una olla a presión se tratase, se debe en realidad a su falta de empatía con tus sentimientos y a una serie de actitudes que examinaremos

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más adelante. Y explota cuando se concede a sí mismo permiso para hacerlo.   Mito número 5: Tiene una personalidad violenta y explosiva. Tiene que aprender a ser menos agresivo.

  ¿Tu pareja se lleva razonablemente bien con todo el mundo menos contigo? ¿No es  propioo de él maltratar verbalmente  propi verbalmente a otras personas o involucrarse nvolucrarse en peleas peleas físicas físicas con hombres? Si se pone agresivo con otros hombres, ¿tienen algo que ver contigo (por  ejemplo, plantarle cara a un hombre que él considera que te está «repasando» de arriba abajo)? La gran mayoría de los hombres abusivos son bastante tranquilos y razonables en casi todos los intercambios que no guardan ninguna relación con sus parejas. De hecho, las parejas de mis clientes clientes me plantean plantean constantemente esta e sta queja: «¿C «¿Cómo ómo puede ser tan agradable con todo el mundo y tratarme como si fuese basura?». Si el problema de un hombre fuese que tiene una «personalidad agresiva», sería incapaz de reservarse esa parte de él solo para ti. Numerosos terapeutas han intentado guiar a hombres abusivos hacia su parte más sensible y vulnerable. La triste realidad es que muchos hombres amables y sensibles son maliciosamente (y en ocasiones violentamente) abusivos con sus parejas. La doble cara de los abusadores es un aspecto fundamental del misterio. El estereotipo social del abusador como un trabajador relativamente inculto fomenta la confusión. La ecuación defectuosa asegura que «el abuso es propio de los cavernícolas musculosos, lo que equivale a clase baja». Además de que esa imagen es un estereotipo injusto de los hombres de clase trabajadora, omite el hecho de que un profesional o un universitario tiene más o menos las mismas probabilidades que cualquier otro hombre de abusar de las mujeres. Un empresario de éxito, un profesor universitario o un instructor  de navegación posiblemente será menos dado a adoptar una imagen de tipo duro con tatuajes por todo el cuerpo, pero eso no significa que no pueda ser una tortura como  pareja. Los estereotipos de clase y raciales permiten a los miembros más privilegiados de la sociedad eludir el problema del abuso, como si no fuese con ellos. «Son estos obreros que nunca fueron a la universidad; los latinos; los tíos que se curten en la calle. Ellos son los abusadores. Nuestra ciudad, nuestro barrio, no es así. Aquí no hay machos dominantes de esos», su razonamiento. Sin embargo, lasesmujeres que viven con el abuso saben que los abusadores

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 pertenecen a todas las clases. clases. En ocasiones, ocasiones, cuanta más formación formación tiene tiene un abusador abusador,, más nudos sabe atar en el cerebro de la mujer, mejor se le da conseguir que ella se culpe de los hechos, y más fácil le resulta convencer a los demás de que está loca. Cuanto más  poder social social tiene el abusador, más intenso puede ser su abuso ((yy más difíci difícill resulta resulta huir  huir  de él). Dos de mis primeros clientes eran profesores en Harvard. Algunas mujeres se sienten atraídas por la imagen del tipo duro; otras no la soportan. Elige. Existen maneras de saber si un hombre tiene probabilidades de convertirse en abusivo, como veremos en el Capítulo 5, pero su tipo de personalidad (amable o dominante) no es una de ellas. No obstante, aquí va una advertencia: si un hombre intimida sistemáticamente a los demás, ten cuidado. Tarde o temprano, el blanco de esa intimidación serás tú. Al principio es posible que te sientas segura al estar con un hombre que infunde temor en los demás, pero no será así cuando llegue tu turno.   Mito número 6: Pierde el control. Se vuelve loco.

  Hace muchos años me encontraba entrevistando por teléfono a una mujer llamada Sheila. Ella describía la rabia que asaltaba periódicamente a Michael, mi cliente: «Se  pone absolutamente absolutamente furioso, furioso, y nunca sabes cuándo va a ex expl plotar otar de esa manera. Agarra Agarra lo que tenga a mano y lo tira. Lanza cosas por todas partes, contra las paredes, al suelo... un desastre. A veces destroza cosas importantes. Después, es como si hubiese pasado la tormenta; se calma y se va de casa un rato. Más tarde parece avergonzado de sí mismo». Le hice dos preguntas a Sheila. La primera: cuando rompía cosas, ¿eran suyas, de ella, o de ambos? Se hizo un silencio bastante prolongado, y a continuación respondió: «¿Sabe una cosa? Me sorprende darme cuenta de que nunca había pensado en eso, pero solo rompe cosas mías. No se me ocurre una sola cosa que haya roto y fuese suya». A continuación, le pregunté quién limpiaba el desastre. Respondió que lo hacía ella. «Mira, la conducta de Michael no es tan incontrolable como parece. Y si de verdad se sintiese arrepentido, limpiaría él también.»   Pregunta 2: ¿Lo hace a propósito?

 

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Cuando un cliente me dice que se convirtió en un hombre abusivo porque empezó a  perder el control, control, le pregunto pregunto por qué no hace cosas peores. Por ejemplo, ejemplo, le digo digo:: « Le dijiste puta de mierda, le arrebataste el teléfono de la mano, la empujaste y se cayó. Allí estaba ella, en el suelo, donde te habría resultado muy fácil pegarle en la cabeza. Acabas de decirme que estabas “totalmente fuera de control” en aquel momento, pero no le  pegaste.  peg aste. ¿Qué te detuvo?». El cli cliente ente  siempre da una razón. Veamos algunas explicaciones habituales:   «No quiero hacerle daño». «Me di cuenta de que uno de los niños estaba mirando. » «Temía que alguien llamase a la policía.» «Podría haberla matado de haber hecho eso.» «El tono de la pelea estaba subiendo y temía que los vecinos nos oyesen.»   La respuesta más frecuente es esta:  

«Jesús, yo no haría eso.  Nunca le haría algo así».   La respuesta que casi nunca oí (recuerdo dos ocasiones en quince años) era «No lo sé». Esas respuestas preparadas echan por tierra la excusa de la pérdida de control de mis clientes. Cuando un hombre se encuentra inmerso en un ataque de abusos, verbales o físicos, su mente es consciente de diversas preguntas: «¿Estoy haciendo algo que otras  personas podrían llegar a saber, y eso me haría quedar mal? mal? ¿Estoy haciendo haciendo al algo go que  podría meterme en problemas legales legales?? ¿Podría ¿P odría hacerme daño? ¿Estoy haciendo haciendo algo algo que considero cruel, repugnante o violento?». A partir de mi trabajo con mis primeros clientes empecé a entender algo fundamental: un abusador casi nunca hace nada que considere moralmente inaceptable .  Puede ocultar lo que hace porque piensa que los demás lo rechazarían, pero en su interior se siente justificado. No recuerdo un solo cliente que me haya dicho: «No puedo defender  lo que hice de ninguna manera. Fue un completo error». Siempre tiene un motivo que considera consi dera suficientemente suficientemente bueno. En resumen, el problema fundamental del abusador es que tiene un sentido distorsionado del bien y el mal. En ocasiones planteo esta pregunta a mis clientes: «¿Cuántos os habéis sentido tan enfadados con vuestra madre alguna vez que os han entrado unas ganas enormes de llamarla puta?». Lo normal es que la mitad (o más) de los miembros del grupo levanten la mano. «¿Cuántos habéis dejadoy llevar impulso?», les pregunto a continuación. Ni una os mano levantada, ademáspormeese miran escandalizados, como si

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acabase de preguntar si venden droga en la puerta de los colegios. «Bueno, ¿y por qué no?», es mi siguiente pregunta. Todos responden lo mismo cada vez que realizo ese ejercicio: «¡Es que no puedes tratar así a tu madre,  por por muy enfadado que estés! ¡Eso no se hace!». El resto tácito de esa respuesta, que nosotros podemos completar, es: «Pero sí uedes tratar así a tu mujer o a tu novia, siempre y cuando tengas un buen motivo. Eso es distinto». En otras palabras, el problema del abusador radica sobre todo en su idea de que controlar o abusar de su pareja es  justifi  justificable. cable. Como veremos, esa idea tiene unas implicaciones enormes en lo que respecta al trabajo de terapia con abusadores. Cuando empecé a trabajar con abusadores, mi propio mito de la pérdida de control chocaba continuamente con las realidades de las historias de mis clientes. Kenneth admitió que acostumbraba a atenuar las luces y después insistía ante Jennifer que estaban igual en un intento de que ella creyese que se estaba volviendo loca (también lo recuerdo especialmente por sus críticas directas a la insensibilidad de sus compañeros de grupo hacia sus parejas a pesar de sus propios actos). James me explicó que en ocasiones escondía algo que su pareja estaba buscando, como la billetera o las llaves del coche; esperaba a que ella se pusiese nerviosa y frustrada por no encontrarlo, y después lo volvía a dejar a la vista e insistía en que estaba allí desde el principio. Mario calculó la distancia desde su casa hasta el supermercado, y cuando su mujer le decía que iba a comprar, él comprobaba el cuentakilómetros del coche para asegurarse de que no había ido a ninguna otra parte. Un año, mis colegas David y Carole estaban preparando un  sketch sobre el abuso  para una conferencia, y decidi decidieron eron ensayar con su grupo de abusadores. Después, los miembros del grupo propusieron sus sugerencias para mejorar el  sketch  (dirigidas  princi  pri ncipal palmente mente a David): David): «No, no, no pones excusas por lleg llegar ar tarde a casa, eso te pone a la defensiva, tienes que darle la vuelta y decirle que sabes que te está engañando». «Estás demasiado lejos de ella, David. Avanza un par de pasos para que se entere de que hablas en serio.» «La estás dejando hablar demasiado. Tienes que cortarla e ir al grano con lo tuyo.» Los terapeutas se quedaron sorprendidos al comprobar lo conscientes que eran sus clientes de las tácticas que utilizan y de por qué las utilizan: en la excitación de dar sus opiniones para el  sketch, los hombres se despojaron de su fachada de «abusador  fuera de control que no se da cuenta de lo que hace». A medida que vayamos repasando las historias de mis clientes en el libro, observarás una y otra vez el grado de conciencia que acompaña a sus actos crueles y controladores. Al mismo tiempo, no pretendo que los hombres abusivos parezcan malvados. No calculan y planifican cada movimiento que realizan (aunque recurren a la premeditación mucho de lo que cabría es quela cada quepensado un abusador tira al suelo una pilamás de periódicos o lanzaesperar). una tazaNocontra paredvez haya de antemano que

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eso es lo que va a hacer. Tendremos un modelo más preciso si pensamos que un abusador es como un acróbata en un circo que «se vuelve loco» hasta cierto punto  per  peroo nunca olvida dónde están los límites. Cuando uno de mis clientes me explica que «explotó» o «perdió los nervios», le pido que repase mentalmente, paso a paso, los momentos que le llevaron a su conducta abusiva. «¿Realmente “explotaste”, o decidiste darte luz verde en un momento determinado? ¿No hubo un momento en el que decidiste que “tenías suficiente” o que “no ibas a aguantarlo más”, y en ese instante te diste permiso  para hacer lo que te apetecía?», les pregunto. Y entonces veo un parpadeo de reconocimiento en sus ojos, y casi siempre admiten que se produce un momento en el que se sueltan para empezar el espectáculo de terror. Incluso el abusador físicamente violento muestra autocontrol. Cuando la policía se  presenta en casa, por ejemplo, casi siempre siempre se tranquil tranquiliza de inmediato nmediato y se comunica en un tono agradable y razonable. La policía casi nunca llega en medio de una pelea. Ty, un maltratador físico que ahora asesora a otros hombres, describe en un vídeo formativo cómo aplacaba su rabia cuando la policía se presentaba en su casa y cómo se la camelaba explicando «lo que había hecho ella. Ellos la miraban, y ella era la que estaba totalmente fuera de control porque yo acababa de humillarla y aterrorizarla. Le decía a la policía: “Miren, no soy yo”». Ty se libró de ser detenido en varias ocasiones con su apariencia calmada y afirmando que se estaba defendiendo de la mujer.   Mito número 7: Es muy irritable. Tiene que aprender a controlar su ira.

  Hace unos años, la pareja de uno de mis clientes pasó por un duro trance: su hijo de doce años (de un matrimonio anterior) estuvo más de cuarenta y ocho horas desaparecido. Durante dos días, el corazón de Mary Beth latía más y más rápido mientras conducía por la ciudad en busca de su hijo, realizaba llamadas de teléfono a todos sus conocidos y llevaba la fotografía de su hijo a comisarías, periódicos y emisoras de radio. Apenas dormía. Mientras tanto, su nuevo marido, Ray (formaba parte de uno de mis grupos), iba acumulando rabia. Cuando el segundo día tocaba a su fin, acabó estallando: «¡Estoy harto de que me ignores! ¡Es como si no existiera! ¡Vete a la mierda!». Cuando la gente llega a la conclusión de que la rabia provoca el abuso, confunde causa y efecto. Ray no era abusivo a causa de la rabia; estaba irritado porque era

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abusivo. Los abusadores muestran actitudes que provocan ira. Un hombre no abusivo no esperaría que su mujer le cuidase emocionalmente durante una crisis de esa magnitud. De hecho, se centraría en lo que pudiera hacer por ella y en intentar encontrar al niño. Sería inútil enseñar a Ray a desconectar un momento y dar puñetazos a una almohada, salir a caminar a paso rápido o concentrarse en respirar profundamente, porque su  proceso de pensami pensamiento ento vol volvería vería a enfurecerle enfurecerle ensegui enseguida. da. En el Capítulo Capítulo 3 veremos cómo y por qué las actitudes del abusador perpetúan su rabia. Cuando un nuevo cliente me dice «estoy en su programa por mi rabia», yo le respondo: «No, no es así, está aquí porque abusa». Todo el mundo se enfada. De hecho, la mayoría de las personas se enfadan mucho de vez en cuando, de manera desproporcionada con respecto al hecho real o más allá de lo que resulta conveniente  para la salud. salud. Algunas padecen úlceras, úlceras, infartos o hipertensi hipertensión. ón. P ero no abusan de sus  parejas. En el Capítulo Capítulo 3 veremos por qué los hombres abusivos abusivos tienden tienden a ser tan irritables, y por qué su ira no es en realidad el problema principal. La rabia explosiva del abusador puede desviar la atención de la falta de respeto, la irresponsabilidad, los gritos, las mentiras y otras conductas abusivas y controladoras que muestra incluso en momentos en los que no está especialmente alterado. ¿Es la rabia la que provoca que una proporción muy alta de abusadores engañen a sus parejas? ¿La rabia lleva al abusador a ocultar durante años que una ex novia tuvo que esconderse para librarse de él? ¿Es una forma de explosión que tu pareja te presione para que dejes de ver a tus amigos y pases menos tiempo con tus hermanos? No. Es posible que sus formas de abuso más ruidosas, más obvias o más amenazantes se produzcan cuando está irritado, pero su patrón más profundo es el que dirige sus actos siempre.   Mito número 8: Está loco. Tiene una enfermedad mental y debería medicarse.

  Cuando el rostro de un hombre se retuerce por la amargura y el odio, parece un poco demente. Cuando pasa de estar eufórico a mostrarse violento en un abrir y cerrar de ojos, su estabilidad mental parece cuestionable. Cuando acusa a su pareja de tramar un  plan  pl an para hacerle daño, parece paranoico. paranoico. No es de ex extrañar trañar que la pareja de un hombre abusivo abusi vo acabe sospechando que tiene una enfermedad mental. Sin embargo, la gran mayoría de los clientes que han pasado por mi programa en todos estos años son psicológicamente «normales». Sus mentes funcionan de manera lógica; entienden el proceso de causa y efecto; no tienen alucinaciones. Sus percepciones

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de casi todas las circunstancias de la vida son razonablemente precisas. Tienen buenos informes en el trabajo, van bien en sus estudios o sus programas de formación, y solo sus parejas (y sus hijos) piensan que hay algo en ellos que no va bien. Su sistema de valores es insano, no su psicología. Gran parte de lo que parece una conducta demente en un abusador a él le funciona  bien.  bi en. Ya hemos conocido conocido a Mi Michael chael,, que nunca rompía sus propias propias cosas, y a Marshall Marshall, que no se creía sus propias acusaciones provocadas por los celos. En las páginas siguientes veremos muchos más ejemplos del método que se oculta tras la locura del abusador. También verás hasta qué punto está distorsionada su visión de su pareja (lo que puede hacer que parezca emocionalmente perturbado) y de dónde surgen esas distorsiones. La investigación más reciente demuestra que incluso en el caso de abusadores físicamente violentos, la tasa de enfermedad mental no es elevada. Varios de mis clientes maltratadores físicos han pasado por evaluaciones psicológicas, y solo en un caso se concluyó que había una enfermedad mental. Al mismo tiempo, algunos de mis clientes a los que llegué a considerar realmente perturbados no necesariamente figuran entre los más violentos. Las investigaciones indican que los maltratadores físicos más extremos (los que estrangulan a sus parejas hasta dejarlas inconscientes, los que les ponen un arma en la sien, los que persiguen y matan) muestran una tasa más elevada de enfermedad mental. Sin embargo, no existe una condición mental específica de este tipo de maltratadores violentos: pueden presentar varios diagnósticos, como psicosis,  personaliidad límite,  personal ímite, depresión depresión maníaca, personali personalidad antisoci antisocial, al, trastorno obsesivoobsesivocompulsivo, y otras. (E incluso entre los abusadores más peligrosos hay muchos que no muestran síntomas psiquiátricos claros de ningún tipo.) ¿Cómo es posible que todas esas enfermedades mentales tan distintas provoquen  patrones conductuales tan simi simillares? La respuesta re spuesta es que no lo hacen. Las enfermedades enferm edades mentales no provocan más abusos que el alcohol. Lo que ocurre es que el problema  psiquiátri  psiqui átrico co princi principal pal interactúa interactúa con el abuso y forma una combinaci combinación ón inestable. nestable. Si el hombre se encuentra profundamente deprimido, por ejemplo, es posible que dejen de importarle las consecuencias de sus acciones que podrían provocarle sufrimiento, lo que incrementa el riesgo de que decida atacar a su pareja o sus hijos. Un abusador  mentalmente enfermo tiene dos problemas distintos (aunque relacionados), igual que un alcohólico o un toxicómano. El manual básico sobre enfermedades psiquiátricas, el  Diagnosti  Diagnosticc and Statistical  Statisti cal  anual of Mental Disorders (DSM-IV), no incluye enfermedad alguna que encaje por  completo con los hombres abusivos. Algunos profesionales amplían ciertas definiciones  para apl unseguro paciente paciente abusivo abusi («trastorno (« trastorno ex expl plosi osivo vo idiagnóstico ntermitente», ntermitente»,es por ejemplo) ejemplo con elaplicarl finicarlas deasquea el cubra la vo terapia. Sin embargo, ese erróneo si se)

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realiza basándose únicamente en la conducta abusiva. Un hombre cuyos comportamientos destructivos se limitan principalmente o por completo a las relaciones íntimas es un abusador, no un paciente psiquiátrico. Para acabar, dos observaciones más sobre las enfermedades mentales. En ocasiones oigo este comentario a propósito de un abusador violento: «Tiene que estar alucinando si cree que puede salirse con la suya». Por desgracia, lo habitual es que se  salga con la suya, como veremos en el Capítulo 12. Por tanto, no alucina. En segundo lugar, he recibido algunos informes de casos en los que la conducta del abusador mejora durante un tiempo como resultado de la medicación recetada por un psiquiatra. Sus abusos no cesan, pero las conductas más destructivas o aterradoras se suavizan. La medicación, sin embargo, no es una solución a largo plazo por dos motivos importantes:   1. A los abusadores abusado res no les gusta gusta medicarse porque porq ue tienden a ser demasiado egoístas egoístas  para aceptar los efectos secundarios, secundarios, por mucho que las mejoras beneficien beneficien a sus  parejas. Así, Así, casi siempre siempre dejan la medicación medicación al cabo de unos meses. La medicación puede convertirse en otra herramienta del abuso psicológico. Por  ejemplo, el abusador deja de tomarse las pastillas cuando está molesto con la mujer; sabe que ella se pondrá nerviosa y tendrá miedo. O cuando quiere atacarla abiertamente, puede optar por tomar más pastillas de las necesarias y provocar una crisiss médica. crisi m édica. 2. No existe una medicación que convierta a un abusador en una pareja cariñosa, considerada y adecuada. En el mejor de los casos solo es posible suavizar un poco las peores conductas. Si tu pareja toma medicación, ten en cuenta que solo estás ganando tiempo. Aprovecha los momentos tranquilos para buscar ayuda de cara a tu propia sanación. Empieza llamando a un programa para mujeres abusadas.   Mito número 9: Odia a las mujeres. Su madre, o alguna otra mujer, tiene que haberle hecho algo terrible.

  La idea de que los hombres abusivos odian a las mujeres fue popularizada por Susan Forward en su libro  Men Who Hate Women and the Women Women Who Love Them (Cuando el  amor es odio). Las descripciones de los hombres abusivos por parte de la doctora Forward son las más precisas que he leído, pero se equivoca en un punto: la mayoría de los abusadores no odian a las mujeres. En general, mantienen relaciones muy estrechas con sus madres, hermanas o amigas. Un número considerable es capaz de trabajar con

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una jefa y respetar su autoridad, al menos aparentemente. Es cierto que la falta de respeto hacia las mujeres es muy común entre los hombres abusivos, con actitudes que abarcan desde los que son capaces de interactuar de manera  bastante constructiva constructiva con la mayoría de mujeres (siempre (siempre y cuando no tengan tengan una relación íntima) hasta los misóginos que tratan a casi todas las mujeres que conocen con superioridad y desprecio. En general, el punto de vista de mis clientes según el cual sus  parejas deben satisfacer satisfacer sus necesidades necesidades y no merecen ser tomadas en serio se traslada al resto de las mujeres, también sus propias hijas. Sin embargo, como veremos en el Capítulo 13, la falta de respeto de los hombres abusivos hacia las mujeres en general tiende a surgir de sus valores culturales y sus condicionamientos sociales más que de experiencias personales de haber sido víctimas de mujeres. Algunos hombres abusivos utilizan la excusa de que su comportamiento es una respuesta a esa victimización porque desean hacer responsables a las mujeres de los abusos. Es importante tener en cuenta que las investigaciones demuestran que los hombres con madres abusivas no presentan tendencia a desarrollar actitudes especialmente negativas hacia las mujeres; en cambio, los hombres con  padr  padres es abusivos sí. La falta de respeto de los hombres abusivos hacia sus parejas mujeres y sus hijas siempre acaba siendo absorbida por los hijos varones. Así, mientras un pequeño número de hombres abusivos sí odian a las mujeres, la gran mayoría manifiestan un sentimiento de superioridad o menosprecio hacia las mujeres más sutil (aunque bastante generalizado). Y algunos no muestran ninguna señal obvia de problemas con las mujeres hasta que comienzan una relación seria.   Mito número 10: Tiene miedo a la intimidad y al abandono.

  Los hombres abusivos suelen ser celosos y posesivos, y sus conductas coercitivas y destructivas pueden ir en aumento cuando sus parejas intentan romper con ellos. Algunos  psicól  psi cólog ogos os repasan rápidamente rápidamente ese patrón y concluyen concluyen que los abusadores tienen tienen un miedo extremo al abandono. Sin embargo, muchas personas, hombres y mujeres, temen ser abandonadas y pueden tambalearse debido al pánico, el dolor o la desesperación ante la marcha de su pareja. Si la reacción de pánico de una persona a ser abandonada puede  provocar amenazas, acoso o asesinato, asesinato, toda nuestra sociedad sociedad sería una zona de guerra. Sin embargo, los homicidios posteriores a una separación son obra casi exclusivamente de hombres (y casi siempre existe una historia de abusos antes de la ruptura). Si el temor  al abandono provoca abusos después de la separación, ¿por qué las estadísticas son tan

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desiguales? ¿Las mujeres sobrellevan el abandono mucho mejor que los hombres? Por  supuesto que no (examinaremos las auténticas causas de las conductas extremas de algunos abusadores después de la separación en el Capítulo 9). Un pariente muy cercano del mito del abandono es la idea de que los hombres abusivos «temen a la intimidad», lo que trata de explicar por qué la mayoría de los abusadores maltratan solo a sus parejas y por qué en su mayoría son hombres. Según esa teoría, el abusador utiliza esa crueldad periódica para impedir que su pareja se acerque emocionalmente, una conducta que los psicólogos denominan mediar la intimidad. Esta teoría, sin embargo, tiene varios fallos. En primer lugar, los hombres abusivos suelen protagonizar los peores incidentes después de una etapa acumulando tensión y distancia, no en los momentos de mayor cercanía. Algunos mantienen la distancia emocional en todo momento, de manera que la relación nunca llega a ser lo suficientemente estrecha para desencadenar el miedo a la intimidad, aunque el abuso continúa. El abuso contra la esposa se produce en algunas culturas en las que no se espera intimidad entre maridos y mujeres, en las que el matrimonio no tiene nada que ver  con una conexión emocional real. Por último, hay muchos hombres muy temerosos de la intimidad que no abusan ni controlan a sus parejas... porque no tienen una mentalidad  abusiva.   Mito número 11: Tiene la autoestima muy baja. Necesita reforzar la imagen que tiene de sí mismo.

  Pr Pregunta egunta 3: ¿E ¿Ess porq porque ue se siente mal consigo mismo?

  Una mujer abusada tiende a dedicar una enorme cantidad de energía a apoyar a su  pareja abusiva e inflar nflar su ego con la vana esperanza de que si cuida cuida de él podrá evitar su siguiente explosión. ¿Funciona esa estrategia? Por desgracia, no mucho. No se puede manejar a un abusador, excepto por períodos breves. Dedicarle elogios y alentar la imagen de sí mismo puede darte algún tiempo, pero tarde o temprano volverá a hacerte  pedazos. Cuando tratas de mejorar los senti sentimi mientos entos de un abusador acerca de sí mismo, mismo, su problema tiende a empeorar. Un hombre abusivo espera ser complacido, y cuanta más atención positiva recibe, más exige. Nunca llega a sentirse satisfecho a pesar de recibir 

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suficiente. Más bien se acostumbra al tratamiento exquisito que recibe, y no tarda en incrementar sus exigencias. Mis colegas y yo descubrimos esta dinámica a través de un error que cometíamos en nuestros primeros años trabajando en el campo de los abusos. En varias ocasiones  pedimos  pedi mos a cl cliientes que habían hecho grandes progresos progresos con nuestro programa programa que  particip  parti cipasen asen en una entrevista entrevista televi televisada sada o que hablasen hablasen ante un grupo grupo de alumnos alumnos de instituto; pensábamos que sería beneficioso que el público escuchase a un abusador  explicando sus conductas y su proceso de cambio. Sin embargo, cada vez que un cliente recibía atención pública, protagonizaba un incidente de maltrato hacia su pareja pocos días después. Al sentirse como una estrella y como un hombre cambiado, se le subían los humos por toda la atención recibida y atacaba a su pareja con todo tipo de acusaciones y humillaciones. Tuvimos que dejar de llevar a nuestros clientes a apariciones públicas. El mito de la autoestima resulta provechoso para el abusador porque logra que su  pareja, su terapeuta y otras personas le satisfag satisfagan an emocional emocionalmente. mente. Imagin Imaginaa los  privi  pri villegi egios os que un hombre abusivo abusivo puede lleg egar ar a obtener: salirs salirsee con la suya casi siempre, que su pareja haga lo imposible para hacerle feliz y evitar que explote, comportarse como a él le plazca y, encima, obtiene elogios  por lo buena persona que es y todo el mundo intenta que se sienta mejor consigo mismo. Sin duda, un abusador puede sentir arrepentimiento o vergüenza después de ser cruel o aterrorizar a su pareja, sobre todo si alguien ajeno le ve en acción. No obstante, esos sentimientos son el resultado de su conducta abusiva, no una causa. Y a medida que  progresa  prog resa la relación, relación, el hombre abusivo abusivo tiende tiende a sentirse sentirse más cómodo con su conducta; los remordimientos desaparecen bajo el peso de sus justificaciones. Puede ponerse desagradable si no recibe los cumplidos, el consuelo y el respeto que cree que merece,  pero su reacció reacciónn no surg surgee de un sentimi sentimiento ento de inferiori nferioridad: dad: casi siempre es al contrario, como veremos. Piensa un momento en cómo la conducta degradante y acosadora de su pareja daña tu autoestima. ¿Te has convertido de repente en una persona cruel y explosiva? Si la autoestima baja no es una excusa para que te conviertas en una persona abusiva, para él tampoco.   Mito número 12: Su jefe abusa de él, y por eso se siente inepto y fracasado. Cuando llega a casa lo paga con la familia porque es el único lugar donde se siente  poderoso.

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  Llamo a este mito «el jefe abusa del hombre, el hombre abusa de la mujer, la mujer  abusa de los hijos, los hijos pegan al perro, el perro muerde al gato». La imagen parece  plausi  pl ausibl ble, e, pero hay muchas piezas piezas que no encajan. Cientos Cientos de mis clientes clientes son hombres  populares,  popul ares, de éxito, éxito, con buen aspecto; no responden a la imagen del chivo chivo ex expi piatori atorioo  pisoteado  pi soteado y prisi prisionero onero de su tormento interi interior or.. Alg Algunos de los los peores abusadores con los que he trabajado se encontraban en lo más alto de los puestos de gestión, sin jefe al que culpar. Cuanto más poder tienen esos hombres en sus trabajos, más atenciones y sumisión esperan en casa. Varios de mis clientes me han dicho: «Tengo que dar órdenes a la gente en mi trabajo, así que tengo problemas para cambiar el chip cuando llego a casa». Por tanto, mientras algunos abusadores utilizan la excusa del «jefe mezquino», otros hacen lo contrario. El punto más importante es este: en los quince años que llevo trabajando en el campo de los abusos, nunca he tenido un cliente cuya conducta en casa mejorase como consecuencia de una mejora laboral.   Mito número 13: Le faltan habilidades comunicativas, de resolución de conflictos y de gestión del estrés. Tiene que trabajar eso.

  Un hombre abusivo no es incapaz de resolver conflictos de manera no abusiva, lo que ocurre es que no quiere. La falta de habilidades de los abusadores ocupan numerosos estudios, y los resultados arrojan las siguientes conclusiones: los abusadores  poseen unas capacidades capacidades normales normales de resoluci resolución ón de confli conflictos, comunicació comunicaciónn y asertividad cuando deciden utilizarlas. En el trabajo superan las situaciones tensas sin amenazar a nadie; controlan su estrés sin explotar cuando pasan un día festivo con sus  padres; comparten abiertamente abiertamente su tristeza tristeza con sus hermanos por la muerte de su abuelo... Pero no quieren gestionar ese tipo de cuestiones de manera no abusiva cuando se trata de sus parejas. Puedes equipar a un abusador con las habilidades más innovadoras y New Age para expresar sus emociones profundas, escuchar de manera activa y utilizar intercambios en los que todos salgan ganando, pero después se irá a casa y continuará abusando. En el siguiente capítulo veremos por qué.   Mito número 14:

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Existen tantas mujeres abusivas como hombres. Los hombres abusados son invisibles porque les da vergüenza contarlo.

  Es cierto que algunas mujeres tratan mal a sus parejas, les hacen reproches, les insultan, intentan controlarlos. El impacto negativo en la vida de esos hombres puede ser  considerable. Sin embargo, ¿conocemos a algún hombre cuya autoestima se destruya gradualmente debido a ese proceso? ¿Vemos a hombres cuyos progresos en los estudios o en su carrera se detienen debido a las críticas constantes? ¿Dónde están los hombres cuyas parejas les obligan a tener sexo? ¿Dónde están los hombres que se esconden en hogares de acogida porque temen por sus vidas? ¿Y los que intentan llamar a un teléfono de ayuda, pero la mujer le corta el paso o la línea? El motivo por el que apenas conocemos casos así es sencillo: son muy poco frecuentes.  No pongo pongo en duda lo embarazoso que debe de ser para un hombre admiti admitirr que una mujer abusa de él. No obstante, no subestimemos lo humillada que se siente una mujer  cuando destapa los abusos; mujeresnadie necesitan dignidad tanto como los hombres. Si la vergüenza impidiese contar las la verdad, lo haría. Aunque los hombres abusados no destapasen los abusos, se acabarían descubriendo. Ahora los vecinos no hacen oídos sordos a los abusos como hace diez o veinte años. Ahora, cuando alguien oye gritos, objetos estampados contra la pared, bofetadas, llama a la policía. Entre mis clientes abusadores físicos, casi un tercio ha sido arrestado a raíz de una llamada a la policía de alguien que no era la mujer abusada. Si existiesen millones de hombres intimidados y asustados, la policía los encontraría. A los hombres abusivos les gusta interpretar el papel de víctima, y casi todos los que afirman ser «hombres maltratados» son en realidad los autores de los actos violentos, no las víctimas. En sus esfuerzos por adoptar el papel de víctima, mis clientes intentan exagerar el  poder verbal de sus parejas: «Claro, ganaría en una pelea pelea física, física, pero ella ella es mucho mejor que yo con las palabras, así que diría que estamos igualados». Un hombre muy violento dijo durante una sesión: «Me apuñala el corazón con sus palabras». Pretendía ustificar así el hecho de que él había apuñalado a su pareja con un cuchillo. El abuso no es una batalla que se gana siendo mejor con las palabras. Ganas siendo mejor en sarcasmo y humillaciones, distorsionándolo todo y utilizando otras tácticas de control (un campo en el que mis clientes ganan a sus parejas sin despeinarse, igual que en un altercado violento). ¿Quién puede derrotar a un abusador en su propio juego? Los hombres  pueden ser abusados por otros hombres, y las mujeres por mujeres, en ocasiones con medios que incluyen la intimidación física o la violencia. Si eres gay o lesbiana y has sufrido abusos por parte de tu pareja, o los estás sufriendo ahora, gran  parte de lo que expli explico co en este libro te resultará resultará muy famili familiar. Obviamente, Obviamente, el uso que

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hago de los géneros no encajará en tu experiencia, pero la dinámica que describo sí. Analizaremos esta cuestión con más detalle en el Capítulo 6.   Mito número 15: El abuso es tan malo para el hombre que lo practica como para su pareja. Ambos son víctimas.

  Mis clientes se recuperan de los incidentes de abuso muchísimo más rápido que sus  parejas. Recordemos a Dal Dale, e, del Capítulo Capítulo 1: insi insistía stía en que los pri primeros meros diez diez años de su matrimonio habían ido como la seda, mientras que Maureen recordaba diez años de insultos y crueldad. Sin duda, abusar de la pareja no es un estilo de vida sano, pero los efectos negativos no están al mismo nivel que el dolor emocional y físico, la pérdida de libertad, el sentimiento de culpa y muchas otras sombras que el abuso proyecta sobre la vida de su objetivo. A diferencia de los alcohólicos o los toxicómanos, los hombres abusivos no «tocan fondo». Pueden continuar abusando durante veinte o treinta años, y sus carreras laborales van bien, tienen buena salud, sus amistades perduran. Como veremos en el Capítulo 6, los abusadores tienden a beneficiarse de sus conductas controladoras en muchos aspectos. Un abusador suele superar a su víctima en test  psicol  psi cológ ógiicos, como los que se realizan realizan durante las peleas peleas por la custodi c ustodia, a, porque él no es quien vive traumatizado por años de ataques psicológicos o físicos. Nadie que escuche con atención los trágicos relatos de mujeres abusadas y después vea a los abusadores cada semana en un grupo de terapia, como mis colegas y yo, puede caer en el engaño de que la vida es igual de dura para ellos.   Mito número 16: Es abusivo porque se ha enfrentado a una gran discriminación social y desempoderamiento por ser un hombre de color.  Necesita sentirse s entirse poderoso en casa. c asa.

  Trato este mito con detalle en el Capítulo 6, en el apartado «Diferencias raciales y culturales en el abuso», de modo que aquí ofreceré un repaso breve. En primer lugar, la mayoría de los hombres abusivos son blancos, muchos de ellos con una buena educación

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y económicamente privilegiados. Por tanto, la discriminación no puede ser una causa importante de abuso de la pareja. En segundo lugar, si un hombre ha experimentado la opresión de primera mano, podría ocurrir que se muestre más empático hacia la angustia de la mujer, como ocurre con el abuso infantil ( véase Mito número 1). De hecho, existen hombres de color entre los líderes más visibles en el movimiento estadounidense contra el abuso de la mujer. Por tanto, si la discriminación contra las personas de color continúa siendo un problema muy serio, no debemos aceptarla como excusa para abusar de las mujeres.   Mito número 17: El alcohol es lo que hace que sea abusivo. Si consigo que no beba, nuestra relación irá bien.

  Existen tantos hombres que ocultan los abusos detrás del alcoholismo o las drogas que he decidido dedicar el Capítulo 8 a analizar el tema de las adicciones. El punto más importante que hay que tener en cuenta es el siguiente: el alcohol no crea a un abusador, y la sobriedad no lo cura. El único modo de superar el carácter abusivo consiste en trabajar el carácter abusivo. Y tú no «permites» que tu pareja te maltrate; él es totalmente responsable de sus actos.   Ya hemos acabado nuestra visita al museo de los mitos sobre los hombres abusivos. Es posible que no te resulte fácil dejar atrás esas falsas ideas. Hace años yo me aferraba a mis propios mitos, pero los propios abusadores me obligaron a ver la realidad (a pesar  de que ellos se empeñaban en no verla). Si mantienes una relación con un hombre que te acosa o te humilla, quizá te sientas todavía más confundida que antes de leer este capítulo. Es posible que pienses: «Pero si su problema no viene de ahí, ¿de dónde sale?».  Nuestro si sigguiente uiente paso consiste consiste en volver volver a tejer con cuidado cuidado los hil hilos enmarañados que hemos desenredado para formar una imagen coherente. En el proceso sentirás el alivio gradual de dejar atrás esas distorsiones. En su lugar se instalará una claridad renovadora, y el misterio que los abusadores se empeñan tanto en crear desaparecerá.  

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PUNTOS FUNDAMENTALES QUE RECORDAR  Los problemas emocionales de un hombre abusivo no provocan su conducta. No  puedes cambiarlo tratando t ratando de averiguar averiguar qué le molesta, ayudándole ayudándole a sentirse mejor o mejorando la dinámica de vuestra relación. Los sentimientos no gobiernan una conducta abusiva o controladora; las creencias, los valores y los hábitos son los motores de esa conducta. Los motivos que un hombre abusivo expone para explicar su conducta no son más que excusas. No se puede superar un problema de abuso centrándose en cuestiones tangenciales como la autoestima, la resolución de conflictos, la gestión de la ira o el control de los impulsos. El abuso se resuelve trabajando el abuso. Los abusadores se crecen provocando confusión (incluyendo la confusión sobre el  propio abuso). A ti no te pasa nada. El problema de abuso de tu pareja es solo suyo.

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3 La mentalidad mental idad abusiva abusiva  

Su actitud siempre parece decir: «Estás en deuda conmigo». Consigue distorsionar todo para que parezca que es por mi culpa.  Me siento si ento ahogada. Está tratando de di dirigi rigirr mi vida.  Parece  Par ece que todo el mundo piensa pi ensa que es el mejor tipo ti po del mundo. Ojalá vi viesen esen la  parte de él con la que tengo que vivir vi vir..  Dice que me quier qui eree mucho. Entonces ¿por qué me trata así?   El maltrato crónico hace que las personas duden de sí mismas. Los hijos de padres abusivos saben que algo va mal, pero sospechan que esa maldad está en su interior. Los empleados de un jefe abusivo sienten que están haciendo un trabajo horrible, que deberían ser más inteli inteligentes y esforzarse más. Los chicos acosados sienten que deberían ser más fuertes o tener menos miedo a pelear. Cuando trabajo con una mujer abusada, mi primer objetivo consiste en ayudarla a recuperar su confianza en sí misma, que confíe en sus propias percepciones, que escuche su voz interior. No necesitas que un «experto» en abuso te explique tu vida; lo que necesitas sobre todo es apoyo y ánimos para aferrarte a tu verdad. Tu pareja abusiva  pretende negar negar tu ex experienci periencia. a. Quiere Quiere que te saques de la cabeza tu visi visión ón de la realidad realidad  para sustituirl sustituirlaa por la suya. Cuando algui alguien en invade tu identi identidad dad de ese modo varias veces, empiezas a perder el equilibrio. No obstante, puedes volver al camino que te lleva a estar  centrada. El abusador crea toda una red de ideas erróneas para que su pareja dude de sí misma y poder llevarla a un callejón sin salida. Ahora que hemos desterrado esos mitos,  podemos centrarnos en las raíces de ese comportamiento comportamiento avasallad avasallador. or. Creo que sabrás identificarlas. Las ideas que comparto en las siguientes páginas me las enseñaron principalmente las mujeres abusadas, las auténticas expertas en abuso. Mis otros maestros han sido mis clientes abusivos, que nos aportan mucha claridad cada vez que revelan sin querer su verdadero patrón de pensamiento.   Realidad número 1:

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Es controlador.

  Glenn, un cliente, llegó enfadado y nervioso a su sesión de grupo una noche. Explicó lo siguiente a trompicones:  

El viernes por la noche Harriet empezó a gritarme y me dijo que se iba a ir de casa. Estuvo fuera todo el fin de semana y se llevó a nuestro hijo de dos años. Me hizo mucho daño, así que decidí pagarle con la misma moneda. Quería hacerle daño con algo que fuese muy importante para ella, que se enterase de lo que se siente. Llevaba una semana trabajando en una presentación para la universidad, había invertido muchas horas y tenía que entregarla el lunes. Estaba encima de su tocador, como si me llamase. La rompí en pedacitos. Rompí también varias fotografías de los tres y lo dejé todo amontonado encima de la cama, para que lo viese a su regreso. Creo que aprendió una lección.

  Glenn fue notablemente sincero conmigo acerca de su proceso de pensamiento y sus motivos, probablemente porque se sentía justificado. Creía en su derecho a controlar las acciones de su pareja; esperaba tener siempre la última palabra y no aceptaba desafíos. Consideraba tenía derecho a castigar Harriet su (delvida. modo más cruelcon queorgullo se le ocurrió) si ellaque hacía algún movimiento para arecuperar Se expresaba sobre cómo había «permitido» a Harriet varias libertades, como si fuese su padre, y defendía su derecho a retirarle los privilegios cuando consideraba que era el momento. El control adopta diversas formas. Algunos de mis clientes son tan extremadamente controladores que podrían pasar por comandantes militares. Russell, por ejemplo, llegó al extremo de exigir a sus hijos que hiciesen ejercicios calisténicos cada mañana antes de ir  al colegio. Su mujer no podía hablar con nadie sin su permiso, y la obligaba a cambiarse de ropa por la mañana si él no aprobaba lo que se había puesto. A la hora de cenar, se sentaba y comentaba la comida que ella había preparado como si fuese un crítico gastronómico, y de vez en cuando le ordenaba ir a la cocina a buscar cosas para los niños, como si fuese una camarera. El estilo de Russell pertenecía a un extremo del espectro de la conducta controladora. La mayoría de mis clientes se mantienen al acecho en un territorio específico para ejercer  su control, como un explorador que reclama lo que acaba de descubrir, en lugar de intentar dominarlo todo. Un abusador puede tener la manía de querer ganar todas las discusiones, pero no opina sobre la ropa de su pareja. Otro puede permitir a su pareja que discuta con él sobre los niños, por ejemplo, pero si ella se niega a cambiar de canal cuando él quiere, cuidado. Decenas de mis clientes han tirado o machacado mandos de televisión, un aparato muy controlado por muchos abusadores. Un abusador puede imponer un toque de queda a su pareja, mientras que otro permitirá que ella entre y salga cuando le apetezca (siempre y cuando le haga la comida y le lave la ropa).  

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  Los ámbitos del control   En general, el control que ejerce un hombre abusivo pertenece a uno o más de los siguientes ámbitos centrales:   DISCUSIONES Y TOMA DE DECISIONES

Una relación íntima implica una toma de decisiones continua, necesidades en conflicto que hay que negociar, gustos y deseos que hay que equilibrar. ¿Quién limpia la cocina? ¿Cuánto tiempo debemos pasar juntos, los dos solos, y cuánto con amigos? ¿Qué lugar ocupan en nuestras prioridades nuestras aficiones e intereses? ¿Cómo  procesaremos y resolveremos resolveremos los enfados o los resquemores? ¿Qué normas impondremos a nuestros hijos? La actitud que un abusador adopta ante estas decisiones y tensiones puede hacer que resulte imposible tratar con él. Piensa en lo complicado que resulta negociar o transigir  con un hombre que funciona según los siguientes principios (aunque no los exprese en voz alta):   1. «Una discusión solo debe durar lo que mi paciencia aguante. Cuando he tenido suficiente, la discusión se acaba y te toca callarte». 2. «Si el tema sobre el que estamos discutiendo es importante para mí, debería conseguir lo que quiero. Si no cedes, me perjudicas.» 3. «Sé lo que es mejor para ti y para nuestra relación. Si sigues llevándome la contraria después de haber dejado claro por dónde tenemos que ir, es que eres estúpida.» 4. «Si parece que mi control y mi autoridad se me escapan, tengo derecho a restablecer mis normas, incluyendo el abuso si es necesario.»   El último punto de esta lista es el que distingue más claramente al abusador de otras  personas: es posibl posiblee que cualqui cualquiera era de nosotros ex experi perimente mente en algún algún momento sentimientos como los de los números uno, dos y tres, pero el abusador se da permiso a sí mismo para emprender acciones  basadas en sus ideas. En su caso, los puntos anteriores no son sentimientos, sino convicciones a las que se aferra y que guían sus actos. Por eso provocan una conducta acosadora.   LIBERTAD PERSONAL

Un hombre abusivo considera correcto controlar a dónde va su pareja, con quién se relaciona, qué lleva puesto y cuándo tiene que volver a casa. Por tanto, cree que ella

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tiene que agradecerle las libertades que él decida concederle, y en una sesión de terapia dirá algo como «está resentida porque no le permito salir con una tía asquerosa, pero le dejo que tenga los amigos que quiera». Espera que su pareja le dé una medalla por su generosidad, no que le critique por su tiranía. Se considera un padre razonablemente  permisi  permi sivo vo (haci (haciaa su pareja adulta) adulta) y no desea encontrar demasiada demasiada resistenci resistenciaa cuando cree que tiene que ponerse firme. En ocasiones, ese control se ejerce desgastando a la mujer con quejas discretas constantes en lugar de dar órdenes a gritos. Este tipo de abusador realiza comentarios negativos una y otra vez sobre una de las amigas de su pareja, por ejemplo, de manera que ella ve cada vez menos a esa persona para ahorrarse el fastidio de esos comentarios. Es posible incluso que crea que ha sido ella la que lo ha decidido así, sin darse cuenta de que la presión de su abusador la ha llevado hasta ese punto. ¿El pensamiento del hombre abusivo está distorsionado? Sin duda. La pareja de un hombre no es su hija, y las libertades que le «concede» no son créditos que gastar  cuando siente la necesidad de controlarla. Sin embargo, sus normas tienen sentido para él, y luchará para mantenerlas.   PATERNIDAD

Si la pareja tiene hijos, el hombre abusivo se considera la autoridad sobre paternidad (aunque apenas participe en los cuidados reales). Se ve como un entrenador sabio y  benevolente  benevol ente que vig vigila de manera pasiva pasiva desde la banda durante los momentos relajados, relajados,  pero que expone expone el enfoque «c «correcto» orrecto» cuando su pareja no maneja bien bien a los niños. Su Su arrogancia respecto a la superioridad de su juicio como padre va a la par en ocasiones con lo poco que entiende realmente (o presta atención) las necesidades de sus hijos. No importa lo buena madre que sea su pareja; piensa que ella tiene que aprender de él, no al revés.   El hombre abusivo afirma que su control es por el bien de su pareja. Esta ustificación fue expresada así por mi cliente Vinnie:   Olga y yo íbamos con el coche por un barrio problemático. Discutíamos; ella se puso hecha una fiera como siempre y empezó a decir que se quería bajar del coche. Era de noche. Podía pasarle cualquier cosa en un lugar como aquel. Le dije que se estuviese quieta, que no la iba a dejar en un sitio así, pero ella siguió intentando abrir la puerta del coche. Era imposible detenerla, así que al final le di en el brazo y, por desgracia, se golpeó la cabeza contra la ventana. Al menos conseguí que se calmase y no saliese del coche.

  ¿Realmente cree Vinnie que abusa de su pareja por su bien? Sí y no. Hasta cierto  punto es así, porque se ha autoconvencido. autoconvencido. Sin Sin embargo, embargo, su auténti a uténtica ca motivaci motivación ón salta a la vista: Olga quiere salir del coche para huir del control de Vinnie, y él quiere asegurarse

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de que ella no pueda salir. Por desgracia, el abusador en ocasiones consigue convencer a los demás de que su  pareja es irracional rracional y está fuera de control, control, de que no piensa y es necesario salvarla salvarla de sí misma. Nunca creas a un hombre que diga que tiene que hacer daño a su pareja para  protegerla;  proteg erla; solo solo los abusadores piensan piensan así. Cuando un hombre empieza mi programa, es habitual que diga «estoy aquí porque a veces pierdo el control. Tengo que dominarme más». Y yo siempre le corrijo: «Tu  problema  probl ema no es que  pierdas el control, es que controlas a tu pareja. Para cambiar no tienes que aprender a controlarte, tienes que dejar de controlarla a ella». Una gran  parte de los abusos se producen en forma de castigos como represalia por cuestionar su control. Este es uno de los conceptos más importantes que debemos entender acerca de los hombres abusivos.   Realidad número 2: Se cree con derecho.

  El abusador cree que ocupa una posición especial que le otorga derechos y rivilegios  exclusivos no atribuibles a su pareja. Las actitudes que impulsan el abuso  podrían resumirse en gran gran parte con esas dos palabras. palabras. Para entender la idea, primero debemos analizar cómo deberían concebirse los derechos en una pareja o una familia.  

Los derechos del hombre y de la mujer son del mismo tamaño. Tienen derecho a que se respeten sus opiniones y sus deseos, al cincuenta por ciento en la toma de decisiones, a vivir sin abusos verbales y físicos. Los derechos de los hijos son un poco más  pequeños pero tambi también én importantes; los ni niños ños no pueden tener el mismo mismo peso en la toma

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de decisiones debido a sus limitaciones en cuanto a conocimientos y experiencia, pero tienen derecho a vivir libres de abusos y miedo, a ser tratados con respeto y a que se escuche su voz en todos los temas en los que estén implicados. No obstante, el abusador   percibe  perci be los derechos de la famili familia de este e ste modo:  

Los derechos de su pareja y de sus hijos son menores (en el caso de algunos abusadores, esos pequeños círculos desaparecen por completo); además, sus derechos aumentan considerablemente. Mi tarea fundamental como terapeuta consiste en conseguir que el hombre abusivo expanda su percepción de los derechos de su pareja y sus hijos para darles el tamaño adecuado y reduzca su visión de sus propios derechos al tamaño que le pertenece. El hombre abusivo se premia con todo tipo de «derechos», entre otros:   Cuidados físicos. Cuidados emocionales. Cuidados sexuales. Sumisión.  No tener que dar expli explicaciones caciones de ning ningún ún tipo.   Los cuidados físicos constituyen el aspecto que más preocupa al abusador de mentalidad tradicional. Espera que su pareja le prepare la comida como a él le gusta, que cuide de los niños, limpie la casa y realice una lista interminable de tareas. Ve a su pareja como una criada sin sueldo. Refunfuña: «Trabajo todo el día y cuando llego a casa espero un poco de tranquilidad. ¿Es mucho pedir?». Parece esperar un sillón mullido, un  periódi  peri ódico co y un reposapi reposapiés. és. En cuanto a los fin fines es de semana, espera que ella ella se ocupe de

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todo mientras él ve la tele o pierde el tiempo con el coche, va a jugar al golf o a observar  aves, o se dedica a dormir. Si ella no cumple con las innumerables responsabilidades domésticas según su gusto, él se cree con derecho a criticarla con dureza. Aunque este estilo de abusador puede parecer anticuado, está vivo y coleando. Aprendió a utilizar un envoltorio algo más bonito para sus majestuosas expectativas en las décadas de 1980 y 1990, pero el cambio es superficial. Pocos abusadores me miran a los ojos y me dicen: «Espero una cena caliente y apetitosa en la mesa cuando llego a casa». Sin embargo, pueden explotar si no se cumple esa expectativa. La sobrevaloración de su propio trabajo por parte del abusador va ligada a la infravaloración del trabajo de su pareja. Mis clientes se quejan: «No sé qué demonios hace todo el día. Llego a casa y todo está hecho un desastre, los niños no han comido y ella está hablando por teléfono. Se pasa la vida viendo culebrones». Si ella trabaja fuera de casa (pocas familias pueden sobrevivir con un solo sueldo), él insiste en que su trabajo es fácil comparado con el suyo. Por supuesto, si él intenta hacer lo que ella hace (por  ejemplo, si él está en paro y ella trabaja fuera de casa), él muestra un cambio radical: de repente declara que cuidar de los niños y ocuparse de la casa son tareas monumentales y admirabl admi rables, es, y necesita descansar varias horas al día para recuperarse. Los cuidados emocionales  pueden ser más importantes que los servici servicios os domésticos domésticos  para el abusador moderno. ¿Recuerdas a Ray, que insultó nsultó a Mary Beth por « ignorarle» norarle» durante dos días mientras ella buscaba a su hijo desaparecido? Su problema consistía en que creía que nada, ni siquiera un niño desaparecido, podía interferir en el deber de Mary Beth de satisfacer sus necesidades emocionales. Tan común como el abusador que explota porque le sirven la cena tarde es el que estalla porque su pareja se cansa de oírle hablar interminablemente de sí mismo, o porque ella quiere hacer algo por su cuenta que le gusta, o porque ella no hace todo lo posible para calmarle cuando él está de bajón, o  porque no se anticipa a necesidades o deseos que él ni siquiera ha expresado. Los hombres abusivos suelen ocultar sus grandes exigencias emocionales disfrazándolas de otra cosa. Mi cliente Bert, por ejemplo, se ponía furioso si su novia Kirsten no dejaba el teléfono en cuanto él entraba por la puerta. Su excusa para reprochárselo era «todo el dinero que se gasta en el teléfono cuando sabe que no  podemos permitírnosl permitírnoslo», o», pero nosotros nos dimos dimos cuenta de que el problema era que él reclamaba su atención. Si ella llamaba a Inglaterra cuando él no estaba en casa, o si él se  pasaba una hora al teléfono hablando hablando con sus padres todos los sábados por la mañana, el gasto no era un problema. Cuando llegan clientes nuevos, dibujo en la pizarra una brújula con la aguja apuntando a una gran N. «Quieres que tu pareja sea esta brújula», les digo, «y tú quieres ser el Norte. Vaya donde vaya la brújula, siempre apunta en la misma dirección. Y vaya donde vaya ella, o haga lo que haga, o piense lo que piense, esperas que tú seas siempre

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su centro.» Mis clientes protestan en ocasiones: «Pero de eso va una relación. Se  supone que tenemos que centrarnos uno en el otro». Yo comento que cuando él se centra en ella, casi todo lo que piensa es qué puede hacer ella por él, no al revés. Y cuando a él no le apetece centrarse en ella, ni se molesta. Un abusador puede dar la impresión de estar necesitado emocionalmente. Puedes caer en la trampa de complacerle intentando llenar un pozo sin fondo. Sin embargo, más que estar necesitado, se cree con derecho. Así, no importa cuánto le des: nunca será suficiente. Continuará inventándose exigencias porque cree que sus necesidades son tu responsabilidad, y tú acabarás sintiéndote vacía. Los cuidados sexuales significan que él considera que su pareja tiene el deber de mantenerle sexualmente satisfecho. Es posible que no acepte el rechazo pero que la rechace a ella cuando le venga en gana. Incluso el placer de ella es en beneficio propio: si la mujer no llega al orgasmo, por ejemplo, él puede sentirse molesto porque desea sentir  el placer de verse a sí mismo como un gran amante.  No todos los hombres abusivos abusivos tienen tienen un gran interés en el sexo. sexo. Alg Algunos están demasiado ocupados con relaciones externas o consumen sustancias que disminuyen su apetito sexual. Algunos son homosexuales y utilizan a sus parejas mujeres como fachada. Algunos de mis clientes se sienten atraídos por una mujer solo como parte de una fantasía de dominación. Este tipo de abusador pierde el interés por el sexo si su pareja empieza a manifestarse como un ser humano igual que merece respeto, o bien la obliga a tener relaciones. En resumen, él quiere sexo únicamente con sus condiciones. La sumisi  sumisión ón hace referencia al derecho que el abusador se atribuye de que sus gustos y sus opiniones se acaten como decretos. Cuando manifiesta que una determinada  películ  pel ículaa es una friv frivol oliidad, o que Louise Louise intentó seducir seducir a Jay en el pícnic, pícnic, o que los republicanos no saben gestionar la economía, se espera de su pareja que acepte esas opiniones sin rechistar. Para él tiene especial importancia que ella no se muestre en desacuerdo con él delante de otras personas. Si lo hace, más tarde él podría gritarle «Me has hecho quedar como un imbécil, siempre te las arreglas para dejarme en evidencia», y acusaciones similares. Su regla implícita es que ella no puede cuestionar sus ideas. El hecho de no tener que dar explicaciones de ningún tipo significa que el hombre abusivo se cree por encima de las críticas. Si su pareja intenta expresar sus quejas, ella le está «agobiando» o «provocando». Cree que tiene derecho a ignorar el daño que su conducta provoca, y es posible que adopte una actitud vengativa si alguien intenta abrirle los ojos al respecto. Tuve la siguiente conversación con un hombre recién llegado a mi  programa:  prog rama:   BANCROFT: ¿Puedes explicarme por qué has acudido a este grupo de abusadores? HANK : Bueno, le di una bofetada a mi chica hace unas semanas, y ahora dice que no

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 puedo volver a casa si no hago terapia. terapia. BANCROFT: ¿Qué te llevó a cometer ese abuso? ¿Estabais discutiendo? HANK : Sí. ¡Me acusó de tener una aventura! ¡Eso me sacó de mis casillas! BANCROFT: Bueno, ¿y tenías una aventura? HANK  (Pausa,   (Pausa, un poco sorprendido por mi pregunta): Bueno, sí... ¡pero ella no tenía  pruebas! ¡No debería deci decirr cosas como   esa si no tiene pruebas! Hank se reservaba el privilegio de ser crítico con su pareja, un privilegio que ejercía muy generosamente. Las quejas contra él, incluyendo los comentarios sobre cómo su conducta había hecho daño a otras personas de la familia, las suprimía rápidamente. En el caso de Hank, las represalias adoptaron la forma de un ataque físico. El derecho absoluto que se otorga el hombre abusivo le lleva a tener expectativas injustas e irracionales, de modo que la relación gira en torno a sus exigencias. Su actitud dice «Estás en deuda conmigo». Por cada gramo que da, espera un quilo a cambio. Quiere que su pareja se dedique plenamente a satisfacerle, aunque eso signifique que las necesidades de ella (o de sus hijos) queden desatendidas. Puedes poner toda tu energía en mantener satisfecha a su pareja, pero si él tiene esta actitud, la satisfacción le durará muy poco. Y continuará pensando que tú le controlas porque no cree que puedas imponer límites a su conducta o insistir en que cumpla con sus responsabilidades. Muchos hombres se sienten específicamente autorizados a utilizar la violencia. Un estudio realizado entre hombres universitarios que estudiaban psicología, publicado en 1997, concluyó que el diez por ciento consideraba que era aceptable pegar a la pareja por  negarse a tener sexo, y el veinte por ciento creía que era aceptable hacerlo si el hombre sospechaba que ella le engañaba. Los estudios arrojan estadísticas similares en cuanto a la idea extendida entre los hombres jóvenes de que tienen derecho a obligar a una mujer  a tener sexo si han invertido una suma considerable de dinero en cenar y tomar copas o si la mujer empezó deseándolo pero después cambió de opinión. Esos estudios señalan la importancia de hacer hincapié en cambiar esa actitud de creerse con derecho de los abusadores en lugar de intentar buscar algo que no funciona en su psicología como individuo.  

Perspectiva del abusador sobre la ira de la mujer   El problema del hombre abusivo con la ira es casi lo contrario de lo que se cree comúnmente. La realidad es esta:   Tu pareja abusiva no tiene un problema con su ira,

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sino con la tuya.   Uno de los derechos humanos básicos que te roba es el derecho a enfadarte con él. Por muy mal que te trate, cree que no tienes derecho a levantar la voz ni a que te hierva la sangre. El privilegio de la rabia está reservado únicamente para él. Cuando no puedas reprimir la ira (cosa que le ocurre a cualquier mujer abusada de vez en cuando), es  probablee que él intente que te la tragues  probabl tragues de inmediato. nmediato. Entonces utili utilizará zará tu ira contra ti  para demostrar lo irracional que eres. El abuso puede hacer que te sientas sientas atada de manos. Es posible que desarrolles reacciones físicas o emocionales al hecho de tener  que reprimir la ira: por ejemplo, depresión, pesadillas, bloqueo emocional o problemas de alimentación o de sueño. Tu pareja podría utilizar esas reacciones como excusa para menospreciarte todavía más o hacer que sientas que te estás volviendo loca. ¿Por qué tu pareja reacciona de manera tan intensa a tu ira? Un motivo podría ser  que considera que está por encima de los reproches, como ya hemos visto. El segundo motivo es que en cierto modo siente (aunque no necesariamente de manera consciente) que tu ira tiene poder. Si tienes espacio para sentir y expresar tu rabia, estarás más capacitada para aferrarte a tu identidad y resistir a su acoso. Intenta eliminar tu ira para suprimir tu capacidad de resistir a su voluntad. Por último, percibe tu ira como un desafío a su autoridad, a lo que reacciona dominándote con una rabia mayor que la tuya. De ese modo se asegura de mantener el derecho exclusivo a ser el único que manifieste ira.   La ira del abusador   Cuando entiendas la naturaleza del creerse con derecho, el siguiente concepto sobre el hombre abusivo te quedará muy claro:   No es abusivo debido a su irritabilidad; se irrita porque es abusivo.   Las expectativas injustas e irracionales del abusador provocan que su pareja nunca  pueda segui seguirr todas sus normas o satisfacer satisfacer todas sus exig exigencias. encias. Así, casi siempre siempre se muestra irritado o enfurecido. Esta dinámica se ilustró en un programa de entrevistas reciente en el que un joven hablaba de sus abusos hacia su mujer actual. Su definición de una buena relación era la siguiente: «No discutir nunca y decir que os queréis todos los días». Explicó al público que su mujer «merecía» sus maltratos porque no estaba a la altura de esa imagen poco realista. No serviría de nada enviar a ese joven, o a cualquier 

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otro abusador, a un programa de gestión de la ira, porque los derechos que él mismo se otorga continuarían provocando más ira. Lo que tiene que cambiar son sus actitudes.   Realidad número 3: Distorsiona las cosas para convertirlas en lo contrario.

  Emile, un cliente físicamente violento con el que trabajé, me relató de la siguiente manera su peor ataque contra su mujer: «Un día, a Tanya se le fue la boca y yo me cabreé tanto que la agarré por el cuello y la puse contra la pared». Con la voz impregnada de indignación, continuó: «¡Entonces intentó darme con la rodilla en los huevos! ¿Qué te parecería que una mujer te hiciese eso? Me lie a hostias, claro. Cuando  bajé la mano, le arañé la cara con las uñas. ¿Qué esperaba que hiciese?» hiciese?»..   Pregunta 4: ¿Por qué dice que yo soy la que abusa de él ?

  El sistema de percepción del abusador por el cual se cree con derecho hace que invierta la agresión y la autodefensa mentalmente. Cuando Tanya intentó defenderse del brutal ataque de Emile, este definió las acciones de ella como violencia hacia él. Cuando él la agredió con mayor dureza, afirmó que se estaba defendiendo del abuso de ella. La lente del creerse con derecho que el abusador se coloca en los ojos hace que lo vea todo al revés, como el reflejo en una cuchara. Otro cliente, Wendell, explicó un incidente que le llevó a salir atropelladamente de casa dando un portazo. «Mi mujer, Aysha, me come el coco durante horas. No aguanto más sus quejas y que me diga que no sirvo para nada. Ayer estuvo dándome la brasa media hora, y al final la llamé puta y me largué.» Le pregunté qué era lo que molestaba a Aysha, y respondió que no lo sabía. «Cuando empieza así, desconecto.» Unos días más tarde hablé con Aysha sobre el incidente, y me dijo que en realidad le había gritado a Wendell unos cinco o diez minutos. No obstante, él no me dijo que atacó verbalmente a su mujer aquella mañana en cuanto se despertó y que continuó así todo el día: «Domina totalmente las discusiones; se repite como un disco rayado, y tengo suerte si consigo meter baza. Además, su vocabulario es horrible; aquel día me llamó “puta” como diez veces». Finalmente, Aysha llegó a su límite y empezó a defenderse enérgicamente, y

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aquello fue lo que hizo que Wendell se marchase hecho una furia. ¿Por qué Wendell cree que Aysha era la única que gritaba y protestaba? Porque cree que ella tiene que escuchar, no hablar. Si ella se expresa, ya es demasiado. Cuando desafío a mis clientes a que dejen de acosar a sus parejas, distorsionan mis  palabras  pal abras como hacen con sus mujeres o sus novias. novias. Me acusan de haber dicho dicho cosas que tienen muy poco que ver con mis palabras reales. Un abusador dice «Estás diciendo que debería tumbarme y dejar que ella me pisotease» porque le digo que intimidar a su pareja es inaceptable, por muy enfadado que esté. «Nos estás diciendo que nuestras parejas  pueden hacernos lo que quieran, quieran, y que no podemos levantar ni un dedo para defendernos», afirma porque su pareja le ha dicho que está harta de que sus amigos dejen la casa hecha un asco y que él debería «limpiar su maldita mierda» y yo le he dicho que no hay excusas para insultarla. Él continúa: «Según lo que dices, haga lo que haga ella está bien porque es una mujer, pero como yo soy el hombre, hay reglas mucho más estrictas para mí» porque le señalo  su doble vara de medir e insisto en que él debe seguir las mismas reglas que le aplica a ella. El hombre abusivo tiene otro motivo para exagerar y ridiculizar las palabras de su  pareja (y las mías): pretende no tener que pensar seriamente seriamente en lo que ella ella dice dice y no esforzarse para asimilarlo. Se cree con derecho a aplastarla como a una mosca.   Realidad número 4:  No respeta res peta a su s u pareja y se s e cconsidera onsidera superior a el ella. la.

  La relación entre Sheldon y Kelly había terminado. Él se vio obligado a entrar en mi  programa  prog rama porque había viol violado ado una orden de al alejami ejamiento, ento, pero negaba negaba haber sido sido violento con Kelly. Ahora intentaba ganar la custodia de su hija de tres años, Ashley. Afirmaba que Kelly nunca había cuidado de Ashley y que «nunca había establecido lazos con ella». Y añadió: «No la considero la madre de Ashley. Ella es solo un recipiente, un canal a través del cual Ashley vino a este mundo». En su mente, Sheldon había reducido a Kelly a un objeto inanimado, una máquina  productora de bebés. Cuando hablaba hablaba de ell ella, hacía muecas de desprecio. desprecio. Al mismo mismo tiempo, nunca parecía molesto; consideraba a Kelly muy por debajo de él como para enfurecerle. Tenía la misma actitud que tendría cualquiera si un perrito molesto pero inofensivo le mordisquease los talones. Su tono de condescendencia indicaba que tenía muy clara su superioridad con respecto a Kelly. Por muy memorable que fuesen las burlas vanidosas de Sheldon, solo eran un

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 poquito peores que el pensamiento  poquito pensamiento habi habitual tual de muchos hombres abusivos. abusivos. El abusador  tiende a ver a su pareja como una persona menos inteligente, menos competente, menos lógica e incluso menos  sensible que él. Me dirá, por ejemplo, que ella no es tan compasiva como él. Con frecuencia tiene dificultades para ver a la mujer como un ser  humano. Esta tendencia en los abusadores se conoce como cosificación o despersonalización. La mayoría de los abusadores atacan verbalmente a sus parejas de un modo degradante y repulsivo. Buscan las palabras que saben que más hieren a las mujeres, como  puta, zorra y  golfa, por lo general seguidas de la palabra  gor  gorda. da. Esas  palabras  pal abras suponen un ataque a su humanidad, humanidad, reducen a la mujer m ujer a un animal o un objeto inanimado, y degradan su sexualidad. Las parejas de mis clientes me explican que esas  palabras  pal abras desag desagradabl radables es son portadoras de una fuerza y una fealdad fealdad que se sienten sienten como violencia. Mediante esos epítetos perfectamente elegidos (mis clientes reconocen en ocasiones que utilizan las palabras más degradantes que se les ocurren), los abusadores consiguen que sus parejas se sientan degradadas e inseguras. La cosificación es un motivo crítico por el que un abusador tiende a empeorar con el tiempo. Cuando su conciencia se adapta a un nivel de crueldad (o violencia), pasa al siguiente nivel. Al despersonalizar a su pareja, el abusador se protege de las emociones humanas naturales de culpa y empatía; así puede dormir por la noche con la conciencia tranquila. Se distancia tanto de la humanidad de la mujer que los sentimientos de esta ya no cuentan, o simplemente dejan de existir. Esos muros tienden a aumentar con el tiempo; al cabo de unos años en una relación, mis clientes pueden llegar a un punto en el que sienten tanta culpa por degradar o amenazar a sus parejas como sentiríamos tú o yo después de apartar enfadados una piedra en el camino con una patada. El abuso y el respeto son diametralmente opuestos: no respetas a alguien de quien abusas, y no abusas de alguien a quien respetas.   Realidad número 5: Confunde el amor con el abuso.

  Estos son algunos comentarios habituales de mis clientes:   «El motivo por el que abuso de ella es que me despierta unos sentimientos muy  fuertes. Se hace daño a los que más se quier qui ere». e».

«Nadie me hace enfadar tanto como ella.» «Sí, le dije que ni se le ocurriese intentar dejarme. ¡No tienes ni idea de cuánto

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quiero a esta tía!» «Estaba harto de ver cómo arruinaba su vida. Me preocupo demasiado como  para quedarme sentado y no hacer nada. nada.»»   El hombre abusivo intenta convencer a su pareja de que su maltrato es una prueba de lo mucho que le importa, pero la realidad es que el abuso es lo contrario del amor. Cuanto más abuse un hombre de ti, más te estará demostrando que solo piensa en él. Es  posibl  posi blee que si sienta enta un intenso deseo de recibir tu amor y tus atenciones, pero él solo desea dar amor cuando le conviene. Entonces ¿miente cuando dice que te quiere? En general, no. La mayoría de mis clientes tienen en su interior una poderosa sensación que llaman amor. Para muchos de ellos es el único tipo de sentimiento que han tenido hacia una mujer, de modo que no saben que eso no es amor. Cuando un hombre abusivo siente la poderosa agitación interior que otros llaman amor, lo más probable es que esté sintiendo:   El deseo de que dediques tu vida a hacerle feliz sin interferencias externas. El deseo de que estés disponible para el sexo. El deseo de impresionar a los demás por el hecho de que tú seas su pareja. El deseo de poseerte y controlarte.   Estos deseos son aspectos importantes de lo que significa para él el amor romántico. Es capaz de sentir verdadero amor por ti, pero primero tendrá que reorientar su  perspectiva  perspecti va con el fin de separar los deseos abusivos abusivos y posesivos posesivos del verdadero amor y ser capaz de verte tal como eres. La confusión entre el amor y el abuso es lo que permite a los abusadores matar a sus  parejas y reali realizar la afirmaci afirmación ón absurda de que actuaron movidos movidos por la profundidad profundidad de sus sentimientos. Lamentablemente, los medios aceptan la visión de los agresores y describen esos actos como «crímenes pasionales». Sin embargo, ¿qué podría demostrar  mejor que ese hombre no amaba a su pareja? Si una madre matase a uno de sus hijos, ¿aceptaríamos que dijese que lo hizo porque se sentía superada por lo mucho que le importaba ese hijo? Por supuesto que no. Y no deberíamos. El verdadero amor significa respetar la humanidad de la otra persona, desearle lo mejor y fomentar su autoestima y su independencia. Este tipo de amor es incompatible con el abuso y la coacción.   Realidad número 6: Es manipulador.

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  Veamos las siguientes interacciones entre un hombre abusivo llamado David y su  pareja, Joanne:   David grita a Joanne mientras la señala con el dedo y se pone rojo como un tomate. Joanne dice estoy que está demasiado enfadado y que no le que gusta. grita todavía y dice: le«¡No enfadado! ¡Solo estoy intentando meÉlentiendas y túmás no escuchas! ¡No me digas cómo estoy, lo odio! ¡No estás dentro de mí!». Un día, Joanne le dice a David que sus explosiones van a peor y que necesita hacer  una pausa en su relación. David responde: «Estás diciendo que ya no me quieres.  No sé si me has querido querido alg alguna vez. No entiendes entiendes lo fuertes que son mis sentimientos por ti». Parece a punto de llorar. Joanne acaba asegurándole que no va a abandonarle y sus quejas sobre su comportamiento quedan en un segundo plano. En otra ocasión, Joanne saca el tema de que le gustaría volver a estudiar. David responde con una negativa («No podemos permitírnoslo») y se niega a quedarse con los niños cuando ella vaya a clase. Joanne propone varias estrategias para hacer  frente al dinero y a los niños, pero David le pone pegas a todo. Finalmente, Joanne decide que es imposible volver a estudiar, pero David insiste en que él no le ha dicho que no lo haga. Ella acaba sintiendo que la decisión de no volver a estudiar es suya.   Pocos hombres abusivos se limitan al abuso o la intimidación verbal para controlar a sus parejas. Ser un acosador las veinticuatro horas es demasiado trabajo y hace que el hombre parezca malo. Si es abusivo todo el tiempo, su pareja empieza a reconocer que está siendo víctima de un abusador, y el hombre podría sentirse demasiado culpable por  su conducta. Por tanto, el abusador tiende a cambiar frecuentemente a fin de manipular a su pareja para conseguir lo que quiere. En ocasiones también utiliza esas tácticas para fastidiar o confundir a su pareja. Existen algunas señales de manipulación por parte de los abusadores; presta atención:   Cambios de humor repentinos y frecuentes,  de manera que te resulta difícil saber  quién es o qué siente, cosa que resulta confusa para ti. Sus sentimientos hacia ti son especialmente inconstantes.  Niega lo obvio acerca acerca de lo que hace o siente. Te hablará con la voz temblorosa  por la rabia, rabia, o te culpará de un problema, o estará enfurruñado durante dos horas, y después lo negará sin más. Sabes lo que ha hecho (y él también), pero se niega a admitirlo, cosa que puede llevarte a una enorme frustración. Y entonces dirá que eres una irracional por molestarte tanto por su negación.

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Te convence de que lo que él  quiere que hagas es lo mejor para ti. De ese modo, el abusador consigue que su egoísmo parezca generosidad, un puro engaño. Podría  pasar mucho tiempo hasta que te des cuenta de sus motivos reales. reales.  Hace que sientas pena por él , así te reprimirás a la hora de plantear tus quejas por  lo que hace. Consigue que te culpes, o que culpes a otras personas, por lo que él hace. Utiliza tácticas de confus confusión ión en las discusiones, cambia de tema de manera sutil o evidente, insiste en que piensas o sientes cosas que ni piensas ni sientes, distorsiona tus palabras y muchas otras tácticas que se te van incrustando en el cerebro. Es  posibl  posi blee que acabes las discusiones discusiones con él con la sensación sensación de que te estás volviendo volviendo loca. Te miente o te confunde sobre sus actos, deseos o motivos para hacer ciertas cosas. De ese modo consigue que hagas lo que él quiere. Una de las quejas que más oigo a mujeres abusadas es que sus parejas mienten sin parar, una forma de abuso psicológico que en sí mismo puede resultar muy destructivo con el tiempo.  Hace que tú y las personas a las que quieres os enemistéis enemistéi s; para ello traiciona secretos, es maleducado con tus amigos, miente a los demás sobre lo que tú dices de ellos, engatusa a tus amigos y después les habla mal de ti, y muchas otras tácticas tácti cas que provocan desencuentros.   En ciertos aspectos, la manipulación es peor que el abuso manifiesto, sobre todo cuando se mezclan. Cuando a una mujer le dicen «puta», o cuando la empujan o la abofetean, al menos sabe lo que le ha hecho su pareja. En cambio, después de una interacción manipulativa, es muy posible que ella no sepa qué ha ocurrido. Solo sabe que se siente fatal, o que tiene la sensación de estar volviéndose loca, y que parece que la culpa es suya.   Realidad número 7: Se esfuerza por dar una buena imagen pública.

  Si tienes una relación con un hombre abusivo, es posible que inviertas una gran parte de tu tiempo intentando entender qué te  pasa, no qué le pasa a él él.. Si se lleva lleva bien bien con otras personas y las impresiona con su generosidad, su sentido del humor y su cordialidad, es posible que acabes pensando: «¿Qué tengo que hace que se dispare? Parece que los demás piensan que es estupendo».

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  Pregunta Pregunta 5: ¿Cómo es que los demás piensan que es marav maravilloso? illoso?

  La mayoría de los hombres abusivos muestran una cara afable en sus comunidades, crean una separación total entre su imagen pública y el trato que dan en privado a mujeres y niños. Es posible que:   En casa esté irritable pero fuera se muestre tranquilo y sonriente. Sea egoísta contigo pero generoso y atento con los demás. Se muestre dominante en casa pero abierto a negociar y transigir fuera. Se muestre muy negativo hacia las mujeres en privado, pero se manifieste como un defensor de la igualdad cuando alguien está escuchando. Se muestre violento únicamente con su pareja o sus hijos. Se crea con derecho a todo en casa pero que critique a otros hombres que no respetan o atacan a las mujeres.   El dolor que provocan estos contrastes puede socavar la moral de una mujer. Por la mañana, su pareja la hiere en lo más profundo llamándola «vaca descerebrada», pero unas horas más tarde ella lo ve riéndose con los vecinos y ayudándoles a arreglar su coche. Más tarde, la vecina le dice: «Tu marido es estupendo. Tienes suerte de estar con él; muchos hombres no harían lo que él hace». Ella balbucea un «Sí»; se siente confundida y no sabe qué decir. Ya en casa, se pregunta una y otra vez: «¿Por qué yo?».  

¿Los hombres abusivos padecen trastorno de personalidad múltiple?    No. Se si sienten enten atraídos por el poder y el control, control, y en parte lo logran ogran mostrándose encantadores en público. El encanto del hombre abusivo hace que su pareja se muestre reacia a buscar apoyo o ayuda porque cree que los demás no creerán sus revelaciones o la culparán. Si los amigos oyen al hombre diciendo algo desagradable, o si la policía lo arresta por atacar a la mujer, su conducta amable previa le sirve como trabajo de base  previoo para irse de rositas.  previ rositas. Los observadores piensan: piensan: Es un tipo muy agradable, no es de los que abusan. Ella le ha hecho muchísimo daño. La máscara de tipo agradable del abusador le ayuda a sentirse bien consigo mismo.

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Mis clientes me dicen: «Me llevo bien con todo el mundo, menos con ella. Debería  preguntar  preg untar por ahí cómo soy; ya verá. Soy una persona tranquila tranquila y razonable. razonable. La gente se da cuenta de que es ella la que se pasa». Mientras tanto, aprovecha las dificultades que la mujer tiene en sus relaciones con los demás (en muchos casos, provocadas por él) como  prueba de que el ellla es la que tiene el problema. problema. Uno de los retos más importantes a los que se enfrenta el terapeuta de hombres abusivos consiste en resistirse al encanto que muestran. Cuando charlan y bromean en la sesión de grupo, la crueldad y el egoísmo parecen muy lejanos. Yo mismo me hago la  pregunta  preg unta que se plantean plantean sus vecinos: vecinos: ¿De verdad este tipo tipo puede ser tan miserabl miserable? e? Incluso después de que admita lo que hace, todavía resulta difícil de creer. Este contraste es un motivo fundamental por el que los abusadores se libran de responder por sus actos. Entre mis clientes he tenido numerosos médicos, incluyendo dos cirujanos; muchos empresarios de éxito, entre ellos propietarios y directores de grandes compañías; una decena larga de profesores universitarios; varios abogados; una destacada personalidad de la radio (con una voz muy agradable); clérigos y dos atletas profesionales conocidos. Uno de los clientes violentos había pasado todos los días de acción de gracias de los últimos diez años como voluntario en el comedor social de su localidad. Otro era un miembro muy destacado de una gran organización internacional por los derechos humanos. La crueldad y la capacidad de destrucción de esos hombres habrían sorprendido mucho a sus comunidades. Aunque esos hombres suelen mantener su cara abusiva perfectamente oculta fuera de casa, existe una situación en la que se les escapa: cuando alguien le planta cara por sus abusos y defiende a la mujer abusada, que es precisamente lo que yo hago. De repente salen a la luz las actitudes y las tácticas que normalmente se reservan para casa. La inmensa mayoría de mujeres que afirman ser víctimas de abusos dicen la verdad. Sé que es así porque los abusadores bajan la guardia conmigo y se contradicen.   Realidad número 8: Se siente justificado.

  Hace unos años tuve un cliente que empezó su primera sesión en grupo declarando: «Estoy aquí porque soy un maltratador». Me impresionó su manera de asumir su  problema.  probl ema. Si Sinn embargo, embargo, la semana sig siguiente uiente suavizó suavizó sus palabras: palabras: «Estoy aquí porque soy abusivo». Y la tercera semana afirmó: «Estoy en el programa porque mi mujer cree que soy abusivo». En unas pocas semanas más dejó de venir; había vuelto a cubrirse

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cómodamente con sus justificaciones. Los abusadores atribuyen sus actos a causas externas; creen que sus parejas les hacen comportarse de manera abusiva. Todos mis clientes utilizan alguna variación de las siguientes sig uientes afirmaciones:   «Sabe cómo hacerme saltar». «Quería que explotase, y sabe cómo hacerlo.» «Me presionó demasiado.» «Un hombre tiene aguante hasta cierto punto.» «Esperas que le permita que me pisotee. ¿Qué harías tú?»   Muchos clientes expresan culpa o remordimientos cuando empiezan la terapia, pero en cuanto comienzo a presionarles para que revisen sus historiales de comportamientos abusivos, retroceden y defienden sus actos. No tienen ningún reparo en decir (con una facilidad sospechosa): «Sé que lo que hice estuvo mal». Sin embargo, cuando les pido que describan los ataques verbales o físicos con detalle, vuelven a las justificaciones. Los hombres abusivos son maestros de las excusas. En este aspecto son como toxicómanos, que creen que todos y todo, excepto ellos, son responsables de sus actos. Cuando no culpan a sus parejas, culpan al estrés, al alcohol, a su infancia, a sus hijos, a sus jefes o a sus inseguridades. Y, lo más importante, se creen con derecho a poner esas excusas. Cuando comento que otros hombres sometidos a las mismas presiones no son abusivos, abusi vos, tienden a enfadarse o a mostrarse despectivos. despectivos. ¿Significa esto que los abusadores son psicópatas carentes de conciencia que les  pueda hacer sentir sentir culpabl culpables es o responsables? responsables? En general no, aunque he tenido tenido un reducido número (en torno a un cinco por ciento de mis clientes) que lo son. La mayoría de los abusadores tienen conciencia sobre su conducta fuera de la familia. Pueden mostrarse dispuestos a responder de sus actos en el trabajo, en el gimnasio o en la calle. En casa, sin embargo, se creen con derecho a todo y es eso lo que predomina. En general, el hombre abusivo cree que puede culpar a su pareja por cualquier cosa que vaya mal, no solo por sus abusos. ¿Acaba de sufrir una decepción? Ella la ha  provocado. ¿Se si siente ente avergonzado avergonzado por un error que ha cometido? cometido? El Ellla debería haberlo haberlo evitado. ¿Uno de sus hijos pasa por una etapa difícil? Ella es una mala madre. Todo es culpa de otro, y ese «otro» suele ser ella.   Realidad número 9: Los abusadores niegan y minimizan sus abusos.

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  Uno de mis campos de especialización es el trabajo en juzgados con abusadores físicamente violentos o que maltratan a sus hijos. Con frecuencia me encuentro con trabajadores de los juzgados que dicen: «Bueno, ella le acusa de abusos, pero él lo niega». Y entonces aparcan el tema, como si la negación del hombre bastase para cerrar  el caso.elTambién dicen: que ella ylecruce hace de lo acusaciones mismo, así que supongo que abusan uno del me otro». Este «Él tipodice de negación no nos sirve para saber si la mujer dice la verdad. Si el hombre es abusivo,  por supuesto que lo negará, en  parte para protegerse protegerse y en parte porque sus percepciones percepciones están distorsi distorsionadas. onadas. Si estuviese listo para asumir la responsabilidad de sus actos en las relaciones, no sería abusivo. Abrirnos camino entre la negación y la minimización es una de las principales tareas a las que nos enfrentamos los terapeutas de abusadores. La mayoría de los hombres que participan en mis grupos admiten cierto comportamiento abusivo (aunque ellos no lo ven así, por supuesto), pero solo reconocen una pequeña parte de lo que realmente han hecho, tal como me cuentan las parejas abusadas. Cuando un abusador niega un incidente inmediatamente después de que haya ocurrido, su pareja no entiende nada. Imagina a una mujer que se levanta por la mañana con un nudo en el estómago debido a una desagradable pelea la noche anterior. Su pareja le hace una mueca en la cocina y dice: «¿Por qué estás tan gruñona hoy?». Ella responde: «¿Tú qué crees? Me llamaste “fracasada” delante de los niños y después me quitaste la toalla para que se riesen de mí. ¿Se supone que voy a bajar las escaleras silbando alegremente?». «¿De qué hablas?», pregunta él. «Eres una colgada dramática de mierda. Ni siquiera estaba cerca de ti cuando se te cayó la toalla. ¿Me vas a culpar por eso? Estás loca.» Y se marcha negando con la cabeza. Una mujer puede sentir que se está volviendo loca (o desarrollar síntomas  psiqui  psi quiátri átricos cos reales) si las realidades realidades obvias obvias de su vida, vida, entre el elllas el abuso, son negadas negadas sistemáticamente por su pareja. La certeza y la autoridad de su voz, con los ojos en  blanco  bl anco para demostrar lo perplejo perplejo que está, hacen que ella ella se cuestione cuestione a sí misma. «¿Ha « ¿Ha ocurrido realmente? A lo mejor no. A lo mejor reacciono exageradamente por tonterías.» Cuanto más grave es el incidente que él niega, más se diluye la noción de realidad de la mujer. Y si la gente de fuera empieza a notar su inestabilidad, el abusador puede aprovechar las observaciones ajenas para convencer a los demás de que las historias de abusos de su mujer son fantasías. Las parejas de este tipo de abusador me preguntan: «Después de un incidente, parece que cree de verdad que el abuso no ha ocurrido. ¿Miente conscientemente?». La respuesta en la mayoría de los casos es «sí». La mayoría de los abusadores no tienen  problemas  probl emas graves de memoria. P robablemente, robablemente, él recuerda con exactitud exactitud lo que ha

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hecho, sobre todo si es muy reciente. Niega sus actos para poner punto final a las discusiones porque no quiere responder por lo que ha hecho; incluso es posible que intente que te sientas frustrada y al borde de la locura. No obstante, un pequeño  porcentaje de abusadores (uno de cada doce, aproxi aproximadamente) puede presentar  trastornos psicológicos como personalidad narcisista o borderline. En esos casos,  bloquean  bl oquean literalmente teralmente de su concienci concienciaa cualqui cualquier er mala mala acción acción que hayan cometido. cometido. Una de las pistas para saber si tu pareja padece ese trastorno es que trata a otras personas de manera similar. Si su negación y su confusión se limitan a ti, o a situaciones en las que tú tienes algo que ver, lo más probable es que sea simplemente un abusador. La negación y la minimización forman parte de los patrones de conducta más destructivos, ya se trate de abuso del alcohol, juego o abuso infantil. El abuso de la  pareja no es una excepción. excepción.   Realidad número 10: Los abusadores son posesivos.

  Los nuevos participantes en mi programa en ocasiones parecen desorientados, como si yo estuviese impartiendo un seminario sobre plantas comestibles y hubiesen entrado en la sala equivocada. Se muestran impacientes por hablar, se levantan de la silla y me sueltan: «Pero está hablando de nuestras mujeres y nuestras novias. ¿Realmente piensa que alguien de fuera puede decirnos cómo debemos llevar nuestras relaciones?». Sonríen mientras hablan o niegan ligeramente con la cabeza, como si sintiesen compasión por mi falta de inteligencia. Creen que no me he dado cuenta de que esas mujeres son  suyas. El sentido de propiedad es uno de los motivos por los que el abuso tiende a empeorar  a medida que la relación se afianza. Cuanta más historia y cuanto más compromiso se desarrollan en la pareja, más ve el abusador a su pareja como un objeto preciado. La  posesivi  posesi vidad dad ocupa un lug ugar ar destacado en la mentali mentalidad del abusador, es el manantial del que surgen todos los demás riachuelos. En cierto modo, el hombre siente que te posee y,  por tanto, que tiene derecho a tratarte como le conveng convenga. a.   Pregunta 6: ¿Por qué esos celos enfermizos?

 

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Para muchos abusadores, la posesividad adopta la forma de celos sexuales. Este tipo de hombre controla al dedillo las relaciones de su pareja, espera que ella le explique qué hace en todo momento, y la humilla periódicamente con acusaciones basadas en los celos, como vimos en el caso de Fran (Capítulo 1). Irónicamente, los abusadores más acusatorios figuran entre los que más probabilidades tienen de engañar a sus parejas. La  posesivi  posesi vidad dad y el creerse con derecho a todo hacen que el abusador piense piense que él sí puede tener aventuras, pero ell ellaa no. Un motivo igualmente importante de los celos enfermizos que manifiestan muchos hombres abusivos es el deseo de aislar a sus parejas. En el Capítulo 1 conocimos a Marshall, que no creía sus propias acusaciones histéricas de infidelidad contra su mujer. ¿Qué lo llevó a comportarse así? Un hombre abusivo que aísla a su pareja lo hace  princi  pri ncipal palmente mente por dos razones:   1. Quiere que el ella la centre su vida en satisfacer sus necesidades. Cree C ree que los contactos contact os sociales le dejarán menos tiempo para dedicárselo a él, y no acepta que ella tenga ese derecho. 2. No quiere que ell ellaa desarroll desarr ollee lazos lazos que le puedan dar la fuerza necesaria necesa ria para ser  independiente. Aunque se trata de un pensamiento inconsciente en gran parte, los hombres abusivos son conscientes de que los contactos sociales de una mujer   pueden bri brindarl ndarlee fuerza y apoyo, dos elementos que le permiti permitirían rían escapar a su control (como hemos visto en el caso de Dale y Maureen en el Capítulo 1). En general, el hombre abusivo intenta mantener a su pareja completamente dependiente de él para incrementar su poder.   Debido a esa mentalidad, el hombre abusivo tiende a percibir las relaciones de su  pareja, ya sea con hombres o con mujeres, como amenazas. Es posibl posiblee que trates de gestionar este problema confirmándole una y otra vez que le quieres y que no le engañarás. Sin embargo, comprobarás que sus esfuerzos para aislarte no aflojan, porque su miedo a que puedas acostarte con otro hombre son solo una pequeña parte de los motivos por los que intenta aislarte. Al mismo tiempo, las acusaciones y el aislamiento basados en los celos constituyen una de las formas que la posesividad puede adoptar. Existen hombres abusivos que no tratan de controlar con quién se relaciona su mujer, pero su actitud subyacente de «eres mía y harás lo que yo considere oportuno» se revela en otro tipo de manifestaciones. Si la hermana de tu pareja le critica por acosarte, es posible que él le diga: «Lo que hago con mi chica no es asunto tuyo». Si tenéis hijos, él podría tratar a todos los miembros de la familia como pertenencias. Su ira podría aumentar peligrosamente si intentas separarte de él. Recuerda la palabra  posesión, y es posible que empieces a notar que muchas de las

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conductas de tu pareja se deben a que cree que le perteneces.   Los hombres abusivos muestran personalidades muy diversas, tanto si han tenido una infancia feliz como si no, si son machos dominantes u hombres delicados y «liberados». o existe test psicológico que pueda distinguir a un hombre abusivo de uno respetuoso. El abuso no es producto de los daños emocionales sufridos por un hombre o de su falta de habilidades sociales. En realidad, el abuso surge de la formación cultural temprana del hombre, de sus modelos masculinos y de sus amigos. En otras palabras, el abuso es un  problema  probl ema de valores, no psicológico. Cuando alguien planta cara a las actitudes y las creencias de un abusador, este tiende a revelar la personalidad despectiva e insultante que normalmente mantiene oculta, reservada para los ataques privados contra su pareja. El abusador trata de mantener a todo el mundo (su pareja, su terapeuta, sus amigos y sus familiares) centrado en cómo se  siente ; de ese modo evita que se fijen en cómo  piensa, tal vez porque en cierto modo es consciente de que si percibes la verdadera naturaleza de su problema, empezarás a escapar de su dominio.   PUNTOS FUNDAMENTALES QUE RECORDAR  El abuso es un problema de actitudes y valores, no de sentimientos. Las raíces son la  posesividad,  posesivida d, el tronco es el creerse c reerse con derecho a todo, y las ramas son el control. El abuso y el respeto son contrarios. Los abusadores no cambian a menos que superen la falta de respeto hacia sus parejas. Los abusadores son mucho más conscientes de sus actos de lo que dan a entender. No obstante, incluso incluso sus conductas menos consc ientes ientes están impulsadas impulsadas por sus s us actitu ac titudes des fundamentales. Los abusadores no están dispuestos a dejar de serlo, pero no son incapaces de ello. No quieren prescindir del poder y el control.  No estás loca. Confía en tus percepciones percepc iones sobre el trato que recibes r ecibes de tu pareja.

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4 Tipos de hombres abusivos  

 Me siento si ento fatal por él, ha teni tenido do una vida vi da muy difícil. di fícil. Tengo suerte de estar con él; podría conseguir la mujer que quisiera. Tengo mucho miedo de lo que pueda llegar a hacerme algún día.  No debería discutir di scutir con él porque acabo sintiéndome si ntiéndome como una idiota. i diota.  Es muy sensible. sensi ble. No debería quejarme tanto, él hace lo que puede.  Dice que me engaña tanto porqu porquee es adicto al sexo.   Los rasgos que caracterizan a un hombre abusivo son como los ingredientes de una receta: básicos siempre están que presentes, pero cantidades varían Un hombre los puede ser tan controlador su pareja no las pueda dar un paso sin mucho. consultarlo antes con él, pero puede participar notablemente en las tareas domésticas y en el cuidado de los niños. Otro hombre puede permitir que su pareja entre y salga cuando le apetezca, e incluso aceptar que tenga amigos del sexo masculino, pero lo pagará muy caro si no lo lleva en palmitas o si comete el error de pedirle que limpie lo que ha ensuciado. Otros abusadores se muestran menos controladores y dominantes, pero muy retorcidos en sus manipulaciones. Las tácticas y las actitudes de los abusadores pueden variar en función de la nacionalidad, de la etnia o del poder adquisitivo. Los abusadores de todas las culturas tienen sus campos especiales de control o crueldad. Los abusadores blancos de clase media, por ejemplo, tienden a imponer unas normas muy estrictas sobre el derecho de la mujer a discutir. Si ella le replica, se muestra enfadada o no se calla cuando él se lo dice, es probable que lo pague caro. Mis clientes de culturas latinoamericanas permiten a sus  parejas que se muestren más enérgicas enérgicas y «bocazas» «bocaza s» en un confli conflicto que mis mis cl cliientes  blancos,  bl ancos, pero pueden ser muy vengati vengativos vos si sus parejas prestan atención atención a otro hombre. Los abusadores seleccionan el territorio que desean vigilar, y esa elección responde a la influencia de su cultura y su trayectoria personal. Cada mujer que mantiene una relación con un hombre abusivo o controlador tiene que enfrentarse a su combinación única de tácticas y actitudes, su ritmo particular de buenos y malos momentos, y su manera específica de presentarse al mundo exterior. Nadie debería decir nunca a una mujer  abusada «Sé por lo que estás pasando», ya que la experiencia de cada mujer es distinta. Visto desde otro ángulo, sin embargo, el abuso no varía tanto. Cada hombre utiliza un

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 poco más de un ingredi ngrediente ente y un poco menos de otro, pero el sabor fi final nal del maltrato maltrato tiene similitudes fundamentales: los ataques a la autoestima de la mujer, la conducta controladora, la desautorización de su independencia, la falta de respeto. Cada mujer  abusada pasa por momentos en los que siente que la corriente la arrastra al fondo del mar  y ella lucha en busca de aire. La confusión forma parte de la experiencia de casi todas las mujeres abusadasa (centenares) con las he hablado.alYacomplejo sea debido a la manipulación del abusador, su popularidad o que simplemente contraste entre sus demostraciones de amor y sus violentos ataques psicológicos o físicos, cada mujer  abusada lucha por dar sentido a lo que ocurre. Identificar la naturaleza del problema del hombre abusivo puede ser un primer paso  para sali salir de la confusión. confusión. En este capítul capítuloo te presentaré diez diez tipos tipos de abuso que he detectado entre los dos mil hombres con los que he trabajado. Es posible que uno (o más) de esos perfiles te resulten conocidos, y pensarás: «¡Ahí está!». Por otro lado, es  posibl  posi blee que tu abusador no encaje a la perfección en ning ninguno uno de estos «tipos», que  parezca tomar rasgos rasgos de cada uno. En ese caso, piensa piensa que esos perfiles perfiles no pertenecen a hombres distintos, sino que son las diferentes caras de un mismo hombre. En cualquier  caso, las descripciones pueden ayudarte a detectar de qué va tu pareja. Las secciones que siguen describen cada estilo de hombre mientras es abusivo. Me refiero a que no es así las veinticuatro horas del día. De hecho, los hombres de cualquiera de las siguientes categorías pueden mostrarse agradables y atentos en cualquier momento y permanecer así días, semanas o incluso meses.  

El Hombre Exigencia   El Hombre Exigencia se cree con derecho a todo. Espera que la vida de su pareja gire en torno a sus necesidades, y se enfada y despotrica si algo no va como él quiere. Se enfurece si no le atienden o si se le incomoda, aunque sea por una tontería. La pareja de este tipo de hombre siente que no hace nada bien y que es imposible hacerle feliz. Él la critica con frecuencia, por lo general sobre cosas que considera que debería tener listas (o haber hecho mejor) para él. ¿Todas las parejas muy exigentes son abusadores? No. El estilo del Hombre Exigencia presenta unos elementos específicos:   1. No tiene desarrollado el sentido del intercambio. Sus exigencias de apoyo emocional, favores, cuidados o atención sexual son muy desproporcionadas con respecto a sus aportaciones. Siente constantemente que le debes cosas que no le han costado ningún esfuerzo.

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2. Ex Exagera agera y sobrevalora sobrevalora sus aportaciones. Si un día de 1997 se mostró generoso, es  probablee que te lo siga  probabl siga recordando como prueba de lo bien bien que te trata y de lo desagradecida que eres. Da la impresión de que tiene una lista mental de favores o gestos amables que realiza, y espera que cada uno de ellos sea devuelto con un interés muy alto. Piensa que le debes una enorme gratitud por enfrentarse a las responsabilidades que tú aportas. cotidianas (cuando lo hace), pero no aprecia en lo más mínimo lo 3. Cuando no consig consigue ue lloo que cree que es suyo, te castig castigaa por decepcionarle. 4. Cuando se muestra ggeneroso eneroso o comprensi comprensivo, vo, es porque llee apetece. Cuando no está de humor para dar, no lo hace. Se muestra positivo o cariñoso contigo cuando siente la necesidad de demostrarse a sí mismo o demostrar a otros que es buena  persona, o cuando está a punto de pedir pedir alg algo a cambio. cambio. En otras palabras, palabras, se trata de él, no de ti. Cuanto más tiempo llevéis juntos, más interesados resultarán sus gestos gest os aparentemente generosos. 5. Si tus necesi necesidades dades chocan con las suyas, se pondrá furioso. En esas situaciones situaciones te ataca llamándote egoísta o inflexible, distorsionando mentalmente la realidad con afirmaciones como «¡Solo te preocupas de ti misma!». Tiende a esforzarse mucho en convencer a los demás de lo egoísta y desagradecida que eres, y explica con tono lastimoso todo lo que él hace por ti.   Al mismo tiempo, el Hombre Exigencia se enfurece en muchos casos si se le pide algo. No solo no debes pedirle favores; además, ni siquiera puedes pedirle que se responsabilice de sus obligaciones. Si le pides que limpie lo que él ha ensuciado, te dirá: «No soy tu puto criado». Si le pides que te devuelva el dinero que te debe o que trabaje más horas para ayudar con los gastos de la casa, te responderá: «Eres como todas, lo único que quieres de mí es mi dinero». Si te quejas porque nunca está ahí cuando lo necesitas, te dirá: «Eres una puta necesitada y controladora». Distorsiona todas las situaciones, de manera que cualquier esfuerzo por hablar de tus necesidades o de sus responsabilidades pasa a ser de inmediato sobre sus necesi necesidades dades y tus responsabilidades. El Hombre Exigencia se muestra en algunos casos menos controlador que otros abusadores, siempre y cuando satisfaga sus necesidades según sus condiciones. Es  posibl  posi blee que te permita permita tener amigas amigas o que te apoye en tu carrera. Sin Sin embargo, embargo, los efectos del protagonismo extremo de tu pareja pueden ser tan destructivos como el control severo.   Las actitudes fundamentales del Hombre Exigencia son: Tu obligación es atenderme, y eso incluye que te encargues de mis responsabilidades si

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yo no lo hago. Si me siento insatisfecho con algún aspecto de mi vida, tenga que ver o no con nuestra relación, es culpa tuya.  No deberías exigirme exigirme nada. Tendrías que estar agradecida por lo que decida dec ida darte. Estoy por encima de las críticas. Soy un compañero cariñoso y generoso. Tienes suerte de que esté contigo.

 

El Señor Razón   El Señor Razón se considera la máxima autoridad en cualquier tema; podríamos llamarle Señor Siempre Tiene Razón. Habla con una certeza absoluta y aparta tus opiniones como si fuesen mosquitos molestos. Parece ver el mundo como una enorme aula en la que él es el maestro y tú su alumna. Apenas concede valor a tus pensamientos o tus puntos de vista, de modo que trata de vaciarte la cabeza y llenarla con  sus genialidades. Cuando el Señor Razón asiste a uno de mis grupos para hombres abusivos, suele hablar de su pareja como si ella estuviese en peligro por su propia idiotez y él tuviese que salvarla de sí misma. El Señor Razón tiene dificultades para dirigirse a su  pareja (o hablar hablar de ell ella) a) sin sin un tono condescendiente en su voz. En caso ca so de confli conflicto, su arrogancia empeora. La superioridad del Señor Razón representa un medio muy cómodo para conseguir lo que quiere. Cuando él y su pareja discuten por sus deseos en conflicto, él lo convierte en un choque entre la Verdad y el Error o entre la Inteligencia y la Estupidez. Ridiculiza y desacredita la perspectiva de su pareja para no tener que hacer frente a la situación. Veamos una conversación que mantuve con un Señor Razón de uno de mis grupos de abusadores:   BANCROFT: Pat, ¿tienes alguna conducta abusiva que contarnos de esta semana que ha pasado? P AT: Bueno, le grité a Gwen y le dije «puta». Estábamos discutiendo por el dinero, como siempre. BANCROFT: ¿Cuál era la postura de Gwen en la pelea? P AT: Se piensa que el dinero crece en los árboles. BANCROFT: ¿Gwen dijo que el dinero crece en los árboles? P AT: Bueno, no, no lo dijo así, pero se comporta como si fuese así. BANCROFT: Vamos a intentarlo otra vez. ¿Qué dijo ella durante la discusión? P AT: Cree que tenemos suficiente dinero para comprar ropa nueva a nuestros dos

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hijos. Pero hace solo unas semanas que les compramos cosas. Y ahora no tenemos ese dinero en el banco. BANCROFT: ¿Gwen está de acuerdo en que hicisteis las últimas compras hace solo unas semanas? P AT: No, dice que fue hace cuatro meses, al principio del verano, y es mentira. Recuerdo queque había pasado más la mitad del verano. BANCROFT : Así su memoria y ladetuya son distintas. ¿Dijo por qué pensaba que hacía más tiempo? tiempo? P AT: Pues no, claro, es... Bueno, a lo mejor dijo algo de que recordaba que había  pagado  pag ado la factura de la tarjeta de crédito de aquell aquella ropa cuando los niños todavía no habían acabado el colegio. Pero se equivoca. BANCROFT: Vale, dices que el dinero no está en la cuenta. Obviamente, Gwen opina otra cosa. ¿De dónde cree que viene el dinero? P AT: Ya se lo he dicho, quiere que lo haga aparecer por arte de magia. BANCROFT: Pero ella debe tener algo que decir al respecto. ¿Qué dijo? P AT:dePues no loque sé...acabaría Dice que deberíamosmás. vender el coche mierda, costándonos Además, yo ynocomprarnos quiero. un cacharro BANCROFT: ¿Qué coche tenéis ahora? P AT: Un Saab. BANCROFT: A ver si lo adivino. A ella le gustaría cambiar el Saab por un coche fiable que os salga más barato cada mes, con recambios más baratos y menos reparaciones. P AT: Sí, es lo que he dicho, un cacharro de mierda.   Lo que reveló Pat en este intercambio fue que cada vez que Gwen intenta expresarse oObserva plantearcuánto su punto de vista, él distorsiona palabras Gwen. para que absurdas. me costó sacarle qué opinabasusrealmente Ellaparezcan demostró que se sentía reprimida por Pat, como si no pudiese hacer nada para que sus puntos de vista se escuchasen y se tomasen en serio. Parte del motivo por el que Pat está convencido de que Gwen es estúpida es que él está exageradamente seguro de su sabiduría y su lucidez. Dado que ella insiste en mostrarse en desacuerdo con él, Pat lo considera una prueba de su estupidez. Cuando el Señor Razón decide tomar el control de una conversación, adopta su Voz de la Verdad, que significa que realiza el pronunciamiento definitivo sobre la respuesta correcta o el punto de vista acertado. Los terapeutas expertos en abusos denominan esta táctica dude ese tono deinteligente. autoridad puede provocar que la realidad decisiva. mujer de sus propiasCon ideasel ytiempo, se considere poco En muchas ocasiones, las parejas de mis clientes me dicen: «No soy tan lista». El abusador quiere que ella dude

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de su capacidad mental, ya que así puede controlarla mejor. Además de saberlo todo acerca del mundo, el Señor Razón también es experto en tu vida y en cómo deberías vivirla. Tiene las soluciones para tus problemas en el trabajo, sabe en qué deberías invertir tu tiempo y cómo deberías educar a tus hijos. Es especialmente experto en tus defectos, y le gusta hacer inventario de lo que haces mal, como destrozarte fuesemetiéndote la maneraendevereda ayudarte a mejorar. posiblepara que humillarte; de vez en cuandosiparezca disfrutar delante de otrasEspersonas de ese modo establece su incuestionable superioridad intelectual. Cuando la pareja del Señor Razón se niega a reconocer la autoridad de sus sofisticados conocimientos, es probable que él pase a insultarla o burlarse de ella. Si considera que no la ha humillado lo suficiente, podría intensificar sus ataques: por  ejemplo, echar a perder los planes para la noche, irse de algún lugar sin ella, o decir cosas negativas sobre ella a otras personas. Si es físicamente violento, ese será el momento en el que tirará cosas, amenazará con los puños o la atacará. En resumen, el Señor Razón encuentra el modo de asegurarse de que su pareja lamente su insistencia en tener sus  propias  propi as ideas. En ciertos aspectos, el Señor Razón es una versión menos violenta y aterradora del Sargento Instructor (véase  pág  pág.. 119), aunque el control que ejerce tiende tiende a centrarse especialmente en decirle a su pareja cómo tiene que  pensar  pensar.. La mujer se siente ahogada  por su control; es como si vigi vigillase cada uno de sus movimientos movimientos con un microscopi microscopio. o. El Señor Razón trata de suavizar su acoso diciéndome: «Tengo unas opiniones muy firmes» o «me gusta debatir». Es como si un ladrón de bancos dijese: «Me interesa la economía». Al Señor Razón no le interesa debatir; lo que quiere es imponer sus ideas.  

Las actitudes fundamentales del Señor Razón son: Debes maravillarte ante mi inteligencia y admirarme intelectualmente. Sé más cosas que tú, incluso sé qué te conviene. Tus opiniones no merecen atención ni ser tomadas en serio. El hecho de que a veces no estés de acuerdo conmigo me demuestra lo poco brillante que eres. Si aceptases que yo sé lo que está bien, nuestra relación iría mucho mejor. Y tu vida también iría mejor. Cuando no estás de acuerdo conmigo en algo, por muy respetuosa o sumisa que te muestres, es un maltrato hacia mí. Si te ninguneo el tiempo suficiente, un día lo entenderás.

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El Practicante de la Tortura China   El estilo del Practicante de la Tortura China demuestra que la ira no lleva al abuso. Es capaz de atacar psicológicamente a su ypareja sin ni siquiera la voz. mantener la calma en las discusiones, la utiliza como armalevantar para llevar a la Tiende mujer ala límite. Suele mostrar una sonrisa de superioridad o desprecio, y es engreído y seguro de sí mismo. Utiliza un repertorio de tácticas conversacionales agresivas a un volumen bajo; entre ellas figuran el sarcasmo, la burla (por ejemplo, reírse de ella abiertamente e imitar  su voz) y los comentarios crueles e hirientes. Como el Señor Razón, tiende a distorsionar  las palabras de la mujer de tal manera que ella parece absurda, sobre todo en presencia de otras personas. Se acerca a su pareja mediante una serie lenta pero constante de ataques emocionales de bajo impacto; es posible que de vez en cuando le dé un empujón o le inflija otros actos de violencia «menores» que no provocan heridas visibles pero sí un enorme daño psicológico. Es implacable en sus burlas y su mezquindad. El impacto de todas estas tácticas sutiles en una mujer es que ella se enciende o bien se siente estúpida e inferior, o una combinación de ambas. En una discusión, ella podría acabar gritando por la frustración, salir de la habitación llorando o hundiéndose en el silencio. El Practicante de la Tortura China dice entonces: «Mira, eres tú la que abusa, no yo. Tú eres la que está gritando y negándose a hablar las cosas como personas racionales. Yo ni siquiera he levantado la voz. Es imposible razonar contigo». Los efectos psicológicos de vivir con el Practicante de la Tortura China pueden ser  graves. Sus tácticas no siempre son fáciles de identificar, de modo que penetran hasta lo más profundo. A las mujeres les resulta difícil no culparse por sus reacciones a los actos de su pareja si ni siquiera saben cómo definirlos. Cuando alguien te da una bofetada, sabes que te han dado una bofetada. Pero cuando una mujer se siente psicológicamente atacada, sin saber por qué, después de una discusión con el Practicante de la Tortura China, es posible que contenga su frustración. ¿Cómo buscas el apoyo de una amiga, por  ejemplo, si no sabes describir lo que está pasando? El Practicante de la Tortura China tiende a creer que su conducta no tiene nada de  particul  parti cular. ar. Cuando su pareja le acusa de ser abusivo abusivo (alg (algo que ocurre tarde o temprano), él la mira como si estuviese loca y dice: «¿Qué coño dices? Nunca te he hecho nada». Los amigos y los familiares que han presenciado las interacciones de la pareja podrían  ponerse de parte del abusador. Ni Niegan egan con la cabeza c abeza y comentan entre el elllos: «No sé qué le pasa. A veces se pone furiosa con él, y eso que él ni levanta la voz». Sus hijos podrían llegar a tener la impresión de que mamá «explota por nada». Ella misma podría empezar  a preguntarse si tiene algún problema psicológico.

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El Practicante de la Tortura China tiene tendencia a ser vengativo, como la mayoría de los hombres abusivos, pero él lo oculta mejor. Si practica el abuso psicológico, su violencia podría adoptar más la forma de bofetadas desalmadas «por tu bien» o «para que espabiles» que de explosiones de rabia. Sus movimientos parecen muy estudiados, y rara vez comete errores evidentes (como mostrarse abusivo en público) que podrían  poner demás contra o de acarrearle problemas probl emas es leg legal ales. es. que se te pasen los años Si atulos pareja es en un su Practicante la Tortura China, posible intentando averiguar qué ocurre. Podrías pensar que reaccionas de manera exagerada y que en realidad él no es tan malo. Sin embargo, los efectos de su control y su menosprecio habrán ido calando en ti. Si finalmente te separas, es posible que experimentes fases intensas de rabia pospuesta a medida que tomes conciencia de su opresión discreta pero letal. Este tipo de hombre rara vez dura mucho en un programa para abusadores, a menos que tenga una orden judicial. Está tan acostumbrado a que sus tácticas le den buenos resultados que no tolera un entorno en el que los terapeutas identifican y ponen nombre a sus maniobras, y no le permiten salirse con la suya. Decide rápidamente que los líderes del grupo están tan locos como su pareja y se marcha.   Las actitudes fundamentales del Practicante de la Tortura China son: Estás loca. Pierdes el control por nada. Puedo convencer fácilmente a los demás de que eres tú quien la lía. Si mantengo la calma, no puedes acusarme de hacer nada abusivo, por muy cruel que sea. Sé exactamente cómo sacarte de tus casillas.

 

El Sargento Instructor   El Sargento Instructor lleva al extremo la conducta controladora y dirige todos los aspectos de la vida de su pareja. Critica su ropa, le dice si puede salir o no, interfiere en su trabajo. Pretende que ella no tenga a nadie cercano, de modo que echa a perder sus relaciones con amigos y familiares o, simplemente, le prohíbe que los vea. Es posible que escuche sus llamadas, exijade a sus hijos informen de lo quea hace cuando él no está.que Si lea ellasunocorreo respetao que el toque queda queque él le impone, se arriesga sufrir abusos. La mujer se siente como una niña pequeña que vive con un padre tirano,

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sin más libertad que la que tendría si tuviera ocho años. El Sargento Instructor suele ser extremadamente celoso. Ataca verbalmente a su  pareja con acusaciones acusaciones de que le engaña engaña o mira mira a otros hombres, y lanza insultos nsultos sexuales desagradables y perturbadores. Es posible que intensifique sus detestables comentarios sobre su pareja con observaciones horribles sobre las mujeres en general, como por ejemplo «Todas putas». La sexual: experiencia emocional de esos ataques verbales puedelassermujeres similarson a launas de un ataque la mujer se siente violada, humillada y traumatizada. Al mismo tiempo, este tipo de abusador acostumbra a tener aventuras. No es la fidelidad lo que le importa, sino la posesión. Por desgracia, es más que probable que el Sargento Instructor llegue a la violencia física tarde o temprano. Posiblemente, comenzará con amenazas e irá aumentando la violencia hasta atacar a su pareja. Si la mujer le planta cara (por ejemplo, intentando conservar su derecho a la libertad), su violencia y sus amenazas aumentarán hasta que ella sufra el daño suficiente para rendirse a su control. Él corre el riesgo de golpear  gravemente a su pareja. Librarse del Sargento Instructor no es fácil. Dado que controla todos los movimientos de la mujer, para ella supone un reto llegar hasta un grupo de apoyo para mujeres abusadas o buscar otro tipo de ayuda. Puesto que él la aísla de los demás, ella depende totalmente de sus propias fuerzas, y muchos días sentirá que apenas le quedan. Y dado que él se mostrará muy violento de vez en cuando, ella se verá obligada a pensar en las consecuencias de tratar de abandonarle (incluyendo la posibilidad de que intente matarla). Si tu pareja es un Sargento Instructor, estás en peligro. Tienes que ser valiente (y estar muy atenta) incluso para leer este libro. Es posible que lo escondas debajo del colchón o que lo leas en casa de alguna amiga. No te rindas. Muchas mujeres han pasado  por este tipo tipo de cauti cautiveri verioo y han hall hallado el modo de escapar, escapar, aunque lleve tiempo. tiempo. Lo más importante es que aproveches las oportunidades para llamar a un teléfono contra el abuso. Llama aunque solo tengas cinco minutos para hablar sin ponerte en peligro. Si  puedes, llama llama todos los días. El teléfono es el pri princi ncipi pioo del cami camino no hacia la la libertad. libertad. Es posible que sientas una enorme tentación de tener una aventura, ya que tu pareja no te demuestra amabilidad ni ternura. Una conexión sexual positiva podría ser  especialmente beneficiosa para ti, puesto que el Sargento Instructor tiende a degradarte sexualmente. Sin embargo, un engaño podría ser mortal si te descubre. Piensa en la  posibi  posi billidad de posponer los encuentros con otros hombres hasta que estés a salvo. El Sargento Instructor suele tener problemas psicológicos. Aunque los trastornos mentales no son desencadenantes de los abusos, sí pueden intensificar las tendencias violentas. Si tu pareja se convence de cosas que obviamente no son ciertas, si tiene  problemas para llevarse bien  problemas bien con los demás, si sufrió abusos graves o abandono durante la infancia, o si muestra otros indicadores de enfermedad mental, debes tener todavía

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más cuidado. Para saber más sobre el trato con abusadores peligrosos, véanse «El Terrorista» (en este capítulo, pág. 134) y «Dejar a un abusador de forma segura» (en el Capítulo 9, pág. 268).  

Las actitudes fundamentales del Sargento Instructor son: Tengo que controlar todos tus movimientos para que no te equivoques. Sé exactamente cómo hay que hacer las cosas.  No necesitas neces itas a nadie más (o nada más) en tu vida aparte de mí.  No voy a quitarte ojo para evitar que te hagas fuerte o independiente. independiente. Te quiero más que a nada en el mundo, pero me das asco. (¡!)

 

El Señor Sensible   El Señor Sensible parece el opuesto absoluto del Sargento Instructor. Habla con delicadeza y se muestra amable y comprensivo... cuando no está siendo abusivo. Le encanta el lenguaje de los sentimientos, y comparte abiertamente sus inseguridades, sus temores y sus heridas emocionales. Abraza a otros hombres. Es posible que hable sobre lo absurdo de las guerras o de la necesidad de los hombres de «entrar en contacto con su  parte femenina». Tal vez participe participe en reuniones reuniones o retiros retiros con hombres. Acude a terapia terapia o autiliza programas de docedepasos, o lee los popular libros deyautoayuda más conocidos, de modo está que el lenguaje la psicología la introspección. Su vocabulario salpicado de jerga como desarrollar intimidad, resolver los problemas y afrontar mis dificultades por mí mismo. Se presenta ante las mujeres como un aliado en la lucha contra las limitaciones por razón de sexo. A algunas mujeres les parece un sueño hecho realidad. ¿Qué tiene de malo esta imagen? De momento, nada obvio. Sin embargo, ese es exactamente el problema: el Señor Sensible se envuelve con una de las capas más  persuasivas  persuasi vas que un hombre puede util utilizar. Si empiezas empiezas a sentirte sentirte maltratada por él él,, es  posibl  posi blee que pienses pienses que el problema lo tienes tienes tú. Si te quejas de su conducta ante otras  personas, posible posibl e que piensen piensen que no estás bien bien de la cabeza: cabez a: «Tienes al hombre de la ueva Era,es¿qué más quieres?». Las siguientes dinámicas son típicas de una relación con un Señor Sensible y pueden

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ayudarte a explicar tu sensación de que algo va mal:   1. P arece que hieres sus sentimi sentimientos entos constantemente, aunque no ti tienes enes claro claro por qué. Él espera que tu atención se centre de manera permanente en sus heridas emocionales. Si un día estás de mal humor y dices algo injusto o insensible, no  bastará te discul disculpes pes asumas tu responsabil responsabi Él te lo tratado recordará otra vezcon conque la intención de yque te rebajes como silidad. le hubieses conuna unay enorme crueldad. Observa el modo en que se tergiversan las cosas: de eso exactamente acusa un abusador a su pareja, cuando ella lo único que busca es un « lo siento» sincero. sincero. 2. Cuando hiera tus sentimientos, insistirá en olvidarlo rápidamente. Es posible que te sermonee con términos de la psicología popular («deja fluir los sentimientos, no te aferres a ellos»; «todo está en la actitud que adoptes ante la vida», o «nadie puede hacerte daño a no ser que se lo permitas») como sustituto de un apoyo sincero, sobre todo si estás molesta por algo que él ha hecho. Ninguna de esas filosofías sirve cuando eres tú la que lo molestas a él. 3. Con el paso del tiempo, cada vez te culpa más de todo lo que le provoca insatisfacción en su vida. Tu carga de culpa continúa aumentando. 4. Empi Empieza eza a mostrar una cara mezquina que nadie más ve nunca e incl incluso uso podría  pasar a amenazarte o intimid ntimidarte. arte.   El Señor Sensible tiene el potencial de resultar físicamente aterrador, como cualquier  otro tipo de abusador, por mucho que predique en contra de la violencia. Después de un incidente agresivo, describirá sus acciones como «rabia» y no como «abuso», aunque no haya diferencia. Te culpa de su comportamiento violento o bien lo atribuye a sus «problemas» emocionales, afirmando que sus sentimientos han quedado tan heridos que no tenía otra opción. Muchas personas rechazan la posibilidad de que el Señor Sensible sea un abusador. Me tropecé con este escepticismo un fin de semana en el que impartía un curso sobre recuperación emocional (algo que hago cada cierto tiempo). Mis talleres se centran en  parte en los efectos curativos del llllanto, motivo por el que suelen acudi acudirr más mujeres que hombres. Entre los hombres que han asistido a mis talleres figuran las personas más maravillosas que he tenido la suerte de conocer, así como algunos de los mayores manipuladores. Hace unos años, una participante llamada Deanna se acercó a mí visiblemente angustiada antes de comenzar. Me explicó que una ex pareja llamada Brad le había llamado hacía unos días para decirle que iba a asistir al taller el mismo fin de semana que ella. Se sentía incómoda y le dijo que si aparecía, se marcharía. Él le  prometióó no mol  prometi molestarl estarla, a, y que no sacaría a relucir relucir su relació relaciónn de ning ningún ún modo. Iba a

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asistir con su nueva novia, lo que puso fin a la preocupación de Deanna. Hablé con Brad antes de empezar el taller. No mencioné a Deanna. Me pareció un tipo agradable, amable y (¿qué puedo decir?) sensible. Sin embargo, al cabo de unas horas me di cuenta de que estaba hablando con otras personas de su pasado con Deanna y «calentándoles» explicando cómo había «huido» ella de sus problemas sin resolver. Finalmente, el domingo por la mañana provocó una escena humillante para Deanna delante de todos los asistentes. La historia no acaba ahí. Anuncié una pausa y me llevé a Brad aparte. Le dije que creía haber entendido que no sacaría el tema y que resultaba obvio que había asistido con la intención de hacer precisamente lo que había prometido que no haría. Señalé que le había robado el fin de semana a Deanna y que consideraba abuso ese tipo de muestra de poder, sobre todo porque estaba dirigida a una ex pareja. Pronunciar la palabra abuso ante una persona abusiva es como prender fuego a un  polvorín:  pol vorín: cuando nombras el secreto innombrable, nnombrable, se vuelve vuelve loco. Brad se puso a vociferar, puso los ojos en blanco porque consideraba que yo era un exagerado histérico, y adoptó la pose de víctima: «Le  suplico que pare». A continuación vino la parte más importante, con un gimoteo agudo, dijo: «solo le he puesto la mano encima a una pareja una vez en mi vida, hace muchos años, y solo fue para apartarla de mí así » (y me dio un fuerte empujón en un hombro) «después de que dijese que mi madre es una enferma». ¿Por qué negaba Brad una historia de ataques (al tiempo que admitía otra) si yo no había dicho nada sobre violencia? La posibilidad de que fuese físicamente abusivo no se me había ocurrido hasta aquel momento. Todas las señales apuntaban a ello: acosar a Deanna aquel fin de semana y después insistir en que era por su bien; creerse con derecho a ignorar un acuerdo importante; culpar a su antigua novia de su ataque y minimizar este... (la fuerza con la que me dio el empujón haría que la mayoría de las mujeres se tambaleasen). Ahora dudaba de que el incidente violento que había explicado fuese la única ocasión en la que había intimidado físicamente a una mujer. En aquel punto pedí a Brad que abandonase el taller. Después tuve que encargarme de una pequeña insurrección entre otros participantes que no podían creer que echase a aquel hombre tan agradable y tan en contacto con sus sentimientos. Al fin y al cabo, él también llora; ¿cómo podría ser un abusador? Este tipo de abusador, el «hombre agradable», tiende a ser muy egocéntrico y exige atención emocional constante. Es posible que no estalle porque no está la cena en la mesa cuando llega a casa, pero sí se enfurecerá si su pareja no sacrifica sus propias necesidades o intereses para mantenerle satisfecho. Hace hincapié en lo frágil que es para desviar la atención del rastro de destrucción que deja a su paso.  

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Las actitudes fundamentales del Señor Sensible son: Estoy en contra del macho dominante, así que es imposible que sea un abusador. Si utilizo palabrería de psicólogo, nadie creerá que te maltrato. Puedo controlarte analizando cómo funcionan tu mente y tus emociones, y qué  problemas arrastr ar rastras as de la infancia. Puedo meterme en tu cabeza tanto si quieres quieres como si no.  Nada en el mundo es más importante que mis sentimi s entimientos. entos. Las mujeres deberían estarme agradecidas por no ser como otros hombres.

 

El Jugador   El Jugador es el típico hombre muy atractivo (en ocasiones, solo se cree que lo es). En la primera fase de una relación parece colado por la mujer y quiere pasar el mayor  tiempo posible en la cama con ella. Es bastante buen amante. Es posible que te sientas afortunada por haber conseguido a alguien que sabe excitarte y orgullosa de que te vean con él. Tu autoestima recibe una inyección positiva. Pasado un tiempo, sin embargo, empiezan a molestarte algunas cosas. Te das cuenta de que aparte del sexo, su interés por ti comienza a desvanecerse; incluso su energía sexual parece haber bajado un poco. Mira fijamente a otras mujeres por la calle. Flirtea con las camareras, con las dependientas e incluso con amigas tuyas. Los mensajes de tono sexual parecen estar presentes en la mayoría de sus interacciones con las mujeres, excepto con las que considera totalmente carentes de atractivo. Empiezan a llegarte rumores de que le han visto con una mujer, de que se acuesta con aquella otra, de que  persigu  persi guee a otra... Al pri princi ncipi pioo rechazas esos rumores y los consideras consideras cotil cotilleo dañino, dañino,  pero al cabo de poco tiempo tiempo empiezas a hacerte preg preguntas. untas. Es habitual que el Jugador empiece a rechazar la idea de vivir juntos o de la exclusividad, aunque al principio pareciese impaciente por formalizar la relación. Es  posibl  posi blee que dig diga que le hici hicieron eron daño o que tiene tiene miedo al compromiso compromiso («No estoy  preparado»), pero el verdadero problema problema es que no quiere quiere restriccion restricciones es a su libertad. Gran parte de su satisfacción en la vida procede de explotar a las mujeres y de sentirse como un animal sexual. Las mujeres que rodean al Jugador parecen enfadadas entre de con él, para y enél, ocasiones se involucran en enfrentamientos físicos. ellas, en lugar tensiones son estupendas ya que desvían la atención de su infidelidad y su Esas falta de honestidad. Establece esa dinámica con una combinación de las siguientes tácticas:

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  1. Sabe cómo ha hacer cer que cada mujer muje r sienta que es la la elegida, elegida, pero al mismo tiempo tiempo las mantiene a todas en vilo, de manera que nunca están seguras de lo que significan  para él. 2. Cuenta a cada muje mujerr que las las demás mienten sobre sus impli implicaciones caciones con él porque están celosas, las ha rechazado o porque una relación se acabó.o 3. Cuenta a cadaporque mujerélhistorias sobre cómo otrastuvo mujeres le han pero maltratado, comparte otra información (en gran parte inventada) para que las mujeres anteriores o actuales de su vida parezcan unas conspiradoras, vengativas o adictas a sustancias. 4. Rompe y vuelve con las mujeres para que ninguna sepa qué está pasando realmente. 5. Inclu Incluye ye en su círculo a una o dos mujeres que no se sienten atracti atractivas vas porque sabe que puede tener más poder sobre ellas; las manipula para que odien a las mujeres más atracti atractivas. vas.   Si este es el estilo de tu pareja, es posible que nunca sepas si tiene sexo con otras mujeres o si solo flirtea porque disfruta siendo el centro de atención y le gusta que te sientas amenazada. Es posible que niegue acaloradamente que te engaña y que intente dar la vuelta a la tortilla acusándote de ser demasiado desconfiada. No obstante, aunque diga la verdad (cosa que es poco probable que haga), sus flirteos constantes pueden resultar tan dañinos como las aventuras reales. En cualquier caso, perjudicará a tus otras relaciones porque empezarás a considerar a todas las mujeres como amenazas  potencial  potenci ales. es. Si ha intentado seducir seducir a alg alguna mujer cercana a ti, ti, como tu hermana o tu mejor amiga, es posible que acabes aislándote de las mujeres que más te importan  porque temes que él se llíe íe con ellas ellas si no las mantienes mantienes alejadas. La infidelidad crónica es abuso en sí misma, pero el Jugador no se detiene ahí. Es irresponsable, se muestra insensible con los sentimientos de su pareja y periódicamente utiliza el abuso verbal. A medida que la relación avanza, es posible que pase mucho tiempo sin prestar ninguna atención a su pareja y que apenas le hable. Ella se sentirá ignorada. Probablemente, se negará a practicar el sexo seguro (por ejemplo, utilizar   preservativo),  preservati vo), y es posi posibl blee que tenga tenga hijos hijos de los que no se ocupa. Sus abusos podrían aumentar de manera repentina si la mujer le planta cara o le pilla en plena infidelidad; en este punto podría llegar a resultar físicamente amenazante. En un giro extraño y  peliigroso, el Jugador  pel Jugador puede pegar a su pareja por pil pilllarle engañándol engañándola. a. Los flirteos y los engaños constantes del Jugador le ayudan a tapar otras formas de maltrato. Es probable que su pareja se centre en sus sentimientos heridos por las infidelidades y que dedique sus esfuerzos a parar los escarceos; en el proceso perderá de

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vista el patrón de abusos de su pareja. Cuando la mujer me pregunta si creo que su  pareja sentará la cabeza y le será fiel fiel alguna alguna vez (si se casan, por ejemplo), ejemplo), esta es mi respuesta: «Puede ser, algún día, pero entonces vivirás con un abusador fiel». Su  promiscui  promi scuidad dad es un síntoma de un problema problema más profundo: es incapaz incapaz de tratar a las mujeres como seres humanos y no como juguetes. Con esa mentalidad, será una pareja destructiva, si te engaña si no. Algunostanto Jugadores con loscomo que he trabajado afirman que son «adictos al sexo» y se unen a Adictos Sexuales Anónimos (y algunos descubren que es un buen lugar para conocer a mujeres). Sin embargo, la adicción al sexo no provoca falta de honestidad, abuso verbal o comportamientos intimidantes. El Jugador no es un adicto al sexo. Si es adicto a algo, es a la emoción de utilizar a las mujeres sin tener en cuenta sus sentimientos.   Las actitudes fundamentales del Jugador son: Las mujeres están en este mundo para tener sexo con los hombres (especialmente conmigo). Las mujeres que quieren sexo son unas libertinas, y las que no quieren sexo son unas estiradas. estira das. (¡!) (¡! )  No es culpa mía que las mujeres me encuentren irresistible irresistible (palabras literales literales de muchos de mis clientes). No es justo que se espere que rechace la tentación cuando me rodea por todas partes. Algunas mujeres me seducen, no puedo evitarlo. Si te comportas como si necesitases algo de mí, te ignoraré. Participo en esta relación cuando me conviene y me apetece. Las mujeres que pretenden que se aprecien sus cualidades no sexuales son unas zorras. Si fueses capaz de satisfacer mis necesidades sexuales, no tendría que recurrir a otras mujeres.

 

Rambo   Rambo es agresivo con todo el mundo, no solo con su pareja. Le encanta intimidar a los demás y trata de manejar todas las situaciones de la vida provocando miedo de manera sutil o evidente. Tiene una visión exagerada y estereotipada de cómo debe ser un hombre, visión que va a la par con su idea de las mujeres: seres delicados, inferiores y

necesitados de protección. En general, Rambo procede de un hogar o un barrio donde 104

 

sufrió violencia, y aprendió que la única manera de sentirse seguro consiste en ser más fuerte, más duro y menos cariñoso que los demás. Tiene poca paciencia con la debilidad, la fragilidad y la indecisión. En muchos casos tiene un historial de violencia, robos, conducción bajo los efectos del alcohol o tráfico de drogas. Al principio de una relación, es probable que Rambo se muestre cariñoso y amable con su pareja,puede comoconseguir la mayoríaque delalosmujer abusadores. Dado queynoprotegida. tiene miedo así loeste da a entender), se sienta segura Por(otanto, tipo de abusador puede resultar especialmente atractivo para las mujeres que proceden de un hogar violento o que  se encuentran en el pr proceso oceso de dejar otra relación relación abusiva. Rambo puede lograr que sientas que su agresividad nunca se dirigirá a ti porque te quiere. Desea cuidar de tu seguridad, como si fueses su hija. Disfruta con el papel de protector y se siente como un caballero valeroso. Sin embargo, no respeta a las mujeres, y ese factor  combinado con sus tendencias violentas generales significa que tarde o temprano acabarás necesitando necesitando protección contra él. Muchos hombres muy «masculinos» no son Rambo. La idea de que todos los machos dominantes abusan de las mujeres se basa sobre todo en prejuicios clasistas y étnicos, las mismas ideas erróneas que hacen que el Señor Sensible y el Señor Razón  pasen desapercibi desapercibidos. dos. Exi Existen muchos «tipos duros» que son ag agradabl radables es con todo el mundo y evitan las interacciones agresivas pero disfrutan levantando pesas, practicando deportes duros, cazando y otras actividades típicamente masculinas. Es posible que sepan pelear, pero solo en defensa propia. No es de los machos de quienes las mujeres deben cuidarse. Las señales de peligro son la violencia y la intimidación hacia todo el mundo, y la falta de respeto y los aires de superioridad hacia las mujeres. En algunos casos, Rambo es un psicópata o un sociópata, lo que puede llevarle a ser  más abusivo emocionalmente (y también físicamente). Más adelante hablaremos de los  psicópatas  psi cópatas y otros abusadores con trastornos mentales.   Las actitudes fundamentales de Rambo son: La fuerza y la agresividad son buenas; la compasión y la resolución de conflictos son malas. Cualquier cosa que se pueda asociar con la homosexualidad, aunque sea remotamente (entre otras, huir de la violencia o demostrar miedo o dolor), debe ser evitada a toda costa. La femineidad (que relaciona con la homosexualidad) es inferior. Las mujeres están aquí para servir a los hombres y ser protegidas por estos. Los hombres no deben pegar a las mujeres porque es poco varonil. No obstante, esa

regla admite excepciones si mi pareja se porta mal. Los hombres tienen que mantener a

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raya a sus mujeres. Eres una cosa que me pertenece, como un trofeo.

 

La Víctima   La vida ha sido dura e injusta para la Víctima. Cuenta que su inteligencia ha sido infravalorada; que ha sido traicionado por personas en las que confiaba, y que sus buenas intenciones se han malinterpretado. Apela a la compasión de la mujer y a su deseo de sentir que puede cambiar su vida. Relata historias convincentes y desgarradoras sobre los abusos sufridos por parte de su anterior pareja, y en ocasiones añade el elemento trágico de que ella ahora limita o evita sus contactos con sus hijos. La Víctima manipula a la mujer para que odie a su ex pareja y se enrole con él en una campaña de acoso, rumores o lucha por la custodia. Como terapeuta de hombres abusivos, en muchísimas ocasiones me he visto en la  posici  posi ción ón de entrevi entrevistar star a la antig antigua pareja de un hombre y después a la nueva. En general, la nueva pareja habla con todo lujo de detalles sobre lo malísima que fue la anterior. No puedo explicarle lo que sé, por muchas ganas que me entren, porque tengo la responsabilidad de proteger la confidencialidad y la seguridad de la ex pareja. Lo único que puedo decir es: «En caso de relatos de abuso emocional o físico, siempre recomiendo que las mujeres hablen entre ellas personalmente, que no se limiten a aceptar  la negación del hombre». Algunas mujeres me preguntan: «¿Y si el hombre con el que estoy saliendo realmente fue una víctima de su anterior novia? ¿Cómo puedo saber la verdad?». Estas son algunas señales que debes observar:   1. Si escuchas con atención, lo más probable es que percibas la la diferencia entre la la ira hacia una ex pareja (que no tiene por qué ser preocupante en sí misma) y la  falta de respeto o el menosprecio (que deberían hacer saltar las alarmas). Un hombre que ha dejado una relación con amargura debería poder hablar de su ex pareja, a  pesar de todo, como un ser humano, con cierta comprensión comprensión por la postura de la mujer en los conflictos y reconociendo su parte de responsabilidad en lo que fue mal. Si habla sobre su ex pareja de manera degradante o con superioridad, o si la culpa de todo lo que fue mal en la relación, ten cuidado: es probable que el abusivo fuese él. 2. Intenta que hab hable le sobre su comportamiento comport amiento en la la relación, relación, sobre sobr e todo en la la época

 próxiima a la ruptura. Si responsabili  próx responsabiliza za de su conducta a la mujer, es mala señal. 106

 

3. Ten espec especial ial cuidado con un hombre que afirma af irma haber sido la la víctima de vi violenci olenciaa física por parte de una pareja anterior. La gran mayoría de los hombres que realizan esas afirmaciones son abusadores físicos. Intenta sonsacarle la mayor cantidad  posibl  posi blee de detalles detalles sobre llos os incidentes incidentes de viol violenci encia, a, y después trata de hablar con la mujer o con alguien que pueda darte otra versión de los hechos. Presta atención a las señales de una carácter abusivo (Capítulo 5). sobre las mujeres abusadas. Un 4. Presta atención su manera de hablar y pensar hombre que realmente haya sido víctima tiende a sentir solidaridad hacia las mujeres abusadas y apoya su causa. La Víctima, por otro lado, asegura que las mujeres exageran o se inventan los abusos, o insiste en que el abuso afecta por  igual a hombres y mujeres.   La Víctima podría adoptar el lenguaje de las víctimas de abuso y afirmar, por  ejemplo, que su ex pareja «estaba obsesionada con el poder y el control», que le faltaba al respeto y que siempre tenía que salirse con la suya. En unos años utilizará un lenguaje similar de inversión de la realidad acerca de ti (a menos, claro está, que te sometas por  completo a él). La Víctima se muestra muy egocéntrico en las relaciones. Todo parece girar en torno a sus heridas, y se mantiene en el centro de atención. Si tenéis hijos, intentará que ellos también sientan pena por él. Parece que repita una y otra vez: «No me entiendes, no me aprecias, no dejas de echarme en cara mis errores». Sin embargo, tú sientes que la dinámica es justamente al contrario. Si le planteas esas distorsiones, él te dirá que estás abusando de él o que «no  puedes tolerar tolerar que plante plante cara a tu acoso». Esta inversi inversión ón recurrente de la realidad realidad es similar a lo que ocurre con el Señor Sensible, pero sin la psicología introspectiva, sin la amabilidad o la recuperación del abuso de alcohol. Si le dejas, te expones a que solicite la custodia de vuestros hijos; se presentará ante el juez como la víctima de tus abusos y de tus esfuerzos para poner a los niños en su contra. Por lo general, la Víctima afirma ser el blanco no solo de ti, sino también de su jefe, sus padres, los vecinos, sus amigos y cualquiera que pase por la calle. Todo el mundo quiere perjudicarle, y él nunca tiene la culpa de nada. Cuando la Víctima se une a un grupo de abusadores, su historia es más o menos la siguiente: «Soporté los maltratos de mi pareja durante años, y nunca le devolví los ataques. Ni siquiera intenté defenderme, pero al final no pude aguantarlo más y empecé a darle un poco de su propia medicina. Ahora resulta que soy un abusador. Las mujeres  pueden hacer todo eso y a nadie nadie le importa, pero en cuanto lo hace un hombre, es un apestado». Esta línea argumental se convierte en muchas ocasiones en un debate sobre cómo los

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hombres son las víctimas de las mujeres en la sociedad, puesto que las mujeres dirigen el mundo. Es una distorsión alarmante si tenemos en cuenta cuál de los dos sexos domina en realidad casi todos los gobiernos, departamentos de policía, juzgados, empresas, etcétera, etcétera. Cuando le comento esta realidad a la Víctima, él describe una especie de fantasía paranoide en la que las mujeres están ocultas entre bambalinas tirando de los hilos, y lo consiguen principalmente haciendo los hombres sientan pena La capacidad de la Víctima para convertir las que cosas en sus contrarios es por unaellas. de las  princi  pri ncipal pales es causas de su conducta abusiva. Si mantienes una relación con una Víctima y deseas huir de sus abusos, es posible que descubras que te sientes culpable a pesar de cómo te trata y que por eso te resulta difícil poner fin a la relación. Tal vez creas que su vida ha sido tan dura que te cuesta  provocarlee más dolor  provocarl dolor abandonándole. P Podría odría preocuparte que no se cuide si le le dejas, que se hunda a causa de la depresión, que no coma o no duerma, o incluso que intente quitarse la vida. La Víctima sabe hacerse pasar por una persona indefensa y patética para que a ti te resulte muy difícil recuperar tu propia vida.   Las actitudes fundamentales de la Víctima son: Todo el mundo me ha hecho daño, sobre todo las mujeres con las que he estado. Pobre de mí. Cuando me acusas de ser abusivo, te unes a todas las personas que han sido crueles e injustas conmigo. Eso me demuestra que eres como los demás. Está justificado que yo te haga lo que creo que tú me haces, e incluso un poco peor   para asegurarme asegurar me de que captas el mensaje. Las mujeres que se quejan de maltrato por parte de los hombres, como el abuso o el acoso sexual en una relación, odian a los hombres y solo quieren perjudicarles. Lo he pasado tan mal que no soy responsable de mis actos.

 

El Terrorista   Durante unos meses trabajé con una mujer abusada, Gloria, que se preguntaba cuánto tiempo duraría viva. Su marido, Gerald, le dirigía una mirada asesina, tamborileaba con losAdedos mesavueltas y decía:la«Te quedan meses.seSiaceleraba no mejoran cosas, seis meses». Gloriaenleladaba cabeza y suseis corazón porlas el

miedo. Suplicaba a su marido que le dijese exactamente qué pensaba hacerle. Y él 108

 

respondía, posiblemente con un amago de sonrisa fría: «Espera y verás, espera y verás. Seis meses, Gloria». En los cinco años que llevaban juntos, Gerald nunca le había puesto la mano encima. Sin embargo, ella vivía aterrorizada. Empezamos a trabajar juntos en un  plan  pl an para huir huir con su hijo hijo de dos años. El Terrorista tiende a ser muy controlador y extremadamente exigente. Su peor  característica, embargo, es que a su pareja quealgunos podría destrozarla o sin incluso matarla. No recuerda obstante, con no frecuencia necesariamente le pega; abusadores saben cómo aterrorizar a sus parejas con amenazas, afirmaciones veladas y fuera de lugar, y comportamientos extraños. Uno de mis clientes violentos recortó un artículo de un periódico sobre una mujer que había sido asesinada por su marido y lo colocó en la nevera. Otro reaccionó al anuncio de su pareja de que le dejaba derramando la sangre de un animal delante de la casa. Otro cliente sacaba su pistola cuando se enfadaba con su pareja, pero insistía en que solo iba a limpiarla y que no tenía nada que ver con ella. A diferencia de la mayoría de los abusadores, el Terrorista es sádico en muchos casos: disfruta provocando dolor y miedo, y parece que la crueldad le resulta excitante. Es probable que sufriera abusos graves en su infancia, algo que en general no se aplica al resto de los tipos de abusadores. No obstante, no puedes ayudarle a que se cure.  No es fácil aceptarlo, ya que la esperanza de ayudarle a superar sus problemas podría ser lo que te ayuda a soportar el terror de vivir con él. Los problemas del Terrorista son demasiado  profundos para que su pareja pueda resolverl resolverlos, os, ya que impli mplican una compleja compleja trama de  problemas  probl emas psicol psicológ ógiicos graves combinados combinados con la típica típica naturaleza naturaleza destructiva destructiva del abusador. Lo que tienes que hacer es dedicar tus energías a mantenerte a salvo. El  princi  pri ncipal pal objetivo objetivo del Terrori Terrorista sta consiste consiste en parali paralizarte por el miedo para que no te atrevas a pensar en dejarle o engañarle. La gran mayoría de los abusadores que amenazan a sus parejas con la muerte nunca lo cumplen, pero hay algunos que sí. El trauma de vivir con ese terror puede ser profundo y dificultar enormemente que puedas  pensar con cl clarid aridad ad en estrategi estrategias para ponerte a salvo. salvo. No obstante, la mayoría de las mujeres consiguen  salir  salir.. El primer paso crítico consiste en buscar ayuda cuanto antes. Empieza llamando a un teléfono contra el abuso. En el Capítulo 9 encontrarás más ideas. Cuando una mujer deja a un Terrorista, es posible que este la acose o la amenace, un hostigamiento que puede prolongarse en el tiempo. Si la pareja tiene hijos, él podría intentar conseguir la custodia o visitas sin supervisión; de ese modo puede continuar  aterrorizando o controlando a la mujer a través de los hijos. También podría utilizar  información sobre ella (por ejemplo, dónde trabaja o dónde viven sus padres) para seguirla y amenazar a sus seres queridos.  Resulta esencial que amigos, familiar famili ares, es, uzgados y comunidades entiendan la realidad de estos riesgos y apoyen y protejan a la mujer al máximo, al tiempo que se emprenden acciones para pedir responsabilidades

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al abusador. Es posible impedir que el Terrorista llegue al asesinato, pero para ello es necesario que entienda que acosar y amenazar a una ex pareja es inaceptable, que es responsable de sus actos y que la comunidad está preparada para meterle en prisión si no deja de acosar y amenazar inmediatamente. Todo lo demás es insuficiente. En el Capítulo 10 encontrarás más información sobre la lucha por la custodia o las visitas.

  Las actitudes fundamentales del Terrorista son:  No tienes derecho derec ho a desafiarme des afiarme o abandonarme. Tu vida está en mis manos. Las mujeres son malas y es necesario aterrorizarlas para mantener a raya esa maldad. Prefiero morir antes que aceptar tu derecho a ser independiente. Los niños son una de las mejores herramientas que tengo para infundirte miedo. Verte aterrorizada me resulta excitante y satisfactorio.

 

El Abusador Enfermo Mental o Adicto   En realidad, esta última categoría no se puede separar de las demás; un hombre abusivo de cualquiera de los tipos mencionados también puede tener problemas  psiqui  psi quiátri átricos cos o de abuso de sustancias sustancias (aunque en la mayoría de los los casos no es así). Incluso cuando una enfermedad mental o una adicción es un factor añadido, no es la causa del abuso, aunque sí puede incrementar la gravedad del problema y la resistencia del abusador Cuando están presentes estos problemas adicionales, es importante teneralencambio. cuenta los siguientes puntos:   1. Determinados trastornos mentales pueden incrementar las posibilidades de que el abusador sea peligroso y utilice la violencia física. Entre esos trastornos figuran la  paranoia,  paranoi a, la depresión depresión aguda, aguda, los deli delirios rios o las al aluci ucinacio naciones nes (psicosi (psicosis), s), el trastorno obsesivo-compulsivo y el trastorno de personalidad antisocial (psicopatía o sociopatía). Estos problemas psiquiátricos hacen que resulte casi imposible que el abusador cambie, al menos hasta controlar la enfermedad mediante terapia y/o medicación, cosa que requiere años de tratamiento. Aunque la enfermedad mental debidamente, no abusador existe garantía que la conducta 2. se Lastrate reacciones de un a la demedicación o la abusiva supresióncambie. de esta son

imprevisibles. La mujer debería tomar más precauciones en esos momentos. Los 110

 

abusadores tienden a dejar la medicación antes de lo acordado (pocos de mis clientes son constantes y responsables con su medicación a largo plazo). No les gustan los efectos secundarios y son demasiado egoístas para preocuparse por las implicaciones de su trastorno para sus parejas o sus hijos. 3. El peligro potencial de un abusador con un trastorno mental debe ser valorado observando gravedad de Los sus síntomas la gravedad de sus rasgosla de abusador. síntomas psiquiátricos psiquiátricos combinada por sí solos con pueden llevar a infravalorar el grado de peligrosidad del sujeto. 4. El trastor trastorno no de personali personalidad dad antisocial se halla halla presente en un pequeño peque ño porcentaje porcenta je de abusadores, pero puede ser importante. Las personas afectadas por este trastorno carecen de conciencia y, por tanto, se ven implicadas una y otra vez en conductas dañinas para los demás. Algunas señales de este trastorno son: (a) empezó a tener problemas con la ley cuando todavía era un adolescente; (b) su conducta deshonesta o agresiva no se limita a su pareja, sino que también incluye situaciones en las que esta no tiene nada que ver; (c) se mete en problemas en el trabajo o en otros contextos por robar, amenazar o negarse a seguir instrucciones, y es posible que tenga un historial delictivo considerable en torno a los treinta años, aunque casi todos los delitos serían menores; (d) se muestra muy irresponsable, de manera que altera las vidas de otras personas o provoca situaciones de peligro; y (e) tiende a engañar a las mujeres, las pone en contra entre ellas y no profundiza en las relaciones. La violencia física del psicópata no es grave necesariamente (al contrario de lo que se cree), pero ello no significa que no pueda llegar a ser muy peligroso. El trastorno de personalidad antisocial es muy difícil de cambiar mediante terapia, y no existe una medicación eficaz para tratarlo. Resulta totalmente compatible con el abuso hacia las mujeres. 5. Los afecta afectados dos de trastorno de personali persona lidad dad narcisista tienen una imagen imagen propia muy distorsionada. Son incapaces de aceptar que pueden tener defectos y, por tanto, no imaginan cómo los perciben los demás. Este trastorno resulta muy compatible con el abuso, aunque se halla presente en un pequeño porcentaje de abusadores. Entre las señales de la presencia de este trastorno figuran: (a) el egocentrismo de tu pareja es muy acusado y afecta a situaciones en las que tú no estás implicada; (b) todo lo que ocurre está relacionado con él de algún modo; y (c) se enfada cuando le critican y es incapaz de pensar que podría no ser amable y generoso. Este trastorno es muy resistente a la terapia y no se puede tratar con medicación. El abusador que lo padece es incapaz de cambiar sustancialmente mediante un programa para abusadores, aunque sí es posible conseguir pequeñas mejoras. 6. Muchos abusadores sin trastorno mental alguno quieren que las mujeres piensen que sí están afectados para no tener que responsabilizarse de sus actitudes y su

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conducta.   El abuso de sustancias, al igual que las enfermedades mentales, no provocan el abuso de la pareja pero pueden incrementar el riesgo de violencia. Como el abusador con un trastorno mental, el abusador adicto no cambia a menos que se enfrente a su adicción, y eso es soloenelelprimer En el Capítulo 8 analizaremos el papel que desempeñan las sustancias abuso paso. de la pareja. Las actitudes que impulsan al maltratador con un trastorno mental o una adicción son las mismas que las del resto de los abusadores, y es muy probable que sigan el patrón de uno de los nueve tipos que hemos descrito. Además, las siguientes actitudes tienden a estar presentes:    No soy responsabl respons ablee de mis actos debido debido a mis problemas psicológicos psicológicos o de abuso de sustancias. Si me plantas cara por mi conducta abusiva, estarás siendo cruel conmigo porque conoces mis problemas. Además, demuestras que no entiendes esos problemas.  No soy abusivo, solo soy... (alcohólico, (alcohólico, toxicómano, maníaco-depresivo, maníaco- depresivo, hij hijoo de alcohólicos o lo que sea). Si me plantas cara, mi adicción o mi trastorno mental se disparará y tú serás responsable de lo que haga.

  Aunque me he centrado en los estilos emocionalmente abusivos de estos tipos de abusadores, cualquiera de ellos podría recurrir a la violencia física (incluyendo los ataques sexuales). El Terrorista y el Sargento Instructor son potencialmente los más  peliigrosos, pero no los únicos.  pel únicos. Muchos abusadores util utilizan la viol violencia encia física física o las amenazas de vez en cuando para intimidarte cuando sienten que están perdiendo poder o control sobre ti. Para ellos, la violencia es una especie de «as bajo la manga» que utilizan cuando sus patrones habituales de abuso psicológico no les brindan el grado de control al que se creen con derecho. Si te preocupa el grado de peligrosidad de tu pareja, consulta «¿Se pondrá violento?» (Capítulo 6) y «Dejar a un abusador de forma segura» (Capítulo 9).   PUNTOS FUNDAMENTALES QUE RECORDAR 

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Existe una gran variación en cuanto a estilos abusivos. Es posible que tu pareja abusiva  pertenezca a un tipo que todavía no he descubie desc ubierto, rto, pero eso es o no signi s ignifica fica que no exista. Muchos hombres son combinaciones de diferentes aspectos. Un abusador puede cambiar tanto de un día para otro que podría no pertenecer a ningún tipo. Este estilo de abusador resulta tan imprevisible que su pareja nunca llega a saber con quién está viviendo. Un abusador, del tipo que sea, puede tener días en los que se muestre cariñoso, atento y considerado. En esos momentos podrías pensar que el problema por fin ha desaparecido y que la relación volverá a ser de color de rosa, como al principio. Sin embargo, el abuso acaba regresando a menos que el abusador trabaje su problema.

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Segunda parte

El hombre abusivo en las relaciones

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5 Cómo empieza el abuso  

 No entiendo enti endo qué ha pasado. Estábamos muy unidos.  No sé si el problema es suyo o mío.  Realmente se preocupa por mí. Quiere que estemos juntos cada segundo.  Mis amigas se quejan de que ya no nos vemos.   «El jardín del edén»: así llamo al principio de una relación con un abusador. Durante las primeras semanas o los primeros meses (o más tiempo), la mujer está como en las nubes. ¿Recuerdas a Kristen y Maury, a quienes conocimos en el Capítulo 1? Maury era deslumbrante, divertido, interesante, lleno de energía; Kristen estaba embelesada. Una de las cosas que más le gustaban de él era lo loco que estaba por ella. La buscaba con avidez, parecía gustarle todo de ella, que no tuviese nunca suficiente. Kristen tenía la sensación de ser la protagonista de una canción de amor, del tipo «Todo es perfecto ahora que te he conocido». Este patrón es habitual en las relaciones abusivas. En general, un hombre abusivo se muestra inusualmente hábil expresando un cariño profundo al  princi  pri ncipi pioo de una relaci relación, ón, y es capaz de hacer que te sientas sientas muy especial y privilegiada, como si fueses la persona que más le importa en el mundo.  No todos los los hombres abusivos abusivos se enamoran tan rápidamente rápidamente como Maury. Maury. Fran, a quien también conocimos en el Capítulo 1, era callado e introvertido al principio, y era Barbara lo buscaba.y por Ellaelsereto sentía por él debido su dulzura ylasuque sensibilidad, que profundamente suponía sacarloatraída de su encierro. ¡Qué agran triunfo cuando por fin consiguió que se abriese y se lo ganase! La tristeza y la desconfianza le tenían amargado, ella se daba cuenta de eso, pero también se vio a sí misma curándole como una enfermera atenta. Estaba segura de que sería capaz de hacer  salir a la persona que él podía ser, y eso la entusiasmaba. Los principios idílicos forman parte de casi todas las relaciones abusivas. ¿De qué otro modo podría tener pareja un maltratador? Las mujeres no son tontas. Si salís a cenar en una primera cita y en los postres el hombre te llama «puta egoísta» y tira tu vaso de agua, no le dirás: «Oye, ¿estás libre el fin de semana que viene?». Tiene que suceder algo que te enganche. Muy pocas mujeres se odian tanto a sí mismas como para involucrarse con un hombre que se muestra despreciable desde el primer día (aunque sí

es posible que se sientan fatal después,  cuando el abusador ha tenido tiempo para 117

 

destrozar su autoestima poco a poco).  

El poder de aquellos primeros meses maravillosos   Las parejas de mis clientes me han explicado las diversas maneras en que el maravilloso principio de una relación con un hombre abusivo sirve para atrapar a la mujer, entre otras:   Como cualquier persona locamente enamorada, ella cuenta a sus amigos y su familia lo estupendo que es él. Después de ponerlo por las nubes, le da vergüenza revelar el maltrato cuando comienza y, por tanto, lo mantiene en secreto durante mucho tiempo. Ella da por sentado que el maltrato se debe a que él tiene algún problema. ¿Qué otra cosa podría pensar, teniendo en cuenta lo maravilloso que era al principio? Así,  pone empeño en tratar dedeaveriguar averig uar quésueño, ha ocurrido. ocurri A ellatodo le su cuesta desprenderse su propio yado. que pensaba que había encontrado a un hombre maravilloso.  No puede evitar evitar preguntarse preguntarse si ha hecho algo algo mal o si tiene algún algún defecto personal grave que ha derribado su castillo en el aire, y trata de encontrar la explicación al  problema  probl ema en su interior interior..   Pregunta 7: Cuando es tan bueno al principio, ¿es porque está planificando el maltrato?

  Una de las preguntas sobre el abuso que más me plantean es esta: cuando un hombre abusivo es encantador al principio de una relación, ¿es que ya está pensando en maltratar  a la mujer? ¿Lo tiene todo planeado? ¿La engancha emocionalmente de manera estudiada para ser cruel con ella más tarde? En general, la respuesta es no. El abusador  no se imagina gritando, humillándola o lanzándole objetos. Cuando se enamora, sueña con un futuro feliz de paz conyugal, igual que la mujer. Por tanto, si no hace planes para maltratar a la mujer, ¿ qué le pasa por la mente? En  primer  pri mer lugar, ugar, contempla con esperanza la imagen que tiene tiene del futuro, en el e l que la mujer  m ujer  satisface todas sus necesidades, es guapa y sexi en todo momento, no tiene necesidades

 propias  propi as y está fascinada fascinada con su esplendor esplendor y su encanto. Desea una mujer que le sirva, sirva, 118

 

que nunca se queje por nada de lo que él haga y que no le amargue la vida con frustraciones propias. El hombre abusivo no explica esas fantasías egoístas a su nueva pareja. De hecho, él mismo apenas es consciente de ellas. Por tanto, la mujer no tiene forma de saber que él  busca más una cuidadora cuidadora personal que una pareja. Lo ci cierto erto es que los abusadores tienden a utilizar el lenguaje de la reciprocidad   en la fase de noviazgo:

«Nos vamos a llevar genial». «Quiero estar siempre contigo.» «De verdad que quiero estar ahí para ti.» «Puedes dejar de trabajar para acabar los estudios, podemos vivir con mi  sueldo.» «Te ayudaré a estudiar para el examen de enfermería, así conseguirás el  ascenso.»   Es posible queque él crea en sus porquea las quiere verse Más como una cuando pareja generosa y atenta, no utiliza ni promesas falta al respeto mujeres. tarde, empiece a controlar a la mujer y se aproveche de ella, encontrará el modo de convencerse de que no está ocurriendo o que la culpa es de ella. El abuso no es su objetivo, pero el control sí, y se descubre recurriendo al abuso para obtener el control que considera su derecho. Por otro lado, algunos de mis clientes son manipuladores de manera consciente desde el principio. Un hombre de este tipo me sonríe seguro de sí mismo, pensando que todos los hombres utilizan las mismas estratagemas, y dice: «Por supuesto que tienes que engatusar a las mujeres y escuchar su parloteo interminable, eso les gusta. Tú dices cuatro cosas bonitas, las llevas a bailar. Ya sabe cómo va». No obstante, ni siquiera este tipo de hombre está pensando en abusar de la mujer más tarde. Crea el tipo de relación que quiere mediante el encanto y la falta de honestidad, y espera continuar así y que le salga bien. La manipulación resulta fácil y satisfactoria para este tipo de abusador, pero no el lenguaje degradante y la intimidación física. Cuando empieza a destrozar o aterrorizar a la mujer, más adelante, la culpará a ella; probablemente, pensará que es una «puta» por no permitirle mentir y manipular para abrirse paso en la vida. Y considera que la manipulación no es abuso.  

Un abusador no es un monstruo ni una víctima   Llegamos a dos de los conceptos más importantes sobre los hombres abusivos.

Llegamos a dos de los conceptos más importantes sobre los hombres abusivos. 119

 

Primero:   Un abusador es un ser humano, no un monstruo malvado, pero tiene un problema muy complejo y destructivo que no debe ser pasado por alto. La imagen habitual del hombre abusivo  como un ser malvado y calculador puede hacer que a la mujer le resulte difícil reconocer el problema de su pareja. Ella tiende a  pensar: Se preocupa por mí y tiene un lado bueno. Tiene sentimientos, no es un sádico.  Es imposible imposi ble que sea un abusador. abusador.  No se da cuenta de que él puede tener todas esas cualidades positivas y a la vez un problema de abuso. En el otro extremo del espectro encontramos otra imagen común (y también errónea) de los abusadores: la del hombre cuya humanidad amable queda oculta por su superficie abusiva, y que se puede transformar mediante amor, compasión y comprensión. Una mañana se despertará, se dará cuenta del daño que ha hecho y renunciará a su crueldad, sobre si cuentapelículas, con el amor de una buena mujer. Esta perspectiva se que retrata y se apoya todo en canciones, novelas y culebrones. La dolorosa realidad es cambiar  a los abusadores resulta difícil. Un hombre abusivo tiene que enterrar su compasión en un hoyo profundo para huir de la aversión que a los seres humanos nos provoca, por  naturaleza, el sufrimiento ajeno. Tiene que aferrarse a sus excusas y sus racionalizaciones, desarrollar una perturbadora capacidad de aislarse del dolor que  provoca y aprender a disfrutar disfrutar del poder y el control que ejerce sobre sus parejas. Resulta poco realista esperar que una estructura tan compleja, que tarda quince o veinte años en formarse, se desvanezca como el humo. No obstante, es habitual que las mujeres se vean presionadas por amigos, familiares o profesionales para «darle la oportunidad de que cambie» y «tener un poco de fe en las personas». El segundo concepto fundamental es:   La conducta del abusador es principalmente consciente. Actúa de manera deliberada, no por accidente o porque pierda el control, pero el pensamiento subyacente que impulsa su conducta es en gran parte inconsciente.   El abusador aprende su conducta manipuladora y controladora de varias fuentes: entre otras, modelos masculinos importantes, amigos y los omnipresentes mensajes culturales (véase Capítulo 13). Cuando llega a la edad adulta, ha integrado la conducta manipuladora a un nivel tan profundo que actúa como si llevase el piloto automático. Sabe lo que hace, pero no necesariamente por qué lo hace. Veamos la llamada que recibí

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de Kelsea, la pareja de un cliente:   Lance quería que fuese con él a esquiar este fin de semana, pero a mí no me apetecía porque he tenido una semana agotadora y prefería ver a mis amigos. Cuando le dije que no, empezó a criticarme. Dijo que el motivo  por el que no soy buena esquiad es quiadora ora es que no soy constante, cons tante, que no estoy dispuesta a esforzarme, esforzarm e, que soy una vaga y que por eso nunca destaco en nada, etcétera, etcétera. Fue horrible... Pero en cierta manera tiene razón, a lo mejor debería ser más disciplinada con el esquí.

  ¿De dónde salió el chorro de críticas de Lance? ¿Realmente le preocupaba que Kelsea se defraudase a sí misma? No. Un hombre no destroza la autoestima de su pareja  por el deseo de ayudarla. ayudarla. La verdadera cuestión cuestión era lo que Lance quería: que Kelsea Kelsea le hiciese compañía durante el fin de semana porque no le apetecía ir a esquiar solo. Le molestaba que los amigos de ella fuesen indispensables en su vida (un elemento habitual entre los hombres abusivos), y creía que el deber de Kelsea era estar a su lado y prestarle toda su atención. Le insistió con todas las críticas que se le ocurrieron para que fuese con él (y consiguió que ella dudase de sí misma). Cuando algunos miembros de su grupo de abusadores se enfrentaron a él respecto a sus conductas, en la siguiente sesión, sus motivos y sus actitudes reales salieron a la luz. Gran parte de mi trabajo como terapeuta consiste en ayudar a los hombres abusivos a que tomen conciencia de sus verdaderos motivos para optar por comportarse como lo hacen.  

Primeras señales de alarma   Cuando las mujeres oyen que los abusadores pueden ser encantadores (o cuando lo experimentan directamente), se sienten perdidas. «¿Eso significa que no es posible evitar  una relación abusiva? ¿Cómo puedo saber si debería preocuparme por mi nueva  pareja?», se preguntan. preguntan. P or suerte, la mayoría de los abusadores despiden despiden señales señales de alarma antes de que el abuso resulte evidente. Las señales a las que conviene prestar  atención deberían formar parte de la educación de las niñas antes de que empiecen a salir  con chicos.   Pregunta 8: ¿Cómo puedo saber si el hombre con el que salgo acabará siendo abusivo?

  Las siguientes señales de alarma significan que el abuso podría estar en el horizonte,

y tal vez no demasiado lejos: 121

 

   Habla con menosprecio de sus anterior anteri ores es parejas. Es normal sentir cierta rabia y resentimiento hacia una ex pareja, pero cuidado con el hombre muy centrado en su amargura o que te habla del tema de manera inadecuada en las primeras citas. Sé especialmente precavida con el hombre que habla de las mujeres de su de manera y condescendiente, o queque se presenta comoo una víctima de pasado abuso por parte dedegradante las mujeres. Ten cuidado si dice su ex mujer ex novia le acusó falsamente de ser un maltratador; la gran mayoría de los relatos sobre abuso son ciertos. Si te enteras de que otra mujer le considera abusivo, busca  siempre el modo de oír su versión. Aunque al final no la creas, al menos sabrás qué conductas de su pareja debes vigilar, por si acaso. Ten cuidado también con el hombre que admite haber  abusado de una ex pareja y que añade que las circunstancias fueron excepcionales, y que la culpa a ella, al alcohol o a la inmadurez. Sé precavida con el hombre que afirma que no eres como las otras mujeres con las que ha salido, que eres la primera pareja que le trata bien, o que las mujeres que han  pasado porque su no vida vida le entendían. sentirás sentirásy ya tentada a esforzarte el trampa. doble doble para demostrar eresnocomo esas otrasTe mujeres, tendrás un pie en la En  poco ti tiempo empo empezará a decirte decirte que «eres como las demás». Su sistema sistema de percepción percepción garantiza que ninguna mujer puede ser buena mientras está con él. Algunos hombres practican el enfoque contrario, que consiste en alabar y engrandecer a sus anteriores parejas para que sientas que nunca podrás competir con ellas. Si empieza a lamentar que no seas tan sexi, tan atlética, tan casera o tan brillante como las mujeres que te precedieron, te aseguro que nunca darás la talla, por mucho que te esfuerces. Él quiere estar por encima de ti para tener la delantera. Observa si asume alguna responsabilidad del fracaso de sus anteriores relaciones. Si todo es siempre culpa de las mujeres, pronto serás tú la culpable de todas las dificultades que se produzcan en la nueva relación.   Te falta al respeto. La falta de respeto es el terreno en el que crece el abuso. Si un hombre te menosprecia o se burla de tus opiniones, si es maleducado contigo delante de otras  personas, si resulta resulta cortante o sarcástico, sarcástico, está transmiti transmitiendo endo una falta falta de respeto. Si esos comportamientos se repiten, o si los defiende cuando te quejas por cómo te afectan, es muy probable que el control y el abuso estén a la vuelta de la esquina. La falta de respeto también puede adoptar otra forma: te idealiza y te pone en un pedestal como mujer   perfecta o diosa, y tal vez te trata como una pieza de porcelana. porcelana. El hombre que te adora de ese modo no te ve; ve su fantasía, y cuando no estés a la altura de esa imagen, podría convertirse en un ser despreciable. Por tanto, no existe mucha diferencia entre el hombre

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que te menosprecia y el que te ensalza; ambos demuestran una falta de respeto hacia el ser humano real que eres, y no pinta bien.   Te hace favores que no le pides o escenifica tal despliegue de generosidad que te  sientes incómoda. Pueden serMi señales un hombre que intenta provocar el sentimiento que estásaños en deuda con él. clientedeAlan, por ejemplo, invirtió gran parte de sus dosdeprimeros con Tory en ayudar a su hermano a arreglar su coche, a su hermana a pintar su nuevo  piso,  pi so, y a llevar a su padre a las visi visitas tas médicas. médicas. Cuando la famil familia de Tory empezó a  preocuparse por el trato que esta reci recibía bía de Alan, él la la convenció de que sus famili familiares se habían aprovechado de él y ahora se ponían injustamente en su contra. «Ahora que ya no me necesitan, quieren quitarme de en medio y así tenerte para ellos», decía. Alan logró que Tory sintiese lástima por él, lo que implicó alejarse de su familia (un alejamiento que duró años, hasta que se dio cuenta de la manipulación de Alan). Un hombre llamado Robert combinaba esas dos señales de alarma: le contó a Lana que exuna mujer le había falsamente de violencia parasupervisión evitar queenviese a sus hijos.su«Si mujer afirmaacusado en el juzgado de familia que quiere las visitas del padre, se lo conceden automáticamente», decía Robert. Lana se puso de su parte sin  pensarlo.  pensarl o. Si Sinn embargo, embargo, ocurrieron ocurrieron dos cosas que la inquietaron. nquietaron. P ri rimero, mero, Robert llamó después de una tormenta de nieve y ofreció a Lana retirar la nieve de la entrada de su casa. Ella le respondió que no era necesario, ya que no estaba segura de si iban en serio y no quería dar una imagen equivocada. Cuando llegó del trabajo, aquella tarde, tenía la entrada de casa completamente despejada. En segundo lugar, Lana tenía una amiga que se estaba divorciando de un abusador, y por esa amiga supo que el juzgado de familia exigía pruebas suficientes de maltrato para imponer las visitas supervisadas del padre. Se  preguntó  preg untó qué tendría que decir al respecto la ex mujer de Robert.    Es controlador controlador. Al principio puede resultar agradable estar con un hombre que se encarga de todo. Veamos una historia típica de la pareja de uno de mis clientes:    Nuestras primeras citas c itas eran interesantes y divertidas. divertidas. Recuerdo que venía a buscar bus carme me con c on todo planifi planificado cado y decía: «Vamos a tomar algo a Parker House, después cenaremos en un chino y por último tengo entradas  para un monólogo». monólogo». Todo tenía que ir según el plan. plan. Al principio principio me encantaba cómo preparaba lo que quería que hiciésemos juntos, pero después empecé a darme cuenta de que casi nunca tenía en cuenta lo que podía apetecerme a mí. Continuamos haciendo cosas que le gustaban a él, como ir a partidos de hockey. Me gusta el hockey,,   pero hockey pero no es uno de mis principales principales intereses. Al ccabo abo de unos meses, meses , empezó a molestarse si a mí no me apetecía hacer lo que él quería.

  En general, el control empieza de manera sutil, nada que ver con lo que llamaríamos

abuso. Él lanza comentarios sobre tu ropa o tu aspecto (demasiado sexi o no lo 123

 

suficiente); es un poco negativo respecto a tu familia o alguna de tus mejores amigas; empieza a presionarte para que pases más tiempo con él, o dejes el trabajo, o consigas un  puesto mejor en el que te paguen más; empieza empieza a darte demasiados consejos sobre cómo deberías vivir tu vida y se muestra un poco impaciente cuando ignoras sus recomendaciones, o empieza a parecer molesto porque no compartes todas sus opiniones sobre política, relaciones personales, música  u otros temas.

 Es posesivo. posesi vo. Los celos constituyen una de las señales inequívocas de que el abuso está a la vuelta de la esquina. La posesividad se disfraza de amor. El hombre podría decir algo así: «Siento haberme molestado tanto porque hablases de tu ex novio, pero es que nunca había querido tanto a una mujer. No soporto imaginarte con otro hombre». Puede que te llame cinco veces al día para saber qué haces en cada momento o que insista en pasar  todas las tardes contigo. Seguramente, sus sentimientos por ti  son intensos, pero ese no es el motivo por el que desea un contacto constante: te está controlando, estableciendo que eres de onarlos su propiedad. En función delconseguido tipo dedo amigos tenga,esas es  posi  posibl blee que intente impresionarl impresi os con el domini domi nioo que ha consegui sobre que ti. ti. Todas conductas hablan de posesión, no de amor. Los  sentimi  sentimientos entos de celos no son lo mismo que las conductas de celos. Un hombre con ciertas inseguridades podría sentirse angustiado por tus relaciones con otros hombres, en especial ex parejas, y necesitar algo de reconfirmación. Sin embargo, si da a entender que espera que renuncies a tu libertad para adaptarte a sus celos, el control aumentará de forma gradual. Tu vida social no tendría que cambiar debido a sus inseguridades. Los celos de un hombre pueden resultar halagadores. Es estupendo que esté locamente enamorado de ti, que te quiera tanto. Sin embargo, un hombre puede estar  loco por ti sin ser celoso. La posesividad demuestra que no te quiere como un ser  humano independiente, sino como un tesoro que debe guardar. En poco tiempo te sentirás asfixiada por su vigilancia constante.    Él nunca tiene ti ene la culpa de nada. Culpa a otros de lo que va mal. A medida que pasa el tiempo, el objetivo de sus acusaciones eres cada vez más tú. Este tipo de hombre también tiende a hacer promesas que no cumple y es experto en dar excusas por decepcionarte o comportarse de manera irresponsable. Además, es posible que se aproveche económicamente de ti.    Es egocéntrico. egocéntri co.

En los primeros meses de una relación, el egocentrismo del abusador no siempre 124

 

resulta evidente, pero puedes estar atenta a algunos síntomas. Observa si habla demasiado, si apenas te escucha cuando hablas y si de vez en cuando desvía el tema de conversación hacia él. El egocentrismo es un rasgo de la personalidad muy resistente al cambio, y tiene unas raíces profundas en una gran prepotencia (en el caso de los abusadores) o en heridas emocionales graves (en el caso de los no abusadores), o ambas (en los abusadores narcisistas).

 

 Abusa de las drogas drogas o del alcohol. Ten mucho cuidado si te presiona para compartir sustancias con él. Aunque las sustancias no provocan abuso de la pareja, suelen ir de la mano. Es posible que intente que creas que puedes ayudarle a mantenerse limpio y sobrio; casi todos los consumidores de sustancias siempre están «a punto» de dejarlo.   Te presiona para tener relaciones sexuales. Esta señal de alarma siempre es importante, pero más entre los adolescentes y los adultos El hecho no vez respetar tus deseos o tus También sentimientos respecto transmitejóvenes. explotación, que de a su acompaña al abuso. es una señal al de sexo que considera a las mujeres objetos sexuales y no seres humanos. Si te dice que debes tener  sexo con él para demostrar que le quieres de verdad, dale puerta.   Te da a entender que quiere que la relación sea seria demasiado pronto. Dado que muchos hombres tienen fobia al compromiso, la mujer puede sentirse aliviada al encontrar una pareja que no teme hablar de matrimonio y familia. Sin embargo, ten cuidado si él se pone a planificar vuestro futuro juntos sin tomaros el tiempo necesario para conoceros e intimar: puede significar que está intentando envolverte en un paquete que será de su propiedad. Échale el freno. Si no respeta tus deseos de ir más despacio, es muy probable que tengáis problemas más adelante.   Te intimida cuando se enfada. La intimidación, aunque parezca involuntaria, es una señal de que el abuso emocional está de camino (o ya ha comenzado) y un aviso de que después podría llegar la violencia física. Cualquiera de las siguientes conductas debería ponerte en alerta:   Se te acerca demasiado cuando se enfada, te pone un dedo en la cara, te empuja, te cierra el paso o te sujeta. Te dice que solo pretende que «escuches». Levanta el puño, se acerca mucho para dejar clara su superioridad física, te hace

callar o cualquier otro comportamiento que te hace encogerte o tener miedo. 125

 

Realiza comentarios vagamente amenazadores: «No querrás verme furioso» o «No sabes con quién te la estás jugando», por ejemplo. Conduce de manera temeraria cuando está enfadado. Da puñetazos a paredes o patadas a puertas. Tira cosas, aunque no sea con la intención de darte. Cuanto más te impliques con un hombre  intimidante, más difícil te resultará salir de la relación. Por desgracia, muchas mujeres creen justo lo contrario:  Bueno, a veces me asusta un poco, pero esperaré a ver si va a peor, y le dejaré si eso ocurre. Alejarse de alguien que te da miedo resulta mucho más complicado de lo que la mayoría de las  personas creen, y se compli complica ca más con cada día que pasa. No esperes a ver qué ocurre.   Tiene doble moral. Cuidado con el hombre que tiene diferentes reglas para su comportamiento y para el tuyo. La doble moral es un aspecto importante de la vida con un abusador, como veremos en el Capítulo 6.   Tiene actitudes negativas hacia las mujeres. Un hombre puede afirmar al principio de la relación que te ve de manera distinta al resto de las mujeres, pero esa distinción no durará mucho. Si eres una mujer, ¿por qué salir con alguien que considera a las mujeres inferiores, estúpidas, confabuladoras o que solo sirven para el sexo? Él no va a olvidar que eres una mujer. Los estereotipos sobre los papeles sexuales de las mujeres también fomentan el riesgo de abuso. La convicción del hombre según la cual la mujer debe cuidar de la casa, o de que la carrera de un hombre es más importante que la de una mujer, puede convertirse en un problema serio, ya que él podría castigarte cuando empieces a negarte a vivir según sus normas. En ocasiones, a las mujeres les resulta difícil conocer a hombres que no tengan ideas restrictivas sobre los papeles femeninos, sobre todo en determinados grupos culturales o sociales, pero el esfuerzo de conocer a ese tipo de hombres merece la pena.   Te trata de manera distinta cuando hay gente delante. Los abusadores adultos tienden a exhibir un trato exquisito hacia sus parejas en  presenciaa de otras personas y se reservan el maltrato  presenci maltrato para los los momentos en que están solos. En el caso de los abusadores adolescentes suele ocurrir lo contrario. Es posible que el chaval se muestre grosero y frío con su chica para demostrar a sus amigos que tiene el control y que es «guay», para impresionarlos, pero se comportará algo mejor en la intimidad.

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 Parece que le atrae la vulnerabilidad.  Parece vulnerabi lidad. Una de las maneras en que esta señal se manifiesta se produce cuando el hombre se siente atraído por mujeres (o chicas) mucho más jóvenes. ¿Por qué, por ejemplo, un hombre de veintidós años persigue a una adolescente de dieciséis? ¿Porque ella le estimula o le supone un desafío? Obviamente, no. Se encuentran en momentos vitales completamente un yenorme desequilibrio cuanto embelesada a conocimientos experiencia. A éldistintos, le atrae elcon busca una pareja que en le admire y que ley  poder  permita  permi ta guiarl uiarla. a. Por supuesto, él le dice dice lo contrario, contrario, insiste nsiste en que quiere quiere estar con el ellla  por lo madura y sofisti sofisticada cada que es para su edad. Incluso Incluso es posibl posiblee que alabe alabe sus habilidades sexuales y le diga que tiene un gran poder sobre él, preparando así a la joven víctima para que no se dé cuenta de lo que ocurre. Aunque no exista diferencia de edad, algunos hombres abusivos se inclinan por mujeres con menos experiencia vital, conocimientos o autoestima que admiren al hombre como maestro o mentor. A lo largo de los años he tenido bastantes clientes que se sienten atraídos por mujeres vulnerables debido a experiencias traumáticas recientes. Algunos incluso comenzaron una relación a la mujer a separarse de abusivos su parejabuscan abusivamujeres para empezar controlarla o abusar ayudando de ella a su vez. Algunos hombres que hana pasado por  una infancia difícil o con abusos, que han tenido problemas de salud o que han sufrido una pérdida dolorosa reciente y se presentan como rescatadores. Estate atenta ante el hombre que parece atraído por los desequilibrios de poder. Al mismo tiempo, he observado que existen muchos hombres abusivos que no se muestran especialmente atraídos por la vulnerabilidad o la necesidad, sino por mujeres más duras o con más éxito. Este tipo de abusador parece pensar que ha conseguido un  pez más grande si es capaz de sacar del agua agua una mujer fuerte y segura a la que dominar. dominar.   Señales de alarma del abuso Habla con menosprecio de sus anteriores parejas. Te falta al respeto. Te hace favores que no le pides o escenifica tal despliegue de generosidad que te sientes incómoda. Es controlador. Es posesivo. Él nunca tiene la culpa de nada. Es egocéntrico. Abusa de las drogas o el alcohol. Te presiona para tener relaciones sexuales.

Te da a entender que quiere que la relación sea seria demasiado pronto.

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Te intimida cuando se enfada. Tiene doble moral. Tiene actitudes negativas hacia las mujeres. Te trata de manera distinta cuando hay gente delante. Parece que le atrae la vulnerabilidad.

   Ning  Ni nguna una de las señales señales de alarma alarma anteriores anteriores es por sí sola sola una señal inequívoca de que estás ante un hombre abusivo, con la excepción de la intimidación física. Muchos hombres no abusivos pueden mostrar alguna de esas conductas dentro de unos límites. Por tanto, ¿qué debe hacer una mujer para no caer en una relación abusiva? Aunque no existe una solución infalible, el mejor plan es:   1. Déjale claro cuanto antes qué conductas o actitudes son inaceptables para ti, y que no podrás mantener una relación con él si no las elimina. 2. Si vuelve a ocurrir, deja de verle verle durante un buen tiempo.  No sigas quedando con él  bajo la premisa premisa de que «e «esta sta vez va en serio», serio», porque es muy probable probable que él interprete lo contrario. 3. Si ocurre una tercera vez, o si cambi cambiaa a otras conductas que también son señal señales es de alarma, es más que probable que tenga un problema de abuso. Si le das demasiadas oportunidades, lo más seguro es que acabes lamentándolo. Encontrarás más sugerencias en «Dejar a un maltratador como método para fomentar el cambio», en el Capítulo 14.   Por último, ten en cuenta que cuando un abusador cae en el maltrato, cree que eres

tú la que está cambiando. Sus percepciones funcionan así porque considera tan ustificados sus actos que no puede imaginar que el problema lo tenga él. Lo único de lo que se da cuenta es de que no estás a la altura de su imagen de la mujer perfecta, entregada entreg ada y respetuosa.   ¿Cuándo es abuso?   Dado que el abuso puede coger a la mujer por sorpresa, empezando con un control o una falta de respeto sutiles que se van intensificando con el tiempo, surgen algunas  preguntas apremian  preguntas apremiantes: tes: ¿Cómo sé si mi pareja está siendo siendo abusivo? abusivo? ¿Exi ¿Existe una línea clara que me permita saber cuándo la ha cruzado? ¿Cuánto es demasiado? Puesto que

nadie es perfecto, ¿cómo puedo diferenciar entre un mal día, cuando solo se comporta 128

 

como un capullo, y un patrón que apunta a algo más serio? Es cierto que casi todo el mundo da algún grito en un momento u otro de una relación, y la mayoría de las personas, hombres y mujeres, insultan alguna vez a su  pareja, la interrumpen o se comportan de manera egoísta egoísta o insensi insensibl ble. e. Esas conductas hacen daño y merecen ser criticadas, pero no son abuso y no ejercen los mismos efectos  psicológ  psicol ógiicos que el maltrato. maltrato. Al mismo mismo tiempo, tiempo, todas esas conductas  son abusivas cuando forman parte de un  patrón de abuso. Sienta mal que una pareja respetuosa te grite, pero no provoca el mismo ambiente gélido y desagradable que los gritos de un abusador. El término abuso trata sobre  poder . Significa que una persona se aprovecha del desequilibrio de poder para explotar o controlar a otra. Siempre que existe un desequilibrio de poder, por ejemplo entre los hombres y las mujeres, o entre adultos y niños, ricos y pobres, algunas personas se aprovechan de esas circunstancias para sus  propios  propi os fi fines. nes. Como veremos en el Capítulo Capítulo 13, el abuso en la pareja no existe existe en las sociedades donde los hombres y las mujeres ostentan el mismo poder. Así, lo que caracteriza al abuso el ejercicio de poder del hombre sobre la mujer de manera que ella sale herida y él seescrea una posición privilegiada.   Pregunta 9: ¿La manera en que me trata es abuso?

  Las líneas donde acaba el maltrato más sutil y comienza el abuso incluyen los siguientes comportamientos:   Toma represalias si te quejas de su comportamiento. Pongamos que tu pareja, un día, te llama «puta». Te enfadas y le haces saber que esa palabra te desagrada profundamente y que no quieres volver a oírla nunca más. Sin embargo, él responde a tu queja  pr  proponiéndose oponiéndose llamarte puta más a menudo. Es posible que acompañe el insulto de cierta mirada porque ahora sabe que te saca de tus casillas. De forma similar, podría ocurrir que durante una discusión le digas a tu pareja: «Deja de gritarme, odio que me griten». Y él levantará la voz todavía más y te echará la culpa. Son señales de abuso. Otra manera de castigarte por resistirte a su control consiste en adoptar el papel de víctima. Supongamos que te quejas de que no puedes hablar por sus constantes interrupciones durante las discusiones. Él se ofende, adopta un tono de voz hostil como

si tu objeción fuese injusta, y dice con sarcasmo: «Muy bien, yo escucho y tú hablas». Y 129

 

actúa como si le estuvieses oprimiendo por advertirle de su conducta. Se trata de un esfuerzo para hacer que te sientas culpable por resistirte a su control, y señala el principio del abuso. Algunos hombres ridiculizan a la mujer cuando ella se queja de maltrato, se ríen abiertamente de ella o se burlan. Esas conductas despejan todas las dudas sobre el abuso. Las represalias no siempre son tan evidentes e inmediatas como en estos ejemplos. o obstante, puedes saber si la conducta de tu pareja tiene como objetivo castigarte por  hacerle frente aunque se produzca dos días más tarde. Él considera que no tienes derecho a desafiarle e intenta hacerte daño para que no se repita.   Te dice que tus objeciones a su maltrato son problema tuyo. Cuando una mujer intenta imponer límites a una conducta controladora o insensible, el abusador quiere que dude de sus percepciones y, por tanto, dice cosas como:   «Eres demasiado sensible, te molestas por tonterías. No es para tanto».

«No el mundo es tan maravilloso como ti te gustaría cuando se tu enfada.» «No todo empieces a hablarme como si fuese un amaltratador solo porque ex novio (o tus padres) abusó (abusaron) de ti. Te crees que todo el mundo te trata mal.» «Estás enfadada porque no te sales con la tuya, y dices que te maltrato.»   Mediante comentarios como estos, el abusador puede intentar convencerte de que: (1) tus expectativas en cuanto a su conducta no son razonables y deberías estar dispuesta a vivir con lo que hace; (2) en realidad tus reacciones se deben a otra cosa, no a lo que él hace, y (3) utilizas tus quejas como un acto de poder en  su contra. Todas estas tácticas son formas de desacreditar tus quejas de maltrato, lo cual es también abusivo. Sus maniobras de desacreditación revelan una actitud profunda que nunca expresa abiertamente y de la que incluso podría no ser consciente: « No tienes derecho a quejarte de cómo te trato » . Y no estás en una relación equilibrada y sana si no puedes quejarte de vez en cuando.   Sus disculpas suenan falsas o llenas de rabia, y te exige que las aceptes. La siguiente conversación ilustra el funcionamiento de esta dinámica:   CLAIRE: Todavía tengo la sensación de que no entiendes por qué me molestó lo que hiciste. Ni siquiera te has disculpado. DANNY (enfadado y levantando la voz): ¡Vale, vale! ¡¡Lo siento, LO SIENTO!! CLAIRE (negando con la cabeza): No lo entiendes.

DANNY: ¿¿Qué coño quieres de mí?? ¡Ya te he pedido disculpas! ¿Qué, no estarás 130

 

satisfecha hasta que te lo cobres con creces? CLAIRE: Tus disculpas no significan nada cuando es obvio que no lo sientes. DANNY: ¿Qué quieres decir con que no lo siento? ¡No me digas lo que siento, señorita Psicoanalista! No estás dentro de mi cabeza.   Esta interacción solo sirve para que Claire se sienta peor, por supuesto, ya que Danny añade insultos y una negación exasperante a la situación que la ha molestado. Danny considera que Claire debería estar agradecida por sus disculpas aunque su tono comunicase lo contrario de lo que decía; de hecho, se cree con derecho al perdón, y lo exige. Además, considera que está en su derecho de insistir en que ella acepte su versión de la realidad, por mucho que choque con lo que ella ve y oye. En ese sentido, parece que ve la mente de Claire como una parte de lo que tiene derecho a controlar.   Te culpa por el impacto de su conducta. Los terapeutas expertos en abuso afirman sobre su cliente: «Cuando se mira en el espejo, y ve su se pone a limpiar espejo». otras  pal  palabras, abras,por se la molesta molmañana, esta y adopta un cara tono sucia, acusador cuando su parejael expone exp one losEnefectos  previsi  previ sibl bles es del malt maltrato rato crónico, crónico, y después añade insultos nsultos rid ridicu iculi lizándol zándolaa por sentirse sentirse herida. Incluso utiliza el dolor emocional de la mujer como excusa para maltratarla todavía más. Si sus ataques verbales hacen que ella pierda interés en el sexo, por  ejemplo, él mascullará con tono acusador: «Seguro que lo consigues en otra parte». Si ella desconfía cada vez más de él debido al maltrato, él dirá que su falta de confianza está haciendo que le perciba como un maltratador , invirtiendo así la causa y el efecto de un modo manipulador. Si ella está deprimida o llorosa una mañana porque él la destrozó verbalmente la noche anterior, el abusador dirá: «Si hoy me vas a dar el coñazo, ¿por  qué Si no tu te vuelves camaoy te asímenosprecia no tengo queporque verte?».te muestras muy afectada por su pareja tea la critica maltrato, eso es abuso. También es abuso cuando utiliza los efectos de su crueldad a modo de excusa, como un cliente que tuve que ahuyentaba a su pareja con sus ataques verbales y después le decía que su distanciamiento emocional estaba  pr  provocando ovocando el abuso, invirtiendo así causa y efecto. Te ataca cuando ya estás derrotada, y él lo sabe. Busca ayuda rápidamente, ya que este tipo de maltrato psicológico puede provocar un declive vertiginoso de tu estado emocional.    Nunca es el momento adecuado, o el correcto, para poner el tema sobre la mesa. En cualquier relación conviene aplicar cierta sensibilidad para decidir cuándo y cómo se aborda una cuestión difícil entre la pareja. Existen maneras de expresar una queja y

que no suene como un ataque personal, y si además aportas un poco de aprecio, 131

 

aumentas las probabilidades de que tu pareja te escuche. En el caso de un maltratador, sin embargo, no existe un modo adecuado de exponer una queja. Puedes esperar hasta la más tranquila y relajada de las noches, preparar a tu pareja con las palabras más amables, expresar la queja con un lenguaje apacible, pero él seguirá sin estar dispuesto a aceptarla. La actitud defensiva o la hostilidad inicial hacia una queja es habitual incluso entre las  personas no abusivas. abusivas. En ocasi ocasiones ones tenemos que dejar una discusi discusión ón y retomarla retomarla un par  de horas después, o al día siguiente, y la pareja se encuentra más preparada para oír lo que nos molesta. En el caso de un maltratador, sin embargo, el paso del tiempo no ayuda. No dedica ese tiempo a digerir tus comentarios y afrontar lo que ha hecho, como haría cualquier persona no abusiva. De hecho, hace todo lo contrario: parece que refuerza su argumento contra tu queja como si se estuviese preparando para presentarse ante un juez.    Boicotea tus progr progresos esos en la vi vida. da. La interferencia libertad si o tu es abuso.tus Si hace quesipierdas un trabajo o que dejes endetuestudiar, noindependencia te anima a perseguir sueños, daña tus relaciones con amigos o parientes, si se aprovecha de ti económicamente y perjudica tu crecimiento económico o tu seguridad, o si te dice que eres una incompetente en algo que te gusta (la escritura, las manualidades, los negocios) para que acabes rindiéndote, está intentando minar tu independencia.    Niega lo que ha hecho. Algunas conductas en una relación son cuestión de opinión; lo que para uno es levantar la voz, para otro es gritar, y queda margen para que personas razonables no estén de acuerdo. Otros actos, como insultar o dar un puñetazo en la mesa, son inequívocos. Así, si una pareja no abusiva puede discutir contigo por tu interpretación de su conducta, el abusador niega completamente sus actos.    Justifica  Justifi ca los actos que te duelen o te aterrorizan, aterrorizan, o dice que tú «le has obligado a hacerlo». Cuando le dices a tu pareja que sus gritos te dan miedo, por ejemplo, y él responde que tiene todo el derecho a gritar «porque no me escuchas», eso es abuso. El abusador  utiliza tu conducta como excusa para la suya. Por tanto, se niega a comprometerse incondicionalmente a dejar de tratarte de manera degradante o intimidante. Por el contrario, insiste en establecer un quid pro quo: dice que dejará determinado comportamiento si tú dejas de hacer algo que le molesta (y que, en general, será algo que

tienes todo el derecho a hacer). 132

 

  Te toca cuando está furioso o te infunde miedo de alguna otra manera. La agresión física de un hombre hacia su pareja es maltrato aunque ocurra una sola vez. Si te levanta el puño, da un puñetazo en la pared, te lanza cosas, te bloquea el paso, te agarra, te empuja o te amenaza, eso es maltrato físico. Te está infundiendo miedo y utiliza tu necesidad de libertad y seguridad física para controlarte. Llama al teléfono contra el maltrato en cuanto puedas. En ocasiones, tu pareja te aterroriza sin darse cuenta porque no es consciente del efecto que te provocan sus acciones. Por ejemplo, podría proceder de una familia o una cultura en la que las personas gritan y gesticulan mucho durante las discusiones, mientras que tus costumbres consisten en hablar discretamente y de manera correcta. En esas circunstancias, el hombre no abusivo se preocupará mucho cuando le expliques que te está asustando y deseará evitar que vuelva a ocurrir. Sin condiciones. El abuso físico es peligroso. Cuando comienza, es muy posible que se intensifique con el tiempo hasta llegar a ataques más graves como bofetadas, puñetazos o estrangulamientos. Aunque eso nopoder ocurra, el llamado abuso físico «deabajo impacto» de te aterrorizará, otorgará a tu pareja sobre ti y empezará a afectar tu capacidad gestionar tu propia vida. Cualquier forma de intimidación física resulta muy perturbadora  para los niños niños que se ven ex expuestos puestos a ell ella. Ni Ning ngún ún ataque en una relación relación,, aunque sea «menor», debe ser pasado por alto. Con frecuencia me preguntan si una agresión física de una mujer a un hombre, como  por ejemplo ejemplo una bofetada, es abuso. La respuesta: «Depende». «Depende» . En general, eneral, los hombres interpretan los empujones o las bofetadas de las mujeres como experiencias molestas e irritantes, más que intimidantes, de manera que los efectos emocionales a largo plazo resultan menos dañinos. No es habitual que un hombre pierda gradualmente su libertad o su autoestima debido a la agresividad de su pareja. Me opongo a toda forma de agresión física en las relaciones, con la excepción de la defensa propia, pero reservo la palabra abuso para situaciones situaciones de control o intimid intimidación ación.. Una mujer  puede intimidar a otra mujer, y un hombre puede sentir miedo por el comportamiento de su pareja homosexual. Casi todo lo que describo sobre la mentalidad y las tácticas de los maltratadores heterosexuales es cierto en el caso de gais y lesbianas. En el Capítulo 6 profundizaremos en este aspecto.   Te obliga a tener sexo o te ataca sexualmente. He tenido clientes que violaban u obligaban a sus parejas a tener sexo, pero que nunca las agredieron físicamente. La coacción sexual en una relación es abuso. Los estudios indican que las mujeres violadas por sus parejas sufren efectos más profundos y

duraderos que aquellas que son atacadas sexualmente por desconocidos o conocidos 133

 

superficiales. Si has sido víctima de un ataque sexual o de coacción sexual crónica en tu relación, llama al teléfono contra el maltrato o de ayuda para las víctimas de violación aunque consideres que el término violación no es aplicable a lo que te hace tu pareja.   Su comportamiento controlador, irrespetuoso o degradante es ya un patrón. Este punto es tan importante como todos los demás, pero requiere juicio y capacidad  para confiar en tus instintos. instintos. ¿Cuándo se convierte convierte un comportamiento comportamiento en un patrón? ¿Si ocurre tres veces al año? ¿Una vez por semana? No existe una respuesta válida para todas las acciones o todas las personas. Tendrás que llegar a tus propias conclusiones sobre si el maltrato de tu pareja ha pasado a ser recurrente.    Muestras señales de sufrir sufri r maltrato. Todos los indicadores de abuso que hemos visto implican el análisis de los actos y la manera de pensar del hombre. Sin embargo, resulta igualmente importante que te mires y analices las siguientes preguntas (entre otras):   ¿Le tienes miedo? ¿Te estás distanciando de amigos o familiares porque él te dificulta esas relaciones? ¿Tus niveles de energía y motivación van a la baja, o te sientes deprimida? ¿Estás perdiendo la autoestima y te esfuerzas constantemente por ser lo  suficientemente  sufici entemente buena y demostrarlo? ¿Estás preocupada a todas horas por la relación y cómo arreglarla? ¿Sientes que no haces nada bien? ¿Sientes que todos los problemas de la relación son culpa tuya? ¿Al final de las discusiones sientes que tú pareja ha jugado contigo, pero no  sabes exactamente por qué?   Son señales de que podrías estar con una pareja abusiva. Tal vez hayas observado que los puntos anteriores que definen al maltratador apenas mencionan la ira. Aunque la ira crónica puede ser una señal de alarma del abuso, en ocasiones no tiene nada que ver. Existen maltratadores fríos y calculadores que rara vez explotan presos de la rabia, y hombres no abusivos que sienten o expresan ira a menudo. Puedes decidir que no quieres estar con alguien que se pasa la vida enfadado (yo no me  preocuparía), pero en sí mismo no es abuso.  

¿Y si se arrepiente? 134

 

  Casi siempre que hablo sobre abusos, veo muchas manos que se levantan cuando formulo estas dos preguntas: (1) Cuando un abusador se muestra arrepentido, ¿es sincero?, y (2) Si de verdad lo siente, ¿significa que hay menos probabilidades de que vuelva a ser abusivo?   Pregunta 10: ¿Se arrepiente de verdad?

  La buena noticia es que el arrepentimiento suele ser auténtico; la mala es que rara vez ayuda. Para entender esta contradicción tenemos que revisar primero un aspecto fundamental de lo que ocurre en la mente del maltratador: en la mente del abusador tienen lugar numerosas actitudes y creencias contradictorias al mismo tiempo . Veamos algunos ejemplos de las contradicciones típicas:   « Las mujeres son frágiles y necesitan pr protección, otección,  pero es necesario intimidarlas de vez en cuando para que no se desmadren». «Mi pareja y yo deberíamos ser iguales en la relación,  pero mis decisiones deberían pesar más en los temas importantes para mí.» «Me siento fatal por cómo la he tratado,  pero nunca debería sentirme mal en una relación, haga lo que haga.» «No debería levantar la voz,  pero debo controlar a mi pareja y para eso a veces hay que gritar.» gritar.»

«No se debe pegar nunca a una mujer,   pero a veces no hay otra opción.» Cuando un hombre se arrepiente de su conducta abusiva, lo que lamenta es chocar  con su idea de que tiene derecho a todo. La charla contradictoria que se produce en su cabeza sonaría más o menos así:   Me siento mal por haberle dicho «que te den», no está bien, sobre todo delante de los niños. He perdido los  papeles,  papel es, y quiero quiero que mi familia familia me vea como un hombre fuerte y al mando. No me gusta que me vean comportarme como lo he hecho en esa discusión, mi autoestima sale mal parada. ¡Pero es que ella me ha llamado «irresponsable»! ¿Cómo espera que reaccione si me dice algo así? No puede hablarme de esa manera. Ahora los niños pensarán que yo soy el malo, cuando es ella la que lo ha provocado todo. Si empiezan a  ponerse de su s u parte, part e, tendré que explicarles explicarles por qué me enfadé así. así . Ahora resulta r esulta que el ella la me ha hecho quedar  muy mal. Que se vaya a la mierda.

 

Veamos la ruta que sigue el diálogo interior de este hombre. En primer lugar, su 135

 

remordimiento no se centra en el daño provocado por su ataque verbal a su pareja. Se siente mal principalmente porque: (1) ha quedado mal ante otras personas; (2) ha traicionado su propio concepto de cómo le gustaría ser, y (3) cree que debería ser capaz de controlar a su pareja sin recurrir al abuso. De esos pensamientos pasa a responsabilizar a su pareja de su arrebato, se cree con derecho a ello, y de ese modo se deshace del sentimiento de culpabilidad. Al final de su monólogo interior responsabiliza a su pareja de todo, también de los efectos de sus actos en sus hijos. Su egocentrismo y el hecho de convertir a la víctima en culpable hacen que el arrepentimiento se desvanezca. Las muestras de estar afectado después de los primeros incidentes de maltrato  pueden ser ex exag ageradas eradas por parte del abusador: he tenido tenido cl cliientes que lloran, supli suplican el  perdón a sus parejas y les dicen dicen «Te mereces alg algo mejor, mejor, no sé ni por qué estás con un imbécil como yo». Sus remordimientos pueden dar la impresión de que busca una intimidad real, sobre todo si nunca le habías visto tan triste. Sin embargo, en uno o dos días su sentimiento de culpa habrá desaparecido gracias a sus habilidades para inventarse excusas. Por supuesto, los efectos del incidente son mucho más duraderos para la mujer  maltratada, es muy posible el abusador cuestión de días: «¿Qué, superado? Noque lo alargues más, le porespete cuatroen gritos. Dejémoslo y sigamos todavía no loy has adelante». Su actitud es: «Yo ya lo he superado, ¿por qué ella no?». El arrepentimiento auténtico y la exageración no están reñidos. La mayoría de los abusadores se arrepienten de verdad (aunque sobre todo por ellos) al tiempo que exhiben sus emociones para ganarse cierta simpatía. El arrepentimiento teatrero de un hombre le sitúa de nuevo en el centro de atención; su pareja casi podría olvidar el episodio cuando la compasión por la culpabilidad y los remordimientos del hombre se apoderen de ella. Es  posibl  posi blee que pase a decirl decirlee que no le dejará, que todavía le quiere, quiere, que no cree que sea una persona horrible. Si tienen hijos, la mujer podría tapar el episodio para que los niños no culpenunaal atención padre porque ella no quiere se sienta todavía De ese modo, él obtiene reconfortante comoque recompensa por su peor. maltrato, y sus actos  provocan que su fami f amillia se centre en sus necesidades. necesidades. En general, el remordimiento disminuye a medida que se acumulan los incidentes de abuso. La autenticidad se desvanece mientras el maltratador se acostumbra a actuar de manera abusiva y se desconecta de los sentimientos de dolor de su pareja. La parte teatrera también desaparece a medida que a él le preocupa menos echar a perder la relación, ya que a esas alturas confía en que tiene a la mujer completamente controlada y no le abandonará. Lo más destacado acerca del arrepentimiento, sin embargo, es que importa poco si es auténtico o no. Los clientes que se muestran muy afectados después de los episodios de abuso cambian más o menos al mismo ritmo que los que no. En ocasiones, los más

arrepentidos son los más egocéntricos; lamentan sobre todo el daño que provocan a su 136

 

autoestima. Se sienten avergonzados de comportarse como dictadores crueles y quieren  pasar rápidamente rápidamente al papel de dictadores dictadores benignos, como si eso los convirtiese en mejores personas.   SI EL ARREPENTIMIENTO DESPUÉS DE UN INCIDENTE NO AYUDA, ¿QUÉ AYUDARÁ?

Estos pasos podrían ayudar a evitar el siguiente incidente de abuso, cosa que las disculpas no conseguirán:   Concederte todo el tiempo necesario para estar enfadada por lo que ha hecho en lugar de decirte que llevas demasiado tiempo molesta o intentar que te tragues tus sentimientos. Escuchar bien tus puntos de vista sin interrumpir, sin poner excusas y sin echarte la culpa de sus actos. Arreglar lo que ha hecho (por ejemplo, recoger lo que haya tirado, admitir ante sus amigos que ha mentido sobre ti, o explicar a los niños que su comportamiento ha sido inaceptable y no es por tu culpa). Llegar a acuerdos incondicionales para cambiar inmediatamente los comportamientos abusivos. Buscar ayuda sin que tú le presiones demasiado para que lo haga.   Si está dispuesto a dar todos estos pasos después de un episodio de maltrato (hasta el final), existe alguna posibilidad de que el abuso no empeore. Sin una acción clara de este tipo, el abuso se repetirá.  

Toma medidas para protegerte rápidamente   Muchas mujeres adoptan la actitud de «esperar a ver» cuando surgen señales de abuso por parte de su pareja. Se dicen a sí mismas: «No puedo dejarlo ahora porque todavía le quiero. Pero si empeora, mis sentimientos por él dejarán de ser tan fuertes y me resultará más fácil romper». Esta es una trampa peligrosa. Cuanto más tiempo estés con un abusador, y cuanto más destructivo sea, más difícil te resultará liberarte. Los motivos son estos:   Cuanto más tiempo tenga para machacar tu autoestima, más difícil te resultará creer  que mereces un trato mejor. Cuanto más tiempo tenga para herirte emocionalmente, más probabilidades hay de

que tus energías y tu iniciativa disminuya, de modo que resulta más difícil armarse 137

 

de valor. Cuanto más perjudique tus relaciones con amigos y familiares, menos apoyo tendrás para el difícil proceso que supone terminar una relación. Cuanto más tiempo vivas con sus ciclos de abuso y trato amable y cariñoso, más  probabillidades hay de que te sientas más ligada a él (mediante un proceso conocido  probabi como vinculación traumática traumática; véase Capítulo 9).   Por todos estos motivos, no esperes para actuar. Al mismo tiempo, si ya has vivido una relación con un maltratador durante cinco, diez o treinta años, nunca es tarde para recuperar tus derechos y tu libertad. Siempre dispondrás de ayuda, por muchos años que lleves en la relación y aunque los efectos sean muy profundos. Una última advertencia: si tu maltratador y tú no tenéis hijos,  seguid así. Algunas mujeres albergan la esperanza de que la llegada de un bebé cambie al abusador, pero eso no es posible. No hará que se estabilice, ni que sea más responsable, ni que gane en madurez. No pondrá fin a sus acusaciones por de losengañarte. celos aunque demostración de tu compromiso con él, niprovocadas hará que deje La suponga presenciauna de niños en el hogar no hará que deje de maltratarte. Tener hijos con un hombre abusivo solo logrará que tu vida sea más estresante que antes, ya que empezarás a preocuparte  por los efectos del mal maltrato trato en tus hijos. Y si más adelante adelante decides decides que quieres quieres poner fi finn a la relación, tener hijos dificultará la decisión y surgirá la posibilidad de que te amenace con pedir la custodia (véase Capítulo 10). Todavía no me he encontrado con un caso en el que la llegada de un hijo resolviese (o suavizase) los problemas de la mujer con su  pareja abusiva.   PUNTOS FUNDAMENTALES QUE RECORDAR  Las primeras señales de alarma del abuso suelen ser visibles si sabes en qué debes fijarte. Si las señales de alarma están ahí, actúa rápidamente para imponer límites o para salir  de la relación. Cuanto más te impliques con un maltratador, más difícil te resultará dejarlo. Tú no provocas el abuso de tu pareja, y no puedes ponerle fin tratando de averiguar  qué le molesta o intentando satisfacer mejor todas sus necesidades. El malestar  emocional y las necesidades no satisfechas tienen muy poco que ver con el abuso. Determinados comportamientos y actitudes son definitorios del abuso: por ejemplo,

ridiculizar tus quejas de maltrato, intimidarte físicamente o atacarte sexualmente. Si se

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 produce cualquiera cualquiera de estas es tas situaciones, el abuso ya ha comenzado. Las mujeres abusadas no son «codependientes». Son los abusadores, no sus parejas, quienes crean relaciones abusivas. Llama al teléfono contra el maltrato para pedir ayuda o utiliza alguno de los recursos que se indican al final del libro en cuanto empieces a plantearte preguntas sobre el abuso. No esperes hasta que ya no te quede ninguna duda.

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6 El hombre abusivo en el día a día  

Tengo la sensación de que me estoy volviendo loca.  A veces no lo veo venir; veni r; haga lo que haga, tarde o temprano acaba ocurriendo. ocurri endo.  Bajo la superfici superfi ciee es como un osito osi to de peluche.  Nunca sé a qué atenerme; a veces la toma conmigo sin ningún motivo.  No lo llamaría abusador. abusador. Quiero decir que puede ser muy bueno durante  semanas seguidas.  Le quier qui eroo muchísimo. muchísi mo.   En los quince años que llevo trabajando con maltratadores, he pasado muchísimas horas al teléfono escuchando a las parejas de mis clientes. Mi trabajo consiste en ver a mi cliente a través de los ojos de la mujer, utilizar mi imaginación para entrar en su casa y empaparme del ambiente que el hombre crea día tras día. Al adoptar la perspectiva de la mujer empiezo a ver qué hay más allá del exterior de mi cliente. Al mismo tiempo, no veo exactamente al mismo hombre que ve la mujer abusada. Las circunstancias en las que yo le veo tienen varios aspectos inusuales:   Para mí es seguro desafiarle y enfrentarme a él porque estamos en una sala llena de testigos (entre ellos, el codirector de las sesiones). En muchos casos tengo cierto  poder sobre el hombre porque está en libertad provisi provisional onal y un informe negati negativo vo  por mi parte podría llevarl llevarlee ante el juez. Tengo nombres y descripciones para sus tácticas. Le resulta difícil confundirme, intimidarme o hacer que me sienta mal conmigo mismo, ya que no dejo de apelar a sus maniobras y sus motivos. El abuso pierde parte de su poder cuando pones nombres a sus armas.  No tengo tengo que vivi vivirr con él, de modo que dispone dispone de pocas oportunidades oportunidades para castigarme por plantarle cara. Algunos de los hombres del grupo que intentan aplicar los conceptos del programa  pueden reprochar a ese abusador sus actitudes actitudes y sus conductas. Esos desafíos  procedentes otros abusadores difícill culpar culpar de todo a su  pareja o a lasdemujeres en e n general. general.hacen que le resulte más difíci

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También aprendo de un hombre observando sus reacciones a las discusiones que se  producen en su grupo. P or ejemplo, ejemplo, tiende tiende a ex expresar presar su desaprobaci desaprobación ón de otros clientes clientes cuyo abuso es distinto al suyo (porque considera que lo que hace no es «verdadero» abuso), y mientras expresa simpatía y apoyo hacia cualquiera de sus compañeros que emplean las mismas tácticas o justificaciones, se dirige a mí diciéndome: «¿Pero qué espera que haga este pobre hombre en esas circunstancias?». Así, la mujer abusada y yo tratamos de formar un equipo para compartir nuestras observaciones sobre el abusador y nos ayudamos a identificar patrones o dinámicas. Yo estoy ansioso por saber de mi cliente a través de ella y, al mismo tiempo, de compartir  con ella lo que voy observando (y que podría ayudarle a protegerse o entender lo que le está haciendo él). Una de las primeras lecciones que aprendí de las mujeres maltratadas es que para entender el abuso no puedes fijarte solo en las explosiones. Es preciso examinar con la misma atención los espacios entre esas explosiones. La dinámica de esos momentos nos dicen tanto sobre el abuso como los ataques de rabia o el lanzamiento de objetos, los insultos desagradables o las durante acusaciones basadas los celos. La que mentalidad el comportamiento del abusador las etapas más en tranquilas son los provocanysus enormes arranques que hieren o aterrorizan. En este capítulo entraremos en la mente del maltratador en varios momentos de la vida cotidiana para entender mejor qué desata sus actos abusivos.  

El hombre abusivo en las discusiones   Empezaré analizando con detalle una discusión entre un hombre abusivo y su pareja, un enfrentamiento típico me callado explican mis clientes y Bea  pasean por su ci ciudad. udad. Jessesegún está muy call ado y resulta evidente evidentye sus que parejas. se siente sienteJesse molesto.   BEA: ¿Qué te pasa? No sé por qué estás así. JESSE: No me pasa nada, solo que ahora mismo no me apetece hablar. ¿Por qué siempre tienes que interpretar más de lo que hay? ¿No puedo estar callado de vez en cuando? No a todo el mundo le gusta hablar, hablar y hablar sin parar como a ti. ti. BEA: Yo no hablo, hablo y hablo sin parar. ¿Qué quieres decir con eso? Solo quiero saber por qué estás así. JESSE : Te lo Cuando acabo decenamos decir, nocon estoy ninguna manera... un poco tú también. mi de hermano y su mujer, ynodescansa podía creer que no

dejases de hablar de tu estúpida clase de periodismo. Tienes cuarenta años, por  142

 

Dios; al mundo no le interesan tus fantasías de ser famosa. A ver si creces un  poco. BEA: ¿Fantasías de ser famosa? Estoy intentando conseguir trabajo, Jesse, porque todas las agencias de viajes se han ido al centro. Y no hablé tanto de eso. A ellos les interesaba; me preguntaron muchas cosas, por eso estuvimos un rato hablando del tema. JESSE: Sí, claro, estaban interesadísimos. Lo que hicieron fue ser educados contigo  porque eres una presuntuosa. Eres tan ingenua ngenua que ni quieras disti disting ngues ues cuándo están siendo condescendientes contigo. BEA: No estoy de acuerdo. Esa cena fue hace casi dos semanas. ¿Has estado dándole vueltas a eso todo este tiempo? JESSE: Yo no le doy vueltas a nada, Bea, eres tú la que lo hace. Te encanta liarla. Nos vemos luego, no estoy de humor para esta mierda. BEA: ¿De humor para qué mierda? ¡Yo no he hecho nada! ¡Tú la has tomado conmigo desde que he llegado! JESSE: Me estás gritando, Bea. Sabes que odio que me griten. Tienes que buscar  ayuda, tus emociones se te van de las manos. Nos vemos luego. BEA: ¿Adónde vas? JESSE: Me voy a casa andando, gracias. Llévate el coche. Me apetece estar solo. BEA: Tardarás más de media hora, y hoy hace un frío que pela. JESSE: Vaya, de repente te preocupas por mí. Bravo por ti. Adiós. (Se marcha.)   Las vidas de las mujeres abusadas están llenas de este tipo de intercambios. Jesse no insulta a Bea, no le grita, no le pega ni la amenaza. Bea se verá en apuros cuando llegue el momento de explicarle a una amiga lo molesta que está, puesto que la conducta de Jesse resulta difícil de describir. ¿Qué puede decir? ¿Que es sarcástico? ¿Que le da muchas vueltas a las cosas? ¿Que es muy crítico? Una amiga le respondería: «Bueno,  parece complicado, complicado, pero yo no lo llamaría llamaría abuso». Sin embargo, mientras Jesse se aleja, Bea se siente como si le hubiese abofeteado.   ¿QUÉ OCURRE EN ESA DISCUSIÓN?

Primero veremos qué hace Jesse y después analizaremos cómo funciona su mentalidad. El primer punto que hay que tener en cuenta es:   El problema del abusador no es que reaccione de manera inadecuada a los

conflictos. El maltrato ya está funcionando antes del conflicto: en general, crea el

conflicto y determina la  forma que adopta.   143

 

Los terapeutas trabajan con el abusador analizando sus reacciones a los desacuerdos e intentando que gestionen los conflictos de otra manera. Sin embargo, ese enfoque no tiene en cuenta lo importante: el abuso es lo que provoca la tensión. Como muchos abusadores, Jesse utiliza un despliegue de tácticas de control conversacionales:    Niega que esté enfadado, aunque resulta  Niega resulta obvio obvio que lo está, y en lugar ugar de enfrentarse a lo que le molesta, canaliza su energía a las críticas contra Bea por algo que no tiene nada que ver. Insulta, menosprecia y se dirige a Bea como si fuese tonta; entre otras cosas, le dice que le gusta hablar sin parar y que tiene la fantasía de ser famosa, y añade que debería «crecer» y que ella le acusa de dar vueltas a las cosas cuando en realidad es ella la que lo hace. Le dice que no se da cuenta de que los demás la ningunean y no la toman en serio, y le llama «ingenua». Le porella levantar voz en respuesta a su sarta de insultos. Le critica dice que le estálamaltratando.   Tiene una pataleta y juega a hacerse la víctima poniéndose en la situación de tener  que volver a casa andando un buen trecho y con mucho frío.   Bea se siente fatal, como un rascador en el que un gato acaba de afilarse las uñas. La experiencia la altera tanto en parte porque nunca sabe cuándo va a tener lugar uno de esos ataques verbales o qué lo desencadenará. En un día distinto habría quedado con Jesse para llevarle a casa y habrían mantenido una conversación agradable sobre su ornada. se queda pensando que podría tiene que ocurrido algo malo en trabajo que lo haBea pagado con ella (cosa que ser haberle cierta, pero que en realidad noeltiene naday que ver con lo sucedido). Entonces ¿qué pasa? La historia empezó dos semanas antes, cuando la pareja salió a cenar con el hermano y la cuñada de Jesse. Lo que sabemos a partir de la discusión es que a Jesse no le gusta que Bea sea el centro de atención durante mucho tiempo. ¿Por  qué? Existen varias razones:   1. Jesse considera que Bea debe tener un papel secundario. Es la la misma actitud actitud que la la de «detrás de todo gran hombre hay una gran mujer». Así, si alguno de los dos tiene que ser el centro de atención, debe ser él, y si a él le apetece estar callado, ella debería hacer lo mismo y permanecer en un segundo plano.

2. Él se centra constantemente en llos os defectos de ell ellaa y da por sentado que los demás 144

 

hacen lo mismo. 3. No le gusta que ella ella aparezca aparez ca en público público como una mujer inteligente, inteligente, competente compet ente e interesante, porque eso choca con su idea de que Bea es irracional, incompetente y digna de ser ignorada (una visión que Jesse desearía que los demás compartiesen con él). 4. En cierto modo teme que si el ella la consigue consigue suficiente suficiente apoyo por sus puntos fuertes, fue rtes, le dejará (y, probablemente, tiene razón).   Observa que los números dos y tres son casi contrarios: él da por sentado que ella hace el ridículo, cosa que le avergüenza, pero también le preocupa que Bea quede bien,  porque entonces los demás la verían como una persona competente. Jesse reacciona de manera exagerada a ambas posibilidades. También vemos señales de que las clases de periodismo de Bea representan una amenaza para Jesse y su control sobre ella. De hecho, probablemente es eso lo que le estuvo preocupando las dos semanas anteriores y el motivo de su mal humor. Los hombres incómodos señales de independencia en sus parejasabusivos y buscanseelsienten modo de minar los cuando avancesdetectan de la mujer. Regresemos al día de la discusión. Vemos que Jesse atribuye a Bea muchas de sus  propias  propi as características: características: que es presuntuosa, que se regodea regodea en las quejas, que grita, rita, que no se preocupa por él. En ocasiones, esa conducta en los abusadores se denomina erróneamente pr  proyecci oyección ón, un proceso psicológico mediante el cual las personas atribuyen a los demás sus propios temores o defectos. Sin embargo, como hemos visto en el Capítulo 3, el proceso mediante el cual un abusador invierte la realidad no es una  proyección.  proyecci ón. Jesse percibe percibe que Bea grita rita porque uno de sus valores valores le dicta dicta que el ellla no  puede enfadarse con él, haga haga lo que haga. haga. Cree que ella ella no se preocupa por él porque en su mente se puede preocupar por él a menos que sea  solo  por aél,veces no por misma misma  por otras no personas. Jesse piensa piensa que Bea es presuntuosa porque se sí entusiasma entusi asmao con sus objetivos o sus actividades, y lo que debería hacer es entusiasmarse con lo que él hace. Cree que se regodea en las quejas porque en ocasiones intenta hacerle responsable en lugar de permitirle que le exija que sea ella quien arregle sus desastres (literal y figuradamente). Jesse también utiliza la proyección como táctica de control. Parte del motivo por el que Jesse acusa a Bea de hacer todas las cosas egoístas o abusivas que él hace consiste en hacer que a ella no le sirvan de nada las quejas. He tenido muchos clientes que me dicen: «Sabía que lo que decía sobre ella no era verdad, pero es una manera de fastidiarla» (resulta sorprendente lo habitual que es para los abusadores admitir, si se les  pillla con la guardia  pi uardia bajada, que recurren a conductas abusivas abusivas y controladoras controladoras de forma

deliberada). Por todos estos motivos, decir simplemente que Jesse «está proyectando» 145

 

no capta adecuadamente las razones por las que el abusador emite acusaciones distorsionadas. La última conducta que debemos examinar es la decisión de Jesse de regresar a casa solo, caminando, a pesar de la distancia y el frío. ¿Por qué adopta el papel de víctima?   Le interesa que Bea sienta pena por él, porque así sus sentimientos continúan siendo el centro de atención y los de ella quedan desplazados. Ella sentirá que no debe continuar con sus quejas por el ataque verbal que acaba de recibir, ya que él está sufriendo mucho. Además, Jesse pretende que los demás sientan pena por él. Podrá explicar a amigos o familiares cómo la discusión acabó en una caminata penosa para él, y los demás  pensarán: « Pobrecito». Además, es muy probable probable que él retoque la histori historiaa para salir bien parado (los abusadores acostumbran a adornar sus relatos), y que diga,  por ejemplo, que ell ella se puso furiosa y se marchó m archó en el coche sin él, él, obli obligándol ándolee así a caminar con un frío glacial. Él no planifica esas maniobras con antelación de manera consciente; la laexperiencia ha recibe. enseñado a un nivel profundo que hacerse la víctima incrementa compasiónleque Es posible que pretenda también que ella se preocupe por lo que pensarán los demás. No deseará quedar como la mala y, por tanto, intentará suavizar la discusión. En cierto modo, él disfruta con el paseo de media hora regodeándose en la autocompasión porque le sirve para sentirse más justificado respecto a su patrón recurrente de crueldad y boicot hacia Bea. Es un modo de convencerse de que ella es la mala, no él. Un abusador es un ser humano, y en alguna parte de su interior, enterrado bajo gruesas capas de prepotencia y falta de respeto, hay un corazón que sabe quelatidos lo quea través hace está De pero vez el enabusador cuando, los esepisotea corazón intenta enviar  algunos de lasmal. capas, para que vuelvan a donde estaban.   Cada enfrentamiento verbal con un abusador es un paseo por un campo de minas, y cada campo es distinto. Jesse parece una mezcla del Practicante de la Tortura China y la Víctima, con una pizca del Señor Razón. Posiblemente, una discusión sobre el mismo tema con el Sargento Instructor o el Jugador sería bastante diferente. Independientemente del tipo de abusador, lo que este hace durante una discusión no es tan irracional o emocional como parece.  

Cuatro características fundamentales de una discusión abusiva 146

 

  Posiblemente pienses que cada desacuerdo con tu pareja es diferente y puede comenzar de mil maneras, pero solo puede tener uno de cuatro o cinco finales (todos negativos). Tu sensación constante de futilidad e inevitabilidad procede en realidad del concepto que tiene el hombre abusivo sobre los conflictos verbales. Su perspectiva hace que resulte imposible que una discusión avance hacia otra cosa que no sea satisfacer sus deseos (o hacia hacia ninguna ninguna parte). Destacan cuatro característi características: cas:   1. El abusad abusador or ve cada discusi discusión ón como una guerra. guerra. En un conflicto verbal, su objetivo no consiste en negociar diferentes deseos, entender las experiencias de la otra persona o pensar en soluciones beneficiosas para ambos. Solo quiere  ganar  ganar.. La victoria se mide por quién habla más, quién pronuncia los insultos más devastadores o «graciosos» (a su pareja no le hacen ninguna gracia) y quién controla la decisión que pone punto final al debate. Solo se conformará con la victoria. Si cree que ha perdido una discusión, podría reaccionar con una retirada táctica para reunir  fuerzas atacar Bajoyesa capamás haytarde. un estrato todavía más profundo en el que descubrimos su actitud según la cual toda la relación es una guerra. Según su mentalidad, las relaciones son dicotómicas y estás en un extremo o en el otro: el dominador o el dominado, el campeón o el tonto, el tipo guay o el perdedor. Para él no puede ser de otra manera.   2. Para él, el ella la lo hace todo mal. Resulta frustrante, y en última instancia inútil, discutir con alguien completamente seguro de que su punto de vista es el acertado y el tuyo es erróneo y estúpido. ¿Hacia dónde puede ir una conversación en esas circunstancias? La cuestión no es si con él discute con énfasis o no. yMuchas personas abusivas expresan sus opiniones una enorme convicción emoción, pero no permiten la influencia del punto de vista de la otra persona. Por otro lado, resulta bastante fácil saber  cuándo alguien se niega a aceptar tus ideas de buena fe y en su lugar trata de echar por  tierra, de la manera que sea, todos tus argumentos. Cuando tu pareja te dice con desprecio que «La verdadera razón por la que te quejas sobre mi manera de discutir es que no soportas que tenga las ideas tan claras», está desviando la atención de la táctica que emplea. Además, invierte la realidad, que es que él no soporta tus diferencias de opinión y no está dispuesto a permitir que tus ideas influyan en las suyas (en las raras ocasiones en que acepta tus ideas, es posible que afirme que esas ideas eran suyas).   3. Realiza todo un desp despliegue liegue de tácticas de control control durante los conflictos.

Mis clientes disponen de tantos métodos para salirse con la suya en las discusiones 147

 

que me resulta imposible nombrarlos todos, pero las tácticas más comunes del abusador  son las siguientes:   Utilizamos el sarcasmo Ridiculizar  Distorsionar tus palabras Distorsionar lo ocurrido en una interacción anterior  Enfurruñarse Acusarte de hacer lo que él hace o de pensar lo que él piensa Utilizar un tono de absoluta certeza y autoridad («realidad decisiva») Interrumpir   No esc uchar, negarse a responder  Reírse abiertamente de tu opinión o tu punto de vista Dar la vuelta a tus quejas para utilizarlas en tu contra Cambiar de tema: sus quejas Realizar críticas duras, inmerecidas o frecuentes Provocar sentimiento de culpa Hacerse la víctima Sonreír con prepotencia, poner los ojos en blanco, expresiones faciales despectivas Gritar  Soltar tacos Insultar, despreciar  Marcharse Intimidarte acercándose mucho e inclinándose sobre ti Dirigirse a ti de manera intimidante Bloquearte el paso Intimidarte físicamente de otras formas (por ejemplo, acercarse mucho cuando se enfada) Amenazarte con c on dejarte Amenazarte con hacerte daño

  Las tácticas de control conversacional resultan muy molestas con independencia de quién las utilice, pero son especialmente coercitivas y perturbadoras cuando las emplea

un hombre abusivo debido al contexto de intimidación emocional o física. Prácticamente todos los abusadores que he conocido utilizan una amplia variedad de las tácticas 148

 

mencionadas en los conflictos. Si consideras que una discusión con tu pareja es una guerra, ¿por qué no vas a utilizar todas las armas que se te ocurran? La mentalidad subyacente provoca que esas conductas sean casi inevitables. El hombre abusivo quiere, sobre todo, desacreditar tu punto de vista, y en especial tus quejas. Podría decirte, por ejemplo, que las «verdaderas» razones por las que te quejas sobre el trato que recibes por su parte son:    No quieres que se sienta bien bien consigo consigo mismo.  No soportas que tenga tenga una opini opinión ón disti distinta nta a la tuya, que se enfade o que tenga tenga razón. Eres demasiado sensible, creas una montaña de un grano de arena o te tomas mal las cosas. Sufriste abuso de pequeña o por parte de una pareja anterior, y ahora piensas que todo es abuso.   Utiliza todas podría estas estrategias paraa no tener pensar oseriamente en tus quejas,  porque entonces verse obli obligado cam cambi biar ar suque conducta sus actitudes. El objetivo del hombre abusivo durante una discusión acalorada es, en esencia, que dejes de pensar por ti misma y silenci  silenciarte arte, porque para él tus opiniones y tus quejas son obstáculos a la imposición de su voluntad, además de una ofensa a su posición de creerse con derecho a todo. Si observas con atención, empezarás a darte cuenta de que muchas de sus conductas controladoras están destinadas a desacreditarte y silenciarte.   4. Se asegura de salirse con la suya por el medio que sea. En definitiva, un abusador discusión quiere lo que quiere (hoy, mañana y siempre) y considera que tiene durante derechouna a ello.  

Los ciclos del hombre abusivo   La vida con un maltratador puede ser como una oleada vertiginosa de momentos muy buenos y etapas dolorosas de ataques verbales, físicos o sexuales. Cuanto más tiempo dure la relación, más cortos y espaciados serán los buenos momentos. Si llevas muchos años con un maltratador, es posible que las buenas épocas hayan desaparecido del todo y él se haya convertido en una fuente constante de dolor.

Las épocas de relativa calma van seguidas de algunos días o semanas en las que el abusador se muestra cada vez más irritable. A medida que su tensión aumenta, cada vez 149

 

le cuesta menos lanzar una diatriba de insultos. Sus excusas por no asumir sus responsabilidades se acumulan, y sus críticas y su descontento parecen constantes. Muchas mujeres me dicen que aprenden/han aprendido a interpretar los estados de ánimo de sus parejas durante esa etapa y que sienten cuándo se aproxima una explosión. Un día, finalmente, él llega a su límite (por lo general, por el tema más trivial) y estalla en gritos, desprecios desagradables e hirientes o una agresión aterradora. Si es un maltratador violento, se pondrá a tirar sillas, lanzar objetos, hacer agujeros en la pared o atacar directamente a su pareja, que quedará aterrorizada. Después del episodio, lo habitual es que se muestre avergonzado o arrepentido por su crueldad o su violencia, al menos en los primeros años de la relación. A continuación  podría entrar en una etapa en la que te recuerda al hombre del que te enamoraste: encantador, atento, divertido y amable. Sus actos te introducen en un ciclo traumático repetitivo y tú esperas cada vez que por fin cambie para bien. Entonces empiezas a ver  las señales de su siguiente episodio de abuso, y tu ansiedad y tu confusión aumentan de nuevo. Muchas mujeres me preguntan: «¿Qué le pasa por la cabeza durante ese ciclo? ¿Por  qué no se queda en la etapa buena, qué puedo hacer para mantenerlo así?». Para responder estas preguntas vamos a mirar con los ojos del abusador durante cada fase:    Fase de acumulación acumulaci ón de la tensión Durante esta fase, tu pareja recopila datos negativos sobre ti y los almacena. Cada  pequeña cosa que has hecho mal, cada decepción decepción que experimenta, experimenta, cada vez que no estás a la altura de su imagen de la mujer abnegada perfecta... todo queda registrado como si se tratase de tus antecedentes. Los abusadores cuidan de sus quejas. Uno de mis antiguos colegas llamaba a este hábito «El menor jardín de resentimientos», proceso través unas del cual el abusador planta una queja y laloscultiva con esmerounhasta que aalcanza enormes dimensiones que la hacen merecedora de la crueldad y el abuso. Jesse, por ejemplo, plantó la conversación de la cena en su jardín de los resentimientos y la cosechó dos semanas más tarde para echársela en cara a Bea acompañada de otras cuestiones. Para defenderse de las quejas que tú intentes expresar, el abusador las acumula como armas para proteger su preciado terreno de egoísmo e irresponsabilidad. Y parte de su negatividad hacia ti no es más que una simple costumbre. El abusador cae en la rutina de obsesionarse con los supuestos defectos de su pareja. Dado que te considera responsable de arreglarlo todo, te elige como su vertedero para todas las frustraciones y decepciones normales de la vida.  

 La explosión explosi ón 150

 

El hombre abusivo tiende a recopilar mentalmente los resentimientos hacia ti hasta que considera que mereces un castigo. Cuando está listo para explotar, la chispa más insignificante lo conseguirá. En ocasiones, la mujer abusada decide provocar a su pareja en ese punto, a pesar del miedo, porque el temor de esperar a ver qué ocurre y cuándo ocurre es peor. La explosión de ataques verbales o físicos que sigue es horrible, pero al menos se acaba la espera. Después de estallar, el abusador se absuelve a sí mismo de la culpa pensando que ha  perdido  perdi do el control, control, o que ha sido sido víctima víctima de las provocaciones provocaciones de su pareja o de su  propioo dolor  propi dolor insoportable. nsoportable. Si en otras ocasiones ocasiones podría afirmar que los hombres son más fuertes y menos emocionales que las mujeres, ahora cambia y dice: «Todo tiene un límite» o «Ella hirió mis sentimientos y no pude evitar explotar». Es posible que considere despreciables las reacciones emocionales de las mujeres (por ejemplo, llorar), incluso cuando no hacen daño a nadie; en cambio, cuando un hombre siente emociones muy intensas, incluso la violencia es excusable. Algunos de mis clientes más duros utilizan descaradamente sus sentimientos de dolor para excusar sus actos de crueldad.    La fase de «los corazones y las flores» flores» Después de las disculpas, el abusador podría entrar en una fase de relativa calma. Parece haber logrado una catarsis después de soltar las bombas en forma de abuso contra su pareja. Se siente rejuvenecido y podría utilizar el lenguaje de un nuevo comienzo, de llevar la relación en una nueva dirección. Por supuesto, no hay nada catártico para su  pareja en ser el objetivo objetivo de sus abusos (se siente siente peor con cada nuevo ci cicl clo), o), pero el abusador, en su egocentrismo, cree que ella debería sentirse mejor porque él se siente mejor. Durante esa etapa, el maltratador trabaja para reconstruir el puente que sus abusos acaban arrasar. Quiere buena(odisposición suesta pareja; desee sexo, y buscade reafirmarse en querecuperar ella no leladejará le delatará).deEn fasetal sonvez habituales las tarjetas y los regalos. No obstante, el hombre abusivo no está dispuesto a hacer  introspección; simplemente, pretende colocar papel pintado para tapar los agujeros que ha hecho (figurada o literalmente) y volver a lo de siempre. La buena fase no puede durar porque nada ha cambiado. Sus hábitos coercitivos, su doble moral, su menosprecio, siguen ahí. El ciclo se repite porque no hay motivo para que no sea así. Algunos hombres abusivos no siguen un ciclo definido como el que acabamos de ver. Es posible que los arranques abusivos de tu pareja no sigan un patrón, de modo que nunca puedes saber cuándo tendrá lugar el siguiente. He tenido clientes que parecían incluso entusiasmarse con su propia imprevisibilidad, que además incrementa su poder.

El abuso aleatorio puede ser especialmente dañino para ti y vuestros hijos.   151

 

  Un análisis análisis más detallado detallado de los lo s buenos momentos mo mentos   Cuando un alcohólico pasa uno o dos meses sin beber, decimos que esa persona «está sobria». Supone una interrupción en el patrón e inspira cierta esperanza de una tendencia positiva. Sin embargo, en el caso del maltrato de la pareja, las etapas en las que el hombre se porta bien (o al menos no muestra su peor cara) no están fuera de su  patrón. En general, general, representan un aspecto integ integral ral del maltrato, maltrato, forman parte indisol indisolubl ublee de su mentalidad y su conducta. ¿Qué funciones desempeñan los buenos momentos? Entre otras, las siguientes:   Sus arranques de amabilidad y generosidad le ayudan a sentirse bien consigo mismo. Puede autoconvencerse de que tú eres la que la lía «porque mírame, soy un tío estupendo». Poco a poco te vas sintiendo más cariñosa y confiada con él. Las buenas etapas son fundamentales para reengancharte en la relación, sobre todo si él no tiene otro recurso para que no le dejes (por ejemplo, control económico o la amenaza de llevarse a vuestros hijos). Cuanto más confiada te sientes, más expones tus verdaderos sentimientos sobre los diferentes aspectos de tu vida y más cariñosa te muestras, lo que crea una vulnerabilidad que él puede aprovechar más tarde para controlarte (aunque lo más  probablee es que no lo plani  probabl planifi fique que de manera consciente). consciente). Durante una de las malas etapas de Jesse, por ejemplo, Bea se protegería diciéndole que asistía a clases de  periodi  perio dismo smo «para consegui conseguirr créditos». créditos». En una fase más íntima, íntima, en cambio, cambio, Bea  podría abrirse abrirse y revelar revelar su sueño de ser perio periodi dista, sta, y él le diría diría que es una gran idea. tarde, cuandodeJesse su papel de abusador, información sobre Más la vida interior Bea recuperase y podría utilizarla para hacerle tendría daño, como hemos visto en su discusión. Él utiliza las etapas positivas para dar forma a su imagen pública, lo que hará que la gente no te crea cuando expliques que te maltrata.   Todavía no he encontrado ningún caso, de los aproximadamente dos mil hombres con los que he trabajado, en el que una de las buenas etapas del abusador durase mucho tiempo (a menos que realice un trabajo profundo con sus actitudes abusivas). Ser amable y cariñoso en estos casos solo responde a un enfoque distinto para controlar y manipular, y gradualmente se convierte en un nuevo episodio de abuso. Entiendo lo doloroso o

aterrador que puede ser para una mujer abusada aceptar esta realidad, porque esos momentos de amabilidad y la esperanza que los acompaña pueden parecer lo único a lo 152

 

que aferrarse que queda después de lo mucho que él te ha quitado. No obstante, las ilusiones de cambio también te mantienen atrapada y pueden intensificar tus sentimientos de indefensión o decepción cuando él retome sus prácticas de siempre. El verdadero cambio es muy distinto a una buena etapa, tanto que es casi imposible que los confundas, como veremos en el Capítulo 14.  

Diez motivos para no cambiar   Para responder a la pregunta de «¿Por qué lo hace?» tenemos que analizar los fundamentos de las conductas abusivas. En el primer nivel están las actitudes, las creencias y los hábitos del abusador (la mentalidad que dirige su comportamiento a diario, y que ya hemos visto). En el segundo nivel se encuentra el proceso de aprendizaje mediante el cual algunos chicos se convierten en hombres abusivos o, en otras palabras, de dónde proceden los valores abusivos (que es el tema del Capítulo 13). Existe un tercer nivel que rara vez se menciona en las conversaciones sobre el abuso  pero que en realidad realidad representa una de las di dinámi námicas cas más importantes: los los beneficios que el abusador obtiene y que hacen que su conducta le resulte conveniente. ¿De qué manera es el abuso provechoso? ¿Cómo se refuerza ese patrón destructivo? Imaginemos la siguiente escena: mamá, papá y sus hijos se encuentran cenando un miércoles por la noche. Papá está cortante e irritable, critica a todo el mundo durante la cena y contagia a los demás su tensión como si fuese electricidad. Cuando acaba de comer, se levanta de la silla de manera abrupta y se dispone a salir de la cocina. Su hija de diez años pregunta: «Papá, ¿adónde vas? Los miércoles te toca lavar los platos». Al oír estas palabras, papá estalla y grita: «¡Tú, enana presumida, no te atrevas a decirme lo que hacer! ¡Te estás ganando platazo en laGolpea cara!».una Toma de lay mesa,tengo hace que el gesto de lanzárselo, se gira yun lo tira al suelo. sillaun conplato la mano sale hecho una furia. Mamá y los niños se quedan temblando; la niña rompe a llorar. Papá reaparece y grita que será mejor que se calle, de modo que la pequeña se traga sus lágrimas y eso provoca que tiemble todavía más. Sin tocar a nadie, papá ha conseguido  provocar dolor en toda la famil familia. Avanzamos hacia el siguiente miércoles. La cena transcurre con normalidad, sin la tensión de la semana anterior, pero papá vuelve a salir de la cocina cuando acaba de comer. ¿Le recuerda algún miembro de la familia que le toca fregar los platos? Por  supuesto que no. Pasarán muchos meses hasta que alguien vuelva a cometer ese error. El resto de la familia recoge y friega en silencio, o discuten entre ellos para decidir quién lo

hace; de ese modo dan salida a la frustración por el abuso y la volubilidad del padre. El comportamiento alarmante del padre ha creado un contexto en el que no tendrá que lavar  153

 

los platos si no le apetece, y nadie se atreverá a recordarle que es su obligación. Cualquier incidente de abuso aporta al abusador beneficios, como en el episodio que acabamos de ver. Con el tiempo, el hombre desarrolla apego a su colección cada vez mayor de comodidades y privilegios. Veamos algunos de los motivos por los que el abusador podría mostrarse muy decidido a no renunciar al maltrato:  

1. La satisfacción iintrínseca ntrínseca del poder y el control  control  El hombre abusivo obtiene poder a través de sus conductas coercitivas e intimidantes, una sensación capaz de provocar un enorme subidón. El que ostenta el poder se siente importante y eficaz, y encuentra un alivio momentáneo de las angustias normales de la vida. No es el dolor de la mujer lo que le atrae; la mayoría de los abusadores no son sádicos. De hecho, necesita esforzarse para protegerse de su propia tendencia natural a empatizar con ella. El placer radica en la sensación de que él es quien manda.  No obstante, el subidón subidón embriagado embriagadorr de poder no es más que el comienzo de lo que el abusador gana maltratando a su pareja. Si la recompensa fuese únicamente esa, me resultaría mucho más fácil convencer a mis clientes de que deben cambiar.   2. Salirse con la suya, especialmente cuando algo le importa de verdad  verdad  Una relación romántica implica una serie interminable de negociaciones entre las necesidades, los deseos y las preferencias de dos personas. Muchas de las diferencias que hay que resolver son cuestiones de gran importancia para la vida emocional de la  pareja, por ejemplo: ejemplo:   ¿Vamos a pasar la Navidad (o las fiestas más importantes para la pareja) con mi familia, a la que adoro, o con la tuya, que me pone de los nervios y parece que les caigo mal? ¿Cenamos esta noche en mi restaurante favorito o en uno del que estoy harto/a y donde los niños se ponen nerviosos e irritantes? ¿Voy ¿V oy a tener que ir solo/a solo/a a la fiesta fiesta de mi trabajo, trabajo , cosa que me parece pa rece fatal, fa tal, o vas a venir conmigo aunque preferirías hacer cualquier otra cosa?   Es importante no infravalorar el impacto de este tipo de decisiones cotidianas. Tu felicidad en una relación depende en gran parte de tu capacidad para que sus necesidades sean escuchadas y tomadas en serio. Si esas decisiones son monopolizadas por una  pareja abusiva abusiva o control controladora, adora, experimentarás experimentarás una decepción decepción tras otra, el sacrifi sacrificio cio

constante de tus necesidades. Él, por su parte, disfrutará del lujo de una relación en la que rara vez tiene que ceder, consigue hacer lo que le gusta, y se salta el resto. Presume 154

 

de su generosidad cuando las cosas están tranquilas; de ese modo, sus amigos verán lo  buen tío que es. El abusador acaba disfrutando de los beneficios de una relación íntima sin los sacrificios que esta implica. Es un estilo de vida realmente privilegiado.  

3. Alguien con qu quie ienn pagar pagar sus sus problemas problemas ¿Alguna vez has sufrido una gran decepción o una pérdida dolorosa y te has dado cuenta de que buscabas a alguien a quien culpar? ¿En alguna ocasión has sido desagradable desag radable con un dependiente, por ejemplo, ejemplo, porque estabas realmente realmente preocupado por  tu trabajo? La mayoría de las personas sienten el impulso de volcar los malos sentimientos en alguien que no lo merece; se trata de un modo de aliviar (temporalmente) la tristeza o la frustración. Hay días en los que sabes que debes tener cuidado para no «arrancarle la cabeza» a alguien. El hombre abusivo no se preocupa por tener cuidado. De hecho, considera que tiene todo el derecho a utilizar a su pareja como vertedero humano al que puede arrojar las  penas y las frustraciones del día día a día. Ell Ella es un objetivo siempre siempre disponibl disponible, e, resulta resulta fácil echarle la culpa (ya que no existe la pareja perfecta), y no puede evitar que él lo haga  porque sería peor si lo intentase. La ex excusa cusa que util utiliza el maltratador cuando carga a la mujer con sus preocupaciones es que su vida resulta inusualmente difícil (una racionalización inaceptable aunque fuese cierta, cosa que en general no es).   4. Trabajo no remunerado remunerado para ella, ocio oci o y libertad para él   Ning  Ni ngún ún hombre abusivo abusivo desempeña su parte del trabajo en una relación. relación. Se aprovechará del trabajo constante de su pareja en la casa, con las comidas, el cuidado de los niños y la gestión de la multitud de pequeños detalles del día a día. Si es uno de los  pocos que secuidados encargayde su parte, ex expl plotará otará emocionalmente emocion exigiráabusadores toda su atención, apoyo para darle a cambio muyalmente poquito.a la mujer y Ese desequilibrio significa mucho trabajo para ella y tiempo libre para él. Durante las horas que invierte en hablar de sí mismo, se libra de la tarea de escuchar. Los largos fines de semana en los que ella se encarga de los niños son su oportunidad para ver deportes, salir de escalada o escribir su novela. Mis clientes no tienen en cuenta que otra persona se encarga del trabajo; creen que se hace solo como por arte de magia y califican a las mujeres de «vagas». No obstante, a un nivel más profundo, parece que el abusador se da cuenta de lo mucho que trabaja su pareja, ya que hace todo lo posible para no tener que compartir esa carga. Está acostumbrado a su buena vida y exagera frecuentemente sobre lo agotado que está para justificar su falta de implicación.

Los estudios demuestran que la mayoría de las mujeres creen que sus parejas no cumplen adecuadamente con las responsabilidades domésticas. No obstante, una mujer  155

 

cuya pareja no es abusiva al menos tiene la opción de poner las cartas sobre la mesa e insistir en que el hombre haga su parte. En el caso de un abusador, si pones las cartas sobre la mesa o bien te ignora o te lo hace pagar caro. El abusador entra y sale cuando le apetece, cumple con sus responsabilidades o las ignora a su antojo, y se salta todo lo que le resulta desagradable. De hecho, algunos abusadores apenas están en casa y solo utilizan la vivienda como base para reponer  fuerzas.   5. Ser el centro centro de atención con priori prioridad dad a sus necesidades Cuando la pareja de una mujer la maltrata de manera crónica, ¿en qué piensa ella? En él, claro está. Considera cómo calmarle para que no vuelva a explotar, cómo mejorar   para él él,, cómo sacar un tema delicado delicado sin sin que él se altere. altere. Le queda muy poco espacio espacio  para pensar en su propi propiaa vida, vida, cosa que al abusador le va muy bien: bien: le interesa que el ellla  piense  pi ense en él. El abusador logra ogra col colaboraci aboración ón y atención atención a sus necesidades necesidades físicas, físicas, emocionales y sexuales. Y si la pareja tiene hijos, toda la familia se esforzará para que él esté de buen humor con la esperanza de que así no se meterá con nadie. Siempre en el centro de atención y saliéndose con la suya, el abusador se asegura de que sus necesidades emocionales se satisfagan tal como desea, un lujo del que no tiene ninguna intención intenci ón de prescindir prescindir..   6. Control económico El dinero es una de las principales causas de tensión en las relaciones actuales, al menos en las familias con hijos. Las decisiones económicas tienen enormes implicaciones en la calidad de vida, entre otras: quién hace las compras más importantes; qué tipo de  planes  pl anes se hacen para el futuro, incl ncluyendo uyendo la jubil jubilación; ación; qué tipos tipos de activi actividades dades de ocio ocio ycubren viajeslas se necesidades contemplan; de quién trabaja;Que quién si decide hacerlo, yconstituye cómo se no trabaja los hijos. te quiten la voz en esasnodecisiones una negación monumental de tus derechos y tiene implicaciones a largo plazo. La parte negativa es que el abusador que domina este tipo de decisiones obtiene por la fuerza importantes beneficios para sí mismo, tanto si la familia tiene unos ingresos altos como si no. Una de las tácticas de las que más oigo hablar, por ejemplo, consiste en que el abusador se las arregla para que su nombre figure en las pertenencias de su pareja (la casa o el coche, por ejemplo) junto al nombre de ella ( o en su lugar ))..  De hecho, he tenido clientes cuyo abuso era casi exclusivamente económico y que consiguieron hacerse con muchos miles de dólares de sus parejas, abiertamente o mediante triquiñuelas.

El historial de explotación económica de un abusador tiende a situarle en una posición mejor que la de su pareja si la relación termina. Ese desequilibrio hace que a ella le 156

 

resulte más difícil dejarle, sobre todo si necesita un medio para mantener a sus hijos. Es  posibl  posi blee que él amenace con utili utilizar zar su ventaja económica económica para contratar a un abogado abogado y solicitar la custodia, una de las situaciones más aterradoras a las que se enfrenta una mujer abusada.  

7. Asegurarse de que su carrera, carrera, su formación u otros otros objetivos sean priori prioritarios tarios La cuestión de quién recibe prioridad en cuanto a objetivos personales está estrechamente ligada al control económico. Si el abusador necesita estar fuera de casa varias tardes para asistir a unas clases que le servirán para mejorar en su trabajo, lo hará. Si una oportunidad laboral implica un traslado, es muy posible que ignore el impacto de su decisión en su pareja. Los objetivos de ella podrían avanzar en algún momento  puntual,, pero solo si no interfieren  puntual interfieren con los del hombre.   8. Imagen pública de par pareja eja y/o padre padre sin los sacrificios sacrifi cios que conlleva Con sus grandes habilidades para agradar a los demás y su energía positiva cuando se expone a la mirada pública, al hombre abusivo se le ve como una pareja muy divertida y cariñosa, y como un padre tierno y comprometido. Recibe las sonrisas y el aprecio de  parientes,  pari entes, vecinos y personas por la calle calle que no saben nada de su conducta en pri privado. vado.   9. Apr Aprobación obación de sus amigos y familiar famili ares es En general, el abusador elige amigos que apoyan las actitudes abusivas. Además,  podría proceder de una famili familia abusiva; abusiva; de hecho, su padre o su padrastro podría haber  sido su modelo fundamental en cuanto al trato hacia las mujeres. Si ese es su entorno social, recibe palmaditas por saber cómo controlar a su pareja, por «ponerla en su sitio» de vez en cuando, y por ridiculizar sus quejas. Sus amigos y familiares incluso podrían apoyarle porPara verque a este las mujeres en general como seres tendría irracionales, vengativos avariciosos. tipo de hombre renuncie al abuso que dejar también oa su grupo de animadores.   10. Doble moral  El hombre abusivo impone de manera sutil o abierta un sistema en el que está exento de las reglas que aplica a la mujer. Por ejemplo, podría permitirse tener una aventura de vez en cuando «porque los hombres tienen sus necesidades», pero si tú miras a otro hombre, eres una «puta». Él puede gritar durante las discusiones, pero si tú levantas la voz, eres una «histérica». Él puede agarrar de la oreja a uno de vuestros hijos, pero si tú haces lo mismo y le castigas por darte una patada, eres una «abusadora infantil». Él

 puede tener una agenda abierta y flexi flexible, ble, tú tienes que expl explicar icar qué haces con tu tiempo. tiempo. Él puede señalar tus defectos, pero se sitúa por encima de toda crítica para no tener que 157

 

enfrentarse a tus quejas o a los efectos de su egoísmo y sus actos destructivos. El hombre abusivo tiene el privilegio de vivir según unos criterios diseñados únicamente  para él.   Da un repaso rápido a esta impresionante colección de privilegios. ¿Te sorprende que el abusador sea reacio al cambio? Los beneficios del maltrato constituyen un gran secreto social, apenas se mencionan. ¿Por qué? En gran parte porque los abusadores son especialistas en desviar la atención. No quieren que nadie se dé cuenta de lo bien que les funciona el sistema (y, en general, no están dispuestos a reconocerlo ni siquiera consigo mismos). Si los pillásemos, dejaríamos de sentir pena por ellos y empezaríamos a hacerles responsables de sus actos. Mientras sigamos viendo a los abusadores como víctimas, o como monstruos fuera de control, ellos continuarán arruinando vidas. Si queremos que los abusadores cambien, tenemos que exigirles que renuncien al lujo de la explotación. Cuando te quedas afectada o confusa después de una confrontación con tu pareja controladora, pregúntate lo siguiente: ¿Qué intentaba conseguir con lo que acaba de hacer? ¿Cuál es el beneficio para él? Pensar en esas cuestiones puede ayudarte a aclararte e identificar sus tácticas. Sin duda, el hombre abusivo también  pierde mucho con su comportamiento. Pierde el potencial de lograr una intimidad auténtica en su relación, por ejemplo, así como su capacidad de compasión y empatía. No obstante, son elementos que no valora, de modo que no notará su ausencia. Y aunque aspirase a conseguir más intimidad, ese deseo queda ensombrecido por su apego por los beneficios del abuso.  

¿Se pondrá violento?   Un hombre abusivo puede dar miedo. Aunque nunca levante la mano ni amenace, su  pareja podría preguntarse preguntarse hasta dónde es capaz de llegar egar.. El Ellla ve en qué se puede convertir, en ocasiones sin venir a cuento. En algún momento, el deseo del abusador de machacar emocionalmente a la mujer resulta palpable. A veces la ataca verbalmente con una crueldad que ella no podía imaginar. Cuando un hombre se muestra capaz de ser  cruel, es natural (y, de hecho, conveniente) preguntarse si irá más lejos. Las mujeres abusadas me preguntan una y otra vez: «¿Cree que mi pareja podría ponerse violento?

¿Estoy exagerando? decirdeque no esque un maltratador  ni nadasobre parecido». Antes de analizarQuiero una lista puntos hay que tenerfísico en cuenta este tema, toma nota mental de lo siguiente: 158

 

  Las investigaciones indican que el instinto de una mujer respecto a si su pareja será violento con ella o no constituye un indicador de futuro bastante más preciso

que cualquier otra señal de alarma.   Por tanto, escucha con mucha atención tu voz interior. Cuando una mujer me explica su preocupación ante el potencial violento de su  pareja, lo primero primero que hag hagoo es animarl animarlaa a que preste mucha atención atención a sus sentimientos. sentimientos. Si él le da miedo, debería tomarse en serio su instinto aunque crea que su conducta aterradora no es intencionada. A continuación, le pido información sobre lo que ha vivido:   ¿Alguna vez te ha arrinconado en una habitación y no te ha permitido salir? ¿Alguna vez te ha levantado el puño como si fuese a pegarte? ¿Alguna vez te ha lanzado un objeto y te ha dado o casi? ¿Alguna vez te ha retenido o agarrado para que no pudieses moverte? ¿Alguna vez te ha empujado o agarrado? ¿Alguna vez te ha amenazado con hacerte daño?   Si la respuesta a alguna de estas preguntas es afirmativa, podemos dejar de  preguntarnos  preg untarnos si se pondrá violento: violento: ya es violento. vi olento. En más de la mitad de los casos en los que la mujer me cuenta que su pareja abusa verbalmente de ella, descubro que también es un abusador físico. Resulta fundamental utilizar en el sentido común (yminimiza legales) de no definiciones El maltratador su lo que constituye violencia, la definiciónbasadas del abusador. conducta comparándose con hombres peores que él, a los que considera maltratadores «auténticos». Si nunca amenaza a su pareja, las amenazas definen el abuso auténtico según su punto de vista. Si solo amenaza pero nunca llega a las manos, los abusadores auténticos son los que pegan. Todos los abusadores se ocultan tras su proceso mental: si le pega pero nunca con el puño cerrado... Si le golpea con el puño cerrado pero nunca le ha roto nada ni ha acabado en el hospital... Si le da una paliza pero después se disculpa y la lleva al hospital (como varios clientes míos han hecho)... En la mente del maltratador,  su conducta nunca es realmente violenta.

Cuando me adice, que motivo no es », «como que llegan a casauny cliente se ponen pegarcomo a suhacen mujermuchos,  sin ningún revelaesos un tíos proceso mental relacionado. En otras palabras, si tuviese una justificación adecuada, no sería 159

 

violencia. La mentalidad del abusador tiende a adentrarse en la de la mujer, como una lombriz. Las parejas de mis clientes me dicen cosas como «Realmente le presioné demasiado» o «Nunca me ha pegado, solo me empuja de vez en cuando»; sin duda, esas afirmaciones son fruto del lavado de cerebro que lleva a cabo el abusador. Para evitar esas distorsiones debemos despojar a los abusadores de la definición de

violencia y aplicar nuestra definición. Algunas características de la violencia son:   Te daña físicamente o te asusta, o utiliza el contacto con tu cuerpo para controlarte o intimidarte. intimidarte. Te despoja de tu libertad de movimiento (por ejemplo, encerrándote en una habitación o impidiéndote bajar del coche). Te induce a pensar que vas a salir dañada físicamente. Te obliga a tener relaciones sexuales u otro tipo de intimidad física no deseada.   Basándonos en la definición anterior, podemos dar respuesta a preguntas importantes:   P : ¿Es violencia violencia si me dice que me va a «dar una paliza» paliza» aunque nunca nunc a lo lo haga? R: Sí. Las amenazas contra tu integri integridad dad física son maltrato maltrato físico. La mujer se esconde o se encoge por el miedo, sale corriendo de la habitación, se esconde con sus hijos... También hay efectos emocionales, ya que el abuso físico es por  naturaleza abuso psicológico. P : ¿Es violencia violencia si me da toques con un dedo? R: P robablemente. robablemente . Los hombres no coerciti coerc itivos vos no utilizan utilizan esos gestos gestos con sus  parejas. Si te asusta, te hace daño, te controla o hace que empieces a preguntarte preguntarte qué hará la próxima vez, es violencia. Si tendrá esos efectos o no depende en  parte del histori hi al de inti ntimi ón delabusivo hombreemocionalmente y de sus aparentes motivos motivos en el incidente enstorial cuestión. Si midaci sedación muestra de forma repetida, unos golpecitos con un dedo son, definitivamente, violencia. En otras palabras, el contexto es importante. Está claro que el abusador negará que pretendiese intimidar a su pareja; simplemente, «perdió los nervios» o «no pudo soportarlo más». Es posible que ridiculice a la mujer por mostrarse tan afectada: «¿Llamas violencia a un empujoncito con un dedo? ¿Eso es abuso? ¡Eres la persona más histérica y dramática del mundo». En mi opinión, esa respuesta intimidatoria indica que sus motivos tienen que ver con el poder.

P : Le di una bofetad y él me¿Tiene dio unrazón? puñetazo puñetaz o y me puso un ojo morado morado.. Dice que lo hizo en bofetada defensaapropia. R: No, es venganza. Mis Mis clien clientes tes me cuentan que pegan pegan a sus parejas «para que 160

 

vean qué se siente» o para demostrar «que no pueden hacer eso». No es defensa  propia,  propi a, que implica mplica util utilizar la mínima fuerza necesaria para protegerse. El abusador utiliza la bofetada de la mujer como oportunidad para dejar salir su  propiaa viol  propi violenci enciaa y ponerla ponerla sobre aviso aviso de lo que podría ocurrir ocurrir en el futuro si no tiene cuidado. Su venganza suele ser mucho más dañina e intimidante que el daño que pueda hacerle la mujer, lo que debilita todavía más su excusa de la defensa  propia. Cree que el hecho de sentirse  propia. sentirse herido herido por la mujer, mujer, emocional emocional o físicamente, le da derecho a una respuesta mucho peor. P : Dice que  soy violenta vi olenta porque le he dado una bofetada o le he empujado un par de veces. ¿Es cierto? R: Si tus actos no le le han hecho daño, no le han asustado ni le han controlado, no encajan en mi definición de violencia. Te etiqueta como violenta para desviar la atención hacia lo que tú haces mal, cosa que le servirá para controlarte aun más.  No obstante, te recomiendo recomiendo que no vuelvas vuelvas a atacarle, ya que podría aprovecharlo como excusa para hacerte mucho daño. Algunas mujeres se autoconvencen de que se defienden utilizando la violencia, y dicen: «Puede que reciba, pero también doy». Con el tiempo, sin embargo, descubrirás que eres la única controlada, herida y aterrorizada. Además, golpear a la pareja está mal se mire por donde se mire, excepto si es en defensa propia. Utiliza tu propia conducta como señal de alarma de que no dominas la situación con tu pareja abusiva y llama inmediatamente al teléfono contra el maltrato.   Pregunta 11: ¿Su abuso verbal se convertirá en violencia?

  Si tu pareja todavía no ha utilizado la violencia física contigo, ¿cómo puedes saber si existen probabilidades de que vaya en esa dirección? Veamos algunas pistas que te  pondrán sobre aviso de que podría acercarse una tormenta violenta: violenta:   Cuando se pone furioso contigo, ¿reacciona lanzando cosas, dando puñetazos a las  puertas o patadas al coche? ¿Util ¿Utiliza gestos viol violentos, entos, como rechinar rechinar los dientes, dientes, rasgarse la ropa o mover mucho los brazos para expresar su rabia? ¿Sientes miedo cuando hace esas cosas?

¿Se dispuesto asumir la responsabilidad de esas conductas y prescindir de ellas,muestra o las justifica conarabia? ¿Te escucha cuando le dices que ese comportamiento te asusta, o desvía el tema y 161

 

dice que tú provocas esos actos y que por tanto es tu problema si te dan miedo? ¿Intenta utilizar esas conductas como moneda de cambio (por ejemplo, diciendo que no dará puñetazos a las paredes si tú dejas de salir con tus amigas)? ¿Niega sus comportamientos aterradores, por ejemplo afirmando que la puerta la ha roto otra persona o que te inventas o exageras lo ocurrido? ¿Te lanza amenazas veladas, como «No te gustaría verme furioso» o «No sabes con quién te estás metiendo»? ¿Es muy ofensivo en sus abusos verbales? (Las investigaciones indican que el mejor indicador conductual de violencia contra la pareja es el nivel de abuso ). verbal ).   Aunque estas preguntas pueden ayudarte a determinar el grado de tendencia de tu  pareja a la viol violenci encia, a, es importante que contactes con un programa programa para mujeres abusadas con independencia de tus respuestas. El hecho de que te plantees la posibilidad de que tu pareja llegue a ser violento significa que algo va muy mal. Si tu pareja te hace daño o te da miedo, plantéate buscar protección legal. En muchos lugares se puede solicitar una orden de alejamiento aunque tu pareja nunca te haya  pegado  peg ado o te haya atacado sexual sexualmente; mente; basta con decl declarar arar que tienes tienes miedo. miedo. Algunos gunos gobiernos ofrecen la opción de obtener una orden que permite al hombre que continúe en el domicilio, pero si deja los comportamientos que aterran a la mujer. Algunos enfoques para valorar el grado de peligrosidad de tu pareja se tratan en «Dejar a un abusador de forma segura», en el Capítulo 9. Las ventajas y los inconvenientes de recurrir a la ley se tratan en «¿Debería solicitar una orden de alejamiento?» (Capítulo 12).  

Diferencias raciales raciales y cultur cu lturales ales en el abuso   Creo que la mentalidad y el comportamiento fundamentales de los hombres abusivos trascienden las fronteras raciales y étnicas. El objetivo subyacente de los abusadores, consciente o no, consiste en controlar a sus parejas. Se creen con derecho a exigir que se les sirva y a imponer castigos cuando consideran que no se están satisfaciendo sus necesidades. Menosprecian a sus parejas, a quienes consideran inferiores, y ese punto de vista casi siempre abarca a las mujeres en general. Al mismo tiempo, la  forma  parti  particul cular ar que adopta el maltrato puede variar  variar 

considerablemente función de la entre raza ylos la hombres cultura. Los a las formas de maltratoenmás aceptadas de abusadores su entorno. recurren Mis clientes americanos blancos, por ejemplo, tienden a ser extremadamente rígidos con cómo 162

 

 permiten a sus parejas discuti  permiten discutirr o ex expresar presar rabia. Si la pareja de uno de estos cl cliientes levanta la voz, o suelta tacos, o se niega a callarse cuando el hombre se lo dice, es  posibl  posi blee que se produzca un capítulo capítulo de abuso. Los cl cliientes de otras culturas culturas se centran más en el cuidado de la casa y en las comidas. Su vida social gira en torno a la comida, de modo que al llegar a casa esperan ser recibidos como reyes, con una cena caliente, creativa y sabrosa. Si el hombre llega con dos horas de retraso sin avisar, la comida deberá estar caliente de todos modos  para evitar problemas. Creo que los clientes de ciertos países destacan por sus celos enfermizos, que pueden llevar a destrozar  verbalmente a sus parejas por hablar con un desconocido en la calle durante diez minutos o por bailar con otro hombre en una fiesta. Los hombres abusivos de una región concreta del mundo pegan a sus hijos con un cinturón, una conducta que recibe la desaprobación total de abusadores de otros lugares, que a su vez horrorizan a los primeros si consiguen la custodia de sus hijos y los apartan de sus madres.  No solo solo las conductas abusivas, sino sino tambi tam bién én las excusas excusas y las justifi justificacio caciones nes que las acompañan, se forman en parte en el entorno del hombre. Los hombres de un determinado grupo recurren más a la excusa de haber perdido el control, por ejemplo, mientras que otros admiten que su comportamiento es una opción pero lo justifican diciendo que tienen que recurrir al abuso para evitar que la familia se descontrole. Como veremos en el Capítulo 13, el abuso en las relaciones es un problema que se transmite de generación en generación mediante la formación cultural. Por tanto, adopta una forma distintiva en cada sociedad. No obstante, para las mujeres (y, en general, los hijos) que son los objetivos de esa crueldad, las variaciones culturales no cambian necesariamente ni de forma significativa su calidad de vida. Podríamos considerar el abuso como una receta que requiere una serie de ingredientes básicos: control, creerse con derecho a todo, falta de respeto, excusas y justificaciones (incluyendo la culpabilización la víctima).o Esos elementos están presentes, lo general acompañados dedeintimidación violencia física. siempre Los maltratadores tiendenpora utilizar un  poco más de un ingredi ingrediente ente y un poco menos de otro, sustituyen sustituyen las diferentes tácticas y excusas en función de su cultura, y conceden a sus parejas ciertos derechos en detrimento de otros. A pesar de las variaciones, el sabor del abuso es muy parecido en todos los casos. Los abusadores (y, por tanto, sus parejas abusadas) tienen muchísimo en común con independencia de la nacionalidad y la raza.   ¿ESTÁ ACEPTADO EL ABUSO DE LAS MUJERES EN ALGUNAS CULTURAS?

Me encuentro con mucha frecuencia con la idea errónea de que los hombres de

determinadas o grupos étnicossociales son mucho más abusivos con las En ocasiones,nacionalidades por ejemplo, los trabajadores me dicen: «La familia conmujeres. la que estoy trabajando viene de una de esas culturas en las que la violencia doméstica se 163

 

considera normal y aceptable». La realidad, no obstante, es que la aprobación cultural del abuso de la pareja es perturbadoramente alta en nuestra sociedad, incluso entre los más  privi  pri villegi egiados ados y formados (véase Capítulo 13). Nuestras estadísticas de violencia doméstica, aunque no son las más altas del mundo, resultan alarmantes. Estados Unidos es la única nación industrializada del mundo que no ha ratificado la convención de la ONU para eliminar la discriminación contra las mujeres, convención que se refiere específicamente a la violencia contra las mujeres como una forma de discriminación. Señalar con el dedo a otros países es una manera de ignorar los problemas graves que tenemos en el nuestro. En realidad, el abuso contra las mujeres (y la aprobación de la sociedad) es un  problema  probl ema de casi todas las culturas culturas modernas. Los únicos únicos lugares ugares donde no existe existe son algunos pueblos tribales que desaprueban toda forma de agresión y que otorgan a las mujeres y a los hombres igualdad, o casi, en todo los ámbitos. Los hombres abusivos de ciertas nacionalidades son muy explícitos y directos respecto a sus normas culturales o religiosas, lo que puede hacer que sus actitudes  parezcan inusualmente nusualmente negati negativas. vas. Un hombre podría decir, decir, por ejemplo: ejemplo: «Dios ordenó que el hombre castigue a la mujer». O podría dirigirse amenazante a su pareja: «Parte del trabajo de una esposa consiste en dar sexo al hombre siempre que quiera». ¿Los abusadores americanos blancos piensan de manera distinta a los abusadores de otras culturas? No. En general, ocultan mejor sus creencias y, con ello, dan la impresión de ser  más «tolerantes». Sin embargo, la  franqueza de un mensaje cultural no es lo mismo que su  solidez. He trabajado con cientos de abusadores no blancos, de todo tipo de  procedencias  procedenci as culturales culturales y relig religiosas (más de veinte veinte países distintos), distintos), y puedo asegurar que mis clientes blancos de clase media se sienten tan justificados como los demás y tienen las mismas actitudes de superioridad y falta de respeto hacia las mujeres. Como hijo de la cultura anglosajona blanca, familiarizado con sunotradición de ocultar y adornar protestante el abuso contra las mujeres. Si leestoy quitamos esos adornos, es muy distinto.   ALGUNAS EXCUSAS Y JUSTIFICACIONES ESPECÍFICAS DE DETERMINADAS CULTURAS

Ciertas racionalizaciones específicas de determinadas culturas empleadas por los hombres abusivos resultan especialmente confusas para las mujeres. Por ejemplo, el hombre abusivo negro tiende a pensar que la discriminación racial a la que se enfrenta excusa el maltrato de su pareja. Si te quejas de que está abusando de ti, podría acusarte de traicionarle como persona de color y dirá que te pones de parte de los blancos que tanto daño le han hecho. Dado que el racismo continúa siendo una dura realidad, podría

lograr que te una sintieras porsolidaridad criticarle oracial. tratar de Si tuél bagaje es como el suyo, aplica dobleculpable moral de En dejarle. su mente, no traiciona a su grupo racial aunque maltrate a una mujer de color, pero te considera desleal cuando te 164

 

quejas de su conducta o le denuncias. Invierte la realidad: quien traiciona la solidaridad es él él.. En todos estos años también he tenido algunos clientes de grupos religiosos fundamentalistas (por lo general, cristianos, islamistas o judíos ortodoxos). Los hombres abusivos de esos grupos tienden a apoyar abiertamente un sistema en el que las mujeres apenas tienen derechos y los hombres son los gobernantes indiscutidos del hogar. Para empeorar las cosas, esas religiones han incrementado considerablemente su poder   políti  pol ítico co en todo el mundo en las dos últi últimas mas décadas. P or ejemplo, ejemplo, consideremos consideremos la creciente influencia del fundamentalismo cristiano en Estados Unidos. Las mujeres de esos grupos religiosos pueden sentirse especialmente atrapadas por el abuso, ya que su resistencia al control se considera maldad y la comunidad apoyará o incluso admirará al agresor (las mujeres cristianas que conviven con el abuso disponen de excelentes consejos en Keeping the Faith Fai th, de Marie Fortune; véase «Recursos»). Algunos de mis clientes afroamericanos afirman que las mujeres negras son muy resistentes al abuso, e incluso afirman ser las víctimas de la violencia de las mujeres. En ocasiones, esa denuncia se acompaña con descripciones de la familia negra como «matriarcal» o «dominada por las mujeres». Esas exageraciones sirven para tapar el hecho de que, según las últimas estadísticas, las mujeres afroamericanas sufren aproximadamente los mismos casos de abuso que las mujeres blancas. Según mi experiencia, es cierto que algunas mujeres negras se defienden más que las blancas contra un abusador físicamente violento (aunque muchas mujeres blancas también  plantan  pl antan cara), pero los resultados resultados en cuanto a los daños sufri sufridos dos son simi simillares. Por último, los hombres de algunas culturas tribales desarrollan conductas abusivas hacia las mujeres después de tener contacto con sociedades modernas por primera vez. Se conocen casos de mujeres tribales que explican, por ejemplo, que cuando la televisión llegó a su azona, lo hizo de la yviolencia doméstica, ya que los empezaron aprender las acompañada actitudes violentas dominantes que caracterizan a lahombres cultura moderna. Así, el hombre tribal puede justificar el abuso en términos de  pr  progr ogreso eso y entrada en lo convencional , relacionando la ridiculización de su pareja con el menosprecio al estilo de vida de toda la tribu. No obstante, algunos hacen lo contrario y afirman falsamente que la tradición apoya sus conductas opresoras.   Aunque me he centrado en las diferencias culturales y las similitudes entre los hombres abusivos, existe otra situación en la que la raza y la cultura son muy importantes

en lo su quepareja al abuso un americano blanco  pero es se unarefiere: mujercuando de color colel or abusador o una inmig ines migrante. rante. En este tipo tipo (o de canadiense), relació relación, n, el abusador tiende a utilizar el racismo como táctica adicional para insultar y controlar a su 165

 

 pareja. Las mujeres de color con un abusador blanco blanco por pareja pueden enfrentarse a los  prejuici  prejui cios os de la poli policía, los juzgados juzgados y los los servici servicios os de protección protección del menor. Al final de este libro se mencionan algunos recursos específicos para mujeres de color (con independencia de la raza del maltratador).  

El abuso entre parejas homosexuales   Aunque la mayoría de los abusadores son hombres y la mayoría de las parejas abusadas son mujeres, las razones de esa imagen desequilibrada son sociales, no  biol  bi ológ ógiicas. Exi Existen mujeres que abusan de sus parejas lesbianas esbianas y hombres que pueden ser víctimas de sus parejas gais. La mentalidad que dirige la conducta de lesbianas y gais maltratadores presenta más o menos los mismos patrones que ya hemos visto. Aunque es cierto que algunas justificaciones empleadas por abusadores masculinos heterosexuales no sirven para los abusadores homosexuales (por ejemplo, «Tengo derecho a mandar en ti porque soy el hombre y tú eres la mujer»), el abusador homosexual sustituye esos argumentos por otros que pueden ser igual de contundentes. La lesbiana o el gay abusado, por tanto, se verá tan atrapado como la mujer heterosexual. Veamos en primer lugar algunas de las cosas que el abusador homosexual no  puede hacer tan fácilmente (en este caso utilizaré el femenino para el abusador):    No podrá uti utillizar las ex expectati pectativas vas relacionadas relacionadas con el género género que se basan en normas culturales o religiosas con la misma facilidad que el abusador hombre heterosexual.  No tiene tiene tantas ventajas sociales sociales como un hombre emparejado con una mujer (el abusador masculino masculino heterosexual puede puede aprovechar de muchas maneras el hecho de que todavía vivimos en un «mundo de hombres» a pesar de los cambios que se van  produciendo).  produci endo). Es posible que no pueda aprovechar el tamaño y la fuerza para intimidar a su  pareja. De hecho, podría ser más pequeña o menos «dura» que su pareja.   El abusador homosexual compensa esas carencias de varias maneras. Veamos solo algunos alg unos ejemplos:   1. Es posibl posiblee que tenga una convi convicción cción más profunda que el hombre heteros heterosexual exual de

que es «no imposible abusivadel pormismo muy cruel violenta quesesemuestre ponga,tan porque el abuso existe»que en sea las parejas sexo.o Puede que segura sobre este punto que logre convencer a su pareja abusada de que lo que ocurre no 166

 

son más que conflictos normales en las relaciones. 2. Utiliza la homosexualidad de su pareja en su contra. Cuando se enfada, puede amenazar con explicar su relación a los padres de su pareja o llamar a su trabajo y «descubrirla», lo que podría provocar que la despidan. Si es una abusadora violenta, podría decirle a su pareja: «¿Crees que la policía o el juez te van a ayudar  cuando sepan que eres lesbiana?». El abusador gay, por su parte, podría decir algo así: «La policía se va a reír en tu cara cuando les digas que tienes miedo. Te dirán que te comportes como un hombre».   La lesbiana lesbiana o el gay en una relación con un abusado abusadorr violento violento o amenazante amena zante se enfrenta a la discriminación de la policía y los juzgados, y el maltratador lo sabe. En muchos lugares, por ejemplo, una persona abusada no puede obtener una orden de alejamiento para que su maltratador no se le acerque si son del mismo sexo. 3. El abusador del mismo sexo podría exagerar muchísimo más que el abusador  heterosexual cuando se trata de hacerse la víctima. Cuando un hombre heterosexual afirma que una mujer abusa de él, lo más habitual es que se enfrente a un escepticismo generalizado. Sin embargo, cuando miramos a dos personas del mismo sexo, ¿cómo adivinamos cuál de las dos abusa de su poder? Un vistazo rápidoo no nos dará la respuesta. rápid   La consecuencia consec uencia es que una abusadora abusad ora del mismo sexo casi siempre convence convenc e a los demás, y a veces incluso a su pareja, de que ella es la víctima. Cuando las lesbianas o los gais acuden a una organización contra el maltrato para pedir ayuda, no es infrecuente que la persona abusadora afirme que ella es la víctima  y que la víctima diga que es ella quien abusa. En ocasiones, la abusadora consigue apoyo y solidaridad durante un breve período de tiempo, hasta que los encargados del servicio se dan cuenta de que están ayudando a la persona equivocada. 4. En ocasiones, abusadora que hacer la comunidad guarde silencio el abuso porque la todavía quedaconsigue mucho por con respecto a la imagensobre social negativa de la homosexualidad. Muchas lesbianas y muchos gais consideran que la conciencia sobre el abuso en relaciones homosexuales será utilizada por muchas  personas intolerantes ntolerantes como ex excusa cusa para estereotipar estereotipar y discri discrimin minar ar todavía más. Y, en realidad, no existe ninguna duda de que así será. Sin embargo, el silencio tampoco es la respuesta, ya que aísla y abandona a las lesbianas y los gais abusados, y permite que los abusadores continúen pisoteando las vidas de sus  parejas.  

Es yposible queel elque abusador del como mismo«abusivo» sexo haya vida extremadamente difícil que todo le etiquete estétenido siendouna muy injusto teniendo en cuenta por todo lo que ha pasado. Puede que su familia la repudie debido a su 167

 

homosexualidad, que no haya podido avanzar en su carrera o que viviese con la vergüenza de su secreto durante la adolescencia. Las personas de su círculo social  podrían haber pasado por difi dificul cultades tades simil similares ares y, por tanto, apoyan sus ex excusas cusas sin sin  pensarlo.  pensarl o. Sin embargo, las lesbi lesbianas anas y los gais ais no abusivos abusivos también también han soportado experiencias opresivas debido a su sexualidad. Los abusadores del mismo sexo, como los heterosexuales, aprovechan cualquier excusa para eludir la responsabilidad de sus actos y despertar la solidaridad de los demás. En última instancia, la mentalidad y las acciones de las abusadoras lesbianas y los abusadores gais son más similares que distintas de las del resto de los abusadores. Más adelante, cuando analicemos las raíces sociales del abuso, quedará claro por qué todos los abusadores siguen más o menos el mismo patrón.   PUNTOS FUNDAMENTALES QUE RECORDAR  Un hombre abusivo utiliza tácticas verbalmente agresivas en las discusiones para desacreditar   tus afirmaciones y  silenciarte  silenciarte.. En resumen, intenta evitar el hecho de perspectiva en el conflicto. tener que enfrentarse seriamente a tu perspectiva en Las discusiones que parecen descontrolarse «sin motivo» en realidad son utilizadas por  el abusador para conseguir determinados objetivos, aunque no siempre sea consciente de sus propios motivos. Sus actos y sus palabras tienen más sentido de lo que parece. Las buenas etapas de un abusador representan un aspecto importante e integrado de su maltrato, no están al margen. A los hombres abusivos les resulta provechoso maltratar a sus parejas. La posición  privileg  privi legiada iada que obtienen obtienen es uno de los principa pr incipales les motivos de s u reticencia reticenc ia al cambio. Los hombres abusivos tienden a ser felices solo cuando todo en la relación va según  sus normas normas.. Esta es una de las principales razones de sus cambios de humor extremos y repentinos. La violencia no consiste solo en puñetazos y bofetadas; es cualquier cosa que te haga temer por tu integridad física o que utilice tu cuerpo para controlarte. Los estilos de los abusadores varían según la raza, la nacionalidad y la orientación sexual.. No obstante, sus sexual s us puntos en c omún superan con creces crec es a sus s us diferencias. diferencias. La perturbación, la inseguridad y el miedo que tu pareja provoca día tras día pueden hacer que resulte difícil identificar su patrón de actitudes y comportamientos. Si retrocedes mentalmente un paso y tomas distancia, podrás empezar a ver los temas

recurrentes. Ten cuidado y busca ayuda. No mereces vivir así, y no tienes por qué hacerlo. Intenta  bloquear  bloqu ear sus s us palabras palabras en tu mente y cree cr ee en ti misma. Puedes hacerlo. hac erlo.

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7 Los hombres abusivos y el sexo  

Ya no se siente atraído por mí, y eso me duele.  A veces es más fácil fáci l rendirse.  Nunca me pega, pero pero una vez me obligó obli gó a tener sexo.  Los dos tenemos una infección, infecci ón, y él dice que se la he contagiado  yo,  per  peroo no he tenido ninguna aventura. Sé que ha sido él.  Parece  Par ece que solo estamos cerca cuando hacemos el amor. amor.   Libby tenía el ceño fruncido y los músculos del rostro y el cuello tensos mientras hablaba de un novio maltratador al que había dejado tres años atrás. «Arnaldo nunca me  pegó,  peg ó, pero parecía que le encantaba ser misteri misterioso oso y aterrador. aterrador. Un día me describi describióó con todo lujo de detalles cómo iba a torturar y matar a mi gato. Él sabía cuánto quería a mis mascotas. En otra ocasión me estaba dando un masaje, hablando con ese tono hipnótico, como distante, y me dijo: “Cuando estaba formándome con los Boinas Verdes, aprendí que existe un punto en el cuello que si lo golpeas con fuerza y firmeza puedes dejar a una  persona paralíti paralítica ca para siempre”.» siempre”.» Libby Libby descubrió descubrió más tarde que Arnald Arnaldoo nunca había estado en el ejército. Le había dicho otras mentiras, como la de su abuela enferma terminal que le iba a dejar treinta mil dólares. Sus historias siempre sonaban muy convincentes. «Consiguió que le apoyase durante un año y le di mucho dinero. Ahora tengo cinco o seis mil dólares menos por su culpa.» El resentimiento se apoderó de su voz a medida que se iba soltando. «Estaría en una situación económica muy distinta si no fuese por él. Y le creí cuando me prometió que me lo devolvería; siempre decía que el dinero estaba a punto de llegar. ¡Menudo artista del engaño!» Me explicó que Arnaldo le decía que estaba demasiado delgada, hasta que logró que Libby se avergonzase de su cuerpo. No podría decir si en su interior pesaba más la rabia o el dolor. De repente, el rostro de Libby se relajó. Se formó una leve sonrisa en la comisura de sus labios, y sus ojos desprendieron un ligero brillo cuando se concentró en una imagen mental. «Había una cosa que era diferente a todo con Arnaldo. El sexo. Hacer el amor  con él era maravilloso. Se entregaba por completo. Encendía velas y preparaba el

ambiente. Duraba bastante. Era muy intenso y apasionado. Me transportaba. Nunca había experimentado algo así. Ojalá pudiese quedarme solo con esa parte de la relación. El resto fue horrible.» 171

 

La historia de Libby no es tan inusual como se podría pensar. Cuando entrevisto a las  parejas de mis clientes, clientes, siempre siempre les pregunto pregunto si ha habido habido mal m altrato trato sexual sexual.. No me resulta resulta raro percibir que la voz de la mujer deja de parecer tensa, como ocurrió con la expresión facial de Libby, y oír cómo dice con cierto deje: «Bueno, nunca tuvimos problemas en ese terreno», seguido de una risita de satisfacción y pudor. Lo cierto es que los recuerdos de los mejores aspectos de su relación sexual pueden ser uno de los motivos por los que una mujer que ha dejado a su pareja abusiva se siente tentada a darle otra oportunidad. Sin embargo, existe también el otro extremo. He tenido clientes cuyo único interés en el sexo era la dominación y la degradación. Para la mujer, estar en la cama con este tipo de abusador puede ser una pesadilla. Él quiere sexo cuando lo quiere, como lo quiere, y sin tener en cuenta los sentimientos o las necesidades de ella. La mujer puede vivir los episodios sexuales como ataques. Como me dijo la pareja de uno de mis clientes, «No quiero ni hablar de ello. Es horrible». El hombre sexualmente abusivo no necesariamente viola a su pareja en el sentido literal (no utiliza la fuerza física ni amenaza con hacerle daño), aunque algunos sí lo hacen. Puede que la insulte cuando le rechace, que le diga cosas como «frígida» o «lesbiana», o que masculle con tono acusador: «Seguro que lo haces por ahí, y por eso conmigo ya no quieres». Es posible que haga sentir culpable a la mujer de su frustración sexual, que le diga que ya no le quiere, o que un hombre debe tener sus necesidades cubiertas. También puede amenazar con la infidelidad: «Bueno, si no quieres tener sexo conmigo, hay por ahí muchas mujeres que sí querrán». Y es muy posible que lleve a cabo la amenaza; muchos clientes utilizan las aventuras para castigar a sus parejas. Cynthia me explicó cómo la obligaba su pareja insistiéndole una y otra vez: «Si no quiero tener sexo con Ernie, él insiste e insiste, y no para hasta que cambio de opinión. Me suplica y entonces se pone ordinario y dice que me estoy tirando a otro. Después vienen los insultos. Si me voy a dormir, me despierta. Algunas noches estoy agotada. ¿Qué hago? Al final, casi siempre me rindo. No lo soporto. Muchas veces lo mejor es quitármelo de encima aunque sea horrible, porque al menos me deja dormir». Cuando la gente piensa en sexo obligado, imagina un ataque físico. Así, cuando un abusador obliga a su pareja a tener sexo mediante la presión, la manipulación o la  privació  pri vaciónn del sueño, la mujer no sabe cómo llamarlo y podría sentirse sentirse culpabl culpable. e. Decenas de parejas de mis clientes, entre ellas Cynthia, me aseguran que es culpa suya, que no deberían ceder. Una mujer puede necesitar algo de tiempo y distancia para darse cuenta de que no es responsable del maltrato sexual de su pareja y para ser capaz de poner  nombre a ese maltrato. Una ex pareja de uno de mis clientes me dijo, aproximadamente

dos después divorciarse de durante su maltratador: cuando vista de atrás, veo años que me violódeuna y otra vez más de «Ahora, diez años». Y sevuelvo daba la cuenta lo destructivos que habían sido los actos del abusador para su alma. Los estudios 172

 

demuestran que las mujeres cuyas parejas abusan sexualmente de ellas pueden resentar algunas de las mayores dificultades emocionales, entre ellas depresión, entre las mujeres abusadas.  

Cómo ven el sexo muchos hombr ho mbres es abusiv abusivos os   Arnaldo, el abusador sexualmente maravilloso, y Ernie, el abusador sexualmente degradante, no son tan distintos como podría parecer. Su orientación subyacente hacia el sexo es similar. Un tipo de hombre abusivo puede comportarse de un modo sexualmente correcto durante la primera fase de una relación y después, una noche infernal, atacar a su pareja con un sexo agresivo, degradante o incluso abiertamente forzado. La mujer se queda impactada, desconsolada y sintiéndose traicionada, como si su vida se hubiese  puesto patas arriba. Algunas de las mujeres con las que he trabajado incluso ncluso me han relatado la angustia de haber sido atacadas sexualmente en su noche de bodas o a los  pocos días de casarse. En el caso de otros hombres abusivos, abusivos, el cambio cambio puede ser  gradual; los primeros meses de sexualidad excitante y tierna se van convirtiendo poco a  poco en presión presión y momentos desagradabl desagradables. es. Cuando miramos miramos en el interior interior de la mente del abusador, casi siempre descubrimos que hacer el amor de manera deslumbrante y la agresión sexual que mata el espíritu son dos aspectos de la misma mentalidad. Antes de adentrarnos en los detalles y las sutilezas de la mentalidad del hombre abusivo respecto al sexo, quiero hacer hincapié en los fundamentos de la mentalidad sexual de muchos abusadores, las bases que sostienen el resto de la estructura.   1. ES PARA ÉL PARA ÉL..

La orientación del abusador hacia el sexo es egocéntrica. Para él, el sexo consiste  principal  princi palmente mente en satisfacer satisfacer  sus necesidades. Es posible que se esfuerce un poco en dar   placer  pl acer a su pareja, pero no porque le importe satisfacerl satisfacerlaa o compartir compartir la ex experi perienci encia. a. Se trata de que ella alcance el orgasmo para que él pueda verse como un gran amante. Quiere ser erótico porque considera que su destreza sexual le permitirá dominar a las mujeres. Por supuesto, cualquier amante se enorgullece en mayor o menor medida de dar placer a su pareja. Sin embargo, para muchos hombres abusivos, esa es la única razón por la que importa la satisfacción de la mujer. Todo gira en torno a él. En general, el hombre abusivo agrupa todas sus necesidades emocionales en un enorme paquete y espera que el sexo pueda cargar con él. Tiende a tener muy poca

conexión conabusa su pareja, ya que un hombre no puede de la mujer de real la que (aunque su pareja se sienta muy estar a él por cerca un vínculo atadarealmente traumático y él se sienta muy atado a satisfacer sus diversas necesidades, el apego y la 173

 

intimidad son dos cosas distintas). Así, él compensa la falta de intimidad auténtica elevando el sexo al plano más alto, cargándolo con la responsabilidad de proporcionarle toda la satisfacción emocional que no recibe del resto de las parcelas de la relación.   2. ELLA TIENE TI ENE EL DEBER DEBER DE DARLE DARLE SEXO.

Muchos de mis clientes creen que la mujer renuncia a su derecho a rechazar el sexo cuando se implica seriamente con un hombre. Tiene la responsabilidad de practicar sexo con él para hacerle sentir querido, para satisfacer sus necesidades sexuales o, simplemente, porque es su obligación. El punto específico en el que ella pierde su derecho a decir no varía en función del abusador. Para algunos, la puerta de entrada al dominio sexual es la primera vez que tienen sexo. En otras palabras, ella tiene derecho a decir no si  siempre dice no, pero la primera vez que hacen el amor ella pierde la opción de rechazarlo en adelante. He observado esta tendencia especialmente en mis clientes más jóvenes. Para otros abusadores, el matrimonio es el momento en que el cuerpo de la mujer pasa a ser de su propiedad. Y para otros, la línea viene dada por el momento en que se van a vivir juntos. La mayoría de mis clientes creen que las mujeres pierden su derecho a rechazarlos si el hombre determina que ha pasado «mucho tiempo» desde la última vez que tuvieron sexo. La definición de cuántos días sin sexo es mucho tiempo difiere de un abusador a otro, pero él observa su reloj interno y espera acercarse a ella cuando salte la alarma. La decisión de la mujer de no tener sexo podría respetarse hasta ese momento, pero después él ejerce su supuesto derecho sobre ella. En una inversión abusiva típica, mis clientes intentan convencerme de que ellos son las víctimas sexuales en sus relaciones. Como dijo uno de ellos, «mi pareja utiliza el sexo  para controlarme, así es como las mujeres marean la perdiz. Las mujeres son las que tienen el verdadero poder sobre los hombres porque saben que tienen lo que más deseamos, y tienen el poder para rechazarnos. Mi mujer quiere que sea su cachorrito, que suplique y babee y menee la colita, es la única manera de tener sexo». La actitud subyacente sale a borbotones en sus palabras: cree que su mujer se guarda algo que es  suyo (de él) cuando rechaza el contacto íntimo. Los derechos sexuales para una mujer  son, desde su punto de vista, como los derechos de explotación minera para la tierra. Y son suyos, del hombre.   3. EL SEXO ES UN MODO DE ESTABLECER ESTABLECER PODER Y DOMINIO DOMI NIO..

Hemos visto la actitud abusiva que transmite: «Tenemos sexo porque tengo poder 

sobre ente ti». en La elotra cara de laabusivo: moneda de esta perspectiva un aspecto  preval  prevalente pensamiento abusivo : ««Teng Tengo o poder sobre ti es porque tenemosigualmente sexo». sexo». En ese sentido, las acciones sexuales del hombre son como las de un gato marcando 174

 

territorio. Cuando «ha ido hasta el final» con una mujer, cree que la posee, o al menos una parte de ella. Los aspectos más amables y más crueles de la sexualidad de los hombres abusivos pueden surgir del uso del sexo para establecer su dominio. Una cuarta parte (o más) de mis clientes engañan a sus parejas repetidamente. Estos hombres parecen entusiasmados ante el hecho de establecer su poder sobre las mujeres en general, demostrando su capacidad para conseguir sexo. Un abusador puede obtener  esos encuentros sexuales creándose una imagen de amante estupendo, asegurando a una mujer tras otra que está enamorado de ella y que está pensando en dejar a su pareja por  ella «en cuanto le dé la noticia, pero necesito un poco de tiempo para encontrar el mejor  momento», utilizando drogas o alcohol para reducir la capacidad de la mujer a resistirse, o mediante la fuerza y la intimidación. Este hombre se centra en el «tanteo», y los efectos reales de sus actos en las vidas de esas mujeres, desde promesas rotas hasta infecciones de transmisión sexual, nunca parecen afectarle lo más mínimo. El acceso sexual a muchas mujeres podría hacerle sentir poderoso no solo frente a las mujeres, sino también en relación con otros hombres. Si se siente competitivo, puede demostrar su superioridad teniendo más puntos a su favor, «cazando» mujeres como si fuesen ciervos. Es posible que se rodee de hombres que compartan su punto de vista según el cual la posición más alta en el orden jerárquico corresponde a aquellos que controlan o explotan al mayor número posible de mujeres ( véase «El Jugador», Capítulo 4). En cuanto a los abusadores que no son infieles a sus parejas, esa competencia con los hombres podría existir de todos modos, quizás en forma de deseo de tener la pareja más guapa o más sexi y que otros hombres vean cómo es suya y la controla. La mujer podría sentirse halagada al principio, pero poco a poco sentirá que está siendo utilizada como mujer objeto cuya humanidad se ignora.   4.  VE A LA MUJER COMO UN OBJ OBJ ETO ET O SEXUA SEX UAL. L. Un abusador que muestra alguna de las actitudes sexuales descritas (o las tres) tiene que tomar distancia de los pensamientos y los sentimientos de su pareja para evitar  sentirse culpable por cómo la utiliza y la hiere sexualmente. Un modo de conseguirlo consiste en ver a su pareja como un objeto sexual, como si fuese una foto pornográfica y no una persona, sin emociones ni ambiciones, sin ninguna necesidad de integridad o seguridad personal. Este tipo de abusador ve a su pareja como una máquina para su uso sexual. A la larga, esta despersonalización de su pareja puede ser tan dañina  psicol  psi cológ ógiicamente, como cualqui cualquiera era de los demás comportamientos comportamientos abusivos. abusivos. En

ocasiones, las parejas de mis clientes me dicen   cosas como estas:

«Me hace sentir asquerosa». 175

 

«Me siento sucia y pisoteada pisoteada.» .» «Me hace sentir que no valgo nada.» «El tema sexual es lo que ha acabado realmente con mi autoestima.» «Hace años que no tengo sexo tierno o voluntario. Con él parece que se trate más de ganar una guerra o algo así. Es como una invasión. Lo odio.»   La deshumanización puede ser una experiencia repugnante y horrible para la persona que la sufre. Si tu pareja te explota sexualmente, es muy posible que el sexo te resulte una pesadilla. El sexo explotador, rudo, coercitivo y sin cariño es similar a la violencia física en cuanto a los efectos, y puede ser peor en muchos aspectos. Parte del motivo  por el que resulta tan degradante es que la mujer percibe percibe que para su pareja ha dejado de existir como ser humano. Los hombres abusivos con esas actitudes de propiedad sexual se niegan en ocasiones a utilizar medios para evitar el embarazo y las enfermedades de transmisión sexual. Por  ejemplo, he tenido numerosos clientes que han concebido hijos mediante ataques sexuales a sus parejas. Las implicaciones de ese tipo de abuso sexual para una mujer (y  para sus hijos) son muy graves.  

Volvemos un momento con el Señor Alucinante   Ya hemos planteado los peores aspectos de la mentalidad abusiva de muchos maltratadores. Ahora podemos volver a analizar a Arnaldo, el abusador sexualmente excitante y cautivador. Irónicamente, parte del motivo de su dinamismo sexual es que se trata de un tipo profundamente egocéntrico. Puede crear una experiencia sexual muy sensual por lo absorto que está en verse a sí mismo como una persona alucinante (esta idea guarda relación con los motivos por los que las personas muy egocéntricas en general, no solo los hombres abusivos, pueden resultar carismáticas y seductoras). Cuando el Señor Alucinante enciende las velas, elige la música y utiliza un tono de voz suave y pausado para crear el ambiente sexual, podrías pensar: «Vaya, qué maravilla, esto promete y vamos a disfrutarlo juntos». En realidad, sin embargo, el abusador está en su mundo, más involucrado con su fantasía que contigo. El Señor Alucinante se encuentra embelesado por otro motivo: la posesión le fascina. Se siente como si entrase en un reino mágico en el que le perteneces por completo, donde puede ser el amo y tú su esclava incondicional y satisfecha. En resumen, ansía

una Por pareja sexual ideasmodo ni voluntad propias. último, ensin cierto espera que su capacidad para transportarte sexualmente te atará a él; así tendrá poder sobre ti en otros aspectos no relacionados con el sexo. En 176

 

algunas relaciones, la creencia del abusador en el poder de su sexualidad es una profecía que se cumple: si el resto del tiempo actúa de manera fría o mezquina, los episodios de sexo pueden convertirse en los únicos momentos en que obtienes su atención y su cariño; de ese modo, su tirón adictivo es cada vez mayor. Así consigue que seas tan dependiente del sexo como él, aunque por una razón muy distinta.  

El abusador al que no le interesa el sexo (o que ha dejado de interesarle)    No todos los hombres abusivos abusivos presionan presionan para tener sexo sexo o lo exig exigen. De hecho, un número considerable de las parejas de mis clientes se quejan del problema contrario: el hombre ha perdido casi por completo el interés por el sexo, y la mujer se siente rechazada y ávida de sexo y afecto. La caída de su energía sexual puede estar motivada  por varios factores, entre otros:   Una parte sustancial de maltratadores son sexualmente superficiales y, por tanto, solo les atraen las mujeres con las que no han tenido sexo o con las que han estado muy pocas veces. Es probable que a tu pareja no le interese la conexión profunda que se necesita para mantener una relación sexual viva en el tiempo y que se dedique a perseguir su última fantasía de una relación sexual impresionante. Es  posibl  posi blee que su cuerpo todavía no te haya engañado, pero su mente sí. De forma similar, es posible que sea incapaz de mantener la atracción sexual hacia cualquier mujer que no satisfaga su ideal exagerado. Podría desear una mujer con el cuerpo y las facciones perfectos, como las modelos retocadas de las revistas. Podría perder el interés por las mujeres reales, cuyo cuerpo cambia con el tiempo (por los embarazos y los partos, por ejemplo, o simplemente por la edad), o muestra marcas e imperfecciones (como ocurre con el de todos) si se observa de cerca. Nunca encontrará a la chica de sus sueños porque no existe, pero podría dedicar mucho tiempo y energía mental a la búsqueda (y a castigarte por no ser  ella). Es posible que se sienta atraído sobre todo por el sexo con dominación, descrito por  algunos investigadores como  sexualizaci  sexualización ón de la subordinaci subordinación. ón. A medida que tu relación avanza, él se sentirá decepcionado al descubrir que no encajas en su fantasía de una concubina, sumisa y servil. Es posible que le plantes cara y te

niegues a renunciar a ciertos aspectos de tu vida o tus pensamientos para dejarlos  bajo su control. control. Por desgracia, desgracia, alg algunos hombres abusivos abusivos tienen tienen dificu dificult ltades ades para excitarse sexualmente cuando descubren que la mujer está decidida a ser ella 177

 

misma. Es posible que te castigue si le desafías o si no te apetece tener sexo. Entre los hombres abusivos es habitual eliminar el sexo como táctica de control. Si tiene una aventura, su energía para el sexo en casa se desviará. Las  probabillidades de que contraig  probabi contraiga una infección nfección aumentan. Si te preocupa la  posibi  posi bili lidad dad de que tu pareja te esté engañando, engañando, insiste nsiste en tener sexo sexo seguro. seguro. Si te resulta peligroso exigirle que utilicéis protección porque temes su reacción, llama a un teléfono de ayuda inmediatamente. Tal vez sea adicto a las drogas o al alcohol. El abuso de sustancias reduce el apetito sexual. Puede que sea homosexual. Un pequeño número de mis clientes acaban admitiendo ante sus parejas, o conmigo, que les atraen los hombres. En un número de casos ligeramente mayor pero también reducido, el hombre nunca admite que es gay,  pero la mujer le pil pilla con un hombre o se da cuenta de que pasa mucho tiempo tiempo en locales gais o con amigos gais. Que un hombre sea homosexual no significa que no  pueda ser abusi abusivo vo con las mujeres. P or ejempl ejemplo, o, podría util utilizar a su mujer como fachada para obtener respeto social y desviar la atención de su homosexualidad. No es más que otro ejemplo de cómo los hombres abusivos, heterosexuales u homosexuales, tienden a utilizar a las mujeres para sus propios fines. Podría racionar el sexo para obtener poder, ya que cree que tú te esforzarás más  para tenerle contento con la esperanza de que se interese por el sex sexo. o.   Como hemos visto, los hombres abusivos tienden a moverse entre extremos: de cariñosos y atentos a odiosos e intimidantes, de implicarse en todos los detalles de tu vida a no expresar el más mínimo interés, de demostrar que solo le preocupa lo mejor para ti a mostrarse completamente egoísta. El paso de la carga eléctrica sexual a la pérdida total del deseo puede incrementar su poder, como el resto de los altibajos que manifiesta.  

El sexo como solución a todos los problemas   Entre las parejas de mis clientes surge una pregunta desconcertante una y otra vez: «¿Por qué quiere tener sexo inmediatamente después de un incidente en el que ha sido horrible conmigo? El sexo es en lo último que pienso en esos momentos».  

Pregunta 12: ¿Por qué quiere sexo después de maltratarme?

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  Contrariamente a lo que algunos hombres abusivos parecen pensar, a las mujeres el abuso no les resulta sexi. Cuando el hombre llama a su pareja «zorra» o «puta», se burla de ella o la intimida físicamente, la imagen de una unión íntima desaparece de la mente de la abusada. ¿Cómo se puede «hacer el amor» después de que alguien te trate de una manera que se acerca más al odio? Los hombres abusivos no captan lo desagradables que resultan cuando se comportan con crueldad. Así, ¿por qué sus sentimientos, los del hombre, son tan distintos? ¿El abuso «le  pone»? P uede ser. Parece Pa rece que a alg algunos hombres el abuso les ex exci cita, ta, probablemente probablemente  porque asoci asocian an la sexual sexualiidad con la dominaci dominación. ón. No obstante, ex exiisten otras razones más habituales por las que el hombre puede desear tener sexo después de maltratarte. Veamos algunas:   Busca una solución rápida a su conducta abusiva. Cree que si tenéis sexo, demostrará que su degradación verbal o su violencia no es tan seria, que no te ha hecho daño y que todo está perdonado y olvidado. Quiere convencerse de que su abuso no va a provocar que te alejes emocionalmente o sexualmente. De hecho, buscar sexo después del abuso podría ser una expresión de su supuesta superioridad, como si dijese: «Aunque sea mezquino contigo, sigo teniendo derecho a que estés disponible para el sexo».   Un incidente de abuso deja al hombre abusivo con un mal sabor de boca y desea deshacerse de él rápidamente. El sexo le ayuda a conseguirlo. Sin embargo, la mujer no  puede apartar su angusti angustiaa fácil fácilmente, mente, ya que es infini nfinitamente tamente más profunda. P or  desgracia, el egocentrismo del abusador hace que no esté dispuesto a entender esa diferencia.  

El sexo como recurso para mantener a las mujeres enfrentadas   Algunos de mis clientes constituyen el centro de guerras turbulentas entre mujeres que se odian con todas sus fuerzas. El hombre provoca y alimenta esos enfrentamientos siendo infiel, prometiendo a varias mujeres que desea una relación a largo plazo, hablando mal de unas y otras, dejándolas embarazadas y haciendo que sientan pena por  él (véase «El Jugador», Capítulo 4). Al hacer que las mujeres dediquen sus energías a

 pelearse entre el  pelearse elllas, él huye de las confrontaciones confrontaciones o de tener que dar cuentas de sus actos; además, las mujeres se centran en satisfacer las necesidades del maltratador y en hacerle feliz. Veamos un par de casos entre mis clientes: 179

 

 

Chris y Donna Chris hace que Donna, su pareja, se sienta insegura: mira de arriba abajo a otras mujeres o flirtea con ellas y dedica mucho tiempo a conversaciones telefónicas para las que tiene explicaciones de lo más extrañas. Le gusta que Donna sepa que hay muchas mujeres interesadas por él, de modo que suelta comentarios al respecto de vez en cuando. Finge que siente rechazo hacia esas mujeres, a las que acusa de «intentar  separarnos porque quieren estar conmigo». Cuando Donna empieza a escuchar rumores de que él la engaña, y cuando una mujer finalmente le dice que ha tenido una aventura con Chris, este le dice a Donna que son mentiras pensadas para separarles. Donna no deja de preguntarse si Chris dice la verdad y odia a las mujeres que tratan de quitarle a su hombre.   Sam y Nancy Después de varios años de relación con Nancy, Sam tiene una aventura durante un  par de meses con Zoe. Sam decide decide dejarlo dejarlo y contárselo contárselo a Nancy. Nancy. Afi firma rma que Zoe le sedujo y que siempre supo que no debían verse, pero temía hacerle daño porque parecía muy deprimida y fue posponiendo el momento de cortar. «Zoe decía que encajábamos muy bien, pero siempre supe que era un lío y que mi sitio estaba contigo. Pero ella no me escuchaba.» Afirma que lo que finalmente le impulsó a dejar la historia con Zoe fueron sus comentarios desagradables contra Nancy (se los enumera). Nancy se pone furiosa con Zoe después de oír sus insultos. Al cabo de un año, aproximadamente, Nancy siente que Sam se está alejando de ella y que está perdiendo interés por el sexo. Después de fisgonear un poco descubre que vuelve a estar con Zoe. Nancy le exige que deje de verla y él accede a regañadientes,  pero dos meses más tarde vuelve vuelve a las andadas. «No sé cómo expli explicarlo», carlo», se excusa excusa Sam; «porque no siento por ella lo que siento por ti. Es como si tuviese control sobre mí. Creo que es algo sexual. Soy incapaz de decirle que no». Nancy odia a Zoe cada vez más por arruinar su relación. Mientras tanto, Sam utiliza sus sentimientos atormentados por estar «atrapado entre dos mujeres» como excusa para intensificar el abuso. Por ejemplo, un día Nancy le  planta  pl anta cara por menti mentirl rlee y quitarle quitarle dinero. Sam responde pidi pidiendo endo disculpas disculpas y ex expl pliicando que se siente culpable y roto por su relación con Zoe. Afirma que le ha quitado el dinero  para comprarle comprarle algo algo a Zoe porque estaba tan depri deprimid midaa que temía que hici hiciese ese un disparate. Los años van pasando y él sigue posponiendo el momento de elegir a una de

las dos mujeres. la detrata Samay Nancy la de Nancy, es ya muydurante profunda. Durante todoSu eseamargura, tiempo, Sam cada vez peor; un incidente le da una patada a una mesa para que impacte contra la pierna de Nancy. No muestra 180

 

señales de ser abusivo con Zoe, lo que hace que Nancy la odie todavía más. Zoe, por su  parte, va por ahí dici diciendo: endo: «Nancy trata fatal a Sam, le hace mucho daño. Me ha explicado lo mal que se porta con él, y por eso quiere estar conmigo. Pero tiene  problemas  probl emas para divorci divorciarse arse porque llevan muchos años juntos y sus famili familias se llevan llevan muy bien, aunque ya está casi listo». Estos dos escenarios nos muestran a un hombre abusivo que hace que las mujeres se centren en lo que hacen las otras mujeres y no en él. En parte se basa en los estereotipos  populares  popul ares negati negativos vos sobre las mujeres, a los que las propias propias mujeres no son inmunes. Por  P or  ejemplo, las mujeres están condicionadas para considerarse entre ellas maliciosas, conspiradoras y ávidas de robar los hombres a otras mujeres. Mientras tanto, él continúa ugando, que es lo que quiere. En un par de ocasiones, mis colegas y yo hemos escuchado a clientes en la zona de descanso bromeando y riéndose sobre cómo las mujeres se tragan esas maquinaciones, como si su capacidad para salirse con la suya reforzase su masculinidad.   CÓMO ACABAR CON ESA RUTINA

Las mujeres pueden interrumpir esas manipulaciones si tienen en mente los siguientes  princi  pri ncipi pios: os:   1. El hombre abusivo abu sivo miente mucho. No creas cre as lloo que te dice dice sobre sus relaciones con otras mujeres, incluyendo lo que estas han dicho (supuestamente) sobre ti. 2. Habla con llas as otras mujeres, mujere s, si puedes, para comparar comp arar historias sobre lloo que di dice ce y hace; de ese modo evitaréis que os ponga en contra. 3. Si un hombre miente, la responsabilidad es completamente suya. No le permitas que canalice tu ira hacia la otra mujer como si él fuese la víctima indefensa de una seducción. A los hombres abusivos les encanta presentarse como seres incapaces de controlar sus impulsos hormonales, cosa que no tiene sentido. 4. Aplica el principio de «no hay terceras oportunidades». Cuando un hombre, en especial si es abusivo, te engaña por segunda vez, significa que tendrá más aventuras aunque prometa todo lo contrario. 5. Muchas mujeres desean tener a un hombre que sea intenso intenso en la la cama, cosa que está bien. Los hombres no tienen que engañar para resultar atractivos. A los maltratadores les encanta crear la impresión de que su dispersión sexual se debe a lo apasionados que son. La realidad, sin embargo, es que la pasión sexual y la fidelidad son totalmente compatibles. Él engaña porque es un manipulador, no

 porque resulte irresi irresisti stibl ble. e.

 

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El papel de la pornografía   En la pornografía dirigida a hombres heterosexuales, las mujeres aparecen como seres muy simples. Siempre les apetece tener sexo, nunca lo rechazan. No tienen necesidades sexuales (ni de ningún tipo); lo único que parece preocuparles es el placer del hombre. No exigen ningún compromiso, ni sacrificios, y muy poco dinero. Cuando el hombre acaba, apaga el vídeo o cierra la revista, y desaparecen. Más fácil, imposible. Lamentablemente, la mayoría de las imágenes pornográficas encajan con la mentalidad abusiva. La mujer está disponible y es sumisa. Reducida a un cuerpo, y más concretamente a solo sus órganos sexuales, aparece despersonalizada. El hombre la  posee, literalmente, porque es el dueño del vídeo, de la revista revista o de la pantall pantalla del ordenador. En ocasiones, la mujer incluso se excita con el abuso verbal, la rudeza, la violencia o la tortura. Las caricaturas y los chistes en pornografía insultan o degradan a las mujeres y su anatomía, o incluso hacen que las violaciones parezcan divertidas. Todo ello alimenta una mentalidad contraria a las mujeres. En el caso de muchos hombres abusivos, la pornografía ha dado forma a su sexualidad desde que eran adolescentes o incluso antes. Les ha ayudado a formarse su visión de las mujeres y de lo que estas deberían ser. Cuando un graduado de lo que yo llamo «Escuela de Sexualidad Pornográfica» descubre, por ejemplo, que a su pareja no le excita una bofetada, cree que se trata de una prueba de que su sexualidad (la de ella) no va bien. Su mentalidad es esta: a todas las mujeres de las revistas y los vídeos les gusta; ¿por qué a ti no? Un gran porcentaje de mujeres abusadas afirman que han sufrido  presión  presi ón para comportarse como las actrices pornográficas pornográficas en una o más ocasiones, ocasiones, casi siempre para que representen un escenario específico que al hombre le excita pero que a ella le resulta repulsivo, aterrador o violento. Así, algunos abusadores basan sus intereses sexuales directamente en historias o imágenes tomadas de la pornografía. Las parejas de mis clientes me hablan sobre los esfuerzos que hacen para establecer  límites respecto al consumo de pornografía en casa, sobre todo si hay niños. Estas mujeres tienen instinto. Es preciso mantener a los hombres abusivos alejados de la  pornografía,  pornog rafía, ya que alimenta alimenta la mentalidad mentalidad que desata los abusos. Las mujeres que disfrutan con la pornografía deberían intentar evitarla si su pareja es abusiva. A lo largo de los años he oído numerosos testimonios de mujeres que afirman haber  recibido presiones o exigencias por parte de sus parejas abusivas para ver pornografía. Parece una estrategia para eliminar la resistencia de la mujer a llevar a cabo determinados actos sexuales tal como el hombre quiere, aunque el efecto real consiste en intensificar la

repulsa de la mujer en lugar de despertar su deseo. En la pornografía domina el abuso de las mujeres, de modo que el empeño del hombre en obligar a su pareja a verla también  podría deberse a que desea dem demostrarl ostrarlee que su trato degradante es normal. 182

 

 

¿Qué hay del sexo sexo acompañado de  juegos de fuerza o violencia?   ¿Todos los juegos sexuales que consisten en adoptar papeles de dominación o fuerza son abusivos, aunque sean consentidos? Esta es una pregunta muy controvertida, tanto entre los heterosexuales como entre los homosexuales. Mi opinión es que la respuesta es «no». Las palabras clave, no obstante, son consentido y  juego. Por ejemplo, las parejas que practican juegos sexuales con fuerza deben tener una señal establecida entre los dos que indique «Quiero que pares», y que debe ser respetada. Si uno da la señal y la fuerza no cesa de inmediato, lo que ocurre es un ataque sexual. Otro punto crítico: el significado de lo que ocurre durante el juego sexual está determinado por el contexto de la relación. Si los dos miembros de la pareja son cuidadosos y respetuosos cada día, probablemente podrán compartir un sexo morboso sin que ninguno de los dos se sienta inseguro o degradado. En una relación abusiva, en cambio, los límites se desdibujan. Resulta exagerado afirmar que cualquier contacto sexual es totalmente consensuado cuando tiene lugar en un ambiente de abuso. La mujer  siempre tiene que calibrar si su pareja reaccionará de manera abusiva si ella se niega a algo que él le pida. Por tanto, sus decisiones rara vez son realmente libres. Muchos abusadores disfrutan llevando los juegos sexuales demasiado lejos, a un terreno en el que dejan de ser juegos para convertirse en fuentes reales de dolor o miedo. Cuando la mujer  le dice, más tarde, que se ha sentido atacada o violada, él podría responder con desprecio: «Siempre jugamos a cosas así. ¡Venga, va!». Cuando ella intenta explicar por  qué se ha sentido mal, él no quiere escuchar, en gran parte porque  sabe que no ha sido consentido y que él sí ha disfrutado. Si sufres maltrato en tu relación, apártate de los juegos con fuerza durante el sexo aunque haya momentos en que tu pareja se mantenga dentro de unos límites aceptables y tú disfrutes. En otros momentos no disfrutarás nada. Si crees que puedes negarte a esos uegos sin correr el riesgo de ser atacada, hazlo. Ese tipo de actividades solo resultan seguras en una relación no abusiva.  

El sexo y la doble moral   La doble moral que caracteriza a los abusadores puede llegar a manifestarse

abiertamente en el terreno sexual. Y la manifestación más obvia tiene que ver con las relaciones fuera de la pareja. El abusador que tiene aventuras frecuentes suele ser el mismo que interroga a su pareja sobre cada uno de sus movimientos y sus contactos 183

 

sociales, y que se pone furioso cuando tiene la menor sospecha de que ella está desarrollando algún tipo de conexión (sexual o no) con otro hombre. Es posible que disfrute mirando a otras mujeres de arriba abajo cuando va con su pareja por la calle,  pero si ell ella mira de reojo a un solo hombre, le grit gritará ará y le llamará llamará «zorra». « zorra». Una justificación popular de esta doble moral es que los hombres tienen la necesidad inherente de estar con muchas mujeres, mientras que ellas quieren ser monógamas. A lo largo de los años he tenido muchos clientes que han intentado utilizar estos argumentos sociobiológicos conmigo, diciendo que desde un punto de vista genético es normal que el hombre desee tener sexo con el mayor número posible de mujeres, mientras que para ellas lo mejor es (en términos evolutivos) elegir bien a sus parejas. Podríamos denominar  este argumento como el de «los seres humanos son básicamente babuinos». En realidad, existen numerosos ejemplos de monogamia en la naturaleza. Sin embargo, esos argumentos son irrelevantes; simplemente, no hay excusa para la doble moral o para cualquier otro aspecto del abuso. En ocasiones pregunto a mis clientes, cuanto intentan llevarme por ese atolladero teórico: «¿Cocinas la carne antes de comértela?». Cuando me responden que sí, que por supuesto, les digo: «¿Y no es horriblemente antinatural? No sé de ningún otro animal que haga algo tan raro». La conducta humana solo se puede medir  con parámetros humanos. En ocasiones, mis clientes presionan a sus parejas con el mito de que los hombres  pueden sufrir sufrir dolor dolor o daños físicos físicos si se excitan excitan sexual sexualmente mente y no se satisfacen satisfacen en el momento. Por supuesto, nunca les he oído afirmar que ese riesgo afecte también a las mujeres. Un número considerable de mis clientes impone una doble moral adicional según la cual la mujer debe acceder a tener sexo en cualquier momento en que a él le apetezca,  pero el e lla no puede iniciar niciar un encuentro sexual. sexual. Esto es lo que me ex expl pliicó la pareja de un cliente: «Si me apetece, debo tener cuidado para que no se me note mucho porque entonces él se cierra en banda». Nada podría ilustrar mejor cómo el enfoque del abusador con respecto al sexo refleja su orientación general hacia el poder y el control. Quiere dirigir la vida sexual de la pareja, y no quiere que las necesidades de la mujer  interfieran en sus fantasías de ningún modo. Prefiere a las mujeres bidimensionales de las revistas, esas que nunca le piden nada.  

Sexo y vulnerabilidad  

Para la mayoría de las mujeres (y tal vez también para la mayoría de los hombres no abusivos), el sexo es un terreno de vulnerabilidad emocional. El encanto del abusador  durante las mejores etapas de la relación puede hacer que su pareja se abra con él en 184

 

temas profundamente personales y potencialmente dolorosos. Las relaciones sexuales añaden una nueva capa de vulnerabilidad, ya que el abusador sabe qué le gusta y qué no a la mujer, además de conocer sus experiencias sexuales anteriores. Es posible que ella le haga confidencias sobre alguna etapa anterior de victimización sexual, o sobre una época de promiscuidad, o sobre sus complejos o dificultades sexuales. El hombre abusivo tiende a tomar nota mental de toda esa información personal. En otra fase de la relación, cuando las cosas se pongan feas, echará en cara a la mujer esas vulnerabilidades confesadas. Si ella le ha contado que en ocasiones tiene dificultades para alcanzar el orgasmo, él podría llamarla  frígida o decirle que es de piedra. Si ella ha compartido con él algún tema que le incomoda en cuanto al sexo, él la llamará estirada y reprimida, sobre todo si no le gusta lo que a él le gusta (para el abusador, la liberación sexual  significa la libertad de hacer lo que él quiera). Si ella le ha contado que sufrió abusos sexuales en la infancia o una violación, él la caracterizará como una persona  permanentemente dañada o util utilizará su pasado para desacreditar desacreditar sus quejas actuales: actuales: «Por eso crees que no te trato bien, porque abusaron de ti. No soy yo». En algunos de mis casos, el abusador incluso difunde información sexual privada sobre su pareja (entre otras cosas, lo que la avergüenza), lo que supone una humillación y dificulta que ella siga rodeándose de otras personas. Otros de mis clientes se muestran despreocupados o insensibles respecto a la posibilidad de un embarazo o a la hora de comunicar una enfermedad de transmisión sexual, lo que incrementa la sensación de violación por parte de la mujer. El impacto que sufre una mujer cuando alguien a quien amaba y en quien confiaba utiliza en su contra sus vulnerabilidades más profundas puede provocar un dolor enorme. Se trata de crueldad psicológica íntima en una de sus peores formas.  

La agresión sexual es violencia   A lo largo de los años he tenido algunos clientes que no pegaban a sus parejas, pero que las obligaban repetidamente a tener sexo mediante amenazas, intimidación o fuerza física (por ejemplo, mantener a la mujer inmovilizada). La pareja de este tipo de abusador asegura que él nunca ha sido violento con ella a pesar de describir una historia degradante y debilitante de sexo forzado. Sin embargo, la agresión sexual es violencia. Un abusador que obliga a su pareja a tener cualquier tipo de relación sexual en contra de su voluntad la está maltratando físicamente. En nuestra sociedad existe la tendencia a no

reconocer la violencia presente en las agresiones sexuales, lo que podría dificultar que la mujer entienda sus propias reacciones y busque ayuda. Si sientes que tu pareja abusiva te ha forzado sexualmente, confía en tus percepciones y llama al teléfono de ayuda de 185

 

víctimas de maltrato o violación. Los estudios demuestran que los hombres que sostienen determinados mitos fundamentales sobre la violación tienen más probabilidades de llevar a cabo una agresión sexual. Entre las ideas erróneas figuran la creencia de que a las mujeres les excita que las violen, que provocan las agresiones sexuales con su manera de vestir o su comportamiento, y que los violadores pierden el control. Esos mitos son aceptados fácilmente por muchos hombres abusivos, ya que coinciden con las demás características de una perspectiva abusiva sobre la pareja. No es de extrañar, por tanto, que el riesgo que corre una mujer abusada de sufrir una agresión sexual por parte de su pareja resulte elevado. También he tenido clientes que emplean la agresión sexual para castigar a sus  parejas, en ocasi ocasiones ones porque la rabia está relacionada relacionada directamente directamente con el sexo sexo y otras veces no (hay quien ha violado a sus ex parejas por dejarles). El impacto de esos ataques  puede ser devastador.   La sexualidad es un terreno fundamental en el que el abusador representa su relación con el poder, incluyendo el poder sobre el proceso reproductor de su pareja. Aunque  pueda parecer que separa los abusos de su vida vida sexual sexual,, si ex examin aminas as con atención atención la dinámica de su conducta te convencerás de que se lleva sus problemas fundamentales de actitud hasta la cama. El trasfondo sutil de la «sexualización de la subordinación» no es fácil de identificar. Por desgracia, es raro que el abusador, con sus aires de superioridad y su falta de respeto, deje al margen algún aspecto de la relación con su pareja.   PUNTOS FUNDAMENTALES QUE RECORDAR  El abusador se considera la autoridad máxima en la toma de decisiones en cuanto al sexo. Es posible que considere a su pareja una posesión sexual. El sexo con un abusador puede ser especialmente bueno, pero también puede convertirse en un espectáculo de terror. Los dos extremos surgen de actitudes similares en la mentalidad del abusador en cuanto al sexo. La mayoría de los abusadores sexualizan el poder; a algunos, la violencia les excita sexualmente. Dado que la sexualidad es un terreno de especial vulnerabilidad para la mayoría de las mujeres, el abusador podría podrí a utilizar utilizar c ual ualquie quiera ra de esas vulnerabil vulnerabilidad idades es contra contr a ti.

Si te sientes incómoda respecto a los encuentros sexuales con tu pareja, escucha con atención qué te dice tu voz interior sobre lo que es bueno para ti. Un hombre abusivo intentará convencerte de que tu malestar es tu problema y no el resultado de su

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conducta sexual coercitiva, irrespetuosa o humillante. Las mujeres (y los hombres) pueden curarse de experiencias sexuales dañinas, pero esa curación no tendrá lugar si continúa el abuso en el presente. Conseguir una vida sin abuso es el primer paso para el bienestar sexual.

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8 Los hombres abusivos y las adicciones  

Si consiguiese que dejase de beber y de fumar maría, los abusos se acabarían. Cuando bebe es completamente distinto, se pone insoportable.  Ha dejado de beber, beber, y ahora dice di ce que  yo tengo un problema con el alcohol.  Me esfuerzo al máximo máxi mo para que no se enfade, porque porque cuando se pone furioso furi oso le da por beber.  Puede ser terrible si no tiene maría. Es mucho más fácil tratar con él cuando está fumado.   El papel que el alcohol, las drogas y otras adicciones desempeñan en el abuso se ha malinterpretado seriamente. La mayoría de los abusadores no son adictos, e incluso aquellos que abusan de sustancias maltratan a sus parejas aunque no estén bajo su influencia. Los hombres abusivos que salen de una adicción continúan maltratando a sus  parejas, aunque en ocasi ocasiones ones se produce una breve pausa de sus peores conductas. Algunos abusadores físicamente violentos prescinden de la violencia durante bastante tiempo cuando dejan el alcohol, pero su trato psicológicamente abusivo continúa o empeora.  Las adicciones adicci ones no pr provocan ovocan el abuso de la pareja, pareja, y la recuperación de una adicción no «cura» el abuso. Al mismo tiempo, las adicciones de un hombre pueden contribuir de manera importante a su crueldad o su volubilidad. Un abusador bebido o drogado tiende a amargar más la vida a su pareja que uno sobrio. El truco consiste en separar la realidad de la ficción, incluyendo los mitos perpetrados por los propios abusadores, en lo que respecta a cómo afecta la adicción al hombre abusivo y a su pareja.   No todos los que abusan de sustancias son parejas abusivas   En parte sabemos que el abuso en la pareja no está provocado por el consumo de sustancias porque muchos alcohólicos y toxicómanos no son mezquinos ni controladores

con sus parejas. Algunos alcohólicos solo beben por la noche, o fuera de casa y regresan  para acabar perdiendo perdiendo el conocimiento. conocimiento. Algunos lgunos son pasivos pasivos y patéticos, patéticos, no agresivos agresivos ni dominantes. Otros incluso se ocupan de forma responsable de sus familias y cuidan de 189

 

sus hijos, al menos durante los primeros años de su adicción. En esos casos, el abuso de sustancias provoca problemas serios a su pareja y a sus hijos, pero el ambiente no tiene nada que ver con el de un hogar en el que vive un maltratador. Y si los abusadores de sustancias pueden pertenecer a cualquiera de los dos sexos, los maltratadores son hombres con muchísima diferencia.  

No todos los maltratadores abusan de sustancias   Podemos separar todavía más la adicción del maltrato si tenemos en cuenta que una inmensa mayoría de quienes abusan de sus parejas no abusa del alcohol ni de las drogas, ni muestran señal alguna de adicción. Aunque limitemos el debate a los maltratadores físicos, he observado que la adicción está presente en menos de la mitad de los casos, y la mayoría de los investigadores coincide con esa observación. En resumen, el maltrato y el abuso de sustancias son dos problemas distintos. Ambos están muy extendidos en nuestra sociedad, por lo que no es de extrañar que en muchas ocasiones se den en la misma persona además de caspa, acné, grados universitarios y otros factores no causales. causales.   ¿El abuso de la pareja no es en sí mismo una adicción?    No. El abuso tiene tiene sus propias propias causas y sus dinámicas, dinámicas, y nada tienen tienen que ver con la adicción aunque compartan algunos rasgos. En los últimos años han aparecido algunos  programas  prog ramas de terapia terapia que aseguran aseguran tratar la adicció adicciónn a sustancias sustancias y el abuso de la pareja al mismo tiempo, pero no hacen más que vender falsas esperanzas. En teoría, un médico  puede especiali especializarse zarse en neurocirug neurocirugía ía y reconstrucción reconstrucción pélvi pélvica ca (aunque sería muy difíci difícill, dadas las complejidades implicadas), pero si afirma que uno de los  procedimient procedimientos os puede solucionar un problema en ambos campos, yo no apostaría por él. Las diferencias entre abusar de las mujeres y abusar de sustancias son lo suficientemente significativas para tratarlas de manera distinta.   SIMILITUDES ENTRE EL ABUSO DE LA PAREJA Y LAS ADICCIONES

El abuso de la pareja y las adicciones comparten, entre otras, las siguientes similitudes:

   Intensifi cación  Intensificaci ón Los alcohólicos tienden a beber cada vez más o con mayor frecuencia, o ambas 190

 

cosas. Esta intensificación se debe en parte a la tolerancia , que significa que el cuerpo se adapta a la sustancia y, por tanto, necesita más cantidad para que surta el mismo efecto. «No controlo cuánto bebo» es básicamente una forma breve de decir «Llevo tanto tiempo bebiendo mucho que cada vez me cuesta más emborracharme» (algunos adictos experimentan el efecto opuesto: bastan cantidades cada vez más pequeñas para que se intoxiquen). El abuso de sustancias también se incrementa por otras razones; entre ellas, el temor creciente del adicto a enfrentarse a la realidad y los problemas en el día a día que la adicción provoca, lo que a su vez incrementa la necesidad del adicto de huir de esos problemas. El abuso de la pareja también tiende a la intensificación, al menos en los primeros años de la relación. Una de las causas del incremento del abuso es que el maltratador se frustra por los efectos de su propio abuso, cosa que utiliza como excusa para maltratar  más a su pareja. Por ejemplo, es posible que tú, como pareja de un abusador, te sientas cada vez más deprimida (porque eso es lo que provoca el maltrato crónico), y ahora él se enfada porque tienes menos energía y no le atiendes con tanto entusiasmo como antes. De forma similar, el abuso puede provocar un descenso de tu apetito sexual, y él se sentirá molesto y furioso porque no le deseas. El concepto de tolerancia también es aplicable al maltrato de la pareja, pero con implicaciones distintas. Cuando un hombre abusivo se adapta a cierto nivel de maltrato, sus sentimientos de culpa le molestan cada vez menos, de modo que es capaz de pasar a episodios más serios. Se acostumbra a un nivel de crueldad o de agresión que unos años atrás sería impensable para él. En algunos casos, el concepto de tolerancia también se aplica a la mujer abusada, cuando se habitúa al maltrato y cada vez más planta cara al abusador. Este, entonces, incrementa el maltrato porque ve que le cuesta más que antes atemorizar o controlar a la mujer. Esta intensificación es similar al control de las multitudes utilizada por las dictaduras militares, donde se disparan pelotas de goma si es lo que conviene para dispersar a los manifestantes, pero que recurre a las balas reales cuando la multitud deja de huir de las pelotas de goma.  No obstante, muchas mujeres (y sus hijos) hijos) reaccionan al trauma del abuso convirtiéndose en blancos más fáciles del terror, y no lo contrario. Un estudio reciente sobre maltratadores físicos llegó a la conclusión de que aproximadamente un tercio de los hombres se muestran menos violentos con el tiempo porque las mujeres ya están tan aterrorizadas que los maltratadores pueden controlarlas con palabras y miradas, sin necesidad de recurrir a los ataques reales.  

 Negación, minimizaci miniy mización ón y culpabilizaci culpabi lización ónla capacidad de autoconvencerse de que no Los adictos los abusadores comparten tienen ningún problema y de negar acaloradamente el problema ante los demás. Un 191

 

alcohólico puede decir que se ha tomado «un par de copas» cuando en realidad han sido tres cervezas y dos chupitos, o insistir en que no tiene un problema con el alcohol porque nunca bebe licores, pero cada fin de semana se toma dos cajas de cerveza. El adicto también sigue el patrón del abusador en lo que respecta a externalizar la responsabilidad. En el mundo de los tratamientos contra las adicciones, la expresión  personas, lugares lugares y cosas se utiliza para describir cómo el adicto siempre tiene a alguien o algo a quien culpar   por beber o drogarse. drogarse.    Elegir amigos que aprueban lo que hace Los abusadores de sustancias prefieren rodearse de personas con la misma tendencia o que al menos aceptan la adicción sin problemas, y que oirán con empatía las excusas del adicto. Los maltratadores toman decisiones similares en lo que respecta a su círculo social. Sus amigos hombres también abusan de sus mujeres o sus novias, o realizan comentarios sobre el abuso que apoyan las excusas y la victimización (en terminología especializada es lo que se denomina  pr  propor oporcionar cionar apoyo informativo informati vo al abuso). Muy  probablemente,  probabl emente, las ami amiggas del maltratad maltratador or aceptarán las histori historias as en las que él es la víctima de una mujer histérica o mentalmente enferma.    Mentir y manipular  mani pular  Tanto los maltratadores como los abusadores de sustancias pueden tener problemas crónicos con las mentiras para tapar su problema, eludir su responsabilidad y lograr que otras personas limpien los desastres que van dejando a su paso. Los maltratadores, sin embargo, utilizan la falta de honestidad y la manipulación con un objetivo añadido: obtener el poder y el control sobre sus parejas, que es una dinámica distinta.  

 Imprevisibi  Imprevi sibilidad  lidad  Tanto los maltratadores como los adictos tienden a mantener a sus parejas y a sus hijos en ascuas, ya que nunca saben qué va a ocurrir. Esta dinámica hace que la familia mantenga la esperanza de que cambie.    Definirr los papeles de los mi  Defini miembr embros os de la familia famili a Tanto los maltratadores como los adictos pueden preparar a los miembros de su familia para desempeñar papeles que faciliten los abusos. Uno podría ser el confrontador, otro el protector y otro el chivo expiatorio, a quien el abusador utiliza para depositar toda la culpa de los problemas que él está provocando en la familia.

 Muchos casos de vuelta al abuso después  de etapas de aparente cambio Ambos grupos tienen problemas de seguimiento de los programas de tratamiento o de 192

 

continuar abusando después de acabar «con éxito» un programa. Los cambios profundos y duraderos se producen únicamente después de una serie extensa y meticulosa de pasos, aunque el proceso de cambio para los abusadores de sustancias es bastante distinto al de los maltratadores.   EN QUÉ SE DIFERENCIAN EL MALTRATO Y LA ADICCIÓN

Algunas de las diferencias entre el maltrato de la pareja y la adicción son:    Los maltratadores maltratadores no «tocan fondo» El abuso de sustancias es autodestructivo. Con el tiempo, la vida del adicto está cada vez más fuera de control. Tiende a tener dificultades para mantener los trabajos; su economía cae en el caos (en parte debido a lo caro que resulta su hábito); sus amigos van desapareciendo... Es posible que se aleje de sus familiares, a menos que ellos también abusen de sustancias. Esta espiral descendente puede llevar al adicto a un punto en el que su vida es tan desastrosa que ya no puede negar su problema. Muchos alcohólicos atribuyen su entrada en la recuperación a la experiencia de «tocar fondo». El abuso de la pareja, por otro lado, no es especialmente autodestructivo, aunque sí resulta muy destructivo para los demás. Un hombre puede abusar de las mujeres durante veinte o treinta años y conservar un trabajo estable, tener la economía en orden y continuar siendo popular entre sus amigos y sus familiares. Su autoestima, su capacidad  para dormir dormir por las noches, su seguri seguridad dad en sí mismo, mismo, su salud salud física.. física.... todo tiende tiende a marchar como lo haría en el caso de un hombre no abusivo. Una de las mayores fuentes de dolor en la vida de una mujer abusada es su sensación de aislamiento y frustración  porque nadie nadie parece darse cuenta de que su pareja no es trig trigo limpio. mpio. Su vida y su libertad (las de la mujer) pueden irse al garete por lo que él le está haciendo; la vida y la libertad de él permanecen intactas. Es cierto que los maltratadores pierden intimidad debido a los abusos, ya que la auténtica proximidad y el abuso se excluyen mutuamente. No obstante, rara vez lo experimentan como una pérdida. O bien encuentran intimidad a través de conexiones emocionales estrechas con amigos o parientes, como hacen muchos de mis clientes, o  bien  bi en son personas para las que la intimid ntimidad ad no es un objetivo objetivo ni un valor valor (a muchos no abusadores también les ocurre). No puedes echar en falta algo que no te interesa tener. En los últimos años, los maltratadores físicos están tocando fondo por primera vez en el sentido de que ocasionalmente experimentan consecuencias legales desagradables por  sus actos. Por desgracia, la mayoría de los tribunales todavía tratan a los abusadores

domésticos con especial indulgencia (véase Capítulo 12), de modo que el fondo parece estar muy lejos todavía.   193

 

 Recompensas a corto plazo frente frente a recompensas a largo plazo El abuso de sustancias puede ser muy provechoso. Aporta placer de manera rápida y fácil, así como alivio de las tensiones emocionales. Crea camaradería a raíz de la entrada en un círculo de amigos cuya vida social gira en torno a buscar y disfrutar de la sustancia. No obstante, esas recompensas suelen ser breves. Con el tiempo, el abuso de sustancias provoca tensiones emocionales tan grandes como las que se intentan tapar  mediante el consumo. Las amistades basadas en el abuso de sustancias son superficiales y propensas a tensiones y rupturas debidas a enfrentamientos económicos, paranoia, irresponsabilidad mutua y muchos otros factores. Un alcohólico tiende a beber cada vez más no por lo bien que le va, sino por todo lo contrario. El abuso de la pareja, por otro lado, puede ser provechoso para el abusador durante muchos años, y potencialmente toda la vida. En el Capítulo 6 vimos los múltiples  benefici  benefi cios os que obtienen obtienen los abusadores a través de su conducta, y ning ninguno uno de ellos ellos se reduce necesariamente con el tiempo. Es imposible que los maltratadores cambien intentando convencerles de que analicen el daño que se están haciendo ellos mismos (como intentaba hacer en mis primeros años como terapeuta), ya que para ellos los  benefici  benefi cios os superan considerabl considerablemente emente a las pérdidas. pérdidas. El cambio en un abusador se consigue principalmente cuando la sociedad logra presionarle para que se preocupe por el daño que hace a los demás.    La aprobación social soci al del abuso de la pareja es mayor  Lamentablemente, el apoyo social para el abuso de sustancias y el abuso de la pareja es elevado, pero es incluso mayor en el caso de los maltratadores (como veremos en el Capítulo 13). El abuso de sustancias recibe la promoción activa de la publicidad de  bebidas  bebi das al alcohól cohóliicas, cosa que no ocurre en el caso del abuso doméstico. doméstico. No obstante, existe toda una serie de escritores y organizaciones que se oponen a las mejoras en las respuestas legales e institucionales frente al abuso doméstico, mientras que no existen esfuerzos organizados paralelos que defiendan el abuso de sustancias. La televisión, las  películ  pel ículas, as, los vídeos musicales musicales y otros productos cultural culturales es están repletos repletos de mensajes que consienten el maltrato. Debido a esas diferencias fundamentales entre el abuso de la pareja y las adicciones, los programas y los libros que intentan tratar el abuso basándose en un modelo de adicción fracasan estrepitosamente. Los grupos de maltratadores anónimos, por ejemplo, destacan por actuar como círculos de apoyo para las excusas y las justificaciones de los abusadores en lugar de plantear propuestas para el cambio. En general, los programas de

recuperación apenas se ocupan (o no lo hacen) de las actitudes y los hábitos que  provocan el abuso de la pareja.   194

 

  El maltrato no desaparece cuando el adicto se recupera   Pregunta 13: Si deja de beber, ¿dejará de maltratarme?

  A lo largo de los años, decenas de mis clientes se recuperaban de alguna adicción al tiempo que participaban en mi programa (en algunos casos, debido a mi insistencia). Las mejoras nunca son significativas, con la excepción de aquellos hombres que se toman muy en serio el trabajo con sus problemas de maltrato. Durante los primeros meses de recuperación, es posible que las críticas y el control diarios e implacables del maltratador  se suavicen un poco, y que la violencia física se reduzca o desaparezca por un tiempo. La mujer abusada tendrá esperanzas renovadas. Interpretará esa pausa como una confirmación de que la adicción provocaba los abusos, pero el comportamiento del hombre volverá a ser tan destructivo como antes, cuando bebía, o casi. Irónicamente, la recaída del hombre tiende a comenzar precisamente cuando su recuperación de la adicción empieza a ser sólida. La primera etapa de la recuperación es muy absorbente: la compulsión de beber es intensa, de modo que el alcohólico vive una batalla interior diaria y pende de un hilo. Es posible que asista a una o más reuniones  para adictos al día que ocupan su tiempo y le manti m antienen enen centrado. Uno de los resultados de ese esfuerzo hercúleo es que al hombre no le queda tiempo, energía o espacio mental  para dedicarse a controlar controlar o manipul manipular ar a su pareja. Se encuentra totalmente totalmente ensimismado ensimismado y absorbido. Sin embargo, cuando empieza a salir por el otro extremo de ese proceso aterrador de recuperación temprana, su energía y su atención vuelven a dirigirse a su  pareja, y su deseo de acosarla acosarla reaparece.  No es infrecuente que los maltratadores maltratadores empeoren cuando se encuentran en proceso de recuperación, en parte porque el hecho de no beber les pone irritables y lo pagan con su familia. Otros abusadores se muestran más controladores cuando están sobrios que cuando bebían y permanecen vigilantes con unos ojos que ya no están nublados por el alcohol. Tal vez lo más importante es que el programa de recuperación tiende a convertirse en un arma contra la pareja. Cuando el hombre deja de beber, por ejemplo, es posible que empiece a insistir en que ella también es alcohólica aunque solo beba con moderación. Él

empezará a criticarla por «negar» su problema con el alcohol, un concepto que ha aprendido en sus reuniones y sobre el que ya se considera un experto. Probablemente, el siguiente paso consistirá en lanzar comentarios insultantes sobre los hábitos de consumo 195

 

de la mujer y presionarla para que deje el alcohol y se una a un grupo de Alcohólicos Anónimos (AA). El abusador también puede utilizar conceptos específicos de AA contra su pareja. Por  ejemplo, AA anima a los participantes a analizar sus defectos y sus fechorías y a anotarlos en una lista, y desaprueba las críticas o la insistencia en los defectos de los demás (lo que se conoce como «hacer inventario de otro»). El abusador utiliza ese concepto contra su pareja, de modo que cada vez que ella intenta quejarse por su conducta abusiva y por cómo le afecta, él le dice: «Deberías ocuparte de tus asuntos en vez de hacerme inventario». De forma similar, utiliza el peligro de una recaída en el alcohol como excusa para controlar a la mujer. Por ejemplo, cuando se molesta por algo que ella ha hecho (como enfrentarse a él por su acoso), el hombre dice: «Me estás estresando, y  sabes que podría beber si me estreso mucho». La acusación «¡estás amenazando mi sobriedad!» se convierte en una nueva herramienta que el abusador  utiliza para martillear y silenciar a su pareja. Los abusadores desarrollan así nuevas excusas para el abuso porque ya no pueden atribuirlo al hecho de estar borrachos. La filosofía de los programas de doce pasos incluye elementos que podrían ser  valiosos para los abusadores, pero creo que mis clientes tienden a ignorar los principios que les podrían ayudar. Por ejemplo, según AA, el alcohólico tiene la responsabilidad de enmendar todo el daño causado a otras personas cuando bebía. Los abusadores optan  por una visi visión ón casi opuesta cuando afirman que sus parejas no deberían quejarse de los abusos pasados «porque por entonces bebía y ya no soy así, ella debería dejar atrás el  pasado». Consi Consideran deran que la recuperación de la adicción adicción es como un enorme programa de amnistía que se autoadjudican y que debería bastar para que el resentimiento y la desconfianza de sus parejas se desvanezcan sin más. Los maltratadores en proceso de recuperación pueden mostrarse tan dispuestos a culpar al alcohol de su conducta como cuando bebían. Deciden malinterpretar la filosofía de AA para dar a entender que ellos no eran responsables de sus actos cuando bebían (que no es lo que AA propone) y que, por tanto, el alcohol explica de forma completa y adecuada toda la crueldad y el egoísmo al que han sometido a sus mujeres. Algunos de mis clientes utilizan la recuperación para eludir sus responsabilidades y afirman que no  pueden ayudar con los niños, niños, consegui conseguirr un trabajo o contribui contribuirr de al algu guna na otra manera «porque el programa dice que tengo que centrarme en mí». De ese modo, la recuperación puede alimentar el egocentrismo y las excusas de un maltratador. La mujer  que observe esas actitudes por parte del abusador podría dudar de que realmente esté cambiando, y su escepticismo va bien encaminado. Su pareja podría decirle: «No tienes

fe en las personas» o «no crees que se pueda cambiar» (como si menospreciarla fuese la manera de convencerla de que ya no es abusivo), pero el instinto de la mujer le dice, acertadamente, que sigue siendo prácticamente el mismo. 196

 

He tenido clientes que realizaron cambios significativos a partir de una combinación de recuperación del alcoholismo  y trabajo serio para asumir la responsabilidad del maltrato. Solo entonces la recuperación de la adicción se convierte en un paso significativo.  

El alcohol no tiene conexiones biológicas con el abuso o la violencia   El alcohol no provoca que las personas sean beligerantes, agresivas o violentas. Existen pruebas de que determinados elementos químicos pueden provocar una conducta violenta (los esteroides anabólicos, por ejemplo, o el crack), pero el alcohol no figura entre ellos. En el cuerpo humano, el alcohol es en realidad un sedante, una sustancia que rara vez provoca agresividad. La marihuana tampoco presenta una acción biológica relacionada con el abuso. Por tanto, el alcohol y otras sustancias contribuyen al maltrato de dos maneras:   1. Las ideas del hombre sobre los efectos de la sustancia quedarán probadas. Si él cree que el alcohol puede convertirle en una persona agresiva, lo hará (así lo demuestran las investigaciones). Por otro lado, si no atribuye a las sustancias la capacidad de provocar violencia, es poco probable que se convierta en un hombre agresivo aunque haya consumido en grandes cantidades. 2. El alcohol proporciona proporc iona al abusado abusadorr una excusa  para actuar con libertad en función función de sus deseos. Después de unas copas, pasa a ser tan insultante o intimidante como le apetezca, sabiendo que al día siguiente podrá decir «oye, perdón por lo de anoche, estaba hecho una mierda» o afirmar incluso que ha olvidado el incidente  por completo, completo, y que se irá de rositas rositas con su pareja, su famili familiaa o incluso ncluso un juez. (Los juzgados tienden a ser especialmente indulgentes con los maltratadores que achacan su violencia al alcoholismo.) Y el alcohol es una excusa que él acepta, de modo que por las noches no pierde el sueño por la culpa de haber hecho daño a su  pareja.   He tenido varios clientes físicamente violentos que admitían que tomaban la decisión de atacar a sus parejas antes de haber bebido. Salían a «engrasar el motor», como algunos decían; bebían durante un par de horas y al volver a casa provocaban una pelea violenta y aterradora. El alcohol dota al abusador de una excusa y le ayuda a superar la

vergüenza que podría sentir después. Cuidado con el hombre que cree que tomar drogas o alcohol le pone violento. Si cree que es así, así será.   197

 

  ¿Y qué ocurre con el hombre que es abusivo solo cuando bebe?   Los dedos de una sola mano me bastarían para enumerar a los clientes cuyo abuso se limita exclusivamente han consumido alguna sustancia. van No obstante, he trabajadoa los conmomentos decenas en de que hombres cuyos  peor  peores es incidentes acompañados del consumo de alcohol, pero cuyas conductas controladoras e irrespetuosas constituyen un patrón incluso cuando están sobrios. Estos abusadores tienden a encajar en una de las siguientes categorías:   1.  El maltratador verbal que pasa a la violenci v iolenciaa física físi ca o a las amenazas solo cuando ha consumido. Cuando pido a la pareja de uno de estos abusadores que describa el comportamiento diario del hombre, ella suele explicar que él se muestra más cruel y temible cuando bebe, pero los insultos, las faltas de respeto y el egoísmo son los mismos, tanto si está borracho como si no. La mujer siente que las conductas del abusador que le provocan miedo físico cesarían si él dejase de beber, y que sería capaz de manejar el resto de las conductas abusivas. Esa esperanza reconfortante es falsa por dos razones: (a) cuando este tipo de maltratador está sobrio, se acostumbra cada vez más a utilizar la violencia sin la ayuda del alcohol, por lo general durante una etapa de uno o dos años; (b) aunque sea una de las poquísimas excepciones a esa regla, la mujer casi siempre descubre que el abuso psicológico  puede ser tan destructivo como la viol violenci encia, a, lo que la vuelve vuelve a situar situar en la posici posición ón de tener que decidir qué va a hacer. 2.  El maltratador verbal que se muestra más cruel y degradante cuando bebe, pero pero que no pasa a ser violento. Hace lo mismo que el maltratador físico: utiliza el alcohol como excusa. Si está sobrio, plantea nuevas excusas (entre ellas, la propia recuperación, que está aprendiendo a utilizar como excusa) y la vida transcurre más o menos como antes. 3.  El abusador violento vi olento que se muestra todavía más violento cuando consume. Creo que es el tipo más común entre los maltratadores adictos a alguna sustancia. Cuando este abusador no ha consumido, prescinde de sus formas de violencia más aterradoras (puñetazos, golpes, estrangulamientos o amenazas de muerte). Su  pareja podría asegurar asegurar que solo solo es viol violento ento cuando bebe, pero a continuaci continuación ón me cuenta que él la empuja o la agarra, que se acerca a ella de manera amenazante, que es sexualmente brusco o que utiliza otras formas de intimidación física incluso

cuando está sobrio (el abusador ha conseguido convencer a la mujer de que esas conductas no se definen como violencia).   198

 

Si la conducta de tu pareja empeora visiblemente cuando ha consumido, es posible que tiendas a centrar tu atención en intentar controlar ese consumo. Así nunca te darás cuenta de lo abusivo que es cuando está sobrio. Su problema de adicción podría desviar  la atención de los aspectos fundamentales. El alcohol no cambia el  sistema de valores valores fundamental de una persona. Las  personaliidades de las personas que han consumido,  personal consumido, aunque se alteren alteren un poco, no dejan de ser las mismas que cuando están sobrias. Cuando te emborrachas, es probable que te comportes de manera ridícula o bochornosa, que muestres un exceso de confianza o de franqueza sin tacto alguno, o que parezca que nada te importa o que se te olvida todo. Pero ¿vas empujando a las ancianitas para reírte? Probablemente no. ¿Atacas sexualmente a la dependienta del súper? Es bastante dudoso. La conducta de las  personas bajo los efectos de alg alguna sustancia sig sigue estando regida regida por sus creencias y sus actitudes fundamentales, aunque haya cierto relajamiento en la estructura. El alcohol anima a las personas a soltar lo que se cuece a fuego lento debajo de la superficie.  

Los abusadores toman decisiones conscientes aunque hayan consumido   Uno de mis primeros clientes abusadores, hace casi quince años, era un maltratador  físico llamado Max que trabajaba para una empresa de servicios públicos. Una tarde fue a tomar algo después del trabajo, y cuando llegó a la puerta de su casa estaba «como una cuba». Me explicó que en cuanto entró en la casa, su mujer, Lynn, empezó a «incordiarle». Él se puso furioso y comenzó a gritarle y a darle puñetazos. Max me contó el episodio avergonzado, y acabó admitiendo que destrozó algunas prendas de vestir de Lynn y que la «medio» ató a una silla (no entiendo muy bien cómo puedes «medio» atar  a alguien a una silla; o la atas, o no la atas). Allí, sentado en mi oficina, Max parecía un trabajador agradable y tranquilo. No era fácil imaginar cómo lo habría visto Lynn aquella noche. Le pedí que me explicase las heridas de Lynn, y me dijo que tenía morados y rozaduras en las piernas. Le pregunté si había más, y me dijo que no. Me sorprendió, dada la brutalidad del ataque. «¿Lynn no tenía golpes en los brazos ni en la cara? ¿Por  qué no?» La expresión del rostro de Max cambió; de repente, me miró como si yo fuese tonto y me soltó: «Hombre, no iba a hacer nada que quedase a la vista». Lynn me confirmó más tarde que Max no se tenía en pie aquella noche. Sin embargo, ¿la borrachera hizo que perdiese el control? Indudablemente, no. Él permaneció centrado

en su deseo de proteger su reputación y evitar ponerse en riesgo de arresto, y por eso limitó los resultados del ataque a zonas que Lynn pudiese taparse con la ropa al día siguiente. Nadie podría decir que «perdió el control». 199

 

Podría mencionar innumerables ejemplos similares de la conciencia y la toma de decisiones que mis clientes muestran cuando han consumido alcohol o drogas. Es posible que no pongan tanto cuidado en elegir sus palabras, y que no coordinen perfectamente sus movimientos, pero protegen su egocentrismo: evitan dañar sus propias pertenencias y no permiten que sus amigos y sus familiares sean testigos de sus abusos verbales o físicos más evidentes y crueles, o de cualquier otra cosa para la que la excusa del «estaba  borracho» no serviría. Cuando critico a mis clientes por sus abusos bajo los efectos del alcohol, en ocasiones me responden: «Pero tuve una laguna». Sin embargo, una «laguna» es una desconexión de la memoria que se produce después de que una persona borracha se desmaye, lo que provoca que esa persona no recuerde lo ocurrido al volver en sí. La  persona sí es consci consciente ente durante el episodio. Si preguntas a una persona muy borracha  pero despierta despierta qué ha ocurrido ocurrido aquell aquella tarde, podrá responderte. P or tanto, lo de tener  una laguna no sirve; la pérdida de memoria se produce después. Por último, aunque las sustancias provoquen una «pérdida de control», el hombre abusivo continuará siendo responsable de sus actos durante los efectos de la sustancia que haya consumido porque él tomó la decisión de perjudicarse con alcohol o drogas. Cuando un hombre afirma que no es totalmente responsable del maltrato de su pareja  porque estaba borracho, no es más que otra manifestación manifestación de su mentalid mentalidad ad abusiva.  

Las sustancias como armas de abuso   Oscar y Ellen Oscar y Ellen se encontraban cenando en un restaurante. La tensión iba en aumento debido a problemas en la relación, sobre todo por las quejas de Ellen respecto al maltrato  por parte de Oscar. Oscar. Por otro lado, Oscar insistía insistía en que las quejas de El Elllen se debían a su  propiaa hipersensi  propi hipersensibi billidad y a su deseo de controlarle. controlarle. El Elllen había depositado depositado sus esperanzas para salvar la relación en convencer a Oscar de que tratase su problema con el alcohol. En una etapa anterior de la relación, él reconoció que bebía demasiado y se mantuvo sobrio durante nueve meses. Lo cierto es que el maltrato no cesó durante aquel tiempo, aunque Ellen no veía otro modo de conseguir que cambiase. La discusión en la cena se centró en el abuso económico. Concretamente, Oscar  había retirado 4.000 dólares (casi todos los ahorros de Ellen) de su cuenta conjunta y había comprado un viejo BMW «para ella». Ellen estaba enfadada porque no se lo había

consultado; además, estaba embarazada de su primer hijo y quería tener la seguridad de contar con algunos ahorros. Oscar reaccionó con un arranque de ira que superaba al de Ellen: con los dientes apretados, le soltó un «¡nunca valoras nada de lo que hago por ti! 200

 

¡Nada te parece bien! ¡Solo quejas, quejas, quejas!». Inmediatamente pidió un cóctel, cosa que sabía que molestaría a Ellen. En cuanto la camarera le sirvió, Oscar miró a Ellen a los ojos, se bebió la copa en tres tragos y pidió otra. Se propuso emborracharse rápidamente, y lo consiguió. Ellen tenía miedo de marcharse del restaurante con él,  porque ya había pasado por numerosas ocasiones ocasiones en las que él había combinado combinado el alcohol con la rabia en una mezcla explosiva que acababa con puños amenazantes,  paredes golpeadas, golpeadas, objetos lanzados y amenazas, y ell ellaa encogida encogida de miedo y temblorosa. Entre mis clientes, me he encontrado otras formas en las que utilizan las sustancias como armas, entre otras:   Marcharse bruscamente y ponerse a conducir bajo los efectos del alcohol, porque sabe que a ella le molestará y se preocupará. Este tipo de maniobra resulta especialmente impactante si la pareja tiene hijos y la familia depende de los ingresos del hombre. Obligar a la mujer a comprar o vender drogas, poniéndola así en peligro de sufrir  consecuencias legales serias, lo que le permite controlarla todavía más (un gran  porcentaje de mujeres presas por asuntos relacionados relacionados con drogas drogas o alcohol alcohol,, o por  delitos económicos menores como falsificar cheques, cumplen condena por delitos instigados de manera directa o indirecta por sus parejas maltratadoras). Durante las etapas en las que él no bebe o no consume, amenaza con volver al alcohol o las drogas si ella no satisface sus exigencias o no obedece sus órdenes, o afirma que cuando ella le planta cara es una «amenaza a su sobriedad». Culparla de los problemas de su vida provocados por su adicción. Presionar y manipular a su pareja para que también consuma. Él utiliza entonces la adicción de la mujer para incrementar su poder sobre ella y hacer que los demás no la crean cuando explique que él la maltrata. Esta táctica resulta especialmente habitual cuando el abusador tiene un problema de adicción, ya que no quiere que su  pareja tenga tenga ning ningún ún control sobre él. No obstante, también también he tenido tenido cl cliientes que mantenían la adicción de su pareja mientras ellos estaban sobrios o que consumían sustancias con moderación.   Shane y Amanda En uno de mis casos, una alcohólica llamada Amanda logró mantenerse sobria en varias ocasiones, pero su marido, Shane, saboteaba sus progresos en cada ocasión ridiculizándola por «depender» de AA, diciéndole que era débil por no poder apartarse

del alcohol sola, «sin muletas». Además, Shane salía a comprar cerveza y le decía que quería tener en casa por si venían amigos, pero nunca se las bebía. Las dejaba en la nevera y en los armarios, tentándola, hasta que finalmente ella sucumbía. 201

 

Amanda decidió acudir a una clínica de desintoxicación sin decirle a Shane adónde iba. Sabía que si hablaba con él, caería en la tentación de volver. Shane removió cielo y tierra intentando encontrarla y le envió un mensaje. Lo último que sé de ellos es que Amanda consiguió mantenerse alejada de él y recuperó la custodia de sus hijos, a los que había perdido por los abusos de Shane y su propio alcoholismo.  

El refuerzo mutuo de la adicción y el maltrato   Observa que cuando un hombre utiliza las sustancias como arma, acaba contribuyendo a agravar su propio problema con esas sustancias. Así, el maltrato también  puede al aliimentar el probl problema ema de la adicción adicción.. Son dos cuestiones cuestiones separadas y ning ninguna una  provoca la otra, pero ambas contribuyen contribuyen a que la otra se afiance. afiance. El maltrato refuerza la negación del abuso de sustancias por parte del hombre, ya que puede culpar de todas sus dificultades en la vida a su pareja. Sus actitudes negativas hacia la mujer le permiten descartar fácilmente todo lo que ella plantee sobre su adicción. Al mismo tiempo, la adicción refuerza su negación del abuso, ya que utiliza la sustancia como excusa y como arma.  

Otras adicciones   He trabajado con clientes adictos al juego, a la cocaína, a la heroína y a medicamentos. Varios afirmaban ser «adictos al sexo», pero no creo en este autodiagnóstico por parte de hombres abusivos (por motivos que explico en el Capítulo 4, en el apartado dedicado al «Jugador»). Cualquier adicción puede suponer un grave  problema  probl ema económico económico para una pareja, contribuye contribuye a que el hombre actúe de manera solapada y le anima a utilizar a su pareja como chivo expiatorio. La adicción de un maltratador no provoca sus abusos, pero sí hace que la vida de su pareja resulte todavía más difícil.   Privilegios y adicción   En general, el hombre abusivo cree que el uso o abuso de sustancias no es asunto de

su pareja. No importa si su adicción le lleva a abusar económicamente de la mujer  (porque él se gasta todo en la sustancia y/o tiene dificultades para mantener un trabajo); no importa que ella lleve a sus espaldas toda la carga de la casa porque él está de farra; no importa que la trate peor cuando ha consumido... él considera que tiene derecho a 202

 

consumir las sustancias que le plazcan. Si ella le critica por su egoísmo o le expone los efectos que sus salidas tienen en su vida, él se siente justificado cuando le dice que es un «incordio», o una «puta», o una «controladora». En resumen, el consumo irresponsable de alcohol o drogas es otro de los privilegios que el hombre abusivo se atribuye, y podría recurrir a ataques psicológicos o físicos para castigar a su pareja si le recrimina por ello.  

El abuso de sustancias bloquea la introspección   Si una adicción no provoca que un hombre se convierta en maltratador, sí garantiza que el maltrato continúe. Todavía no me he encontrado a un cliente adicto que haya realizado mejoras significativas y duraderas en el trato hacia su pareja, a menos que haya trabajado su adicción de manera simultánea. De hecho, a un alcohólico o un drogadicto solo le doy dos meses para empezar un programa de recuperación, y si no lo hace, no lo acepto en el programa para abusadores. No quiero dar falsas esperanzas a su pareja y tampoco quiero perder mi tiempo. Enfrentarse a un problema de maltrato de la pareja y cambiar es un proceso profundamente complejo e incómodo que requiere un compromiso constante durante mucho tiempo. Se requiere mucho valor para ser honesto con uno mismo, para reevaluar la manera de pensar sobre la pareja y para aceptar los daños emocionales que le ha provocado. Ningún adicto está dispuesto o es capaz de asumirr esa tarea. asumi Así, aunque la recuperación de la adicción no es suficiente para producir cambios en el maltrato, sí es un requisito previo necesario. Solo si el hombre está dispuesto a trabajar los dos  probl  problemas emas (y he teni tenido do muchos cl cliientes que se lo han tomado muy en serio), podrá dejar de ser una fuente de dolor y angustia para su pareja.   PUNTOS FUNDAMENTALES QUE RECORDAR  El alcohol o las drogas no convierten en maltratador a un hombre que no lo es. Aunque estén bajo los efectos de alguna sustancia, los abusadores continúan tomando decisiones decisi ones sobre sus actos basándose basándose en sus hábitos, hábitos, sus actitudes actitudes y s u egocentrismo. egocentrismo. El papel principal de la adicción en el maltrato es el de servir de excusa. El maltrato y la adicción son dos problemas distintos que requieren soluciones distintas.

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9 El hombre abusivo y la separación  

 Mis amigos me cuentan que no le va muy bien desde que nos separamos. Estoy  preocupada  pr eocupada por él.  La última vez que i ntenté dejarle me asustó muchísimo. A veces cr creo eo que podría matarme.  No quiero qui ero separarle de los niños, ni ños, es su padre. Se mostró conforme con la ruptura hasta que se enteró de que estaba saliendo con alguien.   Van hablaba con un tono áspero y modulado que complementaba la tristeza de sus expresivos ojos azules. Siempre llevaba su melena pelirroja recogida con un pañuelo que, combinado con su cuello y sus hombros fuertes, le daban aspecto de motero. Sin embargo, su vocabulario no encajaba con el estereotipo del hombre duro. Hablaba de su dolor, de la necesidad de enfrentarse a uno mismo, del proceso de negación y aceptación. Parecía su crítico más duro, se refería constantemente a su egoísmo, su inmadurez y otros «defectos del carácter». Reconoció abiertamente que era alcohólico y que asistía a una reunión diaria de AA. Llevaba casi ocho meses sin beber. Según sus propias palabras, Van estuvo a punto de matar a su pareja, Gail, durante una paliza, nueve meses atrás. No separó la vista del suelo mientras relataba el ataque con voz pausada; era la imagen del remordimiento. «Estuvo mal. Muy mal. Tengo suerte de que esté viva», me dijo. Fue arrestado y pasó aquella noche en el calabozo. Su madre y su hermano pagaron su fianza al día siguiente. «Las tres semanas posteriores estuve  bebiendo  bebi endo sin parar, intentando borrar lo que había hecho. Una mañana me desperté lleno de morados; me había peleado pero ni siquiera recordaba dónde, y desde entonces no he vuelto a beber. Finalmente acepté que no podía estar huyendo siempre de mí mismo y que iba a tener que enfrentarme a lo que le había hecho a Gail.» No obstante, no entró en un programa para maltratadores hasta varios meses después, cuando los tribunales le obligaron a ello.

Durante varias semanas, Van fue la estrella del grupo. Desafiaba a otros participantes  por su negaci negación, ón, por sus esfuerzos para responsabi responsabillizar a sus parejas de su conducta, por  su necesidad de mirarse de manera honesta y dolorosa. En varias ocasiones le presioné  para que dejase de uti utillizar su alcohol alcoholiismo como ex excusa cusa para el abuso y le animé animé a 206

 

examinar seriamente su historia de acoso y violencia hacia Gail. No reaccionaba demasiado bien a mis desafíos, pero al cabo de un momento se calmaba y decía: «Sé que me queda mucho trabajo por hacer». En resumen, parecía un maltratador interesado en realizar el duro trabajo que se necesita para lograr cambios reales. Van y Gail se separaron después de la paliza. Hablaban de vez en cuando, pero no habían vuelto a acostarse. Van decía que tendría que pasar mucho tiempo para que Gail volviese a confiar en él y que tendría que darle su espacio.  No obstante, en tres o cuatro meses, Van empezó a darse cuenta de que Gail Gail no estaba aprovechando la pausa en su relación para recuperar la confianza en él, como Van había pensado. Se estaba «desenganchando». Cuando se dio cuenta de que ella estaba  pensando seriamente en cerrarle la puerta para siempre, siempre, Van volvió volvió a las andadas. Un día me sorprendió diciendo que Gail debería dar otra oportunidad a su relación. Me quedé  pasmado. «¿Por «¿P or qué diabl diablos os una mujer debería quedarse con al algguien uien que casi la la mata m ata de una paliza? Yo no lo haría, sin duda.» Van me respondió: «El dolor en nuestra relación no era solo suyo. Ella también me hizo mucho daño». Le pregunté si eso justificaba de algún modo la paliza. «No, no la estoy justificando. Solo digo que no siempre yo era el malo y ella la buena.» «¿Y eso significa que te debe otra oportunidad? ¿Cuántas veces tienes que pegar a una mujer para que deje de deberte algo?» Van solo acertó a mascullar y negar  ligeramente con la cabeza. En la siguiente sesión dediqué más tiempo a Van, ya que la separación es un momento en el que los abusadores pueden ser especialmente destructivos. Desde la sesión anterior, Gail había comunicado a Van que la relación había terminado definitivamente y que iba a empezar a salir con otros hombres, motivo por el que era especialmente importante para nosotros intentar influir en el proceso de pensamiento de Van. Cayó rápidamente en un discurso sobre lo mucho que se estaba esforzando frente a Gail, «que no va a ninguna parte y no se enfrenta a  sus  probl  problemas» emas».. Le pregunté pregunté cómo era posible que a Gail le sirviese de ayuda volver con un maltratador. «Eh, soy mucho mejor para ella que todos esos perdedores con los que sale ahora. Casi todos beben y son unos inmaduros», me respondió. El grupo de Van se preocupó por su retroceso y sus compañeros intentaron devolverle al buen camino. Para ello, le recordaron que (1) aseguraba que estaba logrando grandes cambios, pero su insistencia en que Gail le debía lealtad era una señal de un abusador que no está cambiando; (2) volvía a minimizar lo destructivo que había sido el abuso y la violencia contra Gail, hasta el extremo de que se estaba convenciendo

de que era una presencia más constructiva en la vida de Gail que otras personas; (3) no estaba aceptando la realidad de que una mujer no tiene que ser «siempre buena» para tener derecho a vivir una vida sin abusos. No expresé mi opinión personal, basada en mi 207

 

conversación con Gail: estaba de acuerdo en que la vida de Gail «no iba a ninguna parte» y que su principal objetivo en aquel momento era curarse de lo que él le había hecho. Cuando Van aludía con menosprecio a los problemas de Gail, ignoraba la realidad de que sus problemas se debían en un noventa por ciento a él. En aquel punto guardé silencio  porque pensé que cuanto mejor entendiese entendiese Van el proceso de curación curación de Gail Gail, más efectivos efecti vos serían sus pasos para sabotearl sabotearlo. o. Van no se mostró tan abierto a las opiniones del grupo como en los meses anteriores. Estaba atascado, tal como veíamos cada vez que negaba con la cabeza en señal de fastidio y en su mueca de desprecio. El grupo se había dado de bruces con un aspecto fundamental de los privilegios asumidos por Van (como ocurre con todos los clientes tarde o temprano), y no iba a ser posible desmontarlo en unas semanas. Esperábamos  poder lleg egar ar a él en algún algún momento, ya que todavía le quedaban seis seis meses de los once que dictaban su sentencia. Por desgracia, nunca nos dio la oportunidad. Menos de tres semanas más tarde, superado por la rabia, se acercó a Gail en un restaurante, y delante de numerosos testigos la llamó «puta de mierda» y se marchó mostrándole el dedo corazón. El ataque verbal supuso una violación de una orden de alejamiento que le prohibía acercarse a ella, y dado que estaba en libertad condicional por la paliza, recibió una sentencia de cárcel de un mínimo de seis meses. Gail no tenía ningún interés de ver a Van entre rejas, pero en aquel caso supuso una bendición, ya que ella tuvo la oportunidad de continuar con su vida sin interrupciones. (Más adelante veremos algunas estrategias para alejarse de una relación de maltrato de forma segura.)  

Qué hace un maltratador si le dejas   Romper con un maltratador puede ser muy difícil. De hecho, dejar a una pareja no abusiva resulta más fácil, contrariamente a lo que mucha gente cree. Pocos abusadores aceptan de buen grado que les dejen. Cuando perciben que su pareja está reuniendo fuerzas, empezando a pensar más por sí misma, escapando de su dominio, los maltratadores mueven su última ficha. Estas son algunas de sus maniobras más habituales:  

Reacciones del abusador a una posible ruptura Promete cambiar  Empieza terapia o un programa para abusadores Deja de beber y asiste a reuniones de AA

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Pide disculpas Te dice que estarás perdida sin él Te dice que nadie más querrá estar contigo Amenaza con suicidarse Te dice que le estás abandonando para que te sientas culpable Amenaza con secuestrar a los niños o pedir la custodia Amenaza con dejarte sin casa o sin recursos económicos Se muestra muy agradable Hace que otras personas te presionen para que le des otra oportunidad Se ocupa de cosas por las que llevabas mucho tiempo quejándote (por ejemplo, arreglos en la casa, buscar trabajo, permitirte que salgas con tus amigas) Muestra comportamientos destructivos para que te preocupes o sientas lástima por él (por ejemplo, apenas come, bebe mucho, no va a trabajar, nunca habla con sus amigos) Difunde rumores sobre ti para intentar destruir tus amistades o tu reputación Empieza a salir con alguien para que sientas celos o te enfades Insiste en que ya ha cambiado Difunde Difunde información informac ión íntima sobre ti para humillarte humillarte Amenaza o ataca a la persona con la que has empezado a salir, o a alguien que intenta ayudarte Te deja embarazada Te persigue Te ataca físicamente o sexualmente Destroza tu casa o tu coche Amenaza con pegarte o matarte

  Cada abusador utiliza una combinación de estas tácticas, y algunos aceptan la ruptura mejor que otros. Algunas estrategias de control que parecen contradictorias pueden ir de la mano. Por ejemplo, un día podría insistir con firmeza en que «deberías ver que he cambiado», y llamar la noche siguiente para decirte: «Si no das otra oportunidad a esta relación, vas a saber de qué soy capaz realmente». Un día te dice por teléfono que su amor por ti nunca morirá, pero cuando su lenguaje poético no logre convencerte de que te reúnas con él para tomar algo, de repente te gritará: «¡Me importas una mierda, así que haz lo que quieras con tu puta vida!». No le preocupa que esas intervenciones no

encajen, porque está centrado en un único deseo: volver a tenerte bajo su control. Sabe que antes te controlaba con encanto, afecto y promesas. También recuerda lo  bien  bi en que le funcionaron funcionaron la intimi ntimidació daciónn o la ag agresi resión ón en otras ocasiones. ocasiones. Ahora, ambas herramientas han perdido efectividad, de modo que intenta aumentar la intensidad. Es 209

 

 posiblee que pase de una a otra de manera imprevisi  posibl mprevisibl ble, e, como un médi mé dico co que receta a un  paciente  paci ente varios varios antibi antibióti óticos cos con la intención ntención de intentar averig averiguar cuál detendrá la infección. Y la analogía es válida, ya que un abusador considera que la fuerza y la independencia en aumento de su (ex) pareja es una enfermedad y no la señal de salud que en realidad es. Las promesas que pronuncia el maltratador durante esa etapa pueden ser persuasivas, sobre todo si se combinan con disculpas que parecen sinceras o si toma alguna iniciativa concreta como dejar de beber, buscar un terapeuta o entrar en un programa para abusadores. No obstante, cuando consigue la reconciliación, vuelve a las andadas poco a  poco; deja la terapia terapia porque «no puede permitírsel permitírselo», o», dice dice que va a beber «un poco»  porque puede «manejarlo « manejarlo»» , etcétera, etcétera. En muy poco tiempo, el día a día vuelve a ser como antes. Mis clientes realizan afirmaciones contradictorias durante las rupturas respecto a quién es responsable del final de la relación y pasan de culparse por todo a atribuir todos los fallos a la mujer. Culparla a ella está más cerca de su mentalidad; si se culpan a sí mismos, lo hacen sobre todo para ganarse las simpatías de otras personas (entre ellas los terapeutas contra el abuso) que pueden verse atraídas por una representación teatral de culpa y dolor. En un giro irónico, cuanto más dice que la separación es por su culpa, más amigos y familiares se sienten tentados de presionar a la mujer para que crea que cambiará. Cuando uno de mis clientes adopta esta actitud de mea culpa,  le pido que describa con detalle cómo ha hecho que su comportamiento aleje a su pareja. Ocho de cada diez veces, el abusador solo puede darme dos o tres ejemplos, o ninguno. En otras palabras, no cree realmente que sea abusivo, y mi petición de detalles le pone en evidencia. Si logra enumerar algunas cosas que ha hecho mal, casi siempre están muy lejos del núcleo de su comportamiento destructivo, como en comentarios del tipo «tendría que haberle  prestado mucha más atención; atención; no hacíamos sufici suficientes entes cosas juntos», o en realidad realidad son comentarios ambiguos para seguir atacando a la mujer (por ejemplo, «me alejaba de ella  porque a veces se vuel vuelve ve loca, pero debería haberme dado cuenta de que al apartarme ella se sentía todavía peor»). Las reacciones irascibles, abusivas y en ocasiones peligrosas que los maltratadores  pueden manifestar cuando su relación relación se acaba aca ba se consi c onsideran, deran, sobre todo por parte de los  psicól  psi cólog ogos, os, una prueba del «mi « miedo edo al abandono» del hombre. Sin Sin embargo, las mujeres tienen el mismo miedo al abandono que los hombres, pero rara vez acosan o matan a sus

 parejas después de la ruptura. Y no solo solo eso: muchos abusadores son crueles con sus ex  parejas incluso cuando no desean una reconciliación o a pesar de haber iniciado la ruptura. La pista de cómo maneja la separación un abusador radica en la misma mentalidad que provoca sus conductas controladoras y abusivas durante la relación y que 210

 

acaba apartando a su pareja.  

Cómo ven los abusadores la separación El proceso interno de Van y la conducta  destructiva que le llevó hasta él captan la esencia de cómo percibe un abusador el final de una relación. Veamos los elementos centrales de su perspectiva:   «El abuso no es motivo para poner fin a una relación».   Van no estaba dispuesto a aceptar que su brutal maltrato contra Gail era razón suficiente para dejarle. ¿Por qué? En primer lugar, creía que el daño que le había hecho Gail durante la relación superaba a sus abusos. Si Van es capaz de autoconvencerse de que el balance está equilibrado a pesar de su grave ataque físico, imagina lo fácil que le resultará a un maltratador psicológico (aunque la realidad es que el abuso emocional  puede resultar ig igual de dañi dañino). no). En segundo lugar, Van creía que no era razonable esperar que un hombre no sea abusivo a menos que su pareja nunca hiera sus sentimientos o fracase en su obligación de atenderle. Consideraba que estábamos siendo injustos y poco realistas sobre la naturaleza inherente del hombre, como si pidiésemos a un tigre que sea vegetariano. Sin decirlo abiertamente, reveló su actitud según la cual una mujer tiene que aceptar el hecho de que cierto grado de abuso forma parte del hecho de estar con un hombre, a menos que ella sea perfecta.   «Si prometo que seré más amable, debería ser suficiente.»   Por muchas veces que Van hubiese roto sus promesas de cambiar, seguía creyendo que esta vez Gail vería que lo decía en serio y le daría otra oportunidad. En su mente no había un límite respecto a cuántas «otras oportunidades» deberían serle concedidas; se creía con derecho a un número ilimitado. Para empeorar las cosas, Van creía que Gail tenía que aceptar su visión optimista del futuro al tiempo que enviaba señales de peligro más que evidentes de que no había

cambiado. Mis clientes exigen perdón mientras continúan insultando, amenazando, exigiendo respuestas inmediatas, atendiendo únicamente a sus propias necesidades, etcétera. Según su mentalidad, la mujer tiene que creer que el abuso ha cesado cuando él lo dice, aunque ella vea otra cosa. 2111 21

 

  «Ella «E lla tiene que estar dispuesta a “tr “trabajar abajar”” en nuestra relación relación sin poner po ner límites.»   El abusador se cree con derecho a poner fin a una relación cuando le apetezca, pero no asigna ese privilegio a su pareja. Cuando se encuentran inmersos en una ruptura, mis clientes se quejan amargamente con afirmaciones de este tipo:   «Hoy en día, la gente tira las relaciones a la basura en cuanto las cosas se  ponen difíciles. di fíciles. Ya no se asume el compromiso de aguantar y hacer que funcione». «Supongo que nuestros votos matrimoniales no significaban nada para ella.» «Dice que se preocupa mucho por nuestros hijos, pero no parece que le importe mucho que vivan en un hogar roto.» «Está lista para tirar por la borda todo lo que teníamos porque ha conocido a otro tío.»   De los casos que he tratado, ninguna mujer ha dejado a su pareja la primera vez que él se mostró abusivo (y no habría estado mal si lo hubiesen hecho). Cuando ella da el  paso de poner fin fin a la relació relación, n, lo habitual habitual es que haya vivi vivido do años de abusos verbales y control, y que haya pedido a su pareja en innumerables ocasiones que deje de criticarla o de aterrorizarla. En la mayoría de los casos, también le habrá pedido que deje de beber, o que vaya a terapia, o que hable con un sacerdote, o que tome alguna otra medida para  buscar ayuda. Ell Ella le habrá dejado en varias varias ocasi ocasiones, ones, o al menos habrá hecho el intento, y después habrá vuelto con él. ¿No demuestra todo eso el compromiso de la mujer? ¿No ha hecho suficiente y se ha ganado el derecho a protegerse? Según la mentalidad del abusador, la respuesta es «no». Una vez más, la doble moral del abusador se impone. Él no considera que el abuso verbal crónico, o incluso la violencia, representen el fracaso del «amar y respetar»; en cambio, la decisión de la mujer de alejarse por su seguridad sí lo es. Sus aventuras merecen el perdón automáticamente; las aventuras que ella  pudi  pudiese ese tener las considera considera una prueba de su baja moral y de su falta de interés. Y el hecho de que exponga a los niños a la degradación y el acoso de su madre no evita que se autoproclame Protector de los Niños, el que quiere darles una «vida familiar estable» mientras su «egoísta» madre intenta separarles.  

«Sigue siendo responsable de mis sentimientos y mi bienestar.»   Según el interesado sistema de valores del hombre abusivo, la mujer es responsable de sus necesidades y sus sentimientos incluso después de que ella anuncie que la relación 212

 

ha terminado. Así, si él pierde su trabajo, o si su último ligue no le sale bien, o si su madre cae enferma, se cree con derecho a exigir que la mujer cuide de su bienestar  emocional. En particular, tiende a hacerla responsable de sus sentimientos heridos a raíz de su relación o de su ruptura.   «La relación se habrá terminado cuando yo lo diga.»   Una y otra vez me encuentro con el siguiente escenario: un nuevo cliente del  programa  prog rama para abusadores describe describe su incidente ncidente más grave de maltrato, maltrato, como todos los  particip  parti cipantes antes tienen tienen que hacer, y justifi justifica ca sus actos dici diciendo endo que «ocurrió porque descubrí que me estaba engañando». Cuando contacto con la mujer, descubro que aunque era cierto que se veía con otro hombre, ella y mi cliente ya no estaban juntos en aquel momento. En otras palabras, en la mente del abusador cualquier relación que ella tenga es «una aventura» si ocurre durante un período de tiempo en el que él todavía desea volver con ella, porque se cree con derecho a decidir cuándo es libre la mujer para ver a otras personas.   «Me pertenece.»   La visión deshumanizada de la pareja como una posesión personal por parte del abusador puede empeorar a medida que la relación llega a su fin. En ocasiones me resulta extremadamente difícil conseguir que un cliente recuerde en ese punto que su pareja es un ser humano con derechos y sentimientos, no un objeto censurable que hay que destruir. En el peor de los casos, sus esfuerzos por recuperar su propiedad incluyen  persegui  perseg uirr a la mujer y controlar controlar sus m movi ovimient mientos, os, atemorizar atemorizar a las personas que intentan ayudarla, amenazar a los hombres con los que ella quiere salir, secuestrar a los hijos y atacar físicamente a la mujer o a personas allegadas a ella. Para las mujeres abusadas, la separación es un momento de especial riesgo de homicidio o intento de homicidio, y en ocasiones incluye ataques homicidas al nuevo novio, a sus hijos o a otras personas cercanas a la mujer.  Numerosos estudios señalan señalan que el maltrato maltrato tiende a continuar continuar durante un período de tiempo considerable después de la separación, y que lo habitual es que sea peor que cuando la pareja estaba junta. Tras la separación aumentan los casos de violación u otras formas de ataque sexual que transmiten un poderoso mensaje de posesión: «Sigues

 siendo mía, y conservo mis der derechos echos sobre sobre tu cuerpo hasta que   yo decida lo contrario». Si te preocupa que tu pareja sea capaz de comportarse con violencia extrema (aunque no lo haya sido en el pasado), toma las debidas precauciones ( véase «Dejar a un 213

 

abusador de forma segura», pág. 268).  

Vínculo traumático Una de las grandes tragedias de todas las  formas de abuso es que la persona abusada  puede llegar legar a depender emocional emocionalmente mente del maltratador mediante mediante un proceso conocido conocido como vínculo traumático. Los ataques del abusador contra la autoestima de la mujer, sus impedimentos a que progrese en la vida, las divisiones que provoca entre la mujer y otras  personas, los efectos psicol psicológ ógiicos que sufre la mujer cuando él la aterroriza.. aterroriza.... todo se combina para que ella le necesite cada vez más. Es una triste ironía psicológica. El abuso infantil funciona de la misma manera; de hecho, los niños pueden desarrollar vínculos más fuertes con los padres abusivos que con los que no lo son. Los supervivientes de secuestros o torturas pueden manifestar efectos similares; intentan proteger a sus torturadores de las consecuencias legales e insisten en que los secuestradores se  preocupaban por ell ellos (incl (incluso uso lleg egan an a describi describirl rles es como indi indivi viduos duos amables amables y afectuosos): es lo que se conoce como  síndr  síndrome ome de Estocolmo. Vi estas dinámicas ilustradas en un joven que recibió una descarga por tocar una valla eléctrica y se quedó tan impactado que se agarró a la valla como medida de seguridad (y no la soltaba a pesar  de que cada nueva descarga incrementaba su pánico, hasta que su hermana logró sacarlo de allí). Casi ningún abusador es cruel o aterrador permanentemente. De vez en cuando se muestra cariñoso, amable y divertido, y tal vez incluso es capaz de sentir compasión y empatía. Esta amabilidad intermitente, y por lo general imprevisible, es fundamental para formar vínculos traumáticos. Cuando una persona, hombre o mujer, ha sufrido un trato duro y doloroso durante mucho tiempo, siente una oleada de amor y gratitud hacia cualquiera que le brinde alivio, como el arrebato de afecto que se sentiría hacia la mano que ofrece un vaso de agua en un día abrasador. En situaciones de abuso, sin embargo, el salvador y el torturador son la misma persona. Cuando un hombre deja de gritar a su  pareja y de decirl decirlee « mierda mierda inútil nútil», y en su lug ugar ar le propone unas vacaciones, vacaciones, la respuesta emocional típica consiste en sentir  gratitud . Cuando no la deja dormir porque quiere sexo en mitad de la noche pero al final la deja descansar, ella siente una paz reconfortante a raíz del alivio que supone que la deje tranquila. Los ciclos de crueldad de tu pareja abusiva pueden hacer que te sientas muy próxima

a él cuando por fin se muestra amable y cariñoso. Puedes acabar sintiendo que la  pesadillla del maltrato  pesadi maltrato es una experienci experienciaa que compartís los dos y de la que estáis huyendo, una peligrosa ilusión provocada por el trauma. En muchas ocasiones oigo a la mujer abusada diciendo que su pareja la «conoce de verdad» o que nadie la entiende 214

 

«como él». Puede ser cierto, pero la razón por la que él parece entenderte es que cuenta con métodos estudiados para manipular tus emociones y controlar tus reacciones. En ocasiones puede parecer que entiende lo mal que se ha portado contigo, y eso hará que te sientas más ligada a él, pero es otra ilusión. Si realmente fuese capaz de sentir empatía  por el dolor dolor que ha provocado, dejaría de maltratarte para siempre. La sociedad tiende a etiquetar a la mujer de «masoquista» o de «ponerse de parte del maltratador» por sentir gratitud o vinculación hacia un hombre abusivo. Sin embargo, los estudios demuestran que apenas existen diferencias de género en el proceso de vinculación traumática y que los hombres acaban tan vinculados a sus captores como las mujeres. El trauma del abuso crónico también puede hacer que una mujer desarrolle miedo a estar sola por la noche, ansiedad por su capacidad para gestionar su vida por sí misma y sentimientos de aislamiento de los demás, sobre todo si el abusador la ha apartado de sus amigos y familiares. Todos esos efectos del abuso pueden hacer que resulte mucho más difícil separarse de una pareja abusiva que de una que no lo es. La tentación de volver,  por tanto, puede ser enorme. Los investi investiggadores han descubierto descubierto que la mayoría de las mujeres abusadas dejan varias veces al abusador antes de ser capaces de alejarse para siempre. Ese proceso prolongado se debe en gran parte al chantaje y la manipulación continuados del abusador, pero también a los vínculos traumáticos que él ha engendrado en su pareja. Un ejercicio que puede ayudarte a resolver esta trampa consiste en redactar una lista con todas las maneras, incluyendo las emocionales, en que te sientes dependiente de tu  pareja. A continuaci continuación, ón, elabora elabora otra lista lista con los pasos que podrías dar, grandes o  pequeños, para empezar a ser más independiente. ndependiente. Estas listas listas podrían ayudarte a centrar  tu energía en las direcciones que necesitas tomar.  

¿Por qué no acepta tu petición de tomar to maros os «un descans descanso»? o»?   ¿Alguna vez has intentado separarte temporalmente de tu pareja? Tal vez has  pensado en dejar la relación, relación, pero temes la reacción de tu pareja y por eso le pides pides «un tiempo separados» en lugar de romper sin más. O no estabas segura de lo que querías hacer y necesitabas un tiempo a solas para decidir hacia dónde ibas a ir sin tener que

enfrentarte cada día a su acoso, sus críticas y su vigilancia. Es posible que intentases convencerle de que la relación no había acabado, que todavía querías «trabajar para volver a estar juntos», pero que necesitabas una pausa. Probablemente, le pedirías estar  separados durante unas semanas o unos meses, sin veros. También podrías haber pedido 215

 

cosas más específicas, como no hablar en ese tiempo, ni siquiera por teléfono, para que la pausa fuese completa. Tal vez plantearías que ambos podíais ver a otras personas en ese tiempo, o todo lo contrario. La gran mayoría de las mujeres abusadas con las que trabajo intentan apartarse un tiempo del abusador. Mis clientes, sin embargo, rara vez aceptan las peticiones de sus parejas. Al principio, el hombre parece aceptar el plan: «Estoy de acuerdo con ella en que necesitamos un tiempo separados para que la cosa se calme y después hablaremos con la cabeza fría». Sin embargo, no piensa eso por mucho tiempo. Pronto empieza a recortar el acuerdo. Si ella ha pedido que no la llame, él le enviará una postal. Después la llamará con alguna excusa, como una factura que hay que pagar o una invitación de su hermana, y le soltará con tono despreocupado un «bueno, ¿cómo estás?» para intentar entablar una conversación. Es posible que se la encuentre «por casualidad». Él continúa socavando la decisión de la mujer hasta que ella cede y queda con él. Cuando se encuentran cara a cara, él es todo dulzura y encanto, como aquella persona romántica de los primeros y maravillosos días de la relación, e intenta engatusarla o manipularla con la intención de llevársela a la cama. Es posible que él piense que si tienen sexo, ella volverá a engancharse, una estrategia que a mis clientes les da buenos resultados. De un modo u otro, parece que la mujer nunca consigue el tiempo de descompresión que necesita, como ella sabe, para su bienestar. ¿Por qué no permite él esa pausa? A un nivel consciente, es posible que, simplemente, la eche de menos, pero en el fondo tiene otros intereses. Experimenta la separación como una declaración de su pareja de que es capaz de sobrevivir sin él, que ella sabe mejor que nadie lo que le conviene, que sus necesidades no deberían ser  siempre secundarias con respecto a las del hombre, que su voluntad tiene fuerza. Esos mensajes representan un poderoso resumen de todo lo que él no quiere en su relación, y se siente impulsado a mover ficha rápidamente para demostrar que son falsos. El abusador teme lo que su pareja pueda descubrir si consigue librarse de su control durante un tiempo. Podría ver lo bien que se vive sin humillaciones y sin presión. Podría darse cuenta de que hay otras personas en el mundo, mujeres y hombres, que la respetan y la tratan bien, e incluso podría observar que algunas de sus amigas son tratadas como iguales por sus parejas. Podría empezar a tener ideas propias, sin él al lado para controlar  sus reflexiones y canalizarlas hacia los puntos de vista que él quiere que tenga. Sobre todo, podría descubrir que sin él está mucho mejor. En resumen, él no tolera la pausa  porque percibe que resulta demasiado saludable y curativa para la mujer. Él quiere que

ella escuche su voz y vea su rostro, porque considera que así destruirá la determinación de la mujer. ¿El hombre analiza detalladamente esas cuestiones? Probablemente, no mucho. Reacciona sobre todo de manera automática, basándose en rutinas de pensamiento y 216

 

comportamiento que han ido ganando en profundidad con los años. Con todo, sigo observando que mis clientes son mucho más conscientes de sus propias estrategias de lo que podríamos pensar; cuando se molestan conmigo, cosa que ocurre con frecuencia, se olvidan de su máscara y sueltan sus verdaderos pensamientos y sus planes.  

El abusador que quiere poner fin a la relación   ¿Y si es tu pareja el que rompe la relación, o está totalmente de acuerdo contigo en que no sois el uno para el otro? La buena noticia es que si no tenéis hijos, es muy  probablee que se quite  probabl quite de en medio para siempre. siempre. Es posibl posiblee que le interese otra mujer o que desee volver a perseguir su fantasía de la mujer perfecta que hace todo por él y nunca le planta cara. O puede ser que cualquier otra cosa ocupe su mente. Lamento decir que ni siquiera en estos casos la paz completa está asegurada (aunque no conozco casi ningún caso de ataque  físico  posteri  posterior or a la separación separación si el abusador  acepta la ruptura, excepto en los casos de conflictos prolongados por los hijos). Incluso el hombre abusivo que está listo para volver a ser soltero podría sentir la necesidad de tomar represalias por todas las veces que se ha sentido herido por ti, que en su sistema  perceptual distorsi distorsionado onado podrían ser todas las ocasiones ocasiones en las que te has defendido, defendido, cuando has cuestionado la superioridad de sus conocimientos y sus juicios, o cuando te has negado a ser un duplicado suyo. Así, podría difundir historias distorsionadas sobre vuestra relación o mentir abiertamente para poner a la gente en tu contra. Dado que tiene que verse como el más poderoso de los dos, podría declarar que él acabó con la relación mientras tú le «suplicabas» otra oportunidad y prometías «cambiar». Este tipo de réplicas del maltrato pueden ser muy dolorosas. El abusador que acepta el final de la relación, o que incluso lo desea, podría continuar  intentando saldar viejas cuentas contigo a través de los hijos, una cuestión que analizaremos con más detalle en el Capítulo 10. Por supuesto, existen casos en los que la mujer desea continuar con la relación y el abusador no. En ocasiones, mis clientes dejan a la mujer para castigarla. Las mujeres en esa posición pueden experimentar la partida del abusador como la bofetada final después de una larga serie de bofetadas previas (figurativas o literales), y se sienten todavía más humilladas e indignas de ser amadas. Por tanto, a la mujer abusada no le ayuda que le digan: «¿Por qué te preocupas? Tienes suerte de haberte librado de él». Todo aquel que

desee contribuir a la recuperación y el empoderamiento de una mujer abusada tiene que dejar espacio para su tristeza y su indignación por haber sido abandonada, y entender  que la marcha del hombre no es más que otra manera de pisotearla. Los abusadores que ponen fin a la relación dejan otros daños en su estela además de 217

 

las heridas emocionales o físicas. De repente, la mujer se queda sola con deudas,  pertenencias  pertenenci as destrozadas, un embarazo o niños niños traumatizados. traumatizados. Las comunidades comunidades que deseen ayudar a mujeres abusadas tienen que reconocer que el maltratador es capaz de  provocar dificul dificultades tades más allá allá de su partida. partida.  

Dejar a un abusador de forma segura   Tratar de determinar el nivel de riesgo de que un abusador determinado sea físicamente violento es un proceso complejo e impreciso. Si te preocupa que tu pareja  pueda reaccionar reaccionar de manera destructiva destructiva o viol violenta enta ante tu anuncio anuncio de dejar la relaci relación, ón,  presta mucha atención atención a tu intui ntuició ciónn aunque nunca antes haya sido sido viol violento. ento. Un estudio estudio reciente llegó a la conclusión de que los pronósticos de las mujeres respecto a una posible reacción violenta de sus parejas abusivas en el futuro eran mucho más precisas que las valoraciones basadas en cualquier otro factor. La separación puede ser una etapa especialmente peligrosa. No hace mucho viví de cerca un caso en el que una mujer dejó a un maltratador psicológico que se mostró cada vez más amenazante y aterrador en los meses posteriores a la separación, hasta el punto de que ella llegó a solucionar con quién se quedarían sus hijos si ella moría. Y aunque él nunca le había pegado durante la relación, acabó trágicamente con su vida: se escondió a una manzana del juzgado, la esperó a la salida de un juicio en el que obtuvo una orden de alejamiento contra él, y después se suicidó. (Como consecuencia de una breve charla que ofrecí sobre este homicidio, llegué a conocer personalmente a los destrozados padres de la mujer.)   EVALUAR LA VIOLENCIA POTENCIAL DE UN ABUSADOR 

Las siguientes señales de peligro pueden ser útiles tanto si estás pensando en separarte de tu pareja como si no. Algunas combinaciones de estos elementos se hallan  presentes con frecuencia frecuencia (pero ( pero no siempre) siempre) en los casos más viol violentos. entos. P resta atención a tu voz interior mientras estudias estos indicadores:  

Señales de peligro en hombres abusivos

Es extremadamente celoso y posesivo. Su conducta violenta y sus amenazas van en aumento. Te sigue, controla tus movimientos o te acosa de otras maneras. Estás empezando a dar los pasos necesarios para dejar la relación o ya lo has hecho.

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Ha sido violento contigo durante tu/s embarazo/s. Ha sido sexualmente violento contigo. Ha amenazado con matarte o hacerte mucho daño, te ha estrangulado o te ha amenazado con un arma. Tiene acceso a armas y está familiarizado con su uso. Parece obsesionado contigo. Está deprimido, tiene pensamientos suicidas o muestra otras señales de que no le importa lo que le ocurra.  No tiene relaciones relaciones cercanas. cer canas. Tiene un historial delictivo considerable. Utiliza la violencia o amenaza con ella a otras personas. Abusa de sustancias. Ha maltratado a los niños. La violencia que ha ejercido contra ti en el pasado, o contra otras parejas, ha sido frecuente o severa. Ha matado o maltratado a mascotas, o ha utilizado otras tácticas para sembrar el terror. Consume pornografía. Exhibió conductas extremas en tus primeros intentos de dejarle. Conoce tus rutinas, las direcciones de tus amigos y familiares, dónde trabajas u otra información personal que podría utilizar para localizarte.

  Lamentablemente, no existe una ciencia para aplicar estos indicadores. Sería engañoso yo dijese,apor ejemplo, «entre tres y cinco respuestas reflejan un peligroque moderado, partir de seis el peligro es severo», o afirmativas que ofreciese una interpretación similar, porque la realidad no es tan simple. Algunas guías para evaluar el riesgo de violencia de los abusadores consisten en esas categorías de «bajo, moderado y alto», y con ello pueden animar a las mujeres a infravalorar el peligro que corren por no atender a su intuición. Un pequeño número de maltratadores que mata o hiere gravemente a sus parejas lo hacen con  pocos o ninguno de los elementos citados, razón de más para fiarse del instinto.   P LAN DE SEGURIDAD

El hecho de que te preguntes hasta dónde podría llegar el maltrato de tu pareja me sugiere que ya has visto aspectos que te resultan inquietantemente misteriosos o aterradores. Te ruego que busques ayuda en un programa para mujeres abusadas (véase «Recursos») y que diseñes un  plan estratégico de seguridad con un especialista del 219

 

 programa. Los planes de seguri  programa. seguridad dad pueden impli implicar dos conjuntos de pasos disti distintos, ntos, uno  para incrementar tu seguridad seguridad mientras vi vives ves con tu pareja y otro por si decides decides dejarle, y  para cuando lo hag hagas. as. Recuerda que el proceso de dejar a un hombre abusivo abusivo puede ser  arriesgado; por tanto, si te estás preparando para la ruptura, piensa bien en las  precauci  precauciones que todas tienes tienes las queque tomar. Losdejar especial especi tas que ytrabajan con mujeres abusadas afirman ones que casi logran a alis suistas pareja mantenerla alejada tienen un  plan  pl an previo. Un plan de seguridad mientras vives con una pareja abusiva podría incluir los siguientes elementos, entre muchos otros:   Planifica diferentes rutas de huida desde tu casa por si él se pone violento. Piensa dónde irás si necesitas pasar la noche. Esconde unas llaves del coche y documentos importantes (certificados de nacimiento, tarjetas sanitarias, cartillas del banco) en lugares seguros y donde  puedas cogerlos cogerlos y marcharte rápi rápidamente. damente. Intenta salir de los espacios peligrosos durante las discusiones; por ejemplo, sal de la cocina, donde hay cuchillos y otros objetos punzantes que el abusador podría utilizar para atacarte. Solicita un apartado de correos privado o consigue otra dirección para recibir correo confidencial. Establece una contraseña con tus amigos y familiares, y con tus hijos, que indique una emergencia. Planifica cómo deben reaccionar si pronuncias la contraseña en  persona o por teléfono. teléfono. Abre una cuenta en el banco para disponer de dinero si tienes que huir. Ten un teléfono que funcione en una habitación con pestillo para poder llamar en caso de emergencia. Lleva siempre un móvil encima. Obtén el permiso de armas para poder llevar espray de pimienta. Aléjate de las drogas y el alcohol para asegurarte de tener siempre la cabeza despejada; si lo necesitas, busca un tratamiento contra el abuso de sustancias. Llama al teléfono de ayuda a víctimas del maltrato si tienes miedo, y a la policía si el peligro es inmediato.   Después de dejar a tu pareja abusiva, existen unos puntos adicionales que puedes

añadir a tu plan de seguridad:  

Cambia la cerradura de casa. Informa a los vecinos del peligro que corres y muéstrales fotografías del abusador y 220

 

de su coche. Informa en tu lugar de trabajo del peligro potencial que corres. Diles a tus hijos que no hablen con el abusador y que busquen ayuda de inmediato si lo ven. Avisa a lasufrido policía en local riesgoyque corres; si explícales amenazas o la violencia que has el del pasado, pregunta existen las servicios especiales o de  protección.  protecci ón. Informa a los profesores de tus hijos del riesgo y proporciónales una fotografía del abusador y otra información que consideres útil, incluyendo una copia de la orden de alejamiento si dispones de ella. Enseña a tus hijos a marcar el teléfono de emergencias en casa y en el móvil. Cambia tus rutas de desplazamiento y las de tus hijos. Si piensas acudir a los tribunales (por ejemplo, para pedir una orden de alejamiento), contacta con un abogado defensor si puedes y pídele que te ayude a diseñar un plan de seguridad adicional y específico del proceso judicial. Si obtienes una orden de alejamiento, lleva una copia encima en todo momento y deja otra copia en casa, en el coche y en el trabajo.   Estos son algunos ejemplos de los planes que puedes diseñar, a ser posible con la ayuda de un especialista en abusos, para incrementar tu seguridad y proteger a tus hijos. Puedes llamar al teléfono contra el maltrato y desarrollar un plan sin necesidad de dar tu nombre o tu teléfono, lo que garantiza el anonimato. Si puedes asistir a un programa para mujeres abusadas y reunirte con un abogado personalmente, mucho mejor. Además, recomiendo encarecidamente los libros When Love Goes Wrong y  It’  It’ss  My  Life Now, ambos citados en la sección de «Recursos», para todas aquellas mujeres que estén luchando por ponerse a salvo de una pareja que las tiene aterrorizadas. Si tienes miedo de tu pareja abusiva, es importante elaborar un plan de seguridad aunque no tengas intención de dejarle en este momento. Si él ha demostrado que tiene capacidad para ejercer la violencia, o si sospechas que es así, no existe ni un solo motivo  por el que no debas empezar a planifi planificar car  ya cómo mantener tu seguridad y la de tus hijos si surge una situación peligrosa en el futuro. Algunas mujeres abusadas psicológicamente confían en que sus parejas nunca llegarán a la violencia o las amenazas. No obstante, mi experiencia es que la mayoría de los hombres abusivos (aunque no todos) acaban aterrorizando psicológicamente a sus

 parejas tarde o temprano, aunque nunca lleguen a ejercer la viol violenci encia. a. Resulta Resulta razonable razonable que las mujeres abusadas inviertan parte de su tiempo en pensar cómo reaccionarán si ocurre lo inesperado. Si estás preparada para dejar la relación, el plan de seguridad cobra mayor  221

 

importancia. Si temes a tu pareja, no le digas que vas a romper hasta que tengas un plan definido y consideres que puedes darle la noticia de manera segura para ti. Después, rompe todo contacto con él. Es posible que te resulte muy difícil. Cuanto más miedo le tengas, más tentada te sentirás de saber cómo le va, porque es posible que en el pasado tu seguridadpara dependiese de tu alerta Sin constante respecto a sus con estados de ánimo y tu disposición responder a ellos. embargo, contactar él puede ser muy  peliigroso, ya que lo más probable  pel probable es que se muestre agradable agradable y te diga diga que quiere quiere verte  para tener una últi última ma charla charla o despediros, despediros, y util utilizará esa oportunidad oportunidad para atacarte físicamente o sexualmente. He conocido algunos casos en los que el hombre dejó caer  una excusa aparentemente inocente para reunirse «una última vez» y acabó asesinando a la mujer por dejarle. Es natural tener la esperanza de quedar como amigos con una ex  pareja, pero esto rara vez es posi posibl blee con un maltratador, maltratador, y resulta resulta absolutamente absolutamente imposible con alguien que amenaza tu integridad física. Y si decide no hacerte daño,  podría engatusarte engatusarte para que vuelvas con él.  

Mujeres abusadas con hijos   Poner fin a una relación con un hombre abusivo puede ser bastante más complicado  para una mujer con hijos, hijos, sobre todo si el abusador es el padre leg egal al (biol (biológ ógico ico o adoptivo). El riesgo de que el abusador intente hacer daño a los niños, ponerlos en tu contra u obtener su custodia a través del sistema legal requiere un proceso de  plani  pl anificaci ficación ón estratégi estratégica adicio adicional nal.. Estas cuestiones cuestiones se analizan analizan con más detall detalle en el siguiente capítulo. Si decides huir de la noche a la mañana, llévate a tus hijos si puedes. Llévate también sus certificados de nacimiento, las tarjetas sanitarias y los pasaportes, si los tenéis. Algunas mujeres corren tal peligro que se ven obligadas a huir sin sus hijos, pero el maltratador podría acudir a los tribunales para solicitar la custodia alegando que ella los ha «abando « abandonado». nado».   PUNTOS FUNDAMENTALES QUE RECORDAR  Cuando se produce una ruptura en contra de la voluntad del abusador, es posible que

defina la decisión de la mujer como una declaración provocativa de independencia y moverá cielo y tierra para demostrar que ella le pertenece. Dejar a un abusador no es fácil, pero con tiempo y planificación lo conseguirás. Durante la disolución de la relación, y durante bastante tiempo después, la mujer  abusada debe prestar especial atención a su propia seguridad y tomar los pasos

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necesarios para protegerse. Después de separarte de un hombre abusivo, espera unos meses como mínimo antes de empezar una relación. Tomarte el tiempo necesario para curarte emocionalmente del abuso que has soportado puede ser fundamental para ayudarte a elegir una nueva pareja no abusiva. Lee It’ Lee  It’ss My Lif e Now (véase «Recursos»). Tu vida te pertenece solo a ti.

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Tercera parte

El hombre abusivo en la sociedad

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10 Los hombres abusivos como padres  

Conmigo es terrible, pero es muy buen padre.  No demostró ningún interés por los niños hasta que le dejé, y entonces pidió pidi ó la custodia custo dia inmediatamente. inmediatamente.  Mis hijos están muy asustados y no quieren acudir a las visitas visi tas con él, pero pero el   juez no me escucha.  No podría arreglármelas arreglármelas si sinn él porque los niños ni ños no me hacen caso.   Esysábado por lamayor, tarde, yAlex, en ladefamilia reina para el entusiasmo. de once años, su hermana trece, Turner se preparan acudir con Randy, sus padres a la gran fiesta de cumpleaños de sus primos gemelos. Su madre, Helen, les ayuda a envolver  los regalos y lo que se van a poner; de vez en cuando interviene para imponer la paz entre los hermanos, que parecen pelearse cada pocos minutos. Tom, el padre, está en el garaje intentando arreglar la bicicleta de Randy y está embadurnado de grasa. La ansiedad de Helen va en aumento a medida que pasa el tiempo, porque Tom no ha empezado a prepararse y no deja de decir: «Déjame en paz, ya te he dicho que estaré listo a tiempo». La tensión entre Randy y Alex también va en aumento, y Randy acaba lanzándose sobre su hermana y dándole puñetazos. Helen oye los gritos de Alex y acude corriendo para separar a Randy, pero recibe dos puñetazos accidentales de Alex. Randy grita a su madre: «Siempre te pones de parte de Alex, guarra»; se va a su habitación y cierra de un portazo. Alex llora con todas sus fuerzas y le dice a su madre: «Tienes que hacer algo con él; no lo soporto más. Te lo juro, si me vuelve a pegar, lo mato. ¡Está descontrolado!». Helen se queda con Alex unos minutos y empieza a llevar las cosas al coche. Se les ha hecho tarde. Tom por fin sale del garaje y empieza a lavarse las manos sin prisa. Después se pone a leer el periódico, y Helen le espeta: «¿Qué haces? Tenemos que irnos». Tom le dirige una mirada que le paraliza el corazón y dice: «Estaba mirando a qué hora es el partido esta noche. Pero ya que lo mencionas, a lo mejor debería mirar 

qué más hay interesante». Entonces, con una mueca de desprecio, se lleva el periódico al sofá, pone los pies en alto y empieza a pasar las páginas. Helen sube furiosa las escaleras. Diez minutos más tarde, Tom continúa en el sofá. Helen le llama: «Ya llevamos media hora de retraso; los niños no quieren perderse los juegos». 227

 

Tom esboza una sonrisa gélida y responde: «Tendrías que haberlo pensado antes de darme por culo». culo». «¡Imbéci «¡I mbécill» , grita rita Helen. En ese momento, Randy sale de la habitación y se dispone a bajar las escaleras. «Ya veo que estás histérica, como siempre», le suelta a su madre con sarcasmo. Cuando llega al salón, que reconoce su padre no listodey mira Está inclu a cluso punto de decirnoalgo,  pero se locomprueba piensa mejor; lasestá señales rabi rabiaa el dereloj. su padre in so cuando son completamente obvias, y no quiere convertirse en su objetivo. Así, vuelve a subir, le explica la situación a Alex y ambos van a buscar a Helen, que está sentada en la cama, llorando. Alex le dice con impaciencia: «Venga, mamá, vámonos sin él. La fiesta ya ha empezado, nos la estamos perdiendo». Helen niega con la cabeza. Alex suplica: «¿Por  qué no? ¿Por qué no podemos irnos?». Helen responde escuetamente: «No vamos a ir sin él». No quiere explicar a los niños cómo se lo haría pagar su padre si hiciesen eso. Randy interviene: «Por favor, vete y pídele perdón. Tú sabes que eso es lo que quiere, así se vestirá y nos podremos ir». Helen deja de llorar, y su voz adopta un tono duro. «Yo no le he hecho nada, Randy. ¿Por qué no vas y le dices que me pi  pida da perdón? ¿Qué he hecho yo?» Randy le responde con tono condescendiente, como si su madre fuese tonta. «Vale, mamá. ¿Cuándo ha perdido perdón papá por algo? No seas ridícula. Supongo que nos  podemos ir olvi olvidando dando de la fiesta. Eso es lo que estás diciendo.» diciendo.» Tom llama desde abajo: «Venga, vámonos». En ese rato se ha preparado sin que se diesen cuenta. Randy y Alex se levantan y corren a por sus cosas. Helen apenas se mantiene en pie; se siente atacada psicológicamente desde todos los frentes. Durante una hora o más no puede disimular su malestar. Cuando están a punto de salir, Tom se fija en la ropa de Alex. La considera demasiado atrevida y le reprende: «Vuelve inmediatamente a tu habitación, jovencita, y  ponte algo algo decente. No vas a ir a la fiesta vesti vestida da como una prostituta». prostituta». Alex está al borde de las lágrimas de nuevo porque estaba muy ilusionada con lo que se iba a poner. «Pero mamá y yo hemos elegido la ropa juntas», protesta gimoteando. «Ha dicho que me queda bien.» Tom mira a Helen, y su tono deja las cosas claras: «¡Si no te has cambiado en dos minutos, nos vamos y tú te quedas aquí!». Alex sube entre lágrimas para cambiarse de ropa.

En el coche, de camino a la fiesta, Tom se sacude el mal humor y bromea con los niños. Entre sus comentarios incluye referencias mordaces a los estallidos emocionales y la ansiedad de Helen que resultan ingeniosamente divertidos en su crueldad. Los niños no  pueden dejar de reír, reír, aunque Alex se siente siente resentida resentida con su padre y con su madre, y 228

 

culpable con su madre a pesar de reírse. Helen permanece en silencio. En la fiesta, Tom actúa como si no hubiese pasado nada. Helen pone la excusa de que se encuentra mal, ya que los demás se dan cuenta de que algo ocurre. Tom entretiene a los adultos y a los niños, hasta el punto de que juega con ellos en el jardín. Helen da cuenta de la impresión causa intentarseexplicar lo ocurrido antes deque llegar a la Tom fiesta.en los demás y siente que sería inútil En la fiesta hay algunos desconocidos. Tom les presenta a Alex como su «novia»; a él le parece una broma encantadora. En un momento dado comenta con algunos familiares el aspecto de Alex: «Se está convirtiendo en una jovencita muy guapa, ¿verdad?». Alex lo oye y se siente humillada. Tom se da cuenta y dice: «¿Qué pasa, no aceptas un cumplido?». Todos se ríen. Tom abraza a su hija, le da un beso en la cabeza y se dirige a su entretenido público: «Es una niña estupenda». Alex esboza una sonrisa forzada. Cuando la familia llega a casa, después de la fiesta, y los niños están en sus habitaciones, Helen comenta a Tom que Randy ha vuelto a pegar a Alex y que esta vez le ha hecho daño. «Helen, bienvenida al mundo», responde Tom. «Los hermanos se  pelean,  pel ean, ¿val ¿vale? e? O a lo mejor no te habías enterado, a lo mejor en Oprah no han hablado del tema todavía. Alex es dos años mayor que Randy, y es más corpulenta. Le encanta hacer ver que le ha hecho daño porque sabe que mami correrá a su lado y se compadecerá de ella, y la culpa será del malo de Randy, mientras que Alex es toda inocencia. Qué pardilla eres.» A Helen le duelen todos esos comentarios crueles, pero se obliga a responder con calma: «Creo que deberíamos hablar con el psicólogo del colegio para que nos dé algunas  pautas». Tom se pone en pie, transformado al instante como si se acabase de prender fuego. Da dos pasos hacia Helen, señalándola con el dedo y gritando. El corazón de Helen se acelera. «¡Mete a esa gente en nuestras cosas y te arrepentirás! No tienes ni puta idea de lo que estás haciendo. Deberías tener un poco más de juicio, imbécil!» Sale disparado hacia el garaje, enciende la luz y retoma la reparación de la bicicleta de Randy mientras escucha el partido por la radio. Cuando regresa, Helen está dormida.   La vida con un abusador puede resultar tan estresante y confusa para los hijos como  para la madre. Los niños niños presencian presencian las discusi discusiones, ones, sienten sienten la tensión. tensión. Cuando oyen

gritos e insultos, se preocupan por los sentimientos de sus padres. Imaginan que la familia se rompe; si el abusador es el padre o una figura paterna, la perspectiva de la separación les produce terror. Si el abusado les infunde miedo, si pega puñetazos en las paredes, da  patadas a si silllas o pega a su madre, m adre, el temor es más intenso y podría atenazar a tenazar a los niños niños 229

 

incluso durante las etapas de tranquilidad en casa. Después de los episodios de abuso, es  posibl  posi blee que les embargue la culpa, culpa, que sientan sientan que han provocado el maltrato contra su madre o que deberían haber encontrado el modo de evitarlo. Presenciar los incidentes de abuso no es más que el principio de lo que soportan los niños. El en abuso afecta a todos losmadres aspectoscon delsus funcionamiento de la familia. La hostilidad aumenta las relaciones de las hijos, y los hermanos se enfrentan entre ellos. Se producen divisiones que van cambiando. Los sentimientos de los hijos respecto a cada progenitor pueden oscilar entre los extremos; en ocasiones odian al abusador y otras veces lo idealizan y culpan a la madre de la pelea. Las madres luchan por mantener  una relación sólida con sus hijos ante los intentos de debilitarla del maltratador, y los hermanos encuentran el modo de apoyarse y protegerse mutuamente. Estas intensas contracorrientes hacen que la vida familiar sea turbulenta. (Para simplificar el texto, en este capítulo me refiero al abusador como «padre» de los niños, pero la mayor parte de lo que describe se puede aplicar también a un padrastro o a la pareja de la madre.)  

Por qué el abuso abarca en muchos casos la crianza de los hijos   Pregunta 14: ¿Cómo son los hombres abusivos como padres?

  que delimitan claramente el maltrato a sus Aunque he trabajado con algunos clientes  parejas, de modo que sus hijos hijos nunca presencian presencian la dinámi dinámica ca abusiva abusiva ni particip participan an en ella, la mayoría de los abusadores muestran aspectos de su mentalidad abusiva en su  papel como padres. Exi Existen varios varios motivos motivos por los que el abuso tiende tiende a influi nfluirr en el ejercicio de la paternidad, entre otros:   1. Cada dec decisi isión ón importa importante nte que toman los padres influye influye en todos los miembros miembros de la familia. Piensa, por ejemplo, en la decisión a la que se enfrentan muchos padres en

los países donde a los seis años pueden empezar el primer curso o esperar un año más. Retrasar un año podría significar que la madre no podrá trabajar muchas horas fuera de casa, lo que influye en la economía familiar. El niño tendría que levantarse pronto para tomar el autobús, lo que influye en la cantidad de horas que duermen todos. Si hay un hermano menor, de repente se quedaría sin compañero 230

 

de juegos; podría mostrarse malhumorado y exigir más atención. ¿Cómo reaccionará el abusador ante este complicado panorama? Es probable que continúe con su tendencia habitual de considerarse superior a su pareja y de centrarse egoístamente en cómo le afectarán los cambios, no en lo que sería mejor para toda la familia. porque ¿Va a haya cambiar repente toda decisiones niñosdeimplicados? Nosu es dinámica probable. en cuanto a la toma de 2. El núcl núcleo eo de la mentalidad mentalidad abusiva está ocupado oc upado por la visi visión ón del hombre según la la cual su pareja es una posesión personal. Y si él ve a la mujer como su feudo, ¿qué  probabillidades hay de que considere  probabi considere que los los niños niños también también están sujetos a su voluntad? Muchas. Si es el padre legal de los niños, ve a sus hijos como  prolong  prol ongaci aciones ones de sí mismo; si no es así, tiende tiende a verlos verlos como prolong prolongacion aciones es de la madre. En cualquier caso, es muy probable que su idea de la propiedad dé forma a sus acciones como padre. 3. P ara el abusador abusado r es casi imposible imposible mantener manten er en completo secreto el maltrato contra la madre frente a sus hijos como lo hace con otras personas, porque conviven bajo el mismo techo. Así, intenta que se enganchen a los patrones y las dinámicas del abuso, manipula sus percepciones y trata de ganarse su lealtad. 4. Los niños representan una tentadora arma para utilizar contra la madre. Nada  provoca más dolor dolor en una madre (o un padre) entregada entregada que hacer daño a uno de sus hijos o perjudicar la relación padre-hijo. Muchos abusadores creen que pueden obtener más poder utilizando a los hijos contra sus parejas que con cualquier otra medida (excepto los ataques o las amenazas más aterradores). Según su mentalidad destructiva, los niños constituyen una herramienta de abuso demasiado fácil para desaprovecharla.  

Revisando la mentalidad abusiva: implicaciones de la paternidad   Volvamos a los Turner, a los que hemos conocido al principio de este capítulo, para analizar con detalle las dinámicas de la familia. Los elementos fundamentales de la mentalidad abusiva nos servirán de guía:   CONTROL

Mediante la observación de la conducta de Tom, conocemos una de sus reglas

tácitas:   «Tú no me dices que me dé prisa. Me voy a tomar el tiempo que me apetezca. Si me presionas, 231

 

te castigaré tardando mucho más».   Tom no va a abandonar su sistema de normas y castigos (fundamentales para un  patrón de conducta abusi abusiva) va) solo solo porque los niños niños se lleven la peor parte. De hecho, siente cierto placertodavía en que peor. el castigo recaiga en gran parte sobre ellos, ya que sabe que así Helen se siente También vemos que Tom controla a Alex directamente, con una actitud dictatorial sobre su ropa, y que desautoriza a Helen, minando así su autoridad como madre. Además, Tom toma el poder sobre un proceso en el que no ha contribuido; si quería tener derecho a opinar sobre la ropa de los niños, debería haberse implicado desde el  princi  pri ncipi pio. o. El abusador no cree, sin sin embargo embargo,, que su nivel nivel de autoridad sobre los niños tenga que guardar relación alguna con su nivel real de esfuerzo o  sacrifi  sacrifici cioo  personal  personal,, o con el conocimiento real que tiene de sus hijos, de quiénes son y de qué ocurre en sus vidas. Considera que tiene derecho a tomar las decisiones finales sobre lo que es bueno  para ello ello aunque no se ocupe de sus necesidades necesidades o solo solo contribuya contribuya a los aspectos del cuidado de los hijos que le divierten o que le hacen quedar como un gran padre en  públiico.  públ Como Tom, los abusadores tienden a ser padres autoritarios. Es posible que no  particip  parti cipen en demasiado en el cuidado cuidado de los hijos, hijos, pero cuando intervienen, ntervienen, las cosas se han de hacer como ellos digan. Mis clientes defienden la paternidad autoritaria a pesar de que una extensa serie de estudios psicológicos demuestran que es destructiva: los niños funcionan mejor cuando sus padres no son excesivamente estrictos ni demasiado  permisi  permi sivos, vos, cuando les proporcionan una base firme firme pero también también promueven el di diál álog ogo, o, el conflicto respetuoso y el mutuo acuerdo. Así, la represión habitual del abusador penetra también en su trato con los niños y en su conducta respecto a ellos, incluyendo la imposición de decisiones en las que la madre también debería tener voz y voto.   CREERSE CON DERECHO A TODO

Tom no acepta que la decisión de una pareja de tener hijos requiere un cambio de vida y sacrificios considerables. Arregla la bici de Randy porque disfruta con ello, pero cualquier otra cosa que haya que hacer por los niños no es asunto suyo. No obstante, en la fiesta se esfuerza al máximo por parecer el padre perfecto porque le gustan la imagen y el estatus de padre.

El egocentrismo y el narcisismo derivados del hecho de creerse con derecho a todo  provoca una inversión de papeles en sus relaciones con sus hijos: considera que los niños tienen la responsabilidad de satisfacer  sus necesidades. Tom piropea a su hija adolescente en la fiesta de cumpleaños, la presenta como su «novia», realiza un 232

 

comentario indirecto sobre su desarrollo sexual y le da un beso cuando la niña se siente muy avergonzada. La incomodidad que provoca en su hija resulta obvia, pero no se molesta en prestar atención a eso. Satisface sus propias necesidades a través de la fantasía de tener una pareja joven y atractiva al tiempo que, como padre, se enorgullece de laAbelleza de de su abusadores hija. los hijos les cuesta obtener la atención y la aprobación de su padre. El efecto de esa escasez consiste en incrementar el valor del padre a ojos de los hijos, como si la atención que reciben de él fuese especial y emocionante. Irónicamente, su madre parece menos importante para ellos porque saben que siempre pueden contar con ella. La actitud prepotente del abusador según la cual está por encima de las críticas hace que a su pareja le cueste interceder por sus hijos frente a él. Cuando Helen trata de que Tom se dé prisa porque los niños quieren ir a la fiesta, él considera que le «da por culo» y los castiga a todos tardando más de lo necesario. Alex y Randy no se dan cuenta del  precioo que paga  preci paga su madre, y ell ellos mismos, mismos, cuando ella ella intenta defenderles defenderles frente al  padre. Así, acaban pensando que a ell ella no le importa.   EXTERNALIZACIÓN DE LA RESPONSABILIDAD

Tom provoca que lleguen tarde a la fiesta, pero le dice a Helen que es por su culpa. También afirma que la madre consiente demasiado a Alex y por eso los niños acaban  peleándose.  pel eándose. No piensa piensa ni por un momento que la conducta de Randy hacia hacia las mujeres  podría tener al algo go que ver con el modelo que él mismo ofrece. Todo lo que va mal en la familia es culpa de otro, por lo general de Helen. Los niños que presencian los abusos que sufre su madre tienen problemas para concentrarse en el colegio, no se llevan bien con sus compañeros o se comportan de manera agresiva. De hecho, manifiestan casi todos los síntomas de los niños abusados. El maltratador atribuye todos esos efectos a lo mal que lo hace la madre o a las debilidades inherentes de los niños. Cuando una familia afectada por el maltrato de la pareja se rompe, algunos niños descubren que la vida sin el padre en casa resulta mucho más agradable y optan por  distanciarse de él. Es una señal de salud emocional y de recuperación. El abusador afirma entonces, en muchos casos, que la madre ha puesto a los hijos en su contra. No concibe otra cosa.  

MANIPULACIÓN

Cuando la familia Turner se dirige a la fiesta, Tom se muestra de repente de buen humor. Bromea con los niños y les induce a ponerse de su parte frente a la madre. Resulta difícil seguir enfadados con él cuando se muestra tan divertido. A los niños les 233

 

avergüenza reírse de su madre (Alex, de manera consciente; Randy no tanto), pero también establecen una alianza con su padre. En ciertos aspectos, a los niños les va mejor si viven con un padre abusivo que se muestra cruel en todo momento; al menos saben a quién se enfrentan y quién es el culpable. embargo, el abusador típico aumenta cambia dela máscara constantemente, y sus hijos se sientenSin confusos e indecisos. Además, probabilidad de que se identifiquen con él con la esperanza de que conserve su lado bueno. Un tipo de manipulación fundamental implica las diferentes tácticas que puede utilizar  un hombre abusivo para impedir que los niños cuenten que su madre está sufriendo abusos. Tu pareja podría recompensar a los niños por mantener el secreto o hacerles  pensar que sería una vergüenza vergüenza para la famili familia (ellos (ellos inclui ncluidos) dos) que se supiese. supiese. En algunos casos, el hombre ejerce una presión más evidente que incluye amenazas para obligar a guardar el secreto. Algunos niños que revelan los abusos en casa sufren represalias emocionales o físicas por parte del abusador. En ocasiones, la madre también  presiona  presi ona para que no expl expliquen iquen nada porque teme lo que les pueda hacer su pareja, a ella ella o a los niños, si se difunde la noticia. Es importante dar los pasos necesarios para aliviar  la carga del secreto que tus hijos podrían estar soportando; lo veremos al final de este capítulo.   SUPERIORIDAD, FALTA DE RESPETO

Tom ridiculiza abiertamente a Helen por preocuparse del ataque de Randy a su hermana. Así, su papel de madre es uno de los objetivos del abuso. Los niños que crecen en un ambiente así pueden llegar a menospreciar a la madre después de absorber los mensajes del padre que transmiten que es inmadura, irracional, ilógica e incompetente. Incluso los niños que se ponen del lado de la madre en la mayoría de los conflictos, como hacen muchas hijas y algunos hijos de mujeres abusadas, pueden llegar a verla como un ser inferior con respecto a otras personas y a sí mismos. La conducta de Randy revela esa dinámica cuando se dirige a su madre con condescendencia: «Ya veo que estás histérica, como siempre». Ha aprendido a mirar a su madre a través de los ojos de Tom.   POSESIVIDAD

Tom trata a Alex como un objeto que le pertenece. Cuando la obliga a cambiarse antes de ir a la fiesta, podríamos pensar: «No quiere que su hija se sexualice tan joven, cosa que está bien». Sin embargo, lo que descubrimos en la fiesta es que él no tiene

ninguna objeción a su sexualización; lo que quiere es controlarla y orientarla hacia  su gratificación. Su exigencia de que no muestre su cuerpo no se basa en el punto de vista de un padre responsable; se parece más a la actitud de un novio celoso.  No todos los abusadores perciben perciben a sus hijos hijos como objetos de su propi propiedad, edad, pero es 234

 

muy habitual. Es fácil que un hombre que considera a su pareja su posesión vea a sus hijos del mismo modo. Sin embargo, los niños no son cosas, y los padres que ven a sus hijos como objetos podrían provocarles daños psicológicos porque no consideran que los niños tengan derechos. IMAGEN PÚBLICA

 

Para los niños resulta confuso ver que la gente trata a su padre abusivo como si fuese una persona encantadora y divertida. ¿Qué piensan Alex y Randy de lo popular que  parece Tom en la fiesta? Dan por sentado que su conducta en casa es normal, lo que a su vez significa que ellos (y su madre) deben estar haciendo algo mal.  

El hombre abusivo como abusador infantil    Numerosos estudios estudios demuestran quetambién los hombres abusan de sus para parejas tiniños enen muchas más probabilidades de abusar de susque hijos. El riesgo los tienen depende en gran parte del patrón de maltrato del abusador hacia su madre, aunque otros factores (como la infancia del abusador) también desempeñan un papel importante. Entre los mayores mayor es riesg riesgos os figuran figuran los siguientes: siguientes:   MALTRATO FÍSICO

El abusador con más probabilidades de pegar a los niños es aquel que se muestra físicamente violento o amenazante hacia la madre. Una pareja maltratadora tiene siete veces más probabilidades de pegar a sus hijos que uno que no lo es, y el riesgo aumenta con la frecuencia de los ataques violentos contra la madre. No obstante, existen algunos abusadores que pegan a sus hijos pero no a la madre. El hombre que pertenece a esta categoría tiende a ser: (a) un padre especialmente duro y autoritario, (b) una pareja controladora y dictatorial y (c) un hombre que sufrió maltrato por parte de sus padres durante su infancia.   ABUSO SEXUAL

Los padres que cometen incesto comparten rasgos con los hombres que abusan de sus parejas en cuanto a mentalidad y tácticas. Tienden a creerse con derecho a todo, son

hombres egocéntricos y manipuladores que utilizan a los hijos para satisfacer sus propias necesidades emocionales. Como Tom, se muestran controladores con sus hijas (o hijos), a quienes ven como objetos de su propiedad, y tienden a utilizar la seducción y la amabilidad para atraer a sus víctimas. De hecho, Tom exhibe muchas de las señales de alarma de un padre abusador sexual, incluyendo sus aparentes celos y su inclinación a 235

 

utilizar un tono romántico y sexual en sus interacciones con su hija. Como en los casos de abuso físico de los hijos, numerosos estudios demuestran que los hombres que abusan de sus parejas cometen incesto con mucha más frecuencia que los hombres no abusivos. Estos estudios sugieren que el padre que comete incesto no necesariamente muy violento con la ymadre, aunque es habitual queson la ataque en mayorseo muestra menor medida. La mentalidad las tácticas delsípadre incestuoso muy similares a las del abusador de la pareja, incluyendo el egocentrismo y las exigencias de que sus necesidades sean satisfechas, la manipulación, el cultivo de un personaje  públiico encantador,  públ encantador, la ex exiigencia gencia de que la víctima víctima guarde guarde el secreto, etcétera. Aunque el  porcentaje de abusos sexual sexuales es reales parece muy bajo, incluso ncluso entre hombres abusivos, abusivos, las parejas de mis clientes expresan su preocupación sobre tipos más sutiles de violaciones de límites y otras conductas sexualmente inadecuadas como las que muestra Tom en la fiesta. Un hombre que considera que su hija es un objeto de su propiedad, como Tom, es probable que no respete su derecho a la privacidad o a la integridad de su cuerpo. Los niños también corren el riesgo de ser violados por hombres abusivos, aunque la mayoría de los incestuosos eligen a las hijas, si las tienen. Los niños corren especial riesgo cuando son muy pequeños, mientras que la vulnerabilidad de las niñas se mantiene e incluso podría aumentar en la adolescencia.   MALTRATO PSICOLÓGICO

Muchas parejas de mis clientes comparten conmigo su angustia por la crueldad  psicol  psi cológ ógiica con la que el abusador trata a los hijos. hijos. Insultos, Insultos, menosprecios, menosprecios, ataques a la autoestima, humillaciones delante de otras personas, avergonzar a los niños respecto a su masculinidad e insultos (o cumplidos impropios) a las niñas por su desarrollo físico y su aspecto son conductas habituales entre los hombres abusivos de mis grupos. Hieren los sentimientos de sus hijos dejando de acudir a eventos importantes, incumpliendo sus  promesas de salir salir de excursi excursión ón o de viaje, viaje, o no mostrando interés. Observar a sus hijos hijos rechazados por sus padres de esa manera representa una fuente de dolor para muchas de las mujeres abusadas con las que hablo.  

El abusador como ejemplo que hay que seguir

  ¿Qué aprenden Randy y Alex del trato que Helen recibe de Tom y de los mensajes que él transmite sobre la madre? Los comentarios y las conductas de los padres  probablemente  probabl emente sean la mayor influenci nfluenciaa en el desarrollo desarrollo de los valores valores de los hijos hijos y en cómo perciben a los demás y a sí mismos (como mínimo, son tan poderosos como las 236

 

 palabras de sus padres, que en ocasiones  palabras ocasiones transmiten mensajes contradictori contradictorios). os). Los niños expuestos al abuso de la pareja aprenden las siguientes lecciones de las dinámicas en las que se ven inmersos.  

«El objetivo del abuso es el  culpable, no el abusador.» Tom deja claro que Helen provoca los abusos por ser demasiado sensible, por  cuestionar sus decisiones o por enfadarse. Es probable que Randy (y quizás también Alex) tenga problemas con el trato que da a los demás, porque ha aprendido a culpar a los otros, y en especial a las mujeres, de sus actos. Alex podría creer que los demás, y en especial los hombres, tienen derecho a maltratarla, y que si lo hacen es por su culpa.   «La satisfacción en la vida se obtiene controlando y manipulando a los demás.»   La conducta de Tom transmite a sus hijos que ejercer poder sobre otras personas es un objetivo deseable. La posibilidad de que compartir, vivir en igualdad, cooperar y mostrarse respeto mutuo puedan llevar a una vida satisfactoria podría estar fuera de su alcance conceptual. Cuando los hijos (chicos) de los abusadores llegan a la adolescencia,  por ejemplo, ejemplo, resulta resulta habitual habitual que empiecen empiecen a manipul manipular ar a las chicas chicas para entablar  entablar  relaciones dominadas por la explotación sexual o emocional. Es posible que no sientan ninguna empatía por sus víctimas porque sus padres les han condicionado a no  preocuparse por los sentimient sentimientos os de las mujeres.   «Los chicos y los hombres deben tener el control, y las mujeres deben someterse a ese control.»   A menos que conozcan casos completamente distintos entre sus amigos o sus familiares, Alex y Randy corren el riesgo de internalizar un punto de vista rígido y con tendencia al abuso respecto a lo que  son los hombres y las mujeres por naturaleza. Los  padres representan la primera primera fuente, y la más importante, de defini definici ción ón e identifi dentificación cación de géneros.   «Las mujeres son débiles, incompetentes e ilógicas.»

  Tom está enseñando a sus hijos, intencionadamente o no, a percibir a las mujeres  bajo la misma misma luz deg degradante radante que él proyecta sobre Helen. Helen. Refuerza esos mensajes faltando al respeto a Alex en público. Las hijas de hombres abusivos tienden a sufrir  graves problemas de autoestima. ¿Cómo no iba a ser así? Observa lo que les enseña el 237

 

abusador sobre lo valiosas y dignas de respeto que son las mujeres. Los hijos (chicos) de hombres abusivos tienden a menospreciar a las chicas y las mujeres, y se creen superiores (sobre todo cuando alcanzan la edad suficiente para empezar a salir con chicas).   «Las mamás hacen el trabajo duro, constante, responsable y diario de cuidar a los hijos, mientras que los papás intervienen para tomar las decisiones importantes y compartir los momentos de diversión.»   Alex y Randy se ven empujados a considerar a su madre como el motor de la familia y a su padre como el cerebro. Asocian a Helen con la rutina y la estructura, mientras que a Tom lo relacionan con los momentos especiales y divertidos. A pesar de lo malhumorado que se muestra casi siempre, papá logra aparecer como el progenitor  divertido; observan lo agradable que se muestra en la fiesta, por ejemplo, mientras que su madre permanece callada y retraída.   «Las personas que te quieren abusarán de ti.»   Los niños que crecen expuestos a la conducta de un hombre abusivo aprenden que el abuso es el precio que se paga por recibir amor. Este aprendizaje dificulta que los niños identifiquen cuándo están siendo maltratados y se defiendan. Cuando un abusador transmite su mentalidad a la siguiente generación, está reclutando a sus hijos para las filas de los hombres abusivos. No es que desee literalmente que su hijo maltrate a las mujeres (al fin y al cabo, no cree que él sea un maltratador); lo que quiere es que su hijo  piense como él ,  y eso incluye adoptar sus mismas excusas y justificaciones. Por tanto, el resultado es el mismo. En menor medida, también recluta a las hijas para las filas de mujeres abusadas.   Cómo influyen los abusadores en las relaciones madre-hijo   Pregunta 15: ¿Por qué los miembros de la familia se enfadan entre ellos en lugar de enfadarse con él?

  La conducta de Tom separa cada vez más a los miembros de su familia. Muchas de las divisiones que ha sembrado ya están dando sus frutos venenosos. ¿Cómo influye 238

 

Tom en la relación de Helen con sus hijos? ¿Y cómo da forma (y distorsiona) la visión que tienen los hijos de su madre?   SOCAVAR LA AUTORIDAD DE LA MADRE

Randy tienen claro quién es principal autoridad entre que sus padres, ven Alex que ylas decisiones de Helen se ladesautorizan. Los niños detectanporque este desequilibrio aprenden a enfrentar a los padres e intentan ganarse el favor del que tiene la última palabra. Además, aprenden a desafiar la autoridad de la madre abusada. Algunos hombres abusivos van más allá y socavan la autoridad de la madre hablando mal de ella a los niños y presentándola como una loca, una borracha o una despreocupada. Incluso aunque el hombre no desautorice el papel de la madre tan abiertamente como lo hace Tom, el abuso socava la autoridad de la mujer  por su pr propia opia naturaleza. Los niños que presencian o oyen que su padre menosprecia a su madre, la manda callar, la ignora dejándola con la palabra en la boca o la intimida físicamente aprenden que esos comportamientos son aceptables y eficaces. La mayoría de los hijos de mujeres abusadas son conscientes de que sus padres hacen esas cosas (aunque ellos crean que no lo saben) y experimentan imitando esas conductas para comprobar si les sirven para salirse con la suya. Es posible, además, que los niños deseen ganarse la aprobación del padre uniéndose a él en los abusos contra la madre. En ocasiones lo consiguen, pero otros abusadores dejan claro de inmediato que el privilegio de humillar a mamá pertenece únicamente a papá. En este caso, los niños podrían reprimir lo aprendido hasta que sus padres se separen; entonces, con el abusador ya fuera de casa, recrearán las humillaciones y las intimidaciones contra la madre (en algunos casos, el proceso es tan rápido que pasan a ser incontrolables). Los hijos de los abusadores absorben las expectativas de las atenciones constantes  por parte de la madre. P or ejempl ejem plo, o, el hi hijo jo de una mujer abusada tiende a enfadarse con su madre si esta no le lleva en palmitas, si le presiona para que cumpla con sus responsabilidades o si le reprende por sus comportamientos inadecuados. Su padre es el modelo directo de sus reacciones de furia y abuso verbal en esas circunstancias concretas.   INTERFERIR EN SU PAPEL COMO MADRE

Aquella noche, después de la fiesta, Tom prohíbe a Helen que implique al psicólogo del colegio en los ataques de Randy contra su hermana. No especifica cuál será el castigo si no obedece, pero ella lo conoce lo suficiente para no querer averiguarlo. Así, Tom le está prohibiendo que haga de madre con sus hijos. Muchas mujeres abusadas se quejan ante mí de la interferencia directa de mis 239

 

clientes en la crianza de los hijos. La queja más habitual es la prohibición de consolar a un hijo que llora o que está asustado. En ocasiones, el hombre admite la interferencia abiertamente. No hace mucho tuve un cliente, Jacob, que me contó que estaba harto de que su pareja, Patricia, tomase en brazos a su bebé de once meses, Willy, cuando lloraba ySolo «leera mimase», y había empezado impedirle que fuesedurante a la habitación del pequeño. el principio. Su hija mayor aestuvo hospitalizada varias semanas a causa de una hepatitis aguda en una ciudad a casi dos horas de su domicilio. Patricia se iba directa cada noche desde el trabajo, visitaba a su hija un rato y regresaba a casa con la esperanza de ver a Willy antes de dormir. Sin embargo, si Patricia no llegaba a casa a la hora impuesta por Jacob, este no le permitía entrar en la habitación de Willy aunque todavía no se hubiese dormido. En al menos una ocasión el pequeño se dio cuenta de que Patricia estaba en casa y empezó a llamarla, «¡mamá, mamá!», pero Jacob no le  permiti  permi tióó entrar a verlo. ¿Qué excusa me contó? «Y « Yo no impuse el horario. Fue de mutuo acuerdo» (seguiría siendo una excusa inaceptable de haber sido cierto, pero Patricia me explicó que ella nunca acordó tal cosa). Creo que es importante mencionar que Jacob nunca pegó a Patricia en los diez años que estuvieron juntos, que él era profesor universitario y que vivían en un barrio muy exclusivo. Jacob representa el perfecto ejemplo de la profundidad de la crueldad  psicol  psi cológ ógiica que un abusador puede infli infligir con ausencia ausencia casi total o completa de viol violenci enciaa física y mantenerla oculta tras una fachada impresionante.   Hablo con algunas madres que han desarrollado síntomas psiquiátricos a raíz del abuso: pesadillas, ansiedad aguda o depresión, por ejemplo. Los estudios demuestran que esos trastornos y otros relacionados, como el trastorno de estrés postraumático, son frecuentes entre mujeres abusadas por sus parejas. El maltratador podría haber  adoctrinado a sus hijos para que consideraran a su madre abusada como una persona con  problemas  probl emas emocionales, emocionales, pero es muy posibl posiblee que él haya contribui contribuido do a esa inestabil nestabilidad. En cualquier caso, su conducta perjudica las relaciones entre madres e hijos, que podrían necesitar tiempo y ayuda externa para recuperar una conexión sólida y de confianza.   UTILIZAR A LOS HIJOS COMO ARMAS PARA EL ABUSO

Hace años tuve como cliente a Wayne, un padre joven, apocado y amable que se

autodefinía como feminista. Una mañana se molestó por algo que su mujer, Nancy, le dijo antes de salir de casa, y buscó la manera de que lo lamentase. Estaba buscando leche para su bebé de diez meses cuando se dio cuenta de que había un biberón de varios días atrás con la leche en mal estado. Inmediatamente identificó el biberón como el arma definitiva y no dudó en darle al bebé la leche estropeada, lo que provocó que 240

 

enfermase. Pocos actos podrían haber ejercido en Nancy un efecto tan devastador como aquel. El efecto controlador fue rotundo: durante mucho tiempo después, Nancy vivió aterrorizada ante la idea de desafiar o molestar a Wayne. Además, cada mañana se marchaba al trabajo presa de la ansiedad. Otro cliente me explicó que durante una discusión dijo a sudemujer: «Siadolescente no te callas,y lo vas a lamentar». Ella continuó gritándole y él fue alle armario su hija destrozó con unas tijeras su vestido para el baile de graduación. El dolor de la hija, según me explicó la madre, fue indescriptible. Alimentar este tipo de crueldad con los hijos responde a que el abusador sabe que la empatía de la madre con el dolor emocional de sus hijos le hará más daño que cualquier otro ataque directo a su persona.   DAR FORMA A LAS PERCEPCIONES DE LOS HIJOS SOBRE EL ABUSO

Muchos de mis clientes son expertos en vender humo y son capaces de desviar la atención de sus hijos de lo que tienen delante y confundirles respecto a lo obvio. Veamos el siguiente ejemplo. Setos desata una discusión muyhijos desagradable entre y ea, un  padre, con gritos ri tos e insul nsultos por ambas partes. Los no entienden entienden de una qué madre va la pelea, pel en parte porque tienen un nudo en el estómago debido a la tensión. Durante el resto del día, la madre se muestra distante y deprimida, y les habla mal por nimiedades. El padre desaparece durante dos o tres horas, pero cuando regresa está de buen humor, bromea y se ríe con los niños como si no hubiese pasado nada (el abusador se recupera de los efectos negativos de un incidente mucho más rápidamente que la mujer abusada). Así, ¿a cuál de los dos progenitores atribuirán los niños la responsabilidad de alterar la paz del hogar? Probablemente, a la madre malhumorada. Por tanto, no es de extrañar que los abusadores sean capaces de alterar las percepciones de los hijos para que vean a mamá como la voluble o la poco razonable a pesar del maltrato del que son testigos.   PONER A LA MADRE EN UN DILEMA

Cuando Tom castiga a Helen provocando que lleguen tarde a la fiesta, Randy y Alex se enfadan con ella  por no ceder. Creen que si atendiese atendiese al padre y gestionase estionase sus emociones, ellos obtendrían lo que necesitan. Así, ven a la madre como la persona que les hace daño. Saben que es imposible que el padre haga otra cosa. El abusador obtiene recompensa por su conducta abusiva porque los niños abandonan la idea de intentar  influir en él y dirigen su energía a que la madre arregle lo que se ha estropeado.

Sin embargo, eso es solo la mitad del problema. En otra situación, Helen podría ceder  ante Tom precisamente para evitar el abuso y las represalias, y entonces los niños la criticarían por eso. «¿Por qué permites que papá te avasalle así?», le preguntarían. «Cuando papá se porta mal con nosotros, mamá no hace nada», podrían refunfuñar. Los hijos de mujeres abusadas se sienten enfadados y molestos con su madre por  plantar  241

 

cara al abusador y por no hacerlo. Sus reacciones son totalmente comprensibles, pero la madre podría verse ante un dilema imposible que provoca más distancia y tensión entre ella y sus hijos. En ocasiones, los servicios de protección del menor acusan a la mujer abusada de «no proteger» sus hijos de la exposición a unpara hombre abusivo sin entender enormes esfuerzos que, aseguramente, tiene que realizar mantenerlos a salvo y laslos numerosas tácticas que el abusador podría utilizar para interferir en su papel como madre.  

Cómo siembran divisiones en la familia los hombres abusivos   Randy y Alex son los peores adversarios y al minuto siguiente son aliados fieles. Son como guijarros en la orilla del mar; con cada ola de abuso hacia su madre, cambian su  posici  posi ción ón con respecto al otro. La viol violenci enciaa de Randy hacia su hermana no nos sorprende; los niños al abuso la madre mostrarse agresivos hacia sus expuestos compañeros, y encontra especial contrasuelen las niñas. Los irrespetuosos hijos de los yabusadores aprenden a menospreciar a las mujeres y, por tanto, se creen superiores a sus hermanas y sus madres, y esperan que ellas satisfagan sus necesidades. La violencia entre hermanos es mucho más frecuente en hogares donde existe abuso de la pareja. Por naturaleza, el abuso provoca divisiones. Los miembros de la familia se culpan unos a otros de la conducta del abusador porque no resulta seguro culparle a él. Si un incidente de abuso comienza con una discusión por el mal comportamiento de un hijo, el hermano mayor podría decir algo como: «Papá ha gritado a mamá y le ha hecho llorar   porque tú estabas haciendo mucho ruido y se ha puesto furioso furioso.. Deberías haberme hecho caso cuando te dije que te callases». Tom fomenta todavía más la división a través de su  favoriti  favoritismo smo: trata a Randy como a un amigo y le arregla la bicicleta mientras ignora a Alex, excepto cuando la exhibe en  públiico. El favoriti  públ favoritismo smo está generalizado eneralizado entre los padres abusivos. abusivos. Muestran preferencia  por los niños niños debido debido a sus propias propias actitudes actitudes negati negativas vas hacia hacia las mujeres. P refieren refieren a los hijos que se ponen de su parte y rechazan a los que se muestran empáticos o protectores con la madre. Los hijos experimentan intensas recompensas emocionales por parte del abusador cuando se distancian de la madre y de los hermanos que se alían con ella. Mis clientes exhiben toda una serie de tácticas para provocar divisiones: entre otras,

avergonzar abiertamente a los hijos (sobre todo a los niños) por ponerse de parte de la madre, mentir a unos y otros dentro de la familia, y hacer que los niños se sientan como si fuesen miembros de un club especial y superior cuando forman parte de su equipo. Por último, utilizan el castigo colectivo: todos los hijos pagan por la conducta de uno de ellos, un recurso que puede ser devastador por su capacidad para que los hijos se pongan 242

 

en contra unos de otros. ¿Por qué el abusador siembra estas divisiones? Uno de los motivos es que su poder  se reduce si la familia permanece unida. He tenido muchos clientes cuyas parejas e hijos se han apoyado siempre, para disgusto del abusador, que protesta amargamente («todos se lo más habitual, «les ha lavado el cerebro a los niños para quehan se puesto ponganendemi sucontra» parte»).o,Muchos abusadores toman medidas para evitarlo aplicando el principio de «divide y vencerás»: si los miembros de la familia se pelean entre ellos, se desvía la atención de la crueldad o el control del padre.  

Resiliencia en las relaciones madre-hijos y entre hermanos   Casi milagrosamente, algunos miembros de las familias de los abusadores consiguen apoyarse y permanecer juntos. Existen varios factores que contribuyen a recuperar y reforzar las relaciones familiares de los efectos   de la conducta del abusador: 1.  Acceso a una buena información i nformación sobre el abuso. Cuando la madre recibe ayuda de un programa para mujeres abusadas, por ejemplo, puede desentrañar las retorcidas dinámicas del abuso y ayudar así a sus hijos a entender lo que está pasando. Además, le sirve para no culpar a los hijos por los efectos que el abuso provoca en ellos. 2.  Acceso a servicios servici os para la i nfancia. Muchos programas para mujeres abusadas ofrecen terapia gratuita para sus hijos. También existe terapia especializada para niños que han presenciado abusos a través de otras fuentes, como hospitales o centros de salud mental. Las relaciones familiares se benefician en gran medida cuando los niños tienen la oportunidad de entender las dinámicas que hemos visto. 3. Seguridad con respecto al abusador. Los miembros de la familia tienen más  probabillidades de permanecer unidos si su comunidad les apoya y les ayuda a dejar   probabi al abusador o a exigir que este cambie. En cuanto al maltratador violento, la policía y los juzgados desempeñan un papel fundamental para apoyar a la familia o arruinarles la vida. Las acciones emprendidas por los juzgados de familia y  juventud también también pueden ser decisi decisivas vas en la protección protección de los hijos hijos frente a los efectos de la conducta del abusador.

4.  Acceso a recursos comunitarios comunitari os de apoyo. He observado, por ejemplo, que a los niños les va mejor si tienen la suerte de vivir en un barrio con muchos niños con los que jugar. Si los niños tienen la oportunidad de participar en deportes, teatro u otras actividades que les aporten placer y les ayuden a sentirse bien consigo mismos, tendrán menos probabilidades de canalizar su angustia a través de la violencia 243

 

contra sus hermanos y su madre. Los adultos ajenos a la familia que dedican atención a los niños y los animan a participar en actividades pueden ayudarles a desengancharse psicológicamente del abusador, aunque no se produzca ninguna mención directa del abuso.  amiga El apoyo la madredeesconfianza tan importante como ael hablar apoyo adel losmaltrato hijos. Busca una o un afamiliar y atrévete que aestás sufriendo. Romper el aislamiento es fundamental para que tú y tus hijos os curéis. 5. Una madre que se dedica en cuerpo y alma a criar a sus hijos y que dispone de ayuda. Para una mujer abusada es importante contar con el apoyo de la comunidad y no intentar ser una superheroína. Al mismo tiempo, existen varias opciones que te ayudarán. Intenta por todos los medios que tus hijos no paguen tu rabia y tu frustración. Busca libros o charlas sobre paternidad y estrategias para imponer  disciplina. Busca apoyo de amigos y familiares, y trata de abrirte a las sugerencias y las críticas constructivas. Todos estos pasos suponen retos extraordinarios para una madre abusada; nadie culparte sé si que no puedes todos en encuentran práctica, y mucho menos a la vez.puede Sin embargo, muchasponerlos mujeres abusadas el modo de ser las mejores madres en esas circunstancias, y sus hijos perciben la diferencia a largo plazo. 6. Un abusador poco inteligente. A algunos hombres abusivos no se les da bien convencer o manipular a sus hijos, de modo que estos no se sienten tan confusos y ambivalentes, y culpan menos a sus madres, sus hermanos y a sí mismos.  

Cómo ven los niños a sus padres abusivos   A ojos de los niños, el abusador es odiado y admirado a partes iguales. Se resienten del acoso y el egoísmo, pero admiran su encanto y su fuerza. Absorben los buenos momentos, cuando el padre se muestra amable y atento, en parte porque escasean. Es  posibl  posi blee que albergu alberguen en la fantasía de crecer crec er para poder plantarle plantarle cara, y a menudo sueñan con hacerle daño. Si el abusador está deprimido o es alcohólico, se preocuparán por él. Observan que cuando el padre es feliz, la paz reina en la familia; cuando no lo es, no  permite  permi te que nadie nadie lo sea, y por eso se esfuerzan en mantenerle mantenerle contento. Todos esos sentimientos intensos y encontrados resultan confusos e incómodos para los niños.

Los niños también se ven sujetos a un vínculo traumático con el abusador, igual que las madres, aunque no los maltrate de forma directa. Cuando los profesionales de los servicios de protección al menor o los evaluadores de la custodia valoran a una familia en la que existe abuso de la pareja, la conclusión más habitual es que los hijos tienen un vínculo estrecho con el padre (lo leo en sus informes), pero no examinan si ese vínculo 244

 

es el resultado del trauma y la manipulación o de que pasan juntos mucho tiempo de calidad. El abusador da forma a la visión que los hijos  y la madre madre tienen de él como padre. Entre las parejas de mis clientes oigo a menudo: «Me trata fatal, pero es un buen padre». Sin embargo, cuando hagocada preguntas sobre las conductas que hemos visto en este capítulo, tresles de cuatro concretas veces me hablan de múltiples problemas importantes, solo que no son capaces de ponerlos en orden. Así, podría ocurrirte que mientras lees estas páginas te surjan preguntas incómodas sobre el papel de padre de tu  pareja. Cuando eres víctima víctima de maltrato, maltrato, puede resultar resultar doloroso doloroso pensar que tus hijos hijos corren el riesgo de sufrir abusos. En las siguientes páginas encontrarás sugerencias para ayudar a tus hijos a superar sus propios retos.  

El abusador como padre después de la separación ¿Qué ocurre con la paternidad de los  abusadores cuando las parejas se rompen? Algunos hombres abusivos simplemente desaparecen de las vidas de sus hijos. Adoptan la actitud de que los hijos son problema de la madre: «Si quería ayuda, debería haberme tratado mejor. No quiero restricciones a mi libertad». Cree que tener hijos es un proceso reversible, como si fuese posible recuperar la virginidad. Es posible que su colaboración sea mínima o nula, y los hijos ni siquiera recibirán una felicitación por sus cumpleaños. Lo cierto es que en algunos casos a los niños les va mucho mejor si el abusador  desaparece de sus vidas en lugar de ser sometidos a sus manipulaciones y sus disensiones durante años, pero ninguna de las dos opciones es deseable. Cuando un padre abusivo desaparece, los niños se sienten rechazados y abandonados. En uno de mis casos actuales, el hijo insiste en que el padre no está porque él «no le caía bien» aunque la madre le dice que no es así. Dependiendo del barrio en el que vivan, los niños también  podrían sufrir el estig estigma de tener un padre que «se « se ha marchado». m archado». Cuando los padres abusivos continúan implicados en la familia, los problemas que surgen son de otra naturaleza. En primer lugar, lo más habitual es que sea la madre la que  pongaa fin  pong fin a la relació relación, n, y a los abusadores no les sienta sienta bien bien que les dejen. Podrían utilizar a los hijos como armas para castigar a la madre o como objetos para intentar  recuperarla. Por ejemplo, tuve un cliente llamado Nate que se trasladó a un apartamento

cuando se separó de su mujer y mantenía el espacio lo más sucio y deprimente posible. Puso un colchón en el suelo, no habían cuadros ni alfombras y apenas muebles, aunque  podía permiti permitirse rse un ambiente ambiente más agradable. agradable. Cuando los niños niños iban a visi visitarle, tarle, los fi fines nes de semana, se quedaban impactados por sus condiciones de vida. Lloraba delante de ellos por lo mucho que los echaba de menos, igual que a su madre, y por lo mal que 245

 

llevaba estar solo y separado de la familia. Se vestía de manera descuidada, apenas se  peinaba  pei naba y rara vez se afeitaba, afeitaba, lo que le daba un aspecto patético. patético. Los niños niños estaban destrozados y no podían pensar en nada más que en el dolor y la soledad de su padre. aturalmente, empezaron a presionar a su madre para que le dejase volver. Losdeniños utilizados como armas todavía La  pareja uno pueden de mis ser clientes clientes me expli exp licó có que lo de dejómanera y volvi volvieron eron unmás añodirecta. más tarde «porque me dijo que si no le dejaba volver a casa iba a abusar sexualmente de nuestra hija». Ella no informó de la amenaza al juzgado de familia porque pensó que no la creerían (los juzgados de familia tienen fama de no creer las alegaciones de abuso sexual de las mujeres maltratadas). Las parejas de mis clientes me han explicado innumerables maneras de hacerles daño o controlarlas a través de los hijos, entre otras:   Sonsacarles información sobre la vida de la madre, en especial sobre nuevas  parejas. Devolverlos de las visitas sucios, sin comer o sin dormir. Discutir con ellos la posibilidad de ir a vivir con él. Continuar intentando distanciarlos de la madre. Socavar la autoridad de la madre convirtiendo su casa (la del padre) en un lugar sin reglas ni límites, permitiendo a los niños que coman lo que quieran, que vean  películ  pel ículas as inapropiadas napropiadas por su contenido contenido viol violento ento o sexual sexual,, e ignorando sus deberes escolares para que se rebelen contra la disciplina habitual cuando regresen con la madre. Maltratar psicológicamente, físicamente o sexualmente a los hijos para hacer daño a la madre. Amenazar con llevarse a los niños. Solicitar la custodia o un aumento de las visitas a través de los tribunales. Insistir en llevarse a los niños para las visitas y dejarlos la mayor parte del tiempo al cuidado de otra persona, por lo general la madre o su nueva pareja.   POR QUÉ UTILIZA A LOS HIJOS COMO ARMA DESPUÉS DE LA SEPARACIÓN

¿Qué pasa por la mente del abusador cuando hace daño a su ex pareja a través de los hijos?

 

1. Quiere que ella fracase. Lo último que un abusador quiere es que a su pareja le vaya bien después de separarse, ya que eso demostraría que el problema lo tiene él. Así, intenta hacerle la vida de madre lo más difícil posible para que no pueda avanzar. Ella acaba sintiendo como si 246

 

en realidad no se le permitiese dejar al abusador, siente su presencia en todo momento a través de sus maniobras con los niños. Muchos abusadores perjudican más las relaciones madre-hijos después de la separación.  

2. Está per perdiendo diendosignifica casi todas víasnopara llegardea las ella. La separación quelaseldemás abusador dispone oportunidades diarias para controlar a la mujer. Es posible que todavía pueda llegar a ella por cuestiones económicas compartidas, y podría acosarla o atacarla si no le importa que le detengan. No obstante, los niños se convierten en uno de los únicos vehículos para tenerla enganchada a largo  plazo.  pl azo.   3. Sus hijos son para para él posesiones personales. Si bien es posible que el abusador piense que el trabajo de criar a los hijos es responsabilidad de su pareja, los derechos respecto a los niños se los asigna a él. Tras la separación siente indignadodepor perder quedó el control no solo de ilustrada su ex pareja, también de los niños.seEsa mentalidad posesión perfectamente en unsino cliente mío que acudió a los tribunales a pedir la custodia total de los niños, pero solicitando a la vez que la madre conservase parte de la custodia física; en otras palabras, él quería que ella cuidase de los niños, pero el derecho a tomar las decisiones sería  suyo  (por suerte, la  petici  peti ción ón fue denegada). Un padre abusivo puede ponerse furioso si su ex pareja comienza una nueva relación  porque, como los cli clientes entes me dicen dicen con frecuencia, «no « no quiero que otro hombre esté con mis hijos». Según mi experiencia, las mujeres abusadas salen con hombres más respetuosos en su siguiente intento porque su dolorosa experiencia les ha enseñado a detectar algunas señales de abuso. Es posible que sus hijos se acerquen a la nueva pareja como si se tratase de un imán, entusiasmados al descubrir que obtienen cariño y la atención adecuada de una figura masculina. Y el padre abusivo podría reaccionar con hostilidad ante esa situación.   4. Sus per percepciones cepciones de su ex par pareja eja están muy distorsionadas. distorsi onadas. Muchos de mis clientes están convencidos de que hacen lo mejor para sus hijos al separarlos de su madre, ya que los niños se han tragado la manipulación del padre sobre lo mala que es. El abusador se esfuerza por demostrar que su ex pareja es mala madre

señalando síntomas que en realidad son los efectos de su crueldad con ella: su depresión, su inestabilidad emocional, sus dificultades para que los niños la respeten. Él siente que tiene que salvar a sus hijos de la madre, una distorsión cruel y perturbadora.  

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¿Todos los abusadores maltratan emocionalmente a sus hijos después de la separación?   Afortunadamente, no. He trabajado con abusadores que demostraban bastante más compasión hacia sus hijos que hacia sus parejas, y que no utilizaban a los niños como armas después de la separación. Estos hombres tienden a ser:   1.  Los que se comportan de manera más responsable con los niños antes de la  separación. El abusador divorciado o separado que se muestra cariñoso con los niños, los cuida de manera responsable y no intenta perjudicar su relación con la madre es un hombre que funcionaba de esa misma manera durante la relación de  pareja. En general, no humil humillaba a la mujer del delante ante de los los niños niños y no la maltrataba maltrataba durante los embarazos. Suele ser menos egocéntrico que el abusador medio.   El papel como padre del hombre abusivo rara vez mejora después de la separación, a diferencia de algunos padres no abusivos. He tenido clientes que exageraban su papel de padres atentos y que pasaban más tiempo con sus hijos  porque  por que buscaban conseguir la custodia , o porque intentaban poner a los niños en contra de la madre. No son mejoras auténticas en la crianza de los hijos: cuando su campaña llega a su fin, ganen o pierdan, vuelven a sus métodos de antes. La única  pregunta  pregu nta sobre el trato que el abusador da a sus hijos hijos después de la separación separación es: «¿Seguirá igual o irá a peor?». 2.  Los que no tienen la intención intenci ón de saldar vi viejas ejas deudas. Si él está dispuesto a seguir con su vida sin tener que castigarte (o volver contigo), el panorama para los hijos podría mejorar un poco. 3.  Los quePor no diversas utili utilizan zan razones, el sistema legal hombres para pedir la custodia o incrementar las muchos abusivos optan por no utilizar los visitas.  juzgados  juzg ados de famili familia para asumir asumir el poder ante la mujer y los hijos. hijos. Cuando se implican los tribunales, el camino hacia la paz puede ser largo y doloroso.  

El abusador en el juzgado de familia   He actuado como evaluador de la custodia (o defensor ad litem) en muchas

ocasiones. El evaluador de la custodia es nombrado por un juzgado para investigar las circunstancias de allos en losa lacasos de divorcio o separación, y para sugerir  recomendaciones juezniños en cuanto custodia y las visitas. En mi primer caso de este tipo, hace años, un hombre llamado Kent pretendía conseguir la custodia de su hija de tres años frente a su ex pareja, Renée. Kent era militar, de modo que no disponía de un 248

 

horario flexible. Me dijo que si ganaba la custodia, su plan consistía en llevar a Tracy a una guardería. En aquel momento, Renée se ocupaba de Tracy a tiempo completo. Kent no criticaba a Renée en su papel de madre; simplemente, quería que Tracy viviese con él  porque se consideraba consideraba capaz de cuidarl cuidarlaa mejor. Y, lo que es más importante, estaba dispuesto ser muy entre generoso cony su las padre visitasmediante de Renée, mientras que ella pretendía restringir ela contacto la niña un calendario programado. «Así Tracy podrá tenernos a los dos», aseguraba Kent. Kent me explicó con una furia evidente que Renée le acusaba de haber sido abusivo, «pero nunca ha proporcionado ni una sola prueba de esas alegaciones tan ridículas». En respuesta a mis preguntas detalladas, Kent describió trece ocasiones en las que atacó ísicamente a Renée, incluyendo incidentes repetidos de empujones y uno en el que le dio un rodillazo tan fuerte en la zona pélvica que a Renée le salió un morado enorme. Kent nunca reconoció haber golpeado a su mujer; al parecer, por eso consideraba tan ridículas sus alegaciones de maltrato. Y ahídenoTracy acabadurante la historia. Kent año me explicó el cuidado su primer de vida,que y noapenas muchohabía más participado en los dos en años siguientes (la mayoría de los abusadores metidos en disputas por la custodia son más astutos de lo que era Kent; su prepotencia era tal que pensaba que yo no vería nada de malo en su historia). ¿Por qué querría Kent privar a una niñita de los cuidados a tiempo completo de una madre competente para llevarla a una guardería? Llegué a la conclusión de que lo que ansiaba era demostrar su poder sobre Renée, que quería mantener el contacto con ella y que ganar la custodia era la manera de recuperar el control. Por desgracia, pocos evaluadores de la custodia o jueces entienden la naturaleza del  problema  probl ema de los hombres abusivos. abusivos. Si el abusador les resulta resulta ag agradabl radable, e, dan por sentado que las alegaciones de abuso son muy exageradas. Y cuando adoptan esa postura, puede ser extraordinariamente difícil que escuchen con atención lo que ha ocurrido o que investiguen las pruebas. El mundo de los juzgados de familia, donde se producen las disputas legales por la custodia y las visitas, es una pesadilla en las vidas de numerosas mujeres abusadas. Una mujer que ha superado tantos obstáculos para por fin liberarse del abuso puede verse de nuevo en manos del abusador porque es el padre legal de sus hijos y decide continuar  con los abusos a través del sistema legal.

El hombre abusivo típico entra en el juzgado muy seguro de sí mismo, asumiendo que el personal se doblegará en sus encantadoras y manipuladoras manos. Miente de manera crónica y sin ningún problema. No responde al estereotipo social del abusador y saca provecho a los mitos y los prejuicios dominantes sobre el abuso. Imagina qué imagen tendría Tom, el padre con el que se abre este capítulo, en el juzgado. ¿Alguien 249

 

creería que es un maltratador?   TÁCTICAS DEL ABUSADOR EN LAS DISPUTAS POR LA CUSTODIA

Veamos algunas de las estrategias que tiende a utilizar el abusador en las disputas por  la custodia y las visitas:

 

 provechar  pr ovechar su posi posici ción ón económica económi ca La mayoría de los hombres se encuentran en una posición económica mejor que la de sus ex parejas durante al menos los primeros años posteriores a la separación. Este desequilibrio es mayor en el caso de los abusadores si controlan y manipulan la economía doméstica mientras viven en pareja, y en ocasiones intentan destruir económicamente a sus parejas cuando la relación acaba. Lo habitual es que el abusador pueda permitirse gastar más en abogados, o que se compre una casa bonita para «seducir» a sus hijos y al evaluador de la custodia. Podría arruinar por completo a su pareja obligándola a acudir a los juzgados una y otra vez.   Solicitar exámenes psicológicos La mayoría de los abusadores no manifiestan psicopatologías significativas en las  pruebas psicol psicológ ógiicas, pero sus parejas sí después de soportar años de abusos. El  psicól  psi cólog ogoo responsable responsable de la evaluaci evaluación ón podría conclui concluirr que la mujer está deprimi deprimida, da, histérica, o que quiere venganza. Pocos evaluadores tienen en cuenta la experiencia real  pasada o las circunstancias circunstancias actuales actuales de la mujer abusada. Si ella ella afirma afirma que su ex pareja le sigue, por ejemplo, es probable que la etiqueten de «paranoica» y que por este motivo se desacrediten sus historias sobre los abusos. El informe psicológico sobre el hombre abusivo podría estar basado en una serie relacionada de ideas erróneas. He leído varios informes que afirman que es improbable que el hombre cometiese los actos de abuso que se relatan porque no es un enfermo mental o porque no muestra señales de agresividad en la consulta del evaluador (sobre esta base errónea, la mayoría de los hombres abusivos podrían ser declarados víctimas de falsas acusaciones). Por desgracia, muchos  psicól  psi cólog ogos os citados citados por los juzgados juzgados tardan en aceptar que sus teorías y sus pruebas estándar pueden llevar a errores graves cuando se aplican a los casos de abuso doméstico.  

 Interpretar el papel de pacificador   Interpretar paci ficador  Un gran número de mis clientes utilizan la siguiente rutina: «En nuestra relación había muchas peleas y rencores, y entiendo que ella esté muy dolida por algunas cosas, pero tenemos que dejar atrás todo eso por el bien de los niños. Ella está tan empecinada en vengarse de mí que se está olvidando de las necesidades de los niños. Por eso pido la 250

 

custodia compartida, para que los niños pasen tiempo con los dos, mientras que ella pide que solo estén conmigo dos sábados al mes». Esta actuación pretende sacar ventaja del mito según el cual las mujeres son más vengativas que los hombres cuando las relaciones terminan (en el caso del abuso, la realidad es todo y los suelen víctimas de su falsas acusaciones de abusos por parte lodecontrario), las mujeres quehombres pretenden alejarser a los hijos de padre. El objetivo del abusador con esta y otras estrategias consiste en conseguir que el personal de los uzgados desconfíe de la mujer e ignore las pruebas que pudiese presentar.    Fingirr remordimi  Fingi remordimientos entos por los abusos Un sorprendente número de jueces y evaluadores de la custodia consideran irrelevante el abuso a la hora de decidir la custodia y las visitas. No son conscientes o no les interesa el papel que un hombre abusivo desempeña como modelo para sus hijos, el daño que puede provocar a las relaciones madre-hijos y el modo en que puede utilizar a sus hijoso como tanto, podría si un ser abusador asegura que lamenta los ataques verbales físicosarmas. contra Por la mujer, suficiente para manipular al personal del uzgado y que este llegue a la conclusión de que lo mejor es «dejar todo eso en el  pasado».   Confundir al tribunal con acusaciones cruzadas La mayoría de mis clientes tienen la capacidad de mentir de manera convincente, con expresiones faciales conmovedoras, contacto visual y detalles jugosos. Al personal de los uzgados le cuesta creer que un hombre tan encantador sea capaz de inventar las acusaciones contra la mujer abusada. En varios de mis casos, el personal del juzgado me dijo: «Él la acusa a ella de las mismas cosas, supongo que se maltratan mutuamente». En tales casos, el tribunal podría aceptar las acusaciones del hombre al pie de la letra en lugar de examinar las pruebas con atención.   cusar a la mujer de intentar poner a sus hijos en su contra Algunos hombres abusivos no consiguen poner a sus hijos en contra de la madre, y otros ni siquiera lo intentan. En ocasiones, los niños saben de qué van los abusos y emprenden los pasos necesarios para protegerse y para proteger a la madre (a veces cuentan los abusos a personas ajenas a la familia). La reacción típica del maltratador 

consiste en afirmar que la madre está poniendo a los hijos en  su contra. Desafortunadamente, algunos psicólogos destacados han contribuido a alimentar el mito de que no es sano para los niños separarlos de un padre abusivo, y que lo más probable es que la madre sea la causa de ese deseo de distanciarse. Los juzgados de familia no son conscientes de lo importante que resulta para los niños no verse expuestos al modelo 251

 

negativo de su padre abusivo y a su hostilidad y su menosprecio hacia la madre. Lamentablemente, cada vez más hombres abusivos se salen con la suya con expresiones como «alienación parental» y ganan la custodia o visitas generosas sin supervisión (incluso en casos en los que existen numerosas pruebas de que el hombre ha maltratado no solo a la madre, a losque niños). La realidad es sino que también una madre intenta limitar el contacto de sus hijos con el hombre que ha abusado de ella está actuando correctamente como una madre protectora. Además, alimenta unos instintos saludables de autoprotección  en sus hijos. Los niños que no reciben ese apoyo o ese estímulo para protegerse del abuso corren mayor riesgo de aceptar el abuso de otros en el futuro. He observado que las acusaciones de «alienación parental» se aplican en ocasiones a las madres más competentes debido a sus lazos sólidos con sus hijos (que el abusador  denomina enredo o exceso de dependencia) y porque estos han aprendido a ver más allá de la fachada del abusador y, por tanto, deciden intentar mantenerse alejados de él.    pelar a ideas i deas erróneas populares Varias ideas erróneas aparecen una y otra vez en las intervenciones de los abusadores durante los litigios en los juzgados de familia. La primera es la que afirma que los padres sufren una gran discriminación en las disputas por la custodia. Las investigaciones demuestran lo contrario (en Estados Unidos, desde finales de la década de 1970, los  padres han gozado de una clara ventaja desde que dejó de estar de moda la preferencia preferencia  por las madres). A continuaci continuación ón aparece el mito seg según ún el cual a los hijos hijos de divorci divorciados ados les va mejor la custodia compartida; las investigaciones demuestran que de hecho les va eor , excepto en aquellos casos en los que los padres se llevan bien después del divorcio y son capaces de colaborar en la crianza de los hijos (algo casi imposible para una mujer  abusada). Los maltratadores también apelan al problema de las falsas acusaciones por   parte de las mujeres, que sus obli obligaci gaciones ones para mantener a sus hijos hijos son injustas, que el abuso doméstico es irrelevante para la decisión sobre la custodia y que los hombres sufren tantos abusos como las mujeres.   El éxito de estas estrategias se basa en gran parte en la ignorancia y, en ocasiones, en los prejuicios de género del personal de los juzgados respecto a las mujeres que revelan

sus historias de abusos, así como en sus estereotipos sobre los hombres que «no dan el  perfill» de abusador.  perfi abusador. Los prejuici prejuicios os suelen suelen ocupar el lugar ugar de las investig nvestigaciones aciones y el estudio de las pruebas. Por desgracia, los juzgados de familia no han progresado para identificar y responder al abuso doméstico como otras instituciones sociales (por ejemplo, la policía y los juzgados de lo penal, aunque en estos campos también queda mucho por  252

 

hacer,, como veremos en el Capítulo 12). hacer  

Mensajes sociales contradictorios dirigidos a las madres abusadas   ¿Qué papel debería desempeñar una madre para proteger a sus hijos de la exposición a los abusos del padre? Las mujeres abusadas pueden verse atrapadas en la profunda ambivalencia social que rodea a esta pregunta. Mientras las parejas están juntas, los  profesional  profesi onales es y otros miembros de la comuni comunidad dad se muestran muy críticos con la mujer y madre que continúa viviendo con un hombre abusivo. Le dicen cosas como «estás  poniendo  poni endo a tu pareja por del delante ante de tus hijos» o « parece que no te preocupas por lo que deben estar viviendo». Los profesionales de la protección al menor amenazan en ocasiones con llevarse a los hijos porque la madre «no los protege» si ella no deja al hombre que la está maltratando. Si la mujer cree que su pareja tiene potencial para cambiar, es probable que le digan que está «en fase de negación» o que «no es realista»  por al albergar bergar esas fantasías. Esas voces críticas críticas desconocen los enormes retos a los que ella se enfrenta como madre y lo difícil que resulta dejar a un abusador. Sin embargo, cuando una madre abusada rompe la relación, la sociedad tiende a dar  un giro radical. De pronto, los profesionales de los juzgados y otras personas le dicen:   «Bueno, puede que haya abusado de ti , pero eso no es motivo para separarlo de los niños. Al fin y al cabo, es su padre». «¿No crees que el resentimiento está empañando tu juicio sobre tus hijos?»

crees que la gente puede cambiar? ¿Por qué no le concedes el beneficio de la «¿No duda?»   En otras palabras, una mujer puede ser castigada por exponer a sus hijos a un hombre en una situación, pero también por negarse a exponerlos al mismo hombre en otra situación. Y este segundo caso resulta potencialmente más peligroso que el primero,  porque ella ella ya no ve lo que hace el padre con los hijos ni puede evitar la escalada que se  produce después de la separación en el caso de muchos padres abusi abusivos. vos. Resulta muy habitual que las madres abusadas tengan que dejar a sus hijos en visitas

sin supervisión (o en custodia) con sus padres abusivos. Cuando los niños empiezan a mostrar previsibles, problemas de conducta y atención en emocional, el colegio, trastornossíntomas del sueño, negativa acomo aceptar la autoridad de la madre o deterioro el personal de los juzgados y los evaluadores declaran que son reacciones normales al divorcio o que los niños están reaccionando a las emociones de su madre, no a las suyas. 253

 

He participado en varios casos en los que el abusador ha abusado físicamente o sexualmente de los hijos, además de maltratar a la madre, y el juez permitió de todos modos las visitas sin supervisión de un profesional. Las mujeres abusadas afirman que  puede resultar extremadamente difícil difícil convencer al juez para que ex examin aminee las pruebas de manera objetiva cuando hanacusado sido etiquetadas como «vengativas» o «demasiado sensibles», o cuando se les ha (aunque sea sin fundamento) de haber influido en sus hijos.  El trato que reci eciben ben las madres madres pr protectoras otectoras en los juzgados de familia famili a figura entre entre los secretos más vergonzosos de la jurisprudencia moderna. Se trata de la única institución social que  pr  prohíbe ohíbe a las madres madres pr proteger oteger a sus hijos contra el abuso. Por  suerte, en los últimos años, tanto mujeres como hombres (incluyendo muchos  padres no abusivos) han tomado conciencia de la gravedad de este problema, y hoy existen numerosas iniciativas para exigir la reforma de los juzgados de familia. He formado parte de una de esas iniciativas ayudando a una organización solvente que está preparando un informe de derechos humanos para alatravés comunidad la revictimización de las mujeres abusadas y sus hijos de las internacional demandas porsobre la custodia y las visitas (para más información, véase «The Battered Mothers Testimony Project», en la sección «Recursos», al final del libro).   PREPARARSE PARA LAS BATALLAS POR LA CUSTODIA, POR SI ACASO

Si todavía no te has enfrentado a un juicio por la custodia, ten en cuenta los siguientes sig uientes puntos:   Es importante que anotes todas las conductas abusivas de tu pareja contra ti o los niños. Si te escribe cartas aterradoras o perversas, guárdalas. Si amigos o vecinos  presencian  presenci an maltratos contra ti o los niños, niños, pídeles que pongan por escrito lloo que han visto. Si alguna vez has llamado a la policía, intenta conseguir una grabación de la llamada. Si te deja mensajes abusivos o amenazantes en el contestador, guarda una copia. Busca representación legal si puedes permitírtela. Si no dispones de recursos, solicita un abogado de oficio. Intenta que te asignen uno con experiencia en abuso doméstico y que trate a las mujeres abusadas con paciencia y respeto. El hecho de que un abogado sea muy conocido no significa que entienda las cuestiones

implicadas en las disputas por la custodia o las visitas con un maltratador. Sé precavida. No niegues las visitas abiertamente, por ejemplo, aunque te preocupe el bienestar de tus hijos. En ocasiones, los juzgados acusan a las mujeres de intentar separar a los hijos de su padre aunque ellas tengan motivos de sobra para  preocuparse. 254

 

Si puedes, lleva a tus hijos a terapia. Es importante que haya profesionales implicados para que no seas la única que informe de la angustia que supone para tus hijos la relación con su padre. En situaciones en las que es tu palabra contra la suya, él podría engatusar al personal del juzgado con sus mentiras y sus modos encantadores. Si uno de tus hijos te cuenta que ha sufrido abuso sexual por parte de su padre (una experiencia terrible), resulta especialmente importante que trates con el juzgado y los servicios de protección al menor con la mayor calma posible. Si te etiquetan como una «histérica por un abuso sexual», por muy justificadas que sean tus reacciones, tus alegaciones podrían ser desacreditadas. Si te ves en esa situación, lee el excelente libro  A Mother’s Mother’s Nightmare-Incest ,  que aparece en «Recursos»,  para saber cómo enfrentarte al sistema legal legal.. La mayoría de las mujeres abusadas consiguen la custodia de sus hijos. No obstante, cuanto mejor te planifiques, más probabilidades tendrás de evitar una horrible sorpresa. Para obtener información sobre custodia visitas, donde llama te al Instituto de la Mujer y para la Igualdad de Oportunidades (900y191010), indicarán los pasos que hay que seguir.   El tema del hombre abusivo como padre, incluyendo su conducta en las disputas por  la custodia y las visitas, es muy complejo. Aquí solo hemos pasado por él de puntillas. Si deseas profundizar, te recomiendo mi libro The Batterer as Parent: Addressing the  Impact of Domestic Violence on Family Dynamics (en colaboración con el doctor Jay Silverman); en él tratamos todas las cuestiones que hemos visto en este capítulo. Aunque ese libro se centra en el maltratador físico, comprobarás que casi todo lo que decimos se aplica apli ca también al a l abusador abusado r psicológi psicológico. co. Cuanta más información tengas sobre las consecuencias de la exposición de tus hijos al maltrato que sufres por parte de tu pareja, y sobre los problemas del tipo de padre que es, más capacitada estarás para protegerlos de los daños emocionales. Deben saber que contigo siempre tendrán a una madre cariñosa y protectora, puesto que el abusador es imprevisible y, en ocasiones, intimidante. Si te plantean desafíos de conducta, si tienen  problemas  probl emas para concentrarse o si son propensos al ai aisl slamient amientoo o la depresión, depresión, recuerda que se trata de reacciones normales en los hijos de mujeres abusadas. Tu paciencia y tu comprensión son fundamentales para ellos, como también tu capacidad para demostrarles

que no crees que sean malos. Recuerda que crecer con un padre o un padrastro abusivo resulta muy confuso y provoca mucha ansiedad a los niños aunque no sean víctimas directas del maltrato. Haz de tu propia curación (y de tu seguridad emocional y física) una prioridad. Los hijos de mujeres abusadas perciben la diferencia cuando su madre empieza a recibir  255

 

ayuda y se muestra más capacitada para identificar el abuso, ya que no se culpa ni culpa a los niños de la conducta del abusador. Veamos algunos pasos más que puedes emprender:  

 Insiste en que tus hijos hi jos te traten con absoluto respeto. Los niños pueden absorber el comportamiento irrespetuoso o acosador de tu pareja y empezar a mostrar conductas hacia ti que han aprendido de él. Intenta frenar esas conductas de inmediato, antes de que vayan a más. Es posible que no seas capaz de mostrarte firme con los niños delante de tu pareja si él te desacredita continuamente, pero inténtalo por todos los medios, y sobre todo cuando él no esté.  Insiste en respetar a las mujeres en general. El control y el abuso de tu pareja crean un ambiente en el que las actitudes negativas hacia las mujeres pueden crecer como setas. Frena esas actitudes siempre que las veas asomar en tus hijos o tus hijas.  Enfréntate a las críticas de tu pareja pareja contra tu papel como madre. madre.  Si no tienes miedo las posibles queconducta. deje de cuestionar papelsientas como que madre. Es posibletu que debes  No de mientas por turepresalias, pareja pareja ni exígele tapes su  proteger  proteg er la imagen de tu pareja ante tus hijos, hijos, y para el ello lo le ex excusarás, cusarás, dirás dirás que lo ocurrido es culpa tuya o mentirás. Tu relación con tus hijos quedará dañada a largo plazo si cubres a tu pareja, y esa es la consecuencia que más deseas evitar. Además, aumentará la vulnerabilidad de tus hijos ante su padre si les animas a negar sus propios instintos de autoprotección. No obstante, es posible que en alguna ocasión tengas que mentirle a él   para pr  proteger oteger a tus hijos . Sé la mejor madre que puedas. Por muy injusto que resulte, la realidad es que una mujer abusada tiene que ser una madre excelente para ayudar a sus hijos a procesar y sanar de los abusos a los que se han visto expuestos. Aprovecha todos los recursos que estén a tu alcance, incluyendo libros y cursos sobre crianza de los hijos, grupos de apoyo de padres o grupos de juego (en la sección de «Recursos» encontrarás sugerencias específicas). Sopesa la posibilidad de dejar la relación, al menos por un tiempo, si eso no  supone un riesgo para ti. Una de las mejores maneras de ayudar a los niños a curarse consiste en que dejen de presenciar los abusos. Como ya hemos visto, sin embargo, es importante planificar bien las cosas para que al abusador le resulte más difícil hacer daño a los niños, y para ello tendrás que recurrir al sistema legal y solicitar un régimen de

visitas o la custodia.   Si tu pareja ya ha conseguido distanciarte de tus hijos en mayor o menor medida, o que se enfrenten entre ellos, todavía es posible reparar esas divisiones y reconstruir unas conexiones sanas. Convierte esa relación en tu prioridad y busca la ayuda de un 256

 

 profesional para superar las barreras que tu pareja abusiva  profesional abusiva ha levantado. Ani Anima a tus hijos a hablar sobre los incidentes terribles que han presenciado en casa (si es necesario, con la ayuda de un terapeuta). Resulta especialmente importante que los niños se desprendan de la carga que supone mantener los abusos en secreto. Algunos programas  para mujeres m ujeres abusadas cuentan con c on terapia de grupo para niños, niños, un excelente excelente entorno en el que pueden desvelar el secreto sobre el abuso, entender mejor sus propias reacciones emocionales y aprender que la conducta del hombre abusivo no es culpa de la madre ni suya. Sobre todo, no te rindas. Sanar relaciones rotas requiere tiempo y perseverancia. En un caso en el que participo actualmente, los padres están divorciados y la madre estuvo a  punto de perder la esperanza de volver volver a llevarse bien bien con su hijo hijo adolescente, adolescente, que se había aliado con el padre abusivo e imitaba sus actitudes y sus conductas (incluyendo amenazas de violencia) hacia ella. Pero perseveró a pesar de los muchos momentos de desesperación durante tres años, y ahora el chico empieza a reconocer el acoso y la manipulación del padre. La relación con la madre va cada vez mejor.   PUNTOS FUNDAMENTALES QUE RECORDAR  Un abusador hace daño a todos los miembros de la familia. Un buen padre no abusa de la madre de sus hijos. Los abusadores separan a las personas por accidente o de manera estudiada. Las madres abusadas y sus hijos deben buscar apoyo para sanar como individuos y sus relaciones (véase (véase «Sobre paternidad y maternidad en general», en «Recursos»). Si estás preparada para dejar a un abusador con el que tienes hijos, busca información legal sobre la custodia cuanto antes.

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11 Los hombres abusivos y sus aliados  

 Antes me llevaba bien con su madre, pero ahora parece parece que me odia. odi a. Ya ni siquiera puedo llamar a nuestros amigos porque no quieren estar en medio.  A veces siento que debo de ser yo la que lo ha liado todo porque porque mi pr propia opia  familiaa se pone de su parte.  famili  No me molesto en llamar a la policía cuando me siento amenazada porque tiene ti ene amigos en el cuerpo que le ayudarían.  El evaluador de la custodia informó al juzgado de que soy una histérica histéri ca y que los niños deberían vivir con él.

  En cada uno de los siguientes ejemplos de casos en los que he participado, ocurre algo que resulta muy difícil de explicar:   Una mujer huye para esconderse porque está aterrorizada de su marido abusivo. Él la busca por todas partes y no da con ella. Cuando se le acaban las ideas, visita a los padres de la mujer. Les dice que siente muchísimo haber tratado así a su hija, que la echa mucho de menos y que va a cambiar. Llora y suplica para que le digan dónde está, «solo para enviarle una carta y explicarle cómo me siento»,  y los

 padr  padres es ceden. Un hombre entra en un programa para abusadores que no cuenta con el certificado del Departamento de Salud Pública porque no cumple con la normativa estatal. Durante el programa, el hombre se queja de que su novia a veces también le pega, y el terapeuta, que es licenciado en psicología, anima al abusador a pedir una orden de alejamiento contra la mujer abusada. El psicólogo me lo reconoce abiertamente. La hija de una mujer abusada divorciada revela con todo lujo de detalles que su

 padre abusa sexual sexualmente mente de ell ella durante las visitas. visitas. La madre acude a los tribunales tribunales  para solici solicitar tar un evaluador evaluador profesional para su hija. La hermana de la madre lleg egaa al  juzgado  juzg ado señal adoantes , del queo le se di hacehecho acompañando abusador   pesar de el quedíale señalado odiaba odiaba del divorcio. divorcio.alLa hermana no solo sol dice al juezamiga que lasa alegaciones de abuso sexual son falsas, sino que además le solicita la custodia de la niña. Por suerte, el juez se la deniega. La evaluación sigue adelante y acaba 259

 

confirmando el abuso. El terapeuta de un hombre abusivo diagnostica psicológicamente a la mujer abusada  sin reunirse ni hablar con ella,  basándose por completo completo en las ex expl pliicaciones caciones del hombre, aunque sabe que está acusado de maltratarla. Una madre huye con sus hijos a un hogar para mujeres maltratadas porque encuentra su casa destrozada. Sabe que ha sido su ex marido, que la maltrataba físicamente, y lo interpreta como una amenaza clara. A los pocos días, la mujer  contacta con el evaluador de la custodia asignado por el juzgado para informarle de su paradero. El evaluador emite un informe en el que afirma que la mujer no tiene motivos para temer a su marido (aunque ella le ha explicado su historial de violencia y amenazas) y recomienda entregar a los niños al padre. No menciona la llamada de teléfono de la mujer desde el hogar de acogida. Basándose en ese informe del evaluador, los tres niños (entre ellos, una niña de solo tres años) son enviados a vivir a casa del abusador. A la madre solo se le permiten visitas breves y «riesgo de fuga».  supervisadas porque se considera que presenta   ¿Cómo es posible que los maltratadores consigan aliados para su causa? ¿Y por qué algunas personas se convierten en representantes tan entusiastas, en ocasiones feroces, del abusador? Para responder a estas preguntas debemos examinar no solo la mentalidad de los hombres abusivos, sino también las actitudes y las interacciones socialmente aceptables a las que un abusador puede recurrir para convencer a otras personas de que hagan el trabajo sucio por él.  

Por qué busca aliados   el hombre abusivo Controlar e intimidar a la pareja no es tan fácil. Un hombre tiene más posibilidades de dominar a una mujer que al contrario, pero no deja de ser complicado. Muy pocas  personas aceptan voluntari voluntariamente amente que les niegu nieguen en sus derechos de manera sistemáti sistemática. ca. Así, el hombre abusivo se enfrenta una y otra vez al problema (desde su punto de vista) de la resistencia de su pareja a su control. Con el tiempo se cansa de acosarla él solo. Existen otros impedimentos que pueden hacer tropezar al abusador. Los cambios en las actitudes sociales hacia el abuso (entre ellos, los avances en algunas leyes y políticas

las actitudes sociales hacia el abuso (entre ellos, los avances en algunas leyes y políticas importantes) se lo ponen más difícil. El abusador que amenaza físicamente o ataca sexualmente, por ejemplo, tiene muchas más probabilidades de ser arrestado ahora que hace diez o quince años. Su pareja ahora tiene la opción de solicitar una orden de alejamiento en un juzgado. Posiblemente, más importante todavía es que el  silenci  silencioo que rodea al abusador se 260

 

está rompiendo. En uno de mis casos actuales, relacionado con un abusador psicológico, amigos íntimos de la mujer la obligaron a sentarse un día y representaron ante ella una «intervención» en la que la presionaban para que reconociese el impacto que estaban ejerciendo en ella los abusos de su marido. A diferencia de la situación dominante hace unos años, hoy existen varias alternativas para que una mujer abusada encuentre ayuda (o que la ayuda la encuentre a ella, como ocurrió en este caso). En este contexto, un abusador tiene que esforzarse más para que su pareja continúe culpándose y rechazando la ayuda que pudiese llegar hasta ella. Una manera infalible de aislar a la mujer consiste en ganarse a las personas que podrían ponerse de su lado. Además, él considera que merece aliados porque la víctima, desde su punto de vista, es él él.. Es posible que te preguntes por qué los hombres abusivos distorsionan tanto sus historias cuando buscan apoyo si consideran que sus actos están justificados. En primer  lugar, el abusador no quiere tener que explicar sus peores comportamientos (su crueldad,  por ejempl ejemplo, su viol vicompl olenci encia) a) a personas considerarl consificacio derarlos os desag desagradabl es, y En es  posibl  posi ble e queo,noo esté completamente etamente seguro seguroque de podrían que sus justifi justi caciones nes sean radables, aceptadas. segundo lugar, podría sentir algo de culpa o vergüenza por sus peores actos, como les ocurre a la mayoría de los abusadores. Su deseo de huir de esos sentimientos explica en  parte por qué busca la aprobación aprobación de otras personas, ya que así alivi aliviaa esas dudas que le agobian. Sus sentimientos de culpa constituyen una debilidad que debe superar. Por  último, es posible que mienta porque se ha autoconvencido de sus propias distorsiones. El abusador narcisista, por ejemplo, considera reales sus mentiras, uno de los motivos  por los que las pruebas con detectores de mentiras mentiras no son fi fiabl ables es en casos de abuso (incluyendo el abuso sexual infantil).   Pregunta 16: ¿Cómo es posible que tanta gente se ponga de su parte?

  La lista de personas a las que un abusador puede convencer para que actúen como sus representantes es larga: amigos, familiares, profesores, psicólogos, sacerdotes,

 policías, jueces, famili  poli familiares de la mujer   y, después de una ruptura, su nueva pareja. Vamos a echar un vistazo a algunos de estos grupos desde la perspectiva de la mujer  abusada, cómo los recluta el abusador y por qué están dispuestos a dar la cara por él.  

Los familiares del abusador 261

 

  «A veces, él y su padre me critican, me humillan y se burlan de mí juntos. Su  padree es como él.»  padr «Su tío maltrata a su tía y toda la familia lo sabe, pero nunca dicen nada. »

«Fue detenido por aporrear mi puerta a pesar de tener una orden de alejamiento, pero su hermana testificó que estuvo con ella toda la noche, de modo que lo soltaron.» «Su madre y yo éramos buenas amigas, pero desde que detuvieron a su hijo por   pegarme, ya no me habla, como si  yo fuese la mala.»   Como ilustran estos testimonios de parejas de mis clientes, existe una dinámica fundamental que apenas ha cambiado a pesar de tres décadas de avances en cuanto a las actitudes sociales hacia el maltrato: nadie quiere creer que su hijo o su hermano es un maltratador. Los padres no quieren ser señalados con el dedo, de modo que afirman: « Nuestr nojoabusaría su pareja. Le educamos bien».laLas alegaciones maltrato  Nuestro o hijo  por parte del hijo hi pueden de arrojar una incómoda luz sobre dinámica dinámica de la de generación anterior: los hombres abusivos tienen tres veces más probabilidades que los no abusivos de proceder de hogares en los que el padre o el padrastro abusaba de la madre. Y si el  padre o el padrastro es abusivo, abusivo, compartirá compartirá con el hijo las actitudes de prepotencia prepotencia y las tendencias a culpabilizar a la víctima. La lealtad familiar y la negación colectiva de los problemas de la familia constituyen nexos muy fuertes. El abusador da forma a la visión que sus parientes tienen de la pareja a lo largo de los años. Es posible que hayan visto con sus propios ojos cómo «reacciona exageradamente» ante ciertas cosas que él hace en público, porque sin saber lo que él hace de puertas para adentro, no pueden juzgar el comportamiento de la mujer de manera acertada. Así, están en contra del abuso en abstracto, pero defienden al abusador  con uñas y dientes cuando él es uno de los suyos.  

Los familiares y amigos de la mujer maltratada   Por si el apoyo que recibe el maltratador de sus familiares no fuese suficientemente

negativo, no dejo de encontrarme con casos en los que los familiares de la mujer  también se ponen de su parte. En una conferencia en la que participé no hace mucho, un abogado preguntó: «¿Por qué algunas de mis clientas se encuentran con que sus propias familias ayudan a los abusadores a conseguir la custodia?». Todas las familias tienen tensiones internas, y los abusadores utilizan sus habilidades manipuladoras para aprovechar esos desencuentros. En un caso, por ejemplo, el 262

 

abusador (Ian) se enteró de que su ex mujer, Tina, se había peleado con sus padres  porque a estos les molestaba molestaba que ell ella hubiese hubiese dejado de ir a la iglesi glesia. a. Ian empezó a asistir a la misa de los domingos y un día se sentó cerca de los familiares de Tina «por  casualidad». Les habló sobre lo mucho que le preocupaba la pérdida de fe de su ex mujer  y que sus hijos no recibiesen los beneficios de una asistencia regular a la iglesia. Además, dejó caer algunas afirmaciones sobre el tipo de persona que no acude a la iglesia, como  por ejemplo «nuestros hijos hijos me dicen dicen que [su madre] bebe mucho y lleva a muchos hombres distintos a casa». De repente, una pelea sin demasiada importancia se había convertido converti do en un enorme altercado. altercado. Para una mujer no es fácil explicar a su familia los detalles de los abusos. Se siente avergonzada y desea evitar que le pregunten por qué sigue con él. Sin embargo, el abusador saca beneficio de todo lo que la familia de ella no sabe. Tiene cuidado de no dar la impresión de que habla mal de ella al tiempo que planta sutilmente sus semillas venenosas. Por ejemplo, dirá algo así: «Ahora va contando por ahí que la maltrataba, y me mucho. He llegado a un quiero iryaséciertos lugares Yo duele no tengo secretos, no niego quepunto un díaenleeldique unanobofetada, que está mal. por Ellaeso. iba diciendo que mi madre es una “puta” porque se ha divorciado dos veces, y me molestaba mucho, pero sé que debería haber reaccionado de otra manera». Cuando se marcha, los padres de la mujer se quedan pensando: «Vaya, ella no dijo nada de insultar a su suegra. Eso cambia un poco las cosas. Es posible que le gustase hablar más de la cuenta, eso ya lo había notado. Y él admite que en parte es culpa suya,  pero el ellla le echa toda la culpa culpa a él. él. También lo hace cuando discute discute con nosotros, no se da cuenta de que dos no se pelean si uno no quiere». Es posible que la mujer nunca llegase a insultar a la madre de él; mis clientes son muy sussihistorias para tapar tanto si él hábiles dice la disfrazando verdad como no, la cuestión nolos es peores esa. Élincidentes. aprovechaNo la obstante, actitud social, todavía muy extendida, según la cual el abuso de un hombre hacia una mujer resulta mucho menos grave si ella se ha mostrado irrespetuosa. Todavía existe presión social sobre las mujeres para «hacer que la relación funcione» y «hallar el modo de mantener a la familia unida», con independencia de los malos tratos. Dado que mucha gente acepta la idea errónea según la cual el abuso se debe a una mala dinámica en la relación, se considera que la mujer comparte la responsabilidad de «intentar que las cosas vayan mejor». En ese contexto entra el abusador cuando dice a

los amigos de su pareja: «Quiero arreglar las cosas, pero ella ni lo intenta. Supongo que el esfuerzo no le merece la pena. Y se niega a aceptar su parte en los problemas, para ella todo es culpa mía». Lo que la familia y los amigos de la mujer tal vez no sepan es que cuando una mujer  maltratada se niega a «aceptar su parte» en los abusos, en realidad ha dado un 263

 

importantísimo paso para no culpabilizarse y recuperarse emocionalmente. Ella no tiene ninguna responsabilidad por los actos de él. Cualquiera que pretenda que ella comparta esa responsabilidad estará adoptando la perspectiva del abusador. A pesar de los problemas, muchísimos amigos y familiares de las mujeres abusadas se mantienen a su lado. Su presencia resulta fundamental, ya que la lealtad, el respeto, la  pacienciaa y el apoyo que una mujer malt  pacienci maltratada ratada recibe de sus amigos amigos y famili familiares determinan en gran parte su capacidad para recuperarse de los abusos y ser libre. Las  personas que desean apoyar o ayudar a una mujer maltratada maltratada deberían leer To Be an nchor in the Storm, de Susan Brewster (véase «Recursos»).  

Terapeutas y evaluadores   Tenemos que retroceder en el tiempo un momento, a la primera etapa de la época de Freud, cuando nació la psicología moderna. En la década de 1890, cuando Freud se encontraba en los inicios de su carrera, se sorprendió al comprobar que muchas de sus  pacientes  paci entes le contaban que habían sido sido víctimas de incesto en su infancia. infancia. Freud llegó llegó a la conclusión de que el abuso sexual infantil era una de las principales causas de trastornos emocionales en mujeres adultas y escribió un brillante y humano estudio titulado «La etiología de la histeria». No obstante, en lugar de recibir el reconocimiento de sus colegas  por sus aportaciones aportaciones pioneras, pioneras, el estudio estudio fue recibido recibido con desprecio. desprecio. Freud fue ridiculizado por creer que hombres de reputación excelente (la mayoría de sus pacientes  procedían de buenas fami famili lias) as) pudiesen cometer incest incesto. o. Unos años más tarde, Freud se dio por vencido debido a la enorme presión y se desdijo de en suslaconclusiones. En su lugar propuso el «complejo de Edipo», que se convertiría base de la psicología moderna. Según esa teoría, las niñas desean el contacto sexual con sus padres porque compiten con las madres por el papel de la  persona más especial en la la vida de ese hombre. Freud util utilizó izó esta teoría para concluir concluir que los episodios de abuso incestuoso que sus clientas le habían revelado nunca se rodujeron, que no eran más que fantasías de hechos que las mujeres deseaban  que hubiesen ocurrido cuando eran pequeñas y que habían acabado por creer reales. La teoría dio comienzo a una historia en el campo de la salud mental que culpabilizaba a las

víctimas por el abuso sufrido y desacreditaba abiertamente los relatos de maltratos sufridos por mujeres y niños. Una vez negados los abusos de ese modo, algunos psicólogos vieron abierto el camino para adoptar la perspectiva de que las conductas violentas o de explotación sexual que no podían negarse (porque eran demasiado obvias) se debían a las dos partes. Así, la literatura psicológica está repleta de descripciones de niños que «seducen» a los adultos 264

 

 para tener encuentros sexual sexuales es y de mujeres cuya conducta « provocativa» provocativa» hace que los hombres se muestren violentos o las ataquen sexualmente. Desearía poder decir que esas teorías dejaron de ser influyentes hace mucho tiempo,  pero no es así. Una de las psicól psicólog ogas as más influyentes nfluyentes actual ac tualmente mente en Estados Unidos en el campo de las disputas por la custodia escribe que las mujeres provocan la violencia de los hombres «resistiéndose a su control» o «intentando dejar la relación». Defiende la teoría del complejo de Edipo, incluyendo la afirmación de que las niñas desean el contacto sexual con sus padres. En sus escritos observa que las niñas suelen tener  relaciones «de seducción mutua» con sus padres violentos, y algunos juzgados han establecido sus protocolos sobre la base de esa «investigación». El legado freudiano conserva su fuerza. Con la esperanza de descubrir que el campo de la salud mental estaba cambiando a mejor, no hace mucho revisé los currículums actuales de diferentes programas de formación en psicología clínica y terapia, incluyendo los que se consideran más vanguardistas. Me resultó no sino solotambién encontrar un curso sobrereferencia abusos de cualquier tipo, hacia la parejaimposible o los hijos, localizar cualquier al maltrato en el resto de los cursos. Llamé a una de las escuelas que forma a psicólogos clínicos y pregunté si ofrecían clases sobre abusos. Esta fue su respuesta: «Bueno, si los alumnos muestran un interés especial por ese tema, de vez en cuando organizan un seminario ellos mismos». La influencia de la historia del pensamiento psicológico sigue siendo especialmente importante en el campo de la evaluación de la custodia, en el que los profesionales de la salud mental ignoran o minimizan las alegaciones de maltrato de la pareja y los hijos de forma rutinaria, dan por sentado que las mujeres son histéricas y vengativas, y consideran los problemas se deben a ambas a partes. los evaluadores que de latodos custodia se convierten en defensores ultranzaEndeocasiones, los hombres abusivos y se unen a ellos en sus acusaciones de que las mujeres provocan que los hijos se distancien de sus padres. Se niegan a tener en cuenta las pruebas del maltrato. Errores similares abundan en el trabajo de numerosos terapeutas que trabajan con  pacientes  paci entes indivi ndividual duales es y con parejas. P or ejempl ejemplo, o, algunos algunos terapeutas de pareja me han dicho: «No da el perfil de hombre abusivo; es muy agradable y perspicaz, y está muy enfadado». Las mujeres me hablan con la voz alterada por la traición de los casos en que

el terapeuta de pareja, o el terapeuta personal del abusador, o el de sus hijos, se convierte en defensor del maltratador y en un crítico durísimo y arrogante contra ella. Desde hace años guardo una carta que un psicólogo escribió acerca de uno de mis clientes, un hombre que reconoció ante mí que su mujer había llegado a estar cubierta de sangre y con huesos rotos por sus palizas, y que podría haber muerto. La carta del psicólogo ridiculizaba al sistema por etiquetar a ese hombre como «maltratador» y afirmaba que 265

 

era un hombre demasiado razonable y perspicaz, y que no debería continuar en mi  programa  prog rama para abusadores. El contenido de la carta me indicaba ndicaba que el psicólog psicólogoo nunca había pedido al cliente que le describiese la brutal paliza por la que fue condenado. Al margen del pensamiento psicológico dominante existen numerosos profesionales y teóricos excelentes que se toman en serio el impacto del trauma y los abusos, y que creen que la mayoría de las víctimas dicen la verdad. Los escritos de teóricos y profesionales en activo como Judith Herman, Bessel van der Kolk, Peter Jaffe, Angela Browne, John Myers, Susan Schechter, Anna Salter, Beverly James y muchos otros contrarrestan la hostilidad hacia los oprimidos por parte del ambiente profesional dominante. He conocido a decenas de terapeutas que tratan a sus clientes mujeres con respeto y que desempeñan un papel empoderador en su recuperación de los abusos. Sin embargo, los psicólogos formados en el campo del trauma continúan siendo muy pocos, y la batalla para reformar  el pensamiento psicológico acaba de empezar. Antes de elegir a un terapeuta para ti o  para tus hijos, hijos, asegúrate asegúrate de conocer a varios varios ca candi ndidatos, datos, e infórmate sobre su trayectoria y sus valores respectoencarecidamente al trauma y el maltrato. terapeuta paravos ti yque tu  pareja, te recomiendo que evites evitesEnla cuanto terapia terapia adeunpareja por motivos moti veremos más adelante. adelante.  

La nueva pareja del abusador como su principal aliada   En el primer capítulo conocimos a Paul, un hombre que se había divorciado y había empezado a salir con Laura. Ella se sentía muy mal por Paul porque era un hombre muy dulce y su ex mujer le acusaba de maltrato. Laura se propuso «estar ahí» para Paul e incluso ayudarle a ganar la custodia porque su ex mujer estaba «fuera de control».deseaba Numerosas ex parejas de mis clientes me han contado cómo las nuevas parejas del abusador adoptan un papel similar al de Laura: «Su novia es peor que él. Me habla como si fuese basura y va diciendo barbaridades de mí por ahí. Preferiría tratar solo con él. Creo que ella le incita a hacer algunas cosas de las que hace. Es una mala bruja». Es posible que la nueva pareja del hombre sea una mujer mezquina y hostil, pero también es probable que no lo sea. Intenta ponerte en su lugar un momento. El abusador  recrea la misma dinámica que estableció contigo; empieza mostrándote un trato cariñoso

y atento en los primeros meses de relación. Le habla cabizbajo y los ojos se le llenan de lágrimas cuando recuerda lo mala y poco razonable que eras con él, y cómo le decías que era un maltratador cada vez que él se negaba a doblegarse a tu control. Si tenéis hijos, a la novia se le partirá el corazón porque él llora delante de ella por lo mucho que echa de menos a sus niños, y dirá que tú no le permites verlos por pura venganza o porque tienes la intención de que otro hombre haga de padre. Por ejemplo, actualmente tengo un caso 266

 

en el que el padre abusivo decidió no ver a su hijo durante seis meses (incluso lo puso  por escrito escrito en un documento que me dio dio a leer), y después se quejaba públi públicamente de que se le negaban las visitas. Probablemente, Paul engañó a Laura con estratagemas similares. Su novia ve a un padre amable y cariñoso cuyo deseo de mantener la relación con sus hijos se ve frustrado. ¿Cómo no iba a odiarte? Es posible que él se comporte bien con su nueva novia mucho más tiempo que contigo porque le motiva su campaña contra ti. Por supuesto, su otra cara aparecerá tarde o temprano, pero para entonces podrá culparte a ti de todo por el enorme daño que le hiciste. Su novia se verá impulsada a esforzarse al máximo para demostrar que es una  buena mujer, mujer, no como tú. Espera que si demuestra su lealt ealtad ad hacia hacia él él,, volverá volverá a ser  cariñoso y cercano con ella, como al principio. Así, desea demostrarle que está ahí de verdad y para ello se une a él (e incluso le supera) en su hostilidad hacia su ex mujer, que es la verdadera culpable de todo. Cuando finalmente sale a la luz su lado egoísta y abusivo con tal fuerza que su nueva novia ya estar no puede racionalizar la situación, ella ya hasta el fondo. Incluso  podrían casados. Para Pa ra que ella ella acepte queestá es metida un maltratador malt ratador, , tendría que enfrentarse al terrible daño que te hizo, y eso sería un trago muy amargo. Así, lo que ocurre casi siempre en estos casos es que la nueva pareja se enfada cada vez más él, ya que cree que «tú le has hecho ser así» por  contigo  por el trato que recibe de él, tratarle tan mal. Hace un par de años trabajé con una mujer que me dijo: «Odiaba a su ex novia con toda mi alma, pero ahora me doy cuenta de que seguramente le hizo lo mismo que me está haciendo a mí». Su sentimiento de culpa le pesaba. En general, las mujeres necesitan mucho tiempo para aceptar que han sido utilizadas de ese modo. En lacon historia Paul y de Laura no llegamos a conocer a la entre ex mujer Paul, pero he hablado variasdedecenas mujeres en su misma posición las exdeparejas de mis clientes. No es nada fácil captar el dolor que oigo en las voces de las mujeres cuyas ex  parejas abusivas intentan arrebatarles a sus hijos a través del sistema legal legal,, y el hecho de que los maltratadores cuenten con una aliada que les ayuda a llevar a cabo su cruel plan no es nada fácil de digerir. Las madres me preguntan: «¿Se da cuenta [ella] de lo que está haciendo? ¿Se ha molestado en pensar en lo que significa para una madre que la amenacen con perder a sus hijos? ¿Y si dentro de unos años él le hace lo mismo?».

Al mismo tiempo, creo que es importante no juzgar a la nueva pareja con demasiada dureza. En ocasiones les digo a las mujeres: «Ya sabes lo manipulador que puede llegar a ser, y se asegura de alimentarla con distorsiones perfectamente estudiadas. No estoy diciendo que debas disculparla, solo te recuerdo que el responsable de todo es él, no ella. Si dedicas tu energía a odiarla, estarás sirviendo a los intereses de él sin darte cuenta». o obstante, tenemos que desarrollar una ética social que deje claro que todo aquel que 267

 

opte por alzar la voz en defensa de un hombre acusado de maltrato tiene la responsabilidad de conocer todas las versiones, no solo la del hombre. El abuso contra la mujer está demasiado extendido como para que nadie dé por sentado que una alegación es falsa o exagerada sin contrastar la información con mucha atención. Por último, he tenido varios casos en los que el nuevo aliado del abusador era un hombre que se convertía en artillero contra la mujer abusada, tal como hacen las nuevas  parejas mujeres. Algunos gunos grupos grupos de amigo amigoss de gais tienen tienen actitudes actitudes negati negativas vas hacia hacia las mujeres y se convierten en animadores del abuso, igual que los amigos heterosexuales.  

Otros abusadores de poder como aliados de los hombres abusivos   Sin duda, en algún momento de tu vida habrás entrado en contacto con una persona impulsada por una profunda atracción a ejercer poder sobre los demás. Los maltratadores no tienen el monopolio sobre el deseo de intimidar o manipular, ni sobre la habilidad para acumular poder y utilizarlo con fines egoístas o para su gratificación emocional. Entre los profesionales, por ejemplo (incluyendo aquellos de los que se espera que respondan de manera constructiva a los abusadores y sus parejas), existen algunos individuos que se mueven no por la comprensión y el respeto, sino por la sed de control. o todo el que entra en el cuerpo de policía desea servir al ciudadano; los hay que  buscan princi principal palmente mente llevar arma, imponer su vol voluntad untad y estar por encima encima de la ley. Conozco a varios jueces compasivos que se interesan por los problemas de los demás y  buscan soluci soluciones ones justas y prácticas. prácticas. P ero hay otros que parecen encontrar satisfacción satisfacción en insultar a las personas que se presentan ante ellos, que no tienen en cuenta sus  preocupaci  preocupaciones sus puntos vista, vista, yenque actúanmientras con impunidad. mpuni los superiores terapeutas hay muchosones cuyoy objetivo es de el trabajo equipo, que dad. otrosEntre se creen a sus clientes y hablan con condescendencia, con afirmaciones sobre lo que cada persona  piensa,  pi ensa, si siente ente y necesita hacer. Existen Existen evaluadores de la custodia custodia totalmente di dispuestos spuestos a echar una mano en el difícil proceso de divorcio, pero un número desafortunadamente elevado parece estar enamorado del poder sobre las vidas de hombres, mujeres y niños que sus recomendaciones les otorgan. Las personas atraídas por el poder que tienden a abusar de él comparten la base con

los hombres que abusan de las mujeres. Por ejemplo, un jefe dictatorial está destinado a encontrarse en alguna ocasión con un empleado que finalmente se harta y le insulta, sale disparado la oficinasexual dejacon su trabajo. gerente queado coacciona a sussexual subordinadas  para tenerdecontacto sexyual él podríaUnser denunciado denunci por acoso sex ual tarde o temprano. El que ejerce abuso de poder se siente ultrajado cuando sus víctimas intentan defenderse, y considera que las irracionales o agresivas son ellas. Por tanto, no es de 268

 

extrañar que esa persona, ante una mujer que se queja de haber sido maltratada por un hombre, tenga los siguientes pensamientos: «Esta mujer es otra de esas a las que les gusta el papel de víctima. Sé cómo son porque tengo que tratar con ellas: nunca están agradecidas, por mucho que hagas por ellas; no saben cuál es su lugar, y todo se convierte en acusaciones de maltrato». Así, el abusador de poder podría personalizar la resistencia a la opresión de la mujer y sentir un fuerte deseo de tomar represalias en nombre del hombre abusivo. De hecho, he observado esa perturbadora disposición entre algunos profesionales que se echan encima de las mujeres abusadas. Algunas de sus afirmaciones me confirman que siguen el proceso de pensamiento que acabo de describir  (combinado, por supuesto, con los mitos habituales sobre las exageraciones histéricas de las mujeres y las provocaciones para ser maltratadas). Un profesional inclinado a ejercer el abuso de poder parece mostrar reacciones especialmente intensas si la mujer le planta cara o intenta explicar los efectos de su convivencia con el abusador. En ocasiones, la actitud subyacente parece esta: «¿Cómo te intentando por ti misma cuando estoy aquí, delante de ti, con mis atreves a seguir mi conocimientos, estatus, pensar mis opiniones y mi perspicacia obviamente superiores?». Después de interactuar con un profesional así, la mujer abusada puede sentir que le acaban de apalear, recreando los malos momentos del abuso verbal o físico que ha sufrido por parte de su pareja. Por ejemplo, algunas mujeres abusadas me dicen: «La  poliicía vino  pol vino a casa una vez después de que él me zarandease, pero se mostraron enfadados e insultantes conmigo y a él lo trataron como a un colega. Cuando me quejé del trato que me estaban dando, me dijeron que si no me callaba me detendrían». He  particip  parti cipado ado en casos en los que alg algunos jueces y evaluadores evaluadores de custodia custodia (hombres y mujeres) desacreditan y degradan a las mujeres que alegan abusos y solicitan protección  para ellas ellas mi mismas smas o parao sus hijos. hijos.represalias Si la mujer protesta, profesi reacciona reacciona maltratándola verbalmente tomando contra ella. De eleseprofesional modo,onal la mentalidad y las tácticas de ciertos profesionales son muy similares a las de los abusadores, y el resultado es la revictimización de la mujer. En algunas instituciones cuyas dinámicas de poder tienden a abalanzarse sobre las mujeres maltratadas, como las comisarías de policía, los juzgados y los servicios de  protección  protecci ón al menor, menor, la presión presión soci social al ha provocado la aparició apariciónn de defensores de las mujeres abusadas o especialistas en violencia doméstica cuyo trabajo consiste en

asegurarse de que esas mujeres no sean revictimizadas por el sistema que debería  proteger  proteg er sus derechos. Si tienes tienes aallguna relación relación con una de esas instituci nstituciones, ones, averig averigua si entre el personal hay especialistas en abuso; en caso afirmativo, solicita que esa persona  particip  parti cipee en tu caso.  

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Abogados   Algunos abogados de maltratadores pertenecen a una clase aparte. Pocas veces he visto convertirse a alguien en una persona tan despiadada y sin principios en el papel de coabusador como ciertos abogados. Una mujer tras otra me explica cómo se le acelera el corazón cuando ve al abogado del maltratador en el juzgado o el impacto que siente cuando la documentación de ese abogado llega a casa. Por supuesto, un abusador (acusado o no) tiene derecho a representación legal, como todo el mundo. Sin embargo, ¿ofrecer asesoría legal adecuada significa que el abogado tiene que insultar y ridiculizar a la mujer, lanzar acusaciones inverosímiles contra ella, tratar cada alegación del hombre como verdades sagradas, e incluso mentir en ocasiones  para favorecer los objetivos objetivos del maltratador? maltratador? P or supuesto que no. No obstante, esa conducta está preocupantemente extendida entre ciertos abogados defensores que representan a maltratadores acusados, así como entre algunos abogados de familia que se ocupan de los casos de custodia y visitas. Algunas de esas conductas parecen estar  motivadas por cuestiones económicas: los abogados pueden dar a conocer su bufete si se corre la voz de que están especializados en representar a maltratadores acusados. A los abusadores les encanta saber que cierto abogado tiene fama de «saltar a la yugular de la mujer», ya que esa orientación implacable coincide con la suya. En ocasiones, las mujeres quedan tan traumatizadas por los abogados de sus ex parejas como por los  propios  propi os maltratadores. Existe la necesidad urgente de crear estándares legales para los abogados que representan a maltratadores acusados. Es preciso trazar una línea clara entre brindar a un hombre la oportunidad de exponer su caso en un juzgado, que es su derecho legal, y actuar comoy psicológicos arma de losqueabusos permitiendo que provoque daños económicos no tendrían lugar sinalla maltratador ayuda del abogado.  

El mito de la neutralidad    No es posibl posiblee mantener el equili equilibrio brio total en la visi visión ón personal de un abusador y una mujer abusada. Como explica la doctora Judith Herman en su gran libro Trauma and 

 Recovery, la «neutralidad» en realidad sirve mucho más a los intereses del infractor que a los de la víctima. Por tanto, no es neutral. Aunque el abusador prefiere que estés a su lado al cien por cien, se con que adoptes puntotiene medio. él, eso significa que consideras queconformará en los problemas de la pareja un también partePara de culpa la mujer, y entonces no es abuso. Un día estaba hablando con una persona que describía la relación abusiva entre un 270

 

hombre y una mujer, ambos amigos de ella. «Los dos quieren que me ponga de su lado,  pero me nieg niegoo a tomar partido. partido. Tienen Tienen que encontrar su propia propia dinámi dinámica. ca. Les he dicho dicho a los dos que estoy ahí por si me necesitan. Si la apoyase a ella abiertamente, él se pondría más terco.» Y añadió: «La gente tiene que evitar la tentación de tomar partido», con un tono que indicaba que se consideraba superior en madurez debido a su neutralidad. En realidad, permanecer neutral equivale a conspirar con el maltratador, tanto si es ese el objetivo como si no. Si sabes que existe un maltrato crónico o grave y no te  pronuncias  pronunci as en contra, tu sil silencio comunica comunica impl mplíci ícitamente tamente que no consideras consideras que esté ocurriendo algo inaceptable. Para los abusadores, el silencio es aprobación, o como mínimo perdón. Para las mujeres maltratadas, el silencio significa que nadie las va a ayudar (justo lo que sus parejas quieren que crean). Todo aquel que opta por mirar para otro lado y guardar silencio se convierte en aliado del maltratador. Romper el silencio no significa necesariamente criticar o enfrentarse al abusador por  su comportamiento. Tampoco significa que le cuentes algo que ella te haya dicho,  porque maltratador maltratador tomará represali represalen iasprivado, por hablar hablque ar de conlaotras Significaeldecirle a la mujer abusada, nolote que gustahace cómo trata personas. y que no se lo merece desde ningún concepto. Y si presencias o escuchas actos de violencia o amenazas, romper el silencio significa llamar a la policía.  

Cómo adopta la sociedad la perspectiva del maltratador   Prácticamente cualquiera puede convertirse en aliado de un maltratador, sin darse cuenta, adoptando su perspectiva. La gente ni siquiera es consciente de que apoya el  pensami  pensamiento ento abusivo; abusi vo;habituales: de lo contrario, contrario, no lo haría. Veamos al alggunas de las formas de apoyo accidental más    La persona que dice a la mujer maltratada: «Deberías mostrarle algo de compasión aunque te haya hecho cosas malas. No olvides que también es un ser humano». Casi nunca he trabajado con una mujer abusada que pasase por alto la humanidad de su pareja. El problema es el contrario: él olvida la humanidad de ella. Reconocer los abusos y hablar de manera contundente y honesta sobre el daño que él le ha hecho

constituyen dos pasos indispensables para su recuperación. La perspectiva del maltratador es que ella es mala con él por hablar abiertamente del daño que le ha hecho. Sugerir a laamujer quemaltratos la necesidad de compasión delahombre debe estar por delanteUna de su derecho vivir sin también corresponde la perspectiva del abusador. y otra vez veo entre amigos y conocidos de la mujer abusada la tendencia a creer que tienen la responsabilidad de asegurarse de que ella se dé cuenta de lo buena persona que 271

 

es él en realidad ; en otras palabras, que se centre en las necesidades del hombre y no en las suyas, cosa que es un error. Las personas que deseen ayudar a una mujer maltratada deberían decirle lo buena persona que es ella.    La persona que le dice: «Pero «Pero es el padre padre de tus hijos». El hombre abusivo utiliza a los niños para atrapar a la mujer en la relación; afirma que ella priva a los hijos de su padre al romper la familia. Sin embargo, es él quien impide que esos niños tengan el padre que necesitan al obligarles a crecer con un padre que maltrata a su madre. Los niños necesitan un hogar sin abusos.    La persona que le dice: «Adquiriste «Adquiri ste un compromiso compromiso y tienes que cumplirlo también en los momentos difíciles». El hombre abusivo cree que el maltrato crónico, la falta de respeto, la intimidación e incluso la violencia no son razones suficientes para que una mujer desee alejarse de él. Cuando alguien le dice a la mujer «a lo hecho, pecho», está apoyando el sistema de valores del maltratador.    La persona que le dice: «Dices que eres una víctima vícti ma indefensa». i ndefensa». Si el abusador oyese esas palabras dirigidas a su pareja, daría saltos de alegría: es  posibl  posi blee que él é l llee haya dicho dicho exactamente lo lo mismo. La perspecti per spectiva va del maltratador maltratador es que la mujer exagera el daño porque quiere ser la víctima, de modo que le atribuye a la mujer  las maniobras que a él tanto le gusta utilizar. Cuando una mujer abusada intente explicarte lo mal que van las cosas, escúchala.  

 La¿Cómo personaesque di ce:que dice: «Esos activistas acticontra vistaselantimaltrato en contra de los hombr es». posible estar maltrato seavan estar en contra de hombres». los hombres? ¿Se supone que tenemos que fingir que no nos damos cuenta de que la inmensa mayoría de los maltratadores son hombres? Esta acusación es similar a las palabras que el abusador dedica a su pareja: «¡La razón por la que crees que soy abusivo es porque tienes un problema con los hombres!». Una de las mejores réplicas a esa distorsión consiste en señalar cuántos hombres combaten el maltrato contra las mujeres de manera activa. Recordemos, además, que las mujeres abusadas son hermanas, hijas, madres y

amigas de hombres; las vidas de los hombres  se ven afectadas por el maltrato, porque afecta a mujeres que conocemos y que nos importan.   He mencionado solo algunos de los muchos ejemplos que ilustran cómo las personas adoptan la visión del maltrato del propio abusador. Cuando oigas este tipo de 272

 

afirmaciones, haz saber a esa persona que está haciendo suyos los argumentos del maltratador. Casi nadie desea ser abanderado del maltratador, y cambiará rápidamente de  postura si le le haces entender lo que está defendiendo. Resulta imposible que una comunidad acabe con el abuso mientras continúa ayudando o ignorando a los maltratadores.  Pr  Proteger oteger a un maltratador o permitir permiti r que actúe es tan repugnante moralmente como el propio maltrato. Este concepto fundamental tiene que arraigar profundamente en nuestra cultura. Colaborar con el abuso equivale a abandonar a la mujer maltratada y a sus hijos, y en última instancia también al maltratador , ya que se evita que se enfrente a su problema. Tenemos que sacar a relucir  especialmente el trabajo de esos profesionales eficaces y bien preparados que deciden unirse al maltratador en sus objetivos y sus tácticas. Si conseguimos mermar la capacidad de los maltratadores para lograr aliados, se quedarán solos. Y si están solos será más fácil  pararlos.  pararl os. Por desgracia, la tarea de intentar educar a la gente que la rodea, y de la que necesita ayuda apoyo, casi siempre del recae en la para mujerquemaltratada; ella es allamaltratador. que tiene que hacerlesy entender la dinámica maltrato dejen de apoyar En gran medida, el abusador consigue aliados gracias a su habilidad para aprovecharse de la ignorancia y las ideas erróneas de los demás, así como de sus actitudes negativas hacia las mujeres (además de su capacidad para la manipulación y de su encanto personal). Por  difícil que resulte, descubrirás que tu mejor defensa eres tú misma; tendrás que razonar  con contundencia contra los valores de la sociedad que alimentan la perspectiva del maltratador con el fin de obtener el apoyo sólido que mereces de todos los que te rodean.   PUNTOS FUNDAMENTALES QUE RECORDAR  Cuando la gente adopta una postura neutral entre tú y tu pareja abusiva, en realidad están apoyando al maltratador y abandonándote por mucho que afirmen lo contrario. La gente no puede afirmar que es contraria al maltrato y ayudar al mismo tiempo a su hijo, su hermano, su amigo o su pareja en su abuso hacia una mujer. Tenemos que ser muy, muy cautos a la hora de aceptar la afirmación de un hombre que asegura estar acusado de abusos o violencia por error. La gran mayoría de las

alegaciones de maltrato (aunque no todas) son muy precisas. Y un maltratador casi nunca «da el perfil». El argumento según el cual «él también es un ser humano y merece apoyo emocional» no debería ser utilizado como excusa para apoyar el  el  maltrato. maltrato. Nuestra sociedad no debería creer al hombre abusivo cuando afirma que hacerle responsable es un acto de crueldad.

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12 El hombre abusivo y el sistema legal  

 Está en libertad li bertad condicional condi cional por pegarme, pero pero parece que se lo toma a broma.  Ha sido si do detenido deteni do cuatro veces, pero siempre se libra. li bra.  Llamé a la policía y les dije que había violado vi olado la or orden den de alejamiento, pero pero me dijeron que como no se había puesto violento ni me había amenazado, la violación era tan insignificante que no harían nada.  El fiscal quiere que testifique, testifi que, pero pero no pienso volver a ese juzgado. La última vez, su abogado me humilló. No merece la pena.  El juez me dijo que deberíamos ir a terapia de pareja pareja para solucionar nuestros nuestros  problemas.  pr oblemas.  Me envía cartas amenazantes desde la cárcel. ¿Qué debo hacer?   Bajo la superficie de la experiencia del maltrato acecha el miedo: miedo a lo que hará él si le plantas cara; miedo a su reacción si descubre que has estado con tus amigas, a las que odia; miedo a lo que podría hacerle a alguno de vuestros hijos; miedo a que vuelva a dejarte embarazada; miedo a las represalias si intentas dejarle... Algunas mujeres son capaces de describirme sus temores porque el acoso y la crueldad de sus parejas siguen un patrón. Puede que temas sus insultos y su rabia, o su menosprecio y su repugnancia. Si es violento, temblarás cuando recuerdes su rostro desfigurado por el odio y sus puños apretados. En ocasiones parecía que iba a matarte, y amenazaba con hacerlo. En otros casos, el miedo es innombrable. Es posible que le expliques a una amiga: «No sé qué va a hacer; con él no hay manera de saberlo, pero hará algo,  y va a ser  malo». Esperar el castigo puede ser peor cuando no sabes en qué va a consistir. Incluso el maltratador que nunca ha recurrido a la violencia sabe que siempre puede haber una  primera  pri mera vez (y podría ser muy consciente consciente de que tú tambi también én lo sabes). Así, busca el

modo (explícito o no) de recordarte que no le presiones «demasiado» porque no quieres saber qué podría ocurrir. impacto del miedo se acumula con elque tiempo. La ocasión veinterabia, en queo un ser El amado te provoca miedo no es igual la primera. Vas número acumulando te sientes paralizada, o bloqueada, o todo a la vez. Cada vez te resulta más difícil saber qué hacer. 276

 

Si tu pareja te asusta físicamente o te ataca sexualmente, una opción para proteger  tus derechos y tu seguridad consiste en recurrir al sistema legal. Puedes llamar a la policía  para informar de un ataque o de una amenaza, o acudir acudir al juzgado y soli solici citar tar una orden de alejamiento. La orden podría obligar al maltratador a abandonar la vivienda (aunque esté a su nombre), a no acercarse a ti o a no tener ningún tipo de contacto contigo; dependerá del arreglo que consideres necesario. La primera vez que una mujer piensa en implicar a la policía o a los juzgados en su relación, algo se rebela en su interior. Ella quiere a ese hombre, o al menos le quiso una vez; tiene una historia con él, han compartido los altibajos de la intimidad física o emocional, y hasta es posible que tengan hijos. Incrédula, se dice para sus adentros: ¿Voy a pedir una orden de alejamiento contra este hombre? ¿Voy a llamar a la policía y  permiti  permi tirr que le detengan? detengan? ¿Voy a hacer que tenga tenga antecedentes, o incluso ncluso que vaya a la cárcel? Y destierra de su mente esas posibilidades que le parecen absurdas.  Los roblemas en la relación se resuelven hablando, o acudiendo a terapia, o dándose un se dice, tiempo las leyes,atemorizándola los juzgados y(yla no policía. Sin separados, embargo, si la parejanodeutilizando la mujer continúa es habitual que la conducta intimidante desaparezca una vez que asoma la cabeza), la mujer sentirá tarde o temprano que la situación se le ha ido de las manos. El paso de recurrir al sistema legal deja de parecerle tan disparatado. Otra posibilidad es que la mujer se vea envuelta en el sistema legal sin haberlo decidido. Vecinos, testigos o sus propios hijos podrían llamar a la policía durante un incidente. Hoy ya no es tan habitual que los vecinos miren para otro lado y finjan que no  pasa nada; la idea tradici tradicional onal de que la viol violenci enciaa doméstica doméstica es un «a «asunto sunto privado» privado» está desapareciendo. Cada vez más, en los colegios de Estados Unidos se explica a los niños cómo deben llamar teléfono de emergencias, e incluso se les dice que tienen derecho a vivir seguros en sus alcasas, no solo fuera. Las mujeres que únicamente sufren abuso verbal o económico, sin los elementos del ataque físico, el ataque sexual o la intimidación física, no suelen recurrir a la policía o a los juzgados. El impacto de esas conductas de sus parejas puede ser, no obstante, muy grave, pero tendrán que buscar otro tipo de apoyo (empezando con un programa para mujeres maltratadas). maltratadas).  

Pregunta 17: ¿Cómo es posible que se salga con la suya una y otra vez?

 

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Los diferentes agentes del sistema legal[1]   Una llamada a la policía o una visita a los juzgados para solicitar una orden de alejamiento representa un paso valiente y potencialmente empoderador. Sin embargo, la mujer abusada podría encontrarse con algunas sorpresas desagradables. Aunque se supone que el sistema legal debería ser su amigo y protector, algunos empleados públicos  parecen haber olvi olvidado dado su tarea. Las respuestas leg egales ales al maltrato maltrato implican mplican a varios varios agentes, cada uno de los cuales tiene el potencial de ayudar a la mujer... o destrozarle la vida. Cuando la policía acude a tu casa, tiene la responsabilidad de comprobar que tú y tus hijos estéis seguros, y de detener al agresor si ha sido violento o te ha amenazado. Si ha violado una orden de alejamiento, la policía debería llevárselo aunque solo se trate de una «violación técnica» o tenga «un motivo de peso» para estar ahí (por ejemplo, afirmar que tú le has llamado y le has pedido que venga, o que solo quería llevar unos regalos para los niños). Si la policía no detiene al maltratador, o si nadie la ha llamado, la responsabilidad  pasa al juzgado, donde presentarás una denunci denuncia. a. Si informas de que has sido sido atacada o amenazada, o de que tu pareja ha violado la orden de alejamiento, tu palabra vale como rueba. Los juzgados pueden presentar una denuncia (y lo hacen) solo con las alegaciones de la víctima. Sin embargo, y por desgracia, pueden mostrarse reacios en casos de abuso doméstico o ataque sexual. Los juzgados adolecen de un escepticismo especial hacia las mujeres que se quejan de maltrato por parte de su pareja, y los  prejuici  prejui cios os despreciati despreciativos vos contra las mujeres sig siguen dominando dominando en al algu gunos nos juzgados juzgados (incluso entre algunas empleadas). Si el juzgado admite la denuncia, el siguiente en intervenir es el fiscal del distrito. Su trabajo consiste en de tomarse el delito tan en serio como si loel hubiese un desconocido y tratar conseguir una condena. El hecho de que acusado cometido sea tu pareja no debería cambiar nada, o más bien debería llevar al fiscal a considerar el delito más  peliigroso. Las negociaci  pel negociaciones ones entre el fiscal fiscal y el maltratador maltratador que no abordan el tema central del maltrato (por ejemplo, reducir los cargos si el abusador acude a terapia, o retirarlos porque la pareja se ha separado y, por tanto, el maltrato «ya no es un  problema»  probl ema»)) no tienen lug lugar. ar. Y, Y, sin embargo, en ocasiones se hacen un hueco. El siguiente agente es el juez, que no solo toma las decisiones, sino que es el que

decide (si no hay jurado) la culpabilidad o la inocencia del acusado. ¿Aplicará el juez los mismos criterios que en otros casos, o será más exigente porque se trata de violencia doméstica sexual? Los condenen estudios demuestran quederesulta difícil convencer los jueces oy ataque los jurados de que en los casos abuso más debido a los prejuiciosa contra las demandantes y a las ideas erróneas sobre el «perfil» de hombre que cometería un delito de ese tipo. 278

 

El juez es también la persona que concede o deniega la orden de alejamiento para  proteger  proteg er a la mujer. Alg Algunos jueces escuchan con atenci atención ón a las demandantes; otros dan  por sentado que las mujeres mienten mienten y exageran. exageran. Un notable número de jueces conceden órdenes de alejamiento a los maltratadores  para protegerl protegerlos os de sus víctimas víctimas u órdenes mutuas (que validan la alegación del maltratador según la cual su pareja comparte la responsabilidad de su conducta intimidante). Por último está el departamento de libertad condicional. No es frecuente que el maltratador vaya a la cárcel, a no ser que se trate de su tercera o cuarta condena (que implicaría cinco, diez o más detenciones ). Así, el agente de la condicional se convierte en la persona que decide si el maltratador se somete a las consecuencias o queda libre. He trabajado con agentes de la condicional que transmiten a los maltratadores un mensaje inequívoco: «El maltrato doméstico es un delito grave. No voy a permitir que culpes a la víctima de ningún modo, y tú decides si te esfuerzas o no para mejorar». Sin embargo, también he trabajado con muchos otros que tratan al abusador como si fuese uno de sus amigotes, con gestos de aprobación, y que establecen un vínculo porque consideran que en el sistema judicial existen prejuicios contra los hombres. Además, les dicen que no tienen que tomarse el programa contra el maltrato demasiado en serio: «Simplemente aparece en las reuniones de grupo que tengas asignadas y te daremos la condicional inmediatamente». Las puertas de entrada de las comisarías y los juzgados a veces se abren a mundos fríos y adversos. Ambos organismos apenas tienen formación para enfrentarse a los casos de maltrato crónico o continuado. Aunque los policías y los jueces no digan ni hagan nada desagradable, sus maneras bruscas y frías pueden sentar como una bofetada gélida en el rostro de la mujer que busca alivio de los ataques psicológicos y la intimidación casa. Lamentablemente, muchos de esos comparten las actitudes del en maltratador. Son innumerables las mujeres queprofesionales me han dicho: «Ojalá que esa gente del juzgado viviese mi vida durante un día para que viese cómo es». Por otro lado, una palabra amable, un folleto útil, un poco de atención pueden llegar  a lo más profundo de la mujer maltratada. Cada vez más oigo estas palabras: «La policía fue muy amable. Hablaron conmigo en privado, me preguntaron qué ocurría y me hablaron de programas que podrían ayudarme». O: «El juez me dijo que no dudase en volver si había más problemas o si necesitaba más protección». Cuando una mujer 

abusada recibe un trato humano e inteligente por parte de profesionales informados sobre el tema, no solo se fomenta su libertad externa, sino que además se validan sus sentimientos. Y eso la ayuda a mantener su fortaleza. Cuando se marcha, piensa: «A lo mejor no todo es como él dice. Puede que haya personas que sí  se preocupan. A lo mejor no soy tan mala como para merecer que me pisotee continuamente. Y es posible que él no pueda engañar a todo el mundo». La idea emergente de que la vida  puede 279

 

llenarse con otras cosas que no sean crueldad y superioridad va creciendo cada día en su interior. En las siguientes páginas veremos las actitudes y las maniobras del maltratador ante el sistema legal, cómo intenta evitar que su pareja reciba ayuda empoderadora y cómo trata de eludir la responsabilidad de sus actos. Con estos conocimientos, tanto las víctimas como la comunidad estarán en mejor posición para presionar a la policía, los juzgados y los fiscales para que hagan bien su trabajo y se conviertan en parte de la solución, no del  problema.  probl ema.  

Qué piensa el maltratador de las leyes y las consecuencias   Mis clientes apoyan las leyes que prohíben el abuso doméstico... siempre y cuando se apliquen a otros hombres. Cada uno tiene una imagen mental de lo que es un «verdadero maltratador», y no es él. El «verdadero maltratador», para él, es más violento y temible, y tiene una pareja estupenda que no merece el maltrato. Decenas de mis clientes me dicen: «No soy como esos tipos que llegan a casa y maltratan a sus parejas sin ningún motivo». Un hombre que minimiza y justifica su abuso de ese modo se queda impactado cuando la policía le detiene o cuando un juzgado le ordena que abandone el hogar. Se siente ultrajado por la injusticia del sistema y piensa: «Con todos esos maltratadores horribles que hay por ahí, ¿por qué vienen a por mí? ¡Esto es ridículo!». Dado que no puede aceptar la idea de que es un maltratador, tiene que encontrar  fallos en los demás (otro ejemplo de que el abusador, al verse el rostro sucio, limpia el espejo). Su pensamiento está plagado de distorsiones, entre ellas las siguientes:

«Ella ha exagerado mucho lo que le hice.»  Su primera línea de defensa mental consiste en cuestionar la honestidad de la mujer y acusarla de ser calculadora: «Le dijo a la policía que le di un puñetazo en la cara,  porque sabía que eso me haría quedar como un tipo malísimo. malísimo. Solo Solo le di una bofetada, y no más fuerte que las que ella me da a mí». Mi respuesta a este tipo de afirmaciones es que solo porque ella recuerde el incidente de otra manera no significa que su versión sea mentira y la suya verdad; de hecho, las mujeres maltratadas suelen tener recuerdos más

claros y precisos que el abusador debido a la reacción de alerta máxima ante el peligro. Y aunque él tuviese razón técnicamente al afirmar que en esa ocasión le dio con la mano abierta, ¿qué diferencia hay? Obviamente, golpe fueva suficiente parasimpatía. que ellaAdemás,  pensase que había recibido un puñetazo, de maneraelque él no a tener mi aunque se tratase de una bofetada, es suficiente para hacer daño y provocar miedo.   280

 

« El juez ni siquiera siqui era quiso escuchar lo que hizo ella.  En el juzgado, el hombre hombre es automáticamente el culpable. La mujer puede hacer lo que quiera.» El maltratador se cree justificado en el uso de la intimidación «cuando es realmente necesaria», de modo que se frustra si el personal del juzgado no considera convincentes sus excusas o si ni tan solo quieren escucharlas. Cree que si el juzgado va a emprender  acciones contra él por intimidar a la mujer, también debería ponerse duro con ella  por  salir con amigas que no le caen bien, por contestarle cuando le dice que se calle, por  defenderse cuando él la ataca o le amenaza, o por lo que sea que a él no le guste.   «El sistema está controlado por las mujeres.» Cada aspecto del sistema legal continúa dominado por los hombres: la policía, los fiscales, los jueces, los agentes de la condicional... Además, la legislación está en manos de los hombres. Así, ¿cómo llega el maltratador a la inverosímil conclusión de que las mujeres acechan en la sombra y tiran de las cuerdas para que él sufra las consecuencias de sus actos, cuando él cree que no deberían tener consecuencias? Este salto absurdo se  produce por dos motivos. motivos. Uno es que él ya tiene tiene el hábito hábito muy arraigado arraigado de culpar culpar a las mujeres por su propia conducta. Así, cuando la sociedad le envía el mensaje de que es responsable de lo que hace, amplía el alcance de su máquina culpabilizadora para abarcar  a todas las mujeres. El segundo motivo es que si no culpase a las mujeres, tendría que aceptar que una gran proporción de hombres no aprueban lo que hace. Los valores culturales están cambiando, de forma lenta pero segura, y los maltratadores no siempre  pueden contar con otros hombres que les apoyen (un hecho que les lleva a sentirse sentirse traicionados, y por eso miran para otro lado).  

«Nunca repente.»he experimentado las consecuencias de mis abusos. No va a pasar ahora de Cuando el maltratador se recupera del impacto inicial de vivir la intrusión del sistema legal en su dominio privado, regresa a una de sus ideas fundamentales: que se puede librar. Empieza a manipular al personal del juzgado como hace con su pareja y con las  personas que la rodean. P or desgracia, desgracia, su sentido sentido de invulnerabi nvulnerabillidad no está tan desencaminado como podría parecer; los abusadores tienen recursos que al resto nos  pasan desapercibi desapercibidos. dos. Y el abusador que pasa por los juzgados juzgados sorteando todos los

obstáculos suele ser peor que si nunca hubiese sido detenido: cree que su idea de que no se le puede atribuir nada queda confirmada, y se siente justificado ante el mundo. Así, su conducta abusiva podría ir a más.   «Nada me va a detener.» Esta actitud está menos extendida; se limita a esa minoría de maltratadores a los que 281

 

no impresionan las consecuencias legales y que no se detendrán ante nada para mantener  el control sobre sus parejas. Este tipo de hombre encuentra el modo de ser abusivo y controlador incluso desde la cárcel, ya sea mediante cartas o mensajes a través de amigos  para conti continuar nuar aterrorizando aterrorizando a la mujer. mujer. La cárcel no sirve sirve para convencerle convencerle de que ha hecho algo malo, solo agudiza su sed de venganza. Las mujeres maltratadas, y las comunidades que las apoyan, deben estar alerta a la necesidad de emprender pasos adicionales y prepararse ante la posible liberación del maltratador empecinado. Recuerda estas actitudes mientras analicemos el enfoque del maltratador ante las diferentes situaciones legales a las que se enfrenta. Sus movimientos siguen su patrón de  pensamiento  pensami ento y, por tanto, son previsi previsibl bles. es.  

Cuando la policía llama a la puerta   Cualquiera que piense que los maltratadores pierden el control deberían mirar por la ventana cuando la policía entra en casa. Cientos de mujeres me han explicado: «Es como si tuviese un interruptor. La policía llega y, de repente, él está tranquilísimo. Yo, mientras tanto, estoy histérica, así que la policía se piensa que me  pasa algo. algo. No creen que él se  pueda calmar calmar tan rápido». rápido». Si los maltratadores maltratadores realmente realmente tuviesen tuviesen grandes problemas problemas  para controlar controlar su ira, si fuesen tan vulnerabl vulnerables es emocional emocionalmente mente o si tuviesen tuviesen heridas heridas  profundas de la infancia nfancia como a menudo sostienen, sostienen, no serían capaces de cortar por lo sano, como si cerrasen un grifo, en cuanto la policía llama a la puerta. Los maltratadores explican a la policía historias de mala suerte y malos entendidos, de mujeres inestables o borrachas y de hombres indefensos y bienintencionados que intentan evitar el desastre. Las rutinas más habituales son variaciones de los siguientes temas:   «Solo ha sido una pelea de palabra, no ha habido golpes». Espera que la policía ignore las señales: sillas derribadas, platos rotos o arañazos en los brazos de la mujer (o del maltratador). Da por sentado que su pareja estará demasiado asustada para decir la verdad, o que se sentirá responsable de protegerle.  

«No dejaba de pegarme mientras yo intentaba irme de casa, lo único que hice fue apartarla de mi camino de un empujón para poder salir.» ¿Cuántas mujeres mantener encerrado en casaoa con un hombre muchas, a menos que quieren el hombre amenace con suicidarse atacar aenfurecido? algún amigoNoo familiar de la mujer. En los casos infrecuentes en que un cliente dice la verdad, que la mujer le bloqueaba la salida, él tenía otras alternativas al ataque (por ejemplo, salir por  282

 

otra puerta, si la había). Nunca he tenido delante a un maltratador que me dijese que no  pudo llamar llamar por tel teléfono éfono para pedir pedir ayuda, por ejempl ejemplo, o, como ocurre con las parejas de mis clientes. Innumerables clientes míos alegan defensa propia a modo de excusa, pero entonces admiten que no tenían miedo, que sus parejas no les hicieron ningún daño ni pudieron controlar sus movimientos o impedirles que dijesen lo que les viniese en gana. Es venganza, no defensa propia. Entre los dos mil clientes que he tenido, aproximadamente, solo recuerdo uno que tuviese un verdadero problema de violencia por parte de su mujer  y que no fuese una reacción al maltrato, y ni siquiera en ese caso él le tuvo miedo.   « Estaba borracha y dijo que iba a salir con el coche, así que intenté quitarle las llaves.» Esta excusa es delicada, ya que algunas mujeres maltratadas acaban teniendo  problemas  probl emas con el alco alcohol hol o las drogas drogas (casi siempre siempre por la conducta de sus maltratadores). No obstante, su adicción no es excusa para seguir abusando de ellas. Por  desgracia, si una mujer está visiblemente intoxicada cuando llega la policía, esta podría sentirse inclinada a creer al maltratador y desacreditar a la víctima. Sin embargo, si hago algunas preguntas lo más habitual es que acabe averiguando que el motivo por el que ella intentaba salir de casa era que él no había dejado de atacarla verbalmente en todo el día y que intentaba huir del ataque físico que no tardaría en llegar.   «Me dijo que si no le daba más dinero, llamaría a la policía y diría que le había  pegado.» He oído esta historia tantas veces de boca de mis clientes que me pregunto si todos se hanengraduado en la misma Todavía no me cuando he encontrado un caso el que hubiese algo deAcademia verdad endelesaMaltrato. afirmación, ni siquiera el hombre aseguraba que tenía testigos.   «Solo me interpuse para proteger a nuestro hijo de su maltrato.» De nuevo, una situación en la que un hombre no abusivo debe tomar partido para  proteger  proteg er a un niño niño de una madre viol violenta enta podría ser real, pero lo que haría el hombre sería retirar al niño, no atacar a la madre.

  Llevar las falsas acusaciones de violencia doméstica hasta una condena no es nada fácil de conseguir. Si una mujer vengativa realmente quiere hacérselas pagar a un hombre, existen modos de hacerlo más satisfactorios, menos lentos y mucho menos  propensos al fracaso. No ex exiisten pruebas de que el número de falsas falsas acusaciones acusaciones de abuso doméstico sea más elevado que el de cualquier otro tipo de delito. De hecho, las 283

 

investigaciones sugieren que podría ser más bajo. Cuando un maltratador es acusado de violar una orden de alejamiento, ya tiene a  punto un conjunto de ex expl pliicaciones, caciones, eentre ntre las que figuran: figuran:  

«Fue una coincidencia. No tenía ni idea de que ella estaría allí». Al determinar la legitimidad de esta excusa, he observado que los hombres que están decididos a respetar la orden de alejamiento siempre encuentran el modo de no acercarse a las mujeres. Otros abusadores, en cambio, violan la orden una y otra vez «por  casualidad».   «No sabía que ni siquiera podía enviarle una carta.» Aunque esta excusa sea cierta, demuestra el menosprecio del hombre hacia su pareja y hacia el juzgado, ya que significa que no se ha molestado en leer la orden. Y no necesita a un abogado para analizar la premisa «No contactar con la demandante».   « Solo llamé para hablar con los niños porque los echo muchísimo de menos. No los veo desde hace dos meses.»  No hay excusa excusa que toque más la fibra fibra sensi sensibl blee de la poli policía y los jueces que esta. Varios de mis clientes que utilizaron esta excusa tenían derecho a visitas pero decidieron no ejercerlo porque no estaban conformes con las condiciones. «Si solo puedo verlos una tarde a la semana, o si tengo que verlos con un supervisor, prefiero no verlos», decían. Es demasiado para los padres entregados que afirman ser. Incluso en los casos en que la madre o el juez deniegan las visitas al maltratador, este sabe perfectamente lo que hace cuando llama a casa y es consciente de los sentimientos de temor e invasión provocará la madre. Si la preocupación del sus padrehijos por más sus hijos es tan profundaque como afirma, en puede demostrarlo haciendo lo que necesitan de él: enfrentarse seriamente a su problema.   Cuando la policía acude a un domicilio tras una llamada por abuso doméstico, la mujer en ocasiones tapa al maltratador. Pensemos en su posición: ella sabe que en unos minutos la policía se marchará y se quedará sola, con el abusador o sin él. Si la policía lo

detiene, solo es cuestión de tiempo que lo suelten (y más enfurecido que nunca). Ella  piensa  pi ensa que su posició posiciónn más segura segura consiste consiste en permanecer al lado de su pareja; si se  pone de su parte, es posible posible que él no la machaque cuando la policía policía se marche. Aunque sea ella la que ha llamado, no necesariamente buscaba que detuviesen a su pareja. La mayoría de las mujeres llaman para poner fin a una experiencia que las aterra. Quieren que la policía calme al hombre y, a ser posible, que se lo lleven para que no pase esa 284

 

noche en casa. ¿Pero la cárcel, aunque solo sea uno o dos días? Pocas mujeres desean esa solución, a menos que tengan una larga historia de maltratos a sus espaldas. Al mismo tiempo, las mujeres son mucho más dadas a decir la verdad a la policía ahora que hace quince años. Aunque el maltratador acuse a la mujer de haberlo metido en la cárcel, la realidad es que él es el único responsable, y cada vez más personas entienden este punto fundamental. ¿Por qué deberías sufrir abusos para protegerlo a él del dolor o la humillación de que le encierren? Él sabe lo que tiene que cambiar para que nadie vuelva a llamar a la policía. Depende de él.  No estoy recomendando rec omendando que te quedes de brazos cruzados mientras mientras la policía policía detiene a tu pareja si temes que pueda matarte cuando lo suelten. Cada mujer tiene que tomar  sus propias decisiones basadas en lo que se sabe sobre el estado de su propia seguridad; tú eres la experta sobre tu pareja. Es posible que sepas por experiencia que el sistema legal no va a poder controlar su conducta y que tendrás que buscar otras estrategias para tu seguridad (por ejemplo, planificar tu huida).  

¿Debería solicitar una orden de alejamiento?   En muchos países, una mujer que está sufriendo maltrato físico, ataques sexuales o amenazas de su pareja o ex pareja, tiene la opción de solicitar una orden de protección en el juzgado para que el maltratador no se le acerque (el maltrato puramente psicológico sin esos elementos de amenaza o ataque no suele estar contemplado en las leyes referentes a las órdenes de protección). En algunos lugares existen importantes vacíos, como aquellos Estados en los que una mujer no puede obtener una orden contra su pareja lesbiana que la maltrata o si nunca ha vivido o no se ha casado con el maltratador. También existen lugares donde, lamentablemente, la mujer tiene que pagar una cantidad sustancial para obtener la orden. Llama al juzgado o acude a un programa para mujeres maltratadas para averiguar si puedes solicitar una orden y cómo es el proceso para conseguirla. Las cuestiones de si solicitar la orden y cuándo hacerlo son complejas y nadie tiene la respuesta. Ten en cuenta los siguientes puntos para tomar la decisión:   1. ¿Teme a la policía, policía, a los jueces o a la cárcel? Si es así, la orden de alejamiento

 podría servir servir para que no se te acerque. Sin embarg e mbargo, o, si no tiene tiene miedo, miedo, la orden  podría incitarl ncitarlee a empeorar su conducta. He tenido tenido cl cliientes que reaccionaron a la orden toro. de alejamiento como si se tratase de una capota roja ondeada delante de un 2. ¿Tu principal preocupación preocu pación es que te intimi intimide, de, que intente pegarte o que te ac acose ose verbalmente, o temes que haga algo más grave, como intentar matarte? Las órdenes 285

 

de alejamiento pueden ser útiles para acabar con el acoso y los ataques sin consecuencias graves, pero es posible que no valgan de mucho para parar a un maltratador con intenciones asesinas. Si temes lo peor, es importante que emprendas varios pasos para protegerte (véase «Plan de seguridad», en el Capítulo 9). Entre esos pasos puede figurar figurar una orden de alejamiento alejamiento como un aspecto de un y  plan más amplio, ampli o,  solo si cr crees ees que contribuirá contri buirá a mejorar tu seguridad. seguri dad. 3. ¿La policía y los juzgados te apoyan? ¿Crees que tomarán medidas serias si el maltratador viola la orden? ¿Te creerán si denuncias la violación de la orden? Una orden de alejamiento puede ser más perjudicial que beneficiosa si el sistema legal no está preparado para apoyarte.   He conocido casos en los que la orden de alejamiento ha servido para mejorar la seguridad y la paz mental de la mujer, y que ha supuesto una gran ayuda para seguir con su vida y ser libre. Sin embargo, cada maltratador es distinto. También he participado en casos en los que la mujer lamentaba haber solicitado la orden porque pasaba más miedo que antes. Si es posible, habla con un abogado especializado en maltrato antes de tomar  la decisión de solicitar una orden. Y tanto si decides solicitarla como si no, asegúrate de emprender otros pasos para proteger proteger tu seg seguri uridad. dad. Una orden de alejamiento alejamiento debería ser  una parte de un plan de seguridad más amplio ( véase «Dejar a un abusador de forma segura», en el Capítulo 9).  

Si lo detienen, ¿después qué?   Cuando un maltratador sale de la cárcel después de leerle los cargos, lo más habitual es que dedique sus esfuerzos a los siguientes objetivos: (1) convencer a la mujer de que retire los cargos y que no testifique si estos siguen adelante; (2) recibir el castigo más ligero posible del juez. Uno de mis primeros clientes, un corpulento motero llamado Phil, me enseñó muchas de las tácticas que predominan en esta etapa. Entró voluntariamente en mi grupo después de ser detenido por atacar a su novia, Betty. Phil se comportó de manera bastante desagradable en las primeras semanas en el grupo debido a su arrogancia y a su pose de

«paso de todo». No obstante, se fue suavizando y empezó a aportar comentarios acertados sobre el maltrato de otros miembros del grupo. Betty me contó que estaba viendo un lado que había desaparecido en hacía varios estaba másTodavía tranquilo,más la escuchaba másdeyPhil evitaba las discusiones lugar deaños: aterrorizarla. importante para Betty fue que una tarde Phil se acercó a la casa de su cuñada y realizó el esfuerzo de empezar a arreglar las vallas después de dos años negándose a hablar con 286

 

ella y de insistir en que era una «puta». Betty se alegraba de que la asistencia y la  particip  parti cipació aciónn de Phi P hill en nuestro programa programa eran positi positivas. vas. Sin embargo, ocurrieron dos cosas que dejaron a Betty confusa. Un día se enfrascaron en una discusión tensa, de las que ya apenas tenían, y él le gritó: «Ahora tengo todos esos líos con el juzgado porque tú decidiste llamar a la puta policía». Ese comentario chocaba con los remordimientos que había mostrado hasta entonces. Se disculpó al día siguiente y describió su conducta como una «recaída». Un par de semanas más tarde, en otro enfrentamiento tenso, le dijo a Betty entre dientes: «Si testificas contra mí, lo vas a lamentar de verdad». Más tarde insistió en que solo quería decir que se sentiría culpable por tratarle «como un delincuente», pero Betty sentía que había querido decir algo más. Cuando llegó el día del juicio, Phil llevaba más de tres meses de buen comportamiento. Betty informó de ese cambio al juez, y Phil explicó su participación en nuestro programa y que había aceptado que tenía un problema en el que debía trabajar. Al juez le impresionó que Phil hubiese acudido a terapia por iniciativa propia, sin esperar  a que el tribunal se lo ordenase. Se retiraron los cargos. Phil y Betty bajaron juntos las escaleras del juzgado y se marcharon cada uno en su coche. Al despedirse, Phil le dedicó una sonrisa que parecía más una mueca y dijo: «Bueno, supongo que aquí se acaba el señor Tipo Agradable». Iba en serio. No volvió a las reuniones del grupo y de la noche a la mañana volvió a su maltrato habitual contra Betty. Después de ver un goteo constante de clientes de nuestro programa que siguen los  pasos de P hil hil, decidi decidimos adoptar la políti política ca de no aceptar a nuevos particip participantes antes que hubiesen sido detenidos y estuviesen esperando la fecha de la sentencia. No queríamos ser otra encias herramienta consecuencias consecu legales. legales.de los maltratadores para manipular a sus parejas y librarse de las Las mujeres se enfadan con ellas mismas por no seguir con la acusación. Por  ejemplo, me dicen: «Qué idiota he sido. No sé por qué demonios me creí sus promesas. Debería haber seguido adelante y testificar. Ahora mira en qué lío me he metido». Si eres de las que te has criticado de esa manera, párate un momento y piensa: ¿por qué va a ser  culpa tuya que él sea tan persuasivo, que sepa confundirte tan bien, que durante años haya recopilado información sobre tus vulnerabilidades y sepa cómo aprovecharlas?

¿Cómo vas a culparte por lo manipulador que es? El motivo por el que se tarda tanto en llegar a entender a un maltratador es que él sabe mantenerse oculto entre sombras que cambian constantemente. Si fuese tan fácil desenmascarar a los abusadores, no existirían mujeres maltratadas. malt ratadas. En los países donde el sistema legal está preparado para enfrentarse al abuso y es sensible con las circunstancias de las mujeres maltratadas, y donde los abogados de las 287

 

víctimas participan de manera activa, el 80 % (o más) de las mujeres testifican. Si no soportas enfrentarte a un sistema que no entiende tus necesidades, no es un defecto tuyo. Recuerda también que tu decisión de retirar una orden de alejamiento o los cargos  penales  penal es no si siggnifi nifica ca que no puedas volver volver a intentar intentar util utilizar la protección protección legal en el futuro (aunque podrías enfrentarte a prejuicios de la policía o del juzgado si alguna vez has presentado una denuncia y la has retirado).  

El juez emite una sentencia   Mis clientes físicamente violentos parecen tener siete vidas cuando se trata de librarse de la cárcel. A raíz de las innumerables interacciones que he tenido a lo largo de los años con oficiales de la condicional, magistrados, fiscales y jueces tengo muy claro que los uzgados son lamentablemente lentos en liberarse de las ideas de que todo hombre «está abocado a perder los nervios tarde o temprano si su mujer le presiona demasiado», que «el alcohol es lo que provoca realmente el maltrato de la pareja» o que «las mujeres exageran el maltrato por la histeria o las ansias de venganza». Estas actitudes persistentes  pueden encajar con la capacidad capacidad natural del hombre abusivo abusivo para mentir mentir de manera convincente y despertar las simpatías de los demás. Las sentencias por la violencia de los hombres contra sus mujeres o sus novias son menos numerosas que las que reciben por ataques a desconocidos. Sin embargo, la violencia contra la pareja provoca daños más graves y más muertes que los enfrentamientos entre hombres. Los juzgados no quieren enviar a los maltratadores a la cárcel porque los consideran una clase especial de infractores que merecen una compasión inusual y porque aceptan las justificaciones de la violencia que culpabilizan a la víctima. Las viejas actitudes son muy persistentes. Hace unos años, un juez se me acercó después de una sesión de formación judicial que impartí y me dijo: «De acuerdo, entiendo eso de los hombres que pegan a sus parejas hasta dejarlas llenas de moratones, que les dan puñetazos en la cara y acaban en el hospital. Pero ¿qué me dice del tipo que solo le da a su mujer un empujón de vez en cuando? No puedo tratarle como si fuese un maltratador. No ha ex expl pliicado qué deberíamos hacer los jueces en esos casos». Intenté

maltratador.  No ha ex expl pliicado qué deberíamos hacer los jueces en esos casos». Intenté explicarle lo impactante e intimidante que puede ser para una mujer un empujón de su  pareja, pero entendí que tenía la mente ccerrada. errada. He por vistodenunciar a jueces peores que losque de este que por parecen más enfadados con la mujer la violencia con ejemplo, el hombre perpetrarla. Sin embargo, también he trabajado con otros que analizan las pruebas con atención, que escuchan respetuosamente a las dos partes y que toman una decisión basándose en los hechos, no 288

 

en sus prejuicios. En los casos en que el hombre es declarado culpable, se dirigen a él con firmeza sobre la gravedad de su delito, rechazan sus excusas e imponen un castigo usto. He hablado con jueces a los que les gusta castigar al maltratador con una amonestación verbal contundente en lugar de  imponer alguna sanción; creen que una advertencia firme de un juez es suficiente para que el abusador se dé cuenta de que tiene que parar. En realidad, el hombre se toma a broma el sermón del juez si no va acompañado de una sentencia. Adopta una expresión de arrepentimiento delante del tribunal, pero después va sonriendo durante todo el camino de vuelta a casa, satisfecho y reforzado. Soy testigo de los efectos alentadores de esos encuentros en mis clientes. A pesar de todo, no defiendo las sentencias largas para los maltratadores. Los hombres abusivos pasan la mayor parte del tiempo en prisión dando vueltas a sus quejas contra sus víctimas y tramando su venganza. La cárcel no les ayuda a superar sus actitudes opresivas hacia las mujeres; de hecho, es uno de los entornos más contrarios a la mujer que existe. No obstante, los juzgados van a tener que superar sus reticencias a enviar a los maltratadores a la cárcel si quieren que se paren a pensar en lo que han hecho. Una sentencia de prisión corta,  combinada con una etapa larga de libertad condicional y participación en un programa para maltratadores, puede proporcionar una  poderosa motivaci motivación ón para que el abusador se enfrente a su problema. problema. Un tiempo tiempo en  prisi  pri sión ón que incluya ncluya al menos m enos unos cuantos fines fines de semana (para que el hombre pueda seguir aportando ingresos a la familia) sería lo ideal para su  primera condena relacionada con los abusos domésticos. Cada delito posterior debería llevar a una sentencia más larga y a una multa más elevada que el anterior, siguiendo el principio de sentencias «escalonadas» que se aplican a los conductores borrachos. Por desgracia, este enfoque apenas practica en la actualidad. Unaseparte importante de la sentencia para cualquier hombre condenado por abuso doméstico debería ser un período prolongado (no menos de un año) en un programa especializado para maltratadores. El programa no se puede sustituir con psicoterapia o control de la ira, ya que esos servicios no están diseñados para tratar las conductas que conforman el maltrato y las actitudes fundamentales que lo impulsan (véase Capítulo 3). En el Capítulo 14 veremos cómo funciona un programa competente para abusadores y cómo valorar los puntos fuertes y débiles de un programa determinado.

 

El maltratador en libertad condicional   Durante un tiempo fui el supervisor de Patrick, un joven y excelente terapeuta especializado en abusos. Era apasionado y valiente, pero tanto él como los clientes de su 289

 

grupo siempre sacaban a relucir su juventud (tenía veintitrés años y aparentaba diecinueve) y su baja estatura. Pensábamos que tarde o temprano alguno de los maltratadores más violentos intentaría intimidarle. Como era de esperar, un día Patrick  estaba poniéndole las cosas claras a un cliente por su conducta molesta en el grupo, y el hombre le pidió que «saliese» para pelear. Su postura corporal daba a entender lo mucho que disfrutaba de la oportunidad de utilizar sus puños. Patrick declinó la oferta educadamente y le dijo que abandonase la sala. El cliente consideró sus opciones y decidió salir hecho una furia sin pegar a nadie. Informamos del incidente al juzgado y esperamos a ver con qué rapidez encarcelaban al hombre por amenazar al terapeuta del programa al que acudía por orden del juez. Imagina nuestra sorpresa cuando supimos por la oficial de la condicional, dos semanas más tarde, que había llamado a aquel hombre para darle «un sermón muy serio» y  pedirl  pedi rlee que se cambi cambiase ase a otro programa. En otras palabras, se libró de acabar nuestro  programa.  prog rama. Tuve una ex experien periencia cia simi simillar con el mi mismo smo juzgado juzgado en un caso en el que sospechábamos que uno de nuestros clientes estaba abusando de los analgésicos. Solicitamos permiso para hablar con el médico que se los había recetado, pero el cliente se negó. Su oficial de la condicional no tardó nada en llamarme para decirme, muy enfadado, que la medicación de un cliente no era asunto nuestro. A continuación, me dijo sin ningún rodeo que  su medicación se la había recetado el mismo médico (no es de extrañar que no quisiera que indagásemos demasiado). Mis clientes no tienen ningún problema para averiguar si sus oficiales de la condicional consideran el abuso doméstico un delito grave o no. Todos prueban con sus excusas y sus justificaciones para ver lo fértil que es el terreno; cuando más espacio les concede el oficial para lloriquear y culpabilizar a la víctima, menos estricta será la supervisión, La reflejo actitud del del tono oficialestablecido de la condicional respecto la violencia doméstica es,y alosusaben. vez, un por el oficial jefe,a tal como he observado en las comisarías de policía. Cuando trabajo con juzgados que cuentan con departamentos de la condicional favorables a la víctima, la mayoría de los hombres que nos envían cooperan con el programa y completan todos los pasos. Sin embargo, cuando las simpatías del departamento se dirigen principalmente al maltratador (como parece ser  el caso del juzgado descrito en el ejemplo anterior), los hombres presentan una conducta, unas actitudes y unos problemas de asistencia recurrentes, y yo tengo que expulsar a un

tipo tras otro del programa por falta de colaboración. ¿Por qué? Porque ya saben que no va a tener consecuencias graves en ese juzgado, de manera que prefieren no aparecer por  un programa contra el abuso que lesque exige demasiado. Cuando un abusador descubre puede manipular o establecer un vínculo con su oficial de la condicional, no solo pinta una imagen retorcida de la mujer maltratada, sino que además aplica su estrategia del divide y vencerás respecto al programa contra el 290

 

abuso. « Sé que lo que hice estuvo mal», afirma, «y realmente quiero solucionarlo. Pero en el grupo no nos ayudan a cambiar, solo nos dicen que somos malísimas personas y que todo lo que decimos está mal. Odian a los hombres y lo pagan con nosotros». El oficial me llama para transmitirme esa queja. Mi respuesta es siempre la misma: «Venga una noche y siéntese con dos o tres grupos. Así verá lo que ofrecemos con sus propios ojos». Un oficial me tomó la palabra y visitó algunos grupos; después empezó a asistir  una vez al mes. Entendió rápidamente que nuestro trato con los abusadores es paciente y educativo, y dejó de ser manipulable. Las distorsiones de los maltratadores respecto al programa contra el abuso siguen las mismas líneas de pensamiento que albergan hacia sus parejas. Si le digo a un cliente muy hablador que no puede monopolizar el debate del grupo y que tiene que escuchar de vez en cuando, le dirá a su oficial de la condicional: «Los terapeutas dicen que solo podemos escuchar, que no podemos decir ni una palabra». Si establezco límites al comportamiento inadecuado de un participante, se removerá en su silla, dejará caer la cabeza como una víctima y dirá con sarcasmo: «Vale, ya lo entiendo: siempre estamos equivocados y las mujeres siempre tienen razón». Si expulso a un hombre del programa después de tres avisos por conducta inadecuada, me dirá: «Si no le decimos exactamente lo que quiere oír, nos echa. No da una segunda oportunidad a nadie». Sus versiones distorsionadas sobre nuestros informes nos permiten adivinar cómo debe desacreditar a su pareja en casa y por qué ella puede llegar a enfadarse tanto, sentirse tan frustrada y con ganas de gritar.  

Los esfuerzos por establecer vínculos   Con cada nuevo agente que el maltratador se va encontrando en el sistema legal, intenta establecer una conexión personal. En el caso de los hombres, recurre a la amistad entre hombres, hace bromas sobre las mujeres o busca simpatías basándose en estereotipos contrarios a las mujeres. Con las mujeres prueba a ser adulador, flirtea con ellas o intenta enterarse de detalles privados de sus vidas para poder mostrar interés con afirmaciones del tipo «he oído que su hija ha estado enferma. ¿Cómo está?». El mensaje

implícito en todos estos esfuerzos es: «¿Lo ves? No soy un maltratador, solo soy una  persona ag agradabl radablee y normal como usted, y quiero quiero ser su amigo». amigo». Mis Mis cl clien ientes tes intentan seguir las mismas rutinas en el programa, así que ya me las conozco muy bien.  

Utilizar el sistema legal para sus propios fines   291

 

En los quince años que llevo trabajando con hombres abusivos he visto que mis clientes van ganando en astucia para poner a la policía y a los juzgados de su parte. Hay muchas más detenciones de mujeres maltratadas que cuando empecé, ya que los abusadores han aprendido a utilizar sus propias heridas después de una pelea para dar  solidez a su papel de víctima. Creo que cuanto más violento es un hombre abusivo, más  probablee es que salga  probabl salga de una pelea pelea con algunas algunas heridas heridas cuando su aterrorizada aterrorizada pareja golpea, mueve los brazos y le araña en su esfuerzo por librarse de él. Sin embargo, algunos policías afirman después de observar las heridas del maltratador: «Vamos a detener a la mujer porque él tiene arañazos». Los abusadores también han aprendido a acudir al juzgado para solicitar una orden de alejamiento antes de que lo hagan sus parejas, y en ocasiones aprovechan para plantear  el tema de la custodia de los hijos. Sería difícil encontrar a alguien más pagado de sí mismo que el hombre que ataca verbal o físicamente a su pareja una y otra vez y después tiene el placer de entregarle una orden del juzgado que le prohíbe, a ella, acercarse al domicilio. Y, por supuesto, el impacto que sufre la mujer al descubrir que el uzgado la machaca cuando ya está hundida puede dispararla todavía más hacia la resignación y la amargura. Por suerte, la historia para la mujer abusada no tiene que acabar ahí.  

Sobrevivir al sistema legal   A pesar de la seguridad y la superioridad de los maltratadores, y de las actitudes retrógradas de algunos policías y empleados de los juzgados, se han realizado muchos avances en cuanto a la respuesta del sistema legal al abuso doméstico. Cientos de miles de mujeres obtienen cada año órdenes de alejamiento, y una gran proporción de esas órdenes logra lo que las mujeres buscan: recuperar su seguridad y la necesidad desesperada de alejarse del maltratador. Aumentan las órdenes judiciales para detener a los maltratadores en casos de abuso doméstico, y los fiscales se muestran diligentes en tramitar las condenas. Si optas por recurrir a la policía o a los juzgados para tu protección (o si te ves

inmersa en el sistema legal por una llamada de un vecino o un familiar), estos son algunos principios que debes incluir en tu kit de supervivencia:  

 Pide pide pi de ayuda, ayuda. con la poli  No ayuda, me cansaré de decirl decipide rlo. o. Tratar policía y los juzgados juzgados puede dejarte con sensación de aislamiento, miedo e indefensión. Después de probar ese sistema frío, y en ocasiones hostil, algunas mujeres deciden que nunca más volverán a recurrir a esos 292

 

organismos en busca de ayuda. Un antídoto consiste en hacer uso de todos los recursos que tengas a tu alcance. ¿Existe un programa para mujeres maltratadas cerca de tu casa que cuente con abogados para acompañar a las usuarias al juzgado? ¿Tu localidad cuenta con abogados para la víctima o los testigos, y están disponibles en el juzgado? ¿Alguna amiga o un familiar podría acompañarte a solicitar una orden de alejamiento? ¿La policía de tu zona cuenta con algún miembro especializado en violencia doméstica con el que  podrías discuti discutirr tu caso? Recuerda que todo el que se especial especialiiza en viol violenci enciaa doméstica doméstica está ahí para ayudarte a tratar con una pareja que te da miedo o te intimida, aunque nunca te haya pegado. Implica en tu caso a todas las personas que puedas; el apoyo emocional y logístico puede suponer una enorme diferencia.   Colabora con la fiscalía, pero solo si no es demasiado peligroso para ti.  Numerosos estudios estudios demuestran que los maltratadores maltratadores que van a juicio juicio tienen tienen más  probabillidades de dejar de ser viol  probabi violentos entos que los que no. Si tu pareja de repente parece que se toma muy en serio lo de cambiar, no es motivo para retirar los cargos: al contrario, es otra razón para continuar adelante. La intervención de un juez le brindará la estructura y los incentivos que necesita para llevar adelante sus buenas intenciones. Sin ese empujón, los pensamientos de cambio del abusador casi siempre se esfuman con el tiempo. Algunas mujeres me dicen: «Pero si voy a testificar, él se pondrá furioso y entonces nunca querrá aceptar su problema». Se trata de una idea errónea habitual: no puedes hacer que un maltratador cambie solo suplicándole. Los únicos abusadores que cambian son los que están dispuestos a aceptar las consecuencias de sus actos. Si él se muestra enfadado por tener que ir a juicio y no se le pasa, puedes estar completamente segura de que no tienehumillante solución. También posible encontrar que te preocupe condenaNole obstante, suponga un estigma y que leesdificulte trabajoque en una el futuro.  pocas empresas em presas piden piden antecedentes penales, penales, y todavía menos rechazan a un hombre por  un delito de abuso doméstico. En cuanto al estigma, lo necesita; es posible que dé la impresión de haber dejado a un lado su negación habitual, pero te sorprenderá lo rápido que vuelve a las andadas cuando la amenaza de los juzgados haya pasado.  

 No retires la orden orden de alejami alejamiento. ento. Mantente alejada de tu pareja hasta que la orden expire, aunque le eches muchísimo de menos y parezca una persona completamente distinta. Por desgracia, es habitual que los juzgadosy después desarrollen prejuicios contray las quemirarán solicitan orden alejamiento la retiran; la policía los mujeres fiscales no con una buenos ojosdea una mujer que no quiere seguir adelante y testificar. Entiendo el miedo que te causa  pensar que él hará algo algo ex extremo tremo si no retrocedes, r etrocedes, el problema problema de sobrevivi sobrevivirr sin sin su apoyo a poyo 293

 

económico (sobre todo si tenéis hijos), la presión a la que puedes verte sometida por   parte de personas que te piden piden que le des otra oportunidad, oportunidad, y muchas otras cargas sobre tus hombros. Sin embargo, a veces los juzgados no tienen en cuenta esas cuestiones y  pueden mostrarse reacios a ayudar a una mujer la próxima próxima vez que el ellla acuda pidi pidiendo endo ayuda. Mantente firme durante todo el proceso a menos que tu situación pase a ser muy  peliigrosa.  pel    No te rindas ri ndas antes de tiempo. Muchas comisarías de policía cuentan con algún miembro especializado en abuso doméstico, pero no todas, del mismo modo que la mayoría de los juzgados cuentan con ueces que responsabilizan a los maltratadores y otros que les permiten irse de rositas. Solo porque las cosas vayan mal esta vez no significa que tenga que ser así siempre. Algunos abusadores se hartan de tratar con el sistema legal, y algunos empleados  públiicos deciden emprender acciones si se les presenta un caso varias  públ varias veces.  No obstante, ex exiisten excepciones. excepciones. Es posibl posiblee que sepas con certeza que en tu localidad tienes las de perder con los recursos legales. Si el maltratador es policía o tiene amigos en el cuerpo, llamar al 112 puede empeorar las cosas en lugar de mejorarlas. Si el abusador es juez (y he hablado con varias mujeres que se encontraban en esta triste situación), es posible que no encuentres ayuda en los juzgados. Existe un punto en el que tiene sentido descartar el sistema legal y empezar a considerar otras estrategias. Empieza siempre con una llamada al teléfono contra el maltrato.    Defiéndete. Si el maltratador está en libertad condicional, solicita una entrevista personal con el oficial de la de condicional. tu pareja resultará másresponsable difícil describir una imagen distorsionada ti, y podríasAlograr que elleoficial se sienta de tu seguridad. Si el fiscal está considerando un acuerdo, pide que te incluyan en el proceso de negociación  para que tus necesidades se teng tengan an en cuenta antes de alcanzar el trato. Si al abusador se le obliga a asistir a un programa contra el maltrato, comunícate a menudo con el responsable del programa y asegúrate de que está de tu parte, no de parte del maltratador. En el Capítulo 14 encontrarás algunas indicaciones para valorar si un

determinado programa contra el maltrato es adecuado o no.   El sistema legal no puede el problemaaliado del maltrato por sí solo, pero cuando funciona correctamente puederesolver ser un importante en la defensa de tus derechos. Cuanto mejor entendáis (tú y todo aquel que intente ayudarte) los trucos del maltratador   para util utilizar el proceso leg egal al en benefici beneficioo propio, propio, mejor podrás presionar presionar al sistema para 294

 

que le haga responsable de sus actos.  

PUNTOS FUNDAMENTALES QUE RECORDAR  Los maltratadores rara vez cambian si no se les obliga a sufrir alguna consecuencia. El abusador tiene que ser obligado a completar un programa combinado con, con, no en lugar  de, de, las consecuencias legales. Muchos abusadores ven el sistema legal como otra oportunidad para la manipulación. Si lo logra o no dependerá en gran parte de la formación de los empleados públicos en el problema del abuso (y de cuántos piensan como el maltratador). Una mujer que desea que el sistema legal le ayude a proteger sus derechos tiene que  buscar  busc ar ayuda por sí misma y estar preparada para defender sus necesida neces idades des y sus intereses. Su primera llamada debería ser a un programa para mujeres abusadas. El sistema legal tenderá a no contribuir a tu seguridad a menos que lo utilices combinado con otras medidas de autoprotección (véase «Plan de seguridad», Capítulo 9). Cualquier forma de agresión física, ya sea un empujón, un toque con un dedo o una amenaza, es ilegal en muchos lugares del mundo. No tienes que esperar a sufrir daños graves para llamar a la policía.  No existe existe una violación violación «menor» de una ley ley o de una orden. Si el sistema leg legal al no responsabiliza al maltratador de sus actos, él continuará con las violaciones (cada vez más graves) porque pensará que el sistema no cumple lo que dice.

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Cuarta parte

Cambiar al hombre abusivo

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13 La creación de un hombre abusivo  

 Pasamos junto a las revistas y él señala la portada de Cosmo  y dice: «¿Por qué no eres así?». Su canción favorita es de Guns ‘n’ Roses y dice: «Antes la quería, pero tuve que matarla». La pone continuamente. Su padre trata a su madre como él me trata a mí.  Deberías ver cómo hablan él y sus amigos   de las mujeres, como si fuésemos trozos de carne.  

Había una vez un niño que creció con un sueño feliz. Cuando era pequeño (en realidad, en cuanto tuvo la edad suficiente para entenderlo todo todo)) le dijeron que un precioso terreno situado en las afueras del pueblo sería suyo algún día. Sin duda, cuando fuese mayor le produciría una gran satisfacción. Su familia y otros  parientes le describían desc ribían el terreno c on unos términos que le llle levaban vaban a imaginar imaginar un mundo de hadas, un paraíso paraís o en la tierra. Nunca le decían cuándo sería suyo, pero se entendía que ocurriría cuando tuviese entre dieciséis y veinte años. Ya en mitad de la adolescencia, el muchacho empezó a visitar la propiedad y a pasear por ella, soñando con el día en que sería suya. Dos o tres años más tarde sintió que había llegado el momento. Sin embargo, para entonces había observado algunas cosas que le perturbaban: de vez en cuando, veía a gente paseando o comiendo en sus tierras, y cuando les decía que no podían estar allí sin su permiso, se negaban a marcharse e insistían en que la zona era pública. Cuando preguntó a sus parientes, le aseguraron que el terreno era exclusivamente suyo. En los últimos años de su adolescencia y ya pasados los veinte, empezó a sentirse cada vez más frustrado  porque la gente no respetaba su propiedad. propiedad. Primero intentó solucionar el problema de mutuo acuerdo. Reservó una pequeña parte del terreno como zona pública e incluso invirtió su propio dinero para instalar unas mesas de pícnic. En el resto de la propiedad colocó señales de «No pasar», y esperaba que la gente las respetase. Sin embargo, para su sorpresa, los residentes del pueblo no mostraron ninguna señal de gratitud  por su s u conces c oncesión ión y continua cont inuaron ron utilizando utilizando todo el terreno. Finalmente, el joven no soportó más las intrusiones en lo que era suyo por derecho de nacimiento. Empezó a gritar y a insultar a todo el que entraba en la zona no autorizada, y así consiguió ahuyentar a muchas  personas. Los pocos que no se acobardaron ante sus amenazas se convirtieron en objetivos objetivos de sus ataques físicos. Cuando ni siquiera las agresiones sirvieron para mantener la zona despejada, se compró una pistola y empezó a disparar solo para asustar a los intrusos, sin hacer daño a nadie. Sus vecinos llegaron a la

conclusión de que el joven se había vuelto loco. Un vecino especialmente valiente decidió dedicar un día a investigar el registro de la propiedad y descubrió lo que muchos sospechaban desde el principio: la propiedad era pública. La declaración de la familia del chico era producto de la leyenda y la confusión, y no tenía ninguna base en el registro documental. Cuando el chico se enfrentó a las pruebas, su ira se disparó. Estaba convencido de que la gente del pueblo había conspirado para cambiar los registros y privarle de su sueño más querido. Durante varios años, su conducta fue errática; a veces parecía que había aceptado haber sido engañado en su infancia, pero otras veces se esforzaba por recuperar el control del terreno mediante demandas, instalando trampas para hacer  daño a los visitantes y recurriendo a todas las estrategias que se le ocurrían. Sus parientes le animaban a continuar peleando: «No permitas que te quiten lo que es tuyo». Pasaron los años y finalmente aceptó que su sueño nunca se haría realidad y que tendría que aprender a compartir el terreno. Durante aquella etapa vivió

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un proceso doloroso pero liberador: aceptar poco a poco cómo le habían engañado y lo destructiva que había sido su conducta.

 

fomentar el cambio en los hombres abusivos,abusivo individuos comunidades tienen que Para entender no solo cómo  funciona el pensamiento (quey ha sido el tema que me ha ocupado hasta aquí), sino también de dónde procede. Superar el azote del maltrato de la pareja exige que nos fijemos en las raíces del problema. La historia que acabo de explicar es una metáfora del proceso social en la infancia que da lugar a un abusador. Como he explicado en capítulos anteriores, el abuso tiene  poco que ver con problemas problemas psicol psicológ ógiicos y todo que ver con valores valores y creencias. creencias. ¿De dónde vienen los valores de un muchacho sobre las relaciones de pareja? Las fuentes son diversas, pero las más importantes incluyen la familia y el barrio en los que crece, los  programas  prog ramas de televi televisi sión ón que ve y los libros libros que lee, los chistes que oye, los mensajes que recibe de los juguetes que le regalan y sus modelos adultos más influyentes. Esos modelos son importantes no solo por las conductas que muestran ante el niño, sino también por los valores que le enseñan con palabras y por las expectativas que le infunden para el futuro. En resumen, los valores del niño se desarrollan a partir de la gama completa de experiencias que vive dentro de su cultura. La socialización de cada niño es distinta. Ni siquiera dos hermanos de edades  parecidas  pareci das aprenden valores valores idénticos. dénticos. La cultura cultura se transmite transmite en un continuo. En una cultura muy religiosa, por ejemplo, algunos niños se convertirán en creyentes devotos, otros rechazarán la fe por completo y la mayoría se quedarán en el nivel medio de  práctica  prácti ca relig religiosa de su comunidad. Dónde aterrizará aterrizará un niño niño en ese continuo depende en  parte de la soli solidez de los mensajes que reciba del entorno social, social, y en parte de su  predisposi  predi sposició ciónn personal. El rebelde de la fam famiilia, por ejemplo, podría convertirse convertirse en ateo, mientras que el niño más centrado en agradar a sus padres podría acabar siendo más religioso que estos.  

Cómo se aprende el abuso  

Los niños empiezan a absorber a muy temprana edad (en torno a los tres años, o incluso antes) las normas y las tradiciones de su cultura. Ese aprendizaje se prolonga durante toda su infancia y adolescencia. La familia en la que crece un niño suele ser la mayor influencia, al menos en los primeros años, pero es una más. El sentido del buen y el mal comportamiento, las percepciones morales del bien y el mal y sus ideas sobre los  papeles  papel es de género les lleg egan an a través de la tel televi evisi sión ón y los vídeos, las canciones canciones  populares,  popul ares, los libros ibros infanti nfantilles y los chistes. chistes. Los niños niños observan las conductas de amigos amigos 300

 

y familiares (entre ellos, los adultos con los que mantienen una relación estrecha). Observan para ver qué comportamientos son recompensados (por ejemplo, ganando en  popularidad)  popul aridad) frente a los que no gozan de aprobación. aprobación. A los cuatro o ci cinco nco años empiezan a expresar curiosidad por las leyes y la policía, dos elementos importantes en la formación de su conciencia moral. Durante la adolescencia, los jóvenes tienen cada vez más acceso a aspectos más amplios de la cultura, con menos filtros de los adultos, y están sujetos a la creciente influencia de sus iguales. Incluso después de llegar a la edad adulta, seguimos leyendo los mensajes sociales que nos rodean y ajustando los valores y las creencias en respuesta a lo que es socialmente aceptable.   Pregunta 18: ¿Dónde aprendió a ser así?

  Veamos cómo influye la sociedad en el desarrollo de la actitud de un chico o un adulto joven hacia el abuso. Parte de lo que explicaré a continuación se remonta a varios siglos atrás; otros mensajes constituyen incorporaciones más recientes al panorama cultural. Doy ejemplos de la cultura orientada a los niños (como libros y películas) y otros de la cultura dirigida a los adultos, que va llegando a los niños a partir de los modelos de conducta adulta que observan y de lo que los adultos les dicen directamente sobre lo que está bien y lo que está mal.    Las leyes y el sistema si stema legal colaboran con el abuso contra las mujeres. mujeres. Hasta bien entrado el siglo XIX, en el mundo anglosajón era legal que un hombre maltratase físicamente a su mujer. Ella no podía recurrir a la policía ni a los juzgados, y si decidía pedir el divorcio debido a los abusos, él tenía derecho legal a obtener la custodia de los hijos. A finales del siglo XIX  se legislaron algunas consecuencias legales (por fin) para los casos más extremos de maltrato, pero apenas se impusieron hasta la década de 1970,  y no se obligó a su aplicación ¡hasta finales de la década de 1990! Durante cientos (y posiblemente miles) de años, el abuso doméstico contra la mujer se

consideró una herramienta necesaria para que el hombre mantuviese el orden y la disciplina en casa, para asegurarse de imponer su inteligencia superior y para evitar la  propagació  propag aciónn de las cuali cualidades histéri histéricas, cas, de cortedad de miras miras y de ingenui ngenuidad dad que los hombres atribuyen a las mujeres. Tendría que llegar el movimiento feminista de las décadas de 1960 y 1970, y en especial el trabajo de esas activistas en el campo del maltrato físico y sexual, para que la opresión íntima de la mujer empezase a ser tomada en serio como un delito. 301

 

Esta historia legal desempeña un importante papel en la formación de la visión cultural actual entre los hombres (y las mujeres) sobre el maltrato. Es probable que se tarde varias generaciones en superar el impacto acumulado de cientos de años de actitudes sociales destructivas. La cultura que dio forma a esas leyes, y que a su vez tomó forma de ellas, se refleja en la disposición a culpabilizar a las mujeres por  «provocar» el abuso, a sentir pena por los hombres que se enfrentan a las consecuencias legales de la violencia contra la pareja, y a mostrar un gran escepticismo ante las alegaciones de abuso de las mujeres. Los niños pueden absorber todas estas actitudes a  partirr de las conductas y los comentarios de los adultos  parti adultos que les rodean. Los niños también se dan cuenta de las respuestas del sistema legal. Un chaval que crece en un hogar donde el padre ataca a la madre podría darse cuenta, con los años, de que el padre nunca se mete en problemas graves, lo que le sugiere que la conducta de su  padre no está mal vista vista por la comunidad comunidad (de hecho, es poco probable probable que cualqui cualquier  er  oven mayor de diez o quince años haya visto a su padre acusado de violencia doméstica, ya que esas acusaciones no eran habituales antes de 1990). Cuando una mujer me  pregunta «¿cómo  pregunta « ¿cómo es posible posible que un hombre físicamente físicamente abusivo abusivo crea que se puede librar  librar  de la cárcel?», tengo que contestarle que hasta hace muy poco  podía,  y que incluso ahora las consecuencias legales son menos graves para los hombres que atacan a sus  parejas que para los que ataca atacann a un desconocido. Esta aprobación aprobación histórica histórica del maltrato físico contra las mujeres también ha desempeñado un papel fundamental en la dificultad de abordar y superar el abuso emocional, ya que ha creado un ambiente de impunidad de la conducta masculina en las relaciones de pareja.    Históricamente,  Históri camente, las creencias religiosas religi osas perdonan perdonan el abuso contra las mujeres. Las escrituras religiosas más influyentes en el mundo actual, entre ellas la Biblia, la Torá, el Corán y las grandes escrituras budistas e hindúes, ordenan explícitamente a las mujeres que se sometan al dominio del hombre. El Génesis, por ejemplo, incluye el siguiente pasaje: «En gran manera multiplicaré tu dolor en el parto, con dolor darás a luz los hijos. Con todo, tu deseo será para tu marido, y él tendrá dominio sobre ti». A lo largo de los años he tenido muchos clientes que se basaban explícitamente en citas de la Biblia para justificar el abuso de sus parejas. De forma similar, las prohibiciones religiosas

contra el divorcio han atrapado a las mujeres en matrimonios abusivos. El libro When  Love Goes Wrong (véase «Recursos»), publicado en 1985, describe un estudio del conservador clero protestante que informó de que el 21% de los encuestados afirmó que ningún mujer a su marido, 26% seenmostró de acuerdo abuso con lajustificaría afirmaciónque «la una mujer debedejase someterse al maridoy yunconfiar que Dios honrará su acto haciendo que los abusos acaben o dándole fuerzas para soportarlos». A los niños que crecen en una tradición religiosa se les enseña que las normas de su 302

 

religión constituyen la guía definitiva sobre el bien y el mal, y que son superiores incluso a las leyes civiles. La formación religiosa de un niño puede influir en el desarrollo de lo que considera conductas adecuadas en las relaciones íntimas, el estatus de la mujer y los derechos que se asigna el hombre. Si los aspectos más destructivos de ese bagaje religioso son los que reciben más énfasis en su familia o su comunidad, podrían haberse  plantado  pl antado alg algunas unas semill semillas peli peliggrosas.    Los artistas arti stas populares populares reflejan y dan forma a las actitudes acti tudes sociales. soci ales. El rapero blanco Eminem ganó un Grammy mientras yo escribía este libro. En el momento de ese reconocimiento, una de sus últimas canciones era «Kim», el nombre de la esposa del artista. La canción empieza explicando cómo el cantante acuesta a su bebé y después se prepara para asesinar a su mujer por estar con otro hombre. «Si te mueves, te moleré a palos», dice la canción, y añade que ya ha asesinado a su hijo de cuatro años. A continuación le dice a su mujer que se van a marchar los dos en el coche, que dejarán a la niña sola en casa, y que volverán con ella muerta en el maletero. La voz de Kim (interpretada por Eminem), sus gritos de terror, se oyen de manera intermitente a lo largo de toda la canción. A veces le suplica que no le haga daño. Él le explica que va a hacer que parezca que ha sido ella la que ha matado al niño y que dirá que la mató en defensa propia, así se librará de la cárcel. Kim pide ayuda a gritos y después muere estrangulada mientras Eminem grita: «¡Muere, puta, muere! ¡Muere!». Después del asesinato se oye el sonido de un cuerpo arrastrado sobre hojas secas, cómo cae en el maletero y este se cierra. Todavía más horrible que la decisión de Eminem de grabar esta canción que ensalza el asesinato de una mujer y su hijo es el hecho de que recibiese un Grammy. ¿Qué conclusión puede sacar un adolescente o un joven sobre la cultura a partir de ese premio? Creo que puedo decir sin temor a equivocarme que un cantante que defendiese abiertamente la matanza de judíos, o de negros, o de discapacitados en sillas de ruedas, no formaría parte de los candidatos a los Grammy. Pero, por desgracia, por animar al asesinato brutal y premeditado de la esposa y uno de los hijos, junto con un plan para huir de las consecuencias, no solo se puede ser candidato, sino además premiado. Y, de nuevo por desgracia, Eminem no está solo. Los popularísimos Guns ‘n’ Roses

grabaron una canción que dice así: «Antes la quería / pero tuve que matarla. / Tuve que meterla bajo tierra /y todavía oigo sus quejas». El cantante (Axl Rose) continúa diciendo que sabía que la echaría de menos, y por eso la enterró en el jardín. Esta canción apoya una actitudenhabitual entre losOtro maltratadores físicos: las las mujeresAndrew provocan la violencia los hombres. ejemplo destacado es quejas el del de comediante Dice Clay, cuyo repertorio de «chistes» sobre las palizas y los ataques sexuales contra las mujeres ha llenado salas de todo el país. Los seguidores de este tipo de artistas los 303

 

defienden con un simple «Venga ya, solo es humor». Pero el humor es en realidad una de las maneras en que una cultura transmite sus valores. Si un hombre ya siente inclinación hacia el abuso debido a su educación o su experiencia, encontrará validación en este tipo de actuaciones y se distanciará todavía más de la empatía hacia sus parejas. En un caso de abuso en el que estuve implicado, el hombre ponía la citada canción de los Guns ‘n’ Roses continuamente y le decía a su mujer que eso era lo que le iba a pasar  mientras se reía. En el contexto del ataque verbal y del miedo físico que provocaba con esas amenazas, lo que para él era una broma para su pareja resultaba una amenaza espeluznante.    Las obras de teatro y las películas idealizan ideali zan el maltrato. Hace años vi la obra  Frankie and Johnny Got Married en Boston. El argumento es el siguiente: Johnny está enamorado de Frankie y sabe que ella es la mujer adecuada para él. Una noche acude al apartamento de la mujer para confesarle su amor y convencerla de que salgan juntos. Ella no está interesada. Johnny comienza entonces una implacable campaña de presión que dura el resto de la obra. Critica a Frankie y la menosprecia, le dice que su miedo a la intimidad y al compromiso es el motivo por el que le evita. Y añade que crea lo que crea sobre quién es ella y qué necesita, él lo sabe mejor. Frankie continúa impasible. El acoso de Johnny va en aumento. En un momento dado, Frankie (agotada después de sufrir esa presión durante horas) intenta irse a dormir, pero Johnny le impide el paso hasta el dormitorio agarrándola por los brazos. Ella va a la cocina y se prepara un sándwich; piensa que si no puede dormir, al menos debería comer. Pero tampoco será así, porque Johnny le quita el plato y lo tira al fregadero con sándwich incluido. Exasperada, Frankie le pide a Johnny que se vaya de su apartamento. Él se niega. Ella amenaza con llamar a la policía, a lo que él responde con palabras que dan a entender que le da igual, que en una hora le habrán soltado, que volverá a su escalera de incendios y que tarde o temprano tendrá que llegar a un trato. Así, cuando Frankie ha descubierto que no puede conseguir que ninguno de sus derechos se respeten, ¿qué ocurre? ¡Tiene una revelación, mira por dónde! ¡Un avance que le cambia la vida! En un segundo, supera su miedo a una conexión profunda (resulta

que Johnny tenía razón sobre su miedo a la intimidad, y sobre todo lo demás) y cae rendida en sus brazos. Frankie y Johnny están enamorados. Cae el telón (suponemos que Frankie ya podrá comer y dormir, aunque no tenemos modo alguno de saberlo). Sin embargo, la parte más sorprendente de la velada estaba llegar. Para mi asombro, los aproximadamente doscientos cincuenta adultos con por buena formación y económicamente privilegiados que llenaban el Huntington Theater Company se levantaron de sus asientos en un arranque de aplausos eufóricos, sonriendo de oreja a 304

 

oreja. Ni una persona permaneció sentada... excepto yo. En aquel momento llevaba algo más de cinco años trabajando con maltratadores y sabía perfectamente qué habíamos visto. Nadie pareció notar nada inadecuado cuando él la agarra de los brazos, en la  privació  pri vaciónn de sueño y comida, comida, en las amenazas, la superiori superioridad dad y otras formas de coacción que acabábamos de presenciar. ¿Frankie era reacia a estar con Johnny por su miedo a la intimidad? ¿No podría ser porque él era arrogante, coercitivo y físicamente violento? viol ento? ¿Quién no temería la intimidad con ese acosador? Nadie. Los mensajes a los jóvenes, intencionados o no, son que la coacción e incluso cierto grado de violencia física e intimidación son compatibles con el amor profundo, y que un hombre sabe mejor que la mujer lo que es bueno para ella. Las actitudes que impulsan las conductas de muchos de mis clientes estaban presentes en aquella obra. Y aunque un oven no la vea (la mayoría del público era adulto), recibirá la influencia de las actitudes que sus padres se lleven a casa después del teatro.  

 La formación temprana de los chicos chi cos sobre sobre los roles sexuales y las relaciones puede alimentar el abuso. Al menos hasta hace poco, los chicos aprendían desde su más tierna infancia que cuando llegasen a los primeros años de la edad adulta tendrían una mujer o una novia que haría todo  por ell ellos y les daría feli felici cidad. dad. Su pareja le pertenecería. La princi principal pal responsabilidad de la mujer sería proporcionar amor y cuidados; él ocuparía el papel de «cerebro de la operación» y utilizaría su sabiduría y su fuerza para guiar a la familia. Esas expectativas van acompañadas de otros mensajes sobre las mujeres que, muy  probablemente,  probabl emente, recibi recibirá. Es posibl posiblee que aprenda que los chicos chicos son superiores superiores a las chicas, sobre todo si crece entre hombres que exhiben esa actitud (en muchas familias no hay peor insulto que decirle a un niño que se está «comportando como una niña»). Cuando tenga edad suficiente para saber del sexo, podría aprender que lo más valioso de las mujeres es su capacidad para dar placer sexual a los hombres. Dependiendo de cómo sea su padre o su padrastro, qué tipo de amigos elija en su adolescencia o qué tipo de música escuche, podría aprender que cuando una pareja no le concede autoridad, puede utilizar la degradación verbal o incluso la intimidación física para castigarla y asegurarse de que coopere mejor en el futuro.

Los estudios demuestran que casi la mitad de los hombres abusivos han crecido en hogares donde el padre o el padrastro era un abusador. El hogar es un terreno de aprendizaje fundamental en cuanto a valores y expectativas de género. Los niños corren el riesgoCapítulo de absorber las actitudes del maltratador través de sus que palabras y sus actos (véase 10). Aunque el padre nunca diga aexplícitamente las mujeres son inferiores, por ejemplo, o que el hombre debe tener la última palabra en una discusión, su conducta puede transmitir transmitir ese mensaje. 305

 

Las expectativas de género a las que se hallan sujetos niños y hombres históricamente se captan a la perfección en un artículo titulado «The Good Wife’s Guide» («Guía de la  buena esposa»), esposa» ), publ publiicado en 1955 en  Housekeeping Monthly. Incluye instrucciones del tipo «No le hagas preguntas sobre sus actos ni cuestiones su juicio ni su integridad. Recuerda que es el señor de la casa, y como tal siempre ejercitará su voluntad con usticia y honradez», y «No te quejes si llega tarde a cenar o incluso si pasa toda la noche fuera. Piensa que es un mal menor en comparación con lo que puede haber tenido que soportar ese día». Se anima a la esposa a asegurarse de que los hijos estén calmados cuando él llegue a casa, a mantener la casa perfectamente ordenada y limpia, y a no quejarse si el marido sale de noche sin ella, porque la mujer tiene que «entender su mundo de tensiones y presiones». Las actitudes de género de nuestra sociedad han  progresado  prog resado considerabl considerablemente emente en los últi últimos mos ci cincuenta ncuenta años, pero las ex expectati pectativas vas expuestas en ese artículo son precisamente las que encuentro en muchos de mis clientes abusivos hoy. Los valores culturales tan arraigados necesitan generaciones para ser  desenterrados y eliminados.

   Algunos mensajes de los medios orientados a los niños y los adolescentes apoyan el  abuso. En un libro de la serie infantil Berenstain Bears titulado Trouble with Homework , tanto la madre como los niños se encogen de miedo cuando el padre se enfada (en la  portada). En un punto, él derriba una sil silla y aprieta aprieta los puños por encima encima de su cabeza. Al final de la historia, los niños satisfacen al padre porque han hecho lo que él quería, y mamá sonríe felizmente al ver a sus hijos acurrucados con papá en el sofá. En  Bedtime or Francis,  de Russel Hoban, el padre amenaza a Francis con azotarla si no deja de llamarle porque tiene miedo a la oscuridad. Francis acaba durmiéndose sola con el temor  de lo mucho que dolerían los azotes. Algunos cuentos infantiles apoyan la mentalidad abusiva. En  La bella y la bestia ,  por  por  ejemplo, la bestia es cruel con la mujer y la aísla del mundo, pero ella lo ama de todos modos y su amor acaba convirtiéndole en un buen hombre (el mito que mantiene a algunas mujeres atrapadas en sus relaciones abusivas). En  La sirenita, Ariel decide renunciar a su voz (literalmente) para vivir en tierra firme y poder casarse con el hombre

que ama. Una mujer sin voz es el sueño de muchos hombres abusivos. Incluso las películas infantiles y juveniles incluyen habitualmente mensajes que  perdonan el abuso contra las mujeres. En un fi fillme de Jim Jim Carrey, por ejemplo, ejemplo, un hombre sienta élenretira unra parque a una desconocida que está amamantando a su  bebé; de se repente, reti al bebé junto del pecho y empieza empi eza a mamar. Un ataque sexual sexual que se  presenta como una situaci situación ón graci graciosa. osa. Los vídeos musicales y los videojuegos se han convertido en las fuentes dominantes 306

 

de formación cultural para niños y adolescentes. En el mundo de la MTV y VH1, muchos de los mensajes sobre los roles de género son peores que nunca; los hombres son agresivos y tienen el control, y el valor de las mujeres se limita a su atractivo sexual. Como se expuso en un documental emitido en la MTV, con frecuencia se contrata a  pornógrafos  pornóg rafos para realizar realizar los vídeos musical musicales, es, lo que lleva a que se retrate a las mujeres como si solo existieran para uso de los hombres. Algunos vídeos musicales muestran abusos de manera explícita. En uno, por ejemplo, un hombre acosa a una mujer durante toda la canción mientras ella trata de escapar; hay una parte en la que ella se mete en un coche para huir y él entra tras ella por otra puerta. Al final del vídeo, ella se rinde y se enamora de él. El mensaje es que el acoso demuestra lo mucho que él la quiere, pero también que el acosador estaba haciendo lo que era mejor para ella. ella. En los vídeos musicales musicales,, las mujeres nunca qui quieren eren decir ««no» no» cuando lo dicen, y cuando huyen en realidad desean ser perseguidas y atrapadas. ¿Qué podría captar mejor la mentalidad abusiva?   Vídeos, revistas y páginas web pornográficas son fuentes de aprendizaje. Cuando un chaval llega a la adolescencia, es probable que descubra otro poderoso formador de su perspectiva sobre las mujeres y cómo tratarlas: la pornografía. La mayoría de las películas, revistas y páginas web de pornografía pueden funcionar como manuales de formación para abusadores, de manera intencionada o no. Enseñan que las mujeres no son dignas de respeto y solo sirven como objetos sexuales para los hombres. Internet ha facilitado enormemente el acceso a la pornografía (y gratis) para los adolescentes. Un estudio reciente concluyó, por ejemplo, que uno de cada cuatro adolescentes se ha visto expuesto a material sexual no deseado, sobre todo a través de internet. Una gran parte de material pornográfico «convencional» (no solo el llamado « hard core») contiene historias e imágenes que muestran el abuso de mujeres y niñas como algo sexi, en ocasiones con violaciones planteadas como algo erótico. El daño que sufren los adolescentes por ver pornografía tiene poco que ver con lo explícita que sea y todo que ver que las actitudes que enseña hacia las mujeres, las relaciones, los ataque sexuales y el abuso. Dedica un rato a ver pornografía (si lo soportas) y piensa en los mensajes que transmite a los jóvenes, y en especial a los chicos.

Supe de un caso reciente en un barrio de clase alta. Un grupo de chicos de secundaria acostumbraban a pasar horas viendo pornografía en sus ordenadores, cada día después del instituto. Un día, después de sus respectivas sesiones, fueron a una fiesta en la que  presi  presionaron onaron varias variasSe chicas (de una de habían edad devisto doceenaños) para practicar sexo oral en grupo cona ellos. inspiraron en media algo que una página web. Los padres averiguaron lo ocurrido y se formó un escándalo, pero la comunidad no reconoció la influencia decisiva de las imágenes a las que los chicos se habían expuesto. 307

 

   Los niños ni ños aprenden a menudo que no son responsables responsables de sus actos. La agresividad de los chicos se trata cada vez más como un problema médico,  sobre todo en los colegios. Esta tendencia ha llevado a diagnosticar y medicar a niños cuyo  problema  probl ema podría ser en reali realidad dad que están traumatizados traumatizados e influenci influenciados ados por la exposici exposición ón a la violencia y el abuso en sus casas. Tratar a esos niños como si tuviesen un problema químico no solo ignora la angustia que viven, sino que además refuerza su creencia de que están «fuera de control» o «enfermos», cuando lo que necesitan es ayuda para reconocer que están tomando malas decisiones basadas en valores destructivos. A veces oigo a adultos decir a niñas que deberían sentirse halagadas por la conducta invasiva o agresiva de los chicos, «porque significa que les gustas de verdad». Ese enfoque prepara a chicos y chicas para confundir el amor con el abuso y socializa a las chicas para que se sientan indefensas. En la mayoría del tratamiento del acoso y la violencia escolar en los medios (incluyendo matanzas muy televisadas como la de Columbine), los periodistas pasan por  alto las cuestiones de género. Los titulares describen esos hechos como «menores matando a menores» cuando casi el 100 % de los casos se trata de chicos matando a menores. En algunos casos se ha revelado que las matanzas guardaban relación con la hostilidad de los chicos hacia las mujeres, incluyendo un caso en el que dos jóvenes asesinos afirmaron que lo habían hecho porque estaban enfadados con sus novias por  haber roto con ellos. Sin embargo, la necesidad urgente de afrontar las actitudes contra las mujeres de esos jóvenes nunca se mencionó como estrategia para evitar la violencia escolar en el futuro.  

Cuando la cultura y la experiencia en casa se entrelazan, se refuerzan mutuamente. Si un chaval crece en un hogar en el que la madre sufre maltrato, escuchar una canción como «Kim» de Eminem podría dejarle una huella profunda. Podría sentir que la sociedad estampa su sello público de aprobación en el maltrato de las mujeres que  presenciaa en casa. La probabil  presenci probabilidad de que culpe culpe a su madre por lo que ocurre y que empiece a copiar la conducta del maltratador aumenta con cada mensaje a favor del abuso que recibe de su entorno. Mi experiencia como terapeuta me convence de que los

hombres con más probabilidades de acabar abusando de las mujeres son aquellos que crecen con un abusador como modelo importante y que también reciben dosis muy altas de formación cultural destructiva. Pero no olvidemos lo siguiente: la mitad o más de mis clientes no culturales  procedenque de hehog hogares ares enbastan los  por que síelmismas abusase de a lun a mujer. influencias descrito preparar chico chico enLas el mihombre smas para camino hacia el abuso. Por tanto, resulta esencial enseñar a los niños a respetar a las mujeres y a pensar con sentido crítico en los mensajes sociales que reciben. 308

 

Muchos hijos de mujeres abusadas a los que he conocido, entre los cuales figuran  poliicías, escritores,  pol escritores, terapeutas y activi activistas, stas, dedican dedican sus vidas vidas a hacer frente al maltrato contra la mujer. El ejemplo de esos hombres demuestra que las influencias familiares son solo el principio de la historia, y que cada chico puede optar por canalizar su angustia infantil en acciones constructivas (si aprende otras formas de pensar y actuar).   Regresemos a nuestro chico en edad de crecimiento. A partir de una combinación de diferentes influencias culturales, desarrolla una imagen de su futuro, una imagen que le acompaña. Imagina a una mujer hermosa, atractiva y centrada por completo en satisfacer  sus necesidades, una mujer sin necesidades propias (que exigirían sacrificios o esfuerzo  por su parte). Ell Ella le pertenecerá y le servirá, servirá, y él será libre de menospreci m enospreciarla arla cuando lo considere conveniente. Esa imagen mental ilustraría para él la palabra  par  pareja eja, pero una  palabra  pal abra más precisa para la imagen imagen que está desarroll desarrollando sería esclava. Cuando ese chico comience a salir con chicas reales, sobre todo cuando llegue a una edad en la que las relaciones van ganando en seriedad, su fantasía de la infancia chocará con la joven real con la que sale. Ella le desafía de vez en cuando. Tiene a otras personas en su vida que también son importantes, él no es el centro de su universo. Ella exige de vez en cuando que él se interese por ella como persona. No siempre acepta que las opiniones del chico son más acertadas y superiores a las suyas. Incluso podría intentar  romper con él en algún momento, como si no fuese su posesión personal. El chico no cree que sus exigencias sean poco razonables, solo busca lo que considera su derecho. De hecho, nuestro joven cree que da a su novia más libertad que muchos otros chicos, del mismo modo que el muchacho de la historia que abre este capítulo se sentía generoso  por destinar destinar una parte de « su» terreno a zona públ públiica. Y como la reacción reacción de ese chico chico ante los «intrusos», nuestro joven se siente cada vez más frustrado, errático y coercitivo mientras intenta recuperar el control sobre su pareja. Probablemente, sus primeras experiencias sexuales serán el resultado de presionar a una chica hasta que ella ceda, de modo que la coacción sexual se convierte en uno de los primeros hábitos en las relaciones. Incluso podría empezar a dar señales de enfermedad mental, igual que el oven que disparaba a los paseantes, pero lo cierto es que su conducta es lógica y

racional teniendo en cuenta lo que sus influencias sociales fundamentales le han llevado a creer. Sobre todo, considera que  sus derechos son los que se le están negando (que es  precisamente  preci samente la actitud actitud de casi todos mis mis clien clientes tes cuando empiezan empiezan mi programa). programa). El hombre se siente engañado, estafado y perjudicado derecho abusivo a todo distorsiona su percepción del bien y el mal. porque su idea de que tiene En resumen, un abusador puede ser considerado no como un hombre «desviado», sino como alguien que ha aprendido demasiado  bi  bien en las lecciones ecciones de la sociedad sociedad y se las 309

 

ha tragado enteras y sin pestañear. Ha seguido todas las señales que le deja su cultura en el camino hacia la madurez, al menos en lo que respecta a las relaciones con las mujeres.  

La excusa cultural   En ocasiones, mis clientes abusivos toman conciencia de cómo la sociedad ha dado forma a sus valores, y fieles a sus hábitos abusivos arraigados, aprovechan esa revelación como una nueva excusa. En lugar de decir «estaba borracho» o «de pequeño abusaron de mí», avanzan a un nuevo nivel de sofisticación para eludir responsabilidades: «Lo hice  porque aprendí expectati expectativas vas de derechos adquiri adquiridos dos y a infravalorar nfravalorar a las mujeres». Les respondo que se trata del mismo perro con distinto collar. «La primera lección que  parecéiss haber aprendido  parecéi aprendido es cómo poner excusas excusas por abusar de las mujeres. Y veo que seguís practicándola», les digo. Los maltratadores necesitan aprender de las influencias sociales, pero no para utilizarlas como otro medio para librarse de la culpa.   El abuso como forma de opresión   Un hogar donde la mujer sufre abusos es un modelo a pequeña escala de sistemas opresivos mucho más grandes que funcionan de manera notablemente similar. Muchas de las excusas que el hombre abusivo utiliza para el maltrato verbal de su pareja son las mismas que las de un jefe obsesionado con el poder que humilla a sus empleados. La capacidad del hombre abusivo para autoconvencerse de que su dominio de ti es por tu  propioo bien  propi bien tiene tiene su paralel paraleliismo en el dictador que afirma: afirma: «Los habitantes habitantes de este país son demasiado primitivos para vivir en democracia». Las estrategias de divide y vencerás empleadas por los abusadores recuerdan a las de un directivo de empresa que intenta dividir al sindicato dando un trato de favor a determinados grupos de trabajadores. Así, la creación de un abusador no se limita a los valores específicos sobre las relaciones entre hombres y mujeres que su sociedad le enseña. Sin darse cuenta, también podría aplicar  actitudes y tácticas de otras formas de opresión a las que ha estado expuesto en su

infancia o su juventud, y que ha aprendido a justificar o incluso admirar. Si observamos cualquier organización o sistema opresivo, desde un club de campo racista hasta un gobierno militar, veremos casi todas las conductas y justificaciones que he descrito en este libro. Las tácticas de control, la intimidación de las víctimas que intentan protestar, el aplastamiento de los esfuerzos por obtener la independencia, las distorsiones negativas sobre las víctimas para culpabilizarlas, el esmerado cultivo de la imagen pública de los opresores... Todo está presente, junto con muchos otros 310

 

 paraleliismos. Las personas que ostentan el poder acostumbran a menti  paralel mentirr al tiempo tiempo que se esfuerzan por silenciar las voces de los dominados e impedir que piensen, igual que el hombre abusivo. Y la conclusión es la misma: los sistemas opresivos continúan existiendo  porque las personas que ostentan el poder disfrutan disfrutan del lujo de su posició posiciónn y no están dispuestas a renunciar a los privilegios que obtienen aprovechándose de los demás y ejerciendo la represión. En resumen, la mentalidad abusiva es la mentalidad de la opresión. La conexión entre diferentes tipos de abuso de poder es capaz de incrementar  considerablemente la angustia experimentada por una mujer maltratada. Si ya estás sufriendo discriminación por ser mujer y negra, o si eres una mujer con muy pocos ingresos o lesbiana, es posible que en ocasiones te sientas superada por lo similares que te parecen el control y el abuso de tu pareja a otras formas de opresión que has soportado y soportas. Algunos hombres abusivos incluso aprovechan deliberadamente las vulnerabilidades sociales de sus parejas. He tenido varios clientes, por ejemplo, cuyas  parejas son inmi nmiggrantes sin sin papeles papeles a quienes quienes han amenazado con la deportación deportación si revelaban los maltratos. En algunas zonas geográficas existen servicios de apoyo para grupos específicos de mujeres abusadas, como inmigrantes o lesbianas; puedes buscar  agencias cuyo personal sea de tu misma procedencia, ya que entenderá los retos añadidos a los que te enfrentas. (véase «Recursos».)   Cuando retrocedemos y observamos el amplísimo panorama de influencias sociales en el desarrollo de un niño, comprobamos que no es de extrañar que aprenda los  patrones del abuso. Lo que no aprende de los mensajes cultural culturales es que le rodean y que apoyan específicamente el maltrato de la mujer lo puede aprender de las tácticas de otros abusadores de poder y de culpabilizar a otras víctimas. De hecho, la mayor sorpresa es que haya tantos chicos que al crecer no abusan de las mujeres. Debe ser que los hombres no nacen con una mentalidad inherentemente abusiva o hambrienta de poder; de lo contrario, sería imposible que tantos rechazasen el camino que su formación cultural les empuja a seguir. Uno de los mayores activistas contra el abuso de las mujeres, un hombre con el que he tenido la suerte de trabajar, creció en un hogar en el que su madre

recibía palizas. Podría haber seguido el ejemplo de su padre, pero no lo hizo. En su lugar  optó por pensar de manera crítica sobre su experiencia y tomar el camino opuesto. Muchos de los líderes influyentes del movimiento contra el maltrato a la mujer en Estados Canadá y otros países son hombres (entre ellos, algunos que me han orientadoUnidos, en mi trabajo). La mentalidad opresiva se puede desarticular para sustituirla por una nueva conciencia. El compositor de «Amazing Grace» fue un tratante de esclavos que se 3111 31

 

arrepintió de su crueldad y se convirtió en abolicionista. Los hombres abusivos pueden aprender a respetar y a tratar a las mujeres como iguales... si insistimos en que lo hagan. Sin embargo, no realizarán esos cambios si no se ven sometidos a una enorme presión,  puesto que sus valores culturales culturales y sus privil privilegios egios les empujan a no ca cambi mbiar. ar.  Nunca había ex exiistido stido un momento mejor que el presente para ejercer esa presión, presión,  para exi exigir a los abusadores que asuman su responsabil responsabilidad idad por la destrucción destrucción que  provocan. Vivimos vimos en una época de presi presión ón internacional nternacional creciente creciente por el respeto a los derechos humanos de todo el mundo,  por la insistenci nsistenciaa en reconocer la valía valía y la dignidad de cada persona, hombre o mujer, joven o mayor, rica o pobre y de todas las razas. El contexto actual probablemente sea el más esperanzador que ha existido nunca  para poner fi finn al maltrato contra la mujer y a los abusos de poder que sig siguen el mismo  patrón. La resistenci resistenciaa nunca desaparecerá; acecha en las sombras, en ocasiones ocasiones durante muchos años, y finalmente resurge. Es posible que hayas pasado por épocas difíciles en las que sentías que no podías más, que te rendías, pero después te sobrepones para volver a intentar recuperar tus derechos. Y un día lo conseguirás.   PUNTOS FUNDAMENTALES QUE RECORDAR  El abusador no nace, se hace. Para provocar cambios en un maltratador tenemos que remodelar su actitud hacia el  poder y la explotación. explotación. La conducta abusiva se refuerza con múltiples mensajes sociales; algunos son específicos del maltrato contra la mujer y otros reflejan la cultura de la opresión. Tu resistencia valiente al abuso (y te has defendido, y has defendido a tus hijos, de diversas maneras, tanto si eres consciente de ello como si no) es un regalo para todo el mundo, porque todas las formas de abuso están conectadas.

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14 El proceso de cambio  

 Desde que empezó la terapia terapi a se muestra más egocéntrico egocéntri co que nunca. Creo que esta vez está arrepentido de verdad.  Normalmente está muy cerrado a sus sentimientos, sentimi entos, así que tengo la esperanza de que por fin se abra un poco.  Nuestroo terapeuta de pareja  Nuestr pareja dice que los dos tenemos que estar dispuestos a cambiar. ¿Crees que puede cambiar? No sé cuánto tiempo debo quedarme esperando a ver   si cambia o no.   Mis quince años de trabajo diario con hombres abusivos me han dejado una cosa muy clara: no hay atajos para cambiar, no existen las transformaciones mágicas de la noche a la mañana, no hay salidas fáciles. Cambiar es una tarea difícil e incómoda. Mi trabajo como terapeuta consiste en sumergirme en el elaborado embrollo que compone la mentalidad de un abusador y ayudar al hombre a deshacer los nudos. El proyecto no es imposible (si el hombre está dispuesto a esforzarse mucho), pero resulta complejo y minucioso. Para él, seguir abusando resulta más fácil en muchos aspectos que salirse de este patrón. Sin embargo, algunos hombres deciden llegar a lo más profundo, arrancar los valores que impulsan su conducta abusiva y desarrollar un modo completamente nuevo de interacción con su pareja. El reto para la mujer maltratada consiste en aprender a distinguir si su pareja está superando de verdad su personalidad abusiva. El primer reto al que nos enfrentamos con un hombre abusivo consiste en motivarle  para que trabaje su problema. problema. Dado que crea un vínculo vínculo con las numerosas recompensas que su conducta controladora e intimidante le aportan, se muestra muy reacio a realizar 

cambios significativos en su manera de funcionar en una relación. Esas reticencias no se  pueden superar mediante la persuasión persuasión sutil o las súpli súplicas, ni porque la mujer lo engatuse. engatuse. Siento decir que nunca he visto que esas estrategias diesen resultado. El hombre que realiza un progreso significativo en mi programa es el que sabe que su pareja le dejará si no cambia, y el que está en libertad condicional con un agente inflexible que le exige que se enfrente a su mentalidad abusiva. En otras palabras, el ímpetu inicial por cambiar es siempre extrínseco,  no se debe a la motivación personal. Aunque un hombre se arrepienta de corazón de haber hecho daño a su pareja, nunca he visto que el 314

 

remordimiento por sí solo sea suficiente para convertirse en un cliente serio.  Después de unos meses de trabajo duro en el programa, algunos hombres empiezan a desarrollar  razones intrínsecas para cambiar: por ejemplo, empiezan a sentir auténtica empatía hacia los sentimientos de sus parejas, toman conciencia de cómo han dañado a sus hijos con su conducta o incluso se dan cuenta de que disfrutan más de la vida cuando no son abusivos a pesar de todos los privilegios del abuso a los que tienen que renunciar. Sin embargo, se necesita mucho tiempo para que un maltratador llegue a ese punto. Como indicaba en la Introducción, la mayoría de los hombres abusivos no realizan cambios profundos y duraderos ni siquiera con los mejores programas contra el abuso. o obstante, solo con que una minoría deje de maltratar a su pareja, o al menos pase a ser significativamente menos abusiva, el trabajo habrá merecido la pena. Resulta igualmente importante que el programa ayude a la mujer maltratada a entender los  patrones y las manipul manipulacio aciones nes del abusador abusador,, y que comparta c omparta ideas con c on ella. ella. P or ejemplo, ejemplo, las actitudes subyacentes de un hombre abusivo tienden a aparecer de improviso en el calor de los debates y las confrontaciones en el grupo, y el terapeuta puede ayudar  entonces a la mujer a identificar el pensamiento que impulsa la conducta de su pareja. Los estudios de seguimiento de los programas contra el maltrato demuestran que el apoyo que los terapeutas brindan a la mujer tiende a ser el aspecto del programa que a ella le resulta más valioso. Esos estudios indican que los programas contra el abuso que no se centran en apoyar a la mujer abusada y que no consideran que ayudarla es una de sus principales responsabilidades están muy limitados en cuanto a resultados e incluso  podrían incrementar las las dificul dificultades tades a las que se ve sometida la la mujer. Para que un hombre abusivo realice un verdadero progreso es necesario que pase por  varias etapas complejas y fundamentales. Para brindar a mis clientes una hoja de ruta del  proceso de cambio les expl expliico la si sigguiente uiente historia: historia:   Érase una vez un hombre cuyos vecinos tenían un enorme y hermoso arce detrás de su casa. Daba sombra en los calurosos veranos, exhibía sus espectaculares colores rojizos en otoño, cuando caían sus hojas, y en invierno se alzaba como una magnífica escultura de madera cubierta de nieve. Sin embargo, el hombre odiaba el árbol de sus vecinos porque la sombra que proyectaba en su jardín hacía que su césped apenas creciese, igual que las verduras de su huerto, que era su pasión. Presionaba a los vecinos para que talasen el árbol o lo  podasen de manera m anera drástica, drást ica, y su s u respuesta res puesta sie s iempre mpre era la misma: misma:  —Eres libre libre de cortar cort ar las ramas que entran en tu propiedad, propiedad, pero aparte de eso no vamos a tocar el árbol

 para nada porque es precioso y nos encanta. Lo sentimos s entimos por la sombra sombr a que da en tu t u parcela, pero eso es lo que hacen los árboles, dar sombra. Un verano, los vecinos se marcharon una semana de vacaciones y el hombre decidió librarse de la molestia. Tomó una motosierra y taló el árbol desde la base con varios cortes estudiados para que el árbol no cayese sobre la casa de sus vecinos, pero tampoco en su propio jardín para no tener que despejarlo después. A continuación, se marchó a casa completamente satisfecho, aunque un poco intranquilo. Al día siguiente tomó la motosierra, la tiró a la basura y se preparó para alegar que no tenía ni idea de quién había derribado al gigante a pesar de que la verdad sería obvia. Su plan tenía un solo fallo: no se había dado cuenta de lo populares que eran sus vecinos, y no era consciente de lo insoportable que resultaría tener a todo el vecindario en contra hasta el punto de que nadie le miraría ni hablaría con él. Por fin llegó el día en que el hombre se dio cuenta de que su vida estaría arruinada

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si no se enfrentaba a su acto destructivo y egoísta. ¿Qué podía hacer para arreglar las cosas?

 

Pasos para asumir la responsabilidad   1. Tenía que admitir , sin reservas, que él había talado el árbol. Temía el momento de enfrentarse a los demás y decir «sí, he sido yo» (aunque ya lo sabían), pero tenía que hacerlo. Debía dejar de repetir que eran los vecinos quienes habían talado el árbol para culparle a él y poner a todo el mundo en su contra. Y cuando admitiese lo que había hecho, también tenía que reconocer que había acabado con un árbol impresionante en lugar de intentar guardar las apariencias insistiendo en que era  pequeño y feo. 2. Tenía que admiti admitirr que había derribado el árbol a propósito, que sus actos se debían a una elección.  No podía afirmar que estaba tan borracho o tan furioso furioso que no sabía lo que hacía. No podía decir: «Bueno, solo quería hacer un corte pequeño en el tronco a modo de aviso, pero me pasé cortando sin querer y el árbol se vino abajo». En resumen, tenía que dejar de poner excusas. Además, debía admitir que tenía objetivos que había intentado sacar adelante con su conducta destructiva. Tenía que ser honesto acerca de sus motivos. 3. Tenía que reconocer qque ue lo lo que había hecho estaba mal. Eso significaba que debía dejar de culpar a los vecinos y de pregonar que era una víctima por la sombra que  proyectaba el árbol. árbol. Tenía que pedir discul disculpas pas sinceras y sentidas. sentidas. 4. Tenía que aceptar el derecho de sus vecinos a estar enfadados  por lo que había hecho, y eso implicaba que debía estar dispuesto a reconocer sinceramente las que asimilar la angustia que había consecuencias sus actos. Debía dejar dedeafirmar que Tenía sus vecinos estaban «exagerando por unprovocado. estúpido árbol» y que «eso fue hace mucho tiempo y ya deberían haberlo superado». Aunque era importante disculparse, también tenía que aceptar que pedir perdón era solo el principio y que no significaría nada si no analizaba muy en serio el daño que había causado. 5. Tenía que asumir las consecuencias de sus actos. En primer lugar, tenía que

compensar económicamente a sus vecinos por el valor del árbol derribado. A continuación, debía declararse culpable de los cargos para que sus vecinos no tuviesen que pasar por el calvario de testificar contra él. Tenía que dejar de intentar  despertar en losque demás porunlos problemas que élque mismo habíacuando causado («Pobre desimpatías mí, he tenido pagar montón de dinero no tengo el único motivo por el que talé el árbol es que mi jardín estaba hecho una ruina por su culpa»). 6. Tenía que realizar un esfuerzo serio y a largo plazo  para arreglar arreglar lo que había 316

 

hecho. No hay dinero en el mundo que pueda sustituir a un árbol maduro y no hay modo de borrar los efectos de un acto tan destructivo. Por tanto, el hombre tenía que enmendar las cosas. Tenía que comprar un árbol joven, grande y sano, y  plantarl  pl antarloo detrás de la casa de sus veci vecinos. nos. Es más: tendría que regar regar el árbol, árbol,  protegerl  proteg erloo de los ciervos, comprobar si tenía enfermedades y añadirl añadirlee fertili fertilizante, si era necesario, durante años. Un árbol joven tarda mucho tiempo en establecerse. 7. Tenía que dejar de pedir perdón. Debía reconocer que aunque siguiese de corazón todos los pasos que he descrito, los vecinos no dejarían de sentirse dolidos y enfadados. No tenía derecho a decirles cuánto debían durar esos sentimientos negativos, sobre todo porque él era el causante. Es posible que la gente se mostrase más amable con él ahora que había dejado de negar lo que había hecho, pero no  por eso iba a caer bien. bien. P odría ser que los veci vecinos nos no qui quisi siesen esen ser sus amigos amigos nunca más. ¿Por qué deberían serlo? Si decidían llevarse bien con él en algún momento, tenía que considerar su perdón como un acto de amabilidad y no como lo que merecía por sustituir el árbol. 8. Tenía que tratar bien a sus vecinos a partir de aquel momento. No podía vengarse cinco años más tarde cortando un rosal, por ejemplo, y diciendo después: «Vale, me he equivocado, pero ¿no se me debería reconocer que me he comportado bien durante cinco años? No podéis esperar que sea perfecto». Pedir a alguien que no corte las flores de los vecinos no es lo mismo que esperar que esa persona sea  perfecta. 9. Tenía que dejar de lado su visión negativa de sus vecinos. Debía dejar de hablar  mal de ellos y aceptar que la mayoría de las cosas que le molestaban de ellos tenía que ver con sus reacciones al daño que él había causado y a su negativa a ser  acosados por él. Era el único causante de su hostilidad hacia él.   Cuando repaso cada una de estas responsabilidades con mis clientes, les pregunto si están en desacuerdo con algo. Coinciden en que los pasos citados son justos y necesarios... siempre y cuando hablemos de árboles y vecinos. En cuanto empiezo a repasar la historia aplicando cada parte a un hombre que maltrata a su pareja, mis clientes comienzan a retractarse. Son reacios a emprender el trabajo serio que se necesita

 para cambi ca mbiar; ar; creen c reen que sería más fácil fácil tapar eell colchón colchón mohoso m ohoso con una manta ma nta nueva y continuar como si nada.   CÓMO SE APLICAN ESOS PASOS AL MALTRATO

El cuadro inferior resume cómo se aplican los pasos de la historia del árbol al proceso de cambio de un hombre abusivo.   317

 

PASOS PARA CAMBIAR  1.  Admitir plenamente su historia de abuso psicológico, sexual y f ísico hacia su pareja pareja actual o parejas pasadas. La negación y la minimización tienen que parar, y eso incluye dejar de negar los recuerdos de lo ocurrido. El hombre no podrá cambiar si continúa tapando, ante los demás o ante sí mismo, lo que ha hecho.

2.

 Reconocer sin reservas eservas que el abuso está mal. Tiene que identificar las  justificac  justifi cacione ioness que utiliz utiliza, a, incluyendo incluyendo las las diversas diversas tácticas táct icas para culpabili culpabilizarte, zarte, y hablar a fondo de por qué sus conductas eran inaceptables sin caer de nuevo en su defensa.

3.

 Reconocer que su conducta respondió a una elección, no a una pérdida pérdida de control. control. Por ejemplo, tiene que reconocer que en cada incidente hay un momento en el que se da permiso para ser abusivo y que él decide hasta dónde llega.

4.

 Reconocer los efectos ef ectos que su maltrato ha pr provocado ovocado en ti y en tus hijos, y demostrar demostr ar empatía. Tiene que hablar en prof prof undidad sobre el impacto de los abusos a corto y a largo plazo, incluyendo el miedo, la pérdida de confianza, la rabia y la  pérdida de libertad libertad y otros derechos. derechos . Y tiene que hacerlo sin sentir pena por él mismo y sin hablar de lo dura que ha sido la experiencia para él.

5.

 Identif icar minuciosamente su patrón de conductas controladoras controladoras y actitudes  prepotentes.  prepotentes. Tiene que hablar con detalle de las tácticas de abuso que ha utilizado día a día. Igualmente importante es que identifique sus creencias y valores subyacentes que impulsan esas conductas: por ejemplo, creerse con derecho a recibir atención constante, considerarte inferior o creer que los hombres no son responsables de sus actos si sus parejas les «provocan».

6.

 Desarrrollar conductas y actitudes  Desar acti tudes respetuosa respetuosass que sustituyan a las abusivas. abusiv as. Podrás detectarlas observando, por ejemplo, si te escucha más, si se responsabiliza de su  parte en la casa c asa y con los niños, y si apoya tu t u independencia. independencia. Ti Tiene ene que demostrar  que acepta que tienes derechos y que eres su igual.

7.

 Revisar  Rev isar su imagen distorsionada distorsionada de ti y sustituirla por una visión vi sión más positiva y empática. Tiene que reconocer que posee el hábito mental de exagerar sus quejas

contra ti y su percepción de tus puntos débiles y empezar a elogiarte y prestar  atención a tus puntos fuertes y tus capacidades.

8.

 Arreglar  Arr eglar el daño que ha hecho. Debe desarrollar el sentido de que está en deuda contigo y con vuestros hijos debido a sus abusos. Puede empezar a enmendar sus actos siendo amable y comprensivo en todo momento, dejando sus propias necesidades en segundo plano durante un par de años, hablando con las personas a las que ha engañado sobre el abuso y admitiendo que ha mentido, pagando los

318

 

objetos que haya roto y otros pasos destinados a resolver el caos emocional y literal que sus conductas han provocado. Además, tiene que aceptar la posibilidad de que nunca llegue a compensarte del todo.

9.

 Aceptar las consecuencias consecuencias de sus actos. Debe dejar de lloriquear o de culparte por  los problemas surgidos a raíz de sus abusos: por ejemplo, tu pérdida de deseo sexual, la tendencia de los niños a preferirte a ti o el hecho de que esté en libertad condicional.

10.

Comprometerse a no repetir sus conductas abusivas y respetar ese compromiso. No compromiso.  No debería imponer una sola condición a su mejora, como decir que no te insultará si tú no le levantas la voz. Si vuelve a las andadas, no puede justificar sus conductas abusivas diciendo «pero me he portado muy bien durante cinco meses, no puedes esperar que sea perfecto», como si una buena etapa le diese vía libre para maltratarte de vez en cuando.

11.

 Aceptar la necesidad de renunciar a sus privilegios, y hacerlo. Esto significa que tiene que despedirse de la doble moral, de flirtear con otras mujeres, de pasarse el fin de semana fuera de casa con sus amigos mientras tú te encargas de los niños, y de permitirse expresar su ira cuando tú no puedes hacerlo.

12.

 Aceptar que superar superar el maltrato puede ser un pr proceso oceso de por vida.  No puede afirmar en ningún momento que su tarea ha acabado diciéndote «yo he cambiado,  pero tú no», o quejándose quejándose de que está harto de oírte hablar hablar de sus abusos y su control, y que «ya es hora de dejar atrás todo eso». Tiene que aceptar el hecho de que probablemente tendrá que trabajar en sus problemas toda la vida y que tú  podrías acarrear acarr ear durante muchos años los efectos de lo que te ha hecho.

13.

 Estar dispuesto a responsabilizarse esponsabilizarse de sus actos, tanto pasados como f uturos. uturos. Su actitud de que está por encima de los reproches tiene que ser sustituida por la voluntad de aceptar opiniones y críticas, ser honesto con las posibles recaídas y asumir lo que haga y cómo os afecta a ti y a vuestros hijos.

 

Los hombres abusivos no consiguen cambios duraderos si se saltan alguno de los  pasos anteriores, y hay algunos algunos pasos más fáci f ácilles que otros. A la mayoría m ayoría de mis mis cli clientes entes les resulta bastante sencillo pedir disculpas, por ejemplo. De hecho, un abusador puede incluir disculpas en sutácita patrónpodría de abuso; así, cuando de otra de sus las armas. Su regla consistir en que dice una «lo vezsiento», pedidasselastrata disculpas, aunque sea de manera superficial o poco sincera, su pareja tiene que estar satisfecha. Ella no tiene que seguir demostrando sus sentimientos por el maltrato ni exigirle que arregle nada. Si la mujer intenta decir algo más sobre el incidente, él volverá a adoptar el modo 319

 

abuso y gritará cosas como «¡ya te he dicho que lo siento! ¡Cállate ya!».  No obstante, incluso ncluso las discul disculpas pas auténticas auténticas y sinceras sinceras no son más que un punto de  partida.  parti da. Muchos de mis cli clientes superan los tres primeros primeros pasos: admiten admiten una parte sustancial de los abusos; reconocen que sus actos son el resultado de una elección, no de la pérdida de control, y piden disculpas. En ese punto se ponen tercos. La actitud de creerse con derecho a todo es como una voz grosera y arrogante que les grita dentro de su cabeza: «Ya has cedido demasiado; no te muevas ni un milímetro más. Ya te han convencido para que digas que eres el único culpable del maltrato cuando sabes que ella tiene al menos la mitad de la culpa por todas las gilipolleces que hace. Debería estar  disculpado: no ha sido sido fácil. fácil. Ti Tiene ene suerte de que hayas llegado agradecida  porque te has disculpado: hasta aquí; muchos tíos la habrían mandado a la mierda». La voz le arrastra de nuevo al fango del que empezaba a salir. El paso número cuatro, por ejemplo, exige que el hombre abusivo acepte el derecho de su pareja a estar enfadada. Tiene que tomarse muy en serio lo que ella dice en los momentos de rabia y  pensar en ello en lugar de utilizar ese altibajo emocional como excusa para hacerle tragar sus opiniones, como siempre ha hecho. Cuando explico este  paso, al princi principi pioo mis cli clientes me miran miran como si tuviese tuviese un tercer ojo en medio de la frente. «¿Yo tengo que hacer eso? Cuando ella me está gritando, ¿se supone que tengo que quedarme callado y tragármelo?» Y yo respondo: «En realidad, es más que eso. Tienes que pensar en lo que ella te dice y responder de manera considerada». Y entonces empezamos a practicarlo en el grupo. Les pido ejemplos de lo que dicen sus parejas cuando están enfadadas y les guío para que entiendan por qué se ponen furiosas y acepten que tienen derecho a sentirse así. Los pasos continúan. Los números seis y siete requieren que arregle lo que ha hecho, que entienda que está en deuda debido a su maltrato. El paso ocho indica que tiene que cambiar su conducta en el futuro, no solo pedir perdón por el pasado, y que tiene que acabar con el maltrato completamente y  para siempr si empre. e. En otras palabras, va a tener que ocuparse de las actitudes que impulsan el abuso y el menosprecio de su pareja. El paso once le exige que renuncie a los privilegios que se ha otorgado mediante el abuso. A medida que avanzamos por cada uno de los pasos, algunos clientes deciden esforzarse a pesar de lo duro del proceso y otros tiran tiran la toal toallla y reinci reinciden den en sus comportamientos comportamientos

 pesar de lo duro del proceso y otros tiran tiran la toal toallla y reinci reinciden den en sus comportamientos comportamientos abusivos.  

El punto de vista del abusador sobre el cambio   Para guiar a mis clientes en el trabajo de superar su conducta abusiva tengo que recordar que introducen sus hábitos, actitudes y manipulaciones habituales en el propio 320

 

 proceso de cambio cambio.. P or eso la mujer se siente siente como en una montaña rusa mientras mientras su  pareja afirma afirma que ha cambiado. cambiado. Veamos algu algunas nas de las actitudes actitudes que los abusadores exhiben habitualmente cuando sus parejas, o un juzgado, o un programa contra el maltrato empiezan a exigirles que cambien:   «El juego del cambio es como el resto de las rutinas». Los abusadores pueden cambiar sus habilidades manipuladoras para hacer creer a los demás que están cambiando. Es el estilo que vimos en el Capítulo 1 con Carl, que fingía entenderlo todo en su grupo contra el abuso pero seguía maltratando verbalmente a Peggy como siempre mientras se acercaba rápidamente, de nuevo, a la violencia física. o podría enumerar a los clientes que llegan a mis grupos cuando están separados de sus  parejas y esperan una reconcil reconciliación, ación, o tienen tienen prohibi prohibido do acercarse al domicil domicilio famili familiar e intentan recuperar el permiso para regresar, que desaparecen del programa en cuanto consiguen lo que quieren. Por ejemplo, un hombre le diría a su pareja: «Estoy aprendiendo mucho en el grupo, y si me dejas volver me esforzaré más que nunca en el  programa»  prog rama».. Sin embargo, embargo, en cuanto deshace las maletas, maletas, empiezan empiezan las ex excusas: cusas: el  programa  prog rama es demasiado demasiado caro; ya no lo necesita; necesita; no se siente siente cómodo en una sala sala con «maltratadores de verdad» porque no es como ellos; «tú y yo solo hemos tenido algunos  problemil  probl emilllas».   «Puedo acabar con los abusos aprendiendo a controlar y manipular a mi pareja con tácticas no abusivas.» Percibo esta actitud (inconsciente en la mayoría de los casos) en la voz del cliente que me dice: «Pensaba que me ibas a dar herramientas para ayudarme a gestionar el comportamiento chiflado de mi pareja, pero no me estás ayudando nada». La expresión «comportamiento chiflado» es una frase hecha para definir cada vez que ella le planta cara, expresa rabia o insiste en mantener una identidad separada en lugar de ajustarse exactamente a lo que él quiere que sea. Un gran porcentaje de los hombres que se unen a un programa para maltratadores lo abandonan en las primeras semanas. En casa ponen todo tipo de excusas, pero la verdadera razón es que descubren que el programa espera

de ellos que empiecen a tratar a sus parejas con respeto. Y lo que ellos esperan es aprender formas más amables y sutiles de seguir haciendo lo que hacen.   «El cambio es útil para negociar.» El abusador intenta utilizar la promesa del cambio para hacer tratos, ya que cree que los comportamientos de su pareja son tan erróneos como los suyos: «No te llamaré “puta” nunca más si tú no me fastidias para que limpie cuando intento ver el partido. Tampoco “zorra” o “guarra” si dejas de hablar con tus amigos [hombres]. No te 321

 

empujaré contra la pared si te rindes en una discusión cuando veas que estoy muy enfadado». Para él, son tratos justos, pero en realidad exigen que la mujer sacrifique sus derechos y su libertad a cambio de no ser maltratada (un trato coercitivo que, en sí mismo, resulta abusivo).   «No me importa cambiar algunas cosas, pero eso si no tengo que renunciar a las actitudes y los comportamientos que más valoro.» En algún momento de los primeros meses en el programa sale a relucir el privilegio fundamental del abusador, como un búnker situado al fondo de su terreno. Es posible que deje algunas de sus posiciones delanteras, pero en esa fortificación es donde se  protegee con sacos de arena y se prepara para una guerra larga.  proteg larga. Un cliente cliente puede aceptar  dejar de interrumpir constantemente a su pareja y dominar las discusiones, por ejemplo,  pero cuando le dig digoo que también también tiene tiene que atender a los niños, niños, incluso ncluso en la temporada de fútbol, no lo acepta. Si ser una pareja respetuosa significa que tiene que mover el culo, preferirá seguir siendo abusivo. Otro cliente podría comprometerse a dejar de gastarse todo el dinero de la familia, pero si le digo que también tiene que abandonar su  patrón cróni crónico co de tener aventuras, decide decide que las pérdidas pérdidas no merecen la pena y abandona. El maltratador que no renuncia a sus privilegios fundamentales no dejará de abusar de su pareja. Este podría ser el punto más ignorado en lo que respecta a los abusadores y el cambio. El progreso que parece demostrar es una ilusión. Si se reserva el derecho de acosar a su pareja para proteger uno solo de sus privilegios, está manteniendo abierta la opción del abuso. Y si la mantiene abierta, recurrirá a ella cada vez más hasta desplegar por completo su gama de conductas controladoras de siempre. Los abusadores se aferran con fuerza a sus privilegios. La idea de tener los mismos derechos y las mismas responsabilidades que sus parejas, de vivir en el mismo plano que ellas, les resulta casi insoportable. Se molestan con las mujeres que les piden que cambien y se convencen de que son víctimas de un trato injusto porque están perdiendo sus lujos. Sin embargo, no pueden cambiar si no están dispuestos a renunciar a ese estatus especial. Y esa es una de las piezas fundamentales en el trabajo que deben

realizar en un programa contra el maltrato.   Para que yo pueda ayudar a un hombre abusivo a cambiar, tengo que guiarle en los  puntos donde se queda atascado. Le ex e xpli plico que va a sentir sentir culpa, por ejemplo, y que su sentido del privilegio le llevará a querer reincidir cuando surjan esos sentimientos. Tengo que advertirle cuando empiece a intentar hacer tratos para conservar aspectos de su comportamiento abusivo y cuando culpe a su pareja o se autocompadezca. Tengo que 322

 

ayudarle a tomar conciencia de los verdaderos motivos de su conducta abusiva. Y, sobre todo, tengo que lograr que se enfrente a su falta de empatía hacia su pareja y sus hijos, y  presionarl  presi onarlee para que entienda entienda los sentimien sentimientos tos de las personas a las que ha hecho daño. Mi tarea consiste en despojarle del privilegio de mirar para otro lado e ignorar el daño que ha causado. Si el hombre está dispuesto a perseverar en este proceso largo y difícil, el potencial de cambiar de verdad está ahí.  

Cómo valorar la declaración de un abusador de que va a cambiar   Pregunta 19: ¿Cómo puedo saber si está cambiando de verdad?

   Nadiee se encuentra en mejor posició  Nadi posiciónn que la mujer maltratada maltratada para disti disting ngui uirr los  progresos  prog resos auténticos del puro disi disimul mulo. o. P ongamos, ongamos, por ejemplo, que una mujer me llama llama cuando su pareja lleva unas semanas en el programa. En su voz distingo ansiedad y esperanza, y me pregunta: «¿Cómo va? ¿Cree que el programa está funcionando?». Recurre al experto en maltrato para leer el potencial de cambio en los ojos de su pareja,  pero yo no puedo hacer eso. Tiene Tiene que hacerl hace rloo ella. ella. Tú eres la única que puede juzgar el cambio de tu pareja. Hay hombres que se unen a mi grupo y se convierten en clientes modelo, dan las respuestas correctas y muestran las emociones adecuadas. Sin embargo, cuando hablo con sus parejas descubro que la vida en casa es como siempre o puede que un poco peor. Otros hombres se muestran enfurruñados durante los encuentros, pero sus mujeres me informan de que el trato en casa ha mejorado notablemente. Lo que el cliente me muestra importa poco. Existen dos principios fundamentales que hay que tener en cuenta para establecer el  potencial  potenci al de un abusador para convertirse convertirse en una pareja amable amable y respetuosa a largo  plazo:  pl azo:

  1. No puede cambiar si no trabaja a nivel profundo sus actitudes de privilegios y superioridad. Los cambios superficiales que pueda demostrar no suponen una esperanza real para el futuro. 2. No importa lo agradable que sea contigo; casi todos los maltratadores tienen épocas agradables. Lo que importa es lo respetuoso y no coercitivo que decida ser.   Teniendo en cuenta estos puntos fundamentales, puedes utilizar la siguiente guía para 323

 

identificar los cambios prometedores. Buscamos respuestas afirmativas a estas preguntas:   ¿Ha aprendido a respetar tus opiniones aunque sean muy distintas a las suyas? SÍ NO   ¿Acepta tu derecho a expresar tu ira, sobre todo cuando tiene que ver con su historial de maltratos contra ti? SÍ NO   ¿Respeta tu derecho a la libertad y la independencia? ¿Esto incluye que se abstiene de toda interferencia con tus amistades y de saber dónde estás y con quién en todo momento? SÍ NO   ¿Ha dejado de poner excusas por cómo te trata, incluyendo el hecho de no utilizar  tu comportamiento como excusa para el suyo? SÍ NO   ¿Es respetuoso en el sexo, no te presiona y no trata de hacerte sentir culpable? SÍ NO   ¿Ha dejado de engañarte o de flirtear con otras mujeres, u otras conductas que te rovocan ansiedad ante la idea de perderlo? SÍ NO   ¿Te escucha sin interrumpir durante las discusiones y se esfuerza sinceramente ara responder de manera pausada aunque no esté de acuerdo contigo? SÍ NO   ¿Tienes libertad para expresar tus quejas, actuales o pasadas, sin que tome

represalias? SÍ

NO

  ¿Ha dejado de hablar de los abusos como si fuesen un accidente y empieza a

reconocer que eran una manera de controlarte? controlarte?



NO

 

¿Toma alguna medida respecto a tus quejas (por ejemplo, cambiar su 324

 

comportamiento con los niños)? SÍ

NO

  ¿Ha reducido o eliminado conductas controladoras (sarcasmo, poner los ojos en blanco, largos suspiros de fastidio, interrumpirte, utilizar la voz de autoridad máxima   otras demostraciones de falta de respeto o de superioridad) durante las conversaciones y las discusiones? SÍ NO   Cuando recae en alguna conducta controladora, ¿te toma en serio cuando te quejas  continúa esforzándose por mejorar? SÍ NO   ¿Se muestra coherente y responsable, y tiene en cuenta cómo te afectan sus actos  sin que se lo tengas que recordar recordar constantemente? SÍ NO   ¿Se comporta de manera visiblemente menos exigente y egoísta? SÍ NO   ¿Es justo y responsable con el dinero? ¿Te permite tener bienes a tu nombre? SÍ NO   ¿Ha eliminado las conductas que te resultaban amenazantes o intimidantes? SÍ NO   ¿Colabora mucho más en casa y con los niños, y ha dejado de dar por sentado tu trabajo doméstico o de tratarte como una criada? SÍ NO  

¿Ha empezado a valorar tus puntos fuertes en lugar de intentar socavarlos? SÍ NO   ¿Habéis tenido alguna discusión fuerte en la que ha demostrado una nueva voluntad de comportarse de manera no abusiva?



NO

  Las respuestas negativas indican que tu pareja tiene que seguir trabajando. Si se ha 325

 

comprometido a cambiar, te tomará en serio cuando expreses tus preocupaciones y reconocerá que tiene que continuar trabajando en sus actitudes y sus hábitos. Por otro lado, si se muestra impaciente o crítico contigo porque no estás satisfecha con los cambios que ya ha introducido, es una señal de que sus conductas abusivas no tardarán mucho en regresar. Según mi experiencia con hombres abusivos, las mejoras pequeñas o incluso de nivel medio tienden a esfumarse con el tiempo. El hombre que realmente mantiene sus progresos es aquel que acaba cambiando por completo aunque el proceso lleve bastante tiempo. Así, cuando intentes conservar una relación con un hombre que te ha maltratado, tendrás que ser mucho más exigente de lo que serías con una pareja no abusiva. En ocasiones, una mujer me cuenta que su pareja abusiva está mejorando cuando lo cierto es que no está haciendo nada. No la insulta ni la asusta, pero tampoco comparte tiempo con ella, no hablan ni le muestra afecto. Simplemente, evita los abusos desconectando de la relación. Como me dijo la pareja de uno de mis clientes, «es como si tuviese dos marchas: furioso y neutral». El distanciamiento puede ser peor que la evitación; puede ser un modo de castigarte  por plantarte ante el trato que recibes. Alg Algunos de mis cli clientes entes dejan a sus parejas cuando se dan cuenta de que no van a tolerar el maltrato nunca más. No obstante, el enfoque más habitual consiste en estar físicamente presente pero reestructurando la maquinaria  para ser pasivo pasivo agresi agresivo vo en lug lugar de abiertamente abiertamente hostil. hostil. Aprende a hacer daño a la mujer   por lo que no hace en lugar de por lo que hace. Las preguntas anteriores pueden ayudarte a distinguir entre el verdadero cambio y el  patrón habitual habitual del maltratador maltratador que pasa por una «buena» etapa. Si tu pareja realmente realmente está en el camino de renunciar al abuso, notarás un cambio espectacular. Las parejas de mis clientes que sí cambian me explican que tienen la sensación de vivir con una persona distinta y que notan un cambio más profundo que incluye otras actitudes, no la amabilidad superficial que utiliza habitualmente para suavizar las cosas.  

Señales inequívocas de que un maltratador no está cambiando

  Es posible que tu pareja realice algunas afirmaciones o muestre algunas conductas que indican claramente que no está progresando: progresando:   Dice que cambiará solo si tú también cambias. Dice que cambiará solo si le «ayudas» dándole apoyo emocional, confianza y  perdón, y pasando mucho tiempo con él. Esto casi c asi siempre siempre sig significa nifica que quiere que olvides tus planes de estar un tiempo sin veros. 326

 

Te critica por no darte cuenta de lo mucho que ha cambiado. Te critica por no confiar en que el cambio será duradero. Te critica por considerarle capaz de maltratarte a pesar de que  ya lo ha hecho en el   pasado (o te ha amenazado con hacerlo), como si tú debieses saber que él «nunca haría algo así». Te recuerda las cosas malas que ha hecho en el pasado pero que ya no hace, lo que equivale a una amenaza sutil. Te dice que estás tardando mucho en decidirte, que no se puede «pasar la vida esperando», para presionarte y que no te tomes el tiempo necesario para recomponerte y val valorar orar hasta qué punto está dispuesto a cambiar. cambiar. Te dice que está cambiando, pero tú no lo percibes.  

Sé honesta contigo misma   Para aplicar el buen juicio y tomar decisiones acertadas en cuanto a las perspectivas de cambio de tu pareja abusiva tienes que ser honesta contigo misma. Porque le amas, o  porque tenéis hijos en común, o porque dejarle sería difícil difícil por por otros motivos, es posibl posiblee que te sientas dolorosamente tentada de albergar demasiadas esperanzas ante las  pequeñas concesiones concesiones que vaya haciendo. haciendo. Si durante ci cinco nco o veinte veinte años no muestra ni una señal de cambio, y un día por fin se mueve un centímetro, tu agotamiento podría llevarte a pensar: «¡Eh! ¡Un centímetro! ¡Eso es un avance!». Es posible que desees  pasar por al alto to todas las señales señales cegadoras cegadoras que indi ndican can que sus actitudes actitudes y sus estrategias estrategias  básicas  bási cas permanecen intactas. Cuidado Cuidado con su engaño engaño y con tu autoengaño. autoengaño. P ercibo ercibo una tristeza desgarradora en las voces de muchas mujeres abusadas cuando me dicen: «Ojalá  pudiese  pudi ese recuperar todos los años que he malgastado malgastado eesperando sperando a que se enfrentase a sus  problemas»  probl emas».. Ahórrate esa tristeza, tristeza, si puedes, e insiste nsiste en ser tratada con respeto absoluto.  

El abusador en la terapia de pareja   Intentar solucionar el maltrato mediante terapia de pareja es como intentar abrir un fruto seco por el lado incorrecto: resulta más difícil que al principio. La terapia de pareja está diseñada para abordar problemas mutuos. Puede resultar eficaz para superar   barreras de comunicació comunicación, n, para desenmarañar los los probl problemas emas de la infancia nfancia que cada miembro de la pareja aporta a la relación, o para reforzar la intimidad. Es imposible lograr esos objetivos en el contexto del maltrato. No puede existir una comunicación 327

 

 positiva  positi va cuando una persona no respeta a la otra y se esfuerza por evitar evitar la igualdad. ualdad. No  puedes asumir los altibajos altibajos que supone trabajar heridas heridas emocionales emocionales antiguas antiguas si te sientes sientes emocionalmente insegura (que es tu estado en caso de maltrato). Y si consigues mejorar  la intimidad con tu pareja abusiva, pronto saldrás más dañada que antes porque cuanta más intimidad tengáis, más vulnerable serás. La terapia de pareja transmite un mensaje erróneo al abusador y a la mujer  maltratada. El primero aprende que su pareja le «provoca» y «le hace explotar», y que ella tiene que modificar su comportamiento para no molestarle tanto. Eso es  precisamente  preci samente lo que él transmite continuamente. Los maltratadores maltratadores solo solo pueden cambiar  cambiar  con el proceso inverso: dejar completamente a un lado la idea de que su pareja tiene algo que ver en los abusos. Además, el abusador tiene que dejar de centrarse en sus sentimientos y en la conducta de su pareja, y analizar los sentimientos de ella y  su ropia conducta. La terapia de pareja le permite quedarse anclado en el pasado. De hecho, para algunos terapeutas, los sentimientos son lo único que importa y la realidad es más o menos irrelevante. En ese contexto, un terapeuta podría decirte: «Pero es que él también se siente maltratado por ti ». Por desgracia, cuanto más se convence a un hombre abusivo de que sus quejas son más o menos iguales que las tuyas, menos  probabillidades hay de que supere sus actitudes.  probabi actitudes. El mensaje que recibes de la terapia de pareja es el siguiente: «Puedes conseguir que tu pareja abusiva se comporte mejor cambiando tu comportamiento con él». Francamente, se trata de un mensaje fraudulento.  El abuso no se debe a una mala solucionar onar la conducta abusiva abusiva de tu pareja cambiando cambiando dinámica de pareja.  No puedes soluci tu comportamiento, pero él quiere pensar que sí. Y te dice, o intenta hacerte creer, que «si dejas de hacer las cosas que me molestan y atiendes mejor mis necesidades, me convertiré en una pareja no abusiva». Eso nunca se materializa. Y aunque funcionase, aunque pudieses detener los abusos satisfaciendo todos sus caprichos, ¿sería una forma sana de vivir? Si tu comportamiento en la relación es una reacción a la amenaza del maltrato, ¿eres una participante voluntaria? Si tenéis problemas que te gustaría trabajar  con terapia de pareja, espera a que él se comporte de manera no abusiva durante dos años. Entonces podréis empezar a trabajar algunos de los problemas que realmente son

compartidos. Hace poco leí un libro que ofrece un claro ejemplo del funcionamiento de la terapia de pareja con los abusadores. El terapeuta acordó con la pareja que el hombre evitaría las conductas que aterrorizaban a la mujer y ella dejaría de tratar a sus amigas como una  parte muy importante de su vida vida «porque sus ami amistades stades estaban provocando mucha tensión en el matrimonio». Así, el terapeuta ayudó al hombre a utilizar la amenaza de la violencia para salirse con la suya, recortando las conexiones sociales y las fuentes de apoyo tan importantes para su pareja. Lo que el terapeuta retrataba como un acuerdo 328

 

voluntario era en realidad una coacción, aunque los autores del libro no mostraban ninguna señal de haberse dado cuenta. La terapia de pareja puede acabar siendo un gran obstáculo para la mujer maltratada. Cuanto más insiste ella en que es preciso abordar la crueldad o la intimidación de su  pareja, más observa al terapeuta mirándol mirándolaa con desprecio desprecio y dici diciendo: endo: «Parece «P arece que está decidida a echarle toda la culpa a él y negarse a reconocer su parte en esto». Así, de manera involuntaria, el terapeuta repite la actitud del abusador y la mujer se ve en otro contexto más en el que tiene que defenderse (que es lo último que necesita). He  particip  parti cipado ado en numerosos casos en los que eell terapeuta y el abusador acababan formando una especie de equipo, con la mujer abusada sin fuerzas después de otro asalto  psicol  psi cológ ógiico. La mayoría de los terapeutas en tal tales es ci circunstanci rcunstancias as tienen tienen buenas intenciones, pero no entienden la dinámica del maltrato y permiten que el abusador dé forma a sus percepciones. La presencia tranquilizadora del terapeuta puede darte el valor de abrirte a tu pareja como no lo harías en casa porque no temes por tu seguridad. Sin embargo, eso no es necesariamente positivo; el abusador puede castigar a la mujer por su sinceridad durante las sesiones en pareja. Más tarde, cuando te grite que le has humillado delante del terapeuta, que le has hecho quedar como el malo, que has dicho cosas muy íntimas, etcétera, etcétera, podrías lamentar tu decisión decisión de abrirte. abrirte. Irene, una mujer maltratada que explica su historia en conferencias y con la que he compartido varios comités, comparte la siguiente historia: llevaba unos seis meses de terapia de pareja con su marido, Quentin, cuando el terapeuta decidió, un buen día, que había llegado el momento de ponerse manos a la obra. «Estas sesiones ya no van a ninguna parte, y creo que sé por qué. Irene, tú no te abres demasiado, creo que tienes que asumir más riesgos emocionales», les dijo. Irene pensó que tenía razón, que había aportado muy poco. Y decidió tirarse a la piscina. Le explicó al terapeuta los abusos de Quentin, incluyendo una violencia física considerable y la espiral emocional descendente en la que se había visto sumergida. Quentin parecía conmovido y agitado, los ojos enrojecidos como si fuese a estallar en lágrimas en cualquier momento. «Es cierto que he estado negando los malos tratos», le dijo al terapeuta, «y que no he afrontado el daño

que he hecho a Irene.» El terapeuta pensó que acababan de superar una barrera fundamental hacia el progreso. «Creo que ahora vuestro trabajo en pareja empezará a dar resultados», anunci anunció. ó. De camino a casa después de la sesión, Quentin sujetaba el volante con una mano. Con la otra mano agarraba un mechón de pelo de Irene mientras le golpeaba la cabeza contra el salpicadero, gritando: «¡Te dije que nunca en tu puta vida contases nada a nadie, zorra! ¡Me lo prometiste! ¡Eres una puta mentirosa!», e insultos similares. Después de oír la historia de Irene, me cuidé mucho de volver a subestimar el riesgo que 329

 

implica la terapia de pareja para las mujeres maltratadas. Si la terapia de pareja es la única ayuda que tu pareja está dispuesta a aceptar  (porque quiere asegurarse de que puede culparte del problema), podrías pensar que es mejor eso que nada y que, tal vez, el terapeuta verá lo que hace y le convencerá para que busque ayuda. Sin embargo, aunque ocurriera eso (que no es habitual), el maltratador se limitaría a decirte que has puesto al terapeuta en su contra (lo mismo que hace siempre, en cualquier otra situación).  No es la primera primera vez que un terapeuta de pareja me dice: «Antes de trabajar con una  pareja en la que ha habido habido abusos, insisto nsisto en acordar que durante la terapia terapia no habrá ningún tipo de abuso y no se tomarán represalias por lo que se diga en las sesiones». Esos acuerdos no sirven para nada, porque los maltratadores no se sienten obligados a respetarlos. Virtualmente todos los abusadores con los que he trabajado se creen con derecho a no mantener su palabra si tienen «una buena razón» , lo que incluye cada vez que se sienten muy molestos con su pareja. Cada vez más, los terapeutas de pareja se niegan a trabajar con parejas o en sesiones familiares con un abusador, que es la manera responsable de proceder.  

El hombre abusivo en terapia individual   Cuanta más psicoterapia ha recibido un cliente mío, más me cuesta trabajar con él. El abusador que ha pasado por mucha terapia tiende a ser hábil, condescendiente y manipulador. No se responsabiliza de nada de lo que hace; vive en un mundo en el que solo existen las dinámicas desafortunadas, la falta de comunicación, los actos simbólicos. Espera ser recompensado por su sinceridad emocional, que maneja con cautela debido a su «vulnerabilidad»; espera colaboración para soslayar el daño que ha hecho, y espera ser felicitado por su perspicacia. Hace muchos años, un maltratador violento de mi  programa  prog rama compartió compartió lo sigu siguiiente con nosotros: «A raíz del trabajo en terapia terapia con mis  problemas  probl emas de ira haci haciaa mi madre me di cuenta de que cuando pegaba pegaba a mi mujer en realidad no era a ella a quien golpeaba. ¡Era a mi madre!». A continuación, esperaba

nuestra aprobación por su toma de conciencia. A mi colega no le impresionó lo más mínimo; lo miró detenidamente a través de sus gafas y le dijo: «No, estabas pegando a tu mujer». Todavía no he conocido a un solo maltratador que haya realizado cambios significativos y duraderos en su conducta hacia sus parejas a través de terapia, por  mucho que desarrolle una «nueva percepción» (casi siempre falsa). La cuestión es que si un abusador encuentra a un terapeuta especialmente hábil y la terapia da muy buenos resultados, cuando finalice será un abusador feliz y equilibrado. Tal vez sean buenas 330

 

noticias para él, pero no tanto para su pareja. La psicoterapia puede ser muy valiosa en el tratamiento de aquellos problemas para los que está concebida, pero el maltrato de la  pareja no es uno de ellos. ellos. Como veremos, un hombre abusivo abusivo tiene tiene que segui seguirr un  programa  prog rama especial especialiizado.  

El programa para maltratadores   En general, para que un maltratador cambie se necesitan cuatro elementos: (1) consecuencias, (2) educación, (3) afrontamiento y (4) responsabilidad. Las consecuencias, el primer punto de la lista, se manifiestan principalmente a través del fin de la relación (si no permanentemente, sí de forma temporal) o del sistema legal si el maltratador ha cometido algún delito relacionado con el abuso, como amenazas o ataques. También podría experimentar las consecuencias en forma de críticas o desaprobación por parte de personas allegadas. El programa para maltratadores tiene la responsabilidad de los puntos dos y tres. Educa al abusador sobre el maltrato y le obliga a afrontar sus actitudes y sus excusas. Un  programa  prog rama de cali calidad es totalmente totalmente disti distinto nto a la terapia. terapia. Entre las diferencias diferencias fundamentales figuran las siguientes:   La terapia se centra en los sentimientos del hombre, le aporta empatía y apoyo por  muy irracionales que sean las actitudes que dan lugar a esos sentimientos. Un  programa  prog rama para maltratadores maltratadores se centra en su  pensamiento. Los sentimientos sobre los que se habla en el programa son principalmente los de la pareja y los hijos, no los suyos. La terapia tiene pocas normas, o ninguna, sobre lo que el hombre puede hacer  durante el tratamiento. El programa le exige que se abstenga de toda violencia física y amenazas, y que se esfuerce en serio para reducir las agresiones verbales y otras formas de abuso psicológico. De lo contrario, no puede permanecer en el programa.  Normalmente el terapeuta no habla habla con la mujer maltratada, maltratada, mientras mientras que el

encargado de un programa siempre lo hace. La terapia no trata ninguna de las causas fundamentales del abuso, incluyendo los  privi  pri villegios, egios, el control represor, la falta falta de respeto, la superiori superioridad, dad, el eg egoísmo oísmo o la culpabilización de la víctima. Un programa para maltratadores cubre todas esas cuestiones; de hecho, constituyen el eje del trabajo. Un programa para maltratadores debe proporcionar formación sobre el abuso, ofrecer consejos para aplicar esos conceptos a su propia vida y hacer que el hombre afronte sus actitudes abusivas y sus excusas. No es frecuente que la terapia 331

 

trabaje estos puntos.   Con todo, los programas para maltratadores no tienen una varita mágica. El hombre que introduce cambios importantes en su vida a raíz de asistir a un programa es el que decide trabajárselo,  no el que ocupa su asiento y espera que el programa le «ayude» (como siempre hace, esperar que le sirvan). El cliente que obtiene resultados no se enfrenta a los terapeutas del programa a cada momento, no les dice que son unos idiotas ignorantes ni les hacen la pelota mientras afirman que el programa le ha ayudado a ver la luz. El cliente que obtiene resultados es el que asiste cada semana con un propósito serio, que pone en práctica lo que se le enseña y que intenta afrontar el daño que ha causado. Lamento decir que la mayoría de los abusadores deciden no trabajarse el programa. o es que no puedan cambiar (cualquier abusador que no tenga una enfermedad mental grave puede cambiar), es que deciden que no quieren. Llevan a cabo una especie de análisis mental de costes y beneficios y deciden que la compensación por seguir  controlando a sus parejas supera los costes. Deciden que considerar seriamente la  perspectiva  perspecti va que los terapeutas del programa les plantean plantean resulta resulta demasiado incómodo y difícil, y es una ofensa a su arrogante sentido de que lo saben todo (al menos, todo lo que tiene que ver con las relaciones y con las mujeres que comparten sus vidas). Más adelante, en este mismo capítulo, ofreceré algunas sugerencias para incrementar  las posibilidades de que tu pareja esté entre los que superan el maltrato. Recuerda, no obstante, que la decisión última es suya; el dicho «puedes darle un consejo a alguien,  pero no puedes obli obligarl garloo a que lo sig siga» resulta resulta especial especialmente mente adecuado en e n este contexto.  

¿Cómo sé si su programa es bueno?   La primera prueba de calidad de un programa para maltratadores es si el objetivo  princi  pri ncipal pal del personal consiste consiste en ayudarte a ti o ayudarle a él. En un programa responsable, la mujer maltratada se considera la clienta principal. La única «ayuda» que se ofrece al hombre consiste en educarle y desafiarle por sus actitudes y sus conductas

abusivas. Es posible que él tenga muchos otros objetivos (volver contigo, conseguir más visitas con los niños o reducir las pensiones, librarse de los cargos penales), pero el  programa  prog rama no está pensado para ayudarle ayudarle en ning ninguno uno de esos puntos. Lo últi último mo que una mujer abusada necesita es que el maltratador tenga más ayuda para seguir hundiéndola. Los profesionales a cargo de un programa para maltratadores deberían hacer lo siguiente:   Contactar contigo en cuanto tu pareja entre en el programa. En esa llamada 332

 

deberían pedirte que les expliques el historial de maltrato y si existe abuso de alguna sustancia, e informarte de los servicios para mujeres maltratadas. Avisarte de que solo una minoría de los abusadores realizan cambios duraderos y que algunos incluso van a  peor a raíz de su participación en un programa. Explicarte las normas que tiene que seguir tu pareja en el programa. Explicarte los temas que se tratarán en sus reuniones de grupo y darte la información más extensa posible sobre esas sesiones cuando tú la solicites. Darte toda la información que pidas sobre su asistencia y las actitudes que expresa en el programa, así como las declaraciones específicas que realice en el grupo.  No deben prometer confidenci confidenciali alidad dad al mal maltratador tratador respecto a ti. Dedicar la mayoría de las sesiones del programa a tratar las actitudes y las conductas fundamentales del maltrato (que se indican en el Capítulo 3).   Además, deberías recibir una copia de los informes escritos sobre el maltratador que se generen durante el programa (por ejemplo, los informes judiciales). Esos informes deben incluir:   Una descripción detallada de los abusos que tu pareja admite haber cometido durante su participación en el programa, incluyendo abusos psicológicos, coacción sexual y violencia. Los pasos para cambiar que no ha puesto en práctica (véase cuadro en este capítulo).   Existen varias señales que indican que un programa para abusadores no es eficaz:   Los terapeutas no contactan contigo o no te explican las limitaciones del programa. Te dicen que creen que está cambiando y que tiene muy buen comportamiento en el programa (deberían saber que lo que tú ves es lo que importa, no lo que ven ellos; muchos maltratadores ofrecen su mejor cara en el programa). Intentan que vayáis a terapia de pareja, te sugieren que retires la orden de

alejamiento, te animan a comunicarte con tu pareja o defienden sus intereses en general. Te transmiten mensajes de tu pareja. Sus reuniones de grupo parecen dedicar mucho tiempo a enseñarle a identificar sus sentimientos, aplicar habilidades de resolución de conflictos, gestionar mejor su ira o tratar otros problemas que no influyen en sus ideas subyacentes. Sus informes escritos son imprecisos, no hablan de los pasos necesarios para cambiar o dan una imagen muy prometedora de sus perspectivas de cambio sin 333

 

mencionar los pasos que todavía le quedan por delante.   Sé lo difícil que es para una mujer conseguir que su pareja asista a un programa para maltratadores. Cuando por fin lo logra, me gustaría poder decirle que la cura está garantizada, pero no es así. Una gran proporción de maltratadores prefieren conservar  sus rutinas de siempre. Me considero un excelente terapeuta de maltratadores; soy  paciente  paci ente con el elllos y mi trato es más de educador que de crítico crítico implacable. mplacable. Al mismo mismo tiempo, soy capaz de detectar la manipulación. Conozco sus problemas y no les permito que me engañen. He trabajado con colegas a quienes considero más capaces que yo y de los que he aprendido muchísimo. Todos compartimos una conclusión: es más habitual que los maltratadores no cambien o vayan a peor que realicen los cambios necesarios  para introducir ntroducir mejoras cuali cualitativas tativas en las vidas vidas de sus parejas y sus hijos. hijos. Un programa programa  para maltratadores maltratadores responsable responsable anima anima a sus cli clientes a que se esfuercen de verdad, pero siempre combina la cautela con el optimismo. Si tu pareja o ex pareja se une a un programa para maltratadores, te recomiendo que te leas bien todos los documentos del programa, que hagas muchas preguntas y que te asegures de que el programa realiza el trabajo que tú sabes que es necesario. Al mismo tiempo, continúa con tu vida y céntrate en tu propio proceso de sanación, no en el  proceso de cambio de tu pareja o ex pareja. Quedarte esperando a que se esfuerce por  aprender a respetarte podría suponer un gran impedimento a tu propio crecimiento y tu desarrollo. No te infravalores.  

Crear un contexto para el cambio   Un maltratador no cambia porque se sienta culpable, o porque deje de beber, o  porque encuentre a Dios. Dios. No cambia después de ver el miedo en los ojos de sus hijos hijos o de sentir que se alejan de él. No se le ocurre de repente que su pareja merece un trato mejor. Debido a su egocentrismo, combinado con las muchas recompensas que recibe  por controlarte, un abusador solo cambia cuando siente siente que tiene tiene que hacerlo. hacerlo. P or tanto,

el elemento más importante para crear un contexto para el cambio consiste en colocar al maltratador en una situación en la que no tenga otra opción. De lo contrario, es muy  poco probable que cambie. cambie. Cuando un maltratador ha conseguido mejoras sustanciales, su motivación para

mantener esos cambios pasa a ser más interna en algunos casos. No obstante, el impulso inicial siempre es externo. O su pareja le exige que cambie y le amenaza con dejarle, o el uez le exige que cambie y le amenaza con la cárcel. Nunca he visto que un cliente realice un esfuerzo serio para afrontar el maltrato a menos que alguien se lo exija. El maltratador  334

 

que empieza un programa de manera voluntaria, sin que nadie se lo pida, abandona a las  pocas sesiones a no ser que encuentre a un terapeuta al que pueda manipular. manipular.  

Pregunta 20: ¿Cómo puedo ayudar a mi pareja abusiva para que cambie?

  Crear un contexto para el cambio también implica estos elementos:   1. Establecer consecuencias  para él por su maltrato maltrato continuado. continuado. P uedes util utilizar el sistema legal para imponer una sanción a tu pareja si sus abusos son físicamente violentos o amenazantes, o si incluyen ataques sexuales. Dejarle es otra buena consecuencia para él, tal vez mejor que la intervención legal (dependerá del propio maltratador y de lo bien que funcionen la policía y los juzgados en tu zona).  Para que un maltratador cambie, tienes que prepararte para dejarle (si puedes hacerlo  sin ponerte en peli peligr gro) o) o recurrir a la policía poli cía y los juzgados, o ambos. 2. Déjale claras tus expectativas sobre el trato que recibes de él, incluyendo específicamente qué estás dispuesta a tolerar y qué no. 3. Céntrate en tu propia curaci curación ón y en recuperar fuerzas para que él perci perciba ba que si no cambia, tú seguirás con tu vida.   Lamento decir que no conseguirás que un maltratador trabaje sus problemas con súplicas, con palabras de aliento, guiándole con delicadeza, haciéndote su amiga para convencerle o cualquier otro método no conflictivo. He visto a cientos de mujeres intentando esos enfoques sin ningún éxito. Para ayudarle a cambiar tienes que exigirle que lo haga y no conformarte con menos. También es imposible conseguir que un hombre abusivo cambie convenciéndole de que él saldría beneficiado, ya que para él los beneficios de controlar a su pareja superan

con creces a las pérdidas. Por eso, en parte, muchos hombres que dan algunos pasos  para cambi cambiar ar acaban regresando regresando a sus conductas abusivas. abusivas. Exi Existe otra razón por la que apelar a su propio interés no funciona: la idea de que sus propias necesidades deben estar   por delante delante de las de su pareja es el núcleo núcleo del problema. problema. P or tanto, cuando al algu guiien (incluyendo a los terapeutas del programa) le dice a un hombre abusivo que debería cambiar porque es lo mejor para él, están alimentando sin saberlo su egocentrismo, y no  se puede contribuir contri buir a un problema y resolverlo simultáneamente. Los hombres abusivos que consiguen cambios duraderos son aquellos que se dan cuenta del enorme daño que 335

 

causan a sus parejas y a sus hijos; en otras palabras, porque aprenden a preocuparse por  lo que es bueno para los demás miembros de la familia y desarrollan empatía en lugar de  preocuparse únicamente de sí mismos.  

Dejar a un maltratador como método para fomentar el cambio   Debes tener cuidado si decides romper con un hombre abusivo, o incluso separaros un tiempo, como indico en «Dejar a un abusador de forma segura» (Capítulo 9). Si crees que puedes hacerlo, podría servir para que tu pareja analice su conducta. Si te separas con la esperanza de volver en el futuro, ten en cuenta las siguientes sugerencias:   Deja muy claro qué tipo de contacto quieres tener con tu pareja durante la separación, si es que quieres mantener alguno.  En general, es mejor no tener  ningún contacto. Si continúas hablando con él o si os veis de vez en cuando, te resultará mucho más difícil mantener tus ideas claras porque seguirás echándole de menos, sintiendo pena por él y dejándote embaucar por sus promesas y su encanto. El contacto ocasional también es negativo para él, no solo para ti; alimenta su negación del problema y le anima a pensar que puede seguir utilizando sus manipulaciones habituales para evitar enfrentarse a sus problemas.   Si deseas mantener alg algún contacto, sé concreta. ¿Puede llamarte por teléfono, teléfono, o quieres ser tú la que inicie el contacto? ¿Puede enviarte cartas? Si os vais a ver en  persona, ¿dónde, cuándo y con qué frecuencia? Cuando decidas las cuestiones anteriores, sé explícita con tu pareja sobre tus deseos de contacto y hazle saber que esperas que esos deseos sean respetados. Dile que si se toma en serio lo de cambiar, la primero que puede hacer para demostrártelo es dándote el espacio que pides. Mantente alejada de él todo el tiempo que puedas. En esta etapa apóyate en los amigos, la familia, tu comunidad religiosa o cualquiera en quien confíes. Acude a terapia o a un grupo de apoyo para mujeres maltratadas si existe alguno en tu zona

(aunque tu pareja nunca haya sido violenta). Concédete todo el tiempo necesario  para sanar emocional emocionalmente mente y ac acllarar tus ideas.   La separación separa ción tiene que ser suficienteme suficientemente nte larga larga para que él se sienta incómodo, lo suficiente para motivarle a cambiar. Parte de lo que le incomoda es darse cuenta de que podrías vivir sin él. Una separación demasiado breve será para él una prueba de que no soportas estar sola, y pensará que puede salirse con la suya haga lo que haga. Intenta prepararte para la posibilidad de que él empiece a salir  con alguien durante la separación. Es algo habitual que a él le sirve para poner a 336

 

 prueba tu fortal fortaleza, eza, que te rindas rindas y empieces a verlo verlo otra vez. Es probable probable que su nueva relación no dure mucho, de modo que intenta no darle importancia. Si decides volver con él, sé honesta contigo misma y con él acerca de las normas sobre su comportamiento. La  primera vez que viole una de esas normas (y es  probablee que lo haga)  probabl haga) es decisi decisiva va para tomarte otro descanso en la relación. Tu  pareja no cree que vayas a seguir seguir adelante con los límites límites impuestos a su conducta. Tienes que demostrarle que se equivoca. Es posible que te ponga a prueba el primer  día que volváis a estar juntos, o podría esperar dos años. Pero ese día llegará y tú debes estar preparada. La siguiente separación debería ser más larga que la primera para transmitir a tu  pareja un mensaje claro claro y motivarl motivarlee para que cambie. cambie. Si durante la primera primera separación habláis de vez en cuando, en la segunda no permitas contacto alguno durante unos meses. Como siempre, céntrate en recuperar fuerzas. Busca nuevas amistades, haz ejercicio, dedícate a crear algo artístico o busca una actividad que te atraiga y que te ayude a sentir que tu vida avanza. Si bebes demasiado o has desarrollado otros problemas, busca la ayuda que necesitas y mereces. Cuanto más te distancies del maltrato, menos dispuesta estarás a soportarlo y más difícil le resultará a tu (ex) pareja engañarte.   ¿Has observado que alg algunas personas dejan su trabajo poco después de regresar  regresar  de vacaciones? Todos tenemos más tolerancia a las situaciones frustrantes o insanas cuando son constantes, pero si hacemos una pausa y después regresamos, el sabor  de la libertad cambia nuestra perspectiva. Lo que era una molestia leve se convierte en un dolor agudo e insoportable. Eso mismo puede ocurrirle a una mujer  maltratada. Si saboreas la vida durante un tiempo sin que te estén controlando en todo momento, llegarás a un punto en el que pensarás: «¿Regresar a eso? ¿Para qué? Es posible que nunca deje de quererle, pero al menos puedo quererle desde una distancia en la que no puede hacerme daño». Si no se toma en serio el hecho de dejar de maltratarte, llegará un día en el que te sentirás preparada para terminar la relación definitivamente. No obstante, es posible que ahora eso te parezca inconcebible; limítate a seguir con tu vida. Céntrate en ti

todo lo que puedas, trabaja en tus propios objetivos y llena tu vida de actividades con las que disfrutas y te sientes satisfecha. Esforzarse demasiado intentando que tu pareja cambie es un callejón sin salida. Te mantiene envuelta en la dinámica del abuso, porque el abusador quiere que te preocupes por él. Permítele que ocupe tus  pensamientos sol  pensamientos soloo una pequeña parte del día y reserva casi todo tu espaci espacioo mental  para ti misma. misma.   Un hombre abusivo solo se enfrentará a sus problemas para convertirse en una 337

 

ersona con la que puedas vivir si le demuestras (y te demuestras a ti misma) que eres capaz de vivir sin él. Cuando lo consigas, es posible que decidas que vivir sin él es  precisamente  preci samente lo que quieres. quieres. Mantén la mente abierta abierta y asegúrate asegúrate de no cortarte tus  propias  propi as alas además de todo lo que ya las ha cortado él. En ocasiones trabajo con alguna alguna mujer que figura entre las afortunadas de contar con una pareja que ha realizado cambios  profundos, pero ella ella considera considera que los cambios cambios ya no importan porque ha superado la relación. El principio fundamental en este caso es hacer lo mejor para ti.   ¿Qué maltratadores tienen más probabilidades de cambiar?   Resulta difícil hacer predicciones. He tenido clientes que empezaron muy bien el  programa,  prog rama, cuyas parejas me informaban de buenos progresos progresos en los primeros primeros meses,  pero que acabaron cayendo en picado picado hacia hacia la recuperación recuperación de sus peores conductas, como si se reuniesen con viejos amigos. También he trabajado con hombres que se mostraban malhumorados en las reuniones de grupo, a los que les costaba captar los conceptos, pero que meses más tarde destacaban por haber realizado un trabajo mucho más satisfactorio que el resto.  No obstante, he observado alg algunos aspectos recurrentes entre los maltratadores maltratadores cuyos cambios son más profundos y duraderos:   Sus amigos íntimos y su familia reconocen que es abusivo y le dicen que tiene que solucionarlo. Apoyan a la mujer maltratada, no al maltratador. Me cuesta mucho más trabajar con los abusadores cuyos amigos y familia apoyan sus excusas y le animan a seguir menospreciando a la mujer.  No es tan eg egocéntri océntrico co como el resto. Pr Pronto onto muestra señales señales de tener más empatía que otros clientes hacia el dolor que ha causado a su pareja, y esa empatía parecía más auténtica, menos teatral. El maltratador muy egocéntrico y arrogante cree que está por encima de las críticas y considera que sus opiniones y sus puntos de vista son lo más. Por tanto, ¿quién va a poder convencerle de que ha sido cruel y

egoísta? Su pareja recibe apoyo sincero e incondicional de sus amigos y sus parientes, de su comunidad religiosa y del sistema legal si lo necesita. Cuanto más recibe el mensaje de que el maltrato no es culpa suya y que su comunidad piensa estar a su lado sin reservas, más fuerte y segura se siente para no tolerar nada que no sea un trato respetuoso por parte de su pareja o ex pareja. Busca un programa de calidad para maltratadores y permanece en él mucho tiempo (alrededor de dos años). 338

 

  Incluso en los casos en que se dan todas estas condiciones, el progreso depende de si el cliente decide o no realizar cada uno de los pasos hacia el cambio de manera meticulosa y seria.   PUNTOS FUNDAMENTALES QUE RECORDAR   No puedes hacer que un hombre abusivo cambie. Ni siquiera siquiera puedes ayudarle a que cambie. Lo único que puedes hacer es crear el contexto para el cambio, el resto es cosa suya. Tú eres la persona más indicada para valorar si empieza a respetarte a ti y a respetar  tus derechos. No antepongas la opinión de nadie a la tuya. El cambio en un hombre abusivo no es algo impreciso, sino muy específico. Utiliza la información de este capítulo para valorar si está haciendo el trabajo necesario para cambiar o si intenta librarse con las artimañas de siempre. Un hombre abusivo no va a cambiar «trabajando su ira» a menos que realice también el trabajo más duro que supone cambiar sus actitudes de privilegiado en la relación. Tu mayor prioridad tiene que ser tu recuperación y la de tus hijos. El abuso es como la hiedra venenosa, con unas raíces muy extensas y profundas. No  puedes erradicarlo cortando cor tando las señales superficiales. Ti Tiene ene que salir salir de raíz, que son las actitudes y las creencias del hombre con respecto a las relaciones de pareja.

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15 Crear un mundo sin abusos    Me he apuntado a un grupo de apoyo. Sienta bien hablar con personas que me entienden. Conocí a un chico en el trabajo que me dijo que la conducta de mi pareja es maltrato.  Estoy muy agradecida agradeci da a mis mi s amigos ami gos y mi familia; famili a; siempr si empree están ahí.  Le he dicho a mi hijo que la próxima vez que le diga di ga «puta» a una niña le caerá un El castigo. profesor profesor de mi hija me pr preguntó eguntó si todo iba bien en casa. Mentí y le dije que  sí, pero está muy bien bi en que alguien algui en se haya dado cuenta.   El maltrato de la pareja es un ciclón que destruye las vidas de mujeres y niños: acaba con su autoestima y con su libertad; impide su progreso; provoca miedo, amargura, ruina económica, humillación, dolor, daños físicos, desagradables batallas por la custodia, aislamiento, distanciamiento entre madres e hijos, confusión, desconfianza entre hermanos, secretos, mentiras...  Ning  Ni nguna una mujer debería vivi vivirr de este modo. Tampoco sus hijos. Y además hay otras vidas que se ven afectadas porque cada mujer maltratada tiene amigos y familiares que también sufren al ver su preocupación y su dolor por lo que le ocurre. Algunas de esas personas que se acercan a mí para compartir su angustia son hombres que buscan desesperadamente alguna pista para ayudar a sus hijas, hermanas o madres a las que ven destrozadas. De hecho, para mí no es habitual hablar con alguien, hombre o mujer, cuya vida no se haya visto ensombrecida en algún momento por un

hombre abusivo. En los últimos años, en mis presentaciones públicas trato cada vez más los efectos del maltrato de la pareja en los hijos. Mientras escribía este libro participé en una sesión de formación para policías. Un joven oficial exageradamente corpulento (era casi tan ancho como alto) se acercó a mí durante una pausa y me dijo: «Todo esto que está explicando pasó en mi familia cuando era pequeño. Mi viejo era como lo ha descrito, siempre controlando y asustando a todo el mundo. Consiguió que mi madre y yo nos distanciásemos, como ha dicho. Pero todos entendimos lo que pasaba cuando crecimos, y ahora mi madre y yo estamos muy unidos». Le dije que me alegraba mucho de que 341

 

fuese policía, porque así cuando llamase una familia pidiendo ayuda podrían enviarle a un oficial capaz de entender a los niños y recordar que ellos también son víctimas. A todos nos interesa poner fin a los malos tratos, si no por nosotros mismos, por  nuestros seres queridos que podrían ser objetivos o testigos, o verse envueltos en una relación abusiva algún día. Todo el que decida intervenir puede desempeñar un importante papel para acabar con esta lacra en nuestras casas, nuestros barrios y nuestros  países.  El maltrato es un pr problema oblema que tiene solución. Sabemos de dónde sale, sabemos  por qué los abusadores son reacios a cambiar cambiar y sabemos qué se necesita necesita para que cesen los abusos. Los maltratadores se especializan en crear misterio e intriga a su alrededor,  pero cuando despejamos el humo nos queda un error moral evidente evidente y la tarea de enmendarlo. Lo único que se necesita es la claridad de nuestras mentes y la voluntad de nuestras comunidades. comunidades. A lo largo de todo el libro he sugerido los pasos que las mujeres maltratadas pueden dar para entender qué está ocurriendo, ponerse a salvo y emprender su propia curación. Tengo unos cuantos consejos más, pero casi todo este capítulo está dedicado a todo el  mundo  (hombres y mujeres, supervivientes del maltrato o no, jóvenes y mayores) interesado en ayudar a poner fin a los malos tratos.  

Qué puede hacer la mujer maltratada   Mi principal mensaje es este: el abusador distorsiona la vida y la mente de su pareja  para que esta se centre en él. él. P or tanto, el camino para sal saliir del torbelli torbellino de los abusos consiste en reorientar tu pensamiento a fin de dedicar tu atención a ti misma y a tus hijos. Espero que este libro te haya ayudado a resolver algunos rompecabezas sobre lo que ocurre en la mente de tu pareja. Ahora trata de dejar de darle vueltas y dedica tu energía a seguir con tu vida. Casi todo este capítulo trata sobre los medios para cambiar las actitudes dominantes hacia el abuso. Por favor, no te preocupes por estas sugerencias si crees que todavía no

estás preparada. Si pasas de intentar cuidar tu propia relación abusiva a ayudar a otras mujeres maltratadas, podrías olvidar que tú también mereces cuidados. Deja que los demás se enfrenten al mundo por ahora y limítate a ser «la heroína de tu propia vida», como se define a las mujeres maltratadas en un libro. Emprender acciones en tu comunidad contra el maltrato puede ser una actividad empoderadora y sanadora para ti,  pero no si lo lo haces de manera prematura. Sabrás cuándo estás lista. ista. En todos los capítulos anteriores se incluyen ideas prácticas, pero me gustaría añadir  algunas más: 342

 

  Consigue apoyo por todos los medios. Busca a alguna persona que entienda por lo que estás pasando, en quien puedas confiar y que pueda ayudarte a no perder de vista la realidad. Tiende lazos. Escribe un diario para documentar tu experiencia; así, cuando tu pareja te vuelva loca con sus manipulaciones o con una «buena» conducta repentina, podrás releer  tus escritos y recordar quién eres realmente y qué hace él. Aléjate de las personas que no te hacen ningún bien, que no te entienden, que te dicen cosas que te llevan a culparte por lo que ocurre. Haz todo lo que se te ocurra que es bueno para ti, que te alimente el alma. Incluso las mujeres con parejas extraordinariamente controladoras pueden recurrir a alguna artimaña para hacer ejercicio, asistir a alguna clase, dar un paseo o disponer de algo de tiempo para pensar. Intenta sacarte de la cabeza a tu pareja abusiva. Utiliza este libro para entender qué está haciendo: conocer y entender es poder. Si entiendes cómo piensa, evitarás absorber su pensamiento y le impedirás que se meta en tu cabeza.  No te culpes culpes si no log ogras ras tus objetivos objetivos inmediatamente nmediatamente (por ejemplo, ejemplo, si rompéis y vuelves con él). Recomponte e inténtalo de nuevo. Al final lo lograrás, puede que en tu siguiente intento.  

Cómo apoyar a una mujer maltratada   Pregunta 21: ¿Cómo puedo ayudar a mi hija, mi hermana o mi amiga que sufre maltrato?

 

Si quieres ayudar de verdad a una mujer maltratada que te importa, recuerda bien el siguiente sig uiente principio: tu objetivo consiste en ser todo lo contrario que el maltratador.   EL MALTRATADOR : la presiona duramente. T Ú DEBERÍAS: tener paciencia. Recuerda que una mujer abusada necesita tiempo para ordenar sus pensamientos y encontrar el modo de manejar su situación. No le ayuda que intentes imponer tu calendario respecto a cuándo debe plantar cara a su pareja, dejarle, llamar a la policía o lo que sea que quieras que haga. Tienes que respetar su ritmo, algo que el maltratador nunca hace. 343

 

EL MALTRATADOR : le habla con menosprecio. T Ú  DEBERÍAS: dirigirte a ella de tú a tú. Evita toda señal de condescendencia o de superioridad en tu voz. Esta medida se aplica también a muchos profesionales. Si te diriges a una mujer maltratada si fueses listo oocurrirte más sabio ella, o como si estuviese pasando por como algo que nuncamáspodría a que ti ,  estarás confirmando exactamente lo que el maltratador le ha repetido una y otra vez: que ella es inferior. Recuerda que tus actos dicen mucho más que tus palabras. EL MALTRATADOR : piensa que sabe mejor que ella lo que más le conviene. T Ú DEBERÍAS: tratarla como la experta en su propia vida que es. No pienses que sabes lo que tiene que hacer. En alguna ocasión he dado consejos a mujeres maltratadas que pensaba que eran acertados y resultaron ser terribles para su situación concreta. Pregúntale qué cree que podría funcionar,  sin pr  plantéal antéalee presionarla; esionarla;  pl sugerencias y respeta sus opiniones sobre por qué determinadas acciones no le resultarían de ayuda. No le digas lo que tiene que hacer. EL MALTRATADOR : domina las conversaciones. T Ú  DEBERÍAS: escuchar más y hablar menos. Puedes sentir la enorme tentación de convencerla de lo «capullo» que es, de analizar los motivos del maltratador, de dar sermones que equivaldrían a capítulos enteros de este libro. Sin embargo, hablar demasiado transmite (sin que te des cuenta) que tus pensamientos son más importantes que los suyos, y así es exactamente como la trata el abusador. Si quieres que ella valore sus propios sentimientos y sus opiniones, tienes que demostrarlee que tú los valoras. demostrarl EL MALTRATADOR : cree que tiene derecho a controlar su vida. T Ú  DEBERÍAS: respetar su derecho a la autodeterminación. Tiene derecho a tomar  decisiones que no son exactamente las que tú elegirías, incluyendo la decisión de seguir con su pareja abusiva o de volver con él después de una separación. No  puedes convencer a una mujer de que su vida vida le pertenece si al mismo mismo tiempo tiempo actúas como si te perteneciese a ti. Permanece a su lado aunque tome decisiones que no te gustan.

EL  MALTRATADOR : da por sentado que entiende a sus hijos y sus necesidades mejor  que ella. T Ú DEBERÍAS: asumir que es una madre competente y atenta. Recuerda que no existe un modo sencillo de determinar qué es lo mejor para los hijos de una mujer  maltratada. Aunque ella deje al maltratador, los problemas de los hijos no habrán acabado. En ocasiones, los abusadores empeoran las dificultades de los hijos después de la separación. No puedes ayudarla a encontrar el mejor camino para sus hijos si no tienes una visión realista de lo complicado de la situación. EL MALTRATADOR : piensa por ella. 344

 

T Ú  DEBERÍAS: pensar con ella. No asumas el papel de maestro o de salvador. Une fuerzas con ella, como un miembro respetuoso e igual de su equipo.   Observa quequeserél lo contrario maltratador simplemente lo deciry le contrario de lo dice. Si él le del suplica que no leno dejesignifica y tú te sitúas al otro lado insistes en que lo deje, sentirá que te pareces mucho a él: ambos la estáis presionando  para que acepte vuestros respectivos respectivos juici juicios os sobre lo que debería hacer. Ning Ninguno uno le formula la pregunta empoderadora: «¿Qué quieres  hacer?».  

Resolver tus propias frustraciones   Dado que el fortalecimiento y la recuperación de una mujer maltratada puede ser un  proceso largo, argo, las personas que qui quieren eren estar a su lado tienden tienden a pasar por etapas en las que su paciencia llega al límite. Sienten la tentación de dirigir su frustración hacia la mujer, a la que dedican palabras como «bueno, si te valoras tan poco como para elegir  ser maltratada, yo no puedo seguir esperando a ver qué pasa» o «si te preocupas más  por él que por tus hijos, hijos, estás tan enferma como él él». ». Entiendo Entiendo los motivos motivos de tu irritación, pero no tiene sentido menospreciar a la mujer. El mensaje que transmites con ese arranque es que crees que ella misma provoca los abusos, que es justamente lo que el abusador le dice. Y lo último que quieres hacer es apoyar el mensaje del maltratador. Uno de los grandes errores de las personas que desean ayudar a una mujer  maltratada consiste en medir el éxito en función de si ella deja o no al maltratador. Si la mujer siente que es incapaz o no está preparada para terminar la relación, o si se separa durante un tiempo pero después vuelve con él, las personas que intentan ayudarla tienden a sentir que sus esfuerzos han sido en vano y canalizan esa frustración culpando a la mujer maltratada. Una medida del éxito más acertada para la persona que ayuda es hasta qué punto respetas el derecho de la mujer a dirigir su propia vida (cosa que el maltratador  no hace) y cómo la has ayudado a pensar en estrategias para mejorar su seguridad. Si te

centras en estos objetivos te sentirás menos frustrado y resultarás de mucha más ayuda  para la mujer. mujer. Veamos ahora un ejercicio mental que puedes practicar para calmar tu impaciencia. Piensa un momento en tu propia vida, en un problema que te haya costado mucho resolver. Por ejemplo, podrías haber tenido dificultades para encontrar un trabajo que te guste de verdad, o un problema de peso u otro tipo de problema de salud; tal vez deseas dejar de fumar, o no eres feliz en tu relación actual, o porque no tienes pareja. Ahora  piensa  pi ensa en los momentos eenn que tus am amiigos o tu fami famillia se meten en tu vida vida y te dicen dicen lo que deberías hacer ante el problema. ¿Te ayudó eso? ¿Las soluciones propuestas solo 345

 

tapaban lo complejo del problema, haciendo que pareciesen más sencillas de lo que realmente son? ¿Se impacientaron esas personas cuando te mostraste reacia a emprender  los pasos que te proponían? ¿Cómo te sentó esa falta de paciencia por su parte? Losque problemas de con los demás siempre...»parecen más sencillos los propios. Lasa frases empiezan «yo encasi tu lugar, no ayudan. Cuando que la gente empieza imponerme sus soluciones, siento el deseo de responder: «Si sabes tan bien cómo debería comportarme ante los obstáculos de la vida, ¿por qué todavía hay unas cuantas fuentes importantes de infelicidad en tu vida? ¿Por qué tu vida no es perfecta?». Ninguna situación vital es tan simple como puede parecer desde fuera. Cuando tu frustración esté a punto de robarte lo mejor de ti, busca apoyo. Habla con alguien de confianza. Comparte el dolor de no poder sacar a la mujer maltratada de su trampa de espinos, que es lo que desearías hacer, como yo. Expresa la rabia que sientes hacia el hombre que la está maltratando. Y prepárate para regresar y mostrarte paciente y cariñoso con la mujer a la que intentas ayudar. Las mujeres maltratadas me dicen una y otra vez que nada importa más para su progreso hacia la seguridad y la recuperación que el amor y el apoyo de amigos, familiares y profesionales respetuosos. Una advertencia más: observo que muchas personas parecen ávidas por encontrar  algo negativo en las mujeres maltratadas, porque si no pueden, se enfrentan a la incómoda realidad de que cualquier mujer puede ser víctima del maltrato. La necesidad de encontrar defectos en la mujer interfiere en tu capacidad para ayudarla (y, en última instancia, implica ponerse del lado del abusador).  

¿Y si ella cree que no está siendo maltratada?   Familiares y amigos de la mujer maltratada me preguntan en ocasiones qué pueden hacer para que ella se dé cuenta de que su pareja es un maltratador. «Siempre le excusa. Tiene esas ideas sobre lo que puede hacer para que mejore, como ayudarle a buscar un trabajo menos estresante, que obviamente no van a funcionar. Y se culpa a sí misma

diciendo que ella es la que lo provoca muchas veces. No ve la realidad», se quejan. Es posible que la mujer sea más consciente del maltrato de lo que está dispuesta a reconocer. La vergüenza y el temor a que los demás la presionen o la critiquen podrían hacer que finja que no se da cuenta de lo que pasa. Si lleva mucho tiempo con su pareja, o si él le infunde terror y es especialmente manipulador, ella podría experimentar un vínculo traumático (véase Capítulo 9). También cabe la posibilidad de que la mujer   piense  pi ense que su pareja tiene tiene razón, que su propia propia conducta es la raíz de sus problemas. En cualquier caso, no podrás hacer que ella vea el maltrato de su pareja del mismo modo que ella no puede hacérselo ver a él. Ojalá pudiese decir lo contrario, porque sé lo difícil 346

 

que resulta para los seres queridos de la mujer maltratada aceptar los límites de lo que se  puede hacer.  No obstante, aquí a quí tienes alg algunos pasos que  puedes poner en práctica: Dile que no te gusta cómo la trata y que  crees que no se lo merece. Dile que la quieres y que crees que es una buena persona. Pídele que lea este libro. También puedes proporcionarle algunos de los libros de la lista de «Recursos». Pregúntale si estaría dispuesta a hacer planes contigo para reaccionar ante situaciones específicas de maltrato que puedan surgir. Pregúntale, por ejemplo, si está de acuerdo en llamarte la próxima vez que su pareja le grite. Ofrécete a pagarle una noche en un hotel la próxima vez que él la aterrorice. Pregúntale si podría  poner al algguna ex excusa cusa para ir a visi visitarte tarte sola sola durante una semana, en verano, porque así tendría la ocasión de aclararse un poco las ideas. Piensa en otras alternativas. Si en alguna ocasión crees que está en peligro (por ejemplo, si te llama en medio de un episodio de violencia o amenazas), llama a la policía y explica lo que está ocurriendo. Llámala o escríbele a menudo, aunque nunca te devuelva las llamadas, a menos que te pida que no lo hagas (lo que indicaría que él la castiga por tener contacto con otras personas). Trátala siempre bien. Ella notará la diferencia entre lo que haces tú y lo que hace su  pareja. Anímala a llamar a un programa para mujeres maltratadas «solo para hablar». No tiene que dar su nombre ni su número de teléfono; ni siquiera es necesario que crea que está siendo maltratada. Puede llamar para recibir apoyo y una dosis de realidad, solo para explicar las dificultades de su relación. En ocasiones, la primera llamada a un programa de este tipo sirve para romper el hielo; a la mujer le resultará más sencillo volver a pedir ayuda.   Es posible que te preguntes por qué he afirmado que el maltrato es un problema que

tiene solución y ahora digo que a veces hay que observar y esperar. Afirmar que  podemos poner fin fin al abuso no sig signifi nifica ca que podamos rescatar a cada mujer maltratada maltratada en este preciso momento. Ayudar a tu amiga o tu familiar a conseguir una vida sin maltrato puede llevar tiempo. Conseguir una sociedad sin abusos requiere muchos esfuerzos a muchos niveles, como veremos. Por último, hazte un gran favor: lee To Be an Anchor in the Storm,  un maravilloso libro escrito para los seres queridos de las mujeres maltratadas (véase «Recursos»), repleto de sabiduría de principio a fin. 347

 

 

Llegar al maltratador   Si me pidiesen que seleccionara una característica destacada de mis clientes abusivos, un aspecto de su naturaleza que sobresale por encima del resto, elegiría esta: se sienten completamente justificados. Los esfuerzos por entender a un abusador deben basarse en el antídoto contra esa actitud: el abuso está mal; eres responsable de tus actos; no hay excusa aceptable; el daño que estás causando es incalculable; tú eres el que debe resolver el problema. ¿Quién tiene la oportunidad de influir en la mentalidad del maltratador, y qué puede hacer?   AMIGOS Y FAMILIARES

Representáis la primera línea. Sois los que tenéis más oportunidades de cambiar las actitudes del maltratador (más que la mujer, un terapeuta, un programa para maltratadores y un juez juntos). Sois los más difíciles de desacreditar. El abusador  descarta a los demás de la lista de un manotazo porque están «locos», o «mienten», o son unas «histéricas» o «están en contra de los hombres». Sin embargo, cuando sus seres queridos le critican, es probable que experimente cierta incertidumbre por primera vez. Aquí tienes algunas pautas:   1. Si alguien que te importa es acusado de maltrato, no pienses que no puede ser  verdad. Por desgracia, cuando un abusador se queja a sus parientes de que su  pareja le acusa «de ser abusivo», en general todos se ponen de su lado sin pensar.  Niegan  Ni egan con la cabeza en señal de desag desagrado rado e indi indiggnación, nación, y responden: «¿Cómo « ¿Cómo  puede decir eso de ti? ¡Menuda puta!». Nadie hace preguntas.   En lugar lugar de caer víctimas de esa reacción automática, automá tica, averigua todo lo que

 puedas. ¿Qué es lo que hace ex exactamente actamente que el ellla considera considera abusivo? abusivo? ¿Cómo le afecta? ¿Qué quiere que haga de forma distinta? El hombre responderá de manera que ella parezca ridícula. Dirá, por ejemplo, que ella afirma que si él está gruñón o de mal humor, eso es abuso. «Cada vez que no se sale con la suya, me tacha de abusador.» No dejes de presionarle para averiguar la versión de la mujer. Pídele ejemplos específicos. Niégate a apuntarte a su causa. Demuéstrale que te reservas tu opinión. opinión.   A continuación, mantén una conversación convers ación privada con su pareja pareja.. Dile Dile que él os ha contado que ella se siente maltratada y que te gustaría saber qué ocurre. Es 348

 

 posiblee que te dig  posibl diga muy poco; dependerá de hasta qué punto considera considera que puede confiar en ti. Si se abre, es probable que no te parezca la acosadora loca que a él le gustaría hacerte creer. Cuando una mujer se queja de maltrato, la gran mayoría de las veces se trata de quejas válidas e importantes por el trato que recibe de su  pareja. 2. No le cuentes a él las confi confidencias dencias que ella ella comparta compar ta contigo contigo a menos que te dé  permiso expl explíci ícitamente. tamente. Es posible posible que a ti te haya convencido convencido de que no es el e l tipo tipo de hombre que toma represalias, pero ella lo sabe mejor que nadie. Pregúntale a la mujer qué puedes contar sin poner en peligro su seguridad y qué no. Teniendo en cuenta este punto, presiónale a él para que analice a fondo las quejas de la mujer y realice los cambios en su conducta que ella le pide. 3. No ignores los episodios de los que seas testigo. Resulta incómodo abordar la conducta de un ser querido hacia su pareja, pero el silencio implica aceptación. Habla con los dos por separado y hazles saber que te preocupa la conducta de tu familiar o amigo. 4. Mantente al día de lo que ocurre, sobre todo con ella. Busca un momento para  preguntarl  pregu ntarlee en privado privado si el probl problema ema continúa y qué tipo de ayuda podría necesitar necesitar..   Entiendo y valoro la lealtad entre familiares. Existe la tendencia natural a  pronunciarse  pronunci arse abi abiertamente ertamente contra el maltrato maltrato hasta que el hombre cuya conducta se analiza es uno de los nuestros; entonces cambiamos de bando. Pero no podemos estar en los dos. El abuso no cesará hasta que dejemos de hacer excepciones para nuestros hermanos, hijos, amigos. Apoyar a una mujer que sufre maltrato no necesariamente implica ponerse de su  parte en todos los confli conflictos en la relación. relación. Es posibl posiblee que la pareja tenga tenga otros  problemas  probl emas (enfrentamientos (enfrentamientos por el dinero, dinero, o por la educación educación de los niños, niños, o por los amigos) además de los abusos. Cuando te enfrentes a un ser querido por maltratar a su  pareja, te dirá dirá al alggo así: «Te « Te estás poniendo poniendo de su parte; el ellla te ha puesto en mi contra». contra» . Responde así a esas distorsiones: «No estoy en tu contra; estoy en contra de tu

comportamiento dañino. No estoy diciendo que ella tenga siempre la razón. Lo que digo es que no superaréis ninguna de esas diferencias si no tratas primero tu problema del abuso. Mientras sigas acosándola, tú serás el problema número uno».  Nada sería más rápido rápido para acabar con el mal ma ltrato contra las mujeres que los amigos amigos y la familia de los hombres abusivos dejasen de validarles. Y para eso hay que empezar   por asegurarse asegurarse de escuchar la otra versión versión con atención atención y respeto (alg (algo que el hombre abusivo abusi vo nunca hace).   TERAPEUTAS, CLÉRIGOS Y OTROS CONSEJEROS

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Si algunas mujeres maltratadas acuden a un consejero y le describen su situación sin rodeos, los abusadores suelen expresarse en términos menos directos. El maltratador   busca ayuda no porque perciba perciba que es abusi abusivo, vo, sino sino porque está cansado de la tensión tensión que se vive en casa teme tacos, que suhumilla relacióna sesuacabe. reconozca voluntariamente que osuelta parejaNoo esle habitual provoca que temor. Si es físicamente violento, es casi seguro que no mencionará de manera espontánea ese rasgo. o obstante, puede dar algunas pistas, entre las que figuran:   «Tengo mal genio y a veces pierdo los nervios». «Mi novia dice que no la trato bien.» «Mi pareja siempre juega con la mirada con otros hombres.» «Mi mujer me atacó, así que tuve que defenderme y ella se hizo daño.»    Ning  Ni nguna una de estas afirmaciones afirmaciones es una prueba de mal m altrato trato en sí misma, misma, pero todas son una causa adecuada de preocupación y deberían ser tratadas como indicativos de que el consejero tiene que hacer muchas preguntas sobre la conducta del hombre y la versión de su pareja. Recomiendo que los consejeros tomen con precaución la alegación de un hombre según la cual ha sido falsamente acusado de abusos o es víctima de una mujer violenta o controladora. Podrías convertirte fácilmente y de forma involuntaria en una fuente de apoyo y justificación para sus ataques psicológicos (o físicos) contra su pareja. Permanece neutral hasta que tengas abundante información sobre sus circunstancias y sus actitudes. Si te preocupa la posibilidad de que un hombre que conoces tenga un problema de abuso, pídele que te explique con detalle cómo vive la situación su pareja y sus sentimientos (los de ella) acerca de diferentes aspectos de la vida, incluyendo su visión de los conflictos de la pareja. En general, el maltratador tiene dificultades para ver a través de los ojos de la mujer con compasión y detalle,  sobr  sobree todo en lo que respecta a sus quejas contra él. Cuanto más ridiculiza y trivializa el hombre el punto de vista de la

mujer, más motivos hay para creer que el problema lo tiene él. Al mismo tiempo, si continúas preguntándole por el punto de vista de la mujer ,  acabarás descubriendo pistas fundamentales fundamental es sobre sus problemas de conducta y actitud. Tanto si sospechas de abusos como si no, siempre conviene proporcionar algo de formación básica sobre el abuso a cualquier hombre. Pon algunos ejemplos de conductas abusivas, describe su impacto destructivo en las mujeres y los niños, y explica que cada hombre es totalmente responsable de sus propios actos. Si él utiliza la conducta de otras  personas como excusa excusa para la suya o si culpa culpa al estrés o al alcohol alcohol,, señálale señálale que está racionalizando el maltrato de su pareja. Si admite los abusos en algún momento, anímale 350

 

a ponerse en contacto con un programa para maltratadores.   POLICÍA, FISCALES, JUECES Y OFICIALES DE LA CONDICIONAL

En el Capítulo 12 secríticos: incluyen pautas paratienen los cuerpos delas seguridad. Aquí repasaremos tres puntos (1) varias los maltratadores que sufrir consecuencias de sus actos ya, no solo recibir advertencias de sanciones futuras (que no les afectan lo más mínimo). (2) Para superar su problema de maltrato tiene que trabajar exactamente ese problema. Trabajar en la gestión del estrés o la ira, el alcoholismo o la dinámica de la relación tendrá poco o ningún impacto en la conducta abusiva. (3) En ocasiones, las críticas procedentes de personas en posiciones de autoridad son las que más influyen en el maltratador. Por otro lado, el lenguaje utilizado por profesionales que excusa o minimiza el abuso, o que atribuye parte de responsabilidad a la víctima (como es el caso del agente de la condicional que le dice al hombre: «Tú y tu mujer tenéis que trabajar  vuestros problemas en serio y dejar de maltrataros mutuamente»), valida al abusador.   COMUNIDADES

Cualquier grupo de la comunidad o el vecindario puede contribuir colocando carteles contra el maltrato y repartiendo folletos. Recuerda que los materiales que destacan  palabras  pal abras como abuso o violencia  pueden ser útil útiles para llamar la atención de las mujeres maltratadas, pero los abusadores tienden a pensar que la cosa no va con ellos. Utiliza  preguntas  preg untas y descripciones descripciones sencill sencillas, como por ejemplo:   «¿Tienes problemas con tu mal genio?». «¿Tu mujer o tu novia se ha quejado alguna vez de que le das miedo?» «¿A veces sueltas tacos o la insultas?» «¿Culpas a tu pareja de tu comportamiento?»   La letra pequeña debería explicar que no hay excusa para que un hombre insulte, atemorice, aísle o mienta a su pareja aunque piense que ella también lo hace. Las

explicaciones sobre leyes y consecuencias legales potenciales también resultan útiles, entre ellas el hecho de que puede ser detenido por empujar, agarrar o amenazar a su  pareja (aunque no le pegue). pegue). P ocos hombres son conscientes conscientes de esa posibi posibillidad, idad, y muchos maltratadores se quedan impactados cuando son detenidos por esa violencia de «bajo nivel». Si en tu zona existe un programa serio para maltratadores, incluye el número de teléfono en la información, pero recuerda que pocos abusadores completan el  programa  prog rama a menos que algui alguien en se lo ex exij ija. a. El princi principal pal objetivo objetivo de los los carteles carteles y los folletos consiste en educar a los maltratadores reales y potenciales en los valores de la comunidad. 351

 

Cuando a un maltratador le llega información de cualquiera de esas fuentes, al  princi  pri ncipi pioo la rechaza. Sin Sin embargo, embargo, cuando empiezan empiezan a sumarse mensajes sociales sociales  positi  posi tivos, vos, la cosa cambia. cambia. He tenido tenido algunos algunos cli clientes físicamente físicamente abusivos, abusivos, por ejemplo, ejemplo, que recibieron por parte la policía, después del juez de la sentencia impuesta), y a críticas continuación del de oficial de la condicional, para (además acabar siendo juzgados también en un programa para maltratadores. Esos hombres también podrían ver un  programa  prog rama de televisi televisión ón sobre el maltrato maltrato o leer un foll folleto eto en la sala de espera del médico. Sus madres o sus hermanos podrían decirles que tienen que dejar de acosar a sus  parejas. Si todas esas voces disti distintas ntas se refuerzan unas a otras, afirmando afirmando que el elllos son los responsables de sus actos, negándose a permitirles que culpabilicen a las víctimas, rompiendo el silencio sobre el dolor que están causando e insistiendo en que la responsabilidad de cambiar es solo suya, el enorme ego de los maltratadores empezará a encoger. Lo he visto con mis propios ojos. Ahí es donde comienza el cambio.  

Recordar a los hijos   Entre los gritos y los insultos, detrás de la cascada de acusaciones de uno y otro lado,  perdidos  perdi dos en el pánico pánico de ver a una mujer machacada psicol psicológ ógiicamente o maltratada maltratada físicamente, podemos llegar a olvidarnos de que hay más víctimas. Los niños pueden llegar a ser invisibles. En ocasiones, cuando la policía acude por una llamada que denuncia abuso doméstico, se olvida de preguntar si hay niños en la casa. Esos niños se acurrucan en las esquinas intentando permanecer seguros y pasan desapercibidos hasta que tienen edad suficiente para intentar proteger a sus madres. Como ocurre con casi todos los enfoques respecto al abuso, tenemos que empezar  rompiendo el silencio. Pregunta a la madre, en privado, cómo cree que están afectando a sus hijos la conducta del hombre y la tensión que este provoca. ¿La maltrata delante de los niños? ¿Cómo reaccionan ellos? ¿Qué le preocupa de los niños? ¿Qué cree que necesitan? (recuerda: piensa con ella, no por ella).

Habla también con los niños. Hazles saber que tienes conocimiento de lo que está  pasando y de que te preocupan sus sentimient sentimientos. os. P Preg regúntal úntales: es:   «¿Cómo te va en casa?». «¿Te duele que tus padres discutan?» «¿Qué ocurre cuando se enfadan mucho?» «¿Alguien en tu casa ha herido alguna vez los sentimientos de otro, o le ha  provocado  pr ovocado mi miedo?» edo?» «¿Qué te gustaría contarme sobre eso?» 352

 

  Aunque el niño responda negativamente a todas tus preguntas, habrás demostrado que te importa y que entiendes que el maltrato (sin llamarlo así) puede causar dolor o miedo. Deja la puerta abierta para futuras comunicaciones estasdepalabras: «Puedes contarme cómo te va en casa siempre que quieras. Está biencon hablar eso. A veces los niños se sienten mal cuando sus padres discuten». Observa que recomiendo utilizar términos amables sin mencionar el maltrato ni atribuir responsabilidad por el mismo hasta que averigües cuánto sabe el niño. Este lenguaje es importante para no alarmar a los niños sobre una dinámica dolorosa de la que  podrían no ser conscientes. Esta pauta debería ser la contraria, no obstante, si el niño te revela el maltrato directamente o si sabes que ha presenciado abusos verbales o físicos explícitos contra su madre. En ese caso es importante no utilizar términos neutros. Los hijos de mujeres maltratadas sienten que ellos mismos y sus madres tienen algo de culpa;  por tanto, no refuerces esas ideas erróneas y dañinas. dañinas. Una vez revelado revelado el secreto, evita evita el lenguaje imparcial del tipo los problemas entre tus padres o las cosas malas que a veces se hacen el uno al otro. Los niños necesitan oír los siguientes mensajes:   «Si alguien de la familia dice cosas feas o hace daño a alguien, no es culpa tuya». «No es culpa de tu madre si alguien la trata mal.» «Nadie debe culparte por ser malo contigo o hacerte daño.» «Un niño no puede proteger a su madre, y no es su tarea.»   Los términos abuso o maltrato no significan nada para los niños menores de entre diez y doce años, pero sí se pueden mencionar en las conversaciones con adolescentes. En general, las descripciones funcionan mejor que las etiquetas. Si el maltratador es el padre o la figura paterna de los niños, no hables mal de él como persona; limítate a nombrar y criticar sus actos. Los niños no quieren oír que su

 padre es cruel, eg egoísta oísta o malo. malo. En los casos en que el abusador es peli peligroso, conviene conviene hablar de los riesgos con los niños para que se protejan y para validar su realidad. No obstante, incluso un abusador violento y peligroso es un ser humano, y los niños tienden a conectar profundamente con la humanidad de las personas a las que conocen bien. No hables del maltratador como si fuese un monstruo. Puedes decir, por ejemplo: «Tu papá tiene un problema que a veces hace que sea peligroso, ¿verdad?». Este es el tipo de lenguaje que entienden los niños. Los miembros de la comunidad que trabajan con hijos de mujeres maltratadas en calidad de profesionales, como profesores, policías, terapeutas o personal de los 353

 

uzgados, serán más eficaces si se muestran sensibles con la dinámica familiar que se crea con el maltrato y recuerdan lo manipuladores que pueden ser lo abusadores. Muchos hijos de mujeres maltratadas reciben las etiquetas de «TDA» o «TDAH» y se les medicación ensituación, lugar de recibir ayuda que necesitan. Los niños necesitan que nosreceta interesemos por su que leslaenseñemos valores positivos y que apoyemos su conexión fundamental con sus madres.  

Influir en la respuesta de tu comunidad ante el maltrato   El trato individual para superar el maltrato solo funciona cuando la comunidad se une  para crear un entorno en el que las vícti víctimas mas reciben apoyo y a los maltratadores maltratadores se les  pide  pi de responsabil responsabilidades. P uedes contribui contribuirr a que tu comunidad comunidad sea una zona sin sin abusos, un refugio en saben el queque las mujeres maltratadas saben que tienen evitar todo ellasapoyo y donde los maltratadores nadie aceptará sus excusas ni podrán consecuencias de sus actos. Estas son solo algunas de las acciones que puedes emprender:   Ofrécete como voluntario para colaborar con el programa local para mujeres maltratadas, para recaudar fondos, hablar en público o como miembro de la junta. Estos programas siempre necesitan ayuda y fondos, ya que el número de mujeres maltratadas que necesitan asistencia es trágicamente alto. Muchos programas ofrecen formación gratuita o muy económica para los voluntarios. Implícate en un programa para maltratadores si existe uno en tu zona. Puedes formarte para ser consejero de maltratadores o para defender a las mujeres maltratadas dentro del programa. Utiliza tu influencia para que el programa continúe mejorando el apoyo a las mujeres maltratadas y sus hijos, así como la calidad de la formación y la asesoría que proporciona a los maltratadores. Si no existe un programa en tu zona, contacta con alguno para averiguar si puedes poner 

uno en marcha. Únete a una organización (o créala) dedicada a la educación y el activismo contra el abuso. Estos grupos distribuyen documentación, organizan protestas, promueven leyes más eficaces, patrocinan proyectos artísticos relacionados con el abuso doméstico y emprenden muchas otras formas de acción valiente y creativa para  poner fin a los malos malos tratos. Es posibl posiblee que el programa programa local para mujeres maltratadas tenga un comité de «acción social», pero en ocasiones los esfuerzos  para fomentar el cambio social social resultan resultan más eficaces cuando surgen surgen de una organización distinta que no proporciona servicios. 354

 

Actúa para que en los colegios se enseñe respeto e igualdad para las mujeres, y para que los niños tengan conciencia del abuso en las relaciones. Únete al equipo local de trabajo contra los abusos domésticos o crea uno si no existe tu zona. Un equipo deinstitucionales este tipo (unaque mesa redonda) incluye el mayor  númeroenposible de representantes trabajan con familias afectadas  por el maltrato. maltrato. Invi Invita ta a terapeutas, cléri clériggos, profesores, poli policías, personal de la oficina del fiscal y personal de los juzgados, así como a personal que trabaja en  programas  prog ramas para mujeres maltratadas maltratadas y para maltratadores. Estas mesas redondas se han multiplicado en los últimos diez años y han obtenido logros significativos en la coordinación de servicios, el lanzamiento de nuevos programas y la educación de la  poblaci  pobl ación. ón. Colabora para que los servicios para hijos de mujeres maltratadas continúen activos en tu zona, y en especial los grupos de terapia. Presiona a los terapeutas que trabajan con niños para que se formen en el tema del maltrato contra la pareja y sus efectos en los hijos. Participa en educar a la población sobre los riesgos de las mujeres abusadas y sus hijos durante los litigios por la custodia y las visitas. Encontrarás más información sobre estas sugerencias en el apartado de «Recursos», al final del libro. Participa en actos educativos dirigidos a adolescentes sobre el abuso en las relaciones; se trata de frenar el abuso antes de que ocurra. (Véase la sección dedicada a la adolescencia en «Recursos».) Defiende el aumento de ayudas económicas y otras formas de apoyo económico  públiico para las mujeres maltratadas.  públ maltratadas. Los recortes de los últi últimos mos años han  provocado que a las mujeres abusadas les resulte resulte mucho más difícil difícil dejar a sus  parejas, sobre todo si tienen tienen hijos. Una mujer no puede dejar a un hombre abusivo abusivo si la pareja está endeudada. Protesta por los retratos en la televisión y los medios que ensalzan el abuso y el ataque sexual o que culpabilizan a las víctimas (incluyendo las noticias). Si has sufrido maltrato y ya no estás con tu abusador, piensa en la posibilidad de

explicar tu historia en público. Existe una enorme necesidad de que las mujeres con una experiencia personal de malos tratos acudan a servicios sociales, colegios, comisarías de policía y otros grupos y ayuden a esos colectivos a entender mejor  cómo es el abuso y la convulsión que provoca en muchas vidas. A menudo veo a  profesional  profesi onales es y otros miembros de la comunidad comunidad que se transforman cuando escuchan el relato de una mujer real que ha vivido sometida a ataques psicológicos o físicos. Apoya a las mujeres supervivientes de abusos para que asuman un papel destacado en vuestra comunidad. Asegúrate de que estén representadas en todas las mesas 355

 

redondas y los grupos que diseñan políticas para tratar el abuso doméstico.  

Cambiar  la cultura El abuso es el producto de una mentalidad que excusa y consiente el acoso y la explotación, que promueve la superioridad y la falta de respeto, y que atribuye la responsabilidad a la parte oprimida. Todos los esfuerzos por poner fin al abuso contra las mujeres tienen que regresar, en última instancia, a la siguiente pregunta: ¿cómo cambiamos los valores de la sociedad para que se respete el derecho de las mujeres a vivir sin insultos, invasiones, desempoderamiento e intimidación? Una manera consiste en hacer saber a las personas de tu vida que las mujeres tienen esos derechos de manera incondicional. Gran parte de la sociedad moderna sigue siendo lamentablemente ambiguapero en este cosas como «bueno, debería haberle llamado “zorra”, ella punto. se pasóTodavía la nocheoigo bailando con otro»; «él él nono dejaba de molestarla en el trabajo aunque ella le había dicho que no se acercase, pero él se quedó hecho polvo con la ruptura»; «él utilizó un poco de fuerza para tener sexo, pero ella le hizo creer que aquella noche lo harían». Puedes influir en tus amigos, tu grupo religioso, tu club de bolos y tus familiares teniendo la valentía de levantarte y decir: «El abuso contra las mujeres está mal. Punto». A continuación, ejerce presión contra las canciones, los vídeos, el «humor» y otros medios que apoyan e incitan a los maltratadores. La avalancha de quejas contra el Grammy otorgado a Eminem logró convencer a la CBS para pronunciarse públicamente contra el abuso doméstico. El presidente de los premios leyó un manifiesto antiviolencia. A Simon & Schuster llegaron numerosas quejas por distribuir un videojuego en el que el objetivo era que el personaje masculino violase a una mujer (que era una nativa americana atada). Cuando el público condena a los agentes culturales que enseñan o excusan el abuso, la cultura recibe otro empujón en la dirección correcta.  No si siggas el juego cuando te ex expl pliiquen chistes chistes que insultan nsultan o degradan degradan a las mujeres.

Si eres un hombre, tu rechazo de los chistes y los comentarios destructivos puede ser  especialmente significativo. Cuando alguien te diga que «solo es un chiste», respóndele con estas palabras: «¿Cómo crees que reacciona un maltratador cuando oye este chiste? ¿Crees que le ayuda a darse cuenta del daño que está haciendo? ¿O crees que se siente más fuerte que antes para seguir seguir justificándose?». justificándose?». Anima a las mujeres de tu vida (amigas, hermanas, madres, hijas) a insistir en su derecho a la dignidad y al respeto, a creer en ellas mismas, a estar orgullosas. Los chicos y los hombres deben ser respetuosos, amables y responsables; no esperes menos. De nuevo, los hombres tienen un papel especialmente importante en el cambio cultural. 356

 

Cuando un padre le dice a su hijo «no quiero oírte decir cosas malas sobre las chicas» o «no, no voy a dejarte que hagas una fiesta de cumpleaños “solo para chicos”, eso es discriminatorio», el chico se pone en guardia y toma nota. En la sección de «Recursos» se incluyen algunas organizaciones en ayudar a loslahombres liderar movimientos contra el abusoespecialmente de las mujeres.implicadas Que los hombres tomen voz hacea que a los maltratadores les resulte mucho más difícil afirmar que la batalla contra el abuso es entre hombres y mujeres, y no entre maltratadores y todos los demás. Por último, fomenta alternativas al abuso y la opresión tomando conciencia de hasta qué punto están relacionadas las diferentes formas de abuso y maltrato. Lo contrario de definir la realidad con arrogancia es escuchar con respeto la opinión de los demás. Lo contrario de situarte por encima de los demás es verlos como iguales. Lo contrario de establecer una jerarquía en la que los pocos que están arriba holgazanean cómodamente mientras los demás son aplastados consiste en compartir recursos. Lo contrario de llegar  a lo más alto por todos los medios (ya sea en la empresa, en la liga de sóftbol  o en casa) consiste en crear comunidades dedicadas a la colaboración y el apoyo, donde todos ganan. Pensar en un mundo sin abusos en las relaciones es abrirse a posibilidades más  profundas, al potencial potencial de los los seres humanos para vivi vivirr en armonía entre nosotros y con el medio natural. La ira y el conflicto no son el problema; son aspectos normales de la vida. El abuso no se debe a la incapacidad de las personas para resolver conflictos, sino de la decisión de una persona de proclamarse superior a otra. Así, aunque resulta de ayuda enseñar  habilidades de resolución de conflictos sin violencia a los niños a edades tempranas (una tendencia cada vez más extendida), esos esfuerzos por sí solos no sirven de mucho para acabar con el abuso. Enseñar igualdad, enseñar respeto profundo hacia todos los seres humanos, constituyen esfuerzos más complicados, complicados, pero son los que cuentan. Algunas personas pueden pensar que soy un idealista por creer en un mundo sin abusos. Sin embargo, las palabras idealista,  ingenuo y utópico  proceden de voces de superioridad que las utilizan como críticas para que la gente deje de pensar por sí misma. El abuso nos afecta a todos. Si nunca te has visto envuelta en una relación abusiva, y

aunque ninguna de las mujeres de tu círculo haya sufrido maltrato crónico, la calidad de vida de todos se ve afectada, los horizontes de todos se ven limitados, por la existencia del abuso y la cultura que lo impulsa. La voz del abuso adopta formas muy diversas. Puedes oírla cada vez que los sueños de un niño son derribados por un adulto que piensa que lo sabe todo. Resuena en los oídos de todo aquel que ha sido ridiculizado por llorar. Se repite en la mente de cada persona que se ha atrevido a hablar de los abusos que ha sufrido, o de la crueldad dirigida a otra persona, y que después ha sufrido burlas con  palabras  pal abras hirientes hirientes como nenaza, niño de mamá, histérica o muchísimas otras. Si optas por creer que tu vida podría estar libre de abusos, o que todo el mundo 357

 

 podría estarlo, estarlo, oirás oirás burlas burlas simi simillares (alg (algunas de ellas ellas origi originadas nadas por tu propia propia mente). Algunas personas se sienten amenazadas por la idea de que el maltrato es un problema que tiene solución, porque en ese caso no hay excusa para no solucionarlo. Los abusadores y sus aliados reaciosPor a afrontar el daño quepor haninsultar hecho,areparar daño y vivir de otra manera en son el futuro. ello podrían optar los queese intenten combatir el problema del abuso. Sin embargo, las burlas y la invalidación no te detendrán ni nos detendrán, porque el mundo ha llegado demasiado lejos como para retroceder. Existen millones de personas que se han pronunciado contra el maltrato en todo el  planeta  pl aneta y ahora no están dispuestas dispuestas a retractarse, igual que la mujer que prueba cómo es vivir sin el maltratador y ya no puede continuar viviendo bajo su control porque el sabor  de la libertad y de la igualdad es maravilloso.   PUNTOS FUNDAMENTALES QUE RECORDAR  Cuando destapamos las excusas, las distorsiones y las manipulaciones de los abusadores, de repente les cuesta mucho más librarse de las consecuencias legales. Si las Madres Contra los Conductores Ebrios son capaces de acabar con la indiferencia de la cultura hacia las muertes en carretera relacionadas con el alcohol, todos podemos cambiar la actitud de la cultura hacia el abuso contra la pareja. Todo el mundo puede contribuir a acabar con el abuso. Si intentas ayudar a una mujer maltratada, busca ayuda y apoyo también  también  para ti. ti. (Véase Véase «Recursos».)  «Recursos».) Todas las formas de maltrato crónico están relacionadas. Cuando desarticulamos una de ellas, el resto empieza a desenmarañarse.

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Recursos   A continuación encontrarás una amplia selección de libros, vídeos, páginas web y organizaciones. Estos recursos ofrecen apoyo, orientación e inspiración para las mujeres maltratadas, las personas allegadas que desean ayudarlas y la población interesada en acabar con el problema del abuso y la violencia en nuestra sociedad. Muchos de los recursos que se mencionan a continuación tienen alguna referencia a la violencia física en el título o la descripción, pero todos son relevantes para las mujeres que han experimentado coacción verbal, económica o sexual por parte de su pareja, sean cuales sean los ataques o las amenazas reales que hayan sufrido. Si no tienes acceso a internet y te interesa consultar algunos de los recursos en línea que figuran en este apartado, inténtalo en una biblioteca pública, muchas de ellas ofrecen conexión gratuita a internet.  

Para mujeres de todas las procedencias   Servicio telefónico de información y asesoramiento jurídico en materia de violencia de género (España): 016. Gobierno del Estado de México Sistema para el Desarrollo Integral de la Familia del Estado de México, teléfono (01722) 2173900, extensiones 222, 211, 360 y 140. Teléfono contra la violencia de género (Argentina): 144. Línea de atención de abusos y maltratos a la mujer (Colombia): 155. Fono Ayuda Sernam (Chile): 800 104 008. En Ecuador, las mujeres pueden acudir a las Unidades Judiciales Especializadas en violencia contra la mujer y la familia.

  When Love Goes Wrong: What to Do When You Can’t Do Anything Right , Ann Jones y Susan Schechter (HarperPerennial). Este es un libro esencial para mujeres que buscan ayuda para lidiar con una pareja controladora y recuperar la libertad y la propia vida. Se trata de un texto práctico, preciso y con los pies en la tierra, y abarca una amplia gama de problemas a los que se enfrentan las mujeres.    It’ss My Life Now: Starting  It’ Starti ng Over After an Abusive Relationship Relationshi p or Domestic Violence , Meg Kennedy Dugan y Roger Hock (Routledge). 360

 

A pesar del título, este libro resulta igualmente valioso para las mujeres que todavía comparten su vida con una pareja irritable o controladora y para las que ya han roto la relación. Se trata de un texto maravilloso, cercano y compasivo; sus autores entienden en  profundidad el abuso emocional y físico.    profundidad The Verbally Abusive Relationship: How to Recognize It and How to Respond , P atrici atriciaa Evans (Bob Adams). El libro de Evans explica los detalles de las tácticas del abuso verbal en las relaciones y cómo entender sus efectos en la mujer. La autora ofrece sus enormes conocimientos y consejos prácticos. El libro contiene un par de ideas erróneas habituales sobre la  psicol  psi colog ogía ía de los abusadores, pero se trata de un inconveniente nconveniente menor en comparación con sus numerosos puntos fuertes.    Into the Light: Li ght: A Guide Gui de for Battered Women Women, Leslie Cantrelli (Chas. Franklin Press). Se trata de un libro breve y sencillo, con información precisa y buenos consejos. Gran recurso para mujeres sin tiempo o energías para leer los libros citados anteriormente o que necesitan tener una fuente de inspiración rápida a mano.    Not to People Like Li ke Us: Hidden Abuse in i n Upscale Marriages Marri ages,  Susan Weitzman (Basic Books). Valioso retrato de los abusos en la clase alta, con importantes consejos para las mujeres maltratadas. Las descripciones que realiza Weitzman de los hombres abusivos son precisas y útiles (aunque incluye un par de mitos). Recomiendo encarecidamente este libro.  

Para adolescentes y sus padres   What Parents Need to Know About Dating Violence, Barrie Levy y Patricia Occhiuzzo

Giggam (Seal Press). Libro esencial para padres preocupados ante la idea de que sus hijas o sus hijos se impliquen en relaciones abusivas. Compasivo, revelador y muy práctico, sus autores entienden a la perfección las ansiedades y los retos a los que se enfrentan los padres.    In Love and Danger—A Teen’s een’s Guide to Breaking Breaking Free Free of Abusive Relationships Relationshi ps, Barrie Levy (Seal Press). Guía para chicas adolescentes que salen con chicos abusivos o controladores. Con el tono y el lenguaje adecuados para llegar a los adolescentes, se trata de un libro excelente. 361

 

 

Para mujeres latinas y afroamericanas Chain Chain Change: For Black Women   in Abusive Relationships ,  Evelyn C. White (Seal Press). Este excelente libro sigue siendo una fuente de consulta clave para cualquier mujer  afroamericana que sufra abusos por parte de su pareja. Ofrece información general combinada con el relato de la experiencia de otras mujeres afroamericanas. Además, incluye un apartado específico sobre mujeres lesbianas afroamericanas.    Mejor sola que mal acompañada: For the Latina in an Abusive Relationship Relationshi p,  Myrna Zambrano (Seal Press). El libro de Zambrano disponible bilingüe e inglés). Este excelente recurso habla del está contexto culturalenenedición el que viven las (español mujeres latinas y ofrece consejos específicos. específicos.    Black Eyes All of the Time: Intimate Violence, Aboriginal Aborigi nal Women, and the Justice System, Anne McGillivray y Brenda Comaskey (Universidad de Toronto). La experiencia de las mujeres indígenas (nativas) maltratadas explicada con sus  propias  propi as voces en este maravil maravillloso y pionero pionero volumen. volumen. Aunque Aunque hay al alggunas partes en las que las autoras utilizan un lenguaje académico complejo, la gran mayoría del texto resulta muy accesible y emotivo.  

Para lesbianas    Naming the Violence: Speaking Out About Lesbian Battering ,  compilación de Kerry Lobel (Seal Press).

En este libro de 1986, lamentablemente agotado, se comparten las historias  personales  personal es de numerosas lesbi lesbianas anas maltratadas maltratadas para ayudarte a identifi dentificar car el problema y hacerte saber que no estás sola.   Woman-to-Woman Sexual Violence: Does She Call It Rape?,  Lori Girshick  (Northeastern University University Press). P ress). Historias de supervivientes de ataques sexuales de parejas del mismo sexo. Este libro supone un impactante estudio y arroja luz sobre un aspecto del abuso en la pareja que apenas se ha analizado. 362

 

   Lesbians Talk: Violent Relationships Relati onships , Joelle Taylor y Tracy Chandler (Scarlet Press). Texto breve que se apoya en las voces de las propias mujeres para describir el  problema  probl ema del abuso en las relaciones relaciones lésbicas lésbicas  y aportar soluci soluciones. ones. Same-Sex Domestic Violence: Strategies for Change , Beth Leventhal y Sandra Lundy (Sage Publications). Este libro perfectamente redactado y lúcido ofrece ideas a la población que desea abordar las necesidades de lesbianas y gais maltratados. Explica los servicios disponibles y la superación de las barreras institucionales.   En la web, puedes visitar las páginas de la FELGTB, la COGAM o COLEGAS, por  ejemplo, y pedir información.  

Para mujeres inmigrantes y refugiadas   Secretaría General de Inmigración y http://www.empleo.gob.es/es/sec_emi/index.htm  

Emigración,

Sobre los hijos de mujeres maltratadas   McGee (Jessica Kingsley). Childhood Experiences Domesticprofesional, Violence, Caroline Aunque se trata de unofvolumen resulta fácil de leer y cercano. McGee entiende los desafíos a los que se enfrentan las madres maltratadas. Con historias explicadas con las palabras de las propias madres y sus hijos, este libro supone la mejor  introducción que conozco a las experiencias de los niños expuestos a un hombre abusivo. Incluye numerosos consejos para ayudarles a recuperar la seguridad y la confianza.

  The Batterer as Parent: Addressing the Impact of Domestic Violence on Family  Dynamics , Lundy Brancroft y Jay Silverman (Sage Publications). Aunque este libro para profesionales se centra en los maltratadores físicos, la gran mayoría de lo que tratamos se aplica también a los hombres verbalmente abusivos y controladores. Explicamos cómo afecta un hombre abusivo a las relaciones entre la madre y sus hijos y entre hermanos, y cómo algunos abusadores intentan continuar  teniendo el control a través de los hijos después de la separación. Las madres maltratadas, incluyendo las que se implican en el sistema de los juzgados de familia, 363

 

afirman que este libro resulta útil y les ayuda a sentirse reconocidas.   Children Who See Too Much: Lessons From the Child Witness to Violence Project , Betsy McAl (Beacon Press). P ress).y profesionales que tratan de ayudar a niños Este McAli libroister estáGroves destinado a padres expuestos a violencia física grave, incluyendo la violencia doméstica. Explica las reacciones emocionales de los niños y sus necesidades para lograr la recuperación. Breve  pero claro y útil. útil.  

Sobre custodia, divorcio y apoyo a los niños   Observatorio de la infancia, Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, 901 400 100.   Women and Children Last: Custody Disputes and the Family “Justice” System, Georgina Taylor, Jan Barnsley y Penny Goldsmith, de Vancouver (BC) Custody and Access Support and Advocacy Association. Este excelente libro prepara a las madres maltratadas para los difíciles retos emocionales y legales a los que se enfrentará en caso de litigio, les ayuda a incrementar  su capacidad de mantener a sus hijos a salvo y conseguir su custodia. Los abogados y la  poblaci  pobl ación ón conci concienci enciada ada también también se beneficiarán beneficiarán de las expl explicaciones sobre el funcionamiento del juzgado de familia y por qué a las mujeres abusadas se les trata en ocasiones de manera hostil.   The Battered Mothers Testimony Project: A Human Rights Report on Child Custody and Domestic Violence. Este proyecto activista entrevistó a cuarenta mujeres maltratadas sobre sus experiencias al verse revictimizadas por los juzgados de familia a través del uso del litigio

 por la custodia custodia y las visi visitas tas por parte del abusador. abusador. Además, Además, entrevistó entrevistó a numerosos ueces, evaluadores de la custodia y abogados. El informe del proyecto, que expone estos abusos sistémicos como violaciones de los derechos humanos de las mujeres, está disponible a través de Publication Office, Wellesley Centers for Women, Wellesley www.wcwonline.org.. College, (781) 283-2510 o en www.wcwonline.org   «Small Justice: Little Justice in America’s Family Courts», vídeo de Garland Waller, de la Universidad de Boston. Este vídeo de una hora de duración documenta tres casos de maltrato contra mujeres 364

 

 por parte de juzg juzgados ados de famil familiia, mujeres que intentaban proteger proteger a sus hijos hijos de la violencia doméstica y el abuso sexual. Este documento, bien realizado y fruto de una investigación seria, constituye una importante fuente para los ciudadanos que trabajan en  pos de reformar los tribunal tribunales es (disponibl (disponiblee a través de Intermedia, 1-800-553-8336).  

 Divorced from from Justice: The Abuse of Women and Children by Divorce Lawyers and   Judges, Karen Winner (Regan Books). Explica historias dolorosas, por lo que no es un libro fácil de leer, pero Winner ofrece consejos imprescindibles para mujeres y todas las personas que intentan ayudarlas. Además, incluye importantes sugerencias para las personas interesadas en la lucha por la reforma de los tribunales.   The Hostage Child: Sex Abuse Allegations in Custody Disputes ,  Leora Rosen y Michelle Etlin (Indiana University Press). Texto revelador para personas interesadas en trabajar por la reforma de los juzgados de familia. Documenta los obstáculos a los que se pueden enfrentar las mujeres maltratadas en su intento de proteger a sus hijos contra los abusos (incluso en casos con numerosas pruebas). No recomiendo este libro a las mujeres maltratadas que estén  pasando por un proceso judici judicial al,, ya que resulta resulta muy inquietante nquietante (aunque la mayoría de los casos no salen tan mal como los que se presentan aquí).   Para madres de niños víctimas de abusos sexuales    A Mother’ Mother ’s Nightmar Ni ghtmare-Incest: e-Incest: A Practical Legal Guide Gui de for Parents Parents and Professionals Professionals, John E. B. Myers (Sage Publications). Escrito por un abogado inteligente y compasivo, se trata de un libro imprescindible  para las mujeres que sospechan que alguno alguno de sus hijos hijos ha sufrido abuso sexual por parte de su padre o padrastro (tanto si la víctima lo ha expresado explícitamente como si no).

 

Sobr So bree paternidad y maternidad en general   Los libros citados en esta sección son guías generales sobre crianza de los hijos, y todos son estupendas fuentes de consejos prácticos. Todos estos títulos me parecen excelentes. No obstante, debo añadir un par de advertencias: en primer lugar, estos libros no mencionan el impacto de la exposición de los niños a un hombre que abusa de su madre (tampoco el papel del maltrato en la mitad de los divorcios). En segundo lugar, 365

 

con la excepción de  Real Boys, estos libros no ofrecen una guía detallada para los padres con un hijo adolescente homosexual (aunque  Revivi  Reviving ng Ophelia toca el tema  brevemente). También podrás encontrar recursos en teléfonos de ayuda y en internet.  

 How to Talk So Kids Wi ll Listen and Listen So Kids Will Talk ,  Adele Faber y Elaine Mazlish (Avon; trad. cast.: Cómo hablar para que los adolescentes le escuchen y cómo escuchar para que los adolescentes le hablen , Ediciones Medici). Siblings Without Rivalry,  Adele Faber y Elaine Mazlish (Avon; trad. cast.:  Hermanos, no rivales , Ediciones Medici). The Courage to Raise Good Men,  Olga Silverstein y Beth Rashbaum (Penguin). Creo que este libro es de lectura obligada para todos los padres de niños, sobre todo si ese niño se ha visto expuesto a un hombre que maltrata a su madre.  Reviving  Revi ving Ophelia: Saving the Selves of Adolescent Girls ,  Mary Pipher  (Grosset/Putnam).  Real Boys: Rescuing Our Sons from from the Myths of Boyhood ,  William Pollack  (Random House). Nicky Marone (T (Three hree Rivers).  How to Mother a Successful Daughter ,  Nicky Nicky Marone (Fawcett Crest).  How to Father a Successful Daughter ,  Nicky   Para mujeres que practican la fe    Keeping the Faith: Guidance for Christian Christi an Women Facing Abuse,  Marie Fortune (Harper San Francisco). Fortune ofrece claridad, consejos y validación junto con nuevas interpretaciones de las escrituras para ayudar a las mujeres maltratadas cristianas a huir de la trampa en la que se encuentran y tomar fuerzas de sus creencias espirituales (actualmente no conozco libros similares para otras religiones, pero es muy posible que existan porque cada día

aparecen nuevos recursos sobre el maltrato). maltrato).  

Formación en violencia doméstica   En internet encontrarás recursos sobre formación en violencia doméstica.   Para las personas que ayudan a las mujeres maltratadas 366

 

  To Be an Anchor in the Storm: A Guide for Families and Friends of Abused Women , Susan Brewster (Ballantine Books). libro sedecaracteriza pormaltratadas. ser especialmente solidario, práctico profundo para los seresEste queridos las mujeres Si intentas ayudar a unaymujer atrapada en una mala relación, lee este libro. Te ayudará a sentirte mejor  y a ser mucho más eficaz en ese terreno. No obstante, he de advertir que la sección sobre abuso infantil contiene información que considero desacertada. Antes de implicarte en los servicios de  protección  protecci ón al menor con una madre a la que quieres, quieres, llama a un programa programa para mujeres maltratadas y pide consejo sobre la conveniencia de informar de abuso infantil y cómo hacerlo.   Safety Planning with Battered Women,  Jill Davies, Eleanor Lyon y Diane MontiCatania (Sage Publications). Este es un libro académico, pero resulta fácil de leer y servirá de ayuda a todo el que desee entender qué ocurre realmente cuando una mujer se plantea dejar a su pareja abusiva. Además, proporciona consejos para ayudar a una mujer a estar más segura aunque no pueda o no quiera dejar al maltratador. Las autoras no se limitan a hablar  del plan de seguridad, sino que abordan toda una serie de realidades prácticas a las que se enfrentan las mujeres maltratadas (y de un modo que no he encontrado en ningún otro libro).   Trauma and Recovery, Judith Herman (Basic Books). El libro de la doctora Herman es la biblia del trauma, sobre todo del tipo de experiencias traumáticas por las que la sociedad tiende a culpabilizar a la víctima o a negar la realidad de su experiencia. Un trabajo realmente brillante.  

Sobre la lucha colectiva contra el maltrato en la pareja

   Next Time She’ll Be Dead: Battering Batteri ng and How to Stop It , Ann Jones (Beacon Press). Este estupendo libro analiza las influencias culturales y las acciones institucionales que apoyan el abuso. Ofrece sugerencias precisas para acabar con el abuso contra las mujeres.    Neil Websdal Websdalee (Sage (Sage  Rural Woman Woman Battering and the Justice Justi ce System: An Ethnography,  Neil Publications). Este excelente libro describe los retos añadidos a los que se enfrentan las mujeres 367

 

maltratadas que viven en lugares apartados, que pueden sentirse muy aisladas y enfrentadas a poblaciones locales que no las apoyan. Pionero y revelador, con estrategias concretas dirigidas a organismos e instituciones para mejorar la ayuda a las mujeres maltratadas en zonas rurales.

  Coordinating Community Responses to Domestic Violence: Lessons from the Duluth  Model , compilación de Melanie Shepard y Ellen Pence (Sage Publications). Guía detallada para inspirarse en el principal modelo de trabajo colaborativo en las comunidades (Estados Unidos) para ayudar a las mujeres maltratadas, responsabilizar a los maltratadores y cambiar los valores de la población sobre el abuso de la pareja.    Pornography: The Production Production and Consumption of Inequality ,  Gail Dines, Robert Jensen y Ann Russo (Routledge).

libro, fácilsobre de leer, proporciona explicaciones razonablesy la y persuasivas que Este he encontrado la influencia de las la pornografía en más la percepción interacción de los hombres con las mujeres. Analiza también las diferentes excusas que grupos e individuos utilizan para no mirar de frente el daño que la pornografía es capaz de  provocar..  provocar   «Dream Worlds II», vídeo de Media Education Foundation. Este impactante y perturbador vídeo revela las actitudes hacia las mujeres que enseñan los vídeos musicales actuales. Disponible a través de MEF, 26 Center St., orthampton (Massachusetts), 01060, 1-800-897-0089, www.mediaed.org www.mediaed.org..   « Tough Tough Guise», vídeo de Media Media Education Foundation. Foundation. Este aclamado vídeo creado por Jackson Katz muestra el modo en que los retratos  populares  popul ares de la masculi masculinidad nidad obl obliigan a jóvenes y adultos adultos a adoptar papeles dañi dañinos nos y les enseñan a ser abusivos con las mujeres. Disponible a través de MEF, 26 Center St., orthampton (Massachusetts), 01060, 1-800-897-0089, www.mediaed.org. www.mediaed.org.

 

Para los hombres que apoyan el fin de los abusos   Asociación de hombres por la igualdad de género Pasaje Tomás Escalonilla, 7, Bajo. 29010 Málaga. Teléfono/fax: 95 209 51 05. Campaña del Lazo Blanco www.lazoblanco.org

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 Nota   [1]El sistema legal de referencia para el autor es el de Estados Unidos; podrían darse variaciones en función del  país. (N. de la T.)

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  ¿Por qué se comporta así? Lundy Bancrof Bancroftt

   No se permite la reproducción reproducc ión total o parcia parc iall de este libro, libro, ni su incorporación incorpor ación a un sistema informático, ni su transmisión en cualquier forma o por cualquier medio, sea éste electrónico, mecánico, por fotocopia, por  grabación u otros métodos, sin el permiso previo y por escrito del editor. La infracción de los derechos mencionados puede ser constitutiva de delito contra la propiedad intelectual (Art. 270 y siguientes del Código Penal).

  Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos) si necesita reproducir algún fragmento de esta obra. Puede contactar con CEDRO a través de la web www.conlicencia.com o por teléfono en el 91 702 19 70 / 93 272 04 47.

 

Título original: Why Does He Do That?: Inside the Minds of Angry and Controlling Men Publicado por acuerdo con G.P. Putnam’s Son, un sello editorial de Penguin Publishing Group, una división de Penguin Random House LLC.

  © del diseño de la portada, Planeta Arte & Diseño © de la ilustración de la portada, Polonez – Shutterstock 

  © Lundy Bancroft, 2002 Todos los derechos reservados © Penguin Random House LLC, 2002

   

© de la traducción, Remedios Diéguez Diéguez, 2017

  © de todas las ediciones en castellano,

Espasa Libros, S. L. U., 2017 Paidós es un sello editorial de Espasa Libros, S. L. U. Av. Diagonal, 662-664, 08034 Barcelona (España) www.planetadelibros.com

  Primera edición en libro electrónico (epub): marzo de 2017 ISBN:: 978-84-493-3326-2 (epub) ISBN

   

Conversión a libro electrónico: Àtona - Víctor Igual, S. L. www.victorigual.com

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Índice  Nota aclaratoria ac laratoria Agradecimientos Dedicatoria  Nota sobre s obre la term termin inolog ología ía Introducción Primera parte. La naturaleza del pensamiento abusivo

6 8 11 13 16 23

1. El misterio 2. Los mitos 3. La mentalidad abusiva

25 39 65

4. Tipos de hombres abusivos

89

Segunda parte. El hombre abusivo en las relaciones 5. Cómo empieza el abuso 6. El hombre abusivo en el día a día 7. Los hombres abusivos y el sexo 8. Los hombres abusivos y las adicciones 9. El hombre abusivo y la separación

Tercera parte. El hombre abusivo en la sociedad

114

116 140 170 188 205

224

10. Los hombres abusivos como padres

226

11. Los hombres abusivos y sus aliados 12. El hombre abusivo y el sistema legal

258 275

Cuarta parte. Cambiar al hombre abusivo 13. La creación de un hombre abusivo

296 298

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