Por Que Pierde Usted en El Ajedrez - Fred Reinfeld

March 5, 2017 | Author: Alexander Narvaez | Category: N/A
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Tips para tener en cuenta a la hora ejugar Ajedrez...

Description

POR QUE PIERDE USTED EN EL AJEDREZ Fred Reinfeld Esta obra se ocupa exclusivamente de los factores sicológicos que llevan a la derrota. Recurriendo a este método singular, Fred Reinfeld examina, en unión del lector, · algunas de las razones por las que el adversario parece conocerlo mejor de lo que e l lector se conoce a sí mismo, las razones de por qué suele perder éste con jugadores de capacidad inferior, y por qué pierde a menl:Jdo una partida antes de que com ience a jugarla. El señor Re infeld no se propone mejorar la habilidad técnica del lector. En lugar de e llo, le ayuda a analizar su actitud hacia el juego mismo (¿lo considera como un desafío o una amenaza?), hacia su adversario (;.intimida fácilmenté al lector?) y, sobre todo, su actitu d para cons igo mismo : ¿Es emprendedor o cuidadoso? ¿Lo dejan helado las sorpresas o las to ma como vienen? ¿Le incomodan las cosas con las que no está fami liarizado o no pierde la confianza en sí mismo? ¿Tiende a sobreestimar o a menospreciar su propia habilidad? He aquí algunas de las preguntas que hace el autor al lector, . demostrándole que, si cambia su· actitud actual, podrá mejorar su juego y derrotar a jugadores considerados como "mejores". Su conocimiento del ajedrez es enciclopédico. Se le considera como el escritor de ajedrez más prolífico del mundo, y es un campeón por derecho propio (dos veces ganó el Campeonato del Estado de Nueva York). El señor Reinfeld ofrece su.s observaciones, análisis y soluciones qon la facilidad que dcrn el conocimiento y la autoridad.

FREO RHil\lFHLD

PORQUE PIERDE USTED El\l EL JlJEDREZ

EDITORIAL DIANA MEXICO

Título original en inglés:

WHY

You LosE

AT CHESS.

Traducción: Andrés Bestard.

la. Edición, noviembre de 1958 1Oa. Impresión·, febrero de 1972

Derechos reservados

®

Edición autorizada por: Simon and Schuster, Jnc., 6~0 Fifth Avenue New York, N. Y. (U.S.A.)

EDITORIAL DIANA, S; A. Calles de Tlacoquemécatl y R9berto Gayol, México 12, D. F. Impreso en México - Printed in Mexico

CONTENIDO·

J.

No Tienes Idea, Lector, de la Clase de Jugador que E.res

Pierdes porque tienes algunos conceptos equivocados sobre tu juego Conócete a ti mismo. . . y conoce a tu contrincante Examen de la personalidad en el ajedrez Déjate de excusas Hay que tener fe en el trropio juego Hay que saber diferenciar entre los adversarios El valor de la sorpresa El eterno tridngulo 2.

Juegas las Aperturas Ciegamente, Lector, o las Juegas de Memoria

49

Jugadas a ciegas en la apertura jugadas de memoria en la apertura Crisis imprevistas Crimen y castigo ~.

No Conoces, Lector, el Principio Fundamental del .Juego de Ajedrez: el Dominio del Centro

¿Qué e!l el centro'!

67

¡Por qué es importante dominar el centro1 El poderoso centro de peones La pieza poderosamente centralizada Amenaza a través del centro Al lector k incomodan las aperturas irregulares 4.

Pierdes, Lector, Porque no Puedes Ver la Siguiente Jugada

93

La obsesión por la jugada evidente Hay que cuid6rse de la jugada obligada 5.

No Sabes Cuándo Debes Atacar, Lector, ni Cuándo Debes Defenderte

111

etuíndo atacar La dama del que se defiende no está en acción

Superioridad local del atacante Debilidad de peones del que se defiende Cuándo no debe uno atacar Cuándo debe uno defendene 6.

Pierdes Lector, Porque Ignoras el Valor de Ciertas Combinaciones

141

¡Qué es un final1 A taques que amenazan mate en el final Sacrificios brillantes en el final e oronación de un peón Finales de rey y peones Zugzwang 7.

Pierdes, Lector, Porque Juegas Contra el Tablero, no Contra el Adversario 1

Cómo iwpar contra el hombre y no contra el tablero El error jde un campeón mundial Cómo vehcer al los iguales

161

8.

Pierdes, Lector, Porque te Aburres Fácilmente

179

La técnica de la victoria La alternativa equivocada Si se da a un hombre la cuerda suficiente . .. 9.

Pierdes, Lector, Porque eres Perezoso

197

Cómo ganar peleando duro ¡Hay que aceptar el desafío! Te ganan, lector, porque pierdes el tiempo 1O.

Pierdes, Lector, Porque eres Obstinado

Más vale algo que nada Un alfil vale más que un caballo Protección excesiva de la posición enrocada Cuándo son convenientes las jugadas de los peones

219

CAPITULO 1

No tienes lded, Lector, de Id Cldse De Jugddor Oue Eres 81, COMO HA DICHO ALGUIEN, el tacto es "la cualidad de describir a otros como se ven a sí mismos", encontrarás, lector, que éste es un libro sin tacto, pues en él describiré el ajedrez que juegas, no como lo ves tú, sino como lo veo yo. Pierdes en el ajedrez, lector, y te disgusta perder. Hace ya tiempo que juegas ajedrez. Has hecho algún progreso, pero no mucho. Has dedicado algún estudio al juego ... , tampoco mucho, es cieno, pero también es verdad que no has tenido el tiempo necesario ni el deseo de hacer del ajedrez una ocupación seria. No sería aventurado afirmar que los libros de ajedrez te han decepcionado. Si así es, la culpa no es del todo tuya. Algunos maestros de ajedrez escriben como si se dirigieran a una convención de grandes maestros reunida en la cima del Monte Olimpo. Con frecuencia me he reído, y quizá tú has hecho lo mismo, del título de la obra de Capablanca, Principios Fundamentales del Ajedrez, un libro sobre los "principios fundamentales" que ni siquiera te explica cómo se mueven las piezas ni cómo se ·anotan sus movimientos. Después de todo, ¿qué puede esperarse de un genio que aprendió a jugar cuando tenía cuatro años de edad con tan sólo mirar cómo jugaba su padre? ¡Y ya entonces criticaba los: errores en que incurría su progenitor al mover las piezas!

2

FRED

REINFELl>

Por otra parte, quizá hayas advertido que más de un estudioso del ajedrez toma las cosas tan literalmente que no puede discutir una idea abstracta. Hace algunos años, un amigo mío leyó la obra clásica de Znosko-Borovsky. El juego Medio en el Ajedrez, en el que abundan las intuiciones brillantes y los conceptos originales. Pero todo lo que mi amigo obtuvo del libro fue obsesionarse con una maniobra que aprendió al estudiar un breve fragmento de una partida entre Emanuel Lasker y Capablanca. He aquí la posición que tanto lo impresionó:

CAPABLANCA

DIAGRAMA

l

(Juegan las blancas) Campeonato Mundial de 1921

DR. LASKER

Las blancas están atrasadas en su desarrollo, y algunas de sus piezas desarrolladas están en mala posición. Znoko- Borovsky usó esta posición para demostrar la habilidad con que Lasker mejoró su juego y neutralizó Ias deficiencias de su falta de desarrollo.

La partida fue así:

1 2

P5R T3C

C4D

POR QUt

PIERDE

USTED EN

EL AJEDREZ

Las blancas amenazan con A6T, ganando el cambio, pues las negras no tendrían otra jugada mejor con qué responder que ... P3C. 2 J

4

TxC T3C

CxC D2D

Las blancas amenazan otra vez con A6T, etc.

TRlD

4

Capablanca contrarresta la amenaza. 5

A6T

P3C

Ahora Lasker se ha desarrollado y su situación no es mala. Znosko-Borovsky ilumina esta serie de jugadas con un análisis realmente encantador. Pero lo que fascinó a mi amigo fue la idea de jugar TID, seguido de T3D y T3CR. Desde que leyó ese libro, allá en 1923, ha estado llevando una torre a la tercera fila con la ilusa pretensión de ganar el ca~bio con T3CR. Algunas veces lo logra; otras, su paseadora torre muere como un perro. Cuando pierde el cambio (lo que sucede con mucha frecuencia), veo con pesar que la poca ciencia es peligrosa. Y cuando ocasionalmente gana el cambio, me digo para mis adentros: '"Ah, vaya, aprendió algo, aunque se haya perdido del 99 por ciento de lo que el libro podía ofrecerle". Y así son las cosas, lector: quizá sea tu culpa, o tal Ve7. sea del autor, pero, como quiera que sea, el estudio no te ha servido de mucho. Volvamos, entonces, a la nefasta pregunta: ¿Por qué pierdes en el ajedrez1 Las razones son muchas. Examinemos algunas de ellas.

4

FRED

REINFELD

Pierdes porque tienes algunos conceptos equivocados sobre tu juego Mientras persistan estas ilusiones, no sólo perderás en el ajedrez, sino que continuarás perdiendo. Puede ser que hagas algún pequeño progreso, o quizá no adelantes nada. En cambio, si rectificas tus conceptos erróneos tu juego mejorará notablemente aun cuando no vuelvas a abrir -un libro de ajedrez en el resto de tus días.

Conócete a ti m'smo . .. y conoce a tu contrincante U no de tus mayores errores es el de considerar el ajedrez como una especie muy complicada de juego solitario. Deberías advertir que tu adversario participa en el juego tanto como tú, con ambiciones, cualidades, debilidades y flaquezas muy semeJantes a las tuyas. No hay un solo jugador de ajedrez que tome a la ligera su derrota. ¿Te has fijado alguna vez en la manera como abandonan el juego los jugadores de ajedrez? Hans Kmoch y el autor de esta obra examinamos en cierta ocasión estos métodos en un artículo intitulado Rendición sin Convenciones. En él recordábamos que Alekhine, que no tenía rival como luchador desesperado en situaciones desalentadoras, ocasionalmente abandonaba el juego tomando su rey y arrojándolo al otro extremo de la habitación. t:ra un fiel creyente de la fórmula inflexible de Tartakover: .. Nadie ganó nunca una partida abandonándola". Admirable principio, pero Alekhine exageraba un poco. Tenemos también el ejemplo de Nimzovich, hombre nervioso y maestro de la extravagancia. Cuando menos en cierta memorable ocasión saltó sobre la mesa y gritó: .. ¿Por qué he de perder con este idiota?". Otros, en verdad, han sido más sosegados. Spielmann, el gran maestro del ataque, de quien volveremos a hablar más

POR

QU~

PIERDE

USTED

EN

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adelante, torda el gesto como si se hubiera comido un confite envenenado. Rubinstein, indescriptiblemente donairoso en su juego, pero inexpresivo en su trato social, sucumbía con expresión inalterable. En cuanto a Gruenfeld, la incolora máquina vienesa de memorizar variaciones de las aperturas, detenía con displicencia su reloj y se alejaba silenciosamente, como un árabe que se pierde en la noche. ¿Conoces el caso más famoso de todos? Ocurrió en la siguiente posición: VON BARDELEBEN

2 (Juegan las negras) Hastings, 1895

DIAGRAMA

STEINITZ Steinitz tenía sesenta años de edad cuando jugó esta partida. El año anterior había perdido el título de campeón mundial después de un reinado de veintiocho años. Si tomamos en consideración su edad y sus condiciones físicas, debemos considerar milagroso su juego en esta partida. Veamos ahora el diagrama 2. Las negras tienen una pieza de desventaja, pero todas las piezas\de las blancas se encuentran amenazadas y, lo que es peor, las negras amenazan mate. Pero -y éste es un gran "'pero"-, ¡las negras estdn en jaque! Y tan formidable es el jaque, que Bardeleben no quiso rendirse como los hombres y felicitar a su anciano rival por su magnífico juego. En lugar de ello, abandonó la sala de juego y dejó que se agotara su tiempo. En cuanto esto sucedió, Stei-

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nitz hizo las siguientes jugadas que le dieron una victoria obligada: RIT

1

Si 1 . . . DxT; 2 TxT t, las blancas quedan con una manifiesta superioridad de una pieza. Y si 1 . . . RxT, las blancas pueden capturar la dama negra con jaque. Por otra parte, si 1 ... RlA, las blancas ganan con 2 CxP t, forzando 2 ... RxT, haciendo posible 3 DxD t· 2

TxP

t!

RlC

Si 2 ... DxT, las blancas juegan 3 TxT t, etc. (pero no 3 CxD ?77 que permite 3 . . . TxT t seguido de mate). J 4 5

T7G D4T D7T

t! t! t

RlT RxT RlA

Todos los movimientos de las negras son obligados. 6

DST 7 D7C 8 DSC 9 D7A 10 DBA 11 G7A 12 D6D

t· t t t t

t

R2R RlR R2R RlD DIR R2D

tf!

Todos tenemos nuestro modo especial de rendirnos -espero que no sea tan especial como el de Bardeleben-, pero no hay razón para disimular que es doloroso hacerlo. Sentimos dolorosamente la derrota porque el ajedrez es uno de los juegos de rivalidad más cruel. El juego ofrece tantos rasgos lógicos y matemáticos, tantas posibilidades de cálculo exacto, que el lec-

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USTED

EN

EL

AJEDREZ

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tor que pierde queda aplastado. La derrota nos hace quedar tan mal parados -o, cuando menos, así lo creemos-, que, al igual que todos los jugadares de ajedrez, tenemos miedo de perder. Y esto aumenta la ansiedad que provoca el juego. (En realidad, como lo verá el lector en este capítulo y en los subsecuentes, la casualidad, la suerte y la diferencia de personalidades desempeñan en el ajedrez un papel mucho más importante de lo que se cree). Considerando estos motivos de ansiedad, el lector debe conocer su temperamento y carácter, sus gustos y aversiones, sus puntos débiles y fuertes. Si ya los conoce, es, en verdad, un jugador poco común. Hasta los campeones mundiales se equivocan a veces y pagan duramente su falta de conocimiento de sí mismos. El jugador de gran agresividad se cree cuidadoso, conservador y discreto. En cambio, el jugador pesado se imagina ser brillante maestro del ataque. Algunas veces estos engaños pueden ser encantadores y divertidos. Pero con mayor frecuencia llevan al fracaso y la tragedia. Pueden debilitar el buen juicio, quitarle lo incisivo al juego y hacer que se pierda la fe en la propia habilidad. Como ha visto el lector, hasta un campeón mundial puede sufrir de este defecto. Alexander Alekhine fue, sin duda, el jugador más grande de la historia, pero de lo que realmente se. enorgullecía era de su. . . ¡juego de bridge! Lo único que sé del bridge es que se juega con un mazo de cartas -o tal vez con dos (es muy confuso)-, pero los que pueden juzgar me han dicho que Alekhine era lastimoso jugador de este juego. No me es difícil creerlo. Así como juzgamos equivocadamente nLestros puntos fuertes, también nos equivocamos con nuestras debilidades. Como examinaremos estos puntos débiles y fuertes, quizá sea éste un buen lugar para detenernos y hacer algunas preguntas al lector sobre las que deberá reflexionar al ir adelantando en la lectura de esta obra:

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Examen de la personalidad en el ajedrez 1.-¿Eres enérgico y emprendedor? ¿0 eres cuidadoso y conservador? · 2.-¿Te gusta arriesgarte? ¿O prefieres jugar sobre seguro? 3.-¿Te dejan helado las sorpresas? ¿O las tomas como vienen? 4.-¿Te incomodan las cosas con las que no estás familiari7.ado? ¿O no pierdes la confianza en ti mismo? 5.-¿Tiendes a sobreestimar tu propia habilidad y a menospreciar la de tus oponentes? ¿O tiendes a menospreciar tus fuerzas y a sobreestimar la de tus rivales? 6.-¿Te gusta calcular todos los detalles? ¿O juegas dejándote llevar por tus impulsos? 7.-¿Eres un jugador lento? ¿O lo eres rápido? Medita estas preguntas cuidadosamente y respóndelas con veracidad. Sólo entonces podrás obtener la mayor ventaja de esta obra. Quizá el lector piense que algunas de las preguntas son capciosas. Si es así, está en lo cierto. Están formuladas de tal manera, que si puede contestarlas honradamente, Q.abrá descubierto que en su juego de ajedrez hay cosas que no había sospechado nunca. Recuerda esto: el conocimiento de sí mismo es el principio de la sabiduría.

Déjate de excusas ¿Cuál es tu excusa cuando pierdes? Seguramente el lector tiene una; todos los jugadores de ajedrez tienen alguna disculpa clásica. ·Al parecer, hasta los grandes maestros necesitan una excusa, así que el lector tiene compañeros distinguidos. Uno de los jugadores más notables de los Estados Unidos -llamémoslo Smithocupa siempre un lugar distinguido en los torneos del campeonato de ese país. Smith participa en él con la esperanza expresa de ganar, pero nunca lo consigue.

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Cuando pierde, dice que se encontraba en malas condiciones físicas; que había trabajado mucho; que casi no tuvo descanso ni entrenamiento antes de que se iniciara el fatigoso trajín. Un desconocido que escuchara el relato de sus cuitas por primera vez podría haberle preguntado: "Entonces, ¿por qué no se fue usted al campo a pasar unos días? ¿Por qué no descansó algún tiempo? ¿Por qué no se dedicó a entrenar?". Pero esas preguntas hubieran sido ingenuas. La excusa es más importante que los hechos. En verdad, la excusa crea los hechos. En éste, como en todos los casos, la excusa se ha convertido en parte de la personalidad del jugador, en parte de su juego de ajedrez, en parte de su vida. Ofrece la excusa por primera vez después de su primer fracaso. A partir de en ton ces, la excusa está allí, a la mano, para aplicarla inconscientemente antes de cada fracaso subsecuente. Al invocar su excusa, Smith se escuda contra las consecuencias de su esperado fracaso. Y también desdeña todo paso constructivo para superar ese fracaso. La excusa es una protección, pero también es perjudicial. En el caso del lector, la excusa le impide mejorar su juego. Le impide averiguar por qué pierde en el ajedrez. No hace mucho, un jugador estaba haciendo un papel muy desairado en uno de los torneos de Navidad de Hastings. Alguien le preguntó con benevolencia cuál era la causa. El jugador replicó: "¡Los otros jugadores son mejores que yo!". Su cándida sencillez fue desconcertante: quizá la interpretaron como sarcasmo, pues un jugador de ajedrez nunca abandona su excusa favorita. Un jugador refunfuña: "Era mi día de malas". Otro: "Tenía la victoria en la bolsa, pero la dejé escapar". Un terrero afirma que no estaba en forma. Otros tienen dolores de cabeza o de la espalda, trastornos del estómago, gargantas irritadas, toses atormentadoras. Y otros más dicen que la luz era muy débil, o demasiado brillante. No es de extrañar que el gran maestro inglés Amos Burn dijera con ironía que nunca le había ganado una partida a un hombre que se sintiera bien.

F R E D

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R E 1 N •. E L )).

En cierta ocasión, un conocido jugador atribuyó su mala actuación en un torneo al hecho de que estaba acostumbrado a vivir en un ambiente ruidoso, y el torneo se había jugado en un local donde reinaba el silencio. El inmortal Tarrasch explicaba volublemente que su mal juego en el Torneo de Hastings en 1895 se debió al aire del mar. Pero no explicaba por qué ese mismo aire aumentó el vigor de sus rivales. La excusa de Tarrasch dio origen a una de las historias más fantásticas ·de los juegos de torneo. La posición era la siguiente: TEICHMAN

DIAGRAMA

3

(Juegan las blancas) Hastings, 1895

TARRASCH A pesar de que Tarrasch tenía que hacer cuatro jugadas en dos minutos, ¡se quedó dormido! (El maldito aire del mar, sin duda). "¡Le toca jugar, doctor!". No hubo respuesta. (Quisiera poder decir que a Teichmann le respondió un sonoro ronquido, pero la historia es bastante divertida sin agreg-arle adornos). Otra vez ve gritó Teichmann, y nuevamente no hubo respuesta. Finalmente, cuando lo llamó por tercera vez, Tarrasch despertó, miró en su torno desatinadamente y jugó C3R como un rayo. Pero era demasiado tarde: había excedido el límite de tiempo. Esta historia puede considerarse de dos maneras. Una de ellas consiste en examinar el diagrama 3. Se ve claramente que

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PIERDE

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las blancas han perdido el juego, pues la ventaja de las negras es indudable. Así: 1

2

C3R C5D

C4R DlC

Si las blancas cambian damas, la torre de las negras llega a 7CD, lo que significa el principio del fin. Si las blancas no aceptan el cambio de damas, la dama y la torre de las negras penetran por las dos columnas abiertas del ala de la dama. Además, el peón de las blancas en 40R está en situación débil, y su alfil no puede hacer nada, pues se halla encerrado por sus propios peones. No cabe duda: las blancas han perdido el juego. Pero también puede uno olvidarse de la posición del tablero y reflexionar en la conducta extraordinaria de Tarrasch. Los siquiatras hablan de un estado llamado "narcolepsia" en que una persona tiende a quedarse dormida fácil y frecuentemente cuando no puede superar sus problemas. Tarrasch quisiera hacemos creer que perdió porque se quedó dormido; lo que realmente sucedió es que se quedó dormido porque estaba perdido. Éste es un buen ejemplo de la manera en que el riguroso análisis del ajedrez se confunde con las reacciones personales. El rival de Tarrasch en este juego, Richard Teichmann, tuvo una carrera extraña. Lo apodaban "Ricardo V" porque generalmente ocupaba el quinto lugar en los torneos. Fácilmente hubiera podido hacer un mejor papel, como podemos ver en su espléndido primer lugar en Carlsbad en 1911, uno de los torneos internacionales más reñidos que se hayan visto. Cuando se examinan los juegos de Teichmann, se ve que son sólidos, por no decir estólidos. Y pronto se tiene la impresión de que si se hubiera esforzado más, habría sido uno de los grandes maestros del ajedrez. Veamos su extraordinario juego en esta horripilante posición:

FRED

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REINFELD

AFICIONADO

DIAGRAMA

4

auegan las blancas)

Zurich, 1921

TEICHMAN

Para comenzar, Teichmann dio un caballo de ventaja, y después perdió otra pieza. Ahora, su alfil está siendo atacado, al igual que una de sus torres. Al lector y a mí, esta posición no ofrecería ninguna posibilidad de salir adelante. Pero Teichmann ve un pequeño rayo de esperanza en el peón del caballo de rey, que se encuentra muy adelantado. En consecuencia, juega: 1

TxP !!

Esta jugada amenaza mate, comenzando con 2 TST eso, las negras toman la torre. ¿Por qué no? 1

t!

lleva al mate.

D5C!

Y ahora, si 2 . . . PxA; S DSD 2 3

Por

CxT

Si 1 . . . TxT; 2 AxC 2

t!

DSD t!!

t

decide el juego. C2A CxD

Y ahora, después del sacrificio de la dama viene una jugada de sorprendente belleza: 4

P6T!

Abandonan !

POR QUt PIERDE

USTED EN EL AJEDREZ

13

Después de 4 . . . PxA, las negras tienen una ventaja de dama, una torre y tres piezas menores. A pesar de ello, 5 P7T t las obligan a abandonar el juego. Las negras son impotentes contra esta amenaza, pues su torre en 3R está clavada. Pocas cosas han sido más trágicas en el ajedrez que el relativo fracaso de este gran maestro. A pesar de su enorme capacidad de irLlaginación, Teichmann no pudo llegar a la cima. ¿Su excusa? "¡Pereza!". Durante varias décadas fue su característica. Pero el mundo del ajedrez de los maestros ha visto excusas más extrañas aún. David Janowski, famoso contemporáneo de Tarrasch y de Teichmann durante el período de 1890 a 1920, se distinguía por su despreocupada audacia. He aquí una posición típica de su arrojado estilo: SCHALLOPP

5 (Juegan las blancas) Nurember, 1896

DIAGRAMA

]ANOTVSKJ

Las blancas se encuentran considerablemente más desarrolladas que las negras, cosa que les permite continuar su ataque y, al mismo tiempo, proteger su torre amenazada. La jugada de Janowski es sobrecogedora, elegante y enérgica: 1

A5D !!

PRxA

Había que capturar al insolente alfil, y ésta era la única manera de hacerlo.

FREO

14 2

DxPA

t

Si 2 ... R2R; 3 CxP todos modos. DxT t 4 D7C t 5 D6A t 6 A4A!

J

REINFELD

RID

t

haría retroceder al rey negro de

R2D R3R A3D Abandonan

Un bello final. Si 6 ... DxT t; 7 R2D, DxT; 8 DxA t, y las blancas dan mate en dos jugadas más. En este juego se puede ver que J anowski era un gigante cuando se trataba de deshacerse de rivales de segunda catego· ría. Pero cuando tenía que vérselas con jugadores realmente formidables, las cosas eran muy diferentes. Jugaba bien y ga· naba alguna partida. Pero luego comenzaba a mostrar su morosidad, a comprometerse en complicaciones innecesarias. Tomemos la siguiente posición de una partida jugada contra Emanuel Lasker: ]ANOWSKJ

6 (Juegan las negras) Campeonato M un dial de 1910

DIAGRAMA

DR. LASKER

Janowski tenía en las manos una victoria fácil haciendo la jugada más evidente: 1 ... A4AD. Entonces las negras amenazan con ganar una pieza. Pero las blancas no tienen otra alternativa; deben intentar 2 P4CD. En ese caso, las negras juegan 2 . . . AxC !

POR QUÉ

PIERDE

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Ahora las blancas tienen dos posibilidades. U na es 3 AxA, D40R; 4 C5C# P3TD, y las negras ganan una pieza. (Si en lugar de esto las blancas juegan 4 C2R, quedan en una situación intolerablemente apretada). La otra posibilidad es 3 PxD, AxC t; 4 A2D, TxA, y las blancas están perdidas: 5 DxT AxD t; 6 RxA, CxP. Las negras tienen dos piezas y un peón por una torre. Pero Janowski quiere alardear de imaginación. Y asf: 1 C3T 1 2 P4CD D4R 3 C(3A)5C Lasker lucha lo mejor que puede. (Su rival, Tarrasch, le rindió en una ocasión el siguiente tributo: "Lasker pierde un juego de vez en cuando, ¡pero nunca pierde la cabezal"). Si las negras juegan 3 ... P3T, Lasker tiene pensado jugar 4 DIA !1, Px.C; 5 CxC con un contraataque resuelto. 3 C4A 4 TIA!

Contraataque en la columna abierta. Al clavar el caballo de las negras, confunde a Janowski y acaba por paralizar su voluntad de ganar. 4 CxA 5 PxC DxPR t 6 A2R A2R 7 T3A !1 Lasker juega con encomiable sangre fría en una situación peligrosamente precaria. Y ahora ofrece a 1anowski la oportunidad de jugar 7 ... DxT t!; 8 CxD, CxC, dejando a las negras con un juego muy fuerte. Pero, una vez más, 1anowski -el arrojado 1anowskivacila ...¿Qué persigue el viejo zorro?''', se pregunta. Perplejo e indeciso, consigue arrebatar la derrota de las garras de la victoria. A5T t7 7

FRED

16 8

P~C

9 0-0 !

REINFELD

D5R A3A ]ANOWSKI

7 (Después de 9 . . . A3A)

DIAGRAMA

DR. LASKER

La posición de las negras parece todavía amenazadora, pero veamos cómo la hace pedazos Lasker. JO

TxA!

Ha eliminado a su peor enemigo. ¡La fuerza de esta jugada sólo se hará evidente diez jugadas después! JO . . . PxT .JJ A3A Por fin, después de una defensa increíblemente paciente que pocos jugadores hubieran podido sostener, Lasker toma la iniciativa. Ahora ya no perderá el tiempo: cada jugada es un martillazo, implacable castigo a la indecisión de las negras. JJ D4R J2 CxP t R2A JJ C (7T)xC PxC J4 TxP t RIC Ahora el rey de las blancas está a salvo, mientras que el de las negras ha quedado expuesto al ataque. J5 T6G t RIA J6 DIA t R2D J7 CxA PxC J8 T7C t RIR J9 A6A t Abandonan

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PIERDE

USTED

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Porque después de 19 ... R1A; 20 D6T

t

lleva al mate.

Al igual que en esta partida, 1anowski perdía una línea decisiva tras otra; en los torneos abundan sus victorias fallidas. ¿Por qué? ¿Porque "le gustaba el ajedrez interesante"? ¿Porque "'se deleitaba tanto con un juego ganado, que no quería que se acabara"? Estas explicaciones son música celestial. Es divertido jugar ajedrez, pero es más divertido ganar la partida. La verdadera razón de que 1anowski perdiera esos juegos ganados era que tenía miedo de la crisis, de ese terrible momento en que todo el juego está en la balanza. Por valeroso que pareciera 1anowski, indudablemente había cierta timidez en su naturaleza que lo hacía retroceder ante las decisiones que, una vez tomadas, no pueden revocarse. Emanuel Lasker, Campeón Mundial de 1894 a 1921, era un tipo de jugador completamente distinto. Fue el primero que demostró la importancia de la personalidad en el ajedrez y que caracterizó al juego como una lucha. Tenía una noción clara de sus propias cualidades y de las de sus contrincantes. En consecuencia, podía llevar el juego por caminos en que sus contrarios se extraviaban. Cuando se proponía crear complicaciones, este magnífico luchador era implacable consigo mismo y con su rival. Me agrada mucho este franco comentario que hizo La.sker sobre su vida de empedernido ajedrecista: ..De mis cincuenta y siete años, dediqué cuando menos treinta a olvidar casi todo lo que había aprendido o leído. Y una vez que lo conseguí, adquirí cierta soltura y ánimo que no me gustaría volver a perder. Si es necesario, puedo hacer cosas de las que no tengo idea en el momento. He retenido poco en la memoria, pero puedo aplicar ese poco, y es muy útil en muchos y variados aprietos. Lo mantengo siempre en orden, pero me resisto a aumentar su lastre". Estas palabras nos revelan admirablem~te el aplomo, la calma y confianza de Lasker, así como sus insuperables cuali-

18

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REINFELD

dades de estratega. Cuando reproducimos cualquiera de sus partidas. vemos claramente cómo se revela el elemento personal en el ajedrez. Pero volvamos a nuestro tema de las excusas. ¿Cómo supone el lector que los contemporáneos de Lasker lo consideraban? ¿Encomiaban la madurez de sus conceptos y su mágica habilidad para salir de las situaciones críticas? No exactamente. Atribuían su éxito, no a su manera superlativa de jugar, sino a las fétidas tagarninas que fumaba. Es siempre más cómodo atribuir la derrota a un cigarro puro que a la inferioridad en el juego. Y es más, mucho más fácil, invocar la excusa que esforzarse por mejorar el juego. Así, en lugar de decir con voz melancólica: "Si tan Sólo pudiera jugar mejor las aperturas, todo saldría bien", ¡por el amor de Dios, hay que dedicarse a estudiarlas! Naturalmente, la excusa que oímos con más frecuencia es la siguiente: "¡Juega demasiado lento! Ya le tenía ganado el juego, y luego me volvió loco con su pachorra en cada jugada. Cuando menos lo pensé, se me agotó la paciencia, hice cualquier jugada y ... , ¡zas! ¡Allí se acabó todo!". Y esto es algo que el lector no solamente ha escuchado con mucha frecuencia, sino que lo ha dicho más a menudo aún. Pues la lentitud del juego -del contrincante, claro está, no la propia- es excusa universal de todos los jugadores de ajedrez. ¿Tiene fundamento esta excusa? No mucho. Y he aquí por qué: Ambos jugadores -el lector y su contrincante- confunden el tiempo con la duración. Cuando le toca jugar al lector, se abisma a tal extremo en sus pensamientos que no se da cuenta de cómo pasa el tiempo. Su adversario, en cambio, se encuentra condenado a la ociosidad e inquieto, esperando con impaciencia que le toque jugar. (Buckle, el famoso historiador, que también era un buen jugador de ajedrez., dijo una vez con mordacidad: "Es difícil soportar la lentii&'a del genio, pero la del mediocre es insufrible"). 1

POR QUÉ

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Subjetivamente, el lector siente que ha empleado muy poco tiempo en hacer su jugada; pero la irritada impresión del contrincante es que tardó varios siglos. (Y hasta puede ir más lejos e insinuar que el lector juega deliberadamente con lentitud: una guerra de nervios). Pero ahora le toca jugar al contrincante. ~Qué sucede? Los papeles se han invertido, y esta vez es el adversario el que tiene la impresión de que no emplea mucho tiempo en decidir su jugada, mientras el lector sucumbe a la ilusión de que es ignominiosamente lento para tomar una resolución. Piénselo bien el lector y, según creo, coincidará conmigo en afirmar que no hay exageración en lo que he dicho. ~Qué debe hacerse? Ante todo, es necesario dominar la irritación. El lector juega ajedrez por divertirse. Si no es así, ~para qué juega? Pero es más fácil decirlo que hacerlo. Quizá el siguiente consejo le ayude a ello. Toda la dificultad 'surge cuando el lector espera que su contrincante juegue. Pero, ~por qué ha de esperar sin hacer nada? En lugar de mirarse los dedos, 4por qué no aprovechar el tiempo7 Puede uno, por ejemplo, estudiar la posición para ver si es posible capturar una pieza, atacarla o amagarla. El lector se sorprenderá agradablemente al encontrar que puede tener una imagen más clara de la situación ahora que momentáneamente se ha libertado de la responsabilidad de tomar una decisión. Y no es esto todo lo que puede hacer. ~Por qué no mirar la posición desde el punto de vista del contrincante? ~Por qué no preguntarse qué haría uno en su lugar? ~Qué jugada haría uno en la situación inmediata? ~Qué plan escogería? Empleando de esta manera el tiempo del contrincante, el lector no sólo calmará sus nervios, sino que también verá el juego como no lo había visto nunca antes. Y, lo mejor de todo, en lugar de cultivar una excusa vana, mejorará su ajedrez de una manera constructiva.

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Hay que tener fe en el propio juego La seguridad en sí mismo, o incluso una imitación razonable de ella, es un arma potente en el ajedrez. Si el lector tiene confianza de alcanzar lo imposible, puede -aunque no lo creatriunfar en un proyecto poco probable. Pero si duda de alcanzar lo que está en su capacidad de hacer, fracasam incluso en ese objetivo limitado. En el ajedrez, naturalmente, es ventajoso conocerse a sí mismo. ,Pero es necesario conocer también al otro. Es difícil lo primero. Pero es más difícil aún lo segundo. Como sabemos muy bien, los jugadores de ajedrez toman la derrota con amargura considerable. Para protegerse contra la decepción que experimentan al perder, invocan excusas muy conocidas a fin de sentirse menos incómodos. Por ello, a menudo temen que se les ponga a prueba. Van a un club de ajedrez, pero rehuyen jugar. Algunos llegan al extremo de imaginar que los ojos de todo el mundo están fijos en ellos, que todos los espectadores del juego están atentos a burlarse de cada una de sus jugadas. En cierto grado, su temor es explicable. Todos tenemos miedo de lo desconocido, y una prueba crucial ante extraños es una verdadera ordalía. Pero, en realidad, quien obra así se mortifica sin motivo, pues puede tener la seguridad de que su contrincante se siente tan incómodo como él: la desagradable experiencia no lo es sólo para él. Es consolador saber que hasta los grandes maestros sufren este sentimiento de ansiedad. Los que adoptan el aire más convincente de confianza en sí mismos son, generalmente, los más perturbados. Tomemos como ejemplo la siguiente narración sobre la conducta de Najdorf al final de uno de los torneos más reñidos de los tiempos modernos: "A pesar de todo su ingenio y sus numerosos éxitos de tiempos pasados, Najdorf nunca había obtenido un triunfo tan impresionante. uPero, según la propia afirmación de Najdorf, se sentía

POR

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perdido en cada una de las partidas. En cuanto había hecho un cierto número de jugadas, corría a la sala de periodistas -casi con la puntualidad de un reloj- para anunciar alocadamente que iba a perder por algún descuido, algún grave riesgo o alguna jugada sorprenden te del adversario. "A pesar de que estos dramáticos anuncios se repetían con toda la dramática intensidad de que era capaz Najdorf, ninguno de ellos se realizó. El terrible ataque de Reshevsky quedó contenido. El descuidado sacrificio al jugar contra Gudmundsson resultó ser atinado. La sorprendente jugada de Pilnik fue una especie de boomerang. "Como muchos de sus colegas del pasado y de la actualidad, incluyendo a Alekhine, Najdorf sólo juega realmente bien cuando tiene que poner sus cinco sentidos espoleado por el miedo. Pero en lo que se distingue de los demás es en que lo confiesa francamente y sin importarle su •prestigio'. Como él mismo dijo en una ocasión: 'Siento el impulso de desnudarme en público'". Podemos dar otros ejemplos. El más notable de los que recuerdo es el pasmoso artículo de Capablanca en The New York Times poco antes del Torneo de Nueva York de 1927. En la víspera de uno de los mayores triunfos de su carrera, el Campeón Mundial proclamó en los términos más sombríos que dudaba mucho de sus probabilidades de éxito. (¿No nos recuerda esto la excusa de Smith? Podría clasiCAPABLANCA

8 (Juegan las negras) Nueva York, 1927 DIAGRAMA

NIMZOJ!ICH

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ficarse como "la excusa preliminar y propiciatoria... La siguiente ocasión en que Capablanca recurrió a esta excusa fue cuando Alekhine le ganó el Campeonato Mundial, pérdida que sorprendió a Capablanca y a todo el mundo, ¡con la excepción del mismo Alekhinel). La siguiente partida dará al lector una idea del abismo que había entre la desalentada predicción de Capablanca y sus soberbias jugadas unos cuantos días más tarde (véase el diagrama 8). Capablanca, que se propone un bonito sacrificio de la dama, abre la posición con: 1 2

AxPR

P4R! T (ID)7D

Amenazando . . . TxP con un ataque amagando mate con las poderosas torres. Si las blancas se defienden con 3 TlAR, las negras tienen la aplastante continuación 3 ... DxPR 1, y si 4 PxD, T7C t; 5 RlT, TxP t; 6 RIC, T(7A)7C tt. 3

D7C

TxP

4 P4C Esforzándose desesperadamente por usar el alfil para defender el flanco de rey. Pero Capablanca frustra su propósito. 4

5

A3C

D3R! TxP!

Magistralmente jugado: si ahora 6 AxT, DxPC D6T !, forzando el mate. 6 D3A 7 DxT 8 RxT

T (7T)7C TxD t DxP

t;

7 RIT,

t

Ca.pablanca tiene una victoria fácil, en parte por su ventaja

POR QUÉ

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en material y posición. N imzovich se rindió después de ocho jugadas más. ¿Cómo podría uno reconciliar las dudas de Capablanca con su espléndido juego y garboso aire de seguridad durante el torneo? Esta especie de ansiedad antes de la batalla nos recuerda el doloroso miedo a aparecer en las tablas que aflige aún a los actores veteranos y a los concertistas. Sin embargo, apenas unos momentos después ponen de manifiesto la habilidad y maestría que los ha hecho distinguirse en su profesión. En cambio, la "fe en lo imposible" es una de esas ilusiones vitales que pueden hacer del lector un mejor jugador de ajedrez. Quizá quien me lee conoce ya la afirmación que se atribuye a Tchigorin, el gran maestro ruso de las dos últimas décadas del siglo pasado. Se dice que cuando tenía las blancas siempre jugaba 1 P4R, confiado en que tenia el mejor juego. Cuando tenía las negras, respondía a .1 P4R con 1 ... P4R, convencido con igual firmeza de que tenía, cuando menos, ¡un juego parejo! Comparemos estas dos afirmaciones, y el lector dirá que son, lógicamente, ridículas. Es cierto. Pero hay muchas cosas en el ajedrez que no obedecen a la lógica, y el lector será un mejor jugador de ajedrez si se convence de ello. Pero sucede que la afirmación de Tchigorin de ninguna manera es tan fantástica como parece, pues contiene una .. premisa menor tácita" que tiene un gran sentido. Lo que en realidad quería decir era: @uando yo, el gran Tchigorin, tengo las blancas, las blancas tienen el mejor juego. Y cuando yo, el gran Tchigorin, tengo las negr~ entonces las negras tienen, cuando menos, un juego parejo'~ Para comprender claramente esta engañosa afirmación, examinemos dos partidas deliciosas ganadas por Tchigorin: la primera con las piezas blancas y la segunda con las fuerzas negras. En el primer juego, Tchigorin derrota a una autoridad en abrir el juego en quince jugadas, usando una apertura que en la actualidad sólo se ve en la tienda de antiguallas:

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Nueva York, 1889 APERTURA DE PONZIANI Blancas Tchigorin 1 P4R 2 C3AR J P3A

Negras Gossip P4R C3AD P4D

Una respuesta más sencilla es 3 ... C3A; 4 P4D, P4D !, con igualdad. P3A 4 D4T Adelantar prematuramente el peón del alfil del rey puede ser muy perjudicial. 5 6

A5C PxP

7 0-0 8 P4D

CR2R DxP A2D

Si las negras jugaran bien, saldrían hábilmente del paso con 8 ... PxP; 9 PxP, C4R !; 10 AxA t, DxA! Tal como juegan las negras, pronto se encuentran en un serio aprieto que Tchigorin explota hasta lo último. 8

9 CR2D 10 A4A 11 D3C 12 A7A t

P5R '! C3C D4TD P4A

El principio del fin. Tchigorin no dejará escapar un rey rodeado por un enjambre de enemigos. 12 R2R '! 13 C4A! D3T 14 A5C t! RxA Tchigorin termina el juego de una vez con drástico jaque doble, teóricamente la jugada más fuerte que se conoce en ajedrez:

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GOSSIP

DIAGRAMA

9

(Después de 14 ... RxA)

TCHIGORIN 15

C6D

tt!

Ahora viene la segunda parte, para mostrar lo que hacia Tchigorin con las negras: San Petersburgo, .J 87 8 CONTRAGAMBITO DEL GRECO Blancas Schletser 1 P4R 2 C3AR

Negras Tchigorin P4R P4AR

Ahora las blancas deberían jugar 3 CxP, amenazando D5T t. La mejor jugada de las negras es 3 ... D3A, pero después de 4 P4D, P3D; 5 C4A, PxP; 6 C3A, las blancas tienen un notable adelanto en el desarrollo. PxP A5C 5 AxC 6 CxP

J

4

C3AD A4A! PDxA ADxP

Tchigorin se ha desarrollado rápidamente, pero, como veremos, su último movimiento requiere considerable previsión. 7 D5T t 8 Cx'PC 1!

P3CR

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Las blancas están hipnotizadas por la idea codiciosa de obtener una ganancia material. Si ahora 8 ... AxC (que es lo que esperan), entonces 9 DxAR le dan dos peones de ventaja. TCHIGORIN

10 (Después de 8 Cx.PC ?!)

DIAGRAMA

SCHLETSER 8 9

DxT

PxC !! D2R t

Las tres piezas desarrolladas de las negras acosan ahora al rey de las blancas hasta perderlo. Si 10 RlA, AxPAD !, y la amenaza de ... A6D t es decisiva. JO

RID

AxPAR!

Esta jugada excluye la interposición de P3AR y, en consecuencia, amenaza ... A5C tt. Es cierto que Tchigo:rin deja dos piezas amagadas, pero estos problemas son demasiado insignificantes para preocuparse por ellos. 11 DxC t Si ahora 12 DxT, A5C tt. 12 D4A Abandonan 1

R2D TIR!

La decisión de las blancas es prudente en virtud de la amenaza de Tchigorin: 13 ... DSR f!; 14 TxD, TxT ft.

POR QU:t. PIERDE

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TCHIGORiN

DIAGRAMA }}

(Posición final)

SCHLETSER Si 13 P3D, D7R tt. Osi 13 P4D, A5C f; 14 R2D, D6R tt· ·Después de reproducir estas dos partidas, vemos que la pretensión de Tchigorin tenía su lógica propia: la lógica de su habilidad deslumbradora, con la que destruía rápidamente a los contrincantes inferiores.

Hay que saber diferenciar entre los adversarios Así, se trata en realidad de un problema de personalidades. Y esto sucede en gran parte del ajedrez. Quizá esta afirmación sorprenda al lector, pues no la encontrará en ningún libro de ajedrez. Pero los mismos maestros del tablero suelen hacer a un lado la lógica· en favor de las consideraciones personales. Compárese el juego de un maestro del ajedrez en un torneo con sus partidas en una exhibición simultánea. ¿La calidad de su juego es la misma en ambos casos? Ciertamente, no. En una exhibición, donde debe jugar rápidamente contra un grupo de jugadores más débiles, el maestro sabe que puede vencer con jugadas que casi nunca darían resultado contra otro maestro. Supongamos que se encuentra en esta situación: puede (a) ganar un peón simplificando grandemente, o (b) rehusar el peón a fin de conservar una posición complicada y llena de promtsas vagas, pero amenazadoras. En una partida con otro maestro, se inclinará a tomar el peón y recibirá con beneplácito

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la simplificación del juego. Sin embargo, en una exhibición simultdnea probablemente preferirá el curso complicado. ¿Por qué esta diferencia? Por una parte, es demasiado discreto para jugar a la ligera con un contrincante poderoso, mientras que al rivalizar con jugadores simultáneos, la experiencia y las estadísticas le enseñan que la defensa se derrumbará ante un ataque resuelto y complejo. Si el lector ha jugado alguna vez en exhibiciones simultáneas, probablemente ha visto esa situación por sí mismo. En un lado del tablero está el maestro hábil, experimentado, seguro de sí mismo, esperando caer sobre el más pequeño error de su adversario. Y en el otro lado, el lector, el aficionado, sin seguridad de sí mismo, aturdido por la posición, atormentado por el presentimiento de que el desastre es inminente. Una de las numerosas facetas de Alekhine era su notable facilidad para sentir estas dificultades. La obra maestra que ofrecemos a continuación pone de relieve la enorme diferencia entre el juego del maestro y el del que juega una partida simultánea: Amsterdam, 1933 (Exhibición simultánea)

RUY LóPEZ Negras Blancas Alekhine Mindeno P4R 1 P4R 2 C3AR C3AD 3 A5C P3D A los maestros modernos del ajedrez no les satisface esta defensa, pues lleva a las negras a una situación cerrada y pasiva. 4 P4D PxP 5 DxP Gana tiempo para enrocar después en el lado de la dama. 5 A2D AxC 7 C3AD 8 A5C 9 0-0-0 6

AxA

C3A A2R 0-0

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MINDENO

12 (Después de 9 ... 0-0)

DIAGRAMA

ALEKHINE

Las blancas tienen que tomar ahora una decisión. Los rasgos esenciales de la posición son los siguientes: la posición de las negras, como sabemos, es un tanto restringida. Las blancas pueden reforzar tranquilamente su posición con la esperanza de conservar su dominio de la situación o pueden crear complicaciones en que sus amenazas llenen de pánico a las negras. Unos cuantos meses antes, jugando contra el maestro danés Andersen en el Torneo Internacional de Folkestone, Alekhine, en una posición idéntica, prefirió el primer método. En esa partida jugó así: 10 TRIR, C2D; 11 AxA, DxA; 12 T3R, D3A. (El propósito de las negras es el de salir de su posición cerrada mediante -cambios que simplifiquen el juego). La partida continuó: 13 C5D, AxC; 14 PxA, DxD; 15 CxD, TRIR; 16 TDIR, TxT; 17 TxT. Las blancas quedan con una pequeñísima ventaja de movilidad que es suficiente para que gane Alekhine. Pero ésa era una partida contra un maestro. He aquí cómo juega Alekhine contra un aficionado: JO P4TR Jugada astuta que sugiere a las negras la idea suicida de amenazar y luego capturar el alfil blanco. JO P3TR JJ C5D !

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Las negras pueden salvar todavía el pellejo jugando 11 ... CxC !; 12 PxC, A2D. Pero el poder de la sugestión es demasiado para ellas.

11 12 CxA 13

t

PxA? DxC

PxP

Después de esta jugada, la columna abierta de la torre del rey tendrá que decidir la partida en favor de las blancas, a pesar de su inferioridad material. M IN DEN O

13 (Después de 13 PxP)

DIAGRAMA

ALEKHINE

Ni siquiera el cambio de damas puede neutralizar el ataque de las blancas. Veamos esta variación: 13 ... DxP; 14 PxC, DxD; 15 TxD, AxC; 16 PxA Ahora, 16 ... PxP 1 permite 17 T4CR tt! O si 16 ... TR1R, 17 T4CR !, P3CR; 18 T(4C)4TR y las blancas sucumben con T8T tt. 13 14 T5T 15. TD1T

CxP D3R P4AR

Aunque luchan en una situación difícil, las negras pueden ahora darse el lujo de mostrarse complacientes. Es cierto que las blancas tienen 16 P6C (amenazan mate), DxPC; 17 C5R !1 que parece ganar; pues si 17 ·. . . PxC 1; 18 D4A t y después de 18 ... D2A o 18 ... T2A sigue 19 T8T tt·

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M IN DEN O

14 (Después de 15 ... P4AR)

DIAGRAMA

ALEKHINE

Pero he aquí la razón de que las negras se rían en sus barbas: después de 16 P6C, DxPC; 17 C5R ¡1, juegan 17 ... DxT 1; 18 TxD, PxC, con material más que suficiente a cambio de su dama. ¿Será que el aficionado ha superado al maestro? De ninguna manera. Con sonrisa compasiva, ·Alekhine traspone las jugadas, toma su caballo y lo planta con gesto de triunfo en una jugada genial: 16 C5R !!! Esta bella jugada tiene tres rasgos de sutileza. El primero: si ahora 16 . . . DxC; 17 DxD, PxD; 18 P6C, y las negras no pueden hacer nada contra T8T tt. Al mismo tiempo, las blancas amenazan T8T tt de todas maneras, por lo que es necesario capturar el caballo. 16 ~e 17 P6C ! Abandonan Y aquí encontramos el segundo rasgo de sutileza en la deliciosa combinación de las blancas: si 17 ... DxPC; 18 D4A t forza el mate. ¿Y el tercer rasgo de la combinación? Volvamos al diagrama 14. Si las blancas juegan 16 P6C, DxPC; 17 D4A t. las negras tienen la sencilla defensa 17 . . . P4D. Al jugar ·16 C5R !!!, Alekhine eliminó al peón de dama de las negras, de manera que ya no podían jugar P4D.

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Habría que buscar mucho para encontrar una partida más artística, y, sin embargo, el punto decisivo que hizo posibl~ el triunfo de las blancas se presentó en las jugadas 10 y 11. El ardid sicológico de las blancas fue la mecha que produjo la explosión. Ahí tiene el lector la diferencia entre el juego de torneo y el de las panidas simultáneas. En una partida entre dos maestros, las posibilidades son de que fracasen los ataques de especulación, aunque pueden tener éxito en una panida de cada diez. En una exhibición simultánea, triunfan 999 veces de cada mil.

El valor de la sorpresa Incluso en las partidas entre jugadores de primera clase, una jugada poco sólida, si se hace con cierto atrevimiento, tiene algunas probabilidades, por remotas que sean, de triunfar. Así lo descubrí una vez en una divertida partida que jugué en el Campeonato del Club de• Ajedrez Marshall. Mi contrincante, un buen jugador, adoptó la Defensa India del Rey. Pronto llegamos a una posición semibloqueada, en la que ambos bandos tendrían que recurrir a pesadas maniobras. Aunque las jugadas de mi adversario eran excelentes, corría el riesgo de que se le agotara el tiempo por jugar con demasiada lentitud. Por último, sólo le quedaban unos dos minutos para hacer veinte jugadas. Advirtiéndolo así, jugué mi rey de ICR a 2AR y luego a 3R en movimientos sucesivos. Casi todas las piezas estaban todavía en el tablero. Mi adversario, como había previsto, miraba al rey con ojos estupefactos, esforzándose por adivinar la razón de sus locos vagabundeos. Los movimientos del rey eran malos, tan malos así que RSR le daba la oportunidad de tomar mi dama con un jaque a la descubierta. Pero mi asombrado adversario no veía nada. Miraba al tablero como hipnotizado, mientras los segundos se deslizaban sin cesar. Y pronto perdió la partida por exceder el límite de tiempo.

POR

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Claro está que éste es un caso extremo. Pero sirve para demostrar los efectos desastrosos de la sorpresa. En otro de los ejemplos que recuerdo, la estratagema fue diferente, pero mucho más común. La partida a que me refiero fue jugada en el Campeonato del Club de Ajedrez de Manhattan también contra un jugador bastante bueno. Al iniciarse el juego medio vi la oportunidad de hacer el sacrificio especulativo de un peón. Parecía seductor, y comencé a examinar sus consecuencias. Después de mucho pensar: "Si hace esto, yo haré esto otro", me dije de pronto: "¡No seas tonto! 'Especulativo' no quiere decir otra cosa sino 'especulativo', y si vas a sacrificar un peón, sacrifícalo sin importarte las consecUencias''. Dicho y hecho. Hice mi jugada resueltamente, y me apoyé en el respaldo de la silla a esperar cómodamente el desenlace. Mi adversario pareció alarmarse, luego me estudió inquisitivamente y por fin dedicó su atención al ta~lero. ¿Era una jugada buena o mala? Podía ver que en su fuero interno luchaba la suspicacia contra la preocupación y el miedo. Observó atentamente la posición, levantando las cejas de vez en cuando para lanzarme una rápida mirada, como si quisiera encontrar en mi expresión la solución a su problema. Su decisión, como puede suponer el lector, no era fácil. Una jugada le permitía tomar el peón sin riesgo, aunque no sin pasar por ciertas incomodidades. Otra manera de capturarlo lo expondría a toda clase de dificultades, y un tercer método lo haría perder una pieza en tres jugadas obligadas. ¿Cuál jugada escogió? Antes de decírsela al lector, debo explicar que, aunque es un buen jugador, su fuerte son las posiciones simples y claras que no entrañan ningún riesgo. Rehuye la táctica atrevida, y cuando tiene que escoger entre dos o más posibilidades, comienza a titubear. Al final, después de media hora de estudio, escogió el método equivocado de capturar el peón y pronto perdió una pieza. El lector puede estar seguro de que los maestros conocen bien esta táctica. Algunos de los más emprendedores, como 1

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Rudolf Spielm.ann, por ejemplo, gustan de los sacrificios poco sólidos que parecen estar cargados de dinamita. Aunque lo condenaran más tarde algunos críticos que nunca se dejaron llevar por un arrebato para hacer una jugada, alcanzó un gran porcentaje de éxitos en sus partidas. La que ofrecemos a continuación demuestra cómo un gran maestro presenta una sorpresa a su adversario. Ha sido considerada como la más brillante que se haya jugado nunca, y, sin embargo, nadie sabe a la fecha si es sólida o no. Margate, J938 GAMBITO DE LA DAMA Negras Blancas Book Alekhine 1 P4D P4D 2 P4AD PxP 3 C3AR C3AR 4 P3R P3R 5 AxP P4A La desaparición del peón negro de dama en el centro deja las manos libres a las blancas en esa importante zona. Un ju· gador dinámicamente agresivo como Alekhine no necesita que se le haga invitación formal para aprovecharse de semejante situación. 6 0.0 C3A 7 D2R P3TD 8 C3A P4CD 9 i\3C P5C JO P5D ! Comienza el ataque. Si 10 ... PxP; 11 CxP !, CxC; 12 TID, y las blancas recuperan la pieza con una ventaja decisiva. JO C4TD 11 A4T t A2D J2 PxP PxP En esta posiciÓn, Alekhine hizo una de las jugadas más asombrosas que se hayan visto en el juego de ajedrez. En lugar

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BOOK

15 (Después de 12 ... PxP)

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ALEKHINE

de salvar su caballo (como el lector o yo hubiéramos hecho), estudió la posición por largo tiempo y finalmente jugó: 13 14 15 16

TID !!1 TxA ! C5R PxP !

PxC .CxT T2T

Alekhine ha sacrificado una torre ... , ¿para qué? Tan sólo para llenar de inquietud al adversario. BOOK

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16

(Después de 16 PxP !)

ALEKHINE 16

R2R '!!

Con la esperanza de librarse de la molesta presión sobre el caballo, que estaba clavado.

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17 P4R ! Es una jugada diabólica. Si 17 . . . CxC, las blancas ganan con 18 A5CR t! Las negras están ya perdidas. He aquí la fonna impresi 1934 DIAGRAMA

KMOCH

Las blancas dan mate con: 1 T5A t!! ¡Hermosa jugada! 1

AxT

2 C4A tt! Vemos que la primera jugada de las blancas fue una maniobra para dar movimiento al caballo. Como era de esperar, el gran táctico Marshall dio algunos

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de sus golpes maestros en el final. He aquí un ejemplo que demuestra cómo obtiene un brillante final con mate de una posición que no parecía interesante: MARSHALL

DIAGRAMA

95

(Juegan las negras) Londres, 1899

ES SER

La mayor parte de los jugadores se habrían conformado con la continuación 1 ... TxP para recuperar el peón y ganar otro peón. Pero Marshall descubre una línea mucho más enérgica: T5A t!!

1

Abandonan

Estupefactas, las blancas comprenden al fin que 2 PxT será seguido por 2 ... A7A tt; mientras que 2 AxT, A2R t y mate en la siguiente jugada. ALEKHINE

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(Juegan las blancas) Margate, 1938

PETROV

FllED

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¿Quién dijo que los finales son insulsos? Para cercioramos, veamos lo que le pasa al gran Alekhine en el diagrama 96. Las blancas pueden ganar un peón jugando 1 C4R t y 2 TxP, pero ésa seria obra de un carnicero. En lugar de ello, las blancas juegan como un gran artista: 1

P4C t!!

RxP

El rey negro tiene que resignarse. Si 1 ... R!C; 2 T7C f, R8T; 8 TITD tt! Ya ve el lector que no se necesita la dama para dar mate.

T7C t O 2 ... R4A; 8 T5C misericordia.

R6A

2

J

C4R

f

Si 8 ... R5A; 4 T4D 4

tf.

Las piezas blancas no conocen la

R7A

tt.

T (7C)IC !

Abandonan ALEKHINE

97 (Después de 4 T(7C)IC !) DIAGRAMA

PETROV

Aunque las negras se paren de cabeza, no podrán impedir 5 T (ID)IAD tt. ¡Juego magnifico! Concedido, puede decir el lector muy a su pesar, pero no todos los finales son tan brillantes. Es cierto, pero tampoco todos los juegos medios ofrecen tantas oportunidades de hacer sacrificios brillantes.

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Sacrificios brillantes en el final Aun sin ataques que amenacen mate, hay grandes posibilidades de brillantez en el final. Nimzovich, el maestro de lo grotesco y lo fantástico, nos demuestra lo que puede hacer un jugador de imaginación en una posición que parece irremediablemente bloqueada: NIMZOVICH

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(Juegan las negras) Lund, 1921

AFICIONADO

He aquí cómo abre Nimzovich la posición: 1 P5C U El lector no podrá apreciar esta jugada hasta que llegue al punto en que las blancas se rinden. Mientras tanto, advierta que las negras amenazan 2 P6A t; ~ PCxP, PxPT, ganando por el método del texto. 2 PxP TxC !! Jugada típica de Nimzovich. Primero ataca un ala y luego en la otra. Cada jugada individual parece no tener sentido, pero ambas forman un plan brillante. J PxT P6C !! ¿Están las negras regalando la partida? ¡Un obsequio tras otro! Pero observe el lector que amenazan coronar un peón con ... P7C. Jugando sin miramientos en ambas alas, Nimzovich reduce gradualmente a su adversario a la impotencia. La coronación de un peón negro es sólo cuestión de tiempo.

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NIMZOVICH

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(Después de 3 P6C !!)

AFICIONADO 4 PxP P6A t!! Aprovechando astutamente la ventaja de que el alfil de las blancas no tenga ya protección de peones. En consecuencia, si 5 RxP, Rx.A, y las negras coronan un peón. 5 PxP P6T ! Abandonan Porque si 6 RIA (para evitar que corone el peón de torre), RxA, y las negras tendrán que coronar un peón.

Por brillante que sea el juego de las negras en este ejemplo, queda empequeñecido por lo que sucede en la siguiente posición: SANZ

l 00 (Juegan las negras) Madrid, 1934 DIAGRAMA

ORTUETA

"Con material igual y habiendo desaparecido las damas del tablero, tablas".

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Eso es lo que cree el lector. Observe lo que sucede: T7D!

1 2

C4T

Naturalmente. 2

TxPCD !!!

Soberbio sacrificio, jugado para coronar un peón. 3

CxT

P6A

Amenazando con 4 PxC y 5 . . . PSC (D) f. Si las blancas intentan 4 C3D, entonces 4 . . . P5A t desc.J· 5 Tx.A, Px.C ! y las negras coronan uno de sus peones. o

4





Tx.A!

Esperando 4 . . . PxT; 5 C3D, P5A; 6 ClA, y las blancas ganan con su pieza de ventaja. SANZ

DIAGRAMA

l 0l

(Después de 4 Tx.A !)

ORTUETA 4

P5A !!!

La mejor jugada del final. Evita C3D y, por lo tanto, amenaza coronar adelantando . . . P 7A, etc. 5 T4C! Las blancas luchan desesperadamente. Si 5 . . . PxC; 6

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FRED

REINFELD

TxPC gana fácilmente. Y si 5 ... P7A; 6 TxP, ganando dos piezas. P4T !! 5 Este recurso previsto desde hace mucho aplasta a las blancas a pesar de sus dos piezas de ventaja. Pues si ahora 6 Tx.P, PxC, y las negras coronan. De manera semejante, si 6 T7C, P7 A, y también coronan las negras. 6 C4T PxT! Abandonan El caballo de ventaja de las blancas es puramente ornamental: no hay forma de impedir que las negras coronen un peón. En estos dos magníficos finales, el lector vio que todo el juego brillante se concentró en tomo a la coronación de un peón. ¿Tienen que ser siempre brillantes estos finales? De ninguna manera. Sólo recurrí a la brillantez como una píldora azucarada para conservar el interés del lector. Sin el cebo de Ja brillantez, el lector podría haberse rehusado a admirar un final.

Coronación de un peón Quizá ahora el lector sea, cuando menos parcialmente, un pecador arrepentido. Tal vez quiera examinar un final común y corriente en que uno de los jugadores se prepara para coronar un peón. No hay brillantez en él, pero creo que al lector le gustará el procedimiento de las blancas. SALMO N

102 (Juegan las blancas) Exhibición a ciegas Birmingham, 1858 DIAGRAMA

MORPHY

POR

QUÉ

PIERDE

USTED

EN

EL

AJEDREZ

151

Morphy, que rara vez pasaba por alto cualquier recurso que se le presentara en un final, ve inmediatamente su oportunidad: 1

TBR!

Ahora las negras no pueden aventurarse fácilmente con ... TxT 1?; 2 PxT (D) t y ganan, pues la nueva dama está protegida por el alfil blanco. TIA R2A! El rey blanco se dirige a 8AD, ¡y las negras no pueden hacer nada para evitarlo! P4C 2 P5C 3 R3R! P4C 4 R3D! 1 2

5

A6A!

6

PxP

7

R4A!

8

R5C! R6T! R7C ! RBA !

9 JO 11

PxP TIC TIA TIC TIA TIC

SALMO N

103 (Después de 11 RBA !)

DIAGRAMA

MORPHY Las blancas han realizado su plan y ahora ganan una pieza coronando su peón.

FRED

152

REINFELD

11 A3C 12 TxT RxT Abandonan 13 P8D t Quizá, para sorpresa del lector, encuentre que este final es agradable, a pesar de su falta de brillantez. La lógica tiene un encanto propio, y hasta una combinapón brillante no es otra cosa que el ropaje en que se envuelve una idea lógica.

En el ejemplo anterior era evidente la lógica del procedimiento de las blancas para ganar. En la siguiente posición la idea para ganar es igualmente lógica, pero no tan sencilla de encontrar. LUNDIN

104 (Juegan las blancas) Torneo de Amsterdam,

DIAGRAMA

1954

UNZICKER

He aquí los elementos fundamentales de la situación: El peón pasado de las blancas se encuentra en la séptima fila, pronto a coronar. Desgraciadamente, la torre blanca no se puede mover, y por esta causa se puede perder el precioso peón. La torre negra impide que el peón corone; pero, por otra parte, la misma torre está inmovilizada en la columna de torre de dama. ¿Y el rey? El rey negro no puede moverse de su casilla, pues si lo y coronan su peón. hace, las blancas juegan TSR El rey blanco tiene libertad de movimiento, y ésta es la

t

POR QUJt PIERDE

USTED

EN EL AJEDREZ

153

clave de la victoria: el rey blanco deberá dirigirse a 6TR. Lue-go . . . Pero esperemos hasta que el rey llegue allí. 1

R4A

T6T

Adviértase que 1 ... P4C es inútil, porque después de 2 Px.P, las negras no pueden recapturar sin exponer a su rey al fatal jaque de la torre. R5A R6D 4 R7R 2 3

TBT T6T T3T

Y no 4 TxP, pues entonces las blancas mueven su torre y coronan el peón.

5

R7A R7C 7 R6T 6

TliT TBT T3T LUNDIN

105 (Después de 7 . . . T3T)

DIAGRAMA

UNZICKER

Ahora que el rey blanco ha llegado a 6TR, puede renunciar a su peón pasado, obteniendo dos peones hostiles en su lugar. TxP 8 TBCD! R3R 9 T5C! TlT JO RxPC TlCR 11 RxPT

154

FRED

REINFELD

12 P4C 13 R6C Las negras comprenden que su Después de 13 ... TxP; 14 T6C de desventaja y no pueden detener el

T1TRt Abandonan situación es desesperada. t. quedan con dos peones avance para coronar.

Finales de rey y peones En este tipo de final, en que sólo quedan en el tablero los reyes y peones, no hay más que un modo de ganar: la coronación de un peón. (Naturalmente, de vez en cuando puede presentarse un mate extraordinario). En consecuencia, hay enorme desproporción entre el reducido poder de los reyes y el tremendo valor de la futura dama. Cuando se estudian estos finales, los peones no son más que peones para el lector. ¡Pero no para el maestro del tablero! Para él, estos modestos peones son damas en potencia, con todo el dinámico poder de esa vigorosa pieza. Por dicha razón, estos finales son siempre emocionantes y en ellos abundan las maniobras delicadas. Por ejemplo: ALEKHINE

DIAGRAMA

106

(.Juegan las negras) Dresde, 1936

K ERES

Las negras tienen un peón de ventaja y dos peones pasados. Al mismo tiempo, debe vigilar cuidadosamente -o, cuando menos, así parece- al peón pasado de las blancas. Las negras tienen dos métodos para obtener la victoria. Fiel a su temperamento,. Alekhine escogió el más atrevido:

POR QUt PIERDE

USTED

EN

EL AJEDREZ

155

1 ... R5C! ¡Dejando que corone el peón pasado de las blancas!

2 3

P7C R6T

P6D R2A

Si ahora 4 RIC, P6R; 5 P7D, P7R; 6 PSD (D), PSR (D) itl Si, en lugar de ello, 6 R2A en esta variación, sigue 6

PBC

(D)

f;

7 RxD, PSR (D)

4

ttl P6R f!

P7D

Si ahor;;t 5 R2R, PSC (D); 6 PSD (D), D7 A f, cas tendrán que escoger entre 7 R3D, D7D f, en la dama, y 7 RID, P7R t, en que las negras ganan dama. Naturalmente, si 5 RxP, las negras coronan y

y las blanque pierde una nueva dan jaque.

ALEKHINE

DIAGRAMA

107

(Después de 4 P6R f!)

K ERES

R3A P8D (D) 7 R4R 8 D7D t

PSC (D)

5 6

D7A

9

P7R R7C R8A

D4C

t

t

Abandonan Los jaques de las blancas se han agotado, pues si 10 D3T

t.

FRED

156

REINFELD

D7C t!, obligando al cambio de damas y coronando el peón pasado. Quizá el lector crea que todas estas hermosas posibilidades hacen gran honor a este ..sencillo final de rey y peón. Pero hay algo más en él, por esta razón: e~ método victorioso de Alekhine es demasiado atrevido para recomendarlo al resto de nosotros. En verdad, hay un método mucho más sistemático, así que volvamos al diagrama 106 y veamos cómo va la alternativa: 1 R4R! 2 R2R R3D 3 R3R R2A! Las negras pueden darse el lujo de dejar sin protección a su peón pasado, porque después de 4 RxP 77, P7C, el peón de caballo corona sin remedio. 4 R2R R2C Adviértase que el rey negro no se aleja del peón pasado de las blancas. 5 R3R ALEKHINE

DIAGRAMA } 08 (Después de 5 R3R) Variación

K ERES 5

P4T! Obteniendo un tercer peón pasado, que las blancas deberán liquidar de inmediato, pues su rey no puede capturar tres peones libres. 6 PxP a.p. t RxP

POR QUt PIERDE

USTED EN EL AJEDREZ

157

Todavía puede el rey negro evitar que el peón corone.

7 R2R 8 R3R 9 R2R JO R3R

R2C R2A R3D

Ahora que las negras han hecho volver a su rey, ¿qué han obtenido? Esto: P4C !!

JO

Al dividir a los peones de las blancas, liquidan al peón blanco pasado. ¡Magnífico juego! 11

PxP

RxP

Ahora las negras juegan . . . R 4A, seguido por . . . RxP. Entonces, con dos peones pasados, pueden ganar fácilmente. Lo único que necesitan hacer es apoyar con su rey el adelanto de los peones. Con este final el lector puede darse una buena idea de la riqueza de posibilidades que ofrecen estos '"sencillos"' finales de rey y peones. Ahora que el lector ha visto cómo la promoción de los peones puede desempeñar un papel vital en el final, veamos un último motivo que es muy común en numerosos tipos de finales.

Zugzwang Zugzwang es una expresión alemana que significa '"obligación a jugar''. Se refiere a posiciones en que un jugador tiene protegidas todas sus fuerzas, pero debe perder parte de esa protección debido a que le toca jugar. Para llevar al adversario al Zugzwang hay que llevarlo a un juego acosado que gana la partida. He aquí como se hace en el diagrama 109: Si 1 RxT, PxT, y la partida termina en tablas. Y si 1 TSC t. TIC, y las negras se han salvado. Pero las blancas juegan una partida acosada con:

158

FRED

REINFELD

NEGRAS

109 (Juegan las blancas)

DIAGRAMA

BLANCAS 1

T7C !!

¡Las negras están perdidas! Efectivamente, si l ... TIC; 2 T7T tf". Y si la torre negra se aparta de la columna del caballo de rey, las blancas dan mate con 2 TSC t, etc. He aquí otro juego acosado. ANDREASSEN

DIAGRAMA

11 0

(Juegan las blancas) Campeonato Mundial Junior? 1953

KUPFERSTICH 1

C6D !!

Abandonan

Las negras están en Zugzwang. No pueden mover su rey o su torre, y las jugadas del alfil no podrán impedir el plan de las blancas: llevar su rey a 7R, después de lo cual las blancas juegan C4R (6 CSR) seguido de C6A tf"! Aunque este

POR QUt

PIERDE

USTED

EN

EL AJEDREZ

159

plan requiere diez jugadas para llevarlo a cabo, es obligado. Por ello abandonan las negras. Creo haber convencido al lector de que los finales no son necesariamente aburridos, sino que pueden ser bellos y emcr donantes. ¿Qué podría ser más lógico que la victoria de Unzicker en el diagrama 104, o más brillante que el ataque de Nimzovich en el diagrama 98? ¿Ha visto el lector alguna vez un mate más sorprendente en el medio del juego que el de Marshall en el diagrama 94? ¿Qué podría ser más elegante que los bellos sacrificios del diagrama 100? Pero, como ya hemos visto ahora, los finales no son sólo bellos, sino vitalmente importantes. Y el descuido del fina] es una de las principales razones de que el lector pierda en el ajedrez. En consecuencia, no hay que temer el cambio de damas, especialmente si el adversario es un jugador agresivo que quiere conservar la dama en el tablero. Al rehuir el cambio de damas en situaciones semejantes, el lector crea una razón doble de que pierda en el ajedrez.

CAPITULO 7

Pierdes, Lector, Porque Juegds Contrd el Tdblero, no Contrd el Adversdrio He aquí otra manera de decirlo: pierdes, lector, porque tu juego es demasiado inflexible. Juegas de una manera rígida y mecánica. La dificultad consiste en que el lector ha aprendido en los libros de ajedrez que hay una forma correcta de jugar. Recuerde que el objeto de un libro de ajedrez es enseñarle a jugar correctamente contra un adversario impersonal que se supone ser infalible o se acerca mucho a ello. Eso está bien para un libro de instrucción, pero no ayuda mucho cuando se juega contra un adversario real, vivo, pues los adversarios están muy lejos de ser infalibles. No son autómatas: son seres humanos. Hay lo que se llama ser demasiado cuidadoso, demasiado sutil, demasiado amante de la perfección. Y entonces, ¿qué sucede? El lector cuida de que ninguno de sus peones esté aislado, y va a dar al mate. Desarrolla sus piezas impecablemente, y pasa por alto el hecho de que el adversario ha dejado a su dama amenazada. El lector no debe mal interpretar. Sí puede aprender en los libros de ajedrez. Pero algo que nunca aprenderá en ellos es la facilidad de concentrarse en los puntos fuertes y débiles del enemigo. Si el lector no tiene esa facilidad, puede perder una partida que podía haber ganado, porque no explota sus oportunidades. ¡Si el lector conociera el secreto de ganar partidas semejantes llevándolas por caminos donde el adversario es más vulnerable ... 1

FRED

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REINFELD

Por ello debe tomar el siguiente consejo: evitar las líneas de juego en que el adversario sea fuerte, y buscar aquéllas en que sea más débil. En resumen, jugar contra el hombre, no contra el tablero.

Cómo jugar contra el hombre y no _contra el tablero ¿Parece esto demasiado maquiavélico? Pues bien, he aquí cómo lo hacía Morphy: Nueva Orleans, 1855 DEFENSA DE LOS DOS CABALLOS Negras Blancas Morphy 1 P4R

1

Aficionado

P4R C3AD C3A

C3AR A4A C5C Muy significativo. Por regla general, Morphy rehuía las jugadas repetidas de la apertura con la misma pieza. Pero aquí juega contra un principiante y sabe que puede tomarse ciertas libertades. (Naturalmente, sólo se pueden tomar cienas libertades contra los jugadores débiles. Se juega contra el hombre, no contra el tablero). 4 P4D 5 PxP Ahora, si el que juega las negras fuera un buen jugador -que no lo es-, jugaría 5 ... C4TD, feliz de que la diagonal del peligroso alfil de rey de las blancas esté cerrada. Pero las negras no juegan 5 ... C4TD, como bien sabía Morphy que no jugarían. La dificultad del aficionado consiste en que no sabe contra qué tiene que enfrentarse; en consecuencia, no adopta las 2

3 4

1 Para hacerlo más drástico. Morphy da la ventaja de la torre de dama, así que el lector debe eliminar esta pieza del bando de las blanca.'! antes de iniciar la partida.

POR QUt

PIERDE

USTED

EN

EL AJEDREZ

163

medidas apropiadas para evitar los aprietos o para contraatacar adecuadamente. El resultado es el desastre inevitable. AFICIONADO

DIAGRAMA 111 (Después de 5 PxP)

AfORPHY

5 CxP Esta jugada es perfectamente válida, ¡pero no contra Morphy! Si el lector analizara la posición durante seis millones de años, encontraría siempre que la victoria corresponde a las negras ... , pero no en esta partida panicular. 6 CxPA 1! El famoso Ataque del .. Hígado Frito". No sería valedero aun cuando Morphy tuviera su torre de dama; imagine el lector, entonces, cuán poco sensato será sin esa pieza. Pero, nuevamente, recuerde que Morphy juega contra el hombre y no contra el tablero. 6 RxC R3R 7 D3A t Morphy tiene ahora la clase de posición que quería: el rey de las negras se encuentra en lo descubierto y las negras ven fantasmas por todas panes. Aterrorizadas y confundidas, es demasiado su desconcierto para esquivar el ataque de Morphy, que, en el fondo, es sólo farsa y jactancia. 8 C3A Las negras deberían defender ahora su caballo clavado mediante ... CD2R seguida de ... P3A. Con una posición

164

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sólida y dos piezas de ventaja, tendrían ganada la partida muy fácilmente. En lugar de ello, aturdidas por la pieza clavada, las negras se dejan atolondrar por las jugadas amenazadoras de Morphy. AFICIONADO

DIAGRAMA 112 (Después de 8 C3A)

MORPHY 8 .. . C5D De esta manera pierde una de sus piezas de ventaja sin ninguna compensación. A pesar de ello, éste es un lujo que las negras pueden darse. 9 AxC t R3D JO D7A !

Una muestra de lo que es Morphy; amenaza oon 11 C4R tf'l AFICIONADO

DIAGRAMA

113

(Después de 1O D7 A !)

MORPHY

POR QUt PIERDE

USTED

EN

EL AJEDREZ

165

Ahora las negras pueden ahogar el ataque -como lo sabe muy bien Morphy- mediante 1O • • • D2R ! Pero las negras están durmiendo el sueño de los justos. Peor aún: roncan sonoramente. A3R 1 10 11 AxA CxA 12 C4R t R4D 13 P4AD t! RxC 14 DxC Morphy ha conseguido la magnífica tarea de embotar el entendimiento de las negras, de manera que éstas pasan por alto 14 R5D ! , que podría aún darles una defensa llevadera. 14 D5D 1 Ahora Morphy gana por fuerza. Su diabólica táctica ha dado resultado. 15 D4C t R6D 16 D2R t R7A La marcha obligada del rey lleva a un final chusco. 17 P3D t dese! RxA Menos espectacular, pero fundamentalmente tan buena, es 17 ... RSC; 18 0-0, RxPT; 19 D2A !, y el siguiente jaque a la descubierta aplasta a las negras. 18 0-0 tt! Resumamos lo que ha sucedido aquf, pues encierra una importante lección. Las blancas iniciaron la partida con una torre de menos: desventaja material irremediable. Es decir, hubiera sido irremediable si los jugadores fueran de la misma categoría. Pero no es así. Las blancas son, con mucho, quienes juegan mejor, y esto es tanto asf que su desventaja de una torre apenas tiene importancia. Adviértase también esto: ateniéndose a las ideas convencionales de la sensatez, las blancas no habrían ido a ningún lado. Deben jugar contra el hombre, confundirlo, aturdirlo, anonadarlo.

166

FRED

REINF.ELD

AFICIONADO

DIAGRAMA

(Po~ición

114 final}

MORPHY

Confieso que esta partida es un tanto drástica, pero no es exagerada. Es la imagen fiel del éxito que espera al lector si tiene una idea exacta de las debilidades de su adversario y sabe cómo explotarlas.

El error de un campeón mundial Ningún jugador carece de debilidades. No, ni siquiera un campeón mundial. Y he aquí la prueba: Wilhelm Steinitz fue uno de los tres maestros más grandes del ajedrez de todos los. tiempos. (Lo considero de la misma categoria que Lasker y Alekhine). En su juventud, Steinitz fue un amante feroz de los gambitos. Desde el principio de la partida se consumía de ansiedad por deshacerse de peones y piezas para ganar de una manera brillante. Más tarde, con todo el celo de un pecador arrepentido, Steinitz afinnaba que la ventaja material debía ganar siempre. Cuando tenía un peón de ventaja, estaba cierto de que tenia que ganar. Le era igual que su adversario -fuera Zukertort o Tchigorin, o un niño de pecho. En resumen, Steinitz jugaba contra el tablero y no contra el hombre. Debido a que Steinitz era un superhombre, solía salirse con la suya gracias a su teoría: que no importa quién sea el adversario mientras la posición objetiva esté a favor de uno.

POR QU:t PIERDE

USTED EN EL AJEDREZ

167

Pues bien, con el tiempo apareció una nueva generación de maestros del ajedrez. Y su idea era la de jugar contra el hombre, no contra el tablero. Se dieron cuenta de que Steinitz, cuando jugaba contra el Gambito de Evans, se enredaba. Así que jugaban el Gambito de Evans en su contra, aun en los torneos de campeonato mundial. He aquí cómo se desarr~ lió una de esas extraordinarias partidas:

Campeonato Mundial de 1891 GAMBITO DE EVANS Blancas Gunsberg 1 P4R 2 C3AR J A4A

Negras Steinitz P4R C3AD A4A

Conservamos el relato de un testigo presencial de la partida: "Ojalá juegue Gunsberg el Gambito de Evans", dijo un espectador, pero, por el tono en que lo dijo, era evidente que consideraba que su deseo no se cumpliría. Los dos maestros ascendieron entonces al salón de juego del piso superior. Las tres primeras jugadas se desarrollaron rápidamente y el incrédulo espectador comenzó a parar las orejas, por decirlo en fonna. figurada. Cuando se hizo la tercera jugada, dejó escapar una exclamación de alegría, pues por fin se había realizado su deseo y el Gambito de Evans formaba el centro de la batalla. He aquí la causa de la emoción de los espectadores: Steinitz jugaba en ese entonces un torneo por cable con Tchig
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